Tumbes_Especial Rica Playa

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ComunicandoNaturaleza Revista Virtual

Guardaparque Voluntaria en RICA PLAYA Por: Lic. Sonia Ramos Baldรกrrago Comunicadora Social


PRESENTACIÓN Mi abuelita Sabina vivió hace más de 50 años en las riberas del rio Tambo en Arequipa y no se imaginan las historias que tengo archivadas. Su vida siempre me inquietó y pensé alguna vez vivir cerca a un río y en el año 2009 se cumplió este deseo, siendo guardaparque voluntaria en el Parque Nacional Cerros de Amotape en Tumbes.

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Me designaron en tres lugares diferentes. Rica Playa es el segundo lugar donde se puede dormir en una casita alquilada a pocos metros del río Tumbes donde es la central de guardaparques. Dormí bajo los aleteos de murciélagos, bebí agua del río con algunas gotas de limón, por dos semanas un grupo de niños me enseñaron a ver sus aves, a bañarme en el río y un guía local me retó caminar bajo el sol sin un burro de carga hacia unos miradores de aves.


El árbol encantado Recuerdo que Teresita, una niña de 10 años me contó que este árbol era encantado y que allí veían una hermosa sirena. Lo cierto es que en este lugar, el forma se detiene en pozas propicias para lavar la ropa, hice práctica de ello y aunque recuerdo que me dolió la cintura, lavar la ropa no implicó ensuciar el río. ya que los enjuagues eran arrojados a una distancia prudente y solo se podía lavar con jabón. Cuatro tardes bajé a sentarme por aquí para ver el cocodrilo o alguna especie de rio pero no puede ver mas que el agua pasando como diciendome: “ey tírame una piedra y así conversemos de nuestras vidas”.


El mejor compañero: Les presento al rio Tumbes, el mejor compañero mientras estuve por Rica Playa. No amenaza en época d e o c t u b r e a noviembre. Solo canta y espera pasivo para bañar a sus hijos que lo rodean. Dice la historia que aquí alguna vez hubo oro sobre la arena finísima en las riberas del rio y como se parecía tanto a una playa y era rica por su oro, se quedó con el nombre de Rica Playa. Rica Playa se localiza en el distrito de San Jacinto, a 34Km desde la ciudad de Tumbes.


Los árboles también son bellos en su desnudez: A 6 minutos del puesto de control iba por esta cima a llamar por ceular. Las antenas de celular no existen cerca de aquí y nunca deben existir, ya que la aventura de subir este pequeño cerro hace que uno se quede con las ganas de ver por delante alguna sorpresa. Mientras los árboles desnudos parecen la entrada a alguna parte del cielo gris y tibio del caluroso norte.


Loritos: Muchas de las aves que a uno lo enloquecen se posan en las copas de los árboles. En las caminatas matutinas y llegada las 4:00 pm, era posible sentir a numerosos grupos de loritos verdes que preferían los árboles pelados para conversar seguro de sus jornadas bullangeras. Me había acostumbrado verlos en las jaulas pero aquí es otra cosa. Están en libertad y hasta el color de sus plumajes brilla de esa alegría que debemos empezar a comprender.


Bocanada Carrillo: Es necesario caminar 5 kilómetros desde Rica Playa y con un guardarpe a la hora indicada o con mucha suerte puede verse al Crocodylus acutus, en peligro de extinción. Una noche nos despertaron de la casa de guardaparques porque decían que vieron un cocodrilo, recuerdo que nos vestimos, buscamos linternas pero no tenían batería acabando así el entusiasmo de ese anuncio.


Río Tumbes: La mayor parte del año sus aguas son tibias. Bañarse aquí con mucho cuidado es un privilegio. Sentarse a leer un libro lo es también. Aquí puede pintarse, puede olvidar y creerse que solo existe uno y nadie más. El rio no hace bulla, parece entender que siempre habrá algún momento que el ser humano necesite de esta soledad natural.


Imaginación: Hasta Bocanada Carrillo llegan grupos de colegios de la ciudad de Tumbes para relacionarse con la naturaleza. Ojalá que los guardaparques les muestren el valor de las aves, de su río, de los árboles y a cuidar el lugar practicando el reciclaje en cada visita.


Las otras visitantes: EstĂĄ por terminar la estaciĂłn de la primavera y las aves que ven volar, los lugareĂąos les dicen tijeretas por la forma de las plumas que adopta en su cola. Luego se irĂĄn otra vez a la costa y por ahora vienen a alimentarse de pececillos de agua dulce.


QUEBRADA LA CECINA: Fue posible llegar hasta aquí con un guía local. Los últimos días de mi estadía decidí probar el calorcito de Tumbes y cumplí el desafío Para llegar hasta aquí del puesto de control,de guardaparques es necesario caminar 3 a 4 horas. Y es el mejor escondite para ver las aves y sentirse perdido verdaderamente en un bosque seco.


El carpintero: Mi cámara de fotos como se habrán dado cuenta no tiene buen alcance pero la luché y allí pueden ver a uno de los carpinteros muy parecido al pájaro loco de los dibujos. Hay muchos por aquí y muy laboriosos buscando gusanillos dejando sus marcas en estos robustos árboles.


Mimetismo: Otra de las cosas que uno puede aprender en un bosque seco es diferenciar el poder del mimetismo. 驴Ven aglo? Con mucha calma notar谩n a una lagartija en medio de las hojas secas que ya adopt贸 el color para protegerse. Por cierto pisar las hojas secas es un placer, se siente como un colch贸n diferente.


Los escondites: En el camino y creánme sin agua seguía a piel bajo el Sol, bueno me mentalicé tanto y me rendí que parece que el mismo Sol no me quemaba sino por el contrario me empujaba a seguir descubriendo. Aquí un escondite probablemente de un zorro, en el norte del Perú son pequeños debe ser por la calor imagino porque en la sierra son al tamaño de un perro adulto.


Miradores: Este es el denominado Mirador II de Rica Playa. Desde aquĂ­ luego de subir una cuesta no tan agobiante, se puede ver la frondosidad del bosque seco. Al rio Tumbes y algunas zonas sin mucha bulla a venados que andan muy sigilosos.


Mis amigos: He comprendido que ha llegado una etapa de mi vida donde ya los amigos no son frecuentes. Pero en Rica Playa tuve los amigos que quise. Los niños cuyos nombres se han quedado en las aves y el bosque seco, me trasladaron inocencia, paz y creencia en la forma de ver el bosque como ellos lo ven. Sin problemas, sin angustias, solo entregan al agua, al cielo y a su tierra.

Hemos caminado lo necesario, muchos de ellos ya habrán crecido y aunque no se los dije al despedirme, mi corazón les agradece que me regalaran un sonrisa, que me conversaran de su río. Que me sacaran pica nadando y bañándose rico. Que nunca están tristes. Una de ellas

piensa en ser profesora porque dice que los niños como ella deben seguir estudiando. Otro niño me dice que quiere ser ingeniero agrónomo. Aquí los sueños se comparten. Se empieza a amar al Sol, a hacer planes de la próxima caminata esta vez con

más agua, se cree que ese bosque y su río nos contemplan para una misión importante y son estos verdaderos amiguitos, quienes cosecharán lo que vamos dejando a nuestro paso.



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