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REVISTA DE LA
ASOCIACION DE MUJERES GRADUADAS UNIVERSIDAD DE PUERTO RICO
TORl\E CE LA UNIVERSIDAD
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ABRIL, 1.940
REVISTA PUBLICADA TRIMESTRALMENTE POR LA
ASOCIACION DE MUJERES GRADUADAS DE LA
UNIVERSIDAD DE PUERTO RICO
ABRIL DE 1940
AÑO. 11 -
VOL. 3
SAN JUAN BAUTISTA, ISLA DE PUERTO RICO
• ENTERED AS SECOND - CLASS MATTER MARCH 28, 1939.
AT THE POST OFFICE AT
SAN JUAN, PUERTO RICO, UNDER THE ACT O f MARCH 3, 1879
RESOLUCION PARA ENDOSAR A
GABRIELA MISTRAL PARA EL PREMIO NOBEL DE LITERATURA DE 1940
-oPOR CUANTO: POR CUANTO:
POR CUANTO:
POR CUANTO:
POR CUANTO: POR CUANTO: POR CUANTO:
POR CUANTO: POR TANTO:
El nombre de Gabriela Mistral se ha presentado para la candidatura al premio Nobel de Literatura del año 1940; Gabriela Mistral, con sus obras "Desolación'', "Tem~r~" Y "Tala", y con sus artículos numerosos en la prensa de la Ame1·1ca del Sur ha rendido una importante y muy ,·aliosa contribución a las letras hispanoamericanas y a la cultura del Continente; La juiciosa y severa crítica de América Y de España ha consagrado la obra literaria de Gabriela Mistral como una de las manifestaciones más altas de la poesía y de la ¡wosa en lengua española contemporánea; La obra pedagógica de Gabriela Mistral en Chile y en México y su constante atención a los problemas del niño, de la mujer y de la escuela han producido copiosos frutos y le han valido una· envidiable reputación como educadora; Gabriela Mistral es una de las mujeres más distinguidas de América; Gabriela Mistral es hija adoptiva de Puerto Rico por un acto de la Legislatura Insular en el año de 1933; Gabricla Mistral ha desempeñado una cátedra en la Universidad de Puc~to Rico en donde sus enseñanzas dejaron grato e impcrncede1·0 recuerdo; Su amo1· a Puerto Rico y su interés por nuestl'os problemas se han manifestado en múltiples ocasiones; La Asociación de Mujeres Graduadas de Ja Universidad de Puerto Rico, en reunión de su Directiva, el O de marzo de 1940, deseando expresar su admfración y g1:atitud a la ilustre educadora y poetisa chilena,
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RESUELVE (1) Endosar, como po1· la presente endosa fervorosamente
la candidatura de Gabriela Mistral para el Premio NobeÍ de Literatura del año 1940. (2) Que copia de esta resolución sea enviada al Comité Nobel de Suecia Y a la Secretaría de Relaciones Exteriores del Gobierno de Chile. San Juan, P. R., marzo 9, 1940.
Certi.~co que la precedente es copia fiel y exacta de la res?lu~~on aprob~da en la reunión de la Directiva de la Asoci~c1on d~ MuJeres Graduadas de la Universidad de Puerto Rico el sabado 9 de marzo de 19,!0. (Fdo.)
Vo. Bo. ISABEL A. DE AGUILAR Presidenta
(Fdo.)
NILITA VIENTOS GASTON Secretaria
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Editorial._/) Qabriela Mistral y el Premio Nobel de Literatura
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La, llrcnsa <ria.ria frac con insistcnc'ia. l<i noMci<i <le q·1uL se a.cnl)((, de p·ropon er el nombre de G-cibricla Mi.strn,l corno ca,nclhlwto al Premio Nobel de Lil:er<if u,.r n. Ln vroposición ha sido ccí.li<la.rnente acogi<la vo1· Ohüe y endosa.da· JJOI' el resto <le los vwíses arnerfoanos y vor numerosos csc.ritores <le Aniéric<i, Frcmci<i y Esvmia. No es necescirfo seiialar los méritos qiie da.n ci Gcibrfol.ct el. cforecho a. tcm estiniclblc ll-istinción. S·l l valor i·n telcct-ual, si1. obr<i c01no ed·u.cculo·ra, sn cont-r·ibncicín <i lci poesÍ<l y ci la. vrosci moderncis, han sülo plennmente conscigra<los y reconoc-i<los por los cdti.cos más scigcices espaii.oles e h·is¡Janocimer·iccinos, y por el consenso <le l<i opi.niún vopnla,.r, que ra.ras ·veces se eq1dtiioca,. Lo que nosotrns, en mtest·ra. insign·i.ficcincfri, ¡mcUénl'nios clecfr 110 <wrecent<trfo ni <imengw1 J"Í<i en 11<i<lci esos cicertculos j1lfoi os.
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Parci nosotros, Gcib1·folci JlI-istral es nn voeta en el m.ás amplio y excwto sentido del vocciblo, y "Desolación" 1mo <le los logros voét'icos más origincilcs y autént'icos qiie hci vroclncfrlo l<i A:mérfoa a lo largo de su 71-istori<t li.te'l'<t1rfri. S·n li.bro más reciente, "Ta.let'', s01iala, además, l<i c·ucij<i<la rnwlwrez ele s·1.i es1Jíri.t·n y tiene w11 acento de rwíces y de vcncis soterra.itas en lci cntrmia ni-i.smci ele miestro Conti.nentc. Ln prosci de Gcibricla., que nos vcircce ta.llcula en 7Jiecfra, o en lci m.culent ás11eni clel q·nebracho, acic-rtci a, rnentulo con ex1Jrcsiones dcnscis de sorvrendente pla.sticicla.d.. S-u. lengua viene <iflorcindo de 1wny hondo, ele mici rnem.ori.n <tnccst'/'Ctl. que se lui nutrülo en el jugo <le l<i scingnJ y ele l<is üitwici.onrs vrof1inclcis.
RESOLUCION PARA ENDOSAR A
GABRIELA MISTRAL PARA EL PREMIO NOBEL DE LITERATURA DE 1940
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P"OR CUANTO:
POR CUANTO:
POR CUANTO: POR CUANTO: POR CUANTO:
POR CUANTO: POR TANTO:
El nombre de Gabriela Mistral se ha presentado para la candidatura al -premio Nobel de Literatura del año 1940; Gabriela Mistral con sus obras "Desolación", "Ternura" Y "Tala", Y con sus artículo~ numerosos en la prensa de la América del Sur ha rendido una importante y muy valiosa contribución a las letras hispanoamericanas y a la cultura del Continente; La juiciosa y severa crítica de América y de España ha co~sagra_do la obra literaria de Gabríela Mistral como una de las mamfestac10ncs más altas de la poesía y de la prosa en lengua española contemporánea; La obra pedagógica de Gabriela Mistral en Chile y en México y su constante atención a los problemas del niño, de la mujer y de la escuela han producido copiosos frutos y le han valido una envidiable i·eputación como educadora; Gabriela Mistral es una de las mujeres más distinguidas de América; Gab1·iela Mistral es hija adoptiva de Puei·to Rico por un acto de la Legislatura Insular en el año de 1933; Gabriela Mistral ha desempeñado una cátedra en la Universidad de PueTto Rico en donde sus enseñanzas dejaron grato e imperecedero recuerdo; Su amor a Puerto Rico y su interés por nuestros problemas se han manifestado en múltiples ocasiones; La Asociación de Mujeres Graduadas de la Universidad de Puerto Rico, en reunión de su Directiva, el O de marzo de 1940, deseando expresar su admh-ación y gi·atitud a la ilustre educadora y poetisa chilena, RESUELVE (1) Endosar, como por la presente endosa fervorosamente
la candidatura de Gabriela Mistral para el Premio NobeÍ de Literatura del año 1940.
(2) Que copia de esta resolución sea enviada al Comité Nobel de Suecia Y a la Secretaría de Relaciones Ex tcriorcs del
Gobierno de Chile. San Juan, P. R., marzo 9, 1940.
Ccrti_~co que la precedente es copia fiel y exacta de la resoluc1on aprobada en la reunión de Ja Directiva de la Asociación de llfojcres Graduadas de la Universidad de Puerto Rico el sábado 9 de marzo de 19,10 _ (Fdo.)
Vo. Bo. ISABEL A. DE AGUILAR Presidenta
(Fdo.)
NILITA VIENTOS GASTON Secretaria
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EditorialJJ Gabriela Mistral y el Premio Nobel de Literatura
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L(/, 71rcnsa. dfo.ria. trae con insistencia. la n.otfoin de q·11e _se acciba de proponer el n01nbrc de Gcibricla. Mistral corno cnndfrla:to a.l P.re11iio Nob el de L'iler<lfu.rn. La. vroposici.ón ha, sido cá.lilla.rnente a.cogida. vo·1· ChUe y en<losncla vor el. resto de los ¡Jwíses arner-icanos y vor nnmcrosos esQ·r-itores de Américn, F'rcmcfri y Eswi1ia.
No es necesm··io seíial<ir los mé·ritos que <l<in a Gnbl"ielci el r.lc1·eeho a fon csN11uible <l-istinC'ión. S-n t;ctlor intelectual, su. obra co'llio ediicculoni, sn contribución ci ln voesfo y n l<i v1·osci modenws, han sido vlennmente cons<ignulos y 1·econoci<los por los críticos más s<igcices espmioles e li:is1mnocimericnnos, y vor el Qonsenso de l<i 01>inión 1J01J'ltla.r, que r nrn.s veces se eq1ifooc<i. Lo q1te nosotros, en nues'tra ·insignificcincfrt,, 1nuliénirnos clecfr no cicrecentcwfo n·i cinien9w1.1"Í<t en nculci esos <ice·rtculos jwicfos.
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Pnrci nosotros, Ocib1··icla Jl!istnil es un poeta. en el ·más wmvz.io y exacto sentido <lel 1;occiblo, y ''Desolación" 1ino ele los logr os voéticos más or·i9inctlcs y autént'icos qiic ha tJro<l1icülo la 1lmér'ica a lo l<irgo de sii liistor'ia l·i.t eniri<i. Sn fi.brn más reciente, ªTaüi'·', se1icila, aclernás, lci c·iuijcul<t nuuliirez de sn espírit1i y tiene ·w11 cicento ele raíces y de vencis soternula.s en la entra-fía m:ismci <le niiestro ConUnente. L<L pros<L rlc Gab·riclci, qne nos parece ta.llada en l)'iell-ra_, o en la nuiilcrn ás1>er<t del quebracho, acierta a. meniulo con ca;1¡res·iones rlenscis ele sorvrcnclente plcisticidad.. Sn lengiui v-iene cifloranclo de nn.t,IJ hondo, <le 1Hict memorfri cincestni/, q'tte se ha, n-ntri.clo en el jngo lle lci sang·rc y ele la.s ·imtwicfoncs vro fmul<Ls.
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REVISTA -
ASOCIACION DE MUJERES GRADUADAS
Ningún escritor kispanoanieriemw ha reC'ib·ido hasta hoy el premio Nobel de Literatura; en eanib·io, varios eser-itores nortea.merica.n.os lo ha.n m.ereciclo, a. veces con menos méritos q·n e algu1ws colegas suyos de la .!lm.érica <lel S-ur. Qrte se vrovong(t a G-abriela ill·i stntl, kispanoani.ei·ieana y m ·ttjer, debe ser moUvo ele satisfacción. y rle orr;zillo vara todos nosotros. S·i el premfo recayese en ella, sería no solamente mi modo de reconoeirn-iento unfoersal de los va.lores pm·ti.cu.Zares de lct poet-is(t ehilenct, sino también /a. afirrnación del ·1xtlor y de la categorüt que ya han alc((,n.zado las letras ll'is¡uuioamie1'ieanas entre l(tS demcís /.itemt'ltras del mrtndo.
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L(t Llsocia.ción de Jlujercs Gmd·11ada.s de la Un·ivernidct<l de Puerto Rico se siente obligada vor nirtchas raz ones a endosar la candidatura, de Gabrielct Jlf-istral ¡xu·a. el premfo Nobel, y lo hace con l<t más hoiulct y cordütl eomplcwcncia. En vrüner lrtgwr, reconoce el <tlto vctlo1· de lct obra, voétic<t de Ga.briela 1llistra.f y sn significación /lam la América Hispana.
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En segundo lu.gar, se snt-isfctee <le q·ue el mér-ito ext·morcUnctrio de rtmt m11tjer de mwstm 1·ctz<t, qiw canta y habla en nitestra ¡n·o1Jia len,r;uct, se<t reconocido tctn fustwmente. En tercer l uga.r, se obUga <t col"resvonder, s·i.q'ltiera sea en tan pobre m.edül<t, (l l<t culm·ilrable la.bor vedctgóg-ica 1·ealizadct por G'ct'briel<t Mistral en l<t Unfoersülad de Puerto Rfoo, y a lct ternw·ct con qne el poeta ha cantado re-item<lamente, en verso y prosa, las bellezas de nuestro vctisaje y el encanto apacible de nuestro ambiente moral. Sabernos, <t<le11iás, y agradecemos el interés co11stcmte traducido en obrns, eon que Gabriela ilfist1 ~al ha cl<ulo en el ewtmnjero, tesUmonio ele sit leal amor a Puerto Rico. ' Dediccunos este número <le la Revistct a Gabi·iela illistral
co~~o .sencillo .homenaje <le mwstrct a<lmfración y nos sitm.arno;
f~t v?1 º.s,amentc a las voces que han pedido v<wa ellct la merecida cl1sttncwn del P'r cmfo Nobel de Liternt'ltra.
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DE LA UNIVERSIDAD DE PUERTO RICO
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Notas Biográficas ~·
Lucila Godoy Alcayaga, Gabriela l\'Iistral, nació en Vicuña, Chile, el 7 de abril de 1889. Pasó su niñez en el valle ele Elqui, viviendo en contacto con la naturaleza y con los campesinos, entregada a lecturas precoces. Es una autodidacta. Su vocación por el magisterio le viene de casta: su padre y su hermana eran maestros. Dumnte veinte años desempeñó el magisterio sirviendo en La Compa:iiía, 1005, en La Cantera, 1907, en el Liceo de Niñas de La Serena, en Santiago, hasta 1911. De allí pasa a la enseñanza secundaria en los liceos de Traiguén, Antofagasta y Los Andes. A los dieciocho años conoce su primer amor que remata trágicamente. El 12 de diciembre de 1914 alcanza la flor natural con sus "Sonetos ele la Muerte" en un ce1tamen poético celebrado en Santiago. Desde ese momento sus poemas cuentos y prosas aparecen con regularidad en la prensa diaria y en algunas antologías y libros de lectura. Firma el poeta con el pseudónimo de Gabriela Mistral que ha llegado a suplantar a su verdadero nombre, aún en el trato diario con amigos y familiares. La fama del poeta cunde por Chile y por el extranjero; le vale así mismo una rápida carrera administrativa. Desempeña el cargo de directora de los liceos femeninos ele Punta Arenas, 1918-20, Temuco, 1920 y Santiago, 1921. Por estos años un segundo amor, el más profundo y, perdurable, le inspira la mayor parte de los versos apasionados ele "Desolación".
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En junio del año de 1922, el gobierno ele Mexico, poi· iniciativa del Ministro, José Vasconcelos, la invita a colaborar en la reforma educacional que para entonces se realizaba en aquel país. Durante la estancia en Mexico, Gabriela viaja y conoce, palmo a palmo, la tierra mejicana y endereza sus esfuerzos a resolver los problemas que plantea la educación del indio. Testimonio de la eficacia de su labor lo han dado el propio Vasconcelos, Alfonso Reyes, Palma Guillén. En este mismo año de 1922, el Instituto de las Españas publica su libro "Desolación", que tan justo aprecio ha recibido de parte de críticos y de lectores. Al mio siguiente, recopila Gabriela una antología de verso y prosa de autores varios que se publica bajo el título de "Lec-
turas para Mujeres", y que va precedida de un interesante prólogo. En 1924 viaja por Estados Unidos, Francia y España. En Madrid se publica su libro "Ternura". Regresa a Chile y el Gobierno la jubila en atención a sus servicios y extraordinarios méritos y la designa como representante suyo ante el Comité de Cooperación Intelectual ele la Sociedad de las Naciones. Fué en el seno de ese comité en donde Gabriela laboró y consiguió que se publicase, traducida al francés, una antología de prosas de Eugenio María de Hostos. En 1926 se traslada a Francia y vive algunas temporadas en el sur, ce1·ca de Avignón. En 1928 visita de nuevo Madrid, en ocasión del Congreso Intemacional de Mujeres Universitarias, al que asiste como invita da de honor. · En 1930 profesa una cátedra en Vassar College y en la Universidad de Columbia. En el verano de 1931 viene a Puerto Rico a pronunciar el discurso de colación de grados en la Universidad. De aquí se traslada a Middlebmy College en Vermont, en donde explica literatura y culturn hispanoamericanas. Viaja por Ja América Central en el otoño de ese mismo año y, de allí, se ti·aslada a Europa a desempeñar el cargo de Cónsul de Chile en Nápoles. Vive algunas temporadas en la Riviera italiana, en Santa Margarita y Rapallo. Vuelve a Puerto Rico, invitada por la Universidad, en el año 1933. Al cena1·se la sesión escolar, pronuncia de nuevo el discurso de colación de grados. Parte pa1·a Madrid a donde va como Cónsul de Chile y en donde permanece hasta el otoño de 1935. En esta temporada colabora en "El Sol", en "ABC", en "El Heraldo de Madrid" y dicta conferencias en Madrid, Málaga y Barcelona. Allt reanuda su profunda amistad con Unamuno, comenzada en Francia, en 1926. Su gobierno la trnslada a Lisboa, donde desemepeña la función de cónsul hasta el año 1937. Durante el invierno de 1936, dicta conferencias en Oporto, y luego en Alemania, en el Instituto Iberoamericano de Hamburgo y en la Universidad de Bonn. Viaja por Francia y Dinamarca. La tragedia de la niñez republicana española, la mueve a donar el manuscrito de su obra "Tala" a la l"esidencia infantil de Pe-
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ASOC IACION DE MUJERES GRADUADAS
prosa. En su prosa trata los temas más diversos atendiendo con preferencia a los· asuntos americanos. De este modo, y por medio de su poesía, ha ejercido una influencia directa sobre los pueblos del continente. Quizá sea ella quien haya sentido más categóricaJéry. d 1937 el gobierno de Chile mente entre nosotros la necesidad de una En el verano e 1 aíses de unión espiritual más estrecha de todos estos Ja envía en misión cultur~l . a '; P. Uru- pueblos y quien haya contribuido con más efi1 Ja América Españ~la. V1~1ta r;:~.' Pana- cacia a la obra de entendimiento y de amor. guay, Argentina, Chile, PerUu, ·~cua E~ todos Ningún escritor de América, salvo quizá, Ru. Cuba y Jos Estados m os. . ma, . d'cta conferencias y eurs11los bén Darío, ha gozado de prestigio más sólido estos Juga1 es 1 bl" . obre cultura Y literatura chilena, pu ica ~1- ni de mayor popularidad. Y muy pocos se .. ~ículos Y poemas en la prensa .diaria y recibe han preocupado, como ella, de viajar y de coel homenaje fervoroso de los intelectua~es, de nocer directamente estas tierras y estas genlas mujeres, de los niños, de las mult1tu?es. tes. La naturaleza americana le debe pági- • Las aulas de Ja Universidad de .Montev~deo nas llenas ele cariño admirativo; el ideal ¡iono pueden dar cabida a los dos mil estudian- lítico de unidad continental y. de revalorates que se matriculan en sus cursos; en Osor- ción de lo indigena ha alcanzado en sus lano la población entera se lanza ~ la calle a bios la expresión más justa y la más fervorecibirla, en Lima y en Guayaquil todos los rosa. niños de las escuelas desfilan ante ella saluTres obras de versos, "Desolación", "Terdándola con banderas y con flores. La prensa num" "Tala", e innumerables poemas publid~ todos esos países !'ecoge en sus páginas cados' en la prensa amei·icana, que bastarían la magnitud y el fervor del homenaje. para cumplir varios volúmenes, le han dado De Nueva York parte para Francia a desem- su renombre de poeta. Renombre merecido: peñar el Consulado de Chile en Niza. Recien- · la obra po.ética de Gabriela es obra persot.emente su gobiemo la ha designado para el nalísima, de gran originalidad, de acento cácargo de attaché cultural de la embajada chi- lido y humano y de intuiciones pi·ofundas. lena en Río de Janeiro. La voz ele Gabriela como la de Martí, como Ha sido Gabl'iela Mistral durante esta fecunda vida, de plena actividad, maestra por la de José Asunción Silva, como la ele Sarvocación que deja profunda huella en sus alum- miiinto, Güiraldes, Rivera y Neruda, tiene un nos. Su magisterio atiende más a la forma- inconfundible acento americano; está amasada ción del carácter y del espíritu del discípulo con la tierra y el sol de los Andes. Al mismo que a su intelecto. Tiene el concepto verda- tieinpo, en esa voz resuenan ecos entrañables dero de la educación; por eso emplea con de España. más frecuencia la severidad que el halago. A estos valores hay que añadir el gran Siendo en extremo exigente consigo misma, lo valor moral y humano de la escritora, esa es para con los demás. Educa como el es- grandeza suya que, tan acertadamente, ha cultor labra la piedra: a golpes de cincel. Se señalado Federico de Onís. Nobleza Y geneha preocupado especialmente por Ja educación rosidad, ausencia absoluta de vanagloria, ende las masas populares, por Ja rehabilitación tereza de espíritu, que no cede ni ante la del indio. Su amor a los niños resplandece amenaza ni ante el halago, pasión de verdad con frecuencia en sus actos y en sus poemas. y de justicia, ansia de Dios y de absoluto: Gai.inela Mistral ha colaborado en la pren- he ·aquí las recias y humanas virtudes que s~ más importante de la América por espa- componen el carácter de Gabriela Mistrnl; he cio de catorce años. Ha publicado verso y aquí su más legítimo timbre de gloria. A su paso por París dralbes en B~rc~lo~a. de honor al congreso asiste como mVJta ª . parte en del Pen Club Internacional, Y tomad la So'té de Letras, e e l las sesiones de onu 'd Paul Vaciedad de las Naciones, que pres1 e
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La Extranjera "Habla con dejo de sus mares bárbaros, con no sé qué cLlgas y no sé qué arenas; reza oración a dios sin bulto y peso, envejecida como si mu1ie1·a. En hue1·to nitestro que nos hizo extraño, ha vitesto ccictiw y za1·vadas hierbas. A.lie1ita del resuello del desie1·to y ha amado con pasión de que blanquea, que nunca cuenta· y que si nos contase sería como el mapa de ot1·a estrella. Vivirá entre nosot?'os ochenta años, vero siemp1·e se1·á como si Uega, hablando lengua que jadea y gime y que le entienden sólo bestezuelas. Y va a morirse en niedio de nosotros, en una noche en la que. más padezca, con sólo su destino por almohada, de ima mue1·te callada y extranjera". (111acrtamos cate 1Jocma Cn. tata Bccción por conliderarlo
uu nuto retrato.)
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Todo el azul, de inis mariposas que aun no vuelan, se juntó en mis ojos, para verte y sentirte, Gabriela, estatua caliente de pie sobre América. Me acerqué a tu estatua, a gozar el nuevo aroma de tu honda vena, la nueva voz de tu boca dulce, la nueva luz de tu mirada abuela. Y tú, tan si11sonta,(l) tan cucubana,(2) tan tabonuca(3)
'* Poctl1a
Gabriela ctJrlistral ALTAMIRA FAGOT*
que cantas aluzas, inciensas. Tl'iple sarta de gotas. Trino rosario de mi fe que sonríe al principiar la cuesta del repecho hacia la piedra de arriba, hacia ti, Gabriela. Tripe sarta de gotas (tin, tin, tin ... ), que filtras, mamá piedra. (1) Sinsontle (2) Cocuyo (3) Arbol,de madern de olor
1m e rtorriqu ~ 1la.
-----0----Tus ojos como dos soles nublados, J1echos ¡¡ara abrevarse de infinito: ojos señeros, fieles, extasiados.
'I\gtrato JUAN GONZALEZ DEL
VAI.JLE~
Frente Tu frente es como un fruto soleado grietado de fervor, madurecido ya el brinco de la savia y serenado. De la honda noche de tu mata pende un halo dulce de claror manando, que transfigura todo Jo que prende en su moreno cerco franciscano, Ahincado palpo luminar que tiene la suavidad materna de una mano. Ojos Tus ojos han Jos párpados caídos, tantas alondras tu mirar revuela que la humildad los quiere así vestidos. Y aún miran a través de esa mebrana cereal, que les ciega la hermosura, de codos puesta el alma a In ventana.
Y por de dentro qué ojos más abiertos aún enraizados en el desespero ' en que ciegan los o~os de los muertos!
Mejillas Lisura tierna la de tus mejillas, ahondadas de fervor para los vientos marzales dadivosos de semillas. Altivecidas por los dos alcores -tus pómulos: altares de tu razaque te ·anchean la faz de resplandores. Boca ¿Qué adversos dedos ciegos modelaron el pliegue :unargo y noble de tu boca y la seda del labio atirantaron? Sólo el dolor las bocas así sella. Y cuando se remansa y diafaniza lozanea el desdén su flor más bella. El un labio te pide vino y miel, hiel y vinagre el otro labio pide y en agonía fraguas tu anior fiel: Cantar, toda tu vida es un cantar, aún tu propia enseñanza se ha hecho canto por la gracia del que murió de amar. "f)islinuuida
JJU6'lct
c11pmiul.
DE LA UNIVERSIDAD DE PUERTO RICO
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El Don del Estilo
JORGE MA&ACH" No de otra suerte creo que se explicarín su repudiaría que se lo encontrúsemos en ilfartí, don impar de estilo. Ya Hcrnán Diaz Anieta "el maestro americ:mo m:'1s ostensible en mi anotó que lo distintivo en úl es la intensidad. obra", como dijo en una conferencia memoraAhora bien, esta intesidad, ¿en qué consiste ble, el que ya había hablado antes "con su precisamente? ¿No es un henchir lo más po- misma contradicción de lenguas de fuego y de. sible de espíritu la materia de las palabras vellones reci.;n cortados". Pero de aun más mús concretas; un hacer que los músculos de atrás le viene a la chilena el ardor terreno de la frase se retuerzan hasta el pensamiento, la .frase: del venero blblico, del apretado tercomo en la estatua simbólica de Rodín; un ceto dantesco, de aquel "tuétano ele buey de lograr ql~e las metáforas lleven doble fuerza los clásicos" que, al igual que el cubano, masde peso y vuelo, de materia y de alusión? có; de la lengua tel'esi:ma, ;;obl'e todo, tan Todo su ai·te de decir se complica en torno fiada de su instintiva precisión realista y de a esta idealización de lo concreto. Su lengua su popular virtud, que podía permitirse el es como barro encendido. Le gustan las pa- gran lujo del descuido. labras que dicen de lo ígneo-"socarradura", En esa lengua de un barroco natural -que "abrasar", "ardiente,,, "lava", "ceniza"-; es el bueno-Gabriela Mistral ha hecho magispero también las que recalcan la materia bru- terio de forma y de espíritu. Es uno de los ta- "greda", "li1nos", "nuez", "testa": pala- ch!sicos vivos de América. Pero es todavía bras que cien el regodeo de las vocales, por mucho más: por la conjunción de raza y tierra donde la sonoridad se hace como plástica; que en toda ella hay, por su memoria y por palabras entrañables y palpitantes, como su esperanza; por su sensibilidad para las incriaturas recién nacidas; palabras desente- quietudes más entrañables y más universales rradas de los cuévanos del idioma, o recogidas de estas patrias nuevas; hasta por su mismo generosamente de su arroyo vulgar, pero que semblante material de talla heroica y dulce dan de sí, cuando la frase las ciñe, un fulgo1· fatiga, es como una encarnación viviente del nuevo. alma hispánica continental. Toda la tierra Este don ignífero de la palabra le viene a americana se ha hecho también espíritu en Gabriela de su entraña propia, de esa doble ella. polarización de su ser. Pero si cupiera adscri, ( l.!c¡1r(l<l.ucitlo de la Rcv isltt- H iapcinica 3lorlerna.) birle algún precedente literario, ella misma no • D is fi119 u id o t 11 :ta]l it trt 11 crítico crd1ano .
Retrato de Gabriela Mistral JUAN MARINELLO* "Todos los ojos se tocan ahora en la frente tiran apasionadamente de la boca teresiana. de esta mujer ancha y alta, que tiene el pase Por las hendijas de pausa, poi· los requicios meditativo de los que llegan sin saber por que franquean las palabras calientes, vemos dónde. Se acerca a la pequeña mesa azul cómo la mujer ancha y alta está disolviendo con un gesto de vencida o de maestra. Pone la carga de su nombre y la llama que le atraen -0rden unos papeles rebeldes poblados de viesa el alma y el cuerpo en una sonrisa india letra grande y fuerte. Y comienza una lec- que retiene todas las respuestas. Esta mujer tura que cada espectador recibe como si sólo está apretando el dolor de S\t gente americana: a él fuese enviada. Es una lectura monótona, el dolor que está en verle a todo la caída final queda, para no ahuyentar con i·uido de pala- Y en no poder echarse a un lado en la carrera bras el caldn de entrai\a que corre P"r las hasta el término vacío. A veces, la mano letras gruesas. La luz', demasiado ~cina, cariñosa Y. larga va hasta el marco de la da ahora a la cara de esta mujer calidad de frente varonil y lo acaricia desmayadamente, máscara. Las líneas de sombra violenta di- dándolo todo por perdido. Es el momento en bujan un rostro de biseles limpios, en que que los ojos se llenan de la pregunta inédita, nada se quedó a medio hacer. El rostro está lejos de la boca amarga. Hay entonces en separado de la came, pero no lejos de ella esta mujer un temblor de lengua con sed y La lectura tiene pausas breves, para que la con hartura de aguas que despeina un ¡1oco voz se arregle los bríos apasionados que se le la caballera leonada". van desbocando. Por las pausas tocamos al " /Al,1•l'ul1trtt. Ui.~p<nw·n.1;1nir am1 p . t'llirt' rP i1lml cJ; :V ~ji N>, reverso de la máscara iluminada, los hilos que * Di .~ li u f11ticlo cn.11ayif fo 11 críl lr.o l' 1tlu111n.
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Gabriela Mistral FEDERICO DE ONIS*
En todo ¡0 que hace muestra una ?atura! superioridad Y en todo lo que toca deJa profunda huell~. Avanza con un aire de re~oso y serenidad milenarios; su voz suena queJumbrosa igual y distante, con matices de dureza y de' dulzura düfciles de imaginar; la contracción dolorosa de su boca se deshace en una somisa de infinita suavidad. Alma tremendamente apasionada, grande en to.do, después de vaciar en unas cuantas poeslas el dolor de su desolación intima, ha llenado ese vacío con sus preocupaciones por la educación de Jos niños, la redención de los humildes Y el destino de los pueblos hispánicos. Todo
esto en ella no son más que otros modos de expresión del sentimiento cardinal d<; su poesía: su ansia insatisfecha de maternidad, que es a Ja vez instinto femenino y anhelo r eligioso de eternidad. Las fuentes de su arte literario, demasiado próximas y visibles, son indüerentes ante la magnitud e intensidad de su pasión, que encuentra siempre, n través de no se sabe qué esíue1·zos recónditos, In justeza de la expresión en las paiábras de sabor más Intimo y universal de la lengua castellana. " Antologia. de la l'oeaía. Mo dc rn iatn. ERpa11ola e H is-
.1,0~·~t'1:1~11~f,~~"';,:~~1lr<Íli<'n Ea,•rilor
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Como ve a Gabriela Mistral Gonzalo Zaldun1bide Extractado de "Bient•tnida. a Gabriela Mi.atral" artículo publicado en " El Tclrigrafo" de Gua.ya quil, Ecuado r.
Esta admirable mujer es uno de los ejemplares humanos más hermosos de ver por denti·o, y de los más pródigos de lo que Shakespeare llamaba the milk of human tenderness, mientras su serenidad exterio1· de roca, immutable, impermeable a los pequeños asedios y fastidios en la multitud la mantiene ilesa, sonriente y lúcida. Su continente de refractaria, de inaccesible a toda pequeñez, impone y atrae a la vez. Cerca de su íntimidad, uno se siente o mejorado o avergonzado, rara vez el mismo que lejos de sú involuntario magnetismo espiritual. ¡Qué nuevo es todo lo que dice, porque es profundo y exacto: de novedad tan ajena a la rebusca y a la extravagancia! Y cuán lejos de toda literatura.
tremecimiento del más allá, ali! la tenéis circundada del aura pávida del misterio ; y los que gustáis de la imp1·ecación, allí está con su boca quemada de Jer emías, ahi está la Erinnia cristiana Y · católica, ante la injusticia del mundo y el horror de la carne so1·da y gorda que no oye ningún mise1·ere; y los que creeis en In tabla rasa como en tabla de salvación, aprended de esta justiciera, de esta Savonarola empapada en Francisco de Asís, que una injusticia no i·epara otra injusticia, sino. que la dobla y agrava sin remediar nada. No me la hagáis trotskista ni leninista, n esta mujer que "cree en J esucristo Y. aún habla en español", como decia Dnrío de nuestra raza ya maleada. Y vosotros, los pobres dia'''Ji~;¡~;¡¡~; ···q;;~;~¡¡¡·~:·· ..~~~~~¡;~;¡¡~:·· 'i'M'~;¡~~~ blos intonsos y semiletrados, que creéis que que sentís entrañas deshechas de ternura jun- el mundo empieza con vosotros a saber de lo to al hijo, dónde hallaréis canciones de cuna que se trata, preguntadle io que es la Edad como las que brotan de esta virgen fuerte! Clásica. O más bien no le preguntéis nada, -Amantes que habéis perdido un ser que si- que bastante os desconcertará. Ya muchos de gue viviendo en vosotros, devorándoos lo que los que la creyeron suya la han renegado. os queda, dónde hallaréis el grito en el de- Ella va, magnánime, hacia la paz que no ha sierto, el clamor de protesta inapaciguable, de hallar. Y seguirá diciendo cosas que sólo sino en los versos de esta postrada y rebelde ella sabe decir. Tanatos.-Creyentes que anheláis por el es- * Di1Unguido en1ayi1ta 11 diplomdtico ecuatoriano.
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Extas is Ahora, Cristo, bájame los párpados; pon en la boca escarcha; que están de sobra ya todas las horas y fueron dichas todas las palabras. Me miró, nos miramos en silencio mucho tiempo, clavadas, como. en la muerte, las pupilas. Todo el estupor que blanquea las caras en la agonía, albeaba nuestros rostros. ¡Tras de ese instante, ya no resta nada! Me habló convulsamente; le hablé, rotas, cortadas de plenitud, tribulación y angustia, las confusas palabras. Le hablé de su destino y mi destino, amasijo fatal de sangre y lágrimas.
Balada El pasó con otra; yo le vi pasar Siempre dulce el viento y el camino en paz. ¡Y estos ojos míse1·os Je vieron pasar!
Después de esto ;lo sé! ¡no queda nada! ¡Nada! Ningún perfume que no sea diluido al i·odar sobre mi cara.
El va amando a otra por la tierra en flor. Ha abie1·to el espino; pasa una canción. ¡Y él va amando a otra por la tiel"l'a en flor!
:Mi oído estú cerrado, mi boca está sellada. ¡Qué va a tener razón de ser ahora para mis ojos en Ja tierra pálida! ¡Ni las rosas sangrientas ni las· nieves calladas!
El besó a la otrn a orillas del mar; resbaló en las olas Ja luna de azahar. ¡Y no untó mi sangre Ja extensión del mar!
Por eso es que te pido, Cristo, al que no clamé de hambre angustiada: aho1·a, para mis pulsos, y mis párpados baja!
El irá con otra por la eternidad. Habrá ciclos dulces. (Dios quiere callar) ¡Y él irá con otra por la eternidad!
Defiéndeme del viento Ja came en que rodaron sus palabras, líbrame de la luz brutal del día que ya viene, esta imagen. Rccíbeme, voy pura; ¡tan plena voy como tierra inundada!
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DE LA UNIVERSIDAD DE PUERTO RICO
En Dónde Tejemos la Ronda?
Todo es Ronda
¿En dónde tejemos In ronda? ¿ Ln haremos a orillas del mar? El mar danzará con mil olas, haciendo una trenza de azahar.
Los astros son ronda de niños, jugando la tierra a mirar ... Los trigos son talles de niñas jugando a ondular. . . a ondular ...
¿La haremos al pi a de los montes? El monte nos va a contestar. i Será cual si todas quisiesen, las piedras del mundo, cantar!
Los l'Íos son rondas de niños jugando a encontrase en el mar ... Las olas son rondas de niñas, jugando este mundo a abrazar ...
¿La haremos mejor en el bosque? El va voz y voz a mezclar, y acentos de niños y de aves se irán en el viento a besar. ¡Haremos la ronda infinita: la iremos al bosque a trenzar, la haremos al pie de los montes y en todas las playas del mar!
Dame la Mano
Los que no Danzan Una niña que .es inválida dijo: "¿Cómo danzo yo?" Le dijimos que pusiera a danzar su corazón ... Luego dijo la quebrada: "¿Cómo cantaría yo.?" Le dijimos que pusiera a cantar su co1·azón ...
Dame la mano y danzaremos; dame la mano y me amarás. Como una sola flor seremos, como una flo1·, y nada más ...
Dijo el pobre cardo muerto: "¿ Cómo, cómo danzo yo?" Le dijimos: "Pon al viento a volar tu corazón ... "
El mismo verso canta1·emos, al mismo paso baila1·ás. Como una espiga ondularemos, como una es¡1iga, y nada más.
Dijo Dios desde la altura: "¿Cómo bajo del azul?" Le dijimos que bajara a danzarnos en la luz.
Te llamas Hosa y yo Esperanza; pero tu nombre olvidarás, porque seremos una danza en la colina nada más.
Todo el valle está danzando en un coro bajo el sol, y al que no entra se le ha hecho tierra, tierra el corazón.
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mano pequeña que me tocaba con un contacto que me fundía: ¡Resucitad, resucitad,
Lápida Filial
si ex·iste la hora, si es cie1·to el día,
Apegada a la seca fU;wra
para que Cristo os reconozca
del nicho, déjame que te diga:
y a otro país déis aleg1·ía,
-Amados pechos que me nutrieron
para que pague ya mi A1·cángel
con una leche más que otra viva;
formas y sangre y leche niía,
parados ojos que me mira1·on
y que por fin os 1·ecitpere
con tal mirada que me ceñía;
la vasta y santa sin/onía
regazo anch" que cal'e·ató
de viejas madres: la Macabea,
con ima horna.za que no se enfría;
Ana, Isabel, Lía y Raquel!
Canción de Cuna de la Sangre Duerme, mi sangre única que así te doblaste, vida mía, que·se mece en ?'ama de sangre. Musgo de unos sueiios míos que te me cuajaste, duerme así, con tus sabores ele leche y de sangre. Hijo mfo, todavía sin vi1ías ni agaves, volteando en este vecho granadas de sang1·e. Sin sang1·e tuya latiendo ele la que tomaste,
Cristal dando unos trasluces y luces, de sangre; fanal que alitmbra y me almnbra con mi p1·opia sangre. Mi semillón soterrado que te levantaste; estandarte en que se pára y cae mi sang1·e. Camina, se <tleja y vuelve a recuperanne. Juega en la duna, echa so1nbra y es ?ni sangre. ¡En la noche, si me pierde lo trae mi sangre?
durmiendo así tan completo de leche y de sanr¡re.
¡Y en la noche, si lo pie1·do, lo hallo po1· su sangre!
DE LA UNIVERSIDAD DE PUERTO RICO
Isla de Pue1·to Rico, isla de palmas, apenas cuerpo, apencis, como la Santa, ape1uis posadura sob1·e las aguas. La que como Ma?'Ía funde al nombrarla y que, como paloma, vuela, nombrada, del niillar de palmeras como más aittt, y en las dos mil colincis como llamada. Isla en amanecei·es de mí gozada, sin cuei·vo acongojado, trémula de alma; de sus constelaciones amamantada,
Mar Caribe A Evaristo Rivera Chevremont. en la siesta de fuego vunzacla de albas y en el alba otra vez adoncellada. Isla en caña y cafés avasionada; tan dulce de decir como una infancia; bendita ele cantcir como un ¡ hoscinna! Sirena sin canción sobi·e las aguas, ofendida de mar en rna1·ejada: ¡Coi·delia de las olas, Cordelia amargci! Seas salvada como la coi·za blanca y como el llama nuevo
del Pachacámac, y como el huevo ele oro ele la nidada, y coino la Ifigenia, viva en la llama. Te salven los a1·cángeles de nuestra raza: Miguel castigador, Rafael que inarcha, y el Gab1-iel que conduce la horci colmada. Antes que en iní se acaben marcha y mi?'ada; antes que carne mía ya sea fábiila; antes que mis rodilla.s vuelen en 1·áf agas . ..
La Gracia Pájara vinta jaspeada, iba loca de pintU?·eada, por el afre como llevada. En esta misma nw.drugada, pasó el río de una lanzada. La mañanita viwa y rasada quedó linda
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de la venteada. Los que vieron no saben nada; due1'1nen a sábana pegada, y yo 11UJ alcé con lucerada; medio era noche, niedio albaela. Me crujió el aire a su pasada, y ella cmzó como rasgada, poi· cara y homb1·0
mío azotada. Pareció li1-io o pez-espada. Subió los afres hondeada, de cielo abierto devorada, y en iin mo1nento f7ié nonada. Quedé temblando en la quebrada. ¡ Alb1'icia mía a?'?'ebatadal
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La Oración de la Maestra A César Duayen. ¡ Señor! ¡Tú que enseñaste, perdona que yo enseñe; que lleve el nombre de maestra, que tú llevaste por la Tierra. Dame el amor único de mi escuela; que ni la quemadura de la belleza sea capaz de robarle mi ternura de todos los instantes.
¡ Amigo, acompáñame! 1Sosténme ! Muchas veces no tendré sino a Ti a mi lado. Cuando mi doctrina sea más casta y más quemante mi verdad, me quedaré sin los mundanos; pero Tú me oprimirás entonces contra tu corazón, el que supo harto de soledad y desamparo. Yo no buscaré sino en tu mirada la. dulzura de las aprobaciones.
Maestro, hazme perdurable el fervor Arranca de Dame sencillez y dame profundidad; mí este impuro deseo de justicia que líbrame de ser complicada o banal, en aún me turba, la mezquina insinuación mi lección cotidiana. ele protesta que sube de mí cuando me hieren. No me duela la incomprensión Dame el levantar los ojos de mi peni me ent1·istezca el olvido de las que cho con heridas, al entrar cada mañana enseñé. a mi escuela. Que no lleve a mi mesa Dame el ser más madre que las ma- de trabajo mis pequeños afanes matedres, para poder amar y defender como· riales, mis mezquinos dolores de cada ellas lo que no es carne de mis carnes. hora. Dame que alcance a hacer de una de Aligérame la mano en el castigo y mis nifias mi verso perfecto y a dejarte en ella clavada mi más penetrante suavízamela más en la caricia. ¡ Reprenmelodía, para cuando mis labios no can- da con dolor, para saber que he correten más. gido amando! y pasajero el desencanto.
Muéstrame posible tu Evangelio en mi tiempo, para que no renuncie a la batalla de cada día y de cada hora por él.
Pon en mi escuela democrática el resplandor que se cernía sobre tu corro de nifios descalzos.
Haz que haga de espíritu mi escuela de ladrillo. Le envuelva la llamarada de mi entusiasmo su atrio pobre, su sala desnuda. Mi corazón le sea más columna y mi buena voluntad más oro que las columnas y el oro de las escuelas ricas.
Y, pór fin, recuérdame desde la paliHazme fuerte, aún en mi desvalimien- dez del lienzo de Velázquez, que onseiiar to ele mujer, y de mujer pobre; hazme y amar intensamente sobre la Tierra despreciadora de todo poder que no sea es llegar al último día con el lanzazo puro, de toda presión que no sea la de de Longinos en el costado ardiente de tu voluntad ardiente sobre mi vida. amor,
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DE LA UNIVERSTDAD or,; PUERTO
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El Problema de. la Educación Rural en la América Reproducimos a continuación el autó- poco, en la medida ele vuestros magnos grafo que dejara Gabriela Misfral en recursos, los libros ele consulta indisel Libro de Autógrafos de la Dirección pensables a vuestros compañcl"OS como de" Educación de la Provincia del Gua- agua y pan ·; a esos libros fundamentayas, República del Ecuador. les añadiríais el regalo de cantos esco"Queridos amigos, maestros del Gua- lares y de otros que lleven el repertorio yas: la faena del maestro en América, ele fábulas y relatos que el niíio del desde Sarmiento hasta hoy, es tremenda campo ama y aprovecha mejor que el y sólo la conocen en su agria dureza los mismo de las ciudades. que en ella dejan la vida. Podríais también, en el madrinazgo Me da vergüenza escribir consejos ele la escuela escogida encargaros de las para vosotros, porque no son sermones, diligencias oficiales que le atañen y se1·sino una ayuda cotidiana y ardiente, lo virlas así en sus necesidades desde Guayaquil. que necesitáis. Sería posible ir a visitar a esos herEl primero de los puntos trágicos ele la escuela sudamericana es el campo. manos medio desterrados-por más que La escuela urbana más o menos ha al- el campo nada tiene de penuria sino de canzado cierta dignidad y a veces un liberación.-Les confortaríais con vuescabal decoro y cuenta, además, con la tra presencia y a lo largo de vuestro estima de los dirigentes. Esta escuela trato les entregaríais vuestras expeurbana ya madura puede dar la mano riencias pedagógicas más logradas, pora su desgraciada hermana, la campesi- que muchas de ellas les serán aprovena, por solidaridad gremial y por la pa- chables. sión cívica que busca el bien patrio en Se me ocurre que, de tarde en tarde, forma total y no se conforma con lós podríais dar en Guayaquil alguna funéxitos parciales y relativos. ción de beneficio, destinada a adquirir Una dotación de aparatos de radio en parte del material de enseñanza del que las escuelas rurales os permitiría, ami- carecen: la radio, a que me referí en gos y compañeros, la comunicación fre- primer término, una linterna mágica cuente con vuestros colegas olvidados y con su stock de imágenes, una máquina relegados, los maestros de las escuelas ele coser, un botiquín escolar, tan útil en el campo, una revista de labores de perdidas en el riñón de la siena. mano y otra de divulgación agrícola. Podríais dedicarles media hora de En todo caso, amígos míos, está a conversación familiar y en estas charlas llenas de toda llaneza y ceñidas al vuestro alcance el crear una red ancha asunto escolar práctico, vosotros haríais y caliente de comunicación, una verdallegar a vuestros hermanos del campo dera vida gremial activa, un sistema vuestra cultura pedagógica mayor y fluvial de relación que recorra la provuestro aprecio por su oscuro y santo vincia sin descanso y sin relajo. trabajo. Podríais volveros padrinos y Ensayad este casamiento de campo y madrinas de cada una de las escuelas ciudad, para salir poco a poco de su dirurales y hacer llegar a éstas poco a vorcio absurdo y mortal. Haced esta
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obra no ensayada siquiera en nuestra América que se ha empecinado en vestir de gala las ciudades y en mantener el campo en desnudez y en abandono insensato. El campo es quien nos alimenta y la sangre económica de cada organismo nacional el campo la da, el campo la cede, estación tras estación, día tras día. Vosotros sabéis que yo me conocí en carne propia, durante tres años de mi juventud la horrible orfandad, la sole-. dad sin superlativo del magistrerio rural. Os pido como quien dice por mi propia carne. Aquella tragedia silenciosa la llevo en mí, la tengo presente: la ciudad era sorda, la aldea desvalida, los colegas urbanos soberbios o banales. Mi primera escuela tenía piso de tierra y sus muros rezumaban humedad. La miseria de la escuela era aún mayor que la de 10s niños. Hay en vosotros, maestros guayaquileños, una pasta magnífica de hombres y mujeres, y luego de educadores, y luego, de gente con pasión patria.
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Habéis puesto en mí una confianza grande en el futuro del Ecuador. Sois demócratas; buscáis la redención de la América con la misma angustia que yo y declaráis que el niño es la herramienta para levantar la albañilería, la compostería, la masa de la América Nueva. Pero el niño americano no es unidad, es una dualidad irritante : hay el niño de la ciudad, dueño de todo y el niño rural, ayuno de todo, de regocijo popular, de teatro, de bella escuela, de música feliz, de regalo familiar y de regalo urbano. Criemos, adoptemos, amemos a este Cristo niño de la sierra y la costa, amigos míos queridos. Desde hace cuatro siglos este niño del cañaveral, del cafetal, de la pradera, aguarda que miremos hacia él, que nos volvamos hacia su abandono, que le paguemos nuestra deuda. Con él, amigos, desde ahora con él; lado a lado de su maestro rural y frente a frente con su vieja tragedia, para resolverla de una vez por todas":
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Pequeño Mapa Audible de Chile Se nos ocut'l'c que la "radio" podría dar, ella y no otra, un ensayo de "mapa audible" de un ¡>nis. Ya se han hecho los mapas visuales, y también los palpables, o sea los de relieve; faltm·ía el mapa de las resonancias, que volviese una tierra "escuchable". La cosa vendrá, y no muy tarde: se recogerá el entreveramiento de los estruendos y los ruidos de una región; sin tocar las facci ones del suelo, colinas ni ciudades, posando angélicameute los palpos de la "radio" sobre la atmósfera brasileña o china, se nos entreg;ará, verídico como una máscara, impalpable y efectivo, el doble sonoro, el cuerpo sinfónico ele una raza que trabaja, padece y batalla.
que nacen ni pie de un templo indígena, mantenían antes a grupos ele naturales que no querían violentadas por no extinguirlas; hoy dan de comer a siete mil hombres en jornada diaria. Trenzado con el estruendo de los picos, oye la oreja delgada el jadeo del hombre. No se le ve, ni hace falta; tiene el pecho ancho; labrado por el gran resuello; cara de matador de piedra, y cuando se endereza de calar y descuajar, una c1·iatura camina con la marcha ele lo que es: va como el dueño ele todo suelo, y parece que clavara con el talón señor cada uno de sus pasos.
El país, para éste como para otros menesteres, resulta arduo de recorrer y de ·a trapar. La caja de sonidos es larguísima. Hay que escuchar como el venado: con oreja no sólo abierta, sino tendida en tubo captador. A estas horas comienza allá nuestro día de vivir. Es casi la mañana. En la región Norte (pampa salitrera-costra caprífera y de pin tas y oros-) resuenan barretas, picos y palas, en un infierno rítmico; se descasca1·a a golpe brutal y numérico, o se dinamita, el llamado desierto de la Sal. En las pausas de silencio se oyen máquinas moledoras de la pasta salvaje llamada "caliche": piedra y sal, ganga y polvo. El desierto de la Sal amasó y i·emató al hombre chileno, bien plantado, bien fundado, logro cabal de la carne americana. · El ha salido de su pelea con la costra calichera y de su vida de pecho a pecho con el mar. Cuentistas y poetas, cuando quieren decir al hombre nuestro, no lo hacen sino marino o minero, y dicen así sus dos forjas naturales. Más abajo sobre Atacama y Coquimbo, donde comienza la vegetación, el barreteo y, la picadura es la misma, neta y testaruda; pero se muelen materias más nobles: el cobre, sangre de nuestra geología; la plata, que después de haber sido abundante, ya ralea y hurta el bulto. El 01·0 no sale de minas: en la montaña un poco mágica de Andacollo, el oro va por arroyos y regatos, en pepitas de mostaza o de arroz. Estas aguas milagrosas,
Saltar ahora, echando la oreja en flecha tirada al Sur. Hay primero un alborozo de puerto, del puerto mayoral del Pacífko, que mentamos con donoso nombre espai1ol: Valparaíso. Valle del Paraíso. Si hemos navegado desde San Francisco, nos dolemos en las costas tropicales de la falta de un puerto patrón y patrono de aguas; pero al llegar a estas alturas, echaremos un ¡aleluya! Valparaíso vale para segundón de San Francisco; Valparaíso cumple por la costa suramericana entera. Los barcos entran, y salen de la bahía, arriesgada a los vientos y que la terquedad de los chilenos forzó, obligándola a volverse desembarcadero. Hierve en malecones y agua un pueblo vivo, que parece marsellés o catalán; va y viene un cardumen de tráfico marítimo que gl"ita en inglés y en español las picantes interjecciones marineras. Valpa1·aiso hace lo suyo. Lo suyo son veinte mil barcos anuales recibidos y laµzados. Lo que lanza son las industrias novedosas y garridas de In zona, que él distl"ibuye a lo largo del trópico; lo que recibe son los azúcares, los arroces tropicales y. la maquinaria yanqui e inglesa, que en poco más también se hará por nosotros mismos territorio adenti·o. Un mar violento y voluntarioso, el mar nombrado con su adjetivo opuesto de Pacífico, excita y espolea con yodos y sales a los grnpos de descargadores de grumetes y gente ele pesca. Es un agua digna de griegos, brava y humana; ni el caldo hirviendo del Ecuador ni la plancha mo1tecina del Circulo Aus-
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tral. ¡Bahía mayor de Valparafso! Anda en novelas y poemas ingleses y noruegos. Quien navegó la conoce y la cuenta siempre al contar sus mares. La oreja se suelta ahora de ·1a . costa, porque el oido, como el ojo, cambia con gusto de pasto y más le place seguir que quedarse. Estamos en el interior, sobre región de nombre preciso: en el Llano Central, gloria botá nica de Chile. El valle del Ródano es más corto; el del Po, lo mismo; el del Nilo se le parece en la longurn y la generosidad de los limos. Corre un aire suave y dulce, sobresaltado de poco viento, y los olores del agro se duermen en la caja profunda del llano. Las resonancias han mudado desde el desierto hasta aquí: los sonidos se humanizan y se ablandan sobre el suelo de pulpa y el aire de poca l'áfnga. El mar y la montaña, grandes agitados, se hallan distantes. Es el clima por excelencia de Ceres, seguro, estable; clima de matriz de tierra o de mujer. En otras partes del -mundo, vivir será la riña rabiosa y enlodada contra el peñasco o la marisma; allí vivir se llama complacencia y seguro, destino natural del hombre hijo de Dios. Las viñas y los huertos frutales se reparten aquel suave corredor terrestre: una luenga faja verde, sin llaga de aridez, deleite de castas agrarias. Hay riegos suficientes, que dan nuestras aguas de ingeniería en can:ilcs lentos y eficaces. Los rectángulos pulcros de granjas, las provincias agrónomas, corresponden a melocotones, manzanos y viña, y más abajo, a los anchos paños de trigos; provincias de color y de aroma, departamentos frutales, distritos graneros. La gente latina no logró sobre hogar medite1Tánea viñedo ni pom:ireda mejo1·es que los del valle central de Chile. Toda vfa atraviesan aquí y allá antiguos erados l'omanoespañoles, con su crujido de queja de hombre; pero lo más frecuente va ~ i endo la maquinaria agrícola luciente y rápida, que pasa con un chischás de banda de langcsta o con pequeño estruendo de aceros musicales, echando ascuas a lado y lado del campo.
Este aire i·ural tiene más canciones que los otros que dijimos. Las mujeres deshierban, podan . y vendimian entre canto y comento. En el vocerío de la trilla clásica de Aconcagua o Chillán, y en la algarada de la vendimia de Coquimbo, cabrillean gritos y hablas de mujeres y niños. La oreja se da cuenta de que aqui sí las voces del "horno" y la "fémina" son diversas como dos continentes y dos órdenes. El hombre grita a lo hondero, con pedrusco lanzado; la mujer silba o modosea a lo codorniz Y. a lo tórtola, ya sea que cante o que sólo diga; es el habla suramericana la más dulce de este mundo, el más tierno acento hablado por hijo de hombre.
Ahora ya rematamos el viaje. La Patagonia estará muy lejos; pero la retenemos co_ntra Geografía y destino y debemos decirla. En esta inmensa meseta austrnl se oye, cuando algo se oye, una marea salvaje que pecha entre los canales y forcejea en el gran estrecho. Hacia el interior, apenas poblado, hay unos silencios de hierbas inmensas, de gruesos y dormidos herbazales, que se parecen al estupor que dan los témpanos en el último mar. De cuando en cuando, gritos alzados y caídos de pastores que arrean con dos o tres notas quebradas y subidas. Y en las estaciones malas es el viento patagón, bastante peor que el simún y la tramontana, el que hace su fiesta desesperada sobre la llanura sin atajo, en una carrera de búfalos rompedores de unas praderas entregadas y contritas. Pero vuelve el silencio de las praderas buenas, donde pace la oveja innumerable, que bala a la tierra verde, su madre y su costumbre. La oveja se duerme en esta anchura blanca o verde, y, el que goza este encantamiento por unos años se envicia1·á en silencio, como el ojo se envicia en extensiones. Yo me gocé Y me padecí las praderas patagórúcas en el sosiego mortal de la nieve y en la tragedia inútil de los vientos, y las tengo . por una patria doble y contradictoria de dulzura y de desolación. ("El Sol", .iJfodt·id, sr.vticm br(1, 'lonn'nuo 16, 1034.)
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Libros de Gabriela Mistral MARGOT ARCE
"DESOLACION" Gabriela Mistral significa pua la América Hispana lo que significa Unamuno para la España de hoy, Representa lo esencial Y lo típico de nuestra raza como Unamuno representa lo típico español. Es una vasca con sangre de indio quéchua, muy española en el espíritu rebelde e individualista, muy india en los silencios como abismos y en la actitud hierática de ídolo de piedra. A este valor representativo y i·acial se suma el gran valor de su obra literaria. Su poesía es en sí misma una reacción frente al rubenda1·ismo: poesía sin forma atildada, sin virtuosismos técnicos, sin evocaciones de épocas elegantes o señoriles; poesía de un alma campesina, primitiva y fuerte como l¡¡ tierra, y de un ::cento muy puro donde faltan los ecos supercultos de Francia, achaque de modernistas. F1·ente a la literatura hispano-americana, imitadora en tantas ocasiones de los modelos europeos, la poesía de Gabriela Mistral tiene el mérito de la originalidad cabal de la voz propia, auténtica, lograda con vohmtad consciente. Esa afirmación por la obra del yo rebelde a Jo extraño hace humana y profunda esta poesía, y por humana eterna. Desolación, el libro de poemas, es una especie de sentimiento trágico de Ja vida versificado. No hay que buscar aquí poesía intelectual. Esta es Ja voz esencial de la pasión y del instinto. Lo más notable ·en ella es el ímpetu lírico, tan potente que no tolera la depuración !imitadora de forma, o lenguaje.
Gabriela también escribe prosa. Y su prosa es, a mi modo de ver, pura prosa criolla; español revestido de la sensualidad de nuestra tierra, de su dulzura y de su fuerza. Y español barroco, pero con barroquismo que está más en la emoción que en la expresión. Gabricla emplea su prosa y emplea su palabra grávida de jugo, persuasiva y, a menudo, cortante, para la obra, -su gran ideal, --de la solidaridad de las naciones hispánicas. Otra vez la semejanza con Unamuno se hace patente, porque Gabriela quiere la unión latino-americana fundada en la unidad de lengua, e11 la r~valoración del pasado incorporando lo
indio a lo español y, sobre todo, en la fortaleza moral y, en el examen critico del presente. Aunque no interviene en la política, porque por mujer detesta el feminismo callejero, su voz tiene en América el prestigio de su gran valor moral. Gabriela no ha vendido nunca su pluma a los dictadores. Ha defendido un ideal de socialismo a la vez radical y cristiano; y jamás ha claudicado; y ha vivido más de diez años en el destierro, del producto de su t1·abajo, en un vivir austero y lleno de ejemplaridad. El ejercicio de más de veinte años de magisterio, no le atrofió el espfritu; se lo han enriquecido en capacidad de comprensión y en interés social y humano. Cuando en sus poemas asoma la pedagogia aparece siempre reivindicada por el fervor. F:l gran tema de la poesía de Gabriela es la pasión. Su pasión dolorosa, semejante en ciertos aspectos a la agonía unamunesca es resultado de una experiencia trágica del amor. La obsesión de la muerte y el anhelo místico de eternidad, -pero eternidad en el sentido budista de Nirvana, son consecuencias lógicas de esa experiencia patética. El pathos ha saturndo de tal modo el alma ardiente de esta mujer que aun sus conceptos, sus razones, se le truecan en pasión vehemente. El lirismo de su poesía es de ese tipo que Gabriela define cuando dice : "Una canción es una herida de amor que nos hicieron las cosas." Lirismo instintivo, de carne y hueso; poesía en que la anécdota subjetiva vale más que la forma; poesía anti-rítmica, anti-lógica y anti-intelectual: poesía pura porque va derecha a las zonas entrañables del espiritu. De los poemas que en "Desolación" aparecen bajo el epígrafe "Dolor", yo elegirla como típicos, Extasis, Dios lo quiere, Balada, y Nocturno, que incluso me parece que constituyen una unidad de tema y de experiencia. En Dios lo quiere el amor exaltado es odio y venganza a la vez. Ha sido seguramente este poema el que sugirió a Bi·enes Mesén la semejanza entre Gabriela y la Medea Clásica. El otro gran aspecto ele la poesía de Gabriela es el folklore. Sus versos infantiles y sus canciones de cuna tienen la sencillez intensa de los cantares del pueblo. Son, a su vez, resul tante de un agudo anhelo de maternidad y de la superfeminidad del poeta. Es-
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DE LA UNIVERSIDAD DE Pum:i:ro RICO tos poemas infantiles, -c¡uo forman una de las secciones más nutridas de "Desolación",son w1 acierto de acercamiento al alma del niño, un acierto de sencillez y un acierto de forma popular casi ¡1erfecta. El punto de vista adulto, el gran escollo de esta poesía, se ha salvado de manera habilísima. Se acercan estos poemitas a la sensibilidad del niño por medio de la anécdota maravillosa, del gozo de la imaginación desbordada, del lenguaje afectivo, sencillo y rítmico, que unas veces parece preg·ón, otras cuento y otras adivinanza. Son poesía infantil auténtica y y sin mixtificaciones. También recoge "Desolación" el a1nor de
AL MARGEN DE "TALA" PUBLICACION Después de "Desolación", Gabriela Mistral no había reunido en un nuevo libro los poemas que creó y publicó en la prensa de América a lo largo de dieciseis años. Su voz no babia enmudecido como creyeron algunos. Bastaría leer asiduamente durante esa larga temporada "El Repertorio Americano" de Costa Rica, "El Mercurio" de Chile, "El Tiempo" de Colombia, "La Nación" y "Crítica" de Buenos Aires, las revistas "AtenaS", "Sur" y "Bilnestre Cubano", aparte de lo publicado en España y de lo traducido en los diarios de Francia, Portugal y el Brasil, para comprobar el incesante laboreo del poeta, su paso seguro hacia la plenitud de su arte. "Tala" se publica en 1938, pero para su comprensión cabal ha de tenerse en cuenta que recoge poemas escritos en épocas y circunstancias muy diversas y distantes. En el lapso de tiempo que va desde 1922 hasta 1938, la vida y el arte de Gabriela Mistral han sufrido profundos cambios. Su poesía registra, como un te1·mómetro, las variaciones. Me sería bastante fácil fijar la fecha de casi todos los poemas de "Tala"; he asistido a la composición de la mayor parte. Pero esa fijación me distraería de lo que quiero decir aquí y renuncio a ella por el momento. Al lector avisado le será bastante fácil distinguir los 11oemas más antiguos de los más modernos. La diferencia se hace visible en lenguaje y en el tono de unos y de otros. "Tala" nace, como su antecesor, de una cirI.
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Gabriela por la escuela. A través de los poemas ele este contenido vislumbramos el concepto que el poeta tiene de la pedagogía. El magisterio es para ella, un deber cristiano, fondado cti el ejercicio de la caridad. La maestra debe ser una especie de madre espiritual que siembre en las almas ele los alumnos se111illas de belleza y de bien. Su labor se realiza siempre bajo la mirada de Dios. i\Iús que la comunicación de conocimientos, debe buscar frutos mo1·ales. "La Maestra Rural" y "La Oración de la Maestra" resumen estos conceptos lu111inosamente. (Publicada en "La. llora", Santiago de Chile, 11 da
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cunstancia. Sin ella, andaría aún disperso en las deleznables hojas del papel periódico. Nace ce un movimiento de a111or, generoso acto de c~ridad hacia la niñez de España, carne inocente, peregrina por los cuatro vientos del mundo, en los años de la segunda guerra de independencia. Ante la América indiferente, ''acogedora de las 111ás dudosas inmigraciones", que ha debido ser la primera en i·ecibir a esas criaturas de su sangre, Gabriela se ave1·g·ücnza y, asombra. "Es la prin1era vez-nos dice-en que yo no entiendo a mi raza y en que su actitud 111oral 111e deja en un ve1·dadero estupor". El manuscrito de "Tala" se entrega, pues, como un regalo a los niños de España, catalanes, castellanos y vascos, desplazados de sus hogares por la invasión extranjera. El producto de su venta se destina a la Residencia Infantil de Pedralbes, y en dos ocasiones sirve para aliviar estrecheces en los campos de concentración de Francia. El prestigio del poeta aseguraba una venta fácil y numerosa, y una ganancia crecida. La donación no necesita encarecimiento: Gabriela renuncia con "Tala" a lo que podria haber sido el fundamento de su bienestar económico. Pero lo hace alegremente; y, además, como quien cumple un deber. II. DEDICATORIA Y TITULO La obra viene dedicada a "Palma Guillén y en ella a la piedad de la muje1· mejicana". Destino y dedicatoria del libro aúnan y saldan la deuda de América para con los niños españoles, y la deuda personal del poeta para con una tierra de nobles mujeres que la acogió en los días de su colaboración con Vasconcelos. Palma Guillén, con su extraordinal'io co1·azón
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y con su agudo espíritu, encarna cumplidamente el símbolo de esa piedad femenina mejicana. Por significativa coincidencia ha sido México la única tierra de América a cuya actitud moral ante la desvalida niñez española no alcanza el estupor avergonzado del poeta. El título de la obra, "Tala", corte de árboles, define el carácter de su contenido, la relación subjetiva del poeta con sus versos y, en cierto modo, el gesto donador. Se dan los poemas como una cosecha, como pedazos cercenados de la entrnña viva, que dejan aún muñones y ralees. El acto de creación se realiza para liberarse; y, entre el rezago de los troncos, queda latente la promesa del bosque nuevo. NOTAS Al final del libro hay unas notas en donde el poeta defiende su derecho de decil· algo, de razonar sobre Ja propia obra, y de ayudar al lector, "como duende que le salta al paso y le acompaña unos trechos de camino". En esas notas explica el titulo, las circunstancias históricas o el contenido de algunos poemas; justifica el empleo espontáneo de rimas internas y algunos casos de rimas omitidas; da razones por el uso de arcaísmos, bar barismos y grafías populares; se extiende en consideraciones sobre el género épico y el himno como las formas adecuadas para cantar la natu1·aJcza de América, y define el géne1·0 de poemas que llama "recados". Tienen estas notas valor documental y poético; Gabriela nos da en ellas, aunque suscintamente, sus ideas sobre poesía y lenguaje. Son, al mismo tiempo, un ejemplo precioso de la prosa suelta, hablada y sentida, de sintaxis personalísima de la escritura. La prosa de Gabriela, salvando todas las diferencias, tiene un poco del aire teresiano; su energía conceptual recuerda a Unamuno. Y en todo momento resuenan en sus palabras y modos de decir, ecos entrañables de la lengua española, sabores inconfundibles de sangre y de casta. Son pocas las noticias personales, de confesión: la crisis religiosa pl'Ovocada por la muerte de la madre; el reencuentro con la csperamm; la valoración negativa del dolo1·. Hay dos recuerdos de la niñez en el valle de Elqui : el parque de don Adolfo Iribarren en lllontcg1·ande, que le inspira el poema "Todas íbamos a ser reinas", y el juego de las "albricias" que da nombre a una de las secciones infantiles. Al hablar de los "recados" confiesa que en varias ocasiones escribió cu·tas en . u~ lll.
gé11ero intermedio· entre el ve1·so y la prosa, género un poco plebeyo y juguetón que relega a los ext1·amuros del libro. La inclusión de los "1·ecados" obedece a "una loca razón de mujer, porque llevan el tono más personal y frecuente, el dejo rural con que ha vivido y morirá". Las notas sobre poesia y, lengua son más abundantes. Los problemas lingüísticos han preocupado a Gabriela Mistral constantemente. Convendrla reunir en un libro sus ideas y obse1·vaciones, sus experiencias en el manejo del lenguaje. Quienes hemos visto de cerca el proceso de creación y de elaboración de sus versos y de su prosa sabemos cuánta atención da el poeta a sus palabras y modos de decir. Sabemos también con" qué cuidado meticuloso corrige y rehace lo escl'ito en busca de una expresión que se aproxime a la lengua hablada, que tenga p1·ecisión y calor de vida, y que corresponda exactamente a la imagen mental. En las notas de "Tala'', Gabl'iela defiende el uso de arcaísmos en su poesía basándose en la naturalidad y abundancia con que se dan en el habla rural de la América. La lengua campesina del valle del Elqui ha sido la fuente de sus arcaísmos. Algunos críticos creyeron, equivocándose, que procedían de la lectura de los clásicos castellanos del siglo XVI. Revelan estas observaciones la actitud afectiva, un tanto conse1·vadora, del poeta hacia la tierra natal y su prefc1·encia por el lenguaje hablado. Su vocabulario obedece a razones de sen.t imiento y no de lógica. De otra parte, la conciencia lingüística de la escritora la obliga a emplear a1·caísmos llanos y fáciles que retengan intacta su eficacia de expresión. Gabriela también justifica los préstamos de palab1·as extranjeras-siempre que sean neolatinas-en los casos de necesidad lógica o emocional. Si nombra una sección de su libro con la voz portuguesa "saudade", lo hace porque advierte que la palabra castellana "soledad" carece en Amél'ica de sentido equivalente. De nuevo la aguda conciencia lingüística acierta: los vocablos franceses, italianos, portugueses se asimilan con facilidad al español porque proceden todos del mismo tronco latino. Escribe Efigenia, por Ifigenia, albricia, por albricias, porque en Elqui la primera palabra se pronuncia de ese modo y la segunda tiene sentido singular y significa hallazgo, suerte o regalo. En ambos casos el poeta prefiere las fo1·!n;is orales, propias del pueblo, a las culta5.
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Rico
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Nuncn lo pierdo; pecho a pecho, Cree que In disimilación de la i inicial de Ifi. gcnin es más fácil a la lengua y más grata como dos niiios nos tenemos". al oido. El singular de albricia obedece a una (Cosas, V«1'1e 51<1. ele "Tafo.", i;6o imu 13 7-3 fl .) rnzón sentimental de apego a experiencias inEnsaya Gabriela en este lib1·0 el himno en fantiles, y a otra lógica de colTespondencia entre el contenido ideal del vocablo y su mo1·- tono mayor. En América, nos dice, se hn fologfa. En estos comentarios de lenguaje, abusado de la poesía de las cosas nimias; el Gnbriela nos descubre su desdén por el cul- tono menor ya se vuelve empalagoso. Falta tismo, In pedantería o el casticismo deliberado. una voz entera que cante el sol, !ns montaY hace el elogio del pueblo, "la mejor criatura ñas y los monumentos indígenas, que "tenga el valor de allegarse a esos materiales formiverbal que Dios crió". Igual preocupación por lo espontímeo se ma- dables". El himno y el tema de la naturaleza nifiesta en las notas sobre técnica del verso; americana fueron iniciados por Rubén Darlo idéntico respeto por las intuiciones del pueblo con Sll "Marcha Triunfal" y su "Canto a Roosevelt". Los dos himnos ele Gabriela pre~'. del niiio a quienes llama "c11aturas poéticas cabales". El desdén se endereza aquí contra tenden estimular en los mozos el deseo de el oído 2·etó1·ico o contra los partidarios de la rematar la empresa. Estos himnos reanudan la corriente del nmericanismo, pero con un monotonía rítmica. Observa el poeta que las rimas escasean al significado más continental que nacional, y con comienzo de la composición y que "a poco an- una conciencia más profunda de raza y de dar se vienen encima como una lluvia cerrada tiena. Se lamenta el poeta de que la poesía entrometiéndose dentro del verso mismo" . .. del paisaje se haya limitado entre nosotros a Llegado ese momento, la rima interna se vuel- la descripción de detalles individualizados. Los ve natural y el evitarla podría parecer rebel- Andes, el sol, el Orinoco, le parecen más digdía artificiosa. En cambio, la omisión de rimas nos del canto que mariposas y, colibríes. Su ayuda a romper el sonsonete. Las rimas es- sensibilidad telúrica y cósmica demanda atendrújulas no le parecen "precisas ni vanas"; ción para los elementos, para las fuerzas pricalifica su propio oído de "basto y desatento". marias de la naturaleza. Y el acento poético Mas lo cierto es que estas notas sobre la debe corresponder a la majestad de tales terima contradicen tal desdeñosa autocalifica- mas. Por eso predica la Vl.lelta a las trompas ción. Indican cuánta importancia tienen pal'll bélicas. Gabriela la sensibilidad auditiva y los estímulos rítmicos. Varias veces le hemos oído decir IV. MUDANZA El mundo poético de "Tala" difiere radicalque la mayor parte de sus poemas nace de un ritmo interno que va cobrando, poco n poco, . mente del de "Desolación". Este era un !ib1·0 · corpo1·eidad. El contenido poético cuaja más trágico, nacido del dolor y de la sangre. Su tarde como una consecuencia. Y en la nota acento estaba impregnado de las elegías de sobre los "recados" añade que suele escribir Job, del sabor de ceniza del Eclesiastés. Fuer"sintiendo en el aire el revoleteo de un ritm~ zas tremendas de amor y de muerte lo desgay algunas i·imas de esas que llamé entrome- rraban. El poeta se sentía ante la mirada de Dios Padre con su conciencia humanísima de tidas". Así nos explicamos la frecuencia--easi el pecado; buscaba, sin hallarlo, el refogio conpeligro-de los ritmos regulares e insistentes solador de Cl'isto. Sus temas fueron el amor en la poesía de Gabriela: fluir lento de versos el niño, la escuela, la belleza; y, de otra pa1te: monótonos encadenados por las i·imas alterna- la muerte, la angustia, el grito de la carne das. El oído evoca los pasos graves del ro- que pide placer e inmortalidad. De esta opomance antiguo, o el curso sosegado de ese río sición nace el carácter ascético de la obra, su aliento bélico, ese lirismo que brota de la enque canta en las venas del poeta: traña herida y que desemboca en un río de palabras ardientes, oración a ratos, a ratos "Un río suena siempre cerca. alarido. Ha cuarenta años que lo siento. El éxtasis de amor deja en sus labios un Es canturía de mi sangre fruto de amargura, y en el alma un ansia o bien un ritmo que me dieron". terrible de absoluto y de paz. La pasión se "O el río de Elqui de mi infancia alza podernsa y quemante, como el viento del que me repecho y me vadeo. desierto; y se sosiega, en seguida, en remansos
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de ternura maternal. Hay aquí hambre insaciable de Dios, y sabiduría de la tierr.a que somos, destinada a morh'. La carne pide el hijo que la perpetuará en el tiempo; el alma pide a Cristo, al Salvador. Y an~ lns respuestas negativas se alza la plegaria desoladora del "Nocturno", "Padre nuestro, que estás en los cielos, ¿por qué te has olvidado de mí?" Este poema da término normal a la obra Y justifica su titulo. También es el punto de arranque de "Tala". Pasar de "Desolación" a "Tala" es como pasar del Antiguo Testamento a los Evangelios. O como penetrar en la vía iluminativa de la Mística dejando atrás las asperezas de la ascesis. El ambiente total ha cambiado; el estilo se tonifica en la alegría. En "Tala" habla el espíritu dominador de la carne. La voz conserva el arrebato apasionado, pero el ritmo orgánico se acompasa en un fluil' apacible aunque intenso. La esperanza se eleva en ciertos momentos a las cumbres agudas y gozosas del éxtasis. El poema, "La Gracia", que me parece Ja cima lfrica de la obra y su culminación, recoge con palabras de una nitidez ardiente la tónica de este momento espiritual. Algunos versos repiten acentos que habíamos escuchado en San Juan de Ja Cruz. "Pareció lirio o pez espada. Subió los aires hondeada, de cielo abierto devorada, y en un momento fué nonada. Quedé temblando en Ja quebrada. ¡Albricia mía, arrebatada!" "Tala.", 11tfgina 55 .
V. CONTENIDOS La primera sección de "Tala" "Muerte de mi Madre", establece Ja necesari~ relación de continuidad entre este libro y su antecesor. "La Fuga", los "Nocturnos de la Consumación", de la "Derrota" y, de los "Tejedores Viejos" prolongan la crisis religiosa que ya apuntaba en aquel Nocturno aludido. "Locas Letanías" y el "Noc~umo del Descendimiento" registran, en cambio, el regreso a la esperanza, Ja ver-
dadera enti·ada en la nueva temperatura moral. Bl segundo de estos poemas me recuerda algunos pasajes de "El Cristo de Velázquez" de Unamuno; el primero canta con el gozo de la fe en la resurrección. El dolor por Ja mue1·te de Ja madre se ha transformado en certidumbre de vi<la futura, en la paz de Cristo. Sabemos que esta mudanza ocurre tras Ja lectura de la obra <le Henri Bergson, "Les Deux Sources de Ja Réligion et de la .IVIoralc". El capítulo en que Bergson estudia Ja mística cristiana conmueve al poeta hondamente, y lo encamina hacia el anhelo y la búsqueda de Ja gracia. La segunda parte se titula "Alucinación" y contiene recuerdos, ensueños y visiones tales como "Paraíso" y "La Medianoche". Las "Historias de Loca" merecen atención especial. Predomina en ellas la fantasía : se imagina en la primera el mundo anterior al nacimiento de la mue1-te y los terribles efectos de Ja muerte recién nacida sobre las cosas. En la segunda, se describe la natumleza de Ja poesía, semejante a una "flor del aire"; en la tercera, se cuenta Ja liberación espiritual del alma al despojarse del cuerpo, su sombra sujeta a la ley de las horas; en la cuarta, se relata una experiencia onírica. Estos cuatros poemas recogen los temas capitales de Ja poesía última de Gabriela Mistral: la muerte, lo Absoluto, Ja poesía, el sueño. No son historias de loca; por el contrario, contienen algunos de los pensamientos más densos y elaborados del poeta. La sección que se llama "Materias" nos entre.g a otro modo ele experiencia poética: el arrobo ante los objetos materiales, que, ele repente, se nos revelan en su esencia más recóndita. El pan, Ja sal, el agua, el aire, cobrnn, un día, bajo nuestra mirada, un valor que nunca tuvieron. Es un reencuentro lleno de sorpresas, una especie de unión mística con la realidad. El poeta siente por un momento Ja presencia divina en las cosas y se sume en contemplación embelesada. Bajo el epígrafe "América" se juntan, en un haz, elogios, paisajes y recuerdos de nuestro Continente: el sol tropical, Jos Andes, las colinas y palmeras de Pue1·to Rico, el tamborito panameño, todas las tienas americanas cantadas con fervor de enamorado. El sol y la Cordillera están vistos y sentidos como Jos principios unificadores de América, unión que debe convertirse en realidad política-en los Estados Unidos del Sur,-y en una unidad cultural fundada en la reintegración del pasado
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DE LA UNIVERSTD.,D DE Í'UERTO RICO
incllgcnn al presente. El nmericanismo rncinl ele Gnbl'ieln rehnsn las fronteras nacionales y abaren en idéntico ademán amoroso el niño de México, In dulce tierra de Pue1-to Rico, el hechizo pa gano del tambor de _Panamá. El lenguaje de todos estos poemas es apasionnclo y entusiasta. Los dos Himnos tienen el acento hiperbólico de una letanía; In visión de Puerto Rico se recoge con ternuras maternales; la descripción del maizal de México y de los hombres mejicanos logra la f uerza del relieve en piedra o el ritmo l'itual de un fresco de Diego Rivera.
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el tiempo. "Día" y "Enfermo" son los más recientes. El tono de estos últimos, y aún el de "Adiós", indica tnl certeza en la verdad del amor, en su triunfo sobre las limitaciones materiales, en su cuajada dicha, que es imposible relacionarlos con aquellos tremendos y desoladores poemas del año 1922. La experiencia sentimental parece muy diversa, mlis reciente, muy gozosamente cumplida. "Viejo León" no cabe dentro de este conjunto. La sección "Criaturas" debería lógicamente segui r a "Materias". Se compone de una serie de retrn tos o evocaciones. ele muertos y de vivos, de algunos elogios y de una definición "Las mesas del malz del poeta en su choque con todas las realidaquieren que yo me acuerde. des divinas y humanas. El último poema, El corro está mirándome "Palomas", el único que describe un a ve, enfugaz y eternamente. cajaría dentro de "Materias''. La concepción Los sentados son órganos, poética de hallazgo y éxtasis ante una cosa las sentadas magueyes. familiar, corresponde ni ambiente de "Sal" y Delante de mi pecho de "Pan" en aquella pa1'te del libro. la mazorcada tienden. Las "Canciones de Cuna" tienen su anteceDe la voz y los modos dente en "Desolación". Son cantos de la magracia tolteca llueve. . dre, que adormece a su hijo diciéndole terneLa casta come lento, zas. En "La Cuenta-Mundo", In misma madre como el venado bebe. describe al hijo los objetos de la realidad, Dorados son el hombre, trasmutándoselos en graciosas y profundas meel bocado, el aceite, táforas. En ambas secciones hay el sentido y en sesgo de ave pasan telúrico de identificación y de familiaridad con las jícaras alegres. la tierra. Todo se personifica y las criaturas Otra vez me tuvieron y las cosas colabo1·an en amorosa fraternidad éstos que aquí me tienen, franciscana. La alegría de los seres y su may el corro, de lo eterno, ravilla tienen aquí inconfundible acento reliparece que espejee ... gioso, de acción de gracias. El pecho del maíz Los poemas infantiles están recogidos en la su fervor lo retiene. sección penúltima de "Tala". Señalan estos El ojo del maíz poemitas el descubrimiento de la expresión tiene el abismo breve. más propia para la poesía de niños. En ellos Su obsidiana se funde habla la imaginación desbordada, la anécdota como una contra-nieve. maravillosa o absurda, el lenguaje afectivo, El habla del maíz las repeticiones y los ritmos regulares que en valva y valva envuelve. tanto gustan n la niñez y, que son modo norLey vieja del maíz, mal de poesía. El poeta ha vuelto a la infancaída no parece, cia por una taumatu1·gia sorprendente y ha y el hombre del maíz logrado reproducir con fidelidad el sentido poése juega, no se pierde". tico y lingiiistic1> de ese primer momento de ("Tnla" pciuina1 108·109·10.) la vida. Son estos poemas bien diferentes de En "Saudade", el poeta reúne varios poemas aquellos de "Desolación", en donde todavía no ele añoranza, visiones de la niñez, gestos de se había abandonado el punto de vista adulto. criaturas, cosas perdidas o deseadas. En "La Que esta sección se titule "Albl'icia", es decir, Ola Muerta" agrupa versos sobre el tema del hallazgo, me parece doble acierto : jugando a amor, que parecen ser de épocas muy distantes las albricias se ha dado con el escondido tey que no forman un conjunto homogéneo. soro de la poesía infantil auténtica, tan escasa "Mut·o" y "Viejo León" deben ser los más en la literatura de lengua española. antiguos. "Ausencia" y. "Adiós" les siguen en Cierra la obra con los "Recados", especies 1
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DE MUJERES GRADUADAS AsocrAC ION :
de cartas poéticas que unas veces llevan encargos y otras hacen Ja alabanza de alguna criatum. Estas cartas recorren la tierra, desde México a Chile, desde Cataluña a las Antillas, desde Castilla a In Argentina. ~on cartas de mujer Y pam mujeres, escntas con soltu1·a familiar, en una lengua donosa Y metafórica. El poeta rinde en ella cu~to a In amistad y comenta sucesos contempo1·aneos de un modo indirecto. Sus más hondas preocupaciones agravan el gesto malicioso Y juguetón. ·Acabamos de resumir, en breve síntesis, el contenido general de las secciones de "Tala"; nos reservamos para otra ocasión el análisis sistemático de Jos diversos y numerosos temas que la obra contiene. La dist1:ibuc_ió? de las secciones podría modificarse mas Jog1camente atendiendo al fondo y al clima psicológico de cada una de ellas. Proponemos la siguientes ordenación: Muerte de Mi Madre. La Ola Muerta. Saudade. Alucinación. Historias de Loca. Criaturas. Recados. América. 10. Albricias. 11. Canciones de Cuna 12. La Cuenta-Mundo. l.
2. 3. 4. 5. 7. 8. 9.
Estas doce partes podrínn reducirse a cinco temas fundamentales, la crisis religiosa, la evocación del pasado, la autoconfesión, los niños, Jos seres y la naturaleza. He aquí una poesía profundamente lírica. El poeta canta de sí mismo, de su yo, y nos va dando cada poema como un trozo de la cálida entraña. Aun en los casos en que habla de una criatura o de una cosa no hace más que establecer la vivísima relación de su ser con los objetos del mundo. No es objetivo nunca: en la descripción o en la alabanza de lo otro, el yo se vierte efusivamente en una perfecta comunión de rango místico. Y los versos para niños dan riendas al anhelo maternal, uno de los resortes más eficaces de la acción externa o intima de Gabriela. Sobre este lirismo tan personal domina un ansia tremenda de Dios. De una 1r.anera implícita, Dios está en todos los versos de "Tala" como el tema único, como la preocupación más i·eal y constante. El amor a las cosas, el olvido de la propia felicidad, la humildísima confesión de errores son el cami-
no por donde el poeta se lanza en la búsqueda del Bien Supremo. La gracia de Cristo, como el Arcángel, le acompaña en la ruta. Esta rápida incursión por los p1·edios de "Tala" nos confronta con una multitud de problemas. Apenas hemos apuntado a la temática de la obra sin detenernos en el análisis minucioso de cada detalle; apenas hemos señal;tdo algunas particularidades de estilo. "Tala" exige un larg·o estudio, reflexión, aproximaciones lentas. "Desolación" era un libro mucho más sencillo · y más fácil de penetrar; "Tala" presenta una complejidad de fondo y de formP. que resiste cualquier intento de definición somera. Hace falta, por ejemplo, fijar con exactitud su cronología ; la lengua demanda atención cuidadosa. La fijación c1·onológica se hace urgente para determinar la evolución poética de Gabriela Mistral, evolución evidente hasta en los más leves pormeno1'es; el análisis de la lengua depende en parte, de esa comprobación de fechas. Y lo que Antonio Machado llamaba la "metafísica" de esta poesía es uno de sus problemas mús árduos cuanto interesantes. VI.
LA FORMA
Extraordinario interés ofrece la forma en este libro. Hay un grupo de poemas escritos en estrofas de tamaño desigual, que no siguen un patrón métrico fijo y que carecen de rima. Versos libres de once, doce, trece y catorce sílabas se combinan en estas estrofas rcn entera arbitrariedad. El ritmo es amplio, suelto, extremadamente flexible. Pertenecen a este g1·upo "La Copa", "La Medianocht.!,. , '•Paraíso", :iiviuro", '·La Conf esión" y los
recados de "Nacimiento", "A Lolita Arriaga" y "A Rafaela Ortega, en Castilla". En todos ellos la semejanza de forma corresponde tami..;.;n a una ildentidad de tono y de modo poético. No creemos aventurado afirmar que estos poemas sean muy. anteriores al año 1933, y coetáneos. Aparte de ellos, en el resto del libro observamos: La abundancia de versos de siete, ocho, nueve y diez sílabas, con un señalado predominio de les versos de nueve. La h~clinación hacia el isosilabismo no impide que, de vez en cuando, un verso más breve o más largo rompa caprichosamente la regularidad. Hay algunas combinaciones de versos de once y siete, de siete y cinco y de ocho y seis sílabas, pero no son numerosas.
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Las esb·ofas no siguen un patrón determinado; varía mucho su estructura interna. Las hay de doce, de diez, de ocho, de seis y sobre todo, de cuatro versos. A veces todas las estrofas el poema son idénticas, pero el poeta se permite la libertad de alterarlas aquí o allí. Las formas estróficas no encajan con los tipos más conocidos. Solamente podemos señalar la presencia de la seguidilla incompleta en algunas de las canciones de cuna. Faltan en el libro, salvo en el caso de dos poemas, - "La Memoria Divina" y "La Ley del Tesoro", - las rimas perfectas. Domina el asonante llano, alternado, en los versos pares. Se dan, sin embargo, muchos casos de asonantes agudos. El mismo asonante se mantiene a través de todos los versos, y en muy pocas ocasiones varía al ocurrir el cambio de estrofa.
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Algunas licencias deliberadas rompen, de cuando en cuando, la sucesión monótona e insistente: En "La Fuga" se deja sin rima uno de los pares hacia el final del poema. En "Lápida Filial" se coloca la rima en el interior del último verso quedando la terminación libre. En "Pan" se interrumpe la rima en el verso final de una estrofa. Otro tanto ocurre en "Beber" y en "Cordillera". El estudio de estas particularidades técnicas revela la poca atención que Gabriela Mistral concede a lo formal y mecánico de su poesía. Su interés se dirige preferentemente al contenido ideal y a la expresión lingüística. Los ritmos que emplea se caracterizan por su regularidad y. su fácil sencillez. Predomina la forma romance, - tiradas largas de versos de ocho sílabas, con asonante en los pares, y los impares libres. Pero el metro que emplea más a menudo es el ve1·so de nueve. Este ritmo coincide, curioso es notarlo, con el movimiento musical de la frase de Gabriela cuando habla. Hay en él una tendencia hacia la simplicidad de las formas populares, hacia la ingenuidad del oído sin artificio. Tiene el paralelismo del rezo murmurado en voz baja, el avance simétrico de las letanías. No es obra de orfebre, sino de escultor. Junto a esto, y en flagrante oposición, se dan los ritmos amplios, libres, il'regulares, sin rima, que tanto se parecen a la prosa. El poeta tiene conciencia de su isoc1·onía y desea eludil'la rompiendo en ocasiones la continuidad de la rima o introduciendo una discordancia. El efecto asi logrado p1·oduce sorp1·e-
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sa, sacude, irrita un poco. La impresión total para el oído del lector es la de fluir lento, implacable de un agua densa. Algunos versos son ásperos; otros, como los de seguidilla, y en particular los ritmos de las canciones de cuna, tienen la gracia ligera de la poesía del pueblo. VII. EL LENGUAJE Frecuentemente he oído decir a Gabriela que aspira a que su lengua escrita y poética se acerque en lo posible a las foi·mas orales del lenguaje. Este ideal se ha i·ealizado, creemos, en su prosa; en su verso está ya a punto de florecer. La expresión lingüística en "Tala" se vale de un vocabulario rico, de palabras corrientes en el uso de todos los días. Algunas expresiones proceden del habla rural de Elqui y tienen el donaire y el grafismo conque el pueblo atina a nombrar objetos y experiencias. La abundancia de los diminutivos y de los posesivos tiñe este léxico de afectividad. Pero junto a este vulgarismo de lenguaje se dan algunos cultismos y las alusiones numerosas a la geografía americana, a la historia indígena, a la naturaleza en todas sus formas, a las lecturas literarias del poeta. Predominan los vocablos con sentido religioso y las referencias constantes a las Sagradas Escritu1-as. La influencia de la Biblia en la formación religiosa, intelectual y aún literaria del poeta es uno de los hechos más visibles en su obra, J'ª desde "Desolación". La sintaxis de "Tala" participa de esa originalidad que señalábamos a la prosa mistraliana al principio de este articulo. Es una sintaxis dura, un poco arbitraria, que busca reproducir con exactitud la imagen mental, con su doble carga ideal y afectiva. El afán de precisión psicológica encrespa la frase, la adensa, la hace elíptica y, oscura. Hay un constante empleo de formas i·ef!exivas que refieren todas las cosas al sujeto-poeta. Estas formas, - que convendría analizar en detalle, - evidencian la cordialidad de Gabriela, ese "tenerse mano a mano" o "pecho a pecho" con los objetos de que tantas veces nos habla. Las frases siguen una estructura paralela y simétrica arrastradas acaso por el ritmo, o determinadas por una actitud ele entusiasmo o de arrobo religioso idéntica a la que halló expresión en las letanías. En algunos casos tienen tanta fuerza, tal dramatismo, que parecen brotar del calor de la sangre. Las metáforas e imágenes proceden de la contemplación de la natmaleza, de aquel sen-
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tido telúrico señalad::. arriba; o del sentimientos religioso-cristiano; o están matizadas de erotismo. Aunque esta poesía de hoy, a diferencia de la de "Desolación", tiene más ideas que sentimientos, - ideas que en el poeta se hacen pasiones, "carne de su carne y hueso de sus huesos", - la actitud dista mucho de ser intelectual. El poeta piensa intensamente, se hace problema de sí mismo y de lo demás; pero vive ese problema con la fuerza, la sinceridad y la ingenuidad conque se viven los sentimientos. Su lenguaje no se ajusta a la lógica ni se aquieta en abstracciones. Por el contrario, se mueve con espontaneidad, a relámpagos; ilumina conceptos, pero no los desanolla. En general, la expresión lingüística en "Tala" modela y talla las ideas y los sentimientos, como el escultor trabaja la madet·a o la piedra. Las cosas reales o ideales adquieren volumen, peso, ritmo amplio. No hay detalles, sino masas sentidas en su gravedad total. Falta el color; faltan las sensaciones más sutiles. El tacto nos entrega aquí su e~clusiva definición del mundo, su anhelo de formas tangibles y verdaderas. El mismo aire se endu-
rece y materializa en uno de los poemas más interesantes del conjunto. De aquel apetito de disolución en la nada, que se manifestaba lingüísticamente en los símbolos del alga, la sombra y la niebla, regresa el poeta al mundo de las materias. Aparte de lo que este hecho pueda significar dentro de la evolución del pensamiento y de la poesia de Gabriela, - lo que rebasarla los límites que me he impuesto, - queremos indicar aquí, pat·a dar fin a estas desmesuradas notas marginall!s, que el poeta recoge una tendencia del momento: la vuelta a la objetividad, la vuelta a la realidad innegable, ajena al yo, que se había perdido desde que el subjetivismo llegó a sus últimas consecuencias con el siglo presente. Gabriela expresa, en la sección "Materias" de· "Tala", -una de las nuís recientes en el tiempo, ese hallazgo. Pero la 1·ealidad material que nos entrega está envuelta en una luz arrobadora. Lo que había sido experiencia familiar y cotidiana nos 1·evela, repentinamente, su entrañable e ignorado secreto, el poeta sorprende la presencia visible de Dios en tódas las cosas de este mundo.
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Poesía y Sexo: a Propósito de <<Tala" EDUARDO GONZALEZ LANUZA • ¿Por qué han de parecernos la flor o la CÍ'isálida un aspecto transitorio, un "mientras tanto", y el fruto o la mar iposa la culminación misma de la vida, siendo que su duración es menor, en ocasiones, que la del estado precedente? ¿Puede o debe establecerse una jerarquía de valores en los distintos estados de lo vital con un criterio puramente cronológico u ordinal? No está la vida entera en cada átomo, en cada "quanta"-si se me permite la expresión-de lo vital? Me parece que sí. Lo que llamamos culminación de un proceso cualquiera no es, en definitiva, más que el resultado de un punto de vista. La flor puede ser considerada como el pr imer balbuceo y preparación del fruto. P ero el fruto puede también no ser más que una f lor hidrópica y degenerada. Nos hemos acostumbrado con exceso a considerar cada acontecimiento en relación con la serie a que pertenece-o con aquella en que arbitrariamente lo incluimos-perdiendo de vista, con ello, el valor intrínseco, el valor de por sí ent-rañal que posee cada manifestación del ser. Estas reflexiones son las que refrenan mi entusiasmo de lector ingenuo cuando estaba a punto de proclamar la superioridad de Talae sobre el anter ior libl'O de Gabriela Mistral Desolación, flor y fruto de un mismo espíritu. Esto de flor y fruto no es más que una haragana consecuencia de lo que acabo de decir, y, no debe ser mal interpretado. En realidad, Desolación no es un libro primerizo, ni el tanteo inseguro del que busca su expresión sin hallarla por completQ. Es, por el contrario, el libro de un poeta maduro que dispone de una técnica segura y eficaz como. pocas. Sus "Sonetos de la Muerte", su "Poema del Hijo" con páginas definitvias, escritas de una vez para siempre. La fuerte personalidad de Gabriela Mistral queda ya señalada en ese libro impar JlOr un hecho que encierra un profundo significado: ese libro conmovedor, cuya evidente poesia llega a todos, no creó escuela, ni_ provocó sino escasas y lamentables imitaciones. ¡Qué düerencia, por ejemplo, con Rubén Darío o con Leopoldo Lugones! Regocíjense otros con la "influencia" que alcanzan en su época, y que va desde el calco y el plagio
r:bicrto hasta el sumiso eco sintáxico. Ese coro que ensordece a los poetas que forman escuela no es el resultado de poseer una fuerte personalidad, sino todo lo contrario. La multitud que se agolpa en torno a ellos nunca perderá su semejanza con la clientela de los charla tanes de feria que ofrecen la palanca infalible, la receta mágica para provocar la emoción. La auténtica personalidad es inimitable, y por lo tanto solitaria. Su procedimiento sólo le sirve a ella. En cambio, el secreto del maestro puede ser más eficaz aún en manos del discípulo hábil. Lugones, el hnbilísimo retórico, ha producido epígonos que le aventajan en sutileza del oficio. Esto no es concebible con respecto a Gabr iela Mistral, como tampoco lo es con A!mafuerte, con quien Gabriela tiene más de un punto de contacto. Mejor y peor para ellos. Mejor para su destino poético, pues no hay más alta ventura que encontrarse dueño de la palabra insustituible para la propia expresión; peor para su futuro en la historia de la literatura, porque los perezosos sistematizadores olvidan con facilidad los nombres· de los que se escapan reiteradamente de los cuadros sinópticos. Tuvimos en Desolación a un poeta completo del que lógica mente no cabía esperar perfeccionamiento, puesto que en su expresión era yn .Perfecto, y el máximo que podíamos exigirle era que nos mostrara otras facetas de su genio. Esto es lo más peligroso para un poeta. ¿ Conservará su valor visto desde nuevos ángulos? Puesto al trasluz, o en otra posición, ¿no alcanzai·ernos a ver la urdidumbre, el desilusionador sec1·eto de su "modo"? ¿Se mantendrá en la misma altura de nuestra estima cuando estemos de vuelta en el viaje alrededor de su alma? He aquí que Gabriela :Mistral nos da ot1·0 libro-y quiero subrayar bien lo de otro-, no corno consecuencia y evolución del anterior, ni mostrándonos esas zonas que en ella cabía esperar, sino corno si se tratara del libro de otra Gabriela, de una hermana suya, cuya he1·mandad consistiera precisamente en ser impar. Es un fenómeno tan maravilloso por lo inesperado como el descubrimiento del compañero de las est1·ellas dobles. *Notablr. escritor y C'rCtico arqenUflo.
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¿ Superior? ¿Inferior? Distinto. Tienen de común lo que la flor y, el fruto, entre los cuales la razón podrá entretenerse en acumular datos estadísticos y periodos de transición, sin alcanzar a establecer ningún nexo valedero que nos explique la irracionalidad de sus esencias. Desolación era algo más que un título. La desolación había encerrado al alma de GabrieIa :Mistral a solas consigo misma. Otro es el "pathos" de Tala en el que la desolación ha sido superada. El alma del poeta se asoma a la vida, y la siente pasar entre sus dedos y circular en su sangre, y estremecerse con su ternura. Es una poesín úspera, a veces rugosa, como para presentar más superficie de contacto con la realidad. Con las realidades elementales de la tierra, del agua, del maíz, de las vacas, de los niños, de la muerte. Una poesía que tiene la calidad de la madera del mango de las herramientas del jomalero, largo tiempo empu1iadas, pulidas por el contacto con la mano del hombre, impregnadas de su sudor, contagiadas ele humanidad. Poesía realista en el más exacto significado de esta vilipendiada palabra, alcanzaría para nutrir a generaciones. Ayudar a liberar esa poesía latente es la labor de Gabriela Mistral en este libro. Ayudar a la realidad a realizarse, haciéndola nuestra, incorporándola a nuestra vida, ofreciéndole maternalmente sus entrañas para que se encarne en ellas, identificándola con su ser y con su cuerpo. Identificación sustancial con lo más huidizo e inasible que existe-el tiempo-lograda en esta estrofa ejemplar con que termina "Día", el más exaltado de sus poemas:
Yo he nacido sin duela para ser madre.
¡Conmovedora explosión de la maternal paternidad del viejo poeta! No temió en su sinceridad al peor de los ridículos, en épocas en que sexo era una mala palabra. ¡Y qué profunda verdad encel'l'aba! Porque n semejnnza de esta viril maternidad que ntribuy.o n Gabriela Mistral, lejos de cncerrnr el menor equívoco, la nnormalidad míis leve, es por el contrario el sintonm certero de un perfecto equilibrio sexunl. Dice Jung en un capitulo de La Psique y sus problemas actuales: "El hombre, pai·a alcnnzar su ideal de hombría, reprime todos los rasgos femeninos que posee, al igual que la muje1· posee los masculinos; así también reprime ciertos movimientos como debilidades femeninas. De este modo va arrumbando en el inconsciente feminidad que, si irrumpe, revela la existencia en el varón de un ser femenino". Y añade: "Este hecho explicaría, por una parte, el importante núme1·0 de suicidios masculinos y, por otra, la extraordinaria fuerza y energía que desenvuelven, en ocasiones, precisamente mujeres muy femeninas". Esta reclusión, en la zona de lo inconsciente, de la sexualidad contraria a la del sujeto, es pues señal cierta de normalidad sexual, y tanto más masculino se1·á el inconsciente de una mujer, cuanto más femenina sea su vida consciente. Por el contrario, los casos fronterizos se caracterizan por una compenetración y confusión de lo consciente e inconsciente en lo relativo al sexo. Ahora bien; es sabido que siempre han existido dos clases de poetas: los que construyen conscientemente sus poe¡Lo cosamos en nuestra carne mas, barajando los shnbolos de eficacia preen el pecho y en las rodillas, visible y dosificando los efectos retóricos, acey nuestras manos lo repasen, chando la sensibilidad del lector con la fina y nuestros ojos lo distingan, estrategia del ajedrecista, y los poetas ingey nos relumbre por la noche, nuos, que escriben bajo el mandato de la insy nos conforte por el día. piración. como el cáñamo de las velas Porque la inspiración existe, y es algo tan y las puntadas de las heridas! concreto como el diccionario de la i·ima. No Hay en esta exaltación realista, en esta ne- es desde luego aquel soplo milagroso que sucesidad de ident.ificación con la realidad, de pusieron los románticos, algo exterior al poeta "coserla a nuestra carne", "en el pecho y en (aunque sí exterior a su conciencia). La inslas rodillas", una suerte de furiosa materni- piración es el lujo de lo inconsciente que aflodad, de viril maternidad me atrevería a de- ra a la conciencia con un mecanismo muy secir. Y es ésta, acaso, la característica fun- mejante al de los sueños. a mental de Gabriela Mistral y de su poesía. El poeta inspirado deja hablar a las partes Almafuerte, a quien antes cité, es respon- más profundas de su ser, a los recuerdos de sable de este verso absurdo y admirable en su infancia, y aún a los de la infancia de ·1a un poeta de su sexo: humanidad, que perduran refugiados en el
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inconsciente colectivo. Su poesía es así un deseo de perduración de los momentos emocionales, o sea de los cargados con mayor potencial de pasión. Desde este punto de vista, se nos aparece la poesía inspirada-la Poesía-como la más pura manifestación del instinto de conservación de la especie. Tal como en el árido paisaje brota de pronfo el manantial que nos revela la vena subterránea, en la conciencia masculina de Almafuerte pudo surgir el grito de lo inconsciente, de la feminidad reprimida, tanto más impetuosa cuanto más reprimida: "Yo he nacido sin duda para ser madre". Gabriela Mistral es también un poeta inspirado, y como tal, poeta masculino. Junto a ella, muchos de nuestros poetas, dicho sea sin ironía, resultan verdaderas poetisas. Esa recia maternidad viril, provenienterepitc-de su auténtica feminidad, la hace comprender las actitudes de protección masculina asumidas por sus compañeras de sexo, como Lolita Arriaga, de la que nos cuenta en su "recado":
eso nos encontramos, tan a menudo, con que aquellas más delicadas como poetisas no suelen ser las más femeninas en la vida diaria.) El poeta ingenuo deja hablar en su poesía a la sexualidad reprimida, aunque, al expresarla, la adapte y la deforme con todas las sutilezas de la censura psíquica. Me parece que será inútil advertir que estos dos tipos de poetas rara vez se encuentran en estado puro, y que existen entre ellos infinidad de rrradaciones y matices, con las complicaciones ele expresión correspondientes. El caso de Gabriela Mistral no es único, poi· cierto. Hay en la literatura hispánica otro nombre de mujer-iy qué mujer!-que ejemplifica lo que vengo sosteniendo. Acabo de nombrar n Santa Teresa de Jesús. Y para no salirnos del santoral poético, podría citar, en el caso correspondiente al otro sexo, a San Juan de la Cruz, insuperado en la delicadeza femenina de sus estrofas. Con la Santa de Avila tiene evidentemente Gabriela un parentesco espiritual, y no creo incurrir en ninguna exageración al sostener que forma con ella la pareja de poetas de su sexo más alta que ha producido nuestra lenPanadera en aldea sin pan, que tomó Villa, para que no llornran los chiquitos, y en otra gua. El mismo realismo místico. Sólo que aldea del azoro, partera a medianoche, Teresa mira a Jesús con ojos de enamorada, y acentúa la tónica esph·itual. Gabriela, en lavando al desnudito entre los silabarios; cambio, cae del lado humano. Cristo crucifiO escapando en la noche del saqueo cado es para ella el Dios que se hizo homy el pueblo ardiendo, vuelta salamandra, b1·e de veras, que dejó en los umbrales de su con el i·ecién nacido colgando de los dientes vida p1·errogativas de la divinidad, y sufrió y en el pecho terciadas las mujeres. realmente en su pobre carne transida y sudorosa y llagada, como la del cualquier otro inEstrofas de expresión trágica, que encierran feliz humano. Y desde su maternidad, lo mila grandeza de las composiciones murales de ra como a un hijo que sufre: Diego Rivera. Cristo del campo, "Cristo de Calvario", Y aún más vh·il, y más maternal si cabe, vine a rogarte por mi carne enferma; su propia actitud para con el hombre que pero al verte mis ojos van y vienen viene a decirle su "Confesión": de tu cuerpo a mi cuerpo con ve1·güenza. Yo soy, vieja como las piedras para oh-te, Mi sangre aún es agua de regato; profunda como el musgo de cuarenta años, la tuya se paró como agua en presa. para oírte; Yo tengo animo en hombro que me vale, con el rostro sin asombro y sin cólera, a ti los cuatro clavos ya te sueltan. cargado de piedad desde hace muchas vidas, para oírte. Quiero insistir a fin de que mis afirmaciones no se presten a equívocos. El poeta sabio, el organizador consciente de sus poemas, pone en ellos, como es lógico, la sexualidad no re¡n·imida: el varón, será bien varón, la mujer bien femenina (como la mujer suele ser literariamente más sincera que el hombre, este ti¡10 de poetisa consciente es muy escaso; por
.¿Cómo acordarse de la súplica?¿ Cómo rogar a un Dios vencido 1101· la muerte y el dolor, ~ befado y escamecido? Hay un gesto más alto: acoger la derrota de In Divinidad, ofrecer el regazo maternal pal'a un descendimiento sin esperanzas acaso de resurrecciones: pe~o
divino, dolor que me entregan ..... Acaba de llegar, Cristo, a mis brazos,
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¿No hay en estos versos el mismo fervor místico que tiembla en los del famoso soneto anónimo que fuera atribuído a Santa Teresa?
o cuando descubre, después de luchar con el viento: Enti·o en mi casa de piedra con los cabellos jadeantes, ebrios, ajenos y duros del Aire.
No me mueve, mi Dios, para quererte el Cielo que me tienes prometido ..... Misticismo realista, y permitidme que otra va;: vuelva a usar el adjetivo. Porque la realidad es una obsesión para Gabriela Mistral. La realidad del Ser agrandada por Ja poesía. Querían algunos románticos que la poesía fuera una evasión de la realidad, un intento de superación de la realidad si eJlo fuera posible. Gabriela, bien clásica en esto, no aspira a semejante intento. La poesía es para ella todo lo contrario, no evasión, sino viaje al centro de Ja realidad. Aproximación cada Yez mayor, y se le revela en todas las sustancias. Los sentidos del poeta adquieren In sensibilidad de las antenas, y perciben cosas hasta entonces ocultas: Fina, la medianoche. Oigo los nudos del rosal: la savia empuja subiendo a la rosa. Oigo las rayas quemadas del trigre real: no le dejan dormir.
Sus metáforas son como el descubrimiento de algo que adquiere evidencia en el mismo momento de decirse. Así cuando al habla1· de la fruta dice: de los Brasiles, niño mío, mandan la siesta arracimada.
Poesía de precisión, podría dech·se, la que proporciona el tripe adjetivo: ebrios, ajenos y duros para los cabellos revueltos por el viento. Y a fin de no multiplicar las citas, terminaré con esta estrofa de la "Canción de las muchachas muertas", en la cual se me ocurre que Gabriela ha conseguido el milagro de apresar a la poesía " en estado naciente": ¿Y las pobres muchachas muertas, las que asomáronse y hundiéronsc como en las olas el delfín? Gran libro este Tala, hecho-como el mundo-de barro y sal, y cosas elementales, de ávida vida y recia poesía, acaso la más auténtica que haya sonado en tierras ame1;icanas. Libro caliente, con temperatura de sangre humana. Sólo una desilusión me ha producido, ajena por cierto a su contenido poético, y quiero confesarla antes de terminar. Es la evidencia un poco descorazonadora para que los que quisiéramos que América fuese una sola patria, de que Xóchitl y Quetzalcóatl son, pura nuestros porteños oídos, voces tan lejanas y sin resonancias íntimas como Rapiplia o Visnú. (llcproducida <le
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Aproximaciones de ((Tala" GUILLERMO DE TORRE* (Reproducido de "Sur") \" "
Hay poetas de un solo libro. Suelen ser los grandes poetas. Aciertan a manifestarse por entero en una sola obra. Cuando ésta es la . primigenia, el caso cobra aún mayor fuerza ejemplificadora. ¿Extraño? No. El poeta lírico, si lo es por modo genuino, aporta más que un "mensaje" que frutecerá con la experiencia, un conocimiento intuitivo o adivinatorio del mundo, conc1·etado en unos cuantos versos esenciales. Es lógico, pues, que su cosmovisión acierte a encontrar de una vez la forma definitiva. Así, no sólo el caso, más frecuente de lo sospechado, de aquellos poetas a los cuales puede encontrárseles vaciados en un único libro-aunque su obra sea más vasta-sino el de aquellos otros que escribieron no más de uno y aún conservaron para las sucesivas encarnaciones del mismo su título ini cial. Lo recordaba yo asi hace un par de años comentando la nueva edición del Cántico de Jorge Guillén, hecho coincidente con este otro: la agrupación de toda la última olira nerudiana bajo el título común de Residencia en la tierra. Y evocaba entonces ejemplos ilustres : el de un Walt Whitman y sus Leaves of Grass, que sin cambiar de rótulo fueron enriqueciéndose én las sucesivas ediciones, desde la primera, aparecida en 1855, que era sólo un puñado de hojas, hasta la definitiva de 1897; el de un Baudelaire con sus Fleurs du mal, retoñadas, ampliadas en cada nueva edición; y aún los casos parcialmente semejantes de l\fallarmé, de Rimbaud, de Poe, sin olvidar a nuestro Bécquer. Se comprende que sea así. Todo gran poeta tiende a cuajar su interpretación del mundo en un molde único o unificado. El desarrollo, la amplificación, la apertura de nuevas perspectivas conviene indudablemente a otros géneros, pero no a Ja poesía que es síntesis y es fulguración, tanto en los modelos gnómicos refinados como en los populares, desde la copla al hai-kai. ¿Luego ha violado Gabriela Mistral las leyes sin código de ese destino presunto al que parecía haberse acogido? En efecto, todos hubieran pensado que la poeta (el calificativo de poetisa convendrá quizá a las demás de su sexo, pero no a ella) se sentía plenamente exµresada en Desolación. Ya que desde 1922,
fecha en que apareció aquel libro capital, habla ido acreciéndolo a lo largo de las dos reediciones subsiguientes-en 1923 y 1926-sin r esolverse a un nuevo desmoche o "tala" de su á rbol lírico siempre florido. Por otra parte, la identificación casi antonom:.ísica, en la mente de los lectores, de aquel libro con zu autora era absoluta. Y la repercusión que obtuvo, inagotable. Al punto que sobre Gabriela Mistrat-nombre oscuro, mejor dicho inexistente hasta el momento de Desolación, pues antes sólo era Lucila Godoy, escondida maestra chilena-se ha escrito como sobre ninguna otra figura americana. Ha merecido inclusive libros enteros de aire apologético. La Divina Gabriela se titula uno de ellos, dando idea con ese simple título del culto que su .figura y su poesía alcanzan en tocia la América. Loas justas, sin duda, prescindiendo del riesgo inherente a toda estatrificación en vida, ya que Gabriela Mistralsegún frase de Mañach-es uno de los "clásicos vivos" de América. No era, sin embargo, amor a la conservación inalterable de ese presunto rostro de estatua ante la posteridad-conocería mal a Gabriela Mistral, tan sencilla y humana, quien imaginase cosa contraria-lo que podía impedirle agregar nuevos rasgos a dicha imagen. Si aplazó tanto su segunda salida no fué tanto por flojedad de ánimo ni por ese pudor publicitario que le ha trabado siempre, (sabido es que Desolación vió la luz contrariando su pr opósito, largos años mantenido, de no reunir nunca su ohm poética, famosa desde 1917, desde sus "Sonetos a la Muerte", y merced a la diligencia del Instituto de las Españas en New York); fué probablemente por acatar en su subconciencia esa misteriosa ley de unificación que domina en todos los poetas esenciales. Han pasado ahora diez y seis años, dedicados en su ma yor parte por Gabriela Mistral a un nomadismo fructuoso pero disperso a través ele obras y ciudades. Ha sido necesario el llmnamiento a su ánimo de un motivo muy hondo para que Gabriela Mistral se arranque, con ese ademán suyo tan generoso de mujer y ele poeta, prolongado por otro * Por lv u cri! icu c81•uiiol que Be Tta dlslinouido 6U el tw dlis ia <itj la Lit cfRt.uru c.:ontcm.1101·ti11ca.
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gesto también femenino y generoso-el de la directora de SUR-lo m!Jjor que tenía en las n~ai~os Y lo ofrezca conmovidamente a las v.1ctnnas más_ inocentes de esta hora apocalíptica en Espana. Su rasgo, -léanse las líneas con. _<IUe lo razona-, es as! más que una donacion, equivale a un desagravio. E.::ta motivación editol'ial de Tala refleja ya de un modo implícito pero muy expresivo a lgunas de las más peraltadas virtudes que pose.e. su autora. Las humanas y cordiales, las. et1cas _que en este momento de prueba van mudas mas que nunca a las virtudes intelectuales. Y en Gabriela Mistral tal acorde es perfecto. De ahí el ímpetu de generosidad que le lleva a solidarizarse con las causas nobl~s del mundo, reparando de paso-según exphca en la primera nota epilogal de Talatnm injusticia de América y volviendo por los fueros ele la mejor y, más auténtica tradición de estos países. Porque Gabriela Mistral es la hispaonamericana cabal. Salió de los límites geográficos de su país Y de su continente para hallarse mejor a sí misma, para cobrar más plena conciencia de su americanidad. Por ello se nos &pa rece ahora rigurosamente limpia del particularismo, del espíritu secesionista que daña por lo comt1n a los escritores hispanoamericanos y que les lleva a cierto ombliguismo nacional; a supervalorizar su propio país y a mirar con recelo el resto del continente. En unión de Alfonso Reyes, es quizá Gabriela Mistral el único espíritu literario de Hispanoamérica que tiene plena conciencia de la totalidad sentimental e intelectual americana. Así mezcla en su poesía y en su conversación gentes, cosas y paisajes de Antofagasta y Panamá, del Cuzco y el Anáhuac, de la Cordillera y las Antillas con la misma confianza y nivelación. Ahora bien, este panamericanismo no se queda en lo nomin~l y en lo topográfico; se extiende al espíritu y al habla. En efecto, la primera novedad que habríamos de registrar en un estudio metódico de Tala-estas aproximaciones no intentan siquiera abordarlo-es el logro, la conquista plena de un habla que apenas apuntaba en Desolación. Digo "habla" y no "lengua", conforme con la distinción establecid:i por Leo Spitzer, calificando la primera como "un acto individual de voluntad y ele inteligencia"; es este caso, como una creación poética. Gabdela Mistral se ha formado un estilo poét ico y cotidiano cuya importancia estriba e11 :;cr un reflejo particular de sus modos y
sus preferencias sentimentales como en extraer su jugo de los elementos coloquiales y. ambientales. americanos. Se ha formado u~ habla transido de intimidad en que todo se vuelve cercano y cordial, amasándola con lev?dura de decires teresianos y plástica mil-omana. ~jemplifica lo p1·imero su abundancia de posesivos Y la imantación de sus verbos reflexivos que revierten siempre hacia ella la esencia dispersa de las cosas. Véanse estas estrofas de la poesía así precisamente titulada "Cosas": Viene un aroma roto en ráfagas soy muy dichosa si lo siento; de tan delgado no es aroma, siendo el olor de los almendros. Me vuelven niños los sentidos; le busco un nombre y no lo acierto, y huelo el aire y, Jos lugares buscando almendros que no encuentro ... Gabriela Mistral ha resuelto-o está en trance de resolver-poi· manera muy personal y natural el problema lingüístico y estilístico que a ningún escritor hispanolmblante con conciencia deja de atosiga1·: expresarse en un habla acorde con el clima emocional, que no sea una mera traslación de los modos castellanos ni tampoco una rapsodia de las maneras extranjerizantes. Tal vez esta vil,tud de Gabriela Mistral se acuse más claramente en su prosa; prosa que estimo de tan subidos o superiores quilates a los de su verso. Cuando se resuelva a i·eunir en un haz conjunto algunos de los estudios y "recados" que ha venido p1·odigando estos años últimos en colaboraciones periodfsticas, la comprobación de lo anterior podrá ser general. Tala es un libro cuantioso y vario, con temas e inspiraciones muy diferentes enti-e sí, como pertenecientes a distantes épocas, y como ya lo. era Desolación. Los rezagos, según expresión de la autora, que el actual lleva de aquél no se limitan sólo a la primera sección, "Muerte de mi madre"; se extienden a las "Canciones de Cuna", a "Albdcias", y particularmente al largo poema "La cuentamundo", uno de los más logrados y, significativos del conjunto, ya que en él se alían su profundo instinto para redescubrir lo elemental y la veta de infinita ternura materna que domina muy femeninamente en Gabriela Mistral: Niño pequeño, aparecido, que no viniste y que llegaste, te contaré lo que tenemos y toma1·ás de nuestra parte. (Continúa en la pág. 40)
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Escuchando a Gabriela Mistral JOSE ALVARO SANCHEZ" De "Ln. Prcnaa" de Lima.
Los acentos inconfundibles del amor y de Ja muerte Je han sido otorgados, no se sabe en qué hora misteriosa, en qué reunión propicia de los astros. Resuenan, límpidos o sombríos, admirables, en la voz sencilla de Gabriela, que hemos podido escuchar desde un rincón de ese duro mundo de los hombres del que ella está siempre zarpando hacia sus dolorosos territorios de sueño, de esperanza, de imprecación o de ternura. Si hay muchas personas que, entre los versos que dejan volar en sus almas, no tienen aún la continuidad de ala y la tensa amistad de los de Gabriela, serán muy pocas las que ignoran su nombre consagrado en todos los corazones. Su nombre dulce sabe unirse a cada evocación de amor o de ausencia. Generosamente también ha quedado aliado para siempre a todo lo que sea trabajar por una América mejor, de la que ella es ciudadana _primera, máquina incesante, piedra fundamental. Por ambas razones no es válido ya il\sistir en su integra biografía, en su íntegra crítica. Digamos solamente, hoy que está entre nosotros, por qué vemos en ella un ejemplar espíritu, que sabe dejar atrás toda personal llaga y busca sin cesar los desconocidos derrotepos, esperando. con júbilo la luz de todo nuevo día, para la acción y para la creación. Es verdad con Gabriela que la poesía no deja de otorgar su manantial de frescura en cada hora de la vida de sus elegidos. Prosa o verso, todo es poesia-creación-en sus palabras. Prosa o verso, frase o. ademán, sonido o silencio, todo es poesía en ella, mensaje viviente de lo noble y, lo puro, antena altísima al servicio de América. Ha llegado Gabriela Mistral hasta nosotros cuando está ya abrumada por la admiración de todo~. los pueblos de la raza, a pesar de la levedad del laurel. !\fochas de entre sus hojas le han ocultado espinas. Pero el triunfo la escolta hasta su hora de serenidad, y ella ha querido olvidar otra vez, en último sacrificio, y hacer pásión aún esta hora bien ganada, poi·que su sueño no puede arrullarse con el tono desesperado- de este tiempo. Por esta razón trabaja infatigable, aunque sus labios no cesen de musitar la canción serena que sabe dar olvido y paz a los hombres, humedece en lágrimas los ojos de las
mujeres y hace vibrar de instintiva alegría 1'1S pequeiias manos de sus amigos, los niiios. Para eso ha forjado con paciente amor un lenguaje que le pertenece-fuerte y bravío como las razas que ha visto declinar en su infancia, sonoro y dulce como el mar, arriscado y desigual como la vida-. Por otra parte observamos que entre sus versos de ayer y la prosa y la poesía que hoy nos da, transcurre una gran etapa de sujeción lírica, de prolijo burilar de las palabras, de inteligente acercamiento a las fuentes de ese mestizaje étnico y lingüísitco, integral y armonioso, que es el sino y delimita el porvenir de Hispanoamérica. Ella es su verbo y su acción, su obrera y su maestra. Y diariamente la ·hemos visto afianzarse en algún nuevo territorio del ansia, diariamente hemos sentido a van zar sus pies seguros sobre una nueva senda de perfección, sin dejar ir muy altos los ojos profundos, sólo para que puedan ver mejor el nivel necesario-humilde-- de lo humano. En ello está, en su noble tarea. Este es su instante que hemos sorprendido. Y al revisar las páginas recientes de Gabriela-breviario intenso de sus últimos años-no· nos extraña oír i·csonar en ellas ecos viriles que nos llevan a los campos en que el Padre Las Casas disputaba, en períodos de fuego, con Juan Ginés de Sepúlveda, vocerío de América hacia España, en favor de sus indios gimientes a quienes destrozaban los perros de los encomendaderos y, la ci·ueldad de la mita y los re¡iarlimientos; diciendo las palabras terribles que juzgan de antemano el bien y el mal entre los hombres, en cartas mojadas de llanto viril, incandescentes con la santa ira de Dios. No nos extraña tampoco que los acentos de José l\fartí, puros y compactos como el diamante, revivan en sus labios. Asimos prontamente el sentido misterioso de esa reencarnac1on: es el alma de América que vuela en trance de incesante Pentecostés, y da un fuego inmortal a cada una de las generaciones, para que "velen sin cesar", para que no dejen apagarse la antorcha verdadei·a. Ella sobrelleva hasta ahora su misión fatigosa y hei·oica, alza en su frente con honor la partícula de llama divina. Colma con ella los ecos de su "Desolación". En su reciente
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"Tala", cerrada la etapa del dolor subjetivo, quiere abrir las esclusas a la esperanza univel"Sal, para In que revive Gabriela 'Un cristianismo intocado e irresistible, el verdadero cristianismo de la pura alegría, de la vida sencilla, del mundo amigo y co1·dial en donde están la Hermana Agua y el Hermano Hombre, anteriores a las manchas engañosas del oro en las frentes de los que adoran al becerro en lo alto, y volvieron con las manos de la hipocresía teñidas con la inocente sangre y con el barro de la codicia. Su mundo es diferente. Gabriela sabe hacerlo amar. En retribución, América ha entendido sus humildes palabras de hoy, y las hace suyas y se alegra de tener a Gabriela en sus filas primeras. Olvidada maestra en la provincia chilena, su mensaje de amor y de comprensión resuena ya en ese mundo amplio de la simpatía humana, el clima que necesitaba para florecer en bien y en belleza. Muchos te escuchan, Gabriela Mistral, desde su sombra de hombres de mal y de lucha; y das a sus corazones jadeantes y, ciegos, entre las horas del desprecio, de la crueldad y de la acezante pasión, el instante de ternura que cada vez nos es más esquiva. Porque tú redescubres las palab1·as y en tus labios no padecen una nueva transformación, sino gozan un nuevo nacimiento. No es que se reanimen solamente: logran vivir de nuevo. No es la metamorfosis sino la neomorfosis, la gloria de las formas en tu verbo. Y no es el transcu-
Aproximaciones de Tala (Cont.) No es extraño, por ello, que en la poesia de la sección "América'', titulada "Niño mexicano", Gabriela Mistral, puesta a encamar, en la evocación a distancia, el recuerdo de México, lo aloje en un niño y juegue con él al simbolo, dotándolo empero de rasgos humanos, en una voluntaria incertidumbre de líneas: Estoy en donde no estoy, en el Anáhuac plateado, y en su luz como no hay otra peina un niño de mis manos. Y tampoco que hasta el pasado arquelógico aflore mediante una caricia : Yo juego con sus cabellos y los abro y los 2·epaso, y en sus cabellos retengo
a los mayas dispersados.
nir de cada día, si el sol de invierno quiere hacerlo brillar después de la fatiga de la bruma; es el fresco surgimiento del amanecer, la matinal aparición de las palabras en el mundo intacto, en la fuente colmada que das a nuestra sed de cansados y a nuestra fiebre de malheridos. Decías de un Día, señero entre otros : "Parecían todos iguales y de pronto maduró un Día. Era lo mismo que los otros, como son cañas y son olivas, y a ninguno de sus hermanos como José, se parecía. Lo bailemos y lo digamos, por galardón de quien lo haría, por gratitud de suelo y ah-e y por su gozo de agua viva, antes que caiga como pavesas y como cal que molerían y que se vuelquen a lo Eterno sus especies de maravilla. Poi· su llegada, hay que festejarlo, pues en cada uno de los que te escuchan está la América que buscas, nuevo i·ecinto de humanidad, tierra de p1·omisión para el espíritu en un orbe que comienza a olvidarlo. Te debemos tu vida ardorosa y tu poesía llena de la verdadera miel teri-enal. Eres acreedora de muchos y todos reconocemos esta deuda. Te pagaremos p1·onto.
Pero no arqueologia sino folklorismo vivo y perviviente, unido a su antiguo espíritu de religiosidad panteista, es lo que sobrenada en éste y en los demás poemas de la parte aludida. Uno de ellos, "Sol del trópico" es, sin duda el primer intento feliz de una genuina poesía continental. Era difícil la empresa. Sus riesgos: el clisé y la declamación. Gabriela Mistral los advierte, pero ¿acaso no hace bien en correr el riesgo y aplicar sus pulmones a la trompa épica? Habia que rehabilitar esa poesía de ancho aliento y tono mayor. "Suele echa1·se de menos-escribe la autora, en las notas finales-, cuando se mirn a los monumentos indígenas o a la Cordillera, una voz entera que tenga el valor de allegarse a esos materiales formidables". Porque sigue faltando el poeta de América y no es lugar común recordarlo ni dar un aplaza(Continúa en la Pág. 57.)
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La Isla Encantada EVARISTO RIBERA CHEVREMONT$
La gran poetisa Gabriela Mistral, quien se emborrachase de belleza bajo nuestro sol indio y caliente, canta el país de Borinquen. Yo salgo a recibir este canto. Es decidida la voz de Gabriela Mistral, que siente el destino de la tierra nuestra, donde dos millones de hombres sufren la humillación de no tener patria. Es decidida la voz de la fuerte cantora en su canto "Frases en el Caribe". Con él, afirma la poetisa su política de siempre, su política de unidad y de amor en el Continente. El poema descubre el esplendor vegetal del país puertorriqueño, su situación como colonia y el deseo que debe moverlo para cumplir la libertad, sin la cual Ja especie se rebaja y se concluye. Hay un grito final, de corazón genuinamente americano, en el poema. Por primera vez nos llama una persona de nuestra América, y esta persona es una mujer. ¿Qué significación alcanza esto? La mujer, cuando es verdaderamente mujer, posee las mayores purezas y los mayores alientos; mas si concurren en ella los poderes del canto, entonces se hace más profunda en sus virtudes y se transforma en madre omnipotente de la vida. Alabada ha sido nuestra Isla. Propios y extraños la han vestido de elogios. Pero nadie, a nuestro juicio, la ha alabado con tan notable emoción como Gabriela Mistral. A la pasión que la impulsa, pasión de rebeldía de raza
autóctona, une la sutileza del verbo, de real timbre criollo, y, en estilización admirable, revela lo entrañado nuestro lo que nos es más querido, la esenci~ del solar y el alma. La autora de "Desolación" le dice a nuestra isla: "Isla de Puerto Rico, isla de palmas", "del millar de palmeras como más alta y en las dos mil colinas como llamada", "en la fiesta de fuego punzada de hablas y en el alba otra vez adoncellada", "bendita de cantar", "sirena sin canción sobre las aguas", "Gordelia de las olas, Cordelia amarga, seas salvada", "te salven los Arcángeles de nuestra raza", "antes que en mí se acaben marcha y mirada". ¿Quiénes se han dado cuenta del mérito de este canto? Hasta hoy, según creo, nadie lo ha mencionado entre nosotros. La voz de la Mistral ha sido oída de las palmas, de las aguas, de las colinas, de las constelaciones, del alba, del sol, de la caña, del café, y hasta es posible que haya sido oída de los Arcángeles de la raza; pero los puertorriqueños, ¿la habrán oído? Tal vez la hayan oído contados puertorriqueños. Quédele a Gabriela Mistral la satisfacción de habernos pagado, con su canto a la Isla, el gozo altísimo que aquí gozara, en la hora mejor del día. "Isla al amanecer de mi gozada". Que su canto sea un amanecer para Puerto Rico. (.,. )
Poeta Pucrtorriquciio.
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GABRIELA CARMEN ALICIA CADILLA'' El solo nombre nos la trae del recuerdo iluminada de serenidades. Es de sosiego al aire que circunda su humanidad sin prisas, su voz goteadora de zumos recónditos. El ala de su amor ampara toda cosa. Zahonda su mirar Ja veta rica. Plenamente sentimos a su vera que la vida es de paz, que el gozo es una espiga madurada a fuerza de amor. Así es madura y plena cada palabra suya. Así la tierra de las almas queda henchida de dulzura a su conjuro. Nos sentimos seguros de que no habrá sino granazón de placideces en cada surco bendecido por la simiente azul de su pala)Jra. Pienso en aquella tarde de verano en que-paseante en carreta de bueyes, acompañada de una sensible compañera, por los preciosos campos de mi tierra- pedí al boyero que me recogiera unas flores silvestres, rosa pálido, cuyo color me trajo un ¡¡infín de reminiscencias. Al ofrecérmelas el rústico campesino, le pregunté si les sabía el nombre. Como me contestara negativamente, se me escapó un-"qué lástima, recuerdan a Gabriela." El campesino, que había tomado ya la vara conductora, dió vuelta a todo su cuerpo, y en un incontenible
impulso emotivo, con una sonrisa que nunca le habíamos visto, dijo en alta voz :-"Gab1·iela, qué nombre más claro. Si yo tuviera una hija, la llamaría de ese modo." Nos quedamos mirándonos, calladas, mi compañera y yo, la emoción anudaba en nuestros ojos. Ambas pensamos lo mismo.-Acaso aquel muchacho había presentido su hálito de mansedumbre. Sacudió la cabeza, llamó a los bueyes por sus nombres: "Capullo, Rocío", y a mí me pareció que su voz estaba impregnada de una ternura nueva. Nunca he necesitado de mayor apoyo espiritual que en esta hora del hoy, en que el caos de vida tragedizado por el egoísmo que engendra guerras y mutila infancias, me descentra. Cuando más abatida, voy a su verso, a su prosa,-si los tengo a mi alcance, -o voy a su mirar-que nunca me abandona en la memoria-y siento el revenir de una paz infinita y pienso que los niños que la hayan leído, visto, escuchado, jamás podrán ser guerreros, porque tendrán sembrada en el hondón del alma, la paz que no vencieron los roces de una vida. * P ol'ti$u
J1U c1·touiqu cñu.
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La Voz de Gabriela en "Tala" CARMELINA VIZCARRONDO*
Un paisaje lleno de sombra inicia el libro, paisaje perdido para la vida y ganado para el recuerdo; poemas a la madre muerta. Gabriela pensó que honrando así a ese paisaje de mil b?·azos y csq, agua de cien ojos que era ella, honraría a la par a esas otras madres enramadas en una misma angustia desgarradora; las madres de los niños vascos, a quienes ella dedica su obra; Tomen los niños vascos este pobre libro de mano de su Gabriela y se lave "Tala" de su miseria esencial por este ademán de sm·vfr, de se1· únicamente el criado de 1ni amo1· hacia la sangre inocente de España que va y viene por la Península y por Europa entera. Los niños vascos y todos los niños del universo, con idéntica gratitud, seguirán las huellas de su paso para sorprenderle la grandeza del alma. El asunto que facilitó el logro de "Tala" es motivo de exaltaciones. Pero Gabriela, con esa cualidad de hisopo que que le caracteriza, amansa la posible reacción exaltada y castiga cantando a las razas sordas y ciegas, con la esperanza de que su lamento, al ser aventado, dejará un reproche en la frente de los que padecen el terrible mal. ¡Qué bien les viene a los hombres que no quieren escucharse el alma esta honda voz. de aviso, podón de la memoria que reviva aquello de dejad que los nüios se acerquen a mí!
"Tala" está escrito para ser leído a la hora de la serenidad, volcado el espíritu en su máxima presencia. El sentimiento humano, Ja fina resignación, y la tierna mansedumbre que emana la obra hacen 'el perfecto apoyo espiritual que es el horizonte lírico de Gabriela. No cabe ir en busca de su palabra ni a la hora de la incertidumbre ni a la del desasosiego. Habremos de frotarnos el espíritu con luz plácida para la comunión de ésta, porque es tan elevada, tan única su nobleza que a cualquier hora que no sea la de una extremada serenidad almática resultaría perdido el mila.g ro de su eco. "Tala" es doble mensaje fervoroso. Va al alma por el mejor camino, el del verso y al corazón por el del limite intuitivo. Grata labor que despierta el sentimiento y aviva la emoción. Ahora escuchemos la voz sabia de Gab1·iela que implora con los hijos dispersos; "Amados pechos que me nutrieron con una leche más que otra viva; parados ojos que me mimron con tal mirada que me ceñía; regazo ancho que calentó con una hornaza que no se enfría; mano pequeña que nie tocaba con un contacto que me fundía; . .. " Y ante la anchura melódica de la oración lloremos también nuestras lágrimas. •Poetisa P'Ucrlo rriqucña.
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Gabriela y el Niño ANTONIA SAEZ* Al verdadero maestro se le conoce no por los conocimientos que transmite, sino por la actitud, que frente al que pretende enseñar, asume. Desde este punto de vista nadie más muestra que Gabriela. Su respeto al niño, su concepto de la responsabilidad que hacia él tienen los mayores, se traslucen en todos sus escritores. El niño es para Gabriela un individuo completo, con una vida que vivir -nada más ajustado a la moderna pedagogía. El maestro, el guía que orienta sin entorpecer los hallazgos que para cada cual la ruta contenga. Por muchos textos que se escriban, por mucho que sobre la materia se hable, no hay mayor pedagogía que esta corriente simpática que prende de corazón a corazón y que nace del mutuo respeto y de la mutua comprensión. Las canciones de cuna y de ronda de Gabriela son su mejor tratado de pedagogía. En ellas recoge las esencias más vivas de su ideario pedagógico. Más que canciones para el niño son canciones para la madre, que con sus ideas se conforta y con su ritmo y entonación monótonos arrulla al hijo. La madre, la primera y la mejor maestra. El tema a través de todas estas canciones es el amor, sinónimo de comprensión y base de la enseñanza. El desarrollo del tema le lleva a dos grandes conclusiones: Primera: El niño bien dirigido traerá paz sobre la tierra, comprensión humana. Ejemplos: "La Guerra" y "Dame la Mano" : El 1nismo verso cantm·emos el mismo paso bciilarás.
Como una espiga, ondularemos como ima esviga, y nacla más . .. Segunda: La alegría infantil inunda el mundo de alegría: "Toclo el valle está danzando en un co1To bcijo el sol, y a! que no entra se le ha hecho tierra, tier·ra el corazón". Ambas conclusiones constituyen la base de toda enseñanza: Paz lograda a través del conocimiento, paz nacida del conocer; alegría que brota de la comprensión de los seres y de las cosas: Conocer en paz y alegría, única m a n er a de aprender. La lengua de Gabriela en estas canciones se llena de suavidad y de ternura. El niño es estrellita, rocío sobre una rosa, velloncito tembloroso, botoncito blanco y pequeñito como el grano de arroz, corderito; nombres todos llenos de luz, de frescuras, de candideces, nombres, todos, tomados de la naturaleza, espontáneos y frescos como las imágenes de Santa Teresa, también maestra. De este nombrar al niño se deduce también lo que hay que enseñar al niño: las maravillas del cielo con que se encara, los misterios de la tierra que da flores, frutas y ganado. Todo aquello que vive y que da vida. Todo lo que le sale al paso al niño y le mueve y le interesa. Ciencia del corazón es la que se desprende de esta pedagogía no escrita en textos, pero lograda en canciones sencillas y frescas como aquel a quien se dedican. * P tu ft•:10 m de l-'cdt1yayiu1 U uiru aiJud de l'uc rl o l lico.
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Lo que debo a Gabriela Mistral JAIME
BENITEZ~
En el segundo semestre de mi p1·imer año que · yo entonces compartí, que quien era inscomo Ins ~ructor en la Universidad de Puerto tructor idóneo para una Universidad norteaRico, tuve ocasión de tomar un curso de Litera- mericana lo era también, ipso facto, (por no tura Hispanoamericana con Gabriela Mistral. decir a fortiori) para la Universidad de PuerAprovecho con regocijo la imitación que me to Rico. Este ipso facto constituía un error ha extendido Margot Arce para que escriba tremendo y a poco de estar en Puerto Rico con entera franqueza acerca de lo que me en- pude entreverlo así. Pero quien se enca1·gó de señó, o dejó de enseñarme, la que, por cuatro esclarecerme este error en todo su 1·adical sentido y de indicarme además la ruta de una meses, fué mi excepcional maestra. En primer lugar diré que no puedo poner posible rectificación fué Gabriela Mistral. Yo el dedo en ningún conocimiento en particular se lo agradezco profundamente aunque (y tal vez porque) me ha complicado la vida en más y, decir: Esto me lo enseñó Gabriela Mistral. Gabriela no es esa clase de maestra. Aparte de un sentido. La verdad es que el papel de Instructor en de que, luego de varios años y a medida que se van integrando nuestros conocimientos, Ciencias Políticas, si ha de desempeñarse a cadesaparecer¡ las particularizaciones de lo que balidad, exige mucha más preparación, equicorresponde a uno y a otro de nuestros ins- librio y madurez en la Universidad de Puerto tructores fundiéndose los conocimientos re- Rico que en una buena universidad norteamecibidos en una base cultu1·al armónica y per- ricana. En primer lugar, el instructor norteadurnndo solamente el recuerdo vívido en al- mericano tiene siempre a su vera a un gran gunos casos, borroso en los más, de la per- maestro en quien puede apoyarse y con quien sonalidad y la actitud intelectual de nuestros puede discutir los problemas de alto i·ango profesores. ideológico que inevitablemente surgen en el Lo que si puedo decir y lo digo con humil- salón de clase; el instructor puertorriqueño dad y con gratitud es que a pesar de lo tardío está absolutamente solo, y tiene que batirse y breve de mi contacto con ella, Gabriela por su cuenta con todas las dificultades que le Mistral ha sido la persona que ha influido más acosan: Concretando, en nuestro Departamenen mi formación ideológica. Gabriela Mistral to de Ciencias Políticas no ha habido un solo fué la primera persona que me puso en con- profesor de autoridad reconocida en los últitacto amoroso con el pensamiento español, el mos diez años. latinoamericano y buena parte del europeo En segundo término, el instructor norteadel Siglo XX que yo, como buen producto de mericano no tiene una serie de conflictos ínJa escuela norteamericana, desconocía radical- timos de idioma, .tradición, perspectiva futumente para aquel entonces. ra, embarazando previamente toda cuestión Su decisiva influencia se ejerció solamen- cultural y en consecuencia puede encaminal'Se te en el salón de clase y en el roce personal lib1·emente a su particular asunto. El puerincidental a éste, ya que de sus libros -estoy torriqueño por lo contrario no solamente tiene en plan de absoluta franqueza- sólo me es estos problemas previos en sí y en su clase, conocido el último, Tala. sino que es consubstancial con ellos y, quiera Verdad es que estaba en condiciones espe- que no, los al'l'astra consigo a cuantos temas cialmente favorables a tal influencia. llega. Acababa de regresar de Estados 'unidos En la clase de Gabriela Mistral me di cuentras seis años de estudio en la Georgetown ta plenamente del sentido de esta realidad así Universítl: y volvía contratado para desempe- como de la excepcional responsabilidad que ñar el cargo de instrnctor en Ciencias Polí- por virtud de ella gravita sobre el ejercicio ticas, que aun ocupo, en la de Puerto Rico. del magisterio en Puerto Rico. Recuerdo que mis profesores entonces confiaMientras Gabriela hablaba de Rodó, Martí, ban, -y así Jo hicieron saber a las autoridaHostos, Unamuno, Ortega -poco más que des académicas correspondientes- en mí competencia para desempeñar una cátedra unide Oic11ciaa PoUticaa, Uniuerridad de Puerto ve1·sitaria. Pensaron también con un candor, *Profet1or Rico.
DE LA UNIVERSIDAD DE PUERTO RICO nomb1·es para mi entonces- con aquella su VOZ clara, monótona y segUt'D, y aquel SU español relampagueante y duro, y,o iba entreviendo un mundo hasta entonces desconocido para mi, el mundo del pensamiento y la expresión hispana, mundo pasado por alto o caricaturizado en mi escuela y que ahora descubria como mi auténtico mundo espiritual, o dicho con más exactitud corno parte esencial e imprescindible del mundo cultural mío. Al primer pronto aquello me turbó y angustió tremendamente. ¿Tenia que descartar mis categoríns ya establecidas? ¿Habla de aceptarme a mi mismo, luego de tener rango de maestro universitario, que no sabía nada? ¿Iría a empezar desde el principio? Rcsolvi hacerlo. El ideal de honradez intelectual en que me había educado en Estados Unidos se combinó con la estimulante pe1·sonalidad de Gabriela
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Mistral para llevarme a la solución sincera. De manos de Gabriela recibl mi primer libro de Ortega y Gasset, de Don Miguel de Unamuno, de Rodó, y "para que me desyanquizara" de Giovani Pappini, Federico Nietzsche y Fedor Dostoweisky. Luego segul explorando por mi cuenta. Hoy creo saber que la única manera de emnnciparnos de nuestros problemas culturales previos, consiste en vencerlos dentro de nosotros mismos; forcejear con el idioma hasta domi· narlo; hacer lo propio, por lo menos en sus esencias básicas, con las culturas que nos envuelven, y entonces con conocimiento de los ingredientes primarios que han de formar y hoy deforman nuestro medio culturnl, labor en el empeño de integrnrlos arquitectónicamente y laborar en ello con ecuanimidad, amor y a1·te. Va sin decirse que todavía estDy en los principios.
ETERNA· S
A la querida sombra de Ja Maestra. ESTHER FELICIANO MENDOZA *
Las manos de intensa dulzura baja"¡Ay, li1nonero! ¡Limonero! ¡Si tú volvieras blanco el 1·ojo hilillo de sangre ron a flor de 1nisterio. Por cauces de júen que me pierdo! ¡Ay, viento del mar! bilo, a ras de la tierra, los ángeles todos ¡Viento! ¡Si me quitaras tíi la cerrazón descendie1·on, y en pliimillas de alas y clel pensamiento! ¡Ccimino! ¡Ay, cmnino en vomos ele 1·ezos el rojo hilillo de saneteniamente abierto¡ ¡Si 1io1· t-u caitce se gre absorbieron. Agua.s de ma1· lo lava1·on. Ca1ninos en c1·uz lo 1mliet·on. Vienfuern la mnargura ele mi pecho!" tos de la1·gos ramajes 1·egazo de madre ... Y era tan honda la súplica, q·ite le dieron. Limoneros en flo1·, de olor y llegó a las entrañas de todos los vien- piweza entrafias le hicieron. . . y el 1nitos . . . Y era tan ancha, que llenó los lag1·0 fué cierto. mares del universo . .. Y era tan alta . .. Las manos de intensa dulzura te1ntan finamente alta, que horadó los blaron de gozo a flo1· de miste1·io. En corros de los luce1·os y se llegó al seno 1·ondas de júbilo los ángeles todos sit· de Dios temblando. . . temblando. . . co- bieron. . .. Y el h'ilillo blanco, el ya clesangrado hilillo sangriento, con voz 11io un ala clesgajacla a flo1· de vuelo en que toda la vida se hizo concie1'to, ... Los ángeles blancos y los ángeles hilvanó iin voema con toclos los ecos que neg1·os, las almas frágiles de todos los se habían ido corazón adentro y volvió citentos, todos los vaisajes, todos los la súvlica oración de gradas : sentires de todos los versos, clamaron a "Bendita.s ceras [1ias y eternales de co1·0: "¡ Seño1-, un milagro! ¡Un mila- los mitertos." g1·0, Se1ior Padre nuestro!" *Po t tisa v ucrlorriqueiia.
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A mi Maestra Gabriela Mistral ANA MARGARITA SILVA* Tuve el privilegio de ser alumna de Gabriela Mistral; después fuimos compañeras en un viaje a Europa. Recuerdo mucho sus conferencias en la Universidad y las largas horas de conversación en el barco. Lamentaré siempre no haber podido aceptar la invitación que ella me hiciera para ser su secretaria mientras estudiaba en Madrid, pues sé que pe1·d! una g1·an oportunidad de satisfacer la curiosidad de mi espíritu. Para cada una de mis preguntas t~vo siempre una respuesta admirable, que s1 no estaba a tono con mis creencias, me dejaba pensando si no sería yo la equivocada. Y me place confesar que en muchos casos, ya he visto mi error y he vuelto. mis pasos al sendero que ella me indicara. Me parece siempre escuchar algunas de sus enseñanzas: "La maestra tiene el debe1· moral de dedicar una buena parte de su sueldo a comprar libros y mejorar sus métodos." "Los puertorriqueños harían bien en acercarse un poco más a Hispanoamérica: nos une la lengua y Ja raza." · "Aprenda usted bien su propio idioma, mejore su estilo, estudie la historia y literatura de su pueblo, antes de dedicarse a otras lenguas extranjeras." "La mujer está llamada a criar niños. Si no es mad1·e debe cuidar de sus sobl"inos o parientes: bañándolos, vistiéndolos y formándoles buenos hábitos." "Hay que enseñar a las ruñas a coser bordar, hacer ingertos y, guisados al mismo 'tiempo que aprenden a gustar de las bellas artes y de la lectura." "Los estudiantes no deben limitarse a citar otros autores o a preparar bibliografías. Hay que crear, producir algo." "Ustedes viven como espigas, como esas yerbas que crecen separadas. Deben unirse Juchar juntos, sentir pasión y a~or por un~ causa." "El poeta que habla serenamente de las cosas íntimas de su vida, me hace el efecto del que se desnuda ante el público." Podía seguir repitiendo tantas otras de sus enseñanzas, pero prefiero que otros lo hagan. Me limito a dedicar a mi buena maestra este humilde trabajo, con la esperanza de que,
como en otros tiempos, ella me lo devuelva lleno de correcciones. EDUCACION PROGRESIVA Hace más de veinte años que un grupo de pedagogos idealistas puso en práctica Ja tcor!a de Ja escuela progresiva. ¿Qué ·objetivos perseguía esta revolución en el campo pedagógico? ¿Por qué trataban de ridiculizarla los tradicionalistas? ¿Cuáles han sido los resultados prácticos? Veamos. El único fin de Ja escuela es preparar al niño para la vida, de modo que pueda ocupar eficientemente el sitio que le corresponde en la sociedad. Entonces, debe parecernos extraño que poi· tantos siglos, la educación siguiese derroteros fijos, sin tener en cuenta In marcha del progreso, el cambio constante que nos presenta el panorama social. ~a escuela educará integralmente al niño, cuidando de su salud, de su instrucción científica, de su higiene mental y física, así como de su educación moral. Debe ser un foco vivo de energías útiles, de elevación colectiva, enseñando a vivir mejor, estimulando la capacidad creadora de cada alumno, siendo un verdadero centro de actividad social. Así se formarán verdaderos ciudadanos que se ajusten pel"fectamente a Jos ideales humanitarios y democráticos que deben ca1·acteriznr nuestro siglo. Observemos uno de los mejores ejemplos de educación progresiva-la escuela Lincoln dirigida por Teachers College en la Universidad de Columbia, en Ja ciudad de Nueva York: los niños están clasificados por edad y no por grados, dando a cada grupo la instrúcción que necesita de acuerdo con su desarrollo físico y psicológico. Por ejemplo, los alumnos de cuatro años ya tienen ciertas i·esponsabilidades como miembros de un grupo, y así sirven alimentos, hacen las camitas para descansar, y ayudan a ordenar el salón. Así continúa el programa escolar, y los niños de once años están ya capacitados para hacer investigaciones y · trabajos, que anteriormente eran sólo confiados a estudiantes universitarios. Estudian el mecanismo de un avión, observan la historia del arte, en los museos, ex*PrQ/eaora do I11str-ucci<Jn Pftblica..
DE LA UNIVERSIDAD DE PUERTO RICO perimentan con la alimentación ae animales, decoración del hogar, etc. El programa p:n·a todos 1os niños comprende: música, arte, industrias, ciencias, educación física, uso de la biblioteca, excursiones, asambleas, actividades especiales para desarrollar la vocación de cada alumno, y todas las asignaturas del curso de estudios. En Springfield, Missouri, población de 68,000 habitantes, los métodos progresivos se han adaptado al sistema escolar. Aljí no hay equipo adecuado ni maestros especializados. La ciudad coopera con la escuela·: zapateros, comerciantes, modistas y enfermeras van a los salones de clases y dan instrucción práctica a los alumnos. Los pequeños y los mayores, visitan los ferrocarriles, las factorías, las plantaciones y ayudan a los trabajado1·es en sus faenas. Y todo ésto sin descuidar las cuatro reglas, "las tres R's" y aún verbos latinos para el que los necesite. Otro ejemplo magnífico de esfuerzo personal es la escuela parroquial católica de Corpus Christi en Broadway y la calle 121, Nueva York. Allí, en aulas con pequeñas sillitas, entre plantas, flores y pájaros, que semejan iincones de un jardín, los niños siguen todas las enseñanzas de la educación moderna bajo la dirección de competentes religiosas, que luego van con ellos a la iglesia, al parque, a la feria, al museo, a la playa, a donde quiera que haya oportunidad de dar una lección práctica e inte1·esante. Pero no creamos que sólo Estados Unidos ha seguido el experimento, obteniendo magníficos resultados. Nada más intresante que observar las escuelas para los Lapones en Noruega, las de adultos campesinos en Dinamarca, las de obreros en Rusia, los Kindergartens en los parques de Alemania, las de arte en Italia, las de educación doméstica en Japón, las normales de México, que también tienen los estudios de arte al aire libre y las misiones pedagógicas imitadas luego por Europa, Argentina, Uruguay y. Chile, ofrecen innovaciones en su sistema escolar que merecen admiración y, respeto. Un paso más en la educación progresiva es la necesidad de enseñar religión a los niños de las escuelas públicas discutido por el Congreso Democrático, celebrado en la Universidad de Columbia en el mes de agosto. ¿Cómo ha de hacerse? De una manem objetiva, enseñando a cada niño la religión que desea seguir, con respeto y comprensión para las ideas religiosas de los demás. ¿Y qué cuenta nuestro Puerto Rico de la
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escuela del pl'Og1·eso? Algo se ha hecho, pero aún falta mucho más. ¿Sería posible que cada maestro se resolviese a seguir las tendencias n10dernas, dando a sus educando una preparación práctica, fuera del libro de lecciones, de la pizana y del pupitre escolar? Es fácil intentarlo, y lo manda nuestra conciencia, nuestro deber, nuestra responsabilidad como maestros de una juventud que necesita desarrollar su personalidad y orientarse mejor. ¿Cómo comenzar nuestra tarea? Primero: Considerar el grupo de niños a nuestro cuidado, como una pequeña unidad social, organizada en tal forma que pueda recibir la educación integrada correspondiente a la edad, inteligencia y necesidades de cada alumno. En otras palabras, el salón de clase será como una villa y un grupo de niños se ocupará del gobierno, disciplina, limpieza, ornato, fiestas, diversos aspectos de la educación, relaciones con la comunidad, etc. Puede iniciarse el trabajo. desde el Kindergarten y llevarse a la Universidad. Segundo: Insistir y conseguir que los padres formen parte integrante de la escuela y asuman los deberes que le corresponde para el mayor éxito de la educación de todos los niños de la comunidad. Tercero : Reformar el programa de clases, de modo que haya oportunidad de enseñar a todos los alumnos, sin distinción de sexo, edad o posición social, todo lo que ha de necesitar para ser un ciudadano hom·ado, consciente de sus deberes y dispuesto a trabajar por el progreso de su patria. Recomiendo a mis compañeras que visiten escuelas progresivas de otros países o lean: 1-Revistas pedagógicas de Argentina, Uruguay, México y Estados Unidos. 2-A School far the World of Tomorrow, Columbia University, 1939. 3-Life-America's Future-Junio 5 de 1939. 4-The Commonwealth-Septiembre 23, 1938. 5-Contl'ibution of Religion to Education and Democracy-Columbia University, 1939. 6-Education a n d Scientific Research Sweden and Stockholm-1938.
in
7-The Folk High Schools of Denmat·k-Oxford University, Pres, London-1936. 8-Japanese Education-By Prof. K. Yoshida, Tokio.
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((La Protección de los Niños en la Democracia" -Katherine F. Lenroot(Reproducido de " The Democratic Digest", February, 1940.)
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En el espacio de treinta años se han celebrado cuatro conferencias sobre el niño convocadas por presidentes de Jos Estados Unidos, una en cada década, para informar a Ja nación sobre varias fases del bienestar y cuidado del niño. La primera conferencia celebrada en 1909 bajo los auspicios del Presidente Teodoro Roosevclt estudió y discutió Ja ayuda a niños dependientes. Esa confe1·encia fué el origen del movimiento en favor de las pensiones para las madres y medidas para conservar la vida del hogar de niños desvalidos. A dicho conferencia se debió en gran pa1·te el establecimiento en el 1912 del Negociado del Niño de los Estados Unidos. La segunda conferencia, celebrada en 1919 fué convocada por el Presidente Woodrow Wilson y en ella se trató de las normas necesarias al bienestar del niño, las cual es habían sido grandemente afectadas por la Guerra Mundial. La tercera conferencia que tuvo lugar en 1930 bajo la dirección del Presidente Herbert Hoover dedicó sus actividades a la salud y a la protección del niño y proclamó la preesnte famosa "Children's Charter". En abril del año pasado, 1939, el Presidente Roosevelt citó la primera sesión de la cuarta conferencia sobre niños en Casa Dlanca, y le encargó la revisión del programa de los últimos diez años estableciendo los requisitos para la crianza adecuada de los niños de modo que éstos lleguen a ser ciudadanos adecuados de una emocracia . El Presidente solicitó un prog rama de acción que cerrara " el ancho abismo entre el saber y el hacer". "El éxito de las instituciones democrá ticas se mide", dijo el Presidente, "no por la extensión de territorios, la fuerza financiera, las máquinas o armamentos, sino por las aspiraciones, las espera nzas y las hondas satisfacciones de cada uno de los hombres, mujeres y niños que componen su cuerpo ciudadano." El amplio campo de esta conferencia la ha llevado a enfrentarse con problemas (issues) que son las raíces mismas de nuestro sistema democrático. La conferencia se ha ocupado de los problemas de la vida de familia, recursos ¡iconómicos, servicios sociales y, de vivienda,
cuidados sanitarios y médicos, i-eligión y educación, i·ecreo, el trabajo del niño y el empleo de los jóvenes y de los problemas especiales de los niños de grupos minoritarios, tales como los negros, mejicanos y los nacidos en el extranjero que tienen que sufrir a causa de prejuicios y discrímenes (discriminations) en el trato que reciben. El informe general preliminar fué presentado a Ja segunda sesión de la Conferencia de Casa Blanca sobre Jos niños que se reunió en Washington los días 18, 19 y 20 de enero de este año, 1940, al cual asistieron 500 del total de 672 miembros que componen la Conferencia, procedentes de cad estado y territorio. Se refirió a la familia como el "Pórtico de la Democracia" e hizo hincapié en Ja necesidad de preservar Ja santidad, Ja integridad y la responsabilidad de la familia como el primer paso para fortalecer a la democracia desde dentro. Es una premisa generalmente aceptada que cualquier programa instructivo para el bienestar del niño debe empezar con la familia que es donde el niño recibe su más importante e influyente preparación para la vida. Pero. al enfocar nuestra atención sobre las familias americanas ¿qué es Jo que encontramos? Que las familias pobres tienen más niños que aquéllas que viven en circunstancias más desahogadas. El índice de reproducción entre las familias que tienen una entrada anual de $3,000.00 o más es menos de la mitad de lo que se necesita para mantener Ja actual población en ese grupo y el índice de reproducción de las familias que tiene una entrada de $1,000.00 o menos por año es doble que el de las que tienen $3,000.00 de ingresos anuales. Encontramos que las familias pobres viven en comunidades pobres que no pueden sostener servicios públicos adecuados, tales .~omo escuelas, unidades de salud, parques y sitios de juegos, los cuales en gran manera suplementan las entradas de la familia. En.i1:s:1 L"11root ltti
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contramos que labradores cuyo ingreso en efectivo es bajo están sosteniendo 31 o/o de la población infantil con el 9 'Yo de los ingresos nacionales. Encontramos que cerca de una cuarta parte de los niños en Estados U nidos pertenecen a familias que dependen enternmente o en parte de algllna forma de asistencia pública. Es obvio que el problema básico de p1·oveer a nuestros niños con aquellos beneficios que los preparen para ser ciudadanos responsables es parte del problema económico nacional de procurar un balance apropiado entre los salarios, los precios y las finanzas, el cllal provea un poder adquisitivo en aumento a los trabajadores y labradores y una inversión aceptable para el capital. Los métodos más directos y efectivos para ay.udar en gran proporción a los niños de la nación son los que provean medidas para cubrir los ingresos de los trabajadores y de las familias de labradores, los cuales constituyen cerca del 73% de todas las familias de los Estados Unidos y para encontrar trabajo pa.r a los millones de desempleados. Otra solución sería a través de la extensión de los servicios públicos suministrados por la comunidad, el estado, y la nación. El progreso más significativo en el bienestar del niño durante los últimos diez años es la convicción más arraigada de que hay responsabilidad pública en cuanto a los niños. Hemos hecho un progreso. notable en la expansión de las facilidades educativas tanto en servicios rendidos como en la planta física de la escuela. Las normas de hoy en día para la salud del niño han superado las de 1930 debido al aumento en el cuidado de la salud y a los notables adelantos científicos y administrativos. La mortalidad infantil llegó a su más bajo promedio en 1938; la mortalidad por nacimientos prematuros ha declinado. Existen medidas para suministrar servicios adecuados para el cuidado de las madres y de los niños mediante la extensión del uso de fondos para la salud, federales, estaduales y locales y varias formas de asistencia pública. Al hacer un inventario de lo que se ha llevado a cabo en la última década podemos señalar a favor del crédito perdurable de nuestra democracia el hecho de que a través de la mas severa y prolongada depresión que nuestra nación ha experimentado no solamente hemos mantenido nuestras instituciones sociales, sino que las hemos mejorado. Un record como ese es consolador y estimulante, pero aunque hemos realizado mucho estamos muy lejos de nuestra meta. El in.forme de la conferencia
indica que la seguridad económica es básica para el bienestar de los niños de América y cuando· la sociedad sostiene a las familias desvalidas "la ayuda debe ser prporcionada en tal forma y de tal manen1 qlle preserve y estimllle la iniciativa, conserve viva la esperanza y la ambición, gllarde los resortes de la acción, prevenga la atrofia del poder de dirigirse a si mismo y promueva la perspectiva d restaurarse a un puesto normal en la sociedad" Con refe1·encia a las escuelas el informe dice que "la escuela del distrito puede y debe ser sustituida". No existe ya ninguna justificación para la organización de dlstrito que existe en muchos de los estados. La mayor parte de las 120,000 jllrisdicciones escolares locales son pequeñas unidades que no pueden sostener un programa escolar adecuado". Se da gran énfasis a la conveniencia de que las comllnidades hagan planes con anticipación para el desarrollo escolar para conseguir personal cllalificado profesionalmente; para extender la guía vocacional y de colocaciones, y para dstinar fondos qlle hagan posibels realidades con las cuales construidse el futuro. El informe recomienda además que "el servicio de salud preventivo· y curativo y el cuidado médico debe estar al alcance de toda la población rural y urbana en todas partes del pais". "El Gobierno Federal debe continuar y extender su programa para la promoción de la limpiéza de arrabales y de nuevas viviendas para los grupos de ingresos bajos mediante un aumento en la autorización para préstamos federales y apropiaci6n de concesiones federales a las autoddades locales para viviendas". La conferencia ha endosado un mínimo. de salario, un máximo de las horas requetidas, la abolición de trabajo industrial a domicilio y otras restricciones que son generalmente aceptadas como el minimo en una legislación protectora. Ha recomendado que las leyes de asistencia obligatoria a las escuelas deben ajustarse a las leyes de trabajo infantil; que la ay,uda financiera que pl'Oviene de fuentes públicas debe darse siempi·e y como sea necesario a las personas jóvenes para facilitarles que continúen su educación más allá de la edad de asistencia obligatoria si lo desean y plledan beneficiarse de ello. Un amplio conjunto de servicios esenciales para la salud, la educación y el bienestar de los niños ha sido recomendado por la confe( Continúa en la Pág. 67.)
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-: Noticias de la Asociación : La oficina de la Asociació11 se ha trasladado a In Calle de In Cruz Núm. 15, altos, frente a la Plaza Baldorioty. Nues tra distinguida compañera, Srta. María E. Machín, Decana de Mujeres de la Universidad de Puerto Rico, efectuó recientemente un viaje a los Estados Unidos para asistir a la conYención de la Sociedad de Decanas de Universidades y Colegios de los Estados Unidos cel ebrada en la ciudad de San Luis, Missouri. La Sr ta. Machín representaba a nuestra Uni»crsidad. La Srta. Ana María O'Neill asistió a la con: erencia sobre Puerto Rico celebrada por la Liga Internacional Pro Paz y Libertad recientemente en Washington. La Srta. O'Neill discutió el siguiente tema: "Outline of Social Problems in Puerto Rico." Para la Asociación es un honor la intervención de la Sita. O'Neill en dicho Congreso.
conferencia se celebró en el Ateneo Puertorriqueño y el Salón de Actos se vió lleno de un público escogido que aplaudió calurosamente al conferenciante. El jueves, 14 de marzo, auspiciada por la Asociación, se celebró una conferencia sob1·e "La Mujer y el Matrimonio" dictada por el distinguido jurisconsulto español, Don F'ederico Enjuto. El conferenciante trató los siguientes tópicos: La mujer según la representación poética, literaria y filosófica-la mujer española-sus ca racteres representaiivosla mujer puertorriqueña-sus caracteres representativos-influencia de los Estados Unidos de América en el desarrollo cultural de Ja mujer en Puerto Rico-del matr imonio en sus formas civil y eclesiástica-teorías modernas-aplicación de las formas matrimoniales en España y en Puerto Rico-conside1·aciones sobre el futuro de la mujer. El acto resultó de gran lucimiento y la distinguida concurrencia aplaudió efusivamente al conferenciante.
Es con honda satisfacción que consignamos en este número de la Revista lo ya sabido por la prensa, o sea el nombramiento de la De acuerdo con una 1·ccome11dación que le hiDra. Concha Meléndez, nuestra ilustre com- ciera Ja Asamblea celebrada en octubre de pañera, para el cargo de Directora del Depar- 1939, la Dh·ectiva de la Asociación resolvió tamento de Español de Ja Universidad de celebrar reuniones sociales el segundo sábado Puert o Rico. Como se recordará, la Asocia- de cada mes. Cuando escribimos estas notas ción aprobó una resolución recomendando a se han celebrado ya tres rew1iones sociales. la honorable Junta de Síndicos seleccionara a La primera, en enero 13, consistió en un té In Srta. Meléndez para dicho puesto. La de- en La Mallorquina, siendo nuestra huésped cisión de la Junta ha merecido general bene- de honor la Srta. Celestina Zalduondo con moplácito y al felicitar a dicho cuerpo por haber tivo de su regreso de Venezuela. La segunda, hecho justicia a los méritos de la Srta. Melén- en febrero 19, fué un almuerzo en el Restodcz extendemos a ésta nuestra más cálida rán "La Estrella de Italia" siendo huéspedes enho1·abuena en Ja seguridad de que su ac- de honor las Dras. Conchita Meléndez y Mari uación en el Departamento de Español será got Arce, Ja primera con motivo de su nomde excelentes resultados para el mismo y bramiento como Directora del Depa rtamento para Ja Universidad. de Español de la Universidad, y, Ja segunda, por su nombramiento como Vice-Presidenta del La distinguida compañera, Dra. Margot Ateneo Puertoniqueño. La tercera, en marzo Arce, Directora de esta Revista, ha sido exal- 9, fué un cocktail en La Mallorquina, siendo tada a la vice-presidencia del Ateneo Puerto- nuestros huéspedes dt honor los Dres. Luis rriqueño. Es la primera vez que para dicho M. Morales y José Rodríguez Pastor. E stos carg o se elige a una mujer. Felicitamos tan- señores han ayudado a la Asociación, habiendo to a dicho centro cultural como a nuestra preparado capítulos del libro "Dirigiendo al Niño" publicado por Ja misma. Las tres reucompañera. niones han resultado espléndidas y las socias La Asociación ausp1c10 una conferencia el que han asistido han manifestado su deseo r 1ar tes, 5 de marzo, por el Dr. Alfredo Ma- porque se continúen llevando a cabo. La pról illa J iméncz sobre "La Substantividad y la xima reunión q~e tendrá Jugar el 13 de abril Objetividad en Ja Música del Siglo 19". Dicha se celebrará en el Condado y será nuestra
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huésped de honor Doiia Luisa Harrington de Lcahy, esposa del Gobcl'nador de Pucl'to Rico. Por invitación de la Escuela del Aire la Asociación trasmitió un progl'ama por radio el martes, 5 de mal'Zo, preparado por el Comité de Educación de Padl'es que preside la Srta. Terminia Acevedo. El programa fué un debate sobre la necesidad de la Educación de Padres, en el cual tomaron parte además de la Srta. Acevedo, las Sras. Provi Viera de Soto, Ilia Ortiz de Dávila, Celia Núiiez de Bunker e Isabel Andréu de Aguilar. · Nuestl'a distinguida compañera, Carmen Marrero de Gai·cía, ha publicado su primer libro de versos, el cual se titula "Fémina". "Femina" ha obtenido la Cl'ítica favorable de nuesti·os más connotados en el mundo de las letl'as. Felicitamos a nuestra compañera. Acaba de salir de imprenta el libro "Juegos y Canciones Infantiles de Puerto Rico" de la
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Dra. Maria Cadilla de Martlnez. Es ese un libro que viene a llena1· una gran necesidad, pues recoge todas las canciones y juegos infantiles tradicionales de nuestro pueblo preservándolos para la posteridad, ya que el ritmo moderno los expone por el cambio de diversiones y de ocupaciones, a caer en desuso. La autora dedica el libro a la Asociación de Mujeres Graduadas con estas palabras: "A la ronda entusiasta que forma la Asociación de Mujeres Graduadas de la Univervida fecunda con la actividad en cooperación, dedico este esfuerzo investigador. Es una pequeña prueba de mi adhesión al gl'upo y de mi reconocimiento por la honrosa distinción que me hicie1·a al nombrarme su Presidenta Honoraria". La Asociación ha de agradecer como es debido tan honrosa dedicatoria. Felicitamos a nuestra ilustre Presidenta Honoraria, Dra. Cadilla, por esta nueva obra que como las demás suyas es de incalculable valor en nuestra producción lite1·a1·ia.
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-: Noticias de Interés General .-Stokowski dará conciertos en lberoamérica Leopold Stokowski, connotado ex-Director de la Orquesta Sinfónica de Filadelfia, presentó un plan para la celebración de una serie de conciertos en las Repúblicas iberoamericanas, ante los 1·epresentantes ibe1·oamericanos. En vista de ello comunicó a los diplomáticos su gran deseo de que mediante contactos de esta naturaleza puedan estrecharse aún más las relaciones entre los países del Hemisferio occidental, que en realidad son una sola unidad. El fmoso Director hizo hincapié también en el deso que abrigaba de poder ser oído por el mayor número de pe1·sonas, de dar concier tos en salones de gran cabida a precios módicos, y de visitar tanto las ciudades pequeñas como las capitales. - Rep1·oducido del Boletín de la Unión Panamericana, Marzo, 1940.)
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Instituto sobre los Problemas de Puerto Rico De interés para Puerto Rico es el Instituto sobre los pl'Oblemas de la isla que se ha celebrado por iniciativa de la Liga Internacional de Mujeres Pro Paz Y. Libertad. Dicha Liga tiene un comité que se ocupa de los problemas de Puerto Rico y ese comité preparó el instituto mencionado, el cual se celebró en los
Aproximaciones de Tala (Cont.) miento al "que vendrá" de Rodó, que no fué Rubén-ni menos aún Chocano y Lugones. Es curioso y admirable, por lo demás, que esa empresa tiente ahora a un poeta del Pacifico, cuando generalmente los líricos de esa vertiente aparecen dominados casi unánimemente por Ja laxitud y el desmadejamiento, pese al ritmo de onda larga que poseen. Pero es que en Gabriela Mistral hay un centro. de gravedad muy definido y sus poemas más que reflejos inestables del Pacífico reciben ejemplo arquitectural de los monolitos andinos. Quedan ahi apenas apuntadas algunas de las múltiples sugerencias que un libro tan frondoso y vario como Tala puede suscitar. No es aventurado pronosticar que todas ellas irán apareciendo a través de los comentarios que es ta obra, al igual de Desolación, ¡iromoverá en toda América y en España. "Albricia"-en singi1lar, según explica la autora-o albricias, pudiera ser no sólo el tí-
días 8 y, 9 de marzo próximo pasado. Se discutie1·on los problemas pollticos, sociales y económicos de la isla, habiendo preparado las ponencias distinguidas personalidades interesadas en la sue1·te de nuestro pueblo. La S1·ta. Heloise Brainerd presidia el Comité Directivo del Instituto. Es de notar que la Liga Internacional de Mujeres Pro Paz y Libertad organiz iniciativas análogas en los casos de Santo Domingo y Haití y que éstas fueron resueltas favorablemente, quizás debido a la repercusión de las actividades de la Liga, La Conferencia· de la Casa Blanca En el pasado mes de enero se celebró en Washington, D. C., la segunda sesión de la Conferencia de la Casa Blanca sobre los niños, a la cual asistie1·on 600 delegados del total de 672 miemb1·os que la componen. En la conferencia se trató de la Protección de los Niños en la Democracia, y se llegó a importantes conclusiones sobre los problemas envueltos en la garantización de la debida protección de la infancia, de modo que se asegure la formación de ciudadanos capacitados para ejercitar y defender los principios Democráticos. La Conferencia tuvo lugar en la Casa Blanca y el Presidente Roosevelt se dirigió a la concul'l'encia recomendándoles el estudio completo del problema. tulo de una de las partes más bellas del libro. Pudiera ser el lema dichoso que mejor hubiera convenido a su conjunto, en el sentido propio de su nativo valle de Elqui, esto es, en el de suerte, hallazgo o regalo. Y ¡albricias! es el grita jubiloso de salud, el evoM dionisíaco que cabria gritar ante el mundo en plenitud rasgado por Tala.
La Protección de los Niños, etc. (Cont.) rencia. Si deseamos preservar los principios de la democracia, debemos proporcionar esos servicios a los niños de todas partes de los Estados Unidos. La conferencia de Casa Blanca sob1·e los niños en una democracia ha lanzado una llamada a la acción de todos para todos "los ciudadanos en cada región y en cada ocupación, individualmente y por medio de agencias y organizaciones públicas y privadas pa1·a que participen hasta el Umíte de sus habilidades en conseguir los propósitos señalados por la conferencia para el bienestar de los niños."
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Núm ero suelto ---- - - -- ---- ----- ·so.20
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Suscripción Annal ------- - -----A¡iartado !l:l2 -
SAN .JUAN, P. H. t~~----
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