El Modernismo: La Prosa (1972)

Page 1


EL MODERNISMO: LA PROSA

Por

Modesto Rivera

CICLO DE CONFERENCIAS

SOBRE LA LITERATURA DE PUERTO RICO

San Juan, Puerto Rico

1972

El · modernismo. La prosa

Dtrtcbo& i1t publicaci6n rtstroados

INSTITUTO DE CULTURA PUERTORRIQUEÑA

San Juan de Puerto Rico

Esta conferencia fué dictada por su autor el 23 de mayo de l958 , en el Instituto de Puertorriqueña.

El doctor Modesto Rivera obtuvo la maes· tría en . estudio8 hispánicos de la Universidad de Puerto Rico en 1947. En 1952 recibió e] docto· rado en filo sofía y letras en la Universidad Nacional Autónoma de México.

De 1933 a 1938 fue uno pe los colaboradores de la profe sora Car men Gómez Tejera en la preparación del Programa d e lengua y literatura españolas. Es autor del estudio Conceptos y del costumbri s mo en Manuel A . Alon so- Pacheco (El Gíbaro) (1952) .

El doctor Rivera , qt\ien en seña español en l a Univer sidad de Puerto Ri c o, es coordinador de la Ofici na de publicac i one s e impr es o s y del Pr ogram a de orient a ción de la Facultad de Est udio s G e nerales.

Printed in Spain

Impre so en Es p añ a

Imprime: , M. Pare j a - Montaña, 16 - Barce lona ---

EL TEMA

l. Hablar de la expres1on eu prosa, manifiesta durante el movimiento modernista en Puerto Rico, presupone audacia en quien no es un· especiali sta en asuntos nuestros, ni posee el ta·· lento crítico y la visión profunda, abarcadora de todos los factores determinantes de lo que llamamos una literatura puertorriqueña. A la iniciativa de los animadores de estas actividades de cultura; debo la honorosa designación que me confía este trabajo; · y a la sugestión decisiva de algunos compañeros, debo, tanto como · mi propia determinación, ese último desplazamiento de la voluntad, que siempre hace falta para vencer temores en pugna con sentimientos y que ahora me lleva a esta breve exposición. Por eso, con simpatía y cautela, me acerco al tema.

CLIMA ESPlRITUAL

2. Nuestro siglo XX, en sus comienzos, s ufr e la influencia de tres hechos hi stór i cos concre to s, le gados d e l final momento del si glo XIX : una inva sión militar y un cambio de soberanía polí-

tica, un ciclón y una nueva estética literaria. Los americanos de los Estados Unidos del Norte lJegan a nuestra Patria el 25 de julio de 1898. Infortunio militar y político que nos sacude cuando apenas disfrutamos de la autonomía que nos concede España ( 1897), tras lucha de muchos años. Esta guerra de expansión y comercial da libertad política a Cuba; mientras el destino de Puerto Rico queda aún ligado al de los Estados Unidos de Norte América. Ocurre la invasión y con ella se va la autonomía (octubre de 1898). Muchos puertorriqueños se sienten optimistas y esperanzados; no ocultan sus alegrías y simpatías ante Estados Unidos, como pesimistas se habían sentido ante España.· Mas tampoco faltan numerosos puertorriqueños que no se solidarizan nunca con el invasor. El resentimiento aviva las discrepancias entre diferentes gru,pos de opinión. A la desorientación general que surge en estos momentos se incrementa la agravante de las divisiones de criterio. La mayoría de las clases populares, el cam• pesino, el jornalero, el artesano, ignorante de la trascendencia del momento, no hace - no está en condiciones de hacer mássino reflejar la confusión de los estratos superiores (1).

Aumenta el dolor. Se extiende la confusión cede valores en la que los elementos éticos y los estéticos se mezclan sin encon· trar direcciones decididas». Las dos primeras déca"das son de indecisión política, social y económica. El devastador ciclón de San Ciriaco - 8 de agosto de 1899 - arrasa la Isla; y esto es motivo de ruina y miseria. Nuestra endeble economía, entonces fundamentalmente agrícola, queda destruída. Durante ese año y los cinco siguientes más o menos, el desarrollo comercial exiguo ya, como resultado de la guerra hispanoamericana, decrece notablemente. Gran parte de la población queda a merced de la caridad del ejército invasor. La invasión y el ciclón alteran el devenir histórico y destruyen el ritmo de nuestra vida : aquélla, la organización política, éste, la estructura económica (2).

Profundo es el resentimiento producido por la invasión militar; y por el cambio de rumbo que trae la pérdida de la autonomía y la separación de España. El pesar de esta acción se acentúa cuando los escritores de 1914-1917 evocan aquel momento, en medio de la crisis de la guerra mundial. De esta expresión varia· dos ejemplos pueden citarse. En 1914, Luis Samalea Iglesias

(1888-1938), periodista y escritor de prosa fina - modernista en su expresión y actitud ante el momento que vive -, escribe un corto ensayo que titula Ronda de Epopeyas: El mes de julio ante la historia. El tema - el más concurrente del momento - es la libertad política de los pueblos. El motivo, las gestas del mes de julio. Alude a los derechos del pueblo, proclamados por los constitucionalistas franceses : los hombres nacen libres e iguales en derechos; y a la independencia de los Estados Unidos del Norte : consignación de la libertad y democracia. Ante esas magnas epopeyas del pueblo, Samalea Iglesias cierra los ojos. Piensa en el destino de los otros pueblos. Y afirma que cela mayor de las imposturas es querer gobernar a los hombres tal cual si fueran un rebaño de ovejas».

ccUna guerra injusta y desigual - afirma en el citado ensayo Samalea Iglesias :....:...: que una misteriosa voladura hizo estallar, entretejió la más irónica de todas las epo· peyas. Fué un rictus de ironía en que su pueblo, cccomo una cortesana, abrió sus brazos y recibió, entre flores, al seductor>), Fué un instante en que la imaginación cabalgó en las alas verdes de una esperanza. Y la e s peranza se perdió en las brumas de la línea que divide mar y mientras el invasor halló, en Jos mullidos cojines aterciopelados, de los palacios, cómodas posturas para sus posaderas y má s cómodas po siciones para sus pies sobre los mármole s de la s mesas : Don Quijote huyó de la sala de los espejos, para ir se a los bohíos. Y en los bohío s vive todavía.>> ...

ccLa voz prof é tica de Jo s autonomistas ultramarinos perdida en las salas del Trono y la codicia satá nica de una república imperiali s ta despojaban a la Corona de España de sus pose siones americanas... Y Puerto Rico pasa - al poder de los Estados Unidos... De entonces a nuestros días... ¡cuántas manifiestas injusticias, productivas ellas, en hora bendita, de esas manifestaciones, tan terminantes cuan públicas, de independencia, hechas por el país puertorriqueño !

.. Puerto . Rico es un pueblo sin vida política. En el momento en que se hundía, en las aguas de La Habaná, el Maine, parece también que se _hundía el porvenir político de Puerto Rico He ahí Ja interrogación que ofrece la irónica epopeya .de Guánica>>' (3).

A partir de entonces la civilización y cultura nuestras se integran y viven de nuev<>s elementos materiales y espirituales : fuerzas extraterritoriales - siempre presentes - y- cuyo impacto vital nos horada entrañablemente y nos mueve tierra adentro en busca de nues!ra personalidad, de nuestra expresión, del yo inmanente. De ello provienen, como en toda civilización de origen y vida colonial, las anomalías de nuestro proceso colectivo, repercutiendo, como es lógico, en los fenómenos. literarios.

La guerra Üquida la tutela española, pero no la casta y el espíritu de partido que esa tutela representaba. La misma dualidad de intereses y pasiones predominantes durante la segunda mitad del siglo XIX - liberales y conservadores, autonomistas, anexionistas y separatistas - perduran aún y se ·dehattm en los años transcurridos del actual sigio ; y paralelamente, a lo que ocurre en la historia política y social, nuestra historia literaria de comienzos del siglo XX se divide en dos grandes facciones, que no cesan de existir y combatirse. En suma, el puertorri-queño no ve clara l a situaci ón. Unos desean volver a sus raíces hispánicas, otros prestan su colaboración al nuevo ·régimen. De todos surge un grupo que se ·orienta en el sentido de realizar un .examen de los orígenes y valores patrios, de trabajar, en fin, con sentido nacionalista y espíritu antiHano e hispanoamericano, panamericano y cosmopolita.

Los acontecimientos citados crean en Puerto Rico, cuando se inicia el siglo, un ambiente poco favorable para el arraigo de las renovadoras corrientes finiseculares. Sin embargo, en la segunda década del siglo XX, la ªP!\!-"ición de una nueva época puede advertirse plenamente en nuestra corta historia literaria. Es el apogeo de nuestro modernismo : ccMovimiento literario que a nuestro juicio - afirma Enrique Laguerre - tiene cuatro características esenciales : el impulso innovador que llevó hasta la propos ición de nuevas teorías poéticas, y al interés en _el desarrollo artís-

tico ; la afirmación de una conciencia espiritual puertorriqueña que ahondó en lo indígena, en lo criollo y en lo iberoamericano; el . predominio del · ¡¡entimiento romántico dentl'o del carácter ecléctico del modernismo; y la diversidad de estilo entre los poetas principales» ( 4). Sitúa el profesor Laguerre la iniciación del movimiento en el año 1911, con la presencia del poeta Leoncio Martínez, venezolano deportado y animador cultural de las letras entre . los jóvenes escritores, colaboradores de la revista _f;l Carnaval; · e indica su apogeo entre los años 1913 a 1916 (5). No Óbstante, en esta síntesis histórico-literaria consideramos como época del movimiento desde el 1907 a , 1921: desde Isla de arte. de ]félix Matos Bernier, hasta el diepalismo, movimiento efímero iniciado por José l. dé Diego Padró (1896) y Luis Palés Matos (1899-1959). El primero señala el logro de la mejor obra de Darío; y el segundo, la .aparición del Libro de Poemas, de García Lorca.

Y RUMBOS

3. Hasta antes de la aparición de este movimiento renova'dor, nuestros escritores reflejan generalmente, con algunos matices y .diferencias, las tendencias literarias que reciben de España y, algunas veces, de Francia. También en la literatura francesa encuentran los escritores modernistas las fuentes de la renovación y, en menor grado, en algunos otros escritores de distintos países. De Francia reciben las enseñanzas de las más recientes tendencias : el parnasianismo y el simbolismo. Del primero aprenden el culto <le la forma «que aspira a poseer la perdurable belleza de los mármoles y la precisión justa de los esmaltes. Del segundo, el gusto por la música de las palabras, por. las sugerencias, · por los matices y por la libertad formal. Pero también el refinamiento y la exquisitez, la búsqueda de sensaciones nuevas y mórbidas, el -cosmopolitismo y el individualismo aristocrático». Sin embargo, no todas estas nuevas tendenc ias tienen acogida en sendero cultu.ral y espiritual de la sensibilidad puertorriqueña, en muchos casos, más cerca del pensamiento de Jos hombres del 98 español. Tampoco logran hacer desaparecer el romanticismo. En Puerto Rico, C!omo en la América española, el romanticismo tiene raíces muy

profundas. No . es un a simple imitación de las corrientes literarias europeas. La dinámica romántica surge de las. condiciones mismas de la ·Colonia. Pues de aquél perduran la propensión sentimental, el exotismo, el culto del yo y el afán de . libertad en la expresión. Y aún habría que añadir a estos elementos las aportaciones origi- . ·nales, los matices, que los escritores puertorriqueños, como los demás hispanoamericanos, imponen a las formas exóticas ; la renovación de la prosa, que abandona mucho de los elementos retóricos en busca de mayor agilidad, brevedad y agudeza, finura de matiz. elegancia, delicadeza, aunque quebrantando a menudo las normas gramaticales; y en Íip, todas las características individuales de cada escritor, tan diversas entre sí. .} , El modernismo en Puerto Rico es una estética frente a los parnasianistas ( 6). La reacción parnasiana ,realiza un retorno a lo impersonal. La tentativa de los parnasianos conduce más bien a esconder ideas y sentimientos ardorosos, detrás de una belleza glacial. Nada más lejos de nuestra realidad. El puertorriqueño quiere ser, quiere expresar lo que siente, piensa y es. De ahí que en muchos casos lo mejor de .su prosa en este período se halla más cerca - en ideología y sensibilidad - de la generación del 98 español; aunque no faltan escritores · que ensayan la prosa poética o el preciosismo, algo tenue o vaporoso. Un examen de las revistas publicadas durante el decenio segundo de este siglo y de las obras escritas dentl'.o del espíritu renovador, nos revela no sólo los gustos y preferencias literarias, sino también las influencias estéticas y preocupacio_nes temáticas. El mapa comprende Asia, Europa y América: Omar Kayyam (S. XIn, escéptico y pesimista; Hermano Sudermann (1859-1928), dramaturgo y novelista de recia pro sa; Gerardo Hauptmann (1862-1946), autor de dramas sociales; Enrique lbsen (1828-1906) , profundamente humano en su teatro de ideas, realista; Gilbert Keith Chesterton ( 1874-1935), novelista y brillante crítico li-.:erario y artístico; Osear Wilde ( 1556-1900), dramaturgo, exquisito ,. narrador y poeta; John Galsworthy ( 1867-1933) , novelista y dramaturgo, penetrante en el estudio de los problemas e injusticias socia- . les; Bernard Shaw (1856-1950), espíritu singularmente paradójico, satírico , socialista , que predica la verdad sin patetismo y defensor de Ibsen y W agner ; Eugenio Brie.ux ( 1858-1932), quien trata en

sus comedias los más graves y delicados aspectos sociales; Romain Rolland (1868-1948), prosista, conocedor agudo del hombre y sus pasiones; Gabriel D'Annunzio (1863-1938), de exquisito lirismo, prosista de riquísimo lenguaje de gran variedad, fuerza V armonía expresivas; Tomás Marinetti (1876-1944), el del manifiesto del futnrismo; Mauricio Maeterlinck (1862-1940), de <.!ramas fantásticos y breves, de ilelicadas fantasías y figuras y ambientes de ensueño; Angel Ganivet (1862-1898), hombre lleno <le inquietudes, que advierte un concepto crítico, pero positivo, de la historia y cultura españolas; Miguel de Unamuno (1864-1937), espíritu eternamente joven, gran luchador en constantes polémicas literarias y políticas; gran conocedor del idioma, prosista y poeta de estilo apasionado, vehemente; Azorín (1874), conocedor de los campos y pueblos castellanos, evocador de sus costumbres y paisajes, de estilo de frases cortas, yuxtapuestas o coordinadas; Antonio Machado (1875-1939), que lleva a su poesía la pre.ocupación patriótica del noventa y ocho; Ramón M. del Valle-lnclán ( 18691936), de tono místico legendario, humorístico y caricaturesco, evocativo y nostálgico; Ruhén Darío (1867-1916), el maestro, de elegancia frívola en la prosa de Azul, y médula y fuerza incitadora del movimiento modernista; Francisco Villaespesa ( 18791936), de estilo efectista y musical; Emilio Carrere (1880-1947), traductor de Verlaine, y preocupado por los temas de la vida bohemia y sentimental; Juan Ramón Jiménez (1881-1958), espíritu doliente y sentimental en constante depuración superadora, en la que la imagen y la metáfora ocupan el plano superior de la creación; José Enrique Rodó (1871-1917), relevante figura en la prosa mo dernista, sutil y rica en color y matiz; Enrique Gómez Carrillo ( 1873-1927), conocido por sus crónicas de París, de prosa simp le, sencilla y llena de gracia; Rufino Blanco Fombona (18741944), poeta, cuentista y novelista, historiador, crítico y cronista de prosa ágil. Miguel de Cervantes y Gustavo Adolfo Bfcquer dan la tónica en esta «sagrada selva» del intelecto; y W alt Whitman y Edgar Allan Poe completan el mundo de las influencias literarias. Mientras tanto, el wagnerismo en música, el impresionismo en pintura, el nietzschismo en filosofía, dan su ayuda al fermento de las nuevas teorías literarias . ..

En Puerto Rico, gener.almente cuando hablamos del modernismo, en términos de verso-poesía; y, no, en prosa-poesía. Exigua o casi nula es la crítica y el estudio de la expresión en prosa en esta última dirección. La prosa con fines estéticos en Puerto Rico no forma núcleo literario hasta segundo tercio del siglo XIX; y-sus primeras manifestaciones en este sentido fueron menos frecuentes que las del verso (7). La historia, la prosa doctrinaria, la oratoria, el periodismo y la erudición, disciplinas que no pertenecen estrictamente al campo de las literaturas en el sentido de la creación estética, tienen un desarrollo considerable en el último tercio del pasado siglo y las primeras décadas del actual. Muchos de estos escritores son políticos, que hacen de sus obras armas de combate. Algunos son tan sagaces pensadores y sociólogos como admirables escritores, dueños de un estilo eficaz y preciso: Eugenio María de Hostos, José Julián Acosta, Ramón Baldorioty de Castro, entre otros.

EL PERIODISMO Y LA PROSA

4. El periodismo forma el grupo de prosistas que lega el siglo XIX postromántico y abre el siglo XX. Mencionamos algu-: nos: Salvador Brau (1842-1912), «de estilo amplio,. elocuente, vigoroso, académico». Brau celebra las acciones heroicas de la patria e investiga .su historia con ideas y modos propios y con propio y acentuadísuno estilo literario; Luis Muñoz Rivera (18591916), estro vigoroso y de gran energía de expresión, estilo rápido, enérgico y sugestivo y muy personal. Lleva a su prosa no sólo las inquietudes y vehemencias de su temperamento literario, sino las amarguras,. las contrariedades y los anhelos de la batalla poli. tica; Manuel Zeno Gandía (1855-1930), novelista, de gusto literario · exquisito, parnasiano con vista a la sicología, sin exageraciones de escuelas y con sello personal ; Luis Rodríguez Cabrero ( 18641915), de prosa de buen gusto, unas veces satírica, aguda y mordaz, otras de gracia y humorismo clásicos; y Mariano Abril ( 18611935),- de expresión flexible, amena.

·· · -. Félix Matos Bemier (1869 - 1937) es otro destacado periodista · -de este período ,de transición Su estilo es romántico, apasionado,

ampuloso; no obstante , en ocasiones revelan sus ensayos y artículos una «sensibilidad introspectiva , individualista y lírica», precursora del espíritu modernista y defensor de los valores patrios, políticos y culturales. La preocupación por nuestro destino es tema . recurrente en su obra. En su libro Isla de Arte (1907) compila trabajos escritos desde el 1894 hasta 1907. En su ensayo Moder- · ni s mo y decadentismo , que publica en este libro, censura a Rubén Darío y la estética moderni sfa, que tilda de romanticismo decad e nte; no obstante , elogia algunos escritores modernistas. «Moderni s tas son, propiamente dicho, Chocano, Lugones, Marquina , Vietc.>> Y agrega: ccRubén Darío, alma visionaria, pudo sostener su hegemonía co n un poco de discreción,_ pero se entregó en absoluto a las veleidades de s u fantasía y a los histerismos de su musa. ¿Quién como é l pudo conservar y defender la bandera orlada por lo s más lozanos laureles de América? Empero su labor no. puede despreciar se . Su personaliCl.ad artística merece respeto, aunque su labor sea discutible. Tiene poesías tan notables que ella s le servirían de corona, si su pluma de pro sista no fuera el más . bruñido marco de su nombre literario. La imitación ha malogrado a muchos escritores noveles >> (8).

Eugenio Astol ( 1868-1948), es otra de las figuras destacadas del periodismo patrio. Convive con tres generaciones. E sp íritu en perenne lozanía, figura al frente de la pa sada y de la generación" presente que en su momento vive. Acuciado por todas las so licitude.s· del moderno pensar, bebe en todas las fuentes del conocimientoSu vida es el periodismo; y en las páginas de revistas y periódicos quedan grabadas la s huellas de s u espíritu: crónicas, narraciones, artículos políticos, literarios, filo sófic o s, pedagógicos y biográficos. Su estilo es elegante, sencillo, ameno , cast izo y rico en imá genes y posee el se llo de su personalidad vigorosa y original. La nota filosófica da unidad a s u obra t an variada; y esto lo por las ruta ;; del símbolo o la alegoría. A veces tiende a l a expres ión mística. Es un misticismo panteísta. Delicados ejemplos de su. pro-· sa son Czi entos y fantasía s (1904); En torno de Cr isto, evocaciones e imágenes (1932); y Hombres del pasado, biografías de puertorriqueños ilustres ( 1934). Su prosa es clara, precisa, pulida. Se aleja bastante de la literatura fini secular, ampulosa, de falsa retórica. A menudo - como en Azorín - su paisaje tiene un sentid<ll>

evocador y filosófico. En uno de sus cortos ensayos Las nubes - título idéntico a uno de Azorín - evoca cuando de niño contempla las nubes y éstas producen en su fantasía múltiples formas e imágenes:

ccMe gusta mucho ver pasar las nubes. ¿Habrá algo más ligero, más gracioso, más fugaz que una nube? No hablo de los· grandes nubarrones grises que oscurecen el paisaje y nos calan hasta los huesos con la lluvia, sino de las nubes que aparecen los días de buen sol. Sobre un cielo claro, sereno, limpio, se muestra una mancha blanca. Esta se extiende, se abulta y adopta múltiples formas : ya es un turbante turco, ya un perfil. de mujer, ahora la cabezota deforme de un gigante, después un pico dentado ; y ·se transforma de mil modos diversos. Parecen copias de la realidad cuando no creaciones de la fantasía. Un escultor invisible modula la nube; es el viento. Un púitor de la escuela colorista la adorna y abrillanta : es el sol. El cuadro es vario y múltiple, sobre todo a las horas crepusculares, cuando la luz se descompone en tono de fugitivas vislumbres, donde el amarillo derrama el esplendor de sus oros; el verde, la magia de sus tonalidades primaverales; el azul, la dulzura de sus plácidos tules color de ensueño; el rojo, su¡;¡ reflejos de i ncendio y de sangre; el anaranjado, la brillantez de las pomas maduras bajo los besos solares; y el violeta, los místicos tristes de un atardecer melancólico, que se diluyen en una plegaria ...

Pero ya no es una diversión de niño, la que me lleva a contemplar las nubes, sino un anhelo de descanso, de fi.losoña, de paz. Esas condensaciones de vapor parecen que nos señalan el rumbo a un país que está muy arriba y muy lejos de nuestro bajo mundo. Ellas se van y nosotros también. Y el enigma de la vida que pasa encuentra su símbolo en las nubes que pasan » ·

Para Azor ín las nubes son la imagen del tiempo. El tiempo no anula las cosas , las revive.

Ot r a fi gur a sob r esaliente de las dos primeras décadas de nuestr o siglo - y .lo es hasta el p r e sente - es la ilus tre personalidad

de Miguel Meléndez Muñoz (1884). Más de cincuenta años lleva haciendo labor literaria, como periodista, cuentista, ensayista y novelista. Mas siempre demuestra que los años pasan por su espíritu sólo para depositar en él todas las ideas nuevas. Sabe expresar en sus obras una conciencia socia l y artística del jíbaro, su medio y sus problemas; y se acerca a los temas y trata de expresarlos desde una sensibilidad puertorriqueña, libre de toda xenofobia y antes dispuesto a recibir las fertilizaciones que llegan del exterior. En sus escritos ccJleva un propósito que va más allá de lo literarimi. Busca el mejoramiento de las condiciones de vida de nuestro campesino, del puertorriqueño. Su obra no se limita a los libros que ha publicado: Retazos (1905), Estado Social del Campesino puertorriqueña (1916), Yuyo (1913), novela, Lecturas piiertorriqueñas (1919), Cuentos del cedro (1936), Cuentos de la carretera central 1941), Retablo puertorriqueño (1941), Fu.ga de ideas (1942). Aún queda inédita gran parte de su obra (10). Escritor que ha vivido en tensión periodística durante medio siglo - apunta Josefina Lube de Droz - atento al pulso de la vida insular desde el cambio de soberanía, ha utilizado todas las formas propias de la prosa para llevar a cabo el programa que se trazara desde que empezó a escribir (11). En la prosa de Meléndez Muñoz persiste la tradición clásica, a pesar de la invasión modernista. Su habla es llana, rica y a veces sonora, rígida por la reflexión. ccLa frase fluye holgada en su sintaxis, y fácil en razones de humorismo. Recoge vocablos y frases comunes - dice Enrique Laguerre - para que sirvan de faroles orientadores en sus exploraciones por las reconditeces del espíritu puertorriqueñoll ( 12).

La historia literaria de un pueblo no se reduce únicamente a los libros : gran parte está form.ada por lo s periódicos y revi stas. Buena parte de la mejor producción en prosa, del movimieii.to moderni s ta en Puerto Rico, se halla dispersa en las páginas de esas publicaciones. En este período sobre todo , las revi stas literarias desempeñan una importante función en nuestras letra s; pues no siempre los escritores se deciden a reunir en volúmenes sus trabajos , o no encuentran oportunidad de hacerlo. Por eso, el verdadero pulso de la literatura se encuentra en ellas. Y, día a día , registran los cambios personales de cada autor , sus diversas formas de sensibilidad, su progreso o decadencia. En este momento , tienen

imenc1on preferente : El Carnaval, revista satírica, literaria, política (1899-1911); Puerto Rico Ilustrado, semanario (1910-1952); Plumas Amigas, Organo de la Sociedad de Escritores y Artistas (1912); Revista de las AntiUas, mensuario (1913-1914); Juan Bobo, :semanario (1915); ldearium, mensuario (1917).

De estas revistas, la de mayor valor, la que representa el verda-Oero .espíritu renovador es la Revista de las Antillas, fundada por Luis Lloréns Torres en 1913. Marca para esta época el punto culminante de nuestro periodismo. Es un lujoso magazine co.n muy valiosas colaboraciones nativas y extranjeras. Notables y variadas soil sus secciones: literatlira, arte, . historia, filosofía, economía, política, ciencias, legislación, jurisprudencia, actualidades, mundo femenino y sección infantil. Esta revista reúne a los modernistas, una generación de jóvenes literatos de vanguardia. Sin embargo, «puede verse especialmente en lo que se refiere a la colaboración puertorriqueña - señala el profeso.r Laguerre - que la Revista no comienza como órgano del modernismo. ·De Diego, Cestero, Matos Bernier y Negrón Flores son destacadas personalidades del romanticisco. Cris!óbal Real, Manuel Fernández Juncos y José Pérez Losada, españoles puertorriqueíúzados, pertenecen asirui8mo a viejas escuelas. Francamente modernistas - o renovadores - son Canales, Lloréns, Esteve s , Ribera Chevremont, Fort, Guerra ' Mon· ' dragón, Luis Sam a l e a Iglesias y los hispanoamericanos Rufino Blanco Fomhona, crítico y poeta venezolano residente en París, y Ruhéi:t Darío» (13). Y agrega: la Revista cese orienta hacia las renovaciones y prefiere colaboración de tendencias nuevas. La R e vista se impuso la noble tarea de mantener nuestra insularidad a somada a los acontecimientos culturales de los cinco continentes, s in perder su punto de apoyo : Puerto Rico, las Antillas, América».

LA PROSA DEL MODERNISMO

5. Los que escriben en esta Revista saben que en sus pagmas t ienen cabida todos los que, siguiendo una nueva moda literaria, es. c riben en prosa o en verso. Clásicos y románticos sigu en siendo en el fondo algunos de ellos ; mas en ' su clasicismo hay una· vibración de scono c ida p ar a los escritores que se clasifican dentro de esta es-

cuela ; y en su romant1c1smo una discreción, . una elegancia desconocida hasta entonces. Algunos de estos escritores - los más novedosos, los que superan y huyen del academicismo frío, del romanticismo enfermo y delirante, y del retoricismo hueco, ampuloso y estereotipado - escriben una prosa ágil; en otros, el matiz Qcupa lugar preferente. En general buscan una prosa precisa o impresionista, reflexiva o instantánea. La prósa comienza a trabajarse con un empeño artístico excepcional. La preocupación es tener estilo, y estilo bello y substanciosa: no literatura pues ésta cces anodina por preciosa que seai>, como afirma Nemesio Canales en la revista ldearium (14).

Luis Lloréns Torres ( 1868-1944), corifeo del grupo de la R e vi sta de las Antillas y quien fué más allá del modernismo con sti pan-calismo y panedismo, dice ccque toda· palabra es verso. ¿Quién puede pronunciar una palabra que no sea un verso? ... Siendo esto cierto, entonces toda reunión de palabras o reunión de frases es taniliién reunión de versosii. Por este camino llega a la afirmación que 1a prosa no existe : ccTodo es verso en el lenguaje humano. Toda emisión de voz es emisión de versos. Lo que vulgarmente se llama prosa es la más alta y refinada combinación métrica

Dad al polvo la errónea preceptiva . de los acentos métricos; y llegaréis a la conclusión de que el ritmo no es lo que distingue la llar"nada Prosa del llamado Verso... Si las combinaciones son simétricas... tendréis el verso común asequible a todos los oídos. Si rompéis la simetría, llegaréis a la combinación métrica más alada y espiritual: la prosa» ... (15). ccLa mayor elegancia del lenguaje es la que no sabe de prosodia ni de sintaxis; en que a vece s recuerda el común decir del puebloi> (16).

Ese concepto de la prosa es uno de los aspectos de sus teorías pancalista y panedista : toda palabra es un verso y toda expresión - palabra, frase, verso - cctiene su ritmo propio y adecuado a su idea, de modo que la polirritmia resulta de la diversidad de las ideas e imágenes y . no del capricho» (17). Mas cuando aplica esta teoría a la poesía, nos da unos versos prosaicos. Mejor debió haberlos escrito en franca prosa, en Ja que se expresa con soltura. En sus estudios históricos y filológicos nos deja una prosa precisa , sencilla y reflexiva: así, en su estudio sobre Borinqu.e n o Boriquén donde discute el origen de este nombre; así en ¿Quién des c ubrió

a Santo Domingo? (18) .- donde aclara algunos puntos importantes del descubrimiento de América y de Puerto Rico en particular. En ocasiones nos da prosa agil impresionista, musical, sugeridora, período breve y simple. Por ejemplo, en su artículo Música de la Conauista de América, trabajo sobre el libreto de Tabaré - de la ' obra de Juan Zorrilla de San Martín - y preparado por Tomás Bretón, el autor relata sus impresiones de la obra y de cómo conoció a Zorrilla. Veamos dos fragmentos de esta prosa : uno de sentido erótico, e.l otro sobre la conquista. Ambos son del mismo artículo:

«El efecto fué maravilloso. La tórtola se sintió herida; abrió hacia mí sus ojos "dulces; y una sonris.a, como el ala rosada de un beso, voló de -la flor de su boca. ¡Oh, los primeros perfumes de mujer, rocío abrasador, quemante, como la primera lluvia que cayó sobre la tierra! ¡Oh, la honda femenina, la honda perfumada de la primera boca que nos sonríe llena de versos ! Mi carne toda chirrió el de aquella inmensa alborada de los veinte años »

«Taharé no es el poema del Uruguay. Es el poema de la conquista de América; En nuestras Antjllas, en Méjico, en Venezuela, en Chile y el Perú, en todos los países de la virgen América sometidos a la conquista de los españoles en el siglo XVI, en todos se repitieron las mismas escenas entre conquistados y conquistadores, la misma lucha, ambiciones, zozobras, y hasta los mismos cruzamientos de las razas» (19).

Así es Lloréns, siempre preocupado por lo indígena, por América y las Antillas, por Puerto Rico y su libertad política : les canta en verso y en prosa al ritmo de la música· entrañable de su alma de patriota.

·°La renovación literaria que se inicia en Puerto Rico, a partir del 1911, tiene en Miguel Guerra Mondragón (1880-1947) un culto animador y un fino crítico y prosista. Es uno de los asiduos colahoradores de la Revista de las Antillas y luego - al igual que Canales y LlÓréns-:-- de Juan Bobo e ldearium. Su fama descansa en

sus traducciones y estudios excelentes de la obra. de Osear Wilde. ccSu libro Osear Wilde (T.raducciones y Crítica) (1914), es una de las mejores versiones al español que se han hecho de dicho escritor (20). Por !!U actitud, observa el profesor Laguerre, es ·Guerra Mondragón inás moderno . que modernista : su espíritu de hombre curioso, que desea vivir de acuerdo con el orden de cosas de su época, lo lleva. a admitir y a ponderar la' fuerza rejU:venecedora del modernismo (21). Suyo es el magnífico ensayo-prólogo que aparece en el libro Bronces (1914) de Antonio Pérez Pierret, cuyo título es El poeta. Bastaría este trabajo - comenta el profesor Manrique Cabrera - · para darle en las letras puertorriqueñas un lugar de relieve. En su primer movimiento nos ofrece el sentido . que para Guerra tiene el poeta como tal, dentro del mundo en que · vive. Por consiguiente, allí recoge muchas ·ideas estéticas que en su tiempo resultan de avanzada. En el segundo movimiento calibra con justeza la obra del autor de Bronces (22). Este ensayo revela . delicada observación, un sentido eficaz de fos valores, capaz de descubrir el hombre, el poeta, tras el libro. Crea nuevos estados de conciencia junto a la obra Bronces, mediante un estilo noble y una prosa selecta y robusta, de gran equilibrio ideológico.

La obra de este prosista queda dispersa en revistas y periódicos. Gran parte de ella es de creación .y revela la calidad · de prosista que hay en este autor. Prosa evocativa, descriptiva y sugeridora, de sencilla estructura gramatical, estilo lento y suave. Tomemos un ejemplo Jdel ensayo literario El lirio de los valles: recreación - síntesis y hondura - del Cantar de los Cantares (23):

«Y o he leído el Cantar de los Cantares con espiritual arrobamiento y reverente fervor. He abierto el Santo Libro con mano piadosa y he asis:¡ido a los divinos desposorios del Señor de los cielos. Mis ojos vieron ingrávidas y aladas visiones que en s.u vuelo mostráhanme la escala gloriosa por donde asciende el Amor: de remotas lejanías llegaban melodiosos ecos a mis oídos , con blanda música de suaves arpegios, y un fresco rocío caía lentamente sobre el alma, abriendo las flores de la esperanza y de la fe . 17

Misterioso y sutil simbolismo enciei:.ra el Cantar de los Cantares.

Un hálito de flores emerge de estos versos. En de blancas azucenas reposa la Esposa a la sombra del que es manzano entre árboles silvestres. Ella es todo del Amado y debfallece en casto abandono ... como muere el incienso de los templos, ardiendo y llenando 'el de perfumes que ascienden a lo alto. ¡Oh cristianismo victorioso que has dado el triunfo al alma! ¡Oh ideal santo que has hecho alma de la carne !

Y así, todo el Cantar. A las alegorías esplendentes suceden imágenes de oriental retórica, y por todo el poema se oye el mismo cristalino arroyo que corre manso y tranquilo bajo un mismo cielo de Amor ..

Dos estilos hay en Miguel Guerra Mondragón, el de las letras de imprenta, que hacía con voluntad de orfebre; y el espontáneo, fluido, atrayente y sugestionador en la palabra viva. Su lengua es muy expresiva de ideas (24).

La personalidad más conspicua y de mayor originalidad e independencia en su expresión y en su actitud en este momento lo es el crítico, ensayista, poeta, novelista y dramaturgo, Nemesio R. Canales Rivera (1878-1923). Su prosa es de estilo muy personal , fresca, de flexibilidad y tersura sin precedentes. Del grupo, ha sido el que mejor se ha estudiado. Es Canales un hombre alerta, inquieto, de mente liberal y penetrante, aguda; a veces, desesperado, desesperante y contradictorio, amigo de la paradoja. Es un fino humorista: un humorismo que a menudo lo lleva a rediculizarse a sí mismo, para interesar y estimular el alma humana a favor de sus ideas. En el fondo es un perspicaz sentimental. Decepcionado y enfermo del espíritu queda, con el tránsito de Puerto Rico de una . metrópoli a otra: para unos, eclipse total de la esperanza, para otros, de · la mejor fortuna. TFemendo cho que de intereses, ideas y sentimientos : los problemas particulares se le antojan a Canales problemas de Puerto Rico; y los de la Isla, transferida como botín de guerra, problemas universales . la impresi?n de un inadaptado. Sus ideas- sociales - condicionadas por las lecturas - son pro -

duetos entrañables de su ser. Como legislador, propulsa leyes beneficiosas para la clase obrera. Cree en la libertad política si -ésta éonlleva, en justa proporción, independencia Re-clama escuelas suficíentes para las muchedumbres; y proclama· por primera vez en el Parlamento el sufragio femenino. Ocho capítulos "titulados Riqueza y Pobreza, insertos en Paliques (1913), resumen -el socialismo de Canales. Están escritos con vehemencia, para ha-cerse oir. Son carteles de desafío. J,laman a discutir, a reñir si es preciso, como observa Sócrates Nolasco (25).

Además de Paliques - comentarios breves y satíricos acerca de "temas varios del hacer de la vida y examen penetrante de los · acontecimientos más destacados en el medio político, social o cul1:ural de su momento-, escribe Canales, entre otras: Mi voluntad ha muerto ( 1921), novela corta de carácter sicológico; La leyenda benaventina (1922), serie de artículos de crítica literaria, -en los que niega literarios de permanencia al teatro de jacinto Benavente (26); El héroe galopante, comedia - estrenada J>Óstumamente en 1923; las críticas que quedan en sus Vendimias literarias, en Revista de las Antil.las; y artículos varios, en las revistas Juan Bobo e ldea.rium y en el periódico La Democracia.

En sus artículos muestra su entusiasmo por todo lo nuevo en el arte; y su aversión por el estilo hinchado, sonoro, ampuloso, campanudo. Sátira, ironía y humorismo se relacionan y hasta se hermanan frecuentemente en la obra de Canales. Ejemplos son los paliques Rique z a y Pobreza. Entonces recurre reiteradas veces a la interrogación retórica, a 1in predominio exclamativo, sorpresivo, -o al anacoluto, o subraya la frase o expresión clave de la ironía o sátira. Otras veces el estilo irónico consiste en burlarse fina y disimuladamente de una cosa, de algo que en apariencia se alaba -como los paliques La vírtud del dinero, El honor, drama de Sudermann, Lo que dice la guaba, Hombres de resorte y otros: es algo ,genuinamente clásico, helénico, y desde luego franc é s. Veces hay -que combina lo gracioso con lo irónico, lo alegre con ló triste, la pasión con la indiferencia. El humorismo de Canales coruo base de sus concepciones las contradicciones reales o apa r entes de la s cosas que le circundan , que le inquietan , que emanan de su experiencia vital. Es un sagaz espectador, que a veces cr i tica despiadadamente. Ajenos de e sta crítica n"o quedan ni sus más cercanos

amigos. Sin embargo, lo que pudiera ser un pesimismo insoportable en otros escritore8, en Canales se traduce en un motivo de diversión:· siempre persigue un fin noble. Recuerda a Bernard Shaw. Este i;entido de fino humorismo es lo trascendental en este escritor de prosa ágil e incisiva. Canales es el maestro de una prosa diáfana, admi.rable por su fuerza y armonía. ccA veces el treno lírico domina - señala el profesor Manrique Cabrera - y las imágenes brotan frescas, nuevas, rollizas, alimentadas por la saludable savia de sabor popular>> (27). Canales es sincero, emocional y expresivo en su Paliques, compilación de sus artículos periodísticos. Canales, en sus comienzos satiriza contra Rubén Darío, lo maldice ; luego le estima y coloca en el sitial más alto de los poetas de Hispanoamérica. Para él es un hecho que todo se renueva·. En un artículo, .que publica en Revista de las Antillas, en abril de 1914, aprovecha esta realidad para disecar a Bonafoux, a quien llama hombre de car,ón que tanto miedo les mete a los tontos. Y nos dice : cc'l'odo se lia ido renovando en el mundo dé las letras españolas desde hace poco más de quince años. Pasaron las frases resonantes y las situaciones falsas del teatro de Echegaray; pasaron las novelas rosas, en que todo lo sobresaliente estaba en lo castizo del estilo, como los Pereda; pasaron los estirados y agrio8' ari s tarcos, léase Valhuena, que hacían crítica baja y mezquina,. puramente gramatical, ni más ni menos que maestros de escuela pasaron los poetas huecos, detonantes y arquitectónicos, a lo Núñez de Arce, que más que versos hacían oratoria rimada; y pasaron, pasaron también, para jamás volver, los Bonafoux y comparsa, de chiste burdo, cultivadores monótonos del externo retruécano y de la eterna y asqueante obscenidad, que encantaron a nuestros abuelos, pero que a los hombres de ahora nos . aburren y nos enferman.

Quedó Galdós, . quedó Bécquer. quedó Clarín, quedó Fígaro,. quedó, no obstante, la renovación , todo lo que valía».

Nemesio Canales enlaza cada uno de los libros que ha leído. la vida. Procura extraer de cada uno lo aprovechable y existente, encontrando lugares vivos y expresivos en eJlos. Siempre busca romper el carapacho que todos llevamos y descubrir nuestro· yo auténtico en busca de la verdad y del propio conocimiento. Y, ¿acaso no nos recuerda esto a don Miguel de Unamuno? Véase el

Palique XLIV, · Buscando Pareja, entre otros. Canales ·es un superador ideológico del modernismo y precursor de las formas expresivas e ideológicas actuales. Su mundo subjetivo y el de las ideas pugnan constantemente en su afán por nuestro hombre, nuestro pueblo. . Enrique Jefebre (1880-1942) es otro de los prosistas <lel momento modernista. Es un autodidacta, poseedor de amplia .-cultura, ensayista, crítico y periodista. Colabora amp]j.amente en la Prensa periódica del país. En 1910 funda y dirige Claro de Luna, revista semanal de literatura y artes, de carácter político e independiente. Figura - junto a Guerra Mondragón, Canales, Samalea Iglesias y Ferrer - entre los prosistas más destacados en . nuestra época del modernismo. Aunque romántico - al decir del profesor Laguerre - siente simpatías · por este movimiento Mas su prosa no logra la · moderl\idad de la de Guerra Mondragón; y mucho menos la de Canales. Con un exceso de . citas y notas y con unas oraciones largas, estructuradas en fatigosos períodos, expone unas opiniones muy contiguas, al romanticismo. Sin embargo, e s también un espíritu curioso, bien impresionado por las corrientes innovadoras... Cree que los modernistas son snobistas y que sufren una fiebre esporádica. No obstante, elogia las funciones renovadoras del movimiento (28). En 1918 publica su libro Paisajes mentales, estudios críticos, impresiones de arte y personalidades políticas. Abundan en sus trabajos críticos las citas y las nota'S eru<litas. En Puerto Rico Ilustrado publica tres artículos de interés para este movimiento renovador : Poetas ·:'Antillanos ( 1923), La poesía de las jóvenes ( 1923); y Los nuevos ( 1923).

De este grupo . de escritores es Rafael Ferrer Otero (1885-1951): periodista y prosista impecable Escribe en Revista de las Antillas una serie de etopeyas, a manera de juicios críticos acerca de varios de sus contemporáneos, con el título de Perfiles. También , en la ·mi sma re v ista escribe crónicas impresionistas sobre el conflicto ·europeo de 1914 Su pro sa es evocativa, sencilla, preci sa, animada y recurre con frecuencia a la personificación, a la humaniza<:ión o al animismo. Está cerca de la prosa modernista de Rodó Tres ej e mplos e x celentes de esa prosa son los breves artículos La v i rtud heroica, cróni c a impresioni sta de la guerra e ur opea del 1914, El martir i o del Odenwald , barco alemán r efug ia do e n nu e s-

tra bahía al romperse · las hostilidades europeas y que <<anclado e111 un pliegue de la bahía, el buque beduino parece un pájaro de tempestad muerto sobre los bancos de arena->>; y Los Almendros del Covadonga. Veamos unos párrafos · de esta último . .

ccHélos allí; tristes, viejos y agobiados. ¡Qué feos ebtán,. pero qué respetables! ¡Qué decrépitos, pero qué jactanciosos!

Son añosos troncos de savia estéril y de frondas marchitas; · su sangre, la linfa blanca de los vegetales que refresca y nutre sus tejidos, debe circular en ellos débil y perezosamente como loe fagocitos en el torrente sanguíneo de los organismos enfermos; sus cortezas· rugosas y arañadas por el óxido del tiempo, recuerdan la piel resquebradai de los virulentos, tan hondas son sqs cicatrices y tan negras y secas sus arrugas ; .sus copas, casi calvas por la avanzada edad, son esquemas de paraguas gigantescos, desaliñados y rotos en que la urdimbre del telar hubiera desaparecido dejando sólo el férreo esqueleto de sus varillas. Los contemplo desde aquí. mudos y vacilántes, solitarios, anémicos y melancólicos .. Diríase que en su infortunio nada piden ni nada anhelan, golpes de hacha cercana: . anuncian su fatal caída; pero ellos esperan allí indómitos como leones, firmes como patriarcas, cantando su elegía a los vientos y dispersando en ráfagas de aire sus hondas tristezas y sus añoranzas» (29).

Gustavo Fort, uno de los poetas de nuestro modernismo, también es un buen prosista, aunque no tan eficaz como los anteriores. De arranques bizarros hacia lo trascendental y metafísico, su prosa es axiomática, saturada por afinidad de tendencias, de los mismos silogismos de que tanto gusta Amado Nervo. Es uno de los teorizantes sobre las cuestiones estéticas del momento en su artículo La Cuestión de Escuelas Literarias y otras Cuestiones. Rafael Ferrer dice de Fq:rt: ccEl triángulo es la gran ventana geomürica . por donde él se asoma a mirar la vida y a escuchar el derrumbe de las cosas». Su obra anda dispersa en revistas, almanaques y antologías. Posee Gustavo Fort un concepto moderno sobre la expresi-

vidad del lenguaje. Acepta la originalidad, con todas las libertades. cuando estética, revela algún. misteric;>, o analiza €on belleza. Y agrega Fort: «La gramática debe hacerse ondulante, para poder seguir todas las cm-Vas del espíritu actual cada vez más complejo, sutil y original. Hay una gramática que está ·por escribir, la que da reglas al lenguaje pará . exteriorizar libre y sin trabas la venus desnuda del corazón y de nuestra siquis» (30). Otro prosista de este período Rafael Martwez Alvarez ( 1882). Es poeta, novelis.ta, drama.turgo, autor de obras legales. Colabora en la Revista de las Antillas; y en ella deja unos cortos trabajos. estampas de sabor bíblico, en prosa neorromántica e . impresionista. desgranada en frases sueltas.' .

José P. H. Hernández(1892-1922) no se conoce como prosista. Sin embargo, este fino y delicado escritor nos deja una prosa poética, sin caer en el preciosismo hueco, insubstancial de algunos escritores. Su estampa Las dos palmeras, (1912) es neoromáiltica en la concepción creadora. Por su hondo y sincero lirismo y de suaves matices es becqueriana._ En ella la frase es dúctil, melodiosa; y está engendrada con espíritu sugerente, evocador y poético, con fluidez de prosa moderna, oraciones sueltas y cortas, yuxtapuestas. La distribución ordenada de los miembros del período da relieve al ritmo espontáneo del lenguaje. Véase este ejemplo :

LAS DOS PALMERAS

Allí, a oriJlas del camino, no muy lejos de m1 vieja aldea, están las dos palmeras . * * *

Era una noche de estío, llena de una apa-cihi!i9ad interminable, convidando a acariciar cosas bellas y queridas. Noche de agonías de estrellas y claros de luna ...

Los suaves murmullos desprendidos del · undísono cañaveral y los delicados chorros de aromas, brotando de las enredaderas en flor, y el de smesurado concierto de los

coquíes... hacían del ambiente un armonioso conjunto de armonías· indecibles.

* * *

Por la solitaria carretera, que une mi aldea natal al pueblecillo de Camuy regresábamos de ést,e, varios camaradas.

¡Mi amada venía entre aquél grupo!

Virgen, blanca y tierna como un ]irio... Alma inmensa, hecha para llenar abismos... Corazón augusto, hecho para aprisionar... y eternizar sus prisiones ...

Eso era ella.

Y yo, no sé por qué presentimientos raros, dudaba de su cariño.

Y sentía la carcoma de la duda royéndome las entrañas.

Y decidí obligarla a hacerme un juramento.

Frente a las dos palmeras que majestuosamente se columpian a orillas del camino, le dije: que me has de amar eternamente ...

Con una ternura que llenó mi alma toda de inefables estremecimientos, el juramento requerido brotó de aquellos labios nerviosos de emoción.

Y, de spués que hincó en mis dudas torturante y hubo traspasado mi corazón, fué a perderse en las murmurantes copas de las palmeras amigas.

Y a11í poetizó con las hilachas de luna que se enredaban en el laberinto del follaje ... * * *

Allí, a orillas del camino, Iio muy lejos de mi vieja aldea, están las dos palmeras. * * *

Más tarde, cuando yo pasaba por aquel recinto solitario, despertaba el recuerdo de aquella noche inolvidable,

oía en una i;núsica tenue, sutil, misteriosa ... «¡Juro amarte eternamente»... como algo que vibraba en ondas de luz ... ,

Mas ....:...... ¡ ay! - ahora, con mi soledad y desengañado, cuando acereo mis pasos por la desolación . de aquel recinto, y me hundo en mis recuerdos... apenas si advierto la más remota palpitación de vida. ¡Todo es silencio, silencio absoluto, en una desgarradora conjuración de olvidos!

Allí a orillas del camino, no muy lejos de mi .vieja aldea, están las dos palmeras - mis eternas confidentes

De este momento es una de las mujeres más sobresalientes de las letras patrias: María Cadilla de Martínez (1886-1951), culta escritora, de gran iriquietud y sensibilidad poética. Com· parte sus labores de investigación histórica y creación literaria con los quehaceres de la docencia. Es poetisa, ensayista, historiadora, folklorista, cuentista, conferenciante y a veces se dedica a la pintura. Estas actividades del intelecto y del ingenio la hacen acreedora a merecido s honores y distinciones, tanto en su patria como fuera de ella. Muestra gran arrebato por el estudio. Devora con insólita curiosidad cuantos libros halla a su alcance. En ella el modernismo no es shnple cuestión de forma, aspecto exterior y formal. Más bien es una nueva sensibilidad, una renovación constante de su ideario estético - ideológico - .aspecto interno : ideo· logía y sensibilidad, a pesar de que en muchas de sus composiciones se advierte un fondo romántico. Su obra literaria se enraíza en la revisión de lo autóctono puertorriqueño. De ahí emana su modernismo.

Variada es la obra literaria de doña María. Explora por los caminos del cuento, ·Ja leyenda, el folklore, la historia, la poesía lírica, · los ensayos de exposición de ideas, de crítica y creación. En · 1925 publica Cuentos a Lilián, obra en general de marcado

hor modernista. Aquí compila narraciones escritas desde el 1913 hasta el 1925. Unas son de carácter narrativo descriptivo; otras, legendario o histórico. En otras, la autora parte del cuadro de costumbres regionales, que ensaya al cC?leccionar tipos pintorescos muy nuestros y, a través de evocaciones, entra en la narración, aún de delicados románticos, que alterna con relatos en los .que ya pone un toque realista o un tono simbólico, ya sutiles pinceladas sicológicas o didácticas. V arias contienen recuerdos personales y bellas descripciones de la naturaleza, rayanas algunas en la humanización; y varias engastan el asunto en temas orientales, indígenas, indianistas. Publicaciones suyas en prosa son, además : El hogar puertorriqueño y el deber de nuestras escuelas en él (1926), de gran valimiento pedagógico y · sociológico; La poesía popular en Puerto Rico (1933); La mística de Unamuno y otros ensayos (1934); Semblanzas de un carácter (1936), estudio sobre la poetisa Lola Rodríguez de Tió; La · campesina en Puerto Rico (1937); Un factor desconocido en nuestra economía agrícola ( 1938); Costumbres y tradicionalismos de mi tierra (1939); Cantos y juegos infantiles de Puerto Rico (1940); y Raíces de la tiérra (1941); Alturas para lelas (1941) , ensayos biográficos sobre Rafael del Valle Rodríguez y Manuel Corchado Juarbe; Hitos de la raza (1945); y Rememorando el pasado histórico (1946).

La prosa suya es limpia y equilibrada, de sencillez sintáctica, concisa, clara; su estilo, sobrio y elegante. Es el temperamento hecho verbo y alma vertida en la palabra, en busca de las raíces definidoras de nuestra cultura, de nuestra personalidad individual y colectiva. Es prosa renovada con apoyo en giros clásicos. En ella, raro es el adjetivo inadecuado o la palabra inútil. Como prosista, el periodista y fino bohemio Jorge Adsuar Boneta (1883-1926), es figura prominente en esta época. En el periodismo literario, entre nosotros, es el creador de un género al que impus o su sello personalísimo y con el cual ejerce poderoso influjo : la crónica literaria; cela entrevista literaria, apicarada, sencilla ; fina y elegante. Nadie hasta la fecha ha podido superar su naturalidad, su expresiva amabilidad y aquella actitud zumbona que hacían de sus artículos lectura siempre buscada y deleitosa» (31) Recoge algunas de sus crónicas en sus libros ¡Allá va eso! (1916} y Pico a pico (1925). En éstos queda · el escr itor de

:igil, ; a veces incisiva ; ·pero y elegante;· de gracia y poder sugeridor. Nos recuerda a Gómez Carrillo. Sebastián lJalmau Canet (l884-l937) es · periodista, crítico liy biógrafo. Nace en España, mas i;u formación espiritual · !I cultural es puertorriqueÍía. Aquí llega cuando aún es un adoIrscente. Es un buen periodista y, como tal, nos deja en la prensa del país gran parte de producción en prosa. En su libro Cre,Púscufos literarios (1903) compila varios perfiles críticos sobre Jite-

itos puertorriqueños. Publicó libros - expresiones vitales e emanan del momento que vive - : La República en España (Castelar) (1907); José de Diego, estudio sobre su personalidad <:rmo literato, político, y legislador ( 1923); Próceres ( 11929), estudios biográficos de ilustres puertorriqueños (32). . Dentro del modernismo - en su final momento _.:._ se sitúan ailgunos cuentos de Alfredo Collado Martell (1900-1930); buen poeta, crítico y periodista. Su habilidad de narrador a una obra sazonada, con imaginación fecunda, en el terreno de pura fantasía. Sus mejores trabajos en este género los reúne

tel libro Cuentos absurdos (1931). Su prosa; acusa con frecuena ?? estilo trabajado y anifiesta huellas profundas del Roben Dano cuentista. Ademas, ltiva la prosa polémica y política de sátira intencionada y agu(33). Sin embargo, .hay en él la preocupación por realizar un y expresar una actitud nueva ante la vida y el momento

te le toca vivir. Por el camino de lo tradicional llega a veces planos . de la meditación trascendental ; y discurre por los cams de la realidad y de la fantasía hasta lograr su narración; a una especie de lírico.

! El poeta, músico y periodista Luis Felipe Dessús (? · -1920) tiene a veces algo de Vargas Vila y a veces se nos presenta en de Víctor Rugo, Díaz Mirón y Bécquer. Observa Laguerre 1 $e su libro - Flores y balas (Estados del Alma) (1916) -, eil prosa y verso, indica, por el mismo título, el carácter -mironiano <Je este escritor, quien nunca se incorpora plenamente al moaunque no puede substraerse a sus influencias. ccEra el - afirma Laguerre - un estilo levantado y arisco, con bastante de . elocuencia poética» (34): En · 1918 dirige y redacta el

Album de Guayama, obra de valiosa información de carácter científico, y cultural. !

De este escritor nos dice Enrique Lefebre en el año 1918 ! «Dessús es un periodista de los más . briosos y fuertes .y valiente,, de los que batallan... en este medio de cobardías y de sumisio'nes bochornosas. Sabe alzar su fusta, rebelde y agresivo, contra> los que de cualquier manera deprecien valores sociales, político& o espirituales, en los que él sabe tiene la porción alícuota de su entidad de nativo, como pocos cívico, como pocos leal, y com<> los hombres de gran corazón, abierto a francas relaciones sinceras con las multitudes, con las instituciones, con los hombre& ·y cuantos elementos sean o representen energías en el procelosodesarrollo de nuestra vida insular. Cuando Dessús aplica un elogio, es cierto; no es disimulado, cuando flagela lo hace tete a tete y en guardia, esperando los arrestos de la defensa que cabe al ultrajado» (35). ¡

La nota evocativa de la bohemia sentimental a lo Emili& · Carrero la hallamos en Carlos N. Carreras (1895): poeta, periqdista y dramaturgo. Su poesía y su prosa es modernista. En su 1 obra, además de la influencia de Carrere, es evidente en él las. de Rubén Darío y de Francisco Villaespesa Parte de su obra en prosa se halla dispersa en revistas y Ha dedicado bastante tiempo de sus actividades literari_as a la compilación de obras: Antología completa de poetas puertorriqueños (1922) y Florilegio de cuentos puertorriqueños (1924). En 1957 publica Hombres y mujeres de Puerto Rico, biografías. breves, especie de etopeyas, de ilustres personalidades de nuestr<> mundo cultural y político. .

Como otros líricos de este momento, el poeta Evaristo Ribera Chevremont ( 1896) también enuncia en prosa, en algunas ocasiones, su pensamiento frente al arte y la vida. Es modernista, en la: prosa y en el verso de su primera época. Luego, en constante .superación y actitud solitaria e individualista, búscase a sí mismo,, probando nuevos rumbos estéticos sin adherirse definitivamente a una escuela. Su primera prosa aparece en Revista de las Antillas,. Juan Bobo y Puerto Rico Ilustrado. La soltura de su sintaxis haceprévalecer en su prosa io plástico .y lo visual lo auditivo. Así es en sus estampas impresionistas sobre el viejo San Juan

y las zonas aledañas : la bahía, el Castillo de San Cristóbal, el puente del agua, la iglesia de San José, los árboles de la Caleta, láe rosas de Santurce, la Garita del Diablo, el faro del Morro que : <e .Firme, melancólico, epopéyico, se yergue sobre el abrumado castillo arcaico, como un antiguo guerrero de tiempos fuertes. Oteando el horizonte, hunde su espada de púrpura en la noche. Gira vertiginoso, ensangrentando, diabólico, ·en una danza funambulesca. Pupila de maldición en la órbita enorme de las tinieblas. Para mí, ese faro es el ojo de la raza ·que Iie glorioso, lamenta desastres y maldice olvidos» (37).

CONCLUSIÓN

6. Quedan para un . estudio más cabal otros escritores modernistas en su actitud espiritual y en su expresión. Este trabajo no t:s definitivo. Responde a las exigencias de un tiempo y un espacio limitados. Como en todos sitios, aquí hay rebeldes, adeptos incondicionales y eclécticos.

La obra modernista, sin embargo, hace a nuestra cultura un bien inmenso. Impone la dignidad del artista, da una mayor conciencia del idfoma como instrumento de expresión estética. En cuanto a su contenido cívico, su obra es noble y fructuosa : afinca nuestro sentido de pueblo, aviva nuestros sentimientos patrios y nos inquieta en la búsqueda de nuestra expresión, de nuestra personalidad. Nuestro modernismo, sin duda alguna, rico en evocaciones líricas, es el período brillante de la exquisitez verbal en unos escritores y del irresistible afán universalista, cosmopolita, en otros ; y en los menos, una preocupación por desentrañar los valores patrios y de sus orígenes. ·

En la prosa, la elegancia -· gracia y matiz en el decir - busca Ía más perfecta adecuaciÓJ?. y correspondencia con la expresión del ideológico y de los sentimientos ; y frente a la prosa oratoria, muy retórica y ampulosa, de algunos viejos escritores, 11urge en la segunda década del siglo XX la prosa de párrafos más incisivos y cortados, de mayor aderezo estético : tal es la de Canales, Guerra Mondragón, Lloréns Torres, Ferrer, Cadilla de Martínez y Meléndez Muñoz: entre otros, ·puntales bien cimen'tados en la creación de la prosa de la generación de los treinta .

NOTAS BIBLIOGRÁFICAS

1, Tomás Blanco. Prontuario histórico de Puerto Rico. B.A.P.:,. segunda edición, San Juan, P.R., págs; 117-118.

2. Hayden L. Moore. Desarrollo Comercial de Puerio Rico Lihro de Puerto Rico, 1923, pág. 648. '

3. Luis Samalea Iglesias. Ronda de epopeyas. - El mes de julii,>ante la historia. Revista de las Antillas, julio de 1914, págs. 79"-8l l

4. Enrique A. Laguerre. La poesía modernista en Puerto Rico:• .Disertación presentada en . la Facultad del Departamento de tudios Hispánicos, Monografía inédita, mayo de 1941, Prefacio,. pág. l.

5. Enrique A. Laguerre. Ob. cit., págs. 51-53.

6. Julio Soto Ramos. Cesáreo Rosa Nieves. ·Aguinaldo Lírico: . Tomo ll: Una pica en Flandes. El Mundo, San Juan, sábado, 10 de inayo de 1958.

7. Manuel Fernández Juncos. Literatura y elocuencia, en bro de Puerto Rico, pág. 764.

8. Félix Matos Bernier. Isla de Arte, 1907, págs. 236-237.

9. · Eugenio Astol. Sensaciones de Vida. - Las nubes. Puert& Rico Ilustrado, San.Juan, P.R., julio 15 de 1916, año 11, núm.

10. Francisco Manrique Cabrera. Hi.storia de 'za literaturi.,puerton:iqueña, Las Américas Press, lnc. 1958, pág . 264. '

U. Josefina Lube. Miguel Meléndez Muñoz. • Vida y obra;. Monografía inédita, U.P.R., ·1951, pág . 20. ·

12. Enrique Laguerre. Prólogo. Retablo Puertorriqueño. Im .;. prenta Venezuela, Sap. Juan, P.R. 1944, 15. ,

13. Enrique Laguerre. La poesía modernisia eh Puerto Rico,, pág. 60. l

14.' Nemesio Canales. Ideariu.m, año 1, agosto, 1917, núm. pág. 3.

15. Luis Llorens Torres. Visiones de m.i musa. Revista de las Antillas, San Juan, P.R., año 1, junio 1913, núm. 4, págs.

16. Luis Llorens Torres. Prólogo . Sonetos sinfónicos, pág. 21. ·

17. Enrique Laguerre. La poesía. modernista en Puerto Rico, 'pág 178. Luis Llorens Torres Visiones de mi musa. Revista las junio 1913, págs. 81-95.

18. Luis Llorens Torres. ¿Quién descubrió a Santo Domingo? Revista de las AntiJlas, octubre de 1913.

19. Luis Llorens Torres. Música de la conqnista de América. Revista de las Antillas, octubre de 1913, pág. 65.

20. Josefina · R. de Alvarez. Dicóonario de literatµ,ra Puerto1·riqueña. Edición de la Torre, Ú.P.R., 1955, pág. ll5.

21. Enrique Laguerre. · [,a poesía modernista. en Puerto Rico. Págs. 139-148.

22. Francisco Manrique Cabrera. Historia de la literatura p11 e rtorriqueña. Las Américas Puhlishing Co., N.Y. 1956, pág. 265 • .W . ..Miguel Guerra Mondragón. El lirio de los vall e s. Revi s ta de las Antillas, San Juan, P.R., mayo 1913. Núm. 3, pá.gs. 17-19.

24. Sócrates Nolasco. Escritores de Puerto Rico. Editorial el Arte, Manzanillo, Cuba, 1953. Pág. 213.

25. Sócrates Nolasco. Ob. cit., pág s . 74- 77.

26. Francisco Manrique Cabrera. Ob. cit., págs. 265-266.

27 . Francisco Manrique Cabrera. Ob. cit., pág.

28. · Enrique Laguerre. Ob. cit., pág s . 233-234.

29. Rafael Ferrer. Los Almendros -del Covadonga. Revista de la s Antillas, núm. 3, 1913, págs. 32-33.

30. Gustavo Fort. La Cuestión de Escuelas Literarias ... y otras (;uestiones. Revista de las Antilla!!, núm. 4 , . 1913, págs. 43-48.

31. Antonio S. Pedreira. El periodismo en Puerto Rico. Tomo l. Imprenta Ucar , García y Cía., La Habana, pág. 299.

32. Nicolás Rivas. Sebastián Dalmau Canet Puerto Rico Ilustrado, 27 de mayo de 1937, pág. 29 .

33 . Josefina R. de Alvarez. Ob. cit. , pág. 29.

34. Enrique Laguerre. La poesía Modernista en Puerto Rico Universidad de Puerto Rico, 1941, pág . 37.

35. Enrique Lafebre. Paisajes menta.les. Tipografía Fernández & Cía., 1918, pág. 146.

36. Enrique A. Laguerre. Ob. cit., págs. 109-110.

37. Evaristo Ribera Chevremont . San Juan en mi ,1JueñO. Revista de las Antillas, núm. 4 , j tmio 1914.

Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.