Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña

Page 1

R·EVIST:A ·del ~NST]TU1rO de CULTIJRA FUIERT<DRRIQUIEÑ.A - ,. ANTROPOLOGLf. HISTORIA

UTBlUTUlU ¡fRTBS PUSTlCMS 1

MOSle.-t ARQUITBCIVRA

OCTUBRE-DICIEMBRE, 1978

San Juan de Puerto Rico ------..,.


R E

v

s

1

T A

DEL INSTITUTO DE CULTURA PUERTORRIQUEÑA JUNTA DE DIRECTORES

Enrique Laguerre, Milton Rúa Carlos Sanz Amelía G. de Paniagua

Presidente Carlos Conde Samuel R: Quiñones Jesús Maña Sanromá

Director Ejecutivo: Luis M. Rodríguez Morales Director de -la Revista: Ricardo E. Alegria Apartado 4184 AÑo XXI

SAN JUAN DE PUERTO RICO

1978 OCTUBRE-DICIEMBRE

Núm. 81

SUMARIO

El caso de Don Tomás Vargas por Lidio Cruz M onclova

1

Folklore y tradición en la alimentación puertorriqueña -por Berta Cabanillas de Rodríguez . .. ~.. .. 3 Reinitas puertorriqueñas por Ester Feliciano Mendoza

11

El castellano de los conquistadores y primitivos vecinos espafioles de Puerto Rico por Manuel Alvarez Nazario 13 Versículos a Morel Campos por Manue/Joglar Cacho. . . . . . . . . . . . . . .. 20 Encuentro de Luis Palés Matos con Jorge de Lima por Enrique A. Laguerre . . . .. 21


La primera puertorriqueña

por Aurelio Ti6 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 27 Unos médicos ilustres y una época terrible por S. Arana Soto

31

Tantea~o

una cultura musical puertorriqueña por Augusto A. Rodríguez. . . . . . . . . . . . . .. 37

Vida política entre los Indios Caribes según César de Rochefort 41 por Manuel Cárdenas Ruiz

PUBLICACION DEL INSTITUTO DE CULTURA PUERTORIQUE&A Director: Ricardo E. Alegría Fotografías de Jorge Diana Aparece trimestralmente Suscripción anuaL Precio del ejemplar

$ 6.00 $ 2.00

[Application for second <:lass mail privilege pentling at San Juan, P'. R.]

DEPÓSITO LEGAL: B.

334.3 ·1959

IMPRESO EN LOS TALLERES GRÁFICOS DE MANUEL PAREJA BARCELONA • PRINTED IN SPAIN - IMPRESO EN ESPAÑA


COLABORADORES


LIDIO CRUZ MONCLOVA. Nació en Río Piedras en 1899. Estudia en la Universidad de Puerto Rico, donde desarrolla, primero, cátedra de literatura puertorriqueña y luego de historia, destacándose en esa última desciplina. Dedicado especialmente al es· tudio de la historia de Puerto Rico, se le considera como uno de nuestros más acuciosos historiógrafos y como la principal autoridad en la historia de nuestro siglo XIX. Ha publicado las siguientes obras: Historia de Puerto Rico (Siglo XIX), publicada en seis volúmenes entre 1952 y 1964. Historia del año de 1887 (1958), Luis Muñoz Rivera: los primeros diez años de su vida política (1959), y Baldorioty de Castro (1966). Es coautor de las obras Noticia y pulso del movimiento político de Puerto Rico (1808-1898), (1955) escrita

en colaboración con Antonio J. Colorado, y Los documentos ¿qué dicen? (1960), recopilación de documentos y lecturas relativas a la historia política de Puerto Rico realizada en colaboración con Reece B. Bothwell. Es, además, editor de la parte de prosa de las Obras Completas de Luis Muñoz Rivera que ha publicado el Instituto de Cultura Puertorriqueña.

ESTER FELICIANO MENOOZA. Nació en Agua· dilla e19 de diciembre de 1917. Realizó sus estudios de Normal, Maestría en Filosofía y Letras y Doctorado en Filosofía en la Universidad de Puerto Rico. Para su Maestría presentó la monografía "Antonio Pérez Pierret: vida y obra" y preparó un estudio crítico en torno a la poesía de Juana de Ibarbourou para el doctorado. Es catedrática de Humanidades en la Facultad de Estudios Generales de la Universidad de Puerto Rico. Se ha distinguido en el cultivo de la literatura infantil. Ha publicado los siguientes libros: Nanas (1945), Voz de la tierra mía (1956), Arcoiris (1951), Coquí (premio de las Mujeres Cívicas, 1957), Nanas de Navidad (1957), Nanas de la adolescencia (1963), Cajita de Música (1968), Sinfonía de Puerto Rico (1979), y en prensa Ronda del mar, estas tres últimas, ediciones del Instituto de Cultura Puertorriqueña.


BERTA CABANILLAS DE RODRíGUEZ. Nació en Mayagüez, y realizó estudios superiores en el Colegio Radford (Virginia), en la Universidad de Chicago, donde obtuvo' el grado de Maestra en Artes (1935), y en la Universidad de Columbia (1954). Durante muchos años ha sido profesora de Economía doméstica en la Universidad de Puerto Rico. Ha publicado diversos trabajos sobre la cocina puertorriqueña y el origen de lo. hábitos alimenticios de nuestro pueblo.

MANUEL JOGLAR CACHO. Poeta, nació en Morovis, el 20 de marzo de 1898, pero' ha desarrollado su obra en Manatí donde siempre ha vivido. Autodidacta. Ha colaborado en diferentes revistas del país y del exterior. Ha publicado los siguientes poemarios: Góndolas de nácar (1925), En voz baja (1944), Faena íntima (1955), Soliloquios de Lázaro (1956), Premio del Instituto de Literatura Puertoriqueña, Canto a los ángeles y Por los caminos del día, obras premiadas en los certámenes literarios del Festival de Navidad del Ateneo Puertorriqueño en 1957 y 1958, respectivamente, El último surco, Mención honorífica del Festival de Navidad de 1960, La sed del agua (1965) y La canción qUeJ va contigo (1967).

AURELIo TIÓ. Natural de San Germán, se ha distinguido en la investigación histórica relativa principalmente a los orígenes de Puerto Rico. Se le deben las obras Fundación de San Germán (1956) y Nuevas fuentes para la historia de Puerto Rico (1961), libro premiado por el Instituto de Literatura Puertorriqueña. Desde hace algunos años preside la Academia Puertorriqueña de la Historia. Es también miembro del Colegio de Ingenieros' de Puerto Rico, de la Junta de Directores del Instituto de Cultura Puertorriqueña, y de otras entidades doctas de España y América. Presidente del Instituto Puertorriqueño de Cultura Hispánica desde 1966 y miembro de la Academia de Artes y Ciencias de Puerto Rico.


AUGUSTO RODRíGUEZ. Catedrático de música coral en la Universidad de Puerto Rico, director de orquesta, director de coro, compositor. Nació el 9 de febrero de 1904 en San Juan. Bachiller en Artes de la Universidad de Puerto Rico. Presidente de la Sección de Bellas Artes del Ateneo Puertorriqueño (1930-32). Cursó estudios formales de música en la Universidad de Harvard y en el New England Conservatory of Music. Fue fundador y primer presidente de la Federación de Músicos de Puerto Rico. Desde 1934 hasta 1970 enseñó música en la Universidad de Puerto Rico. En 1936 creó el Coro de la Universidad. Con ese Coro cumplió cinco jiras por Norteamérica, ganando elogiosas críticas y acogidas entusiastas del público y la prensa de ese país. Autor de varios ensayos sobre música y otros ensayos críticos sobre arte y literatura. El Instituto de Cultura Puertorriqueña le otorgó el Premio Nacional en 1975, año de su Vigésimo Aniversario, consistente en Medalla de Oro por su aportación a la cultura musical puertorriqueña.

MANUEL CÁRDENAS RUIZ. Profesor del De· partamento de Ciencias Políticas de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico. Junto con Eugenio Fernández Méndez ha publicado diversos artículos de Crítica de arte en revistas y periódicos del país.



El caso de Don Tomás Vargas Por LIDIO CRUZ MONCLOVA

L 4 DE DICIEMBRE DEL AÑO DE 1859, DON TOMÁS Vargas, natural de Mayagiiez, ebanista de oficio E y actual maquinista del Teatro Municipal de San Juan, hace circular por la ciudad una curiosa hoja suelta invitando a varios de sus amigos y relacionados para una función que en su beneficio se pro-' pone celebrar la compañía de turno que actúa en el coliseo. "S.: F.: V.: A.: D.: A.: D.: D.: V.: Mi muy querido h: después de mis grandes tareas en la maquinaria de la comedia de magia Los Polvos de la Madre Celestina, la empresa a tenido a bien señalar para el lunes cinco del corriente mi fun· ción de gracia; y como mi beneficio, os invito para que concurráis a ella, siendo necesario vuestra asistencia en esta noche. S. E., asistira a dicha función por a petición y dedicada a él, y vos M.: G.: H.: no dejaréis de honrarla en obsequio a nuestro F.: y V.: dicha función será dividida del modo siguiente: 1", Gran Obertura a grande orquesta; 2", la preciosa comedia en tres actos de Bretón de los Herreros Errar la Vocación; 3", El Jaleo de Jerez; 4", Ejercicios gimnásticos por el beneficiado; 5", la linda comedia en un acto No más Secretos. Esta la función que os presenta vuestro F y P h que os saluda e S P F Y B que me son conocidas". Habiendo recibido una de dichas hojas, que ade· más de no haber pasado por la Censura no mas· traba el pie de imprenta, el Juez de Primera Ins· tancia del Distrito de Catedral, don Florencia de Onnaechea, dominado por la suspicacia, no deja mano sobre mano, y, presuradamente procede a remitir al gobernador, general don Fernando Cotoner Ohacón, el siguiente oficio: "Excelentísimo Señor: Al dirigirme Tomás Vargas el patio número 13 de la izquierda para la función del Teatro que a su beneficio se da hoy me he encontrado con la adjunta invitación cuyas letras y signos no comprendo. Y como puCo

den ser sospechosos y no se si han sido pasados o no por la Censura, me permito remitirla a V. E., de acuerdo con el Promotor Fiscal a fin de que se sirva prevenirme la conducta para obrar con arreglo a las faltas que se hayan cometido, creyendo de mi deber poner esto en el Su· perior conocimiento de V. E., ante todo y por lo que pueda importar". Sospechando que se trata de las maquinaciones de alguna sociedad secreta el general Cotoner procede con la misma diligencia y prontitud, y. luego de decretar la prisión de don Tomás Varga's, remite al Juez la siguiente comunicación: "Hecho cargo del oficio de Usía fecha de ayer y del anuncio de la función del Teatro del día cuatro, escrito por Tomás Vargas que me acom· paña, le manifiesto que ha pasado por la Censura según me informa el censor de imprenta; habiendo dispuesto en su consecuencia la prisión del Vargas en Ja Cárcel Pública de esta Capital en clase de incomunicado a disposición de Usía, que deberá proceder, desde luego, la averiguación de la verdadera significación del documento citado que le devuelvo". Practicada la correspondiente averiguación, el fiscal. don Francisco Soriano, instruye un proceso ipor anuncios sospechosos contra don Tomás Varo gas, como autor principal; y como coautores contra don Federico Asenjo Arteaga, don Julio Vizcarrondo Coronado, don Carlos Ferrer; y don José Dávila, propietario el primero y empleados los demás de la Imprenta El Mercurio en la que había sido impreso la invitación circulada por Vargas. En estas circunstancias se hacen cargo de la defensa de Asenjo Arteaga y Vizcarrondo Coronado, el abogado don Manuel Valdés Linares y el procurador don José Ramón Roselló; de la de Ferrer y Dávila, el abogado don Eleuterio Giménez Moreno y el procurador Roselló; y de la de Vargas, el abogado don Matias Gil de Rubio y el procurador don 1


o

Aurelio quienes poco después obtienen que la Audiencia Territorial le deje en libertad provisional mediante fianza que presta en favor el comerciante don Pedro del Vrole. Practicada la inquisitiva, Vargas manifiesta que hallándose tres años antes en San Juan, sin recursos y en sumo estado de inopia, se había visto compelido a unirse a una compañía dramática con destiDO a Caracas; que allí había conocido a un individuo que le había proporcionado la fónnula de la invitación; que persuadido de su eficacia, por el buen éxito que en ocasión semejante produjera a su ami· go, se resolovió a utilizarla para su función de beneoficio; y, que con tal objeto se había dirigido a la imprenta del Mercurio, donde, con el consejo de don Julio Vizcarrondo Coronado, había obtenido que le imprimieran cien invitaciones, que las letras S, F, V equivalían al Salud, Fuerza, Unión; -las letras A, D, A, U, con sus puntos equivalían a A la Gloria del Arquitecto del Universo; la h minúscula, después de querido, significaba hennano; las letras M, G, H, después de y vos mi querido hermano y las letras J y O, significaban Fraternidad y Unión; las letras J. P. significaban Justo y perfecto herma· no,' y las letras C, A, P, F Y B, después de saludo, condignos, palabras, tocanatos-, cadena; que una de dichas invitaciones la había obsequiado a Vizcarrondo Coronado; en la calle de La Fortaleza y las demás las había destruido al ver el movimiento del Juez al recibir la suya. Don Federico Asenjo Arteaga declara que es dueño de la imprenta de El Mercurio; que en efecto, en dicho establecimiento había sido impresa el sábado 3 de diciembre una invitación para la función

2

de beneficio de don Tomás Vargas; que de acuerdo con Vizcarrondo había suprimido las letras y puntos del original; pero que al regresar, después de breve ausencia, se 'había enterado que la invitación 'había sido impresa con las letras y puntos del original. El empleado don Carlos Ferrer, manifiesta que había impreso la invitación de Vargas; que el original, con algunas correcciones le 'había sido entregado por Vizcarrondo Coronado; y que habiendo llegado Vargas para examinar las pmebas había introducido unas letras que no comprendía; que estando ausente Asenjo Arteaga, presentó las pruebas a su representante don José Dávila, quien, después de exigir a Vargas que firmara la invitación, había autorizado que se imprimiera. Y, en ténninos semejantes se producen, por su parte, Dávila y Vizcarrondo Coronado, quienes insisten en 5eñalar, que con aquella invitación llena de signos misteriosos Vargas no tenía más propósito que despertar el interés y la curiosidad de las gentes en su propio beneficio. Cerrado el proceso, el Juez dieta sentencia, condenando a Vargas, Asenjo Arteaga y Vizcarrondo Coronado, a pagar una multa de cien pesos cada uno; a Ferrer, una multa de cincuenta; y, a Dávila, una multa de veinticinco; y en su defecto, en la misma proporción, a sufrir cuatro, dos y un mes de prisión en la Real Cárcel, sostenidos a sus expensas, con las costas en la proporción de cinco octavas partes, dos y una; y, apercibido Asenjo, como dueño de la imprenta, de que se le cerrará ésta y no se pennitirá ocuparse de otra, si reincide en dejarla a disposición de sus dependientes.


Fo~ore

y tradici6n en

la alimentaci6n puertorriqueña Por BERTA CABANILLAS

L

A PALABRA FOLKLORE ES UN LEGADO QUE NOS LLEGA DE

la cultura anglosajona. Es un compuesto de dos vocablos antiguos folk, que significa pueblo y lore, saber, sabiduría del pueblo. La palabra folklore la usó por primera vez el arqueólogo inglés William John Thomas en la revista "'I1he Atheneum" en el año 1846. Se aplicó a 10 que en aquell'a época en Inglaterra llamaban "antigüedades populares". El folklore es la ciencia que recoge y estudia las manifestaciones colectivas. El pueblo tiene sus creencias tradicionales y costumbres antiguas que se manifiestan en forma hablada y así pasan de una generación a otra, aunque a través de los años llegan a nosotros con algunas alteraciones. El folklore no es patrimonio de las clases populares, pues existe también en distintas capas sociales, el folklore ha existido siempre aunque sin un nombre especifico. Folklore es lo que el pueblo siente, piensa y espontáneamente ex·presa en refranes, dichos, cuentos, leyendas, rimas, canciones, coplas, etc. El pueblo lleva el folklore en sus entrañas, desde el más hu· milde hasta el más ilustrado ciudadano. El folklore lo percibimos cuando nuestras madres nos mecen en sus brazos con ternura y nos cantan con voz cargada de cariño y emoción las canciones de cuna para dormimos, luego en los corros y juegos infantiles que deleitaron nuestra niñez; después ya jóvenes, las coplas, canciones, aguinaldos de las fiestas tradicionales en donde no faltan las golosinas y platos típicos de cada época, los manjares que deleitaron nuestro paladar que 'también es folklore. La palabra folklore no tuvo mucha aceptación en España. Hay una excepción, Antonio Machado y Ahrarez introdujo el folklore vía Sevilla en 1881 como algo nuevo y extraol'Clinario. Los escritores de esa época reclamaron que aunque sin nombre específico en España se habían publicado estudios folklóricos muy interesantes mucho antes de que los ingleses inventaran la palabra folklore.

DE

RODRtGUEZ

Iniciando el movimiento folklorista, en Inglaterra se fundó el "Folklore Society" en el 1878 y en España Machado fundó el "Folklore Español", en 1881: "Sociedad para la recopilación y estudio del saber y de las tradiciones populares". Más adelante explica: "Esta sociedad constará de tantos centros cuantos s<]n las regiones que constituyen la nacionalidad española". Menciona las regiones de España y al final incluye las posesiones de Ultramar: la Balear, la Canaria, la Cubana, la Porto-Riqueña y la Filipina.1 De acuerdo con lo anterior, me permito hacer un comentario: si no fuera por los azares de una guerra inesperada en el 1898 que cambió el destino de nuestro pueblo, hoy tendríamos la sociedad "Fol· klore Puertorriqueño". El Ateneo de Puerto Rico se ,fundó en el 1876 y en el 1976 celebramos su centenario. Cinco años después en 1881 se fundó el "Folklore Español", tal vez al pasar de los años, la próxima sociedad en Puerto Rico, en aquella época hubiera sido el "Folklore Puertorriqueño".

PRIMERAS MANIFESTACIONES DEL FOLKLORE La llegada de un bebé a un 'hogar es un acontecimiento tan bello que colma de felicidad a los padres. La madre le dedica todo su tiempo y cariño al recién nacido y en sus canciones de cuna le ex· presa su ternura y amor, que el bebé percibe. A:bre el niño los ojos a la vida y la primera impresión que recibe son las canciones de cuna, cantos dulces, suaves, cargados de amor maternal. El amoroso vaivén de los brazos, las mecidas en el si· llón o el balanceo de la CUDa acompañados de sua· ves melodías incitan al bebé al sueño. El bebé se 1. Carreras y Candi F., Folklore y Costumbres de Es. pañIJ. Barcelona, 1934.

3


acostumbra a estos mimos y aprende a distinguir las voces, rostros y melodías como la siguiente: Pajarito que cantas en el alero no despiertes mi niño que tiene sueño.

Las canciones de cuna son la expresión del amor maternal que el niño percibe a pesar de su tierna edad. Como estas canciones van desapareciendo, damos a cantinuación algunas de las que hemos recogido. En la puerta del cielo venden chinelas para los angelitos que van sin ellas. Este niño lindo no quiere dormir quiere que le traigan flores del jadin. En la puerta del cielo está Santa Lucia con el plato en la mano comiendo yautia. En el mar de Valencia suenan clarines si serán catalanes o mallorquines. La Virgen lavaba San José tendía los finos pañales que el niño tenia.

En la cuna bonita mi niño duerme, dulces le dará un ángel cuando despierte. Ay nene, nene ay nene, mío! tómate el bibl que ya está fria. Duérmete nene que tengo que hacer lavarte los pañales y colar el café. A la Virgen del Carmen le estoy rogando que duerma mi niño que estoy cantando. Una recién casada puso la olla con un grano de ajo y una cebolla. ¡Ay que no puedo ay que no puedo! alcanzar a Maria Virgen del cielo. 4

Para subir al cielo se necesita una escalera grande y una chiquita.

CANCIONES Vemos con gran pena como muchas de nuestras canciones. juegos y rimas se están olvidando porque los niños de la generación presente ya no cantan ni juegan como ·los niños de las primeras décadas del presente siglo. Con el cambio de soberanía, en las llamadas .. escuelas americanas", todas las mañanas antes de empezar las clases, reunían a los estudiantes para cantar aquellas bellas canciones escolares de Manuel Femández Juncos, Virgilio Dávila y música de Braulio Dueño Colón y otros autores. ¡Qué bien se empezaba el díal La música creaba un ambiente de alegría y ·las tareas escolares se hacían con más

Vendedor de pan. afinales del siglo pasado.


gusto. Es una lástima que ·haya desaparecido esta costumbre. Puerto Rico es un pueblo que canta y tenemos buenos cantantes, compositores y músicos. Es una tradición que comienza en los primeros años de colonización en el siglo XVI. El interés del Rey Fernando por el bienestar de sus 5úbditos del Nuevo Mundo no se limitaba exclusivamente al aspecto material: importación de alimentos, plantas, animales, etc. 'Para aliviar los azares de la conquista le preocupaba también el bienestar espiritual y ofrecer un aliciente de vivir en suelo extraño y lejos del lar nativo. En las instrucciones del año 1497 del Rey Fer· nando y la Reina Isabel para el Almirante don Cristóbal Colón se le instruye: "Asy mismo deve yr un físico y un boticario y un erbolario y algunos instrumentos de música para pasatiempo de la gente que allá a de estar n •2

LOS MADEROS DE SAN JUAN

Aserrín, aserrdn, los maderos de San Juan piden queso, piden pan. Los de Rique alfeñique. los de Roque alfandoque. Riqui, riqui Riqui, rano Todos a pedir se van los de Rique, alfeñique los de Roque, alfandoque. Riqui, Tique, Tique, ran. ARROZ CON LECHE

Arroz con leche se quiere casar con una viudita de la capital. Que sepa coser que sepa bordar que ponga la aguja en el campanal. Tin, tan, sopita de pan alZa viene Juan comiéndose el pan. LAC~A

Sembremos caña de azúcar en la zona tropical, que hay en el resto del mundo muchas cosas que endulzar. Cuando la caña madura y la empiezan a moler

2. Archivo General de Indias, Indiferente General, 418, lib. 1, fol. 8.

Indias preparando casabe.

hasta el humo de la hornilla sabe. a dulce y huele a miel. Allf está el azucarero, cual abeja colosal que en provecho de nosotros va formando su panal. M. fERNANoEZ JUNCOS

B. DUEÑo

CoLÓN

JUEGOS Los juegos infantiles son de noble y antiguo abolengo, han existido siempre y pasando de una generación a otra han llegado hasta nuestros días con ligeras alteraciones. Del siglo XVI en adelante las canciones y juegos infantiles de la Madre Patria llegaban primero a las Islas Canarias y más tarde, con pequeños cambios, navegaban a las Indias Occidentales en compañía de los conquistadores. Al correr del tiempo siguen ruta al continente hasta llegar a Argentina y Ohíle. Los juegos infantiles tienen una gran importancia en el desarrollo espiritual del niño. Realizan una imponderable misión social, ayudan al niño a adaptarse a su medio y le enseñan a cooperar y jugar en armonía. No obstante existe 1a preocupación de que sólo se le concede importancia al juego deportista, relegando al olvido los juegos infantiles ..recreativos". Los niños pequeños tiene una serie de juegos con los dedos, entre éstos: Este niño chiquito compró un huevito, éste lo cocinó, éste le echó la sal y este picara gordo se lo comió. 5


Pero para los nmos ya mayorcitos hay ciertos juegos de más movimiento. ¿Cuántos de ustedes recuerdan pan caliente, cuando vayas a comprar carne, la cebollita y otras más que se están olvi· dando? Cuando vayas a comprar carne La niña toma la mano derecha de su compañera y le extiende el brazo. Con 'la mano derecha empieza a marcar desde la muñeca hasta llegar a la axila (bajo el brazo) y le 'Va diciendo: "cuando vayas a comprar carne, no la compres ni de aquí, ni de aquí" y al llegar a la axila ~e dice: "s610 de aquí, s610 de aquí" y le hace cosquillas.

Pan caliente Este juego es para dos niñas o niños. Para em·

pezar el juego un niño le pide al compañero que extienda el brazo con las palmas de la mano hacia arriba. Le pregunta: ¿qué quieres, pan sobao o pan caliente? El interrogador pasa las palmas de su mano suavemente sobre ·las del niño varias veces diciendo: "pan sobao, pan sobao". Cuando está distraído le da unas palmadas muy fuertes diciendo: .. pan caliente, pan caliente". RIMAS La rima ha sido el instrumento natural en que se expresaron siempre los cantos populares. Nuestros niños del pasado y del presente han seguido expresando sus emociones y sentimientos en rimas tradicionales como las siguientes:

-Señora Santa Ana, ¿por qué llora el niño? -por una manzana que se le ha perdido. Vamos a mi casa, yo te daré dos, una para el niño y otra para vos. ¿Quién es quién? un negrito. ¿Y qué. hace? Chocolate para el niño bonito, bate que bate el chocolate. Papd. mamd . mi hermanito y yo ,comimos de un huevo y la mitad sobró. Saturnino fue por vino, rompió el vaso en el camino. ¡Pobre vaso pobre vino: pobre, pobre Saturnino! 6

Vendedor de pescado.

ADIVINANZAS La adivinanza es un juego muy popular y sirve para medir la agudeza del que la propone y habiU· dad del que acierta. Hay infinidad de adivinanzas acerca de distintos temas: las flores, plantas, ani· males, etc. G'S un juego muy antiguo que aparece en las obras literarias de distintos países. Es un juego sedentario que gusta muoho a los niños; cuando en días lluviosos no pueden salir al patio a jugar se dedican a "echar adivinanzas".

Tengo cabeza redonda sin nariz. ojos, ni frente y mi cuerpo se compone tan solo de blancos dientes.

El ajo

¿Qué es arroz con cumbrera?

Arroz con cabeza de lechón asado

¿Qué le dijo el azúcar a la leche?

Nos veremos en el café

Ave soy pero no vuelo llana soy como este suelo.

La avellana

Cien damas en un cercado todas visten de morado.

La berenjena


Sembré pepitas

guineos hervidos

me nacieron sogas,

y morcillas fritas.

de sogas campanas de campanas, bolas.

La calabaza

Arón me llamo en el mundo, capitán de antiguo soy, mi casa tengo en el agua mi nombre dirá quién soy.

La buena gandinga pasteles calientes, . arroz con gandules que somos buen diente.

El camarón

Las almojábanas queremos probar, los bacalaltos y luego bailar.

c'Cu41 es el colmo de un repostero?

Hacer cazuela con la batata de la pierna El coco

De la montaña venimos para invitarte a comer un lechoncito en la vara y ron pitorro a beber.

hicieron guerra de mL

El café

¿Cwíl es la vianda que se parece a la vela?

Dueña de la casa salga para afuera con su cuchillito partiendo cazuela.

La yuca

¿Qué es 10 que se seca con el agua? Blanco fue mi nacimiento yo de 'Verde me vest! y después de colorado

AGUINALDOS Tenemos en Puerto Rico 'muchas fiestas tradi· cionales que se observan con 8ran alegría y entusiasmo. La de mayor colorido y esplendor es la época Navideña, Nochebuena, Pascua, Año Nuevo y los Santos Reyes. Nuestro aguinaldo es una derivación del villancico español. Aguinaldo también es el regalo que se hace en Navidad. En las Navidades florece el aguinaldo, canciones populares, consagradas por la musa popular, música criolla, alegre, bullanguera. Los aguinaldos se acompañan con instrumentos nativos, como tiple, cuatro, boroonúa, guícbaro, maracas. Manuel Alonso en su libro "El Jíbaro" describe con gran acierto las costumbres de su época, allá para el 1843 las trollas iban por pueblos y campos cantando aguinaldos de casa en casa. Invitados por los dueños de la casa los obsequiaban con las golosinas típicas de la temporada: manjar blanco, almojábanas, pasteles, cazuela, arroz con coco, sangría, cerveza, vino.

La doña de la casa es muy generosa nos servirá dulce de lechaza.

Perdonen señores si no hay maiarete que un f.:ato lamblo se bebió la leche. Allá en la cocina están mis dos amores la estufa encendida y arroz con frijoles. Dicen los que fueron anoche a la altura oue el arroz con dulce daba a la cintura. Mercado de San Juan. 1898.

Llegó ya la truya toitos planchaos a comer gandinga y plátano asao. En la mesa está el lechón el mofongo y las morcillas una comida exquisita con un trago de buen ron. Preparen trambién el arroz con coco no cocinen poco pasamos de cien. Danos una dita con lechón asao,

7


DICHOS El dicho es un conjunto de palabras con que se expresa un concepto, una idea, una opinión, por lo general el dicho es casi siempre un comentario breve. En ciertas situaciones de la vida ·hay 'la costum· bre de ex.presarse con breves dichos corrientes que por lo general encierran ya sea una crítica, elogio, opinión o repudio. En todos los idiomas hay dichos populares, descriptivos que hacen el lenguaje más original e interesante. Se fue como amarillo en boca de vieja.

Resbala como anguila. Flaco como espina de bacalao. Ese encontró su batatita. Lo cogieron de chivo expiatorio. Le dieron calabazas. Cógeme. esa puerca por el rabo. No hay quien le beba el caldo. Es mds vago que carne de pescuezo. Chayote mujer propia. Unos se chupan la china y otros pasan la dentera. Es tan dulce que empalaga. Estar mds desabrio que gallina con pepita. No toma gaseosa por no perder los gases. Estd como guineo engordando para morir pelao. Tiene cara de guanime. Ese tiene sangre de horchata.

Es mds cerrao que un huevo. Le dieron como a gato que se bebió la leche del nene. La clase media es el jamón del "sandwich" (empare. [dado). Se metió en un jamón. Estd como mantequilla en palito. No es lo mismo manicomio, que comió manL Tiene mds pelos que una pepita de mangó. Ese subió como el manL

REFRANES El proverbio, adagio o refrán es muy antiguo, encierra un profundo sentido filosófico, es la expresión de la sabiduría popular y por su experimentada verdad tiene gran autoridad. La colección de proverbios o refranes más antiguos son los de Salomón libro de la sagrada escritura, contiene agudas y sentenciosas máximas morales fruto de la experiencia humana. En España el refrán aparece por ,primera vez en forma escrita en el siglo xv, coleccionado por Iñigo López de Mendoza, Marqués de SantiUana, por oro den de Juan 11 Rey de Castilla. Los refranes representan el modo de sentir y pensar del pueblo referente a diversas materias. Los refranes son fuente inagotable de ideas, conceptos y consejos. Carga de plátanos para el mercada.

3


El que no quiere caldo se le dan tres tazas. Camarón que se duerme se 10 lleva la corriente. No está la carne en el garabato por falta de gato. Las cuentas claras y el chocolate espeso. Preparar el coco sin tener la vaca No te embarques sin gal1eras. Dar el ala por comerse la pechuga. Un grano no hace granero pero ayuda a su compañero. Donde no hay harina todo es mohina. Quien cultiva un huerto comerá sus frutos. Eso era en los tiempos en que se amarraban los perros [con longaniza. No se puede guisar la gallina antes de cogerla. Se vendió por un plato de lentejas. El melón y la mujer son difícil de conocer. Están como miel sobre hojuela. Mucho ruido y pocas nueces. A pan duro diente agudo. Pan comido pronto se echa en olvido. No se puede pedir peras al olmo. El que le tiene miedo a los ojos no come pescado. Coger el rábano por las hojas. Cada cual arrima la brasa a su sardina.

PREGONES El pregón es muy antiguo, en el año 1616 aparece por primera vez un libro por Ambrosio de Salazar "Tratado de las cosas más notables que se ven en la gran ciudad y algunas del gran Reyno de Francia". Este libro tiene un conjunto de pregones de vendedores ambulantes de París, aspecto folklórico, tratado por primera vez. E-l pregón aparece también en el Nuevo Mundo en el siglo XVI al principio de la colonización. El cronista de Indias Fernández de Oviedo describe los frutos agrícolas de la isla Española y al mencionar el lerén comenta: "Estos lirenes cuecen los indios cuando es tiempo desta fruta hay muchas por las plazas y la sacan a vender, cocidos los lirenes".] El vendedor ambulante es un personaje tradicional en la vida diaria. de cada ciudad, pueblo, barrio de Puerto Rico. El vendedor pregona en voz alta lo que lleva y se ingenia los más pintorescos y originales pregones, unos en versos y otros cantados para atraer la atención. De acuerdo con los frutos de cada pueblo o región los pregones son muy variados. Llevo cangrejos grandes y limpios a peseta la ensarta. Aguacates, aguacatones, por un vellón se los come. Chicharrones volao, buenos para el mofongo. Fuerza, patitas de res y de cerdo. Llevo las empanadas de jueyes de Lolza. El budín de coco, sabe a coco, cómpreme uno, cóm[preme dos, el budín con coco lo vendo yo. Doña l1evo la pasta de guayaba y el queso, cómprela. Platanutri, nutri, nutri, plata, plata. Llevo los jibaritos envueltos.

3. Femández de Oviedo, Historia de las Indias, T. II, libro VII, cap. XIII, pág. 185.

Nene, nene llora pa que te compren chinas. Aprovéche. [se señora, caballero, chinas de Lares. El. 1!.rrulero se va, los llevo fresquecitos, alfeñiques y [trn¡ala y sabroso dulce de coco a chavito la ruedita. Bacalaitos calientes, batata hervida. Por un chavito cinco guayabas, cómpralas niño que se me acaban. De la vaca y la gallina, el mantecado pruébelo niña. Huevos, huevos del pals, grandes, frescos. Mabf, mabi, sabrosito el mabí, te lo traigo por aquí. Llevo la buena verdura, échese para acá, calabaza, pIdo [tano, yaulia, ñame, amarillos, aprovéchese doña! La crema de Guanajibo, si no me compran le pego un [tiro (helado de coco de Mayagüez).

FALACIAS Las falacias o conceptos erróneos acerca de los alimentos han existido siempre. Su origen es de épocas remotas cuando el pueblo hacía afirmaciones falsas acerca de algunos alimentos, ya sea por ignorancia, prejuicio o sugestión. Estas falacias pasando de boca en boca y de una generación a otra han llegado hasta nosotros y persisten con tal tenacidad, que se repiten como si fueran verdades. Un ligero repaso a nuestra historia confirma 10 anterior. En las obras de los cronistas de Indias, como Gonzalo Fernández de Oviedo, los padres Bernabé Coba y José Acosta, de los siglos XVI y XVII encontramos evidencia de las ideas erróneas o falacias de los pobladores acerca de algunos frutos indígenas como los siguientes: El ají es caliente. La niña es colérica. El ají ayuda a la digestión. El cacao es bueno para el catarro. El ají provoca la sensualidad.

Sólo un cuidadoso estudio o análisis en el laboratorio puede comprobar la veracidad o falsedad de esas afirmaciones. Damos a continuación una serie de falacias en nutrición y explicaremos lo cierto o falso acerca de éstas. ~l

aceite tiene menos calorías que las grasas. Todas las grasas ya sean sólidas como la manteca o líquidas como el acei te producen el mismo número de calorías al metabolizarlas el cuerpo.

El agua engorda. El agua no engorda, tampoco hace daño tomar agua de coco cuando se padece de catarro. Cuando se destetan los infantes se les debe dar arroz con salsa de habichuelas para .. formarles el estómago". 9


No hay necesidad de "fo[1I11arles el estómago" a los infantes, pues el bebé normal digiere bien la leche y demás alimentos propios para su edad. Los bebés nacen con el estómago ya formado aunque de una capacidad menor. El azúcar "pica" los dientes. El azúcar no tiene ningún ingrediente que dañe o "pique" los dientes siempre y cuando se tomen medidas preventivas para evitar las caries den· tales. El café caracolillo es un café superior. El café caracolillo es un café imperfecto. Al cua·

jarse el grano en vez de formarse dos granos en la fruta se forma uno solo o dos granos redondos. Las bebidas gaseosas alimentan. Las bebidas gaseosas no alimentan nada, sólo tienen agua, un poco de azúcar y sabor artificial. Comer cangrejo y tomar leche hace daño. Comer cangrejo y beber ron envenena. Se puede comer cangrejo y beber leche o ron y no hace daño. Pero personas alérgicas al can-

grejo al comerlo puede darle mareo, piquiña o cualquier malestar.


Leymda

Reinitas puertorriqueñas Por ESTER FELICIANO MENDOZA

EBoriquén. blas, pensaba triste en la suerte de las gentes de Son muchos los males y los duros traba-

L GRAN YOCAHU, ALLÁ EN SU DUJO DE CBLESTES NIE-

jos. Gravita sobre sus pechos la falta de libertad. Se les hace pesado el pie y lenta el habla. Arrastran los ojos por los caminos... ¡ellos que los tuvieron iluminados de soles y de ·lunas! Decidió el Gran Dios 'bajar a tierra para conocer, viviéndola, esta pesadumbre de su gente. A pie descalzo, alta la sagrada frente, esplendoroso el guanín que arde sobre su pecho, entró Yocahu en la atmósfera de la isla pequeña. Nadie presintió el paso del Gran Dios. Uno a uno fue visitando los yucayeques y los conucos... Y vio cómo las cosas penetran lentas en la tierra. Medran ·los sembrados, sin el entusiasmo de las mujeres y de los niños felices....Los niños ... ¿Qué ocurre con los niños? ¿Dónde el semillero de negras cabezas inquietas que él ha bendecido desde su dujo de puras arcillas celestiales? ·Pocos niños ha encontrado en los conucos. Muy pocas mujeres ha visto con los henchidos vientres enriquecidos, palpitantes de vida, prometedores de la prolongación de la raza. Los hombres en los ríos, estremecidas las manos, entumecidas las piernas, reseca la mirada, marchita la palabra. Los hombres, sombríos, hiriendo la roca para arrancar de su entraña el metal amarillo. ¡El dorado metal que no puede entender por qué es perseguido con deseo infinito por los hombres venidos de otras tierras! Anduvo el Gran Yoca'hu de Norte a Sur, de Este a Oeste. Escuchó el palpitar rebelde en las voces de los areitos levantiscos. Vio arder hachos de rebeldía en los ojos de los cacique, que encendían amenazas en las noches coquiseras de la isla. ¿Y los niños? ¿Dónde la duermevela angt,lstiada de los indiecitos? Al Gran Dios se le oprimía el corazón bajo el ardiente guanín que llevaba al pecho.

Una mañanita fría, con parpadeo de yagrumos y pálidos soles de pomarrosales, decidió Yocahu llamar a los bohites. Allá, a lo alto de la montaña sagrada fueron llegando. El Gran Señor, de pie contra el cielo, lanzó su voz de aguas resonantes: -Sacerdotes amigos. fieles servidores de las almas de mis gentes, sabios de inefable sabidu· ría, ¿por qué tristeza tanta? ¿Por qué tanto desgano y tanta pesadumbre entre la gente que amo? Alzaron los bohites los brazos hacia el cielo. ensombrecidos los ojos y ominosa la voz: -Ninguna cosa los mata, Gran Yocahu, sino la tristeza del espíritu. Les agostan las fuerzas la servidumbre y el cautiverio! El guanín del dios relampagueó contra su pecho. -Además, Gran Señor -dijo tembloroso el bobite más viejo-, ha dicho uno de los sacerdotes blancos, que por estos Itlales y duros trabajos, estas pobres gentes apenas engendran ni multiplican. El silencio que enraizó entre los bohites, se extendió espinoso como un moriviví en las entrañas de Yocahu. De cara al turey el Gran Dios leía en las neblinas del futuro. ¿Qué sería de Boriquén despoblada, sin las risas de los niños indios, sin su inefable inocencia rumorosa? ...y se hizo la luz allá en las profundas zonas de su sabiduría, y dijo: -Volved a vuestros yucayeques. Tened fe en mí. En el primer día de la próxima luna llena,

sonaréis los sagrados caracoles. Todos los niños acudirán al llamado y vendrán tras voso~ros has-

~o

1. Referencia: página 211 - Biblioteca Histórica de Puer· Rico. Alejandro Tapia y Rivera.

11


ta las faldas del YuqLl'iYÚ. Sólo entonces sabréis qué he decidido.

libre y jubilosa, eternamente niña, en la tierra de Boriquén:

Agitaron los yagrumos sus manos en despedida. La niebla cubrió la cima húmeda de la sagrada montaña... y voIvió el Gran Dios a su dujo de celestes arcillas.

-Creced y multiplicaos y cantad vuestro gom por los siglos de los siglos en la isla hermosa. preferida entre todas por mí. Los hombres todos serán vuestros amigos, desde los picos más altos hasta los manglares de ]a costa.

*

*

*

...y pasaron ·los días... y los bohites pulían las gargantas de los caracoles. La hoz de la luna nueva fue segando noche a noche el oro de los luceros... hasta que apareció redonda, brillante y poderosa, la luna llena. Encendieron los bohites sus hachones de tabonuco. Sonaron roncos los caracoles de uno a otro extremo de la isla. Los niños indios escucharon maravillados sabrosas promesas de frutos maduros, de sonoras gargantas de pájaros desconocidos, de aguas rumorosas de ríos y mares juguetones... Y el paso se les hizo leve... y siguieron tras los bobites hacia las sagradas alturas. El Gran Dios les esperaba. Levantó su diestra y la noche se 3!huecó, húmeda y dorada, en la falda del YuquiYÚ. Entraron en ella los niños indios y aHí los bendijo Yocahu porque tuvieran larga vida

12

Asintieron los inditos gozosos. Yocahu les espol· vareó en el pecho y las espaldas, oro de luna llena y les puso en las manos un punto de plata liquida. Agitó entonces sus brazos el Gran Dios, se estreme· ció la falda del YuquiYÚ... y volaron en bandadas, gozosos, inocentes y llenos de amor, hacia los sem· brados y los bohíos, donde los hombres blancos y los negros y los indios, se fundían en una sola raza. ...

It

...

y así, ya para siempre, la reinita de Puerto Rico. juguetona, mansa y pizpireta, golosa como los niños, de néctares y azúcar, haciendo nidos aquí y allá, en 'las altas ramas y en las plantas bajas, confiada y segura en el afecto del hombre puertorriqueño, Negrecita, con el pecho y la espalda amarillos y sus dos puntos de luna al final de las alas ... metamor· fosis amorosa del Gran Yocahu...


El castellano de los conquistadores y primitivos vecinos españoles de Puerto Rico Por

MANUEL ALVAREZ NAZARIO

. . A LENGUA ESPAÑOLA QUE SE HA HABLADO EN PUERTO

LRico desde los años tempranos del siglo XVI hasta nuestros días llega en un principio a la Isla con los conquistadores y primigenios pobladores españoles que a las órdenes del capitán don Juan Ponce de León, y a partir de 1509, cumplirían la misión histórica de echar las bases de nuestra sociedad 'hispanopuertorriqueña. Este español trasplantado que echa raíces por entonces en el país quedará acogido a nuestro suelo a un proceso de desarrollo en el tiempo, a través del cual, sin perder de vista los perfiles fundamentales de su esencia castellana primera, habrá de comenzar a manifestar, desde el momento mismo de su implantación en la Isla, una serie de rasgos expresivos propios que lo matizaIán e individualizarán con sello privativo en el mapa universal de los hablares todos que en su conjunto de modalidades regionales y nacionales constituyen, bajo el haz de una común unidad, el vasto dominio hispánico de dos mundos que hoy conocemos.

A. El sustrato indígena. El territorio boriquense que queda sujeto con la conquista al señorío de Castilla presenta a los españoles la realidad de un ambiente lingüístico autóctono que ya éstos conocían a través de los varios años de gestión colonizadora cumplidos hasta aquel momento en la Antilla hermana de La Española, cuna de la América cristiana e ibérica. El habla aborigen de nuestro país lo fue también la general de las otras Antillas mayores, de las Lucayas o Bahamas, y de algunas de las Islas Vír· genes, hermanando a todo este amplio coro de ínsulas dentro de los límites de lo que pudiéramos llamar el mundo americano de los taínos, el primero de los dominios importantes en el hemisferio idiomático indoamericano con que en·trará en contacto

13


la lengua castellana de los conquistadores. Pertenecieron los hablantes del taino a la gran familia arahuaca, extendida geográficamente desde la remota antigüedad precolombina por vastos territorios de asiento ancestral en las regiones suramericanas de la Amazonia central y de ~as Guayanas. A pesar de que los indios boriquenses desaparecen como grupo puro, posiblemente desde antes de terminar el siglo XVI, con antelación a que dejara de resonar en la Isla la antigua 'lengua indigena se produjo un estado de bilingüismo taino-español que hubo de proyectarse a lo largo de varias décadas durante aquella centuria primera de nuestra historia. En el transcurso de esta época de convivencia de ambas lenguas, el castellano o español que aquí trajeron los colonizadores fue saturándose de palabras indias numerosísimas, relativas a diver· sos aspectos de la vida --agricultura, vegetación, fauna, alimentación, construcción de viviendas, vida del hogar, organización social-, la mayoría de las cuales habría de llegar hasta nosotros hoy día. adaptadas, desde luego, en cuanto a su pronunciación a los hábitos articulatorios propios del español. v. gr.: conuco, coa. maíz, tabaco, maní, mamey, an6n. caoba, guayaba, guanábana. pitahaya, yagua. juey, guaraguao, comején, jaiba, bohío, batey, hamaca, batea, burén, casabe, macos "ojos". guares, cacique, huracán, etc., etc. Agréguense a estas voces los muy frecuentes nombres de ciudades y pueblos, barrios, ríos y quebradas que perpetúan hasta el presente en la taponimia insular el recuerdo de los desaparecidos habitantes originales del Boriquén.

B. La base española. Los conquistadores y colonizadores ibéricos de Puerto Rico tuvieron diverso origen regional en España -andaluces, castellanos, leoneses, extremeños, gallegos, vascos-, pero a lo largo de toda la primera centuria de la historia insular predominó

14

entre ellos el número de los que procedían de Andalucía. sobre todo de las provincias de Sevilla, Huelva y Cádiz. 1 Así, pues, el español que se trasplanta en Puerto Rico y en el Caribe en general durante el XVI. el mismo que por iguales tiempos va arraigando también en las Islas Canarias, terminadas de conquistar en 1496, no habrá de responder al ideal de lengua que tiene su centro en Toledo desde la época de Alfonso' X el Sabio (y luego en Madrid, desde el reinado de Felipe II), sino que representará, a través del número mayoritario de colonizadores ano daluces en aquel siglo, la modalidad del castellano que se difunde con la Reconquista por el Mediodía de España y llega a tener su capitalidad de prestigio cultural en la ciudad de Sevilla. verdadera me· trópoli en la Península del embrionario mundo español de Indias.2 Es este "español atlántico'? por lo tanto, el que habrá de aparecer en la base y ·habrá de dar el tono particularizante a la primigenia coiné lingüística española que prende y se desarrolla en las islas del mar de las Antillas durante los tiempos hasta 1520, cuando el interés primordial de la conquista y colonización habría de moverse hacia los territorios de la Tierra Firme próxima. Tendrán fundamental expresión en aquella lengua de exportación atlántica la serie de evoluciones nuevas con que el castellano ·va dejando atrás ciertos patrones medievales y va imprimiendo al decir perfiles de habla moderna, pero que en el dialecto andaluz. y en especial en lo tocante a la pronunciación, desembocarán, entre la segunda mitad del 1. V. P. Boyd·Bowman, Indice geobiogrdfico de cuarenta mil pobladores españoles de América en el siglo XVI, Tomo 1, Bogotá, 1964, pág. XIII; Tomo 11. México, D. F.• 1978, págs. XXIII-XXIV. 2. V. R. Menéndez Pidal, .Sevilla frente a Madrid. Algu· nas precisiones sobre el español de América.., Misceldnea homenaje a André Martinet...• La Laguna de Tenerife, 1957, 11I, págs. 99-165. 3. V. D. Catalán, .Génesis del español atlántico. Ondas varias a través del océano.., Revista de Historia Canaria, La Laguna de Tenerife. 1958, XXIV, núms. 123-124, págs. 233-242.


primera del XVII, en resultados últimos distintos de los que favorece la norma toledana, los cuales en algunos casos trasponen el límite de los desarrollos castellanos centrales. Así, verbigracia, el seseo (y focos minoritarios de ceceo), Ihl aspirada en lugar de jota velar sorda, aspiración y/o pérdida de /s/ implosiva, confusión de /r/y/l/ también en posición final de sílaba, relajación de Idl intervocal, yelsmo, etc· Fuera de este conjunto de desarrollos ·nuevos del consonantismo que en el castellano trasplantado portan un sello de segura O muy probable génesis meridional, queda otro cambio articulatorio de raíz castellana vieja -la pérdida de la antigua oposición fonológica entre Ib/tl/v/, con la desaparición del segundo de estos fonemas-, confusión que, extendida de Norte a Sur en la Península duo rante los siglos áureos, hará eco desde temprano en el primitivo ambiente colonial de Puerto Rico y del Caribe hispánico en general, manifiesta a través de una gran abundancia de cacografías con b y v intercambiadas, o con uno u otro grafemas alternantes a 'Veces en una misma voz o formas relacionadas, v.-gr., en documentos puertorriqueños de la primera mitad del XVI: buelbo, liuelta, andobiere, nueba, balor, Vogar, davan, governador, etc. Asimismo, desde los comienzos de la conquista y colonización se deja sentir ya en Puerto Rico y en el Caribe todo, a la par que en Canarias, y como complemento del inicial andalucismo del habla que se difunde aquende el océano, el influjo importante de los dialectos extracastellanos del Occidente peninsular (el gallego, el leonés, el extremeño) en algunos aspectos de carácter fonético, morfológico y léxico, mantenida hasta hoy entre nosotros dicha influencia en los niveles del habla rural y vulgar. Ya por los tiempos cercanos al final del XVI se documentan en Puerto Rico usos como frechas, flaires, reconabre, con /-llylrl confundidas, en segundo lugar de grupo consonante, a la manera dialectal leonesa. Otros rasgos expresivos antiguos de igual filiación occidental que llegarán hasta el presente en el país, mayormente acogidos al habla campesina y uI1bana inculta, lo son: li, ul finales por le, o (esti, mediu) , lil epentética en las desinencias (flaquencia), conservación del grupo latino I-mb-I frente a la reducción castellana del mismo a/-m-I (en,lamber y sus múltiples derivados), la pérdida de I-rl del infinito seguido de pronombre enclítico lo y su femenino y plurales de uno y otro género (lavalo, cogelah), el cambio desinencial de ¡'JfDos/a/ -nosl (estdbanoh), y términos varios del léxico como furnia, peje, botar "arrojar", buraco, pararse Nponerse de pie", etc.! Con sentido general, horizontal

y vertical, se oye además en el país otro uso de raíz dialectal primera en el Occidente de España, la ve larización de 101 en posición 'final absoluta de palabra. Las originales influencias lingüísticas directas, en el español del Caribe, de procedencias andaluza y occidental se verán reforzadas y afirmadas desde el XVI por la na indirecta de la inmigración isleña de Canarias a las Antillas, en parHcular después de mediada aquella centuria, cuando se inicia un desplazamiento de gran importancia de estas gentes enderezado hacia nuestras islas, como recurso que dispone el Gobierno central en España para hacer frente a la necesidad de pobladores blancos en número suficiente con que llevar ·hacia adelante el desenvolvimiento colonial de estas tierras.6 Otras corrientes lingüísticas de origen peninsular que dejan sentir sus efectos en el joven español colonial del XVI en ·Puerto Rico y en el conjunto insular antillano parten de los léxicos respectivos de la marinería y de la clase militar, cuyas actuaciones hubieron de jugar tan importante papel en los procesos de trasplante de la civilización española desde la Península y Canarias al Nuevo Mundo. Los

4. V. R. Lapesa, wEI andaluz y el español de América-, Presente y futuro de la lengua española, Madrid, 1964, n, págs. 173-182. 5. V. J. Corominas, dndianorrománica. Occidentalismos americanos-, Revista de Filologia Hispdnica, Buenos Aires, 1944, VI, núm. 1, págs. 139-175, 209-254.

6. Véase J. Pérez Vidal, wAportación de Canarias a la población de América. Su influencia en la lengua y en la poesía tradicional_, Anuario de Estudios Atldnticos Madrid. Las Palmas, 1955, núm. 1, págs. 111·112; M. Alvarez'Nazario La herencia lingüistica de Canarias en Puerto Rico. Estudi~ Ilistdrico-dialectal, San Juan de P. R., 1972.

XV! j

9

15


emigrantes españoles que desde el XVI v-inieron a América se impregnaban de marinerismos durante el largo tiempo de la travesía en barco, trayendo luego consigo a tierra un crecido caudal de :voces de marina que desde las comarcas cercanas a la costa se extenderían después a las regiones del in· terior, acomodándose gradualmente, ya alejadas de los litorales, a objetos y actividades terrestres de naturaleza ajena a" las cosas de la vida y de la navegación en el mar. Algunos ejemplos en Puerto Rico y otros países hennanos de estos "marinerismos en tierra", según los llama Amado Alonso,7 son: mazamorra, originalmente nombre de potaje marinero a base de pan hervido, luego usado para designar la harina de maíz cocida que preparaban los indios, y más tarde, aquí, "determinado dulce de harina de maíz, leche de coco y azúcar"; rancho, en los barcos, "paraje para acomodarse o alojarse los individuos de la dotación" o "cada una de las divisiones o agrupaciones que se hacen de la marinería en los buques de guerra", y después, por toda América, "choza, viv'ienda rústica"; andariveles, "cuerdas que corresponden a una serie de usos diferentes en las embarcaciones", hoy en Puerto Rico "adornos varios del vestir y el traje femeninos"; banda, en un principio fIlado del barco", hoy en tierra, en general, "lado de una cosa o de una región"; abra "distancia entre los palos de la arboladura del barco, etc." o "bahía no muy extensa", entre nosotros, tierra adentro, "abertura ancha y despejada entre dos montañas"; botavara, nombre de cierto palo que engancha en el mesana o en el palo ·mayor del buque, es designación de la lanza en la carreta rural por varias partes de la Isla. El uso sinónimo de árbol y palo, que se inicia en las Antillas desde los tiempos primeros de la colonia, en un principio con referencia específica. a cierto árbol, el guayacán o palo santo, habrá de generalizarse ulteriormente por influjo aparente de la equivalencia entre ambos términos citados que se desarrolla y establece en el lenguaje marinero español. Son también marinerismos de uso en Puerto Rico y otras partes de Hispanoamérica diversos términos de empleo más general como botar, halar, virar o revirar, picar" cortar", empatar" unir", desarbolar, etc., etc. El impacto del vocabulario militar en el español que aquí se sembró con los hechos épicos de la con· quista y colonización dejará huellas tempranas en el XVI en palabras como espadEn y perrillo, antiguas variantes denominativas de la espada que habría luego de heredar el machete; cota, en un principio, ,la de malla de los soldados, después adaptada para nombrar a la camisilla de tela de algodón con que se viste a los hijos criollos de los conquistado~es; muralla, de sentido especializado en un comienzo 7. V. A. Alonso, el. Algunas cuestiones fundamentales. 1. La base lingüística del español americano-, Estudios lingüfsticos; temas hispanoamericanos, Madrid, 1953, págs. 63-67.

16

en relación con las fortificaciones defensivas, gene· ralizará su empleo para llegar a significar pared de albañilería no necesariamente de fortín alguno; igualmente, seto evoluciona su sentido desde el de "recinto cercado o vallado" al de "pared de madera" en general, etc. Navarro Tomás ha llamado la aten· ción hacia el grado de mezcla del léxico militar con la lengua ordinaria del país que representan usos como La Fortaleza, nombre desde antaño de la residencia del capitán general de la colonia; dar un asalto ".)legar por sorpresa a una casa y tomar prác. ticamente posesión de ella una trulla de gentes en plan de fiesta", bayoneta "cierto cactus", veterano "determinado pájaro", etc.! El grueso de la población española que llegó a nuestras playas, y en términos más amplios, a las de América en general, pertenecía a las clases po'pulares: labradores, artesanos, pescadores, marinería, soldadesca, gentes humildes de diversa índole y ocupación. En el ambiente más democrático del mundo americano, donde se disolvían fácilmente las diferencias sociales tradicionales existentes en la Península, y donde además se relajaban las presiones cultas emanantes de siglos en España de los ambientes de refinamiento superior material y espiritual, la voz desagarrada y franca del abundante número popular lograria prevalecer sobre el decir más pulido y cuidadoso de la minoría de aristócratas y profesionales. Así hubo de ir generalizándose paulatinamente el empleo de los tratamientos de don y doña, de uso español original exclusivamente vinculado a consideraciones y privilegios de cuna y casta hidalga o noble, pero que en América se gene· ralizaría como fórmula de respeto asociada a la edad mayor o al rango superior de individuos de cualquier procedencia en la escala social. Por esta y otras vías se desembocará en las nuevas tierras de Indias en lo que ha llamado Amado Monso "la ruralización del habla española en América",9 resultante de la incorporación en la lengua de mayor acepta· ción social de infinidad de rasgos que en España no pasaban ni pasan todavía de ser mirados como vulgarizan tes, pueblerinos, rústicos, buena parte de ellos arcaísmos fonéticos o morfológicos -hambre, ahogo, huerza, hue (con aspiración de Ih/), agüelo alcagüete, dir, emprestar, esato, endino "in· digno", naide, la desinencia -stes (·hteh) por -stc en la forma verbal corFespondiente a la segunda persona singular del pretérito simple de indicativo, otras formas del verbo por el estilo de quedrd, haberd; el antiguo dizque conservado en la reducción i que ("E'I i que se va"); partículas con prótesis de prefijos reforzadores de su sentido, como enano 8. V. T. Navarro, El español en Puerto Rico. Contribu· cidn a la geografía lingüfstica hispanoamericana, Río Pie:dras, 1948, págs. 190-191. 9. V. A. Alonso, El problema de la lengua en América, Madrid, 1935, págs. 133-134.


tes o endenantes, endispués, entodavía o entuavía; confusiones de prefijos del tenor de discuento, dis· parejo. dispertar, desculpa, desputar, desanimar "examinar", desplicar, escabezar, esgarrar, esnu(do), etc.; uso de antiguos sufijos ya orillados por el idioma en conparanza, conocencia, nación .. nacimiento", etc.-, y también expresiones léxicas de igual sentido y forma ya anticuados: aburrición, aguaitar, alentarse, amañarse, encetar o desencetar, esculcar, díceres, mancar, retozar, sinjusticia, etc., etc.IO Desde el momento mismo cuando se sitúa sobre el suelo de la América aborigen la realidad de la lengua castellana que viene de allende el mar, tiene comienzo en el seno de la flamante sociedad hispanoamericana la forja de nuevos vocablos derivados por su forma o adaptados por su contenido semántico de palabras preexistentes en el idioma de los conquistadores y pobladores españoles. Así en parte hace frente la lengua aJl problema de dar nombres 10. V. M. Alvarez Nazario, El arcafsmo vulgar en el es. pañol de Puerto Rico, Mayagüez, 1957, passim.

adecuados a cosas y circunstancias surgidas de las tierras domeñadas. distintas por su esencia de las realidades conocidas de antiguo en la Península. Tal es el caso de multitud de palabras del XVI que constituyen en su conjunto el inicio de lo que hoy llamamos americanismos léxicos. v. gr.: quebrada. etimológicamente "abertura estrecha y áspera entre montañas" o "quiebra o hendedura de la tierra". evoluciona desde el inicio del poblamiento español de las Antillas hacia el significado hoy conocido aquí de "arroyo"; estancia "hacienda. granja, finca campestre"; hato, voz muy usada en la lengua pastoril española de fines del xv, cobra nueva vida en el Caribe y la Tierra Firme durante los siglos primeros de la colonia como nombre de las grandes granjas destinadas a la cría de ganado. uso del pa· sado cuyo recuerdo queda impreso en numerosos topónimos puertorriqueños como Hato Tejas, Hato Nuevo, Hato Puerco, Hato Rey, Hatillo; la vieja palabra de los tiempos de la Reconquista medieval, caballería "porción de tierras que se le repartían regularmente a un noble que militaba en la con17


quista de algún paraje", se revitaliza con la conquis. ta de América como denominación de medida agra· ria, aplicada a las concesiones reales de tierras, solares y encomiendas de indios a los hidalgos, y Personas de calidad distinguida; encomienda y sus derivados encomendero, encomendado, también de antiguo empleo medieval, especializan su significación en las Antillas para aludir espedficamente al repartimiento de tierras y de un número dado de familias indígenas para cultivarlas que hada la Corona en favor de los funcionarios y vecinos colonizadores de los primigenios establecimientos cristianos; montón, derivado de monte, es el nombre par· ticular que dieron Jos conquistadores en nuestras islas a la tierra que apiñaban los indios de trecho en trecho, en la labranza, para sembrar la yuca; búas o bubas o mal de búas o de bubas se difundió por las incipientes colonias del Caribe como denominación de cierto mal contagioso hoy identificado con las sífilis; una olvidada voz que hoy por lo general no registran los diccionarios, mocezuelo, dio nombre en los tiempos tempranos de la colonia española de Puerto Rico al tétanos infantil. Igualmente, debió de ser formación surgida en el Puerto Rico del XVI nuestro criollísimo vocablo sínsoras "lejanías" o "sitios remotos y apartados", de entroque con el cultismo ínsula que en el siglo XVI incorporan al uso corriente Peninsular las lecturas de los libros de caballerías. u Otros -testimonios por centenares de la conjunción de los hábitos tradicionales de la mención en español con las nuevas experiencias americanas los representan los muchos nombres viejos que ponen los descubridores, conquistadores y colonizadores a las cosas privativas del mundo de este lado del Atlántico, en particular a especies zoológicas y botánicas nuevas cuyas denominaciones indígenas no llegaron a recoger u olvi· daron pronto, v. gr.: gallinas de la tierra o pavos del país, luego sencillamente pavos; codorniz, ruiseñor, almendros, laureles, nogales, robles, etc. C.

La aportación afronegroide inicial.

Casi desde los mismos comienzos de la coloniza· ción cristiana de Puerto Rico se inicia en el país la introducción del tercer elemento formativo de nuestra composición étnica: el negro africano, cuya entrada al país habría de extenderse en el tiempo, con mayor o menor intensidad, hasta los mediados del XIX. oDurante dichos siglos recibirá nuestra Isla la llegada de hombres de tez oscura procedentes de todo el litoral africano de occidente y de los terri· torios interiores del continente inmediatos a la costa que van desde Sencgambia, pasando hacia el sur

11. V. A. Alvarez Nazario, _Sobre semántica puertorri· queña. Las insulas extrañas», El Mundo, San Juan de P. R., 26 de mayo de 1956, pág. 24.

lB

y sureste por las costas llamadas de los Granos, de las Especias, de los Esclavos, del Oro, del Marfil, basta las regiones del Congo y de Angola, y en el litoral este de Africa, de las t:omarcas costaneras e interiores de Mozambique.J2 En 10 tocante a los medios de expresión lingüística de los esclavos así importados, representaban los mismos en su total conjunto, debido a sus orígenes varios en pueblos y tribus del Africa occidental y suroriental, una amplia variedad de hablas vinculadas al tronco fa· miliar Níger-Congo, pero a la par -sino todos, muchos de ellos- habían logrado adquirir durante el tiempo que se les retuvo en los centros africanos de la trata lusitana donde se les concentraba antes del cruce trasatlántico, la lengua criolla mixta afroportuguesa generada, nutrida y difundida como ins· trumento de comunicación común entre blancos, negros y mulatos en nquellos incipientes focos de sociedad mercantil colonial Este criollo afroportugués es la misma habla que se había relexificado y reestructurado, en términos del castellano, entre los esclavos que la trata llevara a España -principalmente a tierras de la Andalucía occidental- después de mediado el siglo XV, para desembocar allí en el afroespañol que haría eco en varios textos de la literatura áurea española con el nombre de guineo o habla o hablar guineo. En los establecimien· tos coloniales de España en las islas del Caribe y en la Tierra Firme próxima surgiría también, desde antes de finalizar la segunda década del XVI, una nueva expresión afrohispana, de caracteres más o menos paralelos a la peninsular, y a su vez coincidente en sus rasgos generales y específicos de ma· yoría a través de los diversos territorios hispanoamericanos donde habría de echar raíces y desenvolverse entre los esclavos. En lo que concierne específicamente a Puerto Rico, el criollo afroespañol que aquí tendría manifestación hacia las épocas tempranas del XVI, cuan· do se inicia la entrada de bozales en las colonias españolas de las Antillas, habría de encontrar en nuestro medio insular de entonces un ambiente propicio para su desarrollo dada la crecida proporción que muy pronto llegaría a representar el número de esclavos negros frente a la aguda escasez de pobladores blancos. Más adelante, ~n consecuencia de la gran merma que comienza a experimentar, ya desde los años finales de la década del treinta en el XVI, la introducción de bozales en la Isla, una vez que pierde impulso la empresa colonizadora inicial, el habla afroespañola de los esclavos del país habría de llevar durante el resto de aquella centuria y aún a lo largo de la siguiente del XVII una muy precaria vida en el declinante número de los africanos de la colonia, reducción esta que, por otro lado, tendería 12. V. M. Alvarez Nazario, El elemento afrollegroide en el español de Puerto Rico, 2." ed. rev., San Juan de P. R., 1974, págs. 15-17.


a favorecer la más fácil y rápida hispanización de los bozales, entre cuyos descendientes que iban naciendo en el país -los llamados negros criollos-, de otra parte, el aprendizaje del español colonial se cumplía ya en función de lengua vernácula, la cual llegarían a hablar de acuerdo con las mismas características generales con que se oía entre los criollos blancos de niveles culturales semejantes o parecidos, aunque sin descartar la posibilidad de alguna que otra retención residual, de tipo fonético, morfosintáctico o léxico, de raíz africana o afrocriolla. en particular por aquellas zonas y ambientes donde el número del negro se concentraba más apretadamente. Algunas de tales expresiones -pero limitadas en exclusiva al campo léxic()- habrían de in· crustarse desde entonces en el español insular de empleo corriente. Entre éstas, aparte de las menciones tribales o de procedencias africanas como jelote, mandinga, biafara, carabalí, congo, angolo,-la o engola, mozambique, etc., sólo tenemos hoy constancia histórica segura de su uso pasado en la Isla durante el XVI del topónimo de Furidi, que aplicaron los africanos al Yunque, en la serranía de Luquillo. Debieron de circular además en el país, desde las épocas primeras de la colonia, tales menciones botá-

nieas y zoológicas como plátano del Congo o plátano congo (quizás en un principio plátano de Manicongo o plátano manicongo), plátano de Guinea o plátano guineo, ñame de Guinea o sencillamente ñame, gallina de Guinea. Por otro lado, la presencia de los negros en la Isla desde el XVI genera el uso frecuen· te de una serie de palabras, en su mayoría de origen español, pertenecientes al léxico colonial asociado a la trata africana: ladino "el negro europeizado, que había residido por lo menos dos años en España o Portugal", bo,al "el negro recién sacado de Africa, que no sabía otra lengua que la suya vernácula", criollo "el negro nacido en las colonias de América" (esta voz luego generalizará su sentido para aplicarse a todas las cosas americanas), pie,a de Indias o sólo pieza "el negro adulto importado por la trata", muleque, mulequillo, mulecón (palabras de origen caribe insular) ..el negro importado de edades entre los seis y catorce años", cafre "el negro de origen sudanés mahometano. corrientemente de tribu jelofe", cimarrón "el negro que huía a los montes", loro, pardo o mulato "el tipo racial producto del cruce de blanco y negra, o viceversa". carimbo (voz indoantillana) "el sello candente para marcar a los esclavos", etc.

19


Versículos a Morel Campos Por

MANUEL JOGLAR CACHO

Al escuchar tu mUSlca, Maestro, baila desnuda el agua; el viento en acordado son tamborilea con sus pies perfumados en la ramas; el cielo olvida al dngel y apacenta sus rebaños de estrellas mientras danza. Baila todo: la luz vestida de oro; la sombra que derrama su negra cabellera sobre el sueño callado de las cosas; la lluvia que ahora prende mojados alfiler~ al nuevo delantal de los retoños. Baila mi corazón, baila tu alma. Maestro, ¿cómo hubiSJte tan dulces melodías? ¿Te dio Pan el secreto de su flauta? Limando sus cadenas

o queriendo secar ocultas lágrimas, los pies trazan caminos y parece que hablan.

El amor que ha soñado con las rosas sus capullos de súbito entreabre. El aire 'Se ha llenado de un divino perfume. y hay una onda diáfana que nos lleva serena y dulcemente hacia el país que el corazón conoce, del que tiene la llave. Maestro, hacia ti van mis pájaros cantando, todas las mariposas van en vuelo . y todas las abejas a llibar en las nuevas corolas que han de abrirse mañana!

20


Encuentro de Luis Palés Matos con Jorge de Lima Por

I.

J:!.{s E janza entre el modernismo puertomqueno y el de Brasil que entre el puertorriqueño y el del N UNO DE MIS LIBROS t AFI~Mé QUE" HAY

o

S_EME-

resto de Hispanoamérica." (Semejanzas que sobre\'inie.on, no necesariamente por influencias reciplocas, que no ias hubo, sino por circunsta?cias históricas y nacionales.) 1 Hablo ahí del modernismo "nacional e iberoamericano de Puerto Rico" y señalo, entre otras, estas "peculiaridades diferenci~­ doras": tendencia ecléctica: vista tendida hacia lo universal; diversidad de estilo; romanticismo insojuzgable; ansias de expresar lo nacional; . defe~sa de los valores tradicionales; ataque a la mvaslón cultural extranjera. Sin duda, el modernismo puertorriqueño -que tuvo su culminación de 1912 a 1915- intentó ".patrializar" (para usar un término de Manuel Bandeira cuando se refiere al Modernismo brasileño) a través de la creación artística. Pero la verdad es que "lo nacional" -por no decir "el nacionalisrno"es "una constante" desde el romanticismo en el Brasil, según afirma Soares Amorá.J Figuras de prominentes resaltes de la expresión nacional ~ra­ sileña fueron Antonio de Castro Alves, Olavo Bl1ac, Da CUIl'ha, Manuel Bandeira, Jorge de Lima (para mencionar unos pocos), en diferentes épocas de la historia brasileña. Es posible que esa expresión nacional venga manifestándose ya desde el Padre Antonio Vieira. Hay gran diferencia física entre Brasil y Puerto Rico. Geográficamente, Brasil es mil veces mayor que este -país. La isla de Marajó. en la boca del 1. E. A. Laguerre - La poesfa modernista en Puerto Rico - San Juan, P. R., Ed. Caqui, 1969, 2. lbid., pág. 191. 3. Antonio Saares Amará - Historia da literatura brasileira, Sao Paulo, Ed. Saraiva, 1963, pág. 198.

ENRIQUE

A.

LAGUERRE

Amazonas, es cuatro veces mayor que Puerto Rico. Por su enorme territorio, por sus grandes riquezas, diversidad de clima y escasa población, es Brasil "el país del futuro". como dice Stefan Sweig. Gilberto Freyre establece un paralelo entre su país y Rusia, cuando afirma que la gran nación sudamericana está" comprometida a desarrollar una política francamente igualitaria en 10 que respecta a las razas".4 Tiene fe en que Brasil -en donde se "encuentran" tres continentes (desde el punto de. vista racial)- ha de dar solución a ese problema. ya que "la parte pobre de la población brasileña, ya sea tota'lmente blanca o mestiza, sólo necesita mejores oportunidades para revelar su capacidad y su resistencia".' Como auténtico americano, da estimulante respaldo a ese mestizaje cuando asegura que "un hornen do pavo (es) semehante ao polinésio, feito de tres sangues"...; 6 "que urn dia permitirá talvez falarse de urna ra!r8 o quase-ra~ brasileira de homem moreno do Nordeste".' Luego del purismo arianista del siglo XIX, que tanto influyó en escri· tares prominentes como Sarmiento y Da Cunha -y más conternporáneamente en Hitler- es alentador escuchar tales puntos de vista en un hombre de ciencia como Freyre. Un gran país. como Brasil tiene que 6obreponerse a ese "pasado traumático" -la servidumbre obli· gada-, que es parte de la "masa popular". brasi· leña, como sugiere Freyre en su Interpretaeton del

Brasil.' En las Antillas existe una realidad colectiva si4. Gilberto Freyre Fondo de Cultura, 1945, 5. lbid., pág. 144. 6. Gilberto Freyre Olympio, 1961, pág. 10. 7. lbid., pág. 93. 8. Gilberto Freyre -

lnterpretaci6n del Brasil - México, pág. 132.

Nordeste, REo de Janeiro, Ed. José Interpretaci6n del Brasil, pág. 129.

21


milar, pero no se ha estudiado con la sistemática atención de Gilberto Freyre o de Arthur Ramos, para no mencionar a Nina Rodrigues, más influido por las ideas arianistas del siglo XIX. En las Antillas, quien más se acerca a estos estudios es el cubano Fernando Ortiz, aunque desde el punto de vista folklórico. En Puerto Rico, ya nos está mostrando el verdadero camino el antropólogo Ricardo Alegría. Ese ",pudor" colectivo en lo que respecta al color más o menos oscuro, resultado del triple mestizaje -indafrispanismo, 10 he llamado yo en El fuego y su aire- es rémora para el encontrarse a sí mismos y para el progreso. Pero ya nos vamos encontrando y las opiniones de hombres como Freyre cuentan mucho. No puede haber país sin cum· plida conciencia de identidad -e integridad- nacional. Pese a la más reciente inmigración europea en algunos países de Iberoamérica, el mestizaje ha sido signo significativo de ellos. Y como dice Magnus Momer, "aunque el mestizaje en el sentido biológico había alcanzado prácticamente a todas 1as poblaciones de la América latina en vísperas del siglo xx, la aculturación y la asimilación se vieron demoradas o incluso detenidas en algunas partes de esa inmensa región".9 Sería casi una anomalía que estuviésemos comentando esos temas de expresión nacional si nuestro tema fuese el modernismo rubendarista, de intenciones creadoras tan exóticas y desarraigadas. En rigor, el rubendarismo coincide cronológicamente con los movimientos parnasiano y simbolista del Brasil. Es decir, Machado de Assis, Raimundo Corréia, Alberto de 'Oliveira, Olavo Bilac, Joao Cruz a Sousa y Euclides Da Cunha coincidieron históricamente más o menos, con Rubén Darío. Sin embargo, los brasileños eran profundamente naoionalista y Darío no lo era. Y dudo que en la Hispanoamérica del último tercio del siglo XIX haya un narrador de la talla de Maohado de Assis y un naturalismo tan notable como el que cultivaron Aluizio Azevedo, Julio Ribeiro, Inglés de Sousa y Raúl Pompéia. Cuando hoy día se lee una novela como Los hombres del hombre o La ciudad y los perros de por fuerza se tiene que pensar en Dom Casmurro o O Atenea. El Modernismo puertorriqueño, que se nutrió de la literatura europea, particularmente del noventaiochismo español, se lanzó a hacerle frente al avance cultural norteamericano que nos había invadido en 1898. He aquí el porqué de su carácter iberoamericanizante, nacional, ecléctico, universal, aunque sin rendir la substancia romántica en que se había criado. Comenzaron a buscarse las olvidadas raíces

9. Magnus Morner - lA me1.cla de razas en la historia de la América lAtina - Buenos Aires, Ed. Paidos, 1969, pág. lOS.

22

indígenas. Más tarde, desde la década del veinte, y con motivo de las corrientes artísticas que nos dejó la Primera Guerra Mundial-Renato Marat, Vachel Lindsay, jau, primitiVlismo- surgió el negrismo li· terario. Como moda literaria, se entiende, más que como tema de alcances sociales. Pese a nuestro mestizaje antillano tan parecido al brasileño -así 10 reconoce Freyre en libros como Nordeste y Casa grande e Sen,ala-,* no nos preocupó el negrismo 50ciolóGicamente. Lo vimos como espectáculo, y no nos identifica· mas con él como en los treintas hicieron en Cuba el investigador Fernando Ortiz y los poetas Nicolás GuHlén y Emilio Ballagas. Con muy raras excepciones, el negrismo poético de Luis Palés Matos fue más expresión de fuga, hastiado como se hallaba de las realidades aldeanas de su Guayama. Más que en la vida del negro que conocía -y ante quien se planta como espectadorse apoya en las lecturas: Renato Marat, Vachel Lindsay, referencias de Arrica, Haití, el ñañiguismo. Para él pasa casi inadvertida el núcleo negro de Bahía Jobos en su pueblo natal. Y, de súbito, por 1926, nos sorprendió con su Pueblo negro, "un pueblo de sueños, tumbado allá en mis brumas in· teriores"... Ni más ni menos. En ambiente de "pereza y laxitud", en un pueblo X de Africa, se desenvuelve la vida fabulosa, más producto de la fantasía y de las lecturas que de la realidad. Como Daniel Defoe, quien escrihe Captain Singleton sin haber visitado Africa, Palés escribe su Pueblo negro para poner de relieve la sensualidad y el canto monorrítmico y hacer gala de la onomatopeya, la metonimia, la anáfora y la aliteración. He preferido, por el carácter más bien post. modernista de ambos modernismo, resumir el modernismo brasileño en esta confrontación.

n.

Luis Palés Matos

El poeta puertorriqueño advino al mundo justamente cuando moría el siglo XIX y sucedía la invasión norteamericana, con motivo de la guerra hispano-americana. Puede decirse que no salió de su país; que tuvo una educación incompleta. Según relata Luz V. Romero García 10 fue "aprendiz de delineante en un sistema de regadío, encargado de correos, escribiente de abogado, listero de una

* Cuando salió un libro como éste en la dl!cada de los treinta, llegó a Quemarse en público, por considerarse falso y lesivo al epudora nacional brasileño. Hoy dia, no sólo se aceptan sus conceptos, sino que incluso se llega a decir que Freyre es reaccionario. El, sin embargo, inició la batalla en contra de aquel epudora racial y un libro como A civili1.Clfáo bra.sileria de Duilio Ramos no hubiera sido posible sin esos conceptos de Freyre. 10. Luz V. Romero García - El aldeanismo en la poesfa de Luis PaUs Matos - Universidad de Puerto Rico, Ed. Uni· versitaria. (Colección Uprex), 1975, pág. 20.


Luis Palés Malos

central azucarera, secretario de municipio, director de un minúsculo periódico, encargado de diversas secciones de diferentes revistas, secretario de una asociación de tahoneros, sargento de armas, secretario del presidente del Senado del País, maestro rural, entre otros oficios circunstanciales". Como puede verse, trabajó sobre la marcha, para sobrevivir, y pocas veces en conformidad con \Su vocación de literato. Vivió la mayor parte de su vida en la capital, entonces una ciudad pequeña. Viajero espiritual reiterante, su abulia apenas le permitió salir de Puerto Rico. Comenzó a escribir muy joven -su libro Azaleas es de 1915, cuando tenía 17 años-, en ocasión en que llegaba a su culminaoión nuestro modernismo, no bajo la influencia de Rubén Daría, sino de Herrera Reissig y Lugones. Eso explica su neoparnasianismo inicial, sus temas costumbristas, su aldeanismo. Por escapar de las realidades aldeanas, se deja influir por Edgard Allan Poe -es inevita-

ble el sustrato romántico en nuestros escritoresy compone su libro El palacio en sombras, que no publica. Es posible que también haya habido en él influencias de Horacfo Quiroga, según sugiere Luz V. Romero García en su estudio. u Algo similar ocurre en Canciones de la vida media, que también tiene sugestiones del Dante. Aunque su poesía negrista empieza a desarrollarse desde los primeros años de la década veintísta, y desde entonces sus versos se publican en revistas y periódicos, no es hasta 1937 que aparece su libro Tun tun de pasa y grifería, que contiene sus poemas negristas. Después escribió versos neorrománticos y metafísicos, que ya venían germinándose desde su primer libro de adolescente. Según Federico de Onís, Palés vuelve a la intimidad lírica en aquellos poemas donde expresa los amores, do11. Luz V. Romero Garcla - El aldeanismo en la poesta de Luis Palés Matos, pág. TI.

23


lores y aspiraciones de su alma...; vuelve también al romanticismo en los poemas trascendentales, reli-

giosos, exóticos, donde se mueve en mundos espirituales y misteriosos o en mundos lejanos en el tiempo y en el espacio, como el nórdico, el oriental oelafricanoP En un principio es posible que Palés esté más cerca de Herrera Reissig que de Lugones, quienes ·fueron los poetas modernistas americanos más prominentes del Sur. El rubendarismo fue algo diferen· te, en particll1ar el Prosas profanas. En el Homenaje a Luis PaIés Matos de La Torre,u Margal Arce destaca la unidad .temática, la continuidad, el trabajo artístico en progreso ascendente, el creador ·poco dado a la improvisación; Federico de Qnís dice que en 'Palés "se funde lo más culto y lo más popular";14 Ricardo Gullón afirma que el mestizaje de las Antillas está presente en la poesfa de Palés; Ventura Doreste lo llama "alma atormentada"; más espectador que ensimismado, sin eme bargo; Gerardo Diego 10 llama "soberano 6I'tista de la palabra";15 Vaudercammen lo cree "sensual de la vista, el tacto, el ofdo, el olfato"; 16 Guillermo de Torre se refiere a la "efusión plural", como Whitman, cuando canta a las Antillas; Maria Teresa Babfn hace alusión al romanticismo de su última etapa, en mundos espirituales y misteriosos, mundos lejanos en el tiempo y en el espacio; y José Emilio González dice que Palés quiere asir "con fantasmas de palabras lo incomunicable",ll En su última etapa, poco antes de morir, el ,poeta canta a la .. soledad, que a fuerza de andar sola 6e siente de sf misma compañera".lI Soñando con Fili·Melé, numen de sus últimos momentos, confiesa: .. Mis palabras, mis sombras de palabras, a ti, en la punta de los pies, aupadas. Mis deseos, mis galgos de deseos, a ti, ahilados, translúcidos espectros. Yo, evaporado, diluido, roto, abierta sed en el sinfin sin fondo ... Tú, por ninguna parte de la nada, ¡qué escondida, cuán alta!".·' 12. Federico de Onís - Prólogo de la Poesfa de Luis PaIés Matos (1915-1956). 13. La Torre (Rev. de la Universidad de Puerto Rico) Homenaje a Luis Palés Matos - Año VIII, Núms. 20-30, Enero-junio 1960, 336 págs. Aquí hacen crítica sobre la poesia de PaIés, Jaime Benitez, Ricardo Gullón, Eugenio Florit, Miguel Enguidanos, Ventura Doreste, Gerardo Diego, Edmond Vandercammen, Damián Bayón, Max Henríquez Ureña, Vicente Aleixandre, Guillenno de Torre. Margot Arce, Federico de Onís, Concha Meléndez, María T. Babin, Gastón Figueira, Jorge Campos, José Ramón Medioa, José Blanco, Charles Rosario y José Emilio González. 14. Ibid., pág. 191. 15. ¡bid., pág. 85. 16. ¡bid., pág. 95. 17. ¡bid., pág. 324. 18. Luis Palés Matos - El llamado, en Poesfa, pág. 295. 19. Luis PaIés Matos - Puerta al tiempo en tres voces, pág. 291.

24

Resumiendo, Luis Palés Matos caSI siempre en disposición de fuga. El hastío que le produce el coti· dianismo aldeano lo Ueva a las consideraciones zoologistas y primitivistas; en rigor, una evasión en retroceso. Ello se advierte particularmente en sus dos primeros libros. Luego emprenden fugas a paises lejanos. Hay en él un exotismo deshumandzador. Desde sus inicios en el arte creador le atrae el mis· terio, la muerte. Su antillanismo. sin embargo. lo reconcilia con la historia y la geograffa de sus islas. Finalmente sucede la evasión mayor medio del neorromanticismo y lo metaffsico. Pero se advierte que está más preocupado por sí mismo que por la gente que le rodea. Entre sarcasmos e ironias, no pasa sin advertirse un fundamental desquiciamiento espiritual. En mitad de tanta angustia, soroprende uno su mejor aventura: la Poesfa, como lucha por asir la Expresión. He ahí al Poeta.

111. Jorge de Lima Luis Palés Matos comenzó como modernista puertorriqueño, y, aunque los temas de su poesía tienen puntos de partida en las realidades de su país, no hay duda que se dejó traicionar por la evasión. Por su parte, Jorge de Lima pertenece a la segunda generación del Modernismo brasileño que tuvo su culminación en la década treintista. Lo mismo que el movimiento literario puertorriqueño, el brasileño tiene dos corrientes predominantes: una algo europeizante, que tiene mayormente su punto de partida en Sao Paulo y otra na'Cionalizante que proviene del Nordeste. Como sucede en otras fases de la vida nacional brasileña, ambas corrientes habrían de encontrarse quizá en Minas Gerais --el cauce del río San Francisco es el que orienta- y ya el movimiento se volvió uno solo respondiendo a la tradición nacionalizante del Brasil. Eso habria de ser asf, con Pau Brasil, VerdeAmarelo y Os Antropófagos o sin ellos, que Brasil será siempre Brasil. aunque a veces ciudades como Sao Paulo den la impresión de un enclave europeísta en la vida nacional del País. Pero de Sao Paulo es Mario de Andrade, caudillo intelectual del movimiento, autor de la desafiante Paulicéia desvairada, escrita, dice Manuel Bandeira 20 "berrando em sátira dura contra o que ele chamaba o caute· loso pouco-a-pouco". Como Manuel Bandeira -poeta de la reversibi· lidad lírica, tierno y seco a la vez, profundamente humano siempre-,21 Jorge de Lima es genuinamente 20. Manuel Bandeira - Apresentafáo da poesia brasileira - Rfo de Janeiro - Casa do Estudante do Brasil, 3ra. ed., pág. 129. 21. Estamos de acuerdo con el juicio de AntOnio Ctmdido en su Introducción a la literatura brasileña - La Habana. Casa de las Américas, Colección Nuestros Paises, 1971, pág. 52.


nordestino, para más señas de Alagoas, donde nació en 1893, Es, pues, cinco años mayor que Palés Matos y, aunque escribió sus Alexandrinos muy joven, en 1914, en rigor no se manifestó prominentemente como poeta hasta después de los treinta años. Igual que Palés, comenzó como poeta neoparnasiano, atento, desde entonces, a la situación social de sus paisanos. Es, .pues, muy obvio su compromiso nacional. La conciencia de la realidad presente se manifiesta en contra del pasado reaccionario en todos los grandes poetas del modernismo brasileño: Mario de Andrade, Manuel Bandeira, Menotti del Pichia, Guillermo de Almeida, Ronald Carvalho, Jorge de Lima, entre otros. Es verdad, sin embargo, que, como dice Gilberto Freyre, se trata de un "presente penetrado de passado" 2Z que empezó a manifestarse al sobrevenir la República. Eso se hace patente, digamos, en las manifestaciones de sebastianismo entre los u jagunc;os" de Os Sertoes. Hay, sin duda, más expresión de cerrado tradicionalismo religioso en la obra de Da Cunha que en el Facundo de Sarmiento, cuyo protagonista, en contraste con Antonio Conselheiro, es caudillo político. Es probable que el Brasil esté más aislado que ningún otro país iberoamericano, y esto deba corregirse, según insinúa Renato de Mendon~.21 No es extraño que, como dice Alceu Amoroso Lima, el modernismo brasileño fuese "una insurreic~o, uma agita~o, urna guerra estética... a intenc;áo de surpreender, de escandalizar o burgués era dominante".24 Para lograr propósito de romper con ese pasado y al mismo tiempo no dejar perder su substancia, se le revisa atentamente. Eso hace, digamos, Erico Verissimo en su monumental epopeya O Tem-

po e o vento. El espiritu revisor -y a la par profundamente creador- domina en la obra de Jorge de Lima. Aunque su obra tenga tres etapas distintivas, como la de Palés Matos -neo parnasianismo, negrismo y trascendentalismo-, no hay duda que en él, contrario a Palés, no se manifiesta el intento de evasión. El universalismo de Jorge de 'Lima comienza en su lugar de hombre, lo cual ensancha el supuesto regionalismo. Va más allá de "lo nacional" sin que se lesione el propósito de brasileñidad. Como pertenece a la segunda generación del Modernismo (193045) su vitalidad creadora está "impregnada do novo espíritu de após-guerra", como dice CAndido de Oliveira.25 Fue dejando atrás el fol22. Gilberto Freyre, en cita de Luis Washington Vita. Monólogos y didlogos Sao Paulo, Conselho Estadual de Cultura, pág. 19. 23. Renato de Mendonf;él - El Brasil en la América Latina - México - Fondo de Cultura, Colegio de México, Jornada 13. 24. Alceu Amoroso Lima - Quadro sintético da literatu. ra brasilera - Río de Janeiro - Ed.·Agir, 1959, pág. 104. 25. Cllndido de Oliveira - Súmulas de literatura brasi· leira - Sao Paulo Ed. Luzir, 7." ed., 1960.

klore, el pintoresquismo, lo parnasiano, y se fue haciendo más firme en 5U dedicaci6n en la defensa de los seres vivos de su pueblo, aun en su etapa trascentalista. "A fase chamada mística" -dice José Geraldo Nogueira Moutinho- 26 .. de sua poesia, iniciada em 1935 com Tempo e eterninade, ao publicar em 1949 o Livro de Sonetos atinge... o auge de sua forza criadora". Esto se ,prolonga en Anuncia~tío e encontro de Miraceli e Inven~éio de Orfeu. También rige esa norma creadora en Poemas escolhidos (1932) y A túnica inconsútü (1938). Sus poemas negristas aparecen reunidos en sus Poemas Negros (1947). Escribió rela·tos y ensayos, pero aquí nos interesa s610 su poesía. También Palés Matos dej6 una novela incompleta: Litoral. Dice Cepriano S. Vitureira Z1 que el pueblo de Jorge de Lima "no era un espectáculo; le duele la pura inocencia y la vegetal ignorancia de los suyos".2! Ello es patente en poemas tan conmovedores, y al mismo tiempo tan cuajados de protesta social como Pai latía, El encendedor de faroles o O filho

pródigo. Repetimos que no desaparece la intenci6n social en sus poemas religiosos. El .poeta, como un profeta del Viejo Testamento, se universaliza en Tempo e eternidade A túnica inconsútil, Anuncia~iio e encontro de Mira Celi, Livro de Sonetos e Inven~ao de Orfeu. Como afirma Vitureira, el acento bíblico de estos poemas "le aparta un punto de su fUlelidad para con la realidad brasileña, pero solamente para requerir, exigir, proclamar, mayor fuerza para su testirnonio".2!I Mira-Celi es numen cosmogónico y eterno, contrario a la Filí Melé, de Palés Matos, que es, a la postre, canto a la agonía personal del poeta. Aun en estos poemas de Mira-Celi anuncia, con dedicado empeño, su propósito de solidaridad humana y ha· bla "de una constelación de brazos, de todos los colores y todos los tatuajes".30 En una nota de calce 31 se señala que "Mira-Celi es la Musa Mayor de la i'oesia de Jorge de Lima... Musa a la par heoha de sueño y realidad, intemporal y humana, indescifrable y al mismo tiempo inteligible, pero que ya corporiza la ideali~ad del poeta... Es hija de la contemplación, de la eternidad, y se nos presenta a la vez real y alegórica... Mira-Celi es la Poesía". En rigor, la Filí Melé de Palés Matos no tiene. tanto vuelo y aun acentúa el individualismo del poeta frente a la trascendente solidaridad humana 26. José Geraldo Nogueira Moutinho - A procura do número, sao Paulo, Conselho Estadual de Cultura, 1965. pág. ll. Tl. .Cipriano S. Vitureira - La poesfa de Jorge de Lima (EstudIO y antologla), Montevideo Ediciones -Amizad-1~.

28. 29. 30. 31.

, ~

Ibid., Ibid., Ibid., Ibid.,

pág. pág. pág. pág.

12. 21. 26. 29.

25


de Jorge de Lima. Esto es patente hasta en los poemas más realistas: ¡Hola, negro!, Amada, ven. El negrismo de Palés es, tantas veces, decorativo; sugiere sensualidad. En Jorge de Lima hay siempre una preocupación trascendentalmente humana. Pero,

"nunca fui sino una cosa híbrida, mitad cielo, mitad tierra con la luz de Mira-Celi dentro de las órbitas". Con toques humanos ·hizo célebre a la Negra Fuló, que es lo temporal, frente a Mira-Celi, que es lo eterno. La persistente preocupación de solidaridad hu· mana, las profecías, los sueños, las visiones no son tan intensas en la poesía trascendental de Pa· lés. Es otro tipo de metafísica, más allá de toda intención romántica, que es lo que matiza la crea· ción de ia última etapa palesiana. El alma de la' patria está omnipresente en la poesía de Jorge de Lima, que se identifica con el

26

hombre del pueblo y no se olvida de él aun en los más altos vuelos de Mira-Celi o de La invención de Orfeo. Es imposible pedirle a Jorge de Lima que evada la realidad en fuga hacia el primitivismo, el exotismo deshumanizado. La continuidad temática de lo social no se detiene ante el trascendentalismo. El "compromiso" es tan sagrado como Mira-Celi. Filí·Melé es grito de angustia en Palés Matos cuando la vida se le escapa. No Ihay en Filí~Melé el hondo aliento espiritual que sugiere Mira-Celi. Hay intenso universalismo en la poesía trascendental de uno y de otro poeta, aunque "10 nacional" está más definido en Jorge de Lima que en Palés Matos. Sin embargo, son reveladoras las tangencias creadoras entre los dos poetas. Brasil y Puerto Rico -las Antillas-, pese a las desproporcionadas diferencias territoriales, tienen una historia muy se· mejante, Ahí es donde se han encontrado Luis Palés Matos y Jorge de Lima. Pero el brasileño le gana al puertorriqueño en la expresión de la más penetrante solidaridad humana.


La primera puertorriqueña Por

AURELIO TIÓ

R de América y a su esposa casi desconocida, la que podemos considerar como la primera puerto-

EFIRÁMONOS A UNO DE LOS FAMOSOS DESCUBRIDORES

rriqueña, tanto en el orden cronológico, como en rango y categoría, pues fue nuestra original primera dama. Al mismo tiempo, podemos considerar el hogar que formaron, como el de la primera familia cristiana constituida en Puerto Rico, pues contra· rio a muchos conquistadores que se amacebaban con indias, Don Juan Ponce de León contrajo nupcias en el Nuevo Mundo con una parienta cercana, al igual que él, natural de España, formándose así la primera familia puertorriqueña, tanto en antigüedad como en categoría. Ese primitivo núcleo familiar pertenecía a la más rancia nobleza española. pues nuestro primer gobernador era sobrino carnal del héroe más gran· de de la Reconquista, Don Rodrigo Ponce de León, Duque y Marqués de Cádiz y Conde de Arcos. La esposa se llamó doña Leonor Ponce de León, y era su prima segunda, hija de Hernán Ponce de León, primo de nuestro primer gobernador. Fue la pri. mera mujer española que residió en Puerto Rico, pues Don Juan Ponce de León obtuvo la autorización de traerla a ella y a sus hijos el 2 de mayo de 1509, desde la Villa <le Salvaleón del Higüey en La Española, recién terminada la construcción de su casa·fuerte en Caparra. Como damas de compañía para su esposa se le permitió traer las esposas de dos de los veteranos expedicionarios que ya estaban en Puerto Rico, Pedro Campano y Diego Gómez, en una nave propiedad de Ponce de León, Maestre, Alonso de San Martín. En ése navío se trajeron comestibles, ropa, muebles y medicinas, así como aves de corral y ganado vacuno y porcino, pues vinieron preparados para poblar permanentemente en todo el sentido de la palabra con un plan colonizador que comprendía la fundación de una sociedad española típica. Constituyó ése el primer acto del drama histórico puertorriqueño, que gira aIre-

27


dedor de esa etapa genética que estableció el inicio de nuestra cultura, con" ese núcleo vital original. La proliferación de tal núcleo. con sus adiciones a manera de olas circulares concéntricas, se fue ensanC'hando en torno a ese núcleo étnico primitivo, que por su moral cristiana, dio un ejemplo que siguieron en idéntica trayectoria las otras familias que se fueron estableciendo en nuestra isla. cruzándose entre sí, y creando así la sociedad puertorriqueña. Esta sociedad fue constituida con un propósito de permanencia desde sus comienzos, y no con la idea de residir, como otras, temporalmente, obte· ner grandes riquezas, y regresar a la Madre Patria a disfrutarlas. Esa primera familia.se afincó aquí, y aún cuando algunos hijos y nietos fueron enviados a estudiar a España, México y el Perú, regresaban a esta isla a establecer sus familias, trazándose desde sus comienzos esa ansia de adquisición de educación y cultura externas que ha caracterizado a nuestras familias desde principios del siglo XVI. Tenemos amplia evidencia que la primera pobladora puertorriqueña, Doña Leonor Ponce de León, ejerció una influencia extraordinaria y duradera en la moral y cultura de nuestro pueblo con su ejemplar conducta, y por su evidente hacendosidad en sus tareas domésticas. No hay quién pueda negar la enorme influencia de la mujer como ancla de la familia, no sólo en ,la preservación de la moral, sino en la preservación de la cultura y el arte, y de la pulcritud en el hogar. Han reconocido los filósofos que el hombre acepta por instinto la superioridad de la fuerza bruta y la astucia como las cualidades que conducen al éxito en la lucha por la existencia. Tiene la tendencia a aceptar que la voluntad férrea y no la razón son generalmente las claves de la vida. pues como propugnara Nietzche, la guerra purifica y ennoblece al hombte, pero la mujer los amansa hasta que logra que amen la paz. La sensibilidad femenina purifica las actividades agresivas que al hombre le da la fuerza de su apetito animal, la pasión y la vo'1untad, pues detrás de los rígidos hábitos prácticos de su conducta se halla a menudo la aureola de la actividad espiritual femenina. Sirve así la mujer de intermediaria entre las distracciones del pensamiento y la acción del hombre, que lo aJejan de la influencia moral civilizada de la humanidad. Los instintos de veneración u obediencia, unión, y benevolencia o protección, aparecen como un fenómeno biológico mayormente en la mujer, en forma de actividad espiritual semiocuIta y de una sensibilidad natural a las cosas bellas y buenas del mundo, que son las principales fuerzas de la belleza o estética y la moral o ética. ·Esa función como guardián moral del hombre puede provenir de la madre, de la esposa o de la hermana, quienes sirven de unificadoras del pre-

28

sente con el pasado, para preservar la influencia de la familia a través de las generaciones. En nuestra primera familia, la influencia femenina fue providencial y afortunada para nuestro país, según evidencia material arqueológica. En las excavaciones de su residencia en Caparra, que estuvo ubicada en medio de la selva y cercada por indios hostiles, se excavaron azulejos sevillanos, fina loza de mesa y frascos de perfume que indican. que aún dentro de un país selvático, que Doña Leonor Ponee de León preparó su hogar con la belleza y arte que su posición y condiciones le permitían, sin boato ni ostentación, sino con la sobriedad que desde entonces se ha desenwelto nuestro país por imperiosa necesidad en el orden material, de acuerdo con sus limitaciones geográficas y la escasez de recursos naturales. Es evidente, en el orden espiritual. según documentación auténtica. que tanto como su esposa, Don Juan Ponee de León fue un hombre de cultura vasta para su época, un ingeniero militar y organizador sin par, que trazaba poblaciones y fortalezas, cons· tituía gobiernos, y levantaba mapas, tenía conocimientos de metalurgia que le permitían explorar minas, sondeaba puertos, construía embarcaciones, y como Capitán de Tierra y Mar fue el descubridor de La Florida y de México. Doña Leonor, a falta de escuelas en esos primeros años, hubo de darle una educación esmerada hogareña a sus bijos en Caparra. Su hijo pudo haber nacido en Puerto Rico, y se recibió de fraile en el Convento Santo Tomás de Aquino de San Juan en 1527 quizá al cumplir su mayoría de edad, por 10 que es obvio que tuvo que ser preparado en el hogar por su madre doña Leonor en forma magistral desde sus primeros años. Su hija Isabel casó con el Gobernador de Puerto Rico, Lcdo. Antonio de la Gama; Juana con Garefa Troche, el Contador, Regidor y Alcaide de la Fortaleza de San Juan; y María con Gaspar Troche. uno de los principales conquistadores de Centro-América. Esos matrimonios en Puerto Rico sugieren que ellas eran jóvenes instruidas para haber casado con los más altos funcionarios de gobierno del Mundo Nuevo, y miembros de la más rancia nobleza española. ·Las tres hijas de Don Juan y Doña Leonor Ponce de León, quienes mantuvieron en espectativa e inactividad forzosa a su aventurero padre. hasta que las dejó felizmente casadas, tanto aquí como en México y Centro-América, en donde residió su hija menor, María, tuvieron una descendencia muy influyente. Hijo de su hija Juana fue nuestro primer gobernador puertorriqueño. así como ·fue Adelantado de Trinidad y Tobago, y también nuestro primer historiador. Muchos otros nietos fueron deanes de catedral, jurisconsultos, alcaldes de San Juan y San Germán. y militares de alta graduación. Un joven sobrino de Doña Leonor, llamado Rernán Ponce de León, demostró el carácter recio de


Juan Ponce

deúón

esos vástagos, propinándole por agravios, una paliza a un alcalde de Caparra en 1512, acogiéndose al asilo de la iglesia. De aHí, valiéndose de la gran influencia de su tía, pudo escapar en la armada que comand6 Ponce de Le6n contra los caribes, y luego pas6 al descubrimiento de La Florida. Allí fue gravemente herido junto a muchos compañeros, y sepultado en alta mar al regreso de los expedicionarios para rehacerse de armas, caballos y comestibles en La Habana. Evidencia de la habilidad de Doña Leonor como mujer hacendosa y excelente maestra en el hogar son los escasos rasgos apuntados que nos brinda la documentaci6n, aparte de su tes6n y valor personal, al aventurarse a emigrar y constituir hogar en un país desconocido y salvaje. Doña Leonor Ponce de León trajo a los muros almenados a esa aislada casa-fuerte isleña, rodeada de selvas vírgenes e indios hostiles, la influencia civilizadora de la mujer. de manera que merced a su ejemplo entre las demás esposas de los pobladores, los hombres hubie· ron de pulir su trato, erigir casas más c6modas y mejorar su apariencia personal, si no por virtud, por emulación de tales ejemplos. De acuerdo con estudios genea16gicos, su descendencia en Puerto Rico es muy numerosa en la re-

gi6n Suroeste de la isla, aunque la mayoría, perdido el apellido por la vía paterna, desconocen su ilustre prosapia. Citaré s610 el caso de su más conocida y famosa descendiente, la poetisa sangermeña ·Lola Rodríguez de Ti6. Su nombre era Dolores Rodríguez de Astu. diIlo y Ponce de León, nieta del Coronel Francisco José Rodríguez Ponee de León, descendiente directo éste de Don Juan y Doña Leonor Ponce de León. Son conocidos algunos datos biográficos de ella, principalmente por haber sido la autora de la letra revolucionaria a la danza "La Borinqueña" durante la época del Grito de Lares, convirtiéndola así en nuestro himno; y por haberse creado en su hogar en el exilio en La Habana, el diseño de la bandera puertorriqueña de 1a estrella solitaria. Como digna descendiente de Doña Leonor Ponce de León, y haciendo honor a su apellido tan ilustre, tuvo la poetisa gran sensibilidad, como atestigua su extensa y celebrada obra poética, además de poseer un carácter muy recio y valeroso. Exiliado en tres ocasiones su esposo, el periodista Banocio Ti6 Segarra, a Venezuela, Cuba y Nueva York, ella lo acompañó al destierro en todas esas ocasiones, formándole un verdadero hogar en dondequiera que se hallaban. Con su valerosa intervenci6n ante

29


el Ministro de Ultramar Don Víctor Balaguer, y el General Juan de Contreras, Héroe de Treviño, olr tuvo la libertad de los 16 patriotas puertorriqueños conden¡idos a muerte en el Morro en 1877, agra· deciéndoles todos por escrito su intervención salva· dora en esa aciaga época del componte. Sus obras están agotadas desde hace muchos años, por 10 que su obra poética se ha olvidado en parte, salvo sus poemas más conocidos y populares. Están impresas, sus "Obras Completas" en cuatro volúmenes, uno consiste en su obra édita, dos de sus poesías inéditas, y el cuarto tomo, de trabajos inéditos en prosa ,hasta ahora desconocidos. Entre su obra poética está su famosa colección de .. Poesías de Niños", las que hace años eran reci-

3D

tadas por los escolares en Puerto Rico, y fueron adoptadas oficialmente para las escuelas de Cuba. Posiblemente fuera Lola Rodríguez Ponce de León, salvo Santo Rosa de Lima, también de origen sangermeño, la mujer con nexos en Puerto Rico más conocida internacionalmente hasta su época. Deseo llamar la atención al hecho que Puerto Rico fue muy afortunado en haber podido contar entre sus mujeres influyentes a nuestra original primera dama, Doña Leonor Ponce de León y su descendienta, la poetisa antillana Lala Rodríguez de. Ponce de León. Fueron mujeres de admirable tesón, y ~l mismo tiempo de gran sensibilidad, por 10 que dejaron ambas su huella indeleble en nuestra historia y nuestra sociedad.


Unos médicos ilustres y una época terrible* Por S.

T

ARANA

SOTO

ENGO LA DOBLE ENcoMrnNDA DE PRESENTARLES A UDS.,

Y de interpretar en conjunto la obra de los médicos cuyos retratos se ofrecen esta noche a nuestra vista. No sería en modo alguno difícil esta honrosa tarea si se contrajera sólo a la primera parte, pues será poco el trabajo de presentarles a Uds. sucintamente en el oroen cronológico de su nacimiento a unos hombres de sobra conocidos, por todo el país honrados, cuyos nombres ha dado nuestra patria a calles, urbanizaciones, escuelas y edificios públicos. Pero no se ,ha reunido aquí esta noche esta distinguida concurrencia ni forman parte de ella los distinguidos directores y presidentes de nuestras más altas instituciones culturales sólo para oír de mis labios lo que se les enseña ya a nuestros estudiantes en ·las escuelas del país. Si a .ello sólo limitara mi tarea se perdería la significación de esta solemne ceremonia y no valdrían la pena ni el esfuerzo mío en presentarles ni la cortés paciencia de Uds. en oírme. No es cosa solamente de recordarlos, o para emplear la expresión del Dr. eoIl y Toste, de cumplir con la religión del recuerdo; no es cosa sólo de repetir aquí cuánto contribuyeron en las distintas y particulares esferas del conocimiento, del arte, de las letras, de la política; no es cosa sólo de celebrar el progreso y el adelanto nuestro en su forma abstracta. Es cosa -y esta es la parte difícil de mi encomienda- es cosa, repito, de interpretar en conjunto la obra de estos médicos, o, dicho de otro modo, de interpretarlos a ellos en conjunto a través de su obra. Es cosa de comprender el sentido de esa obra, de buscarle el común denominador, para de ese modo agradecerla

* Palabras pronunciadas la noche del 19 de septiembre de 1975 con motivo del homenaje de la Asociación Médica de Puerto Rico y el Ateneo Puertoniqueño a los médicos cuyos retratos figuran en la Galerfa de Puertorriqueños Ilustres de esta institución y al Dr. Manuel Quevedo Báez. fundador y Jer. presidente de la primera y presidente de la segunda.

Dr. Pedro Gerónimo Goyco

del modo más a propósito que es el de seguirla, el de continuarla nosotros y el de estimular a que la sigan, a que 'la continúen, las generaciones venideras. Fueron estos hombres médicos ilustres, sí, pero esta vez los recordamos con reverencia más que por eso porque fueron, primero que nada y sobre todo, grandes puertorriqueños, grandes forjadores de la nación puertorriqueña. Ese es el común de31


nominador de su obra y por eso es que figuran los retratos de nueve de ellos en la Galería de Puert~ rriqueños Ilustres del Ateneo Puertorriqueño. Un médico hay que no figura en esa Galería, por no haber nacido en Puerto Rico, pero cuyo retrato conserva el Ateneo. Lo conserva por ser obra de un eminente pintor nuestro, el pintor del mismo nombre que el médico, y cuyo retrato sí forma parte de nuestra Galería de Puertorriqueños Ilustres. El médico es el Dr. Francisco Oller y el pintor del mismo nombre es su nieto. No ha sido poca fortuna para nosotros poder conservar el retrato de un abuelo que en su particular esfera fue tan ilustre en la primera mitad del siglo pasado como 10 fue el nieto pintor en la segunda, pues con el Dr. José Espaillat fue el Dr. Oller una de las dos más gl<4ldes figuras de nuestra Medicina en aquella época. Graduado en el Colegio de Cádiz, fue aquí nuestro primer gran cirujano, y antes que nadie en el Nuevo Mundo practicó aquí la 'vacunación por el método de Jeoner, dado a conocer sólo varios años antes. Una de las dos figuras dominantes en nuestro Real Hospital que era por entonces uno de los grandes hospitales de América, fue tan grande en su particular esfera como lo fue el Intendente D. Alejandro Ramírez en la de la Hacienda y aun no .pintado por su ilustre nieto, su retrato honraría tanto a esta ilustre Casa como el de los otros calegas suyos que ahora paso a presentarles. El Dr. Pedro Gerónimo Goyco (1808-1890), médico, educador, gran abolicionista, uno de los dos Protectores de Libertos (el otro lo fue el Dr. Salvador Carbonell) nombrados por el Gobierno Central una vez aprobada la Abolición de la esclavitud, fue el primer presidente del primer partido politico organizado en Puerto Rico. El Dr. José GuaIberto Padilla (1820-1896), médico, poeta, politico y periodista liberal, autor del Canto a Puerto Rico, padre de la poetisa Trinidad Padilla de Sanz, la Hija del Caribe. Manuel Alonso Paoheco (1823-1890), médico, poeta que contribuye doce composiciones al Album Puerto-Riqueño de 1844 y 10 a El Cancionero de Borinquén de 1846, autor de El Gibara, que, en las ~abras de Pedreira es, salvando las distancias. "nuestro Poema del Cid", Presidente del Ateneo. Ramón Emeterio Betances (1827-1898), médico, poeta, politico, símbolo de las ansias de libertad de su pueblo. Agustín StahI (1842-1917), médico, Presidente de la Asociación Médica de Puerto Rico. tan excelente dibujante que el Instituto de Cultura hizo en 1960 exposición de 150 dibujos suyos en colores de las plantas de nuestro país, y tan importante hombre de ciencias que trece nuevas especies de plantas llevan su nombre. Rafael del VaUe Rodríguez (1847-1913). Médico, poeta, autor de Dovelas de costumbres, político liberal, una vez Presidente del Partido Unionista, C~ 32

Dr. José Gua/berto Padilla

misionado de Instrucción en 1913, padrino del Dr. Ruiz Arnau y de la poetisa Alicia Cadilla de Mar.tinez. Cayetano Coll y Toste (1850-1930). Médico, Presidente del Ateneo, prosista y poeta, gran historiador, autor prolffico, en 1897 Gobernador Regional del Norte de la Isla, político liberal. Francisco del Valle Atiles (1852-1928). Médico, Presidente del Ateneo en dos ocasiones, Presidente de la Asociación Médica de P. R., político, primer alcalde de San Juan en este siglo, literato y 50ció'logo autor del trabajo El Campesino Puertorriqueño. Manuel Zena Gandía (1855-1930). Médico, peri~ dista, poeta, político, una vez Presidente de turno del Partido Unionista, y el más grande novelista que ha producido Puerto Rico. Hasta aquí los médicos cuyos retratos figuran en la Galería de Puertorriqueños Ilustres del Ateneo Puertorriqueño, pero hemos traído de la Asociación Médica de Puerto Rico el retrato que ven Uds. al frente de esta ilustre colección. Es el del colega ilustre que mejor representa estas dos instituciones pues s610 él fue y al mismo tiempo, presidente de ambas corporaciones y sólo él fue el fundador de una de ellas.


Dr. Manuel Alonso Pacheco

J

Ramรณn Emeterio Betances


Los Dres. Goyco, Alonso, Padilla y Betances fa· llecieron antes del 98 y no les tocó como a Stahl, los del Valle, Coll y Toste y Zeno sufrir las amarguras y enfrentarse a los problemas de la época más dificil de nuestra 'historia. Pero ninguno de estos seis ilustres colegas suyos se vio tan directa· mente envuelto en aquella heroica brega en ambos frentes, el de la Asociación Médica y el del Ateneo Puertorriqueño, como el Dr. Manuel Quevedo Báez ( 1865·1955). Por eso le celebramos especialmente esta noche ambas corporaciones, por eso preside su retrato sobre los de sus ilustres colegas y por eso, como el mejor símbolo de la obra de todos ellos, como el que mejor representa los elevados sentimientos, la superior inteligencia y la poderosa voluntad que pusieron al servicio de la patria, nos detendremos a recordar a grandes brochazos el tiempo en que le tocó vivir y la obra que le tocó realizar. Izada sobre nuestros vetustos castillos un día del año de 1898 la bandera de los Estados Unidos, entró Puerto Rico en una época terrible que ni ha sido aún bien descrita por nuestros historiadores ni de ello ha tomado plena conciencia aún el pueblo puertorriqueño. Fue una época casi de guerra civil. Asolaron el país cometiendo mil actos de violencia no sólo con· tra españoles, que fueron el pretexto, sino también contra puertorriqueños, las llamadas "partidas se· diciosas", "cuyo epílogo" según D. Jaime Bagué, "consistió en el ajusticiamiento de varios de sus secuaces por vía del garrote vil, en el patio del Castillo en Ponce en 22 de febrero de 1902, después de haberse cansado de atemorizar, incendiar y asesinar a mansalva en nuestros campos a todo el que le plugó". Las turbas quemaron la imprenta, pri. mero, y la casa, después, de Luis Muñoz Rivera. Los puertorriqueños quedamos profundamente divididos. Pasado el gobierno de ocupación, vino en 1900 el primer gobierno civil, con la llamada Acta Foraker, obra del legislador que luego hubo de retirarse por saberse que figuraba en las nóminas de la Standard Oil, adefesio, en las palabras del mismo autor, y en las palabras de Muñoz Rivera "indigna de los Estados Unidos que la imponen y de Puerto Rico que la soporta". Por esta ley quedábamos por primera vez en nuestra "historia en verdadera colonia de explotación: nos gobernaba un hombre nacido en el Continente, hacía las veces de Senado un Consejo Ejecutivo compuesto de 11 hombres, todos, también, de nombramiento presidencial y 6 de ellos, también, nacidos en el Continente. A este Consejo quedaba sometida una Cámara de Delegados de voto popular; que era nuestra voz pero que clamaba en el vacío, cuando no la controlaba absolutamente, como sucedió hasta el 1904, el propio Gobernador extraño. Los fondos de nuestro Gobierno habían de guardarse en un banco en el continente. 34

Al continente ordenó un gobernador que enviara el Dr. Coll y Toste, cuyo retrato tenemos ante nosotros, los documentos históricos que se guaroaban en Forta~eza, y allá se fueron y allá estuvieron hasta el año pasado de 1975 unas 286 cajas de ellos que contenían unos 2,246 legajos. Un gobernador eliminó varios de nuestros municipios y la Cámara de Delegados a él sometida eliminó en 1902 unos 18, precisamente aquellos en que había ganado la oposición. Se arruinó la industria del café, nuestra primera industria, y comenzó a descender de las montañas el campesino, que no encontraba como subsistir, y vinieron los arrabales y comenzó la larga serie de aquellas primeras emigraciones cuya historia no se ha escrito todavía. En Hawai están los puertorriqueños que allá se fueron en 1904. En la de 1910 a Méjico estuvo el que ahora les habla... Y estas dos no fueron de las peores en una época en que el emigrado no tenía enfermeras, trabajadores sociales y oficinas de gobierno que 10 ayudaran. Al mismo tiempo, se ejerció una presión extraordinaria para imponernos el inglés y era en este idioma que se enseñaba aún en los primeros grados. Inspectores de escuelas continentales que no sabían bien ni siquiera su propio idioma, n:tal·

Dr. Agustín Sthal


Dr. Rafael del Valle

'trataban al maestro nativo que por fuerza no podía enseñarlo bien. Se trajeron maestros continentales que lo sabían todavía menos. La defensa del idioma comenzó en 1903 con el artículo de Muñoz Rivera titulado El Yugo del Idioma, que terminaba diciendo: "Todos los yugos nos parecen odiosos; el yugo del idioma nos parece intolerable", la continuó la Asociación de Maestros y no vino a resolverse, aunque aún no completamente, hasta el 1944. En 1900 había dicho en l1..a Habana, Elihu Root, Secretario de Estado de los Estados Unidos "que los puertorriqueños no podían gobernarse, porque peleaban entre sí, que éste era un pueblo corrupto donde no podía funcionar el ~sistema americano'; que era completamente imposible que en Puerto Rico jamás pudiera establecerse un gobierno honrado". BI senador Teller, un día 4 de julio, en una convención del Partido Republicano nacional, había dioho..... No me gusta el pueblo puertorriqueño... Tal raza es indigna de la ciudadanía". No es extraño,

pues, que Luis Muñoz Rivera se negase a celebrar el día 4 de julio. No se extrañe, pues, que años después, en 1909, viniese el rompimiento entre el partido mayoritario, representante del país, y el Gobierno, esto es, entre la Cámara elegida por 'los puertoJ;¡iqueños y el Consejo Ejecutivo no sólo nombrado desde afuera sino compuesto en su mayoría por hombres naci-dos fuera. Vino, sí, el rompimiento y fueron a Washington sendas comisiones, una compuesta por los Sres. Muñoz Rivera, Cayetano Coll y Cuchí y Manuel Benítez, y otra por los Sres. Willoughby, CabOl Ward y Hoyt (Hoyt, sí, como el de hace poco). No me detengo más en esta historia: estos pocos broohazos basten para dar una idea de aquella época tenible, muoho más terrible que la ya legendaria del 1887. Y no 10 he hecho .por insistir en viejas rencillas ni por avivar antiguas discordias entre puertorriqueños y puertorriqueños y entre puertorriqueños y americanos, sino porque se comprenda a qué terribles problemas hubo de enfrentarse ese grupo de hombres, todos médicos, y, entre ellos y principailmente, el hombre cuyo retrato hemos puestoal frente de los de toda la colección, el Dr. Manuel Quevedo Báez. A fines de 1902, el mismo año en que fueron ajusticiados en Ponce los últimos secuaces de las partidas sediciosas, el mismo en que son eliminados 18 municipios, el mismo en que Muñoz Rivera habla del yugo del idioma, el mismo en 'que con él, los Dres. del Valle Rodríguez y Zeno Gandía, dan los pasos para fundar un nuevo partido que pueda defender con éxito la causa del país, a fines de ese año, repito, funda el Dr. Quevedo Báez la Asociación Médica de P. R., que celebrará su primera reunión en diciembre del año siguiente, eligiéndolo su primer Presidente. Ya es secretario, elegido por cinco años, de la Junta Examinadora de Médicos establecida en mayo del mismo año. Comienzan a llegar del Norte tanto continentales como puertorriqueños que de allí traen diplomas conseguidos en meses o pocos años de estudio en escuelas de medicina de ínfima clase, verdaderas fábricas de diplomas en que por unos dólares puede cualquiera obtener un título profesional. Tratan estos hombres de imponerse a la Junta Examinadora, fuertemente recomendados muchas veces por altos funcionarios de un gobierno al cual se han entregado y no pocas veces apadrinados por el mismo Gobernador de la cOlonia. Y cuando no consienten ,los miembros de la Junta, cuando no ceden ante tan poderosas fuerzas estos hombres que son hombres cultos graduados de antiguas e ilustres universidades, hombres de academia, hijos de Un país al que la Medicina había llegado ya organizada con las mismas carabelas de Colón, cuando no consintieron, repito, cuando no cedieron, fueron acusados de antiamericanos por los aspirantes despeohados, secundados por el régimen... 35


y esa batalla que daban por conservar nuestra cultura en la A. M. P. R. Y en la Junta de Reválida, ia daban también, estos mismos hombres, aquí en esta ilustre casa, el Ateneo Puertorriqueño. Arruinada la industria del café, acaparadas por carpet-baggers tierras y centrales, amenazado de extinción el idioma, comenmndo ya los pueblos a llenarse de arrabales, comenzando el ciclo ya de nuestras emigraciones, nuestros fondos en bancos del Continente, los documentos de nuestra historia en Washington, el país dividido, menospreciado por los nuevos amos, ·la vida entera nuestra en las ma· nos de un sólo hombre y extraño, convertido de verdad y por primera vez el país en auténtica colonia de explotación, cansados de una lucha desigual que creen sin esperanza, muchos de nuestros hombres aconsejan el inhilismo, la resignación y están dispuestos, en sus respectivos campos, a rendir las armas, a entregarse sin condiciones. Así sucede en el Ateneo Puertorriqueño, la casa del idioma, la casa de ~a cultura. No se llega a decir con claridad por algunos hombres que está demás el Ateneo, y hasta que resulta un estorbo para la implantación de una nueva y extraña cultura, pero se le deja casi perecer. y en la sesión del 7 de agosto de este año de 1903, en que han quedado establecidas la Asociación Médica de P. R. Y la Junta Examinadora de Médicos, en la Presidencia, vicepresidencia y secretaría, tres médicos, respectivamente los Dres. Coll y Toste, Ruiz Arnau y Fernández Náter (hijo de Fernández Juncos), es otro médico, el Dr. Gómez Brioso, como ·portavoz de un grupo de socios, el que propone que se ponga el Ateneo en liquidación, que sea nombrada una comisión liquidadora que venda la casa propiedad de esta Institución en el número 56 de la Calle San Francisco para hacer frente a sus compromisos. Es entonces que interviene este médico, fundador de la Asociación Médica de P. R., para oponerse a la proposición del Dr. Gómez Brioso, diciendo "que el Ateneo representa la cultura del país y que por lo tanto debe consexvarse a costa de los mayores esfuerzos", aceptando, sí, que sea hipotecada

36

la casa, pero nunca que sea disuelta la Institución. Acude en su apoyo el Sr. J. J. Bas, diciendo "que lejos de disolver el Ateneo debía conservarse y dár· sele más alimentos de vida y simpatía..." Cuando se continúa la sesión la noche siguiente, hay todavía quien insiste en la disolución, pero en ese momento el Dr. Coll y Toste pide al Dr. Ruiz Arnau que ocupe la Presidencia y él la deja para oponerse a tal proposición, que queda, al fin, derrotada definitivamente. La sesión continúa el lunes siguiente e insistiendo la Directiva en renunciar, se elige una nueva presidida por D. Rosendo Matienzo Cintrón, con el Dr. Quevedo Báez en la vicepresidencia. Y en la asamblea del 22 de diciembre, ·pasa éste a ocupar la presidencia: el Ateneo ha elegido para dirigir sus destinos al hombre que en aquel momento crucial había evitado su liquidación... Así, pues, como hemos visto, los médicos cuyos retratos se ofrecen aquí a nuestra vista, se distin· guieron en uno o más de los campos de la ciencia, de la literatura, de las artes, del periodismo, de la política; nueve de ellos figuran en la Galería de Puertorriqueños Ilustres del Ateneo y muchos fueron muy distinguidos ateneístas, pero si dos de ellos fueron presidentes tanto de la Asociación Médica como de esta ilustre casa, sólo uno de ellos fue fundador de una de estas dos grandes instituciones nuestras. Honremos, pues, en él, ambas corporaciones, a este grupo de eminentes puertorriqueños, forjadores de nuestra patria, a quien debemos en gran parte el haber sobrevivido a tantos azares. Con orgullo y con esperanza, señalemos a ·las nuevas generaciones a estos ilustres médicos que mantuvieron abierto y que ensancharon el camino de la personalidad puertorriqueña y, como mayor homenaje aún, sigan ambas instituciones incubando hombres del ca·libre de los Dres. Francisco Oller, Pedro Ge· rónimo Goico, Manuel A. Alonso y Pacheco, José Gualberto Padilla. Ramón Emeterio Betances, Francisco del Valle Atiles, Agustín Stahl Stamm, Cayetano Coll y Toste, Manuel Zeno Gandía, Rafael del Valle Rodríguez y Manuel Quevedo Báez. He dicho.


Tanteando una cultura musical puertorriqueña* Por

AUGUSTO

A.

RODlÚGUEZ

. . A OBLIGADA LIMITACIÓN QUE SE NOS DISPENSA AL AUS-

L cuItar aquí las posibilidades futuras de una mú' sica puertorriqueña' sólo permitirán un ligero rastreo de la realidad histórica de nuestras expresiones musicales, de los elementos que las fraguaron y del ambiente que las alimentó. El fijar esos estímulos yesos obstáculos, que como fuerzas contratirantes hicieron la vida, nos formaliza un poco para abor· dar el problema con honradez. Seamos el espectador serenO al contemplar las condiciones naturales, el factor político, la economía, herencias étnicas, influencias importadas, lo popular, lo artístico y su orientación estética, los socavadores de la cultura, y así daremos con la brújula redentora. La naturaleza nos aprisiona en una isla liliputiense dejada a la buena de.Dios sobre el vaivén del oleaje de ·los mares Atlántico y Caribe. La realidad colonial es un sino con fatalidad implícita de fortín de avanzada, de peñón estratégico. Se nos pretende hacer ·inexpugnables: una vez con esas ciclópeas fortalezas como San Cristóbal y El Morro, orgullos del Posrrenacimiento, y, ahora con bases submarinas y aeródromos para mejor armonizar con el nuevo ritmo bárbaro de nuestros días. ·La economía, también confabulada, dejó de ser sonriente hace ya bastantes años. Ante este laxo panorama de incomodidades geográficas, ambiciones estratégicas yeconomía agónica, no vamos a esperar ~l milagro de que en Puerto Rico surja abruptamente una escuela artística original que inunde, con sus energías irresistibles, el mundo de vanguardia. Para ello son indispensables el rápido e incesante bullir de riCas corrientes culturales, el chocar benefactor de pensamientos libres y fuertes, más la seguridad económica tranquilizadora. Ya nos ·han dado la lección, a través de distintas épocas, Italia, Inglaterra, Francia, Alemania, Rusia y ·Ios Estados Unidos de Norteamérica. •

Tanteando: Contando los tantos en un juego.

Juan Morel Campos

Sólo la innata sensibilidad artística y el profundo sentido romántico que de la vida tenemos nos inspiran hacia la plasmación de una cultura puertorriqueña de esencias ya autóctonas aunque humildes, ya adaptadas y asimiladas, o ya importadas y explotadas. Esa misma sinceridad romántica, esa actitud quijotesca vitalizadora, esa firme posición meditan· 37


te o impulsiva. ese jugoso entusiasmo. es la salva. ción de nuestra personalidad común. Hay dos clases de expresiones musicales: la artística y la popular. La primera comprende las excelencias creadas al calor del intelecto. la imaginación y el sentimiento de aquellos músicos compenetrados en la técnica de la composición. Y la música popular abarca, de acuerdo con esta clasificación convencional. el folksong y las modas populares transitorias. Folksong es la música espontánea, de autor anónimo. que exterioriza la idiosincrasia de una raza oslantre que va pasando de generación en generación: es arte rural. La música popular se circuns· cribe a expresar los sentires de un pueblo durante determinado período de su historia. Su vida es intensa y efímera porque la psicología popular se va modificando continuamente de acuerdo con las circunstancias de cada momento vivido. La música popular es arte urbano -autor. siempre de modestos recursos técnicos. es conocido. La savia de nuestro folklore emana. sin duda alguna. de España: nuestros aguinaldos. canciones de cuna, seises. décimas. coplas y demás expresiones son trasplantes de modalidades andaluzas. castellanas. gaUegas y asturianas. El infeliz indio araúaco. aniquilado despiadadamente en el siglo XVI, no nos legó una sola gota de sangre musical. El negro importado abandonó, por conveniencia propia. los ritos heredados de tribus africanas (vudú, ñañiquismo. brujerías. bailes, bembé y demás) y con pasmosa facilidad se abrazó a la religión católica. Al ihuir de su realidad única se refugió tras un falso sentimiento: ese negro nuestro se malogró. dejó de ser negro; añora desteñirse. se desajusta y se toma. por ende. romántico. Así se desperdiciaron las esencias animadoras de su plenitud racial. ,Lo que puede haber de negro en nuestro folklore es generoso préstamo del hermano cubano y del hermano haitiano. La música popular no debe sernas grave preocu· pación: el pueblo siempre sabe expresar sus senti· res; es honrado consigo mismo. Este aspecto del popularismo nuestro está firmemente afianzado. entrañas adentro. hace casi un siglo. Tan preciado sen· timiento de intenso valor social hará eco igualmente en un blanco. en un mulato o en un negro. Nuestra música popular. bien de pureza nativa o de matices exóticos. persistirá adherida a la psicología de los tiempos: ayer fue la danza puertorriqueña. hoyes el bolero. y sabe Dios qué será mañana. pero será algo. (Este punto .Jo he discutido en mis ensayos Vida y pasión d la danza puertorriqueña y El sentido de la música popular.) Lo popular es sinceridad común sin serios remilgos estéticos. De entre nuestros compositores de música artística se han perfilado con mayores alientos Felipe Gutiérrez, Juan Morel Campos, Braulio Dueño Colón. José Quintón. Aristides Chavier. Felipe Gutiérrez (1825-1900) fue nuestro primer músico de eminencia: maestro de capilla de la Ca· 38

tedral. autor de óperas (Guarionex y Macias), de una zarzuela. de algunas composiciones orquestales y de un notable conjunto de obras religiosas. Hasta donde he podido corroborar. el maestro Gutiérrez era un fiel seguidor de la pauta italiana del siglo pasado. Juan Morel Campos (1857-96) ·ha sido el más espontáneo y natural de nuestros compositores aun· que, a la vez, el de más humilde reciedumbre aca· démica. Autor de dos zarzuelas. música orquestal (entre la que se cuenta una sinfonía). bastantes obras religiosas y un sinnúmero de música popular. Su fino sentido regional le orientó en la exaltación de las danzas puertorriqueñas. Una gracia melódica característica y una riqueza rítmica inagotable nos perfilan a un Morel Campos de mayor impulso si la vida le hubiese sido más dadivosa. Braulio Dueño Colón (1854.1942), exquisito cultivador del sentimiento regional. Giros elegantes, austeridad. técnica y buen gusto son los sostenes de su creación artística impregnada, en toda palpitación, con un delicado matiz de perfume tropical. Sus obras incluyen composiciones para piano, para oro .questa y para voces. Las Canciones escolares y la música religiosa forman el nervio de su inspiración. José Quintón (1881·1925), autodidacta de sabia orientación. asimiló las enseñanzas de Beethoven y Debussy según "traslucen sus obras para piano, para orquesta y su notable Cuarteto en re mayor para cuerdas. Fue un ecléctico que llegó a comprender al Hindemith de la primera época. Arfstides Chavier (nació en el 1867 y murió el 23 de julio de 1942). Conservador convencido, enemigo de excentricidades y ostentaciones. ha sido nuestro compositor de más .sólida disciplina. "Lo clásico es lo perfecto": tal fue su faro. Sus mode· los son Bach, Mazart, BeelJhoven, Schumann, Saint· Saens y César Frank. Su admiración le llevó hasta ciertos aspectos de Debussy. Pero no le interesaban los contemporáneos aunque se llamasen Sibelius, Stravinsky, Schoenberg, Bartok, Hindemith o Pistan. Desilusionado del trágico ambiente camavelesca que enloda el espíritu, Chavier se encerró en un inquebrantable mutismo musical por más de diez años. Entre sus oohenta y pico de obras se cuentan composiciones para piano, música de cámara,(que incluye dos Cuartetos de cuerdas y de proporciones sinfónicas. Nitidez, sobriedad, precisión, fuerza aro mónica, dominio polifónico y amplia elaboración temática son las bridas que ciñen su creación. En la generación joven Ram6n Emilio Balseiro (murió en 1943) ha logrado un Cuarteto para cuerdas motivado en temas negroides, una Suite para orquesta de arcos. y algunas canciones. Balseiro fue parcialmente dócil a la perspectiva de nuestra época aprovechando el choque de ritmos, armonías disonantes. la arcaica escala pentatónica y otros recuro sos han sido heraldos del vértigo artístico actual. Yo también he tratado de contribuir con inten·


tos de expresión no tan explotadas en el espíritu de la escuela francesa que culminara en Debussy (1918), Iftelodía casi recitada, inflexión emotiva de la voz, armonía impresionista, escalas antiguas, flexibilidad rítmica que acrecenta la intención: todo exprimido hacia la creación de una atmósfera idealizada. Mi poca música para orquesta sigue las huellas coloristas de la escuela nacionalista rusa. Mis arreglos corales "a cappella" son conservadores, pero explotando las posibilidades del instrumento vocal que los interpreta. Un escéptico sentido de la realidad nos trae la conclusión de que, a pesar del ambiente mezquino, no estamos en la desesperación musical. Pero lo que en verdad viene irguiéndose como una amenaza, fatal para cristalizar una expresión musical puertorriqueña de entonación artística, es el inmoral amancebamiento de una tolerancia viciosa con la osadía cíniCfl de los privilegiados. Son éstos los farsantes a quienes hay que frenar, no pasivamente sino con la acción macha: son éstos los héroes de la anticultura musical, y para ellos guardamos siempre 10 mejor de nuestro desdén. A ellos debemos echarlos del templo con la crítica responsable. Observemos: 1.0 Aquellos compositores amateurs, desprovistos de las herramientas intelectuales y las técnicas más rudimentarias de la ciencia, que se hacen aclamar como influenciados por tal o más cual célebre músico a quienes, sin escrúpulo alguno, han arrancado figuras rítmicas, movimientos armónicos enteros y frases de ondulación. 2.° Aquellos maestros que, parodiando patéticamente al tiránico y genial Friedrich Wieck, padre de la gloriosa Clara Schumann, martirizan discípulos paJra hacerlos lucir como productos acabados de un sistema personal y único de enseñanza musical. Esta actitud egoísta y mercantil es la contradicción de la pedagogía. 3.° Aquellos inconscientes que cometen desafueros operáticos forzando voces improvisadas de adolescentes y ofuscando al público incauto. 4.° Aquellos directores sin don de comunicación, esclavos de una vanidad agónica, huérfanos de vocación auténtica, que tienen la cabeza en la música en vez de la música en la cabeza. 5.° Aquellos diletantes que se apegan a la línea de menor resistencia desdeñando la conciencia severa de las disciplinas para luego pre· sentarse, impunemente, con ostentaciones de artista olímpico. 6.° Aquellos pseudocríticos de postura irresponsable y desquiciada que por crítica constructiva entienden el continuo elogio desmesurado. Ese conformismo es falta de integridad moral, de hombría o de conciencia intelectual. 7.° Aquellos "snobs" petulantes de musicalidad hinchada en los panfletos comerciales de grabaciones fonográficas. Los "connoisseurs" de última hora, que van a ver a los músicos en lugar de oír la música. Son éstos los incapaces de estimular al artista puertorriqueño. Tales siete desgracias, tales mistificadores, tales antihéroes, tales gárgolas de nuestra cultura, tales

José Ignacio Quintú"

filisteos cuyos hermanos recibieron la vergonzosa bofetada de Schumann en la Alemania del siglo XIX, \Son la negación del apostolado único de la música. La falsedad y el arte están eternamente reñidos. Señalados ya esos vejigantes ególatras, aturdidos por frívola vanidad de coquetería femenina, uná· monos todas las personas de conciencia cívica en estrecho cerco, levantemos la hoguera emancipadora y pongamos coto a ese desangrar que impediría la realización de una expresión musical a la que tiene derecho nuestro pueblo. Cesemos de hacernos cómplices con el aplauso ensoberbecedor, el silencio cobarde y la prensa de compadrazgo. Pero también brindemos nuestro corazón, nuestro empeño, nuestra experiencia, al estudiante serio. Señalemos a cada cual su sitio: el discípulo y el maestro, el di· letante y el artista. Entonces cantemos aleluyas y aunemos lo mejor de nuestros espíritus en eufórico abrazo. La expresión musical puertorriqueña no será eco del rugir tenebroso de la jungla antillana, ni estará enterrada 39


en el estéril quietismo indio, ni siquiera vendrá acicalada con el monótono tamborileo aldeano enchum· bada en las lágrimas infecundas de nuestro dolor. No; eso no. Ante todo, seremos nosotros, sabremos ser nosotros en un arte de selección, en un arte inteligible a todos ios hombres hombres, en un arte que nos redima de la misión colonial. Esa expresión musical que vislumbre para nosotros estará fecuo-

40

dada con las esencias de las épocas cumbres de la música desde Palestrina hasta Stravinsky. Esa música nuestra ha de ser de entonación universalista, recreada por el fmpetu ascendente de plenitud americana y matizada con la gracia del colorido localistao Así lo ha venido logrando Walter Pistan en la Universidad de México. y ahora, nos toca empezar.


Vida politica entre los Indios Caribes según César de Rochefort (Traducción de MANUEL CÁRDENAS RUIZ)

César de Roehefort-Histoire Naturelle et Morale des Antilles-Rotterdam 1658 Capítulos XIX, XX, XXI, XXII. - Págs. 518 a 549

CAPITULO DECIMONOVENO

De lo que se puede llamar vida Política entre los Caribes EN CADA ISLA DE LAS ANTILLAS HABITADAS POR los Caribes varios tipos de Capitanes. 1. Capitán de Carbet o de Aldea que ellos llaman Tiubutuli hothe. Este es un hombre que tiene una familia numerosa y se retira a parte de los otros con ella y construye los bohíos para alojarse y un Carbet donde se reúne toda la familia a veces para diver· tirse o bien para tratar asuntos que afectan a su Comunidad. Es pues a causa de ello llamada Capitán de Familia o de Casas. 2. Capitán de Piragua, es decir, este a quien pertenece el barco, o quien 10 manda cuando va a la guerra, y es llamado Tiubutli Canaoa. 3. Entre aquellos que mandan cada barco en particular, hay también un Almirante o un General de mar, que dirige toda ia Flota. Le llaman Nhalene. Por último tienen el gran Capitán que ellos llaman Ubutu y en plural Ubutunum. Es el mismo a quien los Españoles llaman Cacique como algunos otros Indios, y algunas veces también nuestros salvajes imitándoles. El es durante toda:.la vida, desde su elección ,para el cargo, General de sus ejércitos y se le hace siempre gren honor. El convoca a las Asambleas del Carbet, sea para las diversiones públicas, sea para las deliberaciones de la guerra. y camina siempre acompañado de todos los de su casa y de otras gentes que le quieren hacer el honor. Estos que llevan la mayor comitiva son los más considerados. Si alguno no le da el respeto que le es debido, tiene derecho a levantarle

H

AY

la mano y golpearlo. No ¡hay más que dos, a lo sumo, en una Isla; así es en la Dominica. Ordinariamente son también los Almirantes cuando la Flota se eoha a la mar, o lo es algún hombre joven que pretende el cargo, y se quiere distinguir en esta ocasión. Se llega a este cargo por elección, y no s~ puede ser elegido hasta que no se hayan matado varios Aruages, o por lo menos un Jefe. Los hijos de los Capitanes no tienen preferencia sobre cualquiera otros para suceder en el cargo a sus Padres si no son dignos de ello. Cuando el Gran Capitán habla cada uno hace silencio. Y cuando él entra al Carbet cada uno se retira para dejarle paso. El ticne siempre Ja primera 'Y mejor parte del festín. El Lugarteniente de este Capitán se llama en Salvaje Ubutu maliarici, es decir propiamente el rastro del Capitán o el que va tras él. Mgunos de estos Jefes no mandan en toda la Nación, y no tienen imperio sobre los otros Capitanes. Sin embargo, cuando los Caribes van a la guerra, escogen de entre todos los Capitanes, un General de Ejército que hace el primer ataque, y cuando acaba la campaña él no tiene autoridad más que en su Isla. Es cierto que si ha tenido éxito y se ha portado valientemente en su empresa es siempre muy considerado en todas las Islas. En otros tiempos, antes de que el trato que los Caribes han tenido con los extranjeros hubiere alterado la mayor parte de sus antiguas maneras de gobernarse, existían muchos requisitos y condiciones para obtener este grado de honor. Era necesario en primer lugar que quien era elevado a esta Dignidad hubiese hecho 'Varias campañas guerreras y que fuese de conocimiento en toda la Isla en la que debía ser elegido Capitán, que se había portado corajuda y valientemente. Después de eso, tenía que ser tan ágil y tan ligero corriendo que tenía que ganar a todos sus competi. dores. En tercer lugar el pretendiente al Generalato de la Isla debía a'Ventajar remando y nadando a 41


todos los otros aspirantes. En cuanto a -la cuarta condición, era necesario que cargase un fardo de tal peso que todos los que competían con él no 'Pudiesen sostenerlo. Por último estaba obligado a dar grandes pruebas de su constancia, pues se le desgarraba cruelmente en los hombros y el pecho con dientes de Aguty. Incluso su más grandes amigos les hacían muy vivas y muy profunda incisiones en diversos lugares del cuerpo. Y el miserable que quería obtener este cargo debía aguantar todo eso sin hacer muestra de la menor señal de resentimiento y de dolor. Por el contrario, tenía que mostrar una cara satisfecha y risueña como si fuese el más contento y feliz del mundo. No hay por que asombrarse tanto de que estos Bárbaros sufriesen un tratamiento tan cruel para adquirir alguna dignidad cuando se considera que los Turcos no se mostraban algunas veces menos crueles hacia ellos mismos por pura galantería y simple diversión. Prueba lo que Busbequius nos infonna en el cuarto libro de su Embajadas, lo que sería demasiado largo para recitar en este lugar. Para volver a los Antillanos, esta antigua cereo monia que ellos observaban en la elección de sus Jefes, parecerá sin duda, como 10 es en efecto, extraña y Salvaje, sin embargo, también se da entre otras Naciones alguna cosa parecida. Así en el Reino de Chile, se elegía como Capitán soberano a aquel que podía llevar por más largo tiempo un grueso árbol sobre sus espaldas. En el país de Wiapaco, hacia el gran Río Amazonas, para ser hecho Capitán, era necesario aguantar, sin gritar, sin echar lágrimas ni moverse, nueve furiosos golpes de vara flexible de cada Capitán, tres veces distintas. Pero eso no es todo. También tienen que soportar el estar en una cama de algodón puesta sobre un fuego de hojas verdes, que da un humo muy espeso el cual sube hacia arriba e incomoda tanto como se .puede suponer, al miserable que es tan tonto como para exponerse a ello. Y está obligado a pennanecer allí hasta desvanecerse y quedar medio muerto. Hay que tener una gana maravillosa de ser Capitán. En otros tiempos entre los Persas, se pedía a estos que querían ser admitidos en la cofradía del Sol, pruebas de su constancia, mediante oohenta tipos de tormentos. Los Brasileños, sin tantas ceremonias, eligen como General a este que ha capturado y matado más enemigos. Y [en el presente también, en algunas de las Antillas, los Caribes se ríen ellos mismos de sus antiguas ceremonias para la elección de su Capitán. Y como ellos ban notado que sus vecinos tienen por ridículas estas maneras de hacer, se confonnan con escoger por Jefe a este que habiéndose portado valientemente en las guerras contra sus enemigos ha adquirido la reputación de bravo y corajudo.] [Una 'Vez que el Cacique entra en el cargo, se ve extraordinariamente honrado por todos. Se presentan ante él con un gran respeto. Y nadie habla

42

si él no pregunta, o no lo pide. Cuando ocurre que alguno no puede detener su lengua, se oye a los otros gritar al mismo tiempo, "Cala la Bocca" que ellos· han tomado del Español. Pero no se reduce todo a callarse la boca en la presencia de su Jefe sino que todos están muy atentos a sus discursos, le miran cuando habla, y para manifestar que aprueban lo que dice tiene -por costumbre mostrar una sonrisa, a~ompañada de un cierto Hum·Hum.] Estas señales de honor no tienen nada de Salvaje, y son admitidas en casi todo el Universo. Sin embargo, los Maldivios tienen una manera de ho:}rar muy particular, pues como ellos estiman una acción de desprecio pasar detrás de una persona, así para manifestarle una gran diferencia, cruzan delante de ella, e inclinan el cuerpo diciendo al pasar: Con ,perdón de usted. Los Incas, pueblos del Imperio del Perú, para manifestar el respeto que ellos tienen por su Dios, entran en su Templo de espaldas y saJen de él de igual manera. Todo lo contrario de lo que nosotros practicamos en nuestras visitas y en nuestras expresiones de civilidad ordinarias. Los Turcos consideran la mano izquierda la más honorable entre las gentes de guerra; los Javaneses creen que el mayor acto de sumisión es cubrirse la cabeza; 10 que no se diferencia mucho con 10 que San Pablo dice del hombre que hacía oración o que profetizaba teniendo la cabeza cubierta. Los Japoneses tienen por una gran incivilidad recibir de pie a los que los quieren honrar. Ellos se sientan y se descalzan ouando quieren honrar a alguno. En el Reino de Gago en Mrica todos los súbditos hablan de rodillas al Rey, teniendo en sus manos un vaso lleno de arena, la que se arrojan sobre la cabeza. Los Negros del país de Angola se cubren también de tierra cuando encuentran a su Príncipe, como para manifestar que no son delante de él más que polvo y cenizas. Los Maronitas del Monte Libano, al encontrarse frente a su Patriarca, se arrojan a sus pies para besárselos. Pero él los levanta inmediatamente, les presen· ta la mano la cual ellos cogen con las dos suyas y habiéndola besado la ponen sobre su cabeza. Sin embargo, estos del estrecho de Sunda tienen una costumbre muy extraña. Así, para honrar a sus Superiores les toman con la mano el pie izquierdo y les frotan suavemente la pierna desde el pie hasta la rodilla; y a continuación le frotan la cara hasta por encima de 'la cabeza. Juzguen si esta acción sería considerada muy respetuosamente en estos distritos. Todo eso muestra que el honor mundano cualquiera que pueda ser, exceptuando la virtud, no consiste en el fondo más que en la opinión y en la costumbre, las que difieren, y muy frecuentemente chocan según la diversidad de los caprichos de las Naciones. Para volver al Capitán de nuestros Caribes, [Su oficio es tomar las resoluciones en los tiempos de guerra, ordenar los preparativos, e ir a ~a cabeza


de sus fuerzas. Es él también quien convoca las asambleas de su Isla y quien dirige las reparaciones del Carbet, que es la casa donde se reúnen para tomar las resoluciones ~obre todos los asuntos .públicos. En fin, él es quien es ocasiones, responde a nombre de toda isla y quien señala los días de diversión y de festejo de los que ya hemos hablado.] [-La Justicia entre los Caribes no es ejercida por Capitán ni Magistrado alguno, sino que al igual que entre los Tupinambus, este que se considera ofendido busca de su adversario la satisfacción que bien le parece, según lo que la pasión le dicte y la fuerza le permita. El público no se interesa en la investigación de los crímenes. Si alguno de ellos sufre un daño o una afrenta sin vengarse de ella, es despreciado por todos -los otros y tenido por un flojo y por un hombre sin honor. Sin embargo, como hemos dicho en otro lugar, sus divisiones y sus querellas son muy raras. Un hermano venga a su hermano y a su hermana, un marido a su mujer, un padre a sus hijos, los hijos a sus padres. Así cuando matan a alguno consideran que está bien matado puesto que ha sido para obtener satisfacción. Para prevenir eso, cuando un Salvaje de alguna Isla ha matado a otro Salvaje, temiendo ser matado en revancha por los

.----------------

padres del muerto, se marcha a otra Isla y allí se establece. Estos a los que ellos creen hechiceros ya no ejercen la profesión, aún cuando muy freo cuentemente, en eso haya más imaginación que verdad. Si los Caribes sospechan que alguno de ellos ha robado alguna cosa, tratan de atraparlo y de darle unos tajos con el cuchillo, o con diente de Aguty en los hombros para marcar su crimen. Estos dientes de Aguty hacen en distintas ocasiones entre los Caribes el oficio de nuestras navajas de afeitar y en efecto no son menos cortantes ni afio lados.] Así los antiguos Peruanos y los Canarios no teniendo todavía la invención de las herramientas, se servían de ciertas piedras de fuego como cinceles, lancetas y navajas. [-El marido no sufre impunentemente que la mujer viole la fe conyugal, sino que el mismo se hace justicia como lo diremos más particularmente en el Capítulo de los Matrimonios. Sin embargo, no saben lo que es castigar públicamente y por medio de la justicia. Incluso no tienen palabra en su len· gua para significar Justicia o Juicio.]

--

.


~

i.

.-;: l'

.

.:.;... '.

-~~

l~;-.·.v ..

, '. ....';:,) ~- ""'.~ .,

".

~.

-- ...

,.. CAPITULO VIGESIMO De las Guerras de los Caribes ~s ordinariamente en sus festines públicos que ,los Caribes toman sus resdluciones de guerra. Lo que no es particular a su Nación, pues los Brasile· ños y los Canadienses hacen de la misma manera. y si se piensa que no se encuentra esto más que entre los Salvajes, Herodoto y Estrabon nos manifiestan que en otros tiempos los Persas consultaban sobre sus aSlJIltos más importantes en sus banquete y cuando tenían la cabeza llena de vino. Y no solamente los persas, sino varias Na~iones Griegas tenían sus Consejos a la Mesa, si nosotros creemos a Plutarco. Lo que hacen todavía hoy en el presente los Chinos según informan los Historiallores. [J'ero para entrar en detalle de los Consejos de nuestros Caribes, cuando estos comienzan a tener el cerebro caliente por su bebida, una -vieja entra en su Asamblea con una cara doliente, el porte triste y lágrimas en los ojos, y pide audencia. La que tles es fácilmente concedida causa del respeto y la ,reverenda que le tienen a su edad; con una voz que-

a

44

josa y entrecortada por los suspiros ella recuenta ,los tlaños que toda la Nación ha recibido de los Aruages sus antiguos y capitales enemigos. Y después de haber hecho una enumeración de ias más grandes crueldades que aquellos ejercieron en otros tiempos contra los Caribes y los valientes hombres que mataron o tomaron cautivos en las batallas que se han dado entre ellos; ella se refiere particularmente a estos que en fecha cercana han sido hecho prisioneros, masacrados y comidos en los últimos encuentros. Y por último ella concluye que sería una cobardía odiosa de su Nación, e insoportable, si no tomasen venganza de todos estos males imitando la va'lentía de sus predecesores, bravos Caribes, que no tenían otro 'Pensamiento que el de ob· tener venganza de las injurias que habían recibido; y quienes después de haber arrojado el yugo que los Tiranos le quisieron imponer para oprimir su antigua libertad, han llevado tantas veces sus armas victoriosas a las tierras de sus enemigos a los cuales han perseguido con la flecha y el fuego hasta 'Sus más altas montañas habiéndoles obligado a re· tirarse a 1as cuevas más profundas de los abismos, en lo agujeros de las rocas y en el horror de las


Selvas más espesas, con tan feliz éxito que incluso en el presente no osarían aparecer sobre las costas de sus M;ares y no sabrian encontrar vivienda tan aparta'da donde pudiesen estar a cubierto de los ataques de los Caribes; el temor y el espanto los ha sobrecogido después de tan grandes victorias. y es necesario pues proseguir estas victorias y no ab1andarse hasta que esta raza enemiga no sea del todo exterminada. Inmediatamente que el discurso de ]a vieja ha acabado, el Capitán arenga sobre el mismo tema para mover más aún los Espíritus, después de lo cual, se ve a toda la asamblea aplaudir unánime· mente su proposición y ~ar toda suerte de señales reconociendo la justicia de la causa. Y desde este momento animados por las palabras que acaban de oir, no respiran más que sangre y carniceria. El Capitán juzgando bien por el aplauso de toda la asamblea, por sus gestos, y sus semblantes que ha determinado la guerra, aún cuando no lo diga con palabras, da al momento ]a orden e indica el tiempo de la empresa por algunas de sus maneras de contar que ya hemos descrito en el capitulo referente a su simplicidad natural. Hay que señalar aqui, que ellos toman estas resoluciones sangrientas cuan· do están ebrios y después que el Diab]o los ha atormentado para llevarlos a ello, tal como lo habíamos indicado aqui atrás. Desde el dia siguiente de esta asamblea no se ve ni se oye en todos los distritos de ]a Isla que los [preparativos de la guerra. Los unos pulen sus arcos; los otros ponen en condiciones sus mazas; los otros preparan, afilan y envenenan sus flechas, 10s otros, en fin, preparan y ponen a punto sus Piraguas. Las mujeres por su parte, trabajan en disponer y en reunir 10s víveres necesarios para el ejército. Y el dia prefijado cada uno se encuentra sin falta en la ribera del mar con todo SU' equipaje para embarcarse. Todos se proveen de un buen arco y de un gran 'JIlazo de flechas que están heohas de un pequeño arbusto pulido, armado con un hierro en ]a punta o un hueso de cola de raya, dentado y extremadamente picudo. Es asi como las flechas de los Brasileños están annadas. Pero o]os Caribes añaden a 'las suyas, para hacerlas más dañinas, un veneno mortal compuesto de jugo de Manzanillo y de otros venenos que el menor rasguño que ellas hacen es una herida mortal. Hasta el presente ha sido imposible obtener de ellos el secreto de esta composi. ción. Cada uno lleva también esta espada de ma· dera que ellos llama Butu, o para mejor decir esta maza poderosa que ellos tienen en lugar de espada, y con ]a cual ellos combaten maravillosamente. Estas son todas sus armas, pues no se protejen con Rode]as como los Tupinambus, sino que sus cuerpos permanecen todos desnudos.] [-Después del cuidado por sus armas, se preocupan de sus municiones de boca, y llevan a sus bar-

cos Casabe, pescado asado, frutas y particularmente guineos que se conservan largo tiempo, y harina de mandioca. Los Icaqueses en sus guerras no se toman este trabajo. Y lo que ellos hacen sobre este particular merece ser dicho. Pues ellos se pasan con tan poca cosa para su alimentación y se vana· glorian de vivir de ciertas ciruelas que crecen en abundancia en sus distritos, y de las que incluso ellos llevan el nombre de Icacos, que cuando van a ]a guerra no se les ve jamás Uevar provisión de boca con ellos. Nuestros Salvajes Antillanos al igual que los de Brasil llevan a :]a guerra a sus mujeres para que les cocinen y guarden sus Piraguas cuando ellos han desembarcado. Ellos atan fuertemente a estas Piraguas sus armas y sus municiones de boca. De suero te que si el barco se vuelca, lo que ocurre bastante frecuentemente, ellos lo vuelven a poner en su posi. ción sin perder nada de lo que llevan dentro. Y en estas ocasiones siendo tan buenos nadadores como los hemos indicado, no se preocupan por nadie, y se han 'burlado de los Cristianos que encontrándose cerca de ellos en estas ocasiones se tiraban al agua para 60correrlos. Es así que los Tupinambus se reian un dia de nuestros Franceses en una parecida aventura como lo indica Juan de Lery. Las velas de los barcos de los Caribes son de tela de algodón, o de una especie de lona tejida con hojas de Palma. Ellos saben remar admirablemente con ciertos remos pequeños que mueven a una velocidad sin paralelo. I..:levan también algunas Canoas, que son sus más pequeños barcos, para acompañar sus Piraguas.] [Su costumbre es la de ir de Isla en Isla para asi refrescarse, y tienen a estos efectos jardines en ellas, incluso en las que están desiertas y deshabi·tadas. ·Ellos desembarcan también en las Is]as de su Nación para unir a sus tropas, sobre la marcha, a todos estos que están en condición de acompañarlos. Y asi ellos aumentan su ejército y con esta tripulación se van a dar cita sin ruido sobre sus Fronteras. Cuando van a lo largo de las costas y llega la noche, ponen su barco sobre la arena y en una media hora hacen sus viviendas bajo cualquier árbol, con hojas de bambú o de Palma de Sombrero que atan juntas sobre unas pértigas, o sobre unos arbustos sostenidos por algunas horcas hincadas en tierra que sirven de basamento a esta peque· ña cubierta y para suspender sus camas. Enos llaman a estas viviendas hechas a toda prisa Aiupa.] [El Legis]ador de Lacedemonia había prohibido, entre otras cosas, hacer la guerra frecuentemente contra los mismos enemigos, por temor a aguerrirlos. Pero los Caribes no siguen esta máxima y ni saben de un inconveniente parecido. Pues hacen siempre la guerra a la misma Nación. Sus antiguos e irreconciliables enemigos son los Araucas, Aura· ques o Aruagues, que es el nombre que se les da 45


comúnmente en las Islas, aún cuando por 10 que respecta a los Caribes ellos los llaman Aluagues; los cuales viven en esta parte de la América Meridional que es conocida en los mapas con el nombre de Provincia de Guyana o Guayana, no lejos de las riberas de los ríos que descienden de esta Provincia y dan en el mar. La causa de la enemistad mortal de nuestros Caribes Insulares contra estos Pueblos ha sido ya tocada en el Capítulo del Origen de los Caribes, y es que estos Aruagues han perseguido cruelmente a los Caribes del Continente, sus vecinos y lhermanos de sangre de nuestros Insulares y de la misma Nación que ellos. Y les han hecho sangrientas guerras continuamente para exterminarlos, o cuando menos para echarlos de sus moradas. Son pues estos Aruagues a los que nuestros Antillanos van a buscar a su país comúnmente una o dos veces por año, .para obtener de ellos la venganza que su furor le es capaz de dictarle.] Y hay que señalar por su lado, que [los Aruages no van jamás a atacar a los Caribes Insulares en sus Islas desde que se han retirado de la de Tobago que era la más vecina a su Tierra, sino que ellos se mantienen sim· plemente a la defensiva; por el contrario, ellos están seguros de ver más frecuentemente en su casa a nuestros Salvajes de lo que desearían, los cuales van costeando todas las Islas en las que tienen jardines o colonias hasta las tierras de los Aruagues, aún cuando desde la última de las Anti· llas que es Santa Cruz hasta aquí hay alrededor de trescientas leguas de camino.] La gran generosidad del Gran Alejandro le lle· vaba a decir que no era necesario robar la victoria: pero FHipo, de otro sentir que su hijo, estimaba que jamás era vergonzosa la victoria de cualquier manera que pudiera conseguirse. Nuestros Caribes, como la mayor parte de los Americanos, son del mismo parecer pues hacen todas sus guerras por sorpresa y no tienen a deshonor el servirse del fa· vor de las tinieblas. Muy al contrario de los Icaque· ses que se estimarían heridos en su reputación, si cuando llegan a tierras de sus enemigos no les envían aviso de su llegada requiriéndoles que tomen las armas para hacerles frente. Los Araucanos que son vecinos del gobierno de Chile, pueblo Belicoso, y al cual los Españoles no han podido someter hasta el presente y que por ellos han sido venciidos frecuentemente, dan también muchas ventajas, pues cuando quieren combatir a este enemigo, le anuncian la guerra por los Heraldos y les envían a decir, "Nosotros iremos a encontrarlos en tantas lunas, Ténganse prestos". Y así los Incas, Reyes del Perú, no emprenden ninguna guerra sin que antes adviertan de ella a sus enemigos y no la declaran sino dos o tres veces. Lo que deja ver que Lescarbot se equivoca en su Histoire de la Nuovelle France cuando dice que todos los Indios Occidentales Universalmente hacen la guerra por sorpresa. [Los Caribes tienen la idea de que si comenzasen 46

la guerra abiertamente no tendría buen resultado: De suerte que después de haber hecho su desembarco entre los Aruagues, si son descubiertos antes de dar la primera carga, o digamos que un perro haya ladrado contra ellos, lo que consideran un mal augurio, se montan fríamente en sus barcos y se vuelven a sus Islas, remitiendo el asunto para otra ocasión. Pero si no son descubiertos caen de golpe sobre sus enemigos y los van a buscar en sus Cabañas. Si no los pueden abordar fácilmente y los encuentran bien ocultos y .fortificados en algunas casas provistas de buenas empalizadas desde donde disparan sus flechas con ventaja, tienen por costumbre obligarles a salir arrojando fuego con sus flechas, atando algodón ardiendo en el extremo de las mismas. y estas flechas al caer sobre los techos, que no son más que de hierbas, o de hojas de Palma los incen· dian inmediatamente. Así, los Aruagues están obligados a salir de sus madrigueras y combatir a cam· po abierto, o bien a tomar la huida si su coraje no les pe11IIlite hacer frente a sus enemigos. Cuando nuestros Salvajes los han sacado así al campo de batalla, tiran primeramente contra ellos todas sus flechas, y después de haber agotado sus aljabas echan mano de sus Butus, y hacen grandes estragos con esta espada de madera, o más bien, con esta maza; durante el combate no hacen más que saltar para dar menos tiempo al enemigo a apuntarle. Las armas de fuego, particularmente los cañones, que hacen tanto ruido y tanto afecto sobre todo cuando están cargados de clavos, cadenas y otras piezas de hierro, les han abatido el coraje cuando tienen problemas con nosotros, y les hacen conocer la proximidad de nuestros navíos y de nuestros fuertes.] Sin embargq, aún cuando no toman Opio antes de ir al combate para arrebatar el sentimien. to, como hacen ,los Turcos y los Indios Orientales de Cananor; y tampoco se alimentan con Tigres ni con Leones para hacerse más corajudos como el Pueblo del Reino de Narsingue hacia Malabar, no obstante [cuando ellos combaten con armas iguales contra los Aruagues y han comenzado la -batalla, principalmente si están animados por algún resultado feliz, son tan osados como los Leones y nada es capaz de hacerles dejar de combatir; ellos quieren vencer o morir.] Así hacían los Salvajes belicosos del país de Cartagena cuando eran atacados por los Españoles, pues se precipitaban al combate con tal furia, hombres y mujeres, que una de sus hijas tendió a varios Españoles sobre el lugar ano tes de que la matasen. Se dice también que los Mexicanos y los Canadienses se hacen antes cortar en pedazos que dejarse capturar en combate. [Si los Antillanos capturan con vida alguno de sus enemigos, ellos lo atan y lo llevan cautivo a sus Islas. Si alguna de sus gentes cae muerto o herido en el campo de batalla, sería Un reproche eterno e insoportable dejarlo en poder del enemigo. Y es


por ello que se arrojan como furias en mitad de los mayores peligros y en un esfuerzo común se abren paso a través de todo lo que les hace resistencia para llevarse los cuerpos de sus camaradas, y habiéndolos tomado por fuerza de entre las manos de sus enemigos los llevan a sus barcos.] [Después que la -batalla ha tel"ll1inado, nuestros Salvajes se retiran a la ribera del mar, o a alguna Isla vecina. Y si ellos han sufrido alguna pérdida notable por la muerte de algunos de sus Jefes, o de sus más valientes soldarlos hacen resonar al aire alaridos y gritos espantosos antes de volverse a montar en sus barcos. Y mezclando una infinidad de lágrimas con la sangre -de sus muertos, los acuestan lastimosamente en sus Piraguas y los acompañan con sus lamentos y con sus suspiros hasta sus primeras tierras.] [Si han obtenido 'la victoria no se entretienen en cortar las cabezas 'de sus enemigos muertos y llevarlas como trofeos y ni tampoco en despojar a estos pobres cuerpos de su piel para hacerla servir de estandarte de sus triunfos, como hacen los Ca· nadienses y como los practicaban en otros tiempos los Escitas según el testimonio de Herodoto, e incluso nuestros viejos Galos si creemos a Tito Livio. Los Caribes se contentan con lanzar gritos de a~e­ gría sobre los cuerpos de los Aruagues y sobre sus costas como para insultar a esta tierra enemiga antes de dejarla. Pero después que han lanzado sobre

este país extranjero una parte de sus canciones triunfales montan con diligencia en sus barcos para llevar el resto al seno de su patria. Y ellos llevan bien encadenados a los pobres Aruagos que han capturado con vida para darles su merecido tal como en el Capítulo siguiente vamos a presentar.] [El fin que persiguen en estas guerras no es la de hacerse dueños de un nuevo país o de cargar con los despojos de sus enemigos. Su única finalidad es la gloria de vencer o de triunfar, y el placer de saciar en ellos la venganza que respiran por los males que de ellos han recibido. Nuestros Caribes no tienen después de los Aruagues, a los que llaman simplemente Etutu, es decir, enemigo, otros grandes enemigos más que los Ingleses a los que llaman Etutu Nubi, es decir enemigos vestidos a causa de que llevan trajes. Esta enemista'd tiene su origen en que los Ingleses utilizando e'l pabellón de otras Naciones. atrajeron a sus bar· cos a varios Caribes. en donde, en un -primer momento los habían tratado cariñosamente y seducido por medio de mil caricias y pequeños regalos y sobre todo con ron, que -les gusta extraordinariamente; pero cuando los Ingleses vieron que sus barcos estaban llenos de estas pobres gentes, quienes no pensaban en una perfidia semejante, levaron el ancla y llevaron a los Caribes. hombres, mujeres y niños, a sus tierras donde hasta el presente los tienen como esclavos. Se dice que imitando a los Es-

47


pañales, han hecho esta cobarde acción en varias Islas. Es esto lo que ha causatclo que odien a muerte a los Ingleses y que no puedan oir tan siquiera su lengua. Incluso si un Francés se sirve de algunos términos Ingleses en su hablar consigue su enemistad. También al contrario, y como derecho de represalia, ellos han hecho frecuentes desembarcos en ¡as ISlas de Monserrat, Antigua, y otras que están ocupadas por los Ingleses, y después de haber quemado algunas casas y robado algunos muebles han raptado a hombres, mujeres y niños que han llevado a la Dominica y a San Vicente. Pero no se ha sabido que hayan comido a ninguno. Ellos re· servan esta crueldad para los Aruagues.] E incluso [antes de que los Caribes estuviesen en guerra con los habitantes a la Martinica, cuando los familiares o los amigos de los Ingleses que los Caribes se habian Uevado como prisioneros de guerra empleaban la intercesión y la mediación de los Franceses

48

eran liberados fácilmente y puestos en las manos de los Franceses quienes daban a cambio a los Caribes algunas bagatelas de las que tienen gran valor para ellos, o un hacha, o algún utensi!lio semejante que qes era necesario. Incluso se han recibido de sus manos Aruagues que estaban destinados a ser comidos, al presentarle a cambio algunas de estas cosas. Tienen en la actualidad en la Isla de San Vicente muoha'Chos y muohachas de la Nación Inglesa que por haber sido raptados muy jóvenes han olvidado completamente a sus padres y no quisieran volver "con ellos -tan acostumbrados están a la manera de los Caribes-, los cuales los tratan por su parte muy dulcemente y como si fuesen de su Nación. Hoy día no se les reconoce más que por los cabellos que son rubios a diferencia de los Caribes que los tienen todos universalmente negros.] (Continuará en el próximo número).


."

. . ..

I

,.."

"

'f


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.