Revistadellnstitut® N CULT U RA P U E R T 0 R R I QUE
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SUMARIO INTRODUCCION
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Saluda al 25to Congreso de Arqueologia del Caribe Miguel Rodriguez Lopez
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Arqueologfa Publica: La ciencia al servicio del pueblo. Juan A. Rivera Font Jorge A. Rodriguez Lopez Juan M. Rivera Groennou
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Huellas de difusi6n : La iconografia de los primeros arahuacos ceramistas Huecoides y Saladoides en el Arte Rupestre de Puerto Rico Carlos A. Perez Merced
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La arqueologfa del imaginario: Los cronista espanoles frente al arte taino Sebastian Robiou Lamarche
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Enfoques transdisciplinarios en el estud io del pasado indigena del Caribe: Aproximaciones botanicas, liticas y metalurgicas Reniel Rodriguez Ramos Corinne Hofman Sebastiaan Knippenberg
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Actualizaci6n del inventario de bienes culturales y estudios arqueol6gicos de Puerto Rico Erika M. Valle Segarra Loderay /.M. Bracero Marrero Laura Del 0/mo Frese
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Revtsta~.[nstttute CUL'Tl)RA PUERTORRIQUENA
INSTITUTO DE CULTURA PUERTORRIQUENA Junta de Directores Rafael Colon Olivieri, Presidente Rodolfo Lugo Ferrer, Lucas Mattei, Jose Alberty Monroig, Gonzalo Cordova, Manuel Alvarez Lezama, Rafael A. Torrens Salva, Raquel Rosario Rivera y Eduardo Arosemena. Mercedes Gomez Marrero, Directora Ejecutiva Junta Editora Lu is Gonzalez Vales, Amparo Morales, Elidio La Torre, Lourdes Lugo Ortiz , Manuel Alvarez Lezama y Ernesto Alonso Equipo Editorial Jose M. Estrada-Bolivar, Director Marcos Nieves, Editor Dorcas Arroyo, Secretaria aTommy.Co,lnc. , Disefto y Diagramaci6n
P.O. Box 9024184 San Juan , Puerto Rico 00902-4184 http://icp.gobierno.pr ISSN: 0020-3815 Oficina de Revistas Tels.
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La Revista del Institute de Cultura Puertorriqueiia es una publicacion general de cultura que va dirigida a todo tipo de publico.
COLABORADORES Loderay I. M. Bracero Marrero Posee un Bachillerato con especialidad en Antropologfa y Geografia de Ia Facultad de Ciencias Sociales de Ia Universidad de Puerto Rico en Rfo Piedras. Se desempena como analista de SIG en el Consejo de Arqueologfa Terrestre de Puerto Rico yen el Programa de Arqueologfa y Etnohistoria (PAE) del Institute de Cultura Puertorriquena. Corinne L. Hofman Realiz6 sus estudios doctorales en Ia Universidad de Leiden (Holanda). Es Catedratica de Ia Facultad de Arqueologfa de esta instituci6n y dirige el Programa de Arqueologfa del Caribe. Sebastiaan Knippenberg Posee un doctorado en Ia Facultad de Arqueologfa de Ia Universidad de Leiden (Holanda) . Es investigador postdoctoral en esa misma facultad y arque61ogo titular de ARCHOL. Laura Del Olmo Frese Arque61oga porIa Escuela Nacional de Antropologfa e Historia de Ia Ciudad de Mexico. Candidata a Doctorado en His to ria por el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe. Ha participado en diversos proyectos arqueol6gicos, tanto en Mexico como en Puerto Rico. Fue Curadora del Museo del Temple Mayor en Ciudad de Mexico. Actualmente se desempena como Directora del Programa de Arqueologia y Etnohistoria del Institute de Cultura Puertorriquena. Carlos A. Perez Merced Doctorado en Historia de America por Ia Universidad de Sevilla Espana, con especialidad en prehistoria y arqueologfa. Maestrfa en Artes con especialidad en Estudios Puertorriquenos y Maestrfa en Arqueologfa de Puerto Rico y el Caribe en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe. Es arque61ogo en el Programa de Arqueologia del Institute de Cultura Puertorriquena. Ha dirigido varies proyectos de arqueologia en Puerto Rico y ha realizado varias publicaciones en este campo. Juan A. Rivera Fontan Arque61ogo del Programa de Arqueologia del Institute de Cultura Puertorriquena desde el ano del 1995. Ha dirigido algunos proyectos de investigaciones: Proyecto Arqueol6gico del Barrio Quemado, MayagOez, Batey Delfin del Yag Oez (1996-2005) ; Investigaciones Arqueol6gicas en el Palacio de Santa Catalina, La Fortaleza (2002-2004) y el Reconocimiento lntensivo del Sitio Arqueol6gico 'Los Bateyes de Vivt (U1), Bo. VivfArriba, Utuado (2004-2006). Actualmente es parte del equipo de investigadores del proyecto Investigaciones Arqueol6gicas en Cas a Blanca y sus Entornos . Juan M. Rivera Groennou Obtuvo en el 2007 el Diploma de Estudios Avanzados (DEA) del Programa de Doctorado Arqueologfa y Territorio, Departamento de Prehistoria y Arqueologia , Facultad de Filosofia y Letras, Universidad de Granada en Espana. En Ia actualidad prepara su tesis doctoral sobre el analisis de tecnicas y materiales de construcci6n y relaciones sociales de producci6n de Ia Edad del Bronce en el Sudeste de Ia Peninsula Iberica. Es investigador en el proyecto Investigaciones Arqueo16gicas en Casa Blanca y sus Entomos.
Sebastian Robiou Lamarche Doctorado en Historia de Puerto Rico y el Caribe del Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe. Es fundador y presidents de Ia Fundaci6n Cultural Educativa, Inc., por medio de Ia cual ha organizado el "Encuentro con el Caribe frances" (2010), "Quinto Centenario de Ia Rebeli6n Taina" (2011) y "Coloq uio Caribeiio" (2012). Es autor de cuatro iibros: Encuentro con Ia Mitologfa Tafna (1992, 1994); Tafnos y Caribes, las culturas aborfgenes antillanas (2003, 2005, 2006, 2009); Mitologfa y Religi6n de los Tafnos (2006, 2009); Caribes, creencias y rituales (2009). Es profesor en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe. Jorge A. Rodriguez Lopez Doctorado en Antropologia de America con especializaci6n en Arqueologia del Caribe de Ia Universidad Complutense de Madrid en 2008. Particip6 como investigador asociado en el proyecto Investigaciones Arqueol6gicas en el Palacio de Santa Catalina, La Fortaleza. Trabaja como investigador en el proyecto Investigaciones Arqueol6gicas en Casa Blanca y sus Entornos. Es profesor de Antropologia y Arqueologia en Ia Universidad lnteramericana y del Programa de Arqueologia del CEAPRC. Miguel Rodriguez Lopez Doctorado en Arqueologia y candidato doctoral en Historia del Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico, Rector del CEAPRC. Reconocido arque61ogo, destacado en el estudio y Ia defensa del patrimonio cultural. Es Catedratico de Ia Universidad del Turabo y Curador Ad Honorem de Ia colecci6n arqueol6gica del Museo y Centro Humanistico de dicha instituci6n. Ha publicado varios libros, siendo los mas recientes: Tras las hue/las del perro indfgena (2007) y Cr6nicas Tafnas (2010). Reniel Rodriguez Doctorado de Ia Universidad de Florida. Ha realizado investigaciones post-doctorales en Ia Facultad de Arqueologia de Ia Universidad de Leiden (Holanda). Es Catedratico Asociado del Programa de Ciencias Sociales de Ia Universidad de Puerto Rico, Recinto de Utuado. Erika M. Valle Segarra Estudios en Antropologia y en Historia de America en Ia Universidad de Puerto Rico, Recinto de Rio Piedras. Desde el 2005 labora en el Consejo para Ia Protecci6n del Patrimonio Arqueol6gico Terrestre de Puerto Rico. Se le otorg6 Ia Orden del Toa en el 38vo. Festival Nacional lndigena celebrado en Jayuya.
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Puerto Rico 2013 25to Congreso lnternacional de Arqueologia del Caribe AIAC-IACA
SALUDO AL 25TO CONGRESO DE ARQUEOLOGlA DEL CARl BE
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partir de Ia segunda mitad del pasado siglo, Ia arqueologfa ha sido para los puertorriqueiios, asf como para los demas pueblos del Caribe, un importante elemento a tomar en cuenta a Ia hora de construir y definir nuestras propias identidades nacionales y regionales. Estamos aprendiendo a valorizar y a estudiar los yacimientos y bienes arqueol6gicos como parte de una hist6rica y extraordinaria herencia de artefactos, simbolos y tradiciones que las sociedades indfgenas, llamadas tambien originarias, asi como pueblos provenientes de otros continentes, Jegaron a las presentes generaciones de habitantes de las islas y naciones del Caribe. El aporte de las investigaciones arqueol6gicas al conocimiento y entendimiento de Ia diversidad cultural y etnica de nuestra region es notable y va en au men to a medida que pasa el tiempo. Cada excavaci6n, cada exhibici6n, cada conferencia o publicaci6n arqueol6gica representa el rescale de una nueva pagina de nuestra milenaria y continua historia de pueblo. Por eso es que los profesionales de Ia arqueologfa del siglo 21, no solo tienen el deber
de realizar sus investigaciones con un alto rigor cientffico, sino tam bien con un profundo sentido de dedicaci6n y compromiso para con el pais. Y asf Jo han demostrado cuando se trata de proteger el patrimonio arqueo16gico y de recuperar y divulgar en una diversidad de formas. Ia informacion que de ellos pueda obtenerse. El disfrute y aprecio de nuestros valores culturales, incluyendo los arqueo16gicos, es un derecho que tenemos los ciudadanos, y asi lo sentimos los que laboramos en este campo. Creo recoger de esta manera el sentir de Ia gran mayoria de los profesionales y estudiosos puertorriqueiios y caribeiios de Ia arqueologfa en sus mas diversas especializaciones y areas de interes al acercarnos a Ia celebraci6n del 25to Congreso Intemacional de Arqueologia del Caribe, que sesionar.i en el Teatro Tapia del Viejo San Juan entre los dfas 15 al 20 de julio. Es una esperada oportunidad de aprender de nuestros hermanos del Caribe y de compartir nuestros hallazgos, porque algo que ya sabemos es que se trata de reconstruir una historia comun. La pieza de informacion que pueda faltar en Cuba
para confirmar una hipotesis arqueologica bien pudiera encontrarse en Jamaica; asf como un dato arqueologico proveniente del norte de Venezuela puede aclarar una incognita en un yacimiento del norte de Puerto Rico. Cada dos afios, Ia Asociacion lnternacional de Arqueologfa del Caribe (AIAC-IACA), una organizaci6n regional con sede en Martinica, que tiene ya mas de medio siglo de existencia ininterrumpida, celebra su congreso en una isla o pais diferente de Ia region, asistiendo al mismo los principales estudiosos de Ia arqueologfa del Caribe en sus diversas especialidades. Esta sera Ia tercera ocasion en Ia cual este importante congreso internacional se lleva a cabo en Puerto Rico, siendo las anteriores en el 1985 yen el 1993. En esta ocasion las principales instituciones coauspiciadoras son el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, el Instituto de Cultura Puertorriquefia y el Municipio de San Juan. Ademas se hanin visitas especiales a los museos de Ia Universidad de Puerto Rico y Ia Universidad del Turabo, a! Centro Ceremoniallndfgena de Caguana en Utuado, a las excavaciones que se realizan en el Recinto de Utuado y a Ia zona hist6rica del Viejo San Juan. En esta ocasion esperamos Ia asistencia de cientos de arque6logos, estudiantes y publico interesado en estos temas, provenientes de las diversas is! as y naciones del Caribe, asi como de especialistas de los Estados Unidos, America del Sur y Europa que realizan proyectos de investigaci6n en Ia region. Durante las sesiones cientificas se estar.in presentando alrededor de un centenar de ponencias de temas como: arqueologia precolombina e historica, antropologia fisica, etnohistoria, nuevos metodos y tecnicas en Ia investigacion arqueol6gica, patrones de asentamiento y subsistencia, legislaci6n y reglamentaci6n de Ia arqueologia, antiguas tecnologias, redes de intercambio y otros. Por sus extensas y meritorias contribuciones a Ia arqueologia caribeiia el Comite Organizador dedica el 25to Congreso al arque61ogo Luis Chanlatte Baik, por decadas director del Centro de Investigaciones Arqueologicas de Ia Universidad de Puerto Rico. El profesor Chanlatte Baik tiene
a su huber numerosas publicaciones en torno a sus extensas investigaciones en los yacimientos de Tecla, Guayanilla y Sorce-La Hueca, en Ia isla de Vieques que han cambiado para siempre Ia manera de interpretar Ia antigun historia de las comunidades originarias de Puerto Rico y el Caribe. En Ia sesion inaugural del Congreso, que tendrn Iugar ellunes 15 de julio a las 9 de Ia manana, se rendira un tributo especial a Ia memoria del Dr. Ricardo Alegria, padre de Ia moderna arqueologia puertorriqueiia y uno de los fundadores de Ia Asociaci6n Internacional de Arqueologia del Caribe, quien falleci6 en julio de 20 I l. Recordaremos ademas a los compafieros arqueologos puertorriqueiios fallecidos en los pasados aiios, Hector Moya, Herminio Rodriguez y Jaime Velez. La arqueologfa en Puerto Rico y en el Caribe ha experimentado cambios notables desde que en 1993 se llev6 a cabo en nuestro pais el 15to Congreso lnternacional de Arqueologia del Caribe. En aquel momento, at igual que en Ia presente ocasi6n, asumi Ia direccion del Comite Organizador y tambien Ia presidencia del Congreso. El pais cuenta con una nueva generacion de arqueologas y arqueologos academicamente preparados en las mejores instituciones del mundo y que ya asumen Ia responsabilidad de adiestrar nuevos estudiantes en Ia disciplina. La Universidad de Puerto Rico en sus recintos de Rio Piedras y Utuado, asf como el Centro de Estudios Avanzados y su programa graduado en Arqueologfa, unico de su clase en Puerto Rico, se esfuerzan en cumplir con sus compromises academicos ademas de promover los programas de investigaci6n. En este aspecto cabe sefialar los esfuerzos del Programa de Arqueologfa y Etnohistoria y del Consejo de Arqueologfa Terrestre en apoyar excavaciones institucionales en Fajardo, el Viejo San Juan y otros lugares de Ia isla. En las pasadas dos decadas tambien ha habido un aumento en las publicaciones cientfficas sobre temas arqueo16gicos, producto de exce1entes
investigaciones profesionales de compaiieros como Antonio Curet, Jose Oliver, Reniel Rodriguez y Jaime Pagan, asi como el estimulo de foros y encuentros arqueol6gicos, particularmente el que lleva a cabo cada dos anos el Programa de Arqueologia y Etnohistoria del Institute de Cultura Puertorriqueiia, que cuenta ya con diez publicaciones tematicas que recogen Ia gran diversidad de temas y proyectos arqueol6gicos que se realizan en el pais. La participaci6n de puertorriquenos en los diversos congresos de arqueologla del Caribe tambien ha sido alta, al igual que Ia publicaci6n de sus presentaciones en las aetas de los mismos. Sin embargo, entre Ia comunidad arqueol6gica de Puerto Rico no se percibe un respaldo claro y continuo del quehacer arqueol6gico asf como de Ia protecci6n de nuestros recursos desde Ia perspectiva gubemamental. Si bien es cierto que existen !eyes, consejos y oficinas que oficialmente protegen y reglamentan Ia arqueologfa, el poder y Ia acci6n de los mismos depende de las prioridades y variables politicas de cada gobiemo. Estamos confiados que Ia celebraci6n en Puerto Rico de este gran encuentro regional de arque6logos promueva el interes cultural y profesional de nuestro pueblo, en particular de Ia juventud, en Ia apreciaci6n y el estudio de nuestro legado arqueol6gico. Esperamos ademas que el mismo sea un estfmulo para que las autoridades gubemamentales, tanto del ejecutivo como dellegislativo, apoyen el desarrollo de una politica publica en tomo al patrimonio arqueol6gico encaminada a su estudio, protecci6n y divulgaci6n como pane de nuestra identidad y ser puertorriqueiio. La dedicatoria de este numero de Ia Revista del Institute de Cultura Puertorriqueiia al tema de Ia arqueologfa y como un saludo al 25to Congreso Intemacional de Arqueologfa del Caribe ciertamente es un paso firme hacia esa meta.
Miguel Rodriguez Lopez, Presidente
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Arqueologia PUDlica La ciencia al servicio del pueblo. Nuevos descubrimientos arqueol6gicos y ofrecimientos museograficos en Casa Blanca
Juan A. Rivera Fontan Jorge A. Rodrfguez LOpez Juan M. Rivera Groennou Programu de Arqueologfa y Etnobistoria lnstituto de Cultura Puenorriquei\a
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AROUEOLOGIA PUBLICA
"Con el prop6sito de contribuir a conservar, promover, enriquecer y divulgar valores culturales del pueblo de Puerto Rico, y para mas amplio y profundo conocimiento y aprecio de los mismos, se crea una entidad corporativa que se conocera como Instituto de Cultura Puertorriqueiia ... " (Secci6n I, Ley Ntim. 8 del 21 de junio de 1955) "Esta ley va dirigida a establecer ellnstituto de Cultura Puertorriqueiia como el organismo rector de Ia normativa cultural en nuestro pais" (Exposici6n de Motivos, Ley Num. 5 de 31 de julio de 1985)
Detalle donde se muestra Ia Casa Blanca, ldentlflcada como "Casa de Novoa" (1720). Archivo General de lndias, Sevilla (MP-Santo_Domingo 130)
Par Juan Amador Courten, lngeniero mllltar.
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AROUEOLOGIA P 0 BLICA
n equipo de arque6logos del Programa de Arqueologfa y Etnohistoria dellnstituto de Cultura Puertoniqueiia, ha realizado una serie de excavaciones en el complejo arquitectonico de Casa Blanca en el Viejo San Juan. Con estos trabajos se ha podido desentraiiar Ia historia del desarrollo constructive de este importante monumento de nuestro patrimonio edificado. Este articulo presenta a manera de informe publico, los trabajos realizados, los principales hallazgos y las hipotesis e interpretaciones generales que han trabajado los investigadores a cargo del proyecto.
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CasaBlanca representa uno de los hitos de mayor importancia en Ia fundaci6n de Ia incipiente Ciudad de Puerto Rico, hoy Viejo San Juan. Fue construida cerca del aiio de 1521 por Garci Troche y hasta el momenta se le consider6 como Ia primera defensa que tuvo Ia ciudad tras su fundaci6n en Ia isleta. Desde el tiempo de Espaiia Ia Casa Blanca ha significado para esta ciudad una estructura emblematica que quiso ser conservada. Tanto por su antigiiedad (1521 · 1524), como por haber sido residencia de personajes e instituciones de gran trascendencia hist6rica, Ia CasaBlanca fue declarada por Ia Asamblea Legislativa de Puerto Rico en 1967, como Monumento Hist6rico. Las investigaciones en curso han resaltado estas edificaciones como uno de los mas antiguos conjuntos arquitectonicos, todavfa en pie y en uso continuo (1521-2013) del Viejo San Juan, de Puerto Rico y de toda America.
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MARCO INSTITUCIONAL:
La Propuesta Las investigaciones en Casa Blanca iniciaron en noviembre 20 I 0, enmarcadas dentro de un proyecto para Ia rehabilitacion de los edificios del museo y sus jardines, cuya finalidad fue Ia reapertura del museo al publico. 1 Conforme Ia gran significacion que representa Casa Blanca como patrimonio historico edificado y en cumplimiento con los objetivos institucionales, el Programa de Arqueologia y Etnohistoria plante6 Ia necesidad de realizar investigaciones arqueologicas para dilucidar diferentes aspectos de Ia historia de estas edificaciones y documentar los trabajos del proyecto de rehabilitaci6n. Para atender este planteamiento, se someti6 una propuesta de investigaci6n denominada Investigaciones Arqueo/Ogicas en CasaBlanca y sus Entomos. ~ La propuesta recibi6 Ia aprobaci6n y auspicio del Instituto de Cultura Puertoniquei'ia que ha financiado estas iniciativas. Las gestiones pam obtener los permisos, los recursos fiscales y Ia fiscalizacion del cumplimiento de las metas de trabajo, han sido realizadas por Ia Arque61oga Laura Del Olmo Frese, Directora del Programa de Arqueologia y Etnohistoria. El objetivo general de este proyecto es analizar y documentar las transformaciones arquitect6nicas que experiment6 Casa Blanca a traves de los procesos de construccion, el uso que se le ha dado a los espacios y los cambios al paisaje del promontorio rocoso en donde esta enclavada. Particular atenci6n se presto a Ia identificaci6n de las estructuras asociadas a Ia primera casa construida en fabrica (albaiiileria) y en determinar el espacio que ocupa el polfgono original en Ia actual edificaci6n del museo. Este aspecto es de suma importancia, ya que a partir de estas estructuras iniciales, se configuraron las estructuras construidas en etapas posteriores. El 1 Los trabajos de diseilo y supervisi6n del proy~lo de rehabilitaci6n de los edificios esluvo bajo Ia responsabilidad del lngeniero Jose! Izquierdo Encarnaci6n. Agradecemos allngeniero Izquierdo el apoyo y asesoramiento que nos ha brindado.
~ Rivera Fonlan Juan A., Jorge A. Rodriguez L6pez y Juan M. Rivera Groennou. Propuesta y Plan de trabnjo. Proyeclo "Investigaciones Arqueol6gicas en Casa Blanca y sus Enlomos", sepriembre 2010. En los nrchivos del Programa de Arqueologia y Elnohisroria del lnstiluto de Cuhura Puertorriqueila.
estudio discute como Ia casu original, descrita como un cuba de veinticuatro pies cuadrados, fabricada en tapia, se transformo en el esplendido complejo arquitectonico que actualmente conservamos. La propuesta tambien planteo el examen y amilisis de las modificaciones realizadas al entomo natural, los procesos de formacion de los sue los de los jardines y el estado de integridad de los depositos arqueologicos.
recursos con que contamos, se traz6 una estrategia de investigacion de caracter interdisciplinario, en Ia cualla historia, Ia arqueologia, Ia arquitectura y otras disciplinas, tienen papeles complementarios. La estrategia consta de cuatro niveles de anal isis: el del registro historico, el corte de pruebas murarias, Ia caracterizaci6n de las tecnicas y materiales de construcci6n, y Ia excavacion de unidades estratigraficas en los suelos de los jardines.
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GOVERNOR'S PALACE AND CASABLANCA, SAN JUAN .
Los hitos arquitectonicos constituyen un elemento importante en Ia memoria colectiva de los pueblos. El estudio de una edificacion de gran valor historico patrimonial y en uso ininterrumpido par mas de cuatrocientos noventa afios, como es Casu Blanca, presenta particularidades y complejidades de investigacion que ameritan un acercamiento desde multiples perspectivas de estudio. Tomando en cuenta Ia naturaleza de nuestro objeto de estudio y con los
Las principales pautas del marco conceptual de Ia propuesta son: Las investigaciones arqueologicas son herramientas en Ia resolucion de problemas de investigacion de diferentes disciplinas academicas como son Ia Antropologia, Ia Historia, Ia Arquitectura Conservacionista, Ia Historia del Arte, el Folklore y Ia Numismatica, entre otras. En su aspecto institucional y publico, los campos
AROUEOLOGIA PUBLICA
a intensos trabajos de edificaci6n. Tales trabajos de modificaciones al terreno con prop6sitos constructivos, se caracterizaron par el corte y aterrazamiento del manto rocoso y de sus escarpas y por el vertido de rellenos para nivelaci6n y pavimentaci6n. Estos procesos de edificaci6n transfonnaron Ia geomorfologfa nalural del cerro, creando un paisaje completamente construido.
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relacionados con Ia preservacion y el manejo del patrimonio hist6rico y monumental, Ia educacion, Ia museologfa y el turismo. La utilizaci6n del termino transformacion, en oposicion al concepto evoluci6n, para definir los procesos de cambio que estamos estudiando, parte de Ia premisa de que las obras construidas y cualquier obra elaborada par los seres humanos son producto de su trabajo. El trabajo es el proceso fundamental por medio del cual se transforma Ia materia para crear los medios para satisfacer las necesidades humanas. Por otro lado, los cambios producto del trabajo planificado se realizan en periodos relativamente cortos, si lo comparamos con los periodos de larga duraci6n en que se dan los cam bios biologicos y evolutivos de car.icter genetico. Para trazar las estrategias de estudio de campo y el examen de los elementos constructivos objeto de esta investigaci6n, se adoptaron los preceptos te6ricos y metodol6gicos generados desde Ia Arqueologfa de Ia Arquitectura, asf como los de Ia Arqueologia del Paisaje. Desde Ia construcci6n de Ia casa original, entre los aiios 1521-1524, el entorno del promontorio rocoso ha sido sometido
Otro principia conceptual que ha guiado los objetivos de este proyecto es el de Ia Arqueologia Publica, desarrollada dentro del marco institucional del Instituto de Cultura Puertorriqueiia. Con este aspecto pretendemos ir mas alia de los datos puramente cientfficos del ambito academico, al disenar estrategias que posibiliten llevar al publico y visitantes, los valores ocultos de este magnifico monumento hist6rico. Tambien queremos promover Ia noci6n de cambia. Que se comprenda que Ia actual configuraci6n de estas edificaciones es producto de un proceso de transformaci6n, generado por una secuencia de eventos constructivos y que estos eventos respondieron a las necesidades y posibilidades que tuvieron los habitantes que ocuparon Casa Blanca en diferentes momentos de su historia.
Bitacora Se han Uevado a cabo tres temporadas de campo.3 Los resultados y logros obtenidos en Ia primera temporada han pennitido Ia propuesta y actuaci6n de las otras dos temporadas posteriores. Los trabajos de las subsiguientes temporadas seguiran las gufas de investigaci6n establecidas en Ia propuesta original. Los trabajos de laboratorio se estan desarrollando entre las temporadas de campo. 3
Lns temporudns de campo se renliznron entre; novicmbre 20 I 0-mnrzo 20 II, novicmbre 2011-febrero 2012 y noviembre 2012-junio 2013.
PRIMERA TEMPORADA
La primera etapa de Ia investigacion consisti6 en una extensa revision de Ia documentaci6n hist6rica y cartografica publicada, asf como otras obras relacionadas a nuestra area de estudio. Los temas principales en que se ha centrado Ia investigaci6n bibliografica son: Ia arqueologia
Militares del Ejercito de los EEUU), cartograffa y el desarrollo urbanistico de Ia ciudad de San Juan:' Este nivel de amilisis bibliografico nos ofreci6 un panorama general de las transformaciones arquitect6nicas que experiment6 Casa Blanca en diferentes momentos. Como resultado de este nivel de investigaci6n se elabor6 un esquema
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Esquema de etapas construc~ivas para Casa Blanca
de Ia arquitectura y del paisaje, materiales y tecnicas constructivas, desarrollo arquitectonico y constructivo de CasaBlanca. Otros temas de importancia incluidos en esta pesquisa fueron las primeras manifestaciones arquitect6nicas en Puerto Rico y el Caribe, un retrato general de Ia sociedad colonial puertorriqueiia del siglo XVI, Garci Troche y Ia Familia Ponce de LeonTroche y otros habitantes conocidos de Ia Casa Blanca (Novoa, Arriuna, Batall6n de Bruselas, Maestranza de lngenieros Militares, Comandantes
preliminar del proceso de transformaci6n arquitect6nica particular de Casa Blanca, que ha servido de base para Ia forrnulaci6n de las hipotesis de trabajo. 5 El esquema esta articulado por cuatro "fases hist6ricas" dentro de las que se han identificado once "etapas constructivas". lgualmente nos ofreci6 referencias que nos ~ Sepulveda Rivera, A. 1989. San Juan . Historia ilustroda de su desarrollo urhano. 1508-/898. San Juan: Ediciones Carimar. 5 Rivera Fontan Juan A., Jorge A. Rodriguez L6pez. y Juan M. Rivera Groennou. 2012. /nw:stigacioncs ArqueoMgicas e11 Casa Blauca .\' sus Enromos, Novena Enc:uentro de Jnvestigadores. Programa de Arqueologfa y Etnohistoria del ICP, San Juan de Pueno Rico, 86¡106.
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ARQUEOLOGIA PUBLICA
ayudaron en Ia interpretacion de los elementos arqueol6gicos descubiertos y a establecer los contextos historicos en que se desarrollaron las diferentes etapas constructivas que se han identificado. Por "fuses historicas" definimos el uso o funcion especlfica que tuvo el inmueble a traves de diferentes momentos de su historia. Este marco hist6rico nos brinda una perspectiva social del proceso en que se desarrollaron las intervenciones, reformas y construcciones que se llevaron a cabo en estas edificaciones. Par "etapas constructivas" significamos, los momentos en donde se evidencia algun tipo de intervenci6n constructiva que altera Ia fisonomfa que mostraba Ca<m Blanca en su etapa anterior. La cronologfa asignada a cada etapa, corresponde a Ia fecha del documento donde se identifican los cambios estructurales que definen las etapas constructivas
LAS CUATRO FASES HISTORICAS SON:
Residencia Familiar (1521-1773) Durante un periodo de mas de doscientos cincuenta anos, Ia casu pertenecio y fue residencia de los descendientes de Ia familia Ponce de Leon Troche. Par esta circunstancia tambien se le conoce como Ia Casa de Juan Ponce de Leon. Escudo de Ia familia Ponce Troche
Como es de conocimiento general, Juan Ponce de Leon nunca vivi6 Ia casu ya que para ese mismo ana muere. La primera generaci6n del conquistador, Ia constituyo sus cuatro hijos; Luis, Juana, Marfa e Isabel. Luis su primogenito y heredero, era menor de edad, sus albaceas y tutores fueron los senores Garci Troche y Juan de Soria. Fue Garci Troche, nuero y albacea de Ia familia Ponce de Leon, quien construyera en tapia Ia casa de Ia familia, en los so lares que Ia corona otorg6 al conquistador en Ia isleta. La construccion de esta casu obedecio a Ia
necesidad de tener una "casu poblada" en Ia ciudad, requerimiento necesario para acceder a Ia categoria de "vecino".6 La categorfa de "vecino"es status social indispensable para que los individuos pudieran tener derecho a privilegios sociales como pueden ser derechos de propiedad, herencias y nombramientos a puestos publicos y otros privilegios en Ia sociedad espanola de Ia epoca. Los primeros habitantes de CasaBlanca fueron Garci Troche, su esposa Juana Ponce de Leon, los tres hijos de este matrimonio, Juan Ponce de Leon Troche (II), Leonor y Marfa. Debemos en tender que tam bien habitaron en el Iugar Ia servidumbre esclava que posefa Ia familia. Garci Troche Monroy (c 1480/1540) fue uno de los vecinos de mayor relevancia en Ia sociedad colonial de Ia primera mitad del siglo XVI. Ademas de ser uno de los grandes propietarios de haciendas, hatos y esclavos, ocup6 diversos cargos oficiales. Previo a trasladarse a Ia nueva ciudad de Puerto Rico, fue regidor perpetuo de Ia Villa de San German ( 1518), contador ( 1519) y Alguacil ( 1519). AI mudarse a Ia nueva ciudad, como albacea de Luis se ocup6 de los bienes y el reclamo de los privilegios y tftulos de Adelantado para Ia familia Ponce de Leon. Por real cedula, es nombrado en los cargos de regidor de Ia ciudad de Puerto Rico y contador ( 1525). Garci Troche adquirio el privilegio de Ia construccion de Ia Fortaleza ( 1533-1540) de Ia cual fue su primer alcaide (1535-1540) y ocup6 tambien el cargo de tesorero de Ia isla. Los derechos sabre Casu Blanca y del patrimonio de los Ponce de Leon, recaen:in en Ia sucesi6n del matrimonio de Garci con Juana." ... Ia continuidad de Ia estirpe va a quedar vinculada al mayorazgo de los hijos de Juana . .. " . De los tres hijos, el mayorazgo pas6 al unico hijo varon Juan, quien reiteradamente alegarn que era el unico hijo varon de Garda y Juana".' La vida de Ia familia Ponce de Leon Troche a lo largo del siglo XVI estara definida por ser de los vecinos mas poderosos de esta isla. Seran ricos propietarios 6
Gelpi Balz. Elsa. 1992. La.rfamifia.f podem.m.r tie San Juan en el.fig/o XVI. Bolelin de Ia Socicdad Puenorriqueila de Gcnealogia, Vol. IV. no. I, San Juan de Pueno Rico.
7 Huerga. Alvaro. 2009. u1 Fmnilitl Ponce de Letill. Hi.ftoritl Doclllllelllill tic Puerto Rico, Torno XVIII. Academia Pucnorriqucila de Ia Hislnria,
San Juan. 56. RnuiJI /C/'1 mimtm 2~
de haciendas, hatos, esclavos y ocuparan los mas altos cargos oficiales en Ia estructura polftica de Ia colonia. Hasta el 1582 pasaran su vida por lo menos en tres viviendas, Ia casa de su hacienda en el Toa, Ia Fortaleza (residencia oficial como alcaldes) y Ia CasaBlanca (residencia familiar en Ia ciudad). Para el afio del 1673, Ia Casa BIanca era Ia # 128 de Ia calle Nuestro Senor de Santo Domingo y de los Bobos, hoy calle San Sebastian. Sus habitantes eran Don Bernardo Novoa, dona Francisca Ponce, su mujer, don pablo, su hijo", 6 esclavos y otros cinco libres. 8 Las transformaciones arquitect6nicas de esta estructura en esta Fase Historica, quedaran determinadas por las circunstancias hist6ricas en que se desenvolvieron losjefes de esta familia durante los siglos XVI, XVII y XVIII.
Institucional militar bajo el Ejercito Espaiiol (1773-1898)
Institucional militar bajo el ejercito americano (1898-1967) Con Ia entrega de Ia isla a los Estados Unidos por parte de Espana, las propiedades del ejercito espaiiol pasaron a lajurisdicci6n del ejercito de los Estados Unidos. En este periodo, CasaBlanca paso a ser Ia residencia del comandante de las fuerzas militares estadounidenses en Ia isla (1900-1967). Durante Oficiales militares norteamerlcanos los primeros cuarenta anos de en Casa Blanca esta fase los militates estadounidenses realizaron una serie de reformas menores a este inmueble. A partir del ano 1939 llevaron a cabo intervenciones sustanciales a los edificios y su entomo, como fue Ia construcci6n de una masiva terraza adosada a Ia fachada oeste, el paisajismo de las actuates fuentes en los jardines y Ia construcci6n en concreto de vigas de coronaci6n y pisos para Ia segunda planta del salon principal del museo.
Institucional Civil, Museo Casa Blanca (1967- presente)
Can6n y cureria del slglo XVIII
En esta fase Ia casa se convierte en cuartel militar, pasando a formar parte de Ia infraestructura defensiva del ejercito espanol en Ia ciudad. En este periodo se alojaron en estos edificios primero el Batall6n de Bruselas y luego Ia Real Maestranza de lngenieros Militates. Es preciso anotar que fue durante este ultimo cuarto de siglo XVIII que se reforma y termina el amurallamiento de Ia ciudad y en donde los ingenieros militates tuvieron un papel protag6nico. Durante los 125 aiios que dur6 esta fase, se construyeron en mamposteria de piedra arenisca, los otros edificios que actualmente exhibe este complejo edilicio.
En J967 el ejercito de Estados Unidos transfiri6 Ia propiedad at Gobiemo del Estado Libre Asociado. Ese mismo aiio se otorga su administraci6n allnstituto de Cultura Puertorriqueiia. En 1971, bajo Ia direcci6n del Dr. Ricardo E. Alegrfa Don Ricardo Alegria asume jurisdiccion Gallardo, se puso en marcha un proceso de sobre Casa Blanca restauraci6n y rehabilitaci6n de las principales edificaciones de CasaBlanca, con elfin de habilitarla como museo publico del pueblo de Puerto Rico. En este proceso se le devolvi6 a Ia Casa Blanca el caracter arquitect6nico que tuvo para Ia primera mitad del siglo XIX. El museo abri6 sus facilidades en el aiio del 1974. 8
Padron del ai\o 1673 de las personas que hay en Ia Ciudad de San Juan de Pueno Rico. Boletfn de Ia Sociedad de Genealogfa. Vol. I, Num. 3-4, Pag. 44, San Juan de Pueno Rico. 1997
AROUEOLOGIA PUBLICA
Las pruebas murarias La primera intervenci6n en campo se centro en el estudio de los paramentos de diferentes estructuras de cerramientos (paredes) que conforman el edificio que aloja el Museo de Casa Blanca, micleo de mayor antigiiedad de este complejo edilicio. Se "excavaron'' treinta y cinco catas murarias. Con esta intervenci6n pudimos exponer y analizar los diferentes tipos de fabricas y las tecnicas constructivas utilizadas en ellevantamiento de las paredes. El estudio arqueol6gico de las paredes permiti6 Ia interpretacion de Ia cronologfa relativa de los materiales y tecnicas de construcci6n utilizadas en las distintas etapas constructivas del edificio. El estudio secuencial del metodo estratigr.ifico Prueba muraria (estratigraffa muraria) de las diferentes fabricas documentadas permiti6 una aproximaci6n a! car.icter de las modificaciones que sufri6 Ia Casa Blanca, su 16gica y su funcionalidad.
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Tabla de tecnicas constructivas
Estudios de caracterizacion de materiales de construccion Con el corte de las catas murarias se tomaron muestras de los morteros presentes en todas las pruebas. Cada muestra fue identificada en relaci6n a su posicion estratigrafica que denominamos como unidades estratigraficas (UIE). Con este muestreo recuperamos unas 150 muestras de los diversos tipos de morteros, tanto de revestimientos (empafietados) como de Ia fabrica de las paredes. Estas muestras estan siendo utilizadas
ETAPA I, 1524
ET APA IV, ca. 1720
para desarrollar analisis sistematicos con el fin de caracterizar Ia materia prima utilizada en su elaboraci6n, sus dosificaciones y Ia puesta en obra. El analisis va dirigido a identificar las variantes de los morteros presentes en los diferentes tipos de fabricas identificadas. Asimismo, aportara datos que perrnitiran identificar los posibles valores crono diagn6sticos de estos morteros, a dilucidar las estrategias de explotaci6n de las materias primas y las dinamicas sociales de producci6n que giraron en torno a esta fabricaci6n. La aplicaci6n de tecnicas analfticas de laboratorio se ha centrado en Ia caracterizaci6n de composici6n y forrnas de manufactura de los morteros, con el fin de ampliar los conocimientos acerca de su uso a lo largo de Ia historia. Los resultados de estos estudios aportaran valiosos datos para Ia creaci6n de programas destinados al desarrollo de protocolos de intervenci6n y metodos de tmtamiento en edificios de valor patrimonial. En vista de que nuestro objeto de estudio pertenece a un patrimonio de naturaleza arquitect6nica, este nivel de estudio analitico es necesario para validar los datos de caracter hist6rico y arqueol6gico. En estos estudios se han utilizado tl~cnicas de laboratorio de microscopfa 6ptica y difracci6n de rayos X. Los diferentes niveles de amilisis se realizaron en coordinaci6n con el Departamento de Prehistoria y Arqueologfa de Ia UGR (Facultad de Filosofia y Letras, Campus Universitario de Cartuja) y se llevaron a cabo en el Laboratorio de Arqueometria de este departamento, en los laboratories de microscopfa 6ptica del Departamento de Mineralogfa y Petrologfa de Ia UGR (Facultad de Ciencias, Campus Universitario de Fuente Nueva) y en el Laboratorio de Microscopfa 6ptica del Instituto Andaluz de Ciencias de Ia Tierra (Armilla, Granada).9
Excavaciones de unidades exploratorias y estratigraficas
ETAPA VI, ca. 1779
Como parte de los trabajos de campo se excavaron un total de seis unidades estratigraficas que cubrieron un area de 12.40 metros cuadrados en Ia zona de los jardines occidentales. Los objetivos principales de estas unidades fueron; identificar remanentes de tres estructuras asociadas a Ia Casa Blanca de principios del siglo XVII que se aprecian en un famoso grabado holandes de 1625 y el de examinar los procesos de transforrnaci6n del entorno que se desarrollaron en esta secci6n de los jardines occidentales. 10 Queremos aJ;mdecer al Dr. Fmncisco Comrera.~ Con~s. director dd Dep;trtamento de Prehistoria y Arqueologfa lie Ia UGR. y al Dr. Nicolas Vel ilia Sanchez, director del Depanamento lie Miner.dogfa y Petrologfa de Ia UGR. Gmcias a este npoyo el companero Juan M. R i ver<~ Grocnnou. pudo proccsar unas lliez muestms de los moneros de Casa Blanca 9
Ill Ciudad
de Pueno Rico 1625, gmbatlo holandes, publicatlo por Amuldus Montanus en 1671.
Ejemplos de imagenes de lupa binocular morteros de fabrica
ET APA VII, ca. 1820
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AROUEOLOGIA PUBLICA
Segun demuestra el amilisis estratigrafico de Ventanas Murarias las unidades excavadas, Ia construcci6n de una Como parte de los trabajos de este proyecto muralla que delimita Ia propiedad en su lado oeste de investigaci6n, el Programa de Arqueologfa y (1848-1853), defini61a fisonomfa actual de los Etnohistoria en coordinacion con los programas jardines occidentales de esta propiedad. El nuevo de Museos y Parques y Patrimonio Hist6rico paisaje sera uno construido, hecho a base de cortes Edificado del Instituto de Cultura Puertorriquefia, al basamento rocoso,la construcci6n dellienzo instalaron una serie de nueve "ventanas murarias". de muralla y Ia elevaci6n con relleno de Ia parte Estas ventanas murarias consisten en cortar baja de los jardines, creando una amplia terraza y retirar el empafietado en una secci6n de su donde se acondicion6 un camino para facilitar el paramento para exponer las f&ibricas de los muros. transito y transportaci6n de equipos y personal. El Esta nueva oferta invita a! visitante a observar y suelo encontrado en esta secci6n presenta un perfil conocer de manera directa, los diferentes tipos de casi dos metros de profundidad y esta formada de tecnicas y materiales de por el vertido de construcci6n que se usaron en una serie de rellenos el alzada de esas paredes y sus constructivos asociaciones con las diferentes con abundantes etapas. escombros y materiales Promoci6n, arqueol6gicos, sumamente divulgaci6n y compactados. educacion Dentro de estos estratos de rellenos A partir de los trabajos se distinguen tres de esta primera temporada de Vista parcial de sala del museo y ventanas murarias diferentes niveles campo se ha desarrollado un de pavimentos amplio programa de charlas y/o afirmados. y visitas guiadas a grupos Entendemos que de profesionales, estudiantes la sucesi6n de y publico en general. Se ha estos rellenos y participado en actividades pavimentos estan profesionales y congresos en asociadas a reformas donde se han expuesto los realizadas a un resultados de Ia investigaci6n, camino tipo rampa tanto en Ia isla como en el ya existente para extranjero. Estas presentaciones el 1792 por los estan recogidas en dos Presentaciones de hallazgos a estudiantes ingenieros de Ia publicaciones disponibles Maestranza. para las personas interesadas. 11 Tanto las charlas como las visitas guiadas han generado un Materiales Arqueol6gicos interes, que han promovido de manera efectiva Ia actividad del museo. Por otro Iado, las labores Las excavaciones han permito recuperar una de campo y laboratorio han servido de taller para sustancial coleccion de materiales arqueol6gicos el entrenamiento de de estudiantes interesados y restos faunfsticos. En los trabajos de laboratorio en Ia arqueologfa. En estos entrenamientos los materiales estan siendo lavados, segregados han participado, como recursos voluntarios, por categorias, catalogados en sus diferentes estudiantes de Ia Universidad de Puerto Rico y del variedades y cuantificados. El analisis de Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el estos materiales nos dara informacion de Caribe. rango cronol6gico de los contextos en que 11 Las do~ public~cioncs csuin disponiblcs en fonnato PDF en Ia pagina se recuperaron, patrones alimenticios y otros del Progmma de Arqueologfa y Elnohistoria del Ponal del Jnslituln de aspectos del modo de vida de sus habitantes. Cultura Pucnorriquci'iL
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AROUEOLOGIA PUBL ICA
SEGUNDA TEMPORADA
En Ia segunda temporada de campo se excavaron seis unidades arqueol6gicas que cubrieron un total de 16.25 metros cuadrados. Dos de estas unidades (5mts.) se excavaron en el area de un jardfn interior entre el edificio del museo y Ia casa de guardia. Otras cuatro unidades (ll.25mts) fueron excavadas en torno a los remanentes de dos murallas de contenci6n, existentes en el sector suroeste de los campos del Morro. lgualmente, se continuo Ia documentaci6n de los trabajos que se Jlevaban a cabo como parte del proyecto de rehabilitaci6n del edificio del museo. El plan de trabajo diseiiado siguio las gufas y normativas de investigaci6n establecidas en Ia propuesta original. 12
Las condiciones en que se encuentran dos alineaciones de muros existentes en los campos del Morro, Ilam6 Ia atenci6n del equipo de investigadores. Preliminarmente se han denominado como Muralla I (M-1) y Muralla 2 (M-2). Estas estructuras tienen Ia funci6n de contener las escorrentfas de las aguas de Iluvia que socavan los Iienzos de las murallas de I 790 en el sector suroeste de Ia ciudad. Estos muros fueron construidos en diferentes momentos, preliminarmente se situa Ia construcci6n del M I para finales del siglo XIX y Ia M2 durante Ia segunda mitad del siglo XVIII.
Los resultados principales MURALLA S. XV J En el area del jardfn se <ZAPATERD 1990) identificaron los remanentes de dos estructuras sobre depositos secundarios de materiales arqueologicos, relacionados a Ia fase MURALLA S XVli - XVIll <CAZULL 2002) temprana de Casa Blanca ( 1521-1773). Este aspecto MURALLA CASA BLANCA ca. 1848 <CAZULL 2002) es de gran relevancia ya CASA BLANCA que areas arqueol6gicas asociadas a este periodo han sido poco estudiadas l.ocalizaci6n de M·1 y M·2 en los campos del Morro en Puerto Rico. El analisis de estos datos promete aportar informacion de Los lienzos de estas estructuras corren inten!s para al estudio de este periodo de Casa paralelos a dos antiguos caminos, uno que van Blanca y de sus habitantes, los descendientes del desde Ia Fortaleza hacia el Morro y el otro hacia Conquistador Juan Ponce de Leon. Gracias a los el actual Bastion de Santa Elena. La presencia de geologos Miguel Vazquez y Juan Negron, tuvimos estas dos murallas son elementos que formalizaran Ia oportunidad de realizar un reconocimiento Ia alineaci6n de estos caminos. Con su estudio con un Radar de Penetracion de Suelos (GPR se pudo conocer su funcionalidad, fechas por siglas en ingles). En este reconocimiento se aproximadas de construcci6n, Ia caracterizaci6n detect6 una serie de anomalias bajo el suelo de de las tecnicas constructivas utilizadas en su este jardfn, Ia principal de estas anomalias fue levantamiento, Ia documentaci6n de sus actuales interpretada por los ge6logos como una estructura masiva. Estos resultados dieron Ia posibilidad de IZ Rivera Fontan. Juan A. Jorge A. Rodriguez Lopez. y Juan M. Rivera plantear una propuesta para realizar una tercera Groennou. 201 2. Plan de Trabajo Segunda Temporada. Proyecro: lm•esligaciones Arqueo/Ogicas e11 CasaBlanca y sus enromos. Archivos temporada de campo.
del Programa de Arqueologfa y Etnohistoria.
RtrlsUJ ICI'I mlmt'n•z.l
condiciones y los multiples impactos que han sufrido. Consideramos que estas dos estructuras constituyen importantes hitos en el paisaje de esta secci6n de los campos del Morro. En este memento nos encontramos evaluando las opiniones que varios especialistas han publicado sobre estas estructuras y en Ia redacci6n de un informe dirigido a realzar Ia valoraci6n que tienen estas estructuras y sugerir algunas recomendaciones para su valoraci6n y aprecio. La jurisdicci6n de estas estructuras es compartida por el Departamento de Transportaci6n y Obras Ptiblicas y el Servicio Nacional de Parques de los Estados Unidos.
Vista parcial de Ia muralla M-2
Muralla 1 Aparece construida en un plano de San Juan de 1897 13 y actual mente conserva unos 98 metros de largo de su lienzo. Este muro fue levantado en mamposteria ordinaria de piedras grandes y medianas. Su estratigraffa muraria presenta varias intervenciones e impactos. La secci6n SE de su fabrica original fue demo !ida en a!gun momenta durante los primeros treinta afios del siglo XX. Posteriormente fue reconstruida con mampuestos fabricados y trabados con cementa ( 1930-40). Estas lajas de cementa fueron fabricadas para dar Ia impresi6n de ser mampuestos de piedra. La
construcci6n de un sistema de descargas sanitarias destruy6 aproximadamente Ires metros de su alineaci6n central. Su paramento presenta una serie de recubrimientos y engrosamientos con diferentes morteros de restauraci6n.
Muralla 2 La muralla aparece ya construida en el plano de Ia ciudad de1861. [Fue] construida con una mamposteria formadas por sillarejos y ripios de roca arenisca, sobre el manto de arena. Este muro ten fa una alineaci6n de casi I 00 metros. Cincuenta y cinco metros de su cuerpo central ha sido destruido y s61o se conservan expuestas con integridad unos 10 metros de su terminal norte. Los otros treinta y cinco metros de su extremo sur, muestran evidencia de intervenciones diversas que no permite reconocer Ia fisonomia original del mur. De su cuerpo central, solo se conservan expuestas con integridad unos I0 metros de su terminal norte. De su extrema sur se conservan los otros treinta y cinco metros, mostrando evidencia de intervenciones diversas que no permite reconocer Ia fisonomfa original del muro. En su parte mas profunda esta muralla tiene mas de tres metros de altura. De particular importancia result6 el registro de un interesante dep6sito arqueol6gico asociado a segunda mitad del siglo XVIII y principios del XIX. El yacimiento es un basurero formado en una ladera que fue cortado con Ia construcci6n de Ia muralla M2. Los materiales recuperados de este dep6sito han sido procesados y los datos del amilisis seran integrados al informe que se redactara de estos recursos. Como parte de los trabajos de esta segunda temporada se realizaron tres pruebas murarias en el sal6n conocido como "Anexo de CasaBlanca" (circa 1861 ). Los resultados de esta intervenci6n han sido integrados a Ia base de datos para su analisis final. Se instal6 una segunda iniciativa 13 Plano de San Junn. Archivo Cartogr.ifico y de Estudios Geogr.ificos del Centro Geogr4fico del Ej~n:ito, AR_J_T_4_C_2_54. 1898
14 Plano de
In Plnza de San Junn Bautista de Pueno Rico. Archivo Cnnogr.ifico y de Estudios Geogr.ificos del Centro Geogr.ifico del Ejen:ito, Sg. Ar.J-T.4-C.2-60. 1861 /9
AAOUEOLOGIA PUBLICA
museognifica titulada, Historia de Casa Blanca. Desarrollos Constructivos y Transformac:iones Arquitecuinicas a para Ia que se elaboro un guion tematico, el concepto y un diseiio preliminar. En esta sala se expone mediante paneles gnificos y muestras de materiales de construcci6n, los principales datos historicos y arqueologicos levantados durante estas investigaciones y se explica Ia historia constructiva de estos edificios, el caracter de las construcciones y las dinamicas sociales que giraron en tomo a elias.
Cartel Sala Historia de casaBlanca
El proyecto Casu Blanca debe ser visto como una fuse inicial de un proyecto mas amplio que atienda el estudio de las primeras manifestaciones arquitect6nicas de Puerto Rico. En esta idea se elabor6 Ia propuesta Er:cmâ&#x20AC;˘aciones ArqueoMgicas en el Bastion de Sl/11 Agustin. El proposito de Ia propuesta fue evaluar los recursos existente en este sector de los campos del Morro y proponer Ia construcci6n de una vereda interpretativa fundamentada en datos cientificos. Esta iniciativa posibilitarfa Ia puesta en valor de una serie de recursos existentes, como son las murallas I y 2. Las recomendaciones estar:in dirigidas a conciliar los objetivos de Ia investigaci6n cientffica con los ambitos de conservacion, educaci6n y turismo. La propuesta fue sometida sin exito, a competencia del Fondo de conservaci6n hist6rica de Ia Oficina Estatal de Conservacion Hist6rica (OECH). TERCEAA TEMPORADA
Para esta tercera temporada de campo se redact6 un plan de trabajo dirigido a descubrir,
documentar, evaluar y analizar las estructuras que yacfan bajo el suelo del jardin interior (area XXX). Las estructuras fueron detectadas durante Ia segunda temporada por medio de un reconocimiento efectuado con un Radar de Penetracion de Suelos (GPR). La evaluacion de estas estructuras, junto a las encontradas durante Ia segunda temporada, nos dara informacion clave para poder interpretar Ia funci6n que tuvo este espacio durante las diferentes fases historicas y sobre las dimimicas humanas que se realizaban en el mismo. Se realizaron tres calas murarias para caracterizar las fUbricas de los muros que conforman el area del jardin. Se ha continuado con el programa de laboratorio donde se estan procesando y analizando los materiales encontrados durante el trabajo de campo. Particular interes se tendrn en Ia contextualizaci6n de una importante muestra de ceramica, metales, materiales de construccion y restos alimenticios, asociadas a las primeras etapas de Casu Blanca El mas reciente descubrimiento en este jardfn, fue el hallazgo de un antiguo recinto que albergo "Ia casa de servicio" de Ia vieja casa del siglo XVI. Los elementos mas antiguos desenterrados se lratan de estructuras de primer orden, tall ado en el basamento rocoso durante los trabajos iniciales de preparaci6n del terreno para Ia construcci6n de Ia primera CasaBlanca (1521-1524). Este recinto fue un espacio multifuncional donde se realizaron los trabajos domesticos de Ia residencia de Ia familia Ponce de Leon-Troche. Las estructuras halladas son los alzados de los muros de mamposteria levantados sobre un banco tallado en el basamento rocoso y al cual se accedia por una escalera tallada en Ia piedra y revestida de Jadrillos. Dentro del recinto se IS Fontan Juan A .. Jorge A. Rodriguez Lopez y Ju~n M. Rivero Grocnnou. Guion Tcmatico par~ Ia sala de exposici6n: Historia de Casa Blanca. Dcsarrullos Conslructivos y Tro~nsfonnaciones Arquitectonicas. Diciembrc 2011. En los Archivos del Progmma de Arqueologfa y Etnohistoria (ICP) 1 6 Rivero~ Fontan Juan A., Jorge A. Rodriguez Lopez y Juan M. RivcrJ. Groennou. Investigaciones Arqueo16gicas en cl Bastion de San Agustin. Mayo 2012. En los Archivos del Progro~ma de Arqueologfa y Etnohistoria (ICP) y de lu Oficina E ~tatal de Conservaci6n Hist6rica de Pueno Rico (OECH)
17 Rivem Font:ln Juan A.. Jorge A. Rodrfguez Lopez y Juan M. Rivero~
Rastreo del area con radar de penetraci6n de suelos Hnista JCJâ&#x20AC;˘J ttdmt>m 2.J
Groennou.Piun de Trabajo para Ia Tercera Tcmpomda. Proyecto: Investigaciones Arquco16gicas en Casa Blanca y sus entomos. agosto 2012. En los Archivos del Progmma de Arqueologfa y Etnohistoria del Instituto de Cultum Pucrtorriqucii~
AROUEOLOGfA PUBLICA
hallaron los remanentes de un fog6n construido en ladrillos. Ademas se documentaron una serie de hoyos de pastes excavados en Ia roca, evidencia de que este recinto seguramente debi6 estar cobijado con una techumbre de madera y tejas. Tanto el registro arqueol6gico, como los materiales
otras estructuras. El nivel del suelo fue elevandose y nuevas hoyos fueron cavados para sostener postes para Ia techumbre. Hasta el momento se han identificado siete niveles de pavimento en Ia secuencia estratignifica de este recinto. Para el afio 1851, existia construido sabre este recinto y
Remanentes de antiguo logon construido en ladrillos
recuperados durante las excavaciones, apuntan a que tal recinto sirvi6 como cocina y despensa durante las etapas constructivas mas antiguas de CasaBlanca. Apuntamos que este recinto debi6 servir como almacen de herramientas y otros aparejos, taller para Ia confecci6n de ciertos utiles, y posiblemente como aposento de esclavos mayordomos de casa. Este espacio fue transformandose con el tiempo. La evidencia arqueol6gica e hist6rica comprueba que sabre las estructuras originales talladas en Ia roca, se Jevantaron posteriormente
formando el actual nivel de piso, un salon que unfa el edificio del museo con el de Ia llamada Casa del Guardia.l 8 En 1881 se documenta que Ia estructura poseia una segunda planta. J9 Esta estructura de dos niveles fue demolida durante los trabajos de restauraci6n en el aiio 1971, para dar paso a! jardfn que en Ia actualidad estamos excavando. Es de interes notar que por cuatrocientos cuarenta y cuatro aiios, este espacio ha tenido una funci6n de ser un recinto dedicado a los trabajos de servicio. En estas excavaciones se ha recuperado un amplio conjunto de materiales arqueo16gicos,
restos constructivos, cenlmica, restos alimenticios y metales, asociados a Ia fase temprana de habitaci6n. Esta colecci6n es de gran significaci6n arqueol6gica y patrimonial, este material esta siendo procesado en las facilidades del laboratorio del Progrrna de Arqueologfa y Etnohistoria. En esta fase de trabajo se ha estado recibiendo Ia colaboraci6n del trabajo voluntario de un grupo de estudiantes de varias universidades y Ia aportaci6n de estudiantes de dos cursos para el estudio de materiales arqueo16gicos, dictados por el profesor Jorge A. Rodriguez Lopez para Ia Universidad lnteramericana Recinto Metro. En estos momentos, el Programa de Arqueologfa y Etnohistoria se encuentra en un proceso de documentaci6n y analisis de los remanentes arqueol6gico-patrimoniales encontrados en el jardfn de Casa Blanca. Se ha sometido ante las autoridades dellnstituto de Cultura una propuesta donde se plantea el inten!s y el deseo de dejar las estructuras expuestas para exhibirlas al publico. El conjunto de elementos presentan exceleme condiciones para Ia habilitaci6n de un nuevo ofrecimiento museogratico que podran disfrutar los visitantes del Museo de Casa Blanca. Con esta acci6n se rescatara y se pondra en valor una de las estructuras de mayor antiguedad descubiertas hasta el momenta y que por Ia naturaleza de las actividades que se llevaron a cabo en Ia misma, nos perrnite mostrar una vision mas cotidiana de Ia vida en Casa Blanca dumnte las primeras etapas de su historia. CONCLUSIONES
Las investigaciones en curso proponen un esquema sobre Ia historia del desarrollo constructivo de Casa Blanca y sus entomos durante cinco siglos. Con Ia documentaci6n levantada se esta elaborando un amplio banco de datos y de colecciones de materiales, que plantean aportes sustanciales en distintos campos de estudio. El analisis de esta informacion debe servir para entender mejor las etapas iniciales de Ia historia de Ia construcci6n europea en America y ayudar en el diseno de protocolos de interveneion pam Ia restauracion y conservaci6n de esta categoria de edificaciones.
Los pueblos heredan de sus ancestros toda una serie de legados de canicter idiosincnitico que definen su identidad colectiva. Legados que abarcan el campo de las ideas, patrones de conducta, asf como otros de canicter material como Ia produccion de bienes y Ia construcci6n de estructuras. Este patrimonio debe ser estudiado, valorado y conservado por las generaciones presentes, como legado para el disfrute de las generaciones futuras. En el aspecto institucional y publico, el programa de investigaciones arqueol6gicas ha logmdo anadir nuevos valores a Ia apreciacion de este magnifico monumento arquitectonico y a los ofrecimientos que brinda el museo. Actualmente el museo cuenta con dos nuevas exposiciones, fundamentado en criterios cientfficos, donde se exhiben los resultados de estas investigaciones para el disfrute y conocimiento del publico interesado y turistas. Aprovechamos Ia oportunidad para agmdecer las aponaciones que han hecho oficiales y empleados dellnstituto de Cultura Puertorriquena, asf como de los investigadores, estudiantes y publico general que han visitado y apoyado este proyecto.
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lR Plano de Ju isla de Pueno Rico. Archivo Canognifico y de Estudios Geogr.ificos del Centro Geogr.ifico del Ejercho, AR_J_T_4_C_2_44. 1851. 19 Proyecto
de Reparaci6n de los Edificios de Casa Blanca Cuerpo de Jngcnicros. Direcci6n Comandancia de San Juan de Puerto Rico. Plaza de San Juan. Subinspecci6n de Pueno Rico. Copias en cl Archivo General de Pueno Rico yen el Archivo Hist6rico Militar del Servicio Nacionnles de Parques de los Estados Unidos en San Juan.
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Huellas de difusi6n La iconograffa de los primeros arahuacos ceramistas Huecoides y Saladoides en el Arte Rupestre de Puerto Rico Carlos A. Perez Merced Progro~ma de Arqueologfa y
Etnohistoria Jnstituto de Cultura Puenorriquci\n
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esde Ia decada de I 980, me ha llamado Ia atenci6n Ia investigaci6n del arte rupestre por su complejidad. En 1995 presente a Ia academia, como trabajo de tesis de maestria del Centro de Estudios Avanzados, los resultados de una investigaci6n sabre el arte rupestre de Ia Colecci6n del lnstituto de Cultura Puertorriqueiia. En 2003, publique un articulo en el 5to Encuentro de lnvestigadores de Arqueologia y Etnohistoria, el cual se enfocaba en el arte rupestre de Ia region este-central de Puerto Rico. En aquel momenta, me concentre en dar a conocer, no s6lo el inventario documentado en esa area, sino en las aportaciones de otros investigadores a esta rama investigativa, como por ejemplo, tratar de establecer una clasificaci6n para los petroglifos.
En este artfculo, repasare s61o aquellas necesarias como base inicial, para presentar una nueva postura basada en las ultimas investigaciones. Para comenzar, es necesario definir varios tenninos someramente. El primero, el concepto antropol6gico de difusi6n, el segundo, que es cultura y el tercero, que representa Ia viabilidad de acercarnos a un posible significado para el arte rupestre. Aunque trabajar el arte rupestre bajo una corriente epistemol6gica es sumamente dificil, para este trabajo me enfocare en ella, introduciendo algunos de los conceptos de otras corrientes. El difusionismo pone enfasis en las influencias culturales, se cree que a lo largo de Ia historia del hombre, han existido zonas o areas denominadas como nucleares. 1 Por otro Jado, Ia cultura, segun Tylor, es el producto de las 1 (L6pez
2009)
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HUELLAS DE DIFUSION
relaciones del ser humano como un complejo total que incluye conocimientos, creencias, arte, moral, ley, costumbres y otras capacidades y habitos adquiridos por el hombre como miembro de Ia sociedad.2 Mediante Ia cultura, podemos observar el proceso de aprendizaje del ser humano de diferentes caracteristicas distintivas, dentro de una misma sociedad. De igual forma, cada sociedad humana tiene su propia cultura distinta y marcada dentro de su integraci6n con cualquier otra. Estas sociedades pueden estar divididas en grandes unidades familiares llamadas clanes. Podemos decir, segun Robert Redfield, que Ia cultura se manifiesta en los actos y en los artefactos, pero no consiste en los actos ni en los artefactos.3 Ahora bien, (.que es ese arte rupestre que conocemos y que representa Ia viabilidad de un posible significado? En palabras sencillas, podemos decir que el arte rupestre ha sido denominado como petroglifos (grabados), pictografias (pinturas) y pictoglifos (grabados con pintura). Los petroglifos son diseiios formales que se realizaron hacienda incisiones en Ia piedra, por medio de Ia percusi6n y abrasion o simple rayado. Con redisefio o sin el, el ejecutor utiliz6 Ia roca para grabar con instrumento de punta fina, necesariamente con mayor dureza Por medio de surcos de diferentes calibres, se aprovechan las formas en algunos casos de Ia roca o las fisuras o accidentes que presentan para ejecutar el tallado. La pictografia se entiende como aquellos "trazos o lineas realizadas con pintura" efectuados sobre Ia superficie de Ia roca con pigmentos de distintos col ores. Hasta el momenta, los colores de las pinturas que se han documentado en Puerto Rico son el rojo, el negro y el blanco. Las tecnicas para obtener los colores se derivan de posibles mezclas de grasas animales, extractos vegetales, tierras de variado cromatismo, madera quemada como carb6n o tiz6n.4 Podemos inferir que algunos diseiios, fueron realizados con los dedos, mientras que otros dibujos fueron ejecutados por el uso de instrumentos para los trazados mas finos y delicados. Los pictoglifos, por su parte, son aquellos grabados que en el interior de sus surcos incisos estan rellenos de pinturas rojas, negras y/o blancas. Esta tecnica ayud6 al aborigen a resaltar algunos petroglifos, que por una raz6n u otra queria distinguir.5 Es posible inferir Ia
posibilidad de que muchos de los petroglifos no fueron terminados completamente como grabado inciso y sf finalizados con pintura, creando una combinaci6n de metodos en su elaboraci6n.6 El arte rupestre es muy importante dentro del contexto arqueol6gico, ya que esta relacionado con las creencias y pnicticas de los rituales magico-religiosos de nuestros aborigenes. Ademas, puede incluir representaciones de Ia vida cotidiana, asf como otras posibles escenas. Podria considerarse, como una forma simple de escritura o de expresi6n para unas necesidades particulares que tuvieron estas sociedades en su respectiva epoca. Estas obras, consideradas hoy como arte, pueden expresar simb6licamente aspectos de Ia vida social de estas comunidades, aunque no se ha podido establecer con exactitud su significado ni su utilidad. 7 En las Antillas, Puerto Rico esta reconocido como uno de los Jugares donde el arte rupestre lleg6 a un desarrollo maximo. La gran variedad de elementos con formas y diseiios, las tecnicas utilizadas y Ia distribuci6n geografica en toda Ia isla, indica un desarrollo avanzado, exquisito e interesante.8 El desarrollo de las formaciones culturales locales,juega un papel determinante en Ia difusi6n, como renovado foco de interes y reacci6n a las distribuciones amplias de los complejos iconognificos. Segun Meggers, las diversas similitudes culturales que se han desarrollado en las Antillas, se han considerado una explicaci6n difusionista.9 Ahora bien, Ia viabilidad de acercamos a un posible significado, representa el adelanto cientffico mas importante dentro de Ia investigaci6n sobre el arte rupestre de Puerto Rico.
(Luz 2009) (Meggers 1998)
2
3 (Beals 4
y Hoijer 1972)
(Diivila 1976)(Pc!rez 1995)
5 (Diivila 1976} (Pc!rez 1995;1999) 6
(Alegria, Pons 1987)
7 (Perez 1995;1999). 8
9
(Frasseuo 1960)(01ivila 1976)
(Meggers 1998).
Diseno en buren satadoide Colecci6n UPR
Disano en lragmento de ceramica huecoide • Colecci6n UPR
Oiseno en fragmento de ceramlca huecoide • Coleccl6n UPR
Disano en fragmento de ceramlca saladoide • Colecci6n UPR
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HUELLAS DE DIFUSION
Diseiio en fragmento de vasija huecoide- Colecci6n UPR
Diseiio en en vasija saladoide - Colecci6n UPR
Diseiio en en vasija saladoide - Colecci6n UPR
Diseiio en fragmento de ceramica huecoide- Colecci6n UPR
Disano en fragmento de ceramica huecoide - Coleccl6n UPR
CONSIDERACIONES IMPORTANTES
Hemos considerado algunos trabajos que han tratado de establecer lo siguiente: secuencia cultural, clasificaci6n, tipologfa, denominaciones y hasta cronologfa de petroglifos. Todos constituyen una excelente aportaci6n a los subsiguientes trabajos en eltema. Uno de los objetivos de las investigaciones realizadas por F. Rainey en 1934 e Irving Rouse en 1952, tenfan como proposito prioritario establecer una secuencia cultural para Puerto Rico. El arqueologo Jesse Walter Fewkes, presento una clasificacion tipologica tomando uno de los aspectos generales del ambiente cultural y le asigno el nombre por localizaci6n geografica. El autor menciona que los petroglifos pueden encontrarse agrupados en las riberas de los rfos, en cuevas y plazas ceremoniales. 10 Posteriormente, el arqueologo Irving Rouse incluy6 a los petroglifos en su cronologia, en los ultimos dos periodos de Ia prehistoria de Puerto Rico, denominados como perfodos III y IV, correspondientes, segun este, a los periodos culturales Pretaino y Taino. Su contribuci6n a! estudio del arte rupestre fue comenzar a sistematizar y adjudicar los disenos a los grupos culturales, mediante su localidad. Tiempo despues Monica Flaherty Frassetto, quien trabajo en Puerto Rico el arte rupestre, propuso una lipologfa de cuatro (4) clasificaciones basadas en el estudio de diferentes rocas y areas que contenfan petroglifos. Flaherty Frassetto denominolas clasificaciones como abstractas o geometricas, de formas naturales, infante envuelto y figuras tipo Capa. 11 Para que Monica Aaherty Frassetto llevara a cabo su trabajo de investigacion, tuvo que visitar alrededor de trece lugares con petroglifos, tom6 fotografias de cada uno de los ejemplares y aplic6 una tecnica de copiar, mediante Ia impresi6n de Ia superficie, que funciona hasta en los petroglifos mas profundos. Lamentablemente, se desconoce las razones de Ia ausencia de continuidad en su investigacion. Anos mas tarde, el Dr. Ovidio Davila hizo una reorganizaci6n de Ia clasificacion de Flaherty Frassetto, para los petroglifos locales, tomando en cuenta los conceptos de las formas basicas, a partir del diseno y los dividio en tres categorfas o grupos
principales, estos son: antropomorfo, zoomorfo, abstracto o geometrico. En Ia actualidad, Ia clasificacion que mas se utiliza es Ia reorganizada por el Dr. Ovidio Davila, ya que permite gran cantidad de caracteristicas diversas. El enfoque de su trabajo de tesis fue Ia identificacion y desarrollo de estudios en lugares nuevos.l 2 Una de las publicaciones de Ovidio Davila es Excavaciones Arqueologicas en el Centro Ceremonial Indigena de Tierras Nuevas en Manati ( 1975), donde descubre a Ia orilla del rio Manati en el barrio Tierras Nuevas, cuatro plazas ceremoniales pertenecientes a las culturas Saladoide, Ostionoide o Chicoide, siguiendo el esquema de Rouse. Segun el arque6logo Davila, todos los petroglifos estan en fila, encima tienen piedras planus, al noreste de Ia plaza 2 yen fila rodeando Ia piedra, al sur. 13 Lamentablemente, Davila no logra definir a que cultura corresponden los petroglifos de las plazas, solo asocia el material arqueologico encontrado en las excavaciones a los grabados. En nuestra opinion, es posible Ia existencia de distancia cronol6gica entre el material encontrado en un yacimiento y el arte rupestre del sitio, debido a Ia diversidad compleja de culturas que nos anteceden. El Dr. Peter Roe, por su parte, ha tratado de establecer una cronologfa. En su publicacion sugiere una asociaci6n entre los petroglifos de las primeras y segundas fuses del ultimo perfodo ceramico, entre 600 y 1200 A.D. Segun Roe, las piedras grabadas que alinean plazas ceremoniales en Ia isla, se consideran rasgos de Ia Cultura Tafna, con fechas en aproximadamente 1200-1500 A.D. Roe, utiliza como base los disefios del Parque 10
Fewkes 1907;Ayes 1986) 11 En su publicacion "A preliminary report on pctroglyphs in Puerto Rico: ( 1960)", ella (Flaherty Fmsseno I menciona que... "En Puerto Rico espcramos, pur lo menus, podcr trazar ciertos desarrollos estilfsticos, segtln ocurrcn (si ocurren) con relaci6n a otms areas :mlillanas y puntos de origen en Sur America. Supuniendo que es correcto cl fcchamiento de Rouse, de los pc1roglifos en Puerto Rico, pam los dos tlltimos pcriodos de su cronologfa para Ia prehistoria puenorriqueiia, enlonccs, el desarrollo de un estilo local corrcspondieme a Ia evolucion de la Cullum Tafna, Ia cual se desarrollo en Puerto Rico y se di spcrsu hacia el inlerior y el oeste durante dicho periodo. debe scr discernible en el ane pctroglflico de la isla." (Frasseno 1960). 12 Davila menciona... "Lograr identificar y estudiar los restos arqucologicos allf cncontrados, pam usf poder adquirir conocimicnto sobre las fonna.~ y sistemas de vida del doblamiento prehispanico ..." "Adema.~. mcnciona que estc tipo de cstudio y documcntacion arqueol6gica ayudar.i en el futuro, a lrabajos sobre analisis compamtivos de diseiio.'Tesis: Arqueologia de Mona, 1003. 13 (Davila 1976) 29
HUELLAS DE DIFUSION
Ceremonial lndfgena de Tibes, en Ponce, para exponer su argumento, ya que dichas plazas, Roe las considera asociadas a los periodos culturales Elenoide y Ostiones, segun el sistema de Rouse. 14 El arqueologo Jose Rivera, en su tesis sobre Ia Prehistoria de Cayey, expreso que Roe trata de llevar a cabo una seriacion de los diseiios y tendria que delimitar Ia secuencia evolutiva de los mismos. Rivera aiiade que el planteamiento de Roe sugiere, que dentro de los mismos sistemas existentes, se pueden estructurar seriaciones de los motivos variados del arte indfgena y que su seriaci6n comienza en Ia fase "Eienan Ostionoid" y continua una evoluci6n hasta llegar al "Chicoide". 15 Por nuestra parte, entendemos que Peter Roe ha propuesto clasificaciones especificas para los motivos del arte rupestre asociado a las culturas Pretaina y Taina, que podria ayudar a ordenar una cronologfa general. Veamos como diversos especialistas seiialan, que existe en algunas islas de las Antillas Menores, asf como en America del Sur, una difusi6n en terminos tipol6gicos del arte rupestre. 16 Estos especialistas han hecho intentos de interpretacion. Segun Marcia Veloz Maggiolo, constituyen un primer intento de interpretacion etnica, en donde se toman en cuenta algunos aspectos arqueol6gicos. 17 El Dr. Agustfn Stahl present6 una descripcion de los grabados vistos por el en Ia Cueva de las Golondrinas, en el Municipio de Manatf. 1R Alphonse L. Pinart, ayud6 a Ia localizaci6n y descripci6n de sobre trece Jocalidades de petroglifos en Puerto Rico. 19 En estos casos, Ia contribuci6n consiste en realizar hallazgos y descripciones de diferentes petroglifos, algunos de ellos estan pintados en color rojo. Cayetano Coli y Toste, en su publicaci6n de 1897, describe Jo que observ6 en Ia Cueva Miraftores, dice que habfa piedras con grabados o puntos ovalados formando bocas y ojos. Coli y Toste seiiala que en una de las paredes tenfa una cara desarrollada con lfneas hacia afuera, ademas de puntas representando los ojos y boca.20 El Dr. John Alden Mason, arque61ogo norteamericano, encontr6 pigmentos de colores negro y marr6n en Ia pictograffa de Ia Cueva de Luisa Soler, en el barrio Angeles del Municipio de Utuado. 21 El Dr. Ricardo E. Alegria informo
unos petroglifos Jocalizados en Ia Cueva de los Indios, en el sector Pinones del Municipio de Lofza. Logra describir petroglifos rellenos con pintura. 22 En 1973, el Dr. Jose R. Oliver hace una descripci6n de varios conjuntos de petroglifos representados esquematicamente en un plano elaborado de Ia cueva El Convento. En 1998, hace uso de una metodologfa comparativa donde incluye algunos aspectos especfficos de America del Sur. lnterpreta Ia iconograffa de Caguana e intenta enmarcar Ia situaci6n hist6rica, social y politica de las culturas.23 El arque6logo Carlos Ayes realiz6 un estudio en La Cueva Las Ortigas, (1986), al norte de Puerto Rico, en el barrio Sabana del Municipio de Vega Alta. Elaboro un mapa del sumidero y fotografi6 los petroglifos, el material de ceramica recolectado en Ia superficie, corresponde a Ia Cultura Tafna. Segun lo establecido por el arque6logo, solo se lim ito a Ia descripci6n de cada uno de los petroglifos, ya que hasta el momenta es imposible el interpretar los motivos. En 1984, el arque6logo Miguel Rodriguez realiz6 el estudio arqueol6gico del Valle Del Rio Cagtiitas y pudo detectar y describir Ia presencia de nuevos petroglifos. 24 En 1991, el Centro de Investigaciones del Instituto de Cultura Puertorriquefia, realiz6 una investigaci6n en tres lugares con arte rupestre en los municipios de Jayuya, Las Piedras y Carolina. Los investigadores documentaron y realizaron reproducciones de una serie de petroglifos. De otro modo, el Dr. Osvaldo Garda Goyco realiz6 una investigaci6n sobre posibles mitemas en el arte rupestre antillano precolombino. Ofreci6 14 (Roc 1
1991)
~(River.t 1996)
16 (Meggers
1998)
17 A finales del siglo XIX, obms como Historl'liftlw Origi11. Ca.wom.r Religio11, \Vars wrd Tnwe/J tif the Carib.\¡ Samge.f tif tire Antilles in Arm!rim, de De la Borde, conslituyen un primer intcnto de in1crpre1aci6n elnica. en donde se loman en cucnta algunos aspcclos arqucol6gicos... (Velot. 2009). 18 Piclogmfias indo¡borincanas dellilor.!l, por Slahl. 19 (Pinart 1890)
20 (Stahl
21
1897)
(Mason 1941)
22 (Alegria 1941) 23 (Oliver 1973
24 (Perez
2006)
y 1998)
11
HUELLAS DE DIFUSI6N
una posible interpretacion de seres mitologicos reflejados en escenas presentadas a troves de petroglifos y pictografias en el contexto paisajista.23 Segun Ia Dr. Alberta Zuchhi, en una publicacion sobre Ia diaspora de los arahuacosmaipure en el norte de Suramerica y el Caribe, menciona que su proceso de escritura esta basado en hitos geogrnficos como resultado de Ia accion humana de seres miticos. Zucchi menciona que Santos Granero, se refirio a topogramas que incluyen elementos del paisaje modificados por el hombre, incluyendo petrogifos y pictograffas, asi como otras senates realizadas intencionalmente. El trabajo de investigaci6n trata de sintetizar las evidencias arqueol6gicas, linguisticas, etnograficas, asi como Ia informacion mitol6gica y Ia tradicion oral obtenida en el alto y medio Orinoco, areas tradicionalmente ocupadas por grupos arahuacos-maipure. Esta nueva informacion aporta datos importantes relacionados con Ia diaspora de estos grupos desde el Amazonas hasta el Caribe. 26 En 1985, Cornelius Dubelaarcompar6 petroglifos de las Antillas con los de America del Sur. Dubelaar se concentr6 en Ia documentaci6n del arte rupestre desde parte de America del Sur y las Antillas, y pudo observar Ia repetici6n de algunos petroglifos para el area del Caribe. Mencion6 que para el Caribe, Ia mayor parte de las representaciones son antropomorfas. Dice que estas manifestaciones podrian ser algun tipo de alusi6n a clanes totemicos, entendiendo un clan como un grupo de parentesco unilineal cuyos miembros se consideran descendientes de un antepasado com tin, pero que no pueden trazarse geneal6gicamente.27 Segun, Zucchi, el modelo ideal de una fratia arahuaca-maipure esta
organizada en cinco clanes jerarquizados. 28 AI igual que los aborigenes tienen un proceso de historia oral, dentro de esto se mencionan cuentos, mitos, leyendas, etc., existe Ia probabilidad que algunos de estos petroglifos, pudieran representar algun tipo de clanes o de identificaci6n de algun cacique o Jefe en particular.29 Segun Jay Haviser, Dubelaar distingue el arte de Ia roca en dos regiones de las Antillas: los de las Antillas Menores (Ia cadena de las islas que conectan Venezuela del noreste con Puerto Rico incluyendo Trinidad y las Islas Virgenes) y los de las Antillas Mayores (Cuba, Hispaniola, Ia Republica Dominicana y Haiti, Puerto Rico, Jamaica, y las islas Caiman). Dubelaar no incluy6 Aruba, Curar;ao y Bonaire, como parte de las Antillas Menores, ya que entiende que Ia comunicaci6n del arte en Ia roca en estas islas, se relacionan con el continente. Sin embargo, los estudios recientes han demostrado que un diseno o una relaci6n de Ia tecnica entre las pin turns de Ia roca en las tres islas y las encontradas en Cuba y Ia Republica Dominicana, forman una unidad cultural del arte en el Caribe. Dubelaar distingi6 el arte de las Antillas Mayores por los adomos dominantes, pero reconoci6 rasgos en Ia isla de Grenada, de ambas subregiones antillanas, Mayores y Menores. Tambien observo que en algunas de las Antillas las tecnicas del grabado en Ia roca eran casi unicas, mientras que las islas de las Antillas Mayores tenian mas enfasis en tcknicas de Ia pintura. Esto observaci6n representa una significativa contribuci6n a Ia investigacion del arte rupestre en esta zona.30 23 ( Goyco 2008) 26 (Zucchi
27(Namla
2008) 1982) (Goyco 2008} (Zucchi 2003}
28(Zucchi 2003} 29 (Goyco 2008) 30 (Haviser
2006)
Segun Ken Wild, Ia mayor parte de los petroglifos elaborados en las plazas, pueden ser interpretados como Ia creaci6n de deidades de los Tainos, descritas por cronistas a principios de los 1500. Wild Lrata de establecer una comparaci6n entre diversos sitios con materiales cenimicos para detenninar su importancia. La comparaci6n Ia hace explfcitamente con Ia iconografia de Ia ceramica y Ia del arte rupestre.31 En el 2000, Ia arque61oga Maritza Torres Martinez desarrollo una intervenci6n de arqueologia de contrato en Ia Cueva Media Luna, del Municipio de Toa Baja. El proyecto fue muy limitado por su naturaleza urgente, consisti6 unicamente en realizar una documentaci6n e inventario del arte rupestre en una cueva, en Ia cual document6 petroglifos en Ia entrada y en su interior, restos de una vasija aborigen con grabados incisos, asociada al estilo Esperanza de Ia cultum Tafna. Entre las Antillas, Ia difusi6n de este arte en Puerto Rico es reconocida mundialmente por los peritos en Ia materia, como uno de los lugares donde el arte rupestre lleg6 a un desarrollo maximo.32 La gran variedad de formas o elementos del diseno, Ia tecnica y Ia distribuci6n geognifica en toda Ia Isla, indican una amplia difusi6n de esta manifestaci6n. Por otro lado, Ia gran cantidad y amplia difusi6n en las Antill as y en America del Sur del estudio del arte rupestre, ha tornado un nuevo auge en las investigaciones arqueol6gicas. Nuevas investigaciones indican que el arte rupestre puede verse como una nueva vfa de estudio y anal isis sobre las culturas.33 Es probable que el arte rupestre se haya desplazado del continente hacia las Anti lias, al moverse sus propios portadores culturales, creando una migraci6n hacia el Caribe. Por Jo tanto, estos disenos consisten en transmisiones de ideas que pusan de una cultura a otm.J-1
Por consiguiente, antes del significado hay que identificar, hasta donde sea posible, a que grupo cultural pertenece cada una de estas imagenes o motivos. Lo importante acerca de estas producciones en el arte rupestre es su diversificaci6n, variubilidad y su ambiente geogr.ifico. En Ia isla existe evidencias iconograficas abstractas o lineales, algunus estan elaboradas sobre Ia superficie de vasijas, ya sea con decoraci6n pintada o incisa. 36 Partiendo de un marco general, donde toda sociedad esta por encima del individuo, en su concepto polftico y religioso, es Ia misma sociedad quien "ha clasificado a los seres en superiores yen inferiores, en amos que mandan y subditos que obedecen".)7 Observando algunos de los conceptos te6ricos del difusionismo en algunos investigadores, sostiene que toda cultura humana se propag6 por contacto cultural, ya sea por difusi6n, aculturaci6n, transculturaci6n y/o udopci6n, entre otros. Segun Gordon Childe, existe un difusionismo moderado en el que los cambios se deben, en parte a las condiciones sociales de los grupos humanos. lguulmente, Schmidt y Graebner, senalan que toda idea humana, sea en el campo lingtiistico, tecnol6gico, social o artistico, es potencialmente tmnsferible. Ahora bien, cada investigador tmtu de exponer, de una fonna u otra, que en cada sociedad existen trudiciones y muchas de estas se trasladan a los nuevos lugares donde ellos se establecen.3" Los estudios arqueol6gicos en Ia isla, llevados a cabo por los arque61ogos Dr. Froelich Rainey y el Dr. Irving Rouse, condujeron unicamente a establecer un esquema clasificatorio de tiempo y espacio sobre los grupos aborfgenes. 39 Rouse, confeccion6 un esquema clasificatorio, en el cual estableci6 los periodos culturales y las series cronologicas para Puerto Rico y el Caribe. Este modelo divide Ia secuencia temporal
MANIFESTACI6N DE ARTE RUPESTRE EN LOS PRIMEROS ARAHUACOS CERAMISTAS HUECOIDES V SALADOIDES
A Jo largo de Ia Historia, Ia imagen ha supuesto una fonna de expresi6n y comunicaci6n de todos los pueblos. Precisamente por ello, constituye un lenguaje aut6nomo con sus propias nonnas y c6digos de interpretaci6n. 35
ll (Wild 2009)
ll(M.F. Fmssctto 1960)(0avila 1976) 33 (Perez 1995) 3~(Fernandez
2010)
35 (Zucchi 2005) 36 (Roc
2005) (Wild 2009)
37 (Cisclli
3M
2006)
(Goyco 2005) (Zucci 2005)
39 (Rouse
1952)
JJ
HUELLAS DE DIFUSI6N
ocupacional en cuatro culturas o perfodos de tiempo (Arcaico, Saladoide, Ostionoide, Chicoide). Los arqueologos Luis Chanlatte Baik e Ivonne Narganes del Centro de Investigaciones Arqueologicas de Ia Universidad de Puerto Rico, presentaron un nuevo esquema cultural clasificandolos en perfodos ceramistas ..w En su diseiio postulan una nueva version sobre el desarrollo poblacional de los grupos aborfgenes pre-hispanicos. 41 En su concepcion, establecen una migracion de grupos pobladores pre-ceramicos, dos migraciones de pobladores agro-alfareros y varios desarrollos locales.42 Estos especialistas, Rainey, Rouse, Chanlatte y Narganes, consideraron las diferentes iconografias en Ia ceramica, como uno de sus puntas principales. Siguiendo el paralelismo iconografico, de los dos esquemas culturales para los aborfgenes de Puerto Rico, delineamos nuestro trabajo de investigaci6n bajo estos mismos parametros.43 Los diseiios utilizados para decorar Ia ceramica de un grupo, presentan una distribucion regular, consistencia e identidad de forma y omamentacion como para poder clasificarlos. Segt.in nuestras investigaciones, estos primeros grupos arahuacos ceramistas llamados Huecoides y Saladoides, tambien desarrollaron el arte rupestre en Ia Isla. El ser humano es de naturaleza compleja, especial mente cuando se trata de conocer su entomo natural. Ninguno de los aborfgenes que existieron en Puerto Rico dejo documento escrito alguno. Es buena razon para prestar atencion y tamar con suma cautela lo que dicen las cronicas sobre Ia elaboracion de este arte en particular. No hay referenda escrita de los cronistas donde expresen que ellos vieran, le contaran o presenciaran, Ia elaboraci6n del arte rupestre entre los aborfgenes "tainos". Los cronistas entendfan que los aborfgenes le daban importancia a varias casas como su jefatura, Ia genealogfa de cacique, el recitar de las historias orates del pueblo, memorias dellinaje, sus clanes y otros. En algunos casas una figura mitol6gica puede ser el presunto antepasado comun.44 Los clanes tienen a menudo un totem (fdolo), caracterfstica o ser de Ia naturaleza con quien se vinculan y se comportan de una manera especial (Goyco 2005; Zucchi 2005).
Estos pobladores llamados Arahuacos (Huecoides y Saladoides) son portadores de una excelente tradicion ceramista, enfatizando en sus cenimicas una iconograffa pintada blanco sobre rojo y otras con incisiones sin pintar.4~ En Ia actualidad, algunos investigadores te han adjudicado el arte rupestre a los aborfgenes tainos y no a las diversas sociedades sedentarias agroalfareras que los antecedieron. Se ha podido trazar Ia procedencia de Ia ceramica Saladoide en las Antillas Mayores (Santo Domingo y Puerto Rico) y Menores, desde el norte del continente Suramericano, donde lingtifsticamente estan asociadas al tronco arahuaco. 46 Ian Hodder, nos menciona que un hecho visible se relaciona casual mente con otro hecho visible, vemos como los Saladoides, de forma analoga, copian su diseiio de identidad, de Ia ceramica a Ia roca:U Estos diseiios iconograficos, consisten en las siguientes descripciones observadas: primero, una doble linea organica simetrica con terminaciones en forma de espirales en ambos extremos. Segundo, una sola linea organica cuya terminacion es en forma de espirat, en los dos extremos. Tercero, una lfnea cuya terminaci6n es en forma de espiral, en los dos extremos, pero ambos espirales opuestos. Cuarto, una linea con terminaci6n en espiral en un solo !ado, lo mismo ocurre a Ia inversa. La siguiente situaci6n tambien es posible, un diseiio se pudo trazar una sola vez en una sociedad y epoca, creando un rasgo iconografico cultural distintivo, como es en este caso, el cual se disemino por contacto o prestamos culturales, con Ia interaccion entre diferentes sociedades. Si los Huecoides y Saladoides disponen de iconografias, son capaces de construir conceptos y lenguaje. Las representaciones pict6ricas son Ia via principal de transmision de Ia cultura y el vehiculo primordial del pensamiento, es el puente que permitira abrir canales de comunicaci6n con todo lo que nos 40 (Chanlattc 41
y Nargancs 1980)
(Chanlaue y Narganes 1980)
4 2 (Chanlaue y Narganes 1980) H (Wild 2009) 44 (Goyco 2005)
4s(Chanlatte
46
(Zucchi 2005)
y Narganes 1980) (Rouse 1952)
(Rouse 1986)
47 (Hodder 1988)
Rtrlslll ICI'I nummâ&#x20AC;˘ 2~
rodea.48 La iconograffa es Ia fuerza extemamoral, social y normativa de las sociedades, es Ia conciencia colectiva, que resume el conjunto de creencias y sentimientos comunes y Ia que moldea at individuo en el diario vivir, segun su entomo.49 El arte rupestre es parte del conocimiento que surge como resultado de Ia interacci6n social en Ia relaci6n con los demas, a mayor interacci6n social, se amplfa el aprendizaje. Segun el desarrollo de las culturas, no se puede olvidar los procesos de transici6n de los disenos, ya que estos se encuentran en constante transformaci6n.50 SURGE UNA NUEVA POSTUAA
La terminologia arqueol6gica no es de modo alguno "standard", Por costumbre se han nombrado sitios y estilos arqueol6gicos, basados en criterios no uniformes, ni siempre respaldados por Ia 16gica. Ue ahi que Ia nomenclatura arqueol6gica sea, en Ia mayoria de los casas mas compleja. EI criteria que impera en Ia actualidad, ha optado por algunas normas, se nomina un estilo o cultura por el nombre del sitio en que fue ubicado inicialmente, o por el Iugar donde aparece determinado estilo en su forma pura, aislada. El nombre dado a una particularidad cultural que se ha hecho derivar de un sitio geografico no implica, naturalmente, que este s6Jo se manifieste en el yacimiento cuyo nombre lleva (Kauffmann). Revisando los procesos te6rico-metodol6gicos, hemos estado siguiendole Ia pista con cautela a los simbolos encontrados versus los esquemas establecidos por los investigadores y cientfficos que al pasar de los anos, han mejorado sus propios resultados y han actualizado sus conocimientos, corroborando una y otra vez los planteamientos hipoteticos de sus corrientes epistemol6gicas. De esta manera, hemos logrado establecer Ia
configuraci6n simbol6gica concemiente a los primeros arahuacos ceramistas que habitaron Puerto Rico. Debo dejar claro que, como parte de nuestro metodologia, hemos utilizado una y otra vez algunas de las investigaciones de los autores mencionados, hemos aceptado algunas y descartado igualmente, aquellas corrientes que nose mantienen fuertes durante los ejercicios de corroboraci6n y hemos seguido Ia pista de las manifestaciones culturales en los Huecoides y Saladoides. Segun los resultados de nuestras investigaciones, tenemos evidencia clara de una diversidad de disenos propios, representativos de estos aborigenes arahuacos ceramistas, Huecoides y Saladoides, tallados sabre piedra. Exponemos por primera vez, ante Ia opinion publica, nuestra postura y algunos de los motivos que adjudicamos como propios de estas manifestaciones culturales. No sin dejar claro, que Jes estamos presentando como primicia solo los resultados iniciales de nuestras investigaciones, que han seguido extendiendose. Para futuras investigaciones, trataremos de trazar Ia distribuci6n geografica de los petroglifos Arahuacos Hueocoides y Saladoides, basta donde sea posible, en Puerto Rico. Existe Ia posibilidad de que estas manifestaciones pudieron haber llegado basta nosotros, en el caso de Puerto Rico especificamente, por intercambios diversos, aculturaci6n, transculturaci6n y relaci6n de clanes entre los diversos grupos, asi como tambien es posible Ia existencia de a!gun tipo de estructura elemental o basica del parentesco.51 4B(Vyg01sky 1962) (Lc!Vi¡Strauss 2002, 16) 49 (Ciselli
2006) (Levi-Strauss 2002)
50 (Alvarez I993) (Meggers 1998)
51 (Levi-Strauss 2002) (Goyco 2005) (Zucchi 2005)
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HUELLAS DE DIFUSION
Es de esperarse, que en el continente americana, tambien surjan estas iconograffas y que haya existido el intercambio de diseiios en mayor o menor proporcion. En algunos lugares, hemos investigado Ia presencia de estos diseiios en petroglifos y cer.imicas, lo que da a entender Ia existencia de una relacion directa o indirecta de estos aborigenes en las Antillas. Es de esperarse que este proyecto de investigaci6n continue, para poder adquirir mayor informacion sobre este arte y su difusi6n, desarrollo y posible evoluci6n en el Caribe. Consideramos que Ia iconografia de estos primeros arahuacos ceramistas Huecoides y Saladoides, constituye una importante manifestaci6n del arte rupestre antillano, al igual que gran parte de los artefactos asociadas, reflejan un estilo unico que los distingue. Coincidimos con el argumento de Johnson, en que el senti do comun no bao;ta pard realizar excelentes trabajos de investigaci6n. 5 ~ No pretendemos hacer solamente un examen exhaustivo en este trabajo, para el cual es necesario considerar una serie de rasgos como caracteristicas, formas, campos de composicion, elementos y motivos decorativos, asi como las formas simetricas, entre otros elementos cultumles. Nuestro interes es dar a conocer una serie de iconografias que se manifieslan en las ceramicas Huecoides y Saladoides, que fue plasmada en el arte rupestre de Puerto Rico, y que se inicie una via para poder tratar de llegar a su posible interpretacion. II 52 (Johnson 2000>.
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La arqueologia d~l imaginario
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Los cronista espafiotes £rente al arte taino Sebastian Robiou Lamarche
Las imagenes tainas vs. las imagenes cristianas
no registrados en su mitologfa, Ia literatura oral por Ia cual explicaban todo lo creado en el tiempo de los origenes. Por eso en un principia los espaiioles fueron considerados "venidos del cielo", seres enviados por los seres sobrenaturales, pues para Ia cosmovision taina su presencia no podfa explicarse de otra manera-. A fin de cuentas, Ia guerrn de las ideaS que empezaba a"mparada en Ia cruz y Ia espada cambiaria esa conceptualizaci6n del tafno.
E
n las Antillas se inici6 el cboque entre los imaginarios del Viejo y Nuevo Mundo. Si Ia imagen artfstica, junto con Ia escritura, constitufa un media de expresi6n y co!_llunicaci6n para Ia cultura europea de entonces, para el talno las imagenes tallada5, moldeadas, grabadas y pintadas eran el unico recurso material para transmitir y preservar su cuhura.
De suerte que en poco tiempo las imagenes cristianas comertzar.on a oponerse e imponerse a las tafnas por media de Ia persuasion o Ia fuerza. Se inici6 asi en America lo que Serge Gruzinski ha llamado Ia "guerra de las imagenes" (La guerra de las imagenes, Fonda de Cultura, Mexico, 1994). Para el tafno las imagenes cristianas eran sfmbolo del poder de aquellos barbudos
..
Varios hechos documentados demuestran Ia uctitud primaria asumida por los t; fnos frente a las imagenes cristianas. Fray Ramon Pane anota en su valiosa Relaci6n (Relaci6n acerca, de las antigtiedades de los indios, version de Jose Juan Arrom, Siglo XXI, Mexico, 1974) lo ocurrido en el cacicazgo de Guarionex de La Espanola a finales del sigio 15. Resuha que seis tainos tomaron las imagenes depositadas en un oratorio allf construido, las tiraron al suelo, "las cubrieron de tierra y despues orinaron encima, diciendo:
.....
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•
'Ahara seran buenos y grandes tus frutos' . Y esto porque las enterraron en un campo de labranza, diciendo que seria bueno el f~to que alii se habia plantado". Sin duda, aquellos tafnos efectuaron un ritual de fecundidad pensando que las imagenes cristianas eran mas poderosas que sus propios cemfes agricolas. No obstante, el acto fue «;onsiderado un sacri.legio y los seis inocent!!S talnos fueron sentenciados a Ia boguera. A todo esto, segun escribe Pane, en el Iugar donde estuvieron enterradas las imagenes, "habfan nacido dos o tres ajes [batatas], como si hubiesen puesto el uno por).nedio del otro, en fonna de.
cruz".
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Otr~ significativa historia tuvo Iugar tiempo despues en Cuba. La documenta Bartolome de Las Casas en su Historia de las lndias (Fonda de Cultura, Mexico, 1951 ). El conquistador Alonso de Ojeda y un grupo de espanoles, perdidos en las cienegas del sur de Cuba, llegaron finalmente al poblado de Cuefba. "Trafa Hojeda en su talega, con su comidilla, una imagen de Nuestra Senora, muy devota y maravillosamente pintada, de Flandes". Ojeda, cumpliendo una promesa hecha, construy6 una ermita u oratorio con altar y le entrego Ia imagen al cacique del Iugar, "dando alguna noticia de las casas d.e Dios a los indjos, segun que €1 pudo hablarles, diciendbles que aquella imagen significaba Ia ' Madre de Dios'1• Cuando anos mas tarde un sacerdote trat6 de recuperar Ia devota·imagen trocandola por otra, el cacique aprovech6 Ia oscuridad de Ia noche y se llev6 consigo Ia imagen a los montes. Segun Las Cm;as, de nada sirvieron los mensajes que le enviaron al cacique con Ia promesa de no quitarle Ia imag'en mariana, pues solo regres6 cuando los espanoles se fueron.
"Era maravilla Ia devocion que todos ten ian, el senor y subditos, con Santa Marfa y su imagen. Tenian compuestas coro coplas con motetes y cosas en loor de Nuestra Senora,
que en sus bailes y danzas, que llaman areftos, cantaban", concluye Las Casas. En otro caso similar tambien acaecido en Cuba y citndo originalmente por Pedro Martir de Angleria en sus Decadas, se menciona una imagen de Ia Virgen Maria reverenciada en Ia provincia de Macaca. Los indfgenas Ia tenfan ''rodeada de joyas y vasijas de barro llenas de comida y agua, pues esto era lo que en vez de sacrificios daban a Ia imagen al tenor de sus antigun religion de los zemes [cemies]". En ambos casas citados habfa ocurrido un sincretismo religioso: Ia Virgen Maria, Ia Madre de Dios cristiana, habfa sustituido o al menos se habfa equiparado a Ia poderosa Atabey, Ia Gran Madre de los tafnos.
Crist6bal C61on
I
Por otra parte, para los conquistadores y colonizadores espanoles los objetos tainos posefan una variada valencia: eran estimados cuando estaban confeccionados con el anhelado oro, o se consideraban una representacion diabolica que debfa ser destruida. En algunos · casos s~ tenfan por piezas exoticas que podian terminar en los "gilbinetes de curiosidades" de algunos cultos renacentistas. Desde Cristobal Colon basta cronistas posteriores como Ramon Pane, Bartolome de Las Casas y Gonzalo Fernandez de .Oviedo, las imagenes del imaginario tafno tendrian diferentes interpretaciones.
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LA ARQUEOLOGiA DEL IMAGINARIO
En llegando en tierra, el rey [Guacanaganl vino a recibir a! Almirante y lo llev6 de brazos a Ia casu, donde tenia un estrado y sillas en que sen to al Almirante y luego se quito Ia corona de Ia cabeza y se Ia puso a! Almirante.
El otro descubrimiehto de Cristobal Co16n El perdido Di; rio del primer viaje colombino, tnmscrito parcial mente por Las Casas en su Historia de las lndias, permite conocer las primeras impresiones de Cristobal Colon en relaci6n al arte tafno. Recorriendo Ia costa norte de Cuba y La Espanola en 1492, anota Hneas como las siguientes:
Se trata, indudablemente, de los llamados dujos o dulws, asiento ceremonial de Ia jerarquia taina. En su obra Historia del Almirallte, Fernando·Col6n incluye una extensa pero importante cita de su padre, Ia cual se divide en parrafos para facilitar su lectura.
Hallaron muchas estatuas en figuras de mujeres y muchas cabezas a manera de caratona [car.itula], muy bien Iabradas. Nose si esto tienen por hermosura o adoran en elias.
Idolatrfa u otra secta no he podido ·conocerles, aunque sus reyes, que son muchos, lli.nto en_la Espanola como en todas las demas islas y en Tierra Firme, tienen una casa para cada uno de ellos, separada de Ia poblaci6n, en Ia_cual no hay otra cosa sino imagenes de madera, labradas en relieve, que ellos llaman cemfes, ni c. en esa casu se trabaja para otro efecto o servicio sino ~ para estos cemfes, con cierta E ceremomnia y oraci6n, ~ "' que van a hacer aiH, como J: § nosotros a Ia iglesia.
Porque yo vi que esta gente no iiene secta ninguna ni son idolatras, salvo muy mansos, y credulos y conocedores que hay Dios en el cielo, y firmes que nosotros habe.nos venido del cielo, y muy prestos a cualquier oraci6n que les digamos que digan y hacen Ia seiial de Ia cruz.
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Haliaron tambien los manneros en una casa una En esta casa tienen cabeza de hombre dentro de una mesa bien labrada, de lin cesti llo, cubierto con otro Crist6bal C61on forma redonda, como un cestillo y colgado de un poste en Ia cual hay unos polvos, que ponen tajador, de Ia casu, y de Ia misma manera hallaron otra en en Ia c ~beza de dichos cemies, hacienda cierta otra poblacion. Crey6 !!I Ahhirante que debia ser ceremonia; despues con una cana de dos ramos, de algunos principales dellinaje, porque aquellas que se meten en Ia nariz, aspiran este polvo. Las casas eran de manera que se acogen en elias palabras que dicen no las entiende ninguno de mucha gente en una sola, y deben ser parientes los nuestros. Con el dicho polvo s~ ponen fuera descendientes de uno solo. ·de tino, volviendose como borrachos. Le ponen Envi61e un cint? que en Iugar de bolsa traia un nombre a Ia dicha estatua, que creo sera el del una caratula que tenia dos orejas grandes de oro padre, del abuelo 0 de los dos, porque tienen mas de martillo, y Ia lengua y Ia nariz. Trajeron a! de una, y otros mas de diez, todas en memoria Almirante una gran caratula, que tenia grandes como he dicho ya de algunos de sus antecesores. pedazos de oro en las orejas y en los ojos y en Bien los he oido que alaban a una mas que a otras partes, Ia cualle dio con otras joyas de oro otra y los he visto tener mas devoci6n y l}acer que el mismo reyhabia puiesto al Almirante en mas reverencia a una que otra. Y se precian los Ia cabeza y al pescuezo. caciques y su gente de tener mejores cemfes unos que otros. j
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Y cuando van a e~tos sus cemfes y entran en Ia casa donde estan, se guardan de los cristianos, y no les dejan entr~; al contrario, si tienen sospechas de su venida, se llevan el cemf _o los cemfes, y los esconden en los bosques, por miedo de que se los quiten. Y, lo que es mas de reir, tienen entre ellos Ia costumbre' de robarse unos otros los cemfes.
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Y suc~dio que en una oc;si6n ... entraron los ~ristianos con ellos ~n dicha casu, y de pronto el cemf grito fuerte y hablo en Ia lengua de ellos. De to que se descubrio que era fabricado artificiosamente, porque, siendo hueco, tenfan acomodada a Ia p~rte inferior una trompa o ~ cerbatana, Ia cual salfa a un !ado obscuro de Ia casa, donde estaba una persona que hablabu lo que el cacique querfa que dijese [ ... ]. El cacique, viendo que los nuestros habfan descubierto Ia cosa, con gran instancia les rogo no dijesen nada a los indios sus vasallos ni a otros, porque con aquella astucia a todos los tenfa en obediencia. De esto esto podemos decir que haya algun color de idolatrfa, pues creen que el que habla es el cemf y todos en general son engaiiados, lgualmente Ia mayor parte de los caciques tienen tres piedras las cuales ellos y su gente tienen grati devocion. La una dicen que es buena para los cereales y las legumbres que han sembrado; Ia otril para parir las mujeres sin dolor, y Ia tercera para el agua y el sol cuando los han menes~er. Mande a Vuestra Alteza tres de estas piedras.[ ... ] y otras tres las llevare conmigo. , Por todo lo visto, Cristobal Colon fue el descubridor de los cemfes, de sus categorfas, poderes y hasta manipulaciones. Fue tambien el primero en conocer las joyas de los tafnos, en sentarse en un duho y en describlr lo que serfa el rito de Ia cohoba celebrado en el caney por el cacique y su sequito. Colon duda en considerar idolatrfa esa ceremonia y de ver en aquellos cemfes Ia imagen del demonio. En Ia pionera vision colombina, el tafno era mas bien un desnudo, robusto e inocente servidor, fad! de cristianizar. 0 sea, un potencial vas!Uo para Ia.... corona.
La ecminime version de fray Ramon~ Pane En su mentada Relaci6n ace rca de las antigiiedades de los indiost Pane recopil6 lo que pudo de Ia mitologfa, las deidades y rituales de cierta zona de La Espanola. Es, a pesar de sus limitaciones, una fuente obligatoria para conocer el imaginario de esta cultura centro-antillana. Cada uno, al adorar los fdolos que tiene en casa, llamados por ellos cemfes, observa un particular modo y superstici6n. Todos o Ia mayor parte de los de Ia isla Espanola, tienen muchos cemfes de diversas suertes. Unos contienen los huesos de su padre, y de su madre, y parientes, y de sus antepasados; los cuales estan hechos de piedra o de madera. Y de ambas clases tienen muchos; algunos hablan, y otros que hacen nacer las cosas que comen, y otros que hacen llover, y otros que hacen soplar los vi~ntos. ~os cemfes de piedra son de diversas hechuras. Hay algu"nos que dicen que los medicos [chamanes 0 behiques] sacan del cuerpo, y los enfermos tienen que aquellos son los mejores para hacer parir a las mujeres preiiadas. Hay otro que hablan, los cuales tienen forma de un nabo grueso, con \las hojas extendidas por tierra y largas como las de las alcaparras; las cuales hojas, por Jo general, se parecen a las del olmo; otros tienen tres puntas, y creen que hacen nacer Ia yuca.
Y algunas veces tienen por cierto que aquellas piedras son buenas, y ayudan a hacer parir a las muj~res, y las guardan con mucho cuidado, envueltas en algod6n, metiendolas en pequeiias cestas, y le dan de comer de Jo que ellos comen; y lo mismo hacen con los cemfes. que tienen en casa. Algun dfa solemne, en que llevan mucho de comer, pescado, carne, 0 pan, 0 cualquier otra cosa, ponen de todo en Ia casa del cemf, para que coma de aquello el dicho fdolo. AI dfa siguienle llevan todas esas viandas a sus casas, despues que ha comido el cemf. Y asf Jes ayuda Dios como el cemf come de aquello, ni de otra cosa,
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. LA AROUEOLOGfA DEL IMAGINARIO
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siendo el cemf cosa muerta, hecha de madera.
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Los de madenrse hacen de este modo: cuando alguno va de camino dice que ve un arbol, e! cual mueve Ia rafz; y el hombre con gran miedo se detiene y le,pregunta quien es. Y -elle responde: "Llamame un behique y el ~dini . quien soy". Y aquel hombre, ido al susodicho medjco, le dice lo que ha visto. y el hechicero 0 brujo corre enseguida a ver el arbol de que el otro le ha hablado, se sienta junto a el, y le hace Ia cohoba ... Hecpa Ia cohoba, se pone de pie, y le dice todos sus tftulos, como sifueran de Ult gran senr, y le pregunta: "Dime quien eres, y que haces aqui', y que quieres de mf y por que me h~ hecho Hamar. Dime si quieres que te corte, o si .quieres venir conmigo, y $ c6mo quieres que te Ileve, que yo te construire una casa con hereda'iJ[l,abranza]". Entonces aquel arbol o cern!, hecho fdolo o diablo, le responde dicien-dole Ia l'o rma en que qulere que lo haga. y el lo corta y lo hace del modo que le ha ordenado; Ie fabrica su casa con heredad, y muchas veces a! ano le hace Ia cohoba. La cual cohoba es para hacerle oraci6n, y para complacerlo y para preguntar y saber del dicho cemf las cosas malas y buenas y tambien para pedirle riquezas.
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Y esta cohoba se Ia hacen no s61o a los cemles de piedra y de madera, sino tambien a los cuerpos de los muertos.
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Por lo cual todos fi1lcen aquel ayuno en honor de los cemfe!! que tienen, para saber si alcanzaran victoria sobre sus enemigos, para . adquirir riquezas o por cualquier otm cosa que desean. Si Colon adscribfa los cemies exclusivamente a los caciques, Pane los 'democratiza' a! adjudicarlos a toda Ia poblad6n • con frases tales como "cada uno, a! adornr los
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fdolos que_tiene en casa, llamados por ellos cemfes ... " o "todos o Ia mayor parte de los de Ia isla Espanola, tienen muchos cemfes". Sin embargo, en otros pasajes los vincula con el behique, el chaman ,tafno, mientras Ia ofrenda . de a.li!flentos Ia situa "en Ia cas a del cemf", distinguiendo asf el tfpico bohfo del caney, el templo y vivienda del cacique. La asociaci6n del cemf con. el cacique Ia establece cuando describe el rito deJa cohoba en terminos' muy similares a lo escrito por Col6n y a lo que escribirfa Las Casas:
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:
. [ ... ] cuando quieren saber si alcanzaran 'vJctoria contra sus enemigos, entran en una '\ casa en Ia que rio entra nadie mas que los hombres principales: Y el senor de ellos es el primero que comienza a hacer Ia cohoba y toc!_l un instrumento; y mientras hace ia cohoba, · ninguno de lo§ que estan en su compaiifa habla basta que el senor ha concluido. Despues que ha .. terminado su oraci6n, estii un rato con Ia cabeza baja los brazos sobre las rodillas; luego alza Ia cabeza, _mirando a! cielo, y habla. Entonces todos les responden a un tiempo y en voz nita; y habiendo hablado todos, dan gracias, y el narra Ia visi6n que ha tenido, ebrio con Ia cohoba • ,que ha sorbido porIa nariz y se le subi6 a Ia cabeza. Y dice ha6er hablado con el cemf, y que conseguimn victoria, o que sus enemigos huinin, · o que habra gran mortandad, o guerras, o hambre u otra cosa.tal, segun el, que esta borracho, dice que recuerda.
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La.ambigUedad planteada parece surgir d~l hecho que Panlaplic6 indistintamente el vocablo cemi a una gama de objetos c9nfecdonado~ con una variedad de formas y diferentes materiales, pero no necesariame-nte con Ia mi~a finalidad i:eligiosa. Por ej~mplo, es necesario distinguir entre los huesos humanos depositados en un cestillo y colgados del poste del bohi_o ~ (ritual muy probablemente ligaclo al culto de los ancestros y a! linaje, el cual aparece en Ia mitologia taiqa enlazado con el origen del mary los peces), las mentadas "tres piedras" adjudicadas a los caciques (para el bilen parto, el agua y el sol y para hacer crecer Ia yuca), y las
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"estatuas" (de madera.l con un plato en Ia cabeza donde se colocaba' el polvo alucin6geno, un oojeto claramente vinculado a) rito de Ia cohoba. Cabe pensar que eran esas tallas relacionadas con _Ia cohoba, los cemfes que poseian los espfritus de las deidades sobrenaturales con los cuales se comunicaba el cacique. !>.
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La mezcolanza bajo el terrnino "cemf' . , ~eftejada en Pane puede provenir del hecho . que existfan simultaneamente objetos de veneraci6n individual, familiar y comunal. Con el surgimiento del cacicazgo, los espiritus de los ancestros y de Ia naturaleza que existian a nivel tribal parec~ transfonnarse en divinidades comunales jerarquizndas e identificadas en los cemies del cacique y Ia clase dominante. De alii que los cemies fueran de uno u otro sexo, tuvieran mas o menos poder y actuaran en funciones relacionadas con los individuos, Ia sociedad o Ia naturaleza.
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algo apartada; no tenfan fdolos, sino raros, y estos no para los adorar por dioses, sino por imaginacidn que les ponian ciertos sacerdotes, y a aquellos el diablo[ ... ] No hacian ceremonias exteriores, ni sensibles, sino muy pocas, y estas se ejercitaban por aquellos sacerdotes que ponia por sus ministros el demonio: Principal mente sU religi6n parece que residia en Ia p~ente o espfritu de un dios, y alii obraban su culto, puesto que con los embarazos y persuasiones que el demonio y sus ministros les ponfan y hacian, careciendo de doctrina y de gracias, se Jes mezclasen algunos err9res. Lo que pudo fray Ram6n colegir fue que tenfan algunos fdolos o estatuas de las dichas, y estas generalmente llamaban cemf, Ia ultima sflaba luenga y aguda. Estas crefan que les. daban el agua, y el viento, y el sol, cuando los babian menester, y lo mismo los hijos y . las otras cosas que deseaban tener. De estos eran algunos de madera y otros de piedra. '¡
A todo esto, Pane de manera sutil llega a considerar "fdolo o diablo" a los cemfes de madera confeccionados por el chamqn tafno.
La "ley natural" de fray Bartolome de Las Casas
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J=:l padre Las Casas, llamado Ap6stol de las lndias par su defensa del indfgena, lleg6 a La Espanola en 1502. Tuvo n su disposici6n el Dfario de Cof6n y el texto de Pane, ambos manuscrito perdidos basta hoy, los cuales utiliz6 en sus.obras y ampli6 cqn su experiencia. Tales el caso del ritual de Ia cohoba, el cual dice haber, presenciado, aiiadiendo que los "banquetes bajos, pero muy bien labrados" donde se sentaban los senores eran llamados duolws (dujos).
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Qujo
Otros idolos o imag~nes tenfan de piedra, las cuales hacf~n entender al pueblo aquellos sacerdotes y medicos que las sacaban de los cuerpos de los enferrnos, y estas piedras eran de tres maneras; Ia forma de elias nunca la vi, pero cada una estimaba tener su virtud: Ia de una era que fav~recia sus"Sementeras; Ia de Ia segunda, para .que las mujeres tuviesen buena dicha en parir; Ia virtud de Ia tercera, para que tuviesen agua y buenos temporales cuando les habian menester; por manera que debfan ser como los dioses que los antiguos tenfan, cuyo cargo era cada uno en su cosa presidir.
Las opiniones del fraile dominico aparecen en su Historia de las lndias y ~n Ia Apologetica _ historia sumaria, ambas obras escritas en el siglo 16 pero publicadas, respectivamente, en 1875 y 1909. De esta ultima obra son los siguientes parrafos: No tenfan templos en muchas partes[ .â&#x20AC;˘. ] sino una casa de paja como las otral comunes, .....
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Fray Bartolome de Las Casas
LA AROUEOLOGIA DEL IMAGINARIO
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Todo lo dicho [ •.. ] es posible con permisi6n de Dios, al diablo, y puede habe·r sido todo verdad, que hjiya tenido cautelas y mafia!\< para inducir aquestas gentes simples a su culfo idolatria [ ... ] Y lo primero que el demonio para conseguir su fin' trata, es constituir ministros, engafiando personas que 111as para ello dispuestas e inclinadas, resabidas y maliciosas halla. Estos fueron siempre, y son, entre los gentiles y naciones que ignC?raron y viven sin conocimiento del verdadero Dios, los sacerdotes, a quien primero se muestra [ ... ], porque con estos engafian todos los demas. Asi hacfa en esta isla y en estas otras con esta simplisimn gente, donde no habfa del todo ni muy abierta y desaforada idol~tria, y quiza pocos afios habfa que a engafiarlos habfa comenzado.
Est~s, pues, sacerdotes, que en Ia Jengua ... de estas"islas se llamaban behiques, que cyan sus te6logos, profetas y adivinos, hacfan a estas ' gentes algunos enganos, mayormente cuando se hacfan medicos, segun que el de monio y le era pc;rmitido el,lo que habfan de d~cir 0 hacer les dictaba. Dabanles de entender que hablaban _ co~ aquellas estatuas y ellas Jes aescubrtan los _ secretos, y saben de ellos cuanto quieren saber. Y asf debfa ello de ser, porque el demonio debfa hablar en aquellas estatuas. No eran, empero, muchos ni muy graves[ ... ], sacando afuera todo l\quello que el demonio rodeaba para inducir a I Ia gente, poco qu~ mucho, a las supertisiones, ramos y circunstancias de Ia idolatrfa.
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Hallamos que en el tiempo de eager las mieses de Ia Jabranzas,las cuales eran del pan que se hacla de rafces, y de los ajes y batatas y del maiz; daban cierta parte, como primicios, casi hnciendb gracias de los beneficios1'ecibidos [ ... ] ponfanla ~n Ia cas~ grande.de los senres y caciques, que se'llamaba caney, ofreciendola y dedicandola al cemi! Aquel decian ellos qu"e. enviaba el ~gua, y daba sol, y criaba todos aquellos frutos, y les daba los hijos, y los otros bienes de que abundaban [ ... ] Por ver el cuidndo que los indios de aquestas islas tenian de dar parte de los frutos que cogfan, como primicias, y "' gastarlo en ofrenda d<e aquella manera, cpmence
a advertir ser de ley natural Ia obligaci6n de hacer a Dios sacrificio, que antes habfa Jeido y no.visto. De Jo dicho parece tener las gentes de estas islas conocimiento, aunque confuso de un D_ios, como arriba di amos tratado. ' Por Jo visto, Las Casas es categ6rico en estabtecer que los cemfes son idolos de piedra o de madera por medio de los cuales hablaba el demonio:·No obstante, nove en.ellos Ia figura del demonio en sf. Los cemfes son mas bien imagenes o estatuas de una idolatrfa esl:ablecida a traves de los behiques por engafio del demonio. Era una incipiente idolatria que no estaba muy ·e~tendida, pues quiza bacia pocos aiios que habfa comenzado. De ahf que aquella simple gente no '. tuviera muchos templos, fdolos y ceremonias, pero sf una vaga idea de Dios aun sin haber recibido Ia doctrina y Ia gracia c nstiana. A nivel de America, el pensamiento ~ humanista Jascac;iano disculpaba las idolatrias por los principios de Ia Hamada "ley natural". Segiin esta, Ia idolatria del indfgena se originaba porIa ausencia de Ia evangelizaci6n. ~n las primer.!S decadas del siglo 16, el movimiento en defensa del indio americana propugnado por Las Casas logr6 cierta legislaci6n a su favor por • 'medio de Carlos V. No obstante, a mediados de siglo con el ascenso de Felipe II Ia polftica indigenista fue abandonada. Los colonialistas espanoles ejercieron su influencia para controlar los indigenas por media del sistema de Ia . encomienda. De este modo, triunfaba una vision negativa y diab61ica de las culturas amerindiaS a Ia cual responderfa un nuevo cronista.
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Gonzalo Fernandez de Oviedo y lo diab61ico Oviedo llega a las Antillas en 1514 y reside en La Espanola en 1523, cuando Ia cultura taina es_taba en proceso de d~sintegraci6n por efectos de Ia conquista y Ia colonizaci6n. Publica
Sumario de Ia natwal historia de las Jndias (1526) y Ia deci~iva Historia general y ·natural ae ~ las lndias (1535), convirtiendose en el cronista oficial que glorifica Ia conquista espanola de
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America. Cabe sei'ialar que para esos ai'ios, el lector europeo solo tenia acceso a las multiples ecficiones de Ia Carta de ColOn escrita a los monarcas como resultado de su primer viaje, ~ y a las basta entonces publicadas Decadas de Pedro Mrutir Anglena. De alii que Ia Historia de Oviedo lograra una amplia difusi6n P?r t6da Europa. "
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En esta magna obra, Oviedo Je dedica ~;~n capitulo a los cemies bajo un sugerente titulo: "Que trata de tas imagenes del diablq que tenfan los indios y de sus idolatrias:.. "
Ia figura de los cem(es desaparecia el original exotismo visto por Col6n, las descripciones de corte etnograficas de Pane y el humanismo de Las.,Casas. Por medio de Ia influyente obra de Oviedo se concluia q_ue los cemies eran, Ilana y sencillamente, imagenes paganas, diab61icas. Y que su culto - hoy llamado ceminismo - era una idolatria que el cristiano tenia Ia responsabilidad y Ia misi6n divina de combatir y aniquilar. De este modo se justificaba Ia conquista y colonizaci6n de Ia espada y Ia cruz en las Antillas y en el resto de America. •
Y no he hallado en esta generaci6n entre ellos mas antiguamente pintada, ni esculpida de relieve entallada, ni tan principalmente acatada y reverenciada como Ia figura abominable y-descomulgada del demonio, en muchas y diversas manerl!_s pintado o esculpido, ode bulto con muchas cabezas y colas, y disfonnes y espantables y caninas y feroces deritaduras, con grandes colmillos, y desmesuradas orejas, con encendidos ojos de drag6n y feroz serpiente.
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Y les es tan sociable y comun que no solamente en una parte de Ia casa Je tienen figurado, mas aun en los bancos, en que se asientan (que ellos llaman duhos), a significar que ~o esta solq el que se sienta, sino el y su adversario'[ ... ] En madera y de barro y de oro, y en otras cuantas ellos· pueden, Jo esculpen y entallan, o pintan regai'iando. y ferocfsimo, como quien el es. AI cual ellos llaman cemf, y a este . . su o·Jos. ' tlenen par , cosa~.
A este Dios le Unman cern( y le dirigen sus plegarias en Ia paz y en Ia guerra, conformandose . con sus designios y recibiendo a veces su visita noctuma en forma de fantasma. Asi pues, con Oviedo el cemi~imagen de Col6n, el cemf~fdolo de Pane y Las Casas, desemboca en el cemf~diablo. Lo que equivale a decir que para Oviedo el demonio era Ia deidad del tafno y, en consecuencia, el culto a los cemies constitufa pura idolatrfa. A fin de CUfntas,
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ENFOOUES TRANSDISCIPLINARIOS EN EL ESTUDIO DEL PASADO INO{GENA DEL CARIBE
RniJIII ICP/ num<ro U
Enfoques transdisciplinarios en el estudio del pasado indfgena del Caribe Aproximaciones botclnicas, liticas y metalfugicas Reniel Rodriguez Ramosâ&#x20AC;˘ Corinne Hofman! Sebastiaan Knippenbergl INTRODUCCICN
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a arqueologia ha sido caracterizada comunmente como una disciplina "hibrida" (sensu Foucault 1970), cuyo campo de estudio se conforma por marcos te6ricos, metodologias y tecnicas que son adaptadas y. que a su vez, nutren otros campos del saber, tanto de las ciencias sociales como de las humanidades y las ciencias naturales. Esto hace de Ia arqueologia una plataforma id6nea para entablar un dialogo entre investigadores con muy variadas perspectivas filos6ficas y analiticas sobre diferentes aspectos del estudio del pasado, cuyo alcance en muchos casos rebasa las fronteras disciplinarias establecidas tradicionalmente. Uno de los temas de estudio que pueden ser abordados desde diferentes ramas de Ia ciencia lo es el entendimiento de las dinamicas de interacci6n que se registraron entre los habitantes de diversas regiones en tiempos precoloniales.
Guijarros con atacetado marginal (I.e., edge-ground coboles) y base moledora, Maruca, Ponce, Puerto Rico.
Aunque este ha sido un tema que ha sido tratado desde temprano en el pasado siglo (e.g .â&#x20AC;˘ Holmes 1914; Wissler 1916), los estudios iniciales en tomo a este asunto se enfocaron en trazar los origenes de diversas manifestaciones culturales a partir del estudio comparativo y tipol6gico del ajuar artefactual encontrado en las diversas regiones. Esta evidencia era entonces analizada desde una 6ptica hist6rico-cultural con el fin de determinar focos de migraci6n, fuentes de difusi6n o procesos de aculturaci6n, entre otros aspectos (Lyman y O'Brien 1997). lncluso, se lanzaron preguntas sobre si las similitudes en Ia cultura material observadas en diversos contextos representan algunos de elementos arquetipicos (e.g., Spinden 1927), si eran reflejo de lo que Morgan ( 1877) llam6 Ia "unidad psiquica" del ser humano (cf. Ford 1969), 6 si implicaban algun tipo de contacto, ya sea directo (via migraciones o comercio) o indirecto (vfa difusi6n) entre las diversas culturas. 1
Progrnma de Ciencias Socialc:s, Universidad de Puerto Rico, Recinto de Utuado
~ Facultad de Arqueologla, Universidad de Leiden, Holanda
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ENFOQUES TAANSDISCIPLINARIOS EN EL ESTUDIO DEL PASADO INDiGENA DEL CARIBE
En las Antillas, muchos de los estudios iniciales que intentaron documentar estos procesos se concentraron principalmente en basar dichas relaciones en las similitudes del ajuar ceramico (sensu Rouse 1952, 1992) y en el estudio glotocrono16gico desde Ia lingiifstica historica, empleado para delimitar el origen de Ia lengua Arahuaca que supuestamente constituia el idioma principal de las sociedades indfgenas del Caribe insular (e.g., Tylor y Rouse 1955). Mucha de esta informacion lingiifstica se bas6 a su vez en las cr6nicas de Ia colonizaci6n europea, las cuales sirvieron (y han servido desde entonces) como piedra anular para reconstruir Ia organizacion social, practicas culturales y elementos ideologicos de los grupos que habitaban las islas en tiempos precolombinos (cf. Curet 2006). Muchos de esos estudios iniciales establecieron que las sociedades ceramistas que eventualmente se desarrollaron hacia Ia cultura Tafna habfan migrado desde el noreste de America del Sur, encontrandose de tal forma asociadas con los grupos que habitan lo que hoy se conoce como Orinoquia (sensu Gasson 2002). Aunque hubo direrencias entre los que proponfan una sola migraci6n (e.g., Rouse 1952, 1992; Loven 1937) o mas de una (e.g., Alegria 1965; Chanlatte 1981; Rainey 1933), habfa en general un consenso que el area ancestral de las sociedades indfgenas antillanas se trazaba a Ia parte baja de Amazonia, desde donde dichos grupos se movieron hacia las Antillas Menores, cruzando de isla en isla hasta llegar a Puerto Rico. Tras desplazar, aculturar y/o eliminar a los grupos "Arcaicos" que se encontraban a su paso, dichos grupos, agrupadas bajo Ia serie Saladoide, se desarrollaron eventualmente hacia lo que ha sido tradicionalmente conocido como Ia sociedad Tafna. Portal razon, aspectos como su cosmovisi6n, dieta y Ia organizaci6n de los asentamientos, entre otros aspectos, han sido siempre evaluados utilizando como elemento amilogo principal las sociedades de derivaci6n amaz6nica.
Eventualmente, con el afianzamiento del modelo rouseano de Ia arqueologfa antillana a mediado del pasado siglo, hubo muy poco cuestionamiento del origen orinoquense de las sociedades preteritas de las islas. Desde ese entonces, Ia bUsqueda de conexiones con otras zonas del Caribe continental mas alia del Orinoco era estigmatizada como una empresa de caracter difusionista, restringiendo asf el marco de interacciones de las sociedades indfgenas del Caribe insular y borrando del mapa arqueol6gico del "area cultural Caribe" otras regiones continentales que se encontraban unidas hist6ricamente a las is las por este cuerpo de agua. Un ejemplo claro de esto Jo fue el argumento de Rouse (1953) en contra de lo que Steward ( 1948) habfa llamado el CircunCaribe, que inclufa lo que en aquel momenta se conocfa como el area Intermedin (hoy area Istmo-Colombiana) y las Anti lias Mayores. Tras establecer que las relaciones entre dichas areas se limitaban a Ia presencia de ciertos elementos compartidos aislados. Rouse ( 1953) desbanco Ia propuesta de Steward al sefialar que los elementos biol6gicos, lingiifsticos y cultumles que servfan como base estructural de las sociedades indfgenas anti IIanas no presentaban ninguna inftuencia significativa de los continentes circundantes, circunscribiendo asf Ia region ancestral de los grupos originarios del Caribe insular al noreste de America del Sur. Desde ese entonces, este investigador defini6 lo que llama el area cultural Caribe como "Ia region ubicada al este de Mesoamerica y el area Intermedia, al norte de Amazonia, y al sudeste de los Estados Unidos, eso es, hacia el centro y el noreste de Venezuela, Ia parte adyacente de Ia Guyana Inglesa y las Antillas" (Rouse 1962:36, traducido por los autores). Aunque con el desarrollo de Ia arqueologia procesualista se comenzaron a realizar investigaciones con mayores niveles de resoluci6n para abordar aspectos como practicas de subsistencia, desarrollo socio-polftico 6 relaciones comerciales, entre otros, dichos estudios se enmarcaron dentro de las rigidas
fronteras temporales y espaciales establecidas por los esquemas de area cultural desarrollados previamente en los enfoques hist6rico-culturales. De hecho, en los enfoques procesualistas se busc6 documentar Ia operaci6n de procesos de microevoluci6n y adaptaci6n a ambientes especfficos, brindandole muy poca o ninguna importancia a Ia revision de las bases cronoculturales sobre las que estos eran erigidos. Por lo tanto, en el caso del Caribe insular, estos estudios sirvieron para llenar de informacion los cuadros establecidos en el modelo crono-cultural de Rouse, pero no para cuestionar las bases sobre las que el mismo fue construido. Empero, Ia aplicaci6n de varias tecnicas cientfficas para el analisis de materiales arqueol6gicos realizadas recientemente en el Caribe insular ha arrojado evidencia que demuestra Ia necesidad de que revisemos muchas de las nocione~ tradicionales sobre las que se ha fundamentado Ia arqueologfa antillana. Estudios . como los realizados para estudiar Ia composici6n
matricial de Ia ceramica (e.g., Carini 1991; Hofman et al. 2008) y para analizar el contenido de estroncio (e.g., Booden et al. 2008; Laffoon 2013), is6topos radioactivos (e.g., Stokes 2005; Pestle 2013), paleopatologfas (e.g., Crespo Torres 2000), morfologfa dental (e.g., Coppa et al. 2008), perfil genetico (e.g., Lalueza-Fox et al. 2003; Martinez Cruzado 2013) 6 atributos craneometricos (e.g., Ross 2004) del material 6seo (para ejemplos recientes, ver capftulos en Hofman et at. 2008), han demostrado el alcance que pueden tener estas tecnicas para el entendimiento de las dinamicas de interacci6n establecidas entre las sociedades precolombinas de las islas y sus entomos sociales y naturales. Alguna de esta evidencia reciente arroja elementos que sirven como indicadores arqueol6gicos para Ia documentaci6n de dinamicas de interacci6n milenarias que se articularon entre los habitantes de las islas y los de regiones continentales circundantes mas alia del noreste de America del Sur.
Hachas y lascas de radiolarite, Sandy Ground, Anguila (cal. 650-1035 d.C.).
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Particulannente, estas relaciones parecen haber sido mas marcadas con lo que ha sido definido recientemente como el area Istmo-Colombiana (Hoopes y Fonseca 2003), que se compone de los territorios actuates de Costa Rica, Panama y Colombia. En este trabajo abordaremos tres de estas lfneas de evidencia que arrojan luz en tomo a Ia existencia de interacciones a larga distancia - plantas, piedras y metales - y exploraremos las implicaciones de Ia misma para nuestro entendimiento de Ia arqueologfa antillana. EVIDENCIAS BOTANICAS
Una lfnea de evidencia que arroja luz en tomo a las interacciones pan-regionales que se dieron en el Caribe precolonial lo es Ia provista por los estudios paleoetnobotanicos, particularmente en lo referente a! movimiento maritima de cultfgenos y tradiciones fitoculturales. En las Antillas, el entendimiento generalizado lo ha sido que el cultivo de estos y otros productos se origin6 con el arriba de las sociedades agro-ceramistas provenientes de Orinoquia circa 500 a.C., ya que las sociedades previas de las islas, arropadas bajo el concepto sombrilla de "Arcaicas", han sido tradicionalmente consideradas como cazadoras-recolectoras-pescadoras, las cuales no practicaban Ia agricultura ni Ia alfarerfa. Se
piensa que las primeras migraciones hacia el Caribe insular de estas sociedades se dieron desde dos areas principales: Ia primera, conformada por lo que ha sido denominado Ia serie Casimiroide, comprende movimientos poblacionales desde Ia peninsula de Yucatan hacia Cuba y luego hacia Ia Espanola y el oeste de Puerto Rico. Esta migracion ha sido asociada con los complejos de macro-navajas documentados en las fases Sand Hill y Orange Walk de Belice (Wilson et al. 1998). La segunda migracion, conocida como Ortoiroide, supuestamente se proyect6 desde el noreste de Sur America hacia las Antillas Menores, y ha sido asociada con Ia serie Manicuaroide documentada en Venezuela. Las nociones en tomo al caracter cazadorrecolector de las sociedades originarias antillanas se ha basado en dos elementos principales: Ia aplicacion de modelos de desarrollo social unilineal derivado de contextos continentales (e.g., Willey 1971; c.f., Pantel1996) yen Ia ausencia de indicadores arqueologicos de sedentarismo y de Ia practica de Ia agricultura, como lo es Ia ceramica y Ia presencia de lascas bipolares asociadas con Ia produccion de microlitos para ser insertados en guayos para el rallado de Ia yuca.
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c=C):. 0
1Dmm
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Plezas de guan!n recuperadas del Chorro de Malta, Banes, Cuba (cortes!a de Roberto Valcarcel Rojas).
No obstante, Ia aplicaci6n reciente de estudios microbotanicos ha demostrado un panorama marcadamente diferente al establecido para estas sociedades tempranas del Caribe insular. Entre esta evidencia, se destacan los estudios de granulos de almid6n obtenidos de herramientas liticas de contextos tempranos de los yacimientos Maruca y Puerto Ferro, ubicados en Puerto Rico y Vieques respectivamente, realizados por Pagan Jimenez eta!. (2005; Pagan Jimenez 2013). Estos estudios han documentado Ia primera evidencia directa para el cultivo y consumo de cultivos como Ia yuca. el maiz, Ia batata y los frijoles, los cuales habian sido introducidos a las islas mucho antes de lo pensado originalmente, identificados en residuos en las areas de uso de implementos petreos recuperados de contextos con fechas que llegan a circa 2800 a.C. (Pagan Jimenez eta!. 2005). Los datos recabados por Pagan Jimenez son de marcada importancia ya que demuestran Ia existencia de tradiciones botanicas que no necesariamente requerian el empleo del complejo guayo-cibucan-budares para el procesamiento de Ia yuca, como era establecido anteriormente, ya que en dichos contextos no se ha identificado evidencia directa o indirecta de ninguno de tales elementos. Esto obviamente implica que los indicadores arqueol6gicos empleados tradicionalmente para demostrar Ia introduccion y el procesamiento de tuberculos en las Antillas, como los budares y las microlascas bipolares, deben ser reconsiderados ya que dichos implementos no son necesarios para Ia conversion de tuberculos en comida (Pagan Jimenez et at. 2005; Rodriguez Ramos 2005a). Evidencias de estudios paleoambientales realizados en Puerto Rico y Vieques tambil!n han evidenciado Ia alteracion antropogenica del paisaje asociada con practicas de cultivo como Ia roza y quema con fechas de hasta 3300 a.C. (Burney et al. 1994; Sarah et at. 2003; Siegel et al. 2005). Evidencia adicional sobre Ia manipulaci6n del entorno floristico para aumentar Ia base de carbohidratos de estas sociedades, nos viene de Ia presencia de cultigenos como Ia sapodilla, el aguacate y el
zapote amarillo, todas elias nativas de Centro America, presentes en yacimientos tanto de Puerto Rico como de Cuba y Haiti (Newsom 1993; Newsom y Pearsall 2003; Newsom y Wing 2004). Ademas, Ia presencia de maiz en Puerto Rico se corrobora con el estudio de Siegel eta!. (2005) en Maisabel, en el cual se han identificado fitolitos de dicho tipo de cultivo en un contexto fechados para circa 1600 a.C. La manipulacion de estos recursos obviamente apunta a que al menos algunas de estas sociedades presentaban sistemas organizacionales operando dentro de un esquema economico de retribuciones diferidas, en respuesta a las demandas impuestas por el ciclo de cultivo, hecho que ademas nos debe hacer reconsiderar las designaciones de "preagricolas", "Arcaicas" ode "comunidades apropiadoras" para hacerles referenda. Estos procesos de preparaci6n delterreno para su eventual cultivo tambien nos deben promover a abordar nuevamente Ia articulaci6n de conceptos de territorialidad en estos grupos, ya que Ia quema de un terreno usualmente implica Ia reclamaci6n del mismo como parte de su entorno "poseido" (Rodriguez Ramos 2005b). En adici6n, otros aspectos como Ia movilidad de dichos grupos y las relaciones de genero, entre otros, tambien deben ser reabordados tomando las implicaciones de los requerimientos estructurales que conlleva esta practica de cultivo. Inclusive otros aspectos como Ia cosmovisi6n de dichas sociedades deben ser reconceptualizadas dentro del espectro de conductas superestructurales que se asocian a sociedades con un grado de dependencia (al momenta indefinido) de productos cultivados en sus sistemas subsistenciales (Rodriguez Ramos 2008). Ademas, estas evidencias de practicas fitoculturales de retribuciones diferidas son al menos dos milenios anteriores a las que han sido documentadas en el noreste de America del Sur (Perry 2005). Por lo tanto, al momenta no tenemos evidencia directa para trazar los orfgenes de estas tradiciones botanicas hacia esa region. Esto subraya Ia necesidad de comenzar a
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auscultar otras zonas para establecer las areas de procedencia de estos repertories botanicos extraâ&#x20AC;˘ insulares y de las sociedades que los introdujeron a Puerto Rico y otras islas del Caribe insular. Estas tradiciones botanicas tambien incluyeron una tradicion de procesamiento de plantas que estaba basada en el complejo de guijarros afacetados y bases moledoras (i.e., edge¡ground cobble/millingstone complex; Figura I), descrito por Piperno y Pearsall (1998) como "las herramientas de procesamiento de alimento mas tipicas encontradas en sitios del Holocene temprano e intermedio en el neotr6pico". Interesantemente, este complejo artefactual nose ha identificado hasta el momenta en Ia Peninsula de Yucatan, Ia otra area ancestral establecida para las sociedades originarias de las Antillas Mayores, ni al norte de Panama (Ranere y Cooke 1996) lo cual hace problematico el poder trazar el origen de tales tradiciones botanicas a Mesoamerica. La unica area en donde se ha documentado Ia correlacion entre cultivos tempranos como Ia yuca, el maiz y Ia batata, entre otros, con el complejo de guijarros afacetados y bases moledoras en los continentes circundantes lo es en el area IstmoColombiana, particularmente entre Colombia y Panama (Piperno y Holst 1998). Esto hace evidente Ia necesidad de auscultar Ia posibilidad del establecimiento desde tiempos tempranos de esferas de interacci6n y/o vectores migratorios entre las Anti lias y dicha region continental, como habia sido planteado previamente por algunos investigadores (Alegria 1955; Callaghan 1990, 2003, 2008; Meggers y Evans I 983; Veloz Maggiolo 1993; ver tambien Rodriguez Ramos 2005a, 2007, 2013). EVIDENCIAS LITICAS
El analisis tecnologico de los materiales producidos sobre piedra tambien provee importante informacion para delinear los procesos de interacci6n registrados en el Gran Caribe. La circulacion de materias primas, preformas y objetos terminados ha sido uno de los asuntos tratados en mayor profundidad utilizando tecnicas arqueometricas
derivadas principal mente de Ia geologia y Ia quimica. Por ejemplo, para poder documentar Ia ocurrencia geologica de algunos de los tipos de rocas utilizados por las sociedades indigenas de las Antillas, se han realizado analisis de caracterizaci6n petrogratica (e.g., secciones finas [e.g., van Tooren y Haviser J999; Knippenberg l999a, 2006]), difracci6n de rayos X (Harlow 2007; Harlow et al. 2006; Garda Casco et al. 2008) y geo-quimicas (inductively coupled plasma emission spectroscopy [ICPAES]) [Knippenberg 1999a,, 2006; Knippenberg y Zijlstra 2008]). Estas tecnicas, en combinaci6n con Ia realizaci6n de muestreos sistematicos de fuentes de materia realizados en diversos contextos (e.g., Knippenberg 1999a, 2006; Rodriguez Ramos et al. 2008; Walker et al. 2001), han arrojado importante informacion sobre Ia distribuci6n de rocas econ6micamente utiles para los habitantes preterites de las islas a traves del tiempo. Uno de los materiales que conforma uno de los bienes de mayor importancia en las redes de intercambio establecidas en el Caribe insular es el pedernal. La circulaci6n de este tipo de material no solo ha sido documentada a nivel intra-isla, sino tambien entre islas, algunas separadas por mas de 500 km de distancia (Knippenberg 1999a, 2006; Rodriguez Ramos 2002a, 2002b). Por ejemplo, en el caso de Puerto Rico, hemos podido documentar dos fuentes principales de este tipo de piedra; Ia asociada a Ia formaci6n Bermeja del suroeste de Ia isla (Pantel 1988; Knippenberg 2006), y otra ubicada recientemente en su parte noroeste, particularmente entre los municipios de Moca, Lares y San Sebastian (Rodriguez Ramos et al. 2008; Walker et al. 200 I). AI parecer, algunos de los materiales obtenidos de estas fuentes fueron exportados a contextos ubicados en diferentes partes de Ia isla, llegando hasta Ia isla de Vieques (Rodriguez Ramos 2007). No obstante, como senala Knippenberg (2006), todavia hacen falta mas de caracterizaci6n de materias primas para poder corroborar que los artefactos de pedernal de Puerto Rico ubicados en contextos desprovistos localmente de esta materia prima
fueron obtenidos de alguna de las dos fuentes mencionadas anteriormente o de alguna ocurrencia geologica de otra de las Antillas. De hecho, en diversos contextos de Puerto Rico se ha podido documentar el importe de pedemal proveniente de fuentes extra-isla, particularmente de Antigua (Figura 2). Los datos disponibles al momenta indican que el pedemal de esta isla fue uno de los productos Jiticos con mayor distribucion tanto a nivel espacial como temporal en el Caribe insular. Estudios petrograficos y de caracterizaci6n geo-qufmica utilizando ICPAES realizados por Knippenberg (2006) con materiales obtenidos de diversas fuentes geologicas de dicha isla asf como en artefactos obtenidos de los contextos arqueo16gicos, han demostrado el movimiento de esta materia prima desde tiempos pre-Arahuacos, a contextos ubicados en otras Anti lias Menores, en particular a San Martin (Knippenberg 1999a). Este tipo de material tambien ha sido identificado a nivel macroscopico en contextos tempranos de Saba (Hofman y Hoogland 2003), Anguila (Crock 1995) y Maruca, Puerto Rico (Febles 200 I, citando comunicaci6n personal con Walker; Rodriguez Ramos 2007). Este tipo de roca tambien fue importado a otros contextos posteriores de Puerto Rico y las Antillas Menores, asociadas tanto a manifestaciones culturales Huecoide (Rodriguez Ramos 200 I, 2007) como Saladoide (Knippenberg 1999a,b,c, 2006; Rodriguez Ramos 2005). Otra isla que ha figurado prominentemente como area focal en las esferas de interacci6n que promovieron el movimiento inter-isla de material petreo en tiempos precoloniales es San Martfn. En Ia misma hay dos tipos de materiales que fueron exportados a contextos a nivel extraisla: Ia radiolarita, obtenida de Ia Formaci6n Point Blanche ubicada al centro-oriental de Ia isla (Figura 3), y Ia roca cemf Ia cual es un tipo de conglomerado, obtenido especlficamente de Ia parte occidental de dicha isla (Figura 4; van Tooren y Haviser 1999; Knippenberg 2004, 2006). La radiolarita es un tipo de roca verde que fue utilizado exclusivamente en Ia
producci6n de hachas, las cuales parecen huber sido manufacturadas en diversas localidades de las islas de San Martin, Anguilla y St. Eustatius, siendo exportadas de forma terminada a diversas islas. En el caso de Puerto Rico, las hachas de este tipo de material han sido documentadas en los contextos Huecoide y Saladoide de La Hueca-Sorce y Punta Candelero (Knippenberg 1999c, 2004, 2006; Rodriguez Ramos 200 I, 2002b). Ademas, un fragmento proximal de un hacha de radiolarita fue obtenido del contexto pre-Arahuaco tardio (circa 90 d.C.) de Paso del Indio, lo que puede representar un intercambio entre los habitantes de este yacimiento con los de otros sitios costeros cercanos contemponineos, como Maisabel en Vega Baja (Rodriguez Ramos 2007). Por su parte, Ia piedra cemf parece tener una distribucion restringida principalmente a las islas al sureste de Anguilla y San Martin (Knippenberg 2004, 2006). Hasta el momenta, los unicos contextos donde se han documentado cemies de este tipo de materia prima son Paso del Indio en asociaci6n con ceramica Santa Elena y Ostiones Modificado, con fechas de aproximadamente 1000 d.C .â&#x20AC;˘ y Cinnamon Bay en St. John con fechas que se remontan a 600 d.C. Otro tipo de materia prima encontrada en contextos precoloniales antillanos que parece huber sido circulada a largas distancias es Ia jadeita. Hasta hace poco, se habia asumido que este tipo de material habfa sido empleado en Ia producci6n de adomos personales, como por ejemplo los batraciformes y los colgantes con motivo de ave con pico recuperados en La Hueca-Sorce (Chanlatte y Narganes 1980; Narganes 1995). Empero, estudios recientes (Rodriguez Ramos 2011; Knippenberg et al. 20 12) han demostrado que esta materia prima fue solo empleada en una minima, si alguna, porci6n de dichos adornos, siendo comunmente confundida con otros materiales similares como Ia nefrita y Ia serpentina (ver tambien Hardy 2008; Murphy et al. 2000; Watters y Scaglion 1994).
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Los tipos de artefactos que definitivamente fueron producidas con este tipo de materia prima son las bifaces pulidas obtenidas de diversos contextos de Ia isla asociadas tanto a las Series Saladoide como Ostionoide. Hachas producidas sabre esta materia prima tambien han sido recuperadas de contextos Saladoide de Antigua (Harlow et al. 2006) y Santa Cruz (Hardy 2007), asi como en otros asociadas a Ia serie Ostionoide de las Bahamas (Johnson 1980; Rose 1987), Puerto Rico (Rodriguez Ramos 2007) y Cuba (Garda Casco et al. 2008). Actualmente, en colaboraci6n con Sebastiaan Knippenberg, nos encontramos identificando otros materiales que presentan atributos similares a los mencionados anteriormente y, al parecer, los mismos se encuentr.m representados en contextos tanto de las Antillas Mayores (e.g., El Cabo, Republica Dominicana), como de las Antillas Menores (e.g., Golden Rock, St. Eustatius yAnse aIa Gourde, Guadalupe), lo cual demuestra Ia gran amplitud espacial de Ia distribuci6n de este tipo de materia prima en contextos precoloniales del Caribe insular. Estudios recientes de difracci6n de rayos X realizados en hachas obtenidas de diversos contextos por Harlow (2007, en Rodriguez Ramos 2007; Harlow et al. 2006) parecen mostrar marcadas similitudes en cuanto a su composici6n mineral6gica con el documentado en el valle de Motagua en Guatemala, fuente que tambic~n fue explotada para Ia manufactura de tipos de artefactos similares en Costa Rica (Harlow 1993) yen contextos mesoamericanos desde tiempos Olmecas. No obstante, cabe destacar Ia posible existencia de contextos que presentan este tipo de materia prima tanto en Cuba como en Ia Republica Dominicana (Garda Casco et al. 2008), los cuales deben ser estudiados en mas detalle para determinar si este tipo de material fue obtenido del Valle de Motagua (fuente que fue controlada por los Mayas de los Periodos Clasico y Post-Ciasico), 6 si Ia misma fue obtenida de contextos granantillanos. De cualquier forma, esta informacion serfa de suma importancia porque parece indicar un vector transaccional que discurre de oeste a
este, el cual se refteja desde los periodos iniciales de ocupacion de las islas (Rodriguez Ramos 2001, 2007; Rodriguez Ramos y Pagan Jimenez 2006). De hecho, Ia existencia de este vector positivo en las interacciones precoloniales antillanas es tambien de indicada por Ia similitud en los temas iconognificos representados en los adomos personales producidos en contextos contemporaneos (500 a.C. - 500/700 d.C.) de ambas regiones. Entre los temas iconognificos mas conspicuos se encuentra el motivo del ave con pico, el cual se presenta de forma muy similar en piezas recuperadas en contextos Huecoides de Puerto Rico y en Ia parte oriental de Costa Rica (ver Rodriguez Ramos 2010, 2013 ). Otros temas pan-regionales compartidos entre ambas regiones durante este periodo incluyen Ia reproducci6n de batraciformes, pendientes alados y pendientes zoomorfos con cola encorvada. Estas correspondencias en Ia producci6n de adomos corporales no s61o se limitan a elementos iconognificos y materias primas, sino que tambien incluyen los protocolos tecnol6gicos empleados para su manufactura. Entre estos se destaca Ia producci6n de piezas Huecoides empleando Ia tecnica de aserrado con cordel (Chenault 1988), Ia cual se ha documentado a nivel continental en Costa Rica, Mesoamerica, los Andes y el sudeste de los Estados Unidos, estando ausente a su vez en el noreste de America del Sur y las Antill as Menores. No obstante, en contextos mas tardios, las interacciones envueltas en el movimiento de Ia jadeita y otras rocas verdes se enfoca en Ia tramitaci6n de hachas, las cuales parecen haber tenido tambien una marcada carga ideol6gica tanto en las Antillas (Rodriguez Ramos 2007) como en el area istmo-colombiana y Mesoamerica (Fernandez 2006). En conjunto, Ia evidencia de Ia distribuci6n de Ia jadeita a larga distancia (posiblemente desde Centro America), en combinaci6n con Ia de otros materiales que se movieron entre islas y dentro de las islas como el pedemal, Ia radiolarita y Ia piedra
ceml, parecen indicar Ia existencia de diversas cadenas de interacci6n que operaban en distintas escalas, pero que todas estaban unidas de forma reticulada y fractal en el Gran Caribe. EVIDENCIAS METALUAGICAS
Evidencia adicional para Ia presencia de cadenas de interacci6n entre las Anti lias y el area lstmo-Colombiana nos viene del amilisis metahirgico de materiales que muestran aleaciones de diversos metales provenientes de contextos precoloniales y del periodo de contacto de las Antillas Mayores. Sabre Ia base de Ia informacion colectada por los cronistas espaii.oles, estos materiales han sido denominados en las Anti lias como guanln, mientras que en el area istmo-colombiana estos se conocen como tumbaga. Aunque se ha establecido comunmente Ia marcada importancia que este tipo de material tuvo para las sociedades indlgenas antillanas, particularmente aquellas asociadas a las fases mas tardlas de Ia historia precolonial de las islas, muy pocos estudios detallados se han realizado para estudiar estos objetos. Esto se debe en parte a su escasa presencia en contextos arqueologicos de las islas, en donde solo se han podido documentar 43 artefactos en metal (incluyendo de oro puro) hasta el momenta (Valcarcel Rojas 20 12). Esto contrasta con Jo indicado en los documentos etnohist6ricos en donde se sefiala Ia gran cantidad de este tipo de material que fue saqueado, particularrnente de las Antillas Mayores, por los colonizadores europeos (Sued Badillo 200 I). El contexto mas temprano que ha evidenciado Ia presencia de guanln, comprende el documentado en asociaci6n con ceramica del estilo Hacienda Grande del Maisabel, yacimiento ubicado al norte de Puerto Rico (Siegel y Severin 1993). El material recuperado fue una placa martillada de este tipo de material, Ia cual fue analizada utilizando energy dispesive spectrometry. Este estudio estableci6 que dicha placa de guanln se componla de 40 porciento de oro, 55 porciento de cobre y 5 porciento de plata.
Esta placa esta asociada contextualmente con una fecha radiocarbonica de circa 140 d.C. (Siegel y Severin 1993). lnteresantemente, para ese momenta el unico contexto metalurgico en los continentes circundantes era en Colombia, desde donde se proyect6 Ia producci6n de este tipo de aleaci6n hacia el norte, eventualmente llegando a Panama y Costa Rica (Fernandez 2005). El importe del guanln desde el continente parece haber continuado hasta periodos tardlos. Por ejemplo, Chanlatte (1981) ha documentado lo que parece ser una lamina de guanln en un contexto Saladoide tardio de La Hueca-Sorce, aunque al momenta no se ha corroborado su composici6n metalica. Piezas producidas sobre este tipo de aleaci6n han sido tambien obtenidas de Ia Espanola (Vega 1987) y Cuba (Valcarce1 Rojas 20 12). En el caso de Cuba, se destacan dos piezas: una antropomorfa proveniente del barrio de Yaguahuay conocida como "el Idola de oro de Banes" (Alonso 1951; Morales 1951) y otra omitomorfa recuperada del Chorro de Malta proveniente tambien en e1territorio de Banes (Figura 5; Valcarce1 Rojao; 2002). Revisiones de Ia iconografla del Idola de Banes realizadas por expertos como Samuel K. Lothrop, Carlos Garda Robiou, e Irving Rouse en Ia decada del '50 coincidfan en el origen colombiano de dicha pieza (Alonso 1951:41-42). La pieza omitomorfa recuperada del Chorro de Malta a su vez presenta unos parecidos muy marcados con piezas del Simi en Colombia, identificadas como representativas del pato cuchara (Legast 1980:66). Otros elementos asociadas con esta industria como Ia presencia de una placa de basalto incisa con motivos identificados por investigadores como Irving Rouse y Rene Herrera Fritos, entre otros, como procedente del area Chibcha recuperada del contexto "SubTalno" del sitio Damajuayabo en Cuba (Martinez Arango 1968). Estudios arqueometalUrgicos de algunas de estas piezas cubanas han corroborado Ia informacion provista por Siegel y Severin (1993), que indica su producci6n mediante Ia fundici6n de cobre, oro y plata. Entre los
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estudios aplicados en los objetos cubanos de guani'n se encuentran Ia microscopfa 6ptica, fluorescencia de rayos X y el S.E.M. (scanning electron microscopy) (Cooper et al. 2008; Martin6n-Torres et al. 2007; Valcarcel Rojas et al. 2007). lnteresantemente, para el caso del Chorro de Maita, estos investigadores no solo han documentado Ia presencia de guanin, sino tambien de agujetas de laton, material de origen europeo que parece huber sido intercambiado entre espanoles e indfgenas de alto rango por el oro (tanto el puro como el fundido con otros metales) (Valcarcel et al. 2007). La presencia de este material extra-antillano en un contexto de interacci6n indo-europea, en combinacion con el posible importe e intercambio de algunas de las piezas importadas de Colombia (e.g., pieza omitomorfa) por parte de los europeos, indica Ia insercion de los colonizadores en estas cadenas de interaccion pan-caribenas pre-existentes y su empleo como mecanismo para facilitar Ia apropiaci6n de otros materiales de mayor valor de cambia para ellos, como el oro puro. En el caso del Chorro de Malta, Ia tramitacion de objetos foraneos con los espaiioles fue a su vez utilizada por lac; elites indigenas como un elemento para continuar legitimando su posicionamiento dentro de las esferas de poder en su comunidad, al mantener costumbres mortuorias y elementos simb61icos asociadas con el acceso asimetrico a este tipo de bien y a los elementos cosmog6nicos asociadas con el mismo que daban base a su status social (Valcarcel Rojas 20 12; Valcarcel Rojas et al. 2007). Toda esta evidencia muestra Ia amplitud espacial y temporal de Ia distribuci6n del guanfn en las Antillas Mayores. Ademas, Ia evidencia etnohist6rica tambien subraya Ia importancia de este material para las sociedades tardfas de las islas. Como mencionan los cronistas, el guanin parece haber sido un material altamente valorizado dentro de los esquemas ideol6gicos de las sociedades antillanas tanto por su color como su olor (Oliver 2000), asf como por proceder de contextos lejanos. lnteresantemente, Ia evidencia disponible seiiala que este tipo de producto metalurgico nunca fue producido en las Antill as
ni en el noreste de America del Sur (Fernandez 2005; Oliver 2000), contrario a lo argumentado por algunos autores (e.g., Vega 1987). Las areas de producci6n metalurgicas en los continentes circundantes se han limitado a Ia zona andina, el area istmo-colombiana y Mesoamerica, todas quedando fuera del espectro de interaccion Arahuaco. Ademas, hasta el momenta, no se ha documentado el guanin en las Antillas Menores, mientras que en el noreste de America del sur se ha encontrado solo una pieza Ia cual presenta atributos asociadas con las producidas en Colombia (Whitehead 1989). Toda esta evidencia parece indicar nuevamente un (o varios) vector transaccional que parece huber sido articulado a troves de mar abierto entre los habitantes de las Antillas Mayores y los del area istmo-colombiana. CONSIDERACIONES FINALES
En el presente trabajo hemos intentado demostrar como Ia aplicaci6n de tecnicas derivadas de otras disciplinas, a saber, Ia geologia, Ia qui mica y Ia botanica, entre otras, nos permiten abordar problemas arqueo16gicos con altos niveles de resoluci6n. En particular, le hemos prestado atenci6n a los indicadores arqueologicos de interacciones entre los habitantes de diversas islas y los de los continentes circundantes, particularmente los del area istmo-colombiana. Entendemos que es muy evidente que los datos que han sido levantados recientemente mediante el estudio de residuos botanicos, materiales liticos y objetos metalurgicos demuestran Ia necesidad existente en Ia arqueologia Antillana de mirar mas alia del noreste de America del Sur para entender el desarrollo vertical y horizontal, no solo de los habitantes indigenas del area antillano, sino tambien de los que habitaron las regiones continentales baiiadas por el Mar Caribe Estas interacciones trans-caribeiias no solo envolvieron Ia tramitaci6n de tradiciones fitoculturales, estilos tecnol6gicos, materias primas y temas iconograticos, sino que tam bien parecen haber implicado Ia negociaci6n panregional de un sistema de creencias que fue
materialmente y simb61icamente objetificado en los artefactos recuperados de contextos caribeiios insulares y continentales. Como ha argumentado Helms ( 1987), los paralelos observados en algunos de los elementos negociados a larga distancia en estas regiones parecen indicar Ia articulaci6n de una cosmovisi6n pan-regional, que en un sentido era compartida pero a su vez era asumida de formas muy variables por las gentes conectadas por estas redes de interacci6n trans-oceanicas. Estos principios estructurales negociados a nivel macro-regional pudieron haber provisto una plataforma para Ia eventual configuraci6n de Ia gramatica ritual observada en contextos tardios de las Antillas y el area IstmoColombiana. Cabe destacar que, aunque hemos enfatizado los elementos del area istmo-colombiana registrados en las Antillas, en este trabajo no pretendemos caracterizar el Caribe insular como un receptacula de inHuencias, sino como un contexto en el que sus habitantes fueron participes activos e importantes de estos circuitos transaccionales. En este sentido, en vez de haber sido marginates en dichos procesos, los habitantes de las Antillas se encontraban en el medio de Ia acci6n. De hecho, muchas de estas cadenas de intercambio a larga distancia parecen articularse sobre otras que habian sido establecidas a menor escala en las islas. Por ejemplo, Ia distribuci6n pan-regional de Ia jadefta parece haber estado relacionada con Ia circulaci6n a nivel intra-antillano de otras piedras verdes asociadas con Ia producci6n de hachas como Ia radiolarita de San Martin, Ia toba silicificada del este de Puerto Rico o Ia serpentina de la parte oeste de Ia isla (Rodriguez Ramos 2002b). Esto indica Ia relaci6n operacional de esferas de interacci6n que funcionaban a diversas escalas que envolvfan relaciones dentro de las islas, entre las islas y con el continente. La reproducci6n a diversas esca1as de dichas interacciones demuestra su caracter fractal, mientras que Ia presencia de los multiples focos de interacci6n tam bien indica el caracter reticulado de las mismas.
A una escala macro, toda esta evidencia, en combinacion con Ia distribuci6n pan-regional de otros elementos que han sido analizados recientemente (e.g., bateyes, deformaci6n craneal oblicua fronto-occiptal, conejillos de indias y enterramientos de perros, entre muchos otros; ver Rodriguez Ramos 2007, 2011; Rodriguez Ramos y Pagan Jimenez 2006, 2007), indica que muchos de los productos y tradiciones tramitadas a larga distancia en el Caribe se circunscriben a las Antillas Mayores y las Antillas Menores norteiias (con un limite definido basta ahara en Ia isla de Guadalupe) y a nivel continental a los territorios entre Colombia y Costa Rica. Esto nuevamente parece mostrar que muchas de las interacciones que dieron pie a Ia circulaci6n de algunos de los materiales, ideologfas e informacion que se registr6 a traves del tiempo se dieron a traves de mar abierto. Aunque las distancias entre estas regiones continentales y las Antillas Mayores parecen ser muy largas a primera instancia, estudios computadorizados de simulaci6n de navegaci6n realizados por Callaghan (2003, 2008) indican que dichos viajes trans-caribeiios no solo eran factibles para estas sociedades tempranas, sino incluso mas f&iciles que el moverse a traves de las Anti lias Menores debido a las fuertes corrientes intrasondales registradas entre las islas. En el presente trabajo hemos enfatizado el estudio de las dinamicas de interacci6n que promovieron Ia circulaci6n de cultfgenos, tecnicas de cultivo, tradiciones culinarias, materias primas, estilos tecnol6gicos de manufactura, elementos iconograficos y productos terminados en el Gran Caribe, demostrando que las aplicaciones cientfficas en Ia arqueologfa pueden tratar muchos otros asuntos de interes en nuestro estudio del pasado (ver capftulos en Hofman et al. 2008 para ejemplos recientes del Caribe insular). De hecho, esta perspectiva esta siendo empleada por los autores de este trabajo quienes, junto a colegas antillanos, europeos y norteamericanos, nos encontramos realizando un estudio macroregional que busca hilvanar las historias de los pueblos indigenas de las diferentes regiones del
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AGRADECIMIENTOS
Caribe. En este proyecto estamos ahondando en las evidencias ceramicas, metahlrgicas, botanicas, lfticas y 6seas que parecen indicar el movimiento de gentes, materiales y/o ideas entre nuestras regiones, mediante Ia aplicaci6n de estudios especializados los cuales nos pennitiran detenninar con mayor nivel de resoluci6n Ia magnitud, direccionalidad, motivaciones y caracter que tuvieron las interacciones que hemos planteado en el presente trabajo. Esperamos que este estudio sirva como base para comenzar a entablar un dialogo entre los investigadores del Caribe insular y continental y que pueda redundar en un mejor entendimiento de los vinculos hist6ricos entre nuestros pueblos desde tiempos precoloniales. II
Este trabajo ha sido realizado como parte del proyecto titulado Communicating Communities: Unraveling Precolonial Networks of Human Mobility and Exchange of Goods and Ideas from a Pan-Caribbean Perspective, dirigido por Corinne Hofman. el cual es subvencionado con fondos de Ia Fundaci6n Nacional para Ia lnvestigaci6n Cientffica de Holanda, bajo un beca VJCI.
b
c
d
Cemf de conglomerado (i.e .. calci-rudite), San Martrn; a,b) trigono'itos de Anse a Ia Gourde (cal. 900 - 1300 d.C.); c} acercamiento a muestra de material prima: d) secci6n fina de materia prima (polanzada) (c y d se tomaron de van Tooren y Haviser 1999, 256, lotos 6 y 7).
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Actualizaci6n del inventario de bienes culturales y estudios arqueol6gicos de Puerto Rico Erika M. Valle Segarra Lode ray I.M. Bracero Marrero Laura Del Olmo Frese Consejo de Arqueologln Terrestre, ICP
E
l Consejo para Ia Protecci6n del Patrimonio Arqueol6gico Terrestre de Puerto Rico (CAT). es el organismo gubemamental responsable de "levantar 1111 inventario y mantener 1111 registro pennanellle, debidamente actualizado de todos los materiales, estructuras y sitios arqueol6gicos terrestres que se hayan encomrado a Ia fec/w de vigencia de esta ley y que se descubran posteriormente, incluyendo aquellos que se encuentren en colecciones y museos en y fuera de Puerto Rico." 1 Un inventario de bienes o recursos culturales es un sistema integrado de registro y catalogaci6n de los bienes culturales inmuebles. La informaci6n que integra el inventario se constituye por todas aquellas fuentes documentales referidas a los bienes que lo conforman: datos generales, ubicaci6n geografica, material grafico y fotografico, bibliografia y documentos impresos y manuscritos que se refieran al mismo.
A los fines de cumplir con las disposiciones de Ia Ley 112, desde hace varios aiios se ha estado tmbajando en el Proyecto de aclllalizaci6n del invelltario de bienes culmrales )' estlldios arqueol6gicos de Pueno Rico. El proyecto consta de dos fases fundamentales de documentaci6n: revisi6n, actualizaci6n y reorganizaci6n del inventario de bienes culturales y Ia georeferenciaci6n de estudios arqueol6gicos mediante Sistemas de lnformaci6n Geografica (SIG), mejor conocidos por sus siglas en ingles como GIS (Geographical brfonnation SystemP El objetivo de Ia primera fase del proyecto es actualizar el inventario de bienes culturales existente integrando todas las referencias bibliograficas e informaci6n identificada para cada recurso en un solo documento por municipio. Las referencias utilizadas se 1 Ley 112 del 20 de julio de 1988: Ley de Protecci6n del Pntrimonio Arqueol6gico Terrestre de Pueno Rico 2 Georeferenciaci6n o georeferenciar: asignaci6n de localizaciones absolutas en un sistema geografico delerminado.
ACTUALIZACION DEL INVENTARIO DE BIENES CULTURALES Y ESTUDIOS ARQUEOLOGICOS DE PUERTO RICO
organizan partiendo de las mas antiguas a las mas recientes integrando tanto registros y documentos del CAT como de Ia Oficina Estatal de Conservacion Historica (OECH), fondos de las bibliotecas Jose M. Lazaro de Ia Universidad de Puerto Rico y del Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y del Caribe, asi como documentos y Iibras de otros archivos y bibliotecas. Mediante este procedimiento se ha podido aumentar de manera significativa el numero de recursos documentados con que contaba el inventario existente. Par tanto, el arqueologo, historiador, estudiante o persona interesada en el tema tendra Ia mayor informacion disponible para su investigacion.
del Otoao (SAO) del municipio de Utuado, Ia Sociedad Arqueologica de Ciales (CIBA) y el inventario de Cabo Rojo realizado por el Sr. Antonio "Mao" Ramos Ramirez de Arellano, entre otras. Por otro Iado, para esta compilaci6n tambien se integra Ia informacion obtenida de los estudios arqueologicos, los cuales brindan una idea del estado actual de los bienes identificados e informacion sabre recursos culturales no documentados anteriormente en el CAT. AI momenta contamos con 6,247 estudios arqueologicos, entre Fases lA, IB, II y 11(.3 Otra fuente de informacion importante es el amilisis de los cuadningulos topograficos del USGS y de las fotografias aereas de diferentes ai'ios. 4 Una busqueda sencilla en los topograficos y fotos aereas nos brinda una idea de como ha ida cambiando Ia geografia del area de estudio, igualmente nos brinda Ia localizaci6n de Hacienda Ana Luisa haciendas, centrales o estructuras asociadas a estas.
El inventario existente fue iniciado con alrededor de 900 fichas Jevantadas para toda Ia Isla por el arqueologo Juan Faro de Isla de Mona Gonzalez Colon en 1979. Este inventario fue creciendo con el aporte de nuevos El inventario abarca registros de sitios no solo los recursos e informacion precolombinos, sino adicional para los tambien aquellos sitios existentes, asociadas a los distintos levantados por distintas Chimenea Hacienda Petroglilo en Cueva de los periodos coloniales. organizaciones Tamarindos Cardona Tambien se han integrado interesadas en IMAGENES OE OIFERENTES F\ECURSOS CUlTURAlES INClUIOOS EN EL INVENTARlO. tanto los recursos sal vaguardar el existentes como aquellos patrimonio cultural de ya destruidos. Algunos ejemplos de los tipos Puerto Rico. Algunas de estas iniciativas son de de recursos identificados son estructuras o ambito regional como el Interior Survey de 1982 remanentes asociadas a haciendas cafetaleras realizado por el arque61ogo Jeff Walker, que o centrales azucareras como chimeneas, incluye los centros urbanos de los municipios homos de cal y casonas; obras de ingenieria o trabajados. El estudio arqueol6gico del Area infraestructura como puentes, atarjeas, canales de de planificacion especial de Piiiones trabajado riego, faros y remanentes del antiguo ferrocarril; por el arque61ogo Jaime Velez y ellnventario iglesias, casas y edificios antiguos, entre otros arqueo/Ogico de Ia costa este de Puerto Rico bienes patrimoniales. realizado por el arque61ogo Miguel Rodriguez, ambos completados en 1990. 3 Reglamento para Ia radicoci6n y evaluaci6n de proyectos de
Tambien existen investigaciones de ambito municipal como Ia Sociedad Arqueol6gica
construccion y desarrollo, Consejo de Arqueologfa Terrestre, 1992. 4
United States Geological Survey. Agencia Fedeml encargada de cstudiar y recogcr informacion acerca de Ia Tierra.
El sistema de consulta para los recursos culturales establecido esta constituido por tres componentes: planilla municipal, expediente del recurso y base de datos digital. En Ia planilla municipal el investigador podni consultar r.ipidamente Ia informacion de los bienes identificados para cada municipio. Este documento detalla en doce columnas Ia informacion basica del recurso. Los campos seleccionados como criterios basicos para cada sitio son:
•
Asociacion cultural - Indica a cual cultura pertenece, basado en Ia clasificaci6n del arque61ogo o investigador que trabaj6 o estudi6 el recurso.
•
Registro en formulario - En esta columna se asignani el sfmbolo de asterisco (*)para todos los recursos que tienen ficha de inventario previa y una lfnea (- )para aquellos recursos que no cuentan con ella.
•
Codigo- A cada recurso se le asigna un c6digo de identificaci6n que estara compuesto por las siglas del nombre del municipio y un niimero ascendente.
•
Reportes del sitio - Esta columna indica el nombre del investigador o investigadores que documentaron el recurso.
•
Nombre - El nombre del recurso puede estar asociado al nombre de Ia persona que lo document6 por primera vez o el nombre del area en donde se encuentra. No todos los recursos cuentan con un nombre.
•
Condicion - Aquf se detallan las condiciones actuales o e] estado de conservaci6n del recurso reportado en Ia ultima visita.
•
Barrio - Nombre del barrio donde se localiza el recurso.
•
Sector - Nombre del sector donde se Jocaliza del recurso.
•
Localizacion - En esta columna se asignara el sfmbolo de a-;terisco (*) para todos los recursos que se han podido georeferenciar. Por otro lado, una lfnea (- )para aquellos recursos que solo tienen descripcion, pero que no ha sido identificada su localizaci6n absoluta.
•
•
•
La segunda parte del inventario es el expediente del recurso. Se constituye de todas las referencias existentes identificadas para cada recurso y se organiza cronol6gicamente. Una vez recopilada toda Ia informacion se procede a georeferenciar su localizaci6n, utilizando los SIG.
Total de recursos
Recursos georeferenciaqos
37 25 65
Lares
63 35 71 42 60 140
Coordenadas - Indica Ia localizacion absoluta del recurso.
Las Marias
45
Maricao
Tipo de recurso - Ejemplo batey, residuario, petroglifo, hacienda cafetalera, hacienda azucarera, iglesia, puente, atajea, taller lftico, etc.
Isla de Mona
80 23 110
USGS - Indica en cual cuadningulo topografico fue identificado el recurso.
Municipios Adjuntas Barceloneta Carolina Comerio Dorado
Ponce
9 44
45 31 44
21 88
MUNICIPIOS TRABAJAOOSY CANTIOAO lOTAL OE RECURSOS GEOREFERENCIAOOS
71
ACTUALIZACION DEL INVENTARIO DE BIENES CULTURALES Y ESTUDIOS ARQUEOLOGICOS DE PUERTO RICO
Se puede apreciar en Ia tabla anterior el total de recursos identificados en los municipios trabajados y Ia cantidad total de recursos que fueron georeferenciados utilizando los SIG. Con esta informacion y con las posibilidades de apoyo de los municipios, se planifica Ia fase de visita de campo para verificar Ia informacion recopilada de los recursos.
Estas visitas han aportado informacion de las condiciones actuales de los bienes, a Ia vez que identificamos aquellos que Ia oficina del CAT no tenfa registrados. Se han logrado identificar 35 recursos, tanto de asociacion colonial como precolombina y se ha tenido Ia oportunidad de rectificar Ia informacion de los sitios existentes, asf como aiiadir informacion de recursos nuevos.
El tercer y ultimo componente de este sistema lo constituyen las fichas de inventario en Ia base de datos digital. Una vez se tiene toda Ia informacion disponible para cada recurso y el inventario municipal, se exporta toda Ia informacion a Ia base de datos de los recursos culturales. De esta manera Ia busqueda de informacion del recurso se realizara de forma mas rcipida y eficiente. Bajo este sistema se han trabajado hasta ahora 10 municipios.
La metodologfa de trabajo establecida nos ha permitido estructurar un sistema de investigaci6n, que ademas de cumplir con Ia responsabilidad que nos asigna Ia Ley 112 de levantar un inventario complete y actualizado de recursos culturales, permite que Ia informacion este a! alcance de todos los sectores del pueblo puertorriquefio que interesen consultarlo. Hasta el momenta, se han identificado y registrado una cantidad sustancialmente mayor de recursos a los que se encontraban registrados. Los diez municipios trabajados representaban un total de 286 recursos. Luego de Ia actualizacion del inventario, tenemos un total de seiscientos sesenta y nueve recursos culturales, aumentando en un 133%. Como logro adicional podemos mencionar que Ia informacion disponible en los archivos del Consejo como fotograffas, informes, fichus, mapas o cualquier otro documento, de los cuales contamos con un solo original, se han podido digitalizar asegurando asf su conservaci6n y permanencia para el futuro.
La tabla a continuaci6n (figura 3) muestra los resultados obtenidos en las diferentes fases del Inventario de bienes culturales. La Municipios
Inventario 1979-2008
Inventario 2011-2013
Incremento
Adjuntas
45
63
40%
Barceloneta
35 71
30%
Carolina
27 II
545%
Comerfo
7
42
500%
Dorado
60 140
1.7%
Lares
59 41
241%
Las Marfas
20
45
125%
Maricao
30
80
167%
LA CREACION Y ACTUALIZACION DE DATOS
Isla de Mona
6
23
283%
AROUEOLOGICOS
Ponce
40
110
150%
MU~ICIPIOS TAABAJAOOS Y CANTIOAO TOTAL
OE RECURSOS IOENTIFICAOOS
primera columna muestra el total de recursos identificados durante el transcurso de los aiios 1979 al 2008. La segunda columna nos brinda Ia cantidad de recursos identificados bajo nuestra metodologfa de investigacion. Como se puede apreciar en Ia tercera columna, el aumento porcentual para Ia mayorfa de los municipios trabajados es significative. En el caso del municipio de Barceloneta, hemos realizado una serie de visitas en conjunto con el Centro Cultural, logrando inspeccionar Ia mayorfa de los recursos identificados.
APLICACION DE LOS SISTEMAS DE INFORMACION GEOGRAFICA (SIG) PARA
La segunda fase del proyecto consiste en Ia georeferenciacion de los estudios arqueol6gicos y los recursos culturales que se encuentran documentados en el Inventario. Los datos geograficos o geodatos producidos en los inicios de Ia integraci6n con SIG se encontraban en archives separados por cada municipio. En los pasados dos afios se logro integrar todos los archives en bases de datos geograficas o geobases creando a su vez Ia metadata de los mismos, permitiendo obtener referencias concretas de las metodologfas utilizadas para crearlos. 5 Por tanto, se ha " Metadata; informacion descriptiva utilizada para los datos geogrnficos como prop6sitos, autores, contactos, fecha de creacion. restricciones, entre otros ,
Puntas y poligonos bases de datos geograficas poltgono,representaci6n para identificar estudios arqueol6gicos l2ID,OOO
0 punto,representaci6n para identificar recursos culturales
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Vista panoramica de datos arqueol6gicos de Puerto Rico
Aepresenlaci6n geografica de dales arqueol6gicos: radicaci6n, esludios arqueol6gicos y recursos cullurales.
7J
ACTUALIZACION DEL INVENTARIO DE BIENE S C ULTURALES Y ESTUDIOS AAQUEOLOGICOS DE PUERTO RtO
4
Estudios arqueologicos por municipio, Puerto Rico
fof•l de cstudlos uquol6glcos por munlc:lpJoi 10 S 0
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de Alll*Oioaia Tcnatr<' '""'"de PlanirOCIICicln de Pumo Rico'
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224- SIB
C"""'JO
Mapa coropletico del numero de total de estudios arqueol6gicos por municipio
alcanzado un mejor manejo y uso de los mismos de una forma sistematica. Tras esta iniciativa, se continuo con Ia georeferenciaci6n de los estudios arqueol6gicos y recursos culturales. Por otro !ado, se comenz6 con Ia creaci6n de los poligonos de los proyectos de construcci6n y desarrollo que evahia el Programa de Arqueologfa y Etnohistoria (PAE) .~
0 I· 2
Mapa de densidad de puntos. Recursos culturales por cuadrlcula.
3·6 •
1 · 12
•
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•
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METODOLOG I A
Para Ia sistematizaci6n del almacenamiento y creaci6n de los datos geograficos se utilizan las plataformas de SIG y Ia digitalizaci6n de las areas de proyectos de construcci6n y estudios arqueol6gicos. Luego de Ia digitalizaci6n de las areas de proyectos, se procede a Ia georeferenciaci6n de las fuentes provistas.
H~,·islt~ ICI'I ,.;,~"' 14
Las bases geograficas de estudios arqueol6gicos y proyectos de construcci6n son representadas en poligonos. En cambio, los recursos culturales son representados con puntos. 7 En relaci6n al punto o polfgono creado para identificar el dato, para las tres bases de datos principales (estudios arqueol6gicos, recursos culturales y proyectos de construcci6n) se toma como primera altemativa Ia Jocalizaci6n absoluta y los Ifmites de las areas de proyectos. Para lograr una mayor precisi6n, se utiliza el mayor numero de fuentes posibles para mantener Ia integridad en Ia localizaci6n de los datos arqueol6gicos y Ia coherencia en Ia integraci6n a los SIG al momento de Iocalizarlos. Algunas de las fuentes utilizadas son: mapas topograficos de Ia decada de los cuarenta, cincuenta y ochenta, fotos aereas hist6ricas, tablas de mensura, capas de informaci6n geognifica generadas por otras agencias gubemamentales (carreteras segmentadas, suelos, acueductos, bosques, catastro digital), archivos digitales de otros estudios arqueol6gicos sometidos a Ia Oficina ocupa el tem:no donde ser~ desarrollndo un proyecto de construcci6n. 7Todos los dalos son almacenados bajo las caracrerfslicns geoespaciales
6 Polfgono: Iicea que
eslablecidas por Ia Ley 264 (ley para adoprur el Sisrema de Coordenadas Planas Estatales de Puerto Rico) junto a Ia proyecci6n C6nica Lambert y el darum North American Datum or 1983 (NAD83).
Estatal de Conservacion Histotica, trabajo de campo y etnogcifico en Ia visita de recursos por municipio, documentaci6n bibliogr:ifica, entre otras. Considerando que uno de los principios fundamentales de los SIG es complementar informacion geografica con attibutos descriptivos de los mismos, se producen ptincipalmente dos bases de datos, las cuales se complementan con los datos geograficos: estudios arqueologicos y consultas para proyectos de construccion. Con Ia informacion generada en estas bases de datos, se realizan las uniones de "uno a uno" entre las tablas generadas para los datos geograficos. Tambien se generan otras tablas de trabajo y de cotejos en Ia medida que se crean los polfgonos por municipio para contabilizar y poder documentar cualquier tipo de observacion y metodologias adoptadas para crear los geodatos. BASES DE DATOS GEOGRAFICAS RECURSOS CULTURALES
La geobase de recursos culturales se nutre principalmente de los inventarios de recursos culturales realizados por municipio. En Ia medida que se completa ellnvelltario de recursos culturales de un municipio, se actualiza Ia base de datos geografica y, por tanto, las tablas de atributos para cada recurso cultural. Igualmente, distintas fuentes son utilizadas para lograr georeferenciar con localizaciones absolutas los recursos: rectificaciones de mapas, mapas topognificos hist6ricos, coordenadas, entre otros. Principalmente, se cuenta con las fichas de inventario las cuales provienen de varios aiios de recopilacion. Toda Ia informacion se plasma en ellnventario de recursos culturales por municipio simultaneamente con los datos geograficos. Para confrontar los datos existentes y afinar los datos arqueologicos con localizaciones absolutas, se ha realizado Ia visita a diferentes municipios para obtener informacion detallada tanto de localizaciones como de descripciones de los sitios en cuestion.
ESTUDIOS AROUEOLOGICOS
La geobase en polfgonos con las areas que comprenden los estudios arqueologicos se nutre de todos los estudios sometidos para propositos de evaluacion. La misma trabaja en conjunto con los proyectos de construcci6n. AI igual que en Ia geobase de recursos culturales, se trabaja con el mayor numero de fuentes posibles. PROYECTOS DE CONSTRUCCION
Los proyectos de construcci6n son aquellos que evalua el PAE para analizar el impacto que pudieran causar a los bienes cuhurales. Por tanto, para Ia creaci6n y amilisis de esta base de datos de los proyectos de construcci6n son sumamente importantes las dos bases de datos geognificas antes mencionadas: recursos culturales y estudios arqueol6gicos. La actualizaci6n de las mismas permite un amilisis de sensibilidad arqueol6gica en las areas a desarrollarse. Para Ia alimentaci6n de Ia geobase de los proyectos de construcci6n, los mismos son evaluados y georeferenciados, principalmente con Ia digitalizaci6n de las areas del proyecto. BARCELONETA : CASO DE ESTUDIO
Barceloneta es el primer municipio en donde se han integrado todas las metodologfas incluyendo eltrabajo de campo y Ia recolecci6n de puntos con las tecnologias de Sistemas de Posicionamiento Global (GPS por sus siglas en ingles) y metodos etnogcificos de recoleccion de datos. En el 2012 se realizaron varias visitas at municipio para Ia recolecci6n de localizaciones absolutas de bienes culturales, verificar su estado y aiiadir informacion adicional sobre los mismos. Igualmente, se pudo corroborar Ia localizaci6n de diferentes estudios arqueol6gicos. Todo este empeiio se logr6 con el apoyo y Ia colaboraci6n del Centro Cultural de Barceloneta, su directora Martha Quinones y todo su equipo de trabajo. Primeramente, se compartio Ia informacion con el Centro Cultural, como mapas con Ia localizaci6n de los bienes culturales y estudios arqueol6gicos para ser corroborados. En Ia medida que se visitaba el municipio, el equipo planificaba una ruta con los recursos por corroborar y otros nuevas por localizar. 75
Barceloneta: representaci6n de datos arqueol6gicos Datos arqueol6gtcos A rccursos culturalcsâ&#x20AC;˘
D O
estudios arqucolt'Jgicost proycctos de rndicaci6nl
Umitcs tcnitorl:llcs
0
Barccloncta
(Q) llmitcs municipalcsl 0.5
0
1 Kilt'Jmetro
Mapa de los recursos culturales de Barceloneta inventariados hasta el momenta.
Rr<itl~r iCl'loulmtN
N
Tambien en cada visita el Centro Cultural coordino entrevistas con informantes de diferentes barrios de Barceloneta, los cuales aponaron informacion sobre los bienes culturales. AI terminar las jomadas de trabajo, los puntas recolectados fueron ingresados en SIG, analizados y afiadidos a los geodatos del municipio de Barceloneta, a Ia vez que se actualizaba Ia geobase de los recursos culturales. APLICACI6N DE LAS BASES D E DATOS GEOGRAFICAS Y DEL INVENTAR IO DE BI EN ES CULTURALES
La creacion de datos geograficos y del inventario de bienes culturales carece de importancia sin Ia apticaci6n de los mismos. El fin principal de este proyecto es Ia protecci6n y preservacion del patrimonio cultural de Puerto Rico, ya que solamente se puede proteger aquello que se conoce, que se sabe donde esta localizado y cu:il es su estado de conservaci6n o situaci6n actual. Sin embargo, es imprescindible que el inventario posibilite ser utilizado como fuente de informacion por los diferentes sectores de Ia sociedad. Por ello, las bases de datos y Ia informacion geografica se han integrado al area de consulta de Ia Sala de Referencias del Consejo de Arqueologfa Terrestre. En Ia misma, los usuarios (arqueologos, investigadores y estudiantes, entre otros) pueden acceder Ia informacion en las computadoras asignadas. Como resultado, el investigador tendra a su alcance herramientas que puedan complementar sus proyectos de investigacion y establecer diferentes amilisis, como Ia distribucion de haciendas en un perfodo determinado o Ia ubicacion de diferentes asentamientos aborfgenes alrededor de Puerto Rico. Ademas, permite conocer Ia informacion de los bienes culturales, su localizacion y sus condiciones actuales, nos brinda mayor seguridad en Ia toma de decisiones al intervenir con los bienes al momenta de conceder permisos de construcci6n en las areas interesadas.
producen en ellnstituto de Cultura Puertorriquefia. Igualmente, ha se companido los geodatos con ciertas agendas gubemamentales o gobiemos municipales, que los han solicitado para integrar los mismos a sus planes de manejo y colaborar asf en Ia protecci6n del patrimonio cultural. Finalmente, se vislumbra que uno de los prop6sitos principales de este proyecto sea Ia integraci6n de los municipios y sus comunidades, permitiendo un conocimiento de los bienes culturales de su area geografica, a fin de proteger su patrimonio local y desarrollar proyectos culturales y turfsticos que los pongan en valor y uso, incidiendo en Ia calidad y nivel de vida de toda Ia comunidad. â&#x20AC;˘ Rerercncias
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Por otro !ado, teniendo en cuenta el esfuerzo de integraci6n de datos geognificos del proyecto para la "Centralizacion de informacion geografica de las agendas de gobiemo en Ia oficina de tecnologfa de Puerto Rico" de la Oficina de Gerencia y Presupuesto (OGP), hemos colaborado al suministrar los datos geognificos que se
Reglame/1/o para Ia radicaci6tr y ei'Uitraci611 de pmyecws de consrnrcci6n y desarrollo, Consejo de Arqueologfn Terrestre,\992. Rivera Font:ln, Juan A.20\0, ltll'e/1/ario cle lracie11das caferaleras de Mayagile:. Depnnnmento de Anc y Cultur.s, Municipio de MayagUez.
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