conVersos revista de Poesía / nº23/ año VIII
Poeta invitada: Ángela Segovia 1
Í n dic e
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Carnet de identidad
Retrato en auto
Poeta a la carta Carlos Bousoño por Miguel Cuerdo Mir
Ficha técnica Eva Yárnoz Javier Lerena
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Pepe Alcamí
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La visita - un cuento de Antonia Díaz Rodríguez
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Bodegones conVersos (parte II)
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Nieves Pulido Paloma Espartero
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Publicaciones de los poetas conVersos
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Obras públicas
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Fondo de armario Carmen Díaz-Maroto
Ángela Segovia
Territorios diVersos
Mirador Participan: Eva Yárnoz, Fran García, Javier Lerena, José Pérez Carranque, Juan Hospital y Nieves Pulido
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Carnet de i d en t i d ad
Cuando los días se alargan
palabras, rescata sencillos diálogos del cotidiano, convirtiéndolos en una lengua secreta. Una poesía juguetona y todavía con enorme profundidad semántica y filosófica, descubriéndonos (a veces) una aterradora realidad. Más poesía nos oferece Fondo de armario con los conVersos Carmen Díaz-Maroto, Eva Yárnoz, Javier Lerena, Nieves Pulido, Paloma Espartero y Pepe Alcamí.
Primavera. Pronuncio esta palabra y se dibuja un sonido de infancia: - Llega la primavera. Y yo escuchaba: - Llega la prima Vera. Esperé hasta la primavera siguiente. La prima Vera nunca llegó. Ni siquiera he encontrado la maleta en el desván de la escalera. La prima Vera fue, durante algún tiempo, mi Godot.
Miguel Cuerdo analiza la poesía y la poética de Carlos Bousoño en Poeta a la carta. Territorios diVersos lleva un cuento de Antonia Díaz Rodríguez inspirado en el cuadro de Magritte, El imperio de las luzes.
Ese anular el espacio entre las dos palabras, ese pegar una palabra a la otra, me confrontó con la no coincidencia entre pensamiento y realidad.
En Mirador, siguen los bodegones de los conVersos Carmen DíazMaroto, Fran García, José Pérez Carranque, Javier Lerena, Juan Hospital y Eva Yárnoz.
Y la emocionante llegada de la prima Vera o de la primavera se frustró aún más con: Ya es primavera…
Y como siempre, en Obras públicas encontraréis los títulos que los conVersos han publicado. Entra en la lista Mare Nostrum de Fran García, premio del XXI Certámen de Poesía Marc Granell, 2017
Así fue como primavera o prima Vera dejó de emocionarme. Perdió expectativa, espesura y ni siquiera pertenecía a la familia. Todavía, el esplendor de la naturaleza sigue tocándome el año entero.
Dentro de unos días se marcha la prima Vera / primavera. Guardaremos libros en la maleta y partimos para un:
Llega la poesía a mi vida y con ella me di cuenta que todas las palabras se pueden rescatar. La poesía me enseña que aun desentrañadas, las palabras, en manos de poetas, pueden renacer con tal fuerza que nos dejarán la piel atónita de emoción.
¡Feliz verano!
Esto es lo que siento cuando leo la poesía de Ángela Segovia, la poeta invitada para este Retrato en auto. Ángela Segovia, rescata
Manuela Sola Castro 3
Po
a t e
a
la
c
t r a
a
Miguel Cuerdo Mir nos acerca al poeta Asturiano, Carlos BousoĂąo.
por : Miguel C uer do Mir
Poeta a l a cart a / Carl o s B o u s o ñ o
CARLOS BOUSOÑO: “La mística de la nada”
pura opinión, como ejercicio necesario de desarrollo de su propia poesía, son sus textos teóricos, muy especialmente su Teoría de la Expresión Poética2, publicado en 1952, pero también su ya citado trabajo sobre la poesía de Aleixandre3. Hay que señalar que en su Teoría se llega a desarrollar “el único sistema metodológico que, en la crítica española, ha tenido cierta consideración: la estilística4.
Por Miguel Cuerdo Mir
Carlos Bousoño nació en Boal (Asturias) en 1923 y murió en 2015. Fue ovetense mientras pasaba su infancia y adolescencia, si bien terminó sus estudios de Filosofía y Letras en Madrid, donde se licenció en 1946 y se doctoró en 1949 con una tesis sobre Vicente Alexandre1. Esta investigación le valió un puesto de profesor en la Universidad Complutense de Madrid en 1950. En 1979 ingresó como Académico de número de la RAE. Fue galardonado con el Premio Fastenrath en 1952, Premio de la Crítica en 1968 y 1974, Premio Nacional de Ensayo en 1979, Premio Nacional de Poesía en 1990, Premio Nacional de las Letras en 1993, además de Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1995. A todo ello se une el haber sido finalista al Premio Cervantes en cuatro ocasiones.
Sin embargo, no vamos a abundar más en los importantes hallazgos teóricos de Bousoño, sino que el texto se va a constreñir a su poética y a su poesía, aunque asumamos, de saque, que es difícil decir nada coherente de su obra poética sin pensar en sus aportaciones teóricas, que en mayor o menor medida le pudieron arrastrar en su poesía.
1. Poética de Bousoño Carlo Bousoño pertenece a la denominada generación de postguerra, que en su obra se mostró muy variada y que hay que dejarla a salvo de aproximaciones maniqueas, como las establecidas en su momento entre aquellos poetas que volvieron al clasicismo y los que se decantaron por la poesía social. Como ha señalado Brines,
La producción poética de Bousoño consta de diez poemarios, publicados entre 1945 y 1996, finalmente recogidos todos ellos en un solo tomo titulado “Primavera de la muerte. Poesías completas (1945-1998)”, editado por Tusquets en su colección Nuevos Textos Sagrados.
2 Un tratado de estilística que es deudor y le hace seguidor de los trabajos previos de Dámaso Alonso, del que Bousoño fue discípulo 3 Pérez Lasheras (1990) señaló que con esta investigación Bousoño marcó “toda una manera de aproximación científica a la poesía moderna” 4 Pérez Lasheras (1990, p. 8)
No menos importante en la obra de Bousoño, quizás, y esto es 1
Publicada en 1950 como La poesía de Vicente Alexandre.
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por : Miguel C uer do Mir
Poeta a l a cart a / Car lo s B o u s o ñ o
“no sólo existieron, pues, romanos y cartagineses: garcilasistas y sociales”5. Hubo una importante variedad de voces, distantes entre sí, pero de difícil agrupación en dos grupos definidos. Poco tuvieron que ver Panero con García Baena, Hierro con Alonso, o Bousoño con Gaos. En este sentido, Bousoño se presenta con una voz propia inconfundible, que si bien comienza haciéndose fuerte en la composición clásica al principio6, va a romper moldes desde entonces y en las décadas siguientes va a anticipar7 en muchos casos lo más destacable de las generaciones siguientes.
Precisamente, esa reivindicación continua es posible desde el romanticismo. Es decir, el romanticismo proveyó de individualidad, psicologismo y, claro, subjetivismo a la poesía, y en su versión más contemporánea, más post, eliminó cualquier artificio que fuera una barrera en la búsqueda de lo que se considera desde entonces esencial: desnudar el sentimiento y “cifrar oscuras intuiciones en el límite de lo decible”9 que provocan una auténtica experiencia estética. En ello encontramos la poesía de Bousoño: metaconceptual, de correlato objetivo, de expresiones indirectas, paradojas y un sesgo filosófico que no está exento de cierta vocación eticista.
Los estudiosos de Bousoño8 han señalado que tanto su poesía como su obra teórica entroncan con un romanticismo-simbolista o un posromanticismo-simbolista, y si hubiera que destacar un elemento sobre el que pueda pivotar toda su obra poética, éste sería el de la temporalidad del ser humano. Ahora bien, se trata de una temporalidad tratada desde la poesía, es decir, desde una atalaya de privilegio que reivindica como cosa suya el camino de la sensibilidad y la irracionalidad y que, por ello, se convierte, en mi opinión también, en una suerte epistemológica alternativa al racionalismo triunfante.
Por otra parte, es posible ver en la obra poética de Bousoño un poemario con un único afán10, que se va rehaciendo continuamente, al menos en lo temático, a veces de forma abrupta en muchos aspectos formales, pero siempre con una continuidad extraordinaria en la búsqueda de una explicación inexistente sobre la necesidad y el contenido de la vida para el ser humano. Para remediarlo, Bousoño pone la palabra, y la búsqueda de la palabra, como elemento sobre el que encontrar lo esencial. El poeta recurre al correlato objetivo para consolidar un simbolismo basado en palabras “esenciales” como luz, oscuridad, viento, sombra, misterio, amor, cuerpo, que se van repitiendo poemario a poemario. Haciéndolo así, Bousoño convierte
5 Brines (1996, p. 351) 6 Brines (1996, p. 314) apunta a que “en las estrofas asonantadas” de sus primeros poemarios “se adelanta en su uso a otros compañeros de generación” 7 Desde sus primeros textos va a buscar, como señala Brines (1996, p. 314) “la oposición semántica de los vocablos” y de manera extraordinaria y vanguardista “la síntesis de los opuestos: la paradoja, que es quizá el recurso expresivo más patente en toda su poesía” 8 Seguimos sobre todo a Olmos (1993) y Brines (1995)
9 Olmos (1993): p. 469 10 Olmos (1993, p. 368) ha señalado que a lo largo de su obra “la raíz temática y el timbre poético de Bousoño son los mismos: el dolor y la desesperanza de saber la vida irremisiblemente condenada a la dura incertidumbre y la muerte, que de esta manera contamina amenazadoramente todo aspecto gozoso de la existencia”
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por : Miguel C uer do Mir
Poeta a l a cart a / Car lo s B o u s o ñ o
a la poesía en un potente motor de búsqueda de aquella palabra que nos saque de un mundo efímero, por temporal y abocado siempre a su extinción. Para Bousoño el mundo es lo que es en aquello que es definitivo: muerte atravesada de formas y contenidos diversos, como en esa conjura de primavera y muerte, tan presente siempre. Como ha sabido ver Brines (1996), en su “Oda a la ceniza”, hay una exaltación (oda) de algo que es muerte (ceniza), en su “Noche del sentido” hay una duda metafísica que obliga a la visión temporalista del ser humano.
y desarrollar un sentimiento religioso en torno a la nada12 a la que está abocado lo que somos y lo que nos rodea. Esto significa que se carga de simbolismo y de un característico uso de la paradoja, que, no obstante, perdurarán en su obra posterior. En la segunda etapa, que, en mi modesta opinión, probablemente comience en el último poema de Noche del sentido. Siete poemarios de elevado tono, de una gran precisión en el lenguaje, de una gran plasticidad y de una gran capacidad para la elaboración de figuras retóricas que continuamente ayudan al texto, pero al mismo tiempo, es una etapa de gran libertad creadora, dominada por el verso libre, que llega a acrecentarse de manera muy coherente hasta los largos versículos de doscientas palabras de “El martillo en el yunque”. Las composiciones se hacen profundamente existenciales y hay una deriva acusada en los últimos poemarios hacia la metapoesía, cuya lectura resulta tan útil para comprender las esencias de la creación lírica en Bousoño.
La lectura de los poemarios de Bousoño apunta a dos etapas claramente diferenciadas, que al ir comentando cada uno de ellos se observaran nítidamente. Una primera etapa dominada por una composición poética de métrica clásica, con una utilización exhaustiva de cuartetos asonantados pero con otras muchas composiciones de estrofas clásicas. Los poemarios de esta primera etapa serían Subida al amor, Primavera de la muerte y Noche del sentido11. En su propia evolución, esta etapa está marcada por una poesía que busca la trascendencia, que observa el mundo real como un obstáculo, precisamente por su temporalidad natural. Primero la busca en un dios confesional, corpóreo incluso, para luego alejarse
En fin, probablemente estemos hablando de uno de los grandes poetas españoles de la segunda mitad del siglo XX y desde luego uno de los que mejor ha sabido llevar a la poesía y prolongar y renovar una estética española que, en mi opinión, había alcanzado cotas elevadas en Unamuno o Machado.
11 Olmos Gil (1993, p. 368) señala que los críticos de Bousoño habían destacado dos etapas, la primera de las cuales incluía “Invasión de la realidad” de 1962. A pesar de que en este texto ya se anunciaban “innovaciones que constituirán los rasgos más llamativos de una segunda escritura poética, de corte más experimentalista”
12 Brines (1995, p. 332) señalará que en esa evolución Bousoño buscará una sustitución contradictoria “en vez de una mística de Dios, una mística de la nada”
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por : Miguel C uer do Mir
Poeta a l a cart a / Car lo s B o u s o ñ o
2. La poesía de Bousoño
Ya está presente aquí una temporalidad que perturba a Bousoño: eres niño y es primavera, pero te rodea tu propio final, esa madera convertida en el madero donde agonizará. En este caso aumentada en mucho por la angustia de saberlo todo de antemano.
Subida al amor (1945)
Los poemas se estructuran mayoritariamente sobre cuartetos en asonancia de segundo con cuarto, con una clara preferencia por el endecasílabo. Sin embargo, esta tendencia no obsta para encontrar otras soluciones en función de la intensidad y el asunto expresado. Así, en el poema “Comunión” se decanta por el alejandrino con asonancia y en “Cristo en el huerto de los olivos”, el alejandrino busca siempre una consonancia precisa y nada repetitiva. En otros poemas combina sextinas con cuartetos y octavas con cuartetos. También busca en la sucesión de pareados detalles precisos de lo expresado, como en “Las Almas” o en “Tal vez”.
Se trata del primer poemario de Bousoño. Se lo dedica a Vicente Aleixandre. Es poesía religiosa, muy confesional, con un claro anhelo de que Dios se le muestre y pueda cuanto antes fundirse en él. Hay cierta auto exigencia en la búsqueda y cierto desprecio por todo aquello que parece separarlos: básicamente, una realidad accidentada en lo físico y en lo limitado del conocimiento humano, como en “Las almas”, donde ve un firmamento nocturno lleno de “almas” que le entristecen porque “no bajan”. Experimenta para ello textos de corte ascético (vid. “El asceta”) con poemas más místicos (ver “Salmos puros”), algunas de cuyas palabras, ritmos y deseos están ya en San Juan de la Cruz, como, por ejemplo, “la noche oscura”. Atraviesa por la vida de Jesucristo en el cuaderno “Cántico nuevo”, con escenas concretas que prueban la valía de su poesía, como en los versos de “Cristo niño en una primavera palestina”:
Es en el último cuaderno, llamado “El Amor”, donde se incluye el poema “Subida al amor” que expresa muy bien el conjunto: no hay misticismo, hay un deseo místico, es decir, un alma, individual, que a ras de suelo entristece y gime (vive en la oscuridad), y el poeta quiere que ascienda y así en una de sus estrofas (un reencuentro platónico y, por tanto, idealista) dice:
“Niño junto a su madre. Niño junto a su muerte
Al fin la vida con la luz se aclara.
creciendo al mismo tiempo que la cruda madera.
Al fin la muerte con la luz ya ha muerto.
Me acongoja la angustia, oh Cristo niño, al verte
¡Cantan las cumbres y los valles! ¡Cantan
pasar por ese bosque, junto a la primavera” 8
los siempre vivos a los nunca muertos!
por : Miguel C uer do Mir
Poeta a l a cart a / Car lo s B o u s o ñ o
Primavera de la muerte (1946)
la tierra también los huesos de los muertos/de oscura música se cargan / …”.
Un año más tarde apareció su segundo poemario, Primavera de la muerte. Siguen las rimas asonantes y el verso clásico variado (endecasílabos, alejandrinos, de nueve, de ocho…). No obstante, se abandona la preocupación por la fusión con lo divino.
Del mismo modo, hay poemas que, con tono amoroso, esconden alguna advertencia: en “Eres feliz” dice “Eres feliz. Saber no quieras/ lo que brilla en los ojos humanos”; en “El hueco del aire” termina una estrofa con “Y tú te entredecías entre sol y entre nubes / entre lo que venía y lo que se iba yendo…”; en “Escúchame” acaba con un pareado “Tengo el dolor que tú tendrás mañana/envuelto en un crepúsculo remoto”.
Ahora se trata de un poemario de apariencia temática amorosa, pero profunda y profusamente entreverado de una preocupación íntima y trascendente, como lo que da pie al primer poema del libro titulado “Introducción a la muerte”, señalando un lugar donde ubicarla: “Allá en el esqueleto está escondida, / dura, fija, aguardando /…/ Sólo los huesos son eternos. / … / La muerte que se sabe victoriosa / allá en su fondo solitario / ….
El joven poeta intuye que todo se reduce a una idea (en el poema “Primavera sin tiempo” dice “de pronto es un instante de hace ya dos mil años / Todo retorna. ¡Sea! / … / Los muchachos de entonces que ya inician fugaces /…/ La vida apresurándose / … / ¡Los mortales soplos eternos /…) y toma partido: todo es quimérico excepto la muerte, el suceso seguro. La realidad reducida a la muerte. A pesar de lo cual, es capaz de expresarse en su modo más jovial y engañoso: mediante la primavera, como expresión de lo efímero, de lo temporal. El ciclo de la vida solamente como ilusión renovadora, que es el ciclo de las estaciones que lo atraviesan, como algo incólume, como lo único que permanece siempre, y como queda
En este poemario Bousoño lleva más lejos el asunto, como en el poema “Ver a la muerte”, donde el poeta señala que no sabemos nada, porque no hay manera de ver a la muerte y hay que advertirlo. Ahora, los himnos, las odas, con un tono más grave que en el primer poemario, señalan la paradoja: “La música que inmortal deja la transitoria primavera / prendida en el viento, y que flota y deriva y al oído se esconde, / toda la puede recoger el adolescente en su flauta quimérica/cuando sin materia vaga por los bosques / … / Pero bajo 9
por : Miguel C uer do Mir
Poeta a l a cart a / Car lo s B o u s o ñ o
reflejado en el poema que da título al poemario y al conjunto de su obra:
regirando sobre la sombra y sobre la noche: si en el anterior había una “Introducción a la muerte”, ahora hay un poema de “Introducción a la noche”, que es una “noche sin márgenes”, una “noche indudable” y, después, querrá “mirar la noche que en la paz reposa”, la que sirve para las preguntas más insondables hechas desde la estrofa sáfica, como en “La confianza”, donde exige una respuesta, “aunque de noche, dulce me es tu gesto, / aunque en la sombra, dulce me es tu fe”. Se puede decir que, en muchos momentos, el poeta se aferra a una patente religiosidad cada vez más dudosa. En lo formal, está dominado también por una cuidada asonancia de abundantes cuartetos, pero también salpicado de un buen montón de sonetos variados, como los del tercer cuaderno llamado “España”, que, después de una incontenida declaración de amor, queda calificada en un verso como “campo de soledad. Cielo de fosa”, o una Castilla en heptasílabos que es “cerrada piedra hostil”. Vuelve de vez en cuando a un “Dios de sombra y duda” o a un Cristo de “Espacio. Olivo. Cielo”. Del mismo modo que vuelve a una “Meditación primaveral”: “restallante. Con miedo”. A veces lo hace con estrofas sáficas, como en el poema “Plegaria a Dios por la realidad”, cuya última estrofa dice:
“Y es que todo es la muerte, pero la muerte es traspasada por las cuatro estaciones, y el cielo azul inasible, de delicado más allá es, sí, la primavera de la muerte, sus dones, que en un tenue pasaje y terso viento va. Oh este campo florido que en mi ser se enreda; oh esta pureza que en la tarde miro. Quietud inmensa. Plenitud. Retiro. ¡Humo que duerme en el confín de seda Más allá del suspiro!”
Noche del sentido (1957)
“Dámelo Tú. Que pueda yo tocarte ¡meter mi mano en los espesos cielos Y tropezarte vivo, y arrancarte
Han pasado once años desde Primavera de la muerte y Bousoño vuelve con un poemario de estilo clásico. Esta vez girando y
vivo y sin velos!” 10
por : Miguel C uer do Mir
Poeta a l a cart a / Car lo s B o u s o ñ o
“Y yo delante de esta puerta,
Hasta llegar al último poema13, todo el poemario tiene un desarrollo casi predecible en lo formal, exigente en los significados, con plegarias que piden dádivas como “el amanecer con su corola / … / y la montaña con su larga cola / de pesadumbres o de desafíos /…/ dame la libertad con su albedrío. /… Sin embargo, algo pasa en el último poema, titulado “La puerta”: súbitamente se abandona el modo clásico, la rima, la métrica tradicional, y el poema entra en otra dimensión. El poeta lo sabe:
de esta pesada puerta, pregunto. Sin intención de ofenderte, Señor, sin pretender injuriarte pregunto. Yo quisiera inquirir, yo desearía indagar el hecho mismo que ahora contemplo, … cómo ha llegado a nosotros cierta,
“tocamos con ansiedad, con disimulada agonía,
cómo ha llegado sin detrimento, con integridad, sin falacia,
esta gruesa puerta de madera pesada,
esta puerta que miro y señalo,
que dura, que ha durado, que ha contemplado con impasibilidad y silencio
esta puerta cerrada que yo quisiera ver entre la noche abrirse,
desde su abrupta altivez o insensibilidad de materia,
girar despacio,
unas manos tras otras golpear en el pesadísimo picaporte de hierro”
abrirse en medio del silencio, abrirse sigilosa y finísima, en medio del silencio, abrirse pura”
La puerta ha visto “envejecer el rostro humano muy poco a poco”…
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La puerta como permanencia, la puerta inmutable frente a la efímera existencia humana. También la puerta, como antes en tantos poemas
Hay una adenda posterior de dos poemas “escritos después de Noche del Sentido”
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por : Miguel C uer do Mir
Poeta a l a cart a / Car lo s B o u s o ñ o
el viento, la piedra, el cielo, el mar, que no se abre, que no nos deja ver al otro lado, que está ahí, que contradice lo que somos y no nos permite saber hasta si hay un “siendo”…
VIII ¡Salvadme, suaves vientos, salvadme, frescos valles, raíces de la vida, luz que a diario renaces,
Invasión de la realidad (1962)
manantiales del mundo,
El poeta ha evolucionado, el verso libre y el versículo se hacen un hueco cada vez mayor, en aras de una mayor libertad expresiva, una mayor profundidad en lo sentido y una fortaleza mayor en muchos versos de aire filosófico. Así en el poema “Culpables” se lee “He aquí que nosotros nos preguntamos si acaso / somos verdaderamente necesarios / en un mundo tal vez no del todo nacido de la necesidad y del orden”. No hay cambios en los temas, se sabe frágil y con caducidad y, ahora, directamente, le pide a aquello que le va a sobrevivir más. En el poema “Cosas” dice “vosotras, cosas, duras y reales, / escándalo en la luz y permanencia / sutil. Profunda es vuestra ciencia / de estancia lenta en frescos manantiales. Por eso les demanda aquello que no puede, como en el poema que da título al libro, “Invasión de la realidad” y que acaba así:
fuentes, brisas errantes! ¡Elevadme, embebedme! ¡Vedme, resucitadme!
No obstante, mantiene un buen número de poemas en sus formas clásicas. Podemos leer hasta veintiún sonetos, y algunas composiciones, como “Niégate”, con cuartetos de un arte más indefinible, con pares y partes de serventesio y cuarteta. A la vez, se adentra en la función del poeta de un modo muy contemporáneo y en aquellos que al descubrirlo ultima la realidad. Así en el poema “La labor del poeta” dice:
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por : Miguel C uer do Mir
Poeta a l a cart a / Car lo s B o u s o ñ o
“…
“…
la noche cae muy honda. Todo duerme, todo calla en la noche. Mas palpita
Me pregunto si es preciso ir sin vacilación al horror de la noche,
la luz pequeña en el rincón sombrío
…
su celeste inocencia, su purísima
Saberse de pronto absolutamente desiertos, o mejor,
realidad”
… Haber visitado el lugar de la sombra,
Oda en la ceniza (1967)
El territorio de la ceniza, donde toda vileza reposa
Este poemario está dedicado a José Hierro. Se observa un giro muy notable: un abandono completo de las formas clásicas, un uso más intensivo del versículo, una libertad expresiva al servicio de hondos y complejos sentimientos existenciales: “Dejad que la palabra haga su pres lóbrega” es el primer verso del poemario. Hay un hallazgo: si hay algo que nos libre del sentimiento trágico de la vida (utilizo el célebre título de Unamuno) es la palabra: “como burbuja leve la palabra, / se alza en la noche, y permanece”, dice en otro verso del primer poema “Salvación en la palabra”. También hay convicción, muy distinta a la expresada hasta ahora: en el poema “Sensación de la nada”, dentro de un versículo se apunta “No habiendo fe no hay extensión”. Ahora el poeta se pregunta por lo necesario, por lo preciso. Así, en “El precio de la verdad” dice:
Junto a la telaraña paciente. Haberse avecindado en el polvo,”
La palabra cobra sentido por la existencia del otro, del compañero de viaje/existencia, no solamente sincrónico, como asidero único, no metafísico, real. En el poema que da título al poemario “Oda en la ceniza” el poeta lo ve claro “Cada minuto el mundo es otro, / otra muerte / … / Perdemos suelo, / … / dame la mano en la incredulidad y en el viento / … / dame la mano y no me dejes caer, / … / en el hueco atroz de las sombras. Del mismo modo, es fácil percibir cómo han ganado mucho terreno ciertas figuras retóricas, como por ejemplo la reiteración, de uso magistral en este poemario. Como en el poema ”Divagación en la 13
por : Miguel C uer do Mir
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ciudad”, donde encontramos “…su quimera a cualquier hombre, / … / hombres que valen un imperio, / imperios que hacen agua, / agua que no se bebe porque está prohibido, /”. También en poemas de heptasílabos, más complicado, como en “Giros”, donde leemos “el sábado aparece / aparece el amor. / Apareces despacio, / subes despacio, giras, / subes, giras, te haces / ministro, general /”.
contado para cada uno de nosotros. El magistral poema “Las monedas contra la losa” no lo puede expresar mejor. Todo está claro y cada gesto, cada movimiento, cada acción, cada pensamiento es una nueva transacción que compra un poco más de nada. Lo vas pagando a tocateja, contante y sonante. Por eso la primavera es tan tramposa: la alegría y la ansiedad de querer de todo y cuanto más, mejor.
“Que están contados los latidos de tu corazón, las acacias
Las monedas contra la losa (1973)
en flor, las margaritas de la primavera, los llantos
El poemario va dedicado a Francisco Brines, uno de los más destacados estudiosos del poeta. En lo formal, da continuidad a “Oda en la ceniza”. Una vez más la temática se reitera. En el poema “La cuestión” se puede leer: “penetrar en el laberinto, hallar el poderoso Centro. / Como un ladrón que robase la totalidad de la luz, / … / Centro, sin embargo, donde nada se agita, / donde todo se absorbe, como el amor, y se detiene en sí mismo, /… / Ay, toda la cuestión es entonces entrar en el laberinto, / toda la cuestión se reduce a pasar.”
sepulcrales; contadas en la oscuridad y sonadas contra la losa, en minuciosa comprobación, las monedas de tu vivir, una a una. … hondamente. Y has de entregar allí un corazón que amaba, un ojo que miraba y un oído que oía,
Desde mi modesto entender, en este poemario culmina y cierra una reflexión vital que le ha ido persiguiendo verso a verso desde “Subida al amor”: solamente nos queda la inmovilidad, incluso la ausencia del gesto, no existir para existir. Por lo demás, todo está
…
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amigo. Contempla
desde los años setenta, a quien le dedica el poemario: En el poema “Palabras dichas en voz baja” lo apunta: “No es vino exactamente lo que tú y yo apuramos / con tanta lentitud en esta hora / pulcra de la verdad. No es vino, es el amor.”
a barlovento las gaviotas. Vuelan alrededor de ti. Pero no mires. Piensa que tus miradas, una a una, han sido enumeradas
La retórica sigue avanzando en su escritura y el asunto vuelve otra vez, como en el poema “El bergante”, donde dice Bousoño:
también. No gastes más palabras. Todos
“Porque el infierno es estar aquí, en este regocijo, en esta fiesta de anomalía donde se danza hasta el manecer
los vocablos están sabidos. Échate sobre la cama inmóvil. Cierra los ojos fuertemente. No llores, pues tu lágrimas, una a una, contadas
y aún después en celebración de lo humano, y por tanto, en
celebración aberrante de la pesadumbre y del duelo, el grito
lastimero del hombre, su apagado quejido
…
han de estar. No sueñes, no acaricies,”
Metáfora del desafuero (1988) Han pasado quince años desde “Las monedas contra la losa”, pero el poeta no ha dicho todo lo que tenía que decir. Es probable que, entonces, culminara con ello el empujón a la posteridad de la poesía española. Pero le debía unos cuantos poemas a Ruth, su esposa
Sí, no hay duda, el rechinar de dientes es esto, es hallarse
en esta extravagante algazara”
Hay en este poemario un interés mayor por aspectos concretos de la existencia, incluso próximo a lo narrativo, como en “El correr de los años y el cumplir cierta edad”. Del mismo modo, su poesía se hace 15
por : Miguel C uer do Mir
Poeta a l a cart a / Car lo s B o u s o ñ o
de algún modo más argumentativa, como a lo largo del cuaderno IX llamado “Disquisición sobre la belleza visual”.
Allí está el trueno, es decir, la explosión de la forma, descompuesta súbitamente en su abanico de prohibidos placeres,”
En ese quehacer de rehacer una y otra vez ese existencialismo poético, esa poesía existencialista, aparece una metapoesía brillante, de brillante factura retórica. Por ejemplo, en el poema “Disertación sobre la creación poética”, nos dice:
Continúa con esta metapoesía en “El estruendo y la suavidad”:
“calderón del sonido y del viento, “Hay en el fondo de la experiencia poética
como un atardecer sin su luz,
una dosis extrema de perversión,
sin sus pájaros,
de chorreante equívoco, de destitución aberrante.
suspensión del color, del matiz, del olor,
Y, además,
pero donde hay fragancias que nos son diferentes, jardines
en tal experiencia,
imprevisibles,
sólo sirve lo que no sirve, sólo vale lo que carece de valor:
invisibilidades, ornatos,
es la naturaleza humana pervirtiendo simultáneamente todos
cálculos
sus fines lo que nace,
delicados que se desvanecen”
es la espantosa corrupción del hombre y del lenguaje del hombre lo que se genera. 16
por : Miguel C uer do Mir
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El ojo de la aguja (1993)
No por ello deja de reivindicar la incapacidad del conocimiento frente a esta única realidad. Lo dice así en el poema “La vejez”: “Y es que nuestra ignorancia / se extiende hasta el callejón de la pérdida, allá donde en la noche hay asaltos y hay robos, / y de donde sale, estupefacto, el que se ha vuelto mísero,”. Bousoño ve esos momentos como algo que “es arte / de entrar sin compasión, poco a poco, en el fondo / amargo de la noche, para apurar allí, / hasta el último poso, / el vaso que te tiende finalmente la vida”
En este poemario, dedicado a Dámaso Alonso, Bousoño se decanta por un tono de aceptación de lo que es irremediable y no se combate, sino que se intenta ver como un espectáculo “…no carente de grandiosidad / de belleza”. Dentro de los poemas hay alguien que ha pensado mucho en ello, que ha vivido pensando en ello. Se da tiempo. No hay exasperación. No hay desesperación. En la segunda parte del poema “La extraña coyunda” lo expresa con brillantez no exenta de ilustración: “Y es de ver, después de la honda decapitación, su repetición en las otras y las otras cabezas, y la repetición de la repetición: tal, en el ensayo insistente
Canto de la salvación (1993)
de una obra teatral, bajo la mirada escrupulosa y sin término/ de un director exigente y maniático
Este libro se publicó por primera vez junto con “El ojo de la aguja”. Sin embargo, Bousoño, en la edición de sus obras completas lo separa y le da carta de naturaleza como tal. Se trata de un poema en cinco partes que componen un cuaderno llamado “El canto” y que va precedido de un breve “Quinteto introductorio”, donde vuelve en tres de ellos a las formas clásicas y donde encontramos en “Desviándose de las palabras de la tribu” una última estrofa muy sugerente de lo que ha sido su obra:
/…/ No carece de fascinación /…/ solitarios y únicos, arrastrando por el suelo humillados todos los vencidos estandartes hostiles.”
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por : Miguel C uer do Mir
Poeta a l a cart a / Car lo s B o u s o ñ o
“Dejar perder acaso la alada
que es quieto y absoluto, más también de jazmines y rosas /…”
vida al hallar palabra cimera El martillo en el yunque (1996)
que nombra para siempre una nada: Una brisa que pasa ligera.”
Da título a este libro el primero de los poemas, un soneto con estrambote, cuyo final dice:
En el cuaderno “El canto” hay cinco partes y dos de ellas se abren con una autocita en iniciales de su obra más teórica. El trasunto es nuevamente metapoético y muy explícito. Por ejemplo, en la primera parte, el poema tercero sobre “antes del poema, y en el poema” dice “Y en ese sitio, en el negado espacio, / de tanta cerrazón como locura, / surge la libertad. Un hacer lento / nos obliga a ser libres”. En la segunda parte el primer poema sobre “el lenguaje poético como rompimiento,…”, Bousoño apunta el terrible esfuerzo de este lenguaje: “ignorado, invisible, nada menos que el mundo/ verdaderamente real. Y éste es el caso, / y éste es el hecho insólito / del rompimiento, el descabalamiento / …” . Vuelve a la carga en la cuarta parte, donde en el primero de los poemas se puede leer “¡Y es que, / allá en la luna, / la destreza de las palabras alzadas contra el cielo, / desposeídas, puras ,/ ...”. Mientras que, en el tercero de los poemas de esa cuarta parte, lo concreta más aún, si cabe: “resbale en el papel el tiempo puro de rosas y jazmines, / al que Alguien / hubiera permitido escapar, por un leve intersticio, / de otro Tiempo,
“… yo te contemplo con dolor. Te mueres de ti mismo, te como un ansia impura, la de aquella verdad que ocultar quieres
hasta a los huesos de tu sepultura. Yunque bajo el martillo en que te hieres, confiesa esa verdad. Di lo que eres,
¡llanto escondido, absorta cárcel dura!” El poema considera ya que tiene derecho a sacarle esa verdad que nunca le ha proporcionado el conocimiento de las cosas. En el 18
por : Miguel C uer do Mir
Poeta a l a cart a / Car lo s B o u s o ñ o
poema “El peor sufrimiento” dice lo que es: “Hablo / del sufrimiento en sí. / Seco, sin forma / Sin principio ni fin, pues no hay materia / donde pudiese / instalarse, / pïadoso / y efímero”. A lo que acompaña también un sentimiento de desolación, por ejemplo, en el poema “La charada”, en el que se puede leer:
más grande (por palabras y por espacios) y más largo escrito por Bousoño. Se trata del genial poema “Informe sobre la muerte de un caballero” y que subtitula entre paréntesis “Primavera de la muerte”. El poeta estira muchos versículos hasta las doscientas palabras. Hay algo que nos dice que no termina de ser prosa poética ni tampoco narración. Se trata de la descripción de un momento, después del último estertor y de la pérdida de los sentidos, en el que el finado se encuentra en “los vestíbulos del no-tiempo”, donde la visión es semejante a las perspectivas de Picasso, es decir, “en un único instante dos temporalidades”, los carros con hacinados nobles, las cabezas de éstos tras la guillotina y, a la vez, su vuelta a palacio de la mano de Napoleón. El poeta encuentra “lo moderna que es la muerte” y en este sentido “cómo se adelantó asombrosamente a su tiempo”. Del mismo modo: “Los efectos son ya las causas, los motivos sus consecuencias”. Pero el descubrimiento le llevaba al lugar que el poeta considera más probable: “y era no obstante de noche, / de noche, noche, noche, cerrada noche fría y la helada en el huerto del extranjero, / y todo, herméticamente sin estrellas, sin luces”
“Y somos el Hijo del hombre que nunca puede redimir al hombre, la lluvia que lo empapa, pues no hay puente y morimos -y el ojo de la aguja que está en ti-”
En este mismo poema Bousoño construye unas maravillosas reiteraciones que convierten la sucesión de los últimos paseos de insignes personajes hasta su morada final en un devenir de “acertijos”, de “logogrifos”, “de siglas insistentes” que peces grandes de ríos, de corrientes que, a pesar de los pesares, “pasan por el ojo de la aguja”.
El último poema de este libro se titula “Testamento” y está dedicado a su hijo Carlos Alberto. Con la música de Ravel, apunta el poeta: “lo que se oculta tras el señuelo de encanto” y, como en otros tantos poemas, ahora, en lo que considera el “instante de la renunciación”, nos recuerda que:
Hay que esperar hasta este último poemario para encontrar el poema 19
por : Miguel C uer do Mir
Poeta a l a cart a / Car lo s B o u s o ñ o
Referencias utilizadas “Los hijos crecen, si las nubes pasan, y su abrirse de flor es ir cerrándose lívidamente nuestro ser. La aurora
Brines, F. (1995): Escritos sobre poesía española (De Pedro Salinas a Carlos Bousoño). Pre-textos, Valencia.
es el poniente que ella empuja a la noche,
Olmos Gil, M.A. (1993): Poesía y poética en Carlos Bousoño. Relaciones entre pensamiento literario y escritura poética en la obra de un escritor español contemporáneo. Universidad Complutense de Madrid, Tesis Doctoral, Madrid.
y el despertar el sueño inapelable”
Pérez Lasheras, A. (1990): “Carlos Bousoño: teórico de la realidad poética”, Revista Oral de Poesía, nº 11, pp. 8-10. Siles, J. (1990): “La poesía de Carlos Bousoño: Notas para una lectura interna y transversal”. Revista Oral de Poesía, nº 11, pp. 3-6.
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Fo
Poemas de los conVersos: Carmen Díaz-Maroto, Eva Yárnoz, Javier Lerena, Nieves Pulido, Paloma Espartero y Pepe Alcamí
nd
o
de
ar
m
ar
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F ondo de armari o / C a r m e n D ía z -Ma r o to
La constelación de Orión
Por las escaleras, misterios
Carmen Díaz-Maroto
perseverantes en lo naranja o amarillo de luz. Las puertas se abren en la decisión de quien empuja. Cada paso llena un espacio.
La memoria sabe.
A veces hay una línea escrita en un papel doblado sobre sí, tenaz en su pliegue, una palabra con el poder de ser vista por todas las noches del mundo.
22
F ondo de armari o / C a r m e n D ía z -Ma r o to
I
II
Sobre el párpado cerrado dibujar un ojo,
El párpado sabe de lo oculto en la mirada,
apartar el velo.
lo abierto levemente.
Un baúl se improvisa en mesa y
El esfuerzo acumula tensión. El deseo, lo
en guardián de la memoria;
oculto,
si la policromía de la chapa pudiera recomponer
transparencia o lo sustraído a la vista entre
los ajuares,
lo punzante y la gracia, entre la calma y la
la madera salvar del óxido
perturbación.
como el barniz que queda, preserva.
La mano se apoya, abre y escarba, deshace lo que queda, busca el hurto, el hueco como si fuera posible la restitución
23
la
potencia,
lo
premonitorio.
La
F ondo de armari o / C a r m e n D ía z -Ma r o to
Ven en apertura,
No están ciegos los ojos,
abrázame en tu rojo-piel certidumbre,
se vuelven hacia dentro,
en este caer en las sombras.
escudriñan sonidos. Las imágenes con su voz
Fuera quedan las fauces del ocre.
no existen fuera.
Yo soy lo negro
Memoria.
la bestia que duerme en las retinas, lo otro en voz en asombro y miedo.
24
F ondo de armari o / Ev a Yá r n o z
Eva
Yárnoz
si uno sin saber pudiera resbalar sin la palabra por la pendiente cálida que asoma al lugar donde la luz es hermosa y solamente es una.
roja línea de la voz que estambra los límites perversos de la cabeza, si pudieras por una vez atravesar con tu ojo de niño
tonto que se ahoga en la noche con sus luces que se reflejan en los objetos voraces los ojos que se ahogan en los ojos voraces de la noche que se ahoga voraz en los ojos de los tontos niños que se ahogan voraces en los ojos de la noche voraz
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F ondo de armari o / Ev a Yá r n o z
busca ahora lo cálido sin nombre que te acoge, repliega tus alas. bosque oscuro hendido por la luz en sus entrañas. permite que aflore lo interno que es epifanía sin ti. cuerpo que desciende a las cavernas sin el mundo. búsqueda en lo oscuro que es luminoso. estás ahí en el no saber de los ojos donde no escuchas el goteo de palabras que no dicen, y a punto estás de dejarte morir entre tanto vacío manar de sinsentidos, ataduras del nombre. vertido. luz que no.
negro es el decir, pez de los ojos.
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F ondo de armari o / Ev a Yá r n o z
sigilo en la noche donde no estoy sino con nombres oscuros.
está la mujer con sus ojos abiertos en el lugar donde no se sabe hablar. no convengas ahora con los nombres un sentido para lo visto entre los ojos en la noche donde no se está. sin la luz externa el sonido se diluye en mente, en silencio que diluye los contornos. la lama dice su sentido horizontal al sonido que no se vierte. la planta da su versión silenciosa entre leves, muy leves, gestos apenas imperceptibles excepto por su amor.
la voz que tú dictas ahora es barro y el ojo velo y el dedo lija que no toca pero grita alto que sí
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F ondo de armari o / Ev a Yá r n o z
…porque la salvación celebra el manar de la nada A. Pizarnik
porque arrancaba los musgos y los devoraba permito ahora la verdad que arrasa como agua vertida sin mí, cabeza que cortas, llanto que no derramas. contén ahora la voz escucha el sonido ininterrumpido doctrina que no.
veo ojos distancia que se acorta en la mente que sueña pero la mente roba vida y roba razones y roba dignidad al hombre que no sabe. no.
animal lánguido esparce su miel resina leve en la tierra busco la curación ahora cuando hay tanto dolor y quema negra la pez de los ojos que no veían,
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F ondo de armari o / Ev a Yá r n o z
y quema el sol por la mañana y arde la lluvia en la piel ajena, noche de los ojos ahora con viento dureza de la piel entrañas que sangran vertido que no, no tiene caída.
ni derrame ni sien ni sentido no lugar de la voz que resbala sin recepción
no lector de la voz que no es verdad mentira derramada ilusión nocturna fuego del cuerpo vientre que quema noche que escama musgo que arrancas vertido líquido inconexo que es puro fuego y llama que no
falso bienestar que socorre al necio que sabe certeza que diluye los infieles contornos cosas necio mirar de los ojos que no conocen vertido
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F ondo de armari o / Ev a Yá r n o z
noche luz en lo inhóspito sostén del miedo que atenaza al niño noche vientre hundido certeza dolor que distingue al distinguido bueno que sabe lugar y sociedad con doctrina y desdén del tonto del patio menso, necio que atontas al común.
pero sien, pero latido, pero llanto, pero perro, no perro llano bajo lluvia el cuerpo cuerpo que duele noche de los ojos viento que escama la piel arranca la voz y quema los sonidos del cuerpo
no elegir ahora, sana tu manar de la nada
se celebra entre tanta noche.
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F ondo de armari o / Ja v ie r L e r e n a
El hueso de albaricoque
es por esta lengua y los nudos que la habitan, por esta lengua,
Javier
Lerena
como se atropellan minutos entre el antes y el despuĂŠs.
mientras, los ĂĄrboles reverdecen o se secan -la fingida actividad con sus fotos movidas-
y, sobre el plato, un hueso de albaricoque ajeno al gris de las paredes alarga su sombra, cuando va cayendo la tarde.
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F ondo de armari o / Ja v ie r L e r e n a
La casa
después sus recuerdos.
Era un lugar de acogida.
Mientras, las tardes caían aquietando la luz,
Crecían los árboles y se entendían las palabras
no antes de haber encontrado
con las que
el verderón su rama,
nos mirábamos.
y cada silencio acomodo.
No existían filos sobre la mesa, las manos se movían libres al encuentro de otras.
La casa guardaba rincones donde anidaron niños,
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F ondo de armari o / Ja v ie r L e r e n a
Trayectorias
Cubierta vegetal
es de la tierra
Escondido, el murciélago alcanza la noche.
de su fondo su entraña
Vuela desde el centro de su sueño fetal
el rojo de la hoja
pues es pronto si cae sobre cualquier cielo.
incendiando el muro, fuego sofocado en vino herrumbre
Rebotan voces. Por sorpresa alguna palabra sostiene un símil olvidado.
luego la piedra desnuda que atraviesa el invierno
Despavoridas las estelas negras
para que la luz penetre sus resquicios,
van formando
ofreciendo-se ya sin secreto
dibujos infantiles,
en la mirada del mirlo
con la rara habilidad
al azote del viento
reservada a los ciegos.
que pule las esquinas.
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F ondo de armari o / N ie v e s Pu lid o
Algunas cosas maravillosas que he visto
Para Nia
Un roble solitario junto a la carretera. ***
Nieves
Pulido
Amables y jรณvenes flores sin nombre.
***
Marie abre las ventanas. Son las siete.
*** Un rayo de sol al pie de la escalera. ***
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F ondo de armari o / N ie v e s Pu lid o
Los montes imaginarios de Estonia. El graznido de los patos; pinos incandescentes. *** *** Ni una palabra, tan solo el sonido del viento en las hojas.
Paseo en el bosque: dos fresas pequeñas bajo un arbusto. Qué dulces, qué dulces saben.
*** Alguien que espera a que salga la luna.
***
Nubes que pasan sobre el puente.
***
Un gato de rayas dormido en el sillón rojo.
***
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F ondo de armari o / P a lo m a Es p a r te r o
Paloma Espartero
pรกjaros abriendo secretos su oscura belleza cubre este invierno laten apenas
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herido
F ondo de armari o / P a lo m a Es p a r te r o
aquella ausencia dentro te sujetas en nada todo en perfecto orden blanco en el pelo
rayas rojas y verdes en el vestido el pliegue que abre vuelo las piernas bien cruzadas mirar atenta mirar y perderse porque sus ojos no te alcanzan
el anhelo respirando con boca de pez fuera 37
F ondo de armari o / P a lo m a Es p a r te r o
Amé todas las pérdidas
Antonio Gamoneda
el frío corta una muñeca
en el umbral del pozo
blanca
no hay reflejo
árboles azules en la piel
solo esta sed que avanza si huimos hacia
la punta de tus dedos
fuera
es ya frontera
crecerá el desierto
simientes- sílabas- perdón jardines invisibles donde la luz perdura
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F ondo de armari o / P e p e A lc a m Ă
El lenguaje del perdĂłn
El quejido en la noche.
Una mano de nieve
Pepe
AlcamĂ
descorre el cerrojo de cristal, la luz al otro lado, espera.
No hay certeza, apenas esperanza, no hay olvido, no puede haberlo frente a la coda gris de la ausencia.
Cuando la mirada se cierra, surge el dolor temperado y limpio, amanecer de lava en el tiempo
39
F ondo de armari o / P e p e A lc a m í
Silencio 5.0
…sobre la tierra volcánica, herida y devastada, en la paz del perdón,
Está la casa en silencio, la muerte sobrevuela
resurge tu nombre
y en un hilo de luz mi hijo agoniza en su cama.
Deslizamos nuestros cuerpos por el centro de los pasillos para que no nos alcance el dolor del muro y sus demonios
Sentamos la vejez en el patio, contemplando un pasado húmedo. Ya no hay niños de vientos y canciones, ahora esos hombres enteros nos odian.
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F ondo de armari o / P e p e A lc a m í
Rue du Bac
Solo nuestras voces en susurros, ya no las risas infantiles de agua, que conjuraban la tristeza
Estás tan joven,
y espantaban la parca de los techos.
las hermosas arrugas de tu sonrisa La casa sin los niños,
levantaban las nubes de París
sin la estela blanca de sus pasos,
en las escaleras
sin carreras de pasillos
a la entrada de aquel metro,
ni espuma de manitas,
con el cartel del Capitán Philips y una vieja que nos mira de soslayo.
sin carne sonrosada ni caricias navego mi tiempo de soledades, este invierno de hogar ausente
Yo te abrazo,
y guitarras mudas.
y nuestras cabezas reposan en nuestras almas, hace frío, pero todo es cálido en esa foto
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F ondo de armari o / P e p e A lc a m í
No lo olvides,
que nuestro hijo tomó aquella tarde en París, en la rue du Bac
Siempre hay gente buena en este mundo, Cuatro años después,
son la milicia callada de la paz,
somos la sombra de aquel día,
los guerrilleros del sufrimiento.
porque el peso del tiempo Escucha sus palabras si tienes esa fortuna
parió un cielo insoportable
pero nunca olvides su silencio,
y ya las arrugas no son hermosas,
el sagrado griterío de las lágrimas,
ni hay reposo para los cuerpos, ni un sueño quieto en nuestras noches
atraviesan los cementerios de la dignidad
ni paz en los amaneceres
con su paso y su mirada cuando todo es cieno y arena. Esos héroes que pasan y mueren, cada día…
No sabíamos entonces que aquellas escaleras
…y que nos salvan, sin nosotros saberlo...
anunciaban la antesala del infierno
Nunca los olvides
42
Te
La visita, un relato de Antonia DĂaz inspirado en una obra de Magritte, donde A. recibe la visita de tres delfines.
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ito
rio
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Ve
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os
Territor io s d i Verso s / A n to n ia R o ig
El imperio de las luces, 1954, Magritte/La visita
Ese día, A. volvió más tarde de lo habitual a casa. Nada más entrar comprendió que algo había sucedido durante su ausencia. La certeza que tenía no se debía a la pluma de pavo real que yacía sobre el suelo del salón junto a una mancha seca de lapislázuli. Tampoco a la sombra del gallo que se movía de una pared a otra arrastrando una astilla de madera. Se debía, más bien, al charco de agua que encontró en la entrada y al eco de conversación de delfines que hacía volutas caprichosas alrededor de la lámpara del salón. Tres delfines habían estado en casa y comido algo mientras la esperaban. La sombra del gallo se inclinó con A. a inspeccionar las latas abiertas en el cubo de basura. Eran de calamar en su tinta. Dio una vuelta por la casa locamente esperanzada en encontrar a un delfín en su cama, admirando una de sus acuarelas o leyendo un libro de Kafka. La pluma la seguía de estancia en estancia mientras se transformaba en un ramillete de ojos azules. Todo estaba en orden, comprobó con desilusión, salvo una ventana que ahora estaba abierta. Se asomó y la única farola encendida de la calle parpadeó levemente haciendo vibrar las aguas del lago. Abrió algo más la ventana y la pluma-ramillete y la sombra del gallo salieron flotando y se adentraron en el bosquecillo que esperaba tras la casa de A. Los árboles se agitaron y la pluma y la sombra del gallo ascendieron rápidamente, perdiéndose entre las nubes iluminadas por el sol. A. suspiró y cerró la ventana.
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M
Siguen los Bodegones conVersos, con la participación de: Eva Yárnoz, Fran García, Javier Lerena, José Pérez Carranque, Juan Hospital y Nieves Pulido
ira
do
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Mirador / Bo d eg o n es c o n Ve r s o s (p a r te II)
recomendaciรณn de vino
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E va Y รกr noz
Mirador / Bo d eg o n es c o n Ve r s o s II
Fr an Gar cía
¿de qué vas a morir si ya eres brisa?
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Mirador / Bo d eg o n es c o n Ve r s o s II
Javier Ler ena
Cartรณn manchado y otros objetos
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Mirador / Bo d eg o n es c o n Ve r s o s II
José P ér ez C ar r anque
Resiliencia
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Mirador / Bo d eg o n es c o n Ve r s o s II
Juan H ospital
Bodegรณn
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Mirador / Bo d eg o n es c o n Ve r s o s II
N ieves P ulido
Drink me
51
R
r t e
o t a
en
a
o t u
La joven poeta Ángela Segovia, tiene una voz potente y original. Premio Nacional de Poesía Joven Félix Grande en 2009 y Premio Nacional de Poesía Joven Miguel Hernández en 2017, Ángela Segovia abre un camino sin precedentes en la actual poesía española. Les invitamos a leer dos poemas inéditos que la poeta nos ofrece: Una fe es una letra y un roman de caballería muy de amor a rebase mero...
R etr ato e n au t o / Ă n ge la Se g o v ia
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Ă ngela
Segovia
R etr ato e n au t o / Án ge la Se g o v ia
Ávila es la ciudad en que nací.
hueco libre de esta habitación diminuta, y todo excepto eso es absolutamente normal. ¿No?
Navas del Marqués, el pueblo en el que viví hasta los dieciocho.
Veo esa frontera cuando leo a Bolaño y a Dante. Cuando veo una
Generalmente hacía tanto frío que bajábamos del colegio
peli de Lynch, o una obra de
deslizándonos por el hielo de la carretera.
Imagino que el cielo y el infierno son dimensiones paralelas a la
Escribo esto en la misma habitación donde duermo, al lado de mi mesa está la mesa de mi los árboles del retiro.
nuestra de las que nos llega frontera.
amor. Unas manzanas más allá
libros, llamándose éstos así: ¿Te duele?; de paso a la ya tan; La curva se volvió barricada.
de ladrar bajo el agua.
A lo mejor esto no apunta nada interesante para una nota biográfica, pero los sueños siempre me información fundamental, muy infravalorada.
información a través de esta
Aparte de esto supongo que conviene decir que publiqué tres
La lluvia me ha despertado hoy, estaba soñando que un teatro se inundaba y tres perros no dejaban
Liddell.
han parecido
Soy Leo, con ascendente Cáncer, lo que podría indicar rasgos de carácter contradictorios.
Ángela Segovia
En general me gusta levantarme pronto para escribir, duermo con un cuaderno debajo de la almohada. Por si acaso.
Gracias a eso, cuando los sueños mandan información
fundamental, estoy preparada para retenerla antes de que se esfume. Con información fundamental me refiero a palabras.
O sea, hay palabras que quedan rebotando de los sueños, muy poco rato, en una frontera muy rara.
Esa frontera es la que me gusta imitar con los poemas, como que estás despierta, pero tu boca habla lo de los sueños. Como que ves a los tres perros ladrando en el único 54
R etr ato e n au t o / Án ge la Se g o v ia
UNA FE ES UNA LETRA reposa a algo reposa a algo en reposa a
reposa a este minuto
reposa al frío
reposa mi mano en reposa a una a
completa servidumbre
mi cuchillo en
reposa a
mi pelo en
reposa ante todo ante una a
que arrastramos
por el agua
algo
reposa a algo en mi anillo
ante los siglos eternos
de
a a agua
-reposa a algo por la simple mera luz roja de los barcos que atraviesan el esprea los simples humos que aceleran en el cielo de las fábricas eléc tricas -reposa un segundo apenas el temblor de las arañas aferradas a su cabo como si fueran un cuarto solitario flores en la ventana y un anillo que cayera ciertamente desde debajo de la almohada hasta debajo de la puerta -reposa
reposa ciertamente el papel de seda que solicitaste para ellos
los bondadosos, los lumínicos, los allegados de siempre caen las familias avezadas por la magnitud de su maldad a la herencia del sosiego persiguen los zorros no a gallinas ni a patos
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R etr ato e n au t o / Án ge la Se g o v ia
La oportunidad está siempre escondida en un punto entre tu cuerpo y el que fuera mío si tal cosa fuera el mío y lo que no reposa sucede así como el jersey rojo del señor:
una fe es una letra
se fiscaliza un punto del cuello, se retrotrae hacia sí mismo, desaparece la bondad de su perfección y analiza este otro punto: entra en el patetismo de su historia Ese señor va a conquistar la fealdad La fealdad va a conquistar los espacios de la noche con sus flecos de rin Las gargantas no responden a eso, es normal, ¿qué vas a decirme ahora? ¿Vas a decirme que no estamos aquí para eso? Prentzlauerberg, Lindenstrasse los paraísos y los tilos las alfombras de su carne las alfombras asesinas de su carne los cuerpos enconados allí la soledad es una joya en mi pecho la busco pero se sonroja no tiene por dónde cogerse ma
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R etr ato e n au t o / Án ge la Se g o v ia
déjame que me aleje sola por la esquina como ese zorro o esa chica hacen Con la punta de la cola encogida temblando apretados contra el cabo de su muerte, como si fueran un cuarto muy sucio con flores dibujadas en el
una fe es una letra
polvo de sus ventanas Como si fuera un cuarto o un tercio o aún un ínfimo porcentaje prácticamente invisible pero existente de ese zorro o esa chica que se alejan por la esquina fundidos con la luz de las barcazas
Me sacaron de la cama, ma me sacaron de la cama donde yo suspiraba y tomaba mi comida, es decir, espuma, ma, es decir, agua, es decir, a agua atendía a las voces pero no me iba con ellas les dije es un alivio y considero este mareo pero no me voy con él aunque bien podría salvarme de las innumerables afrentas que mi vida ha previsto para mí que
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R etr ato e n au t o / Án ge la Se g o v ia
mi vida ha visto envolver como regalitos muertos sonríe, dijeron ¿responsa a eso, me han sacado a mí
de a hí
para esto?
eso es, sonríe es algo para ser
una fe es una letra
algo para ser, dijeron pero mejor me quedo yo cerrada entre esto y esto entre esto y esto los cuerpos plehados plehados de las arañas sufren exactas convulsiones colgados como están ahora de sus cabos habitaciones transparentes del anhelo hace el aire para ellos Lindenstrasse es todas las calles Yo no me llevaré por mis secuestradores cerraré mi cuchillo entre esto y esto cuando menos lo esperen cerraré mi ojo sobre esto un ojo cerrado es la sustancia la sustancia es la sonrisa del animal de en medio nadie toca ahí salvo quien vive dentro reposa a algo para ser
algo
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R etr ato e n au t o / Án ge la Se g o v ia
queda queda sobre la mano cerrada de Lindenstrasse aleja pues tu mano de la sombra venenosa del regalo acepta más bien el pecado de malagradecer
una fe es una letra
los señores no van a fijarse ocupados como están ahora en no tropezar con ahora la alfombra de los tilos bendiciones para ellos, los tilos Lindenstrasse es todas las lindes queda ahí, mejor Mucha pena mucho dolor mucho ruido en la mañana pertenecer a lo negro del ánima no es tan terrible como the conceit of this inconstant stay lo negro brilla suena quedo en la garganta de ellos, los bondadosos suena quedo quedo, muy quedo queda ahí, mejor la guerra del tiempo no nos pertenece a nosotros, pertenece a los ya muertos nosotros somos moribundos, no es lo mismo la escena moribunda es esta:
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R etr ato e n au t o / Án ge la Se g o v ia
Con unas pinzas le han sacado un cuchillito del interior de su uña miren aquí: el microscopio dice que es tan pequeño como una araña de color transparente tiene la punta de su mango del tamaño de un punto en su filo pone una a sepárala
una fe es una letra
párala, eso, llévala hacia arriba, amor mío, apúntalo lo apunta
a lo que luego continúa otra escena en otra parte: Me congelo, mi señora, llévadme a la floresta, por mi bien juro que no vólvere a intentar atravesar el vado de las fábricas eléctricas por mi bien, mi lady, ya he conocido que es muy peligroso el jefe me sonreía desde las computadoras de marca siemens al otro lado del esprea los señores envueltos en sus rollizos jerséis
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R etr ato e n au t o / Án ge la Se g o v ia
se arrodillaban para devorarle el corazón pero como no tenía no podían era una visión terrorífica mi señora mi señora no hay nada peor que una visión comoesa
una fe es una letra
los patos númeraban y súmergian su cabeza en los paneles eléctricos y juro por mi armadura que salían sofocados es decir muertos finados es decir fantasmas es decir, salían fantasmas mi señora, feísimos ¿no es suficiente este material para con vence jos -llevarme a la floresta-?
Cuando digáis las palabras que son las palabras adecuadas es decir que son las palabras justas, las ajustadas a la realidad de los acontecimientos, acudiré entonces en vuestra ayuda, susurró la doncella, las palabras son importantes
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R etr ato e n au t o / Án ge la Se g o v ia
La doncella se alejaba por la calle solitaria donde siempre era de noche donde siempre era de noche
una fe es una letra
para ella La doncella sostenía un cuchillo de cocina entre su pecho y su pecho la separación la protege del ocaso si acaso abre los ojos aunque no lo hace entre lo cerca y lo cerca entre lo dentro ve su zorro alejarse en lo lejano es la luz de los barcos del esprea -¿acaso puede haber vida en aquél? sin corazón no puede, dice
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R etr ato e n au t o / Ă n ge la Se g o v ia
Eso no es aventura susurra la doncella. Aventura es nuestra fe, sostiene sostiene por la a del filo del esprea arrastra la cola de su velo por el a
una fe es una letra
por el a a agua los sedimentos ceden al arras tre reposa su mano ahora sobre ella ahora que deslindan las alfombras con el puĂąo cierra su flores ta donde no caben mĂĄs que esos papeles de seda que fueron solicitados para ellos los bondadosos los allegados de siempre posa su a en ellos posa su a reposa su a en ellos para ellos los bondadosos los lumĂnicos los a los allegados de siempre
63
R etr ato e n au t o / Án ge la Se g o v ia
que salvaron al amor de las mentiras de la inutilidad y la mera supervivencia es decir marchó con el mechón que veía descenderse por lo negro del esprea
una fe es una letra
y así hasta alejarse mudos quedos quedos como el zorro o la chica esa hacen en lo lejano en lo lejano nada más una fe es una letra
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Tristán e Iseo, Béroux
Me dije, huyamos huyamos entre las flores blancas de esa hierba
dispón praderas verdes
se conoce como “aventura”:
hacia fuera
donde reposar
-la aventura del objeto blanco
no habría aventura ahí
y que no tengan fin
-la aventura del rayo de oro
nada no habría
pero las praderas verdes de
-la aventura de la fe
que hablaba
licidad de las jaras
Había que seguir marchando
también estaban por quedar
-de la supervivencia de ellas
de todos modos
bien bien
-la aventura de la espuma de
aunque
muertas finadas fallecidas
las flores la
nos habían engañado
así que
aventura del viento, por
mucho
apenas un palmo del plano
ejemplo
nos habían traicionado
me agaché
con pobreza de corazón
y les dije:
Arriba del nido lo
las imágenes también
vamos vamos, bonitas,
azul y lo
marchaban, los remedos,
vamos vamos
amarillo
el fascio, todos, disfrazados y
-primero de eso les dije hola-
quedaron
no,
y luego, vamos vamos
quedaron blando
los sonidos se venían
vamos bonitas, etc.,
en la mano del señor
por detrás como
caminaba por ella
pero a la vez pensaba
ya mezclado.
por detrás como siempre
flores, ovejas
van a morirse
Apenas a un palmo del nido
y arriba del todo dado el
flores, ovejas y
van a interrumpir
planeaba el señor
momento
entonces vi
para morirse
-chamarra roja de la
despuntó un objeto
unos pequeños remedos
por eso cuando entraba
federación-
blanco
ya tenía que salir
conjugaba los ojos
concreto
por la pena
apretaba lo azul lo
-eso es la fe, dijo el señor
entraba en el plano
amarillo
chamarra roja de la
y ya tenía que salirme un poco
con su
federación-
para ver mejor para ver
su mano apretada por el puño
No dejaban de cantar miserere
la pena
de la chamarra a su vez blanda
miserere, yo aburría
que produce progresivamente ovejas Tal como eso hice
de jaras a pesar de que casi todas estaban muertas finadas fallecidas desde largos años atrás
65
Se gov i a
-quedose blanco-
nada no nacería ya de dentro
Á n g e l a
la sangre se me escapa
a la vez eso
/
Señora, huyamos hacia Gales
dijo el señor
aut o
un roman de caballería muy de amor a rebase mero…
mero…
así pues
en
muy de amor a rebase
estar dentro y estar fuera
R e t ra t o
un roman de caballería
y luego
quedaban para taparse
Era una sensación acuciante
que las vocales de
oía el sonido que
el rayo
venía por detrás
de la frente
Praderas.
hacia nosotros
como siempre.
lo hacían
Praderas verdes
-por detrás, como siempre-
Así hacía.
lo decían dos
restallantes.
miserere miserere
Planeaba.
veces para
Verdes.
venían acercándose
Hay que seguir, subir hasta
no se olvidarse
Vacías.
yo decíame
arriba hasta todo
de ello
Y llenas
huyamos huyamos
todo lo arriba hasta poder lo
tenían el dedo muy flaco
de spiritos
aclárate que no haya meta
ver
del camino
de los muertos
guarda el recato del milagro
después hay que bajar
se predicaban diferente
finados
guarda su promesa
(ellas) tenían una sangrecita
para hacer trucos de magia
fallecidos
guarda la espada oportuna
en lo estrecho de
(se deslizaba el agua por sus
en su meta
los pétalos tenían
visajes de la fuente)
dijo el señor
coincidencia
una corona de ella
al bajar al plano
ese
dura
estando tumbadas tendidas
en un palmo se morían
extrañaban algo así como un
moríanse
Y arriba del nido
Pero el señor continuaba
cabello pasado
de bajar
seguían
lo blando en su mano
cuajaban cuajaban
diciendo
cabello en sus sueños
Pues para eso no bajo
cuajaba lo azul y lo amarillo
aquel de las vocales
pero
dijo el señor
luego
el olor era tan
pero
pero ya planeaba su chamarra
nada
dulce
estando tumbadas tendidas
roja
nada no nos fuimos
como el del paraíso
se les caía el anillo uno del
de la fed
la voz de una cabra apareció
sus hojitas blancas por detrás
dedo
bajaba
por dentro
un poco blancas también
el anillo dos, verde, se lo
palm(e)ando sin querer lo
por delante
intercambiaban con la hierba
normal, lo normal normal de
en la voz del señor
el guante uno lo perdían hacia
moscas esmeraldas sus anillos
el extranjero donde el cabello
donados en prenda a los
estaría el guante dos lo
fantasmas
luego nada nada no nos fuimos el señor continuaba diciendo
66
Este árbol no sabemos de dónde vino pero éste
Á n g e l a /
implacable
aut o
“quiérote”, pellizcaban el
dijo
en
por el hambre
Se gov i a
los animales se extendían
R e t ra t o
un roman de caballería muy de amor a rebase mero…
cuando unos se callaban se
el rayo
para venderlo
Pellizqué el cabello lejano
(Ellas) movían la nariz para
caía
para sacarme un recurso
que me faltaba
adaptarse
muy inocentemente
para comprarme los vinos
y conmovía
era tan dulce que se quedaba
señor
que precisaba
tantísimo
pegado
y nos quedamos
las copas
su tacto
por dentro
dormidos
para servírselo
no era nada
(ellas) movían los
todos allí, todas,
a los fantasmas
su cabello combándose tan
anillos verde esmeralda
no sabemos si eso
de mi amor
por las rutas verdeantes
de las moscas para
era morirse
las jaras de
la joya de su pecho
donarlos en prenda
de plano
coronas
que es blanca es
a la hierba
el rayo nos caía sobre la frente
esmeralda
muy blanca muy concreta
de puntitos de
por detrás venía como
convertían su paja en lana
y sí sí
su viento en latido
En la lejanía su
su sangre
el sonido
este árbol no sabemos de
chamarra roja
habían desaparecido
como siempre
dónde
hacía bandera
estarían muertas
descuida
vino pero al menos
hacía conquista
al cabo
aparecieron
la voz que se aparece
sobre el paraíso
ya no era necesario marchar
los
cabra
un árbol tan
el objeto seguía ahí
chalecos de
en la voz del señor
tan dulce
en lo alto
fluorescente filtro con
sí hace vocales
de dónde habrá venido
inalcanzable
palabras:
al
vendo oro
canzable
compro oro
las vacía las llena
al cabo
es un mensajero las vacía
con unas vocales que mandara a tocarlo
desperté
las llena con spiritos
si mandara con el mensajero aquel
cogíme el rayo
del oro del
por ejemplo pero eso era en el futuro
era como una espada de oro
67
Á n g e l a
cogíme el rayo el rayo
/
sobre la fuente
aut o
que vino del paraíso
Se gov i a
y el futuro no estaba
en
sol
R e t ra t o
un roman de caballería muy de amor a rebase mero…
éste seguro
en la plaza del pueblo se suspende la convención
Se gov i a
beso una piedra ¡loca! Está a más de 30 el gramo de oro
va bien
Á n g e l a
beso una rama va
bien
aut o
/
vale y sello el lacre con lo verde
en
del anillo las moscas esmeralda donadas a los fantasmas de la co
rres
R e t ra t o
un roman de caballería muy de amor a rebase mero…
del saludo
pondencia.
68
Ob
Lista de libros que los conVersos han publicado.
ra
s
pu
bl
ic
as
O bras Púb l i cas
Antonia Roig
Carmen Díaz-Maroto
Nueve piezas de fuga y tres divertimentos
Alimento del aire
Ediciones Vitruvio, 2012
Premio Blas de Otero de Poesía, 2006.
Pavana y aria para un adiós.
Universidad Complutense, 2007
Alacena Roja, 2013.
Esther Lucio Marino
Carmen Crespo
Cómo trabajar una duna
Editorial Devenir, 2014.
pájaros, caballos
Teselas
XIII Premio de Poesía César Simón 2016.
Editorial Denes, 2016.
Todo ardió Luminoso
Armagord, 2016.
Cuerpo o el corazón del mundo todavía
Editorial Sol y Sombra, 2015.
Ediciónes Gabriel Viñals, 2017.
Eva Yárnoz Filiación
Premio Flor de Jara de Poesía 2016.
Diputación de Cáceres, 2017. Universalia ante Rem
Neopátria, 2015.
Fran García
De músicas y otras pieles
Mare Nostrum
Editorial Polibea, 2015.
XXI Certamen de Poesía Marc Granell
Poemario breve
Edicions 96, 2018
Editor Manuel Ayllon, 2014.
Tal vez huésped Editorial Devenir, 2014.
70
O bras Púb l i cas
Javier Lerena
Miguel de Francisco (1949-2012)
El silencio en su hueco
Dalton Peabody (Poesía completa)
I Premio internacional de Poesía Manuel del Cabral.
Amargord ediciones, 2012.
Huerga y Fierro, 2015.
Nieves Pulido
Juan Hospital
Gris: una teoría
Amargord, 2012.
Grandes éxitos. XXVI Premio Gerardo Diego de Poesía, 2010. Excma. Diputación de Soria, 2011.
Julio César Navarro (1970-2009)
Todo sigue así (Poesía completa)
If ediciones, 2009.
Tirsa Caja
Marga Mayordomo
Dedos de Martini-Dry.
Colección Melbea, 2014.
Miguel Cuerdo Mir
Álgebra de la memoria
Ediciones Vitruvio, 2012.
71
Los más queridos nombres
Amargord ediciones, 2011
F i cha té cn i ca
Grupo de los poetas conVersos:
Diseño y maquetación:
Alicia Naya, Antonia Roig, Carmen Díaz-Maroto, Carmen Crespo, Claudio Carrillo Aranda, Esther Lucio Marino, Eva Yárnoz, Fran García, Javier Lerena, José Pérez Carranque, Juan Hospital, Manuela Sola Castro, Marga Mayordomo, Miguel Cuerdo, Nieves Pulido, Paloma Espartero, Pepe Alcamí y Tirsa Caja.
Manuela Sola Castro
Correctoras de estilo: Esther Lucio Marino y Nieves Pulido
Y también: Elisa Fernández de Castro, Julio César Navarro y Miguel de Francisco
La revista fue ideada en:
Comité de redacción:
Café Ajenjo, Madrid, 2010 (cafeajenjo.com)
Antonia Díaz Rodríguez, Carmen Díaz-Maroto, Carmen Crespo, Esther Lucio Marino, José Pérez Carranque, Manuela Sola Castro, Nieves Pulido y Tirsa Caja
Número 23 editado digitalmente el día 10 de junio de 2018
Secretaria: Carmen Díaz-Maroto
En la portada: Foto de Manuela Sola Castro 72
c o n Ve rs o s nº23/ año VIII
74