Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña

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REVISTA

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def INSTITUTO de

CULTURA PUERTORRIQUENA ANTROPOLOGIA HISTORIA

LITERATURA ARTES PLASTICAS TEAT RO MOSICA

ARQUITECTURA

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CULTURA PUERTORRIQUENA DE

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Arturo MorJks Carrio n

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J ose A. Buitr:igo

Directo r Ejecu rivo -

Ric:u do E. Aleg ria

NUM. 2

J 959

ANO ll

EN ERO - M ARZO SAN J UAN

DE

PUERTO

R I CO

SU MARIO

Pag.

Vestigios de la «Edad Media» puertorriquefia por El Marq1tes de Lozoya .

1

Exposici6n de imaginerfa popular

8

Titulos de Juan Ponce de Le6n .

10

Jose Campeche y sus h ermanos en el Convenco de las Carmelitas . 12 por A t·tmo Davila . Transposici6n por Juan Antonio Corretjer

18

T risteza final en los poemas de amor de Jose de Diego por Concha Melendez . 19 Grabaci6n de «El contemplado» de Pedro Salinas .

22

Las Retretas por Jose S. Alegrict .

23

Cultura de Ia esencialidad humana. Dramaturgia, Ser y R ealidad por Emilio S. Belaval .

. 25

Barranquitas por Abelardo Diaz Alfaro .

. 29

Naufragio - Cuento por Enriqtte uguerre

. 31

El primer festival del teatro puertorriquefio por Francisco Arrivi .

· 38


Nocas sobre el habla dcl negro en Puerto Rico durance el siglo X IX por Mam~et A lvarez N azario . . 43

El nuevo movimiento ard srico en Puerto Rico por A. Hyatt Mayor .

49

Resra uraci6n del fuerre de San Jeronimo

51

El cenrenario de las conciercos de Adelina Patti y Luis M oreau G c rtschalk en Puerco Rico par Emilio ]. P1m1re/! . . 52

El Agrcgo, Patriarcalismo y feucblismo econom icos por Miguel M ele11dez M uiioz

56

R eseiias Bibliograficas de 195 7

59

PUBLI CACION DEL JNSTITUTO DE CULTURA PUERTORRIQUENA Director: Ricardo E. Al egria. Diseiio tipograflco: C arlos Marichal. llustracio nes: Rafael Tuf\iio, Lorenzo H om ar, Carlos Mari cha l y Jose R. Olive r. Fotograf\as: Fare, Carlos Co16n, Mi guel An gel Colo ra do y Alexandre G e orge.

IMPRESO EN L OS TAt.LBRES DE ART ES CRAFI CAS a J!DtC I ON'ES RVMBOS»

BARCELONA (ESPANA)


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CoLaboradores


JOSE S. ALEGRIA, periodista, poeta y cuentista, naci6 en Dorado y curs6 sus escudios de derecho en Estados Unidos. Colaborador en los principales peri6d icos del pa1s, durance dace anos desempen6 la direcci6n de la rcvista Puerto Rico Ilustrado. Cultivador de la cr6nica y de! cuento de saber local, ha dado a la estampa, entre otros, los libros Cr6nicas frfoolas ( 1938), Retablo de la aldea ( 1949), obra premiada por el Institute de Literacura Puercorriquefia; El alma de la aldea ( 1955), y el poemario Rosas y Flechas ( 1958). El licenciado Jose S. Alegria preside en la accualidad el Institute Puerterriqueiio de Cultura Hispanica.

MANUEL ALv AREZ NAZARIO,

naci6 en Aibonito. Maestro en Artes de la Universidad de Puerto Rico, en 1954 se recibi6 de Doctor en Filosoffa y Letras de la Universidad de Madrid. Desde 1949 profesa una catedra de lengua espafi.ola en el Colegio de Agriculrura y Artes Mecinicas de Mayaguez, de cuyo Depanamento de Espanol y Frances es Directer. Dedic.ado a los estudios liogiifsticos, ha publicado la obra "El arcalsmo vulgar en Puerto Rico (1957).


' FRANCISCO ARRIVL Dramacurgo, director tearral y poeta, naci6 en San J uan. Becado por la Fundaci6n Rockefeller curs6 esrud ios de arte teatral en la Universidad de Columbia. D esde 1953 es Director de Programas de Ja radioemisora WIPR, adscrita a Ja Secretaria de Instrucci6n PubJica. Su primera obra foe "Club de Solterol', montada por primera vez en 1940, a la que han seguido, entre orras, "Alumbramiento" ( 1945) , "Maria Soledad" ( 1947) •.."Caso del muerto en 11ida11 (1951) y "Vejiganter1 ( 1957).

EMILIO

s. BELAY.AL,

ensayista, cuentista

Y dramarurgo, nad6 en Fajardo y esrudi6

la carrera de derecho en la Universidad de Puerto Rico. Ha ocupado diversos car~os en la magiscrarura y es acrualmente Juez asociado de nuestro Tribunal Supre~ mo. En 1940 fund6 la Sociedad Dramatica de Arte Popular "Areyto". Entre sus obras se destacan Los cuento.r de la Unwer.ridad ( 1927), Lo1 fWoblemas de la cultura puertorriqueila ( 1934), El tema futuro de .nt161tra f##sica ( 1935), Cuentos para fom1nt11r el '"" ri.rmo ( 1936), El 1ea1ro comb v#J"tgllo • de expre.ri6n de nue.rtra cultiw"' ( 1940) , y las obras teatrales HllJ ''I*" ~ ~ WI'· dad ( 1940), La hacienda de lo1 ~INIHO vifl'f'tru (del mismo ·ano) · y u fl'liMlrltt (1953) . ~

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Poeca, ensayisra y pcriodisra, naci6 en Ciales. Ha recog ido gran pane de su obra poecica en los Iibros A giieybana ( 1932), Ulises ( 1933) , Amor de Puerto Rico (1937) , C1/ntico de g:terra ( 193 7), El Le1iero ( 1944 ) , y en la serie l m°'gen de Bori11q/l(m, de que han aparecido seis dculos ( 1950-1957) . Es ademas autor de varios libros de prosa policica, encre ellos LA revolttci6n de Lares, Nttestra bandera (1947) y La lttcha par la independencia de Pnerto Rico ( 1949) .

J U AN ANTON IO CORRETJER.

ARTURO DAVILA naci6 en Bayam6n, Puerto llico. Bachiller en Attes de la Universidad de Puerto Rico, ha cootinuado sus esrudios en la Universidad de 1 Majri~, donde se esptci"liza actualmente ~ ll.ilto~ del arte ba)o la direcci6n de !>it.j<l Angulo Iniguez y del Marques de ~llt • Bs autor de varios uabajos ineditoe ~e divenas ·personalidadcs y as·peao1 la histor,ia. de Pueno Rico. ~


ABELARDO Di.AZ ALFARO, cuencisra, nacio en Caguas y curso esrudios en el lnstiruco Politecnico de San German y en la Escuela de Trabajo Social de la Universidad de Puerto Rico. Colaborador de diversos peri6dicos y revisras, sus cuemos y estampas de cosrumbres tienen por tema cenuaJ la figura del jibaro puertorriqueno. Su libro Terrazo ( 1947), premiado por el lnstiruto de Literatµra Puertorriqueiia, ha sido traducido a varios idiomas. Abelardo Diaz Alfaro labora en la acrualidad en la Seccion de Texcos de la Editorial de la Secrecaria de Instrucci6n Publica .

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I

A. HYATT MAYOR, graduado de las Universidades de Princeton y Oxford, ocupa al presence los cargos de Presidente de !a Hispanic Society of America, profesor de hiscoria del grabado en la Universidad · de Nueva York y curador de 'grabados del Museo Merropolicanp de la · misma ciudad. Considerado como una de las


~

ENRIQUE A. LAGUERRE. Novelista, ensayista, crfrico y autor teatral, desde 1941 es profesor de lengua espafiola y literarora puerrorriquefia en la Universidad de Puerto Rico. Ha desempefiado labores de difusi6n educativa y cultural para la UNESCO en ¥exico y en 195 5 fue designado miembro de la Junta de Directores del lnstituto de Cultura Puertorriqueiia. Es autor del drama "La Resentidti', esuenado en 1944, y de las novelas "La Uamaradti' ( 1935), "Solar Monloyti' (1941), "El 30 de febr~o" ( 1943), "La Resacti' (1949) , "Los dedos de la mano" ( 1951) y "La ceiba en el lieslo" ( 1956). Del mismo afio es su libro "Pulso de Puerto Rico", colecci6n de comentarios sobre temas. de actualidad puertorriquefia.

·. EL MARQUES DB LOZOYA, Don Juan de Contreras y L6pez de Ayala, profesa la catedra de Historia del Arte en la Universidad de Madrid. Anteriormente fue titular de la misma materia en la Universidad de Valencia, Director de Bellas Artes del Ministerio de Educaci6n Nacional dC Espafi11 y Director de la Academia ! . Espanola ~ ~las. Anes, ,de Roma. . • Apane de ~·nwnetosas monografias y articulos sabre diver!os aspeaos del ane ~paitol e hi,-noamcr~o, el. Marques de .Lozoya es· ~do antemacaonalmente ~ ~ monuineocal H;mwu tkl A.rte

Hisl'T 'o4 en cinc:o v¢Wneoes.


CoNCHA MELENDEZ. Ensayista, crfrica y poetisa, naci6 en Caguas. Doccora en Filosoffa y Letras de la Universidad Nacional de Mexico ( 1932). dirigi6 durante varies afios el Departamento de Estudios Hispinicos de la Universidad de Puerto Rico, donde dicta d.tedras de literarura hispanoamericana. Ha publicado las obras: "Psiquis doliente" ( 1923), "Amado Nervo" (.1926), "La novela indianista en Hispanoamerictl' ( 1933), "Signos de lberoamerica" (1936), "Asomante'' (1939), "Entrada en el Peru" ( 1941), "La inquietud sosegada" ( 1946), y "Ficciones de Alfonso Reyes'' ( 1956) .

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MIGUEL MELENDEZ MUNOZ, ensayista, novelista y cuentista, naci6 en Cayey. Ha publicado numerosos .artkulos, disperses en peri6dicos y tevistas, y varias obras de caracter cosrumbrista y sodo16gico sobre el tema del jibaro. Entre ellas. se destacan Estado social del campesino puertorri.queno (1916), Cuentos del cetho (1936) y Ouer'los d8 la Carretera Centr.al (1941 ) . En 1958 recibi6 de la Universidad de Pueno Rico el grado honorffico de Doctor en Filosofia y Letras.


EMILIO J. PASARELL naci6 en Ponce. Ha cu ltivado cl cnsayo, la novela y el ardculo pcriodisrico sabre tcmas puertorriqueiios de inccres historico y cultural, apareciendo sus colaboraciones en diversas revistas de Puerto Rico y Esrn<los Unidos. Algunos de sus trabajos han sido laureados por eJ Ateneo Puenorriquefio. Fruto principal de sus investigaciones sobre nuestro teatro, a que se ha dedicado con particular empeiio, ha siClo la o.bra Origenes y dcsarrollo de /,a a/ici6n teatral ¡ en Puerto Rico, publicada en 1951 por la Universidad de Puerto Rico.

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Vestigios de la "Edad Media" puertorriqueiia

Por EL MARQUEs DE LoZOYA

• E N Ml YA LARGA COLECCION DE EMOCIONES AMERICA·

nas, rccogidas a traves de cuatto viajes al Nuevo Mundo, notaba. la falta de la que presenda que debiera causarme la vision de Puerto Rico. Una breve estancia en · San Juan, en el mes de octubre de 1957 me di6, por fitt, un amicipo lleno de agridukes nostalgias de lo que supo· ne para un espafiol de mi generaci6n el encuencro con la isla, colmada de bellezas narurales y de prestigios hist6ricos. En ocros paises de America senda la voz de la Historia, magnifica y heroica, pero que era, al cabo, algo distante de mi mismo y ajeno a mi propia pensonalidad. Pero la em~i6n suprema de Puerto Ric;o consist.la en que su his· toria se enlazaba con .mi propia vida, por que era yo un nifio que ya se daba cuenta de las cosas cuando aun flotaba en las fortalezas que defienden la bahia de San Juan el pabell6n espafiol. De 1848 a 1851 fue Capitan General de la isla mi padrino Don Juan de la Pezuela, luego Conde de Cheste y Director de la Real Acac;lemia Espanola, el cual, ·entregado apasionadamente a la literamra en el tiem· · po: que la milicia y la politica le dejaban libre, fund6· la Academia Real de Buenas Lettas de Puerto Rico y la So· ciedad Conservadora del Teatro Espanol. No me fue posi· ble contemplar con el afan ciendfico de un arque6logo o con la fr.la curiosidad de un turista la bella arquitecrura romantica del Arsenal fundado por mi padrino ni, en la Fortaleza, el reloj de pared con la esfera rota que el General Ortega, ~ltimo jefe militar de la isla, arroj6 contra el suelo en el momenta de abandonar el palacio, y cuyas agujas quietas afui scfialan aquella hara cuya amargura dej6 en mi imag inad.6n infantil, huella perdurable. Las impresiones, harco superficiales, de mi viaje, se li·

a la ciudad de San Juan y aun esta sola ciudad no t ecorrida n.i contemplada con el detenimiento que pedfa ,C!be<>. Como Ja Habana y1como Ciudad Trujillo, las dos -capitales del Caribe, San Juan de Puerto Rico es una urbe de extraordinaria belleza, por el contras~? entre el encanto arcaico del viejQ nUd,eo espafiol y los magnfficos barrios residenciales de novfs~a y suntu0sa arqtiitecrura. Pero en .San Juan, aun mas que en las Qlpitales hermaoas, '

la belleza humana esca realzada por la maravillosa ~ · graffa del paisaje: la bahia, de cosras reconadas y f~~ . . .. sas, con sus tslillas; las lagunas que, rodeadas del cased~ 'q dejando espacios libres para la vegetaci6n tropical, no depn* de recordar algunos paisajes de Venecia. En el teattO ~ demo,. la escenograffa esd lograda, sobre todo, por efectOL de luz. La magia de la luz acruando sobre- la decoracicSa teattal que la naturaleza y la arquitectura componen en San Juan hace de la bahfa un espectaculo Unico, ~o ~ en el demasiado breve ocaso del tr6pico. Yo creia msta aho~ que una puesta del sol vista desde la terraza de .R.~ de! Alcazar de mi Segovia consciruia la mas be1la yjsi6o qae pudiese ofrecerse a ojos humanos, ~o "he de confesat ~ los ingeles escen6grafos que preparan cada tarde el ~­ tacUlo de San.Juan disponen de un ~.iadQ juego ~ luces y que la gama de sus azules, de sus oros y de , . . prupuras supera a los humildes elementos que .madejaJ los angeles austcros del cielo de Castilla.

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mas

I.a riqueza monumental de la ciudad espaiiola de Juan de Puerto Rico se concentra en tres momentos de Ji historia ~el .Arte, cada uno de los cuales evoca un momedlb ·caraaerfstico de la vida ciudadana: el pequefio coojWltO de monumentos g6ticos, testimonio de las gestas de la cco· . quista y de los alb6res de la colonizaci6n; las im~tef foi:talezas, uno de los mas impresionantes vestigios d8 gigantesco esfuerzo para defender el Imperio contra lOI itm~ tas, y los deliciosos palacios de la epoca de Isabel II, en los cuales el neoclasicismo romantico ciene el encanto de · poema de Espronceda o de Becquer. En un breve· ~ s6lo no es ~ible comentar uno de estos grupos, ·el menos numeroso, que proyecta sobre la isla un recuerdo de ya muerta Edad Media espaiiola. Es una gran sorpresa para los euro~ que se ioicit• en el conocimiento del arte hispano-americano ·y que no creen posible otra arquiteccura .que la bai;roca en el*nbieflte tropical, la exiscenda de un nu.mero considerable de mo-·~ li~mentos gtSticos en America, y en es~e avance del. 5fPtentriorial .en el tr6pico tiene qu.izU Pqerto Rico )a '~ primada, ·j~te con,-_ isla Jiermana d~;,to Dom4a

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rillo medieval, y a su amparo surgfa el templo catedralicio; que no era entonces sino un barrac6n techado de paja: la Casa del Rey, en la plaza de armas, y las moradas de los vecioos. Es la primcra epoca de la coostrucci6n portorriqueiia "la de lus bohfos, los muros de tierra, los bajarequcs, las ramadas, las casas de guano .. . " (Angulo) Manuel Balbuena de la M aza, al umno de Angulo liii" · guez en la Un iversidad de Sevilla, u rilizando los daros de un "Expediente de obras de fabrica de la Catedr al de Puerto Rico", en el Archive de Indias, ha podido hacer la hiscol' ria del templo catedralicio de San Juan. Ya los R eyes· Car6licos se habian ocupado de la fundaci6n de una d i6 cesis en la nueva provincia. La bula de creaci6n, exp edida el 8 de agosro de 1511 no se promu lga ~ Sevilla hasta el 25 de diciembre de 1512. El primer obispo Don Alonso Manso, que Uega a la isla en la primavera de 1513, se limica a celebrar los divines of icios en la cabana cubierta de paja que Juan Ponce de Leon habia ':lecho conscruir en 1509. Cuando, eo 1521 la capital se rraslada a San Juan el m ismo prelado escogi6 el solar que hoy ocupa la actual caredral, en siruaci6n dom inance, no lejos del mar. Persiscia la epoca "del guano" y el nuevo edificio, terminado eo 1529, no era sino un grao barrac6n de madera cubierto de paja. Parece que, poco despues de la muerte de D on Alonso Manso ( 27 de diciembre de 1539) un huracan derrib6 aqueUa cabana cuya falta se supli6, sin duda con algtln rancho semejance, en el pontificado del segundo obispo Fray Manuel de Mercado. En la siruaci6n de "Sede vacante'', h:icia 1540 el Cabildo edesiastico y los oficiales reales se decidier~n a acometer la dif kil y larga empresa que significaba una catedral en Ind ias. Una catedral, en el sen· tido arquicecc6nico d~ la palabra, esto es, un temple capai . de cobijar a todo un pueblo; escenario suficience para el desarrollo de la grandiosa liturgia cac6lica, requiere recursos y artifices que en las islas antillanas solian faltar. A si fue p recise suspender las obras en 1544. El obispo D on Rodrigo de Bastidas, hijo del gran descubridor, debi6 de comae con gran afan la empresa. En 1548 escribe a Carlos V uoa carta de la cual exrractamos estas palabras: "mi ancecesor hizo una pobrecilla iglesia; yo he comenzado un edif ii:io perpetuo". Se intent6 una costosa fabrica de pie· dra selleria y con este sistema se labraron, sin duda, el presbicerio y las dependencias cap itulares q ue hoy permane· cen, de acuerdo con un proyecro cuya magnif icencia pon· dera el cronisra del siglo XVII T orres Vargas con estas palabras: "de terminarse seg-Un Jos d ibujos que vi seria (la caredral de San Juan ) como la de Sevilla". El mismo T orres Vargas consigna que en el testero p rincipal de esta capilla mayor f iguraban las ar mas del Cesar y las del Obispo Bastidas.



algunas adiciones no muy importan(es. Las postrimedas del gran siglo fueron funestas para la ciudad y singularmen· te para la catedral, que padeci6 algunos daiios con el fracasado inreoro de Sir Francis Drake y, sobre toclo, con el saqueo del Conde de Cumberland. Tampoco el siglo XVII amaoeda con augurios favorables. El huradn de 1615 arranc6 la techumbre del templo y padeci6 afremas y despojos con el desembarco de Balduino Enrico; eI burgomaestre de Edam. Fue preciso efeccuar algunas reparaciones en 1641. En 1649 se remplazan las armaduras de la nave y del crucero. En una carra del Dean del Cabildo, escrica en 1707, que excracra Balbuena, se leen escas palabras: "La catedral conscaba en 1666 de la Capilla mayor, que tiene de long icud nueve varas y media Y de lacicud nueve varas, en forma seiseabada, obra mosaica de canreria y cubierca de b6veda. El crucero tiene de longirud rrece varas de hueco, de laticud diecisiece obra par e hilera y el cecho de madera. Tiene d~s capillas colaterales, que son cl Sagrario y la de San Antonio; tiene el Sagrario seis varas de longirud y seis de ladtud y la de San Antonio cinco varas y media de longicud y lo mismo de laticud. Tiene el cuerpo de la iglesia desde el crucero exclusive, hasta la puerta de! Perd6n, que es lo que esta dest:chado, diecisiece varas de longirud y veinre de lati· rud . . Esto era la cacedral de San Juan de Puerto Rico en 1688. El ll de marzo de este aiio el Rey Don Carlos II env fa al obispo Fray Juan de Padilla los pianos para una reconscrucci6n total. Con la habitual parsimonia espafiola, las obras no comenzaron hasta 1696 y desde este afio se prosiguen con cierca conrinuidad, pero cada vez con un criteria mas resrrictivo por la escasez de dinero motivada por las constantes guerras. En 1700 sobreviene el cambio de dinastia Y poco despues se inicia la larga guerra sucesoria, pero los trabajos siguen aun en la epoca en que Ia suerte de las armas era mas incierta. El proyecto consistia en cubrir de b6veda el brazo mayor, pero en 1707 el Gobernador propane la cubierta de madera coma sistema mas econ6mico. Es posible que se proyectase un templo a la manera de los de Canarias, con rres naves separadas por arcos sobre pilares Y techumbre de madera a la morisca. Seglin los documentos, el maestro que dirigia las obras en los aiios 1696 Y 1697 era el canario Nicolas Fernandez Correa y tambien sus auxiliares eran oriundos de las Islas Aforrunadas. Un data mas para comprobar el fuerre influjo canario en la arquitecrura portorriqueiia. Toda esta fabrica de tan accidencada historia que<l6 oculra por la labor unificadora de los ingenieros militares del siglo XIX, que en la epoca en que. la metr6poli dedic6 mayor atenci6n a la isla, quisieron enriquecer su primer templo con una sunruosa decoraci6n segiln el neoclasicismo romanrico de la epoca. Estas obras se verifican en dos periodos: en 1802, bajo la direcci6n del Comandanre de lngenieros Don Tomas Sedeiio, cuyo maestro mayor era Luis de Huerca, y a mediados del siglo, con la inrervenci6o de Don Manuel Soriano, comaodanre de la misma arma, a cuyas 6rdenes trabajaba el maestro de obras milicares Manuel de Zayas.

D espues de la reconstrucci6n coral del siglo XIX Ja cacedral adquiri6 una magnjficencia y, sabre coda, una unidad de q ue hasra enconces habfa carecido. La enrique· cen, sabre coclo, Jas bellas p inruras neoclasicas del presbi· cerio. Lo quc no cs Heil es el invescigar lo q ue de los anriguos inrenros. permanece bajo la vescidura con que fueron cubierros en las epocas de Carlos IV y de Isabel 11. Probablemence. la capilla mayor perd ura intacca bajo la ornamenrnci6n moderna y su escruccura g6cica se adivina, sobre coclo por el cxcerior. A la visca quedan las depen· dencias capiculares qllc son, probablemenre, vcscigios del impulso que di6 a las obras el obispo Bastidas. Esras de· pendencias esrnn siruadas a ambos !ados de la Capilla mayor. Al !ado del Evangelia la actual sacriscia, cubierra con dos cramos de cruceria g6cica sencilla, cuyos nervios apoyan sabre mensulas renacicnccs con buscos o con cabezas aladas de ingeles. A conrinuaci6n hay orros dos cramos de b6vedn semejance. El aspecco de esta crujia escrecha y alargada me hace pensar en un proyecro de clauscro, de! cual escas b6vedas sedan cl ultimo vestigio. Aun mas imporrances son otras dos dependencias que inregran la cru j fa siruada al !ado de la Episrola, flanqueando la capilla mayor. Son mas amplias, de planra aproxima· damenre cuadrada y cubierras por bellas b6vedas de cru· cerfa estrellada. Una de ellas pudo ser sala capitular; la otra quizas se destinase a conservar el archivo y el tesoro, que parece fue muy importance y del cual quedan algunos vestigios. Muy norable es cambien el arranque de! caracol de subida a la rorre, con poste central con estrfas funicuJares, recuerdo arcaizanre de la epoca de los Reyes Caroli· cos, y el pasamano adosado al muro o excavado en el. Otra obra capital de! siglo XVI conserva la catedral de Sao Juan de Puerto Rico: la imagen en madera callada y policromada que se llama "del Seminario" y que es, sin duda, una de las mas bellas esculruras que se pueden enconrrar en la Ame· rica Espanola. Diego Angulo lfiiguez la atribuye a Juan Bautista Vazquez, el gran esculror castellano esrablecido en Sevilla, auror del sepulcro del Inquisidor Corra en San Vicente de la Barquera, obra capital en la esculcura espa· iiola. La imagen puertorriqueiia es una replica de la que se conserva en la iglesia de la Magdalena de Sevilla, esculpida hacia el aiio de 1565. Para mf fue una gran sorpresa la antigua iglesia do· minicana de Samo Tomas de Aquino, Hamada ahora "de San Jose". Conocfa este monumento por descripciones y fotograffas, pero no me habia dado cuenta exacta de su imporrancia. La plaza de San Jose, en San J uan de Puerto Rico, cercana al mar, rodeada de viejas casas espaiiolas tiene el aspecto de Plaza Mayor de una ciudad marfcima de Andalucfa, y viene a acenruar este aspecto provinciano la ya vieja estatua de Juan Ponce de Leon,. el fundador. La cierran por uno de sus !ados los encalados muros de la iglesia, de movida Hnea barroca, alterada por las cupulillas de las capillas exencas de Belen y del Rosario. Solamente Jos grandes conrrafuerres dejan adivinar, por el exterior, la escrucrura g6cica.


Esta esrrnccura medieval q ue me impresion6 fuercemenre es tesrimonio del senrido misional de esta breve "Edad Media" porrorriquefia. Parece que la gloriosa orden dominicana llega a Puerto Rico en 152 1 y que la iglesia de Santo Tomas de Aquino se comienza hacia el 1532. De su arquitecto, nada sabemos. Es posible que pasasen por la isla los canceros sevillaoos que dejaron en la de Santo D omingo tan profunda huella. H oscos recuerda la estancia en Puerto Rico del Cantero Miguel de Aguilar, que fue vecino de Caparra de 1511 a 1519. Cuando se fund6 la iglesia, Juan Ponce de Leon, el poblador, habia ya muerro de resultas de SU desdichada expedici6n a la Florida en 1521. La fundadora del templo fue, sin duda su hija, como demuestra la heraJdica de SU unica pi~dra blasonada. Probablemente en un primer impulso se construy6 la capilla mayor y 路e1 crucero. El resco de la iglesia parece de epoca m as tardia: de fines del 路siglo XVI. La planra es muy singular: una ancha nave central flanqueada por naves muy esrrechas, a la manera de las que se ven en los primirivos templos de la Compafiia de Jesus. Lo mas im路 porrance es la gran cabecera, q ue mamiene la tradici6n de

las iglesias castellanas de frailes dominicos en tiempo de los Reyes Catolicos (Santo Tomas de Avila, Santa Cruz de Segovia, San Pablo de Valladolid) pero con soluciones muy originales. Componen esta cabecera el crucero cuadrado, con estrechos brazos recrangulares y la capilla ma路 yor, tambien de planta de recrangulo, que d ene ~cceso por el arco rriunfal apuncado, sobre pilastras renacencistas pero que conservan un- acenco g6rico, cubierco todo ello con magnificas b6vedas nervadas. He aqui la descripci6n que da Diego Angulo Iniguez de esta sistema: "Gran capilla ligeramente rectangular, cubierra por b6veda esrrellada. El tramo del crucero, algo mas ancho que la capiJla mayor, se cubre tambien con b6veda de crucer ia de rerceleres sobre arcos torales y formeros de medio punto, cuyas ligaduras se prolongan al ]ado del Evangelio y de la Episrola hasra la clave de los areas torales correspondienres. Pero lo mas importance y lo que presra mayor sensaci6n de amplirud al efeeto de conjunro del interior de la cabecera de! templo, es la forma como se unen con la b6veda de! tramo .del crucero las de los brazos de este. Evidenremente el arquitecto ha deseado fundir uoas con orras, conrinuando 5



asf la superficie de sus inttadoses paa ~ ij ef!lli!lO~~I~: conjunto sea mas Ci~ ~~ de la iglesia de Santo Tomas de Aquino 1e ha ·~ un efecto de • imponente grandiosidad. AnsuJo el sinema bizantino de concrarresmr los empujes de la aipula por medio de cuartos de esfera. Otto bizantinismo hay rambien en el crucero de la iglesia portorriqueiia, tan aparcada del oriente europeo: la aplicaci6n como sistcma de cubierra d e ollas de barro encajadas unas en ot.ras, como Pueno Rico fue una fortaleza avan7Jlda en J& en Santa Soffa de Constantinopla. las ventanas, alargadas, secular contra el gran enemigo de! Impcrio rematan en arco de medio punro. En el presbiterio, sobre piraceria. En ouo ardculo nos ocuparemos de sm caciones, que en el mundo hispan..ico solo en~ · ·el muro del lado de Ia Eplsrola, sobre la imposta, hay un mejance en Cartagena de Indias y en Ibiza. En · ~ bello escudo de a rmas, labrado en piedra, sostenido por los trabajos de defensa fueroo muy prematuros par cenanres y coronado por una cimera compuesra por un criron y una sirena. El campo va parcido en pal: en el cos de los indios caribes que aflufan con sus canoas is!as vecinas. Seglin Adolfo de Hosros, en 1533 ~ primer espacio, rres rruchas oadanres superpuestas; en el segundo, un le6n rampante. Creo idenrificar las armas de mieozo a la consuucci6n de un "cubo", o sea, un Ja h ija de Ponce de Le6n, que antepone, como es ley de fuene .rectangular, en lo que hoy se llama ·'La ~ residencia del gobernador del Estado Libre • heraldica, las de SU marido Garcia Troche. las mensulas en zaJo Fernandez de Oviedo cricic6 el cmp1.11~1UC~ que apoyan los nervios del crucero llevan adomo de mepoco apropiado, pero continuaron las obras en el ' dias esferas o de conchas. de manera que, seg6n escribe el mismo cronista, " Los dos primeros tramos de la cubierta de las esttechas afios mas tarde el cubo se habia coovertido en uii naves lacerates, hacia el presbire.rio, son tambien de sencon una torre y varias obras defeosivas, con muy cilla cn~ceria. La gran nave y las lacerales--salvo la pord6n ap~ntos y salas, como si dcsde un principio eJ indicada en esras--se cubren con b6veda de cafi6n con lula bubiera disefiado para servir de residencia a un ~ necos. Adosada al brazo del crucero que correspoode a donario colonial". Luego se le afiadi6 otra rorre, la Epfscola esca la capilla de Nuestra· Senora de Belen, ll1lterior de planca circular, y asf, el castillete .· cubierca por una curiosa b6veda esquifada de ocho faldode correones cilfndricos con aspecto medieval fj~ nes, sobre cornisa incerrumpida por mensulas, que recuerda soluciones moriscas en Andaluda y en la isla de Ibiza. los viejos grabados holandeses que represenwi Ja La Virgen titular que figura en el rerablo, es uoa preciosa de San Juan. .Abrumados. por la .fastuosa decot:acm:• cabla flamenca de algfut seguidor de Gerardo David. Otras belina del Conde de Mirasol, aun pemlanecen en obras de arce notables conserva la iglesia de Santo Tomas taleza" vestigios del siglo XVI. Lo mas notaN6: de Aquino y de San Jose: en Ia nave estrecha del lado del clmata abovedada de uoa de las rorres ~ Evangelic, el Crisco de los Ponce de Le6n, de nervio becual he visto un tragaluz al cual el dovclaje ·de " • rruguecesco y cradici6n g6tica. En la misma nave, en un drillos separados por ancha llaga de al da un altar, la Virgen pincada por el portorriquefio Campeche, morisco, semejance al de algunos detalles de! alcUar disdpulo de Luis Paree. Nuescra Senora aparece adorada Diego Col6n en la dudad de Santo Dominp ·

srandloso".

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Exposicion de imagineria popular

EN

Los cA.MPos DE PUERTO Rico AUN sE A.LBERGA

una de las expresioncs mas sinceras del fervor religioso de nuestro pueblo - la imaginerfa popular. Esta vieja manifestaci6n de nuesrro arce folkl6rico se inicia durance los primeros aiios de la Conquista, cuando ante la dificulcad de obcener de Espana las imagenes religiosas aecesarias para la devoci6n y el culco se comienza a tallar esras en las duras maderas de nuescros bosques. Desde hace mas de cuacrociencos aiios el sancero, el miscico campesino hacedor de sancos, ha sido uno de las personajes mas pincorescos de los campos de Puerto Rico. Aunque el sancero aun se mantiene f iel a la vieja tradici6n ardscica que le legaron los misioneros de la Conquisca, y sus samos codavia nos hacen rcordar la imagineda espafiola de aquella epoca, ei tipo racial de nuestros campesinos y el colorido de los campos puercorriquefios han matizado las modelos cradicionales, creando una nueva modalidad ardscica.

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La imag inerfa popular puenorriqueiia comienzs. a ser hoy un arce de! pasado. A los sanceros se !es hace difkil compecir con la producci6n eo masa de imagenes fobricadas con yeso y otros maceriales plascicos. Y as! vemos coma las imagenes rradicionales ban ido perdiendo poco a poco el sitial que !es correspoodla en los aka.res de nuestras casas e iglesias, para conquisrar una nueva funci6n esra vez como manifestaci6n genuina del a.rte popular ;uercorriquefio.

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En los ultimas anos, el redescubrimiento de esta rica expresi6n ardsrica ha venido sirviendo coma fuenre de inspir::ici6n a los arristas j6venes de Puerto Rico. Para hacer conocer y apreciar del publico la obra de nuesrros saoteros, el Insriruco de Culrura Puercorriquefia ha manrenido abierra durance meses en una de sus salas una exposici6n de imaginer.la popular que comprende magolficas piezas procedentes de! Museo de la Escuela Superior Central y de las colecciones parriculares de los seiiores Eugenio Fernandez Mendez, T eodoro Vidal, Fernando Monserrate, Hector Moya, Roberto Smith, Angel Borello Barros, Jose R. Oliver y Ricardo E. Alegria. La exposici6n rambieo ha inclufdo obras de nuesrros arciscas concemporaneos (pinruras, dibujos, g rabados, mosa icos) inspiradas en dicho arre popular.

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DOCUMENTOS DE NUESTRA HISTORIA

T itulos de Juan Ponce de Leon

*Noe ha partddo oponuno publicar la rtproducci6n facaimilar de nto1 docamento.• relativo~ , a Juan Ponce de Le6n, de cu ya lle1~da a Puerto Rico cumphose en el afio que. acaba de tranaC11trt.r el +50 9 aniveraario. . • Transcripcionea de dichos docu-~toe bab1aa Iii!«;> publicadaa anteriormente en el Boletin His.IO•o ~ P•trto R ico (T~mo I. pp. 12 6- 12 7) , y en ta H i•toria ~·~~de Puerto Raco, de Moaa. V icente Murga, (Torno _,, .'1: JD[-~). '

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Juan Ponce por canas ~dd Comcodador !i(a.yor de Ald.ntan, nuestro gobcmador• de· csms lndias y de }.Ji• guel de Pasamonte, nucstro tcsorero, he sabido Jo que habCis trabajado por nos servir en Jo de la Isla de San Juan; he yo conociendo•• el mucho amor y deseo que teneis a las cosas de nuescro servicio, os hemos mandado proveer del cargo de la dicha Isla para que la tengiis conforme al asiento que con vos se com6 entretanto que nuestra merced y voluntad fuere segfui que por la cedula que con la presente sobre eJJo OS envfo, vereis . .. • • • . . . . . que con el cuidado y diligencia que habeis comenzado y yo de vos conffo trabajeis en la poblaci6n y acrecentamiento de la dicha isla para que haciendose as£ yo mandare mirar por todo lo que os tocare como de servidor nuestro. De Valladolid a catorce dfas del mes de agosco de quinienros nueve aiios. Yo el Rey. Al margen: "A Juan Ponce de Le6n agradeciendole lo que trabaj6 en la is1a de San Juan" Omitimos las ouas dos notas marginales hechas ep letra cursiva y por taoto de facil lectura.

El Rey< 1 > Poi la presente entretanto que mandamos. pro; veer el gobernador de Ja isla de San Juan que es en la isla del mar oceano es mi merced y ·v oluntad, acatando la sufidencia y habilidad y fidelidad de vos Juan Ponce de Le6n entendiendo que rumple asf a nuestro servicio que sea.is nuescro gobemador de la dicha isla y tengiis por nos y en nuestro nombre la gobemaci6n y juzgado de ella y por esta mi cedula mando a cualesquiera personas de cualquier estado o condici6n o preeminencia que sean, que estan o esruvieren en la dicha isla de San Juan que durance el dicho tiempo os hayan y tengan por nuestro gobernador de ella y usen con vos en todas las cosas e casos al dicho oficio concernientes y que como a nuestro gobemador en todo os uaten y cumplan y obedezcan vuesttos maqdamientos que para usar del dicho cargo en ia forma susodicha y para la ejecuci6n y cumplimiento de ello os doy · pcxier cumplido con todas SUS incidencias y dependencias. Hecha en la V ilia de Valladolid a catorce dfas de agosto de quinientos y nueve aiios. Yo el Rey. .AI margen : "A Juan Ponce de Le6n entrega la gobernaci6n de la is1a de San . Jua.n entre tamo que Su .Alteza provee de gobernador". Omitimos igualmence las notas marginales en letra cursiva.

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(I ). Por raz6n del cadcter -de esta Reuista bemoa considerado aconsejable modemizaJ el texto de este docµmen~o y del que sigue. Seiialamoa. ain embargo, las omisiones que bemos hecho para hacer mas legible aicho texto. • Aparecen aqu i algunas grafias tac bad as. Se aup rime qna IJ Orn itida la !Jgaientl!' frase : '' . , por en el por 1erv.kio mio . . "


Jose Campeche y sus hermanos en· el · Convento de l<is Carmelitas Por

ARTURO D AVILA

.:.: . .

I • •

1EN

BL AMPLIO CAPITULO -

NUNCA CEilRADO -

DB

la pintura de remadca sacra en America, ruvieron lambim Jas Aocillas sus representantes desde el siglo XVI. Loi mums de las Catedrales e iglesias cooveoruales de CK imponaocia SC eubrieroo COO pinturas boy desaparepm fllz6o de las reformas hechas posteriarmente en dicbos canplos, excepto alli donde la lechada no llego a 1:ulxir lo repescutado. Asi la santa manir descubiena en la Capilla del Tesoro de la Catedral de Santo Domingo<t> le cmwierte en uo valioso anticipo de los hallazgos que piomere de un muro>e.eo nuestras iglesias del siglo

mas

~~ . ...... .,........ 1._.1ma m oral d e.l pruner momento db", e m •

-J.- ·

~ en pane reemplazada en el siglo 'tmlll piacbol ~ocedenres de la

XVII por los lienzos Pen1nsula, de los ViB~...lli:il·-.. de- Nucva Espana y Pcn! o de an6nimos. pin· ~t.~liYI• lnc:ala las coadiciooes de c1ima adversas a la coo~ de esru pinruras y por Ultimo la exclausrrad6o ~ b :nfiJiosos en el siglo pasado, nos privaroo en Pueno llico de. las que ~.fan sin duda, sirviendo de motivo · Pficaare. Jos uiositos, aulas, sa1a capitular y refectorio de • ·COGYmtO. de dominicos y franciscanos de San Juan. ·

.Ea el convent9 de San Jose de las Mad.res Carmeliw< 2 >, que no sufriO las coosecaencias de las medidas desamoniza-· , dOas clc ~836 intra cla~rwn. no quedan pinruras ante~es a Campeche, aunque consta en el inventario de la 'fimdaci6n<•> la existencia de algunas en el orden siguiente: (I) (2)

I

Yer. el Docel de Damasco de China, y quadro grande de Senora Santa Theresa de/ Jes-US, que esta en dicho Altar Mayor. Y tt. Los dos Quadros del Santo El fas y San Albertp, que di6 el Seiior Obispo Maestro D . / Fr. Fernando Lobo de Castillo.<•> La ausencia posterior de documentos de esce tipo en cl archivo conventual no nos ha permitido comprobar la exis· tencia de orras a parcir de entonces hasta pasada la primcra mitad del siglo XVIII, aunque es de suponer que no falta·

con. En c~bio ya sea por su proximidad en el t'iernpo o por la madera preciosa· eo que fueron pintadas podemos codavfa apreciar las tablas que ejecutara para alguoas teli· giosas el que fue su maestro de milsica, Jose de Rivafrecha y Jordan, mejor conocido por Campeche.<11> La mayor de todas es una pieza de caoba biselada ( 35 x 4 3 ems.) . En ella aparece la escena de la visi6n de . de la Fundaci6n , folio 5 2 , vto.. Archivo del Monasterio, Se t rata de una copia hecha en el aiio de 1781 por orden de la priora, Sor Maria de la Asuncion Caldero. El original, deteriorado notablemente para esas fechas, ha desaparecido. '

- -( 4) Idem,

I.e., fo. 5 3. El Illmo. D. Fray Pun and~ L~bo de Castillo, fue natural de Navarrete, en la di6cesis ~ · Calaborra, y visti6 el habito carmelitano en el convento de Medina del Campo, siendo con el tiempo definidor de! la provincia de Castilla y prior de los conventos de Valdemoro y Madrid. Consagrado Obispo de Puerto Rico en 26 de j ulio de 1650 por el obispo de Caracaa don Mauro d e Tovar, lleg6 a San Juan el 15 de julio del siguiente aiio. Muri6 el 17 de octubre de 1654. Cosmas de Villiers. Biblioteca Carmelitana, etc.; T . II, p . 909. Aurelianis, MDCCLll. Romae , curante Gabriele Wessels, 1927.

( 5) Alejandro Tapia y Rivera: Vida del Pintor Puertorri· queiio Jose Campeche. San Juan de Puerto Rico. 1946. 2~ ediden, pag. 3 7 : " No fue menos recomendable el servicio que hizo en el convento de las M . M . Monju Carmelitas de esta ciudad , las que instru{das por fl en loa toques del 6rgano y en el canto llano Jorma~en 'el d{a un coro verdaderamente -admirable . .. " Rep 1entad6n de Lucia y Maria Lorel ampeche al Con o de Re· . n1i6a. (28 .de · ebrcro d1 1encia en .OJicitucl de 1810) , t' · . I • ~ "

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San Sim611 Srock. La_Virgen, vestida con el habico carmelicano ( como se la represenca en Espana, Portugal y America desde el siglo XVI) se nos muestta sentada con el Niiio sobre nubes; haciendo enttega del escapulario al sexto general de los Carmelitas. Siguiendo la diagonal barroca, el Santo, de rodillas, se indina desde el otto extr~mo para recibir el celeste obsequio. Dos corcioas rojas derran la composid6h, recogida en alto la de la de· recf1a .Qiientras la otta cae sQbre una baranda. De .Jos Jabi~ ~e la Virg~ part.~ las palabras: E<;:CE SIGNUM .SALUS JN;~· P, el angulo superior detecb~~· lee!· ·~1 ,• ~r. ~:"~· } uan Al~ ~ -

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Arizmendi, dignfsin;io Obispo de Puerto Rico~oncede ~qla. . renca dias de Indulgencia a los que resaren devoramen~ una salve ante esca Imagen de Ntra. Senora, aiio de ll06'~ ' ]unto a las rodillas del Santo aparece la firma: Jose peche f.. ·

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Esta pinrura, que tan de cerca siguc las lineas dcl Bfa· bado, debi6 ejecucarse a la vista de a.Jsuno facilitado "por las monjas, ya sea de un breviario, ya. de un misal de la Orden, pues la representaci6n popll;lar del tem• de i. Vitpn del Carmen en el siglo XVIll SC limita a. las .hUgma Marfa y el NifiQ, con el _..pularict de lol, cofa· ·· '· ~ des la ~eara" la ~·~ue i\is ~ del~ . ~ '

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JESUS. En ninguna de sus numerosas pinturas de santos {al menos en las catalogadas por don Enrique T. Blanco) aparece un lerrero de esre ripo. la leyenda que sigue rambien romada, salvo varianres minimas, de la misma pagina en que se encuentra el retrato de la Santa que bace el padie Yepes. He aqui las dos:

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Yepes " .路.. a cuarro del mes de octubre del aiio de mil y quinientos ochenra y dos . . . siendo Pondfice Gregorio Dedmoterdo de gloriosa memoria y reynando en Espana el rey Cat6lico y prudente D. Felipe, scgundo de esre nombre. . . . Murio de scscma y siete aiios, scis meses y siete dfas .. . " Campeche "Muri6 esta S. ~adte el dfa 4 de occubr~ del afio 1582, a los sesenca y siete路 anos, seis meses y siete dias de su edad, siendo Sumo Pondfice Gregorio Decimotercio y Reynando en Espana la ~ajestad Cat6lica del Sor. Rey D. Felipe Segundo." (si~en las iniciales: J. C. Pc.) En el U.Oico grabado - bastante torpe - que aparece en esre tomo<8 >, la paloma simb6lica del Espiritu Santo y la cortina recogida a la izquierda. han podido servir a


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La gracia con que inclina la cabeza hacia la Paloma ... Mfstica que surge entre nubes. la aprendi6 Campcche en escuela de Paree. Viene a la memoria la Jura del Prfnci·~ pc. de Asturias con las graciosas cabezas terciadas en charr

:.'la

la. (9)

La otra ubla. (el San Alberto), casi igual en wnafio ( 23 x 29 t ms.), es la linica pieza que no esta firmada. En la mano derecha tiene el Santo un cam, emblema del sacerdocio y en la izquierda un crucifijo y unos lirios que aparecen en codas sus imagenes. Se nos muestra aqui el demonio encadenado, a pesar de que en la iconograffa de San Alberto se le elimina practicamente a partir del siglo XVII, asf como el crucifijo, que es sustitufdo por un craso Nifio Jesw. La figura_esta enmarcada en un mcdall6n gris. Al pie hay u°"' carcela con roleos donde se lee: "S. ALBERTO CONFESOR." Los tonos azules, gr.isaceos y rosados del foo-



•

cargos.< 11 > Hubo ocms dos, una de ellas pincada sobre tabla, desaparecida accidenralmente. La ocra fue birbaramence descruida hace aiios durance una visira can6nica, por orden de! prelado visicame. Hasra hace poco ruvieron rambien las religiosas una Sagrada Familia que afirman ser de Campeche, de la que hubieron de desprenderse y pertenece hoy a un particular. No pudimos ver esra pieza que esperamos esrudiar mas adelance. Sujecando nuesuo cricerio a posceriores revisiones< 12>, creemos que las cres primeras pincuras, si no rigurosamenre contempor:ineas, han sido ejecucadas con escasa diferencia de ciempo. El colorido, salvo ligeros macices diferenciales, la facrura parecida en las ues, parecen indicar que percenecen al momenco de madurez y plenirud de Campeche que debi6 coincidir, despues de una maesuia largamence ejercicada, con sus Ulcimos anos. La vision de San Simon esca fechada en 1806. Pero la relacion de Campeche con el Convenco es naruralrnente anterior. Hemos visco como en el tiempo irunediaco al araque de los iogleses de 1797 pintaba ya para las monjas. El hallazgo de documencaci6n reference a su labor como maestro de mU.Sica de la Comunidad nos ayudara a decerminar con mayor seguridad el momenco en que se relaciona mas de cerca con las Ca.rmelitas. Con respecco a .la wtima pieza, (el exvoco o recraco de la monja con los oferences), nos abstenemos de precisar

(I I) Alejandro Tapia y Rivera: 0. c., pag. 26, n. 20. (I 2)

No estabamos en Puerto Rico al tiempo que se celebraba en la Universidad la cxposicion de Campeche. propugnada bacia muchos aiios por don Enrique T. Blanco

una fecha aproximada hasca que coocemos con un conocimienco mas profundo del ane de Campeche. Por ulcimo, un hallazgo r~ciente en el curso de ouestras investigaciones en el mooascerio de San Jose indica la presencia de los bermanos de Campeche, Ignacio y Miguel, coma arcesanos al servicio de la fabrica de la iglesia coovenrual. En una cuenra de gascos hecbos para la fiesta del titular, fecbada en 23 de marzo de 1810, aparecen ejerdendo los oficios de dorador y pintor aprendidos en el taller paterno. Dice asi dicha cuenra: "Pintores Al Maestro Ygnacio Campeche por dorar y / pincar el nicho del Samo igualmente que meter colores / al primer Cuerpo del Retablo .. .... 40 pesos. Al Maestro Miguel Campeche por bamizar y dorar el Sanco y Nino .. .... 42 pesos." Se trata de la primitiva imageo de San Jose, regalo del Maestre de Campo don Diego de Aguilera y Gamboa cuando la fuodacioo de! Convenco (1651) , tan maltrecha y descabalada como la antigua iglesia en que recibiera cult.o hasca principios de esce siglo. En las vestiduras de la imagen del Nino, quedan codavfa los restos ennegrecidos'de un dorado. En cuanto al barniz, dieron bueoa cuenta de el los pinceles de las monjas con sucesivos repasos llenos de buena voluorad pero ausences de acierto.

dcsde las paginas de Alma Latina, y por canto no pudimos apreciar personalmenre las diferencias y contrastes cntrc unas y ocras pinturas. Hemos hecho lo posibl~ por sustiruir can valiosa expcriencia acudiendo a ver las mas aseqaibles y valiendonos de la focografia donde no pu dimos hacer lo primero.

17


Transposicion Por JUAN

ANTO~IO CORRETJER

¡CIELO AL REVES!

•

Sol en Guaynabo, lluvia en Santa Isabel. . . . . Sepia Jlovizna pinca el almacigo: es una l~uvia fancasma sobre el fancasma de un arbol. Toro. Caballo. Marchito campo quc ce haces magro en hosco, enceco en bayo: jSorbes, cual si bebieras, polvo mojado! Sol en Guaynabo .. . Los riachuelos son verdes, crinos los prados. El sol, en los vergeles, anaranjado. jCorre, caballo mio! i Salta, mi zaino!


Tristeza final en los poemas de amor de · Jose de Diego• Por

--. ·N AMIGO ADMIRABLE, AL LEER MI ENSAYO, PoBmlU de amor de Jose d e Diego, se detuvo en la segunda pane en donde estudio los firmados con seud6nimos en La Democracia, y comenro: "Eso no para ahf. Vanidad . · · curiosidad . . . <.Y la crisceza?" Tenia raz6n mi amigo. No para ahi la bella historia, "iniciada en la esperanza y en el vienco" como la describe el poeta en Flores ,d~l alma. El comencario me hizo volver a buscar en las pag1nas de La Democracia del aiio 1915, el rastro encendido que me llev6 al nocrurno misterio de PJlida tuna. A los pocos pasos, a una distancia de menos de un mes, encontre lo :Clue buscaba en la sombra de arboles arropados de bruma," e,n un paisaje sobrenarural. La curiosidad, la vanidad, habian sido invadidas por la tristeza. Siguen juntas las tres, pero la Ultima se adel~ta al primer cermino apagando la llama de la otras con dominance claroscuro. Ella es al fin "la infalible vencedora" y la acompafi~nte del poeta _en la Ultima "par~~la de vida y muerte," donde no entra ya la dorada vm6n . dd amor.

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'v I. Pasos en la bruma. En FlOres det aJma, poema que situe como tdnsito encre lnc6gnita y PJlida luna, una sola flor, un pensamiento, habia sustitufdo a los rojo~ claveles del comienzo. El cambio de flor vierte el sennm1ento en una. dimensi6n mas profunda; la flor semejante a una mirada, se funde en el poema con la mirada que el ~ta desconoce, y este cruce imaginacivo se resuelve en el. ltteral significado de la palabra pemamiento : el pensam1ento de la amada es un rosal que florece en la sonrisa no vista .at!n. He vuelto a este poema que ·s010 mendone en el estu· dio anterior, porque en el, la tristeza, intensiflcada en sufrimiento, aparece como matiz ·confidencial: confesi6n de lo secreto que se oculra a los ojos incomprensivos:

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porque soy un v1s1ooario que te adora en la esperanza y en el vicnto.

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CONCHA MELENDEZ

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Del nueve de abril, que cs cl mes de publicaci6o de :+.. este poema, al diecinueve de mayo, en que apa:rece el .iliO",.f; neto Sub-umbra, el episodio que vivia el poeta simul mente con su agitada gesti6n poHtica, es ya anhelo paiiado de insomnia, en donde reaparece lo solmna1:ultiJ en forma parecida, a la atm6sfera de Somlw•, en el conjunto de poemas de amor. Sub-umbra, f irmado tambieo con el scud6nimo P · es una vuelta al tono de aquellos pocmas. Comieo.za ~ una ·confesi6n autobiogd.fica, en que el poeta no tnmi _. la experiencia, como en Ptilidd IM"4, afin&ndola y enilblll• ciendola; sino se mancicne en la comunicaci6n siempre peligrosa en la cread6n de la poesia.: En las agitaciones de mi vida donde mi pensamiento no reposa. en esta lucha Jarga y dolorosa donde cada laurel cubre una herida


pureza y blaocura, es decir, suma de purezas. Pierrot se conviene en Bayardo, el valeroso Pedro Terrall. de caballerosidad sin tacha. Manos y f lores es el rirulo de es ta poesia, donde la enumeracion de amarguras y persecuciones es el contraste que subraya la dulzura, la galanterfa cabaUeresca con que est~ nuevo Bayardo se indina para aceptar las azucenas y besar idealmente las maoos "en el aire escondidas." Es dificil romper en el analisis la esuucrura musical de esce poema, enriquecido por variances rfrmicas y una atm6sfera trovadoresca del siglo XV que hubiera eliminado el anificio y s61o dejara Ia gracia del amor promo a la hazaiia que complace los ojos amados. Los versos se inician con emoci6n agradecida, en suaves heptasilabos: jOh maoos misteriosas en el aire escondidas, tan nobles y piadosas que vais dejando rosas en codas mis beridas! iManOS dukes y buenas

que me enviais las puras azucenas!

Mas enseguida l<i enumeraci6n de lo oscuro

acenrua

y doloroso,

el contrasce con graves resonancias: Ocras, que baten palmas ocultan los pufiales que ensangrientan las almas: los odios infernales las perfidas envidias las traidoras insidias

De esca tiniebla de infierno dantesco el poeca se refugia en la tierna claridad que las manos .invisibles irradian: Pero vosottas, manos de fulgores astrales y de ensuefios lejanos que acariciais mi anhelo, sois las alas triunfales que al suspirado cielo llevais mis ideates en invisible vuelo. jOh manos misteriosas que vais sembrando en mi camino rosas! Esta repetici6n con variante de dos versos unidos por rima .perfecta, separados tipogr3.fica e idealmente de los versos que ameceden y de los que siguen por espacio y pausa, concribuye al efecto musical, con la recurrenda de las "manos y flores" del tfrulo. Y otta vez en vaiven agil, el poeta vuelve a la zona oscura para hacer briliar el gesto que . acepta, en rendici6n galame, las manos y las flores : Las mias, que en la ira en la ira sagrada que el dolor pauio inspira, han pulsado la lira 20

y esgrimido !a espada, se juntan suplicances en oraci6n de amores para tomar triunfantes las manos y las Hores .

Enconces, en cuaero versos finales, junca los elemencos de los dos pares de versos que formaron las pausas entre escrofas, resumiendolos: Manos dukes y buenas dukes manos piadosas, iYO os beso como blancas azucenas con besos como rosas! 3. Onda errante. El dos de sepciembre el pensamienco del poeca es una onda errante que vuela a la ventura, reco¡ g ida por codas las ancenas espiadoras que vibren a su p~o. Pero una de las ancenas es la de ella; el poema se ha escnto para elJa y SU autor tiene la Certeza de que la Onda sera recibida por el alma a quien se d irige. El seud6nimo al pie del poema es A vatar, sugeridor de milenios y encarnaciones en la vieja teogonia hindu. Avatar anuda el sencimienco de Sttb-umbra con este poema sencillo y profundo en donde la imaginaci6n vivisima del poeta preve la difusi6n en ondas etereas, no de la voz, sino de! pensamienco. En el pr6logo de la colecci6n de documencos que tirul6 El plebiscito pr,ertorriqueffo ( 1917) , De Diego cuenca que cuando era muchacho, eneontr6 en el barrio Callejones de Lares un idolo indio y le compuso unos versos. En la \mica esttofa que recuerda, piensa que de la raza auc6ctona quizas pudo nacer el ingen~o que levantando el vuelo en el espacio, hubiera- puesto una estaci6n en cada mundo. "Vuelan ya los hombres por las nubes," dice, "y si dentro de cien o mil aiios sucediera la invenci6n de una linea ecerea de comunicaci6n entre los ascros, (podrfaseme atribuir la prioridad de la maravilla?" Estas palabras las escribe para ilustrar la necesidad de la lucha por el criunfo de las ideas en los hechos, la necesidad de las fuerzas actuantes. (Quien le hubiera dicho entonces que cuarenta afios despues iban a empezar las fuerzas actuantes de los hombres a intentar primeros ensayos de la maravilla? El poema Onda errante se concibe en una Hnea de pensamiento parecida a la del adolescence cantor del idolo indio. Es el climax de crisceza que echaba de menos el lector de mi estudio anterior. El poeta elige ahora la clasica forma de un romance heroico; los endecasilabos con ritmo Ienco y apagado, se aparcan de la sonoridad. Estamos en la misma arm6sfera de P6stuma, pero mas cerrada por el isosilabismo de los versos. I.a confid~ncid como necesidad del alma acribu~ada, se hace en voz baja, como en las o.raciones mas f ervorosas. I.as .Primeras palabras, _'Y ce amo en lo infinito" revelan la hondura del cauce abierto por la emoci6n sostenida en un persistente ensuefio, y al mismo tiempo, la vaguedad y distancia en que el objeto del ensuefio se mantiene. Acaso y nunca, las palabras que complecan ese verso inicial,


siruan a la amada en la incertidumbre y lo imposible: . . . Acaso nunca mis pobres ojos fatigados puedan la armonfa y la gracia de ru cuerpo comemplar en el mundo. Ahora el poeca sabe lo que no sabia al principio: la Inc6gnira es Minerva, musa duke y brava, amor, saber y fuerza. Por codos esos nombres la conoce, aunque no sepa el q ue "la arrull6 en la cu.na" : Tu alma es como la mia, no ce busco ni rompere el miscerio en que re encierras, mas necesico en cu invisible pecho deposicar las graves confidencias que en el mfo se ahogan solirarias sin que profanos ojos las sorprendan. Los cacorce versos siguiences presenran lo que el poeta describe como inmorcal quimera, amenazada por las que vig ilan y d escruyen el ensueiio. Es en esca pa.rte donde el drulo se aclara : la onda errance enciende cualquier antena y los que no comprenden, profanan lo sanco y lo secreco. Para que es co no suceda, el fina l es la trisceza de un renunciamienco y un adi6s : Ocwrate en la sombra, que yo mismo no intentare buscarce, pero deja que vayan hacia ti, para ti sola, mi ideal, mi esperanza y mi trisceza.

4. Cuentas galanas. La onda errance capcada en coda su belleza y dolor, debi6 conmover hondamence a quien In hizo nacer, porque el veintiuno de septiembre apareci6 ocro poema dedicado a Indiana y firmado por Indiano. La callada y remisa, escondida all.n, pero ahora usando el nombre de la proragonisra de una novela¡ de George Sand, se ha comunicado con el poeca, no en lenguaje de flares sino en el mas preciso lenguaje episcolar. El poera v,¾elve en Cuentas galanas a un tono familiar, de conversaci6n que se inicia en algunos de sus versos de esrudiance recogidos en ] ov#los, y reaparece en su poema Stteiios y v olantines, de Poma"osas y en la Lecci 6n de Geograff,a del libro p6stumo Cantof de pitirre. Cttentas galanas es un argumenco para con~encer a la amada de q'u e el amor y la vida s,on una "regla de dos." La rosa y la mariposa viven solo un cl.fa de amor, pero ese

dfa comiene siglos de vida. Crea una escena imaginar1a para demostrar su argumenco: Jorge Sand mira y habla con su amado quince minucos y por esos minucos pasa la ecernidad. En la Ultima estrofa, un verso entre comillas indica, que al ocro lado del miscerio Indiana sufrfa "sin un recuerdo, sin una esperanza, sin una ilusi6n." El poeca inquiere: Pero tU, (que dices? (que cienes? c:que incenras? (C6mo precendes amar por una ecuaci6n ? (C6mo es posible el ensueiio que aliencas "sin un recuerdo, sin una esperanza, sin una ilusi6n"? Si de todos modos re gusran las cuencas j CUenta las latidos de cu coraz6n! El rascro que me gui6 basta aqui se borra, cuando se rompen las compuercas del destino en la vida del poeca y la trisceza le inunda desbordandose en codas sus horizontes. EI primer golpe foe su derroca en la Asamblea polfrica de Miramar en ocrubre. La palabra imposible se vuelve para eJ insistence respuesca en todo lo que piensa y hace. Le . responde en su proyecco de viaje de propaganda policiea por la America hispana que enfermedad mortal impide; en su incenci6n de que el proyecco de un plebiscico puertorriqueiio quedara sobre la mesa para discutirse en la legislarura siguience, porque el ya estaria en la ocra orilla de la vida. La escribe al final del pr6logo inconduso ante la Antologla de poetas j6venes que Jose S. Alegria y Evaristo Ribera Chevremonc publicaron en 1918. Imposible rodo lo que en aquel momenco era la raz6n de su exiscencia, escribe sus "parabolas de vida y muerce." En una de ellas, el feroz pajaro carpincero corcura el rronco del arbol de SU Vida y ya DO escucha Sino el "rosario de anguscia" del mucaro que le augura desgracia y muerce. 5. {ldentific6 al fin el poeca a su escondida enaniorada? No debe inceresarnos esa posibilidad. (Son menos hermosos los . sonecos de amor de Shakespeare porque no sabemos quien fue la dama morena, "the dark lady," que los inspir6? (Vale mas la novela de Ricardo Gi.i.iraldes porque sabcinos que don Segundo Sombra sobrevivi6 al que le rehizo como criatura de arte y los periodistas fueron a incerrogarle? Minerva, rnusa o alondra, ella encendi6 la llama de arte que sigue ardiendo en esos poemas. Y ellos perduran porque nos dicen en belleza, rnejor que ninguna biografia que pueda escribirse, c6rno era en verdad el alma de J ose de Diego.

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Grahacion de "El contemplado" de Pedro Sal,inas

CON LA COOPERACION DE LA FUNDACION HISPANICA

de la Biblioreca del Congreso de Esrados Unidos, el Insriruro de Culrura Puertorriquefia ha editado un disco del poema El contemplado, de Pedro Salil'las, reproducci6n de la grabaci6n original que el propio autor realizara el 24 de ocrubre de 1946 para el Archivo de Poesia de la mendonada Biblioteca.

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El disco es el primero de la Serie de Poesfa Grabada que proyecta editar el Instituto de Cultura. Le acompafia un cuaderno en que se inserta el rexto del poema, ilusrrado con dibujos de Carlos Marichal segun las concepciones del propio Salinas, y unas noras critico-biograficas del profesor Juan Marichal, esposo de Soledad Salinas, hija del poera. El cuaderno incluye ademas la reproducci6n facsimiliar del manuscriro de la Variaci6n III del poema, con ·una breve · explicaci6n de Juan Marichal a las correcciones - de pufio .~

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y letra del autor - que aparecen en dicho borrador.

El contemplado es un canto al mar inspirado en el "mar de Puerto Rico", como se consigna en la primera edici6n impresa de la obra, publicada en Mexico en 1946. Poco antes de morir, Pedro Salinas - enconces en Estados Unidos . expres6 su deseo de ser encerrado en el anciguo cemenrerio de San Juan de Puerto Rico, junco al mar que ranro am6. Su deseo fue cumplido y sus resros reposan alH desde el 4 de diciembre de 1951.


La Ci11dad Encantada

Las Retretas Por JOSE S.

H

ACE

POCO l\fENOS DE MEDIO SIGLO QUE EN ESTA

Capiral eramos los m:is ricos en ideales, en sentimienros. en rom:rntic1smo, en esos valores .de! alma que perduran y desafian los embates de la muerce. San Juan se agigancaba y escribia un poema romancico y civilizado. Las retrecas de la Plaza de Armas, los miercoles y domingos, constituian, sir:i duda alguna, uno de los capfrulos mas interesances de! hisrorial capitaleiio. Las bandas del Regimienco de Puerto Rico y la Municipal, que canto prescigiaron nuescra cultura musical, dirigidas por los maestros Luis R. Miranda y Manuel Tizol, respectivamence, amenizaban las retreras, alternandose. Valses, marchas, danzas puercorriqueiias, popurrl y selecciones de operas, operetas y zarzuelas, y algunas partiruras de! repercorio clasico. Al caer la tarde, el celebre Encarnacion Rijos, conocido por Mampostial, instalaba el alumbrado electrico y colocaba en orden los atriles y las sillas para los musicos. Cuatro f ilas de sillones amarillos se alin~ban a todo lo largo de los dos extremos de la plaza, de Este a Oeste, siguiendo las instrucciones de! concracista don Ricardo Rodriguez, dueiio de una gran muebleria sicuada en la Calle de San Francisco, aucorizado a cobrar veinricinco centavos por el uso de cada sillon. Y a las siete de la noche empezaban a ocuparse los sillones por damas y caballeros que iban para buscar el aire libre e imponer el seiiodo y el esplendor en aquellas retretas, nota culminanre en la vida de la Capital. Todavia el espfritu de la Gran Aldea no era sacudido por las corriences modernas. Damas de emplumados sombreros, de anchas alas o cargados de rosas o de pajaros; jovencicas de fresca hermosura luciendo vaporosos vestidos y blancas pamelas a lo Eugenia de Montijo, companian con discinguidos y apuestos caballeros y j6venes galanes de reluciences zapatos e impecables rrajes de casimir, el paseo frenre a las filas de sillones.

ALEGRiA

En aquellas recretas nuestras mujeres estrenaban sus mas hellos vestidos y SUS mas elegances sombreros, y SUS impecables trajes los caballeros. T ocaba la banda y al final de cada numero los aplausoo eran compensaci6n gloriosa para Manolo Tizol o para Luis R. Miranda. Y pasaban aquellos grandes seiiores: Antonio Alvarez Navas, Luis Munoz Rivera, Jose Gomez Brioso, Jose Perez Losada, Mariano Abril, Rafael Lopez Sicardo, Roberto H . Todd, Herminia Diaz Navarro, Manuel Maninez Plee, Jesus Maria Lago, Ferdinand R. Cestero, Eliseo Font y Guillot, Vicente Balbas, Pedro de Aldrey, Rafael de! Valle Rodriguez. . . que se descubrlan para, sombrero en mano, hacer una profunda reverencia ante una dama, cual gentiles caballeros de la corte de las luises. En dos sillones, sin faltar a una retreta, acomodaban el pesado bagaje de sus muches aiios, el Consul de Santo Domingo, don Eugenio Medina y su esposa dona Paca Tejera. El con su levitin negro y sombrero de f ieltro, apoyando sus manos en el puiio de! bascon, y ella luciendo un enorme camafeo en el rraje de gro de ampulosa falda. Miraban pasar la gente; se escaban aUi sin hablar, sin mirar a nadie en particular, coma dos estampas para ser miradas. No hablaban porque en su larga vida ya se lo habian dicho coda. jQuc elegances y que apuescos aquellos bizarros oficiales dcl Regimiento de Puerro Rico! Montesino, Hostos, Navas, Parra Cap6, Iriarte, Font, Moreno Calderon, Urrutia, Emanuelli, Bird, Lopez Antongiorgi, Rodriguez .. . Las muchachas casaderas les seguian de reojo, sin mover la cabeza. Cuando en el paseo los j6venes se cruzaban con el grupo de muchachas de su predilecci6n, salcaban los piropos y las vehemencias, que ellas acogian o que disimulaban, sin dejar de sonreir. Los que ya se comprendlan, paseaban en sencido concrario a fin de enconcrarse de frence y poder mirarse a gusto, coofundiendose en el aire las miradas y la musica de la banda.

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Mucbas de estaS parejas pasaban, algunos meses despues, a eogroar las parejas de novios oficiales sentados en los sillana para sumirse en ese diilogo interminable del amor que es sianpre el mismo y que sin embargo es siempre nuevo, ~do en el dndido lenguaje de las palabras claras Y humildcs que arrullan el oido mienuas los ojos enamorados se fatigan y se desvanecen en la insistente contemplaci6n. Durante todo el tiempo que du.raba la reueta, uoa compaaa multirud, gente humilde, se aglomeraba en los alrededores de la plaza para aplaudir con el enrusiasmo que provocan las maravillas deslumbradoras: Entre aquella genre estaban los mel6manos que se situaban lo mas cerca posible de la banda -a escuchar con reconcentrada atepci6n¡ la Sinfonia en sol meoor y La Flauta Magica, de Mozart; las sinfooias, dcsde la prhnera hasta la novena, y Fidelio, def Beethoven; Tannhauser, El Oro del Rin, La Walkyria, Sigfrido y el CrepUsculo de los D ioses, de Wagner; Hugoaores, El Profeta y Roberto el Diablo, de Meyerbeer; Purirano, Norma, Sonambula, de Bellini; Carmen, de Bizet; Trovador, Baile de Mascaras y Hernani, de Verdi; El Suefio de una Noc:he de Verano, Ruy Blas y La Ruta de Fugal, de Mendelsshon; los valses Danubio Azul, Cuentos de los ~ues de Viena, de Suauss; Vais Triste, de Sibelius; Ifv1taci6n al Vais, de Weber; y Tu Risa y Patinadores, de

Balseiro; las marchas famosas de Sousa y de Miranda; y las danzas de delicada iospiraci6n y facrura romanticas, de Andino, Campos, Tavarez, Duchesne, Mislao, Callejo, Dueno Colon, Rios Ovalle, Quinton, Miranda, Tizol, Pericas . .. Eran los que mejor sabian apreciar las obras musicales que se ejecutaban en la retreta y con calor discudan si foe la Banda del Regimiemo de Puerto Rico o la Municipal la que mejor habia interpretado cierto pasaje o coo mayor inspiraci6n y acierco cocado una de las dan zas. Eran los que invad ian el "gallinero" del Tearro Municipal para hacer que triunfara o que fracasara una compailia de 6pera, ope¡ reta o zarzuela. Eran cl mejor exponenre de nuestra cradicion ardstica, de n uestra apreciaci6n musical, que todavfa hace pininos en esta epoca con ritmo enemigo de! espf.ricu quc ha dejado el alma inacciva. Cuando se marchaba la banda, la gence se escurria por las calles. A las once la plaza se llenaba de q uierud y de silencio. Quedaba alli solamence Mampostial, que se afa¡ ; naba desconecrando luces y plegando atriles y sillas de. tijera. A traves de! tiempo perdura el recuerdo de aquellas noches de recreta con su pasear frente a las filas de sillones bajo las frondas de la plaza, oyendo aquella divina mlisica que no hemos podido volver a oir.


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Cultura de la esencialidad humans Dramaturgfa, Ser y Real,idad ,

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Por EMILIO S. BELAVAL

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•!EL TEATRO ES UNA DE LAS ANTIQUJSIM.AS INSTITUCIO·NES de espiriru cricico. Su misi6n hist6rica ha sido racionalizar el mito. Nuestto padre Esquilo fue el primer mortal en consumar un tiranicidio celeste. Por eso dice Arist6teles quc el discurso migico, mejor que ret6rico, cs poHtico. El · Teatto de Esquilo logr6 enfrentarse con el mito pcro no pudo destruirle. En el transcurso del ticmpo, el Teatro ha tenido que reanudar muchas veces su viejo combate contra los dioses, uno dioses sanguinarios que todavia nos rodean por todas partes. El mito es una forma trasladada directamente del terror natural al interinismo humano. El mito lo lleva el hombre consigo no importa el tiempo en que viva. En verdad, mas que bajo el dominio de la vida, el Teacro ~ encuentra bajo el dominio del mito. Todavia no hemos cncontrado una tecnica aceptable para aislar en el Teatro, la vida como vida, de la vida co~o mito. Esto explica por que cl Teatro al tratar de copiar la vida, se vuelve mas mito que vida. El Teatro de las ideas lo Wiico que ha hecho desde Eurfpi· des a Ibsen, es convertir al mito irracional en un mito consciente. A lo mejor una drarnarurgia pura de las ideas s61o seria posible en un Teatro de mascaras.

ti.. . La abolici6n de la categoda atomista ha dejado en entte·

.S1cho los conceptos .tradicionales de la realidad dramatica. Es indudable que la dramaturgia anterior a nosorros, descansaba en una especie de atomismo dramatico, un ser dramatico configurado, en que todo parecfa estar dado de una vez y para siempre. Poe lo visro, se uataba de un acre sujeto a un espacio y un tiempo tan objetivos, que no le brindaban la menor oportunidad de exposici6n a la proble· matica de la realidad, ral y como hoy la conocemos. Las famosas "motivaciones dramaticas.. de los manuales de la dramarurgia, no eran otra cosa que la sumisi6n del ser dramatico a dos de SUS experiencias mas primarias. Cuando menos lo esperabamos, el cielo claro de la dramarurgia tradicionaJ, la ciencia de los modelos dramaricos, se ha ~eoad~ de Hn~ emrceruzadas, de curva~ torno a loi OOJetOS 1UOJtnOSOS, de fanrasmagorfas opricas. El dra. manargo post-mOdecno tiene que eofrentarse hoy a una

realidad en ''pcrpetuo pcrcccr", circundada por pcquefias coofiguraciones oodulanrcs, dcscompuesta en paniculas humanas. Mc temo que las anteriorcs dramarurgias motivadas cada dia tcndri.n men~ seotido. Cuando el espacio dramatico qued6 dcs-esauaundo, bubo que organizarlo con ouas paniculas, no mcnos mies -que los atomos, pero muchas mis complejas: los "cnul-. ~odo enre es una pardcula uans.itiva del ser en busa de los otros entes que .le complctan su realidad. El ouefo aeronauta de este entitismo, tan cllisico y a la par tan .modcrno, fue Nicolai Hanmann. La multiplicidad tlll-isJMit#m de esros cotes nos ha permitido recompensar cl aentido real-ideal de los nucvos concepros dramaticos. El mundo fisico, el cuerpo, las ideaciooes, ban sido sometidos a la mis.ma tecnica panitiva quc emple6 el aromismo para organizar la realidad fisica, pero esta vez en una oucva avenrura del ser. La re<omposici6n a que se ban visto someridas las ontologias panicularcs de la rcalidad, es bus-.Ja car Ja inrer-relaci6n en que se encuentran todos los cotes, partiendo del prindpio que nada se cncuenua en ~,glln riempo complero en si mismo. Asi se ha dispuesto de tbdas las ameriores formas arquetipales de la realidad: la natu· cal ( realismo) , la corporal ( historicismo) , la racional ( idealismo). Es la primera vez que en el proceso meta· fisico de la realidad dramatica, poseemos algo que ya se conoce C<?mo: ''liberrad ardstica", o como diria un fenomen61ogo inmediaro a Husserl, una realidad exema de prcjuicio.

Entonces, i sobre que realidad es que debera trabejar el dramarurgo comempocraneo? Siguiendo el grupo de ·problemas sugerido por Hartmann para su nueva organizaci6o entitiva, podria contesrarse: Sobre una realidad no-llama. tiva, sobre la realidad que yacc mas aUa de la noci6n cieotifica del universo, la noci6n 16gica del coneepto, la per· cepci6n abstraeta del objeto, la noci6n social del modelo. Esta realidad no-llamariva ha sido la menos sujeta a riesgo por resulrar la meoos accesible a la cosa dada seosiblemeote, tal vez la que sc ha mantenido en nJyor grade> de pu.rea. De ellas sc olvidaroo Ju rcptaencaciones fiaicu, piiquicu


e inrcJectivas de la realidad como faclum. Compone un aura real-ideal alrededor de los objetos, de los .cuerpos, de los remas a ser ie-pre.;encados. Es la Ulcima reducci6n de lo pervivieme a lo esenciado. Los ences dramaticos no necesiwan d~l tiempo porque en ella no rige el sentido biografico de la "existencia", ni necesicaran del espacio porque en ella no rige el sencido conexo del "mundo". Estamos, pues, ante una realidad indeterminada, inactual, un mundo libettado de sus apariencias formales. Tan pronto un auror dramatico de nuescro tiempo empiece a escribir una obra de teatro, cendra que volverse de espaldas al tiempo en que vive, despoblar su espacio de todas las formas confusas que gustan de merodear en corno a la realidad. El T eatro asi queda convertido en un arce atemporal, libre de todo "ser ahi", de toda direcci6n trascendeme. Si el autor dramatico no se vuelve de espaldas al tiempo en que vive, y no oscurece sus percepciones primarias, su drama se le convic;rte en discurso, su discurso en poHtica. No creo que la obligaci6n del T eatro de nuesrro tiempo sea servirle de oraculo a una humanidad que ya no cree en la Teogonla. Su obligaci6o cs averiguar c6mo de compll!jas y eslabonadas en el ser resultan ciercas inruiciones i prontadas por la realidad llamativa. Cuancas veccs se pretenda escribir un drama representat ivo de la ...ealidad que vive un hombre de nuestro tiempo, hay q ue extender sobre nuestra mesa de trabajo, como si fueran f iguras en blanco, esros ences despersonalizados q ue consriruyen lo humano. En el arcilugfo de la re-presencaci6n, el d rarnarurgo post·moderno esca obligado a crabajar con entes narurales, coo eotes fisicos, con ences psiquicos, con ences merafisicos, con entes f igurativos, llamados a complecarse los unos a los ouos. Com rario al bi6logo que trabaja con materiales fijados en algiln momento por el proceso ciendf ico, el d ramaturgo tiene que traba jar con pardculas de seres en animada transfiguraci6n. Cuando alg{m rostro humano persigue al dramaturgo actual en su ensuefio, debe despersonificarlo hasta dejarlo despojado de coda su apariencia. Es la WUca. forma de dejarlo convenido en una re-presentaci6n genuina de lo humano concreto. Hay que tener cuidado en no confundir la universalidad cientifica con la universalidad metafisica. En la p rimera codo es igualicario, elaborado bacia una maceria Wiica; en la segunda codo es diferenciado, reducido bacia una esencia. Coocrario al soci6logo q ue tipifica en lo abscracto sobre caracteres medios, el dramarurgo tipifica en lo concreco, sobre caracteres Ultimos. Cuanco mas el plan inicial que se coocibe para cada persoaajc penetra en la transici6n enciciva, menor identidad con lo humano circundante debemos esperar de el. Contrario al psic6logo requerido para ordeoar un ente emocivo, altcrado por la irracionalidad, el dramarurgo tendra que desorganizar un cote intelectivo, subsumido en un m undo inan jmado. La dramatica post-moderna tendra que ser un arte de rewiiOo de coda la problematica de la realidad; taoto de la rcalidad denuo de fluescro "mundo" --cuerpo, naruraleza, c;eM, vivencia, apariencia- como de la realidad "fuera de

nuescro mu ndo", scr, concicncia, aprehensi6n judicaciva, fancasia, ficci6n. Tendra que ser un "algo" frence a un "csco que esra aqul". Bien sea a craves de la desconexi6n de Jos daros sensibles, o de la rccombinaci6n de las oncologias parciculares relacivas a los seres vivos, a las cosas naturales, a las crcencias psiquicas, o dcl sucil mecanismo de exclusion y ap ropiaci6n quc ahora concedemos a lo entiti· vo, la realidad dram:itica tcndr:i quc ser cocalmence distinta a la realidad apronrada por la cxperiencia, pa r el semido, por la accualidad. En csra dramarurgia nadic rcprcsencar:i a nadic; nada scra repres<:ncacivo po r s f mismo de nada. Los daros de la cxperiencia scrin rodos de caraccer natural, pero de un caricccr cransicnce hacia ocra cosa que nos es negada en las esrruccuras del "aparccer narural". Los dacos de la conciencia seran el orden regulado de lo natu· ral; segun la ag uda frase de Husserl el "orden del ser encerrado en sf mismo", pero f ijado en f inicud coma provocacion reflexiva . Los dacos de la aprehension serao el orden permeado de! "yo", en cr:insico incroafeccivo hacia la conciencia pura, fijada en infinicud, pcro siempre intuible a traves de la organizaci6n artiscica de la realidad. En esca paradoja cinecica de lo dramatico, el aucor, el accor, el espectador -la cesis, la figura, la "palabra en el oido que escucha"- encraran en un profundo incercambio enticivo, en un "algo" q uc crasccnder:i par encima de ellos, y que con coda propiedad, podriamos Jlamar : el "scr dramatico". De manera que no cenemos mas remedio q ue reg resar al T eacro arcistico, aunquc los objecos sometido a exhibici6o resulren un canto desarticulados. Parece ser una regla del nuevo realismo dramatico que codo lo natural o biol6gico, referido como tal, consciruya una fa ls if icaci6n irremediable de la 'realidad dramacica. La nueva funci6n del arte dramat ico sera, pues, desco· nectar el "m undo" llamativo de la realidad. Cuando a esta realidad no-llamaciva se la obligue a "aparecer", en escena, cransformara todo lo real-trascendence en el crepU.sculo in· deciso que viven las cosas antes de llegar a ser. El espec· cador se convertira en una especie de agence crepusculat de la dramacurgia. Puede ser que esto sea lo que viene haciendo el espectador desde que el Teatro es Teacro. Con esce instinto crepuscular del espectador hay que concar siempre. El espectador no va al Teatro a ser indoccrinado, sio6 a re-accuar el, par SU cuenta. Bastara un pequeiio ejemplo para demostrar este aserco: cualquiera incerrupci6n de! proceso dramacico corrience -un actor que se olvide de su parlamento, una luz que se apague fuera de linea, un bambalina que se derrumbe-- devuelve las cosas dra· . maticas hruscamente a la realidad llamativa de la cual lo-: graron evadirse. Cuando escos pequeiios lances suceden, el espectador lo primero que hace es reirse. Marcos Viccoria ha escrico un fino ensayo sobre el sencido de superioridad que invade al espectador frence a lo c6mico. Es como si en el {mico momenco en que las cosas vuelven a ser com9 eran, dencro de la habicualidad sensaca de sus significad el espectador se sinciera liberado de una avenmra emocioniµ en la cual tOdavia no habia logrado penecrar de un todo. Creo q ue uno de los m ilagros q ue .Pu ede realizar


dramawrgia posc-modcrna cs rcscimirle .su car:icrer esencialmc:nte tr:lgico a la rcalidad dram:icica contempor:\nea. El caracrer de la n:alidad dramacica conccmpor:inea, fuerte· mence :mbuida como lo esc:l de las nociones ciencificas que produce la edad modcrna, es esencialmencc migica. Fue \X' hicehcad al cscudiar la vision dramacica que de la nacura· leza cenia <:I g ri<.·go qu icn nos descubri6, que las ap6scoles de la invenciva c iemifica, cal coma hoy exisce, fueron las grandcs cr:lgicos: Esquilo, SOfocles y Euripides; que el concep co de ""dcscino"" de la cragedia griega corresponde al concepro de ""orden n:uural"' del pensamienco ciencifico. Si esco es asi, y no hay raz6n para dudarlo, la cecnologin modcrna esr:l cmranada en la cosmologia cr:igica. Dentro ck·l mr>mc-11111111 cicnc ffico quc impulsa a codas las nociones vulgarcs de la rcalidad de nuescro cicmpo, cl hombre coda· via se cncuen cra en prccario, lo mismo que sc sincio dentro de! inteleccualismo rr:iglco. Claro es, que al momenco de enfrencarnos con las rea· lidades esencialmenre rr:lgicas de nucstro ciempo, cenemos una vcncaja q ue no cuv ieron los sofiscas : un conocimicn· co mas cabal de la realidad como p roceso. Para un sofisca, el bloque natural era tan compacco que el hombre no tenfa, la menor posibilidad de sobrevivir frente a el. Las mismas esrratificaciones celesces del mica crean las estruccuras del terror tellirico. D e ahi surgieron los grandes m icas comparativos que han escrangulado la libercad del hombre, la "casta", la "familia", el "Estado", el "espiricu", la "sociedad" Mas para un humanista de nuescro tiempo, la ooveda celeste esta p oblada por un solo D ias benef ico que codo lo ha organizado para el bien; las imponentes escrucruras nacurales escan tan sujetas a riesgo como las modescas estructuras humanas; el hombre inmovilizado del "destino" tragico resulta, por el concrario, el hombre m6vil de la "organizaci6n eterna"; el ilnico nucleo persiscente de la materia es una p ardcula ultra-at6mica, en perpecuo movimiento, que no sabemos como ha sido creada, parecida al fluido vital que rige la movilidad del cuerpo humano, que tampoco sabemos en que consiste; canto el orden ffsico como el orden humano escan intra-relaciqnados en un mismo complejo problemacico, unitario y crascendente, en el cual, siguiendo la noble intuici6n orteguiana; ni el mundo ni el hombre son, todo esca en marcha . . . . mobilis in mobile. El caracter esencialmente cragico de la realidad concemporanea es la falsificaci6n profunda que logr6 la ciencia moderna del movimiento c6smico, tan arm6nico y pautado, en el cual rodo se mueve sin perder ecernidad, oi desplazarse de SU Centro metafisico. La concepci6n mecanica del universo solo dur6 desde el 1687 al 1887, pero como toda mitolog ia racional dej6 eras de si, una filosoffa de la realidad coma estrucrura natural, una concepci6n del espacio absoluto, una teoria dinamica del tiempo, de las cuales todavia no hemos podido disponer. Sabido es que para la tecnologfa moderna, el hombre es el nuevo hecho "irreducrible y obstinado" que debe ser vencido p ara que prevalezca e l cuerpo de abscracciones de"las "principia". A pesa.r

de la hazana del cristianismo, el hombre ha vuelto a sec el cnte que no cuenca, el no-en.te, la "genre.., la "masa" Esco en cl campo de la dcimacurgia anterior a oosouos, se ha resuelco de muy diversas maneras, en una lamentable perdida de concenido merafisico en las representaciones dcl ser dram:icico, en una falra de p roporci6n entre la evidencia narural de la realidad y la evidencia psicofisica de la interioridad; en un decurso escenico tan brusco, que las aucores de Teatro se han visco obligados a apelar al acomismo licerario. Apenas necesita el director dramatico de nuestro tiempo del cema literario. En este vertigo, el arte ha tenido que rendirse a las tecnicas instrumentales de la producci6n. Un af:in tecn6logo, el mismo que domina en todo los procesos artificiales de la vida, parece dominar el plan dramacico. El Teatto ya no descansa en una personificaci6n humana hermoseada por el arce. El mado Teacro psicol6gico de nuestro tiempo no pasa de ser ocra cosa que un psiquismo preintenciooal de lo afecrivo o volitivo antes de que la inteligencia lo organ.ice. Nada, con excepci6n del Teatro sensaciooalisca, el cuadro emociooal primario que se le p resentarfa a una bestia para animarla a una nueva avenrura de los impulsos, conmuew al espectador de nuescro tiempo. ~

La tragedia clasica se ha quedado obsoleca como genera de espectaci6n porque ha cometido el error de hacerle creer a la gence que solo posee uo valor puramente simb6lico. La concepci6n escenografica modema de la uagedia como Teatro de ideas ha descansado mucho en los elementos purarnente intelecruales del drama anti~o, en la reconstrucci6n humana del friso, en la euritrnia de velo blanco, en el cortin6n celeste. Bien es verdad que la tra· gedia cuvo que brindarle su arquiteccura dramatica a uno de los momentos mas racionales que conoceroos. Basta recordar la aguda frase de Jaeger: "la sofistica tiene una cabeza de Jano, una de cuyas caras es la de S6focles y la otra la de Eurip ides". Mas esca pulcricud de su mecafora escenica le ha hecho perder aquel cromatismo humano que le imprimiera el padre Esquilo. Felizmente para ella, el mundo descolorido que ha creado la tecnologfa moderna no necesita de imagenes barrocas. Descubierto el modelo tragico que persigui6 el pensamiento cientifico, debemos esperar un resurgimiento de la tragedia, con uoa "teodicea" cransformada en "sociedad tecnica", un "destino" transformado en un "ser ahi"; su canto homerico convercido en areoga humanistica. A lo mejor esto, en otros terminos de relaci6n, es lo que ha venido hacienda el T eatro desde que el mundo es mundo. Sobre el higado de Promeceo, ademas de Paracelso, han traba jado los dramacurgos de todos los tiempos Mientras se organiza este nuevo "concreto" de la realidad, surge una forma dramatica, que cambiando la virrud, la sapiencia, la elocuencia de las anciguas m9.scaras, logra apoderarse innoblemente de las formas migicas. Es el me· lodrama. Hace mucho tiempo que ~lbergamos la sospecha que la vida todavfa se encuenua bajo cl dominio del me-

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-lodrama. No cabe la menor duda que la f ilosoffa naruralisca "dcl siglo XIX ruvo aJgo que ver con esta exhaltaci6n

bubaria.

coo esta fe animal, -como die.la Santayana-, coo esm linfa sanguioea, ran peculiares del melodrama. El melodrama cs mas "naturaleza" que "espÂŁriru", posiblepiente - aquel "retomo a la naturaleza" coo que soiiaroo los pelucones de la filosoffa natural Todo el romanticismo se mcuenua permeado de esta caracteriologfa de lo irracional. Estamos ante una nueva gjgantomaquia de lo emocional vivido. Por eso dice Onega que las incomprensibles actirudcs intelecruales de nuestra epoca provienen de un culco irrefreoable al melodrama. El discurso melodramacico no es nico, sino pacecico. Ha perfecdooado uoa arenga Hrica cooua lo normacivo de una gran seducci6n popular. Cualquiera persona que preceoda sobresaJir en nuestro ciempo lo Uoico que tiene que hacec es provocar. lnmediacamente tendra fijos en el una muchedumbre de ojos hambrieotos dispuesta a adorarlo como a un mievo dios bajado a maquioa.. Lo anfsticameme genuino sigue siendo la uagedia pero lo cromaticamence obsesivo sigue siendo el melodrama. En cuanco un dramarurgo se descuida, su drama se le conviene en melodrama. El melodrama trabaja coo mitos humanos reconocibles en la cercania, aceoruando su idencidad, su furia patol6gica. Soo unos ences oblicuos medio-hundidos emre el lucero Ycl cocodrilo, con uo largo apreodizaje en el terror. Revive la lucha del hombre contra el tiraoo, pero en la forma m as anificiaJ que ciene la ficd6n: el fabulismo. Un prefecto de

policia romano puede somecer al "hombre melodramacico" al mismo rigor que someci6 el Rey de Tebas al "hombre • migico". SOio que en el melodrama, el.prefecco es vfctima de una pasi6n carnal, micmras que en la rragedia, Creonte es vicrima de una concepci6n mirica de! Escado. Tal vez la forma de disponer de escos ences melodramaticos seria obligandolos a emprender una avenrura del ser, can severa y juiciosa, como la que se ven obligados a emprender los ences rragicos. Para ello serfa necesario desenmascararlos, o lo que serfa lo mismo, descromarizarlos. El numen de la sacira me ha convencido reciencemente que cuando esros ences melodramacicos entran en condici6n cransitiva, lo que aparece ante nuesrros ojos es la imagen palida de la humanidad, dencro del caracter praccico de lil sofiscica dramacica, la imageo pilida del "hombre rragico". Si esco es asi, cal vez el rriunfo del melodrama sobre la cragedia es una simple cuesci6n de "encarnadura", y sobre la vida, una simple cuesci6n de mascaras. Porque hay alga curioso en esco de la extrema ceacralidad a que esca somecida la vida contemporanea. Tan pronto la satin. crascoroa un poco las mascaras de los vicaliscas, lo que apa¡ rece es la muerce. Si trascorna un poco las mascaras de la muerce, lo que aparece es la vida, Ia vida enajenada, la vida retenida. A lo mejor resulta que lo que separa la vida de la muerce es cambien un simple cambio de mascaras. El dfa que.logremos hacer un Teacro en que aparezca el hombre cal cual es, como un procagonista de "mundos" animados e inanimados, tendremos un Teatro mucho mas realista que el que hasca ahora nos ha brindado el realismo dramatico.


Barranquitas

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Par ABBLARDO DfAZ ALFARO

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CUESTA DE LA GUITARRA, COMO SI EL PAJSAJ B SB

hiciera cuerda cl.el vienco, para Uegar a rus lomas. Torrecilla que apunrctlas al cielo en voluntad de flecha indigena. Cuesta de La Loma y camino de la Vega. Ba.rranquicas, pueblo de Luis Munoz Rivera y red inatorio de don Marian o Abril. Al evocarte, la prosa se hace verso de flores de geran ios. Los geraniOs de Barranquitas que se prenden como botonazos de luz en las balconadas antiguas. Estas casas memorables. Esa casa de Jobito, la casa de doiia Carmen Miranda, la de Vasco Belaval y la de mi amigo el gran Augusto Gasparini. Si quieres, peregrino, conoc:er la tierra nuestra, por la Cuesta de la Guitarra en bord6n de tabacales, allegate a Barranquitas. Allf te seotiras como fuera de la tierra y su miseria. Voces ..antiguas te brindaran el hogar sencillo con palabras que saben a pomarro.sas. Esos pomarrosales que desde la plaza se cootcmplan sobre los cerros de un verde tiemo. El rio circunda al pueblo, lo ap rieta como anillo de plata. Peregrino, sientate allf en el cafe de Graciani, y deja que corran las horas sorbiendo una caza de cafe criollo, mientras micas la plaza ~uefiita, Uena de flores criollas, y concemplas la iglesia •mponente sobre el pueblo, con su santo con la mano levanrada, como protegiendo el pueblo pequeiio y grande en la hiscoria de Pueno Rico. iQue hombres, que cipos dan esras alruras! (Como es que no se ban coocamioado coo la balumba de la cosca? Es el aire, el aire puro, el aire ese que se pone a juguetear con los herbazales de La Loma y con los helech os gigaotes de 'Botijas'. Las nubes pasan muy cerca del pueblo. Y parece como si uno. pudiera tocar • las estrellas bajas. Los pueblos de la altura se acercan mas a D ios. H ay en el cuerpo una voluncad de hacer el bien. Este paisaje, en pomarrosales de oro viejo, con las lomas e~ verde p rimigenio, con los tabacales mirando al pueblecuo por las hojas del platanar, ruvo que alencar en el pecho de Munoz Rivera ansias de purificacion. De descender al llano, como Cristo del monce, para redimir a su pueblo. Es) tos parecen nombres de trasf iguraci6n. Penetro en la casa donde naciera don Luis Munoz Rivera. Todo esta igual que aquel dfa memorable y luauoso.

La ca.ma doode muriera, el baiio, el carro en que su cuerpo veocrado fue Uevado por el pueblo en peregrinaci6n ioolvidable. Coronas que aWi lucen las dedic:arorias boaosas. Unas ensenas, unos dibujos y su recraro, que manos de ~u!er .bordaron coo cabellos femeoioos. Leo un~ verso sigruf1cauvo, que el bardo del llano, Virgilio Davila, dedica en la muerte de don Luis Munoz Rivera, a Barranqoicas. Es un soneto perfecro, emocionado. Es el poeta del llano · que Dora la muene del c6ndor de alcuras. En epoca hisc6rica y lejana, a Luis, rumbo a la lucha despediste, y, "vencedor o muerco" le dijisce, del modo que a sus hijos la espanana. Ounioo de los cerros, de los pueblos pequeiios como oidos de guaraguao, ha llegado la purificaci6o de los pueblos. Alli esca el pr6cer entte ftores lilas, geran.ios rojos, marimoiias gualdas, entte "pco.samienros" como mariPQSU fantasticas. El cruzado pa.rece que reoia el empeiio de reretom ar, como decia el poeta Davila: "Vencedor o mueno". Y sobre su lapida, se lee: · "No caere, mas si caigo, en el estru~do .rodarC bendicieodo la causa en que funde mi vida entera, vuelta la faz a mi pasado, y como un bueo soldado, envuelto en un gir6n de mi bandera. El pr6cer recorn6 del llano, pero mueno. Una caravana ~ompungida. y dolorosa lo trajo un dfa al pueblo de alruras, al p ueblo de las pomarrosas y las flores. Virgilio Davila, con dramatismo doloroso, recoge en un soneto este momento inenarrable de la vida puenorriqueiia. "Llega a tus puertas hoy la caravana, de todo un pueblo desolado y triste, a devolverte el hijo que le disce, gloria y estirpe de la raza humana." Bosco afanosamence por el pueblo a mi amigo Augusto Gasparini. El gran Augusto Gasparini. El que vive en los altos de la casa donde nacierl el patricio. Me habla entusiasmado de don Luis Muiioz Rivera y de don Mariano Abril. Es como si esruvien.n ptt9entes. El tiempo en las


Gasparini. Lo vi mas rrisce. LJi mucrrc de Jabiro, cl de la casa de hospcdaje lo dejo muscio. Gran Augusto Gasparini, grande en la hisroria Jcl pueblo, como cl Aguila Imperial en la hisroria de: Marengo, de Ausrcrlicz, de Waterloo.

alruras como que no pasa. Me cuenca la hisroria de su vida llena de avenruras. De avenruras minimas, como las deJ Corso glorioso, ahicas de avenruras ingenres. Vino de C6rcega. Me muesrra una forografia borrosa de su madre campesina con una cabra monraraz al lado. De C6rcega parri6 muy joven para Tol6n. De T ol6n vino a Puerto Rico. Lleg6 a casa de unos familiares en Barranquiras. Quiso rerornar a la isla heroica, y se fue a pie por los caferales, queriendo llegar a C6rcega. Se echo unos g ranos en rubies de cafera Ies, para Jlevarlos en regalo a sus paisanos. Y lo enconrraron Uorando cerca del cerro Torrecillas su empefio de rerorno. Un recorn~ que nunca logr6. Aqui los· ojos claros de mar, se le nublan. Pero se afinct a la rierra de pomarrosales, de Hores encendidas. Levam6 una familia. Se hizo de dinero. La ruina coco a su puerra. Pero consen-a el ademan de rero, el gesro hidalgo, la palabra eleganre. Es, como el dice en sus momcnros de libaciones: "el gran Augusto Gaspacini". Me dijo: "Dfaz Alfaro, .el dia que se escriba la vida de Barranquiras, no se puede escribir esra sin que aparezca el nombre del "gran Auguste Gasparini". Y va el rrazo en promesa incumplida. Y es que los pueblos no lo hacen solo los pr6ceres. sino rambien los Augusros

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El puc:blo sc moderni;r.a. Pero las genres no cambjan. All:i esra Vasco Bclaval, pausado, fino, clicrando SUS re· ceras. Graci:rni, mira con la cabcza inclinada, y lanza una broma cuan<lo cnrra Gasparini. Pasan unas genres vcra· ncanrcs, que huycn Jcl llano y su canicub. Sc curan males vicjos. Males quc son m:ls <lei alma que c..lc:l cuc:rpo. Los carros sc dericnc:n. Las mujcrcs pidcn unos hijos de gern· nios, de pcnsam ienros, dl! marimor1as. Pobrcs fl ores eras· planradas al llano. El que llega hasra aqu i le gusraria quc· darsc para sicmprc. Qucdarsc ltnO senrado en los bancos cerca del Club Civico y R ecrearivo. Mirando los cerros, las flares, y el Torrecillas en volunrad de flccha indigena. Aqui renia que nacer don Luis Munos Rivera: El que un dia ba j6 al llano a luchar. Y rcrorn6 "vencedor y muerro". "Aqui esta sabre un talamo de flores, Dolorosa, aqu! rienes a tu hijo, aqui lo rienes, vencedor y muerro."

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Naufragw ENRIQUE LAGUERRE


Naufragio

ENRlQUE LAGUERRE

N

ADIE, SALVO PEDRO, PAREcIA QUERERLE BIEN, PESE A

• sus conrinuos esfuerzos por agradar. Se levantaba ances que los demas y dirigiase a la playa a preparar las redes y los bores; cuando los hombres llegaban, respondian a sus afecruosos saludos con gruiiidos o simplemente. no respond fan. El no se explicaba la obscinada malquerencia; el propio Pedro - patriarca de la aldea - negabase a aclararle los motives de la hostilidad. Desde que lleg6 al Isloce - dos meses arras - venia haciendose la misma pregunta: Por que los hombres, las mujeres, y hasra los niiios, rehuian, una y orra vez, su crato. Pedro le- dijo:- No re impacientes, que acabaranr por acostumbrarse a ti. -Si no me quieren, sigo andando - exclam6 Gabriel desencancado. -Soy hombre sin rumbo fijo. "Hombre" se llam6 a si mismo y apenas tenia dieciocho aiios. Desde que empez6 a cambiar el timbre de la voz para encrar en la adolescencia, andaba a la deriva, de lugar en lugar, empujad0 por una invencible urgencia de caminos. Era como las hojas secas que los vientos levantan al azar. Fue "cuarrero", muchacho de circo, ayudance de pescadores, "pinche", vagabundo, "correcostas". Aseguraba que sufda hambres "desde antes de nacer". El cariiio de Pedro le recuvo en el Islote. El Islote, trozo de tierra baja, entre dos avances de roca viva en cuyos acantilados morian los monces. Aqui vivian, en callado aislamiento, medio cencenar de hombres, mujeres y niiios, qN.e se comunicaban, mayormence por mar, con el pueblo mas cercano, a donde iban a vender el producto de sus faenas. Estaban acados a una vida de escrecheces: Jes bastaba el fruto de la pesca y el de los pequeiios huercos. Tres generaciones llevaba ya la colonia en el Islote. La genre echaba en earn a Pedro el que hubiese estimulado la permanencia de Gabriel en el arena!. Para dos meses iba que no llovia; se frustraba la minima cosecha de mafz; el sol quemaba las tiernas barbas de las mazorcas. Y el viento levanc-aba frecuences mlvaneras. jMalos, malos tiempos! ....

-Ese nos ha craido la changa - rezongaba Juan Domingo, un joven adusco, hecho a las tradicionales supersciciones. Sus compaiieros asencian y en sus intenciones se rransfloraba la enemiga volunrad. Secas como los rastrojos y los sarmienros empolvados eran las miradas que dirigian al forascero. Este se promeda: -El dia menos pensado respondere a la voz de los Caminos. -Pero se requedaba sin saber por que. El remolino de polvo le produda una angusciosa sensacion de abandono. El cielo, mudo, como que barrunraba ponerse rojo por la intensidad del fuego solar. Y el mar, verbeneante, se rompfa en cabrilleos y palomas. {Por que no irse, pues? {Era, en fin de cuentas, el afecto de Pedro Io que le ataba los pies a los bejucos del arenal? Un dia, sorprendido, encontr6 la respuesta: No, no era el afecco de Pedro. Era la hermana de Juan Domingo, una muchacha silenciosa, acrayente sin ser bella. No que ella le dijese palabra alguna, sino que le miraba de un modo. . . Y el, claro, al punto entendio el mensaje. Una carde Gabriel se dirigio a la cima de la escarpa en cuya base se hallaba la Poza del Diablo y se sent6 junco al linico arbusco que alH habia, un arbusco doblado por el brisote marero, cuyas rakes se aferraban tenazmente a los hordes rocosos: pareda haber crecido de milagro. Ames de acomodarse bien, Gabriel observ6 por breves momemos las olas que venian a ~omperse a los pies del acamilado. Escuch6 un ruido de trago gordo, como si bajo la escarpa hubiese una caverna. La poza, rodeada de rocas y arrecifes, dejaba ver las rubias arenas de su fondo. Con gusto, el mozo se hubiera arrojado a bafiarse: fue si"empre excelente nadador. El momento, sin embargo, no era propicio; ademas, cl acantilado resukaba bastante alto para exponerse a una peligrosa zambullida en una poza prisionera de riesgos. Las aguas verdosas y claras le sedudan. Finalmente se alz6 de hombros y cendi6 la vista al mar, a la arqueada Hnea ecu6rea, al desangre de! sol. (Hacia d6nde condudan los caminos del mar? Sin saber por que otra vez busc6 las aguas verdosas y claras, pero en esta ocasi6n estaban turbias

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de aima y las olas rompian coo mas i.mpetu sobre la base de1 aa0 rilado. Volvi6 la vista como buacando a alguien que le ac.larase el porque del extraiio nombre. En direcci6o

..,. venia Juao Domingo; ana en la playa, habfa unas OJIDIU penooas COO Jos oj95 fijos en el Juan Domingo IC demvo a poca distancia e incrcp6: -(Qui diablos baas ah{? _:yo mismo DO Jose - respoodi6 Gabriel con buen

bamm.

Pao.]Diil Domingo estaba demudado por la ira:

...........

-No, Pedro time la culpa por dejar que genre de los

No tcrmin6. Gabriel IC .incofpor6 en qae 1e ofa la vm de Pedro:

ei momento en

-1Tm cuidado, Juan DOm.ingo! J111D Domingo volvi6 la la espelda y anduvo de regreso a la p1a,. micmru Pedro IC acercaba a Gabriel -v~ conmigo.

11 .amcbacho camin6 tras el hombre mayor, mansameme, cui sin Jevanw Jos ojos. Bajaroo la pendiente, . . ...., de picdns y cucajos, bordeada en pane de plancu tDCmip1, y abmaroa la playuela en doode IC enraciwa.· ~i6o de hombres, mujeres y niiiol. En el IRIDl1 Pedro y Gabriel anduvieroo lado a lado y senda ~ liD volver la vista, la ·muda hostilidad de los ouos.

la

1

. ........... ·~el -... .de ClOIUOa<I ~ ~k ; pero, de proaro, como que 1e le .~•llllf'-. ..J ~ mere ·e1 apiaar de oj01 y ge1t01, f_M.... 4e·Ju ~r., J bia IU apfritu COG•

a

tUrbado descendi6 la suave luz de unos .ojos verdosos y amigos: era Rosina, la hermana de Juan Domingo. Pedro y Gabriel fueron a senwse en uno de los botea varados a pocos pasos de donde morian las olas. En trance ag6nico sangraba el dia que, sumergido en el mar, IC hab{a cortado las venas coo cl vidrio roto del primer lucero. -No conviene - empez6 a explicar Pedro - que vayas a la Mala del MMerlo. -Me hablan de cosas que no entiendo. i_Ves el arbolito que se a1za en el inismo horde de la roca?

Pedro extendi6 el brazo hacia la silueta oscura dd. arbusto bajo el cual estuvo sentado el foraster<?. Sin saber por que, esuemeci6se ~briel al fijai su atenci6n en la breve silueta especual, recona_da sobre '.el cielp. -(Por que lo Uaman Mala del Mu~lo? -(Me prometes no hablar del asunto con ruidie? --ConHe. Pedro espi6 brevcmente las figuras humanas que movfan en la penumbra ~el arenal y dijo: -· Hemos vivido aqu{ durante muchos afios, casi sin trato coo los de afuera. Mucha gente cree que ningUn eris. tiano puede prosperar en el Islote. (Has oido hablar del H omb,e del lslote? · -No, senor. -jPero si to este mundo habla de el! Fue el dueft°' hace aiios, antes de que nosotros lleg8.ramos, de este lu~, Vivia sin familia, coo algunos peones, y su Wiica pu era el dinero. Segiln se cuenta, estuvo aliado con el


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·.

ligno. Enterraba su dinero en una bou1uela amarnda coo cadenas debajo de aquella nx:8 en una cueva que aW hay. (Sabes? -Debajo de doode estUviste sema$1o. lo que no se es d6nde consegula el dinerO. -Como renia un pacto con el Maligno .... -Pero es que la cueva se llena con las aguas del mar. -Antes no. Eso vino despues, luego que el Hombre del Islote mu.ri6 ahogado en la cueva., mienuas entctraba su dinero. jCon el Maligno no se llevan cuc:nras! Nosotros no nos acercamos al lugac. De ahi nace la ma1a voluntad que sentimos por la gente de afuera que siente codicia . ... Dicen que enantes esta era una tierra rica y que despu~ de la muerte del .flombre del Islote se volvi6 pobrc. Nosouos vivimos aquf porque el pobre vive doodequiera. Lfbrenos Dios de acercamos a la Poza del Diablo. Pedro se interrumpu6 y no hallaba medias de proseguir su relato. Despues exclam6: -No se si debo decirte esto. -Si Ud. no quiere . . . . Ya se que no debo ac~ a la poza. -Es mejor que lo sepas. - Hizo una pausa y luego repuso:- El mar invadi6 la cavema para ocultar el cUnero maldito a lo5 ojos de los hombres. Dios nos da los peces para que vivamos. La gente de afuera se mete en lo que DO debe. Si tU quierd' ser uno de nO:;otros no tc accrques al sitio porqu~ ~ desgracias. Sicmpre bubo desgia- • ~ias cuando lleg6 gente de afuera; y yo te he tomado cariiio. -c:No scri.n ·cucntos de Ja genre? -A mf me parece quc es . vcidad porquc yo he visto las cadenas cuando la marea baja. No cooviene ten~ al

-Camy'

diabJo. -Lo que no entiendo es que tiene quc ver Ja Mau tkl Mllef'lo ·con todo eso. .

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-Ya eso nos. toca mas de cerca. En ·cierta ocasi6b ~ ·present6 po_r este lugar un hombre a quien le habfaii cooca.do la' ~istoria del dinero. Se .hizo Ufilcame de J~. ·e1 .padre de Juan Domingo. Juan Domingo era asinlta, como de dos -afios. Y el "hombre· velaba la ocasi6n de encontrar ~l ' d.inero. Una mafiana amarr6 ~ pica del ~bolito ,para quc no lo .vieran - y ya se tiraba.Ii la poza cuando . ~6 Jesuso y le .dijo que no hiciera cal Jesusa trat6 de saculo, y,.no 5e sabe ~6mo, Jesusa cay6 a la poza y ~ ahog6. Dicen que el hombre lo emp~j6 al agua. Despues desapareci6. El arbolito. no crece; se me afigu.ra que tiene una maldici6n. -Ya veo. Caray, pero eso de tener la riqueza a la mano .'f bo cogerla. . . Es Jo que hace la gente rica con Jos pobres. . · -El dinero del Maligno no luce. El ·cristiano ·no debe ~ su ·cor82:6n. -eEl hambre es mas .~aiiina, no le' parece? · -Quien sabe. Pero Ia gente del lslote sc ~ Curao de la codkia. .Las cosas del Maligno son del Mafigno y ~ de Di~. son de Dios.. La gen_te d~ afuera no piensa en eao. Hazme caso, no· te acerques, que yo te he lomadq· carifio. -r-Bst4 bien · - concluy6 Gabriel Sin embargo, durance casi toda la noche ~ en el

dinero del M•'i&M .....,._ IC leDtfa ~O de IUI encljiani . a6oica, de SU hamble Cle ,.,,.,.,..,.... T81

·i-.-~ ~

aflNC._,

habla dejado Baldomero R.ojal, m ~ inquable que abeodoo6 a au mujer n•...im. el 1lgt; comemaba a mudar PflSOS, y se perd,i6 en cl olvido. Gtliriel no sc acordaba de B, pero su ~ y au tfa le menci••· turero

ban con reocor. · Tram6 alejarsc del Islote aqueDa misma DOChe; sin cmbar&0. uoa . idea tcnaz Jc interrumpi6 b plmcs. Se le ofreda la o~ de maw su bamble. Pm~ primedesdc que lleg6 al Islcxe i.ta un iepalO manal de ~

i:a

vi~ Los familiaies .mU c:en:anos SUJOI aoduvicron ....,_ a caza de rasuojos y sobns. Cm la muene de m rnwh'f'.. fue a dar al cuidado de su tfa, una muj« med........_ deseinpefiada - la 6nic:a Cll. la familia-. quien -le di6 .. oportunidad de asi.stir par tres dos a la amela Peto liemprc 1as mismas pelabras: "iHol81'"n! &es parilo a BUlomcro R.oju, tu ptdreJ.. El frecueme c::utigo 1 Ju ,..,... duns Jo cnspenban. Ecb6le a andar. En ~ ~ dne-nir de SUS d.fas, vaivm de oJas IObre lo ignondo- 1e le W Ja m11chachez y babia arribldo a la j&ncmud "liD ~ doodc p.rarse". lPor ~ no ~la de enconaar el fill 4le sus bambres en el umal dcl Isloc:e? Una idea tma O:wz6 a pcrturbarlo. lPor ~ oo bKene dae6o clcl dinelo de la Poza del Diablo? Coo cllo wodrfa' el f"m -~ m del-

ventura aventureta. En Jos dfas subsiguientes Gabriel 1e e:mem6 en . . . . . a sus convecinos del Islotc. Una bUde axnea6 bl~· mo•e. a escoodidas, con la henmm de Juan D>miftgo r mpo quc e1la correspoodla a su amor. Inquiri6:


:....-Nm casuanos, Rosina, y nos iremos a otro sitio, ,Pero anres' tengo que baJlar ese dinero . .. -(Que dincro? -E de la Poza dcl Diablo. Palida de terror ella jesuse6 para luego decir: iNo pienscs en eso! -No me descubras el secreto - suplic6 el. Ella, azorada, exclam6: -Debo irme. Debcn estarme buscando. Y se alej6. Aquella noche el no pudo dormir. El ruido sordo de la resaca lo manruvo en vigilia; revolvfase en el camasrro y pensaba: "No puede renerle miedo a la maldiciOa de la Poza quien ha vivido siempre con hambre". Desde entonces comenz6 a guardar ped~os de pita. Cualquier maiiana, al romper el alba, se deslizarfa, sin ~r v~ basta la cima

del acantilado y de alli bajaria a la poza.

F.n cfecto, una maiianica, cuando hubo amainado la marejada, Gabriel tom6 sus picas, evadi6 la curiosidad de .los vecinos, y se escurri6 hacia la cima de la escarpa. Aman6 la soga del rugoso rronco del arbusto y su hambre de

muchas generaciones aguard6 a que aclarara un poco. Despues comenz6 a descender, escarpa abajo, hacia la poza y ya habia conseguido afirmarse en cl horde de una resqucbrajadura cuando perdi6 pie y di6 con todo su cuerpo sobrc Ja roca. Medio aturdido, aferr6se con fuerza a la soga. Arriba, pareda que el arbusco iba a ceder. Sohre su cabeza caia una Uuvia de cascajos. Con una mano agarr6se a la cuerda y busc6 asegurar el pie en el nudo de la anadidura. Con la ocra m ano busc6 asidero en las protuberancias pun· zames de Ja roca. Abajo, los riesgos que bordeaban la poza; balanceabase sobre la muerrc. Hu biera gritado · pidiendo auxilio, pero no se atrevio. El rragico balanceo d uro unos segundos; la cuerda, tensa, le rrajo las vibracioncs del arbusco vacilame. Por fin consi· gui6 pegorse a la roca; no hal16 asidero permanence; le dollan Ins dedos. Esrn vez, el balanceo de su cuerpo, ahora mas pdigroso por c:I cansancio y p orque el arbusto cedia, le !1icto una decision heroica : saltaria con miras a caer en el agua. ~Como hubo Je ignorar las adverrencias de Pedro? La Mata del M11cr10 sc doblaba peligrosameme; las fuerzas le fallaban al muchacho; las rocas de abajo cran signos de muerre. En escos momemos oy6 el grico de terror de fa muchacha, quicn, como habia visto los movitrtiencos del

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arbusco, vino, acraida por la sospecha, hasca la cima del acantilado. N o eran aquellos los instances propicios para el arrepencirnien co. La cuerda se manchaba de sangrc en sus punos adoloridos. Sin embargo, se csforz6 de nuevo por pegarse a la roca. La Mata del MuerJo no resisci6: dobl6sc con una subica cascada de niedrecillas. Resiscieron algunas de SUS raices, p ero Gabriel ya no podia mas. Alla, ar.riba, en el horde de la escarpa, oy6se la voz de Rosina: - jAguaida, que voy por Ios hombres! Era carde para aguardar, y G abriel quiso aprovecharse de un impulso pend ular. Salc6. Tras del hombre, cay6 el arbusto. El golpe le acurdi6 un poco, pero se repuso en seguida. Avido de ganar ciempo antes de que Rosina regresara con los hombres, busc6 la cadena. jPedro no habia mentido! Alli', a corca d iscancia, escaba la cadena sujeca a la base del acancilado. Sc lanz6 a darle alcance. Zambul16 lema· rnence; a sus oidos llegaban los cragos gordos de la caver· na. Al poner p ie en el fondo de la poza busc6 la bocijuela, pero todo lo que vi6 fueron los restos de un naufragio. Falco de aire, cuvo la sensaci6n de que la sangre iba a rom· perle los oidos. Un excrafio desmadejamiento se apoder6 de su cuerpo y sinci6 que el crago gordo se lo llevaba. Los

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~itos sc,lc ahogaroo. en Lrgor. ,TOdavfa, sm ~

ruvo volutad de luchar por saJir a flore. Sali6. 'Casi a~ bu.sc6 de quc agarrarsc y lo consiguiO. ii.a cadma Jo baWa salvado! · Al volver en si, sc hallo tirado sabre las armas, m mitad de un circulo de pcsadores. Pedro se inclin6 sol el para exclamar: -cNo ce dije que no lo hicieras? Cuando pudo hablar iha Gabriel a decU que no babfa cal resoro y que la cadena s6lo sujetaba un ancla mohosa y vieja, resro de sabe Dios que naufragio, pero Pedro se · le adelanc6 con una revelaci6n que le frusm) sus palabras: ...._jTe has ~lvado por milagro! jComo que ibas a pagar lo que hizo Baldomero Rojas, ni que fueras su hijo! No quiso Gabriel conf~ que Baldomero Rojas era. en efecro, su padre! Dos dias, al amparo de la noche, hU,0 deJ. IsJore, cemeroso de sangrarse en d espinar ma.ldito. Rosina, por su parte,.sc rindi6 a la iealidad: SUS ansias de fu~ habrian de seca.rse con la rolvanera scdienta dcJ a.ttnal . . ..


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El primer festival del te atro puertorriqueiio Por

EN

FRANCISCO AR.RIVI

BL ilTfCULO PmtsPl!CTIVA DB UNA GBNERACI6N

Teaual Pucrtorriqueiia, publicado en el primer nfuneIO de esm revista, ~tente una visi6n panori.mica de nuesua m'5 aceodrada labor esdnica enue 1938 y 1956. En el miano, sefiaM d aecimiento de nuesua conciencia de teauo m codas las Eases de la creaci6n dramatica. Recalque la imponaocia soma de un repertorio de obras ambientadas en d mnndo pucnorriqueiio. "Nunca antes - afirme volvimos los ojos sobre nos0tros mismos y nos expresamos eii an o6mero de pie:Zas esdnicas coo intenci6n tan honda J telieves tall particulares. Por ellas, pocas, pero tan ricas Y variadas en motivaciooes, se salva, en mucha pane, nuesm. rnnciencia de pueblo." He discutido el desarrollo de .este fen6meno de auto. .repttseDW:i6o cscCnita en la conferencia tirula.da La Ge,,.tl&idn "8l T'mua: Teauo. Sciialo sus precunores, IU af.irmaci6n en d Ateneo Puertorriqueiio entre 1938 y 1939, su florecimiento en la sociedad dramatica Areyto y su forcejco i.osoborQable en la Sociedad General de Actores, Tmglado Puenorriqueiio, la Comedia Estudiantil Universitaria, Teauo Nuestro, 'I'eauo Experimental del Ateneo Y otras agrupaciones mete6ricas. Cito tambien el reconocimiento quc el concede el Teatro Universitario a part~ de 1956 en la persona de Nikia Gonzalez quien moota en d.icbo aiio Bolero 'Y fJlnu, drama del conflicto social originado por el auce de la raza blanca con la negra, escrito por el quc suscribe, yen 1957 La mume, de Emilio S. Belaval, comedia de dclirantes, como la subtitula cl autor, que disfraza, en vcrdad, una ·som.isa ir6nica contra los hombres ciegos a las posibilidadcs de su ticmpo y circunstancia. Ya, ~ 1956, varios uatadistas del teauo hispano. americaoo· como Enrique Anderson Imbert, argentino; Willis Knapp Jones, estadounidense; y Luis Ossorio, colombiaoo, han reconocido la aparici6n en suelo puenorriquefio de un teatro canictcristico, suceso este muy raro en d grande mapa de las Ame~kas y en atros mapas. AlgWi tnndilra, oomo Frank Dauster, catedratico de la Universi~ de llutgen inf,cresado en las proyecciones cscenicas al .eur de JUo Graode, se aueve afirmat que s61o Mexico,

Argentina y Puerto R ico pueden sentirse orgullosos de una expresi6n dramacica prop ia. Cuando el joven Instiruco de Culrura Puertorriquefia, aperdbido de la credence y meritoria voluntad escenica instiruye en 1956 una Junta Asesora de Anes Teauales, lo cierto es que s61o falta una acci6n integradora y un soporte econ6mico para concretar la idea de un festival dramatico orientado a la expresi6n propia. Existen los escritores, directorcs, actores y escen6grafos capaces de interpretar la vida nuesua, pasada o presente. De hecho, puede seiialane una condencia plasmada en esc scntido, esporadia. si se quiere, pero artaigada continuamente en el "1imo de 1ol dramarurg~, animadores, critkos y entus.iasw conscientes de su valor capital. Es la conciencia que llama a las puer· taS del Instiruto de Cultuta Puertorriqueiia tan pronto se funda Cs!e: Palm Sunday ( 1956) Bolet'o 'Y plena ( 1956) El huhped 0956) La muerle (1957) N°'k" (1958) Hilos ( 1958), teauo delffn que aparece, se sumergc Y reaparece, visto a ratos solamente, pero sicmpre vivo. Al tiempo de estos relampagueos, la ingente obra de ilustraci6n de estilos y progreso tecnico a uaves de obras extranjeras ha s:oncinuado su cu.rso ascendente, empleo desproporcionado de energfas ·en relaci6n al reto mas hondo , de desarrollar un teauo de aliento puertorriqueiio. La SU· cesi6n de esuenos es notable si se considcra el celo ardstico y la labor escrupulosa desplegados en cada producci6n. El Teauo Universitario mont.6 , con la excelencia recnica que le es reconocida, y en muchos cases con gran acieno de ilusi6n histri6nica, La Hija de Yorio (1956) Hombre 1 super-hombre (1956.) Los .Tlteres de CachipON'a ( 1956) Los lejedores (1957) El fla##s11i ( 1957) La ctSja Js jugue1e1 (1956) y Los justos (1958), amen de circular su Teatro Rod.ante con obras menores presenta LI pros#1111a uspetuosa ( 1957) ante numcrosa audiencia. El Liceo Puenorriquefio pauocina la cncantadora escenificaci6n de Platero 'Y yo (1957) . La Academ.ia de Arte Escenico Santo Domingo logra una limpia representad6n de Cancion de cuna ( 1957) El C.Olegio de las M.adres nos conmueve con el Diario de Ana Prank ( 1958)

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Encrucijada, de Manuel Mendez B;illester

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La Hacienda de los Cuatro Vientos, de Emilio S. Belaval

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Vcjigantcs, d e F rnn cisco Arri vi

Los Soles Truncos, de Re ne Marques

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El Teatro Experimental de! Ateneo ofrece un sobrio Proceso a ] es1l.r ( 1958) La Adminisrraci6n de Parques y Recreos Publicos funda el Tearro del Pueblo, el cual monca, entre otras piezas, con obreros y para obreros, El genio alegre

(1958). El Insriruco de Culcura Puenorriqueiia viene llamado, por su naruraleza, a servir la causa de la expresi6n propia. Su Junra Asesora de Tearro, oi carda ni perezosa, somece uo proyecco para el fomenco de las artes tearrales firmado P<>r Piri Fernandez de Lewis, NiJda Gonzalez, Gilda Navarra, Rafael Cruz Emeric, Angel F. Rivera y Francisco Arrivi. El mismo, un excenso y documentado plan atento a la realidad puertorriqueiia de la escena, canto en Ja fase intelectual coma en la econ6mica, se subdivide en cinco panes: 1) Resefia del T ecan o en Puerto Rico desde 1940; 2) Necesidades basicas para facilitar la producci6n ceatral; 3) Organizaci6n ~e una Comedia T eatral Puertorriqueiia; 4) Festival anual de teacro; 5 ) Promoci6n general de! Teacro. Resulta la chispa y la via del suceso teatcal mas notable de una generaci6n que lucha desde los treinca por criscalizar una expresi6n inconfundible. El plan induce en el seno de la agencia cultural una visi6n hisc6rica del ceatro nuestro de los Ulcimos veince aiios, requisito indispensable si se desea llevar a la praccica un proyecco de cal naruraleza con verdadera aprecio por su espiricu coma juscicia para las personas merecedoras de reconocimienco y empleo. Adara Y sugiere el camino de acci6n para coordioar el talenro disponible, numeroso y de calidad, en un mas alto y significacivo nive1 de ejecucoria artlstica. La asignaci6n de $20,000 en lugar de los $60,000 esperados de la Honorable Legislacura . no enflaquecen la voluncad de la Junta Asesora de Anes Teatrales. El proyecco se ha esrructurado de modo que responda ante cualesquiera fondos' aprobados. Se opca por impulsar la realizaci6n de 1a pane IV de! plan, esto es, el festival anual de teatro. Se fijan las fechas enrre el 15 de mayo y el 8 de juoio para represencar las obras seleccionadas, en esce caso de cuacro dramacurgos con larga ejecutoria en el inteoto de criscalizar un teatro de caraccer puercorriquefio: Encmcijada, de Manuel Mendez Ballester; La Hacienda de los Cuatro Vientos, de Emilio S. Belaval; Vejigantes, de Francisco Arrivi y Los soles tNmcos, de Rene Marques. Cada pieza se mont'ara de jueves a domingo. En cada caso, el director, los accores, el esceo6grafo y .el personal cecnico seran discincos. Direccores: Leopoldo Santiago Lavandero, Piri Fernandez de Lewis, Nilda Gonzalez y Victoria Espinosa de Maisonet codas con el microbio luminico de las candilejas. Actores: una lisca impresionance con las figuras sobresaliences de Lucy Boscana, Madeline Willemsen, Mona Marti, Mercedes Sicardo, Braulio Castillo, Rob"erco Rivera Negron, Georgina de Uriarte, Rosaura Andreu, Lydia Echevarria, Jose Luis Marrero, Gilda Galan, Ruth Cains, Alicia Maceda ... Escen6grafos: Bob Cothran, Carlos Marichal, Rafael Rios Rey, y Luis Maisonet, cooocedores a foodo de la linea, el color y los pianos expresivos del drama. Tecnicos: los mejores disponibles.

Desde q9e el entraiiado ~eacro Tapia abre sus puercas el dia 15 de mayo para admitir numeroso publico al esrreno de Encrucijada, hasca el dia 8 de junio cuando las cierra despues de la Ulrima preseocaci6n de Los soles truncos, a casa Hena, con el publico bajo imenso impacro emocional, el Festival de Teatro Puercorriqueiio podrfa definirse como fiesta culminance de una generaci6n escenica. Veioce afios de esfuerzos en la penumbra, recordados en una exposici6n a lo largo de los pasillos del Tapia, aflorao en la conciencia puertorriqueiia con excenso despliegue de faccores creadores y definidvo perfil nuestro. Los aucores, hijos cada cual de un temperamento personal y un concepro de mundo caracteristicos, presenran cuatto enfoques distiotos de la vida puenorriquefia. En~Ytcijada nos desouda Ios confliccos de adapraci6n de una familia puercorriquefia emigrada a la vomgine urbaoa de Nueva York. Las fuerzas disolvences de Ia ciudad anonimista nos subrayan por coocrasce Ios valores morales que apoyan la vida islefia. El drama surge de la resiscencia de estos valores a las presiones descructivas del monstruo erizado de rascacielos. La Haciend-a de los Cuatro Vientos nos evoca los aiios entre 1820 y 1853. El campo, enconces fuerza determinisca del acomecer insular, se fracciona en grandes haciendas regidas por espaiioles con prole criolla. A la cabeza del senor.lo Ia estirpe iberica incenra perperuar sus c6digos de conducca familiar, social y nacional, mientras la descendencia, iosuflada del ouevo espiriru que comunican Ios horizonces americanos, horrorizada ante el cuadro deleznable de la esclavirud negra. comienza a defioirse contra los peninsulares, a semirse emanaci6n de un nuevo clima moral. V ejigantes coma el motivo de las fiescas de Santiago en Lofza Aldea - vejigaoces, caballeros, mascaras locas. timbaleros ......: para plancear confliccos de conciencia originados por el cruce de la raza blanca con la negra. Cuando los puertorriqueiios niegan su herencia racial africana - quiero decir - se conviercen en vejigaoces, esco es, en seres eomascarados, insuficiences moralmeoce, lo que los impulsa en muchas ocasiones a conducirse diab6Jicameoce. Los soles troncos dramatiza el conflicco de la conciencia hist6rica con el ciempo destruetor. Marques ha elegido las figuras de rres ancianas y el interior de una antigua casa de la Calle del Crisco para develarnos un "remanso" de la vida puertorriquefia de fines del siglo XIX. Esta vida ha perdurado renaz hasra los dfas actuales en un rinc6n del San Juan secular, el cual secwnbe rapidamence ante un ciempo cargado de indiferencia espiritual y especulaciones econ6micas. El aucor descorre el cel6n en el preciso instance en que Jos personajes viven la extrema crisis entre el afan de eternidad y la presencia de Ia muerce. Podda argumencarse, coma cuesti6n de esrilo, que Encroci.fada responde al realismo naturalisra, La Hacwnda de los Cttatro V i.entos al hiscoricismo poetico, Vejigantes al reaJismo simb6Jico, Los soles trmzcos al realismo evocarivo; pero es claro que uaas y orrns piezas se idei:uifican en la emoci6o ance el hecho anfmico puertorriquefio, en la bus41


queda de su definici6o y en el iotenro de trasladarlo a la esfera del arce escenico coo la esencia propia. Todas, desvestidas de influencias lirerarias, son reconocibles como broradas de nuesrro dima hist6rico y social. Es significadvo que en las cuacro obras se revele espontaneameoce uo afan de legirimiz.ar la verdad de la conciencia, o sea, el afan de ser, sobre las circunstancias que denigran. Viercalo la primera con pesimismo, la segunda con perspectiva de evoluci6n hist6rica, la tercera con fe en el poder trascendenre de la comunicaci6n, la Ultima con ciega esperanza en la pasi6n purificador~ de la muerce, no se puede negar que en las cuatro late parecida urgencia de porcear a claridad, y enaltecer, un espiricu puercorriqueiio que forcejea en laberinco de gigancescos problemas. Esre alienco puerrorriquefio le imparti6 unidad al festival., no s6lo en el aspecto de la creaci6n literaria, sino en las varias fases del descargo escenico: d irecci6n, accuaci6n, escenografia y demas menesreres. En verdad rescat6 de la, anquilosis, el ano~damiento y la dispersi6~ a un grao numero de artisras que eoconrraron en la fiesra escenica la aurenticidad que habian perdido o que no renian fuerzas para abordar por agotamienco ante circunstancias adversas. . El enamoramienco hizo posible, a su vez, la inspirada rtqu~za de formas decorativas y modos interpretativos que P~~ltferaron en muy poco ciempo de ensayo y escasas faciltdades flsicas. Se lograroo a cabalidad, de semana en sema~, nada mcnos que cuatro ilusiones ambiencales de luz, ~mea, color y caraeter distintos: apartamienco gris y dep~unence con vista a un barrio pobre de Nueva York ~CJenda sefiorial puertorriqueiia del siglo XIX, playa alu~ cmante de tr6pico iovadida par las fiestas de Loiza Ald lu~g? traosformada en jardin del Condado, y recinco h::~ ~euco del viejo ,Sao Juan con un pasado desraido encre as paredes. Se proyecraron con inteligencia regidora voces estos, ade~anes, actitudes y movimiencos variados com~ ~~ que_~x1gen dram~ sujetos al narur·alismo, al historicispoeuco y al realismo, ya simb6lico, ya evocacivo. En

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ning un modo incerpretativo se dej6 perder el matiz de lo p uercorriqueiio. La prensa descac6 la direcci6n de Victoria Espinosa de Maisoncr, las acruaciones d e Lucy Boscana y Madeline W illemsen, la escenografia de Rafael Rios Rey, la diligen· cia de Luis Calvo, pero reconoci6 que la labor del resto, con muy concadas excepciones, alcanz6 eficacia casi pare· ja. Fue sin duda un esfuerzo colecrivo inigualado en la hisroria de nuescra esccna. La misma onda acriv6 las plumas cnrusiascas de Enrique Laguerre, Nilica Vienc6s Gaston, Juan Bautista Pagan, Eduardo Ordonez, Carmen Reyes Padro, Lillian Skerrett, Salvador T i6, Jose Luis Vivas Maldonado, Margot Arce, Wilfredo Braschi y un rio mis de escricores y de comeota· ristas que aneg6, en apoyo, crltica y exegesis del festival, el cfrculo de familia, la rerrulia, las revistas, los peri6dicos, las estaciones de radio y televisi6n. El publico no se sinci6 con menos deseos que concurrir voluncariamence al Teacro Tapia durance un mes, en ere· cience ola con cada esrreno. Termin6 por lamencar que d festival no se prolongara por unos meses mas. Espera los pr6ximos convencido de la capacidad de unos dramarurgOS puertorriquefios para articular ardsdcamente una visi6n de nuestra vida. Confia cambien en la capacidad de un ejer· cito de animadores para trasladarla con ciencia, imagioaci6n y gusto al espejo maravilloso de la escena, frente al cual, con s6lo mirarnos a nosocros mismos,. iluminados per la magia de la creaci6n dramatica, nos enrusiasmamos desde la entraiia y crecemos en el miscerio del mundo. Tres especcadores me afirmaron casi en sucesi6n: el primero, ailn esceptico, pero coomovido: "el pollico rompi6 el cascar6o"; el seguodo, imponiendose la sereoidad de la raz6n: "se puso una pica en Flandes"; el tercero, sobreco· gido por el ritmo de las estremos y el despliegue de calenco, con emusiasmo desbordado; "se ha roco una capa polar· de siglos."


Notas sohre el hahla del negro en Puerto Rico durante el siglo x~x Por

EL

ESCLAVO NE~RO QUE LA TRAT.A .AFRICAN.A OBJ.A EN

nuescro suelo desde las decadas iniciaJes del XVI hasra los alrededo~es del primer tercio del XIX, ttasplancado violenramenre a un medio cultural complecameme distinco de aquel donde naciera y se criara, se ve en la coyunrura forzosa de comenzar a improvisar, desde el momenta mismo de su arribo a nuesuas playas, todo una serie de ajustes que le permiran acomodarse, con mayor o menor esfuerzo, en el lugar que ·le seiialan las nuevas circunstancias ambientales. Nos proponemos escudiar espedficamente en el presence crabajo los resultados de la adapcaci6n del africaoo a nuescro medio lingiifscico hispanoancillano, aunque por falca de noticias sustaociales y de validez ciendfica relativas al habla de los negros en Puerto Rico durance los siglos XVI, XVII y XVIII, quedamos obligados a limitar ouescro anilisis a la epoca que nos ofrece las mayores posibilidades en esca clase de esrudios, el siglo XIX. Entre los nivelcs de expresi6n de uso por nuescras genres de color durante la pasada cenmria, diferenciados de acuerdo con el grado de culcura lingiifstica personal que el medioambiente y sus drcunstandas varias hubieran permirido alcanzar a cada cual, ocupaba sin duda el rango inferior, por su crudez e incipiencia, el modo de manifestaci6n oral al que se aludfa peyoracivamence con el nombre de habtar en canga1 • Hada referenda en un principio Esta. denominacion usada en Puerto Rico sigue el mismo patr~n de las quc SC cmplcaron igualmente en OtraS epocaS Y pa1scs, con identica actitud desval orativa , a la expresi6n altcrada en boca de los ncgros esclavos. Por ejemplo. en Porr~.gal y en Espana. durance los siglos XV al XVII. en rel~c1on con cl habl;i de los esclavos que vivicron en ambos pa1 s~s en consecuenci.1 de las andan7.as exploratorias de p o ri_u g ucscs )' cspaii o les por las aguas del lito ral atl.intico de : °'!rica :. tinqu<1 de prcto . fa/a de negro, Fala guine o Fu/Cir !l.utnc : g_utnt'o, hah!tt o hahlur guinea, hablar rn guinea. E n Brasil. durante cl XIX. se aludia al habl,1 de los ne· gros como p ort11gues rasscmge, portugui!s bunda o portu •1.u1i.~. nag6 . r<'firir ndosc en estos cjcmplos I.is va rias adjc· ll\'.i.-1o ncs ckl gcntilicio portugucs, como ~n los anteriorcs c.1 .~o~. rela ti,·os _., 1.1 P11n insula lberica los .1djeti,·o~ guim; o y11rn£'0. y al 1g u;il q u~ r l cangci de uso en Puerto Rico. a los supul'M OS oriRcnes rn Afric.1 de los esclavos. Manifies1.1

MANUEL ALVAREZ

NAZA.lUQ

esm denominacion al habla particular, no de los esclavos traidos del Congo, como afirma Malaret, sino a la de los pcrceneciences a las cribus gang.is o cangis, namrales del interior de Liberia, Sierra Leona y Cosca de Oro, denominacion que luego lleg6 a abarcar cambien, con sencido generalizador, a la expresion imprecisa y defecruosa de los negros de ocras procedencias incroducidos en Puerto Rico. 2 Asimilada con el paso de los aiios el habla de las genres de color en la Isla a la e:i..l>resion general aqui vigence en los niveles inculto, semiculto o culto ( excepcion hecba de aquellos rasgos de tipo fonetico y lexico que pueden considerarse hoy dia como adiciones de! negro a nuescro haber Jingiiistico hispanoancillano), y desaparecido ya los Ulcimos de los antiguos esclavos cuyas peculiaridades expresionales hubieran permirido el analisis directo del habla canga, nos queda apenas en la accualidad, para cumplir dicho prop6sito de escudio, el medio indirecto - via estrecha por demis para la care_a que incenramos - que represema la reconscruccion costumbtista del habla del negro (de confiabilidad no absolura), segt!n quedara vaciada en algunas piezas literarias puercorriqueiias del pasado siglo, y encre las cuales consideramos principalmence, aparte de alguno que otro lado derivado de fuentes escriras de menor importancia, cres composiciones en verso, escricas en jerga hispanonegroide, pertcnecienres a los aiios de 1830, 1852 y 1898 resen un principio igual calificacion despecti,·a el nombre de 1>apiammto (del antiguo espaiiol y gallegoportugues paJleor, papiar 'chapurrear' el sufijo mento) con que sc llam6 al cspaiiol de Curazao. Bon01ire y Aruba. acriollado cntrc o tras causas. por el impacto del clemento poblacional de habla afroportugucsa. )' aun en nuestros dias dcnotan el mismo scntimicnto \'I sus1an1ivo y adjcti,•o franccs patois. ap!icado en la 7.0na antillana al habla euronegroide quc sc cstima corrupca por rcl.lCion con los patrones ruropcos originates. y la drnominacion de Nl?gro English. de la Gua yan;i Britanica y ot ras depcndcncias inglesas del Caribe.

+

1 Vfase A. Malaret, £studio sociolcigico y de Derecho Pr.iblico, Habana. 19 16, pags. 35-37: M . Alvarez Nazario. El arcaismo vulgar eri el cspanol de Puerto Rico, Mayagilez. 1957. p.igs. 176- I 77. Como desde los comienzos de! si· ~lo XIX. por los obstaculos que le oponian los buqucs ing.leses cncargados de haccr patrulla anticsclavista en aguas afncanas, la trata negrera de contrabando habia quedado

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~ivamente.3

La imerprecaci6n de los informes asi obtenidos puede · complememarse con la ayuda que afrece el esrudio de aquellas superviven_cias de probable origen africano mamenidas en Puerto Rico en la lcngua menos culta . del presente, y constatables tambien en muchos casos en orros secrores liogiiisticos del Nuevo Mundo, particulari;neme. en la zona del Caribe, tambien influidos por el negro. Exponemos a contiouaci6n las noticias que por los ~e­ diqs ya dichos bemos logrado reunir sobre la pronunciaci6n, graimirica y lexko de los negros de Puerto. Rico en el siglo XIX.

I. FONttICA A) Las 11ocale.s. A juzgar por los ejemplos que bemos ,sacado de los textos aludidos, se desprenden las sjguienres observaciones de caracter general ( salvando naturales diferencias individuates- y de grupPs) en relaci6n con el uso de las vocales por el negro bozal . de Puerto Rico: (a) .o_ia:nreni~ento mas o menos general de las vocales en pos1ci0n t6ruca, aunque puede registrarse en estos casos alguna que Otta sustituci6n espor~dica : tambur, mi.ti 'mete', tuttw 'toda la', di 'de', 'foi 'fui'; (b) tendencia frecuente a . }a SUSti~ci6n de "los sonidos vocalicos atonos e, 0 por i, u respecttvamenre: benti, ti.gui-ri, lion, tim6 'temor' disia a isu, galliguito, julandh, batindu, bailandu, Ferna./zau, contentu ( ~cuntentu?)' curia 'corr.la'; y con caracter aparentemente menos general, sustituci6n de a por u en casos como tutur 'coda la', Sum6n 'Sampson' . (el acento desplazado a la Ul . ilab t~ s a), de o por a en Nantiga 'Ortega'; (c) tendenc1a a lo que con toda probabilidad resultarfa en el ~ecimiento del timbre vocilico mediante la nasalizaa~n, favorecido dicho efecro nasal por el uso continue de u en lugar de 0 ( veanse arriba los ejemplos batindu bailandu, etc.) Y el uso de a, i, o en · silaba trabada an~rmal­ mente con consonance nasal: namba 'na ( da) mas', tran circunscrita mayormente d I Af . en SU Casi totalidad por~~~~r:e~s ( e l infraecuatorial, Mozambique) cabe deduc· en e ongo, Angola y hablar en cangci tuviera suir ,que. la frase puertorriqueiia XIX, cuando era posible la ~b~:s•tnc'~ep~~s anteriores al llaa de negros can ' . r ucc1on en las AntiAfrica superecuato~i:l.y gangas, procedentes de regiones del

llC

3 La composici6n de 18 3 o en la b b . · zoleiios que residian en el sur de fue l a Ian mulatos ,curay que. a juicio de Emilio J . Pasa~l~s {Ja ~quella epoca, rrollo de la afir:i6n teatral en Puerto Rico . S rrgjnes IJ desapjg. 124), constituye el principio de la ~~~an, 1 9 ~~· en Puerto Rico, se balla contenida en u D . ia. ?egro1 e Fieatas Reale& en San Juan de Puerto R~ escrrpc1on de las de la Isla en 1830, San Juan 1831 rLco II o tros .P.ueblos . • · a compos1c16n de 1852' que canta eI ~ersonaJe denominado "el ne ro Jose" e~ p arte 4e I~ comed1a de costumbres en dos act~s ros~ t1tulada La 1uega de gallo o El negro bozaf. d l y p · puertorriqueiio Ram6n C . F . Caballero obra' qeu escntor " ' e se eneI l"b 1prodd e .d 1cbo ~utor. titulado Recuerdos de cuent,ra p uer o Re~tco. ro uccrones t terarras en prosa 11 veno, Ponce, 1852. La composici6n que llamamos do 18n. .. " 8 cons. d d, . d ta e u_na sene e ~c1mas con glosa de cuarteta· inicial . pertenec1ente, con e1 numero 1 1 6 • a la colecci6n del doctor J. Alden M_a~on q~e. ~ajo el titulo de "'Porto-Rican Folklore: D ec1mas, Christmas Car.o ls, Nursery Rhymes and other Songs", publica Aurelio M . Espinosa en Th; Jour:nal of American Folk-Lore, 19 l 8, XXXI. pags. 289450. .

0

1

'tras', Ian 'estas·, ~anaiia 'canas', N antiga 'Ortega', timbre 'libre', ringo "rigor', n o11won 'orros'. Los usos imprecisos y oscuros de las vocales ilustrados por los ameriores ejemplos, arribuibles en apariencias a influjos aniculatorios africanos, guardan estrecha relaci6n con las observaciones que se ban hecho en el pasado y en el preseme respecco del lfabla de Ios negros en otras regiones del Caribe. En relaci6n con los bozales de Cuba hacia el primer rercio del siglo pasado, recog i6 Esteban Pichardo susri ruciones vod.licas (mi 'me', cribi 'escribe', qui 'que', e 'y', ote 'usred') de la m isma naru raleza quc algunas de las antes seiialadas para Puerto Rico, y A nton io Bachiller y Morales ag rega ( en rrabajo q ue cira Fernando Ortiz) que el negro bozal de la gran anrilla, como rasgo predomi· nanre de su expresi6n, empleaba la o y la tt supliendo a orras vocales. T ocanre al p apiamenro de Curazao, ere., se ba regisrrado la tendencia de las vocales aronas a oscurc· cerse, convirtiendose e, o inacentuadas en i, tt respecriva· m ente, mientras que la a se dice con marcado rime nasal. En la lengua actual de Puerto Rico ban observado igual· menre T . Navarro Tomas y Ruben del Rosario, en especial en el babla de negros ancianos, el caracter mixto y oscuro del timbre vocalico, asi como la tendencia a nasalizar las vocales cuando aparecen en silabas rrabadas por consonante nasal (por ejemplo: en lento, tambor, ]tum), fen6menOS articulatorios estos que aparentemente proyectan en el pre· sente rasgos de expresi6n que, a la Iuz de Io arriba expuesto, demuestran haber renido su origen en el habla defecruosa y particular de Ios antiguos esclavos afronegroides venidos al pais en epocas pasadas.4 Otras irregularidades vocalicas observables en los textos descritos son: la· conservaci6n de la o t6nica anterior al diptongo ue (en novo, Poto Rico), posiblemente imitada por el esclavo de los negreros portugueses, y la tendencia a reducir a una las dos vocales distintas de fin e inicio en palabras contiguas, favorecida dich~ reducci6n por la fonecica sintactica (por ejemplo: "que ma abrasa", "que tan diabla", mas exacramente representables en Io grafico como "que m'abrasa", "que ta'ndjabla"), fen6meno esre Ultimo corriente en el espafiol popular de todas panes. B) Las consonante.s. Las principales tranSformaciones que, en relaci6n con el us6 consonantico, observamos en los textos ya nombrados son las siguientes: (a) susrituci6n de d por r: toro 'todo', borega 'bodega', sura 'sudar'; (b) cambio de l por r, tanto entre consonante y vocal ( branco, tembr6, jabrando, crabo 'esclavo', crabar 'clavar') co.cno entre vocales ( traca.sero 'arracaselo', arante, naturaresa; ( c) · 4 E. Pichardo, Diccionario prouincial casi-razonado de uozes C!fbanas, Habana. 3ra. ed., 1862, pag. VII ; F . Ortiz, op. cit., pags. •240. 242 ; M. L. Wagner, Lingua e dialetti dell' America Spagnola, Firenze•. 1949, pag. 153 ; T . Navarro Tomas.El ~pafiol en Puerto Rico. Contribuci6n a la geo· grafia lingiiistica hispanoamericana, ~io Piedras, 1948. pag. 198; R. del Rosario, "La lengua de Puerto Rico", ell Problemas de lectura y lengua en Puerto Rico (Apuntacio· nes ~i~t6 ricas y metodol6gicas). Trabajos de investigacion aus~1c1ado~ por el Consejo Superior de Enseiianza bajo la la direcci6n de I. Rodriguez Bou, Rio Piedras. 19 ... 8, paga. 150- 151.


sustiruci6n de d por J: JuJur 'toda la'; (ch) cambio de d por n: nemonio; ( d) cafda de l final de palabra: ma, so, viva e rey; ( e) cafda de n final de palabra: coras6; (f) cafda de r en fin de silaba medial ( cuidate, Poto Rico) o en final de palabra: sabe, co"esponde, sura, ring6 'rigor', fur6, tim6 'temor'; (g) simplificaci6n del sonido de ": coffl:, cuffl: 'corria', guera, Miro 'Morro'; -(h) cafda de s o de s por z en fin al de sHaba medial de palabra: Cr#oba, epaiiol, d epresiando, trite, feU, ma1, chicharrone, lo que, por otra parce, facilitaria tales casos de aferesis como u 'esta', Jan 'estas', t oy 'esroy', Paiia 'Espana'; ( i) palatalizaci6n des o des por z (posho 'pozo', shu 'su' ) y de t (chenfa 'teofa' ). Debe haber sido tambien un rasgo consonan· tico de los bozales de Puerto Rico, aunque no lo hemos . encomrado en los textos a que nos referimos, el cambio de d por l que se da en el portugues de Angola en casos como lumingu 'domingo', caleia 'cadeia (cadena)' y que observ6 Navarro Tomas en Puerto Rico ea Jatile, Jatire, latre 'datiles'.5 . En Hneas generales, coinciden los anteriores cambios en las consonantes, al igual que los relacionados con las vocales mas arriba expuestos, con las observaciones que se han hecho sobre el habla de los negros que vivieron en Espana y Portugal durance los siglos XV al XVIl,8 as{ como con las notidas recogidas sobre la expresi6n del negro bozal de Cuba y de ocras panes de Hispanoamerica en el siglo pasado. Pueden atestiguarse en el presente, ademb, muchos de estos mismos fen6menos consonanticos en las diversas hablas dialectales de America en las que ha intervenido la influencia afronegroide. Aunque en la lengua actual de Pueno Rico no son corrientes ya la mayoda de dichos rasgos · foneticos del habla bozal hispanonegroide, algunos de ellos, sin embargo, aparentan ser con mucho fundamento antecedentes cronol6gicos de pronunciaciones irregulares que todavfa pueden oirse en el pats, en especial pero no en exdusiva, en aquellas zonas donde abunda el elemento etnico de color: enviria, Jrageria, presirio, antie, tota, come, superi6, cuedda lagga 'cuerda larga', pokke 'porque', tlhippa 'avispa', cretta 'cresta', cacco 'casco', Jalire, etc. ( ejemplos estos anotados por Navarro Tomas en 1927-28) o a"oh, m~hmo, ehtah, tah o ta 'escas', ehtan, tan 'estan', etc., que se oyen corrientememe dondequiera hoy d{a.1

o

5 H. Chatelain, Folk-Tales of Angola, Boston f!1 New York, 189.,,., pag. 271; T. Navarro Tomas, op. cit., pig. 82. 6 Vea.nse, en relaci6n con cl habla de los antiguos esclavos peninsula res:. J . Leite de Vasconcellos, ''Lingua de preto num texto de Henrique da Mota", Revue Hispanique, 1933, LXXI. pags. 2.,,.1-246 ; J. Raimundo, 0 elemento afro· negro na lingua portuguesa. Rio, 193 3, pags. 13-26; E. ~e Chasca, ''The Phonology of the Speech of the Negroes 10 Early Spanish Drama'', Hispanic Review. 1946, XIV. pags. 322-339. 7

T. Navarro Tomas, op. cit.• pags. 71. 81 -82. 86. 109.

~l fen6meno de la aspiraci6n de h en posici6n final de s1laba y de palabra. corriente en el habla espaiiola general de las Antillas y de la costa del Caribe de Colombia y Venezuela, y explicado corrientemente como rasgo fonetico ve;'lido del sur de Espana y de las Canarias, parece baberse af1rmado tambien en 1a regi6n hispinica de la zona del Caribe debido a la pruencia del negro en la misma, posibili·

Por otta pane, la simplificaci6n de " que ilusttan tales ejemplos como corla, guera, Moro represenca la dificultad

que tenia el negro para pronunciar dicbo sonido vibrame del casteUano, dificultad esta que hipoteticamente pudo haberlo Uevado, como intento ulterior de adaptaci6n, al desarrollo de la rr velar tan difundida hoy en el pais en voces como arroz, correr, radio, rico, etc.s C) Otros cambios foneticos relativos a vocales y· consonances, en los textos de nuestro siglo XIX que venimos esrudiando, incluyen: (a) casos de aferesis, en garra (lK"" ra?) 'agarra', tracasero 'acracaselo', sla, isla 'deda'; y (b) de aferesis y ap6cope conjuntamente, en namora 'enamorada', ndiabla 'endiablado'. Como era de esperarse, ademas, el negro esclavo, al -adoptar la lengua que le imponfa el medi~bie~te, se hada eco de determinados rasgos del espanol anullano que, salvo el seseo (en Nasaria, coras6, naturaresa, etc.), pertenedan y pertenecen a Ios esttatos lin· giilsticos menos culros del pa{s, a saber: (a) uso de la antigua h aspirada del castellano: fabrando, fasera, jmeron, ft1mUan, fulandes; (b) perdida de la intervocal: namora 'ndiabla; ( c). uso de los ap6copes pa 'para' y na 'oada'; (ch) epentes1s de vocal en #guiri 'cigre'. Nada nos dicen los textos esrudiados, de otta pane, del crato que recibian los sonidos de y, ll en labios del esclavo (igualados en pronun?~ci6n yefsta en la lengua normal del pafs), aunque es facil suponer su conversi6n en n dado el caso de regis· uase en el habla bozal de Cuba la forma iiamo 'llund tambien conocida en la lengua inculca de hoy en Pu~ Rico, en la que se dan asimismo las pronunciaciones ;iema yema' y flapa 'yapa'. Ch) En relaci6n con las paniculares lineas de entonaci6n dentro de las cuales se manifestar{an los negros de Puerto Rico durance eJ XIX, siguiendo indudabies influjos de las ~ctedsticas alruras tonales de SUS lenguas vemaculas afr1canas ( Y fuences de donde derivarfan denos rasgos acentuales a base de notas. agudas y sincopadas oidos en determinados sectores de la lengua actual de Puerto Rico.

a

dad de. influ~ncia Uta di~na, de Un utudio mas a fondo cfada la pemstencta del rasgo 1nd1cado en aquellas regionn ameride .color · · dcanas · donde ·el hombre E . ha si·do y ... .... f ac t or etntco e 1mportahnc1a. s m~dy sagnificativo, en especial, el hecho d e que se . aya mantent o con plena fue ... l f "d · ·· l · • .... e re en o raago d e pronunc.1ac1on en a. .1sla lingiiistica que es la aldea de negros mex1canos .de CutJla (en el Estado d G del Pacifico) rodeados como estan dicb e uerrero, costa bab)antes cuya S, si bien no es el tip oerros por OtrOI se da en el castellano peninsular 0 a Vto ar sonoro que en su caricter de 8 dental co • c<?ntrasta notablemente lugar des de los cuileiios. (V~a e1 sonido. aapirado. de h ~~ la. Ecbozo ttpo 9raHco de un se b~· Aguirre Bel~ran, Cu11· pags. 203-204). pue 0 negro, Mexico, 1858, 4

°:

. 8 V ease R. del Rosario, La tengua de p 2da. ed. rev., San Juan 1956 • uerto Rico. Ensayos, dejar claro en este respect~ sin. ' bpag. 8. Ea conveniente de haber tenido parte el n~gro em argo: que dicba rr velar, dio, fue un fenomeno aqui deaa~~o~dongen !n nuest.ro metado en su vernaculo En el Af . ob por el Y no 1mporuvular s6lo se da en. Basutola ~ca antu la rr de tipo anormal resultante de la influen~~~ad como ~e.cho fonetico ceses. (Viase G. van Buick "l e loa mmonuos franL~ langues du monde par u~ es 1angu~ b~ntous". en direction de A . Meil/et er M grorpe de lingu1stea sous la Paris, 19 5 2, pig. 8 54) . arce Cohen. Nouvelle td.,

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segful pudo observar Navarro Tomas,9 ) como es de comprenderse, nada no es dable registrar en la expr~i6n de acencos muercos represencada por los texcos escritos que nos han dado la base para este trabajo.

GRAMATICA R-especco de la morfologfa y sintaxis de la lengua del negro bozal de Puerro Rico durance el pasado siglo, hemos comado nota de los siguieotes pumas: A) Artiettlos, preposiciones, adverbios. (a)· Empleo de la forma nan o nam y sus equivalentes nano, na, ne, no en la quintuple funci6n de ( 1 ) articulo determinado o indeterminado: nan caii6n 'el canon', na Moro 'el Morro', nan pasa 'la ( s) pasa ( s), nano oveja 'una oveja' (en texto cubano: nan gato 'el gato') 2) de preposici6n mas ard• culo determinado o indeterminado: nan fondo 'en el fondo', no posho 'en el pozo', nan so 'de (en) el ~ol', na cosina 'en la cosioa',na casa 'en la casa', ne pueblo 'en el pueblo', los Ultimos rres ejemplos regiscrados por el historiador Salvador Brau; ( 3) de preposici6n: nanlU •(en) alli', nan Poto Rico 'a (en) Pueno Rico', nalla en Africa ' (en) all a en Africa', nanq11i · ( en) aqui'; ( 4) de preposici6n mas adverbio de lugar: nante ' (en) aqui te'; y ( 5) excepcionalmente, de pronombre de tercera persona plural: nambatindu ha ( cba?) 'eUos batiendo van'). (La oscuridad de semido en cienos pasajes de la composici6n de 1898 no nos permite escablecer con certeza el valor gramatical de nam en tales orros casos como nampico, nam paiio). Ademas,en su valor de ardculo castellano la: Ian dia 'el dia', Ian guera 'la guerra' ( en textos cubanos: Ian garaf6 'los garrafones', lan tempo 'los ciempos') . II.

I

(

Estos excrafios usos parecen desprenderse en su origen del mismo elememo gramatical banru que da en el papiamento la forma nan, como pronombre de tercera persona (v ease arriba el ejemplo nambatindu ba, tornado del texto puercorriquefio de 1830, en el que hablan mulatos curazolefios) Y tambien, en la misma lengua, como signo de pluralidad (sing. p.,egunta, pl. preguntanan). En Angola, presema el bamu, como amecedentes de nan, nam las formas ana, ene, enu; en lengua herero del suroeste africano, ene; Y en el portugues criollo de las islas de Santo Tome Y Annob6n, en el Golfa de Guinea, inem de una pane, y n~m, na de o_tra respectivameme, en ambas islas usadas ya dichas expres1ones en funci6n de aiticulo plural: nanome o nan-home 'os homens'. Por otro lado, entre algunos de las ejemplos de! uso pasado en Puerto Rico arriba citados (nan fondo, nan so, ecc. ) nparece agregado el oficio de preposicion al de articulo que ya antes expresaba nan, motivada a nuestro ver esta ultima evoluci6n gramacical par influencia de las formas compuescas portuguesas na, no, nas, nos 'en la', 'en el', 'en las', 'en los', que oirian los esclavos cransportados al Nuevo Mundo de labios de los negreros de habla lusitana. Dicha influencia porruguesa salta a la vista, Q

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T. N a va rro Tomas,

of).

cit ., pags. 11 3- 11 4.

sobre codo, en los ejemplos que cita Brau: casa, ne pnebio. 1"

1ui

cosina, na

B ) Verbos. (a) Casos de conjugaci6n def iciente, coma ( l ) el empleo de infin itivo en lugar del presence de indica· tivo: .. yo sabe( r ) '" , '" ru le corresponde ( r ) ", "negra su· ra( r )"; (2 ) la falra de con~rdancia entre el sujeto gramatical y cl verbo que rige: "y (yo ) fufu te jasera" , "(yo~ marimba re tocara", en contraste con el uso correcro en "yo ce sembrare ma!''; y ( 3) el uso de formas verbales de creaci6n caprichosa: f11a 'fuera' ((par analogia con sea?) . ( b ) Separacion en la frase de ambos elemencos de la forma verbal compuesra de inf initivo mas pronombre re· flexivo enclitico, con cambio adicional del pronombre reflexive por el personal: "pa tu tambien ,diveni ( r) ".. ( c) Supresi6n del verbo en la frase: "Poto Rico no una ( cnan?) oveja". . (ch) Trueque indebido ae un verbo par otro de sem1do relacionado : "la pena me ta muriendo", en lugar de "matando". A las anteriores irregularidades, product0s de inrerprecaci6n err6nea por el negro del nuevo idioma que aprendfa, hay que agregar ocras, corrientes, como en el caso de al~­ nos de los habicos foneticos ames discutidos, en el espanol vulgar con el que. entraba en contacto el esclavo imporcado, por ejemplo: en "meniaba" por "meneaba", la mezcla en la conjugaci6n de los verbos en -iar y -ear, frecuente desde amiguo en castellano. C) Pronombres. (a) Uso de adjetivo posesivo en lugar del correspondiente prono~bre posesivo: "mfo chinita". ( b) Por interprecaci6n err6nea de que el pronombre posesivo de segunda persona, en la frase "su amo" era parte imegrante del sustantivo al que acompaiiaba, el negro esclavo lo empleaba en su habla despues del pronombre posesivo de primera persona: "mi suamo". Este cui:ioso uso se dio tambien en Cuba en forma parecida: "crabo mu suamo iio Mingue".11 Ch) En la lengua del bozal de Puerto Rico se daban ocras anomalias de tipo morfol6gico y sincactico aparte de las antes mencionadas, como la falta de concordancia en genera emre sustantivo y adjetivo ( "branco que tan ·diabla") y probablemente tambien entre ardculo y sustantivo, por el estilo de las ejemplos registrados en el espafiol neg~~ de Cuba ("la capuyo", "un cosita") 12 (lo que no deb10 sec extrafio en el mismo nivel lingiiistico de nuestra isla), · pero el comenido limitado de los textos de que nos hemos servido (lamencablememe, en este respecco, las unicas vfas de inforrriacion valida con que contamos ) nos impide extendernos en ocras consideraciones. 10 M. L. Wagn~r. o p . ,·it ., pags. 151 - 1 ~2. 158 ·15_9: ~ ­ Pichardo. Loe. cit. : S. Brau . Puerto Rico !I su hi stor~a. /n vPst igaciones crit icas. Nueva ed . aume~iada . ~alenc1a . 1894. pag. 138: E. R . Goilo, Gramatica p apwmen tu , Curacao. 1953. pags. 12-13 . 11 . E. Pichardo, Loe. cit. I Z M. L. Wagner, op. cit ., pag. 15 8.


lil. VOCABULARIO Al manejar la lengua de los amos blancos el esclavo africano incrusraba en ella· con frecuencia di~ersas voces de su habla vernacula que, con el uso conrinuo mucbas de ellas, y a l difundirse orras fuera del radio lingiifscico del negro, han p erd urado en nuestjo media hasra el dfa de hoy, mas 0 menos alreradas las mas en SUS Hneas fonecicas orig inales, orras igualmence objero de cambio en su conrenido semancico. Los rexros a los que nos hemos conrraldo mayormence hasra aq uf solamence registran dos afronegrismos seguros (/tt/tt, en el senrido original, que se conserva en Cuba y se ha perd ido en P uerco R ico, de placano o name cocido y luego majndo, y marimba 'instrumenro musical') y arras cres palabras cuyo significado ignoramos, pero que por su sonido muy b ien pud ieran ser africanas (ing11aco, tibirt, biri). Aparce de escas voces, se nos presenm el negro, ademas, en las cexcos de referencia, usando arras palabras (vulgarismos viejos del cascellano y criollismos americanos) romadas del lenguaje casero y popular con el que veofa en relaci6n diaria: pasa 'pelo del negro, de rizo pequefio y aprecado', chinita diminuto de chi.11a 'mujer plebeya, criada', correr, usado en lugar de pasar ( "manlH Ian dla se curia"), manqtte 'aunque', sinfeU 'infeliz', forma de creaci6n vulgar pareja a sinjwticia, sinftn, simabor, etc., sin que esra breve lisca pueda suponer limitaci6n alguna en este aspecco de! vocabulario del bozal. Pero independiencemence de los cexcos escudiados, y por referenda a la lengua viva del presence en Puerto Rico, nos es dable, ademas, incencar reconscruir, aunque can s61o sea en parce, el nfunero de afronegrismos lexicos que a craves del habla del anciguo siervo de color han hincado rakes en la expresi6n lingi.Hscic~ de! p als. Sin incenciones de agotar el analisis de esce aspecco del vocabulario puercorriquefio, hemes preparado las siguiences dos liscas: A ) V oces de seg11ro origen africano (en su mayoda de procedencia conga o angola) : HI (a) relacivas al origen de los esclavos: angolo, canga, carabaU, cocolo ( transformaci6n de congolo, forma anal6gica de angolo ), conga, dinRa, 111r111dinRa, m ozambiq11e o mazambiqt1e ( tambien nombre de ave ) ; ( b ) relacivos al cuerpo y accos corporates: hembe,-a, iiang otarse; (c) relacivas al ser y conduc- . I

13 ~en:ios n:ianejado principalmente, cntre otros. los siguientcs d1cc1o nanos y vocabularios : W. H . J. Bleek, The Languages of M osambique. London, 185 6: S. Crowther. Vocabulary of the Yoruba Language. L o ndon. 184 3; H. Chatelain, op. cit. ; J . G. Christaller. Dictionary of the Asante and Fante Languages Called T shi (Twi). 2nd. ed., Basel, 19 ~3 ; M. Delafosse. La langue mandingue et ses dialectes, Pans, 1929 ; ...... , V ocabulaires comparatifs de plus de 6 0 lan gues o u dialectes par/es d la Cote d'Ivoire et dans /es regi~ns limitrophes, Paris, 1904; L. Homburger, Noms de part1s du corps dans les !angues negro-africaines, Paris. 19 29; Si r H . H. J o hnsron . A Comparative Study of the Bantu and Semi- Bantu Languages, Oxford, 2 vols., 19 19. I 9 2 2; K. E . L aman, Dictionnaire Kih on go-Francais, Bruxell~s. I 9 3 6; N . W . Thomas. Specimens of Languages from S ierra L eone, London, I 9 I 6 ; .. . .. , Specimens of L~.nguages from S outhern NigPria, L o ndo n. 1914. Tam · b1en h~ mos G/o.~11rr o d<'

tenido a la vista continuamentc. de F. Orti7. afrom•qrismos, La Habana, 1924.

ra del individuo: cocoroco, changa ( en la frase "ser ( alguien) la chang:i"), chango 'orgulloso, parejero', mangonear, neneiw (en la f rase "venir (a uno ) con fieiieiie"), teng1Je, tengoso; (ch ) relacivas a la comida: abombar:,-se, bomboto, calalU, /ufu (en el sentido arcaico arriba indicado), ftJnche, gandul ( a craves de la ecapa guandu), mafuafo o mafafo, malanga, mo/ ongo, iiame, quingombo, quimbomb6, guingonb6 o gni11gamb6 ( la forma angola original es kl'ngomb6); ( d ) relacivas a animales: gongoU, gongol6n o gung11len (las formas conga y angola originales coinciden en ngongo/6), malungo; ( e) relativas a milsica y baile: bongo, c11a1 changiil, marimba; (f) relaciva a magia: macanda,· (g) relaciva a enfermedad: dengue; ( h) relativas a sitios: quimbambas, quimbambaras. B) Voces de posible <>Ngen africano: (a) nombres Y a'djecivos aplicables a personas y animales: chongo, fofo, jojoto, mongo, 11ono1 sammo, sucusumuco (en las frases "bacer ( algo) o irse ( alguien ) a lo sucusu.muco"), timba (en la frase "tener (alguien) cimba"), farufa (en las frases "meter a ( alguien o ( algo) en farufa"), chotear, chamba (en la frase "hacer ( algo ) de o por chamba") ; ( b) nombres de produccos vegetales: candtmgo, chamaluco, guimbo, cbumbo, gtmda; ( c) nombres relacionados con comidas y bebidas: macabs 'pez', mample, marifinga, mondongo, zambumbia; (ch) voces relacivas a baile, mllsica y fiesca en general: bomba 'versos que se improvisan en un baile', bomba 'rambor', cttealambe, mariyandJ, pachanga, Jiting6; ( d) voces relacivas a juegos: "'ica, chiringa; ( e) voces relacivas a aspeccos del crabajo: chimba, malambo; (f) voces relativas a magia y ceremonias morruorias: fufu 'hechizo, brujerfa', baquine; (g) voz relaciva a enfermedad: sarango; ( h ) voces relacivas a sitios: jurutungo, sibancos.

En sincesis: del analisis lingiiiscico de decermioadas composiciones en verso, escricas en jerga hispanonegroide en Puerto Rico durance el siglo XIX, complemencadas las observadones hechas por esce medio con informes adicionales sacados de ocras fuenres escriras o derivados del esrudio de la influencia africana conocida en la lengua actual del pais, hemos podido reconscruir parcialmence, en sus conrornos generales, el habla peculiar del anciguo esclavo aqui craido por la craca africana y forzado, dencro de las circunscancias de un ambience excrafio, al abandono de su medio vernaculo de expresi6n para tracar de labrarse una nueva manera de manifestar sus ideas y sencimiemos dencro de los moldes del idioma dcl blanco. Puesco en ese trance el negro bozal desarroll6 poco a poco un habla cransicoria: de rasgos oscuros e imperfeccos, en la que resulcaban desf igurados los sonidos cascellanos y simplificados, cuando no recorcidos, los enlaces y relaciones gramacicales, a la vez que fue imroduc1endo en la misma, junco a las palabras cascellanas y criollas, diversas voces procedentes de las lenguas y dialcccos del Africa sudanesa occidental o bancu. Con el paso de los anus y de las generaciones, al irse incegrando el ncgro de manera m:is firme y cf icaz en la socie-

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dad a que fuera rrasplanrado, las irregularidades mas noro路 rias de su habla fueron disolviendose gradualmenre (a rono con el nivel de culrura en el que le correspondiera v ivir, senrir y acruar ) denrro de los rasgos de expresi6n general que caracrerizan al espaiiol puertorriquefio. En esce proce路

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tso de d iluci6n de las v1e1as peculiaridades lingiiiscicas ran s6lo se salvaron algu no que ocro h:ibiro fone rico y un nu路 m ero no muy crecido de vocablos que ( ranro los primer路os como los segundos) han ven ido a sumarse a la f isonomfa y caud al d el id ioma que sc habla en Puerto Rico.


El nuevo movimiento artistico en Puerto Rico Par: A.

LA

REC I ENTE EX POS JCJON DE GRABADOS CONTEM!'ORA-

en el Inscicuco de Cultura Puertorrique.fia es una muescra de! nuevo movimienco ardscico que esca cobrando fuerza en Puerto Rico. La isla parece gozar de una oleada de creaci6n escimulada por la nueva conciencia de su pasado arriscico, parcicularmence su poesia y su arquiteccura. El ojo del arcisca moderno encuencra inspiraci6n en la amplitud y transparencia espacial de las antiguas casas pacricias, en la sinuosa fantasia de los bakones de hierro fundido en el esplendor de las fortalezas que desafian al mar, en las concadas b6vedas de ariscas de un g6tico agonizancc al que la rudeza de! pionero espa.fiol imprimi6 nueva robuscez. El oido moderno se sience fascinado por el canto improvisado de Jos trovadores, por el actual vigor de ese arte poecico que alcanz6 un gran auge en la cemprana Edad Media y que ya enconces volvia su mirada a las nieblas de la prehistoria. Siempre es bueno escrutar el pasado para hallar explicaci6n de! presence, pero el puertorrique.fio de hoy precede mcjor al buscar en el pasado su fuente de inspiraci6n para el futuro. NEOS

Este nuevo movimienco de Puerco Rico ciene mucho del empuje y de los prop6sitos que animaron la explosion arciscica que en Ja decada¡ del veinte hizo de Mexico el cencro¡ deslumbrance del arte en las Americas. El nuevo arce de Mexico tambien excrajo mucho de su vigor Y seguridad de un nuevo aprecio por las formas populares vivas, Y de un renovado asombro ante Ia grandeza de su propio pasado ardstico. Los mexicanos volvieron su mirada al pasado ames de dar su g ran paso adelante.

HYAIT MAYOR

Mexico el grabado moderno comenz6 con el fermcmo de¡ la revoluci6n y se desarroll6 creando carteles revolucionarios e iluscrando peri6dicos radicales coma El Machete. En Puerto Rico la revoluci6n, que no es politica, sino econ6mica y culrnral, ha hecho que los grabadores comiencen produciendo carteles para la reforma agraria e iluscraciones para follecos educacivos. En ambos paises las artiscas se beneficiaron al cener que hacer escampas claras y evidences con el fin de imroducir un profundo cambio social. Y no por el hecho de que su revolud6n fuese incruenta debe pensarse que falta en Puerto. Rico la pasi6n artistica que caracceriza al movimiento mexicano. Como en Mexico, la fuerza expresiva de las arcista~ puercorriquenos encuentra apoyo en un gobierno que es lo suficience imaginacivo para ayudar al movimiento arristico sin imponerle directrices. Sin embargo, no seria posible realizar en Puerto Rico un programa como el mexicano de pinturas murales al fresco, porque la humedad las descruiria como ha ocurrido en Venecia. Pero un clima sin heladas es ideal para el arce del mosaico, el cual daria brillanrez y realce al caraccer de muchos de los edificios anti-

El nuevo arte que surge en Puerto Rico diferini siempre del mexicano, porque el cemperamento puertorriquefio es diference. Los "sancos" de Puerto Rico - finos, caprichosos, incimos - no se parecen en absoluco al :iureo y recargado barroco mexicano ni campoco a los Criscos desesperados, lacerados y desnudos de Nuevo Mexico, Ultimo e intense grico del miscicismo espa.fiol: poco antes de morir en el lejano desierco. Sin embargo, la aoalogfa con Mexico es profunda. En

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guos y µioder_nos de la Isla. Un programa de ornamentad6n monumental vigorizarfa todas las arres porque obligaria a los artistas a bregar con la linea, el color y el disefio en su nativa potenda. El habito de concebir en terminps de grandes dimensiones ayuda al artista en todos los otros aspectos de su t.rabajo, apartandolo de menudencias tecnicas y reduciendolo a 10 que es esencial -en la obra de arte. Pero ent.retanto, el grabado y el cartel constituyen un perfecro comienzo, porque no necesitan de equipo laborado, y si el grabador desea la iosoiraci6n que brindan las hellos

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ejemplos. del pasado puede ballarla en la bien selecciooada colecci6n de grabados del Instiruto de Culrura y en las esplendidas ilustraciones g6ticas y renacentistas de la Casa del Libro. Poi: su variedad y viveza los grabados que estan s3.liendo de los escudios del Instituto constituyen precisamente el tipo de obra que mejo~ puede dar a conocer el nuevo movi.miento en todo el muodo, mediante las exposiciones de grabados la .p ublicaci6n de iluStradones para libros, tan faciles de embalar y de remitir a cualquie: parte.

y


Restauracion del fuerte de

San Jeroninw

EST.AN ·

PR6XIMAS A TBRMJNARSB LAS OBRAS DB RBS·

TAURACI6N del fuene de San Jeronimo, iniciadas

hace algunos meses por quefia en ~mplimiento gnuna de resrauraci6n obras sc llevan a cabo Franz Loesche, a quien

el Instiruro de Culrura Puertorride uno de Jos puntos de su prode monumentos hist6ricos. Las bajo la direcci6n del arquitecto asiste el arquitecto Eladio L6pez

Tirado. Emplazado a lit entcada de la laguna del Condado, el fuenc de San Jer6nima, cuya construcci6n primitiva data del sig(o XVII, desempeii.6 en 1797 un importance papel en la defensa de San Juan contra las rropas inglesas bajo el mando del general Sir Ralph Abercromby. La anillerfa de San Jer6nimo ayud6 a iropedir que ·las tropas enemigas, ya

en posesi6n de Cangrcjos (hoy Santun:e), atrav~ Ja laguna e in!adieran la isleta de San Juan. Como resulado del ataque el fucrtc qued6 casi totalmcntc desuu{do y hubo de scr reedificado en 1799. Al comem:ar el Instituto de Cultwa Jos actuales ttaba· jos de restauraci6n la esttuctura prcsentaba un cstado ruj. noso.

El fuene de San )er6nimo alojara un Musco de Historia Militar en que se exhib.i.ran armas, uniformes, banderas, mapas y pianos militates. Se ilusttacln las diferentes Eases de nuestra ,vida cas~ense durante el periodo colonial espa· fio~ desracandose los araques de que fue objero la plaza de San Juan y la imponancia de Csta dentro del sistcma de defensa del lmperio espaiiol en America.

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..

El centenario de los conciertos d e

A:delina Patti y Luis Moreau Gottschalk en Puerto Rico Por

PARA

NOSOTROS HOY ES

MAs

HALAGUENO EL QUE

nucsuos amepasados oyeran cancar a la que fue la mas famo..a tiple en su tiempo, Adelina Patti, que haber teoido at la sodedad puercorriqueiia de hace un siglo aJ notable pianista norceamericano Gottschalk. Este pianista foe entonces la figura sobresaliente ante la crfrica y los aficionados de hace un siglo. Adelina Patti, aunque ya cantaba desde los siete afios de edad, aun no habia hccho su presentaei6n en su carrera operatica cuando esruvo en Puerto Rico en 1857. Por esa raz6n, aunque no era la arcista estrella que era Gottschalk, quien para esa epoa ya habia recorrido triunfante . muchos sitios de Europa, Estados Unidos y Cuba,_foe la mimada de la sociedad pucnorriqueiia. la fecha de la visita de la Patti ha estado en controversia entre varias personas que se adhieren a la teoria de que fue algWi <5tro afio anterior al 1857 en que nos visito Adelina Patti eon Gottschalk. Ya hemos establecido claramence en nuestro libro que fue en _noviembre 11 de 1857 que Adelina Patti con Gottschalk celebraron su primer conderto en Ponce, y que esa fue la fecha de su llegada a Ponce, en cuya villa dieron seis conciercos todos elJos reseiiados por los cronistas de El Ffuix, semanario que se publicaba en Ponce, y en el cual desde la fecha de SU llegada hasta la de SU ultimo conciertO vaa constando en las paginas del peri6dico. Al venir escos artistas a Puerto Rico, el -dima o ambience anistico en esta sociedad era una realidad, sobre todo, en el sobresalience aspecto musical. lndudablemence, la visita de Adelina Patti y Gottschalk marca un notable hito en nuestra culcura arciscica por el gran encusiasmo que despercaron hacia el piano y hac:_ja ·el canto, las inspiradas composiciones y ejecuciones del pianisca como asi mismo "las dukes modufaciones cromaticas de la expansiva voz de la Patti", como se expresaba un cronista, que ~l reseiiar el quimo concicrto, aiiadia : "la dulzura de su flexible voz y el magnilko estilo 4e su canto'. '. · Como decimos, ya para ese aiio de 1857 nos habia visirado al pianista Edelmann, qui(ill con cl violoncdista ferny,

E M ILIO

J. P ASAR ELL

dio una serie de tees conciertos en San Juan, conciercos compuestos d e variada mlisica, como la overcura de Ifigenia, de Gluck, el coro d el oratorio de El M e1ia11 el concierto de violoncello, de Plater; mlisica de Mozart, de Weber, de Da· layrac, Rummel, Devienne, Jadin, Dusek y otros. Tambien se habia tenido encre nosotros al Profesor don Pedro Ellena, al violinista Segura, al tenor ingles Pearman, que con su esposa habia estrenado en 1832 el hoy teatro municipal de San Juan. Ademas, ya la Filarmonica se habfa fundado dedes 1823 ( refundida en 1846) y celebrado muchas ter1ulia1 y ya la primera compaiifa de opera italiana y otros artistas de opera habian cancado muchas operas desde 1835, 1842 y 1852.

De manera que la visita del gran pianista Gottschalk y de su acompaiiance, la senorita Adelina Patti, no nos

tomaba por sorpresa, pues habia buenas cancances aficionadas en San Juan como Anconia Montilla e Isabel Oller. Lo trascendencal fue que Gottschalk se inspiro en nuestras mujeres yen nue~tro ambience para componer en Ponce por Jo menos cinco obras musicales, a saber: la marcha La puertorriquena, dedicada al Principe de Asturias; la danza Las p oncenas, dcdicada a las mujeres ponceiias;. la Marcha de los jibaros - R ecu erdos d e Puerto Rico, capricho escrito sobre temas del seis, el caballo, la seguidilla y el son duro, tem~s de la sinfonia escrita por el Sr. Manuel Pasarell y Mila de la Rosa, ·residence en Ponce; La gitanilla; T enneIIee, probablemence con motivo de que el primer vapor "Tennessee" de pasajeros entre Nueva York y Puerto Rico llego en su ·primer viaje aqui en ese afio 1857; y !A 1Utima esperanza, melodia escrita miencras expiraba junco a el ·una distinguida viuda qu~ acababa de perder SU UnicO hijo en la guerra. Deda ella que Gottschalk se le pareda mucho a su hijo. Al saber su muerte se agravo y pidio aGottschalk, al momenco de comar el Viatico, que tocara alguna melodia como su ultima esperanza. Asi nacio esa composici6n, relaco que aparece en la obra Gottschalk, escrita por Fors, cubano amigo del pianisca. Los viajes de Gottschalk a Cuba fueron tres. Solamente lo acompaii6 Adelina Patti en su segundo viaj'e por Cuba,


Puerto Rico, J amaica, St. Thomas, Guadalupe y Maninica de 1857 a 1858. Ellos esruvieron en Puerto Rico mis de 6 6 7 meses, pues hemos anorado dos conciertos en San Juan en m ayo y en junio 23 de 1858, en el cua,I se reuni6 un conjunco de 250 mlisicos y se dedic6 un soneto a Gottschalk. El primer viaje de G o ttschalk a Cuba foe en febrero de 1854 y su primer concierto en la Habana, el 13 de marzo de ese afio. V olvi6 a N ew York donde esruvo de 1855 a 1856, haciendo un recorrido por los Estados Unidos. Enco nces en 18 5 7, con la Patti de 14 aiios, seglin dice Fors en su biog rafia citulada Gouschalk, y lo confirman los p rogramas de los conciercos de Puerto Rico, Gottschalk hizo su segundo viaje a Cuba y .Antillas. El tercero lo Uev6 a cabo, s in la Patti, a Cuba, de 1859 a 1860. . Adelina Patti no debuc6 en una opera hasta el 24 de novicmbre de 1859, con Lucia, en New York, sirviendole Sonamb11/a p ara presencarse en Landres y en Paris en 1860 y 1861. Para escos afios llevaba amores en Francia - su prim er amor - con un puertorriqueiio Jose Rios, a quien escribia cartas en ingles, puesto que ella se educ6 en New York. A estos amores se oponia tenazmente su padre, quicn temia que el teso ro de su garganta privilegiada se malograra con estos amorios. Conraba emonces la Patti 19 o 20 aiios de edad. Ya habia triunfada en Europa. Habia nacido en Madrid, de padres italianos, el 19 de febrero de 1843, mientras su mad~e Catalina Chiesa cantaba en aquella ciudad. Su padre era Salvador Patti, quien_. muerta la madre, se la ·llev6 a New York donde el maestro Muzio la prepar6, y se Pt;esenc6 en 1851, en su primer concierco, a los 8 aiios de edad, en la Academia de Mt1sica y en el Teatro Italiano de New York, prosiguiendo alli sus esrudios con el pianista, cufiado de ella, Mauricio Strakosch. Desgraciadamente, si existen, a mis manos no han llegado P<:ri6dicos de San Juan de 1859, como el Bole/In Mercantil, do nde se resefien los conciercos de la Patti en esta ciudad, aunque en El Fenix se hace menci6n de los dos que he dicho en parrafo anterior. Me ceiiire, pues, a tomar los dates de El Fenix, ya extractados en mi libro "Origenes y desarrollo de la afici6n teatral en Puerto Rico." Adelina Patti, casada, divorciada y viuda, muri6 en Inglaterra en el 1919.. Se le conoda por el Ruisenor. El anuncio del abono en Ponce aparece en El Fenix el dia 7 de noviembre de 1857. Dice as£: Teatro "El Sr. Gottschalk, celebre pianista quc ha recorrido codas las capitales de Europa y las demas principales ciudades, acaba de llegar a esra Villa acompafiado de la Senorita Patti, de catorce aiios de edad y conocida en ambos hemisf erios por la joven Malibran y tratando de dar cuatro conciertos, abre el abono e_n la forma siguiente: Precios Palcos por funci6n . . . . .. . ' . $ 6.00 Por el abono de las cuatro 20.00

luneta por funci6n . • • . • • . • .;tj Por el aoono de las cuauo . . • 1.50 Enuada general . . . . . • • • • .50 A los Srcs. abonados en la Compdia· Dramatica se les gUardarin las localidadcs . . . las 10 de la maiiana dcl mam:s: cntmdido quc pasada esra hora cnuarin a la vcnta genen.L El pr~cr concieno se cfeauad cl miacoles proximo; el segundo cl vicmes siguiente. Los demas se avisarin por medio dcl peri6dico, y programas panicularcs. El abono esta abierto en cl dcspacho dcl tea· tro." El primer concicrto fuc cxcclcnte, sobresalicndo la Patti en la Ctuhl Div11, y Gotuchalk al piano en la ovenwa de G11illermo Tell acompaiiado por cl Sr. Ledesma. Despues del segundo concicrto, vcrificado el 18 de noviembre_ un cronista se exprcs6 asi acerca de la Patti: "I.a Sna. Patti dentro de muy pocos aiios seri un asombro; no es posil>lc ~ mas flexibilidad, mas dulzwa, miS mCtodo." El 25 fue et tcrcer concierto y en cl se distingui6 don C.Ulos Allard en la flauta, acompaiiado al piano por GouscbaJk, en fantasia de Tolou. El cuano coocieno dcl abooo se cfectu6 cl 1 9 de dicicmbrc. I.a soc.iedad rindi6 suntuoso y dlido homenaje a J& Patti y a Gottschalk, con un bailc en la casa de don Jocge Lohse, Vicc-COnsuJ amcricano y de Noruega. Rcsulro un acto brillantisimo organi.zado por los Srcs. Fitz-Gibbons, Vice-COnsuJ de Francia, don Eduardo Quesada y don Matias Degetau. El bak6n de la casa del Sr. Lohse estaba pinromco: las luces colocadas entrc cl follajc de vcrdes ramas y ~ guimaldas de flores asi como dos uansparcntcs aleg6ricos con las inscripciones, Si1io de Zt1r11gou, ReC#ertlos ti• p..,. lo Rico, N <>nn4, Ca.rhl Div11, LI Cllleser11, todo lo cual le prcstaba un aspccto chincsco al clegantc coojunto. I.a Patti cant6 adcmas en Puerto Rico el Mill poi.U de I Puritani y DUm~ros de Nomu y BJ BMbero. El 7 de encro de 1858 se celebr6 cl quinto cOocieno, quc -se habia anunciado como despcdida, en la siguiente

fa

fonna:

• GRAN FESTIVAL

"Concieno de jAdi6s! dcl senor Gottschal.k. Gran funci6n dramatico-musical. en cl cua1 uabajara coda la compaiiia dramatica rcprcscnrando una preciosa comedia. Para hacer mas amcoa la funci6n la Srta. P°3.tti ejecutara en el piano una brillantc fantasfa y rambien el capricha criollo quc exprcsamente ha compues~o el Sr. Gottscha.lk, sobre los tcmas, el Scis, cl "Caballo, la Scguidilla, de fa preciosa sinfonia compuesca ROr cl Mbil compositor Don Manuel Pasarcll • Sc rcpetira cl trio para voz, flauca y piano El Can10 de los P•i•os compuesto pot cl Sr. Gottschalk y seri cjecucado por la Srta. Patti, el Sr. Allard v el Sr. Gottscbalk.


..

• Para complctar la solemnidad, se ejccuwa la gran inarcha uiunfal La Porto-Riquefla, compuesta. por el Sr. Gottschalk para la banda militar que se compondra cuando menos de 40 m6sicos,_a los cuales se agregaran cinco cajas militates, ocho .olaracas, ocho guiros, dos conttabajos, ues violines y dos grandes pianos tocados a ocho manos, de los cuales uno sera desempeiiado por la Srta.. Patti. Deseoso el Sr. Gottschalk de demosuar a sos amigos de. Ponce coda la gratitud que las relevances muestras de interes y simpatia ban hecho gcm:iinar en su alma, ha compuesto una contradanza, Las Poncenas, que rcspetuosamen~e dedica a las hechiceras hijas de esta Villa, cuyo grato recuerdo sera para el uno de los pocos que el artista conserva religiosam~nte en el coraz6n para evocarlos en sus horas de desdicha y amargma, porque tienen el privikgio consolador de. reprOducirse acompafiados siempre de risuefias y poeticas imagenes. Esta conuadanza sera ejecutada por la banda militar. Siendo muy crecido .el nfunero de localidades pedidas, el despacho se abrira en el teatro desde el domingo por la maiiana hasta el Innes a las 5 d~ de la tarde. A los Sres. abonados se les guardaran las localidades hasta aquella hora, pasada, entraran en la venta general. El dia de la funci6n se anunciara perentoriamente por medio de progr~. Los babiles artiscas SS. .Allard y Ledesma se baii prestado con el mayor gusto a tomar pane en la funcion.

- Precios Palcos .. ... Lunetas Enttada general . .

$5.00 .50 .50

El teauo foe un Ueno completo. Muchas personas no pudieron enuar · y desde las siete de· la tarde comenz6 el publico a ocupar las localidades. Al ejecutarse el Capricho de Puerto Rico y la marcha La Puet>torriquefla, el auditorio prorrumpi6 en una cerrada y estruendosa ovaci6n. El sexto concierto, a beneficio del Sr. Allard, tuvo efecto el 20 de enero de 1858, yen el tom6 pane la compaiiia de ; verso de Mures y Gallegos y el aficionado Sr. Santelli. De Ponce, Adelina Patti y Gomchalk se fueron a Gua· yama y de triw.:o ~n triudo siguieron su tournee pot la Isla. El primer concierto de estos artistas en San Juan fue el 16 de mayo de 1858, comenzaodo el programa coh una gran fantasia de la 6pera TrO:tJador ejecutada por Gottschak. En Otto de los concienos, segt1n uoa cr6nica de la epoca, reuoi6 250 mt1sicns yen el celebrado el 23 de junio, dedica· ron un soneto a Gott$Chalk. El paso de la Patti po~ Puerto Rico se recuerda con grao simpatia. Aqui se le uibutaroo homenajes y rccibi6 aten· ciones y fostejos. Casi no afio convivi6 en esta sociedad semlftando en muchos la admiraci6n y el. amor. En algu· nos pui6dicos se le augur6 la gloria que luego resplande· cer£a en su alma de excelsa artista y cantante t1nica. Vamos ~ reproducir la cana de Adelina Patti, fechada en Strasboro, en septiembre 18, 1862, en ingles, dirigida a Monsieur Rios, 101 Boulevard des ltaliens, Paris: We have just had your letter and we are much surprised to .hear that you have written before, for we have not r~ived it. Whatever


you said in the missing letter, Papa says yoa ~ to repeat in the next, for that he ..is perfectly satisfied that you could have said nothing that in any way offend him. I wr9te to you yesterday, and directed it to the Hotel de la Paix, if you can, you had better fetch it from there. We have only thirteen more places to go to, after which I am happy to say I shall soon be in France. When you write, direq to Covent Garden and put "Im.mediate" on it. They will then send it. I shall write to you as often as I am and you must nor think all sorts of unhappy things, for I never know wh~e we go next and we only stay a day or two in each place. Hoping you are quite well and that you arc not tired of Paris. I remain Yours affectionately, Adelina Patti

Este cmmmio de la IOllnll. udldca de Adelim Paai n . . - 'D ! el P""IMa • . f mmposmx • none-mnea• en nu:nu AIW COD ano Gomcbalk coiocide · COD el cmrcnario del nanJicio de nuesao compositor Juan Merel Cu'bpos, quien al ricmpc> ac la estadia de aquellos artiscas CD Ponce mot1be B meses de mcidoPos.itivameote la Patti no esmvo en Puerto RicQ anm de 1857. Los programas de coaciertos CfUe aun ed.., clarameote indican la edad de Aledina Patti en los 14 a6al. Habieodo nacido en 1843, es dua la coac1usi6o. En 1IDO de 1os programas esd la fecha 1857 insena de pufio 1 Jeua de D. Olimpio Otao q\lim coma:vahl. el pmgnma Todo lo que anteade tieode a demosaar cuan · aiieja' IOCiedad Ja culau:a arWtica J social

CS CD Duestra


El Agrego, Patriarcalismo y feudalismo economicos* Por

C

UA N DO EL J IBARO NO POSEIA U N A PARC ELA Q UE

culci\•ase p or su cuenta, residia y crabajaba como agt·egado en las fincas dedicadas a los culcivos de cafe o de cabaco. Esre status econ6mico de la vida del campesino, que era coda su vida, podia considerarse como una rara ·incegraci6n deJ p rimitivo Sistema patriarcal y del regimen feudal que incrodujeron en nuescro pais los pdmeros colonizadores espafioles. El propietario de la finca, o agregador, facilitaba al campesic.o los mareriales ne<.:esarios para la consrrucci6n de su vivienda, a drulo de usufrucro. Porque p od ia ocuparla mienrras residiera en la fin ca, p ero, al abandonarla vol1•nrariamence, o porque fuera despedido., aquel reten ia la p.:opiedad del inmueble y podia cederlo en la misma forma a orro jornalero o peon que se agregase a su fundo. En cualesquiera de estos casos no contaba el hecho de que el- campesino hubiese e jecurado su mano de obra sin recibir retribuci6n por su labor. El hecho de radicarse en una finca lo .invesd a de los deberes y los derechos resrricros que conllevaba el pacto, o concrato de agrego, que para mayor vencaja del terratenience, nunca se escrituraba, siendo pura y simplemence verbal. Ademas de los mat~riales para la edificaci6n de su vivienda, el propietario cedia al agregado una pequefia parcela contigua a su residencja para .el cultivo de vegetales para su consumo y el de sus familiares. Cuando la siembra era de mayor extension·, el propiecario faciliraba las semillas y ce<lia el terreno para el cultivo, recibiendo, en cambi~ la mitad de la cosecha, que el agregado contraia la obligaci6n de partir con el. Este aero recib ia el dtulo de pa1'tici6n de frutos. Los abusos contumaces q ue los cerraceniences comecian con sus agregados, sus quejas conrinuas, la publicidad que alcanzara, a veces, esta situaci6n, precip itaron la incervenci6n del escado para garancizarles el derecho legitimo

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Capitul o de m i obra E l j ibaro en el siglo XI X: ensayo mi n imo sobre u na realidad max ima.

MIG U EL MELENOEZ MUNOZ

al prod ucco de su labor, por una seric de disposiciones q ue se concencra ron en cl Contraro de Aparccria, que Juda como un ideal incip ience de j11sricia social en su tiempo. El campesino crabajaba como medianero ( aparcero) exclusivamence. Ocras veces, en calidad de jornalero, o alternaba ambas ocupaciones, segun conviniera al terraceniente. Si el agregado poseia bienes semoviences al incorporarse a la finca, o los adquiria con el producto de sus econom ias despues de residir en ella, ten ia que indemnizar al p ropietario de la finca con un d ia de trabajo semanal, o su equivalence en metalico, por el pasruraje que consumiera el ganado de su pertenencia. Esta condici6n era una de las ·tantas prerrogativas que se arrogaba el terrate· nience para dictar y · establecer reglas y disposiciones dentro de los limices territoriales de su fundo. El agregado no podia ausentarse de la finca en los d ias Jaborables sin previa autorizaci6n de su dueiio. T ampoco podia celebrar ninguna de sus fiestas habiruales o tradicionales : bailes, rosaries, velorios, fiestas de Cruz, etc., sin su autorizaci6n. Su libertad se hallaba de tal rriodo condicionada y neutralizada que s6lo podia gozar de SUS mas elemencales beneficios. Sin embargo, a pesar de que el terrateniente lo explotaba y trataba como bescia aquel feudacario practicante de las tradiciones mas arcaicas, sumido en las tinieblas de la ignorancia m as oscura y m ediatizado por las m as infanciles supersticiones, llam aba PADRE DE AGREGO al duefio de la fin ca en que residia y trabajaba sin redenci6n posible. Cuando en sus conversaciones ten ia que referirse a su senor, senor de la tierra que labraba y fecundaba con sus energ ias corporales, deda con sencilla naturalidad : - . Mi padre de agrego, que es don Fulano de T ai ... (No contendria esa frase pronunciada, al parecer, con sincero y amoroso acento filial, la m isma intenci6n ir6nica de otra expresi6n suya, de sangrienta mordacidad, cuando J1amaba al hombre mas tacafio de SU p ueblo el pad-re de los pobres? Es d:if icil desentrafiar la intenci6n de ciertas frases de

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J


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nuescros j lbaros y el seorido de aJgunas actitudes suyas en las circunsrancias en que deben definir su cooducca ante un hecho decerminado, o expresar su cricerio sobre cualquier asunco . . . T ai vez se sirva de Ja parnbola, de la hiperbole, del rerruecano, deJ equfvoco, porque SU misma vida es una p aradoja asombrosa. El p acro de agrego no se reg fa p or convenios o esdpulaciones genericos enc re p acronos ( cerrarenieores) y agregados ( obreros asalariados o aparceros) , porque cada ducno de finca podia esrablecer, como en el jw t1te11di. et abrmtendi de! clasico Derecho Romano, Jas condiciones que parricularizaban los conrra ros o convcnios verbales de esa namraleza. I.as esripulaciones ad jerivas de! agrego, por su esrilo Y tradicion:d csencia feudal, consrirufan un esrado de servidumbre p ara nuesrros campesinos. Era opcional para eJlos eleg ir su padre de agrego y abandonar su finca cuando no pudieran rolerar los m6dulos de explocaci6n que les imponfan las condiciones que habfan aceprado para residir Y rrabajar en ella. Pero, aun en ese trance, se hallaban impedidos de! uso de su liberrad de acci6n miencras no hubiesen sarisfecho alguna reclamaci6n del cerracenience, garaorizada por el concraco verbal celebrado con el. El campesino no disponfa de otros recursos para liquidar cualquier reclamaci6n del rerrarenience, cuando resolviera abandonar su finca, que el valor de su rrabajo personal o la cesi6n de alguna p errenencia evaluable. Por lo tanco, el rerraceniente podla retenerlo en su finca en condici6n servil - pago o compensaci6n en servicios de la redamaci6n pendienre - cuando el reclamado no pudiera solventarla en ocra forma. Es decir, que alin el de.recho que podia ejercer, como hombre libre, escaba limirado par incidences forcuicos, si deseaba elegir ouevo lugar y arras condiciooes de rrabajo mas favorables. Los agregados de una fin ca ruscica de regular extension, Jlegaban a incegrar¡ grupos numerosos, pues en cal concepto escaban comprendidos las menores de edad, varones y hembras, y las mujeres mayores de edad, esposas o familiares de! jefe de familia, que crabajaban, especialmente, en la recolecci6n de cafe y en arras labores secundarias. Cuando se extiende el cultivo de tabaco en la Isla, primero coma explotaci6n alcerna con el cafe, y despues del cid6o de San Ciriaco como subsriruro de aquel, las mujeres campesinas se emplean en sus discincas labores en la misma proporci6n que los hombres. Los varoncs percibfan jornales de 40 a 60 centavos, segun el ripo de labor que realizasen, por jornada de sol a .rot. Esto cs, desde el orco al ocaso del "Ascro Rey". En Primavera y esdo d e 12 horas y en oroiio c invierno de I 0 horas diarias. Las mujeres devengaban un jornal de 25 a 35 centavos diarios por el mismo tiempo de labor. Ninguno recibfa compensaci6n por horas extras de rrabajo, ni pago doble de salario cuando rrabajaba los dias festivos. Los menores de edad, para las cuales el estado no sostenia m as de dos o tres escuelas rurales en algunas comarcas, trabajaban a base de un salario de diez a quince cen-

ravos diarios par el m1smo tiempo que los mayores de edad. No exisria en vigor ley alguoa que prohibiese y sanciooara el empleo y explocaci6n de menores. Alguoos de estos muchachos, agiles- y fuertes, se apareaban con "jornaleros" veteranos en las mas rudas labores agrfcolas, haciendolos mdar gordo, como deciao con juvenil arrogancia. Estos labradores, menores de edad, entregabao a sus padres, religiosameme, el dinero que recibfan por la semana, o el ciempo de ella que trabajasen. Sus padres proveian su manucenci6n, albergue, vescuario, ere. La condici6n de agrego de la familia campesina en estos fuodos no significaba solameoce su dependencia econ6mica, en la form.a ya iodicada, sioo que abarcaba otros aspectos de corrupci6n y depravaci6n morales en su conducra, que habrfa de ofrecer aparentes estados de amoralidad a los invescigadores superficiales de su vida social. La finca rusrica, o fundo agrkola, era un mundo aparte, aur6nomo, regido por la volunrad omnfmoda de su propiecario. Las !eyes, los encargados de ejecurarlas, la autoridad suprema, representativa en la colonia de! poder mecropoHtico, no traspasaban sus limices y se decenfan, complacieoces y tolerances, ante sus lindes. Si la voluntad del dueiio del fuodo se impooia, indiscutida, en sus relaciones coorraccuales y en las reglamemaciones del convivio del jfbaro en su territorio, sus caprichos imperaban con el mismo poder inconcrolado en los mas fncimo y respetable de su hogar. La i.nfelicidad de .Ja esposa, o de la hija del campesino de ser hermosa ("jAy, infeliz de la que nace hermosa!"dijo el poeta) era manjar sabroso y facil para la apecencia sexual del terratenieme, padre de agrego. . • que la sacisfada con la misma desapreosi6n que el anciguo senor feudal ejerda el derecho, o fuero de pernada en las hembras de sus siervos. <1 > As!, el cerracenieme y sus familiares varones conttibuian de ese modo a desarrollar el vicio del concubinato y a incremenrar el coeficience de ilegirimidad en nuescro pa is. Las familias coocemradas en esas fincas subsisdan y se sustentaban con sujeci6n a las normas de vida y a las reglamencaciones de su trabajo que he descrito, formaban grupos sociales de limirada integraci6n, de rudimenraria sociabilidad y de cultura simple y elemental. En codo el cranscurso del siglo XIX el j Ibara no es mas que el homm oeconomicm de ripo primario en una economfa colonial en la que, con la tierra y una minima aporcaci6n capicalisca o creditos refaccionarios, consticuye el principal ioscrumenco de producci6n en nuestra Isla. Vive y produce conforme con la tutela del agrego, a la que se acopla con ductilidad su sicologia de proyecciones hermeticas y tendencias aislativas, y su coocepto tellirico de la vida del que afloran algunas imprecisas y vagas ideas religiosas de fuerte matiz supersticioso. Sienre la nostalgia de sus moncafias y rememora, como (I) F . Engels. Origen de la familia, de la sociedad privada y del Estado.

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un bieo perdido que anhe~ reconquisrar, el aislamiento, la paz y cl sosiego de su exisreocia habitual, cuando en la epoca de la bmja, 0 tiempo muerto en SUS barrios, ticne que crasladarsc a las plamaciones de la cosca para emplcarse en sus labores. La rierra fecunda y tibia de la alrura lo ha hecho suyo. Lo posce en cuerpo y espiriru. Mas en espfriru. Porque, cuando imprime forma elocutiva a su pensamienco, es su rierra, sus paisajes, su cielo y sus aguas los que inspiran.

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sus canciones y su mus1ca. Los morivos que vibran, palpi¡ ran, incrcpaa, suplican y vivcn en su voz, brocan frescos y crisrianos de sus concacros coo la naturalcza. Con la misma esponcaneidad, con la misma cxpresi6n exuberance y frondosa de la vcgecaci6n tropical que penecra en sus sencidos, los capca y los domina, uansfundicndo en eUos cl accnco de nucstra cierra de la que cs tan natural, can propio como las moncaiias, los :irbo lcs, los rios y las rcgaros de su cocidiana y amada perspecciva.


Reseftas Bihliograficas de 1957

ROSA NIEVES, Cesarco: Aguinaldo lirico de la poesia puertorriquena. (te rccr volumen} . San Juan , Puerto Rico, Libreria Campos. Cesareo Rosa Nieves completa con este tercer volumcn su labor antol6g ica de las distintas gencraciones poeticas en Puerto Rico. iste tomo tcrcero con t iene scleccioncs de los postmodcrnistas Y los vanguardistas con SUS correspondientes notas biograficas, criticas, ob ras de autores y ambience bist6rico. Como los anterio res. el to mo va acom pafiado de un pr6logo que ofrece unos apuntes explicativos de! contenido d e la obra. ALZfNA. Ismael d' : Historia grtifica de Puerto Rico, I (primera epoca). San Juan, Ediciones Limitadas Cerni. Inc. En esta obra , inreg rada por 81 dibujos acompaiiados de sus correspondientes tex tos, Ismael d' Alzina prescnta un panorama de la evoluci6n hist6rica de Puerto Rico, dcsde la epoca prccolombina basta la conversion de la Isla en pane integrante de la monarquia espaiiola en 1811. FELICIANO MENDOZA, Ester: Coqu{. San Juan , Editorial del Departamento de lnstrucci6n Publica. Libro de cuentos y poemas infantilcs con ilustraciones ade- ¡ cuadas al texto. Ester Feliciano Mendoza escogc el paisaje puertorriqueiio para enclavar el universo poetico que forj6 para los niiios. Se destaca en la obra el amor a la Naturaleza y a los animales, recurso de la autora por despertar la sensibilidad de los pequeiios a la par que !es recrea el e.s piritu en la emoci6n de las cosas sencillas y hermosas. FONFRfAS, Ernesto Juan : Gu<isima, cuadros jibaros. San Juan, Editorial Club de La Prensa. Laminas rurales, cuadros anecd6ticos de la tierra puertorriquefia exprcsados con el rcalismo de! que ha scntido de cerca la cmoci6n de la vida campcra. El libro esta prologado por Alfonso Camin y contiene un glosario de palabras jibaras. CORRETJER. Juan Antonio: Yerba Bruja. San Juan, lmprenta Venezuela. , Actualiza el tema indio, no valifodosc de la narraci6n y la evocaci6n, sino vokandose como ramaz6n de vida que late intimamentc en su interior y retofia con un vigor nuevo en sus versos. Corretjer escogi6 la yerba bruja como titular para este poemario, por considerarla, "el mejor simbolo de la capacidad de! puertorriqueiio para sobrev1vir a las adversidades". Casi toda la poesia de! libro es un canto estremecido de amor. un canto nostalgico de libertad a la tierra puertorriqueiia. MORALES OTERO, Pablo: Recorriendo el camino. San Juan. Biblioteca de Autores Puertorriqueiios. En esta era mecanizada de la bomba at6mica y otras tecnologias, cuando se desintegra la personalidad del hombre, el Dr. Pablo Morales Otero ha creido oportuno escribir este libro para ayudar a las gentes a reafirmarse en el camino de la vida mediante el conocimiento de algunas condiciones necesarias para la higiene mental. Cree necesario asociar la ciencia a la fe religiosa para la consecuci6n de una humanidad mas fuerte y mejor. COSTA GOMEZ, Arturo : San Juan, ciudad fantastica de America (Poem as l 9 5 0 - 195 6) ; Pr6logo de Emilio S. Belaval. Barcelo na , Ediciones Rumbos.

Poesia modernista. dedicada a los smos bist6ricos y a la presencia de lo hispinico en la Isla. Se divide en las siguientcs partes: profesi6n de fe introspectiva, salutaci6n. poemas intramuros. responso lirico de la ciudad, i ob, j uventud panida ! Sus descripciones Hegan basta la bumanizaci6n de los objetos. en los que pcnetra con aguda intuici6n poetica. ALVAREZ Nl\ZARIO, Manuel: El arcaismo vulgar en el espaiiol de Puerto Rico. Mexico, Editorial Cultora. Obra presentada como tesis doctoral en la Facultad de Filosofia y Letras de la Universidad de Madrid. Expone el estudio de! arcaismo en Puerto Rico a traves de observaciones personales de! autor y de las ya expoestas por Ruben del Rosario. Augusto Malaret y Tomas Navarro Tomas. El autor analiza el material morfo16gico, fonetico, sintictico y lexico del babla popular y lo compara con los usos dialectales de otros paises de habla bispana, destacando aquellas caracteristicas mas sobresalientes de la fonetica insular. El libro contiene, introducci6n por el autor, notas explicativas e indice de palabras y frases. ROSA NIEVES, Cesareo : La lcimpara def faro (ensayos). San Juan. Editorial Club de la Prensa. La preocupaci6n constance de! Dr. Cesareo Rosa Nieves por exaltar los valores de lo puertorriqueiio sc manifiesta en estos ensayos que el au tor divide en tres secciones: La danza azul de tres razas, Hombres, Corazones y libros yAurora en los origenes. Integran estas secciones trabajos de investigaci6n sobre la musica popular en Puerto Rico y los bailes, asi como estudios cortos sobre distinguidas personalidades literarias de Puerto Rico. Termina con algunos trabajos sobre la poesia puertorriqueiia. P.ALEs MATOS, Luis: Poesia ( 1915 - 1956). Introducci6n por Federico¡ de Onis. San Juan, Ediciones de la Universidad de Puerto Rico. Con un objctivo estudio analitico de Federico de Onis sobre la labor poetica de Pales se integra esta obra en la que aparecen varios de los poemas negroides del autor junco a una selecci6n de sus poemas blancos enmarcados dentro del ultramodernismo. Poesia multiforme, abarcadora de distintos temas: el amor. el dolor, la naturaleza, etc., con tendencias postmodernistas y en los que la amargura y la ironia se asoman frecuentemnete. FONFRfAS, Ernesto Juan : Presencia jibara desde Manuel Alonso hasta don Fiorito (tesis de recepci6n ante la Academia Puertorriqueiia de la Lengua Espanola). Pr6logo de Aberto Maria Cerreiio. San Juan, Editorial Club de La Prensa. El autor traza en su obra la trayectoria que ban segu ido los escritores puertorriqueiios de temas rurales, partiendo desdc El jlbaro, de Manuel Alonso, hasta don Fiorito, personaje de su libro Conuersao en el barey. Completa de este modo la biografia de! jibaro expuesta a grandes rasgos en la obra arriba mencionada. FRANCO OPPENHEIMER, Felix : Jmagenes (prosas, decires, aforismos). San Juan, Editorial Yaurel. Libro de hondas inquietudes metafisicas y filos6ficas, de atisbos espiritualistas en que el autor expresa sus ideas sobre el dolor, la vida y el arte. Esta escrito con una seria actitud reflexiva de quicn se preocupa por los problemas trascendentales de! hombre y su tiempo.

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ROSA N IEVES, Cesareo: Siete camino.~ en tuna de suenos. San Juan, Biblioteca de ,Autores Puertorriqueii.os. Poemas de amor y de dolor, de afirmaci6o social y exaltaci6n del proletariado humilde, poemas del paisaje puertorriqueiio y otros temas, integran la obra del Dr. Cesareo Rosa Nieves que se cine a los posrulados de! ens ueiiismo. eligiendo cualquier forma que se ad apte a la esencia de la poesia. Hay uoa exuberancia de metaforas y de imageoes. acusaodo el estilo un marcado preciosismo. PAGAN, Juan Bautista : T eatro. San Juan. Editorial Clu b de La Prensa. Cootieoe cinco piezas de reatro : El rey destronado , E l circulo de tiza, El gallo de Esculapio, Angel y la libertadora. La primera obra respoode a acontecimientos q'!e el autor vivi6 en el li toral aguadillano. La segunda obra es una versi6n moderna de u n antiguo drama chino: la tercera, un drama basado en la muerte de Socrates : la cuarta, drama de familia en tees actos y la ulti ma. obra inspirada en un mornento en la vida de Manuela Saenz. con acci6n en Bogota, Colombia, en 1828. MUNOZ MELENDEZ, Miguel : Dos Luises. Ponce, Puerto Rico. Revista del Cafe. El autor recoge. en este volumen, dos ensayos biograficos sobre don Luis Munoz Rivera y don Luis Munoz Morales. escrito el primero en 1955 y el segundo en 1956. D el pr6cer de Barranquitas bace un est:odio enfocandolo como hombre y escritor. Y de Luis Munoz Morales, reproduce la biografia publicada en Quien es quien, de Conrado Asenjo, exaltando la personalidad del profesional y el maestro con estilo claro y preciso. LLORENS, Washington : Un intruso en el Jardin de Academo. San Juan, Editorial Club La Prensa. Ensayos en su mayoria criticos sobre conocidas obras literarias puertorriqueiias y estudios sobre la lengua. Con burnoristica expresi6n, la critica da Llorens se polariza mayormente bacia el leguaje de tales obras, condenando sus vicios y con particular insistencia, el USO de )os barbarismos, segun e) se expresa, "por un interes lingiiistico en la pureza del idioma." GIGANTE, Arturo: Ella, los muertos y yo. Pr6logo de Wilfredo Brascbi. San Juan. lmprenta Soltero. Cuentos que apuntalan hacia lo sobrenatural y misterioso coo ' betes romanticos y bumoristicos. Narrador que no ha asimilado las nuevas teodeocias del cuento, deja entrever en su estilo concision y sintesis periodistica. L6PEZ SURlA, Violeta: U nas cuantas estrellas en m1 cuarto. San J.uao, lmprenta Venezuela. Poesia que respoode a un devenir libre de conciencia, caracteristico de! sueiio. Las imagenes se asocian libremente y sin apareote significado. como en los brotes ooiricos. MfLOSZ, Czeslaw : El pem;amiento cautioo. Ediciones de la Torre, Universidad de Puerto Rico. Obra en la que se expone la ubicaci6n o reacci6n de los iotelectuales en el ambience de la democracia popular, escrita por un conocido escritor polaco que vivi6 bajo el regimen comunista y de cu ya experiencia sustrajo un conocimiento vital para conocer los conflictos sicol6 gicos de los intelect:oales frente a ta dictadura. del E stad o totalitario. C ontiene un prefacio de Karl Jaspers. HANSON PARKER, Earl : Transformaci6n : El moderno Puerto Rico ( traducci6n de! ingles po r Victorino P erez) Mexico Ed itor ial Intercontinental. E l au tor presenta la evoluci6 n econ6 mica de la Isla a craves de u n estudio realizado a base de impresio nes personales.

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H ace hincapie en el cambio de gobierno establecido en la Isla en 195 2. considerando al Estado L ib re Asociad o una form a de gobiern o precursora de la transfor maci6n econ6mia que se h a ido operando en la Isla. El lib ro contiene una intro· d ucci6 n de C heste r Bowles. n otas p reliminares d e R afael Pic6, ilustrac io nes de mapas d e P uerto Rico e ind icc a nalitico. V ICENS, Nimia : Canciones al m undo. (Cuaderno de Poesia numero 2 del Atenco Puertorriqueiio). Pr6logo de R icardo Gu116n . Sao Juan. lmprenta Venezuela. E l mundo in terior de la poc1isa sc diluye en una poesia mansa. soscgada. que revela sus suefios y sus emociones mas intimas en proyecci6n de esperanzas y de goces infinitos. Su sensibilid ad se con fundc a veces con la hermosura def pa isaje que penecra en el coraz6n de la poctisa en sacudida de rirmo. colo r y vibraci6n.

DAVILA, Jose A ntonio: M otivos de Tristan. (Cuaderno de P oesia numero 3 del Atenco Pucrtorriqueiio). San Juan. lmprenta Venezuela. La h istoria de un am or imposible, el tcma de la muerte Y una honda angustia metafisica, hallan cxpresi6n en esta poesia postmodernis ta de Jose Antonio Davila. Poesia, en la que el poeta v ierte la agonia de su propia alma juoto al dolor de su. cuerpo enfermo en fuga hacia la muerte. Et libro contiene un pr6logo de la doctora Adriana Ramos Mimoso.

MENDfN SABAT, Jose: La medicina moderna. Barcelona, Ediciones Rumbos. Tercer libro sobre la medicina que ha publicado el autor. Esta escrito con la intenci6n de orientar al hombre de hoy, victi· ma de la conmoci6n emocional a que lo precipita una epoca de grandes co'nflictos. Sefiala el modo de encarar las enfermedades. exponiendo los adefantos cientificos de ultima bora.

BARBOSA DE ROSARIO, Pilar: De Baldoriory a B arbosa. (volu· men V de "La obra de Jose Celso Barbosa"). San Juan. lmprenta Venezuela. La hija de! patricio puertorriquefio Jose Celso Barbosa ubica la persona)idad promine!\te de SU padre en la epoca deJ auto· nomismo puertorriquefio seiialando que, "Barbosa simbotiz6 la epoca en que vivi6 y fue yunque desde cl momento hist6rico en que recogi6 la Bandera Autonomista Pura ( 1897) . siguiendo la escuela doctrinaria de) integro Baldorioty". Contiene ia obra un apendice de documentos y un parentesis preliminar de la autora.

BARBOSA DE ROSARiO, Pilar: La comrsron autonomista de 1896 ; Hi'storia del autonomismo puertorriqueno: (Volumcn VI de "La obra de Jose Celso Barbosa") ; lmprenta Venezuela, San Juan, Puerto Rico, 195 7. Continuaci6n de! tomo :interior en la que se sigue la tra· yectoria politica de Jose Celso Barbosa a partir de la epoca de Baldorioty de Castro y Jose de Celis Aguilera. Consiene veintisiete cartas ineditas de los archivos particulares de Rossy. Gomez Brioso y Barbosa y otros documentos que reflejap el panorama politico en tiempos del pacto sagastino. E sta obra se public6 a raiz de haber cumplido 60 aii.os la Comisi6n Autonomista que demand6 ·ma yores libertades y derechos politicos · para el pueblo puertorriqueiio. Como en el tomo anterior, en la obra se incluye un parentesis preliminar. ASENCIO CAMACHO, Fernando: Problemas actuates de sociologfa medico def puertorriqueno. Grafi ca P anamericana de M exico.


Estudio medico-social de los problemas que surgen ordinariamente entre los profesionales y el p ueblo. No es un libro p ropiamente cientifico, sino r;nas bien una obra llena de h uma nismo sobre la vida actu al del p uerto rriqueiio y sus reacciones sico l6gicas·a nte la insegu ridad del momento que hoy le ha tocad o v ivi r. El libro contienc un p refacio de! autor. GUASP, Ignacio : Crc5nicas y l 05 srmtencias leues. Pr6logo de Emilio Delgado. San Juan. Cronicas y meditaciones de un cscrito r bumorista que en tono jocoso enfoca much os de los problemas serios que afectan. en particular, la cu ltura p uectorriqueiia. Cree q ue no somos todav ia un pueblo intcgrado culturalmcnte. y seiiala, que vamos en camino•de log rar el nivel de cultura de o tros paises hispanoamericanos. Su prosa es de cortl? periodistico. L a obra inclu ye un epilogo ilustrado. notas y scmblanz as sobre el autor. VIENT6S GAST6N, N ilita: lmpresiones de un uiaje. San Juan. Biblioteca de A utores Puertorriqueiios. Rccopilacio n de cronicas de v iaje publicadas originalmente en el diario E l Mundo. Son impresiones l'\!cogidas por la aurora en su recorrido por Francia. Espana e Italia. El libro esta prologado por Emilio M. Colon. PAGAN, Juan Bautista: Dionisos. San Juan, Biblioteca de Autores Puertorriqueiios. Coleccion d e ensayos en los que se enfocan los origenes del teatro en Grecia asi como el movimiento teaual de nucstros dias. La obra incluye unas con.s ideracioncs preliminares sobre el teatro primitivo o lo que el autor cree sea drama teatral de epocas remotas al referirse a las primeras manifestaciones del hombre en su danza ritual a los dioscs. Consta ademis, de una bibliografia adicional de los origenes del teatro, de una sintesis bistorica de! teatro en Puerto Rico y de anotaciones. DIAZ MONTERO, Anibal: La biblioteca encantada. San Juan, Editorial Club de la Prensa. C'uentos para nifios con dibujos aleg6ricos de Caiiadas Ramon. Por medio del protagonista cle cstos cuentos, Jose Luis, niiio alegre que gusta de la lectura, Diaz Montero adopta nna forma muy original de solazar a instruir a los niii.os, baciendoles vivir las lecturas animadas de Jose Luis en las libros de la biblioteca encantada, libros cuyos personajes cobran vida y dialogan con el pequeiio lector. Un poema de Carmen Alicia Cadilla, resumicndo el asu_nto de la obra sieve de introducci6n al libro. CARRERAS, Carlos N.: La sortija de agua; pr6logo de Elena Ayala de G arcia. San Juan, Editorial Baldricb. Poesia nco romantica, de variados temas y metrificaciones. El libro se divide en seis partes: La sortija de agua, Humo de pipa, V oces de/ paisaje, Ca/idoscopio, Las gauiotas de plata y Los siete candelabros. CARRERAS, Carlos N .: Hombres y mujeres de Puerto Rico. M exico, Editorial Ori6n. San Juan, Puerto Rico, 195 7. Libra destinado como texto para las Escuelas lntermedias del pais , de biografias adaptadas al lenguaje de la escuela por Carmen Alicia Cadilla de Ruibal y supervisadas por Antonio J. Colorado. Escrito con fines pedagogicos, contiene 18 biografias de personalidades puertorriqueiias con los retraces correspondientes a Cada biografiado.

CORR ETJER, Juan Antonio: • Distancias. (Imagen de Borin· quen 3). Por tada y viiietas de Jose_Antonio Torres Martino. Guaynabo, Puerto Rico. Canto a la pacria, escrito en la C arce! de la Princesa de San Juan. E l poeta sicnte la n ostalgia de la ausencia de la esposa Y de la rierra. expresando su inquietud en versos de vibrante estilo y en las que se agitan sus ansias de libertad y su amor a la patria. TODD, Roberto H ., hijo. Viajando por Europa. Pr6logo de Juan Diez de Andino. San Juan. Biblioteca de Aucores Puertorriqueiios. Recopilacion de cr6nicas de viajc publicadas con anterioridad en el Suplcmento Sabatino del periodico El Mundo. El autor habla de su recorrido par Andalucia, Cataluiia. Galicia, Asturias, Santander, Castilla la Vieja y la Nueva, Mallorca, Portugal, Italia y Francia. El auto r comunica a los lectores las impresiones perso nales rccogidas, ofreciendo un panorama de la vida y cNtumbres de cada pais y dejando ver su predileccion por Espaiia. la Madre Patria. GTNER DE LOS R fos, Gloria : Narraciones de Norreamerica. San Juan. Editorial del Deparramento de Instrucci6n Publica. Libro informativo sabre Estados Unidos. A lo largo de la travesia que realiza la aurora par rierras norteamericanas. va captando diferentes aspectos culturales, bist6ricos, sociales, pedag6gicos, recreati~os, etc . de Norteamerica con una minuciosidzd receptora que la ubica en la descripcion del deralle precise. El texto va acompaiiado de algunas ilustraciones y fotografias. QUINONES, Francisco Mariano: Apuntes para la hisroria de Puerto Rico. (tercera edicion) , Universidad de Puerto Rico. Ediciones del Instituto de Literarura Puertorriqueiia. Obra de gran valor document.al escrita por uno de los pr6ceres del 8 7 que sinrio el peso del gobierno arbitrario de! General Romualdo Palacios. enemigo del autono mismo puertorriqueiio. El autor bacc hincapie en la epoca de los componentes, cuando Palacios permitio atropellos brutales contra los que seguian la doctrina autonomista. LEDRU, Andre Pierre: Viaje a la Isla de Puerto R ico, ttaducido al castellano por Julio L. de Vizcarrondo. Prologo de Eugenio Fernandez Mendez. Universidad de Puerto Rico, Instituto de Literatura Puertorriqueiia. Nueva edicion de la relacion del viaje a . Puerto Rico, en el aiio l 797, de una comision de sabios franceses bajo la direccion del capitan Nicolas Baudin. Andre Pierre Ledru. uno de los naturalistas de la expedicion, expone en esta obra las investigaciones realizadas en Puerto Rico por el grupo y sus observ'!cion~s sobre el clima, suelo, poblacion, agricultura, comercio, catocter y costumbres de los b abitantes. El libro conriene introduccion, una aclaraci6n del traductor e indice analitico. LLOR~NS,

W ashington : El espanol en Puerto Rico 1J la deciocraua edici6n del diccionario de la Real Academia Espanola. San Juan, Editorial Club La Prensa. Estudio del espaiiol en Puerto Rico, salpicado con giros bumoristicos y satiricos. E l libr.s:i se divide en dos capitulos: Nuevas acepciones, neologismos· y barbarismos de uso corricnte en Puerto Rico, registrados en la Decimoctava Edici6n de! Die · cionario de la R eal Academ ia Espanola: Algunos ba rbarismos. neologismos y solecismos usados en Puerto Rico a espaldas de la Academia.

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DIEZ DE A NDINO, Juan : S ensac,ones Liricas. Barcelona . Ediciones Rum bos. • Poesia de fondo m od ernista -sobre becbos y cosas del diario acontecer y otros temas. EI libro contiene notas biog raficas sobre el autor, notas introdoctorias y un ensayo sobre el mode rnismo en la poesia. DIEZ DE A NDINO, Ju an : D esm enuzando h echos. Ba rcel ona. Ediciones R o mbos. R ecopilaci6n de una parte d e los trabajos publicados por el antor en los diarios El M u ndo. EI l mparcial y El Diario de Puerto Rico. Son ensayos en los q ue el a ntor vierte su opinion p ersonal con relaci6n a Jos aspectos politicos, economicos y socia les d e! pais duran te el periodo de 1956, h acieno hincapie en log rar que se mantenga inc6lume n uestra leng ua vernacula. En el libro tambien se inclu yen eoiia yos de apreciacio n literaria y una introduccion de! autor.

D lEZ DE ANDINO, Juan : Estampas en cobre. Barcelona, Ediciones Ru mbos. P oemas q ue signen el m ismo estilo qoe las del poemario S ensaciones lfricas y las mism as corrientes de la escuela modernista en la seleccio n e interpretaci6n de Ios temas. COLL - C UCHJ, Jose: La doctrina de America. Nueva York. S panish American Printing Co. E sta obra se co mpo oe de seis p artes q ue tratan de la virtud de la naturaleza humana y el perfeccio namiento de la civiliz aci6n, con conceptos adicionales so bre la educaci6 n de los pueblos y la paz ioternacional permanente. Conriene un proleg6meno, un pr6logo y una introducci6 n. DE J ESUS C ASTRO, Tomas: E sbo z os. ( Volumen II) -. Barcelona, Ediciones Rumbos. Trabajos d e critica literaria sobre obras puertorriqueii~s ya publicad os en la pmisa local. MORALES BLOUIN, E gla: C arne y Som bra. Nueva York. Las Americas Publishing Co mpany. Primer lib ro de versos de una poetisa puertorriq u ei'ia residente en N ueva York. Poesia realista. de acento atenuad o en una ex presi6n lirica de fina elaboraci6n y original estilo. C ORDERO, Virg ilio : Bataan y la m archa de la muerte. Madrid, Ediciones de Afrodisio A g uado, S. A. El autor, coronet del Ejercito d e los E. U. en Filipinas, en donde le sorprendi6 la guerra con el Jap6n, relata sus experiencias belicas Y la tragedia de su cau tiverio en tierra enemiga. C on t iene un estud io biografico sobre el au tor d el escritor puertorriquei'io Ignacio Guasp . M ELENDEZ, Conch a: Antologia de autores puertorriquen os, III , El C uento. Ediciones del gobierno. E stado Libre Asociado de Puerto Rico, 19 5 7 . EL CUENTO. Torno Ill de la Antologia de Autores Puertorri rriquei'ios. Selecci6 n y estudio por Concha Melendez. Notas bio-biblio g raficas po r J osefina del Toro. San Juan, Edicio nes del Gobierno d el E stado Li b re Asociado. L a d octora Concha M elende7. hace un estudio. a modo d e in troducci6 n . de la p rc ducc i6 n dcl cuento en P uerto Rico hasta 19 5 5. seiialando q ue el cuento isleii o sig ui6 en cl s iglo X IX las co rrien tes roman ticas y realis ras h as ta lo grar lucgo la forma mo-

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d ernista qu e lo incorpora co n p ro m incncia a la cuen tis t ica americana. El libro con tiene cuen tos d e M a llas Gonz ale7. Garcia, P ablo M o rales C abrera. Sa lvador Bra u . Mig uel M elendez Munoz . M ar ia C ad illa de M ar tinez, Alfredo Collado M ar tell , A n to nio O liver F rau . W ashin gto n Llorens. H u mber to P adro. A ngel M . Villam il. E nriq ue A . L aguerre. T omas Blanco, E milio S. Bela val. Abela rd o A lfa ro . J ose Lu is G o nzalez. Rene M a rq ues. Ma nuel dcl T o ro. J uan E nrique Colberg P et ro \·ich . Edwi n F ig ueroa. M a ria Te resa Serra no d e A ya la. Ped ro J ua n So to. Es ter Feliciano M endoza. Char les Rosa rio. H ecto r Ba rrera. J ose Lu is V ivas Mald o nado. Vi o leta Lopez Suria y L u is Quero Chiesa. Sc inclu yen ind ice general. indice de auto res c indice de t itul os. M ART fN. J ose Luis : Alejandro Tapia y S U poema La saraniada. U ni versidad de Pue r to R ico, Edicio ncs del Ateneo Uni versita rio . Ensayo q ue se d ict6 como con fc rencia en el A teneo P ucrto rriq uei'i o en 19 5 4 . Scg un el p ro loguista. Dr. Cesa reo Rosa Nieves. es un trabajo de ca lidad investigativa y de h o nd u ra anali tica sobre el poema L a Sataniada, de A lejandro T ap ia . J ose Luis Martin vierte u na ap rec iaci6 n m u y person al de la obra. desc ubriend o en ella valo res inad ver cidos por ocros cr iticos. COLL Y T OST E, Ca yetano : Puertorriquefi os ilustres. R ecopilaci6 n de Isabel Cuchi-Coll. N ueva York, Las Americas P ublishing , Com pan y . Biografias· de puer torriquei'ios ilustres desglosadas del Boletin Hist6 rico de P uerto Rico. de! Dr. Cayetano Coll y Tos te y re copiladas por Isabel Cuchi-Coll. A causa de la muerte del Or. Coll y Toste quien n o pudo term inar su obra, no aparccen en esta edici6n todos los p uertorriquei'ios q ue se ban distinguido en Puerto Rico en los distintos aspectos de la cul t ura. No obstan te. es una obra abarcadora de su epoca. El libro contiene un ensayo de don Adolfo de Hostos sobre la vida y las obras del Dr. Coll y Toste, una introducci6n de Isabel C uch i-Coll y un prefacio del autor. PEREZ GALDOS, Benito: Miau. Edici6n, estudio p reliminar (289 p.iginas) y bibliografia por Ricardo Gull6n. Con ocho ilustraciones. Madrid. Revis ta de Occidente, Ediciones de la Universidad de Puerto Rico. La p rimera edici6n de M iau tiene fecha d e 18 8 8. "En esta novela sei'iala Gull6n en su estudio "estan imbricados tem as fundamentales de G ald6s: la burocracia, el afan d e figurar. el amor, los sueiios y el mundo de la infancia . . . . E n Miau todo es acendradamente galdosiano : el analisis y la superaci6n d e la realidad ; el tema principal y los temas adyacentes: Jos personajes y el medio . . .. " ORTEGA Y GASSET, Jose : Meditaciones del Quijote. Con una lntroducci6n, un Comentario ( 23 2 paginas) y una N ota final de Julian Marias. Madrid, Revista d e Occidente, E diciones de la Universidad de Pue;to Rico. E s ta nueva edici6n del prime r libro publicado por Ortega reproduce el texto de la primera ( l 9 14) , conser~ando la paginaci6n original. Tambien reproduce en facsimil su portada y con traportada. P untu aliza Julian Macias que su g losa a la obra ··no es un comentario erudito", y que "solo interesa en el lo que es impo rtante para la co mpretlsi6n de! libro. y especialmente para su com p rensi6 n fi los6fica. " CRUZ MONCL<W/\, Lidio : Hist oria de Puert o Rico (S1 glo X I X) Torno II, prime ra (1 8 68-18 74 ) y segunda parte ( 1875 -


1885). Univcrsidad de Puerto Rico. Editorial Universitaria. Este segundo tomo de la Historia de nuestro siglo diecinueve que viene publicando Cruz Monclova. esti distribuida en dos vohimenes correspondientes a su primera y Sl!gunda parte, p-:ro con paginacion corrida. La segunda parte va seguida de dieciseis apendices integrados en su mayor parte por documentos de tipo politico. y de u n indice general. Siguiendo la pauta utili zada en el p rimer tomo. la division en capitulos esta determinada por los cambios de gobicrno habidos en Espana: a cada gobierno corresponde un capirulo. Los capitulos a su vez se subdividen en partes dcd icad;is a la gestion gubcrnativa de los capicanes generates correspondicntes a cada gobierno pen insular .

Historia documental de Puerto Rico. Vol. II : El juicio de rcsidencia, modt!rador dcmocrcitico. Santander. A ldus S . A .. Artcs Graficas. Este segundo t omo de la Hisroria documental de Puerto Rico esta dedicado al juicio de residencia y comprende los documentos de! que se le siguio al licenciado Sancho Velazquez. La seccion documen ral esta dividida en d os parccs: a la primera corrcsponden los documentos de la pesquisa secreta, y a la segunda los de la reside ncia p ublica. Esros documentos van p rcccdidos de un esrudio interpretativo sobrc cl j1.oicio de residencia en el coal el autor inse rta una copia facsimilar de los capitulos de corregidores, pro· mulgados en Sevilla en 15 00. y tambien un catalogo de los gobernaaores y capitanes generates de Puerto Rico de los siglos XVI a XVIII. A cada nombre sigue el contenido esencial de su respectivo titulo. en los casos en que se conocen estos. Ademas del indice gene.raJ la obra cuenta con U!l indice de nombres y otro de lugares. MURGA SANZ, Vicente:

SILVA, Ana Margarita: El jibaro en la lireratura de Puerto Rico comparado con el campesino de Espana e Hispanoamerica: segunda edici6n. con una introducci6n de la aurora y pr6logo de Miguel Melendez Munoz. San Juan. lmprenta Venezuela. La primera edicion de esta obra. publicada en 1945 , fue premiada por el Instituto de Literatura PU"ertorriquena. Despues de discutir el origen de! vocablo jibaro, la autora siempre con referencias a 11uestra literatura trata sobre la etnologia, idioma, estado social. psicologia, cultura, tradiciones y vivienda de nuestra poblacion campesina. El capitulo X esta dedicado a

los p rincipa les autores de la htcrarura sob re el tcma )' el Xl al pocta criollo Virgilio Davila. Trae • obra un epilogo, indicc bibliogr.ifico e indice de materias. BALSEIRO, Jose A . : Saudades de Puerro Rico. La Pureza Cau tiua. Madrid, Ediciones Aguilar. S. A. Incluye este ema los poemarios Saudades de Puerto Rico Y La pureza cautiua. En el primcro, que prologa Manuel Garcia Blanco el poera le canta a su patria evocando su paisaje luminoso. s us rios, su flora y sus varones ilusrres. La pureza cautiua, con p rologo de A lfonso Reyes. se compone mayormentc d e romances y sonetos en que p redominan los temas de P uerto Rico y Castilla. CRONICAS DE PUERTO RICO ( 1493-1797) ( 18091955). tomos I y II de la Antologia de Autores Puertorriquenos. Seleccion . introduccion y notas de Eugenio Fernan dez Mendez. Sa n Juan. Edicioncs del Gobierno de! E stado Libre Asociado. C o n cstos vol umencs inicia el Gobierno de Puerto Rico la publicaci6n de una Antologia destinada a recoger y a d ifu nd ir "lo mas selecto de la produccion intelectua\" puertorriqueiia. El primer tomo va precedido de una nota· preliminar de Samuel R. Q uinones, y reproduce en su totalidad o fragmen tariamente descripcioncs y cr6nicas sobre Puerto Rico de Fray Ramon Pane. Gonzalo Fernandez. de Oviedo, Presbitero J uan Ponce de Leon. Capellan John Layfield, Obispo Lopez de Haro, Canonigo Torres Vargas. Carlos de Siguenza y Gongora. Mariscal de Campo do~ Alejandro O'Reilly, Fernando Miyares Gonzalez, Fray liiigo Abbad y Lasierra y Andre Pierre Ledru. Inserra ademas algunas actas del Cabildo municipal de San Juan (siglo XVIII). una Real Cedula de 1 778 y fraginenros de las Cr6nicas de Michoad.n. El segundo tom o contiene memoriales, articulos o discursos. de! Alcalde ordina rio don Pedro Irizarry, Pedro Tomas de Cordoba, Dario de Ormaecbea, Manuel Alonso. Alejandro Tapia Y Rivera Jose Ramon Abbad, Francisco del Valle Atiles. Angel Rivero, Jose G. de! Valle, Antonio S. Pedreira. Tomas Blanco. Eugenio Fernandez Mendez, y Luis Munoz Marin. Cada tom o incluye 26 ilustraciones, indice de las mismas. indice anali t ico c in~ice general.

L as presen w; no tas bib Iiograficas han sido preparadas por la senorita J osefina G uevara Castaneira. Las de nuestro primer numero <Octubre- D iciembre 1959) fueron prcparadas por la doctora Mon clisa Lin a Perez March and.

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