Verdades (oct.1936)

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Opiniones Autorizadas Sobre ,., REBELION ESPANOLA .

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ESCENA DEL DOS DE MAYO, por Goya . ·EI primero de mayo de 1808 Murat e&cribia a Napoleón:

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"Toutes les affaires d'Espagne sollt tenninées." Al día siguiente un batallón francés disparaba contra el pueblo indefenso. La multitud rechazó el ataque. 'Este fué el comienzo de la Gue-· lTa de Independencia, la más gloriosa de las resistencias. La España cortesana era una España decrépita; pero (lebajo vivía la verdadera España, una España robusta y altiva". (Aguado Bleye, Historia de América; pag. 295) -Hoy, como en 1808, el indefenso pueblo español ha sabido demostrar su heroico amor a la libertad . contra la España cortesana y decrépita, los militaristas, el fascismo extranjero y los moros. - Por 020 ente grabado de Goya tiene gran actualidad.

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N o t a de Redacción La noche del 17 al 18 de julio del presente año de 1936, se inició la actual rebelión espaiíola, sin qu~ hnsta h1 l~ cha haya llcg:Hlo a Puerto 1\ico una infm·mación exacta, imparcial y completa de la sangrien. ta lucha. El t•uido que meten los indocumeatados, la pro. paganda interesada y la Prensa sensacionalista tiende a confundir la opinión. Por eso hemos crcido nuestro deber dar a la puhlicidat.l este fasdculo en el que se recogen voces de las m r•s distintas procedencias, pero todas ellas autorizadas y conscientes. Algunas vienen de personas que representan en sus respectivos paises la cultura más depurada. Otras son comedidos ¡>arecercs de observadorcs profesionales cxtra.1jeros. Varias de entr~

ellas emanan de católicos sinceros. Ninguna peca de extremista. Nosotros por nuestra cuenta, aunque mucho po. driamos decir, preferimos no aiíadir nada para dar mayor objetivhlad al texto. Unicamente queremos hacer co."lstar un hecho indiscutible: La :1gresiún armada, la reb"liún fratricida partió de los generales, ele los fasc istas. El Gobierno confió en la palabra de hv-· nor y en los juramentos so!t~mnc~ de esos g('nerale.;;, que le traicionaron. El pueblo esp:uiol, pueblo bueno, sufrido, pacifista y honesto; pero graalle y heroico, no quiso la guerra, no lwcc la guerra. Sólo se defiende contra la vioenria armada. Por el Comité Pro.Frente Popular Espilñol: Ramón Lavandero, Tomás Dlanco, J. Diaz Carmena.

EL BULO CONSTANTE

cia, que, por un resto de pudor, se da con reservas: "Telegrafían de Bayona (Francia) : Noticias procNicntes de Sevilla anuncia:t que el gran pintor cspaiiol fgnaeio Zuloaga ha sido fusilad(l por las fuerzas del Frente Popular de Madrid. La no. licia, naturalmente, de origen fascista -dice-, hay que tomarla con toda clase de reservas." Aparte de que Zuloaga continú:l en un pueblecillo guipuzcoano, en perfecto estado de salud, nada lene. mos que oponer a la "intención" de quienes hacel' circular esta clase de noticias. Nos resta miadir que la única pcrso;:¡alidad cuyo asesinato desgraciadamente se ha confirmado es el insigne poeta Federico Gat·cia Lorca, muerto en Gra. nada a manos de los rebeldes.

Como simple muestra de la desbocada propagan. da que se hace contra el Gobierno y el pueblo español recordamos que en grandes titulares se han dado en. mo noticias veraces los falsos asesinatos de Be:lavente, Zuluoga, los Quinteros. Reproducimos rectificacio. nes de "La Voz" de Madrid y de "El Mundo" de San Juan.

Benavente está Sano y Salvo MADRID, agosto 25. (Prensa Unida)- El distinguido escritor y dramaturgo Jacinto Benavcnte está sano y salvo. Quedaa desmentidos los informes tras. mitidos por radio desde Sevilla el dia 21 del corricn. te mes alegando que Benavente había sido matado. Agosto 26 1936. EL MUNDO, de San Juan, P.

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~ J "THE EC( N JfO .S~ . ) UMIST"

• á S S 1/ Los Qumteros est n anos y a vos No se ha intermmpido su veraneo en el Escorial Se había dicho-todas las radios facciosas lo proclamaron a los cuatro vientos con falsos crespones de luto-que los Quinteros habían sido fusilado-; por las fuerzas leales. No hay que decir que se trata de una burda mentira, urdida con intenciones sinics. tras. No. Los "rojos", como ellos nos llaman a todas horas- tenemos mucha más grandeza de alma que el irresponsable Cascajo, aparte (JUe no hahia el me:1or motivo para molestar siquiera levemente a los Quinteros creadores puros y hon~stos de una obra eminl'n. temente popular. Los dos ilustres autores están sanos y salvos en El Escorial. Exactamente igual que todos los veranos. Será inútil hacer notar con qué alegría damos la venturosa noticia. LA VOZ, de Madrid, 4 de septiembre, 1936. TAMBIEN "HEMOS FUSILADO" AL PINTOR ZUI.OAGA QUE GOZA DE PERFECTA SALUD Un periódico lrances publica la siguiente noti.

La prestigios:1 Hrvista ingl'!.;::. TIIE EC0!'\0:\IIST cuya seriedad y objetividad están fuera de toda du. da pública en un artículo titulado: "ESPAÑA E INGLATERRA" "Cada día que pasa da cuenta de la falta de apo. yo popular en las •·cgiones que tienen sometidas lo'> militares. Los actos de sabotaje y la guerra de gue. rrillas, se desenvuelven en dichos lugares, y la noticia de que los oficiales rebeldes se han visto ohliga. dos a desarmar las tropas moras cuando no comba. ten revela las desventajas estratégicas del terreno hostil en el que desarrollan su audaz y criminal cam. paña. Se trata de una salvaje tragedia, que tiene por escenario la propia patria de los militares que han desencadenado la sublevación. · Ila llegado el momento de que se hable claramente. Según dijimos en nuestro editorial de hace dos semanas, y en tanto que ninguno de los paises afectados reconozca oficialmente al gopierno faccioso como be . Iigerantc, se hallan obligados legalmente dichos Estados a no prestar apoyo de ninguna clase a los que se han sublevado, sino quieren declarar la guerra al propio Gobierno español. Los rebeldes por estar fu<'.. ra de la ley carecen de derechos.

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LO QUE HAY DETRAS DE LA REVOLUCION ESPAÑOLA Por Lawrence A. Fernsworth

••••••••••• Este artículo aparue publicado en la reputada revista norteamericana Foreing A[{airs (v. 15, No. 1) del mes de octubre de 1935. Su autor, Larvrence A. Fernswortl!, lla residido al,qunos a1ios en Barcelona, como representante del diario London Times, y d e su pluma han salido !>arias crónicas sobre la situación política espaliola, avaloradas todas ellas por una cer. lera visiún, imparcial y objetiva. Este articulo que traducim os h oy lw de ayudar, indudablemente, al pú. blico d e lwblu espmiola a form arse una idea más cla. ra del problema politico espurio/ que l!oy se está debatiendo con las armas, en 1111« de las gllerras civiles más crueles y sanguinarias que lwyan conocido los tiempos m odernos. Queremos que quede constancia histórica de la opinión IJile hu m'erecido el COII[Iictc español a las mentes contemporáneas: por eso hemos acometido la presenh!' traducción para la que hemo.t 1'ecibido autori:ación especial de los editores de lt¡ ciladt1 revista, a los que nos complace en exp!Tsar aquí nuestro agradecimiento mús cordial. R. L.

En el momento en que escribo, todavía repercu. ten en mis oídos los rugidos del cañón y las explosio. nes de las bombas, el intermitente tableteo de la:; ametralladoras y el continuo disparo de los rifl es, el chasquido d e las herraduras sobre el pnvimiento y lns llamadas del clal'in, las vocifernciones de algllllt'~ hombres y los gritos angustiosos de otros, el chillido inmenso de las multitudes, progresando o decrecien. do en medio del silbido enloqurcedo r de las balas, y toda la cacofonía ensordecedora con que estalló la re. volución al amanecer del día 19 de julio aquí en Bar. celona y en toda la superficie del suelo español. En las l'iudades que han permaneci do leales al gobierno de la República, recorren . las calles, a pie o en automóviles requis!ldos, patrullas de ciudadanos del ejército :~ntifaseísta, armad os con fusiles o píst1l. las. Las avenidas están erizadas de bar ricauas guar. dadas por estos mismos mílícianos, ruyo único uní. forme es a veces el arma qut> port:m. Cl'llknares de iglesias, monasteri os y conventos h an sido asaltados y quemados. Los sacerdotes y las monjas se h an dí s. persado hacia los cuatro puntos cardinales, después de haber perec ido . un número consídf>rable de tod os ellos y de c iudadanos simpatizadores del fascismo. Los rcbeldt>s, po r su parle, están tratnnd o si n piedad 3 sus innumerables víctimas, campesinos y obreros republi canos p ertenecientes a t odos los Jl artirlos p o.

lilicos opuestos al fascismo. El suelo español está empapado de sangre, sin que en el momento actual pueda preverse el fin de esta sangrienta contienda. Los partidos extremistas revolucionarios -anarcosíndícalístas, socialistas ( ·) y distintas fracciones comunistas- han he,·ho causa común con el gobier. no luchando a su lado contra el fascismo, pues un hecho admitido, tant o en España como fuera de ella, es que las dos fuerzas bien definidas puestas frente a frente, son el fascismo de un lado y el gobierno popular de otro. Ahora bien: cuando el proletariado de tendencias revolucionarías haya terminado con los fascistas, tendrá qu(• tlegar a un acuerdo con el go. bíerno constitucional de la República. ¡.Podrá ent.onces continuar en España la forma constituc ional re. publícana, o se instaurará un sistema social proleta. río gestado hare mucho tiempo? Esta es la interroga. ríón que nos formulamos Jos observadores extranje. ros. El asunto es de una magnitud semejante a la que pueda tener la lucha del fascismo contra el gobierno del pueblo. Indudablemente el curso de la hi storia de Espa. ña ha cambiado radicalmente de la noche a la maña. na con la revolución actual. Pero, si observamos los movimi entos politicos de las potencias euro peas en la hora actual, podemos darnos cuenta de que el cur so de la historia occidental también est:i variando de rumi.Jo. Al terminar la lucha quizás exista alguna nue. ":1 forma 1le goi.Jir rno comunista en el occidente eu. ropeo, o qut zas aparezc~t un tercer frent e fasc ista, m:is o ml'nos disfra1.ado, que logre completar el blo. queo de Fr::ncia. :\fientras tanto el gobierno español está luchando ueno¡):Jdam ente, la esp:~lda contra la pared, con In espl'ranza dr sacar a salvo la República de las dos dictad uras que la aml'nazan, la fascista y 1 ~ prulel:lria. l:J triunfo con tra ambas <''> mu~· proble. mático, y el resultado final puede tarda¡· mucho; aun. que tambi~n puede surrdr1· qul' se h:~ya rlecidido, en tmo u olm se ntido, :llltes que estas lilll':lS \'e!ln la luz. J)e todos modos, y s:~lg!l Jo que saliere de esta lucha, el conocimiento de las fuerzas que se debaten detrás de ella, tal como aparecen ante la vista de un observa. clor extranjero que ha vivido en España durante va. ríos años, nos parece que ha de resultar de algún \'a. lor para el lector ciesapasíonado.

( • \ .\'. dd T.: Por lo que se refiere a lo~ socialk las l'SP111ioles, hay que tener en cuenta que eriste.'l d entro del mismo partido dos tendencias, la una mo. _ derada, extrema la c,tra.


Cuatro di as d espu és d e pronum•iad o este tlisc m·VC'amos pdmC'ramC'nte cómo C'slalló C'sla revoln so se subl evaron las tro¡>as d e Marruecos b_ajo _el ~nan­ ció n. El uomingo, 12 dC' julio, fue asesinado en las catlo del General Franciscf, Franco, Y al dta stgUlcn te llrs dr :\ladri1l el tenient e d e la policía José tlcl Castillo. Este hecho constituyó la culminación de una empezó la rebelión milita r en la Península. nUillerosa s1•rie 1le asc~inatos y provocac iones pcrpc. Il \rallos por clelllcntos fasci stas, y ello ha sido t·cco nodllo así plihlieamentc por representantes d el mis mo Esta sublevació n constituye propia mente el puup r.rtido fasei sta. A estos alenta,lns, por supuesto, ro. to culminante d e un proceso rC'voluciona rio que se ha ncspn ndí crnn otros cometidos por los enemigos del fascisll\0. n estlr que su hiú al pod er el gouirrno i:r.- estado incubando sonl a mente d esde el mi smo instanquienli!>la, Iras lns C'l rccio ncs del 16 d e febrer o, han te C'n que se prodamú la Hepúbli ca Espatiola, el 14 estado ot·urrit'llllo actos sC'mejantes tic violencia y re. de abl"il del atio 1!l3 1. Podemos disting uir en est e propresalia. Los partidos p olitiros d e izquicnla nbtuvic. ceso tres pcl"iodos perfectamente liifcrenciallos : ( 1) "Primer hicnio": fase d e republi canism o pu . ron la vidoria tras una aplastnnlc mayoría de votos p o pulares, a J>t•sar ur la corrupdú n clr<"loral y d e las r o ; d e a1lopciún d e la Constitudún; dr concesió n de innumerables irregularidades llevadas a cabo por l os la autonomía a Catallllia (ado éste que algunos han partidos 1lercchistas, que 1•n algunas pt·ovincias como considerado ('Oillo una escisión d e la integridat.l na. Cuenca, Cranada y Orr nsc utili zaro n fuerzas annada ~ cional); d e d omeiiamicnlo d e los excesivos poderes _Y p a ra impedir que votaran sus adversarios, o t•ccunie. prrlensiones del t'jt•rl"ito; d e separ:tci ún de la l gles ta ron al simple rxpedicntc de fals i fit'ar las actas elec. v 1lel Estado. Se ca ntcleri za este p eríodo po t· una se. tot·ales, tocio Jo c ual t¡uc•ló probado hasta la sacieda1l ;.ie d e tanteos, ensayos y rccti fica ciones le nt as. Oc u. C'll los amplios dt·hates t.lc las Cortes. La misma noche rre entonces un a serie de intentos revolucionados d el asesinato t.lel teniente Castillo fué asesinado Cal.. llevados a cabo por los militares y por los nnarcosinvo Sotclo, jefe mo nárquico y ministm d e Hacienda dicalistas. Termina el primer bienio en las eleccione-; durante la dictadura 1le Primo de Hivera. U na patru- generales d el mes de noviembre d e 1!l33, en que c ae lla ele Guardia s d e Asalto allanó su hogar y lo co ndu. el Gobierno de Azllfta y suben nl l)()d Ct' las d er echas jo arrestado t•n un automóvil ti c la p oli cía. No se su. coaligatlas con el bloque d el Partido Hadical. po más de él hasta que apareció su cadáver con una (2) Segundo perío do o, como dicen en Espaiia, herida m ortal en el cráneo, en el Cementerio de ;\la. " bie nio n egro": E poca r eaccionada que se prolonga dl'id a cuvo guar11iún había sido entregado. ¿Era Cal. hasta las últimas elecciones en el mes d e febrero d e vo ·Sotelo .el jefe secreto d e los fascistas e inspiradc.r 1936. Dos años ausolutamente pcrdillos ron el llenoele la serie d e asesinatos d e h ombres de izquierda que che y la corrupción politica y administmti va. Se t or. se venían sucediendo h acia ti empo? Estas cosas son pedea la Constitució n, se falsea el estatuto auto nó mi. muy dific iiC's d e prolnu· actualmente en Espaiia. Pero co catalún, se le vuelven a conceder Jos subsid ios al la Guardia de Asalto, un ('Ucrpo de policía creado du. clero. Finalmente, C'n este periodo estallan simult:í. rante el primC'r año d e la Hepública para d efenderla neamente las revoluciones d e Asturias y r.ataluita, qu e en c aso de peligro, estaba absolutamente convencida fueron sofocadas d e manera cruel y d espiadada. de ello. (3) Este es el breve periot.lo transcurrido desde A la muerte de Calvo Sot elo se produce una ' 'io- las últimas elecc iones del mes d e febrem, en que sulenta protes ta d e los fascistas , m onárquicos y ciC'mcn. ben al poder Jos t"CJHthlicanos "puros", aut énticos, tos afines. En el mome nt o del entierro algunos diri - presididos por don ~lanurl Azaña, apoyados por los gente politicos juran solemnemente junto a su sepul. socialistas y com unistas, Jos cu ales no forman pat·te tura vengar su muerte. Dos dias después, en una de del Gabinete. T odas estas agrupaciones politicas cons. las sesiones de la Comis ión p ermanente de las Corte~. tituyeron un bloque llamado Fre nte Popular, y to das se pronuncian acaloradísimos discursos, el m:'ls vio- aceptaron un programa mínimo dr r eformas sociales lento de todos por el presidente del Partido Católico, a realizar des de el Poder. Volvióse entonces a p o ner el señor Gil Robles, quien amenazó al Gobierno con en vigor la Constituriún, dcrogá r o nse los decretos y estas palabras: "la responsabilidad escalonada irá leyes anticonstitucio nales votad as en el an teri or bie. hasta lo más alto, y os cogerá a vosotros como Gobicr. nio, t·eslauróse la Autonomía Catalana, se les dió lL no, y caerá sobre los partidos que os .apoyan con.to bertatl a todos los presos pm· delitos políticos y socia. coalició n de Frente Popular, y al c anzant a tollo el SIS- les, se votaron leyes y se promulgaron d ecretos para tema parlamentario y manchará de h arro, y de mise. dar trabajo a los d esoc up~Hi os, eleva nd o al mismo r·ia y de sangre nl mismo rcgimen". En el curso de su tiempo los salarios, y se hizo el asentamiento de gran pc;o·raeió n había citado an~cs al se~or Gil Robles número de campesinos, poniendo en cjccuciún la L ey unas palabras de Santo Domtngo de Stlos: agraria. En este períod o se producen en drculo vi. . "Señor, la vida p o d éis quitarme, pero más no cíoso muchos atentados pcrso nalt•s,. s:oguidos d e rcprc. podéis; y es preferible morir con gloria que vivit· salias, hasta que, por último, se d esata la guerra c ivil. La rebelión contra la Hcpúhlica es el efecto dt eon vilipendio." x Terminado su discurso salió precipitadamente el tres fuerzas eombinadas e~trechamente, en pacto re. señor Gil Robles rumbo a Francia, desde donde par- cíproco, sellado por inter eses mutuos y correlativos. E stas fuerzas están formadas por las clases cap ita lis. tió a Portugal. tas privilegiadas, por el ejército y por l a iglesia. E s un hecho evidt•nte que las clases capitalistas espaiio. N del 1'.: ,1/gwws han supuesto que estas pa. las han mantenido al pueblo en la miseria. No es colabr:S ·c~nstituían la clave secl'ela convenida, dando sa de repetir ahora el cóm o y el porqué de esta s itu,\. la señal para el levantamiento.

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no digamos un ideal d e perfección, pero ni siquiera la posi bilidad d e una acción efi caz sobre la na. ción. Lo que yo hago es utilizar cualquier base de sustentación c¡ue se me brinde para poder transformarla y, si necesari o fuera, d estruirla. N? I~c refiero a una cosa tan insignificante y trans1tona como la forma de gobierno, sino al problema de la transformación fundamental d el país." Esta dcelaraciún, hec ha pOI' Gil Robles al salir del gobierno, ilumina con viva claridad su. c~nducta política mientras ocu paba el P oder. La Repub!Ica era, "base de P ues, una realidad, y él la aceptó como una • 1 .. sustentación para transform arla y d estruir a , c01~10 se demuestra de modo demasiado evidente en los d1s. cursos que entonces pron unció y en los procedimientos que hubo de utilizar. De esto no ti enen la m enor duda Jos cspai'iolcs republicanos o liberales, Y mucho menos los partidarios de Gil Robles. Dicen los pesca. dores que el mayor enemigo de las la ngostas es la ji. bia. Cuando una langosta ve aproximarse a este mn. lusco, el temor la paraliza y encoje las pinzas. Enton. ces la jibia se le pega al capara zón, y al cabo de un rato Jo deja vacío. Gil Robles y sus partidarios, todo-; los cuales habían "aceptado" la República, la estaban dejando a ojos vistas sin substancia republicana al. guna, como un cascarón vacío. El año 1933 d eclaró el Papa en su encíclica Dilec. 111 tissima ;\ 'obis que "deploraba las provocaciones y ve. jaciones de los enemigos de la Iglesia"., pero afirmó José Maria Gil Robles es un abogado, profesor de también: "Todos saben que la Iglesia Católica, no te. la Facultad de Derecho de la Universidad de Sala. niendo en modo alguno lazo que la ale a una forma manca, y periodista colaborador de un periódico ma. determinada d e Gobierno m:ís que a otra, siempre que drileiio titulado EL DEBATE. Empezó a adquirir fa. en ella estén salvaguardados los de1·echos de Dios y ma d e h ombre público uno o dos años antes de la pro. de la conciencia cristiana, no ve inconven iente en rlamación d e la República, como or ga nizador d el acomodarse a las distintas instituciones c iviles, sean . partido católico "Acción Popular", dedicado a la de. estas monárcJuica:; o r epublican as". Con este motivo fensa de los intereses eclesiasticos. Este partido, al. "El Debate", órgano católico, publicó el día 15 de di. gún tiempo d espués, constituyó el núcleo alrededor ciemhre de 1933 un extenso editorial, especialmente del cual se form ó otro partido político, la CEDA, o dedicado a sus devotos lectores y correligionarios, en Confederación Española de Derechas Autúnomas. Gil el que terminaba diciendo que, en vista de las pala. Robles empezó siendo monárquico, y después, po1· • bras del Pontífice, no deberían encontrar inconve. r:tzo nes que pronto habían de VCI'SC, hizo d eclaracio. nicnte alguno en reconciliarse con las instilucione.> ncs de fé republicana, llegando por fin a ocupar el republicanas. En este mismo cdito rlal se apadrinabn minislcl'Ío d e l:l (inciTa en 1935, en el Gobierno de mús adelante la "acción de las d erechas", la cual de. Lcn oux. llace algunos meses puhli có El Diario Es¡JII. finía como "acción polilica de los católicos, como ta. Jiol d e nuenos Aires una entrevista celebrada con Gil les catúlicos". Esta norma d e a cció n rué, de ahí en Rohlcs, de la cunl entrevista hizo un extracto el pe. adelante, la nota dominante del partido politico "Ac. riódico ele narcelona La Vanguardia, en su edi ción ción Popular" y las agrupaciones afines. En realidad, del día 2 d e junio. Las palabras del presidente de lrc Gil Robles, que estaba organi zando un pnrtido según CEDA, que transcribimos a continuación (x), dan una el modelo fascista, d el cual ~1 sería el " jefe supremo" idea d e su Jlcculi:u manc1·a de pensar: al que hnbria que obcdeecr sin replicar, se había an. "Para nosotros la Demod·acia es un medio ticipaclo cn este movimiento, pues ya el día 1!J de jn. transitorio de influir en la política del país. Nos . nio de ese mismo nño, elijo en un mitin en el "Cinc otros actuamos como posibilistas (en es¡)(ui o/ en l\lonumentnl" en i\ladrid : "Yo os aseguro que la pri. cf original), lo cual, en último resultado, es la for . mera y ímica razón d e existenc ia de "Acción Popu. ma en que actúa tod o el munclo. Cuando nosoh·os lm·" es su carácter eminentemente catúlico, que ra. nos en frentamos con una realidad tratamos de con. tifica en toda su integridad las declarac iones cpisco. seguir dos c-osas: sncar de ella el mayor beneficio paJes y la Encíclica Pontifical" sobre esta materia. y convertirla a nuestra ideología. El actual ~is~e­ A más de esta estrecha alianza con la Iglesia en. ma político espafiol está muy lejos de constituir, tró Gil Robles en sociedad con el ejército, no perdien. do oportunidad alguna <1e glorificarlo repetidamente en sus discursos públicos, como, por ejemplo, en el x N. del T.: .ti{JUIWS de las citas cAe este articulo Jw habido que retraducirlas al cspa~iol por no tener pronunciado en el gran mitin que se <"clcbró en ~le. a mano los originales. Respondemos, sin embargo, d =: dina del Campo el 30 de junio del mio 1933: su conformidad al le:t·to inglés. "El ejército, dijo en aquella ocasión, está com. c.:ión, JlOI'c¡ue ello es un asunto tan sa!Jido que ya cansa. Ln p osición, en cambio, del ejército y, sobre todo, d e la iglesia, no es muy bien conocida por el público. Hesulta, en verdad, sorprendente para mucha gente l'Ómo l~s que un pueblo católico, cómo una nación eminentemente r eligiosa puede cambiar en un instan. te y al~o mcler a la Iglesia con una furia tan vchemen. le como no se ha conoc iuo otra, ni en los viejos ticm. JlOS d e las persecuciones protestantes. Habría que examinar con algún detenimiento las posiciones respcctinls que ocup:m frente a la Hepública estas dos poderosas fuerzas en la política española. Pero pri. mero serú mejor que revisem os con algún detallll ciertos aspectos del segundo periodo, o "bienio negm", d e que ya h emos hecho mención, en el cual Gil Hobles fué la figura más prominente. Este período no sola mente se enlaza con la actitud que adoptan ac. lualmente el clero y el ejército, sino c¡ue los hechos que en ~1 suc<'dcn preparan el camino para los acon. t ~ eim it•nl os posteriores. La ¡·ebelión actual es el clamor desesperado d:! fracaso c¡ue lanzan todos esos elementos reacciona. ríos que pretendían sacar partido de la preparación que habían efectuado antes, durante el "bienio negro", cuando retrocedió la República y se relajaron sus resort es.


plet amenle al sen •ido d r E~pa iia; no al servki u de ningún pa rtido ni d e ningú n ar to polílko d <> h ombre algun o. Esl:l al servi do d e Es pa iw, d e la '- nación, d e la enlcctividad. Esto es s u titulo d e glo. ria, y nu nc a ha soli ado srpararsc de esta tra yed o. rí a , ni n ingun a p r rsnna mal pr nsatl:l tTt·r que el <>jér cil<' ¡HtNle h at•cr lraíc iún a los altos tlesti nos que d escan san en sus ma nos."

de ex plicar 1.'1 alt::anc l' de ~u s pa la bra s. En b e nt rl·,·ista p <>riotlisticn que acnb:m10s d e llll' ll cioll:ll' s a li er on 1le sus labios r stas fras es : "Las {Hisihili d adt•s de r estam·ar la mona nruia e!>tún en r azón di rec ta d e los acto<; d r violencia que la Hep úblit'a p ueda com ete r." Consideremos ahor a lo que d ijo Ciil Hoh!cs en o t;·;, cnt¡·evista con el corresp ons¡¡l d el l'AIII S SOIH, :1 raíz del estallido d e la actual r evolución , p u!Jli cat.l:t p o r este periódico el dia 31 d e juli o. De nu ncia c o n indi gnació n el político espaliol la resp o nsab il id[•J p o;· " los terribl es aco ntecimientos q ue está n s ucedí c nd ,, e n Espalia", r r ch aza al m is mo ti empo " toda r esponsabilidad mo r al o materi a l en los m is mos", y continú:t con esta a firmación: "En la sít uac iú n p n •sentc, me parece a mí qu e la d ic tadura milita r pued e ser co nsid er ada como una forma tra nsitori a d e gobi e rn o. Los gener ales Franco, :\!ola y Q ueipo del Lla no, d es. pués que hayan d enibado el Gobierno d e 1\l:ull'id Y som etid o a Bar celona, deberán fo rmar un nuevo go. b icn 10 q ue· eontcnga elem entos c iviles téc n icos." No pod n ll\)S 1•vitar nuestra sorpresa y co nsid er ar m at·a. viil ados los extrañ os p rot·esos mentales que se d a n en un homb r <> que h abla ace r ca de ' 'terribles a co nt edmi <' nlos" , ¡·echaza toda r esp onsabilidad en los m ism os, y, ac to seguido, sin p erder el alie nto d e la f rase ant eri or, di ce con tod a tranquilidad lo facti ble que r <>sulta <lerriba1· el Gobiern o d e :\ladrid" y " somet er a Bar celona ", da nd o al mismo tiempo consejos a las fuerzas leva ntad as en armas co ntra el gobierno legalm ente constituido, d e la c uales fuerzas había a firm a. do n o h acía m uch o tiempo que nunca pod r ía n SE'I' " traidoras a los altos d estinos IJUe desc a nsaba n e.1 sus manos". ¿En q ué quedamos ? ¡,Cu:'tles eran, puc.;, <'sos " altos d esti nos"?

Estas palabr as t¡ue acallamos !1<' transcrilJir, es.tá n p reñ ad as d <> equi voco sentido, 1lc I'SO t¡u <' en Es}laña ('ae e n la caiL•gnria tic "jesuitismo", d e la mism a m aner a que los razo na mie ntos de la ent rev ista r n el ¡w riótlil~O b ar c elonés, t¡t:e c itamos a ul l.'s, son de l o~ que los es p a lioles cali fica n com o " jesuíticos" ; au iH¡uc yo no me atrevo a asegur< 1r que con est as califi<:acio. nes se le h ::1ga o no justicia a la Compañ ia d e J esús. (En Espaiia la p alabra "jesuitism o" es un término corri c nt t' e n el lenguaje, q ue quier e d ecir " acc ió n tor. tuosa, lab erínti ca". Creo que estoy oblíga,\o a tl ar cuenta ta nto d e la existencia del vocablo como d e lo qu e significa ) . Co111o Espaiia es un p aís do nde UP O ti <' ne gencr alm rnte qu<• leer e ntre lineas las d eclar acion es d e los po líti cos y los comt• ntarí os de la pre n. sa, n os asalta la sosp rch a d e t¡ue las frases d e Gil Ro. hl<'s, " ning una ¡JI'l·snll:l m al ¡¡cnsr.tla c1·cc que el ejér. cito puede h act•r tra ició n a los altos destinos que descansan en ~ u s manos" , eran intcnl'io n:ulas. Y, efectÍvam en tc, d e <'so se !l·ataha, ti c a pelar p nr t r asm ano a Jos militarrs para que, al llegar el mom ento propicio, actuasen , p r ecisamente como h a n a ctu ado después, para sah·ar e sos " altos d estinos'' ind efinid os q ue le estab an encom endad os. Sea lo que fuere, c ua ntlo estas palabras se pro nunc iaron , a nin giJn espaiiol, p er. t l' ncci ente a un o u o tro b ando politko, le c upo la menor duda de que ello co nstituía un h alago al e jército p ar a gana rse st•s fa vo r es y su apoyo, t ;ntl o 111Íis euan. lo t•l seiio r C.il 1\ohlt•s hab ía sido ministro de la Guer r a meses an trs y h abía tenido la h abilidad d e c ap. t arse sim p a! ías (•ntre los milit ares, consiguiendo g r a ndes as ignaciones p n ·s up ucst:lri as p ara su 1\lini~­ lcri o y re ponie ndo e n sus p uestos los gcner :ll es y ofL eialcs de alto ran go expulsados p or comet er actos d,~ d eslc :.~ ltad c ontra la Hrp úhlien. Fund onaha p or esa ép oca un a or g:mi zació n que se ll:lmÚ " Unió n Militar Esp añola" , d edicada h acia más tle d os aiios a fomentar la r ebelió n milita r. Esto era muy con ocido p or tnuch a ge nte. Yo consel'\'O aún uno de sus b a ndos secretos, que es una furibunda exh o rtación a los h o mbres d e a rmas para que "salvasen a España'' de "un t •:•nplot intel'lwrional'' que am t?. nazab a "pul veri1.arla", provocando la ruina d el sentimiento r eli gioso, d e 1:! fa mil ía es p añola, d el c apital Y d el trabajo," etc.,. . . . . Pero, con todo y con eso, el seño r Gil Robl es, en una entr evista c onceuida a LA NACION d e Buenos Aires, reprouucida por EL NOTIC:IEHO de Barcelona, d ecl:~raba, el día 28 d e agosto d e t!l3!'i, que c1·a ":.bsolutamcut e falso que en el t•jt:· r cito existiera n J untas de l>t' fen sa"; que la " Unió n 1\lili. tar " tenia muy esc asa influencia e ntre los militar es'' y que en aquel momento el ejército estaba " absolutn;nente aparta d o d e la p olítica y p erfectamente disciplinado". Debemos hacer notar que, aunque Gil Robles h a' ·' h"'cho manifest acio nes públic as d e "aceptación" ul3 ~ ' 'd d de 1:1 República, siempre ha tentdo el buen cm a o

IV El Ejér cito rsp a ñol es un vesti gio anacrónico d e los ti rmpos feudales, u na extralia institució n in. co ngr m•nte rn este siglo. En la Ed atl :\lcd i:l exist ic. r o n varias eastas social es que di sfru tab an <l e "fueros p¡·o p ios" o s<>a, d er ech os y privil<>gios es¡H•ci alcs. Lo <; " fu eros'' cclesi:1sticos corrían p ar alelos con los tle l:t casta militar. E l militar era consider:Hlo com o la r epresentación di red a del m onar ca, y, en cierto mo. d o, le p ersonificaba; de aquí, que una ofensu contra el ejército r r a con sítlemda como u n delito contra el r ey . Los oft ci al rs <lcl r jército no p ollia n se¡· c riticad os ni m uch o menos d esobedec.id os, disfruta ndo, e n l'<'nlidad, de inmunidad ante las leyes aplicables a la m ayoría d e los ciutla1lanos. Este car:ic!N' sagr ado del ejército español se co n. servó dura nt e la m o narquía y, aunque ligerame~tc mod ifi cado, perduró romo tradición en los ci!}co a ñ os del r égimen r epublicano. En los tiempos m on á rquL <'OS, e ual(¡uit·r critica o comentario d esfavorable al ('jt:·r dto por un cit;clatlano p articula r acarreaba, aún e n épocas d e p az, la ¡w na de enc arcelamiento im pues. ta por un tri bunal ('astrense. El ejér cito er a una ins. títucit'ln rxrepcio nal, mimacla p or el rcg1mcn. El exs ey Alfo nso p re fer ía la compañia d e los militare~ a la d e sus d r m:ls súhditos. De aqui que la infht<>ncia de aquellos sob re el m onarca y, p or co ns iguiente, sobre el gobierno, llegó a ser mu y grande, h ast a tal punto qur se votó un:~ ll'y, qu e se llamó " Ley d e .Ju.


risdiccioncs", por la que se confería poder a las auto. ridades militares para juzgar no sólo las ofensas que contra ellas se cometiesen, sino para procesar por desacato a cualquiera que emitiese una critica, un comentario, o cometiese un acto del que pudiera inferil·se hostilidad contra el Estado o contra el ré. gimen. Según esto, la agitación politica republicana era considerada una "ofensa militar". El ejército, en estas condiciones, llegó a obsesionarse con la idea mesiánica de que su misión especial em la de ser "El Salvador de Espmia". Con su poder gobernaba su propio régimen interno, metía t·n cintura a los ele. mentos indisciplinados y refractarios, y, a más de eso, intervenía en las cuestiones políticas por medio de comités secretos de las llamadas "Juntas de Defen. sa", las cuales muy a menudo fomentaban conspira. ciones contra el mismo gobierno. Tan perniciosas llegaron a ser las actividades de estos organismos que el último dictador, el general Primo de Hivera, se vió obligado a disolverlas. Pero entonces las juntas se reorganizaron con carácter secreto y empezaron n conspirar contra el Dictador hasta que lograron derribar!<.>. Con el advenimiento de la república se consi. guió doblegar algo la influencia del ejército. La pren. sa, la r·adio y los oradores públicos, en gener·al, se \'ieron libres, al fin, de cae¡· bajo la jurisdicción de los tribunales militares. Los tribunales de honor dentro del ejército quedaron abolidos de un plumazo, y los militares fueron sometidos, por virtud de las leyes dt•rogadas, a la autoridad civil en caso de delin. cucncia. A los oficiales que no estuvieron de acuerdo con el nuevo régimen se les dió entonces amplia oportunidad para separarse del ejército y retirarse con su paga completa pudiendo además gozar de otro-; privilegios. !\fuchos de ellos aceptaron esta situación y se fueron a sw.s casas; pero la mayoría de los monárc¡uicos intransigentes se quedó dentro para po. der continuar intrigando, aunque, por supuesto, apa. rentando someterse a la autoridad civil, después de haber con Cesado y prometido obediencia al régimen establecido. Desgraciadamente, sucedió entonces que parle tle la oficialidad, de ideas liberales avanzadas, sintiendo muy pocas simpatías pm· el militarismo, se acogió a In nueva ley y también se retiró, pues creyó que de~de denll·o del ejército era imposible liberalizarlo. Asi, pues, esta institución no pudo escaparse del tlominio dt• los ailtiguos caciques. Con todo y con eso, la rl'pilblica, desde el punto dt vista pdcti. co. trnto hie.l al ('jP.rcilo, quiso reorganizado, hacerlo más efi caz. ~c¡uip:'tndolo mejot·, pues abrigaba la es. ¡~ et~JnZ!l tk que, con el tiempo, iría ganándose su ad. lwsión al nue\'O régimen. Un cnso ilustrativo t¡. arroja viva !u?. sobre los pro. cedimientos sumarísimos del ejército español Y su estrec ha alianza con las autoridades civiles reaccio: narias, es el del periouista Luis Sirva!, un reportero muv conocido en l\Iadrid, corresponsal de una empre. !'a ~eriodistica, c¡ue fué enviado a Oviedo a hacer la información de los sucesos de octubre de 1!l34, du. rante el "bienio m•gro", y fué asesinado en la cárcel por tre<; oficiales del ejército el día 27 de ese mismo mes. Sin·al ruc arrestado por haber escrito un arti. culo en el que descl'ibia los excesos cometidos por la ~oldadesca durante la represión. Los tres oficiales

entraron sencillamente en la celda donde estaba detPnido el p~riodista, lo sacaron al patio de la prisión y alli le mataron, para vengar así, según dijeron, "el honor y el buen nombre del ejército." Con tal moti. vo se levantó una marejada tan grande de protesta en toda la prensa, c¡ue el gobierno -un gobierno derechista- se vió obligado a intervenir en el asunto, no sin antes haber tratado on vano de silenciarlo. Consiguióse que uno de Jos oficiales, un búlgaro perteneciente al Tercio -cuerpo similar a la legión extranjem francesa- se prestase a servir de víctima propiciatoria y a ser juzgado por un tribunal civil. El juicio en cuestión resultó una farsa tan grotesca, una blirla tan soez de la justicia, que cuesta trabajo creer que estas cosas puedan ocurrir entre gentes que dicen representar el honor y la civilización de su patria. El fiscal, el encargado de la acusación pública, actuó propiamente como abogado defensor, en ocasiones en franc a contradicción con el juez presidente del tribunal. A pesar de los testimonios irre. cusables de <¡ue se habia cometido un asesinato a san. gre fría, el tribunal emitió un veredicto de "homici. dio por impmdencia", absolviendo en realidad al acusado, pues se le c-ondenó a seis meses y un día de presidio, y, considerando el tribunal que la sentencia había sido cumplida por el acusado durante el tiem. po que estuvo arrestado bajo palabra, lo puso en la calle el mismo dia que se terminó el juicio. Declaró además el trilmnal qtJe la víctima, el periodista Sir. val, había cometido una ofensa contra el ejército . al hacer sus revelaciones escritas, io cual constituía una circunstanc-ia agravante que, posiblemente, justi. ficaba el castigo. El hecho evidente es que los intentos verificados por el gobierno de la república para doblegar el po. der del ejército y moderar sus "fueros", sometiéndole y haciéndole estl"ictamente responsable ante la autoridad civil, han herido su orgullo de clase privilegia. da, y eso no lo ha podido perdonar nunca. Y, natu. ralmente, cuando los etH'migos de la república han querido halagar al ejército, le hnn murmurado al oído palabras tentadoras, diciéndole que aún podía se¡· C'l anunciado "Salvador de España." Y el ejército ha aprovechado la oportunidad que se le presentaba ahora de salvar sus intereses privados bajo la más. cara de salvador de la patria. V

Cuando pensamos en la posición que llegó a disÍt'lltar en la :wtigíiedad la iglesia española y en 1:1 que aclltalmenle ocupa, no podemos menos que con. sitiera¡• con tristeza que todo ello pudo haherse evi . lado, si la iglesia huhiera escogido un camino dis. tinto. Hac-e unos dos años c-olaboraba yo, que soy católico, en un JH•riótlico calúlico y tuve oc-asión de :a lvertirle al tlirN·Ior dici{·ndole que, a mi juicio, la politira de Gil Rohles seguía unn trayectoria equivocada que acabada por empeorar la situación de la iglesia. Nuestra advertencia, según hemos visto despues, tC'nia su rundamento. Por desagradable que nos parezca este a sunto de la alianza de la iglesia con los enemigos de la república, tenemos que en. frentarnos valientemente con los h echos y .relatarlos, pues para eso existe la Historia. Otra cosa seria in.


randalosa, y :1 muchos otros de trata¡· de inmiscuir.se !iincrrhlad y cc.baruía. en los asuntos privados d e las famili as, d e convertu·- . En pnbcs romo lng\ntcna y los Estndos Unidos, se <'n caciques de los pueblos y aldeas, etc., cte . .• donde la alta capacitl:ld moral e i nteledual dd clero Como consecuencia de todo esto, el clero ha ~~r­ ha ganado pm·a éste el respeto genen1l del público, la gente se pn·gunla con ~ tant emcn t c : ¡,Cómo es que en dido el respeto 1le grandes gmpos de la p oblacwn, una nación easi eomp\l'lamt·nte t·atólica como Esp:l- si no de la mayoría d e los ralúlit·os espaiiolt-s. Por ila, el pueblo h a JJOtlido rebelarse contra la iglesht, centenas de millares pueden contarse los que se han atacándola de esa manera'? Los católicos y protes- sep arado com¡Jil'lamente de la Iglesia, Y hay .o~~os tantes de esos paises se qurdan perplejos tratando muchos, <¡ue, aunque pcrmnnecen fieles a s u rchgiOn, tic explicars<' <¡ut es In que le ha pasado a una instL se consideran a si mismo como anticlericales, est:1tuciún cuya misión es Jll"ediem· la doctrina d el amor blecientlo una linea diferencial bien precisa entre el entre los hombres, dcfende1· la dignidad y el valor d<·rkalismo y el catolicismo . •\ estos últimos p ertede la indivitlualithlll humana y de la j'uslicia social, ne<·en muchos buenos católicos prácticos que prespara que, habiendo disfrutado de una posición tan tnro n su apoyo a la Hcpública y que h oy día est:ín privilegiada para cumplir esta misión, haya caído amargamente resentidos contra el cirro Y son sus tan tristemente que sólo despierte en el corazón de <'IH.'mi~os p or la oposición d e (•ste al nuevo régimen. sus fieles sentimientos de desconfianza y odio de unes Véase lo c¡uc decia EL SOCIALISTA, en s u edicontra otros, con todas las terribles t·onsccuencias c ión del 11 de abril de 193G, sobre esta sistemática prácticas que estumos ahora presenciando. oposición th~ la Iglesia, <¡uejúndose de ella: En España los levantamientos p opulares ~:ontra h "La monarquía no hizo sino entregarse a l iglesia no son cosa nueva. Ya en t'l aiin 1835 lmb ~l serviCio tlc las intrigas de Homa c uya tendenci:l a una quema general de templos y t·onventos con ma. disfrutar de privilegios y ejrrcer el poder tempo. tanza de frailes, cuyo motivo principal fué entonces ral en los asuntos d l'l estado ha sido siempre irre. la excesi \"a posesión de tierras y riquezas de las conprimible. Los obispos y los párrocos inten·cnian gregaciones rl'ligiosas, e n contraste con la miseria en la dirección de la política al igual que los go. en que vivía el pueblo. La iglesia se repuso pronto bernadores y los alcaldes. El Nuncio estaLa de aquella dcsgrnciu, <·¡·eció otra vez en poderío, au.. acostumbrado a ejercer mayor influencia que <'l mentó su riqueza, y donde <¡uiera podían admirarse primer ministro. Existia la situación anacn>nlca ahora nuevamente templos y conventos fabulosam ent~ de dos sistemas legales incompatibles con la soricos. herania del estado laico e intli visible: el <1erech•> canónico y el derecho civil. La indift'rrncia t'n Hasta el advenimiento de In república, la religión materias religiosas era considerada c omo un:t fa!. del Estado era la católica, o lo que es lo mismo, exis. ta contra la patria, y Jos funcionari os públicos tía una unión entre la Iglesia y el Est:~do, el cual aten. participaban en los servicios litúrgicos. l.as con. día al culto y clero, pagando sus oficiantes y altos dignatarios con los fondos del tesoro públi-co. Les secuencias de todo este bizantinismo fu ú que el pueblo reaccionó a la pa1· contra la iglesi:l y con. obispos de las diferentes d.iócesis eran nombrados po1· el monarca, o sea, eran personajes politicos, adictra la monarquía, que ante sus ojos aparecían uni. t os, por consiguiente, a la monarquía. Algunos eran das por el mismo cordón umbilkal. A la caída el~ miembros por derecho propio del Senado Nacional, la monarquía se r ompió esa uniún pern iciosa. El y la Iglesia tení:l intervención en 1::1 enseñanza pública Estado reclamó su poder absoluto en tollo lo con. en materias religiosas. En otn1s p alabras, la iglesia eerniente a la legislación sobre asuntos d e laicisera un aliado de la monarquía; pero la monarquía era mo. . . . . La 1glesia, a pesar de eso, · no se ha rcconsiderada por <'l pueblo como su principal opresor. sign:~do, y su última ofensa contra la Repúblh:a Asl, por lo menos, era como pensaban las masas ham. es la que representa la CEDA. . . . Nosotros, sin•brientas y anaHabetas. Y, desde Juego, hay que rer.o. ples mortales, rrspt·tuosÓs con las rrrencias d e los nocer que el sostenimiento de la iglesia constituía un:-~ <lemús, pedimos únicamente a la casta sacerdotal carga demasiado onerosa sobre los recursos económique no aliente el rencor de su rebaño contra nues.. cos del Estado. El país estaba repleto d e clérigos. tras instituc.iones políticas." No había más que contemplar cualquier dia de la Lo dicho anteriormente resume el punto d e vis. semana algún entierro modesto, en el que participa- ta de los que trataron d e consumar la separación de ban quince o veinte sacerdotes, todos rllos pagndos la Iglesia y del E stado por proccuimientos radicales. por l:t familia del dfiunto, para darse cuenta de esto. C:onsideramos aerrtado lo 1tue hemos dicho antes soNosotros hemos entr:~do muchas veces en algunas cn- bre el res peto c¡ue siente el español medio hacia el tedrales donde se celebraban solemnes misas pontifi. culto religioso. Probablemente no hubieran continua. cales con toda la ¡>oulpa litúrgica y la asi stencia de do los ados de violencia contra la iglesia, si d cspn~'i todo el cabildo catctl!'<llicio, mientras que los devotos de la primera quema de edificios religiosos, el año feligreses se podían t·ontar con los dedos de la mano. 1!J31, el clero se hubi era puesto prudentemente al La relación más frecuente y princ ipal tlel pul.' . margen de los acontecimientos. Esta era la ocasión blo español con su religión tirne lugar con motivo de <1 e habrr demostrado prudenc ia, paciencia y de hala celebración de servic ios fúnebres, en el culto de la ber recurrido a la verdadera "resignación cristiana" l\lisa y en diferentes actos de devoción y raridad. Po1· proponiéndose rectificar las viejas prácticas. Con es. uno u otro motivo las gentl.'s han llegado a la conclusión to h abría recon<tnistatlo gr:Hlualmentc el clero mÚ. -!' de que el culto religioso es en España un productivo chas de las simpatías perllidas, . logrand o al mismo n e g 0 e j o (en ·espwiol en el original), Y. acu. tiempo anular algunas de las leyrs rrligiosas promulsan a algunos ele sus servidores ele lleva1· una v1da es. gatlns pm· la República y ganarse el completo recono•

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!'imil' nlo de su ll'gítimos derechos. Si al gobierno de la 1\epública, pot· ejemplo, se le hubiera convencido de que las esc uelas religiosas no iban a ser utilizadas l'omo centros de propaganda contra un ri·gimen que el mismo Sumo Pontífice no consideraba incompati. ble con los intereses de la iglesia, parece probable que, con el tiempo, se hubiera permitido otra vez la enseñanza por las órdenes religiosas. Desgraciallamente el clero <'spañol no vió l as cosas de esta ma. nera, y se alió estrt.>chamentc a un partido político y a un jere, amhos archiencmigos 1lí'darados de la Rl:pública. Creyú entonces el pue!Jlo que la iglesia, pa. ra nwntener sus prerrogat ivas, estaba dispuesta a to. do, incluso a aplastat· la Repú!Jiica. De esta manera b lglE.'sia atrajo la l!eEtrucción sobre su propia cabeza. Con tollo lo di chn no pretendo en modo algunn insinuar que dentro d e la organización eclesiástica cspatiola no existan hombres y mujeres con sincero <'spil'itu cristiano, dispuestos a sacriricat·se por el bien de sus semejantes, ni instituciones altruistas y eficaces, dedica1las a la caridad y la ensetianza. La Orden de San Francisco, t>or ejemplo, goza de un gran pre. dicam<'nto entre la gente del pueblo, segU.n testimo. ni o ele los mismos elementos revolucionarios; pero, en la práctica, los padres franciscanos están en una posición algo insegura y no son muy bien mirados por la organización eclesiástica española. Todos estos pobres seres son hoy dia las víctimas inocentes del sistema de conducta absolutista e imprudente segui. do p o r la iglesia española, que en su caída los ha arrastrado a todos. Examinemos ahora brevemente las medidas "an. tieclesiásticas" a que recurrió la República, Suprimió del presupuesto público el pago de emolumentos a Jos ministros de la iglesia, a los cuales se les permitió el ejercicio de sus funciones religiosas a voluntad, p ero se les prohibió vivir de la enseñanza. Se de. cretó la secularización de Jos cementerios. Para Jo~ cntirrros rdigiosos re4ueriase la disposición expresa en vida drl finado. Las ceremonias públicas de di. chas exequias necesitaban el permiso de las autoridades locales, que r:ua vez lo negaban. Las mismas disposiciones regínn en cuanto a las procesiones que se acostumbraban celebrar por las calles, Jo cual hiz•) que la mayoría dejaran de celebrarse; pero las suntuosas ceremonias religiosas de Semana Santa en Se. villa continuaron como siempre. Algunas autoridatles l ocales cometirron excesos prohibiendo el repi. que de las campanas o permitiéndolo bajo contribu. ción. Una ley especial decretó la disolución de la Compaf:IÍa de JC'sús a la que se confiscó la propiedad. Con otra h' y <'sp<'cial que se llamó "Ley de Congrc. gacioncs rclig: o·w~". se suspendió la enseñanza de la reli gión en las escu<'hls y se limitaron las actividades de l as órdene~ religiosas colocándolas bajo estricta vigilanda, pero no se suprimieron. La tercera ley so!Jre asuntos religiosos decretó la nacionalización de la propiedad eclesiástica, es dccit·, declaró todas las propiedades de la iglesia, incluso sus valores acaudn. lados, propiedad tiC'! estndo, fundándose para ello en que dichos valores no habían sido adquiridos con el trabajo ordinario y, por consiguiente, no entraban ()entro de la misma categoría que la propiedad co. rricnte. Esta rictueza se consideró como patrimonic.

nadonal y, por lo tanto, perteneda al pueblo. Pero la nacionalización de los bienes eelesiásticos n o llevaba aparejada su confiscadón por el Estado sino que, por el contrario, se dejó todo lo que poseía el clero, desde el más rico cáliz hasta el mits insig;1ilkante candelero en posesión del clero, prohibiéndole solamente su libre disposición, puE.'s no era una propiedad privada corriente. Pero tampoco el Estado podía disponer de ella, quedando encargado de su protección y cuidad~. Como propiedad nacional quedaba exenta de contn. bucíón, con lo cual la iglesia se veia libre d e un compromiso. Las relaciones u iplomáticas con la Santa Sede no se interrumpieron por eso. El Nuncio permaneció <'n l\ladrid y el Gobierno de la República iba a l~nviar un representante especial al Vaticano, pero el Papa no le diil "el placet" al e milajador que nombt ú el Gabinl'lc republicano uel "primer bienio". Duran. te el segundo bienio, o "bienio negro" el embajador de la Hí'pública fué, en cambio, aceptado en el Vaticano. Todo lo que antecede es un resumen sucinto del trato recibido por la igl~:sia en la República española. Si alb•unas de las medidas legislativas puestas en vi. gor pueden parecer injustificadamente opresoras, no por eso cerraban el paso a posibles enmiendas en el futuro. Débese también agregar que las relaciones entre la iglesia y el estado español nunca llegaron a b tirantez y a la violencia que en otros paises como 1\lé. jico y Alemania. Eso no o!Jstante, la iglesia usó toda su influencia, lanzando el clero, la prensa católica y sus fieles devotos a l:i lucha politica contm la República. Al mismo tiempo que "Acción Popular", se organizó una asociación formada por hombres, mujeres, mnos y hasta elementos del clero, que se llamó "Acción Ca. tólica". Todo el que mereciese el nom!Jre de católico debería pertenecer a dicha Asociación. "Acción Católica" no era sino una organización filial de "Acción Popular" y asi sucedió que, cuando se estaban prepa. raudo las elecciones de 1!/3G, se lanzó en cuerpo y alma a la campaña política contra el "Frente Popu. lar". Como demostración ele esto que decimos báste. nos solamente citar el manifiesto elE.' la "Junta archidióresnna" de "Acción Católica" de l:i Archidiócesis de Taragona", en la que se previene a los católicos y se les advierte de los peligros que acarrearía "el triunfo d e la r evolución e n las próximas elecciones", amonestilndoles para que cumplan con su deber vo. tando "la candidatura propuE.'sta" que repres<'nta "el ordrn", puE.'s al hac<'t·lo asi complacerían los dC'st>os riel Sumo Pontífice exprPsatlos por su Emin<'ncia el Cardrnol C.omar. urzobi~po de Tole1lo y Primado de Esp:uia. Aiia1lr ademá~ este manifiesto: "La absten. ción en estas (•ircunstanda~ constituiría una deser. ción Y una traidún a la patria y una desobediendn manifiesta a las normas que, en la situadón presen. te•, han sido dietadas por la Santa Sede y por el Episcopado espatiol. Votad como un solo hombre, y con una sola papeleta, por la religión y por la patria." . . Nosotr~s podemos testificar que, en aquella oca. swn, ('Onoctmos muchos buenos católicos con escasa"> simpalias por la Hcpú!Jiica que, considcr:'tndosc ve. jados por este atrevimiento de onlrnarles cómo ten. drian que votar, se abstuvieron d e concurrir a las eleceiones o votaron por la Rep¡'1blica. El manifiesto


que decimos tuvo una amplia Jlllhlidthul en toda la prensa y se le citú de mane1·a especial en dos grandes diarios de Barcl'lcna de tendencias pollticas motlern. das o franc:mwnte apolíticas, que lodos los días neos. tumllran publicar una ¡~:ígina dedicada a asuntos re. ligiosos. Estos periúdkos fueron EL NOTICIAniO (edi ción dd 8 de fchn'l'o) y LA VANGUARDIA (edi. ciones del 11 y 12 d e felH'ei'O) , Ya en rl mismo mio l!l31, a los pocos meses de proclamada la Hrpúbli ca, hablan ocurrido los pri. me1·os intentos de intervención del dero en los asun. tos políti cos. Por esa época se Jlllhlicaron varias car. tas }lastorales del episcopado espaiiol en este sentido. A causa de una de ella:; fué ex¡nalsado de la Rrpúbli. en el Cardenal Scgunt, Arzobispo de Toledo y Prima. do de Espaiia. Cuando se iban a celrbrar las cleccio. nes cat:1lanas ¡>:tra elegir su gobierno autónomo, d aiio 1!l32, la intervención política del clero estaba yn perfectamente m·ganizada. Se inundó entonces est.1 región de Espaiia con un diluvio de propaganda -conservo de ella algunos ejemplares- advirtie1ulo a los electores que ''su conciencia no les permitía vo. tar" por el candidato de los partidos de izquierda. Hay que tener en cuenta que los extremistas catala. nes no estaban dispuestos en esta ocasión a dejarse nrrash·m· a excesos de violencia y p or eso no huho ataques contra los templos. Esporádicamente ocurriú en Espaiia alguno que otro, sobre todo en el levanta. miento de 1934; pero, en general, no hubo ninguna campaiia antirreligiosa sistemática en el curso lle cinco aiios.

La Adhesión de la Alta Intelectualidad Española Los firmantes dec1armnos que, ante la contienda que se está ventilando en Espafia, estamos al l:ulo del Gobierno, de la Hepública y (lel pneblo, que con heroísmo ejemplar lucha por sns libertades. Ramón Méndez Pida], Antonio Machado, Gregorio :Maraiiún, 'reóíilo Ilernando, Ramón Pérez <le Ayala, Juan Ramón Jiménez, Gustavo Pittaluga, tluan de la Encina, Gonzalo Lafora, Pfo del Ufo Ortega, Antonio Marichalar, .José Ortega y Gasct. (Estas lfneas aparecieron publicadas en todos los perió<.licos madrileíios).

Palabras de José Bergamin Director de la Jle vista católica "Cruz y Raya", publicación conocida universalmente como la de mayor prestigio que apa. rece en lengua cspaiiola.

La lucha que el pueblo español está heroicamente 'endo en estos dln.<~ dram:\ticos y magnlflcos, man t en 1 • .• .• • F ~ OI' la libertad, por su anucpenucnr.aa. •uc es 1uc h a P · · 1 .• arrastrado a esta lucha por la locura cramana ue unos

VI Algunos grandes pecadores en la antigiiedad se vieron obligados u c ubrir su cuerpo con vesti1lunts tic esparto, ungir con cenizas su frente e ir a Canosa en penitenda ¡1arn hes:u· la pontifical sandalia. La Igle. sin Catúlica cspaiwla no ha hecho nunca cosa pare. cida. No mira tlt• ntro de su corazón, no hace cxómen de conciencia ni confiesa su error. Los defensores con que cuenta fuera 1lc Espa1ia la presentan como la ,,!clima de una persecución irracional e injustifkada, lanzada contm ella por hordas inft•rnales. Pci'O nosotros, después tic haber cxami n1Hio las fuerzas actuantes en esta lucha contra la Jlcpúblic!'l española, no podemos menos que expresar nuestra opinión honrada y lanzar la acusación siguiente: En el mismo instante en que un go!Jierno lcgiti. mamente constituido luchaba 1lesespernd:unente pa. rn salvar la democracia cspa~iola, tanto de los asaltos de sus enemigos tic la derecha como de las excesivas pretensiones de los partidos revolucionarios califi. cados JlOI' el vulgo de "rojos", las clases ¡)rivilegiadas espuiiolas, el rje•·cito y el clero, con el fin d e salvar sus pro¡)ios intereses, han hecho dcliher:Hiamcntc causa comim unos con otros, deliberadamente han desencadenado un reinado de terror en el ltUe todos son igualmente responsables y deliberadamente han abierto las puertas de la revolución a las masas enlo. c¡uecidas y anárquicas, unidas ahora para 1lerrocar el Gobierno democrático y establecer el sup1·emo domi. nio del prolel~triado. cuantos que supusieron que bastaba el gesto de su re. heldía armada, para apodcmrsc del poder y tratar de cegar con sn ejerdcio de violenc·ia ac(uella voluntad po¡mlar cspaliola esplendida, g\!ncrosamentc manifles. la dentro d e In lt."galidad democrática republicana bajo la bandera del Frente Pop\:lu•·· Quisieron convcrtir la nohlc voluntad de re. novadón, de transformación y de vida espuiiolas, en trágico nparato de muerte. Lucha ahora en Espaiia l:t verdad viva de un pueblo, consciente de su pasado y seguro de su por. venir, conh·a aquellas mentiras muertas que IJ•atan, en un úllimo esfuerzo d escspel'ndo, de opon.:rsele. Contra la vida y la verdad 1lel pueblo cspaiiol no han de poder nada los muertos. La viva y verda. dera Espaiia, unida y única, en un solo frente popular, no será vencida por qui enes asumen con simbolisnw trágico y grotesco la mentira de todo aquello de que se titulan hcredcros. Se tticen el ejercito, y son una pnrtc de Cl, que ha traicionado la ley espaiiola ante t'l enemigo, y que con csc enemigo de raza lucha co. mo una sola fuerza 1lc combate conh·a el pueblo cspa. iial. Se dicrn la religión catúlit·a de Cristo, y en su nombre hacen contra el pueblo, y con una fea·ocidad brutal, la mús horrible guerra fraticida; des¡mí·s ue haber acumulado o emboscado riquezas para costear. la, y después de haber venido durante años y niio:> rjerciendo industrias comerciales, con disfraz de rell. giosidad, y mezclándose en la polltica más turbia con los más torpes y viles empclios de lucro, de explota. ción y de comodidad anticristiana; también con lns más sangrientas r('presiones del pueblo humilde, hoy ju&ticiero.

.. ·.


Adhesión de Intelectuales Franceses a España. (De "Europe", de París)

. - ~!'

La "Casa de la Cultura", en nombre de sus 45,000 adherentes, ha dirigido al presidente Companys y a la Casa del Pueblo de Madrid, el siguiente telegrama: Saludamos fraternalmente a los heroi cos combntientcs p or la libertad de Espaiia. Esperamos firme. mente victoria fi,¡al del pueblo español contra la cri. minal tentativa de los aventuret·os. Viva la España popular, guardiana de la cultura y de las tradiciones, a la cual nos une un indestructible vínculo. El telegrama está firmado por : . Jean Cassou, Tristán Tzara, Pierre J. Jouve, Ltw Durtain, Reaé Arcos, André Gide, Elie Foure, Paul Nizan, Ramón Fernández, Jacqucs Libchitz, n. Dcsormiercs O. Zadkine, Ozenfant, André Lu1·cat, Gromaire, A. Lothe, Juan Painlevé, Aragón, Dabit, Andrécl Viollis, Jean Cu lheano, A. Chamson, Pierre Abraham, P. Picasso, J . Prevert, M. Martín du Gard, 1\Iarie Deli. René Dlech, Robert Des nos, Charles Vildrac ( Ilya Erenburg, Pierre Paraf, Georges H. Rhiere, André Varagnac, Jacques Soustelle, 1\larccl llerrand, Jean 1\larchat, Daniel Laza rus, Pcyanis Safc, J can Lurcnt, Georg, L'ger, Jeanson, J. Fe;wjr, Gcrmaine Dulac, Robert Vidalin, Tony Grcgory, L. Larive, S. Itkine, Chabannes, G. Besson, Ulman, Valentine Ilugo, Lawrens, Jlenri I\latisse, G. Pillement, Mcussiaac, J. R. Dloch, Georges Sadoul, A. Wurmser, 1\lart*n.Chauffie.t·, Claudc Avcline, Leopold Chauveau, Lenormand, Ale¡o Cnrpentier, Othon · Friesz, Pitoef, Andrés Germain, Pien·e Unik, Jean Carteret, L. Guilloux, L. Pierre. Quint, Re:1é Moulacrt, Peters-Rosset, G. Baulhan, René Daumale, J. Drunius, l\l. Sibon Echeverry, A. DcJons, Elkouken, Alberto Giacomctti, Roger ~aillois, llores Pierre Robín, Delaunay, Survage, Rene Paraf, Claude l\Iorgan, Luis Séchan, Agustín Hamon y Ilenrietle Hemo:1.

Declaración de Simpatía a ·España de G'ientíficos é Intelectuales Ingleses al Iniciarse el Levantamiento Militar. Hasta no hace mucho ha sido casi unlversalmen. te aceptado que la m:ís noble contribución de lo~ in. glescs a la civilización europea era nuestra te?~ta y, aún mt1s, nuestra ¡1ráctica de la libertad pohhca Y de la democracia parlamentaria. Durante siglos nos hemos sentido orgullosos del hecho de ser un pueblo

• · ·' JiiS• llb • · t'tuc t'o•Ic <Jlli.' prCi.'JlllnCilte libre y uC 1 - "· Íll''lcsas o • han estableciuo nuestra libertad enfrente de todo tntcnto de pone¡· en Jugar suyo cualquier f.o~·ma d<; Gobiento irresponsable, militarista o :mtocrat1c0. !\las de trescientos a1ios de nucstm Historia nos ha costado fijar y consolidar esta libertad característicamente inglesa, y unas y otras veces hemos tenido que ~efe.n­ derla contra nuestros propios reyes, artistocracw, Jefes del ejército y también contra monarcas, dictadores y conquistadores españoles, franceses o alemanes.

Hoy, en cambio, se ha repudiado en la mayorí.a d_e las naciones europeas nuestro ideal de la libertad wdtvidual y las instituciones de la política. Actualmente, en España, un Gobierno constitucional, elegido por el pueblo, es atacado por una Junta de generales, que, con la ayuda de tropas mor:1s, han declarado su intención de destruir la democracia parlamentada en dicho país y de sustituirla por un Gobierno autoritario Y militar de tipo fascista. Y si el gobierno durante tantas semanas ha sido capaz de resistir este golpe de Estado militar y la invasión del país por un ejército africano, se debe al hecho de que tiene tras de si la gran mayoría del pueblo español, de todas las opiniones políticas. En cualquier periodo de los últimos ciento cincuenta años de nuestra Historia, las simpatías de, pt·ácticamente, todas las clases de lngalterra y las de nuestro Gobierno hubieran estado con el pueblo español, y con su Gobierno, en la lucha que sostiene la democracia contra el despotismo militar y· la libertad contra el fascismo. Por ello nos preocupa el apreciar en algunos sectores, incluso de la prensa, el ensayo persistente pa. ra desvirtuar y desfi~,>1.1rar el carácter de la lucha con el argumento de que el Gobierno es bolchevista o co. munista. El Gobierno español, debemos repetirlo, e,; democrático, elegido por el pueblo y, como lo es el nuestro, responsable ante el pueblo; lucha contra el despotismo militar y contra el fascismo; combate por la libertad y por aquello que en nuestro país se ha considerado, durante más de un siglo, como el mínimo estricto de la civilización política. Los firmantes de esta carta pertenecemos a dife. rentes partidos políticos, o no figuramos en ninguno; pero coincidimos en ,mantener nuestra fe en los idea. les británicos de 1~ libertad política y de la demo. cracia, y, en consecuencia, deseamos expresar públi. camente tanto nuestra simpatía por el Gobierno cs. pañol y con el pueblo español como nuestra esperan. za de que el Gobierno inglés aprovechará toda opor. tWJidad legitima para d ar muestras a aquel Gobierno de la tradicional política inglesa de comprensiva be. nevolencia. H. G. Wells, Norman Angell, Gilbert Murray, J. B. S. IIaldane, Carr Saunders, Lascelles Abercrombie, Deslilt- Burns, Hastings, W. H. Carter, J. S. Huxley, David Low, Lord Rhondda, n. JI. Tawney, Ernest Barkcr, G. D. H. Cole, F. l\1. Cornford, P. M. S. Backett, C. Day Lewis, G. P. Gooch, R. 11. Hodgkin, Hewlett, Johnson, F. L. Lucas, Geoffrey Mander, G. E. Moore, Ilenry W. Nevinson, Shena D. Simon, R. Vaug. han, Leonard Wolft, Virginia Wolff.


una formidable crisis evolutiva empuja a la Rcpúhlica a un destino mejor. Esto es lo que quiere deciros, de esto quiere c~n­ vencer a ' tos reacios la voz de uñ h o mbre que no llene la pasion del beligerante directo, Y qu~, uparll'. d e sus posiciones ideologicas, antiguas Y fu·mcs, se esfuerza pm· 1:airur el presente y el porve nir con la serenithHI del historiador. Los que luchan por la libertad, pm· s u ideal, e1\ La última v~z que os hable a través de In r adio, esos campos españ oles que empezaban ya a o lvidur el amigos de Amé rica, fllé en fecha no lejana y para gusto tic la sangre, no necc~itan las voces d e r etacomentar sucesos de Europa que no habri:m de lar. guardia. Ni yo sabría 1lecirles nada, pon¡uc como h t· lla1· ~ n tener actualidad de carne vi\·a en nuestr•t dicho hace poeo e n Bruselas, mi padfismo es tun pro. propia España. fundo e integrul 1¡uc lo mantendria incluso un te la Os h:;!Jlaba de Pavlo\v, el saL io ruso, y de lo que ngr esion injusta de los que desean y desenc·adenan !.1 rcpr~scnt:1ba, como lección para todos, su actitlHI guerra. Estoy convenc ido de que la p az futura Y frente a la revolución de su patria, y la actitud 1le la pernwncnte no la c-onqubtarán los héroes d e la J>:t7., revolución frente a el. sino los mártires tic la p az, gentes de corazón ge neroEn los meses inevitablemente dolorosos del atl . so como los que ahora luc-han, pero de manos inca . vcnimicnto de un Estado nue\'0 en la vasta nad ún paces d e sostener un fusil. ?\las acaso no sea inútil de los Soviets, hubo muchos hombres, insignes (\Ul' mi apelación a la fe en Espa1ia a esos que ahora no fueron incupaccs de comprender lo que el magno su. pueden ~oger el fus il, pero que tampoco ti e nen la ceso tenia de inevitable, en su raíz con el pasado, y generosidad de com prender lo que hay de fccundn de fecund o, en su raíz con lo por venir. en este instante trascendental y d e sentir el deber Las revoluciones las sienten sólo los que las ha. de no d esertar; porque Espmia está aquí, y España cen y Jos que luchan en nombre del pasado contra no es un "pasado" sino "todos los pasados" y, ade. ellas. Pero hay un grupo d e mentes en el país que más, " todos los futuros". Es ella, como h a sido y esta transformándose, lus mentes de los hombres que, como será: su ti erra inconmovible, su vida eternll, ajenos a la lucha p olítica y social, creaban el alma su cosmos inmodificable, p or encima d e todo lo que de su pueblo, contrilmian a que su luz eterna no se pase. Y a su sustancia, a su alma, y no a las anécdoextinguiese, que es crearla también, que tienen el tas, es a lo que tenemos que servir. deber, cualquiera que sea su simpatía, en uno u otro Vosotros, amigos de América, nos contempláis bando, de colocarse, nn le la Historia que está en mar- a través d e una distancia que, inevitablemente, pone cha, en una actitud d e comprension. ya mucho de historia en vuestra visión. Os pido, Pa1·a mi, os d ecía, la gran lección del inmortul pues, porque os será más fácil que a los que viven la ruso, fué el sentir, po r encima de sus dolores de mo. pasión d e cerca, que os detengáis unos minutos con. mento, quien sabe si por encima d el sacrificio de migo en el ambiente d e los que, d l'trás de los que lu. vi<'jos id<'ales, el d~L> er s upremo de comprender la chan, tratan d e construir una patri·a fuerte y original. El dolor parece que no se acaba nunca cuando se r ealidad inevitable de la evolucion de su patria. eslá sufriendo; pero acaba siempre. Lo que queda es Todo lo que ocurre en el mundo está movido por las leyes inexorables del destino. Puede sernos grato la paz que se engendró en el d olor. Empezad ya a o no; puede emborracharnos de gloria del triunfo o contemplarla y a ayudarla. A la vez que los hospi. hacernos gustar la amargura d e la derrota; pued·~ tales d e sangre, donde una legió n de muje•·es y de mancharnos d e dolor o de sangre. Pero es Historiil hombres se ocupan del herido y d el que <'nfermú en viva, hecha y, por caminos directos o po¡· caminos el campo de batalla, a la vez que las organizaciones osct)rOs, fuente inevilablc de progreso para mañana. que con éxito milagroso atienden al abastecimiento de las poblaciones civiles y han cuidado de los niños Pa,•low, como tantos otros, pudo irse de su Ru. privados de su hogar por las necesidades momentá. sia y continuar en otro país (que tod os 1<' hubieran neas de la lucha o por una h·ágic a orfandad, empieacogido con los brazos abit•rtos) sus h·abajos de in. zan a surgir instituciones de carácter permanente que vestigación ~ n lo que tení an de universales y abstracmarcan ya el sentido humanitario y cultural de la tos. Pero se 11ió cuenta d e ttue la creación de cada paz futura. homhn•, 1lescle el má~ humilde al más insigne, no pertenece sólo al que lo crea, si no que es parte de su patria. Y t¡u~ la patria no cambia, aunque todo el pasado :.e derrumbe con s us tradi cio nes, con lo que parece mús íntimamente unido a su nombre y a su~ gestas antiguas y mús directamente ligado a su por. venir. He aquí que ahora una profunda transformación se está realizan1lo en España. Tal vez vosotros, des. de lejos, no percibáis de ella más que el estruendo Los patriotas españoles -los "nacionalistas", co. marcial, los gritos de la pasión que hierve, el llanto mo los llama la Prensa de deréchas y como se llaman de los que sufren y el rumor envenenado de los que ellos mismos- han lanzado sobre su patria a las tromienten. Pero, por debajo de la actualidad pasajera, pa~ marroquíes y a los sin patria de la Legión Ex.

Marañón se Dirige por Radio a los Paises de América

Dice que hay que "seguir la vida con el fardo a cuestas"

El gran Romain Rolland anate!natiza a los traidores de España


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tr:.llljera. Como lo ha tlrdarado el ex-geneml Franco, cst::m dispu~ ~ lCJs a fusilar la milatl de su nación para upla~lar a la otra mitad. Apoyados por la reacción de lodos los paises, están asesinando al heroico puc blo espaiiol, están arruinando a su país, ya tan pobre y tan atrasado económicamente, y lo estún ven. <licndo de antemano a la Alemania hitlcriana y a b lt:.lia de 1\lussolini. ¡Y todo esto, en nombre de la patria cspaiiola y de la :;agrada religión 1 Los "nacionalist:~s" francc!;es e ingleses aplauden, ya que ellos también están dispuestos a ver su pai• devastado por los ejércitos extranjeros y a ver su pueblo diezmado, al que tanto odian, a ese pueblo t¡uc se atreve a reivindicar el derecho a la justicia social y a la igualdad. Poco importa a esos buenos patriotas que Francia esté cerc;¡da por lo~ fascismos, de lo:; cu~les cada uno tendría interés en arrancarle un pedazo de su terl'itorio; que la Gnm Bretaíia pierda definitivamente sus posiciones en el 1\Iediterrúnco, uescienda al r:mgo de potencia de tercer orden y ceda su lugar al imperio de Roma y al tercer Heich, ¡con tal de que la "canalla" sea aplastada! Verdaderamente que la iuiotez d e esos traidores se iguala a su ferocid:ul. Pero a drspecho de esos buenos "patl'iotas" <1" todos los países - ¡ bs cajas fue1·tes de todos los países se unen!-, los cuales asesinarían o venderían su patria al enemigo con tal de poder conservar sus prerrogativas, nosotros, los "internacionalistas", que crcemos en la fratemidad de las razas y pueblos, no~­ oh·os declarnmos que la victoria será nuestra. 1\lien. tras exista el fa:>risrno, existid l:t lucha entre nacio. nl'S, existirá 1:t esclavitud y la guerra. Sólo el socialismo internacional puede salvar y salvará a la Huma. nidad. Incluso una victoria de la reacción, no sed:t mús c¡ue pasajera, a menos que los "patriotas" no sc· uecidan a ametrallar no sólo a la mitad de su pueblo. sino al pueblo entero. ¡Pero que vigilen bien a sus propios hijos! Nosotros conocemos a quienes subleva· de indignación y repugnancia la decadencia moral de sus propios padres. QtH' se vigilen hien los unos a los otros, ya que, solos en el nnuHlo devastado por ellos, se disentirían sus tlespojos; su misma iucología les conduce a tlegolla1-se <>ntre sí para asegurarse la supremacía. Los haY entre ellos c¡ue tienen la impuclcncia de decir que Óios está de su Indo y que ellos defienden a J)ios . ¿l.u~l Dios? ¡,El de los aztecas? Nosolro~; 110 creemos en el Dios l.risto, sino en el hombre-Cristo el "Cri~to de los Ultrajados". El crucificado no ti~ne denigratlores más abyectos que los Franco Y Mauriac, los asesinos y los que bendicen sus matanzas. y nosotros clavamos en la picola las imágenes de lo~ ~enerales asesinos que salen de las igle.si~s escoltados por Jos curas e incens:.>dos por ~cadcm~cos devotos. Esos cristianos cl:n·an cada <ha a Cnslo en la Cruz. En esta hora de combate que clecidir:i el pon·enir, que todas las fuerzas del progreso, que to~los. 1?-; hombres de buena Yoluntad que luchnn por la ¡usttc1a social olviden sus clisenciones y sns discusiónes, 1Y que se unan contra el enemigo comim, que los divide con el fin de arruinarlos! Los verdaderos cristiano'> y los verdaderos patriotas, así como los cleméJérnta~ y los socialistas de todos los matices, lieltcn que en-

!rentarse contra el enemigo común : . la l:'cacción de los asesinos, la esclavización, el envilecimiento de los pueblos de Occidente por un puñado de militarotes alucinados y de banqueros, el aplastamiento de las libertades. ROMAIN RULLAND

DISCURSO Pronunciado por el Presbítero Don Juan García Morales Católicos espatioles, camaradas, herma.1os míos qucridísimos: Salud y República. El que os habla desde el micrófono del :\linislerío de la Guerra, que en estos momentos se ha convertido en púlpito, es un sacerdote uc la Iglesia católica, apostólica, romana, que no estú excomulgado y suspenso, como ron manifiesta mala fe han propagado dm·ante estos últimcs a1ios las derechas e$pañolas, que haa tenido bula para calumniar ~· difama¡· a todos los que no pensábamos como ellas. Yo, católicos españoles, como he dicho en casi todos los pueblos y dudades de Esp:uia, no he perdido la fe que mamé de los pechos de mi madre; no he renegado de mi religión. No soy un sacerdote apóstata, ni he col. gado los húbitos. Ile paseado mi vieja sotana por toda Espa1ia. He entrado en los ct!ntros socialistas, COmunistas y si.1dicalistas, y todo ha sido respeto y cariño para el sacerdote que ha predicado -entendedlo bien- el Evangeiio; que ha estado y estarú hasta morit· al lado tle los humildes, porque cree qut• la misión del sacerdote es ir junto al pueblo, para defenuel'le de las garras de sus inicuos opresores. Aquí lo triste, en estos momentos angustiosos porque atraviesa la Patria que sea un humilde sacerdo. te el que se dirij a a los católicos españoles, cuando hay ta;ttos obispos, tant,·,', pastores de Israel, que, de haber lanzatlo pastorales condenando la guerra f¡·atricid:l y exhortando a los espatioles a que resp('taran los poderes legítimamente constitu"dos, el movimiento no hubiese estallado. Porque los sacerdot('S v los prelados, guiones de muchedumbres, tien('n un . gra:1 podt·r y u na fuerza ('llOnne; poder y fuerza que ahoJ'a han empleado para atacar a la República, al régí_ men qtw, sin 1111a gota de sangre, trajo el pueblo el H de abril y volvió a reconquistar el día glorioso del lG de febre~·o JJ('mos dicho mil veces que la feroz intransigen. cia, la incomprensión del alto clero y de muchos ca. tólicos estaban haciendo odiosa una religión que Pl'cdica c1 :1mor universal entre todos los hombres, una religió:1 que tiene por fundador a Jesucristo, el Dios obrero y pobre que por aquella tierra incomp:l. ralile de Palestina no tuvo más trato que con los po. hres, con los humildes, con los oprimidos. Con estas gentes derramó el Salvador las ternuras de su corazó:1. El apóstrofe vibró en sus labio~ para los hipócritas y fariseos, para los mercaderec; del templo, que hicieron ('n aqu('lla épocn de la Cas·t tiC Dios lonja d(' contratración, como hoy la han con-

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vertido en una fortaleza p:lra atacar al pmlrtariado y defencl ('r lo indcnedible: ('1 capitalismo, l:l Espai1a monástica, qul.' tuvo l-poca gloriosa p ('ro que pasú, como pasan las aube~. y como los ríos se precipitan al mar. Nosotros, ('atólicos espaiw les, no ('s\amos e n contra de aquella España. Hemos alimentado nuestro espíritu co n la lectura de nurstros grand es ascetas y prNlicadorl'S. liemos apace ntado los ojos en las maravill as ¡(t•l :tri e que dejó e~t:J civilizació n al c ruz:u· pn.- nuestro suelo; c ivilizac ióa magaífica y gloriosa. Pero o id al gran vitlrntc c-atólico Donoso Cortl-s: ''II e visto - di ce- dos torres babilónie:ls, dos c ivi. lizacionrs rspll-nditlas, ll•vantad as a lo alto J)Or la sn. llidul"ia hu mana: la primen! ca)·ú al ruid o de las tro mpetas apostúlicas; l.'ra la civilizació n p agana con ~ us !ilüso fos, con s us oradorc·s, con sus poet as, con s us nrti ~;t as; r ra la civilizac ión d e Roma, que domi. naba e:1 Afric a, l'll España, en la Galia, e n la Bre t:11i:J. Esta civilización, que se erguía soberbia como una to. n e giga nt es<·a, se derrumbo l.'strt•pitosnme nt e al oi t· la voz ti c tru eno tic San Pahlo, que h ahlnba en nom. bt·e de Cristo crucifkado. Pue;> esta civili zac ió n e u. ropea que si.' ll nma cristiana y que tien e a Cristo en los labios y no e:1 el corazón, caerá t a mbién al ca nglor estr-epitoso <le las trompetas socialistas, comu. nistas y sindícalistas." Católicos españoles: la profecia d el gran vi den. te se ha cumplido. Hay que dar paso a otrn civiliza. ción. No nos ml.'tamos en ave r-iguar si esta civiliza. ción es creyente o a tea. Si es atl.'a, tenemos <¡ue confesa r públicnml.'nte que nosotros :10 h emos s itio cs. c ultor es d e almas;· c¡ue nosotros no hemos sabido in. c ulear la verdad era tloctl'ina cristiana en los corazo. nes ; <tue nosotros h emos arrancado a martillazos la fe del alma JHltHtlar. En nuestras manos, católicos cs. p:lñoles, puso Dios t odo: el diaero, la ensetianza, el p oderío. España entera l.'staba se mbrad a d e colegios religiosos. La enseiianza ha estado en man os tic cu. ras, frailes y monjas. En todas las iglesias SI.' ha pre. di cado di a y n oc he. Y yo pregunto : ¡, P or qué se fué el pueblo de la Iglesia ? ¿.Por qué el pueblo ti e ne odio a todo lo <(UC huele a incienso? Católicos espatioles, no achaquéis esto a las logins, ni a la ensetianza laica. ni a la propaganda de Rusia. Nadie ha contado ('On más mrdios de propaganda que n osotros. El pueblo huyó de la Iglesia porque viú qu(' h Iglesi a est aba junto :1! poderoso, junto al caciqu e; porque vió que el clero, salvo h on r osas excepciones, no se prl.'oc upó pot• r esolver el único problema que t enía planteado, que l.'ra un problema de justici a. El pueblo est aba h art o de rl.'cihir d ádivas y limo~n:.ts. Quería un jornal justo para poder vivi r a lo human0. a' Jo d ecent e, sin t <>ner que recurrir en los ítltimo'i años de su vida a la sombra de un asilo, c u a nd o l os IJIIC lo lwbían explotado, muy catúliros y mu y ere. yentes, vivían ele las rentas, o sea d el sudor y tle la saitlo{l'<~ ele los trabajadores. Y tenin que estalla¡· la revoludbn.

1Con qué ojos mira dan lo:s niiíos pobres que SI! educaban en los colegios religiosos a los niiíos ricos. c1ue hasta te nían otra capilla di stinta, como si la Igle. sia no posl·yera :~mplias naves para alhcrgar e n ella,; a ri cos y p obres!

y esta luc ha la mmac iaron los grandes pensa. dores católicos. Van. trick, hace más de cuarenta años,

c~c-rihin: "~o: no os eng:m(•¡ <; en rso. ~o

I.'S c o ntr!l ('! judío hijo de Ahra h am, de Isaac y th• J aeob, con lr~ q u ie n se dil'i ge n las amenazas )~ los otlios. Es contra e l judío hijo d e ~lammon , el dios d l.'l oro. Es contra el ri co. y c unad o el pueblo co rra furi oso a apodl.'rar. se d e sus fortun as, no se detendrá a in,·estiga r si el · " ¡,\ nu, · a m'l" que las p osee es cristiano o e ·trc unc1so. 1 -gritará- . Y de nada servi ría el presentarle vuestra fe de bautismo." Y al llegar aquí n o t enelltOS m ás remedio que pro. t l.'st:u·, como sacerdote católico, de que en los pala. cios de los prel ndos espatioles se h aya n encontrado millones de p('set as. T e a go qu e protestnr aqui e ni•r · ~icamente el(' todas esas ri quez:ls que atesoraban lo -. t e mplos para las imágen l.'s y h ace r ost e nta c io nes fa<;. tuosas d el culto católico. Nosotros -como me tl ecia un fam oso agustino- no necrsitnmos para celebrar, c:'t liccs tle oro y pedrería; nos basta con un sencillu cáliz de made rn. El pueblo pasaado hambre y cala. midadl.'s; el pueblo teni endo que p edi r limosna; el pueblo yl.'ndo a r ecoger las sobras del rancho en l os cuartelt's. Y los prelados vistiendo h á bitos d e seda, Y luciendo pectot·ales de bl'illantes sobre el pecho. "l.0s obispos - dl.'cia el Santo Padre Tarín- , con una cruz d e palo, una ~;o tana raída, y un a nillo d e hoja de la. la, estaban en su papel." Católicos, hermanos míos: Sabed de hoy para s it'mpre que el odio no es a Cristo ni a la Iglesia. E~ a los ministros d e Cristo, por n o haber ido en la luc h'l social a la vanguardia d e los ejércitos popularl.'s. Yo co ndeno el movimiento subversivo. Ningún católico amante d e J esuc risto puede estar conforme con él. Pm· <'so, mi aplauso a Jos católicos nacionalistas vascos, que se han puesto a l lado del Gobiemo legahnent\! constituido. Por eso, mi odio cont ra los superior es jerárquicos; contm cur as y frailes que han secund;l. do el movimiento militar, contra esos h ombres que co nfi esa n y eomulgan y h an tenido entrañas para volver a traer a la patria a los mo ros y a l Terc io extranjero, abrazándose con los que cost ó och o siglos ex. pulsar de nuestro suelo. El espíritu d el traidor d on Oppas vive toda vía en el c ler o. Así se ven hoy pre. lados que hat:en mi gas con los militares insurrectos, y con tal d e volver a mangoacar l.'ntregaría n de nuevu a Espatia al pouer d e- In l\'ledia.luna.

Católicos espaiíolt•s: Estúis a cada momento pre. c ipitando la ira d e Dios. Estáis h acie ndo corrl.'r pot· Europa que las h ord as m arx ist as - asi las llamá is- , · st- h a n apoderado d e nuestro sola r. Estáis hnciendo correr por el :\fundo que España es llll país de d e~o l a. dón , de ruinas. Y ml.'ntis a sabiendas. Escupís a l cie. lo y os ene a la car:.t. Porque, aunqlie España h libiera s ido arr asada a sangre y fueg•• po1· hordas sul vajes, vuestra misión ent co nquista t· :.t los bárbaros pnr a mc.r, pero no a fuerza d e fusiles ni a mctrall:ltloras ; uo con eaiíones ni bombas ,¡e din nm ita. Porque la d. vilizaciúa eristiana se abrió paso en el mundo no po1· las armas, sino co n la suave y dulce persu ac ión. En el siglo p asad.o, los católicos esp a ñoles hemos sido sembradores d e odios; los prcladl>s y el clero no podían tran sigir co n rl libcralisnw. Los carli stas eran los buenos, los hij os p rivilegiad os de Dios. Lo.s libe. r:tlcs, unos demonios, abortos del infierno. Dios, e;t a quella guer r a ciYil, dió la r azóti a los liberales. Y l os ca tólicos, intra nsigentes y fa náticos, tuvieron que


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:.1 :T•Hiill:trse :llliL' at¡uel lilJer alism o, que tlecían que era pecado. Ahora, la lucha es entre derec has e izt¡u it•nlas, entre ri cos y pobres. Híos de sangre corren IJOr los pueblos y ciudades de España. Hermano>; nuestros caen en los campos d e batalla. Y toda esta l ocura, esta barbarie, les parece a Jos prelados y a los ntras muy bie n. Y se cue nta, para bochorno del ca. tolicismo t•spaiiol, que por el voto en contra del obispo de Segovia la ciudad no se ha rendido. Estamos en un:~s h ot·as dra máticas y el legítimo represe.1tante de Jesucristo e n la tierra dehe sabe1· t oda la verdad. La verdad es una. El dero español, el clero sec ular y l'egular, los ca túlir os tocios, debían haber estado unidos al Gobierno legilimamcnte cons. tituido, y no patrocinar la ¡·ebeliún d e un os militare:; 1¡ue han traicionado a su patria y han tomado l:Js ar. 111:ts para acribillar a balazos al pueblo. Católicos españ oles : No l>abt:·is hec h o <"aso d e la voz dd pueblo, que es la voz de Dios. No vengáis ahn. ra con que la Espnña monnmenl•'l y artística se pit'r. de. La ci vilización que entra no r espet>~rú nada si se . guis op ouil-udoos a ella. I.a nueva civilización l:tb1·a. r:í ot ros monum en tos t¡ue sea n tambi én asomhro ,¡,. las n:tcioncs cxt1·aajcras. Pocas cosas quedan d e la civilizadón romana y de la griega. Si os cmpeiiitis, por vu estra fet·oz intra nsigencia, en que no quede d e España pi edra sobre piedra, seguid asesinándonos vivos con ,·ueslra fe y con vuestro catolicismo, coa vuesll·os escap ula rios, vuestras mednllas y vuestros crucifijos. Seguid ponier.do a Cristo de pantalla pa. r a volve1· a rec onquistar lo que por vuestra desidia y vuestro egoísmo se os fué para siempre d e las manos. Católicos <>spa1ioles : Temed a Dios ; creed en Dios. Prelad os y dl-ri gos que te néis di ariamente a J esucri sto en vucst ras manos: Por ese mismo Dios, cxpirante en la c ruz, os pido que d epo01gáis vuestra :tditud, qu~ h:1g:Hs p e niten cia d e vuestros p ecados, IJC>rtlue el mayor pecado es traiciona r a 1:1 p:lll"ia t¡ue nos vió nacer. El cristianismo no l'S odio. Es amor. Ei1tend ed, ca:úlkos, que la victoria y el triunfo ser:"t 1! c• los que vosotros llam :i is impíos porque lo.., impiu ~ Jl,•,·a il la rn::ún y la v(•rdad. Y la verdad es Dios, y co" tra Dio<; no pueden vuC'stros eaiwnes. Yo, desde t•o,te púlpito, maldigo l as armas y al invasor de ellas, y bt•ndigo con todo mi cor azón y mi alma a las mili. dn~ ¡:;opulnres, a Jos av iador es, a las tropas d e Cara. Lim•ros, g11anlias <le .~salto y Guardia Civil, que vale. r osamentc ,Jan el pecho en Jos cam¡¡os de batalla para l a reco nquista de la España republicana. Yo, desde e~te micrófono, env ío, en nombre de mi anciana ma. dre, un abrazo a todas las mujeres que en estos mo. m entos presta n su valiosa ayucla al Fren te Popular. Vamos todos h ac ia una nueva Esp aña. ¡Adela nte, ca. maradasl ¡Viva la Republi cal ¡Viva la Libertad! ¡Viva la Democracia 1 1Viva el proletariado español!"

me:ttales de Londres, uíce c!n un a rticulod e d e fund cl que enjuicia durame nt e la sublevación militar en E~ . paña: ·¡ .· "La traición d e Jos jefes militares no so o 11a S I do odiosa, sino estúpida. Deben haber sabido que l o~ soldados no estaban con ellos. D<·bian h a ber compren· dido que la (•poca d" los pronu:1damiento s ha pasa. do. La elección del protectorado español en l\larrue. cos como cuna de la sublevación ha disgustauo a to . dos los patriotas."

El Señor Ossorio y Gallardo Habla ante el Micrófono 1

"UN CONSERVADOR ANTE L ,t REBEL/OX" "El bue11 conservador será aquel que acierte n crenr u11 orden revolu cionario con rl m e. n or estrago y con la mayor garanlía de sub. sistir." "Abundantes y eloc uC'nti ~imas voces salidas d el ) "rente Popul:u· han condenatlo l:l actual subl evaci.)n Ltscista. Quiz:i sea útil explkar p o1· qué hay h ombr es <-ristianos y conservadores t¡ue, e n estos moment.n tienen su alma puesta al l:ul o de nquel Frente y cola. boran tanto como p ueden a sus triunfo final. Un cristi ano no puede se r f:1scista, porque el c ri s. tianismo es liberación del espíritu, respeto a la perso. nalidad humana, mientras el fn~/:ismo es negació n ele libt•rtad, establecimien to d e la opresión, imperio ele la fuerza, y no para 1'1 servieio de las muchedum. bres, sino para salvaguardn 1le l os pri vilegiad os. Un cristiano no puede servir una d octrin a en nombre de la cual se impo ne el predominio d e un a raza y sc extC'nuina a los jtulios, a los mason es, a los comunist ns, a Jos liberales; porqu e la esencia de h d octrina de Cristo y lo que sign ifica s u revolución contra el mundo an tiguo, es pret:isamentt> In obliga. ción de amar al e n emigo lo mismo que al h ermano. Y aunque l ibe rales, comuni stas, masones y judíos fué. ~cm os la gen te mús abominable del mundo, ningún c:ristiano tendr ía d crc(·ho a lueha r para nuestro ex. terminio, p orqu e está escrito qu e "no quie1·e Dios Lt muerte del pecador, sino c•ue se co nvierta v vi va " l] n cristiano no debe • tole rar que se . utilic~ el nombre de Dios para atacar a un Estado constituid,) lcgitimament e, porque, si tal hace, olvida el mandato de da r al Césa1· lo que es d el Ci-sa r. Un católico d t>b e respeto y obediencia a la Igle. sia. Pero la Iglesia, depositaria inmortal d e la d oc. trina más elentda, pura y gen er osa que overon l os siglos, n o clehe ser L'Onfundida co n esa u e«~n eración eclesiásti ca de los obispos cargados de joya; q ue mez. dan a Dios e n la~ contiendas políticas y ponen de · n;anificsto al Sanlisimo Sacnnnento para cjue pierdan las elecciones las i7.quíerdas, con Jo que, reba ja ndo a Dios a la c¡¡ tegorí:l de un beliger nntC', le h a n llevauo ::: sufrir l:l l ey del vencido, blasfemando de su di vi:ti. da d ; ni co n las Ordenes religiosas . que atesora n mi . Jl ones, siqui era n o es para r¡ue los disfruten p e rsonal. mente sus miembros; ni con l os individuos, r<>li gio. El "Times", órgano el más inCluyente de la opi. sos o regl:tres, que hacen fuego desdc las torr<'s d e mon conservadora ingleso, cuyos editoriales son re. lo temvlos, con Jo r¡ne niegan su carác·ter sagmclo y flejo )Jermanente rlel sentir de los medíos guberria. clan explicación a las ulteriores del-truai onr ~ ; ni <· un

Un Interesantísimo Juicio del "Times"


los clérigos que se echan al campo annatlos de fusil ·Por los inmortales valores de 1 es¡Hn · ·¡ u, P o r la civi . · 0 de ametralladora, con desprecio de su ministerio, ;ización cristi:ma, poi' la em:~ncipación econó~1ca que les ol>liga a ¡·czar por la paz de todos y a no tiro- Y política de los trnbajadorcs, por la autodeterminaleal · a nadie, animados de sectarismo banderizo. ción de los pueblos y por la libertad del hombre! Un conservador debe estar enterado de que el conse1·vatismo no consiste en mantener, inmóviles y anquilosadas, instituciones desacordes con los tiem- "Párrafos del discurso del Sr. Ossori~ _u ?,allardo. dedicado a los espaiioles de A.menca. pos, sino en crear calla día las más justicieras, eviS En su obra, como en todas las obrns. P?J'f ~ Icn~, tando así que el pueblo las imponga tic manera violenta, improvisada y ¡1erturbatlora, por lo cual el hubo nciertos y hubo el'l'Ol"es. Pero es de JUsticia ti · · · f uc· e¡cmp · ¡ a 1• pOI' lo . fecundo , buen conservador, en los actuales momentos de Es- cln1·ar que aquel h1en10 y m·diente de su labor, por el noble entuswsmo ~ 1a J1aiia, no serú el que se aferre a sostene1· normas derribadas poi' injustas, por inadecuadas o por insu!L l >asmosa laboriosidad de las Cortes, por la magnifica . · r y 11 cientes, sino aquel que acierte a crear un orden revo- honradez de los gobernnntes, por la l l tsrq> Jn_a . · lucionario con el menor estrago y con la mayor pacicnrin del pueblo, que aplnudín cuanto. se 1l>a haciendo y no daba prisa por acelerar el ntmo de lo garantb ele subsistir. Un conservadm· no puede pensar que los pueblos que ansiaba. En todo hubo una extremada considcrnción par!l se conse1·van aprisionando a la mayoría en la pobreza y en la obediencia, mientras una minoría disfruta con el sistcmn vencido. Fueron s<'pnrados del Ejéi'de la riqucz:l y del mando. Antes bien, ha de ente- cilo 7,000 jefes y oficiales que, evidentemente, sobra. rarse de que el elemento susl:~ncialmente conservador han; pero lo fueron conservnndo ínteg¡·os sus sueldos es el pueblo. No se1·á recusable pm·a los conservado- y todos sus emolumentos. Fué cstntuída unn rcfori.na res el testimonio de don Antonio !\Iaura. Pues de é!l agraria, pero tan tímida, tan respetuosa pnra los lllson estas palabras: "En España, cualquier régimen, terescs de los propietarios, que jamás hubiese llegado cualquier organización de los poderes, sobre la lln- n dm· satisfacción a las ansias populares. Se legisló el nura ha de imperar, en el estado llano se hn de apo- laicismo en el Estado. Al trntnr este punto c¡uiero rectificnr unn leyenda totalmente engaií.osa. Por tener yar, a las multitudes niveladas hn de regir." Un consc1·vador \ha de defender la propiedad ~·o un conrepto religioso de la vida y no ser partidaprivada, consitlerúndola cual un complemento de la rio del Estado laico ni de la enseñanza laica, me pcrso:talidad. Pero hn de saber igualmente que en la nsiste autoridad m01·a1 suficiente para proclamnr que economía del porvenir~ que ya estamos tocando, la la República española respetó In libertad de concienpropiedad privada coincidirá armónicamente con cia como el país que mejor lo haya hecho. Estableotrns modalidades de propiedad, y ha de desear <¡ue ció In enseñanza laicn en sus escuelas, pero consintiú desaparezca la propiedad monopolisticn, de tipo im- la enseñanza religiosa en las iglesias, en las escuelas perialista, principal causante de las guerras Y de la privadas y en los domicilos particulares. Disolvió desventura de los pueblos; y en lugnr de enfadarse la Compañía de Jesús y nacionalizó sus bienes, pero con los partidos colectivistas, debe recordar que es no expulsó a sus miembros, como se ha hecho en el propio Pío XI quien ha dicho que "cierta categoría otros muchos países y como en el nuestro hizo Carlos de bienes ha de reservarse al Eslndo, pues llevan IIJ. Prohibió a las comunidades religiosas la indusconsigo un poder económico tal que no es posible tria y In enseñanza, pero les respetó todas sus demá.i nctividades, sus edificios, sus bienes y aún la ensepermitir a los particulares sin daño del E~_tado." . Un consc•rvador debe rc·s petar la. tes1s fnsc1slóa ñanza misma, dadn individualmente por los religiosos. LA RESPUESTA DE LA REACCION como todas las teorías, en cuanto busque el éxito ¿Cuál fué la respucstn dndn a estn tole1·antc polípor los caminos de la propagnnda y el convencimiento· pero ha de execrar con todns sus potencias que tica por las llamndas clases conservado1·ns del país? u; partido políti~o busque el triundo sublevando al Abochorna decirlo. El capitalismo, el militiarismo, Ejército del Estado contra el Estado mismo; porque el buroeratismo, el clericalismo y el señoritismo, no cabe nada más dcmngógico, negativo y destructor. pusieron el cerco a In República. Las damas catóiL Al Indo <le ese -ejemplo palidecen y pierden impor cas hncían arma polilicn de la misa, de In comunión tancin los más f¡·enéticos y descabellados movimientos y de la exhibición profanatorin tic Cristo crucificndo, ni que llevaban a modo de pectoral enll·e los suyos revolucionarios. naturales. Sin embargo, hacían compatible tanto Un conscrvndor ha de cspnntarsc nnte los cri. catolicismo con los más desvergonzados comentarios menes e¡ u e los sublevados cometen innecc_snriamcntc: por Jos crímenes mismos y porque le pr.Ivan de :m- sobre las disposiciones sexuales de los gobernantes, loridntl moral para condcnnr las represalias que, por escupiendo conceptos y frases que jamás se habían reacción inevitable, se producen en el sector agredido. oido a unn mujer espnñola coa noción del pudor. Conohoracit"ln de esa tnrea fué la sublevaciór. Jle ahí, en obligada síntesis, algunos de los moen Scvilln del General Sanjurjo, quien ni siquiera tivos que a un hombre como yo, sin variar un ápice tuvo la delicadeza de renuncinr antes a la Inspección la re y las doctrinas que viene propagando desde ha. ce un cuarto de siglo, le llevan hoy n poner sus sen- de Carabineros, uno de los cnrgos mejor remunerados del país. El Tribunal Supremo le condenó n muerte. timientos al lado del Gobierno y ele! Frente Popular. El Gobierno lo indultó, y él pagó esa generosidad ·Por la República? Claro que si. ¡Viva la Re- sublevándose de nuevo contra la República hace un ·•·J~Jea 1 (,·Por España? Naturalmente. 1Viva Espuu • mes. Murió carbonizado en el avión que lo traía a - 1 1Ah 1 Pero, además, por otros conceptos que España. pana d R 'bl" · mu y por encima de Es pana y e su epu 1ca. est an El primer éxito de esa campnña difamatoria


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consistió en log¡·ar la imprudente y prematura diso. lución de las Cortes Constituyentes. Surgieron en. lonces Gobiernos dedicados a falsear la Hepública, Y el escúndalo llegó a su cumbre cuando fué llamado a gobemar el partido de Acción Popular, que ni ha. bia votado la Constitución, ni era rrpublicano. Esto determinó el movimiento de JH'otesta revolucionario de Oetubre de 1934 en Asturias, en Cataluña y en otros puntos. Fué sofocado por el Gobierno, y a par. tir de entonces, éste se entregó a las mavores locuras. La represión en Asturias tuvo un~s caracteres tales que yo no me atrevo ni siquiera a indicarlos, porque estoy hablando para fuera de mi pais. Cada uno de mis oyentes puede imaginarse lo que quiera. El ex.Prrsidente del Consejo de Ministros don l\lanuel Azaña, fué vilipendiado, pe1·seguido y enearcelado uurante varios meses, sin que a estas horas se sepa todavía quién le mandó a encarcelar, ni por qué mo. tivo, ya que no había Tribunal alguno que llegase u dictar conh·a él auto de procesamiento. INCO:\IPRENSION Y BARBARIE Los mandos públicos, civiles y militares fueron entregados a monárquicos conocidos y con preferencia a los de tipo fascista y dictatorial. El pedódico de mayor difusión y autoridad en las clases conservado1·as, publicaba artículos de fon. do, ¡·ecomendando t•l asesinato de 15,000 españoles para asrgurm· el honor y la prosperidad de España. La i nt•ompt·ensión, la crguedad, la barbarie fue. ron talrs, que determinaron un estallido de indigna. ción en los v!'rdnde1·os republicanos y en los partidos obreros. Verbo de todos ellos fui' Azaña, ante el cual, pnra oirle, se congt·egaron en campo abierto muchedumures ingentes. Valencia, Dilllao y l\ladrid fueron testigos de las reuniones, politicas más numerosas y enardecidas de nuestra Ili:;toria. Sólo en 1\fadrill acudieron ni campo de Comillas 500,000 oyentes. Ante tan enorme presión hubo necesidnd de disoL ver las Cortes reaccionarias y convocar elecciones nuevas. Lo <1ue las derechas hicieron entonces, no es p:1rn ser descrito. Lo <le menos fué el inmenso d<>rroc-he de dinero. Fui' peor que eso: unn actitud de provoc-adún y jactancia contra todos los elemen. tos liuernles y obreros. Se trataba, en fin, de aplastar el marxismo y a sus hombres. El caudillo de lns de. r<>ch:1s fué elPvado a la categoría de ídolo, sentándo. s e la pcregl'ina, aunque no original, teoría de que "el jefe no se equivocn nuncn". La vesania llegó hasta el punto de que un obispo hizo ponet· de manifiesto el santísimo s:.~cramento para que perdieran las elecciones la'i izquicJ·das. EL S,\NTISEIIO SACRAl\fENTO NO HACE CASO Po•· fortuna, el santísimo sncramcnto no hizo el menor caso tic su desaforado min~tro, y las izquier. das ganaron las elecciones. Adviértase que las presi. dí a un Gobierno de inarcadísimo tipo conservado•·. Alcanzaron las izquierdas muy cerca de 300 diputndos. Y la mejor pruéba de que no fué ntropellado n:~di() cs que t:lmhit•n consiguieron cerca de 200 actas los partidos de la dcrccha, un grupo que se titulb n sí mismo centri~t'l y otros elemcntos sueltos. De mo. do que In C:imarn no era una Convención ni una demagogia.

Comenzó la nueva etapa política. Separado de su cargo el Presidente de la Bepública (gravísimo tema que no se puede examinar todavía) y elevado a subs. tituirlc el seiior Azaña, quedó en funciones un Go. bierno burgués, mi1.~ burgut•s que el del primer bienio, ya que no formaban parte de él elementos socialistas que en aquel estuvieron. Los l\linistros eran Catedráticos, abogados, ingenieros, arquitectos, militares. SENTIDO DEL ALZAMIENTO POPULAH Pues contra ese Gobierno se ha levantado en ar. mas el Ejé1·cito español, los setioritos, los plutócratas, los fascistns de toda especie y el clero, empezando por los obispos. Esa es la verdad y no otra. Si os dice alguien que ha habido qur defender a España de un Gobierno demngúgico y perhu·bador, contestadle que miente. Si os diee que los espa1ioles no teníamos seguridad ¡wra nuestras vidas, nuestros intereses o nuesh·as conciencias, contestadle que miente. Si os 'üice que era ne<'esario defender el decoro o la dignidad de Espniia contra cualquier peligro, aseguradie que miente y miadidle que él ni los que piensan como él tienen derecho n osteutnr el monopolio del patrio. tismo frente a esta innwnsa mayoría del pueblo es. palio), que defiende con las armas y con la infeli. gencia los postulados de la justicia y de la dignidad. Todas las guarniciones se han sublevado. En cada pueblo ha surgido un núcleo fascista en armas. El Estado quedó en poquísimas horas postrado, pri. sioncro e inerme. 1\lás en aquel momento ¡Oh Mara.. vila!, resultó que se les babia olvidado a los facciosos contar con un elemento: ¡el pueblo! y el pueblo se dispuso a la pelea en términos incomprensibles. En Madrid hubo que buscar dos cañones (estropeado uno tle ellos) y enconh·ar dos leales Jefes de Artille. cia que supieran manejarlos. Surgió luego un avión que se puso al I:.Jdo del gobierno. Y enseguida unos grupos de guardias civiles y de Seguridad, juntos con numerosos paisanos, tomaron el cunrtel de la 1\lontaña y el Cnmpamento de Carabanchel. A continuación, todos los demás de i\lndrid y sus cantones. L:.1 capi. tal y el Gobierno de la Hepúbliica estaban salvndos. Simultáneamente la guarnición de Bnrcelona se echó a In calle con la seguri<lad de que no habría de en. contra¡· resistencia de sus desig;10s. Pero se trope. zú también con el pueblo, que, a pecho descubierto, se apoderaba de ametralladoras y cationes. Cataluña quedó liberadn rn pocas hon1s. Las tres provincia» valenl'ianas así <'Omo Cuenca y Ciudad Real, se libra. ron del contagio. Santandrr y .Jaén se mantuvieron asimismo fieles. Las imprm·isadas fuerzas leales fueron rccon:tustanllo \.uaclalajara, San Sebastiári, Al. bacrte. TolC'do, fiijún, l\lenorca y l\lálaga. Lucha em. peiladisima se mantiene en otros sitios. LA GUERBA ES BARBAHA Y ODIOSA No hay que haLlar de los hechos de la guerra. La guerra es siempre bárbara y odiosa. Odiosa y bárb:~ra es ésta. ¿,Para qué espnntat·nos con narracio. nes indi ~ c¡·etas? l\li calidad de espnñol me recomienda no lr:-:tar ese punto. Una sola cosa os dh·é, que es bien sabida yn por el mundo entero: que el núclro fundamental de los combatientes rel;eldes está formado por moros. ¡,Concebís, americanos y españoles


Sea como ellos lo han que rido. Pero no se sor. desvarío semej ant e? ¿De mo do que nuestra raza s~ ha jactado de.> hah r r luc hado s iete siglos contra l o~ prenda nadi <' de las consec ue:1cias. Las clases co n. moros, hasta arrojarlos d e nuestro suelo, para volver se rvador:~s de Espaiía no muc.> r en a mano airada. Sl! a tt·at•rlos ahora co nducid os por generales españoles'? han suicidado. Ahora, h erma nos de Am C:rica, prestadnos el alien. ¿.De modo que Europa nos confirió un mandato en Africa con objeto d e c ivilizar a los m oros, y ahora t o d e vuestra s impatía para continua r la luc ha. Están son los generales españoles quienes t raen a los m or o-; e n pugna dos c ivilizado.1es. El Gobierno espaiíol Y para que nos descivilicen a nosotros'? ¡, De m odo que los p:u·tidos d el F rente popular n o h acen la guerr:t p elean los rebeldes a título de p a tri otas y trae n ex. por su iniciat iva, por su gusto ni para su provecho. El tranj eros para profanar nuestro suelo, asolar nuestra Desti no, según los i ncréclulos, Dios, sl'gún yo, han dis. riqueza y atrop(•\lar a nuestras mujeres'? ¿De modo puesto l'st a epopeya e n que bregamos por defender que se invo('a el nomb re de Dios frente a un estarlo valores t•spiritual rs, coacept os de libertad, empresas laieo, y se arrastra has ta aquí a l os moros a titulo d e de justici a social que no son peculi a rmente nuestros, d e fieles servidor es d el catolicismo? El espectáculo sino de la Huma nidad . Con plenitud de o r gull o, máo; es ta n o dioso, sublc\'a de tal maner a, c1ue d eb e des. enorgullecido que nun ca, d e ser español, os digo perlar la indignación tlel mundo entero. No creo que q ue tenem os d erecho al concurso, al aplauso y a la gra. ja más se h aya dado caso se mejante d e ignominia. Se. titud d el mundo. guro estoy d e que los espa1ioles d e Am C:rica se sentí. ¡Viva la República! rán quizús m ús so nrojad os al oírlo que nosotros mis. m os al presenciarlo. SIGNIFICACION DEL GOBIERNO ACTUAL La necesidad d e que c.>n el Gobierno esten repre. sentados tod os los núcleos que se b :~ t e n en el frente ha hecho qu e se contituya un nuevo l\linisterio con t·epublicanos, socialistas, comunistas, izquierdistas d e Cataluña y nacion:1listas vascos de sentimientn católico. Presta su a poyo, desd e fuera de los puestos ollci :~l t>s, la r.onfc.>rlt>ración Nacional d el Tratado.

La Cultura, al Servicio del Pueblo ¡ESPA~A

VIVE!

(Semanario AYUDA- Madri d , 2G d e Sept, d e 1936 1 Sin embargo, no h a d e rntenderse que este sea un Gobie rno socialist a. Es un gobierno de guerra, España est á en plena, en total mudanza, y- cla. c uyo progrroma consi ste e n vencer al enemigo De ro está-algo se h ace siempre añi cos en toda mu. lo otro se hablará d cspuC:s. d a nza. Se h ace, naturalmente, añicos lo ya cat'l'omi. Naturalmente, ese "después" constituirá un enor. do, lo q ue sólo esperaba una convulsió n, un choqu e. me empuje soeializant e. Ya el pucbln ,al propio tiem. para \'enirse a tierra, Lo que, en defin iti va, estuvo p o que se bate, coloca espontá n e:~mc 1ll c los dmientos h ace tiempo para venirse a t ierra, Pero, apa rte de del porvt>nir. Se ineauta d e palados y conventos y eso, aparte 1le lo que ya h ace t iemp o estaba- históri. los dedica a escuelas, hospitales, llibliotecas, Sanato. camen tc.>- clesmot·onad o, en España se derrumba en rí os y c uarteles para ::\lilieias. Se inca uta de indus. estos días. Ni su :u·te, ni su literatura, ni su ciencia, tt·ias y con stitu ye Conpen1ti vas d e prod ucdón. Se in. e n definitiva. el t'spiritu de Espa ñ a se derrumba. To. cauta de la ti erra y ensaya sistemas de explotación do lo e0 ntrario, se yergue con más ím petu que nunca, colecti vista. Un mundo nuevo albo rea. No tengo con más gall unlia que nunca. Por eso, d e todo le que miedo de que e n España eo mient·e una revolución bistórieaml'nte hoy le inquieta, Espa ña va a salir m á'i com o la rusa. Es much o mús ve rosí mil esperar que renova d:~. má~ juven il, más europea, más personal, E spaña ap rovech e l a l ecció n apren dida por los soviets mús di gna 1le hacer fn•nl c a su propio destino. Y lo en veinte años. Los se1ioritos in rom pre asi vos y ho\. 1nás ndmirahl e d e tollo lo que h oy e n ella ocurre es gaza ncs, que nos llamaban bolch eviquf's ,a los d emó. que los más humilcll·s. los qu e parecían menos capa. e ralas cristian os, han qued ado ser vidos. Ahora ver á n citados p ara vislum lJ r:l r su d estino, lo vislumbran, a qué queda t'E'ducido el ofi cio de rcntist:1. olwdc>l·e n a una l nrh a interior· común, m:~ravillosa , He h ech o esta exposició n t\ ('masi ado larga para oue súlo ].JIH' (Ic M·r . súlo es, el mi ~mo espíri tu de un p url.Jlo C!lle histórie:unent t' qu iere vivir, y v ivir con demqstrar que cuanto e n España succ.>d e es ronse c-uen cia inex cll'ahlc ele la histo1·ia de medio siglo, La imr1.etu en·cir nte, con la vehemendn m:txima que la aristo('raeia, los adin erad os, el ch·ro y el E jé rcito no historia actunl h oy exige a l os pueblos libres, eon<;. quisieron asentar la nwaarquia sobre rl'alicladcs, r e. <' il·ntrs ck su mis ión histó ri ca. E~paii a, en II CJs meses, ha recorrido - ella, la holpudiando la re\'oludón d esde a rr iha, ((U c preconiza. ba 1\Iaura; co nden aro n co mo seres malditos a los u is. ga7.;m a- el tnreno (]lle p ocas n acion es europeas en tianos sodall's, comb ati er o n sin cuartel y s in decoro ))lcno e ntrena•ni('nlo y acti vidad. ¡Viva el Renací. miento! ¡Viva nuestra querida Repúbli ca, que supo a una lkp úblka con st·rv;Hlora; adoraroa las dictadu. ras de c h nfarote y espul'la~• ; sostuvieron una r eligió n imprimir a España e n est os días - inquietos, pero con imágenes cargaclw de j oyas y con prelados d e in. orden ados- esta marav illosa acel eración que ha:1 sultante lujo; 'lo fiaro n todo a la ca ridad, pero nega. d e apla udir, están apl au diend o, t odas l as almas grau. ron la ju~ti c ia ;· tl C'~<'IlC'I'l cl C':'Itll'Oil la m hs san grienta eles del mundo civilizad o! guerra civil que conoce nuest ra historia y, en fin, re. solvieron defenrll'r a Cristo ron tropas m oras. Benjamín JARNES.

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a La Cruz Roja Internacional a la que la Cruz Ro. ja Espmiola pertenece, es una organización apoliticu, sus miembros y locales disfrutan de inmunidad y no establece diferencias con las víctimas de la guerra, las que se encuentran bajo su amparo y protección.

España atraviesa hoy por una sangrienlll tra6edia, de la que no sólo son vlc.limas las fu erzas que luchan, dejando a su paso, heridos enfermos Y mutilados, si110 los refugiados, los niños huérfanos de la guerra, y en deneral toda la población civil victima del frlo invernal, del lwmbre y de las epidemias.

Ayude a las v/climas de la rebelión, suscribién. dose con lo que pueda para el FONDO PRO CRUZ ROJA ESPAfWLA. Dirijase al Consulado General d.e España, Allen número cuatro en San Juan de Puerto Rico.


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(Este número se reparte gratis)


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