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ESTAN VERDES

ESTAN VERDES

conocida. Algunos días antes de expirar-los tres meses, se levantó por la noche,se revolcó en medio del campo de lentejas y fuese á dormir tranquilamente.

Al otro día le dijo al diablo:

Ayer noche una enorme bestia negra entró en tu campo y aplastó muchas plantas de esa hierba que sembraste. Si quieres creerme, vigila con cuidado porque si no te vas á quedar sin brizna.

No faltaré y te agradezco el aviso.

Llegada la noche fué el diablo á emboscarse cerca del campo y San Crispín se revolcó en un gran montón de plumas, después de haberse sumergido en uu tonel de melaza Así disfrazado, entró en el campo.

El diablo no reconoció al santo y fué grrnde su sorpresa al ver que un animal de fea catadura se revolcaba sobre las lentejas.

¿Qué bestia es ésta que viene á echar á perder mis lentejas? exclamó el diablo, huyendo atemorizado.

San Crispín sabía lo bastante. Corrió al río para despojarse de la melaza y las plumas luego marchó á su casa y se acostó.

Al otro día fué el diablo y le dijo: i¡Oh!, pues entonces, es preciso no-equivocarse....El tercero: ¿lentejas?

Han pasado ya los tres meses, Crispín, y vengo á preguntarte el nombre de la planta que sembré en el campo.

¿Viste la bestia anoche?

No te pregunto eso. ¿Sabes el nombre de la planta?

Tal vez. Voy á decirte tres nombres. Si entre ellos no está el verdadero, el campo es tuyo....El primero: es ¿lino?

No es ese, ¡pobre Crispín!

El segundo: ¿alfafa?

Tampoco. El campo es ya casi mío.

Me venciste. Adiós, Crispín; el campo es tuyo. Eres más astuto que yo.

En la calle:

Señor doctor, no sé lo quesiento al verio. Me ha dado usted la salud, le debo lo vida: no sé cómo pagarle.

No: usted lo que me debe son mis honorarios y esos se pagan con monedas.

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