Manifiesto de la Juventud Socialista Universitaria Puertorriqueña (1932)

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MANIFIESTO í-iíjf

DE%A \v Juventud " Universitan

j?íoPuertorr¡queña

I PUEBLO DE PUERTO R4C0, ^

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ESPECIALMENTE A LA MASA ESTUDIANTIL Y A LAS GRANDES FALANGES DEL TRABAJO.

H Reproducido de "EL MUNDO

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Junio 14, 1932


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Manifiesto al pueblo de PUERTO RICO, especialmente A LA MASA estudiantil Y A las grandes falanges del trabajo.

La "Juventud Socialista Univer

sitaria Portorriqueña" se adelanta

al proscenio de la opinión pública de Puerto Rico, especialmente ante

la masa estudiantil y las grandes falanges del trabajo, como fuerza QUe trata de encauzar el pensa

miento colectivo' por la senda de la

justicia social. No somos un grupo intelectualista que pretende formar escuela, .sino una avanzada en cu ya mente ha madurado el ideal de

servicio, y que sacude su modorra y se coloca en la línea de combate

al reclamo de principios socialis

tas sustentados silenciosamente por muchos años.

• El momento por que atraviesa nuestro pueblo exige nuestra coope ración. Es un deber civico que nos

desprende de nuestra contempla-

Regalo Biblioteca General U. P. R.

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Gfón muda—egotismo imponderado— y nos coloca en la avanzada públi ca con el fin de que nuestros anhe

los y arraigados principios fructi fiquen en empeño orientador. Es nuestro propósito discutir, en cuanto atañe a la exposición de nuestra tesis, en sus diversos as

pectos, los problema.^-' económicos, sociales y políticos de nuestro pue

blo, y divulgar nuestra apreciación de los mismos por lo medios co rrientes de divulgación general. Problemas económicos:

Suscribimos en su parte esencial el programa do nuestro partido, consistente en 25 demandas inme

diatas, tal como fué aprobado en la

sétima convención ^ regular celebra da en Arecibo durante los dias del

9 al 11 de junio de 1928. Hemos te-

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nido la fortuna de ver plasmadas en realidades algunas de dichas de mandas.

Combatiremos la concentración de tierras en manos de unos pocos,

y el sistema absentista de dominio.

Creemos que nuestra política eco nómica insular debe orientarse a

toda costa hacia nuestra integra-

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...

ción e independencia económica, con vistas a estabilizar nuestra po-

sición colectiva, y mejorar la prc-


caria situación del pueblo elevan do sus condiciones de vida.

Mantenemos que a falta de ini ciativa y capital privado, el Gobier no debe acometer aquellas empre sas industriales que sean necesarias a los fines de reducir el desempleo y aumentar la producción social Sostenemos asimismo que el frtieblo debe recabar todas las franqui cias que actualmente explotan com pañías privadas extranjeras. Las condiciones actuales de nues

tro pueblo son en extremo desgra ciadas. Un régimen pasado de mar cada tolerancia en la concesión de uso, disfrute y explotación de mu chos de los patrimonios inherentes a nuestra riqueza natural y física —atribuciones inseparables y pro pias de nuestra condición de pue blo—nos ha llevado al margen de una bancarrota financiera. No de

bieron los regímenes que han do minado los destinos del pueblo por torriqueño desde el período de la ocupación americana, agotar nues tra capacidad prestataria prohijan do empresas improductivas, o de poco valor práctico, ni fomentar el sistema de latifundios que agobia nuestro pueblo. Apenas si existe hoy en Puerto Rico una clase propiamente rica. Tenemos una clase media con pre-

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tensiones burguesas; una clase me-

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dia humilde compuesta de asalnriados de títulos profesionales, o

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Eemiprofesionales, empleados téc nicos y esclavos de "cuello blanco"; y por último tenemos una clase de

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proletarios paupérrimos, dividida en asalariados de oficios y jibaros

de las campiñas. Es esta última

clase la más numerosa, la más su-

frida y la menos responsable del estado actual de cosas. Nuestros problemas demandan

^

urgente solución, y en tanto en cuanto prevalezca el espíritu reaccionario adicto a ciertos intereses

individuales o corporativos, y de

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aquellas personas para quienes el concepto de propiedad privada constituye una liniitación, prevale cerá el status actual de miseria V corrupción.

Militamos contra el "charlatanis mo" de ciertos improvisados eco

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nomistas de nuestro medio, que sin otra base que una desconfianza in civil de usureros y una ignorancia de caracteres enciclopédicos, pretenden dictar la política gubernamental. Señores que no distinguen

1® hora de censurar, entre inver-

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siones productivas y gastos superfluos; que confunden el concepto

^

de la economía con el resabio de la tacañería; que sueñan con servi-

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cios, subsidios, préstamos y condo naciones, sin dar tributo al estado

que los dispensa, y para quienes el exgobemador Roosevelt dijo la acertada frase: "to eat the cake and still have it"; señores que en casillados en un falso concepto de contribuyentes, se creen los amos de la casa, ignorando tal vez que contribuyente para fines del fisco es finalmente todo el que trabaja y consume.

Problemas sociales:

Nuestro estado social es reflejo de nuestra condioión económica. Somos un pueblo depauperado y enfermizo. El 70 por ciento de nues

tra población la compone el cam pesino y el tmbajador de precio

bajo, que en su mayor parte padece ds uncinariasis, tuberculosis, ma laria. Ss dice que no hay dinero para remediar tal situación, sin embargo lo ha habido para expor tación en cantidades de millones en forma de beneficios, intereses y dividendos a tenedores ausentes de

participaciones, acciones y bonos; y lo ha habido para más de una empresa oficial de carácter extra vagante.

Nos llamamos un pueblo culto, y hacemos gala de nuestros varios siglos de cultura hi.spana. Para


corroborar estas afirmaciones se ñalamos llenos de admiración a

un grupo talentoso y brillante de nuestra clase media, volviendo la vista al panorama de iliteracia de una masa empobrecida y para la cual es visita extraña el periódico, el libro, el folleto. Nuestro sistema educativo debe

reorganizarse radicalmente. El es

tudiante

portorriqueño

aprende

sus asignaturas en un idioma que no es el vernáculo, dando esto ori gen a que una gran mayoría de nuestra masa educanda no pueda comprender en su integridad ia ma teria que estudia. Creemos que es necesario y saludable cue se enseñe inglés, pero sostenemos que debe enseñarse como asignatura especial, según mejor convenga a los inte reses del estudiante.

Un alto porcentaje de nuestros estudiantes abandonan las aulas

cuando apenas

fingen

los

pri

meros balbuceos de la enseñanza

elemental, y aunque dejan de ser iliteratos, surten a los efectos de una organización democrática, las

mismas consecuencias que aquéllos. Creemos que el presupuesto para la educación debe distribuirse en una J,'

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forma más científica que llene las necesidades más urgentes de nues tro sistema educativo. Debe asimis-


mo fijarss el salario mínimo de los profesores para evitar que se disminuya a capricho A los municipios debe concedér-

seies más amplia autonomía y per mitirles además, disfrutar de una cuota más alta de las contribucio

nes municipales a fln de que los dediquen a atenciones educativas. Debe alentarse en todas las escue

las, rurales, elementales y superio res, la enseñanza industrial para proveer a los que no tengan faci lidades de estudios avanzados, de un oflcio con que se ganen la vida honradamente, ya que éstos, según se desprende de las estadísticas ofi ciales, constituyen un crecido nú mero de la masa estudiantil.

En materia fie beneficencia pú blica, los informes df 1 gobierno de muestran que a pesar de comba tirse las enfermedades caracterís

ticas de nuestro clima; de utilizar

se los "medios más avanzados y el personal disponible, con miras a mejorar las condiciones de sani dad y de salubridad existentes en la isla, en general no han sido sa tisfactorios y no aan favorecido como debieran a los habitantes de la zona rural. Creemos firmemente

que el porcentage de dinero del presupuesto insular destinada a es te servicio es exiguo, si se tiene

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en cuenta el millón y medio de ha

bitantes, y las condiciones de aban dono, desnutrición y servicio médico

inadecuado q. minan a nuestros con ciudadanos. Esta partida debe ele varse a toda costa con el fin de que cumpla fielmente su objetivo, ya que este problema es de vital im portancia para nuestra sociedad y acosa

constantemente

muchedumbres.

Vemos

a

nuestras

con

sim

patía la campaña de enseñanza higiénica-preventiva jadiodifqsora de la Asociacicn Médica de Puerto Rico.

No debemos bajo ningún concep

to fomentar la caridad que tiende a degenerar la conciencia y el sen tido de responsabilidad del indivi duo. Este servicio sanitario es una

obligación

gubernamental y

no

una caridad.

Creemos que las condiciones de

las cárceles y prisiones deben me jorarse. Sostenemos que la delin cuencia en general es producto del ambiente corrupto y deprimente en

due nos desenvolvemos; del estado

de ignorancia, del hambre y la mi seria que padece el pobre; y de la falta de diligencia de las autorida des competentes para evitar la perpetración de muchos actos ilí

citos. No neganiós que tal vez haya un caso de cada cien de un crimi-


nal perverso per se, pero esto es lo excepcional. Creemos que el Estado debe

sustituir

radicalmente

las

cárceles inmundas y deshonrosas por institutos psiquiátricos y edu cativos. Los resultados serian gran demente beneficiosos y devolverían un individuo descarriado al seno de

la colectividad a servir y a ser un ciudadano útil. Esto no seria ni una novedad ni un expierimento crriesgado y de futuro incierto. Entre los problemas económicosociales, a nuestro modo de ver, el más funesto, el más costoso y me nos práctico, es el de indemnizacio nes a obreros. El precio a que co tizan las compañías aseguradoras, los propios aseguradores, y el Es tado, la vida y los miembros del trabajador lesionado en el desem peño de su trabajo, es irrisorio y ridiculo. Entendemos que el siste ma y la administración es deficien te porque no cumple sus fines; que en Puerto Rico no hay campo abierto para el sistema competiti vo de seguros, con probabilidades de éxito. Sostenemos que el Gobier no de Puerto Rico tiene la obliga ción de solucionar mmediatamente la crisis del actual fondo estadual

de seguros y garantizar asi los de rechos del vasto pueblo trabajador. Que no debe abandoiiar una acti-

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vidad tan necesaria y tan humani taria como ésta, y que afecta tan

intimamente la felicidad y la segu ridad del trabajador, para deposi tarla irónicamente en las manos

de corporaciones privadas que no pueden desear de ninguna manera, como lo han demostrado en distin

tas ocasiones, el bienestar y el en grandecimiento del pueblo traba

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jador.

Negamos que la isla de Puerto

Rico esté tan densamente pobla

da que haya necesidad de practicar el control de la natalidad por clinicas neomaltusianas. El fin podrá ser ideal, el medio y las consecuen

cias serían funestos. Creemos que eu nuestros campos rurales hay capa cidad para sostenery^n relativa bue na condición el número de habi

tantes que hoy tenemos, y que los brazos de los hombres y las muje res nunca están de más en una na

ción No debe permitirse que el nú mero de habitantes constituya un pioblema social. Entendemos que matar a un sér sin éste haber na cido, es perpetrar un crimen con

tra el dictamen de ia naturaleza y

de la humanidad que, para su exis tencia, exige su crecimiento y su multiplicación.

Problemas políticos:

Sostenemos que nuestro camino 10

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en materia de soluciones políticas tiene que marchar paralelamente con la linea que vaya trazando nuestro desenvolvimiento económi co en su orientación hacia el ma

yor acrecentamiento d? la produc ción, y hacia la mejor distribución de los beneficios de la riqueza.

Coincidimos con e) concepto ex presado de que la campaña de edu cación cívica de carácter socialis

ta, no debe echarse a un lado para dar paso a discusiones públicas de natm'aleza más o menos académi

cas sobre el status político. Se ha

perdido mucho tiempo en tales dis quisiciones con enorme perjuicio de los intereses económicos del país. Sin perder de vista cosa alguna en relación con el desenvolvimiento político del pa/s y su orientación cómo pueblo, creemos sinceramente que la atención pública debe con

centrarse en la discusión y aprecia ción, en toda su magnitud, de ios problemas económicos de carácter grave con que actualmente.

nos confrontamos

Naturalmente no creemos, ni puede sostenerse con probabilida

des de éxito, que el problema final económico de Puerto Rico pueda resolverse dentro del marco colo

nial que nos brinda el Congreso de Estados Unidos; pero tampoco 11


vamos, a caer dentro de las redes de un independentismo de ocasión que se tira a la calle a manera da

Cristo grande, en ocasiones especia les, y que se postula a veces como un anestésico para adormecer la

conciencia ciudadana que se des pierta a los desaciertos e incon

gruencias

de

una

política

mal

orientada. No permitiremos que se usen, como pretexto, los poderes que nos faltan, para

no utilizar

aquellos qüe tenemos para bene ficio del pueblo Mintamos contra el caudillismo que prevalece en nuestro medio so 'f .

cial, y contra la pereza mental que agobia a una gran parte de nues

tro pueblo, y que lo hace seguir a dos o tres fantoches de la política local, no importa qué ideales sus tenten y con qué^frecuencia cam

bien de vestuario ideológico. Militamos contra el excesivo mi-

. rar hacia Wasliington para la so

lución de nuestros problemas in ternos.

Rechazamos el calificativo de pa

triota, y aceptamos el concepto de patria en tanto en cuanto no per

judique

el

concepto

de

fiu-

manidad. Se ha abusado dema-

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si^o de los vocablos: patria, pa triotismo y patriota; atribuyéndose unos la identidad de la patria, con: 12


fundiendo otros el ;jatiiotismo con el proselitisino ciego de la incons ciencia, y cubriendo con la inves

tidura de patriota, junto con ser vidores meritorios de la comunidad, a saltimbanquis de ima política de tramoya y de logro, y a personas desprovistas de todo altruismo. Pre ferimos hablar a nombre de la so lidaridad social.

La "Juventud Socialista Univer

sitaria Portorriqueña' enfila su proa contra la

pobreza del nacionalis

mo tradicionalista, reaccionario, an

tisocialista y burgués que predican unos; y contra ese americanismo

sentimental, sin base filosófica y social que predican otros, y el cual a menudo suele plasmarse en una tendencia acomodaticia a los de signios imperialistas de un sector

poderoso de la "opinión de los Es tados Unidos.

No creemos en socialistas cienti-

flcos de "sala de café", y de "ter tulia de botica"; esos que tienen siempre un pretexto para combatir

todo esfuerzo que se haga en pro de las ideas, pero que están dis puestos a reconocer de manera ge

nérica, que el socialismo "de allá", del extranjero, ese que se lee en

libros y folletos, ese si que está ien. El socialismo en su esencia es uno en todo el mundo. Se dife13


lencia en sus métodos, en el proce dimiento, a tono con las circunstan

cias históricas que rodean a cada pueblo, en su táctica individual.

Es un empeño revolucionario que tiende a establecer igualdad de oportunidades y la equitativa dis

tribución de la riqueza; y al cam

po del arte y la literatura llevadla visión trascendente de la vida.

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No creemos en pactos, fusiones o coaliciones con intereses opuestos o antitéticos a nuesftrtvs principios, mucho menos si tienden a absorber

nuestro nombre, nuestra persona lidad o nuestra historia. No cree mos en alianzas de buitres y palo mas. Comprendemos que la políti ca es complicada y demanda cono

cer estrategia; mas, nos adherimos a la linea recta.como el camino más corto hacia la realización de nuestras aspiraciones.

Militamos contra el partidismo que se resuelve en sacrificio del

ideal, y sostenemos que no hay ex cusa alguna para sacrificar un ápi

ce siquiera, de nuestro bagaje ideoogico en aras de las exigencias torpes del momento. El sembrado e ideas no admite apresuramieno. El socialismo en riinguna parte del mundo se derrota con la derro ta de sus hombres, t no siempre suele triunfar con sus triunfos. 14


Desde el aula universitaria, nos otros, representantes de una sóli da orientación colectiva en el seno

de la juventud portorriqueña, ha cemos un llamamiento a nuestro pueblo, para que se una en un esíuerzo para poner a Puerto Rico en la corriente de las más altas

ideas que luchan por su ascenden cia en el pensamiento universal.

Se impone que nos aprestemos a hacer la recor^strucción económi ca, social y política de este pais

sobre bases de justicia social y hu mano altruismo.

Bajo la bandera roja que tremo

lamos con orgullo de hombres y de estudiantes, desaparecen color, se

xo, raza, nacionalidad. Vamos' ha

cia la luz.. Seguidnos. Juventud Socialista

üniversitaria Portorriqueña.

(Firmado) Por-.Walter Rivera, Juan Nevárez Santiago] Juan B. Za mora, G. Seelit Moura, Víctor M. Sánchez, Ricardo Calderón.


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