Migración y Desarrollo vol. 17, no. 33

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volumen 17 Segundo semestre de 2019 www.migracionydesarrollo.org ISSN 2448-7783



Migración y Desarrollo es una revista orientada a la reflexión, la investigación y el análisis sobre temas concernientes al vínculo entre migración y desarrollo desde una mirada crítica alterna a la postura dominante: la perspectiva del Sur, cuyo eje central son los derechos humanos. A través de la aludida perspectiva se examina de manera integral, comprehensiva, la problemática derivada de esta relación en el contexto de la globalización neoliberal: explotación laboral, exclusión, discriminación social, violencia, inseguridad humana, criminalización, despojo, desplazamiento forzado, conflictos ambientales. Más que la negación del Norte se trata de una visión incluyente que demanda la redefinición de los indicadores del desarrollo, fundada en el respeto a los derechos humanos en contraposición al paradigma dominante de seguridad nacional que criminaliza y discrimina. La revista se edita en los formatos impreso y digital en los idiomas español e inglés. Contribuye a la construcción del pensamiento crítico en las Ciencias Sociales y en las Humanidades a partir de la minuciosa selección de manuscritos que son evaluados por pares académicos mediante el sistema doble ciego y que se organizan en tres secciones: Artículos, trabajos inéditos y traducciones al español; Coyuntura y debate, ensayos breves sobre temas de actualidad; y La voz de los actores, proyectos e iniciativas de la comunidad migrante (declaraciones, entrevistas, manifiestos, comunicados, principios, acuerdos, protocolos, entre otros). Asimismo, colaboran integrantes de la Red Internacional de Migración y Desarrollo (rimd) e investigadores adscritos a otras instituciones internacionales. Se publican textos con rigor científico y analítico, con metodologías y técnicas de investigación creativas e innovadoras. Es preciso aclarar que no se aceptan aquellos estudios basados en un enfoque unilateral que atienda a los intereses hegemónicos de los principales países receptores de migrantes. Forma parte del Índice de Revistas Mexicanas de Investigación Científica y Tecnológica del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y está indexada en la Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal (Redalyc), el Sistema Regional de Información en Línea para Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal (Latindex), Citas Latinoamericanas en Ciencias Sociales y Humanidades (Clase) y Scientific Electronic Library Online (Scielo-México).


Migración y Desarrollo, volumen 17, número 33, segundo semestre 2019, es una publicación semestral editada por la Universidad Autónoma de Zacatecas «Francisco García Salinas», a través de la Unidad Académica en Estudios del Desarrollo, Jardín Juárez 147, colonia Centro, 98000 Zacatecas, Zacatecas. Teléfono: (01 492) 922 91 09, www.uaz.edu.mx, www.estudiosdeldesarrollo.mx, revistamyd@uaz.edu.mx, Editor responsable: Raúl Delgado Wise. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo Vía Red Cómputo 04-2015-060212200400-203, issN :2448 -7783, otorgados ambos por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Responsable de última actualización: Unidad Académica en Estudios del Desarrollo, Israel David Piña García, Campus Universitario ii, avenida Preparatoria s/n, fraccionamiento Progreso, Zacatecas, 98065. Fecha de la última modificación, diciembre de 2019. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura de los editores de la publicación. Todos los textos aquí incluidos se encuentran bajo la licencia Creative Commons 4.0 Atribución/No comercial/No derivadas

Impreso y hecho en México Printed and made in Mexico


Contenido Artículos Transformación social y migración internacional en la era neoliberal: una propuesta teórica Magdalena Arias Cubas

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Gramsci, migrantes y sindicatos: el caso irlandés Ronaldo Munck | Mary Hyland

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Paradojas de la inmigración mexicana a Estados Unidos en áreas de la salud Selene Gaspar Olvera

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Trayectorias laborales y redes sociales de nuevos inmigrantes chinos residentes en México Luz Helena Rodríguez Tapia | María Eugenia Anguiano Téllez

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Orientaciones actuales de la política migratoria con una visión desde el Sur global Arturo Nieto Mendoza

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Coyuntura y debate

Comportamiento de las relaciones migratorias entre Cuba y Estados Unidos desde 1959 hasta la actualidad

Elier Córdoba Carracedo | Ernesto Santiesteban Leyva | Enaidy Reynosa Navarro

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La voz de los actores Es tiempo de dirigir la migración juntos: una oportunidad para Europa y África Foundation for European Progressive Studies (feps)

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Transformación social y migración internacional en la era neoliberal: una propuesta teórica Social transformation and international migration in the neoliberal era: a theoretical approach

issn impreso 1870 -7599 | issn red cómputo 2448 -7783 | 7-28 recibido 04/01/19 | aceptado 10/04/19

Resumen. Este artículo plantea un marco teórico de alcance intermedio para estudiar la

migración internacional contemporánea. A partir de la crítica polanyiana de la economía de mercado, se sugiere que muchas formas contemporáneas de migración, se deben comprender con relación a los profundos cambios sociales, políticos y económicos que han acompañado, la expansión de la economía de mercado en el nivel local, nacional y transnacional en la era neoliberal. Además de recalcar que la migración es una parte integral de estos procesos de trasformación social, la propuesta teórica hace hincapié en la importancia de investigar este fenómeno social desde una perspectiva multiescalar y multidisciplinaria. Así, el objetivo de este artículo es guiar y generar una discusión crítica sobre las maneras en que la movilidad humana contemporánea, en el escenario de relaciones cambiantes de poder e inequidad que configuran la era actual de la globalización neoliberal, interactúa con diversas instituciones y relaciones políticas, económicas y sociales a través de múltiples escalas socio-espaciales. Palabras clave: migración internacional, teoría, transformación social, neoliberalismo.

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Magdalena Arias Cubas*

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porary international migration. Deriving from the polanyian criticism of the market economy, we suggest that many current forms of migration should be understood in relation to the deep social, political and cultural changes which accompany the expansion of the market economy at the local, national and transnational level in the neoliberal era. While it re-examines migration as an integral part of these processes of social transformation, our theoretical approach also emphasizes the importance of researching this social phenomenon from a multi-level and multidisciplinary perspective. Thus, the aim of this article is to guide and generate a critical debate on the ways in which contemporary human mobility, against a backdrop of changing power relations and inequality that shape the current period of neoliberal globalization, interacts with various institutions and political, economic and social relations through multiple socio-spacial levels. Keywords: international migration internacional, theory, social transformation, neoliberalism.

* Mexicana/australiana. Investigadora asociada del Alfred Deakin Institute for Citizenship and Globalisation, Deakin University, Australia. Correo-e: magdalena.ariascubas@deakin.edu.au

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Abstract. This article offers a middle-range theoretical framework for the study of contem-


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Introducción1

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En este artículo se expone el marco teórico que fue desarrollado como parte del proyecto de investigación sobre la Transformación Social y Migración Internacional (stim, por sus siglas en inglés), llevado a cabo por académicos en la Universidad de Sídney (Australia), en colaboración con colegas en Corea del Sur, México y Turquía (Castles et al., 2011a; Castles, Ozkul y Arias, 2015).2 El proyecto analiza la manera en que la movilidad humana y los procesos más amplios de transformación social se han interconectado en el escenario de relaciones de poder e inequidad, cada vez más amplias y universales, las cuales a su vez han configurado la era actual de la globalización neoliberal. Este marco teórico continúa el trabajo de Stephen Castles (2010) y su llamado a discutir la complejidad, interconexión, variabilidad, trama y multidimensionalidad de los procesos migratorios que han ocurrido en el contexto de un rápido cambio global. Con base en la crítica de Karl Polanyi (2003) sobre la economía de mercado (publicada originalmente en 1944), se argumenta que las últimas cuatro décadas de globalización neoliberal han atestiguado un periodo de profunda reorganización social, política y económica en casi todas las partes del mundo (Stiglitz, 2003).3 El marco teórico aquí presentado sugiere que muchas formas contemporáneas de migración son mejor comprendidas con respecto a estos profundos cambios sociales, políticos y económicos que han acompañado la expansión de la economía de mercado en el nivel local, nacional y transnacional. Con el objetivo de enmarcar la propuesta teorética, este artículo comienza discutiendo la expansión del interés y la investigación académica en torno de la migración internacional y algunas de sus debilidades. Posteriormente, se plantea un «lente de transformación social» como una teoría alternativa de alcance intermedio para analizar ciertas formas de migración en la era de la globalización neoliberal. Se destaca que percepciones y conocimiento clave sobre la migración contemporánea y la transformación social se pueden extraer al hacer operativo Agradecemos la asistencia y comentarios de Stephen Castles y Raúl Arias Cubas. Este proyecto ha sido un esfuerzo colaborativo de investigadores en la Universidad de Sídney (Magdalena Arias Cubas, Stephen Castles, Chulhyo Kim, Elsa Koleth, Cailin Maas, Derya Ozkul y Rebecca Williamson), junto con colegas en Corea del Sur (Hye-Kyung Lee y Doon-Hoon Seol), México (Raúl Delgado Wise y Rodolfo García Zamora) y Turquía (Mine Eder y Ahmet Icduygu). 3 Véase Polanyi-Levitt (2014) para un resumen crítico de la obra de Polanyi. 1 2


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los conceptos desarrollados por Polanyi (2003) de la economía arraigada (embeddedness), las mercancías ficticias (fictitious commodities), y el doble movimiento (double movement). Asimismo, se enfatiza en la necesidad de reflexionar acerca de específicas deficiencias del marco polanyiano original, en particular es preciso reconfigurar el análisis más allá del marco «nacional» y considerar de modo crítico formas existentes de desigualdad que simplemente no pueden ser capturadas en su totalidad mediante un análisis de la expansión de la economía de mercado. Se insiste que, en respuesta a este escenario y en el marco del canon existente sobre la migración internacional, nuestra comprensión de la migración en la era neoliberal puede fortalecerse con fundamento en el conocimiento de la teoría social contemporánea. En la conclusión, recapitulamos cinco principios esenciales de este marco teorético de alcance intermedio que esperamos guíen y generen más discusión.

El crecimiento y las limitaciones de los estudios de migración 9

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El interés intelectual en la migración se ha desarrollado rápidamente en los últimos 25 años, ello refleja cambios dramáticos en el volumen, las formas y las direcciones de la migración internacional. Jennifer Lee, Jørgen Carling y Pia Orrenius (2014) han identificado las siguientes áreas clave de cambio en las tendencias de investigación y en las tendencias de flujos migratorios recientes. Éstas incluyen: a) El establecimiento de la migración internacional como un propio subcampo de estudio a través de diversas disciplinas en las ciencias sociales. b) La creciente multiplicidad de los países de origen y el surgimiento de nuevos destinos. c) La creciente diversidad étnico-racial y socioeconómica de los migrantes. d) El auge de migrantes con un estatus irregular. e) El enfoque renovado en las conexiones transnacionales, incluidas las remesas y las diásporas. f) El desarrollo de modelos de integración bidireccional que explican cómo los migrantes cambian las sociedades receptoras (y no sólo cómo éstas cambian a los migrantes). g) Finalmente, el aumento en la atención a las perspectivas de los hijos de migrantes. A lo anterior habría que añadir el encuadre persistente de algunos migrantes en debates académicos y políticos como un problema o incluso una amenaza en contra de la identidad, el nivel de vida y la seguridad «nacional» (Castles y Delgado, 2008).


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Numerosas reseñas críticas han destacado (Arango, 2004; King, 2012; Massey et al., 1998; de Haas, 2014), que los estudios de la migración son un área fundamental de la investigación social que han logrado avances durante las últimas décadas. Dado que la migración internacional presenta desafíos primordiales a los estudiosos de las ciencias sociales y a aquellos que formulan políticas públicas, es importante desarrollar su propia teoría, metodología y contribución al conocimiento. A la par, es fundamental resaltar una serie de factores que dificultan el avance de dicho conocimiento, debilitan la comprensión de cambios sociales relacionados a la migración y reducen el valor de esta investigación como una guía para la formación de políticas (véase también Castles, 2010). Tales problemas comprenden: 1. El nacionalismo metodológico que permea las ciencias sociales (Beck, 2007) y que es un problema especialmente grave para los estudios de migración (Wimmer y Glick, 2003). En particular, la investigación acerca de la migración tiende a vincularse con experiencias históricas específicas sobre el control del movimiento de poblaciones y la diversidad en el nivel «nacional», lo que refuerza el contenedor del Estado nación. 2 . La fragmentación a partir de disciplinas y paradigmas que resulta en una investigación compartimentada, con poca colaboración analítica y metodológica a través de las fronteras disciplinarias (además de los cismas que existen dentro de las mismas disciplinas).4 Adicionalmente, existe una fragmentación con base en criterios espaciales o funcionales, que resulta en divisiones entre investigaciones en torno de los determinantes de la migración e investigaciones sobre la incorporación de los migrantes (Massey et al., 1998). Esto se asocia con otras divisiones —entre enfoques en la migración interna e internacional, la migración forzada y la económica, la migración permanente y temporal, y otras— que limitan una comprensión del carácter histórico de la migración y de su arraigo en procesos de cambio social. 3. La investigación impulsada por política, en particular en países receptores del Norte, donde se ha encargado un gran volumen de investigación del tema en respuesta al crecimiento y la politización de la migración. Desde un punto de vista crítico, puede significar que las preguntas de investigación, sus métodos y sus hallazgos están conformados por intereses políticos, situación que limita su poder analítico y su impacto social (Castles, 2004). 4 Véanse Brettell y Hollifield (2007), Massey et al. (1998) y Portes y DeWind (2004) como ejemplos de esfuerzos para superar esta fragmentación.


El lente analítico de la transformación social En este escenario, se propone un marco para el estudio de la migración internacional que arraigue la migración en procesos de transformación social más amplios que tienen lugar en la era neoliberal. Con ello, se reconoce que algunos aspectos de la relación entre la migración y los procesos de transformación social han sido ya parte de debates académicos. En realidad, una gran cantidad de la investigación se ha centrado en analizar el comienzo y la perpetuación de los procesos migratorios, cuestiones vinculadas directa o indirectamente a cambios más amplios en las realidades económicas, políticas y sociales de individuos, hogares, comunidades, países y regiones involucrados (Massey et al., Esto no implica que académicos fuera de América del Norte o de Europa Oriental hayan sido silenciados. Se puede recalcar el trabajo de instituciones de investigación como la Unidad Académica en Estudios de Desarrollo de la Universidad Autónoma de Zacatecas (México) o el Centro de Migración Scalabrini en Manila (Filipinas). También es preciso reconocer publicaciones como Migración y Desarrollo o la Revista Interdisciplinar da Mobilidade Humana (con sede en Brasil), así como las redes de investigación, la Association of Migration Research (gar) de Turquía o la Korean International Migration Association (kima) de Corea del Sur. Sin embargo, muchas de esas iniciativas son recientes y limitadas en comparación con los centros y las publicaciones académicas que examinan el impacto de la migración en los países de destino norteamericanos y europeos, los cuales influyen fuertemente en debates globales. 5

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4. El aislamiento de los estudios de migración de la teoría social contemporánea, con la exclusión de investigaciones de migración y diversidad en los debates más amplios acerca de la sociedad y viceversa. Aun recientemente, y a pesar de que la movilidad de personas en el nivel internacional es una forma crucial de la globalización neoliberal, esos tópicos recibían escasa atención en trabajos seminales (Albrow, 1996; Castells, 1996; 1997; 1998). De hecho, pocos trabajos sobre el cambio global (Bauman 2001; Beck 2007; Held et al., 1999) destacaban la centralidad de la migración en las relaciones sociales contemporáneas. 5. El dominio por epistemologías, instituciones y expertos del Norte global. Es el resultado de desigualdades persistentes de poder, lenguaje y financiamiento que conducen a la marginación de temas y metodologías relevantes en las ciencias sociales (Alatas, 2003; Connell, 2007; de Sousa, Arriscado y Meneses, 2007; Tuhiwai, 1999) y que en los estudios de migración ha limitado las cuestiones clave de interés a la seguridad, el control, la integración y el desarrollo económico (a través del impacto positivo de las remesas) (Castles y Delgado, 2008).5


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1998). En contraste, como ya se mencionó con anterioridad, la presente investigación ha sido a menudo fragmentada con fundamento en disciplinas y paradigmas o en criterios espaciales y funcionales. Por lo tanto, defiende la necesidad de situar la investigación en torno de la migración contemporánea en una comprensión más general y multidisciplinaria de la sociedad que tome en cuenta cambios sociales, económicos y políticos que están ocurriendo a través de múltiples escalas socioespaciales. Lo anterior supone que: a) los relatos teóricos de la migración deben integrarse en una teoría social más amplia, b) la investigación de cualquier fenómeno específico de migración debe incluir un entendimiento del escenario social más general histórico y contemporáneo del fenómeno, y c) esta investigación debe vincular experiencias de migración en el nivel local con otros niveles socioespaciales (y en particular con los procesos globales) (Castles, 2010). El punto de partida del marco conceptual es que la movilidad humana constituye un segmento normal de la vida social y que la migración es, por ende, una parte integral de los procesos de transformación social. De acuerdo con Stephen Castles (2010), la transformación social se define como un cambio en las relaciones sociales tan profundo que afecta prácticamente a todas las formas de interacción social, a todos los individuos y a las comunidades de modo simultáneo; y a la vez genera transformaciones concurrentes en el ámbito de la cultura, las relaciones e instituciones sociales, las identidades personales, la ideología, la economía y la política. En la práctica, significa invertir el proceso analítico habitual de los estudios de migración. Si bien la mayoría de las investigaciones comienza desde un enfoque en un fenómeno migratorio concreto, y luego busca sus «causas» y sus «consecuencias», el enfoque de esta investigación se sustenta en un estudio crítico de la transformación social neoliberal y muestra cómo la migración es un componente intrínseco de ese proceso, con vínculos multidireccionales y complejos a otros tipos de cambio. Considerando esa perspectiva, es preponderante explorar los vínculos entre las dimensiones locales, nacionales y globales de la transformación social y la migración, junto con los vínculos existentes entre los fenómenos sociales, económicos y políticos. Ante todo, para teorizar sobre la migración es preciso identificar las conexiones entre las dimensiones transnacionales, nacionales y locales de la transformación social y las diversas formas de mediación que coexisten entre esas escalas socioespaciales. Así, aspectos clave de los procesos de transformación social —tales como la expansión de la economía de mercado, la elaboración


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y reelaboración de los regímenes de ciudadanía, o el desarrollo de prácticas sociales de solidaridad y resistencia— son reforzados, impugnados o son hechos significativos mediante diferentes niveles de poder y en diferentes escalas socioespaciales (Williamson, 2015). En ese sentido, y en lugar de privilegiar una escala sobre otras, es indispensable conceptualizarlas de una manera equitativa que al mismo tiempo tome en cuenta el diálogo y las tensiones entre ellas (Levitt, 2004). Es relevante observar cómo las fuerzas globales influyen en la movilidad de las personas, pero también cómo estas fuerzas son mediadas por patrones culturales o experiencias históricas en el nivel nacional y por la acción humana en el nivel local. Es notable que dicha comprensión arraigada de la migración no sólo acentúa los vínculos entre las distintas escalas, sino que crea un espacio para estudiar las «causas» y las «consecuencias» de la migración simultáneamente (en lugar de separarlas conceptualmente) (De Haas, 2014). En adición, con la finalidad de teorizar la migración internacional se requiere identificar y asociar dimensiones trascendentales de cambio, incluyendo las dinámicas de fuerzas económicas, políticas y sociales. Al argumentar que la migración es un componente esencial del cambio social, es posible remarcar que la migración es influenciada por factores económicos, sociales y políticos complejos. Una teoría que sitúa a la economía como desintegrada de la sociedad, en la que las consecuencias políticas y sociales de las actividades económicas se tratan como «externalidades» inevitables, conduce a un conocimiento débil y desincorporado de la migración (Castles, 2015). Por ejemplo, una comprensión económica de la migración reduce a los migrantes a no más que factores de producción (Rosewarne, 2010) y en consecuencia oculta información relevante de las condiciones políticas bajo las cuales se producen ciertos movimientos humanos y del estatus social de los derechos y las libertades de los migrantes. En cambio, una comprensión arraigada de la migración, la conceptualiza como una parte integral de procesos sociales y políticos dinámicos donde las relaciones e instituciones sociales y políticas (históricas y contemporáneas) poseen la misma importancia que las económicas. Este entendimiento integrado de la migración crea un espacio conceptual que hace hincapié en los vínculos y las tensiones existentes entre diferentes dimensiones y escalas sociales, económicas y políticas. Aparte de su relevancia conceptual, esta comprensión integrada también es de importancia política. En contraposición con la percepción dominante de la migración como un problema o una amenaza, la comprensión integrada acentúa que la movilidad humana


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—desde los flujos locales hasta los movimientos transcontinentales— ha sido un elemento integral de la vida y del cambio social a lo largo de la historia y lo continúa siendo en la era neoliberal. En palabras de Ronald Skeldon (1997), cuando se acepta que la migración es una parte integral del comportamiento de todas las sociedades en cualquier momento (y no es anormal o excepcional), el objetivo del análisis se convierte entonces en percibir cómo su forma y función se relacionan con otros cambios en las economías y sociedades. En definitiva, las migraciones no son fenómenos aislados ni anormales. Por el contrario, numerosos movimientos de poblaciones contemporáneos están estrechamente vinculados con flujos históricos y actuales de capital, de materias primas y de ideas, en formas que son explicativas de relaciones de poder e inequidad que conforman la era neoliberal.

La migración internacional en la era neoliberal La propuesta teorética para estudiar los procesos de transformación social y la movilidad humana en la era neoliberal se basa en la tesis de Karl Polanyi (2003) de «la gran transformación» y en recientes exposiciones de su trabajo (Burawoy, 2015; Fraser, 2014; Munck, 2006). Dadas las analogías entre las transformaciones sociales asociadas con la expansión de la economía de mercado en el pasado y el presente, se advierte que la tesis de Polanyi habla casi directamente a los problemas actuales (Stiglitz, 2003). Según sus planteamientos (Polanyi, 2003), el liberalismo del laissez-faire desarrollado por economistas políticos ingleses e implementado por varios Estados europeos en los siglos xix y xx, requiere un desarraigo sistemático (dissembeding) de la economía respecto de la sociedad (que ignora el arraigo tradicional de la economía en las relaciones sociales). Este intento liberal de desarraigar la economía se lleva a cabo mediante la extensión de la lógica del mercado, a lo que él denomina las tres mercancías ficticias: la fuerza del trabajo, la tierra y el dinero. Una parte esencial de la crítica de Polanyi (2003) es que el desarraigar la economía de las relaciones sociales no es más que una utopía liberal, inalcanzable e insostenible. En particular, hay «una contradicción existencial entre los requerimientos de la economía de mercado capitalista para su expansión ilimitada y los de la gente para vivir en una relación de sociedad mutuamente comprensible» (Polanyi-Levitt, 2014:204). Tal contradicción es ejemplificada por la dinámica del doble movimiento que intenta proteger la sustancia humana y natural de la sociedad, así como su organización


creativa» no sólo de los marcos y de los poderes institucionales previamente existentes (desafiando incluso las formas tradicionales de soberanía estatal) sino también de las divisiones del trabajo, de las relaciones sociales, de las áreas de protección social, de las combinaciones tecnológicas, de las formas de vida y de pensamiento, de las actividades de reproducción, de los vínculos con la tierra y de los hábitos del corazón (Harvey, 2007:7).

Los procesos de neoliberalización cobraron fuerza en la década de 1970 en medio de una crisis económica y política que afectó a los países capitalistas occidentales y que vio el fin del auge de la posguerra y el surgimiento de la estanflación. En el Norte global, la llegada al poder de Margaret Thatcher en Inglaterra y Ronald Reagan en Estados Unidos marcó el inicio de una revolución neoliberal definida por procesos de privatización, desregulación y comercialización (George, 1999). La difusión global del neoliberalismo puede atribuirse a factores como la crisis económica crónica de los 1980 y 1990 y el colapso del bloque comunista. Previamente se argumentó que las crisis mexicanas de 1982 y 1994 (Arias, 2015) y la crisis financiera asiática de 1997 (Kim, 2015) representan también coyunturas decisivas. El neoliberalismo se expandió globalmente después de tales crisis, cuando la lógica del mercado y procesos de privatización, desregulación y comercialización se institucionalizaron a través de programas de ajuste estructural y de austeridad fiscal. Los impactos de esa transformación han variado entre y dentro de los países, aun así pueden apreciarse diversas tendencias relacionadas a la expansión de los mercados y a los procesos de privatización, desregulación y comercialización. En el caso de los países latinoamericanos, Alejandro Portes (1997b) identifica un número de tendencias comunes sintomáticas de esta transformación social neoliberal: a) la reevaluación de la ganancia capitalista como deseable y congruente

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El proceso de neoliberalización ha acarreado un acusado proceso de «destrucción

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empresarial, en contra de su subordinación a la economía. Como lo documentó Polanyi (2003) en el escenario de la crisis económica, social y política del periodo de entreguerras europeo, este contramovimiento dio pie al desarrollo progresista de la protección social y fatalmente al fascismo retrógrado y a la guerra. El auge del neoliberalismo representa asimismo un cambio fundamental en las instituciones y las relaciones económicas, políticas y sociales a través del mundo:


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con el interés nacional, b) la devaluación de los trabajadores sindicalizados y las industrias protegidas, c) la convicción de que la desigualdad social se puede enfrentar de modo más efectivo mediante el «efecto de goteo» de los mercados, y d) la reorientación de las fuentes de orgullo nacional hacia la inserción de la economía nacional en la economía mundial. En ese escenario de cambio continuo debe tomarse en cuenta el creciente papel de la «financiarización» en la economía contemporánea (que subraya el desplazamiento del poder y la captura de ganancias hacia las instituciones y las cadenas de valor globales financieras) (PolanyiLevitt, 2013). Con base en la crítica polanyiana, la transformación social neoliberal —ejemplificada por la globalización— es un proceso diferenciado de inclusión y exclusión de determinadas regiones y grupos sociales en las relaciones de mercado capitalista mundial (Castles, 2007). Comprende no sólo el aumento de la desigualdad entre el Norte y el Sur globales, sino las desigualdades entre países y dentro de ellos. Por ende, es imprescindible situar la migración contemporánea frente a dichas desigualdades (Czaika y De Haas, 2014), porque, como lo destacó Zygmunt Bauman hace ya más de dos décadas, «la movilidad se ha convertido en el factor estratificador más poderoso y codiciado de todos; aquel a partir del cual se construyen y reconstruyen diariamente las nuevas jerarquías sociales, políticas, económicas y culturales de alcance mundial» (2001:16). Cabe aclarar que no se argumenta que una disminución de la desigualdad reduciría la migración de una manera causal. Este tipo de vinculación es peligroso, pues puede exacerbar una lógica de resolución de problemas que asume que ciertas formas de migración (en particular aquellas que han sido construidas como normativamente «malas» o «peligrosas») pueden y deben ser contenidas o reguladas. Ya se ha aludido que las migraciones no son fenómenos aislados ni anormales, de ahí que se insista en que el problema no es de causalidad sino de contexto. Es decir, si hubiera menos desigualdad en la era neoliberal (y, por ende, menos pobreza e inseguridad humana), no habría menos flujos migratorios, pero éstos ocurrirían en circunstancias muy diferentes a las actuales (Castles, 2010).

La tesis polanyiana sobre la Gran Transformación Las ideas teóricas desarrolladas por Karl Polanyi (2003) pueden ser útiles para avanzar hacia una comprensión más matizada de la migración en el escenario de la


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expansión de la economía de mercado y los procesos asociados de transformación social. En primer lugar, el concepto de la economía arraigada evidencia que la noción de la economía de mercado, como un sistema independiente de mercados integrados capaces de autorregularse, es una ficción inalcanzable e insostenible. Polanyi (2003) destaca que nunca antes en la historia fueron los mercados más que accesorios de la vida social y que el sistema social nunca se separó de, ni fue subordinado, al económico. El concepto de la economía arraigada en sí reconoce la interconexión y la integridad de lo social, lo económico y lo político: ello significa que la economía nunca es verdaderamente autónoma, pues está siempre sujeta a formas de regulación política y a diversas normas morales, religiosas y éticas (Block, 2003). Dicho concepto también enfatiza un cambio ideológico y político radical asociado con el liberalismo del laissez-faire y el neoliberalismo. En efecto, la expansión de la economía de mercado —que intenta romper los vínculos orgánicos y subordinar la sociedad y la naturaleza a la economía— es un proyecto profundamente político y no el resultado de ninguna evolución natural. De manera similar, y en concordancia con algunos críticos contemporáneos, la globalización neoliberal —en la cual nuevas formas de migración se han desarrollado— ha sido un proyecto político concebido en términos ideológicos (Petras y Veltmeyer, 2000). El énfasis dado por Polanyi (2003) al carácter arraigado de la economía en las relaciones sociales, y al carácter fundamentalmente político e ideológico de la transformación social, proporciona información importante sobre la naturaleza de la migración en la era neoliberal, en especial al hacer hincapié en el vínculo esencial entre los cambios en relaciones e instituciones económicas, sociales y políticas, que a menudo hace falta en otros análisis relativos a la migración contemporánea. En segundo lugar, esta crítica de la economía de mercado se encuentra intrínsecamente ligada a la idea de las mercancías ficticias, misma que expone que la extensión de la lógica del mercado a los elementos sustanciales del trabajo, la tierra y el dinero es hondamente problemática e irracional. Frente a la lógica de que todos los elementos de la producción deben ser sujetos a las leyes de la oferta y la demanda, y que deben ser negociados en un mercado autorregulado, Polanyi (2003) subraya que incluir la fuerza trabajo, la tierra y el dinero bajo esa lógica subordina la sustancia real de la sociedad a las supuestas leyes del mercado. Se trata de un punto de contradicción: si bien el trabajo, la tierra y el dinero son esenciales para la economía de mercado, no son mercancías reales (en el sentido de que no son objetos producidos para su venta en el mercado) y


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su compraventa crea conflictos y peligros en curso.6 En opinión de Michael Burawoy (2015), la extensión de la organización del mercado a esas tres mercancías ficticias conduce a relaciones de inseguridad, despojo y endeudamiento que amenazan a comunidades, medios de vida y hábitats. Para los estudios de migración, la noción de la fuerza de trabajo como una mercancía ficticia, una que «no puede ser manipulada, usada indiscriminadamente, o incluso dejarse ociosa, sin afectar también al individuo humano que sea el poseedor de esta mercancía peculiar» (Polanyi, 2003:123), es la más destacada debido a la inseguridad que sufren muchos migrantes. Por último, en tercer lugar, Polanyi (2003) expone que ninguna sociedad puede tolerar los efectos de la extensión de la organización del mercado, a menos que su sustancia humana y natural, al igual que su organización empresarial, estén protegidas. Un punto clave de su crítica de la economía de mercado autorregulado es que comprende una utopía inalcanzable e insostenible.7 Afirma, además que inevitablemente la sociedad tomará medidas para defenderse a sí misma mediante un doble movimiento. En medio del auge del orden liberal y neoliberal, este contramovimiento constituye la interacción reactiva de dos principios de organización en la sociedad: el principio de liberalismo de laissez-faire y el principio de protección social. En concreto, mientras la economía de mercado se extiende, instrumentos, asociaciones y legislaciones progresistas y reaccionarias se crean con el propósito de supervisarla y regularla. Esta crítica sigue siendo relevante gracias al continuo crecimiento de los mercados en términos geográficos y reales, y dada la presencia de diversas luchas sociales y formas de resistencia contra ellos.

6 Polanyi sostiene que la fuerza de trabajo «es sólo otro nombre para una actividad humana que va unida a la vida misma, la que a su vez no se produce para la venta sino por razones enteramente diferentes; ni puede separarse esa actividad del resto de la vida, almacenarse o movilizarse». Del mismo modo, la tierra «es otro nombre de la naturaleza, que no ha sido producida por el hombre», mientras que el dinero «es sólo un símbolo del poder de compra que por regla general no se produce sino que surge a través del mecanismo de la banca o de las finanzas estatales» (2003:123). 7 En opinión de Polanyi, «tal institución no podría existir durante largo tiempo sin aniquilar la sustancia humana y natural de la sociedad; habría destruido físicamente al hombre y transformado su ambiente en un desierto» (2003:49).


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Aunque el trabajo de Karl Polanyi (2003) representa un modelo conceptual sólido para la crítica del neoliberalismo, es necesario abordar algunas de las limitaciones del marco original que restringen su poder analítico sobre formas contemporáneas de movilidad humana. Una inquietud es el dilema político planteado por el carácter ambivalente del doble movimiento en el marco teorético de Polanyi. Es decir, que las reacciones a la expansión de la economía de mercado pueden tomar una forma progresiva o una reaccionaria, esta última con frecuencia conduce a modos de opresión o xenofobia contra minorías como los migrantes (como se ha presenciado en muchos países del mundo en el pasado y en años más recientes) (Munck, 2006). Adicionalmente, a este dilema sobresalen dos temas analíticos interrelacionados que requieren ser abordados antes de poner en práctica las ideas de Polanyi en una investigación contemporánea: a) la necesidad de ir más allá del marco «nacional» en el análisis de los procesos de transformación social y de las formas vinculadas de acción humana y resistencia; y b) la necesidad de tomar en cuenta formas de desigualdad existentes que no pueden ser reducidas a, ni explicadas por, la expansión de la economía de mercado y los procesos asociados de privatización, desregulación y comercialización. Primero, es preciso incluir otras escalas socioespaciales (junto con la «nacional») en el análisis de procesos de transformación social y formas conexas de acción humana y resistencia. Se puede argumentar que Polanyi estaba trabajando dentro de los parámetros de lo que ahora se llama el «nacionalismo metodológico» (Munck, 2006), en el que el escenario de crisis asociado con la expansión de la economía de mercado, la comunidad imaginada que se movilizaba como parte del doble movimiento, y los principales parámetros de la protección social, se plantearon principalmente en cuanto al Estado nación (Fraser, 2013). Sin embargo, dicho enfoque nacional en la actualidad es insuficiente en términos analíticos y en la arena real, en la que modos contemporáneos del doble movimiento pueden desarrollarse (Munck, 2004). Así pues, es útil adoptar una conceptualización más flexible de las maneras en que los procesos de transformación social —entre ellos la migración— son integrados y producidos en una gama de escalas mutuamente constituidas (Glick-Schiller y Caglar, 2009; Williamson, 2015; Xiang, 2013). Lo anterior no niega que el Estado nación siga siendo una unidad clave en términos

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Limitaciones del marco polanyiano para el estudio de la migración


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económicos, sociales y políticos, pero enfatiza en la necesidad de explorar y problematizar los vínculos entre las dimensiones globales, nacionales, regionales y locales de la transformación social, y la forma en la que el doble movimiento se desarrolla a través de varios niveles de poder y en diferentes sitios socioespaciales. Tal perspectiva en particular resalta el vínculo primordial entre cambios masivos en las relaciones de poder político y económico global y procesos de transformación social subsiguientes (Castles, 2010). Ya que los cambios a escalas mundial y nacional son percibidos y experimentados en el nivel local, esta perspectiva permite conceptualizar cómo los migrantes han respondido, se han adaptado o han desafiado esa transformación. En efecto, se argumenta que ciertas formas de acción humana y resistencia, como estrategias de vida individuales o familiares (que pueden incluir la migración interna o internacional) o movimientos sociales, que exigen el respeto de los derechos humanos o la inclusión social de los migrantes y otras minorías, pueden ser conceptualizadas dentro del doble movimiento contemporáneo (Castles, 2015). Segundo, es indispensable considerar formas de desigualdad que no pueden ser reducidas a, ni explicadas por, la expansión de la economía de mercado y los procesos asociados de privatización, desregulación y comercialización. Nancy Fraser explica que «enfocado en los daños que emanan de los mercados desarraigados, Polanyi pasa por alto los daños que se originan en otros lugares (...) y descuida las luchas contra injusticias enraizadas en la sociedad y codificadas en la protección social» (traducción del autor) (2011:140). El análisis de Polanyi se centra en el intento de subordinar la sociedad a la lógica del mercado (en particular en el nivel nacional), pero se mantiene taciturno acerca de la cuestión del colonialismo (Munck, 2015) y otras formas de desigualdad que tienen lugar en diversas escalas socioespaciales (Fraser, 2011). Al apelar a críticas feministas que ponen de manifiesto cuestiones de diferencia y situacionalidad (Lewis y Mills, 2003), se propone interrogar críticamente la manera en que jerarquías sociales, económicas y políticas, se complementan e interactúan entre sí con gran complejidad a través de múltiples escalas (Castles, 2005). Este replanteamiento problematiza el carácter ambivalente de la protección social tradicional, institucionalizada por los estados de bienestar y los Estados desarrollistas en la era de la posguerra, y que brindó alivio de los efectos negativos infligidos por la expansión de la economía de mercado en algunas comunidades, al tiempo que afianzó formas de desigualdad dentro y entre ellas (Fraser, 2013). Por ejemplo, varios aspectos de la protección social se sustentaron en la división entre el trabajo remunerado


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productivo y el trabajo no remunerado reproductivo en detrimento de las mujeres, o con base en normas culturales o religiosas de la mayoría en detrimento de las minorías étnicas o religiosas. De modo similar, el marco nacionalista de la protección social excluyó a muchos sujetos postcoloniales de sus beneficios —dentro y fuera del Estado nación— a pesar de los legados del colonialismo y su centralidad en la expansión de la economía de mercado. Las desigualdades, relacionadas con el estatus de las mujeres, de las minorías étnicas y religiosas, o de sujetos postcoloniales o racializados, son temas fundamentales para los debates contemporáneos sobre la migración (Castles, 2005; Parreñas, 2001; Sharma, 2008). Tomando en cuenta esas limitaciones del marco polanyiano, es pertinente señalar que la comprensión de la migración en la era neoliberal puede fortalecerse mediante una mayor vinculación con la teoría social contemporánea que ha sido desarrollada en las últimas décadas con la finalidad de satisfacer un mundo cada vez más complejo, diverso e interconectado. Hacer una revisión completa de la teoría social relevante no es posible aquí, por lo que es preciso concentrarse en los enfoques teóricos utilizados en el proyecto de stim. La discusión acerca de la transformación social como un marco de referencia se ha basado principalmente en las teorías de la globalización y el cambio social (Burawoy, 2000; Held et al., 1999; Munck, 2002; Stiglitz, 2002) y en análisis socioespaciales de la migración (Glick-Schiller y Caglar, 2009; Williamson, 2015; Xiang, 2013). También ha sido influenciada por desarrollos teóricos de estudios feministas, aquellos sobre la era y la sociedad de la información y los que abordan formas contemporáneas de resistencia y políticas de identidad, entre otros (Castles et al., 2011b; Fraser, 2013; 2014). En consecuencia, y aunque no es posible generar una síntesis integral en esta etapa, se reitera la importancia de integrar la investigación de la migración en un conocimiento más general y multidisciplinario de la sociedad. Complementariamente, se advierte que la elección de ejemplares de la teoría social refleja la propia capacitación disciplinaria de los investigadores miembros del equipo de investigación (en especial sociólogos, antropólogos, economistas políticos y estudiosos de las ciencias sociales), lo que enfatiza aún más la necesidad de una colaboración interdisciplinaria más amplia (Brettell y Hollifield, 2007). Finalmente, se reconoce la urgencia de incluir perspectivas y críticas del Sur global que puedan desafiar constructivamente las epistemologías dominantes y los propios etnocentrismos.


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Los cimientos para una teoría de alcance intermedio

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El marco teórico presentado se diseñó para guiar y generar una discusión en torno de las maneras en que las formas de movilidad humana contemporánea interaccionan con instituciones y relaciones políticas, económicas y sociales a través de múltiples escalas socioespaciales en el escenario de relaciones cambiantes de poder e inequidad que caracterizan a la era neoliberal. Las proposiciones teóricas pueden considerarse una contribución al avance de un marco conceptual interdisciplinario de alcance intermedio en aras de analizar ciertas formas de migración que tienen lugar en el momento y contexto específicos de la era neoliberal (Castles, 2010; 2007).8 Con anterioridad, Stephen Castles (2015) ha identificado un número de principios clave que guían este marco teórico (y que ya se han discutido implícitamente), los cuales se describen a continuación: 1. La migración no es un resultado de la transformación social, ni una causa de la misma, sino una parte integral de dicho proceso. Se destaca la relevancia de conceptualizar la migración como un componente central de la transformación social neoliberal, arraigada en distintos cambios en las instituciones y relaciones políticas, económicas, sociales y culturales. 2 . Es erróneo tratar de separar los estudios de migración de la teoría social más amplia. En una época de integración global, en la que las relaciones de poder e inequidad son cada vez más amplias y universales, la teoría social contemporánea no puede ignorar el crecimiento de la movilidad humana y los estudios de la migración tampoco pueden permanecer aislados de ella. 3. Los procesos migratorios son moldeados tanto por estructuras macrosociales como por las acciones y percepciones de las poblaciones afectadas en el nivel local. Por eso se propone un análisis crítico del papel de las estructuras transnacionales y nacionales, así como de la acción humana. 4. Las fuerzas globales son mediadas a través de patrones culturales y de experiencias históricas nacionales. Dado que las fuerzas globales que han impulsado la transformación social neoliberal son a menudo difíciles de percibir (porque los procesos asociados de cambio y de resistencia varían considerablemente de un Estado 8 RobertMerton define una teoría de alcance intermedio como aquella que se encuentra «entre las hipótesis de trabajo menores, pero necesarias, que se producen abundantemente durante la investigación cotidiana y esfuerzos sistemáticos e integrales para desarrollar una teoría unificada que explique todas las uniformidades observadas del comportamiento, organización y cambio social» (traducción del autor) (1968:39).


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nación al otro), se sugiere que la investigación recurra a análisis transnacionales y a estudios nacionales para hacer sentido de dicha complejidad. 5. Los efectos de los cambios globales casi siempre se experimentan localmente en formas complejas. En tal escenario, la necesidad de emigrar o la llegada de nuevos grupos de inmigrantes con frecuencia sitúan a la migración y la diversidad como una de las caras más visibles del cambio en el nivel local. Al respecto, la investigación sobre la migración debe incluir las perspectivas y experiencias de los migrantes (y los no-migrantes) en esa escala. Por lo tanto, entender el significado sociológico de la migración y de la transformación social en la era neoliberal requiere una investigación a través de múltiples escalas socioespaciales, que comprenda un análisis profundo de los vínculos y las contradicciones entre los niveles económicos, políticos y sociales. Así, la investigación acerca de la migración contemporánea tiene que ser multiescalar, multidisciplinaria e inclusiva del pensamiento y el conocimiento global. Cabe aclarar que no se pretende que este «lente de transformación social» sea adecuado para explicar todas las formas de migración contemporánea, ni sus procesos asociados. Inclusive, se está de acuerdo con aquellos que cuestionan el valor y la viabilidad de una teoría general de la migración dada la complejidad y la diversidad del fenómeno en cuestión (Portes, 1997a; Portes y DeWind, 2004). Sin embargo, un marco de alcance intermedio centrado en el arraigo de la migración en los procesos de transformación social neoliberal puede revelar un entendimiento amplio de la migración. Según Alejandro Portes, en el contexto de teorías sociológicas de alcance intermedio, esto puede crear importantes narrativas de cambio, «incluyendo las múltiples contingencias y los retrocesos encontrados en el proceso (...) (así como) las restricciones estructurales y otros obstáculos que afectan específicamente a una búsqueda individual o colectiva» (traducción del autor) (1999:13). En ese sentido, esta propuesta teórica puede verse como los cimientos de dicha teoría de alcance intermedio. El contenido analítico de otras publicaciones basadas en la investigación primaria en Australia, Corea del Sur, México y Turquía demuestran algunos de los modos en que el marco puede ser puesto en práctica (Castles, Ozkul y Arias, 2015). Otros proyectos de investigación realizados por miembros del equipo de investigación (Arias, 2017; Kim, 2018) y por colegas en otras instituciones (De Haas y Fransen, 2018) también proporcionan ejemplos de investigación cualitativa y cuantitativa que utilizan ese marco para identificar y vincular formas contemporáneas de migración con dimensiones clave de la transformación social. Así, se espera que este marco teorético sea


probado, criticado y desarrollado por otros investigadores con el objetivo común de adquirir una mejor comprensión de las profundas interconexiones entre la movilidad humana y los procesos multiescalares de transformación política, económica y social en la era neoliberal.

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Gramsci, migrantes y sindicatos: el caso irlandés Gramsci, migrants and trade unions: an irish case

issn impreso 1870 -7599 | issn red cómputo 2448 -7783 | 29 - 48

Resumen. A menudo se olvida que Antonio Gramsci es realmente una figura política del Sur global. Presentamos aquí a un Gramsci como organizador sindical que forjó una perspectiva radicalmente antieconomtista del sindicalismo y que promovió una alianza entre los trabajadores industriales del Norte y los migrantes rurales del Mezzogiorno. Esta perspectiva nos sirve para iluminar la historia de la migración internacional en Irlanda en los 1990, cuando los sindicatos ayudaron a forjar una alianza hegemónica contra cualquier reacción xenófoba y a crear un nuevo «sentido común» en terminos gramscianos, con lo cual los migrantes se convirtieron en trabajadores con base en la solidaridad. Palabras clave: Gramsci, sindicatos, Irlanda, migrantes, solidaridad. Abstract. It is often forgotten that Antonio Gramsci is, in fact, a political figure from the global South, We present here a Gramsci as union organiser who promoted a radically antieconomistic perspective on trade unionism and promoted an alliance between the industrial workers of the North and the rural migrants from the Mezzogiorno. This perspective allows us to illuminate the history of international migration in Ireland in the 1990s when the trade unions helped forge a hegemonic alliance against any xenophobic reaction and create a new «common sense» in Gramscian terms though which migrants became workers based on solidarity. Keywords: Gramsci, trade unions, Ireland, migrants, solidarity.

* Argentino. Docente investigador de la Dublin City University, Irlanda; profesor visitante en la Universidad Técnica Particular de Loja, Ecuador. Correo-e: ronnie.munck@dcu.ie ** Irlandesa. Docente investigadora de la National University of Ireland, Irlanda. Traducido del inglés por Pascual García.

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recibido 10/02 /19 | aceptado 07/05/19

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A pesar de su estatus icónico como gurú del marxismo occidental, con frecuencia se olvida que Antonio Gramsci es una figura política del Sur global. Desarrollamos aquí un Gramsci como organizador de migrantes y sindicatos que forjó una perspectiva radicalmente antieconomista del sindicalismo y que promovió la necesidad de una alianza entre los trabajadores industriales y sus «otros», ya sean migrantes internos o transnacionales. Esta perspectiva sirve para dilucidar la historia de la migración interna en Irlanda en la década de 1990, en el momento en que los sindicatos forjaron una alianza hegemónica contra cualquier reacción xenófoba y ayudaron a crear, junto con las ong orientadas a los migrantes, un nuevo «sentido común» en el sentido gramsciano, a través del cual los migrantes se convirtieron los «nuevos irlandeses» y no los «no nacionales», como se denominaron por primera vez, en una forma posiblemente no intencional de xenofobia. Del mismo modo, el caso irlandés puede servir para enriquecer el debate internacional sobre el sindicalismo como movimiento social.

Una perspectiva del Sur Gramsci nació en 1891 en una familia pobre de Cerdeña, sufrió todo tipo de humillaciones y vivió en un mundo que no hablaba «italiano», además creía en la hechicería y lo sobrenatural. El nacionalismo cultural de su sardismo daría paso al credo más universal del socialismo cuando se mudara al Norte industrializado a mediados de sus veintes para asistir a la universidad. Gramsci era un migrante y a lo largo de su vida llevó consigo la cuestión sureña, además terminó en las cárceles de Mussolini, donde escribió sus Cuadernos de la cárcel. Cuando fue descubierto en el mundo anglófono en los 1970, fue utilizado con la finalidad de proporcionar cobertura para el giro derechista hacia el eurocomunismo. Se hizo hincapié en el valor «universal» de los Cuadernos de la cárcel y en Gramsci como teórico de la superestructura. Recientemente ha resurgido un Gramsci arraigado, completamente reintegrado en la historia, la sociedad, la política, la cultura y la geografía italiana (véase Capuzzo y Mezzadra, 2012). Es este Gramsci que desplegamos aquí para iluminar un compromiso reciente en Irlanda con la migración, ya que se convirtió (junto con Italia) de exportador de fuerza laboral a importador de fuerza laboral en la década de 1990.


Gramsci, migrantes y sindicatos: el caso irlandés

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En Turín, Gramsci comenzó a trabajar con los sindicatos y desempeñó el papel clave de «intelectual orgánico» en la gran ola de huelgas de 1919 a 1920 (véase Williams, 1975). Era muy consciente de las divisiones que se habían creado entre los trabajadores industriales del Norte y los campesinos del Sur, quienes veían a la primera como una casta privilegiada. La formación de la clase trabajadora en Italia en el periodo desde 1911, cuando Gramsci arriba a Turín, al estallido de las huelgas de masas en 1919 se produjo, como en otros lugares, mediante un proceso significativo de desarraigo de los campesinos de la tierra. La migración interna (y la migración internacional a países periféricos como Argentina) fue un elemento formativo integral en la vida social de los trabajadores durante ese periodo. Gramsci estaba en una buena posición para cerrar la brecha entre los trabajadores industriales del Norte (véase su análisis bastante positivo del fordismo, por ejemplo) y el mundo social del habitante rural donde la comprensión popular (senso comune) se fraguó en gran medida a través del folklore. Esta estrategia política para el socialismo en Italia se basaba necesariamente en una alianza obrerocampesina que no era para nada una fórmula política vacía para Gramsci. En Algunos aspectos de la cuestión del Sur (1926), su última publicación importante antes de ser encarcelado, Gramsci describió muy concretamente lo que quería decir con la alianza obrero-campesina. En su opinión, el único mérito indudable de los comunistas de Turín fue que habían llevado a la fuerza la cuestión del Sur a la atención de los trabajadores del Norte. La subyugación del sur de Italia por los intereses capitalistas del Norte a un estatus semicolonial y la racialización de sus habitantes que debía ser disputada por la clase social que aspiraba a introducir un nuevo orden social. La alianza indispensable entre la ciudad y el campo, posiblemente, en nuestra era se traduciría en una alianza entre los trabajadores en el Norte global y los del Sur global. Según Gramsci, el proletariado sólo puede «convertirse en la clase dirigente y dominante en la medida en que tenga éxito en crear un sistema de alianzas de clase que le permita movilizar a la mayoría de la población» (Gramsci, 1978:443). Con el propósito de convertirse en una clase líder nacional, los trabajadores y sus organizaciones deben ser internacionalistas en su propia perspectiva y rechazar cualquier división creada en sus filas por los poderosos y los ignorantes. En la práctica, los sindicatos italianos no cumplieron con tales expectativas y Gramsci fue severo en su crítica. Cuando los trabajadores desarrollan sindicatos para obtener un mejor precio por su fuerza de trabajo, no son en sí mismos agentes de transformación social. Al asumir este papel, los sindicatos aceptan una lectura


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economista de los trabajadores (que «venden» su fuerza laboral) y la hegemonía ideológica del orden capitalista. Contra los socialistas reformistas de su época, rechazó la noción de que la negociación colectiva podría conducir a la transformación socialista. En todo caso, de acuerdo con Gramsci, «el sindicato no es más que una sociedad comercial, de un tipo puramente capitalista» (citado en Annunziato, 2011:123) en su papel de buscar el precio máximo de la fuerza laboral. Criticó también a los líderes sindicales de su época que «son como los mandarines, hombres de una casta social superior (...) que desdeñaron a sus súbditos» (citado en Annunziato, 2011:125). Comparó esta situación con el «voluntarismo» de los trabajadores y líderes que participaban en los consejos de fábrica, que rompieron con el economismo y la legalidad industrial. En general, siempre argumentó que no había nada fijo sobre la naturaleza del sindicalismo: No existe una definición específica de sindicato (...) el sindicato se convierte en una definición determinada y, por lo tanto, asume una forma histórica determinada

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cuando la fuerza y ​​la voluntad de los trabajadores que lo componen, le imprimen una dirección e imponen con sus acciones aquellos fines que se afirman por su de-

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finición (Citado en Annunziato, 2011:120).

Al igual que sucede con todas las instituciones sociales, los sindicatos son moldeados, pero a la vez moldean, el contexto en el que existen. En coyunturas específicas, por ejemplo, la huelga general de Turín en la que participó Gramsci, los sindicatos pueden adoptar orientaciones progresivas y dejar de ser sólo una reflexión pasiva de las funciones de los trabajadores en el proceso de producción capitalista. En particular, Gramsci reconoció el papel contradictorio de las instituciones sociales, no solamente el caso de los sindicatos. Yendo más allá de la dicotomía reformista/revolucionaria dominante, reconoció la naturaleza fluida del sindicalismo como un sitio para la intervención política y uno donde «la voluntad de los trabajadores podría lograr la transformación de la lucha sindical desde su estrecha perspectiva corporativista y reformista, hasta el terreno de lucha revolucionaria» (Gramsci, 1977:104). Desde una perspectiva más amplia, está claro que el concepto de hegemonía es la piedra angular del análisis de Gramsci del capitalismo moderno y en el que debe situarse una visión transformadora de los sindicatos. Para él, la hegemonía


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es el proceso mediante el cual una clase social se produce a sí misma como sujeto histórico. Se mueve por encima del estrecho interés de clase para lograr el consenso en toda la sociedad. Requiere un proceso de liderazgo en lugar de simplemente dominar al resto de la sociedad. La clase hegemónica domina a la sociedad a través de las instituciones de la sociedad política (gobierno estatal) y la sociedad civil (sociedad estatal). El uso principal del concepto de hegemonía se refiere a cómo las clases dominantes crean un «bloque histórico», aunque de igual modo, se puede implementar con relación a la estrategia de las clases subalternas o dominadas. En concreto, en las sociedades complejas de Occidente, las clases subalternas y sus organizaciones políticas pueden comenzar a disputar el bloque de poder dominante y comenzar a formar una hegemonía más progresista. Específicamente en la sociedad civil, ese espacio entre el Estado, la economía y el hogar, pueden surgir formas alternativas de organización y visiones para la transformación social. En la lucha por la hegemonía, los grupos dominantes y dominados compiten por construir un «sentido común» que tendrá un amplio consenso en toda la sociedad. Podemos pensar en el papel del mercado, de los migrantes e incluso de los propios sindicatos, donde la lucha por el significado y la elaboración de un «sentido común» enfrenta diferentes significados políticos entre sí. Gramsci considera que cada grupo social posee su propio senso comune (buen sentido) que articula una concepción de la vida social. Además, estima crucial que «el sentido común no es algo rígido y estacionario, sino que está en continua transformación» (Gramsci, 1985:419- 421). Por tanto, podríamos observar la función social de los trabajadores migrantes, por ejemplo, puede ser entendido de manera muy diferente por diversos grupos sociales y esas concepciones cambian con el tiempo. En una frase encantadora, Gramsci se refiere a cómo el «sentido común crea el folklore del futuro» (Gramsci, 1985:419- 421). Así, las luchas contemporáneas sobre la hegemonía política y cultural, se convierten en parte de la «comuna sensorial» donde desempeñarán papeles clave. Una perspectiva gramsciana sobre los migrantes y los sindicatos de hoy precisaría considerar los conceptos aquí expuestos. Existen muchas similitudes sociológicas y políticas entre los migrantes transnacionales de hoy y los migrantes internos del pasado. A pesar de que nunca hay dos periodos históricos iguales, sería un error creer que las fronteras más fuertes en el pasado habrían prohibido a los inmigrantes mantener lazos con sus países de origen o circular entre los estados. Eso sería exagerar las diferencias entre estados pasados y presentes. Es


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obvio que los medios de comunicación y de transporte han cambiado. Paralelamente, se han visto nuevos sistemas reguladores de movilidad que se desarrollan con el tiempo. La nueva disciplina de los estudios de migración transnacional ha tendido a funcionar como si la migración internacional fuera en cierto modo un fenómeno completamente diferente, la migración se trata de un proceso complejo y fluido dentro y a través de las fronteras nacionales. Las similitudes sociológicas y políticas son tales que una perspectiva gramsciana se puede aplicar útilmente a ambas formas de migración. Con la globalización, la formación de la clase trabajadora se ha convertido, por supuesto, en un proceso transnacional y nacional. Los sindicatos pueden reaccionar de diferentes maneras ante la llegada de nuevos trabajadores del extranjero. Es posible una posición xenófoba (incluso probable en algunos casos) pero a veces los sindicatos reaccionan con la creencia habitual de que «un trabajador es un trabajador» (independientemente de su credo, origen nacional, etcétera). Siguiendo a Ernesto Laclau (quien desarrolló la teoría de la hegemonía de Gramsci en una dirección «postmarxista»), está claro que cuando los sindicatos se encuentran con los trabajadores migrantes, estamos lidiando con un «proceso contingente de articulación política en un conjunto abierto cuyos elementos tenían identidades puramente relacionales» (Laclau, 1996:117) y, por ende, son mutuamente constitutivas. En resumen, de acuerdo con el ejemplo personal e intelectual de Gramsci, siempre debemos buscar la agencia de trabajadores en primer plano y no asumir la aceptación pasiva del statu quo. La historia de Irlanda, los migrantes y los sindicatos que prosigue se basa en estos amplios conceptos teóricos y también los enriquece. Existen diversas maneras de aplicar la teoría de Gramsci a las relaciones laborales, desde el eurocomunismo (véase Ackers, 2014 para un ejemplo) hasta los enfoques más libertarios. Por nuestra parte, tomamos ciertos conceptos enmarcados, como la hegemonía, el sentido común y la suposición de que los sindicatos y los migrantes han cambiado a través de la lucha y no simplemente desempeñaron funciones preasignadas. En adición, consideramos la relevancia del organizador sindical y la naturaleza fluida de la política sindical. Las teorías de modernización sostienen que la transición de una economía industrial a una economía de servicios erosiona la base de la organización sindical. Las principales transformaciones estructurales que, en décadas anteriores, funcionaron a favor de los sindicatos (la disminución de la agricultura y los servicios domésticos tradicionales, la expansión del empleo público y el aumento de la


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burocratización en la industria y los servicios), ahora se invierten, dadas las tendencias actuales de privatización, reducción de personal y tercerización (Ebbinghaus y Visser, 1999). Si bien es cierto que tal transición erosiona la base de la organización sindical tradicional, también desafía a los sindicatos a valorar nuevos enfoques, proporciona además espacio para prever y comprometerse con la transformación social. Los sindicatos están adoptando cada vez más nuevos papeles, nuevas funciones sociales y nuevas intervenciones con respecto a la fuerza laboral, en este caso los migrantes y las minorías étnicas. Aunque la respuesta inicial de los sindicatos irlandeses fue lenta, luego se observa un intento concertado de traspasar los bastiones del empleo formal. El estudio de caso a seguir se basa en una investigación empírica realizada con el Congreso de Sindicatos de Irlanda (ictu, por sus siglas en inglés) y varios de sus sindicatos constituyentes, comprende de abril de 2011 a febrero de 2013. Incluyó una encuesta de sindicatos afiliados a ictu, una serie de entrevistas con líderes sindicales, funcionarios y activistas, y un análisis de una amplia gama de materiales, incluidos documentos de políticas, presentaciones, comunicados de prensa, informes anuales, recursos de información, informes de consultoría y declaraciones y discursos publicados. Irlanda en la década de 1990 se convirtió en un «laboratorio social» para el estudio de la migración debido, en particular, a la combinación de la flotabilidad económica y el colapso posterior, y a la velocidad de transición de ser un país de emigración masiva a ser uno de inmigración (Barrett y Duffy, 2007; Fanning y Munck, 2011). Históricamente, Irlanda, como la Italia de Gramsci, fue un país de emigración, colonizado y gobernado por Gran Bretaña durante un largo periodo. Su economía, hasta fines del siglo xx, no podía proporcionar suficiente empleo para su gente, la cual se vio obligada a emigrar en grandes cantidades durante el siglo xix y la mayor parte del xx. De ahí que como un país europeo periférico relativamente pobre con una historia de emigración sostenida y oportunidades de empleo limitadas, nunca vio un nivel significativo de inmigración. A mediados de la década de 1990 presenció el nacimiento del «Tigre Celta». A lo largo de ese tiempo, su economía experimentó una transformación significativa e Irlanda comenzó a tener la tasa de crecimiento más alta (más de 8 por ciento) en el área de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (ocde). El desempleo cayó, las salidas de población se revirtieron e iniciaron las entradas netas. Esto, aunado a la apertura del mercado laboral de Europa del Este, provocó que Irlanda pasara de ser un país de migración neta hacia el exterior


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a convertirse en uno de la migración neta hacia el interior a una velocidad sin precedentes. En la década de 1991-2000, casi medio millón de nuevos empleos se agregaron a la economía irlandesa, una expansión de 43 por ciento en la fuerza laboral total, lo que creó una necesidad de nueva mano de obra que no podía ser cubierta por la fuerza laboral indígena (Mac Éinrí, 2005; Barrett y Duffy, 2007). En un lapso extraordinariamente corto, Irlanda pasó de ser la excolonia de Gran Bretaña en la periferia europea a ser percibida por muchos como el epítome de la globalización neoliberal (Castles, 2011). El surgimiento de la migración laboral a gran escala en Irlanda en la década de 1990 se produjo en un momento en que, debido a una confluencia de circunstancias, el movimiento sindical propio de Irlanda y de otros lugares, se enfrentaba a nuevos desafíos importantes nunca antes experimentados. Éstos incluyeron integración de la economía europea; internacionalización de los mercados financieros y de productos; dominio del modelo económico neoliberal; estructuras cambiantes del empleo con un crecimiento en la individualización, feminización e informalización; cambio de manufactura a servicios; expansión del sector de pequeñas empresas y mayor presión competitiva en los mercados de productos, a escala nacional e internacional (Hyman, 2001; Frege y Kelly, 2003; Munck, 2011). En el caso irlandés, como en otros lugares, el principal de los problemas fue la disminución de la densidad sindical junto con la reducción de la cobertura de negociación. Sin embargo, hubo también la erosión de las estructuras de representación de intereses, que incluyeron disminución de los comités de trabajo y sucursales; pérdida de capacidad de movilización, con lo que se contribuyó a la erosión del poder industrial; disminución de recursos, financieros y humanos (vinculada a la caída de la membresía). Lo anterior dificultó la implementación de estrategias correctivas; problemas de definición de intereses, derivado del aumento de membresía; heterogeneidad y pérdida de influencia política, a medida que la mayoría de los lugares de trabajo del sector privado se convirtieron en no sindicalizados. Hubo un reconocimiento gradual pero creciente entre los dirigentes del movimiento sindical, a medida que la migración laboral alcanzó su punto máximo a mediados de la década de 2000. El modelo corporativo que involucraba un acuerdo de asociación social establecido,1 aunado a un enfoque de servicio centrado en el lugar de trabajo, mismo que había operado en Irlanda desde fines de Desde 1987, el movimiento sindical irlandés funcionó dentro de un modelo político corporativo, basado en parte en el modelo alemán y caracterizado por un acuerdo de asociación social que involucra al gobierno, sindicatos y empleadores y, en menor medida, a otros grupos de interés. 1


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la década de 1980, no era suficiente para satisfacer las necesidades de una posible nueva membresía dentro de la fuerza laboral migrante. En realidad no fue este reconocimiento en sí mismo lo que llevó a los sindicatos a considerar nuevos enfoques, tampoco hubo ninguna oleada de voces dentro del movimiento sindical contra la «colusión» del corporativismo, aunque hubo algo de eso. Se trató de una confluencia de circunstancias que condujeron a debates internos y, posteriormente, a un nuevo enfoque. Los sindicatos se econtraban en declive, había una disminución en la membresía, la participación y la influencia política. Los inmigrantes arribaban en grandes cantidades, principalmente trabajando en sectores no sindicalizados. Estaban mal pagados y abiertos a la explotación. Cualquier estrategia de revitalización sindical debía tener en cuenta a los trabajadores migrantes y reconocer la dificultad de llegar a ellos por medio de las estrategias tradicionales de organización sindical con su enfoque en los lugares de trabajo y los empleadores. Janice Fine se refiere al «desajuste entre los modelos sindicales tradicionales y la estructura del trabajo de bajos salarios» (2005:158), y sugiere que los modelos sindicales artesanales e industriales característicos de los siglos xix y xx ya no son apropiados, ya que los trabajadores carecen de la relación a largo plazo con una ocupación manifiesta que se encuentra en el núcleo del sindicalismo artesanal; además, a menudo carecen de la relación a largo plazo con una empresa o industria que se encuentra en el núcleo del sindicalismo industrial. Este argumento de Fine a favor del desarrollo del sindicalismo comunitario, también es válido para los sindicatos tradicionales que se esfuerzan por reinventarse. Según la visión gramsciana de los sindicatos como instituciones sociales, se les da forma al contexto en el que existen (Gramsci, 1977). Los sindicatos deben desarrollar tipos de actividad colectiva adicionales y alternativos, más participativos, si quieren atraer a un electorado cada vez más diverso con antecedentes culturales muy diferentes de los del miembro sindical tradicional (Frege y Kelly, 2003; Hyman, 2004; Donaghey y Teague, 2006). Existe una creciente literatura sobre revitalización sindical que señala avances en las áreas estratégicas de organización de nuevos sectores, mayores acciones políticas, reforma de las estructuras sindicales, construcción de coaliciones y solidaridad internacional. Daryl D'Art y Thomas Turner (2005) consideran que la crisis del sindicalismo tiene elementos positivos, puesto que muestra oportunidades para que los sindicatos participen en nuevas estrategias, como la organización de nuevos grupos, mientras que Paul Teague y Jimmy Donaghey (2009)


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describen lo que consideran las seis estrategias centrales para la potencial revitalización sindical: organización, asociación social, acción política, formación de coaliciones, reestructuración sindical y vínculos internacionales. Si bien los debates sobre revitalización inevitablemente se centran en nuevos modelos de sindicalismo, la revitalización sindical no necesariamente conduce a nuevos modelos, sino que es un debate específico sobre el movimiento laboral, la necesidad y la posibilidad de renovación. Paul Johnson señala que la renovación sindical, el sindicalismo de los movimientos sociales, el sindicalismo comunitario, el movimiento laboral como ciudadanía y la organización versus el servicio son conceptos controvertidos (2001:35). El sindicalismo es fluido y los movimientos sindicales adoptan y se adaptan como mejor les parezca. La contratación, organización y movilización de trabajadores migrantes puede tener un impacto en términos de integración de los migrantes en la sociedad, aunque también sirve cada vez más para revitalizar a los sindicatos. A medida que los debates de revitalización tuvieron lugar dentro del movimiento sindical irlandés, surgieron una variedad de perspectivas, con la ictu, opuesta al modelo de organización, y los sindicatos miembros del Sindicato de Servicios, Industrial, Profesional y Técnico (siptu, por sus siglas en inglés), y el Sindicato de Abogados y Trabajadores Administrativos Minoritarios (Mandate Trade Union, por su acrónimo en inglés), lo que favoreció un enfoque organizativo proactivo que implicaba establecer vínculos con la comunidad, cooperar con organizaciones no gubernamentales (ong) y conectarse con los trabajadores (en especial los poco calificados) mediante las ocupaciones como el camino a seguir. ictu se esforzó por proporcionar liderazgo tanto en los debates como en el forjar vínculos con la sociedad civil y con el gobierno; sin embargo, el enfoque se basó en gran medida en una política en torno de la sensibilización y la promoción del antirracismo. Muchos dentro del movimiento sindical tenían dudas con relación a la capacidad de las ictu de liderar en términos de reunir a los sindicatos para organizarse y movilizar a trabajadores con salarios bajos. siptu, por su parte, había tratado de desarrollar una capacidad de organización dedicada desde 2004 y, según su presidente general, Jack O’Connor, «cometió muchos errores al hacerlo» (entrevista, 2012). siptu, en primera instancia, consideró al Sindicato Internacional de Empleados de Servicios (seiu, por sus siglas en inglés) en Estados Unidos, con gran parte de su personal dedicó tiempo a la capacitación y trabajó en las sucursales locales de seiu. Desarrolló relaciones a escala mundial con los sindicatos que intentaban introducir cambios, particularmente


y el Sindicato de Licorerías, Hostelería y Tiendas Liquor, Hospitality and Miscellaneous Union (lhmu) en Australia (ahora United Voice). En 2006 estableció una comisión acerca de la renovación sindical que condujo a un proceso de cambio de reglas, que finalmente llevó a la implementación de una nueva estructura radical en 2010. siptu ahora opera sobre la base de divisiones y sectores en lugar de regiones y sucursales, con todo el personal industrial descrito como organizadores. Tiene un departamento de organización estratégica que se encarga de «el diseño y la implementación de campañas de organización estratégica en sectores específicos y de trabajar con delegados sindicales, activistas y miembros en la construcción de la organización y la fuerza sindical» (siptu, 2011:23). Posterior a la resolución en 2005 de un caso de alto perfil de explotación de trabajadores de hongos, tomado por la ong, Centro de Derechos de los Migrantes de Irlanda (mrci, por sus siglas en inglés), y a la luz de la existencia de evidencia extensa de abuso de recolectores de hongos en otras partes del país, siptu reunió a un grupo especial de organizadores a tiempo completo con el propósito de coordinar los esfuerzos para mejorar los salarios y las condiciones de trabajo en la industria de recolección de hongos. En 2009 se embarcó en un proyecto colaborativo con el mrci y realizó una campaña de información, reclutamiento y cabildeo en el sector. Durante las primeras etapas de la campaña, algunos afirmaron que no podía efectuar ningún cambio sustancial debido a diversas circunstancias: a) no aportó suficientes recursos para apoyar el reclutamiento y la organización significativos a escala local. b) Continuó centrándose principalmente en hacer cambios y mejorar las condiciones mediante la negociación y el cabildeo de agencias estatales y organizaciones gubernamentales y de empleadores (Allen, 2010; Arqueros-Fernandez, 2009). De hecho, la campaña conjunta fue al final exitosa. Atrajo el apoyo de la Asociación Irlandesa de Agricultores (ifa, por sus siglas en inglés), que no estaba contenta con el daño a la reputación causado a la industria a través de las prácticas de explotación de algunas empresas. Resultó en la creación de un Comité Laboral Conjunto (jlc, por sus siglas en inglés)2 para la industria de los hongos, en siptu y mrci se les dio acceso a trabajadores en granjas de hongos en todo el país, en el reclutamiento por parte de siptu de mil 700 trabajadores agrícolas de hongos y en la total erradicación de abusos contra los derechos laborales en el sector. La campaña de la industria de Los Comités Mixtos de Trabajo son organismos estatutarios establecidos en virtud de las Leyes de Relaciones Laborales de 1946 y 1990 que proporciona mecanismos para la fijación de tasas mínimas de remuneración y la regulación de las condiciones de empleo en ciertos sectores de empleo.

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los hongos fue utilizada más tarde por siptu, como un modelo de buenas prácticas y formó la base para un enfoque sectorial centrado que se extendió más ampliamente a otros sectores: hostelería, industria de la carne y de la limpieza por contrato. El enfoque sectorial seguido aquí definió la posterior reestructuración del sindicato y marcó la pauta para una nueva era de compromiso sindical con los trabajadores migrantes. El organizador principal de siptu describió el enfoque en general: «Identifico qué compañía buscamos y desde allí podríamos tener seis o siete sitios ubicados en todo el país y lo planeamos como una operación militar. Cada campaña es diferente según cuál sea el objetivo, pero los principios básicos de la planificación de la campaña deberían ser, en teoría, los mismos» (entrevista, 2013). El reclutamiento de migrantes como organizadores se ha convertido en una característica de muchos sindicatos que operan en sectores donde los migrantes están fuertemente representados, como la agricultura, el procesamiento de carne, la hostelería y la enfermería. John Wrench y Satnam Virdee (1996) se refieren a esto como reclutamiento like for like o reclutamiento a través de identidades compartidas. Implica utilizar un organizador con características similares a las que él o ella está tratando de reclutar, por ejemplo, en términos de origen étnico, idiomas hablados, religión, clase social, edad, género u orientación sexual. Como se argumenta, es probable que tenga un efecto positivo en la membresía porque el sindicato puede ser percibido como un entendido y con capacidad de representar sus intereses específicos. Brinda también el beneficio práctico de superar las barreras del idioma. En una etapa temprana, siptu había jugado con la idea de establecer una Unidad de Migrantes dedicada; no obstante, se encontró con la oposición de aquellos que estaban activos en asuntos de migrantes. La opinión era que esto marginaría a los trabajadores migrantes y que el enfoque a seguir era emplear a extranjeros como organizadores dentro de las secciones e integrar a los trabajadores en las ramas sindicales. En 2005, nombró a dos organizadores especializados con una amplia gama de habilidades lingüísticas, incluidos el polaco, el ruso y el lituano. Estos nombramientos se consideraron cruciales para establecer contactos con los trabajadores migrantes a través de las redes sociales, así como a través de los lugares de trabajo y alentaría a los miembros. El año siguiente formó un grupo especial de organizadores a tiempo completo para coordinar los esfuerzos del sindicato, y mejorar las condiciones salariales y laborales en la industria de los hongos descrita con anterioridad (Turner, D'Art y Cross, 2008a). Ahora tiene un


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departamento de organización independiente que emplea a 20 trabajadores a tiempo completo. Algunos otros sindicatos se han movido, de igual modo, en la dirección de emplear organizadores migrantes, aunque, hasta la fecha, en un número mucho menor. Éstos incluyen la Organización Irlandesa de Enfermeras y Matronas (inmo), Unite and Mandate. Un elemento central en los nuevos enfoques organizativos y en la lógica general de la renovación sindical es la construcción de coaliciones de base amplia (Heery, 1998; Tarrow, 1998; Wills, 2001; Frege y Kelly, 2004). La creación de coaliciones con otros movimientos sociales y ong relevantes como mrci y grupos representativos de migrantes pueden ayudar a los sindicatos a obtener acceso a individuos y redes dentro de comunidades específicas que contribuyen a las campañas de organización sindical (Frege y Kelly, 2003). Dichos vínculos sirven para ampliar la gama de intereses y las agendas que los sindicatos buscan representar y, de esa manera, aumentar su atractivo para segmentos de la fuerza laboral pobremente representados, como los migrantes. Sin embargo, en muchos casos, los sindicatos se han mostrado reacios a colaborar con los movimientos sociales y otros organismos similares y, a menudo, se consideran a sí mismos como los verdaderos representantes de la sociedad civil, en particular en áreas que tienen implicaciones directas para los trabajadores. Richard Hyman (2001) sugiere que es sólo cuando los sindicatos se ven obligados a aceptar la disminución de su influencia autónoma que están preparados para contemplar alianzas más amplias. En general, las iniciativas de colaboración sindical irlandesa parecen ajustarse a este patrón, aunque hubo cierta cooperación a nivel de políticas entre el ictu, sus sindicatos constituyentes y organismos de asociación y ong para apoyar a los trabajadores migrantes desde el principio del ciclo de migración. A partir de ese compromiso, se desarrollaron iniciativas como una campaña en el lugar de trabajo antirracista y otra en conjunto con organizaciones de empleadores con el fin elaborar directrices para el empleo de trabajadores migrantes. El ictu participó también activamente con las ong que apoyan a los migrantes, por ejemplo, el Comité Consultivo Nacional sobre Racismo e Interculturalidad (nccri, por sus siglas en inglés) en el que estuvo representado y tuvo relaciones bilaterales con el mrci y el Consejo de Inmigrantes de Irlanda (ici, por sus siglas en inglés). Varios entrevistados criticaron a ictu acerca del tema de la colaboración y sintieron que adoptó una posición superior inútil:


Si fuera a ictu, diría que no se preocupe si trabajar con grupos pequeños y ong podría socavar su posición. No lo hará. Trabaje con ellos como iguales y cuando todos se sienten juntos serán los primeros entre iguales. Ahora la colaboración no es fácil, es muy difícil cuando tienes muchos grupos representados para llegar a un acuerdo sobre cosas, pero sabes que la democracia significa muchas reuniones, significa mucho debate; muchos argumentos. Si no quieres eso, entonces no pretendas

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estar comprometido con la democracia (entrevista, Unite Officer, 2013).

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En el nivel de afiliación sindical, los sindicatos se han involucrado cada vez más en iniciativas cooperativas y de colaboración a medida que crecían los desafíos en torno al trabajo migrante. Ya en 2004, siptu se unió a ictu y mrci para hacer campaña por un Comité Laboral Conjunto para trabajadores domésticos que estableciera formalmente los términos y condiciones para este sector previamente no regulado (ictu, 2005; mrci, 2004). La actividad conjunta dio como resultado la introducción en 2007 de un Código de Prácticas del Departamento de Empresa, Comercio y Empleo, que establece normas mínimas para el empleo de trabajadoras domésticas. siptu también adoptó un enfoque cooperativo similar con relación a los trabajadores de hongos, descrito anteriormente: Cooperamos con trabajadores migrantes, cooperamos con flac, con Law Society,

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con nccri, con grupos de mujeres africanas en el condado de Louth. Buscamos constantemente personas con las que pudiéramos vincularnos a todos los niveles, local, regional y nacional. Compartí plataformas con todos y con cualquiera (...) Haríamos cualquier cosa para tratar de hacer la mayor cantidad posible de incursiones en la comunidad de inmigrantes y eso incluía a personas que no estaban activas en la fuerza laboral (entrevista, exsecretario regional de siptu, 2013).

En el nivel de organización, representantes de sindicatos individuales y de ong han colaborado en campañas y, en algunos casos, han emprendido iniciativas conjuntas de capacitación y organización. Por ejemplo, siptu y Unite trabajaron estrechamente durante un periodo en una campaña en la industria de la carne con siptu, brindaron capacitación a los organizadores y al personal, posteriormente, trabajaron codo con codo: «Todavía hay mucho escepticismo sobre tratar con ellos [Unite ] dentro de esta organización pero no estoy de acuerdo con esas actitudes. Son resacas del pasado, pero tenemos que estacionarlas y seguir adelante» (organizador senior siptu).


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Los jefes de organización de varios sindicatos se unieron en 2011 para formar un grupo organizador de sindicatos. Esto incluye representantes de siptu, Mandato, el Sindicato de Trabajadores de la Comunicación (cwu, por sus siglas en inglés), el Sindicato de Ingeniería Técnica y Eléctrica (teeu, por sus siglas en inglés) y el Sindicato de servicio público Impact que se reúnen varias veces al año. El propósito es la cooperación, el intercambio de información, la realización de capacitación conjunta, todo con el fin de difundir la capacidad y las habilidades estratégicas de la organización. El grupo tiene relaciones con la organización internacional Change-to-Win, que brinda asistencia a los sindicatos que atraviesan por un proceso de cambio. Asimismo, tiene relaciones continuas con el seiu en los Estados Unidos, Global Union (uni) y Global Alliance. Los representantes de varios sindicatos y ong trabajan en estrecha colaboración y se apoyan mutuamente en la «coalición para proteger a los peor pagados», una campaña que ahora consiste en siptu, Mandate, Unite, mrci, el Consejo Nacional de Mujeres y la Comunidad. Plataforma. Existe también una iniciativa comercial ética que implica una agrupación similar. Cuando se le preguntó sobre la perspectiva de mrci sobre estos tipos de colaboración, Siobhan O’Donoghue, director de mrci, fue muy claro:

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Tenemos que pensar a largo plazo. Somos mrci, una ong, ¿a dónde vamos? ¿Existantes y deberían ser los temas candentes futuros para el movimiento laboral en Irlanda. No se trata de que desarrollemos experiencia y que seamos precisos y que estemos separados de todo lo demás. El éxito realmente es trabajar con los sindicatos para que éstos sean los temas que también les preocupan (entrevista, 2012).

tiene un memorando de entendimiento con mrci, que establece un compromiso de trabajo y colaboración en áreas que son de interés mutuo, a fin de apoyar las posiciones políticas de cada uno cuando sea relevante y reunirse con regularidad para acordar cuestiones y acciones estratégicas. En el día a día, los dos colaboran en un foro de trabajadores de restaurantes y catering, y en un foro agrícola, además de apoyarse mutuamente en sus diversas campañas. Relativo al compromiso de los trabajadores migrantes con los sindicatos, el bajo nivel de representación de los migrantes en puestos elegidos dentro de las estructuras es un problema particular, así se identificó en una encuesta realizada para esta investigación; aunque las opiniones al respecto difirieron. Algunos siptu

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tiremos en un par de años? Realmente no lo sé. Pero también los temas son impor-


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vieron el problema como una falta de voluntad por parte de los migrantes para involucrarse, ya sea por falta de interés o porque los empleadores colocaron barreras (hostilidad abierta o falta de voluntad para dejar tiempo libre) en el camino de la actividad sindical. Otras dificultades identificadas fueron la naturaleza de las estructuras sindicales, la hostilidad de los colegas, el miedo y la incertidumbre sobre el estado migratorio, las barreras del idioma, la falta de acceso a la información y la fluidez general de la fuerza laboral migrante. En el momento de la encuesta en 2010, sólo tres sindicatos tenían representación de trabajadores migrantes en sus ejecutivos nacionales, seis contaban con alguna representación en los comités de rama, 73 por ciento tenía migrantes como delegados a las conferencias anuales; no obstante, en la mayoría de los casos el nivel de representación era tan bajo como uno o dos individuos, y muchos no sabían el nivel de representación de los migrantes. En opinión de un organizador principal del Mandato: «Si hay 40 por ciento de miembros migrantes como en el caso del Mandato, entonces debería haber 40 por ciento de trabajadores migrantes en nuestra conferencia y no hay» (entrevista, 2013). Supuso que en realidad sólo hay un promedio de cuatro o cinco trabajadores migrantes que asisten. De los sindicatos encuestados, 13 tienen algunos delegados comerciales migrantes, específicamente en los sectores que han sido el foco de intensas campañas de organización. Sin embargo, éstos tienden a surgir sólo en lugares de trabajo donde la mayoría de la fuerza laboral no es irlandesa. Por ejemplo, Mandate tiene alrededor de ocho delegados comerciales no irlandeses, en particular polacos, lo que refleja que una gran parte de su membresía de trabajadores migrantes es polaca. El cwu y Unite tienen menos de 10, mientras que las Organizaciones Sindicales de la Construcción y Aliados (batu, por sus siglas en inglés) sólo ha tenido un delegado no irlandés. Si bien siptu tiene más de 20, ésta sigue siendo una proporción muy pequeña. Jack O’Connor comentó acerca del tema de la representación: Creo que teníamos razón, aunque no fue una decisión tan consciente, no crear grupos sectarios (sectores de trabajadores migrantes), pero no creo que hayamos hecho lo suficiente para cultivar líderes entre ellos, pero eso es atribuible a este problema cultural que existe, no se trata sólo de los migrantes. Se trata de todas nuestras deficiencias en el campo de la organización en general. Sabes que no tenemos más éxito organizando trabajadores irlandeses que organizando trabajadores del extranjero (Entrevista, 2012).


Ha habido algunos intentos de establecer movimientos políticos contra la inmigración (Plataforma de Control de Inmigración en 2002, Partido Nacional Irlandés en 2010, Partido Nacional Independiente en 2014) pero estos han fallado singularmente con el público votante y nunca han ganado un sólo escaño en el país, ni a escala europea o local.

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Lo que queda bastante claro de esta investigación es que el reconocimiento por los sindicatos irlandeses del potencial de los migrantes como una nueva circunscripción ha tenido un impacto en la naturaleza del sindicalismo irlandés. Si bien el lenguaje desplegado puede haber sido sobre salarios bajos, la revitalización sindical ha sido impulsada efectivamente por la presencia de migrantes en la fuerza laboral. Descubrimos en nuestras entrevistas que a través de su compromiso con los trabajadores migrantes, los sindicatos irlandeses han visto cada vez más los beneficios de la cooperación y colaboración con otros sindicatos y con las ong. Esta disposición a colaborar nace indudablemente del reconocimiento del debilitamiento de la posición sindical descrita por Hyman (2001); sin embargo, su manifestación es notable. Aunque no todos los sindicatos se comprometen con nuevos modelos de organización, la mayoría ha adaptado su enfoque a la sindicalización, de manera que al menos se adapte a esa nueva circunscripción. Ello en sí mismo ha sido una barrera para el desarrollo de las tendencias xenófobas y puede explicar en parte por qué Irlanda, tal vez exclusivamente en Europa occidental, no tiene un partido antiinmigración.3 Los sindicatos como parte de la sociedad civil deben desempeñar un papel importante en términos de promover la hegemonía de diferentes discursos y forjar un sentido común popular. Los sindicatos en Irlanda, al igual que en otros lugares, tenían opciones frente a la nueva realidad de la migración masiva hacia el interior durante los años del boom del Tigre Celta. Surgieron varios puntos de inflexión, como la explotación flagrante de los migrantes en la industria de los hongos, que ya se discutió, cuando los sindicatos podrían haber reaccionado de manera diferente. Diversos organizadores y activistas sindicales, muchos de los cuales habían sido migrantes que trabajaban en Gran Bretaña y en otros lugares durante los años anteriores al Tigre Celta, trataron esta crisis de manera dinámica, forjaron alianzas con ong que a menudo surgían de una tradición basada en el bien común. Como Gramsci podría haber señalado, ni la identidad sindical ni la de los trabajadores migrantes se dieron previamente; fueron mutuamente constitutivos, forjados a lo largo del curso de estas luchas. Los sindicatos pueden cambiar, como hemos visto, y la identidad de los trabajadores migrantes también se forjó durante el proceso de


integración en el amplio movimiento de la clase trabajadora en Irlanda. Del Gramsci del Sur aprendemos la importancia fundamental del migrante en la formación de la clase trabajadora y en la construcción de identidades de la clase trabajadora.

MIGRACIÓN y DESARROLLO

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Paradojas de la inmigración mexicana a Estados Unidos en áreas de la salud Paradoxes of Mexican immigrants to the United States in the health sector

recibido 10/01/19 | aceptado 23/03/19

Resumen. En el curso de las últimas tres décadas la migración altamente calificada no sólo se

ha incrementado, sino que experimenta un viraje hacia campos del conocimiento vinculados con la innovación, en particular en las áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (ctim). No obstante, resulta importante advertir que a la par de este trascendental cambio, México exhibe un déficit de médicos y enfermeras acompañado de una emigración de recursos humanos formados en áreas de la salud hacia Estados Unidos y subvalorados en el mercado laboral de ese país, con un tercio de ellos ubicado en actividades no calificadas y un cuarto en actividades distintas a la atención de la salud. A pesar de ser subvalorados su media salarial supera hasta en seis veces el salario que obtendrían en México. Mediante un análisis multivariado binomial se examinan los factores individuales, de capital humano y ocupación, que favorecen este comportamiento. Palabras clave: profesionales de la salud, migración, déficit, envejecimiento, México-Estados Unidos. Abstract. Over the past three decades, highly qualified migration has not only increased, but

also experienced a shift towards fields of knowledge linked to innovation, particularly in the areas of science, technology, engineering and mathematics (stem). However, it should be noted that along with this transcendental turn, Mexico has a shortage of doctors and nurses together with an emigration of human resources trained in health professions and undervalued in the US labor market, with a third of them employed in unskilled activities and a quarter in activities other than health care. Despite being undervalued, their average salary is up to six times higher than what they would earn in Mexico. Through a multivariate binomial analysis, the individual, human capital and occupation factors that favor this behavior are analyzed. Keywords: health professionals, migration, deficit, aging, Mexico-United States.

* Mexicana. Maestra en Demografía Social y Actuaría por la Universidad Nacional Autónoma de México, investigadora adscrita a la Unidad Académica en Estudios del Desarrollo de la Universidad Autónoma de Zacatecas en el proyecto Sistema de Información sobre Migración y Desarrollo (simde-uaz). Correo-e: selene. gasparolvera@gmail.com

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Introducción

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Desde mediados del siglo xx la migración ha sido estudiada por distintas disciplinas de las ciencias sociales (Chacón, 2002). Su importancia radica en que la migración, lejos de fungir como un subsidio Norte-Sur y una palanca de desarrollo para los países de origen, como lo pregona el Banco Mundial, obstaculiza el desarrollo y amplía las desigualdades individuales, familiares, locales y regionales. Las causas que motivan a las personas a moverse entre fronteras nacionales son diversas, así como los tipos de migraciones o grupos de migrantes. Uno de esos grupos son los prestadores de servicios de salud, cuyo estudio se ha convertido en un tema relevante por su magnitud y por las implicaciones que tiene sobre la atención de la salud de la población en los países emisores con déficit de personal en áreas de la salud y en proceso de envejecimiento. En un contexto de apertura para algunos tipos de migrantes y de cierre de oportunidades legales de ingreso para otros, el neoliberalismo favorece la migración calificada hacia los países centrales o desarrollados (Aragonés y Salgado, 2014). La migración internacional de trabajadores de la salud, médicos y enfermeras, hacia países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (ocde), aumentó en 60 por ciento durante la última década, al pasar de 1.1 millones a 1.8 millones (who).1 La globalización neoliberal ha propiciado la movilidad, en especial a los países desarrollados, de personas con estudios superiores en casi cualquier ámbito disciplinario. De aquí que la migración de los profesionales en los distintos campos del conocimiento revista creciente importancia en relación con las dinámicas de desarrollo social y económico desigual entre las naciones receptoras y expulsoras. En este contexto, existen profesionales, como los dedicados a la salud, que tienen un mayor impacto directo en la población y en los sistemas económicos en los que ejercen su profesión. Así, el estudio de la fuerza laboral migrante en el campo de la salud puede tener repercusiones en el funcionamiento del sistema de salud, con consecuencias sobre los individuos y sus familias en los distintos niveles geográficos que componen un territorio nacional y supranacional. El funcionamiento de los sistemas de salud depende de la disponibilidad de recursos humanos, «competentes y 1

https://www.who.int/hrh/migration/en/


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comprometidos, pero a la vez en número suficiente, adecuadamente distribuidos y con trabajo y salario dignos» (ops, 2013:15). La capacidad de respuesta de los sistemas de salud depende del tamaño, composición, distribución y productividad de su fuerza laboral, entre otros factores. La Organización Mundial de la Salud (oms, 2013) señala que la escasez de recursos humanos de la salud podría llegar hasta 12.9 millones en 2035 y advierte que, de no ser abordado el problema, podría tener serias repercusiones para la salud de millones de personas en todas las regiones del mundo (ocde, 2016). México se ubica entre los países con déficit en los niveles nacional y estatal, que a su vez se encuentran en un estadio avanzado de su transición demográfica, lo que plantea nuevos retos para atender las necesidades presentes y futuras de tales servicios (Ávila y Gaspar, 2019). Ocupa la décima posición mundial por el número de médicos y enfermeras nacidos en él que radican fuera, con Estados Unidos como principal receptor, a lo que se agrega un avanzado proceso de envejecimiento y un sensible déficit de prestadores de salud (ocde, 2016). Fajardo, Santacruz y Lavalle (2015:xx) exponen, en este sentido, que la planificación de recursos humanos en salud no debe realizarse sin considerar el fenómeno de la migración, pues «los problemas tanto de exceso como de falta de médicos son cíclicos y suelen afectar de manera simultánea a todos los países». Ante un contexto de déficit de profesionales de la salud en México y en Estados Unidos y con ambas naciones en un proceso de envejecimiento, aunque con distinta intensidad, las asimetrías de desarrollo y la vecindad geográfica seguirán siendo factores de riesgo que incentiven la migración internacional de dichos profesionales hacia Estados Unidos, situación que acentuará el déficit en México. El objetivo de este trabajo es dimensionar el número de profesionales de la salud (médicos, enfermeras y en ocupaciones relacionadas con el cuidado de la salud) nacidos en México que viven en Estados Unidos. Asimismo, interesa indagar acerca de cuántos de ellos se emplean en ocupaciones distintas a la salud, quiénes están inactivos o desempleados y cuáles son las características de los subempleados (es decir, de aquellos con una ocupación no profesional). En un contexto de déficit se esperaría que dichos indicadores fuesen bajos, aun entre los inmigrantes. En un primer momento, el análisis aborda la magnitud del déficit de profesionales de la salud en México y en Estados Unidos y el grado de envejecimiento que experimentan ambas naciones. Posteriormente presenta una estimación de la magnitud de la inmigración de mexicanos en áreas y ocupaciones de la salud,


así como de los flujos que ingresan por año. Por último, examina su condición de actividad y hace un análisis multivariado de algunos factores que inciden en el desempleo y la inactividad, el subempleo o el cambio de campo ocupacional.

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Antecedentes metodológicos y fuentes de información

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La población objetivo es la nacida en México de 22 a 70 años de edad y que reside en Estados Unidos con estudios superiores en áreas relacionadas con la salud. Se utilizan datos estadísticos de la Organización Panamericana de la Salud (ops, 2013), y la oms. La estadística presentada se estima para los mexicanos residentes en Estados Unidos con la American Community Survey (acs, 2016), cuyo objetivo es proveer información de los cambios en las características sociodemográficas y económicas de la población a través del tiempo. El tamaño de muestra permite obtener estimaciones estadísticas confiables para grupos subnacionales. En el caso de los residentes en México, las estimaciones se llevan a cabo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (enoe) 2016 del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (inegi); su propósito es obtener información estadística sobre las características ocupacionales de la población, junto con otras variables demográficas y económicas que hacen factible profundizar en el análisis de los aspectos laborales. El análisis se apoya en metodologías de naturaleza descriptiva y multivariada. Específicamente, mediante el modelo logit binomial se examina la probabilidad relativa de: 1. Estar desempleado/inactivo. 2. Ocupado en actividades no profesionales. 3. En una ocupación distinta al área de la salud. La finalidad es observar las características individuales de quienes tendrían mayor probabilidad relativa de encontrarse en alguna de esas situaciones. Las variables independientes del modelo son sexo, edad, nivel de escolaridad, área de conocimiento, dominio del idioma inglés, tipo o país de formación académica, ciudadanía, periodo de ingreso a Estados Unidos y situación conyugal. La estimación del tipo o país de formación académica se basa en la metodología de Gaspar Olvera (2016).


En un trabajo previo se advertía que la exportación directa de la fuerza de trabajo por la vía de la migración laboral implica la transferencia de los beneficios futuros antici­pados que surgen de los gastos formativos y de reproducción social de la fuerza de trabajo que emigra. Estos costos —como se ha demostrado para el caso de México, principal país expulsor de emigrantes del mundo— no son compensados por el flujo de remesas. En términos demográficos, esta transferencia significa —para países periféricos que se ubican en un estadio avanzado de la transición de­mográfica— la exportación de su bono demográfico, es decir, la población en edad productiva que sirve de soporte para el sostenimiento de la pobla­ción infantil y los adultos mayores. En un sentido más profundo, esta transferencia implica la pérdida del más importante recurso para la

Paradojas de la inmigración mexicana a Estados Unidos

La migración de profesionistas en el marco del capitalismo contemporáneo: consideraciones teóricas y conceptuales

acu­mulación de capital en el país de origen: su fuerza laboral (Delgado y Gaspar, 2018:178).

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Esta postura se fundamenta en la premisa de que el contexto en el que se despliega la migración contemporánea nada tiene que ver con el mito y la ideología de «libre mercado», fundamento de las posturas neoclásicas. En contraste, se parte de la consideración de que vivimos en una etapa del capitalismo caracterizada por el predominio de las grandes corporaciones multinacionales, situación que acentúa y profundiza las dinámicas de desarrollo desigual y torna al grueso de los desplazamientos poblacionales en migraciones forzadas. En efecto, bajo el capitalismo contemporáneo: a) la migración experimenta cambios cuantitativos y cualitativos de primer orden derivados de la globalización neoliberal; b) no es el mercado el que regula los flujos migratorios (versus la perspectiva neoclásica); c) la migración de profesionistas experimenta cambios cuantitativos y transformaciones de índole cualitativa; d) se despliega un creciente contingente de posgraduados en áreas de ctim asociado a una reestructuración de los sistemas de innovación a escala global; y e) no obstante la creciente demanda de científicos y tecnólogos provenientes de los países periféricos y emergentes, la migración de profesionales de la salud continúa siendo significativa, resaltada por el envejecimiento de la población y la emergencia de nuevas enfermedades en los países más desarrollados.


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Ante tales circunstancias, la migración de profesionales de la salud no ha dejado de manifestarse como un fenómeno creciente y dinámico que impone complejos desafíos a las instituciones y a los sistemas de salud. Su complejidad se asocia al papel que desempeñan los países, ya sea como receptores, expulsores o una combinación de ambos. Una particularidad de la migración de profesionales de la salud es que se circunscribe a un marco regulatorio en materia de formación y ejercicio profesional, además de una política migratoria de los países avanzados que promueve la migración de sus profesionales y la movilidad de sus estudiantes (ops, 2013). A fin de comprender las causas de la migración de profesionales de la salud, su inserción laboral y su práctica profesional, es importante recurrir —sin perder de vista las causas estructurales de la migración contemporánea— a elementos de la teoría del capital humano institucionalizado, la cual hace referencia a la educación formal y a los títulos profesionales que certifican el término de las diferentes etapas de la misma (Bourdieu, 2001). El modelo de la competencia por los puestos de Lester C. Thurow (1975) se basa en las competencias observables de las personas para ser seleccionadas: serán las personas más productivas y que requieran menor inversión en capacitación las que ocupen los puestos ofertados; en esa perspectiva, la fuerza de trabajo migrante ofrece claras ventajas. De ese modo, los profesionales de la salud más capacitados podrán acceder o competir por una migración laboral que les garantice mejores salarios y condiciones laborales relativamente aceptables. Azqueta, Gavaldón y Margalef (2007) explican que otro factor menos estudiado es el efecto que tiene el capital social en la movilidad ocupacional e indican que éste no necesariamente depende de la disponibilidad o grado de habilidades y conocimientos del individuo, sino de la consolidación de redes sociales. Burgos y López (2010:22) enuncian otros postulados teóricos que permiten entender la situación del mercado laboral profesional, como son los correspondientes a la asignación y el conocimiento heterogéneo; ambos comparten la idea central de que las retribuciones se determinan por el nivel educativo del individuo y por las características del puesto de trabajo; la diferencia entre una y otra «está en la relación que observan entre la sobreeducación (desfase de educación) y a la subutilización de conocimientos y habilidades (desfase de conocimientos), siendo la teoría del conocimiento heterogéneo o de correspondencia la que hace una clara distinción entre ambos conceptos». Basch (2003) aclara que la investigación sobre el tema ha hecho hincapié en los factores que alientan la expulsión y la atracción, con énfasis en el diferencial


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salarial. Advierte además que al centrarse sólo en ese modelo se corre el riesgo de minimizar el papel de las instituciones en la generación y sostenimiento de la migración internacional, al tiempo que se excluye la influencia de los Estados que participan activamente en la economía global para promover el empleo en el extranjero, como ocurre en Filipinas con los médicos y enfermeras. Se insiste en la relevancia de considerar redes y vínculos sociales, que fomentan una mayor migración al reducir costos y riesgos del proceso migratorio. Ello supone que, una vez establecidas las rutas migratorias, el fenómeno tiende a perpetuarse a través de redes y vínculos sociales que funcionan como capital social (Díaz, 2018). La migración de profesionales de la salud puede constituirse como un instrumento de desarrollo para el sistema de salud y la cooperación científica en México, al igual que un obstáculo para el mismo y agudizar de esa manera el problema de déficit. La Association of American Medical Colleges (aamc) indica que los graduados internacionales en Estados Unidos representan 25 por ciento del grupo de médicos, los cuales tienen visa de estudiante, de visitante, de intercambio o de empleo, la mayoría busca el estatus de ciudadano una vez que su residencia está completa, lo que transforma su movilidad en una migración. Datos de la ocde (2015) revelan que hay 10 mil 593 médicos mexicanos formados en el extranjero, principalmente en Estados Unidos (10 mil 214 médicos). Entre los posgraduados mexicanos que realizaron estudios en ciencias de la salud en Estados Unidos, 55.6 por ciento tenía planes definitivos de quedarse para realizar un posdoctorado o porque contaba con un trabajo pactado. La migración puede ser un incentivo positivo y significativo para la formación de futuros médicos, pero de débil magnitud; es decir, el número de doctores que migran nunca será compensado por el número de personas en formación (Bhargava et al., 2011, citado en Yasser y Bourgueil, 2014). Entonces, la migración de profesionales de la salud de México encuentra su explicación en las dinámicas de desarrollo desigual generadas entre el país de origen y el de destino. A contrario sensu de la economía neoclásica, las asimetrías entre países y los diferenciales salariales derivados del arbitraje laboral global (Delgado y Martin, 2015) se explican en parte porque las personas participan en los flujos migratorios, incluso cuando son subvaloradas sus capacidades en el destino. La migración internacional de los profesionales de la salud no sólo tiene repercusiones para los sistemas económicos y de salud de los países involucrados, también para los propios migrantes. No todos los migrantes con estudios en áreas de la salud logran incorporarse al mercado laboral de la salud o al calificado en


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el destino, emplearse o percibir ingresos por su trabajo similares a los que recibe la población nativa. Los inmigrantes pueden experimentar desvalorización de sus capacidades o abuso en el mercado laboral del país anfitrión. Asimismo, cuando retornan a su país de origen y no logran ocuparse o emplease en puestos adecuados a su nivel de calificación y experiencia adquirida fuera de su país, situación que puede detonar una re-emigración. Las personas calificadas o con estudios superiores que trabajan en empleos no calificados, en subempleo, con bajos salarios o desempleadas; es lo que se conoce, en términos meramente descriptivos, como desperdicio de cerebros (Batalova, Fix, Mittelsadt y Marek, 2016). Cabe destacar que la falta de acuerdos entre Estados Unidos y México para certificar y otorgar equivalencias a los títulos profesionales hace que los salarios obtenidos por los inmigrantes mexicanos con estudios superiores tiendan a ser bajos y que su inserción ocupacional no corresponda, en muchos casos, a su experiencia y nivel de estudios (Giorguli y Gaspar, 2008). Aun con correspondencia entre nivel de calificación y ocupación puede existir brain abuse, cuando los ingresos que perciben por su trabajo son inferiores a los que obtiene la población nativa del destino; la paradoja de esta situación es que incluso esos ingresos son superiores a los que obtendrían en sus países de origen. En el contexto de la globalización neoliberal, los flujos migratorios han experimentado cambios sustanciales que profundizan las dinámicas de desarrollo desigual en el horizonte Norte-Sur o centro-periferia, lo cual guarda relación con los cambios demográficos y epidemiológicos de las naciones más desarrolladas y crecientemente envejecidas (oim, 2013). El número de personas que viven fuera de su país de nacimiento se ha multiplicado y las remesas familiares que generan los migrantes han alcanzado niveles sin precedentes. Ello no significa, sin embargo, que la migración figure como subsidio Norte-Sur y una avenida para el desarrollo de los países de origen, como lo postulan el Banco Mundial y las principales potencias capitalistas. Los patrones de origen-destino de los migrantes laborales y no laborales, calificados o no, describen la cambiante geografía de la migración y la creciente dificultad —derivada de las políticas xenófobas y criminalizadoras imperantes— para atacar las causas de raíz de la migración forzada.


Paradojas de la inmigración mexicana a Estados Unidos

Entre los países avanzados, Estados Unidos destaca como destino principal de la migración laboral en áreas de la salud, seguido de Italia, Francia, Polonia y Reino Unido. Estos cuatro países encabezan la lista de los 10 países con el índice de envejecimiento más alto. México se sitúa en la sexta posición entre los principales países de origen que proveen de doctores a Estados Unidos, toda vez que en las primeras posiciones se encuentran India, Pakistán, Granada y Filipinas. En la década de 1970 Estados Unidos tenía indicios de escasez de médicos, en la actualidad ostenta un fenómeno similar con un proceso acelerado de envejecimiento de su población. La aamc calcula que la demanda de médicos seguirá creciendo más rápido que la oferta, lo que resulta en un déficit proyectado entre 40 mil 800 y 104 mil 900 médicos para 2030. El déficit proyectado para la atención primaria oscila entre 7 mil 300 y 43 mil 100 médicos; para la atención no primaria entre 33 mil 500 y 61 mil 800, en especial de médicos cirujanos; y se prevé escasez de enfermeras. El estudio añade que los médicos y las enfermeras tienen altas tasas de jubilación, por lo que el envejecimiento poblacional, en tanto variable demográfica, figura como la causa principal de la escasez, actual y previsible, de los profesionales de la salud, en Estados Unidos. Por su parte, datos de la ocde (2017:2) muestran que en México el número de médicos y enfermeras está aumentando, pero mantiene niveles bajos en relación con los estándares de la ocde. De hecho, el gasto en salud, médicos, enfermeras y camas per cápita se encuentra por debajo del promedio de la ocde. Al respecto, México tiene 2.4 médicos por cada mil habitantes, en comparación con un promedio de 3.4 para la ocde. En similar tenor, cuenta con menos de un tercio del número de enfermeras y camas de hospital por cada mil habitantes que en promedio poseen los países de dicha organización (véase gráfica 1).

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El déficit de profesionales de la salud en México y Estados Unidos


gráfica 1 Doctores y enfermeras por cada mil habitantes, 2015 Doctores

Enfermeras

10 5

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5 10 15 20

Sudáfrica Turquía China México Grecia Letonia Israel Polonia España Eslovaquia Corea Estonia Italia Portugal Hungría Lituania Reino Unido República Checa Austria Rusia Eslovenia Canadá Francia Nueva Zelanda Bélgica Estados Unidos Australia Irlanda Luxemburgo Alemania Islandia Noruega Suiza

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Fuente: elaboración propia con datos de ocde.

La densidad de médicos y enfermeras es un importante indicador de los recursos humanos disponibles para la atención de la salud, enuncia el nivel de cobertura y hasta cierto punto el nivel de calidad de atención que recibe la población. Información de inegi (2014) da cuenta de la problemática vinculada con la disponibilidad de recursos humanos en salud que experimenta la gran mayoría de las entidades del país. Concerniente a los médicos, sólo ocho entidades se encuentran por arriba o muy próximas al estándar de médicos por habitante. Por su parte, en enfermeras por habitante, sólo cuatro entidades cumplen los estándares de seis enfermeras por cada mil habitantes (véase gráfica 2). Debido al déficit de médicos y enfermeras en México, con implicaciones diferenciales en los niveles estatal y local para atender las necesidades internas de salud y atención sanitaria, su migración internacional se configura actualmente como un problema social que puede agravarse en el corto plazo ante el inminente envejecimiento de la población del país y los escasos recursos destinados a la formación de profesionales de la salud, a lo que se añaden condiciones de trabajo insatisfactorias, gestión inadecuada de recursos humanos y limitadas oportunidades para el desarrollo profesional.


Gráfica 2 Déficit de médicos y enfermeras en México por entidad federativa, 2014 Médicos por cada mil habitantes

Enfermeras por cada mil habitantes

Estándar (médicos)

Estándar (enfermeras)

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Por tanto, resulta imprescindible reorientar las políticas de gestión y formación de recursos humanos en materia de salud conforme a las necesidades demográficas y epidemiológicas del país, a la vez que se minimizan los efectos negativos de la emigración de recursos humanos en áreas de la salud, la cual es motivada por niveles salariales, estabilidad laboral y posibilidades de desarrollo profesional en otros países. Ello plantea la urgencia de diseñar políticas y estrategias eficaces que favorezcan la atención integral de la problemática de salud de la población, eviten el déficit de estos profesionales y fortalezcan las capacidades de investigación e innovación internas.

7 6 5

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4 3 1

Ciudad de México Baja California Sur Nuevo León Chihuahua Tamaulipas Coahuila San Luis Potosí Aguascalientes Veracruz Tabasco Jalisco Nayarit Puebla Querétaro Nacional México Michoacán Baja California Norte Colima Durango Campeche Guanajuato Sinaloa Oaxaca Tlaxcala Quintana Roo Morelos Hidalgo Sonora Chiapas Yucatán Guerrero Zacatecas

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Fuente: elaboración propia con datos de inegi, 2014.

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La migración internacional: factor que contribuye al déficit

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La migración de profesionales de la salud es una realidad mundial con tendencia de incremento progresivo (ops, 2013). La oms revela que esta emigración en algunas naciones eleva los costos del servicio y acelera el envejecimiento de los profesionales. Asimismo, debido a una diversidad de factores, entre los que destacan el retiro y no reemplazo de puestos, muchas de las plazas vacantes se pierden por restricciones presupuestales. A lo anterior se agrega la presencia de políticas restrictivas en la matrícula correspondiente a tales opciones profesionales, así como la eventualidad de que las oportunidades de empleo no necesariamente se ubiquen en el campo de la salud. Más todavía, es preciso considerar los problemas relacionados con la certificación y la falta de articulación entre formación de personal y las exigencias de los sistemas de servicios de salud, lo que deriva, como refiere la ocde, en la ausencia de profesionales de la salud con habilidades correctas en los lugares apropiados (ops, 2006; ocde, 2016). Cabe aclarar que se reconocen ciertos beneficios de esta migración para el desarrollo de los países de origen, siempre y cuando el migrante o estudiante regrese y aplique las habilidades adquiridas en el exterior, y de ese modo promueva el fortalecimiento del sistema de salud doméstico (ops, 2006). En México, la migración hacia Estados Unidos surge por diversas causas estructurales, pues numerosos inmigrantes mexicanos con conocimiento en áreas de la salud —como se verá más adelante— están subvalorados en relación con sus capacidades o se encuentran desempleados o inactivos, particularmente aquellos con estudios de licenciatura. Ello permite suponer que no se trata de una política pública explícita de promoción de la migración como sucede en Filipinas, India y algunos países de África. Además, los migrantes con estudios superiores de licenciatura y posgrado, incluidos los profesionales y técnicos de la salud, entran en el proceso de la migración orillados por condiciones laborales adversas en sus países de origen o son reclutados y motivados por las políticas de atracción que ejercen los países de destino (ops, 2013). En ese contexto globalizado los migrantes profesionales de la salud enfrentan desigualdades en términos de género, etnia y clase (Bailey y Mulder, 2017). También enfrentan barreras para ingresar al mercado laboral calificado a causa de la subvaloración de sus credenciales y aquellas derivadas de la falta de certificación y equivalencia de títulos, o por una situación de irregularidad en su estatus de residencia.


61

Selene Gaspar Olvera

Con el propósito de dimensionar el número de mexicanos en Estados Unidos dedicados a la atención de la salud con estudios de grado asociados a licenciatura o posgrado se utiliza la información sobre área de conocimiento y ocupación. La variable de ocupación hace factible distinguir a los mexicanos que tienen estudios en áreas distintas a la salud pero que se emplean en ese campo. Los prestadores de servicios de origen inmigrante cumplen un papel importante para garantizar el funcionamiento del sistema de salud en Estados Unidos. Por ejemplo, uno de cada cinco profesionales con carreras en áreas de la salud u ocupados en campos de la salud es inmigrante. Filipinas, India, China y México encabezan la lista de los principales proveedores, con 324 mil, 210 mil, 90 mil y 67 mil profesionales respectivamente. Aunque el volumen de inmigrantes mexicanos es 4.9 veces inferior al de Filipinas y 3.2 veces inferior al de India, el stock muestra una tendencia creciente desde 2010. El número de inmigrantes mexicanos con estudios superiores ocupados en gerentes de servicios médicos y de salud, ciencias médicas, médicos y auxiliares de la salud pasó de 24 mil a 72 mil entre 2000 y 2016, lo que significa que en ese lapso el número se triplicó. De los ocupados en 2016, 30 mil tienen grado asociado a licenciatura, los restantes 42 mil poseen estudios de licenciatura o posgrado. En 2009 el cuestionario de la acs incluyó la pregunta de área de conocimiento para los que cuentan con estudios de licenciatura o posgrado, pero el área reportada corresponde al grado de licenciatura. Según esta limitación, se estima que en 2009 había 24 mil inmigrantes mexicanos con estudios de licenciatura o posgrado en áreas del conocimiento en medicina y ciencias de la salud, cifra que asciende a 39 mil en 2016, lo que equivale a un incremento de 62.7 por ciento (gráfica 3). Datos más recientes de 2018 indican que el número de inmigrantes mexicanos con estudios superiores en áreas de la salud u ocupados en campos de la salud asciende a casi 106 mil, 34 mil más que en 2016.

Paradojas de la inmigración mexicana a Estados Unidos

Profesionales de la salud en Estados Unidos


gráfica 3 Inmigrantes mexicanos en áreas y ocupaciones relacionadas con la salud (stock), de 2000 a 2018 2000

2005

2010

2015

2016

2018

volumen 17 | número 33 | segundo semestre 2019

62

10 0

48.7 39.0

36.9

30.5

46.6

39.2 28.6

21.9

16.8

33.6

26.1

20

18.4

13.0

30

6.9

MIGRACIÓN y DESARROLLO

40

30.1

50

42.1

60

Ocupados en actividades relacionadas con la salud (grado asociado a licenciatura)

Ocupados en actividades relacionadas con la salud (licenciatura o posgrado)

Área de conocimiento en medicina y ciencias de la salud (licenciatura o posgrado)

Fuente: estimación propia con base en U.S. Census Bureau, American Community Survey (acs) 2000, 2005, 2010, 2015, 2016 y 2018. Incluye a la población de 22 años o más de edad con estudios superiores.

Por área de conocimiento, más de 39 mil inmigrantes mexicanos que residen en Estados Unidos tienen carreras en áreas de medicina y ciencias de la salud, de los cuales 74.2 por ciento posee estudios de licenciatura y 25.8 por ciento de posgrado. Casi 24 mil (61.1 por ciento) son de enfermería y de estos últimos 82.5 por ciento son mujeres. Por ocupación, más de 72 mil inmigrantes mexicanos realizan alguna actividad vinculada con el cuidado de la salud, 42.1 por ciento cuenta con estudios de grado asociado a licenciatura, 34.8 por ciento de licenciatura y 23.1 por ciento de posgrado. La mayor proporción son médicos (65.5 por ciento) y auxiliares de la salud (26.5 por ciento). Entre los que tienen posgrado, 15.5 por ciento son gerentes de servicios de salud, 71.5 por ciento médicos y 12.4 por ciento auxiliares de la salud (cuadro 1).


con el cuidado de la salud por tipo y nivel de escolaridad, 2016

Gerentes de servicios médicos y de salud

Ciencias médicas

Médicos

Auxiliar de la salud

Grado asociado a licenciatura

Total

Ocupaciones en Salud con áreas ajenas a la salud

Otras áreas de la salud

Enfermería

Ciencias Médicas

Total

Nivel de escolaridad

Áreas en Medicina y ciencias de la salud

30.4

1.4

0 .0

16.7

12.4

Licenciatura

29.0

1.1

19.7

8.2

25.2

1.3

0 .4

18.7

4.7

Posgrado

10.1

0.0

4.1

5.9

16.7

2.6

0 .1

12.0

2.1

Total (miles)

39.0

1.1

23.8

14.1

72.4

5.3

0 .5

47.4

19.1

42.1%

4.5%

0.0%

54.9%

40.6%

Grado asociado a licenciatura Licenciatura

74.2%

3.7%

68.0%

28.3%

34.8%

5.4%

1.6%

74.3%

18.7%

Posgrado

25.8%

0.0%

41.1%

58.9%

23.1%

15.5%

0.5%

71.5%

12.4%

Total

100%

2.7%

61.1%

36.2%

100%

7.3%

0.7%

65.5%

26.5%

Paradojas de la inmigración mexicana a Estados Unidos

Cuadro 1 Inmigrantes mexicanos en áreas del conocimiento y ocupaciones relacionadas

63

En México, 9.1 por ciento de los mexicanos con licenciatura o posgrado tiene estudios en áreas de medicina y ciencias de la salud (10 mil 449 de 954 mil) y en Estados Unidos hay 39 mil inmigrantes mexicanos con licenciaturas en esas áreas. Si se considera a los que residen en México (954 mil) y a los que viven en Estados Unidos (39 mil), la relación por nivel de escolaridad sería de 3.3 por ciento entre los que cuentan con estudios de licenciatura y 8.2 por ciento con posgrado. El grupo más numeroso de inmigrantes mexicanos en Estados Unidos con estudios en áreas de la salud corresponde a los de enfermería (61.1 por ciento, 42 mil). En México, poco más de 329 mil mexicanos estudiaron enfermería, lo que sugiere que 6.7 por ciento reside en Estados Unidos. Por nivel de escolaridad esa relación es de 5.7 por ciento para los que cuentan con licenciatura y de 50.5 por ciento para los que tienen posgrado. Se han establecido dos condiciones primordiales en la aplicación del término «fuga de cerebros» a un país. En primer lugar, debe haber una pérdida significativa

Selene Gaspar Olvera

Fuente: estimación propia con base en U.S. Census Bureau, American Community Survey (acs), 2016.


MIGRACIÓN y DESARROLLO

de su población calificada o altamente calificada, la cual ocurre cuando el porcentaje de la migración supera 10 por ciento. En segundo lugar, esa pérdida debe provocar consecuencias económicas adversas (Lowell, Findlay y Stewart, 2004; Tigau, 2015). De acuerdo con ese enfoque, la fuga de cerebros ocurriría sólo entre los mexicanos con posgrado en enfermería (se acercaría en otras áreas con posgrado). No obstante, el número de inmigrantes en esas áreas de conocimiento muestra una tendencia creciente en los niveles de escolaridad analizados. Si bien el número de posgraduados en áreas de la salud es menor al de los que tienen licenciatura el peso relativo es mayor, 8.2 por ciento de los mexicanos con posgrado en áreas de la salud reside en Estados Unidos; de manera que México se encuentra ante un déficit de este tipo de profesionales, situación que entraña implicaciones económicas, sociales y humanas (gráfica 4). gráfica 4 Peso relativo de los inmigrantes mexicanos con estudios superiores en áreas de la salud en Estados Unidos respecto de los residentes en México, 2016 Total

64

3.9

volumen 17 | número 33 | segundo semestre 2019

Total

3.3

Posgrado 8.2

4.4

Otras áreas de la salud

Licenciatura

13.6

3.0 6.7

Enfermería

5.7

50.5

0.3 Medicina 0.0 0.4

Incluye: programas multidisciplinarios o generales, estomatología y odontología, diagnóstico médico y tecnología del tratamiento, terapia y rehabilitación, farmacia, salud pública, programas de nueva creación del campo de salud. Fuente: estimación propia con base en acs 2016 y enoe 2016.

Datos estimados a partir de la encuesta a exbecarios del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y miembros del Sistema Nacional de Investigadores (sni) en el extranjero ratifican a Estados Unidos como el principal destino de los profesionales de México en áreas de medicina y ciencias de la salud. En al


gráfica 5 Flujos trianuales. Inmigrantes mexicanos con carreras en áreas del conocimiento

Paradojas de la inmigración mexicana a Estados Unidos

menos 35 países se encuentra un mexicano con estudios en áreas del conocimiento de la salud; en orden de importancia resaltan España, Reino Unido, Alemania, Canadá y Francia. Pese a que esta información subestima su número y presencia fuera del país, da cuenta de la importancia de esa emigración para México, en cuanto a la atención de la población, para los sistemas de innovación y la investigación médica.2 Con la finalidad de aproximarse al flujo de emigrantes que logró ingresar y permanecer en Estados Unidos, en una muestra de corte transversal se utilizó la variable del año en que ingresó el inmigrante mexicano a Estados Unidos. Datos de la acs 2016 indican que entre 2010 -2016 entraron anualmente 875 inmigrantes mexicanos con estudios superiores que laboran en una ocupación vinculada con la salud, mientras que los que tienen estudios en áreas del conocimiento relacionadas con la salud ingresaron en promedio 732. Los flujos trianuales estimados con la variable de año de ingreso muestran una tendencia creciente para el periodo referido, aunque a niveles inferiores a los observados antes de la crisis económica de 2007-2009 y similares a los del periodo 1995 -2001 (gráfica 5).

65

y en ocupaciones relacionadas con la salud, 1980-2017 Selene Gaspar Olvera

3500 3000 2500 2000 1500 1000

0

1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017

500

Fuente: estimación propia con base en U.S. Census Bureau, American Community Survey (acs), 2016 y 2017. Incluye a la población de 22 años o más con estudios superiores de licenciatura o posgrado.

Datos estimados con la encuesta a exbecarios y sni en el extranjero realizada como parte del proyecto coordinado por Raúl Delgado Wise titulado «La migración altamente calificada: elementos para una política nacional de ciencia y tecnología», financiado por el Conacyt.

2


MIGRACIÓN y DESARROLLO

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Por un lado, la inmigración de mexicanos profesionales de la salud en Estados Unidos muestra una tendencia creciente. Por el otro, las proyecciones de empleo 2016 -2026 indican que entre las ocupaciones que requieren estudios de licenciatura, la de mayor crecimiento absoluto será Enfermería con un salario promedio de 70 mil dólares anuales; con maestría figura también Enfermería (104 mil dólares) y médicos asistentes (105 mil dólares); con doctorado o grado profesional aparecen fisioterapeutas (87 mil dólares), profesores de especialidades de salud (98 mil dólares), instructores y profesores de enfermería (71 mil dólares). Los inmigrantes mexicanos en áreas u ocupaciones de la salud ganan en promedio 482 pesos por hora; los profesionistas del cuidado de la salud y técnicos, 635 pesos por hora; en ocupaciones de apoyo para la atención de la salud, 305 pesos por hora; en ocupaciones profesionales en campos distintos a la salud, 572 pesos por hora. Aun entre los que se emplean en ocupaciones no profesionales el salario por hora es de 274 pesos, superior en todos los casos a los que obtendrían en México. En México, el salario promedio por hora de los mexicanos en áreas de conocimiento u ocupaciones de la salud es de 79 pesos (inegi, 2014), seis veces inferior al ingreso promedio por hora del conjunto de inmigrantes mexicanos en áreas de la salud (482 pesos por hora). Estos resultados perfilan una demanda importante de profesionales de la salud en Estados Unidos y los salarios que ofrecen seguirán siendo un incentivo para los migrantes mexicanos. Sin perder de vista las causas estructurales de la problemática, los resultados permiten ubicar a la inmigración mexicana hacia Estados Unidos con estudios en áreas de la salud en la categoría de migrantes motivados por mejores ingresos. Si bien en el país la tasa de desempleo, de inactividad, así como el porcentaje de profesionales de la salud en ocupaciones ajenas a su profesión y el porcentaje en ocupaciones no profesionales son inferiores a los que exhiben los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos (como se puede constatar a continuación) es pertinente analizar este fenómeno con ciertas reservas a fin de no caer en una conclusión simplista y superficial.

Paradoja de los profesionales de la salud En efecto, en las naciones con déficit de prestadores de servicios de salud es paradójico que no todos los que tienen estudios en áreas del conocimiento en medicina y ciencias de la salud estén ocupados en una actividad relacionada


Paradojas de la inmigración mexicana a Estados Unidos

67

Selene Gaspar Olvera

con el cuidado de la salud, ni que todos sean económicamente activos o estén ocupados. En un contexto de déficit de profesionales, ya sea en salud o en otras áreas del conocimiento, es importante distinguir a quienes se desempeñan en campos ajenos a su profesión, están subempleados/subvalorados, desocupados o inactivos, pues este grupo de profesionales resulta en una suerte de desperdicio de recursos humanos. El desempleo obliga a los profesionales a subocuparse y es posible que un descenso en el desempleo encubra un problema de alza del subempleo. Yetter (2013) expone que hay tres tipos de desempleo: 1. Desempleo friccional: trabajadores calificados que requieren más tiempo para encontrar un trabajo de acuerdo a sus habilidades. 2. Desempleo estructural: ocurre cuando no se poseen las habilidades que buscan los empleadores, por ejemplo, los avances tecnológicos también generan desempleo estructural. 3. Desempleo cíclico: sucede cuando la economía se ha desacelerado, se compran menos bienes y servicios, lo que ocasiona que se necesiten menos trabajadores para producir esos bienes y servicios. No se trata, sin embargo, de un simple problema de «funcionamiento eficiente del mercado», como lo pregonan los economistas neoclásicos, sino de un problema mucho más profundo asociado a las contradicciones del capitalismo contemporáneo y a las nuevas y más profundas dinámicas de desarrollo desigual inherentes a él. La migración de profesionales en las distintas áreas del conocimiento tiene consecuencias diferenciales sobre la sociedad, la economía y el desarrollo de un país; de igual modo, las actividades económicas de la población en edad laboral y las condiciones en que laboran impactan significativamente. Un problema de gran relevancia que plantea la migración internacional de profesionistas de la salud y de otras áreas del conocimiento en la práctica profesional es el reconocimiento de sus títulos académicos y su certificación y equivalencia en el país de destino. Con frecuencia la inmigración de profesionistas enfrenta importantes barreras para su desarrollo profesional, en concreto los que obtuvieron títulos en el extranjero; entre dichas barreras destacan la acreditación y equiparación de títulos profesionales, dificultades para demostrar la experiencia laboral y otras de tipo discriminatorio por origen étnico (Giorguli y Gaspar, 2008; Batalova, Fix y Creticos, 2008; Nejdan, 2010; Rabben, 2013; Gaspar, 2016). Por lo demás, tales factores favorecen el abaratamiento del costo de este servicio en los países desarrollados o centrales y alientan la subvaluación del trabajo calificado de los profesionistas de la salud inmigrantes (Ávila y Gaspar, 2019).


MIGRACIÓN y DESARROLLO

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Las habilidades adquiridas a través de la educación formal entrañan costos individuales y públicos que pueden ser rentables para los individuos y el desarrollo económico de los Estados. Respecto a los inmigrantes con estudios superiores, la rentabilidad de sus credenciales educativas depende, entre otros, de factores demográficos, sociales, del estatus migratorio, características individuales, capital social; así como de la portabilidad, equivalencia, revalidación y reconocimiento de sus credenciales educativas obtenidas por medios formales en sus países de origen y el cumplimiento de las normas que rigen la práctica profesional en sus destinos. Barreras estructurales que se presentan cuando sus credenciales educativas se perciben de menor calidad y por lo tanto no cumplen con los estándares establecidos en el país de destino. Nejdan Yildiz (2010) refiere que en Estados Unidos ninguna autoridad regula el reconocimiento de las credenciales extranjeras; en lugar de ello, existen tres actores que llevan a cabo dicha tarea: instituciones de educación superior, empleadores y consejos estatales de licencias profesionales. Además de sus títulos académicos, los prestadores de servicios que acreditan su formación en salud deben contar con una licencia para la práctica profesional emitida en el estado en que se desea trabajar. Las licencias son otorgadas por una agencia gubernamental con base en diversos criterios: grado académico, certificado, evaluación, programas de aprendizaje o experiencia laboral. La licencia debe ser renovada periódicamente puesto que autoriza el ejercicio legal de la ocupación; los trámites y costos difieren de estado a estado, al igual que los requisitos de elegibilidad difieren entre inmigrantes y nativos. La investigación centrada en campos relacionados con la salud ha mostrado que las licencias profesionales rígidas impedían que enfermeras y médicos migrantes ejercieran en sus áreas de especialidad o empleo calificado. Así, la falta de licencias y la depreciación de sus credenciales de educación superior afectan a los inmigrantes calificados y a las comunidades que necesitan sus servicios, sin mencionar la pérdida de ingresos fiscales como resultado del subempleo (Presidents' Alliance, 2019). Respecto a las licencias, se ha recomendado: a) utilizar sistemas alternativos que sean menos restrictivos como la certificación voluntaria del Estado («derecho a título») o el registro (archivo de información básica en un registro estatal); b) que los requisitos de educación y experiencia laboral estén estrechamente vinculados a las preocupaciones de salud pública y seguridad; y c) simplificar trámites y costos, y ampliar la vigencia de las licencias (The White House, 2015).


Paradojas de la inmigración mexicana a Estados Unidos

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Selene Gaspar Olvera

En la investigación de Young et al. (2019) se advierte que los inmigrantes mexicanos ocupan la quinta posición con el mayor número de médicos graduados en su país de origen con licencia activa en Estados Unidos: de 9 mil 990 a 10 mil 66 médicos entre 2010 y 2018. En el último año de observación los inmigrantes graduados en medicina representaban 23 por ciento del total, de éstos 5 por ciento provenía de México; los demás eran graduados de la India, el Caribe, Pakistán y Filipinas, por su orden de importancia. Si se considera la cifra de 2018, 10 mil médicos con licencia y 47.4 mil médicos obtenidos con datos acs para los inmigrantes procedentes de México, tan sólo 21.1 por ciento de los médicos tendría licencia ocupacional (gráfica 6). Con la finalidad de confirmar el resultado previo se exploró la cps que informa sobre la tenencia de certificados y licencias para la ocupación legal. A pesar de que la muestra de los inmigrantes mexicanos ocupados en actividades relacionadas con salud es insuficiente, se estima que esa cifra para el conjunto de inmigrantes con estudios superiores en ocupaciones relacionadas con la salud es de 72 por ciento y para los nativos de 78.2 por ciento. Sin distinguir la ocupación, el porcentaje de inmigrantes mexicanos con estudios superiores que cuentan con al menos uno de los documentos referidos es de 20.4 por ciento del total; por nivel, 14.3 por ciento con grado asociado a licenciatura, 16.5 por ciento con licenciatura y 38.3 por ciento con posgrado. Cabe resaltar que se han hecho esfuerzos por eliminar esta barrera en la práctica profesional en al menos nueve estados sin éxito, pues se afecta directamente a casi 30 por ciento de los trabajadores estadounidenses y continúa creciendo en densidad y alcance. Su efecto negativo es mayor entre los inmigrantes, porque quienes cuentan con licencia ocupacional tienen salarios más altos, mayor probabilidad de ser empleados y mejores condiciones laborales (Thornton y Timmons, 2015). De acuerdo con las cifras presentadas, es factible suponer que para los inmigrantes mexicanos la falta de licencias es un factor determinante de su inserción en el mercado laboral estadounidense.


gráfica 6 Médicos internacionales con licencia activa en Estados Unidos y el Distrito de Columbia, 2010, 2012, 2014, 2016 y 2018

India

Caribe

Filipinas

2016

2018

Pakistán

9 990 10 012 10 213 10 111 10 066

2014

10 188 10 880 11 651 12 410 12 744

2012

14 946 14 785 14 211 13 507 13 019

22 820 26 038 30 895 35 971 40 689

MIGRACIÓN y DESARROLLO

43 265 45 558 43 337 49 563 50 173

2010

México

Fuente: elaboración propia con datos del fsmb Census of Licensed Physicians 2010, 2012, 2014, 2016 y 2018.

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Para ejemplificar este problema se analiza, concerniente a los que tienen estudios de licenciatura o posgrado, la carrera versus la ocupación y a partir de esta agrupación se examina la condición de actividad por nivel de escolaridad. Se comparan los indicadores de los inmigrantes mexicanos de 22 a 70 años de edad en áreas u ocupaciones relacionadas con la salud que residen en Estados Unidos con la población nativa, con los inmigrantes no mexicanos y con los mexicanos que viven en México. La estimación se lleva a cabo con acs 2016 y con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (enoe) 2016. Los indicadores que aparecen en la gráfica 5 revelan el problema de déficit asociado a los prestadores de servicios y a la investigación en salud. La tasa de desempleo de los mexicanos con estudios de licenciatura en áreas de la salud es de 4.9 por ciento, más alta que la que exhibe el conjunto de inmigrantes no mexicanos y los nativos de Estados Unidos y es superior en 2.3 puntos porcentuales respecto de los que viven en México. En un contexto de déficit de profesionales de la salud es importante estudiar las consecuencias del desempleo, una de las más importantes es incentivar la emigración, interna e internacional, y erosionar el capital humano, en particular cuando el desempleo es de largo plazo. Las secuelas del desempleo afectan el entorno más inmediato del individuo y, aunque son producto y resultado de las dinámicas de desarrollo desigual bajo la


Paradojas de la inmigración mexicana a Estados Unidos

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Selene Gaspar Olvera

égida neoliberal, tienen efectos de mediano y de largo plazos en el desarrollo económico y social del país (Aparicio, 2006). La falta de sincronía entre la ocupación ejercida y el área de conocimiento profesional del inmigrante puede acontecer por varias razones. Una de ellas ocurre cuando se encuentra en situación de subempleo, es decir, en un empleo no acorde con el nivel de habilidades o calificación del individuo, circunstancia que también puede constituir un factor que propicia el déficit. En ese tenor, cabe advertir que entre los inmigrantes mexicanos 18.9 por ciento está ocupado en un campo profesional ajeno a su profesión, esa relación es de 14.2 por ciento entre los inmigrantes no mexicanos y de 14.6 por ciento entre los nativos. En contraste, para los que viven en México, dicha falta de correspondencia es de 15.8 por ciento y 15.2 por ciento para los que tienen estudios de licenciatura y posgrado, respectivamente (gráfica 7). El desempleo y el subempleo estructural obligan a los profesionales a emigrar. Es probable que los mejores salarios ofrecidos en Estados Unidos favorezcan que aun en el subempleo los profesionales de la salud prefieran permanecer en el mercado laboral estadounidense, más allá de su condición laboral relativamente precaria y desvinculada de su campo de conocimiento. La inactividad es alta en el grupo de inmigrantes y nativos con estudios en áreas de conocimiento relacionadas con el cuidado de la salud. A lo anterior se agrega el hecho de que este indicador comprende a la población de 22 a 70 años, lo que entraña una cierta subestimación al dejar fuera a los profesionistas que salen del mercado laboral por jubilación. El desempleo de larga duración, el subempleo y los bajos salarios y malas condiciones laborales pueden conducir a una mayor inactividad. Asimismo, el porcentaje de profesionistas con carreras de licenciatura en áreas de la salud inmersos en una ocupación no profesional es alto por nivel de escolaridad y grupo de origen, sobre todo entre los inmigrantes mexicanos, cuya proporción es de 35.6 por ciento para los que tienen licenciatura y de 20 por ciento para los que tienen posgrado, proporción muy superior a lo observado entre los inmigrantes no mexicanos y nativos, incluso entre los residentes en México (véase gráfica 6). Una migración perfilada en términos descriptivos como «fuga de cerebros» (es el caso de México), con una alta proporción de calificados subvalorados, se traduce en una forma extrema de desperdicio de capital humano y transferencia de recursos invertidos en educación. Lo que además supone que estos migrantes forman parte de la migración forzada. De acuerdo con Márquez (2010) se trata de una migración forzada debido a que en sus lugares de origen no existen las


MIGRACIÓN y DESARROLLO

capacidades estructural, institucional y política para retenerlos y promover su desarrollo personal y profesional. Si bien el desempleo y la inactividad derivan en un desaprovechamiento de recursos humanos formados en áreas específicas del conocimiento claves para el desarrollo de la economía y la sociedad en los niveles local, regional y nacional. Este desaprovechamiento repercute en términos individuales para quienes tienen una profesión y se ocupan en actividades afines e incluso no profesionales. Entre los inmigrantes en subempleo, las más de las veces son retribuidos con mejores ingresos y salarios que los que obtendrían en su país de origen. Esa situación deviene en un doble desperdicio de capital humano calificado y de recursos monetarios devengados en educación con impactos negativos de tipo social, económico, institucional e individual. gráfica 7 Estados Unidos y México. Indicadores de empleo. Profesionales con estudios superiores en áreas de la salud por nivel de escolaridad, 2016 Tasa de inactividad (por 100)

% en ocupación ajenos a su profesión (salud)

% en ocupación no profesionales P (posgrado)

L

P

Inmigrantes mexicanos

L

P

Inmigrantes no mexicanos

L

Nativos

P

12.8 15.2

L

1.3

3.08

2.60

6.1 1.70

1.81

1.59

1.94

6.0

8.9

14.7

15.8

20.8

23.3 18.2 14.6 14.0

14.8

15.3 14.2

19.0

23.9

27.7 20.0

18.7

23.33 18.9

L (licenciatura)

4.91

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35.6

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Tasa de desempleo (por 100)

P

Mexicanos en México

Fuente: estimación propia con base en acs 2016 y con base en enoe 2016.

La distribución de los inmigrantes mexicanos con estudios superiores en áreas de la salud corresponden a 25 hombres por cada 100 mujeres; 58.3 por ciento tiene entre 22 y 45 años de edad; 78.7 por ciento habla muy bien y bien el idioma inglés;


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Selene Gaspar Olvera

25.5 por ciento posee estudios de posgrado y el restante 74.5 por ciento estudios de licenciatura, 64.2 por ciento tiene estudios en áreas de medicina y enfermería, en mayor proporción son enfermeras. De acuerdo con Batalova, Fix y Bachmeier (2016), contar con un título extranjero en lugar de un título estadounidense disminuye las posibilidades de que los inmigrantes encuentren empleos que coincidan con sus niveles de habilidad, debido a la percepción de la calidad de la educación extranjera y la transferibilidad de las credenciales extranjeras. Gaspar (2016, 2017) encuentra que este resultado no siempre aplica, pues aquellos con estudios de su país de origen y de Estados Unidos, en este último los concluyen (estudios mixtos) y exhiben una mayor probabilidad de estar subempleados respecto de los que tuvieron su formación completa en ese país. Asimismo, el resultado varía según el origen nacional, por ejemplo, los procedentes de India, Corea y Japón, cuya integración laboral es más favorable independientemente del país de estudio. Entre los inmigrantes con estudios en áreas de la salud, 49.8 por ciento realizó estudios en México y 25.0 por ciento en ambos países (estudios mixtos); 55.1 por ciento adquirió la ciudadanía estadounidense y 85.1 por ciento es de largo arribo. La estadística del cuadro 2 permite observar que quienes cambian de campo de aplicación o están subempleados en una ocupación no profesional se enfrentan a factores de desventaja en comparación a quienes se emplean en su campo de estudio, aunque esas desventajas no explican ese comportamiento. Los datos descriptivos parecen indicar que quienes cambian de campo de aplicación o están subempleados presentan características similares: hay una proporción más alta de profesionales de la salud entre 46 a 70 años de edad; se trata de un grupo más envejecido y se esperaría que contara con mayor experiencia laboral, una proporción menor tiene dominio del inglés y estudios de posgrado. En suma, tales grupos detentan una proporción mayor de individuos con características que los ponen en desventaja respecto de los que se ocupan en su campo de aplicación.


Cuadro 2 Características seleccionadas de la población inmigrante mexicana con estudios superiores en áreas de conocimiento en salud. Población de 22 a 70 años de edad Tipo de ocupación

MIGRACIÓN y DESARROLLO

Índice de masculinidad

Relacionadas con la salud

Otras ocupaciones profesionales

No profesionales

Total

30%

17%

25%

25%

Grupo de edad 22 a 45 años

59.8%

54.2%

60.4%

58.3%

46 años o más

40.2%

45.8%

39.6%

41.7%

Habla muy bien y bien inglés

91.4%

69.2%

70.2%

78.7%

Posgrado

32.5%

26.1%

14.9%

25.5%

Medicina y Enfermería

69.9%

60.8%

59.6%

64.2%

Otras áreas de la salud

30.1%

39.2%

40.4%

35.8%

Estudios en Estados Unidos

35.9%

22.1%

13.4%

25.2%

Estudios mixtos

27.9%

21.7%

24.1%

25.0%

Estudios en México

36.2%

56.2%

62.6%

49.8%

Ciudadanía

74.1%

47.9%

35.5%

55.1%

Largo arribo

88.3%

82.5%

84.7%

85.5%

Ingreso promedio anual (dólares)

72,964

62,941

34,247

593

Área de conocimiento

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País de estudio

Fuente: estimación propia con base en acs, 2012-2016.

Para finalizar, se presentan los resultados del análisis multivariado con el propósito de determinar las características de quiénes, entre los inmigrantes mexicanos con estudios profesionales en áreas de la salud, tienen mayor probabilidad relativa de estar: 1. Desempleado o inactivo. 2. En un campo diferente al de la salud. 3. En ocupaciones no profesionales. En los tres modelos solamente se interpretan los resultados estadísticamente significativos y la inferencia se hace manteniendo constante el resto de las variables incluidas en cada modelo. Los estadísticos de bondad de ajuste de cada modelo confirman que se consideraron


Paradojas de la inmigración mexicana a Estados Unidos

75

Selene Gaspar Olvera

predictores relevantes. Los modelos están correctamente especificados y con un buen ajuste, además de que no presentan problemas de multicolinealidad (véase cuadro 3). 1. El modelo 1 muestra que es más probable para los inmigrantes mexicanos caer en desempleo o inactividad cuando se está empleado en una ocupación no profesional. Dicha característica incrementa la probabilidad relativa de estar en desempleo o inactivo hasta ocho veces, lo que supone que algunos profesionales de la salud prefieren estar desempleados o inactivos antes que aceptar ocuparse en una actividad no profesional y que sólo lo hacen en una situación extrema, pues aceptar desempeñar una actividad no calificada incrementa la probabilidad relativa de ocuparse hasta 3.2 veces. Otras características individuales que favorecen el desempleo o la inactividad son: a) ser mujer, quizá por los patrones tradicionales de género, ya que son mayoría entre los que se encuentran en inactividad; b) no hablar inglés; y c) no tener la ciudadanía estadounidense. 2 . Los resultados estadísticamente significativos del modelo 2, referido a la subvaloración de estos profesionales, indican que es más probable estar en una ocupación no profesional cuando se cuenta con: a) licenciatura en lugar de posgrado; b) estudios en áreas de conocimiento en salud distintas a medicina y enfermería; y c) estudios mixtos, es decir, que comenzaron en México y los concluyeron en Estados Unidos, o la formación académica se realizó en México, en cuyo caso es 1.8 veces superior entre los primeros y 2.8 veces superior entre los segundos, ambos respecto de los que realizaron sus estudios en Estados Unidos. La no ciudadanía estadounidense y ser migrante de reciente arribo propicia la subvaloración. 3. Finalmente, el modelo 3 expone que las características individuales que promueven el cambio del campo ocupacional son: estar desempleado o inactivo, tener estudios de licenciatura, tener estudios en salud en un área distinta a medicina y enfermería, no hablar inglés, haber estudiado en ambos países o en México, carecer de la ciudadanía estadounidense y ser un migrante de reciente arribo. En los tres modelos existen coincidencias en las características individuales y de capital humano de quienes tienen mayor probabilidad relativa de estar desempleados o inactivos u ocupados en una actividad no profesional, o de cambiar de campo ocupacional. Entre ellas, destacan el dominio del idioma inglés, el nivel de escolaridad, la formación académica en México, este último da una idea del no reconocimiento de títulos profesionales cuando se obtienen en el origen (Batalova, Fix y Creticos, 2008) y de la transferencia de recursos humanos


MIGRACIÓN y DESARROLLO

calificados y recursos monetarios que hacen a los destinos de los migrantes (Gaspar, 2016; Delgado y Gaspar, 2018). La importancia del tiempo de estancia en Estados Unidos podría relacionarse con la experiencia laboral, el conocimiento del mercado laboral y el fortalecimiento de redes sociales. Entre los predictores resalta la ciudadanía estadounidense como factor que favorece la ocupación, la valoración de títulos o credenciales educativas y el mantenerse en el campo de aplicación para el que se estudió. Aun cuando los predictores disponibles expresan de manera limitada el problema, revelan la necesidad de valorar e indagar con mayor profundidad sus causas y plantear soluciones viables, pues los costos del desperdicio de profesionales son significativos: los inmigrantes con estudios universitarios empleados en trabajos poco calificados pierden más de 39 mil millones de dólares en salarios y el fisco más de 10 mil millones en recibos de impuestos no realizados (Batalova, Fix y Bachmeier, 2016). Cuadro 3 Inmigrantes mexicanos con estudios superiores en áreas de conocimiento en salud de 22 a 70 años de edad, 2012-2016

volumen 17 | número 33 | segundo semestre 2019

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Variable dependiente

Modelo 1

Modelo 2

Modelo 3

0

Ocupado

Ocupación profesional

Ocupación en salud

1

Desocupado o inactivo

Ocupación no profesional

Ocupación distinta a la salud

Variables independientes cr

cr

Odds Ratio

P>z

Otra ocupación profesional

0.77805

-0.251

No profesional

8.25136

2.110***

Odds Ratio

P>z

1.515***

Hombre 0.26634

-1.323***

1.08464

0.081

0.83964

-0.175

0.90033

-0.105

1.25376

0.226

1.05021

0.049

1.42806

0.356

2.59002

0.952***

2.05336

0.719***

De 22 a 44 años De 45 a 70 años

cr

4.54804

Desempleado o inactivo

Mujer cr

P>z

Ocupación profesional en salud

Ocupado cr

Odds Ratio

Licenciatura Posgrado


Modelo 1

Modelo 2

Modelo 3

0

Ocupado

Ocupación profesional

Ocupación en salud

1

Desocupado o inactivo

Ocupación no profesional

Ocupación distinta a la salud

Variables independientes cr

Odds Ratio

P>z

Odds Ratio

P>z

Odds Ratio

P>z

1.35607

0.305

0.57170

-0.559**

0.41544

-0.878***

0.38660

-0.950***

0.85473

-0.157

0.48107

-0.732**

En ambos países

1.09674

0.092

1.75851

0.564*

1.61982

0.482*

En México

1.31857

0.277

2.78466

1.024***

2.21633

0.796***

0.65869

-0.417*

0.37266

-0.987***

0.32716

-1.117***

Largo arribo

1.52087

0.419

0.43268

-0.838**

0.42526

-0.855**

_cons

0.30698

-1.181

0.26953

-1.311

2.60864

0.959*

Medicina y enfermería Otra área de la salud

cr

Habla inglés No habla inglés

cr

cr

En Estados Unidos1

Ciudadano No ciudadano

cr

Reciente arribo

Paradojas de la inmigración mexicana a Estados Unidos

Variable dependiente

2

**

***

Tipo de formación o país de formación académica, una medida aproximada del lugar donde se realizaron los estudios de educación superior con base en Gaspar, 2016. 2 Reciente arribo: ingresaron a Estados Unidos entre 2006-2016; largo arribo: ingresaron antes de 2006. * p<0.05, ** p<0.01, *** p<0.001. Se utilizó un ponderador relativo.

77

Fuente: estimación propia con base en la acs, 2012-2016.

Conclusiones Para México la migración interna e internacional de los profesionales de la salud comprende impactos relevantes en la conformación de la oferta del servicio a escalas nacional y local, así como en otros ámbitos relacionados con la investigación y la innovación en el sector. La planeación y gestión de recursos humanos calificados de la salud es indispensable bajo marcos institucionales que garanticen el derecho a la libre movilidad de las personas, a la elección del lugar de residencia, así como a trasladarse a otras naciones si así conviene a su desarrollo profesional o a la realización de sus planes de vida. Poner restricciones a la emigración o cerrar las puertas a la inmigración de graduados en áreas de medicina y ciencias de la salud no servirá para mejorar las condiciones de salud

Selene Gaspar Olvera

1


MIGRACIÓN y DESARROLLO

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de la población de los países afectados por la migración y la escasez de profesionales de la salud, sino hasta en tanto se aborden las causas que hacen que emigren y que no retornen, al igual que las razones que subyacen al déficit de esos profesionales. Se trata, en el fondo, como se ha argumentado, de un problema de naturaleza estructural asociado a las dinámicas de desarrollo desigual que caracterizan al capitalismo contemporáneo. Si bien la inmigración de mexicanos profesionales de la salud, como grupo de inmigrantes en Estados Unidos, no es el más numeroso, sí se encuentra entre los principales núcleos de migrantes calificados. Las implicaciones sobre la disponibilidad de esos profesionales para la atención de las necesidades de salud en México justifican, por sí mismas, su trascendencia como objeto de estudio y tema de atención para el gobierno mexicano y sus instituciones; asimismo, para el diseño e implementación de políticas de retención de potenciales migrantes, que garanticen salarios más altos y condiciones laborales estables. Las asimetrías económicas y de desarrollo que caracterizan a México y Estados Unidos y que se profundizan en el contexto de la globalización neoliberal constituyen el cimiento de los enfoques estructurales que ayudan a comprender la migración de los profesionales de la salud, aunado a la demanda de una nación en avanzado proceso de envejecimiento que requiere atender las crecientes necesidades de cuidados y de atención en materia de salud. Un número importante de inmigrantes mexicanos en Estados Unidos y de nacionales en México con estudios en áreas de la salud están siendo subvalorados o se encuentran inactivos y son obligados a cambiar de campo ocupacional. Ante un déficit de profesionales de la salud en ambos países, los resultados ponen de relieve que más que un simple desequilibrio de mercado se trata de una consecuencia de las profundas asimetrías entre países generadas en el marco de la globalización neoliberal. Ello deviene, por un lado, en un desperdicio de recursos humanos y transferencia de recursos monetarios devengados en su formación. Más aún, el problema adquiere una dimensión más crítica si se considera que México atraviesa un proceso de envejecimiento, con un creciente déficit de profesionales de la salud en el nivel estatal y con flujos migratorios persistentes y en ascenso. La inactividad, el desempleo, la subutilización, el subempleo, el empleo en condiciones críticas, los bajos ingresos por trabajo y la desvalorización de los profesionales de la salud configuran una dimensión crítica de la migración mexicana calificada que no puede ni debe ser soslayada.


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Selene Gaspar Olvera

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Trayectorias laborales y redes sociales de nuevos inmigrantes chinos residentes en México Chinese newcomer immigrants in Mexico: career paths and social networks

Resumen. En décadas recientes, el panorama migratorio de China en su interior y su exterior, se ha transformado notablemente. Hacia el exterior, una nueva oleada de trabajadores está emigrando hacia diversos países del mundo, entre ellos México. Se analizan tres modalidades de inserción laboral de un conjunto de inmigrantes chinos que han llegado a México en el presente siglo xxi, se destaca la relevancia de sus redes sociales, a partir de información obtenida mediante entrevistas semiestructuradas y utilizando el enfoque de trayectoria laboral. Palabras clave: inmigrantes chinos, trayectorias laborales, redes sociales.

MIGRACIÓN y DESARROLLO

Luz Helena Rodríguez Tapia* issn impreso 1870 -7599 | issn red cómputo 2448 -7783 | 83 -105 María Eugenia Anguiano Téllez** recibido 06/02 /19 | aceptado 14/04/19

Abstract. China's migration context has changed in recent decades. A new wave of interna-

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volumen 17 | número 33 | segundo semestre 2019

tional emigrants, mostly workers, settled in various countries around the world, including Mexico. This paper analyzes the labor career paths and the social networks of Chinese immigrants who have arrived to Mexico during the 21st century, employing the work career approach and based on interview data. Keywords: chinese immigrants, labor career path, Mexico.

* Mexicana. Maestra en Estudios de Población por el Colegio de la Frontera Norte, docente en el Posgrado en Antropología de la Universidad Nacional Autónoma de México. ** Mexicana. Doctora en Ciencia Social con especialidad en Sociología por El Colegio de México; profesora e investigadora titular en El Colegio de la Frontera Norte, adscrita al Sistema Nacional de Investigadores.


MIGRACIÓN y DESARROLLO

Introducción1

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En el marco del Socialismo con características chinas, de Deng Xiaoping, y como resultado de diversas reformas instauradas en el país a partir de 1979, China transitó de una economía socialista a una economía de mercado, a raíz de ello experimentó un acelerado proceso de industrialización que la condujo a posicionarse como la «fábrica del mundo» (Izraelewicz, 2005). Paralelamente a la apertura al exterior y a la expansión económica, se incrementaron los flujos de productos, bienes y capitales, así como el movimiento de personas dentro y fuera de ese país asiático. Del moderno y nuevo proyecto nacional chino de la década de 1980 se derivó la flexibilización de la política migratoria que hizo más accesible desplazarse en el interior del territorio y también hacia el extranjero (Pal Nyiri, 2002).2 Según Xiang Biao (2003), el hecho de que la República Popular postmaoísta facilitara la emigración de sus ciudadanos se encuentra vinculado a la estrategia de desarrollo de China, donde el objetivo último era construir una comunidad trasnacional globalizada, que continuara ampliando sus conexiones e influencia regional y posibilitara de ese modo la integración de China en el mundo.3 En este nuevo contexto, las corrientes migratorias de chinos al exterior —y al continente americano, en particular— se reactivaron, entre ellas la que está llegando a territorio mexicano. Con el objetivo de explorar la inserción laboral de los inmigrantes chinos a ese país en años recientes, se analiza información obtenida a través de un conjunto de entrevistas semiestructuradas a inmigrantes chinos que han residido en el país. Dichas entrevistas se realizaron entre los años 2015 y 2018, y se centraron en las experiencias migratorias, ocupacionales y comunitarias de los informantes, se enfocaron en las características de su actividad laboral, y en los vínculos (redes sociales) establecidos con familiares, amigos, Esta investigación recibió financiamiento del Fondo de Investigación Científica Básica 2012 del Conacyt, Proyecto 0178078: Flujos migratorios en las fronteras norte y sur de México y en tránsito hacia Estados Unidos: dinámicas poblacionales y políticas migratorias, coordinado por María Eugenia Anguiano Téllez, profesora investigadora de El Colegio de la Frontera Norte. 2 Durante el periodo maoísta, los desplazamientos migratorios fueron controlados severamente y la emigración al exterior fue, incluso, considerada como «traición a la patria» (Portes y Min Zhou, 2013). 3 En el siglo xxi, la posición de China como potencia mundial se ha desarrollado a partir de un sistema eficiente de conexiones globales y de transformaciones que responden a varios intereses económicos, principalmente capitalistas. La extensión de las fronteras chinas y su influencia global se armonizaron con el reajuste geopolítico y económico en el mundo (Tébar, 2013). 1


La inmigración china en México no es un fenómeno de reciente aparición.4 A finales del siglo xix y durante las primeras décadas del siglo xx, la situación nacional en China y las particularidades del contexto receptor latinoamericano propiciaron una corriente migratoria con rasgos específicos. Durante el siglo xix, China vivió una fuerte crisis socioeconómica y política relacionada con múltiples factores: crecimiento poblacional, insuficiencia alimentaria, intervenciones extranjeras, pobreza extrema y algunos desastres naturales. Los gobiernos de la época estimularon las corrientes al exterior para descargar la sobrepoblación y mejorar la balanza económica mediante las remesas y la exportación de productos (Martínez y Reynoso, 1993). La mayoría de los emigrantes internacionales chinos de aquellos años fueron contratados en sus localidades de origen y tuvieron por destino el continente americano: Estados Unidos, Perú y Cuba, principalmente. A estos trabajadores migrantes de ultramar se les conoció con el nombre de coolies o culíes. En México, durante el régimen de Porfirio Díaz en la década de 1890, se permitió la llegada masiva de trabajadores extranjeros, entre ellos los culíes. El arribo de estos trabajadores tuvo la finalidad de solventar la insuficiencia de mano de obra existente en ciertas regiones del país y en actividades primordiales para el proyecto modernizador nacional, como la construcción de ferrocarriles, la 4 Si bien la presencia de población china en el territorio mexicano puede remontarse a la época de la colonización española en América, en este trabajo interesa referirse solamente a la época más reciente.

Trayectorias laborales y redes sociales de nuevos inmigrantes

La inmigración china en México

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Luz Helena Rodríguez Tapia | María Eugenia Anguiano Téllez

paisanos y con la propia organización laboral. La elección de los casos se dio por la diversidad que representaron, aunque coincidieron en que la localidad de ingreso fue la ciudad fronteriza de Tijuana, Baja California, ubicada al noroeste del país y vecina de San Diego, California. El artículo se organiza en tres secciones: en la primera se presenta el contexto de la inmigración china en México, en la segunda se postula la relevancia de referirse a los inmigrantes chinos recientes o nuevos inmigrantes chinos residentes en México, la tercera examina tres casos seleccionados que permiten caracterizar diferentes trayectorias laborales e identificar distintos tipos de redes sociales creadas para apoyar los procesos de inserción laboral.


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explotación minera y el desarrollo agrícola. En aquellos años, la firma de un convenio comercial para introducir trabajadores chinos, propiciaría un flujo significativo de inmigrantes procedentes de ese país. La mayoría provino de Guangdong (Cantón), aunque también los había originarios de Hong Kong y Amoy (Cardiel, 1997). A finales del siglo xix, otro significativo flujo de inmigrantes chinos llegó a México procedente desde Estados Unidos debido a la Ley de Exclusión China de 1882 (Chinese Exclusion Act), que les llevó a moverse al sur de la frontera estadounidense con la esperanza de retornar algún día a ese país; sin embargo, con el paso del tiempo fueron asentándose en México. La población de chinos de aquel tiempo estuvo conformada mayoritariamente por hombres jóvenes en edades laborales que se movieron apoyados por redes de parentesco y paisanaje (Ham, 1997). De este periodo datan las comunidades, los barrios chinos, las cafeterías y los restaurantes emblemáticos de ciudades como Mexicali, en Baja California y la Ciudad de México. Para la segunda mitad del siglo xx, la inmigración china hacia México fue mermando notablemente (Salazar, 1996). Dos hechos dieron pauta para inhibirla: por un lado, el territorio mexicano se había convertido en un destino hostil para los inmigrantes chinos;5 por el otro, en el país asiático, se instauró la República Popular de China con un régimen que controló severamente la movilidad territorial de sus ciudadanos.6 En los albores del siglo xxi, se ha registrado un aumento significativo de la inmigración china en México. De acuerdo con información censal, en sólo 15 años la población de inmigrantes chinos se quintuplicó. El Censo de Población y Vivienda del año 2000 registró mil,754 residentes nacidos en China en el país; tres quinquenios más tarde la Encuesta Intercensal 2015 captó 8 mil 860 personas nacidas en China residiendo en México. De estas últimas, 5 mil,371 (60.6 por ciento) eran hombres y 3 mil 489 mujeres (39.4 por ciento), y sus edades oscilaron mayoritariamente entre los 20 y los 44 años (63.6 por ciento), por lo que se trataba Esta etapa de inmigración china en México estuvo marcada constantemente por el rechazo, la xenofobia y el racismo de la sociedad mexicana, una sociedad que puso al mestizaje indio-europeo como la base de su identificación nacionalista y, además, se alimentó del imaginario social negativo que existía internacionalmente en torno a la población china (Anguiano, 2010). 6 Durante el periodo maoísta, los desplazamientos hacia el exterior experimentaron un estricto control basado en la ideología estatal y las relaciones internacionales: La frontera «no era sólo un símbolo de soberanía, sino que también se percibía como una línea entre los mundos ‹socialista› y ‹capitalista›» (Xiang, 2005:141). 5


Los emigrantes chinos recientes en México La inserción proactiva de China en la economía global y la flexibilización de su política migratoria hacia el exterior, han dinamizado los procesos de movilidad de la población que emigra hacia el extranjero en busca de empleos o estudios profesionales considerados mejores o más competitivos, hecho que ha

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de personas que se encontraban en las etapas más activas de la vida productiva y reproductiva. La Encuesta Intercensal permite también saber que la mayoría de esos inmigrantes se encontraba trabajando (72.5 por ciento), y en menor proporción se dedicaban a quehaceres del hogar, al estudio o eran jubilados o pensionados. El sector terciario concentró 95.2 por ciento del total de trabajadores, quienes se desempeñaban notoriamente en el ramo de los servicios (concretamente, restaurantes) y el comercio. A diferencia del panorama de crisis socioeconómica y política que vivió China durante los siglos anteriores, o de la existencia de una política específica que promoviera la llegada masiva de trabajadores extranjeros (como sucedió durante el Porfiriato), para los nuevos inmigrantes chinos, la posición de México como país de atracción migratoria podría estar relacionada con la oportunidad de emplearse en nichos laborales muy específicos, donde el país receptor se revela como un destino estratégico por su cercanía a Estados Unidos y su conexión con la región de América Latina. A su vez, considerando las transformaciones ocurridas en China bajo el contexto de la globalización de finales del siglo xx y principios del siglo xxi, la inserción laboral de los inmigrantes chinos recientes podría estar asociada con la organización y las redes laborales, comerciales, empresariales o profesionales que la comunidad china ha venido construyendo, en tanto el colectivo inmigrante se convierte en un espacio social compartido que facilita la adaptación y propicia la unificación, y posiblemente se convierte también en un proveedor de oportunidades laborales. Estas dos hipótesis de trabajo guiaron la investigación: por una parte, la posición estratégica de México como contexto receptor, posiblemente así percibida por una nueva oleada de inmigrantes chinos y, por otra, la preeminencia del apoyo que las redes sociales ofrecen a los recién llegados.


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propiciado la intensificación y diversificación de los flujos migratorios chinos contemporáneos. El cambio de política económica y la proyección como futura potencia favorecieron que los vínculos de China con el exterior se extendieran, incluso hacia sus propios ciudadanos emigrantes (Beltrán, 2004). Este giro hacia la reconexión con la diáspora comenzó en la década de los 1980, cuando el gobierno chino promulgó leyes y creó una política migratoria que permitió una mejor intervención en las salidas y el mantenimiento de vínculos con los chinos residentes en el extranjero. Guofu Liu (2009) divide el proceso de mayor reformulación migratoria en tres etapas: 1. De 1979 a 1985 cuando se iniciaron las reformas al marco de la migración restrictiva a través de la promulgación de la Ley de Migración que dio reconocimiento legal al derecho del ciudadano chino a irse y regresar. 2 . De 1986 a 2001 cuando se desarrolló un nuevo marco regulatorio que suprimía varias restricciones a los ciudadanos chinos que emigraban, se alentó el retorno y se establecieron agencias intermediarias de migración. 3. Posterior a 2001, etapa que se inauguró con el ingreso de China a la Organización Mundial del Comercio (omc), en la cual se aplican nuevas reformas a la administración de salidas y entradas, agilizando la solicitud de pasaportes y suprimiendo las restricciones para viajar a Hong Kong y Macao. La nueva generación de viajeros internacionales comenzó a ser categorizada como los «nuevos migrantes», conformados por personas que salieron de China tras la apertura económica. Este conjunto de emigrantes, surgido en el contexto del éxito económico y de los procesos de globalización, personifica esencialmente la creación de nodos de contacto en la China global: Una gran parte de estos nuevos migrantes son bien educados o comerciantes. Con la integración progresiva de China en la economía mundial, las remesas y las inversiones de los viejos emigrantes perdieron importancia; en contraste, los intercambios internacionales en los sectores de alta tecnología y la expansión de los mercados internacionales de las empresas chinas se convirtieron en una nueva prioridad (Xiang, 2003:27, traducción propia).

De acuerdo con Liu (2005), a los nuevos emigrantes se les suele clasificar en cuatro tipos de perfiles: estudiantes prolongados, migrantes en cadena, emigrantes


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trabajadores o profesionales con permiso (normalmente calificados), e inmigrantes indocumentados. La inserción de los nuevos migrantes chinos en las comunidades del exterior va a ser facilitada por fuertes redes que están produciendo nuevas formas de organización migratoria (Nieto, 2007). Adicionalmente, un mercado de servicios que funciona como intermediario de la migración, conformado por agencias (establecidas formal o informalmente), ayuda a los emigrantes a conseguir visa, transporte y empleo. Estos agentes y agencias forman parte de la llamada industria de la migración (Xiang, 2005), que ha sido propensa a extenderse como resultado del surgimiento de un mercado laboral muy flexible, a veces informal, y particularmente en sectores intensivos ubicados en países desarrollados (Xiang, 2010). Las transformaciones político-económicas de China y la intensificación reciente de los flujos migratorios internacionales, se conjugaron para alentar la salida hacia múltiples destinos. Dentro de los países de recepción de estos nuevos emigrantes se encuentra México. La presencia numérica de esta población puede examinarse mediante las estadísticas y los registros oficiales de inmigración que documentan las instancias gubernamentales dedicadas a ello en México. Durante los tres últimos lustros, el grupo de población categorizado censalmente como «nacidos en China» ha mostrado una tendencia de crecimiento positivo. Si se hace una revisión de las cifras de inmigrantes chinos registrados en los Censos de Población, así como en la última Encuesta Intercensal, se corrobora un crecimiento numérico paulatino en los pocos años transcurridos del siglo xxi. Al analizar la información de la gráfica 1, se observa que entre los años 2000 y 2010, la población china residente en México se incrementó de mil,754 a 6 mil 655 personas, por lo que experimentó una tasa de crecimiento de 14.3 por ciento (Castillo, 2012). La información intercensal del 2015 muestra que la cifra continuó aumentando, con un registro de 8 mil,860 inmigrantes chinos. En los mismos registros se aprecia una mayor presencia masculina.


gráfica 1 Volumen de la población china residente en México, 2000-2015 Hombres

Mujeres

Total

10 000 9 000 8 000 7 000 MIGRACIÓN y DESARROLLO

6 000 5 000 4 000 3 000 2 000 1 000 0

2000

2010

2015

Fuente: elaboración propia con base en los datos del Censo de Población y Vivienda 2000, el Censo de Población y Vivienda 2010, y la Encuesta Intercensal 2015, inegi.

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Para referirse propiamente a los nuevos inmigrantes chinos, considerando como tales a quienes han ingresado en años recientes a México, es posible utilizar las estadísticas que proporcionan los Registros Administrativos, consignados por el Instituto Nacional de Migración (inm). Con base en esa información, y teniendo en cuenta el número de tarjetas de residencia emitidas anualmente bajo las formas de «Residente Permanente» o de «Residente Temporal»,7 puede observarse que ha habido una intensificación del flujo inmigratorio chino, pues como se muestra en la gráfica 2, entre los años 2010 a 2017 se otorgaron anualmente más de 2 mil 800 documentos migratorios a personas con nacionalidad china. Los mismos registros permiten apreciar que el trabajo es un motivo sobresaliente asociado al permiso de inmigración; lo que sugiere que la migración de los chinos, que recientemente han llegado a México, se relaciona con cuestiones de trabajo. Un aspecto a considerar es que en la nueva Ley de Migración del año 2011, la calidad de «No inmigrante», «Inmigrante» e «Inmigrado» se suprimieron, estableciéndose dos categorías más amplias: «Residentes temporales» y «Residentes permanentes». Esto tiene consecuencias en la homologación de las categorías y la comparación histórica de los datos del registro, particularmente después del año 2013, cuando entró en vigor el Reglamento de dicha ley. 7


Total de tarjetas de residencia emitidas

Tarjetas por motivo de trabajo

8 000 7 000 6 000 5 000 4 000 3 000 2 000 1 000 0

2010

2011

2012

2013

2014

2015

2016

2017

Trayectorias laborales y redes sociales de nuevos inmigrantes

gráfica 2 Número de tarjetas de residencia otorgadas a chinos por el inm, 2010-2017

Fuente: elaboración propia con base en los datos de los Registros Administrativos, inm.

Redes sociales, inserción ocupacional y trayectorias laborales Sobre la inmigración china en México existe una amplia bibliografía histórica centrada en el periodo de 1882 a 1930, dada la relevancia del flujo migratorio de esa época (Hu-Dehart, 2004; Xu Shicheng, 2007; Zlotnik, 1991; Gómez, 1991; Cardiel, 1997; Puig, 1992; Velázquez, 2008; Cinco, 2012, entre otros). Adicionalmente, los estudios suelen referirse a temas vinculados con la discriminación, el racismo y la xenofobia. En contraste, la fase actual y los procesos de inserción laboral han sido menos estudiados, a pesar de que la «cuestión migratoria china» adquiere relevancia por el incremento del flujo migratorio y la presencia cada vez mayor de inmigrantes chinos residentes en México.

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En síntesis, la información estadística registrada en los dos últimos Censos, la Encuesta Intercensal 2015 y los Registros Administrativos del inm indican que ha ocurrido un incremento significativo de los flujos de inmigración y del número de residentes chinos en México, se observa que la mayoría ha llegado por motivos laborales.


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La migración china en otros países del mundo (principalmente la localizada en Europa, Norteamérica y África) ha sido abordada a partir de conceptos como diáspora, transnacionalismo y chinos de ultramar, por autores como Wang Gungwu (1991), Pieke (2006), Ma y Cartier (2003), Pan (1999), Trolliet (1994), Ma Mung (2000), entre otros. Referirse a la inserción laboral en el país de destino, exhorta a realizar una revisión desde otras perspectivas analíticas. En los estudios de migración existen aproximaciones teóricas y metodológicas que se centran en la integración económica de los sujetos en las sociedades receptoras, también hay las que indagan sobre las razones de la continuidad de los procesos migratorios. Estas perspectivas pueden proporcionar un primer acercamiento para entender la inserción laboral de los inmigrantes. Considerando que el interés principal de este trabajo fue indagar sobre la manera en que los inmigrantes (chinos) recientes se insertan laboralmente en un lugar de destino (México), se consideró que los enfoques de «redes sociales» y «trayectorias laborales» eran perspectivas conceptuales apropiadas para orientar la investigación. La perspectiva de las redes sociales permite valorar y analizar los lazos sociales que conectan a las personas del mismo origen en el lugar de destino. Esas redes se entienden como «conjuntos de relaciones interpersonales que vinculan a los inmigrantes (...) con parientes, amigos o compatriotas, ya sea en el país de origen o en el de destino» (Arango, 2003:19). Con relación al mercado de trabajo, las redes sociales representan un elemento esencial, pues cumplen la función de facilitar la obtención de empleo, proporcionan contactos y recursos económicos, y otro tipo de apoyos durante el proceso de inserción en el país receptor, además de reducir las barreras socioculturales, del idioma y de la revalidación escolar o profesional (Dombois, 1997). En consecuencia, resulta imprescindible referirse a las redes sociales porque para los inmigrantes (chinos) son determinantes en su situación laboral. De los estudios sobre inmigración e integración económica surgió la línea de investigación sobre los nichos laborales, que centra su atención en observar cómo los inmigrantes de un mismo origen se concentran en un número limitado de ocupaciones o industrias formando «nichos» (Light, 1972; Waldinger, 1993; Kaplan y Li, 2006, entre otros). Las investigaciones sobre inmigrantes chinos y empleo se han alimentado de esta perspectiva y, principalmente, del concepto de enclave étnico que surge como un intento para categorizar las aglutinaciones de personas de origen extranjero en sociedades o localidades receptoras (Wilson y Portes, 1980; Sanders y Nee, 1987; Portes y Jensen, 1989; Min Zhou y Logan, 1989).


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De acuerdo con los principales exponentes de este concepto, el enclave va a definirse, en términos económicos y ocupacionales, como la concentración en un espacio físico (generalmente una zona metropolitana) de empresas étnicas que emplean una proporción significativa de trabajadores de la misma minoría o grupo étnico (Malgesini y Giménez, 2000). No obstante, se cuestiona si la perspectiva del enclave étnico como facilitador u obstructor del proceso de incorporación laboral de los inmigrantes es suficiente para continuar analizando la inmigración china en los países receptores ya que, en la actualidad, la localización del enclave chino, al menos en México, ya no puede encontrarse únicamente en la forma del chinatown o barrio chino. Se suma el hecho de que los chinos ya no tejen redes migratorias basadas únicamente en el parentesco, sino que muchas veces son las empresas globales chinas las que contratan a reclutadores para hacerse de empleados coétnicos (explicado por la expansión económica de China y también por el hecho de que entre paisanos se comparte una misma cultura del trabajo). La migración china ha iniciado así un proceso de deslocalización territorial en las zonas de recepción, pero también de fortalecimiento de sus redes sociales vinculadas a los procesos globales. El estudio de las migraciones chinas contemporáneas requiere fijar su atención en tres elementos: las redes sociales de los migrantes, sus características sociodemográficas (principalmente ocupacionales) y la organización laboral bajo el contexto de la globalización. En consecuencia, en la investigación se propuso utilizar un abordaje que pudiese dar cuenta del proceso de inserción laboral de los chinos residentes en México llegados en años recientes al país. Por ello, para este trabajo se propuso utilizar una herramienta teórico-metodológica que tiene su origen en la sociodemografía y los estudios de tipo longitudinal: la trayectoria laboral. Los estudios longitudinales se han usado en diversas disciplinas dentro de las ciencias sociales; sin embargo, tuvieron su origen en la sociodemografía con investigaciones insertas en temáticas como la familia y la reproducción, y los mercados laborales y las organizaciones (Rivera, 2012; Farrall, 2008; Pacheco y Blanco, 2002). En México, las investigaciones pioneras desarrolladas bajo este enfoque fueron las de Balán, Browning y Jelín (1977), y de Muñoz, de Oliveira y Stern (1977). Sus estudios se caracterizaron por examinar agregados de individuos y, particularmente, por hacer referencia al papel de las redes (en su caso, familiares) para la adaptación de los inmigrantes en las ciudades, así como por haber


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dado cuenta de las características demográficas de los grupos y sus miembros como condicionantes de la participación y ocupación laboral. Como afirma Acosta (2003), los estudios sociodemográficos sobre migración de corte longitudinal fueron un intento por relacionar distintos niveles de análisis y varias dimensiones de la actividad económica de los individuos. Además, estos trabajos tuvieron la firme intención de responder a la pregunta sobre cuáles eran los factores asociados a la ocurrencia de un evento a lo largo de un periodo y en la trayectoria vital de una persona (Holland, Thomson y Henderson, 2006). El principal aporte de las investigaciones antes citadas (y de las que le siguieron) fue iniciar una discusión sobre el papel que juegan tanto las redes como la reproducción social (observadas a través de las «estrategias de supervivencia») en la reproducción de la fuerza de trabajo y entre los diferentes miembros de una unidad social. En la actualidad, el análisis de las trayectorias laborales es un enfoque muy recurrido en los estudios sociodemográficos de la migración, pues tiene como objetivo recuperar el aspecto dinámico que caracteriza al fenómeno de la movilidad poblacional, además de encadenar eventos (como la ocupación o el desempleo) y transiciones (como el paso de un trabajo a otro o el cambio en la condición de actividad); aspectos que podrían ser compartidos entre los miembros de un grupo de inmigrantes (Gandini, 2015; Mancini, 2013). Complementariamente, las investigaciones que hacen uso de las trayectorias laborales pueden focalizarse en el análisis de las posiciones que las personas van ocupando en su trabajo a lo largo de sus vidas, y que permite vincular una mirada micro-social con procesos de carácter más general, como puede ser el fenómeno migratorio (Castronuovo, 2015).

Análisis de trayectorias y redes sociales de los inmigrantes chinos Para conocer de primera fuente la compleja realidad del proceso migratorio y laboral de los inmigrantes chinos que residen en México y que llegaron al país en años recientes, en las entrevistas realizadas con un grupo seleccionado de ellos, se indagó sobre tres aspectos relevantes: a) Las características demográficas del individuo (sexo, edad, escolaridad, estado civil, posición en el grupo familiar). b) Sus ocupaciones y transiciones laborales (número de trabajos, tiempo


Luisa llegó a la ciudad de Tijuana en el año 2008. Antes de su llegada tenía información sobre aspectos básicos de México porque sus padres habían inmigrado unas décadas atrás. Ellos habían estado trabajando en restaurantes chinos en Baja California mientras ella se criaba con sus abuelos en Enping, Guangdong, lugar del que son originarios. Al «hacerse mayor» y concluir los estudios técnicos, los padres de Luisa consideraron que había llegado el momento propicio para jubilarse (pues piensan que ya han envejecido) y que correspondía a Luisa salir de China y trabajar en el extranjero. Los trámites requeridos para la movilidad migratoria de Luisa estuvieron a cargo de sus padres, quienes ya tenían experiencia con la documentación necesaria para realizar la movilidad; además consideraron necesario dejarla instalada antes de su retorno a China. Ella aceptó emigrar porque considera que la situación laboral en su país es muy competida y los salarios muy bajos. Al igual que sus padres lo habían hecho, para Luisa resultaba familiar irse a vivir al extranjero durante la edad productiva para retornar en la vejez (en China los adultos mayores gozan de prestaciones sociales que en México son imposibles de alcanzar siendo un inmigrante chino): Antes en la ciudad de Enping no podías ganar mucho dinero y aquí [en Tijuana] ganas más. Y luego yo quiero. Bueno mi papá mandar la foto y yo pienso que es

Los nombres de los informantes han sido cambiados para preservar la identidad y privacidad de los entrevistados.

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Trayectorias laborales y redes sociales de nuevos inmigrantes

Trayectoria migratoria y laboral tradicional con fuertes vínculos familiares

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de permanencia en ellos, tipos de empleos). c) Las redes sociales más significativas al momento de conseguir empleo (familia, paisanos, amigos, conocidos, vecinos, empresa). El periodo de la trayectoria laboral (y por tanto del recorte biográfico en la entrevista con los inmigrantes chinos recientes) tuvo como punto de partida la llegada a México y como recorte final el empleo actual. Para este trabajo, del conjunto de entrevistas realizadas se eligieron tres historias que permiten ejemplificar diferentes trayectorias laborales y tipos de redes que caracterizan la diversidad de los casos.8


muy bonito. Pero cuando llegué (...) ¡ay no! (ríe). Bueno yo así pienso. [La gente regresa porque] Enping, mi ciudad, es muy chiquita, pero hay más servicios que aquí en Tijuana (...). Y aquí siempre se fue la agua, la luz. Pero está bien aquí, yo vivo aquí mucho tiempo... Pero hospital ocupa mucho dinero y mis papás tienen

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casa y salud allá (entrevista a Luisa, enero de 2018).

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Cuando llegó a México, obtuvo empleo como mesera y ayudante en un restaurante de una persona conocida. En ese lugar tuvo su primera inmersión de lleno al idioma español y a «los mexicanos» gracias a su contacto directo con los comensales del establecimiento. Su círculo más cercano fue la comunidad china conformada por los amigos de sus padres y por los compañeros del trabajo. Gracias a una amiga en común, posteriormente conoció a su esposo. Él es originario de la misma región en China y se ha empleado en el mismo sector laboral que ella en México, ya que siempre ha trabajado en restaurantes chinos como cocinero. Una vez unida conyugalmente, Luisa se embarazó al poco tiempo, por lo que decidió suspender su trabajo durante un año y dedicarse por completo a la maternidad. Como ocurre en la tradición de una buena parte de las mujeres trabajadoras chinas, una vez que el bebé crece, es enviado a China con sus abuelos hasta que tenga la edad suficiente para cuidarse solo o haya aprendido el idioma chino con soltura: Cuando mi bebé como seis o siete meses, mandé a mi hijo para China y mamá-papá me ayuda a cuidar. Entonces yo trabajo aquí (...) [Ahora] Tiene ocho años, ya está grande (...) Hablo con él cada semana con internet. Porque lunes a viernes mi hijo ir a la escuela, no hay tiempo (...) [Lo envié a China] porque mí quiero trabajo. Si hay trabajo, no hay gente o no hay familia que pueda cuidar mi hijo o en mi casa alguien para que yo me pueda ir al trabajo. Si quiero trabajo entonces mi hijo tengo que mandarlo (...) Ahorita un año o dos más y regreso para traer a mi hijo aquí para la escuela primaria. Quería antes, pero mi esposo dijo que mejor uno o dos años para que mi hijo pueda estudiar más chino allá (Entrevista a Luisa, enero de 2018).

En la actualidad, Luisa trabaja como cajera en un restaurante de comida china que tiene bastante éxito en Tijuana. Este trabajo lo consiguió hace seis años gracias a una oferta laboral que vio publicada en una de las redes sociales que sostiene el grupo étnico en internet (principalmente los grupos de «chinos en México» se comunican de manera virtual por qq y WeChat). Luisa fue directamente a


grupos de Tijuana. Si algún restaurante ocupa o solicitan algo van a salir en el qq del grupo. Ahorita tenemos WeChat de grupos de México. Ahí hay muchas cosas. Si quiere solicitar algo, vender algo, rentar algo, todo tiene (durante la entrevista, muestra en su teléfono celular los grupos a los que pertenece). Es como Facebook... Sí, solicitar gente y tenía que saber español... Me enteré por internet. [Pregunté:] ¿Ustedes solicitar cajera? Sí. Luego vine a trabajar (entrevista a Luisa, enero de 2018).

A sus 32 años, Luisa tiene planeado quedarse en México un tiempo considerable todavía y no ve su regreso a China como algo inminente. Sólo está a la espera de poder reunificarse con su hijo y que éste ingrese a la comunidad de chinos en Tijuana, como lo hizo ella y lo han hecho previamente otros inmigrantes chinos. El caso de Luisa nos ilustra sobre un tipo de trayectoria migratoria y laboral de corte tradicional, en que las redes familiares y de paisanaje tienen un papel fundamental, y el nicho laboral étnico que gira en torno a los servicios de alimentación en restaurantes de comida china es el espacio de trabajo que permite la reproducción de la cadena migratoria; aunque en la actualidad apoyada por nuevos y modernos recursos virtuales establecidos gracias a internet y a la telefonía móvil.

Trayectoria migratoria y laboral reconfiguradas con redes sociales en expansión Desde Guangzhou, la capital de Guangdong, Zheng decidió salir de China rumbo a América en el año 2011, acudió a un intermediario que le consiguió una visa de trabajo. Su plan inicial fue instalarse en Tijuana para posteriormente ingresar a Estados Unidos y reunificarse con sus padres y hermanas que residen en Nueva York. No tenía ningún conocido en México, salvo la red laboral del sector restaurantero de Baja California en Tijuana y Mexicali. Al ver cerradas sus posibilidades de emigrar legalmente a Estados Unidos y sentirse inconforme con su primer empleo en un restaurante chino, tomó la decisión de moverse al interior de México en busca de mejores ingresos. De Baja California

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¿Cómo conseguí? Antes, hace como siete años usábamos qq y ahí teníamos unos

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solicitar el empleo con la persona que sigue siendo su jefa, quien le dio trabajo inmediatamente:


se desplazó a Sonora, después se movió a San Luis Potosí y en seguida a Michoacán; entidades en las que se dedicó a trabajar como cajero en restaurantes chinos: Salí de China porque mi familia está en Estados Unidos. Estando en México es mucho fácil lograr estar con ellos... Vine de Cantón a México con una visa de permiso de trabajador que es poquito difícil, tardé cinco meses... Llegué a México por el aeropuerto de Tijuana porque es único avión que sale directo... Nadie de conocidos MIGRACIÓN y DESARROLLO

aquí. Nadie de ayuda. Primero solicité visa a Estados Unidos, pero embajada rechazó.

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Entonces busqué trabajo en Mexicali en restaurante chino. Ahí estuve en 2011, tres meses, y luego fui a San Luis Potosí, de cajero de restaurante... Un rato estuve en Michoacán para negocio con un amigo, como tres meses, pero no funcionó... Vengo a D.F. porque un amigo me daba trabajo» (entrevista a Zheng, junio de 2015).

A la Ciudad de México llegó en el año 2013. Gracias al periódico chino que se reparte entre la comunidad, se enteró de la existencia de la Iglesia Cristiana China de México. Esa iglesia fue la primera red fuerte a la que pudo pertenecer y gracias a ella dar un giro a su ocupación en un empleo más acorde con su calificación y nivel de instrucción escolar (estudios universitarios). En 2018 se dedicaba a la importación de productos, principalmente juguetes fabricados en China, y era también administrador de una sucursal en ese giro comercial. A pesar de tener la intención de ser sólo un migrante temporal en México, Zheng decidió quedarse en el país cuando consiguió un mejor empleo, a la par que sus redes sociales comenzaron a ampliarse, y su aspiración inicial de obtener una residencia estadounidense se vio frustrada. La decisión de radicar en México se fortaleció en 2015 cuando contrajo matrimonio con Alba, una joven china de 29 años, y tras el nacimiento del hijo de ambos. Actualmente, los tres viven en la Ciudad de México, y en 2017 pudieron visitar a sus familiares en Nueva York. El caso de Zheng ejemplifica un tipo de trayectoria, tanto migratoria como laboral, que fue modificándose respecto al proyecto original. En el proyecto migratorio inicial, las redes de parentesco del grupo familiar de origen (progenitores y hermanas) motivaron la movilidad de China a América, pretendiendo utilizar la ciudad de Tijuana como lugar de arribo temporal y puente hacia Estados Unidos. Sus estudios universitarios, un buen manejo de idiomas y su condición urbana facilitaron la movilidad de Zheng al interior de México, apoyada por exiguas redes de amigos.


Originario de Wuhan, Hubei, Simón estudió Ingeniería Eléctrica y Automatización en la Universidad de Correos y Telecomunicaciones de Nanjing —centro universitario que se encuentra bajo la jurisdicción directa del Ministerio de Industria y Tecnología de la Información de China. En una feria de empleo organizada por la misma Universidad y por un grupo de empresas, se enteró de diversas ofertas laborales en el extranjero. Su «espíritu de trotamundos» lo llevó a decantarse por América Latina y pensó que México era un buen destino, particularmente por su cercanía con Estados Unidos. Firmó su contrato de trabajo en China y la empresa de telecomunicaciones que lo empleó se encargó de gestionar su movilidad al extranjero. En el año 2012 ingresó a México vía Tijuana como punto de escala para llegar a la Ciudad de México, destino en el que vivió un par de años. Los fines de semana pasaba tiempo en el Barrio Chino de la Ciudad de México y dibujaba hànzì en tinta china o iba a la Biblioteca Central de la unam a leer. En la entrevista —realizada en idioma inglés— expresó que le gustaba México porque considera que «la vida es más relajada y las personas son muy amables»: I am an engineer and I work in Bolivar Street. Our clients are tv Azteca television and so on... For me, the life of Mexico is very good, and I like Mexico very much, especially the food and the arts. So far, Spanish is the most difficult thing for me, and I have to learn it well. I met a lot of Mexico people who are very enthusiastic (entrevista a Simón, octubre de 2015).

La emigración internacional de Simón y sus otros compañeros de trabajo también originarios de China, está completamente vinculada a las empresas

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Trayectoria laboral y migratoria flexible orientada por redes empresariales

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Tres acontecimientos marcaron el cambio de rumbo respecto al plan migratorio y laboral originales: la dificultad para ingresar a Estados Unidos, destino inicialmente pretendido; la identificación de una red coétnica consolidada (conformada por un grupo religioso) y su plena incorporación a la misma, lo cual le permitió obtener un empleo más satisfactorio y acorde con sus aspiraciones, y el establecimiento de su propia familia en México derivada del matrimonio y la paternidad.


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chinas transnacionales. Pertenece a un grupo de migrantes calificados que manejan múltiples idiomas y no tienen inconveniente en moverse alrededor del mundo. De este modo, su estancia en México resultó muy corta, pues consiguió un mejor empleo en Colombia con la empresa Fiberhome (proveedora líder en la fabricación de productos y soluciones en tecnología y telecomunicaciones, así como principal empresa de alta tecnología afiliada directamente a la Comisión de Supervisión y Administración de Activos Estatales del Consejo del Estado chino). Por ello, tuvo que trasladarse a Bogotá en 2014, lugar donde aprende y mejora su español. En el año 2018, a sus 29 años, Simón estaba realizando un tercer proceso migratorio internacional puesto que Huawei-Dominicana lo contrató como gerente de cuenta. No tiene claro cuánto tiempo estará viviendo en Santo Domingo, pero se siente emocionado por seguir conociendo la región y obtener mejores condiciones laborales. La trayectoria migratoria y laboral de Simón es muy flexible, similar a la de otros trabajadores globales altamente calificados del siglo xxi, cuyas redes de relaciones sociales no se limitan al parentesco o al paisanaje, sino que están estrechamente vinculadas con su formación profesional y las empresas en que laboran; empresas que se hacen cargo de gestionar lo necesario para su movilidad al exterior de China y alrededor del mundo.

Reflexiones finales Las transformaciones económicas y políticas que han llevado a China a convertirse en una potencia mundial, han tenido una fuerte influencia en su movilidad interna e internacional. De acuerdo con varios autores (Van Mol, 2008; Nyíri, 2005; Laczko, 2003), las razones por las que en años recientes se ha incrementado el número de emigrantes chinos en el extranjero están relacionadas con la reestructuración económica, las reformas a las leyes de migración y la integración de China a la omc. Así, la intensificación de los flujos migratorios internacionales chinos se asocia con factores políticos y económicos que se entretejen para alentar las salidas desde aquel país. Paralelamente, la inserción de los chinos en las comunidades del exterior va a ser facilitada por redes de relaciones sociales que están produciendo nuevas formas organizativas y que se dan bajo el contexto de la globalización, tanto las


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que establecen los individuos acudiendo a las ventajas que proporcionan las comunicaciones en la era de internet y de la telefonía móvil, como las que generan las grandes empresas transnacionales. En primera instancia, la investigación realizada permitió observar que la población inmigrante china en México no suele insertarse en el mercado laboral local o en la estructura de oportunidades laborales del destino sino que, gracias al colectivo, tiene la capacidad de generar su propia dinámica de oferta y demanda de trabajo. Las redes sociales étnicas, además, se posicionan como un recurso y un medio primario para el nuevo inmigrante. De igual modo, se convierten en una estrategia para insertarse en el mundo laboral. El análisis de las trayectorias migratorias y laborales de los nuevos inmigrantes chinos en México, por una parte, permite apreciar la nueva situación y la pujante posición de China en el mundo contemporáneo; por otra, posibilita entender la diversidad de condiciones en las que ocurre la emigración internacional de la población china en la actualidad. La solidez de las redes familiares y de paisanaje, así como la consolidación de nichos laborales ubicados en servicios estratégicos (en concreto restaurantes étnicos) y en el comercio, continúan proporcionando oportunidades de empleo y sustentando cadenas migratorias tradicionales, reproducidas generacionalmente (como ocurre con Luisa y su familia). Pero los emigrantes chinos del siglo xxi también provienen de sectores altamente calificados que la economía global demanda a modernas industrias de alta tecnología (high tech) ubicadas en diversos sectores (informática, aeronaútica, telecomunicaciones, entre otras) y en múltiples países. Para estos trabajadores, las redes se extienden del conjunto familiar y del grupo étnico al sector empresarial, y se localizan en diferentes partes del mundo (como ilustra la trayectoria de Simón). Como ha ocurrido en otros países que han transitado de una economía socialista a una economía de mercado, en China el Estado ha facilitado la salida de sus ciudadanos al extranjero, reformando sus estrictas leyes migratorias. Sin embargo, entre los emigrantes chinos hay notorias diferencias asociadas con las desigualdades económicas y sociales propias del país de origen, que restringen o amplían sus oportunidades en el exterior. Si bien los vínculos familiares y las redes de paisanos pueden apoyar la emigración, las redes empresariales y los vínculos globales marcan diferencias sustantivas en los procesos migratorios y las trayectorias laborales de los individuos.


En futuras investigaciones será de interés ampliar el estudio de las trayectorias laborales y establecer comparaciones por género, por tamaño de localidad de origen y de destino (rural, urbana o metropolitana), por sector de ocupación y por país o países de residencia.

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Orientaciones actuales de la política migratoria con una visión desde el Sur global Current orientations of the migratory policy with a vision from the global South Arturo Nieto Mendoza*

issn impreso 1870 -7599 | issn red cómputo 2448 -7783 | 107-131

Abstract. Current trends in migratory policies can be summarized as: a) accessible borders

and human rights, which puts at the center that set of guarantees based on human dignity; b) restrictive borders of control and securitization, which focuses on a tight control of borders, putting migration on the security agenda; and c) expanded borders and outsourcing, which refer to the policies that the countries of destination implement, abdicating their responsibility and exerting asymmetric pressure towards the countries of origin and transit with the intention of influencing migration flows. In addition, it offers a perspective of how to understand policies with a perspective on migration from the global South. Keywords: migration policy, global South, border control, externalization, migrant rights.

* Mexicano. Maestro en Gobierno y Asuntos Públicos y doctorante en el Programa de Ciencias Políticas y Sociales de la unam. Correo-e: nietoarturo@politicas.unam.mx

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Resumen. Actualmente, las políticas migratorias tienen tres orientaciones: a) de fronteras accesibles y derechos humanos, que ponen en el centro ese conjunto de garantías sustentadas en la dignidad humana; b) de fronteras restrictivas de control y securitización, enfocadas hacia un control férreo de las fronteras y que incluyen a la migración en la agenda de seguridad; y c) de fronteras expandidas y externalización, con respecto a las políticas que implementan los países de destino dejando de lado su responsabilidad y ejerciendo una presión asimétrica hacia países de origen y tránsito con la intención de influir en los flujos migratorios. El artículo expone, además, una visión de cómo entender las políticas con una perspectiva desde el Sur global para las migraciones. Palabras clave: política migratoria, Sur global, control fronterizo, externalización, derechos de migrantes.

MIGRACIÓN y DESARROLLO

recibido 17/01/19 | aceptado 02 /03/19


MIGRACIÓN y DESARROLLO

Introducción

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La migración no debería entenderse desde una perspectiva estática, lineal o uniforme, pues responde a diferentes factores (económicos, políticos, sociales, demográficos y culturales), lo que conlleva a una reconfiguración en el tiempo. Ejemplo de ello es que «hoy vemos cómo muchos países que sólo se caracterizaban por enviar, emitir o desalojar a sus ciudadanos/as hacia otros países, se convierten en receptores de migrantes internacionales y transcontinentales» (Mora, 2013:14). En consecuencia, las políticas migratorias se transforman en el tiempo más allá de una posición política o económica. En las últimas décadas, los Estados han buscado influir sobre los flujos migratorios, dependiendo de sus intereses, al incentivar o desincentivar la migración de personas, al atraer talento o al exportarlo; y con el tiempo, han vuelto más restrictiva y selectiva la entrada de migrantes y posibles solicitantes de refugio a su territorio. Pero, «existe una contradicción manifiesta entre las necesidades que los países desarrollados tienen de población migrante, para contribuir a su crecimiento económico y al rejuvenecimiento de su población, y el tono restrictivo con el que tradicionalmente han regulado los flujos migratorios» (Alonso, 2011:43). Dicha contradicción se expresa en las políticas migratorias de los Estados, de ahí que este trabajo busque responder ¿qué orientaciones de política migratoria predominan en el contexto migratorio actual?, ¿cómo impactan estas políticas en el Sur global?

La política migratoria En la política migratoria como «en ningún otro ámbito de acción del Estado se definen los contornos y el contenido sustantivo de la democracia, y es que los migrantes tensionan la promesa de un régimen basado en el acceso igualitario a los derechos para los habitantes de un territorio» (Thayer, 2016:2). De ese modo, los migrantes exigen un espacio, visibilidad y respeto a sus derechos humanos en una democracia que no debería excluirlos, marginarlos o criminalizarlos. La Corte Interamericana de Derechos Humanos (cidh, 2003) define la política migratoria de un Estado: «Constituida por todo acto, medida u omisión institucional (leyes, decretos, resoluciones, directrices, actos administrativos,


Los gobiernos son responsables de promulgar políticas que en última instancia determinen quién ingresa y quién no. Determinan los criterios por los cuales las entradas potenciales serán aceptadas o rechazadas. Además, los Estados son respon-

Orientaciones actuales de la política migratoria

etcétera) que versa sobre la entrada, salida o permanencia de población nacional o extranjera dentro de su territorio» (2003). Las políticas migratorias tienen que ver con las decisiones públicas y los cursos de acción que toma una autoridad con una orientación determinada acerca de inmigración, emigración y tránsito de personas. En efecto, el instrumento primordial de los gobiernos es la formulación e implementación de políticas migratorias que actúan en forma específica sobre las tendencias de ciertos flujos de población, sus consecuencias o algunas de sus causas inmediatas (Mármora, 2002). No obstante, el alcance es limitado, pues no se modifican las causas estructurales que definen los principales movimientos migratorios. En ese sentido, Peter Kivisto y Thomas Faist exponen:

sables de hacer cumplir las leyes de inmigración, lo que incluye tratar con personas que ingresan a países sin permiso legal para hacerlo. Cuando se resume de manera configuración de los flujos de inmigración (2010:195).

Por tanto, el papel de los Estados sigue siendo fundamental en la formulación e implementación de la política migratoria; sin embargo, ha dejado de ser el único actor clave para la definición, aplicación y evaluación de las políticas en materia migratoria, pues se han incorporado actores relevantes en su formulación y ejecución que van cobrando mayor influencia. Además, la migración se transforma: «La denominada migración transitoria ha ganado importancia en lo que va del presente siglo, así como los movimientos migratorios circulares y, muy particularmente, las migraciones temporales» (Mora, 2013:14). Por tanto, la modalidad de una política migratoria corresponde al modo en que ésta se presenta, entre las que resaltan las siguientes: Políticas programáticas y coyunturales. Se diferencian, básicamente, por el planteo que adopta la respuesta institucional frente al fenómeno migratorio. Si la respuesta se da en el contexto de un proyecto político, económico o social, se trata de políticas programáticas. Si la respuesta es una reacción a la presión migratoria del momento, corresponde entonces a políticas coyunturales.

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tan sucinta, está claro que los Estados desempeñan un papel importante en la


Políticas explícitas o implícitas. Cuando la institucionalización de una política migratoria se formaliza en cuanto a sus objetivos y acciones a través del discurso oficial o de la legislación pertinente, se trata de una política migratoria explícita. La carencia de esta formalización implica que las medidas asumidas se basan en concepciones implícitas de los objetivos de las políticas migratorias vigentes y que, de ninguna manera, determinan su no existencia. En algunos casos se puede observar que existen políticas generales explícitamente formuladas, pero que en la práctica MIGRACIÓN y DESARROLLO

se traducen en acciones no coincidentes con los objetivos enunciados debido a que

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en la aplicación se ejecutan políticas implícitas de signo contrario (Mármora, 2002:84 - 88).

La falta de una consistencia entre la política y la gestión migratoria trae consigo resultados imprevistos. Al respecto, Lelio Mármora (2002) expone que una política definida como explícitamente abierta en el discurso y en la legislación general, pero cerrada y restrictiva en la gestión migratoria cotidiana, puede producir una masa de inmigrantes ilegales, atraídos por una apelación que luego en la realidad no se concreta. Por ello, las luchas desde la sociedad civil y las intencionalidades de las políticas son clave, las dinámicas migratorias diferirán si la finalidad es de retención (evitar la salida del país de origen), promoción (incentivar la salida o permanencia), regulación (restricción o conducción de flujos), recuperación (repatriación) e incorporación (adecuada inserción) (Mármora, 2002). En opinión de Mathias Czaika y Hein de Haas (2013), las políticas de migración se establecen con el fin de afectar el comportamiento de una población objetivo (es decir, potenciales migrantes) en una dirección deseada. Consideran que muchas políticas no suelen ser vistas como políticas de migración; sin embargo, influyen en la migración y en ciertos casos sus efectos pueden ser mayores que los de las políticas de inmigración selectivas. Los ejemplos incluyen el mercado laboral, la macroeconomía, el sector militar, el ámbito de bienestar y ayuda. Entonces, las políticas migratorias implementadas por los Estados son solamente una parte de la acción estatal que influye sobre los flujos migratorios de forma directa, dado que otro tipo de políticas puede favorecer o desincentivar la migración o tránsito en un país. Esto lleva a tener un objetivo claro para su formulación junto con una visión amplia del accionar gubernamental en sus diferentes esferas de acción.


Figura 1 Orientaciones predominantes de la política migratoria Fronteras expandidas y externalización migratoria

Políticas migratorias Fronteras accesibles y derechos humanos

Fronteras restrictivas de control y securitización

Fuente: elaboración propia.

Orientación de fronteras accesibles y derechos humanos Durante y posterior a la Guerra Fría, los derechos humanos, cuya protección está estrechamente vinculada al proceso de democracia, se reconocieron como un asunto internacional mediante el establecimiento de normas universales y mecanismos para mantenerlas. Así, mientras que plantear el tema de los derechos humanos en un Estado soberano alguna vez se consideró una interferencia en sus asuntos internos, hoy la comunidad internacional ha aceptado que la promoción de los derechos del individuo es una de las tareas de la Organización de las Naciones Unidas (Boutros-Ghali, 1995). La Declaración Universal de los Derechos Humanos señala lo siguiente: 1. Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado. 2 . Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso el propio, y a regresar a su país.

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Existen en la actualidad dos orientaciones dominantes en la política migratoria y una tercera va adquiriendo gran fuerza; la primera se vincula con una política de respeto a los derechos humanos; la segunda, con políticas hacia el control y la securitización; y una tercera la constituyen las políticas de externalización (como se muestra a continuación).

Orientaciones actuales de la política migratoria

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Antoine Pécoud y Paul de Guchteneire advierten que «la emigración y la inmigración están inextricablemente vinculadas entre sí, y en cierto modo la Declaración Universal de Derechos Humanos se ha quedado a medio camino en su reconocimiento del derecho a circular» (2008:23). El derecho de inmigrar se queda vacío frente a la facultad de los Estados de controlar el ingreso, la residencia y salida de migrantes. En nuestros tiempos, la movilidad humana se ha convertido en un fenómeno más global y frecuente, pero las distinciones clásicas sobre la migración, voluntaria o forzosa, regular o irregular, temporal, estacional, a largo plazo o permanente, son menos claras. Esto hace que sea mucho más convincente el argumento de que los derechos de todos los migrantes deben abordarse de manera integral, independientemente de los motivos para migrar (oit, 2015). La finalidad de los derechos humanos es proteger a las personas migrantes, como a cualquier otra persona, «de los abusos de parte de los Estados e interferencias de sus derechos. Los derechos humanos, por ejemplo, no se basan en la nacionalidad sino en la individualidad, y protegen tanto a los nacionales como a los migrantes» (Pécoud y De Guchteneire, 2008:36). Los Estados suscriben instrumentos de derechos humanos1 y se comprometen no sólo a garantizar la seguridad física de toda persona dentro de su territorio, sino a integrarlas en actividades económicas y culturales, lo que da lugar a una serie de derechos inmanentes. En ese sentido, la cidh (2003) explica que los Estados pueden establecer mecanismos de control de ingreso a su territorio y salida de él con respecto a personas que no sean nacionales, siempre que dichas políticas sean compatibles con las normas de protección de los derechos humanos. En efecto, si bien los Estados guardan un ámbito de discrecionalidad al determinar sus políticas migratorias, los objetivos perseguidos por las mismas deben respetar los derechos humanos de las personas migrantes. Pese a lo anterior, «los derechos humanos aparecen restringidos de facto a la ciudadanía nacional. Esto se manifiesta en el hecho de que la emigración aparece en la arena internacional como un tema de derechos humanos; mientras que la inmigración es considerada un asunto de soberanía nacional» (Delgado Hinostroza, 2013:93). Esa es una barrera para que las personas puedan ejercer su derecho humano a circular y a elegir su destino o residencia libremente. Según la cidh, tales instrumentos son un conjunto de pactos, declaraciones, protocolos y convenciones donde se encuentran reconocidos los derechos humanos. Estos instrumentos han sido en su mayoría aceptados e incorporados por los Estados en sus normas internas y constituciones. Cabe aclarar que están por encima del poder estatal y, por lo tanto, los países tienen la obligación de cumplirlos. 1


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Alejandro Canales expresa que «la invisibilidad del aporte de los inmigrantes, de muchos de los costos y beneficios de la migración, así como de sus causas estructurales, redunda en una grave distorsión en el análisis y políticas orientados a la defensa y respeto de los derechos humanos y laborales de los inmigrantes» (2015:32). Muestra de ello son los migrantes en tránsito o en situación irregular que siguen sin ser valorados por ciertos Estados como agentes de derechos (Casillas, 2018), pues en primera instancia son invisibilizados e incluso criminalizados al juzgarlos sujetos vacíos de derechos al no tener una entrada por los canales institucionales a otra nación. Es preciso tener en cuenta que la violación a los derechos humanos de los migrantes es una situación aún más grave para los indocumentados o en situación irregular, dado que se potencia el grado de vulnerabilidad ocasionado por la inseguridad que enfrentan o por la corrupción y la impunidad. Y, «además esa exposición no depende solamente de las leyes, sino también de factores —económicos, culturales y de política migratoria— que van desde las condiciones generales del país y las localidades» (Bobes, 2018:88). Habría que sumar los obstáculos a que deben hacer frente los migrantes sin documentación en situación irregular para regresar a sus Estados de origen. De igual modo, el desprecio por el migrante ilegal está inspirado en el temor irracional a perder el bienestar, en el nacionalismo, el racismo o en el más básico temor a la diferencia cultural; es una producción social sostenida en la ignorancia con relación a las consecuencias que tienen los flujos migratorios para las sociedades receptoras (Thayer, 2016). Según el peso específico de los derechos de los migrantes, Cecilia Bobes explica: «El derecho a la vida y la integridad personal —el más básico de todos que incluye el derecho a la dignidad, a no ser objeto de tortura ni tratos crueles, a no ser víctima de trata de personas, ni de detención arbitraria, etcétera» (2018:87). Por su parte, Luis Díaz Müller indica que los principales derechos humanos que los migrantes ven afectados son, «en primer lugar, la dignidad humana; segundo, la discriminación; en tercero, el racismo; en cuarto, la violencia y la pobreza; y quinto, los derechos sociales, salud, educación, vivienda, por citar sólo algunos» (2003:144). Además, se enfrentan a situaciones de vulnerabilidad y violación a derechos que rebasan el ámbito jurídico, de acuerdo con lo expuesto por Jorge Schiavon y Gabriela Díaz Prieto:


1. Falta de acceso a la justicia a víctimas o testigos de un delito. No sólo deben

contar con información relativa a sus derechos, sino los mecanismos para hacerlos valer, el nombre de la autoridad a la cual hacerle el reclamo, su ubicación, los tiempos que disponen para llevarlos a cabo, entre otros. En segundo lugar, se requiere de una asesoría jurídica de calidad; así como el tiempo y el dinero para sufragar los costos legales. 2 . Debido proceso. En muchos casos los agentes migratorios no se identifican

MIGRACIÓN y DESARROLLO

apropiadamente y no informan a los migrantes de sus derechos, los cuales incluyen ser notificados de los mecanismos de denuncia y de protección de sus consulados e instancias de apoyo nacional e internacional. Resulta indispensable llevar a cabo una entrevista en su idioma materno para explorar situaciones de trata, temor fundado de regresar al país de origen (solicitantes de asilo) y la posibilidad de legal estancia o regularización. 3. Secuestro y extorsión por parte del crimen organizado. Los integrantes de

las bandas delictivas torturan a los migrantes para conseguir teléfonos de sus familiares a quienes piden un rescate; si no lo obtienen los asesinan, desaparecen o los integran a las filas de la banda delincuencial (2011:20 -21).

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Concerniente a los trabajadores migratorios, el Estado está obligado a garantizar el derecho a la igualdad y no discriminación, que comprende contar con políticas y legislación que los proteja frente a las relaciones laborales establecidas con empresas privadas o con el Estado, que actúa como empleador. De esa manera, la orientación de las políticas de respeto a los derechos humanos de las personas migrantes debe asegurarse de la promoción y protección de todos los derechos humanos, civiles, políticos, económicos, sociales y culturales, incluido el derecho al desarrollo. Los Estados tienen una tarea permanente de garantizar el ejercicio y goce de sus derechos a toda persona migrante (cualquiera que sea su condición jurídica) que se encuentre bajo su jurisdicción, sin discriminación alguna por su regular o irregular estancia, nacionalidad, raza, género o alguna otra causa. Ante las violaciones ya materializadas de derechos humanos de las personas migrantes, se debe atacar la impunidad para que no se repitan y luchar contra los factores culturales que justifican estos hechos, o la falta de acceso a las estructuras de justicia o impedimentos normativos.


Peter Kivisto y Thomas Faist señalan que los precursores de elementos de control, como el sistema moderno de pasaportes, se remontan hasta el antiguo Egipto y el Imperio romano, aunque viajar a través de las fronteras sucedía con relativa informalidad y facilidad. El moderno sistema de pasaportes se dio con Luis xiv quien requirió papeles de identificación para todos los individuos que buscaran salir o entrar a Francia. El pasaporte reforzó la distinción entre ciudadanos y no ciudadanos, al mismo tiempo que sirvió para mejorar las capacidades de vigilancia de los Estados. 2

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La formación y la evolución de los Estados modernos y el control de las migraciones se han construido paralelamente. Antes del siglo xviii las fronteras no estaban sujetas a una gestión generalizada y sistemática. Los Estados aún no habían instaurado los sistemas formales de control fronterizo altamente burocratizados que se convirtieron en un rasgo característico del mundo contemporáneo (Kivisto y Faist, 2010).2 En esa línea, Saskia Sassen (2013) explica que la categoría de inmigrante era construida de forma diferente a la actual porque la cuestión de control fronterizo no tenía un carácter central para la soberanía estatal como después de la Primera Guerra Mundial. Dicha centralidad emerge en parte como función del desarrollo de la capacidad del Estado para controlar plenamente sus fronteras y su territorio. Así, en pleno siglo xxi, «el control de la inmigración se ha convertido en una importante cuestión política. La mayoría de los Estados receptores están sumamente preocupados por la porosidad percibida de sus fronteras a los flujos de migrantes indocumentados y están arbitrando nuevas medidas para vigilarlas» (Pécoud y De Guchteneire, 2008:15). Éste ha sido un proceso de construcción de barreras selectivas a la migración que ha evolucionado y ha propiciado un ambiente más restrictivo para la migración no calificada. Además, existen diferentes justificaciones para el control de fronteras enmarcadas en el temor a que esas personas migrantes transporten armas, drogas u enfermedades peligrosas no controladas; a que sean personas que rompan con los valores y la identidad cultural de la sociedad nativa; y que puedan formar parte del crimen organizado o del terrorismo. Por ello, «los gobiernos recurren cada vez más a las nuevas tecnologías para controlar sus fronteras y adoptan medidas más innovadoras para identificar a los migrantes indocumentados que se han introducido en sus territorios; al mismo tiempo, los Estados receptores tratan de alentar a los países de emigración y de tránsito a cooperar» (Pécoud y De Guchteneire, 2008:15).

Orientaciones actuales de la política migratoria

Orientación de fronteras restrictivas de control y securitización


Sin embargo, los controles externos no han sido suficientes para impedir el ingreso de personas migrantes, por lo que se incorporan las medidas internas con la intención de detectar a los migrantes indocumentados que han entrado en el país. Con frecuencia se prevén controles en el lugar de trabajo y el acceso de los migrantes indocumentados a los servicios sociales (Pécoud y De Guchteneire, 2008) hasta llegar a los propios domicilios. En opinión de Rens van Munster:

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La ilegalización de los indocumentados, entonces, ha hecho posible que la inmigración indocumentada sea identificada, categorizada y gestionada como una población peligrosa. Con el indocumentado o la ilegalidad como elemento definitorio de su individualidad, los inmigrantes mal documentados son tratados de manera homogénea a pesar de que sus motivos, historias de vida y circunstancias pueden variar ampliamente (2009:31).

Este proceso de ilegalización del migrante exacerba la xenofobia y el distanciamiento del migrante de una sociedad receptora.

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Securitización de la migración El concepto de securitización se incorporó a la literatura con el trabajo de Ole Wæver (1995, 1998) en el que definió la seguridad como un «acto de habla», mientras que la securitización se refiere a esa forma de representación lingüística que posicionó un problema particular como una amenaza existencial. El lenguaje es el que posiciona a actores (migrantes) o problemas específicos (flujos migratorios no controlados) como amenaza para una comunidad política. Por su parte, Thierry Balzacq brinda una definición más amplia de la securitización: Un conjunto articulado de prácticas en las que los artefactos heurísticos (metáforas, herramientas políticas, repertorios de imágenes, analogías, estereotipos, emociones, etcétera) son movilizados contextualmente por un actor securitizador, cuyo objetivo es incitar a un público a construir una red coherente de repercusiones (sentimientos, sensaciones, pensamientos e intuiciones), en torno a la vulnerabilidad crítica de un objeto de referencia, que está de acuerdo con las razones del actor securitizador en sus elecciones y acciones, confiriendo al sujeto de referencia un aura de naturaleza amenazante sin precedentes hasta el punto de que se deba poner en marcha de inmediato una política personalizada a fin de bloquear su desarrollo (2011:3).


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La teoría de la securitización expone que es un acto de habla; es decir, conduce los problemas que tradicionalmente no serían temas de seguridad, como la migración, hacia la agenda de seguridad y permite que se tomen medidas extraordinarias. La Escuela de Copenhague 3 es la más influyente en este tópico y se caracteriza por el rompimiento con un concepto básico de seguridad, en un contexto militar en defensa del Estado y como único actor, por uno nuevo que se compone de una agenda más amplia y al menos cuatro categorías adicionales: soberanía nacional (seguridad política), economías nacionales (seguridad económica), identidades colectivas (seguridad social) y especies y hábitats (seguridad ambiental) (Emmers, 2011). Esta escuela también contribuye a profundizar los estudios de seguridad al incluir a actores que no sean parte del Estado (Does, 2013); estableció un espectro a lo largo del cual se pueden clasificar los asuntos públicos, que van desde los no politizados, los politizados y los actos de securitización (véase cuadro 1). Cuadro 1 Espectro de la securitización Politizado

Securitizado

El Estado no hace frente al problema.

El problema enmarcado como El problema se maneja dentro una cuestión de seguridad a tradel sistema político estándar. vés de un acto de secutirización.

El tema no está incluido en el debate público.

Es parte de la política pública que requiere de la decisión del gobierno y la asignación de recursos o más raramente, alguna forma de gobernanza comunitaria (Buzan, Wæver y De Wilde, 1998:23).

Un actor de seguridad articula un tema ya politizado como una amenza existencial para un objeto referente.

Fuente: Emmers (2011:138).

Al afirmar que un objeto referente está amenazado en su existencia, un actor de securitización reclama el derecho a medidas no ordinarias en aras de asegurar La Escuela de Copenhague, que surgió del Instituto de Investigación de Conflictos y Paz de Copenhague, encuentra sus raíces académicas en el libro de 1983 de Barry Buzan, Gente, Estados y miedo: el problema de la seguridad nacional en las relaciones internacionales. La escuela ha aportado varios conceptos al campo de los estudios de seguridad, sobre todo los de titulización y desecuritización. Mientras Ole Wæver formuló el concepto de titulización por primera vez a mediados de la década de 1990 (Wæver, 1995), Buzan, Wæver y De Wilde lo abordaron con mayor detalle en el libro Seguridad: un nuevo marco de análisis en 1998. 3

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No politizado


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la supervivencia de dicho objeto. El problema se extrae de la esfera de la política normal y es atendido con disposiciones extraordinarias; cabe aclarar que puede abordarse rápidamente y sin las reglas (legales) y regulaciones normales (democráticas) de la formulación de políticas para su atención. La relevancia del marco de securitización es evidente en el caso de los inmigrantes y los solicitantes de asilo, el lenguaje utilizado al caracterizar a estas personas se plantea como una «amenaza» (a través del despliegue militar o el ajuste de los controles fronterizos) que son característicos de las prácticas tradicionales de seguridad (McDonald, 2008). Así, se justifican las medidas de emergencia y la suspensión de las reglas normales por un estado de excepción que paradójicamente se normaliza para esas personas. A pesar de ser una contribución innovadora, Matt McDonald hace una de las críticas más importantes a la teoría de la securitización: La securitización tiene un marco estrecho en tres sentidos: primero, la forma de actuar que construye la seguridad es definida de forma limitada, con el foco en el discurso de los actores dominantes; en segundo lugar, el contexto del acto se define de manera

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limitada, con el foco sólo en el momento de intervención; finalmente, la naturaleza del acto se define únicamente en términos de la designación de amenazas (2008:1).

Es decir, la securitización, desde la Escuela de Copenhague, se ha centrado en el habla y se ha apartado de la realidad, además de verse como una abreviatura en la construcción de una agenda de seguridad funcional para los Estados. En opinión de Sassen, «el control de las fronteras sigue siendo el mecanismo básico para regular la inmigración» (2013:202). No obstante, esto ha cambiado, los Estados buscan el control de la migración más allá de sus fronteras físicas, antes de que los migrantes y los posibles solicitantes de refugio lleguen a ellas. Tal situación conduce a nuevos mecanismos del control fronterizo que trascienden las fronteras tradicionales y que fijan nuevos objetivos con el propósito de incidir en las decisiones de política migratoria de los países vecinos y abrir el camino de las políticas de externalización.

Orientación de fronteras expandidas y externalización migratoria Los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra el World Trade Center, en Nueva York, y el Pentágono, motivaron un viraje en la política migratoria en


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Estados Unidos y en gran parte de los países receptores de migrantes (Martínez, 2008). Dichos acontecimientos demostraron que, lejos de estar debilitados por la creciente globalización, los Estados definen y aplican las políticas que estiman convenientes. Sin embargo, es evidente que la migración no puede gobernarse exclusivamente a partir de lo que ocurre al interior del territorio (Meyers y Papademetriou, 2002); el control de las propias fronteras es insuficiente y se reconoce la necesidad de ir más allá de las fronteras para contener la migración a través de diferentes mecanismos. Después de estos acontecimientos, las medidas adoptadas por algunos Estados para apuntalar los controles fronterizos y con un cambio más restrictivo en las políticas migratorias dejaron a un lado las que a su consideración eran políticas laxas que habían dejado a las poblaciones nacionales vulnerables frente a peligros externos como la amenaza del terrorismo, a la que se sumaron con el tiempo el narcotráfico y la delincuencia organizada con la trata de personas. De ese modo, se identificó una amenaza desde fuera del territorio y particularmente se afectó a los inmigrantes al reconocerlos como un posible peligro para la seguridad nacional, más aún si estas personas no se podían identificar con un documento oficial o entraban en condiciones de ilegalidad. Al respecto, Christina Boswell apunta que se «proporcionó una oportunidad para que los gobiernos, los políticos y los medios de comunicación correlacionen el terrorismo con la inmigración. Los inmigrantes se consideraron una amenaza para la seguridad, legitimando la introducción de medidas más draconianas para restringir y controlar la migración» (citada por Givens, Freeman y Leal, 2009:93). En consecuencia, se reforzó el argumento que legitima la externalización de las políticas migratorias a fin de salvaguardar la seguridad nacional, por lo que el derecho a migrar forma parte de la estructura de competencias soberanas, exclusivas y excluyentes, de los Estados. En esa coyuntura surgió la idea de la dimensión externa de la política de inmigración, también definida como «externalización», «extraterritorialización» o «delegación» del control migratorio hacia terceros países (Gabrielli, 2017). Por su parte, Stock, Üstübici y Schultz consideran la externalización como «la extensión de los controles fronterizos y migratorios más allá de las llamadas ‹naciones receptoras de migrantes› en el Norte global y hacia países vecinos o estados emisores en el Sur global» (2019:1). En tanto, para Gloria Naranjo Giraldo la idea de la externalización de las políticas migratorias se caracteriza por


el hecho de que Estados receptores de migrantes implementan políticas de gestión de flujos migratorios fuera de sus propias fronteras. Esta estrategia implica la directa o indirecta cooperación de los Estados emisores o de tránsito. Está fundamentada en criterios como condicionar la ayuda al desarrollo para los «Estados en desarrollo», a su cooperación en la lucha contra la inmigración irregular; crear campos o centros para demandantes de asilo fuera de las fronteras de los Estados receptores; firmar acuerdos de readmisión y de cooperación policial con los países de origen y tránsito MIGRACIÓN y DESARROLLO

de los migrantes; intercambiando cuotas de migración legal (laboral) para los nacio-

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nales de los países que han aceptado el acuerdo (2014:18).

Además de la ayuda al desarrollo (Naranjo, 2014; Gabrielli, 2017) Bill Frelick, Ian M. Kysel y Jennifer Podkul (2016) aseveran que la externalización se formula a menudo engañosamente como un imperativo de seguridad y una acción humanitaria de uno o ambos, para salvar vidas en lugar de una estrategia de contención y control de la migración. Ello significa que en buena medida las políticas de externalización no son explícitas. La externalización describe acciones estatales extraterritoriales con el propósito de evitar que migrantes y solicitantes de asilo ingresen a las jurisdicciones legales o territorios de países o regiones de destino, o hacerlos legalmente inadmisibles sin considerar individualmente los méritos de sus reclamaciones de protección. Éstas incluyen acciones unilaterales, bilaterales, y el compromiso estatal multilateral (Gammeltoft-Hansen, 2011), que pueden llevarse a cabo con diversos instrumentos: políticas de visado, sanciones, acuerdos de repatriación inmediata, campos de atención a solicitantes de refugio en terceros países y la tramitación de su solicitud de asilo fuera del territorio de destino. En ese sentido, los países de destino pretenden alejarse de las responsabilidades como Estados democráticos protectores de derechos humanos y buscan una dimensión exterior que propone la transmisión de responsabilidades a terceros países, la cual puede o no estar respaldada por recursos económicos o por condicionantes para la obtención de recursos mediante tratados comerciales, apoyos para la modernización de la vigilancia fronteriza, control del crimen transnacional y la ayuda para el desarrollo. Todo lo anterior comprende lo que Aristide Zolberg (2003) ha denominado «políticas de control remoto», que implican el desplazamiento del lugar de control más allá del territorio común. Las políticas de externalización migratoria son políticas llevadas a la práctica en el país emisor o de tránsito de población con el objetivo claro de contención


países o sus fronteras. 2 . Protección remota: se pone el énfasis en la dimensión extraterritorial de protección de los refugiados. 3. Construcción de capacidades: en algunos países emisores y de tránsito que básicamente incluye transferencia de conocimiento, tecnología de vigilancia, equipamientos e instituciones (2007:98).

Por otro lado, la frontera se puede entender como «el resultado de un proceso dinámico, como una realidad construida política y socialmente y en permanente cambio en cuanto a su gestión de la movilidad humana» (Zapata, 2012:40). Lorenzo Gabrielli (2017) argumenta que la externalización se construye con la delegación del control de los flujos migratorios hacia los principales países de tránsito, para crear una «zona tampón» y supuestamente disuadir la migración. Asimismo, la externalización se vincula con la ayuda al desarrollo que produce una clara reconfiguración geográfica de las prioridades de la ayuda, ya que los países que se encuentran a lo largo de las rutas migratorias más importantes se convierten en una prioridad. Las políticas de externalización del control migratorio en terceros países propician una creciente responsabilización del control migratorio por medio de políticas e instrumentos implícitos y explícitos, lo que a su vez acarrea mayores riesgos a la integridad y violación a los derechos humanos de las personas migrantes y refugiados potenciales en su tránsito hacia un país de destino.

Una perspectiva antihegemónica de las políticas migratorias desde el Sur global Después de la Segunda Guerra Mundial y cuando muchas de las sociedades colonizadas comenzaron a tener su independencia, surgió un gran interés académico sobre el desarrollo. Lemuel Ekedegwa Odeh (2010) expone que los estudiosos se preocuparon por el desarrollo comparativo y surgieron varios conceptos: «subdesarrollado» y «desarrollado», «metrópoli» y «satélite», «centro» y

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1. Control remoto: consiste en la transferencia del control de fronteras a terceros

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de los flujos migratorios a partir de soluciones políticas fuera del territorio en aras de que los migrantes no lleguen al país de destino. De acuerdo con Apostolos Papadopoulos, es posible considerar al menos tres estrategias primordiales para externalizar las políticas de inmigración:


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«periferia», en un intento por clasificar a las sociedades según el nivel de su desarrollo económico. Al final de la Guerra Fría en 1991, los conceptos de Norte y Sur globales se introdujeron en el estudio comparativo sobre desarrollo entre naciones; mientras que el Norte global implica las economías desarrolladas, el Sur global4 implica las economías subdesarrolladas.5 En este devenir, Fernando Lozano Ascencio y Telésforo Ramírez García (2017) aclaran que el proceso de globalización ha contribuido a acrecentar las desigualdades económicas y sociales entre países y en el interior de éstos, lo que se expresa en una mayor concentración de la riqueza generada, un incremento de la polarización social y un aumento de la movilidad humana del Sur al Norte. Una perspectiva desde el Sur global contribuye hacia un enfoque holístico de los procesos migratorios inmersos en una realidad de exclusión, violencia, pobreza y desigualdad, pues se considera que no puede sustituir la responsabilidad del Estado y la acción del mercado en la promoción del desarrollo económico y el bienestar de la población (Canales, 2015). Es así como el debate sobre migración y desarrollo ha sido dominado por la visión del Norte global, que tiende a reducir los problemas clave de seguridad, control de flujos migratorios, integración en la sociedad receptora y remesas —entendido como el principal impulsor del desarrollo (Castles y Delgado, 2008). Esto ha derivado en políticas migratorias diseñadas bajo esa misma concepción de seguridad, control y manejo económico. Desde la perspectiva tradicional del Norte global la migración es un fenómeno asociado con procesos económicos que hacen que los países de destino demanden una fuerza de trabajo para incrementar la mejora de la productividad y capitales, y a una racionalidad costo-beneficio, sobre todo del género masculino en edad productiva desde los países de origen: «Los Estados se rehúsan a crear sistemas de El primer uso del Sur global en un sentido político contemporáneo se produjo en 1969. Carl Oglesby escribió en la revista católica liberal Commonweal en una edición especial sobre la guerra de Vietnam: «Vietnamism has failed (...) The revolution can only be mauled, not defeated»; agregó que siglos de «dominación sobre el Sur global (...) han convergido (...)» (1969:90) para producir un orden social intolerable. 5 Lemuel Ekedegwa Odeh expone que «mientras que el Norte global se caracteriza por una gran riqueza, gobernabilidad democrática, paz y estabilidad y constantemente propenso al progreso humano, el Sur global parece ser una zona de agitación, guerra, conflicto, pobreza, anarquía y tiranía. También las estructuras institucionales como reformas democráticas son bastante dispares entre el Norte y el Sur globales. Mientras que el Norte es rico, tecnológicamente avanzado, políticamente estable y envejecido ya que sus sociedades tienden a un crecimiento demográfico cero, lo contrario se encuentra en los países del Sur global» (2010:340). 4


no debe caer en la simpleza de tener como tema central a los países de origen y tránsito, sino ir más allá, significa desarrollar un análisis exhaustivo que examine cada fenómeno específico (como la migración) en el amplio contexto de la dinámica general de las relaciones Norte-Sur, y las interacciones de los distintos niveles espaciales (local, regional, transnacional, etcétera) y áreas sociales (economía, cultura, política, etcétera) (2008:9).

La realidad actual desde el Sur global hace visibles a los que antes eran considerados simplemente «migrantes acompañantes», que cada vez son más mujeres (casi la mitad de los migrantes internacionales), niños y adolescentes, adultos mayores y familias que tienen una migración forzada. Desde el Sur global se tienen condiciones para migrar que trascienden el aspecto económico, las cuales van desde la reunificación familiar, el cambio climático que afecta sus comunidades,

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migración legales pese a una fuerte demanda de trabajadores por los empleadores, los migrantes experimentan altos niveles de riesgo y de explotación» (Castles, 2014:242). Por su parte, Ronaldo Munck opina que «las políticas de inmigración actuales en los países del Norte son esencialmente una forma de lo que solía llamarse planificación nacional de la mano de obra. Son parte de la tendencia hacia el proteccionismo nacional que persiste (puede acentuarse) bajo la globalización» (2008:1239). Aún en esos casos los migrantes no han sido disuadidos en su decisión de llegar a un país que les ofrezca mejores condiciones de vida. En efecto, la gestión de la migración exige mayores recursos —humanos, económicos y tecnológicos— para un proyecto que da lugar al proteccionismo, que defiende los privilegios de acceso, permanencia y salida en un circuito laboral, con repercusiones para los países que reducen la oferta de mano de obra y capacidades intelectuales, al menos potencialmente. Al respecto, Douglas S. Massey, Jorge Durand y Nolan J. Malone exponen que «los funcionarios públicos y académicos se han preocupado menos por los efectos de la emigración en los países de origen cuando el principal recurso que los emigrantes llevan consigo es el poder de su propia fuerza de trabajo» (2009:173). Dicha cuestión se transforma con la demanda creciente de migrantes calificados que puedan impulsar la innovación, la investigación y el desarrollo tecnológico en países de destino. Según Stephen Castles y Raúl Delgado Wise, una perspectiva antihegemónica desde el Sur global,


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la violencia y pobreza extrema a la que se exponen, la persecución política, entre otras. En este esquema, desde el Norte global se ha tratado de gestionar la migración y controlar los flujos migratorios. Al respecto, De Haas argumenta que «la noción de gestionar la migración es demasiado optimista y las políticas restrictivas de inmigración fallan, ya que ignoran y no pueden abordar las causas fundamentales de la migración» (2007:833). Por medio de las políticas de externalización se les exige a los países del Sur global una gestión de la migración eficiente y eficaz, que aumente sus capacidades en al menos cuatro rubros: 1. Recursos humanos. Con la contratación o asignación en tareas migratorias, ya sean agentes migratorios, policías o militares. 2 . Recursos económicos. A través de presupuestos dirigidos a la contención, vigilancia y seguridad fronteriza, no necesariamente a la ayuda y cumplimiento de derechos civiles, económicos y sociales de las personas migrantes. 3. Recursos materiales y tecnológicos. Conlleva la creación y modernización de la infraestructura migratoria, nuevas tecnologías de la información y comunicaciones de control y verificación migratoria. 4. Cambios institucionales. Con la creación de organismos, reformas a los marcos legales, acuerdos o tratados internacionales, planes y programas migratorios, que respondan a lógicas de contención y seguridad fronteriza. Si bien las responsabilidades de los Estados deben ser compartidas en aras de un desarrollo sostenible vinculado con una migración solidaria y responsable, Canales (2015) considera que la migración en los países de origen es vista como una oportunidad para potenciar sus procesos de desarrollo económico y social. Cabe mencionar que el debate se centra en los probables efectos y oportunidades de desarrollo que la migración pudiera significar y generar en esos países. Por otro lado, los migrantes actuarían como agentes del cambio económico y social, dado que favorecen la innovación y transferencia de conocimiento y tecnología (De Haas, 2007). Las remesas tienen un gran potencial como instrumento para reducir la pobreza y promover el desarrollo. Sin embargo, «el Estado en los países de origen debe desempeñar un papel proactivo en la búsqueda de un desarrollo sostenible y mejora de la creación y el fortalecimiento de instituciones propicias para el desarrollo. Se debe tender a un desarrollo sostenible para que la migración se convierta en una opción, no en una necesidad» (Castles y Delgado, 2008:308). Las políticas estratégicas de los Estados deben enfocarse en la creación de un entorno económico y político propicio y más equitativo.


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Otras medidas se dirigen a mejorar la participación democrática, salvaguardar los derechos humanos y civiles, y mejorar la buena gobernanza (incluyendo a los migrantes y sus comunidades) en los procesos de planificación, gestión y toma de decisiones. Además, una estrategia más inteligente, de acuerdo con Massey, Durand y Malone, «sería la inclinación natural de los migrantes a quedarse en el exterior de manera temporal facilitándoles el regreso y la repatriación de fondos» (2009:177). Es claro que las remesas pueden contribuir a reducir la pobreza, pero no se les puede ver como sustituto de las políticas públicas orientadas a mejorar las condiciones de bienestar social de la población. Es preciso tener en cuenta la cooperación entre Estados del Sur, asociaciones de migrantes y la sociedad civil que desempeñan una función cada vez más importante en la construcción de un régimen de migración internacional socialmente justo (Delgado Wise, 2018). Ello es esencial para definir problemas comunes, fomentar el intercambio, compartir buenas prácticas, negociar e identificar soluciones o mejores condiciones para la migración. Los países de tránsito deben proveer seguridad y protección a todas las personas migrantes que atraviesan su territorio como si se tratase de nacionales. Los migrantes en tránsito son altamente vulnerables, pues enfrentan grandes peligros que atentan contra su salud física y mental y a veces ponen en riesgo su vida. Es prioritario mitigar esos riesgos, mediante la legislación, la acción institucional. También son relevantes la protección y asistencia a migrantes en tránsito con la posibilidad de ir y regresar con un registro oportuno en puntos migratorios preestablecidos, con el propósito de otorgar visas temporales y moverse por el país libremente, así como el aumento de visas otorgadas por razones humanitarias. Desde el Sur global la emigración debe ser vista como un derecho, un acto libre y voluntario. Los beneficios que propicie deben ser compartidos entre los países involucrados, al igual que la responsabilidad política, social y económica para generar un cambio. Es pertinente reflexionar que el pensamiento del Sur global no excluye al pensamiento del Norte global, pues en palabras de Boaventura de Sousa Santos significa «incluir un panorama mucho más amplio de posibilidades epistemológicas y políticas. El objetivo de las epistemologías del Sur es posibilitar que los grupos sociales oprimidos representen al mundo como propio y en sus propios términos, pues sólo así podrán cambiarlo según sus propias aspiraciones» (2018:29). La perspectiva del Sur global en la migración no es una condición geográfica, ni se trata de una visión unívoca de la realidad, se trata de una epistemología del


Sur que replantea los desafíos para no ser reproductores de saberes que naturalicen desigualdades (De Sousa, 2018); esas relaciones disímiles que permiten en un Estado democrático tener evidentes contrastes entre nacionales y migrantes dentro de su territorio (incluso pareciera que estos últimos se hallan lejos de la aplicación positiva del derecho).

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Conclusiones

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Las reflexiones se enuncian a partir de la siguiente pregunta: ¿cómo entender las políticas migratorias con una perspectiva desde el Sur global? Mientras que el Norte global da prioridad a la seguridad, la soberanía y la salvaguarda de valores nacionales en los ámbitos social y cultural que los cohesionan, en tanto que debilitan su posición de garantes de derechos; en cambio, en el Sur global se refuerza la posición liberal de los gobiernos en defensa de los derechos humanos de los migrantes que han de prevalecer frente a las voluntades y los intereses de los Estados, con lo que contribuyen al pleno desarrollo y garantizan los derechos de las personas a vivir con dignidad, libres de violencia y miedo. Para las migraciones la perspectiva del Sur global confronta un pensamiento reflexivo de la situación de los migrantes del Sur que enfrentan una mayor criminalización, xenofobia, exclusión y marginación. Por tanto, este pensamiento busca corregir dicha situación hasta llegar a un punto de igualdad de derechos, oportunidades y respeto; no como una concesión sino como una condición efectiva en circunstancias de por sí ya adversas. Por otra parte, en los países del Sur global se ha puesto cuidado en mantener en la agenda pública un discurso gubernamental de responsabilidad frente a los derechos humanos de las personas migrantes, sin que se encuentre exento de fallas. En su mayoría, ese discurso se ha manifestado en políticas migratorias con una orientación hacia el respeto de los derechos humanos, pero que contrastan con la denominada gestión de la migración que se materializa con la actuación de las autoridades que se contradicen al detener masivamente a migrantes, hacinándolos en estaciones migratorias, sin garantizar el debido proceso y violando sus derechos humanos. Además, afectan a posibles solicitantes de refugio que son devueltos, pues los exponen a fuertes riesgos e incluso a perder la vida en escenarios de violencia.


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Uno de los objetivos primordiales de los países del Sur global debe ser la desecuritización de la migración; es decir, sacar de la agenda de seguridad a la migración para no criminalizar a los migrantes por el simple hecho de cruzar una frontera política; tal acción promovería un distanciamiento de la xenofobia y la discriminación. La externalización de las políticas de migración, vista desde el Sur global, representa una relación asimétrica que aparta a los países del Norte global de sus responsabilidades internacionales como Estados democráticos y a los del Sur, lejos de crear canales de corresponsabilidad migratoria, en realidad los obliga o somete a cumplir con responsabilidades que van más allá de sus capacidades institucionales. Esto se logra mediante una serie de presiones unilaterales (económicas y políticas) que pretenden modificar los flujos migratorios. En el Sur global es viable pensar en una política migratoria solidaria acorde con los principios que sustentan un Estado democrático. Ello implica el respeto a la dignidad de todo ciudadano y en el mismo sentido reconocer al migrante como ser humano con derechos intrínsecos, con capacidades y potencialidades de desarrollo iguales a los demás. A los países del Sur global corresponde materializar una agenda de fronteras accesibles y de derechos humanos, abrir los canales de una migración circular, con oportunidades abiertas de retorno responsable a los países de origen y de vuelta a los países de destino, así como de cooperación entre las naciones del Sur. Es pertinente que los diferentes espacios del Sur global aprecien de otra manera las políticas migratorias, para asumir una política de responsabilidad propia en principio, pero también compartida. Finalmente, cabe recordar lo que afirma Javier de Lucas: «Somos animales migratorios, cruzamos fronteras» (2016:93). Y no cabe duda de que lo seguiremos haciendo.


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COYUNTURA Y DEBATE / JUNCTURE AND DEBATE

Comportamiento de las relaciones migratorias entre Cuba y Estados Unidos desde 1959 hasta la actualidad

issn impreso 1870 -7599 | issn red cómputo 2448 -7783 | 133 -145 recibido 11/12 /18 | aceptado 19/02 /19

Resumen. El objetivo de este trabajo fue analizar cómo han evolucionado las relaciones mi-

gratorias Cuba-Estados Unidos desde 1959 hasta la actualidad. Para ello se explica cómo la Crisis de Octubre gestó un alto potencial migratorio en la isla, mientras que la Ley de Ajuste Cubano y el programa Éxodo incentivaron la emigración desordenada e ilegal. Se examinan también otros acontecimientos: la vinculación entre la cancelación del puente aéreo VaraderoMiami con los sucesos de la Embajada de Perú; las consecuencias del lanzamiento de la emisora Radio Martí para el cumplimiento del acuerdo migratorio de 1984; el derrumbe del campo socialista y el recrudecimiento del bloqueo económico contra Cuba activaron un nuevo potencial migratorio con características diferentes; la manera en que el «deshielo» —liderado por Raúl Castro y Barack Obama—, la eliminación de la política «Pies secos y pies mojados» y el programa Parole fueron esenciales para un avance bilateral; el modo en que la administración de Donald Trump obstaculizó el proceso de diálogo y restablecimiento bilateral retomado por Raúl Castro y Barack Obama. Palabras clave: migración, relaciones bilaterales, acuerdos migratorios, diferendo CubaEstados Unidos. Abstract. The objective of this work was to analyze how Cuba-usa migratory relations have been evolving from 1959 to the present day. For this, it is explained how the October Crisis generated a high migratory potential on the island. How the Cuban Adjustment Act and the Exodus program encouraged disorderly and illegal emigration? The link between the cancellation of the Varadero-Miami airlift with the events of the Peruvian Embassy. Likewise, the consequences of the launching of the Radio Martí station for the fulfillment of the migratory agreement of 1984. How the collapse of the socialist camp and the intensification of the economic blockade against Cuba served to activate a new migratory potential with different characteristics. Also, how the «thaw» —led by Raúl Castro and Barack Obama—, the elimination of the «Wet Feet and Dry Feet Policy» and the Parole program; they were essential for a bilateral advance. Finally, how the Donald Trump administration hampered the process of dialogue and bilateral reestablishment taken up by Raúl Castro and Barack Obama. Keywords: migration, bilateral relations, immigration agreements, disagree usa-Cuba. * Cubana. Universidad Oscar Lucero Moya, Holguín, Cuba. Correo-e: elier@cisat.cu ** Cubano. Universidad Oscar Lucero Moya, Holguín, Cuba. Correo-e: esantile@uho.edu.cu *** Peruana. Universidad César Vallejo, Trujillo, Perú. Correo-e: ereynosa@ucv.edu.pe

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Elier Córdoba Carracedo* Ernesto Santiesteban Leyva** Enaidy Reynosa Navarro***

MIGRACIÓN y DESARROLLO

Behavior of the migratory relations between Cuba and the usa from 1959 to the present


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Introducción

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El triunfo de la Revolución cubana determinó que Estados Unidos perdiera el liderazgo sobre un espacio regional donde ya contaba con un dominio económico, político, militar y cultural consolidado. Hasta ese entonces, «la hegemonía norteamericana se experimentaba como algo cultural: la cultura contribuyó a condicionar el orden moral, sobre el cual se basaba y se ejercía el poder, y por último en la forma en que el poder se regulaba y se resistía» (Pérez, 2015:6 -7). Con ello se evidenció que el éxito de la hegemonía norteamericana en Cuba no fue sólo de control político y de dominación militar. La ruptura de esa hegemonía (cultural-política-militar), al triunfo de la Revolución, no fue aceptada por el gobierno de Washington; al contrario, se convirtió en motivación para un proceso de desentendimiento bilateral que después de más de cinco décadas continúa afectando a generaciones de cubanos dentro y fuera de la isla, a sus descendientes e incluso a ciudadanos norteamericanos quienes todavía no pueden viajar a la isla sin restricciones. En la madrugada de 1 de enero de 1959, Fulgencio Batista (1901-1973) abandonó Cuba con una comitiva de cuatro aviones rumbo a Estados Unidos; en el camino reconsideró tal decisión y resolvió dirigirse a República Dominicana. Tan pronto las aeronaves tomaron vuelo, solicitó entrevistarse con el coronel Antonio Soto (piloto), según versión de éste: Fulgencio Batista: ¿Soto, qué gasolina tenemos? Antonio Soto: General, están llenos. Fulgencio Batista: ¿Alcanza como para llegar a la República Dominicana? Antonio Soto: Sí, como no, la distancia es más o menos igual. Fulgencio Batista: No sé, creo que es mejor seguir a Santo Domingo. Los americanos me pueden hacer un número ocho (Pérez, 2015:6 -7).

Los antecedentes de esta decisión tienen sus orígenes en una reunión llevada a cabo el 17 de diciembre de 1958 en Kuquine, la finca privada de Batista, cuando el embajador norteamericano en Cuba Earl Edward Tailer Smith (1903 -1991) le planteó a Batista que abandonara el país. Éste no estuvo conforme con tal sugerencia, pero la aceptó pidiendo viajar a Daytona Beach. El embajador le recomendó que mejor fuera a España (Sánchez, 2013).


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Otro antecedente es que el gobierno de Daytona Beach había declarado a Batista en la década de 1950 como «hijo honorífico». Como se planteó, los tres aviones fueron para la Florida y en particular hacia Miami (Abreu, 1984); con lo que inició el proceso de los llamados exiliados cubanos, prófugos de la justicia por sus crímenes cometidos para el gobierno revolucionario; otros abandonaron el país ilegalmente en yates y otras embarcaciones. Paralelamente, las primeras medidas radicales de la Revolución cubana coadyuvaron al incremento de la emigración, compuesta fundamentalmente por miembros de la burguesía cubana con vínculos en Estados Unidos, trabajadores de empresas norteamericanas con calificación profesional, además de 50 por ciento de los médicos, estomatólogos y profesores universitarios, y otras personas; todos influenciados por las campañas anticomunistas y por la dominación cultural y los supuestos valores de la sociedad receptora, que durante años había penetrado en Cuba y que tuvo su máxima expresión en los 1950.

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La primera oleada de inmigrantes desde Cuba hacia Estados Unidos tuvo lugar entre 1959 y 1962, estuvo conformada por personas de la burguesía media y alta, propietarios de fábricas, centrales, tiendas, almacenes, fincas, etcétera, que tenían vinculaciones políticas y empresariales. Al ser personas acaudaladas pudieron establecer negocios en Miami. Esta primera generación, como es opinión consensuada de los investigadores, estaba convencida de su regreso a Cuba en poco tiempo y que los norteamericanos eliminarían la Revolución y recuperarían de nuevo sus propiedades. Sin embargo, el fracaso de las agresiones como la invasión de Playa Girón (1961), la Operación Mangosta (1961) y la Crisis de Octubre (1962), fue indicio claro de que el regreso a Cuba estaba muy distante. En la década de 1960 el gobierno de Washington concedió 500 millones de pesos a los exiliados para que desarrollaran pequeños negocios, cursos de inglés y otras actividades (Arbolella, 2015). En 1960 el presidente Dwight D. Eisenhower (1890 -1969) creó el Centro de Refugiados Cubanos para dar ayuda a los exiliados, a pesar de que la ley norteamericana no reconoce el concepto de refugiado. Posterior a la Crisis de Octubre, ambos gobiernos decidieron suspender los vuelos aéreos comerciales. Hasta ese momento era posible viajar con visas de turistas,


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pero con esta decisión se fue acumulando un potencial migratorio que propició la emigración ilegal. Posteriormente, y en ese contexto político, el gobierno cubano abrió el puerto de Camarioca en Matanzas. Ello permitió que desde Estados Unidos llegaran embarcaciones a Cuba para reclamar familiares. Por esa vía, entre octubre y noviembre de 1965, arribaron 2 mil 700 cubanos. En el periodo de 1962 a 1965 llegaron a Estados Unidos de forma ilegal 30 mil cubanos. En medio de esta compleja situación se acordó un memorando de entendimiento entre ambas naciones, que es el primer acuerdo migratorio que cuenta con 18 acápites (Miranda, 1989). En noviembre de 1966, el presidente Lyndon B. Johnson (1908 -1973) dictó la Ley de Refugiados Cubanos (Ley 89732) por la cual permitía adquirir la residencia permanente en Estados Unidos. Tal resolución hizo factible que 125 mil cubanos se convirtieran en residentes permanentes por haberse quedado durante más de dos años en ese país. Actualmente, esta ley se conoce como Ley de Ajuste Cubano. En ese periodo se estableció el puente aéreo Varadero-Miami (1965 -1973), en el que llevaron a cabo los denominados «vuelos de la libertad», que transportaron a 2 mil 600 cubanos (90 por ciento de ellos con familiares en Estados Unidos). En 1973 el presidente Richard Nixon (1913 -1994) suspendió los vuelos, lo que aumentó las salidas ilegales y creó tensiones entre ambas naciones a pesar de que el gobierno cubano siempre recurrió a la diplomacia. La eliminación de los vuelos creó una situación difícil para emigrar a Estados Unidos, lo que ocasionó hechos violentos en las embajadas de Venezuela y Perú que culminaron con la muerte de un custodio de esta última. El gobierno peruano se negó a entregar a los asesinos y Cuba retiró los custodios de la embajada andina, acto que provocó una crisis por la entrada de miles de personas. Muchos viajaron a Costa Rica y Perú donde fueron ubicados en condiciones de hacinamiento. Cabe destacar que en 1979 comenzó el diálogo entre la comunidad cubana en el exterior y el gobierno cubano, dicha iniciativa permitió que cubanos residentes en el extranjero pudieran visitar a sus familiares en la isla. La compleja situación en la embajada peruana en Cuba dio lugar a una campaña anticubana promovida por gobiernos y medios de derecha de la región. En respuesta, el gobierno cubano abrió el puerto del Mariel, lo cual desencadenó una nueva oleada de emigrantes cubanos, pero con características económicas y culturales distintas a las anteriores. Este hecho, conocido como el «éxodo» del Mariel, hizo posible la llegada a Estados Unidos de 125 mil cubanos (Miranda, 1989) que no recibieron la condición de refugiados; al contrario, muchos fueron encarcelados,


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otros deambulaban por las calles, asaltando, robando, etcétera. Al mismo tiempo, algunos trataron de regresar a Cuba mediante el secuestro de aeronaves y lanchas. En 1981 el gobierno cubano cerró esta alternativa migratoria. En diciembre de 1984 se firmó el acuerdo migratorio durante la administración de Ronald Reagan (1911-2004), quien se comprometió a recibir a 20 mil cubanos por año y devolver a 2 mil 746 que anhelaban regresar a la isla. Cinco meses después, Cuba suspendió el acuerdo como respuesta al lanzamiento de la emisora Radio Martí. Dicho acuerdo se reanudó el 21 noviembre de 1987, aunque nunca se cumplió con las 20 mil visas estipuladas. En ese periodo, la emigración cubana hacia Estados Unidos era legal e ilegal, directa y por terceros países. En 1988 la Fundación Cubano Americana creó el programa Éxodo para permitir a los cubanos radicados en otros países llegar a Estados Unidos, incluso para algunos que todavía se hallaban en Perú. En tal sentido, Ernesto Rodríguez Chávez (1994) destaca que entre 1988 y 1993 se establecieron en el territorio norteamericano 65 mil cubanos emigrantes legales e ilegales. El promedio anual fue cinco veces menor que el promedio entre 1959 y 1962 y cuatro veces menor que en la etapa 1965 -1973. Como se aprecia, en el periodo 1988 -1993 la emigración fue muy baja, pero a consecuencia de la crisis económica que desató la progresiva desaparición del campo socialista, se creó un nuevo potencial migratorio cuya explosión ocurrió después de los disturbios del 5 de agosto de 1994 en La Habana, conocidos como «el Maleconazo». El 12 de agosto Cuba eliminó las restricciones para abandonar el país de forma ilegal, con lo que inició la Crisis de los Balseros. Las personas se lanzaron al mar en todo tipo de embarcación, con el objetivo de ser rescatados por la guardia costera estadounidense; otros ingresaron a la base naval de Guantánamo. Por primera vez el gobierno norteamericano no aceptó a los ilegales. Más de 30 mil balseros cubanos llegaron a la base naval, unos fueron interceptados. Esta realidad, compleja para ambas naciones, causó múltiples acusaciones a Cuba por parte de la prensa internacional. Sin embargo, ambos gobiernos entablaron conversaciones que llevaron a la firma del convenio del 9 de septiembre de 1994, según el cual Estados Unidos se comprometía a recibir un mínimo de 20 mil cubanos por año y Cuba no permitiría las salidas ilegales. El 2 de mayo de 1995 se hizo pública la ampliación de los acuerdos de 1994, en la que Estados Unidos se comprometía a aceptar a los cubanos que permanecían en la base naval de Guantánamo. Por primera vez en el acuerdo migratorio se incluyó a los ilegales. Los acuerdos sirvieron para normalizar las relaciones migratorias,


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aunque el potencial migratorio superaba a los 20 mil, por lo que demuestra que la opción de emigrar a Estados Unidos seguía latente. El gobierno de George W. Bush de 2001 a 2009 llevó a cabo un conjunto de medidas para reforzar el bloqueo, incluyendo las relaciones migratorias en cuanto a la visita de cubanoamericanos a la isla, el envío de remesas, así como las conversaciones semestrales sobre relaciones migratorias (no es interés de este trabajo hacer un estudio de la política anticubana de dicho presidente). Por su parte, Barack Obama de 2009 a 2017, el 4 de febrero de 2009, eliminó las restricciones para viajar a Cuba, con la promulgación de la Ley de la Libertad (Cubahora, 2017), que suprimía las restricciones de su antecesor y otras medidas que limitaban el envío de remesas: «Se amplía de 500 a 2 mil dólares por trimestre, el límite en el envío de remesas a ciudadanos cubanos (...), se permite a instituciones financieras de Estados Unidos abrir cuentas en instituciones financieras de Cuba para facilitar las transacciones autorizadas entre ambos países» (Iusi, 2015:284). Del mismo modo, se acordó establecer diálogos sobre migración cada seis meses. A partir de 1979 con los «marielitos» y los «balseros» de 1994 cambiaron las características socioeconómicas y culturales de la emigración cubana hacia Estados Unidos, que ahora tendrían una naturaleza económica, y se revelaba la segmentación de esta comunidad. Como se reconoce, hay una emigración económica y los llamados exiliados del principio de la Revolución han ido desapareciendo al pasar los años y otros han regresado al país de visita, lo que prueba que no eran perseguidos ni corrían el riesgo de perder su vida, también confirma el carácter económico de esa emigración. La situación de tratamiento a los emigrados tuvo un momento de solución cuando en 2012 se aprobó la Nueva Ley Migratoria Cubana que derogó las leyes anteriores que contradecían las normas internacionales y a la vez concedían una condición de exiliados a los que abandonaban Cuba. Entre los aspectos principales de la vieja legislación migratoria destacaban los siguientes: 1. El decomiso de todos sus bienes de forma definitiva por la Ley 989. 2 . A los jóvenes que debían cumplir con el servicio militar obligatorio se les prohibía o demoraba su autorización de salida del país. 3. Los ciudadanos que tenían un trabajo de cierta categoría eran despedidos y no podían realizar estudios universitarios. 4. Los emigrantes no podían regresar a su país de origen. 5. Tenían que realizar trabajos agrícolas, los hombres picaban cañas y las mujeres trillaban café. Tales tareas no eran tan voluntarias como se planteaban.


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Las medidas anteriores fueron producto de la confrontación ideológica y de la política agresiva norteamericana. El proceso de modificar y flexibilizar las relaciones migratorias venía ocurriendo desde 1984, cuando entró en vigor el Permiso de Residencia en el Exterior (pre), por lo cual se ampliaba el permiso de salida indefinido, quienes lo obtenían podían visitar el país. En 1987 se puso en vigor el Permiso de Viajar al Exterior (pve) para personas mayores de 55 años, pero se rebajó a 18 años en 1994, y podían permanecer fuera del país por un tiempo no mayor de 11 meses. En 1994 se determinó que, por razones humanitarias, los emigrados de 60 años y los menores de 16 años desvalidos y sin amparo filial podían regresar al país. En 1996 se decidió que el emigrante podía regresar al país sin permiso de entrada, se instauró el Permiso de Salida Indefinido (psi) para aquellas personas que contraían matrimonio con extranjeros, no se le aplicaba el decomiso de sus bienes y podían volver al país. Todas esas medidas crearon un ambiente más fluido entre la emigración y la sociedad cubana, lo que ocasionó que 375 mil emigrados visitaran Cuba en 2010 y 400 mil en 2011, de ellos 300 mil procedían de Estados Unidos. Dichos incrementos se deben a la política de flexibilización ya analizada a la cual se unieron otras disposiciones, como la eliminación de la Carta de Invitación y el permiso de salida del país (requisitos previos al viaje solicitados por Cuba); asimismo, los emigrantes podían regresar cuando lo desearan dentro de un plazo de 24 meses a fin de mantener su nacionalidad, u optar por ser emigrados definitivos (Arboleya, 2015). Al respecto, Wayne Smith (s/f, citado en Ferreira, 2015) sostiene: «Es evidente que las opiniones de la comunidad cubano-estadounidense deben tenerse en cuenta; pero ello de ninguna manera excluye una política más flexible y mejor adaptada al periodo posterior de la Guerra Fría». Esta expresión confirma la necesidad de un cambio de política que Barack Obama y Raúl Castro fueron capaces de representar cuando ambos exmandatarios acordaron restablecer las relaciones diplomáticas. Sin embargo, como alertó Ricardo Guadarrama (2015) en su estudio, el proceso de diálogo y recomposición entre cubanos y estadounidenses se ha visto bloqueado, toda vez que no hubo un tercer periodo demócrata que continuara con el proceso de normalización entre ambas naciones. No obstante, el deshielo de 2015 influyó significativamente en las relaciones migratorias de ambas naciones, pues se facilitó la entrada de remesas al país y se establecieron 12 categorías para visitar la isla. Cabe aclarar que por la parte


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estadounidense, el ciudadano estadounidense todavía no tiene permiso de su gobierno para viajar como turista a Cuba. Con relación a dicho proceso, Carmelo Mesa-Lago (2015) destaca que antes del 17 de diciembre de 2014, 438 mil 179 turistas estadounidenses habían visitado la isla; de ellos, 258 mil 837 cubanoamericanos y 176 mil 334 norteamericanos. Los últimos aumentaron 45 por ciento con respecto al 2010; con lo que Estados Unidos se colocó como el segundo emisor después Canadá. Se calcula que, sin la restricción mencionada, el turismo norteamericano en Cuba superaría los 2 millones de turistas al año. Aunque este cálculo, después de las medidas impuestas por Donald Trump a mediados de 2017, se ha vuelto poco probable. Otro aspecto de interés es que en enero de 2017 (últimos días del mandato de Obama) se firmó un nuevo acuerdo migratorio entre los dos gobiernos, mediante el cual se eliminaba la política «Pies secos y pies mojados» y el programa de Parole para profesionales cubanos, fundamentalmente de la salud, que emigran a Estados Unidos procedentes de terceros países. Por primera vez el acuerdo incluía a los emigrantes ilegales. Cuba se comprometió a aceptar a todos los emigrantes ilegales con posterioridad a la firma de los acuerdos sin someterlos a procesos judiciales, por lo que se aplicaban a los cubanos las mismas medidas que a los emigrados de otros países. En la declaración conjunta se plantea que

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los Estados Unidos aplicaran sus leyes de emigración y asilo a los ciudadanos de otras partes de manera no selectiva en otras palabras no discriminatorias y conformidad con sus leyes y obligaciones internacionales. Los Estados Unidos de América seguirán garantizando la emigración desde la república de Cuba con un mínimo de 20 mil personas anuales (Cubadebate, 2017).

Este acuerdo constituye un avance importante para normalizar las relaciones migratorias, aunque se mantenía vigente la Ley de Ajuste Cubano. En ese contexto, habría que plantearse la siguiente interrogante: ¿si se elimina esta ley, disminuye la emigración a Estados Unidos? Las medidas migratorias anteriores han resultado un factor determinante para que Cuba tenga el tercer lugar en América Latina de residentes en Estados Unidos, superado únicamente por México y Puerto Rico. Carlos Alzugaray Treto apuntala estas cifras: «El área metropolitana de Miami tiene 5 millones de habitantes, pero cuenta con 850 mil cubanos. Miami es, después de La Habana, la segunda ciudad de más cubanos del mundo, y está a 35 minutos de Cuba en avión» (2014:93).


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Dicho núcleo de cubanos no puede ignorarse y es claro que en su mayoría son emigrantes económicos y que el llamado exilio del inicio de la Revolución ha venido en decadencia creciente. Esta comunidad se ha ido formando en las distintas etapas estudiadas y se ha demostrado que no es homogénea, que se ha ido segmentando y que en su inmensa mayoría mantiene rasgos de la identidad cubana a pesar de la influencia de la sociedad receptora. Con relación a lo anterior, «todo el que nació en Cuba forma parte de la nación cubana, con distintos grados de nacionalidad e identidad, por supuesto esto es una decisión personal, puede haber gente que haya perdido determinados rasgos de la personalidad cubana» (Alzugaray, 2014:93). Asimismo, cabe destacar que las últimas medidas tomadas por el Gobierno cubano contemplan el otorgamiento de la ciudadanía a los hijos de ciudadanos cubanos que hayan nacido en el exterior, así como a los hijos de los hijos de los ciudadanos cubanos nacidos en el exterior. En esa misma decisión se adoptaron nuevas medidas migratorias que no son objeto del presente trabajo. La mayoría de esa comunidad ha visitado el país y mantiene vínculos con su familia, lo cual obliga a reflexionar acerca de esas realidades. En ese orden de ideas, Michael Bustamante expresa: «Hoy por hoy, la mayoría de los cubanos que llegan a Estados Unidos cada año se autodenominan simplemente emigrados, no inmigrantes, ni exiliados, ni cubanoamericanos» (2013:14). De esa forma privilegian una identificación con la tierra natal por encima de la tierra que los acoge. Esto define el cambio y las características nuevas asumidas por la emigración cubana en los últimos años. El otro gran desafío que impone la emigración es el problema demográfico. En el texto de Jesús Arbolella Cervera se asume el criterio, consenso de otros investigadores, que la emigración será una constante en el futuro de la sociedad cubana (Alzugaray, 2014), pues constituirá, junto a los indicadores de fecundidad y mortalidad, uno de los factores más influyentes en el balance demográfico del país. Según indican tales estudios, para el 2030 la pérdida neta originada por la emigración será siempre superior a 40 mil personas por año, lo cual influirá en el monto poblacional y en el envejecimiento poblacional, en el que la emigración se suma al grupo de causales. Los últimos giros o rumbos que han tomado los temas migratorios entre Cuba y Estados Unidos se han acoplado más al retroceso que al avance. En la investigación propuesta por Leandro Mongenfeld (2018) se explicó que Donald Trump, rodeado de anticastristas, empequeñeció todo avance vinculado con el


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proceso de deshielo iniciado por Barack Obama y Raúl Castro en 2014. La principal cuña fue la excusa de unos supuestos ataques sónicos contra el personal acreditado en la embajada estadounidense en La Habana. Bajo tal argumento, no corroborado por expertos hasta la fecha, el gobierno de Estados Unidos dio al traste con tensiones bilaterales que fueron desde el retiro de personal diplomático hasta el otorgamiento de visas a cubanos. De ese modo, Trump puso fin al deshielo a través de las medidas siguientes: restricción de viajes turísticos a los estadounidenses, reafirmación del bloqueo contra Cuba, reducción de viajes con fines no educativos y limitación de las negociaciones entre empresas estadounidenses y empresas estatales cubanas como el grupo gaesa. Según el análisis de Viktorovich y Abdul-Mazhitovich (2018), pese a que dichas resoluciones significaron nuevas trabas que no favorecían al pueblo cubano ni al estadounidense, no afectaron el deseo de los estadounidenses de visitar la isla. Muestra de ello es que el presidente de la Asociación de Operadores de Turismo de Estados Unidos, Terry Dale, replicó que Cuba estaba abierta a los negocios, que era una nación segura, bella y absolutamente legal para los viajeros estadounidenses que quisieran conocerla.

Conclusiones La primera oleada migratoria de Cuba hacia Estados Unidos, posterior al triunfo de la Revolución y concentrada entre 1959 -1962, estuvo compuesta fundamentalmente por cubanos acaudalados de clase media alta; condición económica que les permitió invertir en negocios múltiples. Dicho bloque migratorio albergaba la esperanza de regresar a Cuba una vez que hubiera fracasado la Revolución naciente, hecho que no ocurrió. Por otro lado, en un primer momento el gobierno de Estados Unidos también apoyó económicamente a exiliados cubanos, con menos posibilidades económicas, para que pudieran invertir en pequeños negocios, se familiarizaran con el idioma y generaran espacios de vida autónomos. Las tensiones bilaterales ocasionadas por la Crisis de Octubre en 1962, coadyuvaron a la concentración de un alto potencial migratorio en la isla. En esa etapa ambos gobiernos suspendieron los vuelos comerciales para quienes poseían visas de turistas. Tal decisión reorientó la emigración cubana por un rumbo ilegal. La Ley de Ajuste Cubano, además de haber sido incentivo para una emigración desordenada e ilegal que se encontraba en aumento en esa etapa, es considerada


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como una provocación y una medida unilateral antidemocrática que sólo aplica a la emigración cubana. Adicionalmente, la orden de cancelar el puente aéreo Varadero-Miami (1965 1973) gestó los nefastos sucesos acaecidos en la embajada de Perú en La Habana, la cual fue apoyada con fuerza por los medios ultraderechistas de la región. Esos sucesos suscitaron otra situación migratoria conocida como el «éxodo» del Mariel (entre el 15 de abril y el 31 de octubre de 1980), cuyos nuevos migrantes tenían características socioculturales diferentes a los anteriores. El lanzamiento de la emisora Radio Martí fue asumido por el gobierno cubano como una provocación, por ende, Cuba suspendió el acuerdo migratorio de 1984 mediante el cual Estados Unidos se comprometía a recibir 20 mil cubanos y a devolver 2 mil 746 que anhelaban regresar a la isla. Esta provocación confirma las intenciones del gobierno de Estados Unidos para, a través del exilio, desestabilizar el sistema social cubano. El programa Éxodo de la Fundación Cubano Americana, al igual que la Ley de Ajuste Cubano, fomentaron la emigración ilegal, puesto que permitía a cubanos radicados en otros países llegar y establecerse en Estados Unidos, sin mayores complicaciones; los dos podrían considerarse disposiciones xenófobas porque aplicaban únicamente a cubanos, desestimando el carácter global de la inmigración, en específico en Estados Unidos, un país donde la emigración legal e ilegal tiene representación global. Desde la década de 1980 hasta 1993 la emigración de Cuba a Estados Unidos es calificada de moderada a baja; sin embargo, el derrumbe del campo socialista y la emergencia económica que ello generó, más el recrudecimiento del bloqueo económico de Estados Unidos hacia Cuba, provocaron un desabastecimiento nacional que sirvió para que un sector de la sociedad cubana apostara de nueva cuenta por la emigración. El restablecimiento de las relaciones diplomáticas de 2015 liderado por Raúl Castro y Barack Obama, independientemente de que Estados Unidos perseguía los mismos objetivos con Cuba y que el propio Obama en su discurso en La Habana motivara a los cubanos a hacer a un lado la historia, demostró que con voluntad política es posible avanzar en temas políticos y en otros de cooperación internacional como la ciencia, el cambio climático, la lucha antidrogas, la migración, el deporte, el arte, la alimentación, la medicina, el desarrollo de la pequeña y mediana empresa, etcétera.


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La eliminación de la política «Pies secos y pies mojados» y el programa Parole, aunque afectó directamente a la emigración ilegal, constituyó un paso bilateral sustantivo y positivo. Cuba aceptaba a todos los emigrantes ilegales deportados sin someterlos a procesos judiciales y Estados Unidos ponía fin a una política que motivaba la emigración ilegal y la fuga de talentos. Con la llegada al poder de Donald Trump en enero de 2017, se obstaculizó el proceso de diálogo y recomposición que se venía gestando con fuerza a partir del deshielo de 2015; lo cual evidenció la poca prioridad que le otorgó a su política exterior con respecto a Cuba: «Su elemento más importante fue la continuación de una alianza en materia de seguridad y migración, que ya data de dos décadas, ampliada durante la Administración Obama» (Domínguez, 2017:16). No obstante, las consecuencias de su política de ruptura fueron contraproducentes en las aspiraciones de restablecimiento progresivo de las relaciones de todo tipo entre las dos naciones.

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LA VOZ DE LOS ACTORES / ACTOR'S VOICE

Es tiempo de dirigir la migración juntos: una oportunidad para Europa y África Time to govern migration together: an opportunity for Europe and Africa Foundation for European Progressive Studies (feps)

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Introducción Vivimos en un orden mundial en rápida evolución. Los puntos de referencia tradicionales de la Unión Europea (ue) y sus Estados miembros están cambiando, además el ascenso de nuevos y decididos actores internacionales ponen a prueba la capacidad de Europa de ajustarse y proceder como un solo actor global. Es un hecho que la ue a menudo se encuentra a la defensiva, y reacciona débilmente ante las amenazas percibidas y ante los desafíos reales, en lugar de conducir de modo positivo las transformaciones ya en proceso al interior de la región y a escala mundial. La incapacidad de la ue para encontrar una sólida política común que trascienda los pocos acuerdos, basados en el más bajo común denominador entre sus Estados miembros, y que resista la tentación de encerrarse en sí misma, es evidente con respecto al fenómeno migratorio. Esto —especialmente al comienzo de la llamada «crisis migratoria y de refugiados»— se ha abordado con una actitud de seguridad y resistencia excesiva, que ha desembocado en una política migratoria tendiente a reducir las llegadas e incrementar los regresos. Lo anterior fomenta el fortalecimiento de los controles fronterizos, ratifica su compromiso con la sacrosanta lucha en contra de traficantes e intenta combatir las denominadas causas fundamentales de la migración. Los aludidos esfuerzos superan ampliamente a aquellos que buscan una gestión segura y ordenada de la movilidad transnacional de las personas. Traducido del inglés por Georgia Aralú González Pérez y Aldo López Valle.

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Esta exigua visión política, aunada al crecimiento de tendencias extremistas y xenófobas por toda Europa, también ha agravado la propensión por deshumanizar y criminalizar a los migrantes que tratan de cruzar las fronteras europeas sin la documentación apropiada, quienes se convierten en chivos expiatorios de los actuales problemas económicos y sociales. Sin importar su origen, su historia personal y las razones que hayan tenido para dejar sus países; los migrantes representan mayoritariamente meros números ante un público europeo hostil y sus gobiernos. En contraste, cuando no son considerados como una amenaza a la seguridad, con frecuencia se les retrata como invasores de tierras, culturas e identidades. Asimismo, se ignora el hecho de que los migrantes son seres humanos vulnerables en legítima búsqueda de una vida segura y decente, que además podrían contribuir de manera activa a la prosperidad de Europa si fueran recibidos e integrados. Un número significativo, pero no contundente,1 de personas que arriba a Europa viene de África;2 sin embargo, es común que las cifras se perciban más altas de lo que en realidad son.3 Debe reconocerse que estas llegadas se vuelven «más notorias» a causa de erróneas ideas y prejuicios que acompañan al «extranjero». En efecto, se espera que la migración proveniente de África incremente en los próximos años debido a dos razones esenciales: África es hoy el continente más pobre en el mundo y cuenta con la tasa de mayor crecimiento poblacional (ambos factores son estrictamente interdependientes). Las proyecciones demográficas de Europa y África para los próximos años son, hasta cierto punto, un reflejo de lo anterior. Mientras que en un continente existe un constante declive y envejecimiento de la población en edad laboral, en el otro existe un dramático incremento en la población más joven. El minimizar El número de migrantes que sale de Asia es casi tres veces mayor que el que sale de África. Más específicamente, el número de migrantes asiáticos que llega a Europa es el doble con relación al número de migrantes africanos que arriba a Europa (www.migrationdataportal.org). 2 Según el Informe sobre las Migraciones en el Mundo 2020 de la Organización Internacional para las Migraciones, en 2019, 10.6 millones de migrantes nacidos en África residían en Europa (sobre un total de 82 millones de migrantes internacionales y sobre 38 millones de migrantes no europeos). Nótese que estos datos se refieren a todo el continente europeo y no solamente a la ue (oim, 2019). 3 En general, los ciudadanos europeos tienden a sobrestimar «el porcentaje de inmigrantes como proporción de la población, en diversos casos por un margen significativo». En promedio, en 2017, la proporción de inmigrantes en la población de la ue-28 estimada por los ciudadanos de la ue era de 16.7 por ciento, mientras que, de acuerdo con la Oficina Europea de Estadística (Eurostat), la proporción real era de 7.2 por ciento. Debe subrayarse que «hay diferencias considerables en la medida en que esta cifra se sobrestima» entre los Estados miembros de la ue (feps, 2018). 1


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estos datos podría conducirnos a la simplista suposición —como en un sistema de vasos comunicantes— de que en el futuro habrá un masivo desafío económico, humanitario y migratorio en Europa, procedente de África, el cual con facilidad llegaría a convertirse en un asunto de seguridad. La malinterpretación y la falta de contextualización de los datos pueden ser usadas para incrementar los miedos incontrolados e infundados de una «invasión». Tal malinterpretación alienta mitos como la llamada «Teoría del Reemplazo». Por otro lado, la falta de políticas apropiadas, basadas en un enfoque comprehensivo y en la cooperación en el nivel regional (continental) y mundial, transformarían tanto a una realidad moldeable como al potencial ascenso de la migración internacional africana en otra serie de predicamentos humanitarios, políticos y sociales. Entretanto, desde 2013, las llegadas de migrantes irregulares a Europa han caído a su nivel más bajo (Frontex, 2020) —una débil tendencia que podría (y podrá) ser revertida en cualquier momento a consecuencia de la persistente inestabilidad en Libia, las renovadas tensiones en Oriente Medio y otros factores incontrolables, como los desastres naturales causados por el cambio climático. Pese a ello, el sentido de urgencia, característico de los años recientes, comienza ahora a desvanecerse. Esto puede interpretarse en términos de un desarrollo positivo, pues permite observar a la migración como un fenómeno constante, más que como una emergencia. Por otro lado, erróneamente podría conducir a disminuir el interés de los legisladores nacionales y europeos para introducir y aplicar una gestión amplia, común, perdurable y eficaz de la migración. Alcanzar un acuerdo en un tema tan divisorio es complejo, puesto que muchos legisladores podrían evadir la responsabilidad o bien esperar condiciones más favorables. El resultado sería el aplazamiento indefinido (no obstante las buenas intenciones de la Comisión Europea) de iniciativas indispensables para relanzar la reforma del sistema de asilo y el desarrollo de una verdadera política migratoria europea. En opinión del Grupo Mundial sobre Migración de la Foundation for European Progressive Studies (feps) en su artículo «Prioritising people: a progressive narrative for migration» (2018), si la migración se entiende «como una característica estructural y ordinaria de nuestro mundo contemporáneo (...), incluso se piensa que puede alcanzar niveles sin precedentes en el contexto global actual debido a una serie de razones categóricas» y no «como una simple llamada de emergencia para medirse en el corto plazo», entonces «las respuestas políticas temporales, simplistas, a corto plazo y limitadas no sólo no resolverán el problema, sino que probablemente agravarán las consecuencias de una mala gestión»


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(feps, 2018). A partir de la anterior premisa y con fundamento en las reflexiones generales sobre un enfoque progresivo respecto a la gestión de la migración, tal como lo propuso en su ensayo previo y dentro de un orden mundial en rápido cambio —mismo que requiere acciones europeas más asertivas y decididas a fin de fortalecer la proyección interna y externa de la ue—, el Grupo Mundial sobre Migración de la feps pugna ahora por específicas políticas dirigidas a incrementar y fortalecer las rutas de migración ordenada; enmarcar mejor las relaciones con los países africanos y con las organizaciones regionales africanas en el ámbito de la gestión de la migración y el desarrollo; y converger hacia procedimientos y estándares justos y no discriminatorios en los mercados laborales de la ue, donde las personas se coloquen en el centro del escenario. Estas propuestas serían paralelas a los principios y lineamientos del Pacto Mundial sobre Migración, respaldadas y apoyadas por el Grupo Mundial sobre Migración de la feps en su artículo de 2018 y en su conferencia «Unidos por una migración diferente», celebrada en Nueva York en septiembre de ese año. El objetivo es formular propuestas políticas más concretas para Europa, en su acuerdo con el desplazamiento continuo, imparable y fisiológico de personas a través de países y continentes, en particular con África. La finalidad de las propuestas se fundamenta en el respeto y la protección de los derechos y la dignidad de los seres humanos. Al mismo tiempo, dichas políticas contribuirían al desarrollo de los países africanos y fortalecerían el proceso europeo de integración. No pretendemos ser elogiados por la creación de políticas originales y nuevas. Por el contrario, pretendemos promover la adopción y el endurecimiento de políticas imprescindibles que aún aguardan un liderazgo político audaz que convenza a nuestras sociedades de esa necesidad.

El contexto Con el propósito de regular y mejorar las relaciones entre los países de origen, tránsito y destino debe reconocerse el marco económico y social en el que se desenvuelven dichas relaciones. Derivado de que África y Europa son vecinos cercanos, las circunstancias y los eventos en el primero necesariamente afectan al segundo y viceversa. De manera que la ue no puede ser ajena a los acontecimientos de toda índole que se desarrollan en el continente africano. Tampoco puede creer en realidad que —como algunos dirigentes europeos defienden enérgicamente— cerrar las fronteras y los puertos para impedir la


Las proyecciones de crecimiento poblacional indican que la población de África crecerá de forma sustancial para 2050;4 sin embargo, fuentes fidedignas inquieren acerca de si esos datos deben tratarse con cautela. Desde un punto de vista demográfico, África no es un continente homogéneo.5 Las tasas de fertilidad varían notablemente de región a región (desde los niveles extremadamente altos del Sahel hasta aquellos de los países del norte africano,6 los cuales se asemejan, en cambio, a las tasas alcanzadas por Europa en la década de 1950). En adición, existen razones para creer que la transición demográfica —es decir, el cambio de altas tasas de nacimiento y de muerte infantil a bajas tasas de nacimiento, derivado de la mejora al acceso a la educación, y gracias al desarrollo económico y tecnológico— puede suscitarse más rápidamente en algunos países africanos,7 a consecuencia de la urbanización y la educación de la mujer; contrario a lo ocurrido en Europa, donde la disminución en la fertilidad se presentó por un largo periodo.8 Empero, el control de las variables demográficas depende de la Las predicciones sitúan a la población del continente entre mil 900 y 2 mil 400 billones de habitantes en 2050. Según el pronóstico de las Naciones Unidas, «se prevé que más de la mitad del crecimiento mundial de aquí a 2050 tendrá lugar en África (...). Independientemente de la incertidumbre que rodea a las futuras tendencias de la fecundidad en África, el gran número de jóvenes que actualmente se encuentra en el continente, que llegará a la edad adulta en los próximos años y tendrá hijos propios, asegura que la región desempeñará un papel fundamental en la configuración del tamaño y la distribución de la población mundial en las siguientes décadas» (United Nations, s/f). 5 «Es importante advertir que los cambios proporcionales más grandes de 2009 a 2019 ocurrieron en países con poblaciones relativamente pequeñas (...). Los países más poblados de África —Nigeria, Etiopía y Egipto— no figuran en el top 20. Sin embargo, estos tres países también experimentaron incrementos en su población». Asimismo, el crecimiento poblacional a escala mundial está influido por la migración internacional dentro de África (oim, 2019). 6 La actual tasa de fertilidad es de 2.37 en Marruecos, 2.16 en Túnez y 2.19 en Libia. Es más alta en Argelia (2.94) y Egipto (3.25). 7 Por ejemplo, entre 1975 y 2019, la tasa de fertilidad de Kenia cayó de 8 a 3.5 nacimientos por mujer. 8 Una teoría lógicamente diferente es la que se propone, por ejemplo, en D. Bricker y J. Ibbitson (2019), Empty Planet. The shock of global population decline, Penguin Random House; o por el Instituto Internacional de Análisis de Sistemas Aplicados, de acuerdo con el cual «alcanzar los Objetivos de Desarrollo 4

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migración (aparte de cualquier juicio moral sobre esas medidas) sea una opción seria y viable ante los cambios demográficos y las condiciones sociales y económicas manifestadas de modo simultáneo. Al menos, la ue debería, en especial, admitir escrupulosamente las considerables oportunidades que la migración bien gestionada ofrece tanto a los países de origen como a los de destino.


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reducción de la pobreza y el incremento del acceso a la educación, aspectos condicionados por otras políticas sociales y económicas, y por las relaciones entre Europa y África. En cuanto a la pobreza, en función del alto crecimiento demográfico, el crecimiento económico debe crear suficientes empleos dignos que absorban el crecimiento de la oferta de mano de obra. Es preponderante mencionar que el porcentaje de pobres en África con respecto de la población total disminuyó de 45 a 35 por ciento entre 1990 y 2013, aunque paralelamente, el número absoluto de pobres incrementó de 280 a 395 millones (Zupi, 2019).

Movilidad intraafricana Otro elemento crucial que debe considerarse es que la migración intraafricana representa el volumen más grande de movilidad transnacional en el continente. Más de la mitad de los migrantes internacionales africanos vive en un país africano distinto, y desde el año 2000 la migración internacional al interior de la región ha aumentado significativamente.9 Los campesinos pobres expulsados de sus granjas a causa de guerras civiles, hambrunas u otros factores traspasan sólo la frontera más cercana: de Darfur al Chad Oriental, de Somalia a Kenia. Esta dinámica debiera tener mayor difusión con el propósito de tranquilizar a los ciudadanos europeos preocupados y enfrentar, además, las narrativas xenofóbicas. En realidad, lo anterior debiera siempre tomarse en cuenta, cuando se formulan acuerdos que contienen cláusulas migratorias con cualquier país africano —como se discutirá más adelante.

Desequilibrios socioeconómicos Los desequilibrios económicos y comerciales entre el Norte y el Sur se encuentran entre las fuentes más importantes de las crisis en los países del Sur. Europa mantiene fuertes relaciones económicas, comerciales y políticas con los aludidos Sostenible (ods) conduciría a un crecimiento poblacional por debajo incluso del límite inferior de las recientes proyecciones probabílisticas de población de las Naciones Unidas» (iiasa, 2016). 9 «En 2019, más de 21 millones de africanos vivían en otro país africano, un incremento considerable desde 2015, cuando se estimaba que alrededor de 18.5 millones de africanos vivían dentro de la región. El número de africanos que habitaban en regiones distintas creció, de igual modo, durante el mismo periodo, de un aproximado de 17 millones en 2015 a cerca de 19 millones en 2019» (oim, 2019).


El nexo desarrollo/migración La reducción de los desequilibrios mencionados, por ende, debe considerarse un objetivo esencial, primeramente para sí mismo y, además, como una forma de gestionar mejor la migración. No obstante, la cuestión del nexo entre la migración y el desarrollo debe investigarse con más detenimiento en su mayor complejidad y multidimensionalidad. El reducido espacio que ofrecen estas páginas no es suficiente para hacerle justicia a un tópico que precisa un análisis más detallado y profundo. Tampoco basta para entender mejor cómo se entrelazan ambos procesos y se afectan de modo mutuo. Aquí simplemente deseamos subrayar algunos elementos clave de esta relación, y en particular el supuesto

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países y está conectado a ellos por numerosos tipos de acuerdos, así como por vínculos culturales e históricos. La migración no es meramente producto de decisiones individuales o familiares, es provocada también por factores económicos y sociales más amplios. Se trata de un fenómeno integrado a un conjunto de redes socioeconómicas y relaciones transnacionales. De hecho, las migraciones a gran escala se encuentran fundamentalmente determinadas por la dinámica contradictoria y desordenada de desarrollo desigual en todo el planeta, entre el Norte y el Sur, entre Europa y África. Contrario a esta coyuntura, la migración asimismo puede ser vista como un «desplazamiento compulsivo». Los patrones migratorios contemporáneos son producto de un orden socioeconómico muy desequilibrado en el que las estrategias de concentración y dominación de la riqueza contribuyen a privar a grandes segmentos de la población de los medios de producción y de apoyo, situación que obliga a contingentes masivos de personas a vender su fuerza de trabajo nacional e internacionalmente. Se deduce entonces que las crecientes restricciones en la movilidad de la fuerza de trabajo migrante determinan su depreciación, e incrementan su vulnerabilidad, precariedad y explotación. En este contexto, los migrantes a menudo se convierten en mercancía laboral barata, una población prescindible que de modo involuntario contribuye a preservar las dinámicas existentes de acumulación. Mientras más vulnerables sean los migrantes, más se benefician sus empleadores. El aumento de la exclusión social deriva en mayores beneficios y ganancias fiscales tanto para empleadores como para gobiernos receptores. En términos sociales, el resultado degrada a los migrantes y pone en riego sus derechos sociales, políticos y humanos.


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de que la migración contribuye al desarrollo en los lugares y naciones de origen. Con frecuencia se cree que las remesas enviadas por los migrantes internacionales tienen un efecto positivo en el desarrollo de los países y regiones de los que han salido. De hecho, «las remesas de los migrantes superan el valor de toda la ayuda para el desarrollo que proviene del extranjero», a pesar de que su contribución neta al crecimiento es difícil de evaluar (Giovannetti y Lanati, 2016). Lo cierto es que otras formas de contribución de las diásporas a las comunidades de origen, como las denominadas remesas ideológicas y sociales, merecen más atención. De complementaria manera, el vínculo entre la migración y el desarrollo se entiende como un esquema unidireccional en el cual las remesas desempeñan una función, mientras que otras preocupaciones sociales relacionadas con el desarrollo se pasan por alto e incluso se ignoran. Generalmente se asume que un «libre» mercado mundial —que permite una acumulación y centralización escandalosa de capital en un puñado de corporaciones multinacionales, que controlan y regulan el mercado mundial— operará como una fuente agotable de crecimiento económico. Esta inverosímil línea de pensamiento desdeña otros aspectos de la relación entre la migración y el desarrollo, tales como las arduas condiciones de vida y de trabajo que experimentan los migrantes en tránsito y en las sociedades que los reciben, además de los altos costos socioeconómicos que la migración impone a los países expulsores. De igual modo, no se valora la contribución de los recién llegados a las sociedades de acogida. Todavía más: impone la carga a los migrantes, esperando con ello que «algunos de los trabajadores más explotados del mundo puedan compensar el fracaso de las principales políticas de desarrollo» (Castles y Delgado, 2008). Dicho enfoque unilateral se refleja en la percepción contrastada de los migrantes en los países de origen y en los de destino. En los primeros son retratados como héroes nacionales (en parte se trata de un intento oportunista para garantizar el flujo de remesas). Mientras los migrantes deben satisfacer las excesivas expectativas de sus comunidades de origen, en los países de destino se les describe como una carga y, en ocasiones, como una influencia negativa y «contaminante» en la cultura y la identidad. Una consecuencia —más o menos intencional— de esta estigmatización es la perpetuación de la exclusión social, que conduce a la vulnerabilidad y a la explotación por parte de los empleadores de una oferta de mano de obra barata y desechable.


Antes de observar los mecanismos establecidos en las relaciones entre África y Europa con respecto a la migración, es prioritario entender las futuras proyecciones demográficas de Europa con la finalidad de determinar cómo la migración actual contribuye a estas previsiones y cuál será su impacto en el futuro. Los datos en torno al envejecimiento de la población europea, el declive de su fuerza laboral, su «necesidad» económica de migrantes y la sustentabilidad de los sistemas europeos de pensiones y bienestar no tienen ningún efecto positivo verdadero en la actitud del público europeo con relación a los migrantes y a la migración. En realidad, lo opuesto es más tangible, ya que el miedo a los cambios culturales a causa del incremento de la proporción de extranjeros en la población europea a menudo supera cualquier consideración relativa a los beneficios económicos y sociales. De acuerdo con la División de Población de la Organización de las Naciones Unidas, nueve de los Estados miembros de la ue enfrentan un descenso demográfico. Es interesante que todos ellos son países ubicados en las fronteras este y sur de Europa:10 15 experimentan una tendencia demográfica estacionaria o moderadamente positiva;11 mientras que los dos países restantes (Irlanda y Luxemburgo) En orden descendente de declive demográfico: Italia, Polonia, Hungría, Portugal, Grecia, Rumania, Bulgaria y Lituania. Estos dos últimos países experimentan un grado de reducción poblacional mayor a 1 por ciento. 11 En orden descendente: Austria, Suecia, Reino Unido, Bélgica, Alemania, Malta, Dinamarca, Francia, Países Bajos, República Checa, Estonia, Eslovaquia, Eslovenia y España. En los primeros con una tendencia demográfica «moderadamente positiva» (Austria, Suecia y Reino Unido), el crecimiento poblacional se puede atribuir principalmente a los beneficios de la migración internacional. 10

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Estas observaciones de los lazos entre la migración y los desequilibrios socioeconómicos que existen entre el Norte y el Sur resaltan la forma en que la migración contemporánea se encuentra ligada a los problemas asociados al desarrollo, intrínsecos al orden neoliberal mundial. Sólo un entendimiento más profundo de los defectos fundamentales del sistema neoliberal, y de la naturaleza de los desequilibrios entre el Norte y el Sur, así como el impacto de estos desequilibrios en las intenciones y dinámicas migratorias, aunado al análisis profundo de cómo la gama existente de mecanismos y políticas afectan los flujos migratorios, puede contribuir a crear políticas gubernamentales sostenibles y progresivas para una movilidad transnacional humana, efectiva y sostenible entre África y Europa.


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tienen en promedio una tasa de crecimiento anual sobre 1 por ciento.12 En general, las tasas de fertilidad son más altas en el norte y occidente europeo y son bajas, o muy bajas, en el sur y oriente europeo. La tendencia demográfica en Europa se caracteriza por un lento crecimiento de la población que se espera disminuya en la siguiente década. De igual modo, la estructura en las edades cambiará sustancialmente, para 2050 el porcentaje de personas de 65 años o más incrementará de 19 a 30 por ciento.13 En adición, la migración se ha convertido en un componente estructural de dichas dinámicas demográficas, por ejemplo, los migrantes están reemplazando un porcentaje del crecimiento natural de la población. No obstante, esa sustitución no será suficiente para revertir las tendencias menguantes de la población en Europa, tampoco le ayudará a mantener su peso demográfico en el mundo (el cual se anticipa que descenderá del actual 7 por ciento a 4.8 en 2050). En esta crítica transición demográfica, la ue no debe soslayar la relevante contribución que la migración puede hacer en cuanto a las tendencias de su propia población.14 Aun así, la migración compensa, hasta cierto punto, la disminución de la fuerza laboral doméstica en los países europeos, incluso parece ofrecer una respuesta al envejecimiento de esa población. Las proyecciones constatan que en el caso de un escenario sin migración (sin inmigración o emigración de 2015 a 2030), la «población joven en edad laboral decrecería sin excepción en todos los Estados miembros» (Fargues, 2018:20).

Irlanda y Luxemburgo son países pequeños. En ambos casos, el continuo aumento se debe a la migración interna, incluso en Irlanda (que hasta recientemente ha experimentado una disminución del promedio de 2.1 hijos por mujer, que es la tasa de sustitución). 13 El declive en la tasa de empleo causada por el envejecimiento será contrarrestada por la entrada de mujeres en el mercado laboral, pero sólo en países donde exista una baja tasa de participación femenina, como Grecia e Italia. 14 La esperanza de que las políticas destinadas a aumentar la fertilidad sean eficaces es, sin duda, vana. La mayoría de los estudios acerca del efecto de la política familiar en la fecundidad concluyen que, a corto y a mediano plazo, hay consecuencias transitorias o bien ningún tipo de consecuencia. Paralelamente, en la mayoría de los casos, los países que basan sus esperanzas en las políticas familiares con la intención de incrementar las tasas de fecundidad, persiguen también que las mujeres se retiren del mercado laboral para criar a sus hijos, de manera que ese mercado se reduce todavía más, cuando lo que necesita urgentemente es la participación de la mujer. 12


Según el Eurostat, «en 2018, se expidieron alrededor de 3.2 millones de primeros permisos de residencia en la Unión Europea a ciudadanos no nacionalizados (...). Casi 28 por ciento de los primeros permisos de residencia emitidos en la Unión Europea en 2018 se debieron a motivos familiares, 27 por ciento a motivos laborales, 20 por ciento a razones educativas, mientras que otras razones, incluida la protección internacional, representaron 24 por ciento» (25 de octubre de 2019). 16 La diferencia entre el número de primeros permisos de trabajo expedidos en 2008 y en 2019 en Italia es de -222,089, mientras que en España es de - 44,303, en Grecia -13,522 y en el Reino Unido - 8,518. Curiosamente, el país que registró el mayor aumento es Polonia con +585,893; asimismo, es el país que emitió el mayor número de permisos de trabajo en 2018 (596,916), seguido de Reino Unido (108,150) y Alemania (68,343). Cabe destacar que en Italia en 2018 sólo 5.8 por ciento de los permisos se expidieron por motivos de trabajo (Fondazione Leone Moressa, 2019). 17 Para un recuento claro y detallado de la dinámica que determinó las grandes entradas de migrantes irregulares y solicitantes de asilo a partir de 2013, véase Fargues (2018:14 -18). 18 Las directivas existentes en Europa en el área de la migración legal incluyen la Directiva de Reunificación Familiar 2003/86/ec, la Directiva de Residentes de Larga Duración 2003/109/ec, la Directiva de Investigación y Estudiantes 2016/801, la Directiva de la Tarjeta Azul 2009/50/ec, la Directiva de Permiso Único 2011/98/eu, y la Directiva sobre Trabajadores Temporeros 2014/36/eu. Los derechos de los migrantes también están cubiertos por la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, 15

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Existen importantes vías legales para llegar a Europa. En efecto, más de 3 millones de personas arriban año con año a la ue, a través de permisos que obtienen para trabajar, reunirse con sus familias, estudiar o visitar Europa por negocios.15 Datos recientes muestran que entre 2009 y 2018, el número de primeros permisos de trabajo (incluidos los de trabajo temporal) emitidos cada año por los Estados miembros de la ue, generalmente incrementaron o se mantuvieron constantes, si bien hubo notables excepciones de países como España, Grecia, Reino Unido y, en especial, Italia, donde se registró el declive más notorio en el ámbito de permisos laborales.16 ¿De qué manera es posible conciliar esto con el gran aumento de las llegadas irregulares registradas durante la llamada crisis migratoria? ¿Existen suficientes caminos regulares y, en especial, eficientes para gestionar la necesidad de Europa y para permitir no sólo viajes seguros, sino tratos justos y humanos a las personas en movimiento? ¿O acaso estamos experimentando un corto circuito que crea obstáculos y cuellos de botella17 con el objeto de entorpecer los viajes de migrantes y refugiados a Europa, hecho que los obliga a usar rutas peligrosas e irregulares? Aunque hay vías regulares, todavía se controlan en gran medida desde el ámbito nacional, de manera que Europa continúa desempeñando sólo un papel regulador de menor importancia.18 Semejante realidad no encaja ni con un

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El estado de la situación: rutas de migración regular y migración irregular hacia Europa


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verdadero mercado único ni con la naturaleza mundial del fenómeno y la urgencia de establecer conjuntos y alianzas en materia de migración que pudieran dar resultados a escala continental. Aún se encuentra rezagado el establecimiento de vías legales veraces y coordinadas para que los migrantes lleguen a Europa de forma segura y ordenada. Una ligera excepción serían los esquemas de reasentamiento. En este específico rubro, la ue ha adquirido en los últimos años un papel coordinador más destacado, gracias a la movilización de fuentes financieras significativas, a pesar de que el número de beneficiarios todavía no es suficiente para proclamar su éxito total. Recientemente esa realidad ha sido eclipsada, por un ambiente político que ha propiciado que cualquier discusión acerca de las rutas legales para los migrantes se convierta en un tema políticamente tóxico de abordar. El enfoque general ha estribado en la necesidad de disminuir la migración irregular y elevar los regresos, además de restablecer el sentimiento de confianza y control sobre la creciente ola migratoria que enfrentó Europa en el periodo 2015 -2016. Debido a que los flujos migratorios irregulares han cesado, parece hoy existir un espacio político que posibilite reiniciar una discusión más abierta y franca en torno del tema de las rutas regulares, no sólo para refugiados sino también para los migrantes en busca de trabajo. Las iniciativas en este ámbito pueden encontrar un campo fértil para desarrollarse y permitir la instauración de una postura más coordinada a la migración legal, con el propósito de que la ue incremente su capacidad de operar como un actor mundial.

Qué se tiene que hacer Repensar las relaciones africanas-europeas Un componente indispensable para una perspectiva renovada concerniente a la gestión eficiente de la migración tiene que ver con una cooperación justa y equitativa entre los países de origen y de tránsito. En 2018, el Grupo Mundial sobre Migración de la feps expresó en su artículo «Prioritising people», que los que otorga derechos a todos, sin importar la nacionalidad. Adicionalmente, la Directiva sobre Igualdad Racial 2000/43/ec protege también a los nacionales de terceros países (tnc). Para una evaluación de la situación legislativa actual, véase Groenedijk (2019).


Conseguir alianzas justas e integrales en el área de la migración con los países de origen y de tránsito no es, per se, un objetivo innovador. Desde la adopción del Enfoque Global de la Migración y la Movilidad (gamm, por sus siglas en inglés) y la Alianza para la Movilidad, los ingredientes clave de una cooperación equitativa han sido categóricos para la ue y sus países asociados. Si bien los ingredientes son entendidos y aceptados por todos, la ausencia de un «chef» accesible e imparcial capaz de mezclarlos en un recipiente a la medida que sea «digerible» por cada una de las partes involucradas, representa todavía un límite fundamental del compromiso de la ue en ese campo. El sistema permanece demasiado fragmentado sin una clara línea de información o coordinación. De complementaria manera, con una lección clave aprendida con el paso de los años es que los acuerdos sobre la migración requieren ser flexibles y adaptarse constantemente a fin de responder a las cambiantes realidades de los flujos migratorios. La antigua visión europea, basada en acuerdos internacionales voluminosos e inexorables, con procedimientos aprobados e implementación de responsabilidades, no encaja con la realidad de la migración. El concepto más flexible de alianza, apoyado en el entendimiento informal de patrones y circunstancias evolutivos, así como en la confianza recíproca, se considera el más apropiado para responder a las realidades operacionales; sin embargo, requiere estructuras y la habilidad para tomar decisiones inmediatas. Asimismo, precisa instrumentos correspondientes que se articulen perfectamente —todo aquello de lo que carece en gran medida el sistema burocrático y diplomático de Bruselas. Es notorio, no obstante, que la desburocratización y la flexibilidad no deberían de ninguna manera realizarse a expensas de la consulta y la transparencia. Ir más allá del modo de crisis de años recientes requiere la habilidad para ser más abierto e inclusivo en el proceso de toma de decisiones con respecto a otras instituciones, primero y principalmente el Parlamento Europeo, así como con la sociedad civil. Esto representa una última y decisiva oportunidad en la específica e invaluable posesión de conocimiento de las realidades operacionales en esa área

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Una mirada a las alianzas desde el punto de vista de Europa...

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«pactos de movilidad justos y equitativos debían tomar en cuenta los intereses y las necesidades de los países de origen y ofrecerles a ambos resultados prácticos y beneficiosos», ya que se trata de una precondición necesaria en el establecimiento de canales para la migración regular.


y contribuye a entender mejor la migración. Por otra parte, las organizaciones de la sociedad civil necesitarán adaptar su enfoque, alejándose de manera parcial de la actitud de «sólo defensa» y desarrollando la habilidad para integrar óptimamente sus ideas y opiniones con las realidades políticas.

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... y desde el punto de vista de África

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Mediante tales asociaciones y otros acuerdos, la ue ha tenido un papel crítico en el desarrollo de políticas migratorias dentro de África. Desde el año 2000, la Unión Africana y la ue han adaptado diversos marcos sobre la migración, de modo que sus alcances se han diversificado: desde el concentrarse en las causas fundamentales de la migración, hasta el fortalecimiento de sinergias entre la migración y el desarrollo; desde el mejoramiento de la gestión fronteriza y del combate contra la migración irregular hasta promover la protección internacional; desde el direccionamiento del turismo sexual y otras formas de explotación sexual, así como el abuso de mujeres y niños, hasta lograr combatir la xenofobia y el racismo; desde la creación de oportunidades laborales en los países africanos hasta la concepción de estrategias sobre reducción de la pobreza. Estas iniciativas incluyen el Programa de Acción de El Cairo firmado en 2000, el Proceso de Rabat, la Declaración Conjunta África-Unión Europea sobre Migración, el Proceso de Trípoli, el Proceso de Jartum, la Cumbre de La Valeta sobre Migración 2015 y el establecimiento del Fondo Fiduciario de Emergencia de la Unión Europea para África; por último, pero no menos importante, el Marco de Asociación en materia de Migración de la Unión Europea, lo que mejora el papel del Servicio Europeo de Acción Exterior en ese rubro, bajo los auspicios del Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad. Debido a que la migración cada vez más es vista a través de lentes de «presión» e «inseguridad», impulsada por el fuerte aumento en el flujo de refugiados, solicitantes de asilo y de migrantes irregulares hacia Europa, la respuesta política se fundamenta, de manera inevitable, no sólo en la gestión y control de las fronteras, sino en la militarización total. En consecuencia, los nuevos acuerdos y las alianzas se centran mayormente en la seguridad de la migración y se negocian de modo bilateral sin el consentimiento de otros países en la región. Se trata de un hecho que está lejos de colocarse en segundo plano. Tanto las propuestas como las acciones para aumentar la asistencia y la cooperación militar y de seguridad, incluyendo la provisión de equipo y las recientes


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tecnologías de control fronterizo, el aumento en el intercambio de información e inteligencia, y el apoyo para el despliegue militar con la intención de disuadir la migración, se convierten cada vez más en parte de las relaciones entre los Estados miembros de la ue y sus socios africanos. Esta perspectiva, centrada en la seguridad, tiene un impacto en la migración intraafricana. Tal como se asentó, la mayoría de la migración africana internacional ocurre en el mismo continente africano; no obstante, la disposición de restricciones introducidas como solicitud de la ue o de sus Estados miembros obstaculiza la movilidad intraafricana y presume una interferencia jurisdiccional injusta. Por ejemplo, desde 2014 y 2015, los países norafricanos han dejado de reconocer el laissez passer de la Unión Africana. Todavía más, la ue, mediante diferentes políticas, ha impulsado controles fronterizos entre la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (ecowas, por sus siglas en inglés), pese a que ésta había conseguido el libre tránsito de personas entre sus Estados miembros. Es discutible si dichas intervenciones políticas han atendido las necesidades de África, puesto que es obvio que la meta real es reducir los flujos migratorios de África hacia Europa. En ese sentido, las prioridades de seguridad en África y Europa difieren sustancialmente. Priorizar las preocupaciones europeas por encima de las africanas alienta la percepción en torno de que la ayuda de los donantes sólo persigue sus propios intereses. De complementaria manera, es muy posible que los principales agentes a cargo de la seguridad fronteriza terminen disfrutando de un papel privilegiado como guardianes, situación que les facilitaría el apoyo de los donantes, en detrimento de las necesidades más apremiantes. Cabe destacar que el enfoque de la ue para contrarrestar la migración enfatiza en el logro de un éxito operacional a corto plazo, en lugar de concebir políticas de gestión migratoria a largo plazo (y más lentas), indispensables para conducir la movilidad y la seguridad. Asimismo, deben considerarse otras consecuencias de la visión europea relativa a la movilidad en África. Primero, el obstaculizar a las personas el libre tránsito dentro de África sólo aumentará el uso de rutas irregulares; derivado de ello, los migrantes serán más vulnerables a las redes criminales, a la discriminación y a la explotación. Segundo, la titulización de la migración repercute en las economías de los países africanos. Mientras África se esfuerza por hacer avanzar un área continental de libre comercio, al entorpecer la libre circulación de personas y contener a las fronteras, perjudica el potencial del comercio intraafricano y el desarrollo de


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África. Lo anterior provocaría que un número mayor de africanos quisiera abandonar su país de origen con la intención de buscar una mejor vida en otro lugar. Tercero, el enfoque titulizado de la migración corre el riesgo de fortalecer a los gobiernos autocráticos locales, de exacerbar las tensiones políticas y de bloquear nuevos avances democráticos. Cuarto lugar —y quizá el más importante—, el recurso frecuente de la ue de fomentar el desarrollo con la finalidad de contener las corrientes migratorias no sólo puede ser contraproducente (en efecto, un mayor desarrollo puede fomentar una mayor emigración) sino que éticamente es cuestionable. La ayuda para el desarrollo es y debe seguir siendo el único objetivo.

Una nueva generación de pactos de movilidad Las prioridades y los intereses africanos y europeos pueden ser conflictivos, en particular si el énfasis se ubica en metas de seguridad a corto plazo, en lugar de la promoción a largo plazo del desarrollo sostenible y equitativo. Si bien los países de la ue están interesados en buscar una mejor cooperación con los socios africanos en diversos asuntos, como el regreso de migrantes irregulares, el control fronterizo y la protección de los refugiados, los países africanos desearían estudiar las oportunidades con el propósito de establecer canales de migración legal hacia la ue —no solamente porque la migración africana entraña una dinámica económica a través de las remesas, como se ha apuntado con anterioridad. Desarrollar una nueva generación de alianzas constructivas y sustentables, justas y amplias, entre la ue y África es clave en el andamiaje de una base común de cooperación entre esas dos orillas del Mediterráneo. Tales alianzas podrían abrir toda una nueva gama de oportunidades tanto para África como para Europa. En contraste, la externalización del control migratorio es percibida por el Sur como un intento de compensar el mal manejo y la incompetencia institucional en el Norte. De igual modo, la ue es concebida como ingenua y obstinadamente aferrada a una perspectiva unilateral de las realidades migratorias —que en cambio requiere colaboración. Un gesto de buena voluntad por parte de la ue sería tomar en cuenta esas problemáticas para que los esfuerzos futuros no repitan el fracaso del pasado. A continuación se presentan algunas propuestas que contribuyen a dar forma a una nueva generación de acuerdos: La ue necesitará aumentar significativamente su capacidad de aprovechar las vías legales coordinadas como ingrediente crucial para establecer alianzas


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justas y estables con sus vecinos. Será preciso también reabrir el programa de liberalización y facilitación de visados a fin de colaborar con los principales asociados. El punto de referencia debería ser el Pacto Mundial sobre Migración. • Las alianzas con África no deberían enfocarse de modo desproporcionado en temas de seguridad. Se debe dar prioridad al desarrollo económico y social, mediante la creación o el mejoramiento de las perspectivas de desarrollo en los países de salida y de tránsito. La ue requiere revisar algunas de sus políticas comunes, incluidas las políticas comerciales y la política común agrícola, que contribuyen a la perpetuación o al deterioro de los desequilibrios socioeconómicos entre el Norte y el Sur, comentados previamente. Asimismo, concerniente a la crisis climática a la que se enfrenta nuestro planeta —la cual está causando cada vez más desplazamientos de personas— todo acuerdo con África debería promover un mayor respeto por el medio ambiente y evitar un deterioro ulterior de los escasos recursos naturales, como el agua en el continente africano. En este contexto, debería abordarse seriamente la necesidad de enmendar la ley internacional de refugiados para integrar la movilidad transfronteriza causada por la crisis medioambiental. • La perspectiva y los intereses de los países africanos relevantes deberían incluirse en el proceso de toma de decisiones. Las tendencias actuales muestran que los países africanos son excluidos de tales procesos, aun cuando se planifican proyectos que los involucran de manera directa. En el caso de los proyectos del Fondo Fiduciario de Emergencia de la Unión Europea para África (etuf, por sus siglas en inglés), por ejemplo, es una junta en Bruselas la que los revisa y los adopta. Los países beneficiarios sólo son observadores sin derecho a voto, a menos que contribuyan financieramente. Dicha realidad, aunada al planteamiento de seguridad aprobado en las relaciones entre los dos continentes, está debilitando las relaciones entre los gobiernos africanos y sus ciudadanos. • Los pasados acuerdos deberían renegociarse para evaluar los nuevos desarrollos y acuerdos que se han negociado a fin de regular la relación mutua de los países africanos, tales como los protocolos destinados a mejorar el desplazamiento de personas y el comercio al interior de África. La ue debería, por ejemplo, apoyar la aplicación del Protocolo sobre la libre circulación de la Unión Africana, aprobado en 2018, y del Área Continental Africana de


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Libre Comercio (a fcfta, por sus siglas en inglés).19 Lo anterior favorecería a África en la consecución del desarrollo sostenible intracontinental y en la movilidad de los individuos, gracias a la prosperidad del comercio. • En cuanto a los retornos y a la readmisión, cabe subrayar que no existe fundamento en el derecho internacional para que la ue pretenda que los Estados sean, de alguna manera, responsables de readmitir a los no nacionales, quienes pudieron haber pasado por su territorio de camino a Europa, pero que fuera de ello no tienen ninguna conexión con el país. Los países de tránsito, como Marruecos, Argelia o Túnez, deben readmitir a sus propios ciudadanos que viven en situación irregular en el extranjero, aunque no es viable obligar a ningún país africano a readmitir a los migrantes extranjeros en su territorio. Es discutible que la aceptación de estas medidas se vincule a la facilitación de visados y que probablemente precipite más migración irregular. En esa lógica, la externalización de la gestión de la migración (y las operaciones de búsqueda y rescate) a países terceros, con normas democráticas y de derechos humanos cuestionables, debería revisarse con minuciosidad. • La sociedad civil y las organizaciones de investigación deben renovarse. Estas organizaciones tienen la capacidad de recordar a los gobiernos que, si se adopta una perspectiva a largo plazo, en vez de políticas a corto plazo y con poca visión de futuro que absorben las prioridades y los intereses transitorios, se abordarán mejor las causas fundamentales de la migración. El éxito de una nueva generación de acuerdos, alianzas o pactos de movilidad dependerá no sólo de lo que ofrezcan, sino de lo que sean capaces de entregar. Todavía más, deben proponerse en un marco de igualdad y equidad, no de coacción. Diversos «países de origen» consideran que las personas son el «recurso natural» más valioso, el cual es necesario cultivar, desarrollar y apreciar. Sus habilidades y su trabajo poseen valores en ambos extremos de la ecuación, ya sea a través de las remesas o de la adquisición de habilidades traducibles. Estas propuestas se aplican a las relaciones entre Estados u organizaciones regionales; no obstante atañen a individuos cuyos derechos, dignidad e intereses se pasan por alto con mucha frecuencia, cuando no se niegan por completo. Se degrada su trabajo, se descuidan sus habilidades y competencias, se anulan sus aspiraciones. Los acuerdos, las políticas y los mecanismos no sólo afectan a las El Acuerdo que Establece el Área Continental Africana de Libre Comercio (a fcfta, por sus siglas en inglés) entró en vigor el 30 de mayo de 2019, mientras que su fase operacional en julio del mismo año. El acuerdo comercial debe empezar el 1 de julio de 2020. 19


El número de mujeres que se desplazan, incluidas las que viajan solas y de manera independiente —por trabajo, estudio o como jefas de familia que emigran para satisfacer las necesidades económicas de sus familias—, aumenta constantemente. Lo cierto es que la migración, en particular la africana, se juzga a través de una visión masculina. Como se ha comentado, es muy común que se ignoren los derechos, la dignidad y los intereses de los migrantes, y que su trabajo se degrade. Ello es más palpable en el caso de las mujeres. El aumento de las mujeres migrantes se asocia a su creciente papel dentro de la economía. Pese a esta realidad, son menos capaces que los hombres de perseguir sus propios intereses. Por lo general, migran como resultado de una decisión familiar y, en mayor medida que los hombres, eligen su destino con base en las oportunidades económicas percibidas y la existencia de redes sociales. Aparte de los riesgos y desafíos que enfrentan los migrantes varones cuando se encuentran en los países de tránsito y de destino, las mujeres migrantes deben enfrentar amenazas y problemas más específicos. Son objeto de violencia en todas las etapas del proceso migratorio, ya sea por motivos basados en género o problemas relacionados (o ambos a la vez). Dichos riesgos son mayores si la mujer no está acompañada por un hombre. Corren también un mayor riesgo de abuso y explotación, trabajo forzoso y trata en todas las etapas de su viaje. Además, tienen un acceso más limitado a la información y a opciones de migración más regulares. En los países de destino, un alto número de mujeres migrantes son empleadas en los sectores informales y, al no tener derechos laborales, están más expuestas a abusos. Se emplean de forma desproporcionada en trabajos no calificados, en concreto en los sectores doméstico, de cuidado y agrícola, que tradicionalmente son infravalorados y desprotegidos. En adición, el acceso a los servicios, desde los de sanidad y educativos, hasta los de justicia y bancarios, es más difícil para las mujeres que para los hombres.

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Más y más mujeres migran

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relaciones mutuas de los países, repercuten, además, directamente en la vida, en las opciones y en las oportunidades de los seres humanos, incluso en su supervivencia. En efecto, esto debe ser siempre el hilo conductor de las acciones de la ue y de sus Estados miembros, a fin de actuar conforme a sus principios y valores esenciales.


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Las mujeres que migran por razones económicas sufren una carga incluso mayor debido a la manutención familiar o a la separación de sus hijos y seres queridos. A pesar de todos estos obstáculos y dificultades, las pruebas demuestran que las mujeres envían aproximadamente la misma cantidad de remesas (que corresponden a una buena parte de sus ingresos) que los hombres migrantes, pero lo hacen con mayor regularidad y durante periodos más largos. Estas observaciones muestran que es ineludible un enfoque de género en las políticas migratorias, ya que la mayoría tiende a ser neutral en cuanto al género o se concentra en los hombres. Por otra parte, es primordial señalar que las medidas migratorias restrictivas poseen un efecto desproporcionado en las mujeres y los niños migrantes. Este es un elemento que debe tenerse en cuenta al examinar la oportunidad de abrir nuevas rutas migratorias más seguras y regulares hacia Europa.

Hacia una convergencia del mercado laboral europeo

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Previamente se destacó que la legislación europea en materia de migración desempeña una limitada función reguladora. Ha sido muy difícil superar los diferentes intereses y prioridades que se perciben entre los Estados miembros de la ue al momento de regular el acceso a su territorio y a sus mercados laborales. Las competencias se protegen celosamente bajo el pretexto de preservar la soberanía (tópico que todavía es más efusivo en estos tiempos de nacionalismo renovado o, como se ha llegado a llamar, de soberanía). Las diferencias citadas dependen también de factores del país de destino, como la situación económica, la geográfica o el idioma, así como de sus vínculos históricos (y coloniales) con los países de tránsito y de origen. Empero, es evidente la necesidad de una convergencia cada vez mayor en un régimen de mercado único, con la finalidad de preservar la libre circulación de personas en el área de Schengen. Se ha documentado20 hasta qué punto las fuerzas laborales mundiales, incluida la ue, dependerán de los migrantes para compensar el envejecimiento de la población y la consecuente disminución de las fuerzas laborales de los Estados miembros de la ue. Y aunque es inaceptable por parte de muchos gobiernos europeos y un número significativo de la opinión pública de Europa, se explorarán nuevas vías comunes que permitan la entrada regular de migrantes a la ue y a 20

Véase por ejemplo, Taran (2018).


21 Por ejemplo, hay evidencia de que el cambio a una economía verde tiene un doble beneficio. Esas políticas crean más empleos en energía renovable, en infraestructura de transporte público y en tecnologías energéticas para conservación/eficiencia de los sectores residencial, comercial e industrial, a la vez que coadyuvan a la crisis climática mundial. La Red de Energía Verde de Canadá ha demostrado cómo una asignación de 5 por ciento del presupuesto federal puede crear un millón de puestos de trabajo en un plazo de cinco años y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero hasta en 35 por ciento (gen, s/f).

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sus mercados laborales: desde las visas de trabajo hasta las rutas para estudiantes internacionales en transición al empleo, así como prácticas profesionales y sistemas migratorios circulares, etcétera. La falsa y generalizada creencia de que los migrantes «roban» los trabajos de los nativos debe rechazarse de manera tajante. A decir verdad, la correlación entre el desempleo y la migración sugeriría que «el patrón dominante es aquel en el que a mayor migración menos desempleo» y no lo contrario (Fargues, 2018:25 -26). En este contexto, los esquemas de admisión nacional para el trabajo migrante compiten contra los (pocos) esquemas europeos existentes, con actores nacionales (empleadores, trabajadores y autoridades nacionales) que optan por la flexibilidad de los primeros más que por la complejidad de los segundos. Así se perpetúan las diferencias en el mercado laboral de un Estado miembro a otro (Groenedijk, 2019); sin embargo, será necesario trabajar por mercados laborales menos divididos y divisorios. Las instituciones públicas que lidian con temas laborales, junto con empleadores y sindicatos, deberían estar facultadas para diseñar nuevas oportunidades laborales basada en las necesidades reales de sus países.21 Si bien no es fácil predecir las necesidades de los mercados laborales, se pueden identificar las tendencias. Aunque dicha información debiera reunirse y procesarse a escala local (debido no sólo a las diferencias entre los Estados, sino también entre las regiones), los planes tendrían que compartirse en los ámbitos nacional y europeo, con el objeto de construir una gobernanza ascendente con distintos niveles en los mercados laborales y para orientar mejor el libre tránsito intraeuropeo de personas y una estrategia común para la migración. Con el propósito de luchar contra la irregularidad y la explotación de los migrantes irregulares, sería conveniente garantizar la entrada a los mercados laborales con estatus legal, a los trabajadores migrantes ya establecidos en la ue pero que carecen de un estatus definido de empleabilidad a causa de su «limbo legal».


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Sistemas eficaces de reconocimiento de credenciales y un compromiso compartido con la equidad y la no discriminación

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Introducir sistemas imparciales de reconocimiento de credenciales para las destrezas de los migrantes y mejorar su acceso a información clara que regule los requisitos profesionales, conduciría a la previsibilidad en cuanto a las normas de empleo y definiría mejor los procedimientos y procesos indispensables para trabajar en diversos campos. Elaborar instrumentos con la intención de reconocer de modo efectivo y rápido las habilidades y credenciales reales de los recién llegados puede ayudar también a prevenir abusos laborales, a asegurar tratos justos y a combatir la xenofobia. La capacidad y la determinación de reunir información sobre los perfiles y las capacidades de los migrantes son, verdaderamente, desiguales en toda la ue. Cuando las personas desembarcan en las fronteras de la ue se sabe muy poco o nada acerca de sus cualificaciones o conocimientos, a pesar de que ello contribuiría a canalizar sus capacidades en beneficio de la persona y del espacio al que arriban. Asimismo, llenar esta laguna de información es clave para permitir su transición legal al mercado laboral formal. Para este fin, sería entonces útil armonizar y optimizar las políticas a escalas nacional y europea relativas al proceso de reconocimiento internacional de credenciales y cualificaciones, así como la experiencia laboral previa, situación que igualmente hace este proceso más transparente y accesible. Muchos migrantes enfrentan enormes dificultades al lidiar con un proceso que a menudo es largo, costoso, en ocasiones «misterioso» y, por lo tanto, frustrante. Una evaluación de las cualificaciones de los migrantes potenciales, aunado a la disponibilidad de una amplia gama de información (mediante portales especializados, consejería en línea y apoyo previo a la salida), que incluso se provee antes de la llegada al país de destino, añadiría previsibilidad a los migrantes y empleadores. Tales procedimientos aumentarían la conciencia de los recién llegados en cuanto a sus opciones y oportunidades en el mercado laboral del país de destino, además les permitiría prepararse para entrevistas de trabajo y para incrementar sus habilidades lingüísticas —crearían de esa forma mejores oportunidades de integración. Las metodologías objetivas de evaluación (proporcionadas por las partes interesadas) con relación a las credenciales, las habilidades y la experiencia de los migrantes harían posible mitigar la inconsciente discriminación o prejuicio, y


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enfrentarían la xenofobia y el racismo sistemáticos —lo que soportan los migrantes cuando buscan un trabajo. Otra herramienta, usada en Canadá por citar un caso, es el llamado programa de tutorías, que iguala a los profesionales con formación internacional con aquellos que residen en los países receptores. Es típico que los mentores introduzcan a los inmigrantes a sus redes profesionales, de esa manera los ayudan a identificar empleadores potenciales y los asesoran en realidades culturales específicas, con lo que aceleran la integración de los recién llegados dentro del mercado laboral. Las medidas encaminadas a facilitar el acceso a los recién llegados en los mercados laborales deberían acompañarse por políticas que aborden las inequidades socioeconómicas existentes en los países y las comunidades receptores, por ejemplo, mediante la creación de oportunidades laborales. La meta debería ser que los migrantes complementen a los trabajadores nativos en lugar de reemplazarlos, para evitar una fuerte segmentación del mercado laboral y el agravamiento de las divisiones sociales. Desafiar a la xenofobia y al racismo, evitar el abuso y promover la integración de los migrantes en los mercados laborales, así como prevenir el dumping social, puede remediarse mediante la reorientación del lenguaje. En la actualidad hay un uso extendido de términos como «altamente calificados» o «poco calificados» (y el discurso político y la legislatura a escalas europea y nacional refleja esta distinción); sin embargo, estos términos con frecuencia dejan de lado las competencias reales de los migrantes —quienes comúnmente son empleados en trabajos que no reflejan sus habilidades, conocimiento y educación. Estos términos disfrazan de manera sutil una actitud xenofóbica, incluso racista, sexista y elitista. En adición, tienden a desestimar y hasta negar las verdaderas habilidades inherentes en ciertas ocupaciones. Un término más apto podría ser «salario bajo» y «trabajos precarios». Por ejemplo, el cuidado infantil o de personas mayores, oficios ocupados sobre todo por mujeres, se consideran trabajos poco calificados, aun y cuando este tipo de actividades requieren una amplia gama de habilidades sociales, paciencia, perspicacia, empatía. Expresiones como «salario bajo» y «salarios altos» denotan mejor la realidad de los trabajos a los que se refieren, sin estigmatizar al titular o hacer menos su historia personal.


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Conclusión

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Las elecciones europeas de 2019 y la inauguración de una nueva Comisión Europea, con un componente progresista notable, brindan la oportunidad de dirigir a la ue y a sus Estados miembros hacia políticas migratorias internas con una mayor inclusión en el ánimo de conseguir una cooperación externa más equitativa con los países de origen y tránsito. Con la intención de alcanzar las nuevas políticas y promover las medidas que sugerimos, la ue debería ejercer totalmente las responsabilidades y competencias que se le otorgaron con el Tratado de Lisboa. Somos conscientes de que el Tratado preserva y garantiza «el derecho de los Estados miembros a establecer volúmenes de admisión en su territorio de nacionales de tercer país procedentes de terceros países con el objetivo de buscar trabajo por cuenta propia» (art. 79, par. 5). Aunque también otorga al Parlamento y Consejo Europeo, de acuerdo con el procedimiento legislativo ordinario, la habilidad para adoptar medidas sobre las condiciones de entrada y residencia, y sobre la definición de los derechos de los nacionales de terceros países que radiquen legalmente en un Estado miembro (art. 79, par. 2). Pese a que esta competencia se ha ejercido en años anteriores, se puede hacer mucho más dentro de sus límites, si se defienden la visión, el coraje y la voluntad política para lograrlo. Es crucial para Europa alejarse de su visión eurocentrista y de los intereses europeos considerados, y en su lugar dirigir la migración conforme a la lógica global que exige una visión y medidas mundiales. Desdeñar de modo persistente las profundas inequidades que son la base de la migración, ignorar las perspectivas de los países de origen e intentar la imposición de una agenda europea cifrada en el miedo, puede reducir a corto plazo el número de personas que llegan a Europa; no obstante, también se agravarán las condiciones ambientales y socioeconómicas que inducen a las personas a migrar como primera opción. Repensar la política migratoria de Europa demanda una sólida voluntad, política y coraje. Adicionalmente, se presentará una firme resistencia por parte de un número importante de actores, quienes o bien se oponen tenazmente a la migración por razones ideológicas o utilitarias, o bien temen tomar un giro que pueda ser impopular entre los votantes. En este último caso, los malabarismos entre posiciones incoherentes quizá provocarán el descontento de una u otra parte del electorado y, a la larga, resultarán contraproducentes.


Referencias Castles, Stephen y Raúl Delgado Wise (2008), Migration and development. Perspectives from the South, Organización Internacional para las Migraciones, Ginebra.

Es tiempo de dirigir la migración juntos

En ese sentido, correr el riesgo de cambiar la perspectiva y la narrativa de los ciudadanos europeos es algo justificado y digno. Los migrantes son personas con plenos derechos y aspiraciones, cambiar la línea de la trama política manifiesta una oportunidad progresiva para Europa. En lugar de atrincherarse en fronteras cada vez más duras, la ue debe actuar como un actor mundial justo. La reforma de sus relaciones con los países de origen y tránsito, y en concreto con los países africanos, a partir de la necesidad de apoyar sus desarrollos sostenibles y de manera conjunta controlar mejor la migración, es categóricamente algo que debió hacerse hace mucho tiempo.

European Commission (2018), «Results of special Eurobarometer on integration of immigrants in the European Union», European Commission, en https://ec.europa. eu/home-affairs/news/results-special-eurobarometer-integration-immigrants -european-union_en

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Eurostat (25 de octubre de 2019), «First residence permits issued in the eu Member States

300bdec438cb

Fargues, Philipe (2018), «Maintaining Europe’s place in the world», en Raffaele Marchetti (ed.), Debating migration to Europe, Abingdon, Routledge. Fondazione Leone Moressa (2019), Frontiere chiuse, ma non per tutti. I paesi europei che attraggono lavoratori immigrati. Foundation for European Progressive Studies (feps) (2018), Prioritising people: a progressive narrative for migration, Bruselas, feps, en https://www.feps-europe.eu/component/ attachments/attachments. html?task=attachment&id=139 Frontex (8 de enero de 2020), «Irregular migration into eu at lowest level since 2013», Frontex, en https://frontex.europa.eu/media-centre/news-release/flash-report -irregular-migration-into-eu-at-lowest-level-since-2013 -n5phia Giovannetti, Giorgia y Mauro Lanati (2016), «Migration and development: a focus on Africa», en Anna Triandafyllidou (ed.), Routledge handbook of immigration and refugee studies, Nueva York, Routledge, pp. 236 -238.

Foundation for European Progressive Studies (feps)

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Green Economy Network ( gen) (s/f), «One million climate jobs challenge», en https:// greeneconomynet.ca/one-million-climate-jobs-challenge/ Groenedijk, Kees (2019), «Legal Migration», en Marie de Somer, Philipe de Bruycker y Jean Louis de Brouwer (eds.), From Tampere 20 to Tampere 2 .0: towards a new European consensus on migration, European Policy Centre. International Institute for Applied Systems Analysis (iiasa) (2016), «Sustainable development goals lead to lower population», iiasa , en https://www.iiasa.ac.at/ MIGRACIÓN y DESARROLLO

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Mazzeti y Sebastiano Ceschi (eds.), Ripartire dall’Africa. Esperienze e iniziative di migrazione e di co-sviluppo, Roma, Donzelli Editore.


Semblanzas

María Eugenia Anguiano Téllez es profesora investigadora en el Departamento de Estudios Sociales del Colegio de la Frontera Norte. Aborda temas referentes a la movilidad humana interna e internacional. Es doctora en Ciencia Social con especialide Migración en El Colegio de la Frontera Norte. Destacan sus publicaciones The world through borders. The difficult journey of migrants in transit (2018), Migrantes en tránsito a Estados Unidos. Vulnerabilidades, riesgos y resiliencia (2016) y Cruce de fronteras. Movilidad humana y políticas migratorias (2015). Magdalena Arias Cubas es investigadora asociada del Instituto Alfred Deakin para la Ciudadanía y la Globalización. Actualmente trabaja en el proyecto «Un acerca-

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dad en Sociología, recientemente coordinó el programa de Doctorado en Estudios

miento transcultural al sentido de pertenencia y al compromiso entre los jóvenes migrantes», financiado por la Australian Research Council (arc); y para la unesco en la Cátedra de Investigación Comparada en Diversidad Cultural y Justicia Social. Es doctora por la Universidad de Sídney, dentro de sus líneas de investigación se encuentran la migración humana, el trabajo migrante, la globalización y procesos

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transnacionales, el desarrollo humano y la desigualdad. Sociales de la Universidad de Holguín, Cuba. Se ha dedicado a la investigación de los estudios sobre la Revolución cubana desde el exterior y la economía cubana en el periodo revolucionario, entre sus publicaciones recientes pueden citarse La Revolución cubana vista desde el exterior (2019), Los Estados Unidos y Cuba en la era del modelo republicano (1898-1958). De la dominación a la hegemonía (2016) y el artículo «Reflexiones acerca del papel del mercado, la planificación y la propiedad en el socialismo» (2018). Selene Gaspar Olvera, maestra en Demografía Social y Actuaria por la unam e investigadora de la Unidad Académica en Estudios del Desarrollo, adscrita al proyecto Sistema de Información Sobre Migración y Desarrollo en la Universidad Autónoma de Zacatecas (simde-uaz). Sus líneas de investigación son el análisis demográfico y migración internacional, el análisis de los hogares y los métodos cuantitativos. Recientemente ha publicado el libro Integración de los inmigrantes mexicanos que llegaron en la infancia a Estados Unidos (2018), y los artículos «Confrontando el discurso dominante: las remesas bajo el prisma de la experiencia mexicana», en

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Elier Córdoba Carracedo es profesora auxiliar y consultante en la Facultad de Ciencias


coautoría con Raúl Delgado Wise (2018); «Población de origen mexicano en Estados Unidos 1994 -2017 y proyecciones a 2030 » (2019); «Estadounidenses de origen mexicano emigrados a México 2010 y 2015» (2019); «Medición de la emigración de México a Estados Unidos, 1950 -2016 ».

Mary Hyland terminó su doctorado en la Universidad de la Ciudad de Dublín, sus temas de investigación se centran en la intersección de las relaciones laborales y la migración; ha publicado en diversas revistas relacionadas con la migración. MIGRACIÓN y DESARROLLO

Ronaldo Munck es jefe del Departamento de Participación Cívica en la Universidad de la Ciudad de Dublín, además realiza cátedras sobre estudios del desarrollo como profesor visitante en distintas universidades (Liverpool, St Mary's Halifax y Buenos Aires). En la actualidad labora como profesor adjunto en la Universidad Técnica Particular de Loja (utpl) en Ecuador. Ha publicado numerosos textos sobre asuntos laborales, recientemente aparecieron los libros Rethinking global labour: after neoliberalism (2018) y fue editor de Rethinking Latin American development: other worlds are possible (2017). Arturo Nieto Mendoza. Es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos; realizó el Doctorado en Derecho Parlamentario por la uaemex; además, hizo una estancia de investiga174

ción en el Doctorado de Gobierno y Administración Pública en el Instituto Universitario José Ortega y Gasset, adscrito a la Universidad Complutense de Madrid en España. Sus líneas de investigación abarcan diversos temas: políticas migrato-

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rias, gobernabilidad y gobernanza. En el presente también es doctorante por el Programa de Posgrado en Ciencias Políticas y Sociales de la unam. Sobresalen sus artículos «Líbano: puerta para la paz», Revista Voz y Voto (175); y «El servicio público y la profesionalización en el Estado Moderno», Revista iapem (62). Enaidy Reynosa Navarro, es docente investigador del Instituto de Investigación en Ciencia y Tecnología en la Universidad César Vallejo, Perú. Calificado como Docente Investigador nivel i del Grupo María Rostworowski del Registro Nacional Científico, Tecnológico y de Innovación Tecnológica del Perú (Renacyt). Recientemente publicó los artículos «Importancia de la formación axiológica para el desarrollo sociocultural en Latinoamérica» (2019) y «Estrategias didácticas para investigación científica: relevancia en la formación de investigadores» (2020). Luz Helena Rodríguez Tapia es profesora del posgrado en Antropología de la unam, sus líneas de investigación son migración internacional, inmigración, extranjería y sociodemografía. Obtuvo el grado de Maestra en Estudios de Población por el Colegio de la Frontera Norte, su más reciente artículo se titula «El papel de las políticas migratorias dentro del flujo migratorio China-México» (2019).


Ernesto Santiesteban Leyva es profesor asistente en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Holguín, Cuba. Se ha dedicado a la investigación del desarrollo cultural comunitario de comunidades urbanas en Holguín, así como al estudio de las experiencias en la formación de las competencias profesionales en las universidades cubanas y extranjeras. Entre sus publicaciones destacan «El sistema educacional cubano en la formación de las competencias profesionales» (2015) y

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«La economía y la cultura en el contexto contemporáneo» (2015).

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Normas para la recepción de originales

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bitrada y publicada por la Red Internacional de Migración y Desarrollo. 2. Los trabajos deberán ser inéditos y sus autores se comprometen a no someterlos simultáneamente a la consideración de otras publicaciones. Deberán ser resultado o avance de investigaciones originales de alto nivel, enmarcados en las Ciencias Sociales y enfocados en el problema de la migración internacional y el desarrollo. Pueden enviarse trabajos en español y en inglés; serán publicados en esos idiomas. Los autores conceden su permiso para que sus artículos sean difundidos por medios impresos y electrónicos por la Red Internacional de Migración y Desarrollo. 3. Los autores deberán remitir los originales en formato compatible con los programas estándares de procesamiento de textos (Word) en plataforma Windows tamaño carta, a doble espacio y por una sola cara, con tamaño de letra de 12 puntos en fuente Times New Roman. 4. Considerando que una cuartilla tiene 27 renglones y entre 60 y 64 caracteres con espacios e interlineado doble, los trabajos tendrán una extensión de entre 20 y 25 cuartillas; los textos destinados a las secciones «La voz de los actores», entre 12 y 15, y a «Coyuntura y debate», entre 15 y 20. 5. Los trabajos deberán acompañarse de los siguientes datos, con una extensión no mayor de diez líneas: nombre completo del autor o los autores, nacionalidad, máximo nivel de estudios alcanzado, institución, centro de adscripción y línea de investigación, cargo que desempeña, número telefónico, dirección postal, dirección electrónica, dos o tres referencias bibliográficas de las publicaciones recientes o relevantes, información que considere relevante. 6. Anexo al artículo, deberá enviarse un resumen de 150 palabras (o diez renglones) en el idioma en que esté escrito y cinco palabras clave, que faciliten su inclusión en los índices y bases de datos bibliográficos. Migración y Desarrollo traducirá, en su caso, el resumen al inglés y utilizará esa síntesis para su difusión en el portal de Internet de la propia Red. 7. Los cuadros, mapas y gráficas deberán presentarse de forma clara y precisa; invariablemente deberán incluir la fuente o el origen de procedencia, y en el texto

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1. Migración y Desarrollo es una revista semestral de investigación científica ar-


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deberá indicarse su colocación exacta. Es importante considerar que la revista se imprime en negro y que, por lo mismo, la información referida a los gráficos deberá ajustarse a estas condiciones; en ningún caso se podrá incluir en la publicación un elemento gráfico en color (es necesario prescindir de recursos tales como «códigos de color»). Para la mejor presentación de estos elementos, se requiere el envío de los archivos en los que se elaboró el gráfico (Excel, Illustrator, Photoshop, InDesign). 8. Se presentarán las notas a pie de página y deberán estar escritas a renglón corrido (a un espacio) y numeración corrida (progresiva), e incluirse al pie de la página correspondiente. Las llamadas deberán ser numéricas. 9. Deberán insertarse las citas en el texto abriendo un paréntesis con el apellido del autor, el año de la publicación; en caso de ser citas textuales se añadirá también el número de página. Ejemplo: (Durand, 2003:14). Las referencias bibliográficas completas se desplegarán al final del texto, en orden alfabético y de acuerdo con el siguiente formato:

Libro

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Apellido del autor, nombre [en caso de haber otro u otros autores, nombre y apellido] (año), Título del libro, ciudad de publicación, editorial.

Ejemplo Petras, James y Henry Veltmeyer (2003), La globalización desenmascarada. El imperialismo en el siglo xxi, México, Miguel Ángel Porrúa. Capítulo de libro Apellido del autor, nombre [en caso de haber otro u otros autores, nombre y apellido] (año), «Título del capítulo», en Apellido del autor, nombre(es), Título del libro, ciudad de publicación, editorial, páginas.

Ejemplo Orozco, Manuel y Steven Wilson (2005), «Para que las remesas produzcan resultados», en Donald Terry y Steven Wilson, Remesas de inmigrantes. Moneda de cambio económico y social, Washington, bid.


Artículo de revista

Consulta en línea Apellido del autor, nombre [en caso de haber otro u otros autores, nombre y apellido] (año), «título del artículo», en url

Ejemplo Banco Mundial (bm) (2002), «Empowerment and poverty reduction: A sourcebook», en http://siteresources.worldbank.org/intempowerment/ Resources /4863121095094954594/draft.pdf 10. Para siglas, acrónimos o abreviaturas, la primera vez que se usen deberá escribirse el nombre completo; luego, entre paréntesis, la forma que se utilizará con posterioridad.

Ejemplo Banco Mundial (bm), Consejo Nacional de Población (Conapo), producto interno bruto (pib). 11. Los originales serán dictaminados por evaluadores anónimos seleccionados entre expertos del tema tratado por el artículo. En razón de lo cual, los nombres de los autores u otra forma de identificación solamente deberá figurar en la página inicial. Los dictámenes serán comunicados a los autores en un plazo no mayor a 60 días después de la recepción del artículo. El principio de confidencialidad será la guía.

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Ejemplo Kandel, William y Douglas Massey (2002), «The culture of Mexican migration: a theoretical and empirical analysis», Social Forces, 3(80), pp. 125.

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Apellido del autor, nombre [en caso de haber otro u otros autores, nombre y apellido] (año), «Título del artículo», Nombre de la revista, número (volumen), páginas.


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12. Las colaboraciones aceptadas serán sometidas a un proceso de corrección de estilo y su publicación estará sujeta a la disponibilidad de espacio en cada número. En ningún caso se devolverán originales. 13. Migración y Desarrollo se reserva el derecho de realizar los cambios editoriales que considere pertinentes. 14. Los textos originales podrán enviarse por correo electrónico a la dirección: revistamyd@uaz.edu.mx

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