We are not good, until we all are good
Colección de formación familiar Año 2 - Número 3
www.alpamayo.edu.pe
¿Cómo equilibrar el trabajo y la familia? Pautas para hacer compatibles ambos ámbitos y que se pueden resumir en: anticipar, asumir, aprender y amar.
U
n modo de anticipar y ser flexibles es aplicar también a la gestión del hogar lo que ya funciona en las empresas: fijarse metas, estrategias, precedencias, cometidos que se puedan delegar y que hay que comunicar con tiempo. Si nuestra familia es el “negocio más importante”, debemos dar cada paso con organización. Un determinado momento de la vida en donde se precisa sacar adelante mucho trabajo, fuera y dentro del hogar, exige grandes dosis de realismo y de generosidad; y también estar desprendidos de la tendencia al perfeccionismo y a las manías personales. No estamos solos ni somos los únicos que hemos intentado conciliar el trabajo y la familia. Hay distintos modos de afrontar una existencia con múltiples frentes que atender. Por ejemplo, se aprende mucho participando en cursos de orientación familiar. En concreto, mantener el equilibrio adecuado entre el trabajo y la familia supone a menudo gestionar bien nuestro recurso más escaso: el tiempo. Aquí cinco consejos para gestionar ese recurso:
1
“HAZ LO QUE DEBES Y ESTÁ EN LO QUE HACES”, DECÍA SAN JOSEMARÍA. De este modo, evitaremos perder el tiempo en concentrarnos de nuevo en cada cosa, procurando terminarla en el intervalo asignado. Podremos también ofrecerlo a Dios y evitar la dispersión que supone estar pendiente de varios asuntos a la vez.
2
FIJAR UN TIEMPO PARA EL TRABAJO PROFESIONAL. Resulta imprescindible poner un límite semanal a las horas que se van a dedicar al trabajo fuera del hogar. El tiempo para estar con los hijos y el cónyuge debería resultar sagrado.
3 Siempre del lado de tu familia
EVITAR ACTIVIDADES ESTÉRILES. Como explica Nuria Chinchilla: “¿Y si miramos primero hacia nosotros mismos? Porque ésta es la única realidad que está en nuestras manos cambiar. Seguramente, nos encontraremos con una falta de
organización personal, confusión de las prioridades, escasa delegación en los colaboradores, pretensión de abarcar un campo de actividad demasiado amplio, poca puntualidad y control del horario, dilación o precipitación en las decisiones importantes…”.
4
TIEMPO DE CALIDAD. Una sana vida de familia requiere tanto cantidad de tiempo como calidad en el mismo, para poder así desarrollar las funciones derivadas de nuestros roles de padres y esposos. Un modo de aprovecharlo es orientar los fines de semana y las vacaciones: un tiempo de “libre disposición”, para cuidar especialmente de nuestro matrimonio y de nuestros hijos.
5
FIJAR TIEMPOS DE REFLEXIÓN. Cuanto más abundantes son las diversas tareas que tenemos que realizar, resulta más necesario hacer “parones” durante el día, para pensar cómo organizarlas mejor. Para un cristiano estos tiempos de reflexión pueden ser transformados en tiempos de oración. Fuente: Rosalía Baena – Adaptación.
Si tenemos que conciliar un trabajo exigente con una familia es que somos muy afortunados. No somos víctimas sino acreedores de grandes dones.
Para la familia, de parte de Francisco Nueve sencillas reflexiones sobre la familia, el matrimonio, la crianza de los hijos y el trabajo. Leerlos y asimilarlos nos ayudará a tener una vida más feliz.
1 El vínculo matrimonial y familiar es algo serio, y lo es para todos, no sólo para los creyentes. Quisiera exhortar a los intelectuales a no abandonar este tema, como si hubiese pasado a ser secundario, por el compromiso en favor de una sociedad más libre y más justa. 2. La desvalorización social de la alianza estable y generativa del hombre y la mujer es ciertamente una pérdida para todos. ¡Tenemos que volver a dar el honor debido al matrimonio y a la familia! 3 En realidad, casi todos los hombres y mujeres quisieran una seguridad afectiva estable, una matrimonio sólido y una familia feliz. La familia ocupa el primer lugar en todos los índices de aceptación entre los jóvenes; pero, por miedo a equivocarse, muchos no quieren tampoco pensar en ello; incluso siendo cristianos, no piensan en el matrimonio sacramental, signo único e irrepetible de la alianza, que se convierte en testimonio de la fe. Quizás, precisamente este miedo de fracasar es el obstáculo más grande para acoger la Palabra de Cristo, que promete su gracia a la unión conyugal y a la familia. 4 Los hijos deben crecer sin desalentarse, paso a paso. Ustedes, padres, dicen a los hijos: «Subamos por aquella escalera» y los toman de la mano y paso a paso los hacen subir, las cosas irán bien. Pero si ustedes dicen: «¡Vamos, sube!» —«Pero no puedo» —«¡Sigue!», esto se llama exasperar a los hijos, pedir a los hijos lo que no son capaces de hacer. Por ello, la relación entre padres e hijos debe ser de una sabiduría y un equilibrio muy grande. Hijos, obedezcan a los padres, esto quiere Dios. Y ustedes, padres, no exasperéis a los hijos, pidiéndoles cosas que no pueden hacer. Y esto hay que hacerlo para que los hijos crezcan en la responsabilidad de sí mismos.
5 Es difícil para los padres educar a los hijos a quienes sólo ven por la noche, cuando regresan a casa cansados del trabajo. ¡Los que tienen la suerte de tener trabajo! Es aún más difícil para los padres separados, que cargan el peso de su condición: pobres, tuvieron dificultades, se separaron y muchas veces toman al hijo como rehén, y el papá le habla mal de la mamá y la mamá le habla mal del papá, y se hace mucho mal. A los padres separados les digo: jamás, jamás, jamás tomar el hijo como rehén. 6 Incluso en las mejores familias hay que soportarse, y se necesita mucha paciencia para soportarse. Pero la vida es así. La vida no se construye en un laboratorio, se hace en la realidad. Jesús mismo pasó por la educación familiar. 7 Nosotros cristianos deberíamos arrodillarnos ante esas familias pobres, que son una auténtica escuela de humanidad que salva las sociedades de la barbarie (…). Deberíamos estar cada vez más cerca de las familias que la pobreza pone a prueba. Todos ustedes conocen a alguien: papá sin trabajo, mamá sin trabajo… y la familia sufre, las relaciones se debilitan. 8 En la familia, todo está unido entre sí: cuando su alma está herida en algún punto, la infección contagia a todos. Y cuando un hombre y una mujer, que se comprometieron a ser «una sola carne» y a formar una familia, piensan de manera obsesiva en sus exigencias de libertad y gratificación, esta distorsión mella profundamente en el corazón y la vida de los hijos. Muchas veces los niños se esconden para llorar solos.
En el año de la Misericordia Cuántas Obras de Misericordia realizaste durante el año. ¿Cuántas puedes marcar? ¿Cuántas te faltan?
CORPORALES
Visitar a los enfermos Dar de comer al hambriento Dar de beber al sediento Dar posada al peregrino Vestir al desnudo Visitar a los presos Enterrar a los difuntos ESPIRITUALES
Enseñar al que no sabe Dar buen consejo al que lo necesita Corregir al que se equivoca Perdonar al que nos ofende Consolar al triste
9 La fiesta no es la pereza de estar en el sofá, sino el tiempo para contemplar cómo crecen los hijos y pensar: ¡qué bello!
Sufrir con paciencia los defectos del
Fuente: iglesiaendirecto.com – Adaptación.
difuntos.
prójimo Rezar a Dios por los vivos y por los