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Colegio Oficial de la Psicología de Madrid
COMPORTAMIENTOS MÁS INFANTILES No es infrecuente que, en momento de mucha angustia, los niños/as tengan comportamientos infantilizados y regresivos en cuanto al lenguaje, la autonomía personal o el control de esfínteres, es decir, muestran comportamientos propios de edades previas como, por ejemplo, volverse a hacer pis cuando ya habían conseguido el control de esfínteres o chuparse el dedo tras haberlo dejado de hacer hacía tiempo. Estos comportamientos les proporcionan una mayor seguridad puesto que pertenecen a fases del desarrollo anteriores en las que se sentían plenamente confiados y seguros. Además, este tipo de conductas más infantilizadas suelen preocupar a los adultos que las observan y con ello tienden a favorecer su mantenimiento. DIBUJOS Y JUEGOS SOBRE CONTENIDO BÉLICO Este tipo de conductas son más características de los niños/as en edad preescolar y en primaria, dadas las dificultades evolutivas que presentan para expresar lo que piensan y sienten. Así pues, se puede encontrar que los niños/as comienzan a jugar más a la guerra o hacen dibujos con contenido violento. Este tipo de conductas responden a una forma de expresar lo que no pueden decir con palabras, y pueden apuntar a la necesidad de hablar con el niño/a sobre lo que piensa que es una guerra, lo que entiende de lo que ha visto en los medios de comunicación y cómo se siente con respecto a ello.
¿Cuándo debo pedir ayuda?: Señales de alerta Muchas de las reacciones mencionadas pueden aparecer y a los días desaparecer porque el/la menor se ha adaptado o está adaptándose a la situación. A continuación, se encuentran recogidas una serie de señales que nos pueden alertar sobre la presencia de un sufrimiento emocional excesivo con el fin de que podamos responder ante ellos lo más pronto posible y que de esta forma podamos prevenir futuros problemas psicológicos.
SEÑALES DE ALERTA
· Está tan activado que no puede dormir, no puede seguir órdenes, se mueve mucho sin parar ni para actividades que antes hacía quieto o está muy irritable. · Continúa activado/a mucho tiempo en situaciones de mayor tranquilidad o seguridad como, por ejemplo, cuando se está en refugios o lejos de las zonas de bombardeos. · El niño o la niña se paraliza por el miedo de forma frecuente, incluso en situaciones de “no peligro”.