~piniones
americanas y europeas sobre la rebelión española
-,---- .--~--:
111
..
f
!
l '
1
Graba do d e L OS DESASTRES DE LA GUERRA p or Goya
Cuentan que el día 2 de mayo de 1808, contempló Don Franoisco de Goya y Luciente~ desde una ventana, con un catalejo ea una mano y un trabuco naraajero en la otra, '\ los fusilamientos junto a la. montaña del Príncipe Pío, e'1 Madrid. Por la noche, acompañado de su criado Isidro, que portaba un farol, se trasladó a aquel sitio y, entre charcos de sangre y cadáveres insepultos, fué trazando sobre cartones los horrores que había preseaciado. "¿Para qué pinta, usted esas cosas?" -pregunta Isidro, lleno de miedo. "Para tener el gusto de decir eternamente a los hombres -:responde el genial pi.Itor- que no sean bárbaros.'' Ante la bárbara matanza del pueblo madrileño en los días actuales, perpetrada por tropas extranjeras -musulmanas y mercenarias, como los "mamelucos" de Murat--, que forman la va'ilguardia del llamado "ejército nacional", no cabe más que un comentario goyesco: VIVIR PARA VER.
SAN JUAN, PUERTO RICO
DICIEMBRE, H36
notas de redacción Dáse por descontado que en toda guerra -co~<l hárbam en CSl'llcia y en prindnio- "siempre se quic. bra algo que no debiera <¡uebrr.::-se", siempre sufrc·n injusti~ias multitud d e víl'limas inoc entes, y el desenf•·eno a bsurdo, loco, patológico. causa estragos vergonzosos e irrcparables. Pl·ro hmbién es verdad <¡ue los relatos de atrocidades ¡Jl'can casi siempre <le exageración desmedida, aun los hechos por testigos pn:senciales. E~to es una verdad p•·oba<la repetidament<' por la experiencia y por la historia, y ejemplos ole ello se dieron innumerables en la Guerra :\[undial, siH ir más lejos. Ante la desbocada propaganda que otros hacen a base de bulos e infun<lios contra el pueblo y el Gobierno español, podrianros responder ciento por uno transcribiendo horron•s y atrocidades. Preferimos no ha<'l'rlo. Prrferimos no hacerlo, no por falso patriotismo de tlll'l patria que no es b nuestra natal (aunque h a blemos ~ u le ngua y le profesemos un f<•rvoroso cariño); no por escrúpulo de deo;pcrtar la frase hecha y el clichí· d e p:H'otilla tic quienes hablan ligeramente y en cualquier ocasiún tic E:>par'ía como el pais tic la lrH¡uisic ión y la crueldad. No1 nos inquietan los túpieos gastados, insostenibles a 1:1 luz del an:ílisis pondt•J'a do y la ju~ ta c ritica histórica. l-Iemos preferido no haecrlo, r h asta hemos titub~ado en incluir material fid edigno, !I'HHie sólo se aludía a estos h orrores de una manera r. djetiva é incidental, porque nuestro principal objetiw> es orientar al lector apelando a la razón, no propagandimrlo por medio d e una truculenta c atársis emocional.
El prinu••· fascículo de VERDADES se agotó a los diez días de publicado y la demanda creciente, des. pués de agotado, nos obligó a sacar un segundo númrro, triplicando la <>dición. Hoy por tercera vez salimos a la calle, porque la acogida que se nos ha dispensado justifica nuestra c reencia de <tue cumplimos una función de ilustración objetivu necesaria. La publicación de VEHDADES nos h a ocasionado pequcrios disgustos y pequerios sacrificios, J><'l'L• han quedado éstos compensados por grandes satis:accion<>s. Entre la-; últimas, no es la menor el recibir continuamente voces de aliento y felicitaciones, a las que no damos publicidad por no restar· espacio al original. Sólo hemos querido hacer una excepc ión con la carta cablegráfica que nos dirig<: Isabel de Palencia y 'que publicamos en este número. porque no se trat:. sencillamente de una feli c itac ión elogiosa, sino tar.lbién de " una opinión autorizada wbre la realidad española". Queremos hacer constar aquí nuestro agradécimiento a todos los <tue con su vr,z nos alientan y con su cooperación nos estimulan. Entre las múltiples dificultades que hemos tenido c¡ue afrontar - y vencer las mús veces- en la prepnración de los números publicados. figura - en primer Jugar, desde nuestro punto de vista- la autoimpuesta limitación ele recoger únicam<·nte material acreedor a la consideración del públ i('O srnsato: algo que refleja una verdad y cuya procedenc ia nos m erezca crédi. to p or una razón o por otra. Es muy natural que no todo Jo publicado sea consideraciones desde un mismo punto dr vista y aL canee en un idéntico nivel ele :;obrieda<l, objetividad y análisis. Eso es imposible en cua!quier terreno y ante cualquier fenómeno. No puede hablar igual un observador extranje1·o, corn•spo nsal especializado e n las cosas de Esparia como el católico Fernsworth, al condenar las derechas cspariolas en su exeelente artículo de "Foreign Affairs" (ví·asc nuc~tro primer número) que el electricista de la motonav( "Ciudad de Palma" al deponer ante el Cúnsul en Odn sobre los aconte. ci mientos de las llalenres d e que fué testigo presencial (véase nuestro segun<lo número i. Empero las ma nifestaciones de este último que<lnn ratificadas por la "Versión Oficial" d e esos mis1•1os hechos publicad:l en el periódico l\lallorquin "Ultima Hora" bajo la censura de los rebeldes. La suma rle todas estas manL festaciones es la que deja ver con lurirlez la realidad de los hechos. Por todo lo cual c·reemos sinceramente haber hecho honor, h asta dondf' es humanamente posible, a l título de nuestra revista; VERDADES.
Con todo esto no c¡ueremos decir que no ha habido atrocidades. Sabl•mos que las ha h abido. En ambos bandos. Pero con una gran diferenc ia entre ellos. Afortunadamente el murHlo está bien informado, y sobra n pruebas evidentes pa•·a saber de cierto en qut~ consiste esa trágica diferencia. En el campo rebelde de los generales alzados - la mi ~ma r adio de Sevilla lo ha perifoneado- la atrocid:ul es sistematizada, preconcebida, emana de los tliri¡;entes tact ieos Es una atrocidad fria que tien e JW I' objetivo el al•!rr(•I"L zamiento premeditado d e las :~: asas no combatientes, y por principal - aunque no único- ejecutor h o rda'> semisalvajes y feroces; y no disti1:gue víc timas. En el campo adicto al Gobierno legitimo, la atrocidad, c uando surge, es d esespe!·;,d a, imprevista emo- · cional. Los ejecutores improvisa<los de ellas son gen_ les a quienes al antiguo régimen ha man tenido deli. beradament e en la ignora ncia y la mise•·ia, antigua:; víctimas, muchas vrces, ellos mismos o sus familiares amigos y correligionarios, d e rl'presio n es cue!isimas, Y nún nsi (o quizás por eso mismo) el instinto les guia a actuar con mayor lógica y menor injusticia que Jos otros. Sobre todo la atrocidad, cuando surge <'n el cnm(Pasn n la página 1!l)
De no h aber aplicado una rigurosa selección d e Jos originales pudiéramos haber llenado numerosa~ resmas de papel con opiniones ~· comentarlos favorables al Gobierno Jrgitimo español. Sobrr todo en el capitulo de las a trocidades.
2 Imprenta Puerto Rico, lnc.
o
• ..
Entrevista c~n ·el Médico Puertorriqueño Don Pedro IIernández del Valle que acaba de llegar del Frente.
+
............•.• .... ? Soy puertorl'ic¡ueño, de pacll·es puertorriqueños, nacido y criado en Isabela. Estudié en Estados Uni. dos y en España, y fui doctorado en Medicina por la Universidad de l\ladrid. ...... ...... ...... ...... '1 Al estallar la rebelión de los generales españÓles, me encol'traba en La Casa de Salud Valdecilla, en Santander, cursando estudios e~pecializados, y prae. ticando al mismo tiempo en dicho hos¡>ital. ........................ 'l Como beligerante, exactamtnte, no he partici. pado en la guerra civil. Respondí al llamamiento que el Gobierno de la República hizo a todos los médico.,, ofreciéndome para servir en los hospitales de sangre. Creí un deber profesional y humanitario hacer esto. Estaba en territorio leal bajo el gobierno legitimo y únko reconocido por las potencias extranjeras. Aun. que espai1ol de raza, yo era un extranjero e'n Espa. ña y había permanecido ajeno a la politica interior. Al expirar el curso en la Uni,·ersitl:ul Internacional de Verano de Santander, a últimür. de agosto, y tenicnde todo mi equipaje y material quirúrgico en l\ladrid, opté por regresar a la Capital. Tuve que hacer un largo circuito, de Santander a Bilbao, de Bilbao a Francia, de Francia a Por Bou,' de Por Bou a Barce. lona, de Barcelona a Valencb, y de allí a }ladrifl. Escaseaban los· médicos y se pedían voluntarios para marchar al frente. La· guerra tra s'a ngrienta y los médicos en condiciones de tra>ladarse ¡1 la linea de combate no daban abasto. Otra vez consideré mi deber acudir donde se necesitaban mis servicios · con tanta urgencia. Ingresé, pues, en calidad de facultativo en el Batallón de Milicianos Joven Guardia. Esto fué a principios de septiembre, y parti enseguida · pa. ra el frente de combate de Talavera. • • . • : . • • • • • • • • . • • • • ••••• '1 Organizamos dos hospitales de sangre en Santa Cruz del Rctama1· y en Valmojado, el primero a sesenta y un kilómertos de l\ladrid y a ci~co kilómetros de las avanzadillas de mi Botallón. • ........................ ?
Si, he presenciado innum<!rables hechos de 'gur. rra. Además todas las actividades en el frente de combate están más o menos relacionadas con la ·guerra misma, y asi rcquisns, incaut<.:.ciones de propiedad, regulación de abastos, etc., etc.· ~on realmente hechos de gul.'rra. ........................ ? Puede decir rotundamente que no he visto fusila.
miento alguno, ni he sabido de atrocidades cometidas por l\lilicianos en el frente. Las monjas cuyos conventos fueron requisados eran evacuadas a sus respectivos hogares sin malos t:-atamientos, y otras muchas eran utilizadas como enfermeras en los hos. pita les; pero sólo las que a ello se ·prestaban vol un • tariamente. Recuerdo el caso de: un oficial que en l2s trincheras se puso a incitar a Jos milicianos a sus órdenes para que se pasasen al enemigo. Fué arres. tado, dedaró que se sentía enfermo, y me llamaron para examinarle. Presentó un certificado de Wasserman positivo y le encontré una lesión cutánea. Durmió en el cuartel de guardia y al dia siguiente presente yo mi dictamen. Creí que podía haber dudas en cuanto a irresponsabilid:td patológica y así lo hice constar en el atestado, re.-::cmendando que antes de ser enjuiciado se le analizase el liquido cefalo.raquídeo y se le examinara por un psiquiatra. Todo ellc. fué tomado en consideración y d oficial fué traslada. do a l\ladrid para sufrir esos l.'xámenes antes de en. juiciársele. La documentación de este caso obra en los archivos dd Batallón Jovl.'n Guardia. ••.••••..•.• ....•••••.••• .?
Las Milicias se comport~ban admirablemente. Si pudiese escribir todos los actos heroicos de est()S Milicianos vistos por mi, resultaría una emocionante obra de gran valor huilúino.' !'ero ·acórife'ce· ·mucbao; · veces que los testigos ' de grande~; acontecimientos no sabemos contar los hechos como merecen. Diga Ud. que he visto :\lilicianos llevand0 alimentos regular. mente a casas de familias falangistas del pueblo que por su conocido carácter no se atrevían asomarse a la calle. ........................ ? Los combatientes tomados pns10neros al bando contrario se custodiaban . en . ~randes . cuarteles cm. . plazados l.'n la rl.'taguardia. l.l,:>gaba'n exhaustos y decaídos. Se les alimentaba y 110 se les molestaba, dcjándolos descansar hasta el día siguiente. Entonces se les sometía a un interrogatorio. Lo más im~ portante de las preguntas iba dirigido a averigum· las razones por que peleaban contra el Gobierno. Ellós contestaban la mayoría de las veces que porque se l~>s había hecho creer que un gobierno bolchevique se ha. bia apoderado de l\ladrid y qul.' el ejército peleaba por la República, que ellos eran leales a la Rl.'pú. blica. . ................. ? En los · hospitales de sangre no . habla distinción alguna en cuanto al bando en que habían pl.'leado lo,;
-3-
hospitalizados. Allí solo había heridos o enfermos, asistidos en igualdad de comlic:iones salvo la nece. sidad particular de rada cuaL •• o
•• •
o
•••
o. o
o.
o
o
o
•••• o
o.
?
o
•••
Si, nos destruyeron dos hoo;¡Jitales distintos, am bos en Santa Cruz del Retamar. I.Jno fué destruido to. talmente po r las primeras bomb:1s de un ataque aéreo. (Seis trimotores rebeldes de ba:~tbardeo y tres apara. tos de caza.) Alli murieron dos hospitalizados. No hu. bo tiempo suficiente para evacuarlos. Los aeroplanos hicieron su aparición a las siete menos veinte de la mañana del llia seis de octubre. En el otro hospital destruido perecieron cuatro enfermos. Presencié cin. co ataques aéreos y en todos ellos fuimos blanco de sus bombas. o
•••• ••••• o
o
o
o
o.
o
•
•
••
•
•
o
••
o
o. o
o
?
••
Al principio ondeábamos la bandera de la Cruz Roja en sitio bien visible a la :nriacióri. Después qu.c! nos destruyeron el primer hospiial optamos por quttar las insignias de la Cruz Roja porque servían de blanco al enemigo. Desde enton'!es usábamos sólo una pequeña insignia a la puerta del h ospital en sitio in. visible para los aeroplanos. o
• ' •
• • • • • o. o
•• o
•
•
o
o. o. o •• o. o
••
o
o
?
••
En el rec into del hospital no se llevaba nunca a efecto otra actividad que las estrictamente benéficas y humanitarias. Teníamos una pequeña guardia miliciana, sirviendo de camilleros y en otros menestere'i necesarios para la salida y entrada de heridos. El al': mamento más cercano al hospital que hubo nunca fue una ametralladora antiaérea emplazada a más de dos. cientos metros de nosotros, para la protección de la poblaciún. El sitio lo determinó un frondoso árbol que le servía de camoufiage. o
• ••
o
•
•••• o
•••••••••• o
•
•• o
o
••• o
?
•••
De Santa Cruz del Retamar tuvimos que retrocl'der a Valmojado a treinta y seis l:ilómetros de Madrid. Los rebeldes bombardeaban con artillería pesada des. de muy lejos. Luego lanzaban ataques aéreos Y por último cuando todo estaba casi destrozado echaban la caballería mora por delante. Los leales casi no contn. bnn con armas. •
• '• o
•
•
o. o
o. o
•
••• o •• o
o ••
o •• o
o
o
?
o •••
SaU del frente el día doce de octubre a las ocho de la noche. Un decreto del Gobierno obligaba a la militarización de las Milicias populares. La falta de médicos se iba remediando. Presté gustosisimo mis servicios en el momento de mayor necesidad, conscien te de que hacia una cosa justa v humanitaria, de <JUI! cumplia un deber. Pero no fué nunca mi intención incorporarme al ejército regular del Gobierno español. Otros deberes me llamaban a Puerto Rico y deci. di regresar. De quedar militarizado hubiera perdido mi ciudadanía y, por tanto, el derecho a residencia en mi país. Me licenciaron con muestras de agradecimiento de las que tengo prueba documental. De Madrid salí el día catorce de octubre a los dos días des.
pués de mi r egreso de las trincheras. Los Madrilci'io-; estaban seguros del triunfo final a pesnr de saber per. rectamente que l' n el frente de 1 ulavera, que era t!l sector más castigado, sólo se contaba con escaso arEn mi sector que tenia una extensión de 1namenlo. veinte kilóml'tros sólo se contaba con un cañón de 1.15, tres caiiones de 7.5, cuatro morteros, dos amelt·a. lladoras antiaéreas, fusiles vicies, escopetas, y muy pocas pistolas. Las pistolas d<J los oficiales eran de marcas diversas. •
-
.. .
... ...... .
.. .. .. o
••• ••• o
?
••• ••
El comandante Carrasco del Batalló n Joven Guardia del Trece Hegimiento, d ir yo a despedirm<.! me dió un rollito de papel que luego vi que contenía tres certificados, el primero era un nombrami ento de capitán médico. Yo había ingresado como médico de Milic ias c¡ue en el ejército español correspo nde al gra. do de alférez (segundo teniente en el ejército amer:. cano). En campaña me ascendieron a teniente por los servicios prestados, salvando en la retirada el personal, en su mayoría enfermo, y lo:· medicamentos. Tall agradecidos estaban las Milic ia<> de nuestro servicio que heridos y enfermos trataban de ayudarnos en lodo lo que podían. De los otros dos papeles, uno era un certificado de la labor prestada y el otro un salvoconducto para trasladarme a Madrid y a Puerto Rico. A<IUÍ los tengo todos. Puede usted examinarlos. • •• •
•
•
o
•
•
o
•• ••
o
•
o
•
••••• o
•
o
•
o
•• •
?
•••
Todo lo que se diga del pueblo español es poco cn cuanto a bondad, grandeza, hidalguía, y espíritu de sacrificio. Un pueblo que merece !<r-r respetado y defendido por todo el mundo democrático y liberal. •
•• •
o
••••• ••
•• ••• •• o
o
•• •
o
o
••• o
o
?
••
Dejé a 1\ladrid pero si mi paío; me enviase a prestar nuevos servicios a aquella tierra cn una unidad de am. bulancia, allí regresaría en seguida. Ya hay en el fre;.. te ambulancias de otros paises y vería con honda satisfacción que mi tierra pudiera hacer lo mismo. No sé si en Estadas Unidos se ha orsanizado alguna. . - ........ .. ... . ...... .... ... .. .. ?
Al pasar por Valencia todo marchaba norma~men. te salvo que las actividades campesinas me parecie. ron más intensas que de ordinario. No vi ni siquiern Milicianos como observé al pasa: por allí mes y medio antes. En Barcelo na normal todo. Mucho movimiento industrial y comercial. El día que estuve allí, quince de octubre, llegó el primer auxilio ruso que consis. tia exclusivamente de viveres, sobre todo azúcar, le. che y conservas. En Santander y en Bilbao lo que más me llamó la atención era la vida religiosa qul' se hacia. Sacerdotes, monjas, y frailes, en hábito, transitaban con toda tranquilidad por las calles; y las iglesias se lll'naban de cr eyentes diariamente durante misas y sermones. Alli el clero no hizo armas contra el pueblo, como sucedió en otra partes, y el pueblo ha r espetado r eligiosos y sacerdotes.
-4-
Carta abierta a l)Jliguel de Unamuno Por JEAN CASSOU
••
Don Miguel, yo no puedo acordarme sin emoción -si usted las ha olvidado- de esas jo•·nadas de cxi. lio que hace quince aüos soportaba usted en París v en el c urso de las cuales yo tcní:1 el h onor de hacer!~ colllpañla. Yo empezaba entonces mi conod mien . to Y mi cari1io a Espa1ia; creo incluso c¡ue su dt•portacion 111<' suministró la Jlrimera ocasión de emprender la Jlrimera campaü.t, que después h e con. tinuado con tesón, al objeto de lograr imponer a mis compatriotas franceses, la imúgell auténtica de mi s•!guntla patria. Y usted, era jm:tamentc usted, don l\liguel, la nu1s alta figura de aq uella Esp:uia que !la. maba Nuestro Señm· don Quijote. Entre nosotros podía verse con complacencia, cor1 la idea <(Ue inspira confi a nza confm·table y pintores!·a <l e la Esp:uia de los barbe1·os y de los curas, <JlW <:s también la Espa. ña <le los generales y la de ese triste se1ior Dorhón , t an caro al boulcvard y a la p ~ que1ia c husma reaccionada, el •·cy indigno <( Ue os ha bía expulsad o de vuestra Salamanca. Pero la gran Espa1ia viviente y tradicional era preciso proclamür que era usted, únicamente, quien la encarnaba; us!cd la había llevado consigo en su exilio, como ante-; Víctor Ilugo había llevad o Fr:.m cia con t•l, y Enriqt•e Ileine a Alemania. ¿,Qué h a pasado, pues, don !\ligue!'? Ilc aquí que su voz se eleva hoy para saludar a los generales felones , esos militarotes "epil épticos" para quienes su generoso verbo no tenía a ntes bastantes calificativos. Toda Esp:uia, la verdadera, la que nosotros defendía. m os contm las interpretaciones vulgares y bajas, la España clásica y la Espmin popular, se encuentra en armas en el mismo la do de la barricada. Está allí, co n sus escritores y sus artistas, con el gran filúlogo Menéndcz Pida!, historiador nacional, autor d e "La España del Cid", venerable p adre d e la Univer:;idad cspaiiola ; con el poeta Antonio 1\lachado, vuestro viejo am igo de siempre, vucsll't• compañero en esa famosa generación del !JI\, que lanzó el primer cla. rinazo d el despertar de E spaña; con el católico Osso. •·io y Gallardo, el más il ustre ole los magistrados, y el católico José Bet·gamin, vuestro mejor discípulo ; con esta Catahui a <(Ue usted gustaba tanto citar, en sn lengua, Jos mús hermosos verso<;; con los campesinos de la :\lancha; toda la España trágica, toda la España d e don Quijote, est ú lanzada contra Jos generales sa:t. gui narios, ex plotadores de moro!: y criados d e Hitler contra el peso del pasado y contra el hambre. Don Miguel, ¿no reconocéis a vuestro pueblo? Usted h ablab a antes d el " sentimiento trá gico de la vida en tre los hombres y cnlre Jos pueblos"; usiNl hablaba de "el hombre <le carn~ y hueso" Y d e este frenético querer vivir c¡uc anim:! cada destino. Los h ombres de carne y hueso que quieren vivir sobn• esta ti erra esq uelética de España han gritado su e!iperanza y usted estú apartado ele ellos. ¿Será que, en fin de cuentas, este realismo apasionado que usted oponía a todas l as "ideocracias" no <'ra más que una quimera metafísica como las otras, una divcrsibn del
-5
espíri tu, y esta voluntad de vivir la máscara de una estéril aceptación de la muerte'? Pero, en este cas'l, ¿con qué derec h o os indignúi:> contra la violencia exasperada de Jos anarquistas espa1ioles? Porque si usted se atiene a su sentimiento trágico de la vida y a su metafísica de una esperanza que dl'sespera y d e una vida que mucre de no morir, el ges. lo del anarquista no es mús que la prolongación ia. Jll(•diata de su pensamiento. Usted quería ani. mar estas masas amorfas con un gran sue1i0 Y una gran locura; usted se quejaba d :!l sueño letárgico que e nvolvía u (•stas pobres almas colecti\'as. Usted de. cia en el prefacio a la ''Vida d~ don Quijote y San. c ho": "Vamos a liberar el sepulcro". Ahora las ma. sas están en marcha. ¿Qué lc5 exigís? Si su gesto) es vano y no sign ifica m:ís qlll~ una aspiración a la muerte, sus quimeras paté ti c:~s no pueden pm· menos de mostrarse satis fechas. Pero si el S<'pulcro f(U C ellas va n a liberar es el de l a pobre España aho. gada bajo la losa de los bachilleres, c uras, barberos, se1iorcs feudales, eshinos del Santo Oficio, jcsuítas ignaros, caciques holgazanes, generales perjuros, mo. nat·cas rastreros; esta España que se l evanta es la de los h ombres d e carne y hueso qn!' no saben mucho lh~ doctrinas, pero que quieren vi vi•·, vivir su vida terr!'". tre, vivir como ese personaje ce llrouillanl hijo rlr vuestro genio, que os gritaba: "Yo <Juicro vivir, d on Miguel", enton ces, do n 1\liguel, la contradicción que ligaba vuestro pensamiento vie ne a tierr a. Usted tenía el privilegio y l.:t responsabilidad de aparecer como el testigo de una raza, y, por decirlo, así, su alma. El úngel había tocado sus labio.~ con carbón ence ndido. Es una suerte enorme, un fa. vor extraordinario ser uno a través de quien la idea se haga r ealidad, el verbo ca rne. Colocado en el punto de c ruce del pensamie nto, entre el deseo d e con . sumarse en fe y en espíritu, de p erderse en la pura vo. Juntad metafísica y, p or otra p'lrte, el deseo d e afir~ marsc como una realidad co ncreta y presente, el gran filósofo, el gran poeta, el hombrJ representativo sien. te pesar sobre t•l todo el destine de la especie huma. na. Y este espectáculo es par ti cularmcnte grandioso cuando la especie hum a na se presenta, como era el ca. so de su dt·ama, don :Miguel, bajo el aspecto de la más bella, de In m:'ts noble, de la más humana de las razas que habitan este globo. A ~ i , mientras usted vi. vía su tragedia de filósofo, era el receptúculo de la vasta angustia espiritu al ; pero el hombre r eal, el hombre cotidiano, el hombre de carne y hueso que reclamaba su p arte en ella era un h ombre español, y l os destin os de todos los hombr<>s estaban pt·óximos a encarnar en u sted y de tomarle por símbolo y garantía. Todos los h ombres actualm;, t odos los hombres vivientes, tod os los que en el menor pueblo de Casli. lla viv ían su v ida dolorosamente, iban a encomcn. dar su sufr imiento y su esperanza, a usted, que tan admirablemente habla glosado la pobreza de don
t
1
...l•
Quijo!<'. A estas pohr<'s g<'nles, y ~ don Quijote mismo, nes, la grandeza, la revuelta d e vuestra nar10n, rcqul' se iban a ('(\hijar a s·u lado, uslt•d las ha nega_ l>eldia de su nación regenen1da. Usted no lo ha qued o, El gallo ha cantado; usktl ha reJ)('gado de su mac•; . rido. Sus armas usted las rehusa a c~t c pueblo, que tro. Y su ohra ha quedado, sin lu sali(la que d <'bi<' r:t estú completam<'nle desarmado y que los lansquen••. haber te nido, s in la expansión suprema que su a<¡cwn tes alemanes ahoga n. Yueslra obra, que iba a ser ve¡·_ habría podido darll•. Esta obra, en la cual yo me he daderamentc obra, y olJI':t operan!<', se pára en seco alimentado, no pu<'(le más que ahogaros. para no se¡• más que lill'ratnra y vapor. No puedo cl ~ Ahora, todos los picaros d i! enlr<' nosotros, todos ciros hasta qué punto esta quiebra me hiere en la los con·('((orcs de pluma que no tenían mús que incom- idea que yo me hacia d e un a obra literaria, y de una pre nsión y desprcl'io por la n r llleza d e España, to- ohra literaria esp;uiola y tle vuestra obra literaria, d os los que la traicio naban con sus estribillos vulga- don · ~ligucl, escritor español, escritor humanist:1, res y que insultaba n su gloria, toma n vuestras hombre de cam c y hueso, cargMlo como estábais d l: exhiben en alto. "Le l\latin" tantas almas y d e tantos c uerpos sufrientes y con el palabras y las publica su r <'trato; León Daudet os compa ra a Vict0r peso de todo un pueblo que no puede, que no d ebe llugo y se os honra e n "Candide", que rehusaba an_ volver a caer bajo las pesadas patas de los ganerales, tes todo articulo sobre uste(l. Parece que usted admi- volver a su afrentoso l> as:Hlo feudal , volver a ra a Franco y que ve en él <'1 !>alvador d e EspaJia. constituir 1 o d a v i a la aleg1 in d e los amante.• Pero sus nuevos amigos tiene n t-1 d er echo de ver en d e opereta y d e colorido local. J, un que os retiráseis a usted un viejo muy ligero y muy impreviso r. Porque. vuestra tienda d e sabio, rehusand o ciar a vuestra obr:l en fin , en lugn :· de terminar en est o hubiera pod ido este conse ntimi e nto y esta eo n ~!usión que España esquitar al infortuna(lo Primo de Hivera y al inolvida. peraba. . . Pero no solamente usted rehusa a la Espa. hl e Alfonso el c uidado de pre':l·nir muchos errores. ña real, sino incluso la condena. Usted hace la a polo1Qué d e tiempo perdido, don l\liguel! Xo es a l\lanucl gía d e sus eiH'migos, d e los d e España; usted cae Azmia, sino a usted mismo a quie n h ace falta dete- en el campo de los ba rberos y de los c uras y los (llln<'r; a ustNI que ha d <'S<'ncadcnado in(lignac iones y ques; sobre todo, d e los duques, ('U yo mejor placer IH> c úl <'ras, usted , el autor de c ie1·tos sonetos vcngador<'s tie ne mús que burlas p ara el candor de don Quijo!<•. contra los generales y contra la monarquía;· usted, que Y los que sueiian nostúlgicmncnte ron la b uena España ha hahllulo mucho del hombr<' tic carn<' y hueso.· Es d el buen r ey Alfonso y de los brr.vos guerreros perdo:Miguel d e Unamuno a quien :\ligue! de Unamuno de. navidas de villanos, aceptarún coloca ros a continuabe h acer pr<'nder ahora; d ebe matar y, en verdad, le ción d e las queridas imágen es que, para ellos, no deben cesar un instante d e reprer,entar a Espmia . Si, ma ta. hay algunos entre nosotros que h a n puesto toda su es1Que h ermosa era, don :\ligue!, es'ta indómita inperimza <'n vuestro Franco, como la han puesto e n dependencia de todos sus gestos y de todas sus palaill'as; anl <'s, este capricho y este . arbitrio de sus · Hitler, y ahora estos mismos le (¡·atan a usted de gran pcnsmnientos, los ritmos de su inservil elocuencia. hombre. Veros en buena compañ ía. Para mi usted sael fuego d e su lirismo 1 1Ah l ¡Qué grandeza teníais be cuánto le he querido, don }.ligue!, y me perdonai'Ú hablando del deseo, de la muerte, (le la solicitud y dl: haberle dirigido este papel que rehusa todavía sc1· la gloria l Creo que nunca, de sde Cervantes, la lengua un adiós. e.spañola ha sido tan plena y tau rica como bajo su (Traducción reproducida de LA VANGUAnDIA, pluma. Estos dones, esta grandeza, esta r ebeldía, de Barcelona.) esta revuelta, iban a poder convertirse en los do-
La Ultima «Frase:>> de Don Miguel Dos párrafos de Juan José Llovet en el "Listín Diario" de Sa nto Domingo el !l de noviembre -d e 1!)36, come.ntando una frase de don l\ligucl de Unamuno. "Acaso no se haya cumplido todavía un mes de que en uno de nuestros artículos, al comentar unas declr.rnci ones de don ::\ligue! de Unamuno, decididamente favorable a la causa de los fascistas hispanos, apur.. túbamos la <'Spcranza de que cualquier cambio del viento <le su humor le hiciese va~iar de rumbo. Ya se han producido las dos cosas: nJ cambio y la variación. Era lo natural. Haber sido Unamuno durante
setenta. y tantos años, a lo menos que obliga es a seguir siéndolo hasta la exhalación del último suspiro vital. Genio y figura, hasta la sepultura. Frente a un auditorio de fascistas exaltados, en una plaza de Salamanca, sintiéndose por dentro y m a .. nifestándose al exterior el mismo. Unamuno irreductible de siempre, don l\liguel pa:.· ece que ha tenido el valor de gritar a sus oyentes : "Vosotros venc<'réi~, pero no convenceréis". Una gran frase; una gran frase que ha valido al ínclito escritor su cuarta destiltlción del rectorado de la Universidad salmantina".
Ayude a difundir «VERDADES» Preste o regale los números que obran en su poder.· -:-6-
-
El Líder Galleguista y Notable Dibujante Alfonso Castelao ante la Rebelión Española SU PEHSONAI.IDAD La personalidad de Castelao queda revelada por los párrafos inicia les de un:t rntrevista concedida a La Vanguardia de Barcelona el ~3 de septiembre dt• 1936. En el renacimiento de Galic ia, Alfonso H. Caste. lao es, sin dtula, a un tiempo la figura mús popular y la más señera. Como los líricos precursores, llegó al pueblo a tmvés d el arte, aunque pronto uniú a esta misión d esveladora el apostolado social y la lucha po. lítica. Al igual que Hosalia de f:<·~ll·o, su fina sensibL lidad de artista capt ó hasta lo mús h ondo el dolor d e la tierra Y de las gentes de su patria. Pero en vez de expresnr su angustia y su inquietud en versos - qll:! habrían de tardar más o menos en llegar a los labios y al cora zón d e las gentes-, las plasmú en dibujos, que hablaban por igaul al c ulto y a l iletrado, <1ue re. sumían la ironía y la pena, el humorismo y el dolor d e l alma gallega. En esos dibujos, que aparecieron en ''El Faro", de Vigo, durante algún tiempo, marineros y campesinos se reconocían dia tJ·as dia; muchos pe. dían que les leyeran los epigrafl's. pues los advinaban sabrosos. . . La popularidad d e Castclao fué rápida y ascendente. A la aparic ión de l Libro d e " Cousas" y luc~o del segundo Libro de "Cousas", el pueblo se sintió cada vez más profundamente identificado con el dibujante poeta. Le hizo suyo y no le d ejó ya nun. ca. En e l Album "Nós", Castelac r ecoge más tarde lo nu1s pec uliar y punzante de su obra como expresión del alma gallega. Es un libro hondo y doloroso, aun. <¡uc no falten en él humm· ni ironía. "Algunos espíritus sensibles que lloran con la mclancolia d e tangos y de fados -traducimos dt~ "Nós"-, en contraron desmedido este dolor de mi~ estampas; otros espíritus inerte'> vieron poco patrio. tismo en el afán de ser verdadero. Con todo, yo sigo
-
c reyendo <¡ue el pesimismo puedo! ser libertador c u an. do despierta a nhelos y cod icias d e una vida más li m. pi a ... " A esa vida mús limpia tie nden las estampas dolorosas de "Nós'', cm·tejo si n fin de la angustia de emigrantes, de campesinos, d e pobres, de mendigos . . . A esa vida más limpia ten d ió toda la obra politica de Castelao, lidcr del galleguismo y diputado del partido autonomista gallego en las Cortes de la Hcpllblka. Aho ra Castelao se encuentra en Barcelona con otrt~·; gallegos emigrados, buenos mnigvs de Catallllia, y nos dice con infi nita tristeza : - Habíamos soriado hacer tic Galic ia un Paralsv te rrenal. Y p odría serl o -ariadc enérgico-. Galic ia tiene una estructura y una psice>logía distintas a las del resto d e la Península. Pueden convivir a llí las más distintas ideas, y aun reunirse y amoldarse para el l:ien d el país, c on tal de que te ngan en c uenta eso: la especial personalidad de la gente, del espíritu, de la tierra. Apenas si hay lucha de clases. En la ciudad h emos ido a la misma escuela y hemos jugado los hL jos de los artesanos y los de los seriores. El intelectual es el mejor amigo del campesino, del marinero .. . Se anima ch arlando de a quella amistad, a la que consagró lo mejor de su vida, y a las pec uliaridade~ del trabajo en el agro y en la m::t• ineria: - Allí- dice- , por ejemplo, la pesca se hace to. davía como en tiempos de los .\póstoles. El patrón ele la barca sale a pescar con sus h •11nbres. A la hora tic repartir las escasas ganancias, a él le toca alguna múo;, naturalmente, pero ello es justo r. i se tiene en c uenta que puso la embarcación, los apa rejos y la comida de todos. Per·o lo que importa es que él es uno entre los demás, como los demás, y el primero en correr el mismo peligro. Y asi en tod o. Prácticamente, allí no habda dificultad en implantar un régimen coopcrati. vista.
Conferencia de Gastelao ante el micrófono de la Generalidad de Cataluña el 26 de Septiembre de 1936. "GALICIA LA MARTIH" "Va a hablaros un hombre siempre optimista, que soñó con ver realizado en Galicia un ensayo de paraíso terrenal : CSJ>Cjo d e paz, de libertad, de traba. jo y de justicia, en el que pudieran mirarse otros pue. blos hisl>ánicos. Os habla un hombre impregnado de dolor, que no sería caJ>IlZ de dl~:>o ner de la vida de los demás; pero que dispone de la suya Y la ofrenda. ria alegremente si con el sacrifido de su vida cesara esta matanza d e hombres que e1:tá ensangrentando el sue lo d e toda España. Va a hablaros un hombre que siempre ha sido antimilitarista, p orque tiene sus ideas enraizadas con sentimientos de hllmanidad, Y que sólo acepta la guerra como precio de una paz perdurable. Va a hablaros un hombre que quemó poco a poco,
inútilmente, sus instintos anim::lcs, para busc ar un camino de p erfección, y que h oy desearía sentirlo:; encendidos y aguzados de ferocidad para vengar a los muertos de su país asesinados por la c analla fascista. Tengo el dolor que c ualquier h ombre pueda sentir en el momt!nto de ver truncadas sus mejores ilusiones; pero yo os digo que tengo fe en mi Galicia m ártir, porque los martirios p asados crean nuevas energias )>ara la lucha, y yo sé que mi tierra será un balua rte inexpugnable del nuevo Estado republicano, del Es. tado que esta guerra civil se encargará de crear. Esta guerra se encargará de abolir un pasado ig. llC\fllinioso, <JUC no nos ha dejarlo más que dcsilusio. ncs de vida, sin saber siquiera c uál fué su mejor pro. pósito, Y toda la sangre, t odo el fuego y todo el hierro de la lucha que estamos presenciando ha de servir p a.
-7-
ra alümbrar, purificar y man~ener una nueva concep . .) Ción de vida, en In que se as1enk una nueva concep. ción del Estado. Estamos, pues, :.sistiendo a la violen. cia sangrienta y dolorosa de un :parto, que habrá flc ser feliz alumbramiento de una nueva España.
~de nega1·se nues:ra C_?ntribu_ción al ~1eroísmo de to_dos
Quisiera presentarme ante vosotros, que sois la flor del heroísmo, como repres~utante de un pueb!o victorioso; pero sólo soy en este momento el reprc. sentante de un pueblo mártir. Múrtir, pero no venci. do. Traigo la esperanza de que al final de esta guerra, cuand~ la Castilla fascista se derrumbe, mi Galicia aparecerá erguida, con los puños en alto, buscando a Cataluña y Euzkadi, para gritar <Jesde lejos: 1Presen. te! Y si al final de la contienda no oyéseis la voz fra. terna! de mi patria, pensad que allí sólo han quedado los viejos, los niños y las mujere<:. Y aun así, no tarda. riais en oir la voz de mi patri.1 resucitada, porque fuera de Galicia quedan muchos gallegos dispuestos u ci.unplir la voluntad de nuestros mártires. En esta ho. ra; todos los gallegos del ~lundo estamos poseídos de una mi~ma obsesión: la de vengar a nuestros muerto!>.
Yo soy de un pueblo que siguió la marcha del s0l y quedó detenido muchos siglos por el mar tenebroso, para templar su alma frente a la inmensidad y al infi. nito; así nos nació el ansia de <~onocer mundos y así se enraizaron en el Finisterre hispánico todos nues. tros sentimientos de patria. l\Ii ricrra dió un Prisciliano para que la sangre de su martirio fuera el germen de la Reformu. l\li pueblo hizo l ;. primera revolución de carácter social en Europa, adelantándose en cuatro siglos a las aspiraciones de Andr.lucia y de Extrema. dura. Mi pueblo ... ¿para qué recordarlo?, fué siem. pre amante de las ideas progresivas.
Si nuestros mártires no han podido ser héroes se debe a que una política irracional los entregó mania. tados; pero en este momento no seria oportuno mirar hacia atrás, porque el pasado no puede robarnos la acción y el pensamiento para construir el futuro. Só. lo os diré, catalanes victoriosos, que los gallegos es. tán luchando por la libertad en todos los frentes, por. que dondequiera que un gallego luche por las liberta. des republicanas está defendiendo la existencia de su Galicia y el bienestar de su tierra. Yo no puedo forjarme ilu.s iones acerca del éxito de · ~quellos hermanos que luchan todavía en los mon. tes de Galicia, porque sé que no tienen armas ,Para una acción eficaz y decisiva;, pero so11 héroes. 1Son héroe$! Y ahora permitidme que nH: enorgullezca de ser gallego, porque en esta guerra, como en todas, resalta. nuestro amor a la libertad . . Si rl Gobierno de la Re. pública dispone de una 1\larina .ie guerra se debe a la lealtad de los gallegos. Visitad el "Jaime", el "Libertad'', el "Méndez Núñez" y torlos los destructores y submarinos, y advertiréis que e~ la inmensa mayor·ía de sus dotaci(lnes hablan la dulce lengÚa de mi país'. ¿Y en tierra? En tierra hay mil~s · de gallegos luchan. do denodada,~nte en todas parl{s. Si vais a A5turias,' ''eréis un contingente extraordin:..rio de mineros gallegos. Si visitáis el frente del Guadarrama y Somosie. rra, advertiréis la presencia de r.tis paisanos, obreros, funcionarios o estudiantes, residentes. en Madrid . . Si presenciásteis el asalto heroico del Hotel Cristina de San Sebastián, veríais que aquellos héroes eran los mineros gallegos de Trincherpe. Y a vosotros, catala. nes heroicos, bastará recordaros que la compañia de guardias d e asalto número 49, que tan valientemente luchó en Atarazanas, se componía de gallegos. No pue-
los pueblos de Espana. Y s1endo as1, ¿puede cons1de. rarse a Galicia como una patria vencida'? Las ideas de nuestros muertos florecerán en 11 nueva Galicia q1w todos los gallegos del l\lundo sabremos construir•.
Muchos espafíoles consideran a los gallegos como hombres aferrados a la tradición; pero nuestra tradi. ción no está en el pasado ni es aquella serie de hechos históricos interpuestos que ad<mm los tradicionalistas españoles, sino la eternidad misma que vive en el fondo de nuestros instintos. Yo os digo que con nue~ tro amor a las ideas generosas, qne con nuestro genio universalista, que con nuestra fe en los destinos his. tóricos de la patria, que con nuc>stro sentido trascen. dente de la vida y de la muerte, que con nuestro sen. tido de la tradición instintiva y de la solidaridad hu. mana, haremos de nuestra tierra uno de los pocos pa. raísos que aun pueden surgir en Europa. ¿,Quién podría impedirlo? ¿Acaso el triunfo de los facciosos? 1Imposible 1 Ellos son los patrioteros de todos los desastres, para quienes la patria es una simple abstracción nwmificada o quizá una bolita que se les han metido en la cabeza cuando eran niños. Ellos son los católicos que se contentaban en po. ner en la puerta de la casa una imagen del buen Jesús, estampada en hojadelata, para vivir dentro del hogar en contubernio con los siete pecados capitales. Ellos son los adoradores del tanto por ciento, que tenían como templo una tienda de dinero en comisión para vender duros a siete p eset'ls, y que pomposa.mente llamaban bancos. Ellos son los terratenientes codiciosos y misera. bies, que dejaban morir de hambre a sus trabajadores entt·e verdaderos mares de pan. Y frente a los facciosos, que representan lo que hay de más viejo, de más negro, de más podrido en España, se alza todo el pueblo con los puños crispados y dispuestos a vencer o morir. La guerr a está ganada de antemano, y dentro del Estado federal que todos preveemos, mi Galicia se pre. sentará dignamente para decir '111 palabra. Catalanes: 1Salud 1
Para tener información .fidedigna de la realidad española lea «V E R D A D E S»
....
1
-
\
1
,. '
'españa
•111.
1
~
1
destrozada
Artículo aparecido en /a revista w Jentirm "Bspaíia llepublicana' el 3 de octubre de HJ3(l. 11 d ebido a la ¡¡luma d e/ doctor ,\ve lino Gufi¿_ rr!!z, persona drstacada intr/ectua/, social y !rowimicamente l'll /a Rt•plib/icti Argentina 11 fundador de la Cu/lura/ Bspariola de Buenos ,\ ires. España está destrozada en su cuerpo material pe. ro vive en s u alma espiritual y h a de renacer de sí misma. · En esta guerra cruenta y dc·•:•stadora como la que m:'ts, Espaiia quedará d estrozadu, desangrada, empo. brecida, di sm inuida en poblaciór., convertida en ruinas. Hasta po<lrá haber sido vendida por los Judas tra idores, en los miseros trei nta dineros, y , en con. secuencia, mutilada en su cuerpo material; pero no mucre, :mnque ese sea el deseo de quienes se esfue1·. zan por matarla. J>e lo que de ella r este; d e la sangre derrmnad:1, d e la evoeació n de sus muertos. del espíritu que la an imó y que no se extingue a cañonazos, habrá de re. nacer la nueva España, como el Fénix de la fábula, de sus sagra das cenizas. ¡.Quiénes pod rán traer la nueva España que to. d os, incluso los rebel des, anh e!amos? ¿ La clase mili. l ar ? ¡,El clero acaso? ;.La nobleza? ¿La burocracia? No. Ninguna de estas clases, por sí sola, nr todas jun. tas, lograr án traer la nueva España. A los que h an pretendido darle muerte no les será posible r esucitarla. ¡, Ser:'tn, por ventura, los hombr es representativo~ d e esas clases? Pero si esas cla~es son completamente estériles. ¿Cúmo pueden engend rar valores nuevos, ni viejos? La nueva España la t rae:·á n valores espiritua. les superiores, valores mor ales, principios puros, pe. ro no los intereses mezquinos qu ~ persiguen los rebel. tles. De la corrupción, de la iniquidad, del egoísmo y la opr esión n o puede salir la nueva España. . La nueva Espafía la traer á esta cosa simple y san. t~ que se llama el TRABAJO. Con el trabajo de todos España r enncerá grande y nueva. Con el trabajo de lo. d os, enti éndase bien. El gen erador de la nueva España tiene que ser el trnbajatlor y no el zángano, ni el parásito. El ejército no puede traer la nueva Españn, pues
por una monstruosa aberración ha ca ído en el peca. do de salirse de w misión e i r contra ella, engendran . do guerras dvi les q ue la an iquilan y la tienen en continuo soiJresa tto. En efecto, EL E.J EHClTO ESPA1\0L, THISTE Y DOLOROSO ES DECIHLO, PARECE HAI3EH SII>O CHEAI>O, ;'1;0 PAHA I>EFE~SA I>E LA :-I'A C IO~. SINO AL CONTHAH IO, PAHA :\!ATABLA en sangrien. tas guerras c-iviles. Diganlo si r. 9 los cuartelazos, los pronunc iamientos, las mi litaradas y las conspiraciones que terminan en guerras civiles. ¡Y cuidado con que me toque us ted el ejército l El clero tampoco puede traérnosla, pues como cducndor del p ueblo el clero ha f¡·acasado completamente, al cabo de cientos y cier.tos de años de cxis. tencia. ¡,Entonces, será la n obl e~a? Pero si la noble. za, por méritos propios, no existe; y es, por otra par. te, de tal esterilid nd, que raya en lo ño ño, inútil e inservible para nada. Si España vive aú n, es por el trabajo de una p arte de sus hijos, y si agoniza, es ¡>or la incapacidad, la incomprensión, la zanganería, la deshonestidad y el parasitismo de Jos otros. . Y el caso es que necesitamos ejér c ito para defender la Nación. Clero par:t educm. Nobleza y burocrv. cia p ara dirigit·. Es también cierto que tenemos todt) eso, hasta con exhubcran tc fron ~ l osi dad y apa rienci a externa 1le bien; pero, e n el for.tlo, pobre y pervertí. do. Ni el ejército, ni el clero, ni la nobleza tienen au. lorida<l ni fuerza moral sufi cienll' para soportar bajo su responsabili!lad el peso de l11s enormes faltas <JIIl~ h an cometido y mucho menos tener la capaci dad qm• se r equiere para afrontar y resol ver Jos graves problemas que a la nación se le p lantean. En esta luch a, las mencionadas clases se h an descalificado a sí mismas y t ras su gran derrota no volverún a tener las preeminencias que tu vieron. Han cmr..ctido t oda s uerte d u monstruosidades, justificándola•; con la p atraña de que combaten al comunismo y al sovietismo, cuando está a las claras que las h acen por conserva r sus privilegios. Los h ombres de estas clases, después de lo ocurrido, están inhabilitados para todo gobierno, debiendo sucumbir al peso d e tan t>normes responsabilidades y de la sanción moral que se les viene encima. Avelino GUTIERREZ
La Mujer Neoyorquina contra los Facciosos Españoles El sábndo 21 d e noviembre próximo pasado, se r eunió en la ciudad de Nueva York una asamblea de doscientns mujeres en representnció n d e numerosas orgnnizaciones cívicas y sociales. Se conde~ó dura. mente la sublevación de Jos generales espnñoles -y se acordó ayu<lnr a las mujeres víctimas de l a r eb elión con dinero, alimentos, ropas y m edicinas. Entre las q\te hi cier on uso de la palabra fi guraro n Miss 1\larie Rukerser , joven escr itora y notable poetisa, 1\lrs. Annn Center Schneiderman y l\liss Helen Holman, lídc.
r·c s de signi fi cación en el movimiento contra la guerrn · y l\liss Eleanor Doddridge Brannan, figura prominente por sus activida des social es. Entre otras frases d e gran interés y exaltado hu. manitarismo, dijo l\liss Brannan: " Es un deber r eal y verdadero (material) d e la muje:- americana el prestar su apoyo moral y económico a la lucha contra el h orror y la brutalidad del fascismo."
-9-
(Ex tractado del New l'ork Times, Nov. 22 del 36.)
Discurso pronunciado por el Excmo. Señor Don Fernando de los Ríos, Embajador de España en Washington, ante el «Council of Foreign Relations», Nueva York, el 5 de Noviembre de 1936. El sentimiento de rc~ponsabilidacl de hablar ante un grupo tan distinguido intelectll~lmente como el <lcl Council of Foreign Relatwns se acrecienta por dos motivos: primero, por las palabras de presentación pronunciadas por 1\Ir. Da vis; segundo, por la gravedad de las horas que está viviendo mi país. Si de esto hemos de hablar, permitidme presentaros un esquema de cuestiones. El origen de la mal llamnda guerra civil española rndica en haber comemr.ado la República a cmnbinr la base de la estructura nacional en sus nspcctos político, so·· cial y económico. Los pilnres del viejo régimen eran la Iglcsin:, el Ejército y la aristocracia, sostenida como clase por estar salvaguardada jurídicamente la estructura semi-feudal de la tierra. Coordinados secularmente esos elemento.~ por la Monarquía, al hundirse ésta, principió a faltar a cada uno de ellos su base l1istórica. 1 )-La Iglesia, única oficialmente reconocida en Espaiía hasta 1931, percibía anualmente del Presupuesto General del Estado, una cantidad de sesenta y un millones de pesetas. Todas las dignidndes, desde el Car<leual Arzobispo de Toledo hnsta el curn de la última alden, rccibínn del Estado sus honorarios como nnos funcionarios. La República, en 1931, dedara, por vez primera en nuestra historia, h libcrtnd de cultos, y en 1932 separa In Iglesia del E starlo con lo cual suprime el presupuesto de culto y clero, siclHlo los fieles eatólicos quienes -a scme,janza de lo que ncontecc en lo::; más de los países- han de cuidar del sostenimiento del culto. Las iglesias de valor a~·tístico quedan, en cambio, bajo la custodia del Estado como patrimonio nacional. La modificación pues, era total, porque desde el siglo XV, de hecho, social y jurídicamente, el control de la vida espiritual y cultural lo t enía la Iglesia. Aún en el período constitucional, hasta 19iU, poseía tribunales especiales, sus más altas dignidades eran
scnndores por derecho propio y a lns órdenes religiosas le entrega ha el Estado subrcpticinmeute la e11seiianza primnrin y secumlnria, a cuyo efecto procuraba no abrir escuelas púhlicas ni institutos. H e aquí para el sacerdote la situación legal al proclamarse la Rc¡ní hlica: El hrcho de su hsisti r como legislnción civil las disposiciones canónicas del Concilio de rrrcuto -sig-lo XVI -imposibilitnba al sacerdote que pcr<liese la fe, a rcintegrnrse a la Yida civil y contraer matrimo11io o legalizar familia. Así pues, por el mero hecho de haber sido sacerdote tenía que continuar siéndolo aunque ya no quedasen en su alma vestin·ios de credulidad; sus hijos, cnso (le tenerlo~ - como acontecía no escasas veces- no poclíau llevar su 11omhre y si el padre los inscribü~ como hi:ios de él, cometía un delito por el que po<lla ser I'educido a prisión. Todo ello lo cnmbió In Repúbli ca : di/, a los sacerdotes el derecho de reintegrarse plenamcute a 1a ciudadanía, crear un hogar honesto en el que la paternidad no apareciese obligada a ocultarse y cambiar de }Jrofesión civil en la forma que mejor concordnsc con su vocación. Cuando la Repúl>lica advino en 1931_, faltabau más rle 20,000 escuelas primarias para recoger los niiios que estaban en la calle y nosotros, en <lus aiíos y medio. abrimos 10,500 edificios C~f~olares; pero co~ mo ?l nilío del campesino~ por la miseria del JOrnal <lel padre, necesitaba ayudnr nl hogar con algunos centavos, lo qu~ hicimo~ para atraerlo a la escuela fué darle en ésta com~da y vestido. Las esencias bien pronto se vieron llenns y el }H' CSU] ,uesto para enscJianza primaria aumentó en dos aiios en máH de 100 milloues de pesctaB. U na nueva visión d.e ~ida quisimos abrir a nuestro pue-blo: b1blwtecns, teatros y museos ambulantes, radio en la escuela de las aldeas ... ¡Con qué amor lo a cogieron! 2)-El Ejército. Al venir la República, el ~jército c_spaiíol tenia 21,000 oficiales, es decir, aproximadamente los mismo que
-10-
el Ejército alemán inmediatamente antes de la guerra nnmdial en 1914. La causa de ello pro~enía de que la monarquía espaíiola habl~ nn.mado al ejército, viendo en él uu · sosten fundamental. Esta 11ecesidad de ~ant~ner el.Jpjército como órg-ano vivo le nnpeha a utihzarlo y, en su virtud, ha si1lo la causa r eal de la guerras en Marruecos de~<l.e 1~92 .hasta 1930. El ejército tenía pr1v1leg-I~s Ju.rídicos y económicos especiales: B.a ))la tri bu na les especiales formados por nnhtares con autoridad no sólo sobre el ejército, si11o sobre cu:mtos elementos civt1es pronunciaren o escribiesen algo qurcllos consülerasen que amcnp;uaba su autol'idad. El impuesto que habían de pagar por sus sueldos era la mitad aproximadan!ente que el abonado por los elementos civiles; t enían derecho a viajar casi gratuitamente y disfrutaban de ciertas exenciones tributarias. Esa serie de imponderables hist óricos y de factores precisos, habían creado en él una conciencia de clase. completamente hostil a los principios libe~ rales y d emocráticos. La República, con generosidad insólita, permitió a tollos los oficiales que quisieran separarse del ejército, por no estar de acuerdo con ella, el qne pudieran hacerlo con todo su sueldo: 8,000 lo pidieron; los demás juraron lealtad. De los que juraron y de los que salieron, sólo 2,000 aproximadamente han permanecido fieles; los 19,000 restantes se han sublevado. ~Por qué~. E s que la R.~~pú~lica, a~nque con miranuentos extraordmarws, habm comenzado a hacer desapareeer los privilegios y, sobre todo, había dad? a la :V}da n~cional un sentido civil y una onentacwn soc1al que eliminaba al e,iército como factor político. · 3) La aristocracia territorial y los .grandes terratenientes.-Pero la democraCia política espafiola, democracia incipiente, corría el riesgo de ser aplastada. por l~ gran propiedad. Los propietar.i.os orgamzaron, al nacer la República, el ".boicot:' de los obreros, dejando las tierras sm cultivar, con lo cual la miseria se a centuó en los hogares. La 1ucha entablada en Espafia entre la legislación social y los propietarios tiene trascendencia histórica, porque era 13: pugna entre el nuevo derecho q?e conc1b~ ~a tierra como inRtrumento soCial, Y el vie.Jo derecho quiritario. Las bolsas de trab~JO, los contratos colectivos fijando los salariOs,
el cultiYo forzoso de la tierra y la reforma agraria, lograron elevar en .más de un 50 por ciento los ,jornale;:;, redumr los d~socn pados e iniciar la reparti~~:ón. de las t1e1:ra~ a fin de crear nna democracta cnmpes ma. 1~1 bienio de 193-1 y 19~~5 mmló cnsi todo 1? hecho v al recomeuznr en Febrero de 193G, despuJs del triunfo de las izquier~la.s; con más ímpetu que en 193:1, la r epnrbcwn de tierras -que no ernn contiscaaas s ino valoradas y pagaclas en SU justo valor- los propietarios, unidos al ejército y a la Iglesia, se han alzado contra el Gobierno. E s que, al despo;:;eerles del control económico, se les quitaba el coutrol político. "Quien tiene la tierra tiene el hombre," dice un viejo proverbio medioeval y en efecto, ello~ perdím1 la posibilidad de disponer del voto y voluntad de los hombrea al advenir éstos libres económicamente. Si como ha dicho en su admirable discurso l\Ir. R.oosevelt, la moral de una clase se mide por la manera como reacciona ante los clebcres fiscales, básteos saber qm! el promedio de ocultación de riqueza en las clases directoras agrarias, según la estadística catastral, oscila entre el 350 y el 400 por ciento. ~Qu é significa pues el actual movimiento de los rebeldes espaíioles ~ Nada nuevo con r especto a lo que representaron las fuerzas directoras de 1a vida política de Espaíia desde el siglo XVI: intolerancia, con trol de las conciencias a favor de un dogma, y salvaguardia de una estructura económico-social mediante la imlJlantación de un régimen absolutista que trata de imponerse por el terror. Ellos han pensado que históricamente la hora era propicia; y, en efecto, lo es. Así como E'll 1823 la Saint<! Alliance de los puehlos ahsolutistas resolvió enviar un ejército a Espaíia para aplastar el movimiento liberal, hoy en que ha vuelto a nacer la idea de nna Santa Alianza constituída por los Estados totalitarios, esta ha r esuelto ante ~1 silencio de las demoCl'acias encogidas, atemorizadas y sin contacto, ayudar al absolutismo espaíiol: no creo en el triunfo de los rebeldes, pero es obligado apuntar las consecuencias que tendría su éxito. Al cambiar totalmento la situación del Mediterráneo por la enfeudación de las Islas Baleares, Costa de Africa y plazas del
-11-
"
estrecho ele Gibraltar a Alemania e Italia, loH <los imperios emopeoR, el de Fraucia y el de l11p:laterra se encontrnrán con sus rl~ ta~ comer ciales y militares controladas : los ]>~<1C1:cs po~íticos del :Me•literráneo qu edarwn nnHcchntmne11te s nbn·rtidos, Francia c?r cada y en cada país de Europa o de Amér tea, la~ audaces .minoríns que controlan las ~raudes fuerzaR del El:'tado y de la econonna, ~e sentirían impcl idas a la aveutura. Como en casi t odos los pueblos de Hispano América existen los mismoR factores sociales qne en E s paiia la R epública, a saber, ha querido cambiar: régimen seiiorial de la tierra, u_n a dique militar con pujos de casta y una I glesia fuiH1ament.1lmeHte política, t odos esos países se sentir:ín impelidos, com o ha ocunido siempre, a imitar a E spaiia. Ahora bien, el fa~eismo cspaiiol 8i triunfase, n o sería direct or de la política iuternacional espaiíoln, sino dirigido por quieues
le habían ascgnrnclo el triunfo. Entre los Estados tot alitarios el mib eficiente controlaría a partir de ese mome11to las tres gr~~ dcs minorías ra ciales que nutren a Ameflca : la alemmw, itnli ~ma y c::;paíiola. Ello ha- · bría de tener en un plazo breYe inmen~a trascendencia comer cial para Norte America. Un problema fiual quier o séíia~ar: todo esto acaece porque la iuea humamsta y r enacentista del hombr e como valor supremo de la cultura a la que debe estar to~b subordinado, está en cris iR ; y, en cambiO, la idea de l\laquiavelo cld Poder, Poder bastaute para eusnnchar territorialmeute el Estado, im}ledir la acci1Íll de los discr cpaut es y evitar la trausforma(·ión de la estructura históri ca en un sentido de mayor justicia, es lo que ticnclc a prevalecer. Ahora bien, el triunfo de c:-;ta scgmula posición J]c.. va collsigo fatalme11tc el estraugnlmnicnto de la libertad y ele la clemocracia.
significativo manifiesto de los intelectuales -_mexicanos . A juzgar por la ·a c titud de In pre nsa comercial de l\léxico frt'nt e a la contrarrevoluciún espaiiola, podría supont'rse que l os trabajador es intelec tuales del país, incapaces de una apreciación justa de los aconteci. mie ntos histó ricos, ni aun en ca~os co mo el de Espa. ña, que tiene similitutl evidente <·nn otros bie n cono. cidos d e la historia mexicana, s impatizan con la re. belión militar. Los suscritos, esc ritores, artistas, abo. gados, m édicos, maestros, profesionales 1le diversas formas d el trabajo intelec tual, h e mos creído d e tu·. gente nccesi•lad hacer a tal r especto la presen te de. claraciún, d estinada a r eh abilita r el prestigio de la intelec tualidad n acional, comprometido por la falsa impres ió n que sobre ella pudiera sugerir la conducta d e esa prensa. Declaramos que la razón jurídica y lo que toda. ,.¡a es más valioso, la razón histórica, están de parte d el Gobierno surgido d el Fre nte Popular Espaiiol co ntra e! c ual se ha ins urreccionado la casi totalidad d el Ejército. Nadie, en efecto, se ha a trevido h asta hoy a poner e n duda la leg itimidad de las elecciones del 16 d e febr e ro último, cfectu::Jdas bajo la celosa vi. gilancia del Gabinete centrista de Portela Valla•lares. Ni los mism os generales infide nles h a n tenid o la aHdacia d e n ega•· la validez de estos comicios, que dan al Gobie rno de Azaiia un indcstrac tible a rraigo p opu. lar. La pureza drmocr:Hica de sn origen no está, por tanto, ni ha rstado rn ningún momento, en tela d e jui. cio. La agresión bruta l de que es objeto por parte de los militares inCidentes, constituye un atentado con.
tra el d erecho público y contra la democracia, que todo h ombre e n verdad civilizado tiene que condenar con indignació n. Pe r o la razón histórica no apoya con menor fuer • . za a la causa d el Frente Popular Espaiiol. Hasta 1931, la anacrónica subsistencia de un r égime n feudal en la propiedad de la tit'rra estorbó el progreso económico y soc ial d e E sp ai'ia. La al'istocrac ia y el clero parasita. ríos, con la armadura d e privilegios <JUC protegía su situación, mantenían la miseria t•n el ca mpo, y pm· consiguiente, oponían limites i nfranqueables al des. arrollo normal de los núcleos capitalistas de las ciu. dades. Apenas. aprobada la refOI'ma agraria p or la Rcpú. blica se inició la reacció n. Sanjurjo se rebeló. Gil Ro. bies preparó, abiertamente, el actual atent ado milita. rista en contra de las instituci ont·s. Las semejan-zas con ciertos periodos d e nuestra hist oria son demasiado visibles llllra que prec ise indi. carlas. También el pueblo d e México tuvo <JUe vencer, a costa de c rue ntos y prolonga1lvs sacrificios, la n •. sistc ncia que opusieron las clases fe ud ales al desen. volvimicnto normal de su p r ogre:so ; tambi én nues tra pais hubo de sufrir la c risis do lo rosa d e insurrección militar, por medio de la c ual el antiguo Ejército pre. t e ndió e ri girse en á rbitro ele los d estinos populares, e intentó conte ner el curso impetuoso d e la reforma agraria, sin la c ual ningún arl clanto eco nómi co ni so. · ci.al hubiera sido posible. T oda la propaga nda calum. niosa que el conservadurismo intern acional hizo en
--:-12...:_ .
lorn? d.c la Hcvolución Mcxican:•, Cué insuficiente pa. ra des!1gurar de IIIO''O • u permanente la verdad nuest1·a verdad, •¡ue al fin se irupuso a la Caz del n'llmdo y mucho mAs para quitar a nuestro pueblo la volun;,ul de pelear por el der.ce h o a v1v1r . . humanamente qu•J sus amos le nl•gal.Hm. ' • ' Ningún mexicano de inteligencia Y de corazón cll•jar:l de percibir 1··• semeJ.mza · ·. · .. . entre nuestra s1tua. cwn. ele 1!J 13 Y la actual del )Hu.•blo cs¡laJiol· y si la Pl'I'Cibc ' senti. • no deJ· ·trá • • t·.uupoco de compartir Jos . nuentos que anima¡¡ a é·ste 1 1 . 1 , • Cn a JerOICa UCha qUI! sostiene frente a la r.. .· · 1all'fur11hsta . eaccwn que, con ayu. da de .. un eJ· ército t '.uuor, .. · ·' · !>e :!m pena • en condenarlo para Sle~1pre a la sumisión, a la ignorancia y al ham. b~e med1e:vaiPs en que sus clase.; dirigentes lo mantu. v1cron hasta 1!>31.
rn dese11111Cñar el ¡wpcl directivo en un pueblo con. tempo1·áneo. Es una lucha por romper las barreras' materiales y mentales que impiden el progreso de Es. paila, y a las cuales deoe ésta In situación secundaria que injustamente ocupa en la comunidad de las na. ciones civilizadas. No nos dejamos engarlar por los agentes de la re. gresión universal, 11ue u bencCido de la violencia or. ganizada y la servidumbr·e sistemútica, lanzan hipó. critas requisitorias u la menor muestra de incor!or. mi dad · popular, y condenan la pretendida opresión comunista para allanar el ca m i no de la más cruel, irresponsable y salvaje de las dictaduras: el Cascistno. Pero negamos rotundamente que la Hevolución Espa. ñola sea comunista, como pretenden hacerlo creer el perio11ismo mercenario y los htclcctuales de librea. · No es comunista, porque se propone como objetivo primord'ial, no la supresiún de la propiedad privada de la tierra, sino su reforma; v•>rque no aspira a la inmediata desaparición de las clases sino a la aboli. ción de los privilegios feudalc~ que las más ociosas de ellas todavia d('tcntan; porque no reivindica la so. cialización absoluta de los merlios de producción y de cambio; porque no pretende quemar la etapa in. termedia entre el feudalismo dominante hasta 1931 en la estructura de la sociedad española, y una nueva so. ciedad cuya edificación comienza a ser factible cuan. do la totalidad o la mayor partl! de las posibilidades del capitalismo se han agotado; porque lo único <¡U•! pide para el pueblo español es la libertad política y el bienestar cconúmico de que se disfruta en todas las democracias del mundo. El derrocamiento de la Repírhlica española, a la . cual defienden no sólo el prolelariado, sino también los campesinos y las clases medias, y en primer tér. mino, io más valioso de la intelectualidad hispana de hor, significaría, en esa virtud, una derrota de la de. mocracia, y un triunfo para lo> regímenes caverna. rios, quemadores de libros y exaltadores de la violen. cia y dl'i crimen, .que después de ahl'rrojar a sus pro. pios nacionales, suci'ian con trasf,,rmar la tierra en un gigantesco ergástulo. Ni como ciudadanos de un pai:> libre, ni como hombres civilizados, ni como intelee. tuales podemos mirar con indiferencia semejante perspectiva. Declaramos, pues, que deseamos ardien. temente el triunfo del pueblo español, en esta guerra a que lo ha obligado la reacción nacional e internado. , na1. Proclamamos el deber que los partidarios de la d<;_~nocracia tenemos de coadyuvar. a él por todos 1 0 ~ • medios morales y materiales a nuestro alcance: Denunciamos la neutralidad ante el conflicto como ur.a ~omplicida~ ~nedrosa con las hu<'stes mercenarias qu~ mte.ntan errg1r la esclavitud en sistema universal de gobierno, .sobre los escombros de la libertad y la cul. t~1r11. Y aftrmamos con entusiasmo, a pesar de las con. hngcncias de la campaña militar, nuestra fe en la vic. toria final del pueblo español sobre la coalición de nacionales traidores y de extranjeros esclavistas que pugnan por someterlo.
.. Pl'ro 1~ guerra civil española tiene una si~nirica." cw_n todav1a mayor: es un episodio de la pugna mor. tal entre el futuro y el pasado, l'ntre la democracia y la autocracia, entre la libertad y la esclavitud, entre las mayorías necesitadas hasta de lo más indispen~a. b)e Y las minm·ias dm•1ias de t•ulos los bienes terre. nales, 'entrl' la cultura progresiva y la incultura ¡•egrc. siva Y bestial, que dentro de poco tendrá como pulen. que a toda la til'JTa. Especie de ensayo sangriento dt: la próxima e inevitable guerra r~tuntlial; la guerra ci. vil esp:uiola enfrenta ya dos concepdones opuestas del destino humano: la de los eo.;clavistas o111iosadores de la fuerza, que han renl'gado de cuanto Cué hasta ayer patrimonio l'spiritual de las naciones cultas de Occidente, o sea la fé en la cienda constructiva, en el progreso indefinido y pacífico, rn la fraternidad y la igualdad entre los hombres, cuya <'xpresión politica es la dC'mocracia; y la de los que defienden ese teso. ro contra las acom<'tidas de los nuevos bárbaros. Nin. gún intell'ctual digno de ese nombre puede vacilar un instante en la elección. Los suscritos, aun profesando los más diversos credos, tampoco dudan; están !J(lr la causa de la na. ción española, que es también la de la verdadera ch·i. Jización. Conocl'llores, por la experiencia de nuestra propia revolución, de la falta de pudor con que la reacción mundial recurre a las peores mentiras y di. Carnaciones en su propaganda contra todo impulso Ji. bertador y renovador, desdeñamos las calumnias odiu. sas con que se quiere infamar al pueblo español en ar. mas, y denunciamos la rabiosa labor de f:tlsiCicación de. hcchos mcdi:tnte la cual se procura sembrar dudas y temores sobre la positiva natun.leza de la revolución que se efectúa en España. La República Española qu~ el militarismo ultra. montano, aliado con la aristocracia terrateniente y el clero trata de ahogar en sangre, es un movimiento dem;crático; su programa, que la mayoría de las agencias de publicidad internacional oculta o desvir. túa, contiene únicamente reivindicaciones moderA. dns, de tipo liberal; propugna ei mejoramiento de las clasl's me1lias y humildes, l'stancarlas hasta hoy en con. diciones de vida sólo dignas del Medioevo, pero tam. Genaro Estrada, Lic. Antonio Castro Leal Dr bién busca la modernización de las clases altas, ideo. lógicamente momificadas e incapHces ya, por sus pre. Eliseo Ramírez, Eduardo Villaseñor, Dr. Enrique 'Gon~ juicios, su hol¡aznnería señorial y su ignorancia, pa. zález 1\tartinez, Lic. Enrique Dlaz de León, Dr. Ismael
-13-
llcrmo Toussaint, ingeniero Rafael Illcscas, Silvestre Cosio Villegas, Isaac Ochoterena, Dr. Ignacio Gonzú. lcz Guzmún, Lic. Alfonso Teja Zahre, Dr. Ignacio Chávez, ingeniero Vito Alessio Robles, Miguel Covarmhias, Antonio Espinosa de los l\lontel"Os, Dr. Manuel Martínez Oúez, Roberto Montencgro, Dr. Baúl Fmunier, Lic. Julio Toni, J esús Silva Henog, Oernard•1 Ortiz de Montellano, Lic. Octavio Medellín Ostos, Santiago R. de la Vega, Lic. Luis Simchez Pontón, Agustin Aragón Leyva, ingeniero F. Pnlomo Valencia, GttiRevueltas, Lic. Manuel H. Palados, Camilo Arriagll, ingeniero Pascual Gutíérrez Roldón, F1·anciseo Orozco l\1luioz, Miguel Othón de Mendizabal, y siguen 63 fh·mas más.
Elie Faure, en el Ateneo (LA VOZ.- 19 septiembre 193ü.)
El Espíritu de España en la
Revolución Gran amigo de Espuria, cCJ"",•antista insigne, que consagró un libro magnífico al príncipe de nuestro-; ingenios, crítico de arte, cuya "Histol'ia del arte", traducida al castellano, es obra el<· consulta Y de ens·~ ñanza para todos Jos consagrados a tales estudios, Elie Faure, el eminente escritor francés, ha probado siempre que fué preciso su sincero y cordial amor a E~ pai'ia. Ahora hu querido dar una nueva muestra ~.ll' ese afecto acudiendo junto a nos•-,tros en horas de lucha y de aspereza. Y ayer, en la tribuna ilustre del Ateneo de Madrid, la voz de Elie Faure se alzó con ecos de comprensión y de ali~nto, para hablarnos del hecho históri co y glorioso rlt la revolución espu. ñola, que no es un ep isodio aislado y sin raíces,, sin(! una consecuencia del espíritu d e nuestro pueblo, re. Clejado en la política como en la literatura, en la pintura, en la música y en el folklore. Hecordó el orador cómo España, en contacto con el Islam y con la América recién descubierta, mantuvo pujante su patrimonio espiritual para oponer se con toda energía a la Reforma. No <;S, pues, extrario qlW en la revolución de ahora nuestr•1 país responda a las tradiciones de su Historia y logre que su heroica gesta adquiera una importancia superior a la de los revolucionarios fran ceses, .que no lograron concluir su obra, y aun a la de los mi,-;mos rusos, que fué realiwda por una minoría. En España ha sido el pueblo eu masa el que se ha alzado contr·a los principios retrógrados de una cultura clerical y militarista que nos a'>fixiaba.
La Verdad Sobre España Nada más a propósito para el valiente periódir.o que lleva el horll'oso titulo de "Verdades" que decir unas palabr·as que derramen lu~ !':obre el problema e<>pañol; que disipen los er-rores intencionados ó producidos por la ignorancia que en torno a la epopeya J~ Esparia se han acumulado y difundido. La Verdad es : que la Hepública Española es una Jlepirhlica democrática, que el Gobierno de España es un gobierno legítimo y constituc ional, que el pueblo lucha contra el fasc ismo y en dl'fensa de sus liberta()es, que Franco no cuenta con ~1 apoyo de la opinión espai'iola, de Jo contrario no hubiera tenido que contratar tropas mercenarias para ÍPlponer su dictadura. Y, finalmente, que en España triunfará la democracia, porque el pueblo entero se ha puesto al servicio de ese su ideal y está decidido a dar su vida para lograr que ese ideal se mantenga. En las páginas de "Verdades'' la verdad española adquiere nuevo fulgor y nueva fuerza. (firmado) Isabel de Palencia. Tampa, Fla. 25 de noviembre 1936.
Opirdón de Lord Strabolgi, ex-miembro del Estado Mayor del A lmirantazgo Inglés y Jefe del Estado Mayor adjunto en Gibraltar. ,
Se ha demostrado, en estos días de combate, que el heroísmo no es privilegio de los militares, como uo lo es del clero el espíritu religioso. Del pueblo español saliel"On Teresa de Cepeda y Juan de la Cruz, y ello no ha de desmentirse nunca, aunque, en el hervor de la pel<:>a, sea preciso incendiar iglesias. El espíritu popular que late en el alzamiento de los españoles es una nueva forma del genio nacional que inspiró a nuestros más gr:mdes escritores, y quf' tuvo su más recia manifestación en los lienzos de Gnya. Hecho de contrastes e improvisaciones, este genio puede, a veces, parecer como aletargado; pero desper·tará siempre que sea preciso, cor. un heroico sentido de la vida, en frenéticas y terribles explosiones del ' amor y el odio de que el alma rspañola está henchíj
da.
Todos Jos hombres honrados del Reino Unido dtL ' ·El pueblo hispano está hoy defendiendo, co~o en ben no sólo desear la victoria del Gobierno legalm ent~'· '' Ias épocas de antaño, la ci~ilizaeión et~rop<:>a. "SI vosconstituido, sino ad<:>más que la r ebelión y sus con siL'' · otros sucumbis - nos dec1a ayer Eh e Faure-, el cuencias no conduzcan a complicaciones internaci6,:'· Mundo está perdido." En nuest~a epo1~eya, que acasd 1 nales que podrían poner en peligro la paz. el porvenir juzgará com~ la mas glonosa. de nuestr:1 Historia, vibra el gran aliento d·~ las multitudes. Fue.. (Traducido del "Journal des Nations" de Ginebra; : · ra de ellas, todo es precario y <:>stá condenado a suseptiembre 19, de 1936.) · · · cumbir.
- -14--l- -
...
palabras cristianas .Por los R.. R. P. P. José Manuel Gallegos, C1nónigo; Leocadio Lobo, Teniente Mayor de Parroquia; y Enrique Monter, Capellán de Hospital. Como sacerdotes católicos nos hemos decidido después de madum exámen, a dirigirnos a todos nue~~ tras hermanos en la fe, para 1¡uc en las gravisim:Js horas que estamos vi viendo oigan palabras de consuelo Y aliento que les hagan Ieva:ttar los corazones hacia Dios Nuestro Seiior, en cuya~ manos están las vi· das de los homhres y los destines de Jos pueblos. Ni pretendemos formular '1!1 juicio definitivo Sú·brc los trúscend<'ntales acontecimientos de que somo~ testigos, ni mucho menos osamos tlelinir los deberes .que nuestra f<' nos impone ante la situación actual. Ello incumbe a nuestros legítimos prelados, a cuy.1 indiscutible autoridad nos remitimos; pero como diversas circunstancias, todas ella~ muy dolorosas, no nos dejan esperar que ejerzan po,· ahora su magisterio, séanos permitido publicar las ~iguientes autorizadas enseñanzas, cuyo recuerdo tal ''fZ calme las i IH¡uietudes espirituales de muchos calólicos y les ayude A comprender lo que su condición de tales les exige en los momentos presentes.
lo. La rebzJión contra el Gobier.ao legítimo es ilícita. "La Ig-lesia ... jamás deja de inculcar el acatamiento y obediencia debidos al Poder constituído, aún en los días en que sus depositarios y representr.ntes abusen del mismo en contra de ella." (Declaración colectiva del Episcopado espaiíol del 20 de diciembre <le 1931.) Es "deber de justicia el acatar la majestad de los príncipes, obedecer constantey lealmente a la pública a11toridad, no obrar nada con espíritu de sedición y observar religiosamente las leyes del Estado." (León XIII. Immortale Dei.) "El que resiste la ~,utoridad, r~siste a la ordenación de Dws, y los que resisten, ellos mismos atraen a sí la . .con~enación. Por tanto, quebrantar la obediencia y acudir a la sedición ... es crimen .de le~a. m~: jestad uo solamente humana, smo dtvma. (León' XIII, Immortale pci.) "De ahí que la Iglesut ... ha repr?bado siempre las doctrinas y eondenado l~ual inente a los hombres rebeldes a la autor1dacl legítima. Y esto en los ti0mpos mismos en que los depositarios. d~,l Pocl~r abusaban de él contra la Iglesm. (Leon Xill, .Au
:l
milieu.) . ''.A pesar de la crueldad de los tieml??s y circunstancias -alude a la persccucwn de los cristianos por el imperio romano--, no hubo quien tratase de nrovocar ::;ediciones, ni de menoscabar la majestad del prín·· cipe ni jamás preteudierou otra cosa qu<:; confesarse cristianos, serlo realmente y con servnr inctílume su fe." (León XIII, Diuturmnn.) "Luchen los hombres católicos en def ensa ele los derechos tle la Iglesia c·on perseve r:mcia y energía, p ero sin utili;;:ar nuu·c a la sediei1ín y la viole11cin; no es con ésta, sino con la firmeza y el tesón, como conseguirán quebrantar la obstinación de sns enemigos, encerrándose, r.~<JmO en una fortaleza, en la ,justicia de ~~ derecho." (Pío X, Gt·avissim<~.) "El buen católico, precisamenté en virtud de la doctrina católica 1·es por lo mismo el mejor cindadauo amhnte de su patria y leahuente sometido a la autoridad civil, constituida en cualquier forma legítima de gobierno." (Pío XI, Divini illius.) "Sería peligroso para el pueblo que los ciudadanos, por su propia iniciativa, combatieran por la fuerza a ia persoua de los gobernantes, ya que los qne tal hicieran serían después tiranos, porque generalmente son los malvados, más que los buenos, los que se arriesgan a empresas de esta naturaleza." (Santo 1,omás, De regimine principum.)
2o. Son justas y necesarias hondas reformas sociales: .. Sea "más conforme a equidad la distribución de los bienes. Porque la violencia de las revoluciones ha dividido los pueblos en dos clases de cimladanos, poniendo entre ,e~los una distancia in!l.lensa: una poder?SISima, 11orque es riquísima, que como tiene . en su mano, ella sohi, todas las empresas productoras y todo d comercio, atrae a sí para su propia utilidad y provecho to-
:-15-
dos Jos manantinles de riqueza y tieue no escaso poder aún en la misma administración <le las cosas públicas : la otra es la muchedumbre pobre y débiL con el ánimo lla~ado y pronta s iempre a amotinarse." (León XIII, R erum NoYarum.) "Las riquezas incesantemente aumentadas por el incr ement o económico-social deben distribuirse entre la~; personas y clases de manera que quc<lc a sah·o lo que L eón XIII llama la utilidnd común de todos . . . Esta ley <le justiein social prohibe que una clase excluya a lv otra de la participación de los beneficio::." (Pío XI, Quadrag. Anno.) La verdad es "que unos cuantos hombres han puesto sobre laR hombros de la multitud innumerable de proletarios un yugo que difier e poco del d e los csclavos.'' (León XIII, R erum Novarum.) La organización económica "viola el r ecto orden cuando el ca pital esclaviza a los obreros o a la clase lll'oletaria con tal fin y en tal forma que lo¡:, ue¡:?;ocios y, por lo tanto, todo el capital ~n·va n a su voluntad y a su utilidad, <lesprecianclo la dignidad humana de los obreros, la índole social de la et<:momía y la mism?. justicia social y bien común." (Pío XI, Quadragesimo Anno.) "Salta a la vista que en nuestros tiempos no se acumulan exclusivamente riquezas, sino se cr ean enorme::; poderes y una prepotencia económica de!:>pótica en manos de unos pocos. . . E sta <~oncentració n de riquezas y de fuerzas produce tres clases de conflictos: la lucha primero se encamina a alcanzar ese potentado económico ; luego se inicia una fiera batalla a fin de ohtener el predominio sobrr el p oder público y consiguientemente ele poder ahusar de sus fuerzas e influencia en lus couflictos económicos ; finalm e11te se entabla el combate en el campo internacional, en el que luchan los Estados pretendi endo usar <le su fuerza y poder político para favo ~·ecer las utilidades económicas de sus resvectivos súbdito=', o, 1>or el coutrario, haciendo que las fuerzas y el poder ecouómico sean los que r esuelvan las controversias políticas originadas entre las nD ciones." (Pío XI, Quadrag. Anno.) ' :Con razón se habla de que cierta categoría de bienes ha de rr.~ervarse al Estado, pues llevan consigo un poder económi-
co t al, que no es posible permitir a los particulares su dominio sin daiio del Estado.• , (Pío XI, Qnadrag. .Auno.) " Mayor condenaciúu (que el comunismo) mereee aún la negligencia de los que <lescuidan la supresi{•u o l ~! r eforma por el Estado <le cosas que 11evau a los pueblos a ]a exasperacióu y prepar:1.n el camino a la r evolución y a la ruina <le la sociedad.'! (Pío XI, Qna<lrag . .A.tmo.)
3o. Ningún partido político se identifica con el catolicismo, y ;,J fascismo en sus más fu.adamentales aspectos está en pugna con él. · "La I glesia, por derecho y deber propio, r ehuye en gran man(•!'a ser esclava ele ningún parti(lo polítieo y doblegarse servilmente a las mudables exigencias de la política." (León Xill, S~tpientia Christia.nae). "La Iglesia evidentemente no puede depender de las faccio11e:i ni servir a los partidos políticos." (Bene1licto XV, Carta a los Obispos de Portugal.) "Se ha <le huir de la equivocada opinión de los que mezclan y como que identifican la religión con algún partido político hasta el punto de t ener pot:o m enos que por separados del catolicismo n los que pertenecen a otro parti(lo. E sto e11 verdad, es meter los bandos en el augusto campo de la r eligión, querer r omper la cvucordia fraternal y abrir la puerta a una funesta multitud de inconvenientes." (León XIII, Cum :Multa.) "La doctrina del nuevo paganismc (sostenida por el fascismo alemán) es la radical negación del cristianismo etÍ la totalidad de su doctrina, de su moral y oc su santidad." (Pastoral colectiva de los obispos alemanes, dada en Fulda en 7 de junio de 1934.) "El individuo no puede ser desvalorizado, ni expropia<lo o pri\ado de sus derP-chos en provecho <lel Eshtlo, no puede anu..: larse ni cot1vertirsc en e;:;clavo, sin derechos, del Estado." (Cardenal Fanlhaber.) La Illle\·a fe pagana de la iglesia racista "('salgo m<l::; peligroso que el moYimient o ele los s in Dios." (P. Aguirre jesuita espaiiol.) ' • Es un peligr o "adherirse, de cualquier modo que sea, a las empre:::as y a la escr.ela de los que colocan los inter eses de los pm··
-16/
'
tidos por el!eima de la reliciún e intentan qu~ .l,a 5e~da e5té al señi~io de los p rime~)~. ( P 10 XL -illoc. l"'Dlli. del ~ de ~..ti ~~emb:e de 19*26. ¡n·omm~..~a~..la J.espué-5 de c:Ien~ palab_r.l5 ~e 1lus5olini.) El n:'ewnahsmo int¿gr-.1] ' ' no es eu e~_fondo ma5 que una .::oneqx:iún paz:ma dei r;~ado Y 1..le la _ l_laei~·n en el que la- I gle5ia e _ _olo un auxilw.r par-.1 el mantenimiento del o:Uen y no un orga.nisl!IO di>ino e indepen~eme\ etk argado de dir i!:ir las alma~ har 1a s u tin 5obrenatural : 3;imi5mo deja en la 50mbra _;-_ohidado toJo tm asp~to de la mo_ral . cat~._\hl"a. que e5 preósamente el de ma5 bienht.•l"hora influ~·nei:l. a saber: la dulzura y mansedumbre. 1::. earitbd. la moderación. el a fet:to, el apv:::tolado ent re lo~ humildes.·· (Dedaraei~_'ln de lo5 cardenales. arzobi5pos y obi5pos de Francia del 13 de F ebrero de 1927.) Est án en el índice como prohibidos Jos escrito..; de Gent.ile, o rien tad o r cultural del fascismo italiano. así c omo los d .- Hosemberg que tiene la misma repre. sentació n en el fascisiLo alemác. Son ta n expresh ·os E>stos t extos y es tanta s u au. t o ridad, que h uelgan todos los ~·omentari os. .\tempe. r::J.r a ellos nuestra conducta es, a nuestro juicio, d<'ber inexcusable t.ie lodos los ~·a tólicos, por mucho que sea el d o lo r que nos produzca los Yejámenes y muertes que tanto lamentamos : .. La perfecció n d e l as Yirtudes cristianas c onsiste ( n u na generosa dis. posic ió n del alma que busca la;; c osas arduas y difi. ciles. Tiene su símbolo en la Cruz, qu e deben lle . Yar so bre sus h ombr os cua nt os c esé-en sen ·ir a Jesu. c risto. Lo que caracteriza esta disposici ón es el de-.. prendimiento de las c osas terre;¡as, el d o minio com. pleto de si mismo y la tranquilidad y resignación en la adYersidad." (Leó n XIII, Anspicato.} • Acata r e st as enseñanzas n o enn1elve en mod o al. guno la apro bación lisa y llan~ de algunos h echos y determinadas directrices de los que nos separan t an radicales diferencias que p or sobrado conocidas, no es nec«.>sario r ecorda r. Precisamente por eso es m:is imperiosa la necesidad de recurrir a los medios so. brena tura les de la or ación y d el sacrificio - nuestro Yerdadero t esor o que nadie ni nada nos podrá arre. batar- para superar las dificultades del momento actual y c o ncorda rlas con las exigen~ias de nuesh a fe y de nuestra m oral. . . Especialmente pidamos QIJC la YJolencJa, esta tremenda viole ncia de la guerra entre herma nos, se para l .Jml•te estrictamente a Jos términos necesarios .d d Ja ,-icto ri osa defensa de la ley y de la auton a ; que se humanice la guerra, salvando de sus horrores en to d o lo posible a la p oblación ch·il y trntando a Jo-; prisio neros co n arreglo al derecho d e gentes; que el • • de la justicia no se con!amine con 1mpeno . . sancione!~ particulares, no controladas p o r los Jeg¡hmos repre. sentantes del poder publico; que se reanude euanto
ar:les e~~~ ce. :o y dt- c;:ev.> ¡>::t'\h i:::::~ '1~ l"::l r:t:eslros :tlu~s b -ricti::::l ir:~::.!t- '<::~ c::::i.> t--::l 1.1 Cnu p.1r.1 i:::p.!.l:: tu e::!re.> 1 - b ~ ~ :-t"S e c..>:-7.: .u 1.! t- p..t.; y de a.:::o r.
0<-j.-::: . r:ut'Str.lS s uplit-:ts ... , l.u c::lt:< - t-"-'•'?0dt-ro..'-l:S d..- Di" · y ro~ft-:::~ · t.1:::bi~:J c.>:J 1.1 bu.-::..l vo luct:ld de 1, · h o r::bres qu .- <";:J c.-sh. - c:,,:-. :.-::t, · hi ,._ tó ricos n t>SI.in dand.> E>l <"i<":llpl,l r.:~·mE ..~ de." r.tl.).. rir pll.lrd:m.:.-nt.- po r un id.-:11. dc."ctro d..-1 cu:d h:ty t.1nt~ a.spir:tdor:es del cis pur.> y e blc.> oris...o cris.. tia no. En Jl.::drid d d ia d._. l1.2 \*iryln dll Pi(cr tü 1930.. Joü li<L""I!:d Crdl...r;os. ronri:l i:!Q y p:-ofoo:- de." I<J. l "niursidcd Cart rcl: L <OClldio L .J!:-o . l<nia:.((' c~..:,;:.v dt' parroqc:ia: Enriqu.! Jlon ta, n:lpc."lf¿., dt' Hospild.
España y Argentina r o gru po de intelc."<"tuales 3rp.•nt in - --E>Scrito res. artistas. polít icos. proft>So res- h:1 d ir igid,l un m .-n. saje deo solidaridad c on el Gúbi~ · no t'Sp:tñ,,l :ti emb:i. ja dor de España e-n 1:1 .\r~ntina. Enrique Di ...~ Cant.>. do. , El mt"nsaje d ic-e asi: ..La guerra c i,il que ensangrienta ho y
3
EsP3ñ:l
Y la dh·ide en d os grande-s band.>s. inquiet:t y :~ngus..
tia por igual a millo ne-s de hombres quE> viwn (uer:t d e s us front eras. Guerra social. por c onsiguier.te. en la que b:1 de defi nirse algo más que- una YÍC"bria pa!"'.l quienes h il\se disputan el C.obie rno de E.sp:1ña, nos mueYe 3 ro~ per nues tro silencio. l){>sd ... el ad\"enimiento de hl Repüblica Españ 3 E>Stá más cerc-a de nosotros. Sus conflic tos repen:-uten en la _-\rgentina co n mayor i ntensidad qut" Jos conflictos dt' cualquier otro pais del mundo, y los b og-a_ rE>S argen tin os siguen hoy la luc ha c-omo si t>Stu,·ie. r::J.n c ombalit"ndo nues tros hermanos. . El grupo dt' escritores que firma E>st._. mens.'tj._. qmert" h?cer lleg:tr al c-ompa ñero d._. letras y arui.~o d on Ennque Diez Canedo, il u~tr~ embajador de Es. paña. su \"iva simpatía p or 1:t c;~usa d e la Repüblica qu~ h oy defie~~e el Gobierno de s u patria. y 1... pide qmera trans n1111r lo mis mo a nurstros compañeros dt.> lt"lras españo les que allí est:ln luchando Yalientemeu. te por el afianzamiento de la d <'mocracia.- E:trique Amorin. Leónidas Barletta, Ern::-~to )fario B.'lreda. Al. fre~o .-\. Bianchi. J o rge L. Bor g"s. :\la rio Br aYo. :\lari:t Lmsa Bomba!, .-\Je-ja ndro Castiñeiras • .\delina del Ca. r~.il d~ Güiraldes. J. J. Diaz .\rana. Samuel Eich elbaum, ~1col as Fusco Sansone, Robrrl o F. Giusti, Alberto Ger_chunoff. Edmund o Guib0urg. Gen ·asio Guillo! )funoz. Pedro Henriquez t ·r eña. Alr j:mdro Korn Eduardo ~lallea. Ricardo .~lolinrtri 'Io n.nrr s ans,' • • , J . .~~ . .• Co.nrado ~ale Roxio. Yi<'toria Ocampo, ) Iaria Ros:t OhYer, -~mba~ ~once, Francisco Romero. Pablo Roj:!s Paz, L.ms ReissJ.g, Julio Rinaldini. Emilio Rnignani, Alfonsma Sto rm , Francisco Suaiter )lartinez Cesar Tiempo, Amado Yillar." '
-17·
• de repertorio amer1cano ner
gran s~manario de cullura hispánica "Re¡u!rtorio Americano" (octubre 10 de 193G) r¡ue dirige en San José de Costa Rica el bene. mérito J. García Monge, nos complacemos en reproducir los sig111'entes fragmentos.
DOCTniNAS Y HECHOS DE ESPAS:A
editorial Tampoco el alma española ha dado muestras, en esta crisis sangrienta, de apocamiento ni de debilida. des y menos aun de enorcs. Poi' eso, todas esas pro. mesas gl'itadas desde las radios fascistas por el mili. tar rebelado en favor de los pueblos, encuentran en el hombre de los campos y de las fábricas una repulsa fria. No hay por qué creer en esas promesas cuando sP llevó a Esnaña ~oldados de Aft·ica reconocidos poi' su fiereza para matar a españoles en su propio terl'i. torio, en el mismo tel'ritorio que ellos han hecho flo. recer en sangre cada vez que fué necesario salvar a España del deshonor y de la esclavitud. Alli está este viejo grande de Osario y Gallardo dando a los jóve. ncs fasci«tas de España y del m~<ndo americano, tan vivificante lección de inteligencia y de claro juicio. Católico ele esencia, orgulloso de su Cristo justiciero y sufrido, que él lo ve incorporan-e al hombre mode~ to de España, no deja que el errc.r empañe su alma de excelente varón de España. El sa!.>e que el fascismo PS materialidad pura, que la idea obse~ionante del éxito en la plaza pública no da lugar para abrigar ideas nobles y alentadoras. El sabe que entre fascistas y cul. tura humana hay un divorcio profundo; él sabe quP el fascismo considera todos los mtereses superiores del mundo como simples instrumentos de su preten. sión de dominio: así ha pervertido todas las ideas po. líticas, asl ha pervertido a la escuela, así ha querido hacer de los jóvenes libres instrumentos de orgullo y odio nacional; asi ha jugado con Jos principios mora. les de todas las religiones. Su grito, "no se puede ser fasrista si se es católico", es un grito de humanidad <¡ue no surgé de las oscuras pro-fundidades de una sa. cristia, sino del alma iluminada de un hombre altamente hombre. Y la lección final contra lo& vanos orgullos fascistas y sus atolondramientos, ha salido, y sirva esto de escarmiento a los sacristanes de América, ha sali. do del Vaticano mismo, de la suprema autoridad rell. glosa del mundo católico. La acaba de dar el Papa ( •) ante una de estas tantas pifias en que han compromt'tido su dignidad y su poder los fascistas de toda la ti~~ rra, porque en toda la tierra ha)· fascistas como en toda la tierra hay psanoa. BI 6obJerno espaftol es aenelUamente legal, y nin. 86• oll'o .-,.erno ~ente lqal ba podido ig.
no1181' ._. fMcbo ea .ootra de ptlaolpb lnternaeio. JUJ111 _.,dia.ll l'il coatn"'le doetrlau móra. 111 de MDtlclo UDI'fti'UI. Pero el 'VIII&IoaDo 1aa.alelo mis
fiel al derecho y al sentido moral. Para el Vaticano no son motivos o fundamentos de actos de gobierne; las matanzas de Badajoz; para el Vaticano no son me. tivos de fundamentos de reconocimiento el simplP hecho de la infidelidad de los militares al gobierno organizado en su país. Tampoco inquietan al Vaticano los campaneos de las iglesias antidemocráticas de América o de Europa. Para el Vaticano, instituci:ln histórica de Derecho internacionr.l, no se tiene dere. cho al reconocimiento sino cuando se domina a un pais, y no es dominar a España e~tar los rebeldes encerrados en Burgos celebrando con francachelas, fh·ticias victorias tic los tercios de Africa. ~o victori~h efectivas de soldados de España, porque los soldado<; de España se hallan al otro lado de las trincheras, en. torchados con sangre patricia y gloria imperecedera. ( •) N. de R.- Alúdese aquí a la a locución que dirigió el Sumo Pontífice, urbi el or/1e, a poco de estallar el conflicto español, definiendo la posición de la Santa Sede.
El Sino Luminoso de España Por Juan del f.amino. Siguen los militares del moti:l llenando de moros a España. Las agencias cablegdficas al servicio de esos descastados aseguran la llegada de ocho mil ca. bezas más. Lo aseguran para producir pánico y seña. lar el fin de la lucha con la imposición de los traidores. Porque el moro es la bestia enloquecida que e~ tos modernos redentores de España echan de prime. ro en los asaltos. ¡,Por quién luc 11a el moro? No lucha por los Franco ni por los Mola que lo azuzan, sino qnc lo .alquilan y le entregan la soldr.da en moneda de tu. lo fascista y nazi. Y para que lt-s bobalicones que es. tán fuera de España hagan juicios favorables a los miJitares del motín, propalan ésto!. que contrataron un nuevo contingente de ocho mil moros con los cuales desaparecerá el pueblo español. En la correspondencia que Walter Duranty -t'l observador acucioso situado por "The New York Times" en la Rusia soviética- envía después de reco. rrer ciudades y campos de Espuiia, hay este vaticinio digno de meditarse: "Un oficial del Gobierno se do. lin de la ayuda dada a los facciosos por Alemania, Italia y Portuga1. Y yo le contesté: es vuestro as de triunfo y debéis seguir jugándol'>. Fué la intervención extranjera la que capacitó a los bolcheviques para batir a sus opositores blancos y vosotros españoles sois de un sentimiento más nacionalista que los rusos, Alegraos de la intervención extranjera porque decidí. rá la guerra en vuestro favor". Mediten los apocados renexión tan honda. Júntenla al carácter del pueblo español y dénse cuenta de que los generalotes del motin no tienen arraigo popular. Tratan de imponer.
-lS---
..
...
se por t•l tenor nada más. Pat·a :tterrnl'izar rectben Ja;¡ <ll'lll.li S mortíferas l(Ue fabica el f.tscismo italiano y d IHtc tsmu alemán. P11ra aterroriza r punen esas an 11 a, ~n ~nanos del moro mercenario que sólo barbarie e IIISllllto suda. Pura ateJTorizat' llenan el aire de avío. nt·s destru ctores piloteados por otros mercenarios bár. harns. P·u·a aterrot·iz·.u· se · a I tan ' · • con 1as agenc aas en. blt•ga·á ficas ttue están al servicio de fasdstas y nazis ,. pa·o p:alan las más grandes infamias co ntra el put•bl~l espunol. Pero es el cortejo so mbrío de su propia lllll(•~te. La inmensa maquinaria de guerra que t•l ex. tran¡ et·o arm ó conta·a el pueblo español no c.Iestrui r.i e n ningün momento nada eJe e~e pueblo visionario. Sangntrá mud10 y continuo, porque las fuerzas c.Iel mal tle~atatlas contra él son poderosas. Pero es pueblo 11111 do contra el descastado. Muchas veces ha dado es•~ JHieblo la misma batalla y siempre la ha ganado. En los Mula Y en los Franco no hay ni siquiera grantlezn mil it:u·. Oti'Os militares con genio guer r ero han com(. tido el mismo d elito en otras épocas y han sido fulmi. naclos por el pueblo es!laaiol. Los generalotes eJe hov s .m mc~nigotes movidos por el extranjea·o de Purtugai, de Italia y de Alemania, como clice nuranty. Figul'i. llus aaimac.las en su anonimato J>Or esas fuerzas sat:i. l. icus ttue sienten el fin eJe sus elías, cuancln el pueblo csl'a ñol robustecido surja a an:pm·ar la libertad d e los perseguidos del mundo. No tie nen relievt.' ningu. no y los hilos extranjt.'ros c¡ue las mueven e n esl!l tragedia bárbara cada día tratan d e darles nuevas ac. titudes y sólo consiguen llevarlos al ridí cul o. Y no saldrán de ese ridic uln nada m:'ts que par:t ('ntrar en la tumba que están cavando. Cada moro lle. \' 'tdo por ellos a Espaaia, armad o ¡Jor el fascismo y el n :.zís nw, a cerca el fin vergonzm:o d e su destino. El pueblo español vive horas de sacrifi cio inmenso, pe. ro está limpiando su porvenir. Allí quedarán las osa. mentas de las tropas mercenaria~ y seaialarán a otros pueblos oprimidos por la pezuaia de tia·anuelos lo q•ae ellos debt•n hacer. Lo sienten lo., sátrapas y por esn son aliados del facineroso que :llquila moros y recihe armamento para a caba r con e l p ueblo español. P ero cada c ual que haya podido desentrañar la perdurabl .~ lecc ión c¡ue existe en esta lucha del pueblo español tiene que ayudar a difundirla.
notas de redacción ( Viene tk la p:'u;ina 2) pn leal, no obedt•ce a una l:'u·li <· a, no emana d e una cinit-a orden del Gobiern o, sin., lodo lo co nlrari n. Los c.lirigt•ntes leales <·nnd cnan I ' MIS excesos ~· los r e. primen, a Jlt'sar de que en el t>rimea· momento se vi c. ron privados d el bntzo armad o tl el Esl:ul u. d e la po. licia, del ejéa·c itn, por el golpe tk los gc nemlcs, quP. rl ejó las poblacio nes a merced c!d primer exha llad o. dt•l primer loen. o del primer t!c sgraciad o que q uiso vengar agravios personalc·s o satis facer bajos insti r.. los, apro\'t•c hanc.ln el d eso reJen m• •ment:'tneo que la su. blevación desencadenó. llora llegará en que se cJe. puren todos estos hechos y se sepa cnn pruebas fide. dignas, con testimonios in·eful;tbl cs el abismo que media entre una ('osa y otra. Tenemos en p reparación un niam(•r o exlraonlin:e. río dedicado, como d o lorido hoa.1 enaje, al artista Fe. dcri co Garcia Lnr('a. Uentm d e nu•:stras limitaciones hemos procurado esmerarnos en la selección y pre. sentación d e este númer o, que esperamos poder dar a la public idad mu y en breve. Los o rigin ales, tod os, que aparecerán en él estarán intim:nncnl e r elacionad w; cnn el poeta, con su vieJa, su obr a, su trágica muerh'. Exduirt.'mos toda o tra opinión, t•,c.Io comentario, qut• no tenga r eferenc ia directa cnn Garc ia Lorca . Y as. piramos a que el número teng:1 un valor cultural estimable en nu estra ti erra. Porque Fec.lea·ico, poeta, dra. maturgo, músi co, cs cenificad or, fué un alma dedi cada a la cultura clásica y pnpul:ll' d e España nuestro mejor homenaje será trata r de difundir un poco esa cultura en relal'i ón cnn su obra y su vida. Forzosa. mente el número e xtraordinario tendrá una limitada edición. Por eso suplic:unos a qui enes estén interesa. dos en obtener un ejemrJiar c¡ue S<! dirijan con toda la anticipación posible ul Apartado 1034, San Juan. La Junta Ediloriul d e VEHOAJ)ES la fo rman Ramó n Luvunder o, Tomás Blanco, J. Di.Jz Carmena y Rafael D. Palacios.
* *
Opinión de Juan Marinello
Palabras del Presidente RooseveJt en Buenos Aires
¿,QUIEN SIRVE Y REPHESENTA A ESPA~A? No sirve a España, que es en fin d e c uentas nu conjunto de vidas beligerantes, ni salva lo espaiiol. c¡ue es en definitiva una dimensión - magnifica,- d cl hombre, quien gastt.' esfuerzo en absurdos canto~ raciales sino quien, en esta hora grande y terrible, 11,1 su voz y su hombro al pueblo heroico de la península y t•ndereza su ataque contra la nccíón fasc ista, cleri. ~al y monnrqui ca <tue se produce contra el pueblo español. Una nación no es un nombre. Y sólo r epre . senton a una nación los que m nr ch:mdo hacia mañn. na quieren traer el " derecho al pa n y el derecho al canto" - vida y superaci ón,- al maym· numero rle hombres de la nación.
- 0(Dic iembre lo. de 1936) No es un accidente que c iertos jefes de ciertas poten cias necesitan la guerra como instrumento de sus normas politicas; no es un accidente porque esas normas suicidas y el sufrimiento que las acompaña h a n lleva do a parte de esos pm•blos a creer , en sn d esesperación, que el ¡>rec io de la guerra parece menor Cllle el precio ele la paz.
-19-