MES DE MAYO DE 2014 VALOR: LA PAZ
PARA COMENZAR ¿Cómo resuelves los conflictos que tienes con otras personas? ¿Usas el diálogo y el acuerdo o recurres a la violencia? ¿Qué resultados has tenido usando una u otra estrategia? Conoce la lección que nos dan estos niños que disputaron por un juguete.
PAZ El soldado herido Jacinto y Rosendo eran dos niños que vivían en una hacienda de Puebla por 1840. Sus padres estaban empleados en los trabajos de labranza y ellos se hicieron amigos. Compartía todo, incluyendo sus sencillos juguetes, como una resortera, un trompo y un balero. Un día pasó por la hacienda un vendedor de objetos usados. A los niños les fascinó un viejo soldado de tela. Descubrieron que, juntando las monedas de cada uno, podrían comprarlo. De día pasaban horas jugando con el asoldado, de noche éste los cuidaba. Así acorrían los meses hasta que, en una ocasión, los niños discutieron por un chisme sin importancia. Llegaron a las manos y comenzaron a disputarse el soldado de tela. Uno lo jaló de los brazos y otro de las piernas hasta que se rompió. Rosendo se alejó furioso; Jacinto recogió al soldado y lo llevó a su madre para que lo cosiera; lo cargaba siempre como amuleto. No volvieron a hablarse y el destino lo llevó por diferentes rutas. Entre 1858 y 1861 México se hallaba sumido en una terrible guerra entre dos bandos contrarios, los liberales y los conservadores. Aunque todos los combatientes eran mexicanos, peleaban por ideas contrarias. El centro del país estaba en llamas y morían centenares. Los dos niños de Puebla eran ahora mayores de edad. Jacinto encabezaba una tropa liberal, Rosendo una tropa conservadora.
Ambas tropas se encontraban en un paraje del Edo de México y se prepararon para combatir. Cuando la batalla estaba a punto de estallar Jacinto caminó hasta el campamento de Rosendo para hablar con él. Rosendo lo reconoció de inmediato. Jacinto metió la mano en la bolsa de su abrigo y sacó al viejo soldado de tela, con las gruesas puntadas que eran su cicatriz: “Amigo- le dijo Rosendo- , hace años herimos de muerte al mejor de nuestros hombres. ¡Es justo que hoy nos enfrentemos a soldados de carne y hueso?”. Conmovido, Jacinto abrazó al juguete e indicó a su tropa bajar las armas. ……………………………………………………………………………………………………………… ¡PIÉNSALO! ¿Valió la pena poner fin a la amistad por un chisme sin importancia? ¿Qué hubieran podido hacer Jacinto y Rosendo para hallar una solución a su problema? ¿Por qué desquitaron su coraje con el soldado de tela? ¿Qué hubiera ocurrido si las dos tropas se hubieran enfrentado en la batalla? ¿Existirían guerras si las personas que las organizan fueran más reflexivas? PONTE EN ACCIÓN Es común que en las escuelas surjan conflictos entre los estudiantes. Quienes no están entrenados para la paz los resuelven con violencia, incluso física. Inicien, en su escuela el programa “Mediadores de paz”. Cuando noten que algunos compañeros se ofenden o tratan de irse a los golpes, intervengan en grupo como mediadores. Conversen sobre el problema que dio origen al enfrentamiento y busquen una solución justa. AHORA YA LO SÉ La violencia no soluciona los conflictos; muy por el contrario, los agrava. La paz limita las consecuencias negativas de cualquier descuerdo y abre oportunidades de crecimiento y desarrollo personales.
PENSAMIENTOS DE PAZ Consérvate primero tú mismo en paz y luego podrás llevar la paz a los otros. Thomas de Kempis Cuando el poder del amor sea más grande que el amor al poder, el mundo conocerá la paz. Jimi Hendrix De la paz del corazón brotan, espontáneamente, pequeñas y alegrías, felicidades inesperadas.Hermano Roger, Carta de Rusia, 1989 El camino de la paz no es el de la tranquilidad y seguridad. Para la paz se necesita coraje. Dietrich Bonhoeffer El corazón en paz ve una fiesta en todas las aldeas. Proverbio hindú El desarrollo es un nuevo nombre de la paz. Paulo VI El mantenimiento de la paz comienza con la autosatisfacción de cada individuo. Dalai Lama El Niño del pesebre es la señal de paz y liberación para quien sufre a causa de la guerra, la opresión, la pobreza o el pecado. SS. Juan Pablo II El amor será fermento de paz, cuando la gente sienta las necesidades de los demás como propias y comparta con ellos lo que posee, empezando por los valores del espíritu. SS. Juan Pablo II El respeto al derecho ajeno es la paz. Benito Juárez En aquel Niño envuelto e pañales y acostado en el pesebre, es Dios que viene a visitarnos para guiar nuestros pasos por el camino de la paz. Su Santidad Juan Pablo II En las cumbres se halla la paz. Johann Wolfgang von Goethe El perdón es la llave de la libertad y la paz interior. P. Evaristo Sada LC El primero de los bienes, después de la salud, es la paz interior. François de La Rochefoucauld, Duque de Rochefoucauld Es todavía más urgente proclamar, con voz decidida, que sólo la paz es el camino para construir una sociedad más justa y solidaria. SS. Juan Pablo II
Escucha, ve y calla si quieres vivir en paz. Lucio Anneo Séneca Estar en paz consigo mismo es el medio más seguro de comenzar a estarlo con los demás. Fray Luís de León Hay algo tan necesario como el pan de cada día y es la paz de cada día, la paz sin la cual el pan es amargo. Amado Nervo Hombre de gran paz, hombre de mucha vida. Baltasar Gracián ¡Hombres y mujeres del tercer milenio! Dejadme que os repita: ¡abrid el corazón a Cristo crucificado y resucitado, que viene ofreciendo la paz! Donde entra Cristo resucitado, con Él entra la verdadera paz. SS. Juan Pablo II La paz consiste, en gran parte, en el hecho de desearla con toda el alma. Erasmo de Rótterdam La paz del alma es la mayor riqueza. Ramón de Campoamor 'La paz en la Tierra, anhelo profundo de los seres humanos de todos los tiempos, no se puede instaurar ni consolidar si no es dentro del pleno respeto del orden establecido por Dios' Pacem in Terris. Juan XXIII La paz comienza con una sonrisa. Madre Teresa de Calcuta La paz comienza en el interior de los corazones. Pablo VI La paz constituye un bien tal, que no cabe desear oro más preciado ni poseer otro más útil. San Agustín de Hipona La paz en el mundo finalmente dependerá de nuestra capacidad para la amistad y de la voluntad para usarla. Berta Conde La paz es uno de los bienes más preciosos para las personas, para los pueblos y para los Estados. SS. Juan Pablo II La paz exige cuatro condiciones esenciales: Verdad, justicia, amor y libertad. Su Santidad Juan Pablo II La paz hace riqueza; la riqueza, soberbia; la soberbia trae la guerra; la guerra la miseria; la miseria, la humildad; y la humildad hace de nuevo la paz. Geller von Keysersberg La paz no es la ausencia de conflicto, sino la presencia de alternativas creativas que nos ayuden a solucionar el conflicto. Dorothy Thompson La paz reside en el corazón de quien la practica. Autor desconocido
La paz, se realiza respetando el orden internacional y el derecho internacional, que deben ser las prioridades de todos aquellos que tienen a su cargo el destino de las Naciones. SS. Juan Pablo II "La paz os dejo, mi paz os doy: No os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde.” Jn 14, 27-28a La verdadera reconciliación entre hombres enfrentados y enemistados solo es posible, si se dejan reconciliar al mismo tiempo con Dios. SS. Juan Pablo II La auténtica religión no apoya el terrorismo y la violencia, sino que busca promover de toda forma posible la unidad y la paz de la familia humana. SS. Juan Pablo II Los hombres construimos demasiados muros y no suficientes puentes. Isaac Newton Mientras no haya una distribución equitativa de la riqueza, no habrá paz. Elena Ochoa Nada puede traerte la paz, sino tú mismo. Ralph Waldo Emerson Nada que no seas tú mismo puede darte paz. Ralph Waldo Emerson "No existió nunca una guerra buena o una paz mala". Benjamin Franklin No habrá paz en la tierra mientras perduren las opresiones de los pueblos, las injusticias y los desequilibrios económicos que todavía existen. SS. Juan Pablo II No hay caminos para la paz; la paz es el camino. Mohandas Karamchand Gandhi No hay paz sin justicia, no hay justicia sin perdón. SS. Juan Pablo II No puede haber auténtica paz sin respeto de la vida, especialmente si es inocente e indefensa, como es la de los niños que todavía no han nacido. Juan Pablo II O caminamos todos juntos hacia la paz o nunca la encontraremos. Benjamin Franklin La paz en la tierra, suprema aspiración de toda la humanidad a través de la historia, es indudable que no puede establecerse ni consolidarse si no se respeta fielmente el orden establecido por Dios. SS. Juan XXIII (Pacem in Terris)
Que nadie se haga ilusiones de que la simple ausencia de guerra, aun siendo tan deseada, sea sinónimo de una paz verdadera. No hay verdadera paz sino viene acompañada de equidad , verdad, justicia, y solidaridad. SS. Juan Pablo II Que paz experimentamos cuando nos dejemos guiar por la fe, ”en tus manos me pongo”, oramos con largas palabras y disertaciones, solo hace falta una frase “en tus manos me pongo”. Josefina F. Jiménez Laguna Que tu pensamiento no rebase el tiempo presente; he aquí el secreto de la paz. Omar Khayyam Sea rey o aldeano, quien encuentra la paz en su hogar es, de todos los hombres, el más feliz. Johann Wolfang von Goethe Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada nos servirá buscarla fuera. François de La Rochefoucauld, Duque de Rochefoucauld Si no tenemos paz en la mente, la comodidad exterior no hará más por nosotros que una zapatilla de oro en un pie con gota. John Bunyan Si quieres que reine la paz en el mundo debes tener paz en tu hogar; y para que la paz reine en tu hogar, debes primero vivirla en tu corazón. Proverbio Chino Si queremos un mundo de paz y de justicia hay que poner decididamente la inteligencia al servicio del amor. Antoine de Saint Exupery Se siembra la paz desde la niñez, programando en el corazón las opciones que aseguran el respeto, la comprensión, la solidaridad, la justicia, la fraternidad, el perdón. J. Dagorne Solamente puedes tener paz si tú la proporcionas. Marie Von EbnerEschenbach Todos ansiamos la paz, pero no todos coincidimos en la manera de alcanzarla. Alicia Beatriz Angélica Araujo Todos los días podemos tener la paz de Dios si dejamos de agitarnos por lo que podría ser, o lo que pudo haber sido, y nos concentramos en lo que es. Jean-Pierre de Caussade Una onza de paz vale más que una libra de victoria. San Roberto Belarmino
Palacio a la fuga Cuentos con valores similares
Hace mucho, mucho tiempo, cuando la tierra estaba tan llena de magia que hasta la piedra más pequeña podía tener mil secretos, existió un palacio que estaba vivo. Solía estar dormido, así que casi nadie conocía el secreto. Y así siguió hasta que la princesa que lo habitaba se casó con un príncipe muy guerrero y valiente, pero con tan mal carácter que ante cualquier contrariedad lanzaba objetos por los aires o golpeaba puertas y ventanas. Tras su última victoria, el príncipe dejó que fuera la princesa, de carácter más dulce y amable, quien viajara para negociar la paz, y pasó una larga temporada viviendo solo en el palacio. El aburrimiento empeoró el carácter del príncipe, y según pasaron los días el palacio descubría nuevas marcas en las paredes y golpes en el suelo. Además estaba cada vez más sucio y descuidado. Y así, disgustado por aquel trato, el palacio despertó y aprovechó una salida del príncipe para moverse por primera vez en muchísimos años, y esconderse tras una colina. Pero el palacio era demasiado grande y el príncipe no tardó mucho en encontrarlo. Así trató de escapar otras veces, pero el príncipe lo encontraba sin dificultad. Y luego desataba su ira provocando destrozos cada vez mayores. Hasta que una noche, cansado de todo aquello, el palacio cerró puertas y ventanas mientras el príncipe dormía. Y con él dentro y encerrado, corrió durante días y días, sin importarle los golpes y destrozos de su dueño. Cuando por fin se detuvo y abrió sus
puertas, el príncipe descubrió que se encontraban rodeados de hielo y nieve, en medio de un frío espantoso. - ¿El Polo Norte? ¿Y ahora cómo salgo de aquí? - se dijo el príncipe mientras salía a explorar los alrededores. Después de investigar durante toda la mañana sin encontrar nada, el príncipe volvió al palacio para calentarse. Sin embargo, al intentar entrar, descubrió que la puerta estaba fuertemente cerrada. La aporreó furioso, pero lo único que consiguió fue destrozarse sus manos casi heladas. Al ratito, la puerta se abrió ligeramente, y el príncipe corrió hacia ella. Solo para terminar llevándose un buen portazo en las narices justo antes de entrar. - ¡Estúpido palacio! ¡Parece que estuviera enfadado conmigo! ¡Y claro que lo estaba! Y para hacérselo saber sacudió todas sus ventanas. - ¿Con que esas tenemos, eh? - gritó el príncipe- Pues prepárate ¡Esto es la guerra! Y nunca he perdido ninguna. Durante los días siguientes, el príncipe y el palacio tuvieron la pelea más extraña que pueda imaginarse. Mientras uno trataba de entrar rompiendo cristales y ventanas, el otro hacía lo que fuera por mantenerlo fuera. Y en mitad de aquella tonta guerra, fue el frío quien comenzó a congelar los pies del príncipe, y a agrietar las pareces del palacio. A punto de morir helado, el príncipe, ganador de mil batallas, comprendió que la única forma de ganar aquella era buscar la paz. Y, sin decir nada, comenzó a reparar el palacio, controlando que sus enfados y su furia no volvieran a causar destrozos. El palacio descubrió que aquellas reparaciones le gustaban mucho más que sus locas peleas, y que precisamente aquel bruto príncipe era el único que podía repararlo. Así que no tardó en abrir sus puertas, y el príncipe
pudo resguardarse del frío por las noches, y limpiar y reparar el castillo durante el día. Para su sorpresa, el príncipe descubrió que disfrutaba enormemente realizando todas aquellas reparaciones y cuidados, y poco tiempo después el aspecto del palacio era magnífico. Tanto, que una de aquellas noches el palacio terminó de perdonar al príncipe, y cerrando sus puertas tomó el camino de vuelta a su país de origen. Llegaron allí poco antes que la princesa, que se mostró encantada con estado del palacio y con la mejora del carácter de su marido, que apenas volvió a interesarse por las guerras. Y aquella paz duradera, junto con los cuidados del príncipe, hicieron que el palacio volviera a su silencioso sueño. De aquel palacio único solo se sabe que fue desmontado piedra a piedra y repartido por todo el mundo. Y que puede que alguna de sus piedras sea hoy parte de tu casa, así que no dejes que tus enfados y tu mal humor puedan causarle algún daño... Pedro Pablo Sacristán