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CARTAS

CARTAS

dades de la moda. 1Mira, el sombrero chantecler vá decayendo visiblente. Podría decirse que ya la mujer no quiere llenar la cabeza con pájaros. Se han hecho muchísimos chistes con el chantecler y la faisana y el mirlo y el gallo de pe.lea. Elingenio ha sido picante. ha sembrado un camino de punzantes picardías, que han originado el odio hacia la moda. El hombre ha sido cruel...... me parece que como lo es siempre. A la mujer nunca le perdona nada. Y como ahora hizo gala de una obra de genió para marco y adorno de un capricho, se ha revuelto contra ella mordiéndola en su delicadeza. lLa mujer no debiera jamás fiarse del hombre. Hasta la hace víctima con esas mismas puerilidades, pues dire l en tono de alma superior que son el pan del corazón femenil que la mujer eiige para su inocente entretenimiento. Aplaudió la aplicación de aquella fastuosa explosión del genio francés, cuando la mujer que en todo y siempre es la primera en el aplauso y el entusiasmo, hizo de un símbolo un adorno, y después ¡cuánto se rió de ella! No, no es caritativo el hombre. Donde más se conoce es en snus relaciones de hombre galante con la mujer en sociedad. Parece que lleva la palabra bendita y santa y la mirada hermana y caritativa, y la inquietud por la explosión íntima de la risa, que le cosquillea, se le conoce en el formulismo de la palabra cumplimentera 'y en la inconstancia de su volubilidad jamistosa y atención cortés.

Nadie se admire como el hombre social del adorno y de la galanura femenina. y nadie como l es tan pronto á la sátir:., tan propicio al epigrama, al retruécano. Nadie alaba como él, siempre cumplimentero, y sus doblez le denuncia y le vendeChantecler señala en la triste etapa uno de los grandes rencores del corazón feme- nino, si ese corazón fueraggapaz de rencoA la mujer la mata el corazón. Su cerebro, su espíritu es corazón; piensa con su sangre y respira cón el isócrono golpeteo que va marcando el desfile de infinitas ilusiones...... El hombre devora en ansias de un capricho, .y ja mujer ama con ese corazón que no conoce otro camino que el del amor, ama la mano que la hace víctima, y esa mano cruel la hbesa siempre riendo pero esta carta ya es larga. Hsta otra. Tuya, con un beso.

CONDESA DE A LBANY

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