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2015
EDICIÓN N° 6 – OCTUBRE 2015 – MEDIO INFORMATIVO DEL COLEGIO SAN JOSÉ.
El VII Congreso Intercolegial de Filosofía sobre “LOCURA Y SENTIDO COMÚN” nos ha convocado a desarrollar una reflexión sobre las variadas acepciones del concepto de “LOCURA”: - La de sentido negativo, que podemos definir como “necedad”, opuesta a la verdadera sabiduría, y que consiste en pasar por este mundo sin un rumbo claro, sin un proyecto existencial que le dé un sentido constructivo a la propia vida, y por lo mismo negarse a ser feliz. - La otra acepción, con sentido positivo, es la que podemos caracterizar como el apasionamiento por un ideal que compromete la propia existencia llevando a la persona a ser capaz de arriesgarlo todo, hasta dar la vida. Es la que describe así en su “Elogio de la locura” el humanista holandés Erasmo de Rotterdam (1466 -1536): “La locura es el origen de las hazañas de todos los héroes”. Es la representada, por ejemplo, en la figura del Quijote de la Mancha creada por Miguel de Cervantes en el siglo XVII, cuya versión en la realidad histórica de la España del siglo XVI podemos descubrir antes en Ignacio de Loyola (1491-1556), apasionado por el ideal de “en todo amar y servir”; y en Teresa de Ávila (1515 1582), que mostró con su ejemplo una de sus frases características: “no le parece que ha de haber cosa imposible a quien ama”. Pero hay también varias formas posibles de concebir lo que suele llamarse el “SENTIDO COMÚN”. Entre ellas quiero referirme asimismo a dos, igualmente contrarias entre sí: - El “sentido común” con signo negativo es el opuesto a la locura mística por un ideal. Es el que paraliza a la persona impidiéndole ser creativa y la sume en un pesimismo resistente a cualquier posibilidad de cambio y de superación. - Y el “sentido común” con signo positivo es el que podemos entender como un sano realismo, que nos lleva a ser prudentes para no estrellarnos impulsados por ilusiones o fantasías. Es el que corresponde a la verdadera sabiduría práctica: vivir teniendo en cuenta las posibles consecuencias de las propias decisiones y acciones. Una de las manifestaciones de la locura en sentido positivo es la festividad. Nuestra cultura costeña se caracteriza precisamente por el talante festivo que nos lleva a expresar el optimismo poniéndole humor a las situaciones difíciles para no dejarnos amilanar por ellas. Así lo expresa por ejemplo la “Danza del Garabato”, en la que el espectro de la muerte es simbólicamente abatido por la alegría de los danzantes que no se dejan vencer por las amenazas de su espadaña. Con este mismo talante les propongo que le apostemos a vivir la “locura” positiva de la RECONCILIACIÓN, que no es otra que la de la disposición abierta a la construcción de la PAZ sobre la base no sólo de la justicia social, sino también del amor compasivo que llega hasta perdonar incluso lo supuestamente imperdonable, y que es el único camino viable para lograr entre todos un “sentido común” de convivencia constructiva.