MUHV en las ciudades

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Morfologías urbanas, habitabilidad y violencia en las ciudades. Casos México - Colombia Ricardo Villasís Keever (Coordinador)

CASOS MÉXICO - COLOMBIA Ricardo Villasís Keever (Coordinador)

COLECCIÓN HÁBITAT, CIUDAD Y TERRITORIO

CU E R P O A CA D ÉM I CO

Morfologías urbanas, habitabilidad y violencia en las ciudades. Casos México - Colombia HÁBITAT Y SUSTENTABILIDAD DEL TERRITORIO


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Cátedra UNESCO de Sostenibilidad Universitat Politècnica de Catalunya - BarcelonaTech Escola d’Enginyeria de Terrassa - EET Carrer de Colom, 1 0882 - Terrassa Barcelona, España http://www.unescosost.org - http://cus.upc.edu Universidad Autónoma de San Luis Potosí Facultad del Hábitat Álvaro Obregón 64 Col. Centro, CP. 78000 San Luis Potosí, S.L.P., México www.uaslp.mx Con el apoyo de la Red de Investigación Urbana, A.C., http://www.rniu.buap.mx; el Programa Integral de Fortalecimiento Institucional (PIFI-SEP, 2013), y el proyecto Observatorio Urbano Local de San Luis Potosí. Colección Hábitat, Ciudad y Territorio Cuerpo Académico Hábitat y Sustentabilidad del Territorio - CAHST. UNESCO_SOST

“Los autores son responsables de la selección y presentación de los puntos de vista que figuran en los artículos y de las opiniones que en él se expresan, que no coinciden necesariamente con las de la UNESCO y no comprometen a la Organización.”

ISBN: 978-607-9343-27-9 Copyright © Todos los derechos reservados. Primera Edición, Diciembre 2013. Impreso en México.

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CONTENIDO Introducción Ricardo Villasís Keever………………………………………………….... 6 Tendencias en la movilidad residencial ante escenarios de inseguridad en Ciudad Juárez, Chihuahua. Elvira Maycotte Pansza………………………………………………… 12 Incidencia de la cooperación económica internacional en la estabilización socio-económica de territorios receptores de población desplazada. Caso comuna 1, 4 y 13 de Medellín- Colombia. Carolina María Horta Gaviria…………………………………………… 30 Habitabilidad regional y resiliencia urbana bajo el marco de la planeación. Pablo Torres Lima Alberto Cedeño Valdiviezo……………………………………………… 38 Patrón y caracterización de la centralidad en la ciudad Zacatecas-Guadalupe. Guadalupe Margarita González Hernández…………………………… 58 Reciclar ciudad. Repensar la transformación hacia una gestión sostenible del territorio. Jardines Comunitarios: Moravia en Medellín, Colombia. Jordi Morató Farreras Ángel Gallegos Dávalos Leonel Torres Sandra Bestraten………………………………………………………… 90 Espacios educativos para la Educación Superior en el Bordo de Xochiaca. Silvia Padilla Loredo María Luisa Quintero Soto Jorge Guillermo Mata Castro Marcos Álvarez Padilla…………………………………………………

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Seguridad urbana y polígonos de alta vulnerabilidad Ricardo Villasís Keever Adrián Moreno Mata Guadalupe Vázquez Rodríguez………………………………………… 126 Morfología y el imaginario del miedo en Culiacán Sylvia Cristina Rodríguez González……………………………………… 146 Ciudad e inseguridad: Percepciones en torno al “Rescate de Espacios Públicos” Fernando N. Winfield Reyes Brenda Galván López Mauricio Hernández Bonilla…………………………………………… 162 Demandas de seguridad en los centros históricos Marina de la Torre David Navarrete Escobedo……………………………………………… 180 Paisaje urbano y violencia de género en Barranquilla, Colombia. Ligia Cantillo Barrios Delma Rocha Álvarez…………………………………………………… 198 La problemática social en la periferia rural de la zona metropolitana de la ciudad de Querétaro: la violencia y otras expresiones sociales en Lagunillas, Huimilpan, Qro. Alfonso Serna Jiménez Patricia Palacios Sierra………………………………………………… 218 Reseña curricular de los autores: Colombia, España, México…… 238

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INTRODUCCIÓN Ricardo Villasís Keever Para algunos autores la habitabilidad y la calidad de vida son argumentos que se entrelazan, sin embargo, en muchos casos se observa que la pérdida en las condiciones de habitabilidad corre paralela a la mayor insostenibilidad de los sistemas urbanos (Rueda, 1996). De aquí se deriva una crítica muy bien fundada al modelo de vida urbano, ya que es justamente en las ciudades donde se ha agudizado el fenómeno de la violencia en los últimos años, a tal grado de modificar las condiciones de habitabilidad y en consecuencia cuestionar los avances en la calidad de vida. La tendencia de urbanización en el planeta, es un fenómeno que parece irreversible, sin embargo la forma de vida urbana enfrenta nuevos retos como la tecnología, la globalización y la sostenibilidad pero también la violencia. Esta predilección por el modo de vida urbano está siendo amenazada por la inseguridad particularmente en las ciudades latinoamericanas. Sobre este último aspecto, en las últimas dos décadas se observa un importante incremento de la inseguridad en las ciudades latinoamericanas al punto de que este avance afecta la vida cotidiana de los habitantes urbanos, condiciona los hábitos de comportamiento, movilidad y consumo, y modifica la forma de vivir y apropiarse la ciudad (Arriagada y Godoy, 2000; Petrella y Vanderschueren, 2003; Portes et al., 2009). En esta obra colectiva se ofrecen diversas investigaciones realizadas en ciudades de México y Colombia, donde se realizan contribuciones a la investigación urbana centrados en los conceptos de morfología urbana, habitabilidad y violencia en las ciudades. La morfología urbana, se refiere a las formas que albergan distintos modos de vida urbana, derivado de los diversos procesos de crecimiento y transformación de las ciudades, los resultados hacen evidente la complejidad que enfrenta la investigación de los temas urbanos ante nuevos retos en el siglo XXI. Para este esfuerzo editorial, nuestro reconocimiento a las instituciones que han hecho posible esta obra, el respaldo de la Cátedra UNESCO de Sostenibilidad de

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la Universidad Politécnica de Cataluña asociado a las redes UNITWIN con base en el programa de hermanamiento e interconexión de Universidades; el apoyo institucional de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí con el auspicio del Programa Integral de Fortalecimiento (PIFI-SEP, 2013); y de la Red de Investigación Urbana, A.C., en el marco del XXXV Encuentro Internacional RNIU2012, Paisaje urbano: debate, desafíos y sustentabilidad. La presente obra materializa el trabajo del Cuerpo Académico Hábitat y Sustentabilidad del Territorio – CAHST, de la Facultad del Hábitat de la UASLP (UASLP-CA-222, 2011), y del Observatorio Urbano Local de San Luis Potosí (UN-Hábitat, 2006-2013). Para cumplir con el propósito de ofrecer un trabajo de calidad académica que contribuya al conocimiento de los fenómenos urbanos asociados a los temas centrales del documento, esta obra se basó en la revisión y evaluación por pares a ciegas, con las invaluables recomendaciones del cuerpo de dictaminadores que participaron. Nuestro reconocimiento por la asesoría en el diseño editorial a D.G. María Virginia García Hernández y D. G. Carlos Rodríguez. Los artículos que aquí se presentan tienen como principio el estudio de casos en algunas ciudades de México y de Colombia, y permitirán tanto al lector especializado como al público abierto, una profundización en los temas tratados. En el capítulo inicial del texto, Elvira Maycotte expone que uno de los efectos colaterales de la inseguridad en Ciudad Juárez, Chihuahua, es la movilidad residencial, fenómeno que muestra evidencias a través del abandono de viviendas. Como resultado de la investigación muy bien documentada, se muestran las tendencias de los habitantes de Ciudad Juárez y sus motivos a cambiar de residencia dentro de la ciudad, a otra ciudad del país, o bien, al extranjero, por causa de la inseguridad percibida. Por su parte, en el sentido del desplazamiento forzado de población Carolina María Horta, estudia el caso de Medellín, Colombia, realiza un análisis de la cooperación internacional y los efectos en el territorio de la población desplazada, bajo el argumento de la integración social y la eficacia de las acciones en los territorios refugio de población y los cambios consecuentes en las ciudades.

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Sobre la calidad de vida y la habitabilidad, Pablo Torres y Alberto Cedeño, incorporan al debate su aproximación conceptual de la resiliencia urbana bajo el marco de la planeación ambiental, con base en el argumento de que los centros urbanos están principalmente asociados con dinámicas económicas y socioambientales de tal forma que las poblaciones se involucran en un amplio rango de actividades donde los elementos naturales que deben ser reconocidos por tener un importante papel en la promoción de cierta calidad de vida, por lo que los autores centran la discusión en términos de la relación entre el ambiente natural y el construido. Más adelante, en la morfología de la ciudad bajo patrones económicos, Guadalupe Margarita González, nos ofrece en su capítulo “Patrón y caracterización de la centralidad en la ciudad Zacatecas-Guadalupe”, una aportación conceptual y metodológica sobre la distribución de comercios y servicios, particularmente su jerarquización en los centros urbanos. Aporta a la discusión de la habitabilidad urbana, el análisis de los mecanismos de mercado que generan una estructura urbana donde los centros de servicios-comercios de mayor jerarquía se asocian con zonas donde se localizan los grupos de altos y medios ingresos, generando una segregación especializada. La vulnerabilidad o exposición de la población humana a diversos factores se estudian desde diversas perspectivas, la vulnerabilidad ambiental, la vulnerabilidad por inseguridad, y los imaginarios del miedo, según se desprende de los siguientes artículos. El grupo “Reciclar ciudad” de la Cátedra UNESCO de Sostenibilidad, de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), presenta su trabajo de intervención urbana en el Morro de Moravia, en Medellín, Colombia. En el texto de Jordi Morató y Ángel Gallegos, abordan el reto socio-ambiental que enfrentan las ciudades actualmente ante la insostenibilidad urbana. Este proyecto ha marcado el inicio de un ejercicio para renovar la función del territorio y su relación con las personas dentro de la ciudad, particularmente en grupos humanos bajo condiciones de vulnerabilidad medio ambiental que comprometen seriamente las condiciones de habitabilidad. Bajo el mismo tenor de la vulnerabilidad, en este caso por condiciones de inseguridad, Silvia Padilla, María Luisa Quintero, Jorge Guillermo Mata y Marcos

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Álvarez, en su texto sobre Espacios para la Educación Superior en el Bordo de Xochiaca, emprenden el tema de la seguridad en espacios educativos para las comunidades universitarias. Los autores parten de la definición de que la seguridad escolar no es simplemente la seguridad en el ámbito de escuela y su entorno, sino que involucra la sensación o estado de tranquilidad, y en consecuencia aportan las experiencias empíricas de la puesta en práctica de un proyecto para mejorar las condiciones de seguridad en el ámbito educativo. El fenómeno de la inseguridad se ha convertido en un problema muy serio durante los últimos veinte años, en Foro Urbano Mundial de Vancouver (2006), se reconoció que la seguridad urbana es un asunto global cada vez más importante. Para la definición de polígonos de alta vulnerabilidad, Ricardo Villasís, Adrián Moreno y Guadalupe Vázquez, ofrecen una aproximación metodológica sobre la determinación de polígonos de vulnerabilidad urbana, desde la perspectiva de la percepción ciudadana y de la delimitación de zonas de alto riesgo por la violencia, con base en un modelo espacial sobre la inseguridad. El miedo ha generado cambios en las formas de la ciudad, Sylvia Cristina Rodríguez en su capítulo sobre la Ciudad de Culiacán, parte del supuesto de que la mezcla de deseos y temores se representa en la ciudad a partir de elementos arquitectónicos tangibles como los muros electrificados, muros de cristal blindados, murallas de concreto arropadas de árboles, casetas de vigilancia de discutida seguridad, como grandes ejemplos de la actual arquitectura en la nueva ciudad, en suma es una interesante colaboración en el análisis de la forma en que se proyectan escenarios de miedo en la ciudad. El programa de “Rescate de Espacios Públicos” como una respuesta a la inseguridad por el gobierno federal, es analizado por Brenda Galván, Mauricio Hernández y Fernando N. Winfield, mediante una investigación sobre las políticas públicas que pretenden combatir la inseguridad, partiendo de algunos cuestionamientos sugerentes alrededor de estas acciones, los autores desarrollan una metodología de corte cualitativo y presentan los resultados más significativos en relación al cambio de imagen urbana, las dinámicas socio-espaciales y aquellos elementos que han ayudado al incremento de la seguridad y al mejoramiento de la calidad de vida y la experiencia cotidiana en el espacio público.

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Los centros históricos también son espacios vulnerables a la inseguridad, Marina de la Torre y David Navarrete, realizan un trabajo metodológico muy exhaustivo para determinar áreas críticas donde se concentran altos niveles de intensidad de delitos, en la zona metropolitana de León, Guanajuato. El resultado de la investigación resulta ser un aporte significativo para los responsables de la seguridad, investigadores o ciudadanos interesados, ya que orienta las estrategias de acción y la distribución de los recursos disponibles. Con la premisa de que en la distribución del uso del suelo se privilegia el interés personal sobre el colectivo, Ligia Cantillo y Delma Rocha en su colaboración denominada Paisaje urbano y violencia de género en Barranquilla, Colombia, realizan un análisis del proceso de transformación urbana debido a cambios de ciudad residencial a ciudad comercial. Las autoras plantean que esta ciudad no ha sufrido el conflicto armado, y que es receptora de población por desplazamiento forzoso, aprovechando su posición geográfica, su condición de puerto marítimo y su desarrollo industrial y comercial. Esta situación la ha convertido en un sitio estratégico de corredor por donde circulan algunos factores relacionados con la inseguridad y la violencia. En las ciudades medias de México, el crecimiento de las zonas metropolitanas ha generado consecuencias como violencia y otras expresiones sociales en las periferias, como en el caso de las ciudades de Querétaro y Corregidora en su relación de proximidad con el municipio de Huimilpan. Según lo demuestran Alfonso Serna y Patricia Palacios (2009 y 2010), haciendo evidentes algunos elementos de cambio centrados en el análisis de determinadas prácticas sociales incluyendo la violencia, que relacionan al campo periurbano con flujos permanentes de personas en actividades comerciales y de procesos de transformación del territorio. Tenemos confianza en que con esta breve introducción sobre los temas del libro, centrados en la habitabilidad, la morfología y la violencia, el lector se motive para su adentrase en el texto, con la seguridad de que encontrará aproximaciones conceptuales y metodológicas, así como elementos o bases para futuras investigaciones, que pueden servir como referencia para asociar estos temas urbanos, que reflejan la complejidad de nuestras ciudades frente a los retos del siglo XXI.

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Fotografía: NorthenPass/ http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Consulado-noche.jpg

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TENDENCIAS EN LA MOVILIDAD RESIDENCIAL ANTE ESCENARIOS DE INSEGURIDAD EN CIUDAD JUÁREZ, CHIHUAHUA. Elvira Maycotte Pansza Antecedentes Uno de los efectos colaterales de la inseguridad en Ciudad Juárez, Chihuahua, es la movilidad residencial, fenómeno que muestra evidencias a través del abandono de viviendas que se observa a lo largo de toda ella. En este trabajo se muestran los resultados de un estudio que intenta aproximarse a las tendencias de los habitantes de Ciudad Juárez respecto a la movilidad residencial como efecto de la inseguridad percibida. Para ello, la población que participó brindando información se agrupó de acuerdo a su lugar de residencia –lo cual permite realizar una caracterización sociodemográficapara analizar posteriormente las respuestas que brindaron sobre los motivos – los delitos- que le motivarían a cambiar de residencia y, en su caso, mudarse a otra colonia dentro de la ciudad, a otra ciudad del país, o bien, al extranjero. También se obtuvo información acerca de las razones que les han detenido a realizar su movilidad si es que han tenido o tienen la intención de hacerlo. Entre los resultados destaca la vinculación entre el estatus económico y la tendencia a permanecer en la ciudad. Así mismo, resalta la falta de arraigo al lugar y ciudad de residencia que muestran los residentes del suroriente de la ciudad toda vez que es la zona en la que se ha dado el crecimiento durante la última década. Es oportuno mencionar que es ahí donde se concentra un gran número de vivienda de carácter social que producidas en el marco de las políticas públicas de vivienda aplicadas en ese periodo y es, también, una zona reconocida por alto índice de abandono de vivienda y comisión de delitos. Introducción En los últimos tres años, el abandono de viviendas en Ciudad Juárez ha aumentado significativamente tanto en la zona consolidada de la ciudad como en las áreas de nuevo crecimiento. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía, INEGI, manifestó que durante la realización del XIII Censo Nacional

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de Población y Vivienda llevado a cabo en el año 2010, encontró cerca de la cuarta parte de las viviendas de Ciudad Juárez desocupadas. Específicamente, de las 467,151 viviendas que el censo registra, 111,103, el 24% están deshabitadas. Para dimensionar esta cifra podemos compararla con la que resultó en el II Conteo de Población y Vivienda realizado por el propio INEGI en el año 2005, cuando en la ciudad había 314,156 viviendas de las cuales 69,609 –el 16%- estaban deshabitadas; en términos reales, el aumento en el porcentaje de viviendas abandonadas cobra relevancia si se considera que cada unidad pudiese dar alojamiento a cuatro habitantes en promedio. Tras estas cifras subyace una amplia gama de indicadores relacionados al tema urbano; de hecho, la movilidad residencial -el abandono del lugar de residencia- es producto y producente de contextos no deseados pues suele coincidir con áreas marginadas, imagen urbana deteriorada y, a su vez, generarlas. La información mediática ha favorecido un acercamiento a la relación entre la inseguridad y la movilidad residencial: establece una relación directa de la que no se tiene certeza, pues quizá la crisis económica -que tuvo lugar en el 2008-, el regreso de migrantes a su ciudad de origen, la sobreoferta de vivienda nueva, la falta de accesibilidad a equipamiento y servicios y el estado físico de los espacios que circundan a las viviendas, sean algunas otras razones que al sumarse a la delincuencia agravan el problema. La propuesta que ahora nos ocupa relaciona precisamente el último punto con la movilidad residencial, ya que en los últimos tres años los habitantes de Ciudad Juárez (2009-2012) tienen la percepción de que los índices de inseguridad han contribuido a aumentar el abandono de vivienda, toda vez que el grueso de la población aloja la posibilidad de llegar a ser víctima de algún delito aún en la propia vivienda o en sus espacios adyacentes. Para este estudio es de sumo interés conocer aquellos delitos tipificados por la ley a los que más teme la población y de éstos, cuáles que se cometen en la proximidad a las viviendas motivarían a sus habitantes a mudarse de domicilio. Igual de importante es también conocer el destino que tendrían estos procesos de movilidad residencial y las razones, de tenerlas, que sostienen su decisión de no abandonar su vivienda a pesar de tener la intención de hacerlo.

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Este tema cobra relevancia si se considera que, en nuestra sociedad, la propiedad de la vivienda que se habita es un ideal que se persigue y concibe como un logro que asegura el patrimonio propio y el de nuestra familia (Maycotte, 2010). Por otra parte, el aspecto significativo la coloca como el recinto de descanso que deja afuera la agitada vida pública y laboral, es el lugar donde se disfruta de las relaciones más privadas e importantes de nuestra vida familiar. Es por ambos motivos que consideramos que abandonar la vivienda, supone una difícil decisión que sólo se adopta ante situaciones demasiado adversas, cuya solución se cree ajena a las acciones que de forma individual se pudieran adoptar. Ante ello, la última alternativa es, precisamente, optar por cambiar el lugar de residencia. El miedo y la percepción de entorno como condicionante del actuar El concepto de seguridad pública se encuentra íntimamente relacionado con el de comunidad y la idea de la utilización cotidiana de los espacios públicos (Jacobs, 1961); se relaciona también con el concepto del “Espacio Defendible” de Oscar Newman (1996), que lo aborda a partir del término de propiedad y la territorialidad. Mientras que estos elementos se refieren a las condiciones físicas del espacio, el contexto de inseguridad en el que nos encontramos hace necesaria la reflexión en torno a los aspectos sociales y culturales que detonan el miedo del ciudadano común en y hacia la ciudad; éstos se enfocan principalmente hacia el hecho de que la persona se percibe como potencial víctima, en grado tal que lo lleva a no sólo evitar transitar por las ciertas calles de la ciudad y hasta de su barrio, sino también a decidir cambiar su lugar de residencia, aun cuando ello implique arriesgar su patrimonio y la ruptura de las redes sociales previamente establecidas. Josepa Bru y Joan Vicente (2005) relacionan íntimamente al miedo y a la ciudad. Encuentran que las ciudades son la fuente principal del miedo porque es en ellas donde sucede el mayor número de delitos –hecho que por mera probabilidad se justifica- y por el tratamiento mediático que suele darse a este fenómeno. Adicionalmente, señalan que muchos de ellos sólo pueden suceder en el ámbito urbano: “… muchos de los riesgos y miedos genéricos –no necesariamente urbanos- de la sociedad contemporánea tienen la ciudad

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como espacio ‘privilegiado’ […] la ciudad ofrece los flancos, los símbolos, las víctimas y las repercusiones deseadas.” Mencionan también que la sensación de miedo es bidireccional y la califican como paradójica: por una parte, los grupos sociales desfavorecidos temen a quienes tienen la capacidad de organizar la economía y las estructuras de poder y, por tanto, de ejercerlo en el espacio de acuerdo a sus necesidades e intereses. A su vez, los grupos mejor posicionados desde la perspectiva socioeconómica desean distanciarse de aquellos a los que consideran hostiles y potenciales agresores. La desigualdad y la diferencia, apuntan, es la causa del recelo, punto de partida de muchos de los miedos que se viven en la ciudad. Una causa adicional del miedo la encuentran en la incertidumbre, principalmente la laboral: del trabajo depende la satisfacción de las necesidades básicas como son la seguridad de la vivienda, la salud, la educación y hasta del envejecer; si bien es cierto que la incertidumbre se reduce cuando existe la posibilidad de codificar de las relaciones sociales (Sennett, 1994), cuando los códigos de conducta son ininteligibles -como lo es actualmente en algunas de nuestras ciudades a causa de la inseguridad- la desconfianza en el otro alimenta el sentimiento de inseguridad. Esta realidad, la sensación de inseguridad, se convierte en un problema mayor aún que el propio crimen pues viene a alterar la conducta y las relaciones sociales. Así, la ciudad, originalmente un refugio ante los riesgos y peligros que asechan la vida humana, es también el origen y espacio del riesgo. La espacialización del miedo que encuentran Bru y Vicent propicia nuevas maneras de habitar y hacer uso de la ciudad (Alvarado y Méndez, 2005). Por tanto, si bien se puede reconocer el miedo como una respuesta a determinado riesgo percibido, Reguillo (2000) hace notar que “el miedo es siempre una experiencia individualmente experimentada, socialmente construida y culturalmente compartida” donde el imaginario generalizado de la violencia en la ciudad y las actitudes que tomamos respecto a vivir la ciudad vienen a tomar cabal correspondencia aun cuando ello contravenga, real o perceptualmente, ejercer su libertad bajo la el abrigo del término de seguridad pública, el cual se refiere al derecho de toda persona sin importar género, condición o edad a desplazarse de manera libre y sin miedo de cualquier tipo a disfrutar de la ciudad (Pineda y Herrera, 2007).

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Cuando Reguillo (2000) afirma que el “miedo no es solo una forma de hablar el mundo, es además una forma de actuar”, lo hace a fin de explicar la necesidad de la sociedad contemporánea de buscar culpables visibles a los miedos invisibles propiciados por la inseguridad, corrupción e impunidad vigentes y personificados la mayoría de las veces en figuras ajenas al grupo, por lo que en todo caso, sería deseable que la propia configuración del espacio permita advertir la presencia de éstos. Método Para obtener los resultados que se presentan en este trabajo se consideró aplicar una encuesta que tuviera representatividad a lo largo de la ciudad; en ella se abordarían tres temas: los delitos principales que motivarían un cambio de residencia -que corresponden a los tipificados por la normatividad aplicable-, el posible destino en caso de decidir cambiar de residencia y las razones, en caso de existir, que le retendrían en su domicilio actual. Se pidió dar a conocer la colonia en la que residen con el objeto de georreferenciar cada uno de los cuestionarios y estar en condiciones de relacionar las respuestas brindadas con la incidencia delictiva y tipos de delitos que se cometen en los alrededores del domicilio de quienes respondieron el cuestionario. De esta forma también sería posible caracterizar su perfil sociodemográfico de acuerdo a datos que proporciona el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, INEGI, de acuerdo a las Áreas Geo Estadísticas Básicas, AGEB’s, correspondientes. También se les solicitó brindar su edad y género. Se produjo un mapa de la ciudad dividido en cinco zonas que guardan correspondencia con las AGEB’s con el propósito de contrastar las respuestas de los diversos sectores y vincularlas, además, con otras investigaciones de temas afines que actualmente se trabajan en el grupo de investigación. A grandes rasgos, la zona 1 es la conocida como “zona poniente” de la ciudad y en ella se ubican colonias como la Azteca, Lomas del Rey, Constitución, Galeana, Obrera, La Chaveña y Felipe Ángeles y un número significativo de colonias populares de origen informal. En la zona 2 encontramos a la zona centro de la ciudad y, entre otras, a las colonias Hidalgo, Álamos de San Lorenzo, Nogales, Emiliano Zapata, Infonavit Frontera, Dunas, Paseo de las Palmas, Galgódromo, Villa Alegre, Pradera Dorada, Misiones, Fuentes del

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Valle, Campestre, San Marcos, Cerrada del Sol; en esta zona se observa una mayor diversidad de grupos socioeconómicos y las zonas de más alta renta.

Algunas de las colonias contenidas en la zona 3 son: Eréndira, Lomas del Rey, San Pablo, Haciendas de la Cantera, Hacienda de las Lajas y La Zarzana; comprende además las zonas conocidas como Satélite y Zaragoza por lo que se observa también una gama de grupos socioeconómicos. La zona 4 se conoce como la “zona suroriente” y en ella se emplazan colonias tales como Jardines Aeropuerto, Juárez Nuevo, Patria, Horizonte del Sur, Hacienda de las Torres, Villa Residencial del Real, Rincones de Oriente y Paraje San José; es en esta zona donde se desarrollaron fraccionamientos de interés social durante los últimos diez años. En la zona 5 se ubican colonias con alto grado de marginación y con carencias de infraestructura, entre ellas: Paseo de los Duendes, Oasis Revolución, Pradera de los Oasis y Los Ojitos. El mapa generado sobre el cual se realizó la referencia geográfica de la encuesta se muestra en la Figura 1.

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Para realizar el sondeo, se dispuso que el cuestionario estuviera integrado por un bajo número de reactivos con el objeto de evitar complejidad y a la vez facilitar que las personas encuestadas lo respondieran, ya que fue distribuido vía electrónica. Los destinatarios cubrían parámetros preestablecidos: residencia en las diversas zonas de la ciudad, grupos socioeconómicos, actividad, edad –sólo mayores de 18 años- y género. Se solicitó también que, si así lo deseaban, lo aplicaran a su vez a personas conocidas por ellos. Se utilizó una base de datos1 en la que se consigna, entre otra información, los delitos cometidos durante el año 2009 y el sitio en el cual tuvieron lugar; ello para confrontar de forma precisa la incidencia delictiva real con las tendencias mostradas por los encuestados a cambiar de domicilio y relacionar sus temores hacia ciertos delitos con los que acontecen en su contexto próximo o, en caso contrario, dar cuenta de los temores infundados bajo la perspectiva de los acontecimientos reales, pero presentes y vivos en su imaginario. Se recibieron 248 cuestionarios cabalmente respondidos; sólo una zona no tuvo suficiente representatividad en el ejercicio: el sur poniente, un sector con alto índice de rezago socioeconómico que corresponde a la zona cinco respecto a la zonificación de la ciudad que propusimos para este trabajo. El 54% de los cuestionarios fueron respondidos por hombres y 46% por mujeres; en cuanto a los rangos de edad, 6% fue de 18 a 25 años, 29% de 26 a 35, 46% de 36 a 50, 16% de 50 o más y 3% no especificó. El protagonismo de la inseguridad en la vida cotidiana de Ciudad Juárez A partir del 2008 la incidencia delictiva en Ciudad Juárez se elevó de forma significativa respecto a los años anteriores. El Centro de Investigación para el Desarrollo A.C., CIDAC, (2009) ubicó al Estado de Chihuahua como el más violento en el país con un promedio de 15 homicidios y 32.1 ejecuciones intencionales por cada 100 mil habitantes; además ubica al índice de incidencia delictiva y violencia para esta entidad en 82.16 unidades,

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La base de datos es uno de los productos de la tesis titulada “El abandono de vivienda como consecuencia de la delincuencia e inseguridad urbanas en Ciudad Juárez, Chihuahua, en el periodo 2007-2010”, realizada por el MPDU. Gabriel García Moreno. Se construyó con los resultados obtenidos de la investigación hemerográfica realizada a lo largo del año 2009 cuya fuente fue el periódico “Diario” de Ciudad Juárez.

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consiguiendo de esta manera colocarse en una categoría única dentro del territorio nacional; el extracto mostrado en el Cuadro 1 permite apreciar esta situación (García, 2011).

De acuerdo a información proporcionada por el Instituto Municipal de Investigación y Planeación, las colonias consideradas como más inseguras en el son: Chaveña, Anapra, Felipe Ángeles, Ampliación Felipe Ángeles, Barrio Alto, Gregorio Solís, Durango, 16 de Septiembre, Francisco Villa, Durango, Aztecas, López Mateos, Nueva Galeana, México 68, Mariano Escobedo y División del Norte, todas ellas ubicadas en la Zona 1; las colonias Hidalgo, Margaritas y Misiones del Portal en la Zona 2; San Marcos, Portillo, Hermanos Areco , Parque Industrial Henequén y Prados del Real en la Zona 3; Riberas del Bravo, Parajes del Sur y Las Dunas en la zona 4 y Villa Colonial en la Zona 5. Observar la ubicación de las colonias arriba mencionadas resulta importante porque en una primera instancia, hace evidente las zonas de la ciudad en donde prevalece el ambiente de inseguridad como una forma de vida que día a día enfrentan quienes allí habitan: en este sentido es en la Zona 5, al poniente de la ciudad, donde se concentran los escenarios urbanos que por cuestiones socioeconómicas, culturales y hasta políticas –o por todas ellas- ofrecen las condiciones favorables que facilitan la comisión de delitos. En particular, en el ámbito de nuestro estudio, la relación entre la incidencia delictiva que prevalece

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en el entorno inmediato y la consideración de la posibilidad de cambiar de residencia a causa de ello, es el tema sustancial a establecer. Geografía de la incidencia delictiva y de la percepción de miedo De acuerdo a la base de datos elaborada para registrar los delitos cometidos durante al año 2009, la distribución mostró una acentuación en colonias ubicadas en las zonas poniente, centro, y suroriente, que de acuerdo a nuestra zonificación corresponden a la zona 1, el límite en donde colindan al norte las zonas 1 y 2, así como a algunos sectores de las zonas 3 y 4. Todo ello se muestra en la Figura 2.

En el mapa mostrado en la figura superior también podemos observar que en las zonas 2 y 3, al norte de la ciudad, la incidencia delictiva es baja. Es importante destacar que en la zona sur poniente, donde la marginación es alta, la comisión de delitos es casi nula. A pesar de que la distribución del índice de delincuencia muestra claras diferencias a lo largo de la ciudad, la percepción de inseguridad se experimenta de forma similar en toda ella tal como se muestra en el Cuadro 2.

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En él se puede observar que los principales delitos que motivarían un cambio de domicilio son el secuestro, la extorsión y, después de éstos, el homicidio, ver Figura 3. Respecto al secuestro y extorsión, llama la atención que en la zona 1, donde se asienta un amplio grupo de población que históricamente ha sido la de mayor índice de marginación, se registre una mayor sensibilidad respecto al resto de la ciudad; este extrañamiento surge porque son temas en los que se podría suponer mayor susceptibilidad por parte de los grupos sociales con mayores ventajas económicas que residen en el límite de la zonas 2 y 3. Este hecho pudiera tener su explicación a toda vez que las respuestas de quienes se asientan en la zona 1 manifestaron mayores muestras de permanencia en su domicilio actual, como veremos más adelante, a causa de los lazos familiares que sostienen en el barrio y la ciudad. Otro resultado no esperado es que delitos como robo de autopartes, riña entre pandillas, asalto en vía pública y narcomenudeo, no figuren como causas principales que motivarían cambiar de domicilio, toda vez que este sector está estigmatizado como uno de los más conflictivos de la ciudad. La fortaleza de estas redes, que muy probablemente se circunscriben más allá del ámbito familiar, puede atribuirse a que las tribulaciones del vecino -con quien se han compartido experiencias por años- se sientan como propias; mientras tanto, en las colonias donde residen personas de ingresos medios y altos, la comunicación entre vecinos se da de forma superficial por lo que difícilmente llegan a enterarse si alguno de ellos es víctima de algún delito. Por otra parte, si nos acercamos a las percepciones de los temores que motivarían el cambio de residencia bajo una perspectiva de género, tenemos que éstos coinciden en muy buena medida con los que mencionó la población total encuestada, secuestro, extorsión y homicidio, pero para los hombres también cobra importancia el robo de casa habitación. La perspectiva de las mujeres guarda también mucha similitud, sólo que en ellas se observa el temor hacia el narcomenudeo pues manifiestan que este delito motivaría también su cambio de residencia. Muestran, además, cierta sensibilidad hacia el asalto a mano armada. Las respuestas a detalle para ambos casos se pueden observar en la Figura 4.

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Al enfocar nuestro análisis por grupos de edad, en general todos los responden a las tres principales causas que considerarían para la movilidad residencial: secuestro, extorsión y homicidio; sin embargo podemos destacar que el grupo de 36 a 50 años tiene mayor temor a la extorsión. Por su parte, el grupo de 18 a 25 años hizo patente su miedo a la presencia del narcomenudeo, delito de relativa importancia para los adultos mayores pero que en ellos, muy probablemente por la propia edad, suscita incertidumbre al percibirse a sí mismo como un grupo vulnerable. Los detalles de las respuestas brindadas a este respecto se muestran a detalle en la Figura 5.

Tendencias de movilidad e incidencia delictiva Al continuar con el análisis de los resultados mostrados en el Cuadro 2, se encontró información muy interesante en relación a las tendencias que los encuestados tienen respecto a cambiar de domicilio a causa de la percepción de inseguridad. En general, existe una clara tendencia de la población a cambiar su lugar de residencia -en caso de poder o verse obligado a hacerlohacia otra ciudad, pero en el extranjero; el 51% de la población encuestada se manifestó en ese sentido mientras que el 32% expresó que se mudaría a otra ciudad y sólo 17% lo haría otra colonia en la misma Ciudad Juárez; los resultados se observan en la Figura 6. Si atendemos a estos resultados desde un acercamiento por zonas, encontramos que quienes tienen mayor tendencia a abandonar su lugar de residencia actual para reubicarse en el extranjero son aquellos que viven en la zona 4, precisamente donde se ha dado el crecimiento en los últimos diez años.

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Llama también nuestra atención que ninguno de los residentes de esta zona contempló la posibilidad de cambiar de domicilio en otra colonia de la ciudad.

El 75% de la población que respondió la encuesta y que reside en la zona 4 expresó que de hacerlo, se mudaría a otra ciudad en el extranjero y el 25% lo haría a otra ciudad del país. Ello denota poco arraigo a la ciudad motivado, probablemente, por su calidad migratoria. Eventualmente, su desapego pudiera ser el origen de conductas sociales no deseadas y la incidencia delictiva que prevalece en esa zona, así como del gran número de viviendas abandonadas que afecta negativamente su imagen urbana. Mientras los residentes de la zona 4 no permanecerían en la ciudad, quienes residen en las zonas 2 y 3 –esta última la de mayor diversidad socioeconómica en donde también se encuentran áreas residenciales medias y altas- fueron quienes mostraron mayores tendencias a permanecer en la ciudad o, en caso de verse en la necesidad de cambiar de domicilio, reubicarse en otra ciudad del país. De hecho, en la zona 3 se registró el porcentaje más bajo, 40%, en cuanto a la tendencia de instalarse en el extranjero. Entre otros hallazgos tenemos que en la zonas 3 y 4 los encuestados manifiestan tener motivos relacionados con cuestiones económicas para permanecer en su actual domicilio. De acuerdo a la Figura 7, la incertidumbre que representaría obtener un trabajo si se mudaran de ciudad, es el motivo principal que retiene a la población en su lugar de residencia actual. El temor a perder el empleo y el reto que significaría encontrar uno nuevo es mayor que

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la propia sensación de inseguridad, toda vez que el contexto en cuanto a la oferta laboral no es favorable a nivel local y nacional. Este apego a cuestiones económicas que se traduce en una resistencia al cambio de residencia se observa con mayor énfasis en la zona 4, donde el 47% manifestó no considerar su movilidad por el temor a verse en la necesidad de encontrar un nuevo empleo mientras que otro porcentaje igual expresó no tener recursos económicos para hacerlo; estas respuestas guardan congruencia con el poco valor que otorgan a los lazos familiares como motivo de permanencia. En contraste, en la zona 1 –poniente de la ciudad- los encuestados otorgaron igual valor como motivos de permanencia en el domicilio actual, 42%, al hecho de tener que buscar un nuevo empleo y a los lazos familiares y redes sociales establecidas. En cuanto a las respuestas que brindaron hombres y mujeres a este tema, el 56% de los hombres se relocalizarían en otra ciudad del país mientras que 46% de las mujeres consideraría esa opción; 31% de los hombres y 32% de las mujeres se mudaría a otra ciudad del país y, por último, 13% y 22% de hombres y mujeres, respectivamente, pensarían otra colonia dentro de la misma ciudad que considerasen segura. Entre las razones que los retienen en su domicilio actual, 50% de los hombres mencionó que tendría que buscar un nuevo empleo, 31% porque no tiene los medios para hacerlo y 19% aludió a las relaciones familiares y redes sociales. En cuanto a las mujeres, las respuestas fueron 33%, 42% y 25% respectivamente. Estas respuestas dejan ver que los hombres tienen mayor sensibilidad a las cuestiones económicas, mientras que las mujeres perciben mayores problemas para encontrar empleo y un mayor apego a los lazos fraternos. De decidir mudarse, los jóvenes de 18 a 25 años lo harían principalmente hacia otra ciudad del país; los grupos de 26 a 35, de 36 a 50 y de 51 o más años al extranjero, con 50.00%, 63.89%, 58.82% y 66.67% respectivamente. Es notorio, además, que entre los grupos de mayor edad la causa principal que los retiene es la necesidad que tendrían de buscar un nuevo empleo. Destaca –y sorprende- que el grupo que valoró más las redes familiares y sociales fue el de menor edad, de 18 a 25 años.

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Voz y actitud ante escenarios de violencia Al responder el cuestionario, algunos de los encuestados manifestaron su sentir ante las circunstancias que les planteaba la disyuntiva de abandonar su lugar de residencia actual a causa de la comisión de delitos en el contexto próximo a su vivienda y el temor de ser una potencial víctima. Algunos de los comentarios se reproducen a continuación: • “En casa de mi mamá han asaltado a todas las casas de la colonia y todos siguen viviendo ahí porque no tienen oportunidad de cambiarse a otro lugar. Ya son familias grandes (de edad) y los hijos se fueron a vivir a otros lados” • “En lo personal, tanto a mis hermanas como a mí nos han asaltado a mano armada en diferentes momentos. Pero ellas no están pensando en irse a ningún lado” • “Conozco a unas 30 familias que se han ido a vivir a El Paso, por amenazas que han recibido” • “Nunca he sufrido ninguno de los problemas reseñados. Pero dicha violencia (que podría darse) sí me ha obligado a tomar la determinación de no comprometerme a comprar casa en esta ciudad. Vivo desde hace cinco años en el mismo fraccionamiento en casa de renta y esta decisión (la de seguir rentando una casa) se debe precisamente, para favorecer un cambio rápido de domicilio en caso de necesitarlo. Dependiendo de la gravedad de la situación, me reubicaría en otra colonia. No obstante, si estuviéramos hablando de situaciones de peligro hacia mi persona o pareja, abandonaría el país inmediatamente” • “Si se tratase de seguridad personal y de mi familia, en realidad ninguno de los delitos mencionados me llevaría a cambiar de residencia. El único factor que podría indicar sería el de buscar un nuevo empleo. Factor que a lo mejor retrasaría mi salida de la ciudad, pero no la frenaría”. Comentarios finales Si bien el temor por la inseguridad se experimenta relativamente igual en todas las zonas de la ciudad, por los resultados obtenidos podemos aventurar la hipótesis de que las acciones que se generan a partir de la percepción de la inseguridad tienen diferentes matices de acuerdo al perfil de socioeconómico, género y edad.

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A partir de la evidencia emanada de este ejercicio, entre los puntos que podemos resaltar están la mayor tendencia de los hombres a abandonar la ciudad; el grupo de hombres de menor edad muestra mayor sensibilidad que el resto para cambiar su domicilio a causa de riñas entre pandillas mientras que las mujeres de ese mismo grupo lo harían ante el asalto en vía pública; por su parte, el grupo de 50 años o más tiene mayor tendencia a abandonar el país. Otro punto que debemos apuntar es un hecho de no poca importancia: la falta de arraigo al lugar y ciudad de residencia que muestran los habitantes del suroriente de la ciudad –zona 4- toda vez que ahí se ha dado el crecimiento de la ciudad durante la última década, particularmente de vivienda de carácter social. Es, por tanto, el reflejo de las políticas públicas de vivienda donde el paisaje desolador que ofrece el gran número de viviendas abandonadas convive con altos índices de inseguridad en algunos fraccionamientos, como Riberas del Bravo y Paraje del Sur, por mencionar solo algunos. Por otra parte, con base a los resultados obtenidos de las zonas 2 y 3, podemos establecer la vinculación entre el estatus económico y la tendencia a permanecer en la ciudad. Sin embargo, si bien su percepción de inseguridad no motiva su movilidad residencial, si es causa de actitudes defensivas que han llevado al cierre de las calles de acceso a sus colonias. Cabe destacar que aun cuando los vecinos de estos fraccionamientos, antes abiertos, cumplen con los requisitos que las dependencias gubernamentales les exigen para confinar éstas áreas habitacionales, ello no implica que los impactos negativos en la morfología –y funcionamiento- de la ciudad afloren. En general y en congruencia con los objetivos de este ejercicio, debemos considerar que las tendencias enunciadas son solo intenciones de acción en un momento dado y no un hecho a consumar de inmediato o en el corto plazo, más aún cuando los delitos mencionados con mayor frecuencia sobre los que se sustentaría esta decisión: secuestro, homicidio y extorsión, no suceden necesariamente en el contexto próximo a las viviendas: pueden acontecer a lo largo de la ciudad sin importar el lugar en el que reside la víctima.

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Bibliografía Alvarado F., L. y Méndez E. (2005). ¿Haciendo comunidad? Tipología arquitectónica y reglamentación compartidas en vecindarios defensivos del noroeste mexicano. En: La ciudad y el miedo. VII Coloquio de Geografía Urbana, de Obdúlia Gutiérrez, 223-230. Girona, Universitat de Girona. Bru, J. y Vicente, J. (2005). ¿Qué produce el miedo en una ciudad?. En Gutiérrez, Obdula (coord). La ciudad y el miedo. Girona: Universitat de Girona García M., G. (2011). El abandono de vivienda como consecuencia de la delincuencia e inseguridad urbanas en Ciudad Juárez, Chih., en el periodo 2007 a 2010. Tesis de maestría no publicada. Ciudad Juárez, Chih: Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, Departamento de Arquitectura. Instituto Municipal de Investigación y Planeación (2009). Plan de Desarrollo Urbano de Ciudad Juárez. Ciudad Juárez, Chih., Dirección de Desarrollo Urbano del Municipio de Juárez. INEGI (2010). XIII Censo General de población y vivienda, Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática. México. _____ (2005). II Conteo de población y Vivienda, Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática. México. Jacobs, J. (1992). La muerte y Vida de las grandes Ciudades Americanas. New Cork, N.Y.: Editorial Vintage. Maycotte P., E. (2010). Espacios abiertos y calidad de vida en conjuntos habitacionales en condominio. México: Infonavit/Redalyc. Newman, O. (1996). Creating Defensible Space. Diane Publishing, Washington D.C. Pineda, S. y Herrera, L. A. (2007). Alternancia y Violencia. La Seguridad Pública en Ciudad Juárez 1992-2004. En: La seguridad pública localInseguridad, delincuencia y participación ciudadana en Ciudad Juárez, de José Alfredo Zavaleta Betancourt, 87-126. Ciudad Juárez: Universidad Autónoma de Ciudad Juárez/ CONACYT/ Gobierno Municipal de Ciudad Juárez. Reguillo, R. (2005). Ciudades y violencia. Un mapa contra los diagnósticos fatales. En Ciudades Translocales: espacios, flujos, representación. Perspectivas desde las Américas, de Marcial Godoy y Rossana Reguillo, 393-413. Guadalajara: ITESO y Social Science Research Council.

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Sennett, R. (1994). Carne y piedra: El cuerpo y la ciudad en la civilizaci贸n occidental. Alianza Editorial, S.A., Madrid. Esp.

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INCIDENCIA DE LA COOPERACIÓN ECONÓMICA INTERNACIONAL EN LA ESTABILIZACIÓN SOCIO-ECONÓMICA DE TERRITORIOS RECEPTORES DE POBLACIÓN DESPLAZADA. CASO COMUNA 1, 4 Y 13 DE MEDELLÍN - COLOMBIA. Carolina María Horta Gaviria La finalidad de ésta investigación es contribuir a la atención a la población desplazada de que permita la integración social, la generación de una política pública y la eficacia de la cooperación internacional en los territorios refugio de población desplazada en Medellín en beneficio de todos los ciudadanos que habitan éstos territorios que han servido de refugio para la población desplazada en la ciudad de Medellín- Antioquia. La exigencia mundial capitalista de hacer de cada esquina del planeta un lugar para la acumulación, circulación y consumo del capital, contrasta con los matices de desempleo, pobreza y desplazamiento forzado que conllevan a tonalidades de dependencia económica de la gestión pública y privada. En Colombia la soberanía relativa y la dependencia económica se debaten con respecto a la injerencia del sistema internacional en los conflictos nacionales, lo que ha devenido en la expansión de la deuda histórica externa y su incapacidad de pago, así como en la insostenibilidad de la cooperación internacional. ¿Cuál es el riesgo social, político y financiero de la cooperación internacional en proyectos de emprendimiento de territorios receptores de población desplazada por el conflicto armado, y en la financiación de una propuesta de política pública local de estabilización socio-económica en la periferia de Medellín? Al respecto, advierte Paul Collier (2007) que "Cuando un país fracasa en su proceso de desarrollo, la probabilidad de verlo caer en una guerra civil aumenta sensiblemente, y esos conflictos destruyen las fundaciones del desarrollo… Estos países pueden salir de este círculo vicioso poniendo en marcha las políticas y las instituciones necesarias para un verdadero crecimiento, por lo que se precisa con total urgencia una acción internacional. Además, los costos internos de una guerra

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civil se siguen manifestando mucho después de terminada la lucha. Los países que sufren una guerra civil con frecuencia se ven involucrados en niveles persistentemente altos de gasto militar, fuga de capitales, enfermedades infecciosas, bajo crecimiento y pobreza arraigada. Así, un país que recientemente ha salido de una guerra tiene un riesgo muy elevado de volver a caer en otro conflicto”. La hipótesis de que la recepción de población desplazada forzosamente ha permitido mayor captación de recursos internacionales para la política pública local de Medellín y en general del país, nos lleva a la pregunta por la ejecución de dicho capital en políticas de auto-sostenibilidad, ante la poca efectividad de políticas asistencialistas ¿Cómo identificar oportunidades de financiación y expansión del mercado de los productos generados por las propuestas de emprendimiento de territorios receptores de población desplazada en la ciudad de Medellín? Una política pública de emprendimiento para ésta población, puede devenir en mejores niveles de gobernabilidad del Estado local. Logrando con ello disminuir la dependencia económica y la falta de autonomía relativa de los municipios como Medellín en la solución de conflictos que se presentan en un territorio como Medellín. Según el Banco Mundial (2009) los ejes de la acción internacional deberán pasar por aportar a los países en riesgo una ayuda mejor orientada, introducir una mayor transparencia en los ingresos procedentes de los recursos naturales y una mejor organización de la ayuda al mantenimiento de la paz. Tal y como lo señala Ian Bannon (jefe de la unidad de prevención de conflictos y de reconstrucción del Banco Mundial 2008) "Cada vez se reconoce más que no puede haber paz sin desarrollo, como no puede haber desarrollo sin paz". Para el economista Dice Nicholas Stern, Jefe y Primer Vicepresidente para la Economía del Desarrollo del Banco Mundial (2008) "El mundo es demasiado pequeño y está tan estrechamente relacionado que los daños de un conflicto no se pueden circunscribir a los límites del país que está en guerra, aunque no estemos preparados para actuar desde la lógica de la decencia, el interés propio exige que la comunidad internacional trabaje estrechamente unida para reducir la cantidad y la duración de estos conflictos trágicos y extremadamente destructivos".

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La comuna 1, 4 y 13 operan como entorno complejo para los negocios internacionales y de cooperación internacional para la ciudad de Medellín, ¿Cuáles son algunas de las dinámicas que permiten referirse a éstas zonas de la ciudad como entorno complejo para el desarrollo?2 • Las empresas de la comunidad operan en zonas de narcotráfico. • Las empresas de la comunidad son víctimas de extorsión. • Las empresas de la comunidad se ven involucradas en crímenes del Estado y de grupos de autodefensa en el intento por preservar su seguridad. • Las empresas se deslegitiman al operar en zonas donde el control legal se encuentra disputado. En la primera mitad del siglo XX surgió en América Latina la preocupación por la urbanización acelerada de nuestras ciudades. Entonces se establecieron las ‘reglas de juego’ de la ocupación formal de las ciudades, las proyecciones de expansión y la provisión de servicios e infraestructura pública y privada (Rincón, 2005). El desplazamiento forzado fue el otro factor que apoyo la construcción social de las comunas populares de Medellín. A falta de una política para atención a desplazados, los barrios de invasión en Medellín, eran cada vez más grandes, los ranchos y cabañas de las zonas rurales son reparados con zinc, cartones y plásticos, según información de los diarios locales de la ciudad (El Tiempo, 1990). El sicariato en Medellín fue un ingrediente de la morfología social del espacio que solo salió a la luz pública en el año de 1984 con el asesinato del ministro Rodrigo Lara Bonilla, la expansión de la drogadicción en los barrios de Medellín paso a ser un hábito para convertirse en una máquina de producción, comercialización y acumulación de droga, que día a día, fue expandiéndose gracias a sus mecanismos mortíferos. El desarrollo de barrios seguros mediante un sistema de autodefensa de su economía legal - ilegal, generó diversas disputas por el poder, así mismo introdujo códigos de conducta en la sociedad, en la educación, en la actividad productiva barrial, y hasta en la

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Según talleres desarrollados en la comuna 1, 4, y 13 de Medellín con el apoyo de los CEDEZOS de la Secretaría de Desarrollo Social de la Alcaldía de Medellín.

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sexualidad. Para nadie es un secreto en la ciudad de Medellín, que los intereses objetivos de la violencia en Medellín, se encuentran en el control de las rentas legales (comercio y servicios) e ilegales (extorsiones y controlar el comercio de drogas ilícitas)3. Según la morfología del espacio, para que la ciudad cumpla con sus funciones, la ciudad se debe dividir desde la planeación en segmentos funcionales, es decir, en una zona se trabaja, en otra se habita, en otra se compra, el espacio de diversión se delimita, y la calle, se declara una zona por desaparecer, por ser insegura, sin control y el hombre que habita la calle, aquellos que esperan quien sabe que en las esquinas de la ciudad, se convierten en amenaza (Lefebvre, 1974). Los barrios de las comuna 1, 4 y 13 de Medellín se han convertido en una amenaza por estar fuera del control soberano del Estado. Según Ribeiro (2005): “La tensión entre legalidad e ilegalidad incorpora fundamentos más amplios de la experiencia social y esta tensión se inscribe en los principios organizadores de la vida colectiva específicamente en la naturaleza de la transformación del fenómeno urbano”. Para Vainer (2005) “En lugar de la ciudad competitiva de los consultores y urbanistas post-modernos, ciudad artificialmente glamourizada y maquillada […] emerge el territorio como objeto y arena de disputas, en que el control y uso del suelo, en particular el control y uso del espacio público, constituye el elemento determinante de la dinámica espacial, económica, social, cultural, política e institucional”. La cooperación internacional para los derechos humanos en Medellín hizo visible la ciudad, y la necesidad de generar una arquitectura urbana que permitiera la inclusión de la periferia en el lenguaje de ciudad, especialmente del drama del desplazamiento forzado y las lógicas de implosión y explosión que introduce en el espacio. “El informe de la Cruz Roja Internacional (CICR) y el Programa Mundial de Alimentos (WFP) muestra que las mayores debilidades en el servicio a desplazados están en la generación de ingresos, la protección de tierras rurales, la atención psicosocial y la atención humanitaria de urgencia” (CICR, WFP, 2010).

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Información tomada de líderes de las comunas donde el proyecto desarrolló su prueba piloto. Comuna, 1, 4, y 13 de Medellín.

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La cooperación internacional vía organizaciones internacionales, mediante créditos a través del BID, materializaron el deseo de una ciudad incluyente, que mediante su infraestructura la población sintiera su cercanía con el centro del proceso urbanizador. Las estaciones del Metrocable, se convirtieron en nuevas centralidades urbanas, desarrollando nuevas periferias4. En éste orden de ideas las empresas, la cooperación internacional, y el Estado como tal, deberán ejercer su poder soberano, desarrollando regulaciones tales como la protección de los derechos humanos, y alianzas interestatales, así como entre Estado y la empresa, para cumplir con las exigencias en materia de cooperación internacional, vertical y horizontal en materia de justicia transicional. Así mismo, se requiere regular “la malversación de los recursos asignados por el Estado, la falta de comunicación, arcaísmos que suponen liderazgos politizados o parcializados, falta de instrucción en el trabajo con la comunidad, son entre otros los obstáculos que impiden a muchos barrios salir adelante, parte de esa responsabilidad recae sobre las Juntas de Acción Comunal, según sus habitantes…” (CEDEZOS5 de la zona 1 de Medellín, 2010). No obstante, se requiere de un entorno de menor monopolio de la capacidad productiva y comercializadora de un Estado, dado que la dinámica interna de la economía en el país, está generando marginalidad. Se requiere por lo tanto de una mayor cooperación de la gran empresa con las pequeñas empresas de una ciudad receptora de población desplazada por el conflicto armado en Medellín. El asunto de la cooperación internacional, deberá partir de un sentido moral de solidaridad, esta lógica de entendimiento parte del reconocimiento de los intereses de los otros, el Estado que sacrifica sus intereses particulares en función del asunto público, adquiere un sí mismo más amplio denominado conciencia colectiva (Habermas, 1998). Por su parte, Kofi Annan, en su Informe sobre Prevención de Conflictos, 7 de junio de 2001, manifiesta que “La era de

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Información tomada del análisis de archivo de prensa y entrevistas con líderes barriales, 2010. Los Centros de Desarrollo Empresarial Zonal son organismos articuladores que buscan fortalecer la economía territorial mediante la generación de empleo, emprendimiento, desarrollo y consolidación de micro y famiempresas en función de los clúster estratégicos de la ciudad. 5

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la mundialización ha intensificado la comprensión de que la actividad comercial es parte integrante de la vida económica y política de la sociedad. Junto con esa comprensión, existe un reconocimiento creciente entre los agentes internacionales del importante papel que podrían desempeñar los medios empresariales al ayudar a evitar o resolver conflictos”. Pero la cooperación para Colombia ha estado basada en una estrategia de endeudamiento, debido al problemático pago de la deuda, el presidente Barco (1990) se presentó ante el parlamento europeo en Estrasburgo, Francia, para replantear los aranceles sobre el café, las flores y el banano, señalando: “No queremos ayuda militar, no queremos asesores militares, no queremos donación de dineros, queremos que la fronteras de Europa y América del Norte se abran a nuestros productos, que nos den un trato justo e igualitario para nuestras exportaciones.” Pero ésta lógica de solidaridad ni siquiera se vive en realidad en la dimensión doméstica de la economía del país. Los máximos exponentes de la ayuda externa para los primeros años fueron: Bélgica (1971), y para 1972: Canadá, España , Estados Unidos de América , Francia , Israel , Italia , Japón, Noruega, Países Bajos, Reino Unido, Suecia, Suiza. A finales de los noventa los Estados que mayor apoyo brindaron fueron Alemania, Austria, Estados Unidos, España, Francia, Italia, Canadá, el Reino Unido, Alemania y Japón; y de los organismos internacionales radicados en Colombia, el Banco Mundial (BM), la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). Para el nuevo siglo, las tendencias son diferentes, los actores de la cooperación internacional cada vez más tienen rostro empresarial o social, y menos estatal en América Latina. Por ejemplo el presidente del Grupo Aval para el año 2009 señalaba: “continuaremos invirtiendo en actividades generadoras de ingresos lideradas por nuestros deudores humildes pero confiables. Si podemos mejorar en algo de productividad y los ingresos de los 4.000 millones de pobres en el mundo, habremos ayudado a un crecimiento real sólido y sostenible” (Muhammad Yunus, 2009).

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La tendencia en América Latina, es que sea cada vez mayor la inversión social de las multinacionales por ejemplo de Brasil: Fundación Bradesco, Fundación Banco de Brasil, Fundación AVINA, Natura cosméticos, entre otras organizaciones. Desde Estados Unidos la más importante cooperación internacional para América Latina se encuentra en: la Fundación Ford, Bill and Melinda Gates Foundation, Fundación Kellogg. Así mismo, en Europa la mayor cooperación internacional es de Repsol YPF, Fundación Telefónica, Grupo BBVA (acción social), Fundación La Caixa, entre otras organizaciones de carácter privado. Las organizaciones no gubernamentales de mayor apoyo para América Latina, son Swissaid, Vivamos Mejor, Enfants du monde, Human Rights Watch, Transparency International, Amazon Watch. La cooperación internacional de carácter oficial, y bilateral los mayores donantes son España, Reino Unido, Holanda y Suiza. La cooperación internacional, vía endeudamiento público nacional, departamental y local, para brindar seguridad militar, asistencia humanitaria, y desarrollo urbanístico en zonas vulnerables a los desastres naturales y humanos, conlleva a que prime el pago de la deuda sobre el mantenimiento de las condiciones socio-económicas de la población imposibilitando que la población alcance el crecimiento y el desarrollo económico para convivir en paz después de la tragedia del conflicto armado y el desplazamiento forzado.

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HABITABILIDAD REGIONAL Y RESILIENCIA URBANA BAJO EL MARCO DE LA PLANEACIÓN. Pablo Torres Lima Alberto Cedeño Valdiviezo Introducción Los centros urbanos son principalmente asociados con dinámicas económicas y socioambientales en donde las poblaciones se involucran en un amplio rango de actividades laborales, de placer y de vida (James y Bound, 2009). Particularmente, los elementos naturales son reconocidos por tener un importante papel en la promoción de cierta calidad de vida, por lo tanto el desarrollo de centros urbanos se encuentra en debate en términos de la relación entre el ambiente natural (i.e. microclimas) y el construido (i.e. densidad de viviendas) (Sun et al., 2012). En términos de la planeación ambiental, un reto importante consiste en conjuntar la percepción de la población local hacia el tipo de actividades que se deben apoyar (i.e. la restauración de paisajes locales) y mantener la cantidad y calidad de los recursos naturales que contienen los propios espacios geográficos frente a los impactos de la urbanización. De esta manera, se debe reconocer que el análisis de la percepción de los atributos de la habitabilidad por la población local debe ser un componente primordial en la evaluación multifuncional del futuro de los territorios sobre todo desde diversas aproximaciones conceptuales y metodológicas interdisciplinarias. El diseño urbano está presente en una variedad de escalas, objetos y sitios individuales, calles, barrios, proyectos de infraestructura y las ciudades en su conjunto. En cualquiera de estas escalas los beneficios o perjuicios del proceso diseñístico impacta a un amplio conjunto de individuos, unidades domésticas y agentes de cambio urbano (tomadores de decisiones, residentes, usuarios y desarrolladores inmobiliarios). Por ejemplo, en términos de la geografía económica, o bien desde las ciencias sociales y medioambientales, el análisis espacial intenta proveer de elementos para un buen diseño de morfología urbana, bajo el principio de accesibilidad de la forma urbana, que considere no sólo el papel lineal de sectores económicos (i.e. el mercado y la distribución de recursos escasos) sino también los problemas derivados de asegurar el bien colectivo (i.e. mecanismos para la accesibilidad e precios y mercancías bajo

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mercados ausentes) (Webster, 2010). Lo anterior, puede ilustrar como en la planeación urbana pueden existir dos dominios de acción que no son mutuamente excluyentes, la creación de mercados eficientes que promuevan la accesibilidad a productos y bienes de consumo privados y públicos; y el cumplimiento de mandatos sociales, bajo criterios de equidad, que conlleven por ejemplo, el aseguramiento de viviendas de bajo costo y la propia distribución físico-espacial de espacios verdes en las áreas urbanas que maximicen la habitabilidad regional de la ciudad. La morfología urbana es un distintivo campo multidisciplinario de investigación (Whitehand, 2012) que incluye tanto un método como un cuerpo de teoría empírica urbana (un conjunto de conceptos y métodos con menor poder de abstracción y gran contenido empírico proveniente de los campos de la arquitectura, planeación territorial y geografía) que estudia los cambios que ocurren a través del tiempo de los espacios urbanos. Este enfoque analítico coadyuva al entendimiento de las dinámicas de vida urbanas y ambientes construidos (Smith, 2011). En particular, la complejidad de los modelos de análisis históricos respecto a los procesos de morfología urbana implica enfoques conceptuales divergentes (diacrónicos o sincrónicos) con relación a la complejidad de los propios procesos urbanos. Así, se refiere que la polisemia del concepto de forma urbana involucra tres orientaciones; 1) el crecimiento y morfología urbana usando modelos formales y técnicas fractales; 2) la sintaxis espacial, que deriva en un conjunto de medidas analíticas de las configuraciones basadas en las observaciones de la conducta humana, tales como el movimiento de las poblaciones en un ambiente urbano dado (Kanga et al., 2012); y 3) el enfoque histórico-geográfico combinado con los estudios tipo morfológicos arquitectónicos. A partir de estos dos últimos dos enfoques referidos sobre morfología urbana, se considera que se puede formalizar el análisis multi-escala de la forma urbana, es decir, el estudio físico de la forma de las ciudades, de la progresiva constitución del tejido urbano y de las relaciones recíprocas entre los elementos constitutivos que definen las combinaciones particulares de rasgos espaciales (espacios construidos, públicos y privados, etc.). Por lo tanto, en teoría, las ciudades pueden ser vistas como un compuesto integral de objetos geográficos, cultural y antropogénicos interactuando entre sí que pueden ser

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revisados a lo largo de la historia y bajo ciertas escalas. Estos objetos son las formas urbanas, las cuales no son sólo la suma de las diferentes acciones humanas sobre los objetos físicos, sino son el resultado de las interacciones y sus cambios entre la forma urbana misma y el medio ambiente. La naturaleza de los procesos que derivan en una serie de cambios y de la participación de sus agentes cubre un amplio rango de consideraciones socioambientales, culturales y económicas que derivan en cierta calidad de vida (CamachoHübner y Golay, 2007). Actualmente, la rápida expansión de regiones y poblaciones urbanas sigue siendo un problema que contradice el logro del desarrollo sustentable, por lo cual la geografía de la urbanización está en constante cambio bajo múltiples dimensiones. Sin embargo, en diferentes ciudades del mundo se vienen consolidando enfoques conceptuales y metodológicos que proveen de recomendaciones para agentes y actores que participan hacia la planeación del desarrollo urbano sustentable. Los sistemas socioecológicos y las variables urbano-ambientales son reconocidos como importantes para el funcionamiento y resiliencia de las ciudades, la eficiencia de los servicios urbanos y el estudio de las interacciones entre entidades de los espacios contemporáneos urbanos, tales como las poblaciones y la habitabilidad. Asimismo, diversos indicadores socioambientales reflejan el grado de consolidación de acciones, políticas, estrategias y la misma práctica de la planeación de procesos de urbanización sustentable, particularmente respecto al manejo de ecosistemas y paisajes urbanos frente a los procesos de expansión de las ciudades. Como parte de la variedad de cambios en la habitabilidad, se debe comprender cuáles procesos socioambientales impactan los patrones de ocupación del espacio físico y el uso de sus recursos para mejorar el análisis de las secuencias y trayectorias regionales de urbanización y sustentabilidad que aseguren un mínimo de calidad de vida. Los objetivos de este trabajo son, en primer lugar, examinar algunas consideraciones conceptuales acerca del diseño ambiental y la habitabilidad; en segundo lugar, se presentan elementos acerca de vulnerabilidad y resiliencia en ciudades, como ejes contemporáneos claves de la habitabilidad. Finalmente, se presentan argumentos que favorecerían el logro de una habitabilidad regional sustentable bajo el marco de una agenda de planeación urbana.

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Diseño ambiental y habitabilidad En tanto que el ser humano se encuentra en el centro del objeto de estudio del diseño, se concibe que éste ocupa un espacio para hacerlo habitable6. En este sentido, en diseño el área de conocimiento humanística es esencial, en virtud de que responde no sólo a la necesidad de crear la infraestructura de habitabilidad del quehacer humano, sino a la de humanizar, a la de socializar las condiciones concernientes al medio ambiente y a la calidad de vida, tales condiciones se expresan y dimensionan bajo el marco de un soporte espaciotemporal. Tiempo y espacio, como dimensiones físico-simbólicas, son indisolubles en el plano de la existencia del ser humano, el cual ocupa un estar en el mundo a partir de una clasificación genérica en la cual se establecen sitios o entornos, objetos físicos o virtuales. La habitabilidad es el elemento obligatorio, estructural y definitorio del diseño en la medida de que mejora el entorno visual, hace el mundo inteligible y aumenta la calidad de vida; al mismo tiempo que aporta información y mejora los objetos y espacios que usamos. De esta manera, el confort o calidad de vida es una representación mental-cognitiva (introspectiva) de bienestar aplicable a cualquier disciplina del diseño (Torres et al., 2012). Particularmente, el diseño ambiental podría complementar el quehacer de múltiples líneas de investigación-acción que se han desarrollado en los últimos veinte años a la luz de la profunda reflexión mundial sobre la relación

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El concepto de hábitat tiene diversos significados que van a depender de diferentes áreas de conocimiento (arquitectura, biología, medicina, urbanismo, geografía, sicología, etc.). Particularmente, se considera por hábitat al conjunto complejo de elementos naturales y artificiales que integra al ser humano mediante dinámicas sociales, el cual se expresa en un entorno natural y construido y se caracteriza por un aspecto denotativo o connotativo de la ordenación del espacio en función de una afectividad de los habitantes a fin de expresar la vida en un lugar. El hábitat se puede analizar en tres escales; la objetual, la edilicia y la urbana; y en tres niveles: individual, el familiar que tienen que ver con lo privado y el social que se relaciona con lo público. Esta expresión se manifiesta por la experiencia en la que el cuerpo interactúa con el medio a través de comportamientos, gestos, actitudes y lenguajes que pasan a ser proyecciones hacia la sociabilidad y alteridad, en vínculos, afectos y presencia de individuos, grupos o sistemas urbanos. Con respecto al concepto de habitar, se refiere a la acción de habitar o vivir, el modo en que se utiliza el hábitat; es apropiarse de un espacio, personalizarlo, es conceptuar una forma de vida, por lo tanto es la principal directriz de toda intervención en los campos de la planeación y arquitectura. Bajo este marco, la habitabilidad corresponde a los procesos de adaptación, percepción, territorialidad, significado que determinan las transformaciones de las estructuras ambientales y arquitectónicas para conceptuar formas de vida, las cuales, a su vez, determinen el grado de habitabilidad de un lugar (ver Duarte, 2008; Perilla, 2009).

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entre el ser humano y su hábitat y respecto a la crisis ambiental y los efectos sobre los recursos naturales que ha tenido el modelo de desarrollo contemporáneo. Sin embargo, aún el tema de diseño desde las ciencias ambientales resulta un poco ambiguo por su énfasis técnico-científico y pudiera ser sinónimo de conceptos como planeación ambiental o variantes de lo que se conoce como ordenamiento ecológico y planificación territorial (Potter, 2009). Hoy en día existe una gran variedad de enfoques que se agrupan bajo el término “Environmental Design”, los cuales incluyen el diseño sustentable, arquitectura sustentable, eco-diseño, diseño ambiental sustentable, etc. Sin embargo, la mayor parte de estos enfoques continúan muy acotados a la incorporación de temas ambientales a la práctica profesional de proyectación de edificios, ciudades, productos (Maciel et al., 2007) y del diseño arquitectónico de ambientes físicos, en algunos casos de manera intergeneracional (Kaplan et al., 2007). Se ha sustentado que la propia construcción de la teoría del diseño requiere de un pensamiento sistemático sobre los procesos y procedimientos para el abordaje de un objeto que resulte finalmente en conocimiento (Basa, 2009; Friedman, 2003). Como interdisciplina, la conceptualización de diseño ambiental tiene dos importantes orígenes; 1) el objetivista, el cual se atribuye a las cosas materiales de que son hechos los objetos y espacios que usamos los seres humanos, tal y como lo son el suelo, la madera y el papel, entre otros; y 2) el subjetivo, que se origina en la mente de los individuos y se manifiesta en la asignación de valores y preferencias, reales o virtuales, por el uso y ocupación de los propios objetos y espacios. El enfoque de sistemas complejos puede considerar a la habitabilidad como el resultado de una serie de conexiones entre y dentro de: a) los sistemas de los objetos y espacios (biofísicos), los cuales se sustentan en teorías de la ecología, física, ingeniería, entre otras; b) los sistemas basados en valores humanos (valor subjetivo), que se basa en teorías de la psicología, sociología, economía, etc.; y c) un conjunto de interacciones entre los dos anteriores que puede ser referido como la estructura conectiva del campo de conocimiento interdisciplinario del diseño ambiental. De esta forma, la habitabilidad para el diseño ambiental puede ser considerado un sistema complejo compuesto de dos subsistemas: el objetivo, llámesele el biofísico, y el subjetivo, denominado como el proceso de toma de

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decisiones individuales o sistema de evaluación basado culturalmente (Chaudhury y Mahmood, 2008). Con base en lo anterior, desde la perspectiva del diseño ambiental, cuando se refiere a la habitabilidad se está hablando de formas de vida y en ese sentido de historia –espacio y tiempo- y de escalas. Hoy en día es primordial recuperar esas formas de integración –separación o comunicación, desde la arquitectura y la ciudad y de los espacios de transición –tensión o acoplamiento, desde las identidades. En este sentido, el espacio intermedio entre las distintas escalas objetual, arquitectónica, urbana, regional, y global se define como un espacio de transición que implica tensión o acoplamiento que se sustenta en la dialéctica del adentro-afuera, casa– ciudad, público-privado y bienestar material- emocional (Duarte, 2008). En este sentido, se requiere estudiar las relaciones entre el medio ambiente humanizado (espacio de las relaciones sociales de producción) y el medio ambiente natural (biogeofísico), las cuales pueden dar cuenta de la interacción entre hábitat y medio ambiente y de las cualidades de lo habitable y el desarrollo regional sustentable. Bajo el marco del análisis del desempeño ambiental de las ciudades ante los retos de la crisis de desarrollo que poseen los espacios urbanos, particularmente respecto a la fragmentación del paisaje como un rasgo inherente de las ciudades contemporáneas y de la planeación de la expansión urbana, se requiere identificar: a) las variables socioeconómicas y ambientales regionales que son percibidas por pobladores rural-urbanos como impacto de la urbanización, en sus diferentes prácticas de vida y habitabilidad locales; b) las prácticas y actividades que son necesarias para el logro del desarrollo sustentable regional; y c) las propuestas de acción y orientación institucional en términos de planeación y estrategias de desarrollo sustentable para los espacios urbanos. Vulnerabilidad y resiliencia en ciudades Actualmente, en el desarrollo de la habitabilidad, el cual debe incluir la propia competitividad de territorios para el logro de la sustentabilidad deseada,7 como parte del contexto de economías regionales ambientalmente sanas, se debe

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Competitividad que supone diferentes procesos de generación de capacidades que a su vez dependen no sólo de factores macroeconómicos, sino también de las condiciones ambientales que ofrece el propio territorio y los espacios regionales para facilitar el desempeño de los procesos socioeconómicos y de calidad de vida de las poblaciones locales.

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investigar de manera interdisciplinaria: la adopción de prácticas eficientes de uso de energía; la reducción regional de tasas de emisión de carbono; el mejoramiento del uso del suelo, ampliando las posibilidades de incrementar la captura de carbono; la necesidad de proteger los servicios ecosistémicos (Gren e Isacs, 2009); y promover la eficiencia del uso de los recursos naturales. Así, se ha reconocido a la planeación del territorio y el ordenamiento ecológico como medios de adaptación y reducción de los riesgos emergentes impuestos por el cambio climático en las formas de vida de la gente, los recursos naturales, los servicios ambientales y las actividades productivas y socioeconómicas, particularmente a través de la reducción de la vulnerabilidad con una adecuada conservación de los ecosistemas y una buena gestión de las cuencas hidrográficas (TEEB, 2010). Dentro de este contexto, los espacios urbanos y por supuesto las tareas de diseño ambiental de sistemas territoriales, enfrentan retos ante los cambios bioclimáticos por sus fuertes implicaciones para el bienestar del ser humano y sus sociedades regionales. Queda claro, en los últimos quince años, que el estudio de las implicaciones sociales y ambientales del cambio climático debe acercase al tema del desarrollo sustentable. De tal forma que las actuales prácticas de producción, consumo y distribución que se dirigen hacia el escenario de la sustentabilidad deben ser capaces de reducir la vulnerabilidad de los sistemas naturales y de las sociedades regionales a los cambios en el clima. Así, un enfoque integral sobre el estudio del impacto del cambio climático en las regiones y poblaciones locales debe registrar las variaciones en la vulnerabilidad local y la capacidad adaptativa. Esta información es fundamental para priorizar los limitados recursos utilizados en el diseño de políticas y la realización de acciones para reducir la vulnerabilidad de los sistemas socioambientales de las regiones urbanas (Torres et al., 2009). Las evaluaciones regionales ilustran que la vulnerabilidad 8 a los impactos adversos de la variación y cambios climáticos tiene múltiples causas. Las

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Particularmente, en un estudio sobre barrios urbanos vulnerables en España, se entendió como “vulnerabilidad urbana” a aquel proceso de malestar en las ciudades producido por la combinación de múltiples dimensiones de desventaja, en el que toda esperanza de movilidad social ascendente, de superación de su condición social de exclusión o próxima a ella, se contempló como extremadamente difícil de alcanzar. Por el contrario, se analizó como una percepción de inseguridad y miedo a la posibilidad de una movilidad social descendente, de empeoramiento de sus actuales condiciones de vida. Asimismo, se consideró que la vulnerabilidad de un territorio

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causas incluyen estrés climático así como también riesgos9 derivados de las interacciones entre procesos ambientales, demográficos, socioeconómicos, institucionales, culturales y tecnológicos. El estado y la dinámica de estos procesos difieren de cada territorio y generan condiciones de vulnerabilidad que varían del carácter y grado entre regiones y dentro de la economía y las sociedades. En virtud de la alta complejidad de los sistemas socioambientales y de sus implicaciones para la evaluación regional de las características de vulnerabilidad de las poblaciones, lugares y actividades urbanas, el examen de esta vulnerabilidad implica considerarla como: a) la sensibilidad y la exposición de un sistema a presiones, estreses o disturbios (internos y externos); b) el estado del sistema respecto a cierto umbral de daño; y c) la habilidad del sistema para adaptarse a las condiciones cambiantes (Luers, 2005). De tal forma, la vulnerabilidad de los sistemas socioambientales requiere identificar el umbral o punto de referencia por arriba o por debajo del cual dicho sistema es dañado, tal como es el nivel de degradación de un ecosistema o el promedio del nivel de ingreso relativo a la línea de pobreza. La vulnerabilidad es una cualidad dinámica que puede ser alterada gradual o repentinamente por cambios en las condiciones sociales o biofísicas 10. La adaptación a estas condiciones cambiantes (i.e. infraestructura y/o

tiene que ver con dos dimensiones que la afectan: a) la constituida por condiciones de desfavorecimiento social, de desventajas estructurales de una población para desarrollar proyectos vitales en contextos de seguridad y confianza; y b) la vulnerabilidad como un estado psicosocial que afecta la percepción que los ciudadanos tienen del territorio en donde viven y de sus propias condiciones sociales. Una percepción negativa de su situación como residentes en un espacio social puede traducirse en procesos de malestar urbano que pueden no corresponderse con unos indicadores ‘objetivos’ de vulnerabilidad. Estamos hablando, por tanto, de que la vulnerabilidad es también un concepto relativo, contextual, que debe ser enmarcado en un territorio concreto. Por tanto, la vulnerabilidad debe tener una perspectiva multidimensional, contemplando aquellas dimensiones y variables que más incidencia tienen en la disminución o crecimiento de la vulnerabilidad en un espacio social concreto. En el estudio se contemplaron 4 perspectivas o dimensiones de la vulnerabilidad: Vulnerabilidad socio-demográfica; Vulnerabilidad socioeconómica; Vulnerabilidad residencial; y Vulnerabilidad subjetiva (ver Hernández, 2010). 9 Los riesgos son fenómenos y desastres naturales dañinos o actividades humanas que, cuando ocurren, pueden causar la pérdida de la vida, lesiones o daños a la salud, daños a las propiedades o recursos, pérdida de las formas de vida y acceso a servicios cotidianos, desagregación de la estabilidad económica, social y psicológica de los individuos y daño ambiental. Estos riesgos incluyen las sequías, terremotos, erupciones volcánicas, epidemias, inundaciones, conflictos violentos, derrames químicos, etc. 10 La evaluación de la actual vulnerabilidad del sistema puede incluir la evaluación de: las condiciones socioeconómicas; el riesgo climático actual; las percepciones locales acerca del riesgo climático y sus impactos; el perfil de los modos de vida en lugares específicos; y los marcos institucionales.

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equipamiento urbano, abastecimiento y disponibilidad de agua, contaminación atmosférica, grado de sequía, inundaciones, etc.) puede modificar la vulnerabilidad del propio sistema. Así, la capacidad adaptativa se refiere al potencial a adaptarse o reducir la vulnerabilidad del sistema. Por lo tanto, la propia capacidad adaptativa es el conjunto de acciones y estrategias (de contención, adaptativas y de amortiguamiento) potenciales que contribuyen a la vulnerabilidad mínima potencial (Coles y Scott, 2009). Por su parte, la resiliencia 11 socioambiental y habitabilidad regional de poblaciones urbanas se desarrolla mediante los vínculos robustos entre factores de infraestructura urbana y recursos y factores socioeconómicos del núcleo familiar (ver Tabla 1). La resiliencia es definida como la capacidad social humana para responder a los cambios y disturbios dentro del dominio de las estructuras y funciones urbanas. La resiliencia urbana puede ser definida como la habilidad a largo plazo de los espacios urbanos a tolerar alteraciones antes de la reorganización del desempeño de ésta alrededor de un conjunto de nuevas estructuras y procesos. Las ciudades resilientes a la luz del cambio climático deben contar con la capacidad para formular planes de desarrollo y crecimiento que incluyan los impactos que enfrentarán los territorios y grupos urbanos. En este sentido, construir la resiliencia significa también fortalecer la capacidad de los agentes sociales para acceder a los sistemas urbanos y desarrollar respuesta adaptativas. El concepto de resiliencia socioambiental en este trabajo integra un enfoque en los vínculos que promueven la capacidad de los pobladores locales para conservar cierta calidad de vida dentro de los límites y vulnerabilidad de la habitabilidad regional, involucrando el potencial de reducción o eliminación de los factores dependientes de la infraestructura urbana y recursos y factores socioeconómicos del núcleo familiar.

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La resiliencia refiere a la capacidad de un individuo, recurso, unidad familiar grupo poblacional o sistema para anticipar, absorber y recuperarse de los riesgos, estrés y/o efectos producidos en las condiciones normales sin comprometerse las perspectivas de cambio o desarrollo de largo plazo. La resiliencia no es un estado fijo de algo sino más bien consiste en un conjunto de condiciones dinámico (ver Turnbull et al., 2013). .

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La resiliencia de la población urbana resultado de estos vínculos socioambientales y de la habitabilidad regional es un componente integral a la conservación y promoción de cierta calidad de vida. Las interacciones positivas del desarrollo regional y el medio ambiente promueven la resiliencia de los núcleos domésticos y sus miembros, y tienen influencia sobre los límites de la misma vulnerabilidad de la habitabilidad local y regional. Esto significa que, tanto la innovación como la conservación de estructuras y funciones urbanas deben facilitar los atributos a escala regional de la habitabilidad en beneficio de la calidad de vida de las poblaciones locales.

La integración de estos factores derivados de distintos ámbitos o escalas de intervención en la resiliencia regional facilita el análisis de la habitabilidad y la intensificación de trayectorias de cambio o perturbación de la calidad de vida y las condiciones del desarrollo urbano sustentable. La implementación metodológica de esta perspectiva provee un medio para el estudio de los vínculos que acompañan los procesos relacionados al acceso, conocimiento, control e influencia de los grupos sociales a la habitabilidad regional. El diseño de este tipo de estudios radica en la aproximación metodológica a los componentes microespaciales o de los núcleos familiares que ocupan un territorio común, por ejemplo en la configuración espacial a escala de manzanas, tanto en sus dimensiones, formas y usos (de Gortari, 2012). El marco metodológico puede ser ampliado por las disciplinas encargadas de, por un lado, el análisis del cambio del uso del suelo, particularmente las referidas al

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estudio de las dinámicas del paisaje que proveen de categorías y datos del diseño urbano y sus modificaciones, o bien de la delimitación del uso de los espacios en diferentes escalas, y por otro lado, de los postulados de la sociología y política urbana que extiende sus ideas respecto a la crítica del desarrollo y la mundialización como fuerzas que restringen los ámbitos socioambientales de la calidad de vida de las poblaciones. Esta última perspectiva, con la ayuda de herramientas conceptuales y metodológicas de las ciencias sociales y ambientales, fortalece el análisis de las trayectorias que incorporan la resiliencia y habitabilidad regional como parte del desarrollo sustentable. El fortalecimiento de la capacidad de conservación y promoción de la habitabilidad regional depende en la resiliencia socioambiental de los pobladores locales mediante el desarrollo de vínculos positivos entre factores de infraestructura urbana y recursos y factores socioeconómicos del núcleo familiar. El diseño de análisis de modelos de habitabilidad mico espacial se puede basar en la respuesta a los límites y vulnerabilidad de la habitabilidad regional bajo la consideración de las acciones y políticas para la promoción y conservación de la calidad de vida, asociados con las estructuras y funciones urbanas, particularmente expresados en el marco de las disciplinas socioambientales del desarrollo sustentable y dentro del marco de enfoque de una nueva política urbana que asuma las recomendaciones y prioridades con relación a la planeación del uso del suelo urbano y el desarrollo sustentable (United Nations, 2012; UN-Hábitat, 2012). Habitabilidad regional y planeación urbana Hasta este punto, en función de que la ciudad, en su nivel fundamental, se puede referir como un conjunto de relaciones estructuradas entre espacio, forma y flujos (Osmond, 2010), la consideración de la habitabilidad regional, que consiste en una descripción de la forma urbana en términos de tipos, números y arreglo de sus partes y la relación de éstas, vinculadas a la infraestructura urbana y recursos, así como a los factores socioeconómicos del núcleo familiar de los habitantes, permite la descomposición socioambiental del espacio urbano dentro de un conjunto relativo morfológicamente homogéneo de unidades o entidades estructurales urbanas. Por lo tanto, la habitabilidad regional debe ser considerada una fuente del origen, desarrollo y modificación de las formas urbanas bajo enfoques y métodos geográficos de delimitación específicos. De

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esta manera, es correcto que el carácter regional y sus diferencias dentro y entre áreas espaciales definidas este siendo usado en procesos de marcado de límites y fronteras como parte de la planeación local contemporánea y la correspondiente toma de decisiones (Larkham y Morton, 2011). Particularmente, la resiliencia urbana es un dominio naciente en la elaboración de políticas y estrategias sectoriales como parte de procesos de planeación para la construcción y el fortalecimiento del desarrollo sustentable regional. Muchas ciudades han empezado a experimentar y, algunas, a recibir influencia y apoyo de instituciones internacionales para la consecución de este logro. Sin embargo, existen pocos estudios de casos empíricos de planeación de la resiliencia urbana, particularmente que reporten aspectos con relación a las dinámicas organizacionales, actores involucrados, políticas y programas de sustentabilidad a lo largo del tiempo. Hasta el momento, es evidente cierta complejidad en la evaluación de los sistemas de gobernanza para construir la resiliencia urbana, bajo la interacción de actores públicos, privados y de la sociedad civil, mediados por contextos socioeconómicos nacionales y regionales específicos, arreglos políticos y normas culturales particulares y medio ambientes. La integración de la resiliencia en los procesos de planeación debe ocurrir bajo las siguientes premisas postuladas por las Naciones Unidas (UN-Hábitat, 2012): a) La resiliencia depende de la capacidad para anticipar y planear para el futuro. Un plan que prevea los efectos de impactos futuros puede ayudar a las ciudades a permanecer y reconstruir sus formas y funciones cada que sea necesario. Así, el tipo de manejo local de la resiliencia conlleva la capacidad para no sólo anticipar eventos de riesgo, aplicar rigurosamente los planes de acción, contar con la disponibilidad de información, sino también de la calidad de la infraestructura y servicios que la propia ciudad ofrece. b) Las evaluaciones 12 identifican vulnerabilidades sectoriales y provee de bases para formular prioridades de adaptación en términos del espacio

12 El esquema de Evaluación del Riesgo Urbano, desarrollado por el Banco Mundial, el Programa de Medio Ambiente de la Naciones Unidas (UNEP) y UN-Hábitat con el apoyo de Cities Alliance, es una herramienta estandarizada para estudiar el riesgo urbano e identificar áreas y poblaciones urbanas que son más vulnerables, las cuales corresponden típicamente a asentamientos informales. La Evaluación del Riesgo Urbano provee de un marco para el análisis, cualitativo y cuantitativo, que: a) promueve la capacidad de los gobiernos locales para identificar los crecientes riesgos que

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urbano. Por ejemplo, se refiere que en virtud de que la vulnerabilidad es un concepto relativo o contextual, éste debe ser enmarcado en un territorio concreto bajo una perspectiva multidimensional, contemplando aquellas dimensiones y variables (socio-demográficas, socio-económicas, residenciales y subjetivas) que más incidencia tienen en la disminución o crecimiento de la vulnerabilidad en un espacio social concreto (Hernández, 2010). c) La resiliencia no es una sumatoria sino es parte integral de la planeación de la ciudad y sólo puede lograrse mediante la consideración de la complejidad de todos los componentes del sistema urbano. Transformar a la ciudad resiliente implica orientar el desarrollo lejos de las áreas de riesgo, pero abordando la expansión de los asentamientos informales, la falta de infraestructura y la degradación del medio ambiente. Estas limitaciones del desarrollo son las mismas para la resiliencia, así que, en vez de considerar las vulnerabilidades aparte, se debe integrar la propia resiliencia en la planeación urbana. d) Una ciudad resiliente es competitiva y puede mantener sus ventajas a los largo del tiempo. Mediante el incremento proactivo de la resiliencia, las ciudades serán mejor posicionadas para absorber y responder a ciertos impactos de cambio. El propósito principal de la inversión urbana es ampliar el funcionamiento y desempeño de las áreas urbanas relevantes. En vez de que la inversión para la resiliencia deba ser enfocado hacia los costos de reducción de riesgos se debe crear nuevas formas urbanas de desarrollo. e) Las ciudades que no sean capaces de prepararse para los efectos de riesgos ambientales (i.e. cambio en la precipitación), sociales (i.e. inseguridad o violencia) o económicos (i.e. falta de mercados) tendrán mayores costos por la inacción de respuesta a largo plazo. Por ejemplo, el costo del huracán Katrina en Nueva Orleans en los Estados Unidos fue estimado en 100 billones de dólares. En las ciudades de Manila (Filipinas), Bangkok (Tailandia) y Ho Chi Minh City (Vietnam), los costos para reparar

tiene como origen los desastres o los impactos del cambio climático; b) evalúa el grado de exposición y vulnerabilidad de recursos y poblaciones específicas; y c) analiza las capacidades institucionales y la disponibilidad de datos, y cuantifica las vulnerabilidad mediante la aplicación de un enfoque de línea de referencia que sirve para evaluar el progreso a lo largo del tiempo espacio (UN-Hábitat, 2012).

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f)

los daños causados por las inundaciones con relación al cambio climático son del orden de 2 a 6 por ciento del producto interno bruto. El financiamiento para la resiliencia debe ser coordinado y alienado con la inversión fija urbana, la cual debe corresponder a las estrategias y acciones de ésta en vez de ser utilizada sólo para fines de reducción de riesgos. En este sentido, el financiamiento debe aumentar los beneficios para la ciudad en la medida que mayores inversiones sean hechas para la propia contribución de la resiliencia.

Aunque la planeación y gobernanza de la resiliencia urbana depende mayormente de las acciones a escala de ciudad, muchos de los esfuerzos de construcción de resiliencia son influenciadas por ámbitos internacionales, nacionales y regionales. De cualquier modo, los gobiernos locales son críticos para proveer de servicios, facilitar inversiones financieras y llevar a cabo acciones colectivas institucionales de la planeación socioambiental y económica que se dirijan coordinadamente hacia el aprendizaje social de prioridades de la resiliencia urbana. Para ello, es preciso el incremento en la descentralización de responsabilidades y funciones administrativas y políticas que devuelvan la autoridad a las poblaciones locales, mediante la delegación de jerarquías políticas, la facilitación de transferencia de información, el entendimiento de mandatos legislativos, y la coordinación de recursos y materiales a través de sectores, a fin de una completa regulación espacial y socioambiental de sus territorios para el logro de una mayor habitabilidad regional dentro del contexto del desarrollo urbano sustentable13. En suma, para el fortalecimiento de la habitabilidad regional se debe comprender cinco procesos clave: 1.Entendimiento de los riesgos e incertidumbres y de las

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El Marco de Acción de Hyogo 2005-2015: Construyendo la resiliencia de naciones y comunidades para los desastres (HFA, siglas en Inglés), está adscrito a la Naciones Unidas desde 2005 a fin de guiar en sus esfuerzos a los gobiernos, organizaciones, sociedad civil, sector académico e individuos hacia la consolidación de políticas y acciones nacionales e internacionales para reducir substancialmente pérdidas, en términos de vidas humanas, recursos y capital social, ambiental y económico frente a los riesgos naturales. Las cinco prioridades de acción de la HFA son: 1. Construir las capacidades y prioridades institucionales, nacionales y locales, para asegurar la reducción de riesgos de desastres; 2. Conocer los riesgos mediante la identificación, evaluación y monitoreo de riesgos de desastres y promover las alertas tempranas; 3. Construir entendimiento y alertas con base el uso del conocimiento, innovación y educación para construir una cultura de seguridad y resiliencia a todos los niveles; 4. Reducir riesgos mediante la planeación del uso del suelo tomando medidas ambientales, sociales y económicas; y 5. Estar preparado para actuar, en todos los niveles, de manera eficiente y eficaz para prevenir desastres (United Nations, 2012).

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vulnerabilidades; 2. Planeación para la resiliencia urbana; 3. Desarrollo de procesos de largo plazo de gobernanza, regulaciones e instituciones; 4. Obtención y re-dirección del financiamiento; y 5. Involucramiento de las poblaciones y comunidades locales en todo lo anterior. Conclusiones Cualquier intervención espacial en los espacios urbanos regionales es artificial pero al mismo tiempo forma parte de la conciencia colectiva de la población local, la cual incluye la concepción de que la habitabilidad puede aprovecharse para ordenar el territorio hacia la sustentabilidad que se asocie a la recuperación del bienestar individual y colectivo. Asimismo, la incorporación de nuevas tipologías de habitabilidad que se entrelazan en un proceso de transformación arquitectónico y de uso superpuesto del propio paisaje urbano regional comprende una nueva morfología urbana que transforma la región y la ciudad. Al transformar la habitabilidad regional, en sus componentes socioambientales, se cuenta con la posibilidad de estimular la imaginación geográfica para que una determinada serie de intervenciones, propuestas y acciones espaciales, de carácter urbano y/o arquitectónico, puedan estar acordes a la dimensión ambiental regional y de la población local misma. En el proceso de revalorización ambiental de la región, es importante resaltar la función que tiene la resiliencia como parte de un proceso paulatino de cambio en la urbanización de las regiones. El aumento de la densidad de población, las dinámicas de urbanización y el cambio en la morfología urbana, han implicado diversos conflictos entre valores y costumbres respecto a la percepción de la habitabilidad. En las ciudades, existen marcadas tendencias de yuxtaposición de obras de servicios e infraestructura urbana en espacios geográficos con nuevos procesos de asentamientos humanos, lo cual conlleva, por ejemplo, al cambio de uso del suelo. En consecuencia, la habitabilidad se modifica a partir de las condiciones socioambientales cambiantes a los largo de sistemas regionales cuyas características urbanas se expresan en cada barrio y cada vivienda. En este sentido, el barrio aparece como el dominio socioterritorial en el cual la relación espacio/tiempo de la habitabilidad regional se expresa. El barrio es un fragmento de ciudad y de la región que atraviesa un límite que distingue el espacio privado del espacio público: es lo

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que resulta de un habitar en una vivienda y la manera de construir la pertenencia colectiva a un lugar o espacio geográfico urbano. En general, los efectos del cambio climático y de procesos socioeconómicos críticos (inseguridad) en espacios urbanos exacerban las condiciones de pobreza por desempleo de la población y la falta de cobertura de servicios básicos (salud, educación, agua potable, vivienda, electrificación, equipamiento urbano, manejo de desechos urbanos y vialidad); lo que a su vez promueve o agudiza la generación de problemas de degradación de recursos naturales, violencia y migración poblacional, entre otros. En las ciudades, estas condiciones socioambientales conllevan a problemas de contaminación, asentamientos humanos irregulares y alteraciones al paisaje regional que reducen la capacidad de resiliencia urbana. Es indispensable reconocer que la habitabilidad regional, como parte de los procesos de construcción de una resiliencia urbana, presenta atributos espaciales, ambientales y sociales relevantes para ser aprovechada en procesos de planeación urbana hacia el logro de objetivos de sustentabilidad.

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Fotografía: http://mundo52.com/travel/caminar-por-zacatecas

COLECCIÓN HÁBITAT, CIUDAD Y TERRITORIO

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PATRÓN Y CARACTERIZACIÓN DE LA CENTRALIDAD EN LA CIUDAD ZACATECAS-GUADALUPE. Guadalupe Margarita González Hernández Centralidad y su abordaje. En los últimos años, la discusión sobre la centralidad y su efecto en la estructura de las ciudades mexicanas (Suárez y Delgado 2007; Garrocho y Campos 2007) se ha tornado en que las grandes ciudades, en especial la zona metropolitana de la ciudad de México, tienden a la dispersión del empleo no sobre un espacio homogéneo sino en centros fuera de la influencia del centro tradicional. Garrocho y Campos (2007) plantearon la poca utilidad de discutir si existe o no policentricidad y la fructífera (y necesaria) discusión sobre las características de dichos centros (magnitud, densidad, orientación). Es estéril discutir sobre si las ciudades son monocéntricas o policéntricas. En el mundo, desde la década de los sesenta, las ciudades presentan varios centros que cumplen funciones de ofertar bienes y servicios a toda la ciudad. No obstante, al reconocer que las ciudades son policéntricas, los estudios no han explorado su jerarquía, sus posibles causas de origen, funciones y determinación de su área de mercado. Al negar la centralidad como punto jerárquico de funciones, todas las ciudades mexicanas son policéntricas “la gran ciudad monocéntrica no existe en México desde hace tiempo y quizá nunca existió” (Garrocho y Campos, 2007:112). El centro se ha definido de acuerdo a la posición teórica y la disciplina. Desde los estudios económicos que lo definen como actividades económicas establecidas en un lugar en específico que aprovechan las economías de escala, de aglomeración y de alcance (González, 2004 y 2009) hasta los estudios que lo definen como espacio específico donde se expresan los imaginarios de prácticas sociales (Hiernaux, 2005). Al revisar la literatura de la creación de centros se han identificado cuatro visiones interpretativas de su comportamiento e importancia: a) los que lo explican como un centro de empleo (McDonald, 1987; McDonald y McMillen, 1990, 1998 y 2000; Giuliano y Small, 1991 y 1993; O´Sullivan, 1996; Forstall y Greene, 1997; Craig y Ng, 2001), b) como de consumo (Alegría, 1994ª; 1994b y

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2009; Berry y Garrison 1968; Eaton y Lipsey 1982; Berry y Parr 1988; Fujita, Krugman y Mori, 1999; Fujita y Thisse, 1996; Sivitanidou, 1996 y 1997; Stahl, 1984 y 1998), c) a través de la interacción y atracción que ejercen sobre el resto de la ciudad (Crowther y Echenique, 1975; Fotheringham y Haynes, 1984; Fotheringham y O´Kelly, 1989; Gordon y Richardson, 1995, 1995a y 1996; Reif 1978; Richardson y Gordon 1994) y d) como un elemento simbólico o imaginario urbano (Burguess 1988; Lowe y Wrigley 2000; Yeates y Montgomery 1999; Hullins, Natalier, Smith y Smeaton, 1999). Explicar las posiciones de cada una de ellas va más allá de los objetivos de este trabajo, pero González (2004, 2009 y 2009a) tiene una amplia revisión al respecto. La segunda vertiente parece ser la más acertada para explicar la centralidad en las ciudades mexicanas. Esta vertiente considera a los centros como centros de servicios-comercios. Esta línea de investigación intenta tener una visión mucho más compleja e integral de los centros. Tiene sustento teórico en varias escuelas y diferentes disciplinas, las principales son las extensiones a la Teoría del Lugar Central de Christaller (Berry y Garrison 1968; Goodall, 1977; O´Sullivan, 1996 y Blair 1991) y la Teoría del Centro de Consumo (Stahl, 1984 y 1998). Los centros de comercios y servicios se originan como lugares que concentran la mayor cantidad de funciones de servicios o comerciales que abastecen un área de mercado o zona de influencia contigua. Los centros se expresan en el espacio urbano en los centros de servicios-comercios en ciudades predominantemente terciarias. Están distribuidos sobre el territorio urbano de modo espaciado en su localización y, de modo jerárquico, en sus funciones (Alegría, 1994b). Los mecanismos de mercado producen que los centros de servicios-comercios de mayor jerarquía estén asociados con las zonas donde se localizan los grupos de altos y medios ingresos. El alto poder de compra de los grupos de ingresos altos y medios permite una mayor cantidad, diversidad y frecuencia de productos ofertados. Esto puede generar una jerarquía superior de centros. La accesibilidad, la densidad del empleo y la infraestructura están asociadas espacialmente en la localización de los centros de servicios y comercios (Alegría, 1994b).

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La creación de centros al interior de la ciudad es una combinación de elementos que se conjugan en la oferta y demanda de bienes y servicios. Los centros se manifiestan por la cantidad y diversidad de empleos ofrecidos en comparación del resto de la zona urbana. La venta de una mayor cantidad y variedad menor de productos implica la concentración de un mayor número de empleos. La pluralidad de funciones en un centro requiere de una variada demanda de oficios y actividades laborales especializadas. El centro concentra una cantidad de empleos lo suficientemente amplia que permite a trabajadores de otras áreas se desplacen ahí para obtenerlos. Dicho centro se caracteriza por una mayor concentración del empleo que el resto del área urbana. Centralidad y suburbanización de la población según su ingreso. En la mayor parte de la literatura se asocia el surgimiento de los centros al proceso de suburbanización o a la expansión de la población. Aunque no existe una definición precisa y explícita de la suburbanización de la población, algunos autores la utilizan. Levy (1985) la consideró como un crecimiento rápido de la población fuera de la ciudad central. En contraparte, esta ciudad manifiesta un crecimiento negativo de la población. Para O’Sullivan (1996) es un proceso donde se da incremento de la actividad en los suburbios que resulta del crecimiento urbano más allá de las fronteras fijadas de la ciudad central, y la población suburbana es asumida como la población que vive fuera de la frontera de la ciudad central. Gordon, Richardson y Yu (1998) la razonaron como un fenómeno viejo, pero que sigue manifestándose de manera compleja. El patrón varía significativamente de un periodo a otro, y de país a país. Se da por la instalación de las economías de aglomeración más allá de las ciudades centrales. Independiente de cómo se defina la suburbanización, se asocia a un fenómeno espacial demográfico y el análisis de la caracterización se asocia a factores socioeconómicos. El proceso de suburbanización se debe a varias causas: la del empleo (y por tanto de la actividad económica), la de la población y las de las políticas públicas de infraestructura (O’Sullivan, 1996; DiPasquale y Wheaton, 1996; Levy 1985). Aunque parezcan excluyentes, interactúan en todo el proceso. La suburbanización de la población y del empleo no pudo haberse dado sin una política de creación y ampliación de carreteras, si la población y la actividad económica no buscaran evadir altos

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impuestos, la crisis financiera de la ciudad central no se hubiese manifestado de una manera contundente. El proceso de suburbanización se ocasionó con la entrada de nuevos avances en la comunicación y en los transportes, combinado con un bajo precio del suelo en la periferia. Las empresas manufactureras, sobre todo, se instalaron fuera de la ciudad evitando congestionamientos de tráfico y altas densidades de ocupación y de rentas aprovechando terrenos amplios, acceso rápido a los sistemas de carreteras, anillos periféricos, aeropuertos suburbanos y un mercado laboral suburbano a un salario más bajo. Los servicios que requieren de un contacto cara a cara han ocupado el centro, pero los servicios “de oficina” y a los hogares, así como el comercio al menudeo siguieron a la población (O’Sullivan, 1996). Sin embargo, su localización suburbana requirió un mínimo de aglomeración de actividades y población. Los costos en uso del suelo fueron más baratos en los suburbios en contrapartida del distrito central de negocios (DCN), modificando las ideas del trade off (DiPasquale y Wheaton, 1996). Muchas de las empresas que se movieron a los suburbios se ubicaron cerca unas de otras, dando origen a un agrupamiento de empresas en determinadas localizaciones suburbanas. La creación y desarrollo de subcentros resultó de las economías de aglomeración en comercios y servicios (O’Sullivan, 1996). La población (sobre todo de ingreso alto) buscó una localización periférica con el fin de aprovechar el balance (trade off) entre los costos de transporte y precios del suelo, aprovechando la masificación del automóvil y la construcción de sistemas de carreteras y anillos periféricos. La renta del suelo fue la que determinó la suburbanización de la población, no el sistema de transporte (Ingram, 1998; Margo, 1992; O’Sullivan, 1996). Problemas con el aumento del crimen, deterioro de las viviendas, crisis financiera de la ciudad central, conflictos raciales y deterioro de educación en la ciudad fueron factores que ampliaron la base para la descentralización (O’Sullivan, 1996), donde los pobladores de los suburbios se caracterizaron por su ingreso alto y mayor acceso a sus residencias con tierras amplias (Levy, 1985). El proceso de suburbanización se convirtió en un proceso de

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desplazamiento de la población que depende del precio de la tierra, provisión de servicios, concentración de pobreza, aumento de las minorías en las escuelas públicas e incremento de las tasas de crimen (Jordan, Ross y Usowki, 1998). El proceso de suburbanización se empezó a relacionar con la segregación racial. Para Hill y Wolman (1995) en el proceso de suburbanización, el establecimiento de la población por grupos de ingreso determinó su ubicación. Este proceso es afectado por la localización del empleo; si bien los servicios siguen a la población, los autores reconocen que ésta sigue al empleo en general. Excepto los servicios, la población es determinante para la descentralización del empleo. Thurston y Yezer (1994) analizan la causalidad del empleo por parte de la población. De acuerdo con sus resultados la suburbanización de la población puede ser causa y efecto de la descentralización del empleo. Sólo una pequeña parte de la descentralización del empleo fue consecuencia de la suburbanización de la población. Su característica principal es que utilizan métodos demasiado complejos con base en la regresión y la dinámica comparativa. Una segunda característica es que manejan los usos del suelo como indicadores de la centralidad más que de la densidad de empleo. Para las actividades terciaras la población (como consumidor y como trabajador) es un factor determinante de localización. No obstante, los consumidores de ingreso bajo tienen menos posibilidades de crear un centro que los de ingreso alto. Esto ha sido explicado por los analistas de la teoría del lugar central y sus derivaciones. Un consumidor con alta capacidad de compra no sólo incrementa la intensidad de viajes de compra, sino que diversifica y especializa ampliamente la oferta de productos. Por ello, la distribución del ingreso en el espacio es determinante para la localización y creación de centros. La evidencia demuestra que los grupos de ingreso alto se instalan en zonas o vecindarios de mejor calidad y con tasas de impuestos más bajas que los grupos de ingreso bajo, esto gracias a su poder adquisitivo (Dietz, 1998). Aunque el ingreso parece ser el factor determinante, los factores locacionales

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o la provisión de amenidades pueden determinar la ubicación de los estratos sociales en el espacio. Aunque hay grandes diferencias entre los autores, se comparten un focus: la ubicación de los diferentes grupos de ingreso en el espacio se convierte en un factor demandante de empleos y de bienes, provocando una serie de modificaciones en el mercado laboral, del suelo y en la estructura urbana (Yinger, 1992). Cuando los grupos de ingreso alto se ubican en la periferia, aprovechando un precio bajo del suelo, a contrapeso del costo de desplazamiento, afianzan la oportunidad de crear un centro. Por el contrario, la concentración de individuos de ingreso bajo reduce significativamente la probabilidad de que las empresas puedan expandir sus mercados y mejorar su calidad (Schneider, 1992). En una visión más sociológica, la creación de centros y su relación con la demanda está determinada por las decisiones de ubicación residencial. El establecimiento de vivienda está determinado por el nivel de ingresos y el grado de conocimiento del consumidor. Los grupos de ingreso alto siempre tienen mayor capacidad para atraer la actividad económica que les ofrece los bienes y servicios con mayor frecuencia, así como una cantidad de productos diversificada. Los establecimientos de servicios pueden generar una jerarquía de centros gracias a que los mecanismos de mercado inducen a que los grupos de ingreso alto y medio tengan la posibilidad de patrocinar y demandar servicios a un precio competitivo mejor que los grupos de bajo ingreso, donde el poco poder de atracción lo impide (Alegría, 1994a). Cada individuo que pertenece a un grupo social y entra en la competencia por una ubicación residencial en el espacio urbano, debe contar con un instrumental basado en el nivel y el tipo de recursos económicos y de conocimiento. Por lo que los grupos con mayores recursos económicos y de conocimiento tendrán mayor ventaja en la competencia por la localización (Alegría, 1994). La localización de los diferentes grupos sociales tiene patrones definidos y condiciones que determinan y son determinados por los cambios en la estructura urbana. El establecimiento cercano de los grupos de alto ingreso a los centros de servicios y de empleo significa el poder de negociación que tienen

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sobre el resto de los grupos sociales. Se incrementan las desigualdades y deteriora el ingreso de la población urbana, afectando sobre todo a la de ingreso bajo (Alegría, 1994a). El incremento de la segregación socioespacial, combinado con el crecimiento de la economía terciaria, han modificado la localización y crecimiento del empleo hacia afuera de las ciudades, de manera especial en las zonas de ingresos altos. Por consiguiente, el agrupamiento de negocios suburbanos compite y desafía a la hegemonía del centro principal, cambiando la estructura de las ciudades a la forma policéntrica (Freestone y Murphy, 1998) en beneficio de los grupos de ingresos altos. Además, la distribución del ingreso en el espacio ha sufrido modificaciones debido a la reestructuración económica en detrimento de los ingresos bajos. La globalización y reestructuración han ampliado más la brecha espacial entre ricos y pobres al profundizar el grado de aislamiento social (autosegregación) y poder adquisitivo de los grupos de ingresos que propicia la fragmentación del espacio por medio del surgimiento de los centros suburbanos con alta accesibilidad y orientación hacia el fomento del consumo de alta tecnología (González, 2009; González y González 2012; Wessel 2000). Centralidad y economías de escala, alcance y aglomeración. Desde que McDonald (1987) definió a los centros como centro de empleo determinados en sectores de actividad concentrados en un lugar específico, se plantea que el agrupamiento de las empresas en los centros resulta de las economías de aglomeración (la capacidad que tienen para aprovechar el estar junto con empresas afines a sus insumos y productos). El tipo de agrupamiento se deriva del tipo de actividades que realizan las empresas localizadas en ese lugar. El centro puede especializarse de acuerdo al tipo de bienes y servicios que ofrece (O’Sullivan, 1996; Cook et al., 2007). Empero, si existen altos costos de congestión (deseconomías de aglomeración), si las fuerzas de aglomeración son débiles en el centro, hay motivos suficientes para descentralizar las actividades a la periferia. Si existen fuerzas de aglomeración en la periferia, se puede crear un subcentro; si las fuerzas de aglomeración en la periferia son débiles, las actividades económicas

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pueden estar localizadas de manera dispersa por toda la zona metropolitana (Giuliano y Small, 1991). La descentralización de la actividad económica es un hecho, pero no se da ni en forma definitiva ni dispersa. Deseconomías de aglomeración en el centro principal y creación de economías de aglomeración en suburbios han sido elementos fundamentales para que haya suburbanización de la actividad económica, pero no tiende, necesariamente, a la dispersión. Las economías de aglomeración (sobre todo en los servicios que requieren un alto contacto cara a cara) son esenciales en la creación de centros, ya que permiten ubicar a las empresas en lugares centrales. Los servicios destinados a la demanda final pueden descentralizarse hacia los suburbios con el fin de localizarse cerca de sus consumidores (Alexander, Phillips y Shaw, 2008). Pero sectores económicos (como servicios intermediarios o que requieren el contacto cara a cara) deciden pagar rentas del uso del suelo más altas en el centro principal con el fin de aprovechar las ventajas en las redes sociales y de información (Ó hUallacháin y Reid, 1992). Las economías de escala de la producción son las reducciones en los costos unitarios de una empresa, alcanzados porque se incrementan las ventas y que dependen del incremento de cualquiera o de todos los factores de la producción. Las economías internas de aglomeración se derivan de un aumento de la producción en un solo lugar o ciudad. Si el aumento de la producción se da en plantas de localización diferente, no son economías internas de aglomeración (Blair, 1991). El origen de las economías internas de aglomeración es la especialización y surge del reconocimiento de rendimientos crecientes a escala (Alonso y Chamorro, 2001). Se obtiene cuando a un factor se le asignan tareas simples como la repetición de tareas, la reducción de tiempo al hacer la misma tarea y las indivisibilidades en los insumos (escala mínima de un insumo para ser eficiente (O’Sullivan, 1996). Las economías de alcance forman parte de las economías internas a escala de producción y aluden a la disminución en los costos de producción desde la expansión dentro de una nueva línea de producción. Las economías de localización describen la reducción de costos de

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producción de una empresa cuando se incrementa la actividad de la rama productiva o industria a la que pertenece, y se producen por economías en insumos intermedios, economías del trabajo y economías de comunicación (Alonso y Chamorro, 2001; Chakravorthy 2005). Las economías externas de aglomeración son consecuencia de un alargamiento de nivel de actividad económica de un sector en la misma ciudad. No son intencionales de una acción del agente en otros (Fujita, 1989), las economías externas son reducciones en los costos de las empresas por factores externos y que pueden manifestarse en el mercado. La economía de urbanización es la reducción del costo de producción de una empresa a causa del incremento del producto social o total de la ciudad (Alonso y Chamorro, 2001; Eriksson et al., 2008). La diferencia es que las causas no sólo se dan para un sector sino en toda la actividad económica de la ciudad. Las economías de urbanización se pueden dar por infraestructura y equipamiento urbano, división del trabajo y economías internas. Economía de aglomeración es la disminución de los costos lograda por las empresas, gracias al hecho de estar juntas. Aborda el surgimiento de los centros, a través de la agrupación de las actividades económicas en un solo lugar al interior de las zonas urbanas. De acuerdo con esta perspectiva, dependiendo del grado de intensidad de la fuerza de aglomeración, es el grado de concentración de la actividad económica lo que propicia un centro (Chakravorthy et al., 2005). Existen varios tipos: las internas a escala de producción (o internas de aglomeración), las de localización y las de urbanización (Alonso y Chamorro 2001; Eriksson et al., 2008). En teoría, el sustento económico por el cual las ciudades se originan y persisten son las economías de aglomeración. Si no existieran, las actividades económicas estarían localizadas de manera dispersa. La ventaja de tener empresas similares y complementarias en una proximidad, así como desde la importancia de acceso al sistema de carreteras para trasladar mercancías y trabajadores en lugares fuera del centro principal, permite la creación de centros y la aparición de ciudades multicéntricas (DiPasquale y Wheaton, 1996). La centralidad de la localización de las empresas puede implicar un acceso rápido a la información y estimulará la innovación; el agrupamiento de

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actividades económicas similares forzará la competencia y un mercado mejor para sus productos (Imai 1982; Alonso y Chamorro, 2001). El motivo por el cual las empresas se agrupan es por la maximización de beneficio que surge de la combinación y aplicación de las economías de escala y alcance. Si existiera un área homogénea, a las empresas les daría igual localizarse en un lugar o en otro; al no existir lugares homogéneos, se localizan en el lugar que les maximice su beneficio (Blair, 1991). Si dichas economías de aglomeración son lo suficientemente fuertes para crear centros, las actividades económicas se localizarán en un determinado lugar, si las fuerzas de aglomeración son débiles, las actividades económicas tenderán a la dispersión (Coffey y Shearmur, 2001). La aglomeración puede generar concentraciones de empleo en ciertas localizaciones dentro de un área urbana. Una localización bien equipada por infraestructura como vialidades, líneas de transporte, puede atraer a las empresas. Los centros se pueden formar donde tengan accesibilidad a mercados e insumos de una manera menos costosa (McDonald y Millen, 1998; Bennett y Smith, 2002). La formación de un centro está en relación directa a las economías de aglomeración. Esta formación es la respuesta a la ubicación próxima entre empresas, con la finalidad de reducir costos en el intercambio de insumos, ideas y productos. Las decisiones de localización, a su vez, tienen relación directa con el aprovechamiento de las ventajas de la creación de centros (Waddell y Shukla, 1993). Las economías de aglomeración permiten un círculo “benéfico” a un tiempo dado. Cuando las economías de aglomeración de un centro (casi siempre es el centro principal) se estén debilitando con el paso el tiempo, existen otros lugares que tienen posibilidad de convertirse en centro si cuenta con las economías de aglomeración necesarias. Estos sitios son posibles candidatos a ser centros por la capacidad que tienen de acaparar decisiones de localización de las empresas con bienes y centros jerárquicos de muy alto orden. El desarrollo de diversos centros puede ser explicado por la importancia crítica del tiempo de viaje a dicho centro y accesibilidad en distancias (Richardson 1977; Bennett y Smith, 2002). Existe la posibilidad de que las economías de aglomeración del centro principal estén disminuyendo en proceso contrario a

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las economías de aglomeración de los subcentros creados en la periferia (Coffey y Sheamur, 2001). Los centros suburbanos pueden contener una diversidad de actividades, con una fuerte concentración de oficinas y empleos, así como comercio minorista, y desarrollar una densidad más alta que otros centros suburbanos. La mayoría se desarrollaron alrededor de sectores urbanizados y centros comerciales. Incluso los centros principales suburbanos han llegado ser puntos focales al atraer eventos comunitarios y han adquirido un prestigio entre agentes inmobiliarios y residentes. Pero no han impedido la ausencia o limitados movimientos pedestales. Su funcionamiento como centro principal no se ha completado. En los centros principales tradicionales, la población que camina es más amistosa e incluso es benéfica a las economías de aglomeración, potencial que impulsa las compras y uso de servicios y por tanto una mayor interacción social (Cook et al., 2007). En contraste, el centro suburbano la dependencia del uso del automóvil y la baja densidad, comparada a la del centro tradicional, sigue siendo un signo distintivo del ambiente suburbano a pesar de considerarse como principal en la jerarquía (Fillion, 2001). Jerarquía de Centros. Hay varios grados de centros. Los centros de mayor jerarquía (o centros principales) son los que ofrecen la cantidad, diversidad y magnitud mayor de bienes y servicios de toda el área urbana, además de productos exclusivos que no se consiguen en otros de menor jerarquía. Los subcentros son de mediana jerarquía. Proporcionan una cantidad y variedad menor de bienes y servicios con funciones de rango mediano. Los centros de barrio brindan la cantidad y variedad de productos con funciones de rango intermedio. Los centros especializados se facilitan los productos básicos y éstos requieren un área de mercado umbral amplia debido a la capacidad mínima de compra de sus pobladores (Alegría, 1994b). Los centros principales, por lo general, se establecen en lugares donde puedan ofrecer sus productos a la mayor cantidad de consumidores o vender más productos por consumidor. Los centros principales se localizarán, por tanto, en lugares con altas densidades de población (en los centros de las ciudades) o donde los ingresos de los consumidores sean altos (cerca de las zonas

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residenciales de la población con mayor ingreso). Debido a la alta dependencia espacial de los establecimientos comerciales y de servicios respecto a los consumidores de ingresos medios y altos, la creación de centros está dada por la misma dependencia. Si hay un solo centro, las actividades económicas se localizan de acuerdo a su organización productiva interna. La actividad que necesita un alto contacto con sus consumidores está dispuesta a pagar una renta alta por el uso del suelo. Las actividades comerciales y de servicios que requieren de un área de mercado amplia se localizan en el centro único. La capacidad de atracción de todo tipo de actividades terciarias por parte del centro le brinda mejor accesibilidad desde cualquier punto de la zona urbana. La concentración del empleo y de funciones terciarias del centro le proporciona su grado de centralidad respecto al resto de la zona urbana. Identificación de centros. La centralidad es la concentración de la actividad económica en forma jerárquica a la distribución espacial. Para las ciudades mexicanas, se expresa cuando sus áreas de mercado son mayores a los territorios establecidos por las AGEB (Área Geoestadística Básica). Permite identificar, por medio de la concentración del empleo de cada una de las actividades económicas consideradas, cuáles son las AGEB que cuentan con mayor número y diversificación de empleos y ramas. La diversificación mayor de empleos y ramas determina una concentración superior de funciones centrales. Mientras más diversificación y cantidad de empleos haya, mayor es el tipo y cantidad de funciones. El cálculo de la centralidad por AGEB permite obtener el nivel de jerarquía que presenta cada área: centro principal, subcentro suburbano, centro de barrio y centro especializado. Se considera que las áreas de mercado se establecen desde dos puntos de vista. El primero es el área de mercado sectorial, donde se determina que la AGEB es central si tiene ramas económicas que venden más allá de sus fronteras. El segundo es mezcla sectorial, donde el nivel jerárquico de una AGEB está determinado por las ramas centrales que contenga (el mayor número de funciones). Para identificar los centros y su jerarquía se aplicó la técnica de

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Alegría (1994b). Para la obtención del área de mercado se aplicó la técnica de González (2009). La actividad terciaria que se establece en los centros sigue a un mercado consumidor. La demanda debe estar localizada antes que surjan los centros. La expansión de las ciudades y la aparición de una estructura policéntrica o intensificación del Centro Principal implica cambios en la ubicación de la población (cambios en la demanda). La demanda tuvo primero que consolidarse en su nueva localización para poder crear centros nuevos. Se aplicó un modelo de regresión logarítmica (su aplicación completa véase en González 2004 y 2009) para población total (demandante de bienes y servicios) y población ocupada que recibe ingresos por trabajo (demandante efectiva de bienes y servicios, población con poder de compra). La población de ingreso bajo es aquella persona ocupada que no recibe ingreso, que recibe menos de un salario mínimo y que recibe de uno a dos salarios mínimos por concepto de trabajo mensualmente. La población de ingreso medio es aquella población ocupada que recibe ingreso entre dos y cinco salarios mínimos por concepto de trabajo. La población ocupada de ingreso alto incluye a toda población ocupada que recibe ingreso mayor a cinco salarios mínimos por concepto de trabajo. Por el lado de las empresas, la centralidad es explicada por la concentración, diversificación y localización del empleo en un lugar determinado, y la capacidad económica de los establecimientos comerciales y de servicios es su causa. La organización económica espacial es medida a través de sus elementos: el efecto de las economías de alcance y escala, y el de las economías de aglomeración. La capacidad productiva de las empresas es la forma en cómo se manifiesta la organización económica espacial. La rentabilidad de una empresa depende de la utilización de factores de producción y de las ventajas de localización respecto a sus competidores y consumidores. La rentabilidad de una empresa depende del aprovechamiento de las economías internas y externas a la empresa. Las bases de datos fueron los Censos Generales de Población y Vivienda 1990, 2000 y 2010, los Conteos 95 y 2006 y Censos Económicos 1994, 1999, 2004 y 2009

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de INEGI y se presentaron en los períodos 1990-1993, 1995-1998, 2000-2003 y 2005-2008. Por motivos de espacio no se muestran los resultados estadísticos. Como algunas variables no fueron presentadas en algunos censos, se estimaron a través de la tasa de crecimiento geométrico (INEGI, 1997). Solo exponemos las conclusiones. Contextualizando la centralidad: la ciudad Zacatecas-Guadalupe. La ciudad Zacatecas-Guadalupe (CZG) se considera de tamaño medio con 253, 634 habitantes (INEGI, 2010), localizada en el altiplano mexicano, es la capital del estado del mismo nombre. Reconocida mundialmente en el período colonial por su gran riqueza en explotación y extracción de metales preciosos, entró en una crisis estructural cuando los precios internacionales de dichos metales cayeron a finales del siglo XIX. A partir de ese momento, se convirtió sólo en la administradora de los recursos federales que llegaron al territorio estatal, por un lado y en distribuidora de bienes y servicios a la población local y de su zona de influencia (a pesar de los intentos de las últimas administraciones de convertirla en una zona industrial) por el otro.

Según la Encuesta Nacional de Empleo Urbano, el 39.4% de la población ocupada en la CZG en el 2004 se encuentra en la rama de servicios, el 23% en el comercio, el 12.9% en el gobierno (ya sea federal, estatal o municipal), el

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9.4% en la industria de la transformación, 8.7% en la industria de la construcción, 4.3% en comunicaciones y transportes, el 1.3% en actividades primarias y finalmente, el 1% en la industria extractiva y eléctrica. Este comportamiento es similar desde 1992 (INEGI, 2006). A pesar de buscar una dinámica económica autosuficiente basada en el fomento de la industria maquiladora y la actividad turística, aún sigue siendo dependiente del gasto público que sirve como un efecto multiplicador (Esparza 1996; Delgado et al., 1991) para la prosperidad (o no) socio, política y económica de la ciudad. Centralidad en la CZG. Los resultados revelan que la CZG muestra un proceso de reestructuración de sus centros en periodos relativamente cortos que imprimen un estado de inestabilidad en su estructura urbana. La CZG, durante la década de los noventa e inicios del siglo XXI, circula por un periodo de transición caracterizado por la descentralización errática del empleo (véase figuras 1, 2, 3 y 4). En el periodo 1990-1993, se registró sólo un centro principal (véase figura 1). La jerarquía de centros se caracteriza por el agrupamiento de varios subcentros alrededor del tradicional centro de la ciudad de Zacatecas y por la diferencia de atracción entre los centros de las ciudades de Zacatecas y Guadalupe.

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La descentralización de las jerarquías centrales es un hecho durante el periodo 1995-1998. La CZG cuenta ahora con seis centros principales (véase figura 2). Todos los centros principales se encuentran en el centro de Zacatecas y se debe esencialmente a la extensión del Centro Histórico de la ciudad de Zacatecas (CHZ) como concentrador de ramas económicas medulares. En consecuencia, hubo un reacomodo de localización de jerarquías centrales. Durante el 2000-2003 la centralidad tuvo retroceso espacial al contraerse el territorio dominado por el centro principal (véase figura 3). Más que un retroceso económico del centro de la ciudad de Zacatecas, se reacomodó y consolidó la estructura monocéntrica en la CZG con tendencia a descentralizar actividades a ciertos subcentros localizados estratégicamente. Es un proceso de reacomodo y consolidación urbana porque se configura una jerarquía piramidal de centros, al quedar solo un centro principal, disminuir los subcentros (a los que muy probablemente requiera la CZG) y aumentar en forma considerable aquellas AGEB que tienen desdeñable o nula centralidad. El centro de la ciudad de Zacatecas es el área con mayor poder de influencia sobre la CZG al obtener la jerarquía como centro principal desde inicios de la década de los noventa hasta 2005 (véase figura 1, 2 y 3). Las ramas comerciales y de servicios que requieren de un área de mercado mayor son las más centrales; y las ramas de servicios son más centrales que las comerciales. En forma general, las ramas comerciales no muestran centralidad; lo cual se debe al carácter minoritario del comercio zacatecano. Las actividades comerciales al menudeo buscan estar cerca de la población. Su dispersión siempre implicará un grado de centralidad nulo o desdeñable. En cambio los servicios turísticos, personales, médicos, financieros y de entretenimiento básico son centrales y determinan principalmente el dominio del centro tradicional. Y lo más importante, el aumento de centros principales y subcentros de un periodo a otro muestran un periodo de transición hacia una estructura policéntrica pero con dominio funcional por parte del centro principal. A partir del período 2005-2008, la estructura de centros se modifica. Existen dos centros principales que se diferencian de los presentados en el período 1995-1998, por su localización distante y sobretodo, cada uno de ellos tiene zonas de influencia distintas no sólo en términos de centros sino en términos

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de oferta de bienes y servicios. A partir de 2005-2008, surge el centro principal Bernárdez que compite consumidores e inversiones al centro de la ciudad de Zacatecas (véase figura 4).

Origen de los centros en la CZG. Desde la demanda. El cuadro 1 muestra 3 ideas. La primera es que la población que vive en la CZG es la que determina el origen de los centros de comercios y servicios establecidos en diferentes áreas de la ciudad (expresada en la primera fila). La segunda es que la población ocupada que recibe ingresos altos es realmente la demanda efectiva de la creación de centros. La centralidad ha sido patrocinada principalmente por todas aquellas personas que reciben por su trabajo más de 5 salarios mínimos en todo el período analizado. Los coeficientes β exhiben que el grupo de población ocupada clasificada como de ingreso alto prácticamente es el único que patrocinó a la economía de la ciudad (ver última fila). Mientras que la población clasificada como de ingreso medio fue vital en un primer momento, prácticamente ha dejado de contribuir al desarrollo económico de la ciudad (ver cuarta fila); y la población ocupada clasificada como de ingreso bajo su participación ha sido desdeñable (tercera fila).

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La explicación de ello puede ser el proceso de heterogeneización y polarización que ha sufrido la estructura ocupacional de la ciudad en la década de los noventa. Una creación de empleo diferenciada que puede caracterizarse como triple polarización. Primero, la mayor parte del empleo nuevo se concentra en actividades informales, contribuyendo éstas a cada vez más al empleo en su conjunto. Segundo, dentro de las actividades formales, se observa la creación simultánea de empleo de alta productividad y bien remunerado (sobre todo en la educación superior), para personal con altos niveles de calificación, y de puestos de bajo nivel de calificación y productividad. Tercero, dentro del sector informal se desarrollan las típicas actividades de sobrevivencia que dependen del “goteo” de los ingresos generados en el sector formal (Guedes y Gómez 2002; Weller, 2000). Este deterioro de las condiciones laborales ha mermado fuertemente el bienestar de los trabajadores menor retribuidos. En términos urbanos, el deterioro del ingreso del trabajador se manifiesta en dos fenómenos. Primero, en el deterioro de la demanda de bienes y servicios que implicará en el tamaño y capacidad de oferta de los negocios involucrados que trae aparejado un cambio de orientación de la venta de bienes y servicios a

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quienes si pueden adquirirlos: a los de mayor capacidad de compra. Segundo, un cambio de localización de los negocios: concentrarse en lugares cercanos a los consumidores de altos ingresos. La economía de la ciudad ha sido víctima del proceso de reestructuración productiva basada en el deterioro de las condiciones laborales del factor trabajo. Desde la oferta. ¿Qué fue lo que provocó el cambio de la estructura urbana de ser dominada por un centro hacia la creación de otro centro competidor al dominante? Las economías de escala, alcance y aglomeración, por un lado y la especialización, o mejor dicho, la orientación de la actividad económica hacia el uso de tecnologías en la comunicación, fomento a un estilo de vida y entretenimiento, por el otro lado.

Al analizar los modelos paramétricos los resultados son los siguientes: El período 1990-1993, los establecimientos terciarios localizados en la CZG dependen más de sus capacidades productivas internas que de las ventajas de aglomerarse con sus competidores o complementarios. Las economías internas a la empresa son más importantes que las economías externas (donde se presentan más valores negativos) en la CZG. En el periodo mencionado, la economía de la CZG se basa en el desarrollo de actividades referidas a su expansión física (industria de la construcción), producto del proceso de suburbanización de la población hacia la zona Bernárdez y norte de Guadalupe; y a su dinámica interna de abastecer bienes y servicios al consumidor, generalmente de orden básico, como el comercio de alimentos y bebidas requeridos, principalmente, por consumidores de ingreso

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medio y alto lo que determina la concentración de la actividad económica en el centro de la ciudad de Zacatecas (González, 2009). Para el período 1995-1998, aquellas actividades que ofrecen bienes y servicios a la demanda externa, o sea al turismo (muy estimuladas en este periodo por la administración pública de la CZG) tuvieron un significativo crecimiento, de igual modo contribuyeron a que el centro de la ciudad de Zacatecas se especializara en esta actividad, y permitieron que se extendiera la centralidad hacia otras áreas vecinas (Rebote, Ciudad Universitaria, Sierra de Álica y Lomas de la Soledad), Bernárdez y centro de Guadalupe donde se ofertan bienes y servicios a la demanda interna. De igual modo, se presenta la misma característica del periodo anterior: se trata de ramas que satisfacen una demanda propiciada por los grupos de ingreso alto y medio –ahora sólo se integran los visitantes–, al ofrecer bienes y servicios de orden intermedio o incluso de lujo. Sólo que en este periodo y contrario al pasado, el centro de la ciudad de Zacatecas ha tenido que compartir su jerarquía superior con áreas vecinas, a causa del aprovechamiento del casco colonial que permite el desarrollo de la actividad turística. Los establecimientos terciarios en CZG tuvieron relevantes cambios en su capacidad productiva al incrementar su escala para el período 2000-2003. La rama de intermediación comercial al por menor obtuvo el valor más alto positivo, y corresponde a la oferta de bienes y servicios destinados al mercado sustentado por ingreso alto y medio. Como consecuencia, se activan todas aquellas ramas que suministran o proveen los recursos a estos establecimientos. En cuanto al aprovechamiento de las ventajas que proporciona el establecerse junto a sus competidores y complementarios los resultados son pobres, los establecimientos comerciales y de servicios en la CZG no se benefician sus economías externas ya sea porque lo desconocen o porque no quieren localizarse cerca de su competencia o complementarios. Quienes aprovecharon más dichas ventajas fueron las escuelas de educación superior. Durante este tiempo hubo un florecimiento importante de universidades profesionales y técnicas privadas. La economía de la CZG manifestó un estado progresivo al incrementar la escala productiva de sus establecimientos; sin

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embargo, en el espacio se diluye el beneficio, pues las ramas no aprovecharon las ventajas locacionales. Aún se sigue presentando el patrón de crecimiento de economías internas y externas de establecimientos que satisfacen demanda de consumidores de alto y medio ingreso. Toda rama que refiere al transporte tuvo crecimiento en la CZG. La expansión urbana en el periodo analizado, producto de un proceso de suburbanización de la población y un reacomodo de la localización de la actividad económica, ha provocado un incremento en traslados (aumento de vehículos, sobre todo, particulares) ya sea hacia sus empleos o hacia sus destinos de consumo y ocio, principalmente en el centro de la ciudad de Zacatecas. Las condiciones cambian para el último período (2005-2008). Para empezar no existe un patrón específico sobre el tipo de rama que creció. Fueron aquellas que tienen que ver con las tecnologías de la información (telecomunicaciones inalámbricas), así como las que satisfacen necesidades de tiempo de ocio (casas de juego, servicios de entretenimiento culturales y artísticos, parques de entretenimiento), servicios del cuidado de la salud en especial dedicados a la tercera edad (hospitales y centros de atención, residencias y asilos de ancianos) y comercios al por mayor de zapatos y textiles las que más crecieron. Todas las ramas que cubren las necesidades básicas como los servicios personales están en claro decrecimiento, es decir, cambian radicalmente las condiciones económicas de la CZG desde 2004, que fue la demanda de los pobladores quien sustentó la economía. A partir de 2005-2008 no hay tal situación, la economía de la CZG está en plena crisis al no crecer, ya que la mayor parte de las ramas no mostraron aprovechamiento de sus economías de escala, alcance y de aglomeración, pero las que crecieron no refieren a la demanda interna en general sino más bien a características del estilo de vida que se lleva, como la utilización de tecnologías (en su más básico uso, como el fomento de negocios con uso de internet o televisión satelital), el cuidado de la salud (en términos de diagnóstico y cuidado, más que de prevención) y con el envejecimiento de la población propiciadas por la adquisición de prácticas de consumo suscitadas por las nuevas formas de inserción del capital mundial.

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A diferencia de los períodos anteriores, estas actividades tienen la característica que utilizan poco empleo, o sea, son intensivos en capital. Los negocios con mayor futuro en la CZG son aquellos que no fomentan el trabajo remunerado, situación que acentúa su situación crítica, al ser incapaz de crear empleos para su población. El deterioro del bienestar de la población de la CZG es más evidente en los últimos años. En términos espaciales, el cambio de la centralidad hacia dos centros principales corresponde claramente con el aprovechamiento (o no) de las economías de escala, alcance y aglomeración. Es el área de Bernárdez, o sea el nuevo centro principal, donde se concentra la mayor población con altos y medios ingresos (González, 2009) y la mayor demandante de servicios personales basados en el cuidado de la salud y de entretenimiento basado en la utilización de nuevas tecnologías. Y tal como lo plantea la literatura sobre centralidad, el nuevo centro principal, lejos de ser similar al tradicional, se privilegia el uso del automóvil, la accesibilidad por medio de vías rápidas y sobretodo el fomento de actividades de ocio y entretenimiento que privilegia a los sectores de altos ingresos (centros comerciales, espacios abiertos, identidades basadas en el consumo y distinción social) en detrimento del contacto cara a cara, fomento a la actividad pedestal, interacción social básica que sustentan y da vida al centro de la ciudad de Zacatecas. Área de mercado: Densidad de población y empleo. La CZG presenta un comportamiento similar al planteado por la teoría sobre el área de mercado manifestado por la densidad de empleo y de población. El centro con la jerarquía mayor tendrá, generalmente, mayor densidad de empleo que incluso la de su población mientras sea una estructura monocéntrica; cuando empiece a manifestar una estructura de descentralización de empleo y de creación de otros centros donde se dispute la jerarquía principal se puede hablar de policentricidad. El cuadro 2 expone las densidades de población y de empleo en cada uno de los centros de la CZG durante el período 1990-2008. El centro principal (CHZ) a inicios

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del período mostraba consistencia en ser el lugar más idóneo y concentrador de empleo en toda la zona urbana. En el período siguiente, al incrementarse el número de centros principales a seis, la densidad de empleo disminuyó drásticamente al aumentarse las áreas territoriales y por consiguiente, un mayor potencial consumidor al aumentar la densidad de población. Al volver a tomar su máxima jerarquía el CHZ disminuye su mercado cautivo de consumidores y aumenta su capacidad de atracción de empleo. Sin embargo, no es un proceso automático. El CHZ hasta 2005 fue el lugar idóneo para la localización económica en la CZG pues no sólo recuperó su jerarquía superior al mismo tiempo que sigue perdiendo población cautiva, aumenta el empleo.

Los subcentros presentan, durante todo el período, un ascenso constante en la densidad de empleo. Sólo hubo un pequeño cambio en las densidades poblacionales a mediados de la década de los noventa al pasar unos subcentros a centros principales; pero que en un período posterior se recupera. Sin embargo, el dato más relevante se da en los centros de barrio a causa de una elevada densidad de empleo a finales del año 2003, cantidad similar a la de los subcentros, y puede ser reflejo de la tendencia a la descentralización de empleo y que en buena medida puede ser respondida por la demanda cautiva que presentan estas áreas. Situación similar presentan los centros especializados quienes al igual que los centros de barrio tienen demandas altas de bienes y servicios básicos no sólo de sus mismos territorios sino de las AGEB que no presentan centralidad. Por tanto, los centros de la CZG tienen áreas de mercado diferenciadas de acuerdo a su jerarquía (oferta de ramas económicas) y por ello, es

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imprescindible, reconocer que, aunque no es útil determinar si la CZG es monocéntrica o policéntrica, es necesario dejar constancia, que su economía urbana aún presenta condiciones suficientes para atraer ramas económicas que le determinan una centralidad al tradicional CHZ y que existen centros con alta accesibilidad y fuerte demanda efectiva (zona Campestre-Bernárdez), lo suficientemente fuertes para disputarle su primacía. Efectivamente, la CZG presenta una variada cantidad de centros, pero de distinta jerarquía, magnitud y origen. Por tanto, hay evidencias de diferenciación en la centralidad. Conclusiones. Las ciudades mexicanas viven un proceso de reestructuración económico regido por un modelo de desarrollo basado en las exportaciones cuando sus estructuras parecen presentar nuevas dinámicas que se expresan, principalmente, en la terciarización de la economía, la segmentación del mercado de trabajo y espacialmente en la descentralización del empleo y fragmentación de lo social. La creación de uno o más centros de empleo más allá del tradicional centro implica que, además de analizar las fuerzas de aglomeración y congestión que los originaron, su origen y su magnitud sea diferenciada. La estructura de los centros de la CZG en la década de los noventa e inicios del siglo XXI permitió desarrollar cuatro ideas principales. La primera que, aunque no vale la pena discutir sobre si es monocéntrica o no una ciudad, si es necesario determinar que los centros terciarios que se identifiquen presentan jerarquías diferentes y no deben ser tratados como iguales, pues ejercen funciones e influencias diferenciadas en la estructura y economía de la ciudad. La segunda, que el origen de un centro terciario tiene sus ejes centrales en la demanda y oferta de bienes y servicios. El poder adquisitivo de los pobladores permitieron que un centro pueda acceder o no a la mayor jerarquía, si y sólo si, esa demanda efectiva determine la capacidad de los negocios terciarios para poder no sólo incrementar su escala de producción y su diversidad en el producto sino aprovechar las ventajas de ofrecer sus servicios o bienes junto a sus competidores o complementarios. La tercera, la CZG presenta una clara tendencia a consolidar un centro que permitirán descentralizar el empleo desde el tradicional CHZ, pero dicho centro tienen condiciones distintas (economías internas y externas así como

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demanda efectiva) para disputar su máxima centralidad. Los centros ofertan bienes y servicios, espacialmente de manera diferenciada. Su magnitud y su área de mercado dependen, principalmente, de la capacidad de compra de sus más cercanos consumidores y de la capacidad productiva de los negocios ahí instalados. Sin embargo, la accesibilidad a esos centros, al igual que el equipamiento son algunos de los factores que contribuyen a que un centro se consolide. El grado de consolidación está en relación directa con las funciones que ofrece el centro, esas funciones determinará su jerarquía. Los centros terciarios presentan jerarquías diferentes y, por tanto, estructuras urbanas diferenciadas aunque no es importante determinar si su estructura tiene forma monocéntrica o policéntrica. Finalmente, los cambios de la centralidad expresan las permutaciones vertidas en la economía mundial hacia el fomento de actividades de alta tecnología. Debido a que algunas ciudades no cumplen con las expectativas presentadas por el capital en términos del aumento de flujos de personas y capitales hacia las actividades de alta tecnología, dichas ciudades se insertan en la dinámica mundial ya sea a través de emular los patrones de consumo o aumentar la “participación del capital humano”. La CZG no es la excepción, a causa de su poder económico regional limitado a su zona de influencia regional, se inserta en la nueva dinámica mundial con la transformación de su estructura económica hacia el mercado de los grupos de ingreso alto generando demandas y estilos de vida hacia la utilización de las nuevas tecnologías exclusivamente en el consumo. Al mismo tiempo, dicha dinámica orienta los flujos de capital exclusivamente a esas áreas económicas, intensivas de capital, en detrimento del resto de la economía y poblaciones involucradas. En términos espaciales, la reestructuración productiva hacia el fomento del consumo de alto ingreso propicia la especialización de los centros, orienta la inversión hacia actividades comerciales y de servicios en espacios semiprivados con equipamiento e infraestructura urbana adecuada (avenidas grandes, estacionamientos) donde se relacionan las personas con similares ingresos y gustos en detrimento del resto de la ciudad, incluso del tradicional centro principal, construido con procesos de diferenciación social distintos y de los grupos de ingreso restringidos.

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COLECCIÓN HÁBITAT, CIUDAD Y TERRITORIO

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RECICLAR CIUDAD. REPENSAR LA TRANSFORMACIÓN HACIA UNA GESTIÓN SOSTENIBLE DEL TERRITORIO. JARDINES COMUNITARIOS: MORAVIA EN MEDELLÍN, COLOMBIA. Jordi Morató Farreras Ángel Gallegos Dávalos Leonel Torres Sandra Bestraten Cátedra UNESCO de Sostenibilidad14 Universitat Politècnica de Catalunya-BarcelonaTech El presente trabajo, aborda el reto socio-ambiental que enfrentan las ciudades actualmente. La necesidad de buscar nuevos horizontes en el análisis del metabolismo urbano es ahora indudable, ya que la insostenibilidad de las ciudades como sistema se hace palpable en la gran cantidad de suelo degradado que se encuentra en ellas. Bajo este enfoque, se presentan las experiencias de educación para la sostenibilidad Reciclar Ciudad, fruto del esfuerzo común de la administración, instituciones universitarias, grupos de investigación, ONG's y la misma población. Con el objetivo de dar a conocer las actuaciones llevadas a cabo para recuperar el Morro de Moravia, en la ciudad de Medellín, Colombia, la Exposición RECICLAR CIUDAD ha marcado el inicio de un ejercicio para renovar la función del territorio y su relación con las personas dentro de la ciudad, pretendiendo fortalecer a nivel local las dinámicas que en este sentido comienzan a darse globalmente.

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Cátedra UNESCO de Sostenibilidad: a) UPC: Jordi Morató Farreras, Sandra Bestraten i Castells, Emili Hormias Laperal, Ángel Gallegos Dávalos, María de los Ángeles Ortiz Balderas, Leonel Torres Acosta, Óscar Flecha Quintanilla, Daniel Viadé Andavert, Beatriz Escribano Rodríguez , Brent Villanueva Escobedo; b) Tecnológico de Antioquia – Institución Universitaria: Jorge Ignacio Montoya Restrepo; c) Oficina Conjunta TdeA-UPC, Medellín, Colombia: Yanneth Bibiana Daza Vargas, Joe Widerson Sánchez Marín, Fernando León Guzmán Duque.

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Jardines Comunitarios: Repensar la transformación hacia una gestión sostenible del territorio. En octubre de 2010, dentro del marco de la VII Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo, se presentó en el museo de la ciencia Parque Explora de la ciudad de Medellín la Exposición itinerante internacional “RECICLAR CIUDAD. Moravia, un proceso de transformación en Medellín”, muestra organizada por la Cátedra UNESCO de Sostenibilidad de la Universidad Politécnica de Cataluña - BarcelonaTech (UPC), en colaboración con diferentes entidades de la administración pública, universidades locales y organismos de cooperación internacional.

En esta exposición se reflexionó acerca de las estrategias de actuación en los procesos de transformación socio-ambiental de territorios urbanos altamente degradados, resaltando la necesidad de articular propuestas y soluciones que apunten hacia un mejora en la calidad de vida en las ciudades, y permitan la instauración de un modelo de desarrollo humano sostenible a través de la participación tanto pública como privada, universitaria y comunitaria.

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Reusar, readecuar, mejorar lo existente antes que continuar con el ciclo lineal de ocupación, explotación y deterioro ambiental, implica una visión renovada de las relaciones que el hombre y la sociedad establecen con sus pares, su entorno y su territorio. La reflexión para el diseño y desarrollo de esta exposición conduce finalmente a adoptar el concepto Reciclar Ciudad (RE_C), como expresión de la necesidad de transformación hacia un nuevo concepto de gestión sostenible del territorio, integrando, dentro de las propuestas de planeación urbana, estrategias para la gestión integrada de los recursos naturales y del territorio. Sin embargo, esta visión a gran escala no excluye la reflexión sobre los patrones, valores y actitudes relacionadas con el comportamiento de cada individuo de una comunidad y las relaciones que se establecen entre los diferentes miembros de la comunidad y su territorio. Este proceso de cambio hacia la transformación ineludiblemente debe ser cultural y basado en la revaluación de los valores, actitudes y de los objetivos de desarrollo que establecemos como ideales y metas de nuestra existencia. La educación se convierte en este punto, en el elemento clave para la transformación. No obstante, es necesario establecer objetivos y fundamentos de esta nueva educación para el desarrollo humano sostenible. La educación entendida como la transmisión y reflexión de un conocimiento generado con el objetivo de crear competencias en el individuo, implícitamente transmite también ideales de desarrollo y progreso que se ven reflejados en el tipo de competencias que se fomentan. En este sentido, las competencias que genera la educación son determinadas ampliamente por el contexto en el que se desarrollan y están encaminadas a resolver los problemas que se definen como áreas de atención y a alcanzar ideales de desarrollo que responden a valores sociales. Parte del modelo de educación actual fomenta competencias que premian la competitividad y la individualidad de las acciones, que se relacionan con los imaginarios que definen el éxito profesional y personal. Una educación para la sostenibilidad debe conducir a recomponer las relaciones que establecemos con la sociedad y el territorio, entendiéndolo en su sentido más amplio: Un espacio humano y ecológico en continua relación (espacio socio-ecológico).

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Durante los últimos decenios, la sociedad moderna se ha caracterizado por hacer menos evidentes y necesarias las relaciones de proximidad de las comunidades con el territorio en el cual habitan y con otras comunidades. François Ascher (2004) recalca que el pensamiento moderno introduce tres modos de interacción que originan en parte la crisis actual: la individualización, o el dominio del interés particular sobre el colectivo; la racionalización de la visión social frente a una visión mítica o espiritual de sociedades pre modernas, y la marcada diferenciación social producto de la especialización de funciones propias del sistema de organización y funcionamiento del sistema productivo industrial. Como resultado el autor destaca la conformación de sociedades altamente competitivas, jerarquizadas y motivadas por fines netamente pragmáticos. Yi-Fu Tuan (2007), geógrafo chino-norteamericano introduce el término topofília, cómo el conjunto de lazos existentes entre la persona y el territorio donde habita, y analiza como la sociedad moderna ha desfigurado el hondo sentido del habitar por el simple problema de ocupar, consumir y desechar. El conocido proyecto moderno de “Conocer el mundo para dominarlo”, ha olvidado el problema fundamental de habitarlo y gestionarlo. El proceso de desarrollo occidental ha generado una profunda alteración en el sentido de relación del hombre con su sociedad y con su territorio. La importancia que ha adquirido el mercado ha agravado esta crisis al poner al hombre y la naturaleza como mercancías ficticias subordinadas a las leyes de la oferta y la demanda. La crisis derivada de la alienación facilita la expansión del mercado, mientras se busca una nueva definición del individuo aislado a partir de las cosas que adquiere y no a partir de las relaciones (ahora alienadas) que deberían dar razón a su existencia: comunidad y territorio. Yori describe el paisaje como la expresión más clara del orden moral (Yori, 2001). En este sentido, el paisaje actual refleja físicamente las lógicas de funcionamiento de la sociedad moderna. El territorio se puede entender entonces como un conjunto de sistemas con relaciones e interdependencias, en continua interacción a múltiple escala y condicionadas por las leyes de producción, y cuyas condiciones de habitabilidad están directamente

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relacionadas con las características de la lógica productiva y los imaginarios de desarrollo o progreso del actual paradigma social, en conjunción con sus impactos negativos en el medio natural y social. La ciudad moderna, entendida también como paisaje, refleja fielmente esta dinámica y representa física y socialmente, las contradicciones propias del modelo de desarrollo, y expresa también el ideal humano del desarrollo. Reciclar Ciudad (RE_C) como concepto parte de una investigación actual que analiza y reconoce el valor del conocimiento tradicional, valorando los antiguos lazos de relación sociedad-territorio de las sociedades preindustriales y los antiguos conceptos de habitar y concebir el territorio y la ciudad como un proceso de construcción colectivo. Sostenibilidad implica reflexionar y repensar activamente sobre este conocimiento revalorado para generar conceptos nuevos que permitan generar competencias que enfrenten y propongan soluciones a la crisis que actualmente enfrenta el modelo de desarrollo. Este proceso implica cambiar nuestra mentalidad antes que nuestra tecnología para crear un modelo de relación con el territorio que no se base en la idea de ocuparlo y explotarlo, sino en la idea de habitarlo y gestionarlo. El Planeamiento Urbano Integral Sostenible busca la incorporación de criterios de sostenibilidad dentro de la formulación, diseño, ejecución y gestión de proyectos urbanos (Huth 1978; Tillman, 1994; Hough, 1998; Olgyay, 2008; Barcelona, 2006; López, 2008, García et al., 2010). Este concepto se basa además en la visión multi-transdisciplinar del fenómeno urbano y en la incorporación de la mayor cantidad de actores sociales involucrados en la transformación urbana: académicos e investigadores, profesionales, asociaciones civiles y entidades gubernamentales. El objetivo principal es disminuir el impacto ambiental de la ciudad en el medio natural, fomentando mecanismos de participación social en la correcta gestión del territorio y la corresponsabilidad en la gestión de los recursos ligados al metabolismo de la ciudad.

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El caso de Moravia en Medellín (Colombia): Jardines Comunitarios, un ejemplo de reconstrucción del territorio. “El Morro de Moravia” es un asentamiento humano informal localizado en una zona aluvial de la vertiente nororiental del Valle de Aburrá, del Municipio de Medellín. El área fue utilizada como vertedero de residuos urbanos (domiciliarios, industriales, hospitalarios, entre otros) en un periodo de 12 años, que comprende desde 1972 hasta 1984, razón que configuró su actual morfología de montaña, morro o cerro de hasta 30 metros de altura. A partir de la década de los 80’s, se inició la ocupación del área por comunidades desplazadas por el conflicto interno colombiano, quienes obtenían su sustento del reciclaje informal de las basuras. Para el año 2004 en el cerro habitaban cerca de 15,000 personas, lo que equivale a 2,224 familias asentadas en un área de 7.6 hectáreas, presentándose en la zona una alta densidad poblacional, además del deterioro ambiental, problemas de marginación social y de violencia.

En los años 2004 y 2005, un estudio realizado por la Universidad de Antioquia comprobó que las emisiones de gases propias del cerro tenían compuestos tóxicos como el sulfuro, el cianuro y el benceno, supremamente peligrosos para la salud de los habitantes y transeúntes del sector, adicional a la existencia de altas concentraciones de contaminantes en las aguas de escorrentía que desembocan directamente al río, entre los que destacan la presencia de sustancias como el cromo, plomo, cadmio, cianuros, fenoles y una elevada carga orgánica (Solange et al., 2010).

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Con base en estos estudios, el Gobierno Nacional de la República de Colombia, a través del Ministerio del Interior y de Justicia, emite la declaración de alto riesgo y calamidad pública en el Morro de Moravia “Montaña de residuos peligrosos” por Resolución Nº 31 del 28 de junio de 2006. A partir de esta fecha se inician los estudios necesarios para la recuperación e intervención ambiental del cerro, mediante un esfuerzo conjunto del gobierno local, universidades locales y españolas, sociedad civil y organizaciones de cooperación internacional, entre las cuales se encuentran: Alcaldía de Medellín, Área Metropolitana del Valle de Aburrá, Macro Proyecto de Moravia, Universidad de Antioquia, Tecnológico de Antioquia, Universidad Nacional de Colombia, Universidad Pontificia Bolivariana, Cátedra UNESCO de Sostenibilidad de la Universidad Politécnica de Cataluña, el Ayuntamiento de Barcelona, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y la Agencia Catalana de Cooperación para el Desarrollo (ACCD) Moravia representa un ejemplo de la fuerte ruptura de los lazos de habitabilidad de una sociedad con su territorio. Este barrio está conformado por comunidades desplazadas por pobreza o violencia que se asientan sobre un vertedero de basuras en la parte periférica de la ciudad de Medellín. Sin embargo, después de 30 años, dichas periferias adquieren centralidad estratégica en la ciudad. Fenómenos como la exclusión social, la gestión inadecuada de basuras, y la degradación ambiental definen la problemática de Moravia, por lo que el plan de recuperación ambiental y social trasciende la formulación de estrategias exclusivamente técnicas y busca reintegrar a la gente al territorio y la sociedad. En este sentido, las áreas de trabajo desarrolladas para el plan de recuperación del morro han sido las siguientes: • Desarrollo de procesos de participación y concertación ciudadana. • Reubicación de las familias asentadas en el Morro de basuras. • Estudios y diseños técnicos de tecnologías apropiadas para la recuperación ambiental. • Estudios de urbanismo y paisajismo. El proyecto integral de paisajismo y descontaminación para la restauración impulsado por la Cátedra UNESCO de Sostenibilidad de la UPC en coordinación con entidades del Municipio de Medellín (administraciones públicas y universidades), se basa en la implementación de alternativas

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sostenibles para la mejora de la calidad de vida de la comunidad, acelerando a la vez la transformación socio-ambiental. En el caso de Moravia, el enfoque urbano sostenible se basa en la protección de las condiciones de salud pública, la conservación de los recursos del suelo y el agua, la generación de beneficios sociales y económicos para la población y la reconstrucción social, mediante la creación de espacios de recreación, convivencia y áreas de cultivo de gestión comunitaria participativa. La siembra de jardines urbanos y el empoderamiento de la población local, es fundamental para asegurar su participación en los procesos de planeación, construcción, gestión del proyecto urbano y la apropiación a futuro del nuevo espacio creado (Morató et al., 2011). Dimensión Técnico-Ambiental. El proyecto de recuperación ambiental del cerro se centra en la correcta gestión del agua infiltrada y la de escorrentía, mediante sistemas naturales de depuración (García et al., 2010; Morató et al., 2011), pero a la vez promueve la identidad territorial y la cohesión social a través de actividades participativas para la transformación ambiental y la vinculación de los antiguos miembros de la comunidad. Estos objetivos se materializan a través de los “Jardines Comunitarios”, como un concepto homólogo a los huertos urbanos impulsado en la ciudad de Barcelona y de referente europeo (Domene et al., 2005). El Grupo de Jardines Comunitarios de Moravia (GJCM) es concebido en la “Primer Semana de Moravia. Diálogo abierto a técnicos y población”, evento de encuentro ciudadano, realizado en julio del 2009, enfocado en la comunicación, difusión y promoción de la participación comunitaria en las actividades enmarcadas dentro del proceso de transformación socioambiental del morro de Moravia, a través del diálogo directo entre la población y las entidades participantes en el proyecto. Una vez formalizado el GJCM se comienzan a desarrollar jornadas semanales de capacitación, siembra, mantenimiento y trabajo en colaboración con otras instituciones como el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, la Gerencia de Macroproyecto de Moravia, el Jardín Botánico de Medellín “Joaquín Antonio Uribe” y el Tecnológico de Antioquia-Institución Universitaria. Las actividades se enfocaron principalmente en la creación y mantenimiento de Jardines

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Comunitarios e Identitarios y trabajos en el resto de instalaciones del grupo: vivero y compostador. Es de destacar, las capacitaciones en temas como propagación vegetal y el proceso de compostaje, para fortalecer a los integrantes del grupo en tópicos relacionados con el paisajismo, creando de esta forma estrategias de participación y apropiación social del conocimiento en poblaciones vulnerables.

En términos técnicos, los Jardines Comunitarios son franjas vegetadas o buffer-strips que generan una solución integral al problema de contaminación ambiental presente en Moravia; por su función social, paisajística, ecológica y educativa, éstos permiten la integración urbana del cerro de forma sencilla con el medio ambiente dado el bajo coste que supone la autogestión de las actividades programadas. A su vez, dicha autogestión, favorece la apropiación del espacio público y evita el riesgo de nueva invasión. “Regenerar” el Morro de Moravia, víctima de un fuerte impacto ambiental, a través de actuaciones sostenibles y respetuosas con el entorno e incorporando elementos naturales de biorremediación como son los Jardines Comunitarios es el motor de la recuperación ambiental de esta zona altamente contaminada. La función ambiental de los Jardines Comunitarios es la de interceptar mediante vegetación parte del agua de lluvia, y por tanto reducir su

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infiltración, a la vez que ayuda a retener parte de los contaminantes generados a partir de la escorrentía superficial y brinda estabilidad al terreno existente. La “cadena de descontaminación” se completa con el uso de un tratamiento primario para remover sólidos suspendidos, seguido de humedales construidos, tratamiento biológico que depuran los lixiviados que se recogen del cerro mediante tuberías perforadas enterradas. Se ha construido una planta demostrativa, formada por humedales construidos de flujo subsuperficial vertical (Morató et al., 2011), que consigue depurar el agua contaminada (lixiviados) a través de un medio granular, donde vegetación y microorganismos realizan procesos naturales de depuración de los efluentes. La planta demostrativa se ha podido realizar gracias a la colaboración conjunta del personal técnico de las entidades colaboradoras antes mencionadas, pero muy especialmente a los miembros de la comunidad local. Dimensión Social. Desde sus inicios, el plan de recuperación de Moravia se ocupó de la vinculación de la comunidad mediante talleres y asambleas, reuniendo a la asociación local de recicladores y fomentando la generación de espacios físicos de convivencia. En la actualidad, la comunidad es parte activa del proceso de planificación del proyecto y ha sido parte fundamental en la construcción del área demostrativa. Como referente de esta vinculación y apropiación se cuenta con el GJCM, el cual mejora la calidad de vida de los participantes a través del fortalecimiento del tejido de relaciones entre ellos y su entorno, recuperando en muchos casos el contacto perdido con su entorno rural, pérdida que se da tras su llegada al Municipio de Medellín, y de esta manera reforzando la identidad y cohesión vecinal debilitada tras el programa de reasentamiento. Todo esto a través de valores y principios básicos de igualdad, participación, colectividad y respeto por la naturaleza, por medio de talleres de compostaje, reutilización, mejoras de cultivo, seguridad e higiene y educación ambiental. El “Morro de Moravia”, como núcleo activo de la actividad científica, académica y social de Medellín, ha contado a lo largo de su proceso de transformación con la colaboración de la comunidad universitaria, siendo ésta un catalizador de la

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transformación, por su equidistancia entre las administraciones competentes y las comunidades implicadas. Tanto en el acompañamiento social de la población, el estudio científico y ambiental del Morro, como en el diseño de su transformación urbana y paisajística, han estado presentes la Universidad Nacional de Colombia, la Universidad de Antioquia, el Tecnológico de Antioquia y la Universidad Pontificia Bolivariana como universidades locales, y la Cátedra UNESCO de Sostenibilidad de la UPC como grupo asesor que además ha gestionado y canalizado además la cooperación catalana (ACCD) y española (AECID). El plan de recuperación ambiental del “Morro de Moravia” demuestra la pertinencia de abordar el problema de las áreas urbanas altamente degradas a partir de una visión multi-trans-disciplinar, vinculando a los actores sociales, académicos y gubernamentales. El éxito de la construcción del área demostrativa, revela la factibilidad de la implementación de tecnologías sostenibles y procesos de participación para la gestión de recursos en proyectos urbanos de países en desarrollo, debido a su capacidad para adecuarse a las condiciones sociales y económicas propias del contexto. La participación activa de la comunidad es un elemento que asegura el éxito a futuro en la gestión y cuidado de los espacios urbanos regenerados, fortaleciendo además, la cohesión y estabilidad social en comunidades marginadas.

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Reciclar Ciudad como elemento aglutinador de trabajo en red Reciclar Ciudad nace de una experiencia real de transformación urbana, en las actividades realizadas para la mejora de las condiciones socioeconómicas y ambientales de los habitantes de una zona urbana degradada como era el barrio de Moravia y de su entorno a finales de los años 80, disminuyendo los riesgos para la salud pública. El proyecto de recuperación de Moravia tiene una clara incidencia en el compromiso de los ciudadanos para el fomento del desarrollo humano sostenible a través de la implementación de un programa educativo y cultural que incida directamente en el aprendizaje de la sostenibilidad entre los habitantes de la zona. De hecho, se quiere convertir Moravia en un museo al aire libre que explique los procesos de transformación de zonas urbanas degradadas, tanto en la vertiente técnica como social y cultural. Reciclar Ciudad (RE_C) se constituye también en un proyecto colectivo para los miembros de la Cátedra UNESCO de Sostenibilidad y sus entidades asociadas. Cabe destacar el inicio a mediados del 2010 del Ciclo de charlas Reciclar Ciudad, como un ciclo de intercambio, de difusión de ideas y de experiencias de transformación en los diferentes ámbitos de la vida cotidiana. Reciclar Ciudad es por tanto, un espacio de reflexión sobre las ciudades, sobre sus ciclos metabólicos y las buenas prácticas del día a día, en definitiva, se constituyen como una propuesta de creación de espacios para la participación ciudadana en los procesos de transformación urbana. Uno de los objetivos principales es reflexionar cómo se pueden crear ciclos de funcionamiento más sostenibles en nuestras ciudades. El ciclo nace con la intención de ser anual, planteando 7 temas de reflexión, desde la concienciación individual hasta la participación comunitaria y territorial, con especialistas y técnicos en cada uno de los temas y realización de seminarios en 3 ciudades: Terrassa, Sant Cugat y Barcelona. El objetivo principal de la propuesta es crear espacios tanto físicos como virtuales para facilitar la participación de los habitantes de zonas urbanas en el proceso de transformación de las mismas, dando el apoyo necesario para fomentar el desarrollo humano sostenible en las zonas urbanas.

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El proyecto global e integrado de actividades plantea exponer y divulgar los procesos de transformación urbana que, a través de la gestión y el planeamiento, han ido articulando propuestas y soluciones para la transformación social y urbana hacia la sostenibilidad. Para ello se está creando una base de datos sobre buenas prácticas para el desarrollo humano sostenible, a través de la participación de un colectivo amplio de grupos de universidades y grupos asociados de Europa y América Latina. Dicha base de datos se constituye inicialmente a partir de la colaboración de una serie de grupos, aunque se irá construyendo en formato wiki, para extender la participación a través de la web a nivel global. Recientemente, la organización NEMO (http://www.noemissionmonday.com) ha decidido escoger Recycling City como eje de trabajo entre todos los equipos NEMO que existen en diferentes ciudades del mundo. Como académicos pero sobre todo, como ciudadanos, estamos realmente implicados en poder contribuir en la generación de nuevas ideas para la transformación, en dinamizar la innovación para el desarrollo humano sostenible, fomentando el concepto del habitar el territorio y construir colectivamente comunidad.

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Fotografía: http://www.animalpolitico.com/2012/08/la-basura-es-un-espejo-de-nosotros/#axzz2x8aOt7NK

COLECCIÓN HÁBITAT, CIUDAD Y TERRITORIO

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ESPACIOS EDUCATIVOS PARA LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN EL BORDO DE XOCHIACA. Silvia Padilla Loredo María Luisa Quintero Soto Jorge Guillermo Mata Castro Marcos Álvarez Padilla Introducción Cuando se habla de espacios de Instituciones Educativas de Educación Superior (IES), es ineludible hablar de que su construcción debe responder al cumplimiento de sus fines. La forma de representarse las tareas a cumplir perfilan el tipo de estructuras que se construyen y operacionalizan (Garnica, 2011). Haciendo un poco de historia sobre las universidades, la primera Universidad fue la de Bolonia, fundada al principio del siglo XII (año 1119), en la cual los estudios sobre leyes tenían mucho prestigio colateralmente impartían estudios sobre teología, matemáticas, filosofía, astronomía, medicina y farmacia. En América, luego del descubrimiento de América en 1492, llegaron al nuevo mundo españoles de todos los niveles culturales, incluyendo sacerdotes y laicos con formación universitaria. Las primeras universidades fundadas entonces son la Universidad Autónoma de Santo Domingo en La República Dominicana (1538), la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en Lima (1551) y la Universidad Nacional Autónoma de México (1551). Tres siglos después, el 3 de marzo de 1828, se inauguraron las cátedras del Instituto Literario del Estado de México, cuando fue establecido, por decreto del Congreso del Estado de México en el pueblo de Tlalpan. En 1833, por decreto del gobernador Lorenzo de Zavala, se reinstaló en Toluca, en un edificio del siglo XVIII conocido como el Beaterio, que es hoy, todavía, sede. En 1848, los soldados estadounidenses entraron a Toluca y ocuparon el edificio escolar como cuartel, durante los años de la intervención francesa (1862-1867), la comunidad educativa tuvo que refugiarse en el ex convento del Carmen para seguir trabajando. En 1943, Isidro Fabela, reconoció la autonomía del Instituto, que a

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partir de entonces fue identificado con las siglas: ICLA. El 21 de marzo de 1956 se aprobó en el Congreso la ley orgánica que dio vida a la Universidad Autónoma del Estado de México. En 1964, el presidente López Mateos inauguró la Ciudad Universitaria de Toluca, edificada en el antiguo cerro de Coatepec con sólido apoyo de los gobernadores Gustavo Baz y Juan Fernández Albarrán, ambos ex alumnos del Instituto Científico y Literario. En otro rumbo de la ciudad, en tanto, se desarrolló el "campus Colón", formado por la Escuela Preparatoria y las facultades de Química, Medicina, Enfermería y Odontología. Como parte de los procesos de desconcentración de la UAEM surgieron las Unidades académicas profesionales que después se convirtieron en Centros Universitarios. Con ese ejercicio de planeación y para responder a las exigencias de una población creciente en la entidad, en 1984 la UAEM inició su expansión territorial. Ese año es una fecha clave para comprender la esencia de los espacios expandidos porque comenzó a aplicarse un programa de desconcentración de la educación superior que permitió extender los servicios educativos a diferentes regiones del Estado de México. A partir de entonces se formaron unidades académicas profesionales en Temascaltepec, Atlacomulco, Amecameca, Zumpango, Texcoco, Atizapán de Zaragoza, Ecatepec, Valle de Chalco y estaba en proyecto la de Valle de Bravo. Según el sitio Web (UAEMEX), hoy existen centros universitarios en Atlacomulco, Temascaltepec, (con Extensión Tejupilco) Tenancingo, Texcoco, Valle de Chalco, Valle de México, Valle de Teotihuacán y Zumpango. El despliegue de atención a la zona oriente del estado es muy reciente, entre finales de la primera década y principios de la segunda del siglo XXI surgieron unidades académicas profesionales en Chimalhuacán y Nezahualcóyotl, en la zona norponiente con la UAP Cuautitlán Izcalli, y se incrementa en el valle de Toluca con la UAP Tianguistenco. La Universidad imparte licenciaturas, carreras técnicas; programas de posgrado: especializaciones, maestrías y doctorados. Además, mantiene funcionando centros de investigación y cuenta con un sistema de educación a distancia, iniciado en 1996. Esa información es importante porque permite

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dimensionar la relevancia corporativa que tiene la UAP Nezahualcóyotl, sitio en estudio. El bordo de Xochiaca El bordo de Xochiaca se encuentra ubicado en el límite nororiente del municipio de Nezahualcóyotl, Aréchiga (2008), señala que fue parte de un lago desecado, el cual, de ser un refugio natural se convirtió en tiradero de basura a cielo abierto, irónicamente, Xochiaca significa “lugar de las flores en el lago”, cuando ahí se llegaron a depositar 2000 toneladas diarias de basura. En 1987 se clausuró una parte del lago y se instaló la Alameda Oriente, en la parte donde Nezahualcóyotl comparte el bordo con los límites del Distrito Federal y en la parte que hoy ocupan las instalaciones del teletón, el complejo comercial, el hospital Vivó, se instaló una Ciudad deportiva, que contribuyó al saneamiento del suelo, que fue aprovechado para generar las instalaciones mencionadas, con la promesa de reubicar dicha ciudad deportiva, de tal modo que en la inauguración de la plaza comercial, Carlos Slim señaló que: Aquí lo interesante es obtener la posibilidad de bonos de carbón y sacar un producto de esta energía de más y que sirva para mantener en buen estado e impulsar las actividades deportivas y sociales que se van a generar en el centro. Este centro deportivo (con el que se repuso el anterior) tiene más de 630 mil metros, obviamente no tiene grandes construcciones pesadas porque está sobre la basura, tiene las instalaciones adaptadas para ese fin, promover mucho al deporte, inclusive el tenis en la zona de Nezahualcóyotl. Mientras antes era el frente estaba visible ahora está en la parte trasera de las instalaciones mencionadas donde actualmente se encuentra subutilizada. Desde el año 2003 se determinó científicamente que no podía seguir siendo bausero. El proceso de saneamiento fue avanzando y en 2005 se cerró otro tramo de gran parte del tiradero. Entonces se selló el suelo para evitar los efectos de los gases residuales y en 2008 se construyó una plaza comercial y de servicios de la hoy llamada Ciudad Jardín Bicentenario. El primer paso para desarrollar el proyecto, fue la venta a la Iniciativa Privada de 46 hectáreas del Bordo de Xochiaca, que hasta entonces estaba en manos del gobierno mexiquense. La transacción osciló en alrededor de los 250 millones

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de pesos y con estos recursos las autoridades realizaron los trabajos de saneamiento del tiradero. En cuanto a las virtudes ecológicas de Ciudad Jardín Bicentenario, los estudios proyectaron que una vez instalados los generadores de energía -que funcionarán a partir de la explotación del gas metano emanado por los procesos de descomposición de la basura-, será posible que se produzcan aproximadamente 4 MW de energía eléctrica, capaz de alumbrar ecológicamente las instalaciones deportivas del mismo. La captación del también denominado biogás, será equivalente a inhibir la emisión de 93 mil toneladas de CO² a la atmósfera por año, lo que equivale a 37 millones de viajes de vehículos que recorran 50 kilómetros de trayecto. Asimismo, se sembraron 350 mil m² de pasto, los mismos que serían capaces de cubrir el área total de los Viveros de Coyoacán de la ciudad de México, sin dejar de mencionar que se recuperarán 5 millones de litros de agua pluvial al año, la cual se empleará en mantener las áreas verdes del desarrollo. El financiamiento del centro deportivo, según el plan maestro, se pretende resolver a partir de la colocación de bonos de carbono, mismos que son un mecanismo internacional de descontaminación, para reducir las emisiones al medio ambiente. Éste es uno de los tres mecanismos propuestos en el Protocolo de Kyoto, para la reducción de emisiones causantes del calentamiento global o gases de efecto invernadero. Una vez instalado y en marcha, el sistema de recuperación de biogás permitirá certificar el proyecto ante la ONU, con la finalidad de obtener bonos de carbono. Esto se traduciría en recursos económicos suficientes para mantener el Centro Deportivo Ciudad Jardín Bicentenario a la altura de lo esperado, por lo cual se convertiría en un proyecto autosustentable y autofinanciable a largo plazo. Así, antes de ser centro comercial fue una Ciudad Deportiva El bordo de Xochiaca como sede de espacios comerciales de salud y educativos. En los terrenos del Bordo es posible encontrar instituciones de educación media superior como el CECyTEM, Preparatorias populares, una escuela de ciegos. El Hospital Gustavo Baz, la nueva clínica del ISSSTE y el Hospital Vivo, así como las instalaciones del Teletón donde se atiende a personas con necesidades especiales. La transformación del bordo Xochiaca no fue

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intempestiva, se fue dando paulatinamente y se abrió bajo la condición de que se hiciera un espacio autosustentable. José de Molina, canta autor mexicano en la década de los años 60 compuso una melodía que decía: A parir Madres Latinas, A parir más guerrilleros, Ellos sembraran jardines, Donde había basureros. En el Bordo de Xochiaca existen dos espacios de educación superior, uno de carácter privado, la Universidad La Salle y otro de orden público, denominado Unidad Académica Profesional Nezahualcóyotl. La Unidad Académica Profesional Nezahualcóyotl de la Universidad Autónoma del Estado de México se encuentra ubicada en la periferia del municipio de Nezahualcóyotl, al oriente del Estado de México, en el bordo de Xochiaca (Morales, 2012). Construcción y percepción Las escuelas de educación superior no están alejadas de la vida de las comunidades, ni de la historia y procesos políticos en los que se circunscriben sus acciones; desde sus orígenes respondieron a las necesidades sociales, desde que nacieron actuaron como encerradas en sí mismas con base en la escolástica -especie de ocultamiento y encierro-. Las universidades, han sido representantes de universos de sentidos diversos, y en ocasiones parecen caer en el “sin sentido”. Para el análisis, la reflexión y el avance científico, se mantenían, de alguna forma, aisladas de aspectos mundanos, ese espacio especial para la educación y formación profesional, fue construido, bajo la percepción del recinto universitario, derivado del siglo XII cunado nacen las primeras universidades del mundo, que hoy se ve invadido por aspectos ligados a la inseguridad y la desesperanza. Situaciones de inseguridad al exterior de las universidades En momentos más difíciles de los movimientos estudiantiles 1968 y 1971, los jóvenes se ven afectados en su seguridad e incluso han perdido la vida. Actualmente en México ha habido jóvenes asesinados frente a sus recintos (caso del TEC de Monterrey) en Chihuahua donde “los jóvenes del TEC asesinados fueron alumnos de excelencia académica. Ambos fueron becados

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por el Tecnológico para continuar con sus estudios de Postgrado. Jorge Antonio trabajaba en el modelo de un auto solar, además era deportista, representó al estado de Coahuila en la Olimpiada Nacional 2005. “Javier se graduó con un reconocimiento por su mejor promedio en la carrera de Ingeniería Mecatrónica. El día de la balacera, según versiones de algunos compañeros, los jóvenes se encontraban en el campus revisando sus tesis. Tardaron varias horas en el campus y a su salida, durante la madrugada, se encontraron con la balacera entre los elementos del Ejército y una banda de delincuentes. El fuego cruzado terminó con sus vidas” (CNN, 2010). En los espacios de formación de formadores de una escuela Normal Ayotzinapa, Guerrero los jóvenes estudiantes también se ven afectados, “en Chilpancingo, México, 2 estudiantes muertos, 15 heridos y decenas de detenidos es el resultado de la represión policial contra una marcha de normalistas que bloqueaban la autopista México-Acapulco, exigiendo hablar con el Gobernador del Estado. En las investigaciones, un policía reconoció haber disparado contra los estudiantes (Telesur, 2011). A esos hechos que acechan a las escuelas destinadas a la formación de maestros se suman 5 muertos en la Federación de Estudiantes de Guadalajara, algunos de ellos son enterrados en las canchas de sus propias instalaciones. Esos casos muestran intolerancia ante el reclamo de una educación democrática, de corte universalizante, respetuosa de los puntos de vista existentes en su seno (Padilla, 2012:16). La mitad de los homicidios juveniles entre 2007 y 2009 se concentró en Chihuahua, Estado de México, Baja California, Guerrero y Sinaloa (Hernández, 2011). La seguridad en espacios educativos del Bordo de Xochiaca se encuentra relacionada con el mundo de vida de las comunidades universitarias. Estudiantes, maestros y autoridades ven afectadas sus vidas no sólo en la escuela sino en los trayectos, al interior del espacio educativo y en el tiempo que dedican al descanso. Esparcimiento y actividades extraescolares. Partiendo de la definición de que la seguridad escolar es simplemente la seguridad en el ámbito de escuela, involucra no sólo la sensación o estado de tranquilidad, también la forma de atender cualquier situación de crisis. Si la

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seguridad se ve desde el punto de vista amplio, ésta abarca una serie de garantías, tales como la salud física y mental, las cuales dependen del ambiente de cordialidad y respeto que se estructura con base en el esquema de modelo educativo. Ello requiere de un examen minucioso de todos los aspectos cotidianos por los que atraviesa la comunidad universitaria y comunidades educativas de las IES, situación que ahora solo se esbozan. Seguridad interna El espacio escolar de la Unidad Académica Profesional Nezahualcóyotl, en lo sucesivo UAP-N, inserta representaciones de seguridad que se manifiestan en diversos espacios de convivencia. Las construcciones escolares, según su diseño proporcionan mayor o menor seguridad según los tipos de convivencia que generan. De ahí que las construcciones, desde su diseño han de planearse para propiciar espacios sanos de coexistencia respetuosa. El espacio educativo Los espacios educativos se organizan de diversa manera, dependen de la representación que se tiene de la comunidad universitaria y de ellos se deriva la generación de varios ambientes de aprendizaje. Espacios como la UAEM, pese a la adopción del esquema educativo por competencias, que centra su atención en el alumnado es generalmente magisto-céntrico. La hegemonía de un profesorado prioritariamente tradicional, influyen en el diseño y organización de la infraestructura y la forma de utilizarla. Su sistema educativo, oficialmente se organiza por el esquema de competencias, pero la organización de los espacios está lejos de propiciar los ambientes necesarios para desarrollar las competencias interpersonales, porque aunque en los salones de la UAP-N no existe la tarima de primarias y secundarias que separa al maestro de los estudiantes, las aulas se sigue propiciando el panoptismo, el control del profesor es una de las cualidades más apreciadas. En términos generales todas las miradas están orientadas hacia el profesor. Daños en las estructuras del plantel Recordando que la UAP NEZA está construida en una zona fangosa y es probable que existan problemas y fallas en las estructuras de cada edificio del plantel, con los terremotos recientes se han afectado levemente las

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estructuras de los edificios A y B, en sus uniones y en su base. Se considera como problema por ser un factor de riesgo dentro de la unidad académica ya que afecta seriamente a toda la comunidad universitaria pues, si llegare a existir un fenómeno natural como terremoto de mayor intensidad o incendio las estructuras de los edificios podrían venirse abajo, causando serios accidentes e incluso matar a personas dentro del plantel. Los olores y emisiones de gases de los líquidos lixiviados se consideran un riesgo para la salud que, tal vez, a la larga puedan tener fatales consecuencias en la salud de las personas que laboran en la UAP-N. Los cubículos de los profesores Son instalaciones en las cuales los universitarios tienen la oportunidad de tener espacios para desarrollar ciertas actividades extracurriculares dentro de la universidad, estos espacios designados especialmente para la investigación (entre otras cosas) son compartidos con los alumnos que reciben orientación para realizar aquellos trabajos o proyectos que los profesores asignen y que sean necesario utilizar. Aulas de aprendizaje El material que se encuentra en las aulas, retroproyector, pizarrón blancopantalla que existe en todas ellas, con servicio de internet es resguardado con un candado; así el hardware permanece en su lugar, no sucede de la misma manera con el software, el cual con frecuencia se pierde ante el embate de los virus cibernéticos y las fallas en el sistema. Como elemento indispensable para el desarrollo académico de los estudiantes y buen desempeño de los profesores se ha convertido en un elemento importante de la seguridad en la preservación de los elementos necesarios de enseñanza aprendizaje. Los laboratorios En la UAP-N existen laboratorios de cómputo para cada una de las dos licenciaturas (Educción para la Salud y Comercio Internacional) así como para las dos ingenierías (Ingeniería en Transporte e Ingeniería en Sistemas Computacionales). En la mayoría de los casos existen problemas de seguridad, ante una deficiente reglamentación de su uso, de la protección de los equipos y las dificultades para que los usuarios se hagan responsables de las fallas que generan al sistema.

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El laboratorio de biología tiene muy poco espacio y no tiene los medios indispensables para una evacuación rápida de las personas en caso de emergencia, la regadera no es suficiente si ocurre un incendio o algún incidente de amplia magnitud, esto puede ser de gravedad para la salud del estudiantado y del personal que esté utilizando este espacio, porque además se tienen las llaves del gas muy cerca de todos los lugares del laboratorio y el abatimiento de la puerta que se abre hacia adentro y estorba la mesa para que tenga apertura total. El auditorio Por el uso constante del auditorio, ante la efervescente actividad de la UAP Nezahualcóyotl de eventos académicos y culturales, el auditorio se ve afectado con frecuencia en su equipo de cómputo, en sus sistemas de ventilación y en la afluencia de personas, que en ocasiones rebasa su capacidad. Por otro lado la rampa de acceso no se encuentra ergonómicamente diseñada por lo que puede lastimar a las personas con problemas de columna vertebral, también carece de oportunidades de acceso a personas con capacidades diferentes, como quienes usan sillas de ruedas o tiene otros problemas de motricidad gruesa. La biblioteca En el caso de la biblioteca, se observa que es un espacio reducido, no se tiene el suficiente amplitud para que los alumnos o los profesores tengan un buen ambiente de trabajo, es importante mencionar que este problema puede traer graves consecuencias a la salud de los mismos, ya que, al sentirse en un espacio pequeño, puede causar un tipo de estrés e incluso algún malestar físico, que por consecuencia cause a la comunidad estudiantil un mal de salud y baje su rendimiento y la seguridad necesaria, por otro lado, tiene puerta de entrada pero carece de salida de emergencia. Con frecuencia fallan los equipos de cómputo. Los patios En ciertas zonas de los patios se han señalizado lugares para que la gente que quiera fumar lo haga, para dejar los edificios libres de humo de tabaco, sin embargo la gente queda expuesta a otras inclemencias del tiempo como las radiaciones solares, la lluvia o la absorción de partículas de aire contaminado ante inclemencias intempestivas del clima.

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Centros recreativos Los centros recreativos son lugares de apoyo para toda la comunidad universitaria, son lugares donde los alumnos, maestros, administrativos y directivos desarrollan sus capacidades, las ocupan como medios de distracción y uso deportivo, mejorando sus condiciones físicas y mentales, aún son escasos y los existentes no se usan intensivamente. Los espacios deportivos Por otro lado el alumnado cuenta con la facilidad de acceso al plantel con bicicleta que es un medio de transporte fácil y no contamina y también ayuda a la condición física, pero no cuenta con ciclo pista o un área afín para el desarrollo del ciclismo. El espacio de usos múltiples cuenta con bicicletas para spinning, sin embargo no hay un uso intensivo de las mismas, aun cuando hay entrenadores deportivos y un médico del deporte. Seguridad interna y personal de seguridad privada El personal de seguridad es el encargado de observar y atender problemáticas dentro de la universidad; sus integrantes prestan un servicio que beneficia al plantel, ya que advierten si hay un fenómeno natural como terremoto, inundación incendio etc. Además se encargan de observar quiénes son las personas que entran y salen y regulan la entrada y salida de los bienes patrimoniales, a resguardo de las autoridades administrativas del plantel. Cada vez es más importante ejercer control del acceso de personas extrañas a la comunidad estudiantil, porque, algunas veces, son un riesgo para la comunidad universitaria. Además ellos tienen una visión diferente de la escuela a la de los alumnos y profesores; su foco de atención se centra en ciertos puntos que no son considerados por el común del profesorado y el estudiantado como la revisión de cajuelas de los autos; junto con las personas responsables de la administración tienen un control sobre las aulas para ver si están en buen estado y accesibles para que el alumnado pueda tener acceso a ellas y no sean un riesgo para maestros y alumnos; de tal forma que observan la estructura de los salones, las sillas, mesas etc. Cafetería Es un área de consumo de alimentos y de relaciones sociales la cual mantiene beneficios para toda la comunidad universitaria ya que brinda

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servicios agradables además de alimentos en buen estado y de higiene, lo cual desde el punto de vista del educador para la salud permite el fomento de una buena alimentación. En este lugar tanto en la mañana como en la tarde-noche se tienen acceso al uso de mesas, sillas y un lavabo cercano, para el lavado de manos como prevención de enfermedades digestivas. Las personas que llevan su comida de casa también pueden calentar su comida en el horno de microondas. Cabe resaltar que se cuenta con señales preventivas contra accidentes como caídas cuando se hace el aseo, alertando así de un potencial riesgo. Por otra parte esta área es un beneficio para los alumnos ya que ponen en práctica la convivencia manteniendo las relaciones sociales. Sin embargo la higiene y uso de equipo de trabajo en esta instalación es difícil debido a que los antecedentes del área como basurero aún atraen fauna nociva. Cabe mencionar que el personal puede correr riesgos físicos si no tiene las medidas preventivas adecuadas como tener letreros de piso mojado, verificar las llaves del gas por sí llegase haber un incendio, la organización y cuidado de materiales punzocortantes, evitar quemaduras, etc. Estos riesgos son los que perjudican y los se deben tener mucho en cuenta para que el personal pueda trabajar sin preocupación. Seguridad externa Al exterior de la zona inmediata al plantel existen riesgos que van desde robos a transeúntes y pasajeros de autobuses como atropellamientos por la fuerte afluencia vehicular y la falta de un puente de peatones; riesgos de seguridad ambiental por la falta de servicios públicos de higiene del camellón y fallas en el alumbrado público, escasa seguridad pública, no obstante que la ubicación de la UAP-N la coloca en medio de las instalaciones del Poder judicial de la Federación y del Complejo Comercial Plaza Ciudad Jardín Bicentenario. Históricamente, la percepción social del bordo Xochiaca, coloca a este lugar como una zona de riesgo en la seguridad de las personas, por situaciones de violencia que ahí se generaba, por otro lado la unidad académica profesional Nezahualcóyotl está construida sobre lo que era antes un basurero y cerca de una comunidad de pepenadores cuya situación económica no es muy favorable, de tal modo que las personas que viven en este lugar han sido foco

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de discriminación y desconfianza; pero con el paso del tiempo esa situación ha mejorado causando un ambiente más agradable dentro de la unidad. Cabe mencionar que afuera del plantel aumentan los riesgos para los alumnos y docentes puesto que tienen la probabilidad de tener la experiencia de robo ya que por la tarde-noche no se cuenta con alumbrado; además de ser un lugar un tanto deshabitado y sin mantenimiento en camellones; no hay un personal que estén al tanto del flujo de personas En otro orden de ideas, puede observarse la existencia de contaminación en el aire, derivado del constante y aglomerado tránsito vehicular en horas pico, además de contaminación del suelo, mala calidad del pavimento que representa peligro tanto para automóviles como para peatones, que genera angustia la atravesar, ante un flujo constante e intermitente de vehículos que en su mayoría circulan a alta velocidad. También circulan mulas y caballos utilizados por recolectores de basura generando riesgos para la salud. Seguridad de universitarios en días de suspensión de clases Uno de los tianguis de autos usados está ubicado en el Bordo de Xochiaca y todos los domingos, una franja grande, que abarca el tramo que va desde un costado de la plaza comercial hasta casi la calle siete y que invade muchas manzanas de lotes de la colonia “El Sol” constituye un riesgo potencial para quienes transitan por ahí Durante la planeación de Ciudad jardín en un documento (s/a, s/f) se decía que con una visión propositiva y de apoyo a la sociedad, sus medios y sus espacios, el tianguis de autos, ubicado a un costado de la avenida Bordo de Xochiaca, sería reubicado para darle un lugar dentro de este complejo, pero no fue así. Seguridad en trayectos El asalto en combis y microbuses es un riesgo compartido con toda la zona metropolitana que en muchas ocasiones provoca pérdidas de laptops, celulares y materiales educativos de los estudiantes y con ello disminución de oportunidades en su seguridad y desarrollo académico.

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Seguridad en la vida cotidiana Si a eso se suma el descuido personal de la comunidad universitaria en su alimentación, descanso y organización de tareas. Muchas veces los alumnos llegan desvelados y sin desayunar por acabar los trabajos que se les encargan cuestión que también favorece distracciones y más lentitud en los reflejos que favorecen el trabajo de los asaltantes quienes comúnmente usan el factor sorpresa, sobre sus víctimas. Caminos de ayuda para personas con necesidades especiales Este es un beneficio para cualquier persona con discapacidad ya que previene algunos accidentes físicos cuando las rampas tienen un acabado adecuado para un mayor soporte en las ruedas de las sillas o condiciones adecuadas para el soporte de muletas, poniendo en desventaja a dichas personas, afectando su seguridad física y emocional, ya que no existen criterios de “accesibilidad universal”. Inseguridad dentro del plantel En la UAPN también se observan conductas indeseables, afortunadamente, en pocos casos, de estudiantes, que se han apoderado de cosas ajenas, que son capaces de robarse los espejos o aditamentos exteriores de los automóviles o que ha sustraído dinero, USB, teléfonos celulares o cheques de sus compañeros becarios, atentando contra las pertenencias de profesores, alumnos y equipo y herramientas del plantel, que parecían darse sólo fuera del plantel, pero en algunos casos sucede el robo dentro de la unidad académica. Algunas aulas cuentan con cámaras de seguridad por si llegase a existir este suceso en algún momento, además de contar con el personal de seguridad que también está encargada de resolver este tipo de problemas dentro del plantel, pero aun así no deja de ser perjudicial para la unidad académica. Representación social del espacio educativo Para explorar la representación social que se tiene fuera del ámbito educativo, se inicia mostrando los comentarios dejados en la bandeja del video sobre el Bordo Xochiaca de un video en el que Aréchiga (2008) rescata parte de la historia del Bordo de Xochiaca que muestra imágenes de lo dicho anteriormente:

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Comentario 1 “yo nunca conocí la especie animal y los lagos hermosos que ahí existían pero ojalá que por lo menos este cambio sea el comienzo de más propuestas porque México es el lugar con más riqueza cultural que existe”…“fue la primer vez que me entero lo que era en tiempos pasados el bordo Xochiaca antes de convertirse en un desolador y contaminado lugar, yo recuerdo que a los lugares cercanos al bordo llegaba una terrible peste de basura y porquería y se sentía realmente horrible y decepcionante ver que nadie hacia nada, ya era hora de ponerle fin a todo eso, me siento orgullosa de saber que este estado está recibiendo manos de ayuda.” Comentario 2 “Que tranza banda yo soy de ay mero el arenal. el canal y neza ay jugábamos futbol, canicas trompo balero y al burro castigado calla xitla es la última calle de la colonia arenal. Saludos el perro.” Comentario 3 “lamentablemente así como se afectó en tiempos pasados el bordo así irán terminando otras áreas por la inconciencia de la gente con escases de principios. Comentario 4 “afortunadamente con esta recuperación del bordo a la vez mejorará la condición del Estado de México yo nunca conocí la especie animal y los lagos hermosos que ahí existían pero ojala que por lo menos este cambio sea el comienzo de más propuestas porque México es el lugar con más riqueza cultural que existe.” Comentario 5 “Lol se dan cuenta que la mayoría que miramos este tipo de videos son los que estamos radicando en united states hey dont get mad if some body wants to write in english i meant it's not yur bussiness lol... Que viva neza y más la Villada y mi calle la Bondojo.”

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