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Jesús sube al cielo

Jesús murió en la cruz, pero al tercer día resucitó de entre los muertos. Los discípulos le veían a menudo, y él les demostraba que realmente estaba vivo. Les hablaba del Reino de Dios, y también les explicaba que iba a volver a dejarlos.

Un día estaban comiendo juntos cuando Jesús les dijo:

—No salgan de Jerusalén para volver a sus casas en Galilea. Quédense aquí. ¿Se acuerdan de lo que les dije que les iba a enviar el Espíritu Santo? Esperen aquí, porque él vendrá a ustedes. Él les ayudará a seguirme, y también les enseñará todo lo que necesitan saber.

Los discípulos se reunieron en torno a Jesús y le preguntaron:

—Señor, ¿vas a ser ahora el rey de Israel?

Jesús respondió:

—Deben comprender que el reino de Dios no es como un reino de este mundo. Su reino está dondequiera que Él gobierne en los corazones de las personas.

Ustedes van a formar parte de su reino. Por eso deben esperar aquí. Necesitarán la ayuda del Espíritu Santo. Cuando venga, ya no tendrán miedo. Hablarán de mí a la gente, primero aquí, en Jerusalén, y luego más lejos, en Judea y Samaría. Después viajarán a lugares lejanos para contarle a la gente acerca de mí. Al final, después de muchos, muchos años, todo el mundo en la Tierra sabrá de mí.

Jesús condujo a sus discípulos al Monte de los Olivos, a las afueras de Jerusalén. Una vez allí, levantó las manos y los bendijo. Mientras los bendecía, se marchó. Subió al cielo. Los apóstoles lo observaron hasta que una nube lo ocultó de su vista.

Mientras miraban al cielo, dos hombres vestidos de blanco se plantaron de repente a su lado.

—¿Por qué se quedan aquí mirando al cielo? —les dijeron. —Jesús ha sido llevado lejos de ustedes, al cielo. Pero volverá por el mismo camino que le vieron partir.

Los discípulos se llenaron de alegría. Jesús se había ido al cielo, pero iba a enviarles al Espíritu Santo. El Espíritu Santo iba a estar siempre con ellos, dondequiera que estuvieran. Los discípulos adoraron a Jesús y volvieron a Jerusalén. Sabían que algo muy bueno iba a suceder.

Lucas 24:50–53 Hechos 1:1–11

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