CARTAS A JÓVENES FILÓSOFAS Y FILÓSOFOS
C ntinta me tienes
CARTAS A JÓVENES FILÓSOFAS Y FILÓSOFOS
Jean-Luc Nancy Marina Garcés Marc Richir Fernando Broncano Miguel Morey Iván de los Ríos Miriam Solá y Lucrecia Masson Jordi Claramonte Julián Santos
C ntinta me tienes
Raskin, Anne-Françoise e Idoia Quintana, coordinadoras: Cartas a jóvenes filósofas y filósofos, Editorial Continta Me Tienes, colección El mono azul eléctrico, noviembre 2014, 152 pp. 13 x 19 cm. Rústica
Depósito legal: NA 1895-2014 ISBN: 978-84-941266-7-3 IBIC: HP_Filosofía
© De los textos, sus autoras y autores © Traducciones cartas de Jean-Luc Nancy y Marc Richir, Idoia Quintana, 2014 © De esta edición:
Continta Me Tienes C/ Belmonte de Tajo 55, 3º C 28019, Madrid, España 91 469 35 12 info@contintametienes.com www.contintametienes.com www.facebook.com/ContintaMeTienes @Continta_mt Diseño cubierta: Maya Watanabe Diseño interiores: Maya Watanabe Diseño editorial: Marta Azparren
Nota a la edición (p. 9) Jean-Luc Nancy (p. 13) Marina Garcés (p. 37) Marc Richir (p. 45) Fernando Broncano (p. 65) Miguel Morey (p. 75) Iván de los Ríos (p. 91) Miriam Solá y Lucrecia Masson (p. 105) Jordi Claramonte (p. 115) Julián Santos (p. 123)
Nota a la edición El proyecto de este volumen nació del deseo de acoger diversas voces de filósofos y filósofas a través de una forma que permitiera al lector sentirse interpelado por ellas. En ese sentido, la forma epistolar presentaba la ventaja de dirigirse directamente a otro (o a la intimidad de otro). Pero no quisimos que se tratara de un otro cualquiera, sino de una joven o de un joven, o quizá de varios, conocidos o desconocidos, incluso imaginarios o por el contrario muy presentes, inmersos en la filosofía o simplemente abiertos a la curiosidad por esta disciplina. Con el adjetivo de «joven» pretendía designar no tanto una franja de edad como un pensamiento no conformado, abierto, y, sobre todo, deseante de ser conmovido. Y como para conmover es necesario hablar
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desde lo que conmueve al cuerpo y al pensamiento, creímos que escribir desde la experiencia sería lo que más podría predisponer a ello. La propuesta fue recibida por los autores y autoras desde la generosidad que implica entregar una escritura atravesada por el esfuerzo de trasladar qué hace de la filosofía un camino que merezca la pena ser transitado, ya sea desde la ligereza de un paseo sereno, ya desde la constancia y el esfuerzo que conlleva adentrarse en un bosque donde no se sabe si se hallará un claro. Pero a la vez que encontramos en sus respuestas una gran pluralidad respecto a aquello que les guía en ese camino, también se hizo muy presente una actitud fuertemente comprometida con el gesto de dirigirse a unos contemporáneos en un tiempo como el nuestro. Ninguno de los textos obvia el hecho de que nos encontramos en un tiempo de incertidumbre, un tiempo de penuria que nos lanza con fuerza la pregunta: ¿para qué filósofos?, ¿para qué filosofía? Y seguidamente, ¿cómo no va a estar implicada la filosofía y los filósofos en esta cuestión si es ella la que la abre y la atraviesa ofreciéndonos ya el gesto que se contiene en el propio acto de pensar?
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Sería posible ver cómo entre el tejido que conforman los escritos de este libro, el para qué o el para nada, la utilidad o la inutilidad de la filosofía se plantea casi como una cuestión ineludible. Y cómo no iba a serlo si la filosofía produce saber, y el saber puede ser transformado en moneda de cambio. Es posible que su fin esté próximo, porque toda moneda puede caer en desuso, dejar de acuñarse y quedar obsoleta. Es un riesgo, pero parece que este riesgo se enfrente a la promesa que nos trasladan algunos, si no todos los autores y autoras de este título, a saber, la filosofía guarda una parte irreductible que quizá sea su aspecto más definitorio: la filosofía es la pasión del pensamiento, es un deseo que no busca ser satisfecho sino alimentado por sí mismo, un deseo que se mantiene deseo, al menos hasta que se extinga el deseo de pensar. Más allá de las metas académicas, de las aspiraciones profesionales, incluso de compromisos políticos, la filosofía, como pasión de pensamiento, no se detiene en ninguna forma de cumplimiento sino que siempre exige más a lo pensado y a lo obtenido. Y en esta exigencia es posible escuchar un compromiso con el pensamiento que es un compromiso con nuestra herencia, con nuestro tiempo y con nuestro porvenir.
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El riesgo de que la pasión se extinga, por asfixia o por desentendimiento, va de la mano del impulso que la aviva. Y es, quizá, desde este deseo de avivarla de donde parten las voces que se dirigen a continuación a jóvenes amantes –de la filosofía–.