Revista Blanca (21 ene. 1898)

Page 1

Año

11.

Maviccez,

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Fuero

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LA REVISTA BLANCA A

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D. ANDRES

II

coo

GONZALEZ

MUÑOZ


290

ANNUCHKA

. <Heme, pues, aquí solo á la edad de Vvemte años, con la carga de una niña de

trece.

(CONTINUACION)

siguieron

«Por la época en que mi tío me lle-

consigo,

Durante los

primeros

á la muerte

de mi

taba el sonido de mi voz para

días

padre,

bre; mis caricias la causaban

darla

que

bas-

fie-

angustias,

y sólo poco á poco y casí insensiblemente sin madre. * fué'como ¡acabó por habituarse á mí. Después de morir Tatiana, mi padre lle- Verdad es qué más tarde, cuando vió vó á su lado la niña; muchas veces haque la consideraba y quería como á una bía manifestado ese deseo, pero siempre hermana, se unióá mi con pasión. No Annuchka

sólo

tenía

años, y á los nueve se quedó

dos

se había opuesto á él Tatiana. Ya comprenderá V.. lo que debió de experimentar

Annuchka cuando se

quedó

á vivir

en

casa del que llamaban «el señor». Hasta el presente ha guardado :el recuerdo del día en que por primera vez la hicieron

ponerse

un traje de seda,

besaron la mano.

Su

en

madre

educado con severidad; mi

que

la

padre

la

había no

la

impuso la menor traba. Se encargó de su educación, y ya no tuvo ella otro maestro. No la mimaba ni la rodeala

de cuidados inútiles, si no que,

la con

pasión, no

fuera lo que

fuese.

podía

Su

amándo-

negarla

alma

nada,

delicada

creía tener adquiridas graves deudas para con su hija. Annuchka aprendió muy pronto que ella era el principal persona-

je de la casa, supo que el amo era su padre; después tuvo el presentimiento de su falsa posición, y creció en ella

un

amor

raices los malos hábitos;

desa-

propio enfermizo y lleno de desconfianza. Echaron

pareció su sencillez.

Más

tarde

me

lo

puede sentir nada.á medias. «La conduje á Petersburgo; y aunque me daba pena separarme de ella, no pudiéndola tener junto á mí, la puse en

uno. de los mejores colegios de la ciudad.

Annuchka comprendió lo necesaria que era aquella separación, paro de resultas cayó enferma y por poco se muere. Más adelante se habituó á ese nuevo género

de vida.

Cuatro años estuvo en el col-

gio, y, contra lo que yo esperaba, salió de él casi como había entrado. La direc-

tora me dió muchas quejas de ella, diciéndome: “Los castigos no la hacen

mella alguna, y las muestras de afecto la dejan tambien insensible.” Annuchka era muy inteligente, estudiaba con apl.-

cación, y, desde ese punto de

vista,

ex-

cedía á todas sus condiscípulas; paro nada podía doblegarla al reglamento. común, y era voluntariosa y de un humor

feroz. Yo no podía echarla por completo la culpa; estaba en una posición que no

admitía sino dos maneras de ser:

ó

ser-

confesó: quería forzar al mundo entero á que olvidase su origen: á veces se ruborizaba de él, y avergonzándose luego de haberse ruborizado, se manifestaba orgullosa de su madre. Ya ve V. que sabía y aún sabe muchas cosas que á su

dencia. Entre todas sus discípulas, sólo se relacionó con una: era una niña bastante fea, pobre y perseguida. Las de-

es la culpa?

Annuchka se las tenía

edad debieran ignorarse; pero, ¿de quién

El brío de la juventud

te-

y no

te-

nía en ella impetuoso arranque,

nía ninguna mano amiga que la dirigiese,

¡Estan

difícil

hacer

una completa independencia!

buen

uso

Por tanto,

no queriendo ser menos que otras de señores, se dió

de

á la lectura.

hijas

Pero,

¿qué provecho podría sacar de ella?

Su

existencia, iniciada por mal camino, manteníase en él fatalmente, pero su corazón permancció puro.

vilismo complaciente, ó altiva

indepen-

más alumnas del colegio, la mayoría

se-

ñoritas de buenas casas. no la querían y la zaherían de continuo con sarcasmos. en todos los puntos.

tiesas

Un

día

con

que el sa-

cerdote encargado de la enseñanza

giosa hablaba de los defectos

ellas

de la

reli-

ju-

ventud, Annuchka dijo en alta voz: “¡No hay defectos más grandes- que la adulación y la cobardía!'”” En una palabra, su carácter no cambió; sólo se urbanizaron sus maneras, aún cuando todavía dejan mucho que desear.

'*Así llegó á los diez y siete años;


00!

fué preciso pensar en sacarla del colegio. posicón

Mi

cra

dificultosa.

bastante

abandonar el servicio,

tres años en el extranjero y

ver otra vez el cercado

con-

a ¡uí por qué nos hallamos «ambos en las orillas da1 Rhin, yo tratando de pintar y iranzra, Ahora,

lo

menos,

la juzgará V. con excesiva severidad; juas le prevengo que Annuchka, aparentando que no se le da nada de nada, es muy sensible á la opinión que acerca de ella s> tiene, y sobre todo, á la de V.” tras, se sonrió con le era característica. dia'mente la mano.

—-Todo esto no

—pery

tiemblo

pala-

estas

Al pronunciar Gaguine

tranquilidad que Le estreché cor-

la

es

dadiz—-cn:inuó

de¡ antenano

por ella.

Es una naturaleza de las más inflamables. Hasta ahora nadie la ha petaco; pero alguna vez llega á amar, ¿quién sabe

que resultaría?

ducta observar

No sé á veces qué

con

ella.

Figúrese

si lo

conV.

que estos días se le metió en la. cabeza querer probarme que se había enfriado

mi cariño hacia ella,

por

que

mientras

su parte no amaba á nadie más que á mí

ni amaría núnca á ningún otro hombre: y al decir esto, lloraba á lágrimas viva.

E —¿Entonces, por esa razón comencé á decir, pero enseguida me cor.-

tuve, y luego continué:—Puesto que tamos en el capítulo

es-

de las confidencias,

permítame V. una pregunta: ¿Es cierto que nadie le ha gustado hasta ahora? habido

Sin embargo, en Petersburgo ha

muchos jóvenes. —"Todos la han desagradado | hasta Mire V.; Annuchka quimás no poder. siera encontrar un héroe, un hombre extraordinario ó algún pastor que morase en una gruta de la montaña,

Pero

ya es

hora de que me calle; le estoy entreteniendo á V. demasiado— añadió levantán-

dose.

—No—le

respondií—mejor

ros vayamos á casa de V., no nzs de entrar en la rría.

es que tengo ga-

la

experimenté

do un bálsamo en el corazón.

El relato

de

Gaguine

Annuchka vino á nuestro

en los umbrales de la puerta. me

otra risotada;

encucn:ro

Esperába-

pero se acercó á noso-

tros pálida, silenciosa, con jos. —Lo

y

produjo

me

IX

que no

en

confío

y

viña

no sé qué dulce emoción que penetró en mi alma. Era comó si me hubiesen cchaun gran alivio.

que su capricho.

sin más norma por

á su

todo

hacerlo

en

de la

casa blanca de la montaña,

migo á mi hermána. Al punto que tomé esta resolución la puse en práctica; y he cla continuando

pre-!

V?—me

de

No le contesté. Gaguire sonrió con ingenuidad, y regresamos á E

pasar dos ó

llevar

el trabajo

guntó.

¡dea

Pero, de pronto, se me ocurrió una feliz:

—¿Y

traigo—dijo

los ojos

ba-

.Gagu:n>—pero

bueno es decirte que él mismo lo ha querido.

Me miró ella con aire interrogaátivo. La tendí la mano á mi vez, y entonces y oprimí calurosamente sus dedos fríos temblorosos. Sentía una lástima profunda por ella, y entonces comprendí bien

muchos aspectos de su caráct-r que me Aquella habían parecido inexplicables. agitación que dejaba adivinar, ese desco tede ponerse en evidencia unido con el remor de parecer ridícula, en fin, todo sultaba puesto en claro Constantemente la creta pesadumbre; su propio se aguzaba y se

para mí. oprimía una seinexperto amor ofendía sin cesar

pero todo su ser iba en pos pa

verdad

aque Comprendí lo que me atraía hacia lla extravagante jóven: no era únicamen

te el semisalvaje encanto de:su adolecente

cuerpo gracioso y flexible lo que me cau-

tivaba, sino también su alma. Gaguine prose puso á revolver sus cartapacios; á puse á Anuchka que me acompañase las viñas. Consintió en seguida, con ade-

mán alegre y casi sumiso. Bajamos hassenta media ladera de la montaña y nos O

—¿Y V., no se ha aburido sin nosotros?—me preguntó.

Ivax TURGUENEF. | Continuará |


'

203:

ARA ANTILEANA

a

LA

A y margaritas traía

a

LLUVIA

y al volverla á contemplar

Cuando resecas en el bosque umbrí >

se turba

prado

o

el amor y el sentimiento.

Cuando sólo las gotas de rocío

Refrescan en el césped agostado Las florecillas que el invierno helado

Ténue luz crepuscular

frío, ..

sus tristes naves alumbra ó resalta en la pe e

¡Con qué deleite la feráz pradera

Recibe de la lluvia fecundante

O que un tiempo

El dulce halago bienhechor que espera!

0180 grave

y lejanas campanadas

Sus velos tiende por la azul esfera Cual cendal de moléculas brillante.

Estes

Credo!

y la madreselva hojosa, que por los múros subiendo los vá de verde cubriendo,

RUINAS

abre á la tarde sus flores;

y entran ténues resplanco :es triste luz dando á la ermita. y el pensamiento medita

y de Dios halla fulgores

al azar caminaba

sin esperanzas ni amor,

De Dios, que el pueblo adoraha

abandonado al dolor que mi pecho destrozaba.

bajo estas bóvedas frías,

á quien penas y alegrías el pecador confiaba; aquí la voz resonaba

¡Oh sueños que acariciaba en mi loco frenesí,

esperanzas que perdí

del sacerdote

de mi dicha y mi ventura:

mentor de la juventud, fué un ejemplo de virtud

que admiraba el pueblo entero.

Aquí pasé de mi infancia

los más venturosos días

entre risas: y alegzrías, | ¿£ntregperfume y fragancia;

juzgué sueño seductor el combate por la vida, llevé al alma mentida - 1Jusión de un puro amor.

severo

que, de consejos venero,

os vais, dejando amargura y dolor tan sólo en mí!

y 2 q

pasadas.

Ya las aves van saliendo

tlustrado ¡urisconsulto Don Mariano Riera Palmer.

TAR

pe

de su mansión tenebrosa,

A 1 distinguido poeta €

y

Agarnrolicind

las ilusiones

(Puertorriqueño)

Triste,

fuera altar;

retumbar

el eco de mis pisadas,

Y al caer, como en hilos de diamante

A ERMITA EN DR

pensamiento,

¡ Ay levoca del pasado

,

Erro

mi

porque el quejido del viento de recuerdos impr e nado, preg

Por las riberas húmedas del río,

Dejó marchitas con su cierzo

3)

para ofrecer al altar:

Las hojas mueren; cuando el yermo Solo brinda sus hierbas al ganado

LA

a

EA

.

Aquí de historias de amor los preludios comenzaron, yla Virgen adoraron

con ingénito

fervor,

desde el rudo labrador

hasta la noble señora... ..

¡ Cuánto recuerdo atesora -

la ermita triste y: sombría donde con melancolía

»


á los que felizmente lo cultivan un dele:te inexplicable, cuando en íntima comunión con sus secretos saben pedirle aque-

el viento sus penas llora! Rítina ! reliquia sagrada del pasado misterioso, nada turba tu reposo silenciosa y olvidada. Hay tanta historia encerrada en tí, grave monumento, te vé tan grande y hermosa

como una torre grandiosa azotada por el viento.

En tí las nocturnas aves se refugian por el día, y es tal la melancolía

que habita bajo sus naves, que se sienten como suaves olas de voneración que inundan el corazón,

y dan impulsos de orar y al Altísimo implorar del alma la salvación.

Cuando al constante luchar

rinda la existencia mía, quiero en su bóveda fría

fuera de

du-

vosotras, pudo brindarnos la madre

na-

¿ De dónde nos proviene

la.música,

y quién la inventó?

Yo creo que fué el idioma primitivo, el primer lenguage que hablara la humanidad en su más tierna infancia, porque no pudiendo el hombre concretar sus ideas y vaciarlas en palabras, Ó sonidos articulados, es natural que comunicara sus deseos y sentimientos por medio de tonalidades graves y agudas, pues, como dijo un literato eminente: 'el arte procede del cerebro, no tlel corazón; y donde empieza el sentimiento personal se está subyugado por él, como un rey sitiado por sus propios vasallos,** ¿ Qué pueblo supo aprovechar primero esos elementos dispersos y ocultos con que cuenta la música, y unirlos de

para sí este honor, pero gúedad recaban me inclinaré preferentemente á uno que

lleva sin disputa el título de: “tierra clásica de las bellas artes,” porque guardando los griegos la reputación de haber

y que al borde de mi tumba

sido los artistas más admirables,

se respeten mis dolores!

CUEBAS.

ción, haber sido también los mejores mú-

ron el grandioso poder,

EL

debie-

ron, como consecuencia de dicha reputa-

Y

sicos, porque es indudable que

EN

cate-.

á la

goría de arte? Casi todos los de la anti-

en esta social balumba,

Toro

radero y positivo de cuantos,

repetimos, y que son el encanto más

un modo concreto elevándolos

ignorado descansar; que aquí vengan á habitar con las aves y las flores, mis dichas y mis amores

DEL

sin cesar

turaleza.

que al mirarte, el pensamiento

EMILIO

que

sublimes

llas melodías

CIELO A una amiga.

Así como vosotras las mujeres teneis el don, por ese misterioso influjo que alguien os ha dado para trastornar nuestro

belleza de este arte.

adivina-

y la inimitable

Es probable que lo tomasen

de los

pueblos que les precedieron, pero como quiera que nuestro objeto no es discutir

si la música actual es ó no continuación

de la que usaron en épocas del —paganissino

de

relatar las hermosas

traen

sér, despertar y hacer surgir en nuestras

mo,

ideal que en vuestros sentimientos «depo-

cerraremos los ojos ante la verdad cien-

el almas emociones tan variadas como pro- - diciones que embellecen Je al mismo tiem| po el rec recia, , reco Grecia fundas, y en arranques de poética ternuea” dicho país, ra convertir en adoración el purísimo aprecio que le Reni

tífica, y abandonados en brazos de la sitamos; así tambien el arte de la música, el ánimo relatando ese descanso y fiel trasmisor de los se- fantasía recrearemosque adornan la vida cretos del alma que con vosotras tie- las fábulas y mitos ores del arte que de los primeros cread ne tantos puntos de contacto, reporta


201 e

inmortalizó á Guido,

y tantos otros.

Haydn,

En el cielo principiará

Meyefbeer

nuestra

ción, y los innumerables dioses del relaempí-

fierno y consiguió

enternecer

consorte mediante

la expresa

desde aquel lóbrego

lestial. Ofendido Júpiter con su padre Saturno, lo arrojó de loz celestes imperi quedando por consecuencia de acci os, ón tan natural en la personalidad del rey de los

Cuenta el poeta Ovidio montaban silenciosamente un

dioses, dueño absoluto de cielo y Júpiter adolecía

de

una

tierra.

debilidad,

era un poco frágil. y cometió

varios

de. litos “entre los que descuella su tas amiento con su hermana Juno. Pecó y tuvo á Diana y Apolo de Latona. La infeliz preferida dió á luz sobre una pal ma, cn Delos,

en donde buscó refugio para librarse de la horrible serpiente que contra

ella había enviado su poderosa riva l: la despreciada Juno. A Apolo se le considéra como inve ntor del arte musical, y fué elegido maestro"

de las íltsas dé Mnesmosyne. "De las amorosas lecciones

de Apo

lo con Caliope—una de las nueve que formara el castalio coro—vino á la tier ra Orfeo, que vivió en Grecia en tiempo de

los Argonautas; eminente poeta, filósofo,

y más aventajado de todos que recuerda la antigiiedad.

los. músicos

El célebre poeta de los tiempos legendarios de la Grécia es conceptua do

como representante de una escu ela poética musical que radicaba en su ciudad

natal,

"Pracia.

Tuvo

por

imolvidable Lino, y cuando

maestro

al

acompañaba

sus canciones con la lira de cuatro

cuerdas que le regalara Apolo, y que figura todavía entre las constelaciones de nuestro

sistema planetario, resultaba un conjunto tan maravilloso,

curso de los serenaba

ríos,

que

amansaba

las tempestades,

montañas se estremecían escucharle.

suspendía

las

el

fieras,

-y los valles y

fascinados ]

al

Inconsolable por haber perdido á su esposa, la encantadora Kuridi ce—muerta de“la picada de una víbora que huir de Aristeo que la requeb pisó al amores, —llegó - hasta las puertasraba de del in-

Plutón,

cóhdición

de que en su viaje de retorno

reo pagano serán los promotores de un arte que por las bellezas que encierra ,

no pudo tener cuna más digna que la ce-

á

quien acudió á devolverle su tan querida sitio,

al

no

mundo

había

volverse una sóla vez para contemplarlade . que: “*reescarpado

sendero, oscuro y revuelto en nieblaz tenebrosas, y se hallaban ya á punto de imprimir su planta en el límite superior y fuera de los dominios infernales, cuando Orfeo que amaba tiernamente á Euridice temeroso de que se separase de él, é im-

paciente por

retornar á contemplarla,

dirige una mirada llena de amor.

dela Orfeo sus brazos,

quiere

la

“Tién-

arrojarse

á los suyos para estrecharla con tra su corazón....¡¡desgraciado!! sólo “estre-

cha una sombra, porque Kuridice fué nuevamente trasportada á los antros in

fernales !”

Orfeo en su

desesporación

enamorar á ninguna otra mujer,

o:

juró y

no pro-

curó desviar á los hombres de” toda s ellas. Las mujeres “de Tracia furiosas por la resolución que tan fatal des enga-

ño hiciera tomar al divino arti sta, acasión de celebrar las fiestas bacana en les

se apoderaron de él las bacantes de Dionisio, y lo hicieron pedazos.

Después se transformó en cisrie, locaron su lira entre las estrellas.

Refieren

los

poctas

que

habiendo

sido arrojado al Hebro la cabeza de

feo, la corriente conducía

y coOr-

los sonidos que

de sus yertos labios se escapaban triste y lúgubremente, y que los rui señores anidados cerca del lugar en don de fué

sepultado tan precioso resto, cantaban con más melodía que los demás.

Muchas maravillas refieren los tas, de los músicos y cantores ant poziguos,

y Corresponde en las mitológic as narraciones puesto inmediato despué s de Or-

feo, al cantor <Arión. »

Su poderoso nombre había res en todos los lugares de la Sicili onado a, el

eco de las costas de Ausonia

hab tido una y mil veces sus melodiosoía repes cantares. pe y : El poeta músico regresaba de Itália á Grecia

en una nave cargada con las ri-


quezas que su genio le había producido, cuando los marineros agenos á toda har-

mónica impresión y subyugados por idea del pillaje, decidieron matarlo.= <¡A qué esas armas! —exclama

tor—no es ciertamente

vosotros

imploro;

la

el can-

la vida lo que de

permitidme

arrancar

por breves instantes unos pocos sonidos de mi lira.» Arión, ciñéndose una corona digna

de adornar la cabeza

de

sobre sus espaldas un

Febo,

flotando

manto

dos

veces

teñido en la púrpura Tiria, toma

gico instrumento que gime

el má-

bajo

la

pre-

sión de sus dedos, y cantó acompañado con tal dulzura, que infinitos delfines ro-

dearon el buque para escucharlo.

Arrójase de cabeza al mar, olas se agolpan presurosas á los

dos de

la embarcación

Un delfin lo toma tan

para

sobre

éxtraña.cabalgadura

Corinto

donde

fué

y_las costa-

sostenerlo.

sus lomos, y navega

acogido

en

hasta

favorable—

mente por el: rey Periandro.

Por tales causas atribúyese

al mú-

Apolo como gracia especial una

lira de

sico griego 4nmfón, el haber recibido de oro, que al son de ese instrumento

cons-

trúyese á Tebas, y que las piedras conmovidas por las dulzuras de sus tocatas corriesen presurosas á juntarse, y se colocaran unas encima de otras. Cítase tambien como uno de los mú-

sicos más célebres, y fundador

de escue-

la, á Marsías el sátiro, quien tuvo la temeridad de desafiuxr á Apolo. Comparte con él un puesto muy distinguido, Pan, jefe de los sátiros y faunos. Era el predilecto de las ninfas que se entre-

gaban á su dirección, y se enamoró de la

hermosa Syranxe, la ninfa de los ojos azules como el firmamento, y que perfumaba las

flores

con

su

divino

aliento.

Imitó á Marsías, desafiando á Febo, por-

que los pastores le habían hecho creer que su flauta sonaba más dulce que la

á

la lira de Apolo. Midas, rey de Frigia, nombrado juez en la contienda, decidiéndose por

Las diferentes fases porque ha atra-

orejas de burro, aunque inconscientemente había hzcho un juicio acertado,

Los dioses por indicación de Ajylo colocaron en el cielo, y en el número de

las constelaciones al delfin

que

salvó

Arión.

vesado el sarte lírico al desarrollarse constituye un cuadro de dimensiones tan vastas, y procedimientos tan complica-

Cos, que las investigaciones más laboriosas ignoran todavía

progreso

científico,

en

nuestra

la

fuente

que dió origen al arte músico;

era

de

primera

pero

to es, que la relación que guardan

cierentre

sí las más fabulosas tradiciones antiguas, con los experimentos y estudios hechos más tarde—y que también se han tenido por loca fantasía, como las teorías de Keplero, alcomparar la relación de distancia entre los planetas á los intér.valos de la música, —sirvieron de base para el desarrollo de este arte, no extra-

ñando

las poéticas

narraciones

en

que

. encontramos envuelta su labor para llegar al grado de altura que ocupa hoy,

pe antiguamente eran muy limitados os conocimientos, el pensamiento estaba

ral significación á las cosas más triviales é indiferentes..

constantemente

amordazado,

“semejantes motivos se daba

y con

sobrenatu-

la flauta, fué condenado á cargar con des

porque las luchas encarnizadas que contribuyeron á formar la música de Jos

griegos están

simbolizadas en estos

mi-

tos fabulosos, y se vé en Apolo,

Marsías

las

escuelas

y Pan, la flauta Frigia y Lidia, Inchando contra la lira Doria, la que á punto de ganar la contienda se unió con- sus adversarias

para

formar

que tanto honor reportaron á la Grecia. Hubo tambien su época de lucha entre la lira y la Cítara: la primera represen-. tada por Apolo que llevaba por arma de

combate la lira decuerda simple regalada por Mercurio, y la segunda representada por el mismo Mercurio inventor de su cítara que contaba numerosas cuerdas. Artiquísimos grabados se conservan de

las disputas de ambos dioses pode de

por el trí-

Delfos, uno de los oráculos más

famosos de Apolo, servido por la sacer-

dotisa Tebes. É En medio de tantas divinidades poéticas que usaban el arte por el arte pre-


séntase el centauro Chirón que

lo eleva

á la categoría de arte curativo.

Enseñó

y Temístocles el grande

considerado

en el monte Pelio la medicina 4 Esculápio, la astronomía á Hércules, y la lira á Aquiles.

la diosa sabiduría,

y señoritas de la

Las leyes tiranas que las mantenían

de ser en aquellos tiempos en que

herói-

..

y he-

La música griega moderna se diferencia mucho de la que usan en Europa y América, porque nuestros signos mu-

''La música no debe ser una cosa completamente extraña al arte oratorio” y

melodía

ces que

hablaban.en

sicales les son desconocidos, así como las

y Aristójenes

letras alfabéticas de sus antepasados.

en

Se sirven hoy de lo que llaman acen-

cadenciosa—lo que es

necesario al orador—por cuyo «Cayo Graco y tantos otros todas público,

motivo las ve-

tenían

de-

instrumento

hacía á una octava

ENRIQUE

la lírica aerdadera. El mismo

Sócrates, maestro

de

to-

«dos los filósofos, tomaba lecciones de lira á una edad muy avanzada, para llenar un vacío que requería

Mujeres

de la

El melos, voz que significa melodía, trae su origen eólico, ó dórico.

su: elucación;

SIMON.

LERAMESPAÑOLA

superior ó inferior,

la cuna de la canción,

de la Gre-

nales.

nía, 6lo que comprendemos hoy por esta ciencia. Lesbos es

actual.

endiosado,

primera del mundo, con sus cantos divi-

lo que prueba que no conocían la harmo-

isla de

no deja de ser inculta su música

cia, Apolo, Orfeo, Arión y Marcías, no reconocerían hoy la patria que hicieron

acompañaba, - lo

Mitilene, la floreciente capital

tuvie-

Los tiempos legendarios

principiado. Hay que advertir, que los griegos cantaban al unísono ó á la octava. Cuanalgún

fos, que es imperfecto, y aunque

ron un principio de arte tan

trás á un músico que con una flauta los conservata cn el tono en que habían

do

recla-

maba Tucídides: '* La mejor mujer es aquella de quien no se dice mal ni bien.”

ins-

piraba sentimientos tristes) hesvcástica,

ritmo

veladas y

en una perpétua reclusión tenían su razón

elementos de progreso dividen la música

el músico divide las partes de la voz

tanto

vedado, porque las matronas y

teatros, etc, y salían de paseo muy de tarde en tarde.

feccionada de ocho cuerdas, y con tantos

decía el gran Quintiliano,

en

doncellas permaneciesen en sus casas. No asistían jamás á los juegos públicos,

de la escala diatónica teórica ¡or una serie de quintas, dá al arte otra lira per-

(tranquila) y diastáltica, (exitante rólica.)”

antigua Grecia,

demás artes les estaba era costumbre de que

Pitágoras,á quien se debe el invento

(la que

los Pañathences,

las bellezas de la música como las de las

cordo.

ca, encomiástica, systáltica

:

donde se celebratan las juntas de la música. - Desgruciadamente para las señoras

Terpandro, jefe de la cscuela de Lestos inventa la lira de siete cuerdas compuesta Ce un tetracordo y de un tri-

ditirámbica,

conciudadanos,

venes hasta cumplir veinte años, y Pericles constituyó en Atenas, en honor de

alteración. ””

cómica,

ser

Los Arcadios la imponían á los jó-

Platón—sin que los principios def estado

en “trágica,

sus

porque no quiso aprenderla.

Tan pronto ccmd se desarrolló el arte lírico por la península Helénica, los griegos no pudieron pasarse sin ella, y la introdujeron en su religión y leyes. '*Nunca cambia el estilo musical—díce dejen de sufrir

entre

llegó á no

'

y fosas

0

Rozagantes, alegres, frescas, lozanas,

La mujer y la rosa son dos hermanas:

*

Flores divinas Impregnadas de aroma, llenas de espinas.

¡Oh mujer! entreabiertos y perfumados, Tus dos labios parecen, acariciados Del tibio aliento,

Dos pétalos Je rosa que arrulla el viente.


¡ Oh rosa! de las auras al manso arrullo

Tus pétalos, saliendo de entre el capullo Purosé ilesos, Parecen unos labios que buscan besos. En las agrias pendientes de nuestra v ida Lo mismo á la bajada que á la subida, Yermo, infecundo.

Sin mujeres ni rosas ¿qué fuera el mundo? Sí la gracia es aroma, desde la infancia Son rosas las mujeres por su fragancia; Más, cual las rosas,

No son las más fragantes,las más hermosas Rosa y mujer, Del amor y el Más, El amor para

al rayo del alba pura, rocío cobran frescura; con el fríc, en llanto, como el rocío.

sonriente y afable, el victorioso monarca. tá en plena

La mujer y la rosa duran un día; Pero su aliento,

Aún después de marchitas, perfuma el vier to

y

su

La virtud es la espina que te defiende; Con

ella armada,

Serás, cuanto más dura, más codiciada. Ya amarillas, ya blancas, ya purpurinas, Rosas verás acaso faltas de espinas; Pero ¡ay! paloma, : ¡La que no tiene espina no tiene arom: ! FEDERICO Noviembre

BALART.

de 1889..

que hastiado de aquella profusión

Rusen' Darro Levántase el lujoso portier y dos fajec-tos—que así pueden ser Arturo Ambrogi y Tulio Cestero como los hermanos Gallegos del Campo, muchachos todos cuyos talentos seducen y cuyos labios no conocen aún el bozc-= anuncian

ceremoniosamente:

<—Su Magestad el Rey Rubén!» _Y cuando os imagináis ver aparecer en la y espaciosa cámara á un rey orgulloso y

altivo, cubierto de condecoraciones de, órdenes egregio señor feudal horca y cuchillo, cubierto todo de acero—

los múltiples golpes que los envidio-

y los imbécilesle dirigen á cadaclado véis, llenos de sorpresa, que precedi o seguido de una multitud compacta

de fieles

cortesanos y gentil-hombres—los jóvenes de - América, como él q. nombra--—aparece, al fin,

y

de

notas

y

de colores,de flores y de perfumes, de sutilezas y

refinamientos queel orfebre exquisito derrochó cual poderoso nabad, en el 4zu/ (el más- bello, sino el más bueno de sus primorosos cofres artísticos) hoy sólo gasta de joyas que por lo ex-

cesivo

de su valor oblíganlo, quizás, á que las con parquedad. el palacio olímpico—á la vez alcázar

y

basílica—que para Los Raros ha fabricado,con caudal fabuloso de erudición y talento, encontraréis las grandes columnas corintias, los amricos, los bellísimos

los bajorelieves dó-

decorados

bizantinos,

los

enormes cielos razos jóriicos, las colosales estátuas marmóreas y broncíneas, pero no ha!laréis —estad de ello

seguros—las

latas,

los

biom-

bos, las flores de loto, las cristalerías bohemias, las sederías francesas, los medallones de Terracota y las acuarelas de Watteau y los paisajes de Frá Angélico que Darío, ámanos llenas, supo cologar en: sus demás obras. El monarca, pasada ya su pasión por lo pequeño,

aunque

«bello, se remonta ahora á lo gran-

de y eterno. A un bibelot que antes le seducía, antepone-hoy una roca; á una flor, una es-.

trella; á una joya una montaña!

Ko e

Es-

intensa

su conversación si amena, sobria. Parece como

plios corredores moriscos, Mujer: si osado el hombre tu honor ofende,

mirada

dulce, su fisonomía simpática y distinguida,su rizada barba y la elegánte sencillez de su persona —que sólo ostenta el lís de oro en la solapa— atraen desde el primer momento. Y los que habéis leído sus versos, los que habéis hasta rabiado con su palabrería exótica y copiosa y con la difícil lectura del verso libre que usa el gran decadente en sus últimas elucubraciones, quedáis aún más admirados al escuchar sus palabras si elegantes sencillas y

prodi -

Rivales en belleza y en lozanía,

juventud

Es, también, +.

que antes era sólo un paje favorito del Modernismo Francés: hoy es el rey triunfador y sin rivales, del Modernismo Americano, ya que sus caros hermanos, los corifeos excelsos, Martí, Casal y Nájera han muerto. Y +su reino, que es el más liberal de todos ES lo mismo que

es el de origen más noble—el del Talento—vese cada día más próspero y grandioso. El se ha impuesto en toda la América. Yá él vendrá á plegarse, muy en breve, toda aquella inmensa República del Arte ita y libre.

Y erftonces, sobre la estátua ciclópea,

la

corona de verde lauro—mejor que la de rayos de oro—cubrirá, frente de Rubén

los

tras

siglos,

la

radiosa

O. De Letras, Tacna

(Perú)


-_

2105

LIRA EXTRANJERA

JH ¡A esas esplendideces sucede la tempestad,

DESDEN

Y

El trueno confunde,

PAZ

corazón.

Os miro, tempestades de la vida,

con un desdén profundo. Vosotras me veréis á vuestro paso, inmóvil como el muro. No enturbiaréis lo claro de mi día,

tras plantas.

porque él ya está turbio.

os fuera dable evaporar

IV

mis sueños,

pues no acaricio hoy uno. Descenderán mugiendo los torrentes por sobre fango impuro;

El destino es fatal.

exánime en el musgo.... ¡ Qué tronche el huracán la encina añosa ! ¡ Qué se corimueva el mundo !

La suerte......(ya

los corazones

buho.

De*rtada.

porque en mi corazón la paz impera....

Yo hubiera querido descender á las

¡ la paz de-los sepulcros !

op:

Jesús

go y, ó infundirlos en tu corazón para

FLokrEs.

ayudaras á vencer obstáculos,

los por ta superficie del —

de

pecho, infundirte mi fé, mi valor

f

me

un

polo

á

contra

y mis

mi

creen-

cias, que fueras huezo de mis huesos y carne de

mis carnes,que tu dicha fuera mi dicha....y no

Triste está el cielo azúl, el concierto encantador de la naturaleza, triste el ruiseñor en su jaula dorada, á-pesar de los solícitos cuidado de su encantadora dueña. ¿Y como no ha de ser tisteza todo para mi muerto para la espazranza,

que

desparramar-

Yo hubiera deseado estrecharte

Lrumavezates

pobre córazón,

globo,

ó

otro polo, de un confín á otro confín, y sepultarnos en el vacío, abrazados eternamente.... .

e

e

entra-

ñas de la tierra, arrancarle sus volcanes de fue-

(Clombian >) A

lo

¿Quí de que me lamento?

tempestades del mundo;

DE

he dicho, ) como

V

Os miro con desdén...., os desaf'o,

MANUEL

lo

es, se sumerge en la cloaca,se encenaga, se en sucia, y luego sacude sus asquerosidades sobre los hombres qu no han cometido otro delito que el ser honrados......

se cubrirán de luto.... ¡ Menos el mío !....Lo veréis en tanto inmóvil como el muro y, cercado de sombras y borrascas, sereno como el

o

Jua suerte...... una ramera impudic >. El destino......¡es el destino!

los rayos dejarán á la avecilla

ín tal desolación,

Así yo, venturoso un día cuando-eras

miidea portí anhelaba, triste pajarillo, volar co mo el águila, escalar la cumbre más elevada tener en el mundo riquezas y dignidadesá mis piés, para á los tuyos ponerlo todo,con mi cora. zón que te adoraba......y que te adorará sien'pre, apesar del abismo que se ha abierto á nues-

ORIENTAL

No

contrista el espíritu, y

el vendabal que azota comprime los latidos de

vivo

para el dolor, muerto para tí que eras el encanto de mi vida, la más bella ilusión de mi alma soñadora? II

puede ser. Nos visitó la suerte, y en su visita

rastros:del pantano.

dejó

los

VI

Sé tú felíz, que yo, siéndolo tá, quizás puoda serlo. VII

Glorias, placer, riquezas ¿p»ra qué?

¡Qué espléndido despertar de un día!

Autómata que recorre en

frágil

barquilla

El sol dorado, derramando torrentes de oro sobre los picachos de las cierras;

el espantoso mar de la vida, no

Jido de la palmera americana, arpa eólica,

rosa de gericó, penetran en sus sentidos.

La alondra uniendo su canto tierno al que—

en-

canto de los bosques de mi Borínquen bella, el arroyuelo, serpenteando sobre su lecho de auríferas arénas, acompañando con su murmurio eterno el conjunto de la naturaleza, que es Dios.

necesita

nada.

Ni el aroma del jazmín de Malabari ni de la

¿Para qué habeis deir aloret por ricas mieles, si tiene las fauces secas?

sus

¡Dejadlo morir!

Allá, en ese instante supremo en que el es-

píritu se separa de la materia impura,

cos inefables y supremas delicias.

hay go-


*

3: 1)

==

¿Cuereis nada más dulce que morir aman do? ¡Y aún, eneste siglo de vil positivismo, hay pechos nobles que han podido sustraerse á la influencia del tiempo y de la corrupción de los sentimientos! Francisco E. MoxTaÑez. Montoso,

Enero

7 del 98.

Biografías

la carrera de los honores públicos; pero el poeta, “bien por modestia, bien por repulsión de su génio, ó por ambos

móviles, se negó siempre á aceptar destinos oficiales Ó palaciegos, como llamado al de la inmortalidad por otro camino.

Amado y aplaudido de todos, Horacio solía pasar la mayor parte de su tiempo en la Sabina, quinta situada cerca

Universales

de Pibur, Mecenas,

Quinto Horacio Fiaco, gran pocta clásico de la antigúíedad latina, era hijo de un liberto y natural de Venosa, en la donde nació

J.C. Su padre, público, hizo los mayores sacrificios para educar á Horacio, cuya precocidad de -talento inspiraba las más

el año 64

qu- tenía

antes

un

y en donde

componía

sus inspi-

rados versos y recibía á sus amigos, hombres más ilustres de Roma.

HORACIO

Apulia,

que debía á la generosidad de

los

Horacio tenía un carácter amabilísi-

mo

y simpático

cillo, modesto

por su

trato

y digno.

sen-

dulce,

Era epicúreo,

como filósofo, es decir, hacía consistir la felicidad en el cultivo de la inteligencia, en la tran-

de

destino

práctica

quila

de las virtudes y

el

en

goce de

moderado

;no los" placeres cristiano era porque murió 9

lisonjeras es-

Ce

antes

años

peranzas. Horacio estudió ballas letras en Roma y en Atenas con admi-

Horacio fué sin disputa uno de

rable aprove-

clásica

Jesu-Cristo. Como pocta, los génios más brillantes de la

chamiento. Luego siguió

el partido

de

Bruto

la

en

gaerra

CALLE

DE

MENDEZ-VIGO

ro,

“civil

que siguió á la mierte de César, asistiendo como tribuno de un1 legión á la bataila de

Filipos;

pero

después

de

la

derrota del ejército republicano, volvió á Roma, donde tuvo que buscar medios

de subsistencia á consecuencia

de haber

entró

en

relaciones

amistad con Virgilio

y

les le presenta:01

Mecenas

á

Vario,

de

los

cua-

y á

Au-

gusto, cuya protección mereció. Augusto hizo que se le devolvierán- sus bienes, le dió muchas pruebas de su liberalidad

y

y otras

de

quiso

hacerle

entrar

en

la

Ana-

Sus epístolas y sátiras son mo-

delo de urbanidad y benevolencia en medio de su intención sarcástica; y su Arte poética, fundado en la misma naturaleza y dictado por la razón, es y será siempre el código de los hombres de buen

perdido sus bieres.

Muy luego

ingenuidad y gracia juguetona creonte.

latim:-

En sus dad. odas toma á veces la entonación de Pínda-

En la so cita sin llama el Apóstol. su elogio.

gust.

república literaria, á Horacio necesidad de nombrarlo: se ie Poeta, como á San Pablo el La misma antonomasia hace


- CRONICA

TE

LA

Grata impresión ha producido en nuestro sér una carta del distinguido caballero don Manuel Vazquez Alayón, carta que, con el beneplácito de su autor, nos vamos á permitir publicar, no sin nuestro profundo

Alayón:

manario mucho que les satisface y agrada, pero los más necesitan ver externa-

agradecimiento

hacia

da en sus páginas la nota fuerte,la sátira que re

Hace cerca de un mes

que no recibo

visita de “La Revista Blan-

ca”. Acostumbrado á ella, crea que lamento su falta. ¿Es tal vez, que la ha suspendido usted?

:

A las alturas Cel positivismo en que

vamos viviendo, resulta aquel

periódico

lítica, y “La Revista Blanca”

era algo

una necesidad; que no ha de ser todo poasí como el descanso en las sugestionada

luchas de la á los

comba-

t>s continuos. Y porque me hace falta, me tomo la libertad de dirigirle la presente, pregun-

tándole por la. buena

amiga

que

antes con regularidad á visitarme,

yéndome

los

ciudad.

recuerdos

de

mi

venía tra-

querida

Hace unos dias le envié un articulito. A “La Revista” dedico las manifes-

taciones de mi espíritu, porque ella es la

que hiere Ce modo grato mi sensibilidad, enscñándome en sus grabados

que me son queridos,

ó bien

los bellísimos rostros de hijas muchas,

los

sitios

mostrando

mayagíezanas,

de amigos de la infancia.

Suplícole dispense estos párrafos, y

si por acaso ha sido olvido el no mandarme aquella publicación que usted tan

bien dirige,le agradeceré dé

ra que se me siga sirviendo.

órdenes pa-

on gracias, tengo el gusto de nerme á sus órdenes atento S. S. O. B. S. M. MANUEL

VAZQUEZ ALAYON.

ce,el chiste que hiere.el vo- -

cablo d

Distinguido señor mio:

imaginación.

nica anterior que dá á conocer, aunque entre lineás, los motivos que la retardan y obstaculizan. Tenemos comprobantes con los cuales podriamos atestiguar que las personas

de. buen gusto y amantes de la cultura y del progreso, encuentran en nuestro se-

Señor don Mariano Riera. Mavagúcz.

la agradable

BLANCA desearía ver

testimonio de

dejar consignado antes el

el indicado señor Vazquez

Revisra

la luz pública con la regularidal debida; pero ya dijimos algo en nuestra cró-

po-

le sentido que

mortifica;

el

asunto de actualidad, pero tratado con esa fraseología candente que provoca el disgusto,

que satisface á los

más

que los más encuentran también

y

en

motivo

de censura para el quela esgrime,tachando entonces de exagerado al que quiera

darles gusto

y de

cobarde

á quien ro

apeló á los medios violentos para

defen-

derse si se creyó lastimado. Este es el periodismo que agrada. Por eso será, sin duda, que nuestra publicación se vé obligada á luchar con las terribles olas del mar de la indiferencia. De nada vale que procuremos hacer relación de nues-

tros

más

renombrados

tengamos nuestro

escritores;

semanario

que

á disposi-

ción de los literatos todos del país, quie-

nes hallan en LA REVISTA un

periódico

adecuado para dar á conocer sus proJuc-

ciones, evitando así que se pierdan en el olvido los frutos de sus intelectos; publicación casi obligada á' coleccionarse y

archivarse siquiera por los fotograbados que lleva. Esos mismos fotograbados nos cuestan, no pocos sacrificios y estudios al director artístico de LA REvIsTA, sinc desembolsos holocausto del país,

crecidos, todo en del terruño, para

que se

publicación

cimente

una

dónde

poder medir la cultura intelectual de sus

hijos y dónde se vean los retratos de los

coterráneos predilectos de la inteligecia,del trabajo y dela honradez,así como el florón más preciado de la belleza de las hijas de este jardín tropical. No hemos hecho más, porque no hemos podido hacer más e estos pueblos

Cónde

ni existen

dibujantes

á cuienes


301

poderles

confiar esos

trabajos

expontáneos, llenos de sfprif, to; ni se muestran generosos

fía, en el cuaderno que tenemos en preparación, con el mayor número posible

—lijeros,

de momenaficionados

de retratos de los hombres políticos que

debate regional

de

la

y fotógrafos(salvo excepciones) enviando sus trabajos al semanario que los prodi-

se barajan en el

garía á la vez que les serviría

Bien merece conservarse como recuerdo bendito el retrato del hombre que traía el ramo de Olivo á esta provincia española, el beso de paz del amor

de

cio, como acontece en otros países. Aquí se nos exige más

Autonomía.

anun-

de lo que

se

tiene derecho á exigir. Parece que no se toma nadie la pena de pensar en los gastos de una empresa como

la

abordado, no se toma nadie

que

la

hemos

pena

de

censúrarse así mismo el retardo del pago

de las suscripciones después de recibir por algún tiempo el periódico, no se piensa en los agentes que retienen

altre, que el papel que empleamos,

supe-

- rior al que se emplea en todos los demás periódicos, se nos regala,imagínanse que los fotograbados se hacen facilísimamente y que los operarios y valiosos ingredientes cuestan lo que valdría un tonto.

He aquí á grandes rasgos lo que nos inspira la noble carta del señor Alayón;

No quisiéramos

el pretexto de podel alma para que ciertas cosas que no las dijéramos.

que

desapareciera

LA REvIsTA BLANCA, porque ella constituye una de nuestras más acendradas afecciones, ella forma parte de muestro sér espiritual, ella es nuestra amada predilecta, como dijo un notable escritor puertorriqueño. Perosi desapareciera,

ciencia del pueblo puertorriqueño, del enviado por la madre que por fin le hate justicia á sus hijas antillanas. ——

sido nuestra

la

culpa.

——

REPERTORIO HISTORICO DE "Tro-Rico.

—Hemos

tenido

el

PUER-

gusto

de

recibir el tercer cuaderno de la importantísima publicación que lleva por título el consignado al empezar estas líneas.

Esa obra que honra á Puerto-Rico y á su autor, don Cavetano Coll y Toste, merece figurar en todas las bibliotecas.

En La REVISTA BLANCA se admi-

ten suscripciones.

El Sr.

Lcdo.

D.

Alfredo

Arnaldo

Sevilla ha tenido la atención de: invitarnos para la asistencia al acto de recibir

al ilustre jefe del partido Liberal Autonomista don Luis Muñoz Rivera y al meeting que ha de celebrarse en nuestro

coliseo el dia veinte y tres de los corrien-

tes.

Agradecemos lá atención.

desgraciadamente para nosotros, podríamos con orgullo levantar la frente muy

“alta y exclamar: no ha

paz anhelada por la con-

dinero ya

cobrado, con lo cual se nos estafa miserablemente. Júzgase sin duda, que los operarios de nuestro taller viven del

á quien agradecemos der abrir las válvulas se sepan de una vez nos harían estallar si

peninsular; la

——_

Dada la cultura del Casino de Mayagñez, no podía ésta dejar á sus nume-

admirasen

rosos socios sin que

una de

las verdaderas precocidades artísticas

del siglo XIX. Publicamos en

la

el retrato del General

(Q.

presente

Gonzalez

edición

Muñoz

E. P. D.) tal cual lo ofrecimos en

nuestro número anterio, á reserva de dar

á la estampa un fotograbado

de mayor

tamaño, copia de una magnífica fotogra-

A

E

Ños referimos á que en los salones de aquella sociedad dejará conocer, el dia veinte y cuatro de los corrientes, el niño Gabriel del Orbe, la dificil facilidad con que maneja el instrumento que inmortalizó á Paganini.


«>

A

is a os

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