
1 minute read
Eva Yárnoz
El cobijo que buscas es exterior, está en lo alto de un lugar de maestros de la oscuridad. Es una montaña azul con manchas negras. El hombre que da la entrada es azul también, y el oscuro lugar en el que te adentras es el miedo de mamá.
La luna es un satélite que regula las mareas y regala sueños. El lugar interior de la luna es el cobijo del soñador.
Advertisement
El satélite de mi madre es un jardín infernal. Regula las mareas de su mente, que sólo ve dolor y tiranía. No sabe que son suyas.
El control de una madre es como el dolor innato de un bebé. Se diría que viene de otras vidas, o que es el dolor de todas. Quizás parieron antes de tiempo un bebé diabólicamente herido. Entonces el trueno no asustaba más que a los culpables. Y el viento sólo azotaba la cara de los malos. Entonces el viento era una cuchilla selectiva. Ahora el viento es sin fin y me toca todo el cuerpo, cuando me porto mal conmigo.
El sabor de la sangre es de ternera tierna y casi sin destetar. La teta de una madre es el rechazo del padre blanco y lívido. El lugar del infierno de un padre es un lecho de flores manchadas de semen. Y el lugar del infierno de un niño es el semen la sangre el lecho de flores.