Julio/Agosto de 2015
ALA BLANCA
LA PUBLICACIÓN OFICIAL DE LA IGLESIA DE DIOS DE LA PROFECÍA
LAS
MUJERES EN EL MINISTERIO
PERDIDA ENTRE LA MULTITUD ELLA SEMBRÓ UNA SEMILLA
Reconocimiento a las mujeres en el ministerio
E
n esta edición, queremos darle un reconocimiento especial a las mujeres que forman parte del ministerio de la Iglesia de Dios de la Profecía. Desde sus inicios, las mujeres han desempeñado un papel vital en el ministerio de esta iglesia. En el Antiguo Testamento leemos historias de mayormente hombres. Pedro dijo: “Los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”. Solamente dos libros en la Biblia llevan el nombre de una mujer —Ester (el cual no fue escrito por ella) y Ruth (el cual probablemente fue escrito por Samuel). Sin embargo, en el Nuevo Testamento, aunque Jesús escogió a 12 hombres para que anduvieran con Él, las mujeres eran una parte vital de Su ministerio. Jesús no siguió el patrón y la práctica tradicional de los rabinos. Las personas eran más importantes que las tradiciones para Él. Su ministerio estuvo compuesto por diferentes
personas, sin importar quiénes eran. Muchas mujeres le sirvieron a Jesús. “Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con él, y algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana, mujer de Chuza intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas que le servían de sus bienes”. Jesús habló con mujeres, visitó a mujeres y sirvió a mujeres. Para los rabinos esto era inaceptable. La mujer samaritana se sorprendió cuando Jesús le habló, y más aún cuando le pidió de beber y le ofreció del agua de vida. Jesús libertó a las mujeres y las trató como personas de valor. En Lucas 13, Jesús quebrantó la ley judía sobre el día de reposo al sanar a una mujer que desde hacía 18 años tenía espíritu
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Sam N. Clements Supervisor General de la Iglesia de Dios de la Profecía
de enfermedad. Nuevamente, para Jesús las personas eran más importantes que las tradiciones. En Marcos 5, Él sanó a una mujer que era considerada “impura” debido a su enfermedad. En Lucas 7, Él resucitó al hijo de la viuda de Naín. Camino a la cruz, Él se detuvo para consolar a unas mujeres que estaban llorando, y fueron mujeres las que primero anunciaron Su resurrección. Podría seguir contando más historias sobre las mujeres en el ministerio tanto en el Antiguo como el Nuevo Testamento; pero sólo quiero agradecer a todas las mujeres que ministran y contribuyen de alguna manera u otra a la iglesia hoy día. La iglesia estaría incompleta sin su ministerio, apoyo, oración y motivación. Sus vidas son valiosas y grandemente apreciadas.
MENSAJERO ALA BLANCA
LA PUBLICACIÓN OFICIAL DE LA IGLESIA DE DIOS DE LA PROFECÍA Volumen 65, Número 4 Julio/Agosto de 2015
Co n te n i d o 2 ................. Segmento informativo 2 Reconocimiento a las mujeres en el ministerio Sam N. Clements
3 Nueva iglesia 4 Noticias internacionales
6 .......................................... Artículos 6 Perdida entre la multitud Cathy Payne 8 Obediente a la visión Maribel Zacapa 10 Ella sembró una semilla Lindsey Schreiber 12 Las mujeres en el ministerio 14 El llamado Londa Richardson 16 Respondiendo al llamado Brittany Howard 18 Maravillosas palabras de vida Codie Wilson
20 Cinco pasos para empoderar a la próxima generación Tim Coalter 22 El clamor de esta generación Morais Cassell 24 Creando un puente entre el ministerio de niños y el ministerio de jóvenes Ryan Green 26 La receta de Dios para la unción Terry Barnwell 28 De la visión a la realidad Kathy Green 31 Mujeres que lloran Marsha Robinson
en Estados Unidos de Norteamérica: Lehi Iglesia de Dios de la Profecía Lehi, Utah Fecha en que fue organizada: 11 de enero de 2015 Y ministros nuevos: Carlos Flores Carranza 26 de marzo de 2015 Utah Marco A. Flores 30 de abril de 2015 Oregón María Edna Ojeda 15 de mayo de 2015 California
PERSONAL EDITORIAL: Editor y Publicador: Sam N. Clements • Editor Administrativo: DeWayne Hamby • Editor Asistente: Michael Á. Hernández • Traducción: Hillary Ojeda • Revisión: Departamento Mundial de Lenguajes • Diseño Gráfico: Sixto Ramírez y Perry Horner • Distribución: Josué F. Reyes y Rafael Alvino INFORMACIÓN: Cualquier consulta o material puede ser enviado al Editor Asistente del Mensajero Ala Blanca; P.O. Box 2910; Cleveland, TN 37320-2910; teléfono (423) 559-5212; Comuníquese con nosotros escribiendo por correo electrónico a mhernandez@cogop.org; sitio web: mensajeroalablanca.net; visítenos en Facebook. El Mensajero Ala Blanca es publicado bimestralmente como la revista oficial de la Iglesia de Dios de la Profecía, oficinas internacionales, 3750 N.W. Keith Street, Cleveland, TN 37312 • México - Impreso por Editorial Ala Blanca (Franqueo Pagado -CR-DF-031-98), Apartado Postal 134-018, México, D.F. C.P. 07421, MÉXICO. Tel: (52-555) 715-6346. • Perú - Impreso por la Oficina Nacional de la Iglesia de Dios de la Profecía en Perú, Ave. Elmer Fausett 1620, Distrito de Bellavista, Callao, Lima, PERÚ. Tel: 01-451-0374. • Suscripción por un año $10.00 (E.U.A.) o su equivalente en moneda nacional DECLARACIÓN DE FE: La Iglesia de Dios de la Profecía tiene sus raíces en la iglesia establecida por Cristo y bautizada en Pentecostés. Creemos en la autoridad profética y apostólica de la Biblia como la Palabra inspirada, infalible e inequívoca del Dios Trino y en su autoridad única en materia de fe, prédica y práctica. Afirmamos que Jesucristo es Dios encarnado y consubstancial con el Padre, que nació de una virgen y vivió sin pecado. Creemos en Su poder, Su muerte vicaria y expiatoria, Su resurrección corpórea, Su ascensión al Padre y que vendrá por Su iglesia. Creemos en Su reino milenario y eterno. Creemos que Él, con la participación del Espíritu Santo, es el único medio disponible al pecador para reconciliarse con Dios. Afirmamos que Jesucristo es la cabeza de la iglesia y que ésta, Su cuerpo, es llamada a ser santa y sin mancha, a andar como Él anduvo: en amor, humildad, tolerancia, obediencia y misericordia. Creemos en la unidad de los creyentes, en la realidad del cielo y del infierno, en la resurrección de los salvos para vida eterna con Cristo y de los perdidos para condenación eterna. © Todos los derechos reservados
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INTERNACIONALES
La Iglesia de Dios de la Profecía firmó un acuerdo “histórico” con el Ministerio de la Red de Multiplicación CLEVELAND, TN – 20 de abril de 2015 – La Iglesia de Dios de la Profecía firmó un acuerdo histórico de colaboración con la organización paraeclesiástica del Ministerio de la Red de Multiplicación (MNM, por sus siglas en inglés). Este acuerdo, el cual fue firmado el 17 de abril de 2015 en la oficina de archivos de las Oficinas Internacionales de la Iglesia de Dios de la Profecía, promoverá la plantación de iglesias en más de 130 naciones donde se encuentra ministrando la Iglesia de Dios de la Profecía. El Dr. John Wagenveld, fundador y presidente del MNM, estuvo presente para firmar este acuerdo, junto al supervisor general de la Iglesia de Dios de la Profecía, el obispo Sam Clements y el obispo David Bryan, director ejecutivo del Ministerio para el Desarrollo de Liderazgo y Discipulado. También estuvieron presente los presbíteros generales de la iglesia, los obispos David Browder, Tim Coalter, Clayton Endecott, Benjamín Feliz, Clayton Martin, Stephen Masilela y Gabriel Vidal. La Iglesia de Dios de la Profecía había firmado anteriormente acuerdos de colaboración en varias áreas de su ministerio a nivel internacional, incluyendo Centroamérica, Sudamérica, Europa, la CEI y el Oriente Medio; pero hoy este día marca el comienzo de una colaboración con un alcance mundial a otras áreas. “El acuerdo que hoy se firmó es histórico, debido a que es el primero con un alcance mundial. Tenemos más de 70 acuerdos alrededor del mundo, pero este es el primero a nivel mundial. Creo que es el comienzo de una nueva cosecha que se ha de levantar en más de 130 naciones, y por ello le damos gracias a Dios”, dijo el Dr. Wagenveld. El obispo Clements dijo que esta colaboración es un ‘privilegio’, y que dará comienzo a una nueva era de plantación de iglesias y crecimiento en la Iglesia de Dios de la Profecía.
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“Esperamos presenciar la plantación de nuevas iglesias alrededor del mundo. El Ministerio de la Red de Multiplicación ha demostrado ser una maravillosa red con la cual trabajar, y ha sido muy productiva en nuestras naciones latinoamericanas. Estoy seguro de que se expandirá rápidamente alrededor del mundo”, dijo el obispo Clements. Durante la reunión, el Dr. Wagenveld reportó que el crecimiento como resultado de la plantación de iglesias en países latinoamericanos superó sus expectativas, con más de 1,000 obreros siendo entrenados para plantar iglesias en estos países, y el Perú reportando más de 700 iglesias plantadas. El obispo Bryan, director del desarrollo de liderazgo de la iglesia a nivel internacional, dijo que el nuevo acuerdo es ‘significante’. “Éste nos da la oportunidad de colaborar en el más alto nivel de la iglesia a fin de proveer el entrenamiento necesario para fortalecer y plantar nuevas iglesias. También aumentará el impacto de la Red de Multiplicación la cual ya ha firmado acuerdos individuales en muchas otras áreas. Es un paso significativo para la iglesia y el Ministerio de la Red de Multiplicación”, dijo el obispo Bryan.
Sobre el Ministerio de la Red de Multiplicación:
La visión del Ministerio de la Red de Multiplicación es establecer una congregación saludable en cada comunidad alrededor del mundo. Para modo de alcanzar esta meta ofrece dos programas. El programa de “Más Iglesias” está diseñado para equipar a los líderes de las iglesias a plantar nuevas congregaciones. El programa de “Iglesias Más Fuertes” ayuda a las congregaciones existentes a aplicar sus dones en su comunidad.
ECUADOR CONGRESO NACIONAL DE DAMAS El congreso nacional de damas “Mujer sigue adelante” se llevó a cabo los días 3 y 4 de abril, y fue dirigido por la hermana Juddy de Aldana. Nuestra invitada especial fue la directora de misiones mundiales, la hermana Cathy Payne. El día 2 de abril, la hermana Cathy compartió una charla solo con las esposas de los pastores, alentándolas a seguir adelante en la obra del Señor. Se contó con la asistencia de 300 mujeres, y el Señor bendijo grandemente a cada una. Todas fueron ministradas y quebrantadas por el Espíritu Santo. La hermana Cathy tambien compartió acerca de las misiones mundiales y las situaciones actuales que están viviendo nuestros hermanos en los diferentes países por causa de nuestra [fe[ en Jesús. También visitó varias obras.
RETIRO MINISTERIAL
CAMPAMENTO REGIONAL DE NIÑOS Nuestra directora nacional de niños, Theri Santos, realizó un campamento de niños con el tema “construyendo mi vida”. Contó con la asistencia de 50 niños. Cada niño fue instruido en la Palabra de Dios, enseñándoles a conocer más de Él. Cada uno fue ministrado por nuestro Señor Jesús.
Este retiro contó con una asistencia de 70 personas. Fue un retiro ministerial pastoral donde se convocaron a los pastores, tesoreros locales y líderes de cuidado pastoral. A los líderes de cuidado pastoral se les orientó acerca del trabajo de este ministerio; a los tesoreros se les dió asesoría sobre cómo llevar las finanzas de la iglesia, incluyendo los libros contables; y a los pastores se les habló acerca de la armonía que se debe tener con los plantadores de iglesias.
PERÚ MARCHA EVANGELÍSTICA Como parte de la visión de plantar iglesias, el día domingo 19 de abril la Iglesia de Dios de la Profecía en Trujillo, Perú, salió a recorrer las principales calles de la ciudad, proclamando el mensaje salvador de Jesucristo. El evento se llevó a cabo con carros ‘alegóricos’, pancartas y lemas alusivos a salvación de nuestra ciudad. Fue maravilloso ver a todos los ministerios desfilar proclamando el mensaje, y cantando y glorificando a Dios.
La nota ‘alegórica’ lo pusieron los niños quienes también participaron. Terminamos el programa de evangelismo con un culto evangelístico al aire libre. Fue maravilloso predicar la Palabra a nuestra comunidad.
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Cathy Payne Cleveland, Tenesí
PERDIDA ENTRE LA MULTITUD
“Manténganse alerta; permanezcan firmes en la fe; sean valientes y fuertes” (Corintios 16:13, NVI). Ella había escuchado de Él. Él era un profeta, maestro, sanador, obrador de milagros, un predicador itinerante, y de hecho, muy conocido. Él llegó a la sinagoga de la ciudad a la hora de la adoración, y rápidamente se regó la voz y la multitud comenzó a reunirse para ver y escuchar a este hombre de Nazaret.
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Debemos aferrarnos a nuestra integridad cristiana y no conformarnos a las agendas ocultas y deseos de este mundo. Ella también se acercó, pues sabía que no tendría la oportunidad de verlo de cerca. Ella era una simple mujer — vasija de maldición. Posiblemente sólo le permitirían entrar a la parte superior de la sinagoga, y quizá allí, en su condición, tendría un vistazo de Él. La multitud se aglomeró para poder mirarlo. Ella también trató de acercarse más. Por todos lados la empujaban, así que tuvo que protegerse del daño físico que podría sufrir una persona en su condición —encorvada e incapaz de caminar erguida. Finalmente, pudo llegar hasta el balcón. Allí, agobiada por las situaciones difíciles en su vida y llevando las cargas de su pasado, ella Lo vio. Sin duda alguna, había algo muy especial en Él. Pero limitada por la multitud que Lo rodeaba ella buscó Su mirada. ¿Qué había en Él que la impulsó a mirarlo más detenidamente? ¿Cuál era la angustia que había en su corazón? Ella estaba tan sumergida en sus propios pensamientos que le tomó varios segundos darse cuenta que Él la estaba mirando fijamente. Avergonzada de su condición, intentó esconderse y ocultar su vulnerabilidad detrás de las personas a su alrededor; pero reaccionó demasiado tarde. Él inmediatamente la llamó entre la multitud. Todos los ojos que lo miraban a Él ahora estaban fijos en ella. Sin una posible salida, sin un lugar donde esconderse, en la multitud, ella comenzó a caminar encorvada hacia Él. ¿Por qué fue expuesta a esta humillación? Todos conocemos el recuento de esta narrativa en Lucas 13:10-17. Jesús reprendió el espíritu de enfermedad y liberó a la mujer. No importa cuántas veces lea esta historia siempre me hago la misma pregunta: ¿Por qué el Salvador, sanador, protector y compasivo Señor la expuso a esta humillación ante tanta gente? ¿Por qué
la hizo caminar si sabía su condición? ¿Acaso no le causaría más dolor del que ya tenía? ¿Por qué no le ministró en privado? ¿Por qué Jesús nos llama entre la multitud y expone nuestra vulnerabilidad y las cargas de nuestro pasado? ¿Por qué utiliza nuestros fracasos y heridas como ejemplo? Esta mujer —atada por sus enfer medades físicas, por las limitaciones culturales de su época y los efectos del mundo a su alrededor, herida por la vida y quizá por su propia familia— estaba a punto de encontrarse con Aquel que tenía el poder para convertirla en una vasija que representara y glorificara a Dios. Las cosas estaban a punto de cambiar para ella. El salmista nos recuerda, “Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; mi gloria, y el que levanta mi cabeza. Con mi voz clamé a Jehová, y él me respondió desde su monte santo. Yo me acosté y dormí, y desperté, porque Jehová me sustentaba. No temeré a diez millares de gente, que pusieren sitio contra mí” (Salmo 3:3-6). Debemos ser transformados para vernos a través de Sus ojos y no los nuestros. Él es omnisciente —sabe todo—, pero nosotros poseemos una mente finita. Jesús miró a la mujer detenida mente. Ella se vio bajo la luz de su aflicción, pero Él la vio bajo la luz de Su gracia. Ella caminó entre la multitud, tratando de protegerse de los prejuicios y desprecios del mundo; pero Jesús la vio a través de Su gloria. Él sanó su enfermedad y el daño que le había causado. Él no se preocupó por los comentarios de la gente alrededor, tampoco le preocupó su posición o condición, ¡simplemente la miró! Las mujeres a menudo necesitan ajustar su visión o entendimiento para que puedan ver y entender más allá de sus circunstancias, —ver y entender
el llamado de Dios sobre sus vidas. Es importante que toda mujer entienda claramente el plan y propósito de Dios para su vida. En el pasaje de Lucas 13:10-17, encontramos cinco factores poderosos que se manifestaron en la vida de la mujer encorvada. En primer lugar, Jesús la sanó. Dios ministró a su necesidad en el momento preciso. El Señor nos alcanza tal y como estamos —en nuestro momento de necesidad. Dios no espera que nos purifiquemos primero para ser dignas de Su amor y para que obre en nosotras. Tampoco espera que seamos perfectas para que entonces Él nos pueda ministrar. Sin duda alguna, no somos merecedoras de Su toque divino. Es Su fidelidad —la gracia inmerecida de Dios— la que nos alcanza y nos redime. No hay nada que podamos hacer para merecerla, sólo Dios nos la puede ofrecer. Nadie puede llegar a Él por sí mismo/a. Muchos lo intentaron a través de la ley. Romanos 8:3 dice: “Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne”. Cristo llega justo en el momento que Lo necesitamos y nos coloca en el lugar correcto para recibir nuestra sanidad de la misma manera que lo hizo con la mujer en este pasaje. Segundo, Cristo ignoró la cultura de la época al sanar y llamar a la mujer. Un hombre, y sobre todo un rabino, no podía conversar ni dirigirse a una mujer en esa época. Pero Cristo no sólo la vio y sintió su necesidad, también le habló directamente y la reconoció. La llamó a salir de la multitud. Hay agendas en este mundo que constantemente están desafiando a los cristianos a someterse o a tolerar sus demandas y leyes antibíblicas. Muchos de nuestros hermanos alrededor del mundo Continúa en la página 30
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“
No fui rebelde a la visión celestial” (Hechos 26:19). Esta porción de la Palabra significa para mí que no fui rebelde al llamado de Dios sobre mi vida. Aceptar este llamado es y será la mejor experiencia que he tenido. En el transcurso de su vida, el ser humano puede tomar muchas decisiones. Nosotros decidimos qué hacer con nuestras vidas. La decisión que tomé de seguir a Dios me ha permitido tener muchas experiencias que han enriquecido mi vida. Yo nací en un hogar humilde. Mis padres, Pedro y María Zúñiga, sirvieron a Dios con todas sus fuerzas. Mi vida fue marcada por su dedicación y devoción, que luego me sirvieron de motivación para seguir su ejemplo al responder al llamado de Dios. Ministrar en una sociedad donde la figura patriarcal ha dominado cada concepto teológico a lo largo de los años es un desafío personal. Históricamente hablando, la exégesis bíblica con respecto a la relación hombre-mujer ha sido exclusivamente jerárquica. No fue hasta en esta última generación que varios intérpretes de la Biblia han sostenido que las Escrituras enseñan igualdad y mutua sumisión, y no una jerarquía entre los sexos. ¿Significa este abandono de la interpretación tradicional un abandono de la autoridad bíblica? Muchos evangélicos temen llegar a conclusiones que sean diferentes a las que otros han sostenido por siglos, pensando que si lo hacen estarían desafiando la autoridad de las Escrituras. En realidad, hoy día contamos con un vasto conocimiento lingüístico e histórico a nuestra disposición para hacer una exégesis bíblica más precisa. Esto no depende únicamente del trasfondo
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cultural del exégeta, sino también del conocimiento que él o ella tenga de su propia perspectiva. Por otro lado, es un error recurrir sólo a ciertos versículos para interpretar el resto de la Escritura, como muchos frecuentemente hacen, es vital utilizar toda la Escritura para lograr una interpretación correcta. En muchos casos, algunos pasajes han sido malinterpretados porque han sido examinados bajo una luz dogmática. Esto ha resultado en interpretaciones que sólo llenan las exigencias de una tradición teológica en específico. Sin embargo, Jesús vino a restaurar el valor de la mujer como individuo, que no sólo contribuye, sino que vive y actúa según su naturaleza, habiendo sido creada a la imagen y semejanza de Dios. A lo largo de las Escrituras, Dios se identifica tanto con el hombre como la mujer, como personas inclusivas y no exclusivas, y nos invita a colaborar con Él en Su misión. Esta es la razón por la que fue creada la iglesia. Acepté el desafío, y no pude negar el llamado pastoral, que Dios me dio hace 30 años. Dios me permitió comenzar una misión en la ciudad de Solvang, cerca de la costa central de California. Solvang es una hermosa ciudad conocida como “la pequeña Dinamarca en California”. Sin embargo, no fue en esta ciudad que se organizó la iglesia un año después. Nos dimos cuenta que había una mejor oportunidad de crecimiento, y nos mudamos a Lompoc, California. Allí creció la iglesia, y serví como pastora durante 23 años. Durante este tiempo, mi vida creció en el área ministerial y personal. Mi fe en Dios se profundizó cada día más a medida que aprendía a depender de Él para tomar ciertas decisiones, en las cuales necesitaba la dirección del Espíritu Santo más que el esfuerzo humano. Hoy, la Iglesia de Dios de la Profecía en Lompoc es una iglesia próspera y vibrante en el estado de California. Esta iglesia ama a Dios y está lista y dispuesta a ayudar a muchas de nuestras iglesias en los Estados Unidos y en todo el mundo. Mi trayectoria pastoral continuó aun después de terminar mi trabajo en Lompoc. Actualmente, estoy pastoreando dos iglesias locales en la región sur de California, una en la ciudad de La Puente
y la otra en Ontario (ambas al este de Los Ángeles). Estas son dos congregaciones preciosas, cada una con sus propias características y desafíos, pero llenas de amor. Hemos tenido desafíos, y estoy segura que nos enfrentaremos a más. La falta de obreros nos impulsa a ir a diferentes lugares. Si usted me preguntara cuál de estas dos congregaciones amo más, simplemente le diría que es como hacerle la misma pregunta a una madre sobre cuál de sus hijos ama más. Nunca ha pasado por mi mente dejar una para dedicarme por completo a la otra. Mi mente siempre ha estado enfocada en cómo podemos desarrollar y mejorar nuestro ministerio de alcance a la comunidad en medio de una sociedad que diariamente enfrenta cambios abruptos. ¿Cómo podemos ser un agente de transformación en nuestra comunidad? Nuestra meta es hacer todo lo que está a nuestro alcance y confiar que Dios hará todo lo demás. Estas dos congregaciones han desarrollado sus propios ministerios con Cristo en el centro de todo. Las dos trabajan arduamente para alcanzar a los perdidos llevándoles el mensaje de la Palabra como la mejor alternativa para alcanzar una vida plena, tal como Jesús nos la ofreció a nosotros. Yo distribuyo/divido mi tiempo entre muchas ocupaciones. En este momento sirvo como directora estatal del ministerio de damas, directora del Seminario Teológico Ministerial (SETEMIN, por sus siglas en inglés) y como coordinadora de las Escuelas Mundiales del Centro Tomlinson. Mi trabajo gira en torno a las prioridades que han sido fijadas en cada ocupación. Servir a Dios conlleva la tarea de cumplir cada compromiso con dedicación. Todo lo que hago es en agradecimiento por lo que Dios ha hecho por amor a mí, el perdón de mis pecados y por la esperanza de la resurrección y vida eterna que me ha prometido. Nuestra meta en cada uno de estos ministerios es capacitar a otros para el ministerio. Como directora del ministerio de damas en California, me he dado a la tarea de capacitar a nuestras mujeres — líderes en nuestras iglesias locales— para que salgan más allá de las cuatro paredes de nuestras
iglesias y usen sus dones donde puedan tener crecimiento. También para que se conecten con la comunidad y caminen entre sus conciudadanos, todo con el fin de presentar un ministerio relevante a las personas que viven cerca de sus iglesias locales. Esto las convierte en voces activas en un mundo cambiante y en representantes de la misión de la iglesia. Todo esto se puede lograr cuando el trabajo deja de ser un proyecto o una actividad, y se convierte en un estilo de vida. La metáfora que aparece en Mateo 5:13-16 es esencial para comprender la vida y la misión transformadora de la iglesia, tal como era percibida por Jesús. El escritor, Juan Driver, dice: “Únicamente una comunidad renovada podrá ser realmente transformadora y responder en forma plena a la intención de Jesús para la misión del pueblo de Dios”. Cada uno de los ministerios que dirijo o coordino está centrado en su objetivo principal, el cual es —desarrollar líderes dentro de la iglesia, al establecer las bases para un ministerio Cristocéntrico—, y predicar el evangelio, cumpliendo con el ministerio de la reconciliación. “El origen de la misión cristiana surgió del deseo de Dios por salvar a un mundo que Él ama y creó, tomando forma humana para revelarse a Sí mismo plenamente a la humanidad y cumplir Su propósito”. Esta es la base principal que hemos utilizado para desarrollar ministerios dentro de la ciudad. Entiendo que diariamente —como ministra y mujer, pastora y educadora—, continuaré enfrentando desafíos a medida que avanzo en mi jornada teológica. Sin embargo, es el deseo de mi corazón terminar mi jornada con gozo y poder colaborar con otros para ayudar a las generaciones futuras a continuar con la obra que nos ha sido confiada por Aquel que nos llamó…que podamos hacer el trabajo con excelencia, determinación, disciplina, y por encima de todo, con una dependencia total en Él.
Maribel Zacapa La Puente, California
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Todas las noches sus hijos la encontraban orando por ellos. Ella querĂa que se arrepintieran antes que fuese tarde.
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La primera ministra que admiré se llamaba Geneva. Ningún aspecto de su vida era glamuroso o notable para el mundo; sin embargo, Dios hizo cosas maravillosas en su vida debido a su fidelidad. Los primeros años de su vida fueron difíciles. Geneva nació en 1929. Cuatro años después de su nacimiento su madre falleció y su padre se volvió a casar porque sintió que sus doce niños necesitaban el cuidado de una madre. La madrastra de Geneva fue muy cruel con ella, abusó de ella y la trató en maneras casi inimaginables. Geneva solamente completó estudios hasta el octavo grado. En 1945, mientras asistió a una campaña conoció a un joven llamado James. Ese día, James se sentó a escondidas detrás de ella y le cortó un mechón de su trenza. Él le dijo que se lo devolvería hasta que ella se casara con él. Así fue, dos semanas después se casaron. James guardó el mechón en su billetera hasta el día en que murió. Tuvieron cinco hijos, entre ellos un mortinato. Aunque ambos aceptaron al Señor años después que se casaron, James se alejó de Dios. Por muchos años Geneva oró a Dios para que su esposo regresara a los pies del Señor. Pero antes que Dios le contestara su petición, ella recibió la noticia más desgarradora de su vida. En un día de invierno James encontró muerto a su hijo mayor de 26 años de edad. El cuerpo inerte de su hijo se convirtió en su altar. Allí en el funeral de su hijo, Geneva predicó su primer mensaje. Ella utilizó la tragedia para recordarle a las personas que estaban allí que algún día también se enfrentarían a la muerte y que era importante que tomaran la decisión en cuanto a su destino eterno. Para ella era más importante la necesidad de salvación de los perdidos que su propio dolor, una característica distintiva que marcó su vida y ministerio. Geneva y James lo dieron todo para la obra del Señor. Aceptaron el llamado al ministerio, y estuvieron dispuestos a
hacer la voluntad de Dios. Durante su ministerio sirvieron como pastores de una misión y tres iglesias, todas en el mismo estado. Ninguna de las iglesias llegó a tener más de 30 asistentes. El tamaño de las iglesias se reflejaba en el tamaño de sus finanzas. Ellos trabajaron arduamente para mantener las iglesias a flote. Las iglesias pasaron por pruebas, pero no fue por la falta de esfuerzo de ellos. Ambos trabajaron de tiempo completo, y cuando no estaban trabajando, estaban visitando, orando y predicando. Ante los ojos del mundo, no tuvieron mucho éxito. De hecho, por un tiempo les tocó vivir en el sótano de una de las iglesias que pastorearon. Cuando llovía, el agua se filtraba por las paredes y dañaba los muebles. Había moho en las paredes y roedores en la casa. No tenían ducha ni tina para bañarse; calentaban el agua en una olla sobre un parrilla porque no tenían estufa y se daban baños de esponja. Nunca pudieron tener una vida mejor, porque todo el dinero que recibían lo utilizaban para continuar la obra de Dios en la iglesia. Pero pese a las vicisitudes y sufrimiento que enfrentó, ella siempre tuvo un deseo insaciable de ganar a los perdidos, especialmente a sus hijos. Todas las noches sus hijos la encontraban orando por ellos. Ella quería que se arrepintieran antes que fuese tarde. Estoy segura que para sus vecinos no había ninguna esperanza para sus hijos, pues su comportamiento desordenado los descalificaba. Posiblemente hasta fue criticada de fallar en criar a sus hijos correctamente. Sin embargo, ella nunca dejó de orar. Geneva y James sirvieron al Señor fielmente, aunque al parecer nada de lo que hicieron valió la pena. James murió a finales de 1980, y poco después Geneva entró en una coma. Ella tuvo muchas recaídas, pero cada vez que Dios la levantaba siempre decía: “Dios ha sido bueno conmigo”. Geneva y James no lograron ver el fruto de su labor. Pero, afortunadamente, este
no es el fin de la historia. Aunque sus tres hijos que le sobreviven pasaron por etapas de rebeldía, finalmente volvieron a los pies de Dios. Ese era el deseo ardiente de su corazón. Una de sus hijas es maestra en su iglesia local, y la otra es ministra con credencial y pastorea una iglesia junto a su esposo. Si hijo aceptó el llamado a predicar, y años después de laborar en la obra dondequiera se le diera la oportunidad, fue ordenado como obispo en la iglesia que su madre amó con todo su corazón. Sin embargo, su hija, por muchos años, huyó del llamado debido a todo el sacrificio que éste requiere. Pero tras el consejo sabio de su padre y otras personas, ella se dio cuenta que no hay mejor lugar donde estar que en las manos y bajo la voluntad de Dios. Ella hoy día es ministro de tercera generación en la iglesia, predica y sirve como pastora de jóvenes en su iglesia local. Esa joven mujer soy yo, el obispo es mi padre y Geneva era mi abuela.
La semilla que ella sembró —de hacer todo lo que esté al alcance por alcanzar a los perdidos—, ha resultado en que muchas vidas han sido y están siendo impactadas a través del trabajo de su familia. Como una mujer joven en el ministerio, no hay mejor vocación para mí.
Lindsey Schreiber
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LAS
MUJERES EN EL MINISTERIO El artículo a continuación presenta la postura del Fuller Theological Seminary tocante a las mujeres en el ministerio, como ha sido descrita y apoyada bíblicamente por el difunto profesor del Nuevo Testamento, David M. Scholer. La Iglesia de Dios de la Profecía ha sostenido a lo largo de la historia de nuestro movimiento que la Biblia enseña que las mujeres pueden ser llamadas por Dios a trabajar en el ministerio. Nuestra historia e iglesias han sido enriquecidas con las contribuciones de mujeres pastoras, evangelistas, misioneras y diaconisas. Este artículo tiene a fin servir como un recurso para preparar sermones, artículos o trabajos académicos. Las mujeres han contribuido mucho al ministerio de la iglesia a lo largo de la historia. Sin embargo, su desempeño en esta área siempre ha sido controversial. El rol de la mujer en el ministerio sigue siendo un tema de mucha discusión en muchos cuerpos eclesiásticos hoy en día. Para muchos de nosotros la interpretación fidedigna de la Biblia es de suma importancia en estos diálogos. Quizá debemos comenzar hablando sobre el concepto del ministerio en sí según el Nuevo Testamento. Hoy día, tendemos a confundir nuestras tradiciones eclesiásticas específicas sobre la ordenación con el concepto bíblico del ministerio. El Nuevo Testamento habla muy poco sobre la ordenación. Sin embargo, muestra claramente que en la iglesia primitiva había un ministerio fiel y diverso debido a que todos (en la iglesia) habían sido “dotados” por el Espíritu Santo para edificarse unos a otros (véase 1 Corintios 12:4-31; 14:1-19; Romanos 12:3-8; Efesios 4:7-16; 1 Pedro 4:8-11). Cualquier persona que fuera llamada y dotada por Dios, y afirmada por el cuerpo (la iglesia) de Cristo podía ejercer el ministerio (lo cual significa, recordémoslo, servicio). Algunos eran colocados en posiciones de liderazgo mientras que a otros se les asignaba tareas específicas para realizar, pero las diferencias entre ministerios no eran distinciones de clases. Con el tiempo, ciertos tipos de afirmación
fueron combinados con ciertas funciones del ministerio para así producir el concepto actual que tenemos sobre la ordenación. A menudo, en los debates modernos sobre la ordenación de la mujer, se pasa por alto las cuestiones esenciales y básicas del concepto holístico del ministerio de la iglesia, según reflejadas en el Nuevo Testamento. Claro está, no se debe ordenar a ninguna persona ni darle ninguna responsabilidad ministerial en la iglesia por causa del sexo al que pertenezca o para propósitos de demostración. Por el otro lado, hemos afirmado –en la iglesia– que no se debe negarle a ninguna persona llamada y dotada por Dios, ningún rol de ministerio o de liderazgo en la iglesia por causa del sexo al que pertenezca. En dos pasajes sorprendentes de 1 Corintios, Pablo destaca la mutualidad del hombre y la mujer en Cristo. En 1 Corintios 7:3-5, Pablo dice claramente que las relaciones sexuales entre el esposo y la esposa son cuestiones de mutualidad e igualdad en respeto y derechos. Tal postura surgió del amor y la inclusividad de Cristo, y era directamente contraria a la opinión judía y pagana que imperaba en el imperio romano: que declaraba que el marido tenía todos los derechos sexuales sobre la esposa. En 1 Corintios 11:11, 12, Pablo incluye una fuerte y explícita afirmación de la mutualidad del hombre y la mujer, no sea que se malinterprete su discusión sobre el velo para afirmar la oposición a la participación de la mujer. La discusión sobre el velo en 1 Corintios 11:2-16 implica claramente que la mujer, al igual que el hombre, participan de la oración y la profecía (1 Corintios 11:5). El don de profecía es de máxima importancia en la iglesia, porque es dado para edificación, exhortación y consolación (1 Corintios 14:3). Tal edificación le imparte vida a la iglesia, y bajo el Espíritu Santo, les da autoridad y poder para enseñar en la iglesia. Por lo tanto, Pablo concluye la primera parte de su discurso sobre el velo (1 Corintios 11:210) destacando que la mujer debe tener
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autoridad sobre su cabeza. En 1 Corintios 11:10, él afirma que la mujer debe tener autoridad activa y no en un sentido pasivo. Pablo, en sus epístolas, también hace mención de doce mujeres (a cada una llama por nombre) que eran colaboradoras suyas en el ministerio. Esta evidencia en el Nuevo Testamento, la cual comprueba la participación de la mujer en el ministerio, a menudo es ignorada. En varios pasajes bíblicos se mencionan a tres mujeres que eran líderes en las iglesias que se establecieron en las casas (el único tipo de iglesia que existía en el primer siglo): Cloé (1 Corintios 1:11), Ninfas (Colosenses 4:15), y Afia (Filemón 2). Además de éstas, también Lidia era líder de una iglesia en casa según Hechos 16. También encontramos registro de cuatro mujeres —María, Trifena, Trifosa y Pérsida (Romanos 16:6, 12)— que trabajaron mucho para el Señor. La palabra griega traducida como “trabajado mucho o trabajado más” fue a menudo utilizada por Pablo para destacar la obra especial del ministerio, incluyendo su propio ministerio apostólico (1 Corintios 4:12; 15:10; Gálatas 4:11; Filipenses 2:16; Colosenses 1:29; 1 Timoteo 4:10; véase también Hechos 20:35), así como también el trabajo de otros líderes y personas de autoridad en cada caso (1 Corintios 16:15, 16; 1 Tesalonicenses 5:12; 1 Timoteo 5:17). De manera que, para Pablo, el término “trabajado mucho o más” no era una frase casual que conllevaba tareas insignificantes. En Romanos 16:3, 4, Pablo saluda a Priscila y Aquila. Este equipo de marido y mujer es mencionado seis veces en el Nuevo Testamento. Es importante destacar el orden en que aparecen los nombres. El nombre de Priscila aparece primero, seguido de Aquila. En la cultura de la época era más común destacar el nombre del varón primero. Puede ser entonces, por el orden de los nombres, que Priscila era la líder más importante y más sobresaliente, y quizá su estatus social era más alto y más acaudalado que el de Aquila. Pablo menciona que tanto él como las iglesias gentiles estaban endeudados con ellos. Los llamó “colaboradores en Cristo Jesús”, un término que acuñó
Fuente: fuller.edu Utilizado con permiso
frecuentemente para describir a otros líderes del ministerio: Urbano (Romanos 16:9), Timoteo (Romanos 16:21), Tito (2 Corintios 8:23), Epafrodito (Filipenses 2:25), Clemente (Filipenses 4:3), Filemón (Filemón 1), Demas y Lucas (Filemón 24), Apolo y él mismo (1 Corintios 3:9), y varios otros (Colosenses 4:11). En Filipenses 4:2, 3, Pablo menciona a dos mujeres –Evodia y Síntique–, y las clasificó juntamente “con Clemente…y los demás colaboradores [suyos]”. Además, destaca que estas dos mujeres colaboradoras “combatieron juntamente [con él] en el evangelio”. Esta expresión es similar a “trabajado mucho en el Señor” la cual utilizó para describir a las cuatro mujeres que aparecen en Romanos 16. En vista a Hechos 16:11-40, no debe sorprendernos que estas dos mujeres –líderes– se desarrollaron en la iglesia de Filipos. En Romanos 16:1, 2, Pablo recomendó a Febe a la iglesia de Roma. Al parecer ella le llevó la carta a la iglesia en Roma. Febe era “diaconisa de la iglesia en Cencrea”. A menudo, Pablo utilizó el término “siervo” para referirse a aquellos que verdaderamente eran considerados ministros del evangelio: Cristo (Romanos 15:8), Apolo (1 Corintios 3:5), Epafras (Colosenses 1:7), Timoteo (1 Timoteo 4:6), Tíquico (Efesios 6:21; Colosenses 4:7), él mismo (1 Corintios 3:5; Efesios 3:7; Colosenses 1:23, 25), y todos quienes sirven al Señor (2 Corintios 3:6; 6:4; 11:15, 23). Por lo tanto, debemos entender que Febe era ministra (líder/predicadora/maestra) de la iglesia en Cencrea. Pablo también destaca a Andrónico y Junias como “muy estimados entre los apóstoles” (Romanos 16:7). Esta expresión paulina los incluyó dentro del círculo apostólico. Algunas traducciones señalan que el nombre de Junias es un nombre masculino; sin embargo, no hay evidencia que se le asignara este nombre a algún varón en el primer siglo d.C. No obstante, el nombre femenino Junia, era común. La gramática griega de esta oración en Romanos 16:7 destaca que las formas masculinas y femeninas de este nombre se deben escribir idénticamente. De manera que, uno debe decidir, tomando en cuenta
otras evidencias, si la persona a quien se refiere el pasaje es una mujer (Junia) o un hombre (Junias). En vista a que el nombre femenino ‘Junia’ existió en el primer siglo y a que Juan Crisóstomo (quien se opuso al ministerio de la mujer), padre de la iglesia y exégeta paulino del cuarto siglo, reconoció que ‘Junia’ era nombre de una mujer, debemos también nosotros entenderlo de la misma manera. De hecho, ¡no fue hasta el siglo 13 que el nombre fue cambiado a ‘Junias’! La inclusión de Pablo de estas trece mujeres aquí (Lidia, Cloé, Ninfas, Afia, María, Pérsida, Trifena, Trifosa, Priscila, Evodia, Síntique, Febe y Junia) es muestra clara que las mujeres participaron del ministerio, al igual que los hombres. La terminología común de Pablo no hace distinción de roles o funciones entre el hombre y la mujer en el ministerio. Hay dos cuestiones generales y básicas de la interpretación responsable que no debemos pasar por alto tanto en este tema, como en cualquier otro —esto es interpretación equilibrada y coherente. En términos de mantener un balance o equilibrio, debemos aferrarnos al testimonio de las Escrituras para que influencien nuestros pensamientos y acciones. En cuanto a la coherencia, es crucial que cada texto bíblico sea interpretado con un entendimiento claro para contrarrestar cualquier punto ciego o prejuicios. La oposición hacia las mujeres en el ministerio a menudo se ha centrado en un solo texto paulino —1 Timoteo 2:11, 12. Cualquiera sea el significado y contexto de este versículo, debe ser interpretado tomando en cuenta todos los otros textos bíblicos que tienen que ver con el mismo tema. A menudo, algunos han asumido que 1 Timoteo 2:11, 12 es el “texto de control” (de autoridad) a través del cual todo otro dato del Nuevo Testamento sobre la mujer en el ministerio debe ser cuestionado. Es más creíble, a mi entender, que se debe interpretar 1 Timoteo 2:8-15 a través del testimonio acumulado de los otros pasajes paulinos que hablan sobre la mujer en la iglesia.
Procurar la coherencia en cada texto bíblico es sumamente difícil. Vamos a tratar de aplicarlo aquí. ¿Por qué es que muchos insisten en que 1 Timoteo 2:11, 12 es un texto normativo absolutamente transcultural, pero a la vez no interpretan otros textos en 1 Timoteo con la misma pasión? Si fuéramos a aplicar esta misma regla, entonces tendríamos que decir que de acuerdo a 1 Timoteo 3:2 se debe quitar a los solteros del ministerio, y de acuerdo a 1 Timoteo 5:3-16 las iglesias tendrían que establecer “cuidado para las viudas” mayores de 60 años y que todas las demás menores de 60 se deben volver a casar por motivo de sus deseos sensuales y ociosidad. Como último, la coherencia y equilibrio en la interpretación bíblica significa que nadie debe imponer ideas o conceptos incorrectos en los textos. No podemos devaluar la autoridad que Jesús le dio a Sus seguidores o la autoridad de la profecía en la iglesia de Corinto porque no tienen el mismo patrón estructural con 1 Timoteo. Tampoco se puede dividir el orden en 1 Timoteo 2:11, 12 en dos niveles de autoridad obligados por el contexto que nos rodea para que las mujeres puedan ser incluidas en algunas actividades pero excluidas de los niveles “más altos” de liderazgo. En conclusión, es mi más profunda convicción que toda la evidencia de las Escrituras y un entendimiento equilibrado y coherente en la interpretación significa que debemos repensar algunas de nuestras tradiciones y reafirmar con claridad y convicción la base bíblica para la plena participación de la mujer en los ministerios de la iglesia. La teología bíblica fundamental de una “nueva creación en Cristo” en la cual no hay “hombre o mujer” es una poderosa afirmación del compromiso de ambos (igualdad) en el evangelio, la iglesia y todos sus ministerios. La inclusión de las mujeres entre Sus discípulos y testigos de Jesús, el derramamiento del Espíritu Santo sobre Sus hijos e hijas, y la inclusión de Pablo de las mujeres en su círculo de colaboradores en el ministerio, afirman la completa participación plena y de igualdad de la mujer y el hombre en todos los ministerios del evangelio.
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“Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio” (1 Timoteo 1:12).
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Era un sábado por la mañana como de costumbre, cuando de repente sonó el teléfono. La voz al otro lado me dijo: “Le queda poco tiempo. Mi mamá está en sus últimas horas. No sé cuál sea su agenda, pero quiero que usted oficie el servicio funeral”. Yo sabía cuáles eran los deseos de esta mujer, pues ella me lo había dicho muchas veces. Yo fui su pastora por siete años. Ella y su esposo habían sido los miembros más fieles de la iglesia. Eran personas amables y de palabras rectas. Siempre me apoyaron y motivaron, y rara vez se perdieron un servicio. Por supuesto que si mi agenda lo permitía, yo cumpliría con sus deseos. ¡Qué gran honor!
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Inmediatamente, tras la llamada, recordé muchas cosas. Había pasado mucho tiempo. Hacía 20 años que yo ya no era su pastora, pero la relación permaneció. Este es un claro ejemplo de la confianza que resulta de las relaciones que se desarrollan a través de las vivencias. El ministerio pastoral nos llama a compartir con las personas en cada aspecto de sus vidas —hasta oficar el servicio fúnebre de un ser querido. ¡Es maravilloso! Una de nuestras iglesias en el estado de Misurí tiene un cementerio en la propiedad. Recuerdo que un día caminé para ver las lápidas y pude recordar a las personas a quienes les ministré y a quienes tuve el privilegio de oficiar sus servicios fúnebres. Pude recordar vívidamente la historia de cada persona. ¡Son recuerdos preciosos! Pablo dijo: “Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio” (1 Timoteo 1:12). Debo decir que no siempre me he sentido de esta manera. A decir verdad, durante mucho tiempo me resistí. El año pasado enfrenté esta resistencia en una función a la cual asistí en un pueblo de Alabama. Una mujer se me acercó y me dijo: “Yo estuve presente en la convención cuando usted fue llamada al ministerio. Recuerdo verla en el altar, repitiendo estas palabras: “¡No, Dios! ¡No!” Efectivamente, ella tenía razón. Yo tenía 14 años de edad cuando ocurrió esto en la convención de Alabama. Mi padre era representante de las Oficinas Internacionales. El obispo A.J. Creel era el supervisor de estado. No podía pronunciar la palabra “Sí” ante el llamado de Dios. Finalmente, tras la amonestación de mi padre, hallé el valor para aceptar el llamado del Señor y le expresé mi aceptación con mis palabras. ¡Pero aceptarlo con mi corazón tardaría otros dos años! ¡Continúa siendo una jornada maravillosa!
No estoy segura por qué Dios me llamó a Su servicio, y es posible que nunca lo entienda. Sin embargo, cuando una familia me llama a servir, veo que vidas son cambiadas, y soy testigo de la libertad y el derramamiento del Espíritu Santo, le doy gracias a Dios por Su llamado. No puedo imaginar mejor vocación que ésta. El ser mujer nunca ha sido un impedimento para mí en el ministerio. Siempre he entendido que si Dios me llamó al ministerio, lo único que necesito es Su aprobación. ¿Quién tiene la autoridad para cuestionar las decisiones de Dios? He tenido muchas oportunidades de servicio en diferentes aspectos del ministerio, y he disfrutado cada una de ellas y continúo amando esta vida. Sin embargo, la pastoral siempre será algo muy estimado para mí. ¿Recuerda el llamado que recibí en Alabama a los 14 años de edad? El entonces supervisor, A.J. Creel, luego fue nombrado supervisor de Misurí, y fue él quien me envió a pastorear mi primera congregación 13 años después. ¡Los planes de Dios son maravillosos! No deje de agradecerle a su pastor, ¡dígale cuán importante es él para usted! Si usted sirve en el ministerio pastoral, dele gracias a Dios por la oportunidad que le ha dado. ¡Él lo/a eligió a usted! Cuando las personas lo llaman es debido a la relación que han establecido. Ellos confían en usted y respetan su liderazgo. ¿Quiere ver una iglesia crecer? Comience a establecer relaciones no sólo con las personas fieles, sino con las familias, amigos y demás personas a su alrededor. Nunca lo olvidarán. ¡Es posible que reciba una llamada de ellos 20 años después!
Londa Richardson Cleveland, Tenesí
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“Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la
Respondiendo al llamado
buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Filipenses 1:6).
Brittany Howard
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uando era niña y alguien me preguntaba, “¿Qué quieres ser cuando seas grande?”, mi respuesta no era la respuesta típica de una niña de mi edad. A esa edad muchos niños dicen que quieren ser “astronautas” o “cantantes”, pero yo siempre quise ser una “misionera en África”. He sentido este llamado definitivo desde muy temprana edad; pero todavía a los 22 años de edad, no se había concretado este llamado, aunque en mi espíritu yo sabía que algo estaba a punto de cambiar. A principios
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de 2014, comencé a orar y ayunar para que Dios cumpliera Su voluntad en mi vida y para que Él abriera las puertas correctas a Su tiempo. En febrero de 2014, tuve una cita divina con un doctor que realizaba viajes misioneros a África, y allí él me habló de un viaje futuro. Tras mucha oración, ayuno y confirmación, el Señor me indicó que era tiempo. El doctor formó un equipo de nueve personas, entre las cuales se encontraba Meagan Stott, una amiga de muchos años que también fue llamada a servir en África. Meagan y yo siempre
bromeábamos que un día iríamos juntas a África. ¡Nuestro Dios tiene un excelente sentido del humor! Unos meses después de haber escuchado sobre este viaje, nos encontrábamos en un avión hacia Ruanda, África. Jamás olvidaré el momento que bajé de aquel avión. Hasta ese momento, sabía que Dios tenía un lugar en Su plan para mí; sin embargo, no encontraba dónde encajaba. Fue allí, al otro lado del mundo, con personas que no conocía, que sentí que finalmente encajaba en algún lugar. El primer día fuimos a ministrar en una escuela privada cerca del lugar donde nos estábamos hospedando. Caminamos a la escuela, y recuerdo que antes de entrar, un grupo de niños nos recibió con los brazos abiertos. Todo ese día lo dedicamos a ministrarles, y ellos también nos ministraron a nosotros. Este día yo vi a Jesús reflejado claramente en los rostros de los niños. De allí salimos a otras aldeas muy pobres. Llegamos a una aldea en particular con la intención de ministrarle a los niños de una pequeña escuela que contaba con un solo salón, una pizarra y algunos pupitres. Nuestro plan era darles un pedazo de pan, algunas galletas, una pequeña bolsa de arroz y frijoles y un refresco a cada niño, pero pronto nos topamos con un problema. Al parecer se había regado la voz en la aldea de que nosotros visitaríamos la escuela, —allí habían hombres, mujeres y niños esperándonos—, y me atrevo a decir que todos estaban hambrientos. Mientras repartíamos los alimentos a los niños dentro de la escuela, había tristeza en mi corazón por las personas que estaban afuera, y pronto comencé a hacer la oración de multiplicación —le rogué a Dios que multiplicara el pan. ¡Oh, cuánto aumenta nuestra fe en los momentos así cuando lo único que podemos hacer es confiar en Dios! Tal como el Señor lo ha prometido, Él respondió mi oración. Mientras repartíamos el pan, uno de nuestros
intérpretes dijo: “Recuerden que algunas de estas personas nunca se han comido un pedazo de pan”. Cuando miré alrededor, vi a muchas personas enfermas y viviendo en la pobreza. Las vi sin esperanza, y con hambre física y espiritual. En cuanto repartimos el pan, sentí que no podía irme sin ofrecerles el pan de vida —Jesucristo. Después de presentarles el evangelio, una mujer pasó al frente y aceptó a Jesucristo como su Salvador. Es mi oración que la esperanza que ahora vive en ella alcance al resto de la aldea. Además de compartir el evangelio y repartir alimento físico en las aldeas, también tuvimos la bendición de conectarnos con los preciosos niños del orfanatorio fundado por la Iglesia de Dios de la Profecía. Uno de los momentos más memorables de este viaje fue pasar tiempo con los niños. A pesar de que han vivido circunstancias difíciles, son felices; ellos cantan y danzan. También disfrutan del compañerismo entre ellos y de las personas que los cuidan. Allí se les enseña la Palabra de Dios, y la mayoría de ellos ha recibido a Jesucristo como su Salvador. Durante nuestra visita tuvimos el honor de asistir a un servicio bautismal, donde varios de los niños mayores y uno de los miembros de nuestro equipo fueron bautizados. Sin duda alguna, el llamado de Dios es algo maravilloso, pero no viene sin sus dificultades. Muchas veces, Jesús nos llama a las aguas tempestuosas, y tenemos que tomar la decisión de confiar en Él, de salir de la barca y fijar nuestra mirada en Él. Estoy segura que cuando confiamos completamente en Dios, no tenemos temor, y aun cuando nos desenfocamos y comenzamos a hundirnos, Su mano amorosa nos rescata. Fue precisamente durante este viaje que el Señor probó mi fe. Mi plan original era estudiar una maestría en psicología, y utilizar mi experiencia en el exterior; pero un semestre antes el Señor comenzó
a cambiar mi plan y puso en mí una pasión por enseñar inglés. Tras este llamado, al igual que Pedro, le pedí a Dios que confirmara si la voz que había escuchado era Suya. Recuerdo que en una de las aldeas donde fui a ministrar me rodearon muchos niños, y detrás de ellos habían muchos adultos. Todos ellos me miraban fijamente, pero mi incapacidad de no poder comunicarme con ellos debido al idioma me puso en una situación un poco incómoda. En ese momento, sin pensarlo, arranqué una flor de un jardín y dije su nombre en inglés –flower–. Casi de inmediato todos repitieron con su acento africano la palabra en inglés. Continué haciendo esto con otros objetos, y pronto me di cuenta que les estaba enseñando inglés, y esta era la confirmación que necesitaba. La parte más difícil de este viaje fue el momento de la despedida. Aunque tenía poco tiempo de conocerlos, me sentí triste porque dejaba a los niños del orfanatorio, los administradores, los preciosos niños de las aldeas y nuestros intérpretes —eran mi familia. Sin embargo, entendí que todo tiene su tiempo y propósito bajo el cielo. Era tiempo de partir. Abordé el avión con el corazón lleno de tristeza. No obstante, hoy considero un privilegio poder compartir con otros las cosas que Dios comenzó a hacer en Ruanda durante este viaje. Alrededor de 50 almas entregaron sus vidas al Señor y forjamos relaciones de por vida. El Señor me dio un versículo clave para este viaje: “Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Filipenses 1:6). Cuando salí del país me di cuenta que recién comenzaba mi ministerio, y me emociona saber que todos somos parte de Su obra magistral. Me emociona aún más saber que este plan comenzó a desarrollarse en un pequeño salón, con una pequeña pizarra y pupitres de madera, y rodeada de niños mirándome.
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Maravillosas palabras de vida: Un encuentro inesperado con el Dios del universo
Codie Wilson Cleveland, TenesĂ
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omo terapeuta ocupacional tengo el privilegio de servirle a aquellos que requieren rehabilitación física, mental y emocional. Aunque siento que Dios me ha llamado a este campo en particular, ha habido momentos de estrés en los cuales he dudado tanto que he permitido que lo que dicen otros de mí impacte mi vida. Recuerdo una semana en particular que me sentí completamente abrumada. En pocas palabras, el amor que le tenía a mi trabajo estaba cambiando debido a la cantidad de responsabilidades y horas. Necesitaba desesperadamente más personal y no veía ninguna posible solución. De hecho, me sentía como si alguien me había encerrado en una celda oscura. “¡Solo soy una persona!”, pensé muchas veces. Sin embargo, sentía que estaba siendo jalada en diferentes direcciones con expectativas que yo consideraba imposibles. El estrés también tenía a mis compañeros de trabajo más cercanos atacándome con palabras hirientes. Sus palabras me lastimaron profundamente. Trabajaba largas horas, y llegaba a mi casa demasiado cansada, lo cual me hacía sentir como la peor madre del mundo para mi preciosa y energética princesa de tres años. Me sentía fracasada como esposa por no tener la energía para cocinar y limpiar, y atender a mi esposo como debe hacer una esposa. Estoy consciente que yo misma a menudo me pongo este nivel de expectativa y objetivos. Una noche lloré y desahogué mis frustraciones con mi esposo. Hablamos sobre la posibilidad de buscar otro empleo. Comencé a orar y a pedirle a Dios que me guiara y me diera la respuesta sobre lo que debía hacer. Había mucha tristeza en mi corazón por las palabras hirientes que había recibido y por la falta de apreciación por mi arduo trabajo. Salí en busca de otros posibles empleos pero sin éxito. Era una situación muy deprimente. Pero encontré algo de consuelo en mis pacientes. Tomé la decisión de enfocarme en ayudarlos en su rehabilitación en lugar de preocuparme por el aspecto logístico de mi trabajo. Una mañana fui a darle terapia a una de mis pacientes. Esta anciana en particular estaba sufriendo de una enfermedad reciente y de demencia. A veces ella
podía recordar a su familia, pero sufría de delirios y de la inhabilidad de seguir instrucciones para su seguridad en las actividades diarias. Como terapeuta ocupacional, mi trabajo es instruir y enseñar estrategias compensatorias a pacientes en recuperación, y entrenar al personal a cómo cuidar a pacientes con déficits cognitivos. Como parte de mis terapias decidí sacar a esta paciente en particular al jardín exterior una mañana muy asoleada. Ella estaba teniendo problemas para dormir en la noche y pensé que esto le ayudaría a estimular naturalmente su ritmo circadiano. La llevé afuera y la coloqué en la posición apropiada para comenzar los ejercicios. En ese momento, ella tomó mi mano y me miró a los ojos y me dijo algo que nunca olvidaré. “El Señor te ha puesto aquí. Él tiene un llamado sobre tu vida. No permitas que lo que otros digan de ti y de tus habilidades perjudique quién eres. Dios te llevará a diferentes lugares, pero a Su tiempo. Confía en Él y espera en Él. Él te ama y está contigo”, me dijo ella. Me quedé boquiabierta en ese momento. Recuerdo que el sol resplandecía sobre su cabellera rojiza, dando la impresión como si tuviera una aureola. Le apreté la mano y le dije: “Quizá esto parezca difícil de creer, pero creo que Dios te colocó en mi vida, y te dio esas palabras para que me las dieras”. Ella me respondió: “Y Dios te colocó en mi vida, porque haces un buen trabajo, y me tratas como si yo fuera la persona más importante”. Yo le respondí: “Realmente Dios te ha utilizado, ¡porque sabía perfectamente que yo necesitaba escuchar esto!” Parpadeando me dijo: “Bueno, nuestro Dios obra de manera misteriosa”. Luego, tan pronto como inició la conversación, así terminó. Terminé la terapia aquel día, pero en realidad era yo quien la necesitaba. Dios utilizó la fuente menos pensada para hablar directamente a mi vida. Él sabía que yo estaba vulnerable en ese momento. ¡Gracias, Señor, por cuidar de mí y por darme palabras de aliento! El Dios del universo cuida de ti y de mí. mensajeroalablanca.net 19
Cinco pasos para empoderar a la próxima generación Recientemente mientras leía un libro sobre liderazgo ministerial, me topé con estas palabras: Todo pastor sirve interinamente. Sin embargo, son pocos los ministros que han considerado esta verdad, y pocos reconocen que su tiempo como pastor un día terminará. Pero a fin de cuentas, todos los pastores son interinos, porque viene el día en el que todos tendrán sucesores en su ministerio. El prepararse para ese día —en que otro ocupará su lugar— quizá sea la tarea más difícil que enfrentará un líder y una iglesia, y posiblemente la más importante. (Next, William Vanderbloemen y Warren Bird)
Tim Coalter Presbítero General de Norteamérica
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Dios ha plantado estratégicamente en nuestra organización a jóvenes líderes que tienen un gran potencial para impactar a las iglesias, comunidades, ciudades y naciones. Así que, no podemos cometer el error de no empoderar a estos líderes dinámicos. Las Escrituras nos muestran la estrategia que Moisés utilizó para empoderar a Josué deliberada y cuidadosamente como el líder de la próxima generación. A continuación les compartiré cinco pasos para empoderar a la próxima generación: 1. Podemos empoderar a la próxima generación de líderes dándoles la oportunidad de formar parte de nuestro círculo más cercano. Cuando Moisés subió al monte Sinaí para recibir los diez mandamientos por primera vez, Éxodo 24:13 dice: “Y se levantó Moisés con Josué su servidor, y Moisés subió al monte de Dios”. Muy de seguro, Josué se emocionó al saber que acompañaría a Moisés en una parte de su viaje. Cuando Moisés descendió del monte, Josué fue el primero que se encontró con él. El líder prudente a menudo busca maneras para que los líderes emergentes participen junto a ellos de oportunidades especiales en el ministerio —oportunidades que los formarán como líderes. 2. Podemos empoderar a la próxima generación de líderes dándoles la oportunidad de dirigir. La primera vez que se hace mención de Josué en la Biblia, Moisés le dijo: “Escógenos varones, y sal a pelear contra Amalec” (Éxodo 17:9). Mucho antes de su sucesión, Moisés reconoció el potencial de liderazgo que había en Josué y lo capacitó bajo su liderazgo. Tras esta oportunidad Josué se ganó la confianza del pueblo, mientras a la vez fortalecía su confianza en sus propias habilidades.
3. Podemos empoderar a la próxima generación de líderes afirmando sus capacidades. Tras la victoria sobre el ejército amalecita, el Señor instruyó a Moisés, diciendo: “Escribe esto para memoria en un libro, y di a Josué que raeré del todo la memoria de Amalec de debajo del cielo” (Éxodo 17:14). Al hacer esto, Moisés afirmó en privado a Josué como líder. Luego, lo afirmó en público durante su sucesión, diciendo: “Y llamó Moisés a Josué, y le dijo en presencia de todo Israel: Esfuérzate y anímate; porque tú entrarás con este pueblo a la tierra que juró Jehová a sus padres que les daría, y tú se la harás heredar” (Deuteronomio 31:7). La afirmación pública y privada empodera a los líderes de la próxima generación. 4. Podemos empoderar a la próxima generación de líderes entendiendo que cometerán errores. John Maxwell acostumbra decir: “Un líder no tiene que ser perfecto para ser exitoso”. Números 11:26-29 relata la historia de dos hombres —Eldad y Medad. Ellos rehusaron ir al tabernáculo con los demás ancianos, y se quedaron profetizando en el campamento. Un joven se dio cuenta y le contó a Moisés lo que estaban haciendo. Al tiempo que Moisés recibió la noticia, Josué estaba con él y protestó, diciendo: “Señor mío Moisés, impídelos”. Pero Moisés lo reprendió sabiamente, diciendo: “¿Tienes tú celos por mí? Ojalá todo el pueblo de Jehová fuese profeta, y que Jehová pusiera su espíritu sobre ellos”. Observe que Moisés no desechó a Josué como líder por haber demostrado falta de sabiduría en dicha situación, más bien, lo utilizó como una oportunidad de enseñanza. Tiempo después,
Moisés nuevamente demostró su confianza en Josué al seleccionarlo como uno de los 12 espías que fueron a la tierra de Canaán. 5. Podemos empoderar a la próxima generación de líderes definiendo claramente nuestro objetivo. Muchos jóvenes líderes desconocen lo que es el éxito. Muchas veces ellos creen que están haciendo un excelente trabajo, pero los líderes ancianos están insatisfechos y desilusionados con su rendimiento. La tarea de empoderar a los líderes requiere que se invierta tiempo para fijar metas, definir objetivos, mantener transparencia y celebrar las victorias. A medida que se acercaba el cumplimiento del plan de sucesión de Moisés, él claramente afirmó a Josué como la persona que tomaría las riendas del liderazgo. Moisés le dijo al pueblo de Israel: “Josué será el que pasará delante de ti, como Jehová ha dicho”, y le dijo a Josué: “Porque tú entrarás con este pueblo a la tierra que juró Jehová a sus padres que les daría, y tú se la harás heredar” (Deuteronomio 31:3, 7). En un artículo reciente, Tony Morgan, presidente de Unstuck Group, dijo: “Los líderes hoy día deben estar interesados en establecer un legado más sólido para el futuro. Ya no podemos seguir siendo denominaciones e iglesias cuyos líderes solo sirven un año y después se van a otra iglesia”. Ciertamente, si el Señor tardara Su venida, ningún líder que actualmente está en una posición de liderazgo estará allí hasta el final. Como se mencionara anteriormente: El prepararse para ese día —en que otro ocupará su lugar—, quizá sea la tarea más difícil que enfrentará un líder y una iglesia, y posiblemente la más importante. (Next, William Vanderbloemen y Warren Bird)
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EL CLAMOR DE ESTA GENERACIÓN
La salud de una generación emergente depende de aquellos que están al mando.
En medio del ruido de la adoración, liberación, avivamiento, sanidad y milagros también se puede escuchar el clamor de esta generación. Ellos claman a voces, y en su clamor por una sana doctrina, buena enseñanza, buenos consejos y líderes e iglesias relevantes, manifiestan la necesidad de ser amados, protegidos, tener propósito, ser escuchados, valorados y apoyados.1 Sin embargo, muy a menudo este clamor es ignorado y ellos lo manifiestan a través de su apatía, confusión, ansiedad, inestabilidad, frustración, enojo, rebelión, y una falta de motivación, interés, confianza y lealtad.
Clamores en la Biblia
La Biblia está repleta de diferentes clamores:
Morais Cassell Albany, Nueva York
• La sangre de Abel clamó desde la tierra después de haber sido asesinado por su hermano Caín: “La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra” (Génesis 4:10).
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• Esaú clamó por la bendición de su padre: “Cuando Esaú oyó las palabras de su padre, clamó con una muy grande y muy amarga exclamación, y le dijo: Bendíceme también a mí, padre mío” (Génesis 27:34). • En medio de conflictos y ataques, David clamó a Dios pidiendo cobertura, afirmación, bendición y la liberación de su líder y mentor, Saúl: “Y David se conducía prudentemente en todos sus asuntos, y Jehová estaba con él. Y viendo Saúl que se portaba tan prudentemente, tenía temor de él” (1 Samuel 18:14, 15; 24:8-10). • Mefi-boset perdió a su padre y abuelo en una batalla, y su nodriza, al escuchar la noticia, le tomó y huyó; y mientras iba huyendo apresuradamente, se le cayó, y quedó cojo. Mefi-boset clamó desde Lodebar deseando sentarse a la mesa del rey donde pertenecía (2 Samuel 4, 9).
• Nuestro Señor y Salvador Jesucristo clamó por la condición de Jerusalén (Lucas 19:41). • Nuestro Señor y Salvador Jesucristo clamó a Su Padre celestial en el jardín del Getsemaní, reconociendo el peso de la redención por la humanidad (Marcos 14:32-42). • En Su humanidad, sintiéndose abandonado por Su Padre celestial, nuestro Señor y Salvador, Jesús, clamó en la cruz: “Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mateo 27:46). • La iglesia del Nuevo Testamento clamó pidiendo el cuidado de sus padres espirituales, y no la retórica religiosa: “Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tendréis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio” (1 Corintios 4:15).
El clamor de nuestro movimiento Frecuentemente hay clamores similares en nuestro movimiento que pasan por desapercibidos. Los Abel, David, Mefi-boset, niños y niñas sin padres en nuestros hogares, iglesias y comunidades hoy claman por una iglesia que los cuide de manera integral (holísticamente). Como líder, estoy consciente de que la salud de una generación emergente depende de aquellos que están al mando. Esto me hace recordar un viejo adagio africano que dice: “El pescado apesta de la cabeza hasta la cola”. En un estudio personal2 que llevé a cabo con el fin de escuchar el clamor de los jóvenes en nuestro
movimiento les hice una pregunta: “¿Qué esperan ustedes de sus líderes/ liderazgo?” A continuación algunas de las respuestas que recibí: • Para alcanzar a esta generación, nuestros líderes más ancianos necesitan saber cómo conectarse emocionalmente con los jóvenes —hombre, 36 años. • Honestidad —Hay cosas que se deben decir abiertamente, sea bueno o malo; organización— mujer, 29 años. • Entrenar y desarrollar jóvenes líderes; saber cuándo es el momento de pasar la batuta, y no pasarla demasiado pronto o demasiado tarde —hombre, 18años. • Orientación y dirección en nuestra jornada como lo hizo Pablo con Timoteo. Necesitan establecer metas claras —Hay demasiados líderes con visiones grandes, pero no tienen una a corto plazo que les ayude a alcanzar en corto tiempo la visión grande —mujer, 22 años. • Necesito que nuestros líderes sean más relevantes y genuinos en su ministerio —hombre, 20. • Respeto, motivación, confianza —hombre, 13 años. • Necesitamos que sean más receptivos al cambio, y que no se aferren a los dogmas tradicionales del pasado de cosas que funcionaron en su generación, mas ahora son obsoletos —hombre, 30 años. • Necesito que sean más sensibles a la voz de esta generación para que puedan desarrollar y entregar mensajes que sean más relevantes —hombre, 30 años.
Principios fundamentales para responder al clamor de esta generación 1. Los líderes deben ser saludables de adentro hacia afuera. 2. Es importante que primero evalúe la necesidad para luego aplicar el tratamiento —esto produce resultados holísticos y de largo plazo. 3. Inspeccione el resultado que espera. Haga la pregunta difícil: “¿Estoy preparado para escuchar el clamor de esta generación?” 4. Las personas son más importantes que los programas. 5. Las relaciones de mentoría son más importantes que el dinero: Invierta en relaciones a largo plazo. 6. Afirme y empodere a sus jóvenes. 7. Sea intencional y proactivo a la hora de abordar “el clamor” de esta generación. 8. Provea oportunidades de liderazgo a los jóvenes líderes. 9. Desarrolle una comunidad de cuidadores (intergeneracionales, parejas, solteros y de diferentes trasfondos). 10. Las reglas sin una relación producen rebelión.3 Las reglas con una relación producen aceptación y libertad.4 __________________ 1 Smith, T. (2003). The seven cries of today’s teens. Nashville, TN: Integrity Publishers. 2 Este estudio se llevó a cabo dentro de un contexto urbano con participantes de toda la Región Nordeste (inglés). 3 McDowell, J., & Hostetler, B. (1996). Josh McDowell’s handbook on counseling youth: A comprehensive guide for equipping youth workers, pastors, teachers, and parents. Dallas: Work Pub. 4 Cassell, Morais (Comunicación Personal).
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H
ace algunos meses me senté a conversar con el pastor de jóvenes de mi iglesia local sobre el éxodo de jóvenes que experimentamos cada año. Una y otra vez, vemos como los niños hacen su transición del ministerio de niños al ministerio de jóvenes, pero luego se desaparecen. Comenzamos a analizar el problema, dialogar sobre algunos posibles motivos y estudiamos algunas cosas que podríamos hacer al respecto; pero Dios en el proceso abrió nuestros ojos para ver el problema desde Su perspectiva.
El problema
La realidad es que ya sea que dejen de asistir físicamente o se ausenten mentalmente, cada año algunos niños no hacen la transición hacia el ministerio de jóvenes. Como pastor de niños, siento una enorme pérdida cuando un niño que ha estado bajo mi cuidado por más de 12 años se escurre en el proceso. El pastor de jóvenes, por otro lado, lamenta
el hecho de que no habrá quienes ocupen las posiciones de músicos, miembros del equipo de drama, evangelistas, servidores y más. ¿Pero qué de la transformación que Dios ha hecho en sus vidas —convertirlos en nuevas criaturas? ¿Se perderá el discipulado y la capacitación que les hemos dado? Luego de todos estos interrogantes, nos comprometimos seriamente a crear un puente entre el ministerio de niños y el ministerio de jóvenes.
¿Por qué ocurre esto?
Es muy fácil querer culpar al ministerio de jóvenes —“Si hubieran hecho…” o “¿Por qué no…?”—, pero a medida que comenzamos a investigar el problema, notamos grandes cambios que estaban ocurriendo en las vidas de estos niños, cambios para los cuales no estaban preparados: un pastor nuevo, un nuevo estilo de adoración, nuevos métodos de enseñanza, y todo en el curso de una semana. No es culpa del pastor de
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jóvenes. Mientras que algunos niños se adaptaron al nuevo ambiente, otros se sintieron desconectados.
La solución
¿Cómo podemos solucionar este dilema? ¿Cómo podemos crear un puente entre el ministerio de niños y el ministerio de jóvenes? El proceso debe comenzar con el cuerpo de líderes —todos deben trabajar bajo la visión que Dios le ha dado al pastor principal. Luego, es importante que usted dialogue con el pastor principal para asegurarse que ambos comparten la misma visión. Una vez hayan dialogado y compartido la misma visión deben trabajar juntos y con propósito. Es importante que siempre recuerde el concepto de un solo cuerpo. Invite al pastor de jóvenes y pastor principal a participar en los programas y eventos especiales del ministerio de niños. Ellos pueden servir (repartiendo los refrigerios, inflando globos, etc.), dirigir
entre el ministerio de niños y el ministerio de jóvenes
los grupos pequeños, organizar una actividad o predicar/enseñar. A medida que los niños se van familiarizando con los demás líderes de la iglesia, ellos desarrollan un sentido de conexión y pertenencia. Trabaje en equipo para planificar e implementar estrategias y eventos para las familias. Los niños se sentirán más conectados, y los ministros de niños y de jóvenes también tendrán la oportunidad de establecer relaciones positivas con los padres. Finalmente, exponga a los niños a lo que está ocurriendo en otros ministerios y provéales oportunidades para que sirvan en distintos ministerios. A continuación algunos pasos específicos que usted como pastor de niños puede tomar para que ellos se mantengan conectados después de salir del ministerio de niños: • Fije una fecha al año para celebrar un servicio de transición. Honre a los niños que pasarán del ministerio de niños al ministerio de jóvenes. Preséntelos a la congregación y
al ministro de jóvenes. Concluya el servicio con una actividad para los jóvenes y los niños que estarán haciendo la transición. • Prepare este servicio de transición por lo menos con tres meses de anticipación. • Lleve a los niños a un evento del ministerio de jóvenes. Preséntelos a los líderes del ministerio de jóvenes, y pidale a ellos que los presenten a otros jóvenes. • Planifique una salida de diversión sólo para los niños que estarán haciendo la transición al ministerio de jóvenes. Invite a su equipo del ministerio de jóvenes a participar. • Pídale a un joven que hizo la transición el año anterior que hable con el grupo que estará transicionando sobre su experiencia con el grupo de jóvenes y cómo se conectó. Como pastor de jóvenes ayúdelos a hacer la transición utilizando los siguientes pasos:
• Conecte a cada niño con un joven
activo en el ministerio. Esta relación ayudara al niño a no sentirse solo. Le dará la seguridad de que tiene un amigo en el ministerio de jóvenes que le ayudará a establecer relaciones y a participar. • Trate a cada niño como una visita. Conozca a cada uno por su nombre. Hable con él/ella sobre cómo funciona el ministerio y quiénes son los líderes. Dele seguimiento al niño para ver su progreso y cómo lo puede ayudar más a familiarizarse con el nuevo ministerio. Debido a los grandes cambios que los niños experimentan entre la niñez y la adolescencia, ellos necesitan el apoyo de tanto el ministerio de niños como el ministerio de jóvenes. ¡Únase a dirigir a los niños eficaz e intencionalmente en esta transición! Ryan Green, pastor de niños Summerville , Carolina del Sur
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Terry Barnwell Knoxville, TenesĂ
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P
ara todo discípulo de Cristo, especialmente aquellos llamados al ministerio, tener el favor y la unción de Dios sobre su vida debe ser lo más importante. En los tiempos antiguos ungir a una persona con aceite era un símbolo de ese favor. Era una expresión pública y un reconocimiento externo del llamado y la elección de Dios. La receta para este aceite de unción se encuentra en Éxodo 30:22-25. Habló más Jehová a Moisés, diciendo: Tomarás especias finas: de mirra excelente quinientos siclos, y de canela aromática la mitad, esto es, doscientos cincuenta, de cálamo aromático doscientos cincuenta, de casia quinientos, según el siclo del santuario, y de aceite de olivas un hin. Y harás de ellos el aceite de la santa unción; superior ungüento, según el arte del perfumador, será el aceite de la unción santa. Tomemos nota de los ingredientes: Mirra, canela aromática, cálamo, casia y aceite de olivas. El texto también nos da la medida que se debe utilizar de cada ingrediente. De acuerdo a la ley judaica el aceite de unción tenía que ser preparado por un boticario. Los boticarios eran médicos profesionales quienes preparaban y dispensaban la medicina; es decir, eran los farmaceuticos de la época, pero en este caso también eran sacerdotes. Esta posición de sacerdote y boticario fue también ejercida en los tiempos de Jesús. Vemos evidencia de eso en Lucas 5:14: Y él le mandó que no le dijese a nadie ¡sino ve, le dijo, muéstrate al sacerdote, y ofrece por tu purificación, según mandó Moisés, para testimonio a ellos. Si bien es verdad que los ingredientes del aceite sirven para propósitos naturales del cuerpo, también representan verdades espirituales y relacionales. ¡La palabra mesías significa ungido!
• Mirra – Esta representa amargura, sufrimiento humano
y muerte. Se utilizaba para preservar los cuerpos de los muertos. Yo creo que este ingrediente le ayudaba al sacerdote a recordar que aunque había sido “ungido”, también era humano. El llamado y la unción de Dios sobre nuestra vida no nos separa del resto de la huma nidad, más bien, nos comisiona a trabajar “entre” ella.
• Canela aromática – Este era el aroma principal del aceite de unción. Cuando un sacerdote entraba a algún lugar, no había duda de que él tenía el aceite de unción. El aroma que despedía la canela aromática servía como señal de quién tenía el rol de sacerdote. Los sacerdotes no tenían que anunciar que tenían autoridad, era evidente por el dulce aroma. Si usted ejerce algún ministerio, y constantemente tiene que proclamar y hacer cumplir su autoridad, quizá necesite evaluarse para ver si ha perdido su unción.
• Cálamo – Este era un ungüento
curativo utilizado para las lesiones y heridas. Nuestro rol principal como ministros o “sacerdotes” de Dios es traer sanidad a las vidas de las personas.
• Casia – Una corteza aromática similar a la canela, pero diferente en fuerza y calidad. La superficie de la casia es áspera, mientras que su interior es suave. Si bien es verdad que tener un rol “sacerdotal” requiere un carácter serio y firme, también debemos ser gentiles y amables.
• Aceite de olivas – Posiblemente
es el ingrediente más reconocible en el aceite de unción, y también representa uno de los elementos clave de la unción. El aceite de oliva tiene que pasar por un proceso de condicionamiento antes que se pueda utilizar. Moisés pasó ochenta años, cuarenta en Egipto, y cuarenta en el desierto, preparándose para el servicio. David pasó muchos años como pastor de ovejas, preparándose para pastorear al pueblo de Dios. Jesús pasó treinta años preparándose para Su ministerio. Recordemos que si Dios llama a una persona, también la prepara.
En 2 Corintios 2:15 dice: “Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden”. No cabe duda que algunos de ustedes tienen familiares que les llaman cada vez que se encuentran en problemas. Otros se preguntan por qué sus compañeros de trabajo acuden a ellos con sus problemas. ¿Podría ser que Dios desea despertar algo nuevo en usted? El olor grato de la unción de Dios sobre su vida es el imán que los acerca a usted. Su vida es el medio que Dios ha de utilizar para ministrarles a ellos. En lugar de orar para que se alejen, ore para que el aceite fragante de Dios, mediante el Espíritu Santo, lo use a usted para sanar a los quebrantados y rescatar a los cautivos.
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De la visión a la realidad: El jardín infantil en Rongai Tuala
KATHY GREEN COORDINADORA DE LA MANO QUE AYUDA PARA NIÑOS
Proyecto la Mano que Ayuda para Niños 2015 La pasión del pastor Philip Polo de alcanzar a los niños para Cristo a una edad temprana, a través de los ministerios de alcance, le ha permitido plantar una iglesia y comenzar el proceso de establecer un jardín infantil en Rongai, Tuala, Kenia. Este año (2015), la Mano que Ayuda para Niños trabajará con el pastor Polo y la iglesia local para establecer el jardín infantil.
Impartiendo la clase de Escuela Dominical a los niños en los primeros días de la iglesia
Servicio en la iglesia bajo carpa
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La visión En palabras del pastor Polo: “La iglesia en Rongai Tuala surgió de una pasión y compromiso por alcanzar a los niños con las Buenas Nuevas de la gracia salvífica y el amor de Dios. Nuestro objetivo es ganarlos para Cristo y guiarlos en su jornada hacia la salvación y capacitarlos para que sean agentes eficaces del evangelio a medida que van creciendo”.
El comienzo En el 2006, la Mano que Ayuda para Niños auspició un alcance en Kibera, un barrio pobre en Nairobi, Kenia. La iglesia de Rongai Tuala surgió de ese ministerio. Los miembros de la Iglesia de Dios de la Profecía en el distrito de Nairobi participaron en la ceremonia de
Servicio de niños en la propiedad de la iglesia durante el último evento de alcance el 24 de diciembre de 2014
La nueva estructura semi-permanente de la iglesia donde se ha proyectado establecer el jardín infantil
plantación el domingo, 23 de octubre de 2011. El comité de la iglesia local dedicó el templo como un centro de alcance para niños a través de su jardín infantil establecido en la misma propiedad.
El proceso de crecimiento de la iglesia Al principio, la iglesia se reunía en distintos hogares; pero poco después pudieron comprar los materiales para establecer una “iglesia bajo carpa”. En el otoño de 2012, la congregación local logró recaudar suficientes fondos para construir un lugar semipermanente, donde todavía llevan a cabo sus servicios y eventos de alcance mensual para los niños. En abril de 2014, el supervisor nacional, el obispo Cyril Odendo organizó la iglesia en su plena función. Luego de convertirse en una iglesia organizada, el comité de la iglesia local decidió continuar con la visión de alcanzar a los niños en la comunidad y solicitaron formalmente el permiso de las autoridades educativas del condado para establecer y administrar el jardín infantil.
Alcanzando a los niños en Rongai Tuala a través del jardín infantil “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” (Proverbios 22:6). Esta es una región remota y semi-árida, con condiciones climáticas bastante duras, y con muy pocas escuelas. Para llegar a las escuelas es bastante difícil debido a las malas condiciones
de las carreteras y el sistema de transporte subdesarrollado. Como resultado, los niños tienen que caminar largas distancias para llegar a las pocas escuelas que tienen disponibles. Tienen que levantarse muy temprano en la mañana y regresar tarde en la noche a oscuras, acompañados de sus hermanos mayores u otros niños de su vecindario. A veces corren el peligro de encontrarse con animales salvajes (búfalos, hienas, leones y otros) por el camino. El cansancio de caminar todos los días les impide concentrarse en sus estudios y tareas. Todas las mañanas, el jardín infantil de Rongai Tuala les impartirá lecciones bíblicas antes de las lecciones formales. Además, la ubicación estratégica de la iglesia también será de mucha bendición para los niños, pues no tendrán que levantarse temprano, ni caminar largas distancias para llegar a la escuela. Esto les dará más tiempo para que sean evangelizados, discipulados y educados en los valores cristianos de la vida.
La necesidad En este momento necesitamos los siguientes materiales esenciales para facilitar el lanzamiento y la administración exitosa del jardín infantil: pizarras blancas, material didáctico, libros para niños preescolares, pupitres para niños preescolares, armarios y equipos deportivos. También necesitamos una camioneta para transportar a los niños. ¡Sería una gran bendición! Ayúdenos con su ofrenda para que esta visión sea una realidad. ¡Las vidas de los niños en Rongai Tuala serán enriquecidas cada día!
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PERDIDA ENTRE LA MULTITUD
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están siendo perseguidos por no someterse a las demandas corruptas de su propia cultura. Como hijas del Dios Altísimo, debemos aferrarnos a nuestra integridad cristiana y no conformarnos a las agendas ocultas y deseos de este mundo. Recordemos la encomienda que nos dio Pablo: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Romanos 12:2). Cristo le dio a esta mujer un lugar de dignidad. Tercero, Cristo ignoró el prejuicio religioso de la época al darle importancia a la mujer por encima de la importancia del día de reposo. Inmediatamente después de realizar el milagro, Jesús se enfrentó a los religiosos. El principal [sacerdote] de la sinagoga reaccionó con indignación porque Jesús había sanado a una mujer en el día de reposo, y le declaró al pueblo presente diciendo: “Seis días hay en que se debe trabajar; en éstos, pues, venid y sed sanados, y no en día de reposo” (Lucas 13:14). Muchas veces nuestros propios prejuicios limitan la obra de Dios. Creemos que nuestras propias experiencias son las que deben dictar la manera en que Dios debe obrar en medio de Su pueblo. Yo he sido testigo de esta religiosidad durante la ministración en el altar, —desechamos la oración del que preside porque
no cumple con nuestros estándares religiosos. Pablo nos recuerda claramente diciendo: “Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad” (Filipenses 2:12, 13). Ninguna mujer debe permitir que la religiosidad de la época defina su vida. Cristo no sólo sanó a la mujer, también le dio dignidad y un lugar de justicia sobre el cual descansar. En el verso 16, Cristo le recordó al principal de la sinagoga los derechos familiares y privilegios que ella tenía. Ella era hija de Abraham, por lo tanto, tenía derechos y privilegios como un miembro de la familia. Jesús la llamó “hija de Abraham”. A través de la Escritura encontramos referencia a los hijos de Abraham y simiente de Abraham, pero en esta historia neotestamentaria encontramos a Jesús llamando a la mujer “hija de Abraham”. Él la restauró y le dio un lugar en la familia. ¡Qué gran fortaleza podemos ver en esta mujer! Como hija también le dio libertad para que estableciera una relación personal con el Padre. Cristo le dio un lugar en la familia con todos los derechos y privilegios. Finalmente, Cristo le dio libertad para descubrir su propósito en Él. Ya no había excusas para esconderse. Ella había sido liberada de todas
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las restricciones y excusas que le impedían estar completamente en el plan de Dios. Ella se acercó a Jesús herida y encorvada, y Él la transformó. Sus ataduras fueron erradicadas y debía caminar erguida y segura de la libertad que Cristo le dio. Él nos ofrece esta misma libertad a cada una de nosotras. ¿Por qué Jesús expone nuestra vulnerabilidad? ¿Por qué usa nuestros fracasos y heridas como ejemplo? Él nos ama tal y como amó a esta mujer —tanto así que no quiere que permanezcamos en un estado de estancamiento y amargura. Él no nos ha llamado a vivir vidas “encorvadas” por las heridas sufridas en el camino. Él es quien nos endereza y nos da poder y un sentido de dignidad, libertad y valor. Tal vez esta historia en Lucas representa lo que Jesús, más que cualquier otra persona, ha hecho y está haciendo por las mujeres. Él vio a una mujer encorvada, incapaz de caminar derecha, y la liberó de su enfermedad. Ella encontró en Él un lugar seguro y fuerte sobre el cual apoyarse. Como siervas del Señor, hemos sido llamadas a salir de nuestro escondite en medio de la multitud para convivir, confiar, descansar, recibir poder y propósito. Hoy más que nunca, debemos acudir a Él para que nos dé la fuerza y el valor necesario para salir de la multitud y confiar en Él. Él es nuestro fundamento sólido; Él es nuestra confianza, y Él nos llamó para este tiempo y propósito.
Marsha Robinson Cleveland, Tenesí
Mujeres que lloran
La famosa modista, diseñadora y fundadora de la marca Chanel de joyería, cosméticos, carteras y fragancias, Coco Chanel, dijo en una ocasión: “Si estás triste, si tienes roto el corazón, levántate, vístete y maquíllate. Los hombres odian a las mujeres que lloran”. Recientemente estas palabras resucitaron en una nueva campaña publicitaria. Sin embargo, sospecho que a los representantes de la marca Chanel no les importa si las mujeres lloran o no. Todo lo que buscan es que las mujeres compren su producto — supuestamente para lucir felices porque los hombres odian a las mujeres que lloran. Ningún producto o pieza de ropa puede ocultar lo que hay en el corazón. Puede que haya ocasiones en las que estas palabras sirven de algún aliento; sin embargo, Dios no odia a las mujeres que lloran. Dios es amoroso y se acerca a los quebrantados de corazón. De hecho, dice la Biblia en Jeremías que Él llamó a algunas mujeres a hacer lamento por la destrucción y ruina la tierra. Ellas oraron, lloraron y gimieron.
Dios creó a la mujer. Él sabe que somos seres sensibles y que tendemos a expresar nuestras emociones. Él nos utiliza tal y como somos. Hoy más que nunca debemos orar constantemente. Tal como nos dice el pasaje a continuación, la muerte ha infiltrado nuestros hogares, y nuestros niños y jóvenes corren peligro. Estamos viviendo tiempos peligrosos. Muchos lugares alrededor del mundo, además de su vecindario o comunidad, necesitan desesperadamente de nuestras oraciones. ¿Está usted dispuesta a aceptar este llamado? ¿Ve usted la necesidad? ¿Está usted dispuesta a enseñarle a otras mujeres a gemir con dolor? “¡Oh, si mi cabeza se hiciese aguas, y mis ojos fuentes de lágrimas, para que llore día y noche los muertos de la hija de mi pueblo!...Así dice Jehová de los ejércitos: Considerad, y llamad plañideras que vengan; buscad a las hábiles en su oficio; y dense prisa, y levanten llanto por nosotros, y desháganse nuestros ojos en lágrimas, y nuestros párpados se destilen en aguas. Porque de Sion fue oída voz de endecha: ¡Cómo hemos sido
destruidos! En gran manera hemos sido avergonzados, porque abandonamos la tierra, porque han destruido nuestras moradas. Oíd, pues, oh mujeres, palabra de Jehová, y vuestro oído reciba la palabra de su boca: Enseñad endechas a vuestras hijas, y lamentación cada una a su amiga. Porque la muerte ha subido por nuestras ventanas, ha entrado en nuestros palacios, para exterminar a los niños de las calles, a los jóvenes de las plazas. Habla: Así ha dicho Jehová: Los cuerpos de los hombres muertos caerán como estiércol sobre la faz del campo, y como manojo tras el segador, que no hay quien lo recoja. Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová” (Jeremías 9:1, 17-24). Ha llegado el momento. El Señor está llamando a las mujeres. Él llama a las mujeres a llorar y orar por todos aquellos que no Lo conocen y para que la tierra sea llena de todo lo que le agrada a Él —a bondad, justicia y rectitud.
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