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16 1967 JU L I 0
AGOSTO
lnstituto Nacional de BellasArtes
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SECRETARIA DE EDUCACION PUBLICA Secretario: Agustin Yanez Subsecretario de Asuntos Culturales: Mauricio Magdaleno INSTITUTO NACIONAL DE BELLAS ARTES Y LITERATURA Director General: Jose Luis Martinez Subdirector General: Jose Antonio Malo Subdirector Tecnico: Jesus Sotelo Inclan DEPARTAMENTOS;
Administrativo: Xavier Parlange A rquitectura: Ruth Rivera Artes Pldsticas: Jorge Hernandez Campos Coordinaci6n: Sergio Galindo Danza: Clemen tina Otero de Barrios Difusi6n: Catalina Sierra Literatura : Antonio Acevedo Escobedo Musica : Miguel Garcia Mora T eatro: Hector Azar
REVISTA DE BELLAS ARTES Director : Huberto Batis Redacci6n: Rita Murua PATROCINADORES Banco de Londres y Mexico, S. A. Celanese Mexicana, S. A. Nacional Financiera, S. A. Banco Nacional de Comercio Exterior
Correspondencia: R evista de Bellas Artes. Palacio de Bellas Artes. Mexico 1, D. F. La colaboracion sera solicitada por el director; no devolveremos originales enviados espontaneamente ni acusa路 remos su recibo. De lo aqui publicado responden solo los firmantes. La propiedad intelectual de las obras que aparecen revierte a sus autores: solo ellos pueden autorizar su reproduccion parcial o total. [Registro en tramite] Precio de ejemplar: $10 M.N. Suscripcion anual, 6 entregas: $50. One year, 6 issues: U.S. $5. Pedidos: A la Redaccion, tel. 18-55-37; al 18-01-80, ext. 27 ; y ala Oficina de Venta de Publicaciones del INBA. Telefono: 18-01-80, extension 58. Directo: 12-38-ll.
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lmprenta Madero, S. A.
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REVISTA DE BELLAS ARTES
Numero 16, 1967
JULIO-AGOSTO
Homenaje W. T. BANDY
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Baudelaire ante sus contemporaneos Traducci6n y selecci6n de
CLAUDE PICHOIS
RITA MURUA
Ensayo JOSE LUIS MARTINEZ
14
Victoriano Salado Alvarez, escritor
QUERUBIN DE LA RONDA
20
Sobre la inmoralidad en literatura
MAX AUB
36
Acerca y cerca de Ilia Ehrenburg
OTAOLA
58
Ramon Gomez de la Serna
VICTORIANO SALADO ALVAREZ
Ficcion JUAN CARLOS ONETTI Dibujos de AUBREY BEARDSLEY
44
Historia del Caballero de la Rosa y de la Virgen encinta que vino de Liliput
Artes Plasticas JOS E LUIS MARTINEZ
64
Tapices franceses antiguos y modernos
PIERRE HOURCADE
67
Discurso
ALLEN S. WELLER Traduccion de JORGE AYALA BLANCO
70
Arte USA hoy ( fragmento)
JU STINO FERNANDEZ
86
El arte en Mexico en torno a 1867
Poesia FERNANDO CHARRY LARA
94
Pensamientos del amante
JAIME DEL PALACIO
95
Lecho del viento
Cronica 97 PORTADA
La vida cultural en el INBA Le Ciel, gobelino. de J ean
Lur~at
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Nadar (1858)
UDELAIRE ante sus contemporaneos Testimonios recogidos por W. T. Bandy y Claude Pichois [Ed. Le Monde en 10路18 (1967 ) )
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I. RETRATOS Y SILUETAS 1841-1842
Todavia lo vi descender la escalera de la casa Bailly, delgado, el cuello desenvuelto, un chaleco muy largo, mangas intactas, un ligero bast6n con pequeiia empuiiadura de oro en su mano, y con un paso suelto, casi ritmico. Aun no llevaba el traje de cola de que habla Asselineau. En mis recuerdos Baudelaire tiene veinte aiios; la tez palida, mate, destaca con un poco de color amarillo, o mas bien ambar rosa, en los p6mulos, y la barba escasa que deja libre y que nunca invadi6 su rostra. La expresi6n de su figura afilada, a veces de malicia grave, a veces de ironia, se distiende cuando acaba de hablar o de escuchar, y reflexiona con calma y sin perder su firmeza. Del estallido de la indignaci6n ningun recuerdo tengo. i Senora!, no habria sido amable con imbeciles, con portadores de verdades banales o de falsedades vulgares. (Carta de Ernest Prarond a Eugene Crepet, octubre de 1886, CML, t. II, p. 1150 y 1154. )
HACIA 1848 Llevaba una cabellera casi afeitada; sus labios eran burlones y sensua1es, aunque apretados, la 拢rente de una vastedad lisa, pardos ojos oscuros, la estatura ordinaria. Una preocupaci6n perseverante por sus manos parecia dominarlo durante la comida. No gesticulaba jamas al hablar y limpiaba sus uiias. Uno presentia, al mirarlo, una naturaleza terca, . enamorada de rarezas y sin embargo galante. Vestia un sobretodo largo y sin talle, rigidamente abotonado, y una impecable camisa, pero su aspecto no subrayaba las preocupaciones por la indumentaria que una leyenda de juventud le atribuia. Charlaba con una voz bien timbrada cuya sonoridad tenia algo metalico y cortante. {Charles Bataille, "Charles Baudelaire", L e Charivari, 8 de septiembre de 1867. )
SUS OLTIMOS ANOS: 1865-1866 Su figura se habia adelgazado y como espiritualizado; los ojos paredan mas grandes, la nariz se habia acentuado finamente hasta cerrarsele; los labios estaban misteriosamente comprimidos y en sus comi.suras parecia esconder secretos sarcasticos. A los matices en otro tiempo bermejos de las mejillas se mezclaban tonalidades amarillas de bo路chorno o de fatiga. En cuanto a la frente, levemente despejada, habia ganado en grandeza y, por asi decirlo, en solidez; se hubiera creido tallada por placas en algun marmol particularmente duro. Cabellos finos, sedosos y largos, ya escasos y casi completamente blancos, acompaiiaban a esta fisonomia a la vez envej ecida y joven dandole un aspecto casi sacerdotal. (Nota de Theophile Gautier, encabezando Ia "edici6n definitiva" de Las flar es del mal, Michel Levy hermanos, 1868, p. 10. ) 5
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ROSTRO DE LA MUERTE Quisieron que lo viera por ultima vez. Cuando levantaron el velo que le cubria el rostro, vi su gran ojo interrogante vuelto bacia mi. Habia conservado en la muerte, como en su enfermedad, esa misma mirada extrafia, indagadora, del hombre que vive en esferas fantasticas y que persigue sin cesar una vision. (Alfred d'Aunay, "La muerte de Baudelaire", L e Figaro, 3 de septiembre de 1867.)
II. LA JUVENTUD DE BAUDELAIRE PASEOS Mi gran intimidad con Baudelaire data de su regreso, es decir, de 1842. Vagabamos juntos con frecuencia; ibamos a cenar con el mercader de vinos Duval, en la esquina de la calle Voltaire con la plaza del Odeon, y otras veces a la Torre de Plata, no lejos del puente que conduce al muelle de Bethune, a menudo fuera de barrera, al lado de Plaisance, o mas lejos, en un buen cabaret mas alla del barrio de Saint Jacques, al Molino de Montsouris, en terrenos entonces casi desiertos, plantados despues, vaciados, regados como parque. T eniamos ahi, a nuestro alrededor, un cesped esbelto, un seta, algunos arboles, y luego : a un lado, la vista que daba al fuerte de Charenton; al otro, la vista que abarcaba todo Paris, un buen Iugar para filosofar. Asi, a las cinco de la manana en verano, nos encaminabamos a este Iugar despreciado por los burgueses y comodo para las entrevistas de alta y fina cepa, literaria o artistica, moral incluso. La Chaussee del Maine y la Calle de la Tombe-Issoire han oido, ciertos elias, proposiciones y declaraciones de principios que harian derrumbarse al Instituto. (Carta de Ernest Prarond a Eugene Crepet, octubre de 1886, CML, t. II, p. 11481149.)
LA TENTATIVA DE SUICIDIO Menard tenia una devocion inagotable por Baudelaire, el cual vino un eli a a buscarlo y lo llevo a un bodegon en Chatillon: "Los periodicos de gran forma to me vuelven la vida insoportable", dijo (era una de sus quejas favoritas) "he decidido matarme, t podrias prepararme acido prusico? M e embarcare y tomare el contenido del frasco en alta mar" . Discutieron alegremente el mejor metoda para el suicidio y se detuvieron en el pufial; luego se embriagaron basta Ia noche. Viendo la sombra descender basta el cenador, Menard expuso sus pretensiones de regresar a su casa, pues sus padres lo esperaban a merendar. Pero Baudelaire se indigno. "Es la ultima jornada que pasamos juntos y no piens as mas que en Ia regularidad de tus comidas. Di mas versos." Se separaron finalmente y se dijeron adios. Dos elias despues, Privat d' Anglemont vino a buscar a M enard: Baudelaire habia desaparecido, tras haberle pedido con insistencia a Cousin "su parecer sabre la in6
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mortalidad del alma". Convinieron en informarse en casa de Banville, quien les grit6: "i Todo se explica! me ha enviado sus manuscritos para publicarlos despues de su muerte." Quisieron verlos en seguida y se alegraron muchisimo al leer anotaciones de este tipo: "Haz lo posible por no publicar esto ... " "Nada mas simple", dijo Banville y arroj6 el poema al fuego, luego habl6 de otras cosas. Menard, mas sensible y muy inquieto, corri6 a casa de la amante de Baudelaire, .Jeanne Duval, que habitaba en la calle de la Mujer sin Cabeza; una dam a de cabellos blancos (su madre) vino a abrir y llam6: "i.Jeanne !" En seguida una gran mulata indolente, vestida de satin amarillo, lleg6 balanceandose y, ya segura de que no se trataba de un acreedor, cont6 que Baudelaire, despues de golpear a su madre y tratar de que su padre, el general Au pic (sic), pagara sus deudas, habia ido a suicidarse a su barrio; apenas se habia herido y sus padres lo estaban curando. Poco tiempo despues, Baudelaire encontr6 a Menard y le habl6 negligentemente de literatura; tuvo que ser presionado mucho para que se decidiera a hablar de su suicidio. "Estaba en la calle Richelieu en un cabaret con la chica que ya sabes; habiame clava do el cuchillo, pero nada senti a; luego me desperte con un ronroneo; estaba en la comisaria, y el comisario me hablaba: -'Ha cometido usted una mala acci6n; usted se debe a su patria, a su calle, a su comandancia de policia.' Y .Jeanne lo calmaba gritando: -'Se equivoca usted al decirle eso; si llega a escucharlo, le prevengo que es muy brutal.' Me llevaron con mi familia; mama copiaba mis versos; pero nada de eso podia durar: en su casa s6lo se be be Bordeaux y yo {micamente tomo Borgoiia. Escape; por el momento estoy sin domicilio; cuando anochece, me tiendo sobre una banca." Era una de las pretensiones de Baudelaire, a quien sabiamos rico y dandy pero que se entusiasmaba por pasar como un bohemio miserable. AI irse, dijo: "Quisiera trabajar para los jesuitas." (Philippe Berthelot, "Louis Menard", La Revue de Paris, 1o. de junio de 1901, pp. 573-575.) Baudelaire, estudiante
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Ill. FAMILIA, AMORES Y CAFES UNA MUJER DE SENTIMIENTOS ... No puedo oir decir que mi hijo carecc de vestidos, alimentos, sin que mi corazon sangre. Tiendo a permanecer confusa. No puedo y no quicro perdonar tan rapidamente las palabras hirientes que se ha atrevido a dirigirme a mi, a su madre. Si deja algun dia entrever el menor de 路aliento en su carrera, me hago fuerte para que el general le consiga un emplco cualquicra ... . . .Le devolvere mi afecto cuando sea digno de eL Que mientras tanto se dispense de escribirme ... . . . 11e ha quedado una impresion muy penosa de lo que me dijo usted el otro dia a proposito de una conversacion que tuvo usted con Charles hace poco; ese desprecio soberano por la humanidad, no creer en la virtud, no creer en nada, todo esto es aterrador y me conmueve. Me da que pensar y me intimida; porque me parece que cuando no se cree en ningun sentimiento honesto, de ahi no hay mas que un paso a la mala accion y esta sola idea me hace temblar; y yo, que me complada con el pensamiento de que mi hijo, a pesar de su desorden y de todas sus ideas extravagantes, era honorable c incapaz de una accion vii; contaba con la garantia de su orgullo y cierta altivez en el alma, y hasta con que habia en el un fondo de religion, sin practica pero que conservaba la fe. Vea usted en que torturas vivo por culpa de Charles, pues no puedo disimular que su posicion va empeorando; empeora por la razon de que se prolonga y que los aiios pasan. No es erroneo sin embargo dirigir plegarias fervientcs a Dios para que lo haga cambiar. Si me he resignado a esta separacion, que ha sido tan cruel y que tal vcz sea la causa de todos los desordenes en que Charles se ha arrojado, es porque he creido hacer bien al obrar en su in teres : no quise imponer a mi marido la vista de un joven cuyas ideas y costumbres cuadrarian tan poco con las suyas. Como mujer, no puedo ver en todas las cosas mas que el sentimiento. (Carta de Ia senora Aupick a Ancelle, hacia 1842, publicada por Felix Gautier, "Documentos sabre Baudelaire", M ercure de France) 15 de enero de 1905, p. 19路1195. )
SARA J eanne fuc la muj er amada o preferida despues de la estancia en la India. Antes de la India habia sido la judia. No recuerdo su nombre (Sara, creo) . Baudelaire la llamaba Louchette. Vi via en la calle SaintAntoine. Un dia, Baudelaire me condujo a la iglesia de San Luis, con cl pretexto de volver a ver una Pieta de Delacroix. En el camino preguntamos por Mme. Sara (?) a una portera cuya vivienda se abria sobre un patio pequeiio. No estaba. Baudelaire, bastante herido de amor por ella cuando lo conocimos, no conservaba por ella siquiera un recuerdo clemente. (Carta de Ernest Prarond a Eugene Crepet, octubre de 1886, CML, t. II, p. 1156.)
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JEANNE Era una muchacha de color, de muy elevada estatura, que llevaba con prestancia su morena cabeza ingenua y soberbia, coronada par una cabellera violentamente encrespada, y cuya figura de reina, plena de una gracia salvaje, tenia a la vez algo de divino y de bestial. Quiso el azar que habiendola visto muchas veces en casa de sus amigas, la conociera antes que al poeta que deberia inmortalizarla, y que tambien el fuera totalmente desconocido para mi. Peinada, como la veo todavia, con un pequefio bonete de terciopelo que le sentaba endiabladamente bien, y cubierta por un vestido azul de lana gruesa adornado con un gal6n de oro, ella nos hablaba largamente del senor Baudelaire~ de sus hermosos muebles, de sus colecciones y de sus manias, y en verdad, c6mo debia parecer maniatico a esta bella ignorante un hombre poseido par el amor absoluto de la perfecci6n, que ponia el mismo cuidado en todo y que se esmeraba en pulir sus ufias tan minuciosamente como en acabar un soneto. Afiadid que ademas este contemplador hacia sentarse a Jeanne ante el en un inmenso sill6n; la miraba con amor y la admiraba largamente, o le decia versos escritos en una lengua que ella no conocia. Ciertamente, ese es quiza el mejor medio para hablar con una mujer cuyas palabras desentonarian sin duda con la embriagante sinfonia que canta su belleza; pero es natural tambien que Ia mujer no este de acuerdo y se asombre de ser adorada par Ia misma raz6n que lo es una bella gata. Por afiadidura, Baudelaire, extremadamente rico entonces, y que por su gusto vivia en un apartamiento muy pequefio, habia adoptado Ia costumbre de hacer que se llevaran sus muebles cuando encontraba en las tiendas otros mas hellos, con los cuales los reemplazaba, de tal manera que sus porteros no manifestaban ninguna sorpresa cuando veian Ia escalera invadida de repartidores ocupados en ejecutar el cambia perpetuamente. N ada mas natural seguramente, para un artista, que este apetito de lo bello y de lo diverso; pero se comprendera que estas idas y venidas debian perturbar el espiritu de la bella negra. Por eso ella nunca agotaba este tema, pero si olvidaba decirnos alga sobre la posicion social y la edad del senor Baudelaire; basandome en sus fantasticos relatos, me lo imaginaba como un viejo de setenta afios por lo menos, vestido con una sotana de seda, blanco, afeitado, ir6nico, tamando su tabaco espafiol de una tabaquera de oro y viviendo en 路 pleno siglo dieciocho. Pero una tibia y encantadora tarde de verano, saturada de alegria, de perfumes y de brisas amigas, en la que era bueno respirar y sentirse vivo, paseaba yo en Luxemburgo con Privat de Anglemont, cuando este me mostr6 a dos pasos de nosotros a un joven de veinte afios, bello como un dios, y me dijo con un tono contento, como si se sintiera dichoso de encontrar a un compafiero: - j V a ya, ahl esta Baudelaire ! - i Que! -exclame-, ~ es acaso un pariente del senor Baudelaire del que habla Jeanne con tanta frecuencia? -No -dijo Privat estallando en risa-, i es el mismo! (Theodore de Banville, Petites Etudes- M es souvenirs, Charpentier, 1882, p. 74-76.)
(1858-60)
Jeanne Duval, por Baudelaire
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Baudelaire. por Manet ( 1862)
Dibujo de Baudelaire
LA SENORA SABATIER Hoy me siento mas calmacla. La influencia de nuestra velada del jueves hace que me sienta mejor. Puedo decirte sin que me taches de exageraci6n que soy la mas feliz de las mujeres, que jamas he sentido mejor que te amo, que nunca te he visto mas bello, mas adorable, mi divino amigo, simplemente. Puedes hacer la rueda, si eso te place, pero no te mires; porque, hagas lo que hagas, nunc a conseguiras dar la expresi6n de que te he visto un segundo. Ahora, pase lo que pase, te vere siempre asi, es el Charles que amo; podras cerrar impunemente tus labios y juntar tus cejas sin que me preocupe, cerrare los ojos y vere al otro ... (Cartas de Ia Sra. Sabatier a Baudelaire, 1857, en EJC, p. 120 y 125-126. )
"LASSATUS ET SATIATUS" Baudelaire iba a menudo al cafe de la Belle-Poule y Cladel lo encontraba ahi en ocasiones. Cierta noche, Cladel esperaba a su amo, como ello llamaba, cuando una mujer, muy-bella-y-muy-rubia, se sent6 ÂŁrente a el, charlo y lc rog6 que le presentara a Baudelaire. Cladel, riendo, no se rehus6. En el momento en que lleg6, le present6 a la muj er a Baudelaire, quien le ofreci6 una copa y, al cabo de una hora, se fue solo. Al dia siguiente, la mujer se acerc6 de nuevo a Baudelaire. Y lo mismo hizo durante un mes. Baudelaire, por ruegos reiterados, llev6 a la muj er a su apartamiento. Cladel estaba con ellos. Platicaron. La mujer se puso lasciva. Baudelaire r~spondi6 que estaba enamorado de sus bellas formas y que no queria exponerse a una decepci6n. La mujer se desnud6 lentamente. Era magnifica y tenia los cabellos tan largos que, inclinandose un poco, podria alcanzarlos con sus pies desnudos. Con los dedos se apoyaba de espaldas a un sill6n. Cladel sali6. No habia aun cerrado la puerta cuando escuch6 a Baudelaire, viejo y gastado, decir: - Vuelvete a vestir. (Felicien Champsaur, L eon Cladel, en Ia serie Hommes d'Aujourd'hui, No. 2, s. d., hacia 1880-1885.) 10
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IV. LA MADUREZ Y LA MUERTE LA CANDIDATURA A LA ACADEMIA FRANCESA Se han preguntado primero si M. Baudelaire, al presentarse, queria hacerse de un nicho en la Academia y un epigrama; o si no pretendia seiialar con eso que desde hacia mucho tiempo ella soiiaba con adjudicarse ese poeta y ese escritor tan distinguido y tan M.bil en todos los generos de la dicci6n, Theophile Gautier, su maestro. Se ha tenido que enseiiar a deletrear el nombre de M. Baudelaire a mas de un miembro de la Academia, que ignoraba totalmente su existencia. Es mas inc6modo de lo que parece probar a los academicos politicos y hombres de estado que hay en Las flares del mal piezas verdaderamente muy importantes para el tal ento y para el arte; explicarles que, de los pequeiios poernas en prosa del autor, El viejo saltimbanqui y Las viudas son dos joyas, y que en suma M . Baudelaire ha encontrado los medios de construirse, en los extremes de una franja de tierra con fama de inhabitable y mas alla de los confines del romanticismo conocido, un kiosko extraiio, muy adornado, muy atormentado, pero cordial y misterioso, en donde se lee a Edgar Poe (sic), en donde se recitan sonetos exquisites, en donde uno se embriaga con haschich para razonar despues, en donde se toma opio y mil drogas abominables en tazas de porcelana labrada. Este singular kiosko, hecho de marqueteria, de originalidad concertada y compuesta, que desde hace mucho tiempo llama la atenci6n hacia la punta extrema de la Kamtschatka romantica, denominaria a eso la locura Baudelaire. El autor se contenta con haber realizado algo imposible, ahi donde nadie creia que se pudiera llegar. ( Quiero decir, ahora, y cuando se les ha explicado a los respetables asombrados colegas que todas estas curiosidades, estos regustos y estos refinamientos son meritos para la Academia, el autor ha podido seriamente persuadirse a si mismo? Lo cierto es que M. Baudelaire gana con ser visto, que ahi donde se esperaba a un hombre extraiio, excentrico, se ha encontrado un candidate cortes, respetuoso, ejemplar, un muchacho gentil, con lenguaje refinado y decididamente clasico en sus formas. (Saint-Beauve, "Pr6ximas elecciones en Ia Academia", L e Constitutionnel) 20 de enero de 1862; recogido en Nouveaux Lundis) t. I. Michel Levy hermanos, 1863, p. 397-399.)
EL JEFE DE ESCUELA LITERARIA Cuando apareci6 la segunda edici6n de Las flares del mal, pudo decirse que Baudelaire estaba en plena posesi6n de su prestigio. Las criticas amargas e injustas de que ellibro habia sido objeto en su primera aparici6n, no se oyeron en este segundo acontecimiento. El autor y la obra habian aprovechado esos primeros ataques, que consolidaron el exito por la resistencia. Los que vieron a Baudelaire en este memento de su vida, sonriente, fresco, joven aun bajo sus cabellos largos que se encanecian, pudieron reconocer en el la acci6n saludable y calmante del tiempo y del favor conquistado. Las intimidades desarmaban; simpatias nuevas, j6venes, venian a ei. Cuando al fin de la jornada des11
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cendia por el boulevard, encontraba a su paso todas las manos extendidas, y las estrechaba todas, midiendo su exquisita cortesia por el grado de habito o de familiaridad. Con esta sensaci6n de beneplacito general, las asperezas y las desconfianzas de su juventud habian desaparecido. Se habia vuelto mas que indulgente, bonach6n, paciente con la tonteria y la contradicci6n. Todos encontraban en el a un charlista encantador, gentil, sugestivo, de buen vivir, inofensivo para todos, paternal y con buenos consejos para los j6venes. (Asselineau, Charles Baudelaire - Sa vie et son oeuvre, Lemerre, 1869. p. 70-80.)
EL CONFERENCISTA A M. Baudelaire no le faltan damas, pero no sabe conservarlas. Elias no han vuelto a aparecer despues de su segunda conferencia, que comenzaba asi: "Estoy conmovido con la acogida que ustedes me han dado, tanto mas que es con ustedes con quienes he perdido mi virginidad de orador, virginidad que no es, por otra parte, menos deplorable que la otra." (La Petite Revue, 21 de enero de 1865, p. 140, a prop6sito de las conferencias de A. Weill en Bruselas.)
LA ENFERMEDAD No todos los cadaveres estan en el cementerio. Cuantas veces no ha exclamado Charles Baudelaire: -La funci6n del poeta es extrahumana. Diria, molestando a Terencio: Poeta sum et quidquid humani a me alienum puto. He ahi al autor de Las flores del mal cruelmente satisfecho. Nada tiene de humano, salvo la apariencia. (Emile Blonde! [Paul Mahalin], "Gazette 1866.)
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Ia main" , La lune, 13 de junio de
No lee ni habla, pero puede caminar, reconoce a los v1s1tantes y se expresa por signos que ellos comprenden. Su rostro esta cambiado por el crecimiento de una barba enteramente gris, que siempre se habia afeitado, y por el aspecto bronceado del craneo que expone al sol de julio sin que parezca sufrir con ello. La paralisis le ha afectado un ojo, con el cual ya no ve, y la lengua que en ciertos momentos penosos (los de la ducha, por ejemplo) articula con esfuerzo para decir una serie de juramentos, algo asi como el ere nom clasico. No se le crea por eso menos accesible a las emociones dulces. .J amas, por el contrario, ha amado tanto la musica y las flores. El sonido de un piano lo sumerge en el arrobamiento. Pasa quince minutos contemplando amorosamente la ultima rosa que ha brotado en el jardin de la casa de salud. (Mairobert, "El pro y cl contra", Figaro, 19 de julio de 1866.)
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UN RECUERDO DE VERLAINE ... habia acompaiiado, yo todavia joven y obscuro, al ataud de Baudelaire, desde la casa de salud hasta la necropolis, pasando par la diminuta iglesia en que se dijo un pequeiio servicio vespertino. El editor Lemerre y yo caminabamos detras del feretro y nos seguian, entre muy pocas personas, Louis Veuillot, Arsene Houssaye, Charles Asselineau y Theodore de Banville. Estos dos ultimos pronunciaron algunas palabras de despedida. En el momenta en que bajaban el ataud a la fosa, el cielo que habia amenazado todo el dia tron6 y una lluvia torrencial empez6 a caer. Se advertia mucho la ausencia en este triste sepelio de Theophile Gautier, que tanto habia amado el Maestro, y de M. Leconte de Lisle, que hacia profesi6n de ser su amigo pese a las relaciones, un tanto ir6nicas par parte de Baudelaire, que habian existido entre el difunto y el bardo criollo. (Carta de Verlaine a Leon Deschamps, en La Plume "Tribuna libre", 15 de noviembre de 1890; !a carta tiene fecha del 19 de octubre.)
[Traducci6n y selecci6n de
RITA MURDA
J
[Foto Carjat]
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VICTORIANO SALADO ALVAREZ CONFERENCIA PRONUNCIADA EN LA CEREMONIA CELEBRADA EN GUADALAJARA POR LA ACADEMIA MEXI
Don Victoriano Salado Alvarez pertenecio a esa singular generacion de escritores a cuyos nombres anteponemos naturalmente el don. Don Federico Gamboa, don Carlos Diaz Dufoo, don Manuel Puga y Acal, don Emilio Rabasa, don Joaquin D. Casasus, don Ignacio Mariscal, don Enrique Fernandez Granados, don Angel de Campo, "Micros". Despues de los rostros bravos e hirsutos, en los que el peine y los alinos apenas han iniciado su tarea, de las generaciones romantico-liberales: Guillermo Prieto, Ignacio Ramirez, Manuel Payno, Ignacio Manuel Altamirano, Vicente Riva Palacio, Francisco Zarco, Juan Bautista Morales, .Jose Tomas de Cuellar, cuan diferentes nos aparecen los hombres de esta epoca de paz que ya no han tenido que esforzarse por dar cohesion y libertad a su pais. Algunos de ellos guardaran recuerdos infantiles de los tiempos de Ia Intervencion y el Imperio, pero otros han nacido d espues o, como Salado Alvarez, justamente en el afio del fusilamiento del Cerro de las Campanas, del triunfo de Ia Republica y del principia de una nueva epoca, de hecho, del comienzo del Mexico moderno. Solo Ia literatura puede darnos una imagen c abal de lo que fue nuestro pais en los revueltos afios que van desde Ia Independencia hasta 1867. He aqui el patetico panorama de estos afios, como lo clescribia un personaje de Salado Alvarez: "i Nuestra desventurada patria, devorada por las facciones, envuelta en Ia anarquia, y en el peligro mas inminente de perder su nacionalidad! i Desgraciado Mexico! -exclarnO-; sin erario, debiendo como millon y medio de pesos de dividendos atrasados de la deuda inglesa, sin poder satisfacer de la interior el redito del ano vencido, ni asistir a los empleados con los pagos que les pertenecen; sin ejercito, con las fronteras abandonadas y sufriendo grandes desastres con los ataques de los barbaros ; minados de traidores los Estados fronterizos, influidos y favorecidos por los americanos, y cinco anos tolerando esto por los gob ernadores ineptos, traidores tambien y dignos de la execraci6n universal." 1 La tarea de construir una nacion con los escombros de tantas ruinas fue posible gracias al triunfo republicano y liberal, y a la tenacidad de un hombre que fue el motor y Ia voluntad de esta regeneraci6n, Benito Juarez. El gobierno que el reasumio en 1867 y los que lo
continuaron, Sebastian Lerdo de Tejada y Porfirio Diaz, fueron edificando lentamente la Republica Mexicana. Se consolida y protege entonces su integridad territorial, se organizan sus finanzas y vida econ6mica, se sientan las bases de un sistema educativo, se promueven las comunicaciones, particularmente los ferrocarriles que habrian de iniciar Ia unificacion del pais - y de paso terminarian con la pesadilla de las diligencias y los asaltos-; se levan tan edificios y monumentos publicos, se alienta la propiedad, y se acaba por consentir el latifundismo y aquel lema de "mucha administraci6n y poca politica". No nos extraiie, pues, que no solo los politicos sino aun los escritores que vivieron y disfrutaron esta epoca hayan adquirido aquel empaque grave y digno, aquel alinado vestir y aquel continente senorial que nos impone e1 don. Como lo han hecho y lo haran los hombres de cada epoca, ellos amaron Ia que contribuyeron a crear. Y cuando fue derrumbada y sustituida por otro orden que, ademas de la civilizacion y las buenas maneras, pensara tambien en Ia justicia y en el derecho de las mayorias, lo rnenos que hicieron fue suspirar por los buenos tiempos idos. Don Victoriano lo expres6 con singular franqueza cuando, repitiendo Ia frase de un historiador frances, escribio: "Quien no saboreo el anti guo regimen no supo lo que era la dulzura de vivir." 2 Salado Alvarez fue cabalmente un escritor del anti guo regimen: crecio y maduro con el, se identifico con las empresas, la ideologia y los hombres de su tiempo y dejo una cronica esplendida de aq\lellos afios ; novelo su pasado inmediato y, cuando se impuso con violencia el nuevo regimen, nunca pudo transigir ni deseo comprender. Cuenta en sus M emorias que Limantour, cuando la presidencia transitoria de De la Barra, le sugirio seguir en el Ministerio de Relaciones ya que el - Salado Alvarez- podia ser el puente natural "entre esta y Ia futura situaci6n". Mas el orgullosamente no lo acepto, pues no queria "que sobre mi pasaran todos los que quisieran, ni tampoco renir con gentes a quienes tanto debia." 3 C!ausuro pues el puente de Ia comprension y de Ia apertura a nuevos aires y nuevas ideas y se qued6 en su antiguo regimen, desterrado largos afios por propia o ajena voluntad y sobre todo desterrado espiritualmente. Nunca quiso
1 Victoriano Salado Alvarez, Episodios Nacionales, I . Su Alteza S erenisima ( 1902) , reed. Colecci6n Malaga, Mexico, 1945, p. 187.
2 Memorias, tomo I , Tiempo viejo, EDIAPSA, M exico, 1946, p . 362. 3 Memorias, tomo II , Tiempo nuevo, p. 322.
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ESCRITOR, por JOSE LUIS MARTINEZ CANA DE LA LENGUA PARA CONMEMORAR EL CENTENARIO
admitir la justicia, la razon y la nobleza del nuevo regimen, que combatio en su nacimiento y no ces6 de zaherir y despreciar como el mayor de los males que hubiera sufrido Mexico y como Ia perdida de aquel dulce vivir que echaron abajo las chusmas revolucionarias. Solo a la luz de esta crisis dramatica del hombre entre dos epocas puede entenderse el caracter y el pensamiento de don Victoriano Salado Alvarez. Aquella plenitud creadora, de sus afios de juventud y madurez, se prolongara despues de la Revolucion en una enorme obra periodistica, que es preciso rescatar, !lena de sabiduria y talento, pero vencida por una intima tristeza, por una negacion sustancial. Nunca mas volvera a tener aquella vitalidad afirmativa de las obras que escribio de acuerdo con su tiempo y con la vida. Su obra literaria de aquel primer periodo, y aquella por Ia que Salado Alvarez es uno de los grandes prosistas mexicanos, se realiza y publica en el breve periodo de un lustro, de 1899 a 1903 y a! principio de su madurez, entre sus 32 y sus 36 afios, y entre Guadalajara y la ciudad de Mexico. Pero a las obras de estos afios deben sumarse las Memorias de don Victoriano, reunidas y publicadas s6lo hasta 1946, que su autor escribio en sus ultimos afios, y son una cronica admirable de su propia vida y del "antiguo regimen". Su primera aparicion literaria fue una coleccion de estudios criticos, De mi cosecha, pupublicados en Guadalajara en 1899. Cuenta Salado Alvarez que "En 1897 se hallaba preocupado el mundo por no tener preocupaciones y no mirando delante ningun conflicto internacional, ni una guerra posible, ni el derrumbamiento de uno o varios tronos, se clio a opinar en pro o en contra del decadentismo." 4 Aquellos estudios criticos tratan pues, principalmente, del "Decadentismo", o del Modernismo, y recogen Ia ilustrativa polemica que sostuvo Salado Alvarez con Jesus E. Valenzuela y Amado Nervo, es decir con la famosa Revista M oderna. Frente a! afan de renovacion e innovacion de los nuevas poetas, Salado Alvarez advierte Ia falsedad de aquellos refinamientos. Piensa que si en Europa, donde tienen cabida todos los extremos de la civilizacion, "el fastidio de todo lo que se ha probado y el afan de catar algo nuevo han traido el 'sumernage', Ia degeneracion, el neurosismo, los innumerables matices de histeria y Ia multitud de formas 4
Memorias, I, p . 259.
DEL
NACIMIENTO
DE
SALADO
ALVAREZ
de locura, entre las cuales merecen especial mencion las literarias y musicales, aqui, donde nadie llega naturalmente a estos estados morbidos, en que todo es primitivo, tradicional, inconsciente, no hay razon para figurarse que Ia civilizacion nos tenga hartos y 'surmenes' ". 5 "Estos imitadores serviles -afiadia en otra parte--, a cambio de haber inventado cuatro frasecitas y adaptado alguna combinacioncilla nueva a la indole del idioma, tendran sobre si el cargo formidable de haber condenado Ia literatura nacional, que ya vestia Ia toga pretexta, a permanecer envuelta en pafiales por luengos afios." 6 Por ello, como contrapartida de estos desacuerdos, muestra en el mismo librito su admiracion por los novelistas y poetas que seguian fieles a Ia doctrina nacional-tradicionalista, como Rafael D elgado, Jose Lopez Portillo, Federico Gamboa y Juan B. Delgado. Era muy aguda Ia argumentacion del joven Salado Alvarez, y constituye un capitulo importante de Ia historia de las ideas literarias en Mexico, pero el tiempo no le clio Ia razon. Por encima de sus neurosis postizas, los modernistas se salvarian por Ia calidad y !a autenticidad de su poesia y por su impetu renovador, que era saludable para Ia anquilosada literatura hispanoamericana. Por otra parte, Salado Alvarez no advertia que Ia predica nacionalista de Altamirano habia tenido sentido treinta afios antes, cuando el pais necesitaba un elemento de cohesion espiritual, pero que ya no podia tener vigencia en aquella nueva sociedad que comenzaba a descubrir Ia burguesia y el cosmopolitismo. "Pobre, hinchado y pomposo era el tal librillo'', 7 diria Salado Alvarez de su primera obra, afios mas tarde. Y con todo y que Ia historia Ia rectificaria, es Ia obra de un espiritu singularmente informado, y Ia de un caracter, podria afiadirse, Ia de un hombre que ha tornado ya, aun en cuestion de ideas literarias, un camino del que no se apartara. Dos afios mas tarde, aun en Guadalajara, don Victoriano Salado Alvarez publica, con prologo de su paisano Lopez Portillo, Ia coleccion de cuentos llamada De autos. "Burla burlando -dice su autor-, lo habia escrito en Zapopan, durante una temporada de veraneo", 8 y cuenta mas adelante cuantas puertas le abrieron en Mexico sus dos primeros libros. Pero, ademas, De mi cosecha, p. 40-4 1. I bidem, p. 30. 7 Memorias, I , p. 260. s M emorias, I , p. 306. 5
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Salado Alvarez (sentado, tercero izqu'ierda) con varias personalidades de la cultura mexicana: Carreno, Cordero, Valle Arizpe, Nunez y Dominguez, Ezequiel Chavez, Antonio Caso, Gamboa, Quijano y Diaz Dufoo.
de franquearle el primer paso para la conquista de la capital, De autos hizo descubrir a Salado Alvarez sus raras condiciones de narrador y fue su primer ejercicio antes de atacar una empresa mayor. AI lado de La guerra de tres aiios de Emilio Rabasa y de algunas estampas de "Micros", De autos cuenta entre las obras narrativas mas perfectas de aquellos aiios, por la gracia de su estilo, por Ia templanza de su humor y por Ia rara lucidez de su composicion literaria. Su prologuista Lopez Portillo seiialaba con perspicacia, pero como disculpandose, que el joven Salado Alvarez solia tomar los argumentos de sus cuentos de historias reales o ya conocidas, pero que su pluma ponia en elias tanta frescura y lozania que desvanecian Ia materia prima. Bien conocia e l oficio el autor de La parcela. En efecto, Salado Alvarez no creara nunca ficciones novelescas, no aiiadira ni un Periquillo ni un Coronel Astucia a la novela mexicana pero explotara magistralmente su verdadera aptitud, Ia de narrar novelescamente los sucedidos y Ia historia. Mostraban, ademas, los cuentos reunidos en D e autos otros meritos de su autor: Ia amplitud y firmeza de su cultura, particularmente en el ,c ampo de Ia historia, y su rico y matizado dominio de Ia lengua y del estilo. Tenian estos
en Ia pluma de don Victoriano tanta plcnitud y seguridad, y empleaba su autor con tal soltura los recursos de Ia retorica, que en ocasiones su prosa nos hace sentir que leemos a un escritor espaiiol, a un Valera o a un Galdos. El casticismo y Ia imitacion del realismo peninsular eran ciertamente normas de aquellos aiios, para novelistas como Lopez Portillo, Delgado y Rabasa, y aun para Gamboa, que seguia a! mismo tiempo a los naturalistas franceses. Mas en el caso de Salado Alvarez, a! igual que en sus contemporaneos, poco a poco Ia tierra, los propios usos lingiiisticos y el peculiar sabor de los acontecimientos que narra van desprendiendolo de aquel afan de imitacion de sus primeras obras para darle una robustez de estilo que ya solo era mexicana y la suya propia. Cuando don Benito Perez Galdos inicio en 1873 la publicacion de sus Episodios nacionales, muchos novelistas, que comprendieron Ia eficacia popular de aquella nueva forma de contar Ia historia, quisieron emularlo. En Mexico, fueron muchos los que intentaron o realizaron series novelescas que narraban Ia epopeya de los grandes h echos del siglo xrx. Despues de 1867, varios novelistas, como Vicente Riva Palacio y Juan A. Mateos, comenzaron a narrar Ia historia de su siglo. Pero el primero en componer ciclos novelescos fue En-
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rique de Olavarria y Ferrari que, de 1880 a 1883, publico dieciocho volumenes de Episodios nacionales mexicanos, que narran nuestra historia desde la epoca colonial hasta la de Independencia. Pocos afios mas tarde, Ireneo Paz inicio en 1886 un primer ciclo llamado L eyendas hist6ricas de la Independencia, al que siguio un segundo, que se extendio desde la Reforma hasta 1910. Con el titulo general de Biblioteca del niiio mexicano, y con portadas ilustradas por .Jose Guadalupe Posada, Heriberto Frias escribio varias series de breves relatos historico-novelescos, en numerosos cuadernos que se publicaron de 1899 a 1901. Era pues un intento ya muchas veces perseguido y logrado con desigual fortuna el que emprendia don Victoriano Salado Alvarez cuando, a instancias del editor espafiol Santiago Ballesca - a quien Mexico debe tantas hennosas y monumentales ediciones- , comenzo a redactar una nueva serie historico-novelesca. Se limito don Victoriano a un periodo de la historia inmediata, desde 1851 a 1867, que dividio en dos secciones: D e Santa Anna a la R eforma, Ia primera, y La Intervenci6n y el Imperio, la segunda, y aparecieron, aquella, en tres volumenes en 1902, y esta ultima, en cuatro, al afio siguiente. En la edicion original, solo la segunda parte llevaba el titulo general de Episodios nacionales mexicanos, que en la reedicion de 1945 se antepondria al conjunto de Ia obra, abreviado en Episodios nacionales. Cuenta Salado Alvarez que su arreglo con Ballesca, para la redaccion de estas series, fue a razon de un peso por pagina manuscrita de cierta extension, aunque el generoso editor "me pago mucho mas de lo convenido, me costeo viajes, me ayudo en circunstancias apuradas y me constituyo en el hombre de sus confianzas". 9 Para documentarse sobre tantos pormenores y versiones de los hechos que queria recrear, don Victoriano se puso a hurgar libros, periodicos y manuscritos de la Biblioteca Nacional, y trabajaba en una capilla que el director Jose Marla Vigille cedio. Pero, ademas, como se trataba de un periodo aun no muy lejano, podia consultar tambien a testigos que le daban de.talles o precisiones de tal o cual suceso. Entre estos informantes, que contribuyeron para la exactitud de los relatos novelescos que se iban forjando, su autor sefiala a los generales J esus Lanne y Francisco de P. Troncoso, asi como al mismo general Porfirio Diaz, quien dio su parecer sobre los episodios en que el fue actor y sobre los hechos que bien conocia. La caracteristica mas saliente de los Episodios nacionales mexicanos de Salado Alvarez me parece que es su discreto equilibria entre Ia informacion historica y la ficcion novelesca. Poseia, en efecto, aquella cualidad que advir9
M emorias, I , p. 326.
tiera Lopez Portillo, de dar nueva vida a los sucesos conocidos, y pudo emplearla con largueza y con multiples recursos en las catorce partes o novelas que forman sus dos series. Nunca quiso volver a contar simplemente la historia, sino trazar, sobre el cafiamazo de hechos, circunstancias y ambientes muy precisos, un relato vivo, y en cierta manera autonomo como creacion novelesca. Asi pues, la historia que nos ensefian los Episodios de Salado Alvarez esta presentada un poco al sesgo, como incidentalmente, y solo en ciertos episodios, se la expone directamente. L a ambicion de su autor era la de hacer vivir a seres reales, "A los cuales -nos dice- trataba de quitar su corteza de solemnidad y su ropaje de hinchazon para ver de convertirlos en trozos de este pobre y pecador barro humano, que por fragil y por sensible merece toda Ia compasion del historiador y del novelista." 10 A pesar de Ia rapidez y el apremio con que los escribio, pues debio componerlos en dos afios, y en no menos de cinco mil cuartillas, su autor no se dejo veneer por perezas y siempre encontro para cada episodio la perspectiva mas adecuada a la intencion. Por lo general, fingio PI relata de testigos: un viejo veterano, un "macho" o una afrancesada - la cufiada del prestamista J ecker- ; invento con mucha gracia una correspondencia entre I gnacio Ramirez, "El Nigromante", y Guillermo Prieto, "Fid el"; y, para narrar el episodio de Queretaro, se sirvio del teatro y en cinco jornadas clio vida al choque final entre el falso Imperio y la Republica. Como una leccion de tecnica narrativa, es en verdad admirable Ia composicion de los Episodios de Salado Alvarez, y merecia un estudio detenido esta multiplicidad de recursos, esta adecuacion siempre tan flexible de estilos y perspectivas a la naturaleza de los asuntos. La consecuencia natural d e tal eficacia literaria es la vivacidad y el interes siempre sostenidos y renovados de la vasta narracion. Cada uno de los catorce Episod路ios tienen una unidad de tema y de estilo; y, en su conjunto, forman una amplia corriente que recrea magistralrnente la drarnatica historia de aquellos lustros decisivos para Mexico. Los E pisodios nacionales de don Victoriana Salado Alvarez son ciertamente una de las obras maestras de la novela historica y una de las empresas mas arnbiciosas de nuestra novelistica. Pero si las consideramos no ya como obra literaria sino como documento historico, el peculiar hombre que las escribio y sus muy peculiares ideas, vuelven a aparecer. En la primera serie, D e Santa Anna a la R eforma, hay excelentes estampas de los grandes reformistas: Melchor Ocampo, Leandro Valle, J esus Gonzalez Ortega, Francisco Zarco, Ignacio Ramirez, San10
M emorias, I, p. 33 7.
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tos D egollado y Guillermo Prieto. Y si no mucstra su autor entusiasmo por el ideario liberal no se le poclria Hamar tarnpoco conservaclor. Parecia tener, en efecto, mucha mayor simpa tia por los caracteres que por las ideas que los movian y determinaban. En cambio, si se ostenta partidario fervicnte de Ia causa de Ia Republica, en Ia serie La l ntervenci6n y el Imperio. Y, paralelamente, su vision de los oropeles imperiales oscila entre Ia satira y Ia comcdia. Las escenas que clescribi6 de Ia precaria burguesia mexicana aprend iendo usos cortesanos son algunas de las p aginas m as graciosas de nuestra literatura. Mas, para Salado Alvarez, Ia gesta y Ia victoria repubFcanas habia n sido, sobre todo, Ia hazana de los generales : I gnacio Zaragoza, Ramon Corona, M a riano Escobedo y Porfirio Diaz; del general Porfirio Diaz especialmente. El presiclente don Benito Juarez p ermane.ce m as bien en Ia sombra, y apenas se describe, a! sesgo, su p eregrinar norteno, y se le muestra en clos escenas d e Queretaro) el drama final, para escucha r imperturbable las suplicas de Ia princesa de Salm-Salm, y para escuchar, inconmovible tambien, otras peticiones de clemencia que le dirigen M a riano Riva Palacio y Rafael M artinez de Ia T orre. Jua rez no cs pues, p ara Salado Alvarez, Ia conciencia y Ia voluntad ferreas que dieron coh esion y tenacidad a un pueblo p ara defender su causa. El porfiriato, como es sabiclo, fu e el iniciador del reconocimiento y de Ia exaltacion de Ia figura de don Benito Jua rez. Pe.ro, en cste punto, don Victoria no Salado Alvarez, historiaclor, disentia respetuosamente del presiclente Diaz, porque, para don Victoriano, el heroe de Ia R epublica, era el propio presidente. L a {tltima gra n empresa literaria de don Victoriano serian sus M emorias. Cuando contaba ya sesenta y dos aiios, y solo viviria dos mas, comenz6 a escribirlas y p ublicarlas, d entro del aluvi6n de escritos periodisticos de sus u ltimos aiios. De alii fueron rescatadas para formar una de las au tobiografias m exicanas mas sabrosas y ricas, que solo superan las que, anos mas tarde, escribio Jose . Vasconcelos. En dos p artes dividi6 Sala do Alvarez sus M em orias. Tiempo viejo llam6 a! p eriodo q ue va desde su progenie y su nacimiento h asta el fi n del siglo, y T iempo nuevo a! que va d e 1901 a 1910, es decir, a! fin del propio tiempo del autor, el porfiriato. Si don V ictoriano fue desde sus principios literarios un escritor de raza, en esta obra de madurez alcanzo Ia plenitud de sus clones. L as paginas de estas M em orias tienen esa soltura, esa fluencia y esa riqueza de asuntos y de matices que solo se ganan cuando, adem as de haber tenido una vida rica en experiencias, se ha convertido en carne propia una larga frecuentacion con el a rte y Ia cultura, se h a ejercitado
la rgamcn te !a pluma y se tiene un don natural para Ia na rracion. Esa fiesta para el espiritu que, segun ha contado don Artemio de Valle Arizpe, era Ia conversacion de don Victoriano Salado Alvarez, parece escucharse de nuevo en much as de las p aginas de sus M emorias. Ya cuente Ia historia y los esquivos encantos de T eocaltich e, su pueblo natal ; ya recree Ia vida en Ia capital jalisciense, en el u ltimo tercio de] sigJo XIXJ 0 ya se demore en m ultiples pormenores de Ia vida politica, literaria, p eriodistica o diplomatica, el gra n narrador, el gran conversador nos tiene p endientes de sus rememoraciones. Habia llegado don Victoriano a aquel temple de los anos en que uno se sorprende de Ia pasi6n que antes se puso en cosas que luego se olvida n y parecen nimias, y acaso por ello volvia los ojos a hombres y hechos del pasado con una m emoria bullente y cordial pero sin que sus heridas o sus diferencias le impidieran Ia vision serena. Q uedaba n aparte, por supuesto, Ia R evoluci6n y sus actores, que serian su bestia negra; los inicuos destructores de lo que h abia sido "su m undo". R efiriendose a don Jose M aria Vigil, escribe Salado Alvarez estas palabras que bien pudieran explicar su propia intransigencia . " i Cosas de Ia vida ! A que! liberal lleno de ardor, para qui en todas las reformas eran necesarias y que no entendia de esperar ni de atem perar, en su vejez odiaba las refonnas materiales y aun las legales que no fuera n las que en su tiempo se habian proyectado o practicado." 11 El seria pues, volunta riamente un hombre del "tiempo viejo", pero tambien el que supo da rnos una cr6nica esplendida de aquellos aiios de vida m exican a. Atrae, en primer Iugar, en estas M em orias Ia esplendida galeria de retratos de "caballeros del antiguo regimen", como les llama don Victoriano. A causa de Ia escasez de los memorialistas mexicanos, y de cierta incapacidad nuestra para h ablar de cosas pe.rsonales, sabemos muy poco de los rasgos humanos e intimas d e nuestros . hombres publicos. M as gracias a las M emorias de Salado Alvarez, nuestra pobreza de imagenes vivientes se convierte en abundancia durante los aiios en que el fue testigo. Aparte de las graciosas estampas familiares, Salado Alvarez nos dej6 retratos admirables1 2 de l l M em orias, I, p. 365. 1 2 De Angela Peralta , de Agustin Rivera, del Padre Rositas, de J ose L6pez Portillo, de M anuel Puga y Acal, de I gnacio L . V allarta, de Rafael Reyes Spindola, del Dr. M anuel Flores, de F rancisco Bulnes, de Carlos D iaz Dufoo, de Pablo M acedo, de J usto Sierra, de Emilio R abasa, de Santiago Ballesca, de J oaquin D . Casasus, de J ose Maria Vigil, de Ma tias R omero, de I gnacio M ariscal, del Obispo I gnacio M ontes de O ca y O bregon, del presiden te Porfirio D iaz, de Bernardo R eyes, de R am6n Corona, de " Papa Rivas", de Enrique Fernandez Granados, de Angel de Campo y d e M anuel C aballero entre los mas notables.
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los artistas, escritores, fil<l.ntropos, editores, diplom:iticos, politicos, periodistas y soldados mas representativos que formaron Ia vida mexicana a fines del siglo XIX. En ocasiones, estos retratos tienen una singular agudeza y unos cuantos trazos bastan para dar vida a los personajes, como cuando dice de don Francisco Bulnes que "es uno de los pocos genialoides que hemos tenido, y sus rasgos de hombre raro se confundian con sus atisbos de persona que sabia ver lo futuro y escrutar lo pasado" 13, o cuando nos descubre, junto a Ia imagen que conocemos, otra inesperada de don Justo Sierra: "Era don Justo el hombre mas divertido, gracioso y chirigotero que ha hollaclo tierra mexicana; un entendimiento altisimo que llegaba a las mas sutiles concepciones, y un corazon abierto a los cuatro vientos de Ia bondad, Ia mansedumbrc, Ia conciliacion y Ia armonia" 14, o cuando, describiendo el caracter de don Porfirio, desliza esta curiosa observacion: "Algo habia en su paso que le era peculiar. Parecia uno de esos plantigrados que asientan con firmeza los pies y tienen el andar seguro para Ia sustentacion y pronto para el ataque y Ia defensa" 1 5 ; o, finalmente, cuando nos deja este conmovedor dibujo de "11icr6s": " Para evocarlo hay que recurrir a Ia ornitologia. El andar saltarin, los pies y !as manos pequefi.itos y que recordaban las garras de las aves que se paraban en los arboles y en su corteza se mantenian, Ia cabecita chica y como triangular, un coup de vent que era como cresta que se alzara obedeciendo los dictados de Ia voz, que parecia un piar desapacible; los ojos redondos y cambiantes a ratos de color, como los de Ia alondra de Julieta, y sobre todo Ia nariz, una naricilla subversiva que tal vez haya resultado exagerada para aquel cuerpo, pcro que era pequefi.a para nariz humana, sc completaban con unos enormes anteojos que daban Ia idea de perdiz que acudia a! sefi.uelo engafi.ada con un espejo movedizo." 16 Enriquecen tambien estas M emorias multiples pormenores acerca de los campos en que se movio Ia actividad de Salado Alvarez: el litcrario, cl periodistico, el politico y el diplomatico; y en carla uno, el curioso encontrara anecdotarios y peculiaridades llenos de interes. Refiere, por ejemplo, circunstancias poco conocidas acerca de Ia elaboracion de los dos grandes testamentos cui turales d el porfiriato: M exico a. travis de los siglos y su evoluci6n social; describe Ia peregrina acusios:dad con que don Matias Romero dirigio Ia compilacion de Ia Correspondencia de La Legaci6n M exicana en Washington durante La. Intervenci6n, cuyos solos indices alcanzaban mas de mil paginas; cuentanos, asimismo, como el doctor Manuel Flores 1s M emorias, I, p. 294. Hibidem, I , p. 319. ' " Ibidem, II, p. 74 l G Ibidem, II, p . 79.
Don Victoriano Salado Alvarez
defendio con inteligencia y brio a! paisajista Jose Maria Velasco, desdefi.ado en Paris por el pintor Meisonier; c6mo elaboro el mismo don Victoriano sus obras literarias e historicas, y como Manuel Caballero inicio en Mexico el periodismo moderno y dignifico este oficio. Detengamonos, finalmente, en una imagen cordial. Aunque nativo de Teocaltiche, don Victoriano Salado Alvarez sentiase tapatio, porque en Guadalajara pas6 su infancia y su juventud y porque esta tierra le clio sus primeras lecciones de belleza y le despert6 su vocacion intelectual. Pero, precisamente por ello, no quiere insistir en un amor que da por consubstancial. "No describire una vez mas Guadalajara - escribe- porque siempre Ia miro con el mismo deslumbramiento que Ia vi el dia que a ella llegue." Y luego trata de explicarse Ia naturaleza de esta fascinacion que sigue moviendonos a cuantos aqui hemos vivido: "No es solo el recuerdo de los tiempos moceriles ni Ia adhesion a amigos y maestros lo que me hace amar a Guadalajara; es algo material, telurico que radica en el aire, en Ia luz, en el aspecto de aquella tierra arida que comunica no se que sensaci6n de paz, de tranquilidad y de placer y que sc adentra en el animo y de el se aduefi.a sin consentir que esa imagen Ia borre otra alguna." 17 Con estas palabras cordiales para nuestra ciudad - que el sentia sefi.oreada por las deidades del Amor y Ia Muerte- pongamos fin a este repaso de las obras literarias principales de don Victoriano Salado Alvarez, en ocasion del centenario de su nacimiento. Y formulemos el voto de que el homenaje que rendimos a! gran escritor sea un estimulo para volver a sus Iibras, en los que nos esperan el pensamiento y Ia imaginacion de uno de los hombres de espiritu mas poderoso y mas jovial que han iluminado nuestra cultura. J7
Memorias, I , p. 110-111.
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Sobre la
INMORALIDAD EN LA LITERATURA DISERTACI6N COMPUESTA POR
DON QUERUBIN DE LA RONDA DEL GREMIO Y CLAUSTRO DE LA REAL Y PONTIFICIA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA Y DE SU CATEDRATICO DE PRIMA DE LEYES
Edici6n privada de ciento cincuenta ejemplares numerados Impresa en M exico en la casa de los sucesores de juan Pablos Aiio de 1909
Para recordar el centenario del nacimiento de don Victoriano Salado Alvarez, cumplido el 30 de septiembre pasado, se reimprime ahora este raro e interesante folleto en que don Victoriano dio una lecci6n, siempre oportuna, acerca de Ia "inmoralidad en literatura". Que Salado Alvarez fue el autor de esta disertaci6n, firmada por "Don Querubin de Ia Ronda", lo sabcmos por don Federico Gamboa. En efecto, en el discurso de respuesta que Gamboa, Director entonces de Ia Academia de Ia Lengua, dio al que Salado Alvarez (Mejico peregrina. Mejicanismos supervivientes en el inglis de Norteamerica, Talleres Graficos del Museo Nacional, Mexico, 1924), ley6 a! tomar posesi6n del puesto de Academico de Numero, dijo Gamboa que Salado Alvarez publico, en 1909, "una Disertaci6n sabre la inmoralidad en lit eratura, diz que 'compuesta por D. Querubin de Ia Ronda, del gremio y claustro de Ia Real y Pontificia Universidad de Salamanca y su catedratico de prima de !eyes = Impresa en Mexico, en Ia casa de los sucesores de Juan Pablos', precioso trabajo lleno de erudici6n y escrito con donaire y gracejo tan intencionado y sutil, que de veras honrara a! mejor universitario salmantino de antaiio o de hogaiio. Y conste que si no lo alabo mas, debese a que el tal fue escrito en espontanea y generosa defensa de cierta novela de mi fabrica, par aquellos dias nacida, y anatematizada por corajudo censor hispano, mas parecido a Zoilo que a Aristarco, a pesar de su ton sura eclesiastica". - J.L.M.
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ADVERTENCIA Por primera vez, en brgos anos que cuenta de vida, el Liceo Altamirano determin6 celebrar sesi6n solemne en honor de uno de sus miembros, don Federico Gamboa, con rnotivo de Ia publicaci6n de Ia novela R econquista. El digno Presidente de la sociedad, don Joaquin D. Casasus, me invito a escribir para esa junta algo relativo a Ia labor de Gamboa; y como no soy de los que Niegan el habla a un amigo Cuando ague] escribe bien, burla burlando compuse el trabajillo que va en seguida y que tuvo Ia suerte de ser rnuy celebrado por los distinguidos literatos que oyeron Ia lectura. Hoy lo saco en estampa en esta cdici6n privada, que destino s6lo a los miembros del Liceo, a fin de que puec!a circular sin dano ni peligro de barras. - -- -- - - - -- ----- - - - -
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Para don T el.!sforo Ga rcia
I Confieso humildemente que conozco al Reverendo Padre don Nicolas Serra y Caussa, menos de lo que Mark Twain conocia el lecturer a quien presentaba. Cuenta el insigne humorista que, siendo mancebo y viviendo en California uno de los mineros de su real clio en la flor de decir una serie de conferencias sobre ... sobre lo que versan las conferencias americanas: los canales de Marte, las cajas de ahorro en Cochinchina o la pesca de salmones en Terranova. Pero como hacia falta un introductor ante aquel discreto senado, el papel se propuso al que todavia se llamaba con el nombre cristiano de Samuel L. Clemens. Clemens s6lo conocia al orador como hombre casi honrado, con la relativa honradez que debe suponerse en un buscador de oro, y dijo estas palabras por via de exordio: "Senores, de este sujeto se una cosa, que no ha estado nunca en la d. reel; e ignoro otra: por que no este en ella todavia." Yo, en cambio, ni siquiera se si el Padre Serra ha sufrido o debido sufrir persecuci6n por la justicia; s6lo tengo averiguado que esta de monos con el senor don Victoriano Agi.ieros, y que, fingiendo que lo devora un inmenso celo por la casa de Dios, aprovecha la oportunidad de tirar chinitas al tejado del editor de El Tiempo. Para lograr fin tan loable el senor Serra toea la Campana gorda del esca.ndalo cada vez que algun picaro liberal o liberaloide escribe cosa que pueda interpretarse como perteneciente a las provincias de "heretica parvedad y apostasia", y hast a tiene i bendito padre! - la esperanza de que caiga sobre el senor Agi.ieros (que tanto pide la caridad cristiana) alguna excomuni6n a matacandelas que le obligue a acabar con su peri6dico ... Por eso el Padre Serra encontr6 como las mismas rosas la oportunidad que se le presentaba de acusar de herejia al senor Agi.ieros, poniendo de paso como hoja de perejil al senor don Federico Gamboa, autor de la linda novela R econquista, y al senor don Jose Lopez Por- - - - - - --
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tillo y Rojas, que, considedmdose tan dueno de su pareccr como el rey de sus alcabalas, tuvo la audacia de juzgar la tal novela sin pedir de antemano la venia del critico saturnino que a su guisa expide patentes de moral y religion. AI Reverendo Padre Serra le tiene sin cuidado el juicio del senor Lopez Portillo ; pero lo que no pasa Su Senoria es que se asegure que Gamboa practica los metodos del degenerado, nauseabundo y apestoso Emilio Zola, autor que ha venido, segun lo que el sacerdote periodista tiene averiguado, a convertir la tierra en una cloaca espantosa, inventando de paso una multitud de picardias cuyos nombres antano hasta se ignoraban. Lo cierto es que esos repulgos y esos alat路cles de moralidad mas parecen obra de refinada hipocresia que de santo horror al vicio, pues debia suponerse en persona tan curtida en achaques literarios como sin duda lo es el Padre Serra, que para el eran de clavo pasado todas las inmoralidades posibles, y que no debia haber en el cielo, en la tierra ni en el abismo nada que le pusiera tan fu era de quicio como le ponen los pecadillos del autor de R econquista, ya que la cacareada inmoralidad es el lado por do han pecado mas todos los que han esgrimido o esgrimen ya el estilo, ya la clasica pluma de barbas, ya la moderna pluma de acero. No digamos el senor Gamboa, el mismo Emilio Zola, a quien su paternidad solo conoce de oidas, resultan unos ninos de teta, unos padres del desierto comparados con los mas grandes literatos antiguos y modernos. Cansado resultaria recordarle al nuevo abate Gaume lo que han escrito los hombres mas notables de todos los tiempos, y que, juzgado con el patron que en R econquista se usa, resultaria de tal manera vitando y abominable que habria de invocar a un nuevo O mar para que viniera a judicare saeculi per ignem; pero si recorrere, aunque sea en rapida Carrera, algo de lo mas saliente y digno de Hamar la atencion. Asi se convencera el que lo dude, de que el picaro Cusano roedor de las sociedades modernas anda haciendo de las suyas desde luengos anos ha. No quiero mencionar a los antiguos, ya que "traen hierbas secretas sin sa bores", y que, como destituidos de las luces del cristianismo, deben de hallarse a la hora de esta achicharrandose en las calderas de Pero Botero porno haber conocido al verdadero Rios (que si por acaso hubiera rezado constantemente a la Cruz y persignadose con devocion ante la imagen de la Virgen, como algunos personajes de C alderon o de T irso, estarian gozando todas las aventuras celestiales a pesar de los piropos que en vida echaron a las Cinthias, Lesbias y Gliceras ) ; pero ya que no hable de las inmoralidades de Horacio, Tibulo, Catulo, Propercio y demas auctores purisimae impuritatis, mencionare siquiera al divino Virgilio, poeta casi iluminado y que tuvo la suerte inenarrable de profetizar la venida del Redentor en versos aureos y eternamente celebrados; pues bien, este mismo Virgilio, cantor de pastores amorosos y de armas resonantes, escribio aquella Egloga II junto a la cual nada
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son todas las inmundicias de Zola, quien no recuerdo (y yo si le he leido y me lo se de coro) que tenga cosa semejante en ninguna de sus terribles novelas. lPues que no se encuentran en la Biblia frases y descripciones mucho mas crudas que todas las que en la literatura profana pueden verse? Lot y sus hijas, Rahab y los mensajeros de Jerico, Thamar y el viejo Ruben y sobre todo la Sunnamita y su Esposo, i estan acaso libres de esa podredumbre que tanto espanta al padre Serra? Paso por alto las Confesiones de San Agustin, en que el glorioso obispo de Hipona nos da cuenta por menudo de todas sus calaveradas, no sin referirnos c6mo abandon6 a un hijo suyo, ya mozo, para meterse a buen vivir; pero no dejare de hacer notar que las comedias de Machchiavelli y sobre todo la bellisima y {mica Mandragora, se representaban con inmenso aplauso ante la santidad de Le6n X; que la Cortesana y la Talanta del mas que desenvuelto, e1 obscene Aretino, eran celebradas por papas y cardenales; que el Ariosto (de cuya L ena, puede, si quiere, el Padre Serra sacar mas horrores que de todas las novelas de Zola juntas) fue protegido de varios principes de la iglesia que agasajaron su ingenio y loaron debidamente su gracia y su buena sombra; y que uno de los tales principes, el cardenal de Bibbiena, compuso la Calandra, que de seguro es la obra que ocupa el apice de la inmoralidad.
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Pero ~que mas si en la literatura espanola tenemos ejemplos en la materia que pueden hincharle las medidas a personas todavia mas exigentes que el Padre Serra, a las mismisimas senoritas que, para no decir aquello de antes del parto, en el parto y despues del parto, frases indecorosas si las hay, las sustituyen con antes del pum, en el pum y despues del pum? No creo que ponga reparo su senoria a la ortodoxia del excelente Archipestre de Hita, Joan Ruiz, que recomienda sin embozo la manera de llenar la tripa en bodas, yantares y juglarias, que dice c6mo ha de ser la mujer a quien se debe amar con pormenores a que apenas han llegado los modernos mas desenfrenados, y que concluye exhortando los galanes a amancebarse con monjas, pues segun asegura Quien a monjas non ama, non vale un maravedi. Sin todas estas noblezas, han muy buenas maneras, Son mucho encobiertas, donosas, placenteras, l\1as saben e mas valen sus mozas cocineras Para el amor todo, que duenas de sueras. Como imagenes pintadas, de toda fermosura, Fijasdalgo muy largas, e francas de natura, Grandes demandaderas, amor siempre les dura Con medidas complidas e con toda mesura. Todo placer del mundo e todo buen donear, Solaz de mucho saber e el falagucro jugar, Todo es en las monjas mas que en otro lugar. Y no me salga el Padre Serra por el registro de que la Trota conventos y dona Endrina de Calahorra simbolizan a Nuestra Madre la Santa Iglesia y don Melon de la Hu erta a Cristo que la fund6, como la Esposa y el Esposo del libro santo, porque claro esta el pasaje en que el bendito clerigo cae a los pies de don Amor diciendole ni mas ni menos: Senor, tu me hobiste de pequeno criado: El bien, si algo se, de ti me fue mostrado, De ti fui apercibido e de ti fui castigado: En esta santa fiesta soy de mi hospedado. Por ultimo y para concluir con el clerigo epicureo, quiero recordar tan solo que fue este quien senal6 por ideal unico de la vida humana algo que escoceria hasta los mas feroces deterministas y a los impios mas desorejados de ahora: mantenencia de cuerpo e ayuntamiento de fembra placentera; si bien el buen Joan se disculpaba con la autoridad de Arist6teles, que parece lo habia escrito primero: Si lo dijiese de mio, seria de culpar; Dicelo grand fil6sofo, non so yo de rebtar.
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Y esto que escribo del Archipestre podria con igual raz6n escribirlo de la feroz invectiva que contra el clero compuso el canciller Ayala, de las terribles historietas del Patraiiuelo de Timoneda, y del celebradisimo Corbacho, conocido tambien por R eprobaci6n del amor mundano y libra de los vicios de las malas mujeres e complisiones de los omes. Del autor de este gran monumento literario, el Archipestre de Talavera, se ha dicho que fu e tan buen Archipestre en prosa como el otro lo fu e en verso, y en verdad que la comparaci6n resulta discreta. ~ Y que decir de la tragicomedia de Calixto y Melibea, conocida por La Celestina, y la cual a Cervantes, que por cierto tenia la manga un poco mas ancha que el Padre Serra, le parece libra en su entender divino- si encubriera mas lo humano? Como se sabe, el personaje principal de este drama o novela maravilloso, es una alcahueta, muchas de las escenas pasan entre las pupilas de una "casa llana y de venta comun" y a excepci6n de Calixto, Melibea y algun personaje secundario, todos los demas son, desde las que el autor sin disfraz llama rameras, hasta Crito, que se anuncia con el distintivo de putaiiero y Centurio que figura con el de rofidn "gentes de poco mas o menos o de menos en todo''. Despreciando toda la caterva celestinesca ( cosa que equivale a despreciar un buen tanto por ciento de la literatura espanola) recordare solo las novelas de doiia Maria de Zayas, aprobadas por un obispo y de las cuales se dice en la censura que no contienen cosa contraria a la buena moral. En esas novelas, por otra parte graciosas y entretenidas, acontecen horrores tan grandes, que todos los que Gamboa ha escrito y todos los que imagine en lo futuro son y seran verdaderas niiierias, pues nada menos una de las heroinas pare en un corral y arroja
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el recien nacido a los cerdos -excediendo el horror de la escena a aquella del Poder de las tinieblas de Tolstoi. La novela picaresca, gala, primavera y flor de la novela hispana, contiene cuadros que harian ruborizar a cualquier naturalista moderno, y ya no en la Lozana andaluza de Delgado o Delicado, sino en los dos Guzmanes de Alfarache, en el Lazarillo y hasta en el propio Gil Blas se hallan pinturas que escocerian al lector de mas anchas tragaderas. Espanoles son, y de lamas rancia y noble cepa, los Percheles de Malaga, Islas de Riaran, Potro de Cordova, Azoquejo de Segovia, Compas y Barbacanas de Sevilla, Olivera de Valencia, Corrillo de Valladolid, Roncilla de Granada, Ventas de Toledo y Almadrabas del Zahara, finis terrae de la picaresca, en clonde solia encontrarse la gente mas alegre, bien intencionada, male ante y juguetona de toda Espana; y ciertamente que en esos lugares no se aprendia a pasar las cuentas del rosario ni a encomendarse a Dios clevotamente. Por esos amenos sitios podriamos, si fuera servido de ello el Padre Serra, emprender un Viaje entretenido que mal ano para el de Agustin de Rojas. Y luego, el senor de Monipodio, dona Esperanza Torralba de Meneses, Cipion y Berganza, Rinconete y Cortadillo, la Preciosa, Loaiza, Carriazo y Avendano, ino son por ventura tipos eternos de la literatura espanola y partos de aquel "manco sano, escritor alegre, famoso todo y regocijo de las musas", a quien por excelencia se llamo cristiano ingenio y que merecio que terceros de San Francisco le llevaran a enterrar con la cara descuMerta? Pero, ique mas?, inO es el Quijote la obra mas alta que ha producido el ingenio humano?, (nO simboliza, para gloria nuestra, toda la fuerza de invencion de nuestra raza, todo lo que el verbo espanol vale y significa? Pues en el Quijote se encuentran cosas que ahora nos asombrarian. Llamar a los ministros de la justicia ladrones en cuadrilla que no cuadrilleros, retar a toda la Santa Hermandad y extender el reto a los hermanos de las doce tribus de Israel, a Castor y Polux, a los siete hermanos Macabeos y a todos los hermanos y hermandades que ha habido en el mundo, seguramente que se reputaria ahora violacion terrible del principio de autoridad. Libertar a los galeotes diciendo "me parece duro caso hacer esclavos a los que Dios y la naturaleza hizo libres" y poner como dechado "de valor, de discrecion, de cortesia, y de otras mil prendas hidalgas" a bandidos como Roque Guinart, ya seria causa bastante para que se escandalizara la critica cominera que gastan algunos; pero describir como se describen los amores de Dorotea, las locuras de don Quijote y la noche de la venta, daria pie para que el Padre Serra rasgara sus vestiduras y pusiera en entredicho al primer libro del mundo. Y cuenta que no menciono el lenguaje desenfadado, los piropos de Tome Cecial a la hija de Sancho, el balsamo de Fierabras, las aguas de Sanchica y la noche de los Batanes, porque esas cosas pertenecen mas a la coprolalia que a la inmoralidad. En Gongora, que fue famoso por lo enigmatico, se hallan bien claras - - --
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y sin velo ninguno ciertas cosazas que nadie se atreveria ahora a confiar al papel. Los maridos cornudos de Quevedo serian excelente anima vilis para demostrar que no todo andaba bien en los tiempos en que habia "una grey, un imperio y una espada"; yen jacaras y en romances nos encontrariamos tan feas palabrotas que apenas si el Padre Serra las repite en sus articulos de E l Pais; si bien con el sano prop6sito de doctrinar a las gentes y apartarlas de las sendas del vicio. Porque es curioso el Padre Serra: se escandaliza y pone el grito en el cielo cuando un cristiano dice algo que no pueda figurar en las novelas que componga una M iss hija de episcopalian clergyman, y el nos llena sus articulos con prostibulos, burdeles y otras cosillas que recuerdan a la avergonzada de marras. Hablaban varias senoras - y va de cuento- de los resultados de sus sendos matrimonies. - Yo - dijo una- tengo nueve hijos. - Yo, seis vivos y seis a Dios alabando -refiri6 la segunda. - Yo, cuatro de mi difunto y tres del que ahora corta el bacalao - refiri6 otra que a cuenta gustaba de frecuentar los sacramentos. - Yo, cinco y el que esta ad port as - cont6 la cuarta. - Y yo uno - declar6 timidamente la que estaba " del salon en un angulo obscuro" . El toletole fue general. - jTan poco! - jUno nomas ! - i Que diferencia ! - Pues me parece que para no ser casada hago bastante -exclam6 la vejada. Y asi es el Padre Serra ; para no ser casado, es decir para no ser escritor naturalista, ya hace bastante poniendo en sus articulos unas cuantas desvergi.ienzas, a reserva de sufrir ataques epileptiformes cuando las escriban otros. ~ y que decir del teatro, la forma mas castiza de la literatura espanola, el monumento mas bello que nuestra raza ha trasmitido a todas
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las edades y la cifra y compendia del sentir y del pensar de los penmsulares? Las doncellas andariegas de Tirso, que sin cumplidos yacen en las ventas en union de sus amantes, las alcahuetas y zurcidoras de voluntades que menudean en Lope y en Moreto, y los horrores que pasan hasta en las comedias y los autos del catolico y caballeresco Calderon, son para dejar tamaiiitos a Gamboa y a toclos los de su escuel. Y la inmoralidad no esta muchas veces en la expresion, sino que se halla en el fonda, en lo que hoy llamariamos la tesis de la obra. Que un bandido, asesino, sin fe ni ley, se salve de la condenacion eterna solo por ser devote de la Santa Cruz; que un seductor de doncellas, atropellador de todo fuero de decencia y de honradez se vaya flechado al cielo porque se lo suplica al Senor una monjita casquivana y correntona; que una perdida de la peor ralea, como la famosa Baltasara, despues de escandalizar al mundo con sus picardias y de ser nada menos que amiga o manceba del Gran Turco, gane la bienaventuranza en contraposicion al D esconfiado que llega a dudar de la misericordia divina, que se suponga a la Virgen tercera en irapacerias y males tratos, como en las fabulas de Margarita la tornera y de Los felices amantes, es mas inmoral, muchisimo mas inmoral que toda la doctrina de los Rougon Macquart. Y de tal manera se encuentran ligadas en las obras maestras la inmoralidad y la hermosura, que aunquc parezca una temeridad puede afirmarsc que no hay obra bella que no tenga algun principia de desnurtez. Y es que, siendo la literatura exacta representacion de la vida, no puede decirse que cumpla con su objeto mas que reproduciendo aquello que acontece en el mundo; y en el mundo. aun en el perfecto que anunciaba Virgilio, suberunt priscae vestigia fraudis. Sabido es que ahara privan cierta Virtud al uso y mistica a la moda y que muchos autorcillos iiofios que se proponen sacar la tripa de compromises, escriben libros tontos, anodinos y mucilaginosos, ad usum puellmum; pero por poco que se empene el Padre Serra me comprometo a demostrarle que esa literatura que habet virtutem dormitativam, como deda el personaje de Moliere, suele ser tan inmoral como la de los mas morrocotudos naturalistas. ~ Acaso no se mencionaran en esos libros las palabras padre o madre?, pues con elias basta para sacar todas las consecuencias que quiera el interesado. Campoamor recuerda que Hermosilla echa en cara a Melendez el que pida un beso a su ninfa; pues bien, Mora tin, el idolo de H ermosilla, solicita de la suya nada menos que los ultimos fa vores, y el dulcisimo Villegas se lamenta de la suerte de la nifia Que yendo a buscar flares perdio la que tenia. Lo que afirmo de los clasicos con igual razon podria afirmarlo de los romanticos, y por poco que se me apurara demostraria que tan inmo---路-- 路 - - - - - - - - - - - - -
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rales como los que he citado y otros que me callo, son Espronceda, el Duque de Rivas y casi todos los hombres de la falange del treinta al cincuenta; pero no dejare pasar la ocasi6n de hacer presente que don Pedro Antonio de Alarcon, autor de aquel discurso famoso sobre La moral en el arte, es al propio tiempo el autor de novelas como La pr6diga, que ciertamente no se ajustan en todo a los d.nones serriles; cosa que significa, en mi concepto, que uno piensa el bayo y otro el que lo ensilla. Bien se lo que el Padre Serra me va a contestar a estas cosas. De que haya muchos pecadores no se deduce la universalidad ni menos la conveniencia o la disculpa del pecado. Pero yo digo: si ni los antiguos ni los modernos, ni los clasicos ni los romanticos, ni los sagrados ni los profanos han logrado escaparse de la pestilencia, y son tan vitandos y tan abominables que se les puede considerar lo peorcito de cada casa, ( con que derccho puede nadie escandalizarse porque un escritor saque el pic del plato y diga tres o cuatro cosillas que no quepan dentro de los canones de la mas estricta decencia? Si se excusa a los pasados porque en sus tiempos de candor y buena fc no rcinaba la exquisita pudibundez que ahora gastamos, y se permite al Dante hablar de aquel diablo que con el cul fa trombetta, a Camoens describir a la diosa Venus hasta contar que as brancas tetas al andar tremaban, y a nuestro Fernan Gonzalez de Eslava llenar sus autos con palabrotas que ahora apenas repiten los pulqueros y cargadores, ( por que no hemos de ser algo tolerantes con nuestros contemporaneos, que en verdad no se inspiran en el Flos Sanctorum? Claro que de los clasicos se hacen ediciones expurgadas en que al ultimo y en apendices, se ponen las cosas indecentes suprimidas a fin de que las tengan juntas y a mano los escolares; pero si perdonamos a los antiguos, aunque sea propter ele gantiam sermonis ( por que hemos de ser tan intransigentes con los modernos prohibiendoles hasta la mas minima de las libertades que disfrutaron sus antecesores, cuando el sermon de aquellos suele ser tan elegante como el mejor de los griegos o romanos? No hay medio en la disyuntiva. 0 el Padre Serra acaba, nuevo Juliano el ap6stata y Omar redivivo, con todos los monumentos de la literatura, y eso no lo ha de lograr aunque se pele las barbas de rabia, o se decide a conceder a las gentes una poquita de libertad, que por cierto no ha de volver al mundo mejor ni peor de lo que era hasta el dia que escribi6 sus feroces articulos el reformador de nuevo cufio.
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II Yo me explicaria ese enojo contra la inmoralidad del senor Gamboa, si el senor Gamboa fuera de esos autores terceros y paraninfos del vicia que se encargan de presentar con colores amables la picardia y la infamia, de esos que escriben para hombres solos, sirviendoles filtros de amor mas o menos bien compuestos. Pero hallarse uno con hipocondriacos que, a semejanza del marido del cuento, muestran los pollos y luego, garrote en mano, gritan con ademan feroz: "cuidado si los catas", no es para animar a nadie a la practica de la mala vida. Si de esos autores, de los autores obscenos por placer o por lucro, fuera el senor Gamboa, pocos me parecerian los anatemas del Padre Serra y los de toda su j a uri a. Confieso que mas rijoso me siento y mas se me alegran las pajarillas con la T erpsicore de Quevedo, las pi cardias del primer Guzman, los artificios de la Tia fingida o "las buenas caras, el desenfado y la taimeria putesca" de las mujercillas del Casamiento engafioso, que con los horrores que Gamboa nos cuenta. Saber que una muchacha alegre de condicion va bajando por los peldanos del vicio hasta encontrarse miserable, llena de bubas y muriendo en un hospital a mano de cirujanos, no es para fomentar la aficion a tales daifas, ni menos para incitar a las mozas a seguir el camino que siguio la Santa de Gamboa. Aunque a mi se me ha clavado entre ceja y ceja (y vaya esto por via de parentesis) que las bribonas no estan tan dejadas de la mano de Dios como parcce, pues sin mencionar a Santa Maria Egipciaca y otras tales, solo recuerdo ahora a aquella piadosa Rabab de quien tan largamente se escribe, que figura en la genealogia de Cristo, y de cuya sangre tuvo muchas gotas cl Salvador del mundo, quizas por dar ejemplo de humildad a los que se escandalizan del mosquito y se tragan el camello. Todos sabcmos que el seguir la carrera de parrandero de mas o menos baja ralea, es cosa vitanda y detestable; pero alleer la vida de aquel pobre Julio, de Suprema ley, que vive flaco, cacoquimio, sin tripas ni cuajar, y que, cuando no le queda remedio en lo humano, revienta como sapo hediondo junto a las bambalinas de un teatrucho, mas impetus sentimos de Hamar, como el burlador de Tirso, un sacerdote que nos confiese y absuelva, que de darnos a la mala vida echandonos de manceba una pindonga de mas o menos buen ver. Y lo que digo de estos heroes, podia decirlo con mas razon de la monjita de M etamorfosis, del calavera su cuyo y de casi todos los personajes de Gamboa, con excepcion quizas del Salvador, el de R econquista, que se entra por cl atajo de la conversion cuando uno menos piensa. Desnudas y todo, pues, las pinturas de Gamboa no incitan al desorden, no son inmorales ni danosas, sino, por el contrario, sirven para meter el corazon en un puno, acoquinar a los pecadores y recordarles aquel fatidico "de morir tenemos", que quizas deseara el Padre Serra nos sirviera de lema a todos los mundanos.
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Si el seiior Gamboa nos presentara ciertos frutos como aquellos sabrosisimos del Renacimiento -los chistes de Bocaccio, las groserias de Rabelais o las tunanterias de Joan Ruiz- quizas nos sintieramos dispuestos a hincarles el diente y a irnos tras elias como la soga tras el azacan; pero la verdad es que esos personajes tetricos, llenos de dudas, comidos de vicios, destrozados por los remordimientos y con pesima salud corporal, maldita la gana que sugieren de imitarlos y seguir su ejemplo. El Padre Serra, cuyo ideal de novelista debe de ser aquel infelizote del jesuita don Segundo Franco, y que ha de mirar a su antiguo hermano en religion, el Padre Coloma, como un diablo con cola, garras y cuernos, no viene a ser en el fondo sino un sujeto extranjerizo, galicano y contaminado de anglicanismo. Ese furor contra la inmoralidad, ese santiguarse ante la pintura de los vicios, esos aspavientos por si se mencion6 o dej6 de mencionarse tal o cual parte del cuerpo que no es de recibo en la conversaci6n de personas piadosas, no es espaiiol-i que va a ser ! - ni a cien, ni a quinientas, ni a las leguas que viniere despachado. Las verduras del lenguaje son tan castizas como el gaspacho, y es en vano querer acomodar a la indole de nuestra raza esa metafisica altisonante y huera, esas tristezas libidinosas, esas meticulosidades hip6critas, esos repulgos alquitarados, ese aherrojar las conciencias y ese ennegrecer la vida, que mas bien cuadran a los amantes del scmbrio jansenismo o del anglicanismo hip6crita y relamido. Vaya el Padre Serra con sus sermones a los descendientes de Arnould y de Pascal y le oiran llenos de gratitud; vaya y prediqueselos a las solteronas inglesas que Haman shoking al que menciona los calzoncillos en su presencia y tendra exito seguro; pero es la vida cansada
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querer que gentes de habla espaiiola se escandalicen porque alguien llama un chat un chat et Rollet un fripon. La Inquisici6n, "Argos de nuestro fe", como se decia en tiempos pasados, si bien buscaba hasta en lo mas rec6ndito cualquier especie que pudiera daiiar a la pureza de la religion o al prestigio de la autoridad del rey, nunca hizo caso de las minimeces de moral, y al paso que castigaba a los que traducian la escritura a la lengua vernacula o asentaban cualquier cosa que oliera a herejia, dejaba pasar benevolamente y sin tocarlas todas las enormidades de nuestros clasicos, con las cuales, de seguro, se reian para su sayo los feroces ministros del Santo Oficio, mientras aguardaban que el Seiior "se levantara a juzgar su causa". El Santo Tribunal no se preocup6 para maldita de Dios la cosa de la moral ni de nada que lo valiera: la prueba es que la sollicitatio ad turpia no se castigaba sino como una violaci6n del sacramento de la penitencia, sin importar nada que las buenas costumbres padecieran o no con los desacatos de los clerigos. Mientras se declaraba que debia borrarse en el Qui jote ( indice de Zapata, aiio 1632, pagina 980) el pasaj e que dice : "Las obras de Charidad que se hazen tibia y floxamente no tienen merito ni valen nada", se dejaban pasar sin correctivo pasajes como este de la Tia fingida: "Tres flores he dado ya, y otras tantas las ha vuesa merced vendido, y tres veces he pasado insufrible martirio. i Soy yo por ventura de bronce? c:No tienen sensibilidad mis carnes? c: No hay mas sino dar puntadas en ell as como ropa descosida? i Por el siglo de mi madre, que no conoci, que no lo tengo mas de consentir! Deje, seiiora tia, ya rebuscar mi viiia; que a veces es mas sabroso el rebusco que el esquilmo principal; y si todavia esta determinado que mi jardin se venda por entero y jamas tocado, busque otro modo mas suave de cerradura para su postigo; porque el de sirgo y aguja no hay para que pensar que llegue mas a mis carnes. "-i Ay boba, boba -replic6 la vieja Claudia-, y que poco sabes de estos achaques! No hay cosa que se iguale para este menester a la aguja y sirgo encarnado; que todo lo demas es andar por las ramas. No vale nada el zumaque y vidrio molido; vale mucho menos la sanguijuela; la mirra no es de algun provecho, ni la cebolla albarrana, ni el papo de palomino, ni otros impertinentes menjurjes que hay, que todo es aire; porque no hay rustico ya que, si tantico qui ere estar en lo que hace, no caiga en la cuenta de la moneda falsa. Vivame mi dedal y mi aguja, y vivanme juntamente tu paciencia y buen sufrimiento, y venga a embestirme todo el genero humano, que ellos quedar{m engaiiados, tu con honra y yo con hacienda y mas ganancia que la ordinaria." La Celestina de Rodrigo de Cota y Francisco de Rojas, de la cual se estamparon mas de treinta ediciones durante el siglo XVI y que era libro de texto para enseiiar a leer a los chicos, por cosa de siglo y me-
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clio no estuvo en el indice, y hasta 1640 se dispuso expurgarla como de cincucnta lineas insignificantes. Lo que importaba era la pureza de la fe, la nitidez del dogma, asi se cometieran mas faltas a la moral que atomos tiene el sol. Fray Luis de Granada y Santa Teresa de Jesus se escaparon, casi por milagro, el uno de figurar entre los quietistas y la otra entre las beatas revelanderas, y Fray Luis de Le6n permaneci6 preso varios aiios en las carceles de la Inquisici6n a pesar de su vida irreprensible. Mientras tanto, Lope de Vega componia versos sagrados como el de Cuando en mis manos, Dios eterno os miro, Y miraba, en sus manos tambien, ya clerigo ordenado, al hijo de un amor sacrilego. Y a Lope nadie lo persigui6 ni le caus6 la mas minima molestia por sus demasias, pues pasaba por doctrina corriente entre el pueblo que la fornicaci6n no era pecado aunque no estuvieran unidos por ningun vinculo los amantes. Y lo cierto es que el Santo Tribunal no reclamaba tales cosas porque el mismo ponia la pauta en las sentencias con meritos, que hacia leer a voz en grito en los autos de fe, y en las cuales se publicaban cosas que podrian arder en un candil. Vaya una muestra: en el auto que se celebr6 en Toledo cl 1o. de enero de 1561, en la sentencia contra Ana de Cervantes, por hechicera, se contiene una larga relaci6n de como la tal habia "tratado torpemente con otras mujeres como si fuese hombre, usanclo para ello un instrumento que llaman bald res" ... Y ya que hablo del desenfado de la Inquisici6n, bueno es que haga notar que si espigara un poco en la literatura eclesiastica podria dar ciento y raya a cuanto han escrito todos los naturalistas antiguos y modernos. El famoso te6logo Sanchez fue quien propuso aquella blasfema cuesti6n: Utrum Virgo Maria sem en emisserit dum copulaverit cum Spiritu Sancto. Pocas cosas hay mas crudas e indecentes que las preguntas que a los penitentes cleben clirigir los confesores, y de las cuales no me atrevo a poner una muestra; s6lo remito al curioso lector a Burchardi deereforum, lib. XIX c. V. Muchos autores probabilistas sostuvieron durante el siglo XVII, y por cierto con lujo de cletalles que ruborizarian a un guardacant6n, que ciertos actos como besar, estrechar las manos o tocar los senos de las penitentes, aunque se cometieran en el conf.esionario, no debian tenerse por pecados mortales. Es famosa la controversia que por 1743 se suscit6 entre rigoristas y jesuitas acerca de los Tatti mammillari, por la proposici6n del padre Benzi, S. J., de que el dar golpecitos, pellizcar suavemente las mejillas de las monjas y cogerles los senos era materia de pecado venial siempre que tales desplantes no estuvieran acompafiados de intenci6n depravada.
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III Mas tales somos tornados, como diria el antiguo, que nos escuecen y avergi.ienzan las cosas mismas que para nuestros mayores eran naturales y hasta excelentes. Ese gesto sombrio, que es el {mica que se juzga compatible con la virtud, ese alarmarse por las casas mas insignificantes, ese buscar, hurgar y espurgar todo lo que pueda tener senales de vida lozana, de florecimiento intenso, de alegria y de buen humor, no son, repito, castizos, ni proceden del espiritu de nuestra raza, ni estan enraizados en nuestro modo de ser; son mas bien producto de la invasion de esa devocioncilla afrancesada que ahara priva y que hace que, en vez de nuestros misticos admirables, se lean macarronicas traducciones de galas espiritados; son lo que hace que se escriban trabajos como el del Padre Serra y que se oigan frases como la inolviclable que haec afios m e clijo un paisano mio, un buen senor Olasagarre, que puecle sintetizar todo lo que es la hipocrita burguesia que en nuestros tiempos cree tener monopolizaclos la moral, la religion y el bien obrar. Se trataba de que aquel sujeto regalara un libra a una senora a quien clecia estimar mucho ; y yo, que conocia a los cursis un poco menos que ahora, le indique como presente aceptable L a perfecta casada, de Fray Luis de Leon. Llevose el libra el pobre analfabeto, pero a los tres o cuatro elias me rifio danclome a entender que habia tratado de jugarle una broma pesacla. - "Porque, amigo mio, las cosas que tiene el librito. Eso no lo puede leer una senora." Y el buen Padre Serra, que de seguro es de la misma opinion, quizas quiera, al acabar con la literatura universal, relegarnos a esos autorcillos nofios y sin substancia que venden en ciertas librcrias como muestra de la mas exquisita moralidad, y que se lc caen de las manos a cualquiera que no tenga la cabeza rellena de cementa Portland. D e los tres atributos de verdad, bien y belleza que tiene por anhelo el alma humana, solo el ultimo corresponclc al artista. Para cumplir con su objeto la obra literaria, pictorica, escultorica, etc., no necesita mas que ser bella, y para ser bella solo tiene que causar la emocion estetica. Poco importa que el creador provoque ese calosfrio especial que produce la hermosura realizada por obra humana, describienclo el estercolero de J ob o las cloacas de Paris o las profunclidades de la Voureux; poco importa que pinte las sublimidades del amor divino con Teresa de J esus o las miserias del amor humano con Alfredo de Musset; si en toclos estos casos realiza bellez.a, si cumple con su objeto de proporcionar al animo esa sensacion de dulzura, alegria, aclmiracion y hasta terror que causan las casas hermosas, la obra sera impecable bajo el asp ecto artistico. Y no hay que creer, como creen muchos, que el literato o el pintor cleban solo retratar lo puro, lo aereo, lo romantico y lo linclo, porque precisamente el toque esta en ex fumo dare lucem. Nadie negara la fealclacl de los tormentas del infierno, y sin embargo, clescritos por la plu-
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rna del Dante adquieren portentosa belleza, como no la han tenido nunca las novelillas canonico-religioso-etico-sentimentales que ha publicado en sus numerosos volumenes el M ensajero del Sagrado Corazan de 1esus, describiendo las delicias de la patria celestial y las ventajas de ser virtuoso. Si la obra artistica ademas de bella es moral y ensefia la manera de irse al cielo, la de hacer jaulas de pajaro o limpiadientes y la de ganarse una fortuna jugando a la Bolsa, miel sobre hojuelas; sera como esos frutos orientales que al mismo tiempo que saben a gloria, alegran con musica inefable los oidos del que los come y le vuelven sabidor en letras y venturoso en lides; pero si se limita ( y no debemos pedirle mas) a producir la emocion estetica, con ella debemos conformarnos declarandola mas util, mas importante y hasta mas moral, en el alto sentido de la palabra, que todas las que, pretendiendo involucrar las atribuciones de las cosas artisticas, quieren que estas sean buenas o Utiles antes que hermosas. El artista verdadero, el artista que no busca en sus obras fin de medro, ni de utilidad, ni de demostracion, ni menos de escandalo, puede decir de si mismo aquellas palabras que se atribuyen al divino Platon: "no ha de subordinarse la verdad a las minucias de las gentes que miden todo por el rasero de sus raquiticos entendimientos . . . A mi no me asustan ni los hipocritas ni los libertinos, pues no seria responsable de la ignorancia, mal gusto y rustiqueza del tonto que se tragara el rico perfume que le dieran a oler. Yo escribo para las gentes puras y creo ... que las blasfemias contra el amor provienen, como todos los grandes errores, de una concepcion baja y mezquina de la divinidad" y no de virtud ni cosa que lo parezca. La virtud, i que cosa tan atractiva es la virtud amable, tolerante, llena de caridad, indulgente y sencilla, y que antipatica la agria, aspera, refiidora y de pocos amigos! i Desgraciado de aquel que, como los muezzines, se pone desde lo alto de las torres a gritar bendiciones a Ala cuando siente el pecho devorado por las viboras de la envidia! i Que triste es predicar virtud sin tenerla y solo para gozar el placer de que a un contrario o a un enemigo se le postre y se le maltrate! j Dichoso aquel que Ia practica y calla !
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acerca y cerca de
MAX AUB
No un gran escritor, pero si uno importante de nuestro tiempo. Fue ante todo un prosista politico, no un periodista, no un literato que borrajeara de politica sino un escritor -comapolitico. Par eso sobrevivio. Es el {mico anticonformista entre tantos que llego al fin de sus dias sin que Stalin lo segara. Genio del cornportamiento sinuoso, se escapo diez veces, yendose a esconder en sus madrigueras sin soltar demasiadas prendas. Habil como ninguno. Muchas veces - lo ha escrito- se salvo de milagro. No dire que acabo gustimdole ese juego, pero siempre tuvo su vida en el tablero. Su importancia radica, en parte, en haber sobrevivido hasta morir del corazon. No conoci un comunista que hablara de el sin reservas. Inteligentisimo, fue, por ejemplo frances, mas amigo de Malraux que de Aragon, aunque los canones le marcaran lo contrario ; se sintio m as a gusto con Durruti que con la Pasionaria. Trago viboras, por politico, consolo su estomago dcfencliendo lo que su regimen tuvo en m enos, sienclo mas, en literatura )' en arte. Dicen ahara las agencias que era un hombre pequeno, debio de reducirse en los ultimos aii.os de su vida ; tal vez par Ia enormidad de pipas que fumo hasta el pelo que pronto tuvo cano se le volvio amarillo; cuando le co nod - Ia verd ad es que hace aiios--, era hombre de estatura normal y facha apuesta ; eso si, inyectadas las corneas y con bolsas cardenillas bajo ojos imprecisos. Pocos como el conocieron el extrai'io y feroz m undo que nos taco vivir y no creo que jamas se hiciera ilusiones acerca de nada. ~ Comunista? Si, a su modo y manera. Le importo el arte y sobrevivir, hasta donde pudiera. Llego a los setenta y seis ai'ios que no es m al puerto para los que quisieron en Rusia salvaguarda r cierta inclependencia de criteria durante Ia dictadura de Stalin que, a Dios gracias, no fuc su amigo. R ecordare siempre la ultima vez que nos vimos, el clia siguiente de la declaracion de la guerra del 39, en la terraza de un cafe del Boulevard Montparnasse: - Me voy esta noche. -~ Par d6nde? - Suiza, Budapest. -~ A que? - A que m e f usilen. Siempre con una escondida ironia y una total entrega a! destino: a ver que sucedia. Seguramente penso regresar a Moscu, p ero no lo hizo y paso por Alemania, en 1940, siendo israeli, de regreso a Rusia y no en un vagon blindado. Su lucha mas oscura fue, durante los ai'ios de Ia guerra civil espanola, con Miguel Kolstov -enviado el uno par Ia Pravda el otro par las
l svestia. Claro que no deja traslucirla. Miguel K olstov, a lo que dec.ian, era corresponsal directo de Stalin: tan agudo como pequeii.o, robusto, entregado al c:omunismo sin sombra que valiera. Duro. Odiaba a Ehrenburg que se lo dcvolvia con creces, condimentado con gotas de clesprecio. Sus enfrentamientos fueron constantes. Kolstov, el favorito, fue "depurado" y rehabilitado ai'ios despues. Quien sabe donde estaran sus cenizas. Las de Ehrenburg recibiran los m aximos honores posibles, tal vez porque solo oculto sus sentimientos a medias. Supo, a su modo, lo que pasaba y callo lo que tenia que callar con un instinto brutal de los limites que no debia sobrepasar. Siempre puso tasa en dar y recibir y supo poner raya a sus terminos. Se quedo corto sin duda porque, de una parte, no podia da r mas de si pero, sabre toclo, por prudcncia. ~ Cuantas veces fue excomulgado? Ahi nadie le gana. No hubo cambio de rumba en Ia literatura sovietica que no acabara echandole culpas; siempre le salvo Ia politica, que tantos improperios le acarreo; par confundir alemanes y nazis, por no ser "constructivo", par estimar el "decadentismo" occidental, por asistir y par no asistir a las asambleas de escritores. Como corcho volvio siempre a Ia superficie. Nunca fue entregada su alma a los demonios ni sentenciado a muerte infame, jamas absuelto nunca fue hundido en el infierno. A sol y sombra, paro celadas, tal vez porque tuvo demasiados enemigos enfrentados a su vez entre si y parque supo callar a tiempo. i Que no cscribio ? No hay genera que le fuera ajeno. Su conocimiento de las artes d e su tiempo le fueron siempre tttiles para hallar resquicios y salidas. Embarazado par cien insiclias supo deslizarse y nadie puclo ponerle una zancadilla definitiva. Soporto y tolero vejaciones, deglutio sapos, engullo excrementos, se dejo pisotear como cualquier politico en continuo ejerctcto, pero jamas se alzo solitario en contra del regimen de su patria que, de vez en cuando, durante Ia segunda guerra mundial, le condecoraba. La sirvio hasta su muerte. T uvo una curiosa relacion con :M exico: su amistad con Diego Rivera . El protagonista de su primera novela, Julio ]uranito, se lo inspiro el pintor. Julio Juranito nace en Guanajuato, dos aii.os despues que Diego y su tercer nombre es precisarnente el mismo. Si el uno pinto mucho el otro no escribio menos y ya H egel demostro Ia fuerza de Ia enormidacl. Describieron su mundo y no fue ni lo sobrio ni lo tranquilo lo que les toco en suerte. i Quien los juzgara? A Ehren burg no le gustaba much a Ia pintura de su amigo, preferia a Tamayo. Igno37
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ro que pensaba Diego de Ia litera tura de Ilia Ehrenburg.
Q uien sabe por que salvo Ia vida, o no q uiso decirlo claramente. H ablo de suerte, de lotcria. L o cierto: que supo coger el toro por los cuernos en los m omentos decisivos. Su formacion occidental le llevo a h acer lo que un sovietico no era cap az : no conociendo a Dios escribirle cuando lo creyo necesario. A Stalin no debia de disgusta rle Ia literatura de EhrenblJrg. Eso le salvo.
* "Creci en una combinacion de doble luz y he vivido sumido en ella toda la vida, basta ]a vejez ... " - dice en sus M emorias. Todos, pero el m as que nadie. Se expatrio voluntariamente, a] huir de ser condenado por razones politicas, a los 18 aiios. Paris, (Rolanda, Ita lia, Espana y Alemania) lo ancla. Con su mayoria de edad descubre el arte, aba ndona la politica activa, sus estudios m as o menos relacionados con ella, para dedicarse a la poesia . Es ]a bohemia de M ontpa rnasse - Ia de Ia R otonde. Ah i tambien a nda entre dos luces: llega tarde para Ia de M ontmartre ( el nacimiento del cubismo ), demasiado pronto p ara Ia del surrealismo. Ancia en Ia cuerda floja de Ia que cayeron Diego Rivera y M odiglia ni ; no llego al posterior aliento epico - que no acaba de gustarlc- de Rivera, ni a Ia desesperacion y m uerte tcm p ra na del sefardita italiano. Con lo que qued a patente que sus compaiieros parisinos fueron mas artistas que escritores (al reves que en R usia) y sus 1\1em orias una galeria de retra tos y no una hilacion de sucesos historicos o referencia a su vida personal.
* No se si se puede hablar con los m uertos ; me inclino a la negativa, no por nosotros - i que m as quisieramos!sino por ellos. L o que se es que se puede p erma necer en su compania, callado. H e estado una sem ana con Ehrenburg, releyendo los tres tomos publicados de sus 1\1emorias y Ia traduccion d el cuarto todavia dactilografiado. Nos h emos mirado muchas veces en silencio - j que remedio !no p or lo que escribio sino por lo callado. Padecio por guardar la boca aunque nunca gusto de hablar por lengua de otro. I gnoro si a hora p odri h acerlo, pero si es asi se despachara a gusto despues de tanto aguantar. Insinuar lo hizo desde que pudo y aun u n poco an tes, que nadie le gano a olfato. ( i Aquella triste T empestad! i Aquella interminable Novena ola! ) m as a gusto se sintio en El deshielo al igual qu e dijo
lo suyo en L a caida de Paris. Como siempre, se hizo demasiadas ilusiones a pesar de su buena informacion. G usto de casi todo lo q ue artisticamente no estaba permitido en su pais, protesto con Ia m esura necesaria para no ir mas alia de las reprimendas. Quizas sea una gra ndeza, en eso por lo m enos se le fue Ia vida: e jemplo vivo de lo que puede el conformismo, odiandolo. Enemigo del nacionalismo lo ensalzo cu ando estuvo en peligro Ia vida de su p a tria. Si hubo una vida clificil fue Ia suya, m etido, agua abajo, en rabiones, solo en una lanch a, sorteando corrientes traidoras y evita ndo arrecifes que adivinaba por olfato.
El cutis duro, las manos anch as, los ojos claros - a veces azules, a veces cafes en mi recuerdo, siempre confuso en este aspecto--, las cejas abundantes, nunca supo p einarse. Para los vcrnaculos : Juan de Ia Cabada. Sus cenizas, como hubiese querido y no estaba muy seguro de conseguirlo, ira n al cem enterio de Novodevidry. Honor merecido, p ero seran rescoldos b asta que, un dia, Ia libertad los apague o Ia bomb a los aviente. "Yo entonces tenia el cabello hirsuto, era veh emente : me h e quedaclo m agro, calvo y m e he vuelto mas bla ndo de caracter" --dice en el tomo cua rto de sus M emorias. Sin embargo, sigue : "D esgraciadamente no vivire, por lo visto, hasta el dia en que los problem as planteados por m i en el Segundo Congreso (de escritores sovieticos, en 1934) envejezcan .. ." H a n envejecido y no se h an resuelto. Surgieron otros. No basta resolverlos pa ra que dejen de ser actuales : resucitan. Si ech amos una vista a tras, esos congresos a los que Ehrenburg fue tan aficionado no dejan de ser aleccionadores: baste recordar el famoso de 1935 del que Andre Gide fue uno de los organizadores y en el que tomo p arte i E ugenio d'Ors! Ilia Ehrenburg y Miguel Koltzov (su sombra) fueron elegidos secretaries de Ia Asociacion de Escritores, que entonces se fundo. K oltzov volvio a M oscu, Ehren burg se quedo en Paris: " Sera a u sted a quien va n a regaiia r" - le dijo. Si, p ero al que eliminaron fue al otro. Ehrenburg, como m uch os en aqu el tiempo, era pa rtida rio de publicar u na " Nueva enciclopedia ." U Univers des Form es esta m as cerca de ella que no Ia de L a P.teiade, que no p asa de un buen diccionario, y es que M alraux se pa rece mas a lo que fueron Voltaire, Diderot o M ontesquieu que Queneau. D espues de H itler y de Stalin i quien se pond ria h oy frente a] trabajo necesario de h acer una enciclopedia universal que representara lo que fue Ia fam osa de fines del xvm? N adie : todos dispuestos
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a elaborar un fichero, ninguno a defender una ideologia. Queden como muestras el diccionario de Mussolini y las ediciones sucesivas del sovietico.
* "A los 17 aiios empece a vagabundear, durante aiios y aiios me he albergado en casuales habitaciones de hosterias de mala muerte, he cambiado de direccion con fre.cuencia, me han zarandeado verdes y ahumados vagones de ferrocarril, he descansado en Ia cubierta de los barcos, he dormido en los aviones, he recorrido a pie centenares de kilometros, y ello sin sentirme nunca turista ; tam poco he rod ado por el mundo con el proposito de recoger datos para mis libros." Tal vez porque tuvo que amontonar palabras sin soltar Ia lengua. Solo durante Ia guerra espanola (con limites ) y Ia antihitleriana desperto los labios, cerro sus quejas y escribio sin tapujos lo que de su pe.cho le salia a Ia boca 路sacando en limpio sus verdades. Sus articulos dieron vara de justicia a los soldados sovieticos. Es posible que no quede mucho de su obra, pero, cosa rara para un escritor, queclara el. No tenia estilo propio - de ahi su admiracion total por H emingway. Con Malraux era otra cosa. A Hemingway le miraba cara a cara ; a Malraux desde un poco mas abajo : le hubiera gustado escribir La condici6n humana y ser ministro. Durante muchos aiios se creyo poeta, luego se hizo perioclista por casualidad y novelista por aficion. M achihembro estas dos ultimas maneras en sus M emorias que son sin duda su obra m as interesante. Al acercarse a si, fue en aumente. Escribio no pocas verdades en periodicos y revistas que no le gustaron a sus jefes; por ejemplo: que la mayoria de los nazis alemanes eran obreros. Eso era al principio, alla por los aiios 30. Le seiialaron como derrotista y mortificaron un dia si y otro tambien. - Cuando no m e acusan de algo, algo va mal -decia. Se sabia chivo expiatorio y cargo con su papel con paciencia suponiendo que si no lo hacia le iria peor. Le InJuriaron en historias y diccionarios. i Pertenecio o no al partido comunista? Es un problema que nunca se h abia puesto en claro, aun cludando que fuera corresponsal de las l zveztia sin esa ligazon. Que fue bolchevique antes de cumplir los 18 aiios, no cabe duda. Despues, se 'puede discutir aunque el lo resuelva con cinco palabras en el libro cuarto de sus M em orias : "Yo, viejo escritor sin partido." No digo que fuera un buen o un m al comunista : lo ignoro totalmente. Lo que m e consta es que los comunistas le tenian por un comu-
nista muy sui generis, por su heterodoxo al que se le perdonaba sus salidas de tono por su talento y sus relaciones en el extranjero. No soy quien para juzgar ni cuenta para mi. T enianle por "oportunista". i Quien no lo es salvandose por un pelo, y no de Ia Fortuna? No nos vimos en Roma, por dias; ni en Paris, por un par de semanas. - Race quince dias estaba sentado aqui Ehrenburg -me decia Malraux. - ;Lo has visto? -pregunte a Aragon. -No. Nunca fuimos grandes amigos. Conocidos si, mucho. Lo suficiente para que h ablara mal de las personas que despreciaba pero no lo suficiente para que alabara a los que queria. Dejanclo aparte que siempre nos veiamos de pasada, sobre todo en los cafes, a los que fue tan aficionado ; ahi si, a veces, cara a cara. R econocio el cumulo de circunstancias que le agobiaron y durante toda su vida no le d ejaron ser el mismo. Dejando aparte cierta exageracion algo hubo de eso; vivio en un tiempo en que pasaban demasiadas cosas que le tenian a pecho. No sere yo el que dictamine si el periodismo le salvo o perdio.
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Se pue.de considerar a Ehrenburg clesde tres angulos el ruso, el judio, el cosmopolita. Tres en uno. Los dos prim eros porque asi naci6; el tercero porque a ello le llev6 !a casualidad y su gusto. Hay que afiadir si se le juzga como novelista, poeta, periodista, ensayista, historiador, memorialista, amigo de miles y de ninguno, poli tico, comunista o no comunista, sibarita o asceta, valiente o medroso. De todo tiene inseparablemente. Algo fue siempre en cualquiera de estos aspectos: inteligente. Su ideologia es simplista y no por nad a incluye en el tercer !ibro de M em arias - alargandose como tantas veces para que no le hicicran de nuevo escocer las orejas- fragmentos de un llamamiento publicado por Tmvirn en 1944: Nosotros, los judfos polacos: "A que viene eso de 'nosotros'? Es una pregunta hasta cierto punto fundada. Me !a han hecho judios a quienes siempre he dicho que soy polaco
[lease ruso en su caso siempre que trascribe 'polaco']. Ahora me !a formularan los polacos, para Ia inmensa mayoria de los cuales yo era y sigo siendo un judio. He aqui !a respuesta a unos y a otros . . . Soy polaco porque me gusta serlo. Esto es cosa personal mia, y de ello no estoy obligaclo a dar cuentas a naclie. No clivido a los polacos en unos que son de raza y otros que no lo son; esto lo dejo para los racistas extran jeros y de mi propio pais. Yo clasifico a los polacos, como a los judios, como a los individuos de cualquier nacionalidacl, en inteligentes y torpes, en honestos y deshonestos, en interesan tes y aburridos, en insolentes y humill ados, en dignos e indignos. Yo clasifico a los polacos en fasci stas y a ntifascistas. . . Poclria afiadir que en el aspecto politico los clasifico en antisemitas y antifascistas, pues el antisemitismo es el lenguaje internacional de los fascistas. . . Soy polaco porque he nacido, he ere-
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cido y he estudiado en Polonia, porque en Polonia he conocido la felicidad y el dolor, porque del destierro quiero volver a Polonia cueste lo que cueste, incluso si en otro Iugar se me prepara una vida paradisiaca . . . Soy polaco porque en polaco he confesado las zozobras del primer amor, en polaco he balbuceado palabras sobre la dicha y las tempestades que el amor nos trae. Soy polaco, aderm1s, porque el abedul y el sauce blanco me emocionan mas que la palmera y el cipres, Mickievicz y Chopin me resultan mas caros que Shakespeare y Beethoven, mas caros por motivos que tampoco puedo explicar con argumentos de la raz6n . . . Oigo voces: Esta bien. Pero si usted es polaco, ~ por que escribe 'nosotros los judios'? Respondo: Por la sangre. ~ Asi, pues, tenemos racismo? No, nada de racismo. AI contrario. Hay dos clases de sangre: la que corre en las venas y la que corre fuera de las venas. La primera es el jugo del cuerpo, y su investigacion compete al fisi6logo. El que atribuye a esta sangre propiedades distintas de las fisiol6gicas, transfonna, como vemos, las ciudades en ruinas, asesina a millones de personas y en fin de cuentas, como veremos, condena a muerte a su propio pueblo. La otra sangre es la que el cabecilla del fascismo internacional amengua en . el mundo para demostrar la superioridad de su sangre sobre la mia, sobre la de millones de inclividuos torturados ... La sangre de los judios (no la sangre judia) fluye por hondos y anchurosos arroyos; los ennegrecidos torrentes se funden en un impetuoso rio espumante, y en este nuevo Jordan yo recibo un bautismo sagrado, el de la fraternidad cruenta, ardiente, coronada por el martirio, con los judios ... Nosotros somos los Shloimi, los Sruli, los Moishki, tinosos, ajosos; nosotros, con multiples apodos ultrajantes, no nos hemos mostrado dignos de un Aquiles, de un Ricardo Corazon de Leon y demas heroes. Nosotros, en las catacumbas y en los blindajes de Varsovia, en las hediondas cloacas hemos asombrado a nuestras vecinas, las ratas. Nosotros, con los fusiles en las barricadas, bajo los aviones que bombardean nuestras mlseras viviendas, hemos sido los soldados de la libertad y del honor. Aronchik, ~como no esta en el frente? Ha estado en el frente, pani, muy senores mios, y ha dado su vida por Polonia . . ." "Millares de personas copiaron estas palabras escritas con la sangre que corre fuera de las venas. Yo las lei en 1944 y durante largo tiempo no pude hablar con nadie: las palabras de Tuwin eran el juramento y la maldici6n que palpitaba en el coraz6n de muchos. El supo expresarlos." La posicion sovietica contra Israel tal vez no este desligada totalmente de ese antisemitismo que floreci6 desde hace siglos en Rusia y que
volvio a cobrar cierta oscura vida con la dictadura de Stalin. A Ehrenburg le doli6 como al que mas.
Su producci6n literaria puede dividirse, a ojo de buen cubero, en dos epocas: antes y despus de la {iltima guerra o, mas exactamente, antes y despues del nazismo. Su producci6n primera, ir6nica y sentimental, baiiada de escepticismo, da muchas veces una vision grotesca del mundo contrapesada por la responsabilidad de ser uno de los pocos escritores sovieticos que salieron con pasaporte al extranjero, a principios de los veintes. En cambio, sus articulos y sus libros publicados durante la guerra son los de un profeta feroz, pero de un profeta que tocaba con las manos y no s6lo anunciaba las atrocidades hitlerianas. Se podria relacionar su obra de esta epoca con la de H erzen, el fundador del socialismo ruso; sin embargo, no logra la limpidez de este ultimo porque ademas del excelente decir, le faltaba m cultura. Ehrenburg fue de hecho un autodidacta, aunque el mundo en que vivi6 no dejo de ser escuela. De hecho fue el unico escritor que mantuvo contacto de la URSS con Occidente, especie de cordon umbilical que Stalin no se trevi6 a cortar, pero que no re.present6 nunca una osmosis entre las literaturas sovieticas y la occidental ni, mucho menos, al reves. Fue un panfletista que no tuvo el genio de la lengua de sus antecesores franceses de fines del siglo xvm. Defini6 sin ambajes la manera literaria de sus dos epocas: "Tambien aciertan (los criticos) al afinnar que me inclino hacia la ironia; cuanto mas conmovido y emocionado estoy, tanto mas hirientes aparecen las puas y las espinas; se trata de un fen6meno bastante extendido, que tuvo en su tiempo hasta un termino literario: 'ironia romantica'. En mis primeros libros, predominaba la satira; en el proscenio irrumplan con frecuencia los aprovechados, los filisteos rencorosos, los hip6critas. Luego cai en la cuenta de que con frecuencia lo bueno y lo malo coexisten en un mismo individuo. Entonces escribi El segundo dia. Pero no se me cambi6 Ia etiqueta." Se le sigui6 considerando - tal vez con alguna raz6n- como un esceptico. Dijo su verdad cuando aun podia hacerlo, al pedir Julio Juranito que se acabara de una vez con todos los intelectuales. Desde e.ntonces fue maestro en munnurar entre dientes lo contrario de lo que pensaba, refugiado en el ingenio. No suponia entonces ( 1922) estar tan cerca de Ia verdad ni que, a los cincuenta anos fecha, quedara el pintor Malevich para la historia y que tocla la gloria fuese para Monclrian. Vol-
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vio a su Europa tan pronto como la p intura le clio la voz de alerta y aunque nunca gusto del arte abstracto, siempre vio su importancia. Pero su Dios se llamo Picasso y tuvo Ia suerte de que el malagueii.o se hiciera comunista. P ara un ruso el viajar por Europa no queria decir que fu era un exilado. Ehrenburg no se sintio jamas fuera de su patria ni en Paris ni en Rom a ni en Berlin, que conocia como el q ue mas. Digan lo que digan y sobre todo dijeran lo que dijeran, fue un escritor comunista, que no basta, claro, pa ra ser gran escri tor. Pero fu e y sera un escritor (ttil como pocos p ara comprencler su tiempo. Al contrario de Toller, tal como lo dice, no tuvo " un exceso de conciencia, gravo:oo fardo con el que siempre han de saldar elevadas cuen tas los que con el cargan". Con toclas sus preocupaciones, Ehrenburg andu vo, por el contrario, siempre un tanto ligero. Toller se suicido ; el murio de viejo.
* Sus obras giran alrededor de dos polos, de dos ideas madres : el arte moderno y el fascismo. Examin6 ambos problemas desde muchos angulos. T al vez no viera m al las cosas y que estos dos fenomenos sean los resultados mas significativos del siglo xx. La ciencia siempre va retrasada en sus aplicadas aplicaciones. La pintura rompio antes que las demas artes con !a expresion precedente y el fascismo, a(m antes de llamarse asi, ya habla dado sus vagidos en la filosofia y en Ia literatura de los primeros aii.os d el siglo. I n(ttil es recorda r Ia suces!on de escuelas que decantaron del cubismo lo mismo que Ia trasformaci6n de ciertos aspectos del socialismo q ue vinieron a parar en el corporativismo de Mussolini. Ehrenburg asisti6 a esta manera de entender el m undo y si se equ ivoc6 m uchas veces no lo hizo en cuanto al sentido general. Es decir que previo la grandeza de Pi casso ( lo que no era dificil dada Ia epoca en que lleg6 a Paris) y los desmanes del nacionalsocialismo.
El rea.lismo "socialista" existia hace mucho en Rusia. Sus obras maestras rematan en Guerra y paz de Ia que El don apacible y Tierras roturadas son descendientes. AI fin y a! cabo los jerarcas sovieticos solo querian decir: Ahi tienen a Tolstoi y a Gorki ; ,: que mas pueden pedir? Conformarse. Pero los que lo hicieron no eran ni Tolstoi ni Gorki que, por otra parte, no eran precisamente conformistas. El Congreso de Escritores Sovieticos de Moscu, en 1934, seii.ala el punto culminante d e la creencia, para los intelectuales, de que el co-
munismo podia ser un camino para un nuevo mundo, alii : Gid e, Martin du Gard, Malraux, Aragon, H. Mann, R enn, Babel, Bujarin, Gorki, Pasternak, Scholojov, Leonov, Alberti ... No se ha acabado de hablar ( ,: de que se acaba de hablar? ) d e la conversacion telef6nica, en abril de 1942, entre Stalin y E hrenburg por la que se le permiti6 la publicaci6n - por de pronto-- de la primera parte de La caida de Paris, todavia vigente el pacta germa no-sovietico. ~No dudo jamas el feroz georgiana de la duplicidad de Hitler ? Es lo mas probable. Tal vez se equivoc6 de fec ha. Seguramente quiso acumular cargos contra eJ. No hacia falta. Es evidente que Stalin debilit6 al ejercito rojo, pero tal vez Tukachevski no hubiera podido hacer mucho mas de lo que llevaron a cabo los otros mariscales sovieticos ante la avalancha militar nazi . Siempre se han fusilado generales. Lo malo fue a justiciar sin mas raz6n que la sinraz6n, tantos escritores o leales servidores. Ehrenburg no acaba, en sus infinitas preocupaciones, de acusar directamente al jefe maximo y deja pasar, cautamente, Ia sombra de Beria. Lo sanguinaria no h a quitado jamas lo valiente ni las vidas humanas sacrifi cadas a voleo han menoscabado en mucho fi guras hi st6ricas famosas. Pero la li teratura es otra cosa y por haberle dado una importancia politica que no tiene, Stalin tuvo que sufrir mas de lo qu e pudo suponer, despues d e su muerte. Los generale se reemplazan, no Pilniak ni Babel. 路X路
La vida de Ehrenburg fue una serie de compromisos dificiles de cum plir: ruso, entendi6 Ia vida como un fra nces; per.o I! ego demasiado tarde a Paris, a los dieciocho aii.os, para olvidar su pais natal, sin contar que su desarraigo le llev6 a cre.erse poet a; lo que le a rrastr6 a envidia r a los dos mayores de su edad: Maiakovski y Pasternak, y le oblig6 a h ablar bien de ellos con dolor de su coraz6n, encendiendo tres velas: a Dios, al Diablo y a J ehova. Si no fuese porque se prestaria a confusiones diria que fu e un "testigo de J ehova"; del dios de Isaac no puedo responder, si de que Ehrenburg fue testigo clarividente de su tiempo. Pero su condici6n bicefala, franco-rusa, le jug6 no pocas trastadas ya que el lector -el oiclor o el juez- no sabe a veces de que pico sale la voz. Sin ducla fue mas frances con los francese.s, mas ruso co n sus compatriotas, pero siempre hubo una !eve sombra interpuesta entre lo qu e escribi6 y lo que se creia que p ensaba porque nunca faltaron segundas intenciones, en las mejores. No siendo jugador lo parecia. Le sostuvo fi rme el suceso mas sangriento de su tie.mpo: el fascismo. Luch6 contra el con todas las
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arm as que tuvo en mano: el comunismo en primer Iugar. Por eso no vi nunca un hombre mas herido que el Ia tarde de Ia firma del pacta germano-sovietico. Y supongo que nadie se pudo alegrar mas de Ia i:ttvasion de su patria que Ehrenburg Ia madrugada del 22 de junio de 1941. Debio de ser para el un regalo de los dioses: de todos. Pasada Ia guerra le relegaron en los, en su tiempo, famosos "Comites para Ia Paz". Nadie sabe si se hizo ilusiones. Supongo que no. Se consolaria viajando una vez mas y viendo las esplendidas palomas dibujadas por Picasso. Luego, cuando Ia "guerra fria" empe7o a deshielarse un tanto viajo mas, asi llego a Norteamerica. Por entonces di yo tambien bastantes vueltas por el mundo. No coincidimos. Lo senti. Hubieramos hablado de Espana - clara- que llevaba en el corazon. No pudo ser anarquista, como le hubiera gustado, porque era un hombre clarividente que supo discernir los suenos de Ia realidad. Por eso, tambien-otra contradiccion-, no le pareceria mal -sintiendolo a ultima hora- el respaldo de Ia Union Sovitica a los arabes, porque los conoda por los espaiioles. El Paraiso de Mahoma se parece mucho mas a! de los anarcosindicalistas que a! de los catolicos que mas semeja ordenado por un comunista, con cierta inclinacion a! culto de Ia personalidad. Se acordara mucho tiempo Ia gente de Ia paloma de Picasso pero ~ quien del en su tiempo famoso (no hace tanto ) "Llamamiento de Estocolmo"? Cumplio, pero dudo que creyera en Ia importancia de manifiestos y firmas que recababa: habia suscrito demasiados. Cholojov ya no podra censurarle, pero otros, empezando por Voznesenski, necesitaran su habilidad y consideraciones; y no solamente los sovieticos. Hizo lo que pudo por Ia libertad desde donde hay que hacerlo: desde dentro. No hubiera aprobado Ia actitud de Ladislao Mnacko, abandonando Eslovaquia "porque no podia expresarse libremente", precisamente acerca del conflicto arabe-israeli. Vivio como tantos de su epoca, entre Ia desesperacion y Ia esperanza; le salvo Ia ironia y su conocimiento de Ia historia y de los hombres en los que, a parte algunos, no tuvo much a fe; como tampoco creyo en la decadencia de Occidente. Fue un verdadero escritor: busco lo imposible. A Ehrenburg debe mucho Ia lucha contra el conformismo en congresos y reuniones
de escritores que pasan, naturalmente, inadvertidos para los mas en las "rep{tb!icas democraticas" . Sin su ej emplo, no hubiera cobrado Ia importancia que han tenido estos aiios Ia rebelion de Solzhenitsin ni el valor de Voznesenski - por muchos Evtuchenkos y Cholojoves que haya. La situacion de los intelectuales de los paises del Este mejor6 en parte gracias a su obra, a su habilidad, a su teson, a su inteligencia para combatir, a su irrestanable decision de que - con todo y todo- solo Ia liberad de expresion, en todas las artes, es capaz de plasmar Ia verdadera grandeza de un regimen, sea el que sea. (Cuando adjetivo "grandeza" no es a humo de pajas, tal vez no haya sentimiento que distinga mas a uno de otro los hombres, asi Ia luz sea tinieblas segun Ia diestra o Ia siniestra y Ia fealdad alcance a Ia hermosura, en contra del parecer de San Juan de Ia Cruz.)
* Era de las pocas personas con quien tenia todavia ganas de hablar. largo y tendido. Habra que dejarlo para mas adelante. Su obra maestra, que seguramente no ha escrito, hubiera sido sus Memorias de ultratumba. En su sinuosidad fue un hombre recto; cuando no pudo decir lo que queria, callo, asi pareciera que le callaran, que fue, como buen politico, no poco taimado. Solo con poquisimas personas develo su pensar fiado de la sola inteligencia. Asumio su tiempo terrible como pudo. Fue el tipo del intelectual comunista que no se perdio en el laberinto de contradicciones en el que se ahogaron 0 fueron ahogados los mas. J amas hizo concesiones ruidosas. A lo que dicen, y lo creo, murio del corazon. Tal vez contribuyo a ello Ia griteria politica de su pais en el conflicto judio-arabe. El oir acusar a los israelies de nazis debio de herir su cansado corazon: si Koeninsberg vi no a ser sovietico, muy a su gusto, ~ por que habia de parecerle mal que Gaza fuera israeli?
* Defendio a Pasternak, a! que acompaiio, casi solo, en su en tierra ; luchaba todavia en sus {iltimos dias por Ia publicacion sovietica de El doctor Zivago; protesto por Ia condena de Siniavsky y de Daniel. Lo mismo haria hoy por Ia libertad del joven Vladimir Budorsky. Tal vez Ia pasada literatura sovietica no ha perdido mucho con su muerte, si Ia futura.
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Juan Carlos Onetti
HISTORIA DEL CABAL I
En el primer momenta creimos los tres conocer a! hombre para siempre, hacia atras y hacia adelante. Habiamos estado tomando cerveza tibia en la vereda del Universal, mientras empezaba una noche de fines de verano; el aire se alertaba alrededor de los platanos, y los truenos jactanciosos amagaban acercarse por encima del rio. Est{tbamos sudorosos y maravillados, mirando hacia Ia mesa frente a Ia puerta del cafe. La muchacha era diminuta y completa; llevaba un vestido justa, abierto sabre el pecho, el estomago y un muslo. Parecia muy joven y resuelta a ser dichosa, le era imposible cerrar Ia sonrisa. Aposte a que tenia buen corazon y le predije algunas tristezas. Con un cigarrillo en Ia boca, ansiosa y amplia, con una mano en el peinaclo, se detuvo junto a Ia mesa y miro alredeclor. - Supongamos que todo esta en arden - dijo el viejo Lanza- . Demasiado proxima a Ia perfeccion para ser una enana, demasiado segura y demagogica para ser una nina disfrazada de mujer. Hasta a nosotros nos miro, tal vez Ia luz Ia ciegue. Pero son las intenciones las que cuentan. - Pueden seguir mirando - permitio Guiiiaztt- , pero no hablen todavia. Acaso sean tal como los vemos, acaso sea cierto que est{m en Santa Maria. El hombre era de muchas maneras y estas coincidian, inquietas y variables, en el proposito de mantenerlo vivo, solido, inconfundible. Era joven, delgado, altisimo; era timid a e insolente, dramatico y alegre. Inclino apenas la cabeza oscura y Ia sonrisa hacia Ia irresolucion de Ia mujer; despues movio una mano para desdeiiar las mesas en Ia vereda y a sus ocupantes, la alharaca de la tormenta, el planeta sin primores ni sorpresas que acababa de pisar. Dio un paso para acercarle una silla a Ia muchacha y ayudarla a sentarse. Le sonrio para saludarla, le acaricio el pelo y luego las manos, mientras descendia con lentitud hasta tocar su propio asiento con los pan-
talones grises, muy estrechos en las pantorrillas y en los tobillos. Con la misma sonrisa que usaba para Ia muchacha y que le habia enseiiado a copiar, se volvio para Hamar a! rnozo. - Ya cayo una gota - dijo Guiiiazu- . La lluvia estuvo amenazando desde Ia madrugada y va a empezar justa ahora. Va a borra r, a disolver esto que estabamos viendo y que casi empezAbamos a aceptar. Nadie querra creernos. El hombre estuvo un rato con Ia cabeza vuelta hacia nosotros, rnirandonos, tal vez. Con Ia onda oscura y lustrosa que le disminuia Ia frente, con el anornalo traje de franela gris donde el sasu路e habia clavado una pequeiia rosa dura, con su indolencia alerta y esperanzada, con una amistad por 'Ia vida mas vieja que el. - Pero puede ser -insistio Guiiiazu- que los demas habitantes de Santa Maria los vean y sospechen, o por lo menos tengan mieclo y odio, antes de que Ia lluvia termine por borrarlos. Puede ser que alguno pase y los sienta extraiios, demasiado hermosos y felices, y de Ia voz de alarrna. - Ahora vamos a dejar de mirarlos - aconsejo Guiiiaztt- . Yo escuchaba Ia respiracion del viejo Lanza, Ia tos que nacia de cada chupada a! cigarrillo. Lo sensato es olvidarlos, no poder rendir cuentas a nadie. Entonces empezo el chaparron y recordamos haber dejado de oir los truenos sobre el rio. El hombre se quito el saco y lo puso sabre Ia espalda de Ia muchacha, casi sin necesidad de rnovimientos, sin dejar de venerarla y decirle con Ia sonrisa que vivir es Ia {mica felicidad posible. La luz de Ia U de Universal refulgia en Ia humedad de Ia rosita hienl.tica y mezquina que dilataba el ojal del saco. Sin dejar de mirar a su marido - yo acababa de descubrir los anilias en las manos unidas sabre la mesa- ella torci6 Ia cabeza para rozar Ia flor con Ia nariz. En el portal donde nos habiamos refugiado, el viejo L anza dej6 de toser y dijo una broma sabre el caballero de la rosa. Nos pusimos a reir, separados de la pareja por el estruendo de la lluvia, creyendo que la frase servia para de-
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LERO DE LA finir al muchacho y que ya empezabamos a conocerlo.
II Todo lo que fuimos sabiendo de ellos no tuvo interes para mi, hasta cerca de un mes despues, cuando la pareja se instal6 en Las Casuarinas. Supimos que habian estado en el baile del Club Progreso, pero no quien los invito. Alguno de nosotros estuvo mirando bailar a la muchacha toda la noche, diminuta y vestida de blanco, sin olvidar nunca, cuando se aproximaba al largo y oscurecido mostrador del bar donde su marido conversaba con los socios mas viejos e importantes, sin olvidar sonreirle con un destello tan tierno, tan espontaneo y regular, que se hacia imposible no perdonarla. En cuanto a el, languido y largo, languido y entusiasta, otra vez languido y con el privilegio de Ia ubicuidad, bail6 solamente con las mujeres que podian hablarle -aunque no lo hicieran- de la incomprension de los maridos y del egoismo de los hi jos, de otros bailes con valses, one-steps y el pericon final, con limonadas y clericots aguados. Bail6 s61o con elias y solo acepto inclinar unos segundos sobre hijas y solteras el alto cuerpo vestido de oscuro, la hermosa cabeza, Ia sonrisa sin pasado ni prevenciones, la confianza en la dicha inmortal. Y esto, con distraccion cortes y de paso. Ellas, las virgenes y las jovenes esposas sanmarianas -cuenta el observador- , las que de acuerdo al breve vocabulario femenino no habian empezado aun a vivir y las que habian dejado prematuramente de hacerlo y rumiaban desconcertadas el rencor y la estafa, parecian alii nada mas que para darle, sin falta, un puente entre mujeres y hombres maduros, entre la pista de baile y los inc6modos taburetes del bar en penumbra donde se bebia con lentitud y se hablaba de la lana y el trigo. Cuenta el observador. Durante Ia cena, nadie pregunt6 quienes eran y quien los habia invitado. Una mujer espero un silencio para recordar el ramo de flores que habia tenido Ia muchacha en el costado izquierdo del vestido blanco. La mujer hablo con par-
Y DE simonia, sin opmar, nombrando simplemente un ramo de flores de paraiso sujeto al vestido por un broche de oro. Arrancado tal vez de un arbol en cualquier calle solitaria o en el jardin de Ia pension, de la pieza o del agujero en que estuvieron viviendo durante los dias inmediatos al Victoria y que ninguno de nosotros logr6 descubrir.
III Casi todas las naches, Lanza, Guifiazu y yo hablabamos de ellos en el Berna o en el U niversal, cuando Lanza terminaba de corregir las pruebas del diario y se nos acercaba rengueando, Iento, bondadoso, moribundo y encima de las manchas de sol que habian caido sin viento de las tipas. Era un verano humedo y yo estaba por entonces a] borde de la salvacion, proximo a aceptar que habia empezado la vejez; pero todavia no. Me juntaba con Guifiazu y hablabamos de la ciudad y de sus cambios, de testamentarias y de enfermedades, de sequias, de cuernos, de la pavorosa rapidez con que aumentaban los desconocidos. Yo esperaba la vejez, y acaso Guifiazu esperara la riqueza. Pero no hablabamos de la pareja antes de la hora variable en que Lanza salia de El Liberal. Llegaba rengo y mas flaco, terminaba de toser y de insultar al regente y a toda la raza de los Malabia, pedia un cafe como aperitivo y refregaba el pafiuelo mugriento en los anteojos. Por aquel tiempo yo miraba y oia mas a Lanza que a Guifiazu, trataba de aprender a envejecer. Pero no servia; esa y dos cosas mas no pueden ser tomadas de otro. Alguno, cualquiera de nosotros, mencionaba a la pareja, y los demas ibamos aportando lo que podiamos, sin preocuparnos de que fuera poco o mucho, como verdaderos amigos. -Bailan, son bailarines, eso puede afirmarse, y no es posible decir otra cosa, si hemos jurado decir solamente verdades para descubrir o formar la verdad. Pero no hemos jurado nada. D e modo que las mentiras que pueda acercar cada uno de nosotros, siempre que sean de primera mano y que coincidan con la verdad que los
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LA VIRGEN ENCINTA tres presentimos, sera.n utiles y bienvenidas. El Plaza ya no es lo bastante moderno y lujoso para ellos. Hablo de los forasteros en general, y me alegro de que sea asi. En cuanto a estos, vinieron por la balsa y fueron directamente a! Victoria, dos piezas con bano y sin comida. Traian una carta para el gordo, amariconado bisnieto de Latorre; y es forzoso que hay an sabido desde la tarde del primer dia que nosotros no lo conociamos, que no estabamos interesados, que tratabamos de olvidarlo y segregarlo del mito latorrista, construido con impaciencia, candor y malicia por los hombres nostalgicos y sin destino de tres generaciones. Supieron, en todo caso, que el bisnieto estaba en Europa. - No importa - dijo el, con su rapida sonrisa exacta-. Es un Iugar simpatico, podemos quedarnos un tiempo. De modo que se quedaron, pero ya no pudo ser en el Victoria. D ejaron las dos habitaciones con bano, se escondieron con exito y s6lo pudimos verlos en Ia comida unica y nocturna en el Plaza, en el Berna o en los restaurantes de Ia costa, mucho mas pintorescos y baratos. Asi, una semana o diez dias, hasta el baile en el Club Progreso. Y, en seguida, una pausa en Ia que los creimos perdidos para siempre, en Ia que describimos con algun ingenio su arribo a cualquier otra ciudad costera, confiados y un poco envanecidos, un poco displicentes por Ia mon6tona regularidad de los triunfos, para seguir representando La vida sera siempre hermosa o Ia Farsa del amor perfecto. Pero nunca nos pusimos de acuerdo respecto al nombre del empresario, y me empene en oponer a todas las teorias soeces una interpretacion teol6gica no mas absurda que el final de esta historia. Termin6 Ia pausa cuando supimos que estaban viviendo, o por lo menos dormian, en una de las casitas de techo rojo de Ia playa, una de Ia docena que habia comprado Specht -por el precio que quiso, pero al contado-- al viejo Petrus, cuando se inici6 Ia paralisis del astillero y los melanc6licos empezamos a decir que ninguna locomotora correria por los rieles que habian hecho medio camino, un cuarto y un cuarto, entre El Rosario y Puerto Astillero.
Dormian en Ia casita de Villa Petrus, de doce de Ia noche a nueve de Ia manana. El chofer de Specht -Specht era entonces presidente del Club Progreso- los traia y los llevaba. Nunca pudimos saber d6nde desayunaban; pero las otras tres comidas las hacian en Ia casa de Specht, frente a Ia plaza vieja, circular, o plaza Brausen, o plaza del Fundador. Tamb:en se supo que nunca firmaron un contrato de alquiler por Ia casa en la playa. Specht no estaba interesado en hablar de sus huespedes y tampoco en huir del tema. Confirmaba en el Club: - Si, nos visitan todos los dias. La distraen . Como no tenemos hijos. Pensamos que Ia senora Specht, si qlllSlera hablar, podria darnos Ia clave de Ia pareja, sugerirnos definiciones y adjetivos. Los que inventabamos, no llegaban a convencernos. Eran, ella y el, demasiado j6venes, temibles y felices para . que el precio y el porvenir consistieran en los que se ofrece a los criados: casa, comida y algun dinero de bolsillo que Ia senora Specht les obligara a recibir sin que ellos lo pidieran. Tal vez este periodo haya durado unos veinte dias. Por aquel tiempo el verano fue alcanzado por el otono, le permiti6 algunos cielos vidriados en el crepusculo, mediodias silenciosos y rigidos, hojas planas y tenidas en las calles. Durante aquellos veinte dias, el muchacho y la pequena llegaban a Ia ciudad todas las mananas a las nueve, traidos por el coche de Specht desde Ia frescura de Ia playa hasta el estio rezagado en Ia plaza vieja. Podiamos versonriendo al los - yo no tuve dificultadchofer, al olor a cuero del autom6vil, a las calles y a su m enguado trajin matinal. Sonriendo despues, todo el dia, Ia misma sonrisa de hermandad con el mundo, menos pura y convincente Ia de ella, con dimensiones y brillos apenas equivocados. Y, a pesar de todo, siendo Utiles desde la manana hasta el regreso, inventandose tareas, remendando muebles, limpiando las teclas del piano, preparando en Ia cocina alguna de las recetas que el sabia de memoria o improvisaba. y eran utiles, principalmente, modifi-
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QUE VINO DE LILIPUT cando los vestidos y los arreglos de Ia senora Specht, celebrando despues los cambios con admiraciones discretas y plausibles. Eran utiles alargando las veladas hasta eJ primer bostezo de Specht, coincidiendo con el en lugares comunes desilusionados e inmortales, o limitimdose a escuchar con avidez proezas autobiograficas. (Ella, no del todo, claro; ella susurrando en duo con Ia senora Specht Ia Ilana musica de fondo - modas, compotas y desdichas- que conviene a los temas epicos de Ia charla masculina. ) - No el caballero de Ia rosa -termin6 por proponcrla Lanza- sino el chevalier servant. Dicho sin desprecio, probablemente. Eso se vera. Se supo que Specht los ech6 sin violencia Ia manana siguiente a una fiesta que dio en su casa. Como siempre, el chafer lleg6 ague! domingo a las nueve a! chalet de Ia playa; pero en Iugar de recogerlos entreg6 una carta, cuatro o cinco lineas definitivas y corteses escritas con Ia letra clara y sin prisas que se d ibu ja en las madrugadas. Los ech6 porque se habian emborrachado ; porque encontr6 al muchacho abrazando a Ia senora Specht; porque le robaron un juego de cucharas de plata que tenian grabados los escudos de los can tones suizos ; porque el vestido de Ia pequena era indecente en un pecho yen una rodilla; porque a! fin de Ia fiesta bailaron juntos como marineros, como c6micos, como negros, como prostitutas. La ultima version pudo hacerse verdadera para Lanza. Una madrugada, despues del diario y del Berna, los vio en uno de los cafetines de Ia calle Caseros. Empezaba a terminar una noche caliente y humeda, y Ia puerta del negocio estaba abierta, sin Ia cortina velluda, sin promesas ni trampas. Se detuvo para burlarse y encender un cigarrillo y los vio, solos en Ia pista, rodeados por Ia fascinaci6n hibrida de Ia escasa gente que quedaba en las mesas, bailando cualquier cosa, un fragor, un vertigo, un pr61ogo del ayuntamiento. - Porque aquello tendria, estoy seguro, un nombre cualquiera que no pasa de eufemismo. Y tampoco aquello pasaba de danza tribal, de rito de esponsales, de las vueltas y las deten-
cwnes con que Ia novia rodea y liga a! var6n, de las ofertas que se interrumpen para irritar a Ia demanda. S61o que aqui era ella Ia que se dejaba estar, un poco torpe, con los movim ientos amarrados, frotando el suelo con los pies y sin despegarlos, h acienda oscilar el cuerpo diminuto y abundante, persiguiendo a! hombre con su paciente sonrisa deslumbrada y con las palmas de las manos, que habia alzada para protegerse y mendigar. y era el quien bailaba alrededor, quebrandose de cintura al alejarse y venir, prometienclo y rectificando con Ia ca ra y con los pies. Bailaban asi porque estaban los demas, pero bailaban s6lo para ellos, en secreta, protegidos de toda intromisi6n. El muchacho tenia Ia camisa abierta hasta el ombligo; y todos nosotros podiamos verle Ia felicidad de estar sudando, un poco borracho y en trance, Ia felicidad de ser contemplado y de hacerse esperar.
IV Entonces, por primera vez y como estaba predicho, tuvieron que acercarse a nosotros. En mitad d e una manana el hombre lleg6 a! estudio de Guinazu, recien banado y oliendo a colonia, envolviendose los dedos con un billete de cincuenta pesos doblado a lo largo. - No puedo pagar mas, por lo m enos al contado. Digame si alca nza como precio de una consulta . "Lo hice sentar mientras pensaba en ustedes, inseguro de que fuera eL Me recoste en el si116n y le ofreci un cafe, sin contestarle, exigiendole permiso para firmar unos escritos. Pero cuando senti que mi antipatia sin causa no podia sostenerse y que Ia iban sustituyendo Ia curiosidad y una forma casi impersonal de Ia envidia; cuando admiti que lo que cualquiera hubiera llamado insolencia o descaro podia ser otra cosa, extraordinaria y casi m agica par lo rara, comprendi sin dudas que mi visitante era el tipo de Ia camisa amarilla y Ia rosita en el ojal que habiamos visto aquella noche de lluvia en Ia vereda del U niversal. Le dije que si, que por cincuenta pesos, tarifa de amigo podia de-
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cirle, con aproximacwn de meses, que pena estaba autorizado a esperar de c6digos, fiscales y jueces. Y que podia intentarse para que Ia pena no se cumpliera. Queria escucharlo y queria, sobre todo, sacarle el billete verde que enreclaba clistraido en los dedos como si estuviera seguro de que conmigo bastaba mostrarlo. Despleg6 por fin el billete y lo puso encima del escritorio; lo guarde en mi cartera y hablamos un minuto de Santa Maria, panoramas y d imas. Me cont6 una historia sobrc Ia carta que habia traiclo para Latorre y me pregunt6 si le era posible quedarse a vivir en cl chalet de Ia playa ---e1 y ella, claro, tan joven y esperando un nino-- a pesar del distanciamiento con Specht, a pesar d e que no existia otra cosa que lo que el llamaba un contrato verbal de alquiler. Lo pense un rato y elegi clccirlc que sl ; le explique lentamente, cua les eran sus clerechos, citanclo numeros y fechas de !eyes, ant':cdotas que sentaban jurisprudencia. Aconseje clepositar en el juzgado una suma razonable en concepto de alquiler y emplazar a Spech t para el perfcccionamiento del contrato cxistentc, verbal y de hecho. Vi que estas palabras le gustaban ; movia Ia cabeza asintiendo, con una media sonrisa placentera, como si escuchara una mttsica prefcrida, distante, bien ejecutada. M e pidi6, acusandose por no haber entendido, que le repitiera una o dos frases. Pero nada mas, no exhibi6 ningun verdadero entusiasmo o alivio, desgraciadamente. Porque cuando di por terminada la pausa y le dije con voz sonolienta que todo lo anterior correspondia fielmente a Ia teoria de d erecho aplicable a! caso, pero que, en Ia sucia practica sanma riana, seria suficiente que Specht hablara por telefono con el jefe del D estacamento para que el y Ia joven senora que esperaba un nino fueran trasladados desde el chalet a un punto cualquiera situado a dos leguas del limite de Ia ciudad, se puso a reir y me mir6 como si yo fuera su amigo y acabara de hacer una broma memorable. Pareda tan entusiasmado, que saque Ia cartera para devolverle los cincuenta pesos. Pero no cay6 en Ia trampa.
Extrajo del bolsillo delantero del pantal6n un relojito de oro que en algun tiempo se habia llamado chatelaine, lament6 tener compromisos y Ia inseguridad de que aquella charla de negocios pudiera convertirse algun dia en el diÂŁtlogo de Ia verdadera amistad. Le aprete Ia mano con fuerza, sospechando que estaba en deuda con el por cosas de mayor importancia que los cincuenta pesos que acababa de estafarle".
v Entonces desaparecieron, fueron vistos mezclados con viajantcs en los sabados del Club Comercia!, otra vcz no se supo de cllos, y surgieron de golpe, instalados en Las Casuarinas. Muy cerca de nosotros y d el esd.ndalo, esta vez. Porque Guinazu era abogado de dona Mina Fraga, Ia cluefia de Las Casuarinas; yo Ia visitaba cuando el doctor Ramirez no estaba en Santa M aria, y Lanza habia terminado de pulir, el invierno anterior, una picza necrol6gica titulada "Dona Herminia Fraga", de sicte exactos centimetros de colum na, quejosa aunque ambigua y que aludia principalmente a las virtudes colonizadoras del difunto padre de dona Min a. Cerca del escandalo porquc dofia Mina, entre la pubertad y los veintc anos, se habia escapado tres veces. Se fue con un peon de esta ncia y Ia trajo el viejo Fraga a rcbencazos, seg{m Ia leyenda, que agrega la muerte del secluctor, su entierro furtivo y un acuerdo econ6mico con el comisario de 1911. Se fue, no con, sino detras del mago de un circo que era apropiadamente feliz con su vocaci6n y su mujer. La trajo la policia, a instancias del mago. Se fue, en los dias de Ia casi revoluci6n del 16, con un vendedor de medicinas para animales, un hombre bigotudo, afectado y resuelto que habia hecho buenos negocios con el viejo Fraga. Esta fue la mas larga de sus ausencias y volvi6 sin ser Hamada ni traida. En esta epoca Fraga estaba terminando Las Casuarinas, un caser6n en Ia ciudad, para dote de su hija o porque cstaba harto de vivir en Ia
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estancia. Se habl6 entonces de una crisis religiosa de Ia muchacha, de su entrada en un convento y de un cura inverosimil que se neg6 a propiciar el plan porque no creia en Ia sinceridad de dona Mina. Lo cierto es que Fraga, que recordaba sin jactancia no haber pisado nunca una iglesia, hizo levantar una capilla en Las Casuarinas antes de que estuviera terrninada Ia casa. Y cuando muri6 Fraga Ia muchacha arrend6 a los precios mas alto posibles Ia estancia y todos los campos heredados, se instal6 en Las Casuarinas y convirti6 Ia capilla en habitaciones para hw!spedes o jardineros. Durante cuarenta anos, fue pasando de un hombre a otro, de Herminia a dona Herminita y a dona Mina. Termin6 en Ia vejez, en Ia soledad y en Ia arterioesclerosis, ni vencida ni anorante. Alli estaban, entonces, los amantes caidos sobre nosotros desde el cielo de una tarde de tormenta. Instalados como para siempre en Ia capilla de Las Casuarinas, repitiendo ahora dia y noche, en condiciones ideales respecto a decorados, publico y taquilla, Ia obra cuyo ensayo general habian hecho en casa de Specht. Las Casuarinas esta bastante alejada de la ciudad, hacia el norte, sobre el camino que !leva a la costa. Alli los vio Ferragut, el escribano asociado con Guinaru, una manana de domingo. A los tres y al perro. - Habia estado lloviendo en Ia madrugada; un par de horas de agua y viento. De manera que a las nueve el aire estaba limpio y Ia tierra un poco humeda, retinta y olorosa. Deje el coche en Ia parte alta del camino y los vi casi en seguida, como en un cuadro pequeno, de esos de marco ancho y dorado, inm6viles y sorprendentes mientras yo iba bajando hacia ellos. El en ultimo plano, con un traje azul de jardinero, hecho de medida, juraria; arrodillado frente a un rosa!, mirandolo sin tocarlo, haciendo sonrisas de probada eficacia contra hormigas y pulgones; rodeado, en beneficio del autor del cuadro, por los atributos de su condici6n: la pala, el rastrillo, la tijera, Ia maquina de cortar pasto. La muchacha estaba sentada sobre una colchoneta de jardin, con un sombrero de paja que casi le tocaba los hombros, con una gran
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barriga en punta, las piernas a Ia turca cubiertas por una amplia pollera de colores, leyendo una revista. Y junto a ella, en un sill6n de mimbre con toldo, dona Mina sonreia a Ia gloria matutina de Dios, el asqueroso perro lanudo en Ia falda. Todos estaban en paz y eran graciosos; cada uno cumplia con inocencia su papel en el recien creado paraiso de Las Casuarinas. Me detuve intimidado en el portoncito de madera, sabiendome indigno e intruso ; pero Ia vieja me habia hecho Hamar y ya estaba moviendo una mano y arrugando Ia cara para distinguirme. Estaba disfrazada con un vestido sin mangas, abierto sobre el pecho. M e present6 a la muchacha - "una hijita"- , y cuando el tipo termin6 de amenazar a las hormigas y vino balanceandose y armando Ia sonrisa, dona Mina se puso a reir, remilgada, como si yo le hubiera dicho una galanteria lubrica. Ricardo era el nombre del tipo. Habia estado a ranando Ia tierra hasta ensuciarse las unas y ahora se las miraba preocupado pero sin perder Ia confianza: "Vamos a salvar casi todos, dona Mina. Como le habia dicho, los plantaron demasiados juntos. Pero no importa". No importaba, todo era facil; resucitar rosales secos o cambiar agua en vino. - Perd6n -dijo Guinazu-. iSabia, el, que eras el escribano, que Ia vieja te habia Ilamado, que existe una cosa llamada testamento? - Sabia, estoy seguro. Pero tampoco esto importaba. - El si, debe estar seguro. Y cuando Ia vieja le pas6 el perro ag6nico y legai1oso a Ia muchacha que continuaba apoyando las nalgas en los talones y manote6 a ciegas el bast6n para levantarse e ir conmigo hacia Ia casa, el tipo dio un salto y qued6 inclinado junto a ella para ofrecerle el brazo. !ban adelante, muy lentos; el le explicaba, a medida que Ia iba inventando, la idosincrasia del desconocido que habia plantado los rosales; eiia se detenia a reir, para peilizcarlo, para golpearse los ojos con un panuelito. En el escritorio el tipo me Ia entreg6 sentada y pidi6 permiso para seguir conversando con las hormigas. - Bueno - tante6 Guinazu, jugando con un
vaso--. Tal vez Santa Maria tenga raz6n a! condenar Io que esta pasando en Las Casuarinas. Pero si el dinero, en Iugar de ir a cualquier pariente del campo, les cae a! jardinero amateur y a Ia dama de compania y a! nino que no acaba de nacer ... i Cuanto puede vivir Ia vieja? - me pregunt6. - No se puede decir. De dos horas a cinco anos, pienso. Desde que tiene huespedes abandon6 el regimen de comidas. Para bien o para mal. -Si - continuo Guinazu- ellos pueden ayudarla. -Se volvi6 hacia F erragu t: - i Tiene mucho dinero? i Cuanto? -Tiene mucho dinero - dijo Ferragut. - Gracias, i Modific6 ese domingo el testamento? - Me confes6, porque me estuvo hablando todo el tiempo en tono de confesi6n, que era Ia primera vez en su vida que se sentia querida de verdad. Que Ia enana prenada era mas buena con ella que toda verdadera hija imaginable, que el tipo era el mejor, mas fino y comprensivo de los hombres y que si Ia muerte venia ahora a buscarla, tendria, ella, dona Mina, Ia felicidad de saber que el repugnante perro incontinente quedaria en buenas manos. Lanza empez6 a reir convulsivamente atorandose con sonidos tristones. Nos mir6 las caras y encendi6 un cigarrillo. - T enemos poco de que alimentarnos ---dijo--. Y todo se declara valioso. Pero esta es una vieja historia. Solo que rara vez, por lo que se, se ha dado de manera tan perfecta. De modo que en el testamento anterior, digame usted, dejaba Ia fortuna a curas o parientes. - A parientes. - Y esa manana modific6 el testamento. - Y esa manana modific6 el testamento - repiti6 Ferragut.
VI Vivian en Las Casuarinas, desterrados de Santa M aria y del mundo. Pero algunos dias, una o dos veces por semana, llegaban a Ia ciudad de compras en el inseguro Chevrolet de Ia vieja.
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AVE ATQVE VALÂŁ
Los pobladores antiguos podiamos evocar entonces la remota y breve existencia del prostibulo, los paseos que habian dado las mu jeres los lunes. A pesar de los anos, de las modas y de la demografia, los habitantes de la ciudad continuaban siendo los mismos. Timidos y engreidos, obligados a juzgar para ayudarse, juzgando siempre por envidia o miedo. (Lo importante a decir de esta gente es que esta desprovista de espontaneidad y de alegria; que solo puede producir amigos tibias, borrachos inamistosos, mujeres que persiguen la seguridad y son identicas e intercambiables como mellizas, hombres estafados y solitarios. Hablo de los sanmarianos; tal vez los viajeros hay an comprobado que la fraternidad humana es, en las coincidencias miserables, una verdad asombrosa y decepcionante.) Pero el desprecio indeciso con que los habitantes miraban a la pareja que recorria una o dos veces por semana la ciudad barrida y progresista era de esencia distinta a la del desprecio que habian usado anos atras para medir los pasos, las detenciones y las vueltas de las dos o tres mujeres de la casita en la costa que jugaron a ir de compras en las tardes de lunes de algunos meses. Porque todos sabiamos un par de cosas del muchacho languido sonreidor y de la mujer en miniatura que habia aprendido a equilibrar sobre los altos tacos la barriga creciente, que avanzaba por las calles del centro, no demasiado lenta, echada hacia atras, apoyada con la nuca en la mano abierta de su marido. Sabiamos que estaban viviendo del dinero de Dona Mina ; y quedo establecido que, en este caso, el pecado era mas sucio e imperdonable. Tal vez porque se trataba de una pareja y no solo de un hombre, 0 porque el hombre era demasiado joven, o porque ellos dos nos eran simpaticos y demostraban no enterarse. Pero tambien sabiamos que el testamento de dona Mina habia sido modificado; de man era que, al mirarlos pasar, agregabamos al desden una timida y calculada oferta de amistad, de comprension y tolerancia. Ya se veria que, cuando fuera nccesario.
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Lo que se vio en seguida fue la fiesta de cumpleanos de dona Mina. Por nosotros la vio Guinazu. Dijeron -y lo decian mujeres viejas y ricas, que fueron invitadas y dieron excusas- que a dona Mina le era imposible cumplir anos en marzo. Hasta ofrecieron mostrar fotografias verdosas, imagenes conservadas de la infancia respetable de dona Mina, donde ella debia estar ocupando el centro, la unica nina sin sombrero, en el jardin inconcluso de Las Casuarinas, en su fiesta de cumpleaiios, entre niiias con bonetes peludos, con abrigos de solapas, cuellos y alamares de pieles. Pero no mostraron las fotografias ni fueron . A pesar de que el muchacho lo habia prometido o, por lo menos, hizo todo lo posible. - Pero no consiguieron nada, o muy poco -nos conto Guinazu-. Tal vez, se me ocurre, si el hubiera podido hacerse ver y escuchar por cada una de las viejas a cuya casa iba a mendigar . . . La verdad es que aquel sabado no lograron atraer a nadie, hombre o mujer, con derecho indiscutible a ser nombrado en las columnas sociales de El Liberal. Llegue mas cerca de las nueve que de las ocho y ya habia gente con botellas afincada en la oscuridad del jardin.
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En el vestibulo oscuro una pardita con delantal y cofia se alz6 frente a! mont6n de sombreros y abrigos de mujeres. Pense que Ia hubieran disfrazado y puesto alii para anunciar en voz alta a los visitantes. Primero, por casualidad, porque el estaba cerca de Ia cortina de pana y naftalina, vi a! tipo, al muchacho, a! hombre de Ia rosita en el ojal. Despues cruce entre Ia morralla endomingada y fui a saludar a dona Mina. Cabia mal en el sill6n de patas retorcidas, recien tapizado; no de j6 de acariciar el hocio del perro hediondo. Tenia encajes en las manos y en el escote. Le dije dos cumplidos y retrocedi un paso; entonces vi nipidamente los ojos, los de ella y los de Ia enana perfecta, sentada en Ia alfombra, Ia cabeza apoyada en el sill6n. Los de Ia prenada tenian una expresi6n de dulzura estupida, de felicidad flsica inconmovible. Los ojos de Ia vieja me miraban cont{mdome algo, seguros de que yo no era capaz de descubrir de que se trataba ; burlandose d e mi incomprensi6n y tambien, anticipadamente, de lo que pudiera comprender equivocandome. Los ojos, estableciendo por un instante conmigo una complicidad despectiva. Como si yo fuera un nino; como si se desnudara frente a un ciego. Los ojos todavia brillantes, sin renuncia, acorralados por el tiempo, chispeando un segundo su impersonal revancha entre las arrugas y los colgajos. El muchacho de Ia rosa estuvo poniendo discos durante media bora mas. Cuando estuvo barto o se sinti6 seguro, fue a buscar a Ia enana encinta, Ia alz6 y empezaron a bailar en medio de Ia sala, rodeados por el espontaneo retroceso de los demas, decididos a vivir, a soportar con alegria, a prescindir de esperanzas concretas. El, balanceandose con pereza, entreverando los pies en Ia alfombra vinosa y chafada; ella aun mas lenta, milagrosamente no alterada de veras por Ia enorme barriga que iba creciendo a cada vuelta de Ia danza sabida d e memoria, que podia bailar sin errores, sorda y ciega. Y nada mas basta el fm, basta Ia construecion exasperada del monumento vegetal que da
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interes a esta historia y Ia despoja de sentido. Nada realmente importante basta la pira multicolor y jugosa, abrumadora, de intenci6n desconocida, quemada en tres dias por Ia escarcha de mayo. Lanza y Guinazu habian visto mucho mas, habian estado, en dos o tres ocasiones, mas pr6ximos que yo a! coraz6n engai'ioso d el asunto. Pero a mi me toc6 el inservible desquite de ir a Las Casuarinas a las tres de Ia manana; de que el muchacho viniera a buscarme con el gigantesco caballo jadeante en Ia noche azul y fria; de que me ayudara a abrigarme con una distraida cortesia desprovista de ofen sa; de que me anticipara en el camino - mientras insultaba carinosamente al caballo e iba exagerando Ia atenci6n a las riendas- el final que habiamos estado previendo y acaso deseando por Ia simple necesidad de que pasen cosas. Las ancas del caballo resoplante moviendose acompasadas bajo Ja luna, el ruido ahuecado del trote, dispuesto a llevarme a cualquier !ado. El muchacho iba mirando el camino desierto con Ia esperanza de descubrir peligros u obstaculos, las manos protegidas por gruesos guantes viejos, innecesariamente alejadas del cuerpo. -La muerte -dijo: Le mire los dientes rabiosos; la nariz demasiado bien hecha; la expresion adecuada a Ia noche de otono, a! frio que atravesabamos, a mi, a lo que el suponia encontrar en Ja casa. - De acuerdo. Pero no el miedo, ni el respeto, ni el misterio. El asco, Ia indignaci6n por una injusticia definitiva que hace, a la vez, que todas las anteriores injusticias no importen y se conviertan en imperdonables. Estabamos durmiendo y nos despert6 el timbre; yo le habia puesto un timbre a! !ado de Ia cama. Trataba de sonreir y todo parecia ir bien por su voluntad y con su permiso, como siempre. Pero estoy seguro de que no nos vela, esperando con toda Ia cara un ruido, una voz. Enderezada encima de las almohadas, deseando oir algo que no podiamos decirle nosotros. Y como Ia voz no llegaba, empez6 a mover la cabeza, a inventarse un idioma desconocido para hablar con cualquier otro, tan velozmente que era imposible que Ja entendieran, antici-
pandose a las respuestas, defendiendose de ser interrumpida. Personalmente, creo que estaba disputandose algo con una amiga de Ia juventud. Y despues de unos diez minutos de murmullo vertiginoso se hizo includable que Ia amiga, una nina casi, estaba siendo derrotada y que ella, dona Mina, iba a quedarse para siempre con el atardecer glicinoso y jazminoso, con el hombre de parpados lentos, rizado, un bastoncito de jacaranda en Ia axila. Por lo menos, fue eso lo que entendi y sigo creyendolo. La rodeamos de botellas con agua caliente, le hicimos tamar las pildoras, ate el caballo y me vine a buscarlo. Pero era Ja muerte. Usted no puede hacer otra cosa que firmar el certificado y pedir manana Ia autopsia. Porque toda Santa Maria esta condenada a pensar que yo Ia envenene, o que nosotros, mi mujer, el feto y yo, Ia envenenamos para heredarla. Pero, por suerte, como usted comprobani cuando le abra los intestinos, Ia vida es mucho mas complicada. La mujercita, vestida de luto, como si hubiera traido las flamantes ropas negras en sus valijas en prevision de aquella noche, habia encendido velas junto a Ia cabeza desconcertada de dona Mina, habia desparramado unas cuantas violetas prematuras y palidas sabre los pies de Ia cama y nos esperaba de espaldas y arrodillada, con Ia cara entre las manos y encima d e Ia colcha blanca y barata, traida tal vez del cuarto de Ia sirvienta. Continuaron viviendo en Ia casa y, como decia Lanza en Ja Berna espiando Ia cara de Guinazu - mas fina por aquellos dias, mas taimada y profesional- , nadie podria echarlos mientras no se abriera el testamento y quedara demostrado que existia alguien con derecho a echarlos, o que era de ellos el derecho a marcharse luego de haber vendido. Guinazu le daba Ia raz6n y sonreia. - No hay apuro. Como albacea, puedo esperar tres meses para llevar el testamento al juzgado. Salvo que aparezca alg{m pariente con pretensiones razonables. Entre tanto, ellos siguen viviendo en ]a casa; y son de esa rara
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gente que queda bien en cualquier parte, que mejora o da sentido a los lugares. Es probable que hayan tornado por su cuenta Ia sala grande de Las Casuarinas y Ia esten convirtiendo en museo para perpetuar Ia memoria de dona Mina. Segun creo, disponen de vestidos, sombreros, parasoles y botinas suficientes para ilustrar esa vida pr6cer desde Ia guerra del Paraguay a nuestros dias. Y tal vez hayan descubierto paquetes de cartas, daguerrotipos y bigoteras, pildoras para desarrollar el busto, una lapicera de marfil labrado y ampollas de afrodisiaco. Con esos elementos, si saben usarlos, logranin que cualquier visitante del museo pueda reconstruir facilmente Ia personalidad de dona Mina, para orgullo de todos nosotros, constrenidos por Ia historia a Ia pobreza de un solo heroe, Brausen el Fundador. Nada nos apura. ( Pero yo sospechaba que lo estaba apurando el deseo, Ia impura esperanza de que el muchacho de Ia rosa volviera a visitar Ia escribania para pedir Ia apertura del testamento o Ia sucesi6n. Que lo estaba esperando para desquitarse del confuso encanto que le impuso el muchacho Ia manana en que fue a visitarlo y le pag6 cincuenta pesos por nada. ) - N ada nos apura - seguia Guiiiazu- ; y por el momento, en apariencia, nada los apura a ellos. Porque, para los sanmarianos, Ia maldici6n tacita que exil6 de nuestras colectivas inmundicias hace medio siglo Ia inmundicia personal de dona Mina, qued6 sin efecto y sin causa a partir de Ia noche del velorio. Desde entonces, despues del duelo, los mas discretos de nosotros, los chacareros y los comerciantes voluntariosos, y basta las familias que descienden de Ia primera inmigraci6n, empezaron a querer a Ia pareja sin trabas, con todas las ganas que tenian de quererla. Empezaron a ofrecerle sus casas y creditos ilimitados. Especulando con el testamento, claro, haciendo prudentes o audaces inversiones de prestigios y mercaderias, apostando a favor de Ia pareja. Pero, ademas, insisto, h aciendo todo esto con amor. Y ellos, los bailarines, el caballero de la rosa y Ia virgen encinta que vino de Liliput,
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demuestran estar a Ia altura de las nuevas circunstancias, a Ia altura exacta de esta pleamar de carino, indulgencia y adulaciones que alza Ia ciudad para atraerlos. Compran lo imprescindible para comer y ser felices, compran lana blanca para el nino y galletas especiales para el perro. Agradecen las invitaciones y no pueden aceptarlas porque estan de luto. Los imagino de noche en Ia sala grande, sin nadie para quien bailar, cerca del fuego y rodeados por las primeras piezas desordenadas del museo. A cambio de escucharlos, le devolveria con gusto al tipo los cincuenta pesos de los honorarios y pondria otro billete encima. A cambio de escucharlos, de saber quienes son, de saber quienes y como somos nosotros para ellos. Guinazu no nos dijo una palabra sobre el testamento, sobre las modificaciones dictadas por !a vieja a Ferragut, hasta que llego el momento exacto en que tuvo ganas de hacerlo. Tal vez se hayan cansado de esperar Ia visita del muchacho, Ia confesion tacita que lo autorizaria a juzgarlo. Tuvo ganas de hacerlo un mediodia caluroso de otono. Almorzo con nosotros, puso sobre el antepecho de Ia ventana de Ia Berna e! portafolio castano que habia comprado antes de recibirse y estaba siempre flamante, como hecho con el cuero de un animal joven y aun vivo, sin huellas de litigios, corredores de tribunales, suciedades transportadas. Lo cubrio con el sombrero y nos dijo que llevaba el testamento para depositarlo en el juzgado. - Y que se cumpla !a justicia de los hombres - rio--. Gaste mucho tiempo, me distraje imaginando las clausulas que podria haber dictado Ia justicia divina. Tratando de adivinar como seria este testamento si lo hubiera ordenado Dios en Iugar de dona Mina. Pero cuando pensamos a Dios nos pensamos a nosotros mismos. Y el Dios que yo puedo pensar - insisto en que dedique mucho tiempo al problema- no hubiera hecho mejor las cosas, segun se vera muy pronto. Lo vimos caminar hacia la plaza y cruzarla,
apresurado, alto y sin inclinar los hombros, con el portafolio colgado de dos dedos, seguro de lo que estaba haciendo bajo el sol amarillento y fuerte, seguro de que llevaba al juzgado, para nosotros, para toda la ciudad, lo mejor, lo que habiamos logrado merecer. Empezamos a saberlo al dia siguiente, muy temprano. Supimos que Guinazu estuvo tamando cafe y conac con el juez, que por un rato hablaron poco y se estuvieron mirando, graves y suspirantes, como si dona Mina acabara de morirse y como si aquella muerte les importara. El juez, Canabal, era un hombre corpulento, de ojos frios y abultados, un poco gangoso y al que yo, exagerando, le habia prohibido heber alcohol desde fines de ano. Movio encima del testamento Ia pesada cabeza, desolandose a medida que volteaba las paginas con un solo declo experto. Despues se levanto bufando y acompano a Guinazu hasta la puerta. -Si tambien se pierde esta cosecha nos vamos a divertir -dijo uno de los dos. - y ahora que le estan casi regalando el trigo al Brasil - dijo el otro. Pero antes de que se cerrara Ia puerta Canabal empezo a reirse, con una risa sin prologo, hecha toda con carcajadas maduras. - j El perro! -gritaba-. La 拢rase en que habla, la muy curtida y cinica, del amor y del perro. i Como me gustaria verles las caras! Y creo que se las voy a ver en este mismo despacho. Creian tenerla en Ia bolsa y ahora ... i el perro y quinientos pesos! 路 Guinazu volvio a entrar eil Ia habitacion y sonrio en silencio. Canabal se limpiaba Ia cara con un panuelo enlutado. -Perdone -resoplo- , pero en toda mi vida, ni de picapleitos, conoci algo tan comico. El perro y quinientos pesos. -Yo pense lo mismo ~dijo Guinazu con tolerancia- . Y tambien Ferragut esta impaciente por verles las caras. Y es cierto que el asunto me parecio comico. Continuo sonriendo hasta llegar a !a ventana abierta sobre la calle angosta y rectilinea, embellecida por la humedad y el sol amarillo, sobre !a musica crapulosa e
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infantil que trepaba desde el negocio de radios. y discos. Pero si tenemos en cuenta que Ia difunta deja una fortuna ... -Por eso mismo -dijo Canabal y volvio a reirse. -Una fortuna a unas primas y sobrinas que tal vez no Ia hayan visto nunca y que seguramente Ia odiaban, y varias decenas de miles a gente que nadie sabe quien es y que habra que perseguir con edictos por todo el pais ... Si tenemos en cuenta, senor juez, que Ia pareja Ia estuvo cuidando y Ia hizo feliz durante meses, y que ella estaba segura -como lo estamos nosotros, sin mas prueba que Ia emporcadora experiencia- de que Ia pareja confiaba heredarla. Si admitimos que Ia vieja pensaba esto cuando lo llamo a Ferragut para determinar que el muchacho, Ia enanita y el feto recibin1n en pago de lo anteriormente expuesto quinientos pesos para situarse de por vida al margen de toda dificul tad economica ... - Pero, Guinazu . .. - dijo el juez, oliendo el perfume seco y triste de su panuelo--. Si justamente por eso me reia, hombre. Ahi esta Ia gracia: en Ia reunion de todas las cosas que acaba de enumerar. "No tiene color en los ojos, penso Guinazti Solo tiene brillo y convexidad; pod ria pasarse horas mirando, sin pestanear, con una hojita de rosa pegada en Ia cornea". - Pero ya no me hace gracia - sigui6 Guinazu-. La historia es demasiado c6mica, monstruosamente c6mica. Entonces, termine por tomarla en serio, por desconfiar de lo que parece obvio. Por ejemplo, para despedirme, piense en el perro ; digame manana por que se lo dej6 a el y no a las primas millonarias. Cerro teatralme.nte Ia puerta y escuch6 casi en seguida las carcajadas de Canabal, las preguntas babeantes que se bacia en voz alta para seguir riendo. Supimos tambien que Guinazu -que habia dejado de encontrarnos en el cafe y el B ernavisit6 Las Casuarinas al dia siguiente. Supimos que tom6 el te en el jardin con Ia pareja, que
inspeccion6 las defensas de arpillera y lata contra heladas y hormigas desplegadas en las estacas de los rosales. Supimos, cuando Guinaz{t CJUiso hablar, cuando lleg6 el invierno y Las Casuarinas quedo desierta y los habitantes de Santa Maria olvidaban el frio y Ia granizada para comentar Ia historia equivoca e inmortal del testamento, supimos que en aquella tarde humeda de otono GuinaZLl anticipo la entrega legal del perro moribundo y diarreico, y de cinco billetes d e cien pesos. Pero, en realidad, estabamos obligados a sospechar desde mucho antes que Guinazu habia dado el perro y el dinero. Tuvimos que suponerlo en Ia misma melosa manana de domingo en que alguien vino a contarnos que Ia enana se habia acornodado para csperar, entre pilas de valijas y cajas redondas de sombreros, despatarrada para dar cabida al feto de once meses y a! lanudo perro leganoso, en Ia escalinata del puerto, frente a! amarradero de Ia balsa. La doble entrega tenia que ser sabida desde el momenta en que otro vino a contarnos que cl muchacho, dcsde el alba de aquel mismo dia, en el pescantc inseguro del cache de Las Casuarinas, golpeando porque si al caballo, anduvo recorriendo las quintas y compranclo flares. Entro y sali6 de los caminos de tierra, se detuvo para abrir y cerrar porteras, oblig6 al animal a galopar bajo el circulo imperfecto de la luna, entre perros flacos, moteados e invisibles, enfrento faroles y desconfianzas, lleg6 a sentirse debil y sin un peso, hambriento y con sueno, privado de Ia fe inicial y de Ia memoria de cualquier prop6sito. Era de manana cuando el caballo se dctuvo cabeceando junto a Ia pared del cementerio. El muchacho apart6 las manos de las rodillas para protegerse del olor asqueante de los quilos de flares que oprimia Ia capota y estuvo pensando en mujeres, muertes y madrugadas, mientras esperaba los campanazos de Ia capilla que abririan Ia puerta del cementerio. Tal vez haya sobornado a! guardian, con
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sonrisas o con promesas, con el cansancio y la desesperaci6n obcecada de su cuerpo y de su cara, mas vieja y narigona. 0 acaso el guardian haya sentido lo que nosotros -Lanza, Guinazu y yo-- creiamos saber: que mueren j6venes los que aman demasiado a los dioses. Debe haberlo olido, indeciso, despistado un momenta por el perfume de las flares. Debe haberlo tocado con su bast6n hasta reconocerlo y tratarlo como a un amigo, como a un hucsped. Porque le dejaron entrar el coche, guiarlo tironeando de Ia quijada humeante del caballo basta el pante6n encolumnado, con un angel negro de alas quebradas y con fecbas y exclamaciones metalicas. Porque lo vieron de pie y de rodillas en el pescante, y luego de pie sobre la tierra gorda, negra y sie.mpre humeda, sobre el pasto irregular e impetuoso, braceando sin pausas, jadeando por Ia mueca resuelta y fatigada que le descubria los dientes, para trasladar al voleo las flores recien cortadas, del coche a Ia tumba, un mont6n y otro, sin perdonar ni un petalo ni una hoja, basta devolver los quinientos pesos, hasta levantar Ia montana insolente y dispareja que expresaba para el y para Ia muerta lo que nosotros no pudimos saber nunca con certeza. ~----
Dibujos de
, Aubrey Beardsley I 57
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RAMON GOMEZ DE LA SERNA por OTAOLA -(. Tu sabes que es el viento'? -No; pero lo respiro.
Con motivo del homenaje de Buenos Aires a Ramon Gomez de la Serna -el descubrimiento de una bipida en la fachada de la casa donde vivio y murio el gran escritor-, el lector asombrado de las significaciones del ramonismo, se plan tea Ia siguiente pregunta: ,: Cual sera el destino ultimo de esta obra? Una cosa -piensa con tristeza- se evidencia en Ia actualidad y es la supuesta inactualidad de esa obra. Supuesto que de ninguna manera debe servir como referencia para pronosticar el futuro del ramonismo. Los jovenes de la bora actual nada saben de Ramon Gomez de la Serna o saben bien poco en el mejor de los casos. Saben - los que saben tan poco- que Ramon Gomez de Ia Serna es el creador de las greguerias y autor de una montana de libros. Los jovenes mas preocupados por descubrir nuevas tecnicas de novelar aun no han descubierto esa gran novela "de la nebulosa" que es El hombre perdido y que, de acuerdo con Guillermo de Torre, "va mas alla de todas las audacias imaginables". (La novela no es solo "la antologia de lo posible" como ha dicho alguien porque tambien es " la antologia de lo imposible".) El lector constante de la obra de Ramon Gomez de Ia Serna comprueba Ia increible realidad d e esta ignorancia, de esta despreocupacion entre los preocupados por los problemas de Ia literatura, pero no Ie queda mas remedio que Ia santa resignacion. Pero, en fin, no tiene nada de extraiio lo que sucede con los jovenes de hoy en relacion con Ia obra del autor de Disparates. Grandes escritores espaiioles incurrieron en Ia misma ignorancia, en identica despreocupacion. Los enemigos de Ramon Gomez de Ia Serna trataron ayer -hoy ni eso-- de socavar su prestigio Iiterario con endebles consideraciones criticas, como, por ejemplo, Ia de advertir y seiialar su carencia de eco duradero, su ÂŁalta de profundidad tomando como tal "el arte inefable del matiz" en su sentido de penetrante, desconcertante, vago, poetico, insinuante, fino, sarcastico y, blablabla, soiiador. Todo esto, para
algunos, se halla ausente en Ramon Gomez de Ia Serna, "cuya literatura servida en grandes dosis, despues de algunas lecturas p.arece siempre igual", escribio Jose Maria Salaverria. E! gran novelista Pio Baroja, con su proverbial acrimonia, dira cosas atroces de Ramon. Dira: "A rni siempre me parecio Gomez de Ia Serna un hombre sin gracia, de una abundancia fofa, un sinsorgo, como dicen en Bilbao." Y en otro Iugar: "De Corpus Barga se podria sacar con el tiernpo uno o dos volumenes de cronicas y de articulos arnenos. De Gomez de Ia Serna, su pariente, creo que no se sacara nada, todo es bazofia, jerigonza de Ia epoca. No tiene exactitud, no tiene gracia, son gesticulaciones del mornento, de las que no queda nada." Otros, insistiendo en su estilo, denuncian Ia ausencia de pericia sintactica, asegurando, con toda seriedad, que nadie llego a empeorar Ia sin taxis como el que escribio: "Hay una realidad que no es surrealidad ni realidad subreal, sino una realidad lateral. En los sindulios del beloferonte no hay mas que huevos fritos y logica bostezante." ,: Ramon Gomez d e Ia Serna escribe mal? Jose Bergamin ya dejo esta cuestion bien aclarada: "Ramon escribe mal, como Charlot and a mal -y como J osefina Baker baila mal-: expresamente - expresivamente." Ya ha llovido desde que Ramon escribio : "i Que dificil es tnibajar para que todo resulte un poco bien deshecho! Pero asi es como damos el secreto de vivir. La prosa debe tener mas agujeros que ninguna criba, y las ideas tarnbien. Nada de hacer construcciones de mazacote, ni de piedra, ni del terrible granito que se usaba antes en toda construccion literaria. Todo debe tener en los libros un tono arrancado, desgarrado, truncado, destejido. Hay que hace.rlo todo como dejandose caer, como destrenzando todos los tendones y los nervios, como despeiiandose." Y para rematar: "El hombre no quiere convencerse de que vive a! margen de !a creacion. Se. ha dado tanta importancia, que quiere conservarse y hacer cosas supremas. Asi resulta cogido a! final y martirizado por esa idea viciosa de !a importancia. Vivimos a! margen. Solo lo que sirve para que Ia gravitacion universal exista, puede considerarse con deberes. Lo demas vive a! margen, de cualquier
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modo v1ve al margen. El pensamiento sobre todo." .:Ramon escribe mal? Bien. En el principio fue el misterio. Despues vino la gramatica; y despues, el profesor con polainas. Julio Cortazar, en este sentido, declaro: "Algun critico argentino seiialo que mis primeros libros estaban mejor escritos que los ultimos. Desde su punto de vista no niego que tenga razon, pero desde mi punto de vista el esta equivocado y yo tengo razon. Mis primeros libros estaban mejor escritos porque yo manejaba un lenguaje un poco artificioso que se adecuaba a situaciones tambien artificiosas. Ahora, para llegar a situaciones que para mi son vitales, mas hondas, ese lenguaje ya no me servia, entonces lo destrui. No he tenido ningun miedo en caer en toda clase de incorrecciones, utilizar las hablas populares de la Argentina - lo que llamamos el lunfardo, en Buenos Aires- ; quebrar toda sin taxis y toda gramatica cuando me convenia, porque entiendo que esa especie de revolucion que se hace dentro de Ia palabra es la unica que finalmente nos puede mostrar la otra revolucion, la mas profunda, que es Ia que podriamos decir del espiritu en esta linea de la que estoy hablando." No se habia fijado Valery Larbaud en esas pijoterias gramaticales, sino en lo medular - en el arte y no en Ia manera-, a! confesar: "Despues de leer a Ramon Gomez de la Serna renuncie a escribir, durante ocho dias . . . No merecia Ia pena." Cuestion de comprender que "Ia verdadera elocuencia se burla de la elocuencia". Pablo Neruda, en M emorias y recuerdos - 0 Cruzeiro del 16 de abril de 1962- , escribe: "A Ramon Gomez de Ia Serna lo conoci en su Cripta de Pombo, y luego lo vi en su casa. Nunca puede olvidar un poeta que viene de la America Ia voz estentorea de Ramon dirigiendo desde su sitio en el cafe la conversacion y Ia risa, los pensamientos y el humo. Ramon Gomez de la Serna es para mi el mas grande de los escritores de nuestra lengua, y su genio solo comparable y parecido a la abigarrada grandeza de Quevedo y Picasso. Cualquier pagina de Ramon Gomez de Ia Serna escudriiia como un huron en lo fisico y en lo metafisico, en la verdad y en el espectro, y lo que sabe y ha escrito sobre Espana no lo ha dicho nadie sino ei. Este escritor de prosa ha sido el mayor poeta de nuestro idioma, el acumulador de un universo secreto. Ha cambiado Ia sintaxis del idioma con sus propias manos dejandolo impregnado con sus huellas digitales que nadie puede borrar. Cuando en nuestra America provinciana se barajan nombres para el Premio Nobel, yo protesto porque no se piensa en este gran escritor desterrado y casi olvidado en el desierto de Buenos Aires."
Ramon, por Juanino Renau
En Estudios sabre poesia espanola contemporanea, Luis Cernuda incluye a Ramon Gomez de la Serna, justificandose: " ( ... ) porque en Gomez de la Serna encuentra nuestra lirica el antecedente historico mas importante para ciertas formas de 'lo nuevo', cap tad as por la vision y la expresion." Y hasta aqui este muestrario con el pro y el contra de Ramon Gomez de la Serna. Ramon por los suelos - como destrozado, muerto; mientras su mano derecha sangra. Escribe. Ramon por las nubes -con su trompe.ta de hermoso angel bufador, intentando lo indecible: "El alba se doblara por el cangrejo clavado." Leia yo por aquel entonces al hungaro Eugenio Heltai - La verdad a perra chica- y a Chejov -La cerilla sueca- cuando Gece, el de La gaceta literaria me los puso K.O. frente a! pugil Ramon Gomez de la Serna. Ese fue mi primer contacto asombrado con el nombre de uno de los autores que, mas tarde, ocuparia un Iugar preferente en mis atenciones de lector. A continuacion, Gece se atreveria a mas. Se atreveria a establecer Ia comparacion con otro pugil: con Cocteau, en quien advertia una gracia evidente, pero fria, una gracia que, en su opinion, llegaba de una heladora ironica ( lo recuerdo bien ) , una gracia que nos haria sonreir con los sesos solamente, mientras, en la otra esquina, Ramon, venia a decir, nos han! retemblar como esas patronas gordas, sin corse, que bailan la rumba de los negros al reir.
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El primer libro de Ramon que lei me parecio insoportable. Fue La viuda blanca y negra. La verdad es que no lo entendi. Eso de que Rodrigo, el personaje principal, resultara en fin de cuentas viudo de si mismo, me dejo viendo visiones. Demasiada sutileza para un lector con deficiente apoyatura, para un lector en f<irfara. Mucho tiempo despues fui penetrando en el frondoso universe de Ramon por el senderillo facil de Jo anecdotico. Luego, algunas incursiones resueltas hacia el corazon de la obra: umbra! de lo extraordinario. No dejaba de sentir el temor de perderme en el abrupto Iugar en el que se anunciaban las seiiales dragonarias de lo madreporico. i Hasta que pun to he llegado en el conocimiento de l<i obra de Ramon Gomez de Ia Serna -esa tremenda constelacion de cerca de cien libros sin contar los ensayos, articulos, greguerias, etcetera? Desde el punto de vista critico, sinceramente, los frutos son bien escasos: asombros que se encadenan a otros asombros. (- i Te parece poco?) La dificultad estriba en lo torrencial de Ia obra, en su enormidad. Mucho aplomo ( y paciencia, intrepidez, sentido de. orientacion y sabiduria) tendra el critico del futuro para discurrir por caminos tan intrincados en busca del manantial prodigioso. La experiencia que he obtenido del contacto con esta obra es sumamente interesante. Por
ejemplo: que el aire del ramonismo lo respiren muchos escritores y que no sepan -o no quieran saber- que, a veces, "Ia originalidad no es sino una irni tacion no descubierta". o' ANNUNZIO: - Las cosas no son de quien las haec primero, sino de quien las haec mejor. RAMON: - Los plagiaries --"caras tiznadas"- vuelven mas vistoso lo que taman de Ia austera originalidad, pcro el arte no es lo mas vistoso, sino lo que nacc de una confusa breiiosidad. Seg{m Ramon Gomez de Ia Serna hay quien se ampara en una frase antigua de Goethe: "Nada se puede pensar que no haya sido pensaclo antes", pero Goethe - contin{ta Ramon- dijo cso pensando en que Ia casualidad crea Ia coincidencia, pero no Ia premeditacion. Un joven novelista, de includable talento, me decia en estos dias, hablando de Ramon, que lo encontraba un tanto anticuado. iAnticuado el evangelista de los ismos, en Espana? Creo que mi joven amigo, por desconocimiento de Ia significaci on ( y proyeccion) literaria de Ramon Gomez de la Serna, confundia el valor temporal de su obra. Y sin embargo, llevanclo Ia cuestion a esos extremes, con las propias palabras de Ramon (en Automoribundia) intente aclararle los conceptos de anticuado y moderno: "La continuidad geologica del vivir humano consiste en echar una carga de vivos sabre una capa de muertos. Perteneceremos el periodo moclernario y despues vendran otros que perteneceran al posmodernario. i Ya se que los del cuaternario no hubieran querido quedar tan prensados como quedaron, pero no tuvieron mas remedio! Que no se rian de nosotros los hombres del futuro porque no avanzo nuestro tiempo hasta sus invenciones y mejoras. No tuvimos mas remedio que quedarnos en anticuados para que ellos pucliesen nacer y ser rm'i.s modernos." Poco tiempo clespues de esta conversacion, Carlos Monsivais daba, a bombo y platillos, su celebracla confercncia-show sabre el cine mextcano. Ignoro si Carlos Monsivais conoce el aire del ramonismo, pero i vaya si lo respira! En esta clase de conferencias espectaculares Ramon Gomez de Ia Serna es el adelantado. Una muy sonada fue en el Circo Americano de Madrid sobre un alto trapecio. Entre las cosas que dijo: "El orador de trapecio -nuevo genera de aratoria- tiene que ser breve por fuerza porque carece de agua con que refrescar y fertilizar su aratoria. Yo, habra un momento en que me quedare un poco afonico, lengliicorto, y no tendre mas remedio que callar. No he querido que me pusieran el cacharrito de los loros, porque entonces hubiera resultado el verdadero !oro de Ia oratoria" ... "Yo quiero emplear con viable coexistencia las dos sus-
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tancias: Ia de Ia seriedad y Ia de Ia broma, creyendo que toda credulidad hay que mezclarla con cie.rto escepticismo, siendo por eso a! mismo ticmpo que cronista del circo cronista de los muertos." En el Circo de Invierno parisino clio otra conferencia sobre un enorme elefante seguido de otros . . . "Vienen unos sobre otros, como si se tratase de un monton de montanas, de una cordillera" . . . "El elefante que debia salir de un huevo de marfil nace mayorcito y ya meditando empellones" . . . "Cuando se levanta del suelo, es como una excavacion que se despe.rezase" . . . "Es un calzonazos" . . . "Tiene Ia cabeza llena de chichones, que se ha hecho al pasar por los dinteles del bosque" . . . "Es un vagon de indiferencia ... " Insolitas conferencias espectaculares: sobre los peces; sobre los faroles; maquillado de negro para expresar en p{,blico las sensaciones de un negro frente a los blancos; vestido de Napoleon; de medio ser; su parodia del conferenciante. Y su conferencia sobre sifon: "Agua con agujeritos . . . Agua con hipo ... Sabor a pie dormido ... Agua enojada ... Maniqui del agua . . . Agua resfriada . . . Liquido apolillado . . . Agua mistica y suspirante con prisa por subir a! cielo ... " Conferencia sobre Dona Juana la Loca usando, para los efectos dramaticos, un ventilador con cintas negras voladoras. "Dona Juana es un velo que vuela en los campos de Castilla por los que pasa llevando el cadaver de su marido." Conferencias con guantes de goma para evitar las huellas del crimen. Y la conferencia sobre el Greco, en America. Ramon explicara: "Al final de Ia conferencia hacia que Ia reproduccion del retrato del caballero de la rnano en el pecho, que presentaba en un caballete, bajase el brazo en cabestrillo de siglos. El artilugio para conseguir ese efecto consistia en haber logrado una reproduccion de Ia mano, fotografiada aparte, y que caia gracias a un hilo negro que estaba comunicado con mi mesa de conferenciante. EJ efecto se habia logrado, y un grito de sorpresa y espanto se levantaba en Ia sala. 'Despues de tanto tiempo - decia yo antes de soltar el hilo- de tener una postura tan dificil este caballero de otros tiempos, va a descansar, por fin, desperezandose de su inmortalidad'. El brazo salia del marco y quedaba como respirando descanso el caballero de Ia mano en el pecho." i Y las conferencias con la bola roja de billar para senalar el pun to y a parte; con el guante de boxeador para dar contundencia a un concepto con su buena carga metaforica; con monoculo sin crista!; y con el botellon suizo que
al levantarlo para echar agua en el vaso tocaba un tiempo de aria? Etcetera. Etcetera. Etcetera ... El primer escandalo callejero lo arma Ramon en Madrid. Va a dar Ia primera conferencia sobre el cubismo y el retrato cubista de Ramon pintado por Diego Rivera, es, accidentalmentc, descubierto en plena via publica. i La que se armo! En 1910, en Paris, Ramon Gomez de la Serna entra por casualidad en la Exposicion de los Independientes. Era un barracon largo y lleno de luz. "Se sentia -dira. Ramon- que alii estaba Ia barricada y trinchera del porvenir. Confieso que crei mas en una barraca de feria que en lo que aquello era; pero si algo, entre las sensaciones que llenan nuestras almas, se puede Hamar puro sentido del descubrimiento, fue aquello lo que goce. Desde entonces entre en el caos febriciente de Ia pintura moderna y su interes." En 1909 Picabia presenta su primer cuadro no figurativo. En 1910 Kandinsky da su pri. mera acuarela abstracta. Pues bien: en 1909 Ramon Gomez de la Serna publica El concepto de la nueva literatura: "V oy a hacer lo mas prohibido por ciertos absolutistas teori.cos, que es mezclar el nuevo arte y Ia nueva literatura; pero del conjunto de esta herejia brotara una idea general de como es mas verdad de lo que parece esta influencia reciproca." En I smos escribira: "Lo nuevo son distancias que se recorren. No hay otra forma ni concepto de Ia distancia en Arte que el innovar. Asi recorrer espacios que no estaban detras de el, sino delante, el artista esta parado y da vueltas alrededor de su noria si no innova." El gran novelista Gabriel Garcia Marquez, fervoroso admirador de Ramon, me decia con admirable sencillez, comentando su Cien aiios de soledad, que si yo no habia observado senales de Ramon en su obra. i Presencia del ramonismo en Ia extraordinaria novela de Gabriel Garcia Marquez? ... Pues claro que si. El estupendo disparate, entre otros, del galeon espaiiol, con sus florecitas, en la selva, a doce kilometros del mar, coincide, en cierto modo, con el otro estupendo disparate del barco andado en medio de Ia ciudad descripto por Ramon en (su) El hombre perdido. Los dos espejos cnfrentados como dos nostalgias, los pechos -melones vivos- de Ia Nigromanta y " Ia apuesta que se gano en Ia primera cena ( el sabio ca talan de regreso a su tierra) porque reconocio en el agua de a bordo el sabor a remolachas nocturnas de los manantiales de Lerida", son, entre otras, algunas senales del aire ramoniano que sopla agradablemente en esos tumultuosos cien a nos de soledad. Todos los disparates excogitables de Gabriel
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Garda Marquez tienen una ultima explicaci6n en Ramon Gomez de Ia Serna, el maestro: "Lo que mas indigna a! Creador -leo en El hom~ bre perdido- es que Ia serpiente a veces tiene amores con Ia tortuga y Ia sentencia a lombriz de tierra y si vuelve a reincidir a gusano de los muertos." La trayectoria literaria de Ramon Gomez de Ia Serna est2. seiialada en su arranque -y discurs<r-- por ese acento jolgorioso de profunda exaltacion por lo nuevo. Y en el fondo de ese movimiento Ia presencia de un ser tragico. Surge el ramonismo como una inevitable revolucion en el campo del Arte. Ramon es, en Espana, el evangelista. "La magia de Ia vida, el gran engaiio de Ia muerte, Ia caja de multiple fondo con que se fantasmagorizan los mares de espacio en que nada el hombre, esta en el arte siempre renovado, renovado por mas que !loren los apegados a lo antiguo, lo antiguo que, por bueno que sea, es monstruoso en Ia repeticion. Los que ofendieron a lo nuevo seran eternamente escarnecidos y todo el porvenir cuidara de desagraviar a lo nuevo, tanto como de agraviarles a ellos." Despues, ya al final de su vida, Ia impresion de un cambio radical en el estilo; pero no. Es cuestion de saber rastrear en su obra, de no dejarse confundir con las apariencias funambulescas de este autor que, como el tanto temia, fue crucificado en el topico. Detras de Ia mascara sonriente, burlona, esta Ia clave, Ia profunda -y grave- significacion de su obra. Esta eso que, ahora, ha podido desorientar a algunos. El tono rebelde, desenfadado, pocas veces blasfematorio aunque el propio Ramon creyera lo contrario, ha ido apaciguandose naturalmente con los aiios hasta alcanzar una serenidad y una templanza mistica que recuerda, sin perder su antiguo acento, a Fray Luis de Gra-
nada de quien Ramon era un rendido, un fervido devoto: "Aqui estamos el dia y yo ... como un muro de iglesia, dedicado a Dios, elevado hacia El, arrodillado y en oracion. Subimos como lagartijas enloquecidas por ese muro, nos metemos por sus rendijas, volvemos a subir. Todos no tendran mas que esta tapia alta, rendijas y Ia facultad de subir y bajar por ellas, unas veces tranquilos y otras ve.ces temerosos." Ramon Gomez de Ia Serna decide, finalmente, aislarse del mundo. No quiere visitar a nadie y que nadie -Don Nadie- intente visitarlo en su panteonizado museo de Hipolito Yrigoyen de Buenos Aires. Una infinita tristura ha convertido ( por fuera) a! brillantc juglar en lo que siempre fue entraiiablemente: un ser melanc6lico y solitario aun en el centro del baru!lo de Ia calle. Un juglar que hizo much_o ruido para espantar el gran silencio de Ia vida. En su Automoribundia dej6 su coraz6n sangrando; p ero "si alguien dudase de Ia veracidad y exactitud de lo que digo: i que le frian un huevo!" El lector de Ramon Gomez de Ia Serna seguira repitiendo Ia pregunta: ~ Cual sera el destino ultimo de su obra? La obra, i ah si! Porque el ramonismo, sin ser otra cosa, ya es otra cosa desde el punto de vista anecdotico. Eso o algo mas. Un modo de dejar seiiales en Ia vida, originalmente, graciosamente, generosamente. Una postura espectacular frente a lo extraordinario o sea el misterio. Ser eso: el que trajo las gallinas. Se dice pronto. (Dicen que las referencias de las referencias de las referencias . . . i Bah ! ) Cuando un amigo me dijo aquello de que sus tias iban echando caras de codornices, yo le recorde: i RAM6N! Y nos enredamos en unas sonrisitas complices porque los dos ya estabamos enterados - j que tios !- de que "Ia naturaleza inventa el arbol pero noel armario."
Ramon Gomez de Ia Serna en Paris con Cami, Bontempelli y Pitigrilli (1927)
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TAPICES FRANCESES ANTIGUOS YMODERNOS Discurso de Jose Luis Martinez Casi tan antigua como las civilizaciones, y espejo de las civilizaciones como se Ia ha llamado, Ia tapiceria alcanz6 en Europa, a partir del periodo g6tico, un singular esplendor. Los amplios muros de los palacios reales y de Ia nobleza se cubrian con los tapices salidos de los talleres flamencos, franceses y alemanes que recreaban escenas mitol6gicas o religiosas, hazaiias guerreras, escenas de Ia vida cortesana o graciosas alegorias. Quien ha visto las tapicerias del Apocalipsis de Angers o las alegorias de los sentidos con el Unicornio del Museo de Cluny, sabe que fuerza expresiva y que refinacla clelicadeza pudo alcanzarse en estas obras maestras. Y ademas de su funci6n ornamental, aquellos tapices ayudaban tambien a proteger las habitaciones de las inclemencias. De ahi que, tanto por el gusto de la noble contemplaci6n como del bienestar, los principes transportaban con ellos, cuanclo viajaban de castillo a castillo, y aun a sus tiendas de campaiia los tapices que los abrigaban y deleitaban. Con ellos podiase amueblar rapidamente un palacio deshabitado. Y, cuando la ocasi6n era sonada, se sacaban de los cofres los tapices mas ricos, los tejidos en oro y seda, y se les colgaba sobre los habituales o se decoraba con ellos la fachada de una residencia. La creaci6n de estas colgaduras tan apreciadas por los nobles era fruto de un arte, a Ia vez que una artesania, que exigian tanto una habilidad y una enorme paciencia como Ia virtuosidad del ejecutante. En los talleres de tapiceria se calcula que un buen tapicero requiere un aiio para ejecutar un metro Cuadrado de tapiz. Y algunos de ellos rniden centenares de metros cuadrados. Ademas, el tapiz exigia siempre Ia colaboraci6n de un pintor que ejecutaba el carton previo. Este arte, sutil y singular se convertiria en Francia, a partir del siglo XVI, en un arte nacional y en una empresa del Estado. Despues de los Talleres de Fontainebleau, creados por Francisco I, y los de Paris establecidos para hacer frente a Ia competencia de los talleres flamencos, el paso decisivo lo da Luis XIV, aconsejado por su ministro Colbert, al fundir en un gran taller, que se llam6 la Manufactura Real de los Gobelinos, a los diferentes obradores parisienses. El pintor de las glorias del Rey Sol, Charles Le Brun fue el primer director de la Manufactura y, si al principio predominaron las fastuosas escenas en que sobresalia Le Brun, pronto se fue adaptando Ia producci6n del taller real a escenas menos gran-
diosas y mas acordes con nuevos usos de vida. Pero Ia tapiceria no desapareci6 con Ia nobleza, porque se habia hecho ya una exigencia noble de Ia vida, sino que fue siguiendo, paralelamente, Ia evoluci6n del gusto artistico y de las artes plasticas. Gracias a esta fidelidad a su tiernpo del arte de Ia tapiceria francesa, podremos admirar, despues de estas salas que nos muestran ejemplos memorables de los tapices antiguos, otras salas con una colecci6n de tapices modernos. Algunos de los grandes creadores del arte contemporaneo, Arp, Braque, Calder, Grornaire, Hartung, Le Corbusier, Matisse, Manessier, Prassinos, Vasarelly y Vieira da Silva, han colaborado con sus cartones para estas obras. Y podremos disfrutar, asimismo, una muestra del arte magico y luminoso de J ean Lurgat, el gran animador de la tapiceria francesa rnoderna en el taller de Aubusson, que visit6 Mexico poco antes de su rnuerte, el aiio pasado, y que tan cordial estirnulo diera a los trabajos de nuestra Escuela de Diseiio y Artesanias. Los modernos creadores de tapices no se han limitado a tejer urdimbres con las imagenes y las abstracciones de nuestro tiempo, sino que se han preocupado tambien por integrar sus obras a los espacios arquitect6nicos, como si buscaran de nuevo aquel "funcionalismo" que tuvo este arte desde sus origenes. ;_ Seria posible encontrar algun paralelismo entre el arte de Ia tapiceria y el de la pintura mural? Creo que am bas tienen al menos en comun la preferencia por las cornposiciones rnonurnentales y una intenci6n de arte publico. Recordemos que los tapices no s6lo ornaban los interiores reales o nobles sino tambien el exterior de las mansiones y de las calles o los grancles muros de las catedrales en las festividades mas solemnes. y el afan de integraci6n arquitect6nica y plastica de algunos de los modernos creadores de tapiz es el mismo de nuestros muralistas. Por estas afinidades y por el esplendor mismo de las obras que reline, esta Exposici6n de Tapices Franceses Antiguos y Modernos es un hecho memorable, por el que el Instituto Nacional de Bellas Artes expresa su reconocimiento al Gobierno de Francia, a su embajador y a la Asociaci6n Francesa de Acci6n Artistica. Esta nueva constancia de la fecundidad de nuestras relaciones culturales nos permitira admirar, por la primera vez en Mexico, un conjunto representativo de un arte singular en el que Francia, ayer y hoy, ha creado obras maestras.
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Nouvelle Portiere de Diana [Diseno de Perrot y
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Le Concert (Siglo XVI)
Discurso de Pierre Hourcade Consejero Cultural de Ia Embajada de Francia en Mexico
La expostcton que tenemos el alto honor y e) privilegio de inaugurar esta noche, y que proponemos al publico conocedor de Ia capital, constituye sin duda alguna uno de los acontecimientos mas importantes y, sabre todo, uno de los mas originales de los que han seiialado Ia trayectoria, ya tan fecunda en iniciativas de valor, de las relaciones artisticas entre Mexico y Francia durante los ultimos aiios. Es en verdad Ia primera vez que se presenta en Mexico una imagen casi completa de un arte -el de los tapices- cuya tradici6n remota, podemos decirlo asi, a los origenes de nuestra historia nacional, manteniendose sin interrupci6n a traves de las vicisitudes de los regimenes politicos, de las escuelas y de las tendencias esteticas. Se podria decir -teniendo en cuenta ciertamente las diferencias evidentes- que Ia tapiceria ocupa en el arte frances un Iugar analogo al del arte mural en Mexico. En uno y en otro caso se trata de un arte "monumental" , destinado a cubrir amp lias superficies en edificios oficiales o privados, pero siempre abiertos al publico. Un arte que si no es popular, es cuando menos civico, con raras excepciones puesto que no esta reservado celosamente a! deleite egoista de coleccionistas particulares, sino ofrecido a las miradas del mayor numero de personas, aun cuando sus creaciones ornaran las residencias reales o las habitaciones de los poderosos. Creado por Ia necesidad de cubrir los muros frlos y despojados de las mansiones medievales, este arte respondia al mismo tiempo a una exigencia de lujo y de confort. Su modalidad le permitia seguir a las Cortes errantes de entonces. Desde fines de Ia Edad Media hasta mediados del siglo xvn, Ia tapiceria francesa conoci6 una epoca gloriosa, cuyos diferentes aspectos estan representados aqui por unas veinte obras de calidad excepcional. Fueron escogidas por los organizadores de Ia exposici6n con un especialisimo cuidado para ser expuestas ante el publico de Mexico, tan exigente en materia de arte. Desde los talleres del Loire, en los alrededores del aiio 1500, hasta las creaciones excelentes pero demasiado rebuscadas de Ia epoca de Luis xv, con una preponderancia justamente concedida a las obras ejecutadas por Ia celebre Manufactura de los Gobelinos, encontrareis aqui las muestras significativas de todas las escuelas del arte de Ia lana, durante lo que se ha llamado su gran periodo hist6rico. Pero el exceso de virtuosismo tecnico llev6 al error fatal que consisti6 en pretender hacer
competencia a Ia pintura, tanto en sus temas como en Ia multiplicidad de sus matices de coloride. AI finalizar el siglo xvm, esto engendr6 una decadencia en los talleres oficiales - Gobelinos y Beauvais- asi como en los talleres privados, los cuales conocieron y soportaron durante casi un siglo, las nefastas consecuencias de tan peligrosa orientaci6n. Academico en su concepto, costoso en su realizaci6n, el arte de los tapices, si jamas dej6 de practicarse, conoci6 una decadencia de Ia que hace treinta aiios consigui6 rescatarse, gracias a Ia conjunci6n de una oportuna iniciativa del Estado y al talento de algunos grandes artistas. A este renacimiento esta asociado con justicia, el nombre tan conocido en Mexico de su principal promotor: Jean Lun;at, que cuenta en este pais a tantos amigos fieles asi como a discipulos de gran talento. En poco tiempo se pudo comprobar que el ocaso de los tapices franceses no fue mas que un accidente. Se volvieron a encontrar las reglas a Ia vez sobrias y audaces de su verdadera tecnica, se adaptaron el estilo y los temas de sus composiciones a las exigencias del gusto contemporaneo y muy pronto conoci6 un nuevo aliento cuya amplitud desbord6 el marco del territorio frances, reanimando o provocando en el mundo entero Ia creaci6n de nuevos centres de realizadores que responderan a los deseas y a las necesidades de una clientela cada dia mas amplia y mas conocedora. Es este glorioso desarrollo actual el que atestiguan los Tapices expuestos en las salas de Ia planta baja. Vereis entre ellos todos los estilos y casi todas las tendencias de Ia plastica contemporanea. N otareis que los mas gran des pintares, Matisse, Braque, Gromaire, Andre Masson entre otros, se unieron con entusiasmo al movimiento y otorgaron ~;u colaboraci6n no ocasional, sino abundante y fecunda. Comprobareis tambien que grandes artistas extranjeros, tales como Calder, Hans Arp, Mortensen, Vasarely, Vieyra da Silva, concibieron e hicieron ejecutar en Francia algunas de sus mas bellas realizaciones en tapices, puesto que alii encontraron el clima y los medias de ejecuci6n propicios a Ia manifestaci6n de su talento, en este aspecto del arte. El catalogo os mostrara que Ia mayoria de las obras expuestas provienen de nuestro Mobiliario Nacional, esa instituci6n tan original que tiene por meta no solamente conservar, restaurar y prestar las obras de arte del pasado, propiedad del Estado, sino tambien, Ia de estimular las creaciones contemporaneas mas au67
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D efait e du Com.te de M ar sin. [Diseiio de L e Brtm]
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daces. Es precisamente el Administrador general de este gran organismo, digno de la herencia que lego Colbert -la Manufactura de los Gobe.linos- el senor Jean Coural quien, en su cahdad de Comisario artistico de Ia Exposicion, ha asumido Ia responsabilidad de la seleccion y de la presentacion de las obras aqui exhibidas. Puesto que representa, a la vez, a la Asociacion Francesa de Accion Artistica y al Ministerio de Estado encargado de Asuntos Culturales, es un deber para mi y un placer expresarle mi profunda gratitud por el esfuerzo tan notorio que ha Ile.vado a cabo, por el cuidado con el cual trat6 de traernos aqui lo mejor de sus riquisimas colecciones, por la amabilidad en fin, con Ia cual se presto a nuestras exigencias. Nuestro agradecimiento ira tambien, por supuesto, a las instituciones francesas que le confiaron esta mision, permitiendole llevarla a cabo. Pero quiero manifestar aqui mi agradecimiento mas sincero a las Autoridades Mexicanas y muy especialmente a! Instituto Nacional de Bellas Artes de Mexico, que recibio con tan buena voluntad Ia idea de esta exposicion y que nos ha facilitado tan generosamente los me.dios de realizarla, en el marco que mas convenia para hacer resaltar su justo valor.
Con muchisirno gusto me hago el interprete de los organizadores franceses y del Senor Embajador de Francia en Mexico, diciendo a! doctor Jose Luis Martinez, aficionado esclarecido, hombre de gusto refinado, animador sin par, y anadire, poseedor de una verdadera y poco frecuente delicadeza, cuanto le estamos agradecidos por su recibimiento, conscientes como somos de Io que Ie debemos en esta ocasion. No hemos encontrado un recibimiento menos entusiasta y eficaz entre sus colaboradores del Departamento de las Artes Plasticas, con quienes he tenido a menudo y largamente entrevistas lien as de cortesia y de ge.ntileza: mi amigo Jorge Hernandez Campos, y espero que me permitira darle este calificativo tan merecido de "amigo", asi como a don Jesus Talavera, director tecnico de las galerias de arte del Palacio de las Bellas Artes, cuya modestia y discrecion no me impiden hablar de este tecnico incomparable y cumplido que realiz6 verdaderos "tours de force" para lograr en un tiempo limite Ia presentacion tan perfecta y refinada que vamos a admirar ahora. A el, y a los artesanos tan competentes y dedicados que trabajan bajo su direccion, quiero dirigir tambien, a modo de conclusion, nuestro mas afectuoso agradecimiento.
Tapiz de Beuvais, La Mer (1964). [Diseiio de Matisse]
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Rouge de Vigne . Tourliere.
Meridien. [Diseiio de Georges 'Henri Adam]
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Allen S. Weller
ARTE USA HOY [Fragmento] (Traduccion de
La continuidad de la tradici6n, el avance del desarrollo inevitable, el rechazo a los modos de expresi6n que ya no hablan a un periodo o Iugar especificos, esas son las fuerzas dinamicas que determinan las formas en que una cultura proyecta su imagen y revela su caracter. iDe que manera han operado en el extraordinario florecimiento de Ia pintura que ha tenido Iugar en los Estados Unidos en nuestro tiempo? Las realizaciones son impresionantes, y en cierto modo inesperadas en una sociedad pluralista y materialista como Ia nuestra. EJ numero de pintores significativos del presente es elevado; el exito comercial de ciertas especies de arte, notable ; nunca antes en nuestra historia habia sucedido algo semejante a! enfasis contemporaneo sabre Ia educaci6n artistica en nuestros institutes de altos estudios; existen nuevas museos y galerias en todo el pais; las exposiciones y las publicaciones se multiplican; los coleccionistas de arte contemporaneo son numerosos. Esta intensa actividad y esta producci6n deben satisfacer necesidades muy profundas, y para muchas personas (a Ia vez creadores y espectadores) tienen abrumadora importancia. Representan una poderosa fuente de conocimiento, definen claramente valores e intenciones. Aunque el problema de Ia personalidad creativa individual en una epoca como Ia nuestra, en que los esfuerzos acumulativos y los extendidos sistemas de control social parecen ser cada dia mas poderosos, sigue siendo desconcertante y en varios aspectos irresoluble. l Ha sido el pintor contemporaneo capaz de elaborar una estetica valid a para nuestro tiempo? l Es todavia posible para el hoy, como en ciertos periodos climaticos del pasado, definir metas totales, determinar el gusto de toda una epoca, darse cuenta de las ultimas de sus posibilidades? l 0 simplemente responden o reaccionan contra los movimientos masivos de nuestro tiempo, en el que la estatura y la estructura de Ia individualidad humana parece ser constantemente disminuida? l Es un arte de plenitud o de desesperaci6n? Debemos comparar el arte de nuestros dias con el pasado del que ha surgido,
JORGE AYALA BLANCO]
verlo como una parte de la sociedad en que se desarrolla y establecer su relaci6n con las posibilidades innatas y las capacidades del hombre. Para entender el curso que Ia pintura de cste pais ha seguido durante los ultimos diez anos y su condici6n presente, es ne.cesario que recordemos algunos de los estadios iniciales de su desarrollo, ya que dentro del periodo que estamos considerando aqui, Ia pintura norteamericana se ha vuelto mas independiente que nunca, es una iniciadora mas que una heredera. A principios de siglo, los norteamericanos en Paris eran provincianos y estaban satisfechos de ellos mismos, eran una combinaci6n de impresionismo y sentimiento. Un gmpo de j6venes norteamericanos en Paris participaron en las actividades que explotarian en 1905 en Ia obra de los fauves. Maurice Prendergast, Alfred Maurer, Samuel Halpert, Maurice Sterne, Max Weber y Abraham Walkowitz se hallaban en Paris durante estos anos precursores, y pronto fueron seguidos por otros. Un pequeno grupo sinti6 Ia necesidad de conocer las nuevas experiencias en Italia (Joseph Stella) y en Alemania (Lyonel F eininger, Marsden Hartley, Albert Blach). Sin embargo, los academicos dominaban este pais, y las oportunidades para observar o exponer trabajos progresistas casi no existian. EJ unico grupo liberal en los primeros anos del siglo fue el llamado de Los Ocho, constituido por innovadores que lo eran solo porque sentian un vivo interes por el mundo que los rodeaba y no por alguna tecnica o sentido formal. Los norteamericanos "modernistas" fue.ron influidos, por un !ado, por Cezanne y el sentido de Ia forma estmctural y Ia organizaci6n y, por el otro, por el excitante y expresivo colorido y los movimientos de los fauves. La influencia mas limitada del futurismo y del orfismo se sinti6 路 tambien en casos aislados. Con frecuencia algun pintor respondi6 a varios de los nuevos movimientos en fases sucesivas de su propio desarrollo. Vemos retrospectivamente a algunos de estos artistas como pioneros autenticos del modernismo, que abrieron camino a movimientos
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y actitudes fuertemente representados hoy en dia. (Sin embargo, todavia viven y trabajan entre nosotros pintores que se hallan entre los pioneros de nuestro periodo en sentido hist6rico, cronol6gico.) Maurice Prendergast es uno de los primeros creadores norteamericanos que pens6 en el cuadro como una forma artistica total. Alfred Maurer instintivamente se inclin6 hacia un tipo de composici6n simb6lica y formal que prefigura desarrollos posteriores. John Marin sobresale entre los artistas que integran los movimientos fauvista y expresionista ; llev6 Ia acuarela a nuevas consistencias de efectividad y poder en su expresi6n dramatica de Ia costa de Maine barrida por el viento y Ia complejidad de Ia vida citadina. Marsden Hartley cre6 con solidez monumental y poder simb6lico muy personal. Joseph Stella expres6 el asombro y Ia grandeza de las colosales hazafias de ingenieria de Ia ciudad americana con ciertos elementos que escaparon de los futuristas italianos. Max Weber y Charles Demuth, que pertenecen a Ia misma generaci6n de viejos artistas que se incluyen en Ia presente colecci6n, afiadieron otras notas distintivas ( cubistas y expresionistas en el primer caso, naturalistas en el otro) a Ia creaci6n de un arte autenticamente norteame-
ricano del siglo xx. Todos estos artistas habian conseguido estatura y significaci6n antes de Ia Primera Guerra Mundial. El celebre Armory Show de 1913 condujo a Ia pintura norteamericana por primera vez a Ia corriente importante de movimientos artisticos internacionales contemporaneos. Esta exposici6n, organizada por un grupo de artistas incluy6 a muchos de los pintores europeos mas destacados y tambien a un gran numero de creadores norteamericanos excluidos casi invariablemente de las exposiciones que se realizaban en el pais. Entre los pintores de Ia presente colecci6n, Edward Hopper y Stuart Davis expusieron por primera vez en el Armory Show. Los criticos fueron casi uniformemente hostiles a Ia primera presentaci6n en gran escala del arte moderno en los Estados Unidos, pero el a rte norteamericano nunca volvi6 a ser el mismo. Antes bien, ese hecho confirm6 y fortaleci6 Ia actitud experimental de aquellos pintores norteame.r icanos, algunos residentes en Europa, que habian participado en las nuevas corrientes, y estimul6 a un grupo de pintores mas j6venes a seguir los nuevas lineamientos. Entre tanto, un movimiento totalmente desvinculado surgi6 durante la decada de los veintes y particip6 en el estableGente a[ Sol,
EDWARD HOP PER (
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cimiento de nuevas actitudes y de una nueva vision. Fue una apreciacion y un entendimiento de Ia vision primaria descubiertos a traves de las nuevas disposiciones hacia el material etnografico y antropologico por un !ado y, d el otro, por Ia revelacion de Ia importancia del artista candida o folklorico. Tales artistas han existido siernpre, aunque los buenos son pocos, en todos los tiempos, pero hasta entonces Ia calidad de su trabajo fue aceptada como de verdadero valor y el trabajo arqueologico (africano, mexicano) se miro d esde el pun to de vista estetico mas que desde el cientifico. Los mejores ejemplos de arte folklorico -como las pinturas de Joseph Pickett- son meticulosos en el detalle, poseen una tradicion continuada de artesania cuidadosa y aguda observacion, el material realista se maneja con enfasis simbolico. Es un estilo de diseno plano y ritmico que exhibe un pocler de vision imaginativa aunque determinista y representa una compensacion bienvenida frente al academicismo esteril y a !a experimentacion sofisticada. Durante la decacla de los veintes, un importante grupo de pintores continuaba trabajando con material social, a mcnudo con aliento fuertemente nacionalista, U a rbo/ de/ hu/e,
BLUME PET ER (
sostenido en parte por el punto de vista de Los O cho, pero pennanece al margen de las: inno~ vaciones estructurales de los pioneros 路 del modernismo. Tales artistas son Maurice Sterne, Bernard K arfiol, Boardman Robinson, Walt Kuhn, George Bellows y Leon Kroll, quienes representan una especie de tradicionalismo no academico que constituyo una fuerte y saludable corriente subterranea, una base legitima de Ia que surgirian movimientos posteriores. Los desarrollos estilisticos muestran frecuentemente una ondulacion desde un punto hasta su contrario. El clima d e la postguerra (despues de la Primera Guerra M undial) que meti6 a la naci6n en un programa de aislacionismo politico y econ6mico, . estimularia el retorno a una nueva clase de nacionalismo en la pintura. Este fue un viraje consciente para alejarse del intcrnacionalismo, que alcanz6 su altura con el Armory Show, y frente a la residencia total d e artistas norteamericanos en Europa (particularmente en Paris) y ademas un repudio, igualmente consciente, a la gran ciudad como centro y fuente de inspiraci6n artistica. A este movimiento, que alcanz6 su plenitud en la decada de los treintas, se le conoce como regionalismo
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y se le asocia particularmente con un grupo de pintores del Media Oeste. Fue Ia continuacion de Ia pintura del primer realismo socialista y entre estos artistas se halla George Bellows, aunque este pintor posee un punto de vista mas critico de Ia propaganda social, un trazo mas arbitrario y formal; ejerci6 una influencia poderosa sabre el arte gubernamental subsidiado de los aiios de Ia depresi6n. El movimiento se acompaiiaba de Ia contraparte altamente vocal de numerosas publicaciones y estados que enfatizaban el nuevo localismo. Thomas Hart Benton, Grant Woody John Steuart Curry formahan el triunvirato que llev6 este movimiento a un climax cortado en seco por Ia Segunda Guerra Mundial. La depresi6n de Ia decada de los treintas y Ia politica compensatoria de Ia administraci6n de Roosevelt introdujeron un programa de patrocinio gubernamental del arte que culmin6 con Ia entrada de los Estados Unidos a Ia guerra. Por algunos aiios, ning{m otro gobierno moderno estuvo tan intensamente compenetrado del arte contemporaneo. Los proyectos artisticos federales se llevaron a cabo mediante un vasto plan nacional de comites regionales, empleando un excelente sistema de competencia abierta a todos los artistas. El gusto extremadamente conservador que habia saturado las comisiones gubernamentales en el pasado fue seguido ex~ clusivamente, sin · alternativas; las nuevas comisiones se dedicaron uriicamente a Ia decoraci6n mural y escult6rica de edificios publicos. La pintura y las artes graficas Easel, asi como el registro visual de muchos aspectos del pasado norteamericano fueron importantes aspectos del programa. Debera recordarse que este patrocinio gubernamental fue antes que nada una medida compensatoria, tin plan para dar traba~ jo al desempleado. Mientras habia ciertamente comis=ones que se encargaban, en algunos casas, a los artistas que no cohtaban con el equipo y material suficientes para realizar las oportunidades que se les ofredan, habia muchos excelentes trabajos comisionados y ampliamente distribuidos y un gran numero de artistas j6venes a quienes se les · proporcionaba estimulo y patrocinio en sus . carreras; Sin embargo todo este programa prometedor fue cancelado por Ia guerra y nunca ha vuelto a plantearse. Mientr'as tanto, los contactos internacionales se vieron estimulados por· Ja influencia de connotados artistas europeos que llegaron a estable~ cerse en los Est:id6s Unidos, generalmente como resultado de la depresi6n · politica y de las catastrofes ocurridas en los pa'ises de origen. Unos pocos llegarori durante y despues de Ia Primera Guerra · Mundial. Muchos inas llegaron como consecuencia de las condiciones politicas y sociales de Alemania durante Ia decada de los treintas. Varios de los pintores de Ia presente
colecci6n forman parte de este mov1m1ento. Jules Pascin fue uno de los prim eros. Era de nacionalidad bulgara y empez6 como ilustrador en Alemania, vivi6 muchos aiios en Paris y vino a norteamerica en 1914. Su espiritu, amargo e ir6nico, no encontr6 su Iugar en ninguno de estos ambientes ; fue un dibujante sensible y un pintor intenso. Nicholas Vasilieff es un ruso que vino a los Estados Unidos en 1923, sus trabajos mas recientes se incluyen aqui. Durante las decadas de los treintas y de los cuarentas, un grupo de pintores europeos apareci6 en los Estados Unidos. Casi todos ellos habian hecho capitales contribuciones al arte del siglo xx, los demas iniciaron en este pais lo que habria de ser su completa realizaci6n. Hanz Hofmann, cuyos trabajos abren Ia presente colecci6n, vino de Alemania en 1930 y ha sido, como artista y como maestro, una profunda influencia. Pronto fue seguido por George Grosz, a quien se conoce principalmente por sus dibujos amargos y penetrantes que expresaban Ia desesperaci6n e intensidad de Ia vida alemana durante y despues de Ia Primera Guerra Mundial, y por Josef Albers, uno de los maestros pion eros del Bauhaus, en Weimar y Dessau, que vinieron a los Estados Unidos en 1933. Su influencia sabre el entrenamiento basico en el estudio ha sido grande. Sus penetrantes ensayos del color y de los efectos de espacio y movimiento sobre Ia forma han influenciado a toda una generaci6n de j6venes dibujantes. Lyonel Feininger, despues de vivir en Alemania por muchos aiios, regres6 a su nativo Nueva York. Figuras tan prominentes en el desarrollo de la pintura del siglo xx como Yves Tanguy, Piet Mondrian y Max Beckmann, vivieron sus ultimos aiios, muy productivos, en este pais. Otros pintores importantes llegaron de otros paises y permanecieron aqui durante largos y cortos periodos. Fernand Leger, Marc Chagall, Max Ernst y Kurt Seligmann desarrollaron una gran actividad, mientras otras figuras internacionales como Amedee Ozenfant, Laszlo Moholy-N agy (que convirti6 el Instituto de Dibujo de Chicago en una especie de sucursal del Bauhaus) , Paul Tchelitchew, Salvador Dali y Roberto Matta Echaurren trabajaban en los Estados Unidos. Las dos figuras mas significativas del renacimiento mexicano de Ia pintura mural, Jose Clemente Orozco y Diego Rivera, re.Cibierori importantes comisiones para realizar murales en este pais durante los ultimos aiios de la decada de los veintes y a principios de los treintas, fuerori una influencia decisiva sobre los pintores norteamericanos de temas sociales. Rufino Tamayo realiz6 e·n Nueva York algunas de sus obras esenciales en su desarrollo. La pintura norteamericana de hoy ·cuenta, como hemos vista, ·con un panorama rico y variado, y no s6lo sigue adelante con su vigorosa
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tradicion nacional sino enriqueciendose con las contribuciones directas de los movimientos internacionales, en busca de Ia expresion adecuada para el caracter especial de nuestros tiempos. Hoy en dia, como antes, el artista creador esta luchando inevitablemente con tres aspectos de Ia realidad: los objetos o formas de Ia naturaleza que lo proveen de simbolos o signos; los materiales fisicos o medios de los que se sirve para trabajar; el mismo. No podemos decir automaticamente que alguno de estos aspectos es mas real que otro, aunque mucha gente asocia el termino "realidad" solamente con Ia primera acepcion. El mundo en el que vivimos hoy ha presionado a muchos artistas hacia su interioridad, a encerrarse en si mismos; su arte se ha convertido mayormente en un tema de vision interior, conseguida tras un arduo manejo intuitivo de los materiales que requiere. (. Pero es su arte menos "real" que aquel que trabaja con simbolos de formas externas reconocibles? En principio, un caso logico puede ser construido con Ia creencia de que el objetivo mas completo de toda forma artistica es aquel para el que las asociaciones se reduce.n a un minimo, en el que esta mas completamente profundizado el objeto de arte fisico mismo que el significado que soporta. Para muchas gentes, Ia riqueza y contenido del trabajo artistico se determina por los puntos de contacto de Ia obra con su expe.riencia personal. Algunos espectadores pueden establecer estos puntos de contacto de inmediato si el material pictorico invoca al mundo fisico y visual de Ia naturaleza; otros encontraran apremiantes mayores (y consecuentemente un "realismo" mas grande) en un arte que se nutra primero y mas que todo de afinidades y de ajustes formales. En un sentido, los factores fisicos de Ia naturaleza se vuelven cada vez menos importantes en si mismos ; hemos ido mas alia de Ia frontera en Ia que reconocimiento e identificacion de las formas materiales son de significacion primaria. Es Ia tension entre las formas, los efectos del movimiento sobre Ia linea y las calidades, los espacios activos que rodean las masas solidas, lo que parece ser Ia cosa tangible con Ia cual necesitan trabajar muchos artistas; hay, desde luego, paralelos notables en Ia situacion economica y social de nuestros tiempos. Los grandes problemas de nuestra epoca no son de indole material, son problemas de afinidades basicas. El espacio, que alguna vez fue algo que simplemente no estaba alii, se ha convertido en el elemento mas positivo de nuestras vidas. Lo probamos, lo medimos, nos precipitamos a traves de el a velocidades que no haec mucho tiempo nos hubieran parecido inimaginables. Esto ha cambiado completamente nuestro sentido del tiempo y de Ia escala. Lo que una vez se hallo remoto ya esta
cerca de nosotros; las cosas que una vez fueron objetos de contemplacion imaginativa son ahora realidades tangibles. Toda suerte de cosas que 路antes eran literalmente inexistentes se han vuelto horrorosas cualidades de indole inmediata. La realidad es compleja y multiforme. La vieja realidad esta todavia con nosotros, y para mucha gente parece ser Ia {mica, pero el artista que Ia ha abandonado como fuente material no puede ser acusado automaticamente, por ello, de eludir todos los compromisos de nuestro tiempo. El arte es a Ia vez aceptacion y rechazo, un asunto de eleccion individual y social. Es cierto que hay tantos aspectos negativos en la pintura de nuestra epoca, que algunos artistas han rechazado deliberadamente la intencion totalizadora como se practicaba en los primeros periodos historicos. Pero precisamente por este hecho se han convertido en los grandes simbolos de nuestra epoca, explotando nuevas actitudes y nuevos metodos. Hoy en dia, el sentido del espacio en el arte es crucial y Ia manera en que ha sido manejado por los pintores contemporaneos gana en significado cuando establecemos su relacion con otras actividades del hombre. Debemos mencionar, aunque solo sea de paso, Ia enorme importancia de nuestra actual conquista fisica del espacio, nuestra exploracion, mental y fisica, de las mas remotas distancias. Primero se hizo en Ia imaginacion de poetas y artistas, luego intelectualmente por matematicos y astronomos, finalmente por ingenieros que efectivamente construyeron maquinas que podian transportar al hombre fuera de Ia tierra, de Ia atmosfera y de Ia fuerza gravitacional que habia controlado todos los actos humanos del pasado. Esta es una de las grandes obsesiones de nuestra epoca. (.No es significativo que el viajero espacial del momento presente sea el viajero posible verdaderamente internacional? Los astronautas que circunvalan el globo terraqueo varias veces en breves horas viajan sin pasaporte, sin seiiales de transito, sin ninguna de las restricciones que atan todavia a los hombres que se aferran a la superficie de Ia tierra, al mundo de Ia materia fisica, y que todavia habitan bajo Ia pequeiia atmosfera que nos rodea. Algunos crecn, consecuentemente, que el espacio del arte es tambien internacional, una especie de lenguaje universal. Dinamico, en constante movimiento, e.xpandiendose sin limites, el espacio es infinito. Cuando encerramos este espacio activo, sea dentro de cosas tan tangibles como la arquitectura, construimos o interiorizamos tantos simbolos imaginarios de el como el pintor desarrolla, lo tratamos con luminosidad, con una calidad abierta, con irregularidad. Es tal su fuerza que desmaterializa las masas que se encuentran dentro de el. En un sentido, los diseiios estructurales y espaciales mas significativos del sigJo XX SOn Jos gran-
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Thon Williams : Atardecer en Roma [1961]
Bernard Perlin: El Bar [ 195 7]
Elmer Bischoff: Dos baiiistas
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Andrew Wyeth: Espantapdjaros [1947]
Burlin Paul: A-1961 [1961]
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- Hiram Williams: Incubus (1961]
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qes sistemas de carreteras que serpentean sabre la superficie de la tierra y la compleja malla de reglas de transito terrestres y aereas puede ser pensada en terminos de una suprema realizaci6n artistica. Este mecanismo, que se halla tan distante del eje central y solido, describe el ritmo esencialmente exteriorizado de la civilizacion moderna. La arquitectura de hoy (como la ingenieria, como la pintura) ya no es mas una expresion, concreta, tampoco una realizacion de la sujetividad humana y el control de una parte del mundo de la naturaleza dentro de una area definida y limitada, sino principalmente algo que es abierto y transpartente. Esta nueva articulaci6n del espacio, con su nuevo simbolismo y su importancia practica en la vida actual, ha influenciado profundamente ala escultura y ala pintura; explica muy claramente el fuerte impulso de tantos artistas para rechazar la copia de formas naturales reconocibles como vocabulario basico de su expresi6n. Cuando lo mas importante de todo es lo que esta sucediendo entre las masas s6lidas, lo que esta detras del rasgo y del artificio, el artista no puede anquilosarse mas en tales calidades de representacion. Pero este nuevo conocimiento del espacio, inevitable y tremendame.nte regocijante, tambien produce un nuevo sentido d el miedo. Representa lo desconocido y contribuye a Ia ansie.dad y soledad del hombre moderno. En si mismo, el espacio puede ser benefico, pero el modo en que el hombre esta explotando su habilidad recientemente adquirida para penetrarlo y explorarlo es peligroso. Es necesario e inevitable para el artista expresar la vitalidad interior que posee; por ello, debe crear una nueva estetica para formular las nuevas concepciones del espacio, de la luz, del movimiento y del infinito. Es cada vez mas dificil para nosotros aprehender el significado de un universo sin limites, mas que cuando los limites eran posibles. Para muchas gentes, el significado de la vida se ha vuelto consecuentemente obscuro y las bases posibles y {micas para la expresion artistica se han convertido en una afirmacion personal. A esto se refiere Paul Tillich cuando dice: "La combinacion de Ia experiencia de Ia intencion y de la voluntad de ser uno mismo es la llave para el desarrollo del arte visual desde principios del siglo." El arte realista, desde la epoca del cubismo, era primariamente una cuestion de. naturalismo, esto es, trabajaba por el control y Ia delimitaci6n de pequefios fragmentos del vasto y comprensivo mundo de la naturaleza, vistas por los ojos y analizados por las mentes de artistas aislados. El realismo hoy es algo completamente diferente. Ya noes mas un asunto de naturalismo descriptive sino la afirmacion misma -cualquier significado parece posible y apropiado a!
artista como individuo, en cada caso- de un mundo dinamico de espacio infinito y funcionamiento incesante. Alfred Neumeyer ha expresado recientemente esta brillante idea cuando llama la atencion a! hecho de que el "es" de cinco siglos de naturalismo ha sido reemplazado por el "soy" del artista moderno. Este movimiento artistico, que tiene fuertes y obvias afinidades con ]a tecnologia moderna, es interno y externo. Como el artista se vuelve mas conciente del espacio ilimitado que lo rodea, se vuelve al mismo tiempo igualmente conocedor de los abismos de la experiencia interior. El deseo de completa expresion personal, ]a realizacion de la suprema importancia del acto fisico de crear (que es simplemente un simbolo de la a prehension enter a de una situacion total) lo !leva a nuevas conceptos de proyecci6n que son libres, no racionales y algunas veces fantasticos. El ser interior del hombre moderno se encuentra de muchas maneras en desarmonia profunda y consecuentemente esta falta de arden interno (inevitable en una era de crisis como Ia nuestra) segrega un elemento de incertidumbre y volubilidad en gran parte del arte moderno. Puede ser Ia gran paradoja estetica de nuestros tiempos que Ia fuerza y originalidad del arte contempor<ineo emanen de las mismas fuentes que crean Ia incertidumbre y el caos. Un arte que trabaja con el espacio exterior ilimitado, con las experiencias internas incomprensibles, que antepone Ia acci6n al cumplimiento, el proceso a la finalidad, revela cruelmente las debilidades humanas. El arte no obj etivo esta destinado a ser una senda peligrosa porque puede caer demasiado facilmente en Ia carencia de significado, en Ia pobreza de expresion, en Ia vaguedad de ]a idea, en Ia inseguridad del contenido. Sin embargo, es casi Ia {mica actividad del hombre moderno en la cual es posible para el ser humano, trabajando solo en un nuevo universo aterrador, afirmar todo el poder y ]a libertad del espiritu humano. El rechazo de lo verosimil da al artista una nueva dimension. Si convenimos en llamar pintura realista a la que introduce figuras y objetos reconocibles ( aunque como ya ha sido sugerido hay poderosas razones para considerar otros trabajos como realistas d e modos totalmente diferentes) encontraremos una cantidad considerable de esa pintura en ]a presente colecci6n. Un grupo que continua las tradiciones mas recientes, y que representa parte de una corriente continuada de expresi6n que ha sido fructifera y substanciosa a traves de los afios, es algunas veces asociado a los realistas romanticos porque el suyo es un mundo en el que las asociaciones, las sugerencias, las implicaciones son elementos esenciales en el efecto total. Esto puede alcanzar a toda Ia trayectoria desde las sugerencias del infinito
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Luz solar,
que Edward Hopper deja en sus pinturas (por sus espacios abiertos, su concentracion sobre el vacio arquitectonicamente definido, el modo en el que las figuras de sus composiciones saltan a la vista en el espacio distante) hasta las distorsiones deliberadas y afinidades insolitas de material completamente reconocible con las que Charles Burch Field construye el extrano mundo de la fantasia y el hecho mezclado que es de su particular dominio. Hasta las preocupaciones mecanicistas de nuestra epoca pueden ser tratadas de este modo. Un ejemplo sensible es la pintura de Walter Murch, en la que una mera forma utilitaria alcanza las dimensiones prosaicas del objeto material por su aislamiento extrano, por la atmosfera radiante y encendida del mundo en el que existe. Es alentador ver que todavia es posible para el artista encontrar en el mundo fisico que lo rodea fuentes de fuerza y poder. Los estudios de !a figura sensible hechos por Raphael Soyer e Isabel Bishop se
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1962)
encuentran en la gran tradicion de la pintura figurativa. Todavia vemos el paisaje poetico manejado con gusto y destreza por Walter Stuempfig y William Thon mientras el acceso al paisaje totalmente diferente -claro, agudamente definido, explicito, yendo mas alla de Ia mera invencion- se aprecia en pinturas como la de Walter Meigs. Edwin Dickinson es un caso especial en el que una gran disciplina de los aspectos representativos del mundo material se ilumina con rafagas de misteriosos y contradictorios sondeos psicologicos. Un grupo mas pequeno maneja material parecido con una precision de una disciplina severamente definida. Una tradicion significativa en gran parte de Ia pintura norteamericana ha sido un estilo que refleja Ia eficiencia y Ia suave organizacion d e ciertos aspectos de Ia vida norteamericana. En un sentido, esta es una respuesta estetica a Ia importancia de !a maquina y sus efectos; en otro, Ia continuacion de una
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tradicion mas antigua de la artesania exigente. Estos pintores frecuentemente evitan o minimizan el elemento humano a tal grado que aunque emplean en forma caracteristica los temas "norteamericanos" no parecen tanto pintores de la escena norteamericana como pintores de un tipo de mirada caracteristica de un aspecto del caracter norteamericano. Puntos basicos entre los que integran la fundacion del estilo contemporaneo son Charles Sheeler y Georgia O'Keeffe, cuyos traba jos se apoyan sobre experiencias identificables que han sido sin embargo tan simbolizadas, tan refinadas, que frecuentemente se acercan a la abstraccion. Aunque no hay nada arbitrario en su obra, nada que se mueva sobre la tibieza y rectitud de la experiencia compartida. Es un tipo de vision que es clara, logico, metodico hasta los limites ultimos de la sofisticacion. La forma y la masa se componen con distincion estructural severa, con una cierta fria impersonalidad. Aunque estos artistas no tienen continuadores obvios entre sus contemporaneos mas jovenes, contribuyen a establecer un alto nivel intelectual para un cierto tipo de vision que es eficiente, bien organizada y completamente autoctona. El problema de la pintura de representacion precisa puede ser resuelto de manera diferente, sin embargo. Bernard Perlin ha creado un mundo de elegancia y refinamiento selectivo, nunca sin sus armonias nostalgicas, con figuras vistas a traves de la niebla de la memoria. Las pinturas de Andrew Wyeth pueden parecer a primera vista ilustraciones extraordinariamente artificiosas, pero a medida que las miramos bien, nos damos cuenta que significativa es la clase particular de la materia subjetiva, su estructura cuidadosamente calculada y la mezcla quiza inesperada de lo descriptivo y lo romantico. En cierto sentido, el tipo de tema rural que trata Wyeth ya no tiene el valor testimonial que hubiera tenido en el siglo xx, se ha convertido a su manera en un escape valido de las complejidades y confusiones de la vida predominantemente urbana de Ia que formamos parte y en una nueva especie de romanticismo. Ralston Crawford ha conducido la comprension disciplinada de los objetos caracteristicos de nuestra cultura mecanizada a un tipo de organizacion formal que establece afinidades inmediatas con la realidad tangible, a pesar de los resultados altamente abstractos. Ninguna de las pinturas mencionadas -sea lo que se llama realismo romantico 0 la vision naturalista- se halla fuera de lo que considerariamos glosa social: no realiza ningun esfuerzo para cambiar la situacion social o para criticar la vida en un sentido sociologico, aunque inevitablemente puede ser interpretado como comentario en sus connotaciones y actitudes inherentes. La pintura social de propaganda que florecio
en la decada de los treintas ha desaparecido. En su Iugar encontramos un arte social propenso a convertirse en una expresion simbolica que frecuentemente se traduce en terminos decididamente formalistas, a menudo de penetraciones psicologicas tensas. uno de los artistas mas so lidos e independientes de nuestro tiempo es Ben Shahn. Su apropiacion de los recursos de la expresion artistica contemporanea ha sido igualada y prolongada por su aceptacion del significado y la importancia de la vida fuera del arte, que lo rodea y del cual nosotros somos parte. No ha temido enfrentarse a! gran publico y hablarle en su propio lenguaje. En el momenta en que la intuicion indirecta desempena una parte controlada preponderante en la creacion artistica, es indispensable encontrar este programa determinado y exitoso de comunicacion positiva. Figuras altamente personalizadas estan dotadas de significacion simbolica en sus pinturas y dibu jos; lo estimula un fuerte senti do de justicia social y no ha vacilado en emplear su arte como vehiculo de propaganda. La influencia de Shahn ha sido extensa, particularmente entre dibujantes e ilustradores. Muy diferente es el comentario social igualmente punzante de Philip Evergood, artista que trabaja casi exclusivamente con paradojas que aturden y que combina una sofisticacion sensible con una especie de calidad folklorica y cordiaJ, pero que tambien, como Shahn, desea expresar visiones y opiniones fuertemente sentidas. Ha desarrollado una mitologia peculiarmente personal, fantastica, sensual, humoristica, melodramatica, abundante e ins6lita. Robert Gwathmey denuncia la condicion del negro del Sur en composiciones cuidadosamente concertadas, finamente terminadas, con grandes areas de color puro: manejo decorativo y abstracto de los temas sociales. Ciertamente la expresion artistica y las referencias a nuestra sociedad quedarian empobrecidas sin sus modelos vigorosos y elocuentes. Paul Cadmus introdujo el elemento satirico en su extraordinario arte que se basa, tecnicamente y para la composicion, en la disciplina rigurosa del Renacimiento, pero hurga despiadadamente, maliciosamente, bajo la superficie fisica de las cosas, el sordido significado que encubren. Joseph Hirsch ha dado forma monumental a los rasgos de la ciudad y a los episodios de Ia vida citadina. La dignidad fundamental que sostiene los actos del hombre es el tema que Hirsch desarrolla ampliamente, arquitectonicamente. Hay otros pintores cuyos trabajos no se limitan a las intenciones directas puramente personales o interiorizadas sino que piensan que ellos mismos y el material con que trabajan forman parte de una sociedad total. Jack Levine descubre situaciones dramaticas y personajes en
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el ambiente de Ia ciudad norteamericana. Sus primeros trabajos fueron densos y de satira eficaz, amarga algunas veces; hoy tiende a ser mas urba no en su alusion social. Posee un estilo brillante pseudoimpresionista y h a prolongado el concepto de pintura de ilustracion hasta proporciones monumentales. Ruth Gikow trabaja con m a terial autobiogrifico que evoca con sensibilidad. J acob L awrence y James K earns, por di5tintos caminos, esta n desarrollando estilos muy p ersonales con los que m anejan el dato w cial que no es solo expresion implicita sino fundamentalmente analitica en un sentido social. El estilo de L awrence es agudo y diferente con cierta vision primitiva que insiste en el significado de cad a forma por separado ; Kearns introduce las desviaciones extranas de ]a escala, gestos y movimientos e.nigmaticos, una ambigi.iedad turbadora y dramatica en sus escenas de multitudes. No es siempre facil trazar Ia linea que separa a! trabajo pensado como realismo objetivo de un modo o de otro del trabajo en que el objeto como tal se halla lejos o detras de Ia descripcion con propositos de expresion p ersonal. Hay una gran estructu ra en la obra que puede llamarse expresionista, en la que tienen preponderancia los sentimientos del artista, su busqueda de realizacion personal, que solicita trascender el tema pict6rico, que desemboca en el enfasis y e n Ia distorsion frecuente. El expresionista contemporaneo es a m enudo un visionario que busca tras la superficie fisica de Ia experiencia m aterial las cualidades fundamentales casi siempre ocultas. L a actitud puecle ser compasiva o destructiva, de acuerdo con el temperamento del artista involucrado, pero nunca dista nte. Observamos Ia intensidad dolorosa de las pinturas de Abrah am R attner, quien se inclina cada vez mas exclusivamente por los temas biblicos, reconstruyendolos con extraordinaria riqueza mediante Ia integracion de la expresion m a terial y espiritual. H a creado una especie de simbolismo personal que, a parta ndose del simbolismo que encontramos actualmente, tiene un poder comunica tivo conmovedor. H ay una calidad monumental y m ajestuosa en las figuras solitarias de Samuel Adler, cuya aparicion se dila ta en sus inmensas telas y cuyo apretado tejido y mod ulaciones sutiles del color p arecen sugerir complejidades equivalentes dentro del individuo y dentro del pintor. Rico Lebrun tambien ha vuelto los ojos con frecuencia al tem a religioso con a utoridad y poder ; todo lo que el toea se convierte en esplendor mural. K arl Zerbe construye fuertes corrientes en sus rigidas composiciones con un enfasis conmovedor que no concierne al modelo de expresion y a las afinidades form ales sino que esta puesto en la propia textura del traba jo del color, m ediante el uso efectivo de los elementos del co-
llage. Muy diferente es cl estilo expresionista de Balcombe Greene; aqui el hombre esta en el espacio, taladrado y penetrado por las fuerzas positivas y agresivas del espacio que lo rodea y lo controla, es el hombre acotado por las ruinas del esqueleto d e la arquitectura, que es el tema d el artista. Su trabajo esta relacionado en algun grado con la aparicion de una escuela entera de escultores contempora neos para quienes Ia composicion se halla determinada por el espacio m as que por la masa. El sentido p ositivista de presencia fisica nos es transmitido por el recio estilo de Elmer Bischoff, quien lo expresa m uy directamente y con un sentimie.nto de urgencia, como si el mensaje del artista fuese tan esencial que debiera comunicarse de inmedia to. C asos parecidos, aunque con un elemento adicional d e lo enigmatico, de lo ambiguo, son las cornposiciones figurativas insolitas de Paul Wonner y AI Blaustein. U n sirnbolo extraordina rio del hombre del siglo xx se crea en las pinturas de Leon Golub: enorme en la escala, h erido y cicatrizado, con un sentido de epoca y de descubrimiento casi arqueologico, grande p ero posible; explotan nuestra preocupaci6n con los remanentes del pasado y con el presente, no prometen nada, no h acen ademanes profeticos pero sugieren Ia cualidad perman ente del hombre en terminos monumentales. La figura huma na queda como tema inagotable, retiene su funcion historica como fuente de varied ad y riqueza . Mitchell Siporin lo ve en terminos alegoricos, con distorsion calculada ; M argo Hoff lo obliga a una especie de orden liturgico, con un sentido a rquitectonico en forma decorativa. El tem a re.ligioso especifico aparece una y otra vez. Algunas veces es casi didactico de un modo explicito, como en los trabajos de D avid Aronson, quien ha creado una clase de simbolismo m editativo y d enso ; otras veces se expresa librem en te, violento, t rigico, expresionista, como en las obras de Jonah Kinigstein y H erbert K a tzman. Peculiarmente caracteristica de nuestros tiempos e Ia pintura que presenta a la figura como espectro, emergiendo de un mundo sutil, y un movimiento constante, p ercibido tiernamente, casi dolorosamente, pero con una extrana carencia de individualidad identificable. i Somos m as duenos de Ia sensacion que cua ndo nos percibimos con personalidad agudamente definida? Como nuestra apreciacion de las tensiones psicologicas y problemas biol6gicos aumenta, i estamos perdiendo el sentido de integridad del individuo como un ser separado y total, viendolo solamente como p arte de una serie de complicadas relaciones y respuestas? L a pintura figura tiva contempora nea se halla lejos de ser impersonal, pero gra n p arte de ella tiene una cierta cualidad de confrontacion, un borron de Ia individuali-
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dad, que es quiza Ia consecuencia inevitable de Ia situacion contempo'finea. Elementos de lo misterioso, de lo ambiguo, de lo inexplicable, emergen continuamente. Vemos el inesperado punto de vista de Hiram Williams quien no presenta Ia forma al nivel del ojo o en su mundo espacial normal, sino escorzada y completamente transformada por una nueva vision. Leon Goldin y Nathan Oliveira sugieren un nuevo mundo del estilo figurativo del siglo xx, en el que lo repentino de nuestras aprehensiones y lo que parece imposibilidad de absoluto espiritual y fisico, se comunican con tragica intensidad. Hay calidades de transparencia, de vacio, de desgaste, en gran parte de esta obra. Algunas veces Ia vision parece eludirnos casi completamente, buscamos definicion y el artista obviamente no se propane encontrar respuestas definitivas. L a extrafia vision de una figura revelandose parcialmente entre las cortinas densas obscuras de Ia pintura de Robert D' Arista; las presencias que se sienten mas que se ven en las imagenes ilusorias y misteriosas del Elwyn Chamberlain y de Richard L ytle; los movimientos de Ia multitud iluminados por las fulguraciones de Ia personalidad en Ia pintura de Robert Goodnough ; el agotamiento y Ia fragmentacion de Ia imagen humana como se revela a si misma en Ia obra de Larry Rivers - todos estos son fenomenos que dificilmente se encontrarian en una situacion cultural que no fuera Ia nuestra. Nos hallamos demasiado cerca para hacer juicios finales, necesitamos Ia perspectiva del tiempo para medir esta clase de imaginacion frente a los simbolos creados en otras epocas, pero lo que si es includable es que Ia situacion radicalmente modificada del ser humano como individuo en una epoca como Ia nuestra (con sus nuevas expresiones e incertidumbres, sus energias acumuladas, su cambio en los conceptos de espacio y tiempo) ha sido expresada seriamente por algunos de estos pintores en modos que son profundamente perturbadores. En realidad, ~de que otra manera podria ser? Las imagenes humanas he.roicas que fueron creadas en ciertas epocas del pasado fueron posibles por los conceptos que privaban, por los mitos ampliamente difundidos y aceptados. Las condiciones que hicieron posible Ia creacion de tales simbolos en el pasado no prevalecen mas y debemos adaptarnos a los nuevos. Enjuiciando estos con nuestros propios niveles, encontraremos respuestas significativas que puedan auxiliarnos grandemente en Ia comprension de nosotros mismos. Hasta en los primeros tiempos en que se sentia el peso opresivo de Ia tt!tima destruccion, el concepto de juicio final, de un ordenamiento y ajuste de cuentas de la condicion humana destructiva y enajenada, era posible tratar tales temas en terminos heroicos y totales. Este conocimiento ya no se acepta mas y este
hecho por si mismo ayuda a explicar el caracter equivoco de las imagenes que los artistas han creado. Un espiritu diferente habita en gran parte de las obras que estilisticamente se han relacionado con alguna pintura discutida aqui, pero que no se relaciona con Ia imagen humana y sus implicaciones. Una vez que nos alejamos del hombre mismo y que estamos trabajando con el mundo despoblado de Ia naturaleza o con los objetos inmateriales que el hombre mismo ha construido, es posible todavia expresar un sentido de armonia espiritual que aparece escasamente en las composiciones figurativas de nuestro tiempo. Hay todavia un sentido de construccion, de orden, que fundamenta el mundo de las cosas hechas por el hombre aunque parezca haber desaparecido de Ia contemplacion del hombre mismo. Las composiciones sedantes de Karl Knaths reflejan un temperamenta selectivo, distinguido, completo. El esplendido mundo de naturalezas muertas de Nicholas Vasilieff mezcla el manejo de un material suntuoso con una vision refrescantemente pura y casi ingenua, en Ia que elementos inesperados de contraste ( tematicos y formales ) crean ricas armonias. Nos haria bien recordar que el mundo de la naturaleza sigue su curso, muy independiente de las actividades de Ia mente humana, que los procesos de Ia edad geologica siguen efectuandose, que las estaciones todavia funcionan. Resulta bem~fico para una gran ciudacl moderna que sus operaciones se vean interrumpidas ocasionalmente por Ia accion del viento y del clima, pues ello situa a! hombre nuevamente en su relacion historica con las fuerzas exte.rnas. Comparten esta impresion un grupo numeroso de pintores que trabajan con material del paisaje. Milton Avery ha obtenido una especie engafiosa de simplicidad, comprende y expresa Ia cualidad innata de un cierto tipo de paisaje sin tirantez, con claridad; hay pureza en el metodo y en Ia intencion de su obra. Julian Levi ha explorado recientemente las profundid ades marinas en sus composiciones; su obra es organica, intensamente viva, mas cerca de la vida inmediata de lo que parece a primera vista. Obras aparentemente arbitrarias como Ia pintura de Lee Gatch tienen numerosos puntos de contacto con Ia aprehension del mundo d e Ia naturaleza y estan exentas de sus afinidades fisicas y paisajistas. El tema del paisaje puede ser manejado dramaticamente y con eficacia como en los simbolos entretejidos de Gregorio Prestopino; delicadamente y con sugerencias ilusorias como en Ia obra d e John Heliker; con un romanticismo suntuoso y florida, como lo hace R euben Tam, o con un romanticismo mas subyugado e interior como el de Loren Mac! ver y Zubel Kachadoorian. William Congdon lo uti-
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liza como vehiculo para la revelacion; William Kienbusch como un estimulo para la creacion de equivalentes altamente abstractos de situaciones espaciales y atmosfericas de energia. Richard Diebenkorn, que en los ultimos anos ha sido el lider del redescubrimiento de la figura humana monumental como tema significativo, vuelve los ojos al escenario de la ciudad, vasto, sereno, espacioso, en tanto que John Hultberg ha creado un mundo espacial curiosamente personal en el que la naturaleza ilimitada se combina con el genio estructural del hombre. Su mundo es simbolico, poblado, humanista, sosegado aunque abierto esencialmente y sin limites. Es una clase de simbolismo peculiarmente contempodmeo que tiene especial significado para nosotros. Arthur Okamura tiene paisajes expresionistas notables que parecen dar igual vida al mundo de la naturaleza inanimada y a las formas animales. Crea un sentido de unidad en el signo. Otros lineamientos siguen los artistas que buscan la imagen a traves del velo de la fantasia, algunas veces con armonias simbolicas que evocan las prim eras tendencias surrealistas; tales obras tienden a ser precisas, detalladas, experimentales en su metodo, calculadas en sus resultados. Peter Blume se halla representado aqui, no por su extensa obra perspicaz en la que trata de sumar un periodo historico total a su clima cultural total en una composicion de compleja unidad, sino por su obra llena de armonias simbolicas sugeridas y que parece conciliar, bajo su detalle meticuloso y su explicita presentaci6n, significados y motivaciones ocultas. Esta pintura tiene la claridad de un cierto tipo de ensonacion y parece exceder la agudeza de la actual vision fisica mediante la introduccon de una calidad propiamente intelectual. Muy diferente es el mundo onirico de Kenneth Callahan con su movimiento torrencial de jinetes y caballos realizados poeticamente, una especie de vision exaltada y profetica que lo lleva mas alla del simbolo puramente descriptivo y mezquino (en un sentido literario). John Wilde nos introduce en otra vida precisa aunque ambigua. La mezcla de detalles domesticos de Ia narrativa victoriana y de las manifestaciones fisicas ( i y psiquicas? ) sobrecogedoras nos pone en guardia contra lo irracional y lo intuitivo. George Tooker se compromete el mismo con el material social mas comprensible y claramente definido, pero lo traduce en terminos misteriosos mientras desarrolla Ia idea de soledad dentro de Ia multitud, del enmascaramiento de Ia personalidad individual, todo con una interpretacion siniestra que hace de su obra un comentario inquietante sobre ciertos aspectos de nuestra existencia predominantemente urbana y sus problemas. Siegfried Reinhardt acumula detalle sobre detalle, tema sobre tema, con riqueza
contrapuntistica y despiadado realismo. Todos estos artistas reflejan la densidad de la imaginacion contemporanea, la necesidad que sienten muchos creadores de encontrar la manera de desarrollar una mitologia coherente sobre el caracter discursivo de la vida de nuestra epoca. Lo anterior puede darnos una idea de como son los pintores norteamericanos hoy en dia y de lo que piensan. i Que nos dicen ellos sobre la mente humana como totalidad? En cierto sentido todo lo que el hombre hace es en si mismo una imagen del hombre. Justamente asi como reconstruimos herramientas y obj etos todos los dias, utilizamos el caracter de ciertas epocas remotas del pasado que han dejado escasa huella en la historia, justamente asi como podemos hablar mucho de las costumbres de los seres vivos y que se nos evidenciaron solo por las huellas dejadas en el bosque, asi el artista contemporaneo ha creado para nosotros una imagen del hombre contemporaneo, no la unica imagen, no necesariamente la que sera aceptada finalmente por el futuro, sino seguramente una en la que debemos reconocernos. AI expresarse a si mismo, el artista manifiesta las condiciones que lo conformaron, la sociedad de la cual el es una parte. Un hecho que nos sacude inmediatamente es el impacto tremendo que la maquina ha tenido sobre el caracter del hombre. El mundo que habita el artista y que el mismo crea es cada vez mas exclusivamente un mundo hecho por el hombre. El sentido de construcci6n y de funcionamiento que gobierna la actividad de la maquina es a menudo parte esencial de la expresion artistica. Los cortes directos, los angulos exactos, las nuevas superficies inmodificadas, la uniformidad que exite en muchas obras de arte contemporaneas, todo lo ilustra. Algunas veces nos miran como si fueran maquinas complejas y altamente especificas cuyas funciones no entendemos. Otras veces es la maquina actual reconocible la que se convierte en tema artistico. Mas frecuentemente es el principio de las acciones no humanas de las formas hechas por el hombre lo que se exhibe. La forma y el espacio y el color de la ciudad nos sale a! paso constantemente. Otra influencia de la maquina se dirige exactamente en direccion contraria. Algunos artistas rechazan todas aquellas calidades que se asocian mas inmediatamente con el trazo mecanico, en toda su eficiencia y tersura, y deliberadamente forma su estilo haciendo exactamente to que una maquina nunca haria. Esto puede ser por formas impulsivas e intuitivas de la expresion, por Ia utilizacion casual y voluble de los materiales. La mayoria de los artistas que podrian ilustrar ambas reacciones no aportan ninguna referencia a la imagen humana como tal, pero expresan vivamente los aspectos
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importantes de la condici6n humana actual, la colisi6n que se esta librando entre el mundo de Ia naturaleza y el ambiente creado por el hombre, que nos rodea cada vez mas completamente y que nos incluye. Es un mundo violento, un mundo de conflicto; Ia imagen del hombre que habita este mundo tiene que reflejarlo inevitablemente. Ello se expresa por la manera en que los elementos de representaci6n han sido violados, exagerados, distorsionados o evadidos. Los movimientos son vigorosos y casi automaticos. Sus actividades requieren espacio y parece necesaria casi toda Ia escala de Ia pintura contemponinea. Imagen y material del arte contemporaneo expresan Ia acometida, el dinamismo y las contradicciones de nuestro tiempo. El hombre contemponineo esta preocupado frecuentemente con Ia idea de Ia muerte, de la decadencia, de la desintegraci6n. Tiene la certeza de su no ser, esta involucrado emocionalmente con la nada, con el sin sentido, como nunca antes. Muchas obras recientes han sido creadas deliberadamente de tal modo que parecen viejas antes de tiempo. Mientras esto es mas obvio en la escultura que en Ia pintura, somos conscientes todavia del uso del material que parece desvanecerse ante nuestros ojos o de obras artisticas enteras que parecen fragmentos de creaciones antiguas desconocidas. Algunas veces este tema es manejado con simbolismo literario casi obvio, aunque mas a menudo se halla implicito de otras maneras. La figura contemporanea frecuentemente se rodea de algo oculto, ambiguo, disfrazado. Muchos artistas encuentran placer en mostrarsenos con formas que son enigmaticas, que son deliberadamente obscuras. Reflejos ins6litos de formas familiares con enfoques no convencionales, imagenes ilusorias que se desvian y cambian ante nuestros ojos, imagenes que parecen fusionar las formas humana, animal y vegetal, nos asaltan con frecuencia. Algunos artistas parecen jugar un juego fascinante mientras equilibran la realidad y la sugerencia, mientras encubren el mundo cotidiano de la realidad inmediata con un mundo de complejidades emocionales psicol6gicas que insinuan ansiedad y sospecha. La imagen del hombre contemporaneo se nos da frecuentemente de manera oblicua -mediante trazos, simbolos, reflejos, mas que por la exposici6n directa. Algunas veces nos parece ver sombras de seres mas que formas rotundas; otros artistas evocan un mundo fusionado de grandeza y sencillez, una memoria de glorias pasadas que comparece a traves de la degradaci6n del presente. El conjunto de imagenes de la fantasia y el sueiio de ciertos artistas contemporaneos va mas alia de lo que puede definirse, y es penetrante aun en el detalle fisico. El hombre de este tiempo se enfrenta a menudo, solo, a la necesiddad de tomar profundas
decisiones y elecciones definitivas. Esta es, en si misma una de las grandes paradojas de nuestra sociedad de masas en aumento creciente, paradoja que el artista protagoniza severamente al permanecer fundamentalmente aislado. Muchas imagenes de humanistas contemporaneos quedan separadas y remotas contemplandose dentro de los claros espacios vacios. Privados del confort material, con frecuencia proclaman sus dimensiones heroicas sin un sentido de funcionamiento dramatico o narrativo. Los gigantes solitarios habitan un mundo fragmentado. Su soledad los conduce a Ia perdida de individualidad y se convierten en otros casos de ansiedad motivada por el no ser. Muchas pinturas recientes se caracterizan por una especie de sensibilidad confrontadora en Ia cual todas las sensaciones que pensamos, y que determinan la individualidad, se hallan contenidas pero sin Ia definicion que en el pasado recaia sobre la peculiaridad de la personalidad unica. Un extraiio pathos en la mayoria de las formas de Ia pintura contemporanea parece expresar la personalidad que esta siendo consumida por fuerzas y sentimientos que se encuentran fuera de ella misma y que son generados por compulsiones y complejidades internas. Casi siempre es devorada por las cualidades materiales agresivas del medio mismo. La perdida de individualidad es seguida o acompaiiada por una perdida del objeto y muchas de las implicaciones de la pintura. abstracta necesitan considerarse bajo esta luz. Gran parte de las imagenes contemporaneas son del interior de las cosas. El artista ya no se interesa por las apariencias externas del mundo fisico. Sus pensamientos estan dirigidos emocionalmente al interior de si mismo; su interes por la naturaleza fisica se muestra mas a menudo en su preocupaci6n por la conformaci6n interna, con una especie de significaci6n estructural. El artista y el critico estan de acuerdo en que es necesario buscar el significado mas alia de la forma. Los dos son casi siempre, en realidad, uno. Por su participaci6n activa en la relaci6n estetica, el espectador se convierte en parte del material total del artista. Esto no es tan sencillo de lograr, pero es necesario si nosotros queremos colocar la obra de arte honradamente dentro de la estructura de la vida de la que ella es una parte. Dificilmente podemos aspirar a obras de arte que sean siempre faciles de comprender en un mundo en donde ya no existe ninguna cosa facil de entender. El arte de nuestro tiempo es una expresi6n del significado y de la capacidad del artista que lo ha creado, pero mas que esto es una fuente del conocimiento de si mismo y de Ia comprensi6n del mundo. Josef Albers resume esto cuando escribe: "El arte no es para que lo miremos, el arte nos esta mirando."
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JUSTINO FERNANDEZ
TORNO A Celebramos el centenario del triunfo de Ia Republica, en 1867, con esta serie de conferencias organizadas por el Departamento de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes. Y me ha tocado en suerte hablar aqui sobre "El arte en !a epoca", lo que agradezco debidamente. Pero salta a !a vista que "!a epoca" se puede extender en mas o en menos y que es necesario fijar algunos limites. Referirse a! arte en Mexico en torno a aquella fecha clave, 1867, es evocar, de manera principal, aunque no exclusiva, a! arte academico que se produda por entonces. Mas tal arte no hubiera sido posible de no existir esa noble instituci6n que se habia llamado Academia de San Carlos, cuando fue fundada por Carlos III en 1785, y que despues fue Academia de Bellas Artes, y Academia Imperial. AI triunfo de !a Republica el Preside.nte don Benito Juarez, por ley expedida en 1867, decret6 que las carreras de Ingeniero Civil y de Arquitecto se hicieran por separado, Ia primera en el Colegio de Mineria y Ia segunda en Ia Escuela Nacional de Bellas Artes, nombre que se dio desde esa fecha a Ia antigua Academia y que perdur6 por casi media siglo. No vamos a remontarnos hasta Ia Academia de San Carlos, que agonizaba desde Ia consumaci6n de Ia independencia, debido a las condiciones por las que atravesaba el pais y por ÂŁalta de presupuesto, pe.ro si parece conveniente recordar que Ia Instituci6n fue reorganizada gracias a que el estudio de las artes form6 parte de un vasto programa progresista del gobierno del general Santa Anna, quien dio un decreto en tal sentido. La Academia renovada abri6 sus puertas, con una planta de distinguidos maestros contratados en Europa, en otro afio clave en nuestra historia, 1847. En verdad el arte academico, que propiamente podemos !lamar romantico, floreci6 en Mexico a lo largo de dos decadas, de 1847 a 1867, si bien, ciertamente, no acab6 entonces; por el contrario, los artistas mexicanos formados por los maestros extranjeros continuaron Ia ensefianza en Ia Academia y tambien sus propias producciones de creaci6n, de manera que el arte romantico se prolong6 practicamente hasta el final del siglo. Asi, los artistas y las obras a que he de referirme, corresponden a] periodo que va desde Ia reorganizaci6n de Ia Academia hasta 1887, afio en que se erige el monumento a Cuauhtemoc, en el Paseo de Ia Reforma, llamado este asi bien significativamente.. En cuatro decadas, pues, debemos centrar nuestra atenci6n. Esta conferencia no tendra gran novedad para muchos de mis oyentes, puesto que unos y otros, artistas, criticos e historiadores del arte, hemos procurado desde hace alios dar a conocer el legado artistico del siglo xrx y, sin embargo, aun queda mucha historia por investigar. Por otra parte, con el advenimiento de los nuevas conceptos del arte, de Ia historia y de Ia vida social y econ6mica, en nuestro tiempo ha habido una corriente de desestimaci6n del arte academico, que por fortuna se ha debilitado en nuestros dias. Tal negaci6n de los valores del arte del siglo romantico es explicable, ya que las nuevas generaciones y sus actitudes tienden siempre a desvalorizar las obras del pasado inmediato. Mas, hoy por hoy no se trata ya de discusiones esteriles sino de comprensi6n, unica forma de enriquecer nuestra his-
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JOSE MARIA VELASCO: Autorretrato
SANTIAGO REBULL : La muerte de Ma:rat
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toria. Asi, !a revalorizacion del arte del siglo XIX comienza a rendir sus frutos, si bien queda en espera de que algun dia no lejano se dedique un museo a! acervo de obras que puedan reunirse. Pero no todo ha sido desestima u olvido del pasado, ni mucho me nos; por el contrario, con !a Revolucion Mexicana vino un deseo, y una curiosidad creadora, de investigar y descubrir muchos aspectos de nuestras artes que anteriormente se habian ignorado. Tal sucedio, por ejemplo, con las expresiones populares en !a pintura, en el grabado y las artesanias. Artistas como Roberto Montenegro y otros, nos descubrieron nuevos caminos, y Diego Rivera, a mas de ser un amante de las obras mexicanas antiguas y modernas, contribuyo a !a revalorizacion de Jose Maria Velasco, como asi mismo lo ha hecho el poeta Carlos Pellicer. Mas, en fin, vengamos a considerar algunos aspectos de nuestro arte en torno a 1867. Dos pintores, dos figuras de primera importancia, dominan el ambiente artistico en !a parte central del siglo, el maestro espanol Pelegrin Clave y el maestro mexicano Juan Cordero. Ambos se habian formado en Italia en !a escuela clasica, mas fue en Mexico donde produjeron lo mejor de su obra. Aqui surgio una rivalidad entre ellos, fomentada por !a critica, pues !a conservadora reconocia mas bien los meritos de Clave, mientras !a liberal ensalzaba los de Cordero. Hoy dia podemos ver que !a discusion era en gran parte extra-artistica, pues las obras de uno y de otro tienen sus propios valores. Clave vino contratado para impartir sus ensenanzas en !a Academia, y cumplio admirablemente con su cometido por espacio de veinte anos. Pinto excelentes retratos, a !a manera clasica de Ingres, de personalidades de su tiempo, entre ellos uno de don Benito Juarez, que se conserva en el Museo de Historia de Chapultepec, y otro de gran calidad de don Andres Quintana Roo; los de las damas de !a epoca son todos imagenes dignas de estudio, pues ademas de sus valores artisticos tienen el encanto de los ricos atuendos. Tambien introdujo !a pintura de historia, por medio de su cuadro "Isabel de Portugal". Clave era un admirador de Overbeck, !a figura mas importante de !a escuela idealista llamada de "los nazarenos", porque los artistas llevaban el pelo largo y usaban barb a; era una corriente del romanticismo aleman. Por ella condujo a sus discipulos, quienes produjeron grandes cuadros con escenas del Antiguo Testamento, que llamaron !a atencion y que gustaron por su sentimentalismo, cuando fueron exhibidos en las exposiciones anuales que desde 1852 tuvieron Iugar en Ia Academia y que eran una novedad. Una obra de Sagredo, "Jesus en camino de Emaus", fue muy celebrada por Ia critica. Tambien Clave estimulo a sus discipulos para que produjeran obras con temas del antiguo mundo indigena ; un buen ejemplo es "EI descubrimiento del pulque", de Jose Obregon. Pero era imposible que Ia belleza ideal clasica sirviera para expresar el caricter y la belleza de nue.stros indios; para que esta se descubriera y fuera posible expresarla adecuadamente era necesario otro concepto del arte y tuvo que esperar el nuevo siglo. Cuando Maximiliano Ilego a Mexico Clave penso que lo elegiria como pintor de camara, pero no fue as! porque el Archiduque prefirio a un artista mexicano, Santiago Rebull. Decepcionado, Clave realizo, junto con sus discipulos, la de.coracion de la cupula de La Profesa, hoy desaparecida, y, al terminarla, regreso a Espana justamente al triunfo de la Republica. Por su parte, Cordero habia cultivado Ia pintura de historia, profana y sagrada, y cuando aun estaba en Roma pinto un cuadro: "Colon ante los Reyes Catolicos", el primero con tema de historia de America, y otro mas, de gran des dimensiones: "La mujer adultera", que se conserva en el Museo de Ia Colegiata de Guadalupe. Ambos fueron exhibidos en Ia Academia a! regreso del pintor a Mexico y estimularon a la critica, poniendo a Clave en la balanza. Tambien fue Cordero excelente retratista y realizo los retratos del "General Santa Anna", a caballo, y de su esposa "Dona Dolores Tosta" en atuendo imperial; mas adelante pinto el del filosofo "Doctor Gabino Barreda", quien estudio en Europa y establecio en Mexico la filasofia positivista.
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Pero Cordero tenia grandes vuelos y revivi6 en Mexico Ia pintura mural, primero en Ia iglesia del Senor de Santa Teresa ( 1857), despues en Ia cupula de Ia iglesia de San Fernando ( 1859) . No obstante su personalidad, su capacidad para Ia composicion y su sentido del color, esas obras resultan tradicionalistas, por Ia concepcion plastica y por el tema religioso. Por su amistad con Barreda, nuestro pintor realiz6 aii.os despues de las anteriores obras un mural con tema filosofico, hoy desaparecido, correspondiente a los ideales de Ia filosofia positivista, en Ia Escuela Nacional Preparatoria (1874). El tema era "La Ciencia, Ia Industria y el Comercio desterrando a Ia Ignorancia y a Ia Envidia", y significaba el ideal del tiempo: el Progreso. Debe reconocerse en Cordero a! artista que revivio en Mexico, antes que Clave y otros, Ia pintura monumental. Es necesario recordar a otros pintores, quienes fueron discipulos de Clave en los inicios de sus carreras, y que despues se formaron en Europa. Me refiero a Jose Salome Pina, a Santiago Rebull y a Felipe Gutierrez, entre otros. Los dos primeros, a su regreso a! pais, se incorporaron a Ia Escuela de Bellas Artes como profesores y alii impartieron sus enseii.anzas hasta finales del siglo. De Rebull hay que considerar un cuadro de his to ria que es obra de excepcion: "La muerte de Marat" ( 1875), que fue muy celebrado en su tiempo y a! que e] entonces joven critico Jose Marti Ie dedico gran des y justificadas alabanzas. Rebull tam bien pinto una imagen de "Cristo en Ia Cruz", Ia unica del siglo, sentimental como toda la pintura romantica. Como artista elegido por Maximiliano pinto su retrato de cuerpo entero, que mas tarde fue llevado a Miramar, donde se conserva; ei Museo de Historia de Chapultepec guarda una copia de ese retrato -el unico del natural que se hizo en pintura al Archiduque- de mano de Joaquin Ramirez. Tambien comenzo Rebull el retrato de Carlota, pero a ella no le simpatizo el artista y la obra quedo sin concluir; como el de Maximiliano, se encuentra en Miramar. Maximiliano, como hombre culto que era, tenia sus gustos especiales en materia de pintura; asi, concibio una decoracion pompeyana para las terrazas del Castillo de Chapulte-pec v alii pinto Rebull una seri,e de "Bacantes", de refinado ,idealismo. a Courbet; fue el unico desnudo femenino que produjo el siglo. Aiios despues Ia pintura romantica tuvo otro representante en Manuel Ocaranza, sentimental y delicado como pocos segun se muestra en su cuadro "La flor marchita", inspirado por la muerte de su hermana, quien habia sido novia de Jose Marti. Mas, si todo lo evocado hasta aqui es interesante para nuestra historia del arte, la figura de mayor importancia en el periodo que tratamos es Jose Maria Velasco. La pintura de paisaje era la corriente moderna, desde Turner en Inglaterra y Corot en Francia, desde Teodoro Rousseau y otros pintores de la escuela de Barbison. Tambien en Italia se desarrollo una escuela de pintura paisajista de Ia que provenia Eugenio Landesio, el maestro que vino a impartir sus enseii.anzas en la Academia y quien, por su parte, pinto una serie de excelentes cuadros, impresionado por la naturaleza monumental de America y por la vida en las haciendas mexicanas. Velasco fue su mejor discipulo y quien habia de dar gloria a nuestro pais. Y a en 1866 exhibio su precioso cuadro "U n paseo en los alrededores de Mexico", que le valio recibir un premio de manos de Maximiliano. Pero su gran creacion, la que habia de hacerlo famoso, fue "EI Valle de Mexico" ( 1875), que pinto repetidas veces desde distintos puntas de vista. A mi entender su obra mae3路 tra es la que titulo simplemente "Mexico" ( 1877), que es al mismo tiempo una grandiosa vista del Valle y una alegoria que cornbina sutilrnente los simbolos de la fundacion de Tenochtitlan con otros aspectos de nuestra historia. Otra obra monumental de Velasco es "El puente de Metlac" ( 1881), en la que ademas del paisaje se incluye lo que constituia la novedad, el simbolo del Progreso, el ferrocarril de Veracruz. Con Ia inclusion en su obra de sitios arqueol6gicos y de rnonu-
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mentos coloniales, como "La Catedral de Oaxaca" ( 1887), Velasco completa uua vision de nuestra historia. Maximiliano le encomendo Ia pintura de unos paisajes para el Castillo de Chapultepec, pero nunca los realizo. La obra de Velasco fue novedosa en su tiempo por su personalidad y por sus temas; cuando fue exhibid.:~ en Europa, Ia critica le tributo grandes elogios. Su "realismo", u objetivismo, es una creacion artisticamente elaborada, no simple copia, y su idealismo resulta, a Ia postre, de Ia mas elevada poesia. Insisto en que Velasco es lo central e importante de nuestro siglo romantico. Ahora bien, como dije mas arriba, nuestro tiempo abrio nuevos intereses y se hicieron descubrimientos en zonas del arte antes no puestas en relieve. En cuanto al grabado, Francisco Diaz de Leon nos dio a conocer Ia obra de Gabriel Vicente Gahona, conocido por Picheta, publicada en Merida en el curioso periodico titulado Don Bullebulle, "redactado por una sociedad de bulliciosos", que aparecio y murio justamente el aiio de 1867, y en el que se encuentran los grabados, con sentido de critica social, de Picheta, interesantes tanto por su tecnica como por sus formas y temas. En espiritu es un antecedente de Manilla y de Posada. Por otra parte, en diversas regiones del pais florecio, en las decadas que nos interesan, un tipo de pintura llena de encanto por su espontaneidad y candor e independiente de Ia pintura academica. Sus autores dependian mas de sus propias habilidades que de sus conocimientos, pero justo es por las libertades que se tomaban respecto de los modelos, por lo que el gusto y el concepto moderno del arte pudo estimarlos. Son principalmente retratos, llenos de sentimiento, que nos dan una vision de la sociedad provinciana de entonces, pero tambien se produjeron alegorias. Y en esta corriente de Ia pintura e.ntran por propio derecho los asuntos religiosos en los "retablos" o exvotos, hoy tan estimados. Roberto Montenegro nos dio a conoce.r un buen filon de este tipo de pintura cuando publico un libro (1933) con obras de Jalisco, entre las que son principales las de Jose Maria Estrada, artista de inconfundible personalidad. No es Ia perfe.ccion anatomica lo que hay que buscar en elias, sino el caracter y el sentimiento para las formas y el color. A su vez, Francisco Orozco Munoz nos descubrio la obra de Hermenegildo Bustos, de Guanajuato, mas naturalista que Ia de Estrada, mas formal y acabada, pero no menos atractiva. Bustos fue un autodidacto, pero alcanzo en ciertos retratos gran calidad y severidad. Como no considerar a Agustin Arrieta, de Puebla, artista de gran sabiduria y delicadeza para el color, como e.s patente en sus hoy famosos "Bodegones", que evocan todas las delicias del gusto del siglo romantico. Tambien Jose Justo Montiel, de Orizaba, dejo obras interesante.s, aunque eclecticas, y en parte tendientes a un academismo; pero su obra es solo un jiron de Ia que ha sido llamada "escuela veracruzana". La escultura de Ia epoca que nos interesa tuvo un representante de primer orden, el maestro Manuel Vilar, espaiiol formado en Roma en Ia escuela clasica, quien vino a enseiiar en Ia Academia junto con Clave y de quien aprendio un grupo de distinguidos discipulos. Vilar modelo estatuas para varios monumentos, pero tuvo mala fortuna pues casi todas que.daron en yeso, y no fue sino muchos aiios despues de su muerte, en Mexico, cuando se fundio en bronce su "Colon", en Ia Plaza de Buenavista. El maestro fue el primero en introducir en Ia escultura temas del Mexico indigena antiguo y modelo una esplendida estatua del guerrero tlaxcalteca "Tlahuicole", de Ia que pronto podra admirar el publico un vaciado en bronce, que clara cabal idea de las grandes cualidades del escultor. Su discipulo Felipe Sojo modelo del natural un busto de Maximiliano, que fue vaciado en bronce y que se conserva en el M useo de His to ria de Chapultepe.c; es obra esplendicla, tratada a Ia manera clasica. Tambien otro discipulo, Martin Soriano, labro en marmol Ia excelente estatua de "San Lucas", para Ia Escuela de Medicina. Cuando se conozca mas ampliamente Ia escultura del siglo xrx se podran apreciar 91
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los valores que tiene. Pero, sin duda, Ia obra rnaestra de Ia escultura acadernica es el "Cuauhternoc", de Miguel Norena, en Ia que todavia resuenan las buenas ensenanzas cl:i sicas de Vilar. El rnonurnento fue obra de Francisco M . Jimenez y se cornpleto con los baj orrelieves de Gabriel Guerra. Otra obra de Norena, de Ia mayor irnportancia, es Ia estatua sedente de don Benito Juarez, fundida con metal de canones tornados a los conservadores, que se encuentra en el Palacio N acional; en ella cam pea el vigor y Ia nobleza de forrnas propias del artista. La arquitectura del periodo que nos ocupa tiene rnenor inten~s, pero Ia figura de mayor relieve es Lorenzo de Ia Hidalga, arquitecto espanol de excelente formacion a quien se debieron tres obras irnportantes: el cipres de Ia Catedral M etropolitana, destruido en ai'ios pasados; Ia cupula de Ia iglesia del Senor de Santa T eresa, que decoro Cordero ; y el antiguo T eatro Nacional ( 1844), que cerraba Ia hoy Avenida 5 de Mayo, a Ia altura de las calles de Bolivar, y que desapareci6 en 1900 a! prolongar aquella hasta Ia Alameda. El Teatro que se llamo sucesivamente: de Santa Anna, Nacional, Imperial y de nuevo Nacional, fue obra de primera categoria y a Ia altura de los rnejores de Europa. Por el empeno de De Ia Hidalga se contrato en Europa al maestro que vino a Ia Academia, Javier Cavallari, arquitecto italiano, qui en dejo discipulos; suya es Ia fachada de Ia hoy Escuela de Artes Plasticas de Ia Universidad, unica obra que realizo y que aun esta en pie. Por ultimo, hemos de recordar, siquiera, Ia significativa obra de los grabadores y litografos. Mencionar el album Mexico y sus alrededores, con litografias de Casimiro Castro y de otros, es evocar el encanto de los tiernpos que no han de volver. La corriente de critica social y politica tuvo representantes en los maestros del dibujo litografico Iriarte, Villasana, Salazar, Blanco y Escalante ; sus obras incluyen Ia caricatura, y otras ilustraciones son de un agudo rornanticismo. Espero que el breve resumen hecho hasta aqui no haya resultado demasiado fastidioso; quedan fuera rnuchos aspectos del arte y de Ia historia del tiernpo. Algo quiza haya llamado su atencion y es lo siguiente : i Como es que el arte del siglo XIX, tan ideal y equilibrado, no refleja mas directarnente los vaivenes de nuestra historia en esa epoca? Porque no se puede decir que esta haya sido calmada. Pensar en los tiempos de centralistas y federalistas, de Santa Anna, de don Benito Juarez, de Maxirniliano y del triunfo de Ia Republica, es tener a Ia vista agitadas circunstancias que son el transfondo social y politico del arte a que me he referido. EI idealisrno estetico, el rornanticismo se ocupo de dar forma a otros aspectos sentimentales de Ia realidad y apenas si los temas historicos asornan. Sin embargo, para comprender a fondo ese arte es necesario tener cornpleto el panorama. Los maestros de Ia Academia pasaron mas de un mal rato con los carnbios de gobierno. Velasco fue quien supo sintetizar Ia epoca, a su manera, por medio de la pintura de paisaj e en Ia que incluyo la historia y los ideales del tiernpo. Por otra parte, el interesado encontrara en el arte litografico Ia critica social. En verdad el arte del siglo XIX supo elevarse sobre los vaivenes de Ia realidad y mantuvo un idealisrno que merece, a todas ]uces, su estudio y cornprension, pues no por idealista deja de ser rnenos arte, ni de expresar otros aspectos de Ia realidad, aquellos que apelaban m as a! gusto y los intereses del tiernpo. No suce.dia asi con Ia critica de arte, que rnuestra una conciencia que va mas alia de cuanto se producia. Jose Marti pidio que se pintasen " . .. Ia luz en el Xinantecatl y el dolor en el rostro de Cuauhternotzin .. . y las amargas lagrirnas que ponian en el rostro de Marina el am or invencible de Cortes y Ia las tim a de sus miseros herrnanos ... porque hay grandeza y orginalidad en nuestra historia". Por su parte, Ignacio Manuel Altamirano lamentaba no ver pintados " . .. ni un solo heroe de Ia Independencia, ni un solo martir de Ia Reforma", y Felipe Lopez Lopez, dirigiendose a los artistas jovenes, escribio: " . .. buscad inspiracion gloriosa en Ia adversidad misma; pintad el harnbre y Ia calamidad". Y cual si fuera profeta, dijo: " .. . rnuchas cupulas os esperan; muchos edificios publicos piden a vuestros pinceles obras
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maestras que transmitan a las generaciones futuras los rasgos heroicos de nuestra historia". Esos anhelos habian de venirse a cumplir en nuestro tiempo con la nueva pintura mural que alcanzaria los mas altos vuelos; pero fue necesario que cambiara el concepto del arte y que Mexico abriera los ojos para verse a si mismo y se proyectara en el horizonte universal. Mas no hay que sacar las cosas de su sitio, y al arte de las distintas epocas hay que estimarlo en lo que fue y en lo que es; no es necesario negar el pasado para valorizar el presente, y por ahora, detengamonos un momento y aproximemonos al arte romantico que, de una manera u otra, nos comunica su espiritualidad. Naturaleza muerta con sandia,
HEKMENE路GILDO BUSTOS
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Fernando Charry Lara:
PENSAMIENTOS DEL AMANTE Ya que la intimidad la noche la criatura Sombreada contra el sol aquella tarde Y por una avenida de blanquisima Luz los pasos que hoy resuenan En un espacio donde todo calla (Es mas hondo el amor que nadie nombra Mas amarga la desdicha de un espejo Cuando de pronto lo empafia el Iento vaho De una tristeza a lo lejos de alguien Que ignorando cruza errante el vacio)
Confusos giran grises en suces:on los dias Pa!idos de lloviznas e incertidumbres Cuando junto al anochecer existes Con penumbra de seres a tu alrededor Su desdefiosa sordera impenetrable
El arco de las cejas encendiendose La multitud del oro los hombros en reposo Un rio subterraneo entre su pecho Los muslos firmemente duefios de Ia tierra La mirada que en un duelo tremula estallaba
Enrojece delira Bogota como un incendio La multiplicidad de luces gentes bullicios Mas luego el aire de Ia noche timido impasible Y por entre las sombras un afan persistente Oh tu que ignorada rodeas y estrechas y amas
(Vencida por el tiempo Ia esperanza Un caminar perpetuo entre la lluvia Una ciudad de nubes y agonias Contra todo y sin fin seguirte siempre Oh roce frio de invisible llama)
(Solo dentro de tu coraz6n pasan las cosas Solamente oyes una ronca bocina por tu sangre El tiempo acumulandose en vestigios Vuelves a mirar las luces en el atardecer En Ia noche te adormecen otra vez mudos labios
El sol occidental ensangrentado Mas alla de los cielos el verano El ondular delgado paraiso La cabellera humeda de ,selva Muchacha por un patio de violetas
Cuerpo que no camina sino Por constelaciones de incandescente retorno Trae tus pies acostumbrados a la aurora A pisar esta isla de nadie esta puerta Doncle el amor golpea con fantasmas
( i Por que retrocedias y calla bas Te pensabas temblando como un nmo Lamento entrecortado en tu garganta Devorado en la red de una tiniebla Entristecido por tu propio suefio?)
Ven con tu negro traje callas i que piensas? Atraviesa una tarde como un navio Quedate si lenciosa fuera del mundo Para poder despues toda Ia vida Contemplar Ia sorpresa repentina en tus ojos
Luego por yertas calles Ia alborada Trajo al azar indescifrable un rostro Rubio fulgor entre azulosa niebla Furia de soledad y la nostalgia De en otra desnudez remota hallarse vivo
(No es el suefio sino somos nosotros Como el destino es aspero y contrario La desierta esperanza sin sustento En duermevela fluyen dias y pensamientos Cadaveres con sol en la memoria)
Te persiguen la sed y el pensamiento Tu ausencia te la invade s61o un cuerpo Ese convulso perfil del deseo volando Hacia nubes donde son verdes los ojos Donde implacables son verdes aun y sombrios
Ven siempre tras sigilosos pasos lluvias llamas Gesto callando que sospecha el aire AI desvanecerse de nuevo a tu !ado Como a! final del tiempo o de Ia noche Otra vez instantanea en Ia luz y despierta
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Jaime del Palacio:
LECHO DEL VIENTO a Rolando Murcia
Cuando viene de lejos, cuando viene de valles en que Ia tierra inepta suelta madejas de salado polvo, cuando atraviesa las pupilas viudas de casas olvidadas; cuando no solo polvo, cuando no solo sombras, cuando no solo trapos y papeles arrastra, entonces, mortificando brazos y gargantas, empantana las aguas, los barbaros cabellos del verano. ~ Por que esta noche cava las esclerosis y suelta el goteron metalico del habla de los sapos? ~ Por que esta noche sale de su sepulcro para hablar de todo esto?
Tal vez el agua que transmina los muros, tal vez los perros escarbando en Ia tierra, tal vez los anillos de ausencia que brotan en los dedos del verano, descascaran el alma. Pero no es eso es el airon violento matando mariposas, es Ia espada del viento cortando los recuerdos, sofiando las cabezas degolladas. ~A quien amar cuando el viento se suelta sobre Ia interminable sucesion de las tardes? ~Que acurrucado amor levan tar del olvido cuando se deshilvanan las caricias?
Es que el aire recorre las arterias con trombos de silencio, es que el aire recorre las edades con un olor a tiempo en sus entrafias y un sabor pertinaz a hierba seca. Pero de pronto -por lo que es inutil decir porque ya esta !lorado, por Ia tristeza que escurre entre los muros de tantas casas de Ia ciudad de Mexico, por el agua y el pan que nunca merecimos; por lo que hay mendigos cobijados a Ia sombra de paredcs muy viejascuando alguien desde lejos nos mira, adivinando el ansia, hay una tregua, un sl:1bito abandono para besar los labios del recuerdo.
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LOS COLABORADORES ,-r M ax AUB naci6 en Paris ( 1903). Ver Colab oradores, numero 7, p. 100 ,-r Fernando CHARRY LARA naci6 en Bogota, Colombia ( 1920). Profesor de literatura en la Universidad de los Andes. OBRA: Nocturnos y otros suenos, Ed. Kelly (Bogota, 1949). Los adioses, Ed. del Ministerio de Educaci6n ( 1964) . ,-r Jaime DEL PALACIO naci6 en Durango ( 1943) . Termin6 estudios de Letras Espaiiolas en Ia Facultad de Filosofia y Letras de la UNAM. Ex becario del Colegio de Mexico. ,-r Justina FERNANDEZ naci6 en M exico, D. F. ( 1904 ) . Doctor en Filosofia especializado en Historia de las Artes Plasticas. Profesor de Ia Facultad de Filosofia y L etras de la UNAM, de Ia Escuela de Cursos Temporales y director del Instituto de Investigacianes Esteticas de Ia UNAM. OBRAS PRINCIPALES: Planas de la ciudad de M exico: siglos xvi y xvii. Estudio hist6rico-urbanistico y geografico (en col., 1938), Jose Clem ente Orozco, forma e idea ( 1942 ) , Prometeo. Ensayo sabre pintura contemporanea ( 1945 ) , Coatlicue. E stetica del arte indigena antiguo ( 1954 ) , A rte mexicano, de sus origenes a nuestros dias ( 1958 ), El t etablo de los reyes. Estetica del arte de la Nueva E spana ( 1959) , El hombre. Estetica del arte m oderno y contemporaneo (1962 ) , Miguel A ngel. D e su alma ( 1964), y varias obras en prensa. ,-r Pierre HOURCADE naci6 en Chalons Marne, en Francia ( 1908 ). Egresado de Ia Escuela Normal Superior de Paris. Agregado de Universidacl en Letras. Fue profesor en Coimbra, en Lisboa y en Sao Paolo, agregado cultural y director del Instituto Frances en Portugal. Actualmente es agregado cultural de Ia Embajada de Francia en Mexico, director del Instituto Frances de America L atina y consejero cultural. Ha publicado numerosos articulos y ensayos sabre Iiteraturas francesa y portuguesa en peri6dicos y revistas internacionales. ,-rOTAOLA naci6 en San Sebastian, Espana (1907 ) . R efugiado en M exico desde 1939. OBRA : El cortejo, novela (Ed. M ortiz) . ,-r J ose Luis MARTiNEZ naci6 en Atoyac, }alisco ( 1918) . Estudios de medicina y carrera de Ietras en Ia UNAM. Fue codirector de Ia revista Tierra nueva ( 1940-42), director de Ia revista L etms de Mexico ( 1943), redactor de El hijo pr6digo ( 1943-46 ) y de Ia Nueva R evista de Filologia Hispanica, redactor de Ia R evista M exicana de Literatura, codirector de Estaciones ( 1958 ) . Conferencista y catedratico de letras en Ia UNAM. H a sido alto funcionario de Ia
SEP, diputado federal, embajador de Mexico en Peru y en Ia UNESCO; es Academico de Ia Lengua y Director del Instituto Nacional de Bellas Artes. OBRA: (poesia ) Elegia por M elibea y otros poemas (1940 ) ; ensayo E l concepto de la muerte en la poesia espanola del siglo xv ( 1942 ) , La tecnica en literatura. I ntroducci6n ( 1943), Las "tetras patrias" de La epoca de la I ndependencia a nuestros dias ( 1946) , Situaci6n de la literatura m exicana contemporanea ( 1948) , Lit路eratura m ex icana del siglo xx ( 2 vols., 1948) , Historiografia de la literatura m exicana ( 1951 ), L os problemas de nuestra cultura literaria ( 1953), La emancipaci6n literaria de M exico ( 1955 ) , Problemas literarios ( 1955 ), L a expresi6n nacional. L etras m exicanas del siglo xix ( 1955) , L os conflictos de la cultura m cxicana ( 1960 ) , La literatura (en M exico: 50 anos de R evoluci6n, 1962) ; asi como numerosas ediciones, antologias y pr6logos: destaca El ensayo m exicano moderno, 1958.
,-r
Juan Carlos ONETTI naci6 en Montevideo ( 1909), premia nacional de literatura en el Uruguay, ha sido secretario de redacci6n de las revistas M archa, Vea y L ea, impetu y A cci6n en Montevideo y en Buenos Aires. OBRA : El pozo ( 1939 ) , Tierra de nadie (1942 ) , Para esta noche ( 1943 ), La vida breve (1950), Un sueno realizado y otros cuentos ( 1951 ), L os adioses ( 1954), Una tumba sin nombre ( 1959), La cara de la desgracia ( 1960), El astillero ( 1961 ), L os adioses, Juntacaddveres y Tan triste como ella. El cuento que publicamos apareci6 en El infierno tan temido ( 1962 ) , Ediciones Asir, y se reproduce Ia version corregida (Ad an), con permiso del autor concedido a esta revista por intermedio de Ia escritora Ines Arredondo.
,-r
Victoriano SALADO ALVAREZ naci6 en Teocaltiche, Jalisco (1867) y muri6 en M exico, D . F. ( 1931 ) . Jurisconsulto, periodista y diplomatico. Director de El Diario de J alisco y redactor de El Imparcial. OBRAs: (novela) D e mi cosecha (1899); (cuentos) D e autos (1901); ( cr6nica hist6rica) D e Santa Anna a la R eforma ( 1902 ) , D e la I ntervenci6n al I mperio (1 903 ), La vida azarosa y romdntica de Carlos Maria Bustamante ( 1933) .
,-r Allen S. WELLER es actualmente el Dean de Ia Escuela de Artes Bellas y Aplicadas de Ia Universidad de Illinois. OBRA: Francesco de Giorgio (Chicago, 1942), Abraham Rathner (Illinois, 1956 ) y Art USA Now, 2 vols. (editado por Lee Nordness; publicado por C. J. Bucher, Ltd., Lucerna, Suiza; distribuido por Viking Press de Nueva York).
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vida cultural MAYO-JUNIO D MOSICA M usica contemponinea En Ia sala de espectaculos del Palacio de Bellas Artes y en Ia Sala Ponce se llevo a cabo cl V Festival de Musica Contemporanea. "El proposito principal - dijo El S ol de Mexico (2 de junio ) es dar a conocer las ultimas producciones de los musicos de hoy, composiciones que llevan las inquietudes, exploraciones y descubrimientos de los artistas. Nos muestran Ia evolucion que ta mbien en el campo de Ia musica h a sufrido el arte en esta epoca en que el tema ya no es lo principal sino que entra el sentimiento y se convierte en una exposicion abstracta que habla en sonidos y n otas que, a l parecer, rompen todas las reglas clasicas de un concierto musical. Experiencia para los melomanos a fin de que comprueben que tanto el publico como los a rtistas compositores y ejecuta ntes estan a! tanto d e los movimientos modernos, que no solo comprenden, entienden y asimilan, sino que los saben interpretar dandoles su personalidad y convirtiendo Ia obra en algo accesible para Ia sensibilidad m exicana". L os a utores presentados fuer on C hou W en-chung, H ans W erner H enze, Tadeusz Baird, Georgi Ligeti, Richard Swift, Anton von W ebern, J ean-Etienne M arie, Alcides Lanza, Larry Austin, Edgar Valcarcel, Cristobal Halffter, Luigi D allapicola, Arnold Schoenberg, M ariano Etkin, J erome Rosen, K azimierz Srrotzky, Alfredo Casella, Sante Zanon, Luigi Nono, Goffredo Petrassi, I gor Stravinsky, Pierre Boulez, Luis de Pablo, Bernard Alloys Zimmermann y Witolcl Lutoslawsky entre los extranjeros, y los mexicanos Edua rdo M a ta, Joaquin Gutierrez H eras, Francisco Nunez, M a nuel Enriquez, Armando Lavalle, H ector Quintanar, Carlos Chavez, Rodolfo Halffter, M aria T eresa Prieto y Gerhard Muench. I ntervinieron Ia Orquesta Sinfonica Nacional dirigida por Luis H errera de Ia Fuente, Eduardo M ata e Hilmar Scha tz, asi co-
Alloys y Alfons Kantarsky mo Vicen te Zarzo, el Coro de M adrigalistas, M aria T eresa R odriguez, H ermilo Novelo, Roberto Baiiuelas, Giorgio Via nello, Alloys y Alfons K antarsky. A prop6sito de estos conciertos -celebrados del 9 de j unio a! 2 1 de julio-, Ia revista Tiempo afirmo ( 26 de junio) : "AI asistir a un festival de musica contemporanea ha y que tener Ia mejor de las voluntades, porque Ia musica actual no se parece en nada a Ia conocida desde hace siglos. Siempre hubo violentas manifestaciones contra innovaciones y cuando los compositores muestran nuevas concepciones esteticas o tecnicas, se les tilda de modernos o nuevas. D esde hace siglos habia grupos a los que se calificaba de modernos contra las tendencias vigentes h asta
aquel momenta. A Beethoven lo calificaron de m oderno y sus obras rebeldes mas de una vez no contaron con Ia aprobacion del publico ni de Ia critica. En aquella misma epoca hubo otros compositores modernos y reacios, pero mientras que de aquellos ya nadie se acuerda, Ia musica de Beethoven cada dia tiene m as adep!OS. " En Ia musica moderna se puede ver el mismo fen6meno. Compositores j6venes en varios paises se lanzan a Ia palestra con nuevas obras, nuevas metodos, Crean nuevas escuelas y afanosamente experimentan con sonidos y buscan nuevas combinaciones timbricas y sonoras. En el primer concierto q ued6 dem ostrado que no importa Ia forma en que se compone, cuando hay mensaje o contenido artis-
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VIDA CULTURAL tico o humano, Ia musica moderna gusta y emociona. "Antifona de Henze, escrita en 1964 a peticion de Herbert von Karajan, para cuatro grupos de solistas - violines, metales, maderas y percusiones- no confirma Ia rica inspiracion musical que este compositor muestra en sus obras para teatro. L a Antifona es un experimento mas en Ia busqueda de nuevas sonoridades y timbres. An the Fallen Petals, de Chou para orquesta completa, refleja Ia sensibilidad y Ia expresi6n Jirica y Ia maestria de su autor. Los Cuatro en.rayos de Baird, compositor polaco, son expresi6n de sentimientos, de poesia, y de pasi6n y no solo de ruidos. Las Atm6sferas producen un mundo de nuevas sonoridades, suaves unas veces e hirientes otras. M ovimiento perpetuo, del compositor mexicano L a vall e, se caracteriza por fuerte estructura ritmica, mucho volumen sonoro y habito folklorico. "El segundo concierto se distinguio ante todo por su brevedad . Cuatro estrenos fueron interpreta dos en menos de una hora. Maria Teresa Prieto, que nacio en Oviedo (Espa na ), pero que reside en Mexico practicamente toda su vida, en su obra Tema variado y fuga se integra al mundo de Ia dodecafonia, sin despreciar el clasicismo. La musica denota fuerza y personalidad de Ia autora. Las voces de Ia Fuga, escritas con claridad, muestran el dominio absoluto de Ia autora de la tecnica moderna y conocimiento de Ia rnasa orquestal. Seria interesante Volverla a escuchar. Das Augenlicht (La luz del ojo) de Webern ( 1883-1945) , discipulo de Schoenberg y condiscipulo de Alban Berg, es obra concentrada, breve, como todas las suyas. En imagenes sonoras llenas de sensibilidad, delicadeza, intensidad y claridad de estructura, el Augenlicht (interpretado por el Coro de Madrigalistas, el mejor de Mexico y por Ia orquesta ) , contiene los elementos musicales que posteriormente inspiraron a Nono, Stockhaussen, Boulez y otros. Extravaganza, de Richard Swift, compositor norteamericana, escrita en 1962 y estrenada ahora mundialmente, es musica extravagante, ruidosa y dificil, cuyo mensaje, si tiene alguno, es incomprensible. "Las trayectorias, de Manuel Enriquez, estrenada en Bonn, capital de Ia Alemania occidental, el dia 5 del mes en curso, esta compuesta para tres grupos: metales,
madera, arpa y percuswn, sin instrumentos de arco. Las composiciones de Enriquez reflejan siempre Ia inquietud y busqueda de nuevos mundos sonoros y Ia exploracion de diferentes timbres orquesta les. El autor Jogra crear ambiente de refinada sensibilidad al usar elemento a leatorio por un Jado y fijo por el otro. " EI director Herrera de Ia Fuente demostr6 Ia identificacion y dominio que tiene sobre varios estilos de Ia musica". D el tercer concierto, en Ia Sala Ponce, en el cual se tocaron obras de Enriquez, Quintanar, Gutierrez Heras, Alcides Lanza, Rodolfo Halffter, Schoenberg y Dallapicola, seiialo Elisa Kahan en Diario de la Tarde ( 28 de junio) : "Las obras estrenadas representan Ia afinidad de los compositores mexicanos con las tendencias modernistas y demuestran que nuestros autores son fieles ad ictos a los movimientos de Ia joven vanguardia musical que impera en Europa y las Americas. Afortunadamente, las piezas de los compositores mexicanos, ademas de hacer patente su conocimiento de las corrientes actuales, tambien demostraron cierta sensibilidad artistica. El Cuarteto de Cuerda de Enriquez es una obra maestra, dentro de Jo rebuscarlo que es. La Sonata para violin y p路iano, interpretada por Hermilo N ovelo, el concertina de Ia Orquesta Sinf6nica Nacional y Maria Teresa Rodriguez, de acuerdo con las tendencias de busqueda de nuevos medios de expresion de nuevos sonidos, crea sin -embargo un ambiente de sinceridad. Y las dos piezas para trompeta (Felipe Le6n) , corno (Vicente Zarzo) y tromb6n (Clemente Sanabria), Jl a. man Ia atenci6n por su musicalidad, y lejos de ser una obra de mucho ruido como lo deberia ser por los tres instrumentos de metales , es musica delicada que gustosamente volveria a escuchar" .
Jazz Cuatro conjuntos participaron en el Festival de Jazz Jlevado a cabo en el Palacio de Bellas Artes: el cuarteto de Dave Brubeck, el sexteto Newport All Stars, el cuarteto de Thelonious Monk y el quinteto de Dizzy Gillespie, que actuaron en dos funciones. En Ia primera tocaron el cuarteto de Brubeck, y los Newport All Stars bajo Ia direcci6n de George Wein, y en Ia segunda el cuarteto de Monk y el quinteto de Gillespie. En El
Da ve Brubeck Nacional (18 de mayo), G. Baqueiro Foster hizo Ia resefia: "Habia llamado Ia atenci6n, sobre todo, el cuarteto de Dave Brubeck, un notable pianista que ha sido discipulo de Darius Milhaud y cuya formacion profesional, en tocia Ia extension de Ia palabra, lo hace ejecutar de manera excepcional su repertorio, Jogrando combinar felizmente el estilo moderno de improvisaci6n con el propio de Ia musica clasica. Se dice que el propio Milhaud fue quien descubrio las especiales dotes de Brubeck para el jazz. El cuarteto de este extraordinario musico Io integran , ademas de el, Paul Desmond , Joe Morello y Gene Wright, cuyo alcance musical esta a Ia altura de su director. "George Wein es el pianista del Newport All Stars. Forma sexteto con Don Lamond, Bud Freeman, Ruby Braff, Pee Wee Russell y Jack Lesberg, que han sido juzgados por Ia critica especializada como verdaderas estrellas en el arte del jazz moderno. "Para Ia fun cion de Ia noche, se escogio al conjunto de Thelonious Monk, que ejecuta el piano con tecnica muy personal y una forma de improvisar muy particu路 Jar, que no siempre es del gusto del publico. Su conjunto lo integran , ademas, el saxofonista Charles Rouse , el contrabajista Lawrence Gales y el baterista Benjamin Riley, todos de color. "Este conjunto ha escogido un estilo de interpretacion que podriamos llamar rigido, puesto que empiezan en tutti, despues se va
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VIDA CULTURAL luciendo cada uno y saliendo del conjunto para dejar al baterista solo, que fue el que mas gusto al auditorio. Despues vuelven a entrar al conjunto uno por uno hasta reunir de nuevo el cuarteto. "Mas del gusto del publico fue el quinteto del simpatico Dizzy Gillespie, que integran James Moody (saxof6n y flauta), Mike Longo (piano), Franck Schiafino (contrabajo y guitarra electrica), Candy Finch (bateria) y el fino trompetista Dizzy Gillespie. "Gillespie cautiv6 al publico por Ia alegria que impone a las interpretaciones de su conjunto, en el que, naturalmente, Ia ~ensa.ci6n como ejecutante lp es el m1smo con su espectacular trompeta, arreglada especialmente para lanzar los sonidos hacia arriba, probablemente con Ia intenci6n de que en los grandes festivales de jazz el publico de las alturas Jo pueda escuchar claramente. "En general, el conjunto de Gillespie es muy parejo, aunque los que mas lucieron por su singular estilo fueron el saxofonista y el baterista, que merecieron los mas clamorosos aplausos de Ia noche junto con Gillespie".
En honor del presidente de Costa Rica Entre los homenajes que recibieron el Presidente de Costa Rica y su esposa durante su estancia en Mexico se cuenta un concierto extraordinario de Ia Orquesta Sinf6nica N acional en el Palacio de Bellas Artes. En El N acional ( 7 de j unio), Raul Segura hizo Ia cr6nica del acto: "Como una muestra mas de Ia amistad que une a los pueblos de Mexico y Costa Rica, Ia musica sinf6nica de ambos paises se entrelaz6 en el Palacio de Bellas Artes, en el concierto que Ia Orquesta Sinf6nic.1 Nacional ofreci6 en honor del presidente Jose Joaquin Trejos Fernandez y de su esposa, Clarita Fonseca Guardia de Trejos, al que tambien asistieron el presidente Diaz Ordaz y su esposa, senora Guadalupe Borja de Diaz Ordaz. "La obra cumbre del' composi· tor mexicano Jose Pablo Moncayo, H uapango, fue dirigida notablemente por Luis Herrera de Ia Fuente, director titular de Ia Orquesta Sinf6nica Nacional; y Ia estupenda obra del compositor costarricense Julio Fonseca, Gran fantasia sinf6nica, conducida en forma ·magistral por Arnoldo Herrera; director de Ia Orquesta Sin-
f6nica de Costa Rica. Ambos directores fueron largamente ovacionados, despues de las finas interpretaciones que lograron al conducir a Ia Orquesta Sinf6nica Nacional. "Los presidentes Diaz Ordaz y Trejos Fernandez ocuparon el palco presidencial del Palacio de Bellas Artes, acompaiiados de los cancilleres mexicano y costarricense, Antonio Carrillo Flores y Fernando Lara Bustamante, asi como el Secretar.io de Educaci6n Publica, Lie. Agustin Y aiiez.
tistas, pero desde luego diremos que han logrado ya una conjunta-· cion sumamente apreciable: ya se sabe que para Ia interpretacion de Ia• musica de camara se requiere una dedicaci6n larga, constante y profunda, a fin de llegar al desideratum del Cuarteto de Arcos, o sea, un hipotetico ejecutante que tuviera una mente unica y que manejara cuatro arcos y dieciseis cuerdas. Indudablemente ellos, con el tiempo, alcanzaran metas mas altas todavia, ya que son musicos de coraz6n, empeiiosos y habiles".
Orquesta de ·Camara de Paris
• La pianista argentina Martha Argerich, triunfadora en el concurso Chopin dC~ Varsovia, se present6 en el Palacio de Bellas Artes ejecutando obras de Chopin, Bach, Beethoven, Schumann y Prokofiev. "De esta damita sumamente atractiva -dijo Junius en Excelsior (24 de mayo) hay que decir que su tecnica es sencillamente fenomenal. No parece que para ella existan dificul tades, pues los mas intrincados pasajes los ejecuta con una precision y una nitidez ejemplares".
Dirigida por Paul Kuentz, Ia Orquesta de Camara de Paris se present6 en el Palacio de Bellas Artes. Las primeras violinistas fueron Monique Frasca-Colombier y Gomul Gokdagan; Ia violista, Anka Moravek; el violoncellista, Ali Acviogul, y el contrabajista Bernard Sture. En El Nacional ( 15 de junio), Eloisa R. de Baqueiro comen to: "Monique Frasca-Colombier, Ia magnifica violinista francesa, se manifesto como una solista de altura en el Adagio y Rondo para violin y orquesta de cuerdas, de Schubert, cuyo lenguaje nos record6 al estilo de Mendelssohn en el desarrollo de sus tres movimientos. "La presentaci6n del trompetista Adolf Scherbaum era muy esperada. El sensacional ejecutante ha escogido un instrumento adecuado para Ia ejecuci6n de las ya raras obras en las cuales aparece como solista. De tamaiio mas pequeiio que Ia trompeta actual, Scherbaum toea una en tono de Re, lo que le facilita Ia ejecuci6n de los agudos, tan dificiles de emitir en Ia trompeta en Do de nuestros dias. "El Concerto en Re mayor, para trompeta y orquesta, de Iacchini es una obra corta y muy agradable. Scherbaum logr6 pianisimos extraordinarios y limpios y sonoros agudos, como en el allegro final'' .
Varia El Cuarteto Arias toc6 en Ia Sala Ponce obras de Haydn, Elias y Beethoven. Lo forman Emmanuel Arias, primer violin; Carlos Esteva, segundo violin; Miguel Bernal, viola, y Apolonio Arias, violoncello. De ese concierto, Junius opin6 en Excelsior ( 7 de mayo): "No sabemos cuanto tiempo han estado trabajando juntos estos j6venes ar-
• Luisa Duron, cembalo ; Gildardo Mojica, flauta, y Alberto Gonzalez, cello, forman el Trio Pro-Musica que se present6 en Ia Sala Manuel M. Ponce con paginas de Bach, Haendel, Telemman y Lotti. Junius dijo de ellos en Excelsior ( 26 de mayo) : "Los tres componentes leyeron sus partes con gran nitidez y lograron un buen acoplamiento entre si. Evidentemente tienen poco tiempo de trabajar en conjunto, y creemos que llegaran a obtener mas brillantes resultados, sobre todo en Ia realizaci6n de los efectos mel6dicos y arm6nicos. Esto podemos asegurarlo, ya que desde ahora hemos gozado plenamente con Ia actuaci6n de estos virtuosos". • Los cinco conciertos de Vivaldi, en Ia adaptaci6n de Juan Sebastian Bach, fueron elegidos por el organista Victor Urban para ofrecer un concierto en Ia Sala Ponce. Urban fue alumno de J. Jesus Estrada en el Conservatorio Nacional de Musica, del Instituto Pontificio de Musica Sacra de Roma y de Ia Academia Chigiana de Siena. "En otras ocasiones hemos elogiado las esterlinas cualidades de Urban -escribi6 Junius en Excelsior (13 de junio)-, que se distingue, entre otras cosas, por Ia gran variedad y buen gusto de sus registros, su gran agilidad tanto en los manuales como en el pe-
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VIDA CULTURAL dalier, y Jo que mas nos complace es el cuidado minucioso que pone en su fraseo, que es Jo unico que puede contrarrestar Ia poca o ninguna capacidad de acentuacion del organo".
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• La pianista argentina Marta Noguera dio un concierto en Ia Sala Ponce. Su programa comprendio a Beethoven, Ravel, Roberto Garcia Mortizo y Chopin. El Universal ( 16 de junio) expreso que "toco con notoria maestria las obras" . • Jorge Federico Osorio, pianista de 15 aii.os de edad, se presento en el Palacio de Bellas Artes. "Es este uno de los casos capaces de estimular a quienes laboran en el movimiento artistico de Mexico - seii.a1o L. Fernandez de Castro en Excelsior (2 de julio)-: a los 15 aii.os, Jorge Federico se desenvuelve con Ia soltura, Ia emocion, Ia tecnica y Ia seguridad de un concertista consumado. Su Bach estuvo sujeto a los mas estrictos canones del buen estilo. Pero el punto culminante de su actuacion fueron las paginas de Debussy, en las que se desbordo todo el temperamento y Ia expresion del artista". • El i de mayo, Ia Orquesta Sinfonica Nacional dio su ultimo Concierto Popular, bajo Ia direccion de Carlos Chavez. Toco piezas del mismo Chavez, de Jose Rolon y de Chaikovsky. Actuo como pianista Miguel Garcia Mora. • Conciertos importantes fueron los de los organistas Francisco Javier Hernandez, Felipe Ramirez R. , Manuel Zacarias, Francisco Dominguez y Rodolfo Ponce M., todos en Ia Sal a Manuel M . Ponce. Hernandez toco cuatro so•utas de Bach; Ramirez ofrecio un programa de compositores contemporaneos, y los ultimos ejecutaron un Programa Haendel con los conciertos en Fa Mayor numero 5, en Re Mayor numero 10, Ia Suite de Ia Musica acuatica y El herrero armonzoso. • La National Simphony de Washington, dirigida por Howard Mitchell, dio una audicion con obras de Resznicek, Purcell, Hanson y Chaikovsky.
D PLASTICA Homenaje En las salas 1 y 2 del Musco del Palacio de Bellas Artes fue inaugurada el 18 de mayo, Ia expo-
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r: .· ~~~~:;~ ~. Herrera: La yunta SICion de obras de Ruben Herrera ( 1888-1933), "para que los jovenes que desean sinceramente encontrar Ia forma de expresion en el arte pictorico -dijo Esperanza Zetina de Brault en El Sol de Mexico (22 de mayo)- tomen en consideracion que primero es necesario el amor al trabajo y Ia perfeccion en Ia tecnica pura del dibujo, para llegar a las grandes obras de arte, ya sea en Jo abstracto, el expresionismo o cualquier forma de expresion contemporanea" . En Ia misma cronica de este acto cultural , se explico: "Ruben Herrera nacio en 1888 en Villa de Cos, Zacatecas. A los pocos meses de su nacimiento, su familia se traslada a Coahuila. Fue en Saltillo donde se formo el joven· artista acudiendo a las dases de Francisco Sanchez Urestii, quien reconociendo al artista del manana lucha porque se le envie a estudiar a Europa con el objeto de afianzar su estilo y adquirir los ultimos conocimientos de !a epoca de Ia pintura. "Herrera llego a Roma en 1909 y empieza a asistir a! famoso taller del maestro Antonio Fabres, dibujante, pintor y escultor muy conocido en Mexico por haber dirigido !a Academia de San Carlos. Su facilidad en el trazo, el dominic del color, pronto lo llevo a ser merecedor de que se le admitiera en Ia Hamada Academia de Francia. "En 1920, fie! a su tradicion vuelve a su patria llamado por el entonces presidente Venustiano Carranza. Regresa a Saltillo, Coahuila, y el amor por los suyos lo
haec dedicarse a formar Ia Escuela de Saltillo, que hasta !a fecha perdura entre pintores de nuestra epoca. "Viaja a !a capital, solo para reclamar el Iugar que le corresponde entre !a lista de los maestros del arte pictorico. En 192 2 presenta una exhibicion, Ia que inaugura el Presidente Alvaro Obregon. La coleccion que expone hace una impresion que aun se recuerda y pronto lo hacen merecedor de considerarlo entre los artistas me· xicanos. Reconocimiento que lo !leva a obtener Ia gran medalla de oro que le concede el Jurado Calificador de Ia Exposicion lnteramericana de Sevilla. "Su muerte, acaecida en 1933, en Ia misma ciudad de Mexico, corta Ia vena creadora de este gran maestro, pero que no cae en el olvido. "Su formacion en Roma lo lleva a realizarse en Ia escuela academica, pero en cada trazo respira el mexicano y aparece el terruii.o ya sea en sus dibujos de los rincones o en escenas familiarcs a! oleo. Estudios, apuntes que son por si solos obras de arte. Figuras en rnovimiento rninusculas, que serviran para recordar el memento, de gran exactitud en el detalle, que nos dan a conocer Ia gran calidad de su autor. "Herrera fue de esos genies dotados de Ia voluntad de hacer lo que quisieran. Colocado en los principios del muralismo mexicano, no quiso seguir estes movimientos modernos y sc quedo donde encontraba pedazos de su alma y de su corazon dibujando y regan-
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VIDA CULTURAL
German Cueto
Peter Knigge
Jorge Dubou
do los momentos mas felices de su existencia en las escenas cotidianas del diario vi vir. Prefiri6 tambien heredar los secretos de su profesi6n, sus conocimientos y experiencias a los j6venes que llev6 por el camino y Ia formaci6n de Ia Escuela de Saltillo" .
integrado por el critico Jorge Juan Crespo de Ia Serna, el escultor Matias Goeritz y el arquitecto Enrique de Ia Mora, lleg6 a los siguientes resultados: Secci6n de Escultura Libre: primer premia de adquisici6n (20 mil pesos y diploma), al escultor German Cueto por su obra Circunvoluci6n en forma de cabeza (bronce). Este premia tuvo caracter especial porque el jurado consider6 el trabajo de muchos aiios del escultor. El segundo premia de adquisici6n ( 10 mil pesos y diploma) fue para Peter Knigge por su obra Tor so 7 (hierro sol dado) . El tercer premia (5 m il pesos y diploma) fue para
Jorge Dub6n por su Pajaro (piedra) . Se otorgaron menciones a Geles Cabrera, Antonio Castellanos Bacic, Estanislao Contreras Coli路 rna, Geisen Gas y Waldemar Sjolander. En Ia Secci6n de Escultura integrada a Ia Arquitectura, el primer premia ( 5 mil pesos y diploma) fue para Angela Gurria (escultora) y los arquitectos En路 rique y Agustin Landa por Puerta celosia (hierro forj ado para Ia fabrica de billetes del Banco de Mexico). El jurado elogi6 el taller de herreria Montiel Blancas donde fue fundida Ia obra. El segundo premia (2,500 pesos) fue para el
Premios en la Bien al de Escultura Con exito concluy6 Ia III Bienal de Escultura, organizada por el I nstituto Nacional de Bellas Artes y presentada a! publico en las salas y jardines del Museo de Arte Moderno. El jurado calificador,
Angela Gurria
Fabian Medina y Alejandro Zhon
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VIDA CULTURAL cana ( 195 7 y 1958 ); en La Casa de Ia P az ( 1965) y en las Galerias M er-Kup ( 1966 ) . Su obra tambi en ha sido mostrada en Estocolmo y Gotemburgo. L a exhibicion del Salon d e Ia Plastica Mexicana se in a uguro el 15 d e mayo, y d e ella esc ribio Guillermo Fabela en El Dia ( 25 d e mayo ) : "V a riaciones sobre un tema alucin ante, fa ntasmagor ico . lnsolita an siedad onirica. Grupos cstaticos, inertes, solos . . . Asi podria resumirse es ta ex posicion. Pero tal resumen , en d efiniti va, es ta ci rcunscrito a ! d eve nir del mundo y es, p or lo tanto , infinito : infinitas son las interpre tac iones que podrian hace rse d e Ia sing ul a r mues-路 tra sji:ila nderi a na ."
Exposici6n panon1mica Oli vier S eguin
escultor J avier F abian M edina R amos y el a rquitecto Aleja ndro Zohn por Zona infantil en el pa rque Morelo s de Guad alaja ra , J al. El tercer prcmio se declaro desie rto. En Ia Seccion d e E scu ltur a M onumental Urbana ( proyectos) los dos esc ultores elegidos por el jura do recibieron diploma y tienen derecho a figurar como candidalos para participar en el E ncue n tro In ternacio nal d e E scultores qu e p royecta el Comite Organ izador d e los J uegos Olimpicos: Olivier Seguin (Silencio) y Kiyoshi T a kah ashi ( El sol y Ia luna ). El j urado hi zo constar que, "dentro d el enorme ace rvo d e envios qu e ha n tenido que exam in a r, cs ev id ente una inquiet ud saludable y un progreso en todo el conjunto." En sus comenta rios a ese co ncurso, Margarita N elken expreso en Excelsior ( 25 de ma yo ) : " D esde luego, en Ia transformacion d el marco cotidiano de nues tra vida , a compas de Ia transformacion del ritmo d e esta, Ia escultura in tegra d a a Ia arquitectura tiene primordial importancia. p or ell o, un acierto tan rotundo como el de Ia Puerta de Ia escultora Angela Gurria, en equipo con los arquitectos Enrique y Agustin L a nd a ( cuyo primer premio, en su categori a, fue unanimemente a pl a udido ) constituye un a de las mejores d emostraciones del Iuga r que, en vanguardia d e Ia expresion plastica de Ia ciudad modern a, ocupa ya M ex ico. "Y es de justicia, a! encom iar sin reservas es ta realizacion, ci ta r el nombre de M a nuel M on ti el, el
herrero cuyo trabajo de aj uste ha sido aq ui admi ra ble cooperacion. Y en esta seccion de Ia Biena l, para nosotros Ia mas intcresa nte , y en Ia imp osibilidad d e d etene rnos en ell a co n el espac io que se m erece, d estaq uemos tambien , a manera d e ejemplo, el ac ierto d el esc ultor M edina R amos y d el a rquitecto Alejandro Z ohn, q ue han realizado en Guadalaj a ra, J a l. , conjuntos perfec ta mente enten didos en punto a su fin a li dad , y d e los cuales el de formas para recreo infa ntil se nos ofr ece, e n su reproduccio n, co mo mod elo qu e segura mente sera ampli amente imitado. "En Ia seccion llama da d e escu ltura mon um enta l urba na, el escultor fra nces inte grad o desde a nos a nuestro medio , O li vier Seguin y el japones d e tan provechosas ensena nzas en J alapa, en dond e habitua lmente res id e, Kiyoshi T a kahashi , qui en por cierto tra baja con verda d era pe ri cia Ia madera, y nu estro Gonzalez Cortazar, presentan proyectos que asimismo aseveran Ia seg uri dad d e su sentido innovad or d el funcionalismo de Ia plastica destinada a Ia co lectivid ad".
Waldemar Sjolander El Salon de Ia Plastica M exica na prese nto 35 obras r ecientes del escu ltor y pintor Wald ema r Sj ola nd er. Este artista, bien conocido en M exico, ha expuesto en d iversas ocasiones d esde 194 7 en el Pala cio de Bellas Artes, donde volvio a exponer en 1950, 1960 y 1965 ; en el Salon d e Ia Plas ti ca M exi-
En el vestibulo d e Ia Secretaria de R elaciones Exteriores fue presentada a l publico Ia coleccion de cuadros, grabad os y dibujo~ que, de octubre de 1965 a noviembre de 1966, recorri ero n las galerias de O slo, Bergen, V a rsovia, Estocolmo, R oma, Gante y Menton . En su organizacion colaboraron el INBA , el Sa lon de Ia Plastica M exi cana, Ia Sociedad M exi cana d e Grabad ores, Ia Ga Jeria de Arte M ex icano , Ia Galeria Juan M a rtin , Ia Ga leria M erKup , ademas de Ru th Rivera, Ferna nd o Gamboa, J es us R . T a lavera y varies colecc ionistas . En No vedades (3 d e mayo ) , Jorge Ju an Crespo de Ia Serna scna lo: "La exposicion, bi en presentada desde un punto de v ista museografico, ofrece un co rte bas tante complete ( hay, como siempre , algunas ausencias) del movimiento artistico mexic:ano ( artes plasticas, dcsd e lu ego) de este siglo . F a ita Ia escultura . Fa! ta n fotog ra fi as de lo arq ui tectonico . M as Ia seleccion hecha y las mues tras p resentadas permiten a! !ego a d en tra rse en Ia significacion d e un aporte diferenciado del ar te en el cual existen cla rame nte rasgos universales, pero tambien inquietudes y m odos d e expres ion distintos, personales, o sea productos hechos aqui. En esas diferenciaciones radica el valor de las mej ores realizaciones de los a rtistas mexicanos, asi como de aq uellos que como Pablo O 'Higgi ns y Angelina Beloff, pertenece n d esde siempre a! "movimiento", d ada su ap ortac ion fid elisima y consta nte a! mismo. En este conj unto , po r otra parte, se echan d e menos otros n ombres sen eros que cito a! azar: Charlot, Climent, Luna, Pa lencia, Souto, Balbuena, Carrington, Varo . .. So-
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VIDA CULTURAL bre las demas 'ausencias' empezando por Gerzso, habrla que h acer una lista muy grande Estan presentes nombres no muy suficientemente valorados aun como Ia grabadora Ana de Leon, Ia igualmente grabadora Camila Hernandez, Samuel M a rti, Mario Miratayo. Tambien un Moshe Gat, israeli que estuvo en Mexico en uso de una beca. No basta que haya tenido Ia sensibilidad para captar una interesante serie de tipos, mas o menos pintoresquistas y anecdoticos. "Con todo, es facil ante lo reunido, proceder a una confrontacion iluminante. Diego, Orozco, At!, Siqueiros y Tamayo, estan muy bien representados en sus cuadros d e caballete. Siq ueiros, en una interesantisima fase abstracta que no es sino un mero detalle de otras abstracciones suya s que solo los ciegos no han querido ver. En el lote de Rodriguez Lozano figura Ia reproduccion pintada ( o quiza el proyecto completo) de su mural del edificio de Isabel Ia Catolica . "Muchos d e los expositores se bifurca n entre pintura y graba do. Entre los grabadores descuella, ad emas de Ia obra conocida de Mendez, de Alvarado L ang, de Felicia no Pena (que :am bien tiene aqui excelentes pinturas ), Carlos Garcia, Angeles Garduno, Pedro C astelar, Vita Castro, Lola Cue to, Esperanza Cervantes, Isidro O campo, Pa ulina Trejo. D esde luego, Angelina Beloff. Pero tambien esta presente el inclito Posada . Y las litos de Orozco . "Me h a parecido digno de encomio incluir a M aria I zquierdo y al magnifico Alfonso Mich el, pero i. por que se olvidaron de Best y d el serafico Abraham Angel, asi como de Julio Castellanos? "Chavez Mora do, como Siqueiros, juega en uno d e sus envios, con un interesante experimento de grata abstracci6n. Hay un X a vier Guerrero - Cazador en el tr6pico- muy dinamico y expresivo, con una paleta difusa en tonos calientes. Lo de Aguirre es fuerte y bien pintado. T a m bien lo de Castro Pacheco y lo d e Gonzalez Camarena y Alfredo Zalce. Muy bien lo de R eyes M eza y lo de Cordelia U rueta y Orozco Romero. Figuran Bejar, los dos Coronel, Donis, Echeverria, Flores M azzini, Garcia Guerrero, D elgadillo, Herrera Cartalla, M esseguer, Meza, M ontoya, Nefero. Nishizawa, O campo y Osorio, R oj o, Soriano, M a rysole Worner .. . Federico Cantu, Lilia Carrillo, Felgue-
rez, Anguiano, Olga Costa, e tcetera."
Puri Yciiiez
han dejado de poner su grano de arena en los nuevos expresivos conceptos del a rte."
Art: USA
En Ia Galeria J ose M a ria Velasco fueron expuestos 31 oleos de Ia j oven artista Puri Yanez . D e ella dijo Ia revista Tiempo (22 d e mayo): "Puri Yanez ha superado sus antiguos escarceos con el surrealismo; se ha desligado d e Ia influencia de a lgunos vangua rdistas que sentaban plaza de maestros y h a creado su propio mundo figurativo. E s un mundo de quimera, fuera de toda realidad; pero tan lleno de realismo tormentoso y atormentado que cautiva al instante Ia atencion d el espectador. "A veces es un mundo a lgo primitivo, por el tema y por Ia ejecucion pictorica d e este. Pero es solo una ÂŁaceta, dentro de Ia extraordinaria varied a d de los motivos. Inmediatamente surge el concepto elaborado, definido, bien meditado y realizado con meticulosidad . "El aficionado a Ia mitologia hallaria en los cuadros de Puri lej a nos parecidos con los seres sobrenaturales con que los griegos antiguos poblaban los bosques, los rios, las montanas y las pra:deras. Un espectador mas dad o a los conceptos cientificos vera Ia expresion de extranas y vibrantes manifestaciones d el subconsciente : emociones, p asiones, a nhelos y esperanzas plasmados en seres burna nos y en bestias humanizadas. Tal vez el d ado a meditaciones esotericas viera en algunos de los cuadros una interpretacion onirica d e Ia vida."
Gutierrez Martinez J esus Gutierrez M a rtinez, en Ia Galeria Chapultepec, dio a conocer algunas de sus obras. Originario d e Celaya, Gto . , don de inicio sus estudios a rtisticos, trabajo posteriormente en Ia Universidad de Gua na jua to y posteriormente ingreso en Ia Escuela N acional d e Artes Plasticas . Su obra h a sido conocida en Cuba, Chile, Yugoslavia y Francia. D e su exposicion en Ia Galeria Chapultepec, P. Fernandez Marquez opino en El N acional ( 4 de junio) : "Estamos ante un joven artista que no rehuye ninguna de las posibilidades de expresion que en el arte moderno han abierto los experimentos de artistas a udaces e innovadores, creadores d e modalidades que, aunque hayan tenido vida efimera, no por eso
El 30 de junio, en el Museo de Arte Moderno, se exhibio Ia Coleccion Johnson de pintura norteamericana, una de las mas amplias en poder de particula res: 102 cuadros d e otros tantos artistas. El conj unto estaba formado con obras realizadas h asta 1962, epoca que antecede al surg imiento d efinitivo del llamado pop-art. En Ia revista Manana (8 de julio) , M a ria G . de Larson se refirio a! contenido de Ia coleccion : "Entre los a rtistas mas conocidos estan M a rk Tobey, Rico Lebrun, Adolf Gotliebb. William de Kooning, Franz Kline, J ack Levine, Roberto Motherwell, etc. El cuadro de mas valor es El espantapajaros d e Andrew Wyeth, que cuesta un millon de d6lares ... La corriente domina nte es Ia abstracta, en sus diversas formas: el expresionismo abstracto y especialmente el Action Painting que inicio Pollock e n 1950 cuando su obra comenz6 a ser conocida. El cuadro registra ba los esta dos de animo d el artista, su tension: "El cuadro no era pintado ; sucedia", dice el critico H a tffma nn. L a superficie, generalmente gigantesca, es un terreno del movimiento. L a textura es densa, las lineas se entrecruzan. Este movimiento viene muy bien representado por Franz Kline, pintor de Ia improvisaci6n psiquica en una forma personal, en el cuadro expresa su tension. El cua dro que hay de el en esta colecci6n, es d e tamano grande, y Ia superficie esta cubierta con gruesas lineas negras que se cruzan sobre el fondo bla nco, con gra n fuerza . M otherwell, d entro del grupo de Action Pa inting, lleg6 a mirar Ia superficie del cuadro, como un terreno d ond e d eposita r sus impulsos y reacciones huma nas naturales. El cuadro que se exhibe, de grand es dimensiones y de color cafe no es de sus mejores obras . Tambien d entro d e este mismo grupo, esta Paul W onner, que presenta un cuadro titulado La recamara, por Ia composicion y el color recuerd a a los impresionistas, a unque su tecnica es totalmente distinta. "Dentro d e Ia pintura abstracta expresionista, esta H a ns Hoffmann, que viene muy bien representado, presenta un cuadro de mucho color, con unos brillantes azules y amarillos.
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VIDA CULTURAL "Expresionistas fi gurativos hay muchos, entre ellos Jack L evine, con su cuadro Amante del arte. " Surrealistas, hay varios, Wilde presenta uno titulado Feliz, loco, animales americanos y un hombre y una mujer en mi casa. Contrario a l Action Pa inting, esta Ia pintura de T obey, a Ia cual el llamo pintura blanca. Sabre obscuro, el artista traza lineas blancas, estu· dio geroglificos y escritura j aponesa. Su a rte es fino, minucioso e intelectual. "Viene tambien un cuadro del conocido artista Stuart D avis, pintor del cartel, tiene un poderoso estilo que lo h ace inconfundible. El cuadro que se exhibe es bastante representativo de su obra. No podia faltar un cuadro de Robert R auschenb erg, arte objeto, como tema central son dos relojes. Uno de los reloj es marc a Ia hora normal, reloj con el cual el artista comen zo su trabajo, y el otro marca Ia hora en que el artista termino, 34 horas y 40 minutos despues, o sea el segundo reloj marca una diferencia con el primero de 1 hora 20 minutos. "Hay un cuadro interesante de J immy Ernst, hij o del gran Max Ernst, titulado Silencio en Shaperville, es un fino trabajo, con una sutil ironia y simbolismo de una ciudad de nuestra epoca . "Un cuadro muy interesante es el de Hiram Williams, titulado l ncubo. Lo han colgado del techo y paralelo a el . Tiene una muy buena perspectiva. Es Ia fi gura de un hombre negro joven, que avanza decididamente, dejando atras a l fantasma del problema racial negro, a toda Ia tradicion de odio a sus espald as."
• En las salas 2 y 3 de Bellas Artes, el publico pudo a dmirar d esde el 2 d e junio Ia Exposici6n de Obras del Segundo Concurso Nacional de E studia ntes de Artes Plastica s de Aguascalientes. Ese certamen se celebro en ocasi6n d e !a Feria de Sa n M arcos. A su vez, se di eron a conocer varias obras de R a ul Herrera como artista invita do. • El Comite d e Selecci6n de !a V Bienal d e J6venes de Paris, integrado por Ia critica Berta T aracena y los pintores Vla d y y Antonio Pelaez, selecciona ron para representar a M exico a J avie r Arevalo, Sa lvador Cruzado Romero, Ferna ndo del M oral, J avier Esqueda, Alfredo Falfan Vivanco, Miguel H ernandez Urban , R a ul Herrera, Nadine, H ector Navarro, L eone! M aciel y Toni Sbert. L a seleccion fue hecha en funcion d el reglamento comunicado por las au· toridades d e Ia Bienal teniendo en cuenta Ia limitacion del espacio (54 metros lineales) . • Las Galerias C hapultepec exhi bieron algunos trabajos de Ignacio Navarro. El propio pin tor, en Ia resena aparecida en Cine Mundial ( 3 1 de mayo ) , sostuvo: "Segu ire presentando cuantas exposiciones pueda. .Jose Luis Cuevas, antes de triunfar, presento casi una veintena de exposiciones sin que nadie le hiciera caso. Su triunfo llego ape nas hace unos cinco anos. Yo tengo todavia muc ho tiempo por delante."
Pinturas , dibujos, acuarelas, litografi as y esculturas de Pa trick Chu Foon fu eron expuestos en Ia Sala Intern acional de Bellas Artes a partir del 5 d e mayo . El artista nacio en Trinidad ( lndias O ccidentales) en 1931 . H a participado en numcrosas exposiciones colectivas e individuates tanto en M exico cmflo en el Canada, los Estados U nidos y el Brasil.
• Mario Orozco Rivera, en el Salon de Ia Plastica M exicana, exhi bio sus obras recientes. Berta Teracena, en .Jueves de Excelsior ( 18 de mayo) hizo un comentario: " Orozco Ri vera tiende a crear una contin uid ad de formas que permite seguir idealmente (a traves d e Ia forma-fu erza extraida de Ia form a real ) un nuevo contorno abstracto que expresan cuerpos y figuras en sus movimientos reales, por ejemplo el movimiento d e las hojas d el maiz movidas por el viento en el canaveral , o el ritmo de dos fi guras abrazad as. Estos nu evos contornos encierran prometedoras m odalid ad es."
• En Ia Galeria d e Exposiciones T emporales del Museo d e Arte Mod erno fue abierta a! publico, el 4 de mayo, !a exposicion Arte Grafico N orteamerican o. Esta exposicion fue preparada por The Pratt Center for Contemporary Printmaking, d e Nueva York . Figuraron 110 importantes artistas.
• El 2 d e junio, en el Salon de Ia Plastica M exicana, Carlos Ola chea inauguro una exposicion de sus obras. O lachea nacio en L a Paz, B. C., en 1940 . Hizo las especialidades d e pintura y grabado de 1962 a 1966, en Ia Academia de San Carlos, y ha participa do en numerosas exposiciones colec tivas e
Varia
individuates. D e el ha dicho Antonio Rodriguez: " Este joven artista deja correr su imaginacion sin ataduras de ningun orden, en un a fan incontenido de abrirse a todas las posibilidades que Ia aventura d e Ia creacion es capaz de proporcionar." • J ose Luis Hernandez exhibio obras recientes en las Galeri as C hapultepec. Margarita Nelken dijo de el en Excelsior ( 30 de jun io) : "Obra expresionista, a dherida a esos aspectos que lo s franceses ll aman de miserabilismo y que, quiza por reaccion p ueril a los conform ismos de las rutinas academicas, por demasiado tiempo degenerad as en unos embell ecimientos de Ia realidad d e anticipad a y comoda aceptacion, a Ia zaga del dramatismo de a lgun os maestros, nos brindan un mundo en que solo tuvie ron canicter presencias d e una humanidad irremisiblemente vuelta de espaldas a toda nocion de armonia exterior" . • Otras exposiciones importantes fueron las de Armando Kramsky, en las Galerias C hapultepec; Ia de Igal Maoz en Ia Sala Internacional d e Bellas Artes ; Ia de Luis Toledo, en Ia Galeria J ose Maria Velasco ; Ia de Babette K ornbli th en Ia Sala Internacional de Bellas Artes, y Ia de Oteyza en el Salon de Ia Plastica Mexicana. De lgal M aoz, dijo M argarita Nelken en Excelsior ( 18 de juni o): "El colorida es limpio. L as pi nturas de sentimiento mas comuni cativo, y hasta de mas sugestiva envoltura atmosferica, son las que fijan mas rapidamente las impresiones del artista en un neoimpresion ismo desde luego muy fra nces, o si se quiere muy a francesa d o, notorio especialmen te en a lg una que otra composici6n a base de flares".
0 TEATRO Pr imer Festival de Primavera Veintiseis grupos teatrales, con obras in edi tas de autores mexicanos, participaron en el Primer Festival de Primavera 1967 organizaclo por el Instituto Nacional de Bellas Artes. Por orden d e inscripcion, los grupos fueron es tos: Centro C ultura l T eatro Historico M exicano: Zapata de .Jose Munoz Cota. Directores, .Julio y Nicolas Luna Sierra. Grupo Kramer : Alguna parte, alg un tiempo de Enrique Ba lles te. Director, Luis Caball ero Zamora.
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VIDA CULTURAL Teatro Obrero: El fariseo de Victor Valencia . Director, Victor Valencia. Grupo O'Neill: Snocker de Juan Garcia Ordoiio. Director Salvador Ornelas. D ecada 7: La raz6n del espejo de Maria Asuncion Orts Ferm\.ndez. Director, F ernando Peiia Medina. Tunastral: Cuando Ia noche salta, aqui no llega el viento de Carlos Olvera. Director, Juan Hernandez Jauregui . Hermes: Aut opsia de un ]Oven tri>te de Jaime Roj as P a lacios. D irector, Mi guel Angel di Stefano. Escena Mexic a n<J: Opus XX d e R odolfo Am ezcua del Rio . Director, Rodolf a Amezcua del Rio. M ester de J uglares: El arbol de Juan Garcia Ordoi'io . Director, Sergio M. Alvarez . 2 x 3: El eg6latra de Raul Torres G. Director, Tomas Quiroga I. N. M . (Noso tros Mismos ): El quinto jinete del Apocalipsis d e David Tova r Arroyo. Director, Andres Cisneros. Grupo T epeyac: Sangre en el teocali de Domitila Perez. Directora, Domi til a Perez. Grupe Universidad Michoacana (Segura Social ) : Sabre los origenes del hombre de Eduardo Rodriguez Solis . Director, J ose M anuel Alvarez. La s Abcjas: Los ob jetos malos de Ly Seter. Director, Gabriel Rctcs. Los Divas, Laboratorio Teatral: Xto. 67 de J a im e Roj as Palacios. Director, Jose Arell ano. Tcatro Poetico de M exico: La hoguera en el paiiuelo de Abigael Bohorquez . Director, Jorge Velarde Sora. Teatro Cancel-67: Las voces de Federico Ste iner. Director, Juan Manu el Corrales. Tea tro 70: El espantapajaros de 6scar Castro. Director, Salvador Carri ll o. Estes: Nocturno del alquilado y Ia t6rtola d e Abigacl Bohorqucz. Directo r, Carlos Barreto. Dramanautas: Angustia prenupcial de Leon K ats. Director, L eon Ka ts. Circ ulo de Busqueda Teatral: Los arrieros con sus burros por Ia hermosa capital de Willebaldo Lopez G. Director, Willebaldo Lopez G. F alova: El juicio del raton de Jorge I saac Tenorio Bahena. Director, Sergio H ernandez Nieves. Teatro de Camara: El corriao de ] ose Santos de Juan de Sara. Direc tor, Juan de Sara.
Los A rg onautas
Teatro Popular Ind ependiente: Paracaidista s al cielo de Ca rl os Rodriguez D iaz . Director, Carlos Rodriguez D iaz. 5 + X en O . T .: Otumba XVI de Saul R osales Carrill o. Director, Alberto Coronel. D -67: D onde los arboles .. . de J orge Esma . Director, Jorge Esma. El jurado calificador estuvo intcgrado par los dra maturgos Hugo Arguelles y Wilberto Canton , y par los criticos Lui s R eyes de Ia M aza, M a rio Castillon Bracho y M arcela del Rio. Las representaciones se hicieron en el T ea tro Hidalgo, del Institute M ex icano del Segura Social , y los premios fueron donados par el prop io IMSS, el I nstituto Nacional de Bellas Artes y Ia U niversidad Naciona l Autonoma de Mexico. El 25 de junio, el jurad o clio a co nocer el fa ll a: Premia Celestino Gorostiza ( otorgado por el Institute Nacional d e Bellas Artes) , a Jorge Esma par su pieza D onde los arboles . .. ' que el mismo dirigio y represento el Teatro Estudian ti l ; Premia B ( otorgado par Ia U niversidad Nacional Autonoma ) , a W i llebaldo Lopez G. par su obra Los arrieros con sus burros par Ia hermosa cap ital, que el d irig io y represen to el Circulo de Busqueda T eatral ; Premia C (otorgado par el Instituto M exicano del Seg ura Social ), a Edua rdo Rodriguez Solis par su comedia Sabre los origenes del hombre, que dirigio J ose M a nuel Alvarez y repre-
sen to el Grupe U niversidad Michoacana ( Segura Social ) . Los premios consistieron en 5 mil pesos cada uno y una temporada de diez dias en un teatro de b capital con Ia percepcion, para el grupo, de l 50o/o de las entradas. El jurado, ademas, concedio dos menciones, una para Ly Seter par L os objetos malo s, y Ia segunda para Federico Steiner par Las voces. El premia a ! mejor actor fue para Julio Castillo par su trabajo en Los arrieros con sus burros por la hermosa capital; el de Ia mejor actriz, para M a rgarita Isabel par Las voces; el de Ia mejor escenografia , para Benj amin Villanueva par D onde los arboles . .. , y el del mejor director, para Jorge Esma par D onde los arboles . ..
Los argonautas Dirigid a par Jose Sol e, fue llevada a escena, en el Teatro Jim enez Rued a Ia obra L os argonautas de Sergio M agana. La escenografia fue de Antonio Lopez M an cera; Ia coreografia, de Guill ermina Peiialo sa ; Ia musica de Recio Saenz, y Ia letra de Sergio M agana. Actuaron, en tre otros, Claudio Obregon, Li lia Ara gon , Socorro Ave lar, Hector Bonilla, Patricio Casti ll o. Juan Felipe Precia do y X avier R uan. En Ia revista Politic a ( 31 de mayo) , Joaqu in Armando Chacon escribio: "Esta a bra es Ia lucha de des opuestos y en ell a ha sido
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VIDA CULTURAl cons truido admirablemente un personaje: Cortes, el jefe de los invasores; no es el conquistador de los Iibras de texto, ni el de las obritas escola res, ni tan solo el heroe a lo Hollywoo d, ni tampoco el hombre rengo, ambicioso y visionario. Para su creacion, Magana utilizo Ia satira y asi pudo irlo torneand o, haciendolo responder a las diversas circunstancias, siempre de manera ingeniosa. Este personaje, eminentemente teatral, parece irse desnudando de leyendas para poder ser mostrado en todo su interior. Defectos y virtudes lo motivan y con ducen a Ia conquista de 'un pais nuevo y lleno de posibilidades', como el mismo advierte, puesto que el Vellocino de Oro se puede encontrar en cualquier parte, hasta en Ia esteril tierra del desierto; Cortes, constructor a base d e ast ucia e intrigas de un a gran maquinaria: Ia guerra, en Ia cual hace sucumbir a un gobernante, Moctezuma II ; y en Ia que , a! final, un pueblo invadido y traicionado lo rechaza y se encuentra deudor de Ia violencia y el futuro. Pu eblo traicionado, puesto que Cortes viene y ofrece Ia libertad , pero cl invasor no llega a cumplir su promesa - ni puede tam poco- ; por eso Ia obra termina ahi, en Ia Noche Triste del conqu istador. La accion y el tiempo quedan entonces suspendidos como una pregunta. "La satira es un genera, una forma teatral que narra los hechos y en Ia cual Sergio Magana se introduce por vez primera. La satira le permite y lo lleva a los continuos brincos aparentes de un genera a otro, a! uso de Ia tragedia (Ia tragedia en este caso hiriendo y satirizando una actitud de los vencidos) y hasta del western, a unque Ia direccion en el caso del western haya sido debil y restringida. Llena de luces brill antes, de juegos escenicos e inter es constante. Los argonautas es una obra dificil, resuelta con imaginacion y un amplio conocimiento d~ los pianos escenicos y de las diversas tecnicas utilizadas a traves de toda Ia obra, con un dialogo teatral siempre brillante y cumpliendo todas sus funciones : tanto para mostrar el caracter de los personajes como para adelantar Ia accion de los acontecimientos".
Los Trashumantes Los once grupos de Tea tro Trashumante del Instituto Nacional de Bellas Artes continuaron su labor popular tanto en las pl azas publi-
Cristina Ortega
jorge Lagunes
cas de Ia ciudad de Mexico como en poblaciones de Ia provincia. Sus recorridos fueron hechos con el siguiente repertorio: Grupo numero 1: El cerro de los ]umiles de Gloria Salas Calderon: adaptacion de Pablo Sa linas ; direccion de Alejandro Bichir. Grup o numero 2: La tinaja de Luigi Pirandello; direccion de Carlos Cacciatore. Grupo numero 4 : Baile y cochino de J ose T. Cuellar; version teatral de Azucena Rodriguez y Mario del Razo ; direccion de Mario del Razo . Grupo numero 7: Pallo, mitote y casorio de Roman Calvo ; direccion de Jaime Cortes. Grupo numero 8: El juglar6n de Leon F elipe ; direccion de Hector Echeverria. Grupo numero 9: El juego de lo s arreboles de T. Mendez ; a daptacion y direccion de A dan Guevara. Grupo numero II : Lo s compadres de Roman Calvo; direccion d e Hugo Galarza. Trashumante Infa ntil numero 2: La fabula del oso de Erique Gonzalez ; direccion de Jaime Cortes.
muestra qu e sigue adelante en nuestro pais esa inquietud por un teatro que tenga a! go que decir ; que huya de los fatidicos caminos trillados del Iugar comun disfrazado de costumbrismo, con su ambiente d e provincia, prostitutas de corazon de oro, ebrios, personajes a lo tacon dorado, e tcetera. Por fin en M exico nos hemos liberado de atavismos y yugos de mediocridad; por fin ( y Proceso par /a som bra de un burro no es el {mico ejemplo ) Ia j uventud pone en escena piezas que merecen represe ntarse. " Marco Antonio M onte ro dirige este proceso inventa do por Diirrenmatt. Y se identifica con el espiritu del autor en cuanto a sagacidad e ironia ; los anacronismos que se permite no son de truco , de comicidad facil. Y vestuario y decorado van de acuerdo con Ia norma de critica mordaz" .
Centro de Experimentacion Teatral Dirigida por Marco Antonio Montero, fue llevada a escena Ia obra El proceso par [a sombra de un burro de Friedrich Diirrenmatt en el Centro de Experimentacion Teatral del Instituto Nacional de Bellas Artes. En Vltimas Noticias, 2" ed. ( 28 de junio), Maruxa Vilalta escribio un elogio de esa labor: "Este estreno de acontecimiento debe calificarse porque, a base de actores con poca experiencia en tablas se muestra un trabajo digno y profesional. Y porque
D OPERA Temporada de la Opera Nacional Diez funciones constituyeron Ia temporada de Opera Nacional con las siguientes obras: Tasca de Puccini, Lucia de Donizetti, El hijo pr6digo de D ebussy, El ruisenor de Stravinsky, Bohemia de Puccini, Riga/etta de Verdi. Intervinieron Ia Orquesta de Ia Opera y el Coro de Ia Opera del Instituto Nacional de Bellas Artes. La escenografia fue de Antonio Lopez Mancera, Genaro Enriquez y de Valdez Galindo. La direccion escenica, de Carlos Diaz Dupond, Charles Laila y Jose Antonio
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VIDA CULTURAL Alcaraz. L a direccio n d e Ia orquesta, de Salvador Ochoa, Edua rdo M a ta y Arm a nd o Montiel. Los cantantes, Irma Gonz{d ez, Rosa Rimoch, Ern estina Garfias, M aria Luisa Salinas, Lucila Columba, Giuseppe Gismondi, R oberto Banuelas, M arco A. Sald a na, J orge Lag unes, Rub en D oming uez, Humberto Pazos y otros notables artistas. D e Ia funcion inici al, en que se canto Ta sca, escribio Junius en Excelsior ( 6 d e juni o): "Asistimos a! debut en opera del tenor Rub en D ominguez qu e, segun entend emos, proviene de Ia zarzuela, y se路 guram ente debido a esa ci rc unstancia su enu nciacion es sum amente clara . Su voz es senc illamente sensacional, y de ac uerd o con person as entendid as e n el as unto , a lgunas d e sus notas podrian muy bien ser envidi a d as por Di Stefa no o D el Monaco. Evid entemen te le falta a lgo de practica en opera y quizi algu nos complementos de escuela; pero muy pocas veces hemos prese nciado un exito comparable a! que obtuvo ca nta ndo e n el ultim o ac to, E lucevan le Stelle . . . , trozo que hubo de repetir a peticion d e las formidabl es ovaciones del publico. No m enos delei tabl es fueron las roma nzas R econdita armonia y 0 dolci man i. "En el papel de Floria Tosca tuvimos a R osita Rimoch, cuyas cristalin as notas son un regalo para los oidos . Se distinguio sobre todo en el du o de a mor d el ultimo acto, y en general en toda Ia represen tacion . "El Baron Scarpia fu e e nca rn a do por el ba ritono R oberto Ban uelas, a quien hemos visto d esempenar con decoro los papeles oped.ticos mas disimbolos. En el primer acto su voz nos parecio un poco gris, pero en el segundo ad quirio sonorid ad y colorid o . En todo el curso d e Ia opera puso d e manifiesto su gen uin a musicalid a d. L as segundas partes cumplieron , asi como Ia orqu es ta, diri gid a din a mi camente por el maestro Salvador O choa" . D e Ia segunda fun cion, con Lucia , publico El H eraldo ( 11 de junio ) un a cronica d e D avid Negrete: "Ernestina Garfias canto magnificamente el dificil papel centra l de Ia bellisima opera de Don izett i demostrando un a refin a d a sensib ilida d que su vasta experiencia le permite lucir con gran soltura. . . D e elemental justicia nos parece d es tacar Ia actuacion d el baritono Roberto Banuelas (Enrico de L ammermoor) , que canto y actuo con gran desenvoltura y seguridad su papel de villano .
Por segunda vez se presento el tenor itali ano Giuseppe Gismond o a nte el publico mexica no de opera (vino en 1964 por vez primera a nuestro pais) . Gismondo posee un organa portentoso y derrocha temperamento itali a n o tan peculiar de ese pa is a dmirad o por todos los mexica nos. El Edgardo que Gismonclo enca rn o en esta fun cion fu e fo goso y entu siasta; este tenor nos ci a Ia imp resion de querer cumplir h asta con Ia ultima d e sus fibras co n su mision profesiona l . " Parra fo a parte merece Ia cl irecc ion de Edu ardo Mata que acompano de ma nera magistra l en todo momenta . Los can tantes tuvieron Ia li bc rta cl d e hacer toda clase de rubatos y de sutilezas de fr aseo co n Ia tranqu ilidad que d a un acompana nte con id ea clara d e lo que es seguir Ia lin ea melodica pr in cipal qu e se di ce facilmente pero qu e si pensa mos que hay que concertar y coordina r ta n gran numero d e personas fundiencl ose en un solo instrum ento, concluiremos que acompanar a decuad amente es sumam ente dificil. " El coro, lu ciendo brillantc vestuario, canto con precision enm a rcando con j usteza las act uaciones d e los rol es principales". La B ohemia fue Ia tercera opera d e Ia tempora da. El mismo D avid Negrete en El H eraldo ( 17 d e junio) demostro su entusiasmo : "Irma Gonzilez ( Mim i) canto con expresivida d profund a rea li zando un fraseo con musicalidad ex traordinari a y dejando disfrutar a! publi co de su bell a voz. "Gismond o enca rno un R odolfo muy cercano a Ia idea original de Mi.irger, enamorado muy 'a Ia romanti ca', celoso y a pasionado. P osee un a voz calida y extensa, muy a decuada a! rol qu e Pu cci ni ideo con los matices mas d elicados y mas apasiona dos. exigiend o vigor y dulzura a! cantante, segun lo demostro es te joven tenor i taliano, sob re tod o en el tercero y cuar to actos, que Ia gra n Irma y el ca nta ron con buen gusto , bell eza y refin amiento sin igual . Gismo ndo fin ca su seguridad en el con trol de los sonid os. "La revelacion de Ia temporad a ha sido el joven direc tor Eduardo M a ta, que ya en L ucia habia reali zad o una magnifica labor, y en Boh emia Ia supero aun, puesto que es ta ultima presenta un mayor numero de dificulta des a! concerta dor". AI referirse a El hijo pr6digo y El ru路iseiior, David Negrete senalo en El He ra/do (2 7 de junio): " D e m::t gnifica manera resolvio
J ose Antonio Alca raz el problema escenico de El hijo pr6digo , que pla ntea Ia transformacion de una canta ta en opera, co n todas las d ificultades propias d e este im perecedero espectaculo. Por media de ges tos y actitucles rigidos - tomando el termino como cualidacl- , logro Alca raz ex presa r lo necesario sin exageraciones. . . L a esce nografia d el tal en to so Genaro Enriquez enm arco co n gra n justeza el d esarrollo de esta joya musica l . . . Fue notoria Ia labor d e conj unto, en E l rui seiior, de todos los cantan tes que demostraron pa lpablemente qu e, habiend o alg ui en que unifiqu e criterios y guie Ia escena adecuadamente, rinden toclo lo que es necesa rio".
0 DANZA Ballet Espai'iol En el Pa lacio de Bell as Artes, Antonio C a des y su Ball et Espa iiol presenta ron una ser ie de fun ciones. D e una de estas, Elisa K a han hizo el elogio en Diario de la Tard e ( 6 de j unio ) : "En las danza s de Anton io Cades hay m edid a, senorio, proporcion y donaire. Su elcgante braceo, cada v uelta d e Ia graciosa y esbelta figura, cada paso y el ta coneo denotan no solo Ia meticulosa tecnica, sino el buen gusto d el ba ilarin. Lo secundan en su labor de alto nivel a rti stico un elenco en el que cada uno se destaca por su persona lid ad propia y elegante estilo. Muy en especial lla ma la atencion el gracioso es til o del braceo y de las manos de Ia mayo ria. Sus colaboradores como Curra Gutierrez, de gusto distinguido y temperamento, Ia encanta dora P olaca, Pila r Sanclemente, d e garbo _Y picarclia especiales ; Ca rmen V1lla, Ia tempera menta l, con sus act uaciones d an categoria y distincion a! espec taculo . Jose d e Ia Pena, J ose Luna y Enrique E steve se desen vuelven y ba ilan co n gall arclia y tempera mento. N o me nos elogiosa se mostro C a rmen G. de T apia en El Universal Crtifico (2 de junio): "Se trata de Antonio Cades, ba ila rin de ge nera espanol, que a los 28 anos de edad ha conquistado fama y celebridad intern acionales. Se le considera no solo como digno continuador del a rte de Antonio Mcree, L a Argentinita, Vicente Escudero, Rosa rio y Antonio, y Carmen Amaya, si no el mas brillante d e todos ellos. Con su campania d e Ball et Espana! se presen to en Bellas Artes con un programa muy
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VIDA CULTURAL variad o, divid id o en una parte d e bailes espa noles d entro d el estilo clasico : variaciones sobre El Vit o, con musica de I nfa nte, en el c ual hace Ia presentacion d e su compania con Pila r Sanclemente y Carmen Villa, interpreta ndo Ia primera variacion ; Jose d e Ia Pena, Pepe Luna, Enrique E steve, Ia scgunda. "En Ia tercera variacion hizo su presen tacion Ia est'rella femenina d e Ia com panla, C urra Jimenez, gitana que es toda ella fuego y pasion . Lueg-o un duo m asculino con Pena Luna, y fina lizo con el conj unto, pleno de colorido y sabor. acompanada por los guita rristas D iego y Lucia y cantaor Salama nca. "Forma el conjunto gen te j oven con temperamento y vocacion, experiencia p recoz, belleza y agilidad, valores que imponen solos o en grupos, como en Ia ] ota, con musica de Caballero, con C urra Jimenez, Pila r Sa nclemente, L a P olaca, y Carmen V illa, en compania de J ose d e Ia Pena, Pepe Luna, y Enrique E steve. " Antonio C ad es, hizo su presentacion en Ia Danza d el M oliru ro, d e F alla; en un duo con P ilar Sanclemente : el Ensu eiio, d e Tur ina , y en el ballet con Argumento Don Juan . "En todos ellos revela Cad es su genio creador, el conocimiento que t iene de Ia tecnica clasica, y su intimo contacto con las bellas artes; no ha y que olvida r que su preparacion a rtistica Ia hizo en Italia; y es no solo ba ilarln y coreografo ; completa n su p ersonalid ad los a tributos de un gra n actor en el d ominio del gesto ; el vuelo de sus ma nos finas y expresivas. " El program a d e genero fl amenco, en Ia segunda parte, fueron estampas inolvidables d e Ia expresion gitana, pi ntoresca, a legre, y apasionada de E spana, com o: Bulerias, M artinete, T a ngos, Taranto, Mi rabas, Rumba, etc . , novedosas en su genuina brilla n tez y expresivid ad" .
Estrellas del Ballet Bolsh oi Las Estrellas del Ballet Bolshoi se presentaron con algunas obras d e su am plio repertorio. En el conjunto vinieron M aya Plisetskaya, Fadeyevech, Eka terina Nicolai M aximova, Nina Sokorina, L udmila V lasova, V ladimir Vasiliev, Yuri V ladimerov, V ladimir Koscheley y Stanislav Vlasov. C on entusiasmo escribio Yvonne Recek d e L uque en No vedades ( 12 de junio) : "Maya Plisetskaya es
Ia gra n m aestra: el summum de acontecimiento, sin d esmerecer a los d emas, cla ro esta. Su figura esbelta y su expresion de a rtista que ha pisado los mejores escenarios, frente al p ublico mas exigente. son ya d e por si una gara ntia. Maya se ad ivina fi rme, conocedora de su grandeza. Y se intuye ta mbien obsequi osa, tal cual si quisiera regala rnos su a rte. M aya esta tras el proscenio p a ra que Ia admiremos . E l ritmo d e su cad encia engala na tod o . L a precision d e sus giros resul ta cronometrica, aj ustad a a un reloj del cual ella misma es el segundero ; M aya Plisetskaya se convierte as! en su propio p a tron. Ella es Ia que ma rca sus pau tas . T al es su dominio, que Ia impresion de que se corrige y dirige sola, salta inmed ia tamente a Ia vista. " Los otros elementos son buemst mos, Nicolai Flad eyechev es todo vigor, p la nea en los a ires. Sus movimientos son suaves, expresivos. Esta en todo su esplendor, en Ia conciencia d e su a bsoluto dominio . E s un maestro consumado y d igno alternante de Plisetskaya . El refina miento d e su estilo no d eja Iugar a dudas de q ue se esta en presencia de un gra nde . "Eka terina M aximova es la mufiequita d e Ia compania . L a ure ad a multiples veces, . sorprendente por d os bellezas que lleva en ella: Ia d e su a rte y Ia d e su persona. E s tod o encanto y d ulzura. Tiene ese rostro alegre q ue ta nto ayuda en una coreografi a . Es Ia n ina linda d e Ia compa nla . Se adivina joven, pero su estilo es maduro, p ulido una y mil veces a nte los apla usos del p ublico . Su ex presion d ej a tra ducir la ferrea disciplina a la que h a estado suj eta, no obsta n te Ia dulzura de Ia m isma . Es a rtista que si n duda alcanzara gran fama. " V lad im ir V asiliev es otro a rtista consumado . Se perfila m uy seguro de sl, con aquella seguridad q ue solo da Ia confianza logra:da tras una tesonera faena . Su d a nza es vibran te, energica. H ay d ecision en cada uno de sus giros. R ace una singular pareja con Ekaterina M aximova, y se apunta com o uno de los gra n des. "Nina Sorokina es una estrella en escala . Hay en ella toda Ia potencia de ser. Su d a nza es agil, sin demerito de las ot ras; es elegante y sintetiza su a rte en u na brillante disposicion a Ia acrobacia estetica . Ganadora de varios premios, Sorokina llegara muy a lto . Su danza es vigorosa, expresiva, h ace pensar.
"Cabe aqul habla r d el elemento va ronil . Nicolai F la:d eyechev, (tam bien actor en E l Iago de los cines), V ladimir V asiliev, Yuri V lad imirov. V ladim ir Kosch elev, y Sta nislav Vlasov, n o d esmerecen e n nada su naturaleza viril ; cont rasta esto con Ia evocacion un ta nto negativa d e los integrantes masculinos d e otros. ballets; en estos, su afeminacion es evidente ; pero el ballet ruso ca rece de este aspecto que ta n mala impresion causa, sin embargo, no por ello las actuaciones son imperfectas; todo lo contra rio, gustan p rofund amente al espectador, y se las equipa ra, con gana ncia p a ra ellos, con las de los elementos que estamos acostumbrados a ver . "Ludmila Vlasova es otra potencia . En suma, no pued e uno sino reconocer su talento a rtlstico, y sus d otes m a ravillosas. Algo sim ila r podem os deci r d e todos ellos" .
0 VARIA Zulm a Yugar , d e 16 a nos de edad, llamad a " L a R eina d el Folklore Bolivia no", actuo en Ia Sala P once d e Bellas Artes . Con a nterioridad , se h abla presentado en Ia Argentina, el Paraguay, el Uruguay y Chile. â&#x20AC;˘ En Ia Galeria J ose M a rla V elasco, los maestros y los alumnos d e Ia E scuela d e I niciacion Ar tlstica num . 3 celebra ron una Fiesta d e Primavera d el 16 d e m ayo a l 11 de j unio . L os progra mas se forma ron con musica folklorica d e las Huastecas, musica contemporanea para piano, m usica a ntigua para p ia no, musica contempor anea la tinoamericana, cor rid os mexicanos d el Norte, d anzas folkloricas de M exico y Ia fa rsa en un acto d e L a fontaine, L a copa encantada, dirigida por Carlos R odriguez . â&#x20AC;˘ El 20 de junio, en el T eatro J imenez R ueda, se presentaron los m imos alemanes Anette Spola y Philip Arp. Son discipulos d e Hans Path-Arad y han sido actores d e teatro. L a critica europea ha d icho de ellos : "Su riqueza de ideas es p rodigiosa. Sus numeros son siempre originales, extraordinariamen te d iver tidos y, sin embargo, p rofu ndos". â&#x20AC;˘ El 28 de junio se a brio Ia inscripcion para participar e n Ia celebracion del centenario d el natalicio del dramaturgo y novelista italia no L uigi Pirandello (18671936). L os actos consta ra n d e un
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VIDA CULTURAl ciclo de conferencias sobre el gran escritor, en Ia Sala Ponce ; un concurso de ensayos acerca de su obra y el Festival de Verano, para grupos teatrales del Distrito Federal, con obras de Pirandello exclusivamente.
"Por fin , tras cuatro aiios de forzada a usencia y con el a rraigo y simpatia del pueblo, el gobierno de Juarez se adelanta a Ia capital, mientras el presidente reside en Chapultepec por tres dias. La alegria es incomensurable . R epican las campanas . Se Ianza Ia historica proclama que reafirma el derecho y Ia paz. "D espues, el regente de Ia ciudad, Juan J ose Baz, inicia Ia restauracion y remozamiento de Ia ciudad ya liberada. Vuelven las serenatas y Ia vida a los teatros. Porfirio Diaz, a Ia sazon muy fac moso por sus triunfos militares, es objeto de versos graciosos por parte de las actrices'.
Los premios seran los siguientes: Premio Luigi Pirandello, cedi do por el Instituto Italiano de Cultura para el grupo cuya puesta en escena sea Ia mejor : 10 mil pesos. Para e1 mejor director, 5 mil pesos, cedidos por Ia Compania Olivetti; para Ia mejor actriz, 3 mil ; para el mejor actor, 3 mil, y . para el m ej or escenografo, 3 mtl. • Organizado por el D epartamento de Literatura d el Instituto Nacional de Bellas Artes, se inicio, el 9 de junio, un ciclo de conferencias, en Ia Sa la Manuel M . Ponce, para conmem~rar "La vida y Ia cultura en ' Mexico a! triunfo de Ia R epublica en 1867". Participaron Salvador Novo ("La vida en M exico en Ia epoca"), Andres H enestrosa ( "Zorrilla en M exico"), Justino Fernandez ( "El arte en Ia epoca") y Vicente M agdaleno ("Vida y obra de Jose Tomas de Cuellar") . Posteriormente, los conferencistas serian: Luis R eyes de Ia Maza ( "El tea tro en Ia epoca"), M aria del Carmen Millan ("Vida y obra de I gnacio M anuel Altamirano"), Andres Henestrosa ("La poesia en Ia epoca"), Huberto Batis ( "La revista El Renacimiento"), Alicia Perales de M ercado ("Asociaciones literarias en Ia epoca"), Salvador Novo ("Vida y obra de Luis G . I nclan"), Gustavo Perez T rejo ("El periodismo en Ia epoca"), Maria del Carmen Ruiz Castaneda ("Vida y obra de Francisco Z a r co"), Clemen tina Diaz y D e Ovando ( "Vida y obra de Vicente Riva Palacio") y M aria del Carmen Sordo Sodi ("La musica en Ia epoca"). En Ia primera conferencia, de Salvador Novo, estuvieron presentes cJ Presidente de Ia Republica, L ie . Gustavo Diaz Ordaz, y el Secretario de Educacion Publica, Lie. Agustin Yanez . En El Dia ( 10 de junio), Rodolfo Rojas Zea hizo Ia sintesis: "En tono satirico, subrayando todos aquellos aspectos tipicamente provincianos que caracterizaron esta metropoli de no mas de 200 mil habitantes, Novo se auxilio del tanido de campanas, del golpeteo de las can·etas y carruajes a su paso por las calles empedradas de Ia ciudad para narrar como curas y monjes paseaban
Salvador No vo y practicaban abiertamente sus ritos por las calles. " Por considerarlo del bien comun en vista del agosto de Ia I glesia, Juarez emite las Leyes de R eforma que trastocaron incluso Ia fisonomia de Ia capital a! amputar conventos, abrir calles por sus patios y convirtiendo algunos claustros en nosocomios, bibliotecas y dependencias oficiales. "Llegan Carlota y M aximilia no, el gobierno de Juarez emigra. La sordidez de Ia vida capitalina se hace evidente en el subito morir de Ia alegria de transeuntes, vend~dores ambula ntes, y en las aburndas y enfadosas veladas teatrales. La opulencia de las recepciones de M aximiliano ya instalado contrarian a Ia poblacion. "La prensa apenas da nohctas • de los enfrentamientos militares de republicanos e invasores . L as buenas nuevas de las victorias militares dan tema de conversacion a los parroquianos . L a reaccion hace ostentacion de su opulencia. Solo el !eve murmullo de las voces del pueblo-pueblo se escuch a en las p ulquerias, que por cierto abundaban. "El cronista de Ia ciudad , en agil prosa, toco muchos y diversos aspectos m as, desde los encabezados 'ocurrentes' de Ia prensa, pasando por los ingeniosos anuncios de perfumes y sustancias para damas y caballeros, h asta el sitio de Q ueretaro y el anuncio en esta ciudad mediante un m anifiesto dado a conocer en T acubaya de Ia condena a Miramon, Mejia y Maximilia no a morir en el Cerro de las Campana~ .
• El 29 de mayo murio Geronimo Baqueiro Foster, musicologo, critico de musica y maestro del Conservatorio Nacional de Musica . Juan S. Garrido, en Siempre! ( 14 de j unio ), lo recordo: "Con Ia sensible perdida de este infa tigable profesor que educo a varias generaciones de alumnos del Conservatorio lamentamos Ia desaparicion de uno de los mas sobresalientes criticos musicales y fundador en 1938 de Ia Union M exicana de Cronistas de Teatro y Musica, de Ia que fue presidente en 1951 y otros bienios. Esta institucion que reline a los mas antiguos y conocidos criticos musicales, le debe en gran parte su continuidad pues siempre lucho con entusiasmo por mantener Ia permanencia de Ia Union que debido a diferencias de apreciaciones sufrio h ace algunos anos una division. En abril d el presente ano, Baqueiro Foster hizo e ntrega de Ia presidencia de dicha Union a un servidor, en una inolvidable velada musical ofrecida en Ia Sala Chopin de esta ciudad de M exico. En esa ocasion entrcgo los diplomas de h onor que Ia Union Mexicana de Cronistas de Teatro y Musica acostumbra donar a los artistas que han sobresalido por sus actividades musicales en el a iio an terior. Fue Ia ultima vez que cl maestro Baqueiro Foster improviso una amena ch arla en publico y fue muy apla udido por el selecto auditorio que llenaba Ia sala . Geronimo Baqueiro Foster habia nacido en Hopelchen en los limites de Campeche y Yucatan, el 7 de enero de 1898 y siendo todavia un nino ingreso como flautista de Ia Banda del Estado de Yucatan, que entonces dirigia el maestro Efrain Perez Camara, quien fue su maestro de contrapunto. En 1921 llego a esta ciudad de M exico y
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VI DA CUlT URAt trabaj6 como mus1co en los teatros de Ia ciudad. U n a no mas tarde comenz6 a estudiar en el Conservatorio Nacional y fue su maestro de armonia don Julian Carrillo a! que admir6 durante toda su vida y fue un decidido pro· pagandista y divulgador de su teoria del Sonido 13 . Cuando el m aestro Carlos Chavez fue nombrado director del Conservatorio Nacional en 19 28, Baqueiro fue llamado a a tend er las cated ras de Historia de Ia Musica y de Acustica Musical, y mas tarde fue nombrado maestro de solfeo. En enero de 1930 inicio sus colaboraciones como critico musical en el diario Excelsior escribiendo regularmen~ te hasta 1941. Luego fund6 Ia .Re vista Mu sical M exicana que vivi6 desde enero de 1942 hasta m arzo de 1946 y h a sido Ia mejor reyista de su gene ro publicada en Mexico. D esde 1945 pas6 a ser cronista musical del diario El Nacio nal, labor que desempeiiaba hasta Ia fecha. En tre sus obras pedagogicas sobresale su novedoso Met oda de solfeo, cuya primera edici6n apareci6 en 1939 y del que se han h echo numerosas ediciones. Es au tor tam bien de una bien documentada H istoria de la musica en Jl.1t!xic o, y de una no-
table antol ogia musical del Estado de Tabasco, entre muchas otras a bras. Como compositor escribio un buen arreglo sinf6nico de La Bamba, que fu e grabado par Ia Or' questa Sinfonica Nacion al en un disco especial C olumbia; dos sana, t as para piano ; siete lieder y va: rias suites para orquesta. Su labor como investigado r folklorico fue enorme y superviso trabajos d e esa indole en el D eparta mento de Turismo y para las principales agencias de publicidad de Ia R epublica. Viajero inteligente recorri6 Europa en seis ocasiones y en sus ultimos viajes lleg6 h as ta Rusia, Yugosl avia, Checoslovaquia, Rumania e I srael donde dio una serie de conferencias sabre Ia musica de · Mexico". • El Secreta rio de Educaci6n Publica, Lie. Agustin Yanez, instalo las comisiones que otorgaran los premios nacionales de Artes, Ciencias y Letras para el aiio 1967. La comisi6n de Artes esta inte· grada par I gnacio Bernal, par Ia Secretaria d e Educaci6n Publica. Jose Villagran Garcia, del Colegio Nacional ; Francisco Diaz de L eon, del Semina rio de Cultura M exicana; R einaldo Perez Rayon, del Instituto Politecnico Nacional, y
•
a
IS
Jorge H ernandez Campos, del Institulo Nacional de Bellas Artes. La comisi6n de Ciencias Ia forman Guillermo Massieu (Secretaria de Educacion ·Publica), Carlos Graef Fernandez (Universidad Nacional Aut6noma de M exico ), Arturo R osenblueth (Colegio N acional), · Alfredo Barrera ( Instituto Politecnico Nacional) y Jose F. Herran ( Instituto Nacional de Investigaci6n ). L a comision de . L etras esta constituida par Jose Luis M artinez ( Secreta ria de Educaci6n Publica) , Rub en Bonifaz Nuiio (U niversidad N acional Aut6noma de Mexico), Antonio Acevedo Escobedo ( Instituto N acional de Bellas Artes ) e I gnacio Davila Garibi (Academia M exicana de Ia Historia). Conforme a Ia ley, los jurados tendran seis meses para trabajar, y el 20 de noviembre daran a conocer sus resoluciones . • En el concurso convocado por Ia Secretaria de Educaci6n Publica para conmemorar con una obra sinfonica el centenario del Triunfo de Ia R epublica, obtuvo el premio Salvador Contreras con su obra amparada con el seudonimo "Condor" .
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Carlos Droguett EL COMPADRE 208 pag. $ 1s.oo
Jaime Garcia Terres LOS INFIERNOS DEL PENSAMIENTO 144 pag. $ 15.00
Luis Guillermo Piazza LA MAFIA 168 pag. $ 18.00
POESIA DE APOLLINAIRE El Bestiario. Alcoholes. Caligramas. Poemas diversos Versiones de Agusti Bartra Dibuj os de Juan Soriano 420 pag., (tela) . $ 64.00
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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA .. DE MEXICO DIRECCION GENERAL DE PUBLICACIONES Trece poetos del mundo ozteca, de Miguel Leon-Po rtilla .
La presente edicion de Puertos ol campo es Ia segundo que se hace en pocos meses de este ex.troordina rio libro de ensoyos de O cto vio Paz, en el que Ia riqueza de ideas y Ia concision de los iuicios esteticos apun tolan un rigor critico excepcionol. .
Borges, el poeto, es un ma gnifico ensoyo del critico Gudlermo Sucre sobre Ia poesic del ilustre escrito r a rgen tino, cuya obra se situa coda vez m6s en un p rimer pl ano de Ia consideracion mund ial.
Desterrando el anonimato, este libro nos do las b :ografias y las obras de trece de los m6s ant iguos poetas nacidos en Mexico, de cuyo hondo sentir y p ensar son prueba las exp; esiones que aqu i se p rescntan .
La Biogrofia de Paul Claude/, por Conce pcion Franco Lo pez , es un considerabl e o por te al an6 1isis d e Ia obra del g ran poeto y dromoturgo fra nces, co nsiderado co mo el ma yor liri co de nuestro ti empo.
La s fotografia s d e Bernice Kol ko que con stitu yen Rostros de Mexico, son uno de los coniu ntos m6s pl 6 sticos q ue se han integrado sobre est e ter,,a de extra ordinaria riqueza . El te xlo es de Rosario Ca stella nos.
El pintor Pelegrin Clave, por Salvador Moreno, consti tu ye uno extraordir.ari a empresa d esd e el p unto d e vista de Ia investiga ci6n estc t ica y Ia impresion de obras de arte en M exico. Situa al pintor esp a iiol, de manera d efinitive, entre los mas grandes pintor e~ de nuestro sig lo XIX.
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