Revista Blanca (27 ago. 1897)

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MAYA ¿GUEZ,

Aso 4

AGOSTO 27 DE 1897.

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Leziódico

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Y Bose 3 FoTOGRABADO

GAUTIER.

100


74

3%+PLUTON —— 4 ELL

old fellow, cómo

vamos ?

—decía bondadosamente el doctor Eatón á un sin ventura napolitano, flaco y amarillento, acostado en una

cama

en Ceilán muy enfermo de fiebres palúdicas, había llegado casi curado, pero sin recursos á Egipto, y á Argelia,

sus últimas monedas

había

donde,

con

comprado

un

de Bellevue Hospital, y cuyos grandes ojos, muy inteligentes, parecían haber conservado solos un resto de vida.

Órgano y un mono,

—EÉsto se acaba—murmuró tan debilmente, que el doctor adivinó mejor que oyó las palabras. Y como le dirigiera algunas para animarlo, las pupilas del enfermo parecieron buscar algo, y sus pobres labios que la muerte no tardaría en cerrar, hicie-ron un esfuerzo visible para dejar pasar este sonido: *“¡ llutón!”

los que se duerme en los lechos que la na-

Fué como

un

soplo.

Mas

la ansiosa

mirada que lo acompañó yse fijaba en el médico, interrogadora y “suplicante, decís: tantas palabras, que éste comprendió.

—Si,

si, Pascarel,

tranquilizaos;

lo

he prometido y me encargaré de él.

Como si sólo hubiera promesa, el hombre

aguardado esta

estuvo

tantes sin moverse;

su

algunos

cabeza

se

ins-

levantó

un tanto; su ya velado mirar erró de aquí y de allá, y con un profundo suspiro, tal

vez el supremo adios al pais que le había visto nacer, cayó inmovil,

para

siempre.

Quién era este Plutón, cuyo nombre habia articulado el italiano con

tan

pene-

trante tristeza?

Plutón era un mono negro de Africa: de mediana talla, ciertamente más feo que

hermoso, con brazos

tan largos

como

las

piernas y el cuerpo flaco como

un espárra:

yo.

llenos

Sus

ojos,

sin

embargo,

dulzura y expresión, le daban una

de

belieza

- más duradera, la belleza de la inteligencia. Muy pequeño,

de algunos meses, le

había

conseguido Pascarel en Argelia. Este,

cuyos

padres

hubían

quince años atrás, dejándole,

á

muerto

los veinti-

seis, propietario de una casita y una

viña

en las Cercanías de Salerno, se habia apre-

De entonces databa aquella peregrinaciones incesantes,

Jos

turaleza brinda al hombre;

Al principio

había

viajado cumo pasajero; más poco ¡ poco falto de dinero, se ajustó en buques mer-

cantes, y estuvo en varios paises.

Dejado

de

viajes

en

lechos llenos de

poesía en los libros, pero de

horribleipro-

sa en la vida real.

Pluton como

un

quería y seguía

perro libre,

á su

dueño

Pascarel sentía por

cl mona la afección que le inspiraba el último amigo de su miseria. Y asi cami-

naban de pais en pais. hasta el día en que. no

pudiendo más, el italiano, encallado en

Nueva

York,

seis semanas

había

venido

en la cama

antes de morir, Era un hombre

doctor Eaton;

á agonizar

de

un

cabal y

hospital,

honrado

el

y aunque la promesa hecha

al agonizante se refería ú un mono,

creyó obligado á cumplirla. Ya de noche, reinando

ci silencio, tué por el animal

él

poco:á

al

se

poco

lugar en

donde la compasiún de los enfermeros l: había depositado, sala obscura que no se utilizaba para nada,

cercana

al depósito de

los cadáveres— Plutón, replegado

sobre si

propio, como consciente de que algo muy triste había llegado en “su destino, siguió

sin dificultad al doctor, que lo cogió por la cadenilla que tenía en la cintura y lo llevo,

casi sin darse cuenta, á ver por última vez á su dueño muerto.

El mono se acercó dócil al lecho en que

reposaba Pascarel,

con el rostro

cubierto

por un paño, sin manifestar ni emoción

curiosidad.

El doctor, que tal vez

ni

quería

averiguar ¿ qué grados de sensibilidad se levantaba el corazón de un mono, descu-

brió can un movimiento brusco al difunto. El animal no se movió;

pero sus

surado-4'venderlo todo para satisfacer su' clavaroh en los ojos abiertos

pasión por los viajes.

vida

de

ojos

se

Pascarel,

con visible temor. Despues, lentamente, como sí tuviese miedo, se deslizó cerca

de él, enel lecho, tocó su rostro y sus cabellos, y pareció comprender que su due>


8 ño dormía con

un

sueño

distinto

al

de

> cariño.

Y al día siguiente, sin cansancio,

otro tiempo. Miró al doctor, dejó oir dos 0 tres veces un sonido extraño y doloroso,

comenzaba de nuevo sus ejercicios, sus saltos y cabriolas, atravesando regiones,

y quiso echarse al lado

ciudades, aldeas

doctor

por

experimentó

esta

honda

del cadúver.

profunda

comp.sión

y - serena

arrancando de alliá

El

sed en los arroyuelos

tristeza;

Plután, se lo

llevó

á

casa. —Hny ! qué horror! Qué nos traeis,, padre ! —dijeron las dos niñas y el hijo mayor del doctor, tres adolescentes.

les

divertía

madre de los chicos,

los ojos de

misma

grandemente. mujer tan

la cual un mono

imágen

del

cristiana,

negro

diablo,

La

no

á

era

la

quería

ni

la .

«que se hallaban

en

rama con graf admiración de los hombres y los niños, que, en algunas partes, no habían

visto nunca un mono.

Y ahora, todo acabó.

al mono,porque el desgraciado animal se dejaba mortificar, como indiferente ¿ todo,

apagando

los prados, saltando los vallados, amenudo trepando á los árboles, vendo de rama en

Los

dos más pequeños no calificaron de*horror” lo cual

y campos,

No más

cami-

natas, no más libertad. No más chicuelos que muchas veces diíbanle un bizcocho ó

una fruta. No faltaban chicos en la casa, y alguna ocasión lo desataban para que les divirtiera.

Pero

estos le martirizabah,

man -

dándole hacer cosas sin ton" ni son que no comprendía bien, Y cuando, fatigado

en extremo

por el fastidio y el sufrimiento, dejaba ver sus dientes blancos entre los négros labios se asustaban los pequeños, acusándole de que les quería morder. Entonces se le

que elintruso venía á estorbar en sus há bitos de egoismo, conipletaba la lista de

subía de nuevo al granero; se le ataba. y los días y las noches pasaban monótonasé

los

interminables!

verlo ni tocarlo. Las dos criadas, que la presencia de Plutón sobrecargaba de trahajo, se sentían mal dispuestas para con él,

Un loro consentido y mimado enemigos

parecía doctor

de

demostrarle Eaton,

algun

era Jim,

'“sionero había

y

Plutón.

El

único

que

afecto, con

negrito que

traido pequeño del

el

un mi-

Gabon,

colocado en casa del médico.

Bien pronto no se ocupó nadie de él Se le relegóen el granero dónde se le utó con una cuerda ¿una argolla. De tiempo en tiempo, el doctor inquiría noticias de su protegido, pero ausente y ocupado casi todo el dia, lo olvidaba con frecuencia. Si los monos tienen memoria de los hechos,

¡suán amargos

debían

ser los

sen-

timientos de Plutón al recordar su pasada vida! A la verdad, no siempre era color de rosa. Muchos días,cuando lo recaudado era poco, Pascarel y él se acostaban nambrientos bajo la techumbre del cielo. No de-

El negrito, ocultándose, traíale de comer; y cierto día en que fué sorprendido por las niñas, éstas digeron á su madre que los “monos” habían comido juntos. por lo que Plutón fué encerrado en la covacha. Por la noche se escapó, cortando la cuerda

con los dientes, entró por una ventanilla abierta al salón. donde estaba el loro, y, hambriento, le arrebató parte de su comiJa, El pájaro protestó con chillidos¿gu «dlistmos de aquel atentado y mordió al mo-

no.

Este le

arrancú

algunas

plhimas; y

este delito ¡av! tué causa de su ruina,

Por la mañana

comprendieron

lo que había ocurrido, por más que Plutón

hubiera vuelto silencioso é instintivamente á su triste retiro.

En

lo adelante,

jaba de ser duro, aún para un irracional haber hecho tantas cabriolas, bailado tanto

serable como él no debía vivir, y

y quitádole

doctor.

el sombrero á tal número

de

personas, para después no poder cenar. téngase en cuenta que Plutón era un

mal muy inteligente. Mas cuando el napolitano, licitudes

casi

su manto,

ca, cuando

maternales,

arropaba

á aquel' compañero

le

con

decía cariñosas

ron

socon

envenenarlo,

sin

que

un mi-

decidie-

lo supiera

el

El hijo menor se encargó de la ejecu-

Y ani-

todos

ción, y un tanto contrariado y

nervioso-—

porque en el tonde no era malo—no lo hi-

zo bien. en

un

La dósis dulce

que

mortal, bien envuelta gustaba mucho

de Afri-

tón, y que en ayunas como

palabras

absor ver en su glotonería, cayó á tierra an-

y partía con .él algún mendrugo, la mirada

del mono se iluminaba con la dicha

y el

estaba,

á Plu-

debía

tes de que la hubiera tragado toda. Tuvo, sin duda alguna, intuición del peligro que


76

Pero era ya tarde. corría, y tiró el resto. Lo que había ingerido era la muerte lenta

RA PUERRO

diferen-

en vez del rayo: esta era la única

cla.

Cuando por la noche, .Jim fué á ver á su compatriota, le halló en un rincón con una parte del cuerpo paralizada; con la negra cara animada aún por sus expresivos

y tiernos ojos, El negrito apreció su gravedad, más sin penetrar la causa, Ofrecióle un guineo

había

traido,

gustaban,

no

que le

Plutón, al que tanto

festó ningún deseo por él.

Jim

Con infinita prudencia,

más

dejó

como

que-

rígido.

finita dulzura, como si los sendos recuerdos de las inmensas, ignaras selvas, llenas en donde

el

sazona-

bien

no

hombre

lleva

librea ni el mono cadena, vinieran áÁ estrechar el sencillo afecto, que tan pronto iba Jim levantó la cabeza de á quebrarse.

Plutón, la acercó

á la suya,

Que recaman de puntos

incapaz de

resplandecientes

O quédanse dormidos, como yacentes, En el césped mullido de la pradera.

Ya ocultos en el cáliz de los jazmines, O errantes y perdidos por verdes llanos Cual almas luminosas de querubines,

Sonámbulos de amores, vagan ufanos; Y al verlos, me parecen, en los jardines Esmeraldas que vuelan, los cucubanos.

in-

Sus ojos se miraron entonces, con

dos frutos,

Cual ínfimas estrellas fosforescentes,

Ya se tejen al toldo de enredadera,

riendo decirle: no te marches! no me queÍ da mucho tiempo! ” Ei groom se bajó, y sentándose, meció en sus rodillas aquel cuerpo velludo, ya

de sombra, de misterio y de

Que circunda las aguas de claras fuentes,

fué por

Plutón

suave,

y

verdoso de la ribera

Fulguran en las noches de primavera.

Pareció aliviarse momentáneamente; ber. y como el negrito, temeroso de ser i¡descuoir un quejido débil

En el musgo

mani-

agua, la acercó cariñoso á su boca febril, á be: y, sosteniéndole la cabeza, le ayudó bierto, trataba de marcharse,

cacubanos

Sos

Ferdinand

AS

CESTEROS

Si

José de Letamendi

comprender por qué se moría, cuando la víspera y no obstante su tristeza estaba aun lleno de vida.

“¿Qué le habrán hecho ?”—se preguún-

taba.

A modo de respuesta muda, pero elocuente, uno de los brazos de Plutón buscó el cuello de su amigo para estre-

charlo en una postrera caricia ; pero ¡ ay!

le faltaron las fuerzas, Entonces, su mirada fué más

intensa,

el pecho, flaco y negro, aspiró ávido el Y lanzó uno aliento que se le escapaba. de esos quejidos musicales, tiernas y €xtrañas modulaciones—su cayó muerto en las

adios—y

último

rodillas

de

su

amigo,

que lloraba honda y tristemente. Matilde del Francés por C. C.) ! (Traducción

SHAW

ON José de Letamendi un ejemplo vivo de

fué la

que

3% dominio de un gran número de ciencias, de las letras y de las bellas artes,

reñida mor,

con

el

no

buen

con la alegría,

está

con

huel

desentado. Los que se imaginan á los sabios concentrados y adustos, despegados de los goces de la vida, haciendo ostentación: de'la pesada gravedad y de .la macisa magestad del elefante, hubieran tenido una


YY c

de

-

aquella

gran desilusión al conocer á Letamendi en los buenos tiempos de su juventud, que coincidieron con las festivas “expansiones que hacían de Barcelona una de las ciuda-

alegría

des más alegres y animadas del mundo. Todavía me parece que lo veo; "alto, delgado, esbelto; su rostro fino, caracteri-

doctor Angel Pulido en ún notable artículo necrológico. Terminado el último cur-

Al día siguiente

juventud

'

alborotada.

se reanudaba

la lección

como si nada hubiese pasado. Una cosa porel estilo ha

contado

el

so que dió en el colegio de San Carlos,

zado por su ancha frente, sus ojos destellando viveza, sus mejillas enjutas, su co-

cuando ya los agudos dolores de la enfer-

rrecta nariz, cabellos á la romana, gran bi-

enseñanza,

gote y más grande perilla.

pañarlo hasta su vivienda y

medad lo iban ¿ alejar para siempre

Tipo medio de

fieltro gris, y so-

timbales,

sol: lamente en los tiempos calurosos taba la capa madrileña con vueltas encarnadas y que solía llevar con la airosa gracia de un caballero de la ¿poca de don Era una figura simpática, Juan Tenorio. interesante y su chispeante conversación

dejaba

rastros

de

boca en

pronto de

donaires

boca.

decía

se

vislumbraba un punto de pimienta del nu-

morismo filosófico.

por su originali-

dad á los.que, de loca de sus principales filósofos; recoyió el pueblo griego. Su revoltoso ingenio puede decirse

que tenía muchos puntos de semejanza con Lahummorada

macabra de

convertir en tiesto un cráneo humano plantándole una mata

de pensamientos,

pare-

ce propia del originalísimo poeta reusense, y noobstante fué obra del famoso Letamendi, quien duravte mucho tiempo tuvo aquella cabeza de muerto, de la cual todavía brotaban pensamientos, como el mejor adorno de su despacho.

El doctor Mascaró que fué su discípulo de anatomía en uno de los primeros

cursos que profesó el doctor | Letamendi cuando á raiz de terminar su carrera obtuvo la cátedra, dice que jamás ningún maestro ha merecido dentro del aula mayor resLes mopeto por parte de sus alumnos.

vía á ello,

la admiración

que experimen-

taban todos por su gran ciencia

genial palabra.

Pero

terminaba

y por

su

la con-

ferencia, y maestro y discípulos todos eran

unos.

Cierto día que

estudiantes se

había. nevado,

los

lo encontraron .confundido

con ellos, empujando una gran bola de nieve, calle del Carmen abajo hasta mucho más allá de la Rambla,

entre los

y otros juguetes,

dósa serenata con aquellos instrumentos infantiles, Itsta había de ser la última broma del

insigne catedrático: como si dijéramos guetón

narse sus frases agudas, habría para llenar

el de Bartrina.

lanzas, sables

de

último destello

Si pudiesen coleccio-

un libro que dejaría atrás

atravesar

edificio del Congreso y al aparecer Letamendi en el balcón, le dedicaron una 'rui-

Siempre tenía

una para decir; y en todo lo que

al

para repartirlos entre los estudiañtes. Estos se agruparon en la escalinata del

corrian

que

sus discípulos quisieron acom-

una plaza donde había feria, se le ocurrió á Letamendi comprar todas las trompetas,

militar, medio de poeta, solía llevar som-

brero de copa alta de

de la

gritos de

aquel carácter

tan

el

ju-

y alegre.

Ni estando enfermo podía perder el

dun del humorismo. sele practicado. una

Despues dolorosa

de habéroperación,

cuendo todos lo creían aletargado por el cloroformo, se aproximaron al balcón del dormitorio

los médicos que le acababan de

operar, en

un

dia

lóbrego

lluvioso,

y

mirando

apenas el doctor Calleja,

y

al cielo

exclamó : : —“Marzo ventoso y Abril lluvioso”— soná desde la cama lu voz de Letamendi, extfamando : :

“« Sacan ¿ Mayo más feo que un oso.” que

El doctor Suénder esta

contado

di, entre

es

citade

anécdota,

quien

ha

Letamen-

frases siguientes,

otras, las dos

dignas de ser conocidas:

“« Me place no tener hijos, porque el tenerlos es poner el V? B? á la creación; y ¡vive Dios! queel mundo es lo peor que he visto!”

¿Cómo habrá podido extenderse la tontería de que son insanos los matrimo-

Lo único innios entre consanguíneos? sano es el matrimoñio entre insanos; lo

que dijo Dios á la fué: “6

infinita

Creced y

previsión

era

familia humana

caso; la otroos Íplienca

del Creador hubiera


78 o

tn

a

agregado: — * Y

O

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bacalao. E

de

de hígado

aceite

mucho

*

*

Después de pasar la visita, par: un van í aqu , ndi ame Let de Como anécdotas típicas ¡con una moneda falsa en el bolte men ria dia a rab ont enc se , ona cuando ejercía en Barcel y una vez estuvo seguro, hizo ba, osa end las se en qui uar rig sillo. Procuró ave de las suyas: — “Señor Doctor—le

una

al extender

en la casa del evfermo—ayer,

dijeron

la

rece-

ire lo que nos han dado— -—M se: car ivo equ Vd. ido deb ha rza y ta de las píldoras, por fue as. anj nar o com s esa gru as dor pil s Y leenseñaron una doctor. No. no: están bien—respondió el ermo las tome ¿qué no vé que no pasan? —Pero como quiere usted que el enf que alguno me dá en pago de la visita, y —Tampoco pasan estos medios duros doras. ar. Que haga lo mismo con las píl tom que o. teng los bien te, tan obs “no | e*x ' | era un hombre osado, tenía . "rn

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mundo

como sabe todo el

Puig y Llagostera que

9: A

x

Sens

amistad.

udad, le Convaleciendo el doctor de una grave enferm

y; él llamaba, los haños de

ja de campo) de Sarriá. Vente al Cairat (1)—le

nadie te vea.

Aceptó

Letamendi

sol, paseíbase desnudo porel jardín

dijo

la

Puig,

He ahí que una

tales prendas,

tarde de verano,

los cuales se contaban algunas

de una

torre

Ho sclearte - mejor sin peligro de ás y podr

lo (ca—

que

l

o y un tainvitación y Puig lo obsequió con un cerquillor, chocándaba de ponerse el humorístico doct

pa-rabos de pluma,que nunca se descui

dole, una vez vestido con

con tomar

había dado

señoras,

el

parecerse

ú una partida se les

]

á un indio.

de bañistas de la Puda,

ocurrió visitar

el

Cairat.

El

entre mismo

acompañó al Parque, les enLos casa la de s ore hon los hizo les a ter Puig y Llagos que tenía, cuando de pronto; recor-» ica lóg Zoo n cció cole una de es. plar ejem señó los A eS dándose de Letamendi, dijo: lo verán. —Tambien tengo un indio... -. Vengan y


79

Y como Jos visitantes manifestasen algún recelo, —Vengan, ahora pasa ..Se ocultó: lo

traernosá la tentación de hacerlo pasar por las modestas páginas de “La Esquella” [2] como á humorista, dotado de un

la

Creo que nuestros constantes favorecedores

hace siempre que vé á alguno.

Letamendi

se había

que

comido

y por

pudo menos que aceptar

Traducido del catalán por

no

último

Mariano

aquella extraña

(1)

(2]

honor de saludar á ustedes. Figúrense que broma.

El carácter festivo del ilustre doctor se trasparenta en un sentido fino de composiciones satíricas magnificamente escritas en castellano, algunas de las cuales

daríamos á conocer

grado

espacio de que disponemos nos lo

tiese.

si el

permi—

En cambio, en catalán, en la lengua

materna, que durante tanto tiempo solo se hacía sentir para hacer. reir, únicamente

conocemos del doctor Letamendi un bonito soneto serio que vamos á reproducir como Dice: 4 final de la presente crónica.

LO

SOBREVIVENT parar un” hora,

tot quant trajina d' altre la mbrt plora,

tot quant trajina ?

naixer d' ¡altre mira.

«Res hi val res: alló que mes admira en vá son dret ú subsistir implora;

Periódico de donde se ha traducido este artículo.

entre caixa y bressol tot nat respira.

“D' eix trángul de la mar de la existencia un sol náufrech se n salva per memoria:

lo virtuós TRABALL que sempre sura.

“Per ejl va progressantla hamana Ciencia,

per ell formém tots hu dintre la Historia, per ell Y esdeyenir gloria 'us augura.” estamos

seguros, que

y de

el eminente

Noche

buena

En torno de mi mesa abastecida, Dispuesto á celebrar la, bienvenida

Del Cristo, de mis viejósá la usanza,

Cual grata remembranza,

La familia congrego. Arde vivaz el fuego Dorando del lechón la piel escueta;

Bulle la prole inquieta;

5]

Y al calor de la lumbre, sin sosiego,

Le da entendida mano Las vueltas necesarias al banano.

—.. * ]

Ya la campana tañe

un mer instant, un mer instant y fora

A pesar de que sabemos

Riera PALMER

Contentos los rapaces, Cual bandada golosa que el plantío acosa, Pe aves hambrientas, pi Con infantil gracejo Reclaman de la madre, tierna y buena, La copa del licor y vino añejo Y el plato suculento de la cena.

“Des, que la terra esborrajada gira

capdellant sigles sens

P. del O.

Departamento del Parque.

Oo oo

de buen

S

agradable.

LIRA PUERTORRIQUEÑA,

el

... Tengo

como

-_zmg AAA q

situación, presentándose 4 la comitiva, tal como se encontraba, con el cerquillo y el

tapa-rabos de pluma. —Señoras, .. . señores

expresivo

nos lo agradecerán.

partida, iba huyendo, buscando un refugio en las espesuras del Parque; pero tenía todos los pasos obstruídos,

tan

carácter

ello Leta-

mendi pasará á la Historia sólo como autor de un gran número de admirables

trabajos cientificos, no hemos podido, sus-

Llamando al ¡pueblo á la nocturna misa; Vocinglero y bravío Recorre plaza y calles el gentío; Y alegres vemos del balcón, en tanto, Como van en tropel al templo santo. ¡Ay! ¡cuán lijeros corren Los años! ¡Y los niños cómo crecen!

El tiempo, engendrador de desengaños, ¿Qué nos traerá secreto en sus amaños! ¡La grey, hoy se complace Con

el bullicio y la algazara

amena,

En festejar al niño-Dios que nace;

Y mañana tambien la turba multa, De furia henchida y de amenazas Le atropella y le insultal....

=-

llena,


jo

80

¡Ah! en mi hogar ese mañana incierto

Al cual marcho mi esquife á toda vela,

en la cadera de Aspasia

¿Será naufragio ó deseado puerto?

¿Ponto rugiente -) brilladora estela?

..

premia como antes solía

Acosa mi cerebro, los chiquillos

el más melodioso beso

De la madre feliz van en ayuda

aplicado á'una mejilla: ni en los litigios famosos que dirime la justicia la desnudez de Frinea

Y se llenan de dulce los bolsillos. Y por fin, la cena apetitosa Satisface de todos el deseo,

Y tras la hecatombe pavorosa

es hoy razón decisiva,

Me marcho con mis hijos á paseo Cayetano COLL yTOSTE

LIRA EXTRANJERA (ProLoco

puerlas

DE.UN LIBRO

DE VERSOS Y

Al fulgor ensangrentado

de una hornaza

el contorno de una lira, Ni la estética en su arena

En tanto que esta duda

A fas

mira, con ansias lascivas

nunca

|

Tu lugar no está en mi fragua. ¿Qué te importa la obra mía?

yo no labro joyas de esas que á las mujeres cautivan: Forjo armaduras, escudos, cascos, espadas y picas, para tados los derechos

que combaten por la vida! :

(Mexicano)

extinta,

Salvador DIAZ

MIRON

Dn

La: Melodía

junto al yunque en que el ardiente hierro herido arroja chispas,

levantando y abatiendo

OQ 6stela Mangual.

el martillo que tatiga, sudoroso y atezado,

un Vulcano está á tu vista.

-

Esta atmósfera de invierno roja á fuerza de encendida,

en que el cíclope trabaja

como en una

pompa olímpica

bien pudiera sofocarte

con su fuego y sus cenizas

¡ Que de tí no entre aquí más que la luz de tus pupilas! SN '

:

No penetres en el antro,

'no.busques idolatrías

'en este taller, panoplia

de tantas sagradas iras! Yo amo la belleza,

| 4

E

1 Li

MN |

es cierto;

más no á la manera antigua;

vástago de esta centuria

voy por donde

ella me guía,

Y ni para honrar los templos

| ula moderna gracia artística

sobre los pechos de Helena modela copas divinas; ni el nuevo genio ateniense

AS SL arte es un instinto natural, instinto tan delicado como hermoso, casi

divino, y tanto Victor Hugo como el Dan-

te, Castelar

como Demóstenes, Verdi como

Tamberlick y Adelina Patti, son seres portentosos que han realizado el ideal del

espíritu humano en grandezas extraordina-

rias de perfección, que solo es dable 4 la magestuosa facultad del génio. la música, esa vaguedad sublime, misterioso encanto que eleva el alma hacia lo infinito, ilusión arrebatadora que despierta en la mente del soñador espléndido sol de combinaciones rítmicas, tiene en tí una intérprete tan escogida, que prestas á

la vida coma un algo de alegría, regocijas

al alma, y hasta parece el cielo más

más diafano el aire,

cuando

llegan

azul y hasta

nuestros oidos las ondas sonoras agitadas

por los gorgeos de tu privilegiada gargan-

ta, gorgeos

que superan

en

brillantez

esplendor á los más delicados arpégios dey alados trovadores. A e

|


8l

Ni

——_—_———

medios de reproducirlo y aplicarlo al placer de los sentidos, ó á la imitación de los objetos.

El sonido —fisicamente

con aque-

ión, lla sensibilidad de alma y arte de expres

verdadera interpretación melódica.

mucho empeño, la preeminen

sada y con

los

cia de un sentido sobre mecanismo humano.

demás

en

órganos es sin apelación tanto por la maravillosa su mecanismo, como por “ nita de impresiones que cerebro,

numera,

ras

Ó fijas.”

cariño y admiración, y sin la melodía es imposible que aquella exista, porque la

melodía es el idioma del amor, + y E€xpresa la pasión y el sentimiento.

clasi-

Un crítico francés queriendo sintetizar.

la diferencia que existe

llegado á opinar—

de los cantos

ciones

ma de la pasión.

que el oido escuchamos el sonido,

á serlo

de

su

arte,

la

viene

de

“* Rossimi fait ¡M“amour,

La melodía es el sueño del

condiagradables y deliciosas, debe reunir otros de superioridad sobre los

Uno

con que fos in-

“Barbero de Sevilla”

del

en estos términos: Bellini atme.” prichosamente

poesía.

la elección

y “Sonámbula” dieron páginas brillantes 4 la historia del arte musical, se expresa

tan Otros no profundizan, y se conten go el ran con exponer, que importa poco sto que en que pueden colocar al oido pue es más si le debemos nuestras sensacion

esta es el elemento de la palabra, y

entre

melódicos.

mortales autores

la categoría de ruido.

Con

tristes ó

en

Todos los pueblos de la tierra han rendido al arte de la música su tributo de

los

FIBRAS aunque hipotéticamente—QqUE las. SirDE COoRTI y las MEMBRANAS BASILARIAS cales, ven para percibir los sonidos musi en mientras que las debilidades nerviosas miÁ trás el Vestíbulo, son las destinadas de tir al cerebro todo aquello que no pasa

sentidos.

halagadores recuerdos.

pasaje fica y metamorfosea en impresiones

Hase

envuelta

ta nuestro corazón

el más admirable, complicación. de la variedad inftrasmite á nuestro

que las colecciona,

y

imitación de las gotas de rocío que caen de las hojas para irá esconderse entre los haspétalos perfumados de las flores, Hega

evidenciado : aún, verdaderos talentos no ha terminado dey difícil tarea emprendería aquel que -de todos

cuando,

inefabies

se disfrutan dulzuras

el

Esta polémica que ha

seara dictar el último fallo. “El vido—segun unos

pido. sonidos discurso elevando

sus versos, €s: E"l cantar che nell' anima si sente. * La melodía habla al sentimiento,

desde f=cha atra:

Viene discutiéndose

movimiento

el alma la hace comprender ese divino lenguaje, que como exclama el Petrarca en

la que son el indispensable fundamento de o oo

un

vibrante impreso en el órgano del El conjunto ordenado de agradables forma la melodía, el musical, la sublime creación que

eres teratura, apenas te apercibes de que obras doblemente artista, y te inspiras en líricas'de esclarecidos maestros,

de

resulta

que

relación

tratado—es la

a

Tu poder descansa—como cantante— y sobre el sonoro pedestal de tu Yarganta, que como estás plenamente convencida de en una sola nota puede compendiarse máslisentimiento que en páginas enteras de

los

con untos de contacto que une la poesía a música, es el sonido. “Los tiene algo estrechos con la Elo

o á cuencia, la que debe su mayor poderí enal la cualidad musical del lenguaje, y en

transportado

azul de idealismo;

á

es un puema

do, elocuente, tierno, en el que

bra un paraiso eternamente des El “aria” complemento más de la melodía, no es más que un Los

melodiosos

acentos de

nales y melancólicas baladas; de ciones

y

romanzas

pintorescas,

— las

las

origi-

caná

la

enmelodía de la voz un tinte po ico tan stible cantador que ejerce fascinación en las almas apasionadas y amantes de

eu lo bello, llegando su influjo á convertir de s emperatrices á modestas jóvenes hija AI caballeros. pobres oscuros y

cantode los sonidos que se combinanción, , argentina y sonora voz de pura La cia nun pro la en el número oratorio, Ó Natalia Narichkin impresionó tan viva o com ido son el a erv obs que El músico hijo de Pedro el elemento de un

idioma,

se Ocupa

de

“los

mente al Czar Alexis


82

susurros melodiosos murmurando sonidos. que no por traducir la sabiduría humana,

Grande, que la brillante diadema de Em-: peratriz de las Rusias realzó la espléndida hermosura de la hija del humilde caballero cúando en el momento de tomar esposa, y después de las ceremonias

que

_ es inúti

ningun

en

se busque

arte

fuera de la música, porque es su atributo esencial y lo que la hace tan grandiosa.

acostumbradas

En la elección de las melodías se dan

en los antiguos pueblos eslavos, la presentó á su corte con estas palabras: “*Va-

á conocer los

peratriz.”

han formado los diferentes géneros de mú-

sallos de Moscow, he aquí Porque el

es

canto

em-

poseen originalidad en el

manera

más

sica; porque los productos de la Ciencia sin ese fuego del alma de que se vale para hacer perceptible su encanto, y que llamamos inspiración, serían inútiles para producir grandes obras, pues siendo la música la más espiritual de todas las artes, y la melodía representando su esencia ó

la

hasta nues-

Píndaro,

espíritu, huce perder al alma su libertad con-

tros dias. 7

929.0

La melodía es anterior ¡la harmonía, y aunque hoy no la juzgamos como único

sistema

factor de nuestro

musical

por

la

gran importancia que ejerce la segunda, esta; —la harmonía—no fué usada por los antiguos que la desconocieron, y empleaban solamente el modo y el ritmo que cons titujan lo que llamaban ellos ““ethos” de una

|

melodía, lo que quiere significar su carácter.

En el transcurso de los tiempos, y

cuando

nuevas

modulaciones

y

acentos

hicieron desaparecer en el polvo del olvi-

do aquellas inspiraciones tituladas “Ditirámbicas, Hérvicas, Systalticas,” etc, cuan-

principios

do los progresos del arte fijaron indiscutibles y determinaron

reglas precio-

sas, la melodia no vino á ser más que

la

sucesión de los sonidos 'que forman un canto agradable y ordenado, resultando su variedad de

la

carácter y que

á nuestra

natural que poseen los afectos del alma para darse á conocer; como el llanto y la risa supone agitación; es idioma del amor y su eficacia para despertar grandes ideales de sublimidad está gravada en todos los libros desde Horacio,

que

compositores

grandes

diferencia

de

relación

se hay entre los tonos de una parte, y las uraciones de las otras; lo que engendra tambien las leyes tonales y el ritmo. Sin embargo : conserva su poder, y si la retórica en Literatura enseña ú exponer y resolver los pensamientos que crea la imaginación, la melodía en el arte musical tiene por misión dar Á conocer los

templativa, como dijo el filósoto Hegel, y su expresión nos arrastra y subyuga. “El sonido —prosigue el mismo filócomo

sofo—obráa

un

una

elemento, como

fuerza de la naturaleza. El yo no se toma por tal ¿cual punto de su existencia

pendido todo,

espiritual, está como

y' presto en movimiento

porque

sus-

su

en

el arte musical es el único en

que la oposición entre el yo

«yo,

y el no

desaparece completamente.

¡ Cual no será entonces el inestimable

valor de la melodía si no

ella, porque modulación

al ligarse

sus variados

hay

música

obedeciendo sonidos,

sin

á la

toman

forma y representan el pensamiento de este divino forma y arte! Si el Egipto pretendió poseer el sistro de Isis y Usiris, si los Griegos daban gracias 4 Apolo por su lira de cuerda simple, y si los Indios orientales guardan

su laud como regalo de Chrichma—una de

las encarnaciones de Brahma—¿ porqué los

artistas del siglo XIX no deben tener á la melodía como un don celestial, ya que interesa tah vivamente al corazón, cuando

hace del arte que se, vale de ella el más

que no puede querido de la naturáleza, compararse más que con el ¿guila que se la : enseñorea del inmenso vacío, con

a

caracteres aislados; enseña á saber formar

arrebatadora, con el luminoso fluido que

_teres, lo que hace que se obtenga la fuerza

slado, para confundirlos gn una de harmonía qué, como las ondas

las articulaciones vocales indicadas por los diversos conjuntos de esos mismos caracde dicción tan necesaria al artista, para facilitar sus dones naturales.

Una melodía pura como las cristalinas

aguas que corren cadenciosamente y entre

hiriendo el sentimiento dirige sus eflúvios al través de lds espacios acumulándolos en

los cuerpos que vibran, nos pone en comunicación con el mundo espiritual ? e

Enrique SIMON


83

quilas aguas Cae una piedra en las tran Del anchuroso lago,

forma Y un ondulante círculo se ndo. e se va poco á poco dilata

Algo muy parecido es la existencia Del triste sér humano: Cuerpo que cae por impulsión divina En el lago del mundo, breve rato

Una lijera ondulación producen Los sueños de su:espiritu, y al cabo,

e La ondulación se burra para siempr

Y el cuerpo queda en cieno sepultado.

Ricardo SEPULVEDA.

A

E

NUESTROS GRABADOS PP.

lago agita Y aquella ondulación que al tro, ras Se desvanece al fin sin dejara yace Mientras la piedra senultad eron paso: Entre las algas que le abri t

Cayetáno'

J Don

y

Coll

Toste.— Distinguido

mé-

historiador

con-

tii 4e

Qu

dico-cirujano, poeta laué

cienzudo;

es

uno

de

E

reado

nuestros principales com-

patriotas que marcha á la

“ vanguardiadel movimien-

intelectual de Puerto-

to

Zico: pocos le aventajan

en conocimientos.

puede

«decirse, por antonomasia,

que es una enciclopedia

con cnerpo y alma. Como hombre de ciencia, Su

maguífica obra Tratamiento de la fiebre amarilla, le

ha colocado á la altura de lós grandes clínicos, siencalurosamente

do

aplau-

dido tanto por la prebsa del país como por_las de

E

AAA A

la Península y la Habana.

Hemos cido á más de un

perito competente en la materia tributar entusiastas elogios al Ur. Coll y

- Toste por sus profundos

: conocimientos prácticos y la vasta erudición desplegada para combatir la terrible endemia del golfo mejicano-

Coll y Toste, como in-

vestigador histórico,

1nOS

reveló sus brillantes aptitudes de cronista é hisExt

ais

d

“al |

premiado

con

medilla de

Colón.

Fotógrabado GAUTHIER-

toriógrafo con la publicación de su celebrada < Colón en Puertr- Rico; Kibro

,en ofjo per la Junta del Centenario

esta Isla.


ga pk

e

2d

AOS

Hoyes justamente ensalzado por los periódicos de esta provincia, con suma fre cuencia, por los interesantes cuadernos

ue viene

publicando,

de

su Repertorio

Histórico, importantísima revista, de absoluta necesidad para los intereses intelectuales de la región, y, cuya adquisición no . cejaremos en aconsejar á los amantes de nuestra cultura social y de la historia del terruño. Ll Repertoriv Histórico de Pto-

Kico está llamada á ser la primera obra que, en su género, tendremos los borincanos para enriquecer la bibliografía del pais, para honra de su autor y orgullo de sus conciudadanos.

Como hijo de las Musas, Coll y Toste

es de los escogidos;

ha sido laureado

por

la sociedad económica de Amigos del Pais

por su bella é inspirada composición, en octavas reales, Una página de gloria, y ha obtenido con sus brillantes odas “£l már-

con la lectura de sus oesías á nuestros inolvidables dor José Julián Acosta y don José G. Padilla. Son dos composiciones que conserva

inéditas, porque

respectivas veladas á. estos dos ilustres puertorriqueños, se encoutraba eufermo. Nuestro bardo tiene una cuerda de su lira de oro especial, íntima y que hate

vibrar dulcemeute. Conocidas son sus poesías “Las mañanas de mi hogar” y “Aquella nube. Pues como estas tiene

una interesante variedad; que sabureamos gratamente, porque nosotros, como

May

ez.”

X

n el reciente certámen de la “Econó-

'mica de Amigos del pais, acaba «le ganar dos premios: uno, por su obra Prehistóriu de Fuerto-Rico; y otro, por un juzcio críbico comparatiwo de nuestro estado de cultura en el pasado siglo en *parangón com el

gar y vuestros

hijos.

mar de su álbum

Pensador

profundo,

pouta

vuelos y diestro justador,

de altos

cuando nuestro

compatriota bajaá la arena olímpica del torneo regrasa á su hogar coronado con el laurel de Apolo ó con la palma de ¡a victoria en su diestra.

Coll y Toste. nació

en

Arecibo, donde es muy querido.

Actual-

mente vive en la Capital de esta Isla para atenderá la educación de sus hijos; y la última vez que tuvimos el gusto de visi-

tarle departimos cariñosamente con él. El trato íntimo del vate arecibeño es fino y delicado y demuestra tener una vastísima

erudición.

En

nuestra

de bellas letras,

plática

deleitándonos

permitió

to-

la titulada: “¡Noche

buena!” que pertenece

y con ella obsequiamos

al género

hoy

lectores.

citado,

á nuestros

o

o. 0

Estátna á Colón. —La ciudad de San Juan Bautista de Puerto-Rico, ostenta en su plaza de Santiago, antes. hoy de Colón, y frente al teatro, una magnífica estátua de piedra y mármol, debida al cincel de uno de los más hotables escultores italianos, señor Aquiles Canesa. Sin obra ha sido juzgada «como una de ¡as mejores que, en su género, existen

]

en la

América

Nuestro fotograbado dá una idea exacta de la magnificencia de la obra que

nos ocupa, digna del Fénix de los navegan-

tes.

$ a

las márgenes

del Tanamá, en esa Villa del Norte, fe= cunda en hombres de corazón y de genio. : Debe ser nuestro biografiado cuarentón. Sabemos que estudió medicina en Barcelona, y que ha ejercido con sorprendentes méritos su carrera de galeno en su propio

_tratamos

Nos

latina. +

presente

Coll y .

Toste, somos amantísimos de muestro ho-

.bir de Atenas,” y “Hacia la luz,” dos peu-

samientos de oro en los juegos florales celebrados por la culta sociedad “Casino de

cuando las

A

dtalcidoscopio NX

La sección lírico literia del Casino de Mayagiiez ha acordado la celebración

de una velada lírico dramática, que se efectuará, probablemente, en la segunda

quincena del mes próximo.

Ro

u ella se estrenará el drama original y en prosa de don J. Leandro Montalvo,

que lleva por título “La Condesa de Niú.”

al


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