Revista Blanca (28 ene. 1898)

Page 1

Num. 2í

Enero 28 pe 1898,

Mavaictez.

HH.

Año

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Ed

Poziódico

:

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A

PALMER

RIERA

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Dinecton-Profpistarn

MARIANO

Aztístico

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y

Siltezazio

uma

EN MIS CANTARES

YI Si dices que nada puedo

¿En dónde está tu cariño?

Porque no tengo moneda,

“Quise buscarlo, alma mía, ,.

Y he llegado á convencerme

He de probarte que existe

“EL

De que es un “MAR SIN ORILLAS.”

PODER DE LA IMPOTENCIA.” *

+

Y

*

*

Si atrevido el pensamiento

Si me quieres desde ahora Y hasta morir me idolatras, Verás la dicha en el mundo

Pretende manchar tu vida, Que caiga sobre mi fama

“¿COMO EMPIEZA Y ' COMO:ed ACABA.”

Eternamente '““EL: ESTIGMA. ” *

e

* Y

*

*

;

rte

Como para yo

Si por un beso de amor,

Me dás un beso de engaño,

*%

+

:

No me faltarándas'Coplas,

Habré de encontrar, morena,

Puedo afirmar que es mi lira

Al fin “LA MUERTE EN LOSLABIOS””

“«MANANTIAL QUE NO SE

AGOTA.”'

MaRIANo RIERA PALMER

pS

Rs

3

,


o

'ANNUCHKA

ta

a

pode

hd

A

—No losé. Algunas veces me dan ganas de llorar, y me pongo á reir. No

debe juzgárseme por mi modo (CONTINUACION)

cirme.

—¿Es que se ha aburrido V. sin mí?—la contesté. Annuchka me miró á hurtadillas, y

casi en seguida me dijo: —Sí. . ¡Qué hermosas

deben de ser

las montañas! Son altas, más altas que las nubes. Cuénteme V. lo que ha visto. Ya: ha hecho V. el relato á mi pero yo no he oído nada.

-—Porque no ha querido

que se salió. —Me salí

hermano,

V.,

puesto

porque....Pero,

ya

V. cómo ahora no me marcho—añadió con tono cariñoso.—Esta mañana estaba V. enfadado.

—¿Qué estaba yo enfadado? — ¡Sí! —¡Qué ocurrencia! ¿A asunto qué? ?

de :

— No sé nada; pero estaba v. enfadado, y en esa misma disposición de ánimo se marchó. Me contrarió muchísimo

verle irse así, y estoy satisfecha que ha vuelto V. —Yo

también

estoy

muy

de ver contento

de estar aquí.

Annuchka hizo con los hombros ademán como el de los niños cuando agrada una cosa. —¡Oh, sé adivinar!

—continuó.

un les —En

otro tiempo, por la manera como tosía mi padre, adivinaba yo si estaba contento de mí ó no lo estaba.

Era la primera vezque me

hablaba

de su padre, y me sorprendió. —¿Amaba V. mucho á su padre?— pregunté.

Y

de

pronto

advertí,

con

gran disgusto mío,, que me ruborizaba. —No—me respondió, y también se puso encarnada. Guardamos silencio durante algunos

momentos. ¿Y

el

relato

de

V?—me

¿qué hay de aquella

leyenda sobre el hada Loreley?

¿No es

su peñasco el que se vé desde aquí? cese que en otros tiempos ahogaba

á todo el mundo, enamorado,

Rhin.

pero

que

Díella

habiéndose

se precipitó ella misma en el

Me gusta ese cuento.

Doña Luisa

sabe'muchos y me los cuenta todos.

ña Luisa tiene un gato con

Do-

ojos

amari-

levantó la cabeza

y sacu-

llos... Annuchka

dió los rizos de sus cabellos. ... —¡Ah!

En dejarse

¡Estoy muy contenta!

aquel oir

momento

comenzaron

á intérvalos sones

nos y lentos.

Algunos

á

monóto-

centenares de vo-

ces salmodiaban á coro

un cántico

reli-

gioso, con interruciones acompasadas. Más abajo de nosotros apareció en el ca-

mino una larga estandartes. —i¡S1 ellos! —me

procesión

con

cruces y

fuésemos á reunirnos con dijo Annuchka, prestando

oído á los cánticos que llegaban hásta nosotros debilitándose poco á poco. —¿Con que es V. piadosa? —;¡Iría á cualquier sitio lejano para sacrificarme, para realizar una obra

ligrosa!

Sin eso

transcurren los

pe-

días,

pasa la vida inútilmente...

—Es V. ambiciosa.

abandonar la vida sin su paso?

¿No querría V.

dejar

huellas

de

—-¿Es, pues, imposible? : —h Imposible !I—iba á respondetla; pero miré sus ojos que brillaban con ardor, y me limité á decir:—¡ Inténtelo V.! Dígame V.—repuso al cabo de un corto silencio, durante el cual pasaron

no sé qué sombras por su rostro, que había palidecido de nuevo—....¿con que le gustaba á V. mucho aquella

dama....

mi her-

lo se-

mano brindó en

mañana

dijo á

Me eché á reir. —Su hermano de V. bromea: ninguna mujer me ha preocupado, ó por lo

media voz.

—¿Por qué se echó V. á reir al instante de verme?

A propósito:

de condu-

ya sabe V....aquella por quien

El humo de un barco de va-

por alzábase á lo lejos en el Rhin; guimos con la vista.

dy

las

ruinas,

la

del día de que data nuestro conocimiento? 7

menos me preocupa ahora.


—¿Y qué le gusta á V. en las mujeres?—me preguntó, echando atrás la cabeza con pueril curiosidad.

— ¡Vaya

una.

pregunta

ba! —exclamé. Annuchka

se turbó en

—No

habérsela

¿no

es

debí

verdad?

hzcho

Perdóneme

por la cabeza,

se

y por eso temo

—;¡ Hable

á

V.,

V.:

acos-

me

pasa

hablar.

V., se lo suplico! No tema

salir

de

su

boca

una risa

dulce y leve. —¡ Vamos,

cuénteme

Je: —replicó, arreglando la falda

sobre

las

usted

su

via-

los pliegues de

rodillas,

como

si se

instalase para largo tiempo.—Comience usted, Ó bien recíteme usted algo por el estilo de lo que me leyó de Oneguine (1). De pronto se quedó pensativa, y murmuró en voz baja: ¿En dónde están hoy la cruz,

Los cipreces y los sauces Que

señalaban

es

así

la tumba

continuó “siempre pensativa.

como

se

Y dijo lue-

hable

usted!

Mas no pensaba yo en esto, sino en mirarla. Inundada por la cálida luz del sol, me parecía tan tranquila, tan sere-

na!

tros piés, por encima de nuestras

zas, la campiña, el río el cielo,

sé qué

todo es-

—¡Vea usted qué hermoso!—dije ba'ando la voz involuntariamente. —¡Sí, muy hermoso! —me respondió

ella en el mismo tono, sin mirarme.—Si usted y yo fuésemos aves, como nos lan(1)

decirla.

vez?

Me

parece

—¿Sabe usted valsar? - me

dijo de

que nunca he alzado el vuelo hasta ahora. Annuchka se quedó otra vez meditabunda. Me incliné hácia su lado. pronto.

<

— Si—contesté un poco sorprendido por aquella pregunta. --Pues entonces, vamos á escape;

venga usted.

Voy á rogar á mi hermano

que nos toque un vals. Nos haremos cuenta de que nos han brotado las alas y de que volamos por el espacio. Echó á correr hácia la casa, me lancé en su seguimiento, y apeñas habían transcurridos

algunos

minutos

cuando

girábamos

ya en la estrecha sala, al com-

pás de un

vals

de

Lanner. gracia

Annuchka y

fogosidad:

todo

ese

infinito

Célebre Poema de Pou<hkine.

(2) nodriza.

En lugar de madre, el texto ruso dice

(3)

Nombra de la protagonista del poem>.

virginal.

conservó

mano la impresión

su

mucho tiempo

de

sentí

su

aún

flexible rápido con

mi

talle; alentar

cerca de mí, y soñaba

yo

oscuros,

y

semicerrados

da, en torno de la cual

revoloteaban

inmóviles

de

Durante

largo tiempo después

los

aquella fisonomía expresiva aunque

ojos

de

páli-

los

rizos de una perfumada cabellera. X

cabe-

tiba radiante; hasta el aire mismo parecía saturado de esplendor.

;

—No

In derredor de nosotros, á nues-

zaríamos al espacio, á

por

quila, ya le nacerán las alas. —¿Usted las ha tenido alguna

repente en su rostro

exactamente

—¡ Vamos,

levantan

encima de esta tierra; estése usted tran-

no sé qué hechizo femenino apareció

expresa Pouchkine (2)—la dije. -—Hubiera querido ser Tatiana (3)— go con viveza:

se lo enseñará á usted.

bailaba con mucha

De mi pobrecita madre?

—No

—La vida

Hay sentimientos que nos

nada. Soy tan feliz al verá V. menos altanera! Annuchka bajó los ojos, y por primera vez oí

Pero no somos pájaros. —Verdad; pero pueden salirnos alas. — ¿Cómo es eso?

estrafala-

seguida.

. tumbro á decir todo lo que

azul!

'Podo aquel día pasó de la manera más grata. Nos divertimos como criatu-

ras.

Annuchka era gallarda y cándida.

Gaguine la contemplaba

embebecido

de

gozo. Salí muy tarde de su casa. Después de llegar al centro del Rhin, encargué al barquero

que

merced de la corriente. agua

dejase

la barca á

El viejos qué del

los remos, y el magestuoso

río se

ads Hetd. Miré á mi alrededor, esenchc, me acordaba... . De golpe sentí un profundo trastorno dentro de mi corazón. Asombrado, alcé los ojos al. ci-lo; tam-

E =


poco él estaba

tranquilo.

Sembrado de

estrellas, el cielo entero parecía moverse, palpitar, estremecerse.... Me incliné

hácia el río: pero allá abajo, en aquellas frías y oscuras profundidades, temblaban

y se removían también las estrellas. Todo parecía animado por una inquieta agi-

tación, y mi propio turbamiento no hacía sino aumentar.

Me apoyé de codos

en la

Cuando entré en la estancia, ruborizóse Annuchka; advertí que llevaba nuevas galas, pero, la expresión de su fisonomía no hacía parejas con su vestir:

estaba triste.

¡Y yo que iba tan alegre!

Hasta creí notar que, según costumbre, estuvo á punto de huir; pero que habien-

do hecho

un

esfuerzo

por eso se quedó.

sí misma,

sobre

se encontra-

Gaguine

sa en mis oídos,cl chapoteo del agua que

ba en ese particular estado de exaltación que, como un acceso de furia, acomete á

se abría en surco trás la popa,me

los

borda de la barca... El susurro de la briirrita-

ban, y el frío aliento del oleaje no me ri os Un ruiseñor se puso á cantar junto á la ribera, y

la

dulcedumbre

mo un

y ardiente.

de aquelia voz melodiosa me invadió coveneno delicioso

me llenaron

de. lágrimas

los ojos,

Se pero

no eran lágrimas de una exaltación sin motivo; lo que cxperimenté no era la confusa emoción de deseos vagos....No era. aquella efervescencia del alma que quisiera abarcarlo todo con un inménso abrazo, por parecerle que comprende y ama á todo cuanto existe.No; habíase encendido dentro de mí la sed de la dicha. No me atrevía aún á precisarla; pero dicha hasta la hartura: he aquí lo que vo apetecía, lo que arditenemente deseaba.

Sin embargo,

la barca seguía bajan-

do el curso del río, y dormitaba

el

viejo barquero

inclinado sobre sus

“aficionados'?

se

cuando

imaginan

haber sor prendido : y fijado el natural.

Estaba de pié, despeluznado y cha-

farrinado de colores delante de un lienzo y dando vigorosas pinceladas á dies: tro y siniestro. “Me saludó con un ademán de cabeza qué tenía algo de feroz, retrocedió unos pasos, entornó los ojos y se lanzó de nuevo contra su cuadro. Me guardé mucho de molestarle, y fuí á sentarme jJunVolvió ésta lentament> to á Annuchka. sus sombríos ojos hacia mi sitio. —Hoy no está usted como ayer —diJe, después de haber intentado en vano

hacerla sonreir.

Es verdad,

no

toda la noche.

—¿En qué?

remos.

ESA Ye

AA

Ta

Ze

Al salir de casa la mañana siguiente para encaminarme á la de Gaguine,no me: pregunté si estaba enamorado de Annuchka, pero no césé de pensar en

por su suerte.

Me

convencí de que la comprendía sólo desde ¡la víspera; hasta entonces habíase

descarriado de mí. En fin, ahora que se me había revelado, ¡qué hechicera luz rodeaba á su imágen, qué original era y cuánto prometía! Seguí de propio intento el camino que tantas veces había yo recorrido, di-

rigiendo á cada paso los ojos á la casita blanca que á lo lejos

cosas.

Es una costumbre de mi infancia, de los

XI

ella, de preocuparme

la

misma, me respondió con voz lenta y ¡No he sorda;—pero eso no importa. dormido bien! He estado reflexionando -—¡Ah!/ Dios mío, en muchas

e

soy

se

mostraba.

tiempos en que aún vivía con mi

madie.

Pronunció con trabajo

última

esta

€ palabra, pero la repitió. -—Cuando yo vivía con mi madre... me preguntaba con frecuencia á mi misma por qué. ninguno de nosotros sabe nunca lo que le ha de suceder, y cuál es la causa de que, aún previendo. una des-: gracia, no se pueda evitarla, Y también, por qué no se ha de poder decir toda la Esta noche he pensado en que verdad.

era preciso instruirme,

en que no sé na-

da; tendría necesidad de una nueva eduNo he cación, he sido muy mal criada.

aprendido dibujo, ni piano; apenas si sé

No

tenía fijo mi pensamiento en un remoto porvenir, ni siquiera estaba preocupado por el mañana: ¡era feliz!

IvVAN (Continuará).

TURGUE ¿NEF


306

ERA AÑPHLAÑA PARENTESIS Dichoso aquel que no ha visto más 7.0 que el de su potrin.

ya

Tras diez años de luchas incesantes quiero vagar, como antes, junto á la márgen del humilde río que tantas veces ofreció á mis penas la paz de sus arenas

y la quietud de su ribazo umbrío.

Corren aquí cual líquidos cristales, otras linfas iguales, á las que ví correr hora por hora;

en su murmullo lánguido y doliente, el espíritu siente toda una juventud que pasa y llora.

para sentir la intensa vibración

del esfuerzo y de la vida.

¿A dónde voy? (Que el porvenir responda. ) la sima es negra y honda; pero es la abrupta cima ingente y clara. Soy de los que en la liza perseveran, y, sin temblar, esperan la gloria ó el peligro cara á cara. Mi musa altiva, que el placer rehusa, fué la trágica musa contra todos los dogmas insurrecta; armada con el yambo deslumbrante,

marchó siempre adelante

y, entre cien líneas, eligió la recta. Nunca en el lodo de pasiones malas mi inspiración sus alas quiso plegar; en la batalla ruda un triple empuje á confortarme viene: mi aliento me sostiene; ni fé me salva; mi intención me

Yergue sus ramas el laurel afejo, que en el móvil espejo de las aguas refleja su verdura. Y los cactus de flores amarillas ocultan las orillas

á modo de silvestre colgadura.

Entre tanto, aquí están mi soto umbrio; la márgen de ni río; el tronco entre la fronda abandonado;

el laurel verdinegro y la corriente que surgen de como imágenes

De las cercanas froudas en un hueco se esconde el tronco seco

en que, al rumor de la corriente leda, daban impulso á mi ambición temp:ana las odas de Quintana

y los nerviosos cantos de Espronceda.

escuda.

repente

vivas del pasado.

Cuando

ansío la calma y el reposo y, al azar, silencioso, en esta muda soledad me pierdo, sin que el bullicio mundanal me estorbe, ¡cómo mi sér absorbe el balsámico aroma del recuerdo!

Nada se altera en el rincón querido; "-hasta el manso ruído,

Mis creercias, mis dudas, mis

es el mismo paisaje; no varía;

que fuí dejando en pos, lacias y mustias;

que en mis ensueños arrulló, persiste: lo encuentro como el día

en que le dije adios, convulso y triste. En cambio, de mí propio ¿qué me resta? al subir la agria cuesta :

rodó de mis quimeras el bagaje,

y, aunque huello con ímpetu el camino errante bedúiino,

tardo en llegar al término del viaje. Arriba, lo ideal:

foco de lumbre

que irradia en la alta cumbre

sobre los mundos su calor eterno;

abajo, lo real: nébula oscura

amores,

las no olvidadas flores

3

lás tumultuosas esperanzas mías; mis locas alegrías y el inmenso caudal de mis ngustias; algo que dura en mí: caduca historia que puebla la memoria y evoco á veces, si en tristezas vivo, para que agite mi organismo inquieto con su influjo secreto á manera de suave reactivo.

¡Adios, orilla plácida y amena, en cuya paz serena

; que tiene la negrura de la noche y los fríos del invicrn».

respiro de otro ambiente la frescura: ¡Adios, remanso queen tu fondo guardas las visiones gallardas. de mi primera edad, dichosa y pura!

Y en la pendiente yo: fuerza que avanza; voluntad que se lanza;

Vuelo á buscar más anchos horizo=t >s:

alma que busca la verdad perdida

y se sumerge en la penumbra densa,

la cuenca de tus montes

me: oprime como un cerco de granito;

.


307

s

AR TI

— n=

+

A

==

———— e

sin En tu hermosura late un alma No águila que se eleva sino virtudes.

persrectivas; Vuelo á encontrar más ámplias tus ondas fugitivas no sacian ya mi sed de lo infinito.

gusano que

Si mi destino aborta,

y torno á demandar calma y olvido

Aucustro

¿reservarás en tus riberas pías el sitio que solías

á la altivez estóica del vencido?

> O ————

rodaré bendiciendo

la causa en que fundí mi vida cntera; vuelta siempre la faz á mi pasado, y, como buen soldado,

GALRIEL

envuelto en un jirón de mi bandera.

-

DA

tus

á

uno

la concien-

Seduces con

No tiene res sino cueva de amarguras. la magnificencia de los cieles sino las traiciones del abismo.

Ofreces el paraiso y das el in 5

bendita

miel

el desengaño insoportable.

es

No calmas el dolof,ro sacias el acíbar. deseo, no recompensas el sacrificio!

eterno.

alegrías

las

del. amor

Tus labios no están hechos para

exkalar la oración sino para

blasfemia.

despedir la

Te alejas del cielo!

Al fin caemos en el lazo que tiendes.

Te

Vences por la fuerza!

en el

gozas

Celebras el infortunio dolor del cielo. Cuando á tus piés mueren de la ontina.

los corazones

lanzas,

gre de tu victoria

la

carcajada

abominable.

Te

ale-

di-

ría ángel sino te llamaras Lucifer. Hay aves sin cánticos y flores sin perfume!.... La inspiración se apaga al contemplarte. juventud!

FiTERRE.

Marchitas el ideal

de la creación;

para será

ja-

ra comás sinó el espacio en que tanto la Tier seguir el mo los demás planetas necesitan para se er-

ble como la hoja de los árboles. ¡Engañas! Tu espíritu no es centro de luz sino No es nido de dulzofoco de sombras.

Desconoces

EMILIO

que, la bóveda del cielo no ha sido ni

Cautivas con un rayo de tus pupilas. , una sonrisa Ce tu boca. Y eres pérfida como la onda y volu-

Premetes la esperanza

OK1F.—

creerlos fuera de las facultades del" hom-el

en el infinito campo

Cie-

El curazón se rinde á tu poder.

cia. Tus gracias hechizan.

TEL

bre tan limitadas como mezquinas—endos s y mun misterioso mecanismo que agita sole los

¡ CCOQUETA:

plantas con la esclavitud de

CróARA los que como el autcr de esta por nica, nunca han parado su atención,

RIveRa.

Muxcz

cae

——

09

-

yo, delirante, frenético,

MALARET

CRONICA

uendo No caeré; más si caigo, entre el estr

Luis

y

debiera ser luz. Es lobo y debiera sercielo. Es perfidia y debiera ser imocen cia.

La vejez llega; la existencia es corta. ,

se arrastra....es sombra

de la

curso que su órbita les señala, perplejo un modo cuentran cuando pretenden resolver de ligencia satisfactorio el problema de una inte traiza real do, que sin tiempo, espacio ni métc acos erio crit bajos superiores á lo que el sano ad. verd es Tambien iumbra ver diariamente.

de conque aquellos inclinados á otras clases giosas, clusiones en materias filosóficas y reli dedor de vagan con la mayor incertidumbre alre la anaquel ideal sustentado por un filósofo de

cosas tigiedad, cuando representaba tcdas las ientos sam pen los de corporales como la scmbra de Dios. na— El caso es que existen fenómeros en la que y r, turaleza incapaces de poderse califica llas aque el niño Gabriel del Orbe es una de de cucreaciones de pasmosísima concepción,

riosísimo estudio, y de eterna contradicción. dificil

Decir que es una precocidad en el en el instrumento de Paganini; que es notable ruinst los de ato manejo del más arido é ingr de os str mae sin mentos de música, decir que ecperf de o grad un notoria capacidad alcanza

puede

ción que solo el trabajo conciente

otor-

gar, es decir aún muy poco; porque en este

ño portentoso se reune á una

ejecución

ni-

relati-

r de una vamente intachable, el misterioso pode

Cuandose presenta interpretación milagrosa. todo al auditorio con aquella modestia del que de as piez las de ra quie lo ignora y ejecuta cual la de l ánge el que ce su variado repertorio, pare

alas

música batiendo sus harmónicas

posarse cariñosa sobre Una alma en la ben existir en germen

mundos

de

viene

á

que de-

inspiración,

move-. y, bendecirle con aquellas sencillas y con s de . s palabras que dirigían á los spalmista dora


308

dE

la iglesia antigua cuando iban á tomar posesión: de sus cargos:

'*que tu corazón crea lo que can-

ta tu violín, y que tus acciones prueben, lo que cree tu corazón.»

El intérprete es un nuevo creador,

y para

más grandiosa que caber puede en ideales

el realizar una creación digna de señalarse en nmundo del arte sin los conocimientos profu que dos que este trabajo exige, es preciso creer efeclo que los en algo sobrenatural se agita po” tuan, algo que solo se encuentra en los que en son lo que 0 secn la intuición del genio, realidad. Los hombres que dirigen la nave del .estan do en la República Dominicana ya conocerá por que el patriotismo verdadero siempre vela de todo aquello que pueda dar á la patria días otro a raci desg por si más grandezas y honores;

quien

alcanzó arcos de triunfos fué la señorita

rioza

fusión.

Emilia Rivera, y los r ¡¡vivas!! se dejaron por ahora para los que más tarde vivan de tan glo-

Eterna luna de miel para los que alcanzaron el ideal que ambiciónaban, y nuestra felici-

tación más calurosa por la galante y fina atención con que nos obsequió la familia de nuestro respetable amigo el Sr. don Mamerto Infanzón.

E. SIMON.

LIRA PEMINSULRA

orden de cosas y necesidades impidiera el envio del niño Gabriel 4 un conservatorio Europeo, sub-

los Cominicancs todos están en el deber de rnasanar este descuido y pensionar extra gube l ánge tivamente á un compatriota á quien el de de las Bellas Artes ha besado ya con el beso la inmortalidad. Creemos altamente perjudicial para el nicoño del Orbe el estudio de piezas difíciles trade clase esta mo las que ejecuta, porque ria bajo sin un maestro conocedor en la mate o ácul obst un lo llenan de defectos, que serán para que en el día de mañara pueda alcanzar u-los honores que-ya le brinda su genial instr , ción artística. % *

Nuestro muy querido amigo Emilio Fite furre es el fusionista más enrage de todos las ienrend Comp siomanías habidas y por haber.

do que su corazón necesitaba una reforma para distrutar de felicidades duraderas, no ha titu beado en despojarse heróicamente de su liber

tad de soltero, y rindió el más hermoso tributoal ando incienso en el altar de Himeneo,

quem la fusionarse de una vez y para siempre con a.” River ia Emil distinguida y virtuosa Sta. doña

La gentil Emilia no juzgó prudente que un

el corazón que á ella se había consagrado por por afecto y el cariño más vehemente, sufriera

es más tiempo las amarguras «de unas libertadlla aque con y le, eder que sólo ella podía conc y con la scbenignidad que inspira el

cariño,

guridad de que tanto la metrópoli como la colonia estaban llamados á disfrutar de la Autonomía que otorgaba, se erigió en Reina soberana

“y augusta por una concesión que llenaba legíe timas aspiraciones y que abría en el horizont o

campos en que

la ilusión

desde

un

no

bles, y entraron á disfintar de una felicidad que es manantial inagotable de todas gracias ? : y beneficios. a; River z Muño á Allí no hubieron vivas

principi

urosas hacía brotar nuevos gérmenes de vent realidades. Y en noche memorable, y acompañado por apóstoles y adalides ya viejos en esta clase de

política, se implantó tranquila y -religiosamens, te una Autonomía que hizo de dos corazone n fusió la ntos imie de dos voluntades, de dos sent

RIMAS Hoy como ayer, mañana como hoy Y siempre igual ! Un

cielo gris, un horizoate eterno, Y

andan!

andar.

Moviéndose 4 compás, como una, estúpida Máquina, el corazón: La torpe inteligencia del cerebro, Dormida

en un rincón,

o. El alma, que ambiciona un paraís Buscándole

sin fé;

Fatiga sin objeto, ola que rueda

Ignorando por qué! Vox

que

incesante

con

el mismo

tono

Canta el mismo cantar ;

Gota de agua monótona que cae, Y

cae sin cesar!

Así van deslizándose los días Unos de otros en poz,

Hoy lo mismo «ue ayer.

.

- .y todos" cilos


9

200

Sin goce ni dolor.

y

del mensaje bastó á decidirme. taba, señores, de un parto, y

¡Ay! á veces me acuerdo suspirando

sible que trás

de

- Se 'traera

semejante

invocación

á mi deber, se ocultzse una celada. Ya supondréis, pues, que seguí al misterio-

Del antiguo sufrir

Amargo es el dolor; pero siquiera,

so delegado;

quien

no obstante

sus

dome por los más peligrosos senderos de la montaña con verdadero instinto de

GUSTAVO A. BECQUER.

cabra. Al cabo de media una

pelada

meseta,

de

hora

llegamos

donde

á la derecha y nos introdujimos

57” 47

no he visto quien tenga tan

re-

pleto saco de aventuras,

ni quien

las vaya sacando con tanta

seriedad

Meredith, de

como el doctor Arthur

Sus la Universidad de Cambridge. amigos solemos decirle que en Andalucía, del

castellano

las andaluzadas que

ade-

aprendió

en donde vivió diez años, más

habla,

que

ceceoso

acontecido.

la han

le fuí

Terminada la comida en que

presentado,

sirvieron los

café,

mozos el

trajeron cigarros y comenzó el fuego yraneado de anécdotas con que rematan todas las agapes americanas. Cuando llegó su turno

nuestro

á

descenizó

doctor, enderezóse en la silla,

el cigarro, escurrió el resto de una copita de Jerez, como para evocar la musa gaditana, y dijo:

—-Estando yo el año pasado en /Zo? Springs, como médico de una dama de Baltimore que á aquellas saludables regiones de la Carolina del Norte había ido á ver si los pinos le fabricaban un

recibí

pulmón núevo, extraño,

muy

un'mensaje

del cual era portador un

men-

chiquirritín

sajero aún más extraño, un desarrapado,

enclenque y flaquísimo, se

bre cuyos hombros de ropero,

ba un magnífico espécimen El mensaje decía falia. pecho,

y

que

mis avíos de obstetricia.

so-

acenta-

de hidroseen letra de

brujas y diabólica ortografía, que guiese el esqueleto, si era yo hombre pelo en

fla-

quísimas piernas y su pesada cabeza, marchaba al paso de mi mula, guián-

Padecer es vivir '

ODO

impo-

llevase

side

conmigo

Esta cláusula

á

torcimos

en

una

espesa selva. Pronto fuimos á dar á uno especie de quebrada, y de la eminencia que la dominaba nos alertó una voz bronca, que parecía rugido. La voz procedía de un hombre muy barbudo, muy cabelludo, muy selvático, con todas las tra-

zas de un ogro. Vestía camisa roja, calzÓn terroso, y calzaba altas botas cubiertas de un limo semi-verde.

Al cinto lle-

vaba enorme cuchillo, y enla mano balanceaba un Winchester. El renacuajo

que me guiaba le habló en jerga, silbó el ogro y á su reclama acudieron seis ogros más,

todos

poco más ó menos

de

la mis-

ma salvaje catadura. Hiciéronme señas de que me desmontase y de que los siguiese á pié. Me desmonté y los seguí

por vericuetos estrechísimos, con las manos las ramas de que tras de nosotros volvían

apartando los pinos,

á

cerrarse

violentamente, como enojadas y bravías. Diez minutos después Hegábamos á una especie de campamento formado

de cho-

zas construidas con troncos soprepuestos. En la más espaciosa de aquellas cabañas

moraba

el capataz de la gavilla,

quién me recibió con afabilidad de bestia que se humaniza, y conduciéndome al interior me dijo:—-“'¡Mi mujer!”” Esto me lo decía señalándome á una infeliz que se revolcaba

en

una

estera

dando

alaridos. Era un caso de pfarodinia bastante penoso; pero como la paciente era robusta y yo tenía un

hambre

de

todos

los demonios, salimos del paso en un dos por

tres.

En cuanto el ogrito chilló se me vino encima el ogro padre, y apretándome la mano con las cinco tenazas que lleva-

.


310

ba pegadas al extremo Cel brazo, me dijo:—“Hábil, valiente, gracias' Salí del bohío para respirar un poco de aire puro, y encontré formados en líneas á los

hombres

aquellos,

quienes

fueron adelantándose y dándome

ditas de á media tonelada

palma-

acompañadas

se

sirvió

en

uno

tes á las más grandes distancias; y cuan-

do llegué á nógrafo les mera mujer Andalucía,

describir la maravilla del fodije: —Vean ustedes: mi priera una guapísima hija de que cantaba peteneras como

nadie en toda España. Yose las hacía cantar delante del fonógrafo, para que

de sonrisa de á jeme y esta sola palabra:

—amigos! La comida

progreso material; y dije cómo por medio del teléfono se secreteaban las gen-

como

PSA me las repitiese separados

Winkle.

para el teatro y yo echo mano á mi fonógrafo, pongo á girar el rodillo y me desquito oyendo la voz de mi primera mu-

Destaparon una damajuana, me

sirvieron un vaso; olí el

licor,

lo llevé á

l>s labios y todo el misterio se me reveló

al instante.

El brevaje era

maíz.

encontraba

Me

Whiskey de

entre una banda

de destiladores fraudalentos conocidos con el nombre de :moonshiners á quienes el fisco manda perseguir y á quienes los agentes del fisco hacen que persiguen, como los carabineros de zarzuelas. Nos sentamos á la mesa, hizo ronda

varias veces el botijo llenando las copas, y como si cada trago diese una vuelta al cerrojo de aquellas bocas, fueron sol-

tándose poco á poco las lenguas,

pirán-

dome puntos para saber lo que pasaba por el mundo, del cual vivían casi incomunicadas aquellas gentes. Yo que no me hago de rogar, y el w%hiskey de contrabando que quería estar sólo, sacándome para ello las ideas del cerebro,

comencé á dar mi

conferencia

mal que iba la política, que marchaba la policía, cada cual podría hacer lo gana; sobre la tiranía de

sobre

lo

lo descuidado al extremo que que le diese la las leyes. que

prohibían todo. negocio honrado, por ejemplo el que ellos hacíwn;:sobre lo ade-

lantado que andaban los trabajos de los sicialistas y lo próximo que estábamos

á ver á los ricos chupándose “el dedo y á los pobres atascados en millones; todo lo cual encantaba á mis comensales, ha-

ciéndoles cambiar satisfacción.

entre sí miradas

de

Agotada la materia por ese rumbo, ecké á discurrir por el amplio campo del

motivo

de

estábamos

sótano atestado de toneles, alquitaras, botellas, damajuanas, sacos de corcho y barras de lacre, y en donde prevalecía un fuerte tufo de licor. Aquellos hombres y aquellos toneles me recordaron á

los enanos que emborracharon á Rip Van

por

cuando

algún

viaje.

Hace tres años que á mi pobre mujer la llamó Dios, y yo tomé otra aquí en los Estados Unidos, la cual no quiere ni que

yo nombre á su antecesora. Cuando tenemos alguna trocatinta, ella se larga

jer, que me canta sus peteneras como

estuviera viva y á mi lado, A

de tal

vo, palmoteando le digo,

si

modo

¡ole, sale-

ro!....'Pan enfrascado estaba

yo en

mi

relación que no advertí cuando se habían marchado tres de mis oventes. Los otros que quedaban se fueron levantando y tomando soleta, amenazadoras.

no

sin

echarme

miradas

El último de ellos llegó hasta sacar á media hoja el cu-hillo, miróme de reo30, y dijo dándose un furioso puñetazo en la rodilla: —«agradezca que ha salva-

do la mujer del amo, que si no,...

Y sa-

lió,mascullando u 12 blasfemia. Quedé á sólas con el gran ogro,quien

me clavó sus ojos felinos en que se veían fosforecer unas llamitas verdes, y me dijo. y Marcharse ahora mismo. No res-

pondg de usted.

Imprudencia.

Burlarse

de gente sencilla y honrada...... -—¿Burlarme yo?, pregunté

con ex-

trañeza.

— Sí; usted; me contestó el amostazado animal. - Mentiras grandes,cuentos de teléfonos, paparruchas de fonógrafos; gentes que hablan y cantan después de muertas; patrañas todas para Le matan á usted esta engatusarnos. noche. Véngase conmigo.

Y me arrastró aquel desalmado has- -

ta ponerme sobre la mula, entregándome

de nuevo al renacuajo después de meter-


31

me en el bolsillo uná

moneda

de

veinte

dollars y un frasco de Whiskey.

Concluyó el doctor su relación y se quedó mirándonos como quien solicita un testimonio de credulidad. Nosotros le contestábamos remedando el gesto amenazador de los enanos de la montaña. -—¿No lo creen?, nos preguntó de-

salentado.

Pues

miren....

así entrelazaba los dedos

nos

hasta

formar

una

Y

diciendo

de ambas

ma-

empalizada

de

eruces. —Por este puñado de.... —No vaya á jurar en andaluz, Le tor, porque menos fé le daremos á su historia; le dijimos interrumpiéndole.

—Que me caiga aquí mismo mue1to,

si no es verdad lo que acabo

Y lo peor es

de

que era cierto.

contar.

Pero

¿quién iba á creerá un yankee que ha vivido tanto tiempo entre andaluces? NX.

BoLET

DE

LA

LUZ

Empieza el sueño á acariciar mis sienes: vapor de adormideras en mi estancia; los informes recuerdos en la sombra cruzan como fantasmas.

Por la angosta rendija de la puerta rayo furtivo de la luna avanza; ilumina los átomos del aire; se detiene en mis armas. Se cerraron mis ojos, y la mente, entre los sueños, á lo ignoto se alza;

meciéndose en los rayos de la luna,

da formas á la nada. Y vé surgir las ondulantes costas, las eminencias de celeste

y el Tabor del espíritu su cima

de entre la Y allí el Horeb el casto- amor que allá está el ideal,

Atlántida,

donde viven los genios y se anida del porvenir el águila.

Allá rima la luz y el canto alumbra,

aire de eternidad alienta el alma,

y los poetas del futuro templan las cristalinas arpas. Auroras boreales de los siglos allá se encuentran, recogida el ala; : como una antelia vese el pensamiento que gigantesco se alza. Allá los Prometeos sin cadenas de Jacob la luminosa escala, allá la fruta'del Edén perdida.

la que el saber entraña. Y el libro apocalíptico, sín sellos,

.

páginas,

niebla saca. de donde brota puro con lo eterno acaba; allá boguemos:

dad impulso á la barca.

Despertéme azorado....¿Y ese mundo? ¿Para volar á él en dónde hay alas?

Interrogué á las sombras del pasado

y las sombras callaban. Pero el rayo de luna ya subía del viejo estante á las polvosas tablas, y lamiendo los lomos de los libros, en sus títulos de oro se miraba. JOAQUIN

GONZALEZ

CAMARGO.

(Colombiano)

Biografias Universales

OVIDIO

PERAZA.

LIRA EXTRANIBRA VIAJE

suelta á la luz sus misteriosas

Publio. Ovidio Nasón,

nació el 13 de

las colcaias de Abril,ó sea el 20 de Marzo del añó 711 de la fundación de Roma, al principio de la 184a olimpiada, 43

años antes de Jesucristo. Y como murió en 'Pomos en el año 770 de Roma, y á 60 de su edad, puede decirse que fué sobre 17 años contemporáneo de Jesucristo. Sulmina fué la patria de Ovidio, la tercera ciudad del país de los Pelinianos,

que hoy dia forma parte del reino de Nápóles en el Abruzzo

título de principado.

interior,

y

Se cree que el sobrenombre

lleva el de

Na-

són fué dado á la familia de Ovidio por la disforme nariz de uno de sus ascendientes, así como

uno de los abuelos de Tulio

Cicerón tomó el suyo por tener en la punta crecencia de la forma Ovidio descendía

de de de de

la palabra cicer, la nariz una esun guisante. una larga série

de caballeros romanos, órden, después de

los senadores, el primero de la república. '*Mi casa, dice el mismo,

es

ilustre por

su antigiedad y no hay otra que

en

no-

bleza la aventaje.”” | Tenía Ovidio un hermano llamado Lucio, de un año mayor que él, pero los dos habían nacido en un mismo día, y sus padres celebraban su aniversario por


A la edad de diez y siete años

Ovi-

una noble ofrenda, al uso de los antiguos. Desde su más tierna infancia mos-

dio y su hermano dejaron la toga infan-

propensión decidida á la poesía, el gusto

orlada de una tira estrecha de púrpura:

una

tró Ovidio un génio fácil y fecundo,

presagiaban

que

talentos

del estudio y

llegar.

la celebridad á que presto debía

Su hermano anunciaba felices disposicio-

nes para el arte oratorio, que en Roma era el primero de todos: uno y otro fueron enviados á aquella ciudad reina del mundo, emporio de las ciencias, del gusto y del noble génio de la elocuencia y de la poesía.

enco-

muy

Mesala, célebre orador,

miado por Quintiliano, y que fué cónsul con Augusto el año 31 antes de Jesucris-

to, dirigió los primeros estudios de Ovi-

til

llamada

pretexta,

porque

sólo los hijos de senadores ó de ros tenían el derecho

de

revistieron de la toga

caballe-

llevarla,

viril,

piamente toga, más larga y

-

estaba y

se

dicha

pro-

ancha

que

la pretexta, para designar que quien

la

tomaba quedaba más libre y árbitro

de

sus acciones: tambien se llamaba fura porque era blanca y unida: dábase á los

jóvenes romanos de ilustre cuna en las fiestas de Baco, venerado en Roma bajo el nombre de pater liber. ?

En esta época Ovidio y su hermano depusieron el joyel de oro que lievaban

Siguiendo los deseos de sus padres, * en el cuello, le colgaron en Su casa, y sele formaba para el foro; pero Ovidio se gún antigua usanza lo consagraron á los dioses lares. Fueron conducidos al fosentía arrastrado por un secreto impulro por su familia y por todos sus amiSu so hácia el comercio con las musas.

dio.

padre, que le había sorprendido secfeto,

en.

veces versificando

muchas

le decía:

“¿Por qué te consagras á un estudio estéril?”” el mismo Homero murié: un mi-

serable. '” Temiendo que su hijo se hicie-

no

puso

elevación,

y le

se incapaz de un estudio sério, su

á

el menor obstáculo

instaba vivamente para que se dedicase á estudiar los oradores. Y hasta es fama que no siempre se limitó á imátiles advertericias;

pero

tal era

el ascendiente

que mien-

del génio sobre un débil niño. tras se le estaba

castigando,

prometiendo en

dón,

más versos.

verso

hacer

no

-

Parce mibi, numguam No

pedía per-

el

versificabo, pater.

Sin embargo, tanto se le repitió que las musas tendrían siempre alejado de la fortuna y de los destinos públicos, que al fin consintió en descender del samonte

entrar

para

llamabala arena del foro.

lo que él

en

hermano

Su

y él estudiaron bajo la dirección

más hábiles retóricos, Plocio

de

los

Gripo que

ocupaba el primer lugar entre los preceptoresde elocuencia, Marselo Fusco, ami-

gode Horacio y Porcio Latro, el primer

profesor

célebre que haya habido en Ro-

ly MA, según uintiliano. »

ces hacian su entrada en el mundo.

Al

propio tiempo se les hizo tomar la hancha toga llamada /aticlavia que era la de los senadores: más los hijos de los caballeros romanos la llevaban hasta los veinticinco años, edad necesaria para

entrar en el Senado. La Grecia,

convertida

«n una

pro-

vincia del imperio romano, hacía á sus vencedores tributarios de su génio, y conservaba todavía el imperio de las letras y de las artes. Cicerón, Horacio. Virgilio y todos los ciudadanos de Roma, recomendables por su nacimiento ó por sus talentos, habían hecho el viaje de Atenas para. perfeccionarse allí en las bellas letras, la elocuencia y la filoso-

más versos, oh padre, lo prometo.

grado

gos, cuya ceremonia indicaba que entón-

fía: el curso de sus estudios duraba ordinariamente siete años. Ovidio fué en-

viado por sus padres á la capital

de la

Atica: allí consagró sus vigilias al estudio de la lengua de Homero, y recorrió en seguida muchas ciudades de la Gre-.

cia y del Asia menor con el poeta Macer, su pariente, su mentor y su amigo. Lucio sá hermano

se distinguía

hecho

sin duda

muerte

prematura

el foro, y allí se había una celebridad, si una

no le hubiese

arrebatado

á su

Qvidio le lloró por largo tiempo

amaba tiernamente.

en

“Por

familia.

puesle

su muerte,


Es A los diez y nueve años, ánico ye

ero de los bienes

de su

padre,

pudo

Ja pida bei de lab á muestro Director por el lio del Toro Cuebas:

san enerse con honor en el rango que st

Aquí pasé de wi infancia

lacimiento le concedía. Muy presto en9.4 desempeñar los cargos que á su d correspondían. Desde luego ejerció de triunvir el año 731 de Roma, época

los más Me

entre peculiar y fr o del eugaño_ y el dolor,.*

l

juzgué sueño seductor el combate por la vida y; Mevé al alma, mentida * ;.: 1lusión de un puro amor...

y cuyos fune-

“tales fueron un objeto de

duelo

univer-

para todos los romanos; época en que nado diferió

gato. tió á SUS

Tal

el

poder

el cual le retuvo SUCEsores.

fué

la primera

le

transmi-

juventud

de

aquel que llegó á desempeñar las mas altas magistraturas hasta la de decem-

ir, y de aquel que por su sensibilidad rofunda y por su facundía inagotable egó á ser el poeta más erudito, más fe-

j¡cundo y "ás patético de la

antigúedad. JR

——

CT

. o»

A LA MEMORIA DE LA QUE EN VIDA FUÉ MI BUENA ¿CIMADRE DOÑA

-ICELSA

e

tribunicioá y

MORILLO DE SANCHEZ.

% La párca fiera oben arrebatarnos de este A suelo de miserias, uno y otro día, la parte mapi terial de aquellos seres más queridos cuya des-

¿pedida eterna nos deja sumidos

en

:

Dertro de pocos días verá la luzg ca folleto del inspirado pocta caborrojeño. don: Ezequiel Comas Pagán, conteniendo. sus:

posiciones laureadas con primer”

certámenes de Mayagiiez, dilla respectivamente.

un

o en

Cabo-

ojo y Ea

:

E

del Toro y Cuebas.

e

“El

Ya se está imprimiendo

Boletin”

en-la ás

la grandiosa

Mar

crito inspirado. en

Sri

iunfo

de

ofrecida á estas Antillas por S.

Regente, y fué estrenada com» éxito en el meeting que celebraton los xos el día 5 de Dbre. de-1897,.- o

mar de espí-

rito se agita sin cesar y con nosotros en lo más

-íntimo de nuestro corazón. == Dofta Icelsa Morillo, “la simpática la amiga ¡solícita de los

hace seis. 1

pobres,

voló

señora, al

cielo

$; pero su alma grande, generosa

Y noble vivirá latente en la conciencia honrada

de.todos los que

tuvimos

ocasión

de

¿Sus relevantes virtudes y de seguir las

apreciar

indica:

Es ciones que nos trazara con sts sabios, continuos : e y desinteresados consejos. + Dios la tenga en su mansión bendita.

A ;

de

:

Ma DEL Ormz.

Bo haber e epuivoda, e ay een 2 90

t"úmero anterior

Advertimos á'los

s

50

cuentren adendándonos Lie É te periódico que; en el número:

YE

sus nombres en un cuadro do

á esa fecha no han satisfec

lo eS

Basta de consideraciones.

ero 26 de 1898.

E

de.

“Victoria,” debida á la inspir € reputado maestro compositor de mos, legítima gloria de e qu2 son muchas las porsonas 1

Manto; pero no consigue borrar de nuestra men-

Ae la memoria de esos mismos seres cuyo

los.

El folleto se deñomina “Flores 3y E y va precedido de un prólogo por. don

suscrito á dicha a

AMIGA Y

ES

en mi feliziAR

de la muerte de Marcelo, que debía abandonar el mundo 4 Tiberio,

pica

entre risas y alegrí

res que posean s número tes al o LE

t

y


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