Revista Yucatán Rural noviembre 2009

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Año 2 No. 18 Noviembre 2009 Director José Luis Preciado EJEMPLAR GRATUITO



Contenido


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Estamos listos para el negocio Por Bruno Barreto.

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Se acercaron las ánimas

Por Virginia Carrillo. omo cada año desde la época colonial, la tradición del Hanal Pixán en Yucatán vuelve a cobrar vida en el tránsito de octubre a noviembre. El sincretismo que la caracteriza, cargado de significados que le dan sentido a su celebración, es un entretejido de creencias mayas prehispánicas y ritos cristianos.

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Con una perspectiva que todo lo ve en blanco o negro, algunos medios de comunicación en el afán de llamar la atención sobre la preservación de nuestra cultura, y preocupándose por la inclusión de prácticas extranjeras como el Halloween, han contrapuesto lo “nuestro” frente a lo “ajeno”. El argumento es que si bien, el Halloween tiene su origen también en el calendario cristiano, sus raíces temporales y territoriales carecen de la profundidad simbólica que sí contiene el Hanal Pixán, sobre todo por su sentido religioso más que festivo, folclórico o comercial.

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La cultura no es estática, vive en la medida en que es dinamizada por sus practicantes y por lo mismo, la constante incorporación de nuevos elementos es parte de la esencia misma que la nutre y le permite perdurabilidad. Por ello, lejos de contraponer Hanal Pixán vs. Halloween, como si se tratara de una dicotomía excluyente –de modo que una para existir necesite eliminar a la otra-, vale más mirar que una tradición o costumbre pervive mientras se ejecute en el hogar, en la comunidad, es decir en el lugar de procedencia donde las nuevas generaciones la van a conocer como parte de su identidad y le otorgarán sentido aunque sea añadiéndole objetos culturales “nuevos o ajenos”. Es así como la creencia en que las ánimas regresan a comer con los vivos consumiendo la esencia de los alimentos a falta de cuerpo –algo que no es parte de la fe católica dominante en nuestra sociedad-, se amalgama sin problema con rezos de rosarios y celebraciones de misas. Expresión viva de nuestra cultura mestiza, donde lo español y lo indígena han dado lugar a la identidad hispanoamericana. Las acciones de los gobiernos en pos de institucionalizar el Hanal Pixán -loa-

bles por el propósito de conservación que las impulsan-, si bien, permiten mostrar la tradición incluso con alcances de promoción turística, no son el elemento que garantizará su permanencia. Ese sitio es el hogar, el Hanal Pixán es una celebración íntima, seria, de respeto por los familiares fallecidos que tiene significado en la medida en que se cree auténticamente en su realización. Y también ha de ser en los nuevos tiempos ocasión para revalorar el sustrato cultural indígena que la sostiene y con lo cual se tiene una deuda histórica por todos los siglos de dominación, explotación y discriminación que ha sufrido la población maya y que a pesar de ello ha podido conservar muchas creencias y su hermosa lengua. En vez de resistirnos a las manifestaciones artísticas, folclóricas o mercadológicas que se le incorporan a los días de muertos como por ejemplo el desfile de mestizos pintados de calaveras, los disfraces de brujas y calabazas, los concursos de altares alternativos, las calaveritas de azúcar o el pan de muerto del centro del país, mejor debemos insistir en ejecutar cada año el rito de poner los altares en el seno del hogar, preparando los pibes, el xec, el tanchucuá, dándole sentido aún en la posmodernidad en la que habitamos.


l a r u R n á t a c u Y a m a l cumplee edad yoría d Por Virginia Carrillo. Rural llega con este número a su edición 18. MaYcreeucatán yoría de edad que, con el respaldo de un equipo que que el campo es esencial para el desarrollo de Yuca-

tán, permite festejar su presencia como la primera revista del campo, el primer medio impreso cuyo contenido está relacionado directamente con la agricultura, la ganadería, la apicultura, la pesca, la acuacultura... en fin, con toda actividad que se vincule con la producción de nuestro sustento. Yucatán Rural, nació con la impronta de dar a conocer lo que sucede en el ámbito rural; lo que campesinos y productores hacen por sacar adelante los frutos de la tierra. Fue a finales de 2007 cuando surgió el proyecto de ampliar los contenidos de la Revista Yucatán -la cual está bajo la dirección de José Luis Preciado desde 2003- creando una nueva publicación dirigida exclusivamente a atender los temas del campo. Así nació Yucatán Rural, la primera revista del campo, cuyo número uno fue presentado en el marco de la feria Expocampo Yucatán en febrero de 2008, gracias al invaluable apoyo de Pedro Cabrera Quijano, actual presidente de Fundación Produce Yucatán. Entonces, como hermana de Revista Yucatán, Yucatán Rural fija su interés exclusivamente en el trabajo y la vida rurales. Reportajes como el de la comunidad menonita de Yalnón, Campeche, las bondades de la carne del cerdo pelón, las propiedades medicinales de la sábila y del neem, el cultivo de la jatropha de donde se extrae el biodiesel o las posibilidades del henequén, llamado oro verde por su potencial económico en otra época, han conformado sus páginas. Los 18 números de Yucatán Rural son una realidad gracias al esfuerzo y dedicación de quienes integramos el equipo de las revistas editadas por Govea, empresa dirigida por José Luis Preciado: Cristian Manzanero, Silvia Zavala, Benjamín Ruiz, Estela Cen, Mauricio Lizama, Arturo López y además por el apoyo de quienes han colaborado generosamente en sus páginas como Ángel Sierra, Pedro Cabrera, Karina Cubias, Renate Dabrowski, Gadiel Irabién, Felipe Gómez y el doctor Polan Lacki de Brasil, entre otras personas que la han nutrido con sus conocimientos y opiniones. También vaya nuestro agradecimiento a todos los lectores y lectoras que han puesto su interés en Yucatán Rural y que la siguen mes a mes, pues son quienes le dan verdadero sentido a este gran sueño que hoy festeja su número 18.

Han apoyado en Yucatán Rural desde sus inicios.

Alejandro Menéndez, secretario de Fomento Agropecuario y Pesquero

Pedro Cabrera, presidente de Fundación Produce Yucatán Gerardo Escaroz, delegado de la Sagarpa

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Comprometido con el campo

Reconocimiento mundial al compromiso social de un yucateco a VI Convención Mundial del Chile bajó su telón Lyucateco, con un reconocimiento a la trayectoria de un el empresario Armando de Jesús Pal-

ma Peniche, fundador y promotor de Promotora Agroindustrial de Yucatán (Padysa), un proyecto social que, en casi sus ocho años, logró beneficiar a diversas poblaciones yucatecas con la producción de chile habanero de gran calidad. El Ing. Palma Peniche recibió el reconocimiento de manos de Pedro Cabrera Quijano, presidente de Fundación Produce Yucatán, en la tercera y última jornada de esa cumbre internacional de productores, investigadores y comercializadores de chile. “Por su invaluable aportación al desarrollo económico de Yucatán, especialmente por su responsabilidad social y su compromiso con los que menos tienen”, expresó Cabrera Quijano, quien agregó que la placa también destaca la frase: “Si les das un pescado a un hombre hambriento lo nutres una jornada, pero si lo enseñas a pescar, lo nutres toda la vida”. El Ing. Armando Palma fundó Padysa en el año 2002, con el objetivo de impulsar la capacitación del sector social en la producción de chile habanero de gran calidad y ofreciendo un precio de referencia de 9 pesos el kilo de chile maduro, de calidad industrial.

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“Tengo el compromiso personal de aumentar la calidad de vida de los campesinos”, asentó el homenajeado. Agregó que Padysa es una empresa sin fines de lucro, ya que cada utilidad que genera se reinvierte en el reforzamiento de la capacidad tecnológica de la planta o se emplea en fondos de capacitación técnica de los campesinos, a fin de elevar la calidad de vida de sus familias. Entre los logros de Padysa en sus casi ocho años mencionó la difusión del chile habanero de la Península de Yucatán, que fue motor del proceso para conseguir la denominación de origen de ese producto. El Ing. Palma dijo que con el apoyo invaluable de científicos, la Fundación Produce Yucatán y autoridades, desde antes de su certificación, el proceso de denominación de origen posicionó al chile habanero en Japón, Corea, Alemania, Australia, Hungría, Italia, Estados Unidos y Canadá. Armando Palma es ingeniero civil egresado de la Universidad Autónoma de Yucatán. Fundó en 1979 Grupo Promotora Residencial, constructora, inmobiliaria y promotora de vivienda enfocada principalmente al sector de interés social. Hace 20 años fundó “Educar para producir”, donde desarrolla una labor de apoyo humanitario en varias poblaciones locales, entre ellas Cuzamá, cuyas familias reciben recursos técnicos y materiales sin costo alguno, además de cursos de capacitación, asesorías y asistencia técnica para la producción de cítricos, pavo indio, cerdos, pollos de engorda, pitahaya, xpelón, maíz forrajero y chile habanero.


Vivir en el campo

Lejos del bullicio urbano Yucatán Rural nos interesa dar Eeligencuenta de la vida de la gente que el entorno natural para estable-

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cer su hogar. Aquí van las imágenes de algunas edificaciones, casas que alejadas del bullicio urbano, mantienen para sus habitantes una tranquila, reposada, atmósfera campirana.

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