Las Aventuras de Francisco Cotto
Por Óscar Méndez
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ยกUna aventura te espera!
Era un día muy soleado y caluroso, la piel parecía derretirse, el mundo parecía estar dentro de un horno pero ahí estaba Francisco, aburrido y sólo con su sombra.
A lo largo del horizonte, vio a su amiga con un extraĂąo semblante, ella brillaba como las estrellas y Francisco con cara de interrogaciĂłn se preguntaba por quĂŠ.
El camino parecía marcado por rosas, su amiga con un aroma increíble y magnífico hizo que la nariz de Francisco se enamorará y poco a poco se acercaba al ya ilusionado Francisco.
A pesar de eso, Francisco vio algo más allá de lo increíble y se ilusiono del extraño semblante de su amiga.
Francisco no podía creer lo que había visto. ¡una guitarra!, rápidamente floto una idea en su mente y su corazón sonaba como un tambor tocado a gran velocidad.
Pensó y pensó Finalmente, después de hablar un poco con su amiga, tomó una decisión y preguntó si podía ver la guitarra. Su amiga con una voz profunda y apasionada le respondió que sí.
Cuando vio la guitarra, sintió las manos tan suaves y blandas como una papa frita. Sentía que en sus manos tenía algo más que una simple guitarra y confeso que tenía una conexión con ella.
Después de una estirada de dedos, Francisco toco guitarra y endulzo los oídos de su amiga, sintió que el amor era la guitarra y que el sonido era la energía. Su amiga le preguntó -¿Cómo puedes tanto? y Francisco reaccionó como sí una bala hubiese rozado su cabeza.
Francisco le contó a su amiga que hace 5 años sufrió un accidente muy catastrófico, fue tan duro e intenso que demolió sus sentimientos, pero aparte de eso, demolió lo más importante de él que era la esperanza. La esperanza de ser un gran guitarrista y alcanzar el éxito!
Francisco le dijo que un hoyo negro arraso con su alegría, un día hermoso y soleado pasó a ser terrible y oscuro. Las lágrimas contenidas en sus manos parecían congelarse del frío recuerdo.
Su guitarra perdi贸 la vida ese d铆a. Una guitarra heredada por su abuelo y que al ser tocada representaba su amor.
El accidente ocurri贸 en un parque cercano a su hogar. Estaban en la terraza del parqu茅 hasta que una piedra pegada al suelo se encontr贸 con los zapatos de Francisco.
Con lรกgrimas le dijo a su amiga que la guitarra estaba destrozada, sus hermosos colores estaban regados en el suelo y con mucha tristeza vio la imagen de su abuelito saliendo de ella.
Francisco tenía 10 años y era un gran guitarrista, pero con la pérdida de su guitarra, apago las luces y cerro la puerta que lo llevaba a su sueño.
Regresando al mundo normal, su amiga ya encantada pero triste por él, le propuso tocar en su grupo. Francisco no podía creer lo que estaba escuchando, de la nada dos bellos camananses y una sonrisa que cubría su rostro respondieron que sí.
Para sorpresa de Francisco, el toque era esa noche, él estaba preocupado porque no sabía que tocar. La ansiedad lo llevo a casi comerse el dedo y el estrés hizo que bajará la moral, pero él encontró una idea y le funcionó.
Cerca de su casa había un cementerio, en el cual estaba enterrado su abuelito. Él le dijo a su amiga que le acompañará pero la amiga rumbo al desmayo le dijo que no.
La noche caía lentamente y Francisco buscaba una solución. Estando en la tumba de su abuelo, sintió un suave viento que acomodaba su cuerpo. - ¡oh abuelito! ¡Ayúdame!. Expresó.
Sin respuesta alguna y sin idea ni soluciĂłn, se puso triste, los viejos recuerdos revivieron y bombardearon su mente, los fantasmas parecĂan jugar con ĂŠl y su sombra se borraba con el lejano reflejo de la luna.
Cuando todo parecía perdido, una bomba estalló en su mente, y el humo de la explosión formó una puerta que se abría lentamente, unas luces encendidas y al fondo estaba su abuelito junto a la guitarra.
Reaccionó y dijo con gran seguridad y dureza como una roca. -¡Puedo hacerlo!, ¡Mi sueño continúa!
Decidido, enterrรณ los recuerdos y los encerrรณ en el cementerio. Con una sonrisa brillante como el sol, matรณ a toda la oscuridad que lo rodeaba y saliรณ con la soluciรณn en sus manos.
En el camino recogió toda la inseguridad que había votado y la convirtió en optimismo. Su abuelo le acompaño desde su corazón, brindando apoyo y esperanza a Francisco Cotto.
Esa noche pintada por miles de estrellas, le tenía guardado algo a Francisco, algo que marcaría su vida totalmente. La emoción de Francisco era más grande que el sol y su amiga con mucho entusiasmo le llamó.
A falta de dos horas para su evento, Francisco ya no tenía uñas, su amiga le comento que el toque era para 75 personas y con una mirada tan fría congeló a Francisco.
Tardó un minuto en derretirse y calentar la mente pero finalmente lo logró. La preocupación se notó en su rostro pero un integrante del grupo muy fornido y matón se agacho y le dijo. -¡para hacer las cosas bien, se tiene que estar calmado, guardar paciencia y esperar lo mejor!
Francisco guard贸 bien la calma, hasta que vio un carro del siglo veinte transportando los instrumentos. Inmediatamente se le cay贸 la cara y sinti贸 un nudo de lazo en su garganta. El mundo de Francisco Cotto empezaba a reconstruirse.
Cuando levant贸 su rostro vio tres guitarras hermosas, una amarilla tan fuerte y radiante como el sol, una verde tan viva como la esperanza y una negra, amarilla y verde como la vida de Francisco.
La guitarra negra fue la mรกs hermosa para Francisco, era simple y significativa, era perfecta con esas finas cuerdas y su tono encantador.
Era hora del toque y los zapatos de Francisco se volvieron a encontrar con una roca, nada impidi贸 que Francisco y su grupo estuvieran frente a un mar de p煤blico.
Durante la segunda canción, Francisco se equivocó un poco, los pantalones se le caían del terror, parecía haber visto un fantasma, pero el abuelo desde su corazón tiró un rayo inspirador y Francisco domino el escenario y se ganó los corazones de todas las personas.
Después de salvarse de los tomates y recibir aplausos, Francisco creó en un instante un mundo alucinante, en el cual abrazó a su abuelo y le agradeció por ser su fuente de inspiración y enseñarle lecciones de vida.
Al final de la noche, las estrellas parecían dormirse, el frío parecía un tornado y el agua se estaba congelando. Lo único que tenía energía y calo era Francisco y su guitarra nueva a la cual le llamó "Mi Sueño" y Francisco siguió su sueño y se dio cuenta que para alcanzar el éxito no se necesita tener una sola puerta.
Fin!
Suerte
Me llamo Óscar Alexander Méndez estudió en el centro escolar Organización de Estados Iberoamericanos vivo en Santa Tecla, La Libertad, El Salvador, y Las Aventuras de Francisco Cotto representa una de mis mayores experiencias en mi vida, tengo 15 años y no logre alcanzar ser un famoso guitarrista pero encontré mi satisfacción y conformidad con lo que hice. Ahora soy un estudiante con gran optimismo de superación y consideré que para tener éxito no es necesario tener una sola puerta.