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A LA VENERADA MEMORIA DE DON SALVADOR BRAU

APARTE de los excepcionales méritos que adornaban al ilustre portorriqueño que acaba de bajar a la necrópolis, como patriota glorioso e intelectual eminentísimo, descollaba por encima de todas esas grandes virtudes, la virtud cien veces más estimable y laudatoria que ninguna: EL CIVISMO.

Donde quiera que exista un ascendiente de la familia Fernández Juncos, que es la propia familia del que estos humildes párrafos hilvana, habrá un corazón agradecido que sentirá la muerte de Don Salvador como la de uno de sus propios familiares, más queridos y venerados.

Sus múltiples acciones de franca generosidad y de compañerismo sin dobleces, cuando era poco menos que un pecado mortal el ser amigo del director de ZEl Buscapié, le hicieron acreedor a la estimación cariñosa de toda nuestra familia.

Cuando la pena y la inquietud, por efecto de la persecución insidiosa y tenaz de aquellos gobernantes tan funestcs para Puerto Rico, se cernía insistente y abrumadora sobre el hogar de la familia de Fernández Juncos, don Salvador Brau y con él media docena

Un pensamiento

A la memoria de don Salvador Brau

¡Oh, musa del Dolor, presta a mi estro una expresión de duelo tan sentida, que traduzca de mi alma conmovida su pena, ante la muerte del Maestro!

Poeta, historiador, sabio y patriota, fué un ejemplar de honor y civismo, y en la arena triunfal del periodismo dar siempre supo la más alta nota.

¡Genio de luz, cuyo esplendor fecundo se apaga, como un sol ee tanta lumbre ha vertido a su paso por el mundo, deja que, deslumbrado, alce mi acento y, en medio de mi honda pesadumbre, ponga sobre tu fosa un pensamiento! más de portorriqueños valientes y generosos, trasponían diari:mente los imbrales de la redacción del Zuscapié, identificándore en absoluto con la política y las ideas que, a manera de breviario de aquella vigorosa generación de defensores del honor de su patria iba exponiendo don Manuel Fernández Juncos a la consiceración de la amada patria de su amable compañera y sus queridos hijos, patria que él consideró siempre como suya, en las columnas de aquel viril periódico, por espacio d veinticinco años consecutivos.

ARNANDO ESTEVA.

Don Salvador Brau, más bien que un bnen amigo, fué siempre un buen hermano nuestro. Un mismo hombre en los instantes de dolor, un mismo corazón en los pocos instantesde alegría que disfrutábamos.....

Por ello, cuando la anciana esposa de don Manuel Fernaniez Juncos supo, allá en Bayamón, la infausta nueva, llamó en seguidi a su hijo el doctor Fernandez Náter y le dijo: <Hijo mío, acoba de morir Salvador Brau, un buen portorriqueño y uno de los más leales amigos de tu padre: toma, ve al entierro y llévale este ramo de flores.>......

ANTONIO BLanco FERNANDEZ.

Mi ofrenda

A la memoria de Salvador Brau. Del patrio lar en el nativo lecho, En pugna de titán nacíó tu gloria, I trazaste un poema de victoria En páginas de honor, luz y derecho.

Fuiste patriota y de tu amor, deshecho En bárbara opresión. grabó la historia, Para dar más relieve a tu memoria, Los arranques viriles de tu pecho.

De tu labor otreces en tu ausenciz, En galardón a un pueblo que te admira, Rayos del alma, acordes de una lira,

I un corazón forja&o en la clemencia, Que opresa grey por redención suspira,I te guarda un tributo en la conciencia.

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