Revista Blanca (18 abr. 1897)

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£a Mevista

SBlanca l<—

> demanario

fiera tara

de

Ciencias

Y ÁrTES

Dedicado al bello sexo

MHapagiiez, 18 de Abril de 1897

—3Gúm.

Y —

*

n la Gruz Su cuna parece haber sido incierta como

su tumba;

tan

vil

nació

y

tan

— dícese —

en:innoble pesebre, junto á las mansas bestias, y murió sobre un poste de ignominia, entre bandidos miserables. Poreso, acaso

se le vé siempre, cuando se evoca su memoria, al través de las brumas del pasado

O hay historia tan misterio-

lejano, clavado por las

2 ASEO

sa como la de la vida de Jesús, su existencia real y su existencia ¡ideal Para la

caída la cabeza

desgreñada,

muerto hombre.

pudiera

/

gente

posteridad,cada vez más exive

y

estarlo

los siglos,

aparece así

la sombra permanente de un cadáver,

transcurrieron

envueltos

lizándose por tal manera

Para sectas enteras, no participó de la humana;

multitud de teólogos,

naturaleza divina.

para

no

A

otras

sectas,

participó

ocasiones,

para

de

la

hombre;

tan

cualquier -

inconforme,

de mística y perdurable inmortalidad. “naturaleza

Por encima de

y los piés, muerto,

más

en misterio los. cortos años de aquella existencia; y sin embargo, vive en esa misma posteridad — á pesar de la profunda duda y de la implacable exégesis — bañado en los resplandores -

como

manos

la pasmosa

reacon-

tradicción de la inmortalidad de la muerte, En

ese triunfo,

más

curioso

que

es un

y oscuro

de

gran

los

misterio,

el

fenómenos

psicológicos, estriba su verdadera grandeza;

él sólo constituye esa su indiscutible

sobe-

ranía, que lo hace merecer la gloria con que se le aclama vencedor de la tumba. Aunque en el fondo de todo ello, si bien se mira, nofhdy más, no hay otra co-

sa positiva que W' inmortalidad

del: dolor.

á Ocasiones, Dios; es lo cierto que realidad : Porque aspiró y sufrió, su muerte ha enal-

6 leyenda, el destino de Cristo en el mundo

y sobre tantas generaciones y

pueblos,

tecido y consagrado su vida. y ha ser el madero siniestro d>

constituye el más asombroso de los" fenó-

bolo humilde y doloroso

menos sociales, el mayor de los milagros.

pues nadie como

él

ha

o

podido L


3883

de una súplica !

abogados, - comerciantes,

rumor

l

brerete en la coronilla?

cieron á los liliputienses, que tenian la ca-

— —beza del tamaño de un limón. te Apon Bello, bellisimo está Manolín

“con el sombrero de gala; permita que le caiga un

dichoso de los hombres, los gritos ni las lágrimas de los que á miles de leguas,

guerra. *

estriba hoy en arrojar á los piés de la mu-

jer que te adora, la inmensa fortuna que la suerte ha puesto eu tus manos. más

en de

>

o la mató?

¿ Porqué

desprendía de

se

oprimir la cintura de Catalina Ciemons,

los

Esta

labios

ciudad alarmala por el horrendo

“que enjugar la lágrima que surca el rostro

¿Porqué la mato?

|

Por celos;

pregunta

una

de

crimen.

porque la

amaba con freúesí, locamente, con toda la

pel

a

pero el cielo no aguacero morro

coludo, porque entonces se convertirá boñiga de cartén, su reluciente casco

perecen de hambre en las sombras de nn hogar frío y solitario 3 Toda tu felicidad

-

* Es que. ignoran

- que esos bombos de cartón pintado, pertene-

belesada el abanico adornado de brillantes |! ¿Qué han de importarte 4 tí, el más

de una madre infeliz.

ri-

¿Porqué los elegantes se colocan, el som-

¡ Ah Gonul ! ¡ riquísimo Goul ! cuantos besos y caricias has de recibir de tu Catalina, cada vez que ella contemple em-

te agra.la

plena

sueñas que se preguntan llenas de asombro:

rriados, sufren los ataques de !a miseria.

Seguro estoy: de que

ditas ba-

en

mocetonas

plaza, entre la multitud de

y desmi-

donde sus tres hijos anémicos

amarillo,

ratas de color de gato

petate

ledad de su desgracia, en el mismo

escribientes, ha-

- cendados y vagabundos lucir sus

en la so-

Por eso Ana Pericier murió

A

resucitado de súbito á la vida de la elegancia porobra de Manolito Aponte, cl dandy de la ciudad del Oeste. Y es de ver ahora á la pléyade de

esos bienaventurados de la tierra, seres “mimofletudos y felices que muestran en gortad de la calle sus barrigasde bueyes dos, no tienen oidos para las quejas de los que lloran, ni se ablandan al suave

|

juventud.

Habíale

entrega-

Como Papamalecos bajó de las mon-

fuerza de su

así Manolito Aponte, descendió de las

pagó tenta generosidad, besando á su aman:

y ella

tañas para capitanear las huestes de Can-

do su fortuna, su honor y sualma,

dia,

teen la boca, allá, en el fondo del cuchitril

montañas del

frente de

Arranque para ponerse al

la juventud

pedía á voces una revolución en

a

de una alcahueta.

que

mayagiiezana,

:

La mató dé una puñalada en el cora-

la moda.

Y Manolito que es el cheche de la muchedumbre alegre y manisuelta, como diría un jbauro toca tiple, condújola 4 “La Ninfa” ara coronarla con la dita de cartón, bombo choise, de á. doce reales.

zón, en la urna que encerraba ternuras infinitas; y él, al contemplar como caía el cuerpo hermoso de la mujer que amaba ciegamente, lanzó una carcajada frenética, en tanto que en sus ojos inyectados de

se enteró de

lágrima que había brotado del fondo de

¡ Asombroso descubrimiento!

por que conducto Manolito que

el tal bombo

era

uña

arte, y husmeando como un

No

maravilla de

sabueso,

se fué á “La Ninfa” pura cerciorarse

allá del

| ae hallazgo. Guenta la murmuración populachera que la dita descubierta pof Manolito Apon-

sangre, aparecía trémula y brilladora, una

su

corazón adolorido.

Porque !a idolatraba,

tiempos;

ción; porque su honra se manchaba con el lodo del adulterio; ¡¡por que tenía Y vergiienza !!! »

E

media na-

3* GONZALEZ QUIARA

ranja de cartón pintado, que sirvió para - cubrir la cabezade una Mibu liliputiense. “Dormida esa antigúalla en los escapatates de

“La Ninfa,”

que la mano

aguardando tal vez

de un sabio, Ó de un curioso le

arrancara de tan

horrible

obscuridad,

ha

celos

porque tuvo

a quien rendía ferviente -adora-

del ¡dolo

te perteneció á una generación que se pierdé en la noche de los

¿Porqué la mató!

:

E

:


386

raleza.

á

gado á su fantasía delirante, llegó

con-

ños, la más audaz y sonriente de las creen-cias, llegó á figurarse y á creer que era el

“hijo de Dios,” que era la Divinidad A misma! En definitiva, no era más que el hijo

de María, el pobre paisano de Nazaret, y

quizás por éso mismo, la hora más interesante y conmovedora de su vida;—para nosotros humanos miserables, siempre víc-

y nuestros

torcedores—es esa hora decisiva para él y

para el mundo,

horrible

padeció

en que

suplicio, porque sólo entonces lo compren-

demos

y con

Íntima y

él simpatizamos

- tiernamente; porque

que

apostrofa

la vida que se

extremece

el ladrón

cebir el más bello de los pensamientos, llegó á abrigar el más atrevido de los ensue-

timas de nuestra limitación

mortal en su decaimiento

ñador, no había sido, moral tan

y afirmó su

Encima del

el

Ser Supremo;

cruz fué enclavado

en la pobre

víctima se agitó

que

po-

que

maravillosa-

que reconocer que allí estuvo, que allí murió un hombre! Mil veces lamentable y por siempre bendito, había estado soñando durante to-

da su vida, en bien suyo y de los otros, el Je los. sueños

humanos; pero como hombre, al

que

tormento fijo,

El que ha-

de las cosas.

Poco antes de desaparecer

para siempre de la vida dejó el testimonio

elocuente de nuestra implacable soledad,

del triste desenlace de las mejores esperan-

zas:

¡Dios mio! ¿por qué me has aban-

donadu ?” - Palabras semejantes no pudie-

ron ser proferidas por un Dios que acepta

expontáneamente sacrificios y dolores, conocidos »y concertados antemano

de en

Esas son palainexcrutables designios. bras de humano, el grito del náufrago que la voz se sumerge en las olas furiosas, ñado. dolorida de un hombre desenga ARAN

en esa

mente un ser supremo y divino-— tenemos

más puro, el más seductor

incomparable,

y

superior, de

bía esperado en un cielo tan bello veía allí, «con el siniestro relieve de la última visión, toda la flaqueza humana, toda la miseria

porque en la craztuvo su- verdadera manifestación humana, allí donde perdió su

demos afirmar resueltamente

que un

era más

á su tremendo martirio físico.

dd la igualdad humana, porque creyera y predicara la pateruidad divina; sino que

Gólgota, sino

qué revelación

Ah!

el infeliz

sombrío montículo del

no

extraviado generoso, un mísero mortal.

Puede aventurarse que Cristo no fun-

noble ejecutoria de hombre.

en con-

un golpe para móstrarle en un minuto espantoso, que el Dios no existía, que no era él ni estaba allí: que tal vez no se encontraba en parte alguna, que él, el pobre so-

y su abandono!

ejecutoria de Dios conquistó

sus últimas

cierto, fúnebre y sarcástico, se juntaba de

rios de supremacía y divinidad, y surge, cual imagen del hombre, el vencido refor-

-mador, enflaquecido y doliente,

en

horribles palpitaciones, todo eso

vano humo sus deli-

nécense—¡ay!—como

cruel,

y blasfema, las

heridas que sangran, la muerte que tarda,

entonces desva-

sólo

la solda-

desca burlona, la plebe insolente y

entre-

En su agitación nerviosa,

el compañero

perfido y venal, el pueblo quieto,

la natu-

vacio. -

el cielo

los discípulos escondidos,

y paternal, con infinita sabiduría, trazaba el curso providencial de y guiaba

a

sed, la angustia indecible,

soberana

mano

inefables, sentía que una

A

fin,

des-

- pertó en su postrimer momento, á la más horrorosa de las realidades: después de las

ilusiones y las esperanzas, la cruz, el aban-

dono, la ingratitud, la mofa de los extra-

ños, la cobardía de los propios, la traición, la dolorosa agonía, la muerte solitaria.

Creyó ser un Dios; pero sus carnes — desgarradas, sus quebrantados huesos, la

RÁ PERENSULAR LA MUERTE DB JESUS Detente, humanidad ; póstrate, mundo:

Ei Dios inmenso que en el sol se asienta ; tundo El que hace hervir al piélag enta; torfi la de Con el soplo voraz El que brilla magnífico y sereno

Sobre las cumbres del azul palacio, Y de grandiza lleno Esclaviza á la mar y acalla el trueno Teniendo el iris por el ancho. espacio; El que pobló de estrellas

%


este es su indisputable título á la inmortali-

eje de la civilización, el centro mismo de la evolución social.

dad, — los sueños más grandes, y la más hoada miseria;

el esfuerzo

más vehemente

Qué coincidencias

y apasionado para llegar hasta la excelsitud divina, y la decepción más humana, más fulminante

y

.más

amarga.

los delirantes, los nobles ambición

de grandezas,

¡Un taumaturgo

Entre todos

enfermos él

tué

de la

aquél

en

quien se vió más palmaria y sombriamente

tan

judío,

inexplicables!

estrecho,

hosco,

iracundo, neuropático; un pobre, oscuro é ignorante nazareno; sin letras, sin vingún saber sólido, visionario tenaz é indomable, agita en pocos años un rincón del Asia, es

perseguido, preso y ajusticiado; de su le-

cómo junto á la aspiración está el desaliento, junto á la fé la duda, junto á la ilusión generosa y brillante el pavoroso desastre.

yenda contestable y confusa, nace

Su patíbulo adorado y repelente, ,norrible y amable, es el emblema radioso de ense-.

de razas. Y no obstante, hizo milagros en que muy pocos creyeron, por los cuales se vió amenazado á trechos, tuyo, por momentos, que esconderse, sin poder, apesar de sus empeños, convencer á ninguno de sus enemigos Ay!los mismos amigos su-

ñanzas

que

muestra

siempre

ála

triste

seria de los hombres cómo es el mentira seductora, y cómo, sin

nidad de un hombre,

religiosa y social de multitud de pueblos y

mi-

ideal una embargo,

estamos condenados á perseguirlo siempre, tal vez

para

cunvencernos,

al cabo,

de que

yos

habíamos corrido en vano, confiados y afanosos ; porque creyendo encontrarlo, fuera de nosotros está únicamente en nousotros

mismo,

á

modo

de

y soberano

que

nos

empuja

tras

más

alta

- noble—fué Jesús de Galilea.

y

[San Juau VII 49.]

Ni un Dios, Re-

toria de su pueblo, la concurrencia de innúmeras circunstancias favorables, hicieron de él, en complicada y lenta gestación so primero

un

resucitado

inexplic able, y luego un Dios,

incognocible

de

milagroso

Dios, los

el

é

mismo

creyentes,

el

mismo ser supremo de los judíos. Si hubiera vivido en nuestro tiempo.... ¿quién lo

sabe?

acaso

habría necesitado

pensando

piamente,

cuidados é indulgencia

Si entre los suyos v eu su época

no

sufre

“Aa condenación de los poderes públicos y la : afrenta y el martirio de la crucifixión. ¡ah 1 ¿quién podría decir'que hubiera habido muchos cristianos en el mundo ? Sequramente habría cambiado por completo afaz ¿Añada Eo-tan Le “13, en tal sentido, pue-

cruz del Gólgota es el .

XII

que de non novit, legem,

presentante conspícuo de su especie y de su gente, en un período singular de la his-

cial,

han

que la

431.

Mas del

vulgo, que no saben la ley,” “turba hzc.

más

Fué nada más que un hombre

ventura

lo cierto es que sólo atrajo á sí '4 aquellos

ni una especialy privilegiada hipóstasis de

Dios.

Por

maldecidos de sus contrarios, “gentes

qui-

rir al fin, para desear la muerte y con ella el inalterable sosiego. Tal como cualquiera de nosctros — de índole

así.

amaron más Ta gloria de los hombres

mera, para dejarnos caer á la postre, sudo- rosos, rendidos y desengañados; para mo-

aunque, acaso,

declararon

gloria de Deos. [San Juan

invisible eterna

lo

creido en él alguno de los príncipes ó farisens? (San Juan, 784). Sin duda sería porque

secreto

poderoso móvil, ó como el soplo

la divi-

la conciencia moral,

maledicte sunt.”

Su misma

familia,

de quien se alejaba y á la cual

desconocía,

pretendió una vez

como

encerrarlo

á un

demente, “quoniam in furorem versus est.“

[San Márcos 11121]

Porque en su alma

febril, lo divino, sentido

ardores de trofiado en lo humano: la patria la quimera realidad de

y ansiado,

en los

su sobreexcitado cerebro había él y desvanecido para él todo madre, hermanos, la familia, En su espíritu calenturiento del cielo, había devorado la la tierra.

Para su

delirio, lo

único cierto, real y positivo, era, precisamente, lo distante, lo intangible, lo sobrenatural. La tierra desaparecía “ante sus ojos delumbrados por los esplendores del cielo. Sonahan estridentes las armas romanas en los oidos

de

sus

atormentados

compatriotas; la existencia judía sérrima, la. sangre de tantas

era

mi-

víctimas,

ca-

liente todavía, empapaba el suelo; los cuervos revoloteaban

sobre

las

inmandas

contables eruces de* tormento; ción y la tristeza

corrían

la desola-

parejas

con los.

odios y las iniquidades; y él, sin embargo,

á través del oscuro misterio de las cosas

vola dh el inmenso espacio: las claridades


De los rayos del sol ; los huracanes

Cual monstruo que estremece las montañas,

"Donde tienen su cárcel los volcanes ;

Perdidas bullen las sonoras fuentes,

«Romperán los abismos de los montes

Por los valles umbríios

Se arrastrarán con ímpetu bravío

Los golfos las cascadas y los rios;

-Torciendo el cauce y hacia atras rodando

Quiebra la mar sus ásperas cadenas,

El golfo hirviente y el revuelto rio. ¡Vas á morir! levántanse las nubes, Cual un suspiro del callado suelo, Y gimen como voz de los querubes

Y encajes de relámpagos arrastra Corriendo más allá de las arenas. En las nubladas bóvedas medrosas El sol apaga sus hogueras puras,

Las arpas de las vírgenes del cielo, ]

Y en sorda convulsión saltan las losas De las calladas hondas sepulturas ;

Dejad que el viento por el mundo ruede; Que el mundo se estremezca en su riiina; Es porque el mundo sostener no puede

Se estremecen los polos en la esfera, Y la creación palpita quebrantada, Cual si de nuevo el mundo se perdiera

El peso santo de la Cruz divina,

En los yertós abismos de la nada, y

Vedle subir la fúnebre garganta

Del seco peñascal ; mirad

¡ Murió el Señor! con fúnebre armonía *

las rocas

Las arpas de Salem gimen su duelo,

Partirse con la sangre de su planta ;

Y los angeles cantan en el cielo,

Contemplad tras el lóbrego horizonte

Y á los piés de la Cruz llora María.

El sudaric de nieblas que se agita,

Quebrada luz los horizontes dora;

Y ved alzarse en el augusto monte

El cádaver de un Dios cubre el sudario ; -.

El cadalso de un lios, la Cruz bendita.

: 1

A

+

| Piedad, Señor 1

La santa Vírgen á sus piés lo llora, Y de los mundos la oración sonora

La plebe turbulenta

_Los funerales canta del Calvario.

En ronca y destemplada algarabía - Con sorda calma tus suspiros cuenta, Observando

-

o

----- A a

Pod

en tu taz amarillenta

EA

o

eco salvaje;

Descomponer tu frente la agonía.

Apagado rumor;

Los vientos perezosos de la tarde

Voz que estremece de Salem el muro;

. Eájagan el sudor ensangrentado, Que gota 4 gota en tus mejillas arde ;

Aguilas que empapais vuestro plumaje Sobre los bordes del Cedrón oscuro ;

Te cubre con sus

Palideces desierta y moribunda

Mudo tropel de errantes golondrinas aulas,

,

Luna cansada que en la noche umbría

E.

Dee Set cda, espana. ueno decoración: ue eo Y arranca de tu frente las espinas. qa

Pa

Inclínase

tu frente dolorida

e

pe.

Que !lorais tras las lóbregas cañadas:

era

abéra

tn

En la cima del Gdlgota sombría ;

dida Crue

8

Cárdenos y amarillos esqueletos desgarradas; De nubes porlos airesresplandores

votá

Ultimos desmayados

Del sol poniente que á lo lejos arde ;

Y tardor de tus ojos $e abandona,

Cisnes, que sois los tristes trovadores

¡A38, queca la. mañana de la vida

De la orilla del mar, allá en la tarde;

Le diste un:sol al mundo por corona ! 08

j

Conservad las dolientes melodías

|

A

Que se agitaron en el alma inquieta, HAMAS Y rectipedlas múértas

€ + yo pode, Diab. aio, Con insensato y loco desvarío

¡úl

.

Redoblar tus heridas!

q

Tú, que la vida das por nuestras vidas

nados

E

me

En la cumbre del Gólgota sombrío.

-

—¡ Sí, muerto está! con alas de crespones Avanzan las tormentas : Del cielo en los oscuros pabellones; Rompe el volcan las cóncavas entrañas

De su cárcel de fuego,

.

S

A

pe

Antonio F. GRILO

$

|

3

la

-


Como

Su rico eden, cual refulgente coro, Ado-nando con ellas

niebla flotante

a

Que del seno del mar trémula sube,

Del firmamento las alfombras bellas,

Blanca bordando, convertida en nube,

Como en azul jardín flores de oro; El Hijo de María,

De los espacios el dosel brillante ;

Como el suspiro temeroso y vago

Pendiente de una Cruz y ensangrentado, Del pueblo entre la ronca gritería, Turbando el mar y oscureciendo el dia,

Que arranca el viento al declinar el dia Del bosque melancólico y del lago; Como la débil voz desgarradora

Acaba de morir crucificado.

Que en el hogar del trovador doliente

Humfllate, mortal: la sangre pura Que hirviente corre y enla Cruz gotea, Hierve tambien en tu conciencia oscura; Póstrate y calma tu dolor profundo:

Así con dulce y apacible calma, En éxtasis de amor adormetida, Hoy á los cielos se levanta el alma Léjos de las tormentas de la vida.

Para el que absorto ante el Señorse humilla;

Señor, tu cabellera Es el rayo del sol; tu régia planta

Hasta la inmensa redondez del mundo Es modesto escabel de su rodilla.

Abre á la fe cual rico santilario "Tu

Al recorrer los mundos de la esfera Polvo de estrellas sin cesar levanta. Tu mirada es la luz con que ilumina El rosicler del iris las alturas ;

corazón doliente ;

La sangre de Jesus desde el Calvario Irá rodando á salpicar tu frente;

Dobla la altiva sien; rómpase el grito De tu inmenso dolor, y avergonzado Haz que se borre, ante la Cruz postrado, La mancha de tu bárbaro delito. Con pabellón de nubes enlutada La bóveda del cielo aparecía, Y enla tierra, de crímenes preñada, La sangre del Señor corre mezclada

Por las desiertas bóvedas oscuras.

E

Tú revives de púrpura y de plata 'El denso cortinaje de la bruma, Y desplomas la ronca catarata Con los doseles de su blanca espuma.

1

Pintan los aires de tu eden fecundo, - Y en cada pliegue de tu augusto manto Despierta un sol y se levanta un mundo,

El mar levanta furibundo grito,

Ruge el abismo entre su fondo oscuro, Y cual sordo volcan del infinito El cráter rompe de su inmenso muro.

¡Y tú vas á morir! “Vuelquen los mares. Sus turbias ondas en terrible guerra,

¡Quién ¡ay! descubre su insondable arcano! ¡Quién su cólera enfrena, : Si está enclavada la potente mano Que humilló la altivez del Oceano

Devorando los senos de la tierra Y subiendo del sol á los altares ;

Quebrántense los pueblos dilatados

Al grito de las aguas cristalinas ; Húndanse por los aires dibujados

Esqueletos de torres levantados

Con leve cinta de menuda arena !! risro,

Y de tristeza lleno Sepulta el sol su refulgente disco Al eco ronco de la voz del trueno. Pálida sobre el Gólgotala luna

Apaga sus medrosos resplandores,

Y en valle gentil, de flores cuna,

Tiemblan de horror las moribundas flores. En los azules velos dilatados No brillan las estrellas; Y ¡cómo han de brillar si están cerrados

Los ojos acorados

Tu plegaria es la tarde que declina

Nubes de azul, de rosa y amaranto

Con las lágrimas puras de María,

Gimiendo el aura va de risco en

Despide un arpa que temblando llora,

Donde asu blanca luz bebieron ellas! t

- En pedestal de lóbregas riiinas;

Esconda el sol sus rayos refulgentes

De eterna noche en el abismo yerto, Y torcidas cadenas de serpientes: Arrastre el hombre en áspero desierto,

Antes que en medio de la: Cruz sagrada, Y del viento á los fúnebres cantares,

Espire el que en las sombras de la nada

Hizo rodar los mundos y los mares.

¡Y has de morir!

Las riendas de tu mano '

No detendrán entonces la carrera

Del indómito y bárbaro Oceano;

SES:

e fotará en los

o

aires

la ea


pero no es.” Ño yven las

verdades

Y volvemosá decirlo: hé aquí el juicio público ; el peor de losjjuicios. Desde aquella tremenda sentencia no hay juicio público. Se cerró el proceso de los pueblos: se abrió el proceso del

sino después de las O catástrofes. Necesitan sentir un grau dolor en el alma para alcanzar la justicia.

Lleváronle atado aute el Pontífice. Decid si hay idioma que tenga palabra

¿para revelará la humanidad

Juez.

tan gran pro-

Los pueblos tienen el instinto

nación ¡Jesus atado! La historia de-. pasiones. biera comenzar después de este hecho; de- . dad.

biera dejar el atentado humano y- divino allá. . envuelto en las sombras y en la ciencia misteriosa de los anales de Dios.

de

las

Los jueces el instinto de la ver-

» — El juicio de Dios, es el jjuicio del Juez.

Por eso había di:ho Cristo:

me sea por los tiempos

'“santa

y fir-

y los tiempos la

¡Jesús atado! ¡La humillación enaltecida, * palabra del Jue:.” elevada á la divina ! Vid á aquel pueblo : - Simón Pedro, negándole, negando : á “Crucificadle, crutificadle .....” su padre La rebeldía del hijo presen¡ Y aquél hombre así condenado, así tándose en relación con Jesús. He ahí á maldecido era Jesús 1. ES E tu padre le hos uno. '“* Nu soy ”, contes¡ Con una cruz salió para el 3Es ta Simón. — * Tú eres su hijo y estabas para el Gólyotha ! e con él en el heces — “no soy ” — Ved ¡ Allí le crucificaron !! la fórmula de todas las' rebeldías a De rodillas el lector, pida perdón É ¿de fundamento humano y divino ... No dá Dios de que la memoria del hom e razones ' “ eres el hijo: me consta : te vi atreva á ser arca de la rebelión humana 2 con él: ” — "¡no soy ” — lis la negación contra el orden divino. _ rebelde, q negación arbitraria y absoluta, “No hallo culpa,” dice Pilato. ¿Que- | Pilato puso en la tumba de Cristo; - reis que suelte al rey de los judios, puesto “Jesís Nazareno; Rey de los judios Ss - Que hay costumbre de soltar un preso? En la tumba aún le pri las e No solteis á éste; soltad á Barrabás, - turbas. Y decían : grita el pueblo frenético. Tejiéronle co— No escribas “rey de los judíos! * ronas de espinas; vistiéronile manto: de Si no que él dijo: “Rey soy de los judtos.* púrpura. : Pilato contestó: — Lu que he escrito, En vano el juez le decía: “ved aquí he escrito ” € mis E

or

el hombre.” En vano les decía : le, juzgadle allá vosotros.”

El pueblp

decía:

podemos . Juzgar,

. matar,

según

la

'no,

nosotros

**tomad-

nosotros no

no

..

o...

lera del pueblo, Jesús en la cruz habló á su madre, se-

ñalán ole á San Juan. : —Mujer; hé ahí 4 tu hijo. Y al discípulo:

condénalo

tú que eres Juez ” Ved lo que son los juicios — “ Es inocente ” decía el Juez.

rr...

Ya aquí el jue se alzó contra la có-

podemos

ley: júzgale,

rr

públicos,

—Hé ahí á tu: madre... —>ed... -tengo, dijo luego.

Aplicaron 3a su-boca una

— *“ Crucifícale, crucifícale,” gritaban todos.

Esppeja

co-

locada en un hisopo.

— “Yo

no

hallo

culpa,

crucificadle

Jesús inclinó la cabeza, dió el espinita diciendo.

vosotros... .!!

- “Consumado es.” — “ Crucifícale....!” : Pueblo : doblad la rodilla. Y para — Pero cuai essu culpa....1” — “ Es enemigo de César....!” lavar aquel crimen sin nombre, que pasa Al oir esto Pilato llevó 4 Jesús al Gab- _de generación á generación, seguidnos al

batha. <

- día.

día de la gloria para

3Ec7 la bind de sexta, cerca del medio

- Del juicio salió Jesús ileso. o gritaba:

Pero

“¡ Crucificadle! ”

el

que

oigais decir

á

Jesús, después de tanta iniquidad magnífis.. co y sublime: j -- Redención para todos. ¡e erdónt e ¡ Paz á los hombres*


_ EL PROCESO DE JESUS

>

«Tu tienes palabra dijo también Simón.

Aunque

á mí no me

vida ererna”

Y así era verdad que juntos cow el padre común, la vida se extendería, ya en

Ls ]

de

creais

dijo Jesús, creed á. mis obras y vereis, que el padre está en mí y yo en mi padre. San Juan.

el orden divino, ya en el humano, por vir-

tud de las generaciones y el orden de las, razas. Oid bien á Simon como dice que se=

La solemuidad de las cosas divinas y humanas nos presenta hoy la Iglesia. En el orden cristiano, la humanidad se postra

parados de! padre, no hay lugar de la tierra

misma humanidad

aquí una pregunta que fué seguida de san-ta adhesión.

con dolor aute el hecho Noacudimos

más

inícuo de la

á la Iglesia á ceremo-

nias, ni á fiestas: no á celebrar el sauto saerificio de la misa; á llorar el más grande de todos los atentados. Hecho inícuo que debiera tener palabra universal en los idiomas, porque todos, para comprenderlo, y calificarlo, carecen de fuerza, y como que. :

no tienen centro

para

encerrar el hecho

á donde ir; ni lugar en el cielo pue la vi la eterna.

:

“Vosotros también

quereis iros;” he:

“Bueno es”, decían las gentes.

“Malo

es: engaña á los hombres,” decían “otros.

Jesús les oía; subía al templo y enseñaba. Hasta la enseñanza querian repeler:

“¡Có-

mo sabe estas cosas si no las ha aprendido!” Jesús decía desde el templo:

guels por lo que

“No juz-

os dicen; juzgad Justa

juicio. ; «prodigioso que la Iglesia recuerda «onmoAlgunos pensarían y dijeron que po=: vida y palpitante. Viene Jesús al mundo: “yo soy, dice, dría ser Ó no ser, pero que ninguno : diría: -el pan de la vida: yo soy el pan vivo que . más ni enseñaría mejor. ¿Qué importa, desciende del cielo: el pan que yo doy es decían, que sea ú nó venido del cielo, si sa palabra es divina? > mi carne.” . Aun cuando viniese Cristo, decían Todos, sin embargo, vacilan y al ver retroceder á sus discípulos, Aá sus hijos, tie- ¿hará más gue éste?” Otros rechazaban ne que decirles: ¿Y vosotros quereis tam - con indignación aquel apoyo, y decían: “¿Por ventura ha de venirnos Crisbién iros?” to de Galilea 2 —¡ Oh, no !l—agregaban Simón Pedro le contestó: “¿adónde iremos ...? Tu tienes palabra de vida: otros—Cristo ha de veuir del linaje de -* David.”

eterna”.

La semana santa presenta á los hombres el símbolo de todos los ¿$rrotes, de

todas las cosas.

Jesús daba amparo; sólo en suy escuela

Cristo decía á todos, desde y su eiencia: “á donde yo estoy, no podeis venir.” —'“Habreís de porque mi palabra no cabe en si hijos sois de Abraham, obras

su cátedra vosotros matarme . vosotros?: de Abra-

había verdad, paz y justicia. Los hombres, sus discípulos mismos, ham haced: Abraham no hizo esto.” Los hombres tiraban piédras á Jesús; se alejaban de él. Y era preciso que Simón y Jesús les enviaba ála piscina de Siloé á Pedro recordase dos ideas de conveniencia propia, para que no dudase en seguir al boca luz para los ciegos! El cielo alcanzaba luz. Unos decían: hijo de Dios. —No, dijo Simón Pedro; yo os sigo “este es.” Otros, que no podían cerrar los ojos ante los hechos, contestaban: porque 0s amo y venero. —No es: se le parece. E-No; ahí el texto de la Biblia: ved el Más Jesús, magestuoso, decíales:— texto griego, Simón dijo: * “Yó soy...” . —'¿ Adónde ifemos ?”—Comprendió Los milagros, las palabras sautas, naque alejado del padre común, hubiéranse

Sristo despreciados,

débiles,

destrozados

da valieron al divino maestro.

Las turbas

Al verle

Eran

más

cuando no quieren ver, no ven.

uertes muriendo con.el padre común

que

resucitando á los muertos, al verle

E E

los pueblos de la tierra.

viviendo solos.

dan

vista á los ciegos, todavía decían: “Par

2


denó á suspadsere conde s, nó á -SÍ mismo,

condenó á sus hijos.

A

Ved cuan terrible es la pasión popular.

-=- Mujer

:

“* Crucificadle, crucificadle,”

¡Vosotros mismos blasfemos!

La sentencia de Jesús quedó como cuerpo palpitante en la conciencia univer sal. Lo mismo sucede con todas las sentencias injustas,

—¡ María ! Vuelta ella

agrega:

El hombre no puede penar al hombre;

la

ley,

toda sentencia

todas

injustas.

Hay una regla

Cuando un pueblo quiere

—Pueblo,

oidá

otro pueblo.

Cuando

esto le digais,

'tará sus presos, romperá rará al suelo y dirá :

sus

'

son

el pueblo

sol.

cadenas mi-

nueva

á

los dominaba,

cuando de súbito se presentó Jesús

y les

E

— ¡Paz á vosotros !

Condévanle los hombres; lámale al cielo Dios. El juicio de los hombres está separado del juicio divino por el procesu de Jesús. Lloremos ante Jesús crucificado.

Oremos ante Jesús resucitado. El proceso de Cristo es

el gran lib ro

de la historia, de la ciencia, de la política. A- M.s.

Vereis á

quién. ¿Sabéislo? — ¡A Jesús!

|

y á nuestro

El asombro

Pregun-

tad : ¿á quién quereis crucificar.

díme

. Y. Jesús

dijo :

es

Oidle

gritar “cruciticadle crucificadle.”

:

los discípulos,

convertirse .

_en juez, decidle:

: reconoce.

Corrió Maria, dió la fausta

inflexi-

«ble para apreciarlas,

á quién

padre; á mi Dios y vuestro Dios.

injusta, aún cuando en el órden de las ca-

sas sea justa, Por eso las sentencias populares

le

y diles que subo á mi padre

penas. Es la justicia; única institución “de verdad, única alejada del error; única

de

lloras,

—No me toques, porque aún no he subido á mi padre, más vé á mis hermanos

¡ Ha de ser la ley! La ley es el espíritu divino que guarda á la humanidad. La ley no tiene conciencia para las

Léjos

qué

— ¡ Sitú lo has llevado de aquí, en dónde lo has puesto ! Jesús le dice:

¿Quién había de ser crucificado ?

- que tiene mano santa para herir sin dolar!

¿por

buscas $ . E .—Ella, sin conocerle, dijo:

LIRA EXTRANJERA

Júzgalos tú

2.9.0.2

..

<.0000:50w:0

7...

.

..:0.4

Niserere

A

Al oirá Maria Magdalena,

al sepulcro dos de sus discípulos.

corrieron

querían llegar primero.

Jesús “do.

Los dos

Vieron que

no estaba el cuerpo

Retiráronse

confusos.

de

:

Maria quedó junto al sepulcro, lloran:

E

:

- Las mujeres tienén gran fé en

grimas.

a

Lo esperan todo del llanto.

las lá-

María quedó llorando.

Miróal sepulcro » estidos de blanco, =. A

vió

4 dos

ángeles

—Dijéronle : Mujer ¿ porqué lloras ? —Porque se han llevado á mi Señor. esús estaba hacia atrásy dijole : A

:

¡ Piedad

piedad, lios mio

¡ Qué tu misericordia me socorra!

!

Según la muchedumbre

De tus clemencias mis delito borra.

De mis iniquidades

Lávame más y más;

mi depravado

Corazón quede limpio De la horrorosa mancha del pecado. Porque,

Señor,

conozco

Toda la fealdad de mi delito, Y mi conciencia propia Me acusa, y contrami levanta el grito

Pequé contra tí solo ;


es vuestra grandeza. No es el espíritu humano generoso y noble. | . Jesús dijo ros, Paz á vosot No; es que temblais á la idea de la fuel ante arse Dos hombres, sin aterr Temblais al tocarla; no queréis muerte. o, Pilat de ón izaci autor con a ar, popul ror abrir el arca negra: aquel en Y . Jesús de o recogieron el cuerp “El hombre no comprende el dolor ni lugar á donde fué crucificado había un' el mal ajeno, sino midiéndolo con males y huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo. - dolores suyos. La muerte es un fin común. y allí pusieron 4 Jesús dice San Juan, , No

11

Y el primer dia de la semana vino María Magdalena, cuando aún era Oscuro, - y vió quitada la losa del sepulcro, guido - Alarmóse María;

perse

¿habían

aún en el sepulcro el cuerpo de Dios ?

nunca vá

No, el odio de los pueblos

más allá del sepulcro.

Y cuando la justicia

muerte

impuesta,

no

la pena

qe

la

como

brilla

de luz,

Y duele verla sobre el cuerpo ageno porque ha de llegar el día en que ha de venir al cuerpo propio.

santa, inviolable,

cosa

al hombre,

el hombre

respeta

No;

porque él mismo ha de llegar á ser muerto. El

mal

28€M9.

condenado.

dad.

del hombre

como

humano respeta á los muertos

sienten todos un secreto dolor en el ánimo y en el cuerpo, ante el cadáver

el espíritu

No digan los filósofos que

propio es el que

deplora

en

el mal

,

,

El temor; he aquí la causa de esa pie-

|

La vida es el objeto de los odios apasionados. Quitad á un hombre odiado la vida, y

No os debe la moral admiración á vosotros armados contra los vivos, que luego a os postrais ante los muertos

el instinto del ataque, la idea del mal en sus

do respeteis la vida residiendo en el cuerpo

los odios apasionados se disipan contrarios.

..

y cesa

:

¿ Qué hay en la muerte que apaga el

odio de los hombres, y el furor-de los

pue:

'blos? Qué hay en la muerte que hace caer las espadas de manos enemigas,

que

hace

doblar al contrario la rodilla y aún pedirá Dios gracias y redención para aquel á quien en vida odiara? ante fuerte El cuerpo muerto es más

La moral os deberá Ls

humano.

admiración cuan— Eo

O

vivo

Cuando no prófaneis al hombre

legislador.

del

la saña

con el odio de los pueblos, y

o

hombres,

Pensad, al juzgar á los

-en

Jesús, bajo la cólera popular que gritaba: “Crucificadle, crucificadle :” en Jesús llevado al suplicio y crucificado. Pensad en Maria Magdalena, que án- *

No es sus enemigos que el cuerpo vivo. porque se crea que el dolor no puede batir sobre él sus negras alas.

tes de que la luz despertara á los vivos, venía 2 orar ante la tumba de los muertos, y en esta Pensad en este. proceso;

al enémigo ante el cadáver. ¿ Será por ventura que en su misterioso espíritu el ña de los demás hombres ? tura que el hombre aterrado

la vida lleva odio y la se¿Será por venante la muerte

los pueblos. pronunció ; o En efecto: aquél puebl aquel pueblo prefirió un gran criminal á Jesús; aquel pueblo demostró que una se— tencia popular es capaz de hacer gemir á

¿ Será que su recuerdo á todos causa terror y piedad, por cuanto saben que ha de posarse en la cabeza de todos; y que

: siglos. Hénos hoy, á todos agobiados, llenos de luto y de dolor; sin palabra que pueda

todas las generaciones que pasaron y prepara nuevos cánticos para nuevas generaciones ?

| “qué ? Porque una sentencia popular fué tan . injusta, tan inícua, que llevó al patibulo á

Es porque toda idea de mal abandona

- tema llegar á ella aún en el cuerpo

ajeno ?

llega un día en que canta sobre el polvo de

sentencia, que quitó autoridad al juicio de

la humanidad entera por los siglos

reflejar con fuerza nuestro dolor.

de los

¿ Y por

idad fu- + Es lo que creemos. Noes la piedad . la humanidad presente, á la human | ES ; la que os detiene ante los muertos, Á voso- tura. conJesús, á El pueblo quecondenó tros los hombres. : Ya

y


394

on.su pálido color y no destila panales de miel, sino suspiros dolorosos y quejas de honda amargura.

¿ Dónde están tu alegría de virgen

“bienaventurada, tu belleza

de lirio

y

tus

cabellos porfamados como la mirra, el áloe y el espicanardi? ; ¿Porqué no cantas como en aquellos días cea en que ibas por agua á la fuen te de Nazareth ? ¿Por qué no florece en tu corazón la paz y la ventura de las jóvenes de Judea ? ¿Porqué tu voz no es

— ¿Por qué la virgen lloraba cuando yo la contaba mi historia? Y ella,mi madre. respondía | sonriendo como tú cuando ibas por agua á la fuente de Nazareth : — La virgen lloraba porque tú sufrías! ¡'Ay ! ¿dónde está el poema de amor de aquellos días luminosos ? ¿ Pónde están los labios que tan dulcemente me repetían frases benéficas? ¿dónde están

aquellos ojos azules que me miraban

tan tiernamente”

?.....

A

¿afmoniosa como el arpa de David ?

¡Oh María! Tú que has subido por Madre amantísima, símbolo del dolor la escala de Jacob para inundar de luz el humano, poética encarnación de las teruu- cielo de los bianaventuradus y llenar de ras; Venus casta de Oriente donde los perfames al ambiente de esa morada -de pájaros te arrallaban con trinos melodio paz y dulzura; tú cuya hoca sonrie y hace sos, enjUga tus lágrimas, sonrie para que palidecer las auroras; tú que cantas hoy - brille el sol en el cielo, para que revivan el himno del amor como cuando ibas por las flores, para que las fuentes murmuren' agua á la fuente de Nazareth ; tú que has y la naturaleza recobro : su perdida hermoganado la gloria por tu infinita ternura, ..

.

..

-.

“nn.oo

-

6

-.

..

por ta constancia en el

..

II En medio de la espautosa

de

rodillas

al pié de

catástrofe,

la Cruz donde

ha

muerto tu hijo, el Salvador del mundo, en vano lanzas al viento tus quejas; -.inútil-

mente clamas piedad a los cobardes

tari-

No hay dolor comparable al tuyo; las

perlas de tus ojos queman como lava del volcan; tus suspiros llenan el ámbito del mundo y se estremecen los soles al oir tns lamentos. ¡ Madre!

en ese trance

ver tu rostro demacrado,

tu

horrible; . al

enmarañada

chas, la que me

enseñó

nombre en el crepúsculo

á pronunciar

cruel

amargura. J. GONZALEZ

Lantazes Hoy es Domingo de Pascua;

El cielo tiene más luz,

ojos se vuelven á tí como en los dias en que de hinojos ante el altar donde se vene-

Va resucitó Jesús -

li dúfortanios de la tierra.

Por que yo te adoraba en el fondo de mi to,con el mismo cariño con que balbuceaBHál madre,que me enseñó á quererte y

terribles,

me sonreías e

través de

Mhicho donde imperabas como A

secíame

alegría :

Po

Permite, Virgen María, Que en mis humildes cantares,

- Mucho más que como santa

ser. Tu nombrelo pronunciaba yo con resaquellos días Degros

QUIARA

Py ERTORRIQUEÑA.

La tierra más

ara mi corazón de niño á quien asediaban

que modulabas. ep,

a nave palabras de consuelo.

4 mi soja con el corazón lo, pa á mi ma

tu

del templo, en

aquellos dias negros, terribles, de honda y

cabellera y tu profunda desesperación, mis

ra tu imágen, te pedía una gota de piedad

cubre con

tu manto á mi madre, la que no tuyo man-

seos qua martirizaron el cuerpo del pedazo

de tus entrañas.

dolor,

Te admire yo como madre.

Si Jesús hubiera dicho =

“ La Divinidad no soy *

El mundo debió gritarle : “Jesucristo, tú eres Dios ” El Cristo con su doctrina


€—_—__ ns

A tu vista obré el mal; para que brille

Tu justicia, y vencido El que te juzgue tiemble y se arrodille. Objeto de tus iras

+ Que si víctimas fueran Gratas á tí, las inmolara luego; Pero no es sacrificio

Nací, de iniquidades mancillado,

A

a

Que te deleita, el que consume el fuego.

Y en el materno seno Cubrió mi sér la sombra del pecado.

Es la expiación queá tu justicia agrada:

En la verdad te gozas, .

|

La víctima que aceptas

Es un alma contrita y humillada.

mostraste

De oculta, celestial sabiduría.

Vuelve á Sion tu benigno Rostro primero y tu piedad amante, : Y sus muros la humilde

Pero con el hisopo Me rociarás, y ni una mancha leve Tendré ya: lavárasme, Y quearé mas blanco que la nieve.

Mm.

.

Jerusalem, Señor, al fin levante. Y de puras ofrendas

Sonarán tus acentos

Se colmarán tus aras, y propicio

De consuelo y de paz en mis oidos, Y celeste alegría Conmoverá mis huesos abatidos.

Recibirás un dia El grande inmaculado sacrificio. Andrés

BELLO

( Venezolano )

Aparta, pues, aparta

Tn faz, ¡oh Dios! de mi maldad horrenda, Y en mi pecho no dejes

Rastro de culpa que tn enojo

encienda.

En mis entrañas cría

t

¡MATER DOLOROSA!

Un corazón que con ardiente afecto Te busque; un alma pura, Enamorada de lo justo y recto. De tu dulce presencia, En que al lloroso pecador recibes,

No me arrojes airado,

Ni de tu santa inspiración me prives, Restáurame en tu gracia, Que es del alma salud, vida

— ”

'"

y contento:

Y al débil pecho infunde De un ánimo real el noble altento.

Haré que el hombre injusto De su razón conozca ;

el extravío :

Le mostraré tu senda,

Y á tu ley santa volverá el impío, Mas líbrame de sangre, ¡Mi Dios!

- De piedad! Y mi lengua

¿isvará tu justicia eternamente.

ITA de Galilea, flor de Nazareth, estrella de Orien-

NY te, poético rayo de luna, “arca de todas las virtudes,

* fuente de bondad, tas ojos

no brillan como los luceros de tu patria; tus labios no dibujan aquella sonrisa inefable que hacía palidecer la aurora y

en tu corazón arraiga el más acerbo de-los

.

¡mi Salvador!:inmensa fuente

Desatarás mis labios,

|

bs

Un corazón doliente

Y para más rubor y afrenta mia, Tesoros me

Y gozosa á las gentes Anunciará mi lengua tu alabanza.

dolores humanos,

di

No te pareces ya á la Sulamit

Cantares;

no saltas alegre como “las

ca-

britas junto á las cabañasde los Pastores”; tus ojos no son de paloma por

nublado las lágrimas; tu boda un hilo de grana porque li

que los han

ho es e

E

4


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