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diez años de una Iglesia en salida

Lucas Pedró

Misioneros de Francisco

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Como no recordar aquel 13 de marzo de 2013, cuando el mundo y especialmente Argentina recibía la noticia de la llegada del primer Papa Latinoamericano de la historia. Alegría, algo de sorpresa, esperanza, incertidumbre fueron quizás algunos de los sentimiento encontrados

Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, es nombrado Papa adoptando el nombre de Francisco. Como San Francisco de Asís, el Francisco de Buenos Aires venía a reconstruir la iglesia.

Pocos meses después, el Papa Francisco realiza su primer viaje a Latinoamérica para la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud. Rio de Janeiro fue el destino preestablecido para el encuentro del Papa con jóvenes de todo el mundo. Frases como “hagan Lío” o “no balconeen la vida” surgieron de ese encuentro; el Papa Francisco comenzaba a enamorar.

Llegaba el segundo año de Francisco en Roma y el primer encuentro mundial de movimientos populares sucedía en el Vaticano. La bandera de “las tres T” comenzaría a izarse en las periferias mundiales. “Digamos juntos desde el corazón ¡Ninguna familia sin vivienda! ¡Ningún campesino sin tierra! ¡Ningún trabajador sin derechos! ¡Ninguna persona sin la dignidad que da el trabajo!”, fueron las palabras del Papa al cerrar el encuentro.

Al año siguiente se repetiría el encuentro en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia.

“Los pobres ya no esperan y quieren ser protagonistas, se organizan, estudian, trabajan, reclaman y sobre todo practican esa solidaridad tan especial que existe entre los que sufren y que nuestra civilización parece haber olvidado” Francisco.

También llegarían encuentros con la iglesia ortodoxa, el discurso en el congreso de los Estados Unidos, la primera visita de un Papa a Irak, entre muchos hechos históricos más.

Francisco supo sorprendernos y también deslumbrarnos con sus documentos y encíclicas.

Comenzando con la alegría del evangelio, Evangelii Gaudium; Laudato sí abordando la crisis ambiental y el cuidado de la casa común; Fratelli Tutti en comunión con otros credos y cantidad de valiosos escritos más que conforman la obra del Papa Francisco.

En estos diez años Francisco nos ilumina con su testimonio, con su propuesta para una iglesia humilde, abierta, involucrada en la coyuntura y profundamente humana.

Querido Papa Francisco, rezamos por vos, que la Virgen de Luján te proteja siempre bajo su manto.

Esteban Gringo Castro Secretario General de la UTEP (Unión de trabajadores de la economía popular). (Antes CTEP)

Mi conocimiento previo de Bergoglio era el de un cura cercano a los más humildes que hacía misas por los cartoneros, por los trabajadores de la vía pública, que bendecía lo que hacemos.

La llegada como Papa fue bien recibida por los movimientos po- pulares; y cuando sale al balcón lo primero que le pide es que el pueblo lo bendiga, ese gesto con el pueblo me sorprendió, era como un ida y vuelta.

Y nuestra experiencia es un poco eso. Muchos de los que tenemos responsabilidad en los movimientos populares no vivimos la extrema pobreza, y en el acercamiento a los barrios podés ir pensando que vas ayudar a los más pobres y con los años te das cuenta que te salvaste vos del individualismo. Porque hay un hacer colectivo vinculado a la necesidad donde para resolver los problemas el pueblo tiene esa capacidad de organizarse.

En este proceso de diez años el Papa lo que hace es expresar todo el tiempo que la sanación y la salvación están en los humildes, y es a quienes más bendice.

Francisco puso el tema de la economía popular como principal en su discurso. Y hace una reivindicación permanente de eso. Si hay algo que nos atrae de lo que conceptualiza Francisco es que bendice lo que hacen los pobres. Y esa reivindicación para nosotros ha sido central, que el Papa tenga esa actitud de estar al lado de los pobres, pero además, de plantear que ahí está la salvación espiritual es, de alguna manera, bendecir lo que hacemos. Y además en un contexto donde todo el mundo lo que menos hace es bendecir lo que hacemos.

En lo único que creemos es en la organización popular.

Y hoy te diría que haya además organización espiritual. No puede estar escindida la lucha de la fe y la religiosidad popular, más allá del credo particular. No lo sostenía así antes, me faltaba integrar la espiritualidad como concepto, pero en realidad es imposible trabajar sin espiritualidad, para cada proyecto político hay una espiritualidad. Los seres humanos cuando trabajamos colectivamente construimos una espiritualidad común que va surgiendo de lo que expresa el pueblo y es una espiritualidad popular que va más allá de la parroquia.

Porque de diez años para atrás indudablemente mi característica como militante y mis concepciones ideológicas eran más fuertes que la escucha, que compartir la palabra, disfrutar, compartir la comida, la fiesta, la espiritualidad. Y siento que mucho de lo que plantea Francisco me ayudó en esto. Antes mi cabeza estaba en lo ideológico, en como dar la pelea, era distinto a los dirigentes que fueron saliendo del barrio. Ellos tenían un disfrute distinto al que tenía yo.

Francisco personalmente lo que aporta en mí, pero también en mucha militancia de los movimientos populares es la esa capacidad que tiene de pescar afuera de la pecera. Habla con todos y eso es un aporte extraordinario, él tiene posicionamientos muy claros y puede sentarse con cualquier líder mundial.

Francisco también incorpora a la mujer desde otro lugar, en una institución machista históricamente, lo veo por cómo se relaciona, y ese va a ser un gran cambio también, y esta siendo un aporte de Francisco.

Y las mujeres que trabajan en los barrios tienen una capacidad de amalgamar, de juntar, de no caer en ideologismos. Ellas son la expresión más clara del cristianismo. Ahí veo un cristianismo popular y comunitario que hoy tiene un desarrollo extraordinario y no se escucha ni se valoriza, ni se visibiliza.

Francisco ha generado que la Iglesia incorpore a los movimientos populares, donde muchos nos sentimos parte del pueblo de Dios.

Marta Ferraro

Misioneros de Francisco

Nosotros estamos en Cañuelas y nos sumamos a la UTEP a través del movimiento popular Los Pibes, y en ese camino, tuvimos la bendición de que Bergoglio, no tan querido por nosotros tengo que reconocer, se convierta en Francisco y nos empiece a volver a traer a la Iglesia institución. Porque los que somos católicos no nos vamos de la creencia, nos vamos de la institución. Yo tuve la oportunidad de oírlo en vivo y en directo en Bolivia y cada paso que ha dado el Papa en estos diez años es para los católicos una reivindicación real de lo que es peregrinar y militar en la fe. Recuerdo cuando en el 2013 nos propusieron hacer una capilla de Misioneros de Francisco yo dije “para que una capilla con todas las necesidades que tenemos”, y cuando vine al barrio mis compañeros me dijeron “nosotros queremos la capilla”. Y hoy en día tenemos nuestra Capilla Cristo obrero y campesino con una militancia muy comprometida con esa fe, que es de la Iglesia pero no se queda adentro, estamos en la calle, en los barrios, donde la gente nos necesita. Y en la capilla damos talleres, hacemos bautismos, casamientos velamos a los compañeros.

Creo que se ha recuperado mucho la fe en la institución

Iglesia, que Francisco logró eso, y me parece que Francisco va a quedar en la historia como modificador de la Iglesia, con otra mirada. Y nosotros bregamos por esto y lo laburamos todos los días. Y el lugar de las organizaciones sociales y de la mujer que nos dio es un lugar que no se daba en la Iglesia. Y las organizaciones sociales son el nuevo emergente que vino para quedarse. Claramente no estamos de paso. Y también hay un mensaje continuo de Francisco a la juventud y a cuidar esta Casa Común que todos la habitamos.

Él pone el cuerpo. Realmente está a disposición de la gente. Porque una cosa es el discurso y otra cosa es la acción, y Francisco tiene esa acción de lo que dice todo el tiempo, y le habla a todos. Nos interpela todo el tiempo, si estamos en el camino correcto, que es lo que Cristo haría, que camino seguimos.

Nosotros felices de estos diez años, agradecidos de estos diez años, con la esperanza de que venga a su país si eso lo hace feliz y lo ve como algo bueno y no como un problema político.

La fe de la gente no se puede explicar, eso es lo fantástico. Esto lo logró este Papa, claramente.

Militar la fe. Llevamos adelante el proceso de las organizaciones sociales con fe, no lo entendemos de otra forma. Francisco me volvió a esta movilización interna, te da la energía para seguir construyendo el mundo que nos merecemos, y para construirlo necesitas de la fe, porque necesitas creer que es posible.

Dina Sánchez - Secretaria general adjunta de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular.

Mi historia dentro de los movimientos populares, como la de gran parte de mis compañeros y compañeras surge de la necesidad de organizarme para pelear por derechos básicos, como la tierra, el techo, el trabajo, de lograr dar respuestas frente a la exclusión y recuperar derechos.

El día que Bergoglio asumió como Papa fue un día impor- tante para muchos compañeros y compañeras de la economía popular, que conocían el recorrido de Bergoglio y que, en muchos casos, como los cartoneros, habían tenido su acompañamiento y apoyo. Dentro de las organizaciones populares hay compañeros que profesan distintas religiones, pero más allá de las creencias la figura de defensa de los y las más humildes. Con su asunción como Papa se inició una etapa distinta, donde los problemas sociales, la agenda de los trabajadores de la economía popular, la cuestión ambiental tomaron un lugar central en la agenda.

Estos diez años de papado de Francisco fueron muy im- portantes para los movimientos populares. En primer lugar, los encuentros mundiales entre el Papa Francisco y los movimientos que se realizaron en Bolivia y en el Vaticano, permitieron construir una agenda y un proyecto que nos enmarca y nos potencia en todas partes; en segundo lugar la encíclica Laudato Si, que pide no separar la crisis climática y la crisis social, que retoma la agenda que los movimientos populares tomamos del derecho a la Tierra, al Techo y al Trabajo son fundamentales para nuestro sector; para los movimientos populares argentinos que en los últimos años hemos vivido niveles de estigmatización y criminalización cada vez más profundos, la defensa del Papa Francisco ha sido fundamental. También lo ha sido la carta que envió en 2020 donde habló de un “un verdadero ejército invisible que pelea en las más peligrosas trincheras” y se refirió a los movimientos como constructores indispensables de un cambio impostergable.

Diez años después, podemos decir que la agenda de Tierra, Techo y Trabajo, que los movimientos populares impulsamos va de la mano con lo que el Papa Francisco viene predicando y acompañando. En tiempos donde el dios dinero y la ganancia prevalecen para la gran mayoría, el Papa es un líder indiscutido de otro proyecto posible y necesario: el que pone en el centro a la comunidad y a las personas para construir un mundo más justo.

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