Morena Lisette Mira Buendia

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Los momentos más difíciles

Morena Buendía





Los momentos mĂĄs difĂ­ciles


Esta historia que les voy a contar, es un caso muy real que pasa día a día en la sociedad. Que lo he vivido, y sé lo que se siente estar en un problema como este. Ya que no aceptamos que nuestros padres ya no se sienten bien juntos, que tratan de estar juntos por sus hijos pero no son felices. Porque ya no hay amor, y sólo viven peleando, esa no es una opción. Ya que tenemos que entender que aunque nuestros padres se separen, siempre van a estar con nosotros y nos aman a pesar de todo. Hay que demostrar lo que es y, no esconderse en una apariencia.


Al principio cuando se casaron era todo felicidad, ya que no habían problemas .Así que decidieron tener hijos: dos niñas y tres niños, para ellos los hijos eran lo más importante y querían que tuvieran lo necesario y no les faltara nada . Pero no se daban cuenta que lo más importante, era que estuvieran cuando más los necesitan, pensaban que sólo trabajar era importante. Pasaron 22 años que ellos vivieron felices. Llega un tiempo en que no alcanzaba el dinero para pagar todo y el padre necesitaba trabajar más. Decidieron que mamá tenía que trabajar, para poder darles lo necesario, y siguieran estudiando.


Lo peor fue cuando mamá nos comenzó a dejar solos, el hermano mayor no nos daba de comer bien solo alimentos que no son buenos para la salud, y cada vez más íbamos bajando de peso, nuestra madre preocupada porque veía un cambio enorme en sus hijos, estaban muy pequeños para adaptarse a ese cambio. Pues decidieron que nos iba a cuidar una vecina para que estuviéramos mejor. Así pasó y nos fuimos acostumbrando a esa situación. Pasaron dos años, que mamá paso trabajando. Así fue como fueron cambiando las cosas. Mamá se iba alejando más de papá, pasaba el tiempo y no se daban cuenta que ya no era lo mismo que antes, ya no hablaban, no se contaban las cosas, así se fueron alejando cada vez más.



Pasó el tiempo y ya no eran los mismos cada uno iba por su lado ya no hacían las cosas juntos, era poco lo que se hablaban y conversaban. Así fue que nos dimos cuenta que la familia, ya no era la misma, ya no estaba unida como era antes que los dos trabajaran y se alejaran uno del otro. Así se fueron dando los problemas, en el hogar porque ya no se sentían bien juntos, por todo peleaban, cada vez más seguidos los pleitos. Era los peores momentos que pasábamos, porque cada vez que peleaban nosotros quedábamos en medio, era como que no existiéramos.


Escuchábamos todo lo que decían, lo peor es que nos lastimaban, cada vez más, por la situación que estábamos viviendo. Eran momentos de mucha tensión porque los más pequeños de mis hermanos lloraban con mucho sentimiento, pidiendo que se acabarán los pleitos. Los abrazaban diciendo que los amaban y que todo se arreglaría, pero aún así seguían los pleitos. El mayor de mis hermanos no aceptaba lo que estaba pasando, pensaba que por culpa de mamá se había distanciado la familia. No entendía lo que en realidad pasaba, pero la culpa no era de mamá si no de los dos, pero aún así seguían en la misma situación.




Día a día se volvía más intenso. Yo entendía lo que sucedía pero sabía que los dos tenían la culpa ninguno más ninguno menos. Cada vez que había un problema mi hermano mayor se metía; el apoyaba a mi padre y acusaba a mi madre de toda la culpa, pero no era correcto que se metiera en pleitos de adultos. Cada día sucedía lo mismo. De tanto que sufríamos decidí hacer algo para evitar que los escucháramos, salíamos afuera y distraía un poco a mis hermanos para que se olvidaran por un rato de los problemas que teníamos. Así se tranquilizaban cuando salíamos sin pensar en lo que sucedía, les decía que todo estaba bien para que se olvidaran por un rato, pero yo sabía que no era así que iba a seguir sucediendo la misma situación hasta que mis padres decidieran que se iba a acabar.


Ellos creían en lo que les decía: que yo iba a estar con ellos y nunca los iba a dejar a pesar de todo lo que sucediera, que siempre iban a contar con su hermana mayor. Me comportaba más madura, pero sólo era fuerte o parecía que lo era, solo lo demostraba enfrente de mis hermanos. Para que no se sintieran más mal de lo que estaban. Pero en realidad estaba muy mal como ellos. Cuando todo se acababa, en ese momento me encerraba en mi cuarto y me ponía a pensar todos los problemas que tenía, con lágrimas en mis ojos de tanto pensar en lo que iba a hacer para que se acabara esa situación. Día con día hacía lo mismo pero trataba que mis hermanos no vieran lo mal que estaba, para que me vieran fuerte.


Cuando mamá y papá terminaban de pelear nos íbamos cada quien a su cuarto y nadie salía, hasta el día siguiente. Cuando estaba sola, se me venía a la mente muchos pensamientos y se me salían las lágrimas no sabía lo que iba a pasar con mis hermanos al separarse mis padres . Quería evitarles ese dolor pero no podía hacer nada porque mamá y papá ya no se querían más y había más problemas si seguían juntos. Ya que se lastimaban uno al otro, decidieron que iban a separarse. Y llegaron a la conclusión que iban a vivir en la misma casa pero no iban a estar juntos, lo único que hablaban era cosas que tenían que ver con nosotros.



Reunieron a toda la familia para decirnos lo que habían pensado hacer, aunque no estaríamos de acuerdo pero lo teníamos que aceptar porque era lo mejor para la familia. Hasta el día de ahora ya no se hablan sólo cuando tiene que ver con nosotros. Pero ya se habían acabado las peleas, poco a poco nos vamos a ir acostumbrando aunque siempre tendríamos ese sentimiento doloroso, pero sabíamos que nos amaban desde el día que nacimos. Aún así los seguimos amando aunque ya no fuera igual, siempre íbamos a seguir juntos a pesar de todo. Hoy en día comprendo, esos problemas y se que no son fáciles pero se tiene que seguir adelante y saber sobrellevar los problemas. Y seguir adelante con tu futuro porque es lo que más importa en nuestras vidas.



Me llamo Morena Lisette Mira BuendĂ­a tengo 17 aĂąos estudio en el Instituto cultural Oxford me gusta leer en mis pasatiempos veo pelĂ­culas de terror.



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