Editorial
El ocaso de la universidad pública HUMBERTO MÁRQUEZ COVARRUBIAS
Las universidades públicas autónomas mexicanas, par-
con objeto de agenciarse recursos «propios», en desdoro
ticularmente las ubicadas en los estados de la República,
del carácter público e inocula el virus privativo en la esfera
sobre todo en regiones más depauperadas y con una tradi-
universitaria, con toda su carga ideológica, programática
ción asociativa entre académicos y organizaciones socia-
y educativa.
les, representan una forma institucional que experimenta una crisis existencial inducida por el Estado.
En este arco del tiempo, las universidades públicas autónomas han sido constreñidas mediante asignaciones presu-
Entre las tendencias más acusadas observadas en la úl-
puestales insuficientes que han incubado un círculo vicioso
tima década, en la que se han turnado la presidencia los
de crisis y degradación institucional. El hecho sintomático
priistas, panistas y morenistas, sin marcar grandes dife-
es que al menos 11 universidades públicas autónomas es-
rencias en la conducción educativa del país, más bien ob-
tatales han sido declaradas, por los diversos gobiernos, en
servando continuidad y profundización en un largo ciclo
estado de «quiebra». El abandono gubernamental las ha
de contrarreformas neoliberales, se puede advertir que las
convertido en instituciones en peligro de extinción.
instituciones del sector privado han incrementado notable-
Por si fuera poco, las universidades públicas han sido
mente su presencia en la cobertura de educación superior
presa de los ataques ideológicos del Estado y sus voceros
hasta alcanzar 33.5%, prácticamente al mismo nivel que
oficiosos, quienes les achacan «privilegios» y «corrup-
las universidades públicas, las cuales han disminuido su
ción». Tales cargos tienen correlatos particulares, pero
matrícula de 47.8 a 35.7% en el mismo periodo.
de ningún modo pueden ser expedientes generalizables.
Otra política que ha disminuido la importancia relativa
Empero, cumplen a cabalidad el cometido de justificar el
de la universidad pública ha sido la apertura de institu-
endurecimiento de las medidas de «austeridad», y con
ciones de educación superior que no son universidades,
ello encubrir la persistente política de estrangulamiento
sino tecnológicos que no realizan actividades de inves-
financiero, sin develar cómo la austeridad neoliberal mata
tigación y difusión de cultura: se abocan a la formación
a las instituciones y aniquila derechos y trabajos. Además,
técnica en carreras bajo demanda del aparato productivo,
se anuncia que no habrá «rescate» de las universidades
en particular del orientado al mercado exterior, como son
públicas en crisis, lo cual significa que no se reconoce la
las maquiladoras.
histórica deuda social del Estado en la materia. Pareciera
En la misma sintonía, el gobierno de la autodenominada
que a la premisa neoliberal de «hacer más con menos» se
«cuarta transformación» introduce una nueva especie en
suma la peculiar conseja necropolítica de dejarlas morir o,
el ecosistema universitario, las llamadas universidades del
al menos, desangrarlas, someterlas y reestructurarlas por
bienestar, que supuestamente serían 100; sin embargo no
la vía de los hechos.
son en realidad universidades sino escuelas de capacitación para el trabajo en municipios marginados.
La problemática universitaria también supone un entramado social donde los trabajadores y estudiantes se relacio-
Ante un modelo de financiamiento declinante y diversi-
nan de manera desigual. Por lo que hace a los trabajadores
ficado, restringido por la norma de la auteridad neoliberal,
universitarios, la política de precarización y diferenciación
se ha propiciado el desarrollo desigual de las instituciones
deriva en competencia e individualismo. En la cúspide de
y alentado la mercantilización de carreras, cursos, inves-
la pirámide se ubica el bloque de poder burocrático, que
tigaciones, publicaciones y del conocimiento en general
detenta los mejores salarios y prestaciones, controla los
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OBSERVATORIO DEL DESARROLLO