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Síntesis de los aportes de los participantes en el Foro Electrónico ÁREAS PROTEGIDAS Y POBREZA ¿Cómo podrían las áreas protegidas contribuir a la reducción de la pobreza? Efectuado entre el 30 de julio y el 17 de agosto del 2007

Documento de: Xiomara Izurieta La disyuntiva fundamental de las áreas protegidas Aunque resulte paradójico, los espacios que generan las riquezas ambientales más invaluables del planeta, plantean a sus pobladores condiciones de pobreza, mientras otras zonas florecen económicamente en zonas ambientalmente deterioradas aprovechando materias primas y recursos provenientes de otras áreas. Así mismo, algunos pueblos indígenas sienten que la creación de las áreas protegidas lesionan su propiedad territorial, no respetan su cosmovisión y estilo de vida ni les aportan beneficio alguno, mientras para otros ha representado la última esperanza de sobrevivencia y rescate de su cultura. Tales situaciones sugieren que las áreas protegidas han replicado el esquema del desarrollo tradicional no sustentable de la humanidad, que mantiene recursos prioritarios para las grandes masas y someten a limitaciones a las pequeñas, ocasionando inequidades de condiciones y oportunidades que han determinado la brecha entre la riqueza y la pobreza. El valor incuestionable de las áreas protegidas

El beneficio que proporcionan las áreas protegidas puede entenderse al menos a tres diferentes niveles: el primero es el aporte de los bienes y servicios esenciales para garantizar la sobrevivencia y la calidad de vida de los seres humanos y salud ambiental del planeta, el segundo es la creación de alternativas productivas complementarias a los modos de subsistencia local y el tercero es la posibilidad de generar ingresos a través del manejo sustentable de recursos o actividades específicas en el área. La provisión de bienes y servicios ambientales así como la prevención y/o mitigación contra desastres naturales son significativamente más importantes que los otros dos niveles debido a que aportan a la estabilidad de la vida y salud integral del planeta es decir, responden a causas incuestionables.

Los otros dos son beneficios percibidos a nivel más local y varían en función de los objetivos del área y la integración de los pobladores locales en la gestión de sus respectivas áreas protegidas. 1. ¿Cuál es la importancia actual de las áreas protegidas respecto a la pobreza rural en América del Sur? Las áreas protegidas no sólo se localizan en los lugares que albergan los recursos de mayor importancia de conservación, sino también en las áreas rurales más pobres por la privación de servicios que representa la lejanía de los polos de desarrollo económico. Su establecimiento, implica un cambio radical en la condición de la región, pues determinan el espacio físico que se intenta conservar en el estado ambiental más natural posible en beneficio de todo el planeta. La posibilidad de que tal designación afecte o beneficie a los ingresos de los pobladores locales depende de cómo se estableció el área y el tipo de relacionamiento que se logre para manejarla como un espacio esencial en beneficio de todos. La repartición de las ganancias no debería limitarse a dádivas o paliativos, ni beneficios temporales, ni artificiales; sino que debería generar recursos duraderos que ayuden a

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satisfacer las legítimas necesidades de las poblaciones locales, respeten su cultura, pero a la vez reconozcan el derecho de los demás a ser beneficiarios colaterales de la conservación de tales áreas. Este planteamiento implica la necesidad de introducir un principio de reciprocidad, porque los beneficiarios indirectos debemos tener en claro que los moradores locales deberían ser compensados por el resto porque al vivir en o cerca de un área protegida, están limitando de cierto modo sus posibilidades de desarrollo en favor de los demás. 2. ¿Es posible adaptar el manejo de las áreas protegidas a las agendas mundiales de reducción de la pobreza? Las agendas mundiales para reducción de la pobreza suelen identificar indicadores extremadamente específicos. Objetivos como garantizar el acceso al agua potable, reducir las tasas de analfabetismo, evitar la mortalidad infantil, entre otros, están en la mayoría de los casos fuera de las posibilidades de cualquier área protegida y debieran ser responsabilidades prioritarias de los respectivos estados; sin embargo es deseable que se identifiquen los otros temas de pobreza en cuya reducción las áreas protegidas si podrían aportar. Es más adecuado recomendar que se identifiquen los objetivos específicos de reducción de la pobreza para cada localidad o región a fin de determinar para cada caso las condiciones que haría que se produzca una reducción de la pobreza perceptible, no sólo desde el punto de vista económico sino también social y cultural. Del mismo modo cabría preguntarse, ¿qué temas ambientales esenciales deben ser integrados en tales agendas para garantizar que los esfuerzos por reducir la pobreza sean viables al garantizar la conservación de los elementos esenciales de la vida?. Los objetivos de reducción de la pobreza y de la conservación no deben ser ni opuestos ni excluyentes, puesto que son cosas complementarias. No se puede lograr el primero sacrificando el segundo y viceversa.

3. ¿Cuál es el aporte de las áreas protegidas frente a la generación de servicios ambientales, prevención de desastres y mitigación del cambio climático? ¿Pueden considerarse estas funciones aportes a la reducción de la pobreza?

El beneficio de las áreas protegidas por la producción de servicios ambientales, podría parecer preliminarmente retórico y extremo, pero si estos servicios empezaran a escasear veríamos el verdadero valor que tendrían, si la gente debiera pagar por tener acceso a ellos. Dada la real condición ambiental de deterioro del planeta, vivir junto a un espacio natural que garantice la disponibilidad de agua sana, alimentos, aire puro, debe ser considerado una existencia invaluable que les da una ventaja comparativa de las poblaciones rurales respecto a la gente de las grandes ciudades. Las áreas protegidas además minimizan el riesgo de desastres naturales (terremotos, tsunamis, inundaciones, entre otros), que pueden afectar a las poblaciones cercanas, generalmente pobres y menos atendidos en casos de catástrofes naturales por los gobiernos y organismos de apoyo. Por otro lado, debido a que este beneficio no se extiende sólo a los vecinos del área sino a poblaciones alejadas de él, es necesario que se apliquen los principios de reciprocidad y responsabilidad compartida para lograr que estos beneficios perduren en el tiempo. Se puede propiciar por ejemplo la generación de incentivos en directo beneficio de los moradores locales por los servicios que están ayudando a conservar para todos. Esto significa que la producción de los servicios ambientales puede ser traducida en pago o retribución mediante apoyos en beneficio directo a la reducción de la pobreza de la gente que vive dentro o cerca de las áreas y que viven en condiciones limitadas por su presencia.

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4. ¿En qué medida las áreas protegidas pueden contribuir a mejorar la sustentabilidad de los medios de vida de las comunidades, y aportar de este modo a asegurar sus medios de subsistencia? El término “asegurar los medios de subsistencia” es mucho más preciso que “reducir la pobreza” para el caso de las áreas protegidas, porque en el campo se tienen riquezas que no existen en las ciudades y no hay ciertas pobrezas que si abundan en ellas. La pobreza no debe enfocarse por tanto sólo en la condición material sino en las condiciones que propician el mejoramiento de la calidad de vida de las personas, es decir, en aquellas circunstancias generadoras de conocimiento, salud, tranquilidad, libertad, identidad, poder, entre otras que se asocian con las áreas rurales sanas. Debe romperse el mito de que para garantizar la conservación de las áreas sea prerrequisito mantener la condición de pobreza de la gente, puesto que la insatisfacción de sus necesidades básicas y la reducción de la calidad de vida, será precisamente la motivación para presionar sobre los recursos que las áreas conservan. Las áreas protegidas y sus zonas de amortiguamiento pueden contribuir a mejorar la calidad de la vida de las comunidades por ejemplo a través del manejo sustentable de productos forestales no maderables (plantas ornamentales, medicinales, palmitos, semillas, entre otros), siempre que su aprovechamiento pueda ser sustentable y no ponga en peligro el recurso ni su interacción con los ecosistemas. Debe distinguirse claramente entre usos y aprovechamiento sustentable y la mera extracción y acceso a los recursos. Las áreas protegidas deben garantizar la existencia y reproducción de tales recursos y por tanto los usos se deben restringir al manejo de los recursos naturales renovables si se desea mantener la condición de conservación de las áreas. De otro modo, se puede dar lugar a la implementación de proyectos desarrollistas que incluyen construcción de carreteras y otras grandes obras de infraestructura que terminan facilitando el acceso y propiciando la depredación de sitios únicos que debían ser conservados. Las poblaciones locales poseen el conocimiento de los recursos que poseen las áreas protegidas y a menudo están acoplados a los ciclos de producción de los mismos, habiendo inclusive desarrollado prácticas sustentables ancestrales para su utilización. Tales usos deben ser apoyados y perpetuados para las futuras generaciones y sus creadores deben tener prioridad de uso de los mismos ante intereses foráneos. Las nuevas alternativas productivas que ofrecen algunas áreas pueden representar un falso beneficio pues, apostar a tales usos olvidando los tradicionales implica mayores riesgos que beneficios. Uno de los más importantes a destacar es el turismo y sus diversas modalidades de operación. La sustentabilidad implica la permanencia de un beneficio en el tiempo y la capacidad de que se puedan superar las necesidades y vicisitudes que se presenten, además de considerar el costo-beneficio (ambiental, económico y social) de incurrir en estas alternativas. Las poblaciones no deberían depender del desarrollo de una única actividad y no se deben despreciar las de carácter tradicional. Lo anterior nos lleva a recomendar la construcción de conocimientos fundamentados en el conocimiento local y científico, los cuales valoren y respeten ambas fuentes en procura de un uso sustentable de los recursos garantizando su permanencia y real contribución a mejorar la condición de vida de la población local. Por otro lado, la contribución de las áreas protegidas no debe ser considerada como el único instrumento para asegurar los medios de subsistencia de la población local, sino sólo como una posibilidad sujeta a la potencialidad, importancia y fragilidad de cada área, atendiendo a sus objetivos de conservación. En esta perspectiva, el área protegida, debe estar vinculada a los municipios o gobiernos locales y regionales en las que se encuentra y ser parte estratégica de sus planes de desarrollo, con miras a garantizar mediante su conservación la producción de buena parte de los bienes y servicios ambientales de su jurisdicción. Este planteamiento presenta grandes desafíos de carácter técnico, científico y humano para evitar que se produzcan choques socioculturales entre las formas tradicionales de manejo de

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los recursos naturales en las áreas protegidas y las normas técnico-legales de manejo que se establecen para el manejo de tales áreas (la zonificación, el régimen de aprovechamiento), los cuales pueden generar conflictos socio-ambientales en la región. Las áreas protegidas son un instrumento de ordenamiento territorial, si entendemos la cultura y territorio como elementos del desarrollo, unido al capital social; se requiere de una visión del uso del territorio y de sus recursos, para que la declaratoria y el manejo sean una oportunidad para los pobladores locales. Es necesario por tanto, llegar a un equilibrio entre satisfacer las necesidades de la población y las necesidades de la conservación. Los instrumentos que pueden ayudar a efectivizar la real participación y el beneficio de las comunidades locales incluyen los Comités de Gestión y los diversos modelos de gobernanza, particularmente aquellos de carácter comunitario, los cuales intentan manejar un sistema organizativo y de decisiones más horizontal, inclusivo y respetuoso de derechos y capacidades de los diversos actores involucrados en la gestión y manejo de las áreas protegidas.

En el caso de las áreas protegidas marinas, existe suficiente evidencia que la productividad de las zonas circundantes se puede incrementar por el denominado “efecto de desborde”, esto también puede contribuir a mejorar las condiciones de vida de las poblaciones locales, pero nuevamente es necesario que exista un régimen regulado de acceso a dichos recursos.

5. ¿Son apropiados los marcos normativos y de control ambiental de los Estados para garantizar que las áreas protegidas cumplan un papel en la reducción de la pobreza? ¿Consideran los marcos de desarrollo y las políticas públicas a las áreas protegidas como posibles instrumentos para apoyar la reducción de la pobreza? La mayoría de los marcos normativos de los estados de América Latina y el Caribe no mencionan la responsabilidad de las áreas protegidas de apoyar en la reducción de la pobreza debido en parte porque ellas obedecieron a una política de interés específico de conservación y porque la relación entre ellas y la pobreza ha sido planteada muy recientemente. En todo caso, es evidente que nuestros estados no han pensado en crear una política conjunta entre conservación y desarrollo, sino que han mantenido estos dos objetivos por separado y a menudo como temas antagónicos; los cuales inclusive se evidencian por los mayores recursos estatales concedidos a los ministerios de energía, minas, petróleos y demás actividades de carácter extractivo y generalmente los más pequeños para los ministerios de ambiente. Estas estructuras son fruto de los estilos de desarrollo no sostenibles por los que han optado nuestros países y generalmente implantados como copias de grandes potencias o como resultado de las políticas internacionales impuestas. Normalmente existen superposiciones en las normativas y una línea muy difusa de aplicación de la ordenación de los recursos naturales entre legislación de áreas protegidas, legislación minera y petrolera, la cual siempre privilegia a éstas últimas. Los estados deberían repensar sus políticas generales de desarrollo para alinearlas en un sentido único, donde todas las carteras de estado apunten a un objetivo común que privilegie la sostenibilidad y la soberanía de cada país. La Legislación actual sobre áreas protegidas se ha creado con fines conservacionistas, no se han creado desde una perspectiva de desarrollo de las comunidades ubicadas en las mismas y la ordenación del territorio se realiza desde esta óptica. Ya en el plano del manejo del área protegida es donde se puede (o se deben) evaluar los bienes y servicios que el área protegida puede ofrecer como estrategia de reducción de la pobreza. Por otro lado, los estados manejan los recursos como bienes de capital en la contabilidad nacional (PBI) por lo que podría ser aventurado apostar a que las áreas protegidas jueguen un

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papel preponderante en la reducción de la pobreza si no hemos estimado su real valor de existencia y en la producción de bienes y servicios ambientales. Mientras no se pueda comprobar económicamente el aporte de las áreas será difícil poder reconocer por completo su aporte no sólo a los medios tradicionales de subsistencia sino también a la sobrevivencia del planeta. De modo más integral, son los estados los que deben definir sus políticas de reducción de la pobreza, las cuales deberían ir de la mano de sus estrategias de desarrollo. Nuestros países deberían optar por estilos de desarrollo sustentables, incluyentes, justos con los pobladores y respetuosos del entorno natural. Las políticas públicas sobre áreas protegidas deberían ser parte de este gran engranaje de planificación y desarrollo. El marco normativo relativo a la biodiversidad siempre incluye “la distribución equitativa de los beneficios de la conservación” El problema es que esta premisa realmente se cumpla. Si los estados no tienen políticas efectivas de reducción de la pobreza, no se puede esperar que las áreas protegidas resuelvan el problema, pero se puede contribuir si las áreas protegidas tienen una línea de trabajo en esta dirección. Debido a que los marcos legales de la mayoría de Sistemas de Áreas Protegidas no tienen como objetivo directo la reducción de la pobreza, sino la conservación de la biodiversidad, una alternativa podría ser probar estas nuevas propuestas en áreas bajo una categoría propia que así lo permita. En el caso de Perú son las Reservas Comunales, que tiene como objetivo “Conservar la biodiversidad en beneficio de las comunidades Nativas colindantes”, este tipo de ANP corresponde a la categoría VI de la UICN. Estas Reservas Comunales legalmente tienen mas ventajas de favorecer a las comunidades colindantes que prácticamente se encuentran en la zona de amortiguamiento. Es decir como el objetivo es doble, tanto en beneficios de la biodiversidad y las poblaciones colindantes.

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¿Qué actores locales, gubernamentales y de la sociedad civil tienen la responsabilidad de orientar y conducir los procesos tendientes a mejorar la calidad de vida de la gente en las áreas protegidas y sus zonas de amortiguamiento? ¿Cuál sería el rol de cada uno, para lograr que la gestión de las áreas protegidas contribuya a la reducción de la pobreza?

Actores locales Rol Productores, asociaciones, - Elevar sus propuestas y unirse a otras organizaciones. autoridades, moradores. - Participar en los Comités de Gestión de las respectivas Cooperativas, grupos de mujeres, áreas protegidas, deben participar activamente en el entre otros diseño y ejecución de proyectos o programas donde ellos sean los directamente involucrados y debieran ser los beneficiarios. - Aportar el conocimiento, la técnica y la tradición de uso y normalmente las mejores ideas para salir de su condición de pobreza con un poco de apoyo. Organizaciones campesinas e - Socializar las propuestas que se generen con sus indígenas respectivas bases, firmar acuerdos consensuados y hacer respetar los convenios de lado y lado para beneficio de todos los involucrados. Redes de áreas protegidas - Apoyar los procesos que se desarrollan en las áreas privadas protegidas estatales de su entorno para conformar sistemas o corredores de conservación que garanticen el mantenimiento de bienes y servicios ambientales. Instituciones gubernamentales Rol Ministerios del Ambiente, Recursos Naturales o afines

- Definir y orientar las políticas dentro y fuera de las áreas protegidas incluyendo la zonas de influencia y los agro-paisajes.

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Ministerio de Salud

Ministerio de Educación

Ministerio de Seguridad Social

Ministerio de Agricultura y Ganadería Ministerio de Turismo

Gobiernos seccionales Municipios

Actores de la sociedad civil ONG

Asistencia internacional

Empresas

- Establecer políticas de estado que consideren el desarrollo sostenible de los pueblos asentados dentro y cerca de las áreas protegidas - Coordinar acciones con dependencias gubernamentales específicas. - Velar por que se cumplan los planes de manejo. - Servir de puente para la gestión de recursos de potenciales donantes. - Orientar planes, programas y proyectos en atención a la salud de las poblaciones del interior o entorno de áreas protegidas, dando énfasis a la prevención de enfermedades. - Orientar planes, programas y proyectos de educación de estas poblaciones, no sólo en el nivel escolarizado sino también en el no formal y de transferencia de tecnologías productivas. - Orientar planes, programas y proyectos que consideren la sostenibilidad ecológica, social y económica de estas regiones. - Conducir y reorientar los programas tradicionales de desarrollo rurales y adaptar nuevas tecnologías menos impactantes. - Orientar planes, programas y proyectos que consideren la sostenibilidad ecológica, social y económica de estas regiones y que privilegien a la población local en la repartición de beneficios. Rol - Integrar a las áreas protegidas como elementos claves de sus planes de desarrollo local y regional. - Contribuir a la conservación de las áreas protegidas y a buscar alternativas válidas para reducir la pobreza en su territorio - Deben intentar integrar al poblador rural a su propio territorio y no desvincularlo de él. - Diseñar, orientar y ejecutar programas y proyectos que aborden no sólo la conservación de la biodiversidad sino también la reducción de la pobreza a través de proyectos sostenibles en coordinación con los responsables del área protegida, las poblaciones locales y las organizaciones de gobierno. - Si desea dar un verdadero aporte, debería adaptarse a las decisiones o necesidades reales de los potenciales beneficiarios y no intentar aplicar modelos importados - Aportar con capitales, tecnología, acceso a mercados, etc., pero deben reconocer los derechos de los otros actores, no deben ser las únicas beneficiarias.

Características que deberían tener los procesos que se desarrollen: Participativos, cortos, reducir los tecnicismos para que sean entendidos y apropiados por la población local, privilegiar el uso de recursos en la zona de trabajo y no gastar excesivos recursos en consultorías. Deben convocar a todos los actores y trabajar con base en alianzas y acuerdos.

7. ¿Cuáles son las actividades con mayor potencial para contribuir a la reducción de la pobreza de los grupos humanos dentro y cerca de las áreas protegidas?

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Actividades Planificación

Recomendaciones - Debe considerar seriamente la necesidad de convergencia entre los objetivos de conservación y aquellos de reducción de la pobreza Institucionalidad - Se requiere de instituciones fuertes trabajando tanto en el ámbito de la ejecución de proyectos de conservación como de reducción de la pobreza; para lograr el cumplimiento de sus objetivos compartidos. Servicios ambientales - Es una buena manera de valorar de un modo concreto los beneficios que percibimos de las áreas protegidas Turismo científico - Es un turismo muy especializado que produce muy poco impacto con mucho potencial en áreas protegidas. Ecoturismo - Puede ser un motor del desarrollo sustentable en las áreas protegidas de América Latina si existe suficiente voluntad política. - Debe diseñarse en dependencia de cada área y de la figura de conservación que ésta tenga y los mecanismos de apoyo que se establezcan para que las comunidades puedan vincularse a las fases de la cadena de valor de tales actividades. Investigación - Las distintas líneas de investigación podrían establecer mecanismos de compensación de las comunidades locales que se podrían traducir en mejoras de la calidad de vida de las poblaciones locales y a identificar potenciales nuevos recursos que podrían explotarse sustentablemente. Capacitación - Es fundamental capacitar a los grupos humanos que intervendrán en los diversos procesos en búsqueda de alternativas sustentables dentro y alrededor de las áreas, así como a todos los demás involucrados incluyendo las autoridades para conseguir que den el apoyo político requerido y construyan la capacidad de gestión que requieren para apoyar estos procesos. Aprovechamiento de flora y fauna - Puede ser el recurso económico más rentable y de menor impacto, manejable en condiciones in situ y ex situ, es un recurso renovable y puede mantener la existencia de las especies intacta al interior del área protegida. - Un área bien protegida (especialmente marina) produce el efecto de desborde de sus poblaciones de flora y fauna de las cuales puede beneficiarse la población de las inmediaciones. Productos forestales no - Son abundantes, tienen mercado y pueden abrir otros maderables nuevos a medida que se van descubriendo nuevos productos y principios de las plantas. - Permiten el desarrollo de las habilidades artísticas de la población local - Pueden manejarse adecuadamente sin poner en riesgo los ecosistemas - Pueden reproducirse fuera de las zonas núcleo de las pareas protegidas o en las zonas de amortiguamiento. Actividades productivas que den - Requieren poca inversión, capacitación específica, no valor agregado a la materia prima altera considerablemente las actividades productivas tradicionales y pueden ser muy rentables sin ocasionar daño ambiental o inclusive ayudando a conservarlo en mejor estado. - Cada vez existen más mercados específicos que valoran este tipo de actividades y que se vinculan con la

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Desarrollo de eco-negocios

certificación ambiental y sellos verdes. - Es imprescindible que las actividades que se desarrollen estén orientadas hacia la conservación del recurso, esto garantizará que sean sustentables.

Lo importante es desarrollar diversidad de actividades para lograr reducir la pobreza desde varias dimensiones por los múltiples efectos que éstas provocarían. No se debe poner énfasis en sólo producir dinero y repartirlo en las comunidades locales, la pobreza es un asunto de mantener la identidad, la dignidad, la forma de vida por la que se opte, respetando la pluriculturalidad de los pueblos y el derecho de las personas y de todos los seres vivos con los que compartimos el planeta. Las áreas protegidas permiten sintetizar estas realidades en un contexto geográfico reducido.

Xiomara Izurieta

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