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Colegio Oficial de la Psicología de Madrid
apoyo social y emocional que necesitan en ese momento. Por eso, cuando expresen cualquier tipo de miedo sobre las imágenes de la guerra, será necesario que les prestemos total atención, evitando frases que demuestren incomprensión, como, por ejemplo: “¿tú qué vas a saber, si eres muy pequeño? “Esto son cosas de mayores, vete a jugar”. Por el contrario, se recomienda el uso de frases como “veo o entiendo que estás preocupado por lo que está ocurriendo en nuestro país, me gustaría hablar contigo sobre ello”, o “vamos a hablar un rato sobre lo que estás viendo en la televisión sobre la guerra en nuestro país, ¿quieres?, lo que está pasando es muy duro y nos puede afectar a todos/as”.
· No te alarmes con lo que te cuenta y dedícale un tiempo a explicarle que sentir emociones desagradables ante esas imágenes es normal. Aunque es normal que los padres y las madres nos preocupemos ante las reacciones de miedo de nuestros hijos/as, es fundamental que no nos alarmemos y que abordemos esas emociones desde la normalización. Así pues, en contra de las ideas mitificadas sobre el miedo, sentir esta emoción es completamente normal y cumple una función de adaptación fundamental en nuestra vida, ya que hace que intentemos alejarnos de aquello que pueda ser peligroso. Es importante que prestemos atención a la aparición de ideas erróneas en los/as niños/as como que “es de cobardes” o que “los niños valientes no sienten miedo”. Como padres y madres, deberemos estar atentos a la posibilidad de que existan este u otros mitos y discutirlos con nuestros/as hijos/as, intentando transmitirles la idea de que la valentía no tiene nada que ver con la ausencia de miedo, ya que no tener nunca miedo nos hace imprudentes, no valientes. De esta manera normalizaremos la vivencia de miedo en los/as niños/as, facilitando que se sientan comprendidos, que reconozcan lo que les sucede y que hablen sobre ello. · Intenta entender los motivos por los cuales el niño o la niña tiene esas reacciones emocionales. Una vez se ha escuchado y normalizado el miedo del niño o niña,hay que abordar directamente sus preocupaciones. Para ello, en primer lugar, los padres debemos preguntarnos y conocer ¿por qué le preocupa lo que le preocupa al niño/a? Solo conociendo los motivos por los que se preocupa se podrá saber si su miedo es o no útil, si está o no justificado, y ayudarle a ver lo que le preocupa de una forma más objetiva y menos desagradable. · Proporciona información directa, pero adaptada a su edad. Es importante que los padres y madres estemos dispuestos a contestar cualquier duda que nuestros/as hijos/as tengan respecto a lo que les da miedo o lo que les genera preocupación yque esa información se trate desde lo que son capaces de comprender. Como hemos mencionado en el primer punto, hay que adaptar el mensaje que les vamos a dar a su edad y nivel de comprensión.