Prot. No. 5 /2017 Queridos hermanos y hermanas: De nueva cuenta nos alegra poner, en sus manos, este instrumento que favorece la acción evangelizadora de la Iglesia. Esta revista busca que los agentes de pastoral litúrgica, respondan al llamado de servir a nuestro Señor en un ambiente de comunión entre las diferentes áreas de pastoral, tanto en las parroquias, como en los organismos que integran nuestra arquidiócesis. ¡Siempre demos gracias a Dios por la oportunidad de servirle en nuestra Iglesia! De una manera personal, agradezco a ustedes, queridos sacerdotes, consagrados(as) y laicos por sus esfuerzos que, en materia de servicios litúrgicos, realizan en cada una de nuestras comunidades. Espero que estos materiales redunden en el crecimiento y fortalecimiento de nuestra Iglesia, partiendo de celebraciones dignas, participativas y fructuosas, donde nuestro Señor Jesús resucitado, siga salvando y restaurando todo y a todos. ¡Felices fiestas litúrgicas! Dado en la Sede del Arzobispado de Hermosillo, a los 6 días del mes de enero del Año del Señor 2017.
Dr. Paliza y Ocampo lado Sur de Catedral, Apdo. Postal No.1 C.P. 83260 Hermosillo, Sonora. Teléfonos: 01 (662) 213-21-38, 217-23-39 Tel./fax: 01 (662) 213-13-27 E-mail: arzohmo2@gmail.com
Contenido Cuaresma-Pascua 2017
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05 Editorial camino 07 Lahaciacuaresma: la pascua 11 14 20 25 29 33
La IX asamblea Diocesana, un signo de comunión y esperanza en nuestra iglesia
Características teológicaslitútgicas de la pascua La pastoral litúrgica contribuye a alimentar y fortalecer toda la estructura eclesial El equipo animador de la litúrgia en la parroquia
Cuaresma: “Tiempo de austeridad” en el canto Un ministerio que renueve las estructuras desde la comunión
Preparando en equipo el triudo pascual
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Prácticas de la piedad popular en la cuaresma-pascua
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El sagrario: Objetos y lugares sagrados
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Comisión Diocesana para la Pastoral Litúrgica Coordinador: Pbro. Isaac Urías Ibarra Dimensiones: Pbro. Luis Armando Gónzalez Torres Pbro. Marco Antonio Islas Félix Pbro. Pedro Moreno Valenzuela Pbro. Gerardo Ochoa Atondo Pbro. Erik Urias Ibarra Enlaces de animación: Ramoncita Serna Rosaura Urquidez Eloisa Fabrett Hugo Félix Socorrito Maya Ramón López Fernando Parada Yolanda Zubiate Jaime Heredia Carmelita Teros Alejandra Sosa Otilia Villarreal Marianela González Guadalupe German
Tel. 2152696 pastoralliturgicahillo@hotmail.com
Marca Registrada
Comisión de Liturgia Hillo
Diseño Editorial: Arely Zagasta
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Ejercicios para el equipo de animación litúrgica parroquial y para las familias Celebración miércoles de ceniza Celebración penitencial para cuaresma Presentación de horas santas para cuaresma Horas santas de cuaresma Presentación de oraciones para semana santa Vía crucis por las calles de nuestra parroquia Las siete palabras de Jesús en la cruz Rosario del pésame a María Reflexiones para los domingos de pascua Rosario para tiempo pascual Horas santas para pascua
EDITORIAL
Queridos hermanos, en esta Comisión diocesana para la pastoral liturgica, estamos empeñados en responder al llamado que nuestro Señor nos hace en esta su Iglesia local. Básicamente han sido tres los signos que interpretamos para saber su voluntad, a saber:
situación “social delicada” a causa 1. Una de marcadas injusticias, corrupción
generalizada e inseguridad con violencia. Así como una sociedad civil que despierta y se manifiesta enérgicamente en pro de nuevos escenarios para el bien de todos.
2. Un nuevo Pastor, Don Ruy Rendón Leal,
que con serenidad y prudencia, asume el timón de esta barca, que navega en medio de estos escenarios.
3. Un plan diocesano de pastoral (II PDP), que
nuestro arzobispo solicita aplicar con sus tres objetivos específicos: 1.- Agentes de pastoral bien formados, 2.- Unas renovadas estructuras eclesiales de participación, 3.- Una salida en misión a los necesitados del mundo.
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Creemos que, en nuestras comunidades podremos purificarnos y renovarnos en este ciclo de la Pascua, mediante estos materiales que ponemos en tus manos. Deberá ser una conversión sobre todo, en las denominadas “estructuras eclesiales” es decir, el entramado de grupos e instituciones que sostienen la vida de nuestra Iglesia diocesana y que conforman el cuerpo místico de Cristo, con que Dios mismo sigue salvando al mundo de sus males. En estas estructuras, necesitadas de conversión, hemos pensado al momento de realizar esta revista. Buscamos ayudar a contemplar y meditar, en nuestras comunidades (en sus estructuras) al Cristo que sufre, que yace herido, que muere, pero que resucitado es capaz de dar nueva vida al mundo.
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En esta revista encontraremos de una manera ordenada, algunos recursos de formación y animación pastoral para asimilarlas y compartirlas en las comunidades y familias; por último una serie de esquemas de oraciones y celebraciones para aprovechar al máximo este tiempo santo que Dios nos regala. Confiando en que el Espíritu Santo siempre nos asiste, según las promesas de nuestro Señor Jesucristo, lanzamos un proyecto más de parte de esta comisión, con mucho cariño para nuestra Arquidiocesis de Hermosillo. Pbro. Isaac Urías Ibarra
Coordinador diocesano para la Pastoral Litúrgica
LA CUARESMA:
CAMINO HACIA LA PASCUA
Cada año la Iglesia nos propone, como preparación para la Solemnidad de la Pascua, el tiempo de la Cuaresma. Este tiempo debe ser considerado como un tiempo de Gracia que el Señor nos ofrece, a fin de disponernos convenientemente para una de las más grandes celebraciones del Pueblo cristiano.
La Cuaresma deberá ser aprovechada por cada uno de nosotros para suscitar, ante todo, una verdadera y auténtica conversión del corazón. De hecho, las primeras palabras que el evangelista san Marcos consigna pronunciadas por Jesús son aquéllas que nos hablan acerca de este tema: “El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; conviértanse y crean en la Buena Nueva” (Mc 1,15). No basta, sin embargo, un pequeño cambio, como quien dice: “ahora me voy a portar un poco mejor que antes…”; el cambio, para que sea una conversión en sentido estricto, debe alcanzar las intenciones, motivaciones y criterios más profundos de nuestro ser. Se trata de una renovación de la mente y del corazón, que necesariamente se traduce en una vida de rectitud y compromiso: vida de amor a Dios y de amor al prójimo.
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Cada uno de nosotros, a través de un serio examen de conciencia, deberá detectar aquellos aspectos de la vida personal, familiar y comunitaria, que requieran ser atendidos y corregidos. Sólo con una seria reflexión, a la luz de la Palabra de Dios, podremos elaborar un itinerario o proyecto cuaresmal que nos lleve a una auténtica transformación del corazón y poder así celebrar dignamente la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.
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Para lograr esta conversión tenemos algunos medios que ciertamente nos han de ayudar a este buen propósito; estos medios son: la limosna, la oración y el ayuno (cf. Mt 6,118). La limosna sintetiza la actitud de amor que debe reinar entre nosotros y que se manifiesta en la solidaridad hacia el necesitado, el respeto y la fraternidad para con nuestros hermanos. La oración, personal y comunitaria, será también un recurso a nuestro alcance para lograr esta necesaria renovación; recordemos las palabras
de nuestro Señor: “Pidan y se les dará; busquen y hallarán; llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá” (Mt 6,7-8). El ayuno, por último, expresa todo el conjunto de prácticas que nos llevan a morir a aquello que se opone a los planes de Dios; es el camino de la ascesis y la mortificación que los grandes maestros de espiritualidad de todos los tiempos nos recomiendan.
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El Sacramento de la Reconciliación, llamado ordinariamente por nosotros “confesión”, será también un elemento fundamental en este camino cuaresmal. Dios quiera que todos, pastores y fieles, favorezcamos en este tiempo litúrgico una buena administración y vivencia de este importante sacramento que nos devuelve la gracia perdida por el pecado; y que nuestras prácticas y devociones cuaresmales, tan valiosas y a veces un tanto olvidadas, fomenten entre nosotros un ambiente propicio de fervor, de penitencia y de renovación, para que de esta manera lleguemos bien preparados a las próximas fiestas pascuales. Que María Santísima, quien acompañó a Jesús durante su vida y, como fiel discípula, estuvo al pie de la cruz, nos acompañe también a nosotros en este camino hacia la Pascua. Así sea.
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+ Ruy Rendón Leal Arzobispo de Hermosillo
LA IX ASAMBLEA DIOCESANA, UN SIGNO DE COMUNIÓN Y ESPERANZA EN NUESTRA IGLESIA
Con gran responsabilidad estamos iniciando este tiempo rico en Gracias de Dios para cada uno de nosotros, tiempo para producir frutos de vida cristiana que se exprese en conversión personal, comunitaria y eclesial. Días que se antojan para recordarnos mutuamente los compromisos adquiridos en la pasada asamblea diocesana de pastoral realizada en la tercera semana de noviembre de 2016, compromisos que pueden servir como renovación eclesial en este tiempo de conversión. Es importante recordar que una asamblea diocesana es una reunión eclesial de agentes representativos de los diversos niveles y sectores de la Iglesia, convocada y presidida por el Señor Arzobispo, como una especial instancia consultiva del mismo Pastor, y un medio privilegiado de ejercicio de la corresponsabilidad, para revisar y estimular la marcha pastoral de la Diócesis y, en particular, para ayudar al seguimiento de procesos generados, en nuestro caso particular el II PLAN DIOCESANO DE PASTORAL. Esta
asamblea también debe tener una resonancia de la situación socioeconómica, política y cultural del ambiente humano al cual sirve la Iglesia, a fin de poder orientar la evangelización de la ciudad dentro de los cambiantes procesos sociales que afectan profundamente a nuestras comunidades, grupos y organismos eclesiales de Hermosillo. Una asamblea diocesana de pastoral no sustituye ni duplica las funciones de las otras estructuras pastorales de consulta del Arzobispo, como son el Consejo presbiteral, Consejo de economía y el Consejo de Pastoral. Tiene una importante función complementaria de consulta amplia y directa de la comunidad arquidiocesana, por la representación eclesial diversificada y numerosa de sus miembros: laicos, de vida consagrada y ministros ordenados, y que, por la globalidad y trascendencia de los asuntos que trata, presta un apoyo peculiar a la dirección general de la pastoral realizada por los diversos organismos y agentes responsables de la misma.
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En Noviembre de 2016 vivimos la IX asamblea diocesana de pastoral y nos propusimos algunos objetivos a conseguir y obtuvimos como frutos, los siguientes acuerdos y compromisos:
I. DE LAS ESTRUCTURAS DE COMUNION Y PARTICIPACION: Acordamos fortalecer tres estructuras: 1.-Consejos de pastoral, empezando por los consejos parroquiales, los decanales hasta el Diocesano. 2.-Consejos de economía, desde el consejo parroquial de economía, que debe existir en las parroquias, hasta el consejo diocesano de economía, pasando por los consejos de movimientos, asociaciones u organismos que manejen finanzas para que todos ofrezcan oportunamente informes y transparencia no solo buenos y muchos frutos. 3.-El Seminario como célula de la diócesis que está en relación con la pastoral presbiteral, con la pastoral vocacional y la juvenil.
I. ALGUNOS ASPECTOS DE FORMACIÓN A CREAR O FORTALECER PARA QUE LOS ALEJADOS SE INTEGREN: 1.-Tener criterios en común en la Iniciación cristiana, unificando y disciplinando los pre-sacramentales, con especial atención a la formación de los padres de familia. Que incluya el kerigma o primer anuncio de Jesucristo. 2.-Promover las escuelas de formación a todos los niveles, especialmente diocesano y en el decanato. Revitalizando las que ya existen: Cefycap, Escuela bíblica. Y creando nuevas: Escuelas de pastoral y teología. Contar con un plan de estudios integral. 3.-Impulsar la conformación de pequeñas comunidades así como la necesidad de apuntar a una formación de los fieles, que incluya el aspecto social. 4.-Que la formación de los ya comprometidos sea procesual integral y permanente, poniendo énfasis en la formación humana, en revitalizar la espiritualidad, en el kerigma, en el tema de lo social, en el ser y que hacer del agente de pastoral. Revisar y actualizar todos los contenidos y la pedagogía de la formación. 5. Que tome en cuenta el marco comunitario de la formación y proyecte a un dinamismo misionero.
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III. ESTRUCTURAS A IMPULSAR MÁS PARA FORTALECER EL ESPÍRITU MISIONERO DE TODOS LOS BAUTIZADOS 1.-Crear una estructura que anime el aspecto misionero, es decir, equipos que coordinen la misión a todos los niveles. 2.-Revitalizar las estructuras existentes: Parroquia y consejo parroquial, Decanato y Consejo decanal, pequeñas comunidades. Sectorizar, descentralizar, salir al encuentro de los hermanos. 3.-Darle dimensión misionera a la Pastoral Profética Diocesana, que la misión no sea apéndice. Y que se articule la pastoral profética con la P. Familiar, P. Juvenil, tomando en cuenta a los movimientos. Buscar una auténtica pastoral orgánica o de conjunto. 4.-Impulsar la Misión casa por casa, Parroquia con proyecto de misión permanente. Aprovechar la religiosidad popular. 5.-Concientizar y promover el sentido misionero en todos los agentes y en todo lugar, con especial énfasis en la pastoral social como forma de acercamiento ante situaciones sensibles de las personas y familias.
En su reciente Decreto del 22 de diciembre del 2016, nuestro Arzobispo, ha establecido que, durante los próximos tres años (2017-2019) trabajaremos estos tres objetivos específicos que dimanan de nuestro Plan Diocesano. Estos objetivos seguirán marcando el rumbo y serán las prioridades en las que todos los ámbitos diocesanos deberán estar en sintonía y comunión. En efecto, las pequeñas comunidades, las parroquias, los decanatos, los sectores y movimientos (laicos, consagrados, sacerdotes), las comisiones pastorales, y las instituciones de nuestra Iglesia, tendremos en nuestros proyectos y programas un camino seguro y confiable de acción pastoral, si en sintonía con toda la Iglesia, partimos de estos tres objetivos. Con todo esto, en el presente tiempo de Cuaresma podemos tener una purificación auténtica como Iglesia y comprometernos, para que, desde la Pascua del Señor, trabajemos en estas constantes que el Espíritu Santo ha suscitado en la pasada IX asamblea diocesana de pastoral y nuestro Arzobispo ahora ha decretado.
Pbro. Manuel Lizárraga Vicario de Pastoral en la Diócesis. Cuaresma-Pascua 2017
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CARACTERÍSTICAS
TEOLÓGICAS-LITÚRGICAS DE LA PASCUA
En el gozo de Cristo Resucitado damos gracias por este tiempo Pascual que iniciamos y que durará cincuenta días. Tiempo que fue preparado con la vivencia de la Cuaresma, y con el cual iniciamos el camino hacia la Pascua, con el ayuno, la limosna y la oración, con la finalidad de llevar a cabo una profunda renovación de vida interior y exterior, personal y comunitaria. Durante la Cuaresma experimentamos la prueba y la tentación y en la Pascua vivimos la victoria, la eternidad de nuestra vida en Cristo. El domingo de Resurrección es el tercer día del triduo y el primero de la cincuentena, así como de la octava de Pascua, que forma con él un mismo y único día. Cincuenta días que culminarán con Pentecostés, celebración que es la plenitud y cumplimiento de lo inaugurado en la noche de Pascua, el Espíritu Santo que Resucitó a Jesús de entre los muertos continua realizando su acción santificadora en cada acción litúrgica y en nosotros. 14
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Deseo enfatizar en la unidad de las siete semanas y de cómo hemos de vivirlas: «Los cincuenta días que median entre el domingo de Resurrección y el domingo de Pentecostés se han de celebrar con alegría y júbilo, como si se tratara de un solo y único día festivo, como un gran domingo. Estos son los días más apropiados para el canto del aleluya.» (Normas Universales sobre el Año Litúrgico y sobre el Calendario, NUALC 22). La celebración de la Pascua del Señor, su pasión gloriosa, la muerte y resurrección está en el centro de la fe cristiana: porque Cristo está vivo y está en medio de nosotros; es el centro del año litúrgico, porque en cada acción litúrgica celebramos el memorial del Misterio Pascual, el único misterio de la vida de la Iglesia.
Se nos pide que se celebre con alegría y júbilo, pues en Cristo hemos sido salvados, redimidos, santificados y Él está presente en su Iglesia, es Jesucristo quien nos congrega para la oración, o para celebrar los sacramentos y sacramentales, cuando celebramos la Palabra de Dios, o cuando nos dedicamos al servicio de las personas con las obras de misericordia. Debemos experimentar un gozo profundo porque el Viviente camina con nosotros y está en nosotros, apreciemos su presencia real, personal y salvadora. Cantamos con gozo el cántico nuevo del Aleluya Pascual, con una armonía entre la mente, voz y vida.
Lo cantamos antes de la proclamación del Evangelio, para manifestar nuestra acogida a Cristo que se hace presente y nos habla. Además lo hacemos puestos en pie como signo de disponibilidad para el anuncio, nuestros oídos atentos a la escucha, en actitud de alabanza, de respeto y adoración ante el Verbo de Dios. También se nos sugiere celebrar la Pascua como un solo y único día festivo, como un gran domingo, el nombre denota una teología, se le llama al domingo, día primero, es decir, de la nueva creación; día del Señor porque pide la
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dedicación exclusiva de todo a Cristo; día del sol porque es el día en que nuestro Salvador fue exaltado y resplandeció como el sol, tras haber disipado las tinieblas del pecado con la luz de su Resurrección. El domingo es imagen de Cristo que entra en el reposo de la gloria, por tanto, estamos ante el día que no tiene ocaso y significa la plenitud del tiempo. Como día festivo se debe notar por el arreglo floral, los espacios limpios, los cantos bien preparados, por el canto del gloria bien ensayado, por cuidar que se proclame bien la Palabra de Dios, por el aleluya festivo y por la proclamación de la secuencia de Pascua cuando está indicado: que es un poema que narra la aparición del Señor a María Magdalena, figura de la Iglesia que busca a su Esposo La celebración de la Octava, es decir, «Los ocho primeros días del Tiempo Pascual constituyen la octava de Pascua y tiene la celebración como las solemnidades del Señor» (NUALC 24), se prolonga el gozo del gran día de la Resurrección durante ocho días, con el grado de solemnidad para conservar la unidad, cantando cada día el
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gloria, escuchando tres lecturas, la secuencia, renovando la profesión de fe y en la oración de los fieles orando por los recién nacidos que han sido incorporados a Cristo Resucitado. Nos ayuda también la evocación intensa de las apariciones de Cristo Resucitado narrada por los cuatro Evangelistas: Jesús se aparece a las mujeres (Mt 28,8-15), a María Magdalena (Jn 20,11-18), a los discípulos de Emaús (Lc 24,1335), a los apóstoles reunidos en el Cenáculo (Lc 24,36-48), a los discípulos en el mar (Jn 21,114) como síntesis escuchamos la narración de Mc 16, 9-15. Toca a nosotros cuidar que los signos festivos no decaigan en este tiempo de la octava y durante todo el tiempo Pascual, que mantengamos la unidad de estos días vividos como un único día porque ¡Cristo nuestra Pascua ha Resucitado! ¡Cristo vive! Una unidad que queda también visiblemente marcada por la presencia del Cirio pascual encendido, hasta el final del domingo de Pentecostés. Y también porque los ocho domingos de este tiempo se llaman ahora «domingos de Pascua» y no, como antes, «domingos después de Pascua» (NUALC 23).
En los tres primeros domingos (II, III, IV) en la Liturgia de la Palabra, encontramos las apariciones del Señor y la figura del Buen Pastor y en los siguientes, los discursos de despedida, expresión de la voluntad de Cristo y sus promesas y de la experiencia pascual de la comunidad primitiva. Aunque en las solemnidades de la Ascensión y Pentecostés tienen textos propios, todo está en conexión con la Pascua. Es la maduración de la Pascua, porque desde el primer día Cristo Resucitado promete y nos da su Espíritu (Lc 24,49). Por ello cada año nos renueva y nos concede el don de su alegría, de su energía pascual y de su Espíritu. En la primera lectura leemos el libro de los Hechos de los Apóstoles que nos manifiesta diversas perspectivas de la vida y el testimonio de la Iglesia primitiva. Y como segunda lectura se han reservado tres libros del Nuevo Testamento: en el ciclo A se lee la primera carta de San Pedro, de indudable contenido bautismal; en el ciclo B la primera carta de San Juan, que habla de la fe y el amor como consecuencia del reconocimiento de la manifestación del Verbo eterno de Dios en Jesús, y en el ciclo C el Apocalipsis, con los bellísimos temas del Cordero entronizado y las bodas de Cristo con la Iglesia.
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Quisiera invitarlos a leer y profundizar en el contenido teológico de los 5 prefacios de Pascua, hay que meditarlos, orarlos y hacer vida. Los prefacios son parte de la Plegaria Eucarística y manifiestan la «Acción de gracias, en la cual el sacerdote, en nombre de todo el pueblo santo, glorifica a Dios Padre y le da gracias por la obra de la salvación o por algún aspecto particular de la misma, según los diversos días, fiestas o tiempos» (IGMR 79). El primer prefacio tiene como título: El Misterio Pascual; el segundo: la vida nueva en Cristo; el tercero: Cristo vive por siempre e intercede por nosotros; el cuarto: Restauración universal por el Misterio Pascual; el quinto: Cristo, sacerdote y víctima. Adentrémonos en la riqueza del primer prefacio que inicia diciendo: En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor, pero más que nunca (en esta noche) (en este día) (en este tiempo), en que Cristo, nuestra pascua, fue inmolado.
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Aquí encontramos el motivo de nuestra alabanza y acción de gracias al Padre por la inmolación de Cristo como el Cordero Pascual, con palabras de san Pablo decimos: «Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado» (1Co 5,7). El tema del Cordero es una imagen central en la Historia de la Salvación: el Cordero Pascual se identifica con Jesús, porque en la Pascua Judía, memorial de la liberación de la esclavitud de Egipto, prescribía el rito de la inmolación del cordero, un cordero por familia, según la ley mosaica. En su pasión y muerte, Jesús se revela como el Cordero de Dios inmolado en la cruz, para quitar los pecados del mundo y muere en el momento mismo en que se acostumbraba en el Templo de Jerusalén a inmolar los corderos de la Pascua de aquel año, para resaltar que Jesús es el cumplimiento de la figura del Antiguo Testamento. Ya el profeta Isaías había anunciado que el Siervo sufriente como «Cordero sería llevado a la muerte» (Is 53,7) y en el Nuevo Testamento Juan Bautista al verlo dice: “este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo» (Jn 1,28). Así se nos describe el carácter sacrificial y redentor de su muerte.
Continúa expresando que Cristo es el Cordero de Dios y da un paso más describiendo su misión: Porque Él es el Cordero de Dios que quitó el pecado del mundo: muriendo, destruyó nuestra muerte, y resucitando, restauró la vida. Jesús libremente ofrece su vida por nosotros, así nos demuestra el inmenso amor con que nos ama hasta sacrificarse por nosotros y su resurrección, es la certeza de que hemos sido salvados y participes de su misma vida divina. ¡Ha sido vencida la muerte, ha destruido el pecado, ha restaurado nuestra vida haciéndonos partícipes de su acontecimiento pascual! Al contemplar a Jesús en la cruz, contemplamos al inocente que cargó con nuestros pecados, al Cordero victorioso, y agradecidos acogemos el don inmerecido: el perdón de nuestros pecados. El prefacio concluye describiendo la alegría que siente la comunidad del cielo y de la tierra: Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo… Durante este tiempo Pascual gritemos con todas nuestras fuerzas y desde lo más profundo de nuestro corazón: ¡Cristo ha resucitado de entre los muertos dándonos a todos la vida! Como discípulos suyos y con la ayuda del Espíritu Santo, proclamemos con fe la victoria de Cristo, asumiendo nuestros dolores y transformándolos en clave positiva, en esperanza, que nos convenzamos de una vez por todas que la muerte no es la última palabra en nuestra existencia. Seamos hombres y mujeres de esperanza porque Cristo vive y camina con nosotros. Como expresa Jesús Castellano en su libro el Año Litúrgico: Jesucristo nos ha enseñado «la perspectiva de la victoria salvífica: es la clave del nuevo sentido que tiene la vida: morir para vivir, aceptar la muerte para resucitar, cambiemos el sentido y el destino de las cosas en un dinamismo y en una cultura de la Resurrección». Hna. María Adriana de Jesús Romero García Congregación: Pías Discípulas del Divino Maestro Licenciada en Liturgia, Instituto San Anselmo, Roma, Italia. Secretaria de Sociedad Mexicana de Liturgistas Cuaresma-Pascua 2017
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LA PASTORAL LITÚRGICA CONTRIBUYE A ALIMENTAR Y FORTALECER TODA LA ESTRUCTURA ECLESIAL.
Para comprender cómo la Pastoral Litúrgica alimenta y fortalece la vida de la Iglesia, es necesario tener presente que el ejemplo que, hemos de seguir y los medios que Cristo nos dejó para que realizáramos la vocación humana integral, ordinariamente nos son comunicados por medio de la Iglesia. Dice el Concilio Vaticano II en la Constitución Sacrosanctum Concilium: “Así como Cristo fue enviado por el Padre, Él mismo envió a los Apóstoles, llenos del Espíritu Santo, no sólo para que, al predicar el Evangelio a toda creatura, anunciaran que el Hijo de Dios con su muerte y resurrección nos ha liberado del poder de Satanás y de la muerte y nos ha conducido al reino del Padre, sino también para que realizaran la obra de la redención que proclamaban mediante el sacrificio y los sacramentos, en torno a los cuales gira toda la vida litúrgica” (n. 6). 20
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Así tenemos a la Iglesia como comunidad visible de aquellos que conscientemente creen en Cristo, y guiados y servidos por la jerarquía, participan de sus sacramentos, procurando vivir una vida más consciente de caridad por medio de la vocación y misión bautismal. La Pastoral Litúrgica está al servicio de la función sacerdotal de todo el pueblo de Dios, permitiendo a los cristianos el ejercicio de su sacerdocio, como bautizados y confirmados que ofrecen sus vidas como culto agradable a Dios en el Espíritu Santo. Esta acción tiene como objetivo la participación consciente y activa. Por tanto, Pastoral Litúrgica es el arte de conducir a los fieles a una vivencia más profunda del misterio de la salvación.
Recordemos que la liturgia es celebración del memorial de Cristo y de la pascua de su vida. Lo que ella hace presente son los misterios de Cristo, especialmente su Muerte y Resurrección, en su dimensión salvífica. La liturgia es sacramento del sacerdocio existencial de Cristo, precisamente para que los fieles entren en comunión con Él. La celebración es el lugar donde la mediación sacerdotal de Cristo, que alcanza a los hombres y mujeres en todos los momentos de la vida, se manifiesta en la visibilidad de los signos, en su ejercicio a favor de la Iglesia de manera privilegiada. Dice nuestra carta magna: “Con razón, pues, se considera la Liturgia como el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo. En ella los signos sensibles significan y, cada uno a su manera, realizan la santificación del hombre, y así el Cuerpo Místico de Jesucristo, es decir, la Cabeza y sus miembros, ejerce el culto público
íntegro.” (SC 7). Por eso, el culto cristiano debe expresar la doble vertiente de obediencia al Padre (glorificación) y caridad hacia los hermanos (redención), es decir, que en cada celebración litúrgica se cumplen los dos fines de la Liturgia: la glorificación de Dios y la santificación de los hombres. La Iglesia como Madre, desea que todos los fieles sean llevados a aquella participación plena, consciente y activa de las celebraciones litúrgicas, que exige la misma naturaleza de la Liturgia y a la cual, en virtud del bautismo, los cristianos, “linaje escogido, sacerdocio real, nación santa y pueblo adquirido” (1Pe 2,9), tienen derecho y obligación (Cf. SC 14). Por eso, la finalidad de la Pastoral Litúrgica es edificar la Iglesia en comunidades vivas que ejerzan su sacerdocio bautismal en el culto de vidas comprometidas con la misión de Cristo.
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Exigencias de la Pastoral Litúrgica Para que la Pastoral Litúrgica ayude a fortalecer la estructura eclesial, es necesario incentivar algunas acciones: * Verificar que todas las celebraciones litúrgicas sean en verdad significativas y comunicadoras de las realidades divinas que tienen el deber de expresar sacramentalmente. * Cuidar que la comunidad sea realmente el sujeto activo de la celebración y no un mero receptor pasivo. * Velar por la calidad y eficacia de las celebraciones, buscando acercar la tradición de la Iglesia a la situación concreta de las personas, a su cultura, su historia de fe y sus necesidades. * Formar para el arte de celebrar a ministros cualificados que presidan la oración, proclamen la Palabra, animen, ayuden en el Altar y sirvan mediante el canto y la música. Todo esto requiere unos conocimientos teóricos y prácticos, una teoría de la práctica, basada sobre todo en la teología litúrgica
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Campos de la Pastoral Litúrgica La Pastoral Litúrgica abarca, por tanto, el campo inmenso de las celebraciones litúrgicas del Misterio Cristiano, pero también de las celebraciones que brotan de la religiosidad popular, tan importante en la experiencia cristiana de las comunidades. Sin pretender agotar la riqueza de la Pastoral Litúrgica, mencionaremos algunas de sus funciones:
1. Pastoral de la Asamblea dominical para la Eucaristía o Celebración de la Palabra. Abarcando el ‘antes, el en y el después’ de la celebración.
2. Pastoral de la iniciación en la vida cristiana.
Preparación y celebración del Bautismo, Confirmación y Eucaristía, Catecumenado, celebraciones con las familias, etc.
3. Pastoral de los Sacramentos de curación.
Penitencia y reconciliación, valorar la confesión individual como una verdadera celebración sacramental, celebraciones penitenciales y atención en acompañamiento espiritual. Unción y asistencia pastoral de los enfermos integrada a la pastoral de la salud.
4. Pastoral del matrimonio. Preparar la celebración con los mismos contrayentes y un buen equipo litúrgico.
5. La diversidad de ministerios. La Iglesia es ministerial, por eso es necesario la formación
litúrgica específica para los ministros ordenados, ministros instituidos o extraordinarios, y los numerosos servicios para las celebraciones.
6. La muerte en Cristo y los ritos que la rodean. Es conveniente constituir un equipo de ministros preparados para la asistencia pastoral en velorios, exequias y enfermos terminales.
7. Celebración de la Liturgia de las Horas en
Parroquias o pequeñas comunidades, sobre todo para la celebración de Laudes y Vísperas con participación del Pueblo de Dios.
8. Otras celebraciones como: la novena de
Navidad, los ejercicios piadosos de Cuaresma, el mes de la Biblia, el mes de María, El Domingo Mundial de las Misiones, La Semana de la Familia, de la Vida, etc.
9. Pastoral de la vida de oración y de la
espiritualidad, sobre todo promover la espiritualidad litúrgica como espiritualidad propia de la Iglesia.
10. Pastoral del espacio litúrgico. Es necesario la orientación y formación para la construcción, decoración de Iglesias y Capillas, organización del espacio litúrgico, objetos litúrgicos, etc.
11. Celebrar en el tiempo, según el ritmo del año litúrgico, teniendo en cuenta especialmente los tiempos fuertes (Adviento, Navidad, Cuaresma, Pascua y Solemnidades), valorar el santoral propio de México.
23 Tiempo Adviento Navidad /2016 2017 Cuaresma-Pascua
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Podemos concluir que la Pastoral Litúrgica contribuye a alimentar y fortalecer toda la estructura eclesial, porque es una “liturgia”, un servicio que la Iglesia ofrece para introducir a las personas en el Misterio para la celebración. Es un trabajo lento, silencioso y abnegado. Es un proceso educativo, en sintonía con las demás pastorales, a la luz de la teología litúrgica, realizado en equipo y en comunión con el Obispo y el Párroco, teniendo como referencia la situación de los celebrantes y como finalidad la formación litúrgica del pueblo de Dios y su participación activa en la celebración de los misterios. Termino con la frase de Sacrosanctum Concilium 26 que nos sintetiza el influjo de la Liturgia en la vida cristiana de todos los fieles: “Las acciones litúrgicas no son acciones privadas, sino celebraciones de la Iglesia, que es “sacramento de unidad”, es decir, pueblo santo congregado y ordenado bajo la dirección de los Obispos. Por eso pertenecen a todo el cuerpo de la Iglesia, influyen en él y lo manifiestan; pero cada uno de los miembros de este cuerpo recibe un influjo diferente, según la diversidad de órdenes, funciones y participación actual”. 24
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Que el Señor nos haga gozar de sus misterios y cada uno seamos testimonio de que la Liturgia es fuente y culmen de la vida cristiana y que por lo tanto, contribuye a fortalecer y alimentar la vida de la Iglesia con la participación activa, consciente y fructuosa de cada uno de sus miembros, pues así será la Liturgia fuente de espiritualidad, que sin duda repercutirá en las estructuras eclesiales, y por consecuencia en bien de toda la Iglesia.
Hna. María Guadalupe Puente Cuevas Congregación: Misioneras de Jesús Hostia Licenciada en Liturgia, Instituto San Anselmo, Roma, Italia. Secretaria de Sociedad Mexicana de Liturgistas
EL EQUIPO ANIMADOR DE LA LITURGIA EN LA PARROQUIA Dios nos llama a servirle en su Iglesia, desde la liturgia, ello implica una gran responsabilidad y una constante pregunta: ¿cómo prestar nuestros servicios en las comunidades a que pertenecemos? Sabemos que la liturgia se compone de varios ministerios o servicios, pero ¿cómo llevar a cabo nuestros ministerios litúrgicos? Para contestar a tal pregunta, hagamos un poco de memoria.
Desde hace más de 50 años, los obispos de todo el mundo, en el Concilio Ecuménico Vaticano II, retomando enseñanza bíblica y la doctrina apostólica en el Nuevo Testamento (1Co.12, 27. 1Pe.2, 10), hablaron de nuestra Iglesia, refiriéndose a ella como “Pueblo de Dios” y como “Cuerpo de Cristo”. En el actual mundo globalizado gracias a los medios electrónicos, donde muchos suelen “perderse” en medio de múltiples grupos virtuales con distintas propuestas, las anteriores definiciones de Iglesia, darán solidez a nuestra vida, al sabernos y sentirnos Pueblo de Dios. De igual modo, en un mundo individualista, donde la indiferencia y la exclusión nos cierran posibilidades de crecer apoyándonos mutuamente, las
anteriores definiciones de Iglesia nos abren a la posibilidad de sabernos y sentirnos Cuerpo de Cristo en comunión. Ahora, en este nuevo milenio, nos queda más claro que, nuestro servicio en la Iglesia deberá realizarse siempre, sintiéndonos y haciendo sentir a nuestros hermanos como miembros consagrados del Pueblo de Dios que camina en medio de otros pueblos o culturas, para testimoniar sus maravillas y tributarle ofrendas en nombre de todos. Del mismo modo habremos de vivir nuestros servicios como miembros de un mismo Cuerpo de Cristo, donde todos tenemos una función y nadie puede sentirse ajeno e independiente de los demás. Cuaresma-Pascua 2017
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La vida de los sacramentos y todas las celebraciones de nuestra fe, forman parte de la denominada pastoral litúrgica. Desde las celebraciones, la pastoral litúrgica busca que nos integremos y fortalezcamos como Pueblo de Dios, llamado a actuar en favor de todos los pueblos.” Sin embargo, ¿Cómo hacer para que bodas, quinceañeras, bautizos, etcétera, dejen de ser vistos como eventos sociales, donde se “paga por los servicios”, siempre y cuando no transformen, ni comprometan la vida de los asistentes? Para responder a ello es necesario también, recordar un poco la variedad de servicios litúrgicos que ya conocemos. En la pastoral litúrgica se vienen identificando los siguientes ministerios y funciones: Ministerios ordenados: - Obispo. (El Liturgo de una diócesis, Ministerio Presidencial ) - Sacerdotes. (Ministerio Presidencial) - Diáconos. (Ministerio Presidencial, asistencia a presbítero u Obispo) Ministerios instituidos en vista de la ordenación presbiteral: - Acólitos. (Ministerio del altar) - Lectores. (Ministerio del ambón o de la Palabra) Ministerios extraordinarios: - Ministros extraordinarios de la sagrada comunión. (Ministerio al servicio del altar y de la comunidad) Ministerios eventuales: - Acólitos. (Ministerio del altar) - Lectores. (Ministerio del ambón o de la Palabra) - Salmistas. (Ministerio del ambón o de la Palabra) - Coros, cantores, Schola Cantorum. (Ministerios al servicio de la comunidad). - Sacristanes. (Ministerio del cuidado de objetos u lugares sagrados) - Grupos devociones. (Ministerio al servicio de la comunidad) - Recepción o acogida. (Ministerio al servicio de la comunidad) - Maestro de ceremonias (Ministerio al servicio de la comunidad) ¿Perteneces o te gustaría pertenecer a alguno de ellos?
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Perteneces o te gustaría pertenecer a alguno de ellos? Todos estos servicios son una auténtica vocación que Dios hace y resuena en todos y cada uno de nosotros, los miembros de su pueblo, que Él mismo ha santificado mediante su Hijo Unigénito. Dios se fija en nosotros y nos llama a servirle, es un verdadero honor, una gran responsabilidad. Si ya prestas un servicio litúrgico, caben las siguientes preguntas ¿con tu servicio, contribuyes para que, quienes asisten a celebraciones de tu parroquia se sientan parte del Pueblo de Dios? ¿Cómo lograr que, quienes van a misa se sientan parte del Cuerpo de Cristo y se pongan a participar de la obra redentora del Señor? En sintonía con “la renovación y cambio de estructuras eclesiales” solicitadas por el II Plan
Diocesano de Pastoral, cada parroquia habrá de buscar tener un “Equipo de Animación Litúrgica Parroquial”, para que, desde allí, al preparar con diligencia y realizar dignamente las celebraciones, se alimenten de una mística de comunión, de un estilo de pastoral participativo e incluyente. Siempre será más fácil cerrarnos y tratar de hacer las cosas solos, pero eso no forma parte del llamado que hemos recibido en la Iglesia. Preparando la celebraciones dominicales en dicho equipo, orando juntos con la Palabra de Dios, reflexionando con las oraciones y orientaciones litúrgicas, haciendo roles de servicios, etcétera, se realizan celebraciones dignas en las parroquias, mirando ampliamente al gran conjunto de los fieles que participan en las celebraciones, además pueden así despertar la conciencia en todos y cada uno de los asistentes, de ser Iglesia.
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Recordemos que, tanto catequistas, como evangelizadores, así mismo quienes organizan obras de caridad en la parroquia, o convocan a campañas en defensa de la dignidad humana, entre otros grupos y movimientos, también forman parte del Pueblo de Dios y del Cuerpo místico de Cristo que es la Iglesia, todos ellos también están llamados a participar activamente en las celebraciones, animados y organizados por este equipo parroquial de liturgia, para que desde ese encuentro con el Señor, se vean auténticamente impulsados a vivir su misión. La disminución del número de fieles en la Iglesia, tiene que ver con que, muchos ya no se sienten parte del Cuerpo de Cristo, donde Él es la cabeza y nosotros sus miembros. Muchos hermanos actualmente no experimentan desde
su interior la fuerza de la mirada de Dios, que se fija en cada uno de sus hijos, para rescatarnos y llamarnos a servirle, como parte de un Pueblo consagrado por Él. ¡Construyamos nuestra Iglesia haciendo pastoral litúrgica en comunión, pero desde nuestros equipos de animación litúrgica parroquial! Será muy importante que exista un coordinador de este equipo animador, lo más recomendable es que sea el párroco o responsable de la comunidad, también puede ser un laico o religioso nombrado por el párroco, este coordinador(a) es quien convoca y dirige las reuniones. Se requiere discernimiento para elegirlo porque, los acuerdos y organización de la pastoral litúrgica parroquial requieren amplia visión y efectiva aplicación en comunión.
Pbro. Isaac Urías Ibarra Coordinador de la Dimensión de animación y formación litúrgica 28
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CUARESMA:
“TIEMPO DE AUSTERIDAD” EN EL CANTO.
La Cuaresma es un tiempo de escucha de la Palabra de Dios, de preparación y de conversión con Dios y con los hermanos, y como cualquier otro tiempo litúrgico, el canto ayuda a dar el tono apropiado a lo que se celebra. Es un tiempo rico en contenidos y simbolismos por lo que hay que cuidar que sean cantos apropiados y que no vayan únicamente en ambiente penitencial, sino que hay que tomar en cuenta que hay otras dimensiones como es el catecumenado, el bautismo, el camino hacia la pascua por la cruz, la luz, la alianza, etc.
una buena importancia a la preparación de nuestros cantos, pues no olvidemos que como ministerio de música, debemos evangelizar e invitar con nuestro canto a la participación de la asamblea para unirnos en la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
Como bien sabemos, este tiempo empieza con miércoles de Ceniza y termina al comenzar la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo. La estructura de este tiempo litúrgico está conformado por cinco domingos, más el Domingo de Ramos, y su carácter es fundamentalmente penitencial, pero también de introducción, en todos los sentidos, hacia la Pascua. Así que es importante darle Cuaresma-Pascua 2017
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Algunos puntos a considerar. • Es bueno que le demos importancia, no sólo los domingos de cuaresma, sino también los viernes, así como el Miércoles de Ceniza, con que se abre este tiempo. • No se debe usar “solos instrumentales”, pues no olvidemos que más que nunca hay que resaltar el papel del instrumento que es el de sostener nuestro canto. Además no deben acompañar con tono festivo, sino penitencial. • El canto de entrada ha de captar desde el principio de la misa que estamos en domingo cuaresmal. • En este tiempo también se suprime el 30
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canto del Gloria. Sólo puede ser cantado (y se recomienda que mejor sea recitado para guardar la austeridad del tiempo) en la Solemnidad de San José (19 de marzo); y la Anunciación del Señor (25 de marzo). • No intentemos sustituir los salmos correspondientes de cada celebración por otros cantos penitenciales. • El canto del Aleluya no se canta ni se dice en Cuaresma, incluyendo las solemnidades y fiestas. Y es sustituido por canto cuyo texto sea: “Honor y Gloria, a Ti, Señor Jesús” • En la oración de los fieles se podría resaltar cantando la respuesta, que bien puede ser Kirie eleison.
• El canto final sería preferible omitirlo, especialmente en este tiempo, como signo más de la austeridad cuaresmal. Si se canta, que sea breve y apropiado como preparación del itinerario hacia la pascua. • Es bueno que dentro de nuestro repertorio empecemos a lanzarnos a introducir cantos con melodías gregorianas como es Attende Domine, que es canto típico y modelo de este tiempo. • Los cantos que enfatizan la pasión y muerte de Cristo deben usarse en exclusividad en la última semana, la 5ta del tiempo cuaresmal. • Algo muy importante es que DEJEMOS DE CANTAR cualquier canto que acompañe al gesto del saludo de paz.
No es litúrgico. Sólo se debe entonar el Cordero de Dios en el momento en que el sacerdote fracciona el pan. • Tenemos que cambiar el criterio al empezar el canto de comunión pensando: “hasta que el sacerdote comulgue”, decidiendo aguardar absoluto silencio. Pues el IMGR señala: Mientras el sacerdote comulga el Sacramento, empieza el canto de Comunión, el cual, por la unión de las voces, debe expresar la unión espiritual de quienes están comulgando. (IGMR No. 86) Y este señalamiento debe ser en todos los tiempos litúrgicos. • Por último, tengamos en cuenta que si hay canto de entrada o comunión, suplirá también las antífonas de entrada o comunión respectivamente.
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OTRAS INDICACIONES: • Es necesario romper esquemas como el que sólo debe ensayar el coro, sino también la asamblea unos 20 minutos antes de la misa. Por ejemplo el “Honor y Gloria, a Ti, Señor Jesús” o el ALELUYA, bien ensayado, lo pueda cantar al unísono toda la asamblea durante la octava pascual. • Un GLORIA solemne para que cantado con fuerza en la Vigilia Pascual, se convierta en el Gloria propio de la cincuentena. • El canto del lucernario. Es el comienzo de la Vigilia. El diácono o el sacerdote proclama luz de Cristo y los fieles responden Demos gracias a Dios. • El Pregón Pascual conviene cantarlo. Si hay diácono le corresponde a él cantarlo o proclamarlo. O bien, el sacerdote. • El canto de los salmos. Esta noche hay gran abundancia de lecturas de la Palabra de Dios. Dios habla a su pueblo y éste responde con los salmos y oraciones.
Una vez más, esperamos que estas indicaciones nos ayuden a prestar con más compromiso misionero nuestro ministerio en la Parroquia. Dios siga suscitando en ustedes el deseo de seguirlo alabando con su canto y así propiciar el ambiente adecuado de estas celebraciones en cada una de sus comunidades. Dios bendiga sus trabajos.
Pbro. Marco Antonio Islas F. Coordinador de DIMUSLI.
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UN MINISTERIO QUE RENUEVE LAS ESTRUCTURAS DESDE LA COMUNIÓN El tiempo santo de la Cuaresma-Pascua, nos invita a la conversión y renovación en Cristo, de igual modo nuestra arquidiócesis alimentada por el II Plan Diocesano de Pastoral (II PDP), nos convoca a quienes prestamos algún servicio a los hermanos desde nuestra Iglesia, a hacer un replanteamiento del trabajo y del espíritu que nos impulsa a realizarlo. En esta edición la revista aborda intencionalmente, uno de los objetivos específicos de dicho Plan; A saber, El cambio, renovación y fortalecimiento de las estructuras eclesiales, en todos los niveles, para impulsar la mayor participación de los fieles. Por ello nos preguntamos: ¿Pueden ayudar los ministros extraordinarios de la sagrada comunión (MESC) desde su identidad, a esta renovación y fortalecimiento de las estructuras de su parroquia e Iglesia? Es cierto que en muchas comunidades parroquiales, el valioso servicio de los MESC parece ser uno de los más importante, el sacerdote muchas veces delega importantes
tareas a ellos como son: La celebración de la Palabra con distribución de la comunión, la visita a los enfermos, el acolitar o proclamar la Palabra en misa, el servicio en la sacristía, la atención a desvalidos, el reguardo y manejo de las ofrendas, etc; de este modo, en algunas ocasiones, por concentrar actividades y responsabilidades, la presencia del MESC, amenaza con opacar otros servicios que pudieran estar desempeñando algunos miembros de la comunidad. En consonancia con nuestro II PDP, vemos como algo urgente reconocer, algo propio de la vocación del MESC, que brota espontáneamente de quien traslada y contempla con amor y respeto a Jesús eucaristía, y es: Servir de vínculo entre aquellos hermanos, que desean servir e integrarse a una comunidad parroquial prestando un servicio de modo permanente, en otras palabras el MESC debe ser un genuino promotor de la vocación, comunión y la participación de otros fieles en el trabajo pastoral de su parroquia.
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Dios llama, pero con su ejemplar testimonio de vida comunitario y espiritual, los MESC, deberán atraer y promover, pero nunca repeler o ahuyentar a sus hermanos, para que ellos se integren al servicio de las pastorales, sea en la liturgia, sea en la evangelización y catequesis, o ya sea en pastoral de la caridad. Parafraseando aquel dicho popular, bien podemos decir: “dime a cuantos hermanos has motivado y promovido para el servicio en tu comunidad, y te diré que tipo de MESC eres”. En el pasado número de esta revista, hablábamos de la necesidad de re-descubrir la propia identidad, es en ella donde se pide un grado de madurez y autonomía, que pueda responder a los
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retos que la vida cotidiana nos presenta, desde el ámbito de la fe. Las difíciles realidades que vivimos en la sociedad, exigen que cada MESC sea un factor de unidad y sea capaz de hacer oír la vocación que, constantemente Dios le hace a cada uno de los fieles que acuden a las parroquias. Por otra parte y por las mismas razones, también debemos preguntarnos, ¿Cómo pueden los MESC contribuir a tener un cambio de mentalidad y fomentar la participación de fieles, de grupos, movimientos y asociaciones de modo que se note significativamente su participación dentro y fuera de las celebraciones?
1.
Haciendo lo propio y diciendo siempre: “Lo que yo hago, tú también lo puedes realizar”, veamos esto. En ocasiones puede llegar a percibirse que, los MESC son una especie de grupo élite, casi como un trofeo a alcanzar después de haber pasado por otros servicios, es posible también que algunos MESC, quizá por el cúmulo de actividades a su encargo, experimentan una frustración al sentir que “nadie” los apoya y que todo el servicio se concentra en él o en ella. Esto se pondría contrarrestar si, en cada uno de los fieles a los que se les sirve se contempla a personas muy valiosas, amadas y fuertemente llamadas por Dios para que, desempeñando algunas tareas parroquiales, vivan y compartan la salvación que Cristo nos da a manos llenas.
2. No prestarse a chismes y evitar hablar mal
de los demás. Es muy humano que en ocasiones, nos dejamos llevar por comentarios bien o mal intencionados que, la mayoría de las veces desembocan en resentimientos o alejamientos de los fieles o de los agentes de pastoral. Es realmente impresionante, cómo las estructuras de cualquier institución se debilitan, cuando falta un ambiente con espacios de convivencia libre de pleitos, resentimientos y rivalidades. El MESC es una persona al servicio de la comunión eclesial, deberá prepararse para ser un experto en relaciones humanas, mediante cursos de desarrollo humano y por los frutos de la contemplación eucarística.
3.
Siendo puente entre los fieles y el párroco, cuando sea oportuno presentar ante el párroco a aquellos hermanos que expresen deseos de servir a Dios en su comunidad parroquial. Un servicio muy eclesial de parte del MESC es detectar, promover y ayudar a sus hermanos de comunidad a integrarse al trabajo parroquial, y eso sólo será posible, alimentándose de una mística de comunión. En algunas parroquias “la mano derecha” o colaboradores más cercanos del sacerdote son los MESC, sin embargo; en reiteradas ocasiones las facultades que reciben, hace que se les observe como agentes de pastoral pertenecientes al clero, ajenos y desencarnados de su realidad, llegando incluso a conformar un fuerte muro que impide llegar a consolidar las estructuras parroquiales que nos pide el actual magisterio de la Iglesia.
4.
Siendo puente entre los grupos, es muy oportuno invitar a quienes evangelizan o catequizan en las parroquias para que enriquezcan a los grupos de MESC, de igual modo, es muy valioso invitar a otros fieles para llevar la sagrada comunión a los enfermos, y sería una forma de conocer las realidades de nuestros hermanos, para asumirla entre todos. Invitemos a los lectores, los coros y los grupos marianos a nuestras horas santas, ¡seamos puentes, derrumbando muros, promovamos la comunión y la participación de los fieles en nuestras comunidades! Cuaresma-Pascua 2017
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Te invito querido MESC a seguir descubriendo la riqueza de tu identidad laical, ya que, por tus acciones, eres parte importante de la estructura parroquial y diocesana, pero sobre todo por tu amor a la Eucaristía deberás ser signo de comunión con tus hermanos. Nuestro Arzobispo Don Ruy Rendón nos decía en una ocasión refiriéndose a una charla del Sínodo de la Palabra: “Gente pequeña, haciendo cosas pequeñas, en lugares pequeños, haciendo grandes trasformaciones”. Nuestro actual pastor, en reiteradas ocasiones nos ha solicitado, tener una mística de “diocesaneidad”, es decir una nueva actitud pastoral, prestando nuestros servicios, pero mirando con amplitud a todos los niveles y ambientes de nuestra Iglesia, ya sea la parroquia, el decanato o la diócesis a que pertenecemos.
Pbro. Erik Urías Ibarra Coordinador de la Dimensión de MESC y congresos Eucarísticos.
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PREPARANDO EN EQUIPO EL TRIDUO PASCUAL
Al hablar de pastoral litúrgica, hacemos referencia a un campo más amplio que el solamente contenido en el momento de la celebración litúrgica y el seguimiento de las rúbricas. Se contemplan los momentos anteriores a la celebración: adecuada elección de los textos y formularios disponibles para la celebración, organización y capacitación de los diversos ministros y ministerios, formación o catequesis de la asamblea celebrante; los momentos posteriores a la misma: compromiso apostólico de los bautizados, inserción de las celebraciones rituales en los procesos de pastoral de conjunto, etc. Además, se contemplan otras celebraciones, acciones de piedad y religiosidad popular, ya sean de carácter privado o público, que deben ser encaminadas hacia el Misterio de Cristo y su Iglesia. Recordemos aquí lo que ya menciona en el Directorio sobre la piedad popular y la liturgia, del año 2002: La enseñanza de la Iglesia sobre la relación entre la Liturgia y los ejercicios de piedad se puede sintetizar en lo siguiente: la Liturgia, por naturaleza, es superior, con mucho, a los ejercicios de piedad, por lo cual en la praxis pastoral hay que dar a la Liturgia “el lugar preeminente que le corresponde respecto a los ejercicios de piedad”; Liturgia y ejercicios de piedad deben coexistir respetando la jerarquía
de valores y a la naturaleza específica de ambas expresiones cultuales. (n. 73). Y en el mismo Directorio: Una consideración atenta de estos principios debe llevar a un verdadero empeño para armonizar, en la medida de lo posible, los ejercicios de piedad con los ritmos y las exigencias de la Liturgia; esto es “sin fusionar o confundir las dos formas de piedad”; para evitar, consiguientemente, la confusión y la mezcla híbrida de Liturgia y ejercicios de piedad; a no contraponer la Liturgia a los ejercicios de piedad o, contra el sentir de la Iglesia, eliminarlos, produciendo un vacío que con frecuencia no se ve colmado, en perjuicio del pueblo fiel. (n. 74). Ya la carta circular para la preparación de las fiestas pascuales del 16 de enero del año 1988, exhortaba a lo siguiente: Los ejercicios de piedad, como son el «Vía Crucis», las procesiones de la Pasión y el recuerdo de los dolores de la Santísima Virgen María en modo alguno no deben ser descuidados, dada su importancia pastoral. Los textos y los cantos utilizados, en los mismos han de responder al espíritu de la liturgia del día. Los horarios de estos ejercicios piadosos han de regularse con el horario de la celebración litúrgica de tal manera que aparezca claro que la acción litúrgica por su misma naturaleza está por encima de los ejercicios piadosos. (n. 72). Cuaresma-Pascua 2017
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Veamos pues algunos aspectos que tendríamos que tener en cuenta en el momento de preparar las celebraciones de la Semana Santa y sobre todo del Triduo Pascual. Para ello recurrimos de nuevo al Directorio sobre la piedad popular y la liturgia. En cuanto a la Semana Santa en general dice: En ella se dan prácticamente dos ciclos con planteamiento diverso: uno rigurosamente litúrgico, otro caracterizado por ejercicios de piedad específicos, sobre todo las procesiones. (n. 138) Y el mismo directorio señala: Esta diferencia se debería reconducir a una correcta armonización entre las celebraciones litúrgicas y los ejercicios de piedad. En relación con la Semana Santa, el amor y el cuidado de las manifestaciones de piedad tradicionalmente estimadas por el pueblo debe llevar necesariamente a valorar las acciones litúrgicas, sostenidas ciertamente por los actos de piedad popular (n. 138). Sobre el domingo de ramos recuerda lo siguiente: La procesión que conmemora la entrada mesiánica de Jesús en Jerusalén tiene un carácter festivo y popular. A los fieles les gusta conservar en sus hogares, y a veces en el lugar de trabajo, los ramos de olivo o de otros árboles, que han sido bendecidos y llevados en la procesión. Sin embargo es preciso instruir a los fieles sobre el significado de la celebración, para que entiendan su sentido. Será oportuno, por ejemplo, insistir en que lo verdaderamente importante es participar en la procesión y no simplemente procurarse una palma o ramo de olivo; que estos no se conserven como si fueran amuletos, con un fin curativo o para mantener alejados a los malos espíritus y evitar así, en las casas y los campos, los daños que causan, lo cual podría ser una forma de superstición. (n. 139). Jueves Santo: La piedad popular es especialmente sensible a la adoración del santísimo Sacramento, que sigue a la celebración de la Misa en la cena del Señor. A causa de un proceso histórico, que todavía no está del todo claro en algunas de sus fases, el 38
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lugar de la reserva se ha considerado como “santo sepulcro”; los fieles acudían para venerar a Jesús que después del descendimiento de la Cruz fue sepultado en la tumba, donde permaneció unas Cuarenta horas. Es preciso iluminar a los fieles sobre el sentido de la reserva: realizada con austera solemnidad y ordenada esencialmente a la conservación del Cuerpo del Señor, para la comunión de los fieles en la Celebración litúrgica del Viernes Santo y para el Viático de los enfermos, es una invitación a la adoración, silenciosa y prolongada, del Sacramento admirable, instituido en este día. Por lo tanto, para el lugar de la reserva hay que evitar el término “sepulcro” (“monumento”), y en su disposición no se le debe dar la forma de una sepultura; el sagrario no puede tener la forma de un sepulcro o urna funeraria: el Sacramento hay que conservarlo en un sagrario cerrado, sin hacer la exposición con la custodia. (141). Viernes Santo: Entre las manifestaciones de piedad popular del Viernes Santo, además del Vía Crucis, destaca la procesión del “Cristo muerto”. Esta destaca, según las formas expresivas de la piedad popular, el pequeño grupo de amigos y discípulos que, después de haber bajado de la Cruz el Cuerpo de Jesús, lo llevaron al lugar en el cual había una “tumba excavada en la roca, en la cual todavía no se había dado sepultura a nadie” (Lc 23,53). La procesión del “Cristo muerto” se desarrolla, por lo general, en un clima de austeridad, de silencio y de oración, con la participación de numerosos fieles, que perciben no pocos sentidos del misterio de la sepultura de Jesús. (n. 142). Sin embargo, es necesario que estas manifestaciones de la piedad popular nunca aparezcan ante los fieles, ni por la hora ni por el modo de convocatoria, como sucedáneo de las celebraciones litúrgicas del Viernes Santo. Por lo tanto, al planificar pastoralmente el Viernes Santo se deberá conceder el primer lugar y el máximo relieve a la Celebración litúrgica, y se deberá explicar a los fieles que ningún ejercicio
de piedad debe sustituir a esta celebración, en su valor objetivo. (n. 143). Sábado Santo: La piedad popular no puede permanecer ajena al carácter particular del Sábado Santo; así pues, las costumbres y las tradiciones festivas vinculadas a este día, en el que durante una época se anticipaba la celebración pascual, se deben reservar para la noche y el día de Pascua. (n.146). Domingo de Pascua: También en el domingo de Pascua, máxima solemnidad del año litúrgico, tienen lugar no pocas manifestaciones de la piedad popular: son, todas, expresiones cultuales que exaltan la nueva condición y la gloria de Cristo resucitado, así como su poder divino que brota de su victoria sobre el pecado y sobre la muerte. (n. 148). El encuentro del Resucitado con la Madre. La piedad popular ha intuido que la asociación del Hijo con la Madre es
permanente: en la hora del dolor y de la muerte, en la hora de la alegría y de la Resurrección. La afirmación litúrgica de que Dios ha colmado de alegría a la Virgen en la Resurrección del Hijo, ha sido, por decirlo de algún modo, traducida y representada por la piedad popular en el Encuentro de la Madre con el Hijo resucitado: la mañana de Pascua dos procesiones, una con la imagen de la Madre dolorosa, otra con la de Cristo resucitado, se encuentran para significar que la Virgen fue la primera que participó, y plenamente, del misterio de la Resurrección del Hijo. Pero su realización no debe dar a entender que sea más importante que las celebraciones litúrgicas del domingo de Pascua, ni dar lugar a mezclas rituales inadecuadas. (n. 149). Considerando todo lo anterior presentamos sugerencias para la preparación de las celebraciones de Semana Santa, sugerencias que implican un trabajo estructurado en equipo: Cuaresma-Pascua 2017
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1.
El coordinador del Equipo de animación litúrgica Parroquial, es el primero en animar e invitar a todos los fieles de su comunidad a participar de la obra santificadora de Cristo en los sacramentos, para así, después prestar el servicio de coordinar los diversos ministerios que intervienen en cada celebración. Lo ideal sería que el párroco asumiera esta coordinación o al menos que el presidente de cada celebración estuviera presente a la hora de preparar la acción sagrada que ha de presidir.
2.
Se deberá iniciar entre los fieles y ministros (agentes de pastoral litúrgica) un proceso pedagógico, para ir diferenciando los momentos litúrgicos de los momentos devocionales o de piedad popular.
3.
Las celebraciones litúrgicas, por su importancia y dignidad, habrán de considerarse para realizarse con el mayor esmero posible, haciendo aquello y solo aquello que le corresponde a cada uno de los ministerios litúrgicos (lectores, MESC, monaguillos, sacristán, maestro de celebraciones litúrgicas, acogida, etcétera). En las celebraciones litúrgicas deberán considerarse las oraciones del Oficio Divino y Triduo Pascual. Cada servidor, deberá tener muy claro lo que le corresponde y de ser posible ensayarlo con anticipación.
4.
Los momentos de piedad popular, como el viacrucis, las siete palabras, el rosario de pésame, marchas del silencio, etcétera, son una gran oportunidad para despertar en los fieles el deseo del encuentro personal con Cristo en las celebraciones litúrgicas y para la evangelización, son además una gran pretexto para incluir y permitir la organización, realización de los mismos a otros grupos, movimientos y asociaciones que pertenecen a la parroquia.
5.
En la organización de las celebraciones litúrgicas, han de considerar los tiempos y horarios, para no perder el sentido de cada celebración. Así 40
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por ejemplo: La misa del jueves santo, recuerda la cena del Señor y lo más recomendable es que sea al caer la tarde. Así mismo, en la vigilia pascual del sábado santo, el tiempo es importante, se trata de una celebración rica en ritos, signos, oraciones y Palabra de Dios, por lo cual requiere prepararse y preverse los tiempos para evitar alargar innecesariamente la celebración y que los tiempos sean los más adecuados para el aprovechamiento de los asistentes, evitándose celebraciones aburridas o cansadas. Con todo esto, los momentos que vivirá la asamblea y los ministros, con los silencios, los cantos, las aclamaciones y proclamaciones, también tendremos que prepáralos con esmero y anticipación.
6.
En la preparación de celebraciones litúrgicas, deberán tomarse en cuenta los lugares litúrgicos, la limpieza, cuidado y embellecimiento del presbiterio, de los lugares donde se realizarán, el lavatorio de los pies, el tabernáculo para colocar la reserva eucarística la noche del jueves santo, el lucernario del sábado santo, el sitio de colocación del cirio pascual, la pila bautismal, etcétera. Tanto dentro como fuera de nuestras iglesias se llevarán a cabo ritos litúrgicos, procuremos considerar las orientaciones y normativas, para evitar la pérdida del significado, en cada uno de ellos. En la Institución General del Misal Romano, en el ritual de Semana Santa, lo leeremos.
7.
Al organizar en equipo, estas celebraciones, será necesario considerar los objetos litúrgicos y anticiparnos a prepararlos para que expresen lo que realmente significan. Por ejemplo, el cirio pascual que representa a Cristo Luz del Mundo, jamás podrá representarse con una vela pequeña o de cualquier tipo. Los sacristanes y las cofradías encargadas del cuidado y limpieza de los objetos litúrgicos, deberán esmerarse para ello. En los manteles, las vestiduras litúrgicas, los vasos sagrados, los utensilios para el lucernario, los libros litúrgicos, etcétera, tenemos otra oportunidad para involucrar más fieles y renovar las estructuras de nuestras parroquias.
En los Equipos de animación litúrgica Parroquial, conviene además, que haya alguien designado para realizar función de dirigir las celebraciones litúrgicas, ya que dichos maestros de las celebraciones litúrgicas tienen encomendado, durante la celebración, no sólo la responsabilidad de la observancia de la normativa litúrgica, sino también que la acción litúrgica se desarrolle con decoro, orden, piedad y ejemplaridad para ayudar a participar activamente a la asamblea. (Ver el artículo: El maestro de ceremonias litúrgicas, en nuestra revista edición Navidad 2016).
En síntesis nos hemos referido a “un verdadero trabajo en conjunto que no solo tendría en cuenta la Pastoral Litúrgica, sino toda la vida pastoral de la comunidad.” Una buena síntesis de lo que ha de ser el funcionamiento de una autentica animación litúrgica se encuentra expresada en el siguiente texto de la Institución General del Misal Romano: “La eficacia pastoral de la celebración aumentará, sin duda, si los textos de las lecturas, de las oraciones y de los cantos responden adecuadamente, dentro de lo que cabe, a las necesidades y a la preparación espiritual y modo de ser de quienes participan en el culto...” (IGMR 352).
Pbro. Pedro Moreno Valenzuela Ceremoniero Diocesano
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Prácticas de la piedad popular en la cuaresma-pascua. Uno de los tiempos litúrgicos más conocidos por sus prácticas devocionales es la Cuaresma, son innumerables las diferentes devociones y prácticas populares que no alcanzarían a plasmarse en un breve artículo. Quisiera pues, solo hacer referencia a la integración de estas devociones a nuestra vida comunitaria parroquial. Es decir, desde la estructura íntima de la vida espiritual en la Iglesia.
ser fructífero dando una catequesis breve, pero sustanciosa, del tiempo santo que se nos invita a vivir. El Directorio de la Piedad señala que la imposición de la ceniza, no deberá quedar en un gesto exterior, nos sugiere recordar, que la Iglesia lo ha conservado, como un signo de la actitud del corazón penitente, que cada bautizado está llamado a asumir en el itinerario cuaresmal en obras concretas.
Las comunidades parroquiales tienen un tiempo donde sus feligreses pueden enriquecer su fe, devoción y esperanza; cada tiempo litúrgico tiene su riqueza, sin embargo, la Cuaresma se distingue por ser propicio para prácticas devocionales. Toda comunidad encuentra en los ejercicios cuaresmales oportunidad de ofrecer a Dios de maneras diversas, su proceso de conversión y camino penitencial.
El Directorio para la Piedad Popular, también nos recuerda la relación entre el “sacramento de los cuarenta días” y los sacramentos de la iniciación cristiana, o el misterio del “éxodo”, presente a lo largo de todo el itinerario cuaresmal. Según una constante de la piedad popular, que tiende a centrarse en los misterios de la humanidad de Cristo, en la Cuaresma los fieles concentran su atención en la Pasión y Muerte del Señor” (124). Por todo lo anterior, es necesario involucrar lo mayormente posible a los hermanos en las prácticas cuaresmales, así como motivar a nuestras comunidades para vivir este tiempo cuaresmal, mediante las celebraciones y acciones previamente preparadas.
El Miércoles de Ceniza en todas las comunidades, tanto los católicos practicantes, como los más alejados, acuden en multitudes durante ese día a las parroquias, para recibir la imposición de ceniza. Estoy seguro que este día, puede 42
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marco de la Cuaresma, es necesario crear espacios donde nuestros laicos encuentren o descubran la conexión de sus eventuales servicios dentro de la parroquia y la realidad litúrgica que vivamos. Este tiempo, es propicio para promover en la comunidad la “conversión parroquial”; considero este término fundamental para el camino Cuaresmal. Si bien promovemos en los hermanos la conversión, creo que la comunidad también debe lograr una conversión estructural, tanto en lo pastoral, como en lo espiritual. El 125 del Directorio de la Piedad Popular afirma, “a pesar de la secularización de la sociedad contemporánea, el pueblo cristiano advierte claramente que durante la Cuaresma hay que dirigir el espíritu hacia las realidades que son verdaderamente importantes; que hace falta un esfuerzo evangélico y una coherencia de vida, traducida en buenas obras, en forma de renuncia a lo superfluo y suntuoso, en expresiones de solidaridad con los que sufren y con los necesitados”. Me atrevo agregar que la conversión parroquial, requiere un deseo de obrar por el bien de la comunidad, renunciar a prácticas tradicionales que no respondan a la realidad actual y fomentar expresiones solidarias, fraternas y sinceras de cambios estructurales en el quehacer pastoral. El primer responsable es el párroco, quien con un deseo de alimentar a su comunidad, deberá esforzarse en buscar durante el transcurso de los cuarenta días, elementos que faciliten a los hermanos verse exigidos en el crecimiento espiritual; de tal manera, que sea un camino fructífero en conversión personal, pastoral y organizativa. Haría bien, pensar en cambios y renovación ad intra, ad extra. Ya adentrándonos en las devociones en el Triduo Pascual, el Jueves Santo tiene
una de las más solemnes, la adoración del Santísimo Sacramento que sigue de la Misa de la Cena del Señor. Esta devoción debe entenderse como un momento solemne donde conservamos el Cuerpo del Señor, para la comunión de los fieles en la Celebración litúrgica del Viernes Santo y para el Viático de los enfermos. No es fúnebre, tampoco es el sepulcro del Señor. Es una invitación a la adoración, silenciosa y prolongada del Santísimo Sacramento, instituido en este día (DPP 141). Por tanto, ocupemos nuestros pensamientos en la contemplación solemne de nuestra comunidad, a la luz del silencio, donde habla Dios; posemos la mirada en el Señor que permanece. El Jueves Santo, sirva para analizar en silencio, la vida de nuestra parroquia, de nuestros grupos, comunidades y preguntémonos ¿estamos en comunión y participación de la cena del Señor o sólo somos una “comunidad de llaneros solitarios”? El viernes Santo contamos con uno de los ejercicios de piedad que los fieles tienen en gran estima el Vía Crucis. A través de este ejercicio de piedad se camina el último tramo recorrido por Jesús durante su vida terrena: desde el Monte de los Olivos, hasta el Monte Calvario, donde fue crucificado y terminando en el jardín donde fue sepultado. El Directorio alude a la histórica devoción del Vía Crucis, mencionando que esta práctica cuaresmal es una síntesis de varias devociones surgidas a través de la historia. En las comunidades parroquiales hoy en día el Vía Crucis puede tener un nuevo significado, ya no solamente nos habla de las caídas de Cristo, sino que se redimensiona en las caídas que tenemos como comunidad. Desde esta perspectiva, el Vía Crucis nos recuerda el camino Cuaresma-Pascua 2017
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doloroso que experimentamos para llegar a la maduración personal, así como, a formar una comunidad-familia fraterna y solidaria; estas 14 estaciones son una memoria viva del peregrinar de todos, es una reminiscencia del esfuerzo por ser coherentes en las obras y palabras, pero sobre todo el Vía Crucis es una conmemoración de un camino fatigoso de toda comunidad. Sabemos en lo personal que somos movidos por el amor al Señor para servir a su Iglesia, si tenemos claro que el Vía Crucis es un camino donde dialogar entre nosotros dará como resultado mayor fruto. En síntesis, el Vía Crucis hoy, consiste en una procesión histórica personal y de la comunidad, quienes fuimos en el pasado y que somos hoy, es la conmemoración de un camino de caídas bajo el peso de la cruz de nuestras indiferencias, una vía que radica en el amor y un camino que obliga a los verdugos a sentarse a la mesa a dialogar antes de juzgar. El culmen de este camino llega a partir del Sábado Santo y Domingo de Pascua. En estos días el centro de toda celebración es Jesús Resucitado, sin embargo, en el ámbito devocional María tiene particular acentuación. El Sábado Santo, se exhorta a celebrar la Hora de la Madre: “En esta intuición de la relación entre María y la Iglesia se inspira el ejercicio de piedad de la Hora de la Madre: mientras el cuerpo del Hijo reposa en el sepulcro y su alma desciende a los infiernos para anunciar a sus antepasados la inminente liberación de la región de las tinieblas, la Virgen, anticipando y representando a la Iglesia, espera llena de fe la victoria del Hijo sobre la muerte” (DPP147). Este momento de oración se lleva a cabo, después de rezar el oficio divino, con la imagen de María santísima, en su advocación de los 44 44
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dolores, con un ambiente austero y sobrio como decoración, la comunidad se da tiempo prolongado para ayunar en silencio y meditar en la soledad con María, ahora con la ausencia del Hijo de Dios que, sin duda, será muy fructífera, porque la Iglesia al lado de María, contempla las promesas de Aquel que es la vida y bajó a la tumba, ya que, si “el grano de trigo no cae en tierra y muere, no produce fruto” EL Directorio considerando el Domingo de Pascua motiva a la devoción mariana diciendo: “la afirmación litúrgica de que Dios ha colmado de alegría a la Virgen en la Resurrección del Hijo, ha sido, por decirlo de algún modo, traducida y representada por la piedad popular en el Encuentro de la Madre con el Hijo resucitado: la mañana de Pascua dos procesiones, una con la imagen de la Madre dolorosa, otra con la de Cristo resucitado, se encuentran para significar que la Virgen fue la primera que participó, y plenamente, del misterio de la Resurrección del Hijo” (149). Por tanto, Nuestra Señora de los Dolores no desaparece la escena Pascual, sino tiene un lugar protagónico; como buena Madre sabe esperar, en María recordamos a la Iglesia que sabe esperar de nosotros con paciencia, no desfallece ante las tinieblas, sino que permanece firme hasta el amanecer de nuestra Resurrección. Por otra parte, durante la Pascua se practica en algunos lugares la bendición de la familia en su hogar. Sé que para muchos de nosotros, los párrocos o encargados de comunidades, es complicada la práctica de esta devoción por las “carencias de tiempos” para ello. Sin embargo, podemos ser creativos y en algunos domingos de Pascua elegir sectores para bendecir a nuestras comunidades y familias, prestando especial atención a aquellas familias que atraviesan una situación especial. “Durante el tiempo
pascual – o en otros periodos del año – tiene lugar la bendición anual de las familias, visitadas en sus casas. Esta costumbre, tan apreciada por los fieles y encomendada a la atención pastoral de los párrocos y de sus colaboradores, es una ocasión preciosa para hacer resonar en las familias cristianas el recuerdo de la presencia continua de Dios, llena de bendiciones, la invitación a vivir conforme al Evangelio, la exhortación a los padres e hijos a que conserven y promuevan el misterio de ser “iglesia doméstica” (DPP 152). Aprovechemos esta devoción para salir y acercarnos a las familias de la comunidad. Una devoción muy conocida es el Vía Lucís, muchos devocionales ya la contemplan y con los años ha servido para no bajar la guardia en el tiempo de Pascua en las comunidades. Puede servirnos para recordar que como parroquias somos caminos de luz para los hermanos. Deseo resaltar en las devociones de Pascua la que considero más importante, la devoción de la Divina Misericordia, ya que podría ser el punto de referencia en búsqueda de dar un giro a todos los aspectos de la vida parroquial y personal y que nos falta practicar como pastores. A raíz de los mensajes de la religiosa Faustina Kowalska, canonizada el 30 de Abril del 2000, se ha difundido progresivamente esta devoción particular a la misericordia divina comunicada por Cristo muerto y resucitado, fuente del Espíritu que perdona los pecados y devuelve la alegría de la salvación. Puesto que la Liturgia del “II Domingo de Pascua o de la divina misericordia” – como se denomina en la actualidad – constituye el espacio natural, en el que se expresa la acogida de la misericordia del Redentor del género humano, debe educarse a los fieles
para comprender esta devoción a la luz de las celebraciones litúrgicas de estos días de Pascua. En efecto, “El Cristo pascual es la encarnación definitiva de la misericordia, su signo viviente: histórico-salvífico y a la vez escatológico. En el mismo espíritu, la Liturgia del tiempo pascual pone en nuestros labios las palabras del salmo: “Cantaré eternamente las misericordias del Señor” (Sal 89 (88) ,2)” (DPP.154). “El. Papa Francisco en su mensaje de la jornada mundial de la juventud 2016 nos decía: “El mensaje de la Divina Misericordia constituye un programa de vida muy concreto y exigente, pues implica las obras”. Estrechemos la práctica de las Obras de Misericordia que el Papa Francisco nos envió a vivir el pasado año de la Misericordia, busquemos que nuestras comunidades sigan siendo brazos abiertos a los hermanos alejados, que podamos edificar actitudes fraternas en este tiempo de Pascua. Busquemos frente a los retos de la actualidad que, renovando el corazón por la vivencia cuaresmal, podamos resucitar a un estado continuo de comunión y participación en cada comunidad de nuestra Iglesia diocesana, renovando las estructuras que sostienen antiguos y ciclados comportamientos, carentes de la vida nueva que Jesucristo nos ha alcanzado.
Pbro. Luis Armando González Coordinador de la dimensión de piedad popular y santuarios. Cuaresma-Pascua 2017
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EL SAGRARIO:
OBJETOS Y LUGARES SAGRADOS A lo largo de los siglos, la Iglesia ha sabido manifestar su fe y amor a Dios en el cuidado esmerado del culto y en el decoro de los lugares y cosas que a él se refieren. Con una mayor lógica cuando consideramos que en el Sagrario no hay una imagen de Dios o una presencia moral de Él, sino Dios mismo, en Persona. El Sacrificio que es ofrecido sobre el altar, es un sacrificio real, pero incruento, del mismo Hijo de Dios. Con la llegada de Cristo a la tierra, Él es con plenitud y por excelencia el lugar de la presencia de Dios entre los hombres. Su Persona es el nuevo Templo que, después de su sacrificio en el
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altar de la Cruz, de su Pascua y de su envío del Espíritu Santo, constituye a todos los bautizados, en parte suya, como piedras vivas. Él vive en nosotros y entre nosotros por acción de su Espíritu Santo. Nuestros templos físicos tienen un Tabernáculo que jamás pudimos soñar los hombres: Cristo mismo, realmente presente con su Cuerpo, Alma y Divinidad. Allí hemos de tratarle con toda reverencia, con todo amor, con toda admiración. Y todo esto se ha de manifestar en la generosidad, limpieza y cuidado esmerado del templo, ornamentos, vasos sagrados, etc.
Los objetos de culto se han de venerar, respetar y cuidar con sumo esmero por su relación con la Sangre y el Cuerpo de Cristo. El incienso, las inclinaciones y genuflexiones, el tono de voz adecuado en las celebraciones, la dignidad de la música liturgica, la riqueza y dignidad de los ornamentos y objetos sagrados, el trato y decoro de estos elementos del culto y su limpieza, son la manifestación continua de un pueblo creyente. Este cuidado en todos los detalles ayuda poderosamente a reconocer la presencia del propio Dios. “Los cálices sagrados y los santos lienzos y todo lo demás que pertenece a la Pasión del Señor..., por su consorcio con el Cuerpo y la Sangre del Señor, han de ser venerados con la misma reverencia que su Cuerpo y que su Sangre” (San Jerónimo, Epístola 114). El Código de Derecho Canónico (CIC) en su c.1220.1 dice “Procuren todos aquellos a quienes corresponde, que en las Iglesias haya la limpieza y pulcritud que conviene a la casa de Dios, y evítese en ellas cualquier cosa que no esté en consonancia con la santidad del lugar”. Completando lo dicho arriba, nos invita a proteger los bienes sagrados y preciosos, empleando los cuidados ordinarios de conservación y las oportunas medidas de seguridad. Respecto al Sagrario o Tabernáculo, hemos de decir que se refiere al pequeño recinto, a modo de cajita o armario, donde se reserva la Eucaristía después de la celebración, esto con la finalidad para que pueda ser llevada a los enfermos o puedan comulgar fuera de la Misa los que no hayan podido participar en ella. Sagrario, como lo indica se refiere al lugar donde se guarda lo sagrado; mientras que “tabernáculo”
significa “tienda de campaña”, en referencia al Dios de Israel que acompañó a su pueblo en la tienda del encuentro, en su travesía por el desierto. Para nosotros cristianos, Cristo es la verdadera tienda (cf. Heb 9,11.24), el Verbo hecho carne y que puso su tienda entre nosotros (Jn1,14). La Eucaristía se reserva en un solo sagrario en cada Iglesia u Oratorio, colocado en el lugar más noble y destacado, convenientemente adornado, inamovible, de materia sólida y no transparente, cerrado con llave, en un ambiente que haga fácil la oración personal fuera del momento de la celebración. Ahora bien, el Jueves Santo, día en que celebramos la institución de la Eucaristía, tenemos un momento especial de adoración al Señor en la reserva eucarística. Entre algunos fieles surge ahora la confusión, a cerca del lugar o sitio donde se deposita el Santísimo Sacramento, para dicha oración y la celebración del Triduo Pascual. A este sitio donde se hace la reserva, es lo que se algunos le llaman “monumento”, aunque hoy se prefiere no llamársele así, para evitar la referencia al sepulcro. Y es que, precisamente, una idea extendida entre los fieles durante tiempo, es que ese traslado era acompañar a Cristo en su pasión y muerte. El origen podríamos hallarlo en Jerusalén, donde el Jueves Santo, después de acabado el oficio, el celebrante reserva el Santísimo en el Santo Sepulcro. Sin embrago el “Directorio sobre la Piedad popular y la Liturgia” hoy nos deja bien claro que: “[en] el lugar de la reserva hay que evitar el término “sepulcro” (“monumento”), y en su disposición no se le debe dar la forma de una sepultura; el sagrario NO puede tener la forma de un sepulcro o urna funeraria”. 47 Tiempo Adviento Navidad /2016 2017 Cuaresma-Pascua
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Y sin embargo, los sagrarios que aún confeccionan en algunas iglesias para el tabernáculo, tienen precisamente esta forma. Esta reserva propicia la adoración que, no obstante, luego de la medianoche debe hacerse sin solemnidad, y sin cirios, dejando solamente una luz para indicar la presencia sacramental, al uso común de la Iglesia. Y ¿cómo ha de ser el “Tabernáculo para el Jueves Santo”? Pues como generalmente no lo es: Sencillo, austero y digno. Bastará una plataforma sólida, cubierta con un mantel blanco, sobre la se coloque un sagrario, para guardar un copón lo suficientemente grande como para contener las especies sacramentales que se consumirán el viernes en el Oficio y se llevarán el Sábado Santo a los enfermos. De no ser así, o por masiva afluencia de fieles, se consagrará en otro copón que será guardado discretamente luego de la comunión de la misa del Jueves, en un sitio adecuado. El adorno, sencillo y bello: flores en adecuada cantidad y cirios. Ni cruces, ni imágenes, ni accesorios, ni telas, ni carteles. No debe ser el copón expuesto sin más en el manifestador. Mucho menos la custodia. Antiguamente solían ser verdaderos artificios de escalinatas, pasarelas, cirios, luces, flores, fuentes, cortinajes, ángeles, arcángeles y querubines... Tanto que parecían más automonumentos a quien lo realizaba, que un “lugar para la reserva” (¡este es el nombre adecuado!). Menuda 48
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reserva, en la que destaca más lo accesorio que lo principal. Tampoco conviene que tenga aspecto de altar o retablo, porque no lo es. No se trata de provocar en los fieles un desfile por las iglesias para ver cuál de ellas adornó mejor que las demás. Hoy en día, vemos sagrarios y tabernáculos que parecen rastros (sangre por todos lados), en los que se acumulan cachivaches diversos como supuestos signos: Sillas, toallas, jofainas, panes, cestos, espigas, palmas, ect. Todo esto, solo distraen la atención. Otros son adornados con carteles, frases bíblicas, tanto que parecen hojas parroquiales. Y con todo esto, peores son aquellos en que lo han resuelto con una mesa, un mantel, y unas flores en un frasco de alimentos vacío. O aquellos que muestran “elementos de nuestra idiosincrasia”, como si se tratara de una muestra de artesanías locales. Ejemplos sobran y para terminar digámoslo de nuevo, más alto, pero no más claro: Estos son monumentos a quienes los realizan.
Pbro. Gerardo Ochoa Atondo Coordinador de la Dimensión de arte sacro Y cuidado de bienes culturales
EJERCICIOS PARA EL EQUIPO DE ANIMACIÓN LITÚRGICA PARROQUIAL Y PARA LAS FAMILIAS. En respuesta al objetivo específico del II plan pastoral diocesano referente a estructuras de comunión y participación proponemos estos ejercicios de discernimiento para los equipos parroquiales, pero también consideramos que la familia es la estructura base que conforma la Iglesia, de lo que están hechas nuestras parroquias, por lo que incluimos también, propuesta para ser desarrolladas en las familias. Iniciaremos con la vida parroquial, auxiliados para la reflexión de algunos fragmentos de la carta apostólica de 1984 del cardenal de Chicago Joseph Bernardin, donde resaltaba la importancia de la liturgia, su trascendencia para ser vínculo de unión y empuje para trasformar los problemas de salud, justicia, educación, que siguen siendo tan vigentes, y por lo mismo después se propone algunos ejercicios sencillos para la vida familiar.
EQUIPO DE ANIMACIÓN LITÚRGICA PARROQUIAL Nos dice el Cardenal Bernardin: En nuestras reuniones litúrgicas nos reunimos muchos individuos diferentes en una sólo comunidad orante, donde cada uno entra en su interior, no para dejar a un lado los problemas o distracciones del trabajo o del hogar, sino para proyectar sobre ellos la luz del Evangelio. Entramos saludándonos unos a otros al edificio que llamamos “templo” que es como la sala de estar de la Familia de Dios, es decir estamos en nuestra casa. Donde dialogaremos con Dios y con nuestros hermanos, nos comprometeremos unos con otros y nos alimentaremos juntos de la Palabra y de la Eucaristía. Cuando estamos en el momento de la Comunión debe ser evidente que es la asamblea la que está celebrando la acción litúrgica: todos Cuaresma-Pascua 2017
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juntos rezamos el Padrenuestro, nos damos el saludo de la paz, recitamos el “Cordero de Dios”, y a todos se nos invita a participar de la mesa del Señor en la Comunión. En la carta sobre “El reto de la paz: La promesa del Señor y nuestra responsabilidad”, los obispos de los Estados Unidos de Norteamérica escribieron: “Animamos a todos los católicos a hacer del saludo de la paz en la Misa, un auténtico signo de nuestra reconciliación con Dios y con nuestros hermanos y hermanas. Este saludo de paz es también una señal visible de nuestro compromiso a favor de la paz como comunidad cristiana. Nos acercamos a la mesa del Señor, solamente después de habernos consagrado como comunidad cristiana a la tarea de la paz y de la reconciliación.” ¡Que así suceda en nuestras parroquias! Cuando demos el saludo de la paz a los que nos rodean, ¡que nuestras palabras y nuestros gestos hablen el lenguaje de la paz de Cristo! En las primeras décadas de la Iglesia, la reunión dominical era llamada “la fracción del pan”. Esta frase expresaba todo. El pan se dividía para que, al comer de él, todos se hicieran uno, seguido del saludo de paz que establece la relación que nos une a unos con otros y a todos con la Iglesia. Al acercarnos a esta mesa, dejamos a un lado la separación mundana que se basa en la cultura, la posición social o cualquier otra diferencia. Los bautizados ya no pueden admitir las distinciones de edad, sexo, raza o riqueza. La Comunión es la razón por la cual el prejuicio, el racismo, el sexismo, la preferencia por la riqueza o el poder, deben desaparecer de nuestras parroquias, de nuestros hogares y de nuestras vidas. La Comunión es la razón por la que no llamaremos enemigos a los que son seres humanos como nosotros. No podemos hacer eso después de habernos alimentado 50
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con el “Cuerpo quebrantado” y con la “Sangre derramada” para la vida del mundo. ¡Que quede esto bien claro en la reverencia con que nos acercamos a recibir el pan y el cáliz sagrados! ¡Que quede esto bien claro en el modo como los ministros de la Comunión proclaman “El Cuerpo de Cristo”! ¡Que quede esto bien claro cuando nosotros respondemos “Amén”! ¡Que quede esto bien claro en los cantos y salmos que entonamos y en el modo como los cantamos! ¡Que quede esto bien claro en el silencio que llena el templo cuando todos ya hemos comulgado! Antes de acercamos a comulgar, decimos “Señor, yo no soy digno”. Nunca somos dignos de este banquete, pues es gracia y don de Dios. Pero nos acercamos porque es el alimento “para el peregrinar” que comenzamos con el bautismo. Podemos comer de este banquete cuando estamos cansados, cuando nos sentimos desanimados e incluso cuando hemos fracasado. Pero no cuando nos hemos olvidado de la Iglesia, cuando hemos olvidado el camino que comenzamos en la fuente bautismal; no cuando hemos abandonado la lucha contra el mal y aún no nos hemos arrepentido. Examinemos sinceramente nuestra vida antes de acercamos a la Eucaristía. Al concluir la celebración y salimos, nos hemos convertido en “pan de vida” y en “cáliz de bendición” para el mundo. Ahora estamos desparramados, partidos, derramados para ser vida del mundo. Entonces, ¡lo que hacemos con nuestro tiempo, con nuestras palabras, nuestras obras, eso es lo que importa! Durante los últimos años, gran parte de la renovación litúrgica parece haberse concentrado en cambios externos, esto fue práctico, pero la revisión de los libros litúrgicos a partir de la “Constitución sobre la sagrada liturgia” nos han proporcionado
una forma maravillosa de oración, ahora necesitamos hacerla nuestra, conocerla y permitirle que forme parte de nuestra vida, porque será la única forma de que la trasforme. La participación en la liturgia no es la totalidad de nuestros deberes como cristianos. Vamos a ser juzgados por la atención que le prestamos a la justicia y por el testimonio que demos de la verdad, de los hambrientos que hayamos alimentado y por los presos que hayamos vestido. La liturgia no hace estas cosas. Pero la buena liturgia nos trasforma en un pueblo que siente la necesidad de hacerlas.
Para reflexionar y compartir en el equipo 1. ¿Cómo damos la bienvenida? ¿Esta bienvenida se extiende a todos aquellos que están fuera de esta parroquia particular? ¿Quiénes son ellos? ¿Cómo puede ayudamos la liturgia a darles la bienvenida? 2. ¿La asamblea participa el domingo como si la liturgia fuera hecha por ella? 3. ¿Tienden a enfocarnos, nuestras liturgias parroquiales, en la parroquia misma, respondiendo solo a las necesidades de la comunidad local? 4. ¿Nuestras liturgias parroquiales propician una catolicidad que nos une a otras comunidades parroquiales?
VIDA FAMILIAR Muchas de las iniciativas pastorales que normalmente se piensan para el ámbito de una parroquia o de una comunidad cristiana equivalente, sería bueno que las pensáramos en serio para otro marco de nuestra vida humana y cristiana: la familia.
Si consiguiéramos que la oración, la catequesis y la celebración cristiana del domingo volvieran (si se habían alejado) de algún modo al marco de la familia cristiana, seguramente sería mucho más eficaz nuestra tarea de educación o de vivencia cristiana de pequeños y mayores. Lo que se hace en la celebración dominical en la iglesia, o en la catequesis, o en grupos de espiritualidad y apostolado, corre el peligro de ser una “isla”, un hecho puntual y desconexo, tanto para los niños y jóvenes como para los adultos, si no tiene continuidad y preparación en el seno de la familia. Esto tiene aplicación en los tiempos fuertes del año (celebrar la Navidad también en familia, con símbolos cristianos, hacer un momento de oración al terminar o al empezar el año...) o en las fiestas (por ejemplo, las grandes fiestas marianas del año), y generalmente también cada semana en el domingo. De modo particular puede tener esto resonancia en la Cuaresma. La Cuaresma es tiempo de catecumenado y conversión para todos, pequeños y grandes. Un tiempo intenso en que somos invitados a abrirnos más a Dios (“oración”), a adoptar una postura de mayor servicio y entrega para con los demás (“limosna”) y a controlarnos a nosotros mismos con un poco más de austeridad (“ayuno”). Las tres grandes direcciones, que admiten interpretaciones nuevas, pero que siguen siendo muy válidas para nuestro camino de Cuaresma-Pascua. Pero esto no sólo deberíamos verlo y estimularlo en la celebración litúrgica, sino también, con sencillas maneras de oración o con simbolismos accesibles, en la familia. Para que esos valores “pascuales” vayan calando más en todos. De modo particular serviría para que los niños y adolescentes vean que todo eso no es sólo “cosa de niños”, sino que también sus mayores lo toman en serio.
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1. Pueden ayudar durante este tiempo unos elementos simbólicos colocados en algún lugar de la casa. Sobre todo puede ser útil la Cruz, que nos recuerda a todos el camino de la Pascua de Cristo y nuestra. ¿Cabría “entronizarla” la primera semana en algún espacio adecuado de la casa, con alguna lámpara, con una rama de laurel? Los niños y jóvenes podrían colaborar en su confección o colocación 2. En torno a ese espacio más apto para la oración, la familia podría tener un momento sencillo de oración, según el ritmo (diario o semanal) que les parezca más viable. Una oración familiar que podría seguir un esquema parecido a éste: un salmo de introducción, una breve lectura bíblica (por ejemplo, de la misa del día), un momento de silencio, unas preces litánicas (con la respuesta “Señor, ten piedad”), y el Padrenuestro rezado o cantado por todos. 4. Naturalmente, caben otras iniciativas (que la misma familia, en un “sínodo” especial al principio de la Cuaresma podría decidir): – hacer una breve oración de bendición de la mesa durante este tiempo (sería bueno que se extendiera a todos los domingos del año, si es que no se consigue hacerla diaria); – tomar una “penitencia familiar” comunitaria: un pequeño gesto simbólico de austeridad, con ahorro económico que luego revierta en alguna obra de ayuda a los demás; – hacer alguna vez durante la Cuaresma el Vía Crucis en casa; aprovechando el espacio de oración que se haya podido crear en torno a la Cruz; – preparar comunitariamente en casa la celebración sacramental de la Penitencia antes de Pascua; (nos puede ayudar a hacer el examen de conciencia en común). – crear momentos amenos donde se comparta una pequeña catequesis, recuerdos familiares de vivencias cuaresmales, quizás visitas a enfermos o viejos de la comunidad, etc. 52
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Una de las tareas pastorales prioritarias debería ser la de cuidar la fe en la familia cristiana. Ayudar a los padres a que ayuden a los hijos... O ayudar a los hijos a que ayuden a los padres, que de todo hay. En un mundo como el que estamos viviendo, son esta clase de iniciativas las que contribuyen a veces más eficazmente a sentir y a vivir en cristiano.
CELEBRACIÓN MIÉRCOLES DE CENIZA BIENVENIDA
TODOS: Amén.
MONITOR: La Cuaresma (cuarenta días de preparación para la Pascua) es el tiempo en que recordarnos los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto como preparación para su vida apostólica. En este tiempo, la Iglesia nos pide que intensifiquemos nuestra vida cristiana, que vivamos con mayor intensidad: la oración, la reconciliación, las obras de misericordia.
GUÍA: Los seres humanos manifestamos con gestos externos nuestros sentimientos y deseos. Por eso manifestamos con un signo externo que queremos aprovechar la cuaresma para preparar la celebración del Misterio Pascual (Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo), este signo es acercarnos a recibir la ceniza y con este acto aceptar que nos «arrepentimos y creemos en el Evangelio», y esto con hechos de vida y no sólo con palabras. La ceniza que hoy vamos a imponer sobre nuestra cabeza como signo de penitencia, nos recuerda que este mundo material y temporal es pasajero y no vale la pena depender de él. Mientras que hay que someter todo a la vida nueva y eterna que Cristo nos regaló el día del Bautismo, por los méritos de su gloriosa Pasión y Resurrección, y como parroquia trabajaremos para que cada bautizado intensifique su relación personal con Dios y con cada uno de los hermanos que nos necesitan para manifestar la vida nueva de Cristo. Dispongámonos a participar con atención.
«Conviértanse y crean en el Evangelio», ésa es la invitación que Jesús nos hace hoy a través de la Iglesia. Convertirse quiere decir volverse hacia Dios. Supone dirigirse hacia Alguien que llama, un desprenderse del egoísmo y optar por una nueva concepción de la vida. Para acoger un mensaje, hay que elevar ante todo los ojos hacia el mensajero. Que al ponernos la ceniza renovemos nuestra búsqueda incesante del amor de Dios. INICIO GUÍA: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. GUIA: Sea bendito nuestro Dios en todo tiempo y lugar, ahora y por los siglos de los siglos.
GUIA: Oremos. Que el día de ayuno con el que iniciamos, Señor, esta Cuaresma, sea el principio, de una verdadera conversión a ti, y que nuestros actos de penitencia y misericordia Cuaresma-Pascua 2017
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nos ayuden a vencer el espíritu del mal, para crear una comunidad de hermanos solidarios. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén. PETICIONES DE PERDÓN GUIA: Señor, tú tienes misericordia de todos y nunca odias a tus creaturas; borras los pecados de los hombres que se arrepienten y los perdonas, porque tú, Señor, eres nuestro Dios. A cada petición de perdón decimos: ¡MISERICORDIA, SEÑOR, HEMOS PECADO! LECTOR: 1.- Por las veces que no hemos reconocido tu rostro en los signos de la pobreza de nuestros hermanos: migrantes, personas con adicciones, víctimas de la violencia, desempleados, etc. R. 2.- Por permitir la corrupción como sistema de vida, que ha penetrado todas las esferas sociales, tanto políticas, sociales, religiosas y de cualquier otro nivel. R. 3.- Por vivir una vida sin sentido, que ignora aquellos valores, tradiciones y prácticas con las que se daba razón de “ser y de esperar”. R. 4.- Por no haber aprovechado el perdón que me ofreces en el Sacramento de la Reconciliación. R. 5.- Por no haber favorecido la formación o actitudes positivas que generaran la construcción de una mejor familia, grupo parroquial o comunidad. R. 6.- Por estar hoy aquí, pero mañana olvidarme de ti, de mis hermanos, por solo recurrir a ti o a la parroquia cuando te necesito, pero no cuando me necesitan. R.
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GUIA: Señor, Dios, que te apiadas de quienes se arrepienten y concedes tu paz a los que se acercan a Ti, escucha con bondad nuestras súplicas y derrama la gracia de tu bendición sobre estos siervos tuyos que vamos a recibir la ceniza, para que, fieles a las prácticas cuaresmales podamos llegar, con alma purificada, a celebrar la Pascua de tu Hijo, que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. TODOS: AMÉN. LECTURA DEL EVANGELIO LECTOR: Del santo Evangelio según san Mateo (6, 1-6.16-18) «En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Tengan cuidado de no practicar sus obras de piedad delante de los hombres para que lo vean. De lo contrario, no tendrán recompensa con su Padre celestial. Por lo tanto, cuando des limosna, no lo anuncies con trompeta, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, para que los alaben los hombres. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando ustedes hagan oración, no sean como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora ante tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará. Cuando ustedes ayunen, no pongan cara
triste, como esos hipócritas que descuidan la apariencia de su rostro, para que la gente note que están ayunando. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que no sepa la gente que estás ayunando, sino tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará». Palabra del Señor. REFLEXIÓN: Momento de silencio GUÍA: En el número 3 del documento “La alegría del Evangelio” el papa Francisco nos dice: Invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. No hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él, porque «nadie queda excluido de la alegría reportada por el Señor». Al que arriesga, el Señor no lo defrauda, y cuando alguien da un pequeño paso hacia Jesús, descubre que Él ya esperaba su llegada con los brazos abiertos. Éste es el momento para decirle a Jesucristo: «Señor, me he dejado engañar, de mil maneras escapé de tu amor, pero aquí estoy otra vez para renovar mi alianza contigo. Te necesito. Rescátame de nuevo, Señor, acéptame una vez más entre tus brazos redentores». ¡Nos hace tanto bien volver a Él cuando nos hemos perdido! Insisto una vez más: Dios no se cansa nunca de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de acudir a su misericordia. Aquel que nos invitó a perdonar «setenta veces siete» (Mt 18,22) nos da ejemplo: Él perdona setenta veces siete. Nos vuelve a cargar sobre sus hombros una y otra vez. Nadie podrá quitarnos la dignidad que nos otorga este amor infinito e inquebrantable. Él nos permite levantar la cabeza y volver a empezar, con una ternura que nunca nos desilusiona y que siempre
puede devolvernos la alegría. No huyamos de la resurrección de Jesús, nunca nos declaremos muertos, pase lo que pase. ¡Que nada pueda más que su vida que nos lanza hacia adelante! GUÍA: Dios quiere que lo sirvamos haciendo bien a nuestros prójimos, ¿qué obras y sacrificios vamos a hacer a favor de los demás? Darme tiempo para asistir a cursos y otra formación religiosa, interesarme en las actividades de mi parroquia, involucrarme en las situaciones difíciles que viven mis hermanos de la comunidad parroquial, apoyo a la catequesis en mi comunidad, ayuda especial para trabajar en grupos parroquiales. Momento de silencio y reflexión para hacer un propósito... IMPOSICIÓN DE LA CENIZA GUÍA: Cuando quemamos algo ¿qué queda? CENIZA. Las cenizas son nuestros egoísmos y enfermedades: peleas, mentiras, pereza, falta de compromiso, apatías, indiferencias, soberbias, protagonismos, faltas de respeto, violencias, injusticias, nuestro corazón duro, incapaz de perdonar. La ceniza significa que todo lo anterior lo hemos quemado y que queremos que nazca en nosotros algo nuevo: la paz, la amistad, la solidaridad, el amor, comprensión, dialogo, aceptación, respeto, formación, tolerancia, inclusión. Ahora, como signo externo de que queremos emplear estos cuarenta días de preparación para la Pascua, por medio del arrepentimiento de nuestros pecados, pero más importante por medio de responsabilizarnos con quien nos necesite, vamos a recibir la ceniza sobre nuestra cabeza con la señal de la cruz. Pasan en fila a recibir la ceniza, mientras se canta algo apropiado. Cuaresma-Pascua 2017
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PLEGARIA UNIVERSAL GUIA. Demos gracias a Dios Padre, que nos concede iniciar hoy el tiempo cuaresmal, roguémosle que durante estos días la acción del Espíritu purifique nuestros corazones y nos llene de su amor. Supliquémosle diciendo: Bendice a tu pueblo, Señor. LECTOR: -Para que el Padre aumente el fervor de quienes habiéndolo dejado todo siguieron a Cristo, para que su vida sea luz para los hombres y claro testimonio de la santidad de la Iglesia. Oremos. -Que el Padre dirija el sentir de los pueblos y la mente de sus gobernantes por los caminos de su voluntad, para que todos procuren el bien de los más pobres. Oremos. -Que el Padre que creó a los seres humanos a imagen suya, haga que cada día trabajemos para transformar en santidad toda injusticia y desigualdad. Oremos. -Que nos ayude a aprender a renunciar a lo que no es necesario y compartamos lo que tenemos con los hermanos necesitados y aprendamos a practicar la caridad en cada momento de nuestra vida diaria. Oremos. -Que aprendamos a ser constructores de una Iglesia que sale al encuentro del hermano, aprendiendo a dialogar, respetar, aceptar, comprender a cada uno. Oremos. GUIA: Al presentarte nuestras súplicas te imploramos, Padre, vivir de toda palabra que sale de tu boca y que así, transformando nuestros corazones, nos preparemos a celebrar la gloria de Cristo resucitado presente en medio de toda la humanidad. Y ya que por Jesucristo somos hijos de Dios, digamos confiadamente a nuestro Padre: 56
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Padre nuestro… ORACIÓN FINAL GUÍA: Acepta, Señor, este sacrificio con el que iniciamos solemnemente la Cuaresma y concédenos que, por medio de las obras de caridad y penitencia, venzamos nuestros vicios, y libres de pecado, podamos unirnos mejor a la pasión de tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal, y nos lleve a la vida eterna. Amén.
CELEBRACIÓN PENITENCIAL PARA CUARESMA MONICIÓN Nos acercamos a la celebración de la Pascua. La Pascua es vida nueva, morir con Cristo y resucitar con Él, el triunfo del Espíritu. Es lo que significamos con fuerza en el Bautismo y la Eucaristía, sacramentos pascuales. Pascua es la fiesta de la victoria final: victoria de la luz sobre las tinieblas, de la alegría sobre el dolor, de la santidad sobre el pecado, de la vida sobre la muerte. Queremos participar de esta victoria de Cristo. Pero esto exige seguir su camino, pasar por donde Él pasó. Exige pasar por la muerte. No hay Pascua sin muerte. En esta celebración penitencial, que es como una prolongación de la gracia del Bautismo, queremos unirnos también a la muerte y resurrección de Cristo. Por eso fijamos los ojos en Él, Jesús crucificado. Nos acercamos a Él, para que a través del sacramento, nos alcance los dones de la resurrección. SALUDO Que el amor del Padre que en Jesús se manifestó
como perdón, esté con todos ustedes. Hermanos: Estamos aquí porque Dios nos quiere y nos llama a la conversión. Somos importantes para Él, a pesar de nuestros pecados. Él nos ha traído aquí, a esta parroquia; su mano, su ternura, su misericordia nos llama. Experimentemos hoy a ese Dios. Sintamos su amor. ORACIÓN PARA INTERIORIZAR Que tu gracia nos ayude. No podemos nada con solo nuestro esfuerzo. La conversión es, sobre todo, obra de la gracia. Necesitamos, Padre, tu gracia, tu luz, tu ayuda, la fuerza de tu Espíritu. • Para vivir del amor de tu Hijo. Lo que pedimos al Padre no es sólo que nos perdone, que nos quite el pecado, el vestido viejo, pedimos luz, pedimos vida, pedimos amor. Pedimos una participación del amor de Cristo. • Que le movió a entregarse a la muerte. No hablamos de un amor cualquiera. Hablamos del amor de Jesucristo, que es el más auténtico y más grande amor que se haya dado en la tierra. Es un amor divino. Le llevó a darlo todo y darse todo, a dar la propia vida. Nadie tiene amor más Cuaresma-Pascua 2017
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grande... • Por la salvación del mundo. Se entregó a la muerte por nosotros. Se entregó a la muerte para salvarnos de la muerte. Murió para darnos vida. Se perdió para salvarnos. En su muerte pensaba en cada uno de nosotros, en su resurrección también pensaba en cada uno de nosotros. Envía, Señor, la salvación a todos y que en la parroquia sepamos vivir y trasmitir esa salvación. LECTURA Del santo Evangelio según san Juan 12, 20-33 Entre los que habían subido a adorar en la fiesta había algunos griegos. Éstos se acercaron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le pidieron: Señor, queremos ver a Jesús. Felipe fue a decírselo a Andrés, y ambos fueron a decírselo a Jesús. Ha llegado la hora de que el Hijo del hombre sea glorificado —les contestó Jesús—. Ciertamente les aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, se queda solo. Pero si muere, produce mucho fruto. El que se apega a su vida la pierde; en cambio, el que aborrece su vida en este mundo, la conserva para la vida eterna. Quien quiera servirme, debe seguirme; y donde yo esté, allí también estará mi siervo. A quien me sirva, mi Padre lo honrará. «Ahora todo mi ser está angustiado, ¿y acaso voy a decir: “Padre, sálvame de esta hora difícil”? ¡Si precisamente para afrontarla he venido! ¡Padre, glorifica tu nombre! Se oyó entonces, desde el cielo, una voz que decía: «Ya lo he glorificado, y volveré a glorificarlo.» La multitud que estaba allí, y que oyó la voz, decía que había sido un trueno; otros decían que un ángel le había hablado. Esa voz no vino por mí sino por ustedes —dijo Jesús—. El juicio de este mundo ha llegado ya, y el príncipe de este mundo va a ser expulsado. Pero yo, cuando sea levantado de la tierra, 58
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atraeré a todos a mí mismo. Con esto daba Jesús a entender de qué manera iba a morir. REFLEXIÓN Del libro de las confesiones: Escuchemos algunas reflexiones de San Agustín, cuando era todavía pródigo. Nos habla del vacío y la amargura originado por el orgullo y la sensualidad. • «Durante nueve años -desde los diecinueve a los veintiocho- fui a la vez seducido y seductor, engañado y engañador (...). Me comportaba como un soberbio en mi actividad y como un supersticioso en lo religioso, y siempre como un hombre vacío (...). Perseguía la popularidad, los aplausos en el teatro, el éxito en los certámenes poéticos, la rivalidad por alcanzar una corona de heno, el montaje de espectáculos y el desenfreno de la concupiscencia (...). Al volver y pasar por una de las calles de Milán, me fijé en un pobre mendigo que, despreocupado de todo -eso me pareció-, reía feliz. Yo entonces interiormente lloré. Me acompañaban unos amigos y les dije que era nuestra ambición la que nos hacía sufrir y nos torturaba, porque todos nuestros esfuerzos, como ese deseo de triunfar que me atormentaba, no hacía más que aumentar la pesada carga de nuestra infidelidad. Que era nuestra sensualidad la que nos hacía arrastrar esa pesada carga de amargura». (Confesiones, L. IV, 1; L. VI, 6. cf. L. VIII, 3). La tristeza del pecado: Lo sabemos desde Adán y Eva. Después de saborear la manzana, sintieron el vacío, la vergüenza y la tristeza. Aparecen los sudores, los dolores y las lágrimas. Lo sabemos desde Caín. Después de arrastrar al hermano en el torrente de cólera envidiosa, probó la amargura de la soledad y el martilleo depresivo de la conciencia, la angustia de la huida sin descanso. Lo sabemos desde el hijo pródigo, que añoraba,
entre el hambre y los puercos, el pan y el calor de la familia. También conocemos la tristeza del hijo cumplidor, pero que sufría de ceguera y de frialdad en el corazón. Tantos y tantos ejemplos. San Agustín describe magistralmente esta experiencia universal. «Llegué a hacerme a mí mismo una región solitaria y un país desierto, donde reinan la pobreza y la necesidad». Podemos también recordar nuestras propias experiencias. Encontramos... • La tristeza de no amar, de quedarte solo, encerrado en tu egolatría. • La tristeza de no compartir, llenos de cosas, pero vacío. • La tristeza de no vivir en la verdad, de no ser transparente, obligado a la mentira y la farsa. • La tristeza de no ser libre, de no poder ser tú mismo, sometido a vilezas, miedos y pasiones. • La tristeza de no crecer, de no crear, de resignarse a la mediocridad y el conformismo. • La tristeza de no alegrarse con los demás, dejándote envenenar por la envidia y la ruindad. • La tristeza de no creer, no confiar, no abrirte a otra realidad. • La tristeza de no esperar, de no soñar, del pesimismo y el desencanto, de mirar siempre hacia atrás. • La tristeza de no ver al hermano, ignorar los sufrimientos y dificultades de mi familia, colaboradores en los equipos parroquiales, compañeros de trabajo, vecinos. La depresión psicológica es difícil de curar. Más difícil todavía de superar es la depresión espiritual, entrar en el juego del pecado es seductor; pero librarse de sus cadenas exige un esfuerzo más que natural. Volver a la casa del Padre es lo mejor, pero nos da miedo o vergüenza o cansancio... y nos falta decisión. Quisiera ser más pobre, moderar mis gastos, más solidario, más voluntario, pero me atan mis comodidades y mis gustos y caprichos. Quisiera confiar más y ponerme ciegamente en las manos de Dios, pero me pueden mis miedos y mis dudas. Quisiera rebajar mi orgullo, superar
mi pereza, dominar mi genio, pero eso queda en deseos. Lo intento una vez y otra, pero una vez y otra vuelvo a fracasar. Señor Jesús, ¡cómo necesito tu gracia para superar los obstáculos que se interponen en el camino de mi conversión! Necesito estar siempre convirtiéndome. Y sentir que ésta ya es una gracia tuya. Que tu gracia me une, me ilumine, me seduzca, me venza y me transforme, para que yo pueda llegar hasta ti. ORACIÓN A MODO DE EXAMEN DE CONCIENCIA Oh Dios nuestro y Dios de nuestros padres, que nuestra oración llegue a Ti. Ya lo ves, Señor, no somos ni audaces, ni endurecidos, ni te decimos: Somos inocentes, no tenemos pecados, sino que los confesamos: Hemos pecado. Somos de verdad culpables. Hemos sido rebeldes a tu voluntad, hemos cometido abusos de confianza, hemos blasfemado, injuriado y maltratado hemos incitado al mal, hemos condenado al inocente, hemos sido orgullosos, hemos actuado con violencia, hemos afirmado cosas falsas, hemos dado malos consejos, hemos engañado, hemos cometido injusticias, hemos oprimido al prójimo, hemos endurecido nuestro corazón, nos hemos entregado a la corrupción, hemos cometido acciones vergonzosas, hemos seguido malos caminos, hemos rechazado a nuestro prójimo, hemos abandonado tus mandamientos, para nuestra desdicha, nos dejamos atrapar por el consumo, hemos vendido nuestra dignidad y nuestra herencia por prestigio o por monedas o una juerga, hemos gastado irresponsablemente, nos hemos esclavizado por los apegos y vicios. Cuaresma-Pascua 2017
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Nos hemos creído superiores y hemos humillado. hemos hecho nuestros servicios por cumplir o por lucir. Cuando mercantilizamos la religión, Cuando nos comparamos y nos creemos mejores, Cuando no somos capaces ni de amar ni de dejarnos amar. Y tú, tan justo en todo lo que nos sucede, has seguido siempre actuando con amor y fidelidad para con nosotros; pero nosotros te hemos desconocido y hemos pecado. Confesión Recordando hermanos, la bondad de Dios, nuestro Padre, confesemos nuestros pecados, para alcanzar su misericordia y perdón. Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes hermanos que he pecado mucho, de pensamiento, palabra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a Santa María, a los ángeles y a los santos y a ustedes hermanos que intercedan por mí ante Dios nuestro Señor. Todos: Perdón, Señor, Perdón · Perdón Señor, porque muchas veces hemos olvidado lo que somos: tus hijos. Perdón también por olvidar que los demás son nuestros hermanos. R. · Perdón Padre por gastar nuestra vida en cosas inútiles, por dejarnos llevar por los vicios, y por olvidarnos de ti. R. · Perdón Señor, por nuestra mediocridad, por nuestra falta de testimonio, por nuestra falta de caridad y solidaridad con todos los hombres, nuestros hermanos. R. Dios todopoderoso tenga misericordia de 60
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nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. Todos: Amén. Padrenuestro: Y ahora, con las mismas palabras que Cristo nos enseñó, pidamos a Dios Padre que perdone nuestros pecados y nos libre de todo mal. Padrenuestro que.... CONFESIONES Y ABSOLUCIÓN INDIVIDUAL Silencio reflexivo que ayude a seguir meditando el examen de conciencia Al terminar la confesión expresamos nuestro credo EL DIOS EN QUIEN YO CREO CREO en el Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo tal como el mismo Jesús nos lo revela en sus palabras, obras, vida, muerte y resurrección. Éste es el Dios a quien me apunto, el Dios por quien apuesto: • el Dios que nos quiere tanto que se encarna, se hace hombre de carne y hueso, frágil y vulnerable como nosotros; • el Dios que se retrata en la parábola del Padre Pródigo del hijo pródigo y en tantas otras parábolas y escenas evangélicas; • el Dios infinitamente misericordioso que nos ama y perdona gratuitamente y sin reservas como sólo Él, que es amor, puede hacerlo; • el Dios-Amor, que nos crea a su imagen y semejanza; • el Dios-Amor, que libera y humaniza; (...) • el Dios que nos alienta a crear una Humanidad regida por el amor, la justicia, la paz y la solidaridad; • el Dios que es amor, todo amor y nada más que amor, que no puede ni sabe ni quiere hacer otra cosas que amar;
• el Dios, «la Fonte que mana y corre» desde el fondo de mi ser y de todos los seres, dándonos gratuitamente existencia, vida, fortaleza y capacidad de gozo; (...) • el Dios que siente debilidad por lo más desfavorecidos, excluidos y marginados entre nuestros hermanos y hermanas; • y el Dios que nos espera, a todos sin excepción, con los brazos y el corazón abiertos de par en par, en la otra orilla para fundirse con nosotros en un abrazo sin fin.
Aquí estamos, dispuestos a hacer eficaz la luz recibida, comunicando con pasión el Evangelio salvador. Aquí estamos, apostando una vez más por la santidad, para que destile un aire limpio nuestra convivencia. Aquí estamos, Padre, abiertos a tu misericordia y con ganas de llevarte a la calle, al trabajo, a la vida familiar, a los lugares de diversión... Queremos proclamar que Tú vives. Queremos comprometernos más...
ORACIÓN CONCLUSIVA
BENDICIÓN Dios, Padre misericordioso, nos bendiga. Jesús y el Espíritu nos ayuden a ser testigos del perdón celebrado. La bendición...
Dios, Padre bueno, te damos gracias por el perdón recibido y por la buena dosis de espiritualidad que hemos compartido. Tú quieres personas convertidas, generosas... Señor, aquí estamos con el interior abierto y con ganas de calentar de nuevo el corazón.
CANTO FINAL
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INTRODUCCIÓN DE HORAS SANTAS PARA CUARESMA En los jueves de Cuaresma reflexionamos sobre las características del discípulo de Jesús, su relación con Dios Padre y su testimonio. En esta edición reflexionamos acerca de comunidades parroquiales y sus estructuras que la sostienen, ya que siempre están necesitadas de conversión y son llamadas a vivir la experiencia del reinado de Dios, para transformar nuestras realidades y la de los hermanos. Como animadores de pastoral litúrgica, al dirigir o coordinar las horas santas, debemos considerar lo siguiente: 1. En esta cuaresma reflexionaremos sobre nuestras debilidades, fallas, desde los textos litúrgicos de los jueves que nos ayudan a ver el proyecto de Dios para nosotros, a purificarnos de ideas arcaicas, nos muestran el camino de Jesús, su dolor y dificultades, pero también su triunfo en la fe. Ayudemos a quienes se congregan a orar ante el santísimo sacramento, a descubrir las limitaciones, debilidades y tentaciones que amenazan la vida de los grupos y fieles de su parroquia, para que iniciando los debidos ayunos y purificaciones, tomando conciencia, juntos podamos salir fortalecidos en la Pascua, con renovados compromisos, cambio de actitudes y acciones pastorales. 2. La Cuaresma es un tiempo de Gracia, que nos prepara para la Pascua del Señor. La dinámica de este tiempo deberá llevar a acciones concretas, que se habrán de notar sobretodo en la cincuentena pascual. Por ello es importante que los grupos y fieles de las comunidades aterricen sus compromisos y los hagan vida durante los cincuenta días de la Pascua, por ejemplo, una pequeña misión de los grupo para llevar un mensaje específico a algunas 62
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casas de la comunidad, así mostraremos un rostro distinto de Iglesia, ya no de esperar a que vayan a misa, sino de ir a buscar a quien no va a ella. Otro ejemplo es realizar una campaña de invitación a los fieles, para evitar ser siempre los mismos, quienes hacen todo en las comunidades. Esperamos que las oraciones y reflexiones, toquen a nuestras comunidades, para que durante este tiempo, transformemos y fortalezcamos a los grupos y servidores de las parroquias, ellos son las estructuras que sostienen la vida de la Iglesia. En esta ocasión presentamos primero un esquema general para cada hora santa, con los elementos de oraciones básicas que la componen, ello con el fin de atender a la solicitud del señor Arzobispo, don Ruy Rendón, de dar respuesta al II plan diocesano de pastoral en lo referente a fortalecer estructuras, enseguida los textos evangélicos, su reflexión y oración para cada semana. Es decir, cada semana que realicemos nuestra hora santa, la iniciaremos y terminaremos con las oraciones de la página 63 y para la reflexión bíblica iremos a la página que corresponda esa semana.
HORAS SANTAS DE CUARESMA EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO ESTACIONES EUCARÍSTICAS Jesús te has hecho pan. Te has hecho comida. Un pan bajado del cielo. Un pan que viene de Dios, de lo alto, de lo que está por encima de nosotros. Un pan vivo, presente, actual. Tú, Señor sigues vivo entre nosotros. ¡Cuánta muerte hay en nosotros! Muerte en la tristeza, el desánimo, las tensiones, el aburrimiento, la desilusión. Muerte en la apatía de los jóvenes, en el consumismo de los niños, en la avaricia de los adultos y en la desesperanza de los mayores. Tú, presencia viva es una Buena noticia para el Mundo. Tu mensaje es un nuevo aire fresco a nuestras vidas cargadas de rutina. Tú eres presencia viva de Dios. Que los niños tengan deseos de cambiar el mundo; que los jóvenes busquen la honradez y la justicia, que los adultos cuiden su interioridad y su verdadero ser y los mayores recuperen su confianza en ti. Que la Eucaristía una a todos y tu presencia nos alivie en nuestro caminar. Alabado sea el Santísimo Sacramento del altar… Padrenuestro, Avemaría, Gloria y canto Danos siempre de tu pan. Danos el pan de cada día. Tú pan es vida para el mundo. Un mundo
lleno de ambiciones, falsedades, hipocresías,… En un mundo lleno de divisiones, nacionalismos y fundamentalismos. Un mundo muerto. Un mundo lleno de contaminación, guerras, desastres naturales, hambruna,… En un mundo muerto por el egoísmo y la avaricia, Tú nos prometes vida. Vida para este mundo. La vida está en tu persona, en tu mensaje, en tu carisma. Vida que es alegría, luz, entusiasmo. Vida que es esperanza en el futuro. En la eucaristía encontramos las palabras para la verdadera alegría, para la vida que no se acaba, para la vida sin fin. Alabado Sea el Santísimo Sacramento del altar… Padrenuestro, Avemaría, Gloria y canto Y nos repites que para tener vida, hace falta unirnos a tu persona. Hace falta celebrar tu fe. Es imposible conocerte y no amarte. Es imposible amarte y no seguirte. Cuántas veces te he negado Señor. Negado en el pecado, en el olvido de tu presencia, en los intereses egoístas y personales. Hoy quiero pedirte perdón por las veces que no me uno a ti, por las veces que me separo ante tantos caminos que seducen mi voluntad. Señor, quiero tener dentro de mi alma la vida de tu perdón, la gracia de tu amor, la amistad de tu corazón. Quiero cargar con mi cruz, con el peso de mis debilidades, y hacerme Cuaresma-Pascua 2017
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Padrenuestro, Avemaría, Gloria y canto
Dejar un momento para que se realicen compromisos personales. Si la Hora Santa se realiza entre miembros de los equipos parroquiales se sugiere se realice compromisos que asumirán todo el equipo.
SILENCIO MEDITATIVO
CANTO
ORACIÓN INTRODUCTORIA
PRECES
Señor, Padre Santo que en Jesucristo, tu Hijo, presente realmente en la Eucaristía, nos das el testimonio más grande de la fidelidad de tu amor te pedimos que nos concedas en esta Cuaresma, que la escucha atenta de tu Palabra ilumine nuestras vidas para que no tengamos miedo de abrir las puertas de nuestro corazón a Cristo, y así podamos perseverar como hijos tuyos dando testimonio de tu amor en la construcción de una familia, una Iglesia y una sociedad justa, pacífica y misericordiosa. Que nuestras parroquias sean las transformadoras de la tristeza, desanimo, muerte, corrupción, egoísmos, avaricias….en justicia, respeto, tolerancia, en el Reino de amor que predican. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Señor Jesús tu eres nuestra paz; esta Cuaresma queremos redescubrir nuestro bautismo para sumergirnos en tu amor, en el misterio de tu muerte y resurrección que nos impulsa cada día a liberar nuestro corazón y proyectar el futuro con esperanza. Responderemos: Enséñanos, Señor, el camino de la vida.
tuyo. Solo tuyo. Alabado sea el Santísimo sacramento del altar….
Todos: Amén. LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS SILENCIO MEDITATIVO REFLEXIÓN SILENCIO MEDITATIVO ORACIÓN COMPROMISO
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Consultar la semana que corresponda
No permitas que nos encerremos en nuestros duelos ni autocompasiones, no nos dejes dar demasiada importancia a lo que nos ocurre, impide que la enfermedad, el paro, el desamor, o las desgracias nos bloqueen, porque entonces vivimos sin ti, y así no hay forma de superarlas. R. ¡Cuántas veces nos has demostrado que vivimos anclados en nuestra pena y lo único que nos libera es dejar de autocompadecernos y escuchar al otro! Minimiza, Señor, nuestros miedos y vuélvenos misericordiosos, compasivos con los hermanos y sus dificultades. Sólo así podremos sanarnos y recuperar la energía vital. R. Entra, Señor, en nuestros grupos parroquiales, en nuestros equipos, en nuestros sacerdotes, en cada fiel de domingo, de bautizo, de boda, de funeral, pasa hasta el fondo, al silencio de nuestro corazón, más allá de nuestra cabeza ruidosa y de nuestra mente egocéntrica. Pasa y haznos sentir como Tú, amar como Tú, acompañar como Tú, enseñar como Tú. Porque queremos saber aliviar el dolor de los otros, perdonar siempre, descargar el peso de la vida
y desculpabilizar y liberar a mis hermanos. R. Pasa, Señor, aunque no te busquemos, distraído en los afanes de la vida. Pasa porque eres tú el único que da sentido a nuestra existencia, el que minimiza nuestros errores y nos vuelve misericordia inmediata, amor gratuito, amistad regalada y caricia de vida. R. Gracias por estos miedos que te reclaman, gracias por mis fragilidades, que me quitan prepotencias, gracias porque siendo pequeño, Tú me vuelves grande y capaz, gracias porque contigo soy luz para el camino oscuro de la vida y sal que aporta humor para facilitar las situaciones. R. Señor, Padre rico en Misericordia que nos mandas escuchar a tu Hijo Amado, nutre nuestra fe con tu palabra y purifica nuestras vidas, para que podamos alegrarnos en la contemplación de tu gloria. Ayúdanos a entender como parroquia que la pasión de nuestros hermanos es el camino de la resurrección, que necesitamos reconstruirnos para construir tu Reino. Por Jesucristo Nuestro Señor.
Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre. Bendito sea el nombre de Jesús. Bendito sea su sacratísimo Corazón. Bendita sea su preciosísima Sangre. Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del altar. Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito. Bendita sea la gran Madre de Dios, María Santísima. Bendita sea su santa e inmaculada Concepción. Bendita sea su gloriosa Asunción. Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre. Bendito sea San José, su castísimo esposo. Bendito sea Dios en sus ángeles y en sus santos. BENDICIÓN CON EL SANTÍSIMO
RITOS FINALES PADRE NUESTRO V/. Nos diste Señor, el pan del cielo. R/. Que contiene en sí todo deleite. V/. Oh Dios, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. R/. Amén. Bendito sea Dios. Bendito sea su santo nombre. Cuaresma-Pascua 2017
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PRIMER JUEVES
EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO ESTACIONES EUCARÍSTICAS (Pág. 63) SILENCIO MEDITATIVO ORACIÓN INTRODUCTORIA (Pág. 64) Del santo Evangelio según San Lucas: 9, 22-25 En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Es necesario que el Hijo del hombre sufra mucho, que sea rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que sea entregado a la muerte y que resucite al tercer día”. Luego, dirigiéndose a la multitud, les dijo: “Si alguno quiere acompañarme, que no se busque a sí mismo, que tome su cruz de cada día y me siga. Pues el que quiera conservar 66
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para sí mismo su vida, la perderá; pero el que la pierda por mi causa, ése la encontrará. En efecto, ¿de qué le sirve al hombre ganar todo el mundo, si se pierde a sí mismo o se destruye?” SILENCIO MEDITATIVO REFLEXIÓN ¿Quién es Jesús para nosotros hoy? No se trata de dar una respuesta teórica que responda a todas las cuestiones formales relativas a la persona de Jesús. Mucho menos, dogmas que definan su naturaleza divina. Los evangelios nos hablan de Jesucristo desde la experiencia pascual, y es muy difícil descubrir al Jesús de Nazaret que ellos conocieron y del que partieron para llegar a Cristo. Los cristianos de hoy empezamos la casa por el tejado y cuando nos damos cuenta,
resulta que carecemos de muros y sobre todo de cimientos. Sin experiencia pascual no hay cristiano. Debemos darnos cuenta de lo lejos que estamos del encarnar en nuestra vida ese valor supremo, que Jesús encarnó. Somos cristianísimos para tener a Dios de nuestra parte y nos saque las castañas del fuego. Echemos una ojeada a nuestras oraciones y descubriremos la idea que tenemos del Mesías. La misma que Pedro propuso y rechazó Jesús. Lo hemos colocado a la derecha de Dios; le hemos dado plenitud de poder y gloria; le hemos hecho juez de vivos y muertos; para, a renglón seguido, decir que el que cumpla con lo que dijo se sentará con él a juzgar a los infieles. Estas cosas las dice el NT, en contra de la misma actitud de Jesús. Un ejemplo más de lo difícil que fue aceptar su mensaje. Una cosa es llamarse cristiano y otra serlo. No es nada fácil darse cuenta de que la plenitud humana está en el desarrollo de una capacidad de salir de sí, de identificarse con los demás. No es nada fácil salir de la dinámica del hedonismo que nos empuja a dar satisfacción a los sentidos, a buscar lo más cómodo, lo que me agrada, lo que menos me cuesta. Mantener estas actitudes hedonistas y llamarse cristiano, es una contradicción. Pero tampoco debemos caer en la trampa del masoquismo. Dios quiere para cada uno de nosotros lo mejor. Quiere que disfrutemos de todo lo que nos rodea, de las personas y de las cosas. Todo es positivo, siempre que tengamos claro que lo primero es el bien integral del hombre. En la parroquia esto es lo que nos debe quedar más claro, el bien integral de cada uno, ya sea niño, joven, adulto mayor, enfermo, divorciado, madre soltera, servidor, fiel de domingo, de misa diaria o sólo de sacramentos. No es fácil entender bien lo que hoy nos dice el evangelio. No se trata de machacar una parte de
nuestro ser para salvar otra. Se trata de descubrir un fallo en nuestra percepción de nosotros mismos, de la parroquia, de sus servicios, como y porque los damos o solicitamos, es decir, que con frecuencia creemos ser los que no somos y vivimos engañados. Se trata de liberarnos de todo aquello que nos ata a lo caduco y nos impide elevarnos a la plenitud que nuestro verdadero ser exige. La liberación llega cuando hemos establecido una auténtica escala de valores para servir y acompañar, pero además somos capaces de dar a cada faceta de nuestra compleja vida, la importancia que tiene, ni más ni menos. SILENCIO MEDITATIVO ORACIÓN Aquí estamos, Señor, aprendiendo a vivir en tu casa y dejando que tu mensaje cale a pesar de tantas contradicciones. Somos simples servidores tuyos que dudan a cada paso y arriesgan poco porque su fe es tan pequeña que no llega al tamaño de una semilla de mostaza. Queremos que tu mensaje nos cale, que tu proyecto de hermandad, tu respeto a los pequeños, tu perdón al ser ofendido, tu servicio siempre gratuito...sean nuestras ¡semillas de buenas nuevas que no se desarraiguen! Queremos como parroquia y como persona tomar la cruz del hermano que nos necesita, del servicio sin miedos y en diálogo con los compañeros. Aquí estamos Señor. COMPROMISO CANTO PRECES (Pág. 64_) RITOS FINALES (Pág. 65) BENDICIÓN CON EL SANTÍSIMO
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SEGUNDO JUEVES
EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO ESTACIONES EUCARÍSTICAS (Pág. 63) SILENCIO MEDITATIVO ORACIÓN INTRODUCTORIA (Pág. 64) Del santo Evangelio según San Mateo: 7, 7-12 En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; toquen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que toca, se le abre. ¿Hay acaso entre ustedes alguno que le dé una piedra a su hijo, si éste le pide pan? Y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Si ustedes, a pesar de ser malos, saben dar cosas buenas a 68
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sus hijos, con cuánta mayor razón el Padre, que está en los cielos, dará cosas buenas a quienes se las pidan. Traten a los demás como quieren que ellos los traten a ustedes. En esto se resumen la ley y los profetas”. REFLEXIÓN ¿Qué contenidos puede abarcar la oración cristiana? ¿Qué podemos esperar de la bondad de Dios? La respuesta del Señor es muy sencilla: todo. Todo aquello que es bueno. Dios es bueno y otorga solamente bienes y mercedes; su bondad no conoce límites. Es ésta una respuesta muy importante. Podemos realmente hablar con Dios como los hijos hablan con su padre. Nada queda excluido. La bondad y el poder de Dios conocen un solo límite; el mal. Pero no conocen
límites entre cosas grandes y pequeñas, entre cosas materiales y espirituales, entre cosas de la tierra y cosas del cielo. Dios es humano; Dios se ha hecho hombre, y pudo hacerse hombre porque su amor y su poder abrazan desde toda la eternidad las cosas grandes y las pequeñas, el cuerpo y el alma, el pan de cada día y el Reino de los cielos.
través de una penitencia permanente. «Concédenos la gracia, Señor, de que en nuestra parroquia la oración no sea de solo palabras, sino de adhesión a tu proyecto de vida para todos, que se haga vida en los hermanos que nos necesitan.»
La oración cristiana es oración plenamente humana; es oración en comunión con el Dioshombre, con el Hijo. La verdadera oración cristiana es la oración de los humildes, aquella plegaria que, con una confianza que no conoce el miedo, trae a la presencia de la bondad omnipotente todas las realidades e indigencias de la vida. Podemos pedir todo aquello que es bueno. Y justamente en virtud de este su carácter ilimitado, la oración es camino de conversión, camino de educación a lo divino, camino de la gracia; en la oración aprendemos qué es bueno y qué no lo es; aprendemos la diferencia absoluta entre el bien y el mal; aprendemos a renunciar a todo mal, a vivir las promesas bautismales: «Renuncio a Satanás y a todas sus obras». La oración separa en nuestra vida la luz de las tinieblas y realiza en nosotros la nueva creación. Nos hace creaturas nuevas. Por esta razón es tan importante que en la oración abramos con toda sinceridad nuestra vida entera a la mirada de Dios, nosotros, que somos malos, que tantas cosas malas deseamos. Si en el Evangelio del domingo reflexionábamos sobre las tentaciones en la oración aprendemos a renunciar a estos deseos nuestros, nos disponemos a desear el bien y nos hacemos buenos hablando con aquel que es la bondad misma.
Padre nuestro, que estás en el Cielo, durante esta época de arrepentimiento, ten misericordia de nosotros. Con nuestra oración, nuestro ayuno y nuestras buenas obras, transforma nuestro egoísmo en generosidad. Abre nuestros corazones a tu Palabra, sana nuestras heridas del pecado, ayúdanos a hacer el bien en este mundo. Que como parroquia transformemos la obscuridad y el dolor en vida y alegría. Concédenos estas cosas por Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
ORACIÓN
COMPROMISO CANTO PRECES (Pág. 64) RITOS FINALES (Pág. 65) BENDICIÓN CON EL SANTÍSIMO
Orar en el nombre del Hijo no es una mera fórmula; no consiste en solas palabras; para compenetrarnos con este nombre se exige un camino de identificación, de conversión y de purificación; es el camino por el que se llega a ser Hijo, es decir, la realización del bautismo a Cuaresma-Pascua 2017
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TERCER JUEVES
EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO ESTACIONES EUCARÍSTICAS (Pág. 63) SILENCIO MEDITATIVO ORACIÓN INTRODUCTORIA (Pág.64) Del santo Evangelio según San Lucas: 16, 19-31 En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: “Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y telas finas y banqueteaba espléndidamente cada día. Y un mendigo, llamado Lázaro, yacía a la entrada de su casa, cubierto de llagas y ansiando llenarse con las sobras que caían de la mesa del rico. Y hasta los perros se acercaban a lamerle las llagas. Sucedió, pues, que murió el mendigo y los ángeles lo llevaron al seno de Abraham. Murió también el rico y lo enterraron. Estaba éste en el lugar de castigo, en medio de tormentos, cuando levantó los ojos y vio a lo lejos a Abraham y a Lázaro junto a él. Entonces gritó: ‘Padre Abraham, ten piedad de mí. Manda a Lázaro que moje en agua la punta de su dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas’. Pero Abraham le contestó: ‘Hijo, recuerda que en tu vida recibiste bienes y Lázaro, en cambio, males. 70
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Por eso él goza ahora de consuelo, mientras que tú sufres tormentos. Además, entre ustedes y nosotros se abre un abismo inmenso, que nadie puede cruzar, ni hacia allá ni hacia acá’. El rico insistió: ‘Te ruego, entonces, padre Abraham, que mandes a Lázaro a mi casa, pues me quedan allá cinco hermanos, para que les advierta y no acaben también ellos en este lugar de tormentos’. Abraham le dijo: ‘Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen’. Pero el rico replicó: ‘No, padre Abraham. Si un muerto va a decírselo, entonces sí se arrepentirán’. Abraham repuso: ‘Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso, ni aunque resucite un muerto’ “. SILENCIO MEDITATIVO REFLEXIÓN Con la palabra “amor” expresamos siempre una relación de amistad o cercanía a los demás, pero la mayoría de las veces esa atracción está motivada por la necesidad que tenemos de los demás y en vez de ser verdadero amor, no es más que un deseo profundo de que nos amen. Incluso podemos hacer un esfuerzo y dar pruebas de amor hacia el que esperamos que nos ame, para provocar que se fije
en nosotros. Todo ello no es más que un refinado egoísmo que incluso se sirve de un falso amor para salirse con la suya. Seguramente que el rico de hoy hacía favores e invitaría a comer a sus hermanos y a los amigos ricos como él. Está claro que esa actitud no cuenta para nada en orden a descubrir su verdadera actitud para con los demás. Un verdadero amor solo está garantizado cuando hago algo por aquel que no va a poder pagármelo de ninguna manera. El amor que nos pide Jesús nunca se puede desligar de la compasión. Amor sin compasión es puro interés. La inmensa mayoría de las relaciones que calificamos como amor, no superan el listón del interés egoísta. El rico demostró su egoísmo porque ignoró la presencia del pobre, del que nada podía esperar. Ahora podemos entender por qué refugiarse en la incapacidad de cada uno para solucionar el hambre del mundo no puede ser excusa para no hacer nada. Jesús no nos está pidiendo que soluciones el hambre del mundo, sino que salgamos del error al confiar en la riqueza como salvación. No se nos pide que salvemos el mundo, sino que se salve cada uno de nosotros. Ahora bien, si los ricos dejaran de acaparar bienes, terminarían por llegar a los pobres. No es suficiente que nos dediquemos a criticar las injusticias que se están cometiendo hoy en el mundo. Es lo que hacemos todos. Se trata de descubrir que aunque yo esté dentro de la más estricta legalidad cuando acumulo bienes materiales, eso no garantiza que mi relación con los hombres, y por lo tanto con Dios sea la correcta. La solución que propone Jesús no es simplemente externa. No basta con que los ricos sean despojados de su riqueza por la fuerza, porque los ahora pobres ocuparían inmediatamente su lugar. Eso ha pasado en todas las revoluciones sociales. La única solución es la que propone Jesús y pasa por superar todos el egoísmo y hacer un mundo de hermanos.
Nuestra sociedad, olvidando el evangelio, ha desarrollado un individualismo absoluto. Lo que cada uno debe procurar es una relación intachable con Dios. En el evangelio del domingo reflexionábamos sobre el no quedarse cómodamente, en contemplación individual, sino salir al encuentro con el hermano, el mensaje del evangelio de hoy le da continuidad pero va más allá al decirnos que: el único pecado que existe es olvidarse del hombre que me necesita. Mi grado de acercamiento a Dios es el grado de acercamiento al otro. Todo lo demás es idolatría. SILENCIO MEDITATIVO ORACIÓN Líbranos, Señor, de la tentación de querer llegar a la meta sin hacer el camino, llegar al éxito sin el esfuerzo. Líbranos, Señor, de la tentación de querer hacer el camino con el aplauso, de hacerlo cuando los demás nos ven. Líbranos, Señor, de la tentación de dar un rodeo cuando en el camino nos encontramos con el hermano herido, desnudo, abandonado. Líbranos, Señor, de la tentación de querer hacer el camino cargado de cosas y más cosas o viviendo de apariencias. Líbranos, Señor, de querer en la parroquia limitarnos solo al sacramentalismo desencarnado. Líbranos, Señor, de la tentación de querer vivir la vida prescindiendo de tu voluntad y sobre todo prescindiendo de tu amor. COMPROMISO CANTO PRECES (Pág.64) RITOS FINALES (Pág. 65 BENDICIÓN CON EL SANTÍSIMO
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CUARTO JUEVES
CUARTO JUEVES EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO ESTACIONES EUCARÍSTICAS (Pág. 63) SILENCIO MEDITATIVO ORACIÓN INTRODUCTORIA (Pág.64) Del santo Evangelio según San Lucas: 11, 14-23 En aquel tiempo, Jesús expulsó a un demonio, que era mudo. Apenas salió el demonio, habló el mudo y la multitud quedó maravillada. Pero algunos decían: “Este expulsa a los demonios con el poder de Belzebú, el príncipe de los demonios”. Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal milagrosa. Pero Jesús, que conocía sus malas intenciones, les dijo: “Todo reino dividido por luchas internas va a la ruina y se derrumba casa por casa. Si Satanás también está dividido contra sí mismo, ¿cómo mantendrá su reino? Ustedes 72
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dicen que yo arrojo a los demonios con el poder de Belzebú. Entonces, ¿con el poder de quién los arrojan los hijos de ustedes? Por eso, ellos mismos serán sus jueces. Pero si yo arrojo a los demonios con el dedo de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el Reino de Dios. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros; pero si otro más fuerte lo asalta y lo vence, entonces le quita las armas en que confiaba y después dispone de sus bienes. El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama”. SILENCIO MEDITATIVO. REFLEXIÓN ¿Estamos con Jesús? ¿Lo aceptamos como el único camino de salvación? Él se encamina decididamente hacia Jerusalén para entregar su vida, libremente; y mediante esa entrega de amor fiel hacia su Padre Dios y hacia nosotros, alcanzarnos el perdón de nuestros pecados,
hacernos hijos de Dios y templos de su Espíritu Santo, que nos una, por el amor, al Padre Dios como hijos en el Hijo, y nos una a nosotros como hermanos. Pero el maligno siempre tratará de que este proyecto divino no se realice en nosotros. Quienes lo rechazan encontrarán una y mil razones para tratar de justificar su alejamiento de Dios y de su Iglesia. Sin embargo, quien no esté con Cristo desparrama, no puede ser como una vasija que conserva el agua para distribuirla a quienes necesitan disfrutar del Agua de la Vida; será como vasija rota, agrietada e incapaz de retener el agua. El Señor nos ha reunido para comunicarnos su misma Vida. Él espera que nosotros sepamos no sólo escuchar su voz y ponerla en práctica; Él quiere que unamos nuestra vida de tal forma a Él que en verdad seamos un signo de su amor, de su bondad, de su generosidad y entrega. Él cargó sobre sí nuestros pecados y se levantó victorioso sobre el autor del pecado y de la muerte. Él no vino para engañarnos acerca de la salvación que nos ofrece. La salvación que nos ofrece no puede contaminarse en nosotros con lo malo. Cristo, clavado en la cruz, ha destruido nuestros pecados con su poder salvador; y con su gloriosa resurrección nos ha dado nueva vida. Vivamos como quienes disfrutan de esa victoria y no como quienes sólo celebran un rito y continúan viviendo como derrotados por el pecado y la muerte. No podemos aparentar una vida recta ante el Señor mientras le damos culto, y después vivir en contubernio con el maligno en nuestra vida diaria. No puede llamarse hombre de fe aquel que se persigna y se arrodilla ante Él, pero después vuelve a sus labores diarias para continuar dañando a los demás, siendo egoístas, motivo de escándalo e impidiendo los trabajos de la Iglesia. Si queremos que en verdad el Señor habite en nosotros y seamos sus hijos, es porque le hemos de permitir que arroje de nosotros al espíritu del mal. Si somos de Dios sepamos
amar, luchemos por la paz, preocupémonos del bien de todos. Tratemos, por tanto, fortalecidos con el Espíritu Santo, de vivir a la altura de la fe y de la gracia que hemos recibido. SILENCIO MEDITATIVO ORACIÓN Jesús, no queremos ser malos… pero tampoco nos decidimos a ser santos de verdad. Hacemos cosas buenas, sí. Pero no acabamos de querer dejar algunos hábitos o prioridades que no van, esos caprichos; esa comodidad que nos vencen; ese deseo de querer quedar bien por encima de todo… En el fondo, lo que ocurre es que seguimos pensando que seremos más feliz así: con una media entrega. No acabamos de creer que seguirte a medias es ser feliz sólo a medias. Jesús, no queremos negociar contigo; queremos entregarnos... pero sólo un poco. Es preciso decidirse: adelante, sin ninguna reserva y con mucho ánimo. Ayúdanos, Jesús, a entregarnos de una vez. Tu eres la persona que ha sido más feliz en esta tierra, porque has sido -y eres- el que más sabe amar. Amar comporta sacrificio, entrega; y amar mucho comporta mucho sacrificio y mucha entrega. Jesús, queremos estar contigo, no contra Ti. Hoy sabemos que no hay posturas intermedias. Que no tengamos miedo a darnos más; que nos decidamos a intentar de verdad ser santos. COMPROMISO CANTO PRECES (Pág. 64) RITOS FINALES (Pág. 65) BENDICIÓN CON EL SANTÍSIMO Cuaresma-Pascua 2017
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QUINTO JUEVES
EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO ESTACIONES EUCARÍSTICAS (Pág. 63) SILENCIO MEDITATIVO ORACIÓN INTRODUCTORIA (Pág. 64) Del santo Evangelio según San Juan 5, 31-47 En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: “Si yo diera testimonio de mí, mi testimonio no tendría valor; otro es el que da testimonio de mí y yo bien sé que ese testimonio que da de mí, es válido. Ustedes enviaron mensajeros a Juan el Bautista y él dio testimonio de la verdad. No es que yo quiera apoyarme en el testimonio de un hombre. Si digo esto, es para que ustedes se salven. Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y ustedes quisieron alegrarse un instante con su luz. Pero yo tengo un testimonio mejor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido realizar y que son las que yo hago, dan testimonio de mí y me acreditan como enviado del Padre. El Padre, que me envió, ha dado testimonio de mí. Ustedes nunca han escuchado su voz ni han visto su rostro, y su palabra no habita en ustedes, porque 74
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no le creen al que él ha enviado. Ustedes estudian las Escrituras pensando encontrar en ellas vida eterna; pues bien, ellas son las que dan testimonio de mí. ¡Y ustedes no quieren venir a mí para tener vida! Yo no busco la gloria que viene de los hombres; es que los conozco y sé que el amor de Dios no está en ellos. Yo he venido en nombre de mi Padre y ustedes no me han recibido. Si otro viniera en nombre propio, a ése sí lo recibirían. ¿Cómo va a ser posible que crean ustedes, que aspiran a recibir gloria los unos de los otros y no buscan la gloria que sólo viene de Dios? No piensen que yo los voy a acusar ante el Padre; ya hay alguien que los acusa: Moisés, en quien ustedes tienen su esperanza. Si creyeran en Moisés, me creerían a mí, porque él escribió acerca de mí. Pero, si no dan fe a sus escritos, ¿cómo darán fe a mis palabras?” SILENCIO MEDITATIVO REFLEXIÓN El pueblo, con su interpretación literal de la Ley, se hace esclavo de la misma. Por atarse a las antiguas seguridades, se vuelve incapaz de reconocer que también de Dios nos puede venir lo nuevo. Así
como sus antepasados soñaban con las cebollas de Egipto y se fabricaban ídolos, que les apartaban del Dios de sus padres, creyendo que con eso sus pasos hacia la libertad serían más ciertos y seguros..., así también los contemporáneos de Jesús hacían sus propias tradiciones, que les dieran autoridad, ante la desconfianza que les merecía el proyecto de Jesús. Desconcertantes las palabras, que dirige Jesús a sus adversarios: “No soy yo quien los acusa ante el Padre; Moisés, en el que dicen creer, es quien los acusa”. Debiera ayudarnos todo esto a entender cómo muchos, que se siguen llamando cristianos, alimentan estructuras sociales, políticas y económicas injustas y corruptas; estructuras, que violan los derechos humanos, al dejarse llevar en la vida por intereses mezquinos y egoístas. Creen, como los fariseos que, cumpliendo algunas normas (como ahora sostienen muchos cristianos: la misa del domingo, confesar cuando quieren comulgar, dar algunas limosnas, participar en peregrinaciones, rezar las tres Avemarías, hacer los nueve primeros viernes, llevar el escapulario del Carmen de por vida y que sea de tela, etc.) o restando servicio en la parroquia a medias, cumpliendo con ir a leer, dar catecismo, dar la comunión o acolitar por compromiso, sin formación, apáticos o sólo por protagonismo, esos son judíos perfectos -según se creen ellos-. Se vuelven incapaces de descubrir que, mientras la fe no se traduzca en obras de amor y de vida, no están siguiendo al Jesús del Evangelio. La fe es muy importante, porque es el paso previo a la caridad, al amor. Por eso, hemos de fomentarla y cuidarla. En otros tiempos se incitaba a los cristianos a renegar de Cristo; en nuestra época se enseña a los mismos a negar a Cristo. La fe se robustece con el estudio, con la formación. No es coherente que vaya creciendo mi cultura, mi ciencia, mi capacidad crítica, y continúe con una formación religiosa “de la primera comunión”: con explicaciones de la fe que no dan respuesta a las preguntas de una vida de adulto, ni pueden
contrarrestar los ataques a la fe solapados bajo un lenguaje pseudocientífico y «progresista». Por eso es importante que la parroquia de formación para todas las edades, que acompañen todas las etapas, adecuadas presacramentales, etc... SILENCIO MEDITATIVO ORACIÓN Como los primeros discípulos nos atrevemos a decir “auméntanos la fe”, pues hoy nos sentimos desubicados y con las entrañas vacías. En estos tiempos que corren, tan marcados por la frivolidad y el poder, y en los que la palabra ha perdido su sentido, los hechos su verdad y muchas personas su dignidad, haznos servidores de tus anhelos haciendo lo que tenemos que hacer. Nosotros, Señor, queremos seguirte, ¡Danos fe, un poco de fe, la necesaria para seguirte, por los caminos de la historia, que tenemos delante o que podemos descubrir, para no perdernos y ser felices junto a ti y todos los hermanos! “¡Todo es posible al que cree!” Graba en nuestro corazón, esta buena y sorprendente noticia, que en nuestra debilidad nos haga fuertes y que sepamos anunciarla en tu banquete y allá por donde nos envíes. ¡Creo, Señor, pero aumenta mi fe! ¡Creemos, Señor, pero aumenta nuestra fe! COMPROMISO CANTO PRECES (Pág. 64) RITOS FINALES (Pág. 65) BENDICIÓN CON EL SANTÍSIMO
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SEXTO JUEVES
EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO ESTACIONES EUCARÍSTICAS (Pág. 63) SILENCIO MEDITATIVO ORACIÓN INTRODUCTORIA (Pág. 64) Del santo Evangelio según san Juan: 8, 51-59 En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: “Yo les aseguro: el que es fiel a mis palabras no morirá para siempre”. Los judíos le dijeron: “Ahora ya no nos cabe duda de que estás endemoniado. Porque Abraham murió y los profetas también murieron, y tú dices: ‘El que es fiel a mis palabras no morirá para siempre’. ¿Acaso eres tú más que nuestro padre Abraham, el cual murió? Los profetas también murieron. 76
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¿Quién pretendes ser tú?” Contestó Jesús: “Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, aquel de quien ustedes dicen: ‘Es nuestro Dios’, aunque no lo conocen. Yo, en cambio, sí lo conozco; y si dijera que no lo conozco, sería tan mentiroso como ustedes. Pero yo lo conozco y soy fiel a su palabra. Abraham, el padre de ustedes, se regocijaba con el pensamiento de verme; me vio y se alegró por ello”. Los judíos le replicaron: “No tienes ni cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?” Les respondió Jesús: “Yo les aseguro que desde antes que naciera Abraham, Yo Soy”. Entonces recogieron piedras para arrojárselas, pero Jesús se ocultó y salió del templo. SILENCIO MEDITATIVO
REFLEXIÓN La cercanía a la Semana Santa va haciendo que la Iglesia nos vaya presentando a Jesucristo en contraposición con sus enemigos. En el Evangelio de hoy se nos presenta la auténtica razón, la razón profunda que lleva a los enemigos de Cristo a buscar su muerte. Esta razón es que Cristo se presenta ante los judíos como el Enviado, el Hijo de Dios. Este conflicto permanente entre los dirigentes judíos y nuestro Señor, se convierte también para nosotros en una interrogación, para ver si somos o no capaces de corresponder a la llamada que Cristo hace a nuestra vida.
que Él nos va a reclamar la verdad completa. Jesucristo no va a reclamar verdades a medias, ni entregas a medias, ni donaciones a medias, porque Jesucristo no nos va a reclamar amores a medias. Jesucristo nos va a reclamar el amor completo, que no es otra cosa sino el aceptar el camino concreto que el Señor ha trazado en nuestra vida. Cada uno tiene el suyo, pero cada uno no puede ser infiel al suyo. Solamente el que es fiel a Cristo tiene en su posesión, tiene en su alma la garantía de la vida verdadera, porque tiene la garantía de la Verdad. “El que es fiel a mis palabras no morirá para siempre”.
Cristo llega a nosotros, y llega exigiendo su verdad; queriendo mostrarnos la verdad y exigiéndonos que nos comportemos con Él como corresponde a la verdad. La verdad de Cristo es su dignidad, y nosotros tenemos que reflexionar si estamos aceptando o no esta dignidad de nuestro Señor. Tenemos que llegar a reflexionar si en nuestra vida estamos realizando, acogiendo, teniendo o no, esta verdad de nuestro Señor.
Nosotros constantemente deberíamos entrar en nuestro interior para revisar qué aspectos de mentira, o qué aspectos de muerte estamos dejando entrar en nuestro corazón a través de nuestro egoísmo, de nuestras reticencias, de nuestro cálculo; a través de nuestra entrega a medias a la vocación a la cual el Señor nos ha llamado. Porque solamente cuando somos capaces de reconocer esto, estamos en la Verdad.
Cristo es el que nos muestra, por encima de todo, el camino de la verdad. Cristo es el que, por encima de todo, exige de los cristianos, de los que queremos seguirle, de los que hemos sido redimidos por su sangre, el camino de la verdad.
Debemos comenzar a caminar en un camino que nos saque de la mentira y de la falsedad en la que podemos estar viviendo. Una falsedad que puede ser incluso, a veces, el ropaje que nos reviste constantemente y, por lo tanto, nos hemos convencido de que esa falsedad es la verdad. Porque sólo cuando permitimos que Cristo toque el corazón, que Cristo llegue a nuestra alma y nos diga por dónde tenemos que ir, es cuando todas nuestras reticencias de tipo psicológico, todos nuestros miedos de tipo sentimental, todas nuestras debilidades y cálculos desaparecen.
Pero, a la alternativa de aceptar a Cristo, se presenta otra alternativa; la que tomaron los judíos: recoger piedras para arrojárselas. O aceptamos a Cristo, o ejecutamos a Cristo. O aceptamos a Cristo en nuestra vida tal y como Él es en la verdad, o estamos ejecutando a Cristo. Esto podría ser para nosotros una especie de reticencia, de miedo de no abrirnos totalmente a nuestro Señor Jesucristo, porque sabemos
Nos podemos acomodar muchas cosas, muchas situaciones, muchas personas; pero a Cristo no nos lo podemos acomodar. Cristo se nos da auténtico, o simplemente no se nos Cuaresma-Pascua 2017
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da. “Se ocultó y salió de entre ellos”. En el momento que los judíos se dieron cuenta de que no podían acomodarse a Cristo, que tenían que ser ellos los que tenían que acomodarse al Señor, toman la decisión de matarlo. A veces en el alma puede suceder algo semejante: tomamos la decisión de eliminar a Cristo, porque no nos convence el modo con el que Él nos está guiando. Y la pregunta que nace en nuestra alma es la misma que le hacen los judíos: ¿Quién pretendes ser? Y Cristo siempre responde: “Yo soy el Hijo de Dios”. Sin embargo, Cristo podría regresarnos esa pregunta: ¿Y tú quién pretendes ser? ¿Quién pretendes ser, que no aceptas plenamente mi amor en tu corazón? ¿Quién pretendes ser, que calculas una y otra vez la entrega de tu corazón a tu vocación cristiana en tu familia, en tu parroquia, en la sociedad? ¿Por qué no terminar de entregarnos? ¿Por qué estar siempre con la piedra en la mano para que cuando el Señor no me convenza pueda tirársela? Cristo, ante nuestro reclamo, siempre nos va a responder igual: con su entrega total, con su promesa total, con su fidelidad total. SILENCIO MEDITATIVO ORACIÓN Llévanos al desierto y susúrranos, en el silencio, tu palabra. Condúcenos por la ciudad y grítanos, entre el tráfico y el barullo, tu palabra. Dirígenos por tus caminos y dinos, quedamente, tu palabra. Acompáñanos por valles y montañas y repítenos, con eco y fuerza, tu palabra. Guíanos a la periferia de siempre y enséñanos, 78
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con paciencia, tu palabra. Álzanos por encima de nuestros problemas y desvélanos, con gracia y ternura, tu palabra. Lánzanos al agua y haznos beber, serenamente, tu palabra. Conviértenos a Dios y su reino y anímanos a escuchar en este tiempo propicio tu palabra. Bautízanos con Espíritu Santo y fuego e imprime en nuestro ser para siempre tu palabra. Ponnos en los lugares más necesitados, y que nos empapemos serenamente tu palabra. Señor, que crezca en nuestra parroquia y en cada uno de nosotros tu palabra de verdad, de amor, de justicia, de paz, de construcción, de trabajo por los hermanos y con los hermanos. COMPROMISO CANTO PRECES (Pág. 64) RITOS FINALES (Pág. 65) BENDICIÓN CON EL SANTÍSIMO
PRESENTACIÓN DE ORACIONES PARA SEMANA SANTA La semana santa, es la semana de la Pasión del Señor. Desde una semana antes, las lecturas nos presentan esta pasión del Señor, con ello nos preparamos a la Pascua desde el sufrimiento y la muerte. Celebramos el corazón del año litúrgico: el Triduo Pascual, donde tenemos momentos de oración desde la piedad, como son: Adoración eucarística de Jueves por la noche, el viacrucis y rosario de pésame en viernes santo. Son tres las motivaciones que tiene la Iglesia para invitarnos a meditar en la Pasión del Señor: 1. Ordinariamente el ser humano huye y reniega del dolor, sin embargo a menudo por nuestra naturaleza limitada y condicionada, el dolor se nos presenta irremediablemente en nosotros o entre nosotros. 2. Debemos confrontarnos con nosotros mismos, reconocernos en medio de situaciones de sufrimiento, pero reconocernos desde los sufrimientos de Cristo, para descubrir que desde allí, nuestra existencia adquiere un significado y un para qué, entregarnos a luchar contra el sufrimiento ajeno, y ofrecer por los demás a Dios los sufrimientos que en definitiva no podemos evadir. Por eso la Iglesia nos pone ante Cristo sufriente. 3. En el sufrimiento, jamás estamos solos. La Iglesia nos pone delante de Jesús, en medio de sus sufrimientos, sostenido y animado por nuestro Padre Dios. Nosotros compartimos con Cristo y en Cristo nuestras penas y limitaciones,
así como las de nuestros hermanos, mismas que nos producen sufrimiento. Él nos da la fuerza para superarlo todo, en el amor de Dios. Las recomendaciones para quienes dirigen estas oraciones de jueves, viernes santo son: a. Ayudar a reflexionar a los fieles y grupos de nuestra comunidad, que la mayoría de nuestras actitudes pastorales, como son: indiferencia ante enfermos, difuntos, madres solteras, indigentes, migrantes, etcétera, tienen que ver con la negación y huida a las propias realidades que nos producen sufrimiento y dolor, mismas que no podemos aceptar fácilmente. b. Buscar que en Cristo, todos los miembros de nuestras parroquias, familias, grupos y movimientos, nos miremos a nosotros mismos, descubramos las realidades que nos provocan dolor, como son las injusticias, abusos, enfermedades, etcétera. Desde allí, ver que esto mismo, es una oportunidad preciosa de identificarnos con Cristo para gloria de Dios y bien de todos. c. Impulsar momentos de oración que lleven a los fieles de las comunidades a desear unirse al Señor Jesús, cargando con las propias calamidades y las de los hermanos de la comunidad parroquial, pero proponiéndose una transformación para el servicio de los demás, ello en un duro combate contra toda situación que cause dolor y sufrimiento humano, desde la oración y desde las acciones específicas. Cuaresma-Pascua 2017
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VÍA CRUCIS POR LAS CALLES DE NUESTRA PARROQUIA ORACIÓN INICIAL En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. R. Amén. Queremos seguir a Jesucristo en su camino del Calvario. Queremos comulgar con sus padecimientos para conocerlo mejor y para participar en su resurrección. Queremos a su vez comprometernos con todos aquellos que hoy continúan soportando cruces o siguen clavados en la cruz. Cristo aún camina con la cruz a cuestas entre nosotros. Los sufrimientos de Cristo en nuestros hermanos tienen mucho que ver con la indiferencia y las caducas estructuras eclesiales, en nuestros grupos, catequesis, celebraciones y obras de caridad, a veces los ignoramos y los dejamos en medio de sus congojas, mientras nosotros solo miramos, sin ser capaces de salir a tener un encuentro solidario. El camino de la cruz es tan grande que nunca le agotaremos, y es tan piadoso que nunca nos cansaremos; El misterio no está en la cruz, sino en quien está crucificado en ella. La cruz sola es maldición, la cruz con Cristo es fuente de bendición. Señor que sepamos, como parroquia, trasformar ese sufrimiento, ayúdanos a quienes colaboramos a servirte mejor y a todos nosotros, que nos encontramos cada domingo, que vivimos los sacramentos, los fieles de esta parroquia, a saber que es nuestra cada cruz, a 80
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vivir el dolor de la pasión y así llegar todos juntos a la resurrección.
I ESTACIÓN:
Jesús es condenado a muerte – Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. – Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. El matrimonio es condenado Cristo fue condenado. Porque quiso y porque nos quiso. Fue condenado con falsas acusaciones. Le condenaron porque no respetaba las tradiciones, Él que había dicho que no había venido a destruir, sino a perfeccionar. Le condenaron porque se oponía al Cesar, Él que había dicho que había que dar al Cesar lo que era del Cesar. No importaba, le condenaron a muerte. Hoy la institución matrimonial también es condenada. Se le califica y se le condena como una realidad del pasado. Algo que ya no sirve para hoy. No son pocos los que dicen que el matrimonio no es válido para hoy y se unen libremente, dispuestos a separarse cuando surja la primera dificultad. Se condena al matrimonio porque, dicen, impone una convivencia diaria que quita la libertad al individuo. Se condena al matrimonio, porque no quieren comprometerse “para siempre”. Se condena al matrimonio porque se considera a los hijos como a una carga y no como un gozo.
Lo condenamos también nosotros en la parroquia, cuando no se prepara bien a quienes se van a casar, con falta de espacios y formación deficiente a los contrayentes o a los adolescentes para que sepan elegir correctamente su vocación, porque las propuestas que se tienen para la preparación y acompañamiento a las parejas, a veces son aburridas o lejanas a lo que hoy vive la sociedad. Así estamos condenando a la infelicidad a muchos hermanos nuestros que son llamados a vivir el amor cristiano desde una familia matrimonial. ¿Por qué suceden estas cosas? ¿Quién debe tomar la iniciativa de ofrecer una preparación adecuada y un acompañamiento atractivo a nuestras parejas y matrimonios? Oración: Señor Jesús, que pasaste treinta años de tu vida en familia. Ayúdanos a imitarte en esta comunidad, ofreciendo una adecuada y eficaz formación, un acompañamiento a quienes se realizarán plenamente desde la familia, ayúdanos a saber vivir y presentar a los fieles de esta parroquia, la auténtica imagen de la familia cristiana, para que valientemente, hagan frente a las condenas de este mundo. Por Cristo nuestro Señor. Amén. Padre nuestro. – Señor, pequé. – Tened piedad y misericordia de mí.
II ESTACIÓN:
Jesús con la cruz a cuestas -Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. – Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. El tomar la cruz de la convivencia diaria. Cristo Jesús, después de ser brutalmente azotado y coronado de espinas, tiene que cargar con su cruz, es decir, con nuestras cruces. Con pocas fuerzas, pero con mucho amor.
La vida del cristiano es un llamado a vivir en comunidad, desde el amor. En un grupo social, como la privada, la colonia o el trabajo vamos compartiendo: lo que tenemos, lo que hacemos y lo que somos. Cristo nos invita a hacerlo con gozo, pero de pronto aparecen los daños al auto, los robos a nuestra casa, las violencias, la suciedad y el desorden. Nadie parece interesarse, se culpan unos a otros, cada quien se cuida de los demás, en fin, se vuelve una cruz. Es la cruz de la convivencia social diaria, la cruz de la pesada carga de vivir en ambientes donde cada quien se encierra y se olvida de los demás. Una cruz que en algunos casos se hace dura y difícil. Pero esa cruz también la hacemos más pesada nosotros en la parroquia, cuando los fieles o los grupos parroquiales no encuentran, ni ofrecen las iniciativas para ser más solidarios, más abiertos al dialogo y más corresponsables con las problemáticas sociales, en un espíritu evangélico. Oración: Ayúdanos, Señor, a no ser una cruz para los demás. Ayúdanos a ofrecer ayuda eficaz en nuestras parroquias, para saber ir a los hermanos cargando nuestras cruces y reconociendo nuestras deficiencias humanas, y así abrir el camino a las soluciones de los problemas comunes. Por Cristo nuestro Señor. Amén. Padre nuestro. – Señor, pequé. – Tened piedad y misericordia de mí.
III ESTACIÓN:
Jesús cae por primera vez – Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. – Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Primera caída los celos y envidias Todavía no habían salido de Jerusalén y Cristo ya no puede con el madero de la cruz. Cuaresma-Pascua 2017
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Y cae en tierra. Cae en el suelo con la cruz encima. Sobre su figura derrumbada la mirada amenazadora e indiferente de los verdugos. Las miradas amenazadoras e indiferentes entre las personas actualmente, tienen que ver con la competencia por tener o aparecer más que los demás. En los ambientes de trabajo, escuela o colonias es común encontrar caras largas por insatisfacción ante las comparaciones con los demás, se envidian los autos, la ropa, el celular, etc. En medio de esta competencia, se esconden insatisfacciones, inconformidades y frustraciones. Aún con familia, empleo, casa y sustento, de pronto a muchos le aparece la soledad, las lágrimas silenciosas, las caras largas. Y surgen inevitablemente, los celos, las envidias, la autocompasión que tanto hacen sufrir. Esta suele ser la primera caída de muchos hermanos nuestros en sus primeros años de adulto, que en su juventud se prometía a sí mismos ser felices a costa de lo que sea. Nosotros también hacemos caer a veces a nuestros hermanos, cuando no brindamos ni pedimos a la parroquia servicios de evangelización y catequesis, una debida formación humana y cristiana, que lleven a una equilibrada autoestima y un autoconcepto correcto, así mismo cuando en los grupos y movimientos, se evita hablar de estos elementos humanos tan necesarios actualmente. Oración: Señor, danos tu gracia y tu ayuda para que mantengamos siempre firme la ilusión de ser felices, reconociéndonos valiosos y amados en medio de nuestras comunidades y familias. Por Cristo nuestro Señor. Amén. Padre nuestro. – Señor, pequé. – Tened piedad y misericordia de mí.
IV ESTACIÓN: Jesús se encuentra con su Madre
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. – Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. 82
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El dolor de la madre ante los hijos. María estaba preparada para el dolor. Cuando presentó a su hijo en el Templo de Jerusalén a los pocos días de nacer le dijeron que “una espada le atravesaría el alma”. María había sufrido en Belén, en Egipto, en Nazaret, en la pobreza, en tantas ocasiones. Pero ver a su hijo cargado con la cruz, coronado de espinas, ensangrentado era distinto. Era el dolor de una madre por sus hijos que había sido prendido en la oscuridad de una noche, juzgado sin garantías legales, condenado a muerte como un vulgar malhechor, y que iba camino del patíbulo cargado con una cruz de madera. Era ciertamente un dolor profundo como ningún otro. Hoy son muchas las madres que sufren por sus hijos: es el dolor de una madre ante su hijo deficiente físico o psíquico, ante el hijo que prometía mucho y se vuelve un holgazán, ante el hijo que no encuentra trabajo, ante el hijo que se encamina por los senderos de la droga o de la delincuencia. Siempre será la madre la que más sufra y sufra en silencio. Nosotros como parroquia, cuando no acompañamos, ni formamos a esos padres para una vivencia evangélica de la situación familiar, ni a los fieles de la tercera edad, quienes se convierten en abuelos y sus casas se vuelven unas guarderías, así agravamos los dolores de la madre y abuelos que sufren en los hijos, desarrollándose una serie de problemáticas mayores con el paso del tiempo. Oración: Señor Jesús, que tuviste a tu lado a tu Madre en el momento supremo del camino al Calvario, ayúdanos a ayudar a tantas madres que sufren en silencio por sus hijos y nietos, dales fortaleza y valentía para sobrellevar y superar su dolor. Premia el valor de sus sufrimientos. Por Cristo nuestro Señor. Amén. Padre nuestro. – Señor, pequé. – Tened piedad y misericordia de mí.
V ESTACIÓN:
sepamos ayudarnos a llevar la cruz de cada día. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. – Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Padre nuestro. – Señor, pequé. – Tened piedad y misericordia de mí.
El Cireneo ayuda a Jesús a llevar la cruz
Los grupos de Iglesia tienen que ser mutuamente cirineos. Los verdugos no tenían compasión. Querían que Jesús no se les muriera por el camino y llegara vivo al calvario. Querían clavarlo en la cruz y que muriera crucificado. Querían completar su obra. Por eso, y para que no se les muriera por el camino -no por compasiónbuscan un hombre para que lo ayudara a llevar la cruz. Y encontraron a Simón de Cirene. Él no sabía quién era el hombre de la cruz. De haberlo sabido lo hubiera hecho encantado. Nadie en la vida está libre de una cruz. Cada cual lleva la suya, aunque no lo parezca. Aunque traten de escaparse de ella. También la hay en los grupos de una parroquia. Será diferente, pero será cruz. Para unos la cruz es el cansancio económico, para otros el desempleo. Para unos la cruz serán los hijos, para otros la enfermedad. Lo cierto es que no hay grupos parroquiales sin cruz. Pero en una parroquia y sus grupos todo es común, todo debe ser compartido por los fieles y ministros. A veces resulta difícil, ser cirineos unos de otros en nuestras comunidades, no todas las parroquias tienen grupos de ayuda para madres solteras, para familias con problemas de alcohol, drogas o violencia, para personas en duelo, etcétera, sin embargo en los diferentes grupos se habrá de aprender a compartir para sobrellevar las pesadas cargas de la vida, como buenos cirineos. Oración: Señor Jesús, que en el camino del Calvario tuviste en Simón de Cirene una ayuda para llevar la cruz, haz que los fieles de nuestras comunidades parroquiales sean cirineos unos para los otros; que en los grupos parroquiales
VI ESTACIÓN:
La Verónica enjuga el rostro de Jesús Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. – Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Alguien limpia la cara de todos los suyos. Cristo cargado con la cruz, sigue su camino hacia la cumbre del Calvario. Su cara está manchada de sangre y de polvo. Su cabeza coronada de espinas. Apenas puede ver. Ha perdido la belleza. A ambos lados del camino el gentío mira. Una mujer valiente, desafiando el “qué dirán” sale de las filas, atraviesa la calle, se acerca a Jesús y le limpia con un paño el rostro desfigurado. Le alivia por unos momentos el dolor. Dice la tradición que en el paño de aquella mujer quedó marcada para siempre la imagen de Jesús. ¡Cuántas veces en la vida de familia, en el trabajo, entre los vecinos hay caras marcadas por las arrugas, por el cansancio, por el duro trabajo, por la enfermedad, por las contradicciones y problemas, por el dolor! Es el momento en que haya alguien dispuesto a limpiar, a ayudar, a compartir, a entregarse. Unas veces, la mayoría de ellas una mujer. Otras tendrá que hacerlo el hombre. Pero siempre será necesario que alguien, como la Verónica, esté dispuesto a limpiar el dolor ajeno. Alguien dispuesto a sacrificarse para que los demás puedan aliviar su dolor. En nuestras parroquias debemos fomentar y capacitar entre los fieles grupos de personas capaces de ir al encuentro de los que sufren y desinteresadamente ayudarles con la escucha, la oración y ayuda material, pero también Cuaresma-Pascua 2017
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entre los equipos parroquiales para que se sepan escuchados, acompañados. Oración: Señor Jesús, que camino del Calvario tuviste el consuelo de que una mujer te limpiara el rostro; ayuda a los grupos de nuestras parroquias para que sus miembros estén siempre atentos al dolor que pueda haber en la colonia o sociedad, para ayudar y compartir, para aliviar y consolar. Por Cristo Señor Nuestro. Amén. Padre nuestro. – Señor, pequé. – Tened piedad y misericordia de mí.
VII ESTACIÓN:
Jesús cae por segunda vez Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. – Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Segunda caída de los esposos: los problemas de niños y adolescentes. Jesús, ya a las afuera de Jerusalén, vuelve a caer. La ayuda del cirineo no era suficiente. Le faltaban las fuerzas y cae de nuevo en tierra aplastado por el madero de la cruz. Los niños o adolescentes de las comunidades son muchas veces, más que una alegría, un problema serio. Hoy más que nunca. Para muchos padres son una pesada carga, que les lleva a volver a caer en el desánimo y en el desaliento. Unas veces es una enfermedad del hijo lo que preocupa y angustia. Otras, las más, son los malos pasos que dan, su rebeldía, las malas influencias. Incluso, la delincuencia y la droga. ¡Cuántas mortificaciones! A muchos padres les pesan tanto, que se reniega de ellos. Como a Jesús le pesaba la cruz. Son Niños y adolescentes que hacen sufrir, causan desconsuelo y desaliento a sus familias. Provocan las caídas de sus padres. Las parroquias con una deficiente preparación 84
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en los padres y padrinos que van a bautizar, con una pobre propuesta de educación cristiana en los niños que van a recibir los sacramentos de iniciación, abonamos el terreno para el cultivo de estos malos frutos en nuestros niños y adolescentes, que sumado a otras problemáticas sociales, terminan haciendo caer todo un proyecto de familia. Oración: Señor Jesús que caíste en tierra por segunda vez aplastado por el peso del madero de la cruz, ayúdanos a ayudar a padres e hijos en su camino de madurez humana y cristiana. Socorre a quienes están a punto de caer para que, pidiendo ayuda adecuada, se levanten con su proyecto familiar. Por Cristo nuestro Señor. Amén. Padre nuestro. – Señor, pequé. – Tened piedad y misericordia de mí.
VIII ESTACIÓN:
Jesús encuentra a las mujeres de Jerusalén Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. – Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. El llanto de los niños y adolescentes En el camino del Calvario que recorrió Jesús, no todo fueron ofensas para Él. Sabemos que un pequeño grupo de mujeres, viendo cuanto sufría y viendo el dolor de su madre, lloraban por Él. Fue como una lejana caricia. Jesús se paró ante ellas y con voz casi sin fuerzas, les dijo: “No lloréis por mí, llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos”. Las risas de adolescentes y jóvenes por la aventura, en una etapa de mayor autonomía, pronto se convierten en lágrimas. Son lágrimas de incomprensión, de soledad, de exclusión, de vacío y sin sentido. Cuando sufren nuestros chicos los adultos en lugar
de ofrecer un hombro para consolar, los condenamos hundiéndoles más, o también los compadecemos excesivamente evitándoles así un sano crecimiento y madurez. Así que no quedará otro camino que tratar de olvidar sus sufrimientos, con aparatos electrónicos, drogas o delincuencia. En nuestras parroquias los grupos de jóvenes y adolescentes deberán ser lugares de encuentro amistoso, teniendo como centro a Jesús, donde los chicos se animen y consuelen mutuamente en medio de sus congojas, provocadas por el mundo que los adultos les imponemos o entregamos. El camino de las lágrimas es un camino muy recorrido por nuestros chicos y chicas. ¿Qué podemos ofrecer en esta parroquia a nuestros adolescentes y jóvenes para ello? Oración: Señor Jesús, que camino del Calvario consolaste a unas mujeres que lloraban por ti; consuela hoy a nuestros jóvenes que lloran al ser excluidos, incomprendidos, abandonados por sus padres al tener que trabajar todo el día. Dales ánimo y valor. Por Cristo nuestro Señor. Amén Padre nuestro. – Señor, pequé. – Tened piedad y misericordia de mí.
IX ESTACIÓN:
Jesús cae por tercera vez
trabajar para poder comprar lo que necesitamos, pero cuando menos lo esperamos, surge la enfermedad, la operación difícil, el accidente laboral o de tráfico, el tumor que tanto nos asusta. Y todo se nos derrumba a nuestro alrededor. Nos faltan las fuerzas. Nos revelamos. “¿Por qué a mí, Señor? ¿Por qué a nosotros?”. La cruz se hace demasiado pesada para nuestros hombros. Y caemos bajo el peso del sufrimiento. Nos desesperamos, renegamos de todo y de todos. También renegamos de Dios que nos manda tales desgracias. Esta caída, la de renegar de Dios, es una caía de muchas familias o personas. La amargura y frustración, es una caída que también fomentamos en nuestras parroquias, cuando dejamos de asistir y cuidar a nuestros hermanos enfermos, cuando dejamos de ir a orar con ellos, de interesarnos por ellos y sus familias, cuando descuidamos tantas nuevas enfermedades psicológicas causadas por el materialismo desmedido. Oración: Señor Jesús, que caíste en tierra por tercera vez bajo el peso de la cruz. Ayúdanos a ayudar a quienes sufren la cruz de la enfermedad. Ayúdales a comprender que el dolor es el camino y el medio de la redención. Por Cristo nuestro Señor. Amén. Padre nuestro. – Señor, pequé. – Tened piedad y misericordia de mí.
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. – Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
X ESTACIÓN:
Tercera caída en: la enfermedad.
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. – Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Ya faltaba poco para llegar a la cumbre del Calvario. Apenas unos metros. Pero Jesús no podía más. Estaba desangrado. Había llegado al límite de sus fuerzas, no podía más y cae al suelo bajo el madero de la cruz por tercera vez. En esta sociedad, todo es alegría, mientras producimos o consumimos, mientras podemos
Jesús es despojado de sus vestiduras
Cristianos en corrupción e injusticia social. Por fin llegan al Calvario. Jesús consigue llegar con vida a la cumbre del pequeño monte. Pero aún quedaba algo. La pasión de Cristo fue total. No quedó en su cuerpo ni en su espíritu un solo Cuaresma-Pascua 2017
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rincón sin dolor. Allí lo desnudan y se ve envuelto en la burla y en el desprecio de las gentes. Muchos nos quejamos de la situación de nuestro pueblo y sus gobiernos, la corrupción, la impunidad, son los grandes males en nuestro tiempo. Nos quejamos y queremos quitar todo el mal e injusticia social de un solo golpe. Los cristianos olvidamos a menudo que, en la calle diariamente, alimentamos estas pésimas estructuras de poder político cuando participamos de la corrupción, cuando abusamos de nuestra posición ante otros más débiles. Exigimos una cultura de la legalidad y la transparencia, pero somos nosotros los primeros en evadir impuestos, en pagar una migaja a quienes trabajan para nosotros, en dar la famosa “mordida” cuando violamos la ley. Las parroquias cuando no compartimos la enseñanza social de la Iglesia, cuando nosotros mismos la vivimos en comercialización de sacramentos, cuando no convocamos a nuestros fieles a testimoniar valientemente la fe, promoviendo la dignidad de la persona, la justicia social, la cultura de la legalidad, en medio de las comunidades, también despojamos al Cristo sufriente, alentamos la corrupción y fomentamos la injusticia. Oración: Señor Jesús que fuiste desnudado en el monte del Calvario; ayúdanos a despojarnos de toda participación en la corrupción, ayuda a quienes tienen la difícil tarea de denunciar las injusticias, que evitemos más despojos a los débiles que sufren en la pobreza. Por Cristo nuestro Señor. Amén. Padre nuestro. – Señor, pequé. – Tened piedad y misericordia de mí.
XI ESTACIÓN:
Jesús clavado en la cruz Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. – Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. 86
Cuaresma-Pascua 2017
La cruz de las cárceles y centros de rehabilitación de drogas. Y cuando llegaron a la cima del monte, después de desnudarlo, le clavaron en la cruz. Las manos y los pies. Dolor sobre dolor. Después lo levantaron y quedó colgado, suspendido entre el cielo y la tierra. Allí sirviendo de diversión para unos, de llanto para otros y de salvación para todos. Después de gozarla, hay que purgarla. Muchos hermanos nuestros seducidos por el dinero fácil, hoy sufren en los penales, otros en centros de desintoxicación. Luchan contra un sistema que garantiza poco su rehabilitación y reincorporación a la vida social y laboral. Hoy contemplamos un sistema penitenciario que responde poco a los principios de readaptación, vemos muchos internos injustamente condenados y muchos delincuentes que libres se pasean haciendo de las suyas. Vemos centros de rehabilitación, con una normatividad ambigua y una inspección deplorable por parte de los sistemas de salud pública. Muchas voces dicen que están allí por algo, que allí se queden. Muchos hermanos nuestros, hombres y mujeres, jóvenes y adultos, están clavados en la cruz de estos centros, mismos que se han convertido en un botín, en un negocio sumamente lucrativo, para explotar a los internos y a sus familias. Unos internos sobrellevan esto con cierta dignidad, otros con aceptación cristiana. Muchos reniegan por haber caído en ese lugar. Desde las parroquias podemos hacer mucho y tenemos una deuda con estos hermanos nuestros, un gran número de ellos víctimas de un sistema social injusto y perverso. Pidamos a Cristo clavado en la cruz, por quienes cargan con la pesada cruz de estar injustamente recluidos en penales, por los familiares de los que se recuperan en centros de desintoxicación, para que no pierdan nunca la esperanza. Oración: Señor Jesús, que fuiste clavado de manos y pies en una cruz; te pedimos por todos aquellos hermanos internos en los penales y
centros de rehabilitación. Ayúdanos a ayudarles a ellos y a sus familias, haz que se mantengan siempre firme la esperanza. Por Cristo nuestro Señor. Amén. Padre nuestro. – Señor, pequé. – Tened piedad y misericordia de mí.
XII ESTACIÓN:
Jesús muere en la cruz Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. – Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. La muerte en soledad. Ha llegado el temido final. Cristo está clavado en la cruz y desde ella entrega su vida y la entrega por amor. Perdona a sus verdugos, nos entrega a su Madre, pide agua, dice que su obra está consumada. Y muere. Las sombras y las tinieblas cubren el Calvario. Hay gente que comienza a creer. El centurión romano dice que ese hombre era Dios. Se cumple la profecía de Jesús: “Cuando sea elevado, atraeré a todos a mí”. Todo, por lejano que nos parezca, llega en esta vida: Ttriunfos, fracasos, amores, etcétera, unas cosas antes, otras después. Pero al final siempre está la muerte cierta, segura, cruel. Tarde o temprano siempre acaba haciendo acto de presencia. Cuando muere alguien en la familia, muere algo de nosotros mismos. A veces las personas que han perdido un familiar, se encuentran con la dura realidad de no poder vivir este momento, todo se viene abajo y aparece la terrible soledad en angustia y desesperación. Como parroquia, provocamos más muerte, cuando no brindamos a nuestros fieles, preparación y acompañamiento ente el momento de las pérdidas. Estamos llamados a dar vida en medio de muerte, los grupos parroquiales habrán de responder pastoralmente ante esta realidad, no solo desde la celebración
de exequias, novenarios o rosarios por los difuntos, sino también acompañando estos procesos de duelo. Pidamos a Cristo muerto en la cruz por tantos hermanos nuestros que viven su duelo, para que sean atendidos y no se encuentren solos. Oración: Señor Jesús que moriste en la cruz y dejaste a tu Madre triste y sola; te pedimos por todos los que perdieron a algún ser querido. Hazte presente en sus vidas para que nunca se encuentren solos. Por Cristo nuestro Señor. Amén. Padre nuestro. – Señor, pequé. – Tened piedad y misericordia de mí.
XIII ESTACIÓN:
Jesús es bajado de la cruz y entregado a su Madre Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. – Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. La muerte inseguridad.
violenta,
víctimas
de
la
La escena tenía que hacer llorar hasta las piedras. María, traspasada de dolor, recoge durante unos instantes en su regazo el cadáver de su hijo. Aquel cuerpo destrozado, aunque no lo pareciera, era el de su hijo. Aquel hijo que ella había cobijado tantas veces de niño. Aquel hijo que ella había visto crecer. Aquel que “todo lo había hecho bien”, estaba ahora muerto en sus brazos. Cada vez más hermanos nuestros viven la terrible experiencia de perder a un ser querido, víctima de un asalto o secuestro. Algunos ni siquiera se encuentran con el cuerpo de sus familiares, simplemente los desaparecen. Cerrar los ojos a un hijo es una de las experiencias más duras y crueles de la vida, pero no tener la posibilidad de enterrar a un familiar difunto, es la misma Cuaresma-Pascua 2017
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herida sin cerrarse nunca, es algo que sólo puede entender quien ha tenido la desgracia de vivirla en su propia carne. Estas realidades sociales, cada vez más sufridas entre nuestra gente, deben ser atendidas desde las comunidades parroquiales, para que los familiares, se sientan acogidos y recibidos como en los brazos de María que recibió en cuerpo de su Hijo querido y lloró por Él. Algunos han bebido el amargo trago de muertes de familiares inocentes por causa de inseguridad. Estos son los únicos que están en condiciones de saber cómo fue el dolor de María al recibir en su regazo el cuerpo de Aquel a quien tanto amaba. Oración: Virgen María que viste morir a tu hijo en una cruz y lo recogiste después en tus brazos; ayudanos a ayudar a las familias que pasan por el amargo trance de perder un ser querido. Dales fortaleza y esperanza. Por Cristo nuestro Señor. Amén. Padre nuestro. – Señor, pequé. – Tened piedad y misericordia de mí.
XIV ESTACIÓN:
Jesús es puesto en el sepulcro Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. – Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. La muerte del que queda El cuerpo de Jesús fue colocado en un sepulcro nuevo, excavado en la piedra, pero prestado. El que era dueño de cielos y tierra, muere más pobre que nadie. No tuvo ni tierra para su sepultura. Para descansar el sueño de la muerte le tuvieron que prestar un sepulcro. ¡Hasta ese despojo y entrega llegó Jesús! La muerte, tarde o temprano, ya lo sabemos, nos llegará a todos. Aquí no valen resistencias, ni grandezas humanas. Cada uno deberá asumir su propia muerte. Pero para un cristiano no 88
Cuaresma-Pascua 2017
hay lugar para la desesperanza. La esperanza cristiana borra toda sombra de duda, anula el impulso de la desesperación. Cristo nos dijo que si el “grano de trigo no muere, quedará infecundo”, y que “quien crea en Él, aunque muera, vivirá para siempre”. Pidamos desde lo hondo de nuestro corazón al Señor que nos infunda fe en sus palabras y la esperanza en una vida eterna, a la que todos estamos llamados. Oración: Señor Jesús que dijiste: “Yo soy la resurrección y la vida. Quien cree en mí, aunque haya muerto, vivirá para siempre”. Infunde en nuestros corazones la firme esperanza de la vida eterna. Ayúdanos a comprender que, aunque caminamos hacia una muerte segura, ese es el paso que nos conduce a una vida que no tendrá fin. Por Cristo nuestro Señor. Padre nuestro. – Señor, pequé. – Tened piedad y misericordia de mí. REFLEXIÓN FINAL El Vía Crucis termina con la muerte y sepultura de Jesús. Pero esa muerte no fue sino el paso para la resurrección. Él dijo: “Si el grano de trigo no muere, no producirá fruto”. La muerte de Cristo produjo fruto abundante, el fruto del amor y del perdón. Un perdón que nos viene a todos los hombres gracias a esta muerte. Hemos reflexionado en este Vía Crucis los vía crucis que existen en las comunidades parroquiales. En ellas sigue sufriendo y muriendo el Señor. Ahora nos toca como parroquia trasformar esos vía crucis. Pidámosle, al Señor, para que a estos hermanos nuestros llegue pronto el Domingo de Resurrección. Padre nuestro. Amén.
LAS SIETE PALABRAS DE JESÚS EN LA CRUZ En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Monición La sensibilidad de Jesús hacia su prójimo, su amor y preocupación por los que estaban a su lado, se manifiestan muy claramente en estas, sus últimas palabras. Lo más natural en las horas previas a una muerte por condena es que la persona se concentre en sí misma, en sus pensamientos y emociones, alejándose de su entorno en un proceso de ensimismamiento tan lógico como comprensible. Incluso cuando esta muerte es por enfermedad, todos entendemos que el centro no son los demás, los que le acompañan, sino aquel que está a punto de partir. En la cruz ocurre exactamente lo contrario: Jesús se olvida de sí mismo y de sus necesidades y se concentra en los que están con él, no importa que sean sus enemigos -los que le estaban torturando- , unos simples desconocidos -los malhechores- o un ser tan amado como su madre. Para todos tiene las palabras justas que necesitaban. A cada uno de ellos el Señor le habla conforme a su necesidad. Nunca nadie ha tenido una demostración tan grande de amor en la hora de la muerte, un corazón pastoral tan genuino. Las palabras de Jesús en la cruz contienen su profundo amor hacia todos sin excepción, su sensibilidad exquisita hacia los que sufren, su sabiduría para hablar a cada uno según su necesidad. En las tres primeras frases -«palabras»- Jesús muestra una preocupación intensa por los que estaban
cerca de él, todos aquellos que en aquella hora de angustia y dolor supremo eran su prójimo. A cada uno de ellos le da la palabra que más necesitaba:
1. PERDON. Padre, perdónales porque no saben lo que hacen (Lc 23,34)
Es difícil perdonar. El dolor, el orgullo, la propia dignidad, cuando es violentada, grita pidiendo “justicia”, buscando “reparación”, exigiendo “venganza”... pero, ¿perdón? Me sorprendes, Dios bueno, en esa cruz... porque eres capaz de seguir viendo humanidad en tus verdugos. Porque eres capaz de seguir creyendo que hay esperanza para quien clava en una cruz a su semejante. Porque, esta palabra de perdón, dicha desde un madero, es sobre todo una declaración eterna: el hombre, todo hombre y mujer, todo ser humano, conserva su capacidad de amar en las circunstancias más adversas. Y todo ser humano, hasta el que es capaz de las acciones más atroces, sigue teniendo un germen de humanidad que permite que haya esperanza para él. Claro está que a menudo somos sujetos de injusticia. Lo decimos: “Fíjate en lo que me han hecho. A mí, que no me lo merecía, y que tanto había hecho por ellos... “¿Y Cristo? ¡Él había actuado mucho mejor que nosotros! ¡Callemos, no nos quejemos! Dirijamos al Padre, en el silencio, una súplica de perdón por los enemigos, por los que nos ofenden y por los que nos molestan. Cuando hayamos pedido así Cuaresma-Pascua 2017
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de corazón, saldremos a la calle con el corazón limpio para actuar con serenidad ante el prójimo y permanecer en el camino de la tolerancia. Y nos iremos disponiendo para perdonar siempre que sea necesario. Sabiendo que el único camino posible de vida es la reconciliación. Y que, en el perdón, está implicada la esperanza.
veces nos predican en misa, pero que a veces no se vive en las mismas parroquias o familias por egoísmos, indiferencias, porque conversión implica abrirse al hermano que molesta, que nos detiene en la calle, preferimos seguir rezando dentro del templo y olvidarnos de los problemas de los otros.
Oh Dios, que nos mandas, amar a los que nos amargan, concédenos seguir de tal modo los mandamientos de la nueva ley que devolvamos bien por mal y sepamos sobrellevarnos mutuamente con amor. Por Jesucristo nuestro Señor.
Oh Dios, que nos has creado a tu imagen y has querido que tu Hijo muriera por nosotros. Concédenos servirte fielmente en este mundo, a través de los hermanos, con alegría y misericordia y estar contigo en el paraíso. Por Jesucristo nuestro Señor.
Reflexionemos... - ¿Nuestra parroquia, nuestra familia, son espacios de perdón para quienes se sienten rechazados, marginados, construimos caminos de aceptación o de juicio?
Reflexionemos... - ¿Cómo estar hoy con Jesús en el mundo, en nuestra parroquia?
2. CONTIGO. Hoy estarás conmigo en el paraíso (Lc 23,43)
Una promesa que muchas gentes tienen que oír hoy. En cruces injustas, en cruces pesadas; en realidades atravesadas por el dolor, la soledad, la duda, la incomprensión o el llanto... ¿cómo sonarán esas palabras, dichas desde la confianza de quien no tiene por qué mentir? Hoy estarás conmigo en el paraíso. Hoy, porque los cambios, la nueva creación, la humanidad reconciliada, no tiene que esperar más. HOY, ahora, ya...tal vez si no llega ese hoy es por tanta gente que no decide, no opta, espera sentada... Conmigo... Tengo que conocerte mejor, pues ese “conmigo” me suena a promesa y despierta ecos de una plenitud que no termino de entender. En el paraíso... que no es un mítico edén, sino ese lugar en el que no habrá más llantos, en que las lanzas serán podaderas, el niño y el león jugarán juntos, habrá paz... Cristo, desde la Cruz, nos llama a una sincera conversión. Sí, a aquella conversión que tantas 90
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3. APOYO. He aquí a tu Hijo: he ahí a tu madre. (Jn 19,26)
Incluso, en la muerte, en el fracaso aparente a los ojos del mundo, la autoridad de Jesús tiene una enorme densidad al hablar con Juan y con María, su madre. El domina las circunstancias. El hace brotar nuestra obediencia. Una obediencia que no perturba al hombre, sino que le abre caminos de libertad y de amor. Obediencia que libera de la esclavitud de los sentidos y de los ídolos que, a pesar de los halagos, lo devorarían. Alguien para apoyarte en las horas difíciles. Alguien que te sostenga en estos momentos trágicos. Alguien que comparta tu pérdida... y que también estará en las horas buenas, que llegarán. Alguien que te cuide y a quien cuides... No estamos solos, ni en las horas más oscuras. Amigos, madres, hijos, parejas, colegas. Y como creyentes, tenemos a más gente al pie de la misma cruz, a innumerables hombres y mujeres de Iglesia que han sido y son compañeros de camino, de esfuerzo, de lucha, de errores, de búsquedas y de amor. Señor Jesús que en la hora suprema de la cruz,
nos diste a tu madre, haz que sepamos imitar su fidelidad y que vivamos fielmente como miembros de la santa Madre Iglesia.
de tus hijos, confírmanos en la fe, para que no dudemos de tu providencia de Padre. Por Jesucristo nuestro Señor.
Reflexionemos...
Reflexionemos...
¿Nuestra parroquia es espacio de apoyo, de compañía, de respuesta para los problemas que hoy vivimos de injusticias, soledades, marginaciones?
4. SOLEDAD. Dios mío, Dios mío, ¿por qué
¿Aceptamos que puede haber momentos en que “no sentimos” a Dios, y sin embargo, nos atrevemos a seguir adelante con proyectos, compromisos y esfuerzos en su nombre?
me has abandonado? (Mt 27,46)
5. SED. Tengo Sed... (Jn 19,28)
¿Quién no tiene momentos de noche oscura? De depresión, de inseguridad, de absoluta incertidumbre... Esos momentos en los que parece que todas tus opciones han sido equivocadas, que cada decisión te ha llevado por un sendero erróneo. Esos tiempos en que te muerde la soledad, el fracaso, la miseria propia y ajena. ¿Quién no tiene momentos de escepticismo, de sinsentido, de amargura? ¿Quién no se pregunta, tal vez por un instante fugaz pero punzante, dónde está Dios ahora? La duda no es inhumana, ni el enfado, ni el miedo... El reto está en no ceder, en no creer que todo ha sido una mentira. El desafío es no abandonar, no rendirse, no capitular en esos momentos. La parroquia debe oír el grito de los que casi no pueden ni gritar -tanta es la limitación- y debe ser Iglesia de comunión. Los cristianos nos favorecemos en la medida que practicamos las obras de misericordia. Con ello hacemos obra de humanidad. Realizamos una aportación social a favor de aquellos que son presencia especial de Cristo.
Grita el hombre con la garganta reseca. Quiero justicia, clama la joven utilizada en los burdeles del mundo. “Pan”, pide el niño con la barriga inflada de aire y de hambre. Paz, exclama el testigo de atrocidades sin fin. Amor, pide el muchacho solitario por ser extraño. Casa, sueña el mendigo que duerme en un banco. Trabajo, suspira una joven que se siente fracasar. Libertad, escribe el presidiario en sus poemas. Salud, recita el enfermo desde su cama... Voces de pena, voces de llanto, voces que reflejan los dolores del mundo. Hay alaridos, y también susurros, todos cargados de pena. Tu voz en la cruz recoge todos esos aullidos de la humanidad rota. Y no hay explicación. No hay sentido. No hay justicia. Sólo un grito más: “Basta ya”. El grito de la sed de Jesús debe llegar a cada uno de nosotros, que con tanto afán nos abrimos a la vida. Nuestra generosidad debe encaminarnos a la verdad que hace libres y que es el mismo Cristo. Entregarnos como él a Dios y a los hermanos. Sentiremos saciada nuestra sed. Y revelaremos a los demás la sed de amor en un mundo que sólo encontrará su destino en una civilización del amor. La sed de Jesús es también sed de vocaciones sacerdotales y de personas dedicadas a los demás por amor a Dios.
Jesús, que sufrió lo indecible, nos invita a acoger siempre la voluntad de Dios. Hemos de ser fuertes, especialmente cuando entra en juego la causa de Dios como valor absoluto de la vida. Dios omnipotente y misericordioso, mira benignamente nuestra aflicción, alivia la pena
Oremos con las palabras del salmo: “Mi alma te busca, a ti, Dios mío; tiene sed de Dios, del Dios vivo: ¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios? Como busca la cierva sedienta el agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío”. Cuaresma-Pascua 2017
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Reflexionemos... ¿A quién necesitas atreverte a escuchar? ¿Qué gritos escuchas tú? ¿Cerca? ¿Lejos? ¿Qué hacer?
6. COMPROMISO. Todo está cumplido. (Jn 19,30)
Qué suerte acostarse cada día y poder mirar atrás y decir: “estuvo bien”. Qué alegría cuando uno siente que ha hecho lo que tenía que hacer. Sí, mañana de nuevo comenzará el esfuerzo diario... pero al menos por ahora está hecho. Al menos por ahora puedo recostarme en silencio, y siento que he podido... Todos tenemos nuestras luchas pequeñas o grandes, nuestros compromisos que nos cuestan sudor y a veces lágrimas, pero que queremos vivir... y cada día tiene algo de tarea y misión. Y cada año, y cada etapa del camino... Ojalá pueda, a veces, aun cargado de ingenuidad, mirar atrás y sentir que las cosas se van cumpliendo, y reposarme en ti. Jesús es el hombre justo. El Justo por excelencia. Ha cumplido fielmente la obra de Dios. No se ha desviado lo más mínimo del camino de fidelidad al Padre. Nació pobre en Belén, fue un muchacho emigrante, vivió una vida de familia sencilla, entró en Jerusalén montado en un asno como rey pacífico y murió humillado en la cruz. Todo es consecuencia de su misión realizada con toda perfección. La muerte de Jesús siempre desconcierta. Nos desconcierta. Ya les sucedió a los apóstoles. Pero el desconcierto nos lleva a conocer el verdadero amor. El amor que es cumplimiento en el darse. Amor que es Eucaristía. Enciende, Señor, nuestros corazones con el Espíritu de amor para que, teniendo tus mismos sentimientos, te amemos sinceramente en los hermanos. Por Jesucristo nuestro Señor. Reflexionemos... - ¿Nuestra parroquia cumple y vive su misión 92
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de anunciar y celebrar el amor de Dios trasformando la realidad?
7. SENTIDO. En tus manos encomiendo mi espíritu. (Lc 23,46)
No sólo el día de la muerte, sino cada día. En este mundo que en todo busca seguridades, que en todo quiere tener salvavidas. En este mundo que me invita a tener siempre cubiertas las espaldas...quiero arriesgar, apostar por ti y tu proyecto y tu Reino. Quiero saberme confiado, atravesar tormentas o espacios serenos, sintiendo que en tus manos voy protegido. Que tus manos curan, acarician, sanan, acunan, sostienen... firmes y tiernas a la vez. El Espíritu Santo es la fuerza de los mártires y los santos. Es nuestra fuerza. Nos ha sido dado en el Bautismo y en la Confirmación. Nos asiste y nos guía. Nos ha conducido hasta aquí, para grabar en nuestro corazón la Pasión del Señor y para decir al Crucificado que él es el Salvador del mundo y el Rey del universo. El Espíritu nos mueve a celebrar la Pascua de este año como hijos del Padre del cielo, como hijos de la Iglesia que, siempre entregados, siempre a punto de devolver el don de la vida a quien es nuestro Creador y Salvador. Dios, misericordioso y eterno, a quien podemos llamar Padre, aumenta en nosotros el espíritu filial, para que merezcamos alcanzar la herencia prometida. Por Jesucristo nuestro Señor. Reflexionemos... ¿Qué sociedad vamos construyendo desde nuestra parroquia? Gracias Padre por estas hermosas siete palabras que nos regalaste por medio de Jesús. Bendice nuestra parroquia, ayúdanos a hacer vida en ella estas palabras, por Jesucristo nuestro Señor. Amen.
ROSARIO DEL PÉSAME A MARÍA
El Viernes Santo debemos tener nuestro corazón fijo en Cristo Crucificado, muestra máxima del amor de Dios, pero no podemos dejar de ver que al pie de la Cruz estaba María, su Madre. María fue redimida también por esa Cruz de Cristo, pero al mismo tiempo, como dicen los Obispos Latinoamericanos, “no sólo es fruto admirable de la redención; sino que también es la cooperadora activa y por su cooperación libre en la Nueva Alianza de Cristo, es junto a Él protagonista de la historia” Ella nos invita, como dice San Pablo, a “completar en nuestro cuerpo lo que falta a la Pasión de Cristo en favor de la Iglesia”. Por eso la religiosidad popular católica no deja de hacer el Viernes Santo una celebración especial por sus dolores, centrada principalmente en el rezo del Santo Rosario. Este rosario se llama de “pésame”, porque con él queremos unirnos al dolor que sufrió la
Santísima Virgen María a causa de la pasión y muerte de su amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Oración inicial Virgen Santísima, estamos contigo porque hoy ha muerto tu Hijo y no murió de muerte natural, a larga edad, como era la promesa para los justos; sino que te lo mataron, en una vergonzosa ejecución de esclavo o criminal político, que no tenía nada que lo hiciera aparecer como héroe o como mártir. Será de esos crímenes que nunca se esclarezcan, porque se hacen para acallar tanta corrupción. Madre, no pudiste cerrarle los ojos, ni limpiarle el sudor de la agonía, ni darle de beber un trago de agua, ni decirle al oído la última oración. Cuánto sufrías, pero sufrías con gran esperanza, valerosamente, pues estabas de pie, uniendo tu dolor a su dolor redentor en favor del mundo. Estuviste de Cuaresma-Pascua 2017
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pie, postura sacerdotal, del hombre libre, que se ha levantado de la postración. Te quedaste sola, María. Ya eras viuda, y ahora pierdes a tu único Hijo, para sentir el dolor del Padre celestial. Jesús era tu único apoyo. Un día también habías devuelto a Dios al esposo que te había dado. Madre: ni modo, es imposible callarlo: somos los asesinos. Nosotros matamos a tu Hijo. En nuestras manos chorrea su Sangre caliente. Nuestro pecado lo clavó a la Cruz descuartizado. Era muy molesto para nosotros. Nos echaba en cara nuestras incongruencias. Nos pedía perdonar, reconciliarnos, ser castos, respetar el honor y los bienes ajenos, vivir como hermanos, defender la verdad, desterrar los sentimientos negativos, poner a Dios por encima de nuestros negocios. Apelaba a nuestra conciencia, en lugar de seguir la opinión pública o las pasiones. Nuestros pecados lo llevaron a la Cruz. Han pasado los años y los siglos; sabemos que es el Salvador que murió por nosotros, pero no nos tentamos el corazón para seguir pecando. Y con el pecado, volvemos a crucificar al Señor de la gloria. Somos los asesinos, Madre. Los homicidas que buscan refugio, y lo intentan junto a ti, la madre del ajusticiado.
Primer misterio En este primer misterio traigamos a nuestra imaginación el momento en que la Virgen María encuentra a Jesús, su Hijo, con la cruz a cuestas camino al Calvario. Meditemos en la soledad de María: En esos terribles momentos María se sintió sola, con la soledad de la impotencia. Ella no podía defender a su Hijo; ella no podía ayudarlo contra sus enemigos: estaba sola; no había con ella abogados defensores; no tenía “palancas en el gobierno”; no había nación más poderosa que el Imperio Romano en cuyas manos había caído Jesús. 94
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En este misterio pensemos en tantas madres o padres de familia que se sienten solos en sus problemas para defender a sus hijos, para ayudarlos, para librarlos del mal. Pidamos a Jesús Crucificado por nuestra Iglesia, nuestra Parroquia, para que no dejemos solos a esos jóvenes ante las drogas, delincuencia, materialismo desmedido, sexo sin orientación, que se sientan acogidos, aceptados, orientados, para que que sepan que en su parroquia no están solos. Amén. Padre Nuestro. Ave María (10 veces). Gloria. M.- Madre fuente de amor T.- Hazme sentir tu dolor, para que llore contigo. Canto…
Segundo misterio En el segundo misterio contemplemos el momento en que María ve que Jesús inclina la cabeza y muere. Meditemos en la soledad de María: En ese momento se sintió sola, con la soledad de la separación y de la incomunicación con Aquel a quien ella más quería. Su Hijo acababa de morir: Se había cortado toda posibilidad de seguir comunicándose con El; ya no hablaba, ya no miraba, ya no respondía. En este misterio pensemos en tantas gentes que se sienten solas por haberse cortado la comunicación con las personas que aman, aún continuando su presencia física: ¡Cuántos esposos o esposas que se sienten solos por no haber ya diálogo con su pareja!; ¡cuántos hijos que se sienten solos por no existir muestras de cariño ni de escucha de parte de sus padres! Pidamos a Jesucristo por las madres solteras, los ancianos olvidados, por esos matrimonios en dificultades, para que en nuestras parroquias existan las estructuras
y grupos de hermanos, que sean capaces de ayudarlos, que existan iniciativas y espacios para dar respuesta a esas situaciones tan cotidianas en nuestras comunidades. Amén. Padre Nuestro. Ave María (10 veces). Gloria. M.- Madre fuente de amor T.- Hazme sentir tu dolor, para que llore contigo. Canto…
Tercer misterio En el tercer misterio contemplemos el descendimiento de la cruz, es decir, el momento en que María tiene entre sus manos a su Hijo deshecho, aniquilado, desfigurado. Meditemos en la soledad que María experimentó, en el martirio del recuerdo, cuando las alegrías se convierten en tristezas al pensar que ya todo eso quedó en un pasado que no vuelve. Nadie la podía acompañar cuando pasaban por su mente mil recuerdos de su Hijo que sólo ella había experimentado y sólo ella podía valorar: El cuidado que había tenido de El mientras lo llevaba en su seno; la alegría de haberlo dado a luz, de haberlo mecido entre sus brazos y cuando lo envolvía en pañales; cuando lo veía crecer en estatura, sabiduría y gracia ante Dios y ante los hombres; cuando lo vio convertir el agua en vino. Toda la grandeza, hermosura, bondad, delicadeza de su Hijo se convertía ahora para ella en una espada cuyo filo sólo ella sentía. Nadie podía sentir la profunda tristeza que ella tenía al verlo “como un gusano y no un hombre”, porque nadie había podido experimentar el gozo que ella había tenido por Él. En este misterio pensemos en tantas gentes que, cuando caen en el fracaso, cuando llegan
al desgaste de la ancianidad, cuando sufren un accidente, cuando se troza su vida, sienten una terrible soledad al ir pasando ante su mente mil recuerdos hermosos que sólo son suyos y que convierten su vida presente en un desastre. Pidamos a Jesucristo por los encarcelados, por los migrantes cuya compañía son los recuerdos, por los enfermos, para que dejando a un lado nuestras apatías, indiferencias, estados de confort, mentalidades arcaicas que hablan de culpas ajenas, para que seamos capaces como hermanos y como parroquias de buscar los medios para acompañar sus procesos de vida, de formarnos para dar un mejor servicio en comunión. Padre Nuestro. Ave María (10 veces). Gloria. M.- Madre fuente de amor T.- Hazme sentir tu dolor, para que llore contigo. Canto…
Cuarto misterio En el cuarto misterio contemplemos la sepultura de Jesús, es decir, el momento en que María se va alejando de la tumba. Meditemos en la soledad que experimentó María por la ausencia total de su Hijo. Ya no tiene hijo; su vida deberá cambiar; ciertamente que Jesús la confió a Juan, el discípulo amado, pero nada ni nadie podrá llenar la ausencia de Jesús. María había quedado sin Él, de este lado del muro de la muerte. En este misterio pensemos en tantas familias que sufren por los hijos o padres ausentes, sobre todo a causa de nuestra civilización actual deshumanizada, que obliga a buscar trabajo lejos del propio hogar; oremos también por tantas familias que han quedado desamparadas a causa de la muerte del padre Cuaresma-Pascua 2017
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o de la madre. Pidamos a Jesucristo por todas esas personas que han perdido familiares a causa de la violencia e inseguridades que vivimos, para que como parroquia, como hermanos, seamos buscadores de paz, armonía, de espacios que den respuestas y denuncias a tantas injusticias y corrupciones, Señor que no nos quedemos de brazos cruzados, conformistas o apáticos. Padre Nuestro. Ave María (10 veces). Gloria. M.- Madre fuente de amor T.- Hazme sentir tu dolor, para que llore contigo. Canto…
Quinto misterio En el quinto misterio meditemos en la noche que vivió María aquel Viernes Santo. Contemplemos la soledad de María al experimentar el desamparo de Dios. Si Jesús pudo decir en el colmo de su aflicción: “¡Padre! ¿por qué me has abandonado?”, también la Virgen María sintió profundamente esa especie de silencio o abandono de Dios y de una manera que sólo ella podía experimentar. ¿Dónde estaban todas las promesas que Dios le había hecho por medio del Ángel en la Anunciación? Se le había dicho que su Hijo era Hijo del Altísimo, que iba a ser Rey y su Reino iba a durar para siempre: todo había quedado truncado; su Hijo había acabado en una cruz y no en el trono. Pensemos en este misterio en todos los que sienten “como si Dios se hubiera olvidado de ellos o como si Dios estuviera lejos de este mundo”; principalmente pidamos por los que trabajan por el Reino de Dios y todo les resulta más difícil, “como si al mismo Dios no le interesara”. Jesucristo, en este misterio ponemos en tus manos a nuestro Obispo, 96
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nuestros Sacerdotes, diáconos y seminaristas, servidores laicos en parroquias y grupos, para que dejando a un lado la altivez, egolatría, protagonismos, falta de comunicación, falsos orgullos, y trabajemos con humildad y desinterés por los hermanos pertenecientes al pueblo redimido por tu santa muerte y resurrección. Padre Nuestro. Ave María (10 veces). Gloria. M.- Madre fuente de amor T.- Hazme sentir tu dolor, para que llore contigo. Canto… Oración final Madre: Ten misericordia de estos hijos tuyos asesinos de tu Hijo. No nos entregues a la justicia divina, pues tu Hijo ha ofrecido la satisfacción suficiente por nosotros. No supliques castigo ni escarmiento para nosotros, sino conversión, no queremos que sigas llorando por tus hijos perdidos, muertos sin ilusión, ni esperanza. Que no llores junto al accidentado por imprudencia; junto al muerto por sobredosis; junto al apático que desperdició sus capacidades; junto al hijo engendrado que nunca nació; junto al ratero que pasa en prisión sus mejores años; junto al que sufre porque le falta techo, escuela y amor. Son tus hijos nuevos, María. Perdiste un Hijo muy bueno, adquiriste unos hijos que te causan preocupación. Pero los quieres como a tu Hijo único, como tu único apoyo; y los acompañas en su vía dolorosa. Te has quedado sola, pero no queremos que te sigas quedando sola. Estamos contigo, María. Te acompañamos en tu pesar. Te acompañamos en tus pesares. Cuenta con nosotros que como tú, queremos seguir las huellas de tu Hijo.
REFLEXIONES PARA LOS DOMINGOS DE CUARESMA
Él puede salvarnos, en él se ha revelado la misericordia de Dios. Debemos acercarnos a él confiadamente. Llenos de confianza, pidamos en este tiempo de cuaresma.
Pbro. José A. Ciordia Castillo OAR
TERCER DOMINGO DE CUARESMA
PRIMER DOMINGO DE CUARESMA Comienza la Cuaresma, tiempo de reflexión, tiempo de oración, tiempo de arrepentimiento. Hemos de pedir misericordia por nuestros pecados, hemos de orar intensamente para que Dios nos sane, hemos de contemplar con más detención el «misterio» de Cristo que muere y resucita por nosotros. No basta pedir perdón por nuestras propias faltas; es menester pedir perdón por las faltas que la Iglesia en sus miembros haya podido cometer. Nos interesa sumamente la «salud» del conjunto. La Iglesia entera quiere entrar, como comunidad, contrita en la Cuaresma. No olvidemos el aspecto comunitario de nuestra oración. Necesitamos una profunda transformación interna que nos haga más dóciles a la voluntad de Dios y más auténticos en el sentir cristiano. Conforme a las exigencias de la nueva creación que ha comenzado Cristo en nosotros, necesitamos un «Aliento» nuevo. Este es el Espíritu Santo. La Cuaresma es tiempo de vivir intensamente la vida divina que lleva dentro. La gracia de Cristo nos limpiará profundamente. Hay que pedirla. Cristo se sometió enteramente a la voluntad divina. Se despojó de su rango y se hizo uno de nosotros, igual en todo, excepto en el pecado. Ello nos mereció la Redención y no hay otro camino para salvarse que ese: el seguimiento de Cristo, cumpliendo la voluntad de Dios hasta la muerte. No podemos impunemente tentar a Dios. Es un error nuestro creer que por ser cristianos hemos de estar a cobijo de toda dificultad. La vida de Cristo con su pasión y su muerte deben darnos la pauta para comprender la voluntad de Dios, eres Hijo de Dios, baja de la cruz le dijeron los judíos a Cristo. Cristo era el Hijo de Dios, pero no bajó de la cruz. La cruz, en cambio le sirvió para ser exaltado hasta la derecha de Dios altísimo y ser causa de nuestra salvación. La participación de la «pasión» de Cristo es una gracia, no una pena. Cualquier contrariedad nos hace dudar de la bondad de Dios. Es un error. Miremos a Cristo. SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA La Cuaresma es la preparación a la celebración de la Pascua, es decir a la digna celebración de los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor. Jesús de Nazaret es el Hijo de Dios, el Amado, el Predilecto. A él deben dirigirse nuestras miradas y consideraciones. Jesús triunfa de la muerte; es decir, Cristo es más que hombre, supera las limitaciones de la naturaleza humana. La Transfiguración es un anuncio. Dios lo ha puesto para nuestra salvación. Tenemos que escucharle. En ello nos va todo. Nuestro destino es gozar de la presencia del Señor, ser un día transformados, ser luz sin man¬cha. Todavía no ha llegado el momento. El camino es seguir a Jesús y obede¬cerle. Debemos ser purificados antes de entrar a la posesión de Dios. Jesús da cumplimiento a las promesas de Abrahán. Él es la bendición de todos los pueblos. También nosotros somos llamados a seguir a Dios. Ha de ser en Cristo. Hay que abandonarlo todo, si así se nos exige, y seguir a Cristo. En Cristo la salvación, dice Pablo a Timoteo. El cristiano está lleno de esperanza. Nuestro Señor Jesucristo es el Señor.
Cristo Salvador del mundo.- Así lo llaman explícitamente los samaritanos, después de haber disfrutado unos días de su compañía. La salvación en la concesión de un «don» maravilloso: agua de la vida que calma toda sed. Es el «don» del Espíritu Santo, capaz de fecundar hasta las tierras más áridas. El Espíritu Santo calma nuestra sed para siempre. Es agua que dio Moisés al pueblo sediento, el agua que dio Jacob a sus hijos y descendientes, no son el agua auténtica, la verdadera. Todo el que bebe de ellas volverá a tener sed. El agua que Cristo nos ofrece nos lleva a la divinidad, salta hasta la vida eterna; ésta sí puede calmar la sed. Es el amor de Dios, dice S. Pablo, que se ha derramado en nosotros por el Espíritu Santo. Él nos hace vivir una vida nueva; somos una nueva creación, un nuevo pueblo; somos hijos de Dios. Nuestras relaciones con Dios son filiales; somos adoradores en espíritu y en verdad. De pecadores que éramos, hemos pasado a ser amigos. Como prenda el Espíritu Santo que se nos da en Cristo. Esperamos al glorificación eterna, a si se prefiere la invasión plena de la gloria de Dios en nosotros. El principio ya lo tenemos. Esta maravillosa obra es fruto del amor que Dios nos tiene. Dios nos ama. No podemos dudar de ello. El envío de su Hijo y el «don» del Espíritu son pruebas inconmovibles. Por eso es nuestra esperanza firme y segura; no puede fallar, se apoya en Dios mismo. Para alcanzar la realidad de lo prometido sólo hay una condición que cumplir: dejarnos llevar por él. Dios cura, Dios sana, Dios corrige lo defectuoso, Dios salva en su Hijo, Señor nuestro. Necesitamos del agua que él nos ofrece. Pidamos como la samaritana: «Danos de beber de esa Agua». CUARTO DOMINGO DE CUARESMA Cristo es la Luz de mundo. Cristo es nuestra luz. Cristo nos revela al Padre. Cristo nos lo manifiesta de tal forma que nos lo comunica; es decir, nos santifica en él. Somos un pueblo santo, un pueblo nuevo. La gloria de Dios desciende a nosotros. La Luz que ahora aceptamos por la fe es el principio de nuestra glorificación eterna: veremos a Dios cara a cara, tal cual él es. A decir verdad, ya lo vemos ahora, pero de forma imperfecta. La fe en Cristo (el Padre y el Hijo son una misma cosa) nos ilumina. La fe es ya una participación de la Luz divina; ella nos hace ver cosas que sin ella no veríamos. La luz que hemos recibido es dinámica, es una fuerza que empuja a obrar. Cristo nos ha iluminado; nos ha despertado de la muerte. El «día» con su «luz» nos invita a trabajar, a dar fruto de buenas obras. Viene la noche y se acaba toda la posibilidad de recuperar la «luz» que por el pecado hayamos perdido. Cristo va delante. Cristo es el «Buen Pastor», él nos alimenta. El Señor es mi Pastor nada me falta. Esperamos gozosos el cumplimiento de aquello «Habitaré en la casa del Señor por años sin término». Pidámoslo. QUINTO DOMINGO DE CUARESMA Jesús es la resurrección y la vida. Vida sobrenatural. Vida que supera los límites de la vida humana en sus tres dimensiones: a lo largo, a lo ancho y a lo alto. La vida que Cristo nos ofrece supera la muerte; supera la condición actual de nuestro cuerpo y de nuestro espíritu, sujetos a mil necesidades y límites (seremos transformados en cuerpos y Cuaresma-Pascua 2017
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seres celestes); supera la vida natural, introduciéndonos en la vida trinitaria: veremos a Dios tal cual es y disfrutaremos, sin el menor temor de perderlo, del gozo que el mismo Dios tiene de sí mismo. Ese precioso don nos lo confiere Cristo. La gloria de Dios se nos comunica ahora de forma incipiente, por nuestra adhesión a Cristo. La resurrección de Lázaro es una pálida, pero muy pálida, imagen del don que Dios nos prepara en Cristo. Lázaro volvió a la vida, pero a una vida llena de deficiencias, necesidades y temores. Es otra la vida que Cristo nos da. La resurrección de Lázaro la anuncia, aunque no la define. Para alcanzar la vida, hay que acercarse a la fuente; esa es Cristo. La fe viva es la condición necesaria. El evangelio lo subraya. San Pablo nos recuerda que quien no tiene el Espíritu de Cristo no es de Cristo. En otras palabras, los que se comportan «carnalmente» no pueden dar cabida al Espíritu Santo. El Espíritu Santo ha comenzado ya su obra por nuestra incorporación a Cristo. Es menester seguir viviendo en él. Debemos alejar de nosotros el pecado y vivir «espiritualmente». Hay que colaborar con él, para que nuestro espíritu, agraciado por el don de lo alto, ascienda hacia arriba y no caiga de nuevo en las profundidades del pecado. Vivir santamente porque nuestra vida cristiana así lo exige; en ello está nuestra futura resurrección. Presencia del pecado. Lázaro estaba muerto. Podemos tomarlo como figura de la humanidad muerta en el pecado. Cristo tiene compasión profunda - nos ama - y nos resucita. El pueblo estaba destrozado a causa de sus pecados. Dios se apiada de él y lo vuelve a la vida. Nosotros estamos cargados de iniquidades. Cristo nos perdona y nos da su Espíritu. Sin embargo, todavía andamos cayendo y cayendo. El tiempo de Cuaresma es el más apropiado para ello. Individual y colectivamente pidamos a Dios perdón de nuestros delitos. Esa es nuestra esperanza: que Dios perdone a su pueblo y lo haga vivir fielmente en Cristo. Se acerca la Vigilia Pascual. La esperamos y nos preparamos para ella. DOMINGO DE RAMOS Jesús es el Mesías de Dios; pero su mesianismo, sin dejar de ser real, se lleva a cabo mediante el sufrimiento. Jesús es el Siervo de Dios; pero su servicio redundó en beneficio de todos. Fue «disposición de Dios, que gustara la muerte en favor de todos». Un triunfo a través de la pasión - que lo recalca Jesús, en Lucas, a los discípulos de Emaús - y una pasión que llevó adelante el que era «Hijo». Este último término nos descubre la identidad del sujeto que sobrellevaba el peso de las injurias, abandono y muerte, y despertó en la resurrección: Jesús el Hijo de Dios; muerto, pero vivo; juzgado, pero juez, humillado, pero exaltado; siervo, pero Rey. Confesemos, pues, valiente y devotamente, como lo hace la carta a los filipenses, que Jesús es nuestro Señor, Rey e Hijo de Dios, muerto por nosotros, pero glorificado para siempre y constituido causa de eterna salvación. Jesús acaba, de hecho, con la Economía Antigua y comienza la Nueva. El Templo nuevo será él. Juan lo afirmará expresamente en 2, 20-22 y Pablo lo insinuará suficientemente al decir que «habita en él la plenitud de la divinidad corporalmente». Jesús es el Santuario no hecho con manos humanas: La Tienda más amplia y más perfecta, no hecha por manos humanas, dará a entender la carta a los Hebreos, es su Cuerpo Glorioso (9, 11ss). El detalle de la ruptura del velo al momento de morir Jesús favorece esta interpretación. El tema del Templo nuevo, aquí brevemente esbozado, abre la perspectiva hacia la Iglesia, Templo de Dios y Cuerpo de Cristo. Es su Reino y su Pueblo. ¿Y no fue de su costado, 98
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abierto por la lanza estamos ya en Juan de donde, según los Padres, nació la Iglesia, Esposa del Señor? Iglesia somos, y no podemos menos de vernos integrados en la Pasión y Resurrección del Señor.
REFLEXIONES PARA LOS DOMINGOS DE PASCUA Pbro. Lic. José A. Pagola DOMINGO DE RESURRECCIÓN La Pascua no es la celebración de un acontecimiento aislado que sucedió hace muchos años. No se canta el aleluya sólo porque «algo debió de ocurrir» después de la crucifixión de Jesús. Es mucho más. La resurrección de Cristo ha decidido el final glorioso de todo. Resucitando a Jesús, Dios ha iniciado algo que ahora mismo está sucediendo: el movimiento del mundo entero hacia la vida eterna. Por eso, la Pascua no es propiamente una «fiesta exclusiva» para cristianos. Algo que afecta sólo a la Iglesia. Es el hecho más decisivo para la humanidad. Un acontecimiento universal que lo orienta y arrastra todo hacia la salvación. A K. Rahner le gustaba decir que el Resucitado es «el corazón del mundo», la energía secreta que sostiene el cosmos y lo impulsa hacia su verdadero destino, la ley secreta que lo mueve todo, la fuerza creadora de Dios que atrae la historia del hombre y del mundo hacia su vida misteriosa e insondable. Todo esto se nos escapa porque aún estamos en camino. Hoy todo está todavía entremezclado. Conocemos la vida y la muerte, el sentido y el sinsentido, el disfrute y el dolor, los éxitos y el fracaso. En el fondo, parece que nos habita una esperanza secreta: vivimos buscando una vida feliz y eterna. Pero todo queda luego a medias. ¿Por qué vamos a pretender la inmortalidad? Estas son las grandes preguntas que lleva dentro de sí el ser humano, por mucho que la trivialidad o el escepticismo de estos tiempos quieran borrarlas de su corazón. ¿Tenemos motivos verdaderos y fundados para vivir y morir con esperanza? Todo lo demás, como decía Miguel de Unamuno, es retórica. Si no hay vida eterna, nada ni nadie nos puede consolar de la muerte. Por eso, lo más grande y también lo más atrevido del cristianismo es la fe en la resurrección. Cristo resucitado está vivo en su palabra evangélica aunque a no pocos les parezca hoy utópica o vacía. Está vivo en la Iglesia aunque su ser más hondo no sea a veces captado ni por los que viven dentro de ella. Está vivo en el corazón de todos los hombres y mujeres, despertando en ellos un hambre de amor, de justicia y de vida, que no puede ser saciado en esta tierra que ahora conocemos. SEGUNDO DOMINGO DE PASCUA Jesús resucitado se dirige a Tomás con unas palabras que tienen mucho de invitación amorosa, pero también de llamada apremiante. «No seas incrédulo, sino creyente. » Tomás responde con la confesión de fe más solemne de todo el Nuevo Testamento: «Señor mío y Dios mío.» ¿Qué recorrido interior ha hecho este hombre hasta entonces dubitativo y vacilante? ¿Cómo se camina desde la resistencia y la duda hasta la confianza? La pregunta no es superflua, pues, más tarde o más temprano, de forma totalmente inesperada o como fruto de un proceso interior, todos podemos escuchar más o menos claramente la misma
invitación: «No seas incrédulo, sino creyente. » Tal vez la primera condición para escucharla es percibirse amado por Dios, cualquiera que sea mi postura o trayectoria religiosa. «Soy amado», ésta es la verdad más profunda de mi existencia. Soy amado por Dios tal como soy, con mis deseos inconfesables, mi inseguridad y mis miedos. Soy aceptado por Dios con amor eterno. Dios me ama desde siempre y para siempre, por encima de lo que otros puedan ver en mí. Se puede dar un paso más. «Soy bendecido por Dios.» Él no me maldice nunca, ni siquiera cuando yo mismo me condeno. Más de una vez escucharé en mi interior voces que me llaman perverso, mediocre, inútil o hipócrita. Para Dios soy algo valioso y muy querido. Puedo confiar en él a pesar de todo. Cada uno podemos hacernos las preguntas decisivas: ¿Por qué no creo?, ¿por qué no confío?, ¿qué es lo que en el fondo estoy rechazando? No se me debería pasar la vida sin enfrentarme con sinceridad a mí mismo: ¿Cuándo soy más humano y realista, cuando pretendo salvarme a mí mismo o cuando le invoco con fe: «Señor mío y Dios mío»? TERCER DOMINGO DE PASCUA Se ha dicho que «vivimos en la cultura de la experiencia como contrapuesta a la cultura de la obediencia» (Gallagher). Es así. La gente, sobre todo joven, sólo confía en lo que puede experimentar o vivir personalmente. Si hoy a bastantes les cuesta creer es sencillamente porque nunca han tenido una experiencia personal un poco viva de Dios. Es significativo lo que está sucediendo en los jóvenes. Muchos de ellos están creciendo en medio de un «vacío religioso» desolador. Se le puede llamar «la generación de los desheredados». Jóvenes que se han quedado «sin herencia religiosa» pues apenas han recibido, ni de la familia ni de la sociedad, experiencia religiosa alguna. Su única herencia es la confusión, la desconfianza ante la religión y, sobre todo, la indiferencia. Según el profesor australiano, muchos de ellos «ya no niegan ni dudan; simplemente, no tienen ni idea». No es verdad que los jóvenes estén abandonando la fe. Lo que sucede es que en muchos de ellos la fe difícilmente puede brotar. ¿Cómo puede llegar a creer un joven que en casa sólo ha conocido silencio e indiferencia religiosa, que en la televisión no ve sino burla y críticas a una religión ridícula, y que en la Iglesia sólo llega a captar los aspectos externos de una institución que le resulta extraña y anticuada? Lo primero que necesitan estos jóvenes no es doctrina. Nadie los va a convencer con palabras de algo que no pueden experimentar ni vivir con gozo. Lo que necesitan es que alguien les ayude a descubrir a un Dios Amigo en lo hondo de su corazón. Lo importante no es tratar de imponerles unas obligaciones religiosas que no pueden «entender», sino ayudarles a comunicarse con Cristo. Esta es la gran responsabilidad de la Iglesia: ofrecer al hombre y la mujer de hoy la posibilidad de vivir una experiencia de encuentro gozoso con Dios. Todo lo demás viene después. No se puede creer en Dios cuando falta la comunicación con él. No se puede seguir a Cristo cuando no hay contacto con él. La fe de los jóvenes sólo se despertará si alguien les ayuda a vivir estas experiencias. CUARTO DOMINGO DE PASCUA
No es raro encontrarse hoy con personas que valoran sinceramente la religión y están convencidas de que la fe en Dios no es una ilusión. Sin embargo, su fe está como bloqueada. Hace tiempo que no rezan ni toman parte en una celebración religiosa. Sin embargo, su problema es más profundo: no aciertan a comunicarse con Dios. Esta comunicación con Dios no se improvisa. No es algo que brota sin más desde la superficie de la persona. Requiere una actitud interior de apertura y un cierto aprendizaje. Lo primero es situarse ante Alguien. Dios no es una fuerza temible, la energía que dirige el cosmos o algo semejante. Antes que nada es Amigo y Padre. Lo importante ante Dios es captar su presencia amistosa. Todo lo demás viene después. Sentir a Dios como Amigo lo cambia todo. En segundo lugar, hay que arriesgarse a confiar La vida no es siempre fácil. Tarde o temprano, todos conocemos la experiencia del vacío, la impotencia o el sinsentido. Los días se nos van deslizando de modo irrecuperable, sin que podamos encontrar descanso y paz. Quien se abre al Dios revelado en Jesucristo aprende a escuchar en el fondo de su ser estas palabras decisivas: «No tengas miedo. » Es importante, además, captar a Dios como el Creador de vida. En lo más hondo de cada uno de nosotros habita su Espíritu que es «Señor y dador de vida». Este abrirse a Dios no consiste en vivir de forma ingenua, infantil o irresponsable. Al contrario, es reforzar nuestra verdadera identidad, crecer como personas, aprender a vivir la vida intensamente, con hondura, desde su raíz. El creyente trata, también, de escuchar la voluntad de Dios, es decir, «lo bueno, lo agradable, lo perfecto», lo que puede estar en sintonía con Aquel que sólo quiere el bien y la felicidad de todo ser humano. No es fácil. Hay que aprender a ahondar en el propio deseo. Descubrir nuestro deseo más profundo, no los deseos que lo enmascaran y desfiguran, sino «eso» que realmente anda buscando nuestro corazón desde lo más hondo. Ese deseo interior necesita siempre ser purificado, pero no está lejos de la «voluntad de Dios». QUINTO DOMINGO DE PASCUA Es importante ver cómo puede la fe cristiana iluminar el atardecer de la vida de los hombres y mujeres de nuestros días. Es incontable el número de libros que ofrecen orientaciones para envejecer sabiamente desarrollando de manera sana las diversas dimensiones de la vida. Sin embargo, no siempre se atiende a la dimensión religiosa ni a la profunda crisis que puede aflorar en ese momento de la vida, cuando, sin poder evitarlo, la persona comienza a hacerse las grandes preguntas de la existencia: ¿Por qué he trabajado tanto?, ¿para qué he vivido?, ¿esto era todo?, ¿qué me espera ahora? Cada edad tiene su forma propia de expresión religiosa, y esta última etapa de la vida puede ser un auténtico regalo de Dios si el creyente sabe reavivar su fe y descubrir todas las posibilidades que se le ofrecen. La jubilación es un tiempo propicio para encontrarse con uno mismo y llegar más al fondo del corazón. Es el momento de escuchar «llamadas olvidadas» y de poner la atención en lo importante. La persona ha recorrido ya un largo trecho de su existencia. Conoce mejor su debilidad y limitaciones. Sabe «lo que da la vida». Ahora llega el momento de la verdad. Cuaresma-Pascua 2017
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La jubilación puede ser, sobre todo, un tiempo de encuentro sincero con un Dios Amigo y Salvador. Dios está ahí, en medio de nuestra vida. Ha estado siempre aunque nosotros hayamos caminado largos años olvidados de él. Es el momento de confiar en su perdón y escuchar lo que quiere decirnos en el atardecer de nuestra vida. Tal vez lo primero que se nos pide es aprender a abandonarnos en sus brazos. Estar ante él en silencio, sin hablar mucho, sin pedirle muchas cosas. Sencillamente, estar ante él con fe, esperando su gracia y su perdón, dándole gracias porque, al final de todo, nos espera y nos ofrece su salvación. SEXTO DOMINGO DE PASCUA Hay algo que no siempre se señala al estudiar la crisis religiosa de nuestros días. Unos se alejan de la religión, otros la han reducido al mínimo, no pocos viven una fe apagada. Pero, con frecuencia, todo esto se está produciendo sin que las personas se planteen de forma consciente qué actitud quieren adoptar ante Dios y por qué. Se actúa casi siempre sin criterios ni puntos claros de referencia. Por otra parte, es fácil observar que muchas veces se habla de Dios como «de oídas». No hay experiencia personal. La fe en Dios se puede debilitar o apagar de muchas maneras, pero sólo conozco un camino para reavivarla: la oración personal. Ese «ponerse ante Dios» en silencio y a solas. No sé de nadie que haya vuelto a Dios sin haberlo escuchado como amigo en el fondo de su ser. La fe se despierta cuando la persona invoca a Dios, lo busca, lo llama, lo interroga, lo desea. Dios no se oculta a quien lo busca así. Más aún. Está ya presente en esa búsqueda. En esta oración personal se produce «una cierta ruptura de nivel», que permite al sujeto vivir una experiencia diferente, que está más allá de otras vivencias centradas en la utilidad, la posesión, el interés económico, que constituyen la vida ordinaria. En esta oración, la persona «se coloca ante Dios». Esto es lo decisivo, el corazón de toda religión. Quien la ha conocido termina diciendo las palabras de Job: «Hasta ahora hablaba de ti de oídas; ahora te han visto mis ojos» (Job 42, 5). El evangelio de Juan nos recuerda que dentro de nosotros vive «un Defensor» que está siempre con nosotros. Es el Espíritu de Dios. El mundo no lo ve ni lo conoce, pero él vive con los creyentes y está con ellos. Hay, sin duda, muchos caminos para encontrarse con Dios, pero todos ellos llevan a él sólo si escuchamos en nuestro interior a ese «Espíritu de la verdad». ASCENSIÓN DEL SEÑOR Un hombre se pierde cuando pierde su centro. Un hombre no vive cuando no se toma tiempo para vivir. Un cristiano no sabe por qué es cristiano cuando no disfruta de su fe. Un cristiano se pierde cuando pierde el horizonte de un Dios Salvador y no espera ni recuerda nunca la felicidad eterna. Hay algo nuclear en la fe cristiana: cuando no tienes ya a nadie que te ayude, cuando no ves ninguna otra salida, cuando la vida se cierra o se extingue, Dios está Siempre ahí. Para él nadie está definitivamente perdido. Su fidelidad y su bondad están por encima de todo, por encima incluso de nuestra mediocridad y falta de fe, por encima de la misma muerte. Desde Cristo resucitado nos llegan estas palabras consoladoras: «He abierto ante ti una puerta que nadie puede cerrar» (Ap 3, 8).
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Esta fe no le quita dureza a la vida. No dispensa al cristiano del sufrimiento y las penalidades de la existencia. Todo parece seguir igual. Los problemas siguen ahí como siempre. Sin embargo, todo cambia porque se puede «esperar contra toda esperanza». En medio de la incertidumbre y la desgracia se puede entrever en el horizonte la Bondad salvadora de Dios. Una de las mayores carencias de nuestro modo actual de vivir la fe es posiblemente el olvido del cielo. Ocupados sólo en el logro inmediato de un mayor bienestar y atraídos por pequeñas y variadas esperanzas, corremos el riesgo de empobrecer el horizonte de nuestra vida perdiendo el anhelo de felicidad eterna. Grave error. En el relato de la Ascensión del Señor, dos hombres vestidos de blanco se dirigen a los discípulos con estas palabras: «Galileos, ¿qué hacen ahí plantados mirando al cielo?» (Hch 1, 11). El redactor quiere, sin duda, alertar a los cristianos del riesgo de vivir la fe soñando en el cielo sin comprometerse día a día en la tierra. Hoy probablemente necesitamos escuchar también lo contrario: ¿qué hacen en la tierra sin mirar nunca al cielo?» PENTECOSTÉS No es fácil hablar del Espíritu Santo. El hombre contemporáneo se pone inmediatamente en guardia frente a todo aquello que no puede verificar con pruebas tangibles, y lo «espiritual» sugiere a no pocos un mundo desconocido, extremadamente incierto y etéreo. ¿Quién puede creer hoy en el Espíritu Santo? Por otra parte, ¿qué es creer en el Espíritu Santo? La catequesis cristiana ha olvidado con frecuencia la importancia de enseñar a creer en la acción del Espíritu de Dios. Muchos cristianos invocan al Padre, se esfuerzan por vivir como Jesús, pero ignoran casi por completo la acción del Espíritu. El Credo de Nicea afirma que es «Señor y dador de vida», pero para bastantes creyentes, sigue siendo el gran desconocido. Dios me ha creado y me ha dado la vida. No ha sido cosa mía. Mi vida sólo tiene una explicación: «A mí hay alguien que me ama incluso antes de que haya llegado a la existencia.» Pero Dios no es para mí una fuerza que ha puesto en marcha mi vida para después desentenderse. Esta vida que yo vivo y experimento ahora mismo, está siendo creada, sostenida y animada por su Espíritu. Mi vida entera está así bajo el signo del amor. Acontecimientos, personas, gozos y sufrimientos, errores y aciertos..., nada escapa o queda fuera del amor de Dios. Ni siquiera mi pecado y mediocridad son un obstáculo. El Espíritu de Dios me sigue envolviendo con su amor. La vida entera se me ofrece como «gracia». Habito un mundo que se me ha regalado. Vivo en un momento de la historia que yo no he elegido. Soy amado por personas que no han sido creadas por mí. Mi vida no es sólo fruto de mi trabajo, ni Siquiera resultado de lo que me aportan los demás. Debo mucho a muchas personas, pero ¿a quién he de agradecer el amor que siento, la confianza que me anima, la esperanza que me sostiene, la vida que me habita? Yo no me «explico» mi existencia sin el Espíritu de Dios. En esta fiesta de Pentecostés, los cristianos agradecemos y acogemos con fe la gracia del Espíritu.
ROSARIO PARA TIEMPO PASCUAL
Partimos del principio según el cual los ejercicios piadosos o las devociones populares deben manar de la liturgia y conducir a ella, en consonancia, de forma complementaria: “Se puede mantener que la característica litúrgica de un determinado día debe prevalecer sobre su situación en la semana; pues no resulta ajeno a la naturaleza del Rosario realizar, según los días del año litúrgico, oportunas sustituciones de los misterios, que permitan armonizar ulteriormente el ejercicio de piedad con el tiempo litúrgico” (Directorio sobre piedad popular y liturgia, n. 200).
contemplación de los distintos misterios salvíficos y de la cooperación de la Santísima Virgen en la obra de la redención. Será la Virgen, maestra y educadora de la vida espiritual, la que nos acompañe e interceda por cada uno en el rosario. Nos ayude a reflexionar sobre nuestras actitudes que construyen o destruyen comunidades (familia, equipos de trabajo parroquiales y laborales), como una respuesta a Dios que nos ama tanto que nos entregó a su hijo y lo resucitó de entre los muertos para que nosotros resucitáramos a una vida de comunión, justicia, paz, solidaridad.
Por ello consideraremos estos misterios, pues el Rosario es un ejercicio de meditación-
Proponemos este esquema para rezar el Rosario durante la cincuentena pascual: Cuaresma-Pascua 2017
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Oración inicial En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Te saludamos a ti virgen María, porque el Señor está contigo: en tu casa, en tu calle, en tu pueblo, en tu abrazo, en tu seno. Te saludamos a ti virgen María porque te turbaste ¿quién no lo haría ante tal noticia? Más enseguida recobraste paz y ánimo creyendo al enviado y recurrimos a ti para ser constructores de paz sabiendo que el Señor está con nosotros. Te saludamos a ti virgen María porque preguntaste lo que no entendías –aunque fuera mensaje divino– y no diste un sí ingenuo ni un sí ciego, sino que tuviste diálogo y palabra propia. Te saludamos y recurrimos a ti virgen María porque concebiste y diste a luz un hijo, Jesús, la vida; y nos enseñaste cuánta vida hay que gestar y cuidar si queremos hacer a Dios presente en esta tierra, cuidando a nuestros viejos, migrantes, jóvenes. Te saludamos y recurrimos a ti virgen María porque te dejaste guiar por el Espíritu y permaneciste a su sombra, tanto en tormenta como en bonanza, dejando a Dios ser Dios y no renunciando a ser tú misma. Te saludamos y recurrimos a ti virgen María porque abriste nuevos horizontes a nuestras vidas, fuiste a cuidar a tu prima, compartiste la buena noticia, y no te hiciste olvidadiza de los que te necesitan. Te saludamos y recurrimos a ti virgen María, camina con nosotros, ¡llévanos a caminar con los demás y mantén viva nuestra fe!
1) Primer Misterio: La Virgen María, la alegría de la resurrección del Señor.
El Ángel Gabriel es enviado por Dios a Nazaret para que le lleve un mensaje a la Virgen María. La saluda así « ¡Alégrate, llena de Gracia, 102
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el Señor está contigo!». «El Espíritu Santo descenderá sobre ti. El Santo que va a nacer de ti será llamado Hijo de Dios». Cuando María escuchó estas palabras del Ángel se tranquilizó profundamente, y le contestó: “yo soy la esclava del Señor ¡cúmplase en mi lo que me has dicho!”; el Ángel se retiró. Ella, la Madre de Dios, conserva todas estas cosas en su corazón y las medita. Oración: Virgen María recurrimos a ti, elegida de entre los pobres, sencilla, humilde, que cuestiona, pero que responde libre y abiertamente a Dios haciendo su voluntad de dar vida a la vida, para que nos enseñes a hacer la voluntad de Dios sencillamente, que vivamos nuestra fe de resucitados dando con humildad nuestro si al hermano aceptándolo, respetándolo, ayudándolo en sus necesidades materiales y espirituales. Tú que fuiste humillada enséñanos a no humillar sino a buscar el dialogo y el encuentro con Jesús en cada uno de nuestros hermanos para pasar de la muerte del olvidado, del incomprendido a la vida de los hermanos de Jesús resucitado. Padre Nuestro. Ave María (10 veces). Gloria.
2) Segundo Misterio: La Virgen María, modelo de servicio pascual.
María se encaminó presurosa a las montañas de Judea, para felicitar a su prima Isabel y para ayudarla. El camino era largo pero a María Santísima se le hizo corto ¡llevaba a Dios en sus entrañas! Cuando Isabel ve llegar a María, sale rápidamente a su encuentro, la abraza y la besa; Isabel exclama « ¡Bendita tu entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ». Prosigue Isabel « ¿Quién soy yo, para que la Madre de mi Señor venga a verme? », y añade «
¡dichosa tu que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor! ». Oración: Virgen María recurrimos a ti mujer solidaria, que no se queda en el privilegio de ser elegida sino que camina hacia quien la necesita, mujer de servicio, para que nos ayudes a servir al hermano migrante, a las viudas, a los matrimonios en conflicto, a los jóvenes y niños en situación de calle, a todas esas “Isabeles” que conforman nuestra comunidad para que como persona y como Iglesia sepamos ir presurosos en su ayuda. Tú que supiste quedarte con los apóstoles a predicar ayúdanos como Iglesia a anunciar con obras la buena nueva de Jesús resucitado. Padre Nuestro. Ave María (10 veces) Gloria.
3) Tercer Misterio: La Virgen María, madre del resucitado.
Mientras estaban ahí le llegó a María el tiempo de dar a luz y tuvo a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre ¡entre las pajas de un pesebre está recostado Dios, Dios hecho niño! Los Ángeles cantan un himno « ¡Gloria a Dios en el Cielo, y paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad! ». Oración: Virgen María recurrimos a ti como madre que criaste y educaste a un hijo. Las cualidades humanas y el carácter de Jesús (como todo bebe, niño y adolecente) se formaron y fueron influenciados por tu modo de ser, por tus virtudes ´para que nos ayudes a moldear nuestras actitudes y las actitudes de los jóvenes y niños de nuestras comunidades para ser compasivos, misericordiosos, generosos, que nos guie la fe
con que tu educaste a Jesús para con esa fe buscar la justicia, el techo, el alimento y medicamento para nuestros hermanos. Ayúdanos a ser quien de la vida por esas madres solas, por los ancianos, por los explotados, los enfermos, los hermanos de tu hijo para que también renazcan a una vida digna y amorosa. Padre Nuestro. Ave María (10 veces). Gloria.
4) Cuarto misterio: La virgen María, madre de todos los resucitados.
Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa. Oración: Virgen María tu que aceptaste la voluntad del Padre y entregaste a tu hijo, Jesús. Y en su lugar acogiste como hijos, con el mismo derroche de misericordia y ternura a todos los hombres pecadores que Jesús te presenta en la cruz. En adelante, todos y cada uno de nosotros somos tus hijos, lo mismo que Jesús. Te pedimos que así como el discípulo amado de Jesús nosotros también te acojamos y sigamos tus consejos de madre del “Maestro” y HAGAMOS TODO LO QUE EL NOS DIGA, y al igual que Él construir una Iglesia, una parroquia que acoja y vele por publicanos, excluidos, marginados, por todos tus hijos. Padre Nuestro. Ave María (10 veces). Gloria.
5) Quinto Misterio: La Virgen María, mujer pascual con misión.
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Tres días después se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre: «No tienen vino.» Jesús le responde: « ¿Mujer, que podemos hacer tu y yo? Todavía no ha llegado mi hora.» Dice su madre a los sirvientes: - «Hagan lo que él les diga.». Oración. Virgen María recurrimos a ti como la mujer del pueblo, que vive la lucha de su hijo, viviendo con él su fracaso y esperando ciegamente en Dios. Tú la primera de quienes escuchan el mensaje de Dios y lo cumplen y “ponen por obra el designio de Dios, la primera discípula de su Hijo, la primera que respondió a su “sígueme” con toda su vida, para que nos ayudes en nuestra misión como Iglesia de anunciar el Reino, sin comercializarlo, sin excluir a quienes consideramos diferentes, sin creernos más porque prestamos un servicio en la parroquia o vamos a misa todos los domingos. A vivir la misión de construir de proponer, de denunciar incluso en nuestra misma Iglesia lo que impide la vivencia del Reino de Dios. A vivir la misión de crear estructuras en nuestras parroquias para acercarnos salvíficamente a los encarcelados, débiles, necesitados, alejados, enfermos, ignorantes, migrantes, explotados o solos, a todos los hermanos de Jesús resucitados. Padre Nuestro. Ave María (10 veces). Gloria. Meditación. (Para ser reflexionada antes de la letanías a María) Vivir pascualmente es: • Vivir cada momento intensamente, como si fuese el último, y dar cada paso, con sorpresa y 104
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gozo, como si fuese el primero. Es inspirar amor y conciencia en nuestro frágil cuerpo e historia. Es acoger la liberación y sanación de nuestro ser entero que se hacen presentes, aquí y ahora y en el reverso de la historia rompiendo nuestros normas y credos. Es aprender a mirar y ver las llagas del cuerpo y del alma tan sangrantes en tantas personas. • Compartir lo que tenemos, con generosidad y gozo, con los hermanos necesitados aunque no los conozcamos y sólo sea un trozo de pez asado. Es desprendernos del sufrimiento y miedo, que atenazan y cierran nuestra mente, corazón y entrañas, y abrir todas las ventanas a la brisa del Resucitado. • Ver en cada paso humano tu paso divino de enamorado, tan pascual y cercano, tan solidario, tan al lado de nuestros pies cansados. Oración final. Bajo tu amparo nos acogemos Santa madre de Dios, no desprecies las suplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todos los peligros, ¡oh virgen bendita! Ruega por nosotros santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las divinas gracias y promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén
HORAS SANTAS PARA PASCUA EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO ESTACIONES EUCARÍSTICAS Nuestra meta está en vivir junto a ti Señor. Caminamos hasta tu presencia. Nuestra felicidad está en la resurrección. Hoy volvemos a decir con fuerza que creemos en tu poder para vencer la muerte. Para resucitar de entre los muertos. Hoy ponemos ante tu custodia tantos rostros amables y cercanos de nuestros familiares y amigos. Y volvemos a decir a voz en grito: “Creo en la resurrección de los muertos”. Señor,
Jesús, acoge con bondad a nuestros hermanos que han muerto en la esperanza de tu poder sobre la muerte. Dales el descanso eterno. Y que un día nosotros, nos volvamos a encontrar un día con ellos, y junto a ti, en el Reino de tu Vida para siempre. Éste es el Misterio de la fe, anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven Señor, Jesús! Alabado sea el Santísimo Sacramento del altar… Padrenuestro, Avemaría, Gloria y canto Cuaresma-Pascua 2017
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Nos prometes la vida eterna. La vida que no se acaba. Vivir para siempre. Vivir en la felicidad plena. Vivir en la alegría sin fin. Tú, Señor, sacias nuestro deseo de eternidad, nuestro deseo de vivir en la alegría completa. Necesitamos palabras que no se las lleve el viento, palabras que sean esculpidas sobre roca firme. En una sociedad poblada de palabras, anuncios, publicidad, ya no existen palabras de honor, hombres y mujeres de palabra. Ahora se llevan los contratos, las firmas, lo atado y bien atado, los compromisos escritos y sellados. Y Tú, Señor, nos ofreces la eternidad, palabras y vida para siempre,… Y lo ofreces en un pan entregado, en hacerte eucaristía, en quedarte en nosotros. Cristo, tú te entregaste por nosotros. Por tu cruz y resurrección, nos has salvado Señor. Alabado Sea el Santísimo Sacramento del altar… Padrenuestro, Avemaría, Gloria y canto ¡Qué bueno es Dios! Eres tan cercano que quieres habitar en nuestro corazón. Somos pequeños sagrarios de tu presencia. Concédenos la gracia de tener un corazón puro, sencillo, justo… un corazón acogedor. Queremos ser presencia viva de tu mensaje liberador, sanador. ¡Ojalá y los demás vean en nuestras vidas tu imagen de Dios cercano y transparente! Queremos ser personas eucarísticas, dignas de ti. Que cada vez que nos acerquemos a comer tu carne, tu pan bendito, tu hostia consagrada sintamos deseos de parecernos a ti, deseos de ser presencia viva del resucitado” Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz anunciamos tu muerte, hasta que vuelvas. Alabado sea el Santísimo sacramento del altar…. Padrenuestro, Avemaría, Gloria y canto SILENCIO MEDITATIVO
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ORACIÓN INTRODUCTORIA Dios nuestro, que por medio de tu Hijo venciste a la muerte y nos has abierto las puertas de la vida eterna, concede a quienes celebramos la Pascua de Resurrección del Señor, resucitar también a una nueva vida. Renovados por la gracia del Espíritu Santo pidamos al Señor que Cristo Resucitado habite en nuestro corazón para que sea capaz de buscar el respeto, la tolerancia, aceptación e inclusión de todos y, que la alegría de esta Pascua se manifieste en nuestra parroquia con todas nuestras obras, a fin de que respondamos generosamente a nuestra vocación de bautizados, y así demos testimonio de su presencia entre los hombres. Por Cristo nuestro Señor. Todos: Amén. LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS SILENCIO MEDITATIVO REFLEXIÓN
Consultar la semana que corresponda
SILENCIO MEDITATIVO ORACIÓN CANTO PRECES Conscientes de la presencia del Resucitado entre nosotros, gracias a la Eucaristía, elevemos nuestra súplica confiada, con la esperanza de contemplar el rostro de Cristo, Dios y hombre verdadero. Responderemos: Enséñanos, Señor, el camino de la vida.
Tú nos enseñaste que comer es compartir con los amigos, que es hablar la vida, incluso con los que te traicionen, que es disfrutar juntos y que haya de todo para todos, para, al final, sentirse unidos, compañeros de camino y constructores de unas relaciones sanas y una tierra nueva. R.
nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. R/. Amén.
Tú que nos invitas a reunirnos en tu recuerdo y a partir y repartir el pan unos con otros, nos dejaste un mensaje, una misión, una tarea, que es sentarnos a la mesa, unidos, y hacer de la tierra entera una familia. R.
Bendito sea Dios. Bendito sea su santo nombre. Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre. Bendito sea el nombre de Jesús. Bendito sea su sacratísimo Corazón. Bendita sea su preciosísima Sangre. Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del altar. Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito. Bendita sea la gran Madre de Dios, María Santísima. Bendita sea su santa e inmaculada Concepción. Bendita sea su gloriosa Asunción. Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre. Bendito sea San José, su castísimo esposo. Bendito sea Dios en sus ángeles y en sus santos.
Cada vez que comemos tu cuerpo, nos comprometemos contigo, confirmamos que queremos vivir a tu manera y que nos unimos a toda la iglesia, tu gente, para cumplir tus sueños de amor y fraternidad. R. El que come tu Carne, el que comulga, se aparta de otros alimentos nocivos. Se aleja de la competitividad, no le sirve la prisa, se aparta del poder y relativiza el prestigio. Hazte, Señor, carne de nuestra carne y vida de nuestra vida. R. Enséñanos, Señor, el camino de lo sencillo que se llena de ti, de lo débil que tiene su fuerza en ti, el camino de la Vida que se recorre siendo Tú lo más importante de nuestra vida. Enséñanos, Señor, tu camino, para que la parroquia enseñe a hacer caminos de solidaridad, sin protagonismos ni vicios, un camino que construya estructuras de trabajo y servicio como Pan de Vida que se parte y se entrega para dar más vida. Enséñanos, Señor, y haz de cada uno de nosotros TU VOLUNTAD.
BENDICIÓN CON EL SANTÍSIMO
RITOS FINALES PADRE NUESTRO V/. Nos diste Señor, el pan del cielo. R/. Que contiene en sí todo deleite. V/. Oh Dios, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión, te pedimos Cuaresma-Pascua 2017
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PRIMERA SEMANA EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO ESTACIONES EUCARÍSTICAS (Pág. 105) SILENCIO MEDITATIVO ORACIÓN INTRODUCTORIA (Pág. 106) Del santo Evangelio según San Juan 20, 1-9. El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien quería Jesús, y les dijo: —Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto. Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo: pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: Vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos. SILENCIO MEDITATIVO REFLEXIÓN Ver y creer, suena más fácil, más factible que creer sin ver. Por eso el Señor dice dichosos los que creen sin ver. Nuestra fe no tendría sentido si Jesús no hubiera resucitado de entre los muertos, tal como 108
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estaba escrito. No podemos tomar el mensaje de Jesús por partes o lo tomamos todo o no lo tomamos. Jesús es Hijo de Dios, esta es una revelación que nos trae Jesús y su venida no es improvisada, sino que llega dando cumplimiento a todo lo que se había escrito sobre Él en las escrituras. La novedad que Él nos revela es que Dios es nuestro Padre y que Él lo ha enviado para salvarnos, porque esa es su voluntad. Él nos ama tanto, que nos quiere a Su lado, lo que será posible si oímos y hacemos lo que nos dice Jesús. De allí que se deba proclamar esta Buena Noticia por el mundo entero, incluyendo el mandato y el ejemplo de Jesús. Jesús es el Hijo de Dios, la Palabra hecha carne, verdadero Dios y verdadero hombre, prueba del amor de Dios a los hombres. Su vida es una entrega radical de sí mismo a favor de todas las personas, consumada definitivamente en su muerte y resurrección. Por ser el Cordero de Dios, Él es el salvador. Su pasión, muerte y resurrección posibilita la superación del pecado y la vida nueva para toda la humanidad. En Él, el Padre se hace presente, porque quien conoce al Hijo conoce al Padre.
ORACIÓN Padre Santo, te damos gracias por habernos enviado a Jesús quien viviendo, muriendo y resucitando nos mostró el camino para ir a tu encuentro. Aumenta nuestra fe para seguir a Jesús, alegres y confiados en que nadie nos ha amado más que Él, y que por tanto solo alcanzaremos la felicidad plena si le oímos y hacemos lo que nos dice, si buscamos reflexionar sobre nuestras fallas, si corregimos todo aquello que impide construir comunidad. Que aprendamos a renunciar a nuestros egoísmos, soberbias, protagonismos para ser incluyente con todos los hermanos. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén. COMPROMISO CANTO PRECES (Pág.106) RITOS FINALES (Pág. 107) BENDICIÓN CON EL SANTÍSIMO
Los discípulos de Jesús reconocemos que Él es el primer y más grande evangelizador enviado por Dios y, al mismo tiempo, el Evangelio de Dios. Creemos y anunciamos “la buena noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios”. Como hijos obedientes a la voz del Padre, queremos escuchar a Jesús porque Él es el único Maestro. Como discípulos suyos, sabemos que sus palabras son Espíritu y Vida. Con la alegría de la fe, somos misioneros para proclamar el Evangelio de Jesucristo y, en Él, la buena nueva de la dignidad humana, de la vida, de la familia, del trabajo, de la ciencia y de la solidaridad con la creación. SILENCIO MEDITATIVO Cuaresma-Pascua 2017
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SEGUNDA SEMANA EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO ESTACIONES EUCARÍSTICAS (Pág. 105) SILENCIO MEDITATIVO ORACIÓN INTRODUCTORIA (Pág. 106) Del santo Evangelio según San Juan 20, 19-31 Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa con las puertas cerradas, por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: —La paz esté con ustedes. Y diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: —La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo. Y dicho esto exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: —Reciban el Espíritu Santo; a quienes les perdonen los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengan, les quedan retenidos. Tomás, uno de los doce, llamado El Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: —Hemos visto al Señor. Pero él les contesto: Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo. A los ocho días estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: —La paz esté con ustedes. Luego dijo a Tomás: —Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. Contestó Tomás: — ¡Señor mío y Dios mío! Jesús le dijo: — ¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto. Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos se han escrito para que crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengan vida en su Nombre. 110
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REFLEXIÓN Jesús se apareció de nuevo en el cenáculo, en medio de los discípulos: Tomás también estaba; se dirigió a él y lo invitó a tocar sus llagas. Y entonces, aquel hombre sincero, aquel hombre acostumbrado a comprobar personalmente las cosas, se arrodilló delante de Jesús y dijo: “Señor mío y Dios mío”. A lo largo de estos años, cambiamos mucho por dentro. Nos podemos hacer más escépticos, pero también más frágiles. Nos hemos hecho más críticos, pero también más inseguros. Cada uno hemos de decidir cómo queremos vivir y cómo queremos morir. Cada uno hemos de responder a esa llamada que, tarde o temprano, de forma inesperada o como fruto de un proceso interior, nos puede llegar de Jesús: «No seas incrédulo, sino creyente». Tal vez, necesitamos despertar más nuestro deseo de verdad. Desarrollar esa sensibilidad interior que todos tenemos para percibir, más allá de lo visible y lo tangible, la presencia del Misterio que sostiene nuestras vidas. Ya no es posible vivir como personas que lo saben todo. No es verdad. Todos, creyentes y no creyentes, caminamos por la vida envueltos en tinieblas. Como dice Pablo de Tarso, a Dios lo buscamos «a tientas». ¿Por qué no enfrentarnos al misterio de la vida y de la muerte confiando en el Amor como última realidad de todo? Ésta es la invitación decisiva de Jesús. Más de un creyente siente hoy que su fe se ha ido convirtiendo en algo cada vez más irreal y menos fundamentado. No lo sé. Tal vez, ahora que no podemos ya apoyar nuestra fe en falsas seguridades de lo material, del protagonismo, de vicios, estamos aprendiendo a buscar a Dios con un corazón más humilde y sincero. Su santidad el papa Francisco nos dice que las llagas de Jesús son un escándalo para la fe, pero son también la comprobación de la fe. Por eso, en el cuerpo de Cristo resucitado las llagas no desaparecen, permanecen, porque aquellas llagas son el signo permanente del amor de Dios por nosotros, y son indispensables para creer en Dios.
No para creer que Dios existe, sino para creer que Dios es amor, misericordia, fidelidad. San Pedro, citando a Isaías, escribe a los cristianos: “Sus heridas nos han curado”. Hemos de recordar que una persona que busca y desea sinceramente creer, para Dios es ya creyente. Muchas veces, no es posible hacer mucho más. Y Dios, que comprende nuestra impotencia y debilidad, tiene sus caminos para encontrarse con cada uno y ofrecerle su salvación. ORACIÓN Señor Jesús, nuestro Maestro, enséñanos a descubrir en los signos de los tiempos y en los hermanos tu presencia; enséñanos a comprender tu misterio pascual y adorarte y venerarte con firme fe. Cada vez que nos reunimos junto a ti, hecho sacramento y presencia, venimos agobiados y cansados por los afanes cotidianos. Venimos a ti, a tu encuentro, para desahogar nuestros corazones y encontrar descanso y alivio a nuestras fatigas. Haz que escuchemos tu voz y escucha nuestras palabras de acción de gracias y de súplica por un mundo de comunión fraterna, de trabajo parroquial en conjunto y solidario. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén COMPROMISO CANTO PRECES (Pág. 106) RITOS FINALES (Pág.107) BENDICIÓN CON EL SANTÍSIMO
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TERCER SEMANA EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO ESTACIONES EUCARÍSTICAS (Pág. 105) SILENCIO MEDITATIVO ORACIÓN INTRODUCTORIA (Pág. 106) Del santo Evangelio según San Lucas 24, 13-35 Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a una aldea llamada Emaús, distante unas dos leguas de Jerusalén; iban comentando todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo. Él les dijo: ¿De qué cosa vienen hablando tan llenos de tristeza? Ellos se detuvieron preocupados. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le replicó: ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabes lo que ha pasado allí estos días? Él les preguntó: ¿Qué? Ellos le contestaron: Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras ante Dios y todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él fuera el futuro liberador de Israel. Y ya ves, hace dos días que sucedió esto. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado, pues fueron muy de mañana al sepulcro, no encontraron su cuerpo, e incluso vinieron diciendo que habían visto una aparición de ángeles, que les habían dicho que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no le vieron. Entonces Jesús les dijo: ¡Qué insensatos y que duros de corazón 112
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para creer todo lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria? Y comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura. Ya cerca de la aldea donde iban, él hizo ademán de seguir adelante, pero ellos le apremiaron diciendo: Quédate con nosotros porque atardece y el día va de caída. Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció. Ellos comentaron: ¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras? Y levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los once con sus compañeros, que estaban diciendo: Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón. Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. SILENCIO MEDITATIVO REFLEXIÓN Nosotros también conocemos ese camino por donde iban los dos caminantes. El camino del desconsuelo, de la aflicción, del pesimismo, de la asedia, apatía, de la traición e ignorancia. Pero aunque nos sintamos así, Dios nos busca. Se las arregla para encontrarnos discretamente en el camino de la vida. Nos alcanza cuando huimos. Y nos hace la misma pregunta: “¿Qué cosas tan tristes conversan por el camino?” Tal vez responderíamos: hablábamos de la violencia e inseguridad, de la droga y asesinatos, de la crisis
económica, de los problemas familiares, del precio de los combustibles, de la corrupción en los gobiernos, de las campañas políticas anticipadas, de las dificultades para trabajar en equipo, de la falta de formación, etc. ¡Cuántas ilusiones perdidas! ¡Cuántos proyectos fracasados! ¡Cuántos ideales olvidados! Cuando no esperamos nada, cuando el pesimismo nos vence, estamos muertos en vida. Pero hay que examinar lo que uno espera y cómo lo espera: si esperamos cosas triviales (pasarla bien, más dinero para derrochar, fama, poder, prestigio) y resultados fáciles (con el mínimo esfuerzo), puede que esperemos por mucho tiempo hasta cansarnos. Si estás esperando algo, trabaja con fe y perseverancia para lograr que suceda. Si estás esperando que tu familia mejore, da lo mejor de ti mismo para que el milagro suceda. Si deseas que las cosas en el trabajo mejore, sé más responsable, más dedicado, da el ejemplo. Si quieres que las cosas mejoren en los equipos parroquiales, comienza mejorando. No podemos darnos el lujo de decir “Nosotros esperábamos”. Debemos decir “Nosotros esperamos”. Porque lo hacemos trabajando y no cómodamente dormidos o sentados. La victoria tiene un precio y se llama sacrificio. Es la lógica de la semilla: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, permanece solo, pero si muere da mucho fruto”. Las estadísticas nos dicen que solo el 8% de nuestros católicos asisten a la misa dominical. El 92% restante son “católicos nominales”, es decir, católicos de nombre. Y de ese 8%, ¿cuántos salen realmente con sus corazones encendidos después de la misa? ¿Cuántos “vuelven a Jerusalén” con entusiasmo y alegría, es decir, a su hogar o al trabajo, a contar más que con palabras, con su ejemplo, que se han encontrado con el Señor resucitado? Por desgracia, cualquier parecido de una misa con el relato de Emaús, es pura coincidencia. Si has perdido la paz, búscala para otros y la
encontrarás. Si has perdido la sonrisa, bríndala a otro y la encontrarás. Si has perdido la seguridad, búscala para otros y la encontrarás. A nuestro alrededor hay muchos que caminan como los discípulos de Emaús, descontentos, pesimistas y abatidos. Es el camino más frecuentado en nuestros días. Hay quienes, como esos dos, han abandonado silenciosamente la comunidad de Jerusalén (en nuestro caso, la Iglesia, nuestros equipos de trabajo parroquiales), porque en vez de brindarles seguridad y alegría, les hemos provocado tristeza y amargura, escándalo y decepción. Y lo peor de todo: ni nos hemos dado cuenta que se han ido y en algunos casos, ni siquiera nos importa. Todo es posible para el que cree. Jesucristo es capaz de devolver a esas frustraciones, desilusiones y decepciones, lo que algún día fueron: esperanzas. SILENCIO MEDITATIVO ORACIÓN Señor Jesús, te damos gracias porque antes de volver al Padre quisiste en el Cenáculo partir y repartir el pan de tu Cuerpo a tus apóstoles y les diste a beber el cáliz de la salvación. La tarde de tu resurrección te hiciste compañero de camino con los peregrinos de Emaús. Tus palabras hicieron arder sus corazones y te reconocieron al partir el pan. Haz que también nosotros te encontremos en el camino, escuchemos tus palabras de verdad y experimentemos tu presencia sacramental para confesar nuestra fe, adorarte con limpio corazón y anunciarte a los hermanos con nuestras buenas obras. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. COMPROMISO CANTO PRECES (Pág. 106) RITOS FINALES (Pág. 107) BENDICIÓN CON EL SANTÍSIMO Cuaresma-Pascua 2017
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CUARTA SEMANA EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO ESTACIONES EUCARÍSTICAS (Pág. 105) SILENCIO MEDITATIVO ORACIÓN INTRODUCTORIA (Pág. 106) Del santo Evangelio según San Juan 10, 1-10 En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: les aseguro que el que no entra por la puerta del redil de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz: a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños. Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí sé salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante. SILENCIO MEDITATIVO. REFLEXIÓN Del Comentario de Santo Tomás de Aquino, presbítero, sobre el evangelio de San Juan. Cristo sigue siendo el pastor supremo de la Iglesia, que ofrendó su vida por ella y la alimenta con su cuerpo y 114
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su sangre. De su oficio de pastor participan también los obispos, llamados a seguir el ejemplo del buen pastor. “Nadie –dice Santo Tomás- puede ser buen pastor, si no llega a ser una sola cosa con Cristo por el amor y se convierte en miembro del verdadero pastor”. “Yo soy el buen pastor”. Es evidente que el oficio de pastor compete a Cristo, pues, de la misma manera que el rebaño es guiado y alimentado por el pastor, así Cristo alimenta a los fieles espiritualmente y también con su cuerpo y su sangre. Ustedes eran como ovejas descarriadas -dice el Apóstol-, pero ahora han vuelto al pastor y guardián de sus almas. Pero, ya que Cristo por una parte afirma que el pastor entra por la puerta y, en otro lugar, dice que él es la puerta, y aquí añade que él es el pastor, debe concluirse, de todo ello, que Cristo entra por sí mismo. Y es cierto que Cristo entra por sí mismo, pues él se manifiesta a sí mismo, y por sí mismo conoce al Padre. Nosotros, en cambio, entramos por él, pues es por él que alcanzamos la felicidad. Nadie puede decirse que sea puerta; esta cualidad Cristo se la reservó para sí; el oficio, en cambio, de pastor lo dio también a otros y quiso que lo tuvieran sus miembros: por ello, Pedro fue pastor, y pastores fueron también los otros apóstoles, y son pastores todos los buenos obispos. Les daré -dice la Escritura- pastores conforme a mi corazón. El deber del buen pastor es el amor; por eso dice: El buen pastor da su vida por las ovejas. A los pastores que apacientan rebaños de ovejas no se les exige exponer su propia vida a la muerte por el bien de su rebaño, pero, en cambio, el pastor espiritual sí que debe renunciar a su vida corporal ante el peligro de sus ovejas, porque la salvación espiritual del rebaño es de más precio que la vida corporal del pastor. Es esto precisamente lo que afirma el Señor: El buen pastor da su vida -la vida del cuerpo- por las ovejas, es decir, por las que son suyas por razón de su autoridad y de su amor. Ambas cosas se requieren: que las ovejas le pertenezcan y que las ame, pues lo primero sin lo segundo no sería suficiente. En el misterio pascual de Jesús es el acto de obediencia y amor al Padre y de entrega por todos
sus hermanos, mediante el cual el Mesías dona plenamente aquella vida que ofrecía en caminos y aldeas de Palestina. Por su sacrificio voluntario, el Cordero de Dios pone su vida ofrecida en las manos del Padre quien lo hace salvación “para nosotros”. Por el misterio pascual, el Padre sella la nueva alianza y genera un nuevo pueblo, que tiene por fundamento su amor gratuito de Padre que salva. SILENCIO MEDITATIVO ORACIÓN Nos llamas por nuestro nombre y nos reconoces por mil gestos y detalles que llevas grabados en tus pupilas. Dispuesto a dar la cara y la vida por nosotros, a pesar de nuestras tonterías, tus palabras son nuestra seguridad. Andamos despistados por ahí, cada uno en su casa, para sí y a lo suyo, cuando Tú nos llamas a tu comunidad. En tu compañía, a caminar juntos. Contigo pasamos de la sumisión a la fe gozosa y personal, de la apatía e indiferencia a la comunión con los hermanos, del miedo a la libertad, del individualismo a la solidaridad, del temor a la filiación. Tú eres el buen pastor. Contigo hemos roto el silencio y nos atrevemos a levantar la voz, a la denuncia, pero también al trabajo que construye, que edifica Iglesia; pasamos al canto y a la alabanza porque bulle la vida en nuestras entrañas y late de esperanza nuestro corazón…….Tú eres el buen pastor. COMPROMISO CANTO PRECES (Pág.106) RITOS FINALES (Pág. 107) BENDICIÓN CON EL SANTÍSIMO
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QUINTA SEMANA EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO ESTACIONES EUCARÍSTICAS (Pág. 105) SILENCIO MEDITATIVO ORACIÓN INTRODUCTORIA (Pág. 106) Del santo Evangelio según San Juan 14, 1-12 En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: No pierdan la calma, crean en Dios y crean también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones, si no fuera así yo se lo habría dicho a ustedes, porque voy a prepararles un lugar. Cuando vaya y les prepare sitio volveré y los llevaré conmigo, para que donde este yo estén también ustedes. Y adonde yo voy, ya saben el camino. Tomás le dice: Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo podemos saber el camino? Jesús le responde: Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocieran a mí, conocerían también a mi Padre. Ahora ya lo conocen y lo han visto. Felipe le dice: Señor, muéstranos al Padre y nos basta. Jesús le replica: Hace tanto que estoy con ustedes, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: «Muéstranos al Padre?» ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí? Lo que yo les digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, crean a las obras. Les aseguro: el que cree en mí, también el hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre. SILENCIO MEDITATIVO
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REFLEXIÓN
germen de vida nueva.
Jesús capta nuestras tristezas y turbación. Su corazón se conmueve. Olvidándose de sí mismo, Jesús trata de animarnos: “Que no se turbe su corazón; crean en Dios y crean también en mí”. “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. Se lo dijo a sus discípulos y nos lo sigue diciendo a nosotros, no hemos de olvidarlo nunca.
Esta acción de Jesús en nosotros se produce casi siempre de forma discreta y callada. El mismo creyente solo intuye una presencia imperceptible. A veces, sin embargo, nos invade la certeza, la alegría incontenible, la confianza total: Dios existe, nos ama, todo es posible, incluso la vida eterna. Nunca entenderemos la fe cristiana si no acogemos a Jesús como el camino, la verdad y la vida.
“Yo soy el camino”. El problema de no pocos no es que viven extraviados o descaminados. Sencillamente, viven sin camino, perdidos en una especie de laberinto: andando y desandando los mil caminos que, desde fuera, les van indicando las consignas y modas del momento. Y, ¿qué puede hacer un hombre o una mujer cuando se encuentra sin camino? ¿A quién se puede dirigir? ¿Adónde puede acudir? Si se acerca a Jesús, lo que encontrará no es una religión, sino un camino. A veces, avanzará con fe; otras veces, encontrará dificultades; incluso podrá retroceder, pero está en el camino acertado que conduce al Padre. Esta es la promesa de Jesús. “Yo soy la verdad”. Estas palabras encierran una invitación escandalosa a los oídos modernos. No todo se reduce a la razón. La teoría científica no contiene toda la verdad. El misterio último de la realidad no se deja atrapar por los análisis más sofisticados. El ser humano ha de vivir ante el misterio último de la realidad; Jesús se presenta como camino que conduce y acerca a ese Misterio último. Dios no se impone. No fuerza a nadie con pruebas ni evidencias. El Misterio último es silencio y atracción respetuosa. Jesús es el camino que nos puede abrir a su Bondad. “Yo soy la vida”. Jesús puede ir transformando nuestra vida. No como el maestro lejano que ha dejado un legado de sabiduría admirable a la humanidad, sino como alguien vivo que, desde el mismo fondo de nuestro ser, nos infunde un
SILENCIO MEDITATIVO ORACIÓN Sabes, Señor, que somos de los tuyos, que creemos en ti y formas parte de nuestra vida, pero muchas veces vivimos como si no existieras, porque no terminamos de fiarnos de ti del todo. Nos invitas a levantarnos, a no caer en la mediocridad, a vivir una vida apasionante, a trabajar con la misma hermandad que tú y a confiar en ti, mientras transcurre nuestra historia. Nos invitas a vivir una vida en comunión contigo, con el Padre y con los hermanos, a construir y servir. Aquí estamos Señor para vivir en tus caminos y tu verdad. Tú me impulsas a levantar todo lo que está en mí dormido. Tú me enseñas que puedo llegar a mucho más. Tú me haces creer en el ser humano, con todo lo que tiene de grandeza y fragilidad. COMPROMISO CANTO PRECES (Pág. 106) RITOS FINALES (Pág. 107) BENDICIÓN CON EL SANTÍSIMO Cuaresma-Pascua 2017
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SEXTA SEMANA EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO ESTACIONES EUCARÍSTICAS (Pág. 105) SILENCIO MEDITATIVO ORACIÓN INTRODUCTORIA (Pág. 106) Del santo Evangelio según San Juan 14, 15-21 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: — Si me aman, guardarán mis mandamientos. Yo le pediré al Padre que le dé otro Defensor que esté siempre con ustedes, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo porque no lo ve ni lo conoce; ustedes, en cambio, lo conocen porque vive con ustedes y está con ustedes. No los dejaré desamparados, volveré. Dentro de poco el mundo no me verá, pero ustedes me verán, y vivirán, porque yo sigo viviendo. Entonces sabrán que yo estoy con mi Padre, ustedes conmigo y yo con ustedes. El que acepta mis mandamientos y los guarda, ese me ama; al que me ama, lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él. SILENCIO MEDITATIVO REFLEXIÓN Una Iglesia formada por cristianos que se relacionan con un Jesús poco amado y recordado de manera rutinaria, es una Iglesia que corre el riesgo de irse extinguiendo. Una comunidad cristiana reunida en torno a un Jesús apagado, que no seduce ni toca los corazones, es una comunidad sin futuro. Una Iglesia formada por bautizados sin sentido de pertenecía, sin vida espiritual, que no se alimenta de los sacramentos, con una mentalidad arcaica y pesimista, es una comunidad sin frutos. 118
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En la Iglesia de Jesús necesitamos urgentemente una calidad nueva en nuestra relación con él. Necesitamos comunidades cristianas marcadas por la experiencia viva de Jesús. Todos podemos contribuir a que en la Iglesia se le sienta y se le viva a Jesús de manera nueva. Podemos hacer que sea más de Jesús, que viva más unida a él. ¿Cómo? Juan recrea en su evangelio la despedida de Jesús en la última cena. Los discípulos intuyen que dentro de muy poco les será arrebatado. ¿Qué será de ellos sin Jesús? ¿A quién le seguirán? ¿Dónde alimentarán su esperanza? Jesús les habla con ternura especial. Antes de dejarlos, quiere hacerles ver cómo podrán vivir unidos a él, incluso después de su muerte. Antes que nada, ha de quedar grabado en su corazón algo que no han de olvidar jamás: «No os dejaré huérfanos. Volveré». No han de sentirse nunca solos. Jesús les habla de una experiencia nueva que los envolverá y les hará vivir porque los alcanzará en lo más íntimo de su ser. No los olvidará. Vendrá y estará con ellos. Jesús no podrá ya ser visto con la luz de este mundo, pero podrá ser captado por sus seguidores con los ojos de la fe. ¿No hemos de cuidar y reavivar mucho más esta presencia de Jesús resucitado en medio de nosotros? ¿Cómo vamos a trabajar por un mundo más humano y una Iglesia más evangélica si no le sentimos a él junto a nosotros? Jesús les habla de una experiencia nueva que hasta ahora no han conocido sus discípulos mientras lo seguían por los caminos de Galilea: «Sabréis que yo estoy con mi Padre y vosotros conmigo». Esta es la experiencia básica que sostiene nuestra fe. En el fondo de nuestro corazón cristiano sabemos que Jesús está con el Padre y nosotros estamos con él. Esto lo cambia todo.
Esta experiencia está alimentada por el amor: «Al que me ama...yo también lo amaré y me revelaré a él». ¿Es posible seguir a Jesús tomando la cruz cada día, sin amarlo y sin sentirnos amados entrañablemente por él? ¿Es posible evitar la decadencia del cristianismo sin reavivar este amor? ¿Qué fuerza podrá mover a la Iglesia si lo dejamos apagar? ¿Quién podrá llenar el vacío de Jesús? ¿Quién podrá sustituir su presencia viva en medio de nosotros? SILENCIO MEDITATIVO ORACIÓN Padre celestial, te pedimos que la luz de la presencia sacramental de tu Hijo Jesucristo, ilumine nuestros corazones, que nos ayude a distinguir todo lo que sutilmente nos aparta de tu amor y nos hace alterar la paz y armonía en nuestras relaciones con las personas que convivimos día con día, con nuestra familia y en nuestra relación contigo. Ayúdanos a estar alertas a la voz seductora del maligno, que nos confunde para que prescindamos de ti y nos deshumanicemos. Ven en auxilio de nosotros, que queremos construir una mejor persona y una mejor parroquia. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén COMPROMISO CANTO PRECES (Pág. 106) RITOS FINALES (Pág. 107) BENDICIÓN CON EL SANTÍSIMO
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SEPTIMA SEMANA EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO ESTACIONES EUCARÍSTICAS (Pág. 105) SILENCIO MEDITATIVO ORACIÓN INTRODUCTORIA (Pág. 106) Del santo Evangelio según san Mateo: 28, 16-20 En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea y subieron al monte en el que Jesús los había citado. Al ver a Jesús, se postraron, aunque algunos titubeaban. Entonces, Jesús se acercó a ellos y les dijo: “Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y hagan discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo cuanto yo les he mandado; y sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”. SILENCIO MEDITATIVO REFLEXIÓN La situación que se vive hoy en nuestras comunidades no es nada fácil. En nuestro corazón de seguidores de Jesús surgen no pocas preguntas: ¿dónde reafirmar nuestra fe en estos tiempos de crisis religiosa? ¿Qué es lo importante en estos momentos? ¿Qué hemos de hacer en las comunidades de Jesús? ¿Hacia dónde hemos de orientar nuestros esfuerzos? Lo que fue valido para los discípulos de Jesús en su tiempo también lo es para nosotros hoy. Jesús convoca por última vez a sus discípulos para 120
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confiarles su misión. Son las últimas palabras que escucharán de Jesús: las que han de orientar su tarea y sostener su fe a lo largo de los siglos. Siguiendo las indicaciones de las mujeres, los discípulos se reúnen en Galilea. Allí había comenzado su amistad con Jesús. Allí se habían comprometido a seguirlo colaborando en su proyecto del reino de Dios. Ahora vienen sin saber con qué se pueden encontrar. ¿Volverán a verse con Jesús después de su ejecución? El encuentro con el Resucitado no es fácil. Al verlo llegar, los discípulos «se postran» ante él; reconocen en Jesús algo nuevo; quieren creer, pero «algunos vacilan». El grupo se mueve entre la confianza y la tristeza. Lo adoran pero no están libres de dudas e inseguridad. Los cristianos de hoy los entendemos. A nosotros nos sucede lo mismo. Lo admirable es que Jesús no les reprocha nada. Los conoce desde que los llamó a seguirlo. Su fe sigue siendo pequeña, pero a pesar de sus dudas y vacilaciones, confía en ellos. Desde esa fe pequeña y frágil anunciarán su mensaje en el mundo entero. Así sabrán acoger y comprender a quienes a lo largo de los siglos vivirán una fe vacilante. Jesús los sostendrá a todos. La tarea fundamental que les confía es clara: «hacer discípulos» suyos en todos los pueblos. No les manda propiamente a exponer doctrina, sino a trabajar para que el mundo haya hombres y mujeres que vivan como discípulos y discípulas de Jesús. Seguidores que aprendan a vivir como él. Que lo acojan como Maestro y no dejen nunca de aprender a ser libres, justos, solidarios, constructores de un mundo más humano.
entre nosotros se pueda aprender a vivir con el estilo de Jesús. Él es nuestro único Maestro. Los demás somos todos hermanos que nos ayudamos y animamos mutuamente a ser sus discípulos. SILENCIO MEDITATIVO ORACIÓN Bendito sea Dios, el Padre de Jesús, nuestro Padre, que nos ha bendecido con toda clase de bendiciones, que nos ha mostrado en Jesús, su rostro, su corazón y nos ha elegido para la misión más bella, que toda la humanidad conozca la Buena Noticia de Jesús. Bendito sea Jesús, el hombre lleno del Espíritu de Dios, que ha hecho de nuestra vida algo nuevo, distinto, nos ha devuelto la dignidad y la esperanza, nos ha dado motivos para vivir y para creer. Por eso decimos con toda confianza; Creemos en Jesús, el Señor, revelación de Dios y del sentido de la vida: acepta la vida como misión recibida de Él, para que todos los hombres le conozcan y salven su vida. Esperamos nuestra plenitud, y la de todas las cosas, en Él. Bendito seas, Jesús, nuestro Señor. COMPROMISO CANTO PRECES (Pág. 106) RITOS FINALES (Pág. 107) BENDICIÓN CON EL SANTÍSIMO
La comunidad cristiana como una “escuela de Jesús”. Seremos muchos o pocos. Entre nosotros habrá creyentes convencidos y creyentes vacilantes. Cada vez será más difícil atender a todo como quisiéramos. Lo importante será que Cuaresma-Pascua 2017
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TODOS SOMOS ESTA REVISTA Estamos estrenando una sección, se trata de un espacio para compartir y fortalecer los lazos entre las parroquias y este organismo diocesano de pastoral, llamado Comisión diocesana para la pastoral litúrgica. Escríbenos y envía tus comentarios, pensamientos o planteamientos, con los que puedan enriquecerse otros lectores, así como sugerencia de artículos. También daremos espacios para tus fotografías, con el fin de estimular y promover la vida y ministerios de nuestras comunidades.
E-mail: pastoralliturgicahillo@hotmail.com Iniciamos está sección con algunas preguntas a compañeros:
He experimentado más la presencia de Dios en la misa de “SANTA MARIA MADRE DE DIOS”. Tiempo de Navidad 2016 Con la preparación del Adviento y el Nacimiento del “Dios con nosotros” celebrar solemnemente a Santa María Madre de Dios; escuchar en la primera lectura la Bendición a los Israelitas y, ver la imagen de María con el niño Dios en sus brazos que nos lo presenta y nos lo ofrece, es la bendición que abarca toda la protección que podemos aspirar como hijos de un mismo Padre. Las oraciones, la Homilía, la presencia Eucarística y para retirarnos la bendición solemne que la Iglesia nos ofrece. GRACIAS, SEÑOR. ¿Y TÚ?
Ramoncita Serna
Manteniendo la gracia y el celo de ser servidor; humilde y brevemente me encomiendo a Jesús frente al Sagrario. Aprovecho cualquier oportunidad de formación para tratar de cumplir el objetivo de mi encomienda: servir de manera entusiasta a los demás sin esperar nada a cambio.
Fernando Parada
En 1990 viví cosas muy hermosas, que únicamente Dios te puede brindar, una de ellas fue participar en la conversión y primera comunión de unos jóvenes japoneses, llenos de alegría y llanto, y yo junto con ellos, y en mi corazón nació mi amor por la Eucaristía y el gran deseo de servir, y se lo comunique al padre Mariano Hurtado. Apoyada y dirigida por él comencé poco a poco con mi servicio en liturgia, mismo que hasta ahora presto con entusiasmo, alegría y amor, como el primer día. Dios se vale de muchas formas para ponernos en el camino, el día y la hora en que nos necesita.
Socorrito Maya
Mi vida sin prestar un servicio sería una vida vacía, me faltaría la fuerza, el impulso, eso que me lleva a compartir con los demás la vida de Cristo. El poder lograr que los demás lo amen al conocerlo, pues no se puede amar a quien no se conoce. Y al lograr esto, que ellos a su vez lo den a conocer a más y más personas y así llegar a construir un mundo mejor, donde Cristo reine por siempre en los corazones.
Eloísa Fabrett