02 2do cam cfp sica ianni penelas carga de chasis formulas

Page 1


CAPÍTULO

6

Carga y descarga de chasis

Las únicas personas que tocan la película desde que sale de la fábrica hasta que llega al laboratorio son los ayudantes de cámara. Otras personas manipulan las cajas de cartón o las latas de aluminio que contienen la película, pero sólo los ayudantes de cámara tocan la propia película. En una producción cinematográfica normal la responsabilidad de cargar y descar­ gar la película de los chasis la ostenta eí auxiliar de cámara, o segundo ayudante de cámara. En un spot para la televisión o en un documental, e incluso en algunas pelícu­ las de bajo presupuesto, quizás haya sólo un ayudante de cámara, que tendrá las responsabilidades de primer y segundo ayudante de cámara. En ciertos casos, puede haber incluso un tercer ayudante de cámara, o un ayudante en prácticas37, que puede colabo­ rar con el auxiliar en la carga, aunque suele ser este último quien carga y descarga ios chasis normalmente. El ayudante de cámara manipula la película por lo menos dos veces: una antes de la exposición y otra después de ella. Además del contacto físico con la película, Jos ayu­ dantes también tienen el control «espiritual» sobre ella, desde que sale del almacén hasta que llega al laboratorio, pasando por su exposición en la cámara. En cuanto la película virgen llega al estudio o a la localización todos sus rollos quedan en manos de los ayudantes de cámara, y pasan a formar parte del inventario cambiante gestionado por el auxiliar.

Etiquetado original dei negativo Tocios los rollos de película dejan su rastro en los papeles de los ayudantes de cámara, cuando son rollos de película virgen y cuando se cargan y descargan de los cha­

3 7

Tradicionalmente llamado «meritorio de cámara» en la profesión cinematográfica española (N.T.).


sis. El ayudante debe ser en todo momento capaz de seguir la pista de cualquier rollo concreto, o de cualquier resto de él. La huella dactilar del rollo, que hace posible tal seguimiento, es la etiqueta de la lata; en primer lugar la del fabricante, y después la del segundo ayudante de cámara. No debe existir una lata sin etiqueta. Si la del fabricante ya no está en la lata sólo puede ser porque el ayudante la ha sustituido por otra escrita a mano, pero, en cualquier caso, la etiqueta siempre estará presente y actualizada. La etiqueta de una lata de película contiene gran cantidad de información. En pri­ mer lugar, por supuesto, el tipo de película que contiene la lata. Los tipos de película se

Figura 6-1. Fabricación de la peiícula: origen de los números de emulsión. En este ejemplo, ei lote de emulsión 765 dei tipo de emulsión 5247 se emplea sobre varios rollos matrices. El rollo matriz 43 se corta a los 400 pies38 (122 metros), y los siguientes 400 pies, que forman el corte 2 (el segundo corte desde ei principio del rolio), se cortan longitudinalmente en bandas de 35 mm de ancho. Después cada una de ellas se perfora en ambos lados y se enrolla alrededor de! núcleo de plástico. Este rollo de peií­ cula se etiquetará como 5247-765-432, que es ei número que aparecerá sobre la lata. Este número de serie, que describe ios orígenes de cada rollo en particular, sigue al rollo a cualquier lugar que vaya: chasis, colas, latas de película expuesta, parte de cámara, etc. 38

En los procesos de fabricación de la película el pie es la unidad de medida fundamental, por lo que mantenemos esta unidad en la traducción cuando se aplica a estos fines. No obstante, cuando se trata de la longitud de un rollo, aparecerá en metros, porque es la unidad que emplean los ayudantes de cámara y el resto de ja profesión, 1 píe es igual a 0,305 metros. 1 metro es igual a 3,3 pies aproximadamente (N.T.)


identifican con el número de tipo de emulsión, generalmente de cuatro cifras, que apa­ rece en caracteres grandes sobre la etiqueta. Los números pequeños cuentan el resto de la historia. El segundo grupo de números se llama «número de emulsión» o «número de lote». Los diferentes lotes de película de un mismo fabricante varían levemente entre sí y, por tanto, es conveniente para todos los implicados que todos los rollos que se utilícen en un proyecto procedan del mismo lote. Como ocurre al tejer un jersey, querrás que todas las «madejas» sean del mismo lote, porque si no es así se apreciarán variaciones de color, contraste y velocidad (sensibilidad). Aunque no siempre es posible, es algo muy deseable. Eastman Kodak afirma actualmente que desde la aparición del negativo de color «EXR» ios controles de calidad en la fabricación, en la distribución y en el reve­ lado han alcanzado tales niveles de consistencia que no es necesario pedir película pro­ cedente del mismo lote. Pero, por ahora, parece que los directores de fotografía prefie­ ren trabajar con emulsiones del mismo lote. Es una tradición que se basa en la experiencia y en el sentido común. Ten en cuenta que la película se fabrica en rollos largos y anchos, que después se cortan en bandas de 35 ó 16 mm, o de cualquier otro paso de proyección comercial. Según Eastman Kodak, un mismo baño o lote de emulsión puede cubrir entre cinco y cincuenta rollos matrices de 4.000 pies de largo y 54 pulgadas de ancho (1.220 m de largo y 135 cm de ancho), Todos los rollos matrices bañados con la misma emulsión tendrán el mismo número de lote. Todas las piezas cortadas longitudinalmente de un mismo rollo matriz tendrán los mismos números de lote y de rollo. Y todos los rollos de negativo de cámara procedentes del mismo corte longitudinal tendrán el mismo número de lote, de rollo matriz y de rollo longitudinal. El rollo matriz de 54 pulgadas de ancho se corta en treinta y ocho bandas de 35 mm, numeradas del 1 al 38, o en 78 bandas de 16 mm, numeradas del 1 al 78. Cada una de estas bandas de 4.000 pies se corta en sus debidas longitudes, que se numeran a par­ tir del 1. Este tercer número es el «número de corte». Una película normal suele consumir entre 200 y 500 mil pies de película (entre 60 y 150 mil metros), cantidad muy superior a la que proporciona un solo rollo matriz (las 38 bandas de 35 mm, cortadas en 4 rollos cada una, dan 152 rollos de 1000 pies -305 -, el máximo para cada rollo matriz). Por lo tanto, cualquier largometraje utili­ za película procedente de diferentes rollos matrices de la misma emulsión. Existe también un número de «lata» que no forma parte del número de emulsión impreso sobre la etiqueta. En 35 mm este número de lata colocado mediante un sello mecánico aparece sobre una pequeña parte de la etiqueta. En 16 mm aparece frecuen­ temente como un número de dos cifras escrito a mano con lápiz sobre la lata. En cual­ quier caso, este número forma parte de la huella digital de cada rollo, y le sigue a donde quiera que vaya. Se escribe en la etiqueta del chasis, en el parte de cámara, y en la eti­ queta de la lata si el rollo ha de volver a ella entero o como una cola. El fabricante facilita más información en las latas: la longitud del rollo, el tipo, el pitch. (distancia entre las perforaciones), si es de perforación única o doble, y el tipo de bobinado.


La longitud del rollo es, claro, un número importante. Lo último que cualquier ayu­ dante de cámara desea es que se acabe el rollo en medio de una toma. Es muy impor­ tante comprobar la etiqueta, porque no siempre coincide con lo que puedas suponer. Tal vez hayas encargado rollos de 300 o de 120 m y obtengas algo diferente. A veces los rollos matrices no tienen la misma.longitud, y las últimas piezas que salen de ellos quizá no alcancen la longitud prevista. Si eso ocurre, en la lata pueden aparecer longi­ tudes como 290 o 110 metros. Comprueba las longitudes de todos ios rollos. En 35 mm siempre hay dos filas de perforaciones, pero la película de 16 mm se comercializa con «una perforación» o con «doble perforación»39. Es probable que ambos tipos de película funcionen en todas las cámaras actuales, pero no dejes de comprobarlo. Algunas cámaras antiguas tienen garfios en ambos lados de los canales de impresión. Estos tipos de arrastre pueden utilizar película de doble perforación, pero NO de una perforación, que sería destrozada por la cámara, y podría dañar a ésta. Hay otras razonas por las que puede ser imprescindible utilizar película de una per­ foración: si se rueda en formato «Súper 16 mm» es OBLIGATORIO cargar en los cha­ sis película de una sola perforación. La imagen del negativo de 16 mm invade la zona reservada para el sonido en las películas destinadas a la proyección, y que en el nega­ tivo de cámara estaba dedicada a la segunda fila de perforaciones. Durante algunas décadas se hizo frecuente el uso de cámaras de 16 mm «singlesystem», capaces de registrar el sonido simultáneamente a la imagen sobre una banda lateral en la propia película. Antes de la implantación del vídeo en el. periodismo tele­ visivo, los equipos de reporteros salían a la calle con cámaras «single-system». Al prin­ cipio se utilizó un sistema óptico de grabación, mediante el cual el sonido se impresio­ naba, gracias a una pequeña lámpara regulada por los impulsos del sonido, en la banda lateral que normalmente ocupa la segunda fila de perforaciones. Al estar el sonido sin­ cronizado y en el mismo soporte que la imagen, esta película se podía procesar y emi­ tir en menos tiempo que el que exigía el sistema tradicional de sincronización en movida. El perfeccionamiento de este sistema implantó una banda magnética pegada sobre el mismo lateral de la película, en la que una cabeza de grabación magnética registraba el sonido como lo hace un magnetófono. Ambos sistemas de grabación de sonido nece­ sitaban película de 16 mm con una sola fila de perforaciones. Actualmente se utiliza casi exclusivamente el sistema «doble banda», que registra la imagen y el sonido en soportes diferentes y separados, para combinarlos durante el montaje. La grabación en vídeo es del tipo «single-system», ya que la imagen y el soni­ do se graban simultáneamente sobre una misma cinta. Quizás aún existan cámaras del sistema «single-system» en manos de algunos afi­ cionados, pero en su vertiente profesional el sistema fue totalmente abandonado.

3 9

En la etiqueta, «single perf.» y «double perf.» (N.T.).


Película para luz de Número de lata

Filtro necesario para luz día Sensibilidad ASA sin filtro

Pitch

(Pulgadas)

Sensibilidad ASA con filtro 85

Pitch

{métrico)

Paso de película

Tipo de perforación N=negativo (BH) P=Positivo (KS)

Longitud en metros

Longitud en pies Número de catálogo

Tipo de película Lote de emulsión

Números de rollo y de corte Emulsión hacia el interior o hacia el exterior del rollo

Figura 6-2. Etiqueta de una lata de película. La etiqueta pegada sobre la lata de película contiene gran cantidad de información útil para el ayudante de cámara. Lo más importante es su «huella dacti­ lar», su exclusivo número de serie que delata sus orígenes: los números de tipo - lote - rollo - corte lata. Este número tiene que seguir al rollo a cualquier lugar al que vaya. Emulsión/ lote/ número de corte: «5247-765-432» «5247» describe el tipo de película, «765» es el número de lote, «43» es el número de rollo matriz, «2» es el número de corte. También habrá un número de lata de dos o tres dígitos, que puede ir en una pegatina aparte o escrito a mano sobre ia lata.


Otro factor a considerar es el paso (pitch) de las perforaciones. El paso es el espa­ cio entre las perforaciones, medido desde el principio de una de ellas hasta el principio de la siguiente. Tanto en 35 mm como en 16 mm existen películas de paso corto, que se utilizan en las cámaras, y películas de paso largo, utilizadas por las positivadoras ópticas, las trucas y algunos otros sistemas especiales; Asegúrate de que el paso de la película que vas a utilizar es el adecuado.


En 35 mm y en 65 mm las perforaciones también presentan distintas configuracio­ nes. Hay dos opciones fundamentales: las perforaciones «Bell & Howell», o «BH», lla­ madas también perforaciones de negativo, que se utilizan desde principios de siglo y se caracterizan por tener rectos los lados superior e inferior y curvados los laterales; y las perforaciones «Kodak Standard», o «KS», que aparecieron en los años veinte y se caracterizan por sus lados rectos y sus esquinas redondeadas. Las perforaciones BH son las más utilizadas en película negativa de cámara, pero cuando se sabe que la película se va a utilizar posteriormente para efectos ópticos, transparencias sobre fondo azul o retroproyección, se puede optar por las perforaciones KS, que permiten una mayor estabilidad y fijación del fotograma que las BH. Las per­ foraciones KS se utilizan además en todo el mundo como estándar para las copias de exhibición, debido a su longevidad. También se utilizan en las cámaras de alta veloci­ dad, porque resisten mejor la gran aceleración que se produce al arrancar. Aún se pueden encontrar otros dos tipos de perforación, aunque su uso es muy limitado. La perforación Dubray-Howell, o «DH», surgió en 1931 con la intención de sustituir tanto a la BH como a la KS, y aún se puede ver en algunas aplicaciones espe­ ciales, como la película Eastman Intermedia de color 5243. Estas perforaciones tienen la altura de las BH, y la anchura de las KS, pero sus esquinas son redondeadas. El cuarto tipo de perforación se llama «CS». Se utilizó en algunas copias de exhi­ bición del sistema Cinemascope y se caracteriza por ser casi cuadrado y de menor tama­ ño que en el sistema KS, lo que deja más espacio a las bandas de sonido. Las perforaciones BH, debido a sus esquinas en ángulo, tienen cierta propensión a quebrar la película cuando se produce alguna tensión en el arrastre, sobre todo cuando se rueda a alta velocidad. Hace escasos años Kodak anunció que iba a redondear las esquinas de las perforaciones en sus películas negativas de cámara, para darles mayor solidez y resistencia a los desgarramientos. Todas las películas Eastman del tipo «EXR» y las posteriores presentan ya estas esquinas redondeadas. La etiqueta de la lata también permite saber de qué forma está bobinada la pelícu­ la sobre el núcleo o sobre la bobina metálica para carga a la luz del día (necesaria en algunas cámaras como la Bell & Howell Eyemo de 35 mm y las Arriflex 16S, y para algunas cámaras de alta velocidad como la Photosonics Actionmaster de 16 mm). Esta etiqueta debe incluir, así mismo, información sobre cualquier característica especial de la película, como en el caso de la banda magnética para la grabación del sonido directo en la cámara sobre una banda lateral («single-system»), que en otras películas de 16 mm estaría ocupado por la segunda fila de perforaciones. Conocidas las características de la película que contiene la lata, puedes pasar a car­ gar los chasis necesarios para el rodaje.

Los sacos de carga El siguiente paso es encontrar un buen lugar para trabajar. Durante el rodaje en estudio y cuando se cuenta en exteriores con un auténtico camión de cámara, provis­


to de estanterías y cuarto oscuro, los ayudantes de cámara disponen de un pequeño lugar destinado específicamente a la carga y descarga de chasis. Esta carga y descar­ ga es mucho más fácil en un cuarto oscuro, pero en muchos casos ese cuarto no exis­ tirá y habrá que recurrir ai mejor amigo del segundo ayudante de cámara: el saco de carga. El modelo tradicional, llamado «saco negro», consiste en dos bolsas de tela cosi­ das de forma que una de ellas queda dentro de la otra; una amplia abertura en uno de los lados, cerrada por cremalleras; y en el lado opuesto dos mangas de tela con sendas gomas elásticas, para introducir los brazos. El auxiliar de cámara coloca dentro del saco un chasis, una lata de película virgen a la que se le ha retirado la cinta adhesiva y, oca­ sionalmente, un núcleo, y cierra la cremallera y la solapa con velero. Algunos chasis tienen una segunda cremallera en lugar- de la solapa con velero, pero en todo caso exis­ tirá una protección doble. El auxiliar introduce sus brazos en las mangas del otro lado y empieza a cargar el chasis. Por supuesto, existen variaciones en este instrumento tan simple. Se puede utili­ zar velero en lugar de una o de las dos cremalleras, o convertir el. saco en una peque­ ña tienda de campaña, que permite un espacio amplio para la manipulación. A veces ei saco se incluye en una maleta metálica que se puede abrir por arriba y proporcio­ na una base sólida. Durante los días húmedos y calurosos el saco negro se convierte en un entorno caliente y propicio para el sudor, donde resulta muy incómodo traba­ jar. Si se puede evitar que la tela esté en contacto con las manos del auxiliar, el tra­ bajo resulta más fácil y cómodo. Algunos sacos, y casi todos los sacos-tienda, tienen la parte superior cubierta de un material reflector metalizado para disminuir el calor en el interior. Obviamente, no hay que utilizar nunca un saco negro bajo la luz directa del sol. A pesar de todas las precauciones en el diseño del saco la luz podría atravesar la tela o las cremalleras y velar la película. Busca un lugar a la sombra, tan oscuro como sea posi­ ble. Además, siempre es más agradable trabajar a la sombra. Existen diferentes tamaños de sacos de carga. Si compras un saco (casi todos los ayudantes y auxiliares de cámara prefieren utilizar su propio saco en lugar de uno de los de la casa de alquiler), procura adquirir uno tan grande que permita operar sin pro­ blemas con los chasis de mayor tamaño que preveas emplear. Los tamaños de Jos sacos varían desde los pequeños, utilizados sólo para fotografía, donde se utilizan chasis muy pequeños y muy cortas longitudes de película, y los grandes, de 120 por 90 cm, o inclu­ so mayores, capaces de contener con holgura un chasis de 300 m y un par de latas del mismo tamaño. Lógicamente, cuanto más grande sea el saco mejor. El saco debe conservarse limpio y seco. Cuando no esté en uso hay que guardarlo bien doblado y protegido, evitando que las cremalleras y los mangas queden expuestos al polvo, la suciedad o los roces. Conviene guardarlo en otro contenedor, como una bolsa de fibra o una caja, para protegerlo aún mejor de los elementos. Tal vez sea el saco negro el instrumento más barato entre todos los elementos del equipo de cámara. Pero recordemos que cada rollo dé película ha de que pasar por él dos veces, primero para entrar en el chasis como película virgen y luego para salir de



él conteniendo las preciadas, y quizá irrepetibles, imágenes latentes que formarán la película. Y, en este camino, esas dos finas telas negras, y la habilidad y experiencia del auxiliar de cámara, son cruciales para su preservación. A veces conviene utilizar un saco de carga incluso cuando se dispone de un cuarto oscuro en el camión. Si se rueda en el piso 27 de un edificio de oñcinas y el camión está en la calle, el segundo ayudante prefrirá cargar los chasis cerca del lugar de roda­ je utilizando el saco, antes que emplear media hora para llegar hasta el camión y vol­ ver. Además, el ayudante probablemente deseará que el auxiliar permanezca a la dis­ tancia de una voz. Al menos, yo lo prefiero. Todo lo que se puede hacer en un cuarto oscuro puede hacerse dentro de una saco de carga colocado sobre una mesa, un pupitre, una encimera de cocina, el asiento tra­ sero de una furgoneta, el capó de un coche o el propio suelo. La mayoría de los ayudantes de cámara, entre los que me incluyo, llevan siempre un saco de caiga de la casa de alquiler, aunque tengan previsto utilizar el suyo propio, por si este último se moja o se estropea. Este segundo saco de cámara es el seguro más barato que se puede adquirir. Examina cuidadosamente el saco de la casa de alquiler, para ver si las cremalleras funcionan bien, los elásticos de las mangas están en buen estado y no hay costuras desgarradas o cualquier otro desperfecto en la bolsa interior ni en la exterior. Es difícil comprobar la total estanqueidad del saco a la luz, salvo que puedas entrar en el saco y alguien cierre las cremalleras desde fuera, pero una observación meticulosa del estado del material en ambos lados, y especialmente de las costuras, las cremalleras y las mangas, te dará una idea adecuada sobre el estado del saco. Una buena forma de comprobar la estanqueidad consiste en entrar en un cuarto oscuro con el saco, y mover una linterna encendida en su interior, una vez cerrado. Si el saco tiene algún defecto en las costuras o en cualquier otro lugar, se apreciará Ja luz que sale de él.

El cuarto oscuro También los hay de diferentes tipos y tamaños. El cuarto oscuro del camión de cámara suele ser algo más grande que una cabina de teléfonos o un armario pequeño. Se construye con tableros aglomerados, se pinta de negro para reducir al máximo la reflexión y las aristas se sellan con cinta o con tiras de tela negra. Como su tamaño no permite sentarse dentro, toda la operación de carga o descarga debe realizarse de pie. Debe disponer de un par de baldas sobre las que se dejan algunas latas, bolsas negras, cinta de cámara, partes, etc. Debe ser lo más grande posible, teniendo en cuenta otros usos que se han de dar al camión de cámara. El cuarto oscuro del camión de cámara se convierte a menudo en almacén de pelí­ cula y de accesorios consumibles relacionados con la carga de chasis, y a veces inclu­ so de material de cámara poco utilizado, como el compresor de aire para limpiar los chasis. Debe tener algún tipo de luz, ya sea alimentada por una batería o susceptible de


ser conectada a la red, con un interruptor colocado de manera que sea imposible encen­ der la luz involuntariamente o desde fuera del cuarto. La mayoría de los ayudantes de cámara han adquirido la costumbre de desenroscar la bombilla o desenchufar la conexión cuando trabajan en el cuarto oscuro cargando o descargando chasis. Es una buena idea que os recomiendo poner en práctica. Si la bom­ billa está desenroscada no hay ninguna posibilidad de que alguien pueda encenderla por medio de interruptores o enchufes situados fuera del cuarto, y, por tanto, se elimina uno de los accidentes que pueden velar la película. Es sólo una simple precaución, pero puede ahorrarte algún susto desagradable. La puerta ha de tener un pestillo o pasador de manera que no se pueda abrir desde fuera cuando se realizan trabajos delicados. Además, debe solapar el marco para que la luz no pase por ninguna rendija. Para mayor precaución aún, es conveniente prolongar la puerta con una solapa de goma o de lona negra que tape la rendija entre la puerta y la jamba. Lo primero a comprobar al entrar por vez primera en un cuarto oscuro es su estan­ quidad a la luz. Entra, ciérra la puerta, bloquéala y espera al menos diez minutos hasta que tus ojos se acostumbren a la oscuridad. Mira entonces a tu alrededor, especialmen­ te hacia el quicio de la puerta y las juntas de los tableros, donde se unen el suelo y los paneles verticales, o éstos con el techo, para ver si descubres algún destello de luz. Habrá que tapar cualquier orificio o rendija con cinta negra antes de utilizar el cuarto para cargar chasis. La práctica habitual es tapar ambos lados del agujero o de la rendija con cinta, por dentro y por fuera del cuarto, si es posible. El usuario anterior pudo haber taladrado la madera para introducir cables, o para colocar perchas que después quitó dejando el agu­ jero, o tal vez una balda. Tapa todos los resquicios. A veces los cuartos oscuros de los camiones se construyen en un bloque conjunto, con suelo, techo, paredes y puerta, para meterlo después en el camión. Sin embargo, cuan­ do los jefes de producción o de carpintería quieren ganar tiempo se construye el cuarto oscuro dentro del camión, levantando sólo los paneles laterales para aprovechar el suelo y el techo del furgón. Los tableros o listones que forman el suelo del furgón suelen tener holgura en las juntas, y con el tiempo éstas dejan huecos por los que puede entrar la luz. La estructura de los furgones está construida para permitir cierta flexibilidad, y eso dificulta o imposibilita la fijación en su interior de paneles que garanticen la total estan­ quidad. El movimiento del camión durante los traslados producirá tensiones que aca­ barán produciendo rendijas en las juntas. Si puedes hacerlo, no dejes de insistir en que el cuarto oscuro tiene que ser construido como un bloque conjunto que ofrezca una seguridad total. Otro problema de los cuartos oscuros de los camiones es que normalmente se ubi­ can lo más lejos posible de la embocadura del furgón, es decir, junto a la cabina, y muy cerca del escape del motor. Los conductores suelen permanecer parte del día en la cabi­ na, y no es raro que enciendan el motor para que funcione la calefacción. El resultado es que el monóxido de carbono y otros gases nocivos penetran en el cuarto oscuro, com­ plicando aún más el trabajo de los ayudantes y los auxiliares de cámara.


Los cuartos oscuros de los estudios presentan los mismos inconvenientes que los de camión, excepto el de los gases del escape. No supongas nunca que un cuarto oscu­ ro de un estudio es completamente estanco. Compruébalo tu mismo con los procedi­ mientos descritos anteriormente, y repara todas las fisuras que encuentres antes de abrir una sola lata de película. Más de una vez he tenido que utilizar un saco negro trabajan­ do en estudio, porque el cuarto oscuro estaba en unas condiciones lamentables. Los cuartos oscuros de los estudios se utilizan a veces como armarios de ropa o vestuarios para el personal de construcción de decorados, antes de la llegada del equipo de roda­ je. Puede que estén llenos de polvo, vasos de plástico usados, botes de pintura y cájas de clavos. Dondequiera que se encuentre, un cuarto de cámara limpio es siempre mejor que uno sucio. El auxiliar de cámara es el «ama de casa» del equipo de cámara; se ha de ocupar de que el cuarto oscuro esté bien barrido, aspirado y bien dispuesto para tener un lugar de trabajo limpio donde cargar la película en los chasis. El departamento de limpieza del estudio tendrá un aspirador y todo el material necesario. Cualquier sucie­ dad, mota de polvo, astilla o fragmento de película puede producir rayas sobre la deli­ cada emulsión del negativo. Cuando se utiliza el cuarto oscuro como almacén de material sensible es frecuente que la productora proponga el uso de una llave, que queda en poder del ayudante o el auxiliar de cámara, para que no desaparezcan las latas de película.

Los camiones de cámara El camión de cámara es el vehículo utilizado para el transporte y custodia del equi­ po de cámara en los rodajes de exteriores. Tiene un cuarto oscuro y estanterías para almacenar las cajas del equipo de cámara, herramientas, accesorios, prendas para la llu­ via, botas, etc. En el mejor de los casos puedes diseñarlo tú mismo y entregar el esque­ ma al jefe de carpinteros de la producción para que sirva lo mejor posible a tus propó­ sitos. En caso contrario te encontrarás con un camión de cámara alquilado por la pro­ ductora con las estanterías ya colocadas, generalmente de forma poco conveniente para el equipo de cámara. Parece que las estanterías siempre están donde no con­ viene y son de un tamaño que imposibilita su uso, y esto ocurre tanto si hay espacio de sobra como si es claramente insuficiente. Tengo varios esquemas de estanterías para los diferentes tamaños de furgón, y los actualizo con cierta frecuencia, de manera que cuando conozco el tamaño del camión envío el diagrama adecuado a los carpinteros. La regla básica para cargar un camión de cámara es seguir tu propio sentido común. Los objetos pesados irán sobre el suelo o sobre los estantes más bajos, y los más livianos en los más altos. También van sobre el suelo o sobre estantes bajos los cuerpos de cámara y los elementos especialmente delicados, como los objetivos, para que sufran el menor daño posible si se rompe la estantería, cosa que me ocurrió en una ocasión.


Generalmente existe en el furgón una superficie situada a unos 90 cm de altura que se usa como banco de trabajo para ensamblar la cámara y sus accesorios y realizar el man­ tenimiento diario. Esta superficie suele forrarse con tela o con lámina de goma para evi­ tar las astillas, y para que los componentes pequeños no se pierdan al rebotar o rodar por una superficie pulida. Muchos ayudantes de cámara instalan una base deslizable sobre la mesa de traba­ jo, simplemente agujereando ésta para que dicha base quede sujeta como sobre la cabe­ za del trípode. Esta base permite fijar la cámara sólidamente sobre la mesa, y evita posi­ bles accidentes. Sobre el banco de trabajo suele haber alguna luz, que facili ta el trabajo de escribir los numerosos partes. Los útiles de limpieza y mantenimiento de la cámara se guardan cerca de esta mesa para tenerlos a mano. Es imprescindible sujetar las cajas del equipo a la estantería con correas o pulpos para evitar su caída. Es posible que las estanterías tengan un perfil para evitar que los objetos se deslicen fuera de la balda, pero esto no es suficiente. Utiliza pulpos, cuerdas, bridas de nylon, cualquier cosa que te parezca adecuada, pero sujeta siempre las cajas. Las gomas elásticas con ganchos en los extremos, llamadas pulpos, son la solución más rápida y fácil. Si no tienes una estantería con orificios, como en las de perfiles metáli­ cos, sólo hay que hacer algunos agujeros en los paneles, verticales, o colocar algunos tornillos en los sitios adecuados para anclar ios pulpos. El material consumible y las bolsas con las prendas personales para el mal tiem­ po pueden ir sobre los últimos estantes. Procura instalar juntos todos ios chasis, todos los objetivos, etc. Cuando tengas prisa, estas precauciones te permitirán encontrar las cosas rápidamente. Cuando todo esté cargado y clasificado en las estanterías a tu gusto etiqueta las baldas para que todas las cosas vuelvan a su sitio después de su uso. Muy poco tiempo después de comenzar el rodaje no mirarás las etiquetas, pero otras perso­ nas que pueden colaborar en la carga sí las necesitarán. El equipo de repuesto y todo lo que no se ha de utilizar con cierta frecuencia se puede almacenar en los lugares menos accesibles, y todo lo que se usa a diario debe guardarse en zonas de acceso fácil y rápido. Las baterías de cámara se almacenan juntas y en la misma balda, con uno o más cargadores colocados cerca para que se puedan cargar allí mismo. Cuando se vconecta el camión al grupo electrógeno o a la red general los cargadores también obtie­ nen la alimentación necesaria. No olvides que los cargadores de baterías utilizan corriente alterna, no continua.

Mantenimiento de los chasis La segunda fase empieza con la limpieza de los chasis. Hay que limpiarlos con una brocha pequeña, con aire comprimido o con ambos métodos. Una simple brocha plana de 2 o 3 cm de ancho y de pelo suave, de las que se pueden encontrar en cualquier dro­ guería por un dólar, es cuanto se necesita para quitar cualquier mota de polvo, suciedad o partículas de película antes de colocar la película en el chasis.


Muchos ayudantes de cámara utilizan aerosoles de freón comprimido u otros fluocarbonos, cuyos botes disponen de un fino tubo aplicador para soplar el polvo de los chasis. Sin embargo, estos botes no son especialmente baratos, y los gases deterioran el medio ambiente y la capa de ozono, por lo que no recomiendo utilizarlos si no es pre­ ciso. Los fabricantes de estos aerosoles han empezado a envasar otros gases que en teo­ ría no perjudican tanto a la atmósfera, pero, aunque ya se encuentran en casi todas las tiendas especializadas, resultan más caros que los anteriores. Nunca he oído una respuesta convincente a la pregunta obvia: ¿por qué no enva­ san simple nitrógeno, que es el gas menos dañino y más disponible? Otra desventaja de estos botes de aerosoles es la manera en que el tubo aplicador se inserta en la boquilla, por simple presión, lo que da lugar a que se pierda fácilmente o se desprenda al presionar el aerosol, yendo a parar al sitio más inoportuno. Muchos ayudantes rodean el tubo y la boquilla con cinta adhesiva para evitar este accidente. También hay que tener cuidado con la posición en que se pulveriza, porque si el bote

Figura 6-5. Bombona de nitrógeno. Botella de nitrógeno con regulador, válvulas de presión, man­ guera y pulverizador. Es el sistema de aire comprimido más eficaz y rentable para eliminar el polvo de la cámara, los chasis o los objetivos.


se inclina o se invierte el gas saldrá en estado líquido, a una temperatura extremada­ mente fría, y puede dañar tanto la piel como las capas superficiales de los objetivos, espejos y filtros. Este líquido resulta útil, en cambio, para borrar las marcas de tiza tra­ zadas sobre el cemento o el asfalto. En el camión de cámara y en el cuarto oscuro prefiero utilizar nitrógeno compri­ mido, que suministran las empresas de soldadura en botellas de diferentes tamaños, con reguladores, mangueras y difusor. Sin embargo, estas botellas son demasiado grandes y pesadas para tenerlas junto a la cámara, o para llevarlas en la bolsa de ayudante cuando se trabaja en la publicidad o en documentales. Siempre he pensado que el óxido nitroso, también conocido como el «gas de la risa», podría producir momentos de carcajadas en el decorado, pero nunca he tenido la ocasión de probarlo. De cualquier modo, creo que es necesaria la prescripción faculta­ tiva para conseguirlo. Muchos ayudantes de cámara llevan una pera de goma para quitar el polvo de las cámaras y los chasis, pero no son el instrumento más apropiado. Realmente no generan un chorro de aire con presión suficiente para mover nada, salvo las motas de polvo o las partículas más livianas. No he útilizado una perilla de estas desde hace años, pero algu-

Figura 6-6. Perilla y bote de aire. La clásica perilla que se encuentra en droguerías es pequeña, no falla y pesa poco, pero su chorro de aire es débil El bote aerosol Dust-Off es portátil y poderoso, pero puede causar daños a tos mecanismos de la cámara y a ias capas de los objetivos.


nos ayudantes de cámara no salen de casa sin ella. Algunas incorporan una pequeña brocha en la boquilla. Los fabricantes de cámara recomiendan que no se utilice un aerosol en el interior del cuerpo de cámara, para evitar que alguna partícula soplada penetre en el interior del mecanismo, y cause daños mayores que la suciedad. Píe usado aerosoles de aire com­ primido durante muchos años, fuera y dentro de los cuerpos de cámara, mediante bre­ ves soplidos a unos veinte centímetros de ella, y nunca he tenido ningún problema. De todas formas, no desoigas las advertencias de los fabricantes de cámaras en contra de esta práctica. Evidentemente, el aire a presión de los aerosoles presenta un riesgo potencial de daño en algunos elementos especialmente delicados del cuerpo de cámara, como la célula del fotómetro de luz reflejada de algunas cámaras o la fina película exterior del prisma separador del sistema reflex. Por eso, en la zona del obturador respeto las adver­ tencias de los fabricantes contra los aerosoles, pero en el exterior del cuerpo de cáma­ ra, y en los chasis, no hay medio mejor de eliminar el polvo. Un ingeniero de Arriflex me advirtió en cierta ocasión que los- clorofluorocarbonos que contienen los botes de aerosol pueden producir una erosión química en el barniz superficial del espejo del obturador. No hay mucho más que contar, aparte de lo dicho sobre la limpieza, en cuanto al mantenimiento de los chasis. No estoy de acuerdo con los ayudantes de cámara que tra­ tan de reparar por sí solos los equipos, y en concreto no lo estoy con quienes tratan de ajustar chasis. Arriflex se complace en enseñar a los ayudantes a ajustar el mecanismo de los chasis, pero creo que es un error por su paite. Cuando un chasis no recoge película como debe hacerlo, se debe sustituir por otro que funcione bien. Envíalo al proveedor y pide uno de recambio. No trates de arreglar­ lo tú solo. Sepáralo de los que funcionan bien hasta que llegue el chasis sustituto. En ese momento devuélvelo a la casa propietaria para que sus técnicos lo reparen con las herramientas adecuadas. He evitado aprender cómo se repara un chasis durante muchos años, y recomiendo a mis lectores que sigan esta actitud. Acaso sea necesario destapa los engranajes de un chasis Panaflex o de una BL35 para quitar un. fragmento de pelí­ cula, pero esto es otra cuestión. Basta con quitar unos pocos tornillos para acceder a los engranajes y poder eliminar la causa del atasco en unos pocos segundos. Los técnicos de la casa de alquiler te pueden explicar cómo se realiza esta simple operación. Practica unas cuantas veces bajo su supervisión antes de intentarlo tú solo. En los chasis con motor eléctrico de recogida es necesario limpiar frecuentemente los contactos eléctricos entre el chasis y la cámara, con la ayuda de una goma lápiz. Esto es cuanto un ayudante de cámara debe saber sobre el mantenimiento de los chasis. A partir de aquí todas las operaciones se complican y hay que dejarlas en manos de los técnicos profesionales de las empresas de suministros, que cuentan con las herra­ mientas adecuadas, la formación conveniente y el tiempo necesario para llevar a cabo estas reparaciones. Se puede objetar a este criterio que si se ha de rodar en el desierto de Kalahan, o en cualquier otro lugar inaccesible, el ayudante debe saber realizar algunas repara-


ciones básicas. En tal caso, antes de ir al Kalahari, el ayudante de cámara debería pasar algún tiempo en los talleres del fabricante consiguiendo la preparación y las herramientas necesarias para reparar chasis, y cualquier otro equipo. Además, antes de ir al Kalahari, habrá que preparar una buena cantidad de repuestos y equipo de refuerzo. En el 99 por ciento de los rodajes en los Estados Unidos los fabricantes y los pro­ veedores están a una llamada de teléfono de distancia y, por lo tanto, eso es lo que cues­ ta reemplazar el material. De todos modos, la productora no querrá esperar a la reparación del material estro­ peado. Todo el mundo quiere seguir rodando. El conocimiento de los mecanismos inter­ nos de la cámara y de los chasis no puede sustituir al material de repuesto y de emer­ gencia en caso de avería: un segundo cuerpo de cámara, suficiente número de chasis y baterías y todo Jo preciso para rodar sin interrupción.

Procedimientos de carga Una vez que disponemos de una superficie plana, de un lugar oscuro y de chasis completamente limpios se puede empezar a cargarlos.

Figura 6-7. Chasis plano de compartimento único. El chasis Panaflex es un ejemplo de comparti­ mento único, que incluye los rollos de suministro y de recogida uno ai lado del otro, en un solo com­ partimento. Todo ei proceso de carga debe realizarse en la oscuridad, porque todo está en el mismo alojamiento. Las cámaras Arri liC y III también utilizan chasis de este tipo.


Figura 6-8. Chasis coaxiales y de doble compartimento. El chasis de la Arriflex 35BL es un ejemplo de chasis de doble compartimento y coaxial, en el que el lado de suministro se halla en paralelo al lado de recogida, de forma que si se pone el chasis en horizontal un lado queda sobre el otro. El cha­ sis Mitchell es también de doble compartimento, pero NO es coaxial, sino plano, porque los compar­ timentos de suministro y recogida están uno junto a otro, en el mismo plano. Los chasis de doble com­ partimento son casi siempre más fáciles de cargar, porque una parte de las operaciones se puede hacer a la luz.

Hay chasis de compartimento único y de compartimento doble. Los primeros, como los de las cámaras Panavision Panaflex, tienen un gran compartimento para los dos rollos de película: el de suministro y el de recogida. El rollo de «suministro» es la película virgen, que aún no ha pasado a través del cuerpo de cámara, donde será expuesta a la luz que entra por el objetivo. Una vez expuesta, la película vuelve al chasis y se enrolla alrededor del eje de recogida. La ope­ ración de carga de los chasis de compartimento único se realiza por completo en una sola fase, y precisa oscuridad total hasta que se coloca la tapa del chasis. Los chasis de doble compartimento alojan cada uno de los rollos, el de suministro y el de recogida, en compartimentos separados, ambos completamente estancos a la luz. Estos compartimentos independientes pueden estar yuxtapuestos en un mismo plano, como en los chasis de las cámaras Mitchell, o pueden ser coaxiales, como en las cámaras Arri 35BL y 535, es decir, situados uno junto a otro en paralelo y con sus ejes alineados. En ambas configuraciones de chasis de doble compartimento el ayudante puede trabajar en cualquiera de ellos sin que la luz llegue al otro. Es decir, después de cargar la película en el lado de suministro y de colocar y bloquear su tapa se puede extraer el chasis del saco, o encender la luz del cuarto oscuro, para enhebrar la película en el núcleo de recogida a plena luz.


Con la luz del cuarto oscuro aún encendida, antes de cerrar las cremalleras del saco, es el momento de quitar la cinta adhesiva que sella la lata, vigilando que no se abra en ningún momento. Es más fácil encontrar el principio de la cinta con la luz; y en cuanto al saco negro, quitar la cinta en su interior te planteará el problema de qué hacer con un metro de cinta pegajosa sin saber dónde ponerla. Así que hazte el favor de qui­ tar la cinta antes de entrar en la oscuridad. Una vez dentro del saco o con el cuarto a oscuras, puedes abrir la lata. Dentro encon­ trarás un rollo de película, protegido por una bolsa negra de plástico o de papel. Saca el rollo de este envase. Si se trata de un rollo nuevo, nunca antes extraído de su lata, tendrá una pequeña tira de papel adhesivo en el extremo de la película para evitar que se desen­ rolle. Quita esta tira adhesiva, cogiendo el rollo de manera que no se pueda deshacer. Algunos libros recomiendan pegar esta tira adhesiva en el INTERIOR de la lata para evitar que acabe dentro del chasis y cause todo tipo de pegas. Sin embargo, yo creo que el INTERIOR de la lata no es una buen lugar, ya que la tira sigue estando en la línea de fuego. La lata será abierta ai menos dos veces más en su vida, primero cuando la película vuelva a su interior, ya expuesta, para enviarla al laboratorio, y después en el laboratorio de revelado. Esto concede a la tirita dos oportunidades más para aparecer en algún sitio inconveniente y causar apuros. Yo prefiero quitarla para siempre de cualquier lugar cercano a la película, y la pego a la pared del cuarto oscuro tan lejos de la mesa de trabajo como puedo (casi siempre, en la pared del cuarto, detrás de mí), Dentro del saco negro la pego en la parte EXTERIOR de la base de la lata, hasta que abro el saco y me deshago de ella para siempre. Me parece el método mejor para mantener alejado este pequeño generador de problemas. Si hay en la lata una cola -un resto de cualquier rollo de película virgen previa­ mente utilizado-, o un rollo cortado de otro más grande, lo habitual es que no tenga esta cinta adhesiva sujetando el extremo del rollo (aunque conozco algunos ayudantes que siempre pegan el extremo de las colas). Aún así, puede que el extremo esté' cortado de forma irregular, lo cual dificultará a los principiantes la operación de enhebrar la pelí­ cula en algunos chasis. De todas formas, con cierta experiencia se puede cargar rápidamente cualquier chásis, independientemente de cómo esté cortado el extremo del rollo. Se puede cortar el extremo rasgado del rollo con unas tijeras para que resulte más fácil enhebrarlo, pero cuando el ayudante ha cargado ya unos cientos de chasis no necesita hacerlo. Si el extremo del rollo está demasiado deteriorado para pasar entre los engranajes del chasis, basta con cortar con los dedos unos centímetros de película. No olvides controlar dónde dejas el trozo de película cortado, para evitar cualquier accidente. Los chasis pueden tener un núcleo de recogida con presilla, que permite insertar la película en una ranura del núcleo y presionarla mediante un resorte, para, una vez expues­ to el rollo, liberarlo cómodamente; o un simple vástago alrededor del eje, que permite encajar un núcleo estándar de 2 pulgadas, vacío. Si el chasis tiene un núcleo con presilla el ayudante sólo ha de insertar el extremo de película en la ranura del núcleo, y cerrar la presilla, para que la película quede sujeta dentro del núcleo. Después hay que girar el


Figura 6-9. Fijación de la película en el núcleo. Ésta es ia mejor manera de fijar la película en el núcleo estándar que utilizan algunos chasis, con la película doblada sobre sí misma y formando un ángulo agudo ai salir de la ranura. Así es prácticamente imposible que se salga del núcleo. Algunos ayudantes opinan que este método provoca un abombamiento del rollo y prefieren que el núcleo gire con la ranura orientada en el sentido contrario.

núcleo manualmente unas cuantas vueltas, para comprobar que la película ha quedado bien enganchada y plana. Si la película da la impresión de sobresalir del núcleo, desen­ gánchala y vuelve a colocarla, presionando ligeramente su perfil sobre el chasis. Cuando se trata de enganchar ia película a un núcleo estándar sólo hay que doblar la película a unos ocho centímetros desde el extremo y plegarla sobre sí misma aline­ ándola con los dedos. Este pliegue perpendicular a la película facilita la introducción en la ranura de los núcleos y asegura un enganche seguro. Comprueba a continuación que el núcleo está colocado en su eje, de forma que la ranura se oponga al sentido de la rota­ ción, e inserta el extremo doblado hasta el fondo de la ranura. Pliega la película hacia el núcleo y gíralo unas cuantas vueltas para asegurar la sujeción de la película. Al orientar 1a ranura del núcleo en la posición contraria al sentido de giro la pelí­ cula se enrolla con tensión; en caso contrario las vueltas aflojarían la fijación de la pelí­ cula en la ranura del núcleo. Esto es muy importante. Si la ranura del núcleo gira sin tirar de la película cualquier sacudida de la cámara, o una pérdida de la tensión en el chasis, puede soltarla del núcleo. Una vez que el extremo del rollo se sale del núcleo el chasis ya no recoge película, y ésta se almacenará dentro del cuerpo de cámara hasta que salte el interruptor automático o antibourrage. Algunos ayudantes de cámara insisten en colocar él núcleo al revés, para evitar que se forme un abombamiento en el rollo, sobre la doblez de la película. Añaden que esta otra posición atenúa el ruido del chasis. Nunca he tenido un problema de rollos abom­ bados o de ruido en el chasis debido a esta forma de fijar la película en el chasis. Después de algunas vueltas el abombamiento desaparece, y el ruido del chasis es el mismo con una u otra posición del núcleo. Estimo es más seguro que la película quede sujeta al núcleo con la ranura en oposición al sentido de giro.


Una última advertencia sobre la carga de chasis. No conviene tensar demasiado el rollo, porque se pueden producir veladuras en forma de estría. Enrolla suavemente el bucle que pudiera quedar en el chasis y deja que el propio arrastre del chasis mantenga la tensión del rollo. Si al descargar el chasis percibes que el rollo queda demasiado suel­ to envía el chasis a la casa de alquiler para que lo ajusten. Algunos ayudantes, que han aprendido a hacerlo, pueden ajustar los tensores de los chasis Arriflex en la localización. Pero si no tienes las herramientas adecuadas, ni el entrenamiento oportuno, no trates de arreglarlos.

Rollos reenlatados Cualquier rollo que haya salido de su lata, pertenece a una de las dos categorías siguientes. Si aún está completo, es decir, si ha sido cargado en un chasis y luego des­ cargado sin llegar a filmar con él, se trata de un rollo reenlatado. Hay muchas circuns­ tancias que dan lugar a tener que descargar un chasis sin haber utilizado el rollo.

Figura 6-10. Etiqueta de una lata con un rollo reenlatado.


Cuando se carga un rollo anticipadamente y luego el director de fotografía pide una emulsión diferente habrá que descargarlo para cargar la nueva emulsión en ese chasis. Si finaliza el rodaje y quedan rollos cargados hay que descargarlos y volverlos a enlatar para utilizarlos en otros trabajos, y para que los chasis vuelvan vacíos a la casa de alquiler. Al descargar del chasis un rollo no utilizado hay que precintar y etiquetar la lata inmediatamente. Conviene precintarla con cinta de cámara blanca o de color para indicar que se trata de película virgen. Cuando la película llega del fabricante o del distribuidor viene precintada con una cinta sobre la que están impresos los números de tipo de película, emulsión y corte de ese rollo. Una vez abierta la lata por primera vez hay que desechar esa cinta inmedia­ tamente. Cualquier lata precintada con la cinta impresa se supone que contiene pelícu­ la virgen, y que nunca ha sido abierta. Abierta la lata, si cualquier porción no expuesta de ese rollo ha de volver a ella, se utilizará cinta blanca o de algún color para precin­ tarla. Las latas de película expuesta se sellan exclusivamente con cinta negra. Así el ayudante de cámara puede saber rápidamente, gracias a la cinta, el conteni­ do de la lata: una cinta impresa por el fabricante significa película virgen en una lata que aún no se ha abierto; una cinta blanca o de color significa película no expuesta, sea una cola o un rollo reenlatado; y una cinta negra significa película expuesta. Recuerda que conviene mantener un mismo código de colores de cinta para las colas y para las etiquetas correspondientes a cada emulsión. Establece un código de colores al principio del rodaje, de tal manera que a cada tipo de película le corresponda un color, y manténlo durante todo el rodaje. Si. se cambia el sistema perderá toda su utilidad. Este sistema permite clasificar las colas según los tipos de emulsión de forma rápi­ da y fácil. Utiliza cualquier código que consideres adecuado. La etiqueta de la lata de un rollo reenlatado debe incluir la siguiente información: 1. 2. 3. 4. 5.

La palabra VIRGEN, en letras grandes y en lugar destacado. La longitud del rollo. Los números de tipo de emulsión, lote, corte y lata. La fecha. La firma o las iniciales del ayudante que descargó del chasis la película.

Cuando recibo colas o rollos reenlatados procedentes de otros trabajos, como ocu­ rre a menudo en publicidad, en repeticiones de secuencias o cuando se trabaja en la segunda unidad de algún largometraje, siempre compruebo las fechas y las firmas de las etiquetas. Aveces he recibido colas enlatadas por ayudantes con quienes he traba­ jado, o a los que he instruido, y en una ocasión incluso me encontré con una cola que yo mismo había enlatado, porque la productora le había comprado este material a otra para la que trabajé dos semanas antes. Si la firma o la fecha no aparecen sobre la lata, o si el rollo tiene más de dos o tres meses, o si no puedo reconocer la firma del ayudante, le muestro el rollo al director de


fotografía y al jefe de producción y les pregunto si quieren utilizar su contenido. Esta precaución evita que asumas la responsabilidad en caso de que la lata esté mal etique­ tada o la película se halle en mal estado. La película no es tan costosa como para arriesgarse con latas de origen desconoci­ do o dudoso. Si no tienes la certeza de que el ayudante que enlató la película sea Com­ petente y de que 1a película se ha guardado en buenas condiciones y no es demasiado vieja es una locura asumir el riesgo, sean cuales sean las estrecheces del presupuesto. Es jugar a la ruleta rusa: si aprietas el gatillo puedes ganarte una bala.

Colas Cuando se expone solamente parte de un rollo, se corta y se envía al laboratorio, la parte sobrante, no expuesta, que se vuelve a enlatar, recibe el nombre de «cola», o con mayor precisión, «cola virgen». ¿Cuál es la longitud que determina que una cola sea útil para filmar con ella, o simplemente se deseche? Los distintos tipos de producción apli­ can criterios diferentes sobre este asunto. Para el ayudante de cámara la conservación de cualquier rollo menor de 60 metros de película de 35 mm no merece la pena, al menos cuando se rueda un largometraje. Dos escasos minutos de película apenas dan para una sola toma de una secuencia dra­ mática completa, y hay que considerar que los cambios de chasis frecuentes consumen tiempo y pueden molestar a los actores y al director. Cuando se trata de cine publicita­ rio Jas colas cortas tienen mucho más interés, porque son muy útiles para insertos, deta­ lles, bodegones, etc. Otra ocasión para guardar colas se da cuando hay que rodar en el interior de coches o en espacios reducidos, donde sólo se pueden utilizar chasis pequeños. Hay chasis de 60 metros (200 pies) para cámaras Arrifiex, y de 76 metros (250 pies) para cámaras Panaflex, que se usan para rodar con la cámara al hombro, para filmar en espacios redu­ cidos o en sitios de escasa altura. Si la productora no ha solicitado al fabricante rollos de estas longitudes es muy conveniente guardar las colas para este tipo de planos. A veces hay que cortar un rollo grande en piezas menores para pequeñas cámaras fáciles de utilizar ai hombro, como la Eyemo. Si se corta un rollo grande en trozos de 30 metros los números del código latente aparecerán en orden inverso, lo que dificul­ tará a los técnicos de laboratorio el corte de negativo. Para solucionar este problema hay que bobinar una vez el rollo entero sobre otro núcleo y entonces cortar los rollos peque­ ños, cuyo código quedará en orden ascendente. En muchas ocasiones el laboratorio puede hacer este trabajo, en lugar del ayudante de cámara. Otra consideración a tener en cuenta cuando se corta un rollo en bobinas de 60 metros para cargar los chasis a la luz del día40, es que la película debe oscilar de un laclo

Aunque están en desuso, existen unas bobinas metálicas negras de 60 metros que permiten cargar­ la película en los chasis sin necesidad de oscuridad. Se utilizaron masivamente en los tiempos de los repor­ tajes en 16 mm para televisión (N.T.) 4 0


al otro de la bobina, para que los bordes se peguen alternativamente a uno y otro lado. Se evita así que la luz pase hasta el interior del rollo a través del hueco entre la pelícu­ la y la chapa. Los fabricantes de película siguen este método al enrollar la película en las bobinas, y así debe hacerse cuando te encuentres ante esa tesitura. Las colas pequeñas de película virgen desordenan el cuarto oscuro, o el camión de cámara, ocupan una gran cantidad de latas, hacen muy engorroso el parte de consumo de material y crean la falsa ilusión de que se dispone de más película que la que real­ mente hay. Cuando el jefe de producción mira el inventario y ve cinco rollos de 60 metros piensa que es lo mismo que uno de 300, aunque realmente no es así para la mecánica del rodaje. Si se piensa que una vez cargado el chasis y enhebrada la pelícu­ la en la cámara hay que pasar unos metros como cola para el laboratorio, filmar una cla­ queta para identificar el rollo y dejar al final del rollo otra cola, los 60 metros del rollo se convierten en unos 45 útiles; es decir, un minuto y medio. Algunas empresas productoras determinan que se guarden todas las colas de más de 50 metros, o incluso de más de 30. Creen conseguir así un ahorro de dinero. En rea­ lidad esto sólo es cierto cuando se pretende vender las seis o siete cajas de colas a algún laboratorio de los que cortan la película para rellenar chasis con destino a cámaras foto­ gráficas. Al comenzar el trabajo pregunta a los responsables de producción qué quieren apro­ vechar de las colas. Lo mejor es desechar las colas de menos de 60 metros, pero quizá sólo puedas descartar las de menos de 50, y hasta sólo las de menos de 30. Uno de los grandes estudios ha decretado que se guarde cualquier cola de más de 15 metros. Espero que las consecuentes pérdidas de tiempo queden reflejadas en los partes de horas de tra­ bajo de los ayudantes de cámara enfrentados a la labor de cargar innumerables colas. Uno de los resultados de tal política es que muchos rollos de película salen de la cáma­ ra, curiosamente, con 290 metros expuestos, lo que no da lugar a ninguna cola útil. Hay compañías que insisten incluso en guardar cualquier trozo velado o inutiliza­ ble de película para enviarlo a factorías que recuperan la plata. Aunque los precios actuales de este metal son tan bajos que la operación no merece la pena. Cuando los precios de la plata suban se convertirá en un objetivo a considerar. La etiqueta de la lata de una cola debe incluir: 1. 2. 3. 4. 5.

La palabra VIRGEN, con letras grandes y en lugar muy visible. La longitud de la cola. Los números del tipo de emulsión, del lote, del corte y de la lata. La fecha. La firma o las iniciales del ayudante o auxiliar de cámara que descargó la pelí­ cula. 6. El rollo origen de la cola: «Cola procedente del rollo .______________».

Cada ayudante tiene sus preferencias sobre la manera de utilizar las colas. Yo trato de filmar con ellas tan pronto como se puede, para que no se acumulen en exceso. Si al final


Figura 6-11. Etiqueta de una lata con una cota.

del día queda medio rollo por exponer en el chasis descargo y enlato la parte expuesta, y vuelvo a enhebrar los 150 metros restantes para empezar con ellos el día siguiente. Siempre que queden más de 150 metros por exponer merece la pena enhebrarlos de nuevo, en lugar de guardarlos en una lata como cola, salvo que el siguiente plano a rodar sea complicado o imprevisible. Si la escena incluye diálogos largos, o niños, o si se rueda en algún lugar difícil, que complicaría la operación de cambiar de chasis, es mejor utilizar un rollo nuevo. En cualquier otro caso, procura utilizar las colas cuanto antes. Así también se simplifica el papeleo de los partes. Al colocar en la cámara un chasis con una cola márcalo con una etiqueta bien visi­ ble que indique su longitud. Muchos ayudantes colocan una etiqueta especial junto al contador de metraje, a modo de recordatorio, con la palabra «cola» y su longitud. Así, siempre que alguien mira el contador de metraje, aunque éste sólo informe de los metros consumidos, y no de los restantes, puede saber cuántos metros quedan. Otros ayudantes colocan la etiqueta de la longitud de la cola en la tapa del chasis en cuanto lo cargan, y una vez puesto éste en la cámara despegan la etiqueta para colocarla cerca del contador de metraje de la cámara.


Etiquetado de ios chasis Cargado el chasis de acuerdo con las instrucciones del fabricante, se identifica su contenido etiquetándolo con cinta de cámara. También hay que colocar un trozo de cinta sobre los cierres, para que quede bien claro que contiene película y no debe abrir­ se sino en el cuarto oscuro o en el saco negro. Las etiquetas que identifican los chasis cargados son muy importantes. Un chasis cargado y sin etiqueta, o una lata inidentificable, se pueden convertir en un grave pro­ blema para el ayudante. ¿Quién puede asegurar qué es lo que hay dentro? ¿Y quién se atrevería a obrar en consecuencia, a ciegas? La mejor solución para evitar estas dudas es no dejar nunca una lata o un chasis sin etiqueta. Un chasis cargado necesita, al menos, la siguiente información en su etiqueta: L 2. 3. 4.

Longitud del rollo. Tipo de película. Números del tipo de emulsión, lote, rollo, corte y lata. Número de rollo de la producción.

Figura 6-12. Etiqueta de un chasis cargado. La etiqueta está pegada de forma que bioquea los cierres, con el fin de evitar accidentes. Se indica el número de serie del chasis (525), de forma que se vea con mayor facilidad que el número grabado por el fabricante; la longitud del rollo (1000 pies); los números de tipo de emulsión (5298), lote (148), rollo (55), corte (04), y lata (29); el número de rollo en ¡a producción, y la cámara, si se utiliza más de una (cámara A, rollo 43). La cinta empleada para esta etiqueta debe ser del color utilizado para identificar la emulsión en uso (en este caso, 5298). Cinta del mismo color se usará para sellar la junta entre la tapa y el chasis, para evitar al máximo el riesgo de veladuras.


Figura 6-13. Etiqueta de chasis cargado y de lata de película expuesta. Muchos ayudantes Utilizan etiquetas preparadas por ellos mismos con la ayuda del ordenador. Con ellas etiquetan (os chasis, y luego las transfieren a la lata con la película expuesta.

La mayoría de los ayudantes de cámara escriben esta información sobre cinta de cámara, la pegan a la tapa de] chasis y cuando lo descargan trasladan la etiqueta a la lata que contiene la película expuesta. Así la etiqueta pasa a ser la identificación de la lata con destino al laboratorio. Esta operación ahorra al ayudante de cámara tiempo y evita errores fáciles al tener que escribir dos etiquetas. Si sigues este método la etiqueta deber incluir: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7.

Nombre de la empresa productora. Título (y/o número) de la producción. Longitud del rollo. Números del tipo de emulsión, lote, corte y lata. Número de rollo. Instrucciones para el laboratorio. Fecha.


Muchas veces, y sobre todo filmando en exteriores, se encinta el chasis a lo largo de su conjunción con la tapa, para una mayor protección contra veladuras accidentales. Además, se consigue así una identificación rápida del contenido del chasis cuando se utilizan diferentes emulsiones. El ayudante y el auxiliar de cámara pueden adoptar un código de colores para las cintas dedicadas a cada emulsión: azul para una de ellas, roja para otra, amarilla para una tercera, etc. Ello facilita a los ayudantes la identificación del contenido de ios cha­ sis y de la película cargada en la cámara en cada momento. Un código sencillo, usado por muchos ayudantes, adopta la cinta azul para la película de luz día, cinta blanca o amarilla para la película de tungsteno de menor sensibilidad, y roja para la de mayor sensibilidad. Es simple, lógico y fácil de recordar; perfecto para organizar la diversidad de emulsiones. Otros profesionales utilizan el mismo código de color que introdujo Kodak no hace muchos años para las etiquetas de sus latas de película.

Etiquetado de las maletas de los chasis Cuando los chasis están cargados con película virgen, etiquetados y sellados con cinta, se vuelven a colocar en sus cajas; éstas se cierran, y a veces se etiquetan para indi­ car el contenido de los chasis. La etiqueta puede ser un trozo de cinta de cámara del color correspondiente a la emulsión con que se han cargado los chasis, sobre el que se escribe la longitud del rollo. Muchas veces los ayudantes de cámara preparan varias etiquetas para los diferentes lipos de película en uso. En tal caso, algunas de ellas llevan la inscripción «vacío», para los chasis no cargados. Estas etiquetas se guardan en las maletas de los chasis, de mane­ ra que, según lo demande la situación, se coloca la etiqueta adecuada en la tapa del cha­ sis. Cuando un chasis descargado vuelve a su caja se le pega la etiqueta de «vacío» hasta que se recaiga. Al retirar el chasis expuesto de la cámara el ayudante suele cortar el bucle de película para evitar la confusión con un chasis cargado de película virgen. Cuando el chasis vuelve a su maleta se puede dejar colgando fuera de la caja el extremo cortado para indicar que contiene un chasis aún no descargado. No se deben recoger en el interior del chásis los extremos cortados porque eso daría lugar a que se aflojaran y desenrollaran los rollos. Si se dejan que los extremos de la película enhe­ brados entre los engranajes del chasis se asegura la tensión e inmovilidad de ios rollos.

Etiquetado de las latas de película Cuando se termina un rollo hay que descargarlo del chasis y prepararlo para su envío al laboratorio. La lata se etiqueta de forma que el laboratorio pueda identificar qué contiene, qué hay que hacer con la película y, lo más importante pitra el laborato­ rio, a quién hay que enviar la factura.


Figura 6-14. Lata de película expuesta.

La etiqueta de las latas de película expuesta debe contener, por lo tanto, la siguiente información: L La palabra «EXPUESTA», en letras grandes y en lugar visible. 2. El nombre de la productora. 3. El título y/o el número de la producción. 4. La longitud del rollo. 5. Los números del tipo de emulsión, lote, corte y lata. 6. El número de rollo. 7. Instrucciones de revelado y positivado para el laboratorio. 8. La fecha. Yo prefiero otro método para etiquetar las latas de película. Al principio de cada proyecto encargo unos sellos de goma con el nombre de la productora y el título de la película. Tengo otros sellos, hechos anteriormente, con el tipo de película, y las ins­ trucciones de procesado (ahora que existen tantas emulsiones diferentes, el 99,9 por ciento de las instrucciones será «NORMAL»), Estampo estos sellos sobre pegatinas adhesivas blancas que luego pego a la tapa de las latas.


Figura 6-15. Etiquetas estampadas con sellos de goma. Con los sellos de gorma se pueden prefabrlcar estupendas etiquetas para las tatas de película. Se codifican las inscripciones con tintas de dife­ rentes colores. Nadie se quejará de que no entiende tas etiquetas.

Recientemente he empezado a imprimir, con mi ordenador y mi impresora, las eti­ quetas para latas de película expuesta y también las precisas para colas y rollos reenlatados, dejando espacios en blanco para rellenarlos con los números de emulsión de rollo y su longitud. Conozco a varios colegas que emplean el mismo método. En mi opinión, las etiquetas impresas con ordenador son el mejor sistema posible. Nadie podrá decir que no entendió la letra de las instrucciones. Reduce ias posibüida-

Figura 6-16. Sobres para tos partes de cámara y las ordenes de trabajo. Los partes de cámara se adjuntan a las ¡atas metidos en un sobre qué se pega en ia tapa. Esto evita que se desgarre el parte, como suete ocurrir cuando no se utiliza sobre. Tengo dos sellos de goma para ellos: «Incluye parte de cámara» e «incluye orden de trabajo».


des de error del laboratorio y elimina la necesidad de escribir a mano la misma infor­ mación unas trescientas veces durante un rodaje. Toda esa información está repetida en el parte de cámara, que se adjunta a la lata pegándolo con cinta directamente o metiéndolo previamente en un sobre (cualquiera de los métodos sirve, siempre que el parte no se rompa al despegarlo de la lata). Tengo un sello de goma con la inscripción «Incluye parte de cámara», que uso para estos sobres, y otro con «Incluye orden de trabajo». Todas las latas de película expuesta deben llevar su correspondiente parte de cámara adherido y dentro de un sobre. Con frecuencia las latas de película expuesta se apilan, se encinta esta pila y se pega a la lata superior un sobre con la orden de trabajo. Después se entrega esta pila de latas al ayudante de producción encargado de diligenciar el envío al laboratorio. Las copias calcadas de ios partes de cámara y de la orden de trabajo se pasan a la oficina de producción, pero antes el ayudan­ te de cámara guarda una copia de todos ellos para los archivos del equipo de cá­ mara.

Múltiples tipos de emulsión No hace mucho existía sólo un tipo de película para filmar en color. Ahora, Eastman Kodak fabrica ocho emulsiones para 35 mm, Fuji tiene otras seis y Agfa cua­ tro. No es raro utilizar tres, cuatro o más emulsiones diferentes en un mismo trabajo para diferentes situaciones, y algunas veces incluso de distintos fabricantes. Cuantos más tipos de película se utilicen mayor será la probabilidad de cometer un error en el etiquetado. Los ayudantes de cámara tienen que poner mucho cuidado al cargar y des­ cargar los chasis, y especialmente en el etiquetado. La mejor manera de evitar errores con las diferentes emulsiones es adoptar un código de colores. Si todos los chasis y latas de colas que contienen película Eastman 5248 van sellados o marcados con cinta amarilla, Jos que tienen Eastman 5298 llevan cinta roja y todos los de Eastman 5297 llevan cinta azul, y así con todas las demás, será muy fácil reconocer el contenido de cualquier chasis o cualquier lata, incluso desde ocho metros de distancia. Hay muchos colores de cinta de cámara disponibles (cinta adhesiva textil de 2,5 cm de ancho). Prepara un código de colores antes de empezar a rodar, y encarga todos los colores que vayas a necesitar. Recuerda que el código de colores sólo funcionará si se respetan dos normas. En primer lugar, las personas que han de conocer el código tienen que saberlo cuanto antes. No sirve de nada un código que no se puede descodificar. Si el auxiliar de cámara deci­ de valerse de un color determinado con alguna de las emulsiones en uso tendrá que advertir de ello inmediatamente al primer ayudante, al tercero y a los ayudantes en prác­ ticas, si los hay, para que usen el mismo código siempre que tengan que identificar o etiquetar alguna lata o algún chasis. En segundo lugar, y más importante, el código de colores ha de ser inalterable. Una vez asignado determinado color a una emulsión no lo cambies por ningún motivo. Usa


los mismos colores durante todo el rodaje. No se te ocurra emplear un color diferente, porque su cinta esté más a mano, pensando en sustituirlo más tarde. Una vez rota la con­ tinuidad no la volverás a recuperar. Sigue el código, con los mismos colores, y no hagas excepciones.

Pedido de material sensible Habla con el director de fotografía durante la preproducción para saber qué tipos de película desea. Hay que encontrar la respuesta a estas preguntas cuanto antes: 1. ¿Qué emulsiones se van a utilizar? 2. ¿Qué cantidad de cada película hay que reservar, a fin de conseguir una sola emulsión para cada una de ellas? 3. ¿Qué cantidad de cada película hay que conseguir de inmediato, para hacer pruebas de emulsión, objetivos, vestuario, etc.? 4. ¿Qué cantidad de cada tipo de película se necesita durante la primera semana de rodaje? 5. ¿Qué cantidad de cada película debe estar en rollos de 300 metros, qué cantidad en rollos de 120 metros, o en otros tamaños para usarla con Steadicam, grúas o cámara en mano? Una vez conocidas las respuestas traslada la información al coordinador de la ofi. cina de producción o al jefe de producción. Ellos gestionarán los pedidos con el fabri­ cante o el distribuidor y acordarán la entrega del material. Intenta no encargar más material del que se puede almacenar en el camión o del que se prevé consumir en una semana. Los movimientos del camión, y los cambios bruscos de temperatura y humedad no son buenos para la película, así que reduce al mínimo la película disponible. Acostúmbrate a preguntar al director de fotografía qué tipos de película se emple­ arán en la próxima localización o durante la semana siguiente. Conviene saber cuándo se usará la Steadicam, o cuándo hay que rodar secuencias nocturnas, para encargar la película con la suficiente antelación. En cualquier caso, ten a mano suficiente material para el rodaje de las secuencias previstas y considera los posibles cambios de localización hacia el estudio o interiores, previstos por si empeora el tiempo. Algunas veces, si no hay suficiente espacio en el camión de cámara, se puede guardar la película virgen en la oficina de producción, o en el hotel, si se está rodando cerca de él. A medida que se consume película en el rodaje encarga más, en pequeños lotes de tres mil a seis mil metros. Guarda todas las hojas de pedido y haz que te presenten a la persona de la oficina de producción encargada de gestionar Jos pedidos de material sen­ sible, para que puedas hablar directamente con ella. Cuantos menos intermediarios menor probabilidad de error.


A veces el tipo de película solicitado es tan nuevo en el mercado que no hay bas­ tante cantidad disponible. En Presunto inocente41 sólo conseguimos unos 7.500 metros por semana de la moderna emulsión Eastman 5296, cuando las previsiones estimaban utilizar unos 8.500 por semana. Durante todo el rodaje estuvimos muy cerca de que­ damos sin película. Las películas de blanco y negro suelen estar disponibles sólo mediante un pedido especial realizado al fabricante; puede llevar 6 a 8 semanas conseguir cantidades gran­ des. Algunas pueden estar disponibles sólo en rollos de 300 metros, y no de 120, o al revés. Intenta saber cuanto antes qué tipos de película se emplearán, y si va a haber pro­ blemas de suministro de alguno de ellas.

Almacenamiento del material sensible En todo lo relacionado con la namera de guardar el material sensible debe prevale­ cer el sentido común. Todas las emulsiones fotográficas sufren con el calor, la radiación y la humedad. Hay que evitar, en lo posible, las temperaturas y la humedad extremas. Los camiones de cámara se calientan mucho bajo el sol, por lo que hay que tratar de guardar en ellos sólo la película que se prevea utilizar a corto plazo. Los cambios de temperatura y humedad hacen que la película se contraiga mínimamente y pierda flexibilidad. La humedad produce un hinchamiento de la película que puede ocasionar rayas y casos de adherencia de la película a la ventanilla, ajustada normalmente para toleran­ cias mínimas. Cuando la película es más gruesa de lo normal la emulsión se raya al pasar la película por la ventanilla, a causa de la presión ejercida sobre un material tan delicado al moverse a una velocidad elevada. En estos casos hay que limpiar los cana­ les de impresión y la ventanilla con cada nuevo chasis, utilizando bastoncillos plásticos o de madera; nunca de metal. Si la película está fría se hará quebradiza, menos flexible y más propensa a sufrir desperfectos debidos a la electricidad estática. Si utilizas película almacenada reciente­ mente en una cámara frigorífica deja que alcance poco a poco la temperatura ambiente antes de cargarla en el chasis. Esto puede llevar varias horas. La película fría presenta unos bordes especialmente afilados, así que ten cuidado con ella. La mayoría de las producciones no precisan tanta película como para preocuparse por su almacenamiento. Al ayudante le bastará casi siempre con aplicar el sentido común. Ten disponible sólo el material necesario. Pide al fabricante que suministre el material en varios lotes pequeños, mejor que en grandes partidas. Deja en el camión sólo lo imprescindible y traslada el resto del material sensible a la oficina de produc­ ción, a la habitación del hotel o a algún sitio en que la temperatura y la humedad estén más controladas que en el camión de cámara.

41

Preswne.d Innocant.


Es recomendable refrigerar las latas de película VIRGEN QUE NO HAYAN SIDO ABIERTAS, pero no las colas o los rollos reenlatados. El empaquetado y sellado de las latas por el fabricante se realiza en condiciones de humedad ambiental controladas; pero una vez abierta la lata, cuando se vuelve a enlatar la película, como cola o rollo reenlatado, la humedad del ambiente se introduce en la lata y puede producir conden­ sación y gotas de agua cuando se enfría ésta. Procura que la película expuesta sea revelada cuanto antes. Si no se va a revelar la película inmediatamente guárdala en el lugar más frío y seco que encuentres.

Transporte de material sensible y de película impresionada Todas las latas de película virgen que se transporten en líneas comerciales aéreas o marítimas deben llevar en lugar muy visible el rótulo «PELICULA VIRGEN FOTOGRÁFICA - EVITE LOS RAYOS X» Si se ha de enviar la película impre­ *

42

En cualquier viaje internacional será necesario que la inscripción aparezca en inglés: «UNEXPOSED PHOTOGRAPHIC FILM-DO NOT X-RAY» (N.T.).


sionada por avión o por barco asegúrate de embalar las latas con total seguridad y etiqueta • el paquete con la inscripción «PELÍCULA FOTOGRÁFICA NO REVELADA - EVI­ TE EL CALOR Y LOS RAYOS X» 43 Los fabricantes de película y los laboratorios suelen disponer de etiquetas de adver­ tencia grandes y brillantes. Si no las puedes conseguir etiqueta tú mismo las cajas de las latas con letras grandes y rojas. Algunas empresas productoras creen en él mito del transporte personal del mate­ rial virgen o impresionado. Cuando un equipo de filmación viaja por avión se suele asignar al ayudante la tarea de llevar personalmente las latas de película en una bolsa de mano, en lugar de facturarlas para que vayan en la bodega. La verdad es que el equipaje que va en la bodega no suele ser sometido a los rayos X, pero sí corre este riesgo el equipaje que se lleva personalmente. Según la compañía aérea con la que se vuela, el aeropuerto desde el que se sale, el tiempo transcurrido desde el último secues­ tro aéreo o del último atentado y la puesta a punto de los detectores por rayos X, el valioso equipaje puede ser sometido a una cantidad incalculable de rayos X. El perso­ nal de seguridad de los aeropuertos no se preocupa por los daños que los rayos X pue­ den ocasionar al material fotográfico y suelen insistir en someter a exploración todo el equipaje. Si el pasajero se niega a permitir que las cajas de película pasen por el detec­ tor y sugiere una inspección visual puede que a los encargados de la seguridad se les ocurra abrir las latas de película virgen o impresionada, lo cual no es una solución aceptable en modo alguno. Suponiendo que haya un responsable de la seguridad a bordo, que consigas dar con él y que podáis hablar el mismo idioma tienes una escasa probabilidad de convencerle para que te permita llevar personalmente una docena de latas precintadas en una caja del tamaño de una maleta. Tal vez la caja no quepa bajo la butaca. Lo he intentado varias veces y, excepto en una ocasión, siempre me hicieron facturar el equipaje para que fuera en la bodega, después de largas discusiones, a veces con la ayuda de un intér­ prete. La única ocasión en la que se me permitió llevar personalmente la película fue gra­ cias a que llevaba conmigo un saco negro, y el guardia de seguridad, con una mano den­ tro del saco, inspeccionó el contenido de las catorce latas que yo le abría una a una, con una de mis manos metida por la otra manga. En el tiempo de abrir catorce latas, exa­ minarlas y volverlas a precintar perdimos dos vuelos, y en el viaje de vuelta se repitió la operación. La mejor solución consiste en fabricar tu propia maleta de plomo, inasequible a los rayos X. Muchas casas de suministro de material cinematográfico venden bolsas o rollos de láminas de plomo forradas en plástico. En los últimos veinticinco años he transportado toneladas de película de esta manera sin un solo incidente. La maleta que mejor se forra con plomo es la Halliburton de aluminio, porque el forro acolchado per-


mite fijar muy bien las láminas en la tapa y en el fondo. Sólo hay que dejar que sobre una franja de lámina para cubrir los lados y para que se solapen al cerrar. Se puede uti­ lizar cualquier maleta, siempre que las láminas de plomo protejan interiormente todos sus lados. Voy a contar una historia de terror que escuché acerca del transporte de película. Un equipo de rodaje de cine publicitario tenía que viajar en avión a un lugar lejano. Aterrizaron en un pequeño aeropuerto y, mientras caminaban hacia el edificio de la ter­ minal, vieron cómo transportaban el equipo de cámara hacia el mismo lugar. Allí esta­ ba la cámara, y también la caja de película virgen, tal como llega de Kodak. La caja estaba claramente etiquetada sobre todos sus lados como «PELÍCULA VIRGEN EVITE LOS RAYOS X», como debe ser. Precisamente encima de la caja con la pelí­ cula, había otra caja aproximadamente dei mismo tamaño, etiquetada con la misma cla­ ridad, y en púrpura fluorescente, con 1a inscripción «FRÁGIL - ISÓTOPOS RA­ DIACTIVOS». Por suerte, detectaron esta situación antes de empezar a rodar, pudieron encargar más película y filmaron el spot sin problemas. Pese a ello, llevaron al laboratorio algunos de los rollos de película que habían estado cerca de la caja de isótopos radiactivos. Como era de esperar, la película estaba velada, por lo menos los rollos más expuestos a los isótopos. Los rollos restantes esta­ ban bien, pero esto no se comprobó hasta el revelado del material. Si no hubieran visto las dos cajas juntas habrían filmado con película vejada, y hubieran tenido que repetir buena parte del rodaje, con un enorme gasto adicional para el cliente. Este es, no obstante, el ÚNICO caso que conozco en que se velase la película des­ pués de facturarla. Y si hubieran metido las latas en una maleta forrada con láminas de plomo no hubiera ocurrido así, incluso con la cercanía de ios isótopos.

La relación con los laboratorios Después de la comprobación del material el ayudante de cámara debe mantener contacto directo con el laboratorio. Tendrás que hacerles saber que vais a enviar prue­ bas de equipo y de película, describírselas, acudir a las proyecciones de estas pruebas, recoger las latas vacías, núcleos, sacos negros o los partes de cámara que vayas a nece­ sitar, etc. Es importante establecer una buena relación con el laboratorio. Date a cono­ cer a las personas del departamento de recepción de material, a los técnicos, los proyeccionistas, etc. Durante el rodaje el auxiliar de cámara pasará mucho tiempo hablando por telé­ fono con el laboratorio, a fin de transmitir a ios técnicos de positivado las instruc­ ciones del director de fotografía, y a éste los informes del laboratorio. Acaso el direc­ tor de fotografía solicite al laboratorio un segundo positivado de una secuencia con un etalonaje diferente, o positive una toma de la semana anterior descartada en su día de rodaje, o tal vez haya que comunicarle la angustiosa noticia de que hay una raya en el rollo 241.


El auxiliar de cámara se ocupa concienzudamente de que el parte de cámara de todos los rollos sea claro, explícito y perfectamente legible. Aún así, a veces surgen las preguntas. Afortunadamente, si los técnicos del laboratorio reciben instrucciones confu­ sas procedentes de los partes o de las etiquetas tratarán de aclarar las dudas antes de pro­ cesar la película. La mejor manera de aclarar dudas es llamar por teléfono al auxiliar de cámara o al director de fotografía. Hazles saber que esto es lo que deben hacer, y que no deseas que el montador o, incluso peor, el productor, reciban una llamada de crisis. ¿Has jugado alguna vez al «teléfono» en una fiesta? Es ei juego en el que una per­ sona susurra un mensaje al oído a otra y ésta lo pasa al siguiente, y así una tras otra, hasta que el mensaje llega a su origen, distorsionado e ininteligible. Pues esto mismo pasa en los rodajes. Hace muchos años los técnicos del laboratorio estaban pasando un rollo de nues­ tro negativo por ei tanque de revelado cuando se rompió uno de los rodillos que guían el paso de la película y rayó unos 30 cm antes de fragmentarse completamente y caer. Cuando la noticia llegó a mis oídos, después de pasar por la sala de montaje, el coordi­ nador de producción, el jefe de producción y cinco o seis ayudantes de producción se había perdido «¡el trabajo de un día entero de rodaje! «. Al poco tiempo me llegó la lla­ mada directa del laboratorio para contarme que se había rayado un trozo de 30 cm de negativo y que sólo afectaba al trozo de película entre la claqueta y la orden de acción del director. La obligación de los técnicos del laboratorio, que cumplieron a partir de entonces, era llamar a la oficina de producción, dejarme un mensaje y esperar mi llamada para explicarme que se había producido una raya en 30 cm de negativo. Lo único que con­ siguieron, obrando de la otra manera, fue alarmar a todo el mundo por nada.

Pruebas con tanque de revelado fotográfico Hace años los ayudantes de cámara solían revelar ellos mismos un trozo de pelí­ cula en un pequeño tanque como prueba del arrastre de la cámara durante el rodaje. Esta prueba permite resolver, hasta cierto punto, muchas dudas sobre foco, encuadre, vela­ duras y otros posibles fallos del sistema. Como se obtiene tan sólo una imagen negati­ va en blanco y negro, y demasiado corta como para proyectarla, las cuestiones concer­ nientes a la exposición, el color, la fijación o la estabilidad no se pueden analizar con esta prueba. También se hace esta prueba cuando se va a filmar una toma sobre panta­ lla azul con destino a una composición de imagen, para comprobar con la mayor preci­ sión que el encuadre de la ventanilla, y el de la ventanilla para el fotograma de refe­ rencia coincidan exactamente. Se puede revelar la película negativa de color con revelador y fijador normales para película en blanco y negro, que se pueden encontrar en cualquier tienda de foto­ grafía en todo el mundo. E1 tanque de revelado puede ser uno de los normales para foto­ grafía en 35 mm, que permite enrollar, en la oscuridad o dentro del saco negro, un metro y medio de película expuesta. En los últimos años no he oído hablar de ayudante algu-


no que mantenga esta práctica, y yo mismo no he recurrido a ella nunca, pero en algún momento puede surgir un motivo que haga conveniente realizarla. Se puede encontrar una descripción detallada de este procedimiento en el libro de David Samuelson «Motion Picture Camera Techniques». Cuando sea necesario, se puede comprar el tanque y los productos químicos, y rea­ lizar la prueba en poco tiempo, siguiendo las instrucciones del revelador para película en blanco y negro. El único tratamiento especial que necesita la película en color es el de frotar el negativo por el lado del acetato para retirar la capa antihalo antes de anali­ zar la película mediante la lupa. El procedimiento es algo tosco y carece de los controles de calidad que aplica cual­ quier laboratorio, pero en caso de emergencia, o en una localización lejana, es mejor que seguir rodando sin saber a ciencia cierta si las cámaras y los objetivos funcionan perfectamente.


APÉNDICE D

Fórmulas y tablas útiles




Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.