Contenido Tiempo Ordinario 2017
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Editorial
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Criterios comunes en la formación de los discípulos misioneros
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Desafíos en la formación para una mejor vivencia de los sacramentos
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¿Qué es un sacramento?
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Butismo: El fundamento de toda la vida cristiana
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Sagrada Eucaristía: Culmen de la iniciación cristiana
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La Confirmación: Plenitud de la gracia bautismal
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La parroquia, el lugar de la iniciación cristiana
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Sacramentos, un trabajo en equipo
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Comulgar con el hermano antes de comulgar con cristo
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Jornada por los pobres
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Confirmación en nuestra arquidiócesis Dimensión de música litúrgica
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La asunción de María
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Pastoral a puertas cerradas
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Compromiso de catequista y evangelizadores al principio del ciclo escolar
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Entronización de la biblia
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Celebración para entronizar la biblia
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Octubre, mes del rosario
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Rosario a la virgen de los dolores Horas Santas
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Jesucristo rey del universo
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Espacio del lector
Comisión Diocesana para la Pastoral Litúrgica Arquidiócesis de Hermosillo Coordinador: Pbro. Isaac Urías Ibarra Dimensiones: Pbro. Luis Armando Gónzalez Torres Pbro. Marco Antonio Islas Félix Pbro. Pedro Moreno Valenzuela Pbro. Gerardo Ochoa Atondo Pbro. Erik Urias Ibarra Marca Registrada
Enlaces de animación: Eloisa Fabrett Socorrito Maya Fernando Parada Jaime Heredia Marianela González Rosaura Urquidez
Ramoncita Serna Ramón López Yolanda Zubiate Carmelita Teros Otilia Villarreal Guadalupe German
Diseño editorial:
Comisión Diocesana para la Pastoral Litúrgica
Tel. 2152696 pastoralliturgicahillo@hotmail.com Comisión de Liturgia Hillo
Arely Zagasta Diseñadora Gráfica
EDITORIAL
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n medio de nuestro mundo actual, donde persiste la amenaza de una guerra de proporciones fatales para todos, donde los cambios climáticos derivados del deterioro medioambiental en aras de una mejor economía parecen ser irreversibles, en donde los sistemas políticos parecen estar caducando por las contrastantes diferencias entre unos pocos muy ricos y una inmensa mayoría sumida en la pobreza, así mismo las influencias y controles de los medios de comunicación electrónicos y redes sociales que saturan de información a
chicos y grandes, entre otras realidades que enfrentamos, pues bien es allí donde se vuelve obligatorio estar reconociendo permanentemente quienes somos, juntamente con lo que estamos llamados a ser, ya que fácilmente podemos perdernos y confundirnos en medio de tantas voces e información, por eso la V Conferencia del CELAM en Aparecida, nos recordaba lo fundamental de nuestra realidad como Iglesia: Somos discípulos y misioneros.
Los discípulos, han de mostrar una actitud muy específica: Disponibilidad para aprender y dejarse formar por nuestro Maestro y Señor, han de estar siempre deseosos por escucharle decir quiénes somos y quiénes debemos ser delante de nuestro Padre Dios y delante de nuestros hermanos.
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Sabemos que uno de los lugares y momentos privilegiados para esta formación y constante escucha de nuestro Dios y Señor, es la sagrada liturgia. Cuando asistimos a la celebración de los sacramentos en nuestras comunidades tenemos un encuentro personal y comunitario con el Señor, escuchamos su Palabra, contemplamos entre nosotros los mismos signos que Él realizó durante su vida terrena y nos disponemos a renovar nuestras vidas en su Vida Divina. En esta edición, hemos querido subrayar el aspecto de la formación en los agentes de pastoral litúrgica, de acuerdo a lo solicitado por nuestro Arzobispo Don Ruy Rendón Leal y por el II Plan Diocesano de Pastoral. Sin duda son muchas las dimensiones y componentes de la sagrada liturgia, sin embargo buscamos caminar hacia objetivos concretos, por lo que, en esta edición incluimos algunos elementos formativos a cerca de los sacramentos de iniciación cristiana: Bautismo, Confirmación y Eucaristía, por otra parte a los esquemas de oraciones propuestos les dimos el giro hacia la necesaria formación de los fieles.
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De este modo, ponemos en tus manos unos materiales formativos, celebrativos y animadores, que buscan: 1.- Despertar el deseo de seguir profundizando en la vida de la fe y de los sacramentos.
2.- Propiciar e impulsar un caminar, junto con todas las instancias y niveles de la pastoral, rumbo a la integración de un proyecto diocesano de criterios unificados acerca de la vivencia sacramental, tanto preparatoria, como durante y posterior a las celebraciones de los misterios de nuestra fe.
Ponemos también estos esfuerzos pastorales en manos de nuestra Madre María Santísima, primera discípula, quien anima, consuela y logra sostener la vida de los discípulos de su Hijo, con su fiel y poderosa intercesión.
CRITERIOS COMUNES EN LA FORMACIÓN DE LOS DISCÍPULOS MISIONEROS EN NUESTRA DIÓCESIS
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no de los aspectos que considero muy importante para fortalecer y unificar la acción pastoral en la arquidiócesis de Hermosillo es, sin duda, la unificación de criterios en la formación de los discípulos misioneros. Me refiero, de manera particular, a la formación doctrinal que impartimos en los diferentes ámbitos diocesanos: parroquias, colegios, organismos laicales, etc.
El ejemplo más sencillo y fácil de comprender es en relación a la catequesis que impartimos y que, ordinariamente, nos prepara para la recepción de algunos sacramentos: bautismo, confirmación eucaristía, matrimonio, entre otros.
Constatamos que no hay, en la práctica, criterios comunes en cuanto a: • • • • • • • • • •
1) Los contenidos que impartimos 2) El tiempo que dura la preparación 3) La edad para recibir algunos sacramentos 4) Los lugares, instituciones o sitios donde se debe impartir la catequesis 5) Las personas (agentes) que imparten la catequesis 6) Las ceremonias litúrgicas de los sacramentos 7) Los lugares donde se celebran algunos sacramentos 8) Los documentos solicitados para recabar la información de las personas. 9) Los compromisos que se adquieren con la recepción de los sacramentos 10) La cooperación u ofrenda solicitada a las familias Tiempo Ordinario 2017
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Para lograr unificar los criterios en torno a la formación doctrinal (biblia, catequesis, doctrina social, documentos del magisterio, etc.) se requiere, en todos los que integramos la arquidiócesis de Hermosillo, espíritu diocesano, es decir, visión amplia, no reducida al horizonte particular de nuestra forma de pensar y de actuar. Obviamente, para lograr la diocesaneidad es imprescindible el diálogo, la reflexión, considerar los procesos, valorar los puntos de vista de los demás, buscar lo mejor, lo que sirva más, lo que ayude a fortalecer nuestra identidad como Iglesia diocesana. En este sentido, muchas veces habrá que sacrificar posturas personales, dejando atrás las prácticas cómodas que no nos han ayudado a
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tener un laicado adulto, maduro, bien formado en la fe, comprometido en la vida de la comunidad. Esto no es otra cosa sino conversión pastoral.
Mi deseo, que he expresado con frecuencia, es lograr lo más pronto posible la unificación de criterios para la recepción de los sacramentos. Esto traerá mucho bien a nuestra Iglesia. + Ruy Rendón Leal Arzobispo de Hermosillo
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Desafíos en la formación para una mejor vivencia de los sacramentos
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oy en día, siguen siendo muchas las personas que se acercan a la Iglesia para celebrar los sacramentos de iniciación (Bautismo, Eucaristía y Confirmación). Sin embargo, hay dos retos que siguen pendientes con el Pueblo de Dios. Por un lado, es notorio que durante las ceremonias litúrgicas de los sacramentos algunas personas se distraen o se aburren. Esto puede tener una explicación más allá del lugar, del carácter o cualidades del sacerdote que preside las celebraciones. Es normal que esto pase cuando no se ha entendido el significado de lo que se está celebrando; los ritos y signos expresados durante una celebración sacramental en ocasiones no enganchan la atención suficiente de los que se acercan a celebrar los sacramentos o son interpretados
de manera mágica o desproporcionada (p.e. hay más interés en el ropón del niño, que en el bautismo mismo). Por otro lado, la idea de evangelización en nuestro continente está profundamente arraigada en una práctica sacramentalista, suponemos que alguien está evangelizado por el hecho de haber celebrado los sacramentos. Sin duda, esto no está mal, pero en la vivencia de todo cristiano y de cara a los desafíos que se plantean en nuestros días a quienes buscamos ser discípulos de Jesucristo, esta visión está incompleta. La celebración de todo sacramento ha de entenderse como un momento importante en la vida de todo creyente, la cual proporciona, -con la gracia divinaun impulso fuerte para dinamizar los procesos de vida cristiana en el contexto de una comunidad. Tiempo Ordinario 2017
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De ahí, la importancia de saber preparar la conciencia de los cristianos con una formación suficiente en la doctrina de la fe y significativa, respecto de sus ritos y signos. Una catequesis preparatoria que disponga para comprender y vivir lo que se celebra. Dos tareas que se desprenden inmediatamente de estos desafíos son: primero, poner atención a los agentes de pastoral que preparan a los fieles que se acercan a la Iglesia para solicitar los sacramentos, cuidar los contenidos que se enseñen. Y segundo, asumir que los sacramentos, junto con su sentido teológico y espiritual, son celebraciones que indican etapas específicas en los procesos en la vida cristiana.
Respecto a los que sirven como catequista en nuestras comunidades, les invitaría tomar en cuenta los siguientes cuatro incisos.
a.- Hombres y mujeres con espiritualidad. Durante la preparación
a la celebración de algún sacramento, el catequista no sólo transmite ideas abstractas respecto de la fe, pone en juego su propia experiencia de Dios, habla desde su espiritualidad (seguimiento) personal de encuentro con Cristo, esto hace la diferencia al momento de transmitir un mensaje. Porque el cristianismo no se transmite a través de ideas frías, ni por una ideologización proselitista, sino por la atracción, lo que convence a los demás, lo que nos hace atractiva la opción de vida cristiana es el testimonio, la capacidad de vivir coherentemente los contenidos de la fe y el compromiso con Dios y con nuestros hermanos. Nuestras prácticas de vida cristiana, deben volverse deseables para los que nos ven.
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Es necesario saber dosificar los contenidos de la fe y entender que también, se debe aprender a enseñar, no basta la buena disposición para compartir la fe.
b.- Insertos en una comunidad de vida cristiana. La formación
cristiana es importante, pero esta no se reduce a la comprensión de conceptos teóricos y esquemas doctrinales, como si por sólo memorizar uno ya pudiera llegar a los altares o a una relación profunda con Dios. En la transmisión de la fe, el catequista debe procurar que aquello que se enseña se viva en una comunidad. No transmitimos la fe para comprenderla únicamente, sino para vivirla en entorno a una comunidad. El cristianismo surge y se desarrolla en comunidad. Ciertamente, es en una comunidad en donde se conocen los contenidos básicos de la fe, en donde litúrgicamente se celebra aquello que aprendemos y en donde, como comunidad, debemos comprometernos en el compromiso público de nuestra fe. El catequista no debe perder de vista que su servicio está inmerso en una comunidad y que su labor es transmitir la fe, para insertarse en una comunidad, no sólo para celebrar un sacramento.
c.- En constante preparación de los conocimientos básicos de la doctrina cristiana. El agente de formación
o catequista, debe tener en claro que, si bien es cierto que los contenidos básicos de la fe no cambian, sin embargo, sí es necesario comprenderlos bien antes de enseñarlos y aprender las herramientas necesarias para hablar a las nuevas generaciones que poseen un lenguaje y visiones distintas de la vida; es necesario saber dosificar los contenidos de la fe y entender que también, se debe aprender a enseñar, no basta la buena disposición para compartir la fe. Es frecuente, el constatar que los contenidos de los manuales o materiales son extraídos de la red de internet, lo cual supone un riesgo si no se sabe discernir si expresan o no los contenidos de la fe católica, ya que estos pueden tener elementos que incluso no son ni cristianos (elementos de la Nueva Era), ni católicos (materiales protestantes o sectarios).
d.- Madurez humana: No olvidemos que muchos
cristianos alejados o poco practicantes de su fe, vuelven a tener su primer encuentro con la Iglesia al solicitar un sacramento. Quienes reciban a estas personas han de procurar ser catequistas con la capacidad de establecer relaciones sanas y cálidas entre los que se acercan a la Iglesia. Es lamentable, que por actitudes déspotas, cerradas, autoritarias e intransigentes, desilusionen en el primer contacto a aquellos que buscan en la fe un remedio a sus situaciones, un consuelo, un cambio para sus vidas. En parte de ello, dependerá su reinserción o alejamiento de la vivencia comunitaria de la fe. Tiempo Ordinario 2017
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servidores en la vida de comunidad, con este sacramento confirmo mi adhesión a Cristo y su proyecto, asumimos que la Iglesia, como comunidad de fe, se vuelve un signo visible de la construcción del Reino de Dios en el mundo. Celebramos el compromiso de la fe junto con otros hermanos que también están dispuestos a unirse a Cristo, para ser testigos del amor de Dios en el mundo.
En cuanto al segundo punto, referente a que los sacramentos son celebraciones en etapas específicas de la vida, no debemos olvidar que la formación y celebración de los sacramentos, principalmente de los llamados de iniciación (bautismo, comunión y confirmación), deben apuntar hacia una nueva comprensión, no como la meta de nuestro trabajo de evangelización, sino como el inicio de un proceso de vida cristiana en comunidad. Con el Bautismo celebramos el nacimiento a la vida divina, nos volvemos miembros de la Iglesia, es en el contexto de comunidad que se nos da la entrada a la fe y en donde iniciamos en el camino de acompañamiento, para forjar nuestra identidad como creyentes; en el sacramento de la Eucaristía, Cristo instituye la Eucaristía en la comunidad de los doce apóstoles, por eso nos reunimos en comunidad para celebrar y participar como hermanos de la común-unión con Cristo que se hace alimento, para nutrirnos de su presencia en nuestras vidas y seguir caminando juntos como verdadera comunidad unida por el amor de Cristo; en la Confirmación, recibimos la plenitud del Espíritu Santo, para decidir libre y conscientemente abrazar la fe e insertarnos como 12
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No celebramos los sacramentos para tener algo, acumular experiencias, sino para asumir un compromiso ante Dios y la Iglesia. Los sacramentos son ese impulso de la gracia divina, que nos mueve a vivir nuestro compromiso de fe en comunidad. Es absurdo pedir a Dios su gracia en la celebración de los sacramentos, para no compartirla con los hermanos. Todo don divino se multiplica al compartirlo. Animémonos a iniciar una nueva manera de comprender la preparación y celebración de los sacramentos en nuestra Iglesia, para crear una nueva consciencia y auténticos procesos de vida cristiana en comunidad.
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¿Qué es un sacramento?
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a palabra en español ‘sacramento’ es una traducción del sustantivo griego ‘mysterion’ que deriva del verbo múein, equiparable a “cerrar los ojos”, por lo que su significado sería equivalente a secreto o intimidad guardada; secreto que desde un comienzo hizo referencia a la materia religiosa, por lo que el término misterio nos parece siempre como envuelto en un cierto aire misterioso. La palabra latina ‘sacramentum’ está formada por la raíz sacr- y la terminación ‘mentum’. Sacr (sacrum, sacrare, consecrare) indica siempre una relación con lo Divino; el sufijo ‘mentum’ designa el medio o el instrumento mediante el cual se hace algo. De ahí que sacramento signifique “aquello mediante lo cual algo o alguien se hace sagrado”. La Iglesia occidental no asumió directamente el término griego ‘mysterion’ y prefirió traducirlo por el latino ‘sacramentum’ ya que buscó no mencionar la palabra mysteria, plural de mysterion, que para los cristianos hacía referencia a los misterios paganos, y de ahí la traducción al español ‘sacramento’.
En el Antiguo Testamento la palabra ‘mysterion’ se encuentra en el profeta Daniel (2,28-29) y se usa con el fin de proclamar un secreto sobre las cosas últimas de la realidad: el anuncio profético de un hecho que Dios tiene ya determinado (verdades ocultas de su plan salvífico) y que reserva su revelación para el futuro. En el Nuevo Testamento se usa con significados desiguales: En San Marcos (4,11) se refiere al ‘Reino de Dios’; en el Apocalipsis se usa con el significado de ‘consumación del misterio de Dios’ (Ap 10,7), las otras veces en este libro hacen referencia al ‘secreto’, significado original del término (Ap 1,20; 17,5.7). En San Pablo es donde con mayor frecuencia se usa esta palabra y adquiere una importancia fundamental en la carta a los Efesios donde el misterio no es Dios en sí mismo, sino la decisión tomada por Dios para salvar de manera definitiva al hombre, es decir, una realidad sobrenatural que pertenece al ámbito de la fe, por lo que supera todo conocimiento (Ef 3,19).
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En la carta a los Colosenses 2, 2b-3 dice que el misterio de Dios (el Padre) es el misterio de Cristo, lo cual quiere decir el reconocimiento explícito de que en Cristo se da de forma ilimitada la revelación de las características de Dios. Con lo cual podemos afirmar sintéticamente que, la vida y acciones de Jesús de Nazaret, su muerte en cruz y su resurrección gloriosa, Él es sacramento del Padre: es decir, que la persona de Jesús de Nazaret manifiesta el secreto de Dios, lo que es Dios, lo que Dios quiere realizar en la vida de los hombres, da a conocer a los hombres de manera definitiva su voluntad salvadora; así es aclamado por san Pablo como el Kyrios (Señor), es decir, que en él se ha culminado la manifestación del misterio de Dios, que ha quedado cumplida y revelada la voluntad universalmente salvífica del Padre. De estas realidades salvíficas que acabamos de plantear se desprende que Dios a través de su Hijo Jesucristo ha querido manifestar por obras y palabras su acción salvadora en favor de la humanidad, así lo afirma el catecismo de la Iglesia católica: “Las palabras y acciones de Jesús durante su vida oculta y su ministerio público eran ya salvíficas. Anticipaban la fuerza de su misterio pascual…Los misterios de la vida de Cristo son los fundamentos de lo que en adelante, por los ministros de su Iglesia, Cristo dispensa en los sacramentos, porque
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«lo que era visible en nuestro salvador ha pasado a sus misterios»” (CIgC 1115). Con esto los apóstoles, ministros y los fieles discípulos del Señor han discernido que ciertas acciones, gestos y palabras de Jesús son signos eficaces para comunicar esa gracia y que han sido confiados a la comunidad de discípulos (Iglesia) por medio de los cuales nos es comunicada la vida divina: “Los sacramentos, como «fuerzas que brotan» del Cuerpo de Cristo siempre vivo y vivificante, y como acciones del Espíritu Santo que actúa en su Cuerpo que es la Iglesia, son «las obras maestras de Dios» en la nueva y eterna Alianza” (CIgC 1116). De esta manera para el hombre, un ser corpóreo y espiritual, que vive en el espacio y en el tiempo como peregrino por este mundo, le viene muy bien la Encarnación del Hijo de Dios quien ha compartido su misma vida y vicisitudes, y las acciones y palabras que manifiestan efectivamente esa ayuda para la fragilidad e ignorancia humanas. Con ese espíritu de fe acepta que por el Espíritu es conducida a la verdad completa (Cfr Jn 16,13) y ha reconocido que ha recibido ese tesoro de Cristo para ofrecerlo a sus hijos para que alcancen la salvación (cfr CIgC 1117).
Por ello, la Iglesia en su rica experiencia y sobre todo por la asistencia del Espíritu Santo: “ha precisado a lo largo de los siglos que entre sus celebraciones litúrgicas hay siete que son, en el sentido propio del término, sacramentos instituidos por el Señor” (CIgC 1117). Es decir, estas acciones dan a conocer la cercanía de Dios y nos comunican su misma vida en cualquiera de las etapas de nuestra vida hasta que lleguemos a la visión beatífica de Dios. Con esto queridos hermanos nos damos cuenta y nos abrimos a esa realidad de que Dios quiere llevar a la comunión íntima con Él a la humanidad para ayudarnos a plenificar las aspiraciones humanas más nobles y de bien que se anidan en el corazón humano y que por la misma realidad de fragilidad e indigencia no podemos llevar a cabo por nosotros mismos, por ello el Hijo de Dios en su gran misericordia ha venido a nuestro encuentro para ayudarnos, para consagrarnos, para participarnos de su misma vida y que cada uno por el camino vocacional que ha recibido alcancemos dicha salvación: “La «gracia sacramental» es la gracia del Espíritu Santo dada por Cristo y propia de cada sacramento. El Espíritu Santo cura y transforma a los que lo reciben conformándolos con el Hijo de Dios. El fruto de la vida sacramental consiste en que el Espíritu de adopción deifica a los fieles uniéndolos vitalmente al Hijo único, el Salvador” (CIgC 1129).
Pbro. Jesús Francisco Juárez Duran Licenciado en teología dogmática; Universidad Gregoria de Roma; Director espiritual del Seminario Mayor
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Bautismo:
El fundamento de toda la vida cristiana
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s muy común encontrarnos entre los fieles de nuestras comunidades con una serie de afirmaciones a cerca del bautismo, escuchamos desde quienes le atribuyen poderes mágicoscurativos, hasta quienes lo identifican como una bonita tradición que sirve para dar cierto nivel social a las familias católicas. Lo cierto es que, al acercarnos a reconocer algunos aspectos teológicos, debemos considerar que es muy amplio el bagaje doctrinal que hoy existe, ya que desde los tiempos bíblicos y pasando por cada una de las etapas de la historia de la Iglesia, encontramos que se ha venido integrando y reconociendo su significado, se han elaborado tesis doctrinales y rituales que lo van describiendo, sin embargo en esta ocasión, para lograr un mejor aprovechamiento y un posible desarrollo catequético para la vivencia y celebración de este sacramento, sólo enunciaremos los siguientes aspectos:
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Rasgos teológicos fundamentales del Bautismo Entre otros, cabe señalar estos cuatro: El Bautismo como sacramento de la regeneración. Como incorporación a la Iglesia. Como actualización del misterio pascual. Como sacramento de la fe.
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omo sacramento de regeneración, el Bautismo incorpora a la obra realizada por Cristo, comunicando a los hombres una nueva vida: la vida divina. Gracias a ella, los regenerados vuelven a entrar en el círculo del amor divino, convirtiéndose en templos donde habita la Trinidad, en hijos adoptivos de Dios, en hermanos de Cristo y en cohermanos entre sí. El Bautismo es el sacramento del ser cristiano y el fundamento de las grandes realidades cristianas: la participación en el misterio y misión de Jesucristo (sacerdocio común), la vocación universal a la santidad y al apostolado, la destinación a la gloria, la igualdad radical de todos los bautizados y la espiritualidad de filiación divina. Los ritos bautismales proclaman estas verdades en la bendición del agua y en la invocación trinitaria de la fórmula bautismal, gracias a la cual los marcados con su nombre quedan consagrados y entran en comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
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acramento de incorporación a la Iglesia, al bautismo se le llama la Puerta de los Sacramentos. La Tradición de la Iglesia ha visto en el Bautismo el rito que incorpora a la Iglesia, al igual que la circuncisión incorporaba al antiguo Israel. Algunos Padres incluso han descrito a la Iglesia como el seno fecundo donde Cristo no cesa de engendrar nuevos cristianos. Según esto, Bautismo e Iglesia están tan radicalmente interrelacionados que sin Bautismo no existiría la Iglesia y sin la Iglesia no existiría el Bautismo. El Bautismo construye la Iglesia y hace que el Dios Trino reúna a los hijos dispersos en un solo Cuerpo, bajo la acción de un solo Espíritu, haciendo de todos ellos «linaje escogido, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo de su propiedad» (1 Pe 2, 9). Al mismo tiempo, el Bautismo hace concorpóreos a todos los miembros, en una indisoluble unidad entre sí y con Cristo. Actualmente el rito de acogida, la oración de los fieles y la presencia y participación de los padres, padrinos, comunidad
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acramento del misterio pascual, la muerte y resurrección de Cristo son el momento culminante de la historia de la salvación, hasta el extremo de ser ellas quienes dan sentido al tiempo salvífico y a todos los signos de la salvación, a los profetas que la anunciaron y a los sacramentos que la actualizan. En virtud de la inclusión de la humanidad entera en el nuevo Adán, todos los hombres han sido bautizados objetivamente por Cristo en la Cruz, por lo que el acto bautismal por excelencia ya ha sido realizado. En el misterio pascual, por tanto, se operó objetivamente la salvación universal. Esta historia de amor se actualiza para el catecúmeno en el rito bautismal, donde muere y resucita místicamente y realmente con Cristo. Según la teología paulina de la consepultura y consurrección con Cristo, que se opera en el Bautismo, éste es el sacramento que hace presente de modo ininterrumpido los misterios de la muerte y resurrección de Cristo. El catecúmeno pasa, pues, de la muerte a la vida, y ese paso lo realiza en y por Cristo. En el rito actual puede percibirse esta realidad, cuando se celebra el Bautismo en la Vigilia Pascual y el domingo, pascua hebdomadaria del cristiano.
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acramento de fe, el Bautismo presupone, confiere, alimenta, robustece y manifiesta la fe. El rito actual del bautismo de niños explicita esta realidad en la profesión de fe que hacen padres y padrinos y en la liturgia de la Palabra. La misma preparación bautismal pretende suscitar o potenciar la fe de los padres, padrinos y comunidad cristiana.
Estos rasgos teológicos se expresan en el ritual:
El «Ritual del Bautismo de Niños» A) Postulados del Vaticano II El rito bautismal de niños que se usaba al iniciarse el concilio Vaticano II era el resultado de una acomodación ritual del bautismo de adultos. La Sacrosanctum Concilium, estableció revisar el «rito del bautismo de niños, adaptándolo realmente a su condición y poniendo más de relieve en el mismo rito la participación y obligaciones de padres y padrinos». Es la primera vez en la historia de la Iglesia en que se tiene un rito específicamente concebido para los niños. B) El Ritual actual, visión de conjunto Los postulados conciliares se realizaron con la promulgación del «Ordo baptismi parvulorum», cuyo contenido material es el siguiente: 1)Introducción general sobre la iniciación cristiana; 2)Introducción sobre el bautismo de niños; 3)Seis ordines bautismales: para los supuestos de bautismo para varios niños; bautismo para un solo niño; bautismo para un gran número de niños; bautismo administrado por los catequistas; bautismo para el caso de peligro o inminencia de muerte sin sacerdote o diácono; y ritos para introducir en la iglesia al párvulo ya bautizado; 4)Textos varios de lecturas bíblicas del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento, salmos responsoriales, oración de los fieles, fórmulas de exorcismo, bendición del agua y aclamaciones, himnos y troparios, y fórmulas finales de bendición. La estructura del bautismo para muchos niños/ as, substancialmente idéntico al de un solo niño/a consta de cuatro partes: ritos introductorios, liturgia de la Palabra, liturgia propiamente sacramental y ritos conclusivos.
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Ritos introductorios Rito de acogida: Tiene por finalidad crear un ambiente propicio para la celebración y acoger a los padres, padrinos y niño/a. Se les recibe en la puerta de la Iglesia porque el Bautismo es la puerta de los sacramentos. Con alegría se ha recibido en la familia el nacimiento de este niño/a y con alegría entra a la familia de los hijos de Dios a través del Bautismo, este niño/a nacerá del agua y del Espíritu para recibir una nueva dignidad, ser hijo de Dios. Inquisición a los padres y padrinos: Los destinatarios de este rito son, los padres y padrinos. A los papás s eles pregunta el nombre que han elegido para su hijo/a, y sobre su conciencia de educación en la fe al bautizando, para que llegue a ser verdadero discípulo de Cristo. A los padrinos se les pregunta si están dispuestos a colaborar en esta tarea con los padres. Acogida y signación: El ministro, en nombre de toda la Iglesia, acoge con alegría al niño/a como candidato al Bautismo, signándole en la frente e invitando a realizar el mismo signo a padres, a quienes se les recuerda su condición de educadores en la fe, para que este niño/a ame a Dios y a su prójimo, y los padrinos, que son
considerados como auxiliares de los padres. El «sello» cristiano (carácter), que confieren el Bautismo y la Confirmación, están preludiados en la signación de esta acogida.
Liturgia de la Palabra Las Lecturas: Junto con la homilía que las comenta y concreta en un hoy y en un ahora, suscitan la fe de todos los participantes. El ritual ofrece un número bastante elevado de lecturas: cuatro del Antiguo Testamento, seis de las cartas y catorce evangelios, ocho de los cuales están tomados del evangelio de San Juan. En ellas aparecen los grandes temas bautismales: la regeneración, la liberación, el nacimiento por el agua y el Espíritu, la consepultura y conresurrección con Cristo, la incorporación al Pueblo de la nueva Alianza, la necesidad y efectos del Bautismo. Según los temas desarrollados, se pueden reunir en cinco grupos: 1. El agua, fuente de vida; 2. El bautismo de Cristo; 3. El mandato del Señor; 4. El Bautismo cristiano y sus efectos; y 5. Cristo y los niños. El criterio del ministro deber ser el acomodarse a las necesidades de los presentes. Homilía: La homilía, ha de ser breve. El Bautismo como sacramento es una acción en la Tiempo Ordinario 2017
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que Dios, a través del ministro, salva y santifica. La oración ha de servir para que toda la comunidad cristiana acoja esta acción divina y renueve sus prerrogativas: trascendencia, gratuidad y soberana libertad. Esta parte hace que el Bautismo aparezca como sacramento de fe, pues una fe interiormente asimilada es la mejor forma de participar fructuosamente en el Bautismo. Oración de los fieles: La oración bautismal de los fieles tiene la misma estructura que la oración universal restaurada por el Vaticano II. Además de las peticiones consignadas en el ritual, se pueden introducir las que sugieran las lecturas, las necesidades de los familiares y las gracias del sacramento. La oración de los fieles termina con una especial invocación a la Santísima Virgen, a San José, al Bautista, a los Apóstoles, y santos patronos de los niños y de la parroquia o iglesia local. Exorcismo: Aquí se expresa admirablemente la primacía de Dios en el combate contra Satán y al pecado original, que afecta también al niño/a. Es una fórmula deprecativa, en la que se pide a Dios que libere al niño/a del poder del maligno, ya que todo hombre es prisionero del poder de las tinieblas antes de su inserción en Cristo, incorporando así al exorcismo la idea de redención. Con esta oración de exorcismo el niño/a queda consagrado en su cuerpo como templo vivo del Espíritu Santo. Unción: La unción catecumenal se hace en el pecho. El exorcismo nos enseñó que el mal existe y debemos estar en lucha. La unción en el pecho es el remedio, recibimos la fuerza de Cristo. El exorcismo pide que los niños, librados del pecado, se conviertan en templos de Dios; la unción en el pecho consagra estas moradas de Dios.
Liturgia Sacramental Bendición del agua: Es una invocación a Dios para que las aguas queden purificadas y con la virtud del Espíritu Santo, tengan el poder de santificar a los bautizados. Es una oración epiclética. El ritual presenta tres modelos. El primero, idéntico al de la Vigilia Pascual que concede el lugar privilegiado a la economía bíblica del agua, resaltando su poder salvador y santificador. Las otras dos, 20
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más simples y más sobrias, asocian las aclamaciones o respuestas de la comunidad a la bendición realizada por el ministro. Pastoralmente, la primera supone una cierta iniciación bíblica; las otras dos posibilitan más la participación, pero exigen una sincronía perfecta entre celebrante y fieles. Gracias al carácter epiclético, en la bendición del agua «el Espíritu sobreviene del cielo, se detiene sobre las aguas, las santifica con su presencia y éstas se impregnan del poder santificador». La consagración da al agua una verdadera eficacia espiritual: por ella el espíritu del niño/a queda lavado y el cuerpo purificado. Renuncias y Profesión de fe: Este formulario se refiere a los padres y padrinos. Pretende que recuerden su propio bautismo y atestigüen que se comprometen a educar en la fe al niño/a después del bautismo. El acto de la renuncia va unido a la profesión de fe. Con la profesión de fe se resalta que los niños se bautizan en la fe de la Iglesia. Ablución más fórmula: El ritual prevé que pueda usarse indistintamente la inmersión o la infusión. El rito de inmersión resalta más el simbolismo muerteresurrección. Con todo, la práctica pastoral no lo ha recibido y se ha inclinado por el de infusión. La fórmula pone el acento en la acción de Cristo «Yo te bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo», es decir, es Cristo quien bautiza a través del ministro.
bautismo es una iluminación y que el nuevo bautizado se convierte en testigo de la resurrección al recibir la luz del cirio pascual; la segunda se refiere a los padres y padrinos, a quienes se vuelve a recordar su responsabilidad en la maduración de la fe de su hijo. Hay también referencias escatológicas y de fidelidad. Efetá (libre): Este rito no es preceptivo, sino potestativo. Simboliza la apertura que el nuevo bautizado ha de tener a la Palabra de Dios y a sus exigencias, cuando alcance el uso de razón y pueda tomar decisiones personales.
Ritos Conclusivos Padre Nuestro: El ritual prescribe realizar una procesión hacia el altar con los cirios encendidos, a no ser que el Bautismo haya tenido lugar en el presbiterio. Sigue la oración dominical y se concluye con unas bendiciones a los padres y presentes. Presentación a la Santísima Virgen (donde haya esta costumbre): Si se cree oportuno, se entona un cántico que exprese la alegría pascual y la acción de gracias, o el Magníficat. Y donde existe la costumbre de llevar a los niños a un altar de la Virgen, es conveniente conservarla y revalorizarla, simbolizando así el nexo indisoluble que existe entre la Madre y el Hijo en la obra redentora y el papel que corresponde a la Virgen desde el nacimiento hasta la muerte del cristiano.
Crismación: La crismación en la cabeza, subraya que el Bautismo agrega a la Iglesia y es una participación en el sacerdocio real de Cristo. Se hace referencia a la unción que recibían los profetas y reyes del Antiguo Testamento, como una figura de la unción sacerdotal de Cristo. Al participar en ella, el bautizado se convierte en profeta, sacerdote y rey; es decir: en poseedor del sacerdocio común. Vestición: La imposición de una vestidura blanca es signo de la nueva criatura que ha nacido en él, de su configuración con Cristo y de la dignidad del cristiano. Simboliza también la incorruptibilidad del cuerpo: al igual que la Trasfiguración profetizó la Resurrección de Cristo, las vestiduras bautismales anuncian nuestra futura resurrección. Entrega del cirio: La fórmula tiene dos partes: la primera, dirigida al recién bautizado, simboliza que el
Pbro. Jesús Edmundo Flores Beristain Licenciado en Sagrada Liturgia Pontifica Universidad de la Santa Cruz Coordinador de la Comisión Diocesana para la Pastoral Litúrgica Tehuacán, Puebla
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SagradaEucaristía: Culmen de la iniciación cristiana
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l sacramento de la Eucaristía es la máxima expresión del modo en que Cristo está presente en su Iglesia y la nutre y acompaña. La Eucaristía está profundamente relacionada a los demás sacramentos pues no pueden comprenderse uno sin el otro, pero sobre todo hay que relacionarla con el Bautismo y la Confirmación con los cuales conforma el grupo de los sacramentos de la Iniciación Cristiana.
mejor cada parte del rito en el cual se cumple el memorial del Señor, por eso es importante la formación y catequesis, como nos dice el número 11 de la Constitución Sacrosanctum Concilium: “Los pastores de almas deben vigilar para que en la acción litúrgica no sólo se observen las leyes relativas a la celebración válida y lícita, sino también para que los fieles participen en ella consciente, activa y fructuosamente”.
Al igual que los demás sacramentos de la Iglesia, la Eucaristía posee un valor muy grande que podemos aprovechar siempre y cuando tengamos los medios para comprender
Con estas motivaciones, enumeramos a continuación algunos aspectos importantes que en la vida litúrgica y pastoral podrán ayudar a vivir mejor el sacramento de la Eucaristía.
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Cuidar la Liturgia de la Palabra Lo primero que debemos recordar es que al hablar de Eucaristía estamos comprendiendo dos partes principales que conforman el sacramento y que son inseparables: Liturgia de la Palabra y Liturgia Eucarística; ordinariamente al escuchar eucaristía las personas piensan en la hostia consagrada sin embargo es más correcto recordar que esa hostia se consagra en un contexto litúrgico determinado con un rito y una asamblea, entre otras cosas. Sería un gran error pensar que la Eucaristía es solamente banquete eucarístico y no el pan de la palabra de Dios; la palabra es presencia viva de Cristo que es quien habla a su pueblo cuando son proclamadas las lecturas, Él es quien habla. Por eso es tan importante poder llegar a tiempo a la celebración para no quedarnos sin escuchar lo que tiene que decirnos Aquel que tiene palabras de vida eterna (Jn 6,68). Quien escucha la palabra proclamada recibe en verdad al Señor resucitado, tendrá vida eterna y ha pasado de la muerte a la vida (Jn 5,24). La asamblea hace presente a Cristo Una parte fundamental de la Eucaristía es que, como todo sacramento, es una acción que se celebra, es decir, que se vive junto con otros; la palabra celebración (del latín celebrare = participar grupalmente) implica ya el hecho de que debemos ser muchos los que acudamos a este banquete al que Cristo nos invita, por esta razón hablamos de “Celebración Eucarística”. La presencia de Dios, además, es particularmente fuerte cuando nos reunimos para invocarlo, pues se cumple aquella promesa que nos fue transmitida: “Donde Tiempo Ordinario 2017
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están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos” (Mt 18,20). Por eso no podemos dudar en que asistir a la asamblea litúrgica es encontrarnos con el Dios vivo que en ella se manifiesta, de manera que siendo todos tan diversos y tan limitados, hacemos presente la unidad y la perfección del Señor resucitado. Celebramos entorno al altar La acción del Espíritu Santo que suscitó la reflexión del Concilio Vaticano II (1962-1965) ayudó a retomar muchas verdades de nuestra fe volviendo nuestra mirada a la tradición que a través de siglos ha ayudado a los cristianos a dar a Dios un culto integro; esta reflexión ayudó a recordar que el principal elemento del templo es el altar, o podríamos decir, el templo existe en relación al altar puesto que el edificio tiene la función de favorecer el que estemos reunidos en torno al altar, el cual es el lugar donde nos nutrimos del pan de vida eterna y además es signo de la presencia viva de Jesús que, como nos dice el Prefacio V de pascua “quiso ser a un tiempo, víctima, sacerdote y altar”.
Por esto una catequesis que vaya en línea con el espíritu del Concilio Vaticano II no puede seguir enseñando que la parte principal del templo es el sagrario, sino el lugar en el cual Cristo nos nutre con su cuerpo y su sangre: El altar; de esta manera, cada reverencia o gesto de respeto durante la celebración será dirigido siempre al altar antes que otro elemento del espacio celebrativo, así como también se cuidará el decoro del altar para resaltar su importancia. Estas son algunas consideraciones que pueden servir a una comprensión de la celebración de la Eucaristía según los documentos que siendo fruto del Concilio Vaticano II, con la guía y asistencia del Espíritu Santo, han iluminado nuestra fe hacia una madurez espiritual. Que podamos aprovechar y promover siempre más este sacramento, pues de la Eucaristía vive nuestra Iglesia.
Pbro. José Francisco Juárez Barrera Licenciado en Sagrada Liturgia Pontificio Ateneo Sant’Anselmo, Roma. Coordinador Diocesano para la Pastoral Litúrgica Diócesis de Culiacán
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La Confirmación: Plenitud de la gracia bautismal
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petición de la Sacrosanctum Concilium 71 se recuperó la unidad teológica y celebrativa de la Iniciación Cristiana (cf. LG 10, AG 14), y por tanto, el ritual de la Confirmación es fruto de la reforma liturgica. Es el segundo sacramento y se encuentra en una posición intermedia entre el bautismo y la Eucaristía, representando la segunda etapa del camino hacia el pleno ingreso en el misterio de Cristo y de la Iglesia. Nos proponemos ahora conocer cuál es la riqueza que nos ofrece este sacramento, a qué edad hay que celebrarlo y qué formación se requiere.
El prefacio I de la Confirmación nos muestra la unidad que existe en el proceso de Iniciación Cristiana, unidad porque los tres sacramentos se fundan en la unidad del Misterio Pascual: “Tú, en el bautismo, das nueva vida a los creyentes y los haces partícipes del Misterio Pascual de tu Hijo. Tú los confirmas con el sello de tu Espíritu, mediante la imposición de manos y la unción real del crisma. Así renovados a imagen de Cristo el ungido por el Espíritu Santo y enviado para anunciar la buena nueva de la salvación, los haces tus comensales en el banquete Eucarístico y testigos de la fe en la Iglesia y en el mundo”. Tiempo Ordinario 2017
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Para conocer la esencia de este sacramento considero necesario abordar los prenotandas del ritual: “Los bautizados avanzan por el camino de la Iniciación Cristiana por medio del sacramento de la Confirmación, por el que reciben la efusión del Espíritu Santo, que fue enviado por el Señor sobre los Apóstoles en el día de Pentecostés” (RC 1). Puntos importantes que subraya: la Iniciación Cristiana es considerada un camino, un proceso que han iniciado los bautizados y lo más importante que reciben en don al Espíritu Santo, que procede del Padre y nos lo envía el Hijo, y enfatiza es el mismo Espíritu que envío a los Apóstoles en Pentecostés. Ahora veamos cuál es la acción del Espíritu Santo en el confirmado: “Por esta donación del Espíritu Santo los fieles se configuran más perfectamente con Cristo y se fortalecen con su poder, para dar testimonio de Cristo y edificar su Cuerpo en la fe y la caridad. El carácter o el signo del Señor queda impreso de tal modo, que el sacramento de la Confirmación no puede repetirse” (RC2). Es el Espiritu Santo quien nos configura con Cristo, haciéndonos semejantes a Él, somos ungidos como el Ungido Cristo. También recibimos fortaleza, vigor, para dar testimonio y ser como dice san Pablo el buen olor de Cristo (cf. 2Co 2,15); para edificar a la Iglesia: el Cuerpo místico de Cristo en la fe, esperanza y caridad. Se nos dice que este sacramento imprime carácter y por tanto no se repite, se recibe un sello indeleble. De estos elementos obtenidos deseo subrayar la dimensión cristológica, neumatológica y eclesial del Sacramento y qué implicaciones tiene en nuestra vida. 26
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La dimensión cristológica de la Confirmación es la conformación a Cristo el Ungido y participar de su misión, pues hay que dar testimonio como el Mesías: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor” (Lc 4,18-20). Ser constructores de su Reino El Espíritu Santo nos ayudará a ser testigos de Cristo, a difundir y defender la fe con palabras y con acciones concretas (cf. LG 11).
Dimensión neumatológica la podemos ver en el momento central de la celebración con el gesto de la unción con el Crisma y acompañado de las palabras: “Recibe por esta señal el Don del Espíritu Santo” (RC 31). Aquí y ahora nuevamente se vive un nuevo Pentecostés, pues por gracia de Dios recibimos el Don más grande: la tercera persona de la Santísima Trinidad que vino a habitar en nosotros. La acción del Espíritu Santo con su siete dones nos transforma y capacita para la misión específica. Los ungidos debemos seguir comunicando la experiencia de habernos encontrado con Jesús y seguir compartiendo los milagros que Dios va realizando en nuestra vida. Pues no olvidemos que el Don, es para compartir, hay que reconocer que cada uno tiene unos dones especiales, cualidades personales con las cuales podemos enriquecer a los demás.
Dimensión eclesiológica de la confirmación: En Pentecostés se inaugura la vida de la Iglesia y su fuerza de expansión por la unidad de todos los pueblos llamádolos a la salvación, por tanto, podemos decir que es la acción del Espiritu Santo que habita y actúa en la Iglesia en cuanto Cuerpo del Señor (cf. LG 4). El Espíritu es principio de vida nueva, germen de los carismas en la Iglesia, en la cual y por la cual el bautizado es llamado a vivir la nueva realidad: […] la Iglesia , cuerpo místico del Señor, crece y se edifica en la unidad y en el amor con la variedad de dones que el Espíritu Santo distribuye a cada uo, según el querer del Padre” (RC 25) Tiempo Ordinario 2017
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La confirmación es Sacramento de misión: porque de la celebración nace la vida y de la vida nace el empeño de ser Cristiano. Los discípulos después de Pentecostés parten por el mundo entero a anunciar, evangelizar y trabajar. Por eso el confirmado debe asumir el empeño de ser también él un evangelizador y anunciar a todos la buena noticia del Evangelio. Gracias a este sacramento todos los cristianos somos misioneros y evangelizadores. Así podemos ver la absoluta continuidad que hay en el sacramento del bautismo y la confirmación, como hay una continuidad entre el nacimiento y el crecimiento; después del sacramento del nacimiento, se da el del crecimiento y también el iniciado es integrado plenamente en la Eucaristía.
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Ahora nos preguntamos ¿Cuál es la edad ideal para celebrar la Confirmación? Algunos celebran el Sacramento a la edad de 15 a 18 años, con el fin de que la persona asuma con plena libertad y conciencia el compromiso de la vida cristiana. Otros, en cambio, prefieren la edad que está indicada en el ritual de la Confirmación: los niños “deberán ser confirmados hacia la edad de siete años” (RC n.11) y deja que las Conferencias Episcopales determinen que se difiera hasta una edad tardía por motivos verdaderamente pastorales, sobre todo para inculcar en el niño su adhesión a Cristo.
Como sabemos esta situación de la edad ha sido muy debatida y todavía no hay un consenso entre los teólogos, pastoralistas y liturgistas. Sin embargo, se han ido afianzando las opiniones siguientes:
1. La confirmación no se debe posponer a la Eucaristía, por ser esta la cumbre de toda la Iniciación.
2. No se puede instrumentalizar el sacramento del Espíritu en aras de la catequesis.
La formación requiere aunar esfuerzos, tanto de los presbíteros, catequistas, padres de familia, padrinos y de la colaboración de quien va a celebrar este sacramento. La formación que se ofrece en la catequesis de este sacramento: habrá que iniciar a la oración, como dimensión fundamental de la existencia cristiana, de íntima relación con Dios, conocer y sentirse parte de la historia de la Salvación, profundizar en moral de la Iglesia, de modo que nos permita sentir la necesidad de la conversión a lo largo de toda la vida, y también descubrir a qué vocación y servicio determinados Dios nos llama en la Iglesia. Que la preparación sea profunda, que la teoría impregne nuestra vida de modo que permita a los que celebran este sacramento renovar las promesas del Bautismo con plena conciencia de los dones que reciben y de las obligaciones que asumen. Que no solo se reduzca a pura formalidad, a solo querer obtener un documento. Que toda la comunidad se prepare a vivir un verdadero Pentecostés y de donde surjan los discípulos y misioneros que se han encontrado con Cristo Resucitado y que van a construir el Reino de Dios aquí y ahora.
3. La Confirmación no es
un premio reservado a los iniciados, ni una revalidación del Bautismo.
4. La sacramentalidad de la
Iglesia exige acentuar la acción divina sobre la cooperación humana.
5. Luchar por la unidad teológica de estos tres Sacramentos.
Dada la situación de cada Diócesis no podemos determinar cuál es la edad idel para el sacramento, pero lo que si podemos sugerir es mejorar la formación que se les ofrece a los que piden celebrar este sacramento.
Hna. María Adriana de Jesús Romero García Congregación: Pías Discípulas del Divino Maestro Licenciada en Liturgia, Instituto San Anselmo, Roma, Italia. Secretaria de Sociedad Mexicana de Liturgistas Tiempo Ordinario 2017
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La parroquia, el lugar de la iniciación cristiana
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ara llevar a cabo una pastoral de los Sacramentos de Iniciación Cristiana, es necesario valorarlos en toda su riqueza y la unidad que conforman. El documento de Aparecida define lo que es la Iniciación Cristiana, cuáles son sus elementos principales y quiénes sus destinatarios: «La Iniciación Cristiana, que incluye el kerygma, es la manera práctica de ponerse en contacto con Jesucristo e iniciar en el discipulado… La Iniciación Cristiana, propiamente hablando, se refiere a la primera iniciación en los misterios de la fe, sea en la forma de catecumenado bautismal para los no bautizados, sea en la forma de catecumenado pos bautismal para los bautizados no suficientemente catequizados. Este catecumenado está íntimamente unido a los Sacramentos de la Iniciación: Bautismo, Confirmación y Eucaristía, celebrados solemnemente en la Vigilia Pascual» (288). El Catecismo de la Iglesia Católica en el número1212 nos dice que la Iniciación
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Cristiana es, ante todo, don de Dios mediante la gracia de Jesucristo y por mediación de la Iglesia. Es inserción de la persona en el misterio de Cristo, Muerto y Resucitado por medio de la fe y de los sacramentos. Este nuevo nacimiento, esta nueva vida en la que el ser humano es engendrado, esta participación en el Misterio Pascual de Cristo y de su naturaleza divina, es el núcleo y el corazón mismo de la Iniciación Cristiana.
Esta inserción en el misterio de Cristo va unida a un itinerario catequético que ayuda a crecer y a madurar la vida de fe. En efecto, «la catequesis es elemento fundamental de la Iniciación Cristiana y está estrechamente vinculada a los sacramentos de la Iniciación» (Directorio General para la Catequesis ‘DGC’, 66). Además, «la catequesis está intrínsecamente unida a toda la acción litúrgica y sacramental, porque es en los sacramentos, y sobre todo en la Eucaristía, donde Jesucristo actúa en plenitud para la transformación de los hombres» (CIgC 1074-1075). Completada la Iniciación Cristiana, es necesaria también la educación permanente de la fe en el seno de la comunidad eclesial. «La educación permanente de la fe se dirige no sólo a cada cristiano, para acompañarle en su camino hacia la santidad, sino también a la comunidad cristiana en cuanto tal, para que vaya madurando tanto en su vida interna de amor a Dios y de amor fraterno, cuanto en su apertura al mundo como comunidad misionera» (DGC 70).
Un elemento fundamental en la Iniciación Cristiana es el catecumenado. Podríamos afirmar que es el elemento característico imprescindible en el proceso inicial de la formación del cristiano. El Catecismo de la Iglesia Católica después de recordar la praxis de iniciación de la Iglesia antigua, que implicaba «un largo período de catecumenado», afirma que el catecumenado pertenece al bautismo, «por su misma naturaleza», y por tanto no se debe prescindir de él, sea en un momento u otro del proceso de iniciación (CIgC 1231). Por tanto, si bien el catecumenado en sentido más propio es el que precede al bautismo de adultos, esto no obsta para que en el caso del bautismo de niños se proponga un proceso o “catecumenado posbautismal”, ya que «en todos los bautizados, niños o adultos, la fe debe crecer después del bautismo», de manera que tanto la fe como la gracia bautismal puedan desarrollarse de forma adecuada. «Este catecumenado está íntimamente unido a los sacramentos de la iniciación: Bautismo, Confirmación y Eucaristía» (Aparecida 288).
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El catecumenado bautismal puede ser entendido como una institución eclesial de tipo pastoral orientada a la Iniciación Cristiana integral en el seno de una comunidad. Se trata de un auténtico camino de conversión, de iluminación y de maduración en la fe, de lucha y crecimiento espiritual, de una progresiva inserción en Cristo y en la Iglesia. No se trata simplemente de transmitir conocimientos o de brindar una preparación previa a la recepción de algún sacramento, sino de llevar al catecúmeno a vivir una vida nueva, la vida en Cristo. Por eso no es un proceso reducido a un tiempo, ni solo informativo. Es un proceso prolongado, intensivo e integral, pues se orienta a la
1. El cristiano tiene que ser un auténtico discípulo y misionero: −Que tenga como centro la persona de Jesucristo; −Que tenga espíritu de oración, sea amante de la Palabra, practique la confesión frecuente y participe de la Eucaristía; −Que se inserte cordialmente en la comunidad eclesial y social, sea solidario en el amor y fervoroso misionero (DA 292).
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educación de la personalidad del creyente, a la educación de la mentalidad de fe, y esto no se logra de la noche a la mañana. Es un proceso que incluye formación, transformación e información (RICA 14-20). Un objetivo esencial de la Iglesia Diocesana es tomar conciencia de que la dimensión misionera es parte constitutiva de la identidad de la Iglesia y del discípulo del Señor. Por eso, a partir de la Iniciación Cristiana, es necesario vitalizar el encuentro con Cristo vivo y fortalecer el sentido de pertenencia eclesial, para que los bautizados pasen de evangelizados a evangelizadores. Esto implica, entre otras cosas, dar los siguientes pasos.
3. Desarrollar en nuestras comunidades un proceso de Iniciación Cristiana: −Que comience por el kerigma, −Que sea guiado por la Palabra de Dios, −Que conduzca a un encuentro personal, cada vez mayor, con Jesucristo,
2. Renovar la modalidad catequética de la parroquia: −Que el proceso catequístico formativo adoptado por la Iglesia para la Iniciación cristiana sea asumido como la manera ordinaria e indispensable de introducir en la vida Cristiana, y como la catequesis básica y fundamental (DA 294). −Que la catequesis no sea sólo ocasional, reducida a los momentos previos a los sacramentos o a la Iniciación Cristiana, sino más bien “un itinerario catequético permanente” (DA 298).
−Que lleve a la conversión, al seguimiento en una comunidad eclesial y a una maduración de fe en la práctica de los sacramentos, el servicio y la misión (DA 289). −Que incluya el catecumenado, y la “catequesis mistagógica (DA 290). El Directorio General para la Catequesis indica que las iglesias locales deben ofrecer, al menos, dos procesos de Iniciación: a)«Un proceso de iniciación cristiana, unitario y coherente para niños, adolescentes y jóvenes, en íntima conexión con los sacramentos de iniciación, ya recibidos o por recibir, y en relación con la pastoral educativa».
−Que se establezca un proceso catequético orgánico y progresivo que se extienda por todo el arco de la vida, desde la infancia hasta la ancianidad.
b)«Un proceso de catequesis de adultos, pensado para aquellos cristianos que necesitan fundamentar su fe, realizando o completando la Iniciación Cristiana, inaugurada o a inaugurar con el bautismo» (DGC 274).
−Que la catequesis no se limite a una formación meramente doctrinal, sino que sea una verdadera escuela de formación integral (DA 299).
Una comunidad que asume la Iniciación Cristiana renueva su vida comunitaria y despierta su carácter misionero (DA 291).
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4. Nuevas actitudes pastorales: La Iniciación Cristiana es una tarea de todos los fieles. Ahora bien, esta tarea reclama una conversión de nuestras comunidades y de cada uno de sus miembros. −«Nuevas actitudes pastorales por parte de obispos, presbíteros, diáconos, personas consagradas y agentes de pastoral» (DA 291). −Dejando atrás mentalidades, actitudes y conductas que no favorecen el crecimiento en la fe. −“…Actitudes nuevas en los párrocos y en los sacerdotes que están al servicio de ella. La primera exigencia es que el párroco sea un auténtico discípulo de Jesucristo, porque sólo un sacerdote enamorado del Señor puede renovar una parroquia. Pero, al mismo tiempo, debe ser un ardoroso misionero que vive el constante anhelo de buscar a los alejados y no se contenta con la simple administración” (DA 201). −Es necesario también fomentar la comunión eclesial interna, pues de ello depende la credibilidad y eficacia de la misión.
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5. Conversión pastoral −«La conversión pastoral de nuestras comunidades exige que se pase de una pastoral de mera conservación a una pastoral decididamente misionera. “Así será posible que “el único programa del Evangelio siga introduciéndose en la historia de cada comunidad eclesial (NMI 12) con nuevo ardor misionero, haciendo que la Iglesia se manifieste como una madre que sale al encuentro, una casa acogedora, una escuela permanente de comunión misionera». (DA 370) −A los cuarenta años de la reforma litúrgica del Vaticano II, el Papa Juan Pablo II, escribió la Carta apostólica Spiritus et Sponsa, en donde nos dice: hace falta una pastoral litúrgica marcada por una plena fidelidad a las normas litúrgicas. En concreto a la Iniciación Cristiana, esto quiere decir, dejar a un lado prácticas pastorales y celebrativas que oscurecen el sentido de la Iniciación Cristiana y de la misma Iglesia, por ejemplo las excesivas celebraciones de bautizos y primeras comuniones durante todo el año.
6. La parroquia ha de ser el lugar donde se asegure la Iniciación Cristiana, desempeñando sus tareas: −Iniciar en la vida cristiana a los adultos bautizados y no suficientemente evangelizados; −Educar en la fe a los niños bautizados en un proceso que los lleve a completar su iniciación cristiana; −Iniciar a los no bautizados que, habiendo escuchado el kerigma, quieren abrazar la fe (DA 293).
7. Conocimiento y aplicación del RICA En esta tarea, el estudio y la asimilación del Ritual de Iniciación Cristiana de Adultos es una referencia necesaria y un apoyo seguro (DA 293). Podemos concluir que la Pastoral intrínseca a los Sacramentos de Iniciación es una gran oportunidad para llevar a los cristianos hasta la madurez de la persona adulta en Cristo. A todos nos toca recomenzar desde Cristo, reconociendo que “no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”» (DA 12). El cristiano no comienza de cero. Vive en fuerza del Bautismo, de la Confirmación, de la Eucaristía, pero está también llamado a desarrollar en fidelidad los dones y los compromisos.
Hna. María Guadalupe Puente Cuevas Congregación: Misioneras de Jesús Hostia Licenciada en Liturgia, Instituto San Anselmo, Roma, Italia. Secretaria de Sociedad Mexicana de Liturgistas Tiempo Ordinario 2017
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Sacramentos, un trabajo en equipo
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n algún tiempo de la Iglesia eran muchos los que servían en las asambleas litúrgicas, había porteros, campaneros, cantores, salmistas, lectores, diáconos, acólitos, hostiarios… y también el presidente de la asamblea. Poco tiempo después el sacerdote terminó acaparando funciones y concentrando los pocos servicios realizados por los laicos (sacristanes, monaguillos, cantores, etc) aún no eran considerados ministerios litúrgicos.
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El Concilio Vaticano II, en 1963, retomó un movimiento litúrgico universal que hacía tiempo se daba en las comunidades donde, cada vez más, volvía a surgir espontáneamente el deseo y la participación de laicos en las celebraciones. Los obispos de todo el mundo asumen esta dinámica del Espíritu, la refuerzan con fundamentos teológicos señalando el “sacerdocio de todo bautizado y la diversidad de ministerios litúrgicos, como expresión de la Iglesia-Comunión, Iglesia-Cuerpo de Cristo, donde cada miembro tiene una tarea específica en relación al bien común, que es hacia donde se dirige.
Así la Constitución Sacrosanctum Concilium nos dice que nadie debe acumular funciones en la liturgia, que los lectores, comentaristas, cantores, ejercen un verdadero ministerio litúrgico (28 y 29). Sin usar el nombre de Equipo, casi pide su existencia en el número 30, porque, ¿Quién incentivará las aclamaciones del pueblo, las respuestas, los cantos, las acciones, los gestos? La Institución general del misal romano (IGMR) señala en sus números del 108 al 111 la necesidad en el rector de la Iglesia de oír el parecer de los fieles en lo concerniente a la efectiva preparación de cada celebración litúrgica. También recuerda que, nada impide que se puedan distribuir y ejercer los distintos ministerios en una celebración.
El equipo de animación litúrgica en la parroquia, debe ser un signo más, entre todos los signos litúrgicos, ya que busca colaborar en la construcción de una iglesia donde todos los fieles hemos recibido carismas para ponerlos al servicio de los demás y manifestar la comunión de la Iglesia al mundo. En la pastoral litúrgica parroquial es necesario un servicio coordinado, dialogado y bien preparado, ello será posible con la existencia de un equipo animador, teniendo como cabeza a quien preside las celebraciones.
Si consideramos que el Catecismo de la Iglesia Católica (CIgC) en su número 1212 nos señala que: “mediante los sacramentos de la iniciación cristiana (Bautismo, Confirmación y Eucaristía) se ponen los fundamentos de toda la vida cristiana”. Como agentes de pastoral debemos reflexionar en ello, cuando pensamos en nuestros bautizos, primeras participaciones en la Eucaristía, en las Confirmaciones de nuestras comunidades, ¿Cómo y quiénes preparamos y celebramos estos sacramentos? ¿Son manifestación de la comunión por el trabajo organizado entre pastorales parroquiales?
Quienes ya prestan un servicio litúrgico, deberán prepararse más para ser los primeros convencidos, los primeros promotores de un servicio organizado, en equipo y coordinado con todas las pastorales, que permita más acoger idóneamente a los fieles, que deciden iniciar la gran tarea de cimentar la vida cristiana.
Si deseamos poner fundamentos sólidos desde un principio desde la gestación, nacimiento y primeras etapas del desarrollo de los que serán “los nuevos hijos de la Iglesia”, si queremos echar cimientos fuertes de vida cristiana entre los fieles que acuden a nuestras parroquias, debemos abrirnos a una pastoral acorde a lo solicitado por la Iglesia, es decir un trabajo de equipo, en comunión que manifieste al mundo una Iglesia carismática (dotada de capacidades) y ministerial (llamada a servir al mundo como Cristo). A nosotros nos ha tocado vivir en un mundo marcado por el individualismo1 y utilitarismo2, por lo que será difícil empapar a nuestras parroquias de una nueva cultura de participación y comunión pastoral.
Pbro. Isaac Urías Ibarra Coordinador Diocesano para la Pastoral Litúrgica
Una exaltación exagerada del individuo sobre la sociedad, que lleva a encerrarnos en nuestras propias ideas, actitudes, acciones, centrándonos en nosotros mismos y olvidándonos de la importancia y riqueza de la vida de los demás. 2 Con voz profética el papa Francisco ha denunciado insistentemente la cultura del descarte, donde se pretende ver a la persona como una maquina o una pieza más en el mundo, pero para beneficio y provecho de algunos cuantos, pero cuando ya no brinda beneficio o reditúa provecho, aquella misma persona es desechada, ya no es útil y no tiene valor. 1
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Comulgar con el hermano antes de comulgar con Cristo José Aldazábal
“Claves para la Eucaristía” Centre de Pastoral Litúrgica de Barcelona (CPL)
Cómo nos preparamos a comulgar
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espués del “Amén” con que concluye la Plegaria Eucarística podríamos ya directamente comulgar con el Cuerpo y Sangre de Cristo, presentes en el altar. Y así es como al principio parece que hacían. Cuando Justino, hacia el año 150, describe la celebración de la Eucaristía, resalta ese “amén” con que la comunidad
subraya la Plegaria del presidente, y afirma inmediatamente que los diáconos reparten el “pan y vino eucaristizados” a los presentes, y luego los llevan a los enfermos. Pero las generaciones siguientes fueron añadiendo diversos elementos antes de comulgar, con la intención de que este acto culminante —el comulgar con Cristo— fuera en verdad consciente y auténtico. Por eso, en nuestra actual celebración de la Eucaristía, cuando el Misal anuncia el “rito de la comunión”, se suceden varias oraciones y gestos simbólicos: Tiempo Ordinario 2017
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— monición al Padrenuestro — Padrenuestro — glosa o comentario al Padrenuestro — oración preparando el gesto de la paz — saludo de paz del presidente — monición — gesto de paz de la comunidad — fracción del pan — canto que acompaña a esta fracción — mezcla de un fragmento del pan en el cáliz. — oración privada del sacerdote preparándose a la comunión — invitación a comulgar — comunión ¿Cuál es exactamente la intención de todos estos elementos? ¿Cómo se ha construido esta “preparación a la comunión” y cuál es, por tanto, nuestra actitud fundamental en este momento de la celebración? La fraternidad, preparación próxima Aparte de matices, creo que el objetivo de toda esta preparación es bastante unitario: la paz, la fraternidad. El Padrenuestro, como primer elemento de esta marcha dinámica hacia la comunión, podría tener diversas interpretaciones: el “pan de cada día” (pero aquí no se refiere a la Eucaristía, a no ser en sentido muy trasladado); la oración de los hijos, ante la mesa del Padre común... Pero parece ser que si esta oración inicia nuestra preparación próxima a la comunión es, sobre todo, por la petición: “perdónanos... como nosotros perdonamos”. Es el eco a la enseñanza apremiante de Cristo en el sermón de la montaña: cuando vayas al altar, y te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda, vete, reconcíliate, y entonces ven y ofrece... En la glosa al Padrenuestro también insistimos en la misma idea: “concédenos la paz en nuestros días”, “protegidos de toda perturbación”. Todo el rito de la paz tiene, evidentemente, esta dirección. La oración del presidente (“Señor Jesucristo, que dijiste... mi paz les dejo... concédele 40
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la paz y la unidad...”) prepara así, recordando la enseñanza de Cristo, el gesto fraterno que se va a hacer entre los presentes. Tras el saludo de paz (“la paz del Señor sea siempre con ustedes”), viene la invitación (“dense fraternalmente la paz”) y el gesto, siempre simbólico y necesario, de la paz. Un gesto que ha cambiado de dirección en la última reforma: antes venía “verticalmente” desde el altar, a través de los ministros sucesivos; ahora es “horizontal”: todos nos hacemos el gesto de fraternidad, antes de ir a comulgar con Cristo. El sentido de la fracción del pan A continuación viene la fracción del pan por parte del presidente. Es un gesto que podría interpretarse de dos maneras: — como un simbolismo de la entrega de Cristo, “partido”, “roto”, apuntando a su sacrificio de la Cruz y a su donación eucarística; en este sentido le acompaña muy bien el canto “Cordero de Dios”: el Cordero que se entrega por los demás, hasta la muerte, para salvar a todos; — pero también tiene evidentemente otra clave de lectura: ese pan partido es el símbolo de que todos participamos del mismo pan, el Cuerpo de Cristo, y estamos invitados a la misma mesa, con todas las consecuencias que eso supone para nuestras actitudes vitales. ¿Cuál de las dos direcciones se resalta en nuestra celebración? Lo mejor es consultar al mismo Misal, que es el que va explicando la razón de ser de los diversos elementos. Así, en el número 83 de la Institución general al Misal Romano (IGMR) se dice: “el gesto de la fracción del pan, realizado por Cristo en la última Cena, y que en los tiempos apostólicos sirvió para denominar a la íntegra acción eucarística, significa que los fieles, siendo muchos, en la comunión de un solo Pan de vida, que es Cristo muerto y Resucitado por la salvación del mundo se hacen un solo cuerpo”.
Comulgar con Cristo y comulgar con el hermano Todo esto nos indica que, según el Misal actual, herencia de generaciones de cristianos, que fueron entendiendo en profundidad lo que significa la Eucaristía, nosotros nos preparamos a comulgar acentuando la actitud de la fraternidad. No podemos separar nuestro “sí” a Cristo del “sí” al hermano. Es fácil decir “amén” a Cristo (“Cuerpo de Cristo... Amén”), puestos ya en el terreno de la fe. Es difícil decir “amén” al hermano, a la comunidad, al prójimo. Por eso la serie de oraciones y gestos que hacemos en nuestra Eucaristía tienen una fuerza educativa, correctora, para nuestra conducta y nuestra disposición de ánimo.
Se podrían haber acumulado aquí oraciones y gestos que manifestaran nuestra fe en Cristo, nuestro amor a Él, nuestra convicción de su presencia real en el sacramento que vamos a recibir. Cantos, signos de reverencia, profesiones de fe. Y sin embargo nuestro Misal no nos ofrece esto, sino oraciones y acciones simbólicas que apuntan más bien al amor fraterno.
La monición con la que se invita a darse el gesto de la paz podría orientar de diversas maneras hacia su verdadero sentido: “hermanos, antes de comulgar con Cristo, comulga con tu hermano”, “hermanos, el amor a Cristo no vale si no va acompañado del amor al hermano: dense fraternalmente la paz”... ¿Una Eucaristía sin fraternidad? El Misal, al proponernos este camino concreto cara a la comunión, no hace más que interpretar en el lenguaje litúrgico —hecho sobre todo de gestos simbólicos, como el de la fracción o el de la paz— lo que ya el Nuevo Testamento entendió como la sustancia de la Eucaristía.
Todos conocemos la importancia que Pablo daba a la construcción de la fraternidad. Y hay un pasaje —1 Cor 11— en que llega a afirmar que sin caridad fraterna no vale la Eucaristía. La situación es conocida. Los cristianos de Corinto, en su reunión semanal, tenían ante todo un “ágape”, una cena común, después de la cual pasaban a celebrar la Eucaristía. Pero en esa cena había una clara falta de hermandad. Los que llegaban primero —seguramente los más libres, los ricos— no esperaban a los demás, que iban llegando apenas podían librarse de su trabajo. Además, no les hacían partícipes de la comida
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que ellos habían traído, mientras que los últimos apenas podían aportar nada. Y “mientras unos pasaban hambre, otros llegaban a emborracharse”. El pecado era evidentemente de carácter social, la falta de fraternidad: “desprecian a la comunidad... avergüenzan a los pobres”. Esta falta de caridad, para Pablo, es exactamente lo contrario de lo que la Eucaristía supone. ¿No es acaso la Eucaristía el memorial de la entrega del Señor Jesús por los demás? Por eso, como argumento en contra de esta situación, les cuenta (vv. 23-25) cómo celebró Jesús su cena de despedida (“mi Cuerpo entregado por ustedes”) y el encargo de celebrar un memorial de su total donación. ¿Cómo puede celebrarse un memorial de la entrega de Cristo, cuando en la comunidad no son capaces de esperarse unos a otros y compartir la comida? Por eso el grito de Pablo resuena fuertemente: “eso no es comer la Cena del Señor” (v. 20). Más aún: “será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor” (v. 27). No puede haber Eucaristía sin fraternidad. Al menos sin una actitud de apertura, una voluntad de unión y entrega mutua.
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El que ahora, en nuestra celebración, se acumulen elementos de fraternidad (el Padrenuestro, el gesto de la paz, la fracción del mismo pan) es, sencillamente, querer subrayar el aspecto “horizontal” de nuestra comunión. El pan eucarístico es el Cuerpo de Cristo. Pero también la comunidad es el Cuerpo de Cristo. El Cuerpo eucarístico y el Cuerpo eclesial: de los dos habla Pablo (por ejemplo, todo el capítulo 12 lo dedicará a hablar de la comunidad cristiana como un cuerpo, el Cuerpo de Cristo). Naturalmente que tenemos que recibir el Cuerpo eucarístico de Cristo con suma veneración y respeto. Pero también tratar con el mismo respeto al herma-no, a la comunidad. Algunas consecuencias prácticas Todo este bloque de la preparación a la comunión, en nuestra Eucaristía, debería tener, pues, un claro tono de fraternidad consciente. El Padrenuestro deberíamos insertarlo en este movimiento que acaba en la comunión: no es una pieza aislada —el Padrenuestro podría tener un lugar en muchos otros momentos de la celebración— sino que tiene una intención determinada.
El gesto de la paz, aunque sea en cierto modo facultativo en nuestro Misal, deberíamos considerarlo como un gesto simbólico importante, que nos permite entender lo que hay debajo de la Eucaristía: no sólo un sí decidido al Cristo a quien recibimos, sino en el mismo acto un sí al hermano. Es un gesto que nos va educando al compromiso de fraternidad que siempre comporta la Eucaristía. La fracción del pan es uno de los gestos simbólicos que más resalta el Misal, en la dirección apuntada de unidad y de caridad. Hacer bien el gesto de la partición, acompañada del canto. Un canto que no sería absurdo que fuera alguna vez un canto de fraternidad, dado el sentido que el mismo Misal le da al símbolo de la fracción. Todavía hay otro gesto que también apunta en la misma dirección: el beber del mismo cáliz. Beber del mismo cáliz es todo un símbolo elocuente de fraternidad. Como dicen algunos exegetas (Jeremias, Schürmann...), tal vez lo más nuevo de la última Cena del Señor fue
que mandó que todos los apóstoles bebieran del mismo cáliz (“tomen y beban todos de él”), cosa que no hacían otras veces, ni siquiera en la cena pascual. ¿No era ése el mejor modo de expresar su fraternidad, a la vez que compartían el don de Cristo? También para una comunidad cristiana, superando posibles reparos, el beber del mismo cáliz es una proclamación significativa, no sólo de que estamos recibiendo con gozo la donación que Cristo nos hace de su Sangre, sino que acogemos también con apertura de corazón al hermano que comulga con nosotros.
Una Eucaristía celebrada así, una comunión recibida con este ánimo, serán ciertamente, para el resto de la jornada, un punto claro de referencia, un estímulo para toda la tarea de construcción de comunidad y de amor fraterno. Exactamente lo que Cristo quiso con la Eucaristía. Por algo Juan, en su relato de la última Cena, en vez de contar lo que Jesús dijo e hizo sobre el pan y el vino, nos ha contado que se ciñó la toalla, se agachó y fue lavando los pies de sus discípulos. Y que nos encargó: “Les he dado ejemplo para que también ustedes hagan como yo he hecho con ustedes”.
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“El auténtico sentido de la Eucaristía se convierte de por sí en escuela de amor activo al prójimo. La Eucaristía nos educa para este amor de modo más profundo. En efecto, demuestra qué valor debe de tener a los ojos de Dios todo hombre, nuestro hermano y hermana, si Cristo se ofrece a sí mismo de igual modo a cada uno, bajo las especies de pan y vino. Si nuestro culto eucarístico es auténtico, debe hacer aumentar en nosotros la conciencia de la dignidad de todo hombre. La conciencia de esta dignidad se convierte en el motivo más profundo de nuestra relación con el prójimo.
a toda injusticia y ofensa, buscando el modo de repararlos de manera eficaz. Aprendamos a descubrir con respeto la verdad del hombre interior, porque precisamente este interior del hombre se hace morada de Dios presente en la Eucaristía. Cristo viene a los corazones y visita las conciencias de nuestros hermanos y hermanas. Cómo cambia la imagen de todos y cada uno, cuando adquirimos conciencia de esta realidad, cuando la hacemos objeto de nuestras reflexiones. El sentido del Misterio eucarístico nos impulsa al amor al prójimo, al amor a todo hombre”.
Asimismo debemos hacernos particularmente sensibles a todo sufrimiento y miseria humana,
Juan Pablo 11, Carta de 1980 sobre el Misterio y el Culto de la Eucaristía
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Jornada por los pobres XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario
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Pero para realizar el trabajo pastoral es necesario conocer nuestras realidades comunitarias, y ver a cada prójimo como nuestro hermano, haciéndonos uno con su vida, como discípulos de Jesús. Nos los deja claro en el número 16:
Estoy convencido de la necesidad de que, en la acción pastoral animada por la fe viva, los signos litúrgicos y nuestras oraciones sean expresión de la misericordia del Señor. Es él mismo quien nos da palabras de esperanza, porque nada ni nadie podrán jamás separarnos de su amor (cf. Rm 8,35).
Querer acercarse a Jesús implica hacerse prójimo de los hermanos, porque nada es más agradable al Padre que un signo concreto de misericordia. Por su misma naturaleza, la misericordia se hace visible y tangible en una acción concreta y dinámica. Una vez que se la ha experimentado en su verdad, no se puede volver atrás: crece continuamente y transforma la vida.
l papa Francisco en su Carta Apostólica “Misericordia et misera” al concluir el Jubileo Extraordinario de la Misericordia, el 21 de noviembre del año 2016 nos indica el camino que estamos llamados a seguir en nuestra vida personal y trabajo pastoral en nuestras comunidades, específicamente en la segunda parte el número 15 nos dice:
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En los número 18 y 19 nos da ejemplos específicos de manifestación de misericordia y de lugares a donde debe llegar el discípulo: Todavía hay poblaciones enteras que sufren hoy el hambre y la sed, y despiertan una gran preocupación las imágenes de niños que no tienen nada para comer. Grandes masas de personas siguen emigrando de un país a otro en busca de alimento, trabajo, casa y paz. La enfermedad, en sus múltiples formas, es una causa permanente de sufrimiento que reclama socorro, ayuda y consuelo. Las cárceles son lugares en los que, con frecuencia, las condiciones de vida inhumana causan sufrimientos, en ocasiones graves, que se añaden a las penas restrictivas. El analfabetismo está todavía muy extendido, impidiendo que niños y niñas se formen, exponiéndolos a nuevas formas de esclavitud. La cultura del individualismo exasperado, sobre todo en Occidente, hace que se pierda el sentido de la solidaridad y la responsabilidad hacia los demás. Dios mismo sigue siendo hoy un desconocido para muchos; esto representa la más grande de las pobrezas y el mayor obstáculo para el reconocimiento de la dignidad inviolable de la vida humana. No tener trabajo y no recibir un salario justo; no tener una casa o una tierra donde habitar; ser discriminados por la fe, la raza, la condición social…: éstas, y muchas otras, son situaciones que atentan contra la dignidad de la persona, frente a las cuales la acción misericordiosa de los cristianos responde ante todo con la vigilancia y la solidaridad. Cuántas son las situaciones en las que podemos restituir la dignidad a las personas para que tengan una vida más humana. 46
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Pensemos solamente en los niños y niñas que sufren violencias de todo tipo, violencias que les roban la alegría de la vida. Sus rostros tristes y desorientados están impresos en mi mente; piden que les ayudemos a liberarse de las esclavitudes del mundo contemporáneo. Estos niños son los jóvenes del mañana; ¿cómo los estamos preparando para vivir con dignidad y responsabilidad? ¿Con qué esperanza pueden afrontar su presente y su futuro? Y concluye convocándonos a vivir el domingo previo a Cristo Rey una Jornada que nos haga reflexionar sobre la situación en que viven tantos hermanos nuestros y la necesidad de manifestar su amor con nuestras acciones. 21. A la luz del «Jubileo de las personas socialmente excluidas», mientras en todas las catedrales y santuarios del mundo se cerraban las Puertas de la Misericordia, intuí que, como otro signo concreto de este Año Santo extraordinario, se debe celebrar en toda la Iglesia, en el XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario, la Jornada mundial de los pobres. Será la preparación más adecuada para vivir la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, el cual se ha identificado con los pequeños y los pobres, y nos juzgará a partir de las obras de misericordia (cf. Mt 25,31-46). Será una Jornada que ayudará a las comunidades y a cada bautizado a reflexionar cómo la pobreza está en el corazón del Evangelio y sobre el hecho que, mientras Lázaro esté echado a la puerta de nuestra casa (cf. Lc 16,19-21), no podrá haber justicia ni paz social. Esta Jornada constituirá también una genuina forma de nueva evangelización (cf. Mt 11,5), con la que se renueve el rostro de la Iglesia en su acción perenne de conversión pastoral, para ser testimonio de la misericordia.
que celebramos la jornada mundial de los pobres, dejemos que Dios nos disponga, para que al final de esta eucaristía asumamos un compromiso parroquial a realizar esta semana.
Los presbíteros y laicos que integramos esta comisión diocesana para la pastoral litúrgica, esperamos que en todas las parroquias, movimientos, escuelas, comunidades y familias católicas, se sumen a esta nueva institución del papa Francisco, para ello será necesario poner creatividad y empeño por salir de nuestro ritmo habitual de sentirnos y ser católicos, será necesario un diálogo fraterno entre los agentes de las diversas pastorales para que el domingo de Jesucristo rey del Universo al participar de la Eucaristía todos los fieles celebren y compartan la experiencia que nos invita a vivir el romano pontífice. Invitamos cordialmente a los equipo de animación litúrgica parroquial, para que en comunión con sus pastores, se den a la tarea de confeccionar moniciones para el domingo XXXIII de tiempo ordinario (19 de noviembre), mismas que buscarán animar a la asamblea para vivir alguna iniciativa de la comunidad para ir a los más necesitados. Por ejemplo:
Monición de salida, antes de la despedida litúrgica: Hermanos, después de habernos alimentado en el amor de Dios, les invitamos a reunirnos todas las tardes de esta semana para ir en pequeños grupos a compartir las despensas, visitar a nuestros enfermos abandonados, etc. 1.El domingo de Cristo Rey, elaborar algunos signos para el ofertorio que sinteticen las experiencias de misericordia que vivieron algunos grupos de fieles. Por ejemplo: globos o estandartes con los nombres de las personas que recibieron algún apoyo de la comunidad, coronas de foamy con foto o nombres de personas con quienes nos encontramos, etc. 2.Algunas preces en la oración de los fieles que incluyan una petición por las personas o familias de hermanos necesitados que se visitaron durante la semana anterior.
Monición de entrada: Hermanos bienvenidos a celebrar los misterios de nuestra fe, preparémonos a este encuentro con el Señor, este domingo en Tiempo Ordinario 2017
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CONFIRMACIONES EN NUESTRA ARQUIDIÓCESIS
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lpasado27demarzoelseñorArzobispoemitió el documento: Prot. No. 65/2017, referente a ORIENTACIONES LITÚRGICAS PARA LAS MISAS DE CONFIRMACIONES, dirigido a todos los Sacerdotes, Coordinadores de Catequesis y miembros de los Equipos de Liturgia de la Arquidiócesis de Hermosillo. El cual inicia diciendo:
Muy queridos hermanos y hermanas: Considerando que el obispo es el moderador de la vida litúrgica diocesana, responsable del culto divino en la Iglesia particular y que tiene el deber de regular, promover y custodiar toda la vida litúrgica de la diócesis (Cfr. SC 22 y 26; ChD 15; CIC 835; PG 35), he visto oportuno, con ocasión de las próximas Misas de confirmaciones de este año 2017, compartirles las siguientes orientaciones litúrgicas. En el apartado 7.2 nos informa que: La Comisión de Liturgia, en breve, elaborará un ritual o subsidio con oraciones, lecturas y cantos que servirá para llevar a cabo estas celebraciones. Dando respuesta esta Comisión elaboró el subsidio para la celebración del sacramento de la Confirmación, que contiene formación y un esquema celebrativo, tomado íntegramente del actual Ritual para la Confirmación. Dicho esquema, tendrá como vigencia del 2017 al 2018 y contará con algunas indicaciones prácticas para quienes habrán de prestar algún ministerio litúrgico, está pensado además en los adolescentes, sus papás, padrinos, así como en los equipos de liturgia y catequistas, para que de un modo ágil, se formen, ensayen y preparen diligentemente la realización de tal sacramento. + Ruy Rendón Leal Arzobispo de Hermosillo 48
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Este subsidio se ha hecho llegar a las parroquias y algunos colegios de la diócesis, para mayor información estamos a sus órdenes.
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LA ASUNCIÓN DE MARÍA
El Papa Pío XII, el 1º de noviembre de 1950, en la Constitución Munificentisimus Deus declaró de la siguiente manera: Proclamamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que la inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrestre fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial. En el Directorio para la piedad popular y la liturgia, encontramos lo que debemos saber referente a este dogma de fe, para así alimentar la devoción a María Santísima: 180. En el transcurso del Tiempo ordinario destaca, por sus múltiples significados teológicos, la solemnidad de la Asunción de Santa María Virgen (15 de Agosto). Es una memoria antigua de la Madre del Señor, compendio y síntesis de muchas verdades de la fe. La Virgen asunta al cielo:
- aparece como “el fruto más excelso de la redención”, testimonio supremo de la amplitud y la eficacia de la obra salvífica de Cristo (significado soteriológico); - constituye la prenda de la participación futura de todos los miembros del Cuerpo místico en la gloria pascual del Resucitado (aspecto cristológico); - es para todos los hombres “la imagen y la consoladora prenda del cumplimiento de la esperanza final; pues dicha glorificación plena es el destino de aquellos que Cristo ha hecho hermanos, teniendo “en común con ellos la carne y la sangre” (Heb 2, 14; cfr. Gal 4, 4)” (aspecto antropológico); - es la imagen escatológica de lo que la Iglesia “toda, desea y espera llegar a ser” (aspecto eclesiológico); - es la garantía de la fidelidad del Señor a su promesa: reserva una recompensa espléndida Tiempo Ordinario 2017
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a su humilde Sierva por su adhesión fiel al plan divino, esto es, un destino de plenitud y bienaventuranza, de glorificación del alma inmaculada y del cuerpo virginal, de perfecta configuración con el Hijo resucitado (aspecto mariológico). ¿Por qué es importante para nosotros formarnos y profundizar en este Dogma de la Asunción de la Santísima Virgen María al Cielo? El Catecismo de la Iglesia Católica responde a este interrogante:
la Virgen Asunta, nos invita a hacer una pausa en la agitada vida que llevamos para reflexionar sobre el sentido de nuestra vida aquí en la tierra, sobre nuestro fin último: la Vida Eterna, junto con la Santísima Trinidad, la Santísima Virgen María y los Ángeles y Santos del Cielo. El saber que María ya está en el Cielo gloriosa en cuerpo y alma, como se nos ha prometido a aquellos que hagamos la voluntad de Dios, nos renueva la esperanza en nuestra futura inmortalidad y felicidad perfecta para siempre.
“La Asunción de la Santísima Virgen constituye una participación singular en la Resurrección de su Hijo y una anticipación de la resurrección de los demáss cristianos” (#966). El Papa San Juan Pablo II, en una de sus Catequesis sobre la Asunción, explica esto mismo en los siguientes términos: “El dogma de la Asunción afirma que el cuerpo de María fue glorificado después de su muerte. En efecto, mientras para los demás hombres la resurrección de los cuerpos tendrá lugar al fin del mundo, para María la glorificación de su cuerpo se anticipó por singular privilegio” (San Juan Pablo II, 2-julio-97). Además nos dice: “María Santísima nos muestra el destino final de quienes `oyen la Palabra de Dios y la cumplen’ (Lc. 11, 28). Nos estimula a elevar nuestra mirada a las alturas, donde se encuentra Cristo, sentado a la derecha del Padre, y donde está también la humilde esclava de Nazaret, ya en la gloria celestial” (San Juan Pablo II, 15-agosto-97) Para los hombres y mujeres de nuestro tiempo, es urgente contemplar y considerar la relación que hay entre la Resurrección de Cristo y la nuestra. La presencia de María, mujer, ser humano como nosotros, quien se halla en cuerpo y alma ya glorificada en el Cielo, es eso: una anticipación de nuestra propia resurrección. Este misterio de 52
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Nuestra Catedral Metropolitana de Hermosillo está dedicada a la Asunción de María, por lo que preparando diligentemente la Eucaristía de este día, realizando alguna peregrinación o novenario a nuestra Madre del Cielo, también damos muestras de la comunión en la iglesia diocesana: Esto es, nuestras parroquias unidas a la sede de nuestro Pastor Don Ruy Rendón Leal. ¡Aprovechemos esta gran fiesta solemne de nuestra Madre y de la Arquidiócesis!
PASTORAL A PUERTAS CERRADAS
Ejercicio de reflexión para agentes de pastoral litúrgica
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n la edición pasada, Cuaresma-Pascua, propusimos un ejercicio para ser realizado por los agentes de equipo de animación litúrgica parroquial, pues bien, también ahora proponemos otro, para ser desarrollado a “puertas cerradas” como los discípulos de Jesús. Es decir, nuestra propuesta es que como equipo (aquí nos referimos a todos: lectores, ministros, coros, sacristanes, acogida, ambientación y también quien preside las celebraciones) se den un tiempo específico, aparte de juntas de la parroquia o preparación de celebraciones, para desarrollar este esquema de reflexión, en un marco de oración y trabajo de comunión, que ayude a tomar conciencia de cómo desarrollamos nuestro ministerio y cuánto de ello repercute en las comunidades y cuánto de la comunidad repercute en la liturgia y en nuestro ministerio.
Hacerme cargo de la realidad y, para ello, mirar de frente y ver; escuchar a quienes no tienen voz; consciente de mí y de los compañeros, de dolor, caos y tiniebla o de belleza, misterio y futuro.
Invocación del Espíritu Santo
Reflexión:
Iniciamos este espacio de comunión y reflexión invocando al Espíritu Santo, puede ser una oración o bien un canto.
Para romper con la inmovilización y la petrificación de la Liturgia en los últimos siglos, el Concilio Vaticano II, con la Sacrosanctum Concilium, viene a dar un fuerte impulso renovador. Mucho hemos avanzado, sin embargo aún nos queda camino para alcanzar la meta trazada: “Por medio de la Liturgia, se realiza la obra de la redención humana en Jesucristo... mediante una participación litúrgica (de todos los miembros de la Iglesia), consciente, plena y activa, obtenemos abundantes frutos de redención”. Son muchas las dolencias de nuestra humanidad y el Divino Redentor obra extraordinariamente mediante la celebración de los sacramentos en su Iglesia, pero
Oración Hacerme cargo de la realidad, de la que me rodea y sostiene, de la que me nubla o da horizonte, de la cercana, de la lejana; de la realidad de Dios, de la realidad de los otros, tan diferentes y hermanos, y de mi propia realidad, tan humana que me afecta todos los días.
Hacerme cargo y seguir la tarea conjugando quehaceres, sendas e historias; esperando, quedamente y en silencio, a que tu Palabra de vida nazca y florezca en nosotros tu luz y sabiduría. Hacerme cargo de la realidad... y, después, ¡cargar con ella y encargarme de ella!, como Tú lo hiciste y nos lo propones. Silencio
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debemos profundizar en ello, ya que también recientemente en nuestra diócesis hemos venido viendo lo siguiente: “Entre otros vicios a los que nos ha conducido una pastoral desfasada y de conservación es el sacramentalismo, es decir, la vivencia sacramental sin procesos progresivos e integrales de formación y sin vida comunitaria. Se han sugerido en la diócesis algunos criterios básicos para la celebración y preparación de los sacramentos, sin embargo existen parroquias que aún no los han asumido en sus prácticas cotidianas provocando así, problemas y confusiones sobre todo entre las persona que menos participan en la Iglesia.” (II Plan Diocesano de Pastoral No. 150) A continuación proponemos algunas preguntas, para despertar la inquietud pastoral y mejorar nuestros ministerios litúrgicos. Recordemos que la liturgia con sus signos, palabras y acciones es también educadora de la comunidad.
que ayuda la forma como celebramos los sacramentos de iniciación cristiana a los fieles y a la sociedad para que vivan el misterio de la redención que Jesucristo ha traído? 3. ¿Cómo podemos nosotros, los agentes de pastoral litúrgica (Ministros, lectores, coros, acólitos, etc.) favorecer a la preparación en aquellos que participarán en el sacramento del Bautismo o Confirmación? a) Hacer propuestas concretas que puedan ponerse en práctica en nuestra parroquia b) Propuestas para la diócesis 4. ¿Cómo podemos ayudar a mejorar la participación de los fieles que acuden a nuestra parroquia? (Hacer propuestas concretas que puedan ponerse en práctica en nuestra parroquia que recojan la realidad que vive la comunidad para ser trasformada) Propuesta
Se recomienda leer el artículo “Exigencias pastorales en los sacramentos de iniciación”, (pág.30) de esta misma revista
Con las propuestas elaborar un escrito ( una cuartilla) para que sean nuestros objetivos de trabajo y puedan ser compartido en asambleas parroquiales, decanales o incluso diocesana.
Para compartir:
Preces
Recomendamos dar tiempo para que opinen todos en cada pregunta
De forma espontánea suplicar a nuestro Dios para que nos ayude en nuestro ministerio, en percibir y hacer nuestra la realidad de nuestros hermanos, desarrollar las propuestas, las necesidades del equipo, por nuestros pastores, etc.
1. ¿Cómo se preparan a participar de los sacramentos de iniciación los fieles de nuestra comunidad? ¿Conocemos quiénes dan pre-sacramentales, estamos empapados de los contenidos que se dan? ¿Qué objetivos parecen buscar nuestras preparaciones para los sacramentos de iniciación?
Canto Concluir con un canto de reflexión
2. ¿Hasta qué punto consideramos nosotros 54
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COMPROMISO DE CATEQUISTA Y EVANGELIZADORES AL PRINCIPIO DEL CICLO ESCOLAR En el actual contexto social, donde el relativismo3 y la híper-información4 frecuentemente provocan confusiones, incluso en nuestros agentes de pastoral más comprometidos y formados, en esta Dimensión de animación y formación litúrgica consideramos que, quienes se dedican a la evangelización y catequesis, podrán afianzarse sobremanera y beneficiarse de la oración de la comunidad, por lo que proponemos un momento de oración-compromiso para ser realizado en alguna misa dominical al inicio de ciclo escolar. Cada catequista y evangelizador deberá llevar su biblia personal.
El relativismo tan proféticamente denunciado por el papa Benedicto se refiere a que “cada persona tiene sus propias verdades, todas las verdades que cada persona posee son iguales, además deben ser respetadas y aceptadas por todos”. 4 Con los adelantos tecnológicos, hoy toda persona está abierta y conectada al mundo por medio de aparatos eléctricos, mismos que brindan un sinfín de información simultánea de “todo y de todos” en cualquier parte del mundo donde se encuentre. Algunos sociólogos señalan que los celulares y dispositivos móviles ya son una extensión de nuestros cuerpos. 3
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Antes de iniciar la profesión de fe (credo) pasan al frente todos los catequistas y evangelizadores con su biblia, enseguida de cara a la asamblea y junto con el pueblo recitan la profesión de fe, al concluir, cada uno de los catequistas y evangelizadores realiza este juramento, con la mano sobre la biblia, delante de Dios y de su Iglesia.
Juramento de los agentes de pastoral al inicio del nuevo ciclo escolar
Yo ____________________________ abrazo y recibo firmemente todas y cada una de las verdades que la Iglesia, por su magisterio que no puede errar, ha definido, afirmado y declarado, principalmente los textos de doctrina que van directamente dirigidos contra los errores de estos tiempos. Acepto que Dios nos ha hablado por medio de su Hijo y a su vez Él encomendó a los apóstoles su mensaje de salvación para que llegue a toda la humanidad, por lo tanto lucharé por compartir, en un ambiente de diálogo, todas estas verdades reveladas. Rechazo toda enseñanza a cerca de nuestro Dios que provenga de puros sentimientos, opiniones o vanas ilusiones especulativas de hombres o mujeres de nuestra época. Lucharé por vivir de acuerdo a las enseñanzas que proceden del Evangelio y del Magisterio de la Iglesia. Acepto que, lo que la Iglesia cree eso mismo es lo que celebra, por lo tanto me comprometo a alimentar mi vida de Dios en Jesucristo, por medio de los sacramentos que la Iglesia celebra durante todo el año litúrgico. Todas estas cosas me comprometo a observarlas fiel, sincera e íntegramente, a guardarlas inviolablemente y a no apartarme jamás de ellas, sea enseñando, por mis palabras y mis acciones. Así juro, así prometo, por estos santos evangelios que toco con mis manos.
En la oración de los fieles se puede incluir una oración en favor de quienes hacen este juramento, para que Dios les ayude a cumplirlo: Señor, Tú que eres el único y verdadero Maestro, concede a estos hermanos nuestros la gracia de ser, a ejemplo tuyo, verdaderos maestros y formadores que puedan asumir y promover un auténtico compromiso hacia la vida de fe y construcción del Reino.
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ENTRONIZACIÓN DE LA BIBLIA Esquema propio para la Celebración Eucarística
1.- MONICIÓN INICIAL
2.- CANTO
Nos reunimos hoy, para compartir en la Mesa de la Palabra de este domingo 22° (vigésimo segundo) del tiempo ordinario, el Evangelio de San Mateo cap. 16; 21 – 27. En el que Jesús anuncia su Pasión, como en otras ocasiones, Él anticipa su muerte, como un medio de dar gloria a su Padre y de reconciliación para los hombres. Que el Señor Jesús, Palabra de Vida que ilumina nuestro entendimiento e inflama con su amor nuestro corazón, presida este mes de la Biblia, con su presencia esperanzadora a través de la Palabra en la vida de nuestra comunidad. Nos ponemos de pie para la procesión donde recibiremos la Palabra de Dios.
“Tu Palabra me da vida” (salmo 118).
(Durante el canto, las personas asignadas para llevar la Biblia y los cirios encendidos, entrarán en procesión hasta la mesa o atril preparados para ello, donde la colocarán.)
TU PALABRA ME DA VIDA CONFIO EN TI SEÑOR TU PALABRA ES ETERNA EN ELLA ESPERARE Dichoso el que con vida intachable camina en la ley del señor dichoso el que guardando sus preceptos lo busca de todo corazón Postrada en el polvo esta mi alma devuélveme la vida tu palabra mi alma está llena de tristeza consuélame, señor, con tus promesas.
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Escogí el camino verdadero y he tenido presente tus decretos correré por el camino del señor cuando me hayas ensanchado el corazón. Este es mi consuelo en mi tristeza sentir que tu palabra me da vida por las noches me acuerdo de tu nombre recorriendo tu camino dame vida. Repleta esta la tierra de tu gracia enséñame, señor, tus decretos mi herencia son tus mandatos, alegría de nuestro corazón. 3.- ENTRONIZACIÓN 4.- MONICIÓN (para entronizar) Entronizar significa “poner en el Trono”. Entronizar la Sagrada Escritura, significa que pondremos el Libro Santo, en un lugar de honor: nuestro corazón. Desde el Antiguo Testamento, la Palabra de Dios era colocada en un lugar preponderante, es decir importante, y desde ese lugar se proclamaba para todo el pueblo, iluminando sus proyectos. Con Jesús, Palabra viva, Palabra encarnada, es proclamada como Buena Noticia para todos nosotros; y así poder mostrar al mundo que Dios está en el centro de nuestra vida. 5.- INICIO DE EUCARÍSTICA
LA
CELEBRACIÓN
6.- PRECES (Ofrecemos las siguientes propuestas pastorales, para su consideración. Pueden agregarse si se considera oportuno) - Para que todos nosotros, llamados a través del Bautismo al seguimiento de Jesucristo, en este mes de la Biblia, abramos nuestros corazones a la Palabra y obtengamos de Dios la fuerza, la valentía y el amor suficientes para responder a nuestra vocación. Roguemos al Señor. - Para que estemos siempre dispuestos a estudiar, profundizar, meditar y vivir la Palabra de Dios en nuestras realidades. Roguemos al Señor. 58
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- Para que el Señor infunda en nuestras almas y voluntades un deseo ferviente y sincero de formarnos continuamente, y así desempeñar con amor, alegría, confianza y eficiencia nuestros apostolados en bien de la comunidad. Roguemos al Señor. - Para que hoy, el día del Señor y reunidos alrededor de la Mesa de la Palabra y la Mesa de la Eucaristía, escuchando su Palabra, comiendo su Pan y bebiendo su Cáliz, formemos con todos los cristianos, un solo Cuerpo, movido por un mismo Espíritu. Roguemos al Señor. 7.- MONICIÓN FINAL Estamos en presencia de Dios, es momento de comprometernos con Él, favoreciendo todos los momentos, situaciones y circunstancias que nos acerquen al estudio, meditación y vida de su Sagrada Palabra. SUGERENCIAS PARA LOS COMPROMISOS + Invitar a los asistentes a pasar a tocar la biblia antes de salir de misa + Entronización de la Biblia en los hogares. + Concursos bíblicos en las Parroquias. + Lectura de la Biblia en familia. (Papá y mamá, lean con sus niños un pasaje del Nuevo Testamento y coméntenlo). + Integración de las diferentes Pastorales, en la preparación y desarrollo de la celebración de entronización de la Biblia. + Talleres sobre manejo y estudio de la Biblia. + Dramatización de pasajes o personajes bíblicos. + Invitaciones a integrarse a grupos bíblicos de la Parroquia. + Colocar en la entrada del Templo una mesa con una canasta con papeles que tengan escrita una cita bíblica de los Textos del día, con algunas preguntas para reflexionar; invitar a que tomen un papel y sea esa la palabra que el Señor les quiere decir para la semana, la lleven al hogar y la compartan, comenten y vean de concretar un compromiso. 8.- BENDICIÓN FINAL
CELEBRACIÓN PARA ENTRONIZAR LA BIBLIA Esquema para realizarlo en familia, en nuestro grupo, en el colegio, en nuestro lugar de trabajo y donde las circunstancias nos permitan hacerlo.
La entronización de la Palabra expresa el deseo de encontrarnos con Jesucristo, Palabra del Padre, Camino, Verdad y Vida de la humanidad. AMBIENTACIÓN: Colocar una mesita o atril con velas y/o flores. Se debe preparar la celebración pensando en un ambiente fraterno. De manera, que al llegar todos se sientan convocados a la escucha de la Palabra. Que cada uno tenga su biblia. ENTRONIZACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS 1.- SALUDO INICIAL:
Guía: Hermanos: estamos reunidos para recibir al Señor que viene a nosotros en las Sagradas Escrituras, como Luz, como Camino, Verdad y Vida. Que Él presida esta Mes de la Biblia con su presencia amorosa, a través de la Palabra y en la vida de nuestra comunidad. Monición: Hermanos y hermanas: Iniciemos nuestra procesión de Entronización de la Sagrada Escritura cantando, y como manifestación de nuestra alegría, recibámosla con un fuerte aplauso. Canto: elegir uno que haga referencia a la Palabra de Dios: “Mi alma espera en el Señor” Salmo 129. Tiempo Ordinario 2017
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Durante el canto se entra a la sala o salón con la Palabra de Dios en alto acompañada por dos cirios. Se sugiere que LA BIBLIA la entronice un ministro de la Palabra en la comunidad; el papá o mamá en la casa, el director en el colegio, jefe de una oficina significando de esa manera la apertura de la Comunidad, la familia, la comunidad educativa, el ambiente de trabajo a las Palabras de vida de nuestro Dios. Guía: La Biblia será entronizada ocupando un lugar significativo de nuestra comunidad - de nuestra familia-. Junto a Ella ponemos un cirio encendido que nos recuerda a Jesucristo, el Señor, Él es la Luz que guía nuestros pasos e ilumina nuestras tinieblas. Las flores que colocamos, expresan la vida nueva recibida del Padre en la Persona de su Hijo. 2.- PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA Guía: La Iglesia es la casa de la Palabra, la comunidad de la interpretación, garantizada por la guía de nuestros pastores. Acompañados por la Iglesia madre, ninguno de nosotros debe sentirse indiferente a la Palabra de Dios: escucharla, anunciarla, dejarse iluminar por ella para iluminar a los demás es tarea que nos corresponde a todos, a cada uno según el don recibido y la responsabilidad que se le confía, con la pasión misionera que Cristo pide a sus discípulos. EVANGELIO: Mateo 13,1-9. Escucharemos la parábola del sembrador. Dios hará germinar su Palabra abundantemente en nosotros, si le abrimos nuestro corazón y nuestra vida. Se lee el texto tomando la Biblia que se ha entronizado. 60
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3.- LECTIO Guía: La Lectio divina, “es verdaderamente capaz de abrir al fiel no sólo el tesoro de la Palabra de Dios, sino también de crear el encuentro con Cristo, Palabra divina y viviente” Benedicto XVI Ahora comentamos entre todos la Palabra escuchada, ayudados con la siguiente guía: ¿Qué dice el texto? El capítulo 13 de San Mateo habla del Reino en forma de parábolas. La parábola de hoy habla de la Palabra de Dios, que es semilla porque genera la vida. ¿Dónde está Jesús? ¿A quiénes dirige esta parábola? ¿Qué dice la parábola del sembrador? ¿Dónde cayeron las semillas? ¿Qué le preguntan a Jesús los discípulos? ¿Qué les responde Jesús? ¿Qué me dice la Palabra? Los peligros señalados por Jesús a sus discípulos sobre la acogida de la Palabra nos tocan también a nosotros: ¿Qué importancia doy a la Palabra de Dios en mi vida personal, familiar, comunitaria? ¿Cómo escucho la Palabra del Señor? ¿Cuál es la causa de no escuchar y entender la Palabra de Dios? ¿Qué resistencias pongo a la hora de dejar que penetre en mi vida la Palabra del Señor y dé frutos? ¿Qué me pide el Señor en el evangelio de hoy? ¿Qué puede decir hoy la parábola a la Iglesia? ¿Qué terreno presenta nuestra comunidad
parroquial, nuestro grupo o institución? ¿En qué tendríamos que mejorar para dar frutos? 4.-ORACIÓN-ACCIÓN: ¿Qué le respondo a Dios? Guía: RESPONDEMOS DESDE LA ORACIÓN: Recemos hermanos, para que la semilla de la Palabra de Dios dé muchos frutos en nosotros y nuestros hermanos. A cada intención respondemos: “Tú tienes Señor Palabras de vida eterna” salmo 18 • Para que, como discípulos creyentes, alimentemos nuestra vida de fe con la palabra de Dios y los Sacramentos. Oremos • Despierta y mantén en nosotros Señor, un real y profundo deseo de encontrarnos contigo en el hermano que sufre el dolor de la enfermedad física y emocional, la soledad, el desamparo, el hambre. Oremos • Para que sepamos escuchar el constante llamado de Maestro, a ser discípulos en formación. Oremos • Para que sea nuestra familia la primera en recibir y generar la semilla del discipulado. Oremos • Para que sepamos reconocer que ser discípulo, es estar a los pies del Maestro. Oremos Se pueden añadir otras intenciones. 5.- PADRE NUESTRO Guía: Sabiéndonos hijos de un Padre misericordioso unidos como hermanos, elevemos nuestra oración diciéndole: Padre Nuestro…. Oración: Escucha, Señor, las oraciones de tu pueblo y aumenta en nosotros el deseo de acoger la semilla de tu Palabra; haz que esta semilla
sea también sembrada en los surcos de toda la humanidad y que fructifique en obras de justicia y de paz. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. 6.- GESTO AL FINAL Guía: Hermanos: el mejor altar es nuestro corazón, preparemos el corazón de la familia y de nuestras comunidades, el corazón de cada uno para que Cristo pueda sentirse como en su propia casa, démosle las llaves de nuestro corazón que es nuestra casa, nuestro lugar más íntimo donde podemos hablarle y escucharle sin que nada, ni nadie nos interrumpa. (Como signo de nuestra entrega al Señor, podemos poner junto al altar de la Palabra las llaves de nuestra casa, (escuela, trabajo. Etc.) Pidiéndole que sea Él, como dueño de casa, quien presida, sostenga y acompañe nuestro caminar de cada día.) Oración al poner las llaves: Señor, recibe las llaves de nuestra casa (escuela, trabajo, etc.) y de nuestro corazón. Entra y quédate con nosotros. . Amén 7.- BENDICIÓN FINAL: Que el Señor nos bendiga y nos proteja. Que el Señor nos muestre su Rostro y nos conceda la paz. Amén (Como canto de despedida, se puede entonar un canto a la Santísima Virgen María)
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OCTUBRE, MES DEL ROSARIO El directorio sobre la piedad popular y la liturgia nos dice: 197. El Rosario o Salterio de la Virgen es una de las oraciones más excelsas a la Madre del Señor. Por eso, “los Sumos Pontífices han exhortado repetidamente a los fieles a la recitación frecuente del santo Rosario, oración de impronta bíblica, centrada en la contemplación de los acontecimientos salvíficos de la vida de Cristo, a quien estuvo asociada estrechamente la Virgen Madre. Son numerosos los testimonios de los Pastores y de hombres de vida santa sobre el valor y eficacia de esta oración”. El Rosario es una oración esencialmente contemplativa, cuya recitación “exige un ritmo tranquilo y un reflexivo remanso, que favorezcan, en quien ora, la meditación de los misterios de la vida del Señor”. Está expresamente recomendado en la formación y en la vida espiritual de los clérigos y de los religiosos. El Rosario en su conjunto, consta de misterios gozosos, dolorosos, gloriosos y luminosos y nos pone en comunión vital con Jesucristo a través del
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corazón de su Madre. Al mismo tiempo, nuestro corazón puede incluir en estas decenas del Rosario, todos los hechos que entraman la vida del individuo, la familia, la nación, la Iglesia y la humanidad. Contemplar el Rosario es aspirar a Cristo, en la práctica de la vida cristiana y en el desarrollo de la gracia que nos hace hijos de Dios, tal como nos lo propone la respuesta ideal de la Virgen María. Rezar el Rosario es cobijarse con María. Por el Rosario, se obtienen para uno y para toda la Iglesia la abundancia de los dones del Espíritu Santo, como ocurrió al comienzo de la Iglesia en el Cenáculo de Jerusalén. Por el Rosario todos nos entregamos, como María, a la encarnación de la Palabra de Dios para la salvación y reconciliación de todos y todo en Cristo. Donde se reza el Rosario se conserva la fe, florecen las vocaciones, crece la santidad. Cuando se practica el Rosario se unen los corazones, se acrecienta la fraternidad, se dilata la Iglesia.
ROSARIO A LA VIRGEN DE LOS DOLORES
LOS SIETE dolores de maría La fe y la fortaleza de María pueden ayudarnos a reflexionar sobre nuestro propio llamado del Evangelio para servir a aquellos que sufren y en necesidad. Por la señal de la Santa Cruz… JESUS, MAESTRO DIVINO, ENSEÑANOS A AMAR COMO TU AMAS. Acto de Contrición Señor mío, Jesucristo, Dios y hombre verdadero……. EL PRIMER DOLOR DE MARÍA: La profecía de Simeón (Lucas 2,25–35) – ¡y a ti misma una espada te atravesará el
alma!—a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.” MARÍA, MADRE Y DISCÍPULA: La profecía de Simeón reveló a María que ella no podría aferrarse a su hijo para siempre. Se llegaría el día en que ella tendría que dejarlo ir, dejarlo servir al resto del mundo por el bien de muchos. Y ella supo que esto sería terriblemente doloroso. Estar al servicio en nuestra comunidad, parroquia, en grupos de apoyo, quizás de defensa de derechos o solución de problemas, cursos o talleres para formar a otros miembros de la parroquia no siempre es fácil, pero el ejemplo de María nos muestra que la perseverancia, la fe y la confianza en Dios puede revelar nuestro papel único en la familia de Dios.
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Preguntas para guiar su reflexión: 1. ¿Es difícil para mí ponerme al servicio de otros? 2. ¿Me he sentido llamado a capacitarme para dar un servicio más eficaz? ¿He respondido a ese llamado? ¿Me he aferrado a lo que siempre hago? 3. ¿Me he sentido llamado por interesarme en los problemas de las personas en nuestra comunidad parroquial o ciudad o país? Del documento de Aparecida: María es la gran misionera, continuadora de la misión de su Hijo y formadora de misioneros. Ella, así como dio a luz al Salvador del mundo, trajo el Evangelio a nuestra América. En el acontecimiento guadalupano, presidió, junto al humilde Juan Diego, el Pentecostés que nos abrió a los dones del Espíritu. Orar: Padre nuestro… Dios te salve… Gloria al Padre… EL SEGUNDO DOLOR DE MARÍA: La huida a Egipto (Mateo 2,13–15) José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto. MARÍA, MADRE Y DISCÍPULA: María se ve obligada a abandonar su hogar para viajar con su familia a una tierra extranjera, temerosos de la persecución. Escuchamos la voz de Jesús: “Fui...forastero, y ustedes me recibieron en su casa”. Tantas personas y familias de todo el mundo siguen los pasos de María, huyendo de la guerra, los desastres y la persecución, buscando oportunidades para trabajar y vivir con dignidad. Preguntas para guiar su reflexión: 1. ¿Conozco la realidad social de mi comunidad? 64
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2. ¿Me he formado en promoción humana? 3. ¿Conozco los grupos de apoyo o de formación para ayudar en todos los aspectos a personas en busca de oportunidad para una mejor vida? Del documento de Aparecida: Con gozo, constatamos que se ha hecho parte del caminar de cada uno de nuestros pueblos, entrando profundamente en el tejido de su historia y acogiendo los rasgos más nobles y significativos de su gente. Orar: Padre nuestro… Dios te salve… Gloria al Padre… EL TERCER DOLOR DE MARÍA: El niño Jesús perdido en el templo (Lucas 2,41–50) —Hijo, ¿por qué te has portado así con nosotros? —le dijo su madre—. ¡Mira que tu padre y yo te hemos estado buscando angustiados! —¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que tengo que estar en la casa de mi Padre? MARÍA, MADRE Y DISCÍPULA: Ansiosa y preocupada, María no dejó de buscar a Jesús. Buscó entre amigos, familiares y extraños por igual. Y aunque lo encontró, ella no entendía sus palabras. Hoy también muchos buscan a Jesús, pero también buscan a un familiar perdido, las estadísticas de desaparecidos en México son estremecedoras y tal vez no entendemos los desafíos que nos presentan porque no es mi hermano de carne el desaparecido pero si es mi hermano en Cristo y es hijo, esposo, padre y el desaparecido. Sigamos su ejemplo, confiando en que Cristo nos llama a donde somos más necesarios, para hacer ese trabajo que sólo nosotros podemos hacer.
Preguntas para guiar su reflexión: 1. ¿Me intereso por estudiar la situación que viven mis hermanos en el país? ¿Conocemos, por ejemplo, los documentos de la Conferencia de obispos donde se manifiestan en contra de la deficiencia en las leyes o de otros organismos promotores humanos? ¿Hacemos eco de esa lucha? ¿Cómo? 2. A veces estoy llamado para plantar las semillas de la paz y la justicia que otros regarán y todavía otros verán florecer. ¿Cómo respondo, aunque no estoy seguro de mi propio papel? Del documento de Aparecida: Como madre de tantos, fortalece los vínculos fraternos entre todos, alienta a la reconciliación y el perdón, y ayuda a que los discípulos de Jesucristo se experimenten como una familia, la familia de Dios. En María, nos encontramos con Cristo, con el Padre y el Espíritu Santo, como asimismo con los hermanos. Orar: Padre nuestro… Dios te salve… Gloria al Padre… EL CUARTO DOLOR DE MARÍA: Encuentro con Jesús llevando la cruz (cuarta estación del Vía Crucis) María se encuentra con Jesús en su camino al Calvario. Su hijo es burlado y abucheado, su cuerpo magullado y roto, aplastado bajo el peso de la cruz que lleva. Ella no dudó en su decisión de estar con él hasta el final. MARÍA, MADRE Y DISCÍPULA: María se puso a sí misma en un lugar peligroso. Con el fin de estar presente para su hijo—un criminal condenado—en su momento más terrible, ella tenía que ponerse en peligro físico, rodeada por una multitud de hombres y mujeres sedientos de sangre. Sin embargo, fortalecida por la fe y fortaleza, su amor nunca vaciló.
En María, nos vemos a nosotros mismos estar presente para la gente que la sociedad ha marginado, condenado, expulsado. Por medio de María, somos alentados a estar presentes para aquellos que son los más pobres entre los pobres. Preguntas para guiar su reflexión: 1. ¿Conozco, me formo, participo, impulso organismos eclesiales de ayuda, como pastoral penitenciaria, pastoral de la salud? 2. ¿Cuál es mi actitud ante personas marginadas? ¿De rechazo o de buscar conocer mejor su situación para ayudar? Del documento de Aparecida: Del Evangelio, emerge su figura de mujer libre y fuerte, conscientemente orientada al verdadero seguimiento de Cristo. Ella ha vivido por entero toda la peregrinación de la fe como madre de Cristo y luego de los discípulos, sin que le fuera ahorrada la incomprensión y la búsqueda constante del proyecto del Padre. Alcanzó, así, a estar al pie de la cruz en una comunión profunda, para entrar plenamente en el misterio de la Alianza. Orar: Padre nuestro… Dios te salve… Gloria al Padre… EL QUINTO DOLOR DE MARÍA: La crucifixión (Juan 19,17–30) Jesús salió cargando su propia cruz hacia el lugar de la Calavera, allí lo crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado y Jesús en medio. MARÍA, MADRE Y DISCÍPULA: ¿Fue este un momento sin esperanza para María? ¿Sentía como si Dios la hubiese abandonado? En María, vemos a una mujer que está presente ante el sufrimiento hasta el final. Vemos a una mujer que, aunque ella Tiempo Ordinario 2017
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misma ha sido herida, no deja de llegar a otras personas en sus sufrimientos. Jesús, por medio de María, nos invita a reflexionar sobre la importancia de la comunidad, incluso en momentos de gran oscuridad. Preguntas para guiar su reflexión: 1. ¿Me pongo a disposición de los demás, incluso si estoy sufriendo? 2. ¿Me encierro en mi propio dolor, problemas o busco ayuda? 2. ¿Qué papel puede desempeñar mi comunidad en momentos de desafío y sufrimiento? Del documento de Aparecida: La Virgen de Nazaret tuvo una misión única en la historia de salvación, concibiendo, educando y acompañado a su hijo hasta su sacrificio definitivo. Desde la cruz, Jesucristo confió a sus discípulos, representados por Juan, el don de la maternidad de María, que brota directamente de la hora pascual de Cristo. Orar: Padre nuestro… Dios te salve… Gloria al Padre… EL SEXTO DOLOR DE MARÍA: Jesús es bajado de la cruz (Marcos 15,42–46) Pilato, le entregó el cuerpo a José. Entonces José bajó el cuerpo, lo envolvió en una sábana que había comprado, y lo puso en un sepulcro cavado en la roca. MARÍA, MADRE Y DISCÍPULA: Sin apartarse del lado de su hijo jamás, incluso después de su muerte, María nos revela la importancia de la muerte con dignidad. El cuerpo de Jesús no se queda en la cruz, sino bajado para ser enterrado. En nuestro mundo de hoy, muchos de nuestros hermanos y hermanas son dejados en sus 66
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propias cruces: cruces de hambre, falta de empleo o vivienda, de violencia familiar, de enfermedad, de persecución. Preguntas para guiar su reflexión: 1. ¿A quién en mí comunidad lo hemos dejado en una cruz? 2. ¿Me acostumbré a ver el dolor a mi alrededor cómo algo común ya? 2. ¿Cómo promuevo la dignidad de aquellos a mí alrededor? 3. Cuando he tenido problemas ¿He permitido que me ayuden? ¿Busco formarme para salir de mi situación difícil? Del documento de Aparecida: María ayuda a mantener vivas las actitudes de atención, de servicio, de entrega y de gratuidad que deben distinguir a los discípulos de su Hijo. Indica, además, cuál es la pedagogía para que los pobres, en cada comunidad cristiana, “se sientan como en su casa”. Crea comunión y educa a un estilo de vida compartida y solidaria, en fraternidad, en atención y acogida del otro, especialmente si es pobre o necesitado. Orar: Padre nuestro… Dios te salve… Gloria al Padre… EL SEPTIMO DOLOR DE MARÍA: Jesús es colocado en el sepulcro (Juan 19,38–42) En el lugar donde crucificaron a Jesús había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo en el que todavía no se había sepultado a nadie. Como era el día judío de la preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús. MARÍA, MADRE Y DISCÍPULA: Sabemos cómo termina la historia-en 3 días, Jesús se levantó de los muertos, trayendo la salvación para todos. Sin embargo, María
no sabía, y ella perseveró de todos modos. Enterró a su hijo y luego siguió con su trabajo, consolando a sus amigos, a pesar de su tristeza. María es un ejemplo de esperanza llena de fe, el tipo de esperanza que debemos cultivar en nuestra propia vida mientras esperamos y trabajamos por el reino de Dios. Preguntas para guiar su reflexión: 1. ¿Cuándo me ha sorprendido Dios, tomando lo que yo consideraba un fracaso y convirtiéndolo en un gran éxito? 2. ¿Cómo puede el ejemplo de María ser una inspiración para mi propio trabajo, especialmente en lo que busco edificar el reino de Dios en la tierra? Del documento de Aparecida: La máxima realización de la existencia cristiana como un vivir trinitario de “hijos en el Hijo” nos es dada en la Virgen María quien, por su fe y obediencia a la voluntad de Dios, así como por su constante meditación de la Palabra y de las acciones de Jesús, es la discípula más perfecta del Señor. Orar: Padre nuestro… Dios te salve… Gloria al Padre… ORACIÓN Dios misericordioso, al meditar sobre los Siete Dolores de María, tu hijo Jesús viene al encuentro de mi camino y al de mi prójimo. Que esta cercanía con Jesús cultive en mí un corazón solidario, animando en mí acción amorosa y llena de compasión frente al sufrimiento de la experiencia humana. Y que con María, nuestra madre y ejemplo, mi fe sea fortalecida para ser testigo, discípulo y constructor de tu reino. Amén
LETANÍAS DOLOROSA Santa María Santa Madre de Dios Santa Viren de las Vírgenes Madre del Crucificado Madre Dolorosa Madre de los que lloran Madre de los que sufren Madre de los desamparados Madre de los que están solos Madre con el hijo muerto en tus brazos Madre traspasada por una espada de dolor Madre toda aflicción Madre llena de dolor Madre de pie junto a la cruz Madre de los que están tristes Colaboradora del Redentor Fuente de lágrimas Cúmulo de sufrimientos Modelo de paciencia Mujer firme como una roca Seguridad de nuestra esperanza Refugio de los abandonados Defensora contra los opresores Esperanza de quienes han perdido la fe Consuelo de los pobres Remedio de los descarriados Fortaleza de los débiles Puerto seguro de náufragos Calma en las tormentas Alivio de los enemigos Tesoro de los fieles Guía de los profetas Apoyo de los apóstoles Corona de mártires Luz de los confesores Perla de las vírgenes Consuelo de las viudas Alegría de todos los santos Nuestra Señora de la Soledad Reina de la Paz
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ACERCA DE LAS HORAS SANTAS PARA ADORACIÓN AL SANTÍSIMO SACRAMENTO, EL DIRECTORIO SOBRE LA PIEDAD POPULAR Y LA LITURGIA NOS INDICA: La adoración eucarística 164. La adoración del santísimo Sacramento es una expresión particularmente extendida del culto a la Eucaristía, al cual la Iglesia exhorta a los Pastores y fieles. Su forma primigenia se puede remontar a la adoración que el Jueves Santo sigue a la celebración de la Misa en la cena del Señor y a la reserva de las sagradas Especies. Esta resulta muy significativa del vínculo que existe entre la celebración del memorial del sacrificio del Señor y su presencia permanente en las Especies consagradas. La reserva de las Especies sagradas, motivada sobre todo por la necesidad de poder disponer de las mismas en cualquier momento, para administrar el Viático a los enfermos, hizo nacer en los fieles la loable costumbre de recogerse en oración ante el sagrario, para adorar a Cristo presente en el Sacramento. De hecho, “la fe en la presencia real del Señor conduce de un modo natural a la manifestación externa y pública de esta misma fe (...) La piedad que mueve a los fieles a postrarse ante la santa Eucaristía, les atrae para participar de una manera más profunda en el misterio pascual y a responder con gratitud al don de aquel que mediante su humanidad infunde incesantemente la vida divina en los miembros de su Cuerpo. Al detenerse junto a Cristo Señor, disfrutan su íntima familiaridad, y ante Él abren su corazón rogando por ellos y por sus seres queridos y rezan por la paz y la salvación del mundo. Al ofrecer toda su vida con Cristo al Padre en el Espíritu Santo, alcanzan de este maravilloso intercambio un aumento de fe, de esperanza y de caridad. De esta manera cultivan las disposiciones adecuadas para celebrar, con la devoción que es conveniente, el memorial del Señor y recibir frecuentemente el Pan que nos ha dado el Padre”. 68
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165. La adoración del santísimo Sacramento, en la que confluyen formas litúrgicas y expresiones de piedad popular entre las que no es fácil establecer claramente los límites, puede realizarse de diversas maneras: - la simple visita al santísimo Sacramento reservado en el sagrario: breve encuentro con Cristo, motivado por la fe en su presencia y caracterizado por la oración silenciosa; - adoración ante el santísimo Sacramento expuesto, según las normas litúrgicas, en la custodia o en la píxide, de forma prolongada o breve; - la denominada Adoración perpetua o la de las Cuarenta Horas, que comprometen a toda una comunidad religiosa, a una asociación eucarística o a una comunidad parroquial, y dan ocasión a numerosas expresiones de piedad eucarística. En estos momentos de adoración se debe ayudar a los fieles para que empleen la Sagrada Escritura como incomparable libro de oración, para que empleen cantos y oraciones adecuadas, para que se familiaricen con algunos modelos sencillos de la Liturgia de las Horas, para que sigan el ritmo del Año litúrgico, para que permanezcan en oración silenciosa. De este modo comprenderán progresivamente que durante la adoración del santísimo Sacramento no se deben realizar otras prácticas devocionales en honor de la Virgen María y de los Santos. Sin embargo, dado el estrecho vínculo que une a María con Cristo, el rezo del Rosario podría ayudar a dar a la oración una profunda orientación cristológica, meditando en él los misterios de la Encarnación y de la Redención.
ELEMENOS ESENCIALES
EN UNA HORA SANTA
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onsiderando las enseñanzas de la Iglesia en el directorio sobre piedad popular y la liturgia, descubrimos los 4 elementos básicos que requerimos para preparar nuestras horas santas, donde habremos de adorar a nuestro Señor Sacramentado.
1.ORACIÓN:
Oración de entrada o preparatorios, algún acto de reparación o desagravio, de adoración, preces por diversas necesidades, de perdón o de agradecimiento, y alabanzas.
2.LECTURA DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS:
Un pasaje corto de la biblia, con una meditación o exhortación breve que conduzca a una mejor reflexión y entendimiento del misterio eucarístico.
3.CANTOS:
Al momento de exponer o retirar, en las estaciones eucarísticas, para introducir o finalizar la lectura, como respuesta a la Palabra de Dios.
4.SILENCIO:
Puede ser al exponer, después de la lectura para reflexión, en las preces para interiorizar en la oración.
La estructura de estas oraciones, cantos y lecturas bíblicas debe ser sencilla y adecuada a la comunidad celebrante, para que se familiaricen con la Liturgia de las Horas y sigan el ritmo del año litúrgico El equipo de liturgia parroquial tiene la oportunidad de servir en la preparación y realización de cada hora santa: Es recomendable que sean varias personas quienes intervengan: lector, ministro ordenado o instituido, coro, acólitos, monitor.
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INTRODUCCIÓN PARA CADA HORA SANTA
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omo servidores en nuestras comunidades, como fieles parroquiales, como parte de una familia, como empleados y patrones, como miembros de la sociedad, COMO HIJOS DE DIOS, necesitamos buscar formación, capacitación, educación que nos lleve a un mejor desempeño del ministerio, de nuestra labor, mejor vivencia familiar y búsqueda de una sociedad capaz de vivir los valores del Reino de Dios. Necesitamos ser discípulos de Jesús, ahí donde nos desarrollamos diariamente, discípulos que conocen a su Maestro y viven sus enseñanzas y buscan constantemente seguir creciendo en el conocimiento. Tomado del documento deAparecida, introducimos Éstas horas santas con los números 276 y 277 para que sean leídos, examinados, reflexionados y hasta hechos oración, al principio de cada mes, cuando le pedimos al señor que nos haga mejores discípulos, mejores servidores, familia, trabajador, miembro de la sociedad. EL PROCESO DE FORMACIÓN DE LOS DISCÍPULOS MISIONEROS 276. La vocación y el compromiso de ser hoy discípulos y misioneros de Jesucristo requieren una clara y decidida opción por la formación de los miembros de nuestras comunidades, en bien
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de todos los bautizados, cualquiera sea la función que desarrollen en la Iglesia. Miramos a Jesús, el Maestro que formó personalmente a sus apóstoles y discípulos. Cristo nos da el método: “Vengan y vean” (Jn 1, 39), “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14, 6). Con Él podemos desarrollar las potencialidades que están en las personas y formar discípulos misioneros. Con perseverante paciencia y sabiduría, Jesús invitó a todos a su seguimiento. A quienes aceptaron seguirlo, los introdujo en el misterio del Reino de Dios, y, después de su muerte y resurrección, los envió a predicar la Buena Nueva en la fuerza de su Espíritu. Su estilo se vuelve emblemático para los formadores y cobra especial relevancia cuando pensamos en la paciente tarea formativa que la Iglesia debe emprender, en el nuevo contexto sociocultural de América Latina. 277. El itinerario formativo del seguidor de Jesús hunde sus raíces en la naturaleza dinámica de la persona y en la invitación personal de Jesucristo, que llama a los suyos por su nombre, y éstos lo siguen porque conocen su voz. El Señor despertaba las aspiraciones profundas de sus discípulos y los atraía a sí, llenos de asombro. El seguimiento es fruto de una fascinación que responde al deseo de realización humana, al deseo de vida plena. El discípulo es alguien apasionado por Cristo, a quien reconoce como el maestro que lo conduce y acompaña.
HORA SANTA DE JULIO
EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO
GLORIA………….
Señor Jesús, ante tu Presencia santa te pedimos que robustezcas nuestra fe, zarandeada por el viento de la increencia, indiferencia e ignorancia; queremos, lejos de los ruidos y afanes, recogernos en el silencio para contemplar tu misterio pascual y adorar tu Presencia. Queremos, como los apóstoles, avivarla experiencia del Cenáculo, hacer memoria de la Eucaristía instituida y del mandamiento de amarnos los unos a los otros, queremos crecer en el discipulado. Haz que nuestra oración abierta sea súplica por todas las necesidades de la Iglesia y de la humanidad para que todos los hombres te conozcan y se postren de rodillas, te adoren como Señor y Salvador y deseen seguir profundizando en tu enseñanza. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Reunidos, Señor, junto a ti, recordamos el misterio de tu Pascua y adoramos tu santa Presencia. Tú eres la luz que ilumina, la gracia que renueva, la verdad que convence, la vida que transforma, el camino que conduce; maestro que nos enseña, derrama abundantemente tu sabiduría y tu gracia sobre tus discípulos Haz que tu Presencia santa sea don para todos, alivio para los agobiados, consuelo para los tristes, seguridad para los vacilantes, fuerza para los débiles, conocimiento para el que te busca. Señor Jesús, haz que nuestra oración ante ti, nos estimule a renovarnos y a crear un mundo más justo y fraternal para que te alabe y te bendiga para siempre. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
PADRE NUESTRO, AVE MARÍA Y
PADRE NUESTRO, AVE MARÍA Y GLORIA…………. Tiempo Ordinario 2017
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PADRE NUESTRO, AVE MARÍA Y GLORIA………….
el que pierda su vida por mí, la encontrará. El que los recibe a ustedes, me recibe a mí; y el que me recibe, recibe a aquel que me envió. El que recibe a un profeta por ser profeta, tendrá la recompensa de un profeta; y el que recibe a un justo por ser justo, tendrá la recompensa de un justo. Les aseguro que cualquiera que dé de beber, aunque sólo sea un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños por ser mi discípulo, no quedará sin recompensa.
SILENCIO
SILENCIO
INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
REFLEXIÓN
Envíanos Padre tu Espíritu, el que nunca le faltó a Jesús. No permitas que sigamos dando tan pobre testimonio quienes nos presentamos ante el mundo como cristianos. Comunícanos tu fuerza para dar un paso firme adelante en el camino de conversión hacia Ti. Danos un corazón sencillo, para reconocer los errores, la ignorancia, humildad para buscar conocerte mejor y un corazón generoso, para comprender a los demás. Ilumina nuestras decisiones para obrar con rectitud. Haznos conscientes de la tarea inmensa y urgente que nos aguarda y exige una mejor capacitación. Queremos que nuestra vida sea reflejo de tu bondad, queremos allanar tus caminos, que reines en el mundo, para que todos te respeten, te quieran y te bendigan. En presencia de tu hijo Jesús y con todas las personas de buena voluntad te prometemos fidelidad y brindamos por tu honor. Amén.
Evangelizar es elevar, es hacer un bien inmenso, es descubrir un horizonte sin el cual la vida humana se queda corta, pobre, desgraciada. Los que carecen de la verdad evangélica, viven ciegos, como topos, y por eso se aferran a las únicas realidades que ven, que son las únicas con las que cuentan, las que se pueden apreciar de noche y por los sentidos. Por eso anunciarles el evangelio, no es hacer un prosélito, sino promocionar a un hombre para que sea plenamente hombre, mediante la participación en el misterio de Cristo, que culmina en la celebración del sacrificio de la Eucaristía, que rememora y representa la inmolación de la cruz, que nos diviniza. Nada mejor podemos ofrecer. Nada más grande y duradero podemos ofertar y enseñar y predicar.
Señor Jesús, te damos gracias por el misterio de la Eucaristía, por tu Presencia santa, por tu amor infinito. Haz que en todos los altares del mundo seas celebrado y venerado y en todos los corazones seas alabado y bendecido ahora y por siempre. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
CANTO Del santo evangelio según san Mateo 10, 3742 El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí. El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que encuentre su vida, la perderá; y 72
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Jesús quiere ser el centro de todo, porque es Dios. En caso de conflicto de amores, hay que posponerlos todos. Él ha de ser el amor preferencial. “Y el que no toma su cruz y le sigue, no es digno de él”. Todos estamos hambrientos de amor y de caricias afectuosas y necesitados de atenciones. Y sabemos que ningún amor es mayor que el de Cristo, ni más duradero y constante, ni que hay caricias y regalos más auténticos y tiernos que los de sus divinas manos. Ver con los ojos especiales de la fe su caricia constante en el sol que amanece cada día, en la brisa, que orea nuestro sudor, en la belleza de la rosa y de la madreselva, en el
pequeño servicio que nos han preparado, en la comida guisada y servida con amor, en la atenta limpieza de la habitación, en la carta que nos han escrito robando tiempo al sueño, en la homilía que estamos escuchando o leyendo en la que palpita el corazón, en la sonrisa del vecino, y también en el dolor de espalda motivado por la postura ante la computadora, en el malestar de los ojos centrados en la radiación de la pantalla, en el desdén del rechazo de nuestro trabajo y en las molestias de los achaques de las diversas enfermedades. Y, en lo que más cuesta de asumir: en la interpretación maliciosa de nuestras mejores intenciones asumidas con amor, cuando queremos servir a los hermanos de balde y con todo lo nuestro. Todo son caricias de este Hombre-Dios fascinante que nos sorbe el seso, a la vez que nos hace sabios. El verdadero tesoro es haberle encontrado a Él, y en los momentos más amargos, podernos recostar sobre su inmenso corazón palpitante. El amor a Cristo, mueve el sol y las estrellas. Por él se puede renunciar todo lo que se amaba y quemar lo que se adoraba. Es la alegría de haber hallado una vida nueva. Eso es lo que los discípulos de Jesús saben que han encontrado cuando han descubierto a Jesús y al convivir con Él saben ya que vale la pena venderlo todo para conseguirlos. Desde esta visión positiva del amor a Cristo, que llena por completo el corazón del discípulo, la separación del padre, la madre, el hijo o la hija, se hace posible, aunque, a veces, no deja de ser muy amarga. Sin el amor de Cristo, que no es sólo afecto y sentimiento, sino fortaleza, madurez y robustez del Espíritu, las renuncias exigidas por su seguimiento, no tienen ni explicación, ni consistencia y, por tanto, si ese amor se enfría o se debilita, puede asaltar la tentación de la deserción. Si a los que han sido llamados a compartir con Jesús su ministerio o la dedicación total y plena a la edificación de su Cuerpo, exige Jesús posponer los vínculos de la sangre, no es menos exigente el Señor con los que, permaneciendo en su hogar, quieren seguirle. También a éstos dice el Señor: “El que no toma su cruz y me
sigue, no es digno de mí”. La cruz, ha de ser entendida aquí como todo aquello que contraría los instintos naturales del hombre, que crecen torcidos por la fuerza de la semilla y la raíz del pecado. Y todo aquello que cuesta esfuerzo, exige autocontrol, y requiere dedicación, dolor, y trabajo. Es lo que hoy se nos dice a nosotros: Vale la pena perderlo todo, incluso la misma vida, para encontrar esa vida de Dios en Jesús. Jesucristo está a muchos años luz de los políticos que ofrecen todo lo que saben que no van a cumplir, para conseguir votos. La oferta que hoy nos ofrece en el evangelio, no sólo no es atrayente, sino para el que la oiga se eche atrás todo lo más lejos que pueda. Pero nos dice la Verdad. Él es la Verdad. Y sabe que al hablarnos de seguirle con la cruz a cuestas, y perder la vida por él y renunciar a la propia familia cuando se opone a su seguimiento, es la única manera de recibir la vida y de gozarla con Él y con el Padre y el Espíritu, eternamente. SILENCIO DOCUMENTO DE APARECIDA Aspectos del proceso de formación: 278. En el proceso de formación de discípulos misioneros, destacamos cinco aspectos fundamentales, que aparecen de diversa manera en cada etapa del camino, pero que se compenetran íntimamente y se alimentan entre sí: La Conversión: Es la respuesta inicial de quien ha escuchado al Señor con admiración, cree en Él por la acción del Espíritu, se decide a ser su amigo e ir tras de Él, cambiando su forma de pensar y de vivir, aceptando la cruz de Cristo, consciente de que morir al pecado es alcanzar la vida. En el Bautismo y en el sacramento de la Reconciliación, se actualiza para nosotros la redención de Cristo.
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ACCIÓN DE GRACIAS Es justo reconocer, Padre de bondad, que vivimos rodeados de muestras permanentes de tu amor. Gracias, Padre bueno, por ser como eres, por tu infinita paciencia, porque no eres justiciero, sino comprensivo con los fallos de todos. Tu hijo y hermano nuestro, Jesús, es tu mejor imagen, la que nos muestra tu amor inmenso a los hombres Queremos imitarle y poner amor en todos nuestros actos. Tenemos que dar testimonio como discípulos de Jesús y reflejar el amor que llevamos dentro aun sin saberlo. Unidos de corazón a todos tus hijos, nuestros hermanos, elevamos a ti este himno de acción de gracias y alabanza. PRECES: Hermanos, por su gran amor hacia nosotros Dios nos ha dado a Cristo como pastor. Pidámosle que nos haga atentos a su voz y nos dispongamos a seguir nuestra vocación en su Reino. Respondemos: HAZNOS BUENOS DISCÍPULOS, IMITADORES TUYOS, SEÑOR.
Padre, acoge con amor nuestras intenciones para que en formación y comunión constante colaboremos con todas nuestras fuerzas a la edificación de tu Reino. PADRE NUESTRO CANTO BENDICIÓN V/. Les diste el Pan del Cielo. R/. Que contiene en sí todo deleite. Oh Dios, que redimiste a todos los hombres con el misterio pascual de Cristo, conserva en nosotros la obra de tu misericordia, para que, venerando constantemente el misterio de nuestra salvación, merezcamos conseguir su fruto. Por Jesucristo nuestro Señor. -Amén.
Para que reconozcamos que necesitamos seguir formándonos, capacitándonos, instruyéndonos para un mejor desarrollo de nuestro ministerio.
Bendito sea Dios. Bendito sea su santo Nombre. Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre. Bendito sea el Nombre de Jesús. Bendito sea su Sacratísimo Corazón. Bendita sea su preciosísima Sangre. Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar. Bendito sea el Espíritu Santo Consolador. Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima. Bendita sea su santa e Inmaculada Concepción. Bendita sea su gloriosa Asunción. Bendito sea el Nombre de María, Virgen y Madre. Bendito sea San José, su castísimo Esposo. Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.
Para que vivamos atentos a los hermanos,
Para que tu cuerpo hecho eucaristía, nos dinamice, nos aliente, nos dé osadía y fortaleza para seguir siendo tus seguidores con cara alegre, gesto optimista y entusiasmo vital, como los primeros cristianos. Para que sepamos manejar bien las emociones y desterrar de nosotros la ira, acortar los enfados, frenar las críticas y los resentimientos. Para que todos los cristianos vivamos el espíritu de las bienaventuranzas, siendo alegres, misericordiosos, compasivos y comprometidos con el bien común.
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comportamos solidariamente y gastemos nuestra vida en que los demás vivan mejor.
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HORA SANTA DE AGOSTO
EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO Señor Jesucristo: tú, inmolado en la cruz, diste cumplimiento a lo que anunciaban los sacrificios de la antigua alianza y te ofreciste por la reconciliación y la paz: te alabamos y te bendecimos. En la Eucaristía te das como alimento de vida eterna y nos unes a tu inmenso amor: te alabamos y te adoramos. En tu presencia santa te experimentamos cercano y te adoramos con fe. Te pedimos que ilumines con tu luz nuestros ojos, purifiques nuestras mentes y corazones y nos hagas instrumentos de tu paz en un mundo dividido por las guerras y los odios. Concédenos caminar siempre a la luz de tu Luz, para que un día la podamos contemplar sin velo alguno y adorarte y glorificarte sin fin. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
PADRE NUESTRO, AVE MARÍA Y GLORIA…………. Te damos gracias, Padre santo, porque nos revelas en Cristo, luz de los pueblos, el misterio de nuestra salvación. Él, verdadero cordero pascual, con su muerte quitó el pecado del mundo y resucitando restauró nuestra vida. En memoria de su entrega por nosotros nos dejó como alimento el sacramento de la eucaristía que nos hace partícipes, ya en este mundo, de los bienes eternos de tu reino. Derrama, Señor, tu Espíritu sobre quienes proclamamos la presencia de tu Hijo en el misterio de nuestra fe para que vivamos en generosa solidaridad con todos los hombres. Y así, siendo tus discipulos demos testimonio del Evangelio imitando a María, la Madre de Jesús, servidora obediente y humilde de la obra de la salvación. Por Jesucristo nuestro Señor. Tiempo Ordinario 2017
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PADRE NUESTRO, AVE MARÍA Y GLORIA…………. Jesucristo, Señor de la historia: ¡ilumina tu rostro sobre nosotros! Qué todos los pueblos conozcan la salvación que nos ofreces; que te conozcan a ti, Luz del mundo. Es verdad: nuestra tierra ha dado su fruto, el Señor nuestro Dios nos ha bendecido. De las entrañas de la tierra, Señor, has tomado el trigo convertido en pan, y de la vid, el vino generoso que alegra el corazón del hombre. Puestos sobre el altar de tu Iglesia, tu Palabra creadora y el soplo de tu Espíritu los transforman en tu Cuerpo y en tu Sangre. Señor Jesús, que nunca olvidemos ni reduzcamos el inestimable Don de tu Eucaristía; que nunca dejemos de asombrarnos por el Misterio de vida y de luz que ella comunica. Te lo pedimos a Ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. PADRE NUESTRO, AVE MARÍA Y GLORIA…………. SILENCIO INVOCACIÓN AL ESPÍRITRU SANTO Inspíranos, Padre, necesitamos tu espíritu, tu sabiduría, para enfrentarnos con eficacia a nuestra responsabilidad. Somos conscientes de que el mal que devasta este mundo es fruto de nuestras acciones insolidarias y egoístas. Por eso te pedimos tu sabiduría para conocerte y hacer que conozcan y vivamos aquí y ahora tu reino de justicia y concordia. Pedimos tu luz para estudiar nuestras realidades y buscar constantemente formación para transformarlas. No podemos esperar pasiva, indolentemente, que nos llegue del cielo o nos lo construyan otros. Debemos asumir responsablemente el papel que nos corresponde a cada uno. Nos proponemos unir nuestras manos y nuestro 76
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esfuerzo a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, para que la bondad abunde en la sociedad y la felicidad sea un bien común. Te rogamos, Padre Dios, por la comunidad cristiana con el deseo de que sea modelo de entrega y fraternidad. En presencia de Jesús, que nos ha convocado a esta mesa, te bendecimos, Padre santo, con toda nuestra alma. AMÉN. CANTO Del santo Evangelio según san Mateo: 17, 1-9 En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, el hermano de éste, y los hizo subir a solas con Él a un monte elevado. Ahí se transfiguró en su presencia: su rostro se puso resplandeciente como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la nieve. De pronto aparecieron ante ellos Moisés y Elías, conversando con Jesús. Entonces Pedro le dijo a Jesús: “Señor, ¡qué bueno sería quedarnos aquí! Si quieres, haremos aquí tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. Cuando aún estaba hablando, una nube luminosa los cubrió y de ella salió una voz que decía: “Éste es mi Hijo muy amado, en quien tengo puestas mis complacencias; escúchenlo”. Al oír esto, los discípulos cayeron rostro en tierra, llenos de un gran temor. Jesús se acercó a ellos, los tocó y les dijo: “Levántense y no teman”. Alzando entonces los ojos, ya no vieron a nadie más que a Jesús. Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó: “No le cuenten a nadie lo que han visto, hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos”. SILENCIO
REFLEXIÓN El centro de este pasaje evangélico lo ocupa una Voz que viene de una extraña “nube luminosa”, símbolo que se emplea en la Biblia para hablar de la presencia siempre misteriosa de Dios que se nos manifiesta y, al mismo tiempo, se nos oculta. La Voz dice estas palabras: “Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escúchenlo”. Los discípulos no han de confundir a Jesús con nadie, ni siquiera con Moisés y Elías, representantes y testigos del Antiguo Testamento. Solo Jesús es el Hijo querido de Dios, el que tiene su rostro “resplandeciente como el sol”. Pero la Voz añade algo más: “Escúchenlo”. En otros tiempos, Dios había revelado su voluntad por medio de los “diez mandatos” de la Ley. Ahora la voluntad de Dios se resume y concreta en un solo mandato: escuchad a Jesús. La escucha establece la verdadera relación entre los seguidores y Jesús. Al oír esto, los discípulos caen por los suelos “llenos de espanto”. Están sobrecogidos por aquella experiencia tan cercana de Dios, pero también asustados por lo que han oído: ¿podrán vivir escuchando solo a Jesús, reconociendo solo en él la presencia misteriosa de Dios? Entonces, Jesús “se acerca y, tocándolos, les dice: Levántense. No teman”. Sabe que necesitan experimentar su cercanía humana: el contacto de su mano, no solo el resplandor divino de su rostro. Siempre que escuchamos a Jesús en el silencio de nuestro ser, sus primeras palabras nos dicen: Levántate, no tengas miedo. Muchas personas solo conocen a Jesús de oídas. Su nombre les resulta, tal vez, familiar, pero lo que saben de él no va más allá de algunos
recuerdos e impresiones de la infancia. Incluso, aunque se llamen cristianos, viven sin escuchar en su interior a Jesús. Y, sin esa experiencia, no es posible conocer su paz inconfundible ni su fuerza para alentar y sostener nuestra vida. Cuando un creyente se detiene a escuchar en silencio a Jesús, en el interior de su conciencia, escucha siempre algo como esto: “No tengas miedo. Abandónate con toda sencillez en el misterio de Dios. Tu poca fe basta. No te inquietes. Si me escuchas, descubrirás que el amor de Dios consiste en estar siempre perdonándote. Y, si crees esto, tu vida cambiará. Conocerás la paz del corazón”. Hay que procurar que la manifestación de Dios, se haga realidad en nuestras vidas, ahora, mientras esperamos el gran encuentro final con el Señor. El modo más claro y directo de la presencia de Dios es hacer patente el amor. Amar de verdad, es dejar en evidencia que Dios existe, y que es posible vivenciar el cielo aún sin haber muerto. Y cada uno, si se ha sentido amado con profundidad, sabe que esa vivencia da un sentido de plenitud tal que prácticamente no necesitamos de nada más. Esa es la transfiguración de Dios, la presencia más auténtica que podemos experimentar. Es que si Dios manifiesta su esencia, va más allá del resplandor de la ropa o el rostro, y no nos equivocamos cuando entendemos y aceptamos que no hay manera más concreta de entender quién es Dios, si no es a través del amor. Cada vez que Jesús se acerca a una persona, habla con ella y la cura, la libera o la tranquiliza, él manifiesta su esencia más pura: El amor de Dios. Eso hace que el que se encuentre con él adopte, salvando las distancias, el lugar de Pedro, de Santiago o de Juan, porque vive y siente en su ser que el Señor se manifiesta, se transfigura Tiempo Ordinario 2017
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delante de él, aunque no haya vestiduras blancas. Aquí es donde debemos poner atención y descubrir que, si nosotros hemos experimentado esa presencia de Dios, ese amor infinito del Padre, tenemos que ser lugar, ocasión, para que otros puedan vivenciar a Jesús transfigurado. Y esto se logra poniendo en acto aquello que sabemos en teoría: Amarnos los unos a los otros, como Dios nos ama. Si escuchas, si acompañas, si sostienes, si acaricias, si perdonas, si abrazas, si disculpas, si ofreces, si regalas, si compartes, si esperas, si crees, si respetas, si entusiasmas, si agradeces, si iluminas, si cedes, con amor y por amor a tu hermano, al que tienes a tu lado, entonces hay transfiguración, entonces hay manifestación de la esencia de Dios, y te van a dar ganas de hacer tres carpas, con tal de que aquél cielo en la tierra no se pase. Hay que sacar a la luz lo que hay dentro de nosotros, hay que sacar el amor que Dios ha puesto en nuestros corazones y hacer que se resuman la ley y los profetas en el amar a Dios y al prójimo como a uno mismo. ¿Cuántas veces hemos visto y palpado a Dios transfigurado en nuestras vidas? ¿Cuántas personas han encontrado al Señor, a través de nuestros actos de amor? ¿Acaso no somos los sabedores de la verdad, los cristianos que han encontrado al Dios verdadero? Dejemos que Él, que su amor, se manifieste con todo su esplendor en nosotros, para que otros escuchen, como Lázaro, “levántate y anda”, para que vuelvan a la vida y encuentren el cielo. SILENCIO DOCUMENTO DE APARECIDA Aspectos del proceso de formación: 278. En el proceso de formación de discípulos misioneros, destacamos cinco aspectos 78
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fundamentales, que aparecen de diversa manera en cada etapa del camino, pero que se compenetran íntimamente y se alimentan entre sí: La Comunión: No puede haber vida cristiana sino en comunidad: en las familias, las parroquias, las comunidades de vida consagrada, las comunidades de base, otras pequeñas comunidades y movimientos. Como los primeros cristianos, que se reunían en comunidad, el discípulo participa en la vida de la Iglesia y en el encuentro con los hermanos, viviendo el amor de Cristo en la vida fraterna solidaria. También es acompañado y estimulado por la comunidad y sus pastores para madurar en la vida del Espíritu. ACCION DE GRACIAS Acepta, Padre Dios de bondad infinita, esta oración en la que queremos expresarte nuestra más sincera acción de gracias. No es justo que pases desapercibido para una inmensa mayoría de los seres humanos. Ni es posible que quienes mejor creemos conocerte apenas nos acordemos de Ti y vivamos a tus espaldas, deslumbrados por cosas sin importancia. Tú eres nuestro centro y esencia, el motor de nuestro ser. Tú tienes que ser continuo referente en nuestras acciones. Ayúdanos a descubrirte en nuestro interior, haznos conscientes de tu presencia en nuestra vida. Juntos todos, proclamemos tu grandeza y amor En esta sencilla oración de gratitud. PRECES: Hermanos, animados por el Espíritu, que nos hace hijos de Dios y nos transforma, dirijamos nuestra oración a Dios, para que su palabra dé fruto abundante y su Reino se extienda sobre toda la tierra. Respondemos: ENSÉÑANOS A PRESENTARTE, Y TRANSFIGURAR LA VIDA.
Por todos los cristianos, por todos los que te nombran de otra manera Padre, y por todos los que no te conocen, para que gocemos de sabernos personas habitadas por Ti.
BENDICIÓN
Por la iglesia, que sea cada día más liberadora, alegre, misericordiosa y pastora de todas las ovejas, que sepa dar formación y respuestas.
Que los sacramentos con los que te has dignado restaurarnos, Señor, llenen de la dulzura de tu amor nuestros corazones y nos impulsen a desear las riquezas inefables de tu reino. Por Jesucristo nuestro Señor. -Amén.
Por la familias de nuestra comunidad para que sean formadoras de verdaderos discípulos, enamorado de Jesús, su Palabra y su vida, e imitando su ejemplo trasformen nuestra sociedad. Por todos los que tienen puestos de responsabilidad en el bien común, para que lo hagan con corazón fraterno. Por los que sufren hambre, soledad, violencia, injusticia, enfermedad y desigualdades, para que nosotros, tu gente, sepamos acompañarles y facilitarles la vida. Por todos los desencantados, desilusionados, mal amados, deprimidos, agobiados y malhumorados, para que tú les calientes el corazón. Por nosotros, que la oscuridad de la flojera, ignorancia sea iluminada por conocimiento de tu amor, que nos impulsa a ser mejores servidores, en constante formación y formadores.
V/. Les diste el Pan del Cielo. R/. Que contiene en sí todo deleite.
Bendito sea Dios. Bendito sea su santo Nombre. Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre. Bendito sea el Nombre de Jesús. Bendito sea su Sacratísimo Corazón. Bendita sea su preciosísima Sangre. Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar. Bendito sea el Espíritu Santo Consolador. Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima. Bendita sea su santa e Inmaculada Concepción. Bendita sea su gloriosa Asunción. Bendito sea el Nombre de María, Virgen y Madre. Bendito sea San José, su castísimo Esposo. Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.
Buen Dios, haz que seamos una presencia tuya, allá donde estemos cada uno y vayamos contagiando tu paz, tu serenidad, tu justicia y tu misericordia.. Amén. PADRE NUESTRO CANTO
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HORA SANTA DE SEPTIEMBRE
EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO Señor, te has quedado con nosotros y nos ofreces tu Cuerpo, Pan partido, y tu Sangre, cáliz de la salvación, hechos sacramentos de amor; concédenos que al venerar ahora tu Presencia santa y sacramental avivemos nuestra fe en tu misterio pascual y te sirvamos en los hermanos más necesitados. PADRE NUESTRO, AVE MARÍA Y GLORIA…………. Señor Jesús, por amor a los hombres has querido permanecer sacramentalmente entre nosotros; haz que experimentemos tu presencia, abramos nuestro corazón a tu palabra y misterio, y te adoremos con espíritu filial para que, rogando por la paz y salvación de los hombres, aumentes nuestra fe, esperanza y caridad, y suscites en 80
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nosotros el deseo de participar en la Eucaristía, de conocerte mejor y hacer que todos nuestros hermanos te conozcan y adoren. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. PADRE NUESTRO, AVE MARÍA Y GLORIA…………. Señor Jesús, ante tu presencia sacramental, te pedimos una fe firme, sin dudas ni vacilaciones, una fe alegre y portadora de paz y alegría en un mundo en guerras y odios, una fe hecha oración ante tu presencia y una fe que nos haga adoradores en espíritu y en verdad. Aumenta nuestra fe en el misterio que celebramos y adoramos, ayúdanos a crecer y testimoniar nuestra fe en la vida para que un día contemplemos tu rostro para siempre. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. PADRE NUESTRO, AVE MARÍA Y GLORIA………….
SILENCIO INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
la gloria de su Padre, en compañía de sus ángeles, y entonces le dará a cada uno lo que merecen sus obras”.
Tenemos presente toda la vida de Jesús, comprometida hasta la muerte, y nos llena de alegría y esperanza creer que vive. Queremos ser fieles al mensaje que nos legó Jesús, queremos imitarle, queremos copiar su estilo de vida, su forma de amar y entregarse a los demás. Envíanos tu Espíritu, Dios y Padre nuestro, para que no nos angustien los sacrificios que nos exija y nos alegre la felicidad que habremos sabido repartir. Nos unimos ahora en espíritu a sacerdotes y laicos formadores de nuestras parroquias para que el Espíritu nos ilumine, sepamos crecer en conocimiento y caridad, reconocer la cruz y vivirla con la alegría de sabernos amados y mensajeros de ese amor. AMÉN.
SILENCIO
CANTO
Cargar con la cruz es aceptar la oposición del mundo, de los que no piensan como él. No se trata de “la cruz que Dios nos manda”, ni de la que nos proporciona la vida, sino de la que nos infligen otras personas -sean amigas o enemigas- por ser fieles al evangelio.
Del santo Evangelio según san Mateo: 16, 2127 En aquel tiempo, comenzó Jesús a anunciar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén para padecer allí mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que tenía que ser condenado a muerte y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y trató de disuadirlo, diciéndole: “No lo permita Dios, Señor. Eso no te puede suceder a ti”. Pero Jesús se volvió a Pedro y le dijo: “¡Apártate de mí, Satanás, y no intentes hacerme tropezar en mi camino, porque tu modo de pensar no es el de Dios, sino el de los hombres!”. Luego Jesús dijo a sus discípulos: “El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome su cruz y me siga. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar uno a cambio para recobrarla? Porque el Hijo del hombre ha de venir rodeado de
REFLEXIÓN El seguimiento, es muy importante en todos los evangelios. Se trata de abandonar cualquier otra manera de relacionarse con Dios y con los demás, y entrar en la dinámica espiritual que Jesús manifiesta en su vida. Es identificarse con Jesús en su entrega total a los demás, sin buscar para sí nada que pueda oler a poder o gloria. Negarse a sí mismo supone renunciar a toda ambición personal. El individualismo, el egoísmo, quedan descartados de Jesús y del que quiera seguirlo.
Lo que debemos buscar es la fidelidad. La cruz será una consecuencia inevitable de esa fidelidad. Jesús no pretende ir contra las apetencias más profundas de todo ser humano, sino que intenta mostrarnos el camino que nos puede llevar más lejos en esas legítimas pretensiones. La propuesta de Jesús es la única manera de ser hombre. Todo ser humano debe aspirar a ser más; incluso ser como Dios. Pero debe encontrar el camino que le lleve a su verdadera plenitud. Los argumentos finales dejan claro que las exigencias que parecen tan duras, son las únicas sensatas. Lo que Jesús exige a sus seguidores, es que vayan por el camino del amor, es decir, por el camino del servicio a los demás, aunque ese camino les acarree sufrimiento e incluso la muerte.
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Aquí está la esencia del mensaje cristiano. No se trata de renunciar a nada, sino de elegir en cada momento lo mejor para mí. Si interpreto el mensaje evangélico como renuncia, es que no he entendido ni jota, porque la aplicación a la vida tiene que hacerla personalmente cada uno. Seguimos pensando como los hombres. A través de los siglos nos hemos equivocado en la interpretación. El mensaje de Jesús no pretende deshumanizarnos como se ha entendido a veces, sino llevarnos a la verdadera plenitud humana.
Los instintos no son malos; que los sentidos quieran conseguir su objeto, no es malo. Sin embargo la plenitud del ser humano está más allá de los sentidos y de los instintos. La vida humana no se nos da para que la guardemos y preservemos, sino para que la consumamos en beneficio de los demás.
No se trata de sacrificarse creyendo que eso es lo que quiere Dios. Dios quiere nuestra felicidad en todos los sentidos. Dios no puede “querer” ninguna clase de sufrimiento; Él es amor y solo puede querer para nosotros lo mejor.
SILENCIO
Nuestra limitación es la causa de que, a veces, conseguir lo mejor exige elegir entre distintas posibilidades, y el reclamo del gozo inmediato inclina la balanza hacia lo que es menos bueno e incluso malo.
278. En el proceso de formación de discípulos misioneros, destacamos cinco aspectos fundamentales, que aparecen de diversa manera en cada etapa del camino, pero que se compenetran íntimamente y se alimentan entre sí:
La mayoría de nuestras oraciones pretenden poner a Dios de nuestra parte en un afán de salvar el ego y la individualidad, exigiéndole que supere con su poder nuestras limitaciones.
El Encuentro con Jesucristo. Quienes serán sus discípulos ya lo buscan (Cf. Jn 1, 38), pero es el Señor quien los llama: “Sígueme” (Mc 1, 14; Mt 9, 9). Se ha de descubrir el sentido más hondo de la búsqueda, y se ha de propiciar el encuentro con Cristo que da origen a la iniciación cristiana. Este encuentro debe renovarse constantemente por el testimonio personal, el anuncio del kerygma y la acción misionera de la comunidad. El kerygma no sólo es una etapa, sino el hilo conductor de un proceso que culmina en la madurez del discípulo de Jesucristo. Sin el kerygma, los demás aspectos de este proceso están condenados a la esterilidad, sin corazones verdaderamente convertidos al Señor. Sólo desde el kerygma se da la posibilidad de una iniciación cristiana verdadera. Por eso, la Iglesia ha de tenerlo presente en todas sus acciones.
Lo que Jesús nos propone es alcanzar la plenitud despegándonos de todo lo que no es esencial. Si descubrimos lo que nos hace más humanos, será fácil volcarnos hacia esa escala de valores. En la medida que disminuyo mi necesidad de seguridades materiales, más a gusto, más feliz y más humano me sentiré. Estaré más dispuesto a dar y a darme, aunque me duela, porque eso es lo que me hace crecer en mi verdadero ser. Ganar la Vida es ir más allá del hedonismo, es decir, dejar de pensar que lo biológico, lo sensitivo y emocional es lo importante. Para ser cristiano, hay que transformarse. Hay que nacer de nuevo. Lo natural, lo cómodo, lo que me pide el cuerpo es acomodarme a este mundo. Pero 82
lo que Dios espera de mí es que vaya más allá de todo lo sensible y descubra lo que de verdad es mejor para la persona entera, no para una parte de ella.
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DOCUMENTO DE APARECIDA Aspectos del proceso de formación:
ACCIÓN DE GRACIAS A Ti, Dios y Padre nuestro, levantamos nuestro espíritu y entonamos en tu honor esta acción de gracias. Eres amor y nos has amado antes de que existiéramos. Por amor lo has creado todo y lo sostienes: en Ti somos y en Ti vivimos, esa es nuestra fe. Sentimos y sabemos que eres nuestro Padre, Señor. Y nos pesa que te hayamos imaginado como juez justiciero cuando únicamente quieres de nosotros que seamos felices y cuidemos de los hermanos que sufren más penalidades. Queremos prestarte nuestros brazos y en tu nombre bajar de la cruz a los crucificados de hoy, curar sus heridas, consolarlos y compartir con ellos los bienes que disfrutamos. Saber distinguir la verdadera cruz, ofrendar nuestra vida y buscarte constantemente en un himno de gracias. PRECES: Hermanos, Dios nos da a conocer su voluntad por caminos misteriosos. Oremos para que todos sepamos descubrir el llamado de Dios y lo sigamos con fidelidad. Responderemos: ESCUCHANOS SEÑOR, EN TU BONDAD. Para que la Iglesia celebre con fe el sacramento del Cuerpo y Sangre de Cristo y se vea enriquecida con sus dones. Para que sepamos ser testimonio de vida común y reflejo de tu amor ante la sociedad, para que sepamos responder ante el clamor de los oprimidos y nuestro mensaje de fe sea signo de libertad ante los hombres. Para que podamos mantenernos fieles a nuestra vocación, que con tu Palabra y la inspiración de tu Espíritu seamos sensibles ante los signos de los tiempos y podamos responder con valentía ante las injusticias sociales. Para que encarnemos el Evangelio en nuestros apostolados y seamos testimonio del amor al
prójimo a través de nuestras obras y reanimemos la construcción de tu Reino de amor. Para que busquemos siempre nuevas formas de prepararnos, cursos, estudios, talleres, diplomados para desarrollar un mejor servicio a los hermanos y ser así constructores de tu Reino. Ilumina, Señor, con la luz de la fe nuestros corazones y abrásalos con el fuego de la caridad, para que adoremos resueltamente en espíritu y en verdad a quien reconocemos en este Sacramento como nuestro Dios y Señor. PADRE NUESTRO…… CANTO BENDICIÓN V/. Les diste el Pan del Cielo. R/. Que contiene en sí todo deleite. Oremos. Oh Dios, que en este Sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu Pasión. Concédenos venerar de tal modo los misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos continuamente en nosotros los frutos de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. -Amén. Bendito sea Dios. Bendito sea su santo Nombre. Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre. Bendito sea el Nombre de Jesús. Bendito sea su Sacratísimo Corazón. Bendita sea su preciosísima Sangre. Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar. Bendito sea el Espíritu Santo Consolador. Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima. Bendita sea su santa e Inmaculada Concepción. Bendita sea su gloriosa Asunción. Bendito sea el Nombre de María, Virgen y Madre. Bendito sea San José, su castísimo Esposo. Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos. Tiempo Ordinario 2017
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HORA SANTA DE OCTUBRE
EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO Señor Jesús, en esta hora de la tarde queremos hacer memoria de la Eucaristía celebrada y adorar tu presencia bajo las especies de pan y vino. Tú, que eres Profeta, haz que tu Palabra resuene en nuestro corazón y nuestra palabra sea eco de la tuya.
Tú, que eres Rey, y te compartes en el sacramento Eucarístico, haz que nuestra entrega a ti sea servicio generoso a nuestros hermanos necesitados. Señor Jesús, haz que seamos evangelizados por tu Palabra y evangelizadores de tu mensaje para que nuestra intercesión y ofrenda nos haga servidores de tu Reino de justicia y de paz.
PADRE NUESTRO, AVE MARÍA Y GLORIA………….
PADRE NUESTRO, AVE MARÍA Y GLORIA………….
Tú, Sacerdote presente en la Eucaristía, haz que nuestra ofrenda y oración lleguen al Padre, como incienso, y le ofrezcamos el gozo y el llanto de la humanidad de hoy.
SILENCIO
PADRE NUESTRO, AVE MARÍA Y GLORIA…………. 84
Tiempo Ordinario 2017
INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO Recordando toda la vida de Jesús, cómo soportó con entereza la muerte en cruz y cómo lo acogiste finalmente en tus brazos como hijo, te pedimos, Padre santo, que nos
envíes tu Espíritu para que los que formamos esta comunidad aquí reunida sepamos poner nuestro grano de arena en la construcción de tu Reino. Destierra de nuestra vida, Padre Dios, la soberbia, la envidia, la ira y toda maldad, y ayúdanos a ser buenos, sencillos, accesibles, sinceros. Queremos ser amables, comprensivos y serviciales, ser tus discípulos, aquí entre nuestros hermanos. Nadie, en nuestra comunidad, ha de sentirse marginado o de inferior categoría. Queremos hacer felices a los que nos rodean y también a los que están lejos pero nos necesitan. Te pediremos la fuerza de tu espíritu para entender tu mensaje y vivirlo en esta comunidad. Confiamos en Ti, no nos dejes de tu mano, Padre Dios. AMÉN CANTO Del santo Evangelio según san Mateo: 21, 28-32 En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: “¿Qué opinan de esto? Un hombre que tenía dos hijos fue a ver al primero y le ordenó: ‘Hijo, ve a trabajar hoy en la viña’. Él le contestó: ‘Ya voy, señor’, pero no fue. El padre se dirigió al segundo y le dijo lo mismo. Éste le respondió: ‘No quiero ir’, pero se arrepintió y fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?”. Ellos le respondieron: “El segundo”. Entonces Jesús les dijo: “Yo les aseguro que los publicanos y las prostitutas se les han adelantado en el camino del Reino de Dios. Porque vino a ustedes Juan, predicó el camino de la justicia y no le creyeron; en cambio, los publicanos y las prostitutas sí le creyeron; ustedes, ni siquiera después de haber visto, se han arrepentido ni han creído en él”.
REFLEXIÓN ¿Qué piensa un padre que tiene en casa dos hijos arrepentidos»? En efecto, la desgracia de un padre puede ser la de tener un hijo que dice sí inmediatamente. Es una desgracia todavía más grande que encontrarse frente a otro hijo que te echa en la cara un «no quiero». Los dos se arrepienten. El primero se arrepiente del sí ( ... pero no fue»). El segundo se arrepiente de la negativa ( .. .pero después se arrepintió y fue»). El Padre no pretende que digamos sí inmediatamente. Está a la espera. No, no espera un sí «retardado». Espera vernos trabajar. La viña no se cultiva a fuerza de «sí, Señor». Con frecuencia quien tiene el sí listo de antemano, tiene todavía más a punto la justificación cuando se trata de decir aquí estoy, de presentarse con el uniforme de trabajo. Quien tiene la inclinación fácil, normalmente tiene la espalda más bien reacia para llevar pesos. La parábola nos invita a reflexionar sobre el verdadero sentido de la obediencia. En efecto, puede haber gente que se muestra rebelde por amor y puede haber quién es fiel. .. por desafecto. Quien es un poco indisciplinado y descarado, pero sustancialmente obediente, animado por un amor real y quien cubre, bajo la costra de un respeto formal, de un cumplido superficial y presuntuoso, una realidad profunda más bien ambigua. Quizás, en la Iglesia de hoy, hay que temer más los “no” del rechazo que los “sí” del consenso superficial, de la aprobación entusiasta, de las declaraciones (que no cuestan nada), de las aclamaciones (que sólo comprometen la boca), de los desdenes hipócritas. Mucha gente dice “sí” siempre, en cualquier circunstancia y en todas partes. Y todo acaba ahí.
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Una obediencia aparatosa con frecuencia es «sospechosa». Surge la duda legítima de si no es un recurso sutil para esquivar las tareas más ingratas. Se proclama a voces la propia fidelidad, y se condenan duramente las infidelidades ajenas (con frecuencia solamente verbales), para ganar una zona franca, un camino de huida, donde, al resguardo de palabras solemnes, se conceden todas las evasiones, se cultiva lo que agrada. Los aplausos con frecuencia «cierran» un discurso. O también lo interrumpen. Pero difícilmente «abren» un compromiso concreto y silencioso.
mecánicamente, sin ninguna sinceridad de corazón. No perdamos el tiempo tratando de situarte en una de las partes. Todos estamos diciendo “no” cada tres por cuatro, y todos estamos diciendo “sí” con una pasmosa ligereza, sin comprometernos de verdad. Lo importante es tomar conciencia de que hay que trabajar por los demás, porque de lo contrario no daremos un paso en la vida espiritual.
Al Padre, después de la confusión de muchos “sí” que son “no”, y “no” que son “sí”, y tantos pero, quizás le guste «escuchar» el silencio de un hijo plenamente obediente y apreciar el ruido de los pasos (en dirección a la viña, no a la plaza), y se fía del rumor de la pala que hunde el hierro en el terreno. Hacen falta palabras para hacer saber que «no quiero». Pero basta mi espalda doblada para informar que un hijo ha dejado pasar de la boca al corazón la voluntad del Padre.
Aspectos del proceso de formación:
El evangelio no nos invita a decir primero no y después sí. El ideal sería decir sí y hacer; pero lo maravilloso del mensaje está precisamente ahí: Dios comprende nuestra limitación y admite la posibilidad de rectificación, después de “recapacitar”. Ser hijo de Dios significa imitarle en la búsqueda del bien del hombre. Lo que no sea esta actitud vital, será teoría, aprendizaje, programación que ni enriquece ni salva. Será ponernos en la postura del hijo que dijo: voy, pero no fue. Las obras pueden ser la manifestación de una actitud vital, que es lo verdaderamente importante. Pero pueden ser reacciones automáticas desconectadas de nuestro verdadero ser, y conectadas únicamente al interés egoísta. Los fariseos cumplían escrupulosamente todas las normas, pero lo hacían 86
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SILENCIO DOCUMENTO DE APARECIDA
278. En el proceso de formación de discípulos misioneros, destacamos cinco aspectos fundamentales, que aparecen de diversa manera en cada etapa del camino, pero que se compenetran íntimamente y se alimentan entre sí: El Discipulado: La persona madura constantemente en el conocimiento, amor y seguimiento de Jesús maestro, profundiza en el misterio de su persona, de su ejemplo y de su doctrina. Para este paso, es de fundamental importancia la catequesis permanente y la vida sacramental, que fortalecen la conversión inicial y permiten que los discípulos misioneros puedan perseverar en la vida cristiana y en la misión en medio del mundo que los desafía. ACCIÓN DE GRACIAS Te damos gracias, Padre, por la fe que tenemos en Ti. Confesamos que Tú eres nuestro Dios, el Dios de todos. Aunque creemos en Ti, no acertamos a amarte con todas nuestras fuerzas, con todo nuestro corazón y toda nuestra mente. Nos acordamos de Ti y te buscamos torpemente en nuestras necesidades o en los huecos que nos dejan las preocupaciones de
nuestra vida diaria. Errando el objetivo te queremos encontrar cumpliendo normas y leyes, pretendiendo quizás una santidad formal que nada te interesa. Tu Reino se cimienta sobre un amor real y efectivo de todos con todos, que no es segundo mandamiento sino el mismo y único, porque la única forma que tenemos de amarte es queriendo a todos nuestros prójimos, con el corazón, de verdad, más de lo que nos queremos a nosotros mismos. Queremos manifestar tu gloria con nuestros hechos, pero también con nuestras palabras, ser trasmisores agradecidos de tu infinito amor.
injusticia, paro, incomprensión, rechazos o alejamiento de los hermanos, te encuentren a ti en nuestras palabras y acciones.
PRECES
V/. Les diste el Pan del Cielo. R/. Que contiene en sí todo deleite.
Hermanos, presentemos nuestras peticiones, para que Dios nos vaya liberando de miedos, como a los discípulos, aprendamos a decirle si y hacer su voluntad. Responderemos: QUITANOS LOS MIEDOS Y PEREZAS PADRE Para que tu gente seamos personas sin miedos, confiadas en ti y osadas para compartir con los hermanos la vida con sus dificultades y alegrías. Para que tengamos un encuentro tan profundo contigo, que nos transforme por dentro, de forma que el que es tuyo sea del todo para los demás. Para que nuestra iglesia y nuestros responsables vivan en la constante necesidad de seguir estudiando y enseñando, que los organismos diocesanos de formación sepan dar respuestas a las necesidades actuales. Para que tu gente sea liberadora, transformadora, sanante, formadora, fortalecida en su amistad contigo. Para que todos los que sufren soledad, dolor,
Recoge, Padre nuestra oración confiada y haz que vengamos a ti siempre que estemos cansados y agobiados, porque tú nos alivias y nos haces descansar, amén. PADRE NUESTRO……… CANTO BENDICIÓN
Oremos. Oh Dios, que en este Sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu Pasión. Concédenos venerar de tal modo los misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos continuamente en nosotros los frutos de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. -Amén. Bendito sea Dios. Bendito sea su santo Nombre. Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre. Bendito sea el Nombre de Jesús. Bendito sea su Sacratísimo Corazón. Bendita sea su preciosísima Sangre. Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar. Bendito sea el Espíritu Santo Consolador. Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima. Bendita sea su santa e Inmaculada Concepción. Bendita sea su gloriosa Asunción. Bendito sea el Nombre de María, Virgen y Madre. Bendito sea San José, su castísimo Esposo. Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos. Tiempo Ordinario 2017
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HORA SANTA DE NOVIEMBRE
EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO Señor Jesús, ante tu Presencia santa te pedimos que robustezcas nuestra fe, zarandeada por el viento de la increencia e indiferencia; queremos, lejos de los ruidos y afanes, recogernos en el silencio para contemplar tu misterio pascual y adorar tu Presencia.
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PADRE NUESTRO, AVE MARÍA Y GLORIA…………. Reunidos, Señor, junto a ti, recordamos el misterio de tu Pascua y adoramos tu santa Presencia. Tú eres la luz que ilumina, la gracia que renueva, la verdad que convence, la vida que transforma, el camino que conduce.
PADRE NUESTRO, AVE MARÍA Y GLORIA………….
PADRE NUESTRO, AVE MARÍA Y GLORIA………….
Queremos, como los apóstoles, avivarla experiencia del Cenáculo, hacer memoria de la Eucaristía instituida y del mandamiento de amarnos los unos a los otros. Haz que nuestra oración abierta sea súplica por todas las necesidades de la Iglesia y de la humanidad para que todos los hombres se postren de rodillas y te adoren como Señor y Salvador.
INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
Tiempo Ordinario 2017
Nuestra presencia aquí es el testimonio de nuestra fe en Jesús, que alcanzó su plenitud personal, su felicidad y su gloria entregando su vida, toda ella, a diario y hasta su muerte, por amor a sus hermanos. Creemos en Jesús, que está para siempre en Dios y también entre nosotros. Ilumina,
Señor, nuestro camino y danos convicciones claras y firmes, que tu Espíritu nos impulse a movernos, a salir de nuestros egoísmos. No podríamos decir que seguimos a Jesús ni que somos cristianos si apenas nos importan las desgracias ajenas y tranquilizamos nuestra conciencia dando únicamente parte de lo que nos sobra. Cólmanos de energía, de ilusión y de entusiasmo y que el buen ejemplo de unos y otros nos impida caer en el desánimo. Queremos ser discípulos que busquen ser mejores servidores y hacer mejores discípulos a nuestros hermanos. CANTO Del santo Evangelio según san Mateo: 23, 1-12 En aquel tiempo, Jesús dijo a las multitudes y a sus discípulos: “En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y fariseos. Hagan, pues, todo lo que les digan, pero no imiten sus obras, porque dicen una cosa y hacen otra. Hacen fardos muy pesados y difíciles de llevar y los echan sobre las espaldas de los hombres, pero ellos ni con el dedo los quieren mover. Todo lo hacen para que los vea la gente. Ensanchan las filacterias y las franjas del manto; les agrada ocupar los primeros lugares en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; les gusta que los saluden en las plazas y que la gente los llame ‘maestros’. Ustedes, en cambio, no dejen que los llamen ‘maestros’, porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. A ningún hombre sobre la tierra lo llamen ‘padre’, porque el Padre de ustedes es sólo el Padre celestial. No se dejen llamar ‘guías’, porque el ‘guía’ de ustedes es solamente Cristo. Que el mayor de entre ustedes sea su servidor, porque el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido”. REFLEXIÓN Dejando a un lado la acusación de vanidad, ostentación, hacer carrera, manía de grandeza,
evidente simpatía por los títulos honoríficos, ya obvias cuando se habla de «No hacen lo que dicen ... » es una burda separación entre palabras y obras. Los discursos van en una línea, y los hechos en dirección contraria. Hablan en nombre de Dios y obran (y llevan sus negocios) en nombre propio. Peor aún: dicen y... obligan a otros a hacer. «Lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros; pero no están dispuestos a mover un dedo para empujar». Hay quien habla de la pastoral de enfermos y jamás ha intentado cambiar la sabana de uno de ellos. Quien discute los problemas de la tercera edad y jamás ha dedicado media hora de su tiempo a escuchar a un viejo (que lo sigue siendo, aunque le hayan promovido a la categoría de la «tercera edad»). Quien reprende ásperamente a los padres incapaces de educar a los hijos, y jamás ha tenido en los brazos a un niño. Me refiero a tenerlos en brazos durante un par de horas por la noche, porque lloran. Los grandes de la política y del espectáculo (que a fin de cuentas es lo mismo) pasan apretando calurosamente las manos, cogiendo de los brazos de las madres a sus pequeños para acariciarles. Pero luego los destinatarios de los calurosos apretones de manos se dan cuenta de que sólo pueden contar con sus propias manos. Y los pequeños vuelven a sus madres para que ellas se preocupen... de todo lo demás (y no son siempre quehaceres espectaculares). Jesús acusa a los fariseos y escribas de ayer y de hoy porque se muestran severos, «inflexibles» con los otros, y muy comprensivos consigo mismo. Porque se hacen culpables de un legalismo oprimente y autoritario. Porque entienden la autoridad como medio para dominar (y por tanto como búsqueda de sí) y no como humilde servicio comunitario. Porque no son «trasparentes». Porque no saben entender y compartir la debilidad ajena. Porque les gusta que les llamen «señor mío» (¡monseñor!), maestro, padre, jefe, director, y sus comportamientos Tiempo Ordinario 2017
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oscurecen la imagen del Maestro «manso y humilde de corazón», y del Padre desbordante de misericordia.
de ir asumiendo su propia responsabilidad, colaborando con interés y generosidad, sin rehuir las tareas y funciones que les corresponden.
La sentencia es formulada aun antes de la invitación: «... No hagan lo que ellos hacen». Escribas y fariseos de ayer y de hoy sufren la condena de ser modelos en negativo. Ilustración viviente de lo que no se debe ser, de lo que no hay que hacer. De todos modos el castigo más grave consiste en que Jesús los ha desenmascarado, los ha desnudado, ha mostrado a todos lo que hay bajo ciertos títulos y distintivos, ha revelado la realidad miserable que esconden las palabras.
Por su parte, los sacerdotes hemos de aprender a trabajar no sólo para los fieles sino con los fieles. Hemos de aprender a ser sacerdotes en una iglesia más corresponsable, valorando el papel de los seglares, promoviendo su participación activa y confiándoles una responsabilidad mayor. Los sacerdotes somos responsables de que todos sean responsables.
Ha dejado a su cargo solamente la Palabra, o sea, algo que no es suyo. «Hagan y cumplan lo que os digan ... ». Obedecer órdenes no garantiza el cumplimiento de la voluntad de Dios. Ser fiel a Dios es ser fiel a sí mismo, a tu auténtico ser. Lo que Dios quiere de ti, te lo está diciendo Él desde dentro de ti mismo. Entre Dios y tú no puede haber intermediarios. Todo el que quiera doblegar tu voluntad en nombre de Dios, te está engañando. Es verdad que nunca podremos alcanzar la plenitud en soledad, pero los demás, todos los demás, tienen que ayudarme a descubrir el camino de esa plenitud, mostrándome la posibilidad de alcanzarla o los errores que me lo puedan impedir. Jesús ha pensado más bien en una iglesia donde nadie se sienta «padre» ni «maestro» ni «jefe». Una iglesia hecha de hermanos donde todos han de encontrar su sitio y su tarea de servicio a los demás. Por eso, nadie ha de pretender en la comunidad cristiana monopolizar toda la responsabilidad ni acaparar todas las tareas. Y nadie ha de considerarse miembro innecesario o pasivo. Todos estamos llamados a participar activamente pues todos somos responsables de la iglesia y de su misión, aunque no todos seamos responsables de la misma manera. Esto nos exige a todos un cambio y una conversión. Los seglares han 90
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Esta es una de nuestras grandes tareas en la iglesia: ir encontrando cada uno nuestro verdadero sitio en la comunidad cristiana para colaborar de manera fraterna y corresponsable en la vida y la misión de nuestra iglesia. SILENCIO DOCUMENTO DE APARECIDA Aspectos del proceso de formación: 278. En el proceso de formación de discípulos misioneros, destacamos cinco aspectos fundamentales, que aparecen de diversa manera en cada etapa del camino, pero que se compenetran íntimamente y se alimentan entre sí: La Misión: El discípulo, a medida que conoce y ama a su Señor, experimenta la necesidad de compartir con otros su alegría de ser enviado, de ir al mundo a anunciar a Jesucristo, muerto y resucitado, a hacer realidad el amor y el servicio en la persona de los más necesitados, en una palabra, a construir el Reino de Dios. La misión es inseparable del discipulado, por lo cual no debe entenderse como una etapa posterior a la formación, aunque se la realice de diversas maneras de acuerdo a la propia vocación y al momento de la maduración humana y cristiana en que se encuentre la persona.
ACCIÓN DE GRACIAS A Ti, Señor y Dios nuestro, levantamos nuestro corazón y te dirigimos esta oración. Te damos gracias, Padre santo, porque realmente es bueno y justo bendecirte en todo momento. Tú eres consuelo y compañía de nuestra humanidad, Tú nos das el deseo de vivir y la vida misma. Nos mueves a amar a todos y hacer el bien. Gracias, Dios Padre, porque eres puro amor, estás en nosotros y te manifiestas al mundo a través de la bondad que somos capaces de trasmitir. Queremos imitarte, ser tu imagen, transparentarte, hacerte visible para que nuestros prójimos te descubran en nuestra vida y crean en Ti. Uniendo nuestras voces a cuantos te aclaman hoy, te cantamos agradecidos este himno de reconocimiento. PRECES Confiados, en su infinita sabiduría y amor, presentamos al Señor nuestras necesidades y sueños, para que nos enseñe a ser discípulos que responden a las necesidades actuales de nuestras comunidades. Responderemos: HAZNOS SABIOS, PADRE Te presentamos hoy, Padre, todos nuestros trajines, nuestras prisas y risas, para que nos des la sabiduría de ocuparnos en la vida de lo esencial. Hoy te pedimos que, como tu palabra es viva y eficaz, nos familiaricemos con ella, nos nutramos de tu evangelio y se lo comuniquemos a los otros, con discreción e ilusión. Nos ponemos ante ti, Buen Padre Dios, para que no seamos temerosos o tibios en seguirte, como le ocurrió al joven rico, sino que los creyentes seamos gente que ama de verdad y por ello vivimos felices, mejorando el mundo y el entorno donde estemos. Hoy te pedimos especialmente por la Iglesia, para que todos los cristianos seamos un movimiento
de transformación familiar, laboral y social, llenando el mundo de tu amor. También te pedimos, Padre, que en este momento de la historia en el que todos queremos triunfar, sepamos educar para que broten vocaciones de gente que quiera dejarlo todo y seguirte. Haznos sabios, Padre. PADRE NUESTRO…… CANTO BENDICIÓN V/. Les diste el Pan del Cielo. R/. Que contiene en sí todo deleite. Oremos. Oh Dios, que en este Sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu Pasión. Concédenos venerar de tal modo los misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos continuamente en nosotros los frutos de tu redención. Que vives y reinas por los siglos de los siglos. -Amén. Bendito sea Dios. Bendito sea su santo Nombre. Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre. Bendito sea el Nombre de Jesús. Bendito sea su Sacratísimo Corazón. Bendita sea su preciosísima Sangre. Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar. Bendito sea el Espíritu Santo Consolador. Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima. Bendita sea su santa e Inmaculada Concepción. Bendita sea su gloriosa Asunción. Bendito sea el Nombre de María, Virgen y Madre. Bendito sea San José, su castísimo Esposo. Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.
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JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO
EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO Señor, abre mi mente y mi corazón a los tesoros de Tu Verdad revelada en la Doctrina de la Presencia Real. Haz que pueda ver por la fe las maravillas de Tu amor en la Santísima Eucaristía. Mientras medito en el misterio de Tu Presencia oculta, aumenta mi fe, reaviva mi esperanza y profundiza mi amor por Ti, mi Rey Eucarístico. PADRE NUESTRO, AVE MARÍA Y GLORIA…………. Jesús, Rey de la Paz, Tu sacerdocio fue prefigurado por el sacerdocio de Melquisedec. Como él, Tú ofreciste el pan y el vino, pero el pan y el vino que Tú ofreciste al Padre fue transubstanciado en Tu propia Carne y Sangre. Tú mismo fuiste, al mismo tiempo, Sacerdote y Víctima. Infunde en nuestro corazón un profundo respeto y amor por todos los sacerdotes. Siguiendo el ejemplo de Abraham cuando buscó la bendición de Melquisedec, concédenos la humildad para siempre buscar la bendición de Tus ministros ordenados, porque 92
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es de sus manos que recibimos el Alimento de Vida Eterna. PADRE NUESTRO, AVE MARÍA Y GLORIA…………. Señor, Tu reino sobre los corazones de los hombres comienza realmente en la Sagrada Eucaristía. Cada Sagrada Comunión puede compararse a las bodas del Cordero con el alma. Con todo, Tu Presencia es velada y nosotros miramos con esperanza ese día cuando Te veremos tal cual eres. Anticipamos ese día, cuando Tú nos dirás: “Vengan, benditos de mi Padre, entren al gozo de su Señor”. En la Sagrada Comunión, Tú nos das una probada del gozo que será nuestro en el Reino. Te pedimos que aumentes siempre más nuestro deseo de unión contigo en el cielo, en el Banquete Eterno. Corazón Eucarístico de Jesús, ten piedad de nosotros. María, Madre de la Eucaristía, ruega por nosotros. PADRE NUESTRO, AVE MARÍA Y GLORIA………….
SILENCIO INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO Queremos, Padre santo, proclamar ante el mundo la verdad de Jesús, su vida y muerte terrenal, su vida eterna y feliz en Ti. Le costó sangre su lucha contra la injusticia y la mentira. Jesús fue rey crucificado, rey por ser el servidor de todos, paradoja de Dios. Jesús no se nos impone ni con promesas ni con amenazas, Porque a Jesús, tu hijo, lo queremos seguir voluntariamente, como nuestro líder, porque nos convencen él y su palabra, porque su verdad nos hace libres. Y queremos ser portavoces de su evangelio, El mensaje de Jesús es la verdad, luz del mundo que no podemos ocultar. Envía tu Espíritu sobre esta comunidad que se confiesa necesitada de Ti. Danos seguridad, fe en nosotros mismos, para que no desfallezcamos y tratemos de plasmar en nuestras vidas las consignas de tu Reino. AMÉN. CANTO Del santo Evangelio según san Mateo: 25, 31-46 En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando venga el Hijo del hombre, rodeado de su gloria, acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria. Entonces serán congregadas ante él todas las naciones, y él apartará a los unos de los otros, como aparta el pastor a las ovejas de los cabritos, y pondrá a las ovejas a su derecha y a los cabritos a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: ‘Vengan, benditos de mi Padre; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo; porque estuve hambriento y me dieron de comer, sediento y me dieron de beber, era forastero y me hospedaron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, encarcelado y fueron a verme’. Los justos le
contestarán entonces: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y te fuimos a ver?’. Y el rey les dirá: ‘Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron’. Entonces dirá también a los de la izquierda: ‘Apártense de mí, malditos; vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles; porque estuve hambriento y no me dieron de comer, sediento y no me dieron de beber, era forastero y no me hospedaron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y encarcelado y no me visitaron’. Entonces ellos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de forastero o desnudo, enfermo o encarcelado y no te asistimos?’. Y él les replicará: ‘Yo les aseguro que, cuando no lo hicieron con uno de aquellos más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo’. Entonces irán éstos al castigo eterno y los justos a la vida eterna”. SILENCIO REFLEXIÓN Jesús no es rey. No es un rey como los reyes son reyes. El reino de Dios no es un estado. Recordemos algunas citas significativas: “Los que visten ropas delicadas están en los palacios de los reyes” (Mt.11,8) “Los jefes de las naciones las gobiernan como dueños y los grandes hacen sentir su poder. No debe ser así entre vosotros. Al contrario, entre vosotros, el que quiera ser grande, que se haga vuestro criado... (Mt.20,20 y ss.) Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros os debéis lavar los pies unos a otros. (Jn.13) Jesús no es rey. Y Dios no es rey. Jesús revela a Dios más que nunca cuando se pone a lavar Tiempo Ordinario 2017
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los pies y más aún cuando muere despreciado y “vencido” en la cruz. Dios es así, lo vemos en Jesús. Dios es el que da la vida por las ovejas. La imagen del Todopoderoso, Rey de reyes y Señor de señores, Altísimo, Señor de los ejércitos, Gobernador del Universo, nos interesa poco. Nos interesa lo que hemos visto de Dios en Jesús. Y hemos visto a Dios enamorado, trabajando por sus hijos, capaz de dar la vida, puesto al servicio. El Reino de Dios está dentro, no fuera, está en la disposición de servir, está en la necesidad de agradecer el bien recibido. Esta “parábola” culmina y encierra a todas las demás. Un ejemplo, la del buen samaritano. Al sacerdote y el levita podría decir “me visteis desnudo y herido y no me ayudasteis; no os conozco”. Y el samaritano, hereje y enemigo del Templo de Jerusalén, se extrañará de las palabras del Juez: “¿Cuándo te vi desnudo y herido...?”. Y escuchará: “¿No te acuerdas del camino de Jerusalén a Jericó?” Cristo tiene que reinar, es decir: las personas humanas tienen que ser liberadas del mal, tienen que vivir como hijos, tienen que conocer a su padre. Podremos entronizar a Jesucristo en nuestras casas cuando no haya pobres entre nosotros, cuando vivamos respetando la naturaleza, cuando nuestras relaciones se basen en el respeto y en el perdón. Ese es el reino que está por construir. Los judíos esperaban a un mesías-rey. Jesús se presentó como un mesías anti-rey. Jesús fue para aquellos judíos el anti-cristo, lo contrario que el cristo que esperaban. Jesús es el rey de la compasión, el rey del servicio, el rey de la consecuencia, el rey de la entrega. En todas esas cosas es rey. Y en ninguna de las que ostentan los poderes de este mundo. Jesús tiene otros poderes. Jesús es capaz de 94
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curar, Jesús quita el hambre y la sed, Jesús puede compadecer, Jesús tiene palabras que hacen vivir, Jesús puede preferir a los últimos, Jesús es capaz de sembrar, y de sembrarse, y de ser levadura y sal y lámpara, Jesús puede arriesgar la vida por los culpables, Jesús puede reconciliar, Jesús puede perdonar, Jesús tiene el poder de encontrar a su Padre en la oración, de conectar con el Padre sin dejar de ser verdadero hombre, Jesús tiene el supremo poder de dar la vida. Jesús tiene el poder de la semilla, de la sal, del grano de mostaza, del vino, del pan. Esos son sus poderes, los que no tienen los reyes. Y esos son los poderes de esta comunidad, de esta parroquia, nuestros poderes. Si ejercemos esos poderes, nosotros somos por un lado irresistibles y por otro lado, aborrecidos por los “otros poderes”. Algunas veces entendemos nuestra misión, nuestro trabajo de que “conozcan a Jesús” como un constante estado de predicación, de sermoneo, de controversia. Quizá sea el carisma de algunos, pero no es el carisma habitual. El carisma básico de cada uno, de esta comunidad, lo que le otorga máximos poderes, es ser, vivir con los criterios y valores de Jesús... silenciosamente, como la sal que sólo se nota cuando falta o cuando sobra. El poder de lo cotidiano bien hecho. El poder de ser digno de confianza. El poder de ser un buen amigo. El poder de que se puede contar con nosotros. El poder de la humildad, de querer pasar desapercibido. El poder de interesarse, el poder de ser agradecido, el poder de no juzgar... Esas cosas son las que tienen el máximo poder, poder de convicción, poder de invitación, poder de ser evidentemente satisfactorias. Vivir así es anunciar el Reino. SILENCIO
DOCUMENTO DE APARECIDA Una formación atenta a dimensiones diversas 280. La formación abarca diversas dimensiones que deberán ser integradas armónicamente a lo largo de todo el proceso formativo. Se trata de la dimensión humana comunitaria, espiritual, intelectual y pastoral-misionera. a) La Dimensión Humana y Comunitaria. Tiende a acompañar procesos de formación que lleven a asumir la propia historia y a sanarla, en orden a volverse capaces de vivir como cristianos en un mundo plural, con equilibrio, fortaleza, serenidad y libertad interior. Se trata de desarrollar personalidades que maduren en el contacto con la realidad y abiertas al Misterio. b) La Dimensión Espiritual. Es la dimensión formativa que funda el ser cristiano en la experiencia de Dios, manifestado en Jesús, y que lo conduce por el Espíritu a través de los senderos de una maduración profunda. Por medio de los diversos carismas, se arraiga la persona en el camino de vida y de servicio propuesto por Cristo, con un estilo personal. Permite adherirse de corazón por la fe, como la Virgen María, a los caminos gozosos, luminosos, dolorosos y gloriosos de su Maestro y Señor. c) La Dimensión Intelectual. El encuentro con Cristo, Palabra hecha Carne, potencia el dinamismo de la razón que busca el significado de la realidad y se abre al Misterio. Se expresa en una reflexión seria, puesta constantemente al día a través del estudio que abre la inteligencia, con la luz de la fe, a la verdad. También capacita para el discernimiento, el juicio crítico y el diálogo sobre la realidad y la cultura. Asegura de una manera especial el conocimiento bíblico teológico y de las ciencias humanas para adquirir la necesaria competencia en vista de los servicios eclesiales que se requieran y para la adecuada presencia en la vida secular. d) La Dimensión Pastoral y Misionera. Un auténtico camino cristiano llena de alegría y esperanza el corazón y mueve al creyente a anunciar a Cristo de manera constante en su
vida y en su ambiente. Proyecta hacia la misión de formar discípulos misioneros al servicio del mundo. Habilita para proponer proyectos y estilos de vida cristiana atrayentes, con intervenciones orgánicas y de colaboración fraterna con todos los miembros de la comunidad. Contribuye a integrar evangelización y pedagogía, comunicando vida y ofreciendo itinerarios pastorales acordes con la madurez cristiana, la edad y otras condiciones propias de las personas o de los grupos. Incentiva la responsabilidad de los laicos en el mundo para construir el Reino de Dios. Despierta una inquietud constante por los alejados y por los que ignoran al Señor en sus vidas. ACCIÓN DE GRACIAS Bendito sea tu santo nombre, Dios, Padre nuestro. Bendito y alabado seas por toda la humanidad Tú sabes, Señor, cómo deseamos de todo corazón que todos los seres humanos te respeten y te quieran. Nuestro sueño es que se haga realidad tu Reino, tu proyecto de humanidad, que nadie de nosotros se erija en superior ni en opresor de nadie, que nos comportemos unos con otros como hermanos y todos los seres humanos seamos íntimamente felices. Pero cuando despertamos de nuestro sueño, vemos un mundo muy distinto y se nos antoja tarea casi imposible reconducirlo al patrón que hemos soñado. Tenemos esperanza porque vamos contigo en la lucha. Tú haces posible la utopía. Gracias, Padre. Permítenos que te digamos que eres un Dios bueno, próximo, entrañable, que es nuestro mayor orgullo el buscar imitarte. En nombre de todos tus hijos, nuestros hermanos repartidos por el mundo, Agradecemos tu reinado de amor. PRECES Hermanos, adoremos a Cristo Rey, el cual existe antes que todas las cosas, y en quien todas las cosas tienen su razón de ser. Elevemos a él nuestra voz, clamando: QUE VENGA TU REINO, SEÑOR. Te pedimos, hoy día de Cristo Rey, para que tú Señor seas el Rey de nuestras vidas y todo lo que nos ocurra, nos suceda contigo.
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Para que no nos distraigamos en dioses como el orden, el dinero, el trabajo, la perfección, el prestigio o el poder. Que para todos los creyentes tú Señor seas el compañero fiel de nuestros días y nuestras noches, de nuestros descansos y los trabajos, de nuestro gozar y nuestro sufrir. Para que todos los que tienen puestos de responsabilidad mundial se muevan con los valores del Reino, para conseguir un mundo más justo. Para que, por fin, la verdad auténtica se establezca entre los humanos como código de comunicación y de autenticidad, para que vivamos mejor. Padre Bueno, concédenos sabernos y sentirnos tus hijos, a todos los que vivimos confiados en ti y en la construcción de tu reino. PADRE NUESTRO HIMNO Oh príncipe absoluto de los siglos, oh Jesucristo, rey de las naciones: te confesamos árbitro supremo de las mentes y de los corazones. En la tierra te adoran los mortales y los santo te alaban en el cielo, unidos a sus voces te aclamamos proclamándote rey del universo. Oh Jesucristo, príncipe pacífico: somente a los espíritus rebeldes, y haz que encuentren el rumbo los perdidos y que en un solo aprisco se congreguen. Para eso pendes de una cruz sangrienta, y abres en ella tus divinos brazos; para eso muestras en tu pecho herido tu ardiente corazón atravesado. Para eso estás oculto en los altares tras las imágenes del pan y el vino; para eso viertes de tu pecho abierto sangre de salvación para tus hijos. 96
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Por regir con amor el universo, glorificado seas, Jesucristo, y que contigo y con tu eterno Padre también reciba gloria el Santo Espíritu. Amén. CANTO BENDICIÓN V/. Les diste el Pan del Cielo. R/. Que contiene en sí todo deleite. Dios y Padre nuestro, que por medio de la muerte y Resurrección de tu Hijo nos redimiste a todos, prosigue en nosotros la obra de tu amor, a fin de que el recuerdo constante del misterio de nuestra Salvación, nos impulse a conseguir plenamente sus frutos. Por Jesucristo nuestro Señor. Cristo, Maestro y Salvador nuestro. Cristo, Mesías enviado. Cristo, Fuente de la divina sabiduría. Cristo, Buena Noticia. Cristo, Médico de los enfermos. Cristo, Palabra de verdad. Cristo, Luz de los pueblos. Cristo, Pan bajado del cielo. Cristo, Muerto y Resucitado por nosotros. Cristo, Presencia permanente entre nosotros. A ti, todo honor y toda gloria, por los siglos de los siglos. Amén.
ESPACIO DEL LECTOR
A
gradecemos los comentarios que nos han hecho llegar por Facebook, correo, teléfono o a través de miembros del equipo de esta Comisión, les recordamos que esta revista es un esfuerzo conjunto de todos: ustedes, el equipo, sacerdotes y obispo. Estamos a sus órdenes para cualquier comentario o sugerencia que enriquezca la vida de la Iglesia diocesana y este es tu espacio.
Adriana Valeriano Coordinadora de MESC Primeramente creo que lo que le falta a la Liturgia es ser conocida y entendida como una forma amorosa de comunicarse con Dios, a través de sus signos formas gestos etc. y que los que participamos en las diferentes celebraciones sepamos que somos parte de ella. Los que conocemos un poco o un mucho de Liturgia, la debemos de transmitir con amor, solo así se puede producir una transformación en la vida parroquial. Mi sueño sería que hubiera un mayor compromiso de todos los que conformamos la comunidad. Sugerencia para la revista: Quisiera que abordarán temas actuales, como cuál es la postura de la Iglesia ante situaciones vigentes. Como MESC hemos estudiado un artículo y nos ha disipado dudas.
David Castillo Leyva Coordinador de MESC Liturgia y Caridad Sueño con que la gente se inquiete, que la palabra de Dios los llene de luz y que la gente vea, descubra a Cristo en ella y sienta lo que sintió Jesús. Que nunca más vea al mundo sin sentir aquello que sintió Jesús. Hace falta entrar en intimidad con Cristo, de una manera personal, grupal y comunitaria Cuando como agentes de pastoral permitamos que también ellos los que solo vienen a misa, participen, sin descuidar nuestra participación, o sea que el pueblo no sea solo un espectador, sino sentirse parte de la celebración. Yo estoy desde ahorita preparándome, innovando, creando para nuestra próxima celebración de Corpus Christi
Mary Cortez Como familia tenemos la plena confianza de la presencia de nuestro señor Jesucristo en la sagrada Eucaristía, aun así es una lucha constante, no es fácil, pues al igual que muchas familias tenemos nuestras áreas que necesitamos superar día a día. En nuestra comunidad hay cosas que no nos gustan, pero nos enfocamos más en ver eso como algo que no se debe alimentar. Nuestro testimonio es esencial, pues de ello depende mucho que nuestra familia crezcan y se fortalezcan continuamente. Sería muy importante la apertura de todos, tanto en sentirnos parte de esa comunidad, dar la bienvenida a quien llega, invitarla a participar en lo que se le dé mejor. Me gustaría que todo tipo de celebración se VIVIERA en forma real y no que se vaya como por obligación, por cumplir y al hay se va.
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Lupita y Mario Carrillo: Trabajamos junto en todo, pues ello nos lleva a una perfecta relación con Dios, vivir, bendecir, alabar, glorificar, dar gracias a Él, por Él, en Él, Ahí se hace vigente la presencia de Dios en nuestras vidas
Miguel Ocejo: Como familia participamos juntos en todas las celebraciones, pero me da tristeza ver la poca asistencia, me ilusiona ver la parroquia llena de familias juntas participando activamente. Si en la parroquia contamos con buenos dirigentes de liturgia debemos aprovecharlos.
los momentos difíciles y en las alegrías, se hace más llevadera la vida. Me gustaría que sintiéramos más celo por la liturgia. Se hacen muchas invitaciones para formarnos pero pocas personas acuden, ya sea por falta de tiempo o interés.
Nidia Guerrero Jiménez: En mi familia amamos la liturgia. Sabemos que estando adheridos a Dios podemos pasar las pruebas tomados de la mano de Él. Se vuelve parte de nuestra familia, nos apoyamos en
La revista se ha vuelto una herramienta muy importante en nuestra parroquia. Nos ayuda a estar en sintonía con toda la Diócesis. Nos forma. Cada vez hay más personas interesadas en ella. Nos da claridad y certidumbre con los esquemas que sugieren para las celebraciones.
Elda Irene Lostaunau
Coyito García: Mi esposo y yo nos conocimos en un grupo de jóvenes en mi parroquia, MJ del padre Moreno, mis hijos han sido acólitos y han pertenecido a diferentes grupos de la parroquia, intentamos ir en familia, dependiendo de nuestros compromisos. Somos servidores en la liturgia de la parroquia y a las celebraciones de la familia como bodas y bautizos procuramos ir junto. Me da mucha tristeza que hay mucha apatía, pues hay muy poca gente en las celebraciones, por lo que los padres de familia deberíamos estar más pendientes de ellos y motivarlos a participar y conocer a nuevos integrantes.
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Hola! Tengo comentario que hacer de la revista Liturgia Parroquial. Pienso que ustedes deben pensar en todos los contextos. Que les parece que una persona de una comunidad rural lea: Interesarme en las actividades de mi Parroquia... Ayuda especial para trabajar en grupos Parroquiales, lo más propio es que diga capilla, centro, comunidad... Que no?
Hace más de 300 años, San Juan Bautista De La Salle
soñó con una escuela al alcance de todos, donde la ciencia y la fe encontraran espacios juntas, donde se educara, desde la firmeza y la ternura, a hombres y mujeres de bien, felices, con valores, ciudadanos del mundo y del Cielo.
¡Hoy, ese sueño es una realidad en Hermosillo!
Escuela San Juan Bautista De La Salle
Educación Integral a nivel Preparatoria Incorporada a la USON, Integrada al Colegio Regis Cabo San Lucas 594, (Pedro Asencio y Joaquín Durán), Colonia La Floresta, Hermosillo, Sonora