EL
CAMPESINO
PUERTORRIQUEÑO.*
SUS CONDICIONES FÍSICAS, CAUSAS
QUE
LAS
INTELECTUALES
DETERMINAN
Y
Y MORALES,
MEDIOS
PARA
! MEJORARLAS.
(CONTINUACIÓN).
- MEDIOS PARA MEJORAR F LAS CONDICIONES FÍSICAS DEL CAMPESINO.
“El niño es el padre del hombre,” ha dicho Wordsworth; el niño es por tanto el terreno donde nuestra
labor deberá actuar para
que sea fructífera,
pues como
dice Fonssagrives: “el terreno está vírgen, la tabla está lisa y la higiene puede labrar en ella, con entera libertad, su programa de educación. El niño es, entre sus manos, la materia de lo factible; es el pedazo de mármol de
la fábula, del que saldrá una estátua viva,
her-
_mosa de formas, armoniosa de proporciones, en la que todo estará colocado y dispuesto para el vigor y la longevidad,
e * mo
ó bien una obra disforme, defectuosa,
Esta obra ns Certámen
el Po
del Atenen
sin be—
to de s sección A
Puertorriqueño
propues
wado
ele data de
1
REVISTA PUERTORRIQUEÑA.
>»
526
lleza, sin porvenir y sin duración.” rrafo explica por qué
1
Este hermoso pá-
es la escuela el fundamento más
importante de cuanto nos es dado hacer para mejo rar las Z
condiciones físicas de la población rural puertorriqueña, porque la fuerza, como antes indicamos, las medidas que tendiesen á obligar al jíbaro 4 mejorar su alimentación y sus hábitos malsanos serían un absurdo; y la persua-
sión
tampoco podría
ejercerse sino acaso
muy imper-
fectamente sobre un grupo de séres no preparados para sacar provecho de una propaganda conducente 4
esos fines.
|
Hemos de ampararnos, pues, de la educación, y confiar en el porvenir sirviéndonos de enseñanza el 1
pasado,
cuyas consecuencias tocamos no sólo nosotros,
sino pueblos que exceden en adelante al nuestro.
Higie-
nista tan eminente como el ya citado Arnould nos lo dice
respecto de Francia:
“La ignorancia de las primeras no-
ciones de higiene, la pureza y multiplicidad de las preocupaciones
y supersticiones
más
groseras,
constituyen
en
verdad una razón por la cual los campesinos no evitan muchas plagas que sólo tratan de eliminar únicamente
cuando han invadido el grupo.
Nuestros pueblos y|al-
deas están siempre dominados por los vendedores ¡ de amuletos contra el trueno, el rayo y la calentura, por los curanderos y farsantes de todo género; creen que las costras que aparecen en la cabeza de los niños les sirven de protección, que los piojos son necesarios. para la salud, etc.” ¿Qué es todo este cúmulo de creencias, si no el resultado de un ignorantismo de que no puéde ser culpable la generación actual? ¿Qué si no consecuencia legítima de análogo ignorantismo en que ha vivido hasta el dia nuestro Jíbaro,
dencia física que hemos indicado?
siglo ha
ciencia
roto con todas
en
Por fortuna nuestro
las rutinas, y amparado por la
busca el bien social
educación;
es el estado de deta-
nuestro país
de todas las clases. en la mismo
hemos logrado;
aumento de escuelas en estos últimos años,
lo cual
el
O
/
EL CAMPESINO PUERTORRIQUEÑO. sido dar un paso trascendental
lo
$29
en la senda del progre-
so, por mucho que dichos establecimientos de enseñanza
no satisfagan de una manera cumplida las exigencias de un programa completo de educación. 7
El remedio, no es permitido dudarlo, es la escuela; pero ésta debe reunir ciertas condiciones para que sirva
á su objeto como es debido.
“El niño (decía el doctor
Remolar, catedrático de higiene de la Universidad de Valladolid, prematuramente perdido para la ciencia),
desde que tiene seis años hasta los doce, trece ó catorce, pasa muchas horas de cada dia en la escuela prima-
ria; ¿cuál no será, pues, la influencia que sobre él ejerza
la escuela, según que su construcción, su mobiliario y la organización de la enseñanza se ajusten ó no á los preceptos de la higiene?”. | | Refiriéndose á'la ignoráncia del campesino francés exclama Arnould: “Hay en este estado de cosas, si . no un remedio inmediato, por lo ménos una garantia de mejoramiento
progresivo é indefinido
en la
escuela
de instrucción primaria con la enzeñanza gratuita, obligatorta y (digámoslo únicamente en nombre de la higiene) láica. Para esto es preciso que la escuela realice dos. condiciones:
1”, que
recta, escrupulosamente
produzca una instrucción sólida,
respetuosa de la verdad, en la
cual las nociones de higiene se asocien á las lecciones . de cosas y hechos (sobre todo agrícultura é higiene rural; 2*, que sea un ejemplo y una aplicación patente de la higiene.” -
Pero
mientras que
la educación realice ¡su obra,
¿hemos de abandonar al campesino á su propio instinto?
No; todos los medios racionales capaces de hacer penetrar en la familia jíbara costumbres dl ¡apropia-
das á las conveniencias
de susalud,
Quisiéramos escuelas de adultos,
deben adoptarse.
á ser posible, en cada
barrio rural. Con perseverante solicitud llevaríamos al ánimo del campesino las nociones de cuanto le fuese útil conocer; entre otras cosas la conveniencia que le
528
4! | q
REVISTA PUERTORRIQUEÑA.
reportaría
el aposentarse
mejor,
da, bien situada, de más número limpia, enla que no le sirviera
|
en casa más
abriga-
de compartimieñ OS, al propio tiempo sy
dormitorio, de depósito de frutos. Ca Ilustrarles, aprovechando todos los recursos para, hacerles comprender las ventajas de vestirse mejor, de
calzarse, es,
no solamente trabajar en beneficio de ésas
pobres gentes, sino también contribuir al desarrollo de nuestra cultura en general; que “el traje, como la arquitectura de un país, permite juzgar del estado S fial de sus habitantes.” EN Bien aponsentado y bien vestido el jíbaro, necesitaría además sustituir su actual alimentación por otra má reparadora. En Europa la alimentación, casi en todos campos, esesencialmente vegetal, pero lo ella la grasa para compensar en parte la falta de carne sin embargo, recordamos que en unas notas sobre la higigne
provincial de León, escritas por el Dr. García Ponce, ES mos leido lo siguiente: “Muchas, muchísimas aldeas de esta provincia tienen por única base de alimentación
general un
pan
mal
amasado,
mal
negra de centeno, y algunas patatas
desprecian
importantes.
en los mercados
Muchas aldeas
pan se come, Como
cocido,
de
harina
y verduras.
de otros pueblos algo
hay donde ni aún el
y este se sustituye por patatas
que|se
más mal
y coles.”
se vé, el problema de la “alimentación insuficién-
te no es nuestro solo, pero como el nuestro es| el que nos importa estudiar en estos momentos, á él ños
referimos, insistiendo en dejar sentado
que la alimén-
tación en los campos de Puerto Rico es casi exclusi var
mente vegetal común.
Mucho
y de
escaso :
poder nutritivo >
por ¡do h
ganaría el jibaro si prefiriese la carnetal
bacalao; si asociase al arroz y mejor al maiz, ya que no
siempre la carne fresca, por lo ménos un poco de tocinp;
di
:9 E a
z
PE
si en lugar del pescado salado y el bacalao que á veces . consume de mala calidad, optase por el tasajo, de todos. |
.
eme
EL CAMPESINO PUERTORRIQUEÑO,
modos algo más nutritivo, precio cómodo.
.
|
|
529.
y que puede adquirir á un
“El ideal de la alimentación encontrar para cada dia una
sería, segun Armould, mezcla de sustancias
alimenticias tal que, con la menor cantidad de cada una,
el cuerpo recibiese todo lo más completamente y en el más completo equilibrio todos los materiales de res-
titución, sin fatiga para el estómago y sin pérdida económica.” Cuán lejos está de este ideal' la alimentación de nuestros jíbaros! Si alguno come lo bastante para restituir sus fuerzas, es á beneficio voluminosa que fatiga el estómago
al hábito. -
Compárese con la
de
un
la alimentación robusto
de una alimentación y que tolera gracias
de - nuestro
agricultor
próximamente como sigue:
lorenés,
labriego
constituida
|
Albumina. — Grasa. Hidrocarbonados, Paris. ... 1,250 grms.
103
E
5$1
125 grms. _
2
118
de
betas | 5. ' 290 545.
5
e
go
60 grms.
20
-14
20
Total...
130
132
601
Tocino.... . Legumbres? Queso..... -.
Además medio litro de vino ligero. No hay punto de comparación. Ellabrador puertorriqueño acaso no tenga necesidad de una ración alimenticia tal; por su orígen y porel clima que habita no tiene que satisfacer exigencias orgánicas imperiosas; pero no puede negarse que su alimento ac-
tual es insuficiente, y le convendría, y fácilmente lo podría conseguir, adoptar una fórmula alimenticia me-
q
E
$30
REVISTA PUERTORRIQUEÑA.
jor acomodada á las necesidades diciones del trabajo.
0]
3 TÍ E
nutritivas y á las cón- :
Y no es solamente del interés exclusivo del Jíbaro el alimentarse mejor, sino que á la soc iedad: toda. le
importa que así sea, porque un trabajador que se alimenta mal ha
es
de buscar
un alimento nervino,
no puede proporcionarle
fatalmente en el alcohol,
las
fuerzas
y
que
energias
que
una alimentación insuficiente
y de esta inclinación se va fácilmente al vicio con todas sus terrible
s consecuencias. Supongamos que, comprendida esta necesi NR dad, ¡se quisiera encontrar una ración alimenticia conveniente ó por lo ménos muy cercana de la esnvenien cia. ¿Como se formularia?
E
Sin creer que vamos á darla solución defi nitiva del problema, nosotros propondriamos una bajo las hases siguientes:
| Albumina. — Grasa, acond: Maiz....... Arroz..... Habichuelas
180 grms. 125 grms. go grms.
14.40 6.25 20.2 5
Carne de ma- ' 125 grms.
21.87
Sy ' 500 grms. Tocino..... 7 grms.
10.00 00.12
Queso. ......
Grasa......
3o grms.
9.75
9.00 00.87 1.80
5.00. 00.00 9.00 10.08
131.40 105.62 48.60
00.00 60.001 00.00 7.301
30 grms.
00.00
30.00
00.00]
Total....
82.64
65.75
352.92.
| 1
Esta fórmula, como se vé, no dista
mucho
en sus
4
EL CAMPESINO PUERTORRIQUEÑO.
proporciones de la de Moleschott, de que hablamos en -los comienzos de este estudio: "ALBÚMINA.
130 grms.
|
GRASA.
HIDROCARBONADOS.
400 grms.
84 grms.
Y aún se acerca más á la Voit, quien quisiera que cada comida suministrase al obrero: HIDROCARBONADOS.
ALBÚMINA.
GRASA.
59 grms.
34 grms.
160 grms.
Adviértase que no es un arreglo caprichoso el que
preside á la combinación que á título de En primer lugar todas proponemos.
elegidas son del
gusto
del Jíbaro
preparar un guiso ó rancho
son aficionados
una de tantas las sustancias
y con ellas
aceptable,
puede:
y á los. cuales
los campesinos; además, todas 'están al
alcance de los recursos del labriego, como se deduce. del precio de la ración que no es exorbitante, aún ha-
biéndolo calculado á tipo alzado y como aquellas sustancias al por menor: |
se adquieren
6 onzas de harina de maíz cuestan.
14 centavos
deratrodi. Ln
4300
3
“
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“
Y
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13“.
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1%
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de Carne. .ooocotorccocoo. delegumbres..... Date
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de
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>
dehabichuelas........... detocino.....
A
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o fóma o. cs demantecan ¿nl
Total......
A
13% centavos
Si por habitar los campesinos lejos de las poblacio-
a
> AER
domésticos con que suplirla.
z e A la suma que hemos obtenido co mo precio de la ración, habría que añadir
el valor de la sal y otros acce-' sorios de la preparación; pero muchos de los condimentos puede cultivarlos nuestro camp sustancias principales—legumbesino, y aún las mismas cesidades de la casa, podría res, maiz—para las netrabajo, sin perjudicarse en obtenerlas con su propio el que verifica 4 jornal. rOSOS si imitase la costumbre, seguida en algunas comarcas españolas, de criar un cerdo para sacrificárlo y guardar lo necesario para el consum Por lo que atañe al Gobierno o de la familia, , tócale papel esencial en: la resolución del prob lema que analizamos, suprimiendo ó reduciendo los arbitrios sobre los artfculos de consumo de primera necesi | “Entre todos los impuestos dad. que tie ne la N ación, el de consumos-—como dice muy bien el Dr. Hernández Iglesias en su discurso leido en la So Higie (1)ne —de, be ser por lo menos reducido. ciedad de En búen hora que la industria,
el arte y
la ciencia contribuyan equitativamente á levant ar las cargas del Estado ; pero en los artículos que el hombre consume para alimen: tarse, por lo me nos en aquell necesidad, no parece natura os que son de absoluta ] ni razonable exigir impuesto alguno,” ;
po “Si la industria, la ciencia ó el arte han contribui:
pagado al comprar el artícu lo industrial más el importe de la contribución; pero como el comercio es industria que rinde producto al ramo, por razón de esos
O
(0) Notas sobre la higiene provin cial de León.
—
4
-
E
A
I
,
En
Dl
A
A
SA
: A PAR
EL CAMPESINO PUERTORRIQUEÑO,
$
rendimientos es claro que debe contribuir;
mas el con-
_ Sumidor, el viviente que come, ¿qué cobra por haber comido? ¿No ha pagado, al comprar su comestible, el precio natal de éste y los recargos derivados de las, contribuciones? Pues así como el hombre no paga, ni pagar debe impuesto alguno por la ropa que compra para
su uso,
así es
antisocial
pagar contribución
por comer. Esto equivale 4 decir al hombre que no tiene derecho para morir,” puesto que el suicidio es un crímen justísimamente reprobado, y disputarle el dere-
cho de la vida;
porque no se puede vivir sin comer,
y-
por comer no sólo hay que pagar el alto preció que de dia en dia toman los alimentos, sino un impuesto de consumos,
impuesto verdadero
en toda la extensión de
la palabra.” e En Puerto Rico, la carne, por ejemplo, alimentó tan necesario y tan útil, estaría barata como en ninguna parte. Porcircunstancias favorables del suelo, desdela primera introducción de ganado en la isla hasta la fecha, ¿sté _ ha prosperado de modo tal, que hemos podido surtir 4 otros pueblos vecinos; cesó la exportación, coincidiendo con la baja de precios del azúcar y la consiguiente conversión de algunas haciendas en hatos; cón esto bajó el precio del ganado considerablemente, no obstante lo cual en casi todas las carnicerías de la isla se vende cara la carne, gracias á los excesivos recargos munici-. pales que pesan sobre este artículo. Si sobre él no pesase tan enorme contribución, y se suprimiesen todos aquellos procedimientos que obstaculizan la matanza y favorecen las combinaciones de los especuladores en perjuicidel o consumidor, de seguro que la carne estaría en Puerto Rico al alcance de las fortuñas más fé-
ducidas,
porque no habiendo otro medio,
como no
le
hay, de consumir el ganado, sino llevándole al matadero, la abundancia abarataría el producto favorecién-
dose por este medio . la mejor alimentación del campesino.
:
sm.
- REVISTA PUERTORRIQUEÑA,
En la fórmula propuesta se nota la ausencia del pan de trigo, omisión que hemos cometido exprofeso para hacer más accesible al pobre
dicha ración alimen-
ticia; pues por lo demás estamos convencidos de que al Jíbarb le gusta el pan y lo adquiere cada vez que sus * recursos se lo permiten, siquiera no sea de buena calidad; de modo que, á poco que los derechos fiscales se modificasen, la introducción de la harina de trigo aumentaría, y se podría comer en Puerto Rico pan fabricado con harinas americanas á un precio compatible . con todas las fortunas.
.
Pero, en fin, le hemos sustituido con el maiz, cereal
que el jíbaro podría consumir chando la preocupación de que cantidad proporcionada, sano y ocasionar perjuicios á la salud,
tuyendo
un alimento exclusivo.
en más cantidad, desees caliente. El maíz, en bien maduro, no puede sobre todo no consti-
ca
En la ración que venimos analizando hemos mezclado verduras y legumbres, abrazando en estos nombres
todas esas sustancias
que el jíbaro tiene tan á mano
nuestros campos—plátanos,
tañas,
etc.,—y
ñames, papas, habas,
haciendo un cálculo aproximado
en
Casde su
composición. (Como complemento á la ración, añádase alguna fruta y un poco de café con leche, qué es una excelente bebida; bajo tal régimen, no dudamos que el campesino puertorriqueño cambiaría de ¡aspecto.
SA
Seguramente que alguien habrá sonreido con desconsuelo cuando hemos dicho que el jíbaro podrá cul-
tivar en un huertecillo alrededorde su casa muchas de las
sustancias que hemos indicado, así como criar
el cerdo,
etc., y habrá pensado: “todo eso que no entra en los hábitos del campesino, es imposible que lo adopte, por:
que las contribuciones acabarian con él.” cia
tenemos
deseariamos
que
tomar
en
cuenta
ver desaparecer toda
esa clase de productos,
esa
Por desgra-
circustaneia;
contribución
sobre
á no ser que fuese tan leve
EL CAMPESINO PUERTORRIQUEÑO. que en
- pesino.
García
nada
aminorase la
buena
535
voluntad
del
cam-
Estamos perfectamente de acuerdo con el Dr.
Ponce, cuando
en el antes citado trabajo dice:
“Suben á tal punto las cargas que pesan sobre la Agricultura, la heredad y la Industria, que no sólo matan
á ésta y al estímulo del trabajo,
sino que aniquilan
á la
sociedad. Si noes posible gobernar sin contribuciones, con tantas puede llegar el dia en que no haya á quien gobernar. La Nación debe enriquecerse con las economías del Tesoro, y no con las cargas del contri-. buyente que necesita del fruto de su trabajo para la conservación de su vida y salud, fuente de riqueza y poderío de los pueblos.” 0
as E
Estúdiese con deseo de acierto por la Administra-
ción este asunto,
y se verá cómo es
posible descargar
de ciertas contribuciones al pobre labrador.
El catastro,
hecho debidamente, acaso descubriría riqueza imponible suficiente para sustituir la tributación que gravita sobre los infelices que no pueden mantener fuera del alcance del ojo fiscal su escasa propiedad. | Con
el auxilio del gobierno, como
hemos
dicho, y
muy especialmente con el impulso de la enseñanza, el _ problema de la regeneración de la familia rural borin- queña no parece tan difícil de resolver. La instrucción del campesino, elevándole en el concepto de sí propio, le predispondrá 4 adoptar mejores costumbres, y la higiene le enseñará que debe ser sóbrio en las bebidas alcohólicas y aún desechar aquellas cuya pureza no esté garantida, porque en la cuestión del alcohol mo sólo hay que temer los excesos, sino también la calidad de la bebida. : | En el aprendizaje de la higiene encontrará que los placeres del amor deben ser satisfechos sin desenfreno, y comprenderá que las uniones entre parientes son disparates en perjuicio de la prole, que á menudo nace enferma; la consanguinidad, que no es un obstáculo en nuestros campos para las uniones legítimas € ilegíti-
| :
e
— REVISTA PUERTORRIOUEÑA.
mas, es sin duda alguña un mal grave que fi05 importa cortar, 'por el bien de la descendencia. aL Tódo esto,
bien lo sabeíós, es
obra larga;
pero
no nos desanimemos para caer en él mismo vicio que criticamos en el campesino, en esa imprevisión y egoi smo qué le inducen á no sembrar lo qúe no pueda él. mism o cosechar y pronto; sembremos y qué recojan las géne raciones venideras. o La gimnasia en la'escuela es necesaria para dala
obrá
qué aconsejamos;
el profesor, sin
ser
gimnasta
, puede á poca costa hacér que sus discípulos sé desatro-
llen física 4 la par que intelectualmente. Aparte; de esto, los ayuntamientos podrían instituir certámén es públicos de gimnasia, como se verifican exámenes jara conocer el adelanto intelectual de los niños,
asignar
y también
premios á la' familia jíbara que presentase!hi-
ños más robustos y sanos. | La propagación de la vacuna para alejar
demiasde viruela;
la construcción de canales,
p las ¿pr los
agúes, las plantaciones de árboles, la desecación de;¡l¡esos pañtanóos para acabar con el paludismo. Una legigla-
ción sanitaria, de que' hoy carecemos, para evita r¡los desastres de la alimentación malsana, y que prot egigse
á los jíbaros contra la codicia de los mercaderes poco éscrupulosos en vender comestibles capaces de alter ar, salud. Reglamentar las industrias mal sanas, sujetand la o
á
un plan higiénico la construcción de mataderos,
hospitales, cementerios, etc.; regular el uso de las corrient es
de agua; dar protección á los niños, hé aquí una série medidas que son un deber de toda sabia adminístir ¡de ación.
Higiene
y medidas de
protección administrati
va; instrucción y estímulo por medio de fecompensas; tal es el modo de llegar á algo positivo. No pedimos una obra de titanes, es sencillamente un plah raciohal que al cabo ha de traducirse en beneficio para el mismo gobiérno qué recogérá el fruto, en el atimento de la producción imponible, que necesaridménte debe segu ir .
hd
_ EL CAMPESINO PUERTORRIQUEÑO. á la robustez y salud de los productores; la obra fuese más árdua no desistiríamos
y) pero aunque de pedir que
se llevase 4 cabo en bien de una sociedad que está pi-
diendo reformas para ostentarse tal como debe ser. ¿Exige algún sacrificio el. agregar á la enseñanza el aprendizaje de la higiene? ¿Acaso el aumento de escuelas no coincide en las naciones cultas con su en-
graptlecimiento?
La
protección de' una
clase igno-
rante, ¿no es un deber administrativo? Los premios, las obras de saneamiento del suelo,la gimnasia,. ¿copsumirán de peor manera el dinero que otras obras que se emprenden cada dia sin justificada utilidad? - Los
remedios que hemos
propuesto bajo
una for-
ma elemental no son difíciles de llevar 4 la práctica; si no se continúa esperando el remedio del cielo. y se
empieza la obra, los resultados no. tardarán tanto en, obtenerse como podríamos figurarnos. Decididamen-.
te ya es tiempo de pensar en el mejoramiento de una, clase importante de la sociedad puertorriqueña, y dejar. de lado las lamentaciones y recriminaciones inútiles.
que
no
mejoran
nada
y acaso culpan indirectamente
á algunos de los que más descontentos se muestran con:
la decadencia. de un hombre inculto, que hasta aquí ha. vivido sin otra guia que,su propio instinto. : (Continuará).
Francisco DEL VALLE ÁTILES.
LAS “RIMAS NUEVAS” DE CARDUCCI. (+) AN !
El tiene
nombre
:
de Leopardi, que tanta
en la literatura italiana,
ha hecho
importancia su camino! en
Francia. Recientemente ha recompensado la Academia Francesa al traductor de las poesías del e vate. Es preciso que Carducci también se abra ¡camino. e Italia se conmueve cada vez que este gran á la estampa una de sus admirables composiciones,Poet da mientras que en Francia permanece casi ignorado -en absoluto. Desde hace algunos años, Carducci ha emprtendido la reimpresión de sus obras en una edición definitiva. En estos dias ha aparecido uno de esos vdlú- . menes que contiene varias poesías inéditas. La apárición
de las Rimas nuevas
(FRime nuove)
es el gran
acontecimiento literario reciente en Italia NALES
Esas
aa
Carducci es catedrático de literatura
Universidad de Bolonia,
ada
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O
CES
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e.
ed
e
en la célebre
como lo era hace veinte años,
Es un admirable ejemplo el de la unidad
a
y senci—
(1)
Gíosué Carducci, el gran poeta y literato italiano, á quienes alguno$ llaman el Víctor Hugo de la patria del Dante este motivo el crítico francés Roger Allon, ha publicado sus nuevas rimas; y con : , res'del profesor de Literatura de la Unive uno de los más entusiastas admiradorsidad de Bolonia, acaba de dar á luz un
curioso estudio, del cual se han extractado estos párrafos, e
.
LAS «RIMAS NUEVAS” DE CARDÚCCL.
$
+
llez. de su existencia. Vive como ha vivido siempre, en su enseñanza, rodeado de sus discípulos íntimos y
de losamigos
que sienten hácia su genio
verdadera
- devoción. Nadie ha tenido como él tan grandes audacias en la forma y en el fondo de sus pensamientos. En estos últimos versos se le halla con la nota melancólica más acentuada, pero su atrabiliarismo no se
_ parece al de Leopardi,
vecino siempre
de la desespe-
ración que se abandona, que cede, que se entrega. La melancolía de Carducci es altiva y fiera, y demuestra la superioridad del alma humana enfrente y en medio
de
las contrariedades
de
las cosas
opresión y tiranía de las circunstancias.
Ahora póstuma
que se anuncia de Víctor Hugo,
la aparición de titulada Toda
y
de la
una
obra
la Lira, bien
podria decirse que es el título espléndido que cuadraría perfectamente á los libros del vate boloñés, que posee
todas las elegancias de estilo del génio francés unidas 4 todas las seducciones de una incomparable energía. He aquí algunos trozos y pensamientos sultos de estas poesías, traducidas naturalmente en prosa vulgar: CANCIÓN DE LA MAÑANA.
“El sol da ya sobre tu ventana y dice:— levántate, bella mia, que ya es hora de amar.
pertarte los deseos de las violetas
rosas.
Te
traigo al des-
y los himnos de las
De mi reino maravilloso vengo
á ofrecerte, pa-
ra que te tributen homenaje, Abril y Mayo, tus dos páginas, y el año nuevo que suspende su curso en el dintel de tu fresca y serena juventud. Ps El viento llama á tu ventana y dice:-—Por las montañas y las llanuras vengo
,de viajar.
La tierra hoy no
tiene más que' una voz, igual en los vivos y los muertos. Los nidos en el verde bosque murmuran: “El tiem- :
po ha vuelto: ¡amemos, amemos, amemos!”
Y de las :
340
REVISTA PUBRTORRIQUEÑA: y >
tumbas florecidas se escapa un súspiro: el tiempo: pasa: ¡amaos, amaos, amaos!” , Lo Y yo llamo á tu corazón, hermoso de flores,. y exclamo:—¿Se puede entrar?vergel cuajado Soy un via> jero envejecido y triste, Estoy cansado y busco ¡reposo. Quisiera hacer alto en el seno de esta piadosa ale. _gría, gozando el ensueñode una fel icidad que no conoceré jamás.” | a
EL
“El
POETA.
poeta es un obrero que en su
oficio adquiere músculos de acero. Ostenta altiva la cerviz, el cuello, atlético, el pecho desnudo, los bra zos vigorosos y la mirada brillante y alegre. a Apenas el pájaro canta y la albora da des punta. sonriente en la colina, reanima con extinto fuego, y trabaja en la forja. su soplo el casi Salta la. chispá, enciéndese la llama que audaz se prolonga mirando al cielo, silba y
¿Qué será?
ruje,
y deja en el suelo
Lo ignoro.
¡En
la roja
brasa,
el hogar ardiente
arroja los elementos del amor y del pen tradiciones y las glorias de sus padres samiento, las y de su patria;
el pasado y elporvenir se deslizan sin ces ar en la masa incandescente; la retira,
y con su martillo la trabaja, la
¡Martillea y canta:
el sol va subiendo hácia el zé-
doma y la endereza sobre el yunque!
E ¡
nit y resplandece en la frente del poeta, que sobte la Obra ruda trabaja sin cesar: y hé aqu í que las espadas brotan para la libertad, los escudos para la defensa, las Coronas para la victoria y la diadem a par ¡Sigue en su obra, y hé aquí que a la belleza! templos parael culto; los altares y los se-erigen los vasos preciosos
para los festines!
| E] ¡Para sí. mismo trabaja una flecha de oro que lanza al cielo y la mira brillar, y con mir arla esplendente es feliz, y nada más pide ni ambiciona!” :
Nose
sabe qué admirar más en este volúmen, si
la forma 6 el fondo.
-
Pero—concluye
*
:
Bea
:
O
el crítico Roger Allon—ser
imía posible decidirse por el estilo 6 por el pensamiento,
- dadala belleza del uno guardan entre sí.
|
y del otro, | A
Y basta con lo dicho en forma comendar al libro y al autor. (
y la harmonía que cad z
de nota para rea :
LUCUO, DIOS DE BORÍNQUEN. (CONCLUSIÓN), :
Basta con los indicios que hemos removido para dejar patente la semejanza entre el Génesis del mito Chimalpopoca y el de la ficción haitiana; parécido que sugiere como causa la consanguinidad, por: así decirlo, y el cual se reconoce en las dos secciones en
que cada una de esas fábulas de suyo se divide: lenta parte geogénica, velada ó no por. el lenguaje figurado,
y en la parte geneantrópica. | emos visto que la primera de estas, tratando del orígen de las islas del archipiélago antillano, es bastante aproximada á la verdad geológica; y que
la segunda, versando sobre la estirpe
de los habitántes
de dichas islas, se nos presenta con ínfulas de genéalo-
gía universal.
Mas la vanidosa hipérbole, productó
del
engreimiento de aquella civilización infantil rodeada de la barbarie, es, no ya disculpable, dada su procedencia, sino muy natural. Aunque haya pasado ¡ello . completamente desapercibido hasta aquí, valela pena de
no olvidar ya cuán probable es que los antillanos dé en-
tónces,
porque reverenciaban
entre sus antepasados 4
los Fenicios que fueron colonizadores de nuestro aríchi$
1 :
:
»
Í
h
LUCDO, DIOS DE BORÍNQUEN.
gag
piélago, les encumbraron hasta suponerles padres de la humanidad; y cuánto, que santificaron como Paraiso Original terrestre á una de las referidas islas, por haberla aquellos navegantes poblado la primera. ¿Y 4 pueblo
de inclinaciones tan espirituales
toda manifestación religiosa?
se le descrée
Y de aquel pueblo poeta,
fervorosamente enamorado de su ideal Borínquen,
la: Borínquen
sin culto?
También en sus areytos:
moderna
que
|
el hijo de
era
E
este
|
un
pueblo
sin fé y
|
suelo entónces A
¿dirá
cantaba
:
;
“¡Borínquen! nombre al pensamiento grato
Como
el recuerdo de un amor profundo,
Bello jardin, de América el ornato,
Siendo el jardin América del mundo;”
también
el borincano
de entónces,
'
al fingirte
su Pal
raiso, te creía ¡oh patria de Gautier Benitez! A
“Un jardin encantado Sobre las aguas de la mar que domas, Un búcaro de flores columpiado Entre espuma y coral, perlas y aromas.”
| |
¿No es indudable que al poetizar la patria hasta.
ensalzarla
con las venturas
del Elíseo,
el amor patrio .
se trasfigura en adoración religiosa? ¿Qué puertorriqueño que sienta esa exaltación de afecto, no exclamaría; -
|
“¡ Patria, jardin de la mar!
¡La perla de las Antillas!
¡Tengo ganas de llorar, Tengo ganas de besar
La arena de tus orillas!”
|
e
REVISTA PUERTORRIQUEÑA.
A
544
Pues este culto reverente de la Pat ria, ¿no establecería por sí solo la religiosidad de carácter del in io borinqueño ?
Así volvemos sobre lo expuesto, por que, claros ton esta versión y sencillos ambos mitos, llégase poco menos que á presenciar cómo se origin gioso en tradiciones históricas poe a su carácter relinos en una significación tan val tizadas; y el iniciarhaberla destramado, siquiera bajiosa nos recompensa o las salvedades de todo lo inseguro, por El secreto de
más probable que sea, '
tantos siglos,
el inopinado
lus
sincro-
nismo con que latían desde la prehistoria el corazón del Nuevo Mundo, esto es, el gru razón del Mundo Viejo, es decir,po antillano, y el codantes y compenetradas del Egipto las naciones colinreminiscencias simbólicas de hab y la Fenicia; estas trasfusión de sangre y de civilizac erse. vivificado con bilitadas razas turanianas que pob ión semíticas las delaban el archipiélago caribe, mejorándose en cualidade s físicas y en bienestar
social;
estos
vínculos
religiosos
aquellas antigiiedades que el ted que nos recuerdan io de la experiencia, aún en los pueblos que blasonan de civilizados, se rep:re-
senta cual venturosa edad de oro y de bienandanza paradisiaca; todo esto pas
ma su imponente y magestuosa resurrección al etncon ólo go, abisma el pensamiento en la vorágine de
la mue pluma con fuerza casi irresistible. rte, -
y atrae nuestra
hdi] Pero venzámosla: dejemos esa s med itaciones al lector, y prosigamos nuestra faena exploradora, rás-
treando nuevos indicios
de ideas
rel.igiosos en la Borínquen primitiva. y sentimientos ¿E d Estas figuraciones míticas, cuando se rep art ier on por el archipiélago, ¿desposeyero n del territorio 4 otras fábulas religiosas, de más antiguo veneradas en esas islas? Ello parece muy presumible, por la circunstancia de haber florecido en Haití Otro mitismo :independiente
del areyto de Yaya.
Dálo á conocer Buret ¿
? $ 405,
|
jj E ' 4
mo DIOS DESOMNgUER 1
de Longchamps
en sus Fastos Uniwersales:
según este
eredo, cuanto en el universo existe es producto séres, llamados Taraxtaihetomos
y
Tepapa,
de dos
quienes te-
nían forma de escollos; y es digno de fijar la atención que uno de los nietos de estas rocas-divinidades es. Tane, primer hombre
nobles,
como á
y patriarca de los tainos ó indios
sí mismos
de las grandes antillas.
se llamaban los
En efecto, constituye este dato
razón bastante para atribuir al mito
arrollo autóctono.
habitantes
que lo aporta des-
Además esta leyenda se manifiesta
con pretensiones cosmogénicas y ontológicas á que no aspiran las otras dos citadas, y nos enseña cómo nacieron el año y los meses colectivamente (Tetowmata- ' tuyo), las estrellas y los planetas, los espíritus ( Latuas), y el aire ( Hotho), del cual se formó el alma humana, preexistente al cuerpo; no naciendo este sino ' después de haberse unido aquel soplo vital con la roca su madre, con Tepapa, que simboliza la inerte materia informe que sobresalía del caos de lo increado á manera de un escollo.
Tiene, pues, la ficción que consideramos
diferencias esenciales con sus rivales, y significan estas . peculiaridades que sus autores han sido otros, de facul- . tades mentales
raza mongólica, se derivase más Asia.
distintas,
tales como
serían los
de una
cuya índole meditabunda y soñadora de cerca del misticismo metafísico del |
¿No es sorprendente la profundidad de estas metáforas? ¿No manifiestan una penetración filosófica de
más alcance que la generalmente concedida á las tribus como aquella, idólatras y semi-salvajes? Nosotros así lo apreciamos, á despecho de que no entendemos por idolatría una abyección tan grande del espíritu humano como es frecuente verla entendida; pues el mis_mo fenómeno hallaríamos en las demás creencias dispersas por los ámbitos de la barbarie; desenterraríamos
de ellas incomparables joyas de poesía, faltas de
puli-
%
hac
mento, maravillosos tesoros de ciencia intuitiva, corroi_
7
346
REVISTA PUERTORRIQUEÑA, a
a
dos por el tiempo,
y que,
:
:
i
siguiendo la ley comúñ de
todas las mitologías, se destrozan, se esparcen , tauran y conglomeran con nnevos aditament se res_derruirse luego en sucesivas trasmigracio os, [para nes y |choques;
y de este modo,
con tales alternativas de desmo-
rOnarse y reedificarse, entretienen
dad, que sobrenada movimientos
rítmicos,
la fé de la humani-
4 la desesperación, merced «como la vida
si no se
á éstos
extingue es gracias á la série de trasformaciones orgánicaque s la trasmiten: “vita; lampada tradunt.” Pero en el caso particular de la leyend de Taraxtaihetomos y Tepapa, asombra enc a haitiana ontrar' aún
más marcada esta profundidad
porque
que
mítica,
y cabalmente
no excitaría extrañeza encontrar
la profesaban,
más atrasadas
invasoras, una superficialidad
ria, en armonía
de
que las
en las tribus
posteriores
conceptos rudimenta-
con su estado social.
Esta para
no es, sin embargo, nada más que una desilusión. doja Ya Tylor, en su Primitive culture, se había apercibi do! del
Srror; y no creemos fuera de sazón aprovechar la opor -
tunidad para citar estas enseñanzas
de Sánchez
“Es esto prueba de que el fetichismo y la idol Calvo: atría son, y han sido siempre, cultos tan espirituales com otro; lo que se ha hecho es aproximar al hoo cualquier mblare divi-
nidad, haciéndola visible y tangible; pero la ado ración de la mate ria bruta,
como se ha supuesto,
no ha existido nunca. Cuanto más se acerca uno á los orígenes, más se ensancha la esfera de lo espiritual y meta físi el punto de llegarse 4 preguntar á sí mismo co, hasta algún escritor positivista, si la civilización moderna no. sufrido una decadencia en la manera' que tienede habrá con-
siderar ciertos fenómenos que en el estado salvajg se explican tan perfectamente.” sE £ihora Lien, de la manera como el mito de invadió los dominios del de Ta: axtaihetomos: y Yaya el de
Noachiam los de Quetzalcohuatl,
exactamente así
sido desterrada de Borínquen'la apoteósis de los Fenihabrá cios, j
1
| dy
1 E
br.
LUCUO, DIOS DE BORÍNQUEN.
54
aquella que pasó á trasformarse, luego de rodearla nuevas circunstancias, allí en la ficción de Yaya, y acullá en la de Noachiam,; sufriendo al cabo la innota fábula originaria que deificaba 4 los colonizadores idéntica expulsión á la que ella había impuesto á la prístina de Taraxtaihetomos de Puerto Rico. |
¿Pero qué fuerza expatrió de Borínquen á esta religión usurpadora que así prófuga fué á esconder sus. restos en Haití junto con los de su propia víctima? Pues la irrupción Caribe, que bajando al mar Atlántico desde los Andes del Ecuador, como despeñado alud encauzado .por los llanos tributarios del gran rio venezolano, y siempre avanzando al Nordeste, hubo de rebasar el litoral del mar de las Antillas, ganó de isla en isla el corvo archipiélago de estas y el de las Lucayas, y barrió una tras otra las religiones indígenas con que iba chocando, hasta que enfrontó el Yu-
catán al occidente y la Florida al norte. -— Íbamos á proseguir, y á entrar lisa y llanamente en la exposición del mito que trajeron consigo
los Ca--.
ribes, cuando sálenos al paso otra teoría etnogénica en oposición -á la nuestra, y nos detiene. Empieza por:
distinguir los indios antillanos en cuanto á raza, según
que estos-fuesen de las Antillas mayores Ó de las menores; no reconoce la procedencia sud-americana sino * para los de las menores ó de barlovento, á los cuales singulariza con el nombre de ES s, y no admite bajo esta designación á los primeros, á los que juzga, deci-. mos, de raza aparte, y oriundos de la Florida. Sa | Esta teoría ha sido cronológicamente la primera sustentada; pero después ha venido desvirtuándose, á medida que nuevas y más precisas investigaciones han puesto más y más en claro la verdad, á la cual nose ajusta. Menguúando así, pues, de dia en dia el pres- |
tigio que no se
esa opinión
conocían bien
logró indebidamente,
las realidades
en
radicar, la hubiéramos pasado por alto,
que
cuando
pretendía -
como error ca-.
san
|
REVISTA PUERTORRIQUEÑA.
'
!
| si completamente ya desechado, á no habérsenos traido á colación por el Dr. Stahl. | E - El segundo de los “Estudios etnológicos” 4 que estas anotaciones se "refieren, sobre los indios borínqueños, que acaba de ver la luz pública en el número 6 de esta RevisTA, contiene
nuestro
humilde concepto,
esa hipótesis,
errónea, En
cuya refutación ahora,
sin
con divagaciones ilimitadas; pues mucho ha habido ape resacar y de muy lejos ha
destruir
sido menest de toda probabilidad la teoríaer traerlo, que ha
pata podido
por un momento, parecer ace pta cuyo tiempo ha pasado, gracia ble al Dr. Stahl, pero de pesquisa, para no volver s á tan árduos sii más. es Obligados, como. puede ver se, á no ent rar por ahora en semejante ampliación de nue str o tem a, nos atemperamos á consignar aqu í una lacónica E de que deban considerarse los indios de las Antill agrupados en dos razas,
y á negar asímismo
ó sea en Tainos
y en
ibes;: que existan fundamentos Car E gicos suficientes para adelantar que provenían de
| Florida nuestros antiguos indios borinqueños. cl Muy al revés, los datos son múl tip les y feh acientes en defensa de la contraria tés is: de que los nat urales que encontró Colón en las Antillas “todos eran : unos,” todos Caribes, y pr
ocedentes
Sur.
Quizás en ocasión
próx
de la América del E
ima abordemos el asunto; Para entónces dejamos el agre gar también nuestro po; bre voto á los ric os trabajos Armas, en demostración palm de D. Juan Ignacio. de ar Caribes no eran antropófagos, ia de que los temidad ni siquiera tan temibles cual es corriente imagin
arlos; gomo los halló en 1880 el ge sino gente humana y óg F. im Thorn en las Guayanas: rafo inglés Everardo “civiles, hospitalarios y A
N
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y 4
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LUCUO, DIOS DE BORÍNQUEN.
32.
de afable trato,” y como Schomburgk el viajero, que cono
ció á los de las Indias Occidentales, según Eduardo Tylor: “encontró entre ellos la paz y la aleg ría y el sencillo afecto de familia, la amistad sincera y gratitud no: menos franca por no ser expresada en pala-
bras
articuladas;
el mundo civilizado
- Que enseñarles moralidad,
no
porque ellos,
por lo tanto,
dice,
que no .saben
hablar de ella, saben practicarla.”
Relegadas,
tiene,
]
:
al montón de los dese-
chos esas ficciones etnológicas,
volvamos 4
de nuestra interrumpida reconstrucción
ocuparnos
de la
série mí-
- tica que se sucedió en nuestra Borínquen, á. medida que iban dominando la isla, —primero la raza descono-
cida que con antelación la ocupaba, —luego,
lución
de
alguna sangrey
cultura fenicias,
por la dila tribu
O
mestiza, que presumiblemente desposeyó á la anterior,
Po
—y por últimola avalancha Caribe que arrasó los retolo que explique por qué
en la Española unos indios,
cxuayos,
las demás partes
que
Colón descubrió
que por sus señas
“que llaman al oro tuob
de la isla?”
hayan resuelto la cuestión,
y no caona
No
Le e. E
desbaratada
0d de restosde una tribu
«
ños de este ingerto civilizador. ¿No será la supervivencia
son los
como en -
faltan autoridades
demostrando que los
anteriores á la invasión Caribe.
las hubiesen
exterminado totalmente,
A
-
no ser que
los resíduos
de
ellas han debido contribuir á acentuar la diversif icación
de dialectos,
de los que Brasseur de Bourboug
meró al idioma Caribe cincuenta.
A causa
de.estas oleadas invasoras,
sistema mítico de - Taraztaihetomos,
ticas por ahora no debemos inquirir,
le nu-
sobrevivió al
cuyas fuentes asiáy al de Yaya, cu-
ya procedencia borinqueña es racional, un mito nuevo que trajeron consigo los Caribes, el de Lucuwo.. Con
E
* -
Caribes se posesionaron de las Antillas quitándosela s á los Araguacos y á los Calibitos: ya tenemos, pues nombres que darles á aquellas razas de que hablába- ,
mos,
.
:
a
A
AN O
350
a
REVISTA PUERTORRIQUEÑA.
todo, es posible que en determinado mom ento
co hayan existido los tres en Haití
t
4 un tiempo;
históri-
y en Puerto Rico, "según de nuestra requisa se deduce, 'han podido acumularse también tres en pugna, durante más Ó menos corto período. es Cua
l haya
sido aquel que,
por ser el
más primitivo en esta, como en las demás Anti llas, designaremos aut
óctono de ellas, no se puede asegurar; si bien' hay fundamentos para creer que fuese en Puerto Rico el mismo ó casi el mismo de Taraxtaih etomos que hemos evidenciado en Haití, de donde forzosamente debió extenderse
á nuestra isla, suponiendo que
do originario de esta última;
pero dada
no hubiéra si-
de ambas, no cabe dudar de la com la proximidad unicac ellas, según además consta por testimoni ión 'entre os que antes
hemos copiado de los cronistas Oviedo El segundo mito borinqueño ha sido aqu y Herrera. el que engendró las ley Noachiam,
endas,
hoy fosilizadas,
las que si pasaron á
de Yaya
y, de
refugiarse respectiva-
mente en el areyto de Haití y en el codex Chimalpopoca, también ¡llevaron consigo señ ales de parentésco : y de filiación que hemos estudiado y designar su lugar en nuestra historia que nos permiten isleña al mito del cual esas tradiciones son variantes. Verosímil es que
dicha
alegoría
mítica primaria
tuviese
con la haitiana por razones de cercanía,
dialectos, de identidad de costumbres
y
más
parecido
de afinidad de
de comunidad de raza, que-no con la Chimalpopoca, ' tan lejana y sometida á actividades sociales tan desave nid del lugar de su procedencia; pero, como as «con Tas cosa inequívoca, es de creer que esta legendari a fábula ¿Per-
dida se refería
4 la entrada de Fenicios en América. Tocóle también á este mito y á su culto de las Antillas por las hordás Caribes ser arrojados que las retorrieron
desde el Orinoco subyugándola sangre de los primeros antillanos quedó s, «y con;la borrada aque- . - Ma religión, excepto en algún grupa de reb
eldes errán-
“LUCUO; DIÓSDE BORÍNQUEN,
|
$51
tes por la clandestina fragosidad de los montes haitia-
nos, Ó en algún misterioso conventículo de fugitivos antillanos en el distante país de los Aztecas. Y la religión que vino á las Antillas traida por los Caribes ya sabemos que consistía en un culto sencillísimo 4 su dios Lueuo.
Llegamos por fin á esta teogonía de
reseña hemos diferido tanto,
Lucuo,
que se diría que
cuya
hemos
estado Suspendiendo adrede la curiosidad del lector, á cada párrafo burlada, sólo para inducirle 4 recorrerlos, llenos como están de informes poco divulgados, que sin este interés de ocasión se habrían
ménos
probabilidades
sx
contra el cargo,
aún
de
ántes
leerse.
exhibido
con
Pero' protestamos
de que nadie lo formule.
La causa de haber postergado tanto la exposición que el título de este ensayo ha hecho esperar desde el principio, ha sido la necesidad de que se apreciasen las principales relaciones de la teogonía Caribe con otras preexistentes en la isla, con las diversas tribus que una en pos de otra aquí elevaron sus preces al Padre del Universo, con los ídolos que de esta religión última nos quedan, (por más que se pueda trastrocarlos calificándolos de modelos pertenecientes acaso 4 museos prehistóricos de zoología), y muy especialmente con las * descripciones de este culto indígena, dignas de agradecerse á los historiadores que han ilustrado con ellas £.
la posteridad.
Según Don Antonio Bachiller y Morales, repítenos Souvestre y ya nos lo habían confirmado Laborde y Champlain, lo que nos participaron los cronistas españoles: que los indios caribes tenían sus sacerdotes; pero los escritores franceses aludidos no se limitan á esta y otras vaguédades como -los de nuestra
nación, sino que nos enteran de que los: tales sacerdo- tes contaban que todas las cosas habían sido hechas por un Ser Todopoderoso á quien llamaban. Lucuo, y
bajo las circunstancias siguientes: 2. y
2.0 0000
4
Ci Aa
REVISTA PUERTORRIQUEÑA. Tenfa este Dios su mansión
IIA
852
más arriba de lás nubes, en el país de los geniosy de las en el Zurey de que nos habla Colón, almas, esto es, equivalente al Olimpo. del pagani Nótese de
smo, ó al Emptreo moderno.
paso
que
esta
creencia
pies.
de los indios debió de ser motivo adicional para que mirasen como sagrados los fenómenos de la Natura leza del espacio, manifestaciones qué de suy en las alturas o inspiran asom- | bro y recogimie
nto;
montañas,
y nótese
cómo
la cumbre de. las
elevándose por encima de las
bido parecer á los Caribes como. punto nubes, ha: dede contacto entre el Cielo de sus dioses y la tier ra. No de Otro mod
o el Olimpo fué primero una montañ modo los Mejicanos consagraron los a; no de otro petl € Ltaccihuatl, y la colina Catopec, montes Fopocateno. de otro modo los Incas veneraron el monte Huanac auri y el Potosí, los Chinuk s su montaña /. kanam,
los
zelandeses su Tongariro, y los Santal de la India su Neo malayo; los borinqueños nada de esto Murang-buru ¿hiconocían, cier-'
tamente, ni sabían del monte Sinaí, ni del Tabor, ni del Gólgota; pero á la cúspide más alta de central de su isla dieron el nombre de Lug la cordillera uillo, 6 país . de Lucuo. l __No ignoramos que Herrera dice de esta sierra que
se llama “del Loguillo por un
tiró á ella.”
indio alzado que se Según el autor de E/ último Borincano re:
“Al ver la cristiana grey
del cacique la arrogancia,
la incansable intrepidez con que lidió por su patria, y que loco erc. su empeño, dió por nombre á la comarca el de “Sierra del Loquillo,” y hora Luguillo se llama,”
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no obstante, permítasenos dudar de esta versión, que
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LUCUO, DIOS DE BORÍNQUEN.
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puede ser que esté fundada no más que en la semejanza entre el nombre Lucuo Ó Loucuo, y la palabra castellana loco, € insistir en
nuestra
interpretación,
porque
hemos de reforzarla más adelante con nuevos datos, Aquí sólo recordaremos que los negros esclavos que se importaron en la isla para trabajar en las minas de oro, á mediados del siglo XVI, designaron lá parte más alta del yunque de Luquillo con el nombre de Purcidi, según Herrera, de Juzudi según Fray Íñigo, lo. cual significa tierra llena de nublados, ó país de las nubes;
y siendo así que los indios creían el cielo mundano limitado por la zona delas nubes, desde la cual se
extendía el inmenso cielo espiritual, de mal
cederíamos que. esos borinqueños,
grado eón-
tan dados á fanta-
sear, no tuviesen análoga designación á la de Juzudí para su montaña; y no podemos desecharla
que con
significado
natural
ofrece. Continúa la tradición sacerdotes Caribes: El dios Lucuo formó,
y sin esfuerzo
narrada
se
nos
por
los buhitía 6
pues, el mundo
que conoce-
mos: creó primero la tierra; pero una tierra nivelada y desnuda, un vasto desierto sin vegetación, sin agua y
hasta
sin médanos.
Creado
este material,
esta mole
uniforme que á la inteligencia caribe se representaba * como la realización de lo abstracto metafísico que concebía como materia,
|
Lucuo creó las fuerzas activas que
habían de agitarla y desenvolverla; tuar á sus agentes sobre ella.
después,
dejó ac-
¿No supera este concepto del Creador al de mu-
chas otras religiones
que le imaginan
entretenido en los ínfimos quehaceres da maquinaria
minuciosamente
que la complica-
del universo exige, directamente ocupa-
do en desenredar la madeja de sucesos que según ellas se le embrollan entre manos? Nosotros preferimos la idea de un dios previsor, reposado, augusto, con sir-
vientes eficaces que ejecutan fiélmentessu plan, sin que
| REVISTA PUERTORRIQUEÑA.
permitan que tenga el Gran Au tor
tervenitr en pequeñeces. :
que rebajarsé á inARA
el Caribe calumniado como
antropófago, el paria de la civ la altivez de sus ideales y desilización, se yergue con concierta acosan. Sin embargo, puede sospecha á “los que le rse que estaba reservado á los buhitís penetrar en el sig nificado de ese Génesis alegórico; en cuanto al vulgo de los Caribes, como siempre ha sucedido con tos en toda religión, puede as gran número dea epeg ser iniciado en el sentido esotér urarse que quedó | sin ico de aquellos misterios. Pero no es posibl
la Teogonía
ción con
e negar que hay simbolismo en que revisamos: y juzgando por compara-
los demás mitos conoci
dos, nos vemos en el caso de elogiar este, por ser uno de los más bellos y profundos, fuera de las princi pales religiones de la lantigúedad. N Pe Sigue diciendo la tradición Car ibe : “L uc uo tocó su ombligo con su propia pierna , y de ese con tac to Ínacieron diez grandes. divinidades subalternas” | ¿Risum teneatis ? Pues entónces, lectores de la costilla de Adán, de los mios, cabeó-de cua
os reireis también
llos de Sansón,
lquier otro venerando emble-
bezas y diez cuernós coronado s, ó el hijo de Siva, con sus ocho cabezas y mil brazos. gorías místicas, no hay que ex En tratándose de áletómicos ó fisiológicos que res trañar los absurdos ahaulten: del cerebro de Júpiter nació Minerva, y de brazos, por los muslos y por Brahma nacieron por los los pié Una débil memoria del mit s hasta ocho dioses. o Caribe parece encontrarse en Guatemala; es la única, por cierto, que existe en la tradición guiché, 4 que aludimos, y destribe al dios Hurakan como uno pado en formar al hombre, pr de varios creadores, ofuimero de barro, luego de corcho, y por último de
maiz.
Es de advertir Hurakan significa, en guiché, muslo del cielo,
que
de
El llamado “salvaje,”
*
A
$54
- LUCUO, DIOS DE BORÍNQUEN, -
PusÑ
Mas la original acepción de Hurakan la tenemo
en el idioma Caribe, en el nombre de uno de los ma- buyas, genios malévolos de quienes hablaremos E breve, y solía confundirse con el ciclón destructor; significa-
do que se generaliza en la palabra Hiorakan de los Galibís, aplicada al Espíritu del mal.
Hay motivos, por lo
visto, para congeturar que este nombre,
adoptado por
los Quichés, llevó consigo recuerdos del mito de Lueuo al representar allá el muslo divino, origen de la humanidad; y aún, podemos perseguir estas variantes m lejos,
cuando descubrimos
equivaliendo
4
butos de un dios.
la palabra entre los
Corazón de las aguas,
siempre con
Nahuas,
!
átri-
:
- Por otra parte, la mención del ombligo de Lucuo nos trae á la memoria en parangón el famoso ombligo del santuario Pithio, el Omphalos simbólico que . adoraba en Delfos, simbolizando el centro de la tierra: y al recordar que este ombligo, piedra blanca en forma.
de cono redondeado, representaba para los mistagogos
al Zeus pelásgico, todopoderoso Dios de los dioses, desaparecen la extravagancia y la ridiculez de que el ombligo de Lucuo colaborase en la obra de la Creación.
o LE E | | Volvamos al Génesis contado por los buhitís: na-
cieron, pues, las diez divinidades
tacto umbílico-femoral de
Lucuo.
Bachiller y Morales: “El primero se llamó .Noum orgulloso de su belleza se mostró Huin (el sol) se presentó á poco, con el paralelo, se escondió para noche.”
subalternas,
Pero
copiemos de
|
(astro de la tarde): á la tierra toda, pero y Noum abochornado no salir más que de | | Es
¡Cuánta sutileza en esta alegoría!
enseñanzaen este arrepentido
del con- .
celeste,
¡Qué
que
delicada
redime
la
vanidad de Juno con el pudor de Diana! Nila Grecia clásica desdeñaría este mito, que subordina las leyes ed A : planetarias á las de la moral.
|
556
5
REVISTA PUERTORRIQUEÑA,
a
|
Pero continuemos citando:
“* Achinaon, presidió la lluvia;
Curumon, las olas;
los frutos;
Juluco, el arco Ñ Íris;
Sabacu, las tempestades;
Stimacani, los cometas;
s Ó zemes, genios
3E
buenos
Cualina,
Racuman,
es
el jefe
hijos de Lodevo y -
de las primeras mujeres.” : 2 Adviértase de qué manera in ci de nt al se me nc ionan las mujeres en esta alegor ía; y ya no se vuelve á blar de ellas: los ha:
diosas;
Caribes,
todos los principi
raza
guerrera,
no tienen
of son viriles. Sumados est os que se han son "nueve; falta uno, el dio illab; á los mabuyas, 6 espíritus s Hurakan ma lí gn os , en em ig os de los hombres, y que guardaban la misma relación con los cemís que los demonios con los ' Como Cualina y Hurakan ángeles. son dio ses de lo espiritual, de
lo moral, éste gr cemá, parecen de categoría anun mabuya, como aquel gran ocho restantes, y podían oc tanto superior á la dé los
uparun sitio en medio de cualquier actividad de la naturaleza, reforzando 6 -cOntrarrestando el
influjo de la deidad tutelar que en tada s.
caso rijiese los fenómen
subalternos se distribúfan en En resúmen, los diez dioses esta forma: —dos espiri-. tuales: Cualina para los cemíes y Huralenn para los Yyas;—tres siderales: para el. sol Huin; para la luna Noum; y para las est rel bién por trasposición Si las Simacani, llamado tammani;—tres atmosféricos: Achinaon, para los fenómenoca s acuosos; Juluco, para los luminosos; y Sabacu, para los aéreos; —y dos terrá-. queos: para el mar el dios
ra las tierras Racuman,
de las olas, Curumon; pa=
que pres
Agregala relación que copi idía á la vegetación, am pal “La tierra influida por el. os: sol se hi nc hó , fo rm ando montañas y creándose la vege ta ci ón . Es a fué la época de la creación de los pri | chos años sin. envejecer,. porq ue se ma nt en ían siempre de pescado joven, Lucu
o vivió mucho tiempo con sus .
|
| LUCUO, DIOS DE BORÍNQUEN.
o
1
1
:
|
|
criaturas y al cabo se marchóal país de los' semús, dúri-
de residió desde entónces. a | “Su ausencia fué causa de que se disminuyese la pesca
y
.raleza, y
silvestres.
se aumentasen las contrariedades
de la natu-
los hombres vivieron como fieras
Lucuo
se compadeció
ó animales
y se apareció á un
ancianó y le reveló los medios de mejorar con bajo su situación.
Lucuo rompió su Ja
el trá-
y en menu-
dos pedazos que enterró, encargando alí anciano que volviese á verlos dentro de algún tiempo: 4 los nueve meses encontróel viejo
dazos
en que
én las islas agrícola.” '
convertidos
dividió
Lucuó
mayores a
hay
el
algo ,
en yucas
bastón.
de
esta
los pe-
También
tradición
¡La redención por el trabajo enseñada entre aque-
llos'selváticos indios!
¡La agricultura como fuente de
prosperidad y de civilización, predicada por los buhités! ¡Qué noble carácter el de Lucuo, tan humano, <ompasivo y paternal! Poresole conocían además como Jamosi-Rabotana (1). ¡También á4- aquellos incultos y desnudos
proscritosde la mesa eucarística
descendió
el Dios de bondad y les dió pan (que su pan de ellos era el casabe de la yuca), y partiéndolo les dijo: tomad
y comed!
|
e
La interesante particularidad de que Lucuo haya habitado junto con sus criaturas en la tierra ha- dado lugar á que D. Juan B. Carrasco, en su Mitología Univer sal, haya escrito que “Luko pasaba en:los Caribes como el primer hombre y el creador de los peces: resucitó, según dicen, á los tres dias de muerto.” Pero este error, debido á mala interpretación de la leyenda, viéne á hacernos meditar
en el simbolismo
bra y la germinación del bastón de Lucuo,
de la siem-.
bastón em-
nn.
, (1)
Según A. Rojas en su interesante. estudio, Za
Bella
Frase en
las Len-: is Americanas, ** llamáronle Famosi-Rabotana, que quiere decir- El Viejo * del Cielo; Es la idea del tiempo encanecido por los siglos, representa do' por la spnectud de la mirada compasivaeza. , de mano -bienhech di inalí pacífica, oraEque sa los rio vigilante, , de fécunda Natural : ,
REVISTA PUERTORRIQUEÑA.
blemático, destrozado y enterrado, para salv con su resurrección á la humanidad, que había perdar ido aque- la gracia original que gozaba en el Paraiso, cuando la
AS
presencia
de
Lucuo convertía
la tierra
risueño, cuando era perdurable No preguntaremos
en
un
Eden
la juventud placentera.
á la fábula Caribe,
porque no
daría respuesta satisfactoria, si no se refiere 4 dos; épocas sucesivas de la sociología de las Antillas: la primera,
cuando vivían
de la pesca
rior, cuando cultivaban
estos isleños;
sus campos;—no
mos tampoco, pues lo haríamos en balde, de este mito si tiene fundamento evemérico,
como de él parece traslucirse,
el tránsito
la poste-
nos cansare-
en indagar si recuerda,
de algún mi-
sionero de civilizaciones lejanas. Notemos, sí, que la ficción del Eden terrestre viene 4 desarrollar la de los
Paraisos del codex Chimalpopoca
y del areyto de
Haitt, complementándose los tres mútuamente. bo Y las semejanzas no paran ahí; sigue la leyenda: “Cuand o los Caribes se encontraron
vidaron á su dios y no le presentaron ofrenda (alakris)..
Entónces
sobre la tierra desde el cielo,
de los semís, y la tierra
fué
hizo
cuya
felices, . olvi-
casabe
descender los rios. agua
inundada
era el sudor
no salvándose
más hombres que algunos en las montañas, los ascendientes de los hombres actuales.”
AS
ni otra
que! son A
¡Nueva referencia al diluvio, ó al cataclismo antillano! Dígase producido por Yaya, por Noachiam por Lucuo Ó por Jehová, en definitiva la creencia , es una,
y la inducción geológica la atestigua. Jo Siempre es consolador hallar indicios de . ral prehistórica, aunque esta sea tan excesivamuna 'moente ri-
gorosa como la que dispuso
olvidadizos, quienes
hicieron
según Moisés, exclamó Jehová:
la matanza de aquellos pensar
á Lucuo .COmO,
“La tierra está
Y A
5 re
x
cocer
N
tira
de iniquidad delante de ellos, y yo los destruiré conllena tierra.” Luego los Caribes tenían nociones del librela albedrío, del deber y de la responsabilidad. ¡Vaya si
LUCUO, DIOS DE BORÍNQUEN..
las tenfan! Oigamos 4 Oviedo: Ó delicto que los indios desta
rrescían é que con
<A
“El mayor pécado
isla (Boríquen) más
abo-
mayor riguridad € sin remision
misericordia alguna castigaban,
era el
hurto;
ni
é assí
el
ladron por pequeña cosa que hurtasse, lo empalaban vivo (como digen que en Turquía se hage), € assí lo dexaban estar en un palo ó arbol espetado, como en assador, hasta que allí moría.” | ; Con tales ejemplos á la vista, no aparecería tan tremendo el castigo del diluvio para los ingratos; pero Lucuo, aunque no ménos severo que Jehová, diríase que sólo se propuso escarmentar per omnia secula secu
lorum
á los que sobreviviesen, contra la nefanda
varicación
pre-
de no ofrecerle casabe y otros alakris para
regalo de los buhitís. dichos buhitís,
Líbrenos Lucuo
aunque intervinieron
los sagrados areytos,
de suponer que
en la redacción de
explicasen con miras
interesadas
los motivos del diluvio; pero es probable que nunca más volvió 4 faltarles 4 aquellos sacerdotes su ración de casabe.. : - Curiosidades tiene esta teogonía características de la espontaneidad inconsciente del pueblo á que se destinaba, “raza infantil y criada, por decirlo así, 4 los. pechosde la libre naturaleza,” según gráficamente lo consigna la Reseña de Puerto Rico, redactada para la
exposición de Amsterdam dor de los cemás;
de
1883.
Háblase
del su-
no se disguste nadie que no recuerde
las palabras bíblicas:
- “Con
el sudor de
tu rostro
co-
merás el pan.” Hay ascos que son amagos de blasfemia.—Esto de hacer sudar. á chorros 4 los cemts,
aunque tosco, no lo es tanto como aquello que, según A. Rojas, refiere el abate Gilii de los ribereños del Ca-
siquare: “llamaban las estrellas cadentes orina de los astros, y el rocío que se deposita en perlas sobre las
bellas hojas de la heliconia (bijao), saliva de los astros.” la inocente desnudez habitual de aquellos cuepos | no había de corresponder la gazmoñería en las ideas,
, . E
560
A
:
REVISTA PUERTORRIQUEÑA.
. Como otro rasgo. propio de la estasez de cultúra de la generalidad de aquellos infelectos, en los que sé aso-
ciaban insignes clarividencias con aberraciones puériles ,
aduciremos que era creencia popular entre ellos
dios
de los
fenómenos
luminosos
(Juluco),
que el
quién
se
aparecía bajo la forma de un arco iris, era polícrom o “porque se alimentaba de peces, lagartijas, hojas ! verdes y colibríes.”—Perfectamente: los profanos Caribes
aprendieron en su religión que era un dios
el arco,
iris; y fué para ellos cuestión de tiempo el excogitar dé qué habría de nutrirse un ser animado tan lleno de rido. Mucho fué queno llegasen, como los Karenos decolo Birmania
y los Zulús, á creer que el arco iris es un espíriti que puede devorar
se
la vida de los hombres;
lo representan como
serpiente
nuestros dias las clases sociales ménos
tro de la civilización, creen que aguas de la tierra. E
diversas tribus
voraz; y aún
el arco
en
ilustradas, ¡den-
iris sorbe las de
Pero no se contamina el clero Caribe con esa
sión; álo más éste aceptará el dicho como una! 'ilume= táfora; y es que los buhitíg saben la verdadera 1cep-
ción de la palabra Juluco: “Los
Caribes
de
|
las
Antillas. —dice
JE el
mismo Rojas—llaman al arco Alamoulou 6 Youlouca” (Ju-Lugu o),
“que quiere decir, Penacho de Dios.”
“Es
una idea muy original de los Caribes,
. representar en
el arco de los siete colores
penacho de Dios,
|
la de
de la lhz el
como un modelo del peñacho de sus
caciques, formado por una diadema de vistosas plumas,
El símbolo de
la mitología griega que representa |á la
mensajera de Juno transformada
en arco íris no
e la espontaneidad caribe. Entre los Incas, el íris tien fué, según Acosta, el blasón de la casa real.” 4] Ya hemos aludido, en el número anterior de esta
RevisTa, á que el dios de los frutos, Racuman, . “se representaba en forma de serpiente con cabeza de La ho
o
Pp A a
€
o
a
ops
e
bre: vivía sobre un árbol llamado cabata, desde donde
a
>
ofrecía frutas á los pasajeros.”
La importante, la gra-
ve interpretación á que este símbolo se presta, la de suponerlo continuación del ofidiano de los Fenicios, y por ende
revelador del tránsito de estos por las Anti-
llas, se confirma con la semejanza idólica que le hemos. - señalado con Quetzalcohuatl y con Bochica. Sí, los Fenicios pasaron por las Antillas,
colonizarlas quedan
y de
sus esfuerzos por
las reminiscencias
en los Paraisos
legendarios de Yaya y Taraxtaihetomos, en el Edén de Lucuo, y en la tradición mejicana de Votan, quien dice: “ Yo soy culebra, porque yo soy Chivin” (Trípoli, según
D. Pablo F. Cabrera),
“perteneciente á una
nación
célebre por haber dado nacimiento al gran Cadmo......
quien mereció ser mudado en culebra y elevado al rango de los dioses.
Y
con la gloria
de su raza
entono
un Canto á siete naciones Tzequitas, que á la vuelta de muchos años encontraron- las siete familias que yo ha-
- bía conducido á Vaium Votan (Alceta, según Diodoro, en Septimania, una de las Antillas) y á las que distribuí tierras.”—Esto mejicanos.
se leé estampado |
en
geroglíficos da
No es confundible esta serpiente del mito caribe, tan benéfica, de rostro humano en memoria de los que
importaron
dragones
su culto,
con las varias serpientes mabuyas,
diabólicos que horrorizaban
Sud América. En Cuba se conoce un
á las tribus de
j E árbol llamado maboa;
no es el de la serpiente Racuman:
los indios
pero
lo apedi-
llaban maboa por sus cualidades venenosas, malignas. Dice el Dr. Grosourdy: “La leche que sale por las heridas hechas en la corteza del palo maboa es más fuerte, y por consiguiente más peligrosa que la de la Campana amarilla; en efecto, dicen que: los indios - la emplean pira envenenar sus flechas y que los negros componen con ella un veneno muy fuerte.” En Puerto. Rico existe una planta conocida como
Mata culebra, pe-.
pl
e
f
p
ro tampoco es el árbol de vida' de aquel dios-serpiente;
563
REVISTA PUERTORRIQUEÑA,
+
¡
muy al contrario, este “b ej loguia anguicida, funesta uco amargo” es una aristo., místico de Racuman, quepara aquel reptil. —El! árbol se llamaba ' Cabata, hos es desconocido. | Cualina, jefe de los cemás, na tu ra lm en te debió contar de su parte á Facuman, el pr ov ee do r; á Achinaon, el dios de la fecundante
de las tempestades; las olas; y de Noum, riv de Curumon, agitador de al nocturno del buen sol Cinco buenas deidades y , Cin co mal as, y sobre todas ellas, el gran dios Lucuo. + Da á entender la' leyenda qu e el país de los cemáís estaba en lo alto; y por co nsecuencia los mabuyas, co-
ta
24
que
informa: la re-
ligión de Zucuo, subsiste em de ídolos, de la que pronto blematizado en una clase Antes, *ECONOZCAmOos Otra circunst nos ocuparemos. ancia en el culto anexo credo que estudi al
amos: en ídolos Caribes que se han en presencia de los muchos | que no todas las divinidades contrado, es lícito deducir
que acabamos
de enúmeimágenes, sino solame nte los cemís y los Por Manera que siderado demasiado respet el excelso. Lucuo era iconable rar tenían mabuyas.
tarias artes de aquellos
simulacros; (1)
y
las
agg encias
Dijo 4 Cristóbal Colón
para
Caribes
que
osasen
naturales
las rudimen.-
figurarlo en
divinizadas
3
en:
un cacique dela costa que, según nuestra Creenc Sur de Cuba: ia, las almas de los hom “Sabe bres tienen dos viajes espués que se han separado que hacer, de los Cuerpos. Uno, neb
áun lugar triste, sucio roso, preparado para los y teotro, á una mansión agrada que han sido injustos y crueles con sus semejante ble y deliciosa, para los s; sobre la tierra. que han promovido la paz Por lo tanto, si tu eres mor tal , y cada uno se premiará ún sus obras, no dañes injesperas fenecer y Crees que á mal 4 los que 4 tí no teseg ustamente al hombre, ni hag lo han hecho, * > as TS tur
4
Lo
e
Esta especie de maniqueism o
TA
la tierra (1).
Aira,
lluvia; á Juluco, el íris.d e paz; y á Huin, el vivificador. Así también Hurakan, primero de los mabuyas, de bió de tener la compli cidad de: Sicomanz, el cometa nu ncio de la ira celeste; de Sabacu, formador
|
||
LUCUO, DIUS DE BORÍNQUEN.
« los otros ocho
dioses
subalternos,
hallándose ya re-
presentadas en cuerpos y [fenómenos físicos, obras maestras del Gran Artífice, no admitían tampoco humana competencia
en semejarlos.
Hay para sonro-
jarse ante la profunda religiosidad de aquellos;** salvajes.” Pero con Cualina y sus huestes de genios protectores, y con Hurakan y las suyas infernales, ocurrió lo contrario; sin duda porque eran ficciones del miedo y de la esperanza; y los indios, obedeciendo al impulso creador de toda imaginación exaltada, les dieron formas á estas
entidades tan sobrenaturales como ilusorias.
Oviedo y los demás cronistas se _persuadieron de que todos los ídolos antillanos eran diversas representaciones
del
Demonio;
todo concepto de Dios
mas
para
los descubridores
que no fuese el católico-apos-
tólico-romano era una suplantación hecha
por
Satanás
de los atributos divinos. (Con esta predisposición en el ánimo, no echaron de ver aquellos observadores la diferencia entre los ídolos cemís y los ídolos mabuyas, á pesar del testimonio de los indios mismos. Realmente se colegiría que no existían imágenes de bugs entre los antillanos, de no hallarlas mencio--. nadas por aquellos historiadores. Empero si fué tanta la obcecación que no se reconocieron entónces, hoy se han rectificado aquellos primeros informes con otros numerosos;
tanto, que hasta
en la
Mitología Universal
de Carrasco, ya citada, consta que “para aplacar la cólera de Mabota, el mal principio de los Caraibes, Jlevaban estos al cuello pequeñas esfigies, representaciones fieles de las formas con que Maboia les había visitado, practicando en su honor penitencias increibles. Así, por ejemplo, se les veía lacerarse la carne dándose cuchilladas, y dejando correr de sus cuerpos medio destrozados arroyos de sangre.
Explicado así por qué
abundan
reliquias de los indios los amuletos que
dientes del cuello,
venimos
tanto entre las llevaban
pen-
á parar en que Oyiedo
-
presintió y adivinó lo diabólico de ciertas de estas figurillas; pero además en que el gran deseo +
festaba de que al diablo antillano
había realizado 'por aquellos és ver
que mani-
sele sujetase,
ya se
Caribes, quienes, si bien
dad que propiciaban á mabuyas inferiores, especie de duendecillos legendarilos os, no por eso dejaban de represent ar al' tremendo Hurakan una montaña, como vamos á verlo.
aplastado. bajo e
Según Otis T. Mason en los de Smithson, en los que estudia la Anales del Museo,
muy notable co: lección de antigiiedades Ppuert orr Museo legó Don Jorge Látimer, iqueñas que á dicho una categoría de ídolos 4 los que exhíbese entre ellas apl de mammiformes; describiéndolos ica la designación dice: “Mas de la mitad de estos extrañ
os y bellos de una figura humana acostada objetos son imágenes sobre el vientre, ¿con la cara más 6
ménos
vuelta
abierta, expresando en la fis hacia arriba, la boca onomía un agudo tormento. En el extremo opuestoal de la cabeza, están representadas las piernas tan encogidas, que se ven las plantas de los piés junto al Sobre la ¡espalda de la figura postrada está cóxis. una' prominencia ¡COnoídea, redondeada
con
esmero
.... El aspecto: en conjunto no puede ménos de record ar leyenda de “aquel Typheo, muerto a] estudiante la Júpiter y soterrado bajo el monte por los rayos | de Etna.... La leyenda
Typheica connaturalizada en muchas comarcas, bien pudo haberse forjando en diversos paises para dar cuenta de fenómenos volcánicos montañeses.” < Pocos serán los habitantes de Pue rto Ric o que ¡no hayan visto algún ídolo de piedra al que cua dre - esta: exacta descripción; tan comunes son tal es obj eto s qe, por la resistencia que
ofrece su peso, se usaban hace:Pocos años en la Capital, á _ tener abiertas las hojas de modo de cuñas para man-
ha hecho dibujar estas
los portones. El Dr. Stahl figuras en el referido número
del: Puerto: Rico Ilustrado.
pl
pin
_ LUCO, DIÓS DEDORINOUEN '- "Y: bien, ¿nó se desprende fácilmente de lo arriba dicho que un dios Caribe subterráneo, domi-
nado, oprimido, que mirá con rabia y dolor hácia la cumbre: de una montaña, no puede 'ser otro sino Hurakan, el enemigo del excelso Cualina, postrado como Satanás se represerñta bajo la planta de San
Miguel, —Hurakan, que hace retemblar la tierra en sus convulsiones por libertarse del peso de su castigo?
:
Pues hay más; añade
fesor S. F. Baird
Ey
Mr. Mason:
la insinuación de que,
“Debo
|
al pro-
vista desde
el
mar, la isla de Puerto Rico se eleva de una minera abrupta y simétrica que sugiere el recuerdo de la mole
cónica de las piedras mammiformes; así es que, ayudados dé
un poco
de imaginativa podemos ver en estos
objetos al genio de Puerto Rico,
en figura
de un hom-
bre, de un loro, de un caimán, ó de otro animal precioso en estas regiones en que los animales mayores no abundan, y el cual sostiene en su espalda la isla.” Con la pequeña modificación de que entendemos que ese animal opreso
era la representación varia
genio'del mal, hundido bajo Borínquen,
del
aceptamos re-
conocidos esa explicación que merece saberse por todo puertorriqueño, y vemos en la prominencia redondeada que cubre esos ídolos “Á la sierra que elevada Saluda el sol cuando nace Y al Mar del Caribe guarda.” (F. Vassallo).
|
Es Luquillo, es la montaña de Lucuo,
la altura de solitaria que jos, muertos aún guarda £
elevándose á
los bienaventurados cemís; es la montaña nos recuerda la muchedumbre de sus hiá sus piés en hecatombe tristísima, y que las reliquias de ellos en su regazo. t
L
$66
E
REVISTA PUERTORRIQUEÑA.
O
Y hemos llegado al fin de nuestra tarea. Á pes ar que
de lo mucho
hemos tenido
que suprimir,
evidenciado que los indios borinqueños, muy dejanos carecer de ideas religiosas, tenfan su cult lejos de o y su . Tteogonía. |
El culto á Lueuo,
¿merecía
|
verdaderamente el:
nombre de una religión? 14d Víctor Hugo responde: “La plegaria sabe más que nosotros. Muchas hombres creyeron rogar á.Júpiter y rezaban á Jehová. ¡A cuántos creyentes en
amuletos escucha
| Dr.
CALIXTO
ROMERO
CANTERO. +
a
lo infinito!. ¡Cuántos no conocen que por el mero hecho de ser buenos y de estar tristés, ruegan á Dios!” 4
La
rr Py
Í
€Y
LAS LETRAS Y LAS ARTES EN MADRID. 7
La
vida literaria de Madrid sigue, al parecer, como compendiada en la vida teatral: diríase que quien en Madrid habla de literatura sólo se refiere al teatro.
Es una verdad triste,
somos autores
dramáticos,
para
pero
todos
innegable:
los
que no
aquí no
atrae ni cautiva la atención del público sino el trabajo
_ destinado á la escena.
Poco importa
que las
ñías sean cada dia peores ó estén mal dirigidas
madas en abierta contradicción con el
de cultivar;
nadie
pára
mientes
nuestros buenos autores, escriban
compa-
y for-
género que
en
que
muchos
antes con
han
de
propósito
esclusivo de lucro que deseosos del acierto artístico: lo positivo es que.á pesar de estar. mal «organizado el teatro, y aunque son muchos los poetas que cons ideran el arte como el ejercicio de una profesión cualquie ra, la única manifestación potente y vigorosa es el teatr E o. Una novela de cuatrocientas páginas que cuesta un año de trabajo, un estudio crítico. que supone larg as
horas
de
laboriosidad,
apenas
dan
ocasión
docena de sueltos en la prensa periódica:
á media
al paso que
una pieza en un acto, malamente traducida del francés, que se escribe con ideas ajenas y en castellano dudoso, en dos tardes, halla siempre plumas dispuestas á elo| |
|
|
|
1
| | || || j
1
yE OS
desd E PR
IN
568
REVISTA PUERTORRIQUEÑA.
giarla, invitando al público 4 que vaya al teatro se representa.
|
- No quiero poner
terreno
de
las
donde
|
ejemplos
personalidades,
que
parece hija de la envidia, ni puedo
me
donde
llevarían toda
acentuar
ch
al
censura
esto «de-
masiado, porque siendo yo novelista, y no autor drámático, cuanto dijera podría considerarse ins pirado en rivalidad de oficio. Me limito 4 hacer constar el hécho. Sólo me permitiré añadir, como observaci ón . ex-
clusivamente mía, que cuando dentro de alguno s nadi
años e se acuerde de las que hoy se considera n obras dramáticas aceptables, ciertas novelas ahora miradas con indiferencia se citarán con elogio y servirán, acaso, para conocer fielmente esta sociedad que tan
mal retratan los más de los que
escriben con
destino al teatro. | Pero no quiero ser cómplice de lo que cens AS uro, En calidad de novelista no me es lícito, ni se me anto: Ja
EEG
7
decoroso, escribir críticas de las novelas ¡Bueno estaría que hoy maltratase á un compañ agenas, ero, y de aquí á un mes publicara una novela peor mí censurada! En esto me fundo para no que la por analizar ni
La Montálve», de Pereda, ni El cuarto pode r, de Armando Palacio,
libros que acaban de publicarse tura recomiendo á los suscritores de esta Revy cuya lecisTa. Ni con Pereda, que es un maestro, ni con Armando Pala cio, á quien considero como compañero y amigo, estoy confor
me
en lo que se refiere al modo de entender y cultivar la novela: pero las obras de ambos deben siem-: pre leer
se por cuantos sigan con interés el movimiento literario de la España contemporánea. La Montálvez
tiene una acción interesante presentada en el marco de la vida aristocrática madrileña: E7 cuarto poder es un estudio
de costumbres asturianas,
en el libro de
aparte lo que
esencialmente humano.
haya
Buenas gánas
se me pasan de hablar largamente de ambas obr as; mas comprendque o no lo debo hacer. En mis labids'
'
LAS LETRAS Y LAS ARTES.EN MADRID. la alabanza parecería lisonja de admirador respectode
Pereda, elogió de amigo respecto de Armando Palacio: y si les censurase, ¡sabe Dios lo que se diría en Madrid cuando aquí llegara este número de la RevrsTA! Lo que sí hago, sin el menor empacho, es reco_mendar ambos libros para que figuren en las bibliotecas de cuantos deséen saber cómo anda en Españala
- novela. Lo que no quiero
ni puedo hacer en cuanto.
á las
personalidades de mis compañeros, me es, ,en cambio, permitido en lo que á la novela se refiere, considerada,
en general, como género literario. Y hecha esta salvedad me atrevo á decir y sostener que hoy la novela es. la manifestación literaria que dá en España :idea más exacta Ó aproximada de lo quees nuestra vida social. Los autores dramáticos están todavía divididos en románticos al estilo de 1830 y en imitadores. de las comedias francesas:
unos escriben dramas
en que hay
galanes de espada en mano y damas burladas; otros hacen dramas que llaman realistas sin que haya en
ellos asomo de realidad:
pocos son los que logran huir
de estas dos imitaciones. En desquite los novelistas españoles, al aceptar en su. mayor parte la tendencia naturalista, no han incurrido ni en el error de querer escribir como sus antecesores del siglo XVII, ni en la tontería de seguir servilmente á los franceses. No: aquí no hay un solo novelista que haya puesto empeño en.copiar á los clásicos del siglo de oro,
absurdo porque
es enorme la diferencia
de ideas dominantes;
ni hay
tampoco
lo cual sería
de épocas,
y
quien tenga
la
falta de sentido artístico necesaria para calcar sus novelas sobre las que agradan en París. La novela contemporánea española es precisamente lo que Zola quiere que sea: con la notable particularidad de que esto ocurre sin que se den cuenta de ello, en su mayor eee te,
los mismos autores.
Dice Zola,
no recuerdo don-
de, quela novela debe ser la vida observada:á través de
$0
| REVISTA PUERTORRIQUEÑA.
un temperamento.
E
q
Pues así la escribimos
aquí, resul-tando que la novela española, vírgen de toda imitación, tiene un carácter especial con cada otros: quién busca en ella sólo el medio uno de nosde producir.
emoción artística:
unos estudian las costumbre rincón de España; otros la emplean com s de un o arma de progreso; los hay que la fundan en el inte rés de la acción; basta á muchos el reflejo de lo observado; todos la cultivan aunando su modo de ser, sus ideas, sus preocupaciones, y aunque en las páginas no aparece ostensiblemente el autor, porque no pue de ni debe. figurar, siempre surge, en frases de esas ue se le escaPan á uno, nuestra idiosincracia moral. Él que es incrédulo deja asomar la impiedad, el liberal su amor á lo moderno,
el dohemio su
vida desordenada,
“el artista su amor á la forma: de todo lo cual resu lta que aquí — á diferencia de lo que en Francia ocurre —no hay maestros é imitadores, sino personalidades más portantes, pero todas originales é indepe 6 ménos imndi único rasgo en que coinciden los novelistas entes. 'El es poseer cierta tendencia regional innegabl españoles e. Los asturianos, montañeses, gallegos y catalanes dian y escriben cosas y personas de sus tierrassólo estu- . respec: tivas: lo mismo hacemos los madrileños. Y en esto se fund
pañola:
a principalmente como: en
ella
el carácter de la novela es-
lo
esencial
es la observación,
ninguno retrata ni refleja sino aquello domina. ,
$
*
que
conocé y | | ”
x*
Dejando á un lado los dos libros que han motiva : do las anteriores consideraciones, vamos 4 con
algunos párrafos á los teatros madrileños, dicsagrar iendo cuales son los principales,
qué
género
se cultiva en
>
a LAS LETRAS Y LAS ARTES EN MADRID. cada uno y qué autores y actores
a 5h
los sostienen; datos
que servirán de recuerdo á quien haya pasado en Madrid algún invierno y que no carecerán de interés para quien desée conocer la vida teatral de esta villa, convertida en corte por un capricho de Felipe II. El teatro Español está cerrado por ruinoso, y la compañía que en el actuaba se ha trasladado al de la
Princesa, que
es nuevo,
edificado
hace
tres años, y
propiedad de la duquesa de Medina de las Torres. Sucede con este teatro lo mismo que ocurrió con el de Apolo, propiedad del Sr. Gargollo. La noche de su inauguración todo el mundo-dijo que era un local precioso, la prensa publicó largos artículos, elogiando hasta los menores detalles de la ornamentación; pero el público manifestó en su lenguaje claro y brutal que aquello no le gustaba, y dió en la manía de no ir al teatro de Apolo. Sólo una empresa pudo ganar en él algún dinero, la que puso El nudo gordiano. La sociedad de autores que hace tres inviernos intentó fo-. mentar allí la zarzuela, perdió venticuatro mil duros. Si ahora el público
frecuenta
el
teatro
de
Apolo,
es
porque se ha dividido, desde hace un año, el espectáculo en secciones, y porque se ponen en escena obras en un acto,
en dos á lo más.
micos, el repertorio si no
Los: precios son
es verdaderamente
_ resulta entretenido, y se pasa
econó-
literario
un rato agradablemente;
pero cualquier empresa que intente formar en Apolo compañía séria y cite al público para toda la noche, fra-
casará seguramente.
-.
El'teatro de la Princesa
|
parece
|
heredero
da
i
de la
mala sombra del de Apolo. Ni Mario duránte dos temporadas, ni varias compañías de ópera extranjera, ni ahora Vico y Calvo, con un drama de Echegaray, han conseguido animar aquella sala fria, lejana de los
barrios céntricos y en la cual diariamente se represen-
tan las obras
con
el
local casi, vacío.
Cada
estreno
proporciona una gran entrada: luego ni siquiera se >
a
A
cubre el presupuesto, á pesar
tistas más notables de
EE
de estar allí los. dos ar-
España,
lo cual me trae ála memoria la frase de Arderius que decía: “obras son . amores y no buenos actores.” Surten al teatro de la Princesa, Ó mejor dic
más afamados:
ho,
4, Vico y
Echegaray, Cano,
están ahora en el
comienzo
de su
por hoy, dudo mucho que nadie
que
Calvo,
los
Sellés
carrera;
autores
y otros que más, -hoy
tenga ya asegurada su reputación quiera llevar obr as 4 un teatró| que el público se obstina
en no frecuentar. Vico y Calvo son dos actores notables, que -Prodigios cua
e hacen
ndo dan con un dra encaja de lleno en sus especialesma ó una comedia que facultades; pero el personal que les rodea es
muy inferior
4lo. que
se
damas jóvenes las segundas, ya con Vico, ya con Calvo, ya con los dos jun tos,
ninguna
condiciones apetecibles para papeles, Si hoy
se
escribiera
un
reune
todas. las
el desempeño de- ciertos Le dra
ma corno Venganza catalana, no habría quien hicies e el papel de María; si ahora aparec iese una
onsuelo,
ñar la protagonista de esta adm nadie podría desempeirable comedia. Ea Entre los actores que siguen á Vico y Calvo hay,
sin embargo, algunos que suelen representar Cuando
bien, de en cuando, algún tipo Ó algún car áct er que se amolda á sus facultades: Donato Jiménez es un barba con frecuencia justamente aplaudido, á pesar de la monotonía de su voz; pero ni en todas las obras puede haber un personaje de cuya interp retación se lé deba encargar, ni es para el público soportablela seguridad de que al ir al teatro ha de
un tipo semejante, ú Otros ciento, ya vistos, represver entado por el-mismo artista. En
tratándose de banquero, padre severo , Ne
A
y; F—
LAS LETRAS
VEAS ARTES EN
ridó engañado, ya se sabe que ha
MADRID.
PS
¡
|
de hacerlo
Donató
Jiménez. * De Ho que si'se le repartieran sólo los pa. péles, que según sus “facultades le convienen, estaría siempre bien; mas coro esto, dada la actual organiza> ción de la compañía, no es posible, resulta que en mú-
-
chós ¿asos no le es dado' desempeñar con lucimiento la parte quele toca. La obra en que más se ha dis-
LA
tinguido y la que suele poner la noche de su beneficio en cáda temporada es Entre bobos anda el juego. y - Otro actor dignód' de mención, que
o
trabaja siempré
unido á su hermano Rafael, es Ricardo Calvo. Á pesar de luchar con el inconveniente de este parentesco, que podía influir para que Rafael acaparase la mayor parte de gloria, Ricardo Calvo está considerado como un artista de mérito. La prueba de ello es que se ha conquistado la reputación, representando
tipos
os a
antipá-
ticos, galanes insulsos, y figuras de segundo término, interpretadas las más de las veces con notable acierto. - Hecha excepción de Jimenez y Ricardo Calvo, qué en una
cómpañía
bien
dirigida
prestarían
nuestro
primer
teatro
producen
desilusión es completa, y los personajes de segunda. fila casi nunca contribuyen al éxito. | a :En cuanto al modo de presentar las obras se va adelantando aquí mucho y rápidamente. vergiienza.
Yo
he
Antes la mise"
visto
arias hechas con restos de un claustro” gótico,
del siglo XVI con muebles á la Pompadour,
moros con alpargatas, guérreros de la cascos del sobrante
cosas: por el estilo.
E
1
de
un
regimiento
salas
de
salones
príncipes
reconquista de
:
coh'
lanceros y
Ahora, por regla general, la es-
Ear
y
.
muy
mal efecto. En cuanto háce falta una. actriz de grandési facultades y poderoso temperamento artístico, la: -
en' scene':era” una:
<
y'
El resultado de ésta carencia de buenos actores es que la mayor parte de los dramas y comedias quese en
:
excelente
servicio, lo restante del personal que rodea 4 Vico Calvo no está á'la altura que fuera de desear. representan
as
:
a
574
REVISTA
PUERTORRIQUEÑA.
;
cena se presenta cuidada con mayor esmero,
los
trajes
y las decoraciones se hacen nuevos cuando lo Fequieren
las necesidades de las obras, y cualquier autor puede manifestar exigencias ó deseos que hace diez años. parecían absurdos.
h
El que sigue en importancia al teatro en que actuan aquellos dos primeros actores, es el dirigido por Emilio Mario, el de la Comedia.
Pero
Otra carta, y hablemos de las obras
mente
estrenadas
tística..
-
y de
alguna
dejémoslo
dramáticas
para
última-
que otra novedad
|
arhd
El drama titulado El suicidio de Werther- puesto en escena en la Princesa es una producción digna de fijar. la atención del público, no por su valor como obra literaria, sino porque á pesar de sus defectos revela un poe-
ta de no
vulgares condiciones.
El suicidio de Werther
no tiene nada que ver con el Werther de Goethe ni está
inspirado en ningún episodio de aquel. libro hermosamente romántico. Además, es una obra artificiosa! en la cual el autor, á pesar de su talento,
no ha logrado
que lo convencional llegue á quedar borrado y oscurecido por lo verosímil. Hay en sus escenas amontonados tantos horrores que en el ánimo del espectador la emoción artística es inferior 4 cierta sensación penosa : producida por una larga série de conflictos poco razonados. El protagonista es un joven pintor de gran mérito que vé deshecha su boda con la mujer
que ama,
porque tiene la desgracia de ser hijo: de una cortesana. No entro en más detalles, pues toda la prensa diaria de Madrid,
leida en Puerto
mente el argumento.
Diré sólo que,
Rico,
á mi juicio,
sociales son hoy tan poderosas
centa, autor del drama,
ha
referido
minuciqsa-
E
enfer
ni las preocupaciones
como supone
ni éste ha colocado.
ó el problema, como algunos quieren decir, minos verdaderos. |
el Sr. Di-
la: cuestión,
en sus térod
Para probar que las culpas de una madre de mala a
MADRI.
A
vida pueden truncar el porvenir de un hijo era preciso presentar á la prometida de éste verdaderamente ena-
morada, y luego establecer la lucha entreel amor de la joven y el pasado de la madre. El Sr. Dicenta no ha pintado una verdadera enamorada, sino una señorita que
á la primera contrariedad abandona al hombre
á quien
dice que quiere. Y pregunto yo: ¿bastarían las culpas Ó infamias de una madre para que renunciase al amor de un hombre bueno una mujer que real y verda deramente le amase? | El suicidio
de Werther
es una
obra ¡notable
mente versificada. Está escrita con sobra de lirismo” y poca naturalidad en el lenguaje, pero llena de pens amientos
bellísimos y de frases
afortunadas.
En resúmen,
aunque el drama no es de los que bastan á crear una reputació
n, es tal que permite esperar excelentes trabajos de la pluma del Sr. Dicenta. E En
el teatro
llama errante,
de la Zarzuela
drama lírico
se ha
inspirado en
estrenado una novel
La
de Julio Verne y escrito por D. Javier de Bur gos, D. a José .
Torres Reyna
y
D. Cárlos F. Shaw.
un sainetero muy aplaudido
El primero
es
que escribe bien y que con
frecuencia ha obtenido buenos éxitos: Torres Reyna no trabajado
había
aún
para el teatro, pero era ya cono-
cido en los círculos literarios como aprecio,
y Carlos Fernández
Shaw,
un escritor digno de según ya he dicho
enla Revista de España, es uno de los pocos que saben y pueden cultiv ar la poesía lírica sin en ridículo, porque tiene facultades envidiab les
jovenes ponneerse de facili-
dad, ilustración y buen gusto. A pesarde estos elementos, y de haber compuesto el maestro Mar qués la música
de La llama errante,
media docena
el éxito fué altamente
ido jente
la obra no ha pasado de La pri | mera noc) he satisfactorio, pero luego no ha
de representaciones.
al teatro.
De nuevo nos hemos convencido
los que estudiamos en Madrid
de cercala vida
literaria que hoy no existen ya aquellos éxitos medianos que Í |
|
di
- LAS LETRAS Y LAS ARTES EN
As
-
o
¡REVISTA PUERTORRIQUEÑA.
eran los que en realidad daban vida 4 las empresas:
ahora las obras ocasionan considerables, ganancias ó. no producen ni siquiera lo necesario para cubrir el presu-
puesto y levantar el telón. Ji e Hay n Price, que es un circo, de caballos convertido en teatro, en el cual se fuma y se alborota como en una. laza de toros, se ha estrenado La campana milagrosa,
dol
lírico
los maestros
de
Marcos Zapata puesto.
Marqués y Catalá.
en música. por.
Zapata,
que conside-:
rado como poeta lírico es digno de todo respeto, «rara. : vez acierta cuando escribe para el teatro. ' : Sus Obras +
dramáticas
arrancan
personaje refiere
grandes aplausos
en
cuanto: un,
Ó cuenta algo, pero la acción,
ractéres, el movimiento,
los ca-.
todo lo que constituyeal autor:
queda muy por bajo del poeta.
|
*
*
,
¡
«
¡
En mi carta anterior anuncié que el Cérculo Litera». rio y Artístico, de Madrid, preparaba una función teatral á su beneficio, en la cual se representaría una obra,
cómica ideada por tres ingenios y escrita entre
treínta.
determinado.
ofrecía,
ó cuarenta socios
la función
que
Ante las
habían
de sujetarse á un plan
dificultades
teatral ha sido
que
esto
sustituida por un número
etraordinario de el Madrid Cómico, que ya
cado y del cual se han vendido
á
se ha publi-
éstas horas
muchos
miles de ejemplares. Algunos de los trabajos en. él” insertos son notables. No puede darse mayor variedad * “>
Oro
20
l A
ca E
3
Entre los, libros últimamente publicados figuran A.
Hr
|
A
-
di
de firmas por dos reales.
LAS LITRAS Y EAS ARS EN MADID. algunos que recomiendo 4 lós lectores de lá Revista: En primer lugar, todo aficionado 4 las buenas letras
debé tener á maño la Historia de la literatura y del arte dramático en Expaña, por el conde de Shack, de la cuál se ácaba de poner á la venta él quintó y último
tomo.
e
.
Hace algún tiempo un amigo
E
mio me preguntaba
cómo podría aprender bien la historia de nuestra Hz
teratura dramática. Mi consejo fué qué leyese á Tiknor, que estudiara todos los prólogos de la colección :Ivaden eyra, en los tómos que se refieren á poetas drám áticos, y que terminase
su
trabajo saboreando lá:
obra del conde de Shack.
Tal es el concepto
que de
romáñtico, que hoy no me
parece
pero lá
tan importante libro tengo formado. Campea en todas sus páginas un criterio altamente favorable al drama
aceptable,
obra de Shack es admirable bajo el punto. de vista de la erudición y de la amenidád: * Claro está que el con: sejo que yo dí á mi amigo no es fácil de seguir, y que
hace falta mucho tiempo y
para leer tanto;
sobre
todo
pero lo tefiéro aquí
gran paciencia
para
dar idea de
la importancia que á mi modo de ver avalora
libro. -
Htalia,
i
¡
También merece especial elogio por D. Felipe Picatoste,
influencia que mútuamente las dos penínsulas latinas.
|
al citado
Los españoles en
.precioso estudio
de lá
hatéjercido una sobre otra En realidad el trabajo del
Sr. Picatoste es una vindicación de la patria española.
A fuerza de afirmar los éxtrafijeros que España no ha hecho sino guerrear, combatir, conquistar y perder lo conquistado, es decir, andar siempre á trastazos, hemos ,Megado los españoles á creerlo. Pues bien, Picatoste demuestra que al par que belicosós hemos dos, que heros dado profesores
versidades extranjerás,
sidó instrut-
ilistres 4 todás las uñi-.
que aquí se han realizado grañ-
des inventos y que lá ciéneia nos debe notables pro-
gresós.
En fin; ¿qué más?
El Sk. Picátoste ,
afirma,
$18
:
|
REVISTA PUERTORRIQUEÑA.
bo
: el
y afirma con pruebas, que en siglos pasados ha habido región española en que era obligatoria la instrucción y _ donde eran legalmente castigados los padres que no mandaban sus hijos á Mucho nos debe preciosos datos el Sr. la impresión que me
la escuela. | la humanidad y todo lo cita con Picatoste, á quien elogio'sólo por ha causado su libro, pues no le
conozco ni de vista. Los españoles en Híalia 'consta de tres tomitos que aquí se venden á tres pesetas cada uno. |
Otra obra notable y recientemente publicada es el
segundo tomo
de las Memorias íntimas del general Fer-
nando F. de Córdova;
hermano
de
aquel
D. Luis Fer-
nández de Córdova que fué terror del campo carlista en la primera guerra civil. . Estas memorias son tanto' más curiosas cuanto que aquí hay en los hombres notables cierta instintiva repulsión á entregará la publicidad esos detalles. de la vida privada que muchas veces explican por completo las alteraciones de
la vida pública. Toda la época de Mendizábal—el único verdaderamente revolucionario que ha habido en España—aparece
desenterrada, en estas
allí se vé claramente
la lucha
que
Memorias.
el gran patriota
tuvo que sostener con la ignorancia del pueblo, con la indisciplina del partido liberal y con:la do-
blez
de
nadora.
Yo ránea,
María
Cristina,
adoro
estos
porque si se
4
libros leyeran
la
sazón
de
Reina
E
du
historia
mucho,
ran. con frecuencia trabajos como aquel
.si
Gober-
se
contempoescribie-
que antes
de
han sido causa
de que España perdiera
ocupaba en elz concierto del mundo. a Consolémonos
ciones
nuevas,
k
con
la
aunque
idea
de
el puesto
que
frias y difíciles
$
|
del
Ara de
;
yE
[
+
AS :
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sE
EO
que
las génerade en 1sias:
a:
E
lomo
morir publicó Fernández de los Rios titulado Luchas en la España política del siglo XIX, estoy seguro de que entre nosotros no tendrían un solo partidario los que ,
enen la vir tu
del
e
p Es
JACIN Marzo 8 4 de 1885.
O
3E
ue fuimos irรกn b uir a 1 engran d ecimien to d
leyendo s
Ao
mar,
la patria.
7o
Ocravio
Pic
LA PECADORA. (*)
sl
vecinos de *** iba 4 exponerse en la entrad a de su templo, nada de extraordinario padí a por su naturaleza, ya que se trataba de go extremo común á las poblaciones rurales! de
Puerto Rico;
pero, en
vos ostentosos
descritos,
cambio,
ofreciendo en aquella
Oportunidad contraste muy saliente
con
los preparati-
prestaba al observador
de estudiar en su aplicación los preceptos evan medios géli que establecen la igualdad dé derechos en mate cos, ria bienaventuranzas celestes, pero que, en las cosa de rrenas, aún las más sacrosantas y piadosas, no s |tehan logrado imponer el mismo sistema de equitati va distribución. dl Es el caso, us un grupo de campesinos, prol e-
tarios de ínfima
clase,
á juzgar
por sus desg
camisas empapadas en sudor, y sus dest arradas eñidos calzones arrollados hasta la rodilla, dejando al aire ¡las encanijadas piernas cubiertas por espesa capa de lodo,
jadeantes (1)
de fatiga,
acababa
Véanse los números anteriores, .
*
de
presentarse” en el. A
y
d.
—
El nuevo incidente que 4- la consideración de los
. Católicos principal encerrar por todo
a
a
ln 5
(CONTINUACIÓN),
LA PECADORA.
ES
_ Atrio, conduciendo un cadáver, aspirante forzoso álas postrimeras
formalidades
eclesiásticas,
para practicar el viaje á ultra-tumba,
indispensables
sin temor á tro-
_piezos fiscales ni á reconocimientos aduaneros.
Un
rudimentario cajón,
+
formado por cuatro
frag-
mentos de mal aserradas tablas, desnudas de adornos, encerraba aquellos despojos humanos, echados sobre un girón de esas esteras de palma llamadas petates en la comarca borinqueña, y sin más tapa ni cobertera que una colcha de indiana haraposa.
CER
Dos gruesas cañas de bambú,
cabullas á
lo largo del
atadas con groseras
humilde féretro,
junto la apariencia de unas
daban al
estrechas angarillas,
tando su conducción en hombros.
:
con-
facili-
:
as
Nada tan primitivo como este sistema de transpor-
te de cadáveres,
pero nada tampoco
más usual en
los
campos de Puerto Rico, donde hasta las personas mejor acomodadas caritativo
han de utilizarlo,
de los cargadores,
salvando
que han
el sentimiento de recorrer
con
. frecuencia largas distancias, las dificultades impuestas por los accidentes naturales del terreno y por la deficiencia
de las vias
de
comunicación
ciones y los barrios ó cortijos agrestes.
o
mn
] Apenas divisada la
entre
las pobla-.
|
pobre comitiva fúnebre, estalló
dentro de la iglesia esta exclamación, por distintas voces repetida: : o , —¡Un muerto....! ¡Un muerto!
Olvidándose el incidente interno para aterider á las
peripecias que el nuevo ofrecía, con esa versatilidad propia de las populares muchedumbres; agolpándose hácia la puerta
"frentes,
mayor
Una gran
ansiosos de satisfacer
parte
de
los concu-
su excitada
curiosidad.
Robustiano fuéde los primeros en acercarse á:los
recien llegados, y al verles dispuestos
atrio, su. carga, se apresuró á decirles: —¡Ahí
no....|
ayi
dad
Pasen: ustedes adelante, que-á
: mejor hora no pudieran presentarse. .
á depositar en el
| Qigan, qué. reso |
er
DAA
rie
REVISTA PUERTORRIQUEÑA.
A
sha
E
ponso más gargariteado están aplicándole allá arriba al
difunto....!
|
¡Vivo,
vivo,
que se pierde
la música y
hay que aprovecharla....! ¡Vamos, señores, no estorbar....! ¡Abran paso! ( O Y volviéndose hácia el sacristán, mientras los jíbaros, siguiendo sus indicaciones, introducían la carga en el templo, añadió en voz alta: po
en busca de pasaporte.
llega otro pasajero
Aquí
—¡Pae Sinforoso....!
. De un viaje van ustedes á des-
pachar dos mandados....
¡Qué chiripa, eh!
|
El sacristán, que á duras penas había logrado prac-
ticar su descendimiento
sin personal avería,
y se ocu-
paba en considerar la perfección del número siete que el clavo acababa de dibujarlé en su verdinegra sotana, al ver aquellos huéspedes que se le entraban por las
puertas sin aguardar permiso, en dos zancadas se ade-
lantó á atajarlos, gritándoles:
——¡Alto....! ese muerto....?”
.
0
¡Alto! ¿A dónde van ustedes con ¡Ea, ála calle....! Pronto. ¡Fuera
de aquí....! ¿Quién les ha autorizado para entrarse á la iglesia como Pedro por su casa? a Los jíbaros, atortolados, no sabían qué responder al colérico funcionario, pero como insistiese éste en' sus intimaciones, uno de ellos, menos encogido que sus compañeros, dijo señalando 4 Robustiano: Lo —Este dón fué quien nos mandó dentrar. Y
¡como para aquí veníamos ....! —¡Pero
esto. no se puede
sacristán; encarándose con
od
...».
agua ntar!— manifestó el
el aludido. —¿Qué
pito toca
usté aquí, para entrometerse á dar órdenes? | —Lo que es pito no he tocado ninguno, porque
todavía no ha llegado la hora de darle á usté una silba por sus gangueos. Esta gente ignoraba donde debía
colocarse el ataud, y como usté estaba entretenido en hacer equilibrios gimnásticos en lo alto de la escalera,
y no podía enseñarles la lección,
me encargué
cumplir con esa obra de misericordia,
O
yo de
LA PECADORA. |
—El que no sabe
rigir á los demás.
—¡Vaya que -
para
si sé.
sí mismo, ..!
cino tendrá derecho á que su
la iglesia parroquial,
mal Dn Sl
j
¡Oiga,...! cadáver
colocado
en
Todo
ve-
sea, recibido en
una
mesa
ben
con un paño negro, y alumbrado por dos velas de cera. Además se dará un
doble
por
el campanero,
y se le
rezará por el párroco ó:su coadjutor el oficio de sepultura, con
la correspondiente
rociada
para ahuyentar los demonios y dejar
diente....
¿Quétal....?
.€el reglamento....?
Y
de
agua
bendita
sellado el expe-
¿Séóno sé de memoria
como
nada
de eso se ha de
hacer en la calle, ni me parece justo que á un
le den, en nombre de Cristo, con la pa en los hocicos....
—Lo que no me parece
cristiano
de la iglesia
ni medio. regular es que
usté se valga de la ocasión de no estar presente el señor cura, para dar malos ejemplos en un lugar sa-
grado, cometiendo tantas heregías.
|
—Á usté si que hay que llamarlo herege, por proferir disparates. Yo defiendo un derecho. — Pero, Robusto, ¿y á tf quién te manda á sudar calenturas agenas?—arguyó gravemente el director de pompas fúnebres.—¿Es pariente tuyo el muerto? | —No, señor; pero su derecho es el mio y el de | usté y el de todos.
Lo:'mismo
que
á
ese
muerto
le |
niegan ahora, nos negarán á nosotros mañana, cuando estirémos la pata, si no tenemos con qué dejar mandas-
pías, ni pagamos por adelantado responsos y laudates y misereres. “Todos somos hijos de Dios, si no miente
el catecismo, y, si es así, no se explica que domos de papá gasten
tantas zalamerías
los mayor-
con algunos
- hermanos, mientras que á otros no les, permiten poner - siquiera los piés en la casa paterna. Ad emás, los ve-cinos pagamos á los curas para que casen y
nos entierren,
con lo mejor
y
si
nos bauticen,
sostenemos
de nuestros ahorros,
|
este
se
nos
edificio
que no.
será para que nos. nieguen el derecho de entr ! Ed ar * en él, | : EE - —¡ Aquí no se niega nada!-—replicó el sacr istán.—
Usté, tan sábelo-todo, tan busca-ruidos, y tan legul eyo, y tan.... ¡intruso! ignora que para tener ho. á eso que los reglamentos disponen, hay que derec ser buen cristiano y cumplir los mandamientos de la igles —Sí; como los cumplía La Paloma, que ia Mé después de haber vividolen escándalo perpetuo, harta de carne
se metió á fraile,
mayordomo
es
decir,
de cofradía,
cuartos, que le paga un
se
muy
funeral
echó
de
padrino
regio.
Si la entrada
en el paraiso se ha de conseguir por ese medio,
los sermones tumbres.
de
misión
y estorban
-—Si se consigue ó no algo,
saberlo;
como no
son
cuentas
á un
beato y con muchos
no
es
de su
aquí se disponga esto ó lo otro. ...
sobran
las buenas c¿ose cuenta
mía
el
rosario el “que
¡Y basta de ¡facistolerías....! | ¡El muerto fuera! he dicho Yá buscar la bolet
a del corregimiento. Cuando venga; se determinará lo que corresponda.. ES —La boleta ya la han llevado 4 casa del señor cura, —contestó el jíbaro que antes tomara la palabra: Y como para corroborar su afirmación, dejó se er en el exterior un chiquillo, que al divisar. desd e la escalinata del atrio-al sacristán, gritóle cor fuerza: ...
dice el padre Calendas
traen una difunta del barrio de Palma seca,
qué
4
—¡Don Sinforoso!
no perm
o
si
ita que la entren á la iglesia, porque no se le debe dar'sepultura en sagrado, ei
—¿Qué dice usté á eso,: don Aleluyas?
los dos
tenía razón?—dijo entonces
¿Cuál de
el sacristán
bustiano, con el tonode un subalterno, plet órico
4 Ro:
¡satisfacción por haberse adelantado 4 interpretar dela voluntad de
sus superiores. Y los concurrentes se miraban unos á otros,
L3
Y
si por la expresión de sus semblantes quisieran como desci-
e
LARERADORA Der il eli su curiosidad.
que tan
o
e
ale
vigorosamen te. espoleaba pos
Cierto.que la órden trasmitida al sacristán era! te-
rrible.
Negar
á un cadáver la sepultura len, “sagrado,
esto es,. en tierra bendecida por los curas, á juicio dé los piadosos vecinos de *** equivalía á cerrarle á, pieds y lodo las puertas de los alcázares. celestes al. qu _€era objeto.de tal condenación. Sin,la fé de enterramiento en regla, do hay medio de conseguir que San Pedro abra el postigo de-su por= tería á ninguna alma que se le an: del mundo terreno. | Así fué que, al oir:cel mandato del cura, hasta aque-
llos más
soliviantados
por
el lenguaje levantisco
Robustiano, * plegaron. velas,
aleppsióndod
á
de:
a.
en un piélago de fluctuaciones y conjeturas,
—¡La
habrán matado—decía Apr Y tendrá
que
ver la justicia: en el asunto! —¡Se
:
habrá ahorcado! —exelimaba otro.
¡Aletas
ajogá Dos
Ea
el e
E
cojo porta=
escalera. —¡Será mora; 1 Y ese demonio. 'la ha hechol Habrá que lavar la mesa. con. agua entrar aquí....!
E
bendita! —añadía Húda: escandalizada Santa Rita. —Pued+ que no sea mora ni judía, y haya. muerto: en grave pecado mortal; —indicaba sentenciosamente , el director de pompas fúnebres. bio
Y así siguieron todos, emitiendo su. voto; unos» tras otros, y discurriendo con igual elevación de ideas, sp hasta. que Rabistiada qué, no seaa i
á ceder en su empeño, exclamó:
—¿Pero, á qué tantas vacuencias, duaadb: es. muy. fácil A
lo
de dudas?
Y dirigiéndose á los - campesinos,
raban con aire estúpido, sin
que: oían y mi-.
darse cuenta,
al parecer; La
delo que.en torno.suyo ocurría, preguntóles;.
—¿Es muerto ó muerta lo que:traen:
Ea
: tedes: ahí?
9
0 agvsta moro h '|
A
| —¡ Muerta, señor! —Contestó uno de ellos. —Es. mi comae Cocola, la corteja de José María Mén dez, que
¡la pobrecita!
se la llevó.
La manquera
2
es
e
—Pues ya está dicho todo. No hay más que suponer ni que cavilar. La querida de un jornalero no puede entrar, después de muerta, en recinto sagr ado. La manceba de un hacendado ya es otra cosa. Y tomando el tono de un predicador, y accionando con ámbas manos, “dirigiéndose al audi torio, añadió: | E —;¡Ea, amados oyentes mios! Siga el que guste crey endo en celestiales
taron hace tiempo.
Ahí
músicas, que
teneis
á mí
me
deste-
la igualdad cris
tiana ejercitada prácticamente. Para los restos de La Paloma todos los honores han :sido pocos: ¡ni que fuera una reina! Para el saco de huesos que ha dejado la corteja de José María Méndez, no hay sitio, ni “prec es en la casa de Dios. El pecado de una y Otra ha sido el mismo: amaron mucho. Sólo que la primera puso las sobras de su cariño en un ricacho, y la otra tuvo á la fuerza que vivir con un pelele que no tiene en que
caerse muerto. ...
¡Caballeros, aquí no
cabe el hijo de
mi madre! Ustedes puede seguir edificándose con: estos ejemplos de misericordia. an Y al decir esto se encaminó 4 la puerta, disponiéndose á
abandonar
el
campo,
del vencido, pero sin abandonar sonrisa habitual.
con
el decaimiénto
por “eso su sardónica
Al pisar ya las baldosas del atrio,
intimacionesde don Sinforoso, que
como
apremiaba
camente á los jíbaros para que extrajesen
el ataud, volvióse hácia ellos para decirles: —¡No
sean ustedes bobos!
de echarlo á los perros,
E
oyése las enérgi-:
de: la iglesia
EA
Harto han hecho con
traer ese cadáver al pueblo, por caridad.
y si no quieren hospedarlo,
>
Déjenlo ahí,
que se tomen otros la pena:
o
m
E
acabó de padecer anoche
q p
| _
Insclentó) naná enfurecido pal el se lo participaré yo al señor cura, para que haga que le pongan á usté un freno en el corregimiento. -—Con freno y sin él, y allí'como en todas partes, diré yo, á boca llena, que lo que acabo de presenciar es un hecho que no tiene nombre. | —¿Ni apellido tampoco?—oyóse decir por una voz clara y simpática, á espaldas del perturbador. ) —¡El doctor Bueno!—exclamaron á una voz los circunstantes, con afectuosa expresión. — — ¡Señor
doctor! —añadió
E
A
respetuosamente
,
Robustiano,
salada
á nuestro antiguo conocido. —¿Viene
usted á dar fé de esta barbaridad? —¿Qué pasa?
EA
|
j
Ya puede usted ver! . | Y señalaba al grupo de labriegos, que ¿hecda
por fin al pae Sinforoso, extraían de la iglesia el cadáver _ de la infeliz Cocola. Luego añadió: k k
—Los pobres apestamos hasta en la casa de Cris-to. Ahí tiene usted á esas buenas gentes que han hecho una jornada de tres leguas con esa muerta al hombro, por pura misericordia, y ahora se encuentran con que no quieren admitirle
la carga en
la iglesia,
y
no:
saben qué hacer con ella. —¡Ah....!
Ya caigo: extlamó
el doctor,
acer-
.
cándose al cadáver y reconociéndolo.—kEsa infortunada A murió anoche sin los auxilios religiosos .dei A —¡ Y quién iba á llevárselos á Pulma seca, daa de un temporal! | . -—Debí haber hablado antes con |el padre cura, pero
yo no me pertenezco.
Hasta
este
me han dejado en libertad mis enfermos.
¡son a
...1
momento
no.
Yasevé....
Pero ¿dónde está el padre Calendas?
E en su casa. —Se apresuró á decir el sacristán.—EÉl es quien ha dado órden de no admitir esa aa en la iglesia,
)
l 5 E
o
PORRTORRIQUEÑA.
MS o —<Pues voy á verle en seguida. ¡Tiempo perdido! +
]
;
REVISTA!
di
588
$
Y
;
1
A rr
- —¿Y por qué? | dp 0 —¡Porque de la caña brava no se saca ; túcar! ¿No sabía usted eso, doctor? : pda —Lo que yo sé, amigo Robustiano, es que vales más de lo que aparentas; y que tas murmuraciones +4
perpetuas tE perjudican. —¡Cómo
apariencias!
¿no es la realidad?
No se juzga por apariehcias. Y lo que
estamos
Usted juzga á los demás
por sus propios.sentimientos, ménos niño la experiencia.
viendo
hombres : .
y ya debía haberlo hecho ¿Quién le acompañó á
usted en la última epidemia de viruelas que acabócon el .pueblo....: ) ¿Dónde andaba entónces el padre Calendas?-
órden
—Eso no hace
dictada
dictarla?
al caso
ahora.
Se trata de una
por la autoridad. eclesiástica. ¿Puede:
Pues acatémosla, y expongamos las razones.
necesarias para obtener que se
modifique.
Cuando
me oiga, estoy seguro que mudará de pensar.
pos
él
Y 'el bueno del doctor echó á andar: hacia la; mo-> rada del párroco, mientras Robustiano, moviendo la cabeza y haciendo un gesto, en señal de duda,
raba entre dientes:
murmu-
(
i
ji
)
—Mucho 'sabe nuestro médico; pero, para estos. casos, la mejor ciencia no vale loque un puñado de: pesos.
En fin....
- Y
¡veremos!
DE
cruzándose de brazos, dióse á pasear lentamente
por el atrio, resuelto,
tado dela entrevista, :
|
(Continuará).
porlo visto,
|
á
i
aguardar el resula
SALVADOR
BRAU. | E
ba
En
|
LETRAS Y ARTES EN ]
. Sólo se ha propuesto (el autor) acariciar las aspiraciones más nobles con un sueño benéfico que,, por un momento, pueda hacer olvidar el mutismo y la inmoralidad de la Naturaleza.” Con estas palabras termina la
advertencia
colo-
cada por Sully Prudhomme al frente de su poema La Dicha, que cal de publicar el editor Lemerre. Yace en el hombre, en lo más hondo, si no de contínuo flameante, latente, azorada inquietud acerca de su orígen
y su destino, sobre el más pensación futura de los
allá de
mundanos
la tumba,
la com-
sufrimientos y pa-
deceres, la solicitud y hasta la existen cia de un creador, y tal vez—pensó el autor —“*las almas dolientes acogerán
como provechosa diversión, alguna satisfacción ideal ofrecida á su necesidad de justicia y ventura.” Tal es la génesis de la idea que ha producide ) este poema, que merece doble exámen por ser al m lsmo tiempo Una obra filosófica y una obra de arte, muy sabrosas las. dos, y especialmente la segunda.
Divídese en tres partes y doce cantos y está por lo general, salvo algunos incidentes ¡ dispensables, escrito en forma de diálogo entre Fu
bres que no españolizo por no
-
e
a 590
REVISTA PUERTORRIQUEÑA.
|
Faustus los ojos en la primera página,
silencioso, | sonriente, sin saber donde se encuentra; el aire es blando y perfumado; un riachuelo serpentea ásus piés, y al mir arse en él apénas se reconoce: tan hermoso se halla.
Pero recuerda que no estaba
nizaba entre
los
séres
rededor de su lecho
dofiés......J.1:
presa de cruel
de
su
así la víspera, familia,
mortuorio,
entre
¿Horror.¿....!
que ago-
arrodillados al
amarillos
blan.
¿Está acaso sepultado,
alucinación y va á sentir
vivo, sin poder escaparse del estrecho atase enterrado ud? Su incertidumbre dura poco. Agítanse las ram entre ellas una vírgen de gracioso porte as y aparece cebo reconoce al punto; es Stella, la muj que el maner que amó en vida y de la cual fué amado, hasta el perdió ella la:existencia, por oponerse sus extremo que padres á su - enlace con |Faustus. No sueña éste ; Su cuerpo ha cruzado la mansión de la muerte y, como rejuvenecido y cubierto de nuevas carn el de Stella, es, respira en un astro más favorable que la tierra, Todo es allí seducción y hermosura, y nada es- lo que comparado con lo que su amada tiene mis vé Faustus ión de señalarle, das La descripción de este 'paraiso es de. todo punto. bella y bien
se descubre en
ella la imaginación soña-
dora, dulce, delicada del poeta
de
las Soledade
Hay flores de tan penetrante aroma, que Fau s. stu s no se cansa de aspirarlas, y una de ellas rep resenta -de. tal
modo la individualidad de Stella, que oler equivale á la posesión de. la amante. Es aquella : lor el goce que experimenta el jóven, que setan intenso desmaya; pero mana por
allí fresca corriente, que es poderoso cordial, y basta beber de ella para rec obrar nuevo vigor, sin necesidad de otro alimento, pues :en ¡aquel
edén no se mata á ningún animal y no es preciso : “alimentar la vida con la muerte,”
va
over
iria
dl Suenan en esto, léjos, muy léjos en el espacio, 'inmensos y confusos clamores; es el lúgubr e y Siniestro
Fe
¿coro de quejas y blasfemias que bote? del profu ndo: qn voces de la tierra. No repara mucho en ellas Faústus, por el momento, ya que goza de indecible templanza, y ve aparecer un grupo de ginetes gallardos y robustos; son los primitivos esclavos del mun ido, que en esté planeta disfrutan de
tanta
libertad
y r holgura cuanta En fin, el nuestro.
miseria y cautividad sufrieron en va á recibir el premio supremo, la" sa tisfacción E
de
sus
deseos, y en lugar encantado de formas y colores, ar-: P monía y belleza, Stella se abandona á su esposo. Es todo ello muy acabado y primoroso de ford; 4
2
las imágenes son sencillas, brotan es ¡pontáneamente y se cubren los versos de bellezas c omo de rosas las Pero, varas de un rosal, con naturalidad, sin esfuerzo.
todo lo que Faustus va
experimentando
le entra
los sentidos: goza su olfato con el aroma de las “recrean su oido los musicales acordes del tibio
por
flores;
viento
de la enramada;
distraen sus ojos todos los admirables
puntos de vista;
suavizan
las aguas acaricia sus
su paladar
del vimanos,
vificador arroyo; la hierba sedosa y la posesión absoluta de la amada vá á reunir en himno gigante este éxtasis de los sentidos. “Como concepción filosófica, es, P ues, esta primera parte más sensual que espiritual, más pagana que cristiana; claro que el alma disfruta de bienhechor sosiego, pero es por el total contentamiento del cuerpo; el espíritu ha sobrevivido á la muerte, pero también ha resucitado la carne, y una carne exenta de miserias y | de fealdades, que será eternamente jóven como la prima: vera de aquellos campos, que no ha de conocer la fatiga física en sus trasportes ni el hastío, la fatiga moral. Sin embargo, —hombre al fin todavía, aunque té generado y purificado, —Faustus no está contento, y la dolencia de la humanidad, la duda, el ánsia de sabe? la nostalgia de lo desconócido, le
atormenta' "ahora lo
misíno que cuando vivió entre nosotros. k
e
sabemos |
592
|
REVISTA PUERTORRIQUEÑA.
que el tiempo es una ficción, y que sólo existe porque
lo medimos:
no extraña,
pues,
que
posesión, aparezca este mal, en
amor ha podido
durar
un
á seguida de la
la segunda
año
ó mil,
héroe, pero en fin ha corrido nuestro sol
su carrera, cuando
parte.
no
El
lo sabe el
muchas
veces
Faustus se empeña en conocer “la
causa y la razón del mundo,” y con “este motivo exa-
mina toda la filosofía antígua y moderna. Interesante es en verdad la exposición que nos
hace el poetade cuantos
gado
hasta
nosotros,
sistemas
reuniendo
filosóficos
en
alados
han
lle-
versos la
esencia de todos ellos. Era tarea difícil, áspera y desabrida, al parecer, para la musa; pero, ¡qué no vencen
y dominan sus divinos
dedo
cuando
es
tan
fresca y
potente, tan graciosa y severa como en este'caso! Nada adelanta Faustus con su larga recapitulación. De toda la filosofía antígua resulta “caos estéril
de ideas revueltas,
nacientes
edificios que estár por
terminar,” y de la, moderna, el pesimismo, según el cual “no son más que lazos los instintos, el amor un engaño en el que caen las parejas, sonrojándose de procrear para dar pasto á la muerte, y en que todo tiende á la nada.” Esto no puede aceptarlo Faustus, puesto que ha resucitado y sobre el particular sabe á qué atenerse.
No ha concluido,
empero,
su
investigación,
y
aunque ve que su Stella llora, —notemos que también se llora en el paraiso diseñado por el poeta, —Faustus
se dedica á repasar las ciencias para descubrir
el secreto que no le reveló la filosofía.
-£ Es otra página muy bella y no
presa que tíficas á la escrito, el una y Otra
ellas
Ls
ménos. árdua em-
la anterior, la de reducir las fórmulas 'cienforma más elegante que existe en el lenguaje verso. Opinan muchos que es incompatible cosa, aunque no lo sean la majestad de la
ciencia y la majestad de la poesía. no hay tal
en
incompatibilidad,
Para
y el autor
mi entender
lo demuéstra,
Cuanto se puede y se debe exigir al poeta, . sea cual 1
A
j
fuere el asunto de que trate, es que ha
verso conSaroR
siempre la armonía que ni se define nise enseña, que no sea nunca vulgar,-—y no hay aquí uno. solo, —que
la belleza de la forma esté apropiada á la cp y es lo que aquí sucede siempre.
pe
|
No adelanta más Faustus én su marcha, y las elodla
cias todas conducen “á un templo vacío en el que luchan desesperadamente buscando la luz, una fé indecisa y una razón que camina á rastras.” Entre tanto, las. voces de la tierra resuenan en los oidos del pensador :1á través de los espacios, clamando por la Verdad, la cau-.
sa única.
El alba refresca
_que “con amarlo
exclama:
todo
sus sentidos
se apaga la 2
“¡Amemos!”
y, diciendo
de todo saber,"
Ha tenido Faustus una visión que le ha explicado
el mal uso que hacía
de su raciocinio,
que la lucha
entre la razón y Dios es desigual, que la causa en la” que está contenida la Naturaleza toda, excede á la esfera que circunscribe al hombre, y ¡que el solo bien interesante es “el tesoro
de
la
Ep
que la verdad.”
más
humano
|
Quien habla así es Pascal, y
| no soy
yo quien me
negaré á creerlo. Pero.... más vale detenerse en esta objección ya que sería muy largo desarrollarla. Asf como así, el mismo Faustus, que parece haberlo creido y andar satisfecho, no tarda en cambiar de opinié cuando las voces de la tierra llegan más directamente á sus oidos, y se conmueve
y
lacera| su
corazón
y lo
agita la piedad y aspira á una acción generosa, á un gran sacrificio útil al género humano. No puede: resignarse á vivir dichoso cuando los otros, sus hermanos terrestres, agonizan en el sufrimiento, no puede :-olvi-
darlos, nó
tiene, ante sus dolores, el frio egoismo de la
indiferencia. ¡El sacrificio! Tan hermoso: y apeteci. ble se le representa como á los sublimes mártires de la Leyenda dorada. |
Está dispuesto á él
¿Lo comprenderá |
|| | |
|
Suela
$
| REVISTA PUERTORRIQUEÑA.
Maa
¡Qué no comprende
la mujer
o
que ama!
¿Debe
consentir que cón él lo comparta? ¡Y cómo ha de impe dirlo! No sólo lo comprende Stella sino que, la locura
santa del martirio la invade al punto
enérgica y ardorosa, y cuando
y ella
Faustus
es la más
le declara que
ha resuelto bajar á la tierra para llevar la verdad al hombre—la , única verdad que conoce, que resucitamos y que en punto á disquisiciones ultraterrestres lo, mejor es..... no meneallo, —Stella declara estar dispuest a también. | a La Muerte, obedeciendo á superior mandato, se encarga de bajar de nuevo los dos enamorados á la tierra en que los cogió para conducirlos al edén en que viven. Vuelven.... pero tarde. La tierra ha camb muerte,
ó de
la resurrección,
Stella. Poo, El hombre ya no existe,
y por
aparecido de la faz de nuestro globo.
de
Faustus
y
aa completo ha desLa idéa es gran-
diosa y la visión del poeta de lo que será
la tierra,
sin
el hombre, lo es también. Estos levantados, sonoros y hermosísimos versos, son dignos de todó cariñ o y de
toda
admiración.
La
filosofía
es
amarga, pues la acción sublime de los
tiene utilidad alguna, y siempre
profunda
hemos
dos
sacrificio es corriente de infinitos bienes.
cuanto
amantes no -
creido. que el +4
No resolviéndose á perder el suyo, del que aun está enardecida Stella, propone á Faustus desembarcar en la feraz natura y prócrear hombres que la cubran. Pero, el pensador se detiene ante el audaz. designio de devolver el hombre á la
tierra.
“¿Sabes,
le
dice,
qué
porvenir germinaría en tu seno si cedieses al ciego y peligroso.'deseo de ser una segunda Eva?” Y la Muerte arguye: * “La tierra es un lugar de pruebas y de nuevo lo sería-para la nueva humanidad.” Empero,
tan
animosa
se
muestra
mujer que es, que al fin Faustus consiente.
Stella, : como
La Muerte
4
la
desde los miles y miles de años que hace
o
de
iado
|
nenrrenacidiad: |
espera una órden, y al recibirla,
be
:
se ' eleva; en vez de
bajar, y conduce al verdadero cielo á los dos amantes, que ya son dignos de entrar en él por la Caridad. que han manifestado dejando un lugar de delicias para bajar y consolar al prójimo.
Tal es el poema,
ó su esqueleto,
frio como todo
tal; sin los encantos de una poesía elevada decae nunca y conmueve dulcemente al alma Pero.... ¿saca el lector la satisfacción moral, tento ideal que se propuso darnos el autor para nuestra necesidad de justicia y ventura? Creo y más depresivo que consolador me parece
No
generaliza sino
que
individualiza.
que no artística. el concalmar que nó, el libro.
El caso
de
Faustus y Stella es particular; si no basta con las torturas terrestres, y pasamos á un punto ya ameno, pero sin felicidad posible, puesto que sigue imperando la duda, la aspiración á la causa única, al manantial del mundo; si, para penetrar en el ““verdadero cielo,” aun es preciso en el nuevo planeta otra prueba, otro sacrificio, ¿qué será de los que no tienen la abnegación de
la amante pareja. ...? Queda aquí un "boquete por el que caben cien mil hipótesis. | Así, pues, más confortantes me parecen para las almas ansiosas de “justicia y ventura” las promesas del cristianismo, sino se posee la suficiente resignación para admitir que lo que nos aguarda forzosamente no es tan triste ni pavoroso como lo imaginamos, y que el reposo, el sueño completo, el total aniquilamiento de la tumba es un grandísimo bien: para nosotros que acabamos de pensar y dudar, para los que nacen, pues les dejamos el vacío en que se han de meter para pensar y dudar también, sufriendo,
no
mismo tiempo gozando,si aun hay
se
niega,
poetas
pero al
que tan di-
vinamente sueñen y rimen como Sully-Prudhomme.
0,0 o%0
A
Í
596
| REVISTA PUERTORRIQUEÑA.
1
de
Otro poeta, más jóven y modesto, M. Jorg e'"Bouret, ha traducido en verso francés la Última laméntación de lord Byron, del gigantesco Nuñez de Arc e, y lo ha
hecho con infinito tacto, con exquisito gusto, con tanta delicade
za de manos y tan clara asimilación del pen samiento del autor, que justo es felicitarle por su, trabajo. Si fuera necesario probar que el verso no se debe ni se puede traducir bien más que en verso, com o-lo ha pro-
bado Llorente, traduciendo al más
intraducible de los poetas, á Heine, M. Bouret nos podria serv ir de ejemplo. +]
No soy yo tan absoluto como este poet porque ya soy más viejo, y no opino como él a,que tal vez valga
más dejar sin traducir un poema ántes que vert erlo en prosa. Lo que sí quiero, ó prefiero, es que la traduce: ción en prosa'sea más elegante que yustalineal, para que, por
lo ménos, la elegancia
supla
en lo posible
la carencia del ritmo y de la rima. Pero no soy tampoco tan absoluto como M. Alberto Savine, el cual es peor que Santo Tomás, pues no cree ni aunque las prue bas
le estén reventando
los
ojos;
lo único
que
pedir es que la traducción no desfigure
adorne las ideas, ni las retuerza, ni las
se ha de
el original, ni estire;ó
encoja;
que dé la impresión del texto siguiendo tan atentame nte como quepa el fondo y la forma.
Las traducciones en prosa, tal
donar que no pasen de medianas;
verso han
de
ser
irremisiblemente
vez las
,
Ea
sea lícito pertraducciones
buenas.
en
Toda.
la lucha que tienen, pues, los que piden traducci ón en prosa contra los que la piden en verso, se reduce 4 eso, según mi entender: que la traducción sea excelent e, sin pero; que sería ridículo, y noes M. Savine capa z de semejante ridiculez, preferir 4 la de Llorente , una traducción en prosa castellana del Intermezzo.
Sea bienvenida, por todo lo dicho, la traducción en. verso de M. Bouret, y persevere en su propósito el
valiente traductor, que mucho se lo han
de agradecer
¿
Z
¿A
|
7
pa
LET Y ARTE RSENP AS ARÍS.. las letras españolas, tan
necesitadas
gp de amigos que
sabiendo que existen, que no son invención nuestra, como
" lo suponen gratuitamente muchos franceses, aun
de los
cultos, tomen á pechos traducirlas y hacerlas admirar fuera de su tierra.
|
oc.0o O oo
La biblioteca antropológica de los editores: Delahaye et Lecrosnier se ha enriquecido con un tomo más (el sexto), debido
á la erudita
tourneau y titulada:
La
la familia.
:
pluma
de
Cárlos Le-
evolucióndel Matrimonio
]
y de
|
Este libro, de los más amenos que he examinado en
este año, en lo que respecta á obras científicas, lleva por
lema las profundas palabras de Montaigne:
las ideas corrientes
que
vemos
alrededor y como abiertas en el que allí dejaron nuestros padres, naturales; de lo cual resulta que los goznes de la costumbre se
goznes de la razón.”
acreditadas
“Parece que
á nuestro
alma por las semillas sean las generales y lo que anda fuera de supone fuera de los
Y bien escogido está el epígrafe,
ya que el trabajo de Letourneau está
siempre fuera de
hasta tener la prueba de su
veracidad,
la costumbre, de lo recibido y consagrado, aunque esté muy dentro de la razón. | | Como todo libro destinado á servir de piedra angular á la nueva ciencia de la sociología, las hipótesis y disertaciones no existen aquí y todo se reduce á la mayor copia posible de hechos positivos, no aceptados absoluta
y al-
gunas inducciones ó ensayos de generalización. * No preguntaré á mis amigos si se complacen ó se evolución hasta las instituciones sociales;
-ni el mio hacenal caso
en
la. materia
tener en cuenta mi deber, que deber son -
+
a
|
horripilan con la idea de someter á la gran ley de la
EA
E
ni su parecer y sólo
han de
las promesas, ,
q...
- REVISTA PUERTORRIQUEÑA.
y prometido les tengo hablarles de cua ntas manifestaciones intele
ctuales se produzcan aquí. Juzgo yo opor. tuna la advertencia porque sin dud a, para muchos, la exposición de este libro, por sucint a que sea, ha de convertirse en manjar grosero Y -... ¿qué se yo? hasta condenable. A
considera el transformismo al hombre.A ni: como un semidios ni como un ángel, sin o No
como un primato más inteligente que los Otros, y su parentesco con las especies animales vecinas se acusa lo mismo en los rasgo psíquicos
que en los anatóm Convenía, pues, estudiar antes que nada lo que icos. es el amor en el reino animal.
La razón primera del matrimonio es puramente biológica; es el instin to
reproducción, sin el cual no
habría
E
y de la familia poderoso “de la
sub
sistido especie alguna, el cual es contemporáneo de los moneros protoplásmicos que se multiplican por escisiparidad inconsciente. Por lenta especialización
y de las funciones,
males, y cuando
se
crearon
Poseyeron
los
sexos
de los órganos
diversos
separados
tipos
ani-
y cons-
todo desenfrenada, es muy rara en la humanidad, . por inferior que ésta sea,
04
seo
i
: el
1
a1
|
ri,
cientes centros nerviosos, la genera necesidad que impulsaba los machos ción fué tiránica y las hembras á juntarse para la función importante de la reproducción. El hombre es rigurosamente asimil animales, y en los dos, la enagenaci able 4 los otros ón de la brama y del amor tiene por principio inicial la afinidad electiva de dos celdillas generatrices de sexo diferente. Pero, saliendo de la biología, result en los animales superiores, fenómenos soca que existen en esbozo, reproducen algunas de las for iológicos que, monio”"humano, 6 más bien, de la uni mas del matrihumanidad: la promiscuidad, la poligaón sexual en la mia y hasta la monogamia. Empero, el estudio de las socied ades salvajes contemporáneas, prueba que la promiscuidad del
LET Y ARTES RAS EN
PARÍS.
390
- Excepcionalmente pueden haberse reunido personas de ambos sexos para entregarse de común acuerdo á la promiscuidad, como los arevis ¡polinesios; pero
son actos de libertinage, nó de un estado social regular y compatible con el mantenimiento de un grupo étnico.
La forma conyugal más cercana de la promiscuidad el matrimonio colectivo de clan á clan,
es
el de los kami-
larois, siendo todos los hombres de una tribu
hermanos
por decirlo así y maridos de todas las mujeres de otra tribu que también se consideran hermanas entre sí. En el grado más inferior puede ser el hombre monógamo, como lo son algunos animales, pero por
lo común domina el instinto poligámico,
y así, cuando
en el curso de la progresiva evolución de las sociedades,
la monogamia fué moral y legal, se suavizaron sus rigores colocándole al lado el concubinato y la prostitución, y dejando de ordinario al marido el derecho de repudiación que casi siempre se negaba á la mujer. Injusticia que parece natural, pues como la mujer era siempre capturada ó comprada, se consideraba como pro-
piedad
del hombre.
En
matrimonio monogámico,
fin, en su última forma, el
que
fué en
un principio
la
asociación de un amo y de una esclava, se dirigió á ser
la unión de dos personas que vivían en pié de igualdad. Análoga viene á ser la evolución de la familia. Salvo algunos casos precoces de monogamia (los bochimanos, por ejemplo), las razas salvajes vivieron por grupos consanguíneos, en los que el parentesco
fuso y muy clara la solidaridad.
En la grande y con-
AAA,
fusa familia de la tribu, se establece poco
familia reducida por duales.
reacción
es con-
de
á poco la
los ¡intereses indivi-
Á causa de la mezca de las
uniones
sexuales,
lla, 4
la que primero se funda es-la familia maternal, basada en la.filiación uterina, por ser la única que podía certis fica con rse seguridad. Cuando la familia se fué acen-
tuando, se acentuaron también en ella las ' tendencias á
separarse de la tribu; y pasó'á: fundarse
|
en la filiación
|
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i | 1
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a aa Eso E a :
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E ES Ia Ñ á
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| | REVISTA PUERTORRIQ UEÑA,
|;
|
patern er a, pero no en un dia y sin dificu: ltad, pues familia materna luchó la contra la intronización de la pah
formación; pasa de un pleto, al individualismo comunismo más Ó ménos com; de la tribu, en la que | todo es solidario, á la famili a y al indivíduo, qu e ti FeSES propios y distin en tos; en lo que cabe en inte, Otros indivíduos y fa de los milias. De éstos apetitós, máde económicos que etéreo s s, han salido la famili a patriarcal,
de la propiedad. Esta Quiera, con el progreso evolución ha coincidid , ¡por dé de la civilización en general;
formas de asociación sexu al,
todos;
pero,
en suma,
es cosa que lo sabemos puede decirse que en Fran
v. 2, las dos terceras pa rtes
a, de la población vino ci beja
E
e
E
ES z
j
Í
LETRAS Y ARTES EN PARÍS,
+ ;
ENE
e
el régimen de la monogamia, ó sea el matrimonio romano fortalecido por el cristianismo.
cia, amén de la debilidad
de la Fran-
de los nacimientos que, de no
reprimirse con hondas reformas
- nación, estriba en
El mal
sociales, acabará con la
los matrimonios por compra:
ora son
-
ancianos que compran conyugalmente una doncella; ora son viejas pasadísimas que compran marido mozo. La estadística que presenta el autor es horrible. Las uniones de chicos de 18á 20 años con solteronas de más de 5ose elevan á 64, y de 20á 23 años á 109. Entre vírgenes de 15 á 20 con ancianos de más de 60, los enlaces son de 94, y de 204 25 suman 139. Excla-
mamos con el Rey.Lear: “¡Uf! Dame una onza de álgalia, buen boticario, para perfumarme la imaginación.”
lia?
| ¡e A ¿Qué será en lo venidero el matrimonio y lá famiComo el porvenir sale de las entrañas del pasado,
M. Letourneau,
cer algunas ss
pueblos,
sin darse
inducciones. .
.
por p
Es
profeta, e
no vacila en ha-
innegable que entre tl
como entre los indivíduos,
se efectúa la. obra
de la concurrencia vital y de la selección. de instituciones
los
Tratándose
tan esencialmente vitales como
el ma-
trimonio y la familia, la menor mejora/es importante,
ya que influye en el número y la calidad «de las nuevas
generaciones, en la carne y el espíritu de los pueblos. En igualdad de circunstancias, la preponderancia, pacffica Ó no, será siempre para los pueblos que produzcan
gentes
ciudadanos.
dotadas remplazarán
A
menudo,
mejores y más inteliesas naciones
á las otras ó serán
mejor
imitadas por
ellas. La etnografía y la historia indican la evolución en el pasado; las sociedades han marchado siempre de
la confusión á la distinción. El matrimonio monogámico remplaza diversos modos de asociación sexual. | Igualmente, la familia es el último despojo de vastas comu-
nidades de mal definido parentesco.
La
misma familia
se ha reducido, pues de un á modo de pequeña tribu
-
mayor número de más robustos,
ES
LE. E
E
dE
REVISTA PUERTORRIOUEÑA.
que fué en
un principio,
grupo de los padres
la familia
y de
e] A
a
queda concretada al modesto los hijos.
por lento movimiento
¿Se
reconstituirá
de. regresión, como
piensa Herbert Spencer?
|
que suben difícilmente hácia sus fuentes. Si parecen retrogradar, es pura apariencia, la resultante de una especie de ritmo sociológico. El fin y el principio pueden afectar analogía superficial que oculta profunda diferencia. El ateismo de los cafres nada tiene de común con el de Lucrecio, y nada menos análogo que la anarquía igualitaria de los salvajes del país del Fuego y el individualismo americano. Si se continúa la evolución individualista,
la familia civilizada, la última uni-
ia
dad colectiva de las sociedades, deberá separarse y llegar á noexistir más que en la genealogía. De esa
separación vendrá la reconstitución de una unidad colectiva más poderosa, con intereses comunes, que resucite bajo otra forma, la solidaridad, sin la cual no puede
durar sociedad ninguna. La tutela será despótica y liberal; reprimirá cuanto tienda al vejámen de la comunidad y dejará á los indivíduos la más lata indepen-
dencia.
creciente
En cuanto
al matrimonio,
de los divorcios,
según
y la comparación
nacimientos legítimos y los naturales,
la
marcha
entre los
Letourneau cree,
de acuerdo en ello con Spencer, que subsistirá la unión .
monogámica,
pero libremente contraida' y librémente
disuelta, si es necesario, por simple consentimiento mú-
tuo.
pues
¿Será un bien?
Para
el autor
¿Será un mal?
no debe
causar espanto
la historia de la humanidad
E
no es más
larga é interrumpida série de renovaciones.
ni terror,
que una
En cuan:
to á mi opinión, ya dije que no hacía al caso ni én ver:
dad
tendría autoridad alguna
sólo traigo entre manos
puedo afirmar es
en
estas
materias, que
como aficionado; - Lo que sí
que la obra es
sabrosa,
entretenida;
clara y escrita con el lenguaje sóbrio sin sequedad, co'
A
Tienen las instituciones algo de común con los rios,
)
]
|
| | |
LEDAS Y ARTESENPARÍS:
|
a
dino.
rriente 4
.
ciencia.
sin inelegancia, .
.
A
|
que conviene (4 los libros. de ¿
;
-
|
e
oa
N
|
09 10:10
Si no hablo con más frecuencia
de
teatros, no
es
porque deje de visitarlos de vez en cuándo; sino por-
que, en realidad, rara vez se me presenta la ocasión de
señalar una obra
que salga
de la medianía
y ofrez-
ca alguna originalidad. Pero hoy no dejo escapar lo que se me brinda, que ha sido un acontecimiento literario.
PES
Hace algún tiempo, un jóven llamado buena y simplemente Antoine, empleado en la, compañía parisiense del gas, si no estoy mal informado, dejó su empleo con la intención meditada, pensada y decisiva de fundar un teatro en el que se representasen todas las producciones nuevas, por atrevidas y revolucionarias que fuesen; un teatro absoluta y exclusivamente literario. Sin fondos, sin más armas que | la juventud,la fé y la voluntad,
M. Antoine
obtuvo
decoraciones,
for-
mó una compañía de gente moza y estrenó la Sor Pilomena, de los Goncourt; los reclutas se! portaron como buenos, y sobre todo el mismo director, M. Antoine, se reveló gran actor, de la noche á la mañana. Hoy,
este templo de las
letras
dramáticas,
que
¡se llama.el
Teatro Libre, está amparado por cien padres que le han dotado en diez mil francos, la vida para uu año. Y en esta escena es donde se ha estrenado el drama del conde León Tolstoi, traducido del ruso por los- señores
é
i
Pavlovsky mieblas.
y Oscar Métenier: ;
La potencia de las te | | Ed
Tolstoi es un genio, y empleo la palabra en
su latitud castellana;
no hay
toda
un libro suyo, «ni casi
una línea de sus libros, que no lleve la marca del. genio.
Jado-lo suyo es grande,
generoso y simpático; más
ol
| | |
$
dos
| REVISTA PUERTORRIQUEÑA. :
|
L
b
|
aún, es superior á nuestra época actual, y entre la masa
de tanto pigmeo, de tanta vanidad, de tantas ces y miserias, -se levanta modesto,
pequeñe-
con la majestad
del
apóstol, con un sol dentro del cráneo y en el corazón fuente inagotable de piedad por los infelices, por los
desheredados,
Es lo que, de nuevo, descubrimos en el
sentido filosófico del drama del conde León
que
posee
profundo
también,
como
las
obras
análisis, la clara visión
razón, del hombre.
Dialogado
Tolstoi,
anteriores, el
de la vida,
con
del co-
toda verdad! (que,
según parece, todos los rusos no: son capaces de comprender la lengua que hablan los actores vulgares de este drama rústico, los labriegos), los
traductores
empleado para la traducción de cuantas groserías
en el texto, el lenguaje
bajo
han
existen.
del pueblo parisiense.
Pero esta grosería que constitituye la verdad del ¡diálogo, no choca, y lo chocante sería que en vez de de de un hombre ébrio, 1l est plein, dijese finamente, il est ivre. No me parece mal, por lo tanto,
el atrevimiento!
nece-
sario de los señores Pavlovsky y Métenier y les toy la
enhorabuenpor a su trabajo.
Veamos
mento del drama. . Nikita, el personaje principal, es un cetón que enamora á todas las mujeres;
ahora
el |argu-
lo] hermosb moel amores pa:
ra él una función natural tan legítima como comer dormir; mentirá para que la mujer sucumba, la tenderá
lazos,
porque lo importante
- mujeres,
es satisfacer
su pepe de
que le ““gustan tanto como el azúcar,”
y| 'no se
pregunta si tiene Ó no el derecho de satisfacer ese gus-
to.
Para él no entra ni para nada puede entrar la mo-
ralidad
en el amor,
Bernard-Desrones,
y con gran exactitud
ha dicho M.
á quien sigo en mi análisis, pues *
una indisposición no me permitió asistir al estrenó, que,
en su salvaje ingenuidad, Nikita es una de las personificaciones más acabadas y grandiosas del libertinaje de todas las literaturas.
No
hace nada ni pronuncia una
palabra que no esté en el fondo de su alma de libertino,
2 LETRAS Y ARTES EN PART: S. y cuando la doncella que ha casamiento, viene á
605
seducido prometiéndole
reclamarle el
cur nplimiento «de su
promesa, la demanda le parece una us urpación a Ama ya entónces á otra mujer, á su ama, la esposa del labrador en cuyo cortijo sirve; y ella, Anicia, está
A
loca por el labriego; lo ama porque es jóven y robusto, y aborrece á su marido porque es feo y está ya usado.
Todo lo consentirá Anicia con tal de no perder el amor
de Nikita.
|
|
La madre de Nikita, Matriona, anhelando sin duda
para su hijo mayor fortuna, insinua á Anicia que su ma-
rido está enfermucho, que ella conoce unos polvos blan-
cos capaces de hacer dormir por mucho, por muchísimo
tiempo, y que se pueden tomar con el té.
La escena es herinosa en la traducción de Halpérine, en el teatro parece admirable de verdad y belleza trágica. La perversidad femenina se expone en todo su horror; . Matriona insinua cautelosa mente la idea del crímen en el alma ardiente de Anicia, y ésta
se decide,
envenena á su esposo y se casa con N ta, E El cual, que no ha tomado parte en el crimen y se ha contentado
con dejarlo ejecutar,
no
es fiel muchas
semanas y en breve es el amante de A kulina, la hijastra k
de
3
z
su mujer, una criatura
idiota.
|
de diez
y Seis sx
años,
medio
Akulina vá á tener un hijo y Matriona y Anicia
deciden matar al recién nacido.
de matarlo
Ñ ikita recibe el encargo
y lo hace aplastándolo entre dos
piedra. .
Pero, el infante llora, gime, y sus gemidos desgarran las entrañas de Nikita, que no es malo, que es buenamente el libertino que ama porque quiere y 4 quiénquiere. La escena del crimen le persigue desde entónces; el remordimiento nace en su alma á los quejidos
del niño que tiene clavados en los mento en que van á casar á Akulina descubierto por Anicia y Matriona, - blicamente del asesinato de su Akulina.
oidos, con un Nikita amo y
y en el moaldeano rico, se acusa púdel hijo de
4
| ]
,
6
bs.
| ¡REVISTA PUERTORRIQUEÑA. | Este análisis da idea de un melodrama vulgar,
no es otra cosa
la acción.
“Lo que
y
es aquí hermoso,
y de soberana hermosura, es la verdad en la pintura de
las pasiones y de los caractéres. . Es sencillo y terrible.
La vida más intensa se revela en cada escena de este drama grandioso, y no tienen una palabra sus perso-
najes en la que no se sienta vivir el alma humana en lo que tiene de más oculto y profundo.” oO O oo e
_ Voluntad.
la nueva novela de
No lo haré, sin embargo.
M. Jorge Ohnet:
¿Porqué?
He
de decirlo en contadas palabras, pues me pesan las que sobre ésto empleo... M. Jorge Ohnet tiene reputación y dinero; vende sus libros de prodigiosa manera, en lo cual tiene suerte; si me asegurasen que muchas amantes de su talento le han ofrecido el más buscado de los premios, no |lo dudaría, y en-.ello tiene ventura. Lo TIENE pues todo, y Dios se lo bendiga, pero le falta
una sola y única cosa, ser él y no todo
ser escritor,
el mundo y nadie,
de los ricos ni afamados,
juicio lo merecen. M. de ser, como que tiene filas ni quiero hacer á tarlos en ellas, ya que
París, Febrero 29 de 1888.
y no
me ocupo yo
sino de los literatos
que á mi
Ohnet tiene también su razón público, pero no formo en esas mis lectores el insulto de conse me antojan personas de buen
gusto y de no menos buen sentido.
|
tener originalidad,
|
LBoPOLDO GArcfa-RAMÓN. ho
NN
ría señalar ahora
A
Para terminar y cumplir con todo el mundo, debe-
BIBLIOGRAFÍA, PRINCIPIOS
DE “CIENCIA
SOCIAL,
¡POR H. O. CAREY,
|
(EDICIÓN CASTELLANA, —1888),
Con
este título acaba
de ponerse á la venta,
en
Madrid, un libro gallardamente impreso en la librería de Fernando Fé—Carrera de San Jerónimo— libro que, por más que haya hecho su aparición á tal distancia de nuestra isla, lleva la fé de bautismo expedida en Puerto Rico, y comprendido ha de quedar en nuestro regional movimiento literario y científico. El libro en cuestión condensa los Principios de Ciencia Social del reputado economista norteamericano Mr. H. C. Carey, siendo su traductor—casi pudiera llamársele autor—el Sr. D. Miguel Cabezas, intendente
general
de Hacienda pública en esta provincia, quien
demuestra
en el idioma
con esa
nueva obra,
de Shakspeare
así sus
conocimientos
y Stuart Mill,
buen uso que sabe hacer de las horas
como
el
de descanso que
le conceden sus oficiales tareas.
La prensa madrileña ha acogido satisfactoriamente
el trabajo del señor Cabezas, tanto más apreciable cuan-
a
t
| REVISTA PUERTORRIQUEÑA. |
$
to que acusar,
a
A
A
pl pl
Aria
de
pol E
el movimiento bibliográfico peninsular no suele. con frecuencia,
la aparición
de obras socioló-
gicas de la importancia de esta que nos ocupa.
Somos, por temperamento, más dados á los esfuerzos de la imaginación que á la concentración reflexiva, siendo, por
Cobden
tal motivo, tan raros en tierra española
y los Darwin, como escasos
se muestran
los
en
tierra anglo-sajona los Byron y los Fenimore Cooper: y aunque de el vulgo de los lectores puede decirsé con el fabulista:
$
N
“que cuando le dan pajá come paja,
mas si le ofrecen grano come grano,” como
la costumbre
adquiere
fuerza
de ley,
|
+ y con
AA
AA
mayor motivo cuando con ella conspirael temperáamento que ha de acostumbrars”, de aquí que la publicación de obras como la que ahora: se anuncia, lleve: en los pueblos de nuestra raza doble empe-
ño, y haga doblemente meritorio el servicio 'delaquéllos que sé lanzan á abordarlas. ds No hemos de negar que nuestras opiniones libre
cambistas no han de amoldarse á las ideas proteccionistas que Mr. Carey ha defendido, defendiendo con ello, como buen norte-americano, los intereses económicos de la Unión; mas no es de nuestras opiniones de lo que hemos
de tratar ahora, sino de apreciar, á vuela
pluma, la importancia de un libro, no —-que sepamos-—á nuestra lengua, y tífica es vastísima, y digna de estudio mos cuanta importancia encierra la social, por medio
de la cual
vertido hasta hoy cuya materia cienpara los que sabesociología ó biencia
el análisis de
la historia del
hombre en la edad presente y la compenetración de las circunstancias que la rodean, lleva á apreciar la de las sociedades en su pasado y á preverlas en su porvenir. Esta es la síntesis
del trabajo
del concienz udo es-
critor norte-americano, .que empieza por la exposición:
e
de la ciencia social y sus métodos, estudiando al hombre:
desde su aparición sobre el globo terráqueo, siguiéndole. en sus evoluciones incesantes, exponiendo el concepto del
poder humano,
ocupación del terruño, adea del valor, de la
riqueza, de.la asociación, de la apropiación, consumo, acumulación del capital y su distribución; con apreciaciones
interesantísimas sobre las relaciones de la familia y de los sexos entre sí, tendencias colonizadoras del hombre, armonía de los intereses individuales é internacionales, y otros muchos temas análogos, cuya
más espacio estos
del que podemos conceder
momentos.
Basta
sola enumeración
,
:
la indicación
ocuparía:
al asunto en
ad a
|
de esos temas
para
-ápreciar”
A
el mérito de la labor realizada por el Sr. Cabezas, que procediendo con mucha discreción, y teniendo en'cuen-' ta la clase de lectores para quienes vertía la obra del
economista norte-americano,
ha procurado condensarla
-si útiles en obras científicas,
innecesarias para ' imagi-
| .
todo lo posible, rehuyendo repeticiones y redundanci as,
naciones meridionales ó intertropicales, y antes bien propensas á producir un resultado opuesto 4 la vulgarización de ideas que se pretende obtener. Por esto dijimos al principio que casi podría llamarse autor de esa obra al señor Cabezas, . pues con lenguaje suyo—claro y conciso— ha condensado en un solo volúmen las enseñanzas de Mr. H. C. Carey, de
tal-modo que, una vez abierto el libro, no se cae de las manos, ni acuden al ánimo tentaciones de abandonarlo, por el contrario el deseo de estudiarlo hasta el final, se impone victoriosamente sobre el espíritu más frívolo ó la imaginación menos acostumbrada á alimentos tan sustanciosos y nutritivos.
|
A
_Repetimos que la obra realizada por el señor Ca-
bezas es meritoria.
Ella le honra,
y honra á nuestra
provincia, que por incidencia le ha dado ocasión para. dedicarse á este estudio, produciendo un libro que no.
vacilamos en recomendar á los lectores , de la. Revista, a:
.
RO
:
Lo
es
o,
le
y
e
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sn |
a
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ota
|
|
ES
|
Mo e.
pe
de
Go.
|
REVISTA PUERTORRIQUEÑA.
complaciéndonos en hacer llegar hasta su respetable autor nuestra felicitación más sincera,
INFORME
po
|
cl
a
AS
sobre la validéz del tratado de límites entre Nicaragua y Costa Rica, qué al Sr.
Presidente de los Estados Unidos, árbitro de esta cuestión, presentá'
el Sr. Don Pedro Pérez Zeledón, Ministro plenipotenciario de Coáta
- Rica.—Washington, 1888.
.
Ñ
Hemos leido con alguna detención este hermoso libro, que contiene los alegatos de Costa Rica en la
cuestión límites sometida al arbitraje de Mr. Cleveland. Son las cuestiones diplomáticas de suyo árduas y a
dificultosas; pero las que requieren mayor tino y prudencia en su deliberación son aquellas que, como la de límites,
dan con
frecuencia motivo
á desavenencias
complicaciones graves entre naciones vecinas.
y
|
Laobra á que nos referimos, escrita bajo un criterio ámplio y expansivo, con un estilo claro, y un lenguaje gorrecto, revela que el señor Pérez Zeledón es un buen escritor, á más de un inteligente diplomático. La parte de este interesante trabajo que hace referencia al aspecto técnico, está nutrida
digámoslo
de antecedentes
y
así,
de
datos de
la
cuestión,
todas clases;
se vé en ella la competencia indiscutible: del autor en derecho internacional, y sobre todo una gran sérenidad de juicio y una calma é imparcialidad muy estimables, cuando se trata de dilucidar cuestiones que tanto afectan á la honra y al decoro de las naciones.. “Siendo fluvial,
en toda
su extensión,
la línea fronteriza entre
ambos paises, crecen las dificultades acerca del punto que se dirime, dado que las desviaciones de cauce que pueden sufrir las aguas de un rio, su navegación, el derecho de pesca, etc., étc., son cuestiones fecundas en
litigios y notas diplomáticas;
pero á pesar de lo difi-
7 ll
E
ITa, ri rr
.
PS ¿ Ad
A o
>
Y
E:
_Cultoso del asunto que se controviert , está éste tratado con verdadera maestría, Aún cuando. pon los alegatos del Ministro costarricense no se pu el ar al conolleg cimiento exacto de la cuestión,
embargo,
pued
len apreciarse, sin
los lineamientos más notal
talles particulares en gran parte.
por el autor es sumamente lógica,
les, y aún los de-
L a marcha seguida
la exposición es metódica, y toda la obra tiene ese sell ) de seriedad. que tan bien sienta en los trabajos de la « liplomacia. Felicitamos al señor Pérez Zeled lón,
que de un in-
forme oficial ha hecho una obra agra: dable, y deseamos que, para bien de nuestros hermanos de Centro Amé.rica, se arregle satisfactoriamente
tan enojosa cuestión.
CALDERÓN EN INGLATERRA. carán
Los editores Macmillan
en breve una colección
y C?, de Lóndres,
de los dramas de
publi-
Cal-
*derón de la Barca, traducidos por ¡Mr. N. Mac Coll.
Empezará
y delos
la obra con un
estudio acerca de Calderón
cuatro dramas que—á
juicio del traductor—
dan una idea más cabal del genio del gran dramaturgo
español en sus varios aspectos. El texto | ha sido copiadode la primera edición española, y será ilustrado
con muchas notas acerca de los usos y costumbres de
(a
España en la época de Calderón.
eb |
dl
|
nia
PALACIO VALDÉS EN NORTE AMÉRICA, “La casa editorial de Thomas Y |Crowell y C?,
Nueva York, acaba de publicar una edición inglesa. de 1
4
All
> ,
y
María, del mismo autor, con el título de The
q Es Palacio
Valdés uno de los nove as español: —Ccuyas-obras agradan más al pueblo nortlist e americano. ej
Ma