Familia segunda edición

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We are not good, until we all are good

Colección de formación familiar Año 1 - Número 2

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Amar a tus hijos. Aménse entre sí. Enseñar a querer. Educar con el ejemplo. Animar y recompensar. Autoridad sin forzarla. Saber regañar y castigar. Formar la conciencia. No malcriar a los niños. Educar la libertad. Recurrir a la ayuda de Dios.

¿Quieres aprender a educar? Los padres tienen que aprender por sí mismos a ser padres… y desde muy pronto. Por eso es necesario instruirse y formarse.

P

adre y madre son, por naturaleza, los primeros e irrenunciables educadores de sus hijos. Su misión no es fácil. Está llena de contrastes en apariencia irreconciliables: han de saber comprender, pero también exigir; respetar la libertad de los chicos, pero a la vez guiarles y corregirles; ayudarles en sus tareas, pero sin sustituirlos ni evitarles el esfuerzo formativo y la satisfacción que el realizarlas lleva consigo…

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L O PRIMERO QUE LOS PADRES NECESITAN PARA EDUCAR ES UN VERDADERO AMOR A SUS HIJOS. Cada niño es absolutamente irrepetible, distinto de todos los demás. Ningún manual es capaz de explicarnos la personalidad de nuestro hijo. Hay que aprender a modular los principios a tenor del temperamento, la edad y las circunstancias en que se encuentren los hijos. Y sólo el amor permite conocer a cada uno de ellos tal como es hoy y ahora y actuar en consecuencia. De hecho, será el amor el que enseñe a los padres a descubrir el momento más adecuado para hablar y para callar; las ocasiones en que conviene «soltar un poco de cuerda» y «no darse por enterados» frente a aquellas otras en que lo que procede es intervenir con decisión e incluso con resuelta viveza…

2 Siempre del lado de tu familia

PARA SER EDUCADO, EL HIJO NECESITA QUE SUS PADRES SE QUIERAN ENTRE SÍ. «Hacemos que no le falte nada, estamos pendientes

hasta de sus menores caprichos, y sin embargo…». Expresiones como ésta las oímos a menudo, proferidas por tantos padres que se vuelcan aparentemente sobre sus hijos —alimentos sanos, reconstituyentes, juegos, vestidos de marca, vacaciones junto al mar, diversiones, etc.—, pero se olvidan de la cosa más importante que precisan las criaturas: que los propios padres se amen y estén unidos. El cariño mutuo de los padres es el que ha hecho que los hijos vengan al mundo. Y ese mismo afecto recíproco debe completar la tarea comenzada, ayudando al niño a alcanzar la plenitud y la felicidad a que se encuentra llamado. Por eso, cada uno de los esposos debe engrandecer la imagen del otro ante los hijos y evitar cuanto pueda hacer disminuir el cariño de éstos hacia su cónyuge. Evitar de plano ciertas aberrantes recomendaciones al niño: «esto no se lo digas a papá (o a mamá)», etc.

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ENSEÑAR A LOS HIJOS A QUERER. Como acabamos de ver, el principio radical de la educación es que los padres se quieran entre sí y, como fruto de ese amor, que quieran de veras a sus hijos; el fin de esa educación es que los hijos, a su vez, vayan aprendiendo a querer, a amar. Curiosamente y en compendio, educar es amar, y amar es enseñar a amar. Fuente: Tomás Melendo. Arvo.net – Adaptación.

Un matrimonio muy agobiado por su trabajo profesional buscaba en una tienda de juguetes un regalo para su niño: pedían algo que lo divirtiera, lo mantuviese tranquilo y, sobre todo, le quitara la sensación de estar solo. Una dependiente inteligente les explicó: «lo siento, pero no vendemos padres».


Vivir las vacaciones Las vacaciones pueden vivirse según un espíritu cristiano de alegría y templanza. Todo descanso viene de Dios, por lo que debemos vivirlas alegremente, sin alejarnos de Dios. Naturalmente, muchos se disponen a divertirse. Las familias viajan a las playas o al campo, y los estudiantes se relajan leyendo textos ligeros y agradables. Por desgracia, muchos toman las vacaciones como tiempo de desorden y se dejan llevar por sus pasiones sin templanza alguna. Es así que muchas son las personas que le dan mala fama a las vacaciones, creyendo que son una válvula de escape de las presiones diarias, las cuales hay que liberar sin control. LAS VACACIONES SON UNA EXCELENTE OPORTUNIDAD PARA AMAR. Porque hay más tiempo para estar juntos, para compartir, para conocerse. Porque en general el horario lo puedes inventar tú, para que tus hijos aprovechen el tiempo y se dediquen a cosas diferentes de las que ordinariamente realizan.

“Las actividades variarán de acuerdo a las edades de tus hijos, a su estilo de vida, a sus gustos, a sus ilusiones; asegúrate de escuchar a cada uno ¡Todas las ideas son bienvenidas!” Como afirma Dotterweich, K., en su libro “Saber vivir en familia”. Ser familia significa también, compartir responsabilidades. Distribuir las tareas de acuerdo con las capacidades y tiempo de cada uno. Cuando la familia se une para hacer un trabajo importante se disfruta del espíritu de equipo y se celebra lo que juntos logran. ACTIVIDADES QUE UNAN Y QUE REVITALICEN EL ESPÍRITU DE LA FAMILIA. Diversiones hay miles, algunas para realizar en familia pueden ser jugar un juego

de mesa, ver una película juntos, leer algún libro, escuchar música, salir a jugar escondidas, bañar juntos al perro, pintar un cuadro, armar un rompecabezas, ir a recorrer el centro de la ciudad, ir al zoológico, invitar a los amigos en l a tarde a comer un helado o a andar en bicicleta, a patinar… Momentos en vacaciones también habrá para arreglar closets y juguetes, para compartirlos con aquellos que menos tienen… Ayudar a hacer labores en el hogar, aprender a cocinar cosas sencillas, a poner una mesa, a cambiar un foco, a ocuparse de las mascotas, del jardín, crear hábitos para que sean mejores personas, que cada uno tienda su cama, haga la limpieza de su cuarto, aprenda incluso a lavar la ropa… Todo esto es por su bien, no es cosa de mujeres nada más, ambos niños y niñas deben saber ciertas cosas en el manejo de una casa para que aprendan a vivir de acuerdo a su dignidad y sean responsables e independientes, autónomos, que sepan hacer las cosas. INVOLUCRANDO TAMBIÉN A PAPÁ… Muy probablemente papá por cuestiones de trabajo esté fuera de casa, pero busquen el momento de estar con él, de involucrarlo, de que participe, de que se enamore de su familia, que tenga la ilusión de regresar a casa y que tenga prisa por volver para formar parte de estas actividades y vivir con la familia momentos que juntos recordarán por siempre. Pero también las vacaciones, al ser tiempo de descanso y recreación, son una oportunidad para acercarse a Dios a través de la vida familiar, la contemplación de la naturaleza y la lectura de amenos libros edificantes. Dios es siempre alegre y quiere que los hombres vivan en su alegría constante. Por tanto, no hay oposición si hay vivencia de las vacaciones según un espíritu alegre. Fuente: Gabriel González Nares y Rosario Prieto – Adaptación -

En las vacaciones recuerda dejar las playas limpias y ser responsable al salir de paseo... ¡Perú país limpio¡ Limpio por fuera, limpio por dentro.

AQUÍ DIEZ CONSEJOS PARA VIVIR CRISTIANAMENTE LAS VACACIONES 1. Dialoga con Dios: Él siempre te escucha. 2. Cuéntale penas y alegrías: ábrele la puerta de tu vida. 3. Descansa, pero no te abandones. 4. Vive alegre: se necesita gente optimista. 5. Demuestra con tu vida que Dios no es triste. 6. Habla de Dios con tu familia y con tus amigos. 7. Ayuda a otros a encontrar el camino de la fe. 8. Donde quieren que estés, no dejes nunca la Eucaristía dominical. 9. No te centres en ti mismo: sé útil a los demás. 10. El Evangelio es un libro pequeño: llévalo en tu maleta y úsalo. Un rato de buena lectura te ayudará a evitar unas vacaciones inútiles. El secreto para tener un “corazón que entienda” es formarse un corazón capaz de escuchar. Y esto se consigue con la lectura reposada. Procura cada día que una frase del Evangelio te guíe a lo largo de la jornada. Sea cual fuere tu situación, te invitamos a que reflexiones en que el periodo vacacional es una oportunidad de oro para amar, para crecer en familia, para llenarse de recursos espirituales y emocionales a fin de continuar con la gran aventura de la vida.


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