Revista Puertorriqueña (1 abr. 1888)

Page 1



EL

CAMPESINO

PUERTORRIQUEÑO.*

SUS CONDICIONES FÍSICAS, CAUSAS

QUE

LAS

INTELECTUALES

DETERMINAN

Y

Y MORALES,

MEDIOS

PARA

! MEJORARLAS.

(CONTINUACIÓN).

- MEDIOS PARA MEJORAR F LAS CONDICIONES FÍSICAS DEL CAMPESINO.

“El niño es el padre del hombre,” ha dicho Wordsworth; el niño es por tanto el terreno donde nuestra

labor deberá actuar para

que sea fructífera,

pues como

dice Fonssagrives: “el terreno está vírgen, la tabla está lisa y la higiene puede labrar en ella, con entera libertad, su programa de educación. El niño es, entre sus manos, la materia de lo factible; es el pedazo de mármol de

la fábula, del que saldrá una estátua viva,

her-

_mosa de formas, armoniosa de proporciones, en la que todo estará colocado y dispuesto para el vigor y la longevidad,

e * mo

ó bien una obra disforme, defectuosa,

Esta obra ns Certámen

el Po

del Atenen

sin be—

to de s sección A

Puertorriqueño

propues

wado

ele data de

1


REVISTA PUERTORRIQUEÑA.

>»

526

lleza, sin porvenir y sin duración.” rrafo explica por qué

1

Este hermoso pá-

es la escuela el fundamento más

importante de cuanto nos es dado hacer para mejo rar las Z

condiciones físicas de la población rural puertorriqueña, porque la fuerza, como antes indicamos, las medidas que tendiesen á obligar al jíbaro 4 mejorar su alimentación y sus hábitos malsanos serían un absurdo; y la persua-

sión

tampoco podría

ejercerse sino acaso

muy imper-

fectamente sobre un grupo de séres no preparados para sacar provecho de una propaganda conducente 4

esos fines.

|

Hemos de ampararnos, pues, de la educación, y confiar en el porvenir sirviéndonos de enseñanza el 1

pasado,

cuyas consecuencias tocamos no sólo nosotros,

sino pueblos que exceden en adelante al nuestro.

Higie-

nista tan eminente como el ya citado Arnould nos lo dice

respecto de Francia:

“La ignorancia de las primeras no-

ciones de higiene, la pureza y multiplicidad de las preocupaciones

y supersticiones

más

groseras,

constituyen

en

verdad una razón por la cual los campesinos no evitan muchas plagas que sólo tratan de eliminar únicamente

cuando han invadido el grupo.

Nuestros pueblos y|al-

deas están siempre dominados por los vendedores ¡ de amuletos contra el trueno, el rayo y la calentura, por los curanderos y farsantes de todo género; creen que las costras que aparecen en la cabeza de los niños les sirven de protección, que los piojos son necesarios. para la salud, etc.” ¿Qué es todo este cúmulo de creencias, si no el resultado de un ignorantismo de que no puéde ser culpable la generación actual? ¿Qué si no consecuencia legítima de análogo ignorantismo en que ha vivido hasta el dia nuestro Jíbaro,

dencia física que hemos indicado?

siglo ha

ciencia

roto con todas

en

Por fortuna nuestro

las rutinas, y amparado por la

busca el bien social

educación;

es el estado de deta-

nuestro país

de todas las clases. en la mismo

hemos logrado;

aumento de escuelas en estos últimos años,

lo cual

el

O

/


EL CAMPESINO PUERTORRIQUEÑO. sido dar un paso trascendental

lo

$29

en la senda del progre-

so, por mucho que dichos establecimientos de enseñanza

no satisfagan de una manera cumplida las exigencias de un programa completo de educación. 7

El remedio, no es permitido dudarlo, es la escuela; pero ésta debe reunir ciertas condiciones para que sirva

á su objeto como es debido.

“El niño (decía el doctor

Remolar, catedrático de higiene de la Universidad de Valladolid, prematuramente perdido para la ciencia),

desde que tiene seis años hasta los doce, trece ó catorce, pasa muchas horas de cada dia en la escuela prima-

ria; ¿cuál no será, pues, la influencia que sobre él ejerza

la escuela, según que su construcción, su mobiliario y la organización de la enseñanza se ajusten ó no á los preceptos de la higiene?”. | | Refiriéndose á'la ignoráncia del campesino francés exclama Arnould: “Hay en este estado de cosas, si . no un remedio inmediato, por lo ménos una garantia de mejoramiento

progresivo é indefinido

en la

escuela

de instrucción primaria con la enzeñanza gratuita, obligatorta y (digámoslo únicamente en nombre de la higiene) láica. Para esto es preciso que la escuela realice dos. condiciones:

1”, que

recta, escrupulosamente

produzca una instrucción sólida,

respetuosa de la verdad, en la

cual las nociones de higiene se asocien á las lecciones . de cosas y hechos (sobre todo agrícultura é higiene rural; 2*, que sea un ejemplo y una aplicación patente de la higiene.” -

Pero

mientras que

la educación realice ¡su obra,

¿hemos de abandonar al campesino á su propio instinto?

No; todos los medios racionales capaces de hacer penetrar en la familia jíbara costumbres dl ¡apropia-

das á las conveniencias

de susalud,

Quisiéramos escuelas de adultos,

deben adoptarse.

á ser posible, en cada

barrio rural. Con perseverante solicitud llevaríamos al ánimo del campesino las nociones de cuanto le fuese útil conocer; entre otras cosas la conveniencia que le


528

4! | q

REVISTA PUERTORRIQUEÑA.

reportaría

el aposentarse

mejor,

da, bien situada, de más número limpia, enla que no le sirviera

|

en casa más

abriga-

de compartimieñ OS, al propio tiempo sy

dormitorio, de depósito de frutos. Ca Ilustrarles, aprovechando todos los recursos para, hacerles comprender las ventajas de vestirse mejor, de

calzarse, es,

no solamente trabajar en beneficio de ésas

pobres gentes, sino también contribuir al desarrollo de nuestra cultura en general; que “el traje, como la arquitectura de un país, permite juzgar del estado S fial de sus habitantes.” EN Bien aponsentado y bien vestido el jíbaro, necesitaría además sustituir su actual alimentación por otra má reparadora. En Europa la alimentación, casi en todos campos, esesencialmente vegetal, pero lo ella la grasa para compensar en parte la falta de carne sin embargo, recordamos que en unas notas sobre la higigne

provincial de León, escritas por el Dr. García Ponce, ES mos leido lo siguiente: “Muchas, muchísimas aldeas de esta provincia tienen por única base de alimentación

general un

pan

mal

amasado,

mal

negra de centeno, y algunas patatas

desprecian

importantes.

en los mercados

Muchas aldeas

pan se come, Como

cocido,

de

harina

y verduras.

de otros pueblos algo

hay donde ni aún el

y este se sustituye por patatas

que|se

más mal

y coles.”

se vé, el problema de la “alimentación insuficién-

te no es nuestro solo, pero como el nuestro es| el que nos importa estudiar en estos momentos, á él ños

referimos, insistiendo en dejar sentado

que la alimén-

tación en los campos de Puerto Rico es casi exclusi var

mente vegetal común.

Mucho

y de

escaso :

poder nutritivo >

por ¡do h

ganaría el jibaro si prefiriese la carnetal

bacalao; si asociase al arroz y mejor al maiz, ya que no

siempre la carne fresca, por lo ménos un poco de tocinp;

di

:9 E a

z

PE

si en lugar del pescado salado y el bacalao que á veces . consume de mala calidad, optase por el tasajo, de todos. |

.


eme

EL CAMPESINO PUERTORRIQUEÑO,

modos algo más nutritivo, precio cómodo.

.

|

|

529.

y que puede adquirir á un

“El ideal de la alimentación encontrar para cada dia una

sería, segun Armould, mezcla de sustancias

alimenticias tal que, con la menor cantidad de cada una,

el cuerpo recibiese todo lo más completamente y en el más completo equilibrio todos los materiales de res-

titución, sin fatiga para el estómago y sin pérdida económica.” Cuán lejos está de este ideal' la alimentación de nuestros jíbaros! Si alguno come lo bastante para restituir sus fuerzas, es á beneficio voluminosa que fatiga el estómago

al hábito. -

Compárese con la

de

un

la alimentación robusto

de una alimentación y que tolera gracias

de - nuestro

agricultor

próximamente como sigue:

lorenés,

labriego

constituida

|

Albumina. — Grasa. Hidrocarbonados, Paris. ... 1,250 grms.

103

E

5$1

125 grms. _

2

118

de

betas | 5. ' 290 545.

5

e

go

60 grms.

20

-14

20

Total...

130

132

601

Tocino.... . Legumbres? Queso..... -.

Además medio litro de vino ligero. No hay punto de comparación. Ellabrador puertorriqueño acaso no tenga necesidad de una ración alimenticia tal; por su orígen y porel clima que habita no tiene que satisfacer exigencias orgánicas imperiosas; pero no puede negarse que su alimento ac-

tual es insuficiente, y le convendría, y fácilmente lo podría conseguir, adoptar una fórmula alimenticia me-


q

E

$30

REVISTA PUERTORRIQUEÑA.

jor acomodada á las necesidades diciones del trabajo.

0]

3 TÍ E

nutritivas y á las cón- :

Y no es solamente del interés exclusivo del Jíbaro el alimentarse mejor, sino que á la soc iedad: toda. le

importa que así sea, porque un trabajador que se alimenta mal ha

es

de buscar

un alimento nervino,

no puede proporcionarle

fatalmente en el alcohol,

las

fuerzas

y

que

energias

que

una alimentación insuficiente

y de esta inclinación se va fácilmente al vicio con todas sus terrible

s consecuencias. Supongamos que, comprendida esta necesi NR dad, ¡se quisiera encontrar una ración alimenticia conveniente ó por lo ménos muy cercana de la esnvenien cia. ¿Como se formularia?

E

Sin creer que vamos á darla solución defi nitiva del problema, nosotros propondriamos una bajo las hases siguientes:

| Albumina. — Grasa, acond: Maiz....... Arroz..... Habichuelas

180 grms. 125 grms. go grms.

14.40 6.25 20.2 5

Carne de ma- ' 125 grms.

21.87

Sy ' 500 grms. Tocino..... 7 grms.

10.00 00.12

Queso. ......

Grasa......

3o grms.

9.75

9.00 00.87 1.80

5.00. 00.00 9.00 10.08

131.40 105.62 48.60

00.00 60.001 00.00 7.301

30 grms.

00.00

30.00

00.00]

Total....

82.64

65.75

352.92.

| 1

Esta fórmula, como se vé, no dista

mucho

en sus


4

EL CAMPESINO PUERTORRIQUEÑO.

proporciones de la de Moleschott, de que hablamos en -los comienzos de este estudio: "ALBÚMINA.

130 grms.

|

GRASA.

HIDROCARBONADOS.

400 grms.

84 grms.

Y aún se acerca más á la Voit, quien quisiera que cada comida suministrase al obrero: HIDROCARBONADOS.

ALBÚMINA.

GRASA.

59 grms.

34 grms.

160 grms.

Adviértase que no es un arreglo caprichoso el que

preside á la combinación que á título de En primer lugar todas proponemos.

elegidas son del

gusto

del Jíbaro

preparar un guiso ó rancho

son aficionados

una de tantas las sustancias

y con ellas

aceptable,

puede:

y á los. cuales

los campesinos; además, todas 'están al

alcance de los recursos del labriego, como se deduce. del precio de la ración que no es exorbitante, aún ha-

biéndolo calculado á tipo alzado y como aquellas sustancias al por menor: |

se adquieren

6 onzas de harina de maíz cuestan.

14 centavos

deratrodi. Ln

4300

3

a 1

Y

13“.

1

“o

Less

1%

pS

1%

ES

de Carne. .ooocotorccocoo. delegumbres..... Date

21% 3

E e

14: qiis de queso...

2

de

14

>

dehabichuelas........... detocino.....

A

do

o fóma o. cs demantecan ¿nl

Total......

A

13% centavos

Si por habitar los campesinos lejos de las poblacio-

a


> AER

domésticos con que suplirla.

z e A la suma que hemos obtenido co mo precio de la ración, habría que añadir

el valor de la sal y otros acce-' sorios de la preparación; pero muchos de los condimentos puede cultivarlos nuestro camp sustancias principales—legumbesino, y aún las mismas cesidades de la casa, podría res, maiz—para las netrabajo, sin perjudicarse en obtenerlas con su propio el que verifica 4 jornal. rOSOS si imitase la costumbre, seguida en algunas comarcas españolas, de criar un cerdo para sacrificárlo y guardar lo necesario para el consum Por lo que atañe al Gobierno o de la familia, , tócale papel esencial en: la resolución del prob lema que analizamos, suprimiendo ó reduciendo los arbitrios sobre los artfculos de consumo de primera necesi | “Entre todos los impuestos dad. que tie ne la N ación, el de consumos-—como dice muy bien el Dr. Hernández Iglesias en su discurso leido en la So Higie (1)ne —de, be ser por lo menos reducido. ciedad de En búen hora que la industria,

el arte y

la ciencia contribuyan equitativamente á levant ar las cargas del Estado ; pero en los artículos que el hombre consume para alimen: tarse, por lo me nos en aquell necesidad, no parece natura os que son de absoluta ] ni razonable exigir impuesto alguno,” ;

po “Si la industria, la ciencia ó el arte han contribui:

pagado al comprar el artícu lo industrial más el importe de la contribución; pero como el comercio es industria que rinde producto al ramo, por razón de esos

O

(0) Notas sobre la higiene provin cial de León.

4

-

E

A

I

,

En

Dl

A

A

SA

: A PAR


EL CAMPESINO PUERTORRIQUEÑO,

$

rendimientos es claro que debe contribuir;

mas el con-

_ Sumidor, el viviente que come, ¿qué cobra por haber comido? ¿No ha pagado, al comprar su comestible, el precio natal de éste y los recargos derivados de las, contribuciones? Pues así como el hombre no paga, ni pagar debe impuesto alguno por la ropa que compra para

su uso,

así es

antisocial

pagar contribución

por comer. Esto equivale 4 decir al hombre que no tiene derecho para morir,” puesto que el suicidio es un crímen justísimamente reprobado, y disputarle el dere-

cho de la vida;

porque no se puede vivir sin comer,

y-

por comer no sólo hay que pagar el alto preció que de dia en dia toman los alimentos, sino un impuesto de consumos,

impuesto verdadero

en toda la extensión de

la palabra.” e En Puerto Rico, la carne, por ejemplo, alimentó tan necesario y tan útil, estaría barata como en ninguna parte. Porcircunstancias favorables del suelo, desdela primera introducción de ganado en la isla hasta la fecha, ¿sté _ ha prosperado de modo tal, que hemos podido surtir 4 otros pueblos vecinos; cesó la exportación, coincidiendo con la baja de precios del azúcar y la consiguiente conversión de algunas haciendas en hatos; cón esto bajó el precio del ganado considerablemente, no obstante lo cual en casi todas las carnicerías de la isla se vende cara la carne, gracias á los excesivos recargos munici-. pales que pesan sobre este artículo. Si sobre él no pesase tan enorme contribución, y se suprimiesen todos aquellos procedimientos que obstaculizan la matanza y favorecen las combinaciones de los especuladores en perjuicidel o consumidor, de seguro que la carne estaría en Puerto Rico al alcance de las fortuñas más fé-

ducidas,

porque no habiendo otro medio,

como no

le

hay, de consumir el ganado, sino llevándole al matadero, la abundancia abarataría el producto favorecién-

dose por este medio . la mejor alimentación del campesino.

:


sm.

- REVISTA PUERTORRIQUEÑA,

En la fórmula propuesta se nota la ausencia del pan de trigo, omisión que hemos cometido exprofeso para hacer más accesible al pobre

dicha ración alimen-

ticia; pues por lo demás estamos convencidos de que al Jíbarb le gusta el pan y lo adquiere cada vez que sus * recursos se lo permiten, siquiera no sea de buena calidad; de modo que, á poco que los derechos fiscales se modificasen, la introducción de la harina de trigo aumentaría, y se podría comer en Puerto Rico pan fabricado con harinas americanas á un precio compatible . con todas las fortunas.

.

Pero, en fin, le hemos sustituido con el maiz, cereal

que el jíbaro podría consumir chando la preocupación de que cantidad proporcionada, sano y ocasionar perjuicios á la salud,

tuyendo

un alimento exclusivo.

en más cantidad, desees caliente. El maíz, en bien maduro, no puede sobre todo no consti-

ca

En la ración que venimos analizando hemos mezclado verduras y legumbres, abrazando en estos nombres

todas esas sustancias

que el jíbaro tiene tan á mano

nuestros campos—plátanos,

tañas,

etc.,—y

ñames, papas, habas,

haciendo un cálculo aproximado

en

Casde su

composición. (Como complemento á la ración, añádase alguna fruta y un poco de café con leche, qué es una excelente bebida; bajo tal régimen, no dudamos que el campesino puertorriqueño cambiaría de ¡aspecto.

SA

Seguramente que alguien habrá sonreido con desconsuelo cuando hemos dicho que el jíbaro podrá cul-

tivar en un huertecillo alrededorde su casa muchas de las

sustancias que hemos indicado, así como criar

el cerdo,

etc., y habrá pensado: “todo eso que no entra en los hábitos del campesino, es imposible que lo adopte, por:

que las contribuciones acabarian con él.” cia

tenemos

deseariamos

que

tomar

en

cuenta

ver desaparecer toda

esa clase de productos,

esa

Por desgra-

circustaneia;

contribución

sobre

á no ser que fuese tan leve


EL CAMPESINO PUERTORRIQUEÑO. que en

- pesino.

García

nada

aminorase la

buena

535

voluntad

del

cam-

Estamos perfectamente de acuerdo con el Dr.

Ponce, cuando

en el antes citado trabajo dice:

“Suben á tal punto las cargas que pesan sobre la Agricultura, la heredad y la Industria, que no sólo matan

á ésta y al estímulo del trabajo,

sino que aniquilan

á la

sociedad. Si noes posible gobernar sin contribuciones, con tantas puede llegar el dia en que no haya á quien gobernar. La Nación debe enriquecerse con las economías del Tesoro, y no con las cargas del contri-. buyente que necesita del fruto de su trabajo para la conservación de su vida y salud, fuente de riqueza y poderío de los pueblos.” 0

as E

Estúdiese con deseo de acierto por la Administra-

ción este asunto,

y se verá cómo es

posible descargar

de ciertas contribuciones al pobre labrador.

El catastro,

hecho debidamente, acaso descubriría riqueza imponible suficiente para sustituir la tributación que gravita sobre los infelices que no pueden mantener fuera del alcance del ojo fiscal su escasa propiedad. | Con

el auxilio del gobierno, como

hemos

dicho, y

muy especialmente con el impulso de la enseñanza, el _ problema de la regeneración de la familia rural borin- queña no parece tan difícil de resolver. La instrucción del campesino, elevándole en el concepto de sí propio, le predispondrá 4 adoptar mejores costumbres, y la higiene le enseñará que debe ser sóbrio en las bebidas alcohólicas y aún desechar aquellas cuya pureza no esté garantida, porque en la cuestión del alcohol mo sólo hay que temer los excesos, sino también la calidad de la bebida. : | En el aprendizaje de la higiene encontrará que los placeres del amor deben ser satisfechos sin desenfreno, y comprenderá que las uniones entre parientes son disparates en perjuicio de la prole, que á menudo nace enferma; la consanguinidad, que no es un obstáculo en nuestros campos para las uniones legítimas € ilegíti-

| :


e

— REVISTA PUERTORRIOUEÑA.

mas, es sin duda alguña un mal grave que fi05 importa cortar, 'por el bien de la descendencia. aL Tódo esto,

bien lo sabeíós, es

obra larga;

pero

no nos desanimemos para caer en él mismo vicio que criticamos en el campesino, en esa imprevisión y egoi smo qué le inducen á no sembrar lo qúe no pueda él. mism o cosechar y pronto; sembremos y qué recojan las géne raciones venideras. o La gimnasia en la'escuela es necesaria para dala

obrá

qué aconsejamos;

el profesor, sin

ser

gimnasta

, puede á poca costa hacér que sus discípulos sé desatro-

llen física 4 la par que intelectualmente. Aparte; de esto, los ayuntamientos podrían instituir certámén es públicos de gimnasia, como se verifican exámenes jara conocer el adelanto intelectual de los niños,

asignar

y también

premios á la' familia jíbara que presentase!hi-

ños más robustos y sanos. | La propagación de la vacuna para alejar

demiasde viruela;

la construcción de canales,

p las ¿pr los

agúes, las plantaciones de árboles, la desecación de;¡l¡esos pañtanóos para acabar con el paludismo. Una legigla-

ción sanitaria, de que' hoy carecemos, para evita r¡los desastres de la alimentación malsana, y que prot egigse

á los jíbaros contra la codicia de los mercaderes poco éscrupulosos en vender comestibles capaces de alter ar, salud. Reglamentar las industrias mal sanas, sujetand la o

á

un plan higiénico la construcción de mataderos,

hospitales, cementerios, etc.; regular el uso de las corrient es

de agua; dar protección á los niños, hé aquí una série medidas que son un deber de toda sabia adminístir ¡de ación.

Higiene

y medidas de

protección administrati

va; instrucción y estímulo por medio de fecompensas; tal es el modo de llegar á algo positivo. No pedimos una obra de titanes, es sencillamente un plah raciohal que al cabo ha de traducirse en beneficio para el mismo gobiérno qué recogérá el fruto, en el atimento de la producción imponible, que necesaridménte debe segu ir .

hd


_ EL CAMPESINO PUERTORRIQUEÑO. á la robustez y salud de los productores; la obra fuese más árdua no desistiríamos

y) pero aunque de pedir que

se llevase 4 cabo en bien de una sociedad que está pi-

diendo reformas para ostentarse tal como debe ser. ¿Exige algún sacrificio el. agregar á la enseñanza el aprendizaje de la higiene? ¿Acaso el aumento de escuelas no coincide en las naciones cultas con su en-

graptlecimiento?

La

protección de' una

clase igno-

rante, ¿no es un deber administrativo? Los premios, las obras de saneamiento del suelo,la gimnasia,. ¿copsumirán de peor manera el dinero que otras obras que se emprenden cada dia sin justificada utilidad? - Los

remedios que hemos

propuesto bajo

una for-

ma elemental no son difíciles de llevar 4 la práctica; si no se continúa esperando el remedio del cielo. y se

empieza la obra, los resultados no. tardarán tanto en, obtenerse como podríamos figurarnos. Decididamen-.

te ya es tiempo de pensar en el mejoramiento de una, clase importante de la sociedad puertorriqueña, y dejar. de lado las lamentaciones y recriminaciones inútiles.

que

no

mejoran

nada

y acaso culpan indirectamente

á algunos de los que más descontentos se muestran con:

la decadencia. de un hombre inculto, que hasta aquí ha. vivido sin otra guia que,su propio instinto. : (Continuará).

Francisco DEL VALLE ÁTILES.


LAS “RIMAS NUEVAS” DE CARDUCCI. (+) AN !

El tiene

nombre

:

de Leopardi, que tanta

en la literatura italiana,

ha hecho

importancia su camino! en

Francia. Recientemente ha recompensado la Academia Francesa al traductor de las poesías del e vate. Es preciso que Carducci también se abra ¡camino. e Italia se conmueve cada vez que este gran á la estampa una de sus admirables composiciones,Poet da mientras que en Francia permanece casi ignorado -en absoluto. Desde hace algunos años, Carducci ha emprtendido la reimpresión de sus obras en una edición definitiva. En estos dias ha aparecido uno de esos vdlú- . menes que contiene varias poesías inéditas. La apárición

de las Rimas nuevas

(FRime nuove)

es el gran

acontecimiento literario reciente en Italia NALES

Esas

aa

Carducci es catedrático de literatura

Universidad de Bolonia,

ada

..

.

0...

O

CES

.n.oo

e.

ed

e

en la célebre

como lo era hace veinte años,

Es un admirable ejemplo el de la unidad

a

y senci—

(1)

Gíosué Carducci, el gran poeta y literato italiano, á quienes alguno$ llaman el Víctor Hugo de la patria del Dante este motivo el crítico francés Roger Allon, ha publicado sus nuevas rimas; y con : , res'del profesor de Literatura de la Unive uno de los más entusiastas admiradorsidad de Bolonia, acaba de dar á luz un

curioso estudio, del cual se han extractado estos párrafos, e

.


LAS «RIMAS NUEVAS” DE CARDÚCCL.

$

+

llez. de su existencia. Vive como ha vivido siempre, en su enseñanza, rodeado de sus discípulos íntimos y

de losamigos

que sienten hácia su genio

verdadera

- devoción. Nadie ha tenido como él tan grandes audacias en la forma y en el fondo de sus pensamientos. En estos últimos versos se le halla con la nota melancólica más acentuada, pero su atrabiliarismo no se

_ parece al de Leopardi,

vecino siempre

de la desespe-

ración que se abandona, que cede, que se entrega. La melancolía de Carducci es altiva y fiera, y demuestra la superioridad del alma humana enfrente y en medio

de

las contrariedades

de

las cosas

opresión y tiranía de las circunstancias.

Ahora póstuma

que se anuncia de Víctor Hugo,

la aparición de titulada Toda

y

de la

una

obra

la Lira, bien

podria decirse que es el título espléndido que cuadraría perfectamente á los libros del vate boloñés, que posee

todas las elegancias de estilo del génio francés unidas 4 todas las seducciones de una incomparable energía. He aquí algunos trozos y pensamientos sultos de estas poesías, traducidas naturalmente en prosa vulgar: CANCIÓN DE LA MAÑANA.

“El sol da ya sobre tu ventana y dice:— levántate, bella mia, que ya es hora de amar.

pertarte los deseos de las violetas

rosas.

Te

traigo al des-

y los himnos de las

De mi reino maravilloso vengo

á ofrecerte, pa-

ra que te tributen homenaje, Abril y Mayo, tus dos páginas, y el año nuevo que suspende su curso en el dintel de tu fresca y serena juventud. Ps El viento llama á tu ventana y dice:-—Por las montañas y las llanuras vengo

,de viajar.

La tierra hoy no

tiene más que' una voz, igual en los vivos y los muertos. Los nidos en el verde bosque murmuran: “El tiem- :

po ha vuelto: ¡amemos, amemos, amemos!”

Y de las :


340

REVISTA PUBRTORRIQUEÑA: y >

tumbas florecidas se escapa un súspiro: el tiempo: pasa: ¡amaos, amaos, amaos!” , Lo Y yo llamo á tu corazón, hermoso de flores,. y exclamo:—¿Se puede entrar?vergel cuajado Soy un via> jero envejecido y triste, Estoy cansado y busco ¡reposo. Quisiera hacer alto en el seno de esta piadosa ale. _gría, gozando el ensueñode una fel icidad que no conoceré jamás.” | a

EL

“El

POETA.

poeta es un obrero que en su

oficio adquiere músculos de acero. Ostenta altiva la cerviz, el cuello, atlético, el pecho desnudo, los bra zos vigorosos y la mirada brillante y alegre. a Apenas el pájaro canta y la albora da des punta. sonriente en la colina, reanima con extinto fuego, y trabaja en la forja. su soplo el casi Salta la. chispá, enciéndese la llama que audaz se prolonga mirando al cielo, silba y

¿Qué será?

ruje,

y deja en el suelo

Lo ignoro.

¡En

la roja

brasa,

el hogar ardiente

arroja los elementos del amor y del pen tradiciones y las glorias de sus padres samiento, las y de su patria;

el pasado y elporvenir se deslizan sin ces ar en la masa incandescente; la retira,

y con su martillo la trabaja, la

¡Martillea y canta:

el sol va subiendo hácia el zé-

doma y la endereza sobre el yunque!

E ¡

nit y resplandece en la frente del poeta, que sobte la Obra ruda trabaja sin cesar: y hé aqu í que las espadas brotan para la libertad, los escudos para la defensa, las Coronas para la victoria y la diadem a par ¡Sigue en su obra, y hé aquí que a la belleza! templos parael culto; los altares y los se-erigen los vasos preciosos

para los festines!

| E] ¡Para sí. mismo trabaja una flecha de oro que lanza al cielo y la mira brillar, y con mir arla esplendente es feliz, y nada más pide ni ambiciona!” :


Nose

sabe qué admirar más en este volúmen, si

la forma 6 el fondo.

-

Pero—concluye

*

:

Bea

:

O

el crítico Roger Allon—ser

imía posible decidirse por el estilo 6 por el pensamiento,

- dadala belleza del uno guardan entre sí.

|

y del otro, | A

Y basta con lo dicho en forma comendar al libro y al autor. (

y la harmonía que cad z

de nota para rea :


LUCUO, DIOS DE BORÍNQUEN. (CONCLUSIÓN), :

Basta con los indicios que hemos removido para dejar patente la semejanza entre el Génesis del mito Chimalpopoca y el de la ficción haitiana; parécido que sugiere como causa la consanguinidad, por: así decirlo, y el cual se reconoce en las dos secciones en

que cada una de esas fábulas de suyo se divide: lenta parte geogénica, velada ó no por. el lenguaje figurado,

y en la parte geneantrópica. | emos visto que la primera de estas, tratando del orígen de las islas del archipiélago antillano, es bastante aproximada á la verdad geológica; y que

la segunda, versando sobre la estirpe

de los habitántes

de dichas islas, se nos presenta con ínfulas de genéalo-

gía universal.

Mas la vanidosa hipérbole, productó

del

engreimiento de aquella civilización infantil rodeada de la barbarie, es, no ya disculpable, dada su procedencia, sino muy natural. Aunque haya pasado ¡ello . completamente desapercibido hasta aquí, valela pena de

no olvidar ya cuán probable es que los antillanos dé en-

tónces,

porque reverenciaban

entre sus antepasados 4

los Fenicios que fueron colonizadores de nuestro aríchi$

1 :

:

»

Í


h

LUCDO, DIOS DE BORÍNQUEN.

gag

piélago, les encumbraron hasta suponerles padres de la humanidad; y cuánto, que santificaron como Paraiso Original terrestre á una de las referidas islas, por haberla aquellos navegantes poblado la primera. ¿Y 4 pueblo

de inclinaciones tan espirituales

toda manifestación religiosa?

se le descrée

Y de aquel pueblo poeta,

fervorosamente enamorado de su ideal Borínquen,

la: Borínquen

sin culto?

También en sus areytos:

moderna

que

|

el hijo de

era

E

este

|

un

pueblo

sin fé y

|

suelo entónces A

¿dirá

cantaba

:

;

“¡Borínquen! nombre al pensamiento grato

Como

el recuerdo de un amor profundo,

Bello jardin, de América el ornato,

Siendo el jardin América del mundo;”

también

el borincano

de entónces,

'

al fingirte

su Pal

raiso, te creía ¡oh patria de Gautier Benitez! A

“Un jardin encantado Sobre las aguas de la mar que domas, Un búcaro de flores columpiado Entre espuma y coral, perlas y aromas.”

| |

¿No es indudable que al poetizar la patria hasta.

ensalzarla

con las venturas

del Elíseo,

el amor patrio .

se trasfigura en adoración religiosa? ¿Qué puertorriqueño que sienta esa exaltación de afecto, no exclamaría; -

|

“¡ Patria, jardin de la mar!

¡La perla de las Antillas!

¡Tengo ganas de llorar, Tengo ganas de besar

La arena de tus orillas!”

|


e

REVISTA PUERTORRIQUEÑA.

A

544

Pues este culto reverente de la Pat ria, ¿no establecería por sí solo la religiosidad de carácter del in io borinqueño ?

Así volvemos sobre lo expuesto, por que, claros ton esta versión y sencillos ambos mitos, llégase poco menos que á presenciar cómo se origin gioso en tradiciones históricas poe a su carácter relinos en una significación tan val tizadas; y el iniciarhaberla destramado, siquiera bajiosa nos recompensa o las salvedades de todo lo inseguro, por El secreto de

más probable que sea, '

tantos siglos,

el inopinado

lus

sincro-

nismo con que latían desde la prehistoria el corazón del Nuevo Mundo, esto es, el gru razón del Mundo Viejo, es decir,po antillano, y el codantes y compenetradas del Egipto las naciones colinreminiscencias simbólicas de hab y la Fenicia; estas trasfusión de sangre y de civilizac erse. vivificado con bilitadas razas turanianas que pob ión semíticas las delaban el archipiélago caribe, mejorándose en cualidade s físicas y en bienestar

social;

estos

vínculos

religiosos

aquellas antigiiedades que el ted que nos recuerdan io de la experiencia, aún en los pueblos que blasonan de civilizados, se rep:re-

senta cual venturosa edad de oro y de bienandanza paradisiaca; todo esto pas

ma su imponente y magestuosa resurrección al etncon ólo go, abisma el pensamiento en la vorágine de

la mue pluma con fuerza casi irresistible. rte, -

y atrae nuestra

hdi] Pero venzámosla: dejemos esa s med itaciones al lector, y prosigamos nuestra faena exploradora, rás-

treando nuevos indicios

de ideas

rel.igiosos en la Borínquen primitiva. y sentimientos ¿E d Estas figuraciones míticas, cuando se rep art ier on por el archipiélago, ¿desposeyero n del territorio 4 otras fábulas religiosas, de más antiguo veneradas en esas islas? Ello parece muy presumible, por la circunstancia de haber florecido en Haití Otro mitismo :independiente

del areyto de Yaya.

Dálo á conocer Buret ¿

? $ 405,

|

jj E ' 4


mo DIOS DESOMNgUER 1

de Longchamps

en sus Fastos Uniwersales:

según este

eredo, cuanto en el universo existe es producto séres, llamados Taraxtaihetomos

y

Tepapa,

de dos

quienes te-

nían forma de escollos; y es digno de fijar la atención que uno de los nietos de estas rocas-divinidades es. Tane, primer hombre

nobles,

como á

y patriarca de los tainos ó indios

sí mismos

de las grandes antillas.

se llamaban los

En efecto, constituye este dato

razón bastante para atribuir al mito

arrollo autóctono.

habitantes

que lo aporta des-

Además esta leyenda se manifiesta

con pretensiones cosmogénicas y ontológicas á que no aspiran las otras dos citadas, y nos enseña cómo nacieron el año y los meses colectivamente (Tetowmata- ' tuyo), las estrellas y los planetas, los espíritus ( Latuas), y el aire ( Hotho), del cual se formó el alma humana, preexistente al cuerpo; no naciendo este sino ' después de haberse unido aquel soplo vital con la roca su madre, con Tepapa, que simboliza la inerte materia informe que sobresalía del caos de lo increado á manera de un escollo.

Tiene, pues, la ficción que consideramos

diferencias esenciales con sus rivales, y significan estas . peculiaridades que sus autores han sido otros, de facul- . tades mentales

raza mongólica, se derivase más Asia.

distintas,

tales como

serían los

de una

cuya índole meditabunda y soñadora de cerca del misticismo metafísico del |

¿No es sorprendente la profundidad de estas metáforas? ¿No manifiestan una penetración filosófica de

más alcance que la generalmente concedida á las tribus como aquella, idólatras y semi-salvajes? Nosotros así lo apreciamos, á despecho de que no entendemos por idolatría una abyección tan grande del espíritu humano como es frecuente verla entendida; pues el mis_mo fenómeno hallaríamos en las demás creencias dispersas por los ámbitos de la barbarie; desenterraríamos

de ellas incomparables joyas de poesía, faltas de

puli-

%

hac

mento, maravillosos tesoros de ciencia intuitiva, corroi_


7

346

REVISTA PUERTORRIQUEÑA, a

a

dos por el tiempo,

y que,

:

:

i

siguiendo la ley comúñ de

todas las mitologías, se destrozan, se esparcen , tauran y conglomeran con nnevos aditament se res_derruirse luego en sucesivas trasmigracio os, [para nes y |choques;

y de este modo,

con tales alternativas de desmo-

rOnarse y reedificarse, entretienen

dad, que sobrenada movimientos

rítmicos,

la fé de la humani-

4 la desesperación, merced «como la vida

si no se

á éstos

extingue es gracias á la série de trasformaciones orgánicaque s la trasmiten: “vita; lampada tradunt.” Pero en el caso particular de la leyend de Taraxtaihetomos y Tepapa, asombra enc a haitiana ontrar' aún

más marcada esta profundidad

porque

que

mítica,

y cabalmente

no excitaría extrañeza encontrar

la profesaban,

más atrasadas

invasoras, una superficialidad

ria, en armonía

de

que las

en las tribus

posteriores

conceptos rudimenta-

con su estado social.

Esta para

no es, sin embargo, nada más que una desilusión. doja Ya Tylor, en su Primitive culture, se había apercibi do! del

Srror; y no creemos fuera de sazón aprovechar la opor -

tunidad para citar estas enseñanzas

de Sánchez

“Es esto prueba de que el fetichismo y la idol Calvo: atría son, y han sido siempre, cultos tan espirituales com otro; lo que se ha hecho es aproximar al hoo cualquier mblare divi-

nidad, haciéndola visible y tangible; pero la ado ración de la mate ria bruta,

como se ha supuesto,

no ha existido nunca. Cuanto más se acerca uno á los orígenes, más se ensancha la esfera de lo espiritual y meta físi el punto de llegarse 4 preguntar á sí mismo co, hasta algún escritor positivista, si la civilización moderna no. sufrido una decadencia en la manera' que tienede habrá con-

siderar ciertos fenómenos que en el estado salvajg se explican tan perfectamente.” sE £ihora Lien, de la manera como el mito de invadió los dominios del de Ta: axtaihetomos: y Yaya el de

Noachiam los de Quetzalcohuatl,

exactamente así

sido desterrada de Borínquen'la apoteósis de los Fenihabrá cios, j

1

| dy

1 E

br.


LUCUO, DIOS DE BORÍNQUEN.

54

aquella que pasó á trasformarse, luego de rodearla nuevas circunstancias, allí en la ficción de Yaya, y acullá en la de Noachiam,; sufriendo al cabo la innota fábula originaria que deificaba 4 los colonizadores idéntica expulsión á la que ella había impuesto á la prístina de Taraxtaihetomos de Puerto Rico. |

¿Pero qué fuerza expatrió de Borínquen á esta religión usurpadora que así prófuga fué á esconder sus. restos en Haití junto con los de su propia víctima? Pues la irrupción Caribe, que bajando al mar Atlántico desde los Andes del Ecuador, como despeñado alud encauzado .por los llanos tributarios del gran rio venezolano, y siempre avanzando al Nordeste, hubo de rebasar el litoral del mar de las Antillas, ganó de isla en isla el corvo archipiélago de estas y el de las Lucayas, y barrió una tras otra las religiones indígenas con que iba chocando, hasta que enfrontó el Yu-

catán al occidente y la Florida al norte. -— Íbamos á proseguir, y á entrar lisa y llanamente en la exposición del mito que trajeron consigo

los Ca--.

ribes, cuando sálenos al paso otra teoría etnogénica en oposición -á la nuestra, y nos detiene. Empieza por:

distinguir los indios antillanos en cuanto á raza, según

que estos-fuesen de las Antillas mayores Ó de las menores; no reconoce la procedencia sud-americana sino * para los de las menores ó de barlovento, á los cuales singulariza con el nombre de ES s, y no admite bajo esta designación á los primeros, á los que juzga, deci-. mos, de raza aparte, y oriundos de la Florida. Sa | Esta teoría ha sido cronológicamente la primera sustentada; pero después ha venido desvirtuándose, á medida que nuevas y más precisas investigaciones han puesto más y más en claro la verdad, á la cual nose ajusta. Menguúando así, pues, de dia en dia el pres- |

tigio que no se

esa opinión

conocían bien

logró indebidamente,

las realidades

en

radicar, la hubiéramos pasado por alto,

que

cuando

pretendía -

como error ca-.


san

|

REVISTA PUERTORRIQUEÑA.

'

!

| si completamente ya desechado, á no habérsenos traido á colación por el Dr. Stahl. | E - El segundo de los “Estudios etnológicos” 4 que estas anotaciones se "refieren, sobre los indios borínqueños, que acaba de ver la luz pública en el número 6 de esta RevisTA, contiene

nuestro

humilde concepto,

esa hipótesis,

errónea, En

cuya refutación ahora,

sin

con divagaciones ilimitadas; pues mucho ha habido ape resacar y de muy lejos ha

destruir

sido menest de toda probabilidad la teoríaer traerlo, que ha

pata podido

por un momento, parecer ace pta cuyo tiempo ha pasado, gracia ble al Dr. Stahl, pero de pesquisa, para no volver s á tan árduos sii más. es Obligados, como. puede ver se, á no ent rar por ahora en semejante ampliación de nue str o tem a, nos atemperamos á consignar aqu í una lacónica E de que deban considerarse los indios de las Antill agrupados en dos razas,

y á negar asímismo

ó sea en Tainos

y en

ibes;: que existan fundamentos Car E gicos suficientes para adelantar que provenían de

| Florida nuestros antiguos indios borinqueños. cl Muy al revés, los datos son múl tip les y feh acientes en defensa de la contraria tés is: de que los nat urales que encontró Colón en las Antillas “todos eran : unos,” todos Caribes, y pr

ocedentes

Sur.

Quizás en ocasión

próx

de la América del E

ima abordemos el asunto; Para entónces dejamos el agre gar también nuestro po; bre voto á los ric os trabajos Armas, en demostración palm de D. Juan Ignacio. de ar Caribes no eran antropófagos, ia de que los temidad ni siquiera tan temibles cual es corriente imagin

arlos; gomo los halló en 1880 el ge sino gente humana y óg F. im Thorn en las Guayanas: rafo inglés Everardo “civiles, hospitalarios y A

N

!

4 A A

]

|

Po | ñ

Ñ

ld,

y 4


é>* Ñe

LUCUO, DIOS DE BORÍNQUEN.

32.

de afable trato,” y como Schomburgk el viajero, que cono

ció á los de las Indias Occidentales, según Eduardo Tylor: “encontró entre ellos la paz y la aleg ría y el sencillo afecto de familia, la amistad sincera y gratitud no: menos franca por no ser expresada en pala-

bras

articuladas;

el mundo civilizado

- Que enseñarles moralidad,

no

porque ellos,

por lo tanto,

dice,

que no .saben

hablar de ella, saben practicarla.”

Relegadas,

tiene,

]

:

al montón de los dese-

chos esas ficciones etnológicas,

volvamos 4

de nuestra interrumpida reconstrucción

ocuparnos

de la

série mí-

- tica que se sucedió en nuestra Borínquen, á. medida que iban dominando la isla, —primero la raza descono-

cida que con antelación la ocupaba, —luego,

lución

de

alguna sangrey

cultura fenicias,

por la dila tribu

O

mestiza, que presumiblemente desposeyó á la anterior,

Po

—y por últimola avalancha Caribe que arrasó los retolo que explique por qué

en la Española unos indios,

cxuayos,

las demás partes

que

Colón descubrió

que por sus señas

“que llaman al oro tuob

de la isla?”

hayan resuelto la cuestión,

y no caona

No

Le e. E

desbaratada

0d de restosde una tribu

«

ños de este ingerto civilizador. ¿No será la supervivencia

son los

como en -

faltan autoridades

demostrando que los

anteriores á la invasión Caribe.

las hubiesen

exterminado totalmente,

A

-

no ser que

los resíduos

de

ellas han debido contribuir á acentuar la diversif icación

de dialectos,

de los que Brasseur de Bourboug

meró al idioma Caribe cincuenta.

A causa

de.estas oleadas invasoras,

sistema mítico de - Taraztaihetomos,

ticas por ahora no debemos inquirir,

le nu-

sobrevivió al

cuyas fuentes asiáy al de Yaya, cu-

ya procedencia borinqueña es racional, un mito nuevo que trajeron consigo los Caribes, el de Lucuwo.. Con

E

* -

Caribes se posesionaron de las Antillas quitándosela s á los Araguacos y á los Calibitos: ya tenemos, pues nombres que darles á aquellas razas de que hablába- ,

mos,

.

:

a

A

AN O


350

a

REVISTA PUERTORRIQUEÑA.

todo, es posible que en determinado mom ento

co hayan existido los tres en Haití

t

4 un tiempo;

históri-

y en Puerto Rico, "según de nuestra requisa se deduce, 'han podido acumularse también tres en pugna, durante más Ó menos corto período. es Cua

l haya

sido aquel que,

por ser el

más primitivo en esta, como en las demás Anti llas, designaremos aut

óctono de ellas, no se puede asegurar; si bien' hay fundamentos para creer que fuese en Puerto Rico el mismo ó casi el mismo de Taraxtaih etomos que hemos evidenciado en Haití, de donde forzosamente debió extenderse

á nuestra isla, suponiendo que

do originario de esta última;

pero dada

no hubiéra si-

de ambas, no cabe dudar de la com la proximidad unicac ellas, según además consta por testimoni ión 'entre os que antes

hemos copiado de los cronistas Oviedo El segundo mito borinqueño ha sido aqu y Herrera. el que engendró las ley Noachiam,

endas,

hoy fosilizadas,

las que si pasaron á

de Yaya

y, de

refugiarse respectiva-

mente en el areyto de Haití y en el codex Chimalpopoca, también ¡llevaron consigo señ ales de parentésco : y de filiación que hemos estudiado y designar su lugar en nuestra historia que nos permiten isleña al mito del cual esas tradiciones son variantes. Verosímil es que

dicha

alegoría

mítica primaria

tuviese

con la haitiana por razones de cercanía,

dialectos, de identidad de costumbres

y

más

parecido

de afinidad de

de comunidad de raza, que-no con la Chimalpopoca, ' tan lejana y sometida á actividades sociales tan desave nid del lugar de su procedencia; pero, como as «con Tas cosa inequívoca, es de creer que esta legendari a fábula ¿Per-

dida se refería

4 la entrada de Fenicios en América. Tocóle también á este mito y á su culto de las Antillas por las hordás Caribes ser arrojados que las retorrieron

desde el Orinoco subyugándola sangre de los primeros antillanos quedó s, «y con;la borrada aque- . - Ma religión, excepto en algún grupa de reb

eldes errán-


“LUCUO; DIÓSDE BORÍNQUEN,

|

$51

tes por la clandestina fragosidad de los montes haitia-

nos, Ó en algún misterioso conventículo de fugitivos antillanos en el distante país de los Aztecas. Y la religión que vino á las Antillas traida por los Caribes ya sabemos que consistía en un culto sencillísimo 4 su dios Lueuo.

Llegamos por fin á esta teogonía de

reseña hemos diferido tanto,

Lucuo,

que se diría que

cuya

hemos

estado Suspendiendo adrede la curiosidad del lector, á cada párrafo burlada, sólo para inducirle 4 recorrerlos, llenos como están de informes poco divulgados, que sin este interés de ocasión se habrían

ménos

probabilidades

sx

contra el cargo,

aún

de

ántes

leerse.

exhibido

con

Pero' protestamos

de que nadie lo formule.

La causa de haber postergado tanto la exposición que el título de este ensayo ha hecho esperar desde el principio, ha sido la necesidad de que se apreciasen las principales relaciones de la teogonía Caribe con otras preexistentes en la isla, con las diversas tribus que una en pos de otra aquí elevaron sus preces al Padre del Universo, con los ídolos que de esta religión última nos quedan, (por más que se pueda trastrocarlos calificándolos de modelos pertenecientes acaso 4 museos prehistóricos de zoología), y muy especialmente con las * descripciones de este culto indígena, dignas de agradecerse á los historiadores que han ilustrado con ellas £.

la posteridad.

Según Don Antonio Bachiller y Morales, repítenos Souvestre y ya nos lo habían confirmado Laborde y Champlain, lo que nos participaron los cronistas españoles: que los indios caribes tenían sus sacerdotes; pero los escritores franceses aludidos no se limitan á esta y otras vaguédades como -los de nuestra

nación, sino que nos enteran de que los: tales sacerdo- tes contaban que todas las cosas habían sido hechas por un Ser Todopoderoso á quien llamaban. Lucuo, y

bajo las circunstancias siguientes: 2. y

2.0 0000

4


Ci Aa

REVISTA PUERTORRIQUEÑA. Tenfa este Dios su mansión

IIA

852

más arriba de lás nubes, en el país de los geniosy de las en el Zurey de que nos habla Colón, almas, esto es, equivalente al Olimpo. del pagani Nótese de

smo, ó al Emptreo moderno.

paso

que

esta

creencia

pies.

de los indios debió de ser motivo adicional para que mirasen como sagrados los fenómenos de la Natura leza del espacio, manifestaciones qué de suy en las alturas o inspiran asom- | bro y recogimie

nto;

montañas,

y nótese

cómo

la cumbre de. las

elevándose por encima de las

bido parecer á los Caribes como. punto nubes, ha: dede contacto entre el Cielo de sus dioses y la tier ra. No de Otro mod

o el Olimpo fué primero una montañ modo los Mejicanos consagraron los a; no de otro petl € Ltaccihuatl, y la colina Catopec, montes Fopocateno. de otro modo los Incas veneraron el monte Huanac auri y el Potosí, los Chinuk s su montaña /. kanam,

los

zelandeses su Tongariro, y los Santal de la India su Neo malayo; los borinqueños nada de esto Murang-buru ¿hiconocían, cier-'

tamente, ni sabían del monte Sinaí, ni del Tabor, ni del Gólgota; pero á la cúspide más alta de central de su isla dieron el nombre de Lug la cordillera uillo, 6 país . de Lucuo. l __No ignoramos que Herrera dice de esta sierra que

se llama “del Loguillo por un

tiró á ella.”

indio alzado que se Según el autor de E/ último Borincano re:

“Al ver la cristiana grey

del cacique la arrogancia,

la incansable intrepidez con que lidió por su patria, y que loco erc. su empeño, dió por nombre á la comarca el de “Sierra del Loquillo,” y hora Luguillo se llama,”

pa

An a

A

4

no obstante, permítasenos dudar de esta versión, que


; | | t

;

, E

:

a

Í

4

ES

E

BN

2

ñ

E

$

e

LUCUO, DIOS DE BORÍNQUEN.

z

$98

puede ser que esté fundada no más que en la semejanza entre el nombre Lucuo Ó Loucuo, y la palabra castellana loco, € insistir en

nuestra

interpretación,

porque

hemos de reforzarla más adelante con nuevos datos, Aquí sólo recordaremos que los negros esclavos que se importaron en la isla para trabajar en las minas de oro, á mediados del siglo XVI, designaron lá parte más alta del yunque de Luquillo con el nombre de Purcidi, según Herrera, de Juzudi según Fray Íñigo, lo. cual significa tierra llena de nublados, ó país de las nubes;

y siendo así que los indios creían el cielo mundano limitado por la zona delas nubes, desde la cual se

extendía el inmenso cielo espiritual, de mal

cederíamos que. esos borinqueños,

grado eón-

tan dados á fanta-

sear, no tuviesen análoga designación á la de Juzudí para su montaña; y no podemos desecharla

que con

significado

natural

ofrece. Continúa la tradición sacerdotes Caribes: El dios Lucuo formó,

y sin esfuerzo

narrada

se

nos

por

los buhitía 6

pues, el mundo

que conoce-

mos: creó primero la tierra; pero una tierra nivelada y desnuda, un vasto desierto sin vegetación, sin agua y

hasta

sin médanos.

Creado

este material,

esta mole

uniforme que á la inteligencia caribe se representaba * como la realización de lo abstracto metafísico que concebía como materia,

|

Lucuo creó las fuerzas activas que

habían de agitarla y desenvolverla; tuar á sus agentes sobre ella.

después,

dejó ac-

¿No supera este concepto del Creador al de mu-

chas otras religiones

que le imaginan

entretenido en los ínfimos quehaceres da maquinaria

minuciosamente

que la complica-

del universo exige, directamente ocupa-

do en desenredar la madeja de sucesos que según ellas se le embrollan entre manos? Nosotros preferimos la idea de un dios previsor, reposado, augusto, con sir-

vientes eficaces que ejecutan fiélmentessu plan, sin que


| REVISTA PUERTORRIQUEÑA.

permitan que tenga el Gran Au tor

tervenitr en pequeñeces. :

que rebajarsé á inARA

el Caribe calumniado como

antropófago, el paria de la civ la altivez de sus ideales y desilización, se yergue con concierta acosan. Sin embargo, puede sospecha á “los que le rse que estaba reservado á los buhitís penetrar en el sig nificado de ese Génesis alegórico; en cuanto al vulgo de los Caribes, como siempre ha sucedido con tos en toda religión, puede as gran número dea epeg ser iniciado en el sentido esotér urarse que quedó | sin ico de aquellos misterios. Pero no es posibl

la Teogonía

ción con

e negar que hay simbolismo en que revisamos: y juzgando por compara-

los demás mitos conoci

dos, nos vemos en el caso de elogiar este, por ser uno de los más bellos y profundos, fuera de las princi pales religiones de la lantigúedad. N Pe Sigue diciendo la tradición Car ibe : “L uc uo tocó su ombligo con su propia pierna , y de ese con tac to Ínacieron diez grandes. divinidades subalternas” | ¿Risum teneatis ? Pues entónces, lectores de la costilla de Adán, de los mios, cabeó-de cua

os reireis también

llos de Sansón,

lquier otro venerando emble-

bezas y diez cuernós coronado s, ó el hijo de Siva, con sus ocho cabezas y mil brazos. gorías místicas, no hay que ex En tratándose de áletómicos ó fisiológicos que res trañar los absurdos ahaulten: del cerebro de Júpiter nació Minerva, y de brazos, por los muslos y por Brahma nacieron por los los pié Una débil memoria del mit s hasta ocho dioses. o Caribe parece encontrarse en Guatemala; es la única, por cierto, que existe en la tradición guiché, 4 que aludimos, y destribe al dios Hurakan como uno pado en formar al hombre, pr de varios creadores, ofuimero de barro, luego de corcho, y por último de

maiz.

Es de advertir Hurakan significa, en guiché, muslo del cielo,

que

de

El llamado “salvaje,”

*

A

$54


- LUCUO, DIOS DE BORÍNQUEN, -

PusÑ

Mas la original acepción de Hurakan la tenemo

en el idioma Caribe, en el nombre de uno de los ma- buyas, genios malévolos de quienes hablaremos E breve, y solía confundirse con el ciclón destructor; significa-

do que se generaliza en la palabra Hiorakan de los Galibís, aplicada al Espíritu del mal.

Hay motivos, por lo

visto, para congeturar que este nombre,

adoptado por

los Quichés, llevó consigo recuerdos del mito de Lueuo al representar allá el muslo divino, origen de la humanidad; y aún, podemos perseguir estas variantes m lejos,

cuando descubrimos

equivaliendo

4

butos de un dios.

la palabra entre los

Corazón de las aguas,

siempre con

Nahuas,

!

átri-

:

- Por otra parte, la mención del ombligo de Lucuo nos trae á la memoria en parangón el famoso ombligo del santuario Pithio, el Omphalos simbólico que . adoraba en Delfos, simbolizando el centro de la tierra: y al recordar que este ombligo, piedra blanca en forma.

de cono redondeado, representaba para los mistagogos

al Zeus pelásgico, todopoderoso Dios de los dioses, desaparecen la extravagancia y la ridiculez de que el ombligo de Lucuo colaborase en la obra de la Creación.

o LE E | | Volvamos al Génesis contado por los buhitís: na-

cieron, pues, las diez divinidades

tacto umbílico-femoral de

Lucuo.

Bachiller y Morales: “El primero se llamó .Noum orgulloso de su belleza se mostró Huin (el sol) se presentó á poco, con el paralelo, se escondió para noche.”

subalternas,

Pero

copiemos de

|

(astro de la tarde): á la tierra toda, pero y Noum abochornado no salir más que de | | Es

¡Cuánta sutileza en esta alegoría!

enseñanzaen este arrepentido

del con- .

celeste,

¡Qué

que

delicada

redime

la

vanidad de Juno con el pudor de Diana! Nila Grecia clásica desdeñaría este mito, que subordina las leyes ed A : planetarias á las de la moral.

|


556

5

REVISTA PUERTORRIQUEÑA,

a

|

Pero continuemos citando:

“* Achinaon, presidió la lluvia;

Curumon, las olas;

los frutos;

Juluco, el arco Ñ Íris;

Sabacu, las tempestades;

Stimacani, los cometas;

s Ó zemes, genios

3E

buenos

Cualina,

Racuman,

es

el jefe

hijos de Lodevo y -

de las primeras mujeres.” : 2 Adviértase de qué manera in ci de nt al se me nc ionan las mujeres en esta alegor ía; y ya no se vuelve á blar de ellas: los ha:

diosas;

Caribes,

todos los principi

raza

guerrera,

no tienen

of son viriles. Sumados est os que se han son "nueve; falta uno, el dio illab; á los mabuyas, 6 espíritus s Hurakan ma lí gn os , en em ig os de los hombres, y que guardaban la misma relación con los cemís que los demonios con los ' Como Cualina y Hurakan ángeles. son dio ses de lo espiritual, de

lo moral, éste gr cemá, parecen de categoría anun mabuya, como aquel gran ocho restantes, y podían oc tanto superior á la dé los

uparun sitio en medio de cualquier actividad de la naturaleza, reforzando 6 -cOntrarrestando el

influjo de la deidad tutelar que en tada s.

caso rijiese los fenómen

subalternos se distribúfan en En resúmen, los diez dioses esta forma: —dos espiri-. tuales: Cualina para los cemíes y Huralenn para los Yyas;—tres siderales: para el. sol Huin; para la luna Noum; y para las est rel bién por trasposición Si las Simacani, llamado tammani;—tres atmosféricos: Achinaon, para los fenómenoca s acuosos; Juluco, para los luminosos; y Sabacu, para los aéreos; —y dos terrá-. queos: para el mar el dios

ra las tierras Racuman,

de las olas, Curumon; pa=

que pres

Agregala relación que copi idía á la vegetación, am pal “La tierra influida por el. os: sol se hi nc hó , fo rm ando montañas y creándose la vege ta ci ón . Es a fué la época de la creación de los pri | chos años sin. envejecer,. porq ue se ma nt en ían siempre de pescado joven, Lucu

o vivió mucho tiempo con sus .


|

| LUCUO, DIOS DE BORÍNQUEN.

o

1

1

:

|

|

criaturas y al cabo se marchóal país de los' semús, dúri-

de residió desde entónces. a | “Su ausencia fué causa de que se disminuyese la pesca

y

.raleza, y

silvestres.

se aumentasen las contrariedades

de la natu-

los hombres vivieron como fieras

Lucuo

se compadeció

ó animales

y se apareció á un

ancianó y le reveló los medios de mejorar con bajo su situación.

Lucuo rompió su Ja

el trá-

y en menu-

dos pedazos que enterró, encargando alí anciano que volviese á verlos dentro de algún tiempo: 4 los nueve meses encontróel viejo

dazos

en que

én las islas agrícola.” '

convertidos

dividió

Lucuó

mayores a

hay

el

algo ,

en yucas

bastón.

de

esta

los pe-

También

tradición

¡La redención por el trabajo enseñada entre aque-

llos'selváticos indios!

¡La agricultura como fuente de

prosperidad y de civilización, predicada por los buhités! ¡Qué noble carácter el de Lucuo, tan humano, <ompasivo y paternal! Poresole conocían además como Jamosi-Rabotana (1). ¡También á4- aquellos incultos y desnudos

proscritosde la mesa eucarística

descendió

el Dios de bondad y les dió pan (que su pan de ellos era el casabe de la yuca), y partiéndolo les dijo: tomad

y comed!

|

e

La interesante particularidad de que Lucuo haya habitado junto con sus criaturas en la tierra ha- dado lugar á que D. Juan B. Carrasco, en su Mitología Univer sal, haya escrito que “Luko pasaba en:los Caribes como el primer hombre y el creador de los peces: resucitó, según dicen, á los tres dias de muerto.” Pero este error, debido á mala interpretación de la leyenda, viéne á hacernos meditar

en el simbolismo

bra y la germinación del bastón de Lucuo,

de la siem-.

bastón em-

nn.

, (1)

Según A. Rojas en su interesante. estudio, Za

Bella

Frase en

las Len-: is Americanas, ** llamáronle Famosi-Rabotana, que quiere decir- El Viejo * del Cielo; Es la idea del tiempo encanecido por los siglos, representa do' por la spnectud de la mirada compasivaeza. , de mano -bienhech di inalí pacífica, oraEque sa los rio vigilante, , de fécunda Natural : ,


REVISTA PUERTORRIQUEÑA.

blemático, destrozado y enterrado, para salv con su resurrección á la humanidad, que había perdar ido aque- la gracia original que gozaba en el Paraiso, cuando la

AS

presencia

de

Lucuo convertía

la tierra

risueño, cuando era perdurable No preguntaremos

en

un

Eden

la juventud placentera.

á la fábula Caribe,

porque no

daría respuesta satisfactoria, si no se refiere 4 dos; épocas sucesivas de la sociología de las Antillas: la primera,

cuando vivían

de la pesca

rior, cuando cultivaban

estos isleños;

sus campos;—no

mos tampoco, pues lo haríamos en balde, de este mito si tiene fundamento evemérico,

como de él parece traslucirse,

el tránsito

la poste-

nos cansare-

en indagar si recuerda,

de algún mi-

sionero de civilizaciones lejanas. Notemos, sí, que la ficción del Eden terrestre viene 4 desarrollar la de los

Paraisos del codex Chimalpopoca

y del areyto de

Haitt, complementándose los tres mútuamente. bo Y las semejanzas no paran ahí; sigue la leyenda: “Cuand o los Caribes se encontraron

vidaron á su dios y no le presentaron ofrenda (alakris)..

Entónces

sobre la tierra desde el cielo,

de los semís, y la tierra

fué

hizo

cuya

felices, . olvi-

casabe

descender los rios. agua

inundada

era el sudor

no salvándose

más hombres que algunos en las montañas, los ascendientes de los hombres actuales.”

AS

ni otra

que! son A

¡Nueva referencia al diluvio, ó al cataclismo antillano! Dígase producido por Yaya, por Noachiam por Lucuo Ó por Jehová, en definitiva la creencia , es una,

y la inducción geológica la atestigua. Jo Siempre es consolador hallar indicios de . ral prehistórica, aunque esta sea tan excesivamuna 'moente ri-

gorosa como la que dispuso

olvidadizos, quienes

hicieron

según Moisés, exclamó Jehová:

la matanza de aquellos pensar

á Lucuo .COmO,

“La tierra está

Y A

5 re

x

cocer

N

tira

de iniquidad delante de ellos, y yo los destruiré conllena tierra.” Luego los Caribes tenían nociones del librela albedrío, del deber y de la responsabilidad. ¡Vaya si


LUCUO, DIOS DE BORÍNQUEN..

las tenfan! Oigamos 4 Oviedo: Ó delicto que los indios desta

rrescían é que con

<A

“El mayor pécado

isla (Boríquen) más

abo-

mayor riguridad € sin remision

misericordia alguna castigaban,

era el

hurto;

ni

é assí

el

ladron por pequeña cosa que hurtasse, lo empalaban vivo (como digen que en Turquía se hage), € assí lo dexaban estar en un palo ó arbol espetado, como en assador, hasta que allí moría.” | ; Con tales ejemplos á la vista, no aparecería tan tremendo el castigo del diluvio para los ingratos; pero Lucuo, aunque no ménos severo que Jehová, diríase que sólo se propuso escarmentar per omnia secula secu

lorum

á los que sobreviviesen, contra la nefanda

varicación

pre-

de no ofrecerle casabe y otros alakris para

regalo de los buhitís. dichos buhitís,

Líbrenos Lucuo

aunque intervinieron

los sagrados areytos,

de suponer que

en la redacción de

explicasen con miras

interesadas

los motivos del diluvio; pero es probable que nunca más volvió 4 faltarles 4 aquellos sacerdotes su ración de casabe.. : - Curiosidades tiene esta teogonía características de la espontaneidad inconsciente del pueblo á que se destinaba, “raza infantil y criada, por decirlo así, 4 los. pechosde la libre naturaleza,” según gráficamente lo consigna la Reseña de Puerto Rico, redactada para la

exposición de Amsterdam dor de los cemás;

de

1883.

Háblase

del su-

no se disguste nadie que no recuerde

las palabras bíblicas:

- “Con

el sudor de

tu rostro

co-

merás el pan.” Hay ascos que son amagos de blasfemia.—Esto de hacer sudar. á chorros 4 los cemts,

aunque tosco, no lo es tanto como aquello que, según A. Rojas, refiere el abate Gilii de los ribereños del Ca-

siquare: “llamaban las estrellas cadentes orina de los astros, y el rocío que se deposita en perlas sobre las

bellas hojas de la heliconia (bijao), saliva de los astros.” la inocente desnudez habitual de aquellos cuepos | no había de corresponder la gazmoñería en las ideas,


, . E

560

A

:

REVISTA PUERTORRIQUEÑA.

. Como otro rasgo. propio de la estasez de cultúra de la generalidad de aquellos infelectos, en los que sé aso-

ciaban insignes clarividencias con aberraciones puériles ,

aduciremos que era creencia popular entre ellos

dios

de los

fenómenos

luminosos

(Juluco),

que el

quién

se

aparecía bajo la forma de un arco iris, era polícrom o “porque se alimentaba de peces, lagartijas, hojas ! verdes y colibríes.”—Perfectamente: los profanos Caribes

aprendieron en su religión que era un dios

el arco,

iris; y fué para ellos cuestión de tiempo el excogitar dé qué habría de nutrirse un ser animado tan lleno de rido. Mucho fué queno llegasen, como los Karenos decolo Birmania

y los Zulús, á creer que el arco iris es un espíriti que puede devorar

se

la vida de los hombres;

lo representan como

serpiente

nuestros dias las clases sociales ménos

tro de la civilización, creen que aguas de la tierra. E

diversas tribus

voraz; y aún

el arco

en

ilustradas, ¡den-

iris sorbe las de

Pero no se contamina el clero Caribe con esa

sión; álo más éste aceptará el dicho como una! 'ilume= táfora; y es que los buhitíg saben la verdadera 1cep-

ción de la palabra Juluco: “Los

Caribes

de

|

las

Antillas. —dice

JE el

mismo Rojas—llaman al arco Alamoulou 6 Youlouca” (Ju-Lugu o),

“que quiere decir, Penacho de Dios.”

“Es

una idea muy original de los Caribes,

. representar en

el arco de los siete colores

penacho de Dios,

|

la de

de la lhz el

como un modelo del peñacho de sus

caciques, formado por una diadema de vistosas plumas,

El símbolo de

la mitología griega que representa |á la

mensajera de Juno transformada

en arco íris no

e la espontaneidad caribe. Entre los Incas, el íris tien fué, según Acosta, el blasón de la casa real.” 4] Ya hemos aludido, en el número anterior de esta

RevisTa, á que el dios de los frutos, Racuman, . “se representaba en forma de serpiente con cabeza de La ho

o

Pp A a

o

a

ops

e

bre: vivía sobre un árbol llamado cabata, desde donde

a

>


ofrecía frutas á los pasajeros.”

La importante, la gra-

ve interpretación á que este símbolo se presta, la de suponerlo continuación del ofidiano de los Fenicios, y por ende

revelador del tránsito de estos por las Anti-

llas, se confirma con la semejanza idólica que le hemos. - señalado con Quetzalcohuatl y con Bochica. Sí, los Fenicios pasaron por las Antillas,

colonizarlas quedan

y de

sus esfuerzos por

las reminiscencias

en los Paraisos

legendarios de Yaya y Taraxtaihetomos, en el Edén de Lucuo, y en la tradición mejicana de Votan, quien dice: “ Yo soy culebra, porque yo soy Chivin” (Trípoli, según

D. Pablo F. Cabrera),

“perteneciente á una

nación

célebre por haber dado nacimiento al gran Cadmo......

quien mereció ser mudado en culebra y elevado al rango de los dioses.

Y

con la gloria

de su raza

entono

un Canto á siete naciones Tzequitas, que á la vuelta de muchos años encontraron- las siete familias que yo ha-

- bía conducido á Vaium Votan (Alceta, según Diodoro, en Septimania, una de las Antillas) y á las que distribuí tierras.”—Esto mejicanos.

se leé estampado |

en

geroglíficos da

No es confundible esta serpiente del mito caribe, tan benéfica, de rostro humano en memoria de los que

importaron

dragones

su culto,

con las varias serpientes mabuyas,

diabólicos que horrorizaban

Sud América. En Cuba se conoce un

á las tribus de

j E árbol llamado maboa;

no es el de la serpiente Racuman:

los indios

pero

lo apedi-

llaban maboa por sus cualidades venenosas, malignas. Dice el Dr. Grosourdy: “La leche que sale por las heridas hechas en la corteza del palo maboa es más fuerte, y por consiguiente más peligrosa que la de la Campana amarilla; en efecto, dicen que: los indios - la emplean pira envenenar sus flechas y que los negros componen con ella un veneno muy fuerte.” En Puerto. Rico existe una planta conocida como

Mata culebra, pe-.

pl

e

f

p

ro tampoco es el árbol de vida' de aquel dios-serpiente;


563

REVISTA PUERTORRIQUEÑA,

+

¡

muy al contrario, este “b ej loguia anguicida, funesta uco amargo” es una aristo., místico de Racuman, quepara aquel reptil. —El! árbol se llamaba ' Cabata, hos es desconocido. | Cualina, jefe de los cemás, na tu ra lm en te debió contar de su parte á Facuman, el pr ov ee do r; á Achinaon, el dios de la fecundante

de las tempestades; las olas; y de Noum, riv de Curumon, agitador de al nocturno del buen sol Cinco buenas deidades y , Cin co mal as, y sobre todas ellas, el gran dios Lucuo. + Da á entender la' leyenda qu e el país de los cemáís estaba en lo alto; y por co nsecuencia los mabuyas, co-

ta

24

que

informa: la re-

ligión de Zucuo, subsiste em de ídolos, de la que pronto blematizado en una clase Antes, *ECONOZCAmOos Otra circunst nos ocuparemos. ancia en el culto anexo credo que estudi al

amos: en ídolos Caribes que se han en presencia de los muchos | que no todas las divinidades contrado, es lícito deducir

que acabamos

de enúmeimágenes, sino solame nte los cemís y los Por Manera que siderado demasiado respet el excelso. Lucuo era iconable rar tenían mabuyas.

tarias artes de aquellos

simulacros; (1)

y

las

agg encias

Dijo 4 Cristóbal Colón

para

Caribes

que

osasen

naturales

las rudimen.-

figurarlo en

divinizadas

3

en:

un cacique dela costa que, según nuestra Creenc Sur de Cuba: ia, las almas de los hom “Sabe bres tienen dos viajes espués que se han separado que hacer, de los Cuerpos. Uno, neb

áun lugar triste, sucio roso, preparado para los y teotro, á una mansión agrada que han sido injustos y crueles con sus semejante ble y deliciosa, para los s; sobre la tierra. que han promovido la paz Por lo tanto, si tu eres mor tal , y cada uno se premiará ún sus obras, no dañes injesperas fenecer y Crees que á mal 4 los que 4 tí no teseg ustamente al hombre, ni hag lo han hecho, * > as TS tur

4

Lo

e

Esta especie de maniqueism o

TA

la tierra (1).

Aira,

lluvia; á Juluco, el íris.d e paz; y á Huin, el vivificador. Así también Hurakan, primero de los mabuyas, de bió de tener la compli cidad de: Sicomanz, el cometa nu ncio de la ira celeste; de Sabacu, formador


|

||

LUCUO, DIUS DE BORÍNQUEN.

« los otros ocho

dioses

subalternos,

hallándose ya re-

presentadas en cuerpos y [fenómenos físicos, obras maestras del Gran Artífice, no admitían tampoco humana competencia

en semejarlos.

Hay para sonro-

jarse ante la profunda religiosidad de aquellos;** salvajes.” Pero con Cualina y sus huestes de genios protectores, y con Hurakan y las suyas infernales, ocurrió lo contrario; sin duda porque eran ficciones del miedo y de la esperanza; y los indios, obedeciendo al impulso creador de toda imaginación exaltada, les dieron formas á estas

entidades tan sobrenaturales como ilusorias.

Oviedo y los demás cronistas se _persuadieron de que todos los ídolos antillanos eran diversas representaciones

del

Demonio;

todo concepto de Dios

mas

para

los descubridores

que no fuese el católico-apos-

tólico-romano era una suplantación hecha

por

Satanás

de los atributos divinos. (Con esta predisposición en el ánimo, no echaron de ver aquellos observadores la diferencia entre los ídolos cemís y los ídolos mabuyas, á pesar del testimonio de los indios mismos. Realmente se colegiría que no existían imágenes de bugs entre los antillanos, de no hallarlas mencio--. nadas por aquellos historiadores. Empero si fué tanta la obcecación que no se reconocieron entónces, hoy se han rectificado aquellos primeros informes con otros numerosos;

tanto, que hasta

en la

Mitología Universal

de Carrasco, ya citada, consta que “para aplacar la cólera de Mabota, el mal principio de los Caraibes, Jlevaban estos al cuello pequeñas esfigies, representaciones fieles de las formas con que Maboia les había visitado, practicando en su honor penitencias increibles. Así, por ejemplo, se les veía lacerarse la carne dándose cuchilladas, y dejando correr de sus cuerpos medio destrozados arroyos de sangre.

Explicado así por qué

abundan

reliquias de los indios los amuletos que

dientes del cuello,

venimos

tanto entre las llevaban

pen-

á parar en que Oyiedo

-


presintió y adivinó lo diabólico de ciertas de estas figurillas; pero además en que el gran deseo +

festaba de que al diablo antillano

había realizado 'por aquellos és ver

que mani-

sele sujetase,

ya se

Caribes, quienes, si bien

dad que propiciaban á mabuyas inferiores, especie de duendecillos legendarilos os, no por eso dejaban de represent ar al' tremendo Hurakan una montaña, como vamos á verlo.

aplastado. bajo e

Según Otis T. Mason en los de Smithson, en los que estudia la Anales del Museo,

muy notable co: lección de antigiiedades Ppuert orr Museo legó Don Jorge Látimer, iqueñas que á dicho una categoría de ídolos 4 los que exhíbese entre ellas apl de mammiformes; describiéndolos ica la designación dice: “Mas de la mitad de estos extrañ

os y bellos de una figura humana acostada objetos son imágenes sobre el vientre, ¿con la cara más 6

ménos

vuelta

abierta, expresando en la fis hacia arriba, la boca onomía un agudo tormento. En el extremo opuestoal de la cabeza, están representadas las piernas tan encogidas, que se ven las plantas de los piés junto al Sobre la ¡espalda de la figura postrada está cóxis. una' prominencia ¡COnoídea, redondeada

con

esmero

.... El aspecto: en conjunto no puede ménos de record ar leyenda de “aquel Typheo, muerto a] estudiante la Júpiter y soterrado bajo el monte por los rayos | de Etna.... La leyenda

Typheica connaturalizada en muchas comarcas, bien pudo haberse forjando en diversos paises para dar cuenta de fenómenos volcánicos montañeses.” < Pocos serán los habitantes de Pue rto Ric o que ¡no hayan visto algún ídolo de piedra al que cua dre - esta: exacta descripción; tan comunes son tal es obj eto s qe, por la resistencia que

ofrece su peso, se usaban hace:Pocos años en la Capital, á _ tener abiertas las hojas de modo de cuñas para man-

ha hecho dibujar estas

los portones. El Dr. Stahl figuras en el referido número

del: Puerto: Rico Ilustrado.

pl

pin


_ LUCO, DIÓS DEDORINOUEN '- "Y: bien, ¿nó se desprende fácilmente de lo arriba dicho que un dios Caribe subterráneo, domi-

nado, oprimido, que mirá con rabia y dolor hácia la cumbre: de una montaña, no puede 'ser otro sino Hurakan, el enemigo del excelso Cualina, postrado como Satanás se represerñta bajo la planta de San

Miguel, —Hurakan, que hace retemblar la tierra en sus convulsiones por libertarse del peso de su castigo?

:

Pues hay más; añade

fesor S. F. Baird

Ey

Mr. Mason:

la insinuación de que,

“Debo

|

al pro-

vista desde

el

mar, la isla de Puerto Rico se eleva de una minera abrupta y simétrica que sugiere el recuerdo de la mole

cónica de las piedras mammiformes; así es que, ayudados dé

un poco

de imaginativa podemos ver en estos

objetos al genio de Puerto Rico,

en figura

de un hom-

bre, de un loro, de un caimán, ó de otro animal precioso en estas regiones en que los animales mayores no abundan, y el cual sostiene en su espalda la isla.” Con la pequeña modificación de que entendemos que ese animal opreso

era la representación varia

genio'del mal, hundido bajo Borínquen,

del

aceptamos re-

conocidos esa explicación que merece saberse por todo puertorriqueño, y vemos en la prominencia redondeada que cubre esos ídolos “Á la sierra que elevada Saluda el sol cuando nace Y al Mar del Caribe guarda.” (F. Vassallo).

|

Es Luquillo, es la montaña de Lucuo,

la altura de solitaria que jos, muertos aún guarda £

elevándose á

los bienaventurados cemís; es la montaña nos recuerda la muchedumbre de sus hiá sus piés en hecatombe tristísima, y que las reliquias de ellos en su regazo. t


L

$66

E

REVISTA PUERTORRIQUEÑA.

O

Y hemos llegado al fin de nuestra tarea. Á pes ar que

de lo mucho

hemos tenido

que suprimir,

evidenciado que los indios borinqueños, muy dejanos carecer de ideas religiosas, tenfan su cult lejos de o y su . Tteogonía. |

El culto á Lueuo,

¿merecía

|

verdaderamente el:

nombre de una religión? 14d Víctor Hugo responde: “La plegaria sabe más que nosotros. Muchas hombres creyeron rogar á.Júpiter y rezaban á Jehová. ¡A cuántos creyentes en

amuletos escucha

| Dr.

CALIXTO

ROMERO

CANTERO. +

a

lo infinito!. ¡Cuántos no conocen que por el mero hecho de ser buenos y de estar tristés, ruegan á Dios!” 4

La

rr Py

Í

€Y


LAS LETRAS Y LAS ARTES EN MADRID. 7

La

vida literaria de Madrid sigue, al parecer, como compendiada en la vida teatral: diríase que quien en Madrid habla de literatura sólo se refiere al teatro.

Es una verdad triste,

somos autores

dramáticos,

para

pero

todos

innegable:

los

que no

aquí no

atrae ni cautiva la atención del público sino el trabajo

_ destinado á la escena.

Poco importa

que las

ñías sean cada dia peores ó estén mal dirigidas

madas en abierta contradicción con el

de cultivar;

nadie

pára

mientes

nuestros buenos autores, escriban

compa-

y for-

género que

en

que

muchos

antes con

han

de

propósito

esclusivo de lucro que deseosos del acierto artístico: lo positivo es que.á pesar de estar. mal «organizado el teatro, y aunque son muchos los poetas que cons ideran el arte como el ejercicio de una profesión cualquie ra, la única manifestación potente y vigorosa es el teatr E o. Una novela de cuatrocientas páginas que cuesta un año de trabajo, un estudio crítico. que supone larg as

horas

de

laboriosidad,

apenas

dan

ocasión

docena de sueltos en la prensa periódica:

á media

al paso que

una pieza en un acto, malamente traducida del francés, que se escribe con ideas ajenas y en castellano dudoso, en dos tardes, halla siempre plumas dispuestas á elo| |

|

|

|

1

| | || || j

1

yE OS

desd E PR

IN


568

REVISTA PUERTORRIQUEÑA.

giarla, invitando al público 4 que vaya al teatro se representa.

|

- No quiero poner

terreno

de

las

donde

|

ejemplos

personalidades,

que

parece hija de la envidia, ni puedo

me

donde

llevarían toda

acentuar

ch

al

censura

esto «de-

masiado, porque siendo yo novelista, y no autor drámático, cuanto dijera podría considerarse ins pirado en rivalidad de oficio. Me limito 4 hacer constar el hécho. Sólo me permitiré añadir, como observaci ón . ex-

clusivamente mía, que cuando dentro de alguno s nadi

años e se acuerde de las que hoy se considera n obras dramáticas aceptables, ciertas novelas ahora miradas con indiferencia se citarán con elogio y servirán, acaso, para conocer fielmente esta sociedad que tan

mal retratan los más de los que

escriben con

destino al teatro. | Pero no quiero ser cómplice de lo que cens AS uro, En calidad de novelista no me es lícito, ni se me anto: Ja

EEG

7

decoroso, escribir críticas de las novelas ¡Bueno estaría que hoy maltratase á un compañ agenas, ero, y de aquí á un mes publicara una novela peor mí censurada! En esto me fundo para no que la por analizar ni

La Montálve», de Pereda, ni El cuarto pode r, de Armando Palacio,

libros que acaban de publicarse tura recomiendo á los suscritores de esta Revy cuya lecisTa. Ni con Pereda, que es un maestro, ni con Armando Pala cio, á quien considero como compañero y amigo, estoy confor

me

en lo que se refiere al modo de entender y cultivar la novela: pero las obras de ambos deben siem-: pre leer

se por cuantos sigan con interés el movimiento literario de la España contemporánea. La Montálvez

tiene una acción interesante presentada en el marco de la vida aristocrática madrileña: E7 cuarto poder es un estudio

de costumbres asturianas,

en el libro de

aparte lo que

esencialmente humano.

haya

Buenas gánas

se me pasan de hablar largamente de ambas obr as; mas comprendque o no lo debo hacer. En mis labids'

'


LAS LETRAS Y LAS ARTES.EN MADRID. la alabanza parecería lisonja de admirador respectode

Pereda, elogió de amigo respecto de Armando Palacio: y si les censurase, ¡sabe Dios lo que se diría en Madrid cuando aquí llegara este número de la RevrsTA! Lo que sí hago, sin el menor empacho, es reco_mendar ambos libros para que figuren en las bibliotecas de cuantos deséen saber cómo anda en Españala

- novela. Lo que no quiero

ni puedo hacer en cuanto.

á las

personalidades de mis compañeros, me es, ,en cambio, permitido en lo que á la novela se refiere, considerada,

en general, como género literario. Y hecha esta salvedad me atrevo á decir y sostener que hoy la novela es. la manifestación literaria que dá en España :idea más exacta Ó aproximada de lo quees nuestra vida social. Los autores dramáticos están todavía divididos en románticos al estilo de 1830 y en imitadores. de las comedias francesas:

unos escriben dramas

en que hay

galanes de espada en mano y damas burladas; otros hacen dramas que llaman realistas sin que haya en

ellos asomo de realidad:

pocos son los que logran huir

de estas dos imitaciones. En desquite los novelistas españoles, al aceptar en su. mayor parte la tendencia naturalista, no han incurrido ni en el error de querer escribir como sus antecesores del siglo XVII, ni en la tontería de seguir servilmente á los franceses. No: aquí no hay un solo novelista que haya puesto empeño en.copiar á los clásicos del siglo de oro,

absurdo porque

es enorme la diferencia

de ideas dominantes;

ni hay

tampoco

lo cual sería

de épocas,

y

quien tenga

la

falta de sentido artístico necesaria para calcar sus novelas sobre las que agradan en París. La novela contemporánea española es precisamente lo que Zola quiere que sea: con la notable particularidad de que esto ocurre sin que se den cuenta de ello, en su mayor eee te,

los mismos autores.

Dice Zola,

no recuerdo don-

de, quela novela debe ser la vida observada:á través de


$0

| REVISTA PUERTORRIQUEÑA.

un temperamento.

E

q

Pues así la escribimos

aquí, resul-tando que la novela española, vírgen de toda imitación, tiene un carácter especial con cada otros: quién busca en ella sólo el medio uno de nosde producir.

emoción artística:

unos estudian las costumbre rincón de España; otros la emplean com s de un o arma de progreso; los hay que la fundan en el inte rés de la acción; basta á muchos el reflejo de lo observado; todos la cultivan aunando su modo de ser, sus ideas, sus preocupaciones, y aunque en las páginas no aparece ostensiblemente el autor, porque no pue de ni debe. figurar, siempre surge, en frases de esas ue se le escaPan á uno, nuestra idiosincracia moral. Él que es incrédulo deja asomar la impiedad, el liberal su amor á lo moderno,

el dohemio su

vida desordenada,

“el artista su amor á la forma: de todo lo cual resu lta que aquí — á diferencia de lo que en Francia ocurre —no hay maestros é imitadores, sino personalidades más portantes, pero todas originales é indepe 6 ménos imndi único rasgo en que coinciden los novelistas entes. 'El es poseer cierta tendencia regional innegabl españoles e. Los asturianos, montañeses, gallegos y catalanes dian y escriben cosas y personas de sus tierrassólo estu- . respec: tivas: lo mismo hacemos los madrileños. Y en esto se fund

pañola:

a principalmente como: en

ella

el carácter de la novela es-

lo

esencial

es la observación,

ninguno retrata ni refleja sino aquello domina. ,

$

*

que

conocé y | | ”

x*

Dejando á un lado los dos libros que han motiva : do las anteriores consideraciones, vamos 4 con

algunos párrafos á los teatros madrileños, dicsagrar iendo cuales son los principales,

qué

género

se cultiva en

>


a LAS LETRAS Y LAS ARTES EN MADRID. cada uno y qué autores y actores

a 5h

los sostienen; datos

que servirán de recuerdo á quien haya pasado en Madrid algún invierno y que no carecerán de interés para quien desée conocer la vida teatral de esta villa, convertida en corte por un capricho de Felipe II. El teatro Español está cerrado por ruinoso, y la compañía que en el actuaba se ha trasladado al de la

Princesa, que

es nuevo,

edificado

hace

tres años, y

propiedad de la duquesa de Medina de las Torres. Sucede con este teatro lo mismo que ocurrió con el de Apolo, propiedad del Sr. Gargollo. La noche de su inauguración todo el mundo-dijo que era un local precioso, la prensa publicó largos artículos, elogiando hasta los menores detalles de la ornamentación; pero el público manifestó en su lenguaje claro y brutal que aquello no le gustaba, y dió en la manía de no ir al teatro de Apolo. Sólo una empresa pudo ganar en él algún dinero, la que puso El nudo gordiano. La sociedad de autores que hace tres inviernos intentó fo-. mentar allí la zarzuela, perdió venticuatro mil duros. Si ahora el público

frecuenta

el

teatro

de

Apolo,

es

porque se ha dividido, desde hace un año, el espectáculo en secciones, y porque se ponen en escena obras en un acto,

en dos á lo más.

micos, el repertorio si no

Los: precios son

es verdaderamente

_ resulta entretenido, y se pasa

econó-

literario

un rato agradablemente;

pero cualquier empresa que intente formar en Apolo compañía séria y cite al público para toda la noche, fra-

casará seguramente.

-.

El'teatro de la Princesa

|

parece

|

heredero

da

i

de la

mala sombra del de Apolo. Ni Mario duránte dos temporadas, ni varias compañías de ópera extranjera, ni ahora Vico y Calvo, con un drama de Echegaray, han conseguido animar aquella sala fria, lejana de los

barrios céntricos y en la cual diariamente se represen-

tan las obras

con

el

local casi, vacío.

Cada

estreno

proporciona una gran entrada: luego ni siquiera se >


a

A

cubre el presupuesto, á pesar

tistas más notables de

EE

de estar allí los. dos ar-

España,

lo cual me trae ála memoria la frase de Arderius que decía: “obras son . amores y no buenos actores.” Surten al teatro de la Princesa, Ó mejor dic

más afamados:

ho,

4, Vico y

Echegaray, Cano,

están ahora en el

comienzo

de su

por hoy, dudo mucho que nadie

que

Calvo,

los

Sellés

carrera;

autores

y otros que más, -hoy

tenga ya asegurada su reputación quiera llevar obr as 4 un teatró| que el público se obstina

en no frecuentar. Vico y Calvo son dos actores notables, que -Prodigios cua

e hacen

ndo dan con un dra encaja de lleno en sus especialesma ó una comedia que facultades; pero el personal que les rodea es

muy inferior

4lo. que

se

damas jóvenes las segundas, ya con Vico, ya con Calvo, ya con los dos jun tos,

ninguna

condiciones apetecibles para papeles, Si hoy

se

escribiera

un

reune

todas. las

el desempeño de- ciertos Le dra

ma corno Venganza catalana, no habría quien hicies e el papel de María; si ahora aparec iese una

onsuelo,

ñar la protagonista de esta adm nadie podría desempeirable comedia. Ea Entre los actores que siguen á Vico y Calvo hay,

sin embargo, algunos que suelen representar Cuando

bien, de en cuando, algún tipo Ó algún car áct er que se amolda á sus facultades: Donato Jiménez es un barba con frecuencia justamente aplaudido, á pesar de la monotonía de su voz; pero ni en todas las obras puede haber un personaje de cuya interp retación se lé deba encargar, ni es para el público soportablela seguridad de que al ir al teatro ha de

un tipo semejante, ú Otros ciento, ya vistos, represver entado por el-mismo artista. En

tratándose de banquero, padre severo , Ne

A


y; F—

LAS LETRAS

VEAS ARTES EN

ridó engañado, ya se sabe que ha

MADRID.

PS

¡

|

de hacerlo

Donató

Jiménez. * De Ho que si'se le repartieran sólo los pa. péles, que según sus “facultades le convienen, estaría siempre bien; mas coro esto, dada la actual organiza> ción de la compañía, no es posible, resulta que en mú-

-

chós ¿asos no le es dado' desempeñar con lucimiento la parte quele toca. La obra en que más se ha dis-

LA

tinguido y la que suele poner la noche de su beneficio en cáda temporada es Entre bobos anda el juego. y - Otro actor dignód' de mención, que

o

trabaja siempré

unido á su hermano Rafael, es Ricardo Calvo. Á pesar de luchar con el inconveniente de este parentesco, que podía influir para que Rafael acaparase la mayor parte de gloria, Ricardo Calvo está considerado como un artista de mérito. La prueba de ello es que se ha conquistado la reputación, representando

tipos

os a

antipá-

ticos, galanes insulsos, y figuras de segundo término, interpretadas las más de las veces con notable acierto. - Hecha excepción de Jimenez y Ricardo Calvo, qué en una

cómpañía

bien

dirigida

prestarían

nuestro

primer

teatro

producen

desilusión es completa, y los personajes de segunda. fila casi nunca contribuyen al éxito. | a :En cuanto al modo de presentar las obras se va adelantando aquí mucho y rápidamente. vergiienza.

Yo

he

Antes la mise"

visto

arias hechas con restos de un claustro” gótico,

del siglo XVI con muebles á la Pompadour,

moros con alpargatas, guérreros de la cascos del sobrante

cosas: por el estilo.

E

1

de

un

regimiento

salas

de

salones

príncipes

reconquista de

:

coh'

lanceros y

Ahora, por regla general, la es-

Ear

y

.

muy

mal efecto. En cuanto háce falta una. actriz de grandési facultades y poderoso temperamento artístico, la: -

en' scene':era” una:

<

y'

El resultado de ésta carencia de buenos actores es que la mayor parte de los dramas y comedias quese en

:

excelente

servicio, lo restante del personal que rodea 4 Vico Calvo no está á'la altura que fuera de desear. representan

as

:

a


574

REVISTA

PUERTORRIQUEÑA.

;

cena se presenta cuidada con mayor esmero,

los

trajes

y las decoraciones se hacen nuevos cuando lo Fequieren

las necesidades de las obras, y cualquier autor puede manifestar exigencias ó deseos que hace diez años. parecían absurdos.

h

El que sigue en importancia al teatro en que actuan aquellos dos primeros actores, es el dirigido por Emilio Mario, el de la Comedia.

Pero

Otra carta, y hablemos de las obras

mente

estrenadas

tística..

-

y de

alguna

dejémoslo

dramáticas

para

última-

que otra novedad

|

arhd

El drama titulado El suicidio de Werther- puesto en escena en la Princesa es una producción digna de fijar. la atención del público, no por su valor como obra literaria, sino porque á pesar de sus defectos revela un poe-

ta de no

vulgares condiciones.

El suicidio de Werther

no tiene nada que ver con el Werther de Goethe ni está

inspirado en ningún episodio de aquel. libro hermosamente romántico. Además, es una obra artificiosa! en la cual el autor, á pesar de su talento,

no ha logrado

que lo convencional llegue á quedar borrado y oscurecido por lo verosímil. Hay en sus escenas amontonados tantos horrores que en el ánimo del espectador la emoción artística es inferior 4 cierta sensación penosa : producida por una larga série de conflictos poco razonados. El protagonista es un joven pintor de gran mérito que vé deshecha su boda con la mujer

que ama,

porque tiene la desgracia de ser hijo: de una cortesana. No entro en más detalles, pues toda la prensa diaria de Madrid,

leida en Puerto

mente el argumento.

Diré sólo que,

Rico,

á mi juicio,

sociales son hoy tan poderosas

centa, autor del drama,

ha

referido

minuciqsa-

E

enfer

ni las preocupaciones

como supone

ni éste ha colocado.

ó el problema, como algunos quieren decir, minos verdaderos. |

el Sr. Di-

la: cuestión,

en sus térod

Para probar que las culpas de una madre de mala a


MADRI.

A

vida pueden truncar el porvenir de un hijo era preciso presentar á la prometida de éste verdaderamente ena-

morada, y luego establecer la lucha entreel amor de la joven y el pasado de la madre. El Sr. Dicenta no ha pintado una verdadera enamorada, sino una señorita que

á la primera contrariedad abandona al hombre

á quien

dice que quiere. Y pregunto yo: ¿bastarían las culpas Ó infamias de una madre para que renunciase al amor de un hombre bueno una mujer que real y verda deramente le amase? | El suicidio

de Werther

es una

obra ¡notable

mente versificada. Está escrita con sobra de lirismo” y poca naturalidad en el lenguaje, pero llena de pens amientos

bellísimos y de frases

afortunadas.

En resúmen,

aunque el drama no es de los que bastan á crear una reputació

n, es tal que permite esperar excelentes trabajos de la pluma del Sr. Dicenta. E En

el teatro

llama errante,

de la Zarzuela

drama lírico

se ha

inspirado en

estrenado una novel

La

de Julio Verne y escrito por D. Javier de Bur gos, D. a José .

Torres Reyna

y

D. Cárlos F. Shaw.

un sainetero muy aplaudido

El primero

es

que escribe bien y que con

frecuencia ha obtenido buenos éxitos: Torres Reyna no trabajado

había

aún

para el teatro, pero era ya cono-

cido en los círculos literarios como aprecio,

y Carlos Fernández

Shaw,

un escritor digno de según ya he dicho

enla Revista de España, es uno de los pocos que saben y pueden cultiv ar la poesía lírica sin en ridículo, porque tiene facultades envidiab les

jovenes ponneerse de facili-

dad, ilustración y buen gusto. A pesarde estos elementos, y de haber compuesto el maestro Mar qués la música

de La llama errante,

media docena

el éxito fué altamente

ido jente

la obra no ha pasado de La pri | mera noc) he satisfactorio, pero luego no ha

de representaciones.

al teatro.

De nuevo nos hemos convencido

los que estudiamos en Madrid

de cercala vida

literaria que hoy no existen ya aquellos éxitos medianos que Í |

|

di

- LAS LETRAS Y LAS ARTES EN


As

-

o

¡REVISTA PUERTORRIQUEÑA.

eran los que en realidad daban vida 4 las empresas:

ahora las obras ocasionan considerables, ganancias ó. no producen ni siquiera lo necesario para cubrir el presu-

puesto y levantar el telón. Ji e Hay n Price, que es un circo, de caballos convertido en teatro, en el cual se fuma y se alborota como en una. laza de toros, se ha estrenado La campana milagrosa,

dol

lírico

los maestros

de

Marcos Zapata puesto.

Marqués y Catalá.

en música. por.

Zapata,

que conside-:

rado como poeta lírico es digno de todo respeto, «rara. : vez acierta cuando escribe para el teatro. ' : Sus Obras +

dramáticas

arrancan

personaje refiere

grandes aplausos

en

cuanto: un,

Ó cuenta algo, pero la acción,

ractéres, el movimiento,

los ca-.

todo lo que constituyeal autor:

queda muy por bajo del poeta.

|

*

*

,

¡

«

¡

En mi carta anterior anuncié que el Cérculo Litera». rio y Artístico, de Madrid, preparaba una función teatral á su beneficio, en la cual se representaría una obra,

cómica ideada por tres ingenios y escrita entre

treínta.

determinado.

ofrecía,

ó cuarenta socios

la función

que

Ante las

habían

de sujetarse á un plan

dificultades

teatral ha sido

que

esto

sustituida por un número

etraordinario de el Madrid Cómico, que ya

cado y del cual se han vendido

á

se ha publi-

éstas horas

muchos

miles de ejemplares. Algunos de los trabajos en. él” insertos son notables. No puede darse mayor variedad * “>

Oro

20

l A

ca E

3

Entre los, libros últimamente publicados figuran A.

Hr

|

A

-

di

de firmas por dos reales.


LAS LITRAS Y EAS ARS EN MADID. algunos que recomiendo 4 lós lectores de lá Revista: En primer lugar, todo aficionado 4 las buenas letras

debé tener á maño la Historia de la literatura y del arte dramático en Expaña, por el conde de Shack, de la cuál se ácaba de poner á la venta él quintó y último

tomo.

e

.

Hace algún tiempo un amigo

E

mio me preguntaba

cómo podría aprender bien la historia de nuestra Hz

teratura dramática. Mi consejo fué qué leyese á Tiknor, que estudiara todos los prólogos de la colección :Ivaden eyra, en los tómos que se refieren á poetas drám áticos, y que terminase

su

trabajo saboreando lá:

obra del conde de Shack.

Tal es el concepto

que de

romáñtico, que hoy no me

parece

pero lá

tan importante libro tengo formado. Campea en todas sus páginas un criterio altamente favorable al drama

aceptable,

obra de Shack es admirable bajo el punto. de vista de la erudición y de la amenidád: * Claro está que el con: sejo que yo dí á mi amigo no es fácil de seguir, y que

hace falta mucho tiempo y

para leer tanto;

sobre

todo

pero lo tefiéro aquí

gran paciencia

para

dar idea de

la importancia que á mi modo de ver avalora

libro. -

Htalia,

i

¡

También merece especial elogio por D. Felipe Picatoste,

influencia que mútuamente las dos penínsulas latinas.

|

al citado

Los españoles en

.precioso estudio

de lá

hatéjercido una sobre otra En realidad el trabajo del

Sr. Picatoste es una vindicación de la patria española.

A fuerza de afirmar los éxtrafijeros que España no ha hecho sino guerrear, combatir, conquistar y perder lo conquistado, es decir, andar siempre á trastazos, hemos ,Megado los españoles á creerlo. Pues bien, Picatoste demuestra que al par que belicosós hemos dos, que heros dado profesores

versidades extranjerás,

sidó instrut-

ilistres 4 todás las uñi-.

que aquí se han realizado grañ-

des inventos y que lá ciéneia nos debe notables pro-

gresós.

En fin; ¿qué más?

El Sk. Picátoste ,

afirma,


$18

:

|

REVISTA PUERTORRIQUEÑA.

bo

: el

y afirma con pruebas, que en siglos pasados ha habido región española en que era obligatoria la instrucción y _ donde eran legalmente castigados los padres que no mandaban sus hijos á Mucho nos debe preciosos datos el Sr. la impresión que me

la escuela. | la humanidad y todo lo cita con Picatoste, á quien elogio'sólo por ha causado su libro, pues no le

conozco ni de vista. Los españoles en Híalia 'consta de tres tomitos que aquí se venden á tres pesetas cada uno. |

Otra obra notable y recientemente publicada es el

segundo tomo

de las Memorias íntimas del general Fer-

nando F. de Córdova;

hermano

de

aquel

D. Luis Fer-

nández de Córdova que fué terror del campo carlista en la primera guerra civil. . Estas memorias son tanto' más curiosas cuanto que aquí hay en los hombres notables cierta instintiva repulsión á entregará la publicidad esos detalles. de la vida privada que muchas veces explican por completo las alteraciones de

la vida pública. Toda la época de Mendizábal—el único verdaderamente revolucionario que ha habido en España—aparece

desenterrada, en estas

allí se vé claramente

la lucha

que

Memorias.

el gran patriota

tuvo que sostener con la ignorancia del pueblo, con la indisciplina del partido liberal y con:la do-

blez

de

nadora.

Yo ránea,

María

Cristina,

adoro

estos

porque si se

4

libros leyeran

la

sazón

de

Reina

E

du

historia

mucho,

ran. con frecuencia trabajos como aquel

.si

Gober-

se

contempoescribie-

que antes

de

han sido causa

de que España perdiera

ocupaba en elz concierto del mundo. a Consolémonos

ciones

nuevas,

k

con

la

aunque

idea

de

el puesto

que

frias y difíciles

$

|

del

Ara de

;

yE

[

+

AS :

j

sE

EO

que

las génerade en 1sias:

a:

E

lomo

morir publicó Fernández de los Rios titulado Luchas en la España política del siglo XIX, estoy seguro de que entre nosotros no tendrían un solo partidario los que ,


enen la vir tu

del

e

p Es

JACIN Marzo 8 4 de 1885.

O

3E

ue fuimos irรกn b uir a 1 engran d ecimien to d

leyendo s

Ao

mar,

la patria.

7o

Ocravio

Pic


LA PECADORA. (*)

sl

vecinos de *** iba 4 exponerse en la entrad a de su templo, nada de extraordinario padí a por su naturaleza, ya que se trataba de go extremo común á las poblaciones rurales! de

Puerto Rico;

pero, en

vos ostentosos

descritos,

cambio,

ofreciendo en aquella

Oportunidad contraste muy saliente

con

los preparati-

prestaba al observador

de estudiar en su aplicación los preceptos evan medios géli que establecen la igualdad dé derechos en mate cos, ria bienaventuranzas celestes, pero que, en las cosa de rrenas, aún las más sacrosantas y piadosas, no s |tehan logrado imponer el mismo sistema de equitati va distribución. dl Es el caso, us un grupo de campesinos, prol e-

tarios de ínfima

clase,

á juzgar

por sus desg

camisas empapadas en sudor, y sus dest arradas eñidos calzones arrollados hasta la rodilla, dejando al aire ¡las encanijadas piernas cubiertas por espesa capa de lodo,

jadeantes (1)

de fatiga,

acababa

Véanse los números anteriores, .

*

de

presentarse” en el. A

y

d.

El nuevo incidente que 4- la consideración de los

. Católicos principal encerrar por todo

a

a

ln 5

(CONTINUACIÓN),


LA PECADORA.

ES

_ Atrio, conduciendo un cadáver, aspirante forzoso álas postrimeras

formalidades

eclesiásticas,

para practicar el viaje á ultra-tumba,

indispensables

sin temor á tro-

_piezos fiscales ni á reconocimientos aduaneros.

Un

rudimentario cajón,

+

formado por cuatro

frag-

mentos de mal aserradas tablas, desnudas de adornos, encerraba aquellos despojos humanos, echados sobre un girón de esas esteras de palma llamadas petates en la comarca borinqueña, y sin más tapa ni cobertera que una colcha de indiana haraposa.

CER

Dos gruesas cañas de bambú,

cabullas á

lo largo del

atadas con groseras

humilde féretro,

junto la apariencia de unas

daban al

estrechas angarillas,

tando su conducción en hombros.

:

con-

facili-

:

as

Nada tan primitivo como este sistema de transpor-

te de cadáveres,

pero nada tampoco

más usual en

los

campos de Puerto Rico, donde hasta las personas mejor acomodadas caritativo

han de utilizarlo,

de los cargadores,

salvando

que han

el sentimiento de recorrer

con

. frecuencia largas distancias, las dificultades impuestas por los accidentes naturales del terreno y por la deficiencia

de las vias

de

comunicación

ciones y los barrios ó cortijos agrestes.

o

mn

] Apenas divisada la

entre

las pobla-.

|

pobre comitiva fúnebre, estalló

dentro de la iglesia esta exclamación, por distintas voces repetida: : o , —¡Un muerto....! ¡Un muerto!

Olvidándose el incidente interno para aterider á las

peripecias que el nuevo ofrecía, con esa versatilidad propia de las populares muchedumbres; agolpándose hácia la puerta

"frentes,

mayor

Una gran

ansiosos de satisfacer

parte

de

los concu-

su excitada

curiosidad.

Robustiano fuéde los primeros en acercarse á:los

recien llegados, y al verles dispuestos

atrio, su. carga, se apresuró á decirles: —¡Ahí

no....|

ayi

dad

Pasen: ustedes adelante, que-á

: mejor hora no pudieran presentarse. .

á depositar en el

| Qigan, qué. reso |


er

DAA

rie

REVISTA PUERTORRIQUEÑA.

A

sha

E

ponso más gargariteado están aplicándole allá arriba al

difunto....!

|

¡Vivo,

vivo,

que se pierde

la música y

hay que aprovecharla....! ¡Vamos, señores, no estorbar....! ¡Abran paso! ( O Y volviéndose hácia el sacristán, mientras los jíbaros, siguiendo sus indicaciones, introducían la carga en el templo, añadió en voz alta: po

en busca de pasaporte.

llega otro pasajero

Aquí

—¡Pae Sinforoso....!

. De un viaje van ustedes á des-

pachar dos mandados....

¡Qué chiripa, eh!

|

El sacristán, que á duras penas había logrado prac-

ticar su descendimiento

sin personal avería,

y se ocu-

paba en considerar la perfección del número siete que el clavo acababa de dibujarlé en su verdinegra sotana, al ver aquellos huéspedes que se le entraban por las

puertas sin aguardar permiso, en dos zancadas se ade-

lantó á atajarlos, gritándoles:

——¡Alto....! ese muerto....?”

.

0

¡Alto! ¿A dónde van ustedes con ¡Ea, ála calle....! Pronto. ¡Fuera

de aquí....! ¿Quién les ha autorizado para entrarse á la iglesia como Pedro por su casa? a Los jíbaros, atortolados, no sabían qué responder al colérico funcionario, pero como insistiese éste en' sus intimaciones, uno de ellos, menos encogido que sus compañeros, dijo señalando 4 Robustiano: Lo —Este dón fué quien nos mandó dentrar. Y

¡como para aquí veníamos ....! —¡Pero

esto. no se puede

sacristán; encarándose con

od

...».

agua ntar!— manifestó el

el aludido. —¿Qué

pito toca

usté aquí, para entrometerse á dar órdenes? | —Lo que es pito no he tocado ninguno, porque

todavía no ha llegado la hora de darle á usté una silba por sus gangueos. Esta gente ignoraba donde debía

colocarse el ataud, y como usté estaba entretenido en hacer equilibrios gimnásticos en lo alto de la escalera,

y no podía enseñarles la lección,

me encargué

cumplir con esa obra de misericordia,

O

yo de


LA PECADORA. |

—El que no sabe

rigir á los demás.

—¡Vaya que -

para

si sé.

sí mismo, ..!

cino tendrá derecho á que su

la iglesia parroquial,

mal Dn Sl

j

¡Oiga,...! cadáver

colocado

en

Todo

ve-

sea, recibido en

una

mesa

ben

con un paño negro, y alumbrado por dos velas de cera. Además se dará un

doble

por

el campanero,

y se le

rezará por el párroco ó:su coadjutor el oficio de sepultura, con

la correspondiente

rociada

para ahuyentar los demonios y dejar

diente....

¿Quétal....?

.€el reglamento....?

Y

de

agua

bendita

sellado el expe-

¿Séóno sé de memoria

como

nada

de eso se ha de

hacer en la calle, ni me parece justo que á un

le den, en nombre de Cristo, con la pa en los hocicos....

—Lo que no me parece

cristiano

de la iglesia

ni medio. regular es que

usté se valga de la ocasión de no estar presente el señor cura, para dar malos ejemplos en un lugar sa-

grado, cometiendo tantas heregías.

|

—Á usté si que hay que llamarlo herege, por proferir disparates. Yo defiendo un derecho. — Pero, Robusto, ¿y á tf quién te manda á sudar calenturas agenas?—arguyó gravemente el director de pompas fúnebres.—¿Es pariente tuyo el muerto? | —No, señor; pero su derecho es el mio y el de | usté y el de todos.

Lo:'mismo

que

á

ese

muerto

le |

niegan ahora, nos negarán á nosotros mañana, cuando estirémos la pata, si no tenemos con qué dejar mandas-

pías, ni pagamos por adelantado responsos y laudates y misereres. “Todos somos hijos de Dios, si no miente

el catecismo, y, si es así, no se explica que domos de papá gasten

tantas zalamerías

los mayor-

con algunos

- hermanos, mientras que á otros no les, permiten poner - siquiera los piés en la casa paterna. Ad emás, los ve-cinos pagamos á los curas para que casen y

nos entierren,

con lo mejor

y

si

nos bauticen,

sostenemos

de nuestros ahorros,

|

este

se

nos

edificio

que no.


será para que nos. nieguen el derecho de entr ! Ed ar * en él, | : EE - —¡ Aquí no se niega nada!-—replicó el sacr istán.—

Usté, tan sábelo-todo, tan busca-ruidos, y tan legul eyo, y tan.... ¡intruso! ignora que para tener ho. á eso que los reglamentos disponen, hay que derec ser buen cristiano y cumplir los mandamientos de la igles —Sí; como los cumplía La Paloma, que ia Mé después de haber vividolen escándalo perpetuo, harta de carne

se metió á fraile,

mayordomo

es

decir,

de cofradía,

cuartos, que le paga un

se

muy

funeral

echó

de

padrino

regio.

Si la entrada

en el paraiso se ha de conseguir por ese medio,

los sermones tumbres.

de

misión

y estorban

-—Si se consigue ó no algo,

saberlo;

como no

son

cuentas

á un

beato y con muchos

no

es

de su

aquí se disponga esto ó lo otro. ...

sobran

las buenas c¿ose cuenta

mía

el

rosario el “que

¡Y basta de ¡facistolerías....! | ¡El muerto fuera! he dicho Yá buscar la bolet

a del corregimiento. Cuando venga; se determinará lo que corresponda.. ES —La boleta ya la han llevado 4 casa del señor cura, —contestó el jíbaro que antes tomara la palabra: Y como para corroborar su afirmación, dejó se er en el exterior un chiquillo, que al divisar. desd e la escalinata del atrio-al sacristán, gritóle cor fuerza: ...

dice el padre Calendas

traen una difunta del barrio de Palma seca,

qué

4

—¡Don Sinforoso!

no perm

o

si

ita que la entren á la iglesia, porque no se le debe dar'sepultura en sagrado, ei

—¿Qué dice usté á eso,: don Aleluyas?

los dos

tenía razón?—dijo entonces

¿Cuál de

el sacristán

bustiano, con el tonode un subalterno, plet órico

4 Ro:

¡satisfacción por haberse adelantado 4 interpretar dela voluntad de

sus superiores. Y los concurrentes se miraban unos á otros,

L3

Y

si por la expresión de sus semblantes quisieran como desci-

e


LARERADORA Der il eli su curiosidad.

que tan

o

e

ale

vigorosamen te. espoleaba pos

Cierto.que la órden trasmitida al sacristán era! te-

rrible.

Negar

á un cadáver la sepultura len, “sagrado,

esto es,. en tierra bendecida por los curas, á juicio dé los piadosos vecinos de *** equivalía á cerrarle á, pieds y lodo las puertas de los alcázares. celestes al. qu _€era objeto.de tal condenación. Sin,la fé de enterramiento en regla, do hay medio de conseguir que San Pedro abra el postigo de-su por= tería á ninguna alma que se le an: del mundo terreno. | Así fué que, al oir:cel mandato del cura, hasta aque-

llos más

soliviantados

por

el lenguaje levantisco

Robustiano, * plegaron. velas,

aleppsióndod

á

de:

a.

en un piélago de fluctuaciones y conjeturas,

—¡La

habrán matado—decía Apr Y tendrá

que

ver la justicia: en el asunto! —¡Se

:

habrá ahorcado! —exelimaba otro.

¡Aletas

ajogá Dos

Ea

el e

E

cojo porta=

escalera. —¡Será mora; 1 Y ese demonio. 'la ha hechol Habrá que lavar la mesa. con. agua entrar aquí....!

E

bendita! —añadía Húda: escandalizada Santa Rita. —Pued+ que no sea mora ni judía, y haya. muerto: en grave pecado mortal; —indicaba sentenciosamente , el director de pompas fúnebres. bio

Y así siguieron todos, emitiendo su. voto; unos» tras otros, y discurriendo con igual elevación de ideas, sp hasta. que Rabistiada qué, no seaa i

á ceder en su empeño, exclamó:

—¿Pero, á qué tantas vacuencias, duaadb: es. muy. fácil A

lo

de dudas?

Y dirigiéndose á los - campesinos,

raban con aire estúpido, sin

que: oían y mi-.

darse cuenta,

al parecer; La

delo que.en torno.suyo ocurría, preguntóles;.

—¿Es muerto ó muerta lo que:traen:

Ea

: tedes: ahí?


9

0 agvsta moro h '|

A

| —¡ Muerta, señor! —Contestó uno de ellos. —Es. mi comae Cocola, la corteja de José María Mén dez, que

¡la pobrecita!

se la llevó.

La manquera

2

es

e

—Pues ya está dicho todo. No hay más que suponer ni que cavilar. La querida de un jornalero no puede entrar, después de muerta, en recinto sagr ado. La manceba de un hacendado ya es otra cosa. Y tomando el tono de un predicador, y accionando con ámbas manos, “dirigiéndose al audi torio, añadió: | E —;¡Ea, amados oyentes mios! Siga el que guste crey endo en celestiales

taron hace tiempo.

Ahí

músicas, que

teneis

á mí

me

deste-

la igualdad cris

tiana ejercitada prácticamente. Para los restos de La Paloma todos los honores han :sido pocos: ¡ni que fuera una reina! Para el saco de huesos que ha dejado la corteja de José María Méndez, no hay sitio, ni “prec es en la casa de Dios. El pecado de una y Otra ha sido el mismo: amaron mucho. Sólo que la primera puso las sobras de su cariño en un ricacho, y la otra tuvo á la fuerza que vivir con un pelele que no tiene en que

caerse muerto. ...

¡Caballeros, aquí no

cabe el hijo de

mi madre! Ustedes puede seguir edificándose con: estos ejemplos de misericordia. an Y al decir esto se encaminó 4 la puerta, disponiéndose á

abandonar

el

campo,

del vencido, pero sin abandonar sonrisa habitual.

con

el decaimiénto

por “eso su sardónica

Al pisar ya las baldosas del atrio,

intimacionesde don Sinforoso, que

como

apremiaba

camente á los jíbaros para que extrajesen

el ataud, volvióse hácia ellos para decirles: —¡No

sean ustedes bobos!

de echarlo á los perros,

E

oyése las enérgi-:

de: la iglesia

EA

Harto han hecho con

traer ese cadáver al pueblo, por caridad.

y si no quieren hospedarlo,

>

Déjenlo ahí,

que se tomen otros la pena:

o

m

E

acabó de padecer anoche


q p

| _

Insclentó) naná enfurecido pal el se lo participaré yo al señor cura, para que haga que le pongan á usté un freno en el corregimiento. -—Con freno y sin él, y allí'como en todas partes, diré yo, á boca llena, que lo que acabo de presenciar es un hecho que no tiene nombre. | —¿Ni apellido tampoco?—oyóse decir por una voz clara y simpática, á espaldas del perturbador. ) —¡El doctor Bueno!—exclamaron á una voz los circunstantes, con afectuosa expresión. — — ¡Señor

doctor! —añadió

E

A

respetuosamente

,

Robustiano,

salada

á nuestro antiguo conocido. —¿Viene

usted á dar fé de esta barbaridad? —¿Qué pasa?

EA

|

j

Ya puede usted ver! . | Y señalaba al grupo de labriegos, que ¿hecda

por fin al pae Sinforoso, extraían de la iglesia el cadáver _ de la infeliz Cocola. Luego añadió: k k

—Los pobres apestamos hasta en la casa de Cris-to. Ahí tiene usted á esas buenas gentes que han hecho una jornada de tres leguas con esa muerta al hombro, por pura misericordia, y ahora se encuentran con que no quieren admitirle

la carga en

la iglesia,

y

no:

saben qué hacer con ella. —¡Ah....!

Ya caigo: extlamó

el doctor,

acer-

.

cándose al cadáver y reconociéndolo.—kEsa infortunada A murió anoche sin los auxilios religiosos .dei A —¡ Y quién iba á llevárselos á Pulma seca, daa de un temporal! | . -—Debí haber hablado antes con |el padre cura, pero

yo no me pertenezco.

Hasta

este

me han dejado en libertad mis enfermos.

¡son a

...1

momento

no.

Yasevé....

Pero ¿dónde está el padre Calendas?

E en su casa. —Se apresuró á decir el sacristán.—EÉl es quien ha dado órden de no admitir esa aa en la iglesia,

)


l 5 E

o

PORRTORRIQUEÑA.

MS o —<Pues voy á verle en seguida. ¡Tiempo perdido! +

]

;

REVISTA!

di

588

$

Y

;

1

A rr

- —¿Y por qué? | dp 0 —¡Porque de la caña brava no se saca ; túcar! ¿No sabía usted eso, doctor? : pda —Lo que yo sé, amigo Robustiano, es que vales más de lo que aparentas; y que tas murmuraciones +4

perpetuas tE perjudican. —¡Cómo

apariencias!

¿no es la realidad?

No se juzga por apariehcias. Y lo que

estamos

Usted juzga á los demás

por sus propios.sentimientos, ménos niño la experiencia.

viendo

hombres : .

y ya debía haberlo hecho ¿Quién le acompañó á

usted en la última epidemia de viruelas que acabócon el .pueblo....: ) ¿Dónde andaba entónces el padre Calendas?-

órden

—Eso no hace

dictada

dictarla?

al caso

ahora.

Se trata de una

por la autoridad. eclesiástica. ¿Puede:

Pues acatémosla, y expongamos las razones.

necesarias para obtener que se

modifique.

Cuando

me oiga, estoy seguro que mudará de pensar.

pos

él

Y 'el bueno del doctor echó á andar: hacia la; mo-> rada del párroco, mientras Robustiano, moviendo la cabeza y haciendo un gesto, en señal de duda,

raba entre dientes:

murmu-

(

i

ji

)

—Mucho 'sabe nuestro médico; pero, para estos. casos, la mejor ciencia no vale loque un puñado de: pesos.

En fin....

- Y

¡veremos!

DE

cruzándose de brazos, dióse á pasear lentamente

por el atrio, resuelto,

tado dela entrevista, :

|

(Continuará).

porlo visto,

|

á

i

aguardar el resula

SALVADOR

BRAU. | E

ba

En

|


LETRAS Y ARTES EN ]

. Sólo se ha propuesto (el autor) acariciar las aspiraciones más nobles con un sueño benéfico que,, por un momento, pueda hacer olvidar el mutismo y la inmoralidad de la Naturaleza.” Con estas palabras termina la

advertencia

colo-

cada por Sully Prudhomme al frente de su poema La Dicha, que cal de publicar el editor Lemerre. Yace en el hombre, en lo más hondo, si no de contínuo flameante, latente, azorada inquietud acerca de su orígen

y su destino, sobre el más pensación futura de los

allá de

mundanos

la tumba,

la com-

sufrimientos y pa-

deceres, la solicitud y hasta la existen cia de un creador, y tal vez—pensó el autor —“*las almas dolientes acogerán

como provechosa diversión, alguna satisfacción ideal ofrecida á su necesidad de justicia y ventura.” Tal es la génesis de la idea que ha producide ) este poema, que merece doble exámen por ser al m lsmo tiempo Una obra filosófica y una obra de arte, muy sabrosas las. dos, y especialmente la segunda.

Divídese en tres partes y doce cantos y está por lo general, salvo algunos incidentes ¡ dispensables, escrito en forma de diálogo entre Fu

bres que no españolizo por no

-

e


a 590

REVISTA PUERTORRIQUEÑA.

|

Faustus los ojos en la primera página,

silencioso, | sonriente, sin saber donde se encuentra; el aire es blando y perfumado; un riachuelo serpentea ásus piés, y al mir arse en él apénas se reconoce: tan hermoso se halla.

Pero recuerda que no estaba

nizaba entre

los

séres

rededor de su lecho

dofiés......J.1:

presa de cruel

de

su

así la víspera, familia,

mortuorio,

entre

¿Horror.¿....!

que ago-

arrodillados al

amarillos

blan.

¿Está acaso sepultado,

alucinación y va á sentir

vivo, sin poder escaparse del estrecho atase enterrado ud? Su incertidumbre dura poco. Agítanse las ram entre ellas una vírgen de gracioso porte as y aparece cebo reconoce al punto; es Stella, la muj que el maner que amó en vida y de la cual fué amado, hasta el perdió ella la:existencia, por oponerse sus extremo que padres á su - enlace con |Faustus. No sueña éste ; Su cuerpo ha cruzado la mansión de la muerte y, como rejuvenecido y cubierto de nuevas carn el de Stella, es, respira en un astro más favorable que la tierra, Todo es allí seducción y hermosura, y nada es- lo que comparado con lo que su amada tiene mis vé Faustus ión de señalarle, das La descripción de este 'paraiso es de. todo punto. bella y bien

se descubre en

ella la imaginación soña-

dora, dulce, delicada del poeta

de

las Soledade

Hay flores de tan penetrante aroma, que Fau s. stu s no se cansa de aspirarlas, y una de ellas rep resenta -de. tal

modo la individualidad de Stella, que oler equivale á la posesión de. la amante. Es aquella : lor el goce que experimenta el jóven, que setan intenso desmaya; pero mana por

allí fresca corriente, que es poderoso cordial, y basta beber de ella para rec obrar nuevo vigor, sin necesidad de otro alimento, pues :en ¡aquel

edén no se mata á ningún animal y no es preciso : “alimentar la vida con la muerte,”

va

over

iria

dl Suenan en esto, léjos, muy léjos en el espacio, 'inmensos y confusos clamores; es el lúgubr e y Siniestro


Fe

¿coro de quejas y blasfemias que bote? del profu ndo: qn voces de la tierra. No repara mucho en ellas Faústus, por el momento, ya que goza de indecible templanza, y ve aparecer un grupo de ginetes gallardos y robustos; son los primitivos esclavos del mun ido, que en esté planeta disfrutan de

tanta

libertad

y r holgura cuanta En fin, el nuestro.

miseria y cautividad sufrieron en va á recibir el premio supremo, la" sa tisfacción E

de

sus

deseos, y en lugar encantado de formas y colores, ar-: P monía y belleza, Stella se abandona á su esposo. Es todo ello muy acabado y primoroso de ford; 4

2

las imágenes son sencillas, brotan es ¡pontáneamente y se cubren los versos de bellezas c omo de rosas las Pero, varas de un rosal, con naturalidad, sin esfuerzo.

todo lo que Faustus va

experimentando

le entra

los sentidos: goza su olfato con el aroma de las “recrean su oido los musicales acordes del tibio

por

flores;

viento

de la enramada;

distraen sus ojos todos los admirables

puntos de vista;

suavizan

las aguas acaricia sus

su paladar

del vimanos,

vificador arroyo; la hierba sedosa y la posesión absoluta de la amada vá á reunir en himno gigante este éxtasis de los sentidos. “Como concepción filosófica, es, P ues, esta primera parte más sensual que espiritual, más pagana que cristiana; claro que el alma disfruta de bienhechor sosiego, pero es por el total contentamiento del cuerpo; el espíritu ha sobrevivido á la muerte, pero también ha resucitado la carne, y una carne exenta de miserias y | de fealdades, que será eternamente jóven como la prima: vera de aquellos campos, que no ha de conocer la fatiga física en sus trasportes ni el hastío, la fatiga moral. Sin embargo, —hombre al fin todavía, aunque té generado y purificado, —Faustus no está contento, y la dolencia de la humanidad, la duda, el ánsia de sabe? la nostalgia de lo desconócido, le

atormenta' "ahora lo

misíno que cuando vivió entre nosotros. k

e

sabemos |


592

|

REVISTA PUERTORRIQUEÑA.

que el tiempo es una ficción, y que sólo existe porque

lo medimos:

no extraña,

pues,

que

posesión, aparezca este mal, en

amor ha podido

durar

un

á seguida de la

la segunda

año

ó mil,

héroe, pero en fin ha corrido nuestro sol

su carrera, cuando

parte.

no

El

lo sabe el

muchas

veces

Faustus se empeña en conocer “la

causa y la razón del mundo,” y con “este motivo exa-

mina toda la filosofía antígua y moderna. Interesante es en verdad la exposición que nos

hace el poetade cuantos

gado

hasta

nosotros,

sistemas

reuniendo

filosóficos

en

alados

han

lle-

versos la

esencia de todos ellos. Era tarea difícil, áspera y desabrida, al parecer, para la musa; pero, ¡qué no vencen

y dominan sus divinos

dedo

cuando

es

tan

fresca y

potente, tan graciosa y severa como en este'caso! Nada adelanta Faustus con su larga recapitulación. De toda la filosofía antígua resulta “caos estéril

de ideas revueltas,

nacientes

edificios que estár por

terminar,” y de la, moderna, el pesimismo, según el cual “no son más que lazos los instintos, el amor un engaño en el que caen las parejas, sonrojándose de procrear para dar pasto á la muerte, y en que todo tiende á la nada.” Esto no puede aceptarlo Faustus, puesto que ha resucitado y sobre el particular sabe á qué atenerse.

No ha concluido,

empero,

su

investigación,

y

aunque ve que su Stella llora, —notemos que también se llora en el paraiso diseñado por el poeta, —Faustus

se dedica á repasar las ciencias para descubrir

el secreto que no le reveló la filosofía.

-£ Es otra página muy bella y no

presa que tíficas á la escrito, el una y Otra

ellas

Ls

ménos. árdua em-

la anterior, la de reducir las fórmulas 'cienforma más elegante que existe en el lenguaje verso. Opinan muchos que es incompatible cosa, aunque no lo sean la majestad de la

ciencia y la majestad de la poesía. no hay tal

en

incompatibilidad,

Para

y el autor

mi entender

lo demuéstra,

Cuanto se puede y se debe exigir al poeta, . sea cual 1


A

j

fuere el asunto de que trate, es que ha

verso conSaroR

siempre la armonía que ni se define nise enseña, que no sea nunca vulgar,-—y no hay aquí uno. solo, —que

la belleza de la forma esté apropiada á la cp y es lo que aquí sucede siempre.

pe

|

No adelanta más Faustus én su marcha, y las elodla

cias todas conducen “á un templo vacío en el que luchan desesperadamente buscando la luz, una fé indecisa y una razón que camina á rastras.” Entre tanto, las. voces de la tierra resuenan en los oidos del pensador :1á través de los espacios, clamando por la Verdad, la cau-.

sa única.

El alba refresca

_que “con amarlo

exclama:

todo

sus sentidos

se apaga la 2

“¡Amemos!”

y, diciendo

de todo saber,"

Ha tenido Faustus una visión que le ha explicado

el mal uso que hacía

de su raciocinio,

que la lucha

entre la razón y Dios es desigual, que la causa en la” que está contenida la Naturaleza toda, excede á la esfera que circunscribe al hombre, y ¡que el solo bien interesante es “el tesoro

de

la

Ep

que la verdad.”

más

humano

|

Quien habla así es Pascal, y

| no soy

yo quien me

negaré á creerlo. Pero.... más vale detenerse en esta objección ya que sería muy largo desarrollarla. Asf como así, el mismo Faustus, que parece haberlo creido y andar satisfecho, no tarda en cambiar de opinié cuando las voces de la tierra llegan más directamente á sus oidos, y se conmueve

y

lacera| su

corazón

y lo

agita la piedad y aspira á una acción generosa, á un gran sacrificio útil al género humano. No puede: resignarse á vivir dichoso cuando los otros, sus hermanos terrestres, agonizan en el sufrimiento, no puede :-olvi-

darlos, nó

tiene, ante sus dolores, el frio egoismo de la

indiferencia. ¡El sacrificio! Tan hermoso: y apeteci. ble se le representa como á los sublimes mártires de la Leyenda dorada. |

Está dispuesto á él

¿Lo comprenderá |

|| | |

|

Suela


$

| REVISTA PUERTORRIQUEÑA.

Maa

¡Qué no comprende

la mujer

o

que ama!

¿Debe

consentir que cón él lo comparta? ¡Y cómo ha de impe dirlo! No sólo lo comprende Stella sino que, la locura

santa del martirio la invade al punto

enérgica y ardorosa, y cuando

y ella

Faustus

es la más

le declara que

ha resuelto bajar á la tierra para llevar la verdad al hombre—la , única verdad que conoce, que resucitamos y que en punto á disquisiciones ultraterrestres lo, mejor es..... no meneallo, —Stella declara estar dispuest a también. | a La Muerte, obedeciendo á superior mandato, se encarga de bajar de nuevo los dos enamorados á la tierra en que los cogió para conducirlos al edén en que viven. Vuelven.... pero tarde. La tierra ha camb muerte,

ó de

la resurrección,

Stella. Poo, El hombre ya no existe,

y por

aparecido de la faz de nuestro globo.

de

Faustus

y

aa completo ha desLa idéa es gran-

diosa y la visión del poeta de lo que será

la tierra,

sin

el hombre, lo es también. Estos levantados, sonoros y hermosísimos versos, son dignos de todó cariñ o y de

toda

admiración.

La

filosofía

es

amarga, pues la acción sublime de los

tiene utilidad alguna, y siempre

profunda

hemos

dos

sacrificio es corriente de infinitos bienes.

cuanto

amantes no -

creido. que el +4

No resolviéndose á perder el suyo, del que aun está enardecida Stella, propone á Faustus desembarcar en la feraz natura y prócrear hombres que la cubran. Pero, el pensador se detiene ante el audaz. designio de devolver el hombre á la

tierra.

“¿Sabes,

le

dice,

qué

porvenir germinaría en tu seno si cedieses al ciego y peligroso.'deseo de ser una segunda Eva?” Y la Muerte arguye: * “La tierra es un lugar de pruebas y de nuevo lo sería-para la nueva humanidad.” Empero,

tan

animosa

se

muestra

mujer que es, que al fin Faustus consiente.

Stella, : como

La Muerte

4

la

desde los miles y miles de años que hace

o

de

iado


|

nenrrenacidiad: |

espera una órden, y al recibirla,

be

:

se ' eleva; en vez de

bajar, y conduce al verdadero cielo á los dos amantes, que ya son dignos de entrar en él por la Caridad. que han manifestado dejando un lugar de delicias para bajar y consolar al prójimo.

Tal es el poema,

ó su esqueleto,

frio como todo

tal; sin los encantos de una poesía elevada decae nunca y conmueve dulcemente al alma Pero.... ¿saca el lector la satisfacción moral, tento ideal que se propuso darnos el autor para nuestra necesidad de justicia y ventura? Creo y más depresivo que consolador me parece

No

generaliza sino

que

individualiza.

que no artística. el concalmar que nó, el libro.

El caso

de

Faustus y Stella es particular; si no basta con las torturas terrestres, y pasamos á un punto ya ameno, pero sin felicidad posible, puesto que sigue imperando la duda, la aspiración á la causa única, al manantial del mundo; si, para penetrar en el ““verdadero cielo,” aun es preciso en el nuevo planeta otra prueba, otro sacrificio, ¿qué será de los que no tienen la abnegación de

la amante pareja. ...? Queda aquí un "boquete por el que caben cien mil hipótesis. | Así, pues, más confortantes me parecen para las almas ansiosas de “justicia y ventura” las promesas del cristianismo, sino se posee la suficiente resignación para admitir que lo que nos aguarda forzosamente no es tan triste ni pavoroso como lo imaginamos, y que el reposo, el sueño completo, el total aniquilamiento de la tumba es un grandísimo bien: para nosotros que acabamos de pensar y dudar, para los que nacen, pues les dejamos el vacío en que se han de meter para pensar y dudar también, sufriendo,

no

mismo tiempo gozando,si aun hay

se

niega,

poetas

pero al

que tan di-

vinamente sueñen y rimen como Sully-Prudhomme.

0,0 o%0


A

Í

596

| REVISTA PUERTORRIQUEÑA.

1

de

Otro poeta, más jóven y modesto, M. Jorg e'"Bouret, ha traducido en verso francés la Última laméntación de lord Byron, del gigantesco Nuñez de Arc e, y lo ha

hecho con infinito tacto, con exquisito gusto, con tanta delicade

za de manos y tan clara asimilación del pen samiento del autor, que justo es felicitarle por su, trabajo. Si fuera necesario probar que el verso no se debe ni se puede traducir bien más que en verso, com o-lo ha pro-

bado Llorente, traduciendo al más

intraducible de los poetas, á Heine, M. Bouret nos podria serv ir de ejemplo. +]

No soy yo tan absoluto como este poet porque ya soy más viejo, y no opino como él a,que tal vez valga

más dejar sin traducir un poema ántes que vert erlo en prosa. Lo que sí quiero, ó prefiero, es que la traduce: ción en prosa'sea más elegante que yustalineal, para que, por

lo ménos, la elegancia

supla

en lo posible

la carencia del ritmo y de la rima. Pero no soy tampoco tan absoluto como M. Alberto Savine, el cual es peor que Santo Tomás, pues no cree ni aunque las prue bas

le estén reventando

los

ojos;

lo único

que

pedir es que la traducción no desfigure

adorne las ideas, ni las retuerza, ni las

se ha de

el original, ni estire;ó

encoja;

que dé la impresión del texto siguiendo tan atentame nte como quepa el fondo y la forma.

Las traducciones en prosa, tal

donar que no pasen de medianas;

verso han

de

ser

irremisiblemente

vez las

,

Ea

sea lícito pertraducciones

buenas.

en

Toda.

la lucha que tienen, pues, los que piden traducci ón en prosa contra los que la piden en verso, se reduce 4 eso, según mi entender: que la traducción sea excelent e, sin pero; que sería ridículo, y noes M. Savine capa z de semejante ridiculez, preferir 4 la de Llorente , una traducción en prosa castellana del Intermezzo.

Sea bienvenida, por todo lo dicho, la traducción en. verso de M. Bouret, y persevere en su propósito el

valiente traductor, que mucho se lo han

de agradecer

¿

Z


¿A

|

7

pa

LET Y ARTE RSENP AS ARÍS.. las letras españolas, tan

necesitadas

gp de amigos que

sabiendo que existen, que no son invención nuestra, como

" lo suponen gratuitamente muchos franceses, aun

de los

cultos, tomen á pechos traducirlas y hacerlas admirar fuera de su tierra.

|

oc.0o O oo

La biblioteca antropológica de los editores: Delahaye et Lecrosnier se ha enriquecido con un tomo más (el sexto), debido

á la erudita

tourneau y titulada:

La

la familia.

:

pluma

de

Cárlos Le-

evolucióndel Matrimonio

]

y de

|

Este libro, de los más amenos que he examinado en

este año, en lo que respecta á obras científicas, lleva por

lema las profundas palabras de Montaigne:

las ideas corrientes

que

vemos

alrededor y como abiertas en el que allí dejaron nuestros padres, naturales; de lo cual resulta que los goznes de la costumbre se

goznes de la razón.”

acreditadas

“Parece que

á nuestro

alma por las semillas sean las generales y lo que anda fuera de supone fuera de los

Y bien escogido está el epígrafe,

ya que el trabajo de Letourneau está

siempre fuera de

hasta tener la prueba de su

veracidad,

la costumbre, de lo recibido y consagrado, aunque esté muy dentro de la razón. | | Como todo libro destinado á servir de piedra angular á la nueva ciencia de la sociología, las hipótesis y disertaciones no existen aquí y todo se reduce á la mayor copia posible de hechos positivos, no aceptados absoluta

y al-

gunas inducciones ó ensayos de generalización. * No preguntaré á mis amigos si se complacen ó se evolución hasta las instituciones sociales;

-ni el mio hacenal caso

en

la. materia

tener en cuenta mi deber, que deber son -

+

a

|

horripilan con la idea de someter á la gran ley de la

EA

E

ni su parecer y sólo

han de

las promesas, ,


q...

- REVISTA PUERTORRIQUEÑA.

y prometido les tengo hablarles de cua ntas manifestaciones intele

ctuales se produzcan aquí. Juzgo yo opor. tuna la advertencia porque sin dud a, para muchos, la exposición de este libro, por sucint a que sea, ha de convertirse en manjar grosero Y -... ¿qué se yo? hasta condenable. A

considera el transformismo al hombre.A ni: como un semidios ni como un ángel, sin o No

como un primato más inteligente que los Otros, y su parentesco con las especies animales vecinas se acusa lo mismo en los rasgo psíquicos

que en los anatóm Convenía, pues, estudiar antes que nada lo que icos. es el amor en el reino animal.

La razón primera del matrimonio es puramente biológica; es el instin to

reproducción, sin el cual no

habría

E

y de la familia poderoso “de la

sub

sistido especie alguna, el cual es contemporáneo de los moneros protoplásmicos que se multiplican por escisiparidad inconsciente. Por lenta especialización

y de las funciones,

males, y cuando

se

crearon

Poseyeron

los

sexos

de los órganos

diversos

separados

tipos

ani-

y cons-

todo desenfrenada, es muy rara en la humanidad, . por inferior que ésta sea,

04

seo

i

: el

1

a1

|

ri,

cientes centros nerviosos, la genera necesidad que impulsaba los machos ción fué tiránica y las hembras á juntarse para la función importante de la reproducción. El hombre es rigurosamente asimil animales, y en los dos, la enagenaci able 4 los otros ón de la brama y del amor tiene por principio inicial la afinidad electiva de dos celdillas generatrices de sexo diferente. Pero, saliendo de la biología, result en los animales superiores, fenómenos soca que existen en esbozo, reproducen algunas de las for iológicos que, monio”"humano, 6 más bien, de la uni mas del matrihumanidad: la promiscuidad, la poligaón sexual en la mia y hasta la monogamia. Empero, el estudio de las socied ades salvajes contemporáneas, prueba que la promiscuidad del


LET Y ARTES RAS EN

PARÍS.

390

- Excepcionalmente pueden haberse reunido personas de ambos sexos para entregarse de común acuerdo á la promiscuidad, como los arevis ¡polinesios; pero

son actos de libertinage, nó de un estado social regular y compatible con el mantenimiento de un grupo étnico.

La forma conyugal más cercana de la promiscuidad el matrimonio colectivo de clan á clan,

es

el de los kami-

larois, siendo todos los hombres de una tribu

hermanos

por decirlo así y maridos de todas las mujeres de otra tribu que también se consideran hermanas entre sí. En el grado más inferior puede ser el hombre monógamo, como lo son algunos animales, pero por

lo común domina el instinto poligámico,

y así, cuando

en el curso de la progresiva evolución de las sociedades,

la monogamia fué moral y legal, se suavizaron sus rigores colocándole al lado el concubinato y la prostitución, y dejando de ordinario al marido el derecho de repudiación que casi siempre se negaba á la mujer. Injusticia que parece natural, pues como la mujer era siempre capturada ó comprada, se consideraba como pro-

piedad

del hombre.

En

matrimonio monogámico,

fin, en su última forma, el

que

fué en

un principio

la

asociación de un amo y de una esclava, se dirigió á ser

la unión de dos personas que vivían en pié de igualdad. Análoga viene á ser la evolución de la familia. Salvo algunos casos precoces de monogamia (los bochimanos, por ejemplo), las razas salvajes vivieron por grupos consanguíneos, en los que el parentesco

fuso y muy clara la solidaridad.

En la grande y con-

AAA,

fusa familia de la tribu, se establece poco

familia reducida por duales.

reacción

es con-

de

á poco la

los ¡intereses indivi-

Á causa de la mezca de las

uniones

sexuales,

lla, 4

la que primero se funda es-la familia maternal, basada en la.filiación uterina, por ser la única que podía certis fica con rse seguridad. Cuando la familia se fué acen-

tuando, se acentuaron también en ella las ' tendencias á

separarse de la tribu; y pasó'á: fundarse

|

en la filiación

|

:

i | 1

| 4| ¡

E

+ a SE ALS

e

a aa Eso E a :

ea

E ES Ia Ñ á

ed

Ea

. -

o


| | REVISTA PUERTORRIQ UEÑA,

|;

|

patern er a, pero no en un dia y sin dificu: ltad, pues familia materna luchó la contra la intronización de la pah

formación; pasa de un pleto, al individualismo comunismo más Ó ménos com; de la tribu, en la que | todo es solidario, á la famili a y al indivíduo, qu e ti FeSES propios y distin en tos; en lo que cabe en inte, Otros indivíduos y fa de los milias. De éstos apetitós, máde económicos que etéreo s s, han salido la famili a patriarcal,

de la propiedad. Esta Quiera, con el progreso evolución ha coincidid , ¡por dé de la civilización en general;

formas de asociación sexu al,

todos;

pero,

en suma,

es cosa que lo sabemos puede decirse que en Fran

v. 2, las dos terceras pa rtes

a, de la población vino ci beja


E

e

E

ES z

j

Í

LETRAS Y ARTES EN PARÍS,

+ ;

ENE

e

el régimen de la monogamia, ó sea el matrimonio romano fortalecido por el cristianismo.

cia, amén de la debilidad

de la Fran-

de los nacimientos que, de no

reprimirse con hondas reformas

- nación, estriba en

El mal

sociales, acabará con la

los matrimonios por compra:

ora son

-

ancianos que compran conyugalmente una doncella; ora son viejas pasadísimas que compran marido mozo. La estadística que presenta el autor es horrible. Las uniones de chicos de 18á 20 años con solteronas de más de 5ose elevan á 64, y de 20á 23 años á 109. Entre vírgenes de 15 á 20 con ancianos de más de 60, los enlaces son de 94, y de 204 25 suman 139. Excla-

mamos con el Rey.Lear: “¡Uf! Dame una onza de álgalia, buen boticario, para perfumarme la imaginación.”

lia?

| ¡e A ¿Qué será en lo venidero el matrimonio y lá famiComo el porvenir sale de las entrañas del pasado,

M. Letourneau,

cer algunas ss

pueblos,

sin darse

inducciones. .

.

por p

Es

profeta, e

no vacila en ha-

innegable que entre tl

como entre los indivíduos,

se efectúa la. obra

de la concurrencia vital y de la selección. de instituciones

los

Tratándose

tan esencialmente vitales como

el ma-

trimonio y la familia, la menor mejora/es importante,

ya que influye en el número y la calidad «de las nuevas

generaciones, en la carne y el espíritu de los pueblos. En igualdad de circunstancias, la preponderancia, pacffica Ó no, será siempre para los pueblos que produzcan

gentes

ciudadanos.

dotadas remplazarán

A

menudo,

mejores y más inteliesas naciones

á las otras ó serán

mejor

imitadas por

ellas. La etnografía y la historia indican la evolución en el pasado; las sociedades han marchado siempre de

la confusión á la distinción. El matrimonio monogámico remplaza diversos modos de asociación sexual. | Igualmente, la familia es el último despojo de vastas comu-

nidades de mal definido parentesco.

La

misma familia

se ha reducido, pues de un á modo de pequeña tribu

-

mayor número de más robustos,


ES

LE. E

E

dE

REVISTA PUERTORRIOUEÑA.

que fué en

un principio,

grupo de los padres

la familia

y de

e] A

a

queda concretada al modesto los hijos.

por lento movimiento

¿Se

reconstituirá

de. regresión, como

piensa Herbert Spencer?

|

que suben difícilmente hácia sus fuentes. Si parecen retrogradar, es pura apariencia, la resultante de una especie de ritmo sociológico. El fin y el principio pueden afectar analogía superficial que oculta profunda diferencia. El ateismo de los cafres nada tiene de común con el de Lucrecio, y nada menos análogo que la anarquía igualitaria de los salvajes del país del Fuego y el individualismo americano. Si se continúa la evolución individualista,

la familia civilizada, la última uni-

ia

dad colectiva de las sociedades, deberá separarse y llegar á noexistir más que en la genealogía. De esa

separación vendrá la reconstitución de una unidad colectiva más poderosa, con intereses comunes, que resucite bajo otra forma, la solidaridad, sin la cual no puede

durar sociedad ninguna. La tutela será despótica y liberal; reprimirá cuanto tienda al vejámen de la comunidad y dejará á los indivíduos la más lata indepen-

dencia.

creciente

En cuanto

al matrimonio,

de los divorcios,

según

y la comparación

nacimientos legítimos y los naturales,

la

marcha

entre los

Letourneau cree,

de acuerdo en ello con Spencer, que subsistirá la unión .

monogámica,

pero libremente contraida' y librémente

disuelta, si es necesario, por simple consentimiento mú-

tuo.

pues

¿Será un bien?

Para

el autor

¿Será un mal?

no debe

causar espanto

la historia de la humanidad

E

no es más

larga é interrumpida série de renovaciones.

ni terror,

que una

En cuan:

to á mi opinión, ya dije que no hacía al caso ni én ver:

dad

tendría autoridad alguna

sólo traigo entre manos

puedo afirmar es

en

estas

materias, que

como aficionado; - Lo que sí

que la obra es

sabrosa,

entretenida;

clara y escrita con el lenguaje sóbrio sin sequedad, co'

A

Tienen las instituciones algo de común con los rios,

)


]

|

| | |

LEDAS Y ARTESENPARÍS:

|

a

dino.

rriente 4

.

ciencia.

sin inelegancia, .

.

A

|

que conviene (4 los libros. de ¿

;

-

|

e

oa

N

|

09 10:10

Si no hablo con más frecuencia

de

teatros, no

es

porque deje de visitarlos de vez en cuándo; sino por-

que, en realidad, rara vez se me presenta la ocasión de

señalar una obra

que salga

de la medianía

y ofrez-

ca alguna originalidad. Pero hoy no dejo escapar lo que se me brinda, que ha sido un acontecimiento literario.

PES

Hace algún tiempo, un jóven llamado buena y simplemente Antoine, empleado en la, compañía parisiense del gas, si no estoy mal informado, dejó su empleo con la intención meditada, pensada y decisiva de fundar un teatro en el que se representasen todas las producciones nuevas, por atrevidas y revolucionarias que fuesen; un teatro absoluta y exclusivamente literario. Sin fondos, sin más armas que | la juventud,la fé y la voluntad,

M. Antoine

obtuvo

decoraciones,

for-

mó una compañía de gente moza y estrenó la Sor Pilomena, de los Goncourt; los reclutas se! portaron como buenos, y sobre todo el mismo director, M. Antoine, se reveló gran actor, de la noche á la mañana. Hoy,

este templo de las

letras

dramáticas,

que

¡se llama.el

Teatro Libre, está amparado por cien padres que le han dotado en diez mil francos, la vida para uu año. Y en esta escena es donde se ha estrenado el drama del conde León Tolstoi, traducido del ruso por los- señores

é

i

Pavlovsky mieblas.

y Oscar Métenier: ;

La potencia de las te | | Ed

Tolstoi es un genio, y empleo la palabra en

su latitud castellana;

no hay

toda

un libro suyo, «ni casi

una línea de sus libros, que no lleve la marca del. genio.

Jado-lo suyo es grande,

generoso y simpático; más

ol

| | |

$


dos

| REVISTA PUERTORRIQUEÑA. :

|

L

b

|

aún, es superior á nuestra época actual, y entre la masa

de tanto pigmeo, de tanta vanidad, de tantas ces y miserias, -se levanta modesto,

pequeñe-

con la majestad

del

apóstol, con un sol dentro del cráneo y en el corazón fuente inagotable de piedad por los infelices, por los

desheredados,

Es lo que, de nuevo, descubrimos en el

sentido filosófico del drama del conde León

que

posee

profundo

también,

como

las

obras

análisis, la clara visión

razón, del hombre.

Dialogado

Tolstoi,

anteriores, el

de la vida,

con

del co-

toda verdad! (que,

según parece, todos los rusos no: son capaces de comprender la lengua que hablan los actores vulgares de este drama rústico, los labriegos), los

traductores

empleado para la traducción de cuantas groserías

en el texto, el lenguaje

bajo

han

existen.

del pueblo parisiense.

Pero esta grosería que constitituye la verdad del ¡diálogo, no choca, y lo chocante sería que en vez de de de un hombre ébrio, 1l est plein, dijese finamente, il est ivre. No me parece mal, por lo tanto,

el atrevimiento!

nece-

sario de los señores Pavlovsky y Métenier y les toy la

enhorabuenpor a su trabajo.

Veamos

mento del drama. . Nikita, el personaje principal, es un cetón que enamora á todas las mujeres;

ahora

el |argu-

lo] hermosb moel amores pa:

ra él una función natural tan legítima como comer dormir; mentirá para que la mujer sucumba, la tenderá

lazos,

porque lo importante

- mujeres,

es satisfacer

su pepe de

que le ““gustan tanto como el azúcar,”

y| 'no se

pregunta si tiene Ó no el derecho de satisfacer ese gus-

to.

Para él no entra ni para nada puede entrar la mo-

ralidad

en el amor,

Bernard-Desrones,

y con gran exactitud

ha dicho M.

á quien sigo en mi análisis, pues *

una indisposición no me permitió asistir al estrenó, que,

en su salvaje ingenuidad, Nikita es una de las personificaciones más acabadas y grandiosas del libertinaje de todas las literaturas.

No

hace nada ni pronuncia una

palabra que no esté en el fondo de su alma de libertino,


2 LETRAS Y ARTES EN PART: S. y cuando la doncella que ha casamiento, viene á

605

seducido prometiéndole

reclamarle el

cur nplimiento «de su

promesa, la demanda le parece una us urpación a Ama ya entónces á otra mujer, á su ama, la esposa del labrador en cuyo cortijo sirve; y ella, Anicia, está

A

loca por el labriego; lo ama porque es jóven y robusto, y aborrece á su marido porque es feo y está ya usado.

Todo lo consentirá Anicia con tal de no perder el amor

de Nikita.

|

|

La madre de Nikita, Matriona, anhelando sin duda

para su hijo mayor fortuna, insinua á Anicia que su ma-

rido está enfermucho, que ella conoce unos polvos blan-

cos capaces de hacer dormir por mucho, por muchísimo

tiempo, y que se pueden tomar con el té.

La escena es herinosa en la traducción de Halpérine, en el teatro parece admirable de verdad y belleza trágica. La perversidad femenina se expone en todo su horror; . Matriona insinua cautelosa mente la idea del crímen en el alma ardiente de Anicia, y ésta

se decide,

envenena á su esposo y se casa con N ta, E El cual, que no ha tomado parte en el crimen y se ha contentado

con dejarlo ejecutar,

no

es fiel muchas

semanas y en breve es el amante de A kulina, la hijastra k

de

3

z

su mujer, una criatura

idiota.

|

de diez

y Seis sx

años,

medio

Akulina vá á tener un hijo y Matriona y Anicia

deciden matar al recién nacido.

de matarlo

Ñ ikita recibe el encargo

y lo hace aplastándolo entre dos

piedra. .

Pero, el infante llora, gime, y sus gemidos desgarran las entrañas de Nikita, que no es malo, que es buenamente el libertino que ama porque quiere y 4 quiénquiere. La escena del crimen le persigue desde entónces; el remordimiento nace en su alma á los quejidos

del niño que tiene clavados en los mento en que van á casar á Akulina descubierto por Anicia y Matriona, - blicamente del asesinato de su Akulina.

oidos, con un Nikita amo y

y en el moaldeano rico, se acusa púdel hijo de

4

| ]

,

6


bs.

| ¡REVISTA PUERTORRIQUEÑA. | Este análisis da idea de un melodrama vulgar,

no es otra cosa

la acción.

“Lo que

y

es aquí hermoso,

y de soberana hermosura, es la verdad en la pintura de

las pasiones y de los caractéres. . Es sencillo y terrible.

La vida más intensa se revela en cada escena de este drama grandioso, y no tienen una palabra sus perso-

najes en la que no se sienta vivir el alma humana en lo que tiene de más oculto y profundo.” oO O oo e

_ Voluntad.

la nueva novela de

No lo haré, sin embargo.

M. Jorge Ohnet:

¿Porqué?

He

de decirlo en contadas palabras, pues me pesan las que sobre ésto empleo... M. Jorge Ohnet tiene reputación y dinero; vende sus libros de prodigiosa manera, en lo cual tiene suerte; si me asegurasen que muchas amantes de su talento le han ofrecido el más buscado de los premios, no |lo dudaría, y en-.ello tiene ventura. Lo TIENE pues todo, y Dios se lo bendiga, pero le falta

una sola y única cosa, ser él y no todo

ser escritor,

el mundo y nadie,

de los ricos ni afamados,

juicio lo merecen. M. de ser, como que tiene filas ni quiero hacer á tarlos en ellas, ya que

París, Febrero 29 de 1888.

y no

me ocupo yo

sino de los literatos

que á mi

Ohnet tiene también su razón público, pero no formo en esas mis lectores el insulto de conse me antojan personas de buen

gusto y de no menos buen sentido.

|

tener originalidad,

|

LBoPOLDO GArcfa-RAMÓN. ho

NN

ría señalar ahora

A

Para terminar y cumplir con todo el mundo, debe-


BIBLIOGRAFÍA, PRINCIPIOS

DE “CIENCIA

SOCIAL,

¡POR H. O. CAREY,

|

(EDICIÓN CASTELLANA, —1888),

Con

este título acaba

de ponerse á la venta,

en

Madrid, un libro gallardamente impreso en la librería de Fernando Fé—Carrera de San Jerónimo— libro que, por más que haya hecho su aparición á tal distancia de nuestra isla, lleva la fé de bautismo expedida en Puerto Rico, y comprendido ha de quedar en nuestro regional movimiento literario y científico. El libro en cuestión condensa los Principios de Ciencia Social del reputado economista norteamericano Mr. H. C. Carey, siendo su traductor—casi pudiera llamársele autor—el Sr. D. Miguel Cabezas, intendente

general

de Hacienda pública en esta provincia, quien

demuestra

en el idioma

con esa

nueva obra,

de Shakspeare

así sus

conocimientos

y Stuart Mill,

buen uso que sabe hacer de las horas

como

el

de descanso que

le conceden sus oficiales tareas.

La prensa madrileña ha acogido satisfactoriamente

el trabajo del señor Cabezas, tanto más apreciable cuan-


a

t

| REVISTA PUERTORRIQUEÑA. |

$

to que acusar,

a

A

A

pl pl

Aria

de

pol E

el movimiento bibliográfico peninsular no suele. con frecuencia,

la aparición

de obras socioló-

gicas de la importancia de esta que nos ocupa.

Somos, por temperamento, más dados á los esfuerzos de la imaginación que á la concentración reflexiva, siendo, por

Cobden

tal motivo, tan raros en tierra española

y los Darwin, como escasos

se muestran

los

en

tierra anglo-sajona los Byron y los Fenimore Cooper: y aunque de el vulgo de los lectores puede decirsé con el fabulista:

$

N

“que cuando le dan pajá come paja,

mas si le ofrecen grano come grano,” como

la costumbre

adquiere

fuerza

de ley,

|

+ y con

AA

AA

mayor motivo cuando con ella conspirael temperáamento que ha de acostumbrars”, de aquí que la publicación de obras como la que ahora: se anuncia, lleve: en los pueblos de nuestra raza doble empe-

ño, y haga doblemente meritorio el servicio 'delaquéllos que sé lanzan á abordarlas. ds No hemos de negar que nuestras opiniones libre

cambistas no han de amoldarse á las ideas proteccionistas que Mr. Carey ha defendido, defendiendo con ello, como buen norte-americano, los intereses económicos de la Unión; mas no es de nuestras opiniones de lo que hemos

de tratar ahora, sino de apreciar, á vuela

pluma, la importancia de un libro, no —-que sepamos-—á nuestra lengua, y tífica es vastísima, y digna de estudio mos cuanta importancia encierra la social, por medio

de la cual

vertido hasta hoy cuya materia cienpara los que sabesociología ó biencia

el análisis de

la historia del

hombre en la edad presente y la compenetración de las circunstancias que la rodean, lleva á apreciar la de las sociedades en su pasado y á preverlas en su porvenir. Esta es la síntesis

del trabajo

del concienz udo es-

critor norte-americano, .que empieza por la exposición:

e


de la ciencia social y sus métodos, estudiando al hombre:

desde su aparición sobre el globo terráqueo, siguiéndole. en sus evoluciones incesantes, exponiendo el concepto del

poder humano,

ocupación del terruño, adea del valor, de la

riqueza, de.la asociación, de la apropiación, consumo, acumulación del capital y su distribución; con apreciaciones

interesantísimas sobre las relaciones de la familia y de los sexos entre sí, tendencias colonizadoras del hombre, armonía de los intereses individuales é internacionales, y otros muchos temas análogos, cuya

más espacio estos

del que podemos conceder

momentos.

Basta

sola enumeración

,

:

la indicación

ocuparía:

al asunto en

ad a

|

de esos temas

para

-ápreciar”

A

el mérito de la labor realizada por el Sr. Cabezas, que procediendo con mucha discreción, y teniendo en'cuen-' ta la clase de lectores para quienes vertía la obra del

economista norte-americano,

ha procurado condensarla

-si útiles en obras científicas,

innecesarias para ' imagi-

| .

todo lo posible, rehuyendo repeticiones y redundanci as,

naciones meridionales ó intertropicales, y antes bien propensas á producir un resultado opuesto 4 la vulgarización de ideas que se pretende obtener. Por esto dijimos al principio que casi podría llamarse autor de esa obra al señor Cabezas, . pues con lenguaje suyo—claro y conciso— ha condensado en un solo volúmen las enseñanzas de Mr. H. C. Carey, de

tal-modo que, una vez abierto el libro, no se cae de las manos, ni acuden al ánimo tentaciones de abandonarlo, por el contrario el deseo de estudiarlo hasta el final, se impone victoriosamente sobre el espíritu más frívolo ó la imaginación menos acostumbrada á alimentos tan sustanciosos y nutritivos.

|

A

_Repetimos que la obra realizada por el señor Ca-

bezas es meritoria.

Ella le honra,

y honra á nuestra

provincia, que por incidencia le ha dado ocasión para. dedicarse á este estudio, produciendo un libro que no.

vacilamos en recomendar á los lectores , de la. Revista, a:

.

RO

:

Lo

es

o,

le

y

e

=

sn |

a

e

ota

|

|

ES

|

Mo e.

pe


de

Go.

|

REVISTA PUERTORRIQUEÑA.

complaciéndonos en hacer llegar hasta su respetable autor nuestra felicitación más sincera,

INFORME

po

|

cl

a

AS

sobre la validéz del tratado de límites entre Nicaragua y Costa Rica, qué al Sr.

Presidente de los Estados Unidos, árbitro de esta cuestión, presentá'

el Sr. Don Pedro Pérez Zeledón, Ministro plenipotenciario de Coáta

- Rica.—Washington, 1888.

.

Ñ

Hemos leido con alguna detención este hermoso libro, que contiene los alegatos de Costa Rica en la

cuestión límites sometida al arbitraje de Mr. Cleveland. Son las cuestiones diplomáticas de suyo árduas y a

dificultosas; pero las que requieren mayor tino y prudencia en su deliberación son aquellas que, como la de límites,

dan con

frecuencia motivo

á desavenencias

complicaciones graves entre naciones vecinas.

y

|

Laobra á que nos referimos, escrita bajo un criterio ámplio y expansivo, con un estilo claro, y un lenguaje gorrecto, revela que el señor Pérez Zeledón es un buen escritor, á más de un inteligente diplomático. La parte de este interesante trabajo que hace referencia al aspecto técnico, está nutrida

digámoslo

de antecedentes

y

así,

de

datos de

la

cuestión,

todas clases;

se vé en ella la competencia indiscutible: del autor en derecho internacional, y sobre todo una gran sérenidad de juicio y una calma é imparcialidad muy estimables, cuando se trata de dilucidar cuestiones que tanto afectan á la honra y al decoro de las naciones.. “Siendo fluvial,

en toda

su extensión,

la línea fronteriza entre

ambos paises, crecen las dificultades acerca del punto que se dirime, dado que las desviaciones de cauce que pueden sufrir las aguas de un rio, su navegación, el derecho de pesca, etc., étc., son cuestiones fecundas en

litigios y notas diplomáticas;

pero á pesar de lo difi-


7 ll

E

ITa, ri rr

.

PS ¿ Ad

A o

>

Y

E:

_Cultoso del asunto que se controviert , está éste tratado con verdadera maestría, Aún cuando. pon los alegatos del Ministro costarricense no se pu el ar al conolleg cimiento exacto de la cuestión,

embargo,

pued

len apreciarse, sin

los lineamientos más notal

talles particulares en gran parte.

por el autor es sumamente lógica,

les, y aún los de-

L a marcha seguida

la exposición es metódica, y toda la obra tiene ese sell ) de seriedad. que tan bien sienta en los trabajos de la « liplomacia. Felicitamos al señor Pérez Zeled lón,

que de un in-

forme oficial ha hecho una obra agra: dable, y deseamos que, para bien de nuestros hermanos de Centro Amé.rica, se arregle satisfactoriamente

tan enojosa cuestión.

CALDERÓN EN INGLATERRA. carán

Los editores Macmillan

en breve una colección

y C?, de Lóndres,

de los dramas de

publi-

Cal-

*derón de la Barca, traducidos por ¡Mr. N. Mac Coll.

Empezará

y delos

la obra con un

estudio acerca de Calderón

cuatro dramas que—á

juicio del traductor—

dan una idea más cabal del genio del gran dramaturgo

español en sus varios aspectos. El texto | ha sido copiadode la primera edición española, y será ilustrado

con muchas notas acerca de los usos y costumbres de

(a

España en la época de Calderón.

eb |

dl

|

nia

PALACIO VALDÉS EN NORTE AMÉRICA, “La casa editorial de Thomas Y |Crowell y C?,

Nueva York, acaba de publicar una edición inglesa. de 1

4

All

> ,


y

María, del mismo autor, con el título de The

q Es Palacio

Valdés uno de los nove as español: —Ccuyas-obras agradan más al pueblo nortlist e americano. ej

Ma


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.