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RL DOCTOR NAVARRO TOMAS Y SU VIAJE A PUERTO RICO t'OR
kAÍFAEL rámIrez de arellano Profesor de la Universidad de Puerto Rico.
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El doctor Navarro Tomás y su viaje a Puerto Rico La Universidad de Puerto Rico estableció, hace tres años, cursos
de Lengua y Literatura españolas, en su sesión de verano, para aquellos profesores norteamericanos que, no pudiendo asistir a las clases del Centrode Estudios Históricos de Madrid, deseaban continuar sus estudios en
algún país de habla española. La distinguida hispanófila señorita Josephine W. Holt presentó a la Junta de Administradores de la Universidad el plan, para la organización de dichos cursos. Al examinar la lista de profesores del Centro de Estudios Históricos
para escoger el que había de prestar el servicio de la sesión del 1924-1925
fué seleccionado el del docto filólogo y miembro del Cuerpo de Archi veros don Tomás Navarro Tomás, cuya personalidad es sobradamente co nocida en España.
Hizose esta elección por varias razones. La primera, la autoridad del señor Navarro en filología y fonética esiJañolas. La segunda, la im portancia que hoy día tiene en Puerto Rico la enseñanza de nuestra her
mosa lengua. No quiere el pueblo de Puerto Rico desprenderse de la
más grande herencia que k legaron sus antepasados. Ámase la lengua española, y quiéresele conservar en el mayor grado de pureza, pues a pesar de los esfuerzos de los profesores, la influencia de la lengua oficial, el ingles, se nota ya en el habla de aquellos.que,tienen que em* picar ambos idiomas.
Hacíase necesario, pues, una persona que, libre de prejuicios raciales o políticos, presentara ante las autoridades del país, y sobre todo ante el cuerpo estudiantil, el desarrollo de la lengua española, empezando por aquella paite que tanto interés tiene hoy para los portorriqueños; Ig pronunciación española.
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RAFAEL RAMÍREZ DE ARELLANO
Y para explicar terna tan árido, pero al mismo tiempo interesan te, ¿quién mejor que el señor Navarro? Conocido ya por varios profesores portorriqueños, recomendado eficaz
mente por sus numerosos trabajos lingüísticos, fué fácil tarea obtener la aprobación de las autoridades insulares y españolas para que él se tras ladase a Puerto Rico a hacer un curso de Fonética y otro de Lírica popular. Llegó el señor Navarro a Puerto Rico el 30 junio de este año, siendo recibido como un fiel representante de la cultura moderna espa ñola. No iba él a tierra extraña: Puerto Rico, a pesar de su vida oficial
repúblicoamericana, es un pedazo del antiguo poderío español. Las ideas políticas podrán seguir nuevos rumbos; pero el alma, el espíritu de su pueblo es el mismo que allí dejaron Ponce de León y Sotomayor; alma y espíritu españoles llenos de nobleza, de hidalguía y de bondad, y con ellas se recibió al hermano que llegaba con el mensaje de la intelectualidad española a dar a los hermanos insulares su saber y su ciencia. Bien lo comprendió él, y con la modestia que caracteriza a los veidadeflos sabios, explicó el motivo de su viaje a Puerto Rico con estas nobles frases: "Esta es una isla predilecta en España. Vuestra tierra
es un jardín; vuestro prestigio llega hasta nosotros; vuestra hospitalidad, llaneza y simpatía son tradicionales. Es, pues, perfectamente explicable que un español sienta ardientes deseos de visitar este delicioso rinconcito de América. Añada a ese ardiente deseo el ramplimiento de un deber,
y tendrá usted explicado el porqué de mi viaje a Puerto Rico. Consideró, pues, el señor Navarro, desde el primer instante 'cum
plimiento de un 'deber" la labor que había de realizar en aquella isla. Palabras son éstas de un verdadero maestro, de un amante de la ciencia, de un expositor de cultura. Los conocimientos que tiene 110 son po sesión única y exclusiva de España. Sü labor es paia españoles y para todos los hispanoamericanos.
Al inaugurarse la sesión de verano fue necesaiio limitar el numeio de estudiantes oficiales. A no haber hecho esto, el señor Navarro hubiera
tenido clases muy numerosas. Tal era el deseo de oíi su palabra y de estudiar bajo su dirección.
Una vez terminada la matricula y comenzada la labor de enseñanza,
podía uno ver en el aula del docto catedrático, no sólo a los estudian tes de las diferentes facultades, sino a"un buen número de abogados,
periodistas, escritores, sacerdotes y profesores portorriqueños y norteame-
ficanos. La juventud que estudia y se prepara, unida a los adultos pto-
El doctor NAVAERO TOMÁS Y su VIAJE A PUERTO RICO
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fcsionales que querían recordar sus días de estudiantes y aprender nue vas cosas descubiertas en los últimos años de investigación científica. En la cátedra y fuera de ella captóse el señor Navarro el amor de
portorriqueños y norteamericanos. Las autoridades gubernativas, los cen tros de cultura, la isla entera vieron en él al liombre que sabe inspirar fe en el estudiante, que transmite con su palabra clara los entusiasmos que le guian en su labor, al profesor eficazmente preparado para for mar nuevos maestros e investigadores. Comprendiéndolo así, el Rector de la Universidad, doctor Thomas E. Benner, joven y activo, lleno de buenos deseos para hacer de aquella institución insular un gran centro de cultura pan-ámericana, dirigió a la semana siguiente de la llegada del doctor Navarro este despacho al ilustre director del centro de Estudios Históricos:
"Menéndez Pidal,
Centro de Estudios Históricos, Madrid.
Universidad de Puerto Rico, dotada medios amplio desarrollo, em pieza nueva vida y saluda ese Centro, deseando intima colaboración. País y Universidad agradecen presencia doctor Navarro. Encantados
su gran labor. Esperamos pueda volver curso completo 1926-1927. Reci birá carta sobre esto.
"
Benner, Canciller."
El doctor Benner, recientemente nombrado Rector de aquella Uni versidad, se ha dado cuenta exacta de la giRu riqueza de nuestra lengua y de la necesidad ele conservarla pura y correcta. Desea él hacer de la cátedra de Lengua y Literatura españolas la cátedra más importante de dichas asignaturas de todas las Universidades americanas. Conociendo
la labor realizada por los profesores del Centro de Estudios Históricos, pide, como es natural, la cooperación del mismo y el regreso del doctor Navarro para que éste pueda hacer su labor en aquella isla más eficaz y para que ayude a la formación de profesores conocedores de los nuevos métodos y de las nuevas tendencias. No dudamos, pues, que ijermitiéndolo las circunstancias, la notable institución española satisfaga el deseo del.
noble norteamericano que actualmente dirige y reorganiza la Universidad insular.
Este deseo, que a algunos pudiera parecer egoísmo, resulta ser justo y legitimo cuando analizamos la situación actual de Puerto Rico. Como
bien dijera el licenciado Luis Muñoz Morales al presentar al señor Nava rro la noche de la conferencia de éste en la Biblioteca Carnegie, "el
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RAFAEL RAMÍREZ DÉ ARÉLLANO
conocimiento cientifico del español es aquí ,(en Puerto Rico) de mayor
necesidad que en el'mismo corazón de la península ibérica. El cambio de soberanía planteó para nosotros toda una serie de problemas econó micos, jurídicos, políticos y sociales en todos sus múltiples detalles, y no fué menos importante la imperiosa necesidad de adquirir el idioma inglés, sin perjuicio de conservar nuestra lengua vernácula; pues tan ridículo hubiera sido pretender la desaparición de ésta como rechazar
la adquisición de aquél. Nuastra especial situación y nuestro porvenir exigen que de una parte conservemos como sagrado tesoro, cultivándolo y perfeccionándolo, aquel riquísimo y sonoro idioma que heredamos de nuestra vieja patria; y exigen también, por otra parte, que aceptemos
y estudiemos para asimilarnos, cuanto sea posible, la concisa lengua in<'lesa, en que hemos de recibir las ideas de la nueva metrópoli, la cpie hemos de utilizar para defender nuestros derechos ante el nuevo sobe rano".
Y si la Universidad de Puerto Rico ha de realizar una labor de
acercamiento espiritual entre los pueblos de las Américas, justo y legí timo es el deseo de tener en nuestro más alto centro de cultura los me
jores profesores de lengua española y de lengua inglesa. No se concretó el señor Navarro a su tarea universitaria únicamente.
Durante su permanencia en la isla dictó tres conferencias para aquellas personas cuyas ocupaciones no les permitían asistir durante el día a la Universidad.
La primera de estas conferencias públicas tuvo luggr en la Biblioteca Carnegie. El tema escogido fué: Precursores españoles de-la lingilística moderna. Fué esta una interesantísima disertación acerca de los trabajos realizados por unos modestos maestros españoles de los siglos xvi y xvii en favor de los sordomudos. En ella el señor Navarro expuso con su lim
pia pronunciación castellana y su excelente dicción la labor hecha por fray Pedro Ponce de ¡León, el método que empleó en la enseñanza de los. niños que tenía a su cargo y el resultado de su obra y el de la realiza da por sus continuadores Manuel Ramírez: de Carrión y Juan Pablo Bonet. Demostró, finalmente, cómo esta labor hizo que el licenciado Lasso saliese'a la defensa de los mudos, escribiendo en 1550 su Trata
do legal sobre los mudos, y cómo de las enseñanzas de Ponce de León y sus sucesores se deriva, en parte, como principio de la investigación científica de los sonidos articulados, el progreso de la Filología y de la Lingüística.
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La segunda conferencia, en el Ateneo Portorriqueño, tuvo por te-
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EL DOCTOR NAVARRO TOMAS Y -EU VIAJE A PUERTO RICO
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ma: Problemas v métodos de la fonética experimental. En ella hizo, el
distinguido conferenciante una exposición' completa de la ciencia foné tica. Discutió los problemas que se presentan en el estudio de las len guas, los inctodos empleados en el laboratorio, el manejó de los aparatos
y los beneficios que resultan del estudio de la pronunciación. Tema fué este de gran interés, no sólo para los profesores, sino también para los médicos allí presentes, quienes cooperan con los directores de la irístrucción con el fin de mejorar la labor educativa. La última conferencia fué dada también en el Ateneo y estuvo dedi cada a las Sociedades españolas. Alli se encontraban los representan
tes del Casino Español, de la Casa de España y de Ta Sociedad Benéfica de Auxilio Mutuo. No iba el señor Navarro a hablar de literatura o
de fonética, no. Había escogido como tema uno tan interesante como los anteriores, pero que serviría para enorgullecer a españoles y a portorrique ños: El movimiento científico de la España actual. En esta conferen cia el culto profesor expuso la importancia de la obra científica de los españoles en España y fuera de ella. Sirvió esta última labor de cultu ra del señor Navarro para demostrar clara y evidentemente que España no se ha quedado atrás en el progreso científico moderno; que sus
hombres trabajan y cooperan en el desarrollo mundial; que la España actual no es la que hasta ahora se ha conocido, sino una nación que marcha unida a las más progresistas por la labor de sus sabios, de sus artistas, de sus investigadores. Una nación cuyos liijos "están deshaciendo los errores y prejuicios qué existen-sobre ella"; una nación cuyos hijos, como jél dijera al terminar su conferencia, "estamos ahora empeñados en la empresa más ambiciosa y más alta de nuestra historia: estamos conquis tando nuestros campos, nuestros ríos, nuestras minas, nuestras bibliote cas y nuestros archivos; estamos conquistándonos a nosotros mismos. En esta empresa todos los españoles, los que vivimos en España y los que vivís fuera de ella, podemos ser soldados útiles. Gómez Moreno pre senta la gran revista de Arte de nuestro Centro, diciendo: "Servir a la
patria es hacer ostensible ante el mundo culto lo que nos corresponde de gloria en el certamen de los ideales bellos."
Y así ha servido el señor Navarro a su pueblo y a su patria en esto viaje a Puerto Rico. El demostró ser uno de los modestos españoles que "se esfuerzan por su parte en las conquistas del pensamiento y de la
ciencia". La suya ha sido una conquista duradera y permanente. Home najeado por las instituciones culturales, por los directores de la instruc ción, por los estudiantes, por Puerto Rico, en fin, que es todavía, como
RAFAEL RAMÍREZ DE ARELLANO
ha dicho Pérez Losada recientemente, un fragmento, un pedazo del alma española. El nos enseñó que ya es tiempo de pensar, no en la obra de conquis
ta de Colón, Cortés y Pizarro, sino en la de conservar el espíritu, el heroísmo, la perseverancia de aquellas figuras, aplicándolos a la obra
de cultura y de progreso, no para beneficio de un pueblo o de una raza, ■sino para la Humanidad. El doctor Navarro ya está de nuevo en su laboratorio del Centro
de Estudios Históricos, pero su espíritu ha quedado en Puerto Rico. Allí
dejó una juventud llena de nuevos entusiasmos para los estudios hispáni cos, y un grupo de compatriotas que se sienten orgullosos de que a Puerto Rico haya ido tan digno exponente del saber y del trabajo español.
Allí plantó una semilla; crecerá un nuevo árbol hispánico, cuyos frutos han de beneficiar a toda la América.
¡ Que vuelva pronto a continuar su hermosa y noble obra i Madrid, octubre de 1925.
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