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PROGRAMA
Teatro
DE
escolar
MAÑANA DE
SOL
deS.y]. ALVAREZ QUINTERO
LIBRETO
DE
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PRODUCCION
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ESTADO LIBRE ASOCIADO DE PUERTO RICO ,J
DEPARTAMENTO DE INSTRUCCION PUBLICA 1963
— OBRAS EN PREPARACION — PARA ESCUELAS SECUNDARIAS • La Guarda Cuidadosa — Entremés de Cervantes • Declaración Amorosa —
Adaptación al ambiente puertorriqueño de nna obra en un acto de Antón Chekov por L. Santiago Lavandero • El Energúmeno — Idem
• Sancho Panza en la Insula Barataría —
Escenificación de un capítulo del Quijote por Alejandro Ca sona
PARA ESCUELAS ELEMENTALES El Gato Navideño —
de Bob Anglund. Traducción y Adaptación de L. S. Lavan dero
El Amigo Duende —
Obra en tres aaos de Flavia Lugo de Marichal
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4'.
MANANA
DE SOL
de
SERAFIN y JOAQUIN ALVARE2 QUINTERO
Se estrenó el 23 de febrero de 1905 en el Teatro de Lara de Madrid.
Libreto de Producción,
bajo la dirección de L. S. Lavandera
Diseños y dibujos de Carlos Marichal
★
★
★
REPARTO
(En orden de aparición) Niña (5 años y no tiene que hablar)
Niñera (mujer joven y fuerte) Cura 1ro. (30 años, flaco)
Cura 2do. (60 años, gordo) Guarda (35 años) Doña Laura (72 años)
Petra (criada, 20 años)
Don Gonzalo (77 años)
Juanita (mozo, 25 años)
ESCENOGRAFIA
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ESCALA:
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PLANTA ESCENICA
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NOTA PRELIMINAR
Con MAÑANA DE SOL de los hermanos Alvarez Quintero, se inician las Publicaciones del Programa de Teatro Escolar. Todo Club Dramático que desee presentar esta obra, nos lo notifica (Ofi cina de Teatro Escolar, Departamento de Instrucción, o llama al
766-2285) y se le enviarán las copias necesarias para presentarla. Los diseños, planos, dibujos y bocetos que aparecen en el libreto, se incluyen con la intención de ayudar al maestro en la cuestión de
estilo, época y ambiente y las direcciones se ajustan al plan de escena y a los otros detalles; no pretenden dictaminar el estilo de la pro ducción, sino más bien sugerir y ofrecer ejemplo; en otras palabras, facilitar su ejecución.
Esperamos que tengan mucho éxito produciendo MAÑANA
DE SOL
una de las joyas escénicas del teatro español.
Las direcciones de izquierda y derecha se refieren a las del actor, de frente al público.
detalle de escenografla
escala H" l'-O" UTILES DEL ESCENOGRAFO
MAQUETA
AGUA r vi®,
esponjas y TRAPOS
PALETA
AGUA DE COLA
ANILINA
MAÑANA DE SOL LIBRETO Al descorrerse el telón:
1. Se oyen algunos pájaros cantando y descubrimos un lugar de un pai :o publico en Madrid. —La iluminación debe tener tona
lidad rosada de mañana y motivada con sol fuerte desde un lado— preferentemente del lado izquierdo de la escena. Es una mañana de otoño templada y alegre.
2. Por la derecha entra una Niña corriendo, la sigue ima Niñera, la cual quiere tomarla por la mano pero la Niña no se deja coger y se rie.
3. La Niñera molesta se sienta en el lado izquierdo del banco. La Niña se le acerca por detrás y le tapa los ojos. La Niñera la agarra, y se la lleva por Fondo Izquierda.
4. Al salir ellas, un Guarda ha entrado a escena. Las sigue hasta el Fondo y sale por allí.
5. Queda la escena sola 3 segundos y luego entran dos Curas. El Cura 1ro. entra hablando del Sermón que está preparando — "ad-lib".
6. El Cura 2ndo. lo oye con una sonrisa y se detiene oyendo un pajarito cantando. Este sonido tiene que ser distinto a los de más. El Cura \ro., hablando sale de escena sin darse cuenta que el Cura Indo, se ha quedado.
7. Vuelve a entrar el Cura \ro. y llama al Cura 2ndo. y le dice que hay un banco con más sombra por allá, señalando a la iz quierda — "ad-lib".
8. Salen ambos hablando por la izquierda al momento que entra el Guarda por el Fondo. Mira a la derecha, como buscando a
alguien, va a la izquierda y mira, vuelve al Centro, se quita la gorra, se rasca la cabeza, se sienta en el banco con un resoplido, saca un reloj grande de un bolsillo, lo abre, lo mira, mira a la
derecha, levanta las cejas con un gesto de resignación, se guarda el reloj, se rasca una pantorrilla, se levanta y se va por la iz quierda, no sin antes mirar a todos sitios.
9. Doña Laura y Petra por la derecha, entran a los tres segimdos de haber salido el Guarda. Los sonidos de los pájaros empiezan a aumentar —"Doña Laura es una viejecita setentona, muy pulcra, de cabellos blancos y manos muy finas y bien cuidadas". Es una viejita vivaracha e inteligente. Se apoya de mano en una sombrilla, y de la otra en el brazo de Petra, su criada. A
pesar de sus años, ni cojea ni tiene joroba. Por su edad, hay cierta rigidez en sus movimientos, pero su voz es clara y segu ra— no temblequea.
PERSONAJES AMBIENTALES
NINA
NINERA
PETRA
CURA
19
CURA U"
GUARDIA
JUANITO
r
PERSONAJES PRINCIPALES
dona laura DON GON2ALO
Comienza el diálogo'. Doña Laura:
Ya llegamos... Gracias a Dios. Temí que me hubieran quitado el sitio. Hace una mañanita tan templada...
Petra:
Pica el sol.
Doña Laura:
A tí, que tienes veinte años. {Siéntase en la de
recha del banco) ¡Ay!... Hoy me he cansado más que otros días. (Pausa. Observando a
Petra, que parece impaciente y que mira a todos
lados buscando a alguien) Vete, si quieres, a charlar con tu guarda. Petra:
Señora, el guarda no es mío; es del jardín.
Doña Laura:
Es más tuyo que del jardín. Anda en su busca, pero no te alejes.
Petra:
Está allí esperándome.
Doña Laura:
Diez minutos de conversación, y aquí en se guida.
Petra:
Bueno, señora.
Doña Laura:
(Deteniéndola) Pero escucha.
Petra:
¿Qué quiere usted?
Doña Laura:
¡Qué te llevas las migtiitas de pan!
Petra:
Es verdad; ni sé donde tengo la cabeza. Tome
usted. (Le da un cartucho de papel pequeñito y se va por la izquierda.)
Doña Laura:
Anda con Dios. {Mirando hacia los árboles del
fondo y de la derecha') Ya están llegando los tunantes. ¡Cómo me han cogido la hora...!
{La actriz tiene que convencer al público que ve los pájaros volar desde un sitio a otro, posarse en el banco, en las ramas, en el suelo, etc. Practíquese bien esta pantomima, es muy importante) Estas, para los más atrevidos... (le tira unas migas) Estas, para los más glotones... {idem)
Y éstas, para los más granujas, que son los más chicos... {idem) Je... Je... Je... {Ob serva complacida el festín de los pájaros. De pronto se fija en uno) Pero hombre, ¡qué siem
pre has de bajar tú el primero...! Porque eres el mismo: te conozco, cabeza gorda, boca
grande... Igual que el administrador de mi hacienda. {Pausa) Y otro. {Ojo a la panto mima) Ahora dos juntos. Ahora tres. Ese
chico va a llegar hasta aquí. Bien; muy bien; aquél coge su miga de pan y se va a una rama a comérsela. ¡Es un filósofo! Pero ¡qué nube!
¿De dónde salen tantos? Se conoce que ha co rrido la voz... je, je... {Se oye la voz de un viejo refunfuñón acercándose) Je, je... Vaya, no pelearse, que hay para todos. Mañana traigo más.
(Entran don Gonzalo y Juanito por la izquierda, don Gonzalo es un viejo contemporáneo de do ña Laura, un poco cascarrabias, altivo, derecho
como un juso. Aunque arrastra los pies conser va cierta elegancia. Trae bastón. 'Viene de mal
temple, del brazo de Juanito su criado, quien trae un maletín en la mano.) 10
Don Gonzalo; Vagos, más que vagos... Más valía que estu vieran diciendo misa...
JUANITO:
Aquí se puede usted sentar: no hay más que ima señora.
(Doña Laura vuelve la cabeza y escucha el diá logo)
Don Gonzalo: No me da la gana, Juanito. Yo quiero un banco solo.
Juanito:
¡Si no lo hay!
Don Gonzalo: ¡Es que aquel es mío! Juanito:
Pero ¡Si se han sentado tres curas...!
Don Gonzalo: ¡Pues que se levanten! ¿Se levantan, Juanito? Juanito:
¡Qué se han de levantar! Allí están de charla.
Don Gonzalo: Como si los hubieran pegado al banco... No; si cuando los curas cogen im sitio... ¡cual quiera los echa! Ven por aquí, Juanito, ven por aquí. (Se encamina hacia la derecha resuelta mente, pasando por frente al banco. Juanito lo sigue.)
Doña Laura:
(Indignada) ¡Hombre de Dios!
Don Gonzalo: (Volviéndose) ¿Es a mí? (Juanito se coloca a la derecha de Don Gonzalo quien queda al la do derecho del banco) Doña Laura:
Sí, señor; a usted.
Don Gonzalo: ¿Qué pasa?
Doña Laura:
¡Qué me ha espantado usted los gorriones que estaban comiendo miguitas de pan! 11
D"on Gonzalo:
¿Y yo qué tengo que ver con los gorriones?
Doña Laura:
¡Tengo yo!
Don Gonzalo:
¡El paseo es público!
Doña Laura:
Entonces no se queje usted de que le quitan el asiento los curas.
Don Gonzalo: Señora; no estamos presentados. No sé por qué
se toma la libertad de dirigirme la palabra. Si gúeme, Juanito.
(Cruza delante de Juanito y sale. Este lo sigue, se van los dos por la derecha) Doña Laura:
¡El demonio del viejo! ¡No hay como llegar a cierta edad para ponerse impertinente! {Pausa) Me alegro; le han quitado aquel banco también. ¡Anda! Para que me espante los pajaritos. Está furioso. .. Sí, sí; busca, busca. Como no te sientes en el sombrero.
¡Pobrecillo! Se lim
pia el sudor... Ya viene, ya viene... los pies levanta más polvo que un coche.
Con
(Entra don Gonzalo seguido de Juanito. Cruza por detrás del banco a la izquierda mientras ha bla)
Don Gonzalo: ¿Se habrán ido los curas, Juanito? JUANITO:
No sueñe usted con eso, señor. Allí siguen.
Don Gonzalo: ¡Por vida... !{Se para y mirando a todas par
tes, queda perplejo.) ¡Este Ayuntamiento, que no pone más bancos para estas mañanas de sol! Nada, que me tengo que conformar con el de la vieja. {Refunfuñando, siéntase al otro extremo
que doña Laura, y la mira con indignación.) Buenos días. 12
Doña Laura:
¡Hola! ¿Usted por aquí?
Don Gonzalo: Insisto en que no estamos presentados.— (Juanita va al fondo y queda quieto, de espaldas mirando a la derecha)
Doña Laura:
Como me saluda usted, le contesto.
Don Gonzalo: A los buenos días se contesta con los buenos
días, que es lo que ha debido usted hacer.
Doña Laura:
También usted ha debido pedirme permiso para sentarse en este banco, que es mío.
Don Gonzalo: Aquí no hay bancos de nadie.
Doña Laura:
Pues usted decía que el de los curas era suyo.
Don Gonzalo: Bueno, bueno, bueno... se concluyó. (Entre dientes) ¡Vieja molestosa ésta...! Podía estar haciendo calceta...
Doña Laura:
No gruña usted, porque no me voy.
Don Gonzalo: (Sacudiéndose las botas con el pañuelo) ¡Vaya con el polvo! Si regaran un poco más, tampoco perderíamos nada.
Doña Laura:
Ocurrencia es: ¡limpiarse las botas con el pa ñuelo que usa para limpiarse la nariz!
Don Gonzalo: ¿Eh?
Doña Laura:
Cómprese un cepillo para limpiarse los zapatos.
Don Gonzalo: ¿Eh? Pero señora, ¿con qué derecho...? Doña Laura:
Con el de la vecindad.
Don Gonzalo: (Casi gritando) ¡Juanito! ¿Dónde estás? ¿Dónde te has metido? 13
JUANITO:
Aquí señor, {acercándose)
Don Gonzalo:
{Cortando por lo sano.) Mira, Juanito, dame el libro; que no tengo ganas de oir más tonte rías.
Doña Laura:
Es usted muy amable.
Don Gonzalo: Si no fuera tan entrometida... Doña Laura:
Tengo el defeao de decir todo lo que pienso.
Don Gonzalo:
Y el de hablar más de lo que conviene. Dame el libro, Juanito.
JUANITO:
Vaya, señor. {Saca del maletín un libro y se lo entrega)
Don Gonzalo: Dame acá el maletín.
{Juanito se lo entrega y
D, Gonzalo lo pone entre él y doña Laura, Juor nito se aleja y sale por el fondo derecho. Al ir a salir Juanito entra la niñera por el fondo con
la Niña, cruza y sale por Extremo Derecha. Juanito la mira, la sigue y sale. Don Gonzalo, mirando a doña Laura, siempre con rabia, se po ne unas gafas prehistóricas, saca un gran lente, y con el auxilio de toda esa cristalería se dispone a leer.)
Doña Laura:
Creí que iba usted a sacar ahora un telescopio.
Don Gonzalo: ¡Oiga usted!
Doña Laura:
Debe usted de tener muy buena vista.
Don Gonzalo: Como cuatro veces mejor que usted.
Doña Laura:
Ya, ya se conoce.
Don Gonzalo: Los muchos animales y aves que he cazado lo pueden testimoniar. 14
Doña Laura:
¿Ah, sí? {Burlona) ¡No me diga!
Don Gonzalo: Sí, señora. Todos los domingos, ¿sabe usted? cojo mi escopeta y mi perro, ¿sabe usted?, y me voy a una finca de mi propiedad, cerca de Aravaca... a matar el tiempo, ¿sabe usted?...
Doña Laura:
Sí; como no mate usted el tiempo... ¡lo que es otra cosa!
Don Gonzalo: ¿Conque no? Ya le enseñaría yo a usted una cabeza de jabalí que tengo en mi despacho.
Doña Laura:
¡Toma! Y yo a usted una piel de tigre que tengo en mi sala. ¡Vaya un argumento!
Don Gonzalo: Bien está señora. Déjeme usted leer. No es
toy por darle a usted más palique. Doña Laura:
Pues con callar, hace usted su gusto.
Don Gonzalo: Antes voy a tomar un polvito. {Saca una ca]a de rapé) De esto sí le doy. ¿Quiere usted? Doña Laura:
Según. ¿Es fino?
Don Gonzalo: No lo hay mejor. Le agradará.
Doña Laura:
A mí me descarga mucho la cabeza.
Don Gonzalo: Y a mí.
Doña Laura:
¿Usted estornuda?
Don Gonzalo: Sí, señora: tres veces.
Doña Laura:
Hombre, yo otras tres: ¡qué casualidad! (Después de tomar cada uno su rapé, aguardan los estornudos haciendo muecas y estornudan alternativamente, después de preparar sus res pectivos pañuelos) 15
Doña Laura:
¡Ah...chis!
Don Gonzalo:
Ah...chis!
Doña Laura:
Ah...chis!
Don Gonzalo:
Ah...chis!
Doña Laura:
Ah...chis!
Don Gonzalo:
Ah.. .chis!
Doña Laura:
Jesús!
Don Gonzalo: Gracias. Buen provechito
Doña Laura:
Igualmente. {Aparte al público) Nos ha re conciliado el rapé.
Don Gonzalo: Ahora me va usted a dispensar que lea en voz alta.
Doña Laura:
Lea usted como guste: no me incomoda...
Don Gonzalo: {leyendo) Todo en amor es triste; mas, triste y todo, es
lo mejor que existe.
De Campoamor; es de Campoamor.
Doña Laura:
¡Ah!
Don Gonzalo: fLeye«¿¿o)Las hijas de las madres que ame tanto, me besan ya como se besa a un santo. Estas son humoradas.
Doña Laura:
Humoradas, si.
Don Gonzalo: Prefiero las doloras.
Doña Laura:
Y yo. 16
Don Gonzalo:
También hay algunas en este tomo. (.Busca las dolaras y lee.) Escuche usted ésta: Pasan veinte años: vuelve él...
Doña Laura:
No sé qué me da verlo a usted leer con tantos cristales...
Don Gonzalo:
Pero ¿es que usted, por ventura, lee sin gafas?
Doña Laura:
¡Claro!
Don Gonzalo:
¿A su edad?... Me permito dudarlo.
Doña Laura:
Deme usted el libro. (Le toma de mano de don Gonzalo y lee. Don Gonzalo mueve el maletín
al lado izquierdo y trata de seguir la letra acer cándose a ella y usando la lupa. Ella sin em bargo casi ni mira al libro, pues lo sabe de me moria.) Pasan veinte años; vuelve él y al verse, exclaman él y ella: ¡Santo Dios! ¿y éste es aquél...? ¡Dios mío! ¿y ésta es aquélla? (Le devuelve el libro, con soltura y muy orgullosa.) Don Gonzalo: (Sorprendidísimo) En efecto: tiene usted una vista envidiable.
Doña Laura:
(Aparte al público) ¡Como que me sé los versos de memoria!
Don Gonzalo: Yo soy muy aficionado a los buenos versos...
tanto, que... hasta los compuse en mi mocedad. Doña Laura:
(Con mucha intención y un poco de sorna) ¿Y son buenos?
Don Gonzalo: De todo había. Fui amigo de Espronceda, de
Zorrilla, de Bécquer... A Zorrilla lo conocí en América. 17
Doña Laura:
¿Ha estado usted en América?
Don Gon2Alo: Varias veces. La primera vez fui de seis años.
Doña Laura:
¿Lo llevaría a usted Colón en una carabela?
Don Gon2Alo:
{Riéndose) No tanto, no tanto... Viejo soy pero no conocí a los Reyes Católicos...
Doña Laura:
Je, je...
Don Gonzalo: También fui gran amigo de éste: {señalando el
libro) de Campoamor. En Valencia nos conoci mos... Yo soy valenciano. Doña Laura:
¿Sí?
Don Gonzalo: Allí me crié; allí pasé mi primera juventud...
¿conoce usted aquello? Doña Laura:
Sí, señor. Cercana a Valencia, a dos o tres le
guas de camino, había una finca que, si aún existe, se acordará de mí. {Desde aquí puede oírse una música lejana de fondo — Cuídese de no usar una música conocida— debe tener sa
bor español y romántico,) Pasé en ella algunas temporadas. De esto hace muchos años; mu chos. Estaba próxima al mar, oculta entre na ranjas y limoneros... Le decían... ¿cómo le decían?... Maricela.
Don Gonzalo: ¿Maricela? Doña Laura:
Maricela. ¿Le suena a usted el nombre?
Don Gonzalo: ¡Ya lo creo! Como que si yo no estoy trastor
nado —con los años se va la cabeza—, allí vivió
la mujer más preciosa que nunca he visto. ¡Y ya he visto alonas en mi vida...! Deje us18
ted, deje usted... Su nombre era Laura. El apellido no lo recuerdo... {Haciendo memo ria.^ Doña Laura:
Laura...Laura... ¡Laura Llórente!
Laura Llórente...
Don Gonzalo: Usted entonces...
{Se miran con atracción misteriosa)
Doña Laura:
Nada...me está usted recordando a mi mejor amiga. {La música desaparece de pronto)
Don Gonzalo: ¡Es casualidad! Doña Laura:
¡Sí que es peregrina casualidad! — La Niña de Plata.
Don Gonzalo: La Niña de Plata... Así le decían los huérfa
nos y los pescadores. {Vuelve la música lenta mente) ¿Querrá usted creer que la veo ahora mismo, como si la mviera presente, en aquella ventana de las campanillas azules?... ¿Se acuer
da usted de aquella ventana?... Doña Laura:
Me acuerdo. Era la de su cuarto. Me acuerdo.
Don Gonzalo: En ella se pasaba horas enteras... En mis tiem pos, digo. Doña Laura:
{Suspirando) Y en los míos también.
Don Gonzalo: Era ideal, ideal... Blanca como la nieve...
Los cabellos muy negros... Los ojos muy ne gros y muy dulces... De su frente parecía que brotaba luz... Su cuerpo era fino, esbelto, de
curvas muy suaves... ¡Qué formas de belleza soberana modela Dios en la escultura humana! 19
Era un sueño, era un sueño. {Desaparece la mú sica de pronto al decir Doña Laura el aparte.) Doña Laura;
(Aparte) ¡Si supieras que la tienes ai lado, ya verías lo que los sueños valen! (A Don Gonzalo) Yo la quise de veras, muy de veras. Fué muy des
graciada. Tuvo unos amores muy tristes. Don Gonzalo: Muy tristes.
{Se miran de nuevo) Doña Laura:
¿Usted lo sabe?
Don Gonzalo:
Sí.
Doña Laura:
(Aparte) ¡Qué cosas hace Dios! ¡Este hombre es aquél.
Don Gonzalo: Precisamente el enamorado galán, si es que nos referimos los dos al mismo caso...
Doña Laur.a:
¿Al del duelo?
Don Gonzalo: Justo: al del duelo. El enamorado galán era... era un pariente mío, un muchacho de toda mi predilección. Doña Laura:
Ya, vamos, ya. Un pariente... A mí me contó ella en una de sus últimas cartas la historia de aquellos amores, verdaderamente románticos.
Don Gonzalo: Platónicos. No se hablaron nunca. {Pausa:—
música vuelve despacio de fondo desde aquí.) Doña Laura:
El, su pariente de usted, pasaba todas las maña
nas a caballo por la veredilla de los rosales, y arrojaba a la ventana un ramo de flores, que ella cogía. 20
Don Gonzalo:
Y luego, a la tarde, volvía a pasar el gallardo jinete, y recogía un ramo de flores que ella le echaba. ¿No es esto?
Doña Laura:
Eso es. A ella querían casarla con un comer ciante... un cualquiera, sin más título que el de enamorado.
Don Gonzalo:
Y una noche que mi pariente rondaba la finca para oírla cantar, se presento de improviso aquel hombre.
Doña Laura:
Y le provocó.
Don Gonzalo:
Y se pelearon.
Doña Laura:
Y hubo desafío.
Don Gonzalo;
Al amanecer: en la playa. Y allí se quedó malamente herido el provocador. Mi pariente tuvo que esconderse primero, y luego huir. (Pausa y desaparece la música')
Doña Laura:
Conoce usted al dedillo la historia. (Con mucha intención)
Don Gonzalo:
Y usted también, (igual)
Doña Laura:
Ya le he dicho a usted que ella me la contó.
Don Gonzalo:
Y mi pariente a mí. (Aparte) Esta mujer es Laura... ¡Qué cosas hace Dios!
Doña Laura:
(Aparte) No sospecha quién soy: ¿para qué decírselo? Que conserve aquella ilusión...
Don Gonzalo:
(Aparte) No presume que habla con el galán... ¡Qué ha de presumirlo!... Callaré. (Pausa) 21
(Ojo con la próxima secuencia. Los dos mien ten sobre todo lo que se cuentan. Lo hacen en grande tratando de convencer al otro. Los apar tes hay que procurar protegerlos para que el pú blico capte con claridad la comedia envuelta.) Doña Laura:
(Con mucha intención) Y ¿fué usted, acaso, quien le aconsejó a su pariente que no volviera a pensar en Laura? (Aparte) ¡Anda con esa!
Don Gonzalo:
¿Yo? ¡Pero si mi pariente no la olvidó im se gundo!
Doña Laura:
Pues ¿cómo se explica su conducta?
Don Gonzalo: ¡Ah, ya lo sabrá usted, señora: el muchacho se
refugió primero en mi casa —temeroso de las consecuencias del duelo con aquel hombre, muy querido allá—; luego se trasladó a Sevilla; des pués vino a Madrid... Le escribió a Laura ¡qué se yo el número de cartas! —algimas en verso, me consta...—
Pero sin duda las debieron
interceptar los padres de ella, porque Laura no contestó... Gonzalo, entonces, desesperado,
desengañado, se incorporó al ejército de Africa, y allí en ima trinchera encontró la muerte, abra
zado a la bandera española y repitiendo el nom bre de su amor: Laura... Laura... Laura...
(Marqúense bien los siguientes apartes) Doña Laura:
(Aparte) ¡Qué embustero!
Don Gonzalo: (Aparte) No me he podido matar de un modo
más gallardo. Doña Laura:
(A don Gonzalo)
¿Sentiría usted mucho esa
desgracia? (con intención y sorna) 22
Don Gonzalo:
(A ella) Igual que si se tratara de mi persona. En cambio, la ingrata, quién sabe si estaría a los dos meses cazando mariposas en su jardín, indi ferente a todo...
Doña Laura:
¡Ah! no señor; no, señor...
Don Gonzalo:
Es condición de mujeres...
Doña Laura:
Pues, aunque sea condición de mujeres, la Niña de Plata no era así. Mi amiga esperó noticias un día, y otro, y otro, y otro... y un mes y un año... y la carta no llegaba nunca. Una tarde, a la puesta del sol, con el primer lucero de la noche, se la vió salir resuelta camino de la pla
ya... de aquella playa donde el predilecto de
su corazón se jugó la vida. Escribió su nombre en la arena —el nombre de él—, y se sentó en una roca, fija la mirada en el horizonte... Las olas murmuraban su monólogo eterno... e iban poco a poco cubriendo la roca en que es
taba la niña... ¿Quiere usted saber más?... Acabó de subir la marea... y la arrastró con
sigo... Don Gonzalo: ¡Jesús! Doña Laura:
Cuentan los pescadores de la playa que en mu cho tiempo no pudieron borrar las olas aquel nombre escrito en la arena. {Ahora bien mar
cado el aparte) ¡A mí no me ganas tú a finales poéticos! Don Gonzalo:
(Aparte y marcado) ¡Miente más que yo! (PAUSA)
Doña Laura:
(Suspiro ficticio) ¡Pobre Laura! 23
Don Gonzalo:
(Igual) ¡Pobre Gonzalo!
Doña Laura:
(Aparte, con mucha claridad) ¡Yo no le digo que a los dos años me casé con un fabricante de cervezas!
Don Gonzalo:
(Igual) ¡Yo no le digo que a los tres meses me largué a París con una bailarina! (PAUSA)
Doña Laura:
(Con suprema finura, gracia y buen humor) Pero ¿ha visto usted cómo nos ha unido la ca
sualidad, y cómo una aventura añeja ha hecho que hablemos lo mismo que si fuéraníos amigos antiguos? Don Gonzalo:
Y eso que empezamos riñendo.
Doña Laura:
Porque usted me espantó los gorriones.
Don Gonzalo:
Venía muy mal templado.
Doña Laura:
Ya, ya lo vi. ¿Va usted a volver mañana?
Don Gonzalo:
Si hace sol, desde luego; Y no sólo no espan taré los gorriones, sino que también les traeré miguitas...
Doña Laura:
Muchas gracias, señor... Son buena gente; se lo merecen todo. Por cierto que no sé donde anda mi chica...(Se levanta.) ¿Qué hora será ya? (Cruza hacia la izquierda por detrás del banco)
Don Gonzalo: (Levantándose) Cerca de las doce. También ese
bribón de Juanito... (Va hacia la derecha.) Doña Laura:
(Desde la izquierda del foro, mirando hacia
dentro.) Allí la diviso con su guarda... (Hace señas con la mano para que se acerque y queda mirando hacia afuera) 24
Don Gonzalo:
(Contemplando mientras a la señora y para si.) No... no me descubro... Estoy hecho un mamarracho tan grande... Que recuerde siem pre al mo2o que pasaba al galope y le echaba las flores a la ventana de las campanillas azules...
Doña Laura:
¡Qué trabajo le ha costado despedirse! Ya viene.
Don Gonzalo:
Juanito, en cambio... ¿Dónde estará Juanito? Se habrá engolfado con alguna niñera. (Mi rando hacia la derecha primero y haciendo señas hacia afuera) ¡Diablo de muchacho...!
Doña Laura:
(Contemplando al viejo y para sí) No... no
me descubro... estoy hecha un guiñapo... Vale más que recuerde siempre a la niña de los ojos negros, que le arrojaba las flores cuando él pasaba por la veredilla de los rosales... (Entra Petras azorada y jadeante con un manojo de violetas) Doña Laura:
Vamos, mujer; creí que no llegabas nunca.
Petra:
Estas violetas me ha dado mi novio para usted.
Doña Laura:
Mira qué fino... Las agradezco mucho... (Al cogerlas se le caen dos o tres al suelo.) Son hermosas. (Petra queda mirando hacia afuera izquierda)
Don Gonzalo:
(Al entrar Juanito por la derecha) Pero, Jua nito, ¡por Dios que son las tantas!
JUANITO:
Perdone, señor, pero aquella niñera con aquella niña...
Don Gonzalo: (A Juanito) Calla, calla... está bien. (Cruza al centro por frente al banco) Pues señora mía. 25
yo he tenido un honor muy grande... un pla cer inmenso...
Doña Laura:
(Lo mismo.') Y yo una verdadera satisfacción. (Juanita queda mirando hacia afuera derecha.)
Don Gonzalo: ¿Hasta mañana? Doña Laura:
Hasta mañana.
Don Gonzalo: Si hace sol...
Doña Laura:
Si hace sol... ¿Irá usted a su banco?
Don Gonzalo: No, señora; que vendré a éste. Doña Laura:
Este banco es muy de usted. (Se ríen)
Don Gonzalo: Y repito que traeré miga para los gorriones...
(Vuelven a reirse) Doña Laura:
Hasta mañana. (Mutuas reverencias)
Don Gonzalo: Hasta mañana. (Doña Laura se encamina con Petra hacia la de
recha. Don Gonzalo, antes de irse con Juanita
hacia la izquierda, tembloroso y con gran esfuerzo se agacha a coger las violetas caídas. Doña Laura
vuelve naturalmente el rostro, y lo ve.) JUANITO:
¿Qué hace usted, señor?
Don Gonzalo: Espera, hombre, espera... Doña Laura:
(Aparte, mientras Don Gonzalo recoge las vio letas) No me cabe duda: es él...
Don Gonzalo:
(Aparte, enderezándose) Estoy en lo firme: es ella...
(Después de hacerse un nuevo saludo de despe dida, ambos dicen para si:) 26
Doña Laura:
¡Santo Dios! ¿y éste es aquél...?
Don Gonzalo: ¡Dios mío! ¿y ésta es aquella...? (Se van, apoyado cada uno en el brazo de su servidor y volviendo la cara sonrientes, como si
él pasara por la veredilla de los rosales y ella estuviera en la ventana de las campanillas azu les. Los gorriones cantan mientras se cierra el telón.)
FIN
27
— SUGERENCIAS PARA EL DIRECTOR —
"MAÑANA DE SOL" es una obra donde el director ha de cuidar mayormente el realismo de las caraaerÍ2aciones. Para los
papeles principales (Doña Laura y Don Gonzalo) deben escogerse
los actores de más talento y habilidad en el grupo. La buena y viva expresividad de los intérpretes es imprescindible; deben tener el don de ser buenos imitadores. Debe procurarse que los intér pretes observen bien a la gente de edad: como hablan, como se
sientan, como se levantan, como gesticulan. Los personajes son
viejos, pero tienen fuerza y vigor, andan derechos, erguidos y se sientan de igual manera; hay rigidez en sus movimientos pero actúan con determinación; son viejos con carácter, ágiles y fuertes. Los actores jóvenes tienen la tendencia de crear estereotipos en lugar de atenerse a la realidad; casi siempre los viejos los interpretan como
jorobados y faltos de salud y de voluntad, con hablar lentísimo y apagado. Es precisamente eso lo que menos se encuentra en los personajes ancianos teatrales. No permita el director que se come tan estos errores.
Los momentos de evocación hay que cuidarlos. A veces re
sulta interesante ponerle una música de fondo, para resaltarlos. No debe caerse en el romanticismo sentimentaloide, no; esto es evocación placentera, juguetona, graciosa, vivaz, imaginativa; recuérdese que la vida de estos viejos ya está vivida. Cada uno ha tenido su familia por su cuenta y aquello que evocan lo ven risueños, como juego de
niños. La galantería y la gracia de aquellos años se le sale ahora
por los poros a los viejos. Aunque ya están un poco gruñones, nunca pierden su sensatez y su buen humor. Este momento en sus
vidas, estos recuerdos gratos, los emocionan claro está, pero no es cuestión de echarse a llorar. 28
Los personajes de la Niña, la Niñera, los Curas y el Guarda, se han introducido para darle ambiente al parquecito español de 1900. No son imprescindibles. Si se usan debe procurarse ima buena actuación sin manerismos ni comiquerías. La frase ad-lib en el libreto se usa para indicar que el actor o los actores hablan ad-libitum¡ o sea, a su gusto —sin que el público lo entienda bien. Debe ser improvisado— es cosa de dar la impresión que se conversa, que hay diálogo, pero que no tiene mas intención que la de ambientar con sonido accidental; nunca
debe dársele carácter de parlamento. No debe permitírsele al actor que haga estos papeles, el quererse lucir con changuerías; debe ate nerse a la dirección específica que se le ha dado. Finalmente, algo sobre el ritmo escénico. El director debe hacer
todo lo humanamente posible, a través de mucho ensayo, para que la expresión y secuencia de los parlamentos tenga ima semblanza de vida. Muchas representaciones escolares adolecen de ritmo, y es porque muchas veces a los actores-estudiantes se les hace que copien la forma de decirlo del director. El maestro se ve precisado a hacer esto porque el estudiante se aprende y dice los parlamentos sin pensar en lo que está diciendo— los repite como papagayo. Para evitar esto, es preciso que antes de empezar el ensayo de una escena, se explique el significado de cada parlamento y porqué lo dice el personaje. El como se dice tiene que nacer del porqué se dice ins tintivamente. Compárese el momento escénico con lo de ima frase de contenido similar.
Cuando el maestro le da el como decirlo no
se graba tan bien cuando el esmdiante lo descubre o llega a él por la comprensión segura de lo que está diciendo.
29
LATICE
PLY-WOOD %
UTILERIA
DETALLES
DEL
VESTUARIO
UTILERIA—
Escenográfica 1 Banco (en escena) Manuable
(Cuídese de que sean o den la apariencia de la época,) 1 Sombrilla (Doña Laura) 1 Pañuelo (Doña Laura)
1 Bolsita de papel con migas de pan — (Petra) 1 Maletín (Juanito) conteniendo:
1 Libro de poesías bien encuadernado 1 Lupa grande
1 Gafas para Don Gonzalo en su esmche
1 Cajita de plata para rapé. 1 Pañuelo (Don (jonzalo)
1 Manojo de violetas sueltas (Petra)
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NOTAS SOBRE LA PROMOCION, PROGRAMA Y CARTEL
1. Cuídese de poner el nombre de los autores junto al título en programas, hojas sueltas, carteles, etc. El nombre del autor debe siempre mencionarse, al hacer cualquier promoción.
2. La parte más importante del programa lo es, o lo son la página o páginas conteniendo la información completa sobre la produc ción, o sea: —^Título, autor, traductor y/o adaptador, director, diseñadores de escenografía, vestuario e iluminación, fechas de
funciones, sinopsis (si son varios actos indicando dónde y cúando pasa la acción exclusivamente— no debe explicarse el argumen to); si es solo un acto debe decirse cuándo y dónde sucede la acción.
3. El programa debe contener también: notas biográficas del autor, importancia de la obra en el teatro, notas interesantes sobre la
época; incidentes de la producción, breves notas de los intérpre tes y los que trabajan fuera de escena.
4. Si se toman anuncios éstos deben alternarse con las notas antes mencionadas.
5. Debe ser natural y propio que un Comité del Club Dramático
se dedique a la promoción (carteles, hojas sueltas, programas, etc.), organización de la sala y la venta de entradas.
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NOTAS PARA PUBLICIDAD O PARA EL PROGRAMA
A continuación van aquí unas notas que bien pueden servir para la publicidad que se le haga a la obra y para incluirlo en el programa, cosa que el público pueda leer algo sobre la obra antes de verla.
En el Teatro Completo de los hermanos Quintero, en el Tomo V,
donde aparece MAÑANA DE SOL, hay una crítica muy interesante de la obra escrita por Rafael Altamira y publicada en una revista argentina en octubre del 1906. Hacemos aquí una selección de los párrafos más interesantes de la reseña:-
EL PODER DE LA ILUSION
"Los hermanos Quintero tienen entre otras, una singular habi lidad artística; la de acertar con las más íntimas, delicadas y universales fuentes de poesía que, por su poco relieve y por la frecuencia de sus manifestaciones, suelen pasar inadvertidas o ser menospreciadas por los autores modernos, afanosos de no vedad y originalidad.
"MAÑANA DE SOL es una de esas nonadas, una de esas pequeñeces de la vida que influyen en los hombres más que mu chas cosas grandes y que van formando en nuestro espíritu el
fondo poético, romántico, si queréis, que nos hace soñar y nos convierte en amables muchos momentos de la existencia, aun
después de llegada la edad de los 'tristes desengaños'.
"¡Tal es la fuerza inmensa de la ilusión, aunque ésta se proyecte en un horizonte muy lejano, que no podemos, ni queremos, ir a buscar nuevamente! 33
"Porque lo caraaerístico de la ilusión, en la forma a que ahora aludo, es eso: saber que es pura ilusión, poesía de recuerdos y, sin embargo, complacerse en ella. Los protagonistas de MAÑANA DE SOL se encuentran respertivamente viejos, estantiguas; un mundo de impresiones, de alegrías, de tristezas
y de prosaísmos, los separa entre sí y, a la vez, de aquella ju venil edad que evocan; saben que aquello no puede volver, que no sentirán boy lo que sintieron entonces, que no se entende rán como se entendieron en Maricela, bajo el cielo riente de la
tierra levantina y en los años tientes de su juventud y porque saben todo esto, no se descubren, no quieren romper la ilusión
del compañero, pero se complacen en la propia, cerrando los
ojos a lo que tienen delante y abriéndolos ávidamente a las visiones de lo pasado.
"¿Es esto inconsecuencia, contradicción, rareza incomprensible del espíritu? No; es cosa bien natural, es la fuerza incontras table de la ilusión que borra el tiempo y deshace las imperfec ciones, porque lo que la seduce y la enciende es lo que lleva en sí misma; lo que cada sujeto sintió, la evocación de aquella su vida pasada, que se le proyecta de nuevo, objetivamente, no como cosa actual que puede cumplirse, sino como cosa vivida
y con toda la intensidad poética de lo deseado y no cumplido. La ilusión; toma su poder aquí del egoísmo, gózase con reno var las turbadoras y amables impresiones que nos hicieron fe
lices, sin otro objeto, sin otra aspiración que la de volver a serlo mentalmente del mismo modo, prolongando la leyenda y resistiéndose a pensar en la realidad cumplida, implacable, enemiga de aquélla. La doña Laura de MAÑANA DE SOL
sabe bien que no le costó gran trabajo olvidar a su garrido caballero y casarse con un fabricante de cervezas. Don Gonzalo
tiene bien presente que a los tres meses "se largó a París con una bailarina'. Y, sin embargo, sienten la poesía de aquel en cuentro, de aquella evocación de ilusiones que avivan su res34
coldo; y las violetas que se le caen a doña Laura y que don Gonzalo recoge afanoso del suelo, quizá no tendrán ya aroma para el olfato del anciano, pero lo tienen para su alma de joven, escondida, no muerta, tras de la balumba de cosas que los años han amontonado en la existencia de aquel hombre.
"Es eso lo que resulta de MAÑANA DE SOL: poesía; Y si queréis que poesía y romanticismo sean sinónimos, habrá que desear que todos los hombres puedan ser románticos y tengan su novela íntima, que ayuda a soñar y a ver lo pasado con menos rigor de lo que la razón impone a los que tienen costumbre de hacer a menudo examen de conciencia y dan gra cias al tiempo porque les permite ser, cada día, un poco me jores de lo que fueron antes, cuando eran menos dueños de sí mismos.
Rafael Altamira"
Muy atinado trabajo el de Altamira; recoge en pocas palabras la verdad de la obra que hoy por hoy quizás sea una de las más perdu rables del Teatro Español de todos los tiempos y una joya del tea tro universal.
MAÑANA DE SOL se ha traducido a todas las lenguas y se repre senta constantemente por todo el mundo. Pocas son las gentes de
teatro que no conozcan MAÑANA DE SOL.
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—NOTAS—
OBJETIVOS DEL PROGRAMA DE TEATRO ESCOLAR
1. Familiarizar al estudiante con las técnicas y principios del Arte del Teatro
2. Ofrecer a la comunidad los mejores ejemplos del arte escénico 3. Dirigir y estimular la creación artística que es el teatro
4. Ejercitar y mejorar el uso de nuestra lengua hablada 5. Aprender a saborear la buena literatura escrita para el teatro 6. Por ser el teatro expresión de conjunto de talento y habilidades. nos ayuda a fomentar la convivencia humana para un fin esté tico.
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Depto. de Instrucción Pública
Impreso en los Talleres de Artes Gráficas San Juan, Puerto Rico 1963
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