Revista Oficial da Igreja de Deus da Profecia - Março Abril 2015

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La

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a Asamblea

Internacional

de la Iglesia de Dios de la Profecía del 13 al 17 de julio de 2016 en Orlando, Florida • Adoración que alimenta • Predicación poderosa • Conexión mundial • Marque su calendario • Venga esperando oír de Dios Rosen Shingle Creek Orlando, Florida

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Mensajero Ala Blanca enero/febrero de 2015









“Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:6-8).

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Leemos en el evangelio de Juan que nuestro Salvador vino a Su pueblo, los judíos, pero ellos no Le recibieron como su Salvador: “Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron” (Juan 1:9-11). ¡Qué gran gozo saber que Jesús no se desanimó con ese rechazo, sino que extendió Su amor compasivo hacia los gentiles —nosotros! Los versos 12 y 13 continúan diciendo: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios”. ¿Qué opinamos individualmente con respecto a la invitación de Jesús de recibirlo como Salvador? ¿Hemos aceptado esa invitación? ¿Lo hemos recibido a Él? ¿Hemos creído en Su nombre? Si respondió afirmativamente a estas preguntas, entonces, ¿qué opinamos con respecto a esta misma invitación de Jesús a todas las personas a nuestro alrededor? ¿Por quién creemos que Jesús fue crucificado? ¿Con quién compartió Jesús, mientras anduvo en la tierra? Recordemos que Su propio pueblo Lo rechazó. Los justos, es decir, los fariseos y saduceos estaban celosos de Él, y se sentían amenazados por Su fama y los milagros que realizaba. Podríamos decir que Jesús se convirtió en el Salvador del “hombre común” o de aquellas personas que pueden ser vistas como “lo más bajo” de la sociedad. Él se dio a Sí mismo y Su regalo gratuito de la salvación a personas como: • La mujer samaritana junto al pozo (Juan 4:1-29). Ella habló con Jesús, quien era judío. Tradicionalmente los judíos no conversaban con los samaritanos. Sin embargo, por encima de la tradición, Jesús le

ofreció agua viva, con la cual no tendría sed jamás (v. 14). Es posible que la comunidad judía despreció a esta mujer; pero Jesús habló con ella y la miró con compasión. • La mujer pecadora en la casa de Simón, el fariseo (Lucas 7:3650). Esta mujer era conocida como una pecadora, sin embargo, Jesús le permitió lavar Sus pies con sus lágrimas y secaralos con sus cabellos. ¡Él aun le permitió besar Sus pies! Aunque Simón solo pensó en los pecados que había cometido esta mujer, Jesús pensó y actuó en su necesidad por un Salvador: “Y vuelto [Jesús] a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos. No me diste beso; mas ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies. No ungiste mi cabeza con aceite; mas ésta ha ungido con perfume mis pies. Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama. Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados” (vv. 44-48). ¿Con quién estamos compartiendo la invitación de Jesús diariamente? ¿A quién coloca Él en nuestras vidas diariamente, ya sea en la escuela, el trabajo, en la tienda o caminando en la calle? Yo creo que Jesús coloca personas en nuestra vida con las cuales Él quiere que compartamos Su mensaje, ya sea a través de nuestras palabras, acciones o ambas cosas. Seguramente es más fácil para nosotros alcanzar aquellas personas con las cuales nos sentimos “cómodos”; sin embargo, la Palabra de Dios nos dice en Lucas 19:10: “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”. Eso significa todos. Eso se refiere a personas que se ven “bien” y a personas que “no se ven tan bien”. Eso se refiere a personas que sonríen y a personas que no sonríen. Se refiere a una persona que se encuentra

“en la cima” y la persona que se encuentra “en el hoyo”. El coro de la canción “Jesus to the World” (Jesús al mundo), por el grupo musical Newsong, nos dice: Necesitamos ser ovejas que rugen. Necesitamos ser águilas que vuelan. Necesitamos ser sal; necesitamos ser luz; necesitamos reflejar a Jesús al mundo. Necesitamos llevar amor a las calles, y estar dispuestos a dar la otra mejilla. Necesitamos ser fuertes; necesitamos ser débiles. Necesitamos reflejar a Jesús al mundo. El apóstol Pablo escribió: “Por lo cual, siendo libre de todos, me he hecho siervo de todos para ganar a mayor número. Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley; a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley. Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos. Y esto hago por causa del evangelio, para hacerme copartícipe de él” (1 Corintios 9:19-23). Tomemos tiempo durante esta época de Semana Santa para considerar la gran salvación y el sufrimiento que nuestro Salvador soportó por nosotros en la cruz del Calvario. Arrodillémonos ante la cruz, adorémosle con gratitud, y luego salgamos y compartamos Su historia con el mundo. ¿Por quién murió Jesús? Por mí, por usted, por nuestras familias, por nuestros amigos, por todos a nuestro alrededor. ¿Por quién murió Jesús? Por pecadores, como yo. Diana Javins Cincinnati, Ohio

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tención, ha iniciado el juicio. El honorable El Shaddai (Dios Todopoderoso) es el juez quien preside. Usted ha sido acusado de ser un cristiano. ¿Cómo se declara usted? Se presenta culpable de la acusación. Se estará representando usted mismo. En este escenario, los procedimientos rutinarios de una corte han sido puestos en reversa. Usted admitió que es culpable de ser cristiano; sin embargo, debe comprobarlo ante la corte. Satanás le ha acusado de ser un pecador, y debe comprobar que no es culpable. Ese es el trabajo de Satanás, “Porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche” (Apocalipsis 12:10). ¿Tiene usted suficiente evidencia para comprobar que es culpable de ser un cristiano? Examinemos la evidencia en su contra que presenta Satanás. Satanás, el acusador, declara que: • Usted entró al mundo como pecador. Él hace referencia al Salmo 51:5, en el

cual encontramos estas palabras: “He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre”. Usted es como otros seres humanos que han pecado y han sido destituidos del estándar glorioso de Dios (Romanos 3:23). Usted es controlado por los deseos de la carne que Dios prohíbe, usted es controlado por la lujuria de los ojos incitando sus deseos que Dios prohíbe, y ha sido influenciado por el orgullo en la vida en la cual usted utiliza los recursos dados por Dios para satisfacer sus deseos carnales, en lugar de invertirlos en el ministerio de Dios. Usted se está amoldando a un “sistema mundial”, aceptando aquellas cosas que son contrarias a las enseñanzas bíblicas, haciendo creer que son correctas. Usted no le da a Dios lo debido en cuestión de diezmos, talentos y tiempo. Usted adora e invierte tiempo en muchos dioses que ha adquirido o edificado, nada de lo cual puede

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ofrecerle vida, especialmente vida eterna. • Usted no vela ni ora, lo cual le pone en riesgo de caer en tentación. • Usted no le dedica tiempo medible a la lectura de la Palabra, hablar con Dios o edificar una relación con Dios, por lo tanto, es imposible que usted sea cristiano. Ser un cristiano significa ser como Cristo. • Usted no participa activamente en la Gran Comisión. “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mateo 28:19). En esta encrucijada, Satanás dice que podría seguir presentando evidencia tras evidencia que comprueba que usted no es cristiano. Sin embargo, él siente que ha presentado suficientes pruebas para declararlo no culpable de ser un cristiano, sino de ser un hipócrita, una persona que finge ser cristiana, pero no lo pone en práctica. Satanás concluye su discurso.



Hablar de la misión global de la iglesia es hablar de un tema complejo. Es complejo no porque en sí mismo lo sea, sino porque al transcurrir el tiempo esa comunidad a quien se le encomendó la misión, la ha ido complicando, diluyendo, mezclando y

confundiendo con elementos extraños. A veces esto ha sido ingenuamente, pero otras veces se ha hecho para servir a intereses mezquinos o pecaminosos. El propósito de este ensayo es describir de la manera más simple posible lo que para mí es esa misión.

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Para ello me he apoyado en la literatura requerida y en mis propias observaciones. Al escribir, lo hago desde el acercamiento de un pastor latino quien ha sido objeto de la misión. Pero también escribo como sujeto de la misión, ya que con el pasar del tiempo







La

es imprescindible para la iglesia

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l año pasado en mi función como pastor general, descubrí algo que posiblemente muchos de ustedes ya saben. La unidad en la iglesia local no es algo que se debe mandar o imponer. La unidad es algo que se obtiene y se cultiva. Nuestras actitudes son las que hacen la diferencia. Hay muchos pasajes bíblicos que hacen referencia a la unidad en la iglesia. Los escritos de Pablo, primordialmente, hacen referencia a la importancia de la unidad: El capítulo 12 verso 12 de la primera carta de Corintios es un ejemplo paulino que aunque no contiene la palabra ‘unidad’, conlleva esa línea de pensamiento: “Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo”. Aquí Pablo define el concepto de membresía muy distinto a lo que nosotros pensamos. Él no está hablando de ser miembros de un club social en donde nosotros pedimos que nos sirvan. Por el contrario, trata sobre la unidad de todo el cuerpo. Esta analogía es representativa del cristianismo. De hecho, para Pablo el tema de la unidad es tan importante que dedicó

los capítulos 12-14 para hablar sobre el mismo. A veces nosotros (al menos yo como pastor) estamos tan ocupados en conocer los más pequeños detalles de las Escrituras y la exégesis correcta del idioma original que perdemos de vista el mensaje y el cuadro completo del pasaje en mano. El capítulo 13 de 1 Corintios es conocido como el capítulo del amor, y se encuentra justo en medio de los capítulos en discusión. Con frecuencia su lectura es leída en bodas y también en predicaciones sobre la unidad en la iglesia. La unidad es interpretada en este pasaje como un mandato y algo que debe ser natural para la iglesia; pero si sólo lo interpretamos de esa manera perdemos de vista el propósito de Pablo en la carta. El capítulo 12 comienza hablando sobre los dones espirituales, y luego continúa con la analogía de los miembros de un cuerpo y el cristianismo. En el capítulo 11 y los capítulos anteriores, él señala los desafíos que tenía ante sí la joven iglesia de Corinto. Él señala los pecados que habían entre ellos, pero también les demuestra el deseo de discipularlos a fin de que aprendieran a ser verdaderos creyentes.

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Volvamos al capítulo 13 que nos habla del amor incondicional. Pablo intencionalmente escribió y colocó este tema en medio para llamar la atención de sus lectores en Corinto y el resto de la iglesia, y aun la de nosotros hoy. Juan 13:35 dice: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”. El mundo reconocerá que somos discípulos de Cristo a través del amor que tengamos los unos por los otros, como bien lo escribió Pablo en el capítulo 13, — debemos amar a nuestros hermanos en la fe. ¡El mundo conocerá si somos cristianos o no por la manera en que nos tratemos los unos a los otros! Después del maravilloso capítulo del amor, Pablo continúa enseñando sobre el comportamiento cristiano y la adoración. Pero el tema de la unidad continúa siendo su enfoque en estos (y otros) capítulos. Sin lugar a dudas, Pablo sabía que los creyentes en Corinto necesitaban cambiar algunas áreas de sus vidas, pero el cambio implicaba que tenían que procurar la unidad a través del discipulado. Yo he tenido la oportunidad de participar en algunas sesiones de



Pistas para un pastor ocupado

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n pocos días, Jesús estaría dando Su último suspiro sobre la cruz. Había tensión en el ambiente porque Jesús había limpiado el templo y los principales sacerdotes estaban airados. Él también había expuesto la pecaminosidad de los líderes judíos quienes habían promovido la corrupción en la corte de los gentiles.

El templo se había convertido en un lugar ruidoso de comercio, mucho de lo cual era deshonesto; y ya no era un lugar de conexión entre Dios y los gentiles. En este clímax controvertido, le preguntaron a Jesús si había escuchado la adoración de los niños: “Pero los principales sacerdotes y los escribas, viendo las maravillas que hacía, y a los muchachos aclamando en

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el templo y diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! se indignaron, y le dijeron: ¿Oyes lo que éstos dicen? Y Jesús les dijo: Sí; ¿nunca leísteis: De la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza?” (Mateo 21:15, 16). Jesús les respondió con un simple ¡SÍ! Por supuesto que Él había escuchado la adoración de los niños. La adoración de los pequeños era el ruido más hermoso y santo sobre la tierra ese día. La respuesta de Jesús incluyó el Salmo 8:2, una escritura que señala que la adoración de los niños es una adoración perfecta.1 Quiero hacerle una pregunta sencilla: ¿Valora la iglesia donde nos congregamos la adoración de los niños como lo hizo Jesús? ¿Nos asombra la realidad de que a Dios le agrada la adoración de los niños? Yo creo que nuestra manera de pensar afecta las



Proverbios 22:6

“Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”.

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ios nos está hablando a nosotros como padres sobre nuestra responsabilidad de cómo criar hijos sabios, y sobre todo, sinceros con Dios. Hijos nobles primeramente con Dios, y luego con nosotros como padres. El Señor, a través de Su Palabra, nos da el instrumento eficaz de cómo hacerlo. Y si todos nosotros como padres tomamos esta responsabilidad seriamente, sin duda alguna, estaremos criando hijos verdadera­ mente sanos e instruidos en el mejor camino. Dios me ha dado un llamado muy especial, [y cada día] me gozo en él grandemente. No cabe duda, que los niños son una bendición a nuestras vidas. Ellos son nobles y tiernos, pero lo que más me gusta de ellos es su sinceridad con Dios. Cuando leo Mateo 18:1-5, me imagino ver a los apóstoles discutiendo entre sí acerca de quién de ellos sería primero, o quién sería el que estaría al lado del Señor Jesucristo. Pero como Dios lo sabe todo y es omnipresente, entonces Él conocía los pensamientos de cada uno de Sus discípulos. ¡Qué gran sorpresa tuvieron cuando el Señor Jesús llamó a un niño y lo puso como ejemplo! (Mateo 18:2, 3). En este pasaje, Dios nos da una estructura de cómo debemos ser nosotros si verdaderamente anhelamos entrar en el reino de los cielos. [La Palabra de Dios] nos exhorta a humillarnos delante de Dios.

Veamos Mateo 18:6: “Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que crean en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar”. ¡Así que el Señor le mandará Su furor a cualquiera que lastime a un niño! Dios ama a los niños, y Él no es hombre para mentir ni hijo de hombre para arrepentirse. Dios es un Dios de amor, pero también es fuego consumidor... y lo manda sobre los hijos de desobediencia.

Mateo 19:13 “Entonces le fueron presentados unos niños, para que pusiese las manos sobre ellos, y orase; y los discípulos les reprendieron”. Este es otro ejemplo que nos da el Señor de entregarle nuestros niños a Él e imponer manos sobre ellos en el nombre de Jesús. Observe que aunque los discípulos eran seguidores de Jesús, ellos no querían que los niños se acercaran a Jesús; sin embargo, la historia continúa diciendo: “Pero Jesús dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis: porque de los tales es el reino de los cielos” (v. 14). El Señor Jesús exhortó a Sus discípulos y les ordenó que dejaran a los niños acercarse a Él. Los niños son tesoros especiales en Sus manos: “Y habiendo puesto sobre ellos las manos, se fue de allí” (v. 15). Hoy en día los niños siguen siendo menospreciados por la sociedad, por algunos padres, y

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dolorosamente hasta aun dentro de nuestras iglesias locales. ¡Qué maravilloso sería que le pidamos a Dios que nos dé un poquito del corazón de Su Hijo, Jesucristo, para que empecemos a valorizar a los niños! Nuestra responsabilidad también conlleva la constante oración por nuestros niños dentro de las escuelas y nuestros hogares. A través de la oración, podemos hacer grandes cosas por ellos. Nuestros niños solamente pueden estar seguros en las manos de Dios. Felicito a todos los padres que toman tiempo en hacer sus devocionales en sus hogares para que sus niños vean sus ejemplos y se sientan protegidos. Dios es bueno, y Él siempre estará ahí para escuchar sus oraciones y Su Espíritu Santo los guiará a toda verdad y a toda justicia. Cuando ore, le pido en el amor de Dios, que incluya a todos los niños del mundo. Dios recompensará su clamor. Enséñeles a sus niños a mantener una relación con Dios a través de la oración. Enseñarles a orar debe ser una prioridad y usted se gozará grandemente. Dentro de nuestra iglesia local tenemos dos niños que predican la Palabra de Dios. Cada vez que los escucho me lleno de gozo al ver cómo trazan la Palabra. Estos son niños de tan solo 7 años de edad. Ellos son nuestros dos bellos pastorcitos, y oramos mucho por ellos para que Dios los siga usando para Su gloria.










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