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Universidad Nacional de Colombia Doctorado en Ciencias Económicas
Comentarios sobre las causas del Subdesarrollo tropical 28 de noviembre de 2001
Yanod Márquez Aldana Doctor en Ciencias Económicas
De acuerdo con el trabajo de Jeffrey Sachs, quizá exista un fuerte indicio empírico de que el crecimiento económico está montado a caballo sobre la superficie de la tierra, al parecer a la mongola, sin sentarse en la zona tórrida y con las piernas apoyadas sobre las zonas templadas. Sachs afirma que en los casos en que un país ubicado en las zonas templadas no es rico, puede encontrarse una buena explicación en hechos tales como el que estuvieron sometidos al comunismo o al aislamiento. Además encuentra una relación estrecha entre la cercanía al mar y el crecimiento económico. De su mapa de la riqueza puede especificarse un poco más esta idea diciendo que el crecimiento además es un jinete cojo, puesto que no existen grandes masas continentales ni concentraciones poblacionales en la zona templada del hemisferio sur y que tan sólo dos de los países reconocidos como ricos están ubicados en esta zona. Y es más, esos dos países, Australia y Nueva Zelanda, tan sólo representan el 2,6% de la población de los países con ingresos per cápita superior a US$ 2000, y que en realidad un 40% de Australia está en la zona tórrida. Además se puede encontrar que dentro de los países no considerados ricos, como los de América del Sur y África, la parte más desarrollada corresponde a la zona templada. Es el caso de Chile, Argentina y Sudáfrica. Pero es más, un país como Brasil, extenso y con la mayor parte de su territorio ubicado en la zona tórrida, en realidad su desarrollo se da en la zona templada, entre Río de Janeiro y Puerto Alegre.
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La historia de la ubicación geográfica de las grandes civilizaciones parece también darle la razón. De las grandes civilizaciones del pasado sólo cuatro, la India, México, los Mayas y Perú, se desarrollaron en la zona tórrida. Sin embargo es necesario anotar que México y Perú estaban ubicados en tierras altas, entre 2000 y 3000 metros por encima del nivel del mar, situación que las caracteriza como tierras de clima frío y templado. Por su parte la India, tanto en la época Maurya como en la Gupta, dos de sus tres épocas de esplendor, fue gobernada por castas ubicadas en la actual Patna (antigua Pathaliputra), al norte del Trópico de Cáncer. Su tercera época importante, la del Imperio Mogol, sus gobernantes no sólo gobernaron desde la misma región, sino que eran descendientes de Tamerlán y procedían de Afganistán. Se concluye de esto que la India históricamente ha tenido sus centros de poder en el norte, en la zona templada. La restante, los Mayas, construyeron sus ciudades en tierras bajas de la zona tórrida centroamericana, pero terminaron por abandonar sus ciudades, al parecer por problemas climáticos, y la ola civilizadora se trasladó a la altiplanicie mejicana, donde se ubicaron las ciudades de la Triple Alianza, Tenochtitlan, Texcoco y Tlacopán. Todo lo dicho parece confirmar lo expuesto por Sachs, queda entonces por revisar dos aspectos adicionales de su artículo: las posibles explicaciones del hecho y la agenda para el desarrollo de los países pobres, que se deriva de esas explicaciones. La primera de las posibles explicaciones es que la tecnología en áreas críticas como la salud, la agricultura, la construcción y la energía, son ecológicamente específicas, es decir, que la tecnología desarrollada para las zonas templadas no sirve para la zona 4
tórrida. Dentro de eso cabe la notable observación de que la mayoría de las masas continentales habitables se ubican en la zona templada del hemisferio norte, por lo que el desarrollo tecnológico de un continente es aplicable al otro, dentro de esa misma zona. Es cierto, que en el hemisferio sur no existen grandes extensiones territoriales y que por la misma razón la comunicación entre ellos ha sido históricamente difícil, como es el caso del extremo sur de América, África, Australia y el Sudeste Asiático, pero compatibilidad de la tecnología desarrollada en la zona templada del norte es fácil difundirla para el sur. Esto explicaría el crecimiento de Australia y Nueva Zelanda. La segunda causa posible es la mayor productividad que muy pronto mostraron las tecnologías desarrolladas para zonas templadas. A lo dicho por Sachs hay que agregar que estas tecnologías han evolucionado durante unos 5000 años, difundiéndose y progresando desde Egipto hasta América del Norte, y que por contraste, América Latina no contó con la continuidad necesaria de tradición amerindia. Las cultura maya, azteca e inca, poseían tecnologías muy avanzadas con respecto a lo logrado por Europa en la época de la conquista, precisamente en las áreas neurálgicas a que se refiere Sachs, la salud y la agricultura1. Esta tecnología, desarrollada particularmente para la ecozona, podría haber servido de base a la tecnología que hoy se requiere en Latinoamérica, y muy seguramente para tierras similares en la zona tórrida, la de los actuales países subdesarrollados. A cambio de esto, como lo reconoce Sachs, tenemos una tecnología desarrollada para los
países de la zona templada y que ha sido trasplantada para este medio sin el pertinente proceso de adecuación. La tercera causa es la mayor amplitud del mercado generada por el hecho de que en la zona templada del norte ha existido históricamente una mayor cantidad de población. Esto de acuerdo con Adam Smith, conduce a la
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Se destacaron en la construcción de acueductos y alcantarillados, conocían los antimicrobianos, antiparasitarios y analgésicos; practicaban técnicas de trepanación craneal, a la cual sobrevivían los pacientes. Se dice que cultivaban unas 200 variedades de papa y un conjunto de hierbas medicinales mayor que las conocidas por los chinos. En la agricultura aplicaban técnicas de terrazas, camellones, arado, hidráulica de irrigación y control de inundaciones; para la alimentación cultivaban variedad de cereales, tubérculos, frutas y hortalizas; en zonas de laguna construían huertas flotantes. En Tiahuantinsuyo los Incas construyeron un sistema de caminos, en parte de adoquines planos y en parte con guijarros pegados con argamasa, los cuales comunicaban todo el territorio en un trayecto de 1855 kilómetros. Este camino media 6,40 metros de ancho, tenía peralte central y “un cimiento profundo”, según expresó Humbolt,; por estos caminos, sin disponer del caballo ni otro medio de transporte, eran capaces de llevar mensajes a 400 kilómetros de distancia en un solo día. En matemáticas desarrollaron métodos que les permitieron conocer pequeños y grandes ciclos siderales, como aquellos del sol que en la actualidad sólo pudieron conocerse luego del envío de naves espaciales, los cuales pueden ser muy importantes para los ciclos agrícolas. Dentro de sus adelantos se incluyeron un avanzado sistema de administración que incluía la contabilidad.
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posibilidad de una mayor división del trabajo y al aprovechamiento de economías de escala. Esto no parece tener objeción alguna a partir de la información actual. Sin embargo es necesario aclarar algunos hechos con respecto a Latinoamérica, la cual, de acuerdo con lo anterior, tiene una desventaja poblacional. Las antiguas civilizaciones amerindias ubicadas en la actual América Latina alcanzaron una población calculada de 60 millones de habitantes (Lucena, 2000)2. Si tomamos esa población base la proyectamos al año 2000 con una tasa de crecimiento del 0,7% anual (Lucena, 2000)3, obtenemos que la población de Latinoamérica alcanzaría unos 2.000 millones de habitantes, suficiente para tener un mercado competitivo en este aspecto. Pero la historia nos cuenta que la conquista española condujo a una catástrofe humana que redujo la población en 55 millones de habitantes entre 1492 y 1650 (Lucena, 2000)4. Hoy sólo habitan unos 650 millones, lo que resulta en una densidad de población muy baja para el extenso territorio en que habita. Además la población actual es el resultado del traslado y mestizaje de población europea que fue incapaz de hacer desarrollos a partir de asimilar el saber local o de adecuar el que trajeron de su lugar de origen. Para agravar la situación, los últimos 50 años se ha impulsado una activa campaña para reducir la tasa de natalidad. Así, el estado de subdesarrollo de que adolece esta parte del mundo bien puede ser explicado por la tragedia derivada del rompimiento de la vía amerindia del desarrollo tecnológico y poblacional, y el hecho cierto de que no se incorporó una alternativa viable. El cuarto punto referido por Sachs es el atraso en la transición demográfica, la cual consiste en reducir las tasas de natalidad y de mortalidad. Esto implica más de una trampa. Si se reduce la tasa de natalidad, a los países subdesarrollados pierden la dinámica necesaria para alcanzar el tamaño de mercado adecuado para lograr una escala competitiva, según el postulado de Adam Smith. Pero además, reduciendo la tasa de natalidad y la de mortalidad, se produce por doble vía una reducción de la proporción de la población económicamente activa, por la falta de jóvenes y el aumento de los viejos. Esto pone en duda la viabilidad del crecimiento a largo plazo, según el modelo económico actual.
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Esta cifra se ha logrado calcular por factores demográficos como fecundidad, mortalidad, evolución de los patrones endógamos, migraciones, rendimiento de los suelos, entre otros. De esta cifra 20 millones vivían en Centroamérica y unos 30 en Perú (Tiahuantinsuyo). Sin embargo se sabe, de acuerdo con los registros de impuesto elaborado por los españoles, entre 2,7 y 4,1 individuos conformaban una familia indígena, dependiendo de la región y las condiciones económicas. W. Borah y S.F. Cook, en un estudio realizado a finales de los 50, concluyeron que la población de la zona central de México fue reducida en un 97% entre 1519 y 1610. En la isla de Santo Domingo de 8 millones de indígenas se pasó a menos de 1000 en 1570 (Lucena, 2000).
Además, la historia ha mostrado un fuerte indicio de que el sentido de la causalidad va de bienestar hacia la transición demográfica y no al contrario. Es el caso de la antigua Roma que en la época de Augusto ya adolecía de una tasa baja de natalidad, y digo que adolecía porque Augusto no disponía de suficientes jóvenes romanos que se dedicaran a la administración, al ejército y las labores del campo. Para superar esto decidió establecer leyes que regulaban el matrimonio, volviéndolo obligatorio, con el fin de aumentar la tasa de natalidad. También promovió el desarrollo agrario y se dice que usó la literatura como propaganda para lograr sus objetivos. De su época es el poeta Virgilio, el cual dedicó una buena parte de su obra a promover el retorno al campo y a la familia romana, la que le había servido de base para el desarrollo alcanzado hasta ese momento5. Situaciones similares han sucedido en la Grecia Antigua y en la España Colonial. Hoy ocurre lo mismo con los países europeos, en especial los nórdicos, los cuales han tenido que promover el incremento de la natalidad. La conclusión en este aspecto es que la demora en la transición demográfica en los países subdesarrollados no es la causa de la baja tasa de crecimiento económico, sino que la baja tasa de crecimiento económico ha retardado la transición demográfica. La quinta causal de Sachs es el factor geopolítico expresado como el imperio de los países ubicados en las zonas templadas sobre aquellos de la zona tórrida, con base en una superior tecnología militar y el control de las instituciones de comercio mundial. Esto, sin lugar a dudas, está en la base del derrumbe de las culturas indígenas de América. Estas cayeron, no porque culturalmente fueran inferiores en términos globales, sino porque España las superaba en la tecnología militar y la costumbre de hacer la guerra, acumuladas en 8 siglos de guerras. Aunque lo más grave ocurrió en el territorio que hoy ocupa América Latina, este proceso se repitió en África y Asia durante el Siglo XIX. Sachs nos recuerda que “Por largo tiempo muchos observadores sostuvieron que el interludio colonial del mundo tropical tiene que ser una explicación esencial”, pero le sale al paso argumentando que de ser cierto “ellos deberían esperar que la descolonización por sí misma podría terminar con este patrón”, pero que “La tropical América Latina ha ganado su independencia desde 1820, sin un avance en el desarrollo como el del Siglo XXI”. Lo que no reconoce Sachs en su artículo es que, para el caso de América Latina, en el “interludio colonial” se diezmó la población y se destruyeron todas las instituciones y la tecnología que habían hecho viables a las grandes sociedades nativas. El mestizaje resultante de la incorporación de africanos y europeos no significó la construcción de
5 Virgilio, entre los años 36 y 29 a.c., escribió Las Geórgicas, un poema en cuatro volúmenes sobre la vida campesina y que lo elevó como el mejor poeta de su tiempo. La realidad es que Las Geórgicas es un tratado técnico sobre la agricultura, y una notable defensa de la necesidad de restablecer la vida agrícola tradicional en Italia.
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una cultura con la tecnología y las instituciones que pudieran suplir con ventaja lo que se perdió. Es notable, adicionalmente, que la guerra de independencia no significó alcanzar una verdadera independencia económica y política. La lógica del capitalismo nos indica que el crecimiento económico depende de la amplitud y desarrollo protegido del mercado interno, y de la superación de las formas precapitalistas de producción. Sin embargo un proyecto de este tipo no se pudo consolidar en esa época, entre otras razones, por la activa participación de Estados Unidos para impedir que se consolidara la federación propuesta por Bolívar y su proyecto de modernización de las instituciones económicas, políticas y sociales, los cuales implicaban una fuerte tendencia hacia la igualdad. Estados Unidos logró su objetivo influyendo en los sectores que se verían afectados por las reformas. La aristocracia criolla, esclavista y feudal, recibió el apoyo de las nuevas potencias liberales a condición de que mantuvieran un mercado libre para los productos industriales y agrícolas, y ellos la aceptaron a pesar de que impedía el desarrollo nacional de la industria y la agricultura, con su correspondiente mercado nacional, así fuera este a favor de una elite nacional6. No es menos notable lo que Estados Unidos ha hecho posteriormente para impedir desarrollos independientes en América Latina. El general norteamericano Smedle Butlers, lo describe en los siguientes términos: “He pasado treinta y tres años y cuatro meses en el servicio activo, como miembro de la más ágil fuerza militar de este país: el cuerpo de Infantería de Marina. (...) Y durante todo este período me pasé la mayor parte del tiempo en funciones de pistolero de primera clase para los grandes negocios, para Wall Street y los banqueros. (...) Echando una mirada retrospectiva sobre mi carrera, presiento que podría darle a Al Capone algunas pequeñas sugerencias, porque el ejercicio de su poder no llegó más allá de tres barrios. Nosotros, los marines, operábamos en tres continentes” (Magazín Dominical No. 813). Con todos estos antecedentes resulta difícil desconocer, como lo plantea Sachs, “que el interludio colonial del mundo tropical tiene que ser una explicación esencial” para el subdesarrollo, especialmente para Latinoamérica, y que hasta nuestros días tiene un efecto muy negativo “el factor geopolítico expresado como el imperio de los países ubicados en las zonas templadas sobre aquellos de la zona tórrida, con base en una superior tecnología militar y el control de las instituciones de comercio mundial” (Sachs, 2001).
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Logrado su objetivo el embajador norteamericano en Perú, W. Tudor pudo expresar su consuelo así: “La esperanza de que los proyectos de Bolívar están ahora definitivamente destruidos, es una de las más consoladoras. Esto no sólo es motivo de felicitación en lo relativo a la América del Sur (...) sino que también los Estados Unidos se ven librados de un enemigo peligroso en el futuro (...)si hubiera triunfado estoy seguro que habríamos sufrido su animosidad (...) su fe principal para redimirse ante el partido liberal del mundo la tiene depositada en el odio a la esclavitud y el deseo de abolirla. Leed su incendiaria diatriba contra ella en la introducción a su indescriptible constitución (...) calcúlese el censo de nuestros esclavos (2,5 millones) y júzguese y dígase si el 'loco' de Colombia podría habernos molestado. !Ah, Señor, este es un asunto cuyos peligros no se limitan a temerle a él.” (Pividal, 1998, pág. )
Queda por revisar la propuesta para superar el estado de atraso. “Si estas hipótesis son ampliamente correctas, dice Sachs, la solución política para el subdesarrollo tropical requerirá un gran enfoque nacional e internacional sobre la innovación tecnológica dirigida a los problemas de la ecología tropical”. Esto es cierto y urgentemente necesario. Además debe darse como pago de todos los destrozos causados. Pero no hay que olvidar que no sólo se requiere remover las barreras tecnológicas, además es absolutamente indispensable eliminar el control geopolítico ejercido con la tecnología militar y las instituciones de comercio mundial.
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Bibliografía
LUCENA SALMORAL, Manuel. (2000) El precio de la conquista de América, en “La nueva aventura de la historia”, Número 22, Madrid, agosto, páginas 14 – 23. PIVIDAL, Francisco. (1980) Bolívar: pensamiento Antimperialismo, Ediciones Alcaraván, Santafé de Bogotá.
Precursor
del
SACHS Jeffrey D. (2001). Tropical Undervelopment, NBR Working Paper Series 8119, Cambridge, febrero de 2001. Magazín Dominical No. 813. (1998), Bogotá, diciembre 13.
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