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SAN JUAN POR DENTRO

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POLITÍCAS.

POLITÍCAS.

Aburrido, pues aquí donde ustedes me ven, me aburro soberanamente, resolví ir á la plaza, que es, de los sitios públicos de San Juan, á donde se puede ir con menos exposición.

Tomé asiento en uno de los baneos de cemento, que es lo que único se puede tomar sin dinero y díme á contemplar los encantos de las arrebatadoras sílfides, que al son de una danza, por cierto más vieja que el pan de Mallorca, discurrían de un extremo al otro de la plaza.

La perfumada brisa, mecía suavemente las hojas de los arbustos que circundan aquel sitio de recreó y selenia, la melancólica viajera del espacio enviaba sus argentados rayos sobre la tierra.

Dejadme respirar y permitidme que saboree el parrafito que acabo de escribir.

¡Sublime!

Pues bién, apenas acababa de encender un tabaco y contemplaba entusiasmado como el hima subía.en caprichosa espiral, cuando siento que4 mi lado, sin pedirme permiso siquiera, se desplomaba el formidable cuerpo de una respetable anciana, .vulgo vieja, si ustedes no lo han á mal. Acompañábala una jovencita de ojos glancos, aunque un tanto bizca.

Mamá, dijo la niña, que tenía voz de clarinete desafinado, díle á ese caballero que se escurra un poco para allá.

El caballero, por si ustedes no han caído en ello, era un servidor.

Escurríme , y un galán joven sentó plaza al lado de la niña.

La vieja me miraba de hito en hito, hasta que al fin, usando de la confianza que inspira la proximidad, me dijo:. No son .¡mas que amigos. El la pretende haee mucho tiempo.

Todavía ella tenía traje corto y ya él le hacía la rueda:

Pero ella nada. Cada vez más resestía.

Oigala, 6igala.

Y efectivamente: cuando la vieja dejaba de atormentarme, se percibían claramente estas expresiones de la niña:

Jesús hombre Me crees que jeyo.

Ya ve usted, añadió la mamá,de ese tajo no hay quien la saque, y sacandó con disimulo la mascadura la guardó en la faltriquera.

Selenia seguía envidiando á la tierra sus argentados rayos, las estrellas titilaban en el firmamento y la perfumada brisa movia suavemente las hojas de los arbustos.

Si, mialma, dijo el enamorado amante en un momento de supremo entusiasmo, y si se oponen á nuestra felicidad, si se empeñan en nublar el cielo de nuestra dicha no queda otro camino, nos vamos.

Pues caballero, dijo la vieja levantándose, que usted lo pase bien.

Y se fueron los tres.

» Z *

Al dia siguiente encontré en el bolsillo de mi pantalón la mascadura de la vieja.

¡Había equivocado la dirección!

* KX *

La danza dejaba oir. sus armoniosos acordes, las sílfides discurrían de un extremo al otro de la plaza, y yo pensaba para mis adentros: cada cuál es feliz á su manera: los enamorados diciéndose dispara-tes, la vieja mascando tabaco y yo escribiendo estas cuartillas con menos gracias que un huevo sin sal.

Juan Del Pueblo

Ultima Rima

Yo he soñado en mis lúgrubes noches, - en mis noches tristes de penas y lágrimas, con ún beso de amor imposible, sin sed y sin fuego, sin fiebre y sin ansias.

Yo no quiero el deleite que enerva, el deleite jadeante que abrasa, y me causan hastío infinito los labios sensuales que besan y manchan.

¡Oh mi amado, mi amado imposible, mi novio soñado de dulce mirada! cuando tú con tus labios me beses, bésame sin fuego, sin fiebre y sin ansias.

Dame el beso soñado en mis noches, en mis noches tristes de penas y lágrimas que me deje una estrella en los labios y tenue perfume de nardo en el alma.

JUANA BORRERO

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