1 Educación sexual
en la adolescencia
La sexualidad Aspectos que influyen en la sexualidad Desarrollo de la sexualidad a lo largo de la vida Educación sexual: un derecho
La sexualidad La sexualidad es una de las formas cotidianas de relación entre los seres humanos. Se encuentra presente en todas las etapas de nuestro desarrollo y en ella se conjugan varios aspectos —biológicos, psicológicos, sociales y espirituales— que nos conforman como personas. La sexualidad se manifiesta de modos diferentes a lo largo de nuestra vida.
La sexualidad se desarrolla en la medida en que vamos creciendo e interactuando con otras personas, como por ejemplo en la familia, la escuela, el grupo de amistades, adoptando pautas de comportamiento con las cuales nos vamos sintiendo más cómodos y cómodas. La sexualidad se refiere a lo que, como seres humanos, sentimos y pensamos respecto de ser hombre o ser mujer. La manera en que la experimentamos La sexualidad es una dimensión fundamental de la persona.
adquiere la forma de pensamientos, fantasías, deseos, actitudes, valores, prácticas y relaciones. Nuestra sexualidad se conforma a partir del sexo, el género, la identidad y la orientación sexual, el erotismo, la vinculación afectiva, el amor, la reproducción, etc. Y, al igual que hacemos con el resto de los aspectos que nos constituyen como personas, debemos procurar una sexualidad saludable. La salud sexual es un proceso de búsqueda permanente de bienestar físico, psicológico, sociológico y espiritual, que hace que nos expresemos libre y responsablemente con disfrute y placer. Para lograrla es necesario conocer, reconocer, respetar y garantizar nuestros derechos sexuales y los de otras personas.
Aspectos que influyen en la sexualidad La sexualidad es el resultado de la interacción entre diferentes aspectos y dimensiones que conforman la identidad del individuo visto como un todo.
Aspectos biológicos
Aspectos psicológicos
Entre ellos se encuentran nuestras características sexuales primarias y secundarias. Existen diversos procesos fisiológicos que ocurren en nuestro organismo —por ejemplo, el equilibrio nervioso y hormonal o la fecundación— que están íntimamente relacionados con la sexualidad.
La identidad sexual influye en los aspectos emocionales y sentimentales del ser humano, y es fundamental en la estructuración de la personalidad.
Las características primarias tienen relación con los procesos biológicos que ejercen gran influencia en nuestra sexualidad. Cada ser humano, desde el momento de su concepción, tiene una configuración genética que determina si es hombre o si es mujer. Además de los distintos sistemas de órganos que poseen los individuos de una especie, en el caso concreto de los seres humanos hay también rasgos o características secundarias (tanto físicos como fisiológicos) que diferencian al hombre de la mujer.
Los procesos psicológicos son de índole personal, es decir, varían de un individuo a otro. Este entramado extraordinario da origen a dos universos muy particulares, pero relacionados, que constituyen la psicología femenina y la psicología masculina, cada una con sus especificidades y complejidades. Algunas investigaciones señalan que el proceso de reconocer la identidad sexual ocurre en los primeros dieciocho meses de vida.
Aspectos sociológicos Aspectos espirituales La sexualidad está vinculada con todos los aprendizajes y comportamientos que son propios de la sociedad en que vivimos y la cultura en que estamos inmersos e inmersas. Es por eso que la sexualidad no puede comprenderse mediante un concepto generalizado para todas las comunidades o etnias del mundo. Aprendemos los roles que se nos van asignando socialmente como hombres y mujeres desde nuestro hogar y que se van consolidando gradualmente en otros espacios (en la escuela, con nuestros amigos y amigas, en otros grupos y asociaciones).
Dentro de la matriz cultural de un pueblo o una sociedad, la sexualidad tiene siempre un contenido espiritual. En antiguas civilizaciones, la fecundidad se reconoció como un regalo de la divinidad y la esterilidad se consideró una maldición, lo cual no era más que el significado de ciertas creencias religiosas. En la mayoría de los pueblos y grupos étnicos actuales, la sexualidad tiene carácter sagrado. Para estos pueblos, la sexualidad debe reforzar los objetivos principales de la unión de la pareja: el establecimiento de vínculos afectivos entre dos personas, la decisión de la procreación y la conformación de la familia como célula básica de la sociedad. Así pues, vemos que la sexualidad tiene también una dimensión moral y ética.
Todas estas manifestaciones conforman nuestra sexualidad y nos permiten comprenderla, no sólo desde la biología, como comúnmente se nos enseña, sino desde una perspectiva más amplia relacionada con la forma en que vivimos y nos expresamos.
Desarrollo de la sexualidad a lo largo de la vida
La mezcla de componentes físicos y psicológicos que caracterizan al fenómeno sexual hace difícil establecer etapas fijas en su desarrollo. Aunque la diferenciación de las glándulas sexuales empieza, aproximadamente, en la sexta semana de vida intrauterina, el sexo de una persona queda determinado desde el instante mismo en que el espermatozoide fecunda al óvulo. Sin embargo, vamos a diferenciar el desarrollo de la sexualidad en las etapas más importantes de nuestra vida.
La infancia La configuración externa de los genitales hace que le asignemos al recién nacido unas pautas de conducta propias de cada sexo y un correspondiente sistema de valores similar al de las personas adultas. Así, pues, y aunque el componente genital sea idéntico para todos los individuos de un mismo sexo, el aspecto físico de su desarrollo sexual varía enormemente según las experiencias y el ambiente social que los rodeen. El instinto sexual del ser humano parece evolucionar a partir de una primera fase, a la cual Freud denominó fase oral, propia de los primeros meses de su existencia, que se caracteriza por el placer de chupar; la boca es la zona erógena del bebé por excelencia.
Resulta difícil establecer cuándo empiezan realmente las sensaciones sexuales en el niño y la niña. Está demostrado que la sexualidad no permanece aletargada en él o ella, sino que el instinto sexual se manifiesta desde la edad más temprana a través de conductas cuya principal finalidad es la obtención de placer.
Hasta ese momento, el placer de la succión permanece relacionado con su alimentación, pero pronto se hace independiente y lo obtiene con la manipulación de sus dedos o con su chupón. La primera fuente natural de placer para el lactante es su propio cuerpo. Más adelante, de los 12 a los 24 meses, las zonas erógenas del niño se extienden a la región anal (fase anal) y, parcialmente, a los propios genitales (fase genital), sin que por ello la boca pierda su capacidad erógena. Al mismo tiempo, el niño y la niña evolucionan en sus afectos y proyectan su sexualidad sobre otros individuos, especialmente hacia su madre, en el caso de los varones, y hacia su padre, en el caso de las niñas.
El pionero de esta tesis, auténtica revolución para la comprensión del ser humano en su totalidad, fue Sigmund Freud (1856-1939), quien en su obra Introducción al psicoanálisis describió la actividad erótica infantil como fundamento, precisamente, de la sexualidad adulta.
Pubertad y adolescencia Al alcanzar la pubertad, el niño y la niña comienzan a sentir fuertes impulsos eróticos hacia las personas del sexo contrario o de su propio sexo. El desarrollo completo de los órganos genitales —que implica la primera menstruación en las mujeres y la espermatogénesis en los varones— coincide con el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios y el individuo queda plenamente formado y apto tanto para el ejercicio de la sexualidad como para la reproducción. No obstante, el y la adolescente se sienten sumidos en un mar de dudas e indecisiones, muchas de ellas relacionadas con el sexo: se saben aptos pero sienten miedo de establecer su primera relación; deben descubrir
la diferencia entre amor, afecto, ternura y biología sexual y, en fin, tienen que descubrir su propio papel sexual. En este período de su vida, los y las adolescentes buscan diferenciarse, tanto de los niños y niñas como de los adultos. Puesto que la autoestima y la auto-imagen se están configurando, es un momento en que se requiere de mucho apoyo para lograr estabilidad emocional y para intentar procesar los ideales que la sociedad plantea.
El enamoramiento, en esta etapa, no por fugaz es más fácil de evitar. En consecuencia, tal vez convendría que, quienes opinan que las y los jóvenes tienen derecho a una sexualidad plena, les orienten sobre la manera de desarrollarla sin temor a consecuencias no deseadas y les proporcionen información de calidad para que encaren con responsabilidad los aspectos afectivos de la relación sexual.
Adultez
Tercera edad
Durante esta etapa se producen cambios muy importantes en los aspectos biológicos y psicológicos de la persona y se van a concretar algunos aspectos sociales que la transforman en una adulta o adulto: se puede establecer una pareja, pueden llegar hijos e hijas, y se suele hacer mucho énfasis en los logros laborales y económicos que proporcionen los alcances materiales, como obtener propiedades que ofrezcan estabilidad.
Existe la idea de que la capacidad sexual disminuye con el paso de los años. Y no es cierto; en el caso de la mujer, la menopausia debe ser considerada simplemente como el fin de la capacidad reproductora, pero no de la sexual. En el caso del varón, la espermatogénesis disminuye a partir de los cincuenta años, pero no desaparece. A pesar de los cambios de hábitos sexuales en algunas personas de la tercera edad, o de problemas como la disfunción eréctil, no es conveniente envejecer con miedo de que la actividad sexual declinará inevitablemente con la edad.
Generalmente, el ejercicio sexual en esta etapa es más frecuente y se busca el placer y la consolidación de la vida en pareja, aunque algunos factores externos, como el estrés o los problemas laborales, pueden tener una influencia determinante en la sexualidad individual y conjunta.
En fin, la sexualidad conlleva cambios físicos y emocionales que no solamente tienen implicaciones individuales y sociales, sino también espirituales y afectivas. Es importante entender que la sexualidad, en cualquiera de las etapas de la vida, debe considerar la valorización del cuerpo y la enorme responsabilidad que significa otorgar la vida para protegerla, amarla y cuidarla.
Educación sexual: un derecho La educación sexual va ocurriendo desde que se nace y perdura durante todo el proceso de la vida, por lo que ha de adaptarse a cada etapa y a los propios intereses que el crecimiento y desarrollo del ser humano van marcando. La educación sexual se va formando de actitudes, valores y prácticas que se establecen en nuestro hogar y la sociedad, siendo posteriormente ampliada en la escuela y nuestro grupo de amigos o amigas. Conociendo nuestros derechos y compromisos, es más fácil poder ejercerlos siempre.
Lo más importante es reconocer que la educación sexual estará basada en información confiable, científica y precisa, en el conocimiento de nuestro cuerpo y su funcionamiento, en el desarrollo de actitudes positivas y responsables sobre nosotros mismos y en el manejo del afecto, del amor. Sin embargo, la educación sexual no es una decisión que otras personas deban tomar por nosotros, es un derecho que nos pertenece y que podemos ejercer solicitando información y acceso a servicios médicos confiables y métodos anticonceptivos modernos. Los derechos sexuales y reproductivos son proclamados como derechos humanos y por lo tanto se suman a los convenios internacionales que nos hacen sujetos para una sexualidad sana y sin riesgos. La salud sexual y reproductiva no puede ser obtenida ni mantenida sin el ejercicio de nuestros derechos sexuales y reproductivos.
En Venezuela, la Ley Orgánica de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes (LOPNA), refiere en su artículo 50: “ Todos los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a ser informados e informadas y educados o educadas, de acuerdo con su desarrollo, en salud sexual y reproductiva y una maternidad y paternidad responsable, sana, voluntaria y sin riesgos. El Estado, con la activa participación de la sociedad, debe garantizar servicios y programas de atención a la salud sexual y reproductiva a todos los niños, niñas y adolescentes. Estos servicios y programas deben ser accesibles económicamente, confidenciales, resguardar el derecho a la vida privada de los niños, niñas y adolescentes y respetar su libre consentimiento, basado en una información oportuna y veraz. Los y las adolescentes mayores de catorce años de edad tienen derecho a solicitar por sí mismos y a recibir estos servicios.”
Mitos ¿?
Todas y todos tenemos derecho a: DERECHOS SEXUALES
• Vivir la sexualidad con respeto, tanto para hombres como para mujeres. •V ivir la sexualidad libre de violencia, discriminación y presión, con el respeto pleno por la integridad corporal de la otra persona. • L a salud sexual, lo cual requiere el acceso a una educación integral sobre sexualidad, a información y atención a la salud sexual. • I nsistir sobre la práctica del sexo seguro para prevenir embarazos no deseados o no planificados y las infecciones de transmisión sexual, incluyendo el VIH-SIDA. •T ener acceso a la prevención y tratamiento de las disfunciones sexuales. •V ivir la sexualidad sin miedo, vergüenza, culpa, falsas creencias y otros impedimentos de la libre expresión de los deseos. •V ivir la sexualidad independientemente del estado conyugal, edad o condición física. • E legir la pareja sexual sin discriminaciones, con libertad y autonomía.
2 Rif. J-00105613-0. Depósito Legal xxxxxxxxxxx
DERECHOS REPRODUCTIVOS
Para conocer mejor la propia sexualidad, comprender la de las demás personas y tomar mejores decisiones, no hay como buscar información objetiva, clara y científica sobre los temas que nos preocupan y nos ocupan. Aquí revisaremos la veracidad de esos mitos, que nos han contando a lo largo del tiempo.
•D ecidir libre y responsablemente el ¿? La eyaculación número de hijos o hijas, Mito o creencia: “Cuando ocurre tu el espaciamiento de los primera eyaculación ya eres un hombre”. nacimientos o el intervalo Realidad: La primera eyaculación es el entre éstos. resultado de un proceso de estimulación • L a elección libre e informada y de la aparición de la espermatogénesis de los métodos anticonceptivos en el varón, que le permite conocer una modernos, seguros, efectivos reacción de su cuerpo. Ser hombre no implica como factor único la presencia y de calidad. de la primera eyaculación, es más el •T omar decisiones sobre significado que le otorgamos socialmente. la reproducción, libres de discriminación, presión o ¿? La violencia. masturbación •R ecibir orientación, atención Mito o creencia: “Cuando una persona se integral y tratamiento técnico masturba le aparecen granos en la cara, pelos en la palma de las manos o no crece profesional durante el en estatura”. embarazo, parto, posparto y lactancia. Realidad: La masturbación es una práctica sexual individual que se produce con la •Q ue las mujeres no sean autoestimulación de los genitales tanto discriminadas en el trabajo en los hombres como en las mujeres y o el estudio por razón de no tiene ningún efecto perjudicial en el embarazo o maternidad. cuerpo de las personas. •Q ue hombres y mujeres participen con iguales ¿? La virginidad responsabilidades en la crianza Mito o creencia: “Cuando una mujer de los hijos. pierde la virginidad se puede saber, porque •A cceder a la información crecen sus senos y caderas”. y orientación sobre problemas Realidad: No es posible identificar la de infertilidad e infecciones pérdida de la virginidad con signos físicos de transmisión sexual. evidentes para el resto de las personas. Los cambios de crecimiento en senos y caderas ocurren principalmente por factores hormonales.
Pubertad, adolescencia y juventud Sueños y proyecto de vida Cambios en tu cuerpo: ella y él Identidad y orientación sexual Si deseas más información o quieres aclarar tus dudas: 0800 PROSALUD (0800 776 72 57) Gratis, anónimo y confidencial www.prosalud.org.ve