Introducción Los procesos de autoevaluación en el marco de las directrices del Ministerio de Educación Nacional –MEN- (Decreto 1295 de 2010) y del Consejo Nacional de Acreditación -CNA-, tienen perspectivas diferentes. En efecto, mientras que en el referido decreto se manifiesta que para la renovación de registros calificados “La institución de educación superior debe presentar además los resultados de al menos dos procesos de autoevaluación realizados durante la vigencia del registro calificado, de tal forma que entre su aplicación exista por lo menos un intervalo de dos años”, para el CNA la autoevaluación es un “(…) ejercicio permanente de revisión, reconocimiento, reflexión e intervención que lleva a cabo la comunidad académica de un programa o de la Institución con el objetivo de valorar el desarrollo de sus funciones sustantivas en una búsqueda permanente de la excelencia en todos sus procesos” (CNA, 2013). Por tanto, el CNA no diferencia entre dos momentos específicos de autoevaluación, como sí lo hace el Decreto 1295. En igual sentido, mientras que el Ministerio no define lineamientos específicos sobre la naturaleza de la autoevaluación en el marco de los procesos de renovación de registros, el CNA si establece directrices y exige que las instituciones que deseen hacer parte del Sistema de Aseguramiento de la Calidad, se acojan a las mismas, mediante carta en la cual la institución manifiesta que conoce el lineamiento y se acoge al mismo de manera voluntaria. El presente documento tiene como objetivo, reflexionar sobre la articulación que debe existir entre la autoevaluación con fines de mejoramiento (designada de manera no apropiada como autoevaluación con fines de renovación de registros calificados) y los procesos de renovación de registros calificados, propiamente dichos.
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