Anne Collier, Woman With a Camera (35 mm), 2009. Foto cortesía de Museo Jumex.
Número 12, 21 de diciembre de 2018
VIERNES CULTURAL
MUJERES EN EL ARTE
LA INSUFICIENTE PRESENCIA DE MUJERES EN EL CAMPO DE LAS ARTES ES PUESTA DE RELIEVE EN DOS NUEVAS EXPOSICIONES: UNA EN EL MUSEO JUMEX Y OTRA EN EL MUSEO UNIVERISTARIO DEL CHOPO. PAGS. 16-18.
›LA VOZ DE CARMEN BOULLOSA. Una de las figuras
más notables de las letras mexicanas contemporáneas entrega un ejemplo de sus dones líricos. PÁGS. 22-23.
›EL CUERPO ESCÉNICO. Dos mujeres dedicadas a la danza reflexionan sobre los problemas de esa disciplina artística en nuestro país. PÁGS. 20-21.
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16. ContraRéplica. Viernes 21 de diciembre de 2018
Lourdes Grobet, De mugir a mu jer, 1983, performance en Casa del Lago. Cortesía de Museo Universitario del Chopo.
ARTISTAS MUJERES
EN LOS MUSEOS SONIA ÁVILA
En las aulas universitarias, cada vez es mayor la presencia de jóvenes mujeres haciendo estudios de artes visuales. Sin embargo, en los museos, la cantidad de mujeres artistas es aún muy baja. ¿Cómo se pueden vencer las inercias sexistas para hacer justicia al talento femenino?
E
n 1985 la queja por la invisibilidad femenina en la escena del arte dio origen al colectivo Guerrilla Girls. Con una pregunta a manera de queja (“¿Tienen las mujeres que estar desnudas para entrar en el Met. Museum? Menos del 5% de los artistas en las secciones de Arte Moderno son mujeres, pero un 85% de los desnudos son femeninos”), las artistas se manifestaron frente al Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) por la mínima presencia de colegas en la exposición An Internacional Survey of Painting and Sculpture. De los 169 artistas que participaron en ella, sólo 13
eran mujeres. Más de 30 años después se mantiene la interrogante, pues las cifras parecen no mejorar. El Centro de Investigaciones y Estudios de Género de la UNAM publicó en 2016 el análisis “¿Quiénes exponen en los museos de la UNAM?”, y en las estadísticas sigue a la baja la presencia de mujeres artistas. El contraste: el 65 por ciento de la matrícula de Artes Visuales de la Universidad es femenina, mientras que en sus museos el 60 por ciento de las piezas expuestas son de hombres. Un caso en específico, de acuerdo con el estudio, es el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), que en su
colección tiene 60 por ciento de obras de autoría de hombres y sólo el 14 por ciento de mujeres. La investigación detalla que, si bien las mujeres son mayoría en la matrícula de la Facultad de Artes y Diseño (68.4 por ciento), en los museos las cifras se invierten: en las exposiciones temporales de 2016 en el MUAC, el Museo Universitario del Chopo, el Museo Universitario de Ciencias y Artes y el Muso Universitario El Eco, las obras de artistas femeninas nunca alcanzaron el 40 por ciento del total de trabajos exhibidos, mientras que las piezas de hombres sobrepasan el 50 por ciento, y en algunos casos hasta el 72 por ciento. El documento plantea que si no existe un criterio institucional que dicte la preferencia por el trabajo de hombres y la presencia de mujeres en la escena del arte va en crecimiento, ¿por qué en la distribución porcentual por sexo de las piezas hay una segregación a favor de los varones? Pregunta que abre una discusión de antaño que ni las Guerrillas Girls, colectivo feminista por excelencia, ha podido responder y revertir. Otro caso es el del Museo de Arte Carrillo Gil, que en 2016 presentó la exposición “Ejercicios exploratorios 2. Creadoras contemporáneas en la colección del MACG”, y reportó que de los 250 artistas que integran su colección sólo 15 por ciento son mujeres. De 1977 a 2016, en sus programas de exhibiciones individuales, únicamente el 25 por ciento fueron de mujeres y, en el mismo
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periodo, en sus colectivas sólo el 27 por ciento incluía obras de mujeres artistas. Destaca que su acervo es de dos mil 100 piezas. La exhibición era una suerte de remendo a su falta. Pero la situación no es exclusiva de México. El Museo del Prado presentó en 2016 la primera exposición dedicada a una pintora, Clara Peeters. La pinacoteca más importante de España, con mil 100 obras expuestas, exhibe entre cinco y siete firmadas por mujeres cada año. Y en sus almacenes solo hay 57 obras de artistas femeninas de los 27 mil 509 objetos artísticos en su colección.
▶▶La artista y activista Mónica
Mayer y la curadora Catalina Lozano ven una falla en el sistema. “La historiadora Linda Nochlin dice en un texto sobre la teoría del arte feminista que el canon del arte se construyó excluyendo el arte hecho por mujeres y si la calidad de las obras tiene como referente primario el trabajo de los hombres, las mujeres están descartadas desde origen”, señala en entrevista Lozano, quien hizo la curaduría de la exposición “Podría ser (una flecha)”, la primera colectiva exclusiva de mujeres en el Museo Jumex.
Mayer añade: “En el archivo de Pinto mi raya (que coordina con Víctor Lerma), con 25 años de creación y 40 mil textos de opinión sobre artes visuales, menos del cinco por ciento hablan del trabajo de mujeres artistas. El tema es que sales de la escuela como artista preparada, pero tienes menos acceso a museos, expones menos y escriben menos de ti en prensa porque creen que no eres buena artista, entonces resulta que no tienes presencia en los medios y tampoco en la escena del arte”.
68.4% De la matrícula en artes visuales en la UNAM (2016) eran mujeres
14%
De las obras en el Museo Universitario Arte Contemporáneo (2016) eran de mujeres
25%
De quienes expusieron en el Museo Carrillo entre 1977 y 2016 fueron mujeres
de la amante de Dr. Atl, con quien tuvo una relación de sólo dos años. Mayer pone como ejemplo su proyecto Editatón, que inició hace un par de años con la curadora Karen Cordero, y consiste en escribir y corregir las biografías de artistas para publicarlas en Wikipedia. En una primera búsqueda de mujeres faltantes en la más grande enciclopedia virtual, enlistó 400 nombres y en las reseñas existentes persistía una descripción desde el rol frente a un hombre o a partir de su nivel de sufrimiento personal. “El caso más extremo es Frida Kahlo, pues gran parte de su biografía hasta hace unos años era sobre su sufrimiento, y sufrió, y sufrió, pero qué hay de su obra. Lo mismo con muchas más que tal vez tienen recono-
cimiento pero como musas, y lo primero que te dicen de ella es que era esposa de alguien”, apunta la activista, quien critica que la imagen publicitaria de la exposición sobre Nahui Ollin en el Munal haya sido una foto desnuda. “Sé que vende, pero ¿tiene que mostrar sus nalgas para estar en el museo?”.
Hay muchos clichés sobre las mujeres que si son las musas de los grandes artistas, que si pinta por entretenimiento. Se tiene la imagen del hombre genio, del artista en su estudio, pero cuando se piensa en la mujer no aparece esa imagen. Todavía hace unos años se veía a la pintura de las mujeres como un hobbie mientras en los hombres una profesión. Pero dudar de la capacidad de las mujeres de hacer arte es una cosa anacrónica y necesitamos realmente revertir esa idea. Pienso que ya se está haciendo, pero falta”, acota Lozano.
ESCENA ACTIVA Al aclarar que no todo el arte hecho por mujeres es arte feminista, Mayer y Lozano consideran la escena actual como una de las más activas en la producción de las mujeres. En México trabajan, sólo por mencionar algunas, Teresa Margolles (Culiacán, 1963), Mariana Castillo
MIRADA SEXISTA Pensar en la artista como musa pareciera una concepción caduca, pero no lo es. Mayer y Lozano coinciden en que es aún la percepción que se tiene de la mujer, y si bien hay creadoras mexicanas activas a nivel internacional con reconocimiento, en general la mirada sobre el género es sexista, afirman. Para muestra un botón: cuando en internet se busca información de alguna artista, su biografía inicia con el antecedente “esposa de…”, “amante de…”, “hermana de…”. No hace mucho Frida Kahlo dejó de ser la compañera de Diego Rivera, y Carmen Mondragón, mejor conocida como Nahui Ollin, lucha contra la imagen
Sherrie Levine, Buddha, 1996; Tatiana Trouvé, Materasso, 2010; Pipilotti Rist, Remake of the Weekend/Still Stills, 1998. Cortesía de Museo Jumex.
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Marta Minujin, Comunicando con la Tierra, 1976, en Las Superocheras. Cortesía de Museo Universitario del Chopo.
Deball (Ciudad de México, 1975), Minerva Cuevas (Ciudad de México, 1975), Ale de la Puente (Ciudad de México, 1975), Silvia Gruner (Ciudad de México, 1959), Mariana Botey (Ciudad de México, 1969), Tania Candiani (Ciudad de México, 1974), Marcela Armas (Durango, 1976), Tania Pérez Córdova (Ciudad de México, 1979), Pía Camil (Ciudad de México, 1980), y muchas más. Si bien la condición femenina permea mucha de la obra de estas artistas, todo su trabajo tiene una lectura de lucha de género. Sus proyectos abordan temas como violencia, criminalidad, memoria, percepción del cuerpo, asuntos políticos, relatos históricos, relaciones socioeconómicas, presencia de máquinas, paisaje, arquitectura, reflexiones del entorno social actual y cualquier otra idea que las afecte en su entorno. Por ejemplo, en la exhibición actual del Museo Jumex se propone desplegar diferentes estrategias conceptuales y formales sobre las ideas asociadas a lo femenino, e invertir la mirada tradicionalmente dirigida hacia la mujer. Pero se hace desde temas indirectos al género. Minerva Cuevas, por ejemplo, presenta Numismática hacendaria (2007), una instalación de 9 fotografías antiguas,
recortes de libros y 20 monedas en vidrio lacado que refiere a las relaciones de poder en las complejas estructuras económicas y políticas en el México prerevolucionario; cada pieza de papel recuerda las fichas acuñadas por los hacendados que fungían como “vales de despensa” para intercambiar por alimentos y ropa en las tiendas de raya de las haciendas. Teresa Margolles, artista conceptual que explora el contexto de la muerte por de la violencia del narcotráfico en México, presenta Escombro (2008), una pequeña astilla de madera de Sichuan (al sur de China) sobre una base de oro de 18 quilates. En la sencillez de la obra, la artista refiere al paisaje político de una zona en conflicto. Deja de lado la monumentalidad del arte, para hacer un guiño a la memoria de una región geográfica. Un ejercicio similar es la exposición Las Superocheras, que se presenta en el Museo Universitario del Chopo con 20 artistas que exhiben 38 filmes en formato Super-8. Son videos de mujeres de Argentina, Brasil, Chile, Cuba, Puerto Rico y México que dan cuenta de cómo se apropiaron de este medio para generar relatos íntimos y colectivos. Se apoyan del performance, la animación, la poesía y el relato histórico como eslabones de procesos cinematográficos. Entre la obra
MUJERES ARTISTAS DE MÉXICO EN LA BIENAL DE VENECIA 2009 2011
Teresa Margolles ¿De qué otra cosa podríamos hablar?
Melanie Smith ILLUMInations,
2015
Tania Candiani (en colaboración con Luis Felipe Ortega) Possessing Nature.
LAS SUPEROCHERAS
Dónde: Museo Universitario del Chopo Cuándo: Hasta el 17 de marzo de 2019
PODRÍA SER (UNA FLECHA)
Dónde: Museo Jumex Cuándo: Hasta el 31 de marzo de 2019
de las mexicanas se exhibe por primera vez un video de Lourdes Grobet, quien participó y grabó una acción performática con Silvia Orozco y Magali Lara; también hay obra de María Eugenia Chellet, Carla Stellweg y Sarah Minter. En años recientes, tres mujeres representaron a México en la Bienal de Arte de Venecia, el mayor encuentro de arte contemporáneo. Primero Teresa Margolles en 2009 con el proyecto ¿De qué otra cosa podríamos hablar?; siguió Melanie Smith (de origen inglés pero adoptada mexicana) en 2011 con la pieza ILLUMInations, y en 2015 Tania Candiani en colaboración con Luis Felipe Ortega presentó la propuesta Possessing Nature. “Hay mujeres que están marcando tendencia y empujan a las instituciones para dar esa visibilidad, y cumplir con esa deuda”, refiere Lozano. “Sí veo”, añade Mayer, “una actividad fuerte en la generación actual, a mí me llaman muchas jóvenes interesadas en proyectos de género, y eso es bueno, pero pienso que si todavía hay tanto feminismo en el arte y otras áreas es por defensa personal. Yo quisiera que ya no hubiera necesidad de feminismo”.
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Elisa Díaz Castelo.
Especial.
ALQUIMIA DE LOS LENGUAJES LOLA ANCIRA
E
n los setenta, Doris Lessing, Nobel de literatura, la manifestó en su novela Instrucciones para un descenso al infierno. Carl Sagan la popularizó después: “Somos polvo de estrellas que piensa acerca de las estrellas”. Lucrecio demostró la complementariedad de literatura y ciencia en el siglo I a. e. c. con su poema Dē rērum natūra. Francisco de Quevedo, Nervo y Juan Ramón Jiménez son otros grandes poetas que se sirvieron de la ciencia. Al igual que la ciencia trata de nombrar a la naturaleza y sus cualidades con afán de aprehenderla, la poesía acude a la ciencia y sus términos para configurar su estética. Este año, la poeta mexicana Elisa Díaz Castelo publicó Principia (Tierra Adentro), libro con el que ganó el Premio Alonso Vidal 2016. El título viene de la Principia (1687) de Newton: Philosophiae Naturalis Principia Mathematica, una obra fundamental sobre los principios de la dinámica. Los poemas denominan el dolor, califican la pérdida, caracterizan el sufrimiento. Son odas al universo y al cuerpo, ese otro universo reducido y endeble; ambos igual de inasibles: organismos vivos que se pueden conocer e intentar regir hasta donde lo permitan. En verso libre o en prosa, persiguen la misma libertad de la enfermedad y la destrucción. Son un microcosmos reflejado en el macrocosmos: el cuerpo como un organismo repleto de astros denominados ameba, demodex, tricocéfalos… “Escoliosis”, poema que abre el libro, describe la curvatura lateral de la columna vertebral y lo que implica esa parábola ósea; la torsión de lo que debe ser recto, la rebelión del ejercito propio, una traición del elemento contra sí mismo: “Es el cuerpo que me ha dicho que no”. La columna vertebral como un agujero
El universo contiene la esencia del ser humano: su composición química. En los veinte, el astrónomo Harlow Shapley describió esta idea en su artículo “La materia estelar que es el hombre”.
negro hambriento, como las estrellas y galaxias caníbales que engullen a sus vecinas. La lírica de Díaz resalta por su precisión y contundencia, por su habilidad para encontrar lo abrasador en lo gélido. Busca la poética escondida en el lenguaje científico, la armonía en lo aparentemente antagónico, lo imperceptible en lo desmesurado: es quizá en la contradicción donde reside la semejanza. En “Radiografías”, describe a detalle el universo que llevamos dentro del caparazón de piel, lo que está oculto, cada parte fundamental del cosmos personal. Ofrece una nueva mirada de lo ya conocido o imaginado. “Acta de defunción” es un poema visual de un documento que avala la muerte a través de cifras y fechas para evitar que los familiares (y el propio difunto) olviden los datos precisos de una tragedia concreta. En el espacio, la muerte parece estar congelada como en una fotografía, tener su propia acta. La silueta de los cuerpos, la luz está ahí (como ocurre en la memoria y en los sueños), aunque ha dejado de existir hace tiempo. En “Disertación sobre el origen de la vista”, Díaz presenta el acto de mirar como otro tipo de contacto íntimo: el otro violenta y vulnera o maravilla y apenas roza según la intensión de su mirada. En “Escala de Richter” recurre a la medida logarítmica para la energía liberada en los terremotos, se sirve de expresiones numéricas para asimilar la dimensión de la catástrofe que puede significar una ruptura amorosa: “Empieza en el centro de mi cuerpo el derrumbe. Soy la ciudad rasgada, que se quiebra”. Le permite ha-
blar al cuerpo a través de construcciones sintácticas inigualables, traduce el dolor físico en reflexión. La búsqueda de Díaz deviene en versos profundos y emotivos. En Principia, la conciencia de la finitud y la enfermedad son el origen. Esta indagación de lo íntimo en lo más remoto parecería una paradoja, pero Díaz traduce la música de las estrellas a nuestro idioma. Ésta es una asociación donde la religión, la ciencia y la poesía se complementan. “Sobre la luz que no vemos y otras formas de desaparecer” remite a la ausencia. Los ecos de los otros en nuestras vidas y los rastros que dejamos en ellos, reminiscencias modificadas al gusto y talento del inventor; los ausentes como fantasmas grises y constantes, cicatrices que punzan con fuerza o se van desvaneciendo de a poco. Un cariz religioso permea esta obra regida por planetas errantes y huesos, por un pasado de sombras y “el futuro, ese ciego rabioso que camina / a tientas”; oscuridad, recuerdos devenidos en espectros. Listados, letanías, credos, teorías. Una loa a los ancestros más primitivos. Al igual que la poesía, la ciencia parte de la incertidumbre y la imaginación. Cousteau define al científico como a un hombre curioso; para Einstein, el misterio es el núcleo del arte y la ciencia y para Marie Curie, el encanto de la ciencia atrae como lo hace la fantasía con los niños. Todo ello converge en esta Principia.
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EL CUERPO ESCÉNICO MARCELA SÁNCHEZ MOTA
Dedicada a la danza y a la literatura, la autora de este ensayo reflexiona sobre las dificultades que entraña la convivencia y fusión de dos artes consideradas distantes y ajenas, en un entorno cultural que desalienta el trabajo interdisciplinario.
¿
Por qué usar la frase “artes escénicas” para algunas de las propuestas que vienen de la fusión de varias disciplinas artísticas? En México tenemos la poca fortuna de haber clasificado a la danza y al teatro como algo distinto, aunque uno contenga a la otra: en la estructura del INBA existen, entre otras, dos Coordinaciones Nacionales: una de teatro y una de danza. Desde las instituciones existe esta separación, y habría que insistir en vincularlas de manera flexible y libertaria; aunque se toquen y se mezclen, eso, lamentablemente, sucede en proporciones bajas. Prevalece el criterio del especialista que se atreve a decir “eso no es danza” o “eso no es teatro”. Hasta hace pocos años se incluyó la interdisciplina dentro de las instituciones culturales; aun así, falta mucho por hacer y convencer. La “interdisciplina” parece entenderse sólo cuando dos o varios especialistas se unen en colaboración. ¿Qué sucede cuando un creador por sí solo está en la búsqueda interdisciplinaria porque practica la literatura y el movimiento corporal y/o las artes visuales? ¿Qué sucede cuando el especialista afirma: “zapatero a sus zapatos”? No pasaría a mayores si esta categorización tan cerrada no afectara las propuestas que provienen de la fusión de disciplinas. En Europa y otros países, los movimientos de multidisciplina se han dado desde hace años. ¿Qué sería de Bausch, de Genty, de Fabre, de Platel, de Bob Wilson, con criterios conservadores? O las fantásticas
posibilidades creativas de Juan Domínguez, que en su búsqueda nos coloca en un total cuestionamiento sobre lo qué es la danza, el teatro y las artes visuales. Desde mi perspectiva como creadora escénica, escritora y directora, junto con Octavio Zeivy, de la compañía Foco alAire, afirmo que nuestra situación ha sido difícil. Tenemos una propuesta estética que no encaja en ninguno de los ámbitos de creación. Eso representa un reto. Incluso la necesidad que tuvimos de irrumpir en el extranjero de manera exitosa para validarnos. Mi actividad creativa consiste en combinar el ejercicio de dos disciplinas, tan lejanas una de otra por la manera en que cada una se ejerce. Un pintor y un escritor pueden acercarse con facilidad, ya que, en principio, ambos tomarán el papel y algo más para imprimir sobre una hoja en blanco lo que quieren expresar. Ahora, imaginen que mientras se baila o se ejecuta una combinación de pasos o un gran salto o un giro: difícilmente podrán sostener una novela en la mano. Esto ha sido constante en mi relación con el movimiento corporal presentes en mi vida desde que era pequeña y mi gusto por la lectura. Crecí bajo la tutela de padres que fueron grandes lectores, preocupados por el conocimiento del arte y que me proporcionaron mi más preciada herencia: el gusto por los libros. En varios períodos de mi quehacer, he tomado la decisión de re-alentar alguna de las actividades que me exige la creación. Sería muy engorroso describir mi
manera de trabajar. Lo interesante de escribir sobre esta fusión es abordarlo desde cómo es desde el pensamiento o el conocimiento que se conceptualiza una pieza escénica o desde dónde abordo la escritura. En ese sentido, cómo se coloca el pensamiento en la necesidad específica y cómo afecta la experiencia de las disciplinas que ejerzo. Sí es muy complejo, pero después años de trabajo, el resultado está allí, se reconoce, gusta y nos cuestiona de diversas maneras. Se preguntarán a estas alturas qué hago, de forma primordial: estoy en las artes escénicas, escribo y me apoyo para ello en el recurso de las máscaras para ambos quehaceres, una disciplina más. La máscara como una postura filosófica desde donde se aborda la interpretación, la manera de estar en la escena y en el mundo, el cómo abordar la transformación corporal, mental de un personaje. Un libro de cabecera: Zen: el arte del tiro con arco, una joya de la manera de aplacar el ego, de abordar la transformación de uno en escena, para mí, también en la escritura. Hace poco descubrí que Cartier-Bresson decía que las fotografías lo tomaban a él y su cámara era la flecha en que debía convertirse; nos legó un manifiesto en el que escribió este consejo: “Poner en el mismo punto de mira ojo, corazón y cerebro”. Así expongo y les dejo sólo un fragmento de lo que hago y hacemos.
Los the ultramar, de Marcela Sánchez Mota y Octavio Zeivy, Premio Nacional de Danza INBA-UAMUNAM 2010. Cortesía de Foco alAire.
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LA DANZA MÁS ALLÁ DEL CUERPO CASANDRA RAMÍREZ
¿Con qué elementos cuentan los bailarines y coreógrafos que estudian en México? Este análisis, basado en la experiencia personal, apunta las ventajas de estudiar en una institución como la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea del INBA
T
Fotos de Casandra Ramírez.
ras concluir su formación técnica, la composición coreográfica es el siguiente paso de todo ejecutante. Llega cuando este analiza el conocimiento acumulado y descubre que aún no ha sido explotado en todas las direcciones. Muchos se han convertido en precursores que han tomado la decisión de alejarse de las tendencias de su tiempo; tal es el caso de quien ha sido llamada la creadora de la danza moderna, Isadora Duncan, quien bailó ballet, usó zapatillas de punta y luego se bajó de ellas. Si analizáramos las oportunidades que tienen los ejecutantes deseosos de expresarse, encontraríamos que hay muchas. La teoría coreográfica no encontró a sus primeros voceros hasta los años treinta del siglo XX; entre sus teóricos destacan Anne Blom y L. Tarin Chaplin en El acto íntimo de la coreografía (1996). Esto contrasta con el estudio musical, en el que las prácticas de composición se han estudiado desde el siglo XI. El análisis de crear una danza sigue en proceso, y aunado a la evolución tan veloz que llevan los coreógrafos reconocidos, las metodologías estarán siempre rezagadas. Así pues, los jóvenes creadores tienen caminos para transitar, pero, en ellos, no siempre encuentran alimento suficiente. En la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea del INBA, la cual tomaré como ejemplo por su reconocimiento nacional, la Licenciatura en Coreografía lleva 24 años. Un primer privilegio mientras se estudia es tener a un coreógrafo ante sí, artistas que les enseñen a partir de experiencias; aciertos y errores de los que ellos han aprendido. Otra ventaja son las instalaciones, provistas de grandes salones con un piso de duela donde tomar clase o ensayar sus futuras obras. Durante su carrera, no les hace falta casi nada. Al salir, buscarán soluciones para aquello que no les pertenece más; instalaciones y capital son los desafíos del egresado. Estos coreógrafos, en su mayoría, han creado ya grupos independientes de danza con los que
desarrollarán sus conocimientos, pero necesitan un espacio para ensayar y un foro alternativo para susfunciones. Aun así, van creciendo, forman una audiencia que paga por ir a verlos y con ese capital se toma una de dos decisiones. La primera es conseguir un espacio propio donde ensayar, dar clases y adaptarlo a foro alternativo. La segunda, que abre más puertas, es consolidar una asociación civil, lo que facilita el apoyo de patrocinadores. Lo siguiente es un horario saturado de clases de danza y funciones. A través de los años, los coreógrafos se hacen de espacios más grandes, de foros mejor equipados y si lo consideran importante, tramitarán un acta constitutiva. ¿Por qué a los grandes teatros regresa sólo un mínimo porcentaje? El principal problema está en que no existe, o más bien, no ha llegado a sus salones la pedagogía coreográfica. Doris Humphrey escribió El arte de hacer danzas (1965), en que expresó con palabras lo que todos entendían con movimientos. Los coreógrafos no explicaban cómo hacían sus danzas; sin embargo, cuando el hambre de los ejecutantes crece, es necesario teorizar. Los egresados expresan que sus maestros son coreógrafos, no docentes. Otra barrera es olvidar que el arte se alimenta de arte. En el plan de estudios no hay lugar para Literatura, Artes Visuales o Cine. Lo anterior se manifiesta en coreografías carentes de argumento y, en el extremo opuesto, movimiento excesivamente abstracto. Una cultura general proporcionaría la capacidad para profundizar ideas concretas. Una pedagogía coreográfica ya la hay, abarca movimiento y sensibilidad musical, pero también señala la arquitectura, el cómo moldear un cuerpo para crear esculturas humanas y menciona vagamente que la composición es un largo camino. Un pasaje apenas iluminado y que lleva su ritmo evolutivo en cada región del mundo.
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22. ContraRéplica. Viernes 21 de diciembre de 2018 POEMA
SUENA UNA ALARMA
DE AUTO CARMEN BOULLOSA
a Bárbara Jacobs
Alarma (1) Suena insidiosa al pie de mi ventana. Animal, el coche que chilla, es rey del asfalto, metálico león pelón, varado en la selva de ladrillos. Célibe y casto, de lámina y gasolina, emite violentos gritos intermitentes porque alguien lo tocó al pasar.
Carmen Boullosa. Rogelio Cuéllar
“¡No quiero oíros, chillón!” Me tapo con las manos abiertas los oídos. Cierro los ojos y, sorda, escucho mi furioso corazón -- agitado, un mar revuelto / incierto / desierto --. Mis palmas son su altavoz. Desviado, mi corazón, el olfato perdido, late en brama colérica, pero no deserta, es la mar alta contra el insidioso timbre del carro solterón estacionado en tierra firme, el rey sin reino rugiendo. A la promiscua marejada que ha sabido y sabe ser amar, la alebresta el inerte, imberbe, cobardete que repetitivo aúlla sin herida, cual si lo hubiese partido un hacha. Y yo, por él, naufrago en mi propio océano cardiaco.
Alarma (2) ALGO SOBRE CARMEN BOULLOSA Cuándo y dónde nació •En 1954 en la Ciudad de México Qué géneros literarios cultiva •Narrativa, dramaturgia, ensayo y poesía Algunos de los premios más importantes que ha obtenido •Premio Xavier Villaurrutia 1989 •Premio Liberatur 1996 •Premio Anna Seghers 1997 •Premio Rosalía de Castro 2018
Algunos de sus libros de poesía son •La salvaja, 1988 •La Delirios, 1998 •La bebida, 2002 •Salto de mantarraya, 2004 •La patria insomne, 2012 •La impropia, 2017 Su sitio web http://www.carmenboullosa.net/
“Calma, por favor cálmate, ¡me asustas, corazón! Yo te daba por dios temible e inmortal, pero en tu lengua en pie de guerra dices que vas a reventar. Autocardiólogo en altisonantes sílabas, deletreas a gritos sumergidos tu posible muerte.” Ojicerrada,
VIERNES CULTURAL Viernes 21 de diciembre de 2018. ContraRéplica. 23
BOULLOSA, POETA hundida en el turbulento oleaje -- no es un tic-tac ni un lap-dap el jaloneo de resacas y corrientes, los descocados remolinos, la sizigia tórrida -yo soy mi propio búnker enterrada en el mar cardiaco.
Quién quita y mi corazón se esté ahogando a solas, y yo ni en cuenta.
Uña clavada en mí, me digo: “¡Callen ya esa alarma!”
Abandoné mi búnker vigilante. Sin anunciarse me devorará el mar interior. Los gusanos desplazarán a las anguilas.
Mera burbuja mi cuerpo. ¿Y si me reviento?
Alarma (3) Por no naufragar, abro los ojos y bajo las manos. Me acerco a la ventana, ensordecida. Asomo medio cuerpo afuera: el gritón automóvil es un mugre taxi desvencijado, dorado y guinda, cual gangrena. Es esa pústula inmunda, lo que te ha exhibido, corazón, pecaste de mortandad: no vuelvas a pecar.
Alarma (4) El intermitente agudo chillido continúa. ¿Quién previera potentes pulmones en tal carcacha? El taxi castratti despierta mis peores deseos. Quiero un arco, una flecha, una lanza o un buen penacho y un puñal quitacabelleras, o de perdida una Colt y un mustango para saltar desde la ventana a cazar de una vez por todas a ese maldito. Desde la acera opuesta, sin dignarse voltear a verme, el tonto taxi de estruendo, impasible, continúa torturándonos. Dejo mi casa, cediendo el territorio sediento de silencio. Huyo por igual del punzar del taxi y del muriente temible. Con torpes pasos rápidos (de milagro no me voy de bruces y me rompo la rótula o de perdis la nariz), llego a la avenida. Zumban rápidos los de motor. Aquí todo es zumbar. Pasar y pasar. Soy el transeúnte cualquiera sin vida y, aunque lo arrollen, sin muerte. Ahí algo agradezco al maldito pitar del dicho chillón: que un auto alce la voz, que su sonar tenga un sentido al señalar “’¡te morirás, te morirás!”
Alarma (5)
Y mientras viajaré en camilla, sin tiempo de cantar adiós al mundo cruel, esa alarma gritona, tal vez, no morirá.
Alarma (6) Que se calle esa alarma que no me deja estar a solas con mis huesos.
Alarma (7) Ensordecida, estrido, más que la alarma, óiganme, en estado estridentido. Basta.
Alarma (8) Pálido espectro, la insidiosa alarma del coche intacto, pálida ante la que debiera sonar por los caídos que son millares, sin guerra y en guerra, en México; los más sin patria, los más sin nombre, los más son sogas en nuestras almas. Tapándonos los oídos nos ahogamos, ensordecidos y con mordaza, encuajelados en el horror, como a medio tráfico ni en muerte ni en vida.
Alarma (9) Morirá la poesía y no tendrá tu nombre, tomo tantos enterrados sin epitafios no lo tienen. Mas sí sonará la alarma de la carcacha que no se robarán porque hurtados estaremos ya todos. Amén. Coyoacán, marzo, 2017
UNA BRILLANTE TRAYECTORIA en el campo de la lírica es la que la autora mexicana ha consolidado con una serie de títulos aplaudidos por la crítica:
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24. ContraRéplica. Viernes 21 de diciembre de 2018
HORAS DE OCIO
EL 2018 DESDE SU CASA ERNESTO DIEZMARTÍNEZ GUZMÁN
¿Qué hacer para descansar de este maremágnum social de Navidad y fin de año? Va esta proposición cinéfila: ponerse al día y ver algo de lo mejor del cine que se estrenó en México a lo largo de 2018 y que, por una u otra razón, se nos pasó.
H
e aquí, pues una lista no de las mejores cintas del año, pero sí de grandes películas que se pueden ver desde la comodidad de nuestra casa. En orden de preferencia: 1. Roma (2018), de Alfonso Cuarón. Se supone que todo mundo ya la vio, aunque, la verdad sea dicha, Roma es de esas películas que se pueden ver varias veces. Estamos ante una fascinante y compleja expiación memoriosa de Cuarón, quien vuelve a su infancia para darle voz a su nana a través de la figura de la extraordinaria Yalitza Aparicio. (En salas seleccionadas y en Netflix). 2. El hilo fantasma (The Phantom Thread, 2017), de Paul Thomas Anderson. Lo que inicia como una especie de exploración caracterológica de un artista, tan genial como meticuloso e incomprendido, termina transformada en una enfermiza historia de amour fou que habría aplaudido Buñuel. (En DVD/ BR y se puede rentar/comprar en Apple iTunes, Google Play Movies, Claro Video y Microsoft Store). 3. Ready Player One: Comienza el juego (2018), de Steven Spielberg. El más virtuoso e inventivo creador de espectáculos escapistas hollywoodenses en los últimos 40 años ha creado un espectáculo escapista que propone, subversivamente, que la auténtica diversión está allá afuera, viviendo la vida. Increíble
que la película más ágil del 2018 la haya dirigido un septuagenario. (En DVD/BR y se puede rentar/comprar en Microsoft Store, Apple iTunes y Google Play Movies). 4. The Post: Los oscuros secretos del Pentágono (2018), de Steven Spielberg. ¿Otra de Spielberg? Qué remedio: no tengo la culpa que se hayan estrenado dos cintas de él con semanas de diferencia. Anclada en la historia (en la de Estados Unidos y en la del cine hollywoodense), he aquí un formidable thriller periodístico centrado en algo tan antiguo como pertinente: la lucha por la libertad de expresión. (En DVD/BR, en HBO y se puede rentar/ comprar en Microsoft Store y Claro Video). 5. Buenas maneras (As boas maneiras, 2017), de Marco Dutra y Juliana Rojas. Estrenada modestamente en la Cineteca, esta inclasificable cinta brasileña trasciende géneros, fórmulas y guiños cinéfilos, moviéndose entre el cine de horror, el género fantástico y una fassbinderiana historia de amor lésbico. Un auténtico OCNI: objeto cinematográfico no identificado. (Disponible en DVD). 6. El otro lado del viento (2018), de Orson Welles y Me amarán cuando esté muerto (2018), de Morgan Neville. Un programa doble formado por la quebrada cinta póstuma y rescatada de Welles y el documental que nos presenta la tortuosa crónica de la frustrada realización de aquella cinta en los setenta. En los dos filmes, emerge, portentosa, la figura del
último Welles, contradictorio, repelente, autodestructivo y genial. (En Netflix). 7. El legado del diablo (Hereditary, EU, 2018), de Ari Aster. La opera prima del año es una película de horror que no solo transmite miedo sino, más bien, un constante sentido de malestar. Como en muchos clásicos del género, el horror se encuentra en la familia y, por lo mismo, es más difícil de enfrentar y de vencer. El desenlace es delirio (y horror) puro. (En DVD/BR, en Amazon Prime Video y se puede rentar/comprar en Apple iTunes y Google Play Movies). 8. Tiempo compartido (México-Holanda, 2018), de Sebastián Hoffman. Esta debió haber sido la cinta mexicana del año… pero se atravesó Roma. De todas formas, el segundo largometraje de Hoffman es una sulfurosa comedia de humor negro ubicada en un hotel de “tiempo compartido” de Cancún. Miguel Rodarte se roba la película. (En Netflix). 9. Paddington 2 (GB-Francia-EU, 2017), de Paul King. Esta secuela sobre el amable, optimista y educado oso proveniente de Perú nos presenta al noble Paddington acusado de un crimen que ¡por supuesto! no cometió. Hugh Grant es tan divertido que, si no le dan el Oscar, alguien debería robarse uno y dárselo. (En DVD/BR y en Apple iTunes).
VIERNES CULTURAL Viernes 21 de diciembre de 2018. ContraRéplica. 25
HORAS DE OCIO GERARDO DE LA CRUZ
EL CAPITÁN IMPLACABLE México, Alfaguara, 2018 • Entre personajes peculiares y escenarios fantásticos, esta novela relata los episodios de San Apolonio el Implacable, un temible pirata capaz de cualquier atrocidad que, en busca de la redención, llega a un poblado para despertar la curiosidad en sus rutinarios habitantes. El amor es otra de las inquietudes.
PARA EL LIBRERO
CARMEN BOULLOSA
EL MUNDO. NOVELAS II México, DeBolsillo, 2018
El segundo volumen de novelas de Boullosa compila 5 títulos que leen el presente desde el pasado: Son vacas, somos puercos, Duerme, La otra mano de Lepanto, La virgen y el violín y El libro de Ana. Con un lenguaje y una documentación excepcional, Boullosa reflexiona sobre la mexicanidad, los procesos creativos, el machismo y se cuestiona los horrores de la guerra.
DANIEL ZAVALA MEDINA
SOBERBIOS OJOS DE TIGRE
México, INBA/Textofilia, 2018 • Ganador del Premio Bellas Artes de Ensayo Literario José Revueltas 2018, el libro esclarece aspectos poco explorados de La sombra del caudillo, obra cumbre de Martín Luis Guzmán, tales como la animalización de los personajes, la reflexión sobre el petróleo, así como el concepto de la biopolítica.
QUÉ MIRAR FRANCISCO TOLEDO: GRÁFICA
HÉCTOR GARCÍA, FOTÓGRAFO DE LA CIUDAD • Cinco décadas del paisaje urbano y rural de la Ciudad de México fueron retratadas por Héctor García, un cronista de la lente, quien con ironía y gracia capturó escenas de la vida cotidiana de la sociedad mexicana, siempre con un enfoque cultural y humano. • Salón de la Plástica Mexicana, Ciudad de México • Hasta el 3 de febrero de 2019
CONSTRUYENDO PUENTES EN ÉPOCA DE MUROS
• Esta perspectiva del arte chicano y latino en Los Ángeles exhibe 70 piezas de más de 30 artistas, y fortalece los lazos entre creadores estadounidenses y mexicanos. • Centro Cultural Clavijero, Morelia • Hasta el 4 de marzo de 2019
PIEDRAS DE FUEGO Y AGUA
• Más de 130 piezas conforman esta exposición de dos piedras preciosas que en el México precolombino fueron utilizadas como objetos de lujo, religiosos y ceremoniales: el jade y la turquesa. Se exhiben objetos realizados a base de estas piedras y que fueron depositados como ofrenda en el Templo Mayor de Tenochtitlan, así como en centros aledaños. • Museo del Templo Mayor, Ciudad de México • Hasta el 27 de enero de 2019
• El artista oaxaqueño presenta más de 200 ilustraciones, en las que fusiona la figura humana con personajes míticos de las culturas zapotecas y mixtecas, e invita al espectador a ser partícipe de un universo erótico. • MUTEC, Puebla • Hasta el 19 de febrero de 2019
BORGES EN MÉXICO: CRÓNICA VISUAL Y LITERARIA • El escritor argentino visitó México en 1973, en 1978 y en 1981, y testimonio de ello es la secuencia de imágenes que Rogelio Cuéllar, Héctor García y Paulina Lavista captaron en distintos escenarios. • Biblioteca del Centro Cultural Mexiquense Bicentenario, Texcoco • Hasta el 19 de enero de 2019
VIERNES CULTURAL
26. ContraRéplica. Viernes 21 de diciembre de 2018
Piezas sueltas
LA RENUNCIA, LA MEMORIA Y EL OLVIDO JULIETA GARCÍA GONZÁLEZ
P
porque diciembre es el mes en que murió mi padre, un día 22.
¿QUÉ SON LOS MUERTOS?,
Moramay Herrera Kuri.
ienso mucho en los cementerios a últimas fechas, sobre todo desde que al otoño se le puso cara de invierno en la ciudad. Me sorprendo en el coche o al caminar bajo los fresnos pelones, dándole vueltas a las imágenes de mi mente. Conservo en la cabeza un pequeño gabinete de tumbas y calzadas, de lápidas y mausoleos que debo haber visto hace mucho, en mi infancia. Y las presencias que habitan mi mente me obligan a mirar lo que me queda cerca. Al menos una vez a la semana, antes de las cinco de la tarde, camino frente al panteón de Xoco, sobre la avenida México-Coyoacán. Tengo una cita cerca de ahí, así que me adelanto, atravieso la reja y camino entre los monumentos. Me protegen varios truenos, algunas jacarandas, dos palmeras que parecen súper exóticas en ese entorno de piedra, polvo y tierra. Están también laureles de hojas casi grises, que caen en rulos cuando comienza el frío, algunos fresnos que son pura vara, dos o tres ficus y unas inmensas matas de nochebuenas, cuya fronda roja alegra el espacio. No soy la única visitante. Suele haber por ahí novios que se hacen bromas, se corretean y se toman de la mano con precaución, por la presencia de los idos. También algún deudo que va, limpia con diligencia una tumba, le acomoda flores, reza. Pero sobre todo hay gatos. Alguien más está por ahí, porque encuentro siempre sacos de cemento y varillas, ladrillos y blocks, arcilla, arena, carretillas, cubetas y palas. Los deudos deciden cada tanto darle vida nueva a sus mausoleos o crecer una lápida porque ahora alberga más memoria que la única que tuvo como origen. La población gatuna ha crecido con los años: los bichos saltan de lápida en mausoleo, de cruz en busto, se balancean en sus patitas trepados a las rejas que quitan y ponen y vuelven a quitar para separar distintas áreas del panteón. Se acurrucan en los pequeños nichos que hay en algunas de las tumbas más viejas. Donde debieron estar jarrones y veladoras, hay gatitos hechos pelota, arropados por los últimos rayos del sol. EL PANTEÓN DE XOCO es apenas uno de los 117 que hay en la ciudad y temo por su futuro. Sus 20 mil metros serían un agasajo para cualquier constructora y al menor descuido, pum, acabarán con él y las autoridades harán
como suelen hacer. Se echarán la culpa unos a otros, se dirá en público que se resolverá pronto y se han tomado cartas en el asunto, mientras edificios crecen sobre el polvo de quienes vivieron antes. Es un panteón civil, uno de los pocos que hay en la ciudad. Ahí fue torturado y asesinado Belisario Domínguez en 1913, un muerto entre los muertos. Antes corría a un lado del panteón el Río Churubusco y los sauces se alimentaban de él. Pero antes ya no existe: en lugar del agua hay una avenida que le usurpa el nombre. Si fuimos capaces de acabar con los ríos y los lagos, con construcciones que quisieron ser ejemplares y permanentes, si acabamos con lo que da nombre a los sitios emblemáticos de la ciudad, ¿por qué no habríamos de acabar también con los panteones y aniquilar la memoria que quieren resguardar? La angustia que me causa la posible desaparición de los panteones citadinos, de sus tumbas y del recuerdo de sus difuntos, llega a mí por las fechas. Cada que un año acaba, se van con él todas sus posibilidades. Así se han pasado los años en los que hemos construido el país como está. Para probar que un año se fue, quedan las promesas que se concretaron y que casi nunca son las que vislumbramos. Pero la angustia también llega a mí
¿qué hay en ellos que nos hace volver una y otra vez a su lado? ¿Cuándo es que alguien ya murió de verdad? Aunque es imposible saberlo, podría decir que tal vez sea cuando se renuncia del todo a su presencia, cuando queda claro que no están suspendidos en un tiempo irreal y paralelo como el que quieren ser los cementerios (que ofrecen sitios que recuerdan a camas o casitas), sino que han dejado de existir. Que la vida que les damos depende de una memoria frágil que no siempre recuerda las diligencias pendientes del día, ese número telefónico que parecía fundamental, el sitio donde quedaron los lentes y las tardes en que la felicidad se repartió como si fuera un manantial cotidiano. Así que los finales son más bien renuncias: a lo que no vendrá más, a lo que pudo ser pero no será porque el tiempo no se estira tanto como los deseos, a la esperanza misma que en un punto desaparece también. El final del año se lleva todos los proyectos como un vendaval y los arroja al polvo interestelar de los sueños y las aspiraciones, los deja caer como las hojas en rulos que pueblan los cementerios. Se lleva también otros años para irlos acumulando en una pila imposible de contabilizar. Pero, aunque todo eso suceda sin nuestra intervención y aunque estemos ciertos de que hay ciclos con finales, sabemos que nada se acaba hasta que no hacemos una renuncia real, hasta que un mecanismo interno se zafa, desarticulando lo que nos ataba al asidero que se fue. Los finales verdaderos son las renuncias auténticas, muchas veces inconscientes. La memoria de mi padre sigue en mí con una fuerza que a veces me abruma, aunque el dolor se ha transformado en una melancolía dulce, una casi alegre nostalgia. No he llegado a esa renuncia pero sí a otras que, por supuesto, ni siquiera recuerdo. Los pasillos casi vacíos de Xoco me recalcan una y otra vez que ese tránsito definitivo es difícil de alcanzar. Incluso los muertos centenarios del panteón no han desaparecido del todo. Quedamos a su lado los gatos y yo, paseándonos por los retazos del olvido, combatiéndolo.
DIRECTORIO Viernes Cultural, suplemento de Contra Réplica
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Rubén Cortés •Editor: Geney Beltrán Félix •Consejo editorial: Francisco González Crussí, Enrique Florescano, Elsa Cross, Silvia Molina, Eduardo Langagne, Carmen Boullosa, Tedi López Mills.