CAPÍTULO V CONFLICTOS DE CLASE: LA HUELGA DE LAS SALINAS Y LOS ORÍGENES DEL MOVIMIENTO OBRERO EN CABO ROJO Las pésimas condiciones de vida que enfrentaban en su diario vivir los salineros y otros sectores desposeídos en Cabo Rojo, no dieron credibilidad a las teorías de Salvador Brau sobre la convivencia de clases en el Puerto Rico de finales del siglo XIX. De acuerdo con Brau, las estructuras de trabajo establecidas para perpetuar la explotación del salinero constituían un sistema de benevolencia paternalista, el cual estaba en manos de las familias industriales salineras caborrojeñas. Estos industriales salineros eran los mismos que se encontraban en Cabo Rojo al frente de las luchas políticas reivindicativas de la época, que en un momento dado llegó a incluir a la mayoría de los sectores revolucionarios y progresistas; entre éstos, un gran número de jornaleros y artesanos. A medida que se iban acrecentando los conflictos entre estas clases, se fueron definiendo los papeles de explotador y explotado, así como la transición hacia la avaricia corporativa de las grandes casas comerciales que terminan apoderándose de la industria salinera. Para poder entender ésta transición y las raíces de este conflicto de clases en Cabo Rojo, hay que analizar la lucha y los conflictos que surgen desde mediados del siglo XIX, cuando se desarrolla un movimiento político y económico que daría origen a la clase burguesa criolla; y paralela a ésta, la clase obrera. A partir de la segunda mitad del siglo XIX, Cabo Rojo se había convertido en un hervidero de ideas revolucionarias. El movimiento que culminó con el Grito de Lares, así como el trabajo e ideario betancino que siguió al fallido intento de independencia, tuvo una significativa influencia en todos los sectores de la sociedad caborrojeña y puertorriqueña. La quema de caña, las rebeliones de esclavos, el bandolerismo como expresión de rebeldía (encarnada en El Águila, quien fuera fusilado en Las Cuchillas, por orden del gobernador Juan Prim) y las acciones relacionadas a esta explotación y sus abusos (como el asesinato del mayordomo de la Hacienda Monserrate por varios esclavos), reflejaban una sociedad en la que el descontento social y la postura antigubernamental habían creado un ambiente de conspiración, en busca de una salida frente a una condición colonial insoportable. Organizaciones secretas y revolucionarias continuaron funcionando muy activamente. Ya desde 1873 se reflejaba la preocupación oficialista en Puerto Rico con la ideología que profesaba la liberación de las fuerzas de producción; o sea, el surgimiento del movimiento obrero, tal y como ocurría en Europa con las ideas anarquistas y socialistas. Y era de esperarse, pues la liberación de esa fuerza laboral con la abolición de la esclavitud ese mismo año, tenía al gobierno español colonial muy preocupado. A este efecto, el día 13 de julio del 1873, se notifica al Estado español lo siguiente:
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