Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña

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REVISTA kl INSTITUTO k

CULTURA PUERTORRIQUEÑA

ENERO MARZO 1985

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San Juan. PuerlO Rico

Antropología

Historia Lit~ratura

Artes Plásticas Teatro

Arquitectura

Música


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DEL INSTITUTO DE CULTURA PUERTORRIQUE.ÑA JUNTA DE DIRECTORES Lcdo. Lino Saldaña. Presidente EIsa Tió Carmen Jovet Dr. Alexis Fernández Elías López Sobá Lcdo. Víctor R. González Mangual Angel Collado Schwartz Director Ejecutivo-Interino: Miguel Angel Nieves Directora de la Revista: Yudit de Ferdinandy Asistente de la Directora: Sylvia Enid ATOCho Apartado 4184

SAN JUAN DE PUERTO RICO

A~O XXIV

Núm. 87 1985

ENERO-MARZO

SUMARIO Apuntes para una interpretación histórico-arqueológica del primer intento de asentamiento de Juan Ponce de León en Puerto Rico, 1508 por Ovidio Dávi la . Exhibición de pintura "de Ralph de Romero

8

Julio Rosado del Valle por Myrna Rodríguez

10

La violencia en Un decir. .. por Rosaura Ortiz Guzmán

12

Las cacicas indoantillanas por Jalil Sued Badillo

17

Apuntes biográficos de Manuel E. Jordán por José Francisco Orlando

27

Valladares: Su verso y su tiempo por Carlos Irigoyen Sierra

33


Marta Matos, La investigación social otea el discreto bullir de una pintora puertorriqueña por Atine Frambes-Buxeda 37 Puerto Rico y el sueño bolivariano respecto a la América Latina por Loida Figueroa 39

Viñeta de la portada: Separata -

Amonio Martol'ell

Hacienda de altura de Manuel E. Jordán Oleo sobre madera Colección- Lic. José E. Caso

©1985 Instituto de Cultura Puertorriqueña Aparece trimestralmente Suscripción anual $6.00 Precio por ejemplar. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. $2.00 (Application for second class mail privilege pending at San Juan. Puerto Rico) ISSN: 0020-3815 DEPOSITO LEGAL: B. 3343-1959 Impreso en Editora Corripio Santo Domingo, República Dominicana Composición y diagramación: NOVOGRAPH


COLABORADORES


OVIDIO DAVILA, nació en Corozal, Puerto Rico. Realizó estudios en Antropología en la Universidad de Puerto Rico, especializándose en Arqueología en las Universidades de Kansas y Yale. Obtuvo su maestría en esta disciplina en el Instituto de Cultura Puertorriqueña, siendo el doctor Ricardo Alegría su director de 'tesis. Actualmente es candidato al doctorado en Historia de América por la Universidad de Valladolid. Ha escrito numerosos artículos sobre arqueología y filatelia.

MYRNA RODRIGUEZ-VEGA, durante los últimos seis años Myrna E. Rodríguez Vega se ha destacado en la críti<:a de arte, habiendo publicado artículos para el San Juan Star, Revista Plástica de la Liga de Estudiantes de Arte, Imagen, del Instituto de Cul tura Puertorriqueña; Educación y Escuela del Departamento de Instrucción Pública, El Sol de la Asociación de Maestros de P.R. y Revista Interamericana de la Universidad Interamericana de P.R. Print Magazine publicó su artículo sobre "El Diseño Gráfico en Puerto Rico". Es catedrática asociada en arte de la Universidad Interamericana de P.R., donde dirigió el Departamento de Artes Liberales y ha sido miembro del Senacio Académico y de la Junta Asesora de la Editorial, entre otros. Ha dictado conferencias sobre arte, crítica de arte y arte contemp.oráneo en Puerto Rico y participado en foros, seminarios y congresos. Actualmente trabaja en su tesis doctoral para obtener el grado de Doctor en Filosofía de New York University.


ROSAURA ORTIZ GUZMAN, puertorriqueña. Se ha desempeñado como profesora de lengua y literatura españolas en la Universidad Interamericana y en la Universidad de Puerto Rico. En la Universidad del Sagrado Coraz;ón ha impartido el curso de Lengua Portuguesa. Actualmente pertenece a la facultad del Instituto de Estudios Generales del Colegio Universitario Metropolitano. Ha publicado los siguientes trabajos de crítica literaria: "Pedro Juan Soto: 30 años de producción literaria"; "La enajenación lingüística en Veinte siglos después del homicidio", de Carmelo Rodríguez Torres; "Torotumbo: una interpretación posible" (cuento de Miguel A. Asturias). Actualmente trabaja en el libro "Aproximación a los relatos de Spiks de Pedro Juan Soto" y en su tesis doctoral "La cuentística de José Luis González".

JALIL SUED BADILLO. es catedrático asociado de la Universidad de Puerto Rico, donde dicta los cursos de Sociedad y Cultura de Puerto Rico en la Facultad de Ciencias Sociales y próximamente el de Prehistoria de Puerto Rico y el Caribe en el departamento de Historia de la Facultad de Humanidades. Es autor de La mujer indígena y su sociedad (1975); Los caribes: Realidad o fábula (1978); Bibliografía antropológica para el estudio de las culturas indígenas del Caribe (1977); Guayana: Notas para su historia (1983); Cristóbal Colón y la esclavitud del indio de las Antillas (1983); y está en vías de publicar junto al Dr. Angel López Cantos, catedrático de la Universidad de Sevilla. la obra Puerto Rico negro: El negro entre los siglos 16 al 18. Es miembro fundador y secretario de la Asociación Arqueológica de Puerto Rico.


JOSE FRANCISCO ORLANDO, nació en Yauco en el año 1933. En 1957 se graduó de bachiller en Humanidades con especialización en historia y literatura de la Universidad de Puerto Rico. Posteriormente realizó estudios post-graduados en historia en la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha realizado también estudios en antropología y arqueología con los arqueólogos Diana López Sotomayor, Luis A. Chanl.atte y Betty Meggers. Ha colaborido además en las revistas Guajana, Palestra y la del Instituto de Cultura Puertorriqueña.

CARLOS IRIGOYEN SIERRA, nació en La Habana, Cuba y desde 1979 es ciudadano norteamericano. Como escritor especializado en radio y televisión ha escrito, producido y dirigido programas de todos los tipos, ha sido editor y director de varias revistas y ha publicado verso y prosa en diversas revistas. Es miembro honorario de la J unta de Directores de Pro-Arte Lírico, promotores de la presentación de Zarzuelas y Operetas en el medio teatral local. Desde 1980 es Director Creativo Asociado de J. R. Marquina y Asociados.


AUNE FRAMBES BUXEDA, naClO en Santurce, Puerto Rico. Obtuvo su maestría en Ciencia Política y Economía en la Universidad de Johns Hopkins, Estados Unidos. Realizó su doctorado en Sociología-política y Economía en la Universidad de Bologna Italia y Universidad de Marburg, Alemania; estudios de Bellas Artes en la Universidad de la Sorbona, París. Actualmente se desempeña como catedrática en la Universidad Interamericana, Recinto Metropolitano y dirige la Revista Homznes de dicha institución.

DRA. LOIDA FIGUEROA, recibió el tÍtulo de doctora en filosofía y letras de la Universidad Central de Madrid. Ex-catedrática de Historia ¡acional en el Recinto Universitario de Mayagüez y Catedrática en el Departamento de Estudios Puertorriqueños en Brooklyn College en la ciudad de Nueva York. Es autora de Caso de Puerto Rico a nivel internacional y Breve historia de Puerto Rico. Está tra· bajando sobre Mujeres puertorriqueñas, que será su próximo libro a publicarse.




Apuntes para una interpretación histórico-arqueológica del primer intento de asentamiento de Juan Ponce de León en Puerto Rico, 1508 POR OVIDIO DAVILA

INTRODUCCION L 17 DE MAYO DE 1508. FREY NICOLAS DE

E Ovando. el entonces Gobernador General de las Indias. realiza una consulta a la Corona Española con

respecto a su decisión de autorizar a Juan Ponce de León a ir en viaje de exploración a la isla de San Juan (Puerto Rico).1 Poco después. el 13 de julio del mismo año. Ovando recibe la autorización de la formalización de una capitulación a estos efectos. 2 Se desconoce el real motivo de la prisa demostrada por Ovando en relación al viaje de Ponce de León a San Juan. lo cual queda evidenciado porel hechodequeéste formalizó la referida capitulación con este último un mes después de haber escrito al Rey. es decir. el 15 de junio de 1508. y un mes antes de recibir contestación dándole autorización para ello.' Se cree que esta situación obedeció al viaje de Cristóbal de Tapia a España para presentar al Rey. a través de Fonseca y Conchillos. las pruebas acumuladas contra el régimen de Ovando en la Española. i Parece haber sido talla situación. que incluso Ponce de León emprende viaje hacia San Juan el 12 de julio. es decir. un día antes de que Ovando recio biera la contestación del Rey aUlOrizando la capilUlación. 3 Ponce de León parte de Santo Domingo en un carabelón. tomando en Salvaleón de Higüey. en ruta hacia San Juan. 42 personas y ocho marineros. entre los que se encontraban Juan González (el intérprete). Andrés 1. Vicenle Murga Sanz. Juan Ponu de León, Ediciones de la Universidad de Puerto Rico. Rlo Piedras, 1959. pág. 55. 2. (bid. 3. (bid. 4. (bid. 5. Ibid.

López. Francisco Rodríguez y Gonzalo Suárez, así como bastimentas para el viaje.' Estando en el puerto de Yuma, en la misma desembocadura del río del mismo nombre, le sorprende una tormenta. Esto fue el 3 de agosto. es decir, varias semanas después de haber eme prendido viaje. No empece a ésto, continúa su trayectoria hacia San Juan parando brevemente en la isla de la Mona. De esta Corma llega el12 de agosto a una playa cercana a la aldea del cacique Agüeybana. jete supremo de Borinquén. 7 Todo lo relacionado con este viaje lo inCorma el propio Juan Ponce de León en una relación que le escribe a Ovando el primero de mayo de 1509. De este documento se desprende el dato de que Juan Ponce de León realizó un intento de asentamiento permanente en la entrada de un río que él llama "Hano" primera. mente y más luego "Ana". y en el cual hizo "entonces asiento y desembarcadero y caminos en propósito". Es decir, que en este lugar trató de establecerse inicialmente, pero que a causa de "una mar de levadía de la parte Norte" que alli se metió. Ponce de León conoció "estar engañado con el Puerto", por 10 que desistió de la idea de establecerse allí. Ahora bien, ¿cuál de los dos de Puerto Rico es este que llama Ponce de León como el río Hano o Ana? A través de los años, diCerentes historiadores han re· señado el inicio de la conquista y colonización de Puerto Rico sin prestar mucha atención o importancia a este primer intento de asentamiento permanente que realizó Ponce de León. por lo que tampoco puede encontrarse un interés histórico en estudiar de Corma detenida 6. Ibid. 7. Eugenio Fernández Méndez. PrOUjO hijlórico de /a conquüla de Puerto Rico. (1508-1640), InstitUID de Cultura Puertorriqueña. San Juan. 1970. pág. 16.


descubierto en la misma desembocadura del Rio Gran. de de Manad. Debido a la importancia de estos hallazgos para los propósitos de este trabajo, vamos a realizar a continuación una descripción breve del yacimiento y de los hallazgos 10J!Tados allf.

EXCAVACIONES ARQUEO! OGICAS

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MAPA DE LOCAL1ZACION

Figura 1

este panicular. En un principio. como veremos, el río "Ana" referido por Ponce de León ha sido confundido con el tia Guayanés que queda en la región sur de Puerto Rico, cerca de Yabucoa. y con el rio La Plata, que queda en la parte norte de la Isla. desembocando en Dorado. También ha habido quien lo confunda con el río Maunabo. en Maunabo, también al surde Puerto Rico. Más recientemente, algunos historiadores aceptan que tuvo que haber sido el actual Río Grande de Mana tí. a pero no en tran a esclarecer la siluación u ti lizando las numerosas referencias disponibles al respecto, ni a explicar las posibles causas por las cuales el término indígena "Guayaney" subsiste en la toponimia y tradición oral de la región municipal costera de Manad. En el presente trabajo nos proponemos realizar una interpretación de los detalles que ofrece Ponce de León en su relación a Ovando a la luz de ciertas consideraciones histórico-arqueológicas y circunstanciales, desde el punto de vista geográfico. que nos lleve a establecer el sitio donde éste realizó su primer asentamiento en Puerto Rico. La realización de esta interpretación his~ tórico-arqueológica fue motivada por unos hallazgos arqueológicos que realizamos en el 1975 mientras excavábamos y estudiábamos un yacimiento arqueológico

8. Por t'jemplo: Carmelo Rosaría Natal. iIlanatí; notas para la histOria d~ la Atmas d~ Pu~rto Rico. San Juan. 1971. y Ricardo E. Alegria. D~scubrlmi~nto. conquista y colonización d~ Pu~rto RICO. Colt'cción de ESllldios PucTlorriqueños. 197-1. pág. 57.

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En el 197~ un grupo de arqueólogos aficionados del lérmino municipal de Barceloneta informaron al Insli· tuto de Cultura Puertorriqueña sobre el descubrimiento por pane de ellos de un lugaren el lado este de'la boca del Rio Grande de Manad en donde era posible encontrar restos de cerámica indígena. así como fragmentos de conchas y huesos de pescado. que claramente indicaban la exiSlencia en el sitio de un yacimiento arqueológico. El director ejecutivo del Institulo en aquel entono ces, el Dr. Ricardo Alegría. realizó una inspección del lugar y determinó que el mismo evidenciaba ser uno de gran potencial investigativo. por lo que decidimos realizar en él, tan pronto fuera posible, excavaciones arqueológicas que nos permitieran conocer sobre su naturaleza cultural y estructuralFue de esa forma en que poco más tarde bajo el patrocinio del Instituto de Cultura Puertorriqueña y del Fideicomiso de Conservación de Puerto Rico (institución dueña de los lerrenos donde ubica el yacimiento) se realizaron en el 1975 excavaciones en el lugar. Mediante estas excavaciones se pudo determinar que el yacimiento era uno de naturaleza ceremonial y habilacio· nal, ya que fueron localizadas cuatro plazas ceremoniales o bateyes, así como seis montículos C! residurarios estratificados. Dos de las plazas se mantenían en buen estado de conservación y disponían de la gran mayoría de los monolitos que las delimitan. Muchos de estos monolitos tenían grabados petroglifos representando diversas deidades indígenas. La disposición sobre elterreno de eSIOS elementos arqueológicos indican claramente que el yacimiento constituye los restos de un gran centro ceremonial indígena el cual. además, luvO áreas de vivienda considerables. Los análisis de radiocarbono 14 arrojaron un fechamiento de 1390 D.e. correspon· diente al período de ocupación más reciente, lo cual es indicativo de que el lugar estaba siendo ocupado para el momento de la conquista por indios taínos. Los cronistas de Indias nos ofrecen muy buenas descripciones sobre el uso y (unción de las plazas o bateyes ceremoniales en los poblados indígenas. Veamos lo que nos dice el padre Las Casas: "Los pueblos destas islas no los lenian ordenados por sus calles. más de que la casa del rey o señor del pueblo estaba en el mejor lugar y asiento. y ante la casa real estaba en todos una plaza grande más barriada y más llana. más luenga que cuadrada. que llamaban en la lengua destas islas baley, la penúltima silaba luenga, que quiere decir el juego de pelota. porque la jugaban como abajo. si Dios qui~iere. se dirá: También había casas cercanas de la dicha plaza. y SI


era el pueblo muy grande. habia otras pialaS o juegos de pelota menores que la principal".'

Por lo que señala Las Casas en esta descripción sobre los poblados indígenas. y dado el hecho de que el yacimiento arqueológico de la boca del Río Grande de Manatí dispone de una gran plaza y otras tres menores, podemos inferir que el sitio correspondió a una gran aldea, posiblemente la de un cacique o cabeza del cacicazgo de la región de Manatí. En la arqueología antillana estos lugares. por su rara ocurrencia, son considerados como sedes de cacicazgos. En la Fig. 1, presentamos un mapa indicando la localización exacta del yacimiento. en el cual se puede apreciar su posición con respecto a la desembocadura del Río Grandede Manatí. En la Fig. 2 podrá apreciarse un plano de la planta del yacimiento en la cual se señalan las plazas ceremoniales. los montículos, así como los pozos excavados. Aparte del material arqueológico de índole prehis-

~. Fray 8arlolomé de las Casas. "polog~tica historia sumarla. InslllUIO de Invesligaciones Históricas. Universidad Nacional AUló,

noma de México. México. pág. 24'1 del Tomo J.

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pánico recuperado durante las excavaciones, se realizó un hallazgo de gran importancia que motrvó, como dijéramos é!ntes, el presente trabajo. Se trata de dos monedas de cobre de factura hispánica. Las mismas fueron encontradas en el pozo 11 (nivel 0.-10. cms.), o sea, en el monticulo que queda al norte de la plaza 2 que resulta ser la principal del centro ceremonial. Un análisis nu· mism.ático peTl1~itió identificar las monedas como per. teneclentes al pnmer cuño de la América hispana, es decir, piezas en cobre de 4 maravedís acuñadas en Santo Domingo entre 1506 y 1516. 10 Además de estas monedas, en algunos puntos de la superficíe del yacimiento se localizaron varios fragmentos de cerámica española del siglo VI correspondientes a los estilos Talavera y Cuerda Seca, según se desprende de una clasificación tentativa de los mismos. JI Esta evidencia histórico-arqueológica nos señala de

10. Carlos CasJán Ramlrez. Las monedas de los Rr¡es Ctllólicosy de la C/lStl de Awtritl. Madrid, 1972. pág. 57. 11. John Goggin. "Spanish majolica in the New World", Yale UniveTsily Pub/ications in Anthropology, No. 72, New Haven. 1968. pág. 209.

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una forma irrefutable que el yacimiento de Manatí fue uno de contacto indo-hispánico en los primeros momentos de la colonización de Puerto Rico. Ante este hecho nos dimos a la tarea de buscar en las fuentes históricas datos que nos explicaran la presencia de este tipo de material colonial en un contexto indígena. ESlO nos llevó a realizar un examen del viaje de Ponce de León y a explorar l;t posibilidad de que el Río Grande de Manatí fuera el río "Ana" mencionado porésteen su relación a Ovando y que el cacique que'ocupó la aldea que radicó en la boca del Manatí hubiera sido Guaraca, el cual estuvo encomendado a Ponce de León. Examinemos las distintas fuentes que pudimos encontrar, todas ellas secundarias y publicadas. FUENTES HISTDRICAS

La referencia histórica más importante, a nuestro modo de ver, con respecto al primer asentamiento de Ponce de León en puerto Rico. es la relación que este le escribe a Ovando y sobre la cual nos referimos al principio del trabajo. Vamos a examinar en detalle lo que nos dice Ponce de León en relación a la localización del río "Hano" o "Ana": ..... ll~gué a la bahia que está ~n la parle del norte, donde agora está la casa y asiento, e alli surgí e de que vi tan buen Puerto cché la barca afuera e entré en ella y anduve por la bahia alred~dor, creyendo hallar asiento yagua. y no 10 hallé; Yde alli me ruí ocho leguas costa abajo. donde hallé un Rio que se llama Hano, que podría entrar en él el carabelón. y alH surg( ydcs-

cargué en tierra todo 10 que llevaba. e hice bulos. lo cual hecho. envié al dicho carabelón por pan a la dicha isla de la Mona. "'-

Se desprende de esta cita que el tal río"Ana" fue localizado por Ponce de León "ocho leguas costa abajo", es decir, a unos 44.4 kilómetros hacia el oeste de la bahía de San Juan de Puerto Rico. Esto es asÍ, si realizamos un cómputo a base de 5.555.55 metros por legua marina. cuyo equivalente es de 3 minulos meridianos o tres millas. u Si observamos la Fig. 3 podremos observar que el único río con un cauce capaz de permitir la entrada de un carabelón que se encuentra a esta distancia hacia el oeste de la bahía de San Juan. es el Río Grande de Manatí. La distancia exacta es de unos 47 kilómetros. lo que nos da un índice de error de sólo 2.6 kilómetros, es decir. menos de 6% sobre la distancia que nos aCrece Ponce de León, lo que es significativo al comparar datos de distancias establecidas hace unos 475 años y los actuales. En esta misma cila Ponce de León nos da claras muestras de su intención de asiento permanente cuando nos dice que "descargué en tierra todo lo que llevaba, e hice buíos". Más revelador es el hecho de que envió "dicho carabelón por pan a la dicha isla de la Mona", es decir, que manda a buscar pa n de casa be para

12. Alela Caro CoSlas. A n/ologia dI! lulllras dI! historia dI! PUl!rlo Rico. Siglos X V-X VIll. San Juan de Puerlo Rico, 1980. págs. 97-100. I~. Encicl0ptdia Unilfl!rsalllus/rada Europto.Amtrlcana, Espasa·Calpe. S.A.• Madrid. 1978. pá~. 1-182 del Tomo XXIX.

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abastecerse y por esto se sobreentiende que él personal. mente se queda en el lugar mientras sus marineros van en busca de estos abastecimientos. Un poco más adelante, en su relación a Ovando. nos dice que en este lugar pasa un mes. pero que el sitio no le satisface y trata de buscar asiento en la bahía de San Juan otra vez. mas al no hallarlo resuelve quedarse en el dicho río Ana, por lo que hizo allí desembarcadero y ca· minos. Una gran marejada o "mar de levadía" se mete del none. lo que tuvo que traer como consecuencia un grave entorpecimiento para el uso de la boca del río ca· mo entrada al embarcadero, ya que este fenómeno marítimo suele cerrar la boca de los ríos con una lengua de arena. tal como sucede hoy en día, precisamente, en el Río Grande de Manatí. Sobre este mismo particular volveremos a hablar más tarde. Esta situación obligó a Ponce de León a sentirse engañado con el río y precisado a ir en busca de un lugar más apropiado para un pero manente asentamiento. Todo 10 referido por Ponce de León con respecto a este primer intento de asentamiento permanente cuadra perfectamente con el Río Grande Manatí. Aunque él lo llama primero" Hano" y 1uego ..Ana". y no Manatuabó~, tal como era llamado por los indios, debemos señalar que estos dos términos corresponden precisa· mente a la raíz lingüística de este último nombre. Ca· mo veremos adelante, el nombre correcto indígena del río es dado por uno de los marineros que acompañó a Ponce de León en su viaje a la Isla, y que luego sirvió de testigo en la probanza sobre los méritos y servicios de Juan González prestada el 18 de julio de 1532 en la ciudad de Mexico. 14 Incluso. otro de los testigos de la misma probanza menciona el nombre de la villa o poblado. evidentemente indígena, que estaba próximo al asentamiento inicial de Ponce de León. Veamos. En el Interrogatorio hecho a los testigos de la meno cionada probanza hay una pregunta específica sobre los ríos ricos en oro que se encontraban cerca de Caparra, eventual asiento permanente de Ponce de León. Nos referimos a la pregunta número 5. 15 En ella se cuestiona sobre si había un río de donde los indios "sacavan para sus pueblos" y si era cierto "que había allá una billa que llamaban yamanatuabón".16 A esta pregunta contesta el testigo Andrés López Sevilla ofreciendo detalles sobre los distintos ríos a los que los colonizadores iban a sacar oro. incluyendo el de .. manatuabón.... 7 Por medio de esta contestación vemos que el nombre del río es Mané!tuaoon. y posiblemente el nombre de la villa indígena era Yamanatuabón. Tanto Gonzalo Fernández de Oviedo como Fray Bartolomé de Las Ca-

14. Archivo General de Indias .Sevilla, Audiencia de México. Legajo 205-56 lolios, transcritos rn Nuroas Fuenlts para la Historia de Puerto Rico de Aurrlio Tió, Univer5idad Imrrameticana de Puerto Rico. San Germán, 1961. 15. Ibid. 16. Ibid. 17. Ibid.

sas también se rerieren a este río con el mismo nombre. Nos dice Oviedo: ..... y le mostró (agüevbana) algunos rios de oro. en especial el que se dice. en aquelfa Jc:ngua, Manalua· bón. y otro que llaman Cebuco.. :'U

También nos dice Las Casas: ..... Ie mostró y le llevó (agüeybana a Ponce de León) a dos r(os muy ricos, de los cuales se sacó mucha riqueza de oro; el uno se llamaba en aquella lengua Manatuab6n, en la última silaba el acento, y el otro Cebuco.. :'19

Para el año de 1582 el gobernador general de la isla de Puerto Rico, Juan Melgarejo. sometió, a petición del rey de España Don Felipe 11. una Memoria y descrip. ción de la Isla de Puerto Rico. en la cual encontramos un re\'e1ador dato con relación al Río Grande de Mana· tí. En esta memoria también induye una descripción del área. por lo que consideramos conveniente transcribirla a continuación: .....Ia costa más abajo, al Ponyente, que es la banda del Norte desta isla, sale un r(o muy caudaloso. que se dice el Guayanes, y que es casi tan grande como el de Toa; en sus riberas, que son fértiles. hubo antigua· mente. en tiempo de yndios y después de espaftoles, muchas haziendas y labranzas de mantenimiento de ganados que todo está al día de hoy despoblado por falta de haber faltado yndios y no habc:r venido negros a la tierra... "za

Es posible que aquí se haya confundido el nombre indigena, que nosotros creemos tuvo la región actual de Manatí, con el del río que era Manatuabón (de Manatu. manatí. y del sufijo abón que en la lengua taína significaba río 21 ). Todavía hoy día subsiste en la toponimia y tradición oral el nombre de Guayaney (Guayanés) para designar un sector en Manad próximo a la laguna de Tortuguero. Hasta donde tenemos conocimiento, el primer his· toriador en confundir al rio Manatuabón. según citado por Oviedo y las Casas. por el de Maunabo. el cual se encuentra al sur de Puerto Rico (ver Fig. 5), fue Fray lñigo Abbad y Lasierra. cuando dijo que Agüeybana llevó a Ponce de León al rio Manabón (en abierta referencia al río Maunabo) y luego al Cibuco,22 Igual con·

18. Gonzalo Fernández de Oviedo, Historia general y natural dI! las Indias, Bibliotrca de AUlores Españoles, Madrid. 1959, pág. 90 del Tomo 11. 19. Fray Barlolomé de las Casa5, Historia dI! Indias, Fondo de Cultura Económi.Cil. México, 1965, pág. 556·557 del Tomo 11. 20. Cayetano CoII y Toste, Boll!tin Histórico de PUl!rto Rico, San Juan, 1914. pág. 81. 21. Emilio Tejera. Indigenismos, Tomo l. Editora dr Samo Do· mingo. S.A.• Santo Domingo, 1977. pág. 8. 22. Fray Iñigo Abbad y Lasirrra. Historia geográfica, civil y natural dI! la Isla de San Juan Bautista de Puerto Rico, Editorial de la Universidad de J'urrlo Rico, 1970, pág. 14,

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Figura 'l. Río Grande de Manatí

fusión. en términos de pronunciación, tuvo Salvador Brau cuando identifica al río Manatuabón por el de Mucarabón, el cual es tributario del rio Toa y ni siquie· ra tiene boca al mar. U Se da otra confusión en las referencias históricas que vamos a intentar adarar aqui. La misma tiene que ver con el nombre" Ana" que recibe por parte de Ponce de León el dode Manatuabón. Lejos de ver esta palabra como una rafz de la de Manatuabón, algunos autores la han tomado como una literal alusión al Río La Plata, ~a que modernamente se ha conocido la desembocadu.ra de este Tia como la boca Juana. En este error han caido Con y'Toste,U Milter25 y Morales Muñoz. 26 Esta boca se encuentra solamente a unos 13.5 kilómetros al oeste de la bahia de San Juan, yes poco probable que Ponce de León tie haya equivocado en la localización del río Ana por más de 30 kilómetros. Pasemos ahora a considerar detenidamen te las posibles razones por las cuales el Rfo Grande de Manatí fue conocido en el siglo XVI como Guayanés o Guaya-

25. Salvador Brau. La coloni%IJción de Puerlo Rico, InstilulO de Cullura Puerlorriquei'\a. San Juan. 1969. pág. 101. 24. Gavetano CoII VTosle. Prehistoria de Puerto Rico, San Juan. 1907. págs. 227·228. 25. Paul G. Miller. Historia de Puerto Rico. Rand Me Nallv V Co.• Nueva York. 1949. pág. 54. 26. Ibid.

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nevo Además de la Memoria de Melgarejo, citada anteriormen te, encontramos que el cosmógrafo y cronista Juan López de Velasco le llama Guayaney al TÍo Manad y, quien al igual que Ponce de León, lo ubica a una distancia de 8 leguas al oeste de la bahia de San Juan. 27 Creemos que esto fue asi como resultado del río haber tomado el nombre de la región que, como hemos indicado, se llamó Guayaney. Este es el único término indígena que perdura en la región, y creemos en la posibilidad de que ese fuera el nombre original de toda la región. l:on respecto a esto debemos añadir que Juan Ponce de León tenia encomendado un cacique llamado Guaraca el cual, según diversas fuentes 28 , era de la región del Guayaney. Este cacique pudo haber sido eljefede la región del Guayaney, es decir, de ManatÍ, Las fuentes también indican que Ponce de León estableció 8 conucos a forma de estancias comprendiendo cada una de e))as la encomienda de un poblado indígena con su correspondiente cacique y sus naborias o indios de trabajo.29 pe los ocho referidos conucos o encomiendas. todos menos uno fueron formados con caciques principales de la región de la costa norte y área interior norte de la Isla, a saber: 1) Caguax del Turabo, 2) Mabó de Guaynabo. 3) Majagua de Bayamón, 4) cacique bautizado Gonzalo del Toa, 5) cacique de nom bre desconocido de la región de Caparra, 6) Canóbana de la región de Canóvanas, y cacique desconocido de la ribera del Toa. SO El octavo cacique encomendado fue AWieybana, el jefe supremo indígena de la Isla al momento de la colonización. Es sumamente extraño que estas primeras encomiendas no mencionen ningún cacique principal del área de Manad, donde Poncede León estuvo y trató con el cacique principal de la región. La única explicación para poder entender esto es que Guaraca era el cacique del área. Tal parece que la relación de este cacique con Ponce de León era tan buena que fue el único que se le dejó a éste en encomienda cuando en noviembre de 1509 Juan Cerón le déspojó de parte de sus encomiendas.'1 CONSIDERACIONES FINALES

Hasta aquí hemos examinado diversas fuentes y pasado juicio sobre las mismas en apoyo de nuestra hipótesis de que la boca del Río Grande de Manatí fue el lugar donde Ponce de León hizo su primer intento de asentamiento permanente. Ahora bien, consideramos

27. Cavetano CoII VToste. Boletin Histórico de Puerto Rico. To· mo 10. San Juan. 1925. pág. 92. 28. Vicente Murga Sanz. Historia Documental de Puerto Rico. Tomo n. San Juan. 1957. pág. 489; C.avetano CoII VToste. Boldin Histórico de Puerto Rico. Tomo 9. 1922. pág. 98. 29. ColI VToste. Boletín HIStórico de Puerto Rico. Tomo l. 1914. pág. 259·40. 50. Ibid. Es posible que igualmente aqui. la región del Toa fuera eonrundida aqul con la de GuayaneV (Manat!). 51. Ibid.. Tomo 9. pág. 98.


necesario exponer. a modo de observaciones fundamentadas en datos geográricos, ciertos aspectos que, a nuestro juicio, apoyan la hipótesis planteada. En primer lugar la única desembocadura de un río de la zona norle de Puerto Rico que dispone, en la misma boca. de una gran extensión de terreno elevado y plano en forma de una gran meseta.loesel Río Grande de Manatí. Como puede apreciarse en la Fig. 1, el área sureste del yacimiento arqueológico. el cual abarca unos 350,000 metros cuadrados. es una especie de gran meseta que se eleva, sobre el nivel del mar, de 20 a 30 metros como promedio. lo que le da al mismo una vista amplia en todas direcciones. Un arranque sobre el nivel del mar de tal naturaleza a tan corta distancia del propio mar. le da a este espacio las cualidades apropiadas para la construcción de estratégicas estructuras defensivas y la capacidad para albergar un conjunto urbano de proporciones considerables. Estas características topográricas de la boca del río de Manatí. tuvieron que haber captado la atención de Juan Ponce de León y de su tripulación quienes. como ya vimos al principio del trabajo. provenían todos de

Anverso)l reverso de una de las monedas de" maravedíes acuñadas en Santo Domingo. halladas durante las excavaciones en Manatí.

Salvaleón de Higüey. es decir. que eran españoles aclimatados y experimentados en las cosas de la conquista y de la colonización. Otro importante detalle lUVO que haber sido la gran población indígena de la región. La evidencia arqueológica nos demuestra que el área de la desembocadura del Río Grande de Manatí albergaba una población indígena numerosa. Ademá~ de los restos del centro ceremonial y sus áreas de vivienda, existen en lugares adyacentes otros ímportantes yacimientos, tales como refugios y cuevas que contienen grabados rupestres o petroglifos, así como residuarios y concheros. Hemos realizado personalmente reconocimientos arqueológicos de las desembocaduras de los dos principales de la zona norte de la Isla. y ninguna ofrece tanta evidencia de poblamientos indígenas como la del Río Grande de Manatí. No es de extrañarse, entonces, que Ponce de León haya hecho un recorrido seguido de "ocho leguas" costa abajo hasta el Manatuabón. especialmente si el propio Agüeybana, como señalan Oviedo y Las Casas en las citas que ofrecimos anteriormente. le guiaba en este viaje inicial de exploración y colonización de Puerto Rico. Para hombres experimentados en las cuestiones de colonizar y explotar minas. el factor de la población indígena era uno de gran importancia. Una consideración [inal. y no por ello menos importante. lo es el aspecto minero. El Río Grande de Manatí posee un cauce que serpentea el gran valle de Manatí por un trayecto de unos 10 kilómetros que. como podemos ver en la Fig. 4. tiene numerosos remansos y áreas apropiadas para la acumulación y estratificación de placeres auríferos. Desde el punto de vista geológico, este río posee grandes potencialidades auríferas. por cuanto arrastra gravilJas graníticas desde las áreas volcánicas del interior de la Isla que son portadoras de oro granulado. 52 Esta es otra consideración que tuvo que haber constituido un factor para la selección del rio por Ponce de León para establecerse en su desembocadura. En resumen, creemos que Juan Ponce de León al 'realizar su primer intento de asentamiento. escogió el lugar más apropiado para establecer un permanente y apropiado campamento o base para el proceso de colonización de la Isla de San Juan Bautista de Puerto Rico. Al venir las marejadas que se producen en la pat;te norte de la Isla generalmente para la misma época en que Ponce de León llega a Puerto Rico, o sea. para los meses de septiembre y octubre, conoció "estar engañado con el Puerto" por lo que decide abandonar el sitio. Definitivamente, sin un medio permanente de entrada y de salida por la boca del río. ell ugar era inapropiado para desde allí dirigir la misión cristianizadora y civilizadora que le tocó a Don Juan Ponce de León iniciar en nuestra Isla, y así sentar las bases de lo que hoyes la Patria Puertorriqueña.

52. Maria T.B. deCaIii\ann. Geol/isidn de Puerto Rico. Edilorial de la Universidad de.Pueno Rico. Rlo Piedras, 1977. págs. 251-527

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Exhibición de pintura de Ralph de Romero

N EL MUSEO DE BELLAS ARTES SE ABRID AL

E público el 7 de septiembre de 1984 una exposición

de Ralph De Romero. Estuvo compuesta por alrededor de cuarenta (40) obras. en su mayoría acrHicos. en los que predominaba la utilización de los colores azul, verde. negro y oro. Algunas dt' sus pinturas muestran colores puros pero en partes de la misma se mezclan colores turbios o sucios. En sus obras figurativas. especialmente aquellas de tonos claros y oscuros. se destaca una figura de lineas abruptas y esculturales acompañadas por Olra figura abultada y vendada. a veces sólo la cara. en otras la figu-

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ra completa que viene a ser el anónimo o desconocido de la obra. De Romero ha participado en exposiciones celebradas en Estados Unidos. Korea. Japón y España. Ha sido galardonado con el primer premio Dibujo del American Art Association de Nueva York: Fulbright Fellow. ·ships. primer premiode pintura de la Revista Sin Nombre y mención de honor en pintura del Ateneo Puertorriqueño. En palabras del artista la pintura puertorriqueña se ha enriquecido mucho y reconocido hoy dia como parte del arte latinoamericano. En este sentido tenemos que considerar a Ralph De Romero como un exponente importante de estos logros.


Enpolvá. Acrílico sobre papel. 23 X 30

En la barra. Acrílico-collage sobre papel. 23 X JO.

Soñador 11 (Apetitos e instintos) Acrílico sobre tela. 40 X 60.

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Julio Rosado del Valle POR MYRNA RODRIGUEZ

L PROCESO CREATIVO VARIA DE UN ARTISTA A

y aún el mismo artista puede cambiar de E acuerdo a la edad o a las circunstancias. El desarrollo de OlfO

una idea puede tomar un período corto de tiempo para algunos artistas en una etapa particular de sus vidas, o por el contrario puede tomar años para satisfacer por completo las expectativas propias. Para Julio Rosado del Valle. pionero del abstraccionismo en Puerto Rico, considerado por una mayoría entre nuestros mejores

Julío Rosado dd Valle10

pintores. el procc:so de desarrollar sus ideas puede tomar años de trabajo, miles de bocetos y pinturas, tanto como reflexión sobre el motivo inicial y las posi. bilidades de su presentación. A los sesenta y dos años de edad. uno de los artistas de "la generación de los cincuenta", Rosado del Valle es muy cauteloso con su trabajo. El artista está renuente a aceptar visitantes que puedan interferir con su labor. en su estudio·residencia en el pueblo de Cataño. Su en· volvimiento en lo que él llama esa particular secuencia de tiempo relacionado con el espacio, en el desarrollo de una idea. puede ser rota como la porcelana por una fuerza extrínseca. Tal y como él afirma, el sólo hablar o tomar conciencia de lo que está haciendo puede romper el hilo de la creación. Rosado del Valle se mudó a la antigua casa de su madre hace algunos años. La búsqueda de la soledad propia para la creación puede ser una razón, pero también el escarbar por unas experiencias de la infancia podría ser otra causa. La verdad es que en Cataño el artista ha encontrado su peculiar manera de trabajar yes· tá realizando su ambición de dedicarse por entero a su arte. El día del pintor empieza a eso de las 4:00 A.M. cuando se levanta y comienza a pintar hasta alrededor de las 9:00 A.M. Sale a dar un paseo matutino a pie o en una pequeña balsa. En la playa y durante su recorrido usual por el pueblo hace innumerables apuntes, que sirven luego como punto de partida para su obra de ma· yor envergadura. la pintura. En algunas ocasiones suele visitar la Galería Botello. en Plaza Las Américas, donde se encuentran algunas de sus obras recientes, en parte para observar ahora como espectador su propia obra. De hecho. Rosado del Valle se mantiene informado del estado de sus obras y se preocupa cual devoto pa· dre por su paradero. Una de sus preocupaciones es precisamente el estado en que se encuentran sus retratos de hombres ilustres en poder del Departamf'nto de Ins·


trucción Pública, y los cuales no han sido exhibidos en años. Para Rosado del Valle el punto de partida para su obra actual tiene sus raíces en su pintura de grandes proporciones Multitud. realizada entre los años 1977 y 1979. que pertenece a la colección de la Universidad de Puerto Rico y la cual fue exhibida en mayo de 1984 durante el Congreso de Arte Abstracto. El año 1977, precio samente fue muy significativo en su carrera tanto como en su vida privada ya que regresó de Barcelona, España, donde residen sus dos hijas. Esta pintura en particular tiene además un gran signHicadoen términos de su estilo y el enfoque hacia el medio de la pintura. Para el artista "Multitud alcanza un punto de abstracción en el cual se convierte en síntesis de la realidad, sin quitar la vida totalmente". De acuerdo a Rosado del Valle. la abstracción es esa síntesis que parte de la realidad, y por esta razÓn considera el dibujo fundamental para todo artista, aún para aquellos que trabajan la abstracción primordial men te. La preocupación del artista por otros medios artísticos es realmente en térmi~os de una etapa preparatoria para la pintura, aunque exhibe ocasionalmente algunos de sus dibujos que considera terminados. Realiza· dos en pinceladas sueltas y áreas de color estos se aseme· jan mucho a sus pinturas guardando estrecha relación. De sus obras sobre papel trabajadas este año. el artista tiene un apego particular por Perro, ya que considera dicha obra como punto crucial en el desarrollo de la secuencia en que trabaja actualmente. La figura viva de un perro parado, en marrón y lineas negras rodeando la imagen, poseen tal fuerza y vitalidad que logran un impacto visual en el espectador. Aunque la sola rigura del perro se sitúa contra el fondo casi vacío, la sugeren· cia de movimiento del perro crea un espacio activo. Ventana. donde aparece representado un norero, es un arreglo sencillo y espontáneo de líneas y colores. Otras dos obras muestran la figura femenina al desnudo. tema preferido por los pintores a través de los siglos. Aunque en este respecto Rosado del Valle sigue una temática ya tradicional, su enfoque pictórico tanto como su estilo definido, hacen de ambas piezas original y diferente. De este grupo. Figuras. es una obra muy significativa ya que representa. aunque casi abstracto. el interés del artista por personas con incapacidad risica. Algunos trabajos sobre papel, de pequeñas dimensiones, los cuales el artista no desea exhibir ni deshacerse de ellos. presentan el desarrollo de esa idea partiendo a la vez de la base conceptual de Multitud. Para Rosado del Valle, el concepto de 'multitud' a diferencia de lo quees una 'muchedumbre' implica algo más allá que mucha gente junta. Esta relación de Multitud aparece en la

agrupación de gente que sirve de trasfondo a la figura del impedido. Dos pinturas de mayor tamaño, Flores [[ y Flores liT muestran el mismo tema pero con algunos cambios formales. Ambas nos muestran la peculiar técnica del artista en aplicar la pintura espesa con espátula. propio de su estilo también presente en Multitud. pero con diferente composición y variaciones de color. Aunque en ambas pinturas el color es brillante de alta intensidad, en Flores l/, áreas de azul contrastan con los rojos y amarillos. Una rigura que asemeja una vasija dibujada en gruesas líneas, típico de los dibujos de Rosado del Valle, añade un decto dinámico. En Flores TU también predomina el rojo pero toques más pequeños de otros colores crean un campo vibratorio que aunque de esti· los diferentes, nos hacen recordar las vibrantes pinturas de nares de Vincent Van Gogh. Rosado del Valle, al igual que tantos otros artistas trabaja ocasionalmente el auto-retrato. Este tema para un artista tan serio con su trabajo como Rosado del Va· Ile, implica una retrospección sobre su vida ya la vez una introspección a su propio ser. En uno de sus últimos auto-retratos del año pasado, el artista hace uso de colores diluidos pero brillantes para expresar sus sentimientos y sus pensamientos más profundos, entendidos solamente en términos de su obra 'de arte. Su hijo menor, David de 11 años, que en términos vivenciales es como la continuación de su ser, aparece también como figura principal a través de los años. El David de 1983es una pintura de gran tamaño; una combinación de dibujo en gruesas líneas azul-negro contra un fondo de color predominantemente frío. La inocencia y frescura de la niñez se expresan por medio del arreglo tonal y la sencilla composición. Si comparamos someramente este David con el del año 1977, encontramos unos cambios en la obra de Rosado del Valle. Mientras que la pintura de 1977 nos muestra una figura misteriosa aunque infantil, donde se acentúan unos grandes ojos, en la actual figura aparece dibujada la figura con todos sus rasgos. Los colores de la pintura anterior son mayormente matices tierra, en contraste tonal, mien· tras que la más reciente se muestra una lozanía del modelo más que otras preocupaciones estéticas evidentes en la anterior. Julio Rosado del Valle evidentemente se encuentra en un momento brillante de su carrera artística. La ma· durez que le otorga e1tiempo, la experiencia de la vida, su gran dedicación por el trabajo artístico, y su gran talento ya ampliamente demostrado, lo sitúan entre lo mejor de nuestro arte. Estas muestras de un gran arte a través de todos estos años nos acentúan la ansiedad por unas expectativas de su obra más reciente. que no hemos visto.


La Violencia en Un Decir... POR ROSAURA ORTIZ GUZMAN

V

ErNTE A¡qOS DESPUES DE LA EDICION DE SU

primer libro de cuento (Spiks, 1956). Pearo Juan Soto publica el segundo ( Un decir...• 1976).' Su título original (Un decir de la violencia), irónicamente. fue objeto de la violencia de la censura en Argentina. lugar de su impresión. Los censores solamente lograron borrar del título la palabra "violencia", sin embargo. no pudieron impedir su presencia desde la primera página del libro (prólogo) hasta el Cinal, ya que eso implicaba borrar la totalidad del texto. En Un decir... vemos semejanzas con Spiks. En este libro Soto vuelve a incluir cuentos premiados y publicados anteriormente, como: "Esa 'antigua fragancia" (Primer Premio, Ateneo Puertorriqueño, 1961); "La caja de música" (1973); "Vacaciones, vacaciones" y"Palabras al vuelo" (1975). Un decir... ofrece. también. una estructura externa semejante a la de Spiks; pero, esta vez, en 1ugar de intercalar entre los cuen tos miniaturas o pequeños bocetos de relatos, intercala distintos tipos de documentos, como: cartas, informes policiacos, discursos, grabaciones, declaraciones a la policía y hasta el fragmento de un diario que muy bien puede considerarse un cuento breve en tomo a los neorriqueños que regresan a la isla. Estos documentos, como veremos más adelante, guardan unidad temática con el resto del libro. En Un decir..., como en toda la obra literaria del autor, vemos el compromiso con la realidad puertorriqueña. La obra literaria de Pedro Juan Soto, como su vida. está comprometida con la realidad política, económica y social de Puerto Rico. El no acepta esa realidad yes por eso que en su obra se da a la tarea de informarla e impugnarla.

1. SOlO, Pedro Juan. Un deciT. Rlo Piedras, Puerto Rico. Edic. Huracán, 1976, p. 1 J.

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PROLOGO DE UN DECIR".

Tanto la dedicatoria ("A quienes dieron muerte al colonial Estado Libre Asociado y vida a la República de Puerto Rico"). como el Prólogo, fechado en "Julio de 1990", se proponen ubicar el ámbito temporal del libro en un futuro imaginado ("época de la República de Puerto Rico"). De suerte tal que. ya desde ahí entendemos que la relación entre el punto de vista temporal en que se narra y el ámbito temporal de los sucesos narrados es de futuro a pasado. El libro lanza su óptica a una época pas~da (ELA) desde un futuro imaginado (época de la República). De primera intención, se podría caer en la trampa de ver en esta ubicación, lejana en eltiem· po y en el status de la época desastrosa que recogen los cuentos, una actitud optimista en el escritor. Pero, la frase final ("La guerra continuaba") con que cierra el libro, precisamente en el cuento "Un decir de la violencia", que sugiere la liberación, nos saca del posible error. El prólogo participa de la ficción del libro, de.modo tal que Fredéric Mercy Ducon (Docteur és Lenres, Université de Montparnasse á Burgos), su firmante, es el primer personaje con el cual nos topamos. Este prólogo es importante, además, porque en él Soto. escondido tras ese fingido autor francés, como hiciera Cervantes en el prólogo de El Quijote, se convierte en crítico de los crf ticos de su obra yen autocrf tico. Luego de introducir el vocablo violencia (' 'palabra de antigua estirpe y rancias connotaciones en época del ELA", p. 11). pasa al comen tario dei contenido de algunos de sus cuentos y del mensaje de la totalidad de la obra. Apunta que todos Jos sucesos de los cuentos son hechos acontecidos en tiempos "del ilesaparecido régimen que se diera a conocer con el nombre de Estado Libre Asociado" (p. 11). Irónicamente señala que en su libro hay una evocación melancólica "de di....ersos rasgos admirables de la vida


popular puertorriqueña" de aquella época. Soto con· testa en tono burlón los comentarios que sobre su estilo "ciertos críticos literarios han aventurado". En este senúdo, lo más importante es la afirmación de su preferencia por la forma narrativa tradicional y su rechazo al "snobismo" de las modas transitorias: Es necesano también advertir que Soto como anista no ha creEdo provechoso incursionar en modalidades técnicas que duran lo que una vestimenta de pláslÍco barato. (...) Por ello el lector amante de fuegos artifi· ciales del último chisporroteo deberá abandonar la lectura de este volumen sin comprarlo. A lo largo de su quehacer como narrador, Soto ha demostrado su preferencia por el relato realista, pero en Un decir... vemos que se sitúa por encima de-la realidad recreada y, sin apartarse totalmente de ella, alcanza un vuelo imaginativo que a veces linda con la pura fanta· sia ("La Brecha", "Esa antigua fragancia", "La caja de música"). Sobre este aspecto expresa en una entrevista que le hiciera Luz Maria Umpierre: Yo me considero primordialmente realista pero eso no me inhibe de emplear algo de la fanlasla como lo he hecho en mi libro más reciente Un decír en el cual la perspectiva polhiea es el método pero que también incluye la fantasla.! En lo referente a narrar, Pedro Juan Soto. como José Luis González. ve en Quevedo al maestro cuya regla máxima era: "Contaréis bien o no contaréis, que a Cín de cuentas nada hay perdido".'

LA VIOLENCIA EN UN DECIR: UNIDAD TEMATICA Como en Spiks, encontramos en Un decir una unidad perfecta. Todos sus relatos y documentos, en sus asuntos y temas, presentan las diversas formas en que se ha violentado al pueblo puertorriqueño durante la época particular del ELA. La palabra "violencia" -omitida intencionalmente del titulo del libro por los censores argentinos- es una presencia continua ya des· de el epígrafe. En la décima de Juan Antonio Corretjer se resume el significado del libro: la violencia a la que ha sido sometida la isla de Puerto Rico al privárseledel derecho a la libertad. Esa unidad temática convierte Un decir en una extensa narración en donde cada relato o documento viene a ser una variante sobre un mismo tema; o, como apuntaba ellÍtulo original, cada relato es "un decir de la violencia". 2. Umpierre. Luz Maria. "Emrevisla con Pedro Juan SolO". Hupllnia. Sepl. 1980. Vol. 6.!1. No. .!l. P 591·592.

.!l. Solo. Pedro Juan. "Prólogo". En: JI~intuu~nlo y PllÍ5a ("José Luis Gonzákz: ese desconocido"). Río Piedras. Puerto Rico. Edilorial Cuhural. Ine.• 197.!1. p. 9·21.

·VIOLENCIA: SUSTANTIVO CLAVE En el prólogo a Un decir Soto señala el camino a seguir para entender su libro. "Violencia", dice. es un "vocablo de muy antigua estirpe y rancias connotacio· nes en el antiguo Estado Libre Asociado de Puerto Rico" (p. 11). En el documento No. 629 (el cuarto en ellibro), "Sonatina portorriqueña de la voz violencia", discurso pronunciado por un nuevo miembro de la Real Academia de la Lengua en Puerto Rico, el·autor hace un interesante análisis del significado que ha tenido este vocablo en Puerto Rico desde la época de la colonización española. Para los indios taínos el descubrimiento de esta tierra por los españoles significó "violencia". Para ellos "violencia" fue sinónimo de "lierra", "oro" y "riqueza", es decir, explotación. Los españoles inva· dieron la isla, oprimieron a sus habitantes naturales, privándolos de la libertad y explotando la riqueza natu· ral (oro) hasta extinguirla. Este Documento No.629 incluye un soneto. supuestamente escrito por una poetisa del S. 18 (Lupe de Sotomayor), en donde se da ese mismo significado al vocablo "violencia": A esta frágil islilla desgraciada.

Que tiranos putativos amedrentan. Blandiendo riquezas a nos birladas. (p.

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De manera que la violencia no es privativa de la época del ELA. Puerto Rico conoce la violencia que equivale a tierra subyugada ya explotación de la riqueza natural de la isla desde la llegada de los españoles. Sin abandonar el tono irónico. el narrador del documento señala cómo en el S. XX Isabelo Zenón no hacer más que re· calcar, con ligeras variantes. esos mismos signifícados, lo único que "le atribuye específico color blanquinegro a lo que entonces habla sido como el oro: amarillo y briliante". (p. 65) Es decir, que aún en el S. XX la voz violencia sigue teniendo para los puertorriqueños el mismo contenido semántico y es aún la consecuencia de "tierra", "riqueza". "explotación" o, lo que es igual: colonia. De acuerdo al Diccionario de la lengua española, "violencia" significa "acción y efecto de violentar" y "violentar", a su vez, significa obligar. forzar (a persona o cosa) por medios violentos; entrar en una parte contra la voluntad de su dueño. También es dar la interpretación torcida a un hecho o escrito y vencer la repugnancia a hacer algunas cosas. Violento es un adjetivo que define algo que está fuera de su natural estado. Un decir es un diccionario particular que explica denunciando los distintos significados que puede tener la palabra violencia en nuestra isla, ya en sus formas más claras y reconocibles, como en aquellas que, escon· didas tras sutiles disfraces. ocultan su verdadera identi· dad. El abuso y el atropello de la policía contra obreros y estudiantes, que se presentan en los cuentos "En la brecha" y "Un decir de la violencia", son modos de "un decir de la violencia". En el primero vemos la violenta incursión de la Fuerza de Choque de la policía en el 13


campus de la Universidad de Puerto Rico para reprimir a obreros. profesores y estudiantes que participan en una huelga. Los policías, que atacan a los estudiantes a macanazos y a tiros, mientras los universitarios se defienden con piedras, terminan asesinando a un joven que, en un acto de heroísmo o de ingenua inmolación voluntaria. intenta volar la oficina del rector. Este tipo de violencia se dramatiza aún más en "Un decir de la violencia". en donde ya no se trata de matar a un estudiante. sino de masacrar a centenares de obreros puertorriqueños que participan en una marcha-protesta por la intervención y el abuso de la guardia nacional contra un grupo de obreros (carpinteros). a quienes someten a unas inhumanas condiciones de trabajo al pretender que construyan una inmensa rampa para levantar la famosa ballena muerta. Igualmente cabe señalar ese tipo de abuso policíaco en el Documento No. 2H. a través del violento maltrato risico al que someten a los presos en las cárceles puertorriqueñas.

DESHUMANIZACION = DESNA TURALlZA CION:

Otro tipo de violencia. que es motivo claro en muo chos de los relatos y documentos del libro, es la deshumanización o desnaturalización. En el cuento "La pla. ya y nosotros" como en "Vacaciones. vacaciones" ve· mos cómo la enajenación sexual conduce a la bestialización. del sexo. Los personajes de estos cuentos. in· cluyendo al matrimonio del Profesor Lopescu y "su muñeca nodriza". no se unen sexualmente por el vínculo natural del amor. "La playa y nosotros" (como el Documento No. 490) es el relato de una violación sexual cometida por cuatro puertorriqueños contra una joven estudiante norteamericana en donde se violentan las ralOnes y modos de una relación sexual natural entre humanos. Aquí la relación se impone por el abuso de la fuerza. por medios violentos. contra la voluntad de la joven; lo que lleva a una absoluta enajenación o desnaturalización del acto sexual. "Vacaciones, vacaciones" presenta una pareja de turistas norteamericanos que sufren de un morboso dedentismo que los lleva a una relación conyugal antinatural en donde él soporta a la esposa alcohólica y ninfómana y ella al marido homosexual. Esas relaciones etótico-sadistas forman parte de la degeneración moral con la que esta pareja norteamericana contamina la isla. El matrimonio. con su enfermiza relación. recuerda a veces a la pareja de ¿Quién le teme a Virginia Woo1f? de Edward Albee. lo único que, en "Vacaciones. vacaciones". la promiscuidad sexual se acentúa de manera brutal. En el relato "El Baile". también se trata el tema de la enajenación sexual al presentar a la mujer como un objeto más de consumo y al convertir el baile en una vitrina donde ella se exhibe para venderse a la mejor ofena. En este cuento. también. se violentan los cauces natura· les de la unión conyugal entre mujer y hombre. Igualmente. se desnaturaliza el amor. la relación sexual yel 14

matrimonio. Tal ataque violento a la mujer puertorriqueña. se proyecta a Puerto Rico en la simbología "Mujer=isla" entrampada bajo el rótulo de "dependiente" en el Departamento de Bienestar Público (=Esdos Unidos'. Ese Departamento (Estados Unidos) sostiene económicamente a la mujer (isla) y persigue zafarse de la carga económica mediante la búsqueda de protectores (o de un sistema que no constituya una carga económica tan pesada para los Estados Unidos). Pero. ese juego no da resultado y termina por prostituir a la Mujer=isla. ZOOLOGIZACION DEL NEGRO

Otra expresión de violencia la tenemos en "Madrugada". donde vemos la loologización del puertorriqueño negro como resultado del prejuicio racial. Este cuento estructura el desarrollo de los sucesos en dos escenas simultáneas deJVto de una sola Hnea de acción en un cafetín de San Juan. A un lado vemos a un grupo de artistas (socialistas) jugando la versión socialista del "monopolio" y al otro lado el diálogo entre Horse Towney. empleado del Federal Bureau oC Minorities en Puerto Rico. y un puertorriqueño negro. Que exista una agencia federal en la isla. cuyo supuesto y nunca cumplido objetivo consista en defender a los maltrata· dos negros que. con punzante ironía el narrador presenta como una minoria en la isla. es un hecho significativo. El prejuicio racial contra el puertorriqueño negro se pone de relieve en los epítetos a través de los cuales se le denomina en el cuento: pigmeo. indígena. mo· no. aborigen. pobre diablo. pobre mono. gentil mono... Por medio de estos nombres se' intenta desvirtuar al negro de su cualidad humana.

ENVILECIMIENTO MORAL DEL PUEBLO

En el cuento "Palabras al vuelo". Soto expresa de una manera sumamente artística e interesante, otra foro ma de violencia cometida contra el pueblo puertorri. queño. A través del personaje colectivo, compuesto por un grupo de 89 mendigos que se dan a la tarea de recor· dar "a coro" la forma en que fueron sindicalizados y explotados por Stibi. un marino mercante norteamericano. el narrador representa al pueblo puertorriqueño envilecido moralmente; al pueblo puertorriqueño degenerado y corrupto. que vive de la limosna norteame· ricana que. en gran medida. intenta encubrir la vergüenza de la colonia. El narrador señala cómo la mendicidad obliga a asumir una conducta o actitud de vida que violenta la dignidad del hombre. El mendigo sólo está pendiente de ver si el bolsillo del otro "suena" o "hace bulto de Billetera". Es. también, una manifestación de la violencia en este relato el que se prohiba a "ese pueblo mendigo" (Puerto Rico) que mencione la palabra "colonia"; palabra mágica que abrfa las carteo ras de los turistas, pero que. dicha con conciencia de su significado, se constituye en un acto subversivo.


INTERVENCION y CONTROL DE LOS ESTADOS UNIDOS EN LOS ASUNTOS INTERNOS DE PUERTO RICO

La violencia en Un decir... se expresa, además, al plantear la intervención de los Estados Unidos en todos los asuntos internos de la isla y el abuso del poder o de la fuerza que les permite tener el control del destino politico, económico y social de Puerto Rico. El cuento "La Subasta" representa simbólicamente la ruina de la agricultura puertorriqueña y la subasta de este pueblo a empresas norteamericanas para convertirlo en un pueblo donde la estructura económica se basa en la industria. "La Subasta" es un modo de representar el cambio de estructura económica que se da en Puerto Rico a partir de la década del '50, bajo el gobierno del ELA, para satisfacer los intereses económicos de los Estados Unidos. En :'Madrugada" y "El Baile" la intervención norteamericana en la Isla se da a través de la presencia de Agencias Federales. La supuesta protección al puertorriqueño (representado en el negro de "Madrugada") y a la Isla (representada en la mujer de "El Baile") no es más que un difraz para tenerlos controlados y sometidos a la explotación. En "El Baile", ese control se magniríea a un grado hiperbólico cuando se presenta a la Oficina de Bienestar Público rigiendo hasta la vida íntima (amorosa-sexual) de las "señoras solteras". Donde más patente se hace el control que tiene el gobierno norteamericano de los asuntos internos del país -como consecuencia del estado colonial- es en el cuento "Un decir de la violencia". Aquí la presencia del cadáver putrefacto de una inmensa ballena a la orilla de la playa, en la zona hotelera del Condado, va a crear grandes contratiempos. La ballena simboliza a la Isla de Puerto Rico y la peste que produce la putrefacción de sus 80 horas de muerta, representa el status colonial bajo el imperio norteamericano durante los 80 años de este siglo. La peste de la colonia cunde ya en la Isla y sus habitantes no pueden bregar libremente con el problema. La colonia impone la intervención norteamericana en los problemas internos de la Isla y es por eso que no se les permite a las agencias del gobierno colonial resolver el problema de la ballena muerta. Se hace inevitable la intervención de las Agencias Federales y de enviados especiales de los Estados Unidos. Tal imperativo retrasa el posible hallazgo de una solución al problema, como es de esperarse, y, por el contrario, provoca una serie de situaciones que van desde el soportar la peste desagradable de la ballena muerta hasta la espantosa matanza de cientos de obreros puertorriqueños. Un decir... plantea, además. la forma en que se violenta al pueblo puertorriqueño cuando se le impide pensar libremente para producir ideas propias que lo lleven no sólo a alHodirigirse económica y políticamente, sin'o también, cultural mente. En "La Caja de música" observamos cómo se violenta el derecho a la libre creación artística de un músico y, más aún, se niega la existencia de una tradición cultural en lo qUf: con-

cierne a la música puertorriqueña. Tinc, un músico puertorriqueño de 30 años, desea revolucionar la música puertorriqueña, revolución que consiste en crear una música popular de mayor contenido artístico. Para eso, inventa un nuevo instrumento que no le permiten tocar, precisamente, porque produce una música de mayor refinamiento, más artística. El afán de superación de Tinc choca con la "chavacanería, con la ram· plonería ambiente" representada en el cuento por Mister Alberto. Míster Alberto, un puertorriqueño asimilado, sigue las órdenes de su jefe norteamericano y por eso impone la interpretación de una música ruidosa, alegre, que divierta a la gente y que les procure el olvido de las penas, es decir, una música que enajene al pueblo de su triste realidad. La violencia se expresa en este cuento en la manera en que se priva a Tinc (=a un pueblo) del derecho a la libre creación artística y, además, en la forma en que se presenta el modo en que se enajena al pueblo puertorriqueño de su realidad a través de cierto tipo de música ruidosa y alegre. Es importante el mensaje de este cuento ya que la enajenación, por medio de la mú~ sica popular, sobre todo, esa que lleva a la juventud puertorriqueña a un estado de delirante diversión, es un tipo de violencia que para-muchos pasa dt:saperdbida. Se trata de una violencia escondida en un alegre y atractivo disfraz.

GUERRA DE PALABRAS

También es violencia disfrazada la muerte lenta de un pueblo, que se asfixia, con el bombardeo continuo de palabras. En el Documento J77, carta de Herminio Covalles, Presidente de la Asociación AntipaJabra de Luquillo, escrito en una sola y exlensa oración, el autor expresa y da la sensación de la lenta agonía de un pueblo que muere víctima del estéril y asfixiante bla-blabla... de la palabrería puertorriqueña. Puerto Rico es un país que ha vivido la desgracia de la colonia durante casi cinco siglos. Todo intento de protesta armada ha sido aplastado por los dos paises opresores~ España y Estados Unidos. Sólo le ha quedado como única arma de defensa, de denuncia y protesta, la palabra; y paresa es un país envuelto en una eterna guerra de palabras. Este documento. que se publica como anuncio en El Mundo, es un llamado "al silencio purificador" que sugiere que tal saluración de palabras sólo logra contaminar el ambiente y pierde efectividad. El pueblo, como los mendigos de "Palabras al vuelo", oye sin escuchar tales palabras.

VIOLENCIA CONTRA EL ESPAfVoLDEPUEHTO RICO

Quiero señalar, finalmente. una de las manifestaciones más importante~ de la violencia en Un decir. El libro presenta de manera insistente cómo se violenta el idioma español en la medida en que se ha ido empobre15


ciendo y contaminando bajo el influjo de la interferencia del inglés. Pedro Juan Soto llama la atención, sobre todo, en torno a la interferencia del inglés en nuestro español en el área la sintaxis. En el prólogode11ibro, alude irónicamente al español "maravillosamente anglicado" que se hablaba y escribía durante la época del ELA. Por su estancia de varios años en los Estados Unidos, donde hizo su estudios de bachillerato y maestría, especializados en lengua y literatura inglesa, Pedro Juan Soto tiene un notable dominio del inglés. que le permite detectar mejor este tipo de interferencia lingüística. En los cuentos "Madrugada", "El Baile", y "Un decir de la violencia", yen los documentos 177. 988, 515, 490 Y 992, podemos ver cómo el autor nos llama la atención hacia este problema. En esos cuentos, Soto reproduce el español anglicado en el plano sintáctico escribiendo "en español" con la sintaxis del inglés.

ae

De esa forma hace una presentación más dramática de este problema. BREVE CONCLUSION

Un decir presenta la historia de la violencia en Puerto Rico en algunos de sus aspectos. Como señala Pedro Juan Soto, en una entrevista que le hiciera Edwin Reyes, "violencia siempre ha existido, lo que pasa es que ha sido muchas veces disimulada".4 El libro recoge los distintos decires de la "violencia" que ha sufrido el pueblo puertorriqueño durante siglos. Y, aunque la violencia que el libro recrea se refiere específicamente a la que se ha ejercido durante este siglo en nuestro país, su denuncia muy bien puede trascender ese límite temporal; y, por la manera en que estructura los distintos decires de la violencia, en muchos de los relatos este tema trasciende los límites geográficos insulares y extiende su compromiso a un plano más universal.

4. Reyes. Edwin. "Habla Pedro Juan 5010: La violencia de un decir:' Claridad. San Juan. Puerto Rico. 7alll deagoslode 1978. p. 2.S.

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Las Cacicas Indoantillanas POR JALIL SUED BADlLLO

N 1975. A¡qO INTERNACIONAL DE LA MUJER, E salió a la luz la primera edición de nuestro trabajo

"La mujer indígena y su sociedad" (editorial El Gazir) y que próximamente saldrá en su tercera edición publicada por la editorial Antillana. Este ensayo pretendía ordenar y comentar lo que en las fuentes antiguas se decía sobre las primeras mujeres que vivieron organizadamente en las islas antes de la interrupción'colonial europea. El tema del indio en general ha sido campo para la perpetuación de numerosos prejuicios en la historiografía antillana que apenas comienzan a superarse. Dentro de su marco la mujer indígena ha sido asunto casual destacándole como colaboradora o cómplice del militar invasor. De casos aislados se han hilvanado "leyendas" y novelas en las cuales la mujer indígena vale o no vale de acuerdo a su disposición para entregarse a los reclamos de los destructores de su pue· blo. Nada, o muy poco, se ha escrito sobre la violencia sexual a que fueron sometidas, su recurso a la muerte de su cría y de sí mismas como opción superior a la ignominia, o su resistencia y rebeldía ante la opresión de su mundo y su persona. Queremos creer que la buena acogida de nuestro ensayo se ha debido al facilitamiento de datos que han servido para mejorar la imagen machista y colonial que ha prevalecido. Pero si en 1975 nuestro trabajo era pionero en un campo historiográfico pobre, hoy, casi diez años después. la historiografía general sobre la mujer ha crecido tan impresionantemente que nuestro trabajo comienza a manifestar sus múltiples limitaciones. La antropología norteamericana. por ejemplo, está produciendo importantes revisiones sobre el desarrollo histórico de la mujer desde sus más tempranas etapas, identificán~ dose en el proceso serias fallas metodológicas yde interpretación en las 11 adicionales investigaciones etnohistóricas. Monografías como las de Eleanor Leacock ("Women's Status in Egalitarian Society: Impli. cations for Social Evolution". C.A. vol. 19. No. 2.1978); los traoaJos de Anna Lowenhaupt V Silvia Yanaglsaco

(C.A. vol. 24. No. 4. 1983); por mencionar solamente dos de los más recientes. han levantado serias dudas sobre premisas que hasta hace unos pocos años se consideraban inamovibles. La manifiesta inferioridad social y económica de la mujer en la sociedad moderna, su relego a exclusivas tareas domésticas, su retribución desigual en su salario han estado sostenidos en premisas de incapacidad o de debilidad con supuesto apoyo tanto biológico como histórico. El sostén biológico se ha ido al traste con las ejecutorias sobresalientes de la mujer tanto en el olimpismo moderno como en su incorporación a las tareas militares, patrióticas o no, que los retos del siglo le han exigido. Pero más resistentes han sido los alegatos historicistas sobre los cuales se ha pretendido argumentar su exclusión social. Eleonor Leacock señala tres problemas metodológicos fundamentales que surgen de sus investigaciones sobre la condición de la mujer en sociedades precapitalistas o anteriores al surgimiento del estado y las clases sociales: primero, que muchas de las sociedades primitivas estudiadas por los antropólogos y de cuyo estudio han salido las "evidencias" de la subordinación "natu. ral" de la mujer. ya habían sido comunidades afectadas por sistemas económicos y políticos en los cuales la opresión de la mujer existía; en segundo lugar, que la selección de la investigación misma ha estado generalmente prejuiciada al tratar el tema de la participación de la mujer en su comunidad, habiéndosele inyectado, directa o indirectamente. los prejuicios vigentes de sociedades occidentales y. en tercer lugar, que muchos investigadores han estado reacios a reconocer y aquilatar efectivamente situaciones en el pasado cuando la mujer se ubicaba cualitativamente en posiciones diferentes pero en igualdad al hombre. O sea, que muchos investigadores modernos no han podido o querido alterar sus hábitos intelectuales prefijados o afincados en categorías universalistas prejuiciadas en lo que al desenvol17


vimiento social de la mujer se refiere. ¿Qué nuevos planteamientos nos ofrecen tanto Leacock como otros colegas suyos? Entre otros, que no existen condiciones sociales de participación de carácter universalista: más aún, que en numerosas ocasiones la mujer desempeñó funciones tan importantes o más que el varón y que estas funciones, tanto de un sexo como del otro, tienen sus explicaciones en los procesos sociales de producción que se dieron en su entorno. Exhorta a ahondar y a revisar cTÍticamente las fuentes d?cumentales antiguas y etnohistóricas para purgarlas.de las interpretaciones francamente machistas que la inconciencia del pasado impuso. "Demasiadas preguntas sobre las mujeres -nos dice- no se han preguntado, ni tampoco a las personas correctas; los vacios' en los informes emográCicos están llenos de demasiados clisés". Y añade que se presume de la inferioridad de la mujer sin el beneficio de la documentación empírica; que la posibilidad de que hombres y mujeres pudieran ser iguales pero separados ha sido raras veces considerado; que es necesario desenfatizar la función masculina en sociedades egalitarias como el super cazador y el guerrero porque la evidencia empírica no siempre 10 sostiene. Igualmente argumenta en contra de la supuesta universidad del dominio masculino y la devaluación cultural de la mujer. De sus trabajos habría de concluir lo siguiente: que la inferioridad socioeconómica y política de la mujer,lejos de haber sido universal o constante, parece ser un hecho histórico moderno. Será con el advenimiento de la sociedad de clases que la muj'er pierda su autonomía y autoridad. Esto se lo atribuye (al menos en algunas ocasiones) al advenimiento del comercio y la especialización económica. Con estas nuevas experiencias la mujer perdió o se enajenó del proceso productivo que el hombre a su vez dominará al controlar el proceso de intercambio. El desarrollo del comercio afectó las comunidades tradicionales en la medida en que se generó una relación de dependencia fuera del poblado. socavándose el control individual de la producción y la autonomía personal dando paso al surgimiento de unajerarquia soci;¡) ¿Qué se puede sacar en limpio de trabajos como éstos? Pues, que en unos estadios del desarrollo humano la relación entre los sexos no fue de opresión sino de complemento y beneficio mutuo. Es con el advenimiento de relaciones sociales más complejas que la mujer históricamente pierde sus fueros sociales y pasa a ser un segmento socialmente explotado. De todo lo cual se desprenden dos lecciones ineludibles: primero, que la inferioridad social no es inherente al sexo sino al tipo de sociedad prevaleciente; y segundo, que si en el pasado existieron formas justas de asociación. éstas son posibles ahora también. Toda la mitología del sexo débil y el sexo fuene se desploma ante la investigación científica. Finalmente, Eleonor Leacock advierte algo de particular interés al lector puertorriqueño, sobre el contenido colonial de mucha de la IÍleraturaemohistórica que se ha acumulado a través de los siglos ya la tendencia de las metrópolis coloniales de crear divisiones 18

Cicticias entre los segmentos de las sociedades intervenidas para controlarlas más eficientemente. Esta estrategia de dividir y conquistar pudo crear oposiciones entre el hombre y la mujer en sociedades donde no existian anteriormente. Lo cual nos alerta a estudiar las fuentes anti~as con mayor cautela y con menos ingenuidad de la que hemos tenido. En algunas partes del mundo precapitalista existieron comunidades en las cuales la mujer desempeñó un papel de prestigio, de plena participación social y/o de autoridad. Se pueden mencionar como ejemplos a los pueblos sénecas, troqueses y mescaleros en la norteamérica indígena. En el Africa occidental y sur occidental también se dieron casos donde las mujeres ocuparon el poder político en comunidades que se dieron, incluso llegado ya la experiencia de las clases sociales como fueron los pueblos Sotho y Nguni y Seasi y el de los Venda. (Schepera, 1956:55) Pero posiblemente el caso más ampliamente documentado, más ilustrativo y menos estudiado ha sido el de las cacicas indoantillanas en el período precolombino.

LAS GAG/GAS lNDOANT/LLANAS No solamente la antropología norteamericana es criticable por sus defectos metodológicos y su inercia intelectual. En Puerto Rico tenemos ejemplos nativos muy recientes de esa percepción colonial en su fondo y machista en su epidermis. En nuestro caso muchos no han podido trascender las descripciones falseadas y ficcionalistas de los antiguos cronistas de Indias, españoles y franceses en lo que a las sociedades indoantillanas se refiere, y otros sólo han enmascarado con una retórica antropológica los claros prejuicios de las interpretaciones hispanistas de nuestro mundo indígena. Un claro ejemplo reciente se nos ofrece en opiniones vertidas en las páginas de esta Revista sobre las funciones poUticas de las cacicas indoantillanas, donde todas las ricas posibilidades de su estudio para la hisloria del desarrollo social de la mujer se sumergen y se encubren bajo las preconcepciones del investigador. (Alegría, I.C.P.R. No. 85, 1979). Dice su aulor: Quo problema lo confrontamos con el caso de las cacicas, No hay evidenda''(lefinitiva de que antes de la llegada de los conquistadores españoles hubiese mujeres ejerciendo las funciones de cacique. Es posible que los españoles impusieran sus conceptos hereditarios a la sociedad indlgena y llamaran cacicas a las mujeres principales de los régulos talnos y que a la muerte de un cacique exaltase a su viuda o mujer principal al oficio cacical. Se imponlan asl las leyes de sucesión hereditaria que prevaledan en España. Nunca hemos podido hallar la mención del nombre del marido indlgena de una cacica aunque con frecuencia se cila el nombre de la mujer de los caciques o por lo menos el de la que los conquistadores consideraban como principal y le hablan dejado conservar como única cónyuge, pues sabemos que en la sociedad indlgena, originalmente, los caciques tenlan varias esposas...


Estas sorprendentes aseveraciones que se sitúan de espaldas a la amplia documentación histórica existente las vuelve a repetir su autoren la entrevista que le hiciera la periodista Ruth Merino hace unos meses para su artículo sobre "La Mujer en Puerto Rico: perril histórico" (El Mundo.) Cuando se reafirma en que "Hubo cacicas después de la llegada de los españoles y no antes". Obviamente, si esperaba encontrar una certificación escrita sobre la participación política de las cacicas taínas se habria de esperar a la llegada de los españoles. Pero semejante acierto, de ser válido, impugnaría todo lo que las antiguas crónicas y documentos de la época señalaron sobre el indio y su sociedad. Estas fuentes, sin lugar a duda están plagadas de prejuicios e inexactitudes pero, navegar en esos mares tenebrosos, es precisamente el oficio del historiador. No puede pretender ser marinero quien le tiene miedo al mar. Y no es propio del historiador negar lo que la evidencia señala. ¿Qué se nos quiere decir? Que la parúcipación politica de las cacicas taínas vino por decreto colonial. Que la igualdad en la participación la impusieron los españoles donde casualmente esa participación de la mujer en sus asuntos públicos prácticamente no existía. Eso es como decir que la libertad la impuso el acero de los conquistadores en el mismo acto de negársela a los conquistados. ¿Y de dónde saca Alegría semejante postulado? Creemos trazarlo a Salvador Brau, y sus afanes por mi· nimizar la realidad demográfica indígena: .....no era posible hallar tantos jefes indios como españoles acudieron a avecindarse". (Brau, 1966:134). PeroBrau no solamente desconoda la riqueza documental que conocemos hov. sino que su motivación era francamente ideológica al pretender exonerar a los españoles de los efectos genocidas de su política de colonización en las Antillas al postular la existencia de una escasa población indígena. Los caciques taínos identificados en las islas sumaron centenares, grandes y pequeños. Jefes de minúsculas aldeas y de nutridas poblaciones. Además, solamente en contados casos recibieron los vecinos pet;linsulares caciques con toda su fuerza de trabajo. Las encomiendas, mayormente, consistían en dividir la población de un cacique entre varios vecinos españoles. No creemos que fueta necesario "nombrar" cacicas, como por arte de magia para explicar los repartimientos. Los taínos, como fué mucha de la experiencia de los pueblos arauacos suramericano!t, estaban organizados en linajes matrilineales que determinaban la herencia, la residenda, y la ascendencia. Cada segmento comunal se trazaba a un ancestro materno común. Eraesenexo materno (que no es confundible con matriarcado) lo que estableda la solidaridad grupal. Miembros del mismo linaje muy probablemente no podían casarse entre sí, imponiendo así las reglas exogámicas en el matrimonio. Al nivel de élite poHtica, sus miembros se incorporaban a la tarea pública hereditariamente yo sin cortapisas de sexo. El linaje matrilineal hermanaba a sus participes a través de una amplia geografía que en

muchos casos trascendía los mares, como fue el caso de Caonabo, cacique Lucayo, regente en Haití, y como fue el caso del cacique Andrés del Higüey, pariente del Agüeybaná barincano. La sociedad taína era una sociedad patriarcal, pero al ascenderse al poder por el parentesco materno, eran los hermanos y los hijos de la hermana del cacique los que sucedían y no los hijos y sobrinos paternos. Cuando no existían hermanos o sobrinos maternos sucedían las hermanas y sus hijas las cuales eran del mismo linaje. Así que el asunto de la sucesión no dividía la sociedad en términos de sexo, sinode sangre. Esto es lo primero que hay que comprender en lo que al asunto de la participación política taína respecta. Aseverar que la participación de las 'cacicas taínas vino por Ímposición colonial, -apane de carecerde evidencias documentales- violentaría todo lo que las fuentes emohistóricas han precisado sobre los linajes matrilineales arauacos, que np son únicos en el panorama precolombino americano. Lo que no se puede contestar aún, -si seguimos las orientaciones q\le los trabajos antropológicos recientes nos señalan,- es ¿Por qué en la sociedad taína. que ya no era una sociedad egfllitaria sino intensamente jerarquizada y con una producción económica de especialización amplia, la mujer se mantenía inmersa aún en áreas de responsabilidad pública, cuando la tendencia de las sociedades primitivas es hacia su gradual desplazamiento según se van transformando en sociedades más completas? ¿En qué se diferenció la sociedad taina de otros casos similares en otras partes del mundo? ¿Por qué hubo tantas cacicas y cuántas hubo? ¿Cuáles fueron los fundamentos de su poder? Estas y muchas otras interrogantes proyectan el estudio de la sociedad laína al plano de las principales investiga,;iones sobre la participación de la mujer en la hisloria humana. El caso no sólo es rico en posibilidades, sino que es excepcional en cuanto plantea directrices nuevas y desarrollos alternos en la sin lugar a dudas compleja evolución de la mujer en la hisloria.

SURAMER1CA

ltecorramos parcialmt"nte la geografía suramerica· na, que es la matriz originaria de los pueblos indoantillanos, para identificar la exislencia de pueblos matrilineales, porque ha de ser allí de donde parta dicha práctica sodal. Y casualmente ha de ser en los territorios del norte de Suramérica donde los encontramos a la llegada de los españoles, cuando aún no habían tenido tiempo de imponer su controlo ejercer su influencia política deformadora. I. En las tierras bajas del norte de Colombia, hacia la región ct,slera, entre los ríos Magdalena y Alralo, los pueblos del Cenú se dividían en tres grupos: los finceni, los cenufana y los pancenú. El principal poblado de los fincenú estaba gobernado por una cacica y su marido y ella era más respetada que los jefes de las otras regiones cenú. Se atendla por 19


sirvienras que la cargaban en sus espaldas a su hamaca. la cual era mejor tejida que la de los comunes; el piso de su casa estaba adornado con una aJrom· bra que asemejaba la yerba. Gobernó al tiempo del descubrimiento una mujer llamada "La Tata". (H.S.A.I: IV: 335).

En esta región colombiana, donde. al igual que en las Antillas, existieron los cacicazgos con su jerarquía social y sus especializaciones artesanales. el territorio lo gobernaron tres hermanos de los cuales una fue mujer, señalando no solamente hacia el linaje, sino también hacia 10 que bien podemos llamar una aristocracia cacical. De los tres caciques era la mujer el eje político de toda la región. Entre los ancerma de la región del Cauca también encontramos indicios matrilineales, aunque con una variante: hereda la propiedad el hijo mayor, si no el varón más próximo y si no hay hijos heredan las hijas. Nuevamente no hay discrimen por sexo aunque en este qso la evolución a lineas patrilineales es clara. Caso similar lo encontramos entre los carrapa colombianos donde si el jefe no tiene hijos le sucede su mujer ya la muerte de ella vienen al poder los hijos de la hermafia del cacique. Esta variante induce a pensar que la mujer era prima del cacique y nos advierte a la multiplicidad de derroteros que han surgido en el desarrollo de la participación de la mujer en las sociedades precolombianas. algo que el investigador debe de tener preseme para no caer en interpretaciones mecánicas. n. Pero será en Venezuela donde los clanes matrilineales surjan más abundanLemente. Los encontramos en la región de los Llanos entre los pueblos yaruro y goajiro. En 1939. Petrullo descubre linajes matrilinea· les en los llanos venezolanos y con ello abre un importante panorama a la antropología teórica. Los dos linajes se llaman Itciari (jaguar) y Puana (culebra). Una leyenda explica que su origen se remonta a dos jóvenes que al no encontrar parejas matrimoniales se relacionaron con el jaguar y la ulebra. Estas mitades sociales regulan el matrimonio a través de la exogamia y cada segmento cuenta con su propio shaman. La sucesión en estas comunidades yaruro es matrilineal. aunque los atributos personales se toman en consideración. (Kirchhoff. n.S.A.!: vol 4. 1963). La relación entre tío y sobrino materno es muy cercana y es sustitutiva de la relación entre padre e hijo. Estudios de grupos matrilineales como éstos permiten acercarnos a las fuentes antiguas y comprender mejor las complejas relaciones familiares y sociales de los tainos antillanos con mayor precisión que las ocasionales observaciones de cronistas y frailes que no pudieron hacer más que consignar datos cuyas implicaciones humanas y culturales se les escapaban. Pero lo que resultll de significación para nosotros es que el fenómeno social de los linajes matrilineales no es cosa del pasado. sino que aún es observable y aquilatable antropológicamente, lo cual permite la identificación y comprensión de esas experiencias humanas uando la mujer intervino en su historia con mayor fuerza que la reconocida generalmente. La historia y la antropología 20

son por fuerza hermanas gemelas para la investigación que pretende ser etnohistórica. Las cacicas que han sido identificadas predominan en el oriente venezolano principalmente en la región de Cumana, frente al ma; de las Antillas. Veamos algunos ejemplos: a. cacica Yacoarayta- En los Autos del cura Francisco de VilIacorta. en 1533, encontramos la siguiente relación: ...y los indios le respondieron que son del valle de Guan~c?a. que es en la provincia de Zogoa (Cagoa) y que vlOleron a pescar...que ellos son y quieren ser amigos de los cristianos y queeslán debajo de la cacica YacoaraYla y lo dirán ... yel dicho Señor Francisco de Villacona...mandó que fuesen ...a decir a la dicha ca· cica ya los otros principales de la dicha provincia para que vengan a la maraesla eSlancia a asentar la paz y amistad...dentro de cinco dias... (SD 175). Aquí nos encontramos ante un caso cuando la existencia de la cacica es anterior a la ocupación española del territorio. Villacorta tenía la misión, casualmeme. de entablar contacto con los régulos indígenas y delerminar cuales eran amigos o enemigos. Los caciques que no vinieran a concertar la paz con los españoles serían tildados de "caribes" y se les haría la guerra. Pero la cacica arauaca Yacoarayta no vino a concertar la paz y fue declarada rebelde. Fue la única cacica en 22 caciques de la región que menciona el documento y fue la única entre todos que entró en guerra con los españoles. b. cacica Orocomay- De nación palenque. Según la Información de 1544, su emplazamiento correspondía al de la actual Zaraza en el Alto Unare, si bien su dominio de las salinas de la costa parece indicar que aquella localización posterior obedeció a un repliegue por la presencia de los españoles en el litoral. Según la referida Información. los indios de los caciques Canima. Guoramental. Orocopon y Orocomay habian comenzado a defenderse protegidos por 'palenques' (Pablo Ojer. s.f. 139). Combatió a los españoles. lo cual le ganó entre los cronistas de la época el titulo de reina de las amazo· nas. Sus gestas en la resistencia las registraron tanto Oviedo. como Juan de Castellanos. c. cacica Magdalena. También de nación palen. que. En el siglo 17 curiosamente. todavía los palenques resistían la conquista española ya eSla cacica se le re· cuerda por haber destruido la ciudad de San Juan de la Laguna. asentada en la boca del río Uchire. (Relación de don Juan de la Cueva, 1640). (SO 623). d. cacica Isabel- De nación guayqueri en la isla de la ~argarita. Dice el historiador jesuita Pablo Ojer: ...cacica de las principales de la tierra, la cual parió un hijo al dicho don Francisco. e todos le lenfan por su hijo (~bid). Las referencias documentales son abundantes. En 1533, se refería a ella Antonio Carreño, su marido español: ...la cacica más principal que el dia de hoy hay en la isla e q~e más bien ha hecho a los crislianos e a sido


muy amiga de todos e a su causa los indios que sirven lo hacen de buena gana, porque ella como señora ques de ellos se lo manda e todos le obedecen. (Djer. 1109).

El cronista Oviedo y Baños nos añade otros datos de la cacica guayqueri: Vivla por este liempo en la isla Margarita. de donde era natural. Francisco Fajardo, hijo de un hombre noble de su mismo nombre y apellido y doña Isabel. india cacica de la nación guayqueri. (P. 30).

No hay en la documentación venezolana indicación alguna que las cacicas encontradas allí por los españo· les le debieran su cargo a éstos. Como tampoco lo encontraremos entre las taínas.

LAS ANTILLAS a. Santa Cruz- Cronológicamente, la primera. cacica en toparse con los españole fue la regente de la isla de Santa Cruz. Colón llegó alli en su segundo viaje en 1493, días antes de tocar en el Boriquén. El Almirante envió una expedición que saqueó el poblado y capturó prisioneros. Al regresar los expedicionarios a sus naves les cortó el camino una canoa capitaneada por una cacica, su hijo y algunos guerreros. En el combate que se produjo la cacica mató un español antes de ser capturada. Miguel de Cuneo relata que Colón "se la regalo" y éste la violó según el mismo Cuneo relatara meses después. La infelizcacica fue enviada a España como ejemplar "caníbal" y vendida como esclava. (Salas y Vázquez, 1964). Además del relato de Cuneo, tenemos las versiones de Hernán Pérez de Oliva y de Pedro Mártir sobre el incidente en Santa Cruz. El primero nos dice: "Una dellas era señora, a quien todos acatavan y uno de los mancebos su hijo..... (1965:58). Pedro Mártir, cuyos datos obtuvo del mismo Colón, ofrece más detalles: Habla entre ellos cierta mujer, a la cual, según se podla conjeturar, obedecían los demás y le haclan cumplimiemo como a reina, a la cual acompañaba un hijo... (Mártir, 1944: 18).

b. isla de Haití- La isla más poblada de las Antillas era la isla de Haití, llamada por los españoles La Española. En ella encontraremos el número más nutrido de cacicas. Al iniciarse la invasión. cuando apenas los cristianos ocupaban porciones del litoral, nos dice Bartolomé de las Casas. que entre los cinco caciques más importantes regía en el reino del Higüey una cacica. En su "Brevísima Relación" dice: .....y en nuestro tiemporeinaba una mujer vieja, muy vieja" (en Tejera. 1951 :282). y en su Historia de las Indias, añade: "El quinto reino se llamaba Higüey y señoreábalo una reina vieja que se llamó Higuanama; a ésta la ahorcaron". Oviedo menciona a otra cacica en la región oriental de la isla conocida como Inés de Cayacoa. A ésta la tiene como sucesora de su marido en el poder. Es el único caso de esposa sucediendo al marido. Pero tenemos serias

dudas de la versión de Oviedo por ser tan impreciso en sus datos. Sin embargo, lo incluimos con reservas aún cuando en nada debilita nuestra presentación, ya que la cacica Cayacoa asciende al poder no por intervención española, sino por derecho propio. (Oviedo, 1959: 1:61) Pero uno de los casos más ilustrativos del fundamento del poder cadca Ientre las taínas lo ofrece la cadca Catalina del Ozama. Nuevamente las fuentes establecen que era ca cica al momento del encuentro con losespañales y no después. El cronista Oviedo relata [:Dma Miguel Díaz, que luego fue fundador de San Germán, hallándose perseguido en los primeros años de la conquista de La Española. por haber herido a otro conquis. tador huyó tierra adentro, desconocida aún para los españoles. llegó al poblado de la cacica. Dcjemos que lo relate el cronista: E huyendo de la lsabela, fuerónse por la costa arri. ba...hasta venir a la parle del sur, adonde agora eSlá dudad de Santo Domingo y en este asiento pararon porque aqul hallaron un pueblo de indios. E aqul lomó este Miguel Díaz amistad con u-na cacica que se llamó después Catalina, e hubo en ella dos fijos andando el tiempo. Pero dende a poco que aquí se detuvo. como aquella india principal le quiso bien, tratole como amigo que tenia parle en ella e por su respecto los demás e diole noticias de las minas que están a sic. le leguas de esta ciudad. • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • oo"

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E fundó el dicho Adelantado don Barlolomi' aquesla ciudad no donde agora está. por no quilarde aqul a la cacica Catalina e a los indios que aquí vivlan. sino de la otra parte deste río de la Ozama. (Ovicdo. ibid. 50)

Nuestras cacicas, lejos de eslar esperando a que los españoles le permitieran gobernar sobre sus propios pueblos, estaban en bastante control de su situación y parecen haber estado dictando las normas de aquellos primeros encuentros. El caso de la cacica Anacaona es concluyente. Todos los cronistas se refieren a ella. Anacaona era la hermana del poderoso cacique Behechío del reino de jaragua en Haití. Su hermano la casó con un cacique vecino, también muy poderoso, el cacique Caonabo, y mediante este matrimonio se concertó la alianza más imponante que tuvieron que confrontar la conquista. A la muerle de Behechío, le sucedió Anacaona, según las normas del orden matrilineal. A la muerte de Caonabo, por el contrario, no le sucedió Anacaona sino el hermano de aquél. El ascenso de Anacaona al reino de Jaragua ocurrió antes de estar sometido el territorio a los españoles, por lo cual su poder no pudo haber sido dictado por los recién llegados. Es un asunto de simple cronología de eventos. ¿Cómo se refieren las fuentes de la época a Anacaona? Veamos. Nos dice Las Casas: En este tiempo estaban ciertos españoles ut' los que se alzaron con Francisco Roldán en el pueblo y provincia de Xaragua, donde...era la cone y reino del rei Behechlo y de Anacaona, su hermana, mujer muy va· lerosa, y por la muene de Behechio eUa el Estado gobernaba.

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En otros pasajes Las Casas se refiere a ella como "mujer de gran prudencia y autoridad". Diego Méndez, testigo ocular de la matanza de Xaragua, donde el comendador Ovando asesinó a 80 caciques bajo el mando de Ana· caona en su demencial afán por someter su reino, dejó consignado: Tomé el camino por tierra de Xaragua donde hallé al gobernador, el cual me tuvo alli 7 meses hasta que hizo quemar y ahorcar 84 caciques. señores y vasallos y con ellos ¡¡ Nacaona In rnn""T señora de la isla.., (Rodriguez Demorizi. 1971 ~6In)

y Pedro Mártir en su relato no deja lugar a dudas del fundamento del poder político de la cacica: ...no tenia en el gobierno del reino de su hermano menos importancia y consejo que él mismo. Pues di· cen que es cortés y dichosa y prudentisima y habla persuadido a su hermano que, enseñado con el ejem· plo de su marido, tratara bien a los cristianos

No sabemos cuántas mujeres ejercían la primera magistratura de sus regiones a la llegada de los españoles. Pero en 1514, cuando gran parte de la población ya había sucumbido, se censaron los indios para uno de los últimos repartimientos de la Española. Quedaban unos escasos 25.000 indios pertenecientes a 409 caciques, mayores y menores, de éstos 37 eran mujeres caci~ cas o sea el '15% del total. La siguiente relación las identifica por nombre, región y número de indios bajo su gobien\o.

CACICAS DURANTE EL REPARTIMIENTO DE 1514 EN SANTO DOMINGO encom, al monasterio de San Francisco con ene. en Villa de cacica Isabel Santiago con encom. en Villa de ca ica Luisa Santiago con cacica Maria Yamanex ciudad de Sto. Dgo. cacica Ayrabón cacica Catalina de Mayama cacica Inés de Ibilracoa cacica Calalina de Curia mOl cacica de Catabano de Higüey " cacica Maria Magaran cacica Isabel de Ama .t cacica Leonor de Aramana" cacica Francisca de Aramana ".... cacica Catalina de Ayaybex Higüey cacica Isabel de Iguanama cacica Maria de Higüey cacica Carolina de Agara cacica Catalina de Habacoa cacica María Alonso Buenaventura cacica Inés Bonao cacica Foronda del Macabonao cacica Isabel del Macabonao cica Barahona

-

••

-

22

ti

-

cacica Loisa carica Luisa cacica Isabel Rodriguez cacica Mayaguamaca cacica Beatriz cacica Luisa cacica Mendoza cacica Beatriz cacica Mari Sánchez cacica Lucia cacica Maria de Luna cacica Elvira cacica Gracia cacica Elvira

Puerto Real

77 5~

Guahava S1 de Maguana ? ? ? ? ? ? ? ? ?

~" 27 56 55

70 68 16

74 70 45 41

25

(Rodriguez Demorizi, Ibid.l

Hemos revisado la documentación gubernamental de la conquista de la Española para ver si encontramos alguna legisladón que le diera sostén a las alegaciones de Alegría y no solamente no las hemos podido encontrar, sino que la que hemos compulsado puntualiza inequivocamente el carácter precolonial del poder cacical de las mujeres taínas. Fue casualmente en reconocimiento de su señorío que muchos españoles, en su afán por tener acceso a la fuerza obrera de las cacicas, se casaron con muchas de ellas. Esto crearía una situación inaceptable para la corona al adquirir, mediante sus esposas cacicas. un estatus social más elevado en la colonia de lo que su condición plebeya les permitía. Puesta en peligro así la jerarquía social castellana allende el mar. la corona ordenó despojar a las cacicas de sus poderes sociales ancestrales. O sea, que la intervención gubernamental, lejos de elevar mujeres a puestos de autori· dad, por el contrario les privó del mismo. Yen esto la documentación es enfática. De esto comentaría Las Casas:

indios

85 2!l 19

72

47 60 ~!I

120 244 ~8

40 40 !l7 ~5

291

404 ~O

44

62 28 48

22

Pero por no perder el servicio y abundancia y señorlo que con ellas poseian hobieron de pasar carrera...ellos casados y que en la verdad subsedlanen el Estado y señorio de sus mujeres...el comendador... hizo una grande injusticia y disparate...que asi como se casaron les quitó los indios de sus mújeres y diolos a otros...moviose según se dijo. porque los tales españoles no tuviesen presunción viéndose señores y se alzaran amayores...y asi añadió injurias a injusticias y agravios a agravios, privando a las uñoras naturales de sus t'stados y vasallos y consiguientemente a 105 españoles. sus maridos. que sucedlan en la administración del señorlo, y también a los indios sus vasallos, que con servir a su natural señora fueran mejor tratados. aunque los maridos fueran ruines; y no menos agra· vió, y privó a 105 hijos que deltos y dellas procedieron de lo que de derecho natural y de las gentes y aun por lo divinio, por la suusión, se les debla, los cuales vide yo desposeídos y sin memoria de ser viva persona de muchas gentes vasallos de sus madres. (Hist. 11: 3<11).

En el 'memorial que fray Bernardino de Manzanedo redactara sobre el buen régimen a los indios, en 1518, recomendó el despojar a las cacicas de su poder:


...Anles que se dé asiento en lo de los indios mande V.A. ver si se pueden quitar con justa conciencia a las CACICAS que son casadas con españoles, los indios de sus cacicazgos y las tierras de los asientos que tenían sus antecesores anles que aquellas islas fuesen halladas... ... 10 segundo es que muchos de 105 que están casados

con las dichas cacicas y de aquf adelante se casarán. son personas de poca estima y manera... El 25 de julio de 1511, con motivo del alzamiento de los caciques en el Boriquén, el rey ordenó la sustitución de los caciques rebeldes. Es la única instancia de orden semejante y aun en este caso la orden no parece haber sido implementada. Cerón y Díaz, a quien la orden le fue dada, llegaron muchos meses después yaun cuando hayan intervenido con el poder de algunos caciques, el decreto eS tan tardío que no puede utilizarse para esconder el hecho del poder de las cacicas. Los nombres de éstas en nuestra isla anteceden por años la dISposición regia. Y finalmente, en los 35 capítulos de regla· mentaciones de las Leyes de Burgos, redactadas en 1512, donde se interviene con numerosos aspectos de la vida del indio, nada se menciona sobre nombrar mujeres en sustitución de varones. Por el contrario, la corona española preservó el orden político taíno como estrategia para dominar la sociedad indígena. Solaloente en aquellos aspectos como la poligamia, 4ue chocaban abiertamente con la práctica castellana. se intervino oficialmente. España gobernó a través de los caciques como la forma lógica de asegurarse la obediencia de los súbditos indígenas. Alterar el orden ancestral era introducir el resentimiento gratuitamente. Y así la docu+ mentación lo certifica, En el Boriquén taíno hemos podido identificar 12 cacicas, regentes en los años más tempranos de la con· quista.

CAC/CAS DEL BOR/QUEN a. cacica doña Inés: .....V para este efecto tomó un caravelón con cierta gente e buenas guias de indios e fue a la tierra del principairey o cacique de aquella isla el cual se llamaba Agüeybana...del cual fue muy bien recibido y festejado...y su madre e padrastro del cacique mostraron que holgaban mucho con los xnos; y el capitán Juan Ponce puso nombre a esta cacica DO~A INES ya su marido don Francisco ya un hermano della hizo llamar Añasco...este cacique era buena persona e muy obediente a su madre, y ella era buena mujer, e eomo era de edad, tenia noticias de las cosas acaecidas en la conquista e pacificación de la isla Española, e como prudente. continuamenle deda e aconsejaba a su hijo e a los indios que fuessen buenos amigos de los Xnos si no quedan todos morir a sus manos. Vasl por estas amonestaciones el hijo se anduvocon el capitán]uan Poncey lediouna hermana su· ya por amigd... (Oviedo J: 2:90). Obsérvese en esta descripción que el título de cacique lo ostentan dos personas, Agüeybaná y su madre. Ambos son régulos. A su marido no lo mencionan como cacique. Este es un caso donde la residencia matri-

local surge con precisión. Está presente toda la familia por el lado de la madre. Su influencia política es nota· ble, como lo es también el uso de la hermana como vehículo para establecer nuevos nexos sociales. Nada es de extrañar que madre e hijo ostentaran el rango cacical simultáneamente. La situación se repite con las cacicas del valle de Caguas, que veremos más adelante, cuando madre e hija nuevamente ocupen posiciones cacicales a la vez. Doña Inés surge como principal consejera política de su hijo, mientras su marido permanece a la sombra. b. Cacica Luisa del Aimanio: Localjzado su aduar en sitio conveniente, fué una de las primeras en ser encomendada a servir en las granjas y minas reales. Su fuerza de trabajo se tasó en 160 indios. Murió en un ataque de indios rebeldes a su campamento en 1510, donde también murieron algunos españoles enviados a recoger sus indios y llevarlos a trabajar. Fue sucedida por Fancisco Cacibona, sin que conozcamos su relación precisa con ella. Este nuevo cacique trasladó el poblado a la región de Toa, temeroso de ser atacado como lo había sido bajo Luisa. Los cronistas españoles, Oviedo y Castellanos. elaboraron todo un supuesto idilio enrre el mulato feo. Mexia y la cacica que desemboca en ma· trimonio a locatólico auspiciado por Salvador Brau. Es un buen ejemplo de los problemas que han señalado algunos historiadores. (Jus 971. Pleito CastellanosSedeño) " ...y sabe que la dicha cacica en aquel tiempo tenía buena genre y buena labranza..... (Jus 985 Probo Fiscal). Las diversas fuenres documentales aluden a su rango y al nutrido número de indios de trabajo. c. Cacica doña J ua na de I Ai ma nio: Su nom brc a parece en el Pleitoenrre Juan de Castellanos y Anronio Sedeño (1527. Jus 971). Testigo D. Muriel: "...y así mismo sabe y vió que por la dicha razón se dieron al tesorero Andrés de Haro otros tamos y que por el dicho Andrés de Haro dejase los 50,que en el dicho Humacao le dieron...dejó al dicho Contador alfaS 50 indios que tenia en la cacica Doña JUANA DEL AIMANIO que habia habido de Diego de Nizaur, vecino desta ciudad, que se le habian dado en el dicho repartimiento". Entre los indIOS secrestados a Sedeño en 1527 aparece una "Doña Juana, parida". (Jus 971) d. Cacica Luisa 11: Esta nueva cacica de nomole Luisa aparece también en los documentos del pleito en· tre Castellanos y Sedeño de 1527. Fue enrrevistada por el tenienre Pedro Moreno y el alguacil mayor Fco. Manuel de Landoen la estancia de Sedeño en el Aimanio el dia miércoles 9 de octubre de 1527, sobre el origen de los indios que quedaban a Sedeño. La cacica mencionó también a dos de sus sobrinas. (J us 971). AlegrIa especula que esta segunda Luisa pudo ser la heredera de Fco. Cacibona del Aimanió. Pero no existe ni evidencia ni insinuación documental. Sedeño tenía indios de diversas partes de la isla, como los que tenfa

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pertenecientes al cacique Agüeybaná. Esta Luisa Segunda pudo ser de cualquier rincón de la isla. e. Cacica doña María Yabonello: Aparece asociada al repartimiento de 1514 efectuado por el Justicia Mayor Sancho Velázquez. 130 de sus indios fueron encomendados a MarlÍn Cerón ya otros dos españoles, pero tal parece que la mayoría de éstos estaban alzados lo que propició fuertes quejas de los encomenderos. (Ced 1: 437). Se le vuelve a mencionar en la carta de compañía que redactaron Asencio de Villa nueva y Sancho de Arango, prominentes y antiguos encomenderos. en documento inédito que tuvimos la suerte de encontrar en Sevilla, 1522. Lingüísticamente hay unas pistas que señalan hacia el Aybonito como localización de la región de esta cacica. r. C.acica Guayen'as: Esta cacica aparece el2 de enero de 1517 encomendada junto a los caciques Morales y Bayrex en la hacienda real del Otoao. (D.R.H. 77.81). Se le identifica a ella "ya sus capitanes indios" que es una referencia a los caciques menores bajo su autoridad. Nuevamente, y por última vez. aparece en el Otoao "la cacica Guayen'as y sus nabOlias" el15 de mayode 1518, con un total de 41 personas bajo su mando. (ibid 120). Pero recientemente en ocasión de revisar el original de la Probanza de Juan Gonuílel. entre los múltiples errores de transcripción que contiene el ejemplar publicado (Tió, 1961) encontramos la omisión sistemática de las referencias que existÍ¡1O a esta cacica. Juan Gonzálezla menciona como una de las cacicas que se rebelaron contra la presencia hispana y que supuestamente fuera exi· lada a la Española por orden de Diego Colón. Cosa que no parece probable ya que la encontramos en la isla en las lechas antes señaladas. Pero laque resulta de interés son los términos que el documenlO expone al referirse a ella .....prendió y tomó vivos a diez y seis caciques. grandes señores ya una gran señora que se llamaba Guayerbas". Esta oración estaba totalmente omitida de la transcripción conocida y es elocuente evidencia de la urgente necesidad de compulsar los documentos en su original. Guayervas fue. entonces, la primera cacim borincana en estar asociada a la resistencia indígena a la conquista del suelo patrio. Tomen notas los utua· deños. g. Las cacicas del valle de C.aguas: En la región del valle de Caguas se han podido identificar varias cacicas. relacionadas algunas de ellas entre sí, que nos brindan el cúmulo más abundante de datos personales sobre las relaciones entre miembros de familias cacicales que se conocen en toda el área antillana. Al inicio de la Conquista varias cacicas emparentadas.entre sí regían en el valle de Caguas. Cada una apa· rece identificada con su respectivo grupo de trabajo. por lo cual se infiere que adminislTaban poblados sepa· radas. Estas eran Yayo "cacica vieja", Catalina y Maria, cacicas hijas de Yayo, y "la cacica señora doña Isabel". Todas fueron encomendadas entre 1513 y 1518 a la Ha· cienda Real. (Tanodi 1971,82-125). 24

Catalina y Yayo se turnan con el cacique Caguas pa· ra servir en las minas y granjerfasreales desdeell513en adelante. Resulta significativo que Catalina, cacica, sea madre de dos mujeres que también fueron cacicas. La herencia por el lado de la madre entre los taínos vuelve a documentarse. h. Isabel Cayaguax: Aparece por primera vez en el remate de la cuenta de las salinas en 1513 (contaduría 1071) cuando es encomendada al arrendador de las sali· nas con 50 indios de trabajo. En la documeni.ación se le refiere como "la cacica Isabel, mujer que fue de Cayey, que está junto a las salinas de Abey". Su nombre es re· petido varias veces, una de éstas asociado al cacique de Humacao. Este último dato es importante ya que nos permite precisar que esta cacica Isabel es la misma que una década después aparece mencionada en el pleito entre Sedeño y Castellanos con el nombre completo de Isabel Cayagua del Humacao. Esta había sido encomendada a Juan Cerón junto a las salinas en los años de 1512-13. pero Sedeño la tomó para su servicio posteriormente. Esla cacica Isabel fue primero mujer del cacique Cayey y posteriormente del cacique del Humaeao. Fue madre de Juan Comería, cacique menor y de doña María, heredera del cacique Caguas, lo cual hada de Isabel hermana del cacique Caguas. Estas relaciones de parentesco por el lado materno entre los caciques de los llanos nor-orientales de la isla deben recibir atención más adecuada a la que hasta el momento han recibido y nos ilustran las firmes y complejas relaciones de paren· tesco cacical que existió entre los tainas. i. Cacica María de Caguas y Maria Baguanamay: Fueron dos cacicas diCerenles que Brau confundió en una sola. A panir de entonces la historiografía de Caguas ha repetido el error. Igualmente Brau identificaba a una de estas Marias como hija y heredera del cacique Caguas. También estaba equivocado, veamos la biograHa de ambas. 'Maria Baguanamay: No aparece asociada a la re· gión de Caguas documentalmente. En el Archivo de Indias encontramos una probanza a petición de Fco. Manuel de Landa fechada el29 de agosto de 1519 que establece definitivamente los siguientes hechos: l. que exis· lió una cacica llamada María Baguanamay'que en el repartimiento de 1514 Cue encomendada a la [inea del Almirante Diego Colón en la región del Toa. En 1519con el gobierno de los padres jerónimos. le fueron quitados los indios encomendadosa los personajes ausentistas en las islas y Diego Colón fue uno de ellos. Sus indios en la cacica Maria Baguanamay Cueron repartidos entre di versos colonos como lo fueron Pedro Alonso Segoviano y Hernando de Isla (HD 2:93) y principalmenle a fco. M. de .Lando administrador de los intereses de Colón en la Isla. Cuando Antonio de la Cama viene como Justicia Mayor. le quita a éSle los indios de Baguanamay y se los encomienda su hermano Sebastián de la Cama, quien a la altura de 1523 todavía los tiene. (Ced. 2:220) El pleito entre ambos encomenderos es elocuente


sobre la existencia y la localización de esta cacica entre los años de 1514-23. Cacica María de Caguas: La historia de esta cacica es una de las más abundantes en datos sobre la sucesión cacical sobre pormenores personales. Ya nos hemos referido a ella anteriormente. (Sued. 1979). María fue sobrina del cacique Caguas según consta del testimonio de su padrino de bodas Baltasar de Castro quien era el Factor de la isla, y de Garda Troche. testigo de vista...EI cacique Caguas. encomendado por Juan Ponce de León a la hacienda del Toa con todos sus indios murió alrededor del 1519 y le sucedió su sobrina. Nuevamente la documentación establece la herencia por el lado de la parentela femenina. (5.0.10). Cuando hereda el rango la cacica apenas tiene 9 años. lo que nos confronta con otro hecho de sumo interés. El carácter hereditario del rango no se afectaba por la edad. Hemos podido comprobar la existencia en Santo Domingo de otros caciques menores de edad, por lo cual el hecho no surge como extraño a la práctic¡J. taína. (Véase la carta de los dominicos a Xevres. 4 de jun. de 1516. Rodríguez Demorizi, 1971). En 15191a hacienda del Toa se convirtió en experimento político parcial conocido como "La experiencia" para comprobar la 'capacidad' de los indios para gobernarse. Pero el experimento fracasó por las prácticas corruptas de sus administradores españoles, en panicular Antonio de la Gama. Hasta el 1529 la hacienda estuvo administrada por mayordomos inescrupulosos que además de mermar la fuerza de trabajo indígena. sometieron a la joven cacica a indignas relaciones sexuales. En aquel año pasó por la isla el obispo de Santo Domingo e intervino en la ya escandalosa si· tuación, removiendo la cacica de la hacienda y cOQcertándole matrimonio con el último de los mayordomos reales Diego Murie!. El interés de Muriel en el matrimonio con la cacica radicaba tanto en obtener los favores de sus indios como de comprar la hacienda. La pareja tuvo tres hijos y María es la última regente taína que conocemos. En el año de 1548 Muriel envía su familia a España en aparente viaje de visita y varios días después de zarpado el barco le arremete un huracán hundiéndo· lo. Al seno del Atlántico fueron a parar los restos mortales de la última cacica del Boriquén... j. ('.acica Cuabuca: Finalmente, se menciona a esta cacica en una probanza al Contador Antonio Sedeño pero con datos demasiado escuetos. Dice el testigo Marlín Hernández: .....y después vida que le tornaron a dar una cacica que se decía Cuabuca. pero que no sabe los indios que tl.'nía". (Justicia 971).

RECAPITULACION

Como se ha podido apreciar. la participación de la mujer en la sociedad indoantillana fue,. no solamente amplia. sino numerosa. La tradición de los linajes matrilineales es un razgo circumcaribe que abarca desde el nortl' dl' Colombia y V('newc1a a las Antillas. Numero· sas cacicas regentaban a la llegada de los españoles y su

conducta frente a la conquista fue tan variada como 'la de los caciques varones: unas les recibieron. otras les combatieron. Igualmente fue el trato recibido. a unas los invasores apoyaron políticamente y a otras persiguieron ydestruyeron como ilustra el caso de Anacaona e Higuanama en la isla de Haití. En el Boriquén. resulta revelador que la hacienda real se apropiara de las principales cacicas como lo fueron Luisa del Aymanio, Yayo. Catalina, Guayervas e Isabel. Esto, por supuesto, no lo hicieron por ser éstas las regentes más débiles o de menores fuerzas de trabajo. La mujer fue importante en la sociedad taína porque era a través de éstas que se reproducía el linaje. Siendo sociedades patriarcales. la autoridad recaía, cuando noen la mujer. en su hermano y su lÍo paterno y no en el marido o en los hijos. En ambas vertientes matrilineal o patrilineal. eran los hombres los que dominaban. Pero la mujer participó más ampliamente que en sociedades similares donde ella no producía el linaje. Al comienzo de este escrito nos hicimos algunas preguntas en torno al por qué en la sociedad taína donde la jerarquización social era fuerte y la comunidad productiva compleja, la mujer continuaba interviniendo favorablemente. La tendencia general según se desprende de trabajos recientes es hacia su gradual desplazamien. to con la intensificación de la agricultura.(A.A. vol 85 No.2. 198~). Creemosquesi bien la intensificación de la agricultura taína fue un hecho, su concomitante, el comercio. no había logrado desarrollarse y por consi· guiente la mujer continuaba afincada en el proceso productivo. El comercio, actividad eminentemente masculina. tiende a marginar a la productora de su producto. No así. aparentemente, entre los taínos. Referimos al lector a lo que Las Casas dijo al respecto de la falta de comercio de los indios. (Apologética 1:232). Por otro lado tiene que investigarse el mecanismo del matrimonio como forjador de alianzas entre los tainas. La evidencia señala que existió toda una aristocracia cacical dentro de la cual la mujer jugó la función de hermanar unos territorios a otros. Las sobrinas y las hermanas de los caciques jugaban esta función. Lo vimosen el caso de Anacaona como en el caso del cacique Mayobanex cuya hermana casó con un cacique vecino. Y lo confir· mamas en Boriquén con el matrimonio entre Isabel Cayaguax y Cayey. Son comunes los ejemplos antillanos a hermanos rigiendo diferentes poblados simultáneamente. Todo este mundo. desconocido hasta ahora. se nos comienza a abrir en toda su complejidad y en toda s,u magnitud con los estudios antropológicos y las revisiones de los textos antiguos. Las pautas de las sociedades indígenas no pueden verse desde el prisma colonizador. sino desde su propio escenario. No es proyectándole nuestros prejuicios, sino utilizando nuestra capacidad de descubrir sus mecanismos propios que se nos revelarán y los comprenderemos. La sociedad taína no era una sociedad infantil. sino una sociedad milenaria. rica en experiencias como eficiente en su manejo público. La participación de la mujer en ella fue más 25


justa y más desenvuelta que en las sociedades europeas de su época. Ahí radica su encanto y nuestro interés en estudiarlas. A lo mejor de esa experiencia aportamos algo a la historia de la humanidad ya la solución de los problemas que nos agobian.

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Apuntes biográficos de Manuel E. Jordán POR JOSE FRANCISCO ORLANDO

"Nu~stro conocimicnto dc ia pmlura pUf'rtorTlqucña d~i sigio XIX ~s mín bastnntf' frngmf'nlnrio. A pf'.frIr df' ia.~ l'aiiosa.f aportacionf'S df' algunos df' nuf's, tros ~stu'dios df' ias artes plástica.f. todavía nos qucdan por itlTl~stlgar, ~slud;aT y dar a conoc~r notabi~s aspulo.~ df'l qutl"acf'T piclórico d~ f'.fr1 cen/uria qUf' tatlla importancia t'-('TIf' 1m f'l df'sarrollo cullural dt' '1U~.f/ro put'bio". T~odoro I'idal, Un pintor .frIniuant'TO df'l siglo XIX; Pío Cn.fimiro Baant'r.

l.a Torre, núml'ro 87-811, 1975.

ECUERDO QUE ALREDEDOR DEL 1970. CUANDO

por primera vez contemplé una de las poquísimas R pinturas de Manuel E. Jordán que se conocían, alguien, como única explicación, comentó que se tra· taba de un discípulo de Francisco Oller. que sin mucha eficacia habia intentado imitarlo. De que OHer había innuenciado en su manera de pintar no cabia la menor duda. Sin embargo, desde esta primera ocasión intuimos que en este caso no se trataba de un mero imitador del estilo de Oller. De su pintura irradiaba ese algo inconfundible de armónica policromía que sólo distingue a los verdaderos y auténticos artistas. Pasaron losaños y, en 1981, cuando las últimas pinturas de la Colección Junghanns l fueron finalmente trasladadas desde la Oficina de Propiedad del Instituto de Cultura Puertorriqueña al depósito de obras de arte de la División de Artes Plá!iticas; en forma inesperada

1. Roberto Ludwint; Junt;hanns, nalUral de Poughkl'l'psie, New York. Llegó a Puerto Rico a principios de siglo eSlabll'ciéndosc en San Juan y luego en Bayamón. Con su inmensa fortuna adquiere IOdo lipo de material hislórico puertorriqueño. A su muerle en 1916,el Gobierno de Puerto Rico expropia sus bienes culturales yen 1956 el InslilUlo de Cultura Puertorriqueña los obliene bajo cuslodia.

VInieron a parar a nuestras manos alrededor de una quincena de obras Que incluían pequeños óleos sobre madera, dibujos, acuarelas y aguadas, realiza(las todas por Manuel E. Jordán. Estas obras habían permanecido prácticamente ocultas y desconocidas durante un largo período de años y las mismas requerían urgente limpieza y acondicionamiento. A pesar del pésimo estado en que se enconuaban, verlas en conjunto nos permitió confirmar la extraordinaria valía artística de este pintor. Desde ese momento nos percatamos también cuán urgente resultaba reunir e investigar a fondo la obra de Jordán. para de esa forma rescatarlo de un desconocimiento y olvido a todas luces injusto y, eventualmente, ubicarlo en el lugar propicio que merece en la historia de nueSlra pintura. El tiempo transcurrió y. aprovechando la conyun· tura de Que en el presente año se celebra el sesquicentenario del Maeslro Oller. consideramos que esle sería el mejor y más propicio momento para dar a conocer la obra prácticamente desconocida e ignorada de su más sobresaliente disdpulo. Jamás imaginamos cuán difícil resullaría recopilar los datos biográficos básicos de Manuel E. Jordán. Nadie. incluyendo sus actuales descendientes. tenía la me· nor idea de la fecha de su nacimiento y tampoco recor· daban el añodesu muerte. La única fOlograCíaquedeél existía se había extraviado y aunque se conocía que al morir fue enterrado en el Cementerio del Viejo San Juan, aún se desconoce él lugar donde finalmente se hayan localizados sus restos. 2 Buscamos en los ficheros e índices de los periódicos y revistas desglosados en la

2. ESIO se debe a que el RegiSlro de personas que fueron 5epulla+ dascn el Cementerio del Viejo San Juan en el año 1919 se ha extravIado. Por esa razón resulta prácticamenle imposible señalar el silio donde inicialmenlt' Jordán rue enterrado ni dónde pO$leriormenle rueron ubicados sus re5l0s.

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sección de Autores Puertorriqueños de la Biblioteca General de la Universidad de Puerto Rico, en los ficheros e índices de la Biblioteca General de Puerto Rico. adscrita al Instituto de Cultura Puertorriqueña y en el volumen VIII de la Gran Enciclopedia de Puerto Rico, dedicada al desarrollo de las Artes Plásticas en nuestro país sin prácticamente obtener información biográfica alguna. Finalmente, ni en la obra de Adolfo de Hostos ni en la de Coll y Toste, ni en el famoso Libro Azul de Puerto Ríco, apareció mencionado el nombre de Manuel E. Jordán ni para bien ni para mal. A consecuencia de los primeros comunicados de prensa emitidos anunciando la celebración de esta exposición, pudimos establecer contacto personal con' la primera persona que, por haberlo conocido, nos dió importantes datos de la vida de Manuel E. Jordán. Fue un humilde octagenario de nombre Alejo Ro· dríguez Alomar, quien.actualmeme reside en el Caserío Lloréns Torres. Don Alejo nos relató que, cuando él era adolescente, su señora madre realizó labores en la casa de Jordán, razón por la cual lo conoció.! El anciano en forma muy emotiva nos relató muchos detalles e infor· mación que posteriormeme hemos podido corroborar. Así por ejemplo, que Jordán, además de pintor, era un excelente músico, que tocaba admirablemente varios instrumentos musicales, entre ellos el violín, el órgano, el clarinete, la flauta, el piano y otros. Nos informó también que la modesta casa donde residía Jordán esta· ba ubicada en un sector de Santurce conocido entonces por el nom bre de Las Tres Marias, a causa de existir tres casas contiguas, que eran idénticas.. en una de las cuales (1a del medio) habitaba Jordán juma a su numerosa familia. Dicho sector estuvo ubicado muy cerca de los te· rrenos donde actualmente fueron edificadas las facili· dades del Centro de Bellas Artes. en la Parada 22. Los próximos datos obtenidos nos fueron suministrados por el nieto de Manuel E. Jordán, el Sr. Rubén A. Jordán Bey" Este nos informó que el antecesor más antiguo de Manuel E. Jordán que se conoce, por medio de la tradición oral familiar, fue su abuelo paterno, conocido como el Capitán Jordán, que murió fusilado en Venezuela en una de las tantas guerras civiles alli acaecidas en el pasado siglo. Del Capitán Jordán se sabe además, que estuvo casado con una señora de apellido SantamaTÍa, la cual se dice que era hija de india yespa· ñol. De dicho matrimonio nacieron tres hijos, dos de los cuales, Angel y Tomás Jordán SamamaTÍa se trasla· daron a Puerto Rico en fecha que aún no se ha podido precisar. pero deducimos que la misma pudo haber si· do aproximadamente entre los años de 1835 al 1850. Al establecerse en nuestra patria, Tomás se radicó primero en Arecibo y luego en Utuado, y Angel en la ciudad de San Juan, donde ejerció el oficio de sastre, además de realizar labores en el obispado.

!l. Enuevistado personalmente en e11.C.P. el 22 de marzo de 1985. -4. Entrevistado personalmente en ell.C,P. e119de abril de 198!l.

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En fecha que también se desconoce, Angel Jordán Samamaría contrajo matrimonio con Irene González; y según consta en el libro No. 18 de Bautismosdel Archivo Parroquial de la Iglesia Catedral de San Juan. folio No. 174, el presbítero. José Patricio Estenache, bautizó a Manuel Eustacio Jordán González, nacido en San Juan el 29 de marzo de 1853, hijo legítimo de ese matrimonio. Por no existir el menor dato al respecto, ignoramos en qué forma se desarrolló la niñez y adolescencia de Manuel E. Jordán aunque, por la relación que su padre mantenía con el obispado, presumimos que aprendió sus primeras letras en algún colegio eclesiástico. La primera noticia que de él tenemos es del año 1868, cuando asiste a la Escuela Pública de Dibujo y Pintura que dirigía Francisco Oller. centro de enseñanza "gratis y libre para todo el que quiera concurrir". junto a Pío Casimiro Bacener. Jordán es considerado por Oller como su alumno más sobresaliente. 5 El siguiente dato fidedigno que poseemos sobre Jordán se remonta al año 1879. cuando en el libro No.11 de Matrimonios del Archivo Parroquial de la Iglesia Catedral de San Juan, folio No.132. bajo el número 382, el día lO de.marzo de 1879, cumplidos los requisitos canónicos y civiles. Don Manuel E. Jordán y GonzáJez con· trajo matrimonio con Doña Magdalena del Rosario Viera. Suponemos que fue durante estos años que Manuel E. Jordán cursó estudios musicales con el maestro Felipe Gutiérrez Espinosa, según revela Manuel Fernández Juncos en artículo que publicó poco antes de cumplirse el primer aniversario de la muerte del artista. 6 Además de informarnos que el maestro Gutiérrez consideraba a Jordán como uno de sus mejores discípulos, Fernández Juncos nos revela que formaba parte de la orquesta del Teatro de San Juan. como violinista de la misma. y que daba lecciones·dedicho instrumento. Impartía también lecdones de piano y cantaba como barítono en las solemnidades religiosas. Aunque el Sr. FernándezJuncos no especifica fecha alguna para estas actividades, nos aventuramos a conjeturar que muy probablemente las mismas acontecieron alrededor de las últimas dos décadas del pasado siglo y en la primera del presente. Uno de los más distinguidos estudiosos de nuestra historia musical, Don Fernando Callejo. nos informa que, "uno de los que recordamos que sirvió la plaza (de sochantre de catedral) hasta que la Iglesia fue separada del Estado con el cambio de régimen, fue Manuel Jor· dán."7 La más antigua evidencia que hemos podido recopilar de la ocasión en que Jordán exhibió por primera

5. Teodoro Vida!. .. Un pintor sanj uanero del siglo XIX: Plo Casimiro Bacener" La Tom:, Números 87-89, 1975. p.17. 6. "Manuel Jordán". Plurlo Ricolluslrado, San Juan. 2-4 deabril de 1920. p. !lO. 7,. MÚ'sica )' mlj'sico's pu~rlorrjqu~ño's. Coqul. San Juan. P.R.• 1971. p. 57.


vez algún trabajo suyo, fue en el año 1882. En esa ocasión, con motivo de celebrarse la Feria Exposición de Ponce, bajo el grupo 4 de la sección X denominado Dibujo Topográfico y Lineal, presenta un trabajo titulado "Un plano de banderas."1 Con motivo de conmemorarse en 1893 el Cuatricentenario del Descubrimiemo de Puerto Rico por los europeos, se celebró en San Juan una exposición donde estuvieron representadas las más sobresaliemes muestras de los distintos quehateres de nuestro país, emre los cuales estaba representada la pintura. De las 140 obras pictóricas exhibidas en esa ocasión, nueve de ellas fueron de Manuel Jordán, por las cuales obtuvo medalla de bronce. En dicha ocasión su maestro Oller obtuvo la de oro. Refiriéndose a Jordán ya su obra en esa ocasión, el crítico Alejandro Infiesta dice qu~: "emre los discípulos de Oller, el más a vemaj ado y también el más amame a él en los estudios de paisaje, es Manuel E. Jordán.'" Entre las obras exhibidas por Jordán, mencionadas por el señor Infiesta están: "Una Calle de Cataño" y "La Punta de Palo Seco", las cuales actualmente son propiedad de nuestra Institución. Sin embargo, la obra "Una Esquina de la Plaza de San José", la cual el señor Infiesta cataloga como la más lograda y como su "obra maestra", no ha podido ser localizada. La misma es una de las muchas obras de Jordán que, lamentablemente parecen haberse extraviado. Por un dato suministrado al Sr. Samiago Rodríguez Jordán, bisnieto del artista, por parte del Sr. Manuel de Albornoz, quien fuera disdpulo de dibujo y música de Manuel E. Jordán por espacio de casi ocho años, nos hemos emerado que durante el cañoneo a q ue fue sometida la ciudad de San Juan por parte de la escuadra naval norteamericana en 1898, tanto él (Jordán) como Francisco OlIer se subieron a las murallas de la ciudad para desde alli tomar apuntes pictóricos de dicho bombardeo" o En el 1903 Manuel Jordán,juntoa FranciscoOllery el Dr. Rafael Colorado, forma parte del jurado del Certamen de Pimura y Dibujo que auspicia en ese año el Ateneo Puertorriqueño. 11 Posteriormeme, al indagar sobre la identidad de don Manuel de Albornoz, fuimos informados por la poetisa Violeta López Suria que dicha persona era el padre de nuestra dilecta amiga, la Dra. Aurora de Albornoz, fina poetisa y destacada investigadora de la literatura española comemporánea. Para satisfacción nuestra, el señor Albornoz, que actualmente reside en España, aún recuerda con emoción los años en que

8 José"Ramón Abad, PUl!rto Rico en la Ftria Exposición dI! Pon· 1882, San Juan. P.R., Editorial Caqui. 1967. p. 150. 9. La Exposición dI! PUtrto Rico dI! 189J, San Juan,lmprentadd Boletln Mercantil. 1895. p. 115·116. lO. Entrevistado personalmente en el LC.P. ell!lde abril de 198!!. 11. Varios. OUer: Catálogo Conmemorativo del Sesquicentenario de Francisco Olltr. New York, Museo de Arte de Pana. 198!!. p.!!6.

ce

tri

ManlJl!/ E. Jordón (1851·1919)

Manuel Jordán fue su maestro. Según teslimonio obtenido por medio de su hija Aurora, el señor Albornoz nos dice que fue su discípulo de dibujo y música entre los años 1908 y 1915. Confirma que Jordán vivía entre la parada 21 y 22 en Santurce, en el sector llamado Las Tres Marias. Nos refiere que la casa donde residía estaba prácticamente tapizada de cuadros, pues rehusaba venderlos, al extremo de que las paredes no se veían. Los paisajes eran de Puerto Rico y también de escenas de la guerra hispanoamericana. Vivía de las clases de pintura y música que impartía en su hogar y del sueldo que devengaba como profesor del Colegio Pedro Moczó, cemro de enseñanza privado. muy acredi tado entono ces. Sobre sus relaciones con Oller, el señor Albornoz nos refiere que Jordán reiteradameme le decía que don Frasquito no solamente había sido su maestro de pinlura. sino además su consejero. amigo y guía en la vida. Adt'más de la pintura y la música. elseñor Albornoz nos refiere que Jordán era muy aficionado a la ebanis29


teria y que realizaba trabajos muy finos en madera; que era una persona cultisima que leía muy bien el Crancés y poseía una gran biblioteca donde se destacaban las obras completas de Julio Verne, entre otras. El señor Albornoz nos refirió, además. que cuando asistía a sus clases, mientras dibujaba, Jordán solía escribir "en esos libros largos y estrechos de llevar contabilidad" y él cree que se trataba de versos, pues. en cierta ocasión. le leyó un epigrama suyo. Igualmente nos informa que Jordán compuso música, que fue sochantre de Catedrat y que poseía un gran sentido del humor. Termina diciéndo· nos que. fisicamente, Jordán era alto, flaco y de tez cetrina. Llevaba una melena peinada hada atrás, su nariz era aguileña y siempre usaba una especie de chalina, que anudaba mal, pero que nunca dejaba de ponérsela El próximo dato documental que sobre Manuel E. Jordán existe, es el certificado de su acta dedeCundón. 12 Su fallecimiento ocurrió el jueves 7 de agosto de 1919, en la casa número 18 de la calle San Francisco del viejo San Juan." El diagnóstico clínico de la causa de su muerte fue enteritis crónica. Un día después se efectuaba el sepelio en el Cementerio de San Juan. En la sección "San Juan por Dentro" del periódico La Correspondencia. del 9 de agosto de 191~. aparece publicada entre otras 22 notidas de muy diversa índole, la siguiente nota: "En su residencia de San Francisco número 18 falleció el que en vida fue el correcto dudadano y excelente amigo. Don Manuel E. Jordán González. Larga fue la jornada recorrida en este mundo por el compatriota fallecido, en una correción de bondades y hombría de bien". Esta solitaria nota y la esquela de su muerte, publi. cada en el periódico El Mundo del día 8 de ese mismo mes, fueron las únicas noticias que sobre Jordán aparecieron en la prensa yen las revistas de nuestro país con motivo de su muerte. Ni en La Democracia, ni en El Tiempo, ni en el Puerto Rico Progress. ni en las revistas Puerto Rico Ilustrado, El Carnaval. El Diluvio, Puerto Rico, ni en el Almanaque Asenjo se publicó osc hizoel más mínimo comentario al respecto. Paradójicamente. al momento de su muerte, a Manuel Jordán se le conocía más por sus capacidades como músico que por sus dotes de pintor. Posteriormente. a 105 ocho meses de haber fallecido, aunque un poco tardíamente, Don Manuel Fernández Juncos publicó un corto trabajo sobre Manuel Jordán, al cual ya anteriormente hemos hecho referencia. Otros datos de sumo interés que este artículo de Fernández Juncos nos suministra son: el reiterar que el maestro Oller hacía de Jordán "grandes merecimientos y e10-

12. Libro No.21. rolio No.24. acta No.599 del Registro Dcmográ· ríeo de San Juan. I!J. En el catálogo (sin lecha) del Museo Rodante deII.C.P.lilulado DO.f Siglos de Pintura Puertorriqueña. redactado por el Dr. Ri· r.udo Alegria. errónramenle se in/arma que la muetledc Manuel Jordán afonll'Ció en el año 1914.

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gios". al extremo-d~ que el disdpulo trabajaba a veces en el estudio del maestro yde que también salia colaborar con Oller en sus obras de mayor empeño. También nos describe las condiciones difíciles y precarias en qut' Jordán tuvo que desenvolverse a lo largo de su vida. Nos refiere que Jordán, como "era de condición modesta y estaba siempre escaso de recursos y de tiempo, pino taba sobre tablitas, cartones, o lienzos diminutos, y esta limitación le obligaba a tealizar trabajo miniaturista" y añade: "Trabaja por necesidad, tenia, sin embargo, cierta propensión a la vida bohemia. Era disciplente y sobrio de palabras hasta rayar en la hurañeria. Estaba casi siempre dominado por un pesimismo enfermizo y apagador de todo entusiasmo. A esto se debió seguramente su falta de popularidad y simpatías". Estas últimas aseveraciones de Fernández Juncos contrastan vivamente con las impresiones de las dos personas ya mencionadas y aún vivientes, que de distinta Corma lo trataron: Don Alejo Rodríguez Alomar nos asegura que era una persona muy amable y buena; y Don Manuel Albornoz, su discípulo predilecto de dibujo y música, nos lo describe como una persona bonda· dosa, con un gran sentido del humor. Tal parece (de acuerdo a informaciones suministradas por sus actuales descendientes. los cuales corroboran parte de los que apunta Fern.ándezJuncos en el citado artículo) que, durante los años finales de su vida, el carácter y las actilUdes de Manuel Jordán sufrieron un brusco deterioro, que lo llevaron a un estado de pesimismo e irritabilidad extrema. Tal condición no ha si· do extraña en un gran número de notables artistas al sentirse ignorados e incomprendidos por la sociedad para la cual trabajan. Al examinar detenidamente las páginas. de las diferentes revistas y diarios circulantes al momento de mo· rir Jordán, salvo honrosas excepciones, captamos en toda su intensidad el obsesivo afán de exaltar todo lo foráneo, el endémico retoricismo político y el alambicado lenguaje con que pretendían disCrazarde cultura y buen gusto a las crónicas y los eventos cívico-sociales de entonces. Ese particular estado de cosas es el causante de que cuando dos años antes falleciera el maestro Oller, una persona tan parca, sosegada y serena como el poeta Evaristo Ribera Chevremont. denundara en su articulo "Los Divinos" que, "por Oller haber tenido la mala [ortuna" de nacer en "una isla que no figura en el movimiento literario y artístico del mundo, había muerto apagadamente".14 Artículo que prosigue sentenciando que, a causa de nuestra condición, "ningún genio, por grande que éste sea, puede triunfar desde aquí si no es expatriándose y abandonando para siempre el sitio en que nació". Aunque discrepamos de esta úhima expre· sión de Ribera Chevremont, comprendemos su e~tado

14. Puuto Rico Ilustrado, San Juan. P.R.. 26 de mayo de 1917.

p.IB.


de indignación ante la superficialidad e indiferencia de unas estructuras oficiales insensibles y sordas a las necesidades y reclamos culturales de nuestro pue~lo. A consecuencias del negativo medio ambiente artísuco de entonces, inferimos que Manuel E. Jordán. en los años finales de su existencia. una existencia que ya por su origen humilde y por la numerosa familia que procreó. fue de estrechez y de limitaciones contínuas, fue víctima de un estado de frustración aguda. Tanto él como otros artistas nuestros de esas décadas. que por razones de ín~ dale económica no pudieron establecer vínculos con el mundo exterior. tienen que haber experimentado también en distinto grado. la frustración de no haber podido desarrollar al máximo las potencialidades creadOl"as que sentían palpitar en sus espíritus. Por las realidades sociológicas antes apuntadas, fue que probablemente. en sus últimos años. Jordán fuera dominado por un "pesimismo enfermizo y apagador de todo entusiasmo", pero, nunca a causa de su alegado habitual "mal humor". Posteriór a ese artículo de Fernández Juncos de 1920. se hizo un silencio casi absoluto en torno a la figura de Jordán. que dura hasta nuestros días. En el tomo VIII de la Gran Enciclopedia de Puerto Rico. se menciona a Jordán sólo como un discípulo de Oller y se identifican como suyas únicamente cinco pinturas)~ Más recientemente. en un artículo publicado en la Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña, titulado la "Pintura Puertorriqueña del Siglo XIX". el críti ca español. Juan A. Gaya Nuño. sin ofrecer razom;s y sin seguramente haber examinado la obra. más valiosa de Jordán. lo tilda de "pintor bastante deficiente. sobre todo en los paisajes que de él conozco. "16 Sin embargo. resulta curioso que cuando este mismo critico. que postula que fue Oller quien. introdujo en España la pintura impresionista. al referirse a los más logrados paisajes que en su concepto pintara Oller, incluya entre ellos el paisaje "Monte Edén", que era una de las escasísimas y contadas pinturas que de Manuel E. Jordán se conocían entonces. Durante los meses en que hemos estado recopilando obr::¡s. datos e información de Manuel Jordán, tratamos m\JY esmeradamente de localizar alguna foto suya. que preservara para el futuro su semblante fisico. Final· mente, gracias a la cooperación y diligencias de Don Rubén A. Jordán Bey. se pudo localizar la ansiada foto. que conservaba el Sr. Luis Jordán, nieto del artista. el cual reside hace muchos años en el Estado de la Florida. Si observamos con detenimiento muchas de sus obras, podemos intuir algo todavía más trascenden tI' lit'

1!J. Delgado Mercado, Osiris. Gran Enciclopedia de Pl.Iato RICO, Vol. VIII. p.I09. Entre las cinco pinturas que el Dr. Osiris Delgado menciona, figuran dos tituladas "Recinto Norte" y "Recinto Sur", las cuales no han ~dido ser tocalizadas. 16. Revista del Instituto de Cultura Puatorriqueña. No.84. 1979. p.52. .

Regresa de la faena. Oleo sobre madera. Colecc,ón Santiago Rodríguez Jordán.

lo que lueron las meras facc-iones de su rostro. En algunas de ellas se percibe algo así como un estado de serena melancolía, matizada de Irjanía y soledad. A pesar de que en sus paisajes capta admirablemente la florida exhuberancia de nuestra naturaleza y la aparente plácida sencillez de las rústicas casas y bohíos donde habitaban los sectores más desheredados de nuestro pueblo,la casi total ausencia de personajes vivientes y la cantidad de espacios donde las únicas figuras son las casas deshabitadas. los árboles yel horizonte. nos proyectan el estado anímico de un ser humano que se senda irremediablemente triste y solitario. Lo C'ual no es impedimento para 4ue su aDra. ptasmaaa en nuestra mejor tradición plástica. sea un testimonio excepcional del Puerto Rico je la parte final del pasado siglo y de los principios del presente, donde la maravillosa poesía ~e nuestro paisaje contrasta dramáticamente con el subdesarrollo y el atraso imperante. 31


Al realizar esta primera investigación sobre los datos biográficos de Manuel E. Jordán y exponer las 38 obras que se han podido reunir de su producción pictórica, la División de Artes Plásticas del Instituto de Culo tura Puertorriqueña emprende la tarea patriótico.cul. tural de dar a conocer a nuestro pueblo la obra de un destacado artista puertorriqueño que. aún después de 131 años de nacido y 65de fallecido. permanecía prácticamente ignorado. Al hacerlo, estamos firmemente convencidos que en esta forma es como mejor se apuntala y consolida la patria, que tanto anhelamos que perdure.

Delgado Mercado, Osiris, Francisco Ol/er y Cestero (18551917) Pintor de Puerto Rico, Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, San Juan. Puerto Rico, 1985.

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Libro de Matrimonios No. 11. Colio No.132, núm.382. Archi· vo Parroquial de la Iglesia Catedral de San Juan. Libro No.21. Colio No.24. acta No. 599, Registro Demográfico de San Juan. Ribera Chevremont. Evaristo. "Los Divinos". Puerto Rico Ilustrado. San Juan. Puerlo Rico, 26 de mayo de 1917. p.18. Rodríguez Alomar. Alejo.• Testimonio personal. Rodríguez Jordán. Santiago.• Testimonio oral.

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Escena de Río. Oleo sobre madera. Colección l.C.P.


Valladares: su verso y su tiempo POR CARLOS IRIGOYEN SIERRA

L

A PRESENCIA EN PUERTO RICO DE ARMANDO

. Valladares, recientemente liberado de la prisión castrisl4& La Cabaña, tenía que provocar· un revuelo. El aleteo fué orquestado por ese minigrupo extremista que defiende á tout prix el experimento rojo antillano. Valladares es una denuncia viva del fracaso de Castro. Representa el triunfo del espíritu sobre la.materia. Dos poderosas razones para provocar el airado rechazo de los marxistas. En otras ocasiones han visitado San J ua n figuras de más relieve polémico, sin que se promoviera tanto esfuerzo coordinado para atacarlas. Valladares sólo vino unos días a Puerto Rico. a recibir una condecoración de orden cultural ya compartir una Cena Martiana organizada por sus compatriotas. ¿Por qué, entonces. ese alarde tan minoritario como escandaloso, que utilizó hasta anuncios pagados en prensa y radio para desacreditar su imagen? La razón es obvia: le temen a esa imagen intelectual. Los comunistas, que no lograron destruir al hombre, intentan ahora, con gran error táctico, negar al poeta. Sustentan su sofisma con profusos facsímiles oCicia· les y un elaborado "Carnet de Policía" que, con generosa y oportuna diligencia les fueron suministrados por sus jerarcas de La Habana. Porque en la dialéctica de estos pésimos aprendices de Marx. si Valladares fué policía no puede ser poeta. Una jocosa linea de pensamiento. que mañana podría llevarlos a afirmar que tampoco Cervantes pudo escribir el Quijote. ¿Acaso no fué soldado en Lepanto? Con un poco más de objetividad. nosotros le conce· demos a quien nos lee el derecho de la duda. -¿Es realmente un poeta Armando Valladares? ¿O acaso se trata de un trsatz literario, de una imagen de artificio elaborada por la propaganda del exilio cubano? Lo mejor será adentrarnos en su verso, para que el propio criterio de nuestros lectores decida la respuesta.

DEFINICIONES

Comencemos por establecer qué es Poesía. El diccionario nos da una definición demasiado elemental: "Arte de componer versos". Un poco más allá de la gramática, encontraremos que la poesía no se hace: se encuentra. Es algo que está en las cosas. en los seres, en los hechos. El acto poético consiste en descubrirla para entregársela a los demás, con un lenguaje propio. ya sea sonoro, plástico o escrito. Se nos puede entregar la poesía en unos compases de Mozart, en una pincelada de Degás, un mármol de Miguel Angel o una metáfora de Larca. En ese puente sutil que va de lo abstracto a 10 concreto, (nos loexplicó Becquer en El Arpa) el poeta no hace más que poner en movimiento'la poesía que duerme en un sujeto o en un acaecer. La desplaza en una catepsia: un eslabonamiento de muchos seres en una idéntica emoción estética, que los enlaza con lo infinito. Es con esta dimensíón con la que podemos medir la distancia que media entre dos hechos: el de ser poeta yel de "componer versos", rimando amor con dolor. TIEMPO Y POESIA

En un terreno más concreto, encontramos que el poeta estará incrustado en su tiempo. Crea dentro de su circunstancia. Ha de tomar su material estético del uníverso que lo circunda y será inducido por los impulsos de la época que le ha tocado vivir. Lo que suele llamarse inspiración no es más que el producto de las motivaciones elementales: amar. sufrir, triunfar o fracasar. Toda esa gama pasional que determina el lenguaje con que cada poeta desplace su poesía. será sentida y descrita bajo las influencias de su habitat. Homero es Grecia; Lope es el Siglo de Oro; Shakes-

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peare es la Era Isabelina. Así como Mard y Darfo son la nueva América y Neruda es la lucha de clases. En el caso de Valladares se nos plantea una nueva circunstancia cronológica: el caos americano. La convulsa fiebre del desarrollo que estremece nuestra geografía. Mal que se agrava porel contagio de la polarización ideológica, cuando todas las fuerzas vitales de la subsistencia y la cultura se concentran en una controversia: dos potencias discutiéndose la hegemonía en el mundo. Esta convulsión traza dos perfiles típicos del siglo: el guerrillero y el preso politico. Que ayer también existieron, pero que adoptan hoy una distinta morfología. Son unidades ambivalentes, que se alternan en una extraña metamorfosis, porque se pasa con facilidad de la guerrilla a la cárcel y de la cárcel a la guerrilla.

F1JACION DE VALLADARES

No es nada nuevo que un preso escriba en su celda. Abruman los ejemplos en la historia. Lo inusitado en Valladares es que nos revela algo que desconodamos: la poesía también está en la cárcel. Otros condenados se proyectan fuera del ámbito amurallado: Gt'ptan lo externo en un esfuerzo imaginativo que reduce la celda a una mera función receptora. La base física, la mesa en que se éscribe. Valladares no. Encuentra poesía en la propia cárcel, en lo íntimo y terrible de la tortura física y mental. Toma de adentro su prima materia lírica para revelarla con enérgico lenguaje propio. En esa creación nos da algo inédito para fijar en la historia: su dramático testimonio. La circunstancia temporal del hombre en los estertores del Siglo XX. Lo que ha conmovido es la revelación, el hallazgo. Un joven y desconocido prisionero logra emocionar al mundo con un humilde libro de escasas páginas: "Desde mi Silla de Ruedas". No es un acto piadoso. No es lástima por su transitorio estado de incapacidad muscular. Es que en esas pocas hojas clandestinas está contenida una preciosa esencia: su lenguaje de cautiverio. Ignorados valores estéticos, extraídos de muros, de rejas, de sangre y bayonetas. . Con ese idioma puede que esté naciendo una nueva forma de expresión. Una poesía carcelaria. Símbolo trágicamente bello del tiempo y la circunstancia que está viviendo el hombre americano.

SU LENGUAJE POETICO

¿Cómo rige el amor en la dura realidad de un hombre encerrado 22 años en una geometría de cemento? Te pienso tanro. amada. que mi~ raíces eSlán allá donde la lierra sueña una promesa.

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Ha conocido a Marta <'!n la cárcel. Es la hija de otro preso. Encuentro en una de esas escasas visitas que se conceden en La Cabaña, viejo fortín español en cuyos fosos cayó fusilado otro poeta mártir del siglo anterior: Juan Clemente Zenea. Boda civil, papeleo oficialista para facilitar gestiones de excarcelación. y de inmediato la separación total: los doce meses pasan doce veces antes de que Marta y Armando se reunan. Es un amor entre dos seres huérfanos dejuventud, aunque los dos bordean los veinte años. Pero los dos tienen la fortaleza de la espera. Y al fin, la boda católica, el retorno a la libertad. Han tenido que recorrer 22 años de angustia para llegar a ser algo sencillo: una mujer y un hombre. Para el preso de la silla de ruedas el amor no ha sido una experiencia fisica: lo erótico se diluía en lo imaginario. En su lenguaje amoroso no asoma el canto apasionado de la posesión. Ni la angustia del amor que fracasa. Marta es la afirmación y la esperanza. La fuerza que sostiene al espíritu para que logre resistir la lenta y constante tortura que debilitará su materia. Hoy en el rincón más sombrlo de mis quince años de aislamiento cierro los ojos. y tengo sol entonces, y alegria y amor. y mis rejas florecen de ternura porque le lengo a ll.

Anótese ese símil: "mis rejas florecen de ternura". Una total identidad de la amada con la prisión, forja en hierro carcelario su propio enrejado de palabras para perpetuar el amor. AUSE.NCIA

Esta noche profundamente tuya te hundes en mi alma como una niña triste sin muñeca.

RE.TORNO

Cuando lÚ sientas en el alre dos ondas de ternura que le envuelvan y se cierren. y gire tu corazón y salte de alegria: -soy yo.

Cuando el deseo aSillta su pensamiento, la distancia se hace realidad y el preso recuerda el mar. Camino y barrera a la vez. La posibilidad de lo imposible. Y 10 llama "Mi Rival Azul". En una simbiosis lirica se siente mar que envuelve en caricias azules a su amada: "yo lo he visto rodear tus muslos, tus caderas, meciéndote en sus ondas soñándote sirena. "No ves cómo te envuelve, te acaricia y te besa'" . y se desdobla de nuevo en lo humano para presentir su triunfo de hombre sobre el agua que los separa. Afirma encuentros futuros: Tengo un rival azul que te adora y te sueña: el mar.


Armando Valladar~s con

su

~spo.sa

Marta y está celoso y ruge de impotencia. cuando nos vamos juntos por la playa desierta.

No olvidemos: son 22 años de aislamiento. para un amor que se enraíza y se abre en fronda de árbol. El goce de sentirse amado en la soledad y el infortunio. Brota el lenguaje carcelario con una fuerza descriptiva inaudila. Establece una nueva dimensión para presentir al ser amado. en un poema que nos muestra la tOlal integración Ctel poeta con el presidio: PRESENCIA Alzo los dedos como una reja de ternura. y es una cárcel. Yen la palma de mi mano prisionero. un beso tuyo.

Los cuatro elementos de la naturaleza también son

fuente de aliento cósmIco en su poética de la tortura. La lierra y el aire... Ahora. cuando mi silla de ruedas Ole enraíza y vuelan las palomas, acuden a mí todos los caminos. La reja del fondo abierta. es como un agujero en la espalda que congela los pulmones.

El fuego está presente en la boca amenazante de los fusiles; en la muerte vertical de los paredones. Y recoge en una estrofa la caída de un compañero: Soplaba negro el viento de la tarde. Un cordón de odio comunista con fusiles y muerte vigilaba. Voló su sombrero estremecido. El salió a buscarlo,

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cuando un chorro de balas luminosas atravcsó su espalda. Se desplomó con el sol como si la tierra lo esperara. Callaron los pájaros sus trinos. Su sangre abonó los toronjales. por cso algunas toronjas son rosadas.

Se tornará más rudo y áspero para describir la vida en los penales y los brutales excesos de sus verdugos. Entonces emplea groseras palabras, describe lo que ve con la misma brutalidad con que lo está viviendo. Algunos de esos versos, como en la masacre de Puerto Boniato, producen náusea, son repulsivos, los rechaza el organismo. Tiene que ser así, porque quiere darnos la visión integral del presidio político. Y ha de causar en nosotros la misma sensadón de asco que se siente dentro de él. Es el caos y. la fealdad en función estética, en misión de denuncia como en el Guernica de Picasso o en Los Fusilamientos de Gaya. No se admite nada bello cuando se trata de pintar el horror, Se pone en marcha esa brutal en~rgia poética para traernos de lo abstracto a la realídad~ la brutalidad de nuestro tiempo. Para que podamos ve'r esa sangre que encharca sus paredes, tiene que condenar al paredón a nuestra conciencia estética. Fuera de esa imprescindible pintura realista, no se manchan sus páginas con odio ni venganza. La cárcel no logra ahogar su instintiva ternura, que viene desde prorundas convicciones espirituales como un manantial de esperanzas: Cuando yo vuelva . a ver el sol y el ciclo ·que dicen que es azuly la lluvia -quc imagino también sigue cayendo· gritaré como un chiquillo con una alegría sin barrotes. Llegaré a ti a pesar del odio silencioso. a pesar de la lluvia y los abismos. No importarán ya el horizonte de bayonetas más allá de mi espalda, ni las colinas de alambradas que (Joreeen. como si sospecharan la alegría del encuentro.

Invita a companir "ia ración de terror y bayoneta, que yo consumo por tí hace años"... y con cierta razón ante la indiferencia culpable de un exilio acomodaticio le grita: "Ven aquí. o al menos, ¡préstame tus piernas un instante!" Pero si vuelve al mar, camino azul de escape, deja una ofrenda para los que perdieron su meta en el misterio cósmico del agua. 36

UN MINUTO DE SAL

Un minuto de sal para el silencio de 105 que no pudieron regresar al poivo. Jehová seguramente se olvidó de las aguas. De los que murieron entre las olas palpitantes. con las bocas pletóricas de algas y los ojos comidos por los peces. De los que rueron áncoras de carnes tumeractas, o modernos lonáli descuartizados en los vientres de Jos tiburones Un mlOuto oc: sal para el SIlencio de los que se disolvieron sin nombre y sin memoria. Los que se hundieron cuando buscaban la luz y la palabra; los que rueron barridos por el plomo soi\ando libertad sobre sus balsas; los que no tienen lápidas, ni lumbas ni cruces. Los que yacen no sé dónde porque no hay tumbas en las aguas.

Este soJa poema bastaría para consagrar a cualquier escritor. Y éste es el hombre a quien un grupo de inconscientes declaró persona no grata en un famélico acto de "desagravio a Mard". Sin entender aquello que Maní proclamara: "Ser cultos es la única manera de ser libres". Condición primordial de la cultura es esa facultad que nos otorlfcl de ser capaces de situarnos fuera del estrecho marco de la intransigencia ideológica, para poder percibir y apreciar libremente toda eXpresión estéti· ca. Es tan absurdo negar que Valladares"sea poeta porque combate el marxismo, como lo sería negar que Neruda sea poeta porque fué comunista. En ambos casos sólo sería una evidente muestra de incultura. De la militanc·ia comunista no debe extrañarnos: después de negar a UI0S se puede negar cualqun:1 LOsa. Pero algunos marxistas criollos, bajo el apremio de cumplir consignas que bajan de 10 alto, llegan a hacerse un lio con su dialéctica. Y suelen caer en la negación de la negación, sin tener en cuenta el principio latino: "Duplex negatío est afirmatio." Tanto quisieron negar a Valladares que resultaron sus mejores propagandistas. Los lectores háganse ahora su propio juicio. Armanrlo Valladares es una realidad viviente. Libe· rada y ya restablecido pór intensos tratamientos; unido al fin a la esposa que esperó tantos años para abrazarle, tiene aún muchos años para seguir escribiendo. Es probatile que el cambio de paisaje. su nuevo uni· verso de libertad, modifique su lenguaje poético. Descubrirá nuevas fuentes y'seguirá dándole a la humanidad su caudal interior. Plasmará en nuevas imágenes su circunstancia vital, su verso y su tiempo.


Marta Matos, la investigación social otea el discreto bullir de una pintora puertorriqueña POR AUNE FRAMBES·BUXEDA

Colegio de Abogados, Ateneo Puertorriqueño. Certamen Revista Sin Nombre y recientemente en el Museo de Bellas Artes, del 16 de noviembre de 1984 al 6 de enero de 1985. De otra parte, de significado medular fue su estadía como artista invitada por la "Fundación Altos de Chavón", a residir como artista en la República Dominicana durante 1983. Sobre su obra se han escrito tres valiosos comentarios que citaremos a continuación. por parecernos muy acertados:

LA INVESTIGACION SOCIAL LE CONVENDRIA A observar y agujerear con frecuencia y creciente pre-

cisión el germinar novicio en las artes; al menos con el Jllismo esmero e igual fervor como lo viene haciendo (desde la década del sesenta). frente a la transfiguración económica y cientifica. En ese indagar se podrían encontrar huellas primogénitas. como alaridos cautelosos, reveladoras de otro salto o estreno humano. En la cultura por nacer (o ya naciente) andarfamos isleños. esta vez y para variar. como conquistadores descubriendo. Una variación en la pintura lo es Marta Matos, enteramente dedicada al arte luego de haber cursado Bachillerato y Maestría en Ciencias Sociales. Posteriormente completó otro Bachillerato en la Escuela de Artes Plásticas del Instituto de Cultura Puertorriqueña de 1977 a 1981. Asimismo fué asistente del maestro José Alicea en el Taller de gráfica del mencionado instituto. Participó en múltiples exposiciones del país: Museo de Ponce,

No tenemos que reDl'tir hov en día. que una valoración estética en base a la dilerenciacioll c:l1lre arte H· gurativo y arte abstracto seria absurda, aparte de seña· lar una aproximación distinta frente a las realidades exteriores, que postula el creador en su obra. (... ) Es induclable que la impresioname serie de las puertas y muros propone imágenes transcriptivas de apariencias concretas y observadas-piedra, cemento, madera. ladrillo, inscripciones, grafilti. empastes. deshechos, desgastes dejan sus huellas profundas y legibles, en una especie de metafiguración muy definida que manuenen ta representatividad. (oo.) .t.1 tratamiento emergente infunde sensaciones no solamente visuales sino tam bién tactiles. Brotan energía y vitalidad de es· lOS relieves que modulan y modelan el papel, que lo accid~ntan, La materia es exaltada por la policromía a la vez rica y mesurada. muy estudiada en sus armo· nías y organización, (oo.) Marta Matos no emplea práeticameme colores primarios, sino que los trabaja y mezcla en combinaciones dosificadas, secundarias y terciarias. con muy buenos resultados expresivos. Estamos llegando a la función simbólica y al dominio de la esenda. patente en cada uno de los grabados, A través de la imagen. percibimos el paso delliempo. la reflexión sobre el pasado y el presente. la presencia de las emociones que van desde el dramatismo y la 110Stalgia hasta un pesimismo la lente.' 1. Mananne de Tolentino. Mar/aMa/os, dt! lalmagtm ala maU· ria y la Esmcia. Inslituto Dominicano de Cultura Hispánica. Santo

Domingo, (Catálogo) 2·18 nO\',

198~.

pág, 2,

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De Olla parle, Felix Bonilla Norat reconoce a Mana Matos como artista en gráficas y dedicada a la técnica de la colografía. cerca tanlo a la pintura como a la escullUra: 2 MarIa produce un texturcado y escultórico relieve que el papel humedeCIdo n:produce riel mente tanto al ser impreso entintando los relieves como tam' bién las hondonadas o áreas in-talladas de la plancha, Puede oplarse por una manera de imprimir o por las dos combinadas en una sola obra y puede unirse a otros procesos gráficos en la misma obra, Es la técnica de la libertad espontánea, Es dedr. en su presente obra eteativa Marta ha comenzado su sintesis dialéctica en tre las técnicas de las Artes que ha estudiado: dibujo. pintura y escultura. Sobre su reciente exposición tilulada "Milos" escri· be Teresa Tió: "Milos" no es 5610 cuemo. ni es tampoco mera na· rración de hechos fantásticos. es algo más trascenden te. Desde el mito se entiende yse trata de explicar el ser en su más remota y arcana presencia. Esencia de la vi· da. primero oscura, casi incomprensible. que con el tiempo y la razón se va tornando clara y ordenada, (...) En la sene "Movlmlento para la Gran Obra" la lumi, nosidad del color predomina para establecer contrastes con el fondo. El dibujo. el trazo, se sieme conslante y en algunos casos el movi miento se resisle a terminar. El color es una forma de expresión de la conciencia y el espiritu en libenad. El planeamiento formal tiene una base racional en la que se.apoya el juego imagina· tivo. Pero la zona de lo subjetivo desempeña un papel predomiganlc. s Visto desde el ojo del investigador social esta raena creadora en algo recuerda el espacio que emerge, espe· cialmente a esa hora entre las dos y lres de la tarde. en un día soleado. Se observa un contraste marcado entre luz y sombra; se dibuja "de por sí sola" la naturaleza -a lo largo del suelo. hacia arriba y a los lados de las superfi. cies- creando una variedad asombrosa y a la vez mági. ca de diseños. Ello es a la vez parte e independiente del ser humano. Así pues el mundo. como los contrastes al menguar de una tarde, puede penetrar los sentidos; asalta la vista y díbuja luces y sombras sobre los alrede· elores. sobre nuestros hombros o como diagonal o círculo sobre la palma de la mano; tal vez como un rayo de sol que penelra repentinamente por una ventana y se une a la sombra de ún taller o "espacio social". Reproducir o producir ese tipo de realidad (o mito) es plasmar algo de la vida misma: luz y sombra abrazadas dialéclica mente. El estudiar y observar las obras de Mana Matos proporciona diversas impresiones: texturas frente a los ojos o debajo de un pisar lento. manos rozando puertas. ladrillos o madera usada; un mar de detalles cotidianos

2. ¡BID. oált. 5 3. 1I'rl's:1 Tió, "!\Iurlu l\1:lIos: ESI'nda", Di¡lrio El Mundo. San .I'11all. 22 di' 11m il'mhrl' <1(' 198-1, pá~. ]·B.

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Mensajero

Nacimiento 1

que pasan desapercibidos porque acompañan siempre. Descubrirlos. mirar lo que siempre eslUVo, conquistar su magia. reconocer su genuinidad, su constante apoyo. es como dar un paso a olla realidad o viajar en el liempo a siglos venideros, Es la transformación de la sociedad en todas las dimensiones del "realismo mágico", mucho más allá del costumbrismo racional oel espejo pictórico.


Puerto Rico y el sueño bolivariano respecto a la América Latina POR LOIDA FIGUEROA

PRESENCIA DE r'ENElUELA EN LA LUCHA INDEPENDENTISTA PUERTORRIQUEtVA ANTES DE 1830

N SU SEGUNDO EXILIO Y DESDE JAMAICA,

E. Bolívar escribió el 15 de septiembre de 18161a carta que ha interesado más que ninguna otra a los independenlistas puertorriqueños. Dirigida en realidad a todo el mundo y no "a un caballero de Jamaica" formula Boiívar en ella la idea de una sola nación de "la misma raza. del mismo lenguaje y la misma religión. aunque con siluaciones, inlereses y caracteres diversos", En esa carta que visualiza un gran congreso que negocie la guerra y la paz con los otros continentes reunido en el istmo de Panamá. que sería para los americanos lo que el istmo de Corinto para los griegos. También cues~ tiona la suerte de los habitantes de Cuba y Puerto Rico. La insurrección de las trece colonias inglesas, la gesta realizada por los esclavos del Sainl-Domingue francés y las repercusiones del 2 de mayo español despertaron en los antillanos las mismas ansias de libertad que en las colonias cOnlinentales. 1 Muchos factores obraron de consumo para 'que Puerto Rico y Cuba quedasen en manos de España hasta final del siglo y para que en La Española se siguiese una trayectoria zigzaguean te por la mayor parte del mismo. pero estos factores obraron a pesar de los esfuerzos hechos para que Las Anlillas siguiesen el mismo rumbo de las otras mlonias. En Puerto Rico se seguian muy de cerca los acontecimientos de Venezuela, por ser la colonia rebelde más

l. Salvador Brau, Historia de Puerto Rico, S~gunda Edición, págs. 188·189: Guill~rmo Barall, Esclavos rebeldes, conspiraciones y sublevadones de esclavos en Puerto RICO. (J795·187JJ. Ed. Huracán, 1981, págs. IlS·21; Lidio Cruz Monclova, Historia de Puerto RICO, To. mo l. Edilorial Universimria. 1952, pág. 462.

cercana. Si bien no se formó la junta que solicitaron los venezolanos, si se demostró solidaridad con los "her· manos caraqueños", Prueba al canto es el pasquín que pusieron los separatistas puertorriqueños en la puerta de la casa donde se hospedaba don Antonio Ignacio de Cortabarria; comisario regio que según se rumoreó planeaba reelUlar milicianos puertorriqueños para enfrentarlos a los disidentes. 2 La llegada en julio de 1812 a San Juan de don Francisco de Miranda en calidad de preso complació como es natural al sector conservador engrosado ~r los emigrados del continente. Por otra parle, los separatistas insulares contemplaron su prisión con frialdad. Cruz Mondova atribuye esta actitud a su conocimiento de que Miranda habia consignado en un plan suyo que Francia debía apoderarse de Puerto Rico en compensación por el territorio ocupado por España durante las campañas de 1793-1795, y por haber manifestado en su "Plan para la Emancipación de las colonias de España en América" que si se conseguía la ayuda de Inglaterra o Estados Unidos. Puerto Rico. Trinidad y Margarita

l!. Archivo Histórico Nacional. Gracia y Justicia. Legajo 2015. y A.H.N. Uhramar,.EsLado. Legajo 60C UD No. !JO:V~se¡fJ1lla invitación del primer obispo pu~rtorriquei'lo. Juan Alejo de Arizm~ndi. al gobernador Toribio Mames a formar una junta. Esle declinó y el obispo no ¡minió, Arizmendi llevaba correspondencia con el venezolano Miguel J os~ Sanz. quien a la postre se hizo scparalisLa. Las carlaS cursadasentre ambos eslán en 1os a~ndices de la obra y lomo ciLados de Cruz Monclova. Sobre los emisarios enviados desde Venezuela v~· se al autor ~n las páginas 45·46 y noLa al calce número 74 de su obra y lomos cilados. Salvador de MadBriaga dice que los emisarioseran de Caracas solamenle. y no como dice Cruz Monclova. que vinieron Lambi~n de CarLagena y Coro. Según Madariaga fueron enviados arr~51ad05 a Puerlo Rico por el capilán general don Fernando Miyares. Según Cruz MiJnclova (u~ron arresLados al llegar. Véase de Mada· riaga. Bolívar, Pellegrini le Cudahy, New York, 1952. págs. IM-I!J8. Sobre el pasqu(n v~se a Cruz ~onclova. op. cit., Y lomo ciLados. págs. 51.51 y 54.

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podrfan ser entregados a dicho~ aliados para que sacarao de ellas provechos considerables",' El Decreto de Valencia promulgado en 1814 por don Fernando VII. dio fin a las actividades electorales que con tanto denuedo ejercían los conservadores y liberales puertorriqueños, No obstante, el sector separatista segufa atento a los vaivenes de la lucha libertaria en las otras colonias españolas. En consecuencia, en junio de 1815, separatistas puertorriqueños se reunieron en Ciudad de Méjico con sus homónimos cubanos y dominicanos y le dieron un poder al cubano José Alvarez de Toledo para que organizara un ejército libertador que sacase a España de las Antillas. Alvarezsolicitó y consiguió el apoyo del presidente de Estados Unidos. James Momoe, pero el plan no prosperó y el agente terminó sus dias sirviendo a España. Hasta donde se sabe hoy ésta fue la primera reunión de antillanos fuera de sus respectivos territorios para promover su independencia. 4 No estamos al cabo de saber si Bolívar se enteró de esta gestión, pero enterado o no, pocos meses después salió a la luz su famosa Carta de Jamaica. fuente de esperanza para los antillanos españoles, inclusive los dominicanos, no mencionados por BoUvar, pero quienes como se verá, creyeron que los colombianos les darian su apoyo. Aunque en aquel momento Bolívar estaba en el exilio y no podfa echar a andar de inmediato sus grandiosos proyectos, lo trascendental de la declaración en total es su carácter de precursora de los conOCIdos intentos realizados en el siglo pasado y en éste de organizar entidades supranacionales que tratan de resolver problemas entre las naciones independientes, no sólo en el he· misferio occidental, sino en el mundo entero. Aunqul funciona hoy Naciones Unidas, todavia no se ha canse· guido poner en marcha el propuesto plan de Bolívar de organizar un ejército supranacional que haga cumplir los acuerdos de eSe organismo. Al parecer sin el concurso de Bolívar el 25 de enero de 1816 rebeldes venezolanos desembarcaron tropas en Fajardo, al oriente de la Isla, pero fueron repelidos por las tropas oficiales sin que aparecieran separatistas puertorriqueños a respaldar la invasión, no se sabe si por no estar organizados o si porque no estaban enterados del proyecto,5 Para los gobernantes insulares resultó ser un sobresalto el que Bolivar hubiese estado en Vieques en la última semana dejulio de 1816. Un resultado de esta visita fue que el gobernador Meléndez ese mismo año, o el siguiente, ordenó la construcción de un fortin sobre un cayo de Puerto Real, desembocando esta providencia a la larga en la fundación del poblado de Isabel n. Por ser

!. Cruz Monclova. 01'. cit., Ytomo citados, págs. 76-77. Es inlere· sante d hecho de que este aUlor no menciona las circunstancias en que Miranda rue apresado en La Guaira. 4. A.H.N. - Ultramar, Legajo 56lJ7. y Ramiro Guerra Sánchez et. al.. Historia dt: la nación cubana. 1952. Tomo 11I. págs. 41·42. 5. Cruz Monclova, ofl. cit.• y lomo citados. págs. 115·116. Sus rumtes de inrormación están en La Gact:tll dt: Punlo Rico, Tomo 12, número 15.

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Vieques el único municipio de Puerto Rico visilado por Bolivar, y donde se derramó sangre bolivariana, los viequenses están orgullosisimos.' El gobierno de Venezuela donó un busto de El Libertador. ubicado hoy día en la plaza de Isabel 11, donde han sido apretujados todos los habitantes' del municipio por exigencias de la Marina de Estados Unidos. Tal parece que al desembarco en Vieques sucedió un periodo de tranquilidad que fue rolO cuando se volvió a proclamar en 1820 en España la Constilución de 1812. La consabida efervesencia fue seguida por la sorprendente noticia de que elIde diciembre de 1821 el auditor de guerra de La Española, don José Núñez de Cáceres, había proclamado la independencia de esa colonia. Núñez creyó que como él eradominiqmoy el gobernador de Pueno Rico. Gonzalo de Aróslegui, era cubano, que una invitación a que hiciese lo mismo que él tendría un resultado favorable. Mas se dio con un funcionario que se preciaba de ser leal y escrupuloso, y que no sólo se negó a proclamar la independencia de Puerto Rico, sino qt¡e censuró la acción de Núñez. Mas no con· forme con palabras. cuando recibió informes de que Puerto Rico era el blanco de los revolucionarios venezolanos creó en la Isla cuatro comandancias militares co~ el claro propósito de hacer abortar cualquier intento de subvertir el orden desde afuera. Mas no fue el auditor dominicano el único en hacer invitaciones tan atrevidas, sino que algunos separatilttas puertorriqueños. cuyos nombres no se consignan, contando con que se vislumbraba la victoria en el continente, se atrevieron a invitar a hacer lo mismo que Núñez nada menos que a don Miguel de la Torre, que tras que no era americano. profesaba una inquina acérrima hacia la independencia de las colonias. La invitación le sirvió de otra coyuntura más para advertir a los puertorriqueños de los males que traía la subversión, tales como desorden, robo, incendio, desniJdez y hambre, como estaba pasando en las provincias hispanoamericanas que se habían separado de España. 7 Debido a la influencia de las actividades libertarias en el continente se concertó un proyecto de envergadura originado dentro de nuestro país con la cooperación del general Luis V. Doucondray-Holstein. ex·jefe del

6. Juan Augusto y Salvador Perea. Bolívar t:n Jljt:ques. Aleneo Puertorriqueao. Sociedad Bolivariana de Puerto Rico, 1970; págs. 5·7. Cruz Monclova. Bolívar. Tht: Uft: of an Idealist. (Bollvar, la vida de un idealista l. AlIiance Book Corp., New York. 19~2. y tomo diado. pág. 116; Madariaga. op. dI., pago 284; Ludwig. Bolívar. Tht: L,ft:of an Ideallsl, (BoUvar. la vida de un idealisla), Alliance Book Corp.• New York. 1942. pág. 154. Es imeresanle verlas varia mes del relalo en Ludwi¡; y Madaríaga. aparte de la poca importancia quele d:m. Lo de que vertió sangre bolivariana se explica porque los uipulanles de la "Brion" capitaneada por Amonio Rosales desembarcaron en pumas distimos de·Vieques. y al encontrarse en lierra no se reconocieron yse cayeron a tiros. Hubo heridos. pero nada se dice de que 8011\'ar Cuera uno de ellos. Por lo lamo lode "sanjtre bolivariana" se aplica a todos. 7. Cruz Monclova. op. ClI., Y tomo citidos. págs. 159·161; y 2116·2117.


Estado Mayor del Presidente Libertador, y que para 1822 se habia convenido en su detractor. La conspiración fue descubierta antes de que la expedición saliera para Pueno Rico por delación de personas invitadas por equivocación para respaldarla. Fueron fusilados en El Morro el12de OClUbrede 1822 el guadalupano Pedro Dubois y Carlos Romano, (no se especifica su nacionalidad). El gobernador, don Miguel de la Torre, como era su costumbre, echó al aire la ya manida propaganda ae tildar a los separatistas como .....hombres perdidos o inconsiderados. aventureros sin patria y sin honor que habian intentado trastornar la paz de este pueblo afortunado...• Fracasó también la conspiración dirigida desde afuera en 1823 por el coronel Manuel Suárezdel Solar y respaldada en el país por el coronel puertorriqueño MalÍas Escuté, miembro del regimiento de guarnición de la capital. que había peleado contra Bolivar en el ejército del general Pablo Morillo. El proposito de esta conspiración era hacer de Puerto Rico un estado federado de la república de Colombia. El coronel Escuté. luego de que se escapó de Cádiz ingresó en las filas d~1 ejército del general José Antonio Páez. 9 Fue deslerrada a Cuba el 24 de octubre de 1824 Maria de las Mercedes Barbudo, primera mujer separatista que se conoce con nombre y apellido, por descubrirse que servía de enlace entre los separatistas puertorriqueños dentro de la Isla y los que estaban desperdigados por Santo Tomás. Curazao y Venezuela. También sufrió deSlierro en 1825 su hermano, José Barbudo, muriendo en Cádiz mientras tramitaba su excarcelación. 10 Ante lanta represión no es de extrañar que la expedición de barcos venezolanos que surgió en Punta Borinquen a mediados de marzo de 1825 no recibiera apoyo del interior. Los expedicionarios lograron apoderar-

8. Luis V. Doucoudray-Holsldn, ¡\femoirs al Simón Bolívar. Bastan. S.G. Coodrich & Co.• 1829. págs. 297-1102; Cruz Monc1m·;I. op. cil.• y tomo cilados. págs. 162·164 y 187·189; Pedro Tomás de Córdova. Memoria de PUeTto Rico. Tomo 111 (Reproducci6n en copia mimeografiada del programa de HistoJÚ de Puerto Rico de la Uni· versidad de Puerlo Rico. págs. 479-488). Doucoudray·Hohtein omite en su relalo el proyecto ullerior de la expedición y niega lodo aquello que pudiese incriminarlo. Cruz Monclova enumera enlre los colabo· radares a Carlos Rigoni y a Andrés Level de Goda, emigrado de Cunamá y residen le algún tiempo en PuerlO Rico; Ramón Medina Ramlrez. El mOVImiento libertador en la historia de Puerto Rico. Tomo l. Segunda ro.. Imprenla Nacional. San Juan. Puerlo Rico. págs. 10·11, es el único autor que consigna el nombre de pila de Romano. pero no da lampoco su nacionalidad. a pesardeserde los primeros en ofrecer su vida por la independencia de Puerto Rico. 9. Mariano Abril, en su libro. Antonio Valero, un h;roe de la in· dependencia de España )1 Amblca. Institulo de Cultura Puerlorri· queiia. San Juan. Puerto Rico. 1971. págs. 171·172. afirma que Escu· ré no era puerlorriquei\o. sino español peninsular. Cila a R.M. Carabaño en cuanto a la puertorriqueñidad de Escuté. pero no da la ruente para corroborar su españolidad. Cruz Monclova afirma que Escuté era puertorriqueño. Véase su obra y tomo cilados. nOla de calce nú' mero 109. pág. 205: y A.H.N. Ultramar. Hacienda. Legajo 1085. doc. 1112. 10. A.H.N. Gracia y Justicia. Legajo 2005. docs. 9 Y 10. YCruz MondóVa. op. cit., y lomo citados, pág. 2118.

se del fuerte español en Aguadilla. mas al recibir el contra-alaque de las fuerzas oficiales se vieron forzados a regresar a su país." No se consignan en las fuenles los nombres de los lideres de las expediciones venezolanas que arribaron en las primeras décadas del siglo pasado, por lo que se puede colegir que no eran los jefes más prominentes. Sería interesante investigar en fuentes venezolanas el origen de ellas. que constan en la Gaceta de Puerto Rico. PUERTO RICO Y EL CONGRESO DE PANAMA Es incomprensible que Madariaga. Ludwig y HU lllencIonen en absoluto al general puertorriqueño don Amonio Valero de Bernabé y Pacheco. máxime cuando se ha dicho que fue de los pocos subalternos de Bolívar que no le hacian dos caras. Venezuela no lo olvida y su nombre está en la larja corrt:~pondlente a los extranjeros que sirvieron en los ejércilos de liberación que se yergue en el Paseo de los Próceres. Valero salió de Puerto Rico a los trece años para ir a estudiar y aunque nunca pudo volver, siempre luvo presente a su palria. En su carrera militar sirvió primero a España frente a los franceses y luego en Méjico se fue del lado de los mejicanos cuando se firmó el Plan de Córdova. Al hacerse Itúrbide emperador abandonó el país y para 1823 ya había puesto su espada al servicio del ejército de Colombia. Lo primero que hizo fue proponerle a Santander que se pusiera en ejecución el pro· yecto de independizar a las Antillas. como se había insinuado en la Carta de Jamaica. Santander le contestó que su plan no podría realizarse de inmediato "por hallarse el ejército de Colombia, su ilustre caudillo y su erario gravemente empeñados en la campaña del Perú". Justo luego de su arribo se presentó en Colombia una delegación cubana con el mismo propósito de Valero. El los acompañó hasta Lima para que conversa· ran directamente con El Libertador. Este confirmó lo dicho por Santander, pero añadió que hacía tiempo él había pensado terminar su obra echando a los españOl les de las Antillas "y que solamente lo había prometido así el coronel José Rafael Heras, hijo de Cuba, que luchó bizarramente en Carabobo y cayó peleando en el hato de Avila". Lo más que pudieron conseguir Valero y los cubanos fue que el Lic. José Agustín Arango fuese nombrado secretario de la legación del Perú al Congreso de Panamá junto con el Dr. Manuel Vidaurre como representante de ese país; y que Fructuoso del Castillo fuese en la delegación colombiana como secretario privado. De José Aniceto Iznaga obtuvo Bolívar dalos fidedig. nos de las fuerzas españolasen Cuba que le serian útiles cuando se hiciese la expedición. AparentementE' hasla úuu~uudray-Holstein

1I. Cruz Mondova. op. cit.• y lomo cilados. páK 240.

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lo que se sabe hoy, desde Puerto Rico no salió ninguna comisión con parejo objetivo. Valero asumió por si mismo esa representación, puso su espada para remover los obstáculos que impedian la salida mar a(uera de los independientes y como estaba en Panamá en 1826 asistió a las reuniones del Congreso, (ue testigo de los debates y tuvo la tristeza de presenciar cómo se es(umaba el proyecto que tan tenazmente había propulsado. Fue por esa razón que el Dr. Pedro Albizu Campos trajo a la memoria de los distraídos puertorriqueños el historial de uno de sus hijos más preclaros, quien por su deo. dicación a la causa de la libertad de su patria se vió obli· gado a vivir y a morir (uera rle ella. 12 Como es de todos conodda la secuencia de los hechos que condujeron al Congreso de Panamá, justo es considerar cuál era el alcance de 10 prometido por BoH· var a las Antillas. Señalamos anteriormente que la Segunda Antilla no (ue mencionada en laCarta de Jamaica (1815) ni en las instrucciones del 15 de mayo de 1825. En 1815 todavía la parte española de la Isla estaba bajo el dominio de España y podía estar en la misma categoría de Cuba y Puerto Rico. En 1825 toda la Segunda Antilla constituía el Estado de Haití. ¿Por qué no (ue invi· tado? ¿Por qué sólo pensaba en una entidad de pueblos hispanoparlantes? Eso aCirma Madariaga muchas veces en su obra. Mas dado el caso de que la república de Colombia no había reconocido la independencia de Haití, alcanzada antes que la suya propia, por no ofender a Francia, que tampoco se la había reconocido, puede colegirse~ue ésa era la razón y no la cuestión del idioma. No fue por mucho tiempo que Cuba y Puerto Rico estuvieron en la agenda del Congreso. El 15 de mayo de 1825 instruía BoHvar que el Congreso resolviera la suerte de dichas islas, no porque los habitantes (uesen tan americanos como los de las ex-colonias españolas. sino porque mientras perteneciesen al gobierno espa· ñol tendría éste un medio para mantener la discordia y fomentar turbulencias y aún amenazas a la independencia y la paz en diferentes puntos de América'" Sin em bargo, cuando abrió el Congreso sus sesiones e122 de junio de 1826 don Pedro Gual, ministro plenipotenciario de Colombia, no tenía instrucciones respecto a Puerto Rico y Cuba. u Me preguntaba en mi obra El caso de Puerto Rico a nivd internacional por qué BoHvar tenía en mente a la Antilla Menor ya la Mayor en 1825, ya proclamada la Doctrina Momoe, y no así en 1826. y me contestaba que aparte de esta tranquilla se preCirió no enajenar más la ya bastante enajenada voluntad df.' España, que todavía

I~.

Abril. op. dI.• passim y págs. 144·147. BoJ(\'ar sugerla específicamente que sr preparase una expedi· ción costrada en conjunto por 105 Estados y que se decidiese por el congreso si las islas. o alguna de dlas separadamente. se iban a agre· Ir-lr a algunos de 105 Estados confederados. o si iban a decidir por si mismas su suerte fUlura. Véase Conferencias internacionales ameri· canas. Washin¡;ton. D.C. Dotación Carnegie para la paz internacio· nal. pág. XXVII. 14. ¡bid., págs. XXVII-XXXIII. I~.

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no había reconocido la independencia de sus ex-colonias. Sobre este último particular dice Madariaga que BoHvar, el 24 de enero de 1821 ofreció a España que garantizaría su soberanía sobre cualquier otro territorio español que no (uese independiente a cambio del reconocimiento de la independencia de los paises liberados. A esa fecha estaban todavía en manos de España, además de Puerto Rico y Cuba, Perú y la parte espáñola de la Segunda Antilla, lo que hace suponer que esa propuesta no se cumpliría por parte de BaHvar en cuanto a Perú, aunque tal vez si en cuanto al Haiti español, como se decía. u El 20 de diciembre de 1824 BoHvar planteó el asunto a Santander de otro modo, esto es que si se amenazaba a España con la invasión de Cuba y Puerto Rico, el ansiado reconocimiento de 105 nuevos estados no se haría esperar. A esa fecha ya Perú era independiente y el Haid español había sido sometido por el francés. Santander no sólo amenazó sino que solicitó autoridad del Con· greso para actuar. Ese mismo año el presidente Santa Ana de Méjico hizo público que propulsaría la independencia de Cuba para anexársela y que Colombia propulsara la de Puerto Rico con el mismo fin. A eso se opuso Estados Unidos, por temor de que se aboliese la esclavitud en las islas, como de seguro se haría, y que se afectase adversamente esa institución en sus estados sureños. Añádase a esto que Inglaterra no estaba dispuesta a que Estados Unidos se anexase a Cuba. No se menciona a Puerto Rico porque la consideraban un apéndice de la Antilla Mayor y se sobrentendía que la una iba con la otra. 16 En suma, tanto Cuba como Puerto Rico eran peones en el juego diplomático del momento. Inglaterra se conformó con la oferta de Estados Unidos de no intervenir en las colonias europeas en América, aunque pensando en las Antillas españolas, sabiendo Inglaterra que Estados Unidos, originalmente colonia suya, no había querido acordar con ella y con Francia el status de Cuba; ni que tampoco se había comprometido a no intervenir en las naciones libres de América. Es significativo que al añadir Estados Unidos en su famosa doctrina que no vería con buenos ojos que paises extra15. Luego de que Jos~ Núñez de Cáceres de:cJaró a La Española indeprndie:nte el 1D de diciembre: de: 1821. d nuc:vo Eslado envió un emisario a Colombia para tralar su accesión a la dicha república. Hay una cana de: Bollvar a Santander del 9 de febrero de 1822 que dice: asl: "Ayer he recibido las agradables noticias de Santo Domingo y Vera· guas del 28 YSOdel pasado. Mi opinión es que no debemos abandonar a 105 que nos proclaman porque es burlar la buena Ce de: los que nos creen fuerlrs y generosos; y yo crro que Jo me:jor e:n polltiCl e:s ser grande y magnámino. Esa misma isla puede traernos, en alguna negociación polltica alguna ventaja. Perjuicio no debe traernos si le hablamos con franqueza y no nos rompromete:mos imprudentemente por ellos". No obstante no sr conCretó la misión encomendada al Dr. Antonio M. Pineda y al pare:ce:r nunca se entrevistó con BollvarV~asr la obra de R. L~pervanche Parpadn. Núñn d~ Cáe"~! y Bolivar, El Prov~elo d~ incorporación d~1 fulado d~ ind~p~ndi~nl~ d~l Hailí ~!pañol a la Gran Colombia. Caracas. t.dit. Bollvar. págs. SI·~7.

16. Madariaga.op. eil., págs. 5S4·535.


continentales interviniesen en los paises independientes del 'hemisferio americano. indujo a éstos a creer que serian defendidos por el "hermano mayor" de una futura agresión de España. 17 El resultado final fue la congelación del status en el Caribe hasta nuevo aviso. Cuando el anunciado congreso abrió sus sesiones BoHvar ya no tenía fe de que se lograría lo que había ano ticipado por estar consciente de todo el rej uego diplomático que había. y por las actitudes prevalecientes res· pecto a su persona. Como Estados Unidos no se comportó como un país americano, ni tampoco quería que América fuese para los americanos, puesto que en su doctrina garantizaba la permanencia de colonias europeas, Bolívar entendió que sin siquiera la simpatía del relativamente poderoso vecino la invasión de las Antillas sería muy cuesta arriba. En 1826 ya temia que ni si· quiera permanecería la república de Colombia como estaba constituída. El no asistir al Congreso, que según había expresado poco antes, haría posible la unión de los extremos del continente, Venezuela y Buenos Aires. 18 es dato elocuente de lo anticipado. Aún así, en 1827 luego del receso del Congreso sin que se consiguiesen sus objetivos más importantes, cuando se rumoreó falsamente que España e Inglaterra iban a envolverse en una guerra, volvió a hacer planes para liberar a Cuba y Puerto Rico por las mismas razones geopolíticas expresadas anteriormente y para mantener ocupado al poderoso ejército colombiano. Así se lo expresó a Páez. A Sucre le escribió que por lo pronto Puerto Rico debla ser liberado y que luego se vería qué podía hacerse con La Habana. Sabía que Estados Unidos se opondría, pero si Inglaterra le ayudaba con aro mas y dinero haría caso omiso a lo que aquella nación pudiera decir: Mas como todo fue un rumor. los planes se suspendieron, siendo éste al parecer la última ocasión en que se hicieron gestiones respecto a las Anti· llas. 19 Los últimos años de su vida hubo de pasarlos Bolívar yendo de un sitio a otro del continente apagando fuegos que volvían a prenderse a sus espaldas.

17. Esta ~s ~n substancia la llamada doctrina Monroe: "Con las actu¡¡les colonias o dep«!ndmci¡¡s de I¡¡s polencias europ«!as no h~mos intervenido ni p«!nsamos imervenir. pero en c;¡mbio a los gobiernos que han declarado y mam~nido su independencia. la cual nosotros debido a grandes consideraciones y por justos principios h~mos reconocido. cualqui~r intromisión con el propósito de oprimirles o de controlar de alguna aIra manera su deslino por nin· gún poder europeo. no pued~ ser vista por nosotros d~ ningún otro modo qu~ no sea la m¡¡nUeslación de una disposición no amigable hacia Estados Unidos". Nt!w Standard Encyclopt!dia. Standard Education Society. Inc.• Chicago. 1956. Tomo M - Item James Monroe. (Nuestra traduc· ción). 18. Ibid.• págs. 542·5411. 19. Thomas G. Malhew5. "La visil¡¡ de Vlctor Schoelcher a Puerto Rico". R~vista del Instituto de Cultura Puertorriqueña. Enero a Marzo. 1971. número 50. San Juan. Puerto Rico. págs. 21·24.

APORTACION DE PUERTORRIQUErVOS EN EL IDEAL BOLIVARIANO DE INTEGRACION LATINOAMERICANA

¡.Ramón Emelerio Belances Por haber nacido en 1827. es el Dr. Ramón Emeterio aetances el primero de los antillanos en retomar la visión continental de Bolívar. Por vivir hasta casi el [in del siglo pasado dio amplitud a los esquemas elaborados por El Libertador y sirvió de inspiración a Eugenio María de Hostos, a Martí. a José de Diego. a Albizu Campos y a Juan Mari Brás. Del total de su vida. setenta y un años. Betances vivió en Puerto Rico un total disperso de veinte años. Se formó en Francia. pero no se afrancesó. De ese país obtuvo su amor a la independencia y su republicanismo. Recién terminada su preparación premédica fue testigo de la revolución de febrero de 1848. Conoció y colaboró con Víctor Schoelcher, el eminente socialista y abolicionista. quien visitó a Puerto Ricoen 1841. 20 Aunque Betances no eitá a Carlos Marx en sus escritos es imposible que no lo hubiese leído. Aparte de esto las ideas socialistas permean su pensamiento y su vivir. No se ha recalcado que en la constitución aprobada por el Comité Revolucionario de Puerto Rico. fundado e16de enero de 1868 eo Santo Domingo. e integrado por Betances. Carlos [lio Lacroix, Mariano Ruiz Quiñones y Ramón Mella, se prohibía expresamente la distinción de clases en la formación-de las juntas revolucionarias.!t Otro detalle de la vida de Betances es el hecho de haber sido el primer exponente del principio de negritud, según apunta el recién fallecido uruguayo. Carlos M. Rama. Es significativo que pudiendo haber callado la presencia no manifiesta de africanidad en su biología, la proclamase con orgullo. 22 Es por tanto en muchos sentidos que el Padre de la Patria, como lo Ila· mó el Dr. Pedro Albizu Campos, puede considerarse como el representante más autél}tico de la puertorriqueñidad en el siglo diecinueve. Betances fue el primer antillano. Comprometido ya en 1863 con el propósito de promover la independencia de Puerto Rico. aprovechó la circunstancia de la segunda guerra de independencia de los dominicanos contra España para conminar a los puertorriqueños a aprovechar la coyuntura y rebelarse "para hundir en el polvo a los déspotas de Cuba. Puerto Rico y Santo Domingo". en vez de responder a los pedidos oficiales de colabora·

20. Cruz Monclova. Ofl. cit.• Y lomo cilados. Apéndice número IX. Capitulo 111. ¡¡r!. 20. págs. 707·710. 21. Carlos M. Rama. La índeflendencia dt! las Anli'llas)l Ramón Emeltrio Betanct!s. Revista dellnstitulo de Cultura Puertorriqueña. S¡¡n Juan. Puerlo Rico, 1980. pág. 28 YnOla al calce numero 11; Luis Bonafoux. Belances. Instituto de Cultura PuerAorriqueña. San Juan. Puerto Rico. 1970. págs. VIII·X. 22. Cruz Monclova. oP:cit,. y lomo citados. págs. 477-478.

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ción con la metrópoli. u Es ésta la primera manifestación del pensamiento antillano de nuestro prócer. El que España perdiera a la República Dominicana en 1865. y su subsiguiente guerra en el Padrico contra Chile y Perú fueron factores favorables para despertar conciencia en favor de la independencia de Cuba y Puerto Rico. Chile lo entendió así y encaminó una gestión conridencial para subvertir el orden en las Antillas y privar a España de su uso como base de operaciones. La guerra del Pacífico hada realidad el temor de Bolívar respecto a las Antillas. La famosa doctrina Momoe que adormeció los temores de intervenciones europeas en los países independientes no se aplicó. al parecer por estar Estados Unidos envuelto en su guerra civil. Por lo tanto la gestión chilena tenía posibilidades de éxito. Benjamín Vicuña Mackenna se puso en contacto con la Sociedad Republicana de Cuba y Puerto Rico, fundada en 1865 en Nueva York con ramificaciones en otros estadps. Fundó el chileno el periódico "La Voz de América. Organo de las Antillas Españolas". Su objetivo aparente era informar sobre la guerra que sostenían Chile y Perú contra España. pero luego se convirtió en órgano del movimiento independentista antillano. No es de extrañar entonces que Betances, de vuelta de su segundo déstierro por su defensa de la causa dominicana. fuese uno de los emisarios que repartían el, periódico en Puerto Rico. El gobernador José María Marchesi aprovechó la ocasión de que los artilleros se amotinaron para ordenar a fines de junio y principios de julio de 1867 a catorce personas. entre ellas Belances y Segundo Ruiz Belvis a que se presentasen en término de dos meses al Ministerio de Ultramar para ser interrogado~ sobrl' el asunto. En esa hora y punto Betances y Ruiz Belvis decidieron romper con España y juraron no volver,sino a la cabeza de una expedición libertaria. El 16 de julio de 1867 publicaron una proclama fechada en Nueva York dirigida a cubanos ya puertorriqueños instándolos a trabajar de concierto en favor de la independencia de ambas islas, para poder "formar mañana la Confederación de las Antillas". Es la primera vez que públicamente se expresa la idea. aunque ya había sido puesto en práctica el trabajo en conjunto por Basara y Macias. La insurrección que los conspiradores puertorriqueños y cubanos iban a preparar tenía como lema el dicho de Bolívar: ¡Unión. unión, o la anarquía osdevorarál Como Vicuña Mackenna se había requedado en Nueva York luego de que su gobierno había dado fin a su gestión. se acordó que Ruiz Belvis iría a Chile a con· seguir ayuda material y moral con su colaboración. Basara se quedó en Nueva York en su puesto y Betances se trasladó al Caribe a organizar la revolución. Vía Ca-

25. Ada Suárel Dial, "Segundo Ruil Be1vís". Revisla "El Cari· be", Año IIJ. número 4.1982. págs. 59-40. Hay también una alade un arliculo publicado por Leopoldo Benavides en la Revisla dellnstilU10 de Cultura Puerlorriquma. Año VII, número 22. págs. 8-10. La cerlHicación rue hallada en los Papeles del J ulgado de Mayagüa. Ci· vil. Caja 41 Bu.

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lombia llegó a Chile Ruiz Belvis el 27 de octubre de ese año y el 3 de noviembre de 1867 murió en un hotel en Valparaíso. Esa muerte inesperada hizo florecer especulaciones que apuntaban a un asesinato político. La Dra. Ada Suárez Díaz en un artículo publicado en la revista Caribe (1982) establece quese descubrió hace unos años una cenificación del Dr. E.C. Menckel. quien atendió al ilustre viajero desde que llegó a Chile. La muerte fue causada indirectamente por una estrechez de uretra que padeda don Segundo desde antes de salir de Puerto Rico. Por no haberse detenido en uno de los puntos del largo viaje su condición desembocó en gangrena producida por inOamación flegmosa del perineo. Menckel fue asisúdo por otro doctor, don Agustfn Coignard, y el dueño del hotel Aubry, don Julio Lan· voy, se encargó de curar personalmente al enCermo al negarse a ello los sirvientes por la fetidez de las heridas. Esta cenificación fue solidtada por los herederos de José Antonio Ruiz, y está fechada en Valparaíso el 31 de mayo de 1868. 24 No pudo completarse la misión de Ruiz Belvis no tan sólo por motivo de su muerte, sino porque Estados Unidos presionó a Chile para que no cooperara con la insurrección en las Antillas españolas. 25 El Grito de La· res se dio el 23 de septiembre de 1868, pero no tuvo el éxito que correspondía a su organización previa. No pudo sostenerse hasta juntarse con el Grito de Yara, dado en Cuba ellO de octu bre de 1868. Betances manifestó a Manuel Sanguily el 14 de agosto de 1891 que en 1867 se conspiraba en amllas islas, pero no lo hadan de acuerdo. por desgracia, "pues entre las dos, si hubiera querido comprenderlo la Junta de Nueva York, arrastrábamos a la República Dominicana y teníamos ban· dera en el mar". 26 Mas esa derrota no detuvo la labor de Betances ni su propósito de hacer posible el ideal boli· variano. Carlos Rama cree que Betances empezó a citar a Bolfvar luego de su visita a Venezuela en 1867. 27 Esta fue en 1869, cuando expulsado de S"anto Tomás por industria del gobernador Sanz, estuvo allí brevemente en ruta hacia Nueva York. Sin embargo su afinidad con Bolívar es anterior. Recuérdese que cuando se constitu· yó el Comité Revolucionario el6 de enero de 1868 ya se le cita. Es después del fracaso militar de Lares y ya en mar· cha la primera guerra de independencia de Cuba que Betances amplía el radio de la confederación más allá de Cuba.y Puerto Rico, y por ende más allá de Bolívar. Desde entonces hasta su mUl'rtp, usó el seudónimo de

24. Crul Monclova, op. cit., Ytomo citados, quien cila a Hermi· nio POrlell Vilá. Narc(jo Lóp~z y su época. La Habana. 19110, Tomo 11. pág, 187. 25. BonaCoux. op. e1t.. pág. 280. 26. Rama, op. cit., pág. 18. La Dra. Suárel da el afio 1869. Véase de eSla aulora. El doctor Ramón Em~t"io Betancej, su vida y jU obra, Talleres Gráriros Imeramericanos. Junio, 1970. pág. 27. 27. Incurre a veces Belances en llamar "americanos" en sentido exclusivo a 105 naturales de Eslados Unidos. aunque usualmente 10" llama "yankees".


"El Antillano", aunque también se llamase americano en sentido conlinen tal. 2I Betances adapta a Cuba la conocida idea bolivariana del equilibrio de las Américas. situado por El Libertador en Panamá. Dice que "con las otras Anúllas esta isla (Cuba) parece destinada con la independencia a converúrse en la llave del golfo americano y por su posición a servir de columna en la balanza de las dos Américas". Esta cita está en el prólogo de la obra "Que.stion Cubaine, L'e.sclavage et la traite Cuba" editada en París en 1876, donde también cita la Carta de Jamaica. 29 La República Dominicana y Haid entran en el concepto de la confederación a finales de 1869. En esos días Salnave en Haití y Buenaventura Báez en Santo Domingo estaban negociando cada cual los enclaves de Saint Nicholas y Samaná con Estados Unidos. Betances muda su residencia a Jacmel. donde está ya Basora. y practica alH la medicina hasta 1872, cuando se traslada a Paris. Con recursos monetarios provistos por Betances el ~ominicano Gregorio Luperón puede obrar y se consigue el derrocamiento de Báez. En 1874 se firma el tratado haitiano-dominicano. que da fin a la pugna entre las dos mitades de la Segunda Antilla. Libre ésta de los que querian anexionarla a Estados Unidos losconspiradores puertorriqueños en la República Dominicana. Hostos entre ellos. tratan de volver a levantar en armas a PuerlO Rico; pero sin éxito. Fue en 1875 que se encuentran de nuevo Hostos y Betances. en un viaje que hizo éste para "ver siquiera de lejos la tierra de promisión". Fueron cinco años (1870-1875) que dedicó Betances para evitar a toda costa que la Segunda Antilla fuese anexada a Estados Unidos, con todo lo que ello significaria para Puerto Rico. En estos años es que desarrolla el concepto de "Las Antillas para los antillanos". en contestación a los falsos intérpretes de la doctrina de Monroe. resumida como "América para los americanos". Desde 1868 (7 de diciembre) Betances se había desengañado del proclamado altruísmo de Estados Unidos, y deefa que la independencia de Puerto Rico había que adelantarla porque temía que fuese a caer entre las patas del "minotauro americano"SO (queriendo decir Estados Unidos). En el concepto de antillanos entró también Jamaica. En 1882 se entrevista con William E. Gladstone y le propone la inclusión de la otra Antilla Mayor en la con· federación antillana a crearse. SI Trasciende así no sólo

28. Rama. afl. cit •• págs. 7l1·74. 29. Bonaloux. ofl. cit" pág. 64. lIO. Rama. ofl. cit., págs. 69-74. lit Thomas G. Mathews, Tht! Projt!Ct for 11 Conlt!dt!ration 01 tht! Grt!att!r Anlilks. Caribbean Historical Review. Vols. III.IV, Dec.. 1954. Govemment Prinling Orrice. B.W.1. 1955. págs. 71-94. y Carlos Rama, 0fl. cil.• pág. 84. La cita al calce pone como luentHllibroPor 111 rroolución IIfricllna. M~jico. Fondo de Cultura Económica. 1966. pág. 9S. que recoge un trabajo de Franu Fanon, LIIS AnlillllS. nllúón de lA na nllción 1, YRama, LIIS A ntillllS flllrll las IIntilla nos, 1nSlilu 10 de Cultura Puertorriqueiia,San Juan, Pu~rlo Rico. 1975, pág. XXXIU.

el marco hispánico que había limitado el esquema bolivariano, sino también el marco latino. Hasta allí no llegaron los precursores de Betances. Afirmo lo anterior tomando en cuenta propuestas previas sobre alguna forma de confederación de las Antillas como condición necesaria para su desenvolvimiento como naciones libres. Refiero al lector el articulo del Dr. Thomas G. Mathews titulado. "The Project for a Confederation of the Greater Amilles", donde incluye propuestas para el Caribe. Hispanoamérica y para una comunidad de naciones hispánicas incluyendo a España. Si nos atenemos exclusivamenle a las propuestas para el Caribe vale anotar la de Alexander von Humboldt, quien visitó esa región de 1799-1804. El ilustre científico se atrevió a predecir el establecimiento de un imperio negro. si las condiciones miserables de los esclavos no variaban. Contando con la sublevación de éstos, se podía formar una confederación africana de los estados libres de las Indias Occidentales. a la cual se sumaria luego Haití, pero con exclusión de Cuba por haber allí muchos seres libres. blancos y negros. (Tal parece que Humboldt se olvidó de Puerto Rico. donde existía una proporción mayor de libres). Presionó también la teda etnica el haitiano Louis joseph Janvier en su libro La Republique d'Haití et .ses vi.siteur.s (1840-1882). publicada en 1883. Proponía la creación de una "confederación de Haití" o "confederación antillano-negra" desde Ponce a Panamá. Al parecer parodiando a Betances dice: "los yankees dicen re· sueltamente: La América para los americanos. Que los haitianos no olviden gritar bien alto: Haití para los haitianos". Consigna Mathews en su articulo que Adolphe Lara. un publicisla de Guadalupe sugirió a Antenor Firmín una federación negra. a lo que éste se opuso por ser un planteamiento limitado y limitante. Estaba de acuerdo con Betances que aseveraba que no debía haber distinción de raza, origen y nacionalidad en la proyectada confederación. También Tomás Je[. ferson propuso la creación de un reino negro que sir~ viese de refugio para las personas traídas de Africa al Nuevo Mundo. Estos proyectos basados en el factor étnico no tienen el alcance del sugerido por Betances. Más amplio es el plan de José Alvarez de Toledo. mencionado en este escrito, y que fue diputado a las Cortes de Cádiz por Cuba. Alvarez sugirió en 1811 que como Gran Bretaña intentaba apoderarse de las Antillas españolas. Estados Unidos debería ayudar para establecer una confederación independiente que los incluyese. Aunque como señala Mathews este plan precedía al de Bolívar. en cuanto a alcance, si se reduce al Caribe iba más allá. al incluir a La Española. pero se quedaba cortísimo si se compara con el plan bolivariano en general. Alvarez pecó de ingenuo al creer que Estados Unidos respaldaría su propuesta. Carlos Rama dice en su libro "La independencia de las Antillas y Ramón Emeterio Betances" que en 1842 ya Víctor Schoelcher había manifestado que las Anti45


Has "se convertirían un dia necesariamente... en pequeñas repúblicas independientes unidas confederativamente". ¿Se refiere Schoelcher a las Antillas Menores solamente, o a todas en conjunto? La cita no lo adara. Otra propuesta enunciada en 1865 fue la de la Sociedad Democrática de los Amigos de América, que en 1866 cambió su nombre a la Sociedad Republicana de Cuba y Puerto Rico. Se sugirió una confederación libre de las Antillas españolas con una plusvalía de poder y progreso cuya existencia poiítica podía ser garantizada sin dificultad por las potencias marítimas de ambos hemisferios, a cambio de grandes e incalculables ventajas para su comercio. 52 La quiebra de esle plan es contar con que Estados Unidos. que a esa fecha estaba en acecho para quedarse con las Antillas, estuviese de acuerdo a que se crease una entidad así. Como en esa sociedad H· guraba el Dr. José Francisco Basara, amigo y colaborador de Betances en lodos sus proyectos, QO es aventurado suponer que no estuviese ajeno a la propuesla. Ya casi al final de su vida en la carta a HOSIOS del 7de junio de 1898, contrayéndose a Puerto Rico solamente, decla· ró que si se le decía a Estados Unidos que el país estaba resuelto a resistir antes de pertenecer a la Unión, Améri· ca (quiere decir Estados Unidos) debería ser generosa y reconocer su independencia, que para los puertorriqueños sería su salvación y para los americanos (sic) una fuente más considerable de riquezas." Nólese que Betances montaba su argumento sobre la rebelión de los puertorriqueños, ~ue no se dio. Adviértase también que a la altura de 1867 ni Haití. ni Jamaica estaban inc1uidas;n esos planes. Tal parece que Humboldt incluyó a Jamaica y a las Antillas Menores, pues el radio geográfico de su confederación africana lo sitúa entre Colombia (supongo que sea América del Sur) América del Norte y Guatemala. que era entonces la América CentraL Recuérdese lambién que Betances amplió su con· federación de 1867 con la inclusión de Haití c. 1870y la de Jamaica en 1882. No hemos mencionado a Hostos porque nos ocuparemos de él próximamente. Bolívar, Belances. HOslos y Maní fueron personas de pensamiento y acción. De ellos sólo Bolívar llevó a cabo campañas mililares. pues Martí apenas se eslrena-

32. Rama, LIU An/ll/as para los an/I/lanos, págs. 258·260. 33. Brtances hizo un cuadro fl5ico y psicológicodrmolt'dor dr Estrada Palma. Lo más que Ir prrocupaba dr él rra q ur sirm prr habiaba dr conseguir la Iibrrtad para Cuba -en el orden- y qur nunca ha· biaba de su indt'prndencia. No lo consideraba digno sucesor de Cés, prdrs, (esto 5t' rscribt' en 1878) y llega a drcir rstas palabras: "Es evidentt' qur t'stt' hombrrcillo. mellado por más señas. fut' rscogido por los que quit'rt'n manrjar el gobierno dt' Cuba, sin rt'sponsabilidad, para echar abajo el monumento de Céspt'des". No obstantt'. cuando Estrada fut' elegido Delegado plenipotenciario de la república de Cuba t'o armas. le rchó crrrojo y siett' llaves a su opinión. y aconsejó qut' furse él también el delegadodr la Sección Purrto Rico, y que un puer· torriqueño fuera sub·ddegado. para garantizar qur no se drjara a Puerto Rico atrás en la hora de las últimas dt'cisiones. Véase aBonafoux. op. á/.• págs. XXXIII·XXXIV. La cita directa rstá en la pág. XXXIV.

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ba en esas lides cuando murió en acción, y Hostos y Be· tances no tuvieron la oportunidad ni de siquiera iniciarse. A pesar de los logros de El Libertador, murió tan desilusionado que se consigna que llegó a opinar que había arado en el mar. Martí no tuvo tiempo de desilusionarse respecto al desenlace de la guerra iniciada por él. No así Betances y Hostos, que murieron sin haber alcanzado la meta por cuya realización lucharon la casi totalidad de sus vidas. Betances decidió fijar su residencia en Francia en 1872. cuando concluyó que no había condiciones inme-

diatas para otro levantamiento en Puerto Rico. Prefirió no quedarse a vivir en el monstruo. donde estada cerca, porque le conoda sus entrañas, si se me permile parodiar a Martí. En los casi veintiséis años que mediaron entre 1872 y su muerte en 1898, Betances fue representante a nivel diplomático de la República Dominicana hasta 1887. cuando renunció al cargo por haberse convertido en dictador el presidente de ese país, Ulises Hereaux. Fue ese mismo año. y por sus gestiones diplomáticas que se le concedió la Cruz de la Legión de Honor, conviniéndose según razón, en el primer americano en recibir esa distinción. No dejaba de la mano a Cuba. Grande fue su desilusión cuando en 1878 se firmó el Pacto de Zanjón, aunque por otra parte se sentida orgulloso de que el puertorriqueño Juan Rius Rivera se negase a firmarlo. Estuvo siempre al tanto de la trayectoria de Martí, a quien se supone no conoció personalmente.· Por vía de su compatriota Sotero Figueroa le pidió que hasta abusara de su nombre en favor de Cuba. Cuando se desató la última guerra de independencia de este país. Betances fue nombrado su representante diplomático en Francia. Ya viejo, enfermo y sin dinero usó todas sus influencias para montar una propaganda efectiva contra España y a favor de Cuba, así como para reclutar colaboradores valiosos, y no pudo más porque don Tomás

-No quirra dejar dr comunicar a los historiadorrs rrunidos rn rste Eneurntro la hipótesis dt' la Dra. Maria Meret'drs 501á. aprrsada t'n su articulo "Prrst'ncia dt' Purrto Rico y los puertorriqueños en Martl". publicado en Estudios Martinianos. Mrmoria dd St'minario José Marti, Editorial Univrrsitaria, Universidad dr Purrto Rico. 197'1, págs. 87·97, rrsprcto a la famosa cana sin (t'eha t'n que Martl se prrsenta a Bt'lances como quirn no rs conocid.o suyo y Ir pidr su cooperación para una nueva t'lapa dr la lucha de Cuba. Sr ha supues· to qur la carta fue escrita en 1894 01895 - contándost' con que para lo que se pide cooprración rs para la guara que emprzó t'n rsr año. La Dra. Sol:1. basándose en una rr5t'ña qur hacr Marllt'nrl prriódico Pa/ria rn 185~. de un discurso de Sotrro Figueroa. Martl lo llama "hijo rspiritual dr aqurl Bt'tances, que hacr cartoru años (subraya+ do en el texto) renunció la reprrsentación dr una rrpública rn Paris para aceptar, de manos dd mISmo Delegado de hoy (subrayado t'n el trxto) la rrprrsemación dr la guerra qut' iba a renacer con Calixto Garclalñigurz". Cita al Vol. 11 drlas Obras compldasde José !oIar/;, pág. 258. Mard sugirrt' t'n esa carta un posiblt' encurntro prrsonal. que crt't' ella qut' pudo habt'rse dado en Parls en el último viajr dr Martl a Europa rn 1879. Por todo esto rila are que la carla se rscribió antes drl '80. Véase págs. 90-91.


Estrada Palma le tenía la brida corta. 54 No pudo conseguir que se enviase una expedición libertadora a Puerto Rico. si había posibilidades de que fuese bien recibida por los puertorriqueños. pero siempre confió que si Cuba ganaba la guerra por sí. en las neg.ociaciones de paz a Puerto Rico se le reconocería su independencia con una indemnización a España. Siempre fue antianexionista (a Estados Unidos) y se oponía a que se contase con eJlos para ganar la guerra. No olvidaba su proyecto de la Confederación de las Antillas y de la integración de Latinoamérica. Con esos fines creó en París la Biblioteca Simón Bolívar. el Hospital Latinoamericano y el Colegio Latinoamericano. Cooperó con la creación de la Unión Latinoamericana ideada por J.N. Torres Caicedo de El Salvador. Betances y Gregario Luperón eran vice-presidentes honorarios de la entidad. pero Antenor Firmin señala que luego de la muerte de Torres Caicedo. Betances contrajo su proyecto a su sueño del Caribe. ss Aunque distante. estaba presente en las actividades de lo~ conspiradores antillanos que ya le rlamaban "el venerable". No es de extrañar entonces que al organizarse en 1892 en Nueva York el "Club Borinquen" Betances fuese elegido su presidente honorario. Era como un faro aJlá en París y atraia no sólo a los independentistas antillanos. sino también a autonomistas puertorriqueños. Así Luis Muñoz Rivera y Rosendo Matienzo Cintrón. miembros de la comisión que fue a Madrid a fines de 1896. usaron la amenaza de regresar a Puerto Rico vía Nueva York. con parada previa en París; léase hablar con Betances." Hay alguna SImilaridad entre los últimos días de Bolívar y los últimos de Betances. Por sus actividades en favor de la independencia de Cuba y Puerto Rico. España hizo presión sobre Francia para que lo expulsaran del país. Para el eterno exilado una decisión de tal naturaleza. cuando estaba viejo. arruinado, sin clientela y enfermo, era equivalente a la muerte. Tuvo que recurrir

1I4. Rama, op. cit.. pág. 157. Ramaadvierlequenoseha hecho un estudio deter.ido sobre ese ánjitulo. Mathews. cit. 55. Luis Muñol Rivera antes de ir a España con la comisión pro· metió a Gerardo Forrest Seaetario de Correspondencia de la Sección Puerto Rico del Partido Revolucionario Cubano. que de no conseguir de los pollticos españoles una promesa de otorgar la autonomla volverla a Puerto Rico por Nueva York. y "volver~ con ustedes. amil go Fotrest y volver~ con las armas en la mano para libertar a nuestra patria o morir en la demanda". En su libro MU~Ol dice que habló ron Práxedes Mateo Sagasta sobre su propósito en entrevista exclusiva con El. Rosendo Matieozo Cintrón en presencia de Muñol le dijo a Francisco Silvela que esa comisión era el último cartucho que que· maba Puerto Rico y que si (racasaba la solución seria la guerra que ellos querlan evitar. Para lo de Forrest, v~ase de p'i1ar Barbosa de Ro· sario. La obra de José Ce Iso Barbosa. Tomo V. De Baldoriot)l a Barbasa. Imprenta Venezuela. 1957. págs. 502-504; y de Muñol Rivera. Obras complelas, Tomo 5. págs. 25-24 para lo que le dijo a Sagasta. 56. Jacques Gilard, "Belances y Francia", Articulo publicado en la obra de Ramón Emeterio Detances, Casa Nacional de la Cultura. Instituto de Cultura Puertorriqueila. San Juan. Puerto Rico. 1980, pág. 74. Cita a Bona(oux, 0/1, cit, pág. LVIII. La Carla a Hébrard es· tá (echada el lO de diciembre de 1897, nueve meses antes de su muerte.

a un amigo de su niñez en Toulouse. el senador A· drién Hébrard; quien además era el periodista más respetado de París. informándole que había sido advertido en ese sentido. y recordándole lo que bien sabía Hébrard; es decir, "c~an constante ha sido. tanto en el extranjero como en París. mi devoción por su país".S? Vivió lo suficiente para ver que el ideal que había sustentado en firme por cincuenta años recibía en su concepto· un golpe mortal con la invasión de su patria por el "minotauro americano". Como estaba no sólo lejos del teatro de operaciones sino también físicamente imposibilitado para trasladarse a algún lugar de América. había escrilo a Hostos en la carta ya citada del 7 de junio de 1898. urgiéndole que presionara a Henna cuando llegara a Estados Unidos para que tratase de conseguir para Puerto Rico "las mismas condiciones. siquiera. que se le hacen a Cuba". Temía Betances que Henna sólo se preocupase de arrancar a la Isla de manos de los españoles. aunque cayese en las de los "americanos" (sic) como terrilorio. Aunque cuando Henna fue nombrado para dirigir la Sección Puerto Ricoélloavaló diciendo que era su discípulo. a la [echa en que escribe esta carta dice: "Desgraciadamente. es muy yankee". En carga a Hostos que pida la independencia absolula. para lo cual creía que estaban los puertorriqueños en mejores condiciones que los cubanos.s 8 (Supongo que se refiere a condiciones económicas. por no haber sido Puerto Rico tealro de guerra.) La independencia de la patria antillana, que como decía Betances. completaría el sueño de Bo~ívar. se ponía bajo cien brazas de agua. Hostos. más joven que Betances por doce años. aunque sólo lo sobrevivió por cinco. llegó a Nueva York el 16 de julio. un día antes de España iniciar las negociaciones de paz. Pronto se convenció de que llegaba tarde. El 22 de julio consigna en su diario que iba a.escribirle sobre el particular al "pobre Betances. que va a ser mi lejano compañero de dolor y de tristeza".'9 Ciertamente nada pudo hacer y no solamente por llegar tarde. La decisión de PuerlO Rico estaba hecha desde el 3 de junio. 40 Curiosamente en la cita-

O".

57. Rama. Las Anlillas para los antillanos. págs. 258·260. Carta del 7 de junio de 1898 a HoSlos. Rama dice que Betances desconfió in· justamente de Henna. Mas si bien a •'posteriori" se puede decir que Henna lrató de que las tropas invasoras estuviesen precedidas por una comisión de la Sección Puerto Rico del Partido Revolucionario Cubano, eso no lo podia saber Betances el7dejuniode 1898.51 conoda las creencias anexionistas de Henna y temla con razón que apro\'echara la coyuntura para adelantar sus objetivos. y que no reclamase la independencia absoluta a las autoridades en Washington. sin entrar en consideraciones de proponer plebiscitos ni periodos transitorios de ocupación de la Isla. que rue lo que se acordó luego del hecho consumado de la invasión. 58. Rama. La mdependencla de Puerto RICO )1 Ramón Em~teTio Betances. pág. 121. 59. Eugl!nio Maria de Hostos, Diario, Tomo 111. pág. 559. Si escribió una carta y si Betancesla recibió no se sabe. Por lo menos no aparece en los epistolarios publicados. 40. Herminio Portell Vilá. Historia d~ Cuba en sus relaciones con Estados Unidos y España. Tomo 111. Primera edición. EditorJosé Montero. La Habana. 1959, pág. 500.

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da carta a Hostos del 7 de junio Belances consignó cuáles serían las exigencias de Estados Unidos; a saber; 1. Puerto Rico entregado a ese país definitivamente como indemnización de guerra, 2. Cuba entregada temporal· mente hasta que los cubanos hayan organizado un gobierno. 41 Si bien en la carta del 7dejunio tenia Betances esperanzas de que se podía negociar una solución para Puerto Rico, en mayo, en carta a Henna aconsejaba la rebelión, porque si los puertorriqueños no actuaban rápidamente Puerto Rico sería toda la vida una colonia norteamericana. 42 Cerrado este episodio procederemos a exami nar cómo Hostos sostuvo sus relaciones con Be· tances.

2. Eugenio María de Hostos En 1863 se publicó en Madrid la "Peregrinación de Bayoán". cuando Hoslos era, según él dice, dos veces ni~ ño. por la edad y por la exclusiva idealidaden que vivía. Según el prólogo de la segunda edición, publicada en 1873 en Chile, Hoslos creía en 1863 en un cambio de polilica interior y colonial en España, "y hasta enunciaba la idea de la federación con las Antillas". Es en 1873 cuando Hostos pone en claro lo que él quería que fuese Bayoán. AIIl, y no en el relato. es que está la declaración que se cita corrientemente de qu~ "las Antillas estarán con España si hay derechos para ellas. contra España, si continúa la época de la dominación". Dispersas en el diario-novela hay expresiones que apuntan hacia la idea de una comunidad hispánica de naciones aunque no se usen esas palabras; pero para que tal federación se realizase, España debía enmendarse y extender los derechos que tuviesen los peninsulares a las colonias americanas." No era HOSloS el primero en expresar esa idea. Por 10 menos dos personas la habían propuesto antes que él. pues existía el propósito de que España conservara sus colonias como verdaderas provincias ultramarinas. Hostos difería de sus contemporáneos al proponer la fraternidad de España no sólo con sus ex-colonias sino también con las que le quedaban en América, que no eSlaban incluidas en los planes de Eduardo Asquerinoy Felidano Herreros de Tejada. En especial se excluía a Santo Domingo. No llegó Hostos hasta lo propuesto por Francisco Pi y Margall, que incluía a todas las colonias de España, pero no a los países independientes hispanoamericanos. H Se ha interpretado que Hostos era autonomista hasta 1868. pero ni en "La Peregrinación de Bayoán". ni en su "Diario" se expresa esa solución. ~ino más bien el

~ 1. Vi'ase SUpt3. cila ~8. Rama dice que a esa rccha ya seconocian esas condiciones. mas supongo que pocas personas. 42. Rama. La independencia de Puerto Ríco y Ramón Eme/erío Be/ances, pág. 124. 45. Eugenio Maria de HOSIOS, La Peregrinación de Bayodn. Obras completas, Tomo VIII. Institulo de Cultura Puerlomquei\a. San Juan, Puerto Rico, 1969. págs. 56, 42-45. 165-167 - Pr61ogo, págs. 6. 8. 16. 44. Malhews, op. CIt., págs. 75·76.

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principio de asimilación política a España. Mas como los estadistas españoles que derrocaron a Isabel 11, no supieron vivir a la altura de las circunstancias Hostos renunció a España y trasbordó al separatismo. Cuando estaba en París en septiembre de 1869 de paso hacia Nueva York comunicó durante una cena a los puertorriqueños José Julián Acosta yJulián Blanco su idea de que se constituyese una confederación interamericana en la cual. por su posición central "vis a vis" del Continente y del mundo entero, las Antillas serían una fuerza comercial imponderable que favorecería un vasto desarrollo de I~ civilización v !\ervirían para balancear las fuerzas de la América, esto es la sajona y la latina. Partiendo de ese principio de balance, que es ciertamente bolivariano, en opinión de Hostos las Antillas no podían ser anexionadas, sino ser estados independientes que debían forzosamente unirse en una federación. 45 Nótese en estas expresiones que si bien Betances antecedió a Hostos en la idea de una confederación independiente de las Antillas, fue Hostos el primer puertorriqueño en continuar el pensamiento de Bolivar en cuanto a la confederación interamericana, pero con las Antillas como balance. en vez de Panamá. No fue·hasta 1876 que Belances en el prólogo de la obra La cuestión cubana, la esclavitud y la trata en Cuba, recoge la misma idea. Que luego la enunciará también Marti. Hostos llegó a Nueva York en octubre de 1869 para unirse a una expedición libertaria que según informes zarparía para Puerto Rico ese mismo año. Todo habla sido un rumor, para disKusto de Hostos que se vio obligado a usar la pluma en vez del fusil para contribuir a la realización de sus ideas. No fue ésta la primera vez; de hecho, nunca pudo ser parte de una expedición guerrera que llegase a su destino. Asi, como editor del periódico .. La Revol uóón", órgano de la emigración cubana y puertorriqueña en la ciudad, escribió dos artículos bajo el epígrafe "La Situación en las Antillas". donde recoge el pensamiento esbozado en París. Como Hostos atacaba en ellos la idea de la anexión de las Antillas a Estados Unidos, por existir en la emigración una corriente a favor de ella y en contra de la federación de las Antillas, Hostos fue presionado para que no siguiera ese rumbo. Se alegaba que hablar en contra de la· anexión restaba auxilios, y en cuanto a la federación se audaba de la aptitud de las Antillas para realizarla. Hostos no cedió y continuó su campa'ña antianexionista, en realidad muy vigente por los intentos que se llevaban a cabo en Santo Domingo y en Haiti a favor de su anexión a Estados Unidos.4 6 Lo que no se explica es por qué estando Betances en Nueva York desde antes de llegar Hostos, no comenta éste en su "Diario" su reacción en este punto. que tenia que por fuerza ser favorable a él, dada la comunidad de ideas de ámbos respecto a la anexión y la confederación.

45. Hoslos, Diario, Tomo 1, - Edici6n del Instilulo de Cultura PuerlOrriquei'la, San Juan. PuerlO Rico. págs. 147·148. 46. Ibid.• págs. 177·178. 191,221 YMalhew5, op. cit.


La desavenencia entre los dos grandes del separatismo puertorriqueño en el siglo pasado seria un tema que podrfa tratarse en otro lugar. Es interesante anotar que Hostos se sintió defraudado porque la emigración decidió enviar a Betances a Haid. cuando él estaba preparado para ello. ya que se senda capaz de trabajar a la vez para "la revolución annada de Puerto Rico y Cuba y por mi pensamiento federal de las Antillas". (subrayado nuestro.) Es decir la idea de la federación la consideraba suya en aquel año. Sin embargo, cuando murió Martí y se publicó 10 que se considera su testamento politico, Hostos no se considera el único cuando dice: no son ideas de Maní. sino de la Revolución. y es· peciafmente de los revolucionarios puertorriqueños, que en cien discursos y mil escritos e innumerables ac· los de abnegación, han predicado, razonado yaposto· lado en favor de la Confederación de las Antillas; pero esas ideas de comunidad, de vida, de porvenir y de ci· vilización eslán expresadas con tan Intima puena fe por el último apostol de la Revolución de las Antillas, que toman nuevo realce. 41

La correspondencia entre Hostos V Betances es real· mente corta y empezó desde que Betances se fue para Haid. La carta que considero más importante es la del 8 de junio de 1874, cuando ya "El Antillano" está en Pariso Hostos invita a Betances a que se una a él en Santo Domingo para echar a caminar de una vez la lucha aro mada por la independencia de Puerto Rico, pues en su opinión, no iba a lograrse si se dejaba hasta para un día después de la de Cuba. Le comunica que había leido su elocuente opúsculo sobre esta isla, donde se consigna· ban excelentes argumentos contra la anexión de las Antillas. Por primera y única vez en cartas Hostos dice que si se reúnen para hacer algo (léase, una expedición) que debían levantar ambos la bandera de la Confederación. Si por distracción o a propósito, el caso es que Betances no hace ningún comentario sobre un tema tan querido por ambos. En cuanto a la urgencia demostrada por Hostos, le aconseja "mucha paciencia, mucho trabajo, mucha abnegación", pues si habia quien encontrara que Céspedes y Bolivar no habian hecho bastante, ya se podia suponer qué se diría de ellos dos." Si por esa invitación o por otras razones, sí hubo un encuentro de Hostos y Betances en 1875 en Puerto de Plata y compartieron la estadía con el general Gregorio Luperón y con don Federico Henríquez y Carvajal. Desgraciadamente, para esos años Hostos habia suspendido los asientos en su "Diario" y no tenemos deta· Iles de lo que alli se conversó. En carta enviada por Hendquez al Dr. Manuel Guzmán Rodriguez el 11 de

47. Hoslos. Diario, Tomo l. Las páginas que Iralan de laesladla de HOSlos en Nueva York mientras eslaba am Belances van desde la página 167-25!1. Lo que dice sobre su deseo de ir a Haiti está en la pá· gina 214; y Hostos. Obras romplelas, Tomo IX. Temas cubanos. pág. 484 para lo de Manl. 48. HOSlOS. Diario, Tomo 11. págs. IOt·105, y Rama, Las Antillas para los antillanos. págs. 252-254.

julio de 1926 se consigna que cuando Betances fue por última vez a la República Dominicana en 1882-1883, como Hostos ya estaba radicado alli, enseñando en la Normal creada por él, "los dos conspicuos nacionalistas estuvieron de continuo al habla".49 Tampoco tenemos constancia de los temas de eslas conversaciones porque Hostos había vuelto a suspender la escritura de su "Diario" .50 Mas es correcto suponer que esas dos estadias que compartieron en Santo Domingo ayudaron a que se trascendiesen las suspicacias que consigna Hostos en su "Diario" y que se prolongan hasta 1875. Belancesen París y Hostos recorriendo de arriba a abajo el hemisferio, mantuvieron el lazo hasta la muerte del primero en 1898. Las ideas de Hoslos sobre la Confederación de las Amillas las volvemos a encontrar en el programa de la "Liga de los Independientes" publicado entre el 13 de octubre y el 24 de noviembre de 1876 en "La Voz de la Patria", semanario de la emigración cubana que se edi· taba en Nueva York. En el artículo que trata sobre el principio de la nacionalidad Hostos señala que Cuba independiente seria un laboratorio de una fusión de elementos humanos que unidos han de formaren el futuro la verdadera raza de las Antiilas en la cual estada lo que él llama "la raza de color" y "las cien variedades que con la raza blanca está formando". En las Antillas españolas, continúa, la nacionali· dad tendria como principio la unidad en la variedad. y el pacto de razón en que exclusivamenle puede formarse es la confederación. En su concepto esta confederación contribuiría a realizar la unión latinoamericana porque seria un ejemplo más práctico que el de la unión centroamericana y probablemente más duradero que el de la confederación de la antigua Colombia. 51 El concepto de la función de Cuba independiente se va realizando en el presente, más no así el de la unión latinoamericana .tal como la vislumbraba Bolívar, y luego los antillanos. Cuando Hostos estuvo en Caracas envió un articulo a "La Opinión Nacional" de Caracas titulado "Lo que intentó Bolívar". Con mucha humildad habla del hombre.legión. del hombre-idea. del hombre-humanidad. que se ocupó de Cuba y Borinquen, porque sin ellas el Continente estaba incompletO, designio que cuando Hostos escribía no se había cumplido aún, ni se ha cumplido todavía en el caso de Puerto Rico. Mucho menos se habia cumplido la unión latinoamericana, que le hubiese dado a esa América una personalidad internacional que hubiese impedido la invasión de Méjico. la tentativa de reanexión de San· to Domingo y la "catástrofe no bastante lIoré;1da del in· fonunado Paraguay". Decía Hostos que para que esa personalidad se realizara había Que vencer el obstáculo

49. Rama, La ind~pmdtmcia d~ las Antillas y Rllmdn Em~l~rio pág. 142. 50. HoslOS, Diario. Tomo n. págs. 25~-254. 51. H0510S. Tomo XIV, Hombr~s ~ íd~lls. págs. 518·!I2~.

Bdanc~s.


de la falta de un interés común, que para él no era otra cosa que la independencia de las Antillas, la cual debían todos ligarse para conseguirla. 52 3. Siglo Veinte En 1826 recesó el Congreso de Panamá, donde la grandiosa idea de Simón Bolívar quedó al rescoldo para que se encendiera con mejores auspicios en el futuro. Mas ese pensamiento fue desvirtuado cuando Estados Unidos convocó un congreso para crear el órgano permanente que en siete reuniones de los paises latinoamericanos no se había logrado hacerlo nacer. La sede no fue Panamá, sino Washington. D.C. Fue alH, cuando empezaba la última década del siglo que se constituyó la entidad internacional que aún subsiste hoy, aunque en trance de muerte si no se hacen cambios fundamentales. La decisión más importante de ese cónclave fue proscribir el derecho de conquista del derecho público americano siempre que estuviese en vigor el trabajo de arbitraje suscrito por las naciones alH reunidas..Se dijo que en América no existían territorios abiertos a conquista, pero no se dio el paso ulterior de declarar que no debían existir territorios bajo conquista. En la esfera latinoamericana quedaban dos naciones hermanas, aparte de las colonias británicas francesas, holandesas, danesas y Las Malvinas. Esta omisión le dejó el campo libre a Estados Unidos que siendo una nación americana se apoderó de Puerto Rico y todavía ocupaba a Cuba cuando se celebró en 1902 en Méjico la Segunda Conferencia In~rnacional. En este cónclave de Méjico reinó el silencio, como decimos los masones. Por no poner las barbas en remojo una de las naciones que guardó silencio. nada menos que Colombia, perdió dos años más tarde parte de su territorio por un ardid del gobierno de Washington. Por mucho tiempo se dijo. no sé si hay quien lo crea todavía, que Estados Unidos había creado dos naciones independientes al alborear el siglo; a Cuba y a Panamá. n No era pues descabellado creer que por todos estos acontecimientos la labor hecha por los antillanos en el siglo XIX pasaba a la categoría de pasos perdidos. El país más perjudicado en toda esta turbamulta fue el nuestro. Nosotros también podíamos decir entonces como los cubanos que Maní no debió de morir. Las personas que lo sustiluyeron en la dirección de la república de Cuba en armas no se ocuparon de hacer valer a tiempo el compromiso que tenía el Partido Revolucionario Cubano con los puertorriqueños. Dieron la ane-

Con/~rt!rlcitu int~TnaclOnlll~s ameTicllnlls. pág. 44. 511. Mathews. op. cit.• Davis. "Puerlo Rico, its Present and FutuTe". R~port of th~ 27th ,hmual Muting 01 th~ LaJc~ MohonJc Conf~rtma of Fri~nds of '''~ ¡"dian and Olh~r D~ptmd~nl P~Dplu, 1909. págs. 158-159. El libro de Antenor Firmin se lilula L~lIus d~ Saínl Thomtu:'1 el libro de Antonio RoselJ y Carbonell se litula "Confidencias y vaticinios de una cotorra puerlorriquei'la", y fue publicado en Matanzas. Cuba. en 1910.

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xión de Puerto Rico por hecha y sólo se ocuparon de tallar con Estados Unidos su suerte futura, ¡Tamaña tareal ¡Como para no ocuparse de nadie más! Sin embargo, debieron haber intentado. en consideración de que los puertorriqueños por medio de propaganda, por gestiones diplomáticas y con las armas en la mano lucharon por la independencia de Cuba; y que por lo tanto eran acreedorps a por lo menos una gestión. Al convertirse Puerto Rico en una posesión de Estados Unidos pasó de hecho a otra órbita, por lo que se viciaba el pilar más fuerte de la confederación, el de servir de equilibrio entre las dos fuerzas antagónicas en el Nuevo Mundo. Aún así, se le había dado tanto calor a la idea que siguió su curso sin percatarse del cambio fundamental. De los tres antillanos quedaba Hostos, obligado por ello a servir de portavoz de los dos difuntos. El 19 de septiembre de 1899 en carta a Horacio Vásquez, presidente de la República Dominicana después de la ejecución de Hereaux, le dice que como se le escapaba la patria de las manos, el mejor modo de seguir amándola y sirviéndole era seguir trabajando por la dmfederación antillana, que ya no era un ideal, sino una realidad de la historia. Tenia fe Hostos de que aunque por distinto camino, Borinquen llegase a ella, aunque no Jo comprendiese su generación, puesto que a su parecer asentida en su establecimiento "el nobilísimo pueblo americano", si se le probaba que su propósito era completar. extender y sanear la civilización. 5• El Dr. Thomas Mathews en el articulo que cito en esta ponencia hace un recuento de las propuestas hechas en la primera década del siglo veinte en torno a una confederación en el Caribe, algunas de las cuales sólo tienen un trasunto de los planes elaborados en el siglo diecinueve. Naturalmente. entraba en juego el nuevo ingrediente; la presencia de Estados Unidos en el Caribe; con todas las de la ley en Puerto Rico y con la soberanía de Cuba seriamente mediatizada. La propuesta más insólita es la del general George W. Davis. último gobernador estadounidense en Puerto Rico. Visualizaba él como un sueño la creación de una república Indo·occidental compuesta por Puerto Rico, la República Dominicana y Cuba. Dejaba fuera a Haití porque uno de los haberes de esa república era el idioma común. Esta entidad se gobernaría por si misma en la fase interna. pero las relaciones exteriores estadan supervisadas por Estados Unidos, como era de hecho en Cuba con la enmienda Plau. En cuanto a comercio se le darlan las mismas ventajas preferenciales Que se le daban a Cuba, con el entendido de que se establecerlan sus bases en cada una de las islas. Davis aseguraba que esa república podía sostener en el futuro hasta cincuenta millones de habitantes, y en cuanto a Puerto Rico manifestó que los puertorriqueños no se daban cuenta de que no habia ninguna otra isla tropical en el globo tan afortunadamente situada politica y económicamente.

54. Ramón Medina Ramlra. op. cit.• Tomo J, págs. 55-55.


El Dr. Antonio RoseU y Carbonell, al parecer puer· torriqueño radicado en Cuba, consideró este proyecto de Davis como una perversión y presentó un plan alterno que fue sometido a la legislatura de Puerto Rico el 27 de febrero de 1909; pero el mismo no fue rechazado ni considerado. No creo que los propulsores de la Confederación en el siglo pasado llegaron a esbozar un plan tan en detalle como el que hizo RoseU. Coincidía con los antillanos decimonónicos en ver esta confederación, compuesta tan sólo por las Antillas hispanoha. blantes, como lo único que podía detener el avance de Estados Unidos. Menciona también Mathews a F. Carvajal, al parecer cubano, que propuso en 190!J, cuando muere Hostos, que se extienda el radio de la confederación a Jamaica, las Antillas Menores ya las Bahamas, fundándose en que en la época precolombina en el Caribe exisda una sola raza con las mismas costumbres y el mismo idioma, lo cual no me parece cierto en todos los aspectos mencionados. Antenor Firmín le riposta en 1-905 que una confederación así tendría muchos escollos, en especial el nacionalismo, y que hada falta un largo periodo de incubación.~~ Al mismo tiempo en que se elaboraban estos planes para la Confederación de las Antillas y específicamente en 1910 se celebró la cuarta conferencia interamericana en Buenos Aires. (Medina Ramírez dice que en 1906. En ese año se celebró la tercera, pero en Brasil.) Fue como representante de la República Dominicana el Dr. Amé· rico Lugo, discípulo de Hostos. Pidió y consiguió que su país le diese mano libre en cuanto a los asuntos que debla plantear ante la conferencia. Su proceder era intencionado, pues para sorpresa de todos presentó una resolución sobre el caso de Puerto Rico. Naturalmente la movida no prosperó porque Estados Unidos movió todos los resones, inclusive el de pedir sin éxito a la República Dominicana la desautorización de su delegado. No obstante, el Dr. Lugo tuvo ocasión de censurar la parcialidad con que se había procedido en toda la larga gestación de la idea panamericana, subordinándolo todo al capricho de los más fuertes, como si temieran re· presalias. Empezó pues la República Dominicana tan ligada a Betances y a Hostos, la larga odisea que ha recorrido el caso de Puerto Rico en foros internaciona-

de 190!J, cuando en su artículo "Tengamos fe", expresó lo siguiente:

Los españoles de América deben bus ar la espléndi. da e indefectible transfiguración que en el Nuevo Mundo les está señalada. Si América es hoy la espe. raOla del mundo. ésta no debe realizarse sin el concurso de nosotros. Por ser españoles, somos herederos de un hermoso pasado, porque somos americanos. tenemos derecho a un [asluoso pOrl'enir.

Volvió a hablar sobre este tema en septiembre de 1910. Ya había cumplido el Dr. Lugo su deber de antillano. ¿Se eOleraría Matienzo? ¡Quien sabel No se trasluce en el escrito. Aún en este momento los puertorriqueños estamos rodeados más que otros países de una cortina 'de papel que nos oculta todo aquello que conduzca a despertar conciencia. El caso es que desde el 10 de septiembre se publicaron siete artículos en el periódico "El Heraldo Español" producto de una entrevista de su director, Vicente Balbás Capó con Matienzo, en la cual éste expresó que Puerto Rico desempeñaría un papel excepcional en el futuro concierto iberoamericano, porque alH se había planteado en sus verdaderas bases el problema de las relaciones entre las aspiraciones legí. timas de anglosajones e iberoamertcanos. Puerto Rico era y sería el campo de experimentación en que se probaría que la raza (la iberoamericana) podía unirse y formar el más grande pueblo del mundo, En enero de 1911 dictó Matienzo en el Ateneo Puertorriqueño una larga conferencia donde dio a conocer al público su creación del personaje Pancho Ibero, para contraponerlo al John Bull británico y al Tío Sam. La patria de Pancho, esto es. todos los paíseslatinoamericanos, viviríañ al finalizar el siglo bajo una sola bandera. El entendia que había grandes obstáculos físicos en esa confederación, pero ayudaría "el fausto suceso de la intervención norteamericana (sic) que es mucho más repugnante a la raza hispánica que las fuerzas que aconsejan la separación, como son 105 ríos, selvas, pan· tanos y desiertos."

Dentro del cerco que se puso a los puertorriqueños a partir de 1898 se alzó la voz del independentista Rosendo Matienzo Cintrón tan tef1'!prano como el 7 de enero

Matienzo creía que el imperialismo caería, para bien de Estados Unidos y de Iberoamérica. La política de Roosevelt y Tafll1evaria a los pueblos del Sur "a foro mar una gran confederación democrática, para oponer· le así un salvador contrapeso". Ese acercamiento panamericano podía iniciarse en las universidades, en los congresos panamericanos, en las conferencias de Mohonk Lake y a través de los gobiernos.

55. Luis M. Dial Sol~r. Ros~ndo Ma/j~nzo Clnlrón, oTlmlador y guardidn d~ una cullur4. Edicionc:s del Institulo d~ Lileratura Pu~r· lorriquei\a. Universidad de Pu~rto Rico. 1960. págs. 549·559. 562·567.571·574. 56. Cayelilno Coll yCuchl. H isloritu qu~ par~cen cumlos. CoI~c. ción Up~x. Edilorial Universitaria. Univ~rsidad de Puerto Rico. 1972. págs. 121·1!4 y Margot Arc~ d~ Vázqu~z, La obra lil~rlltia de Jo. sé de Diego, (nstitulo de Cultura Pu~rtorriqudla. San ]ua'n. Puerto Rico. 1967. pág. 54.

Aunque no menciona a Bolívar su inlluencia es patente, asl como la de los antillanos del siglo anterior. Asi.expresó en la conferencia que él vela a las Antillas como el término medio entre el norte y el sur, en tre el este y el oeste, y que era un centro de gravedad a donde iba a paJ¡lr todo movimiento iOlercontinental o interoceá· nico, Dentro de la Conferencia Iberoamericana vislumbraba el porvenir de Puerto Rico, "pequeñísimo e in-

les.~6

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significante por la extensión, pero quizás luminoso por nuestro progreso moral e intelectual. "57 Al releer estas reflexiones de Matienzo cuando ya casi finaliza este siglo, nos percatamos de que el tiempo no le salió garante. La Confederación Iberoamericana está todavía en un futuro difícil de precisar. Se equivo· có también en cuanto a la actitud que asumiría Estados Unidos, aún cuando era de entre los nuestros unode los que veía más claro. Puso muchísima fe en el presidente Wilson fundándose en su anuncio de que no habrían más intervenciones de su pais en la América nuestra. Afortunadamente para Matienzo, no vivió para vivir la invasión de Méjico por Pershing. Mas lo triste del caso es. que como él creía que el proceso que él vislumbraba se iniciaría en la segunda década del siglo veinte, si bien no se equivocó del todo en cuanto a que no seríamos absorbidos, sí se equivocó en cuanto a nuestro progreso moral e intelectual, seriamente deteriorado hoy en virtud del prolongado coloniaje que padecemos. Cuando escribia Matienzo no había salido aún ningún puertorriqueño a participar en ningún cónclave en que eSluviesen sus hermanas históricas. La orientación apuntaba hacia el norte. En 1912 se celebró en EspaÁa con gran oropel el centenario de las Cortes de Cádiz. Aunque Puerto Rico no "ra independiente el gobierno español le cursó invitación. La Cámara de Delegados designó como su representante al conocido independentista don José de Diego. En Madrid estaría para servir de enlace el cubano por nacimiento y español por adopción. don Rafael María de Labra. Por razones no dadas De Diego no pudo asistir y envió en su lugar a don Cayelano CoIl y Cuchi. Era el primer puertorri. queño que salía del cerco para representar a su país de igual a igual con las otras naciones hispanoamericanas. Por·industria de su cicerone fue llamado a hablar fuera de programa en el turno que le correspondía a don Segismundo Morel. Coll le dedicó al ilustre estadista su discurso y lo terminó del siguiente modo: Cuando el pueblo puertorriqueño sea dueño absolude sus destinos. fundiremos en monumentos de bronce la efigie del gran liberal español. que hoy guardamos cariñosamente en nuestros corazones. 10

Coll temió que dada la división de criterio en cuanto a status hubiese una reacción desfavorable en Puerto Rico sobre el mensaje implícito en la primera frase. Mas no fue así y De Diego cuando lo supo calificó el discurso de Coll como el primer clamor lanzado al mundo latinoamericano por Puerto Rico después de la ruptura de 1898. 58 En 1913 se incubaron grandes esperanzas respecto a la liberación de Puerto Rico. El 20 de abril de ese año el

57. Arce de Vázquez. 011. cil.• págs. 1&1 y 95·97. 58. Jase de Diego. Obras completas. Tomo n. (prosa) Instituto de Cultura Puertorriquei\a. San Juan, Puerto Rico. 1966, págt 555557. 542·545. 565·568, 577·589, 449-457 YArce de Vázqut'Z, pág. 116· 125.

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presidente Woodrow Wilson declaró ante Prensa Asociada "que los Estados Unidos no tienen interés de retener los territorios que han tomado, que se consideran tan sólo como tutores de esos pueblos y están prestos a devolver el cargo de confianza". Como se deda que cuando se abriera el Canal de Panamá, Inglaterra iba a reclamar que tanto éste como el Mar Caribe se colocaran en situación de absoluta neutralidad, jasé de Diego declaró que el corolario fonoso de esa neutralidad sería la independencia de las Antillas. Esa fue otra esperanza fallida, y aún más, se alegó que como éramos una avanzada del Canal, que no se neutralizó, no debíamos inde· pendizarnos. La visita de José Santos Chocano la aprovechó De Diego para exahar el ideal de solidaridad iberoamericana y presentó el caso de Puerto Rico en su lucha contra el imperialismo americano como la prueba a que está somelÍda la fortaleza y la resistencia de la raza ibérica. Insta al ilustre visitante a que haga entender que no podía Hispanoamérica ver el caso de Puerto Rico como al· go ajeno y distante, sino como la maqueta de lo que le podía acontecer a todo el hemisferio. 59 A partir de entonces De Diego se propuso a hacer un viaje por los países hispanoamericanos y a España. Ya en conversación con el dominicano Francisco j. Peynado y otros caballeros habían visualizado una madreantillana, trina y una "erguida sobre el arco triunfal de tres columnas a la entrada de América". Se acordó fundar la asociación "Hermandad Antillana". que favoreciera de inmediato "un intercambio social, literario. cienlífico, artístico y en lo posible legislativo yeconó. mico de Cuba, Santo Domingo y Puerto Rico, y con un lejano aspecto político, que el espíritu providencial de los tiempos ha designado en los 'uturos horizontes de la vida antillana". De Diego sabía que vendria la acusación de que la Unión Antillana era un instrumento subrepticio de la independencia de Puerto Rico y de la Confederación de las Antillas, Se apresuró a manifestar que ése no era el propósito de la hermandad, pero advirtió que con cosas prácticas "se iTÍan concibiendo y encarnando el ensueño magnifico de Martí, Gómez, Hostos y Betances", Realmente la lista de posibles actividades, enúdades y esfuerzos comunes es imponente, y podían hacerse de inmediato sin esperar a que Puerto Rico fuera indepen· diente. Es una lástima que no se hicieran realidad todas ellas y que hoy se trate a propósito de aislar a Cuba de

59. Medina Ramirez. op. cit., págs. 74·81 y J. Benjamln Torres. Albizu Campos. Obras compl~las, Editorial Jelore, San Juan de Puerto Rico, 1975. págs. 49·50. 56-57.65-66.58·65 Y85·84; y Juan Antonio Corretjer. SnnblllnUl polémica d~ ¡'~dro Albizu Campos, Cuaynabo. Puerto Rico. 1975. pág. 18. 'Juan Antonio Corretjer relata que Albizu salió de Cuba la prime· ra vez bajo la protección de M~jico porque Machado pensaba arres· tarlo ya que no habla accedido a irse voluntariamente. Vbse mi obra, El caso d~ Puerto Rico a nivd internacional. Editorial Edil, 1979, pág. 25. Sobre el mensaje de Barceló y Torres Soto véase [bid., págs. 26·28. P~dro


Puerto Rico y que a los deCensores de nuestra independencia se le hayan puesto trabas para visitar a la República Dominicana. Santo Domingo fue la primera parada de De Diego en su periplo. que pensaba extenderlo por todo el Con· tinente; pero por su condición fisica sólo pudo pasar a Cuba y en 1916 a España. Las bases constituyentes de la Unión Antillana Cueron propuestas por él en Santo Domingo de Guzmán. Santiago de Cuba y La Habana de junio a agosto de 1915 y en PueTlo Rico el 22 de septiembre de ese mismo año. Representó a Puerto Rico en los Juegos Florales interantillanos celebrados el 12 de octubre de 1915 en Santo Domingo. y consiguió queen la segunda asamblea de la Unión Antillana se crease la Academia Antillana de la Lengua, Cormada por presti· giosas personalidades de las tres Antillas. En su viaje a España hizo posible que se Cundase en Madrid por la colonia puertorriqueña una Asociación Internacional en cuyo primer artículo se propone la constitución del Pueblo de Puerto Rico en República soberana independiente. El 7 de octubre de 1917 se diri~ gió al pueblo barcelonés y le recordó que en el panora· ma de las "índitas razas ubérrimas" había una excepción, Puerto Rico. Solicitó de España que hiciera redamas por PueTlo Rico en la conCerencia de paz que diera Cin al conflicto europeo y estaba madurando un plan para que su patria estuviese representada en esa.conCe· rencia. 60 Nada de esto se dio, y su próxima muerte detu· va la actividad internacional. Mas no por mucho tiem· po. La bandera de la solidaridad iberoamericana la tomó en la siguiente década don Pedro Albizu Campos. Salió Albizu comisionado por el Partido Nadona· nalista Puertorriqueño. entidad comprometida a Cavar de la independencia de Puerto Rico. Presionará la misma cuerda tocada por De Diego, esto es, la común vul· nerabilidad de los países hispanos Crente a los planes intervencionistas del poderoso vecino del Norte. Su gira empezó el 20 de junio de 1927 por tierras iberoamericanas, con mucha Ce y poco peculio. Por esto último su periplo no Cue tan amplio como su deseo. Igual que De Diego visitó primero a la República Dominicana. En Haití estuvo parte de un día, por estar ese país ocupado por la marinería de Estados Unidos. Fue a Cuba, pero no lo dejó Gerardo Machado quedarse en el país mientras sesionaba en La Habana la Sexta ConCerencia Inte· ramericana. en la cual estaría el presidente de Estados Unidos, Calvin CooJidge. Fue en esta ocasión que los lideres de los principales partidos políticos de Puerto Rico, Amonio R. Barceló y José Tous Soto enviaron un telegrama pidiendo que se dejase oir a Puerto Rico. Conste que a pesar del revuelo que esto ocasionó en Eslados Unidos y Puerto Rico, en las actas de la ConCeren· cia no se menciona en absoluto la petición puertorriqueña. Demás está decir que se le hizo caso omiso.

60. Pedro Albizu Campos, Obr/u ~scogidas. 1923·1936, Tomo l. Recopilación, introducción y nolas por J. B~njam¡n Torr~s. Edito· rial Jdo(~. San Juan. Pu~rto Rico, 1975. págs. 89 Y276.

Mientras duraba el evento internacional Albiiu viajó a Méjico y luego volvió a Cuba por estar invitado a asistir al Séptimo Congreso Internacional de la Prensa Latina. Terminado éste viajó a Panamá, Perú y Venezuela. En este viaje más que pronunciar discursos Albizu organizó comités en Cavor de la independencia de Puerto Rico en los sitios que visitaba. Se colige que donde más éxito tuvo fue en la República Dominicana. al punto que uno de los comités estaba presidido por don Federico Henríquez Carvajal. En el corto tiempo que estuvo en Haití conversó con el Uder del nacionalismo haitiano y se comprometió a mencionar la situación de ese país dondequiera que tuviera que deCender la causa' pueTlorriqueña. Así lo hizo en el Congreso de Prensa Latina. Dejó una junta Cormada en Haití y dos en Cuba. dirigidas por Emilio Roig de Leuchsenring y por Enrique José Varona respectivamente. La gestión más importante del viaje fue su presentación de una moción condenando la política intervencionista del gobierno de Washington en los asuntos internos de Haití y Nicaragua y demandando la solidaridad de Prensa Latina con "las legítimas aspiraciones de Filipinas y PueTlo Rico para constituirse en repúblicas independientes. libres y soberanas", La moción perturbó tanto al Congreso que de la noche a la mañana se presentó y se aprobó un reglamento prohibiendo que en sus sesiones se mencionasen asuntos políticos. Luego de muchos contratiempos se leyó y se puso a votación la moción perturbadora. que sólo recibió seis vo· tos a Cavor, incluyendo el de Albizu, y algunos de ellos con reservas. En ese viaje Albizu caminó por la senda trazada por sus antecesores y enunció el ideal bolivariano y antillano del equilibrio continental. que sólo se conseguiría arrancando "la bota yanqui" de todas las posiciones que ocupaba en el Caribe. 61 En la contestación que hiciera Pedro Albizu Campos a don José ColI y Cuchí, Cundador del Partido Nacionalista que se retiró del mismo en la asamblea celebrada en 1930, resume las metas del nacionalismo puertorriqueño, a saber: l. La independencia de Puerto Rico 2. La confederación antillana 3. La Unión Ibero·americana 4. La hegemonía mundial de las naciones iberoamericanas

El Partido Nacionalista celebró el sesquicentenario del nacimiemo de Simón Bolívar junto con el aniversario del Grito de Lares. Luego de recordar los propósitos

61. Medina Ramlrez. op. dI.• Tomo l. pá¡;s. 194·199. y 218·221: también El caso d~ PlJ~rlo Rico a nilld inl~rnacional, págs. 48·49 - Medina no dic~ que ~I periodista José Enamorado Cuesta re· pr~st'ntó alll también al Partido Nacionalism, s~gún consta en sus Pap~l~s ~n ~I Archivo Histórico de Puerto Rico. (Conste que en las actas d~ estas conferencias no consta qu~ s~ pr~sentaran resoluciones a Pu~rto Rico ni aparec~n nombres d~ puertorriqu~ños qu~ asistie· ron a estos congresos.) Véas~

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de El Libertador en cuanto a Cuba y Puerto Rico hizo Albizu mención en su discurso de que había sembrado ese día en la Plaza de la Revolución un arbolito "hijo del tamarindo sagrado bajo cuya sombra descansó Bolívar sus últimos días". Señaló el hecho de que en casa de un coronel del ejército de España fuese a morir el hombre por quien "el mundodeColón dejó de ser español'·, fue providencial "para que con el paso del glorioso a la gloria eterna, cicatrizasen todas las heridas y eterna fuera la unión espiritual de todos los pueblos hispániCOS".62

PALABRAS FINALES

Puede decirse que con el encarcelamiento de Albizu y de todos los líderes del Partido Nacionalista la cues'dó", de la confederación de las Antillas fue esfumándose del panorama político de Puerto Rico por estar envueltos los líderes independentistas en la lucha por la independencia. Ni siquiera se había seguido el programa de la Unión Antillana propulsado por jasé de Diego, en sí un recurso orientado hacia el mamenimiemo de lazos entre las tres Antillas en lo que se podía realizar el sueño que ven íase trayendo desde 1867. Cierto es que el Partido Nadonalista. aún después del encarcela· miento de Albizu procuró aprovechar todos los foros internacionales creados y por crearse para mantener fresca en la memoria de los países hermanos la condición de Puertó Rico. Así en 1945 está preseme en San Francisco cuando se fundan las Naciones Unidas. y en 1948 envía a Juan juarbe y juarbe a la Novena Conferencia Interamericana celebrada en Bogotá para que saliera de ella una invitación a Estados Unidos a que diera término a su intervención semi-cemenaria en Puerto Rico. El caso lo planteó oficialmeme Venezuela. como debía ser siendo como es la patria de Bolívar. Como se presentó también el caso de Islas Malvinas y.el de Belice se creó una comisión permanente con sede en La Habana para que estudiara la mejor forma de líquidar el colonialismo en el Nuevo Mundo. A la reunión de La Habana en 1949 no fue admitida la delegación que envió el Partido Independentista Puertorriqueño. El caso de Puerto Rico no se tocó porque se imerpretó que la resoludón sólo se refería a la ocupación de territorios por países extracontinentales. por no haber una coma des· pués de coloniaje. La resolución decía así: Estudiar las situaciones de la colonias. las posesio~ nes y los territorios ocupados en América. as! como los problemas anexos con esa situación. cualquiera que sea su nalUraleza con el objetivo de buscar los mé. lodos pacificas para la abolición tanto del coloniaje como de la ocupación de territorios por paises extracontinentall's.

62, JorKe Morales Yordan. Tht! Unilt'd Slales and tht! Non·St!lf GOl't!rtImg "'uas. TIle American Uni\'ersitv. Washington. o.e.. 1958, C.ap. JI. págs. 141-149. (Los Estados UnIdos y los lemlorios

no-aulónomos).

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En contra de esa aberración, pues es claro que se usó ese ardid obedeciendo a presiones de Estados Unidos, se pronunciaron Méjico. Argentina, Cuba. Guatemala y Haití. Se resolvió elevar el caso al Consejo de la Organi. zación de los Estados Americanos. Así aunque se entendió en 1948 que Puerto Rico. única colonia de un país americano. estaba incluído. el año siguiente se soslayó la cuestión con una maniobra burda. Esta decisión de la Comisión Permaneme le dejó el campo libre a Estados Unidos para conseguir que las Naciones Unidas en 1953 declararan a Puerto Rico un pais autónomo. que equivalía a sacarle de la jurisdicción del Comité de Descolonización que estudia los países no-autónomos. Otro hubiese sido el cantar si la Comisión Permanente en La Habana hubiese discutido el problema, hubiese o no hubiese coma. Veamos cuál ha sido el apoyo de los paises hermanos a Puerto Rico, al menos en el plano olicial, que es el que cuenta. Comparado con otras partes del mundo es mínimo. Hemos señalado ya algunos casos. En la dedsión crucial de 1953 sólo Méjico votó en contra de la proposición de que el Estado Libre Asociado hada de Puerto Rico un país autónomo, y Venezuela y Argentina se abstuvieron. Todas las demás nadones (16) votaron como quería Estados Unidos y hasta se levantaron algunas a defender su postura. Luego de esa votación se postró el independentismo en Puerto Rico, no por lo que dicen los enemigos de la independencia allí de que se busca afuera el apoyo que no se tiene dentro, sino porque el apoyo de afuera fortalece al que pueda haber dentro. Cuando en 1960 las Naciones Unidas. a propuestas de Nikita Kruschev, decidieron acelerar el proceso de descolonización, integrantes del Movimiento Pro-Independencia en Puerto Rico vieron que se abría una puerta. Este movimiento nació al calor de la revolución cubana y la ha respaldado por encima de las represalias y persecuciones de que es objetoo El profesor mayagüezano jasé A. González González, por mucho tiempo representante del MPI en las Naciones Unidas, y Gabriel Vicente y Maura escogido para el área de relaciones exteriores entre otros, se dispusieron a meterle el hombro a la tarea. Vicente se presentó a Nueva York con un folleto escrito en español por el Secretario General del MPI.juan Mari Brás. Fueron ayudados por Indonesia y Méjico, y por el Dr. Menan de la India. Cuando los asuntos estaban ya a punto de cocinarse, Mari Brás se trasladó a la sede de las Naciones Unidas jumo con otras personas. entre ellas el otrora "cerebro .mágico" del Partido Popular Democrático, Vicente Géigel Palanca. Cuando se fraseaba la propuesta afro-asiática. para que Puerto Rico no quedase fuera. ya se hablaba de paises no-autónomos y a nuestro país lo habían declarado autónomo en 1953, a Mari Brás se le ocurrió que se añadiese esta frase; "ya cualesquiera otros territorios que todavía no han alcanzado la independencia". Estados Unidos vio la jugada, y aunque había expresado que votaría a favor, se abstuvo. La propuesta se aprobó con la frase y quedó Puerto Rico inserto en la jurisdicción del Comité de Descolo-


nización. porque no hay modo de decir que es independiente. Con esta actuación Juan Mari Brás. gran admirador de Bolívar. se puso en la senda trazada por El Libertador y seguida por Betances. Hostos. Mati~nzo. De Diego y Albizu entre los puertorriqueños. Con la resolución 1514 (XV) de las Naciones Unidas. pesea toda la maquinaria que ha empleado. emplea y empleará Estados Unidos. ese organismo supranacional tendrá que actuar siguiendo la lógica de las cosas. 65 Mas la tarea no fue ni es fácil. El MPI solicitó primero que nadie en el mundo que el Comité de 24 viera su caso. pero como Estados Unidos se oponía. había la in· tención de tocarlo cuando acabaran la agenda mundial de colonias. Fue entonces que la Cuba revolucionaria se dispuso a cumplir el compromiso que la muerte de Marti habia dejado trunco. En la reunión de los Países no comprometidos en el Cairo en 1964. se aprobó una resolución condenando la manifestación de colonialismo y neocolonialismo en la América Latina. citando expresamente el caso de Puerto Rico y solicitando al Comité "ad hoc" de descolonización de las Naciones Unidas que lo considerara. Como se hacia el sueco, tuvo Cuba que enviarle una carta en ese sentido ellO de octubre de 1965. El Comité tuvo que actuar. pero arrastrando los países. En 1971 Cuba presentó el caso ante la Asamblea General como un asunto nuevo. Esta táctica se le ocurrió al profesor José A. González González. Se sabía que la moción seria derrotada. pero lo que se pretendía era dar. a conocer nuestra condición colonial que se ignora hasta en los propios Estados Unidos. Tuvo el buen efecto de obligar al Comité de Descolonización en 1972 a reabrir el caso, que no se había tocado desde 1967, cuando por táctica se suspendió su estudio "sine die". Ese año la decisión fue que se elaborase un informe para la sesión del próximo año. La petición la hizo Iraq. De América Latina sólo estaban en el Comité Ecuador. Venezuela y Trinidad Tobago. Votó a favor Ecuador y las otras dos se abstuvieron. Venezuela expresó que votaba asi porque creía que era la Asamblea General a quien correspondía entender el asunto. Recalcó que su abstinencia no debia interpretarse como una indiferencia ante el destino de Puerto Rico, que no podía existir por los lazos espirituales e históricos entre los pueblos. Añadió que no sólo Venezuela. sino toda la AmériaI Latina tenia la aspiración de que el pueblo hermano de Puerto Rico pudiera integrarse en un no muy lejano dia en la comunidad latinoamericana de naciones. Sin embargo. consideraba que era al pueblo de Puerto Rico

6!l. UnilCd Nalions. Omce 01 Public Inlormation, Everyman's Uniled Nalions Handboolc ollhe Ar.livili".f of 19-15-65, March, 1968 (Naciones unidas, Olicina de Información Pública, Manual de las aClividades de las Naciones Unidas de 19-15·65, ma'rw, 1968. págs. !l69·!l97; Juan Mari Brás, El caso de PuerloRicoen las Naciones U",~ das. Revista Juridica'de la Universidad Imeramericana, Tomo 8, número 2, enero a mayo, 1974, págs. 1!l4 a 17!l. (En la forma mimeo~fiada pág. 6). Entrevista a Gabriel Vicente y Maura.

a quien correspondía decidir su destino. Trinidad Tobago se abstuvo por razón de procedimiento. 64 En 22 de agosto de 1973 Chile, bajo Allende, propuso que se le concediese audiencia a los portavoces del Partido Socialista Puertorriqueño (MPI) y al Partido Independentista Puertorriqueño los dos días siguientes y por primera vez en la historia puertorriqueños deponían personalmente en un cónclave internacional. Juan Mari Brás, el 23 y Rubén Berríos Manínez el 24 de agosto. Esto fue un gran triunfo porque el Comité especial en 1953 no permitió que el Partido Nacionalista. el Partido Independentista y el Partido Comunista depusieran ante él. alegando que no podían darle paso a mi· norías. Ese mismo año. el 16 de noviembre el embajador Leonardo Diaz González, embajador de Venezuela y presiden te de la Cuarta Comisión. declaró ruera de orden la objeción del delegado de Estados Unidos a que la delegada de Cuba hiciera mención del caso de Puerto Rico en el debate de dicha comisión. Basó Díaz GonzáJez su decisión en el axioma de que al hablar de colonialismo era lógico mencionar cualquier colonia del mun· do. sin importar quién fuese el poder colonial, por estar el caso de Puerto Rico ante los organismos pertinentes del organismo mundiaJ.6s Cuba entró al Comité de Descolonización en 1975 y de allí en adelante ha cogido la batuta en la tarea de hacer progresar nuestro caso. La mayor parte de las veces ha tenido que presentar la resolución a aprobarse por el Comité por sí. y cuando otra nación la acompaña noes de América Latina. Aunque hemos avanzado mucho desde e! período de 1953 a 1972. todavía no se ha podido conseguir que Estados Unidos tome en cuenta las recomendaciones del Comité de 24. tal como e! permitirque éste haga una visita oficial a Puerto Rico, y que Estados Unidos transfiera los poderes que tiene en sus manos para que el pueblo pueda decidir libre de presiones la condición política que quiera escoger; si ser independiente osi serestadodela Unión. En 1982Cubavolvióa llevar el caso a la Asamblea General. Fue derrotada la proposición. pero a costa de inmensas presiones que hizo Estados Unidos a los países. que se quedan con un escozor rabioso que un día buscará su cauce. Votaron a favor de Puerto Rico, Cuba, Venezuela, Argentina y Nicaragua • y significativamente Grenada. una nación de origen no hispánico. Puede que este añu se vuelva a presentar, y lo inmejorable sería que muchas naciones latinoamericanas dieran e! paso positivo de votar por lo que sienten. y no por conveniencias del momento. Mientras estemos en el limbo politico actual el sueño bolivariano de integración latinoamericana está incompleto. La indepen-

0'1. Mari 8rás. 0/1. dI., págs. 24-25. (Forma mimeografiada) y Naciones Unidas. Asamblea General A/6.7oo (Panel) 5 de diciembre de 1967, XXII periodo de sesiones págs. 60-68 Y Nacio,!es Unidas, Asamblea General. Transcripción verbalim de la reunión, (888a), págs. !I·5, y (890:1). 65. Mari 8ros, 0/1. ClI., págs. 14-16.


dencia de Puerto Rico contribuiría a que den el paso los países en el Caribe que son todavía colonias abiertas o disfrazadas de las potencias europeas, que ya deberían volver a su sitio allende el Atlántico. En segundo lugar. nuestra independencia es vital para que se pueda con· certar cualquier plan económico que convenga a las naciones caribeñas libre de la intromisión de Estados Unidos. Ya se ha visto que las entidades económicas su~ pranacionales que se han fundado no han alcanzado las melas que se propusieron. Ahora mismo anda Ronald Reagan, según decir por sugerencia de Edward Seaga, tratando de instrumentar un Plan de la Cuenca del Caribe, sin Cuba, Granada y Nicaragua, y con El Salva· dor que mira al Pacífico. También quisiera hacerlo sin Puerto Rico. De hecho no 10 mencionó al principio. pero como surgieron las protestas de sus incondicionales ha lenido que entrar en un proceso difícil de complacer a los P'líses que tiene en mente y a Puerto Rico a la vez, lo cual es totalmente imposible mientras nuestro país ~sea su colonia.

Toda América Latina. las hermanas y las primas. tiene la obligación de poner en su agenda el caso de Puerto Rico por su interés y por el nuestro. Una vez le dijo Martí a Betances que sabía que para él no había mar entre Puerto Rico y Cuba. No hay tampoco entre Puerto Rico y el resto de nuestra América. Ahora mis· mo el remedo del sueño bolivariano, la Organización de Estados Americanos, es un juguete en manos de Estados Unidos, que la usa a su conveniencia y se olvida de ella por la misma razón, como en el caso de Las Malvinas. Cómo se podrá hacer una verdadera confederación que toda ella sirva de escudo ante las agresiones poli ticas y económicas de Estados Unidos es obligación y compromiso de todos. Tal vez la prolongada intimidad nuestra con ese país sirva para que alumbremos el camino. Si no se disponen los países independientes a echar a un lado los regionalismos para pensar en gran· de. los que vivan en 2,026. 2,OSO ó 2,083 van a estar cele· brando esas fechas bolivarianas sin que se haya realizado su Krandioso sueño.


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